TEBETO. Anuario del Archivo Histórico Insular de Fuerteventura
ANEXO 6: Manuel Velázquez Cabrera y el Plebiscito de las Islas Menores
Puerto del Rosario (2010), pp. 405-428, ISSN: 1134-430-X
EL PLEBISCITO. UN SIGLO DESPUÉS
ANTONIO GONZÁLEZ VIEITEZ
Economista
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2014
2 Antonio González Vieitez: El Plebiscito. Un siglo después
Resumen: A Manuel Velázquez le toca vivir una época en que las islas «mayores
» atraviesan por uno de sus más importantes ciclos expansivos. Se trata ahora
de la especialización en exportables agrícolas perecederos que exigen regadío
intensivo, lo que va a impedir, una vez más, que Fuerteventura participe en el boom
económico del archipiélago. Velázquez constata que cada isla «vive» económicamente
de sus relaciones directas con el exterior, al tiempo que las relaciones «horizontales
» interinsulares van perdiendo importancia. De ahí, Velázquez concluye
que las islas compiten entre sí y que, por la vía de la Economía, las islas «menores
», Fuerteventura en especial, no van a poder superar su marginación y empobrecimiento.
Por tanto, hay que pasar a la Política y se apasiona con el Plebiscito
persiguiendo que cada isla tenga: 1) como mínimo, un diputado en las Cortes
Generales para que la defienda y 2) un Cabildo con competencias suficientes para
convertirse en un auténtico gobierno insular. Velázquez sufrió en persona la derrota
electoral y la derrota de sus aspiraciones plebiscitarias. Para finalizar, se trata de
comparar el mundo de Velázquez con el de hoy, cuando Fuerteventura detenta el
nivel más elevado de renta per cápita de las islas. El intento de explicar esta
«mutación» es el objetivo final de estas notas.
Palabras clave: especialización; economía; competencia; política; mutación.
Abstract: Manuel Velázquez Iives a time when the «largem islands cross one
of the most important expansive cycles. It is now of the specialization in
agricultural perishable exports that require intense irrigated, what is to prevent
once more that Fuerteventura participate in the economic boom of the
archipelago. Velázquez notes that each island «lives» economically of its direct
relationships with the rest of the world, while the «horizontal» connexion between
the islands are losing importance. Hence, Velázquez conclude that the islands
compete ones against the others. And that by way ofEconomics, the «smalIem
islands, especialIy Fuerteventura, not are going to be able to overcome its
marginalization and impoverishment. Therefore must pass to Politics and is
passionate with the Plebiscito pursuing each island has: 1) at least, one deputy
in the Cortes Generales to defend it, and 2) one Cabildo with sufficient powers to
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become a real islander government. Velázquez suffered in person the electoral
defeat, and the defeat about their aspirations ofthe Plebiscito. To end, attempts
to compare the Velázquez's world with today, when Fuerteventura holds the
highest level of per capita income of the islands. The attempt to explain this
«ffiutation» is the ultimate goal of these notes.
Key words: specialization; economics; competence; politics; mutation.
Justo un siglo antes de la proeza del Plebiscito que ahora conmemoramos,
se abatía «de facto» el régimen de Señorío de la isla, gracias a la
abolición del «Ancien Régime» por las Cortes de Cádiz y por la Constitución
progresista de 1812. Así, Fuerteventura, junto con Lanzarote,
Gomera y El Hierro, se incorporaban al régimen institucional y administrativo
común. Que pasó a ser provincial a partir de la reforma de Javier
de Burgos en 1833. Es interesante anotar, desde ya mismo, que las sociedades
de esas cuatro islas van a ser las que protagonicen y respalden
políticamente el Plebiscito.
Sin embargo, en la práctica, estos cambios superestructurales apenas
alteran la estructura social, el devenir colectivo y la vida personal de los
majoreros. Encadenados de siempre a sequías y hambrunas recurrentes
(y al margen de los ataques y las piraterías que se extendieron hasta el
mismo 1740), su potencial demográfico estaba siempre en vilo. Hasta el
punto que, desde 1857 hasta 1930, la población insular se mantuvo siempre
y con grandes esfuerzos, entre 10.000 Y 11.000 personas. Eso sí,
pasando de representar el 4,86% de toda la población canaria en la primera
de las fechas, a solo e12, 11 % en la segunda. Dicho de otra manera,
su importancia demográfica relativa se redujo a menos de la mitad a lo
largo de esos setenta años. Como vemos, ni con la conquista del régimen
institucional común (superando la situación previa de islas de señorío), ni
con la Declaración de Puertos Francos en 1852, ni con el propio Plebiscito
de 1910, Y ni siquiera con la posterior Ley de Cabildos de 1912, se
consiguió alterar el estancamiento de la sociedad majorera.
A todo esto hay que añadir un hecho peculiar, «Fuerteventura es una
isla de gran propiedad. El predominio del absentismo y la consiguiente
ausencia de un pago habitual y generalizado de rentas, ha sido la tónica
general de esta isla ... La razón de que Fuerteventura sea una isla fundamentalmente
pastoril mientras que en Lanzarote exista un importante
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paisaje agrario hay que buscarla no únicamente en razones físicas sino,
sobre todo, en razones socio-históricas»1.
y las cosas se mantuvieron así incluso teniendo en cuenta que, en
medio de ese intervalo temporal, tuvo lugar el «estallido» del cultivo y la
exportación de la cochinilla que, como es de sobra conocido, supuso un
auténtico «boom» en las islas. Y que, esta vez sí, llegó a beneficiar a la
isla de Fuerteventura, aunque fuera a su escala y de acuerdo con sus
escasos recursos. Y decimos que «esta vez, sí» porque (dejando de lado
la barrilla y en su día la orchilla) hasta ese momento (hecho que también
continuó en las etapas posteriores), todos los importantes ciclos productivos
de la economía canaria siempre se habían basado en exportables
agrarios (azúcar, vino, plátanos, tomates, flores, otras hortalizas ... ), y
nunca pudieron ser aprovechados en la isla a causa de la inexistencia de
agua de riego en cantidad y calidad garantizadas.
Pero ahora, en el ciclo de la cochinilla, sí fue posible. «El cultivo,
venta y exportación de la grana será, a lo largo de dos décadas (entre
1850 y 1870), la fuente principal de riqueza de la población ... Con la
introducción de la cochinilla, muchos terrenos hasta ahora baldíos se
plantan de tuneras, para conseguir el preciado insecto y para sobrevivir.
La población se dedica con euforia al trabajo con el nuevo cultivo, pero
los comerciantes son los que hacen el negocio. En el pueblo de Tiscamanita
proliferan las casas de comercio, en las que se recoge la cochinilla de
toda la isla y se venden productos de alimentación, menaje y vestidos
que necesita la población ... »2.
Las familias de los Peñate y la propia de Manuel Velázquez, en la
zona de Tiscamanita, y los Rugama, Ocampo y Castañeyra, en la zona
de Puerto Cabras, protagonizaron este importante despertar económico
al socaire de una coyuntura tan favorable. Pero la bonanza apenas duró
una generación. En la década de 1875-1885 se produjo una crisis letal
que ocasionó el derrumbamiento de los precios de la cochinilla debido,
como se sabe de sobra, a la aparición de las anilinas sintéticas.
La etapa juvenil de Manuel Velázquez tuvo que resultar muy impactada
por aquel repentino «final de ciclo» tan contundente como inesperado. Y
él mismo tuvo que participar de algún modo en la confusión y la perple-
1 Wladimiro Rodríguez Brito. La agricultura de exportación en Canarias. Consejería de Agricultura, Ganadería
y Pesca del Gobierno de Canarias. Santa Cruz de Tenerife. 1986. Pp.53-54.
2 Felipe Bennúdez Suárez. El Defensor de la Isla. Manuel Velázquez Cabrera. Fundación Manuel Velázquez.
Tenerife. 2010. Pp. 58-60.
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jidad generalizadas en aquella época y, sobre todo, en aquellos pagos.
Pero iba a producirse algo todavía más determinante. Y es que, así
como en Fuerteventura este hecho se convirtió en paralizante, en las
otras islas centrales ese mismo hecho coincidió en el tiempo con una
respuesta deslumbrante. Porque frente al «crack» de la cochinilla (de
tremendas y complejas consecuencias que aquí y ahora no podemos
comentar), la mayoría de la sociedad canaria, la de otras islas, encontró
una estrategia de respuesta increíblemente vigorosa. Aunque, como también
es bien conocido, esto se produjo bajo la dirección y el control de los
intereses británicos que estaban construyendo su Imperio, su Common
Wealth, y su hegemonía naval atlántica y universal.
A partir del establecimiento en las islas centrales de estratégicas «estaciones
de carboneo» para garantizar las comunicaciones inglesas de la
navegación a vapor por todos los océanos, el archipiélago, y sobre todo
esas islas, conquistaron una nueva centralidad atlántica y una nueva accesibilidad
en relación con los mercados europeos más desarrollados de
la época. De este modo se posibilitó una nueva especialización en exportables,
que ahora sí (por la garantía de la regularidad de los tráficos),
podía incluir mercancías perecederas, en concreto y sobre todo plátanos
y tomates, 10 que era imposible con el anterior sistema de navegación a
vela, carente de la regularidad horaria imprescindible para mantener los
frutos en condiciones adecuadas.
De este modo, ya en la última década del siglo XIX se generaliza la
producción por ejemplo de plátanos. En el año 1900 ya se exportan alrededor
de 1,5 millones de racimos (digamos 40.000 toneladas), de los que
más del 96% se envían a Gran Bretaña. A la altura de 1911, Y ya cuando
la competencia de las producciones americanas era muy significativa,
todavía Canarias se sitúa como sexto país exportador mundial de esta
fruta. En el caso del tomate, la ventaja canaria no radica en que sea
desconocido en Europa, sino que es desconocido en las estaciones frías.
Así, el tomate canario es una exportación «de zafra», porque su ventaja
comparativa es solo de alcance y duración estacionales y nunca se podrá
exportar, por ejemplo, en verano.
En cualquier caso, a 10 largo de este periodo entre siglos, 10 que Manuel
Velázquez va observando es que siempre que en Canarias (a excepción
del ciclo de la cochinilla que, además, se derrumba de forma abrupta) se
consigue la especialización en determinados exportables agrícolas de elevada
elasticidad-renta [aquellos que, cuando se eleva el nivel de renta, su
consumo se eleva en mayor medida] y que, además, tengan una buena
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demanda exterior, la bonanza y la época de las vacas gordas (entiéndase
siempre en ténninos relativos) se despliega en el archipiélago.
Pero no ocurre lo mismo en todas las islas. Fuerteventura, por ejemplo,
cuenta con un gravísimo handicap. Y es que para poder participar en el
ciclo de los exportables agrícolas perecederos hace falta disponer con
toda certidumbre de agua, porque estos cultivos «salvíficos» son todos de
regadío intensivo. Además, en el caso de Fuerteventura y por razones bien
comprensibles, no se va a instalar ninguna «estación de carboneo» que
demande la construcción de un puerto moderno para el trasiego de vapores,
como va a ocurrir en La Luz y, más adelante, en Santa Cruz de Tenerife.
y es que la situación marginal de Fuerteventura proviene de un hecho
insoslayable en aquella coyuntura de exportables perecederos. Se
trata de la dotación de factores de producción de aquel entonces existente
en las islas. Y es que solo algunas de ellas van a poder disponer de
abundante agua de riego (es cierto que con un sistema de extracción
insostenible a largo plazo) para llevar adelante la fonnidable adaptación
que necesitaban plátanos, tomates y papas. Y, que también, solo en las
islas donde va a ser más poderoso el crecimiento económico, disponen
de un caudal demográfico y una estructura social, avezada a los intercambios
internacionales. Lo que va a facilitar la rapidísima adaptación
de algunas sociedades isleñas al modelo de crecimiento dependiente que
están poniendo en pie las fonnidables fuerzas mercantiles que están construyendo
y consolidando el Imperio Británico.
En otras palabras, Fuerteventura no dispone ni de la imprescindible
dotación de recursos, ni de la estructura social, ni de las infraestructuras
de transporte que se requieren, en esta nueva etapa, para poder participar
en el impresionante ciclo expansivo de la sociedad y la economía
canarias, que algunos hemos llamado la «etapa de la esterlina».
Canarias, al menos alguna de sus islas, vuelve a conectarse de una
fonna rutilante con los trasiegos atlánticos de los nuevos vapores, apoyándose
en el tráfico cautivo que genera el ser una estación de carboneo y de
avituallamiento general, única existente en la vertiente oriental del Atlántico
medio. Para ilustrar este hecho crucial, recordemos que, de acuerdo
con los «Infonnes Consulares Británicos sobre Canarias (1856-1914)>>,
por ejemplo, el crecimiento del Puerto de La Luz entre 1884 y 1913 (treinta
años) fue a todas luces extraordinario, pasando de 238 vapores anuales
a 4.250 (multiplicándose por 18 veces) y de un tonelaje anual de 505 hasta
l3.500 (multiplicándose nada menos que por 27 veces)3.
3 <<lnfonnes Consulares Británicos sobre Canarias (I856-1914)).Preparado por Francisco Quintana Navarro.
CIES. Madrid. 1992.
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Antonio González Vieitez: El Plebiscito. Un siglo después 7
Al tiempo, la sociedad canaria viene forzada a incorporarse a las
estructuras y a los movimientos capitalistas del momento. La dimensión
exterior deviene, una vez más, hegemónica para entender lo que está
ocurriendo en las islas. Y es que, para las economías insulares incorporadas
al proceso, lo fundamental, el verdadero motor de todo, no es otra
cosa que los vertiginosamente crecientes tráficos marítimos y el comercio
internacional basado en las ventajas comparativas de sus exportables
perecederos. En ello les va la opulencia (Gran Canaria, Tenerife) o el
estancamiento (Fuerteventura).
Así, el único papel que se le deja a la sociedad majorera, en esta
coyuntura, es mantenerse como una economía subalterna y complementaria,
limitándose a suministrar algunos bienes a aquellas otras islas embarcadas
en la nueva fase exportadora que, al tener que volcar todos sus
recursos en esta nueva especialización (porque les es mucho más rentable),
dejan de producir, por ejemplo, cereales. Y debemos recordar aquí
que Fuerteventura llegó a conocerse como el granero del archipiélago.
Sin embargo, como ya vimos, sus graves discontinuidades fueron empujando
a que las islas en pleno crecimiento y perfectamente conectadas
con los mercados exteriores, comenzaran a importar del resto del mundo,
con frecuencia a menor coste, muchas de las cosas de las que antes
se suministraban de otras islas, en especial Fuerteventura.
y Manuel Velázquez, como no podía ser de otra manera por su preparación
e inquietudes, va a percibir con enorme precisión y exactitud
todos estos fenómenos. Porque «Basta conocer la composición y estructura
de este Archipiélago, su distancia de la madre patria, su distribución
en siete territorios ... ; sus intereses completamente distintos entre
sí, por no decir opuestos; la diversidad de producciones agrícolas que
constituyen la riqueza de cada isla; sus industrias y comercio, que ninguna
afinidad tiene de las unas para con las otras, sino para con Europa,
África y América, donde envían sus productos y surten sus comercios;
ejerciendo las mayores el monopolio del tráfico a la sombra de sus únicos
puertos, con grave perjuicio de las menores ... Se necesita desconocer
en absoluto este Archipiélago para ignorar que cada Isla forma una
entidad, con su riqueza, sus aspiraciones y hasta su modo de ser distinto
de las demás. En toda provincia peninsular existe una solidaridad de
intereses y aspiraciones entre todos los pueblos que la forman, y aún con
los de la región que constituyen, porque todo lo que haga en beneficio de
un pueblo redunda en provecho más o menos directo del inmediato, y la
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8 Antonio González Vieitez: El Plebiscito. Un siglo después
riqueza se difunde; en Canarias, por el contrario, debido a su manera de
ser insular, la riqueza que se fomente en una isla, no solamente no refluye
en las otras islas, sino que atrayendo a sí el comercio, perjudica a las
demás; a tal extremo es esto verdad, que si se diera el caso desgraciado
de desaparecer alguna o algunas de estas islas, por un fenómeno sísmico,
en nada alteraría la vida económica y administrativa de las demás ... Si
La Palma fomenta alguna riqueza, lo debe al comercio que de sus productos
sostiene con Europa y América»4.
El análisis de Velázquez no puede ser más contundente: A) Cada isla
es una entidad aparte y completamente distinta. B) No solo no tienen
«afinidades» entre sí, sino que incluso la riqueza que se fomente en una
isla perjudica a las demás. C) Las riquezas de cada isla solo provienen
de sus «afinidades» con Europa, África y América. Y esa es la explicación
por la que La Palma, al tener conexiones directas con el exterior,
pueda prosperar como las dos islas centrales. D) Hasta tal punto todo
esto es así que, si una isla desapareciera «en nada alteraría la vida económica
y administrativa de las demás».
Esta visión, a todas luces exagerada, hay que entenderla metiéndose
en la propia piel de Velázquez. Que ve cómo, por primera vez, un ciclo
canario muy próspero de especialización en exportables, el de la cochinilla,
también alcanza a Fuerteventura. Pero esta prosperidad apenas dura
lo que una generación de majoreros, y que cuando se produce el derrumbe,
mientras Fuerteventura se colapsa una vez más, las islas «mayores»
(en su terminología que, por cierto, era la común de la época) conquistan
unos niveles de bienestar y riqueza verdaderamente importantes, al contar
con la nueva especialización de exportables perecederos y con la
renta de situación de sus puertos, controlados por manos británicas.
y Velázquez saca una conclusión «evidente». Si se acepta el liberalismo
comercial, base del capitalismo de la época, y se deja la «dirección
» de las cosas en manos de los ciclos económicos, es decir, en manos
de los mercados y de la Economía, Fuerteventura y el resto de las
islas «menores» no tienen perspectiva alguna.
Tratando de traducir las tesis de Velázquez a una versión actualizada,
se diría que: Uno. Desde el momento que el «modelo» económico canario
se afianza en la especialización para el intercambio exterior, las relaciones
fundamentales para entender la sociedad y la economía canarias son las
4 Manuel Velázquez Cabrera. Resumen Histórico Documentado de la Autonomía de Canarias.1913. Edición
Herederos de Manuel Velázquez (3"). Con Prólogo de Bemardino Correa Viera. Sevilla. 1974. Pp. 27-28.
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de carácter VERTICAL. Las que conectan directamente cada isla con el
exterior. Dos. Desde el momento en que la especialización de las islas se
realice sobre los mismos exportables (servicios portuarios, plátanos, tomates,
turismo ... ), las islas son competidoras entre sÍ. Y, por ejemplo, el que
una naviera decida que el puerto de suministro de sus tráficos marítimos
va a ser el puerto de La Luz, esto va a ser visto como un ataque al puerto
de Santa Cruz. Y, por supuesto, viceversa. El «Pleito» tiene aquí una consistente
base objetiva. Tres. Si, encima y además, cada isla utiliza esas
conexiones verticales, no solo como eje de sus exportaciones, sino también
de sus importaciones, algunos de los principales renglones del comercio
interinsular canario comenzarán a tener dificultades y comenzarán a ser
sustituidos por productos procedentes del resto del mundo. Cuatro. Por
eso las relaciones y conexiones de carácter HORIZONTAL, las que existen y
se realizan entre las islas del archipiélago, cada vez van a ser menos importantes
y definitorias. Y, las islas «menores», Fuerteventura en primer
lugar, sin conexión exterior directa, solo tendrán a su alcance el suministro
a las islas mayores, y se verán condenadas a una actividad económica
cada vez más estrecha y marginal.
Un pequeño PARÉNTESIS. Es cierto que Velázquez aprovecha y utiliza la
forma tradicional de expresarse el pensamiento, la literatura y, no digamos,
la política canaria, y habla de las islas como si estas fueran los auténticos
sujetos sociales a tener en cuenta en el estudio y análisis de la sociedad
canaria. Pero todo el mundo entenderá que, incluso escribiendo así,
Velázquez se refiere a algo mucho más complejo que el mero hecho geográfico.
Por eso, tenemos que subrayar que es cierto que la isla marca,
pero que es falso que la isla llegue a determinar la vida toda de los isleños.
Sin embargo, esa simplificación de utilizar las islas como sujetos del acontecer
canario, se prolonga hasta la simplona inflación actual de insularismos,
que pretende entender las islas a partir de «como mandaba y manda la
geografia»5. Con cansina reiteración nos encontramos todos los días con
proclamas y soflamas para defender los intereses insulares de tal o cual
isla, primando la Geografía por sobre todo. Esa tradición de pensamiento
débil nos anega y nos quiere hacer ver como si las islas, sus esencias y su
absorbente realidad, aportasen los valores sociales más profundos y, por
tanto, los más nobles, verdaderos y hasta únicos de los canarios, frente a
todo tipo de embelesos. Y cada vez son menos frecuentes las propuestas
prácticas para atender las necesidades del pueblo canario o del conjunto
, Bernardino Correa Viera. Prólogo anotado en (4). P. 11.
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10 Antonio González Vieitez: El Plebiscito. Un siglo después
de la sociedad del archipiélago. Creo que esta forma de plantear las cosas
produce un profundo empobrecimiento social y político. Eso si, como se
dirige a los niveles identitarios más primarios del acontecer social, se puede
permitir el lujo de eludir cualquier razonamiento y propuesta sensata y
que esté a la altura de las complejas circunstancias de la realidad isleña. Y
ese primitivismo se expresa en adhesiones «inquebrantables» contra los
«expolios», que devienen en tribales y son, por tanto, del todo irracionales.
Nos encontramos ante «el asalto a la razón». Volveremos sobre ello más
adelante. Cierra PARÉNTESIS.
y es justo en este escenario donde Manuel Velázquez Cabrera observa
la desconexión y la marginalización de la sociedad y la economía
majoreras. y sabe de sobra que esta situación no se va a modificar ni
siquiera cuando aparezcan los posibles ciclos de las nuevas especializaciones
en cualquier exportable perecedero. La condenada Economía,
sus mercados, sus ciclos, sus trasiegos oceánicos no van «nunca» a sacar
a Fuerteventura de su postración. Y, si en algún momento pasa algo,
no se trata sino de un fugaz espejismo.
¿Entonces? ¿Qué hacer? ¿Cómo modificar las cosas para evitar la
«desaparición» de Fuerteventura?
Si Velázquez está tan seguro de que la Economía no es la solución, la
única alternativa que le queda y que él vislumbra es la Política. Y a ella
va a dedicar lo mejor de sí mismo a lo largo de los mejores y más fructÍferos
años de su vida.
¡Ah, la Política! «El arte, doctrina u opinión referente al gobierno de
los Estados» como reza el Diccianaria de la RAE. Pero, también, «Conjunto
de las actividades con que se gobierna un Estado y de procedimientos
gubernativos con que se tiende a alcanzar unos determinados fines»,
según el Larausse. Yeso es lo que Velázquez anda buscando afanosamente
y sus «determinados fines», no son otros que buscar el progreso
de la isla y, por elevación, de todas las islas «menores». Y frente a las
inexorables leyes de la Economía capitalista que ni se plantean ese tipo
de problemas (porque, para ellas, la solución es evidente y va por otras
vías: la gente, los majoreros en este caso, lo que tienen que hacer es
emigrar a donde haya riqueza y empleo) se mete de lleno en la Política,
intentando influir en esa formidable capacidad social de transformar, a
partir de la voluntad y el esfuerzo colectivos, las condiciones de vida de
su pueblo. Además, con todas las limitaciones que él ya bien conoce,
actuar en Política está al alcance de los hombres con ideas, voluntad y
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espíritu de sacrificio. Y en esto, Velázquez va a demostrar que es todo un
campeón, como nos acaba de recordar la estupenda Biografía recién
publicada por Felipe Bermúdez Suárez6
•
y ya metidos en Política, lo primero que reivindica es la necesidad de
una representación política directa de cada población insular (aunque
Velázquez, como todos los que intervienen por estas fechas, siempre
habla de representación directa de cada «isla»). Es decir que las circunscripciones
electorales sean de ámbito isleño. Y que, con las correcciones
cuantitativas, adecuadas a las muy diversas realidades demográficas
de cada isla, siempre haya un mínimo, y que cada isla tenga siempre,
al menos, un diputado. Y justo esa exigencia es la que expresará la
Primera de las tres Bases del Plebiscito que presenta a las Cortes españolas
para solucionar de una vez el «problema canario».
Porque «quienes tenemos la convicción de representar a los firmantes,
se ven en la necesidad de acudir en forma de Plebiscito ante el Congreso
de los Diputados y Senado, para exponer sus necesidades; ya que no tienen
representantes propios, que vuelvan por sus derechos; porque en cerca
de un siglo que llevamos de régimen representativo, parece imposible,
pero es verdad, ni un solo hijo de estas cuatro islas ha ostentado la representación
de la tierra en que nació ... De esta falta de representación propia
de cada isla, nace como consecuencia lógica el desconocimiento del
llamado Problema Canaria en su verdadero aspecto, que debe ser el
fomento moral y material de tadas y cada una de las islas: no, sobre si se
debe dar la unidad, o la división de provincia al Archipiélago, que podrá
importar a una o dos islas, pero no a las restantes» 7
.
Y resulta del todo coherente con el análisis de Velázquez, que la representación
política insular que se exige, sea ante las Cortes Generales
españolas. Al considerar las islas como unidades del todo diferentes y,
sobre todo, con intereses contrapuestos entre sí, la alta dirección política
del archipiélago solo puede provenir de una instancia arbitral superior y
externa a las islas. Según Velázquez, las soluciones al «problema canario
», al no poder ser canarias solo podrán ser españolas.
La segunda exigencia en importancia, la segunda Base del Plebiscito,
reclama que «Cada una de las islas ... se regirá con su autonomía propia
en todos los órdenes administrativos que, en la actualidad, conciernen a
la Diputación Provincial; creándose al efecto ... una Junta, en que estén
6 Vid. nota 2.
7 Manuel Velázquez Cabrera. Ibídem. Pp. 25-26.
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12 Antonio González Vieitez: El Plebiscito. Un siglo después
representados todos los pueblos ... yen cuya gestión intervenga de modo
directo el Gobierno de la Nación ... ».
y es que Velázquez se rebela contra la forma en que se estaba planteando
el debate para solucionar el «problema canario». En efecto: «Los
términos o extremos de la batalla eran claros y precisos: el Archipiélago,
sujeto como las demás provincias españolas a la Ley provincial vigente,
era absorbido por la capital provincial, sin que los servicios de la organización
de la Ley alcanzaran, por su condición insular, a las demás islas del
Archipiélago, y Tenerife, al amparo de la Ley, defendía el saneado usufructo
del contingente provincial y sus adherencias. Gran Canaria, que por
su vitalidad creciente se consideró con fuerzas para romper la coyunda de
Santa Cruz, planteó la batalla, invocando su engrandecimiento, para obtener
la creación de una nueva provincia de las tres islas orientales y territorios
africanos [¡!!!!]. Las cinco islas restantes, sujetas política y económicamente,
cada grupo a su cabeza respectiva, careCÍan de toda voluntad e
iniciativa, y hasta sus corporaciones oficiales no se atrevían a negar sus
firmas para todo lo que se las ordenase. Santa Cruz y Las Palmas eran los
dos únicos cerebros directores del Archipiélago»8.
A todas luces, se trataba de una situación colapsada y sin fácil salida.
«Pero la equidad y la lógica están por encima de todas las combinaciones
engendradas por deseos más o menos altruistas y el problema Canaria,
circunscrito, hasta hace poco a la contienda entre los dos colosos,
Tenerife y Gran Canaria, que luchan egoísta y desesperadamente por
devorarse la una a la otra, ha dado margen a que salga a la luz la parte
noble del problema: las legítimas y equitativas aspiraciones de las islas
absorbidas y preteridas»9.
Es lo cierto que, al margen de lo discutible de otras muchas cuestiones,
la propuesta de conquistar la necesaria cristalización institucional de
la REALlDAD-ISLA se impuso con toda rotundidad. Y apenas dos años más
tarde, la Ley de once de julio de 1912 creaba ( o rescataba) los Cabildos
Insulares, más o menos como los conocemos hoy, como Gobiernos Insulares.
Probablemente esta sea la herencia más duradera y de más largo
aliento que dejara el bueno de don Manuel.
Por último, la tercera Base del Plebiscito especificaba que las Juntas
(definidas en la Base 2a
) «tendrán las atribuciones necesarias para la
defensa y dirección de los intereses morales y materiales comunes a
todos los pueblos de cada isla, y para establecer los medios de relación
8 Manuel Velázquez Cabrera. Ibídem. Pp. 17-18.
9 Manuel Velázquez Cabrera. Ibídem. P. 27.
416 TEBETo. ANExa 6. Puerto del Rosario (2010), pp. 405-428, ISSN: 1134-430-X
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Antonio González Vieitez: El Plebiscito. Un siglo de.\pués 13
necesarios a la defensa de intereses que afecten a todo el Archipiélago».
No vamos a pormenorizar aquí la comparación entre el sencillo texto
del Plebiscito y la Ley de Cabildos. Eso ya lo hace, con enorme precisión,
el propio Velázquez al final de su opúsculo.
Sí parece relevante reflejar la valoración que él mismo hace de la
Ley, que no puede ser menos elogiosa. Recuerden
«POST NUBILA PHOEBUS»
Ya todas las islas Canarias son mayores de edad y tienen representación
en el Parlamento. Ya todas se gobiernan y administran a sí mismas.
Ya no hay ingerencias ni absorciones políticas ni económicas de unas a
otras, si cada una es digna de los derechos que le ha concedido la Representación
Nacional. Ya cada una tiene personalidadjuridica para desarrollar
y fomentar sus intereses morales y materiales ... [Pero] Si la esclavitud
ha echado tan hondas raíces en el corazón canario, que no pueda vivir
sin amos que lo exploten, perdido es el fruto de tamaña jornada. Pero si se
dan cuenta de su libertad actual, de sus derechos y de sus deberes, para
con su tierra y para consigo mismo, los Cabildos serán lo que deben ser, el
núcleo de los hombres amantes de su isla, que tracen el rumbo que la
conduzca a su prosperidad y engrandecimiento; disponiendo de sus representantes
en Cortes como de sus mandatarios legales: ideal plebiscitario.
[Y acaba su obra advirtiendo] No olvidéis, por último, que si la Representación
Nacional os concedió tal número de libertades y privilegios, es porque
os reputó hombres, íntegros y patriotas, no solo individual sino colectivamente.
Y que una Ley se revoca con otra Ley»lO.
Si estas fueron las valoraciones de Velázquez veamos, un siglo después,
qué supusieron en la práctica.
Comencemos por la representación política directa «de cada isla» en el
Congreso de los Diputados, que constituía la pieza clave (Base primera del
Plebiscito) para avanzar en la regeneración que proclamaba Velázquez.
«Porque [como ya vimos] en cerca de un siglo que llevamos de régimen
representativo, parece imposible, pero es verdad, ni un solo hijo de estas
cuatro islas ha ostentado la representación de la tierra en que nació».
Y Manuel Velázquez presenta su candidatura en las primeras elecciones,
ya con circunscripción insular, que se celebran en diciembre de
10 Manuel Velázquez Cabrera. Ibídem. P. 55-57.
TEBETO. ANEXO 6. Puerto del Rosario (2010), pp. 405-428, ISSN: 1 1 34-430-X 417
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14 Antonio González Vieitez: El Plebiscito. Un siglo después
1912. En su Manifiesto Electoral, presentando un programa tipo de burguesía
agraria y mercantil, se dirige a sus electores, y conociendo el
predominio caciquil, les advierte y les anima. «No os preocupéis de que
os hayan pedido el voto; el compromiso no os obliga, por inmoral; ningún
hijo puede obligarse a esclavizar a su madre, sino defenderla, sea cualquiera
la situación en que se encuentre. Los mismos que hoyos piden los
votos, se reían ayer del Plebiscito que os hizo libres, calificándolo de
descabellado: porque no comprendían que los majoreros pudieran tener
diputado; pero desde que la Nación oyó vuestras quejas, y os declaró
mayores de edad, madrugaron a mendigar vuestros votos ... que piensen
bien, antes de depositar su voto, lo que van a hacer; o firmar la esclavitud
de su madre o redimirla .. No hay términos medios. O con vuestros verdugos;
o con vuestros libertadores»ll.
Como se sabe, se presentaron tres candidatos para un solo escaño y
ganó el conservador y propietario absentista Jacinto Bravo de Laguna,
casi doblando el número de votos que obtuvo Velázquez. y, aunque D.
Manuel mantuvo siempre su entereza, el golpe moral debió de ser terrible.
y, aunque ya había previsto las insuficiencias de la mera democracia
formal, su candidez democrática sufrió un enorme revolcón. Recuérdese
que él mantenía que la circunscripción insular era el instrumento más
poderoso para cambiar la historia majorera. Y tuvo que sufrir esta tremenda
derrota para aprender que la isla no es el sujeto social y que la isla
ni es madre, ni elige. En su caso, lo hicieron las superestructuras caciquiles
representadas por las organizaciones políticas de la época.
La segunda Base del Plebiscito eran los Cabildos Insulares. Que nacieron
dándose codazos con la Diputación Provincial que se mantuvo en
Tenerife. Conflicto competencial que terminaron ganando los Cabildos,
que fueron convirtiéndose, con gran lentitud, en auténticos gobiernos insulares.
Y que, como queda dicho, puede considerarse sin ninguna duda
como el más ilustre legado de Velázquez.
Pero, por importante que social y políticamente fuera la creación de los
Cabildos, no se podía pretender que ellos solos resolvieran los problemas
estructurales de las islas «menores». Y ello porque «La diversidad de riqueza
de las islas produce la natural consecuencia de que mientras los
Cabildos de Tenerife, Gran Canaria y La Palma se desarrollan pronto y
cumplen su finalidad con eficacia, solo medianamente pueden hacerlo los
de Lanzarote y La Gomera en tanto que la pobreza de las islas de
11 Felipe Bermúdez Suárez. Ibídem. P. 367.
418 TEBETO ANExa 6. Puerto del Rosario (2010), pp. 405-428, ISSN: 1134-430-X
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Antonio González Vieitez: El Plebiscito. Un siglo después 15
Fuerteventura y El Hierro dan lugar a entecas corporaciones ineficaces»12.
La cuestión no residía en dotar a los Cabildos, como ya vimos, de «las
atribuciones necesarias para la defensa y dirección de los intereses morales
y materiales comunes a todos los pueblos de cada isla» (Base 3a
).
Porque si no se les dotaba de los mínimos recursos financieros para
poder poner en práctica todas esas posibilidades, todo se convertía en
humo. En el caso de Fuerteventura, ni con la introducción de los arbitrios
insulares, se pudo cubrir esa necesidad, debido a la debilidad de los flujos
de entrada y salida de mercancías de la isla.
Cada isla es una entidad diferenciada y aparte de las demás, como
reitera Velázquez. Por eso, la propuesta de la Base 3a
, que asigna a los
Cabildos «las atribuciones necesarias para establecer los medios de relación
necesarios a la defensa de intereses que afecten a todo el Archipiélago
» es tan poco operativa que, recordemos, hasta esos arbitrios que
se establecen para financiar a los Cabildos son de naturaleza insular.
Cada uno solo ingresa los correspondientes a sus entradas y salidas. Por
eso, y en mi opinión, intentar comparar esta situación de la Diputación
Provincial, de después de la Ley de Cabildos, y la actual Autonomía
estatutaria, está completamente fuera de lugar.
Como todos sabemos, no es verdad que «Febo (el Sol) haya salido
después de las Nubes», ni que la Ley de Cabildos trajese la superación
del «Problema Canario». Pero los Cabildos sí que permanecen y, como
si el Estatuto de Autonomía no se hubiese promulgado hace casi treinta
años, continúan pidiendo a gritos mucha mayor presencia en la política
canaria. Es la manera perfecta de seguir el guión.
Para terminar estas notas, vamos a comparar de fOlma muy simplificada,
la situación de Fuerteventura de hace justo un siglo, cuando Manuel
Velázquez promueve el Plebiscito, con la de hoy. Creo que encierra
algunas enseñanzas memorables.
(1).- La realidad canaria, y sobre todo la majorera, resultaría absolutamente
inimaginable para la generación de Velázquez. Porque en la primera
década del siglo XXI, Fuerteventura acoge a la sociedad insular con mayor
nivel de renta per cápita del archipiélago. Si se adjudica a Fuerteventura
el valor de 100, Lanzarote y Tenerife estarían en el valor 95, Gran Canaria
12 Leopoldo de la Rosa Olivera. Evolución del Régimen Local de las Islas Canarias. 1946. Edición La Memoria.
Vieeconsejeria de Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias. 1994. P. 126.
TEBETO ANEXO 6. Puerto del Rosario (2010), pp. 405-428. ISSN: I 1 34-430-X 419
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16 Antonio González Vieitez: El Plebiscito. Un siglo después
en el valor 90, Gomera en el 65, El Hierro en e16l y, por último, La Palma
en el 57. Como se ve, no se ha producido un cambio, lo que ha ocurrido es
una auténtica mutación. La realidad es tan rotunda que sobran las cifras.
Y, por eso, apenas recordamos unas cuantas para acotar el proceso.
Más arriba, veíamos que la población de Fuerteventura era de 11.708
personas en 1930 y que eso representaba el 2,11 % de toda la población
canaria. Cuarenta años después, en 1970, la población insular se eleva
hasta 17.957, pero su participación en el total canario, disminuye hasta el
1,60%. Otros cuarenta años después, en 2009, la población creció hasta
103.167 personas y eleva su participación en el total canario hasta el
4,90%, llegando a multiplicar por más de tres veces su valor relativo en
estas cuatro décadas. Si comparamos entre 1970 y 2009, la población
total de Canarias se multiplicó 1,87 veces, el dato de Fuerteventura, el
más elevado con mucho de todo el archipiélago, creció 5,75 veces, más
de tres veces el incremento medio.
¿Qué ha pasado? ¿Cómo ha sido posible? ¿Cómo, si la dotación de
factores para la especialización en exportables agrícolas perecederos
era inexistente? ¿Es que el «modelo canario» ya no es de especialización
para el intercambio exterior?
Porque todos sabemos muy bien que la única causa de toda esta mutación
es el «boom» turístico de las últimas décadas. Que, a poquito que lo
analicemos, se comprobará que sigue siendo el modelo de especialización
para la producción de exportables. Ahora, la diferencia estriba en que no
se exportan ni plátanos, ni tomates, ni papas. Lo que exportamos ahora son
paquetes turísticos. Exportamos servicios. Y, como es obvio, esta especialización
supone que «nuestros» turistas tienen que venir a Canarias para
disfrutar de nuestro sol, nuestras playas, nuestro clima y nuestra luz. y,
ahora sÍ, Fuerteventura es un portento en la dotación de estos recursos.
Además se trata, como siempre en todos los ciclos canarios, de una especialización
en bienes o servicios de una elevada elasticidad-renta.
Y esto ha generado un ciclón de actividad, en todos los sitios del mundo
donde ha aparecido, relacionado sobre todo con el conglomerado urbanización-
inmobiliario-construcción-promoción-hostelería. Y estos conglomerados
han demostrado su formidable potencia transformadora. Y si en algún
lugar no hay agua potable, se la importa del resto del mundo (en forma
de fuel y de plantas potabilizadoras de agua de mar). Si no hay algún
suministro, por enrevesado que sea su traslado, se le trae. Y, si no hay
población trabajadora suficiente, se la importa mediante la inmigración.
En este sentido, el caso particular de Fuerteventura es asombroso.
420 TEBETO. ANEXO 6. Puerto del Rosario (2010). pp. 405-428, ISSN: 1134-430-X
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Antonio González Vieitez: El Plebiscito. Un siglo después 17
En los últimos nueve años que tenemos información completa (1999-
2008), los residentes en la isla pasaron de 53.903 a 100.929 con un aumento
de 47.026 personas. Ese aumento poblacional procede de dos
fuentes. Una, la que aporta el propio crecimiento vegetativo de la población
residente, que supuso un total de 6.869 personas en el periodo. Dos,
la procedente de fuera de la isla, un total de 40.l57 personas. Es decir
que solo el 14,60 % del incremento poblacional es debido a la demografía
majorera, mientras que el 85,40% restante se trata de inmigración procedente
del exterior de la isla. Y, al margen de las dificultades estadísticas
que siempre muestra este tipo de información, el dato es verdaderamente
sobrecogedor. Y, sin poder entrar ahora en ese tema esencial,
muchos consideramos del todo insostenible ese tipo de "Turbocrecimiento"
a rajatabla y sin contemplaciones.
En suma, lo que se ha querido subrayar es que esta mutación de la
sociedad insular, si era del todo inimaginable hace cuarenta años [el que
finna este artículo es testigo de excepción de esta incapacidad], hace
todo un siglo, en la época de Velázquez, lo era muchísimo más.
Porque no se podía prever el cambio que supuso para Fuerteventura,
el traslado de la especialización en exportables, desde los productos agrícolas
perecederos a los servicios turísticos. Así, desde la nula dotación
de factores para la producción de perecederos agrícolas, se pasó a la
óptima dotación para el turismo. El elemento añadido imprescindible, de
acuerdo con el «modelo tradicional» es que la isla pudiera conectarse
directamente con el resto del mundo. Aunque ya no fue necesario construir
un puerto en la isla de las características del Puerto de La Luz,
porque en la nueva etapa, lo importante y estratégico no son los puertos
por donde exportamos nuestros plátanos, sino los aeropuertos por los
que «importamos» nuestros turistas. Y Fuerteventura, al igual que
Lanzarote, consiguió su adecuado aeropuerto internacional, tan pronto
como fue necesario para los intereses económicos en juego.
En mi opinión, es cierto que, a lo largo de este último siglo (dicho
mejor, a lo largo de la etapa democrática y estatutaria posterior a la
dictadura), la Política ha hecho mucho por mejorar la situación de la
población de las islas «menores». Pero la verdadera causa de la mutación
majorera ha venido de mano de la Economía. Con todo su enorme
potencial (tanto creativo como destructivo) insostenible.
(I1).- La otra cuestión, que se acaba de apuntar, es genuinamente política.
De política canaria. Me refiero a la relación Isla-Archipiélago-Esta-
TEBETo. ANExa 6. Puerto del Rosario (2010), pp. 405-428, lSSN: l134-430-X 421
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2014
18 Antonio González Vieitez: El Plebiscito. Un siglo después
do-Resto del Mundo. Y aquí, las tesis de Velázquez son rotundas: las islas
son entidades, no solo al margen las unas de las otras sino que, por naturaleza
son competidoras entre sí. Tienen escasas relaciones entre ellas (las
horizontales) y, en cambio, son mucho más significativas las relaciones que
cada una de ellas mantiene con el exterior (las verticales).
Como ya vimos, este hecho, esencial a mi juicio, se fragua históricamente
al hilo de la consolidación del «modelo canario» como de especialización
para el intercambio exterior. Dicho de otro modo, el modelo económico
canario que se ha venido consolidando desde la mismísima Conquista,
a fines del siglo XV, tiene como motor hegemónico los flujos de
intercambio con el resto del mundo. Así pues, la Economía es la que ha
ido modelando a la sociedad canaria toda. Y, a medida que la especialización
iba homogeneizándose en el archipiélago y al tiempo que se iba
organizando sobre los mismos exportables, las economías insulares iban
siendo más y más competitivas. Hasta el punto que los logros económicos
de unas se convertían en fracasos de otras. Como ya vimos, Velázquez
insistía en ello: «En Canarias, por el contrario, debido a su manera de ser
insular, la riqueza que se fomente en una isla, no solamente no refluye en
las otras, sino que atrayendo a sí el Comercio, perjudica a las demás».
Y si la economía canaria se organiza de forma insular y competitiva,
las dirigencias sociales de cada isla tienden a seguir la misma pauta. Y
esto se percibe con toda rotundidad. Pongamos dos ejemplos. El primero,
a medida que la especialización en los servicios ha prendido con tal
contundencia en Lanzarote y Fuerteventura, la clase dominante de esas
islas, siguiendo a pie juntillas el guión, ha exigido conectarse directamente
con el resto del mundo (y ahí están sus dos formidables aeropuertos
internacionales). Y siguiendo esa línea de actuación, ya han insularizado
sus cámaras de comercio y están en vías de conseguir sus propias autoridades
portuarias insulares. Es interesante observar que esta tremenda
vitalidad económica contrasta con el languidecimiento de las tres islas
más occidentales del archipiélago. Yeso y todo que la sociedad insular
de La Palma ya partía de una situación mucho más destacada. Como se
ve, se trata de traspasar al control de las dirigencias insulares las instancias
económicas más relevantes, dejar de depender de las islas centrales,
«apropiarse» de los flujos económicos con el resto del mundo y, así,
auto afirmar su mayoría de edad y su personalidad independiente. El segundo
ejemplo creo que, si cabe, es más representativo de lo que se
viene afirmando. Es muy esclarecedor comprobar que las organizaciones
patronales canarias, especialmente en las últimas décadas, nunca
422 TEBETO ANEXO 6. Puerto del Rosario (2010), pp. 405-428, ISSN: l l 34-430-X
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2014
Antonio González Vieitez: El Plehiscito. Un siglo después 19
han tenido representación ni competencias sobre el conjunto del archipiélago.
Siempre fueron provinciales (mientras cada isla «mayor» mantuvo
su control sobre «sus» correspondientes islas «menores») y, recientemente,
se han venido transformando en organizaciones patronales insulares,
a medida que su propio crecimiento lo iba exigiendo. Y es a
todas luces evidente que este febril comportamiento se debe a la realidad
objetiva de su competitividad económica. En suma, la Economía
fuerza a competir a todas las patronales insulares, y esto ha hecho imposible
la creación de una patronal única en el archipiélago.
Y, resulta paradójico, nos encontramos aquí y ahora con una situación
parecida a la que se enfrentó Velázquez hace justo un siglo. Recordémosla.
Él se dio cuenta de que no podía contar con la Economía para sacar
adelante a las islas «menores» y por eso se volcó en el Plebiscito, intentando
buscar en la Política (representación parlamentaria directa de cada
«isla», Cabildos Insulares con competencias ... ) la solución que no se
generaba ni en los mercados ni en los ciclos (los que el conoció) ni en la
Economía.
Pues bien, nosotros nos encontramos ahora al final de un «boom» que
produjo una «mutación», [a estos efectos, las crisis actuales, tanto la
propia específica canaria, lastrada por su insostenibilidad, como la crisis
global que ha desbaratado la demanda turística mundial, no afecta a la
argumentación que aquí se expone] y disparó el crecimiento de Lanzarote
y Fuerteventura hasta que rompieron todos los moldes, como ya vimos.
Pero ese arreón del «boom», y ahora también de la crisis, ha puesto a
flor de piel la competencia económica entre las islas. Yesos intereses
insularistas están forzando a que veamos a la «otra isla» como nuestra
competidora, y en último extremo, como la causa de nuestros males. Y es
así como la Economía se ha venido apoderando de lo más esencial de la
personalidad social y política del pueblo canario. Y quieren hacemos creer
que quienes se enfrentan son las islas, cuando todos podemos entender
que son los intereses materiales de la clase dominante los que de verdad
están compitiendo. Pero siguen insistiendo que los verdaderos sujetos de la
vida social son las islas. Y que solo a ellas nos debemos y que solo en su
defensa cerrada tendremos futuro y porvenir. Eso es lo que explica que
«casi» todo el mundo hoy, si quiere tener un hueco en la vida pública canaria,
hable de defender los intereses de su isla, y que justamente compitan
entre sí por ver quién es el que, con más ardor y pasión, de verdad lo hace.
Es decir que la Economía, después de haber ganado la batalla del crecimiento
turístico, eso sí insostenible, violenta a la sociedad canaria y la escinde
TEBETO. ANEXO 6. Puerto del Rosario (2010), pp. 405-428, ISSN: 1134-430-X 423
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2014
20 Antonio González Vieitez: El Plebiscito. Un siglo después
en siete ámbitos insulares que viven de sus conexiones con el exterior y
que compiten entre sÍ. Esta propuesta expresa la derrota política del pueblo
canario que, de manera artera, ve suplantada su responsabilidad de
conquistar su auto gobierno y, además, tiene que delegar su capacidad de
organización y arbitraje de conflictos en una instancia superior y externa.
Por eso, creo que, de seguir las propuestas que nos brinda la Economía,
nunca seremos capaces de encontrar una solución sensata, cohesionada y
sostenible para el pueblo canario.
Por eso, para construir Canarias, tenemos necesidad de la Política,
por supuesto, con mayúsculas. Para dotamos de políticas e instrumentos
que nos permitan regular y meter en collera a los mercados insulares
competidores, y que nos habiliten para gestionar de forma conjunta, solidaria
y sostenible, los intereses encontrados que pueda haber entre las
distintas sociedades insulares. Los problemas nunca se plantean ni se
dirimen entre las distintas islas, que es el escenario al que nos quieren
obligar los mercados y la Economía.
y esa forma política de resolver los conflictos entre nosotros nos
permitirá no depender de ninguna instancia superior y externa. Y nos
permitirá, en la medida que hoy puede hablarse en estos términos a escala
mundial, el autogobierno.
y como somos islas económicamente competidoras, nos harán falta
leyes, reglas y normas. Para concretar, permítanme dos ejemplos sencillos.
Uno. Diseñar la distribución del gasto público canario de tal forma
que, por ejemplo, la sociedad de El Hierro, la más pequeña y frágil, tenga
una dotación de recursos procedentes de los Presupuestos Generales
de la Comunidad Autónoma, que les permita disfrutar de unas condiciones
de vida dignas y equiparables. Y así están las cosas en la actualidad.
Dos. En la isla de La Palma, el sector platanero que tiene un peso enormemente
considerable, se encuentra con un formidable sistema de ayudas
públicas a ese cultivo que permite a la sociedad palmera vivir de
forma desahogada. De esas cosas estamos hablando.
Porque a Canarias no la va a construir la Economía, ni los ciclos (por
formidables e inimaginables que sean). Canarias solo podrá ser construida
por todos los canarios desde la Política, que es donde todos tenemos voz y
voto. Con solidaridad y con respeto. Atendiendo a todas las necesidades
de todos los canarios, con la misma atención y justicia, cualquiera que sea
la isla de su residencia. Y nunca debemos olvidamos de que, por ejemplo,
la mejor garantía de que los niños majoreros estén bien atendidos y educados,
es que todos los niños de todas las otras islas también lo estén.
424 TEBETD. ANExa 6. Puerto del Rosario (2010), pp. 405-428, lSSN: 1134-430-X
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Antonio González Vieitez: El Plebiscito. Un siglo después 21
y las economías insulares competitivas tendrán que gestionarse en
función de los intereses generales de Canarias. Y nuestras leyes, tanto
las que afecten a los recursos financieros como a los recursos naturales,
tendrán como objetivo su uso sostenible, justo y solidario.
Un siglo después, es cierto que con las diferencias de nada menos
cien años ¡y qué años!, nos encontramos como don Manuel Velázquez
Cabrera, buscando en la POLÍTICA arreglar nuestro futuro.
TEBETO ANExa 6. Puerto del Rosario (2010), pp. 405-428, ISSN: 1134-430-X 425
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30CANARIAS
Oom~ 3 de julio de 2005 lA PROVINClAID1ARlO DE LAS PALMAS
0PII8ÓII . ANIONIO GONZÁLEZ VIÉlTEZ
MERCADOS, PLEITO Y LEY ELECTORAL
Canarias ha sido de siempre
un Archipiélago bipolar, aunque
el crecimiento vertiginoso
de las Islas más orientales, en los
últimos tiempos, esté comenzando
a ponerlo en cuestión.
En cambio, lo que cada vez se
coruuma más es que la especialización
económica de las Islas
se basa en la producción de exportables,
aunque ahora las mercancías
sean insignificantes comparadas
con los servicios.
En cualquier caso, esto exigía
el robustecimiento de sus conexiones
con el exterior. Y que éstas
fueran haciéndose más directas
y sin intromisiones. El ejemplo
mb claro lo tenemos en la aparición
de tremendos aeropuertos
internacionales en las Islas
más turísticas. Todo ello permite
afirmar que, en el Archipiélago,
las conexiones verticales (de
cada Isla con el resto del mundo)
son mucho más determinantes
que las conexiones horizontales
(entre las mismas Islas).
Esta evidencia en nuestra estructura
geográfica y social explica
que los mercados sean fundamentalmente
de ámbito
insular, todavla en los tiempos
que corremos. La mejor prueba
de ello es que, con frecuencia,
cuando una empresa de una Isla
quiere introducirse en el mercado
de otra, cambia de nombre o
de imagen. Ejemplos deslumbrantes
están en todos los sec-
ES NECESARIA una lista electoral de todo el
Archipiélago con no menos de 50 escaños y
mantener dos diputados por cada una de las
cinco islas periféricas
MANTENER EL ACTUAL SISTEMA
ELECTORAL es fomentar el insularismo. Los
desconocido, también por una
significativa tendencia a dismi-del
mercado. ·Porque hay que
hacer lo que haga falta. Sin límite
alguno en carreteras, pistas
de aeropuerto, campos de golf.
puertos deportivos y, sobre todo,
residencias".
Pero recordemos que los mercados
están estructurados por
Islas. Y esta vuelta de tuerca hacia
los mercados insulares (hacia
el predominio de la economía
sobre la política) tiene que
desembocar en comportamientos
y estrategias competitivas,
cada vez más descarnadas. En
pocas palabras, si la crisis la provoca
el Gobierno al intentar dirigir
la sociedad canaria, hay que
rechazar esa intervención, dando
carta de hegemonía al mercado.
A su famosa "mano invisible".
Por eso, algún cualificado
dirigente empresarial se queja
hoy de la falta de liderazgo en la
sociedad canaria Pero es que no
puede ser de otra manera. Los
lideres sólo los necesita y, en su
caso surgen, en la polltica. Los
mercados son anónimos. Falta
liderazgo social de los empresarios
porque el mercado no los
produce ni los necesita. aunque
algunos apilen fortunas obscenas.
Y, en ese escenario, la clas~
dominante y el núcleo dirigente
de cada Isla (especialmente el
empresarial), carente de proyecto
para diseñar la sociedad canaria
del s: XXl y -"om~tido al ba-
IV
IV
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2014
Ñ
o
tores. candidatos electos sÓlo tienen que rendir cuentas uuir la demanda, expresada en
Hay otro dato muy significa- número de visitantes.
tivo. Con el correr del tiempo, la y convencer a sus votantes, que son los de una Y, lojo al parche!, surge enton-especialización
en exportables sola Isla y nadie tiene la obligación de ganarse la ces, en el seno de la clase domi-es
cada vez más parecida entre autoridad moral y política de todos los canarios nante y del núcleo dirigente de
las Islas. Por eso, si los mercados la sociedad canaria, una reacción
son insulares, y encima compe- menzar a autogobernarse. lar y competitivo. primero hosca y. más adelante
titivos en vez de complementa- Y muchísimos recibimos co- En un artículo periodístico es muy beligerante, que presenta-rios,
la única estrategia de fun- mo agua bendita el Parlamento necesario sintetizar (y no sé si ba a las Directrices como causa
cionamiento posible es la de la y el Gobierno (por los que tanto lo estoy consiguiendo). Por eso, y origen de la crisis turística. Y
competencia. En efecto: "Mi ob- habíamos luchado canarios de va- quiero centrarme en la aproba- aquí, en Las Palmas, se insistía
jetivo eS atraer más turistas a Las rias generaciones) que nos iban ción de las Directrices de Orde- por esoS sectores que, además,
Américas y me Importa nada (o a permitir iniciar una estrategia nación General que sac6 adelan- las Directrices estaban diseña!
lasta me sulibeya en mi espíritu de direccl6n de Canarias que no te el Gobierno anterior y el das a favor de los intereses tu-
',mpetidor) que se los quite a fuera la de la simple competen- debate que se suscit6. Las Direc- rísticos de Tenerife yen contra
"laspalomas". "Si consigo que cia entre mercados insulares. si- trices, con todos los matices que de los de Gran Canaria.
pasen por el Puerto de La Luz más no que apuntara ala posibilidad se quiera hacer, expresaban, a Hay que entender esta furilíneas
de cruceros .. .". Esto es así de construir un proyecto de di- nú juicio, una sana reacción con- bunda reacci6n contra las Direcporque
los mercados están obli- rección inteligente e integradora tra los efectos insostenibles del trices como una reacción en congados
a competir. No saben ni del pueblo canario. Una auténti- modelo de crecinúento de mer- tra de "hacer polltica". En
pueden hacer otra cosa. El que ca direcci6n política, por encima cado que habla gestionado el concreto. en contra de una es"
de facto" las organizaciones em- de las exigencias competidoras conglomerado inmobiliario- trategia que pretende dirigir el
presariales canarias sean ínsula- de los mercados insulares. constructor-turístico-residen- desarrollo turístico desde una
res y que compitan entre sL a ve- . Y todos recordamos los force- cíal imperante en las últimas dé- perspectiva inteligente. justa y
ces con ferocidad como ahora, jeos, desde los inicios. entre los cadas. El núsmo que. después de sostenible. Una reacci6n que preno
nos puede extrailar. insularistas y los que en aquel en- haber sacado a la sociedad ca- tende mantener en el libre mer-
Así hemos vivido durante mu- lonces nos llamábamos regiona- naria de la núseria, estaba a pun- cado la función de dirigir el crechísimo
tiempo. y, a nú juicio, esa listas. Las posturas extremas eran, to de acabar con ella por sol¡re- cimiento económico canario.
es la razón principal para expli- de un lado, un Gobierno canario dosis. Ese modelo de Tapándose los ojos para no ver
car la dependencia histórica del fuerte y extenso con Cabildos cla- turbo-crecimiento estaba ago- las consecuencias, nefastas e inpueblo
canario. Porque cuando ramente subordinados. Y. de otro, tado. Y era imprescindible esta- sostenibles, que nos ha dejado
los enfrentanúentos interinsula- unos Cabildos muy fortalecidos blecer, por un lado. políticas de hasta hoy ese núsmo modelo de
res (de los mercados de todo ti- y un Gobierno irrelevante. freno y, por otro, de diversifica- crecimiento. Esta reacciÓn. cenpo)
tenían que resolverse a nivel El Estatuto salió como salió. ción y de sostenibilidad tra sus ataques contra el dirigispolítico,
se resolvían fuera de Ca- Pero lo'que sí es evidente, a lo lar- Conviene resaltar el apoyo mo del Gobierno (las Directrinarias,
donde estaba el árbitro y go de sus 22 afias de vida, es una mayoritario a este cambio de ces) y contra alguno de los
donde se arruinaba nuestra per- fuerte deriva cabildista. Es decir. rumbo por parte de la opinión instrumentos gubernamentales
sonalidad histórica. Además, de de una creciente importancia de pública isleña. expresado en to- (la Cotmac). y es lógico que así
esta forma se retroalimentaban la antigua dimensión económica das las encuestas de hace 3 ó 4 sea; se trata de las políticas e inslos
mercados insulares, que te- (mercados insulares) sobre la po- años. Porque este sentir fue el trumentos más determinantes
nian que ir a competir incluso fue- \ltica (dirección nadonal cana- que hizo posibles las Directri- para el necesario cambio de rum-ra
de las Isla8_ Con la fmalidad ria). ces, hoy vergonzosamente aban- bo.
de derrotar a "la otra". Y así se Y lo que sí es importante rese- donadas ante las presiones in- Al mismo tiempo, se insiste
fue tejiendo la historia de los ex- ñar aqul mismo (aunque volva- sularistas, en la necesidad de traspasar to-polios
y del pleitismo. mos a él más adelante) es que las Es el momento de resaltar una do el poder posible a los Cabil-
Se tuvo que esperar a la derro- circunscripciones electorales que coincidencia en el tiempo. Por dos, enfrascados en una carrera
ta del franquismo y a la conquis- se establecen en el Estatuto son esas mismas fechas comienza a desenfrenada por eliminar cualla
del Estado de las Autonomías insulares. Para entendernos, el notarse un progresivo apagón quier posibilidad de dirección
para que, por primera vez en mercado de los votos tiene la mis- turístico. Expresado, como tan- política sobre el territorio y denuestra
historia, el pueblo cana- ma configuración que el resto de tas veces, por una crisis de 50- jarla en manos (como se ha com-
:()t,!vjo:~.~~~j~~~A·.,~~~IlC¿~~."'1"!l9jtFlim·~'~~.nIljy~~~¡9í~~C,ltJ:i~~I/'Y.,.,~~\i(Itq)lsf<$iAIIiI1I$~l~.
Jan ae la aemanaa ael mercao",
dirige sus ásperas exigencias a
conseguir cuantiosas inversiones
públicas, a veces pesadísimas
e innecesarias. Y pretend~
volcar el Gobierno a su favor. en,
frentándolo con la otra Isla, ha,
ciendo uso de medias verdades
y mentiras. Emponzoñando él
clima de cohesión social en el
Archipiélago y sacando a colación
nuestros viejos demonios
fanúliares: la dialéctica de los ex·
polios y el plcitismo. Y ahora toca
a la clase empresarial grancanaria
que, incapaz de afrontal
la modernización de nuestra so
ciedad. sí que es experta en dar,
le patadas en las espinilias a los
de la Isla hermana. En una especie
de tedioso y enfermizo ritor
nelo histórico que, al parecer, es
lo más excelso que pueden aportar.
Y quieren meternos a empujones
en el túnel del tiempo.
Por supuesto, quienes oslentan
la representaci6n política de'
esta manera de actuar, cuando
se ven desmontados del Gobierno
de Canarias (Inunca antes!),
enarbolan con auténtico desespero
y descaro la bandera del insularismo,
importándoles un ardite
jugar al filo de la navaja y
poner en peligro el futuro del
pueblo canario. Como todo el
mundo sabe, no hay cosa más fácil
que poner a Caúl a pelear con
Abe!. No se requiere ninguna V(ftud.
S610 bajeza histórica.
Y vemos que ese tipo de políticos
se agarra como lapas a esa
desmesura. Y lo hacen porque
piensan que les es rentable e1ectoraimente.
Porque, como todos
sabemos, en nuestro sistema iDStitucionallas
circunscripciones
electorales s' 'fl insulares. Y. como
los merC3\ los de votos son
N w
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2014
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isleAos, 10 mejor para sacar buena
tajada, dicho mal Y pronto, es
arremeter CODtra el de eDÚente.
<bIe, a su vez, bari euctamente
lo mbmo. Y ya hemos visto demasiadas
veces c6mo, a la hora
de "gobernar" Canarias, las lanzas
se tornao cafias Yo al fioal, pactan
hasta lo iocoocebibIe.
Por eso, mant.ener este sistema
electoral es fomentar el ÍDsu1arismo.
En tanto que, los candidatos
electos, 1610 tienen que
rendir cuentas y convencer a sus
votantes, que son los electores
de una sola lala. Y asl, es dificil
que aparezcan propuestas creíbles
para gestionar y resolver los
aspectos mAs conflictivos, que
slempl'l' los habrA, de nuestros
asuntos comunes. Porque Didie
tiene la obllpci6n de ganarse la
autoridad polftica y moral para
gobernar los destinos de todos
los canarios. A todo el mundo le
basta con convencer a los votantes
de la Isla por la que se preoenta.
Es cierto que hoy, por la base
la sociedad civil y nucleada
alrededor de los movimientos 10-
daIeI, comienza alWJlir una concepci6n
y una _egia alternativas..
Con la idea de que Otra
Canarias Es Posible. Pero esos
mov!mIentoa en la comp\ej{sima
hora de cristalizar en propuestas
electorales, tambi~n Se encontrarAn
con que su bieo Arbitro
es, únicamente, el cuerpo
electoral de cada isla.
Por eso, ea impreadndlble, para
la salud de nuestra sociedad,
para poder comenzar a hahlar de
pol/tica en el aentido maduro del
té'rmiJÍo. Para-poder sacar a e!
ante a la naci6n canaria o como
la queramos llamar, conseguir
una I1sta electoral canaria, con
circunscrlpd6D deI~pJ~lago.
Detodoel~ Con
no méno8 de SO puaio.. Se puede,
por ejemplo, IIUUltener 2
P''"'''!P cada una de Iu S 1s\
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Antonio González Vieitez: El Plebiscito. Un siglo después
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428 TEBETO. ANEXO 6. Puerto del Rosario (20 10), pp. 405-428, ISSN: l l 34-430-X
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