TRADICIÓN ORAL SAHARAUI:
TRADUCCIÓN DE SHARTAT BUSCA UNA CAMELLA
LAROSI HAIDAR
355
Introducció n
Con el presente trabajo, se intenta hacer una pequeña introducción
al universo oral y, de manera específica, a la tradición oral saharaui, es
decir, del pueblo del Sáhara Occidental o ex Sáhara Español. Centrare-mos
nuestra información en los dos géneros más difundidos en el ám-bito
de dicha tradición que son, a saber, la poesía y el cuento. Con ello
esperamos participar de manera positiva y constructiva en la fijación y
salvaguarda de algo tan genuino y personal como lo es la tradición oral
de un pueblo, sobre todo cuando el pueblo en cuestión está viviendo
una experiencia histórica traumática generalizada debida a la guerra y al
exilio que dura ya más de treinta años.
La tradición oral, es decir, la tradición de transmitir oralmente las tra-diciones,
es de por sí un fenómeno inherente a la naturaleza humana o, al
menos, lo ha sido hasta ahora. Si partimos de que dicha tradición fue esen-cialmente
un mecanismo vinculado al instinto de conservación, no sería
descabellado decir que la actual supremacía de la tecnología de la infor-mación
le está usurpando ese papel y, posiblemente, dentro de muy poco
tiempo la veríamos relegada a los manuales de historia en el ámbito de los
países más desarrollados. Sin embargo, no podemos olvidar que la primera
gran amenaza que cayó sobre la tradición oral consistió en el auge de la
escritura como medio de transmisión y conservación de datos, sobre todo
con la entrada en escena de la imprenta en el siglo XVI, lo que no impi-dió
que siguiera existiendo y desarrollándose como método de transmisión
de información crucial para la existencia de gran parte de las comunidades
humanas: información lingüística, jurídica, religiosa y política, mitología,
poesía, conjuros, proverbios, acertijos, cuentos, canciones, juegos, bailes, ce-lebraciones,
fabricación de todo tipo de instrumentos y vestimentas, etc.
Todo, absolutamente todo, era transmitido tradicionalmente por vía oral.
356
Larosi Haidar
Con el tiempo, cada vez más aspectos del conocimiento humano se le
han ido arrancando para integrarse en el mundo de lo gráfico. De hecho,
hay quien dice que la tradición oral está dando sus últimos coletazos,
pues el paso del tiempo ha ido rompiendo los eslabones de la frágil
cadena de transmisión generacional y dentro de poco formará parte de
nuestras piezas de museo. Mas la realidad es muy distinta y, aunque el
futuro de la tradición oral parezca incierto y limitado a regiones pun-tuales
de algunos países en vías de desarrollo, hay ámbitos de las activi-dades
humanas más cotidianas que, hoy por hoy, no pueden realizarse
fuera de una tradición oral más o menos sistematizada. No sólo eso sino
que, además, son aspectos de extremada relevancia para el futuro de la
especie humana. Es el caso del cuidado, crianza y educación de los más
pequeños, pues no parece que a corto plazo pueda inventarse otro mé-todo
más efectivo que la relación directa basada en la comunicación oral
entre el educador y el infante. Tampoco hay que olvidar la etapa de es-colarización,
sobre todo durante los primeros años, en la cual el método
general de enseñanza gira en torno a la transmisión oral.
Por otra parte, hay que añadir que la tradición oral está ligada, en ma-yor
o menor medida, con diferentes disciplinas actualmente con bastan-te
arraigo como son la Historia, el Folklore, la Etnografía, la Lingüística,
la Sociología, la Etnografía, etc. Es decir, que estas disciplinas beben de
ella, por lo que su subsistencia está entrelazada irremediablemente.
Dicho esto, y sin olvidar el clásico Verba volant, scripta manent, debe-mos
tener en cuenta la influencia inevitable del desarrollo tecnológico de
los últimos tiempos, de manera especial los últimos quince años. Este auge
tecnológico, sobre todo Internet, unido al tren de vida al que está siento
abocada gran parte de la humanidad, deja pocas posibilidades para una evo-lución
positiva de la tradición oral a corto plazo. Y en este sentido, surgen
las siguientes preguntas: ¿Cómo criaremos a nuestros niños hasta los cinco
años de edad? ¿Que métodos se adoptarán para enseñar a los alumnos de
nuestros colegios de primaria? ¿Controlará nuestras vidas el todopoderoso
chat? ¿Tendremos tiempo para contarnos cuentos e historias?
Por el momento, nuestra tarea primera debería ser conservar con celo
y respeto todo lo que nuestros antepasados lograron hacernos llegar de
la mejor manera posible: pronunciándolo con voces amenas en un am-biente
de calidez y ternura a lo largo de los siglos.
Tradición oral saharaui: traducción de “Shartat busca una camella”
357
1. Sociedades de tradición oral
Yo soy hechicero. Soy Djeli Mamadou Kouyate, Hijo de Bintou Kouyate y
de Djeli Kedian Kouyate, maestros en el arte de hablar. Desde tiempos inmemo-riales,
los Kouyate están al servicio de los príncipes Keita de Mandinga: nosotros
somos los sacos que guardan secretos seculares. El arte de hablar no tiene secretos
para nosotros; sin nosotros, los nombres de los reyes caerían en el olvido, somos la
memoria de los hombres: por medio de la palabra damos vida a los actos y gestas
de los reyes ante las nuevas generaciones1. (CALVET, 1984:3)
La declaración preliminar del hechicero Mamadou Kouyate, dice
Calvet, contiene la quintaesencia de la tradición oral, pues quedan ma-nifiestos
al mismo tiempo los problemas de la historia y su memoria,
de la palabra y su arte, del poder que confiere este arte (“sin nosotros,
los nombres de los reyes caerían en el olvido”), así como la justificación
que precede la toma de la palabra y que consiste en nombrar a sus an-tecesores
de los que aprendió todo lo que sabe, como para justificar su
competencia, al igual que un estudiante de un país de tradición escrita se
apoyaría, para una tesis de historia, sobre una larga bibliografía.
De hecho, entre la genealogía del contador y la bibliografía del inves-tigador,
los lazos de unión son mucho más estrechos de lo que parece
y, en realidad, los dos tipos de corpus definen dos tipos de sociedades:
las sociedades de tradición oral y las sociedades de tradición escrita
(CALVET, 1984:4). O mejor dicho, las dos tradiciones, la escrita y la
oral designan aquí dos formas de comunicación lingüística que, a su vez,
definen dos tipos de sociedad. Sin embargo, estas dos denominaciones
van a ser insuficientes debido a que en realidad sólo puntualizan los dos
extremos de un abanico de posibilidades que, con el objeto de obtener
una tipología simplificada, fijaremos en cuatro:
1 ������������������������������������������������������������������������������ Texto original francés: «Je suis griot. C’est moi Djeli Mamado Kouyaté, fils de Bin-tou
Kouyaté et de Djeli Kedian Kouyaté, maÎtres dans l’art de parler. Depuis des temps
immémoriaux les Kouyaté sont au service des princes Keita du Manding: nous som-mes
les sacs à paroles, nous sommes les sacs qui renferment des secrets plusieurs fois
séculaires. L’art de parler nía pas de secret pour nous; sans nous les noms des rois
tomberaient dans l’oubli, nous sommes la mémoire des hommes: par la parole nous
donnons vie aux faits et gestes des rois devant les jeunes générations».
358
Larosi Haidar
1. Las sociedades de tradición escrita antigua en las que la lengua
escrita es la misma que la utilizada en la comunicación oral coti-diana.
Este sería el ejemplo de la mayoría de las sociedades euro-peas
actuales.
2. Las sociedades de tradición escrita antigua en las que la lengua escri-ta
no es la misma que la utilizada en la comunicación oral cotidiana.
El ejemplo típico lo constituyen las sociedades árabes, donde la co-municación
escrita se realiza a través del árabe “clásico” y la comuni-cación
oral tiene lugar a través del árabe “dialectal”.
3. Las sociedades con alfabeto introducido recientemente, de mane-ra
general mediante otra lengua diferente a la lengua local. Es el
caso de las ex colonias africanas y sudamericanas a las que se les
impuso el alfabeto latino.
4. Las sociedades de tradición oral, sociedades en las que no se da
la escritura; lo que no quiere decir que nunca se haya dado. Un
caso especial es el de las sociedades beréberes, que en la actualidad
son de tradición oral y, sin embargo, han utilizado en el pasado
un alfabeto derivado de la escritura líbica denominado tifinagh
(CALVET, 1984:7).
De todas formas, debemos tener en cuenta que esta clasificación nos
facilita una cierta diferenciación, a grandes rasgos, entre los tipos de
sociedades más extendidos según el uso de la escritura. Empero, no olvi-demos
que en muchos casos, como lo es el de la sociedad que nos ocupa,
la sociedad saharaui, en ciertos ámbitos literarios el comportamiento se
incluiría en las sociedades del tipo número dos, es decir, en las que la
lengua escrita es diferente a la oral: esto ocurre casi exclusivamente con
el género epistolar, los escritos históricos y los de carácter litúrgico. En
otros ámbitos literarios el comportamiento pertenecería al último grupo,
es decir, al estrictamente de tradición oral. Es el caso de todos los géneros
contados (fábulas , cuentos, leyendas...), la poesía y los proverbios y dichos
populares. Y si nos acercáramos al campo del periodismo y la información
nos percataríamos que la lengua hablada y la escrita son la misma lengua,
es decir, en este caso el comportamiento pertenecería al grupo número
uno. En este sentido, nos gustaría subrayar que aunque cierta sociedad se
Tradición oral saharaui: traducción de “Shartat busca una camella”
359
la denomine de tradición oral o de tradición escrita, hemos de tener en
cuenta que siempre habrá vestigios de la otra tradición.
2. El texto oral
Los textos auténticamente orales están marcados por una puntuación rít-mica
que facilita al decidor la memorización y a la audiencia la comprensión.
(CALVET, 1984:39)
Esta parece ser la regla general que rige los textos orales, pues como
es bien sabido es mucho más fácil memorizar un texto en verso que
uno en prosa. Sin contar, claro está, los múltiples mecanismos usados
normalmente en la producción oral, como son la repetición y el uso
de semejanzas fonéticas para sugerir semejanzas semánticas (CALVET,
1984:42) a la hora de “retransmitir” un mensaje relativamente largo o
improvisar detalles que lo embellezcan y le sirvan de guarnición. Así, a
la hora de contar un cuento, el cuentacuentos respetará ciertos hechos y
nombres que repetirá siempre que cuente el cuento, mientras que otros
detalles y pormenores dependerán de la improvisación del momento y
cada vez irán cambiando, según el momento y el estado de ánimo. En
este sentido, el que cuenta es una especie de memoria del pueblo, el “saco
de palabras” del que hablaba el hechicero Mamadou Kouyate, pero tam-bién
es un artista, un creador, pues improvisa y embellece.
3. La literatura oral
En los tiempos antiguos y todavía hoy en las sociedades semicivilizadas, la
literatura oral, que incluye a la mitología, es una facultad humana, universal, po-pular,
poco individual; es una obra sentida por todos, comprometida con to-dos
y aunque fue inventada por algunos individuos especialmente dotados, in-mediatamente
es tomada y modelada por el conjunto de la tribu, de la nación.
(KRAPPE,1952:7)2
2 Citado en APALATEGI, 1987:46.
360
Larosi Haidar
Como bien dice Apalategi, la definición de literatura oral y su am-biente
suministrada por Krappe es “profunda”; sin embargo, lo que va a
crear discrepancias es la limitación de esta producción artística humana
a un determinado tiempo, los tiempos pasados, y a unas sociedades de-terminadas,
las sociedades semicivilizadas de hoy en día. De hecho, ésta
aparece en todos los tiempos y en cualquier tipo de sociedad, pues no
hay que olvidar que la expresión oral es la más extensa de cuantas posee
la persona (APALATEGI, 1987:46).
Por otra parte, esta literatura oral, es decir, cuentos para contar, poesía
para recitar y proverbios, entre otros, son en realidad el medio elegido
para hacer llegar un mensaje, unas ideas y, en definitiva, una manera de
pensar y de ver el mundo. Como dice Lekuona:
Tanto la poesía como el cuento contienen el pensamiento popular, es decir,
se pueden interpretar como vehículos de la expresión de este pensamiento po-pular.
(LEKUONA, 1987:187)3
3.1. El cuento
Si echamos una ojeada a cualquier enciclopedia veremos que, en gene-ral,
el cuento se define como una breve narración, sea ésta escrita u oral, de
un acontecimiento imaginario en el que participan pocos personajes; ade-más,
estos pocos personajes van a participar en una única acción con un
único fondo temático y, en este sentido, el cuento va a tener como primera
finalidad el provocar en el lector u oyente una única respuesta emocional.
Pero vamos a indagar más en el concepto que nos ocupa a través de
las opiniones y definiciones de los verdaderos expertos de este género
que son, efectivamente, sus infatigables cultivadores:
La voz cuento deriva del étimo latino COMPUTUM (cómputo, cálculo).
Del sentido originario de enumerar objetos se pasó, por translación semántica, a
enumerar hechos. Según Corominas, la acepción “narrar”, “relatar”, propiamente
“hacer un recuento”, derivada de “contar”, “calcular”, del étimo latino COMPU-
3 Citado en APALATEGI, 1987:79.
Tradición oral saharaui: traducción de “Shartat busca una camella”
361
TARE, es tan antigua como la primera. En el Cantar de Mío Cid prevalece la
acepción originaria: “son contados”, “no son en cuenta”, “que no fueron contados”,
etc., pero también aparece el verbo contar en el sentido de relatar: “él se lo vio con
los ojos, cuentan gelo delant”, “D’iffantes de Carrión yo vos quiero contar”, etc...
(PAREDES NÚÑEZ, 1986:9)
Aquí vemos la clara referencia al carácter oral del cuento, el cuento
contado, pero no debemos olvidar que:
Una cosa es la aparición de la palabra cuento en la lengua castellana, y su
utilización para designar relatos breves de tono popular y carácter oral, funda-mentalmente;
y otra, la aparición del género que solemos distinguir como cuento
literario, precisamente para diferenciarlo del tradicional. Éste existía desde muy
antiguo, en tanto que la decisiva fijación del otro, del literario, habría que situarla
en el siglo XIX. (BAQUERO GOYANES, 1988:105)
Además, podemos añadir que lo que sí parece evidente es que “para la
buena salud literaria de una cultura es imprescindible la presencia y vita-lidad
del cuento” (MERINO, 1993:143) y que “en el momento actual el
cuento ya no vive del cuento como en los tiempos de Maricastaña. Pa-sada
la época de su florecimiento, de su exclusiva, de su marchitamien-to
y de su entierro, el cuento hoy vuelve a contar” (MOLINA FOIX,
1993:185). Sí, vuelve a contar, vuelve a resucitar una magnífica historia,
no una historia cualquiera ni de cualquier manera, sino que la cuenta
con intensidad y brevedad. Estas dos últimas características, intensidad
y brevedad, son admitidas por la unanimidad de los autores como fiel
reflejo y descripción de la esencia del cuento.
4. La tradición ora l saha raui
Para entender la esencia de la tradición oral del pueblo saharaui, hay
que remontarse a su historia, a sus raíces y costumbres que, en líneas
generales, vendrán definidas por el espacio que normalmente habitan
los grupos sociales que conforman dicho pueblo. Este espacio es el de-sierto
y todo, absolutamente todo, girará en torno a él y de una manera
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Larosi Haidar
o de otra estará condicionado por él. Así, el carácter y el pensamiento
vendrán determinados por el desierto: por el sol, la arena y la escasez
de agua; y también los instrumentos de comunicación funcionarán al
son del śahra (
costumbres que, en líneas generales, vendrán
habitan los grupos sociales que conforman
todo, absolutamente todo, girará en torno a él
condicionado por él. Así, el carácter y el pensamiento
el sol, la arena y la escasez de agua; y
funcionarán al son del ahra escasez de recursos que caracteriza al hábitat
implica, llegaremos a la conclusión de que el
Además, téngase en cuenta la sociedad
XV gracias a las olas de tribus árabes, sobre
AGUIRRE, 1991b:16), que fueron ocupando y
que procedían de otro gran desierto, el de
arraigadas tradiciones desérticas.
Arabia implantaron en el Sáhara el Corán, que
popular árabe de entonces que constituía el
beduinos. Esta aportación foránea entremezclada
con el paso del tiempo, afectada por
lugar al actual corpus oral que constituye gran
ša’r () (BAH, 1992:36) o poesía, con sus
PINTO y JIMÉNEZ, 1997:II) o cuento y sus
contada, al-maal () o proverbio y athayiya
se caracterizan por su naturaleza y
especial la poesía, con el fin de conservarlos, no
el saharaui medio siempre estará equipado
), del
desierto. En este sentido, si partimos de la
escasez de recursos que caracteriza al hábitat saharaui y del continuo
nomadeo que ello implica, llegaremos a la conclusión de que el camino
de la oralidad es el más factible. Además, téngase en cuenta que la so-ciedad
saharaui se formó entre los siglos XIII y XV gracias a las olas de
tribus árabes, sobre todo de los Banu Maaqal (DIEGO AGUIRRE,
1991b:16), que fueron ocupando y adentrándose en el desierto, tribus
éstas que procedían de otro gran desierto, el de Arabia, y que por lo
tanto tenían ya unas arraigadas tradiciones desérticas.
En consecuencia, estas tribus de Arabia implantaron en el Sáhara el
Corán, que había que memorizar, y la poesía popular árabe de entonces
que constituía el pasatiempos más extendido entre los beduinos. Esta
aportación foránea entremezclada con la producción oral local bereber
y, con el paso del tiempo, afectada por producciones africanas próximas
daría lugar al actual corpus oral que constituye gran parte de la literatura
saharaui, es decir, aš-ša’r
10
también los instrumentos de comunicación funcionarán al son del ahra (), del
desierto. En este sentido, si partimos de la escasez de recursos que caracteriza al hábitat
saharaui y del continuo nomadeo que ello implica, llegaremos a la conclusión de que el
camino de la oralidad es el más factible. Además, téngase en cuenta que la sociedad
saharaui se formó entre los siglos XIII y XV gracias a las olas de tribus árabes, sobre
de los Banu Maaqal (DIEGO AGUIRRE, 1991b:16), que fueron ocupando y
adentrándose en el desierto, tribus éstas que procedían de otro gran desierto, el de
Arabia, y que por lo tanto tenían ya unas arraigadas tradiciones desérticas.
En consecuencia, estas tribus de Arabia implantaron en el Sáhara el Corán, que
que memorizar, y la poesía popular árabe de entonces que constituía el
pasatiempos más extendido entre los beduinos. Esta aportación foránea entremezclada
la producción oral local bereber y, con el paso del tiempo, afectada por
producciones africanas próximas daría lugar al actual corpus oral que constituye gran
de la literatura saharaui, es decir, aš-ša’r () (BAH, 1992:36) o poesía, con sus
distintas ramificaciones, arwya () (PINTO y JIMÉNEZ, 1997:II) o cuento y sus
diversos tipos, al-qaa () o historia contada, al-maal () o proverbio y athayiya
) o adivinanza. Todos estos géneros se caracterizan por su naturaleza oral y
únicamente se transcriben, de manera especial la poesía, con el fin de conservarlos, no
el fin de difundirlos. De esta manera, el saharaui medio siempre estará equipado
1992:36) o poesía, dis-tintas
ramificaciones, arwãya
10
desierto. En este sentido, si partimos de la escasez de recursos que caracteriza al hábitat
saharaui y del continuo nomadeo que ello implica, llegaremos a la conclusión de que el
camino de la oralidad es el más factible. Además, téngase en cuenta que la sociedad
saharaui se formó entre los siglos XIII y XV gracias a las olas de tribus árabes, sobre
todo de los Banu Maaqal (DIEGO AGUIRRE, 1991b:16), que fueron ocupando y
adentrándose en el desierto, tribus éstas procedían de otro gran desierto, el de
Arabia, y que por lo tanto tenían ya unas arraigadas tradiciones desérticas.
En consecuencia, estas tribus de Arabia implantaron en el Sáhara el Corán, que
había que memorizar, y la poesía popular árabe de entonces que constituía el
pasatiempos más extendido entre los beduinos. Esta aportación foránea entremezclada
con la producción oral local bereber y, con el paso del tiempo, afectada por
producciones africanas próximas daría lugar al actual corpus oral que constituye gran
parte de la literatura saharaui, es decir, aš-ša’r () (BAH, 1992:36) o poesía, con sus
distintas ramificaciones, arwya () y 1997:cuento y sus
diversos tipos, al-qaa () o historia contada, al-maal () o proverbio y athayiya
() o adivinanza. Todos estos géneros caracterizan por su naturaleza oral y
únicamente se transcriben, de manera especial la poesía, con el fin de conservarlos, no
con el fin de difundirlos. De esta manera, el saharaui medio siempre estará equipado
(PINTO y JIMÉNEZ, 1997:II) o
cuento y sus diversos tipos, al-qaśśa
desierto. En este sentido, si partimos de la escasez de recursos que caracteriza saharaui y del continuo nomadeo que ello implica, llegaremos a la conclusión camino de la oralidad es el más factible. Además, téngase en cuenta que saharaui se formó entre los siglos XIII y XV gracias a las olas de tribus todo de los Banu Maaqal (DIEGO AGUIRRE, 1991b:16), que fueron adentrándose en el desierto, tribus éstas que procedían de otro gran desierto, Arabia, y que por lo tanto tenían ya unas arraigadas tradiciones desérticas.
En consecuencia, estas tribus de Arabia implantaron en el Sáhara el había que memorizar, y la poesía popular árabe de entonces que pasatiempos más extendido entre los beduinos. Esta aportación foránea entremezclada
con la producción oral local bereber y, con el paso del tiempo, producciones africanas próximas daría lugar al actual corpus oral que constituye parte de la literatura saharaui, es decir, aš-ša’r () (BAH, 1992:36) o poesía, distintas ramificaciones, arwya () (PINTO y JIMÉNEZ, 1997:II) o diversos tipos, al-qaa () maal () o proverbio () o adivinanza. Todos estos géneros se caracterizan por su naturaleza únicamente se transcriben, de manera especial la poesía, con el fin de conservarlos, con el fin de difundirlos. De esta manera, el saharaui medio siempre estará o historia contada, al-maţal
10
escasez de recursos que caracteriza al hábitat
implica, llegaremos a la conclusión de que el
Además, téngase en cuenta que la sociedad
XV gracias a las olas de tribus árabes, sobre
AGUIRRE, 1991b:16), que fueron ocupando y
que procedían de otro gran desierto, el de
arraigadas tradiciones desérticas.
Arabia implantaron en el Sáhara el Corán, que
popular árabe de entonces que constituía el
beduinos. Esta aportación foránea entremezclada
y, con el paso del tiempo, afectada por
lugar al actual corpus oral que constituye gran
ša’r () (BAH, 1992:36) o poesía, con sus
PINTO y JIMÉNEZ, 1997:II) o cuento y sus
contada, al-maal () géneros se caracterizan por su naturaleza oral y
especial la poesía, con el fin de conservarlos, no
manera, el saharaui medio siempre estará equipado
o proverbio y athayiya
saharaui y del continuo nomadeo que ello implica, llegaremos camino de la oralidad es el más factible. Además, téngase saharaui se formó entre los siglos XIII y XV gracias a las todo de los Banu Maaqal (DIEGO AGUIRRE, 1991b:adentrándose en el desierto, tribus éstas que procedían Arabia, y que por lo tanto tenían ya unas arraigadas tradiciones En consecuencia, estas tribus de Arabia implantaron había que memorizar, y la poesía popular árabe de pasatiempos más extendido entre los beduinos. Esta aportación con la producción oral local bereber y, con el paso producciones africanas próximas daría lugar al actual corpus parte de la literatura saharaui, es decir, aš-ša’r () (BAH, distintas ramificaciones, arwya () (PINTO y JIMÉNEZ, diversos tipos, al-qaa () o historia contada, al-maal () adivinanza. Todos estos géneros se caracterizan únicamente se transcriben, de manera especial la poesía, con el fin de difundirlos. De esta manera, el saharaui medio o adivinanza. Todos estos géneros
se caracterizan por su naturaleza oral y únicamente se transcriben, de
manera especial la poesía, con el fin de conservarlos, no con el fin de
difundirlos. De esta manera, el saharaui medio siempre estará equipado
con una especie de biblioteca memorizada que incluya los géneros arriba
mencionados y raras veces se le sorprenderá desprovisto de un poema
o un proverbio que le sirva de respuesta a una situación comunicativa
determinada. Además, en todo momento estará alerta y escuchará con
atención lo que digan los demás de tal manera que memorizará sin el
menor esfuerzo las novedades que le parezcan interesantes. Esto ex-plicaría
la riqueza léxica y las aptitudes retóricas del hablante saharaui,
hablante muy alejado de “la pobreza retórica de tantos oradores” citada
por Muñoz Martín (1995:178).
Antes de abordar cada uno de los tres principales géneros que con-forman
la tradición oral saharaui, concluiremos diciendo que ésta, la
Tradición oral saharaui: traducción de “Shartat busca una camella”
363
tradición oral saharaui, no sólo es la expresión de un “sentir la vida y ver
el mundo circundante” sino que también es para cada individuo de la
sociedad una especie de escudo y, a la vez, arma arrojadiza que le sirve
para desenvolverse en las batallas verbales de cada día.
4.1. Poesía
La lengua hassaní, como las demás lenguas, con el tiempo ha ido
creando su propia poesía, influida por el árabe clásico tanto en su forma
como en su contenido. Esta poesía existía ya desde el siglo XV y se va
a caracterizar por ser una poesía no sólo recitada sino también cantada.
Aunque existen varias formas estróficas, en realidad la forma poética
más corriente, la que es cultivada diariamente en todos los rincones del
desierto, es la denominada ţal’a.
Generalmente, la ţal’a (plural aţla’) va a venir precedida de un gãf
(plural gifãn), que es una estrofa de cuatro versos (en realidad hemis-tiquios)
llamados taflwīt (plural taflwãtan), de rima asonante cruzada
(abab) y con el mismo número de sílabas, siendo los octosílabos y los
heptasílabos los más corrientes. A los dos primeros versos del gãf se
les denomina al-magiam y a los dos últimos al-maga’da. De hecho, esta
estrofa de cuatro versos denominada gãf es la manifestación poética más
universal dentro de la poesía hassaní, debido ante todo a su sencillez
y, por ello, va a ser producida por todos, sean o no poetas. Después del
gãf vienen tres versos monorrimos denominados ahmar con rima (ccc)
diferente a la del gãf, seguidos de un verso de rima (b) denominado
kasra. Tras estos últimos cuatro versos viene un número indeterminado
de versos, que va de dos a diez e incluso más; los versos impares tendrán
rima (c), igual que los ahmar, y los pares rimarán con la kasra (b). A ve-ces,
el poeta puede cambiar la rima (c) de los dos últimos versos impares
por una nueva rima (d). De esta manera se da por terminada la ţal’a y
se vuelve una vez más al gãf inicial que podrá servir para introducir una
nueva ţal’a, la cual, eso sí, estará emparentada temáticamente con la
primera (BAH, 1992:44-47)4.
4 Citado en HAIDAR, 2002, p. 49.
364
Larosi Haidar
4.2. Cuentos
Hablar del cuento saharaui es hablar del pueblo saharaui, de sus tra-diciones
y de su historia, de sus vivencias y sus perspectivas, pues en él
“aparecen las características más relevantes de la cultura saharaui” (ARIS
y CLADELLAS, 1991:185); independientemente de los personajes y
del tema aparente, el cuento saharaui es un fiel reflejo de sus creadores,
de quienes lo alimentan en el decurso del tiempo con sus ricas y cauti-vadoras
interpretaciones en el calor único de una fogata de leña de aca-cia,
arropados por doquier por fascinados oyentes de sonrisas silentes y
dientes níveos que no dudarán en tomar , a su vez, el relevo y convertirse
en experimentados contadores de cuentos y anécdotas.
Al igual que los cuentos de los demás pueblos, también el cuento saha-raui
se verá afectado por la evolución cultural y, como por arte de magia,
con el paso del tiempo irán apareciendo nuevos objetos y elementos de
aditamento a la par que otros desaparecen de escena. Fenómeno que po-dremos
observar asimismo al oír el mismo relato contado por diferentes
contadores, aunque los fundamentos del cuento van a seguir siendo los
mismos, es decir, los personajes principales y la acción permanecerán in-mutables.
Así, veremos en muchos cuentos que aparece, frecuentemente,
El ‘nomadeo’, con las jaimas, el frig, los rebaños de cabras y camellos, los
viajes, en busca de agua, para comerciar o para peregrinar a La Meca. Asimismo,
aparecen con frecuencia los utensilios indispensables de la vida cotidiana: gadhat,
gasha, querba, mechmar, faru5, alfombras, almohadones, sillas para montar...
La ‘hospitalidad’ [...] La ‘esclavitud’ [...] No hay en cambio referencias a líderes
religiosos ni a hechiceros o brujos. (ARIS y CLADELLAS, 1991:185)
Además de la clasificación temática a la que podemos someter el
cuento saharaui, existe una división tradicional basada en la etapa del
día en la que se suele contar el relato en cuestión. Así, tenemos un pri-mer
grupo de cuentos que se cuentan a cualquier hora del día, “desde
que sale el sol hasta que se pone”, y son llamados lamrãd. Estos relatos
5 Hemos conservado las transcripciones de los autores independientemente de que
nos parezcan o no las más acertadas.
Tradición oral saharaui: traducción de “Shartat busca una camella”
365
suelen referirse a “las gentes del pasado” y son destinados generalmente
a oyentes adultos. El segundo grupo de cuentos lo forman aquellos re-latos
que sólo pueden ser contados de noche, “desde que se cae el sol”,
y son denominados arwayãt. Estos cuentos suelen tratar sobre perso-najes
fantásticos, seres sobrenaturales y, sobre todo, nos cuentan cosas
vinculadas a los tiempos en que los animales hablaban. Sus oyentes son
generalmente niños.
De todas formas, los cuentos saharauis van a tener una función lúdica y
una función educativa, con lo cual además de diversión ofrecerán solucio-nes
a los diversos problemas humanos con los que se enfrenta el individuo
cotidianamente. Es decir, “el relato pone en escena una sociedad ficticia,
de animales o de hombres [...] pero todo el mundo sabe bien que el cuen-to
habla de una sociedad actual” (PINTO C. y JIMÉNEZ T., 1997:IV).
4.2.1. Los cuentos de Šartãt
El personaje más conocido en el ámbito cuentístico saharaui es, sin
duda, el imprevisible Šartãt, un personaje fruto de la imaginación saha-raui
imposible de describir, pues cada cual se lo imagina a su manera.
Cada individuo lo diseña a su medida, según su intelecto y su capacidad
imaginativa, y de esta manera Šartãt se convierte en alguien tan real y
de aspecto tan preciso como uno mismo. Así, Šartãt “existe” para todos,
dentro de todos, independientemente de cómo sea concebido por cada
miembro de la comunidad. Aunque para unos sea una especie de lobo
o hiena y para otros un oso, lo que sí está claro para todos son sus cua-lidades
que, en realidad, son las que lo definen con toda precisión. Él es
comilón, avaro, egoísta, cobarde, hipócrita, ambicioso, sinvergüenza, ...
y todo un mar de cualidades negativas que sólo alguien como él puede
reunirlas todas juntas. Y como bien dice de él Lluisa Cladellas:
Shertat, personaje gracioso, exclusivo de la cultura saharaui. No tiene una
forma física precisa, pero sí unas características en las que todo el mundo está
de acuerdo: es un animal carnívoro, muy grande, que anda siempre hambriento,
intentando burlar a los demás y aprovecharse de ellos, aunque normalmente
sale él chasqueado. Es astuto, pretencioso, embustero, mal educado, jactancioso,
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Larosi Haidar
glotón... En algunas de las historias aparece personificado, en cuanto que tiene
mujer, suegra, va a visitar a sus conocidos [...] pero en otras aparece viviendo
entre animales y actuando como ellos. (ARIS y CLADELLAS, 1991:190)
Y así van a ser también los cuentos de Šartãt. Girarán en torno a la
glotonería, la jactancia, la pretensión, el egoísmo... a veces por separa-do,
otras veces juntas, pero siempre haciéndolas destacar de manera
visible y notable de manera que hasta el menos espabilado reciba y
comprenda el mensaje que, a fin de cuentas, no es otro que “No se te
ocurra obrar como Šartãt, o serás el hazmerreír de todos”. Nadie quie-re
ser como él. Nadie quiere actuar como él. Pero todo el mundo se ríe
al oír sus anécdotas y nadie se ofende ni se molesta al escuchar la voz
imperiosa y cautivadora del sutil contador describir detalladamente
cómo Šartãt obra cruelmente en esta o en aquella ocasión. Es como
si hubiera un acuerdo tácito para no tomar en serio las barbaridades
que suele cometer Šartãt. De hecho, todo lo relacionado con él es visto
con tintes de ridiculez y extravagancia; sus palabras y sentencias son
repetidas en los cuatro rincones del desierto como fórmulas fijadas en
la lengua cotidiana del saharaui medio. Incluso, existe un verbo creado
con su nombre (šartat) y que si quisiéramos buscarle un equivalente
en castellano sería como inventar el verbo šartatear, y que quiere decir
“obrar como Šartãt”. De hecho, el mundo de los cuentos de Šartãt es el
mundo de la sociedad saharaui visto en un espejo: Šartãt es el opuesto
al hombre ideal saharaui y, como el hombre ideal no existe, cada saha-raui,
obligatoriamente, debe tener al menos una de las cualidades del
despreciable Šartãt. En realidad, por eso no es tan despreciable, pues
siempre habrá alguien entre los presentes que sea conocido por una
u otra cualidad šartateña. Somos humanos. Todos, en parte, somos
Šartãt.
A continuación ofrecemos, como muestra, un cuento de Šartãt co-mentado
y traducido al castellano. En primer lugar, damos a conocer
una traducción casi literal del relato oral para, de alguna manera, ofre-cer
al estudioso una idea esquematizada de la variante árabe hablada
en el Sáhara Occidental y que se denomina hassanía. Luego vendría la
aclaración de las palabras y expresiones más relevantes; le seguiría un
comentario temático del cuento y, finalmente, se ofrece la traducción
Tradición oral saharaui: traducción de “Shartat busca una camella”
367
definitiva del cuento. Este método de presentación nos parece muy ilus-trativo
cuando el objeto de estudio es un cuento oral foráneo que debe-mos
traducir para lectores nacionales.
A. Traducción literal del cuento Šartãt busca una camella
Una vez Šartãt se “acordó de algo” y en aquel entonces no conocía lo
que eran los camellos, nunca los había visto; vino a unos [hombres] para
preguntarles y les dijo:
- ¡Hermanos, me apetecería algo! ¿Qué, qué he de hacer?
Le dijeron:
- Busca una camella, la camella -le dijeron- es lo mejor adonde uno
puede ir.
Les dijo:
- ¿Cómo voy a saber si está en celo o preñada?
Le dijeron:
- ¡Huélela!
¡Bueno! Fue él buscando a ver si encontraba algo, a ver si encontraba
una camella; quiso Dios que el tiempo fuera tiempo de otoño y vino un
aguacero de lluvia y en él vinieron escorpiones; esto a veces ocurre, en el
otoño suelen venir aguaceros de escorpiones, de ammãt asrãsar; vino él
y hele una am asrãsar grande, y le dijo:
- ¡La paz esté con vosotros!
Le dijo ella:
- ¡Con vosotros esté la paz!
Le dijo él:
- ¿No habrás visto para mí algún camello?
- Camello soy yo.
- ¡Heeyy! ¿Tú eres camello?
- Sí.
- ¿Hembra o macho?
Le dijo ella:
- Hembra, camella.
- Bueno -le dijo él- a mí me apetece una camella. ¿[Estás] en celo o
preñada?
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Larosi Haidar
Le dijo ella:
- Huele y sabrás.
Vino a oler su cola y le golpeó en la nariz hasta que desapareció en él
como la punta de un dedo; y se fue el pobre rascando su nariz, no murió
pero no la olvidó, era una mordedura fuerte porque había llovido, ella
era am asrãsar, el veneno y la mordedura era en la nariz. Más tarde,
después de curarse pero sin olvidarla, estaba caminando hasta que miró
hacia el Este y hele una camella de los camellos de Ahl Erguibi meando;
resulta que Šartãt creía que no levantaba la cola más que am asrãsar
por la que había preguntado después de que le mordió; cuando vio a la
camella, miró bastante y se asustó y dijo:
- ¡Vaya, de qué tamaño es esta am asrãsar!
B. Vocabulario
Ahyallu ši: literalmente “se acordó de algo”; eufemismo por “tuvo
ganas de practicar sexo”.
Nãga: camella.
Alli i īh had: literalmente “a quien viene alguien”; eufemismo por “
con quien alguien pueda tener relaciones sexuales”.
Timikīt: camella en celo.
‘Ašra: camella preñada.
‘Ãraž: chaparrón.
‘Ãraž man la’gãrab: literalmente “chaparrón de escorpiones”. Los
beduinos creen que en ocasiones, cuando llueve, caen escorpiones con
la lluvia y, también, ranas. En realidad, se trata de que estos animales
suelen aletargarse durante meses en la época de frío y, a veces, se ven
sorprendidos por fuertes lluvias que los obligan a salir todos a la vez de
sus escondites subterráneos.
Umm asrãsar: literalmente “la madre del tintineo”, en el sentido de “la del
tintineo”. En Monteil (1951: 160) aparece como el “Pandinus imperator (escor-pión
amarillo con pinzas grandes y velludas); considerado el más venenoso”6.
6 Texto original francés: «Pandinus imperator (scorpion jaune à grosses pinces velues);
réputé le plus venimeux».
Tradición oral saharaui: traducción de “Shartat busca una camella”
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Gaiti afnãga: literalmente “mi objetivo está en una camella”; eufe-mismo
por “deseo tener relaciones sexuales con una camella”.
Atfūg: tercera persona del presente femenino del verbo fãg, orinar, al
hablar de camellos.
C. Comentario
Cuento de claras connotaciones sexuales en clave zoológica. El con-tador
nos presenta a un Šartãt adolescente que acaba de descubrir
el deseo sexual: “tiene ganas de algo”. Pregunta a unos hombres y le
aconsejan que se busque una camella, pues es lo mejor a lo “que uno
puede acudir”, clara referencia a una posible zoofilia practicada en el
desierto, práctica que, por lo demás, está totalmente prohibida por la
religión y aborrecida por la sociedad. De esta forma, el único indivi-duo
al que se le puede endosar esta práctica y no caer en desgracia por
parte de la población es, como era de esperar, Šartãt. Él hace que todo
sea gracioso, como una broma, independientemente de su seriedad o
crueldad. Tras saber a quién acudir, Šartãt quiere saber cómo recono-cer
si la hembra a la que va a “acercarse” está en celo o está preñada, a
lo que sus instructores responden con la verdad: hay que oler la orina
para diferenciar entre una camella en celo y otra preñada. El adoles-cente
glotón se ha informado y se va en busca de una camella para
dejar de ser virgen y practicar su coitus in agro. Encuentra un escor-pión
que le engaña diciéndole que es una camella; él, para comprobar
si está preñada o en celo, acerca la nariz a su cola y se dispone a oler,
mas el venenoso invertebrado le atiza con su aguijón y casi le mata. El
pobre inexperto Šartãt se salva por milagro y el recuerdo de la pica-dura
le acompaña a todo lugar y en todo momento. Bastante tiempo
más tarde, estaba paseando hasta que vio una camella haciendo aguas
menores, con su cola, como es obvio, estirada hacia arriba; Šartãt, al ver
la postura de la cola, cree que es un escorpión como el que le picó la
última vez, así que se asombra por el tamaño del “escorpión” y decide
no acercarse.
Este es el único cuento de Šartãt que conocemos con claras referen-cias
sexuales referidas al protagonista.
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D. Traducción final
Una vez Shartat tuvo ganas de tener relaciones sexuales y, en aquel
entonces, no conocía lo que era una camella. Para informarse, se acercó
a un grupo de hombres y les dijo:
- ¡Hola, amigos! Tengo ganas de practicar eso y me gustaría saber
cómo hacerlo.
- Mira, búscate una camella, que es con quien mejor se puede prac-ticar.
- ¿Y cómo sabré si está en celo o preñada?
- ¡Huélela!
Y salió en busca de una camella. Como era otoño, cayó una fuerte
lluvia y, con ella y como suele ocurrir, muchos escorpiones; en realidad,
los escorpiones no caen con la lluvia sino que salen con ella, aunque los
habitantes de estas comarcas crean lo primero. Entonces, se encontró
con un enorme escorpión, se le acercó y le dijo:
- ¡Hola, bueno días!
- ¡Buenos días!
- Estoy buscando un camello ¿No habrás visto alguno por aquí?
- ¡Pero si yo soy un camello!
- ¡No me digas! ¿Tú eres un camello?
- Sí.
- ¿Eres macho o hembra?
- Soy hembra, soy camella.
- ¡Qué bien, pues yo tenía ganas de una camella! ¿Estás en celo o
preñada?
- ¡Huele tú mismo y sabrás!
Acercó su hocico a la cola del escorpión para olerla y éste le propinó
un buen aguijonazo en toda la nariz que casi le mata. Más tarde, después
de curarse de la venenosa picadura del escorpión, estaba merodeando
hasta que vio a una gran camella haciendo aguas menores y, lógicamen-te,
tenía la cola levantada. Como Shartat había preguntado acerca del
escorpión después de que éste le picara, creía que el único animal que
levantaba la cola era el escorpión, así es que cuando vio a la camella
orinando, dijo:
- ¡Madre mía, qué grande es este escorpión!
Tradición oral saharaui: traducción de “Shartat busca una camella”
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