HIJAS DE CANARIAS, UN EJEMPLO
DE ASOCIACIONISMO FEMENINO
TERESA GONZÁLEZ PÉREZ
1. INTRODUCCIÓN
Nuestro interés es conocer el papel de las isleñas en el éxodo americano,
con el objetivo de indagar en los acontecimientos que rodearon a las
mujeres en la emigración, tema aún indocumentado y oculto por muchos
sectores de nuestra sociedad y tratado como asunto marginad. Las actividades
que realizaron las emigrantes en las tierras de acogida son desconocidas;
a ello se suman múltiples dificultades metodológicas por la carencia
de fuentes.
La inexistencia de estudios referidos a las mujeres canarias en la diás-pora
complica sobremanera nuestros propósitos. A nivel de la historiografía
española también hay pocos estudios sobre este tema, aunque hace dos
décadas se comenzó a trabajar a nivel regional es un tema poco investigado.
Nuevas aportaciones que vayan surgiendo pueden completar la visión
de las obras de conjunto, en un asunto tan ninguneado como es la aportación
y participación de las mujeres en la emigración^. Pocas personas se
dedican a historiar a las mujeres, tampoco las instituciones se han preocupado
por apoyar las investigaciones que contribuyan a desvelar la participación
femenina.
' GONZÁLEZ PÉREZ, T.: «Mujeres canarias de ayer en el éxodo americano» (en
prensa). Dir. Manuel de Paz Sánchez. Viceconsejería de Cultura. Gobierno de Canarias.
GONZÁLEZ PÉREZ, T.: «Cultura y emigración. Una página en la historia de las
mujeres canarias». IV Congreso Iberoamericano de Historia de la Educación Latinoamericana.
Pontificia Universidad Católica de Chile. Santiago de Chile, 1998.
^ ASCANIO SÁNCHEZ, C: «Deconstruyendo olvido. El proceso migratorio canmo
desde la perspectiva de género». En XIII Coloquio Canarias Americana (soporte informático
CD). Cabildo Insular de Gran Canaria. Las Palmas, 1998. Págs. 1213-1224.
187
2. LAS ASOCIACIONES
La reorganización comunitaria en los países de acogida es uno de los
aspectos más característicos de los movimientos migratorios transoceánicos
contemporáneos. Con el objetivo de cohesionar a los efectivos humanos
que el éxodo disgrega, la reagrupación cristaliza en una diversificada
red de instituciones cuyo criterio organizador atendía al origen de los
ausentes. Dependiendo de los países receptores y las peculiaridades de los
colectivos emigrados, la procedencia territorial, regional o nacional actuó
como elemento unifícador, pues la diferencia étnica vertebró el proceso
organizativo preferentemente por regiones. Esas demarcaciones fueron el
referente articulador de las asociaciones creadas, sobre todo, hacia mediados
del siglo XIX. Su finalidad fue ayudar a los emigrantes, mitigar la mar-ginación
y el desamparo a través de la beneficencia. Más tarde ampliaron
sus actividades y se orientaron también a la educación.
No podemos ignorar que los hombres se negaron a aceptar a las mujeres
en las instituciones, bien en las sociedades de Beneficencia o Recreo.
Estas se limitaron a desempeñar una función decorativa acompañando a
los hombres en fiestas y actos culturales. Esa es la actividad social reservada
a las femeninas que participaban a través del padre, el hermano o el
marido. Todo porque el elemento masculino estaba convencido de la incapacidad
femenina para asumir compromisos intelectuales, profesionales o
políticos, por lo cual no podía intervenir en igualdad de condiciones en la
toma de decisiones.
La situación resulta compleja, además de lo anterior la atención médico-
sanitaria la tenían cubierta los emigrantes españoles pero no las mujeres,
no funcionaban los patronatos ni la mutualidad. No reciben ayuda ni
protección ni existen centros de acogidas para las emigradas. En Cuba el
primero que les da cabida fue el Centro Asturiano en 1905. En 1912 se fundó
Hijas de Galicia, que admitía a mujeres españolas de cualquier región,
siendo en 1924 cuando adquirieron un sanatorio, si bien gestionados por
miembros de la colonia gallega de La Habana^.
En 1922 ya se plantea la posibilidad de que las inmigrantes canarias
formen parte de la Asociación Canaria de Cuba y se recuerda a la Asociación
Canaria de Buenos Aires donde las mujeres son socias en igualdad de
condiciones que los hombres. Pero en 1930 aún las mujeres siguen sin
tener acceso a esta institución y al fin, en julio de 1931, es cuando puede
' CABRERA DÉNIZ, G.: Canarios en Cuba: un capítulo en la historia del archipiélago
(1875-1931). Cabildo de Gran Canaria. Las Palmas, 1996. Págs. 118-119.
188
ser socia, siguiendo los pasos de otras corporaciones. En 1924 la revista El
Guanche refiere la figura femenina, aludiendo a dos jóvenes isleñas en la
captación de socios para la Asociación Canaria, gesto que sirve para considerar
su posible participación societaria'*.
3. «HIJAS DE CANARIAS»
En Cuba existió una agrupación femenina conocida como «Hijas de
Canarias», una colectividad benéfica que lleva el nombre de la patria chica,
vinculada a la Asociación Canaria de Cuba^. A imitación de «Hijas de
Galicia», permitió la actuación de las isleñas en aquel contexto secundando
el ejemplo de las gallegas. Comenzó a despuntar su actividad en tomo
a 1930, siendo una entidad señera para las féminas, si bien no tuvo el
impulso y el coraje de otras asociaciones. En aquellas fechas, tal como
indicamos en líneas anteriores, no existían asociaciones mixtas, formadas
por hombres y mujeres. En razón al sexo las mujeres estaban vetadas y no
podían formar parte de las asociaciones ya fueran culturales, sociales o
benéficas. Por esta causa las isleñas residentes en Cuba y sus descendientes
tuvieron que aglutinarse necesariamente en una agrupación exclusivamente
femenina, pues así lo imponían los códigos sociales de la época
reduciendo el espacio femenino al mundo privado. Únicamente en el siglo
XX comenzaron a ser estimadas, no sólo gracias a su empeño en pro de la
igualdad sino por su esfuerzo abnegado en distintas facetas sociales.
La profesora de la Escuela Normal de La Habana y doctora en Pedagogía
Juana Rodríguez Cruz era la presidenta de la directiva de «Hijas de
Canarias», una institución que tenía por finalidad ofrecer asistencia sanitaria
a las mujeres canarias y cubanas y además aspiraban a construir un
sanatorio propio para atender la salud de sus paisanas, si bien, entre sus
intenciones se hallaba el establecimiento de escuelas. Con lo cual su programa
de acción era sanitario y educativo. Partía del propósito de ayudar,
proteger y apoyar a las mujeres, para ello planteaban la asistencia sanitaria
y el perfeccionamiento cultural. Para mejorar su instrucción se proponían
establecer escuelas para que las asociadas recibieran clases y adquieran
conocimientos útiles. Crearían aulas para mujeres trabajadoras que eran
^ IBIDEM. Pág. 21.
' PAZ SÁNCHEZ, Manuel de: «Tierra Canaria o la búsqueda de la identidad isleña en
Cuba (1930-1931)». Tebeto XII. Anuario del Archivo Histórico Insular de Fuerteventura.
Cabildo Insular de Fuerteventura, 2000. Pág. 128.
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mantenedoras del hogar, con el objetivo de que completaran su formación.
Para lograr estos objetivos un grupo de canarias y cubanas estaban dispuestas
a trabajar sin cesar^. Juana Rodríguez Cruz manifestó que «el amor
a la mujer desvalida y el amor a mi patria» le movió a emprender esta obra
y pretendía que esta institución fuera algo «grande»:
«quiero que se diga que las canarias unidas a las cubanas han hecho algo que
no pueda mejorarse, es por esto, pues, por lo que hago una llamada a todas las
mujeres y principalmente a las canarias. ¡Venid, pues, a ayudarme en esta obra de
amor y patriotismo, mujeres hermanas!¡Que no quede sordo vuestro corazón!»^.
La Junta Directiva de esta entidad que funcionaba reglamentariamente,
pues tenían inscrito su Reglamento en el gobierno provincial, la componían
las siguientes damas: Dra. Juana Rodríguez Cruz (Presidenta),
Celestina Hernández Sosa (Tesorera), Dolores Hernández Sosa, María
Cruz Serpa, María Martínez de Costa, Herminia Torres de Silva, Luisa
González Ferreiro, Teresa Hernández Concepción, Elia Sosa Concepción,
Hortensia Silva Torres y Armenia Acosta Perera, Vocales.
Posteriormente, el cargo de Secretario, según el Reglamento de esta
nueva institución, debía ostentarlo un miembro de la Asociación Canaria.
De este modo en 1931 lo ocupaba Juan B. Hernández.
Los propósitos sugerentes de la directiva dieron como resultado la atracción
a sus filas de muchas mujeres. Así tuvo gran acogida entre las mujeres
de La Habana, pero igualmente las mujeres de las zonas del interior se movilizaron
y se apresuraron a inscribirse en esta asociación, que se incrementó
en progresión geométrica con asociadas en todo el país. En el primer año
contaba con unas cinco mil asociadas, según declaraciones de su presidenta*,
y esperaba que aumentaran las cifras en la medida que mejoraran sus
servicios. La presidenta expuso que producto de la promoción periodística
se había alcanzado el incremento de los miembros de la Asociación, tanto
de mujeres isleñas como de cubanas, extendiéndose por toda Cuba.
En las islas se tuvo conocimiento de la constitución de esta asociación,
incluso la propia prensa se hizo eco de ello y así lo refiere el periódico La
Prensa^, mentando que «Ha aparecido en el estadio de las colectividades
benéficas feministas una que lleva el nombre de nuestras islas». Al mismo
tiempo decía que esperaban que la «Asamblea de Representantes» acoja a
* Tierra Canaria. La Habana, marzo de 1931. Pág. 5.
1 mÍDEM.
» IBÍDEM. Febrero de 1931. Pág. 8.
' La Prensa. Santa Cruz de Tenerife, 5 de mayo de 1931.
190
mujeres. Pese a las reticencias de la época, contó con el apoyo de muchas
instituciones y autoridades, esa cooperación alentó a la directiva a continuar
con sus iniciativas. El tesón, la constancia y, sobre todo, la inteligencia
de la mano directriz auguraban el éxito de la asociación, pero más loable
si se sabe que su principal gestora procedía de Gran Canaria. En efecto,
Juana Rodríguez Cruz nació en el pueblo de Valleseco, vinculada afectivamente
a su terruño y sensible a la causa de las mujeres, declaró que la
visita que realizó a las islas:
«me hizo sentir inmensos deseos de que mi «patria chica» fuera grande, muy
grande... pero en este asunto de la mujer no me anima solamente el patriotismo,
es también el amor que tengo hacia todas las mujeres».
Una persona comprometida que mostraba una preocupación por las mujeres
en el sentido humano, especialmente por aquellas que se hallaban solas y
que no contaban con el respaldo familiar por razones de diversa índole.
«Siento una piedad extraordinaria por las mujeres que no tienen en la vida
apoyo, que necesitein de la protección de Edguien, que merecen todo el respeto
conmiseración. Es ese el motivo principal que me mueve. Yo opino que la mujer
se elevará cada día más, a impulsos de su preparación cultural. Yo soy feminista,
pero a mi manera. No el feminismo mal entendido o mal interpretado. Yo estimo
que el hombre y la mujer deben marchar al unísono, cada cual por su senda, respetándose
mutuamente y no disputándose terreno alguno. La mujer verá colmadas
sus aspiraciones, el día que todas, las que hemos tenido alguna preparación,
nos propongamos, preparar en el orden cultural a las demás»'".
La presidenta de Hijas de Canarias, incansable en su labor, no desistió
en difundir su programa y sus objetivos, pues el eco de sus propósitos se
reflejaba en la respuesta femenina a su llamada:
«"Hijas de Canarias" tiene en su programa múltiples proyectos, los cuales va
poniendo en práctica. El número de nuestras asociadas aumenta sin cesar; el
patriotismo de nuestras mujeres no se desmiente ni por un momento, por lo cual
yo les envío mi más efusiva felicitación. No podía ser de otra manera. En otro trabajo
rm'o hice una llamada a sus sentimientos y no se quedó sordo su corazón. Las
hijas y descendientes de las Islas Afortunadas, las hijas de la florida tierra, no la
olvidan y ha bastado que en su nombre se les haya llamado, para que como el conjuro
de mágica palabra, hayan venido a engrosar nuestras filas. Gracias, pues, a
todas las mujeres que, sordas a las falsas y pobres noticias que siempre se propagan
en contra de cualquier idea por muy buena que sea ésta, sordas he dicho a todo
'O IBÍDEM. Pág. 9.
191
esto, y sólo pensando que era un sagrado deber contribuir al engrandecimiento de
lo que es nuestro y que lleva el bendito nombre de la muy amada y lejana patria,
se han prestado todas a laborar. Mujeres canarias hay que desde el primer momento
y considerando nuestra obra también suya, trabajan sin descanso, haciendo
socias día tras día.
Debo decir también que las mujeres cubanas, comprendiendo nuestros ideales
e identificadas con nosotras, ya que es ésta una obra organizada por mujeres y
para mujeres...»"
Pese a las manifestaciones de apoyo y cooperación que había recibido
desde distintas entidades, Juana Rodríguez Cruz fue consciente de que
había algunos sectores reticentes a su obra:
«Canarios: Nuestra Asociación «Hijas de Canarias» no tiene otra finalidad
que la de ayudar a la mujer y enaltecer el bendito nombre tantas veces repetido de
¡Canarias!
¿Por qué pues, muchos de vosotros, miráis con desamor nuestra obra
emprendida y dudando que pueda un corazón de mujer abrigar sólo amor hacia
una obra basada en idealidades, no nos atacan es cierto, aunque no tienen motivo
ni pueden hacerlo, pero nos miran indiferentemente? Lo digo muy alto, el que así
procede no procede como canario»'-^.
Una activa organización que tejió una amplia red de relaciones personales.
Nexos basados en el mismo lugar de procedencia, afinidad de ideas
y objetivos comunes. Mantienen la identidad étnica, pese a la influencia
del elemento cubano no pierden las señas de identidad isleña y fomentan
el apoyo a las mujeres canarias sin despreciar a las cubanas. La integración
laboral, económica y social de las isleñas en Cuba se materializa, aunque
en la mentalidad y los valores éticos se identifican con los de su propio
colectivo, con los que compartían unas vivencias idénticas, produciéndose
por ello la endogamia. Se identifican con su idiosincracia y las relaciones
sociales son de fuerte arraigo y densas entre los isleños e isleñas; así reproducen
los roles y las mujeres se hallaban inmersas en los valores del
patriarcado igual que lo hacían en el Archipiélago, pues transportan todo
su legado y como comunidades cerradas son poco permeables al cambio de
costumbres'^. La integración fue parcial, queda claro su pertenencia al grupo
étnico, reforzando las relaciones y actividades culturales dentro de su
grupo. La coexistencia de ambos grupos de mujeres -canarias y cubanas-
" IBÍDEM. Abril de 1931. Pág. 4.
12 IBÍDEM. Junio de 1931. Pág. 4.
'^ GONZÁLEZ PÉREZ, T.: «Mujeres Canarias de ayer en el éxodo americano» (en
prensa). Opus cit.
192
se debió al carácter abierto de las cubanas y a los matrimonios mixtos y sus
descendientes. Tampoco se puede olvidar que las mujeres eran las transmisoras
de la cultura, inculcando a sus hijos unas pautas de comportamiento,
unas ideas, valores morales, una forma de hablar, ...
4. ACERCAMIENTO DE LA ASOCIACIÓN CANARIA DE CUBA
La Asociación Canaria de Cuba se preocupó por la colonia canaria
residente en Cuba, pero tampoco olvidó a los canarios que se quedaron en
el Archipiélago. Se interesaban, en suma, por el bienestar de los isleños en
las dos orillas. Sin embargo, no permitía el ingreso de las mujeres en sus
filas, de ahí que ellas formaran esa filial''^. No obstante, hubo interés por
integrar a las féminas y se nombró una comisión para que estudiara el
asunto. Las «Hijas de Canarias» abrigaban la esperanza de que la Asamblea
de representantes las acogiera.
Testimonio de esta relación la tenemos en la revista Tierra Canaria'^,
vocero de la cultura canaria en Cuba y órgano oficial de la Sección de
Cultura de la Asociación Canaria'^. En esta revista se publicaron artículos
sobre «Hijas de Canarias», en los que se incitaba a apoyar a las mujeres'^,
y además Tierra Canaria'^ daba cuenta de su actividad.
Las mujeres, en un principio, excluidas e ignoradas por el grupo masr
culino que integraba la Asociación Canaria, fueron siendo reconocidas y
consideradas. En el transcurso del año 1930 la actitud cambió, receptivos
a que formaran parte de sus filas en igualdad de condiciones, con el objetivo
de compartir la lucha social'^.
«El proyecto de admisión de la mujer como asociada en la Asociación Canaria
ha despertado grandes entusiasmos e interés vivísimo, tanto en esta Capital
'"* PAZ SÁNCHEZ, Manuel de: «Tierra Canaria o la búsqueda de la identidad isleña
en Cuba... Opus cit. Pág. 130.
'5 IBÍDEM. Págs. 121-122.
'* Tierra Canaria fue designada órgano oficial de la Sección de Cultura de la Asociación
Canaria el 23 de febrero de 1931.
' ' PAZ SÁNCHEZ, Manuel de: «Tierra Canaria-o la búsqueda de la identidad isleña
en Cuba... Opus cit.. Págs. 142 y 143.
'^ PAZ SÁNCHEZ, Manuel de: Tierra Canaria o la búsqueda de la identidad isleña en
Cuba (1930-1931). Edición Facsimilar. Gobierno de Canarias. Consejería de Educación,
Cultura y Deportes. Viceconsejería de Cultura y Deportes. Dirección General de Cultura.
2001.
" «Asociación Canaria». Tierra Canaria. La Habana, octabre de 1930. Pág. 34.
193
como en diversos pueblos y localidades del Interior de la República, en muchos
de los cuales se han constituido y se están constituyendo comités de señoras y
señoritas, dispuestas a laborar sin descanso hasta conseguir la plena realización de
ese ideal, tan acíiriciado desde hace íiños, no solamente por ellas, sino también por
elementos destacados de nuestra Asociación^"».
Tomás Capote Pérez, isleño natural de El Paso (La Palma), estimuló la
participación femenina en la comunidad emigrada y así lo escribió en las
páginas de Tierra Canaria, de la cual era redactor jefe, en el artículo «Por la
mujer canaria» publicado en agosto de 1930. Entre otras cosas manifestaba:
«¡Canarios todos de Cuba! Volvamos la vista a nuestro Archipiélago. Hagamos
algo por aquellas peñas. Ocupémonos ahora de la mujer cansiria, que resignada
en las adversidades de la emigración, está en Cuba desamparada de los
suyos, sin escuelas, sin una institución que la oriente y la proteja... ¡Mujeres canarias
de Cuba, no debéis silenciar más tiempo! Levantad vuestra voz unánime, ante
vuestros paisanos indiferentes y olvidadizos. Exigid vuestro derecho. Llamad a
las puertas de la Asociación Canaria y de todas las entidades isleñas de esta República,
para que se os abran plenamente, pero pedid sobre todo, escuelas y más
escuelas, donde vuestros hijos reciban el saludable pan de la enseñanza, único germen
libertador de vuestra patria y de todas las patrias»^'.
Consideraba la importancia de la formación de las mujeres para el porvenir
de las islas, ya que ellas eran las educadoras de las nuevas generaciones.
Al respecto expusieron que:
«Esa mujer, sufrida, abnegada, fuerte de cuerpo y de alma, requiere todo
nuestro cuidado. De su seno fecundo, tiene que salir la futura sociedad canaria,
sana y vigorosa, que ha de trazar nuevas y más felices rutas al porvenir isleño.
La mujer canaria sabrá enseñar a sus hijos desde la cuna, arrulla con su dulce
«arrorró» grandes y luminosos ideales, todo por la tierra y para la tierra isleña»^^.
Reconocía, igualmente, el amparo que precisaban las isleñas y, en cambio,
se había descuidado hasta su asistencia sanitaria.
«La mujer Canaria de Cuba está necesitada de protección. Sus hermanos han
levantado en las alturas de Arroyo Apolo un magnífico y confortable sanatorio,
con todos los adelantos de la Ciencia, verdadero orgullo de nuestra Colonia, pero
sus puertas permanecen cerradas para la mujer.
20 IBIDEM.
2' PAZ SÁNCHEZ, Manuel de: «Tierra Canaria o la búsqueda de la identidad isleña
en Cuba... Opus cit. Pág. 143.
" IBIDEM.
194
Los canarios de Cuba jamás se han ocupado de estos asuntos, pero sólo lo
han hecho por apatía, por abulia, mal de la raza...»^^
El sector más progresista de la Asociación Canaria procuró el acercamiento
con la agrupación femenina, conscientes de la importancia de que
las mujeres participarán junto a los hombres en las actividades sociales.
Así manifestaban que:
«La idea, tanto tiempo acariciada, de que la mujer comparte con el hombre
los derechos y deberes, imponiéndose igualdad, está ganando terreno en el de la
Asociación Canaria. En muchas Delegaciones ya se están constituyendo Comités
para impulsar el simpático movimiento social en el que están tan sumamente interesados
el Comité Ejecutivo y la Asamblea de Representantes.
Es de pensar que la labor de los comités femeninos será fructífera, puesto
que, constituyendo una aspiración de todos, nadie tratará de obstacuUzar ese simpático
movimiento»^.
Agradece el apoyo prestado por la ejecutiva de la Asociación Canaria,
de aceptar a las enfermas como pensionistas con una pequeña cuota
en su Casa de Salud hasta que funcionara su propio sanatorio. Especial
agradecimiento le muestra a Luis F. Gómez Wangüemert, a quien consideran
su asesor al ofrecerles sus sabios consejos, su cultura y su experiencia^^.
La junta directiva de la asociación «Hijas de Canarias» cursó una visita,
el 26 de enero de 1931, a la sede de la Asociación Canaria. Sobre esta
visita y con el título «Un acto trascendental» dedicó una página la revista
Tierra Cíinaria, en la que decía entre otras cosas:
«Para aquellos que observan el curso de los acontecimientos, viendo como la
llamada «hermosa mitad del género humano» demuestra su capacidad y se apercibe
a reclamar el puesto que le corresponde, interviniendo en los destinos de los
pueblos, no pasará desapercibido, sobre todo si es canario, o de origen canario, el
acto que tuvo lugar en la noche del 26 del pasado Enero, en el salón del Comité
Ejecutivo de la Asociación Canaria. Para los que no miran hacia adelante, para los
retardatarios, para los opositores de años y años, a que la mujer comparta con el
hombre la obra mutualista y benéfica que la Asociación realiza, esto que decimos
no tendrá importancia alguna y el acto a reseñar es cosa nimia, que quizá haya
producido alguna sonrisa burlona o alguna crítica a tono con el más estrecho de
los criterios»^'.
2' CAPOTE, T.: «Por la Mujer Canaria». Tierra Canaria. La Habana, agosto de 1930.
^•* «De la Asociación Canaria». Tierra Canaria. La Habana, septiembre de 1930.
^' Tierra Canaria. La Habana, abril de 1931. Pág. 5.
^* «Un Acto Trascedental». Tierra Canaria. La Habana, febrero de 1931. Pág. 24.
195
Su presidenta, Juana Rodríguez Cruz, instó a la sociabilidad femenina
en Cuba de todas las mujeres canarias y cubanas. El Presidente General de
la Asociación Canaria manifestó su apoyo y les prometió seguir trabajando
para conseguir la participación de canarias y canarios en un solo colectivo.
La referida presidenta expuso «el programa que se propone desarrollar
la mujer canaria, y con la mujer canaria la mujer cubana, de ella
descendente y con ellas todas las damas que por vínculos raciales y simpatías
se han unido para llevar a vías de hecho lo que hasta ahora no había
podido efectuarse: la constitución en La Habana, extensiva a toda la Repú-büca,
de una organización femenina capaz de cumplir una misión elevada
y dignificadora».
Gómez Wangüemert aludido por la oradora, dado los apoyos prestados,
se lamentó de los obstáculos que entorpecían sus objetivos, «cual es de que
la mujer comparta con el hombre la noble tarea de fraternidad, apoyándose
mutuamente en toda empresa encaminada a producir el bien de todas sus
expresiones»^^. Este librepensador estimaba que las mujeres constituían un
elemento básico en la sociedad, fundamentales en la educación y la transformación
de las nuevas generaciones^^, por lo cual su emancipación y su
preparación cultural eran imprescindibles para que evolucionaran y participaran
junto a los hombres en el devenir de la humanidad, de ahí su apoyo
expreso a las asociadas y sus honrosos gestos en pro de las isleñas.
La presidenta sabía muy bien que las mujeres necesitaban estímulos
para formar parte de esta agrupación, pues los roles sexistas las habían
recluido en el hogar, normalmente sin participación social. Así emprendió
la tarea de captarlas para integrarlas en las filas de la asociación, un esfuerzo
que se vio compensado dadas las reticencias de la época. Por ello hizo
un llamamiento a las mujeres para que se integren en la Asociación:
«¡Canarias, mujeres canarias! No olvidéis la llamada que a vuestro corazón
hice un día. Cumplir con un deber de patriotismo asociándoos a la Institución que
es vuestra, que lleva el nombre de vuestra patria lejana. Gracias a las que ya han
correspondido viniendo a nuestras filas. Gracias también a todos nuestros Delegados
porque desde lejos laboran sin descanso. Les debemos parte grande de
nuestro triunfo. Quiero terminar este trabajo diciendo a los que alguna vez lo han
dudado, que «Hijas de Canarias» se considera unida ya a la Asociación Canaria,
hoy por lazos de amor, mañana por otros materiales que surgirán en breve»^'.
^^ «Un Acto Trascedental». Tierra Canaria. La Habana, febrero de 1931. Pág. 24.
'^ PAZ SÁNCHEZ, Manuel de: Wangüemert y Cuba. Tomo IL CCPC/Ayuntamiento
de Los Llanos de Aridane. Santa Cruz de Tenerife, 1992. Pág. 119.
^' Tierra Canaria. La Habana, junio de 1931. Pág. 12.
196
La Asociación Canaria poseía una Casa de Salud y se planteó la posibilidad
de que las componentes de «Hijas de Canarias» previo pago de una pequeña
cuota se beneficiaran de los servicios médicos. El 22 de febrero de 1931, la
directiva de «Hijas de Canarias» visitó la Casa de Salud «Nuestra Señora de
la Candelaria» de la citada Asociación y, trataron sobre el atendimiento de las
enfermas que enviaran mientras la Asamblea de Representantes decidiera la
admisión de las mujeres en sus listas sociales. La presidenta manifestó su interés
por recibir asistencia sanitaria a través de la Asociación Canaria, a lo que
responden que debían darle facilidades tanto por ser canarias como por interés
económico, antes de que se lo ofrezcan otras entidades^".
La manifestación organizada en colectividades femeninas de emigrantes
es una cuestión relevante cuando las mujeres solo eran acompañantes
de los hombres (marido, padre, hermano) o bien participaban en fiestas,
celebraciones o actos benéficos.
5. PROYECTOS EDUCATIVOS Y SANITARIOS
El esfuerzo colectivo femenino puso en marcha el proyecto de creación
de un Centro de Salud y un centro de enseñanza para formar a las mujeres,
incluso para aquellas mayores que no tuvieron oportunidad de aprender^'.
En 1931 se hizo realidad el Sanatorio dirigido por el médico palmero
Miguel Pérez Camacho.
Juana Rodríguez Cruz y Celestina Hernández, presidenta y tesorera
respectivamente de Hijas de Canarias, eran profesoras del plantel de enseñanza
de la Asociación Canaria, ejerciendo de directora y vicedirectora de
dicho plantel. El 8 de abril de 1931 se presentó el cuadro de profesores y
el programa de enseñanza.
'" ALFONSO CARRILLO, J.A.: «Hijas de Canarias y la Asociación Canaria». Tierra
Canaria. La Habana, marzo de 193L Pág. 11. Al respecto decía que «entendemos que no
sólo por tratarse de Canarias, hijas de Canarios y Cubanos simpatizadores de Canarias, sino
también por egoísmo propio desde el punto de vista mercantil, debemos dar a Hijas de
Canarias las mayores facilidades, y así evitaremos que otra Entidad se aproveche de los
entusiasmos y esfuerzos que están realizando los simpatizadores de esta nueva sociedad,
cuya Directiva tenemos el convencimiento que ha de triunfar, pues donde se advierte una
talentosa dirección y unos grandes entusiasmos con desinterés, indudablemente que han de
llegar hasta donde anhelan, o sea hasta ver a Hijas de Canarias al nivel por lo menos de las
otras sociedades de la misma naturaleza».
' ' PAZ SÁNCHEZ, Manuel de: Tierra Canaria o la búsqueda de la identidad... Opus
cit. Pág. 132.
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«Hijas de Canarias» era la única institución benéfica organizada en Cuba
por mujeres y para mujeres, tal como venimos haciendo referencia, trabajaron
con aMnco y gracias a su empecinamiento lograron poner en funcionamiento
un pequeño hospital y escuelas para atender a todas las asociadas. La
Casa de Salud se inauguró el 10 de abril de 1931, se hallaba ubicada en la
loma de Lawton, Reparto de Batista. A propuesta del doctor Gabriel Galán
tendría un nombre singular, pues como descendiente de canarios y discípulo
de Martí, pide que el pabellón de la Casa de Salud de Hijas de Canarias se llame
Leonor Pérez^^. La cKnica con un cuadro médico exquisito y buen instrumental
médico-quirúrgico atendería a todas las mujeres de la Asociación^^.
No ignoraron que al margen de la salud las isleñas precisaban formación,
dada la precariedad de sus conocimientos y a sabiendas que buena
parte de ellas no recibieron educación o fue muy rudimentaria. Por este
motivo disponían de escuelas nocturnas para niñas y adultas, para mejorar
su instrucción y ofrecérsela a las que no tenían formación. Este grupo de
féminas inquietas y cultas no descuidaron a sus afiliadas, pues para prosperar
en su calidad de vida había que contar con una formación.
Desde la Asociación Canaria se elogia la labor de Hijas de Canarias. «Cuando
todo parecía indeciso, cuando por múltiples motivos se vaticinaba el derrum-bre
del edificio social, la mujer canaria, con la doctora Juana Rodríguez, se levanta
valerosa y se instituye en personalidad social, dando con ello una demostración
de vigorosa facultad. Frente a todos los obstáculos la doctora Rodríguez Cruz ha
triunfado al frente de sus huestes magníficas. Y ha triunfado porque con la gran
visión de su espíritu iluminado ha recogido con fidelidad absoluta todas las anhelaciones
de la mujer al verse postergada en sus derechos de asociación... Escuelas
e Hijas de Canarias son las dos batallas más formidables que se han librado en
estos últimos tiempos contra la inercia»'''.
El director facultativo de Hijas de Canarias, doctor Miguel Pérez Cama-cho,
en el acto de inauguración del sanatorio pronunció un discurso en el que
elogió la labor del colectivo femenino, que no se arredra ante los obstáculos,
así superando dificultades para conseguir hacer realidad esta obra y obtener
el beneficio saiútario para todas las mujeres asociadas, de cuya labor había
que congratularse. En este sentido manifestaba lo siguiente:
«Esta clínica viene a llenar un vacío, que venía sintiéndose asfixiantemen-te,
entre las mujeres canarias residentes, a las que no alcanza, por el imperativo
'^ Tierra Canaria. La Habana, abril de 1931. Pág. 20.
'^ HERNÁNDEZ, C: «Habla la Tesorera de Hijas de Canarias». Tierra Canaria. La
Habana, mayo de 1931. Pág. 4.
'•* Tierra Canaria. La Habana, mayo de 1931. Págs. 11 y 18.
198
muy respetable de su constitución y Reglamento, el beneficio social que con tanta
esplendidez como eficacia, se prodiga a manos llenas, a los hombres inscritos
en la magnífica Asociación Canaria, hoy en el apogeo de su prestigio y de su
nombre».
En suma la comunidad de mujeres «Hijas de Canarias» fue la primera
de su clase que surge en Cuba, mientras habían existido varias asociaciones
masculinas^^. Además contribuye a mantener la identidad colectiva
entre las mujeres isleñas residentes en la Gran Antilla. Una forma de aglutinarse
y mantener nexos endogámicos, a la vez que apoyo, educación y
sanidad para todas las miembros.
6. CONCLUSIONES
Hasta en el asociacionismo se puso trabas a las mujeres, pues los patrones
masculinos se hallaban muy arraigados. De este modo en Cuba los
emigrantes isleños comenzaron a organizarse desde la segunda mitad del
siglo XIX mientras las mujeres lo hacen varias décadas después. Hijas de
Canarias fue una asociación que contribuyó a la adaptación de las emigrantes
y sirvió de nexo entre la cultura canaria y la cubana. Los objetivos
básicos que se plantearon fueron de carácter educativo y de índole sanitaria.
Carecían de un órgano de expresión, sin embargo, la Revista Tierra
Canaria difundió sus mensajes y alabó su gestión.
Hijas de Canarias, colectivo femenino que trabajó por mejorar las condiciones
de las isleñas en Cuba sin excluir a las cubanas. No fue una agrupación
feminista, no manifestaban conciencia de género ni reivindicaban
la igualdad, por lo cual no se puede encuadrar dentro del movimiento feminista.
Mientras en aquellas fechas las mujeres luchaban por sus derechos y
participaban en acciones reivindicativas que marcaban una transformación
en las mentalidades. Hijas de Canarias se caracteriza por una labor de tipo
benéfico para las emigradas.
Es complicado desentrañar los entresijos de las isleñas en América al
haber estado sometidas al anonimato. Además la carencia de fuentes documentales
precisas que atestigüen su actividad frenan la investigación. Aunque
las mujeres canarias eran apreciadas por su propia colonia por sus valores
culturales, costumbres, por la reproducción de identidad para la
" CABRERA DÉNIZ, G.: «Canarias en Cuba: Asociaciones y Prensa (1861-1946).
Congreso de Jóvenes Historiadores y Geógrafos. Ed. Universidad Complutense. Madrid,
1990. Págs. 989-997.
199
transmisión cultural, el parentesco y la buena socialización de las futuras
generaciones, estaban vedadas en la vida pública. Fueron los hombres los
verdaderos protagonistas del proceso migratorio a juzgar por las fuentes,
pues la historiografía se ha encargado de recoger sus historias pero no la de
las mujeres, pese a que ellas estaban presentes en el mundo doméstico, agrícola,
artesano, sector servicios, organizando fiestas y actividades. De ahí la
importancia de la endogamia entre los isleños y sus descendientes, porque
las mujeres mantienen vivas las tradiciones (costumbres, crencias, fiestas,
gastronomía,...) y los valores socioculturales. Pese a que la forma de organizar
la vida cotidiana reforzaba su identidad isleña, mantienen relación con la
sociedad receptora y manifiestan pautas de comportamiento adaptadas e
integradas.
7. DOCUMENTOS
«NUESTRO IDEAL»
«Protección a la mujer —protección a la niñez—. Elevar el nombre de
Cuba, enalteciendo el de la Patria de Don Benito, he aquí nuestro programa
de hoy.
Nuestra Asociación HIJAS DE CANARIAS, adolescente, imberbe porque
acaba de nacer, es una hermosa promesa del mañana, no muy lejano por
cierto; ella, ha nacido entre arrullos, entre el tierno regazo de un grupo de
mujeres de buena voluntad; descendientes de las bellas islas afortunadas;
luego, si la ley de herencia se cumple, el germen de esa grandeza, palpita
triunfante por los vasos circulatorios de nuestra bella Asociación; si respira
el ambiente limpio y dichoso, de la joven Repúbhca que nos ampara y nos
presta su cálido albergue con la cooperación entusiasta de nuestras hermanas
de Cuba, ¿qué puede faltar ya a nuestra Asociación para que crezca lozana y
hermosa a la par del tiempo? ¿Qué la protejamos de las bacterias saprofíticas
que suelen desarrollarse ocultadas a la sombra de la malquerencia? Pues,
la protegeremos, con la fuerza bravia y tenaz, con que una madre tierna y
solícita que sabe serlo, protege y ampara al pedazo de su propio ser.
HIJAS DE CANARIAS, es un símbolo, la hermosa realidad, la representan
la mujer canaria y la cubana, la niña que de ellas desciende; la mujer
pobre, porque necesita nuestra franca y desinteresada ayuda, la mujer rica,
porque en nuestra Asociación hallará un medio magnífico para auxiüar a las
necesidades, cooperando al engrandecimiento de nuestra obra; la niña porque
en el seno de nuestra Asociación, hallará un medio magnífico, no sólo
200
en la atención de su salud física, sino que también hallará un templo donde
forjar y encausar su futura orientación elevando sus conocimientos del
mañana; nuestra escuela, será el baluarte donde descansará en primera línea,
nuestros más grandes ideales; nosotras que llevamos más de veintitrés años
en el ejercicio de nuestro sacerdocio que hemos dado a la niñez, a la juventud,
lo mejor de nuestros años y de nuestra humilde intelectuahdad, no desdeñamos
continuar laborando día por día, como las obreras del colmenar,
mejorando nuestra humilde cultura, luchando sin treguas, a fin de ser cada
día, más eficaz, más útil a la niñez que reclama, con legítimos derechos, el
pan de la enseñanza. No sólo las niñas tendrán este derecho en nuestra Asociación,
nuestras escuelas nocturnas, acogerán con grato beneplácito, a toda
mujer asociada, que desee y solicite nuestras clases de instrucción.
Nuestra CKnica, que es ya una sublime reaüdad, se levanta arrogante y
magnífica, allí en lo más alto del reparto Lawton, donde la brisa enervante y
alegre, convida a vivir, desde donde parece que majestuosa y pictórica de
sanas y benéficas promesas, la crisis económica porque atraviesa el mundo
entero; esa ilusión de nuestra buena fe, bulle en nuestros corazones, quitándonos,
el sueño, de gozo y fehcidad, como el juguete, que hace al niño dichoso
y feliz, en su mundo de üusiones y venturas, nuestra CKnica, allí donde la
mujer canaria, alK donde la mujer cubana y de toda aquella que desee acogerse
al amparo de nuestros ideales, tendrá la soKcita atención de un selecto
grupo de potencias médicas, que laborarán con nosotras, no para lucrar, no,
sino para sentir suya también, el engrandecimiento de dos patrias; para nuestros
galenos, para estos grandes hombres que han sacrificado su vida entera a
la ciencia y a aliviar a la humanidad, nos proponemos en el seno de nuestra
Asociación, instituir una compensación, legal, a parte de sus honorarios, que
los estimule en el mejor cumpHmiento de sus deberes y a la par que compense,
aunque sea en muy pequeña proporción, sus afanes y su buena voluntad;
nuestros médicos, tendrán una ganancia proporcional a los fondos libres de
nuestra Asociación, es la primera Asociación de esta naturaleza, que premia
agradecida y con amor una labor que no se paga nunca con dinero alguno, la
labor del maestro, es más bien la labor del espíritu que la del bolsillo, cuando
ambas profesiones se colocan en el terreno mercantihsta pierden su aroma y
su finalidad y se convierten en el burdo y bastardo comercio de las cosas;
aquella CKnica será el exponente de nuestras luchas y nuestra labor.
Amamos este suelo. En él nacimos y creamos nuestros caros afectos,
moldeamos nuestras conciencias, nuestro espíritu y nuestro cerebro, enalteciendo
su nombre y su prestigio, elevamos y enaltecemos también la patria
de nuestros antecesores, nuestros abuelos, nuestros padres; unidos con estrechos
vínculos los intereses comunes de Isleños canarios e Isleños cubanos
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(juntos lucharon, juntos amaron nuestra obra redentora; dos grandes hombres
aunan la más brillante y hermosa página de la historia de ambas patrias
en una sola, Don Benito Pérez Galdós y José Martí, dos eslabones imperecederos
de nuestro común orgullo; el uno, tronco genuino fecundo de la raza
hermana; el otro, rama, descendiente preclaro de la misma raza.
Parecerá más bien, para los pobres de espíritu, que NUESTRO IDEAL,
pueda ir más allá de lo que en sí encierra y significa, es decir, un verdadero
ideal platónico e inspirado en el más alto y elevado de los sentimientos,
o quizás, una perturbación congénita de nuestro sistema nervioso, nos
impulse a realizar el soñado ideal nuestro, pero no, los que así hayáis pensado,
deshechad vuestros pensamientos pequeños, para ello, no olvidéis
que nuestros grandes hombres y mujeres que lo sacrificaron todo, no solo
pusieron en el ara sacrosanta del deber al amor patrio, su persona, su corazón
y su cerebro, pusieron algo más, pusieron sus haciendas y sus vidas,
para dejamos su obra, para legamos su magnífica obra, la que nos ha colocado
al más alto nivel de pueblo libre, grande y hermoso.
Si nosotras, desde la más humilde, hasta la más encumbrada, desde la
más sencilla y oculta violeta del hogar materno, hasta la que, por sus propios
esfuerzos haya escalado nuestra Universidad Nacional, impulsada por
su propia voluntad, venciendo escollos infranqueables muchas veces,
conocemos desde nuestros primeros años, la obra ejemplar, gigantesca y
magnífica de nuestros mártires, ¿qué viene a ser nuestro IDEAL comparado
con el que ellos soñaron y convirtieron en hermosa realidad?
NUESTRO IDEAL, no reclama de nosotras, más que buena fe, corazón
grande y generoso para ayudar a nuestras hermanas de Cuba y de Canarias,
ayudarlas en todo lo que nuestros esfuerzos lo permitan; se ha dicho, y con
razón, que no es obra de caridad, extender al pobre, el óbolo que demanda;
la verdadera obra de caridad, consiste en evitar que el pobre tenga que
demandar ese óbolo. Si nosotras logramos poder entregar a nuestros hermanos
de la Asociación Canaria, una obra si no perfecta, por lo menos que
se acerque en algo a la perfección, si nuestras conciudadanas, nuestras hermanas,
pueden tener en nosotras el baluarte honrado en la defensa de sus
intereses, si levantamos para ellas una Asociación en la que hemos puesto
todo nuestro amor y nuestra inteligencia, no habremos realizado ni con
mucho, una obra tan grande como ellas merecen y muchísimo menos tan
hermosa como lo que soñó Martí; pero sí, con orgullo, desafiando con altivez
y alteza de miras, con crisolado desinterés material exclamar muy alto,
en cualquier momento: ¡NUESTRO IDEAL SE HA REALIZADO!
CELESTINA HERNÁNDEZ, TESORERA DE HIJAS DE CANARIAS.
Tierra Canaria. La Habana, mayo, 1931.
202
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