Vol. 5 Nº3 págs. 331-341. 2007
www.pasosonline.org
© PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural. ISSN 1695-7121
Relación entre turismo, género y sexo.
El caso de Buzios – Brasil
Juana A. Norrild †
CIET (Argentina)
Resumen: La relación entre sexo y turismo ha seguido diferentes caminos, desde el turismo para GLS
hasta el turismo nudista o la prostitución. No obstante aún son pocas las iniciativas que tienden a inte-rrumpir
el flagelo, que deja grandes secuelas sociales y escandaliza a la opinión pública. Probablemente
por el tabú que históricamente ha significado el sexo, suele ser problemática toda relación en la que esté
implicado. Este artículo describe un estudio de caso realizado en el centro turístico de Buzios, en Brasil,
donde se aplicaron tres variables en las cuales se encuentra involucrada la mujer, el turismo aparece
como revelador del sexismo existente en la sociedad y queda manifiesta la eficacia de una política social
de concientización en dos de las variables.
Palabras clave: Sexo; Mujer; Turismo; Buzios.
Abstract: The relationship between sex and tourism has followed different paths starting from the Gay /
Lesbian friendly market to nudist tourism or prostitution. Not withstanding, there are sill few initiatives
to stop this kind of tourism that brings with its huge social problems and scandalizes the public opinion.
This is probably due to the fact that from an historic point of view matters related to sex are associated
with taboo and therefore are not easy to understand. This article describes a case study made in Buzios,
Brazil, by means of three variables in which women are implied and tourism appears as an indicator of
the sexism that is evident in present society. Two variables show the efficiency of social policies of con-sciousness.
Keywords: Sex; Woman; Gender; Tourism; Buzios.
† • Juana Alejandrina Norrild es Licenciada en Comunicación Social por la Universidad Nacional de La Plata -
Argentina. Se desempeña como investigadora asociada en el Centro de Investigaciones y Estudios Turísticos (Buenos
Aires – Argentina). Ha participado en la publicación de varios libros relacionados con el patrimonio y es autora de
numerosos artículos académicos publicados en Argentina y el exterior. E-mail: juananorrild@telecentro.com.ar
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Introducción
La relación entre sexo y turismo ha co-brado
una intensa importancia como objeto
de investigación en el siglo XXI; así tam-bién
como complemento de otros productos
turísticos para los agentes de viaje y otros
empresarios del sector.
En este artículo que analiza un estudio
de caso en Buzios (Brasil) se considera al
turismo relacionado con elementos sexuales
como un objetivo del viaje en algunos casos
(el nudismo, por ejemplo) pero también
como un “atractivo turístico” surgido al
momento de visitar la ciudad (es el caso de
la prostitución). Para algunos turistas que
consumen este tipo de turismo el estereoti-po
sensual que identifica a la mujer brasi-lera
es un elemento que seguramente resul-ta
tentador a la hora de decidir el destino,
esto queda claro en las guías turísticas que
promocionan el cuerpo de las mujeres brasi-leras.
En cambio los turistas que viajan a
Buzios y luego consumen prostitución pare-ciera
que no lo planifican con anterioridad,
sino que es un atractivo que surge al mo-mento
de llegar al destino y descubrir la
posibilidad.
Van Boreck (2002) dice que para muchos
turistas el comportamiento sexual está
relacionado con el turismo. A propósito de
eso recuerda las clásicas 4 S del turismo:
sun (sol) sea (mar), sand (arena) y sex
(sexo); y agrega la quinta S: servility (es-clavitud).
La relación entre turismo y sexo puede
ser descripta en base a tres dimensiones: el
rol que juega el sexo y la búsqueda del ro-mance,
quizá como precursor de la activi-dad
sexual, como motivo de viaje; la natu-raleza
del encuentro; y el rol que juega el
turismo como facilitador del encuentro
romántico y sexual (Van Boreck, 2002).
Este abordaje se acerca a lo que se in-tenta
establecer en este paper. Un turista
que viaja a un destino con sol, mar, arena y
en donde el cóctel de características es pro-picio
para que entre el sexo a escena y en
algunos casos también la esclavitud, más
allá de que ésta no sea la intención de ese
turista.
McKercher y Bauer (2003:3) dicen que
turismo, romance, amor y relaciones sexua-les
han estado íntimamente relacionados
desde los primeros viajes. Desde que la
gente comenzó a viajar ha estado involu-crada
en encuentros románticos y sexuales
de distintos tipos. Algunas veces los en-cuentros
sexuales en el destino turístico
juegan un rol central en la decisión de via-jar.
Otras veces el sexo representa un as-pecto
casual del viaje o no es central en la
decisión del viaje. Incluso la actividad
sexual puede ser socialmente aceptable y
estar relacionada con la razón del viaje
como es el caso de una luna de miel o los
fines de semana románticos para parejas.
Por otro lado los encuentros sexuales pue-den
ser vistos como socialmente inacepta-bles,
tal es el caso del turismo sexual co-mercial
y la prostitución infantil.
Entonces, con la influencia de Van Bo-reck
(2002) y McKercher y Bauer (2003) se
puede decir que a la hora de clasificar a los
turistas que viajan por motivaciones sexua-les
debe hacerse una diferenciación a gran-des
rasgos entre turismo romántico, erótico
y sexual.
El turismo romántico es el practicado
por los recién casados o parejas estables
que viajan con la intención de vivir una
segunda luna de miel.
El turismo erótico es el destinado a
heterosexuales, homosexuales (gays y les-bianas)
y swingers (intercambio de pare-jas),
que no pagan por sexo; y quienes via-jan
a un lugar donde el cuerpo es el prota-gonista
como es el caso de los destinos na-turistas
o nudistas.
El turismo GLS (gays, lesbianas y sim-patizantes)
nace en Minneapolis, Estados
Unidos, en 1992; con la fundación de la
agencia RSVP Travel Productions, cuyos
servicios estaban dirigidos exclusivamente
a homosexuales. Desde entonces se ha es-tudiado
este segmento del mercado y se lo
ha podido caracterizar. En general los tu-ristas
homosexuales son individuos solte-ros,
sin hijos, cuyas condiciones socioe-conómicas
les posibilitan gastar más dinero
en viajes. Por este motivo son extremada-mente
exigentes en cuanto a la calidad de
los servicios prestados por las agencias, los
hoteles, etc. (De Angeli 2000:193)
En 1994 nació la agencia Get Together
en Brasil, especializada en turismo GLS.
Los turistas homosexuales necesitan cono-cer
los lugares en los cuales se reúne la
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población gay local, las atracciones específi-cas
y los lugares reservados como bares,
clubes nocturnos y restaurantes (De Angeli
2000:194)
El segmento de naturismo y nudismo es
más restringido y específico en algunos
destinos que en otros. En Latinoamérica
hay lugares donde se reúnen exclusivamen-te
turistas naturistas como son los casos de
La Escondida (Argentina), Ocho Ríos y
Hedonism II (Jamaica), Praia do Pinho
(Brasil), Red, White and Blue Beach (Cali-fornia
- Estados Unidos), Little Beach
(Hawai), entre muchas otras.
La Federación Naturista Internacional
(s/f) define al naturismo como la forma de
vida en armonía con la naturaleza, caracte-rizada
por la práctica del desnudo en
común, con la intención de favorecer el res-peto
por uno mismo, por los demás y por el
medio ambiente.
Dentro del turismo erótico también se
incluye el segmento turístico de solos y
solas. Los paquetes turísticos que apuntan
a este segmento abarcan un amplio público
que elige el servicio en busca de un compa-ñero
de viaje, para compartir gastos, para
relacionarse socialmente con otra gente, o
sencillamente en busca de pareja. Según
Correa de Almeida Moraes (2000) existen
distintos tipos de solos: viudos, separados,
divorciados, solteros que viven solos, solte-ros
que viven acompañados pero se sienten
solos, casados solitarios, gays y lesbianas.
El turismo sexual ubica a la prostitución
adulta e infantil, en la cual el turista paga
por sexo. La oferta de prostitución adulta
en los países tercermundistas es muchas
veces la alternativa más fácil de ganar di-nero
para algunos hombres y mujeres po-bres,
y hacia fines del siglo XIX también
era la alternativa para muchas mujeres
europeas, e incluso para las niñas. En Ale-mania,
por ejemplo, las mujeres y las me-nores
tenían como alternativa pasar ham-bre
o entregarse a la prostitución (Carrete-ro
1998:73)
Barger Hanunn (s/f) define al turismo
sexual como un viaje para tener sexo a
cambio de dinero. Esto significa que el au-tor
lo considera como un objetivo en sí
mismo de manera excluyente.
Para Martínez Quintana (2006:121) el
turismo sexual es una tipología de turismo
y de turista, donde la oferta y la demanda
confluyen en un consumo que está directa-mente
relacionado con la satisfacción del
sexo. Aquí tienen lugar acontecimientos
sociales como la prostitución organizada
voluntaria –mujeres, travestis, transexua-les,
gays, lesbianas y en menor número los
hombres-, el tráfico de mujeres que incluye
la explotación de seres humanos –
adolescentes y niños-niñas-, y en su conjun-to
se mueven en un gran mercado en el que
coexisten las ganancias con la explotación,
la discriminación y la esclavitud sexual
encubierta, que cae en el ámbito de las con-ductas
delictivas, donde subyace la más
extrema y severa comercialización humana
del siglo XXI en el floreciente turismo
sexual.
Houellebecq (2002) en su novela Plata-forma
describe la prostitución generada por
el turismo en Tailandia y Cuba, pero ya no
en los siglos pasados sino en el descarnado
presente. Llama Health Clubs a los lugares
dentro de los hoteles tailandeses donde se
ofrece prostitución, aunque la oferta tam-bién
se consigue en bares especializados.
No obstante el concepto de turismo sexual
es adaptado por los protagonistas de la
novela a diferentes países. Sólo en América
Latina tenemos a Brasil, Venezuela, Costa
Rica. También podremos abrir clubes en
Camerún, Mozambique, Madagascar, Las
Seychelles. Y hasta en Asia hay posibilida-des
inmediatas: China, Vietnam, Camboya
(Houellebecq, 2002:214).
Por una parte tienes varios cientos de
millones de occidentales que tienen todo lo
que quieren, pero que ya no consiguen en-contrar
satisfacción sexual: buscan y bus-can
pero no encuentran nada, y son desgra-ciados
hasta los tuétanos. Por otro lado
tienes varios miles de millones de indivi-duos
que no tienen nada, que se mueren de
hambre, que mueren jóvenes, que viven en
condiciones insalubres y que sólo pueden
vender sus cuerpos y su sexualidad intacta
(Houellebecq, 2002:214)
En cuanto a la relación entre el turismo
y la prostitución McKercher y Bauer
(2003:4) dicen que el primero no es la causa
de ésta última. La mayoría de los turistas
que usan el sexo comercial son usuarios que
aprovechan la industria sexual ya existente
en el destino. El turismo sexual no sería
posible sin la industria del sexo que existe
en el destino previamente a la llegada del
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turista.
Finalmente debe hacerse referencia a la
abominable prostitución infantil que mu-chas
veces está relacionada de manera es-trecha
con el turismo, si bien en el estudio
de caso que se realizó no se investigó este
aspecto. El mundo comienza a reconocer la
prostitución infantil a partir de 1920 con la
Convención de Ginebra, reunión de nacio-nes
en su mayoría europeas, en la cual se
cambió la designación de trata de blancas
por la de trata de mujeres y niños. Carrete-ro
(1998:207) denuncia que en la década de
1980 en Brasil se vendían niñas de 8 a 12
años como esclavas o se alquilaban niñas y
niños para ser prostituidos indiscrimina-damente.
La explotación sexual comercial infantil
(ESCI) se produce de diversas maneras
entre las que incluyen la prostitución in-fantil,
pornografía infantil, tráfico de niños
con fines sexuales y turismo sexual (Agui-lar
González, 2005:207)
En el trabajo realizado se consideró al
turismo erótico, enfocado en la playa nudis-ta
de Buzios y al turismo sexual enfocado
en la prostitución. Y luego se trabajó con un
tercer elemento que es la frivolización de la
mujer en las guías turísticas, quien es utili-zada
como atractivo turístico.
El Caso de Buzios (Brasil)
Buzios es una pequeña villa de pescado-res
ubicada a 190 km. de Río de Janeiro. Es
una península que recibe turistas de todo el
mundo desde que la actriz americana Bri-gitte
Bardot visitó sus playas en 1960 y
difundió sus bellezas y encantos.
En este artículo, como ya se adelantó, se
trabajó con una variable de turismo erótico,
el nudismo; otra de turismo sexual, la pros-titución
femenina adulta, y una tercera
variable en donde la relación entre sexo y
turismo está dada por la frivolización del
cuerpo femenino a través de la portada de
una guía turística.
Se realizó una investigación exploratoria
con observación libre y participante, 30
entrevistas en profundidad con quienes se
determinó que eran los líderes de opinión,
30 entrevistas itinerantes con los actores
involucrados y más de 50 encuestas de opi-nión
informales.
Se eligió Buzios por pertenecer a un país
cuya imagen está relacionada con el turis-mo
sexual. La imagen difundida de forma
masiva instituyó a Brasil como uno de los
destinos de turismo sexual, destino que
surgió con un significativo diferencial: mu-jeres
bonitas, sensuales, de cuerpos perfec-tos
y que se prostituyen por gusto (Caetano
y Barretto, 2003:123)
Brasil se ha posicionado desde hace
tiempo como líder en el turismo sexual,
aunque recientemente han emergido Costa
Rica, Guatemala y Honduras (Barger
Hanunn, s/f).
Buzios, como se verá, editó sólo una guía
promocionando el destino turístico como un
paraíso sexual o al menos eso traslucía a
través del cuerpo de la brasilera que apa-recía
en la tapa. Sí existe una constante en
promocionarlo como un paraíso geográfico.
En cuanto a la playa nudista, es un ele-mento
del cual se enteran los turistas que
no lo practican al momento de llegar aun-que
los practicantes de este tipo de turismo
por supuesto que llegan conociendo esa
información. En tanto que la prostitución
tampoco es un elemento que se destaque en
la promoción oficial del lugar, pero sí es
información que los empleados de los cruce-ros
conocen y que, según manifestaron, se
las transmiten a los turistas que tienen
interés.
Para dar un marco teórico al análisis de
la problemática de la mujer en Buzios se
eligió a Lipovetsky (1999), quien considera
la existencia de una primera mujer, aquella
que durante siglos y hasta el Renacimiento
fue la mitad maldita de la humanidad, bru-ja,
acaso un mal necesario. Luego aparece
la segunda mujer, la mujer ícono, personifi-cación
suprema de la belleza que debía todo
su prestigio social al padre o al marido. Y
hoy en día se puede hablar de una tercera
mujer que se iguala al hombre en la acción.
A través de este estudio se verá que en
el caso de Buzios, quizás como reflejo de
muchas otras sociedades, se produjo y se
produce aún una lucha entre esa segunda
mujer que cuesta superar y la tercera mu-jer,
capaz de ver las problemáticas y propo-ner
soluciones.
Nuestra época ha desencadenado una
conmoción sin precedentes en el modo de
socialización e individualización de la mu-jer,
una generalización del principio de
libre gobierno de sí, una nueva economía de
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los poderes femeninos; este nuevo modelo
histórico corresponde a lo que denomina-mos
la tercera mujer (Lipovetsky,
1999:213)
La relación entre sexo, mujeres y turis-mo
en este artículo se verá como una acción
desvalorizadora de las mujeres, ya sean
residentes o turistas. En la superficie, el
ámbito del sexo parece acorde con la eco-nomía
del placer, pero en el fondo, se cons-truye
según una economía del poder orien-tado
hacia la interiorización y la coloniza-ción
interior de la mujer (Lipovetsky,
1999:61) Ese poder se materializa en la
dominación masculina ejercida sobre la
mujer y es clara en la objetivación que se
hace de las brasileras que aparecen en las
guías o folletos turísticos, se da en los epi-sodios
acontecidos entre trabajadores y
turistas de la playa nudista, y también
aparece en la idea social de la prostitución.
La dominación masculina, que convierte
a las mujeres en objetos simbólicos, cuyo
ser (esse) es un ser percibido (percipi), tiene
el efecto de colocarlas en un estado perma-nente
de inseguridad corporal o, mejor di-cho,
de dependencia simbólica. Existen
fundamentalmente por y para la mirada de
los demás, es decir, en cuanto que objetos
acogedores, atractivos, disponibles. Se es-pera
de ellas que sean femeninas, es decir,
sonrientes, simpáticas, atentas, sumisas,
discretas, contenidas, por no decir difumi-nadas
(…). Consecuentemente, la relación
de dependencia respecto a los demás (y no
únicamente respecto a los hombres) tiende
a convertirse en constitutiva de su ser.
(Bourdieu, 2005:86)
Aquí no es sólo culpable el hombre y su
ventaja social, sino también la mujer que
permite tal situación. Los dominados apli-can
a las relaciones de dominación unas
categorías construidas desde el punto de
vista de los dominadores, haciéndolas apa-recer
de ese modo como naturales. Eso pue-de
llevar a una especie de autodepreciación,
o sea de autodenigración sistemáticas
(Bourdieu, 2005:50)
No obstante, en el caso de la prostitu-ción,
no puede dejarse de lado la situación
socio-cultural de una gran mayoría de mu-jeres
que quizá no deciden ser trabajadoras
sexuales, sino que son obligadas a poner el
cuerpo y esclavizadas.
Frivolización del cuerpo femenino
A principios del siglo XXI la Secretaría
de Turismo de Buzios publicó la primer
guía turística de Buzios cuya portada pu-blicitaba
la cola de una brasilera con micro
bikini. Esto trajo aparejada la movilización
de la Asociación de Mujeres de Buzios con
el apoyo de un periódico quincenal local, el
Buziano; quienes denunciaron la utilización
de la mujer como un objeto de atracción
turística. A su vez, se denunció el hecho de
que se le esté dando a Buzios una imagen
de paraíso sexual y prostitución. Las accio-nes
realizadas fueron:
• denuncias frente a los organismos oficia-les
encargados de la edición y publica-ción
de la guía,
• reuniones de concientización a nivel
local, y
• una intensa campaña en algunos de los
medios de comunicación de Buzios.
Estas acciones lograron sacar la guía de
circulación y que las ediciones siguientes ya
no publicitaran el lugar como un paraíso
sexual. Este punto fue uno de los más re-saltados
por las mujeres movilizadas en
aquel entonces, quienes protestaban en
contra de que:
• “No puede utilizarse a la mujer como un
objeto de atracción turística. Es deni-grante
para el género”.
• “No nos interesa que Buzios tenga la
imagen de paraíso sexual”.
• “Tampoco queremos que la imagen de
Buzios esté asociada a la prostitución”.
• “Buzios tiene elementos mucho más
interesantes para atraer al turismo que
la sensualidad femenina”.
No obstante, si bien los líderes de opi-nión
manifestaron que lentamente la ima-gen
de Buzios fue cambiando hacia la de un
destino de belleza geográfica y natural,
cumpliendo con el objetivo que proponían;
en la guía del año 2003 de la Costa do Sol,
que incluye Buzios, se ve una mujer en
bikini tomando sol de frente y el texto está
cargado de erotismo:
(…) Buzios es sensual, curvilínea, dis-puesta
a seducir con su exhuberancia. La
generosa lista de atributos puede ser expe-rimentada
por el visitante si se entrega al
lugar y explora su privilegiada geografía.
En cambio la guía turística exclusiva de
Buzios de ese mismo año, 2003, ya no
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muestra a la mujer como atractivo, sino
una imagen del lugar que se asemeja mu-cho
a la realidad, donde se promocionan los
servicios, actividades y atractivos de la
villa, o sea la vegetación, las aguas de colo-res
intensos, los deportes y paseos náuticos,
los paseos de compras, etc.
Esta problemática no es privativa de
Buzios sino que se extiende en acciones
fuera de sus límites e incluso fuera de Bra-sil.
A partir de la década de 1990 se puede
identificar un cambio de estrategia en los
países receptores, que alteran su modus
operandi en los países emisores, con un
marketing que intenta evitar la asociación
del turismo con la imagen de bellas muje-res.
En relación a los países emisores, sin
embargo, sus medios de comunicación (do-cumentales
y guías turísticas) siguen ejer-ciendo
un rol muy importante en la consoli-dación
de tales imágenes (Soares do Bem,
2005:38).
Esto demuestra que la resolución de es-ta
problemática no es tan simple y que se
necesitan políticas generales y específicas
que lograrán el cambio sólo después de
muchos años de trabajo. Asimismo la idea
de publicitar Buzios con el cuerpo de una
mujer no es un acto aislado de la realidad
social. Tanto los anuncios publicitarios co-mo
las portadas de las revistas, el lenguaje
como las canciones, la moda como las mode-los,
la mirada de los hombres como el deseo
de las mujeres, todo nos recuerda con insis-tencia
la posición privilegiada de que goza
la hermosura femenina, la identificación de
la mujer con el bello sexo (Lipovetsky,
1999:93).
Caetano y Barretto (2003:99) afirman
que la utilización de la mujer como atracti-vo
turístico en Brasil posee un fundamento
histórico, cultural y social. Histórico porque
es una imagen que se ha ido construyendo
desde la colonización (a través de la desnu-dez
de las indias), pasando por el período de
esclavitud, hasta el gobierno de Vargas.
Cultural porque en esa construcción de la
imagen se idolatra a la mulata que reúne
los rasgos típicos de la cultura brasilera, a
la cual se transforma en estereotipo. Y so-cial
porque la imagen de la mujer brasilera
como atractivo turístico desencadena rela-ciones
que determinan conductas y valores
sociales específicos.
Incluso Van Broeck (2002: 141) dice que
las mujeres latinoamericanas son presen-tadas
como fogosas y pasionales. En el caso
de Brasil, la imagen en relación a sus mu-jeres
fue creada por la literatura, los rela-tos
de viaje, el cine, la radio y la televisión.
La era de las comunicaciones de masa
(años ´30) fue marcada por la introducción
del recurso sexual y la identificación del
país con lo sensual, por la música (samba),
las manifestaciones culturales (carnaval),
los rituales exóticos y las mujeres bonitas
(Caetano y Barretto, 2003:103).
Y esta imagen está cargada de ideología,
precisamente la ideología que las mujeres
de Buzios denuncian. La ideología no es un
tipo particular de mensajes, o una clase de
discursos sociales, sino uno de los muchos
niveles de organización de los mensajes,
desde el punto de vista de sus propiedades
semánticas. La ideología es entonces un
nivel de significación que puede estar pre-sente
en cualquier tipo de mensajes, aún en
el discurso científico (Verón, 1971:6).
Esa imagen publicitaria es la imagen del
cuerpo femenino, un cuerpo que la moder-nidad
ha transformado en objeto, en mer-cancía,
en una cosa cualquiera.
El cuerpo es objeto de un mercado flore-ciente
que se desarrolló durante estos últi-mos
años alrededor de los cosméticos, de los
cuidados estéticos, de los gimnasios, de los
tratamientos para adelgazar, del manteni-miento
de la forma, de la preocupación por
sentirse bien o del desarrollo de terapias
corporales. (…) Además, las imágenes de la
publicidad que ponen el acento en la forma,
en la preocupación por sí mismo, etc., para
demostrarlo, fragmentan con frecuencia la
unidad del cuerpo (Le Breton, 1995:217).
A través de lo analizado aparece ese en-frentamiento
entre la segunda y la tercera
mujer de Lipovetsky, entre una mujer que
se deja fotografiar para aparecer en la tapa
de una guía turística como objeto de deseo y
una mujer que lucha por darle dignidad al
género. La cultura del bello sexo está em-parentada
con una lógica de tipo arcaica
basada en la desigualdad y la desemejanza
radical entre los sexos. Para los hombres la
fuerza y la razón, para las mujeres la debi-lidad
de la mente y la belleza del cuerpo
(Lipovetsky, 1999:117)
La lucha de algunas mujeres de Buzios
por preservar a la identidad femenina del
sometimiento y la dominación masculina
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responde a la intención de revalorizar a la
mujer e impedir que su trabajo y su condi-ción
general se devalúe. Para evitar la es-tructura
identitaria histórica descripta por
Bourdieu (2005:123) Ser, cuando se trata
de las mujeres, es, como ya se ha visto, ser
percibido, y percibido por la mirada mascu-lina
o por una mirada habitada por las ca-tegorías
masculinas (…).
Nudismo
El turismo naturista o nudista en Buzios
se concentra en la playa Olho de Boi, la
cual funciona desde hace 30 años y a la cual
se accede por un escarpado sendero. Es un
sitio aislado, y de difícil y hasta peligroso
acceso, sobre todo para el turista cuyo
cuerpo no tiene entrenamiento físico. Un
lugar para entrenados o para turistas de
alto poder adquisitivo que pueden tomar un
taxi acuático.
La falta de atractividad del paisaje, la
inaccesibilidad y los altos precios del servi-cio
de bar funcionan como desventajas a la
hora de elegir esta playa. Posee tres chirin-gos
que ofrecen bebidas y ocasionalmente
algún fruto de mar. La playa es muy pe-queña
con una angosta franja de arena,
rodeada, casi encajonada, por morros cu-biertos
de vegetación. La orilla del mar
también está limitada por morros de roca
donde se sientan a tomar sol los turistas en
temporada alta.
En temporada baja no hay más de 10
personas en la playa. Todo el año es visita-da
por hombres solos, generalmente gays,
algunas parejas y muy pocas familias con
niños. El 50% de ellos son brasileros y el
otro 50% extranjeros, americanos, suizos,
alemanes, holandeses y algún latino. Estos
últimos aún se muestran pudorosos frente
a esta modalidad de disfrutar la playa.
En general no es una playa visitada por
buzianos, aunque ellos la han adoptado
como un servicio más al turista. Los resi-dentes
no muestran prejuicios. En el city
tour que las agencias de viaje realizan por
Buzios el día de llegada, Olho de Boi se
muestra desde un mirador y se le informa
al turista que allí puede hacer nudismo.
Además, se aplicó una encuesta informal a
los residentes para conocer su opinión sobre
la playa, y coincidieron en que al ser una
playa reservada y difícil acceso “no se per-turba
la sensibilidad al pudor de nadie”.
Ellos alientan la visita porque “es una pla-ya
en donde se puede tomar sol con privaci-dad
y libertad”. Esto mismo es lo que dije-ron
los turistas que visitan la playa para
practicar nudismo. El interrogante fue por
qué elegir un lugar con tantas desventajas
aparentes como las dificultades para llegar
o las dificultades para permanecer, debido
al alto costo de las bebidas o comida. Este
es un resumen de las opiniones rescatadas:
• “podemos estar en privado”
• “nos sentimos libres”
• “que sea de difícil acceso es un detalle
menor comparado con la libertad de po-der
estar totalmente al natural”
• “nos gusta la soledad”
• “es cómodo descansar sin que nadie te
moleste”
Esta sensación de privacidad y de reser-va
se nota que es generada en el lugar a
través de quienes ofician de anfitriones, los
dueños de los chiringos. Para ellos el estar
desnudos es parte de su vida y son celosos
de los curiosos que llegan hasta la playa,
con ropa, sólo para transformarse en vo-yeur
por un rato. Las desventajas del acce-so
funcionan entonces como una ventaja, ya
que la curiosidad tiene que ser muy fuerte
para trepar un morro muy alto, sin camino
delineado, con 40 grados de temperatura,
durante 20 ó 25 minutos.
Más allá de la falta de prejuicio que de-mostraron
los buzianos frente al nudismo,
algunos turistas, todos latinoamericanos, sí
son prejuiciosos al respecto. El 70 % de los
turistas encuestados mostró un pensamien-to
negativo hacia Olho de Boi. Algunas de
las opiniones que se recogieron de la aplica-ción
de la encuesta fueron:
• Es una playa que por su privacidad debe
de ser usada para fumar marihuana u
otras drogas.
• No me parece agradable ver el cuerpo
desnudo de un extraño, ni que él vea el
mío.
• Como no te vas a desnudar después de
subir ese morro.
• No es para mí.
Al momento de realizar el estudio hacía
dos años que los pobladores de Buzios se
habían alertado porque sucedieron una
serie de casos de violación y robo de turis-tas
mujeres que llegaban solas a la playa
nudista. Nunca se pudo determinar quienes
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PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 5(3). 2007 ISSN 1695-7121
fueron los autores de las vejaciones pero se
presuponía que eran los obreros que llega-ban
desde otras ciudades y que descono-ciendo
el significado del nudismo se sentían
provocados por las mujeres desnudas.
Un claro caso de desigualdad o distancia
en el código empleado. Esta distancia está
cruzada por un sinnúmero de factores que
se mezclan con nuestro lenguaje y condicio-nan
su recepción. Es que la capacidad de
ver y oír del receptor está modelada, limi-tada
y definida por su historia, su educa-ción,
sus valores y creencias, por la imagen
que tiene del emisor, el contexto en el que
transcurre su vida diaria, la información
que maneja, los medios donde la obtiene.
(Mora y Araujo et al, 2001:73)
Esto generó un replanteo en la sociedad
de Buzios que llevó a la organización de
reuniones con los pobladores locales y foros
de debate (un encuentro y asambleas prees-tablecidas)
hasta que el problema se resol-vió
y actualmente es un lugar seguro. Esta
vez también fue la Asociación de Mujeres
de Buzios la que lideró la organización de
los encuentros.
En este caso se ve claramente que una
parte de esa sociedad aún actuaba bajo el
imaginario colectivo de la segunda mujer.
Una mujer que vale por su belleza, por sus
atributos físicos y es dependiente del hom-bre.
Es a través de la sexualidad como el
varón ejerce su poder sobre la mujer; lejos
de reducirse a una función natural el sexo
aparece como el efecto y el instrumento del
poder falocrático como un punto de in-flexión
en las relaciones de dominio que los
hombres establecen con las mujeres (Lipo-vetsky,
1999:61)
Prostitución
También fue con el comienzo del nuevo
siglo que surgió en Buzios la problemática
de la prostitución organizada con mujeres
llevadas desde otras localidades vecinas.
Los líderes de opinión aseguraron que de-bido
a que en Buzios por ser un lugar pe-queño
en donde todos se conocen, si una
mujer trabajara de prostituta sería discri-minada,
tendría como una letra escarlata
en la frente. Por lo tanto no podría inser-tarse
correctamente en la sociedad. Un
detalle que destacó uno de los entrevista-dos
es que en Buzios cada vez hay más igle-sias
evangélicas y esto socialmente influye
en que la prostitución sea muy mal vista,
independientemente del peligro social que
este fenómeno pueda acarrear.
La prostitución organizada surgió con la
llegada de cruceros que bajaban la tripula-ción
y los pasajeros haciendo noche en la
villa. En general permanecen en el lugar
durante dos días. Las mujeres que se dedi-can
a la prostitución conocen los horarios y
los esperan generalmente en los bares que
frecuentan los turistas. Ubicados en el cen-tro
del pequeño poblado, no son más de tres
los lugares que fueron señalados por em-pleados
del sector turístico y pobladores
como los sitios de encuentros entre prosti-tutas
y turistas. Luego, del bar pasan a los
cruceros directamente. Pero ni los dueños
de los bares, ni los empleados de los barcos,
ni los agentes de viaje tienen que ver con el
negocio, aunque claramente alguien les
informa a los turistas dónde pueden conse-guir
servicios sexuales.
Perlongher (1999:220) define a la prosti-tución
como una operación de expropia-ción/
confiscación de los cuerpos, la cual
revelaría uno de sus mecanismos básicos,
que es el hecho de establecer equivalencias
entre el nivel de las intensidades pulsiona-les
y los segmentos monetarios. Si bien la
idea que surge acerca de la dominación en
la prostitución imagina a la mujer domina-da
por el hombre o a quien ofrece el cuerpo
dominada por quien contrata, Ryan y Kin-der
(2000:127) desafían con el interrogante:
el cuerpo de quién está siendo dominado en
el turismo sexual o en la prostitución?
La prostitución en Brasil también tiene
que ver con esa imagen que se ha creado
del país a través de los años. El poderoso
estereotipo de la mulata brasilera, símbolo
sexual de dimensiones internacionales, se
presenta como un ejemplo de sujeto deter-minante
en la construcción de la imagen
femenina idealizada y deseada (Caetano y
Barretto, 2003:114)
Se entiende que eso es parte de una es-trategia
de marketing, pero el agravante es
que crea un concepto superficial acerca de
la mujer brasilera y contribuye con otros
dos factores importantes en la proliferación
del turismo sexual que son la erotización de
lo cotidiano y la banalización del sexo (Cae-tano
y Barretto, 2003:118).
Y otro de los agravantes es el peligro de
Juana A. Norrild 339
PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 5(3). 2007 ISSN 1695-7121
que quienes ejercen la prostitución sean
llevadas por sus clientes a otros países con
la promesa de trabajar o formar una fami-lia,
para luego explotarlas sexualmente. La
existencia de este fenómeno no pudo con-firmarse
en Buzios ya que no se trabajó con
entrevistas en profundidad a quienes ejer-cen
la prostitución.
El problema más importante y compli-cado
son los grupos de mujeres que son
alentadas a través del turismo sexual a
dejar sus países con turistas masculinos
que les prometen una relación sentimental
(y hasta casamiento) o trabajo. Pero al lle-gar
las mujeres son forzadas a trabajar
como prostitutas (Van Boreck, 2002:146)
Agustín (s/f) cree que no debería hablar-se
de prostitución sino de trabajos sexuales,
y establece que la industria del sexo inclu-ye:
burdeles o casas de citas, clubes de al-terne,
ciertos bares, cervecerías, discotecas,
cabarets y salones de cóctel, líneas telefóni-cas
eróticas, sexo virtual por Internet, sex
shops con cabinas privadas, muchas casas
de masaje, de relax, del desarrollo del
‘bienestar físico’ y de sauna, servicios de
acompañantes (call girls), agencias matri-moniales,
muchos hoteles, pensiones y pi-sos,
anuncios comerciales y semi-comerciales
en periódicos y revistas y en
formas pequeñas para pegar o dejar (como
tarjetas), cines y revistas pornográficos,
películas y videos en alquiler, restaurantes
eróticos, servicios de dominación o sumisión
(sadomasoquismo) y prostitución callejera:
una proliferación inmensa de posibles ma-neras
de pagar una experiencia sexual o
sensual. Está claro entonces que lo que
existe no es ‘la prostitución’ sino un montón
de distintos trabajos sexuales.
Este concepto, el de trabajo sexual, no
aparece en la idiosincrasia de los buzianos.
Es un fenómeno vergonzante del cual se
quieren separar las mujeres asegurando
que las prostitutas vienen de afuera y es
claro que el grupo discriminaría categóri-camente
a cualquier mujer que intentase
trabajar como prostituta. Esta vergüenza
por involucrar las partes pudorosas del
cuerpo responde a una conducta social
histórica.
El cuerpo tiene (…) sus partes públicas,
cara, frente, ojos, bigote, boca, órganos no-bles
de presentación de uno mismo en los
que se condensa la identidad social, el pun-donor,
el nif, que impone enfrentarse y mi-rar
a los demás a la cara, y sus partes pri-vadas,
ocultas o vergonzosas, que el decoro
obliga a disimular (Bourdieu, 2005:30)
Esta visión negativa de la prostitución
no se da sólo en Buzios y nace del prejuicio
de clase, más allá de que los estudios sobre
prostitución realizados por las distintas
ciencias sociales han agregado sobradas
causas para calificar a la prostitución, en
general, negativamente. La prostitución
callejera continúa siendo considerada mala,
pero las chicas de alta sociedad que se pros-tituyen
son aceptadas y su encuentro
sexual con los turistas es considerado una
aventura (Oppermann, 1999:262)
Por otra parte no se puede hablar de
trabajadoras sexuales en todos los casos, ya
que hay mujeres que son esclavas sexuales
ya que son explotadas por una persona que
oficia de agenciero. Algunos centros de
prostitución funcionan como verdaderas
agencias, con un responsable que controla,
a veces, varios locales con grupos de prosti-tutas
(Ribeiro, 2003:314) Mientras que
además están las microempresarias del
sexo (Ribeiro 2003) cuyos departamentos
tienen la doble función de residencia y lu-gar
de trabajo. En el caso de Buzios este
tipo de discriminación queda abierta a fu-turas
investigaciones, ya que el releva-miento
realizado no apuntó a descubrir si
las prostitutas actuaban por voluntad pro-pia
u obligadas por un proxeneta.
En este caso también es clara la lucha
entre esa segunda mujer de Lipovetsky,
dependiente del hombre en cuanto a su
medio de vida, y la tercer mujer que repu-dia
la desvalorización femenina, la depen-dencia
y la esclavitud.
Comentarios Finales
Se puede concluir del estudio realizado
que en cuanto a la utilización de la mujer
como atractivo turístico es una problemáti-ca
que parece estar resuelta en Buzios, al
menos en las acciones promocionales que
parten de su comunidad; pero que para
algunos grupos sociales es un ítem sobre el
cual aún hay que trabajar mucho y el cam-bio
de idiosincrasia va a llevar varias déca-das.
No sólo se trata de educar al hombre
sino también a la mujer y sin lugar a dudas
se necesitarán políticas y acciones bastante
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más abarcadoras que las luchas colectivas
de las asociaciones de mujeres.
La intención de éstas últimas es revertir
la dominación masculina que genera de-pendencia
no sólo de la mujer al hombre
sino de las mujeres hacia toda la sociedad,
devolviéndoles su estructura identitaria
genuina.
La problemática de la prostitución aún
no ha podido resolverse, probablemente
porque afecta a mujeres que no residen en
el lugar y por lo tanto es más difícil que las
mujeres residentes logren empatía con
ellas. Por lo que se concluye de las entrevis-tas
realizadas la prostitución en Buzios se
organiza a partir del turismo, no es un
fenómeno que ya estaba instalado en el
lugar. De esta manera se contradice a
McKercher y Bauer (2003) quienes creen
que el turismo no es la causa de la prostitu-ción.
En este caso sí lo es.
El interés de los grupos de mujeres loca-les
en resolver esta situación se centra fun-damentalmente
en que intentan de alguna
manera limpiar esa imagen sensual que
tiene la mujer brasilera y que se ha genera-lizado
a lo largo de todo el país, porque las
desvaloriza como seres humanos. A su vez
no puede dejarse de lado que el ámbito de
la prostitución es un costado negro del tu-rismo
que puede gestar graves problemas
como la exportación de sexo de manera
engañosa y la esclavitud.
Por otra parte habría que trabajar el
prejuicio con que es vista la prostitución, no
como un trabajo elegido por la mujer; sino
como un fenómeno degradante de la misma,
que la convierte en objeto y que por reflejo
estigmatiza a todas las mujeres del grupo
aunque no se dediquen a lo mismo.
En cuanto a la tercer variable, para los
residentes de Buzios no es atractivo hacer
nudismo, pero no ven mal que los turistas
lo practiquen; por lo tanto queda demostra-do
que los prejuicios respecto al cuerpo
mostrado que aparecen en la prostitución
no se ven en el acto de desnudarse.
Olho de Boi es una playa muy reserva-da,
de difícil acceso y por lo tanto no se per-turba
la sensibilidad al pudor de nadie, y
Buzios no se promociona por su playa nu-dista
sino que es un servicio más que se
brinda a los turistas. En cuanto a la pro-blemática
ocurrida por la diferencia de
código entre residentes, turistas y trabaja-dores
visitantes, fue resuelta eficientemen-te
con un plan organizado y correctamente
ejecutado.
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Recibido: 26 de octubre de 2006
Revisado: 28 de abril de 2007
Aceptado: 30 de mayo de 2007
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