Vol. 2 Nº 1 págs. 101-109. 2004
www.pasosonline.org
© PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural. ISSN 1695-7121
El patrimonio industrial-minero como recurso turístico
cultural: El caso de un pueblo-fábrica en Argentina
Guillermina Fernández †
Universidad Nacional del Centro. Centro de Investigaciones Ecogeográficas y Ambientales
Aldo Guzmán Ramos ‡
Consultor en Patrimonio Turístico
Resumo: La valoración del patrimonio por parte de la sociedad es fundamental, pues permite entender
de donde venimos y hacia donde vamos. Dentro del patrimonio cultural, existe una categoría que es el
patrimonio industrial. El presente articulo tiene como objetivo diagnosticar las posibilidades de
desarrollar un programa de turismo cultural a partir del patrimonio industrial existente en la localidad de
Villa Cacique - Barker, en el sudeste de la Provincia de Buenos Aires (Argentina), esto permitiría
mantener la identidad de la localidad y a través de un modelo turístico cultural-industrial aumentar los
ingresos económicos locales.
Palavras chaves: Patrimonio industrial-minero; Turismo cultural; Identidad local.
Abstract: The valuation of the heritage on the part of the society is fundamental, because it allows to
understand of where we come and towards where we go. Within the cultural heritage, a category exists
that is the industrial heritage. The present I articulate must like objective diagnose the possibilities of
developing to a program of cultural tourism from the existing industrial heritage in the locality of Villa
Cacique - Barker, in the Southeast of the Province of Buenos Aires (Argentina), this would allow to
maintain the identity of the locality and through a tourist model cultural-industrialist to increase eco-nomic
the income local.
Keywords: Industrialist-Mining heritage; Cultural tourism; Local identity
† Profesora y Licenciada en Geografía. Master en Gestión Publica del Turismo. E-mail: guillermina1@ciudad.com.ar
‡ Profesor y Licenciado en Geografía. E-mail: aldo_ramos@hotmail.com
102 El Confital (Gran Canaria): una prospección etnográfica
Introducción
La evolución que marcan las diferentes
fases del proceso de ocupación de un lugar,
y las relaciones sociales gestadas en él,
pone de manifiesto los cambios generados
en el modo de ser y hacer. Así las épocas se
distinguen unas de otras, y en cada mo-mento
es necesario captar los objetos y re-laciones
nuevas de un sistema y dar valor a
aquellas que perduran.
En tal sentido es fundamental que nues-tra
sociedad comience a valorizar, entre
otras cosas, la herencia vinculada a la pro-ducción
industrial. Para esto es necesario
elaborar un programa de desarrollo orien-tado
a la recuperación y refuncionalización
de un sistema de objetos a partir de dife-rentes
modelos, entre ellos un modelo turís-tico
cultural-industrial.
El presente artículo tiene como objetivo
diagnosticar las posibilidades de desarro-llar
un programa de turismo cultural a
partir del patrimonio industrial existente
en la localidad de Villa Cacique-Barker, en
el sudeste de la Provincia de Buenos Aires,
República Argentina.
Estas villas obreras tuvieron un periodo
de gran auge en las décadas de los '60 y '70
a partir del extraordinario crecimiento de
la industria cementera (Loma Negra-
Barker). No obstante, a partir de los '80 se
inició una etapa regresiva producto de un
fuerte descenso de la producción de la fá-brica,
que fue convirtiéndose en una insta-lación
obsoleta técnicamente hasta que en
el año 2001 fue cerrada definitivamente.
Frente a esta situación, la comunidad y
las autoridades municipales han "imagina-do"
algunas estrategias, pero sin lograr
implementar un verdadero plan de desarro-llo
que sustituya el modelo implantado por
la fábrica.
Patrimonio cultural: identidad social
El patrimonio cultural de un país, región
o ciudad está constituido por todos aquellos
elementos y manifestaciones tangibles o
intangibles producidas por las sociedades,
resultado de un proceso histórico en donde
la reproducción de las ideas y del material
se constituyen en factores que identifican y
diferencian a ese país o región.
El Patrimonio, relacionado con la heren-cia,
es un concepto que alude a la historia,
que se enlaza con la esencia misma de la
cultura y es asumido directamente por los
grupos locales. El Patrimonio es la síntesis
de los valores identitarios de una sociedad
que los reconoce como propios. Ello implica
un proceso de reconocimiento intergenera-cional
de unos elementos (desde el territo-rio
a la ruina) como parte del bagaje cultu-ral,
y su vinculación a un sentimiento de
grupo (Santana, 2003). En ese instante el
bien concreto estará a salvo, aunque sea
momentáneamente, y si bien su conserva-ción
no estará garantizada, al menos la
sociedad sentirá como propia su destrucción
y pérdida, por lo que se sentirá más involu-crada
Ahora bien, un concepto moderno de pa-trimonio
cultural incluye no solo los mo-numentos
y manifestaciones del pasado
(sitios y objetos arqueológicos, arquitectura
colonial e histórica, documentos y obras de
arte), sino también lo que se llama patri-monio
vivo; las diversas manifestaciones de
la cultura popular (indígena, regional, po-pular,
urbana), las poblaciones o comuni-dades
tradicionales, las lenguas indígenas,
las artesanías y artes populares, la indu-mentaria,
los conocimientos, valores, cos-tumbres
y tradiciones, características de un
grupo o cultura. Este último constituye el
patrimonio intelectual: es decir, las crea-ciones
de la mente, como la literatura, las
teorías científicas y filosóficas, la religión,
los ritos y la música, así como los patrones
de comportamiento y la cultura que se ex-presa
en las técnicas, la historia oral, la
música y la danza. Es posible conservar
trazas materiales de este patrimonio en los
escritos, las partituras musicales, las imá-genes
fotográficas o las bases de datos in-formáticas,
pero no resulta tan fácil cuando
se trata, por ejemplo, de un espectáculo o
de la evolución histórica de un determinado
estilo de representación o de interpretación.
Teniendo en cuenta esto, una entidad
arqueológica, unos conocimientos no fun-cionales,
un proceso productivo en desuso,
etc., antes de su activación patrimonial son
sólo piedras, artefactos y recuerdos. Des-pués
serán patrimonio institucional de un
pueblo. Más tarde, con la divulgación y la
vinculación histórica, patrimonio público.
Paulo González 103
Luego, con su entrada en el mercado, po-dría
ser patrimonio turístico.
Así, los elementos que constituyen el pa-trimonio
cultural son testigos de la forma
en que una sociedad o cultura se relacionan
con su ambiente (Casasola, 1990). Forman
parte del sistema de objetos y relaciones
que se configuraron en otro momento, y
adquieren valor para el conjunto de la so-ciedad
actual, que se vincula a ellos de otra
manera. Entonces el patrimonio cultural se
constituye por una porción del ambiente
transformado incluyendo formas de organi-zación
social, relaciones entre los diversos
sectores de la sociedad y de las institucio-nes
sociales. Por otro lado cada sociedad
rescata el pasado de manera diferente, se-leccionando
de éste ciertos bienes y testi-monios
los cuales están dotados de signifi-cado,
y son resignificados nuevamente.
El patrimonio, por lo tanto, es el produc-to
de un proceso histórico, dinámico, una
categoría que se va conformando a partir de
la interacción de agentes y diferentes situa-ciones,
que obligan a obtener una mirada a
largo plazo, tanto en la concepción como en
el uso de los recursos.
Finalmente, la información es un com-ponente
esencial del patrimonio: implica
saber cómo, cuándo y por quién ha sido
utilizado, enriqueciendo nuestra compren-sión
del contexto humano del que procede.
En ocasiones, la transmisión de este tipo de
información es tan importante como la del
propio objeto al que se refiere, y de esta se
obtienen elementos claves para su puesta
en valor y reutilización.
Hablar de patrimonio es considerar a la
cultura resultante de la interacción de la
sociedad con el ambiente, en donde se in-cluye
el conocimiento, las aptitudes y hábi-tos
adquiridos por el hombre como miembro
de una sociedad. Estas manifestaciones y
elementos son un reflejo de la respuesta
que el hombre da a los problemas concretos
de su existencia y su relación con el entor-no;
esto es lo que lo hace válido para el de-sarrollo
sustentable.
Considerando lo expresado, en este tra-bajo
abordaremos dentro del patrimonio
cultural, específicamente al patrimonio
industrial. En un esquema amplio podemos
incluir dentro de este tipo de patrimonio a
los inmuebles, (zonas de producción, de
vivienda, etc.), los muebles (maquinaria,
herramienta, los archivos, etc.) y a esto
pueden agregarse los modos de vida de los
trabajadores, el know how de los procesos
productivos, asociados a la industria como
un verdadero sistema.
El patrimonio industrial y su valoración
turístico - recreativa.
A lo largo del tiempo algunos lugares
han encontrado en su herencia industrial
elementos patrimoniales que se han valo-rado
en el mercado, desde el punto de vista
arquitectónico, museístico o recreativo. Ya
en Estados Unidos y Gran Bretaña, desde
finales de los '70, existen iniciativas para
poner en valor algunas instalaciones indus-triales.
Entre las más tempranas se en-cuentra
la puesta en valor del núcleo ma-nufacturero
textil de Lowell, en Massa-chussets
(1977), al que siguieron otras ac-ciones
diversas. El interés de las realiza-ciones
norteamericanas explica que hayan
sido tomadas como modelo en Europa; para
tener una idea de su atractivo e impacto
económico bastará con señalar que entre
septiembre de 1983 y diciembre de 1987 las
fundiciones de Birmingham, en el Estado
de Alabama, recibieron unos 275.000 visi-tantes
(Capel, 1996).
Desde hace ya algunos años se discute la
posibilidad de revitalizar ciudades en crisis
mediante el desarrollo del turismo y en
especial cómo podrían convertirse las insta-laciones
industriales obsoletas a los usos
turísticos. En Escocia, por ejemplo, se han
valorado las antiguas industrias del hierro
en Dunaskin, Ayrshire, investigando la
promoción de la herencia industrial regio-nal
para el desarrollo económico. Ahora
bien, esto no solo se ha vinculado a sectores
industriales, abandonados o antiguos, como
sostiene el geógrafo español Horacio Capel
"... desde mediados de los años '80 no solo
los establecimientos industriales antiguos,
sino las grandes instalaciones industriales
y los establecimientos científicos se convier-ten
en objeto de atención y visita..... En esa
relación aparecen museos científico-técnicos
especializados (de la navegación, agrarios,
de la radio, óptico, de la fotografía, del au-tomóvil,
del ferrocarril, de la artesanía, de
dirigibles, de motocicletas, de la electrici-dad...),
puentes de diversas épocas, faros,
puertos, astilleros, estaciones de ferrocarril,
104 Consumo e legitimidade na cultura mundializada
líneas ferroviarias de distintas épocas, as-censores
de montaña de principios de siglo,
canales, esclusas, refinerías y otras instala-ciones
petrolíferas, molinos de vientos, di-ques
secos, industrias textiles, forjas y
herrerías, presas, teatros especialmente
interesantes por sus estructuras escenográ-ficas,
grandes excavadoras, instalaciones
aeroespaciales, campos de antenas parabó-licas,
estaciones de seguimiento de satéli-tes,
aeropuertos, acueductos, edificios equi-pados
con energía solar, centros de investi-gación
física, instalaciones de producción de
energía a partir de procesos biológicos, cen-tros
de control de tráfico, fábricas de vidrio,
instalaciones para el abastecimiento de
agua potable, estaciones de tratamiento de
basuras y de aguas residuales, campos de
experimentación con biomasa" (Capel,
1996). En definitiva las estructuras y ele-mentos
representativos de aquellos siste-mas
de acción sobre el territorio, desde
estructuras rígidas a otras más flexibles,
son potencialmente interesantes a la mira-da
de una sociedad que reconoce y valores
identitarios a modelos vigentes o en deca-dencia
que han a su acervo cultural y su
propio sentido de pertenencia y evolución.
Si bien estas experiencias se han asocia-do,
en muchas ocasiones, a experiencia de
tipo educativo, no puede negarse el atracti-vo
potencial de las instalaciones industria-les
de todo tipo. Allí se pueden incorporar
distintos procesos históricos de desarrollo,
de evolución de las formas laborales, de
cambios socioeconómicos presentes en de-terminada
sociedad (por efectos de la urba-nización
fabril y/o de las nuevas tecnologí-as).
Estos y otros elementos pueden vincu-larse
a segmentos de mercado no directa-mente
asociados a un turismo educativo.
Por otro lado el patrimonio industrial y
técnico podría constituir una oferta compe-titiva
respecto de otras de carácter tradi-cional,
o complementaria de dicha oferta,
contribuyendo a aumentar los atractivos
turísticos regionales, generando un movi-miento
en torno al desarrollo económico
local. Procesos que articulan maquinarias,
hornos, plantas extractivas del pasado y del
presente y sus respectivas unidades habita-cionales,
todos elementos que sin ninguna
duda transformaron a los actores sociales,
su cultura y el territorio mismo, y que tie-nen
un potencial para ser rehabilitados y
convertidos en atractivos turísticos o re-creativos,
involucrando a sus artífices.
Teniendo en cuenta es fundamental
acercar una mirada más amplia, en la con-cepción
tanto del patrimonio como del tu-rismo,
desde una perspectiva del desarrollo
integral y complejo. Así, algunos de estos
proyectos se pueden incluir dentro de los
movimientos de dinamización territorial
que en las últimas décadas proponen que es
posible observar que los recursos del turis-mo,
el ocio, la promoción cultural, natural y
de cualquier tipo de atractivo con un cierto
interés, integran una potencial estrategia
de futuro en algunas áreas del interior.
“...Se contemplan estos recursos como una
alternativa para un nuevo modelo de desa-rrollo
local que ayude a superar un periodo
de recesión económica, demográfica y so-cial,
consecuencia de la desaparición o el
declive irreversible de las actividades pro-ductivas
tradicionales, y de su no- sustitu-ción
por otras en breve” (Llurdes i Coit,
1995). Incluso se apuesta a la integración
entre diferentes unidades socioterritoriales
funcionales a un sistema mucho más com-petitivo
y dinámico que puede ofrecer si-nergias
positivas.
En dicho proceso, el turismo y la recrea-ción
como actividades económicas han ad-quirido
mayor significatividad, asumiendo
un rol muy fuerte en algunos espacios re-traídos
y con modelos territoriales en crisis
(por ejemplo enclaves minero - industriales,
etc.).
Esto se ha visto favorecido por cambios
dentro del turismo, tanto en la transfor-mación
del perfil del turista, por efectos del
incremento de los niveles culturales, educa-tivos
y las mejores condiciones de vida;
como a cambios en las formas de concebir el
tiempo libre, de revalorizar otros lugares,
menos masificados y especiales, del agota-miento
de destino y productos tradiciona-les,
etc. Esto ha significado que en la com-petencia
para atraer este nuevo tipo de
turismo alternativo se diseñen propuestas
nuevas e imaginativas, en sitios no tradi-cionales
y con valor histórico-cultural, o
natural singular.
Al respecto, algunos países desarrolla-dos,
caracterizados por poseer y generar un
turismo tradicional intentan atraer a este
nuevo tipo de turista interesados en otras
alternativas, debiendo establecer otros me-
Paulo González 105
dios de gestión dirigidos al mantenimiento
y en algunos casos a la restauración de
antiguas estructuras, entre ella las fabriles.
Para los países en vías de desarrollo im-plementar
alguna de estas alternativas ha
sido problemático, especialmente en caso de
las infraestructuras e instalaciones, puesto
que es restringido el acceso a recursos eco-nómicos
destinados a este tipo de activida-des
y también reducida o inexistente la
jurisprudencia referida al resguardo del
patrimonio industrial. Por otro lado las
cifras indican que por ejemplo, Latinoamé-rica
ha sido objeto de la elección de muchos
flujos de turistas internacionales que han
elegido sus manifestaciones culturales o
naturales como elementos alternativos para
"descubrir" y en tal proceso pueden incluir-se
nuevas rutas. Esto no significa que la
revalorización del patrimonio, en este caso
industrial, deba ser "mostrado" para el "ex-tranjero",
la experiencia indica que es el
mismo residente y el propio habitante de la
región o la nación, a quienes se les debe
hacer accesible dicho descubrimiento e in-terpretación.
De una forma u otra, debe considerarse
válida esta opción si se tienen en cuenta los
potenciales peligros de destrucción, desapa-rición
o abandono, de vestigios industriales
del siglo XIX y XX, tanto los que ya están
abandonados como aquellos que se enfren-tan
actualmente a la dinámica de procesos
de reconversión productiva y caída en los
niveles de rentabilidad.
Incluso, desde hace ya algunos años se
analiza la posibilidad de que el turismo
pueda convertirse en un motor de desarro-llo
en áreas económicamente deprimidas y
la forma en que se pueden adecuar las ins-talaciones
inactivas, tanto desde el punto
de vista ingenieril como urbanístico, con
una nueva funcionalidad didáctica y cultu-ral,
en el marco de un proyecto turístico. En
dicho contexto el turismo industrial ha te-nido
un crecimiento muy importante en los
países europeos en lo últimos años (sobre
todo porque ellos han sido los que han ex-perimentado
además el agotamiento en el
ciclo de vida de sus productos de sol y playa
o de turismo urbano, monumental). Pero
estos modelos están relacionados no sólo
con la implementación de recorridos a los
circuitos industriales antiguos, sino tam-bién
a los complejos industriales actuales,
como una política de apertura de estable-cimientos
industriales y de procesos, que
antes eran cerrados e incomprensibles, a un
público general. Muchas de estas experien-cias
junto a otras modalidades como el eco-turismo,
el agroturismo, el turismo de
aventura, etc. han sido incluidas dentro de
un turismo alternativo. Definido por oposi-ción
al turismo masivo, convencional de
modelos anteriores. Pero la implementación
de una propuesta de estas características
no se produce sin obstáculos. Se necesita
desde luego una buena disposición de las
empresas y entidades municipales, cuestión
esta que presenta en la mayoría de los ca-sos
situaciones conflictivas y puja de inter-eses
que pueden hacer fracasar las gestio-nes.
Por ejemplo, la visita a establecimien-tos
que están en actividad, podría ocasionar
problemas y molestias en los procesos de
producción, o en ocasiones las instalaciones
no están preparadas para ser recorridas por
visitantes. Por otro lado, también es nece-sario
pensar como hacerlos atractivos para
el turista, dado que por si solos a veces ca-recen
de valor.
Por otro lado, y desde un punto de vista
económico, la puesta en valor además de
generar empleos directos e indirectos, man-tiene
una dinámica productiva que permite
el mantenimiento edilicio de las plantas,
así como el fortalecimiento de la imagen de
la empresa en ciertos sectores. Esto revi-sado
en un contexto mayor puede significar
la recuperación de espacios abandonados
por la industria, incluso a partir del cambio
del uso del espacio y su resignificación,
permitiendo, mediante la actividad turísti-ca,
plantear la recuperación de áreas donde
la pérdida de actividades productivas (por
agotamiento de los recursos naturales en
algunos casos, y por efectos de políticas
económicas globales desde los años ’80, en
otros) han dejado de proveer recursos, dan-do
origen a la conformación de pueblos fan-tasmas.
Manifestación de infraestructuras
y construcciones representadas por unida-des
habitacionales o comunidades de fábri-ca,
pueblos completos abandonados o mar-ginales,
que luego del abandono de unida-des
productivas como los antiguos hornos
caleros de las primeras décadas del siglo
XX, no encuentran un camino a seguir una
estrategia en conjunto que escape a la al-ternativa
de irse a "buscar suerte a otro
106 Consumo e legitimidade na cultura mundializada
lado". Así desde estas construcciones mani-festadas
como una pesada herencia, de
aparente escaso valor, se puede proyectar
un nuevo tipo de desarrollo que revalorice
las viejas estructuras ofreciendo un nuevo
producto.
Con el "pasado industrial, es posible rea-lizar
emprendimientos cuyos objetivos de-ben
ser culturales, haciendo accesible al
público un patrimonio industrial de enorme
potencial, sensibilizando a los visitantes
con la diversidad y riqueza de la actividad
industrial y los problemas medioambienta-les
que las empresas extractivas han gene-rado.
También educativos, dirigidos sobre
todo a los niveles primarios y secundarios,
despertando el interés de los jóvenes por las
múltiples facetas de la ciencia, la tecnología
y los procesos de cambio que dieron como
resultado un sistema industrial y minero de
enorme capacidad productiva" (Paz, C. y
Visvequi, R.: 2001). Por lo tanto el desafío
no es meramente un problema del respon-sable
de la unidad o de la planta, es una
problemática social que va desde la propia
concepción de un bien patrimonial para la
comunidad, hasta su gestión y puesta en
valor, y la participación de diferentes secto-res.
Al respecto, es necesario considerar esto,
particularmente pensando que no solo es
importante recuperar el patrimonio indus-trial,
también es posible incluir el espacio,
porque como expresa Jacques Lecours (Le-cours,
J.: 1999) “... si el territorio es el so-porte
fundamental de la industrialización,
hay que comprender al territorio para com-prender
la industrialización. En la inter-pretación
y la puesta en valor del patrimo-nio
industrial se debe tener en cuenta a su
vez, el contexto espacial y temporal más
amplio posible, intentando mostrar, luego
el contexto global donde han funcionado y
funcionan distintas empresas. El sistema
industrial es transformador no solo de pro-ductos
sino de las sociedades que se han
involucrado con el, y que desde esa posición
han tejido redes sociales“.
Pero implementar actividades turísticas
a partir del patrimonio industrial no es
tarea fácil, y es necesario destacar que exis-ten
situaciones o factores que impiden en
ocasiones activar a los bienes industriales
como elementos patrimoniales. Dietrich
Soyez (Citado en Capel, 1996) señala que
las principales barreras que se presentan
son:
• Cognitivas: como la idea de que la in-dustria
no es un bien cultural, no tiene
valores estéticos, no es interesante, o
que la visita a ese tipo de instalaciones
no es elegante.
• Económicas: los dueños de las instala-ciones
obsoletas pueden pensar que es
más rentable vender la maquinaria co-mo
chatarra, o enajenar el terreno, o de-dicar
el edificio a otras ocupaciones; hay
también dificultades para el cambio de
funciones, y es elevado el coste de la res-tauración.
• Legales o administrativas: derivadas de
las competencias poco claras sobre las
actuaciones a realizar; o físicas, relacio-nadas
con la lejanía de algunas instala-ciones
respecto a las rutas turísticas
tradicionales, e incluso con relación a
potenciales accidentes.
Por esto el desarrollo de actividades tu-rísticas
relacionadas con la historia y la
actividad industrial, es escaso y de trata-miento
muy reciente a escala mundial, más
aún cuando se trata de su puesta en prácti-ca.
Por esta razón es necesario realizar
estudios para analizar las posibilidades de
desarrollar el turismo industrial, pensando
en el turista interno, pero también en el
internacional.
A continuación se presente una breve
propuesta de revalorización del patrimonio
industrial-minero de una pequeña localidad
a partir de su inserción en un proyecto de
desarrollo turístico cultural-industrial.
Patrimonio industrial-minero y turismo en
el pueblo-fábrica de Barker - Villa Cacique
Antecedentes históricos del poblado
Ubicadas en una depresión tectónica del
sistema serrano de Tandilia (formación
sedimentaria), en el partido de Benito Juá-rez
en el Sudeste de la Provincia de Buenos
Aires (Argentina), a 60 Km. de la ciudad de
Tandil y a casi 400 Km. de la ciudad de
Buenos Aires; las comunidades de Barker y
Villa Cacique (principalmente la última),
son un ejemplo perfecto de un pueblo-fábrica,
villa minera, comunidad de fábrica,
nacida ex-novo por razones estrictamente
industriales y, además, ajenas a la dinámi-ca
económica de la zona en la que se encla-
Paulo González 107
va. Y como típico pueblo-fábrica ha sufrido
una tiránica dependencia respecto a la ac-tividad
industrial que la originó. Por esta
razón, la actividad económica de las empre-sas,
sus planes de expansión o sus crisis,
marcan directamente toda la vida ciudada-na.
Lo que se constata perfectamente al
comprobar que las construcciones fabriles y
las construcciones urbanas han evoluciona-do
en paralelo, por lo tanto analizar la his-toria
de Barker y Villa Cacique implica
describir la evolución económica de la fábri-ca,
la cual a su vez esta relacionada con los
vaivenes económicos del país.
Inicios industriales de la zona
A fines del siglo XIX se instaló en la zo-na
una fábrica de cal. Esta producía cal con
un solo horno, el cual primeramente utili-zaba
como fuente energética leña y poste-riormente
carbón mineral. La materia pri-ma
se extraía de una cantera aledaña a la
fabrica y el principal destino de lo produci-do
era la ciudad de Bueno Aires y Tandil.
Para el transporte del producto se con-taba
en principio simplemente con carretas
y más tarde, en 1908, con el ferrocarril.
Este avance en el transporte permitió una
comunicación más fluida, posibilitando el
crecimiento minero-industrial de la zona.
La fábrica y el surgimiento de la villa mi-nero-
industrial
A mediados del siglo XX se localiza cerca
de La Calera, la fabrica de cemento Loma
Negra, funcionando al principio con un solo
horno (1955/56).
En este periodo la población aún era es-casa
y parte fue incorporada como personal
de la planta (alrededor de 45 personas).
Las primeras viviendas vinculadas a la
planta fueron construidas por la empresa
en 1954 y se destinaron al personal jerár-quico.
A partir de la instalación del segundo
horno en 1961, el requerimiento de mano
de obra creció; por esta razón comenzaron a
llegar trabajadores de distintos puntos del
país (Santiago del Estero, Catamarca, etc.)
e incluso de países limítrofes (Bolivia, Chi-le,
etc.) sumando de esta manera 2000 em-pleados.
Al tiempo que la fábrica crecía, también
generaba un crecimiento urbano importan-te,
que podía observarse en la construcción
de nuevos barrios e incluso de un centro
comercial, que si bien los negocios, estaban
en manos de concesionarios, tenían una
fuerte relación con la empresa, que ejercía
una especie de paternalismo sobre toda la
población.
Todo esto generó una comunidad de fa-brica
o pueblo-industrial, pues la empresa
estableció la fuerza de trabajo, construyó
las viviendas de sus empleados, creó la
infraestructura de servicios y todos aque-llos
elementos necesarios para la vida
humana, como por ejemplo, el club social y
deportivo, el balneario con canchas para la
práctica de distintos deportes, piletas, fo-gones,
etc.
A partir de la década de 1980 se produce
un importante cambio en la relación fábri-ca-
sociedad. Se comienza el paso de un sis-tema
de producción fordista hacia el neo-fordista.
Así se apunta a una mayor flexibi-lidad
laboral y se comienzan a adoptar tec-nologías
modernas (informatización de cier-tos
procesos, mecanización de tareas, como
la carga y descarga de material, etc.) que no
serían suficientes, ya que con el paso de
tiempo, la tecnología, aplicada a los proce-sos
productivos de la planta, termina resul-tando
"obsoleta".
Los cambios técnicos y organizacionales
y la grave crisis económica de mediados de
la década del ochenta, y que se prolongo en
los noventa, provocaron una paulatina re-ducción
del personal (de 1060 empleados en
1974, a 80 al momento del cierre de la
misma) y finalmente el cierre de la planta.
Además de la perdida de empleo se termi-nó
por desarticular el espacio que se había
conformado a mediados de siglo.
El proceso de producción
Al principio el proceso de producción de
cemento se denominaba por vía húmeda, en
el horno entraba para su posterior cocido
una mezcla de piedra caliza molida, arcilla
y agua. Esto fue así hasta 1969/70 cuando
se instala el método denominado por vía
seca. Este consiste en la incorporación del
polvo seco, mezcla de arcilla, caliza y un
agregado, que una vez cocidos permiten la
obtención del clinker. Este subproducto
pasa por la molienda donde se combina con
yeso para conseguir el cemento.
108 Consumo e legitimidade na cultura mundializada
Reflexiones en cuanto a la situación actual.
Ante la situación actual de la fábrica es
importante plantear la necesidad de una
estrategia de rescate por la importancia
que reviste y poder asegurar su permanen-cia
física a partir de otros usos.
Bajo estos criterios es importante desta-car
que la existencia del conjunto fabril,
hoy patrimonio industrial, tiene diversos
valores intrínsecos y extrínsecos que deben
de conservarse para ser conocidos por gene-raciones
futuras, así mismo para resolver
necesidades actuales de sus habitantes
basados en conciencia de identidad y respe-to
por la historia del lugar.
Por sí sola, la conservación del patrimo-nio
industrial de Barker-Villa Cacique para
su utilización turística, es poco viable. Es
necesario que la misma se sostenga bajo un
sentido de valor y de rentabilidad. Al res-pecto,
la inserción del patrimonio industrial
en un plan de desarrollo turístico regional
puede ser una alternativa viable y efectiva,
no sólo para lograr su conservación sino
también a la hora de generar paulatina-mente
una estrategia de reactivación eco-nómica
local, beneficiando por igual a los
distintos sectores afectados por la reestruc-turación
económica de las empresas indus-triales.
Este desafío debe superar no solo la vi-sión
indiferente de la comunidad respecto
de la fábrica en su relación con el turismo,
además la necesidad de apertura de la
empresa hacia una actividad desconocida y
cuestiones de orden legal. Esto se suma la
escasa o nula tradición turística del muni-cipio,
donde se encuentra la fábrica, y la
incertidumbre sobre potenciales inversio-nes,
tanto del sector público como del pri-vado,
en el contexto de una crisis socioeco-nómica
generalizada en Argentina.
Algunos elementos para iniciar un modelo
de turismo cultural con base en el patrimo-nio
industrial de Barker - Villa Cacique.
• Involucrar a la empresa como dueña de
las instalaciones y a empleados o exem-pleados
a partir de un proyecto concreto.
• Involucrar al municipio para promover
este tipo de turismo, e insertarlos dentro
de un proyecto general.
• Involucrar a diferentes instituciones, e
insertarlos dentro de un proyecto gene-ral.
• Realizar un estudio de mercado
• Elaborar un diagnóstico de los elemen-tos
de la fábrica que sean potenciales
atractivos y elementos patrimoniales y
de su relación con las canteras, los
hallazgos arqueológicos, las particulari-dades
geológicas de la región, las pro-pias
comunidades y el ferrocarril.
• Promoción del destino turístico enfati-zando
su singularidad en la región.
• Diagnosticar la potencialidad de crear
un Centro de Interpretación de la indus-tria
cementera, que puede contener un
museo que reconstruya la cultura mate-rial
relacionada a los procesos producti-vos
de la minería y la industria cemen-tera,
sin olvidar los modos de vida de
sus trabajadores.
Reflexión final
Por lo expresado podemos decir que los
importantes recursos que conforman la
historia industrial de Barker-Villa Cacique,
pueden convertirse, bajo un coherente y
responsable programa de recuperación y
conservación del patrimonio industrial y
turístico, en una estrategia alternativa de
desarrollo económico local y de creación de
empleos directos e indirectos. Su realiza-ción
debe necesariamente inscribirse en el
núcleo de las estrategias de reconversión de
las bases de la economía regional, espe-cialmente
maltratadas por la crisis actual y
la caída masiva de las fuentes laborales
dependientes de las actividades extractivas.
Por otro lado este tipo de proyecto per-mitiría
mantener vigentes, rasgos de la
cultura del trabajo industrial de la locali-dad
que se están perdiendo, no solo en la
localidad analizada, sino también en otros
puntos del país donde existen instalaciones
industriales semejantes, y que están cam-biando,
producto de la automatización de
las tareas, que no solo reemplazan personal
sino también practicas laborales realizadas
por obreros especializados, perdiéndose una
parte de la cultura.
Paulo González 109
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Recibido: 7 de diciembre de 2002
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