PARABIBLOS: CUADERNOS DE BIBLIOTECONOMÍA y DOCUMENTACIÓN
LAS INVESTIGACIONES SOBRE
LA HISTORIA DE
HISPANOAMÉRICA EN LAS
BIBLIOTECAS NORTEAMERICANAS
Manuel Hernández González
Profesor de la Universidad de La Laguna
La estancia de un curso escolar en los Estados Unidos corno becario postdoctoral
del Centro de Estudios Atlánticos, Sociedad y Cultura de la Universidad de Iohns
Hopkins en Baltimore me permitió acceder a una amplia y numerosa bibliografía sobre
la historia de Hispanoamérica y a conocer en profundidad las bibliotecas y los sistemas
de intercomunicación de las mismas en Norteamérica.
En los nueves meses que residí en los Estados Unidos consulté diversas
bibliotecas de diferentes instituciones, pero fundamentalmente mi investigación la
desarrollé en las de la Universidad de Iohns Hopkins y en la biblioteca del Congreso
de Washington. Además de estas bibliotecas realicé investigaciones en las de las
Sociedades Históricas de Maryland y Pensilvania yen la del Alama en San Antonio de
Texas.
Para realizar estudios de conjunto sobre Hispanoamérica las bibliotecas
norteamericanas se puede decir que constituyen un fondo bibliográfico excepcional para
conocer un elevado porcentaje de las publicaciones especializadas en la América de
habla española. La escasa atención desarrollada en numerosos países de Hispanoamérica
hacia la adquisición y fomento de la producción bibliográfica y los reducidos
presupuestos con que las bibliotecas de esas naciones cuentan, amén de intereses
caciquiles en el control y la consulta de los fondos bibliográficos que tales instituciones
albergan, condicionan necesariamente las investigaciones bibliográficas en tales países.
Aun en aquellos países que, como Venezuela, se han preocupado por albergar, crear
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y estimular el desarrollo de fondos bibliográficos históricos notables, falta la visión de
conjunto, el contraste y la comparaci6n con otras historiografías nacionales de la antigua
América Española.
Por razones obvias, en las que no son ajenas los poderosos intereses políticos
y económicos que el Coloso del Norte ha tenido y sigue teniendo en Latinoamérica, la
preocupación por la adquisici6n, el intercambio y la producción bibliográfica sobre
Hispanoamérica ha sido un rasgo característico de las bibliotecas norteamericanas, que
cuentan con numerosos fondos bibliográficos sobre esos países, en una dimensión y
amplitud tal que lo convierten en una obligada e insustituible cita para todos aquellos
que desean tener una amplia, extensa y comparativa visión bibliográfica de los
diferentes países que constituyen Latinoamérica. Desde esa perspectiva ni las colecciones
bibliográficas españolas, ni las inglesas o francesas poseen fondos tan sistemáticos
y ricos para la investigación sobre Hispanoamérica.
El interés por sistematizar y poner accesible al lector o al investigador los fondos
bibliográficos es una de las primeras características que sobresalen en las bibliotecas
norteamericanas. Para quienes tenemos que bregar con el absoluto desconocimiento de
los fondos bibliográficos existentes en este país, de los que ni tan siquiera conocemos
los albergados en la Biblioteca Nacional, nos llama efectivamente la atención el
disponer de un extensivo catálogo de todos los libros disponibles en bibliotecas
norteamericanas. Con sólo la búsqueda del autor por orden alfabético, podemos saber
si ese libro, independientemente del país en que fue impreso, está en alguna biblioteca
norteamericana. El Catálogo Naciona! de libros y folletos conservados en bibliotecas
norteamericanas, "The National Union Catalog" , en una primera edición, ampliada con
posterioridad hasta fechas recientes, recoge todas las publicaciones no periódicas
disponibles impresas hasta 1956, indicando la biblioteca o bibliotecas donde están
albergados.
Pero no. sólo los fondos bibliográficos no periódicos, también los hemerográficos
y las revistas especializadas. Amén de otros repertorios bibliográficos específicos
remitidos a áreas' más concretas, como el Caribe, "The Handbook of Latin American
Studies" con periodicidad anual, especifica con comentarios adicionales un amplio
elenco bibliográfico de libros y artículos especializados sobre Latinoamérica,
desglosados por áreas de estudio y países. Para la consulta de periódicos latinoamericanos,
es imprescindible la lectura de "Latin American newspapers in United
States libraries. A Union List".
Conjuntamente con las fuentes impresas, las manuscritas son un rico fondo
documental disponible en las bibliotecas norteamericanas para todos aquellos que se
aproximan a la investigación sobre la historia de Hispanoamérica. Para su consulta se
ha desarrollado una política similar a la emprendida en los materiales impresos.' Fruto
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temprano de ello fue el catálogo del más rico fondo al respecto, la Biblioteca del
Congreso de Washington, "The Handbook of manuscripts in the Library of Congress" ,
editado en 1918 y que con posterioridad se le han añadido sucesivos suplementos. Esa
labor se ha completado para todo el conjunto de las bibliotecas norteamericanas con "A
guide to archives and manuscripts in the United States", publicada en 1961 y con una
obra de parecidos criterios al catálogo bibliográfico, "The National Union Catalog of
manuscript collections" (1959-1968).
El creciente interés en los Estados Unidos por la cultura y la sociedad
hispanoamericanas se ha traducido en la conservaci6n en sus bibliotecas de numerosos
fondos manuscritos procedentes tanto de "extracciones" de documentos originarios de
esos paises, como de obras o material obtenido por los norteamericanos en sus viajes
a esos países o derivados de las estrechas relaciones entre los Estados Unidos e
Hispanoamérica. Desde esta perspectiva los fondos más ricos son los albergados por las
Bibliotecas del Congreso en Washington y la Pública de Nueva York, aunque no
debemos olvidar fondos tan ricos como los de Harvard y Yale que siempre han tenido
un especial interés por la adquisición de manuscritos procedentes de Hispanoamérica.
La cada vez mayor influencia hispana en la vida social y cultural de los Estados
Unidos se ha traducido en el campo bibliográfico y documental en una atención cada
vez mayor por los temas hispanoamericanos, especialmente en aquellos estados, como
Texas, Florida, Nueva York o California en los que los hispanos son una minoría muy
importante y en continuo crecimiento. Pero sin duda, por razones hist6ricas y por su
consideración de espacio vital de los Estados Unidos desde la época de la independencia,
Cuba ha sido el país hispanoamericano que más atenci6n ha despertado y sigue
despe:iiando. El bloqueo econ6mico sufrido por ese pais desde el triunfo de la
revoluci6n castrista no se ha traducido en el campo de la investigación histórica en un
olvido o abandono, sino que se ha tratado de paliar con un intercambio científico y con
una política de intensificación y puesta al día documental las dificultades que trae
consigo para los estadounidenses la investigaci6n en la Perla de las Antillas. Fruto de
ese esfuerzo, es un certero exponente el libro publicado por la Biblioteca del Congreso
en 1970 "Cuban acquisitions and Bibliography".
Un fen6meno singular dentro de la investigación sobre fuentes documentales y
bibliográficas en los Estados Unidos, 10 constituye la proliferación_de sociedades
hist6ricas a 10 largo y 10 ancho de todo el territorio norteamericano. Estas sociedades
tienen una motivación inicial en 10 que en los E.E.U.U. se denomina historia local, un
campo estrechamente dominado por la investigaci6n geneal6gica. Sin embargo, esta
aparente contradicci6n ha originado una mentalidad en las élites sociales norteamericanas
caracterizada por la donaci6n más o menos numerosas de sus archiv,os familiares
a estas sociedades, hecho este incluso extensivo a las sociedades, que cuando finalizan
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su existencia donan sus materiales a estas sociedades. Esta costumbre generalizada ha
supuesto que estas sociedades históricas posean ricos repertorios de manuscritos
familiares y privados en sus bibliotecas, un variado y extenso tesoro documental que
presenta un gran interés para el estudio de las relaciones entre los Estados Unidos e
Hispanoamérica desde los niveles y perspectivas más diversas.
Pero, paralelo a ese conocimiento de la existencia de esos fondos bibliográficos,
posibilidad que tanto echamos en falta en España y que tanto obstaculiza el desarrollo
de las líneas. de investigaci6n, otro rasgo para nosotros sorprendente fue el "Interlibrary"
, un servicio para el intercambio de los fondos bibliográficos entre las bibliotecas
norteamericanas. A través de él puedes disponer por fax de la inmediata recepción de
un artículo determinado que no encuentras en la biblioteca desde la que lo consultas,
o acceder a la consulta directa, libro en mano, de 'un libro o una tesis doctoral que
consideras útil para la realización de tu investigaci6n. Para este último caso, en Estados
Unidos está permitida la consulta directa de las tesis sin permiso del autor, se dispone
de un catálogo anual de las mismas, especificado por áreas de conocimiento y centros
universitarios adscritos, incluido su índice sistemático por países y períodos históricos.
y esta posibilidad de intercambio no se restringe a los microfilms de fondos
manuscritos o de peri6dicos y fondos bibliográficos.o al amplio elenco de microfichas
o microcartas disponibles en las bibliotecas norteamericanas. Como dato al respecto,
y debemos confesar que fue un fondo que consultamos extensamente, se ha publicado
en microfichas todo el material no periódico impreso en los Estados Unidos desde los
orígenes de la imprenta hasta 1830, aunque esas publicaciones no se encuentren en
bibliotecas norteamericanas.
Fue éste un servicio que usamos exhaustivamente en el curso escolar que
permanecimos en Estados Unidos. Para que se comprenda la disponibilidad de este
sistema se puede enviar a través de él cualquier libro, folleto, microfilm, microficha o
tesis disponible en cualquier biblioteca norteamericana impreso con posterioridad a
1799. Incluso si es considerado como raro y excepcional se envía, aunque s6lo se
permita su consulta dentro de la biblioteca. Los demás los puedes consultar en tu propia
casa durante el plazo de varias semanas. A través de este sistema pude disponer en mis
manos de libros impresos a principios del siglo XIX procedentes de bibliotecas situadas
a lo largo de todo el territorio norteamericano.
Pero esa accesibilidad se complementa con las facilidades dadas a la investigaci6n
que convierten a las bibliotecas norteamericanas en un fondo bibliográfico en el
que aprovechan el tiempo ampliamente, en el que puedes decir que el rendimiento de
una corta visita es amplio, algo que ciertamente se echa en nuestras bibliotecas, en las
que las trabas y los obstáculos a la investigación lejos de disminuir aumentan en los
últimos años en a mi entender una mala política de supuesta conservación que sólo
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parece entender de restricciones pero no de ampliaci6n de posibilidades y disponibilidades
para todos aquellos que tratan de desarrollar su investigaci6n .
.un amplio y permanente horario de acceso al público es un rasgo característico
que define a las bibliotecas norteamericanas. Atítulo de ejemplo, la biblioteca de Johns
Hopkins está abierta de forma ininterrumpida de ·lunes a viernes desde 8 de la mañana
a 12 de la noche. Los fines de semana tiene un norario de 8 de la mañana a 10 de la
noche los sábados, y de 10 de la mañana a 12 de la noche los domingos. Para todos
aquellos que visitamos las bibliotecas y los archivos foráneos con escaso tiempo y por
pocos días, estas posibilidades de aprovechar el tiempo son algo siempre digno de
agradecer.
Mas no s610 esa amplitud horaria define a la biblioteca norteamericana, su más
genuina caracterizaci6n es el acceso público a los estantes. El usuario de las bibliotecas
consulta los libros directamente en los estantes, sin necesidad de pedirlos al personal
de la biblioteca. Ello se traduce en un ahorro considerable de tiempo, que es todavía
mayor para la consulta de las revistas. Estrechamente unido a ese acceso directo está
el sistema de catalogaci6n. En nuestras bibliotecas, el edu es algo exclusivamente
informativo, una orientacr6n en los ficheros, puesto que la numeraci6n de los
volúmenes responde únicamente a la fecha de su entrada en 'la biblioteca. Pero en las
bibliotecas norteamericanas impera otro sentido completamente diferente en la
catalogaci6n. El edu no se utiliza sino un sistema que entendemos más práctico y
racional, el denominado Biblioteca del Congreso, que parte de una serie de palabras que
representan un área o contenido específico, a partir del cual seguirán seguidamente
números que irán disponiéndose en funci6n de una cronología específica, no de
adquisici6n o publicación, sino sobre el período' hist6rico y el país al que hace
referencia. Ello facilita enormemente la búsqueda de los libros, y máxime cuando es
esa la catalogaci6n Que, se impone también en los estantes, por lo que se explica la
accesibilidad y fácil consulta de los mismos.
Si a ello unimos las facilidades informáticas que caracterizan las bibliotecas
norteamericanas, que permiten a través de terminales la consulta de libros no s6lo por
sus autores o títulos sino también por áreas específicas de conocimiento, subdivididas
a su vez en otras de contenido más limitado, la realizaci6n de una investigaci6n se
puede realizar con más efectividad y en el menor tiempo posible.
La cada vez mayor adquisici6n de medios tecnol6gicos más desarrollados, como
ordenadores, microfilms, vídeos, o microcartas como componentes habituales de una
biblioteca aumenta considerablemente la disponibilidad de material en una sola
biblioteca.
Mas es la fotocopia directa por los investigadores de los libros uno de los rasgos
más definitorios de las biblíotecas norteamericanas, posibilidad que es extensiva,
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inc1usoJ con la supervisión de los bibliotecarios a los manuscritos. La presencia de
fotocopiadoras que permiten la fácil y sencilla reproducción por el depósito de una
moneda en la máquina por la cantidad de 5 ó 10 centavos por fotocopia según la
biblioteca, permite adelantar considerablemente l~ investigación, sin tener que recurrir
a la realización por parte de los bibliotecarios de las mismas, lo que se traduceJ sobre
todo cuando el número es de cierto relieve en tardanzas de numerosos meses para su
recepción. .
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