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ELECTRA: UNA REVISTA NACIDA DE UN ÉXITO ESCÉNICO Mª de los Ángeles Rodríguez Sánchez A Elena Catena, maestra y amiga Breve referencia al drama Electra y a sus repercusiones El 29 de enero de 1901, recién inaugurado el siglo XX, tuvo lugar en el Teatro Español de Madrid, y por primera vez en nuestro país, el ensayo general de Electra, obra que se estrenaría formalmente al día siguiente. La asistencia a este ensayo, que se realizó con trajes, decorados, iluminación y todos los elementos necesarios para la representación, fue por rigurosa invitación personal, y allí se dieron cita los nombres más importantes de la política, la cultura y la vida social española.1 Echegaray, Ricardo Fuente, Manuel Bueno, Amadeo Vives, José Arimón, Eugenio Sellés, Pío Baroja, Adolfo Luna, José Martínez Ruiz, Luis Bello, Ramón Mª del Valle Inclán, Joaquín Sorolla, son algunos de los asistentes a esta representación cuyos nombres aparecen diseminados en un artículo de Ramiro de Maeztu publicado el 31 de enero en el diario El País en el que el joven autor escribía enfervorecido sobre la función y narraba las primeras y contrapuestas impresiones producidas por esta obra galdosiana que se convertiría, sin pretenderlo, en espejo y crisol de un complejo momento político del país y a la vez en estandarte y punto de reflexión para unos jóvenes que buscaban nuevos caminos y nuevos horizontes y que esa fría noche de enero los encontraron en el drama y en la figura de Galdós. Ramiro de Maeztu, en el artículo mencionado, resumía de este modo el acontecimiento de la velada y su significado: ¡Oh noche histórica la del 29 de enero!... Yo os conjuro a todos, jóvenes de Madrid, de Barcelona, de América, de Europa, para que os agrupéis en derredor del hombre que todo lo tenía y todo lo ha arriesgado por una idea, que es vuestra idea la de los hombres merecedores de la vida. ¿Lo habéis visto?... El hombre de la ciencia, del cálculo y de la exactitud, la inteligencia fría e impasible, tiene un ensueño superior Electra –y ese hombre es Galdós– y Electra somos nosotros –los hombres y la tierra–.2 Un día después, el 30 de enero, se estrena oficialmente Electra, la obra galdosiana que dividió la opinión pública española entre partidarios y detractores, más que por su valor literario, que en un primer momento fue muy aplaudido, por la significación política y la carga ideológica que unos y otros le atribuyeron y que defendieron con pasión excesiva. En la oposición de contrarios que envuelve este estreno y sus sucesivas representaciones se manifiesta ya la irremediable división y la abismal separación de los españoles –las dos Españas machadianas– que tantos problemas originaría durante gran parte del siglo XX. La Ley de Asociaciones, el caso Ubao y la boda de la Princesa de Asturias con un príncipe de antecedentes carlistas, junto al anticlericalismo reinante en España y en el resto de Europa suponen algunos de los hilos que forman el entramado de un difícil y problemático momento político en el que se hacen patentes las tensiones sociales, religiosas e ideológicas que agitaban a los españoles en los primeros días del siglo que comenzaba. En este ambiente 509 complejo tiene lugar la representación de la obra de Galdós y estos acontecimientos de origen diverso serán los que incidan fundamentalmente en su gran éxito y en la enorme repercusión social alcanzada en el momento de su estreno. Por otro lado hay que apuntar que el momento histórico en el que se inscribe el drama y su gran incidencia en la sociedad de principios de siglo ha condicionado el posterior acercamiento a la obra literaria y tal vez ha anulado otros análisis más concretos y específicos de la misma. Para ser conscientes cien años después de la gran trascendencia política y social del drama Electra en los inicios de ese nuevo siglo en el que se estrenó, no hay más que realizar un análisis sistemático y secuencial de las numerosas referencias a la obra y a sus variadas repercusiones que, durante unos cuantos meses, llenaron las páginas de los periódicos de distinto signo y que dan cuenta de la evolución particular del drama en su entorno histórico-social. Electra nacida con un éxito arrollador se convirtió, en un par de noches, en bandera a enarbolar para unos y en ariete con el que arremeter para otros. Los diarios más conservadores la atacan, los periódicos liberales la defienden, los obispos la prohiben, los socialistas la critican, las manifestaciones a favor y en contra se suceden e incluso en algún momento se enfrentan; las peticiones de autorización para representarla se multiplican, las ediciones de la obra se agotan3 y su autor es aclamado y vituperado con la misma intensidad en distintos foros, en unos se le ofrecen banquetes y homenajes, en otros se le critica o se le anatemiza. Hay que señalar que aunque los ataques a Galdós por parte de la prensa más conservadora no nacen con el polémico estreno de Electra4 sino que son muy anteriores, esta obra le marcará de forma definitiva y desde su estreno Galdós será conocido en determinados sectores ideológicos como el autor de Electra. A partir de la primera representación del drama serán numerosas las ocasiones en que las fuerzas más reaccionarias del país se refieran a él con esta denominación. Este hecho se puede observar en diversos momentos de la vida del escritor y este apelativo, en ocasiones con tintes despectivos, se repite en situaciones tan distintas como en el estreno de Alma y Vida, la siguiente obra que Galdós sube a los escenarios o en las notas necrológicas escritas tras su fallecimiento. Tras la muerte del escritor, diecinueve años después de estrenarse la obra, aún se incide, desde determinados sectores, en hablar de Electra y de los acontecimientos que rodearon su puesta en escena con una valoración absolutamente negativa a la vez que se utiliza este título para, desde presupuestos ideológicos reaccionarios, poder criticar una vez más al autor canario llamándole sectario y oportunista. En El Correo Español del domingo 4 de enero de 1920, en un artículo escrito con motivo de la muerte de Don Benito, se hace una valoración general de su obra literaria y el anónimo autor del obituario al referirse a su producción dramática escribe: Mas en este aspecto de su laborar, mejor que en otro alguno, se manifiesta el escritor partidista y sectario. Todos recordamos tristemente los días en que se representaba “Electra” y los disturbios a los que dio origen. Tal vez en esta ocasión el escritor mostrose oportunista aprovechando las luchas religiosas sostenidas entre la opinión que hizo bandera de aquella obra para acentuar su odio religioso.5 La necrológica sobre Galdós publicada en este periódico carlista finalizaba con una caritativa plegaria por el alma del “autor de Electra” Por el alma de quien tanto daño hizo a la causa católica pedimos a nuestros lectores la caridad de un sufragio. Dios en su infinita misericordia habrá concedido al autor de “Electra” la gracia del arrepentimiento por sus yerros.6 510 Muchos años después, en 1964, con motivo de la inauguración de la Casa Museo Pérez Galdós en Las Palmas, el Obispo de Canarias en un oficio dirigido al Jefe del Estado Francisco Franco, aún insistía en referirse a los errores ideológicos del escritor y de su obra.7 Este Obispo también dirigió un escrito al Gobernador Civil de Canarias descalificando a Galdós y, aunque no mencionaba el drama, incidía en recordar, desde su doctrinaria y particular perspectiva, los acontecimientos políticos que rodearon las representaciones de Electra en aquel primer año del siglo. Como Obispo de esta Diócesis, dotado de la plena facultad para enjuiciar moralmente todo este género de actos, afirmamos solemnemente que los que se proyectan y anuncian constituyen, objetivamente, un homenaje público al hombre que fue, de hecho, el portavoz y portaestandarte de una de las campañas anti-clericales y anti-católicas más sectarias, más innobles, más calumniosas, más infamantes y más infames que registra la Historia del anti-catolicismo español a principios de este siglo XX…8 Volviendo a la época en que tuvo lugar la representación de Electra hay que señalar que esta creación galdosiana tuvo una enorme repercusión en la vida española de 1901, cuya magnitud es difícil de apreciar cien años después. La resonancia del drama alcanza a toda la sociedad y se hará patente no sólo en relación con los temas políticos y religiosos del momento y en la implicación de la obra con ellos o en la apasionada discusión en torno a la misma y sus significados suscitada en los ámbitos conservadores y liberales, sino que los efectos del éxito de esta producción teatral también se manifestaron en diversos aspectos de la vida cotidiana de los españoles del siglo que comenzaba. El famoso y popular título será utilizado por la incipiente industria de la época y su nombre se dará a numerosos y variados objetos de uso común; la influencia del éxito teatral se extenderá de tal manera que en poco tiempo sombreros, caramelos, postres y un largo etcétera se llamarán Electra. Esta popularidad y su incidencia en la vida diaria se puede observar fácilmente a través de la prensa, por ejemplo ojeando El Liberal, de los meses de marzo y abril sabemos que, mientras en la calle se discute el drama y su contenido y se dan vivas, y también mueras, a Pérez Galdós, las páginas de anuncios del diario ofrecen el siguiente consejo: Recomendamos el LICOR ELECTRA. El mejor tónico-digestivo. La ciencia lo afirma. Pídase en todas partes. Dª Carbón, 9. Este anuncio relativo a un pseudo-fármaco aparecía el 15 de marzo de 1901, día en que el periódico informaba del próximo estreno de Electra en Roma. Unos días más tarde, el 7 de abril, a la vez que se hablaba en las páginas de información de la representación de la obra en Buenos Aires, se anunciaba un objeto de escritorio al que unos avispados comerciantes habían bautizado con el nombre de la obra dramática: “Con este título se ha puesto a la venta en las principales papelerías de España, un bonito estuche de papel y sobres”. Estos breves apuntes sobre algunos de los efectos causados por el estreno del drama galdosiano Electra no son más que breves referencias que nos aproximan al tiempo histórico que sirvió de marco a esta obra teatral que, sin lugar a dudas, sacudió fuertemente las estructuras del país y que, por todo ello, dejó una nítida fotografía de aquella sociedad dividida, desigual e inserta en las contradicciones que, sin duda, transmitió su impronta al tiempo futuro marcando su posterior evolución e incluso incidiendo y dejando su huella en él. 511 Aproximación a la revista ELECTRA He señalado, aunque de forma muy rápida, cómo las repercusiones del éxito teatral alcanzaron a todos los ámbitos de la vida española en esos momentos iniciales del siglo XX, por ello no es de extrañar que poco tiempo después del estreno, viera la luz una nueva revista semanal, dedicada a la literatura, la política, la sociología, el arte y la actualidad a la que se dio el nombre de ELECTRA y que abre la portada de su primer número con una carta de Don Benito Pérez Galdós. Presentación e introducción que le había sido pedida al autor por los jóvenes que iniciaban esa aventura, la mayoría de los cuales había asistido al ensayo general del 29 de Enero de 1901, según consta en el artículo de Maeztu y algunos de cuyos nombres pasarían a ser parte importante de la historia de la literatura y del pensamiento español. El 16 de marzo de 1901, tan sólo mes y medio después de estrenarse la obra dramática, se publica el primer número de la revista ELECTRA, en cuya redacción figuran Manuel Machado como secretario de la misma, Valle Inclán a cargo de la sección Cuentos, Novelas y Teatro, Ramiro de Maeztu de la de Crítica, Religión, Sociología, Política y Actualidades, y Francisco Villaespesa del apartado de Versos;9 su periodicidad era semanal y su precio de 15 céntimos para los números corrientes y de 25 céntimos para los atrasados. Según anunciaba el propio semanario su contenido sería eminentemente literario, político y social y contaría con variadas secciones en las que tratarían temas de actualidad; en la contraportada de la publicación se puede leer “Consta de 32 páginas de literatura política, sociología, actualidades, arte etc. etc. …”. La nueva publicación contaba con las firmas mencionadas, que no sólo se harían cargo de sus respectivas parcelas literarias sino que publicarían diversos trabajos personales, a los que se añadían las colaboraciones de Jacinto Benavente, Bernaldo de Quirós, José Martínez Ruiz, Pío Baroja, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Rubén Darío, Vicente Blasco Ibañez, Roberto Castrovido, Luis Bello, Cristóbal de Castro, Adolfo Luna, José Nakens, Roberto Greslau, Ángel Guerra, Gabriel Alomar y otros importantes autores tanto nacionales como extranjeros. Esta publicación de pequeño formato y carente de ilustraciones se imprimía en la Tipografía Moderna de T. Osacar en la calle del Espíritu Santo, 18, donde también se ubicaba la Administración de la revista, mientras que su Redacción se encontraba en el número 9 de la calle Argensola. Sobre la significación de esta publicación, sus contenidos y su duración temporal se han hecho varios estudios.10 En la actualidad de la revista ELECTRA se conservan nueve ejemplares aunque se desconozca cuántos se publicaron realmente. En la Hemeroteca Municipal de Madrid hay cinco números completos con paginación continuada, que suponen un total de 160 páginas; los otros cuatro números que se conocen se encuentran en colecciones privadas.11 Estos nueve números relacionados y estudiados sitúan la duración de la revista entre el 16 de marzo de 1901, en que aparece el primer ejemplar y el 11 de mayo de ese mismo año, fecha en la que se publica el último número conocido, aunque en él no sea posible vislumbrar el próximo fin de la publicación.12 La relación de los colaboradores, algunos de cuyos nombres ya se han mencionado, es bastante extensa y en las páginas de la revista, a través de las cuales pretenden hacerse oír, predominan las firmas de los autores jóvenes que, en sus artículos, manifiestan las inquietudes estéticas, intelectuales, sociales, políticas y religiosas que les preocupaban. Esta preponderancia de las voces jóvenes en el semanario cuenta con dos excepciones: Benito Pérez Galdós y Salvador Rueda. La figura de Galdós se hace patente al ostentar la cabecera de la revista el título del popular drama galdosiano así como en la carta de presentación firmada por el escritor canario que abre el primer número de la publicación y a la vez su presencia implícita se hace evidente en distintas hojas del semanario debido a las referencias dispersas 512 hechas a su figura y a su obra literaria. De Salvador Rueda se publicó en el segundo número el poema “El ave inmortal”. En relación con la carencia de firmas consagradas y el predominio de los autores jóvenes en la revista Pilar Celma apunta que: Electra concede especial atención a la creación literaria de los jóvenes escritores. No hay en esta revista el intento de prestigiarse con la colaboración de los mayores. Sólo los más jóvenes tienen cabida y, si aparece alguna firma con prestigio reconocido, como Salvador Rueda, es porque ha aportado algo a la renovación de las letras españolas.13 También Galdós en su salutación inicial se referirá a la juventud de los creadores de la revista: Los fundadores de ELECTRA son jóvenes, se hallan en la edad y sazón más propias para engolfarse en las abstracciones y para lanzarse a investigar principios y construir sistemas. De ellos recibiré yo las ideas y ellos de mí noticias de cosas contempladas y oídas.14 Incidiendo en la edad de los creadores y de los colaboradores de ELECTRA y en su relación con Benito Pérez Galdós, Celma Valero, añadirá que: Es amplia la lista de colaboradores, siendo predominantes los nombres de los autores jóvenes, si bien agrupados bajo el “magisterio” –más nominal que real– de Pérez Galdós. Quizá por este reconocimiento hacia un mayor están prácticamente ausentes las censuras y reproches hacia la gente vieja, tan frecuentes en otras revistas de los mismos años.15 A pesar de la ausencia de opiniones críticas hacia las generaciones anteriores en algunos artículos se pueden leer duros ataques hacia “la gente vieja” o contra aquellos contemporáneos que presentaban opiniones diferentes o se interesaban en trabajos literarios distintos. Uno de estos acerados juicios es el escrito por Cristóbal de Castro contra los Académicos en general, a los que llama “caciques de nuestra literatura” y, en particular, contra tres nuevos Académicos que iban a ser elegidos para ocupar las vacantes producidas en la Real Academia Española, uno de los cuales era Menéndez Pidal, al que Castro y otros jóvenes rebeldes no le reconocen méritos para ocuparla ya que en su opinión sólo se trata de un erudito y no de un literato: ...los que, contra viento y marea, tenemos por estandarte una rebeldía honrada y somos literatos de verdad, porque vivimos por la literatura y de la literatura... esos no sabemos del Sr. Menéndez Pidal sino que ha escrito un estudio biobibliográfico sobre el Poema del Cid y varias cosas por el estilo; todas documentadas, todas llenas de citas, todas con la aborrecible pátina de una erudición inútil por completo. [...] ¿Es que basta para ser académico, con revolver –doy de barato que con saber– muchos librotes? ¿Es arte, verdadero arte, la erudición?.16 Las secciones que ELECTRA, en principio, presenta como fijas no se mantendrán como tales mucho tiempo ya que durante la breve existencia del semanario sufrirán diversos cambios, como ocurre con LA POLÍTICA a cargo de Castrovido que se publica en los cuatro primeros números y que desaparece después o LA NOTA DE LA SEMANA de Luna, que aparece de forma alterna en algunos números, pero además de estos apartados de actualidad y de los trabajos específicamente literarios, en las páginas de ELECTRA podemos encontrar artículos socio- 513 políticos y antropológicos, reseñas de obras de autores nacionales y extranjeros así como notas bibliográficas de libros y revistas recibidas; a todo ello hay que añadir información y textos teatrales, –Benavente y Maeterlink–; relatos cortos y capítulos de algunas novelas que veían la luz en aquellos días –Valle Inclán, Blasco Ibáñez, Eça de Queiroz, Silverio Lanza–; poemas –Antonio y Manuel Machado, Juan Ramón Jiménez–; o artículos tan curiosos como “Toros” de Rubén Darío donde el autor nicaragüense hace un acercamiento al mundo taurino visto desde una actitud ambivalente. Aunque no hay prospecto de presentación de la revista al público ni ningún escrito específico que informe a los lectores de los objetivos del semanario, algunos de los textos publicados pueden servir para conocer cuáles eran los fines perseguidos por sus creadores así como para comprender las intenciones renovadoras de los que en ella colaboraban. En las palabras iniciales del artículo “Las industrias españolas”, de Sánchez Díaz, se manifiesta de forma clara el ideario del autor así como las propuestas y objetivos que este grupo de jóvenes intelectuales querían lograr con ELECTRA; proyectos y fines reformadores que iban mucho más allá de realizar una buena literatura a la que fundamentalmente consideraban como un medio de propagación de nuevas ideas. ELECTRA, que es un periódico batallador, reformador, de juventud de espíritu y de vigor material, debe esforzarse en romper a puñetazos la rutina que acogota al país. No debe dedicarse sólo a hacer literatura sincera, despreocupada y culta. Ese es un medio, desde luego, capaz de revolucionar hasta lo más hondo; un medio muy práctico, sin duda, de ir metiendo en el alma del pueblo las ideas nuevas que levantan el corazón de los demás pueblos. Es hacer rebeldes, es hacer dignos, es transformar el rebaño triste[...] Pero ELECTRA debe hacer su revolución en el trabajo. Nuestro periódico debe hacer esfuerzos colosales por dedicar secciones bien dirigidas encaminadas a hablar de industrias, de agricultura, de minas... No, es claro, como tratan esas revistas dedicadas exclusivamente a esos asuntos. Sino de otra manera más hermosa, más levantadora más sugestiva, a fin de que en nuestros industriales, de que en nuestros trabajadores surja el afán al estudio, a lo moderno, al viaje a la progresión [... ] Ahí vendrá bien la literatura, una literatura nueva....17 Al aproximarnos a los contenidos de la revista advertimos que en ella predominan los textos literarios, las reseñas, los escritos sobre arte, y los ensayos que analizan, desde la perspectiva de estos jóvenes autores, la situación del país y sus problemas más acuciantes, entre los que destacan la importancia del caciquismo, debido sobre todo a su amplia implantación en el país, y la cuestión obrera, asuntos a los que dedican varios artículos, aunque son más numerosos aquellos que analizan el tema religioso al que consagran muchos de sus trabajos y en los que se hace patente su radical anticlericalismo que en numerosas ocasiones personalizan en los jesuitas; sin embargo la traumática y reciente pérdida de las colonias apenas se trata en el semanario. Celma Valero comenta que sólo le dedican un artículo que queda inconcluso al suspenderse la edición de la revista.18 En definitiva en los artículos de ELECTRA, centrados fundamentalmente en los asuntos mencionados, se manifiesta la inquietud de estos jóvenes intelectuales por la enfermedad de España,19 es decir, se evidencia su preocupación por los problemas de la nación en su sentido más amplio. Estos escritores, que quieren participar activamente en la transformación del país y en su industrialización, motores que, en su opinión, deberían romper con la tradicional rutina y el adormecimiento patrio, dedican muchos de sus artículos literarios o de sus ensayos para transmitir e inculcar ideas de cambio y modernidad que modificaran la difícil realidad que condicionaba y circunscribía el vivir de los españoles. 514 Pero estas cuestiones no sólo preocupaban a esta joven generación de intelectuales, sino que también son causa de interés y preocupación para Galdós. En “La España de Hoy”, artículo escrito en marzo de 1901 para el periódico la Nueva Prensa Libre, de Viena, y que reproduce íntegro el Heraldo de Madrid, del 9 de abril de 1901,20 Galdós expone su visión sobre los conflictos que afectan al país que, en general, coinciden con los señalados por la mayoría de los articulistas de la revista a lo largo de su tiempo de edición. El artículo de D. Benito comienza con un examen de la crítica situación de España en ese principio de siglo, y por supuesto hace una referencia a la reciente pérdida de las colonias y lo que ésta suponía para el pueblo español, o al menos para una parte de él, pérdida que en opinión de Galdós es menos dolorosa que los acontecimientos que la habían provocado. El análisis general de la situación española se realiza como si de un ser enfermo se tratara e irá explicando, progresivamente, qué síntomas son los que le aquejan, así como la ineficacia de los remedios aplicados para su mejoría a lo largo del siglo XIX: Al propio tiempo nuestro enfermo reconoce con tristeza la esterilidad de sus esfuerzos durante todo el pasado siglo para darse un régimen político liberal a la europea. Lo más triste es que ha tardado algunos años en descubrir que el mecanismo que nos rige es un aparato de formas admirables, pero no funciona: todas sus ruedas y palancas, todos sus engranajes y transmisiones son figurados como las lindas máquinas pintadas que sirven para el estudio.21 En este escrito extenso y duro con la realidad española además de la pérdida de las colonias y la deficiente gestión política se tratan otros temas fundamentales que impiden la renovación y la evolución del país en ese momento histórico. Galdós presenta ante sus contemporáneos cuestiones como el caciquismo; los malos políticos, el carlismo y sus repercusiones, así como la relación de esta ideología con el fanatismo y sobre todo la influencia de las órdenes religiosas en la vida pública y privada de los españoles de entonces, centrándose principalmente en el análisis del predominio y el ascendente que la Compañía de Jesús ejercía en la sociedad del momento. Es decir, los motivos de preocupación expuestos por Galdós en su artículo y el tono crítico utilizado coinciden en gran medida con los temas tratados, por autores diversos, en las páginas de la revista ELECTRA. Don Benito en el artículo mencionado enjuicia el sistema político español del que dice que, a pesar de su apariencia, no es más que cartón piedra desvencijado que no permite la ilusión, añadiendo que la representación del país está en manos de profesionales políticos, que sin embargo no ejercen su oficio con profesionalidad: Nuestros políticos agitaron la existencia nacional en el pasado siglo sin fundar nada sólido, y todo lo hecho en nombre de la democracia contra el gobierno personal, resultó de la misma hechura interna que lo que se quería destruir. Se variaban las apariencias y el nombre de las cosas; pero el alma permanecía la misma.22 Baroja en ELECTRA, en un artículo menos progresista que el de Galdós y bastante más nihilista y confuso también expresará su negativa opinión de los políticos: Habría que imposibilitar a todos esos políticos de oficio, ambiciosos sin talento, que llegan al poder después de una serie incansable de líos y chanchullos públicos y privados, arrinconar a tanto general de salón a tanto demócrata parlanchín, a tanto escritor abyecto, a tanto gomoso de la política.23 La duración de ELECTRA como se ha indicado fue breve, hecho que no sorprende excesivamente porque muchas de las revistas nacidas en aquellos años apenas conseguían 515 editar dos o tres números. Años después Valle Inclán en Luces de Bohemia ironizaría sobre la fugacidad de determinada prensa haciendo decir a uno de sus personajes que unos versos de Rubén “iban a ser publicados en una revista que murió antes de nacer”24 En el caso de ELECTRA, el corto tiempo de su publicación quizá deba atribuirse a las diferencias surgidas entre los escritores que se encargaban de la edición y que habían sido los inspiradores de su nacimiento, estas desavenencias entre ellos25 tal vez fueron las que debilitaron y acortaron la vida de la revista. Parece ser que entre el grupo hubo tensiones y a partir del número 6 abandonaron la revista Valle Inclán, Baroja y Maeztu. Sin embargo Baroja volvió a colaborar en los números 7 y 8, bajo el seudónimo de Juan Gualberto Nessi…26 La publicación tuvo una buena acogida por parte de los escritores, de la prensa en general y del público. En su primer ejemplar se incluía una nota que comentaba el exceso de originales recibidos hecho que obligaría a los redactores a posponer para otros números algunos de los trabajos admitidos dada “la necesidad de ajustar elegantemente nuestra Revista”. El semanario, según se deduce de sus propios comentarios y de otros más generales, fue bien recibido entre sus colegas y otros periódicos y publicaciones se hicieron eco de su aparición. En el número 2 de ELECTRA se incluía el siguiente breve que hablaba de la positiva recepción que la revista había tenido entre la prensa: Agradecemos vivamente a los periódicos que se han ocupado de la aparición de Electra sus benévolas y cariñosas frases. A todos deseamos la prosperidad que nos auguran. ¿No guarda relación inmediata la cultura de los pueblos con la prosperidad de sus diarios y revistas?.27 El Liberal del sábado 16 de marzo de 1901, en su tercera página, anunciaba a sus lectores la salida de ELECTRA incluyendo una completa relación del sumario del primer número. Hoy aparecerá el primer número de esta nueva revista. Forma un elegante cuaderno de 32 páginas y cubierta de color y se venderá a quince céntimos. He aquí su interesante sumario: Carta de Galdós- La Política. Roberto Castrovido Los libros y los hombres: Mi programa por Ramiro de Maeztu- Los poetas de hoy: Estatua de sombra de Manuel Machado. Política experimental por Pío Baroja Sin querer: comedia en un acto (íntegra), por Jacinto Benavente. La capital de la Mancha por Luis Bello - La sombra en las manos Poesía por Francisco Villaespesa - El dandysmo intelectual. por Antonio Palomero. Los candidatos a la Academia. Cristóbal de Castro La semana por Adolfo Luna. Por si acaso, cuento por Silverio Lanza. Jesús y los jesuitas por Pío Quinto. Una semana más tarde, el 23 de marzo, este periódico anuncia el segundo número de ELECTRA, señalando sus contenidos. Tras esta notificación, en este diario no hay ninguna nueva referencia ni anuncio de la revista durante el tiempo de su publicación. Fernando Hidalgo, que ha hecho un seguimiento de la prensa sevillana en relación con el drama de Galdós, comenta que El Baluarte de la ciudad hispalense también se hacía eco de la publicación de la revista ELECTRA, refiriendo quiénes eran sus colaboradores y comentando la buena acogida que le había dispensado el público; en la edición del 26 de marzo de este periódico se puede leer: que está circulando el segundo número de la revista Electra, con colaboraciones de Rubén Darío, Maeztu, Salvador Rueda, Valle Inclán, Manuel Machado, Baroja y 516 Villaespesa. El tercero contará, además, con Blasco Ibañez, Julio Pellicer y Antonio Machado, entre otros, la acogida de la revista en España ha sido muy favorable: del primer número se han agotado tres ediciones a las pocas horas de ponerse a la venta.28 Esta rápida aproximación a la revista y a sus contenidos hace difícil describir, y aún más transmitir, el espíritu de renovación y transformación así como la vehemencia combativa hacia los valores establecidos que se evidencia de la lectura del semanario y que animaba a la mayor parte de los integrantes y de los colaboradores de la publicación. En este momento histórico concreto el regeneracionismo de estos autores coincide plenamente con los planteamientos ideológicos de Galdós que, en gran medida, éste había expresado públicamente en el drama Electra. Esta coincidencia de principios éticos posibilitará que estos jóvenes rebeldes en busca de un ideal no totalmente definido encuentren un referente fundamental en el escritor canario, como señalaron muchos de los asistentes al estreno de su drama y que tan enfáticamente hablaron sobre el acontecimiento. Esta relación de respeto y de admiración hacia Galdós y su influencia moral en los escritores más jóvenes, con motivo del estreno de Electra, le convierten en el nexo de unión deontológico con la llamada generación del noventaiocho y posibilitará que durante algún tiempo el magisterio de Galdós sea real y no sólo nominal, ya que como señala Hidalgo, “Electra significó [...] la primera manifestación pública conjunta de la futura generación modernista-noventaiochista. [que] en la obra de Galdós encontrará la concreción de unos ideales de carácter regeneracionista que flotaban en el ambiente de la época.”29 Galdós y la revista ELECTRA Si tenemos en cuenta que, como he indicado, el primer número de la revista aparece el 16 de marzo de 1901, es fácil pensar que pocos días después del estreno del drama galdosiano y mientras éste llenaba de espectadores el teatro Español y de manifestantes algunas calles madrileñas, ya se pensara en la creación de una revista que tendría como fin la propagación de nuevas ideas y que, según las palabras de sus creadores, tenía que ser renovadora, combativa, reformadora y de espíritu joven. Este proyecto, en el que como hemos visto se involucraron una serie de escritores, tomó forma sin duda la misma noche del ensayo general cuando todos estos jóvenes llenos de proyectos y en busca de un ideal nuevo se sintieron fascinados, como ellos mismos escribieron, por el drama Electra y por su creador Galdós. Si seguimos la narración de Maeztu sobre los diversos efectos que el drama tuvo en el público, es fácil constatar la impresión causada por la obra y su autor. Luis Bello al finalizar la función exclamaba “¡Ya tenemos un hombre en el que creemos”,30 Adolfo Luna consideraba que en aquel momento y allí se había revelado el sentido del siglo que empezaba, Valle se emocionaba y Baroja, tan recalcitrantemente opuesto a Galdós y posteriormente31 tan crítico con él escribía: Galdós ha saltado de las cimas de Dickens a las infinitas alturas de Shakespeare; hombre genial, ha auscultado el corazón de la España dolorida, triste, que desea salir de su letargo y no puede, ha señalado el mal, ha iniciado el remedio. El remedio, sí, el remedio verdadero y no porque sea este un plan, ni un dogma, ni una fórmula, sino porque es entusiasmo, rebeldía, amor, fe... Hay en la generación actual, entre nosotros, una ansia inconcreta, un ideal sin forma, algo vago, indeterminado, que solicita nuestra voluntad sin rumbo fijo. Sabemos que debemos hacer algo y no sabemos qué, sabemos que hay una luz, pero no sabemos dónde; tenemos la aspiración de concretar nuestros ideales para encontrar el elemento común que nos une a todos los rebeldes y no lo encontramos. 517 Sentimos la necesidad de que nuestros anhelos tomen carne espiritual, se hagan conciencia, y por una extraña paradoja, los alientos de la juventud, las vibraciones de nuestro espíritu, van a formar el nido en el alma del novelista que tiene fama de indiferente, de pío, de hombre que clasifica las almas como un botánico clasifica las flores. Hoy en Galdós nuestras afirmaciones han tomado conciencia, mañana quizá adquieran en otro voluntad....”.32 Esta extensa cita de Baroja define perfectamente los anhelos que movían a algunos intelectuales de principios de siglo y también qué vieron éstos en Galdós, que tenía muchos puntos en común con ellos en su interés por la situación y la realidad española. Al hablar de las relaciones intergeneracionales Montesinos apunta que ni Valera, ni Clarín, ni por supuesto Galdós habían sido impermeables a las aspiraciones juveniles de la generación posterior33 y Casalduero señala que “es imprescindible aprehender el enlace de la Generación del 98 con la visión galdosiana del mundo y de España. Así no perderemos el sentido de continuidad de la cultura española”.34 La coincidencia de planteamientos de Galdós con los escritores de la denominada generación noventaiochista –algunos de los cuales crearían la revista ELECTRA– en su preocupación por los males de España y su búsqueda de soluciones para el país es fácil de comprobar en este texto del autor canario escrito en marzo de 1901 Llegado el momento de abrir bien los ojos y de ver en toda su desnudez y fealdad el error cometido ¿puede un país ser testigo y víctima callada del mal que padece sin ponerle remedio?. Imposible. Los hombres de más saber político reconocen que así no se puede seguir, y forcejean dentro de la red que ellos mismos han tejido y que les entorpece para toda obra grande de reforma. Pero ninguno se decide a romperla con arte, destruyendo siquiera alguna malla por donde sacar un dedo, después una mano, y luego por sucesivas rupturas de hilos a la libertad de esta desgraciada nación, esclava de lo que aquí llamamos caciquismo tristisima repetición de los tiempos feudales y de las demasías de unos cuantos señores, árbitros de los derechos y de los intereses de los ciudadanos.35 Son numerosas las opiniones que constatan la importancia del drama y por ende de la revista como nexo de relación de Galdós con la generación del 98 en los inicios del siglo XX. En estos estudios se señala la influencia ética del escritor canario en estos escritores que durante un tiempo le considerarían su guía y maestro. Al hablar de la creación del semanario Inman Fox señala: With Electra, then, Galdós has emerged also, at least temporarily, as the spiritual leader of the Generation of 1898 and the review Electra becomes the first to consolidate the Generation.36 Lili Litvak incide en esta idea mostrando el interés de la revista y su relación con Galdós. La admiración de la juventud por Galdós tomó finalmente forma en la creación de la revista Electra [...] [que] se trata sin duda de uno de los órganos más importantes de la juventud literaria y su carácter ideológico le señala un lugar importante en las publicaciones que definen a la generación del 98. Señala el momento en que esta generación existió bajo el total patrocinio y guía de Galdós.37 La evidente relación de Galdós con el 98 en cuanto a su preocupación por España que es fácilmente constatable es, sin embargo, mucho menos patente en su carta de presentación de la revista, que da la sensación de ser un escrito de compromiso. En este texto Galdós dice que 518 los redactores de ELECTRA le han pedido unas líneas para encabezar la publicación y que se conformarán con una salutación cariñosa, ya que: las ideas que han de ser, según parece, el alma y al propio tiempo la enseña de su periódico, no las tengo yo, bien lo sabe Dios, recopiladas a prevención y armadas en aparato lógico como los programas de las escuelas o sus similares los programas políticos. Añade que no se tiene por maestro de nadie sino por discípulo de la realidad y de los hechos humanos describiendo así una característica fundamental de su personalidad: la observación de lo que le rodea. Si alguna cualidad posee el que esto escribe, digna de la estimación de sus amigos, es la de vivir con el oído atento al murmullo social, distrayéndose poco de este trabajo de vigía o de escucha: trabajo que subyuga el espíritu, se convierte en pasión y acaba por ser oficio. Posteriormente Galdós se referirá a la juventud de los fundadores de la revista, edad que les posibilita para investigar y construir y, aunque señala que no han de pedirle ideas, se atreve a aconsejarlos cómo desarrollar su esfuerzo artístico haciendo hincapié en la paciencia y en la voluntad literaria: Me permito pues oficiar de maestro, mejor dicho, de domine, en un asunto que no es de arte, sino de disciplina artística. […], les recomiendo que trabajen sin descanso; que no den entrada en sus espíritus al desaliento, que sean perseverantes, testarudos y hasta machacones, que el último momento de un descalabro sea el primero de una nueva tentativa; que se propongan un fin, y cierren los ojos a todos los obstáculos que el camino les ofrezca, bien persuadidos de que no hay dificultades ni distancias que resistan a estas dos poderosas fuerzas: paciencia y voluntad. A lo largo de la revista, dispersas en sus páginas, hay varias alusiones a la figura de Galdós y a la impronta que tiene en ese momento entre la juventud intelectual nacional y extranjera y también encontramos algún eco de personajes galdosianos como ocurre con Adega, de Valle Inclán, la joven campesina gallega que en su atracción espiritual por el mendigo-peregrino nos evoca a Andara la fiel seguidora de Nazarín. Entre las referencias a la figura del escritor canario localizadas en ELECTRA mencionaré el artículo “Carta de Portugal” de Mayer Garçao. Este autor, que se muestra lleno de ideales reformistas y de voluntad crítica, cita a Galdós como renovador moral y como portador de ideas nuevas al igual que Tolstoi, Zola e Ibsen. Posteriormente Garçao se referirá de nuevo a Galdós como voz nacional, esa voz que reivindica derechos y ejerce su misión educadora. Generaciones enteras caminan para la batalla de las ideas con el gran estímulo de una voz nacional, que suena como una voz material y les manda avanzar contra todo lo existente; los países pequeños y esclarizados [sic] tienen esas voces: Suecia tiene a Ibsen, y Polonia a Sienkiewicz, España a Galdós….38 Es curioso reseñar que en la revista, a pesar de su título, no hay ninguna referencia a la polémica ni a los acontecimientos políticos que desencadenó el drama homónimo. En relación con el teatro galdosiano sólo hay un artículo titulado “Galdós dramaturgo” de Franscisco Gandmontagne39 en el que se hace un análisis de su obra teatral en general aunque, evidentemente, está escrito con motivo del estreno de Electra y es la única referencia amplia a 519 la obra a pesar de que se la mencione de pasada en algún otro artículo de la revista. Grandmontagne analizando la dramaturgia galdosiana hará la siguiente afirmación, que da cuenta de la lectura política que en ese momento estos autores hacían de D. Benito. Galdós ha hecho más en su patria por la libertad, que todas las constituciones liberales; más que dos cruentas guerras civiles y mil quinientas asonadas y motines de cuartel.40 En estos y otros muchos ejemplos se puede observar la importancia de la figura de Galdós y lo que ésta representaba para la juventud intelectual en los albores del siglo XX. A pesar de las polémicas que la obra había suscitado en el artículo, ya mencionado, “La España de Hoy” Galdós reitera su interés por España y a través de sus observaciones sobre la situación de la nación se comprende muy bien ese magisterio aceptado, al menos temporalmente, por la generación del 98. En este artículo Galdós explica de una forma razonada su opinión sobre el país y su crítica a la enorme influencia del poder religioso y sobre todo de los jesuitas en el ámbito civil y en la sociedad en general, es decir, expone a través de la prensa aquello que ya había expresado de forma simbólica en el drama, y la mayoría de las ideas manifestadas coinciden con los anhelos de estos intelectuales. Posteriormente los escritores que formaron parte de ELECTRA, unos más conocidos que otros, tomarán caminos distintos, pero muchos de ellos siguieron manteniendo el respeto hacia la figura y la obra de Galdós, como se puede observar en las opiniones que, años después, Valle o Azorín expusieron por distintos medios o en el hecho anecdótico pero importante de que Castrovido, que también fue colaborador en ELECTRA, fuera uno de los asiduos contertulios en casa de Don Benito en los últimos años de su vida.41 Finalizaré señalando muy brevemente que el éxito del drama Electra permitió a Galdós llegar a gran numero de personas y a diferentes ámbitos de la sociedad y sin duda influir éticamente en unos jóvenes que buscaban la renovación del país. Como decía Francisco Villanueva en el Heraldo de París, “Lo que no hubiera podido conseguir un gran filósofo hablando al público del Teatro Español de Madrid lo ha conseguido un gran artista, el autor de tantas obras bellas: Galdós”.42 520 NOTAS 1 Este ensayo general fue contado por Ramiro de Maeztu, en su artículo “El público desde dentro”, El País, 31.1.1901. En los estudios actuales es recogido por Elena Catena en su introducción, Pérez Galdós Benito, Electra, Fundación Argentaria Biblioteca Nueva, Madrid, 1998 y por Fernando Hidalgo, Electra en Sevilla, Servicio de Publicaciones Excmo. Ayto de Sevilla. Colección Testimonio.; Sevilla, 1985. 2 Ramiro de Maeztu, “El público desde dentro”, El País, 31.1.1901. 3 El 4 de febrero, cinco días después de estrenarse Electra sale una edición de 10.000 ejemplares. Durante el mes de febrero de 1901 se hicieron tres reimpresiones de 5.000, 15.000 y 4.000 ejemplares más. Datos mencionados por E.Catena, op.cit., pp. 27-28. El Correo del 25 de febrero anunciaba una segunda edición del drama ya que se habían vendido en Madrid 10.000 ejemplares de la obra y añadía que “en Vitoria a pesar de dominar allí ciertas ideas, se han vendido en un día 200 ejemplares”. 4 Un periódico de la época simplificaba el contenido general de la obra de Galdós diciendo que “Las obras de Don Benito se reducen siempre a uno o varios católicos rabiosos que hacen todas las picardías posibles, y uno o varios liberales rabiosos que los muerden y asaltean [sic] hasta no dejarlos hueso sano” y añadían “Electra, sin ir más lejos, no es ni más ni menos que una variación sobre el tema de La familia de León Roch”, El Correo de Andalucía, 2 de febrero de 1901. Reproducido por F.Hidalgo op.cit. p. 143 . 5 Correo Español, 4 de enero de 1920. 6 Correo Español, 4 de enero de 1920. 7 Copia de un oficio del Excmo. Sr. Obispo a su Excelencia el Jefe del Estado, Boletín Oficial del Obispado de Canarias, Mayo.1964, Imprenta del Obispado. En él se decía: “que, aun muerto el autor, perduran sus obras literarias que, por su sectarismo, heterodoxia e inmoralidad, están como gráficamente se ha dicho en pugna visible con el Catolicismo y continúan haciendo incalculable daño en las almas”. 8 Oficio del Excmo. y Rvdmo Sr. Obispo al Excmo. Sr. Gobernador Civil. Boletín Oficial del Obispado de Canarias, Mayo.1964, Imprenta del Obispado. 9 En ningún número de la revista aparece el nombre del director de la misma. 10 Sobre la revista y sus contenidos hay diversos trabajos; uno de los más completos es el de Mª Pilar Celma Valero, Literatura y Periodismo en las Revistas del Fin de Siglo. Estudio e Indices (1888-1907). Ediciones Júcar, Barcelona, 1991. También hay que mencionar los estudios de Domingo Paniagua, Revistas culturales contemporáneas, (De Gremial a Prometeo). Ed. Punta Europa. Madrid 1964 y de Sánchez Trigueros. “La Revista Electra (1901). Nuevos datos. Cartas de Villaespesa. Índice de Autores” en Estudios Románticos dedicados al Profesor Andrés Soria Ortega. Universidad de Granada, 1985. Marlene Gottlieb hace una pequeña alusión a esta publicación en su trabajo sobre la participación de Villaespesa en la prensa de la época y recoge el índice de los cinco números que se encuentran en la Hemeroteca Municipal de Madrid. Marlene Gottlieb, Revistas Modernistas de Francisco Villaespesa, Ariel Granada, 1995. 11 Antonio Panigua menciona los núms. 6 y 7 y Sánchez Trigueros da cuenta detallada de los contenidos de los núms.8 y 9 Pilar Celma Valero recoge el sumario de toda la revista incluidos los cuatro ejemplares que se encuentran en colecciones privadas, —excepto del número 6—, y comenta que ha tenido oportunidad de ver y estudiar esos cuatro semanarios y que por ello en su trabajo es “la primera vez que se aborda el estudio de Electra en su totalidad y con conocimiento real de todo el corpus; es decir después de trabajar sobre los nueve números que consta —y no sólo sobre una parte o sobre sus sumarios” Pilar Celma Valero, Op.cit., p. 73. 12 Pilar Celma Valero señala que “en su último número, el 9, no hay indicios de la intención de sus responsables de que este número fuera el último; muy al contrario, se anuncia la continuación de un artículo de Raimundo Cabrera sobre la campaña de Cuba que, con el abrupto final de Electra, quedó inconcluso.” Pilar Celma Valero, op.cit,, pág, 73. 521 13 Pilar Celma Valero, op.cit., p. 78. 14 Electra, nº1, año I, 16.3.1901, p. 1. 15 Pilar Celma Valero, op.cit., p. 73. 16 Electra, nº1, año I, 16.3.1901, Cristóbal de Castro “Los candidatos de la Academia”, p.27. Castro comenta que los sillones vacantes de Campoamor, Valmar y Balaguer iban a ser dados a Ortega Munilla, Menéndez Pidal y al conde de Reparaz “si es que a última hora no vuelcan el puchero los inmortales”. 17 R. Sánchez Díaz, “Las industrias españolas”, Electra, 5, 13.Abril 1901 p. 129. 18 “El tema, aún actual, de la pérdida de las colonias está prácticamente ausente de Electra. Sólo Raimundo Cabrera se refiere a él, en la serie inconclusa ”La verdad sobre la campaña de Cuba”, en los números 8 y 9” Pilar Celma Valero, op.cit., p. 76. 19 Rodríguez Puértolas comenta que desde la publicación en 1898 del artículo de Francisco Silvela “Sin pulso”, un tópico regeneracionista que se incluirá en la mayoría de los textos de la época será la idea de una España enferma, casi moribunda. Consideración y tópico que también utilizará Galdós en diversos escritos como en el artículo “La España de Hoy” y en sus últimos episodios. J.Rodríguez Puértolas, Galdós, burguesía y revolución. E. Turner, Madrid, 1975, p. 140. 20 Benito Pérez Galdós, “La España de hoy”, El Heraldo de Madrid, 9 de Abril de 1901. Este artículo fechado en marzo de ese año había sido escrito para la Nueva Prensa Libre de Viena y fue reproducido íntegramente por el periódico madrileño. Josette Blanquat lo reprodujo totalmente en su trabajo “Au temp d’Electra (documents galdosiens)” en Bulletin Hispanique, LXVIII, nº,-3-4, 1966. El Liberal del 8.4.1901 en su primera página, bajo el epígrafe “Un artículo de Galdós” publicó un resumen del contenido de este artículo galdosiano. 21 Benito Pérez Galdós, “La España de hoy”, El Heraldo de Madrid, 9 de abril de 1901. 22 Benito Pérez Galdós, “La España de hoy”, El Heraldo de Madrid, 9 de abril de 1901. 23 Pío Baroja “Política experimental”, Electra, nº 1, 16.3.1901 , p.10. 24 Ramón del Valle Inclán, Luces de Bohemia, Espasa Calpe, Madrid 1971, p. 90. 25 Estas diferencias entre los noventaiochistas ya se habían hecho patentes antes de la publicación de la revista en la valoración del drama Electra y también se manifestarían en relación con otros temas. Iman Fox, , “Galdós Electra” , Anales Galdosianos, I, 1966 pág.131-141. Iman Fox, La crisis intelectual del 98, Edicusa, Madrid, 1976. Lily Litvak “Los tres y Electra. La creación de un grupo generacional bajo el magisterio de Galdós”, Anales Galdosianos, VIII, 19. Hidalgo, op.cit. 26 Pilar Celma Valero, op.cit., p. 73. 27 Electra, nº2, año I, 23.3.1901, p. 35. 28 Fernando Hidalgo, op.cit., pp. 99-100. El subrayado es mío. 29 Fernando Hidalgo, op.cit., p. 116. 30 Ramiro de Maeztu, “El público desde dentro”, El País, 31.1.1901. 31 Reiteradamente se han mencionado las opiniones de Baroja sobre Don Benito, escritas en sus Memorias. En éstas Baroja ataca a Galdós desde una perspectiva personal más que literaria. En contraposición a lo expresado en el artículo que cito aquí, en las Memorias escribiría “Yo creo que esta falta de sensibilidad ética hace que los libros de Galdós, a veces con grandes perfecciones técnicas y literarias, fallen. Es lo que 522 hace principalmente que sus obras no estén a la altura de un Dickens, de un Tolstoi o de un Dostoyevski. No hay llama. No hay hervor generoso de un espíritu”. Pero esta patente contradicción quizá, entre otras cosas, sea achacable a su mala memoria, ya que, pasados los años, hablando de Electra comentaba “Yo, la verdad, nunca había creído que fuese una obra maestra”, olvidándose que después del estreno, en el que él había participado y sobre el que escribió su apologético y elogioso artículo “Galdós vidente”, afirmaba rotundamente refiriéndose al drama “Electra es grande, de lo más grande que se ha hecho en el teatro, como obra de arte es una maravilla, como obra social es un ariete”. Pío Baroja, Desde la última vuelta del camino. Obras Completas, Madrid, 1947, Vol VII, pp.. 657-800, pág 744. 32 Pío Baroja, “Galdós vidente” , El País, 31.1.1901. 33 José F. Montesinos, Ensayos y estudios de literatura española, Madrid, 1970, p. 261. 34 Joaquín Casalduero. “Baroja y Galdós”, Estudios de literatura española. Madrid, 1967, p. 205. 35 Benito Pérez Galdós, “La España de hoy”, El Heraldo de Madrid, 9 de abril de 1901. 36 Inman Fox, op.cit. p. 140. 37 Lili Litvak, op. cit. pp. 92.-93. 38 Mayer Garçao. “Carta de Portugal”, Electra, nº 5, año I, 13 de abril de 1901, p. 150. 39 Este artículo, escrito en Buenos Aires, fue uno de los que, según se anunciaba en el primer número, se pospuso su publicación debido al exceso de originales recIbídos. 40 Franscisco Gandmontagne “Galdós dramaturgo”, Electra nº 3 fecha, p. 113. 41 W.H. Shoemaker “¿Cómo era Galdós?”, Anales Galdosianos, Año VIII, 1973, pp. 5-21, p. 15. 42 Francisco Villanueva El Heraldo de París, 9 de febrero de 1901, nº 17. 523
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Calificación | |
Título y subtítulo | Electra: una revista nacida de un éxito escénico |
Autor principal | Mª de los Ángeles Rodríguez Sánchez |
Entidad | Casa-Museo Pérez Galdós |
Publicación fuente | Actas del séptimo congreso internacional de estudios Galdosianos |
Numeración | Congreso 07 |
Sección | Sección I. Textos galdosianos del siglo XX |
Tipo de documento | Actas de congreso |
Lugar de publicación | Las Palmas de Gran Canaria |
Editorial | Cabildo Insular de Gran Canaria |
Fecha | 2001 |
Páginas | p. 509-523 |
Materias | Pérez Galdós, Benito (1843-1920) ; Crítica e interpretación |
Enlaces relacionados | Casa Museo Pérez Galdós: http://www.casamuseoperezgaldos.com Benito Pérez Galdós en la Biblioteca virtual de Miguel de Cervantes: http://www.cervantesvirtual.com/bib/bib_autor/galdos/ |
Copyright | http://biblioteca.ulpgc.es/avisomdc |
Formato digital | |
Tamaño de archivo | 127874 Bytes |
Texto | ELECTRA: UNA REVISTA NACIDA DE UN ÉXITO ESCÉNICO Mª de los Ángeles Rodríguez Sánchez A Elena Catena, maestra y amiga Breve referencia al drama Electra y a sus repercusiones El 29 de enero de 1901, recién inaugurado el siglo XX, tuvo lugar en el Teatro Español de Madrid, y por primera vez en nuestro país, el ensayo general de Electra, obra que se estrenaría formalmente al día siguiente. La asistencia a este ensayo, que se realizó con trajes, decorados, iluminación y todos los elementos necesarios para la representación, fue por rigurosa invitación personal, y allí se dieron cita los nombres más importantes de la política, la cultura y la vida social española.1 Echegaray, Ricardo Fuente, Manuel Bueno, Amadeo Vives, José Arimón, Eugenio Sellés, Pío Baroja, Adolfo Luna, José Martínez Ruiz, Luis Bello, Ramón Mª del Valle Inclán, Joaquín Sorolla, son algunos de los asistentes a esta representación cuyos nombres aparecen diseminados en un artículo de Ramiro de Maeztu publicado el 31 de enero en el diario El País en el que el joven autor escribía enfervorecido sobre la función y narraba las primeras y contrapuestas impresiones producidas por esta obra galdosiana que se convertiría, sin pretenderlo, en espejo y crisol de un complejo momento político del país y a la vez en estandarte y punto de reflexión para unos jóvenes que buscaban nuevos caminos y nuevos horizontes y que esa fría noche de enero los encontraron en el drama y en la figura de Galdós. Ramiro de Maeztu, en el artículo mencionado, resumía de este modo el acontecimiento de la velada y su significado: ¡Oh noche histórica la del 29 de enero!... Yo os conjuro a todos, jóvenes de Madrid, de Barcelona, de América, de Europa, para que os agrupéis en derredor del hombre que todo lo tenía y todo lo ha arriesgado por una idea, que es vuestra idea la de los hombres merecedores de la vida. ¿Lo habéis visto?... El hombre de la ciencia, del cálculo y de la exactitud, la inteligencia fría e impasible, tiene un ensueño superior Electra –y ese hombre es Galdós– y Electra somos nosotros –los hombres y la tierra–.2 Un día después, el 30 de enero, se estrena oficialmente Electra, la obra galdosiana que dividió la opinión pública española entre partidarios y detractores, más que por su valor literario, que en un primer momento fue muy aplaudido, por la significación política y la carga ideológica que unos y otros le atribuyeron y que defendieron con pasión excesiva. En la oposición de contrarios que envuelve este estreno y sus sucesivas representaciones se manifiesta ya la irremediable división y la abismal separación de los españoles –las dos Españas machadianas– que tantos problemas originaría durante gran parte del siglo XX. La Ley de Asociaciones, el caso Ubao y la boda de la Princesa de Asturias con un príncipe de antecedentes carlistas, junto al anticlericalismo reinante en España y en el resto de Europa suponen algunos de los hilos que forman el entramado de un difícil y problemático momento político en el que se hacen patentes las tensiones sociales, religiosas e ideológicas que agitaban a los españoles en los primeros días del siglo que comenzaba. En este ambiente 509 complejo tiene lugar la representación de la obra de Galdós y estos acontecimientos de origen diverso serán los que incidan fundamentalmente en su gran éxito y en la enorme repercusión social alcanzada en el momento de su estreno. Por otro lado hay que apuntar que el momento histórico en el que se inscribe el drama y su gran incidencia en la sociedad de principios de siglo ha condicionado el posterior acercamiento a la obra literaria y tal vez ha anulado otros análisis más concretos y específicos de la misma. Para ser conscientes cien años después de la gran trascendencia política y social del drama Electra en los inicios de ese nuevo siglo en el que se estrenó, no hay más que realizar un análisis sistemático y secuencial de las numerosas referencias a la obra y a sus variadas repercusiones que, durante unos cuantos meses, llenaron las páginas de los periódicos de distinto signo y que dan cuenta de la evolución particular del drama en su entorno histórico-social. Electra nacida con un éxito arrollador se convirtió, en un par de noches, en bandera a enarbolar para unos y en ariete con el que arremeter para otros. Los diarios más conservadores la atacan, los periódicos liberales la defienden, los obispos la prohiben, los socialistas la critican, las manifestaciones a favor y en contra se suceden e incluso en algún momento se enfrentan; las peticiones de autorización para representarla se multiplican, las ediciones de la obra se agotan3 y su autor es aclamado y vituperado con la misma intensidad en distintos foros, en unos se le ofrecen banquetes y homenajes, en otros se le critica o se le anatemiza. Hay que señalar que aunque los ataques a Galdós por parte de la prensa más conservadora no nacen con el polémico estreno de Electra4 sino que son muy anteriores, esta obra le marcará de forma definitiva y desde su estreno Galdós será conocido en determinados sectores ideológicos como el autor de Electra. A partir de la primera representación del drama serán numerosas las ocasiones en que las fuerzas más reaccionarias del país se refieran a él con esta denominación. Este hecho se puede observar en diversos momentos de la vida del escritor y este apelativo, en ocasiones con tintes despectivos, se repite en situaciones tan distintas como en el estreno de Alma y Vida, la siguiente obra que Galdós sube a los escenarios o en las notas necrológicas escritas tras su fallecimiento. Tras la muerte del escritor, diecinueve años después de estrenarse la obra, aún se incide, desde determinados sectores, en hablar de Electra y de los acontecimientos que rodearon su puesta en escena con una valoración absolutamente negativa a la vez que se utiliza este título para, desde presupuestos ideológicos reaccionarios, poder criticar una vez más al autor canario llamándole sectario y oportunista. En El Correo Español del domingo 4 de enero de 1920, en un artículo escrito con motivo de la muerte de Don Benito, se hace una valoración general de su obra literaria y el anónimo autor del obituario al referirse a su producción dramática escribe: Mas en este aspecto de su laborar, mejor que en otro alguno, se manifiesta el escritor partidista y sectario. Todos recordamos tristemente los días en que se representaba “Electra” y los disturbios a los que dio origen. Tal vez en esta ocasión el escritor mostrose oportunista aprovechando las luchas religiosas sostenidas entre la opinión que hizo bandera de aquella obra para acentuar su odio religioso.5 La necrológica sobre Galdós publicada en este periódico carlista finalizaba con una caritativa plegaria por el alma del “autor de Electra” Por el alma de quien tanto daño hizo a la causa católica pedimos a nuestros lectores la caridad de un sufragio. Dios en su infinita misericordia habrá concedido al autor de “Electra” la gracia del arrepentimiento por sus yerros.6 510 Muchos años después, en 1964, con motivo de la inauguración de la Casa Museo Pérez Galdós en Las Palmas, el Obispo de Canarias en un oficio dirigido al Jefe del Estado Francisco Franco, aún insistía en referirse a los errores ideológicos del escritor y de su obra.7 Este Obispo también dirigió un escrito al Gobernador Civil de Canarias descalificando a Galdós y, aunque no mencionaba el drama, incidía en recordar, desde su doctrinaria y particular perspectiva, los acontecimientos políticos que rodearon las representaciones de Electra en aquel primer año del siglo. Como Obispo de esta Diócesis, dotado de la plena facultad para enjuiciar moralmente todo este género de actos, afirmamos solemnemente que los que se proyectan y anuncian constituyen, objetivamente, un homenaje público al hombre que fue, de hecho, el portavoz y portaestandarte de una de las campañas anti-clericales y anti-católicas más sectarias, más innobles, más calumniosas, más infamantes y más infames que registra la Historia del anti-catolicismo español a principios de este siglo XX…8 Volviendo a la época en que tuvo lugar la representación de Electra hay que señalar que esta creación galdosiana tuvo una enorme repercusión en la vida española de 1901, cuya magnitud es difícil de apreciar cien años después. La resonancia del drama alcanza a toda la sociedad y se hará patente no sólo en relación con los temas políticos y religiosos del momento y en la implicación de la obra con ellos o en la apasionada discusión en torno a la misma y sus significados suscitada en los ámbitos conservadores y liberales, sino que los efectos del éxito de esta producción teatral también se manifestaron en diversos aspectos de la vida cotidiana de los españoles del siglo que comenzaba. El famoso y popular título será utilizado por la incipiente industria de la época y su nombre se dará a numerosos y variados objetos de uso común; la influencia del éxito teatral se extenderá de tal manera que en poco tiempo sombreros, caramelos, postres y un largo etcétera se llamarán Electra. Esta popularidad y su incidencia en la vida diaria se puede observar fácilmente a través de la prensa, por ejemplo ojeando El Liberal, de los meses de marzo y abril sabemos que, mientras en la calle se discute el drama y su contenido y se dan vivas, y también mueras, a Pérez Galdós, las páginas de anuncios del diario ofrecen el siguiente consejo: Recomendamos el LICOR ELECTRA. El mejor tónico-digestivo. La ciencia lo afirma. Pídase en todas partes. Dª Carbón, 9. Este anuncio relativo a un pseudo-fármaco aparecía el 15 de marzo de 1901, día en que el periódico informaba del próximo estreno de Electra en Roma. Unos días más tarde, el 7 de abril, a la vez que se hablaba en las páginas de información de la representación de la obra en Buenos Aires, se anunciaba un objeto de escritorio al que unos avispados comerciantes habían bautizado con el nombre de la obra dramática: “Con este título se ha puesto a la venta en las principales papelerías de España, un bonito estuche de papel y sobres”. Estos breves apuntes sobre algunos de los efectos causados por el estreno del drama galdosiano Electra no son más que breves referencias que nos aproximan al tiempo histórico que sirvió de marco a esta obra teatral que, sin lugar a dudas, sacudió fuertemente las estructuras del país y que, por todo ello, dejó una nítida fotografía de aquella sociedad dividida, desigual e inserta en las contradicciones que, sin duda, transmitió su impronta al tiempo futuro marcando su posterior evolución e incluso incidiendo y dejando su huella en él. 511 Aproximación a la revista ELECTRA He señalado, aunque de forma muy rápida, cómo las repercusiones del éxito teatral alcanzaron a todos los ámbitos de la vida española en esos momentos iniciales del siglo XX, por ello no es de extrañar que poco tiempo después del estreno, viera la luz una nueva revista semanal, dedicada a la literatura, la política, la sociología, el arte y la actualidad a la que se dio el nombre de ELECTRA y que abre la portada de su primer número con una carta de Don Benito Pérez Galdós. Presentación e introducción que le había sido pedida al autor por los jóvenes que iniciaban esa aventura, la mayoría de los cuales había asistido al ensayo general del 29 de Enero de 1901, según consta en el artículo de Maeztu y algunos de cuyos nombres pasarían a ser parte importante de la historia de la literatura y del pensamiento español. El 16 de marzo de 1901, tan sólo mes y medio después de estrenarse la obra dramática, se publica el primer número de la revista ELECTRA, en cuya redacción figuran Manuel Machado como secretario de la misma, Valle Inclán a cargo de la sección Cuentos, Novelas y Teatro, Ramiro de Maeztu de la de Crítica, Religión, Sociología, Política y Actualidades, y Francisco Villaespesa del apartado de Versos;9 su periodicidad era semanal y su precio de 15 céntimos para los números corrientes y de 25 céntimos para los atrasados. Según anunciaba el propio semanario su contenido sería eminentemente literario, político y social y contaría con variadas secciones en las que tratarían temas de actualidad; en la contraportada de la publicación se puede leer “Consta de 32 páginas de literatura política, sociología, actualidades, arte etc. etc. …”. La nueva publicación contaba con las firmas mencionadas, que no sólo se harían cargo de sus respectivas parcelas literarias sino que publicarían diversos trabajos personales, a los que se añadían las colaboraciones de Jacinto Benavente, Bernaldo de Quirós, José Martínez Ruiz, Pío Baroja, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Rubén Darío, Vicente Blasco Ibañez, Roberto Castrovido, Luis Bello, Cristóbal de Castro, Adolfo Luna, José Nakens, Roberto Greslau, Ángel Guerra, Gabriel Alomar y otros importantes autores tanto nacionales como extranjeros. Esta publicación de pequeño formato y carente de ilustraciones se imprimía en la Tipografía Moderna de T. Osacar en la calle del Espíritu Santo, 18, donde también se ubicaba la Administración de la revista, mientras que su Redacción se encontraba en el número 9 de la calle Argensola. Sobre la significación de esta publicación, sus contenidos y su duración temporal se han hecho varios estudios.10 En la actualidad de la revista ELECTRA se conservan nueve ejemplares aunque se desconozca cuántos se publicaron realmente. En la Hemeroteca Municipal de Madrid hay cinco números completos con paginación continuada, que suponen un total de 160 páginas; los otros cuatro números que se conocen se encuentran en colecciones privadas.11 Estos nueve números relacionados y estudiados sitúan la duración de la revista entre el 16 de marzo de 1901, en que aparece el primer ejemplar y el 11 de mayo de ese mismo año, fecha en la que se publica el último número conocido, aunque en él no sea posible vislumbrar el próximo fin de la publicación.12 La relación de los colaboradores, algunos de cuyos nombres ya se han mencionado, es bastante extensa y en las páginas de la revista, a través de las cuales pretenden hacerse oír, predominan las firmas de los autores jóvenes que, en sus artículos, manifiestan las inquietudes estéticas, intelectuales, sociales, políticas y religiosas que les preocupaban. Esta preponderancia de las voces jóvenes en el semanario cuenta con dos excepciones: Benito Pérez Galdós y Salvador Rueda. La figura de Galdós se hace patente al ostentar la cabecera de la revista el título del popular drama galdosiano así como en la carta de presentación firmada por el escritor canario que abre el primer número de la publicación y a la vez su presencia implícita se hace evidente en distintas hojas del semanario debido a las referencias dispersas 512 hechas a su figura y a su obra literaria. De Salvador Rueda se publicó en el segundo número el poema “El ave inmortal”. En relación con la carencia de firmas consagradas y el predominio de los autores jóvenes en la revista Pilar Celma apunta que: Electra concede especial atención a la creación literaria de los jóvenes escritores. No hay en esta revista el intento de prestigiarse con la colaboración de los mayores. Sólo los más jóvenes tienen cabida y, si aparece alguna firma con prestigio reconocido, como Salvador Rueda, es porque ha aportado algo a la renovación de las letras españolas.13 También Galdós en su salutación inicial se referirá a la juventud de los creadores de la revista: Los fundadores de ELECTRA son jóvenes, se hallan en la edad y sazón más propias para engolfarse en las abstracciones y para lanzarse a investigar principios y construir sistemas. De ellos recibiré yo las ideas y ellos de mí noticias de cosas contempladas y oídas.14 Incidiendo en la edad de los creadores y de los colaboradores de ELECTRA y en su relación con Benito Pérez Galdós, Celma Valero, añadirá que: Es amplia la lista de colaboradores, siendo predominantes los nombres de los autores jóvenes, si bien agrupados bajo el “magisterio” –más nominal que real– de Pérez Galdós. Quizá por este reconocimiento hacia un mayor están prácticamente ausentes las censuras y reproches hacia la gente vieja, tan frecuentes en otras revistas de los mismos años.15 A pesar de la ausencia de opiniones críticas hacia las generaciones anteriores en algunos artículos se pueden leer duros ataques hacia “la gente vieja” o contra aquellos contemporáneos que presentaban opiniones diferentes o se interesaban en trabajos literarios distintos. Uno de estos acerados juicios es el escrito por Cristóbal de Castro contra los Académicos en general, a los que llama “caciques de nuestra literatura” y, en particular, contra tres nuevos Académicos que iban a ser elegidos para ocupar las vacantes producidas en la Real Academia Española, uno de los cuales era Menéndez Pidal, al que Castro y otros jóvenes rebeldes no le reconocen méritos para ocuparla ya que en su opinión sólo se trata de un erudito y no de un literato: ...los que, contra viento y marea, tenemos por estandarte una rebeldía honrada y somos literatos de verdad, porque vivimos por la literatura y de la literatura... esos no sabemos del Sr. Menéndez Pidal sino que ha escrito un estudio biobibliográfico sobre el Poema del Cid y varias cosas por el estilo; todas documentadas, todas llenas de citas, todas con la aborrecible pátina de una erudición inútil por completo. [...] ¿Es que basta para ser académico, con revolver –doy de barato que con saber– muchos librotes? ¿Es arte, verdadero arte, la erudición?.16 Las secciones que ELECTRA, en principio, presenta como fijas no se mantendrán como tales mucho tiempo ya que durante la breve existencia del semanario sufrirán diversos cambios, como ocurre con LA POLÍTICA a cargo de Castrovido que se publica en los cuatro primeros números y que desaparece después o LA NOTA DE LA SEMANA de Luna, que aparece de forma alterna en algunos números, pero además de estos apartados de actualidad y de los trabajos específicamente literarios, en las páginas de ELECTRA podemos encontrar artículos socio- 513 políticos y antropológicos, reseñas de obras de autores nacionales y extranjeros así como notas bibliográficas de libros y revistas recibidas; a todo ello hay que añadir información y textos teatrales, –Benavente y Maeterlink–; relatos cortos y capítulos de algunas novelas que veían la luz en aquellos días –Valle Inclán, Blasco Ibáñez, Eça de Queiroz, Silverio Lanza–; poemas –Antonio y Manuel Machado, Juan Ramón Jiménez–; o artículos tan curiosos como “Toros” de Rubén Darío donde el autor nicaragüense hace un acercamiento al mundo taurino visto desde una actitud ambivalente. Aunque no hay prospecto de presentación de la revista al público ni ningún escrito específico que informe a los lectores de los objetivos del semanario, algunos de los textos publicados pueden servir para conocer cuáles eran los fines perseguidos por sus creadores así como para comprender las intenciones renovadoras de los que en ella colaboraban. En las palabras iniciales del artículo “Las industrias españolas”, de Sánchez Díaz, se manifiesta de forma clara el ideario del autor así como las propuestas y objetivos que este grupo de jóvenes intelectuales querían lograr con ELECTRA; proyectos y fines reformadores que iban mucho más allá de realizar una buena literatura a la que fundamentalmente consideraban como un medio de propagación de nuevas ideas. ELECTRA, que es un periódico batallador, reformador, de juventud de espíritu y de vigor material, debe esforzarse en romper a puñetazos la rutina que acogota al país. No debe dedicarse sólo a hacer literatura sincera, despreocupada y culta. Ese es un medio, desde luego, capaz de revolucionar hasta lo más hondo; un medio muy práctico, sin duda, de ir metiendo en el alma del pueblo las ideas nuevas que levantan el corazón de los demás pueblos. Es hacer rebeldes, es hacer dignos, es transformar el rebaño triste[...] Pero ELECTRA debe hacer su revolución en el trabajo. Nuestro periódico debe hacer esfuerzos colosales por dedicar secciones bien dirigidas encaminadas a hablar de industrias, de agricultura, de minas... No, es claro, como tratan esas revistas dedicadas exclusivamente a esos asuntos. Sino de otra manera más hermosa, más levantadora más sugestiva, a fin de que en nuestros industriales, de que en nuestros trabajadores surja el afán al estudio, a lo moderno, al viaje a la progresión [... ] Ahí vendrá bien la literatura, una literatura nueva....17 Al aproximarnos a los contenidos de la revista advertimos que en ella predominan los textos literarios, las reseñas, los escritos sobre arte, y los ensayos que analizan, desde la perspectiva de estos jóvenes autores, la situación del país y sus problemas más acuciantes, entre los que destacan la importancia del caciquismo, debido sobre todo a su amplia implantación en el país, y la cuestión obrera, asuntos a los que dedican varios artículos, aunque son más numerosos aquellos que analizan el tema religioso al que consagran muchos de sus trabajos y en los que se hace patente su radical anticlericalismo que en numerosas ocasiones personalizan en los jesuitas; sin embargo la traumática y reciente pérdida de las colonias apenas se trata en el semanario. Celma Valero comenta que sólo le dedican un artículo que queda inconcluso al suspenderse la edición de la revista.18 En definitiva en los artículos de ELECTRA, centrados fundamentalmente en los asuntos mencionados, se manifiesta la inquietud de estos jóvenes intelectuales por la enfermedad de España,19 es decir, se evidencia su preocupación por los problemas de la nación en su sentido más amplio. Estos escritores, que quieren participar activamente en la transformación del país y en su industrialización, motores que, en su opinión, deberían romper con la tradicional rutina y el adormecimiento patrio, dedican muchos de sus artículos literarios o de sus ensayos para transmitir e inculcar ideas de cambio y modernidad que modificaran la difícil realidad que condicionaba y circunscribía el vivir de los españoles. 514 Pero estas cuestiones no sólo preocupaban a esta joven generación de intelectuales, sino que también son causa de interés y preocupación para Galdós. En “La España de Hoy”, artículo escrito en marzo de 1901 para el periódico la Nueva Prensa Libre, de Viena, y que reproduce íntegro el Heraldo de Madrid, del 9 de abril de 1901,20 Galdós expone su visión sobre los conflictos que afectan al país que, en general, coinciden con los señalados por la mayoría de los articulistas de la revista a lo largo de su tiempo de edición. El artículo de D. Benito comienza con un examen de la crítica situación de España en ese principio de siglo, y por supuesto hace una referencia a la reciente pérdida de las colonias y lo que ésta suponía para el pueblo español, o al menos para una parte de él, pérdida que en opinión de Galdós es menos dolorosa que los acontecimientos que la habían provocado. El análisis general de la situación española se realiza como si de un ser enfermo se tratara e irá explicando, progresivamente, qué síntomas son los que le aquejan, así como la ineficacia de los remedios aplicados para su mejoría a lo largo del siglo XIX: Al propio tiempo nuestro enfermo reconoce con tristeza la esterilidad de sus esfuerzos durante todo el pasado siglo para darse un régimen político liberal a la europea. Lo más triste es que ha tardado algunos años en descubrir que el mecanismo que nos rige es un aparato de formas admirables, pero no funciona: todas sus ruedas y palancas, todos sus engranajes y transmisiones son figurados como las lindas máquinas pintadas que sirven para el estudio.21 En este escrito extenso y duro con la realidad española además de la pérdida de las colonias y la deficiente gestión política se tratan otros temas fundamentales que impiden la renovación y la evolución del país en ese momento histórico. Galdós presenta ante sus contemporáneos cuestiones como el caciquismo; los malos políticos, el carlismo y sus repercusiones, así como la relación de esta ideología con el fanatismo y sobre todo la influencia de las órdenes religiosas en la vida pública y privada de los españoles de entonces, centrándose principalmente en el análisis del predominio y el ascendente que la Compañía de Jesús ejercía en la sociedad del momento. Es decir, los motivos de preocupación expuestos por Galdós en su artículo y el tono crítico utilizado coinciden en gran medida con los temas tratados, por autores diversos, en las páginas de la revista ELECTRA. Don Benito en el artículo mencionado enjuicia el sistema político español del que dice que, a pesar de su apariencia, no es más que cartón piedra desvencijado que no permite la ilusión, añadiendo que la representación del país está en manos de profesionales políticos, que sin embargo no ejercen su oficio con profesionalidad: Nuestros políticos agitaron la existencia nacional en el pasado siglo sin fundar nada sólido, y todo lo hecho en nombre de la democracia contra el gobierno personal, resultó de la misma hechura interna que lo que se quería destruir. Se variaban las apariencias y el nombre de las cosas; pero el alma permanecía la misma.22 Baroja en ELECTRA, en un artículo menos progresista que el de Galdós y bastante más nihilista y confuso también expresará su negativa opinión de los políticos: Habría que imposibilitar a todos esos políticos de oficio, ambiciosos sin talento, que llegan al poder después de una serie incansable de líos y chanchullos públicos y privados, arrinconar a tanto general de salón a tanto demócrata parlanchín, a tanto escritor abyecto, a tanto gomoso de la política.23 La duración de ELECTRA como se ha indicado fue breve, hecho que no sorprende excesivamente porque muchas de las revistas nacidas en aquellos años apenas conseguían 515 editar dos o tres números. Años después Valle Inclán en Luces de Bohemia ironizaría sobre la fugacidad de determinada prensa haciendo decir a uno de sus personajes que unos versos de Rubén “iban a ser publicados en una revista que murió antes de nacer”24 En el caso de ELECTRA, el corto tiempo de su publicación quizá deba atribuirse a las diferencias surgidas entre los escritores que se encargaban de la edición y que habían sido los inspiradores de su nacimiento, estas desavenencias entre ellos25 tal vez fueron las que debilitaron y acortaron la vida de la revista. Parece ser que entre el grupo hubo tensiones y a partir del número 6 abandonaron la revista Valle Inclán, Baroja y Maeztu. Sin embargo Baroja volvió a colaborar en los números 7 y 8, bajo el seudónimo de Juan Gualberto Nessi…26 La publicación tuvo una buena acogida por parte de los escritores, de la prensa en general y del público. En su primer ejemplar se incluía una nota que comentaba el exceso de originales recibidos hecho que obligaría a los redactores a posponer para otros números algunos de los trabajos admitidos dada “la necesidad de ajustar elegantemente nuestra Revista”. El semanario, según se deduce de sus propios comentarios y de otros más generales, fue bien recibido entre sus colegas y otros periódicos y publicaciones se hicieron eco de su aparición. En el número 2 de ELECTRA se incluía el siguiente breve que hablaba de la positiva recepción que la revista había tenido entre la prensa: Agradecemos vivamente a los periódicos que se han ocupado de la aparición de Electra sus benévolas y cariñosas frases. A todos deseamos la prosperidad que nos auguran. ¿No guarda relación inmediata la cultura de los pueblos con la prosperidad de sus diarios y revistas?.27 El Liberal del sábado 16 de marzo de 1901, en su tercera página, anunciaba a sus lectores la salida de ELECTRA incluyendo una completa relación del sumario del primer número. Hoy aparecerá el primer número de esta nueva revista. Forma un elegante cuaderno de 32 páginas y cubierta de color y se venderá a quince céntimos. He aquí su interesante sumario: Carta de Galdós- La Política. Roberto Castrovido Los libros y los hombres: Mi programa por Ramiro de Maeztu- Los poetas de hoy: Estatua de sombra de Manuel Machado. Política experimental por Pío Baroja Sin querer: comedia en un acto (íntegra), por Jacinto Benavente. La capital de la Mancha por Luis Bello - La sombra en las manos Poesía por Francisco Villaespesa - El dandysmo intelectual. por Antonio Palomero. Los candidatos a la Academia. Cristóbal de Castro La semana por Adolfo Luna. Por si acaso, cuento por Silverio Lanza. Jesús y los jesuitas por Pío Quinto. Una semana más tarde, el 23 de marzo, este periódico anuncia el segundo número de ELECTRA, señalando sus contenidos. Tras esta notificación, en este diario no hay ninguna nueva referencia ni anuncio de la revista durante el tiempo de su publicación. Fernando Hidalgo, que ha hecho un seguimiento de la prensa sevillana en relación con el drama de Galdós, comenta que El Baluarte de la ciudad hispalense también se hacía eco de la publicación de la revista ELECTRA, refiriendo quiénes eran sus colaboradores y comentando la buena acogida que le había dispensado el público; en la edición del 26 de marzo de este periódico se puede leer: que está circulando el segundo número de la revista Electra, con colaboraciones de Rubén Darío, Maeztu, Salvador Rueda, Valle Inclán, Manuel Machado, Baroja y 516 Villaespesa. El tercero contará, además, con Blasco Ibañez, Julio Pellicer y Antonio Machado, entre otros, la acogida de la revista en España ha sido muy favorable: del primer número se han agotado tres ediciones a las pocas horas de ponerse a la venta.28 Esta rápida aproximación a la revista y a sus contenidos hace difícil describir, y aún más transmitir, el espíritu de renovación y transformación así como la vehemencia combativa hacia los valores establecidos que se evidencia de la lectura del semanario y que animaba a la mayor parte de los integrantes y de los colaboradores de la publicación. En este momento histórico concreto el regeneracionismo de estos autores coincide plenamente con los planteamientos ideológicos de Galdós que, en gran medida, éste había expresado públicamente en el drama Electra. Esta coincidencia de principios éticos posibilitará que estos jóvenes rebeldes en busca de un ideal no totalmente definido encuentren un referente fundamental en el escritor canario, como señalaron muchos de los asistentes al estreno de su drama y que tan enfáticamente hablaron sobre el acontecimiento. Esta relación de respeto y de admiración hacia Galdós y su influencia moral en los escritores más jóvenes, con motivo del estreno de Electra, le convierten en el nexo de unión deontológico con la llamada generación del noventaiocho y posibilitará que durante algún tiempo el magisterio de Galdós sea real y no sólo nominal, ya que como señala Hidalgo, “Electra significó [...] la primera manifestación pública conjunta de la futura generación modernista-noventaiochista. [que] en la obra de Galdós encontrará la concreción de unos ideales de carácter regeneracionista que flotaban en el ambiente de la época.”29 Galdós y la revista ELECTRA Si tenemos en cuenta que, como he indicado, el primer número de la revista aparece el 16 de marzo de 1901, es fácil pensar que pocos días después del estreno del drama galdosiano y mientras éste llenaba de espectadores el teatro Español y de manifestantes algunas calles madrileñas, ya se pensara en la creación de una revista que tendría como fin la propagación de nuevas ideas y que, según las palabras de sus creadores, tenía que ser renovadora, combativa, reformadora y de espíritu joven. Este proyecto, en el que como hemos visto se involucraron una serie de escritores, tomó forma sin duda la misma noche del ensayo general cuando todos estos jóvenes llenos de proyectos y en busca de un ideal nuevo se sintieron fascinados, como ellos mismos escribieron, por el drama Electra y por su creador Galdós. Si seguimos la narración de Maeztu sobre los diversos efectos que el drama tuvo en el público, es fácil constatar la impresión causada por la obra y su autor. Luis Bello al finalizar la función exclamaba “¡Ya tenemos un hombre en el que creemos”,30 Adolfo Luna consideraba que en aquel momento y allí se había revelado el sentido del siglo que empezaba, Valle se emocionaba y Baroja, tan recalcitrantemente opuesto a Galdós y posteriormente31 tan crítico con él escribía: Galdós ha saltado de las cimas de Dickens a las infinitas alturas de Shakespeare; hombre genial, ha auscultado el corazón de la España dolorida, triste, que desea salir de su letargo y no puede, ha señalado el mal, ha iniciado el remedio. El remedio, sí, el remedio verdadero y no porque sea este un plan, ni un dogma, ni una fórmula, sino porque es entusiasmo, rebeldía, amor, fe... Hay en la generación actual, entre nosotros, una ansia inconcreta, un ideal sin forma, algo vago, indeterminado, que solicita nuestra voluntad sin rumbo fijo. Sabemos que debemos hacer algo y no sabemos qué, sabemos que hay una luz, pero no sabemos dónde; tenemos la aspiración de concretar nuestros ideales para encontrar el elemento común que nos une a todos los rebeldes y no lo encontramos. 517 Sentimos la necesidad de que nuestros anhelos tomen carne espiritual, se hagan conciencia, y por una extraña paradoja, los alientos de la juventud, las vibraciones de nuestro espíritu, van a formar el nido en el alma del novelista que tiene fama de indiferente, de pío, de hombre que clasifica las almas como un botánico clasifica las flores. Hoy en Galdós nuestras afirmaciones han tomado conciencia, mañana quizá adquieran en otro voluntad....”.32 Esta extensa cita de Baroja define perfectamente los anhelos que movían a algunos intelectuales de principios de siglo y también qué vieron éstos en Galdós, que tenía muchos puntos en común con ellos en su interés por la situación y la realidad española. Al hablar de las relaciones intergeneracionales Montesinos apunta que ni Valera, ni Clarín, ni por supuesto Galdós habían sido impermeables a las aspiraciones juveniles de la generación posterior33 y Casalduero señala que “es imprescindible aprehender el enlace de la Generación del 98 con la visión galdosiana del mundo y de España. Así no perderemos el sentido de continuidad de la cultura española”.34 La coincidencia de planteamientos de Galdós con los escritores de la denominada generación noventaiochista –algunos de los cuales crearían la revista ELECTRA– en su preocupación por los males de España y su búsqueda de soluciones para el país es fácil de comprobar en este texto del autor canario escrito en marzo de 1901 Llegado el momento de abrir bien los ojos y de ver en toda su desnudez y fealdad el error cometido ¿puede un país ser testigo y víctima callada del mal que padece sin ponerle remedio?. Imposible. Los hombres de más saber político reconocen que así no se puede seguir, y forcejean dentro de la red que ellos mismos han tejido y que les entorpece para toda obra grande de reforma. Pero ninguno se decide a romperla con arte, destruyendo siquiera alguna malla por donde sacar un dedo, después una mano, y luego por sucesivas rupturas de hilos a la libertad de esta desgraciada nación, esclava de lo que aquí llamamos caciquismo tristisima repetición de los tiempos feudales y de las demasías de unos cuantos señores, árbitros de los derechos y de los intereses de los ciudadanos.35 Son numerosas las opiniones que constatan la importancia del drama y por ende de la revista como nexo de relación de Galdós con la generación del 98 en los inicios del siglo XX. En estos estudios se señala la influencia ética del escritor canario en estos escritores que durante un tiempo le considerarían su guía y maestro. Al hablar de la creación del semanario Inman Fox señala: With Electra, then, Galdós has emerged also, at least temporarily, as the spiritual leader of the Generation of 1898 and the review Electra becomes the first to consolidate the Generation.36 Lili Litvak incide en esta idea mostrando el interés de la revista y su relación con Galdós. La admiración de la juventud por Galdós tomó finalmente forma en la creación de la revista Electra [...] [que] se trata sin duda de uno de los órganos más importantes de la juventud literaria y su carácter ideológico le señala un lugar importante en las publicaciones que definen a la generación del 98. Señala el momento en que esta generación existió bajo el total patrocinio y guía de Galdós.37 La evidente relación de Galdós con el 98 en cuanto a su preocupación por España que es fácilmente constatable es, sin embargo, mucho menos patente en su carta de presentación de la revista, que da la sensación de ser un escrito de compromiso. En este texto Galdós dice que 518 los redactores de ELECTRA le han pedido unas líneas para encabezar la publicación y que se conformarán con una salutación cariñosa, ya que: las ideas que han de ser, según parece, el alma y al propio tiempo la enseña de su periódico, no las tengo yo, bien lo sabe Dios, recopiladas a prevención y armadas en aparato lógico como los programas de las escuelas o sus similares los programas políticos. Añade que no se tiene por maestro de nadie sino por discípulo de la realidad y de los hechos humanos describiendo así una característica fundamental de su personalidad: la observación de lo que le rodea. Si alguna cualidad posee el que esto escribe, digna de la estimación de sus amigos, es la de vivir con el oído atento al murmullo social, distrayéndose poco de este trabajo de vigía o de escucha: trabajo que subyuga el espíritu, se convierte en pasión y acaba por ser oficio. Posteriormente Galdós se referirá a la juventud de los fundadores de la revista, edad que les posibilita para investigar y construir y, aunque señala que no han de pedirle ideas, se atreve a aconsejarlos cómo desarrollar su esfuerzo artístico haciendo hincapié en la paciencia y en la voluntad literaria: Me permito pues oficiar de maestro, mejor dicho, de domine, en un asunto que no es de arte, sino de disciplina artística. […], les recomiendo que trabajen sin descanso; que no den entrada en sus espíritus al desaliento, que sean perseverantes, testarudos y hasta machacones, que el último momento de un descalabro sea el primero de una nueva tentativa; que se propongan un fin, y cierren los ojos a todos los obstáculos que el camino les ofrezca, bien persuadidos de que no hay dificultades ni distancias que resistan a estas dos poderosas fuerzas: paciencia y voluntad. A lo largo de la revista, dispersas en sus páginas, hay varias alusiones a la figura de Galdós y a la impronta que tiene en ese momento entre la juventud intelectual nacional y extranjera y también encontramos algún eco de personajes galdosianos como ocurre con Adega, de Valle Inclán, la joven campesina gallega que en su atracción espiritual por el mendigo-peregrino nos evoca a Andara la fiel seguidora de Nazarín. Entre las referencias a la figura del escritor canario localizadas en ELECTRA mencionaré el artículo “Carta de Portugal” de Mayer Garçao. Este autor, que se muestra lleno de ideales reformistas y de voluntad crítica, cita a Galdós como renovador moral y como portador de ideas nuevas al igual que Tolstoi, Zola e Ibsen. Posteriormente Garçao se referirá de nuevo a Galdós como voz nacional, esa voz que reivindica derechos y ejerce su misión educadora. Generaciones enteras caminan para la batalla de las ideas con el gran estímulo de una voz nacional, que suena como una voz material y les manda avanzar contra todo lo existente; los países pequeños y esclarizados [sic] tienen esas voces: Suecia tiene a Ibsen, y Polonia a Sienkiewicz, España a Galdós….38 Es curioso reseñar que en la revista, a pesar de su título, no hay ninguna referencia a la polémica ni a los acontecimientos políticos que desencadenó el drama homónimo. En relación con el teatro galdosiano sólo hay un artículo titulado “Galdós dramaturgo” de Franscisco Gandmontagne39 en el que se hace un análisis de su obra teatral en general aunque, evidentemente, está escrito con motivo del estreno de Electra y es la única referencia amplia a 519 la obra a pesar de que se la mencione de pasada en algún otro artículo de la revista. Grandmontagne analizando la dramaturgia galdosiana hará la siguiente afirmación, que da cuenta de la lectura política que en ese momento estos autores hacían de D. Benito. Galdós ha hecho más en su patria por la libertad, que todas las constituciones liberales; más que dos cruentas guerras civiles y mil quinientas asonadas y motines de cuartel.40 En estos y otros muchos ejemplos se puede observar la importancia de la figura de Galdós y lo que ésta representaba para la juventud intelectual en los albores del siglo XX. A pesar de las polémicas que la obra había suscitado en el artículo, ya mencionado, “La España de Hoy” Galdós reitera su interés por España y a través de sus observaciones sobre la situación de la nación se comprende muy bien ese magisterio aceptado, al menos temporalmente, por la generación del 98. En este artículo Galdós explica de una forma razonada su opinión sobre el país y su crítica a la enorme influencia del poder religioso y sobre todo de los jesuitas en el ámbito civil y en la sociedad en general, es decir, expone a través de la prensa aquello que ya había expresado de forma simbólica en el drama, y la mayoría de las ideas manifestadas coinciden con los anhelos de estos intelectuales. Posteriormente los escritores que formaron parte de ELECTRA, unos más conocidos que otros, tomarán caminos distintos, pero muchos de ellos siguieron manteniendo el respeto hacia la figura y la obra de Galdós, como se puede observar en las opiniones que, años después, Valle o Azorín expusieron por distintos medios o en el hecho anecdótico pero importante de que Castrovido, que también fue colaborador en ELECTRA, fuera uno de los asiduos contertulios en casa de Don Benito en los últimos años de su vida.41 Finalizaré señalando muy brevemente que el éxito del drama Electra permitió a Galdós llegar a gran numero de personas y a diferentes ámbitos de la sociedad y sin duda influir éticamente en unos jóvenes que buscaban la renovación del país. Como decía Francisco Villanueva en el Heraldo de París, “Lo que no hubiera podido conseguir un gran filósofo hablando al público del Teatro Español de Madrid lo ha conseguido un gran artista, el autor de tantas obras bellas: Galdós”.42 520 NOTAS 1 Este ensayo general fue contado por Ramiro de Maeztu, en su artículo “El público desde dentro”, El País, 31.1.1901. En los estudios actuales es recogido por Elena Catena en su introducción, Pérez Galdós Benito, Electra, Fundación Argentaria Biblioteca Nueva, Madrid, 1998 y por Fernando Hidalgo, Electra en Sevilla, Servicio de Publicaciones Excmo. Ayto de Sevilla. Colección Testimonio.; Sevilla, 1985. 2 Ramiro de Maeztu, “El público desde dentro”, El País, 31.1.1901. 3 El 4 de febrero, cinco días después de estrenarse Electra sale una edición de 10.000 ejemplares. Durante el mes de febrero de 1901 se hicieron tres reimpresiones de 5.000, 15.000 y 4.000 ejemplares más. Datos mencionados por E.Catena, op.cit., pp. 27-28. El Correo del 25 de febrero anunciaba una segunda edición del drama ya que se habían vendido en Madrid 10.000 ejemplares de la obra y añadía que “en Vitoria a pesar de dominar allí ciertas ideas, se han vendido en un día 200 ejemplares”. 4 Un periódico de la época simplificaba el contenido general de la obra de Galdós diciendo que “Las obras de Don Benito se reducen siempre a uno o varios católicos rabiosos que hacen todas las picardías posibles, y uno o varios liberales rabiosos que los muerden y asaltean [sic] hasta no dejarlos hueso sano” y añadían “Electra, sin ir más lejos, no es ni más ni menos que una variación sobre el tema de La familia de León Roch”, El Correo de Andalucía, 2 de febrero de 1901. Reproducido por F.Hidalgo op.cit. p. 143 . 5 Correo Español, 4 de enero de 1920. 6 Correo Español, 4 de enero de 1920. 7 Copia de un oficio del Excmo. Sr. Obispo a su Excelencia el Jefe del Estado, Boletín Oficial del Obispado de Canarias, Mayo.1964, Imprenta del Obispado. En él se decía: “que, aun muerto el autor, perduran sus obras literarias que, por su sectarismo, heterodoxia e inmoralidad, están como gráficamente se ha dicho en pugna visible con el Catolicismo y continúan haciendo incalculable daño en las almas”. 8 Oficio del Excmo. y Rvdmo Sr. Obispo al Excmo. Sr. Gobernador Civil. Boletín Oficial del Obispado de Canarias, Mayo.1964, Imprenta del Obispado. 9 En ningún número de la revista aparece el nombre del director de la misma. 10 Sobre la revista y sus contenidos hay diversos trabajos; uno de los más completos es el de Mª Pilar Celma Valero, Literatura y Periodismo en las Revistas del Fin de Siglo. Estudio e Indices (1888-1907). Ediciones Júcar, Barcelona, 1991. También hay que mencionar los estudios de Domingo Paniagua, Revistas culturales contemporáneas, (De Gremial a Prometeo). Ed. Punta Europa. Madrid 1964 y de Sánchez Trigueros. “La Revista Electra (1901). Nuevos datos. Cartas de Villaespesa. Índice de Autores” en Estudios Románticos dedicados al Profesor Andrés Soria Ortega. Universidad de Granada, 1985. Marlene Gottlieb hace una pequeña alusión a esta publicación en su trabajo sobre la participación de Villaespesa en la prensa de la época y recoge el índice de los cinco números que se encuentran en la Hemeroteca Municipal de Madrid. Marlene Gottlieb, Revistas Modernistas de Francisco Villaespesa, Ariel Granada, 1995. 11 Antonio Panigua menciona los núms. 6 y 7 y Sánchez Trigueros da cuenta detallada de los contenidos de los núms.8 y 9 Pilar Celma Valero recoge el sumario de toda la revista incluidos los cuatro ejemplares que se encuentran en colecciones privadas, —excepto del número 6—, y comenta que ha tenido oportunidad de ver y estudiar esos cuatro semanarios y que por ello en su trabajo es “la primera vez que se aborda el estudio de Electra en su totalidad y con conocimiento real de todo el corpus; es decir después de trabajar sobre los nueve números que consta —y no sólo sobre una parte o sobre sus sumarios” Pilar Celma Valero, Op.cit., p. 73. 12 Pilar Celma Valero señala que “en su último número, el 9, no hay indicios de la intención de sus responsables de que este número fuera el último; muy al contrario, se anuncia la continuación de un artículo de Raimundo Cabrera sobre la campaña de Cuba que, con el abrupto final de Electra, quedó inconcluso.” Pilar Celma Valero, op.cit,, pág, 73. 521 13 Pilar Celma Valero, op.cit., p. 78. 14 Electra, nº1, año I, 16.3.1901, p. 1. 15 Pilar Celma Valero, op.cit., p. 73. 16 Electra, nº1, año I, 16.3.1901, Cristóbal de Castro “Los candidatos de la Academia”, p.27. Castro comenta que los sillones vacantes de Campoamor, Valmar y Balaguer iban a ser dados a Ortega Munilla, Menéndez Pidal y al conde de Reparaz “si es que a última hora no vuelcan el puchero los inmortales”. 17 R. Sánchez Díaz, “Las industrias españolas”, Electra, 5, 13.Abril 1901 p. 129. 18 “El tema, aún actual, de la pérdida de las colonias está prácticamente ausente de Electra. Sólo Raimundo Cabrera se refiere a él, en la serie inconclusa ”La verdad sobre la campaña de Cuba”, en los números 8 y 9” Pilar Celma Valero, op.cit., p. 76. 19 Rodríguez Puértolas comenta que desde la publicación en 1898 del artículo de Francisco Silvela “Sin pulso”, un tópico regeneracionista que se incluirá en la mayoría de los textos de la época será la idea de una España enferma, casi moribunda. Consideración y tópico que también utilizará Galdós en diversos escritos como en el artículo “La España de Hoy” y en sus últimos episodios. J.Rodríguez Puértolas, Galdós, burguesía y revolución. E. Turner, Madrid, 1975, p. 140. 20 Benito Pérez Galdós, “La España de hoy”, El Heraldo de Madrid, 9 de Abril de 1901. Este artículo fechado en marzo de ese año había sido escrito para la Nueva Prensa Libre de Viena y fue reproducido íntegramente por el periódico madrileño. Josette Blanquat lo reprodujo totalmente en su trabajo “Au temp d’Electra (documents galdosiens)” en Bulletin Hispanique, LXVIII, nº,-3-4, 1966. El Liberal del 8.4.1901 en su primera página, bajo el epígrafe “Un artículo de Galdós” publicó un resumen del contenido de este artículo galdosiano. 21 Benito Pérez Galdós, “La España de hoy”, El Heraldo de Madrid, 9 de abril de 1901. 22 Benito Pérez Galdós, “La España de hoy”, El Heraldo de Madrid, 9 de abril de 1901. 23 Pío Baroja “Política experimental”, Electra, nº 1, 16.3.1901 , p.10. 24 Ramón del Valle Inclán, Luces de Bohemia, Espasa Calpe, Madrid 1971, p. 90. 25 Estas diferencias entre los noventaiochistas ya se habían hecho patentes antes de la publicación de la revista en la valoración del drama Electra y también se manifestarían en relación con otros temas. Iman Fox, , “Galdós Electra” , Anales Galdosianos, I, 1966 pág.131-141. Iman Fox, La crisis intelectual del 98, Edicusa, Madrid, 1976. Lily Litvak “Los tres y Electra. La creación de un grupo generacional bajo el magisterio de Galdós”, Anales Galdosianos, VIII, 19. Hidalgo, op.cit. 26 Pilar Celma Valero, op.cit., p. 73. 27 Electra, nº2, año I, 23.3.1901, p. 35. 28 Fernando Hidalgo, op.cit., pp. 99-100. El subrayado es mío. 29 Fernando Hidalgo, op.cit., p. 116. 30 Ramiro de Maeztu, “El público desde dentro”, El País, 31.1.1901. 31 Reiteradamente se han mencionado las opiniones de Baroja sobre Don Benito, escritas en sus Memorias. En éstas Baroja ataca a Galdós desde una perspectiva personal más que literaria. En contraposición a lo expresado en el artículo que cito aquí, en las Memorias escribiría “Yo creo que esta falta de sensibilidad ética hace que los libros de Galdós, a veces con grandes perfecciones técnicas y literarias, fallen. Es lo que 522 hace principalmente que sus obras no estén a la altura de un Dickens, de un Tolstoi o de un Dostoyevski. No hay llama. No hay hervor generoso de un espíritu”. Pero esta patente contradicción quizá, entre otras cosas, sea achacable a su mala memoria, ya que, pasados los años, hablando de Electra comentaba “Yo, la verdad, nunca había creído que fuese una obra maestra”, olvidándose que después del estreno, en el que él había participado y sobre el que escribió su apologético y elogioso artículo “Galdós vidente”, afirmaba rotundamente refiriéndose al drama “Electra es grande, de lo más grande que se ha hecho en el teatro, como obra de arte es una maravilla, como obra social es un ariete”. Pío Baroja, Desde la última vuelta del camino. Obras Completas, Madrid, 1947, Vol VII, pp.. 657-800, pág 744. 32 Pío Baroja, “Galdós vidente” , El País, 31.1.1901. 33 José F. Montesinos, Ensayos y estudios de literatura española, Madrid, 1970, p. 261. 34 Joaquín Casalduero. “Baroja y Galdós”, Estudios de literatura española. Madrid, 1967, p. 205. 35 Benito Pérez Galdós, “La España de hoy”, El Heraldo de Madrid, 9 de abril de 1901. 36 Inman Fox, op.cit. p. 140. 37 Lili Litvak, op. cit. pp. 92.-93. 38 Mayer Garçao. “Carta de Portugal”, Electra, nº 5, año I, 13 de abril de 1901, p. 150. 39 Este artículo, escrito en Buenos Aires, fue uno de los que, según se anunciaba en el primer número, se pospuso su publicación debido al exceso de originales recIbídos. 40 Franscisco Gandmontagne “Galdós dramaturgo”, Electra nº 3 fecha, p. 113. 41 W.H. Shoemaker “¿Cómo era Galdós?”, Anales Galdosianos, Año VIII, 1973, pp. 5-21, p. 15. 42 Francisco Villanueva El Heraldo de París, 9 de febrero de 1901, nº 17. 523 |
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