NUEVOS DOCUMENTOS SOBRE NICOLO DA RECCO,
UN GENOVÉS EN CANARIAS
Distinguidas Autoridades de las Palmas, gentiles Organizadores del
U T T f'nlnniiin Tliictrm Renr~c~ntantedcp l rniindn AradPmirn pctiidin- "U -"'"y"'", *.YYUIU - . I y I I " I . I C I . I C I U --- ...-..-- . > -U--.---.
sos de lengua y cultura española procedentes de todo el mundo.
Es para mí un gran honor poder exponer, en esta noble e ilustre sede,
los resultados de una investigación realizada en torno al personaje his-tórico
Nicoloso da Recco, notorio a la historiografía española como a
la portuguesa y que, en el 1341, con una «noble expedición» llegó a
este archipiélago.
Me sabe mal no dominar vuestra lengua, para poder disertar libre-mente
y tener que tediaros con la lectura de estas páginas. Espero que
mi exposición os convenza sobre el respeto y alta consideración que
guardo hacia vuestra cultura, cuya clave lingüística se toma fundamen-tal
ante esta platea, punto de encuentro de gentes y pueblos de la mis-ma
matriz cultural si bien con particularidades y peculiaridades de las
nobles culturas autóctonas, americanas y canarias.
Quien os habla no es un historiador de profesión. En mi vida me
ocupé de dos aspectos: la dirección del personal de empresas medio gran-des
y el periodismo.
Por pasión fui Consejero y Asesor de la ciudad en que vivo: Recco.
r 7 un nombre que por sí justifica cuanto me apresto a exponer.
Juntamente a tales necesarias pasiones he cultivado aquélla por los
estudios en humanidades y jurídicos; en efecto me licencié en Derecho
y Ciencias Políticas en Génova y hace tres años también en Geografía.
Desde mis siete años vivo en Recco que dista de Génova tan sólo
veinte kilómetros. Recco es una ciudadela de diez mil habitantes des-truida
casi íntegramente durante ia Segunda Guerra Munciiai.
La Guerra fuera de sembrar víctimas humanas provocadas por bom-
546 Sandro Pellegrini
bardeos aéreos (130 personas), destruyó también los archivos municipa-les
que databan de la Edad Media.
Fue un esfuerzo personal, que remonta a los años pasados, escribir
dos volúmenes para recopilar en los mismos cuanto había sido dicho e
inventariado con la voluntad de evitar se perdiese la memoria histórica
de la ciudad.
Asimismo escribí la historia de dos iglesias, una de las cuales im-portante
por ser sede de una confraternidad religiosa. Recopilando con
un amigo fotógrafo en un volumen más de mil fotografías de la vieja
ciudadela y de su reconstrucción, he comentado las mismas en otro
postrero; he dedicado un libro a los emigrantes del Siglo pasado que
hicieron la mar hacia la Argentina. Todo ello para dar dignidad a un
centro que siempre fue importante para Génova y Liguria.
Mi obra más reciente fue publicada el año pasado y versa sobre los
acontecimientos de Nicoloso da Recco. En ella se puede observar aná-logo
enfoque: contar con un punto de referencia para habilitar otros
estudios posteriores.
La escribí por curiosidad. En efecto mi deseo era saber algo más
sobre la figura de este navegante perteneciente al décimo cuarto de si-glo,
a cuya memoria se halla dedicada la plaza principal de la ciudad
(aquélla que precede al Palacio Municipal de Recco), y ver cuáles eran
las ligazones que podía tener el apellido «da Recco» con la Recco his-tórica
de ayer y hoy.
Iniciando la obra que se basó en textos ya escritos pude darme cuenta
que el tema «Historia de las Navegaciones» era muy seguido no sólo
en Italia sino en todos los países surcados por el mar, entre los cuales
se destacan los Mediterráneos sin excluir aquéllos Atlánticos.
Fue necesario contar con un bosquejo general del momento históri-co,
geopolítico y económico en el que se resolvió aquel viaje. Con el
auxilio del material existente en las bibliotecas, fue bastante fácil desa-rrollar
este primer análisis.
La reciente celebración de los quinientos años del descubrimiento de
América ha reanudado, también en Italia y particularmente en Génova,
los et l~biosd e este filón, permitiendo interesantes acti'alizaciones d_e
estudiosos de nuestras Universidades. En virtud de ello la reconstruc-ción
del ambiente Genovés, italiano y Mediterráneo en que se sitúa la
aventura de Nicolo no ha sido particularmente compleja ni difícil, ya
que la comparación de algunos textos italianos, españoles, y portugue-ses
arrojaban resultados casi idénticos que permitieron definir como
hecha cm~~! ida r l cte~m, a s ~ b r e! E qiie regreszemos en breve.
Se tornaba fundamental, a este punto, saber algo más sobre Nicolo
Nuevos documentos sobre Nicoloso da Recco, un Genovés en las Canarias 547
da Recco; hallar un fundamento histórico que diese ulterior certeza so-bre
la existencia del personaje y sobre su vida; algo más allá del anota-do
texto de Boccacio y de la pequeña lápida de la iglesia comunal de
Génova que recuerda cómo allí se hallen depositados los restos morta-les
de Nicoloso.
Y como es resabido para quienes investigan archivos, la posibilidad
de hallar documentos se hace cada vez más difícil a medida que se re-trocede
en el tiempo.
El 1300 es una época lejana, en la que el manejo de documentos no
lleva esa continuidad ni orden que se tiene en los siglos más próximos
al nuesú-o. Por ello era imperativo actuar este tipo de investigación.
Profundizando, Nicoloso da Recco, éste se presentaba como un per-sonaje
afortunado y al mismo tiempo desventurado. Afortunado en cuanto
de su empresa se ocupó y escribió una bellísima relación, en pulcro latín
de curiu, e! grmdr Giovanni E ~ c c a c iu~n,a de !as fUndmenta!es fip-ras
de la literatura italiana y mundial y no sólo por su Decamerón.
Giovanni Boccaccio contaba con una sólida cultura geográfica. Escri-bió,
en efecto, un tratado intitulado «De montibus, silvibus, lacubus,
flurninibus, stagnis seu paludibus et de nominibus marium», que tradu-cido
se diría «Montes, selvas, lagos, ríos, estanques, pantanos y nom-bres
de ios mares*, que se podría considerar como suma geográfica dei
tiempo. Es verdad que Boccaccio tuvo como maestro en Nápoles al más
grande geógrafo italiano de aquel tiempo, Andalo Di Negro, también
genovés quien decía que «encima del cielo hay dos polos circunflejos,
uno de los cuales, el ártico, es más cercano a nosotros, opuestamente al
ariántico, llamado por alguien PolIuce, que no vemos ... » El concepto de
lo esférico de la tierra había sido ya bien demarcado en la cultura del
aquel entonces, allí hacia los primeros decenios del Trescientos.
Giovanni Boccaccio escribió, además, un pequeño tratado intitulado
«De canaria et insulis requiris ultra Hispaniam noviter repertis~,o sea «En
torno a las Canarias y a las otras islas nuevamente descubiertas más allí
de España», donde se comenta una nirnrión de! viaje de Nirn!nsn r'z
Recco a las Canarias, recopilada en Sevilla por mercaderes florentinos que
la transmitieron a Florencia a Boccaccio, algunos años más tarde del
1341, que escribió su ensayo. Este pequeño tratado fue encontrado, con
otros escritos, en una trastienda de una biblioteca florentina a inicios del
siglo pasado y difundido por Sebastián Ciampi en el 1826 y 1827.
E1 ...,,.. --A-- -1 -.:-:.. V ~ I I L U ~ VGU UG G I VI(LJG de IhYTicoIo~ü y ia crtiiica escrita pur
Boccaccio, si bien cobró luz en el Ochocientos, constituye para nuestro
navegante una afortunada coincidencia porque en tal modo el mismo se
integra también al patrimonio literario italiano.
548 Sandro Pellegrini
A veces grandes fortunas se traducen en grandes desventuras. Y la
desventura de nuestro personaje consiste justamente en haber pasado a
la literatura más que a la historia de las exploraciones.
La narración bocachesca dio la vuelta al mundo. El texto fue exa-minado
críticamente: se comprobó su originalidad y autenticidad: se
corrigió y se dio exacta lectura, como lo prueban los trabajos que se
llevaron a cabo durante los Coloquios de los años pasados.
El viaje de Nicoloso da Recco a las Canarias se llevó a cabo entre
el verano y el otoño del 1341, bajo el pabellón portugués y se concluyó
negativamente, así como lo describió Boccaccio: <<losm arineros logra-ron
apenas rehacerse de los gastos del viaje».
Ciertamente la descripción del ambiente canario es totalmente veraz
y constituye la primera nota para el mundo sobre la cultura de estas islas.
Todos estos elementos han sido ya aceptados por la historiografía
italiana, así como por aquellas española y portuguesa.
Y! estudi= sGbre e! «ver&&;oii í;eisoiiaje i i s~c rea:izb ;& vez has-ta
el presente; tal vez Nicoloso fue víctima de excesivo respeto al texto
de Boccaccio, considerado hasta ayer como suficiente.
Sin embargo quien ilustra tiene algunas dudas y perplejidades. El
texto de Boccaccio cita sólo, por cuanto atiene a Nicoloso, que uno de
los capitanes de aquellos navíos, que eran tres, era «genovés. Nada más».
A tal vacío he tentado de subsanar, al menos en parte, con mi in-vestigación,
porque me espero que el argumento pueda ser ultenormen-te
profundizado y que otros elementos puedan desprenderse.
He iniciado un estudio ampliamente documental que consiste en la
recopilación de las actas notariales conservados en el Archivo del Esta-do
de Génova, la mayor colección de contratos y actas notariales exis-tentes
en Europa.
Existen y se hallan conservados también en la Biblioteca Cívica
Genovesa Beno, repertorios, o sea recopilaciones que ofrecen la indica-ción
o el número, en el sentido que cuentan con datos o números que
permiten ubicar los documentos originales de la colección del Archivo
del Estado.
La suerte me ha llevado a leer una página donde, bajo la indicación
de «Recto», había un numeral correspondiente a unos noventa actos
estipulados entre personas que llevaban el apellido «Recto», derivado
de la localidad del mismo nombre y por tanto igual al de Nicoloso. En
la tradición italiana es fácil encontrar apellidos que corresponden a nom-bres
de pueblos de los cuales proceden tales familias y que con e! tiem-po
asimilaron como propios.
La denominación «Recto» o «Da Recco» se refería a personas que
Nuevos documentos sobre Nicoloso da Recco, un Genovés en las Canarias 549
actuaban en Génova, hacia el 1200, 1300 y 1400, pero que procedían
de Recco. Se trata de marineros, comerciantes, hombres de negocios,
artesanos que vivían ya en Génova y que a menudo partiendo estilaban
actas ante notarios, también genoveses, en los puertos del Oriente, Ba-leares,
España y otras localidades italianas.
He detenido mi atención ante todas estas actos haciendo un censo
que reproduzco en mi volumen. A un cierto punto he individuado tres
testamentos en los cuales figura Nicholaus de Recco, nombre familiar y
objeto real de la investigación, con una breve nota sobre su contenido.
Recuperar los mismos, leer en latín, idioma en el cual se hallaban
escritos, y traducirlos no fue difícil.
Del primero, en orden cronológico, estipulado el 24 de julio de 1348,
siete años después del viaje de Nicoloso y por consiguiente en un pe-nodo
compatible con su existencia, he destacado el nombre de un cier-to
Enrico di Recco, comerciante de especies. Este tipo de comercio era
propio de aquel tiempo cuando se buscaban alternativas de provisión de
estas valiosas mercancías que comenzaban a escasear en los mercados
del Occidente en poder de venecianos y genoveses, a causa del avance
musulmán a través de las directrices costeñas de Líbano, Siria -ya
habían caído los reinos cristianos de Palestina, fruto amargo de la cm-zada-,
de Turquía, Persia, del Turkistán.
Enrico pedía ser enterrado en la iglesia del Carmine donde aún hoy
una pequeña lápida nos recuerda que allí fueron enterrados también los
restos de Nicoloso da Recco «descubridor de las Canarias» y que hay
una tumba cuyo diseño nos fue trasmitido por un arquitecto del 700. Otro
elemento de coincidencia.
El texto del documento cita las últimas voluntades de Enrico en fa-vor
de iglesias para la celebración de misas en su sufragio, de un hos-pital,
de una sobrina carnal, de una segunda sobrina monja, de un hijo
natural y en fin de la mujer. Todo preciso y muy detallado.
En fin, a conclusión, el nombramiento de los ejecutores y fideico-misarios:
la propia esposa, el hermano Nicolao, o sea Nicoló o Nicoloso,
según gi-afíase rripieadas en Génova, y íesíigus íos cuaies
figura gente de la riviera genovesa y del mismo pueblo de Recco.
El nombre citado por Enrico, testador del hermano, podría, con una
cierta aproximación, ser por aquél de nuestro personaje.
Sin embargo una sola prueba no completa una investigación.
Un segundo testamento casi contemporáneo, se halla fechado el 12
de noviembre dei mismo año 1348, fue estilado por la esposa de Enrico,
tal Raffeta. En el documento, muy deteriorado, se dispone en favor del
marido, del hijo natural del mismo -se ratifica que se trata de hijo
550 Sandro Pellegrini
natural sólo del marido Enrico-, de otroa parientes. Consta expresamen-te
la voluntad de ser enterrada en la iglesia del Carrnine en Génova, de
dejar a la misma iglesia una pingüe suma.
En el documento se halla citado también el nombre de una tomasina
«mi sobrina y esposa de Nicoló de...». La segunda parte del nombre no
es legible dado el mal estado del documento, sin embargo ante el nom-bre
de Nicoló podríamos hallamos ante el nuestro, o sea del hermano
del marido.
El tercer testamento se refiere a las últimas voluntades de Despina,
viuda de Nicolino Malocello. Lleva la fecha del 21 de diciembre de 1350,
una fecha plausible y seguramente se trata del más importante de los
tres. También éste está muy dañado lo que ha permitido una lectura y
traducción, en parte incompletas. No así su parte final, donde entre los
testigos llamados y sometidos a juramento, figura también el nombre de
un cierto «Nicoloso da Recco, comerciante de especies, hijo del difunto
Domenico».
Tenemos asimismo otra confirmación sobre el común origen de
Enrico y Nicoloso, hermanos nacidos de la misma madre pero de dos
padres distintos: el típico caso de una viuda que nuevamente se casa.
Hay constancia que ambos ejercían el mismo arte u oficio, de comer-ciantes
de especies; asi como !a haj; del cühu j; sepühra en la mismi
iglesia del Carmine.
Sin embargo, a través de la lectura del tercer testamento se destaca
una indicación impugnable sobre la familiaridad de Nicoloso con aqué-lla
de los Malocello.
Otro nombre famoso que pasó a la historia, justamente aquí en Ca-narias,
la «Ínsula», una de las más grandes y bellas del entero archipié-lago,
lleva el nombre de Lanzarote por aquel «Lanzarotus Maroxellius,
genuensisn.
A estas alturas otra coincidencia: parece que Lazzarotto Malocello
fuese uno «de aquéllos sabedores de mar» que el rey de Portugal pre-tendía
contar en su Corte para guiar y organizar sus flotas.
Es resabido que Lazzarotto hubiese llegado a Canarias antes de
Nicoloso, que vivió allí y representó a la autoridad portuguesa durante
un cierto periodo; también es notorio que Malocello haya regresado de
Canarias: hay testimonios de un acta estilada por el mismo en Génova,
en época posterior a su permanencia en Canarias. El hecho que en esta
ncasión n en &as haya p~didn cinncer Nicn!nsn e invitar!^ a hricer
fortuna en Portugal, como sabedor del mar, bajo su garantía y presen-tarlo
al monarca, puede ser también probatorio.
Sobre todo, retornando a la relación del Boccacio, no es improbable
Nuevos documentos sobre Nicoloso da Recco. un Genovés en las Canarias 55 1
que el nombre del tercer capitán de las tres naves que participaron en
la expedición haya podido ser Lazarotto Malocello o uno de sus ínti-mos.
A él o a uno de sus «genoveses» había sido confiado el mando de
uno de aquellos navíos armados que debían garantizar la defensa del
convoy y en el caso «conquistar ciudades y fortaleza», visto que conta-ban
a bordo con caballos, armas y armados.
El tercer navío con tripulación mixta, por una nota a margen del texto
del Boccaccio, sabemos que se hallaba bajo el mando del florentino
Tegghia de Corbizzi, también mercader. En uno de los tres navíos de-bía
hallarse alguien que conocía perfectamente la ruta. La navegación
oceánica se realizó siguiendo una ruta recta sin bordear las costas afri-canas
sino procediendo por mar abierto como lo demuestra el tiempo
empleado para cubrir este trecho de mar: sólo cinco días, cuando Co-lón,
si bien con un navío no en perfectas condiciones de navegabilidad,
empleó seis días desde las costas Andaluzas al archipiélago Canario.
Significa que en el convoy donde se encontraba Nicoloso, que mandaba
uno de los tres navíos, había alguien que conocía bien la ruta y estaba
en condiciones de llegar a las Canarias sin perderse en la inmensidad
del Océano. ¿Y entonces quién sino Malocello o uno «de los» Malocello?
Ciertamente no Nicoloso ni corbizzi. Cuanto ya hipotizado por el histo-riador
Caddeo en los años treinta podría hallar una ulterior confirma-ción,
basada esta vez en un documento.
Los documentos, tres testamentos, conservados en los actos del mis-mo
Notario, Tommaso de Casanova constituyen el resultado más evi-dente
de mi búsqueda si bien no es sólo.
Continuando la investigación sobre el personaje Nicoloso da Recco
he desprendido otras citaciones de los documentos genoveses. Como es
resabido en Génova, pero no sólo en dicha ciudad, un rol preponderan-te
en la historia lo desenvuelven importantes familias que ocupaban
posiciones preeminentes en el comercio, artes, oficios, acumulando gran-des
fortunas con sus flotas y emporios, con caravanas en los caminos y
en los mercados de toda Europa.
-A - -m - -e -n - -i -id -n - e- s-t -n -s- -m - -i - s- m- - -a -s- f- -~.m. .. -i - l -i-a sa.. s- i..i .m.- í a..n . . i.. in.. .ro- l. d e «nohlem» al que
se integraban familias más antiguas de linaje, precedentes del mundo
feudal, en el arte del gobierno y el ejercicio del poder.
En Génova se han conservado importantes documentos que recopi-lan
nombres y acontecimientos de los más ilustres personajes de Casas
nobles que eran las llamadas a regir la suerte de la República.
Yru notorie ",e u!gunov pavenzjev de !U f z d i z d z ?.ecce?? se cnn-sideraban
preeminentes en la vida genovesa, donde desenvolvían roles
importantes. Entre ellos, un notario, Paolo da Recco que actuó en el 400,
552 Sandro Pellegrini
un historiador, Giovanni Cibo-Recco, adscrito a noble familia de los Cibo
después de la reforma de Andrea Doria en el 500 y otros personajes
menores.
¿Es posible que la familia da Recco se hallase citada en tales regis-tros?
Tras una lectura se logró un ulterior resultado positivo. En un
manuscrito anónimo fechado a mediados del siglo XVI y conservado en
el Archivo de Estado de Génova, intitulado «origen de las familias de
Génova», como se comprenderá aquéllas más renombradas, dos páginas
están dedicadas a la familia da Recco o Reccha o Recchi. La primera
inicia con el escudo nobiliar, a diferentes colores, un león rampante que
rige tres rosas. El mismo escudo que aparece con fondo rojo en un di-seño
de la población de Recco en un Atlas del 1700 y que probable-mente
se había convertido en escudo de la ciudad.
Este documento bien conservado y escrito en italiano nos recuerda
que la familia era originaria de Recco y que se transfirió a Génova hacia
ei i i58, periodo en que ei pequeño puebio se integró ai directo domi-nio
genovés. Era norma que las personas más activas de la provincia se
avecindasen a la capital donde se encontraba el puerto, que concentraba
en sí todas las actividades comerciales, marítimas y aquéllas conexas a
las citadas. Un cierto número de da Recco, siete para ser exactos, figu-raron
entre los firmatarios de la paz entre Génova y Pisa.
En el 1352 hallamos citado el nombre de Enrico, comerciante de
especies, como «Anciano de Génova», así como en 1356 leemos que
Nicoló «speciaro» era aún Anciano.
He aquí nuevamente coincidencias referidas a años ciertos y com-patibles
con nuestra investigación que demuestran como los hermanos
Enrico y Nicoloso da Recco, ejercían el mismo oficio. Y aún la citación
que Nicoló o Nicoloso, fue Anciano de la Municipalidad del 1371, cuan-do
era depositario de ciertos intereses en común con un cierto Francesco
Vivaldo, otro pariente de aquella estirpe de navegantes de la que eran
hijos los dos Vivaldi, que se perdieron en el Atlántico, cincuenta años
antes del viaje de Nicoloso, no retornando más a casa; aquel desafío en
el Océano con embarcaciones mucho más seguras de cuanto lo fuesen
las galeras de los Vivaldi inadecuadas a las navegaciones oceánicas.
Hasta el 1528 se designan otros nombres más. Sin embargo la nota, junto
a aquéllos de Enrico y Nicoloso, que recuerda como ambos fueron
«Ancianos» de la Comuna de Génova, merece una explicación.
En la Génova del Trescientos el supremo Magistrado de la Repú-blica
era el Dogo, frecuentemente expresión del grupo prevalente-mente
dominante, asistido por lo general de un colegio de doce Ancia-nos
a los cuales delegaba principales funciones de gobierno. El cargo,
Nuevos documentos sobre Nicoloso da Recco, un Genovés en las Canarias 553
por norma, duraba generalmente un año y algunas veces también seis
meses.
Nicoloso fue invitado a desempeñar este cargo, que hoy podríamos
definir Ministro de la República, durante cuatro periodos, hasta el 1387.
Seguramente murió algo más tarde, en vejez, para aquel tiempo. En
base a esta última consideración se puede concebir también la fecha de
nacimiento. A sabiendas que la navegación, por lo general, la realiza-ban
sujetos con 20 y 30 años de edad, razonablemente se puede pensar
que Nicoloso haya nacido entre el 1310 y el 1320
Un manuscrito del siglo XVIII, redactado por Della Cella y conser-vado
en la Biblioteca Cívica Berio de Génova, cita a Nicoloso como
Anciano. Otras noticias análogas figuran en el volumen manuscrito por
Federico Federici hasta el siglo XVIII, también conservado en el Archi-vo
de Estado con una lista de personajes que data hasta las vísperas de
la caída de la República Aristocrática Ligur, allí por el 1796.
E l --Al:-:- -.Lb:-- A- l,.- A,.,...---+,." l,.:An" S,.." h,, ..o..-;*;rL. ,,l".,
El 4 1 1 4 1 1 5 1 3 L I l L l L U U6 1 U S U U L U I L I G l l L U 3 I G l U U S l lU3 1 1U ~ ~ 1 1 1 1 L L L UUU i sU-nas
consideraciones que pasamos a resumir:
1) Ninguno de los documentos leídos y examinados hasta el mo-mento
en el Archivo de Génova y en la Biblioteca Berio hacen referen-cia
al viaje de Nicoloso a las Canarias. Por tanto queda como elemento
fundamental y esencial sólo la narración del viaje que relata Boccaccio.
2) Los tres elementos nos demuestran que Nicoloso fue un perso-naje
vivo y real que actuó en la génova mercantil del Trescientos, que
tenía un hermano mayor que ejercitaba su mismo oficio de comerciante
de especies; que contaba con relaciones con familias y personajes de
primera plana en la historia de los acontecimientos económicos y marí-timos
de aquel tiempo.
3) El interés por las especies puede por sí solo motivar su viaje a
las Canarias, episodio único y jamás replicado de su vida que luego se
desenvolvió prevalentemente en Génova; el no haber hallado en el ar-chipiélago
Atlántico aquel bien precioso que no llegaba más al merca-do
Genovés por las tradicionales vías del Oriente, provocó en él desin-terés
por Canarias. Los productos locales tampoco le interesaban
porque eran de poco valor: con aquéllos no se podía ganar cuanto con
las especies.
4) Los registros de familias nobles o más importantes de la Génova
medieval destacan que Nicoloso pertenecía a una de las más ilustres,
residente en la ciudad desde hace unos doscientos años y procedente del
pueblo de Recco del que no se había alejado en fecha cierta para incor-porarse
al mundo mercantil genovés.
5) En fin, se torna evidente que la familia de los «Da Recco» con-
554 Sundro Pellegrini
tinuó, entre las familias nobles de Génova, a dar personajes ilustres hasta
fines del Setecientos.
Tras estas consideraciones el tema en objeto podría considerarse fi-niquitado,
sin embargo creo oportuno detenerme ante otros puntos.
La búsqueda afortunada que realicé en los archivos genoveses me
ha llevado a la redacción de un volumen que no pretende ser un volu-men
de historia local, encofrado en las fronteras de un provincialismo
vanidoso.
El texto se halla dividido fundamentalmente en tres partes: aquélla
sobre el personaje Nicoloso constituye la parte central, la auténtica ra-zón
que determinó su redacción.
La primera parte destaca, como introducción, el ambiente genovés
del Trescientos en el que Nicoloso desarrolló sus conocimientos e in-quietudes,
madurando las decisiones más importantes de su vida que lo
condujeron, aún joven, como era usual en aquel entonces, a buscar una
vía alternativa para dotarse de especies: mercancía que trataba su fami-lia
y de la cual obtenía, fundadamente, buenas ganancias. Tras la gran
navegación en el Océano, la esmerada visita en el Archipiélago, la exacta
descripción del mismo, de su gente, usos y costumbres, de la escasez
de mercancías eventualmente comerciables en el mundo europeo, la
decepción y abandono, tal vez para siempre, de empresas arriesgadas que
no daban algún provecho.
Juntamente a esta empresa, con la que pasó a la historia a través de
las páginas de alta literatura, Nicoloso ejerció repetidamente también las
artes de gobierno de la República Genovesa. Evidentemente era consi-derado
a la altura de ofrecer una importante contribución cual personaje
de primera plana en el escenario ciudadano. Muestra de una disponibi-lidad
a desprenderse de los propios intereses y de aquéllos de la familia
para dedicarse a los públicos, hecho ejemplar para nuestros días, cuan-do
en el Mundo se perfilan más bien élites políticas que designan go-bernantes
a vida ajenos a cualquier forma de cambio y deseosos sólo a
perpetuarse.
Nicolos da Recco se afirmó económica y políticamente y mantuvo ..," ,A A, ,1,: ,,,, ,,, -1 ,..,A, A, 1," +.A$:,
uua I E ; u ur; 1r;iauuiir;a ~ u i i~i iiiuiiuu ur; L U ~n a i iun y de 19s iiegocius
ultragenoveses. Actuó como hombre moderno con visiones internacio-nales
en las más amplias rutas comerciales, con conocimiento de produc-tos,
mercados y novedades que provenían del Atlántico. Como tantas
veces en la historia, un genovés obligado a vivir normalmente en una
estrecha faja de territorio montañés que se perfila a pico en un mar entre
1 -. .. . - 1. -11.. 10s II& DWVS del iririrido, aunque muy pobre, satisfizo sus ambiciones
en horizontes más amplios. El mar es aquel elemento que establece
Nuevos documentos sobre Nicoloso da Recco, un Genovés en las Canarias 555
contacto entre los pueblos y culturas diferentes sin fijar fronteras. To-dos
los países que se asoman al mar confinan entre sí. Un navegante,
sin embargo, no se improvisa: debemos pensar que Nicoloso tuvo una
formación marinera iniciada a lo largo de las rutas de los tráficos
genoveses del Mediterráneo como era costumbre de tantos navegantes
y comerciantes. Navegaban porque comerciaban y comerciaban porque
navegaban.
La primera parte de mi libro se ocupa de todos estos aspectos, trata,
asimismo, sin cortapisas sobre la escasez del Estado Genovés que era
un Estado sui generis: se trataba de una república de grupos privados,
de clases populares, artesanales, comerciales, de burgueses ricos y me-nos
ricos, de armadores y navegantes, de empresas en competencia en-tre
sí también con armas y apoyos interesados de potencias extranjeras
que tratan de insinuarse en los asuntos genoveses.
Un Estado con pocas estructuras que cuando tenía necesidad de de-fenderse
u ofender recurría a naves, armas y armados que procedían de
privados, quienes estaban en condiciones de ofrecer este género de ayu-das
a cambio, una vez lograda favorablemente la empresa, de la gestión
por cuenta del Estado, de gravámenes e imposiciones, puertos, fondales,
comercios en todos los ángulos del Mediterráneo.
La historia de la Edad Media genovesa no es comprensible, así como
las demás, si no se la lee con una óptica más amplia que abarque todos
los puntos de referencia posibles.
Durante la época de Nicoloso, alrededor del 1300, los puntos de
referencia de la historia genovesa eran el entero Mar Mediterráneo don-de
actuaban los «mercatores» de la ciudad de san Giorgio. Las relacio-nes
con las Baleares, Córcega, Cerdeña, las costas de Provenza, que en-cerraban
el «mar de Génovan, habían tenido origen hacia el año 1000,
cuando las poblaciones del alto Tirreno y del mar de las Baleares, del
golfo de León, tuvieron que rechazar los ataques de flotas y ejércitos
sarracenos.
Familiaridad y comunidad de intereses nacen en este ambiente.
Ni cd~r cv! io y conoció también la decadencia del imperio colonial en
Tierra Santa (expresando tal concepto con terminología moderna), el
desplazamiento de intereses en otras partes del Mediterráneo, del Mar
Negro, de la cuenca occidental, que era la más cercana a Génova, de
Sicilia y de la península Ibérica.
Los daños que derivaron del cierre de los mercados del Oriente ante
e! uvanrr musddr? era de c~mcimientnp enerz! y !os genoveses tu-vieron,
por primeros, el mérito de darse cuenta de esta situación y de
tratar de resolverla.
556 Sandro Pellegrini
Los reinos cristianos que tenían otros problemas internos no escu-chaban
el llamado Papa1 y la pérdida de los mercados orientales y de
aquellos puertos se hizo definitiva.
Nacen en tal circunstancia ideas y nuevas proyecciones. Se pensaba
de poder llegar a los ricos mercados orientales circunavegando el Áfri-ca,
cuyas costas septentrionales eran bien conocidas, y las que se aso-maban
al Atlántico, que comenzaban a ser redescubiertas siguiendo los
viajes realizados por fenicios, cartagineses, romanos y por los mismos
árabes.
Si el viaje de los hermanos Vivaldi era aún actual en Génova, don-de
por años se continuaba a esperar su regreso, iniciaban las primeras
exploraciones de los mares que se hallaban fuera de la columna de e
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Hércules, por parte de pescadores y navegantes portugueses y andaluces, E
de intrépidos navegantes de las Baleares, de otros que procedían de O
Galicia y del Golfo de Vizcaya y de la lejana costa Atlántica francesa. n -
m De todo ello había constancia en Génova, así como en Marsella, O
E
Barcelona, en las Baleares, en Sevilla, Cádiz, Ceuta, Lisboa, la Coruña SE y hasta Bordeaux. =E
Los acontecimientos de cada territorio, de cada reino, sus comercios,
los movimientos de sus respectivas flotas eran resabidos a quienes vi- 3
vían en los puertos Mediterráneos y Atlánticos.
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Tratar estos argumentos, ante vosotros que los sabéis perfectamen- E
te, representa sólo un homenaje a la verdad histórica, un reconocimien- O
to a la común interdependencia de intereses y conocimientos recíprocos
n que constituyen a la vez el momento histórico en que Nicoloso vivió y -E
actuó. a
Su época había convertido en patrimonio común de todas las pobla- 2
n
ciones marítimas el nuevo modo de navegar. Éste se fundaba en nuevas
n
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técnicas de construcción naval cuyos modelos de nuevas embarcaciones, 3
más robustas y adecuadas a la navegación de altura, se originaban en la O
técnica árabe como en aquélla del Golfo de Vizcaya, aunque sea preci-so
no olvidar que desde las Cruzadas las «naves» de genoveses podían
+..,...".-.P...+,,.. riaiiayuitai sobre ~ U S püeiiies cenieixes de peregrinos, cabaiierüs, ca-ballos,
víveres y el agua necesaria para todos ellos. Se habla de «na-ves
» que cargaban 2.000 toneladas; embarcaciones enormes para aque-lla
época pero lentísimas y poco maniobrables.
De dominio común eran también otras técnicas: la navegación noc-turna
con uso de la brújula, de mapas náuticos, orgullo de la escuela
genovesa como ae ia maiiorquina, que favorecian navegaciones más
largas y complejas, menor empleo de tiempo para la navegación a lo
largo de la costa y la búsqueda de atraques para la noche, lo que
Nuevos documentos sobre Nicoloso da Recco, un Genovés en las Canarias 557
hipotizaba una diversa configuración, de aquélla tolomeica plana, del
planeta.
Ello constituía un patrimonio común de la cultura de las gentes del
Mediterráneo y por ende también de Nicoloso que se prodigó además
en un momento histórico en que Portugal había obtenido su indepen-dencia
del mundo árabe y se organizaba en pos de un espacio más amplio
con el auxilio de los «sabedores del Mar» que eran marineros y almi-rantes
genoveses.
Una vía, creo obvio recordarlo, que más tarde España recorrerá a
causa del problema de la unidad peninsular que duró hasta el 1492
mediante la toma de Granada y a la que se sumó el «Grande Descubri-miento
» de Colón dando lugar a un gran imperio colonial.
La tercera parte del volumen, tras aquélla donde se exponen los re-sultados
de los estudios más recientes sobre Nicoloso, trata sobre acon-tecimientos
notorios: el interés de Portugal y España por el archipiélago
Canario, punto de apoyo fundamentai para ias fiotas que recorrían ei
Océano a lo largo de las costas africanas, cada vez más hacia el sur, y
que se tornaron sumamente importantes cuando se comenzó a conocer
el mismo descubriendo otros archipiélagos más. Repito, una historia que
vosotros conocéis muy bien porque a partir de aquel entonces inicia la
historia de Canarias moderna, y que resumí a grandes rasgos para aque-llos
estudiosos italianos que tal vez desconozcan o no la hayan profun-dizado.
Una historia en la cual fueron protagonistas, una vez más, mallor-quines,
andaluces, portugueses, vizcainos y franceses, como asimismo
un grupo de genoveses que partiendo de su base de Sevilla desenvol-vieron
un rol importante en la financiación de las empresas para la con-quista
española, en la explotación de los territorios y utilización de las
aguas; en la introducción de la industrialización de la caña de azúcar:
la instrucción de líneas navieras con navíos genoveses y españoles que
cargaban el producto más importante de las islas hacia los puertos de
los Países Bajos españoles, Amberes y Brujas, donde existían también
importantes colonias genovesas.
Ante este cuadro, claramente español, también el gran Colón visitó
y amó estas islas que fueron luego la base de sus viajes de descubri-miento
más allí de los límites hasta aquel entonces conocidos, revelan-do
al Mundo la existencia de un nuevo Continente.
Es en el mar de las Canarias, en este espléndido mar que nos cir-cunda.
a 150 años de distancia, que idealmente se encuentran dos per-sonajes,
ambos genoveses y ambos ciudadanos del Mundo, Nicoloso da
Recco y Cristóbal Colón.
558 Sandro Pellegrini
La historia no es sólo narración de hechos, redescubrimientos o
relecturas de documentos, sino ponderación de los momentos ideales,
evaluaciones económicas y geopolíticas que asumen dignidad tanto mayor
cuanto lo es la injerción de otras gentes, de otros pueblos, de otras cul-turas
en el recíproco respeto y reconocimiento de las propias peculiari-dades.
Por ello me es grato afirmar, en esta sede, la existencia de una sola
cultura, aquélla que naciendo de raíces propias se torna patrimonio cul-tural
y general de la universidad y que permite a los hombres fijar los
momentos más destacados de la aventura humana en ese pequeño pla-neta
en que vivimos y donde todos deberíamos gozar de derechos y paz
ciudadana.
Gracias por vuestra cortés atención.