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741 LAS ISLAS CANARIAS EN LA RUTA DEL CARBÓN DEL ATLÁNTICO, ENTRE EL FINAL DEL SIGLO XIX Y PRINCIPIOS DEL XX. LAS ESTRATEGIAS EMPRESARIALES Miguel Suárez Bosa Introducción Es sabido que el transporte en tanto que social overhead capital (Ville, 1990: 1; North, 1958) fue un elemento básico en el crecimiento económico a partir de la revolución industrial, el transporte marítimo, en particular, ha desempeñado un rol esencial en los intercambios, pues este medio de transporte se consolidó una vez que los barcos pudieron utilizar el carbón como combustible. La importancia de este combustible fue tal que W. S. Jevons lo calificó como “la causa esencial de la moderna civilización material” (Jevons: 2000: 73). No es extraño, pues, que las empresas que dominaban su distribución “desempeñaron a menudo un papel decisivo en la política de expansión colonial” (Miège: 1975: 5), al ser el carbón la fuente de energía que utilizaban los barcos a vapor. Pero el uso generalizado del carbón sólo fue posible cuando se conjugaron dos circunstancias: los avances tecnológicos en la navegación a vapor (caldera de alta presión, la hélice, la turbina) que permitieron utilizar una potente fuente de energía, en este caso el carbón, lo cual posibilitó aumentar la autonomía de los barcos, así como el menor consumo y el aumento de la velocidad de crucero; a ellos se sumó, en segundo lugar, la disposición de técnicas y materiales de construcción que posibilitaban realizar las grandes infraestructuras que demandaban los barcos de mayor tamaño y complejidad (Lilley, 1983; Jackson, 1983). De cualquier manera, dada la limitada autonomía de los vapores, era imprescindible disponer de estaciones de suministro convenientemente situadas a lo largo de las rutas, de tal manera que sus bodegas no estuvieran ocupadas por un exceso del combustible y pudieran ser utilizadas para mercancías. Las islas del Atlántico Ibérico (Madeira, Canarias y Cabo Verde y, en menor medida, Azores), enclavadas a medio camino del Océano, cumplieron convenientemente esta función de estaciones de servicio. Paralelamente, al calor de esta actividad, en estas islas se desarrolló un modelo específico de economía que se ha dado en llamar “hecho económico diferencial” insular (Bernal, 1992), propiciando economías de enclave en las islas, en cuya conformación y especialización el desarrollo del transporte también jugó un importante papel, en línea de un proceso que ha sido teorizado por D. North (1958: 537). En este modelo económico, la exportación de los productos agrarios a Europa (plátanos, tomates, papas) se beneficiaba y a su vez favorecía el abaratamiento de los fletes del transporte marítimo, pues los barcos aprovechaban los llamados “retornos” o cargamento con el que regresaban a Europa. Esta actividad quedaba complementada con el transporte de pasajeros, bien fueran los turistas que recalaban en estas islas muy populares y visitadas por los europeos en esa época, en lo que se ha dado en llamar turismo de salud, o como escala de los emigrantes en su traslado a América Latina. XIV Coloquio de Historia Canario Americana 742 La situación de las islas Canarias en la encrucijada de diversas rutas marítimas, determinó su importancia histórica en el comercio y el tráfico marítimo, de tal manera que relegaron a un segundo plano a los archipiélagos del Atlántico Sur (Ascensión, Santa Elena y Fakland), las cuales habían tenido un cierto protagonismo en el siglo XIX como estaciones carboneras (Michinton, 1986). Este hecho nos lleva a plantear la hipótesis de que los puertos de estos archipiélagos, especialmente los de Canarias, se constituyeron en punto de apoyo a la navegación atlántica, gracias a un conjunto de factores: posición geográfica, adecuada infraestructura, clima benigno, tamaño del mercado y otros como la adecuada existencia de aspectos institucionales que favorecieran y abarataban los costes de las transacciones comerciales, reflejado éstos en la existencia de franquicias o libertades comerciales (representadas por los “puertos francos”) en Canarias. En este trabajo se analiza un factor que contribuyó a dinamizar el transporte marítimo en la segunda mitad del siglo XIX y primer tercio del siglo XX: el suministro de carbón en los puertos de Canarias a los barcos que hacían la ruta del Atlántico Medio y Sur. Hasta ahora ha predominado, en los análisis sobre esta cuestión, la teoría de la existencia de un mercado plenamente liberalizado donde los oferentes competían en precio y calidad para colocar sus productos. De acuerdo con esta hipótesis, la cantidad vendida por cada oferente estaría en función del precio al que colocaba su producto en los puertos. El precio se determinaría, a su vez, en función de los costes correspondiente a la compra del carbón a lo que hay que sumar el transporte al muelle de suministro, los costes de la carga así como los de fletes y los de derechos aduaneros, si los hubiere. En esta situación, la oferta británica, facilitada por los bajos precios tanto del combustible y como de los fletes, desplazó al carbón nacional español, hasta el punto de llamar la atención el hecho de que en los puertos canarios prácticamente no se ofertara carbón de este origen, pues el suministrado en los mismos procedía de las minas inglesas (Gales o Newcastle). Así pues, con este artículo nos proponemos analizar las características del mercado y el transporte del carbón con destino a la navegación marítima y el papel que les toca jugar a las islas de los archipiélagos del Atlántico Ibérico como estaciones carboneras, desde mediados del siglo XIX hasta que el carbón decae como principal combustible empleado a mediados del siglo XX. El hilo conductor de la exposición se basa en las cantidades suministradas, la actividad empresarial y las condiciones en que éste era servido: precios, fletes, etc. Con ello cumplimos el propósito de depurar estadísticas y añadir otros datos hasta ahora desconocidos o no utilizados. El contenido está enmarcado, pues, en el papel del carbón en el desarrollo del transporte marítimo en el contexto de la expansión capitalista de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, cuestión que se trata, después de la introducción, en el apartado I. Da paso al objetivo de esta exposición, el suministro de carbón en el caso concreto de los puertos canarios si bien se relacionan con los del resto de las islas del Atlántico Ibérico (Azores, Madeira y Cabo Verde), las cuales conformaron lo que podemos llamar “la ruta del carbón”, cuestión que se trata en el apartado II. Se toma Canarias como eje central en primer lugar porque sus puertos se constituyeron en las estaciones carboneras más importantes del Atlántico y, en segundo lugar, por la mayor disponibilidad de documentación lo que nos permite acercarnos con más veracidad a la realidad. El apartado III, dedicado a las empresas encargadas de suministrar el carbón en estos puertos, se constata el predominio inglés entre las empresas que suministran carbón en el Atlántico Ibérico; mientras que en el IV se analizan las condiciones de la venta y suministro del combustible, incidiendo especialmente en los acuerdos entre empresas con el fin de “cartelizar” los precios, para terminar en el V con unas breves conclusiones provisionales. Las Islas Canarias e la ruta del carbón del Atlántico, entre el final… 743 I. La expansión capitalista y el abastecimiento de carbón en el Atlántico Con el proceso de expansión de la economía europea, al calor de los cambios que tienen su origen en la revolución industrial y el crecimiento de la economía capitalista, se produce el incremento del comercio mundial, lo cual permitió la disposición de capital para el vigoroso proceso de inversión en el extranjero. De tal manera que la infraestructura necesaria para atender el incremento del transporte, en puertos o líneas de ferrocarriles, elementos imprescindibles para el buen desarrollo del comercio, fue objeto de grandes inversiones tanto públicas como privadas (Ville: 1990). Por otro lado, el tráfico marítimo europeo dependía, en el contexto internacional, de un marco económico que ha sido definido por la existencia de un centro minero-industrial y comercial que se localizaba en el Reino Unido, en el estuario del río Tyne y el Canal de Bristol y en conexión con el eje industrial señalado (Fraile Balbín, 1991: 99-100). Estaba conectado con el resto del mundo por las empresas siderúrgicas, la ingeniería electromecánica y la construcción naval, y a su vez con las empresas navieras que proporcionarían un nexo importante de Gales y el NE británico con el comercio internacional. Los archipiélagos del Atlántico Ibérico se relacionaban con ese centro por medio de las numerosas empresas navieras que tocaban sus puertos. La ubicación oceánica de los Archipiélagos Ibéricos introduce elementos estructurales que caracterizan a estas islas, las cuales tienen peculiaridades comunes hasta el punto de que puede hablarse de un modelo de crecimiento original y compartido. Por un lado, destaca su dependencia económica de las potencias europeas, por otro, pertenecían a los estados ibéricos (Portugal y España). Sin embargo, las relaciones comerciales entre los archipiélagos prácticamente desaparecen desde principios del siglo XIX, lo cuál no es óbice para que una misma empresa se estableciera a la vez en más de una isla, de tal manera que alguna de las arraigadas en Madeira fundaron sucursales en Canarias a donde trasladan sus negocios (Blandy Brothers, por ejemplo). Cabe advertir una mayor intensidad relacional, dada su proximidad, entre Canarias y Madeira, especialmente en los sectores agrícolas, portuarios y turísticos; además, a mediados del siglo XIX los archipiélagos se constituyeron en una zona de paso obligada para las principales rutas para los vapores que se dirigían desde Europa a otros continentes, surcando las rutas del Atlántico. No es extraño, pues, que A.W. Kirkaldy, en una de las obras más citadas sobre el tráfico marítimo de principios del siglo XX, afirmara que “(...) the important coaling with English coal, namely Madeira, Las Palmas, and St, Vicent. On the outward route Europe to South America, steamers bound for ports on the west coast, after coaling at Las Palmas (...)” (Kirkaldy, 1991: 465). De 24 rutas que este autor describe para 1913, una pasaba por el puerto de Santa Cruz de Tenerife, otra por Funchal (Madeira), siete por San Vicente1 y ¡doce por el Puerto de Las Palmas!; de tal manera que, las que tocaban en esta isla fueron incrementándose paulatinamente a lo largo del período, como nos muestran los cortes temporales que ofrecemos en el Cuadro IV. Antes de la fecha señalada, en 1879, los vapores británicos que hacían escala en las islas pertenecían a cuatro líneas marítimas fundamentales: dos salían de Londres y dos de Liverpool; por su parte, los vapores franceses que frecuentaban las islas, a mediados del siglo XIX, pertenecían a Compagnie Trasantlantique (que partía de El Havre), la Chargeurs Réunis (que lo hacía de Marsella) y la línea que cubría la Paquet, que comercia con Marsella, costea Marruecos y recala en Gibraltar. XIV Coloquio de Historia Canario Americana 744 Años después de la Gran Guerra, el número de líneas que utilizan los puertos de las islas ibéricas sigue incrementándose, como se demuestra si nos fijamos en los puertos de Las Palmas de Gran Canaria y Madeira (Cuadro IV). Tomado como referencia el año 1929 para el primer puerto, el más visitado sin duda, el número de líneas que hacían escala aumentó considerablemente: 10 pertenecían al Reino Unido, 7 eran de nacionalidad francesa, 7 alemanas, 5 españolas y 1 norteamericana; mientras que Bélgica, Italia, Noruega disponían de dos líneas. En el caso del puerto de Madeira en 1932 eran 6 las líneas británicas, 2 las de nacionalidad francesa, portuguesa y alemana, respectivamente; mientras que correspondía a Holanda y Dinamarca, una a cada una. II. Las islas del Atlántico Ibérico como estaciones carboneras. Para atender a esas líneas se instalaron depósitos de carbón en las islas atlánticas, de tal manera que el suministro comenzó tempranamente desde principios del siglo XX, pero sólo en pequeñas cantidades. En la etapa inicial el suministro era realizado en los puertos de los diversos archipiélagos atlánticos (Madeira, San Vicente, Santa Elena) así como de la vecina costa africana (Dakar o Casablanca), teniendo los canarios escaso protagonismo. Ahora bien, el hecho significativo en el proceso es la creciente participación de los puertos de las Islas de Canarias, los cuales terminaron por imponer su hegemonía hasta la década de 1930. La fecha del comienzo del abastecimiento de carbón en los puertos canarios se puede fijar en 1836, pues el 11 de noviembre el de Santa Cruz fue declarado, por Real Orden, puerto de depósito de carbón sin apenas gastos arancelarios para su suministro, pues sólo estaba sujeto al único pago del 2% de almacenaje. Pero no fue sino después de la declaración de los Puertos Francos (1852), y muy particularmente gracias a la construcción de las grandes infraestructuras portuarias en las dos capitales estas islas (Gran Canaria y Tenerife), y aún en ese año llegaron sólo 52 buques de vapor (50 ingleses y 12 franceses), que requirieron un suministro de carbón de apenas 4.837 toneladas. Pero será a partir de la construcción de los grandes puertos de Las Palmas de Gran Canaria y en Santa Cruz de Tenerife en el último tercio del siglo XX, cuando se instalen en ellos los grandes depósitos de carbón para la navegación marítima. Por esas fechas, el cónsul británico afirmaba que las Islas Canarias habían “cobrado mucha importancia como estación carbonera para las líneas de barcos de vapor con rumbo a Ciudad del Cabo, Nueva Zelanda y Sudamérica. (...) De hecho se encuentran en la ruta directa de todos los buques con destino al sur. La otra estación carbonera del Atlántico Sur, también importante, es San Vicente, en el Archipiélago de Cabo Verde, (...) 800 millas al sur”. Y a finales de siglo la importancia de los puertos insulares aumentó como grandes estaciones del Atlántico, cuestión que queda corroborada tanto por el número de buques que recalaron en ellos como por las toneladas del carbón servido (Ver los cuadros VI, VII). Efectivamente, el suministro de carbón en los puertos canarios se incrementará sin cesar hasta el período anterior a la Primera Guerra Mundial, etapa que podemos calificar como etapa de oro de este negocio, de tal manera que se llegó a superar el millón de toneladas en un solo puerto. Sin embargo, fueron muy negativos para los intereses canarios los años que duró el conflicto, pues, al cortarse la navegación marítima en el Atlántico, apenas se servía carbón. Las Islas Canarias e la ruta del carbón del Atlántico, entre el final… 745 Una vez que finalizado aquél y restablecida la navegación, también se reanudó el suministro de carbón, pero su apogeo tenía los días contados: por un lado la crisis económica de los años treinta y la competencia imparable del combustible líquido hizo que la navegación a vapor languideciera después de la Segunda Guerra hasta casi desaparecer en la década de los años cincuenta (Fletcher, 1975). ¿Cuáles fueron las causas de esta hegemonía de los puertos canarios? Sin duda, en primer lugar hay que buscarlas en la situación geográfica del archipiélago. Efectivamente, la situación de sus puertos a medio camino entre Europa y otros continentes, les hacía ideales para establecer estaciones carboneras, de tal manera que en el mismo informe antes citado se sostiene “que es por el carbón, y nada más, por lo que la mayoría de los barcos deciden arribar aquí”.2 El bajo precio de los fletes (Ver el cuadro siguiente) favorecidos por el retorno, fue una pieza fundamental del negocio del carbón y la atracción de las navieras extranjeras en los puertos de las islas canarias así como un reflejo de la mejora de la productividad en el transporte marítimo. Ya hemos señalado cómo los barcos que regresaban a Europa cargaban sus bodegas con productos de las islas altamente apreciados. Ello ayudaba a que los fletes de las compañías británicas o alemanas fueran más bajos que los españoles. Las diferencias de precio entre el carbón británico y el carbón asturiano se ha podido medir tanto en origen como en los puertos de embarque: durante el período 1880-1933, la ratio era de 1,1 y-2,8, para el precio de origen y de 1,0-1,6, en los puertos de embarque (Coll Martín y Sudriá i Tray, 1987: 484-489). En 1882, el flete de una tonelada de carbón transportado desde Gran Bretaña a Cádiz era un 16,6% más barato que el proveniente de Asturias; pero el flete de una tonelada de carbón de Liverpool a Las Palmas costaba un 19% menos que el de Barcelona. En conclusión, en Las Palmas se calcula que en 1891 el carbón de Cardiff costaba en plaza un 38% menos que el mejor carbón peninsular (Guimerá Ravina, 1989: 148-150). PRECIOS EN LOS PUERTOS CANARIOS AÑOS LIBRAS/TMJ PRESETAS /TM PESETAS CONSTANTES FLETES EN LIBRAS FLETES EN PESETAS PESETAS CONSTANTES 1891 0,66 a 0,6145 17,76-16,42 06,39-05,91 0,3291 08,85 3,18 1892 0,4722 a 0.416 06,47-05,02 02,39-01,85 0,3291 09,55 3,53 1893 0,4270 12,79 04,60 0,3291 09,85 3,54 1894 0,5104 a 0,5520 15,36-16,62 05,22-05,65 0,3291 09,90 3,36 1895 0,4270 a 0,4687 12,33-13,54 04,56-05,00 0,3291 09,50 3,68 1896 0,7708 23,42 08,19 0,3291 10,00 3,50 1897 0,3291 10,71 3,96 1900 1,375 a 1,4375 44,77-46,80 19,69-20,59 1903 1.2 a 1,3 40,78-45,05 18,35-20,27 0,2916 a 0,3541 09,91-12,03 04,45-05,41 1904 1,15 a 1,35 39,85-46,79 18,33-21,52 0,2875 a 0,3 09,96-10,39 04,58-04,77 1905 1,175 a 1,225 38,66-40,31 17,78-18,54 0,2666 a 0,3875 08,77-12,75 04,03-05,86 1906 1,275 a 1,5 33,38-42,61 14,68-18,74 0,325 a 0,3625 09,23-10,29 04,06-04,52 1907 1,5 42,13 19,37 0,2875 a 0,375 08,07-10,53 03,71-04-84 1908 1,2 a 1,55 34,06-44,00 15,32-19,80 0,2625 a 0,35 07,45-09,93 03,35-04,46 1909 1,2 a 1,25 32,58-33,93 14,33-14,92 0,275 a 0,4 07,46-10,86 03,28-04,77 XIV Coloquio de Historia Canario Americana 746 PRECIOS EN LOS PUERTOS CANARIOS AÑOS LIBRAS/TMJ PRESETAS /TM PESETAS CONSTANTES FLETES EN LIBRAS FLETES EN PESETAS PESETAS CONSTANTES 1910 0,86 a 1,25 23,30-33,87 10,48-15,26 0,3 a 0,4 08,13-10,84 03,65-04,87 1911 1 a 1,55 27,24-42,22 11,71-18,15 0,35 a 0,8375 09,53-22,81 04,09-09,80 1912 1 a 2,5 26,97-67,42 12,13-30,33 0,4875 a 0,8375 13,14-22,58 05,91-10,16 1913 1,45 a 1,6 39,28-43,34 18,06-19,93 0,4 a 0,475 10,83-12,86 04,98-05,91 1914 1,55 a 2,35 40,42-61,28 18,99-28,80 0,325 a 1,4 08,47-36,51 03,98-17,15 1915 1,9 a 3,6375 47,31-90,57 26,49-50,71 1,125 a 1,5 28,01-37,35 15,68-20,91 1916 3,2 a 5,3 76,57- 126,82 50,53-83,70 1,25 a 2,8 29,91-67,00 19,74-44,22 1917 4,5 a 10 95,26-211,7 74,30-165,12 1,875 a 3,75 39,69-79,38 30,95-61,91 1918 4,9 a 6,65 97,31- 132,06 93,41-126,77 1919 7,3 a 8,05 163,52- 180,32 156,97-166,18 1,625 a 2,5 36,40-56,00 34,94-53,76 1920 3,8 88,54 92,08 0,875 a 2,375 20,38-55,33 21,19-57,54 1921 0,6 17,10 15,21 1933 1,525 (Gales) 1,425 60,96 56,97 45,72 42,72 Cuadro I : Precio del carbón y de los fletes en los puertos canarios Fuentes: Para 1891-1909, Informes Consulares [(Quintana Navarro (ed.) 1992)]; de 1910 a 1920 (Morris, 1921: 12); para 1933, información del Archivo Cámara Oficial de Comercio Industria y Navegación de Las Palmas. Notas: 1. 1900. Los precios son con contrata, y sin contrato son 1-12-6. 2. 1891-1895: Precios f.o.b., embarcado en Cardiff Tipos de cambio de la peseta respecto a la libra esterlina en Carreras Odriozola (coord.) (1989:390-392). Deflactor: Aixala Pasto (199) y Anuario Estadístico de España (Cedido por Luis Cabrera Armas). A todo lo anterior se añade el papel del factor institucional, representado en Canaria por el status de Puertos Francos, aspecto que le confirieron ventaja frente a los otros puertos del entorno porque abarataban los costes de transacción (agencia, seguros, etc.). Los barcos que llegaban a abastecerse de carbón a estas islas, apenas pagaban impuestos si entraban “a por carbón, agua o provisiones”; o abonaban, en 1894 tan sólo 3 chelines 4 peniques, por entrada y salida, 28 chelines y 2 peniques por practicaje y 4 peniques y 2 chelines por impuesto consular; o, en fin, pagan, en 1896, unos escasos 25 chelines por tonelada de carbón suministrado.3 No obstante, los puertos canarios tenían que compartir esta hegemonía con los de otros de tal manera que las islas competían entre sí, tal y como señala la publicística de la época. Así, el Cónsul de Tenerife niega que el incremento de entradas de buques en Canarias fuera en detrimento del tráfico en Madeira; al contrario, en sendos puertos habían aumentado según la misma fuente, pues “A veces se ha dicho erróneamente que el incremento del tráfico marítimo y del carbón en las Islas Canarias ha sido en detrimento de otros puertos. Esto no es exactamente cierto, como se muestra en el cuadro del movimiento de la navegación en Madeira (...)”. Y para demostrarlo proporciona las siguientes cifras sobre la actividad marítima en este puerto: en 1886 entraron en Funchal 618 embarcaciones con 8887.497 toneladas de registro y se suministró 76.495 toneladas de carbón; Cuatro años después entraron 645 barcos con 1.002.770 toneladas de registro y cargaron 67.574 toneladas de carbón. De cualquier manera eran cantidades inferiores a las suministradas en los puertos canarios, pues en 1890 se sirvieron 333.919 Tm. en sus puertos.4 Las Islas Canarias e la ruta del carbón del Atlántico, entre el final… 747 La rivalidad se recrudecía o disminuía en determinados momentos por diversos motivos, pero la competencia era real. Algunos hechos lo confirman. Por ejemplo, una subida de tarifas aduaneras en Madeira en 1880 causó un alza de precios en el suministro por la empresa allí establecida –concretamente Blandy Brothers-, beneficiándose de esta manera el carboneo en los puertos canarios. Los responsables portuarios empleaban varias tácticas: informes falsos sobre la situación económica, gratificaciones a los capitanes o jefes de máquinas de los vapores. A su vez, las empresas emprendían acciones de distinto signo para atraerse a los potenciales clientes: reducir precios, dar atención preferente a los capitanes de los buques... De cualquier manera, fue una competencia relativa porque la mayor parte del tiempo los precios estuvieron cartelizados en los puertos de islas del Atlántico mediante el acuerdo conocido como Atlantic Islands Depot Arrangement (A.I.D.A), el cual permaneció, en sus aspectos básicos, hasta la década de los años treinta tal y como se analiza en el apartado siguiente.5 Un rasgo general del proceso es que las cantidades del carbón suministrado en los puertos insulares estaban sometidos al efecto de factores coyunturales, viéndose beneficiadas una u otras según las circunstancias. Por ejemplo, es notoria la incidencia de los conflictos bélicos: la guerra hispanoamericana del 98 perjudicó a los puertos canarios; el final de la guerra de los boers, pues ocasionó el descenso de 580.000 toneladas en 1903 en el Puerto de la Las Palmas debido, según el cónsul británico, a la “terminación de la guerra de Sudáfrica y a la consiguiente disminución del número de navíos de transporte que han arribado”; y el siguiente año disminuyó a 510.000 toneladas (Informes, 1992: 620 y 640). Incidían también las huelgas en los países productores. Por ejemplo, a causa de la huelga de carbón de Gales (1898) aumentaron los precios. Más tarde, ante los rumores de huelga en Gales del Sur, “se dispuso de una cantidad mucho mayor de lo habitual el 1 de enero de 1912, unas 78 toneladas”.6 Esa huelga hizo que de las 750.000 toneladas importadas el año en cuestión, 427.803 toneladas fueran de carbón galés y 257.802 de Durham, y en los meses de marzo y abril, debido a las huelgas en el Sur de Gales, se importaron 39.535 toneladas de carbón americano y 24.560 de carbón alemán”. Por el contrario las huelgas de Cabo Verde y Tenerife, junto a la epidemia de cólera declarada en Madeira en 1910 favorecieron al puerto de Las Palmas (Quintana Navarro (ed.), 1992: 793). De otro lado, en la década de 1930 la abundante conflictividad registrada en los puertos canarios (al Puerto de Las Palmas se le llegó a conocer como el “puerto rojo”, por la alta capacidad de movilización de sus trabajadores), fue tomada como excusa para desviar los barcos en favor de sus vecinos competidores. III.El predominio inglés entre las empresas carboneras del Atlántico Si el carbón servido en los puertos de las islas del Atlántico Ibérico era de procedencia inglesa (de Gales y Durham), nada tiene de extraño que, de la misma manera, lo fueran la mayoría de las empresas encargadas de su suministro (Ver cuadros II y V). Pero, además, la hegemonía del carbón de Cardiff o Durham se explica también por la calidad del producto, muy apropiado para la navegación a vapor y por el menor costo gracias, asimismo, a los bajos fletes de la carga entre Canarias e Inglaterra, como ya se vio antes, lo cual permitían disponer de buen carbón a bajo precio y, además, convenientemente estibado en carboneras. El cónsul inglés en Canarias confirmaba el incontestable predominio empresarial, pues en su informe de 1904 afirmaba que “actualmente se hallan establecidas cinco empresas XIV Coloquio de Historia Canario Americana 748 importantes. Todo el negocio del carbón del puerto sigue estando en manos de empresas británicas” [(Quintana Navarro (ed.), 1991: 657)]. De otra parte, como los barcos carboneros eran unidades costosas, dedicados a un empleo estricto, estaban muy ligados a los intereses industriales y financieros. Elder Dempster, por ejemplo, mantenía lazos con las empresas comerciales y algodoneras y al Bank of British West Africa (Davies, 1973 y 1978); las sociedades, poderosas por sí mismas debido a la creciente concentración, se hallaban en el centro de decisión económica, donde coincidían el mundo de los negocios y el de la política. Por ejemplo, la Compañía Woermann Linie fue fuertemente apoyada por el Reischstag (Miège, 1975: 5). Por otro lado estas compañías mantenían acuerdos entre sí como en el caso de las dos antes citadas que forman con otras la West African Shipping Conference en la década de 1880 (Davies: 2000: 72-78 y siguientes). La conexión del centro económico (minero y comercial), localizado en las regiones desarrolladas de Europa, con las empresas armadoras de buques proporcionaba un nexo importante con el comercio internacional; a su vez, los grupos industriales más poderosos estaban conectados a través de diversos lazos con la Cunard, la Peninsular and Oriental, la Royal Mail, Fuernes Withy, la Ellerman y la Alfred Holt, grandes empresas que “mantenían un estrecho control sobre más de cuarenta compañías de menor tamaño y dominaban hacia los años 1920 la mitad del comercio exterior británico y un tercio del total mundial” (Fraile Balbín, 1991: 103). Estas empresas, en la mayoría de los casos, eran propietarias de minas y barcos; disponían de almacenes de carbón en los puertos insulares o bien llegaron a acuerdos con las locales. En general, realizaban funciones derivadas de todo puerto de escala: aprovisionamiento de los buques en tránsito, para lo que necesitaban rápidos y eficaces servicios de “carboneo, aguada y víveres”; y otras faenas relacionadas con la reparación, e incluso construcción, de embarcaciones para el servicio interior, tales como astilleros y varaderos. En el caso de Canarias (como en el conjunto de puertos españoles) la fórmula para establecerse y disponer de un almacén de suministro de carbón se basó en las concesiones, fórmula regulada por la ley española de Puertos de 1880, de tal manera que sin la autorización del Ministerio de Fomento era imposible llevar adelante el negocio, si bien esta normativa dio lugar a políticas de colusión y búsqueda de rentas con lo cual se produjeron muchas irregularidades, como por ejemplo, comenzar obras sin la correspondiente autorización oficial para gestionar, posteriormente, de los poderes públicos solución a las anomalías.7 Las Islas Canarias e la ruta del carbón del Atlántico, entre el final… 749 ISLAS DONDE TIENEN SEDE OBSERVACIONES EMPRESA NACIO-NALIDAD Gran canaria Tenerife Madeira Blandy Bros & Co. (G. C.) Coaling & Shipping, S.A. Anglo- Hispana XX XX XX Representada en Londres por Blandy Bros. & Co. Compañía General Canaria de Combustibles, S.A. Anglo- Hispana X Filial de la Anglo Spanish Coaling, LTD (de Cardiff) Compañía Carbonera de Las Palmas Anglo- Hispana XX Representada por Hull, Blyth & Co., Ltd, Londres Compañía de Combustibles “Oceánica”, Ltda. Anglo- Hispana XX Filial de The Oceánica Coal Co., LTD. Compañía Nacional de Carbones Minerales Anglo- Hispana X Filial de la Wilsons, Sons & Co. Ltd y de la Cía Françause des Charbonnages de Dakar Cory Brothers Anglo- Hispana XX XX XX Agente de Cory Brothers Co., Ltd de Cardiff y Londres Deutsche Kohlen Depôt Geselschaft Alemana X Elder Dempster Inglesa X X X En los puertos canarios crea sucursales para el negocio del carbón Geroge Davidson. X Guirlanda Hnos. Española X Gran Canary Coaling Co., S.A-Anglo- Hispana X Filial de la Atlantic Coaling Co., Ltd y Elder Dempster Compañía Hespérides Anglo- Hispana Adquirida por Wilson Hamilton adn Co., Ltd Anglo- Hispana X Agente de Lloyd’s y Reuter’s. Representada en Londres por Sinclair, Hamilton & Co. y Millers (Canary Islands) coaling co., Ltd. 3, St. Helens Place, E.C. 3 Miller y Cía, S.A. Anglo- Hispana X X Representada en Londres por Miller’s (Canary Islands) Coaling co. Ltd Tenerife Coaling Co, LTD. Anglo- Hispana X Filial de la Atlantic Coaling Co., Ltd y Elder Dempster Wilson and Sons Anglo- Hispana X X Con representación en Dákar Woermann-Linie Ltda. Alemana X X Filial de la naviera Woermann Linie, Ltd. Cuadro II: Las empresas carboneras del puerto de Las Palmas Fuente: Elaboración propia con información procedente del artículo de Anónimo (1934) publicado en España Nueva “Las casas Carboneras...”; del Libro de Registro de la Asociación Patronal de Consigntarios de Buques de Las Palmas Morris (1921:27-29) y Tortella Casares (2000). Para Hamilton, George Davidson y Guirlanda en Guimerá Ravina (1989). Las casas carboneras procuraban disponer de una red de depósitos alternativos en los Archipiélagos del Atlántico Ibérico para el suministro de sus navieras que hacían la ruta del África Occidental y América del Sur.8 A principios de siglo, había en los puertos canarios XIV Coloquio de Historia Canario Americana 750 nueve depósitos carboneros de origen británico y dos alemanes. En el Puerto de Las Palmas se establecieron las más importantes empresas carboneras entre finales del siglo XIX y principios del XX, ostentando este puerto un cuasi monopolio en esa actividad para la navegación del Atlántico Medio. Algunas compañías operaban sólo en un sólo puerto. La más veterana de las empresas carboneras asentadas en Gran Canaria fue Miller y Cía (fundada en 1854),9 la cual se transformó en una de las más modernas compañías partiendo de una modesta casa de comercio. Es éste un ejemplo de empresa que diversifica extraordinariamente sus actividades: comenzó a principios del siglo XIX con los negocios de exportación de la orchilla y luego cochinilla, a los que unió más tarde las representaciones consignatarias, de seguros y comisiones; en cuanto a los servicios es sabido que de sus almacenes de carbón se servían los barcos que atracaban en el puerto de Las Palmas, tomaban agua de sus aljibes y se aprovisionaban de víveres; era estibadora, por tanto con competencia en carga y descarga de buques; al mismo tiempo figuraba como armadora, y disponía de astilleros y varaderos para reparaciones; pero además disponía de una banca y almacenes para la exportación, en donde se depositaban los abonos, maquinaria agrícola, efectos navales, aguardientes, tejidos, quincalla y cereales. El negocio del carbón se inició tempranamente, estando en funcionamiento aún el antiguo muelle de San Telmo (el primer muelle de Las Palmas, abandonado luego por el más moderno de La Luz), pero su prosperidad comenzó realmente con la construcción de la nueva infraestructura del muelle de Las Palmas llegando a despachar 100.000 Tm. de carbón en 1909 (Guimerá Ravina, 1989:145). También se especializó en la venta de carbón para el consumo local, introduciendo en 1910 el “carbón de cocina”, procedente de Newcastle, más apropiado para ciertos usos domésticos que el de Gales. Fue la primera que vio la importancia del negocio de combustibles líquidos y en 1922 se convirtió en representante de la primera empresa de combustible líquido que se instaló en Las Palmas, la Sociedad petrolífera Shell a través de la Asiatic Petroleum Co., Ltd. La Cía Compañía Carbonera de Las Palmas se estableció en 1909 después que comprobara que sus negocios se incrementaran; como consignataria está asociada a la representación de los barcos holandeses de la Mala Real holandesa. También operaba desde 1920 en el puerto grancanario la Cía General Canaria de Combustibles, filial de la Compañía General de Carbones, que opera en otros puertos españoles (Cádiz y Barcelona). Fue constituida en Barcelona (1914) como agencia de la Anglo Spanish Coaling Co, Ltd, (fundada en Cardiff en 1913), tanto para explotar el negocio de la compraventa de carbones minerales como para el aprovisionamiento de buques y barcos y para almacenarlos en la bahía y puertos de Cádiz, pero tenía sucursales en la mayoría de los puertos peninsulares.10 La “Oceánica” se instala en Las Palmas en la década de 1920 y proveyó de carbón a los barcos de la empresa matriz Compañía de Combustibles Oceánica, de nacionalidad inglesa. Se caracterizó por introducir métodos modernos de carbonear mediante grúas de vapor flotante, que recogía el carbón de los lanchones y lo depositaba directamente en los buques, lo cual es una manera rápida de carbonear, que era muy agradecido por los armadores cuyo lema es el “time is money”. Fue introducida por el empresario local Bernardo de la Torre, siendo un hijo suyo, B. De la Torre Millares presidente del consejo de administración en 1932. Poseía remolcadores. Las Islas Canarias e la ruta del carbón del Atlántico, entre el final… 751 En el Puerto de Santa Cruz de Tenerife se constata la existencia, a finales del siglo XIX, en este puerto de tres firmas dedicadas a la importación y suministro de carbón. Hamilton and Co., George Davidson y Guirlanda Hnos. La primera es la más importante de las tres, y tal vez la carbonera más antigua del Archipiélago Canario.11 A finales de siglo desaparece G. Davison y se crean otras empresas que ejercían un verdadero monopolio en el puerto santacrucero, lo cual es causa de protesta y polémicas. Son empresas de origen británico que desplazaron a las locales de tal manera que Hamilton and Co. disponía de un 50% del carbón suministrado en este puerto entre 1903 y 1911; Elder Depmster Co.-The Tenerife Coaling Co. Ltd (1896) tenía el 36% del mercado; mientras que Cory Brothers, que operaba desde 1920 como entidad independiente tras romper su asociación con Halminton, el 10/% restante. Pero estas empresas pierden protagonismo frente a las grancanarias durante la llamada “guerra del carbón”, episodio que se inició en 1910.12 Las empresas más importantes se establecieron y/o mantenían sucursales en varios puertos. Por ejemplo, Elder Dempster entró en el negocio del carbón en Canarias por medio de su subsidiaria la Grand Canary Coaling (1886), de tal manera que era una entidad integrada verticalmente pues poseía minas de carbón en Gales, manejaba una poseedora naviera con intereses en el África del Noroeste. En cuanto a su implantación en los puertos canarios, la filial de la empresa liderada por A. L. Jones fue una de las carboneras más veteranas en el Puerto de Las Palmas donde llegó a suministrar 168.000 Tm. Adquirió esplendor en los momentos de la guerra de Transvaal, pero tenía como misión principal abastecer a las rutas que se dirigían al África Occidental, zona donde Elder poseía importantes intereses coloniales. Como estrategia empresarial, procuró diversificar sus negocios construyendo un varadero y un taller de reparación.13 Un caso de empresa con intereses en diversos archipiélagos fue Blandy.14 Obtiene su concesión en el puerto de Las Palmas en 1885, pero se encontraba establecida en Madeira desde 1811 dedicada a la comercialización de vinos. En 1838 abre en la capital londinense una sucursal, y ocho más tarde se inaugura la representación de Blandy en Lisboa. Participó en diversos negocios propios del Puerto de La Luz y de la isla de Gran Canaria, contribuyendo mucho al desarrollo del abastecimiento de carbón y embarque de frutos; ejerce la aseguración de barcos (representa a la Alliance Assurance Co, Ltd., Royal Exchange y a la Board of Underwrites of New York) y forma parte del comité marítimo de la Lloyd inglesa; consigna, entre otras a la Blue Funel Line, a la Orient Line, Canadian Pacific S. N. Co., etc.15 En esta segunda fase la casa Blandy adquiere su máximo esplendor al mando de Carlos Mauricio (1872-1940), adoptando la forma moderna de sociedad anónima en la década de 1930, con el nombre de Blandy Brothers y Compañía (Grand Canary) Coald and Shipping, S. A., integrándose el trust de carboneras. Una vez finalizado el período de conflagración de la Guerra Civil española y de la Segunda Guerra Mundial, Blandy crea una sucursal en Tenerife, y cambian las características de la casa. Ha reconvertido y diversificado sus negocios para actuar como consignataria y agencia de viajes bajo el nombre de Blandy Brothers Shipping & Agency, S. A. (1954). Por su parte, la Compañía Nacional de Carbones es una filial de Wilson Sons. Compró los negocios de la Carbonera Hespérides y se estableció en Las Palmas desde 1895 de la mano de Mr. James Nelson Bates, como filial de la Compañía Nacional de Carbones Minerales; además, disponía de varadero y taller de reparaciones. La empresa matriz, la Wilson & Ocean Merthy Ltd, tenía negocios en diversos puertos de África, América Latina y Madeira y poseía minas de carbón en el País de Gales de la cual abastece a las navieras.16 XIV Coloquio de Historia Canario Americana 752 Cory Brothers era la mayor compañía exportadora de carbón del Sur de Gales, pero con domicilio en Liverpool. En 1913 disponía de 80 estaciones de carboneo en todo el mundo. En Gran Canaria se inicia en el negocio en 1904, mientras que en Tenerife trabajaba asociada con Hamilton y Cía entre 1884 y 1909, fecha en la que debió instalarse por su cuenta.17 Poseía minas en Cardiff desde donde traían el carbón que alimentaba a los buques del Almirantazgos en varios puertos del Atlántico. La única empresa carbonera establecida en los puertos canarios que estaba fuera de la conexión inglesa fueWoermann Linie; no obstante, mantuvo relaciones con Elder Dempster a través de la West African Shipping Conference como antes se dijo. Su casa matriz en Hamburgo y estuvo fuertemente apoyada por el Reischstag en su política de penetración en África y se estableció en Las Palmas desde 1906; desde 1913 comenzó a operar en el puerto de Santa Cruz bajo el nombre de Deutsche Kohlen Depôt Geselschaft, que pudo eludir la barrera impuesta por las anteriormente asentadas [(Quintana Navarro (ed), 1992: 849)]. Como resumen, podemos trazar un cuadro de las características comunes de las empresas que suministran carbón en los puertos de las islas del Atlántico ibérico: - Hay que diferenciar entre cuyo origen está en los empresarios europeos -ingleses, especialmente- establecidos desde principios del siglo XIX en las islas, caso de Blandy, Hamilton y Miller, de aquellas otras empresas, generalmente ligadas al gran capital, que tienen su sede en un país europeo como Elder Dempster, Wilson, Cory o Woermann. - La mayoría empleaba la estrategia de diversificar actividades (Miller, Elder, Blandy). Otras se integraban verticalmente: Elder, Cory Brothers tenían minas de carbon en Gales, a la vez que ejercen como navieras, ofertaban servicios de consignación y poseían varaderos y/o astilleros; Gran Canary Co. y Blandy ofertaban los tres últimos servicios. - En muchos casos coluden y en otros llegan a acuerdos para repartirse el mercado como fue el caso de AIDA. - Hay que señalar, también, que hacia la década de 1920, culminaron un proceso de modernización en su organigrama organizativo e introdujeron métodos actualizados de gestión, pasando casi todos a la forma de Sociedades Anónimas. Un dato relativo a la cultura empresarial que debe destacarse es que las empresas carboneras radicadas en el puerto de Las Palmas participaron de la dinámica asociativa formando parte de la Asociación de consignatarios,18 la cual realizaba labores de armonización de intereses y de gestión de aspectos administrativos como el pago del retiro obrero, pero también servía como palanca para defender los intereses empresariales. Por ejemplo, cuestiona los intentos de retrotraer las concesiones, intervienen en el Comité Paritario, elabora las bases de trabajo o se encarga de las negociaciones con los sindicatos. Las protestas de las organizaciones obreras adoptaron diversas formas, siempre con una virulencia verbal, desde la denuncia de la ilegalidad a la connivencia con la Administración. Las Islas Canarias e la ruta del carbón del Atlántico, entre el final… 753 IV. La limitación del libre comercio: la cartelización de la oferta. A pesar de operar en un mercado donde formalmente reinan las libertades comerciales, de los datos que disponemos para las islas atlánticas se deduce que durante el último tercio del siglo X,IX y primer cuarto del XX las empresas adoptaron diversas estrategias que conllevaba la cartelización, concertándose cuando les fue preciso para repartirse el mercado. Efectivamente, establecieron un acuerdo para el negocio de abastecimiento de carbón, el Atlantic Islands Depot Arrangement (A.I.D.A.), por el cual, desde principios del siglo XX, se fijó un precio único para el combustible servido en los puertos de los archipiélagos del Atlántico, además de otros arreglos que continuaron hasta la década de 1930. No existe documento exclusivo sobre este acuerdo, pero su existencia se ha podido confirmar por referencias indirectas en la documentación empresarial o en los Informes Consulares. Por ejemplo, en la correspondencia interna entre los socios Hamilton y Cory, se dice al respecto: “(...) debemos cargar nuestras pérdidas a las ganancias del carboneo, que no es tan rentable como debería de ser, debido a las grandes contribuciones que debemos efectuar al consorcio. Te incluyo una nota con las cantidades que hemos pagado desde la constitución del Depósito de las Islas Atlánticas. Contra estas cifras exorbitantes he estado luchando constantemente sin ningún apoyo y ningún resultado”.19 Asimismo, se aportan cifras relativas a la contribución de dos compañías que participan en ese acuerdo, Hamilton y Cía y Cory Brothers en Tenerife, las cuales ofrecemos (Cuadro III) como demostración palpable de la existencia de la concertación. El acuerdo AIDA lo firmaron inicialmente Miller, Grand Canary y Blandy y progresivamente se amplió al resto de empresas. Por este acuerdo, cada compañía tenía asignado un porcentaje del comercio total y se establece un sistema de compensación: la que vendía más durante un año debía compensar a las que menos vendiera, debiendo ingresar 3 chelines en un fondo común cuando se sobrepasaba este cupo; este depósito se distribuía luego entre las casas que no llegasen a cubrir la meta asignada.20 AÑO HAMILTON CÍA (5/8) CORY BROS (3/8) TOTAL 1903 (1/29 341 204 546 1904 2.101 1.260 3.361 1905 4.573 2.743 7.317 1906 7.403 4.521 11.924 1907 5.571 3.343 8.914 Cuadro III: Cantidades aportadas por las empresas Hamilton y Cory al AIDA (en libras esterlinas). Fuente: Documentación interna de la compañía Hamilton, tomado de Guimerá Ravina (1989: 217). Pero, aunque, los precios acordados desde principios del siglo XX y eran similares para todas las islas, pudieron variar circunstancialmente. Así, en 1901 estaban algo más bajos en Madeira, mientras que en 1912 eran más reducidos en los Puertos Canarios que en el resto de los insulares y algunos peninsulares: si en Las Palmas y en Santa Cruz de Tenerife, se cotizaba a 22 chelines la Tm. del carbón de Gales y 19 el de Durham, en Bilbao ascendía a 24 chelines y 6 peniques (precio free on board: f.o.b.) y en Lisboa, 24-3 y 22 chelines; en San Vicente se elevaba a 31 chelín.21 En 1933 los precios en los puertos canarios estaban en 30 chelines y 6 peniques en Las Palmas y 28 chelines y 6 en Tenerife, algo más caro que el de Madeira (30 chelines el carbón de Gales y 28 el de Durham), pero más barato que el ofertado en San Vicente (33 chelines el de Gales y 31 el de Durham), Dákar (33 chelines el de Gales) o Sierra Leona (32 chelines y 6 peniques el de Gales) o Gibraltar (era de 1 libra, 2 chelines y XIV Coloquio de Historia Canario Americana 754 6 peniques el de Cardiff y 1 libra y 6 peniques el Newcastle).22 No obstante, la evolución del precio del carbón (Cuadro I) demuestra que éste bajó en el Puerto de Las Palmas durante el período de tiempo en que se rompió el acuerdo (1910-1913), mientras que se estuvo alto en aquellos años en que el acuerdo funcionó. Estas diferencias no deben ocultar la existencia de la concertación. La guerra de precios, iniciada en 1910, tuvo de corta duración pero causó una verdadera conmoción en aquel mar de calma propiciado por la concertación. Asimismo, revela los límites del principio del libre comercio. Según reconocían los representantes diplomáticos, “una feroz guerra por las tarifas, debido a que una de las siete empresas carboneras que hay allí (en Las Palmas), en un periodo anterior, saliéndose de lo convenido, cotizó a un precio inferior al que se había contratado para el año, el cual era de una libra 4 chelines por tonelada f.o.b. A fin de hacer frente a las especiales circunstancias que se preveía que surgiesen a partir de la situación creada, las demás empresas bajaron su precio de contrato el 14 de abril a 1 libra 2 chelines 6 peniques, el 24 de mayo a 1 libra, y el 23 de septiembre a 17 chelines 6 peniques por tonelada f.o.b.”.23 La guerra de precios, pues, hizo su presencia. El origen y la empresa causante del conflicto no está claro. Para P. Davies (2000: 145) se inicia cuando el nuevo propietario de Elder Dempster, Owen Philipps, decide obtener un mayor cupo para sus compañías carboneras en Canarias; para otros autores se produce cuando el resto de las compañías pretendieron cortar la participación de Miller, con la intención de que aceptara una cuota menor en el negocio. Ésta se negó y bajó el precio en 1910, a 1 libra 4 chelines por tonelada f.o.b.24 A fin de hacerle frente, las demás empresas bajaron su precio de contrato el 14 de abril de dicho año a 1 libra 2 chelines y 6 peniques por tonelada, el 24 de mayo a tan sólo 1 libra y el 23 de septiembre a 17 chelines 6 peniques por tonelada f.o.b. Pero fueron tan lejos que lo ofertaron más bajos que el precio a boca de mina en Gales (!!), donde se cotizaba a 1 libra por tonelada, lo cual suponía, obviamente, una pérdida para las empresas de ¡4 ó 5 chelines por tonelada!. Miller pudo hacer frente a la situación gracias a su numerosa flota de gabarras, lo que le permitía ofrecer un servicio mucho más eficiente y barato.25 Además, haciendo uso de sus relaciones con sus parientes londinenses, se aseguró el suministro de carbón. Efectivamente, contactaron con el monopolio que servía el mejor carbón del norte de Inglaterra, la firma “Townley y Mickley” (según narra un descendiente de los Miller)26, y se hizo con un “stock” de 350.000 toneladas para un año; y, asimismo, alquiló una flota carbonera de barcos noruegos por un plazo del mismo período de tiempo, garantizándose el suministro de carbón de primera clase. Tal fue el éxito que, en un plazo de 24 horas, suministraron 3.500 toneladas, y, según un testimonio, los barcos hacían cola en el Puerto de La Luz esperando por su carbón. Sin duda, esta rebaja hizo que un número sin precedentes de vapores viniera a Las Palmas a llenar sus pañoles, lo que, unido a otros aspectos conyunturales como las huelgas habidas en los puertos de Tenerife, San Vicente y una epidemia de cólera declarada en Madeira, explica el enorme aumento de ventas de carbón en el puerto grancanario. En efecto, aprovechando los bajos precios en este puerto, los barcos tomaban en el Reino Unido sólo el carbón necesario para llegar hasta Las Palmas, y aquí cargaban para otros destinos. Pero esta situación era insostenible, por lo que las empresas buscaron de nuevo la concertación. Ésta llegó otra vez a finales de 1913, estableciéndose los precios así: mejor carbón de Gales del Sur, 1 libra y 12 chelines; mejor carbón del Norte del país (de Inglaterra), 1 libra y 9 chelines. Caso curioso y significativo: a pesar del aumento, el número de toneladas Las Islas Canarias e la ruta del carbón del Atlántico, entre el final… 755 vendidas en el Puerto de Las Palmas se mantuvo, lo cual se atribuyó a la propaganda gratuita que recibió, durante el tiempo que duró la guerra, como estación accesible y eficiente. En el futuro, la estrategia de unidad tuvo continuidad en los años posteriores, con otras ramificaciones y/o características, de tal manera que, una vez finalizada la Segunda Guerra el cónsul británico informa que el acuerdo entre empresas comerciales estaba vigente en 1920 y en su ámbito comercial.27 Incluso, en 1930 las empresas carboneras radicadas en el Puerto de Las Palmas, formalizaron un acuerdo de mayor calado, llegando incluso a conformar un trust, dirigido desde Londres por Ernesto Wooton Summerlin, que fue cónsul británico en Gran Canaria, y en Las Palmas por Gerardo Miller. Los motivos para que se llegara a la unión se resumen en primer lugar como estrategia para hacer frente a la crisis económica de la década de los años treinta; en segundo lugar, para afrontar las transformaciones estructuradas inducidas por los cambios tecnológicos en la navegación marítima, que determinaron la sustitución del carbón por el petróleo como combustible; y, en tercer, lugar por los cambios generacionales acaecidos en el seno de las propias empresas. Además, no hay que perder de vista que el puerto de La Luz pasa a ser uno de los más conflictivos de la zona durante la II República española (Suárez Bosa, 1995). Este acuerdo modificó la estructura empresarial en el Puerto de Las Palmas. Ante el convencimiento de que la competencia era perjudicial en un mercado que descendía bruscamente, las empresas consideraron la conveniencia de asociar sus intereses, aportando cada una tanto sus instalaciones como su personal. En ese momento, el cónsul británico informaba que continuaba en Las Palmas el acuerdo, aunque algunas empresas no lo firman, ya que “in this port, in 1930, a central administrative organisation was formed of six of the British coaling firms and a fuel oil agency doing business there, for the purpose of effecting economies in management and operation, as well as in the first cost of the coal. This leaves three coaling companies at that port, one British, one partly British and one German, outside the combine, and these continue to operate independently as heretofore”.28 Así pues, tras dilatadas negociaciones se conformó un “holding” de origen “británico-canario” formado por Miller y Cía, Blandy Brothers Coaling & Shipping, S.A., Grand Canary Coaling and Co., Compañía Carbonera de Las Palmas, S.A., Compañía General Canaria de Combustibles, S. A., Compañía Nacional de Carbones Minerales, S. A. Cory Brothers & Co. Ltd no se unirá al grupo hasta el año 1946, retraso motivado por una cuestión de incompatibilidades que concernía a los carburantes líquidos pues Miller era el agente de la Shell (ésta todavía no estaba establecida por sí misma en las Palmas) y Cory vendía los productos de la British Petroleum; tampoco se sumó la alemana Woermann ni la británica Oceánica. Como es lógico suponer la fusión ocasionó una serie de problemas tanto de orden interno, debido a las relaciones que debían establecerse entre personal y directivos de distintas categorías y situaciones, como externo por la contestación que recibió de los sindicatos obreros por los problemas laborales y de paro que la fusión representaba. V. Conclusiones Los datos manejados confirman que los puertos de las Islas Canarias se convirtieron entre el final del siglo XIX y principios del XX en las principales estaciones carboneras para los barcos que frecuentaban las rutas del Atlántico, superando al resto de los puertos insulares o continentales. El suministro de carbón en los puertos canarios se incrementará sin cesar, con XIV Coloquio de Historia Canario Americana 756 algunos períodos de crisis como durante la Primera Guerra Mundial, de tal manera que se llegó a superar el millón de toneladas en un solo puerto. Las causas de esta hegemonía están en la situación geográfica del archipiélago, el bajo precio de los fletes gracias a los retornos y a las favorables condiciones institucionales que abarataban los costes de transacción y constituían un atractivo para que las empresas se instalaran en ellos ofertando unos servicios eficaces. Sin embargo, el carbón suministrado a los barcos que utilizaban los puertos insulares, no lo hacía según los parámetros de la libre oferta, pues la mayor parte del tiempo la oferta estuvo cartelizada en manos de un grupo empresarial de origen inglés, con escasos añadidos de otras nacionalidades. Por tanto el marco de libertades comerciales se ven condicionados por la estrategia de las empresas extranjeras que se concertaban mediante el AIDA y luego, en el caso del puerto más importante, el de Las Palmas, formando un trust (1930); asimismo, se integraron en un grupo de interés, la Asociación patronal de Consignatarios de Buques de Las Palmas. Esa estrategia encarecía la oferta. PUERTO DE LAS PALMAS Nacionalidad Compañía Procedencia Destino USA United States Shipping Board Nueva York África Occidental y del Sur Alemania Hamburg Sudamerikanische Dampis Ges Hamburgo América del Sur Hamburg Amerika Linie Hamburg Hamburgo América del Sur Woermann Linie Act. Ges. Hamburgo África del Oeste Deutsche Ost Afrika Linie Hamburgo Sur África Horddeutscher Lloyd Hamburgo Oldemburg Portngiesische Dampis Rhed Hamburgo Norddeutscher Lloyd Hamburgo Sur África Bélgica Lloyd Royal Belga, S.A. Amberes/Marsella América del Sur/Sur África Armemment Deppe Amberes América del Sur España Cía Transmediterránea Cádiz/Sevilla Marruecos/América del Sur Cía Transatlántica Cádiz/Sevilla Golfo de Guinea/América del Sur Miguel M. de Pinillos Cádiz/Sevilla Ybarra y Cía, S. en C. Cádiz/Sevilla América del Sur Cía Correos Interinsulares Canarios Tenerife/La Palma Marruecos Francia Sociedad General de Transport Maritimes a Vapor El Havre América del Sur Cía Générale Trasatlantique Centro América Cía de Navegation Paquet Marsella/el Havre África Occidental Sociedad Maritime Auxiliare de Transports Burdeos/Marsella Cía Française de Navegation a Vapor Burdeos/Marsella Andrew Weir y Cía África Occidental Cáia Marseills de Navegation a Vapor Dákar Holanda Hollansche Stoomboot Maats África Occidental Van Nievelt condrian y Com. Stoomv. Marsella América del Sur Koninklijke Hollandsche Lloyd América del Sur Italia Cosulich Soc, Triestina di Nav. Trieste América del Sur Sociedad Libera triestina Trieste África Occidental Reino Unido Yeoward Bros Liverpool Royal Mail Steam Packet Com. Elder Dempster y Cº. Ltd. Liverpool/Southamptom América del Sur/África Occidental Peninsular y Oriental Steam Nav. Cº. Londres/Liverpool T. y S. Harrison Londres Australia Anglo Saxon Petroleum Co. Ltd. Londres Centro América Federal Steam Nav. Cº., Ltd. Londres Australia Lamport y Holt Ltd. Londres América del Sur Union Castle Mail S.S. Cº, Ltd. Londres Australia Houlder Bros y Cº, Ltd. Londres América del Sur Noruega Fred Olsen Linie Dep. Bergenske D/S América del Sur Las Islas Canarias e la ruta del carbón del Atlántico, entre el final… 757 PUERTO DE FUNCHAL (1931) Nacionalidad Compañía Destino Observaciones Británica Blues Star Liverpool London Británica Booth S. S. Co. Liverpool Británica Elder Dempster Liverpool Británica Royal Mail Lines, Ltd. Southampton Lisboa Británica Union Castel Mail S.S. Co. Southampton Británcia Yeoward Line Liverpool Lisboa Francesas Chargeurs Reunis Francesa Cyprien Fabre Line Portugal Companhia colonial de Navegaçao Portugal Companhia Nacional de Navegaçao Danesa Det Forenede Sampskibs-Selskap Alemana Hamburg Amerika Linie Alemana Norddeutscher Lloyd Holandesa Koninlklijke Nederlandsche Stoomboot-Maatschappij Cuadro IV: Relación de las líneas regulares de navegación con escala en Gran Canaria (1929) y Madeira (1931) Fuente: Para Las Palmas: Junta de Obras del Puerto de Las Palmas (1928); para Madeira: J . B. Browne, J. B. (1931: 76) BRITÁNICO ALEMÁN OTROS TOTAL Las Palmas Tenerife Total Británico Las Palmas Tenerife Total alemán 1891 105.516 100.516 1892 99.940 98.940 1893 103.728 103.728 1894 77.159 77.159 1895 114.365 114.365 1896 146.673 146.673 1897 160.859 160.859 1898 213.000 133.480 133.480 1899 206.709 206.709 1900 1901 1902 1903 331.667 33 1904 277.331 170 12 1905 273.000 595.000 1906 343.625 199.875 543.500 51.500 51.500 633.000 1907 575.000 58.000 58.000 537.000 1908 484.000 53.000 53.000 537.000 1909 423.000 61.000 61.000 484.000 1910 941.000 141.643 141.643 1.082.631 1911 952.369 120.631 120.631 1.073.000 1912 828.482 410.054 1.238.536 108.500 108.500 1.347.036 1913 974.904 185.096 1.160.000 1914 636.478 70.087 706.565 Cuadro V: Procedencia del carbón suministrado en canarias Elaboración propia con datos tomados de los Informes consulares Británicos [Quintana Navarro Editor (1992)], Morris (1921). XIV Coloquio de Historia Canario Americana 758 AÑOS Las Palmas Santa Cruz Santa Cruz (Murcia Navarro) San Vicente Madeira FAYAL S. MIGUEL 1875 111 610 339 332 1876 119 606 395 342 1877 129 403 619 456 351 1878 148 405 585 625 351 1879 453 652 704 270 1880 427 682 893 188 1881 673 957 1882 715 1.125 1883 236 720 1884 238 452 811 1885 236 780 1886 522 563 733 1887 660 679 1888 954 726 751 1889 1.180 786 793 1890 1.441 819 742 1891 1.558 836 680 1892 1.562 843 702 1893 1.719 836 689 1894 2.718 814 343 1895 2.887 901 720 350 1896 749 483 1897 796 566 1898 2.831 2.122 883 619 1899 2.706 820 706 1900 2.933 1.290 688 1901 2.919 1.211 599 1902 3.944 2.841 1.513 511 1903 3.848 2.968 1.397 120 1904 4.103 3.199 1.257 141 1905 4.833 3.529 1.259 424 1906 4.925 3.663 1.287 446 1907 4.992 3.538 1.365 414 1908 4.549 3.169 1.440 217 1909 4.501 3.537 2.541 1.535 219 1910 4.393 3.642 2.512 1.391 278 1911 4.751 3.782 2.864 973 1.208 296 1912 4.888 2.484 3.934 1.507 1.660 267 1913 4.974 2.110 3.564 1.330 1.397 221 1914 3.556 1.570 3.155 1.027 200 1915 2.740 2.497 1916 2.211 1.900 1917 636 643 1918 445 433 1919 1.366 1.028 1920 2.112 1.503 1921 2.187 1.759 1922 2.976 2.306 1923 3.318 2.403 1924 3.863 2.589 1925 3.923 2.891 1926 3.762 2.811 1927 4.099 2.875 1928 4.225 3.403 Las Islas Canarias e la ruta del carbón del Atlántico, entre el final… 759 AÑOS Las Palmas Santa Cruz Santa Cruz (Murcia Navarro) San Vicente Madeira FAYAL S. MIGUEL 1929 4.492 3.072 1.026 1930 3.025 1.029 1931 4.485 3.075 887 1932 2.874 930 1933 2.823 1.088 1934 2,705 1935 2.751 1936 2.085 1937 1.563 1938 - 1939 1.787 1940 1.357 Cuadro VI. Movimiento anual de vapores en los puertos atlánticos (número de unidades) Fuente: Para Santa Cruz de Tenerife: Murcia Navarro (1975) y Quintana Navarro [(ed.), (1992)]. Para Azores, Cabo Verde y Madeira, Martín Hernández (1991:116-120). AÑOS LAS PALMAS DE G. C. LUZ SANTA CRUZ DE TENERIFE TENERIFE (INFORMES) MADEIRA ASCENSIÓN ST. ELENA FAKLANDS SAN MIGUEL 1850 5.000 702 783 1853 5.000 3.913 1.732 973 1856 16.000 2.518 1.869 1864 7.730 890 1.411 1.409 1875 3.437 1.502 330 1876 2.363 100 1.252 1877 1,817 262 271 1878 5.641* - 468 377 1879 10.075* 2.237 1.560 1.360 1880 10.469* 1.356 786 575 1881 9.547* 2.300 1.271 766 1882 18.902* 2.001 523 574 1883 34.674* 1.004 874 968 1884 6.700 28.924 25.582 1.178 722 704 1885 18.390 33.963 33.752 1,242 1.635 499 1886 38.827 38.046 40.023 1.014 283 1.943 1887 78.070 53.277 53.042 76.495 1.850 151 850 1888 130.188 76.913 77.605 - 1.620 1.204 1889 166.341 101.432 100.891 2.446 2.116 1.491 1890 226.409 107.519 1107.733 67.574 1.214 1.861 1.486 1891 105.516 104.511 2.348 780 752 1892 99.940 98.589 1.129 1.684 895 1893 103.728 103.239 630 1.429 727 1894 77.159 81.678 3.320 2.060 309 1.134.218 1895 191.174 83.896/114.365 78.022 1.320 3.625 478 3.367.321 1896 146.574 121.582 3.116 30 146 1897 160.856 139.524 1.764 447 1.681 1898 133.480 86.456 2.645 927 1.744 3.890.661 1899 206.709 158.414 148.414 2.511 3.303 1.847 1900 400.000 279.383 1.873 12.530 799 1901 232.897 2.618 6.770 1.980 1902 208.796 679 1.601 2.263 5.477.621 1903 331.667 123.345 2.509 1.997 2.191 4.085.866 1904 277.331 139.160 2.134 4.089 758 4.674.806 1905 334.625 139.074 - 1.451 1.162 4.766.564 1906 189.685 2.026 4.193 260 4.518.109 1907 375.000 196.247 695 1.851 932 5.818.336 1908 122.934 1.384 1.431 5.150 5.367.439 1909 695 1.611 15.035 5.522.384 1910 706.475 166.564 4.357 21.937 9.046.663 XIV Coloquio de Historia Canario Americana 760 AÑOS LAS PALMAS DE G. C. LUZ SANTA CRUZ DE TENERIFE TENERIFE (INFORMES) MADEIRA ASCENSIÓN ST. ELENA FAKLANDS SAN MIGUEL 1911 822.231 198.045 2.303 30.903 13.310.544 1912 791.985 518.554 4.082 34.729 15.082.897 1913 828.376 349.060 4.737 28.580 16.083.650 1914 636.523 227.711 11.123.630 1915 299.196 171.575 1916 249.260 151.827 1917 25.952 26.898 1918 5.960 1919 210.114 76.023 1920 280.000 146.846 1921 226.857 1922 342.508 1923 463.367 1924 471.373 1925 352.977 1926 396.181 161.214 1927 453.686 187.608 1928 351.954 178.786 1929 348.447 164.300 1930 267.140 128.759 1931 254.783 120.077 1932 207.735 92.071 1933 185.913 85.031 1934 167.898 79.868 1935 167.729 87.722 1936 89.533 55.725 1937 107.853 61.480 1938 75.121 1939 82.084 39.317 1940 118.547 25.390 Cuadro VII. Toneladas de carbón servidas en los puertos atlánticos. (Tm). • Cantidades suministradas. • 1912 Carbón servido. • 1912. Las 750.000 Tm. importadas en Las Palmas son 427.803 de Gales y 257.802 de Durham; hay una huelga en Gales y se importa también 39.539 de Norteamérica y 24.560 de Alemania [(Quintana Navarro (ed.) 1992: 866)]; datos de 1913: 723.437 de Gales; 436.563 de Durham [(Quintana Navarro (ed.), 1992: 878)]; datos 1914: 422.577 de Gales; 283.988 de Durham [(Quintana Navarro (ed.), 1992: 910)], además 13.136 Tm. Americano y 44.300 alemán-galés [(Quintana Navarro (ed.), 1992: 927)] San Vicente, 1931: 126.500 Tm (Report 1934) Madeira: 1886: 76.495 Tm y 1890: 67.754 Tm. según datos de Foreing Office Miscellaneous Series, nº 246 (1892). Fuente: Las Palmas: Hasta 1910: Quintana Navarro [(ed.) (1991)], Cámara Oficial de Comercio Industria y Navegación (1947 y 1955) y Morris (1921: 11); para Santa Cruz de Tenerife: Murcia Navarro (1975); para Ascensión, Santa Elena y Falkland: Minchinton (1985: 559-561). 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Trant (1931: 33-35); Guimerá Ravina (1989: 171-173, 217 y 235), quien se hace eco de la contribución de las empresas Hamilton y Cía y Cory Bros a dicho consorcio. 6 La influencia de la huelga de las minas de carbón galesas de 1912 en la conducta de las empresas carboneras establecidas en Canarias, es señalada por J. Franchy Roca (líder y asesor de las sociedades obreras portuarias grancanarias) en un artículo publicado en el periódico local El Tribuno, 29-7-1912. Las citas de los Informes Consulares corresponden a Quintana Navarro [(ed.), 1992: 866 y 793)]. 7 Según Rodríguez y Díaz de Quintana (1989: 101), la autorización de las obras de una concesión ocasionó el cese a León y Castillo la destitución de su cartera ministerial, aunque esta versión no la hemos podido confirmar. 8 Para el estudio de estas empresas se dispone, en formato microfilms, de la documentación que se guarda en la Companies House de Cardiff; en el Archivo del Banco de España se custodia documentación referida a escrituras de constitución y otorgamiento de poderes a los gerentes de las sucursales. 9 También existe una historia particular de esta empresa, la realizada por M, Rodríguez y Díaz de Quintana (1989); así como una historia familiar escrita por Basil Miller, descendiente de los dueños de la empresa (Miller, 1989). 10 Una relación de la documentación guardada en el banco de España en Tortella Casares (2000: 86-87), microfilms de la Companies House. 11 Guimerá Ravina ha realizado una exhaustiva historia de esta empresa, utilizando la documentación del archivo particular. Ver Guimerá Ravina (1989). 12 Martín Hernández (1988: 179-208) y Guiméra Ravina (1989). 13 Esta importante empresa de origen británica ha sido estudiada por el profesor Peter Davies. Para las referencias a Canarias ver Davies (1973, edición de 2000; 475); Véase, también, la entrevista su director Víctor E. Pavillard en el periódico Hoy, 25-6-1933, p. 16. El dato correspondiente al carbón suministrado, en Guimerá Ravina (1989: 145). 14 De esta empresa existe un opúsculo auto editado por Blandy (1961). 15 Ver el artículo “Las Casas Carboneras...”, en La España Nueva. 16 Las escrituras de constitución de estas compañías y los poderes otorgados a sus representantes se pueden consultar en el Archivo del Banco de España. Ver Tortella Casares (2000: 46 y 287); también en los microfilms de la Companies House. 17 Las referencias para esta empresa en Minchinton (1987); Guimerá Ravina (1989: 165 y 188); la referencia a su representación del almirantazgo en el Anónimo (1934). 18 La Asociación Patronal de Consignatarios de Buques del Puerto de Las Palmas se constituyó en 1925 y estuvo dirigida por empresarios extranjeros o sus representantes (Suárez Bosa, 1996). Las Islas Canarias e la ruta del carbón del Atlántico, entre el final… 765 19 Recogido por Guimerá Ravina (1989: 269-270). 20 El acuerdo se rompió entre 1910 y 1912. Ver Miller (1988) y Rodríguez y Díaz de Quintana (1989: 110-114). 21 En los puertos europeos era generalmente más barato, pero estaban peor situados en la ruta: en Amsterdam costaba 13-19 chelines la Tm.; en Antwetp!, 13-6 chelines; en Gibraltar, 23 chelines el carbón de Gales y 21 el de Durham; en El Havre, 21 chelines y 5 peniques y 16 chelines y 6 peniques, respectivamente. Los datos están tomados de Kirkaldy (1919: 600-610). En 1933 los precios eran así: Liverpool, 19 chelines; Hull, 14 chelines y 6 peniques, según datos recogidos del “Expediente en averiguación de la causa de retirada de líneas de vapores de este Puerto de La Luz”, Archivo de la Cámara Oficial de Comercio Industria y Navegación de Las Palmas, Legajo “Comunicaciones e infraestructura”, Caja 200. 22 Los datos proceden de las siguientes fuentes: los de 1933 fueron proporcionados por la compañía Elder Dempster recogidos en el “Expediente ...”, citado en la nota anterior. Es posible que la empresa obtuviera el carbón más barato porque en su contestación expresa que es una información confidencial. Así por ejemplo, los precios oficiales en Madeira son de 33 chelines por Tm. 23 Quintana Navarro (ed.) (1992: 79). 24 Ídem. 25 En el caso del puerto de Las Palmas la posesión de las gabarras sirve como “parámetro de análisis para determinar quiénes controlaban el negocio del carbón”. No por casualidad estaban todas en manos de compañías extranjeras. (Quintana Navarro, 1985: 57). 26 Ver Miller (1988). 27 “The principal firms belonging to this association, known as the Canary Islands Commitee, with their local representives”. Ver el Report del cónsul T. J. Morris (1921: 6). 28 Véase la entrevista y artículo del periódico Hoy, 24-5-1934, p. 5 y el Report del cónsul J. P. Trant (1931: 37).
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Calificación | |
Título y subtítulo | Las Islas Canarias en la ruta del carbón del Atlántico, entre el final del siglo XIX y principios del XX. Las estrategias empresariales |
Autor principal | Suárez Bosa, Miguel |
Publicación fuente | XIV Coloquio de historia canario - americano |
Numeración | Coloquio 14 |
Sección | Economía y comercio |
Tipo de documento | Congreso y conferencia |
Lugar de publicación | Las Palmas de Gran Canaria |
Editorial | Cabildo Insular de Gran Canaria |
Fecha | 2000 |
Páginas | P. 0741-0765 |
Materias | Congresos ; Historia ; Canarias ; América |
Copyright | http://biblioteca.ulpgc.es/avisomdc |
Formato digital | |
Tamaño de archivo | 163132 Bytes |
Texto | 741 LAS ISLAS CANARIAS EN LA RUTA DEL CARBÓN DEL ATLÁNTICO, ENTRE EL FINAL DEL SIGLO XIX Y PRINCIPIOS DEL XX. LAS ESTRATEGIAS EMPRESARIALES Miguel Suárez Bosa Introducción Es sabido que el transporte en tanto que social overhead capital (Ville, 1990: 1; North, 1958) fue un elemento básico en el crecimiento económico a partir de la revolución industrial, el transporte marítimo, en particular, ha desempeñado un rol esencial en los intercambios, pues este medio de transporte se consolidó una vez que los barcos pudieron utilizar el carbón como combustible. La importancia de este combustible fue tal que W. S. Jevons lo calificó como “la causa esencial de la moderna civilización material” (Jevons: 2000: 73). No es extraño, pues, que las empresas que dominaban su distribución “desempeñaron a menudo un papel decisivo en la política de expansión colonial” (Miège: 1975: 5), al ser el carbón la fuente de energía que utilizaban los barcos a vapor. Pero el uso generalizado del carbón sólo fue posible cuando se conjugaron dos circunstancias: los avances tecnológicos en la navegación a vapor (caldera de alta presión, la hélice, la turbina) que permitieron utilizar una potente fuente de energía, en este caso el carbón, lo cual posibilitó aumentar la autonomía de los barcos, así como el menor consumo y el aumento de la velocidad de crucero; a ellos se sumó, en segundo lugar, la disposición de técnicas y materiales de construcción que posibilitaban realizar las grandes infraestructuras que demandaban los barcos de mayor tamaño y complejidad (Lilley, 1983; Jackson, 1983). De cualquier manera, dada la limitada autonomía de los vapores, era imprescindible disponer de estaciones de suministro convenientemente situadas a lo largo de las rutas, de tal manera que sus bodegas no estuvieran ocupadas por un exceso del combustible y pudieran ser utilizadas para mercancías. Las islas del Atlántico Ibérico (Madeira, Canarias y Cabo Verde y, en menor medida, Azores), enclavadas a medio camino del Océano, cumplieron convenientemente esta función de estaciones de servicio. Paralelamente, al calor de esta actividad, en estas islas se desarrolló un modelo específico de economía que se ha dado en llamar “hecho económico diferencial” insular (Bernal, 1992), propiciando economías de enclave en las islas, en cuya conformación y especialización el desarrollo del transporte también jugó un importante papel, en línea de un proceso que ha sido teorizado por D. North (1958: 537). En este modelo económico, la exportación de los productos agrarios a Europa (plátanos, tomates, papas) se beneficiaba y a su vez favorecía el abaratamiento de los fletes del transporte marítimo, pues los barcos aprovechaban los llamados “retornos” o cargamento con el que regresaban a Europa. Esta actividad quedaba complementada con el transporte de pasajeros, bien fueran los turistas que recalaban en estas islas muy populares y visitadas por los europeos en esa época, en lo que se ha dado en llamar turismo de salud, o como escala de los emigrantes en su traslado a América Latina. XIV Coloquio de Historia Canario Americana 742 La situación de las islas Canarias en la encrucijada de diversas rutas marítimas, determinó su importancia histórica en el comercio y el tráfico marítimo, de tal manera que relegaron a un segundo plano a los archipiélagos del Atlántico Sur (Ascensión, Santa Elena y Fakland), las cuales habían tenido un cierto protagonismo en el siglo XIX como estaciones carboneras (Michinton, 1986). Este hecho nos lleva a plantear la hipótesis de que los puertos de estos archipiélagos, especialmente los de Canarias, se constituyeron en punto de apoyo a la navegación atlántica, gracias a un conjunto de factores: posición geográfica, adecuada infraestructura, clima benigno, tamaño del mercado y otros como la adecuada existencia de aspectos institucionales que favorecieran y abarataban los costes de las transacciones comerciales, reflejado éstos en la existencia de franquicias o libertades comerciales (representadas por los “puertos francos”) en Canarias. En este trabajo se analiza un factor que contribuyó a dinamizar el transporte marítimo en la segunda mitad del siglo XIX y primer tercio del siglo XX: el suministro de carbón en los puertos de Canarias a los barcos que hacían la ruta del Atlántico Medio y Sur. Hasta ahora ha predominado, en los análisis sobre esta cuestión, la teoría de la existencia de un mercado plenamente liberalizado donde los oferentes competían en precio y calidad para colocar sus productos. De acuerdo con esta hipótesis, la cantidad vendida por cada oferente estaría en función del precio al que colocaba su producto en los puertos. El precio se determinaría, a su vez, en función de los costes correspondiente a la compra del carbón a lo que hay que sumar el transporte al muelle de suministro, los costes de la carga así como los de fletes y los de derechos aduaneros, si los hubiere. En esta situación, la oferta británica, facilitada por los bajos precios tanto del combustible y como de los fletes, desplazó al carbón nacional español, hasta el punto de llamar la atención el hecho de que en los puertos canarios prácticamente no se ofertara carbón de este origen, pues el suministrado en los mismos procedía de las minas inglesas (Gales o Newcastle). Así pues, con este artículo nos proponemos analizar las características del mercado y el transporte del carbón con destino a la navegación marítima y el papel que les toca jugar a las islas de los archipiélagos del Atlántico Ibérico como estaciones carboneras, desde mediados del siglo XIX hasta que el carbón decae como principal combustible empleado a mediados del siglo XX. El hilo conductor de la exposición se basa en las cantidades suministradas, la actividad empresarial y las condiciones en que éste era servido: precios, fletes, etc. Con ello cumplimos el propósito de depurar estadísticas y añadir otros datos hasta ahora desconocidos o no utilizados. El contenido está enmarcado, pues, en el papel del carbón en el desarrollo del transporte marítimo en el contexto de la expansión capitalista de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, cuestión que se trata, después de la introducción, en el apartado I. Da paso al objetivo de esta exposición, el suministro de carbón en el caso concreto de los puertos canarios si bien se relacionan con los del resto de las islas del Atlántico Ibérico (Azores, Madeira y Cabo Verde), las cuales conformaron lo que podemos llamar “la ruta del carbón”, cuestión que se trata en el apartado II. Se toma Canarias como eje central en primer lugar porque sus puertos se constituyeron en las estaciones carboneras más importantes del Atlántico y, en segundo lugar, por la mayor disponibilidad de documentación lo que nos permite acercarnos con más veracidad a la realidad. El apartado III, dedicado a las empresas encargadas de suministrar el carbón en estos puertos, se constata el predominio inglés entre las empresas que suministran carbón en el Atlántico Ibérico; mientras que en el IV se analizan las condiciones de la venta y suministro del combustible, incidiendo especialmente en los acuerdos entre empresas con el fin de “cartelizar” los precios, para terminar en el V con unas breves conclusiones provisionales. Las Islas Canarias e la ruta del carbón del Atlántico, entre el final… 743 I. La expansión capitalista y el abastecimiento de carbón en el Atlántico Con el proceso de expansión de la economía europea, al calor de los cambios que tienen su origen en la revolución industrial y el crecimiento de la economía capitalista, se produce el incremento del comercio mundial, lo cual permitió la disposición de capital para el vigoroso proceso de inversión en el extranjero. De tal manera que la infraestructura necesaria para atender el incremento del transporte, en puertos o líneas de ferrocarriles, elementos imprescindibles para el buen desarrollo del comercio, fue objeto de grandes inversiones tanto públicas como privadas (Ville: 1990). Por otro lado, el tráfico marítimo europeo dependía, en el contexto internacional, de un marco económico que ha sido definido por la existencia de un centro minero-industrial y comercial que se localizaba en el Reino Unido, en el estuario del río Tyne y el Canal de Bristol y en conexión con el eje industrial señalado (Fraile Balbín, 1991: 99-100). Estaba conectado con el resto del mundo por las empresas siderúrgicas, la ingeniería electromecánica y la construcción naval, y a su vez con las empresas navieras que proporcionarían un nexo importante de Gales y el NE británico con el comercio internacional. Los archipiélagos del Atlántico Ibérico se relacionaban con ese centro por medio de las numerosas empresas navieras que tocaban sus puertos. La ubicación oceánica de los Archipiélagos Ibéricos introduce elementos estructurales que caracterizan a estas islas, las cuales tienen peculiaridades comunes hasta el punto de que puede hablarse de un modelo de crecimiento original y compartido. Por un lado, destaca su dependencia económica de las potencias europeas, por otro, pertenecían a los estados ibéricos (Portugal y España). Sin embargo, las relaciones comerciales entre los archipiélagos prácticamente desaparecen desde principios del siglo XIX, lo cuál no es óbice para que una misma empresa se estableciera a la vez en más de una isla, de tal manera que alguna de las arraigadas en Madeira fundaron sucursales en Canarias a donde trasladan sus negocios (Blandy Brothers, por ejemplo). Cabe advertir una mayor intensidad relacional, dada su proximidad, entre Canarias y Madeira, especialmente en los sectores agrícolas, portuarios y turísticos; además, a mediados del siglo XIX los archipiélagos se constituyeron en una zona de paso obligada para las principales rutas para los vapores que se dirigían desde Europa a otros continentes, surcando las rutas del Atlántico. No es extraño, pues, que A.W. Kirkaldy, en una de las obras más citadas sobre el tráfico marítimo de principios del siglo XX, afirmara que “(...) the important coaling with English coal, namely Madeira, Las Palmas, and St, Vicent. On the outward route Europe to South America, steamers bound for ports on the west coast, after coaling at Las Palmas (...)” (Kirkaldy, 1991: 465). De 24 rutas que este autor describe para 1913, una pasaba por el puerto de Santa Cruz de Tenerife, otra por Funchal (Madeira), siete por San Vicente1 y ¡doce por el Puerto de Las Palmas!; de tal manera que, las que tocaban en esta isla fueron incrementándose paulatinamente a lo largo del período, como nos muestran los cortes temporales que ofrecemos en el Cuadro IV. Antes de la fecha señalada, en 1879, los vapores británicos que hacían escala en las islas pertenecían a cuatro líneas marítimas fundamentales: dos salían de Londres y dos de Liverpool; por su parte, los vapores franceses que frecuentaban las islas, a mediados del siglo XIX, pertenecían a Compagnie Trasantlantique (que partía de El Havre), la Chargeurs Réunis (que lo hacía de Marsella) y la línea que cubría la Paquet, que comercia con Marsella, costea Marruecos y recala en Gibraltar. XIV Coloquio de Historia Canario Americana 744 Años después de la Gran Guerra, el número de líneas que utilizan los puertos de las islas ibéricas sigue incrementándose, como se demuestra si nos fijamos en los puertos de Las Palmas de Gran Canaria y Madeira (Cuadro IV). Tomado como referencia el año 1929 para el primer puerto, el más visitado sin duda, el número de líneas que hacían escala aumentó considerablemente: 10 pertenecían al Reino Unido, 7 eran de nacionalidad francesa, 7 alemanas, 5 españolas y 1 norteamericana; mientras que Bélgica, Italia, Noruega disponían de dos líneas. En el caso del puerto de Madeira en 1932 eran 6 las líneas británicas, 2 las de nacionalidad francesa, portuguesa y alemana, respectivamente; mientras que correspondía a Holanda y Dinamarca, una a cada una. II. Las islas del Atlántico Ibérico como estaciones carboneras. Para atender a esas líneas se instalaron depósitos de carbón en las islas atlánticas, de tal manera que el suministro comenzó tempranamente desde principios del siglo XX, pero sólo en pequeñas cantidades. En la etapa inicial el suministro era realizado en los puertos de los diversos archipiélagos atlánticos (Madeira, San Vicente, Santa Elena) así como de la vecina costa africana (Dakar o Casablanca), teniendo los canarios escaso protagonismo. Ahora bien, el hecho significativo en el proceso es la creciente participación de los puertos de las Islas de Canarias, los cuales terminaron por imponer su hegemonía hasta la década de 1930. La fecha del comienzo del abastecimiento de carbón en los puertos canarios se puede fijar en 1836, pues el 11 de noviembre el de Santa Cruz fue declarado, por Real Orden, puerto de depósito de carbón sin apenas gastos arancelarios para su suministro, pues sólo estaba sujeto al único pago del 2% de almacenaje. Pero no fue sino después de la declaración de los Puertos Francos (1852), y muy particularmente gracias a la construcción de las grandes infraestructuras portuarias en las dos capitales estas islas (Gran Canaria y Tenerife), y aún en ese año llegaron sólo 52 buques de vapor (50 ingleses y 12 franceses), que requirieron un suministro de carbón de apenas 4.837 toneladas. Pero será a partir de la construcción de los grandes puertos de Las Palmas de Gran Canaria y en Santa Cruz de Tenerife en el último tercio del siglo XX, cuando se instalen en ellos los grandes depósitos de carbón para la navegación marítima. Por esas fechas, el cónsul británico afirmaba que las Islas Canarias habían “cobrado mucha importancia como estación carbonera para las líneas de barcos de vapor con rumbo a Ciudad del Cabo, Nueva Zelanda y Sudamérica. (...) De hecho se encuentran en la ruta directa de todos los buques con destino al sur. La otra estación carbonera del Atlántico Sur, también importante, es San Vicente, en el Archipiélago de Cabo Verde, (...) 800 millas al sur”. Y a finales de siglo la importancia de los puertos insulares aumentó como grandes estaciones del Atlántico, cuestión que queda corroborada tanto por el número de buques que recalaron en ellos como por las toneladas del carbón servido (Ver los cuadros VI, VII). Efectivamente, el suministro de carbón en los puertos canarios se incrementará sin cesar hasta el período anterior a la Primera Guerra Mundial, etapa que podemos calificar como etapa de oro de este negocio, de tal manera que se llegó a superar el millón de toneladas en un solo puerto. Sin embargo, fueron muy negativos para los intereses canarios los años que duró el conflicto, pues, al cortarse la navegación marítima en el Atlántico, apenas se servía carbón. Las Islas Canarias e la ruta del carbón del Atlántico, entre el final… 745 Una vez que finalizado aquél y restablecida la navegación, también se reanudó el suministro de carbón, pero su apogeo tenía los días contados: por un lado la crisis económica de los años treinta y la competencia imparable del combustible líquido hizo que la navegación a vapor languideciera después de la Segunda Guerra hasta casi desaparecer en la década de los años cincuenta (Fletcher, 1975). ¿Cuáles fueron las causas de esta hegemonía de los puertos canarios? Sin duda, en primer lugar hay que buscarlas en la situación geográfica del archipiélago. Efectivamente, la situación de sus puertos a medio camino entre Europa y otros continentes, les hacía ideales para establecer estaciones carboneras, de tal manera que en el mismo informe antes citado se sostiene “que es por el carbón, y nada más, por lo que la mayoría de los barcos deciden arribar aquí”.2 El bajo precio de los fletes (Ver el cuadro siguiente) favorecidos por el retorno, fue una pieza fundamental del negocio del carbón y la atracción de las navieras extranjeras en los puertos de las islas canarias así como un reflejo de la mejora de la productividad en el transporte marítimo. Ya hemos señalado cómo los barcos que regresaban a Europa cargaban sus bodegas con productos de las islas altamente apreciados. Ello ayudaba a que los fletes de las compañías británicas o alemanas fueran más bajos que los españoles. Las diferencias de precio entre el carbón británico y el carbón asturiano se ha podido medir tanto en origen como en los puertos de embarque: durante el período 1880-1933, la ratio era de 1,1 y-2,8, para el precio de origen y de 1,0-1,6, en los puertos de embarque (Coll Martín y Sudriá i Tray, 1987: 484-489). En 1882, el flete de una tonelada de carbón transportado desde Gran Bretaña a Cádiz era un 16,6% más barato que el proveniente de Asturias; pero el flete de una tonelada de carbón de Liverpool a Las Palmas costaba un 19% menos que el de Barcelona. En conclusión, en Las Palmas se calcula que en 1891 el carbón de Cardiff costaba en plaza un 38% menos que el mejor carbón peninsular (Guimerá Ravina, 1989: 148-150). PRECIOS EN LOS PUERTOS CANARIOS AÑOS LIBRAS/TMJ PRESETAS /TM PESETAS CONSTANTES FLETES EN LIBRAS FLETES EN PESETAS PESETAS CONSTANTES 1891 0,66 a 0,6145 17,76-16,42 06,39-05,91 0,3291 08,85 3,18 1892 0,4722 a 0.416 06,47-05,02 02,39-01,85 0,3291 09,55 3,53 1893 0,4270 12,79 04,60 0,3291 09,85 3,54 1894 0,5104 a 0,5520 15,36-16,62 05,22-05,65 0,3291 09,90 3,36 1895 0,4270 a 0,4687 12,33-13,54 04,56-05,00 0,3291 09,50 3,68 1896 0,7708 23,42 08,19 0,3291 10,00 3,50 1897 0,3291 10,71 3,96 1900 1,375 a 1,4375 44,77-46,80 19,69-20,59 1903 1.2 a 1,3 40,78-45,05 18,35-20,27 0,2916 a 0,3541 09,91-12,03 04,45-05,41 1904 1,15 a 1,35 39,85-46,79 18,33-21,52 0,2875 a 0,3 09,96-10,39 04,58-04,77 1905 1,175 a 1,225 38,66-40,31 17,78-18,54 0,2666 a 0,3875 08,77-12,75 04,03-05,86 1906 1,275 a 1,5 33,38-42,61 14,68-18,74 0,325 a 0,3625 09,23-10,29 04,06-04,52 1907 1,5 42,13 19,37 0,2875 a 0,375 08,07-10,53 03,71-04-84 1908 1,2 a 1,55 34,06-44,00 15,32-19,80 0,2625 a 0,35 07,45-09,93 03,35-04,46 1909 1,2 a 1,25 32,58-33,93 14,33-14,92 0,275 a 0,4 07,46-10,86 03,28-04,77 XIV Coloquio de Historia Canario Americana 746 PRECIOS EN LOS PUERTOS CANARIOS AÑOS LIBRAS/TMJ PRESETAS /TM PESETAS CONSTANTES FLETES EN LIBRAS FLETES EN PESETAS PESETAS CONSTANTES 1910 0,86 a 1,25 23,30-33,87 10,48-15,26 0,3 a 0,4 08,13-10,84 03,65-04,87 1911 1 a 1,55 27,24-42,22 11,71-18,15 0,35 a 0,8375 09,53-22,81 04,09-09,80 1912 1 a 2,5 26,97-67,42 12,13-30,33 0,4875 a 0,8375 13,14-22,58 05,91-10,16 1913 1,45 a 1,6 39,28-43,34 18,06-19,93 0,4 a 0,475 10,83-12,86 04,98-05,91 1914 1,55 a 2,35 40,42-61,28 18,99-28,80 0,325 a 1,4 08,47-36,51 03,98-17,15 1915 1,9 a 3,6375 47,31-90,57 26,49-50,71 1,125 a 1,5 28,01-37,35 15,68-20,91 1916 3,2 a 5,3 76,57- 126,82 50,53-83,70 1,25 a 2,8 29,91-67,00 19,74-44,22 1917 4,5 a 10 95,26-211,7 74,30-165,12 1,875 a 3,75 39,69-79,38 30,95-61,91 1918 4,9 a 6,65 97,31- 132,06 93,41-126,77 1919 7,3 a 8,05 163,52- 180,32 156,97-166,18 1,625 a 2,5 36,40-56,00 34,94-53,76 1920 3,8 88,54 92,08 0,875 a 2,375 20,38-55,33 21,19-57,54 1921 0,6 17,10 15,21 1933 1,525 (Gales) 1,425 60,96 56,97 45,72 42,72 Cuadro I : Precio del carbón y de los fletes en los puertos canarios Fuentes: Para 1891-1909, Informes Consulares [(Quintana Navarro (ed.) 1992)]; de 1910 a 1920 (Morris, 1921: 12); para 1933, información del Archivo Cámara Oficial de Comercio Industria y Navegación de Las Palmas. Notas: 1. 1900. Los precios son con contrata, y sin contrato son 1-12-6. 2. 1891-1895: Precios f.o.b., embarcado en Cardiff Tipos de cambio de la peseta respecto a la libra esterlina en Carreras Odriozola (coord.) (1989:390-392). Deflactor: Aixala Pasto (199) y Anuario Estadístico de España (Cedido por Luis Cabrera Armas). A todo lo anterior se añade el papel del factor institucional, representado en Canaria por el status de Puertos Francos, aspecto que le confirieron ventaja frente a los otros puertos del entorno porque abarataban los costes de transacción (agencia, seguros, etc.). Los barcos que llegaban a abastecerse de carbón a estas islas, apenas pagaban impuestos si entraban “a por carbón, agua o provisiones”; o abonaban, en 1894 tan sólo 3 chelines 4 peniques, por entrada y salida, 28 chelines y 2 peniques por practicaje y 4 peniques y 2 chelines por impuesto consular; o, en fin, pagan, en 1896, unos escasos 25 chelines por tonelada de carbón suministrado.3 No obstante, los puertos canarios tenían que compartir esta hegemonía con los de otros de tal manera que las islas competían entre sí, tal y como señala la publicística de la época. Así, el Cónsul de Tenerife niega que el incremento de entradas de buques en Canarias fuera en detrimento del tráfico en Madeira; al contrario, en sendos puertos habían aumentado según la misma fuente, pues “A veces se ha dicho erróneamente que el incremento del tráfico marítimo y del carbón en las Islas Canarias ha sido en detrimento de otros puertos. Esto no es exactamente cierto, como se muestra en el cuadro del movimiento de la navegación en Madeira (...)”. Y para demostrarlo proporciona las siguientes cifras sobre la actividad marítima en este puerto: en 1886 entraron en Funchal 618 embarcaciones con 8887.497 toneladas de registro y se suministró 76.495 toneladas de carbón; Cuatro años después entraron 645 barcos con 1.002.770 toneladas de registro y cargaron 67.574 toneladas de carbón. De cualquier manera eran cantidades inferiores a las suministradas en los puertos canarios, pues en 1890 se sirvieron 333.919 Tm. en sus puertos.4 Las Islas Canarias e la ruta del carbón del Atlántico, entre el final… 747 La rivalidad se recrudecía o disminuía en determinados momentos por diversos motivos, pero la competencia era real. Algunos hechos lo confirman. Por ejemplo, una subida de tarifas aduaneras en Madeira en 1880 causó un alza de precios en el suministro por la empresa allí establecida –concretamente Blandy Brothers-, beneficiándose de esta manera el carboneo en los puertos canarios. Los responsables portuarios empleaban varias tácticas: informes falsos sobre la situación económica, gratificaciones a los capitanes o jefes de máquinas de los vapores. A su vez, las empresas emprendían acciones de distinto signo para atraerse a los potenciales clientes: reducir precios, dar atención preferente a los capitanes de los buques... De cualquier manera, fue una competencia relativa porque la mayor parte del tiempo los precios estuvieron cartelizados en los puertos de islas del Atlántico mediante el acuerdo conocido como Atlantic Islands Depot Arrangement (A.I.D.A), el cual permaneció, en sus aspectos básicos, hasta la década de los años treinta tal y como se analiza en el apartado siguiente.5 Un rasgo general del proceso es que las cantidades del carbón suministrado en los puertos insulares estaban sometidos al efecto de factores coyunturales, viéndose beneficiadas una u otras según las circunstancias. Por ejemplo, es notoria la incidencia de los conflictos bélicos: la guerra hispanoamericana del 98 perjudicó a los puertos canarios; el final de la guerra de los boers, pues ocasionó el descenso de 580.000 toneladas en 1903 en el Puerto de la Las Palmas debido, según el cónsul británico, a la “terminación de la guerra de Sudáfrica y a la consiguiente disminución del número de navíos de transporte que han arribado”; y el siguiente año disminuyó a 510.000 toneladas (Informes, 1992: 620 y 640). Incidían también las huelgas en los países productores. Por ejemplo, a causa de la huelga de carbón de Gales (1898) aumentaron los precios. Más tarde, ante los rumores de huelga en Gales del Sur, “se dispuso de una cantidad mucho mayor de lo habitual el 1 de enero de 1912, unas 78 toneladas”.6 Esa huelga hizo que de las 750.000 toneladas importadas el año en cuestión, 427.803 toneladas fueran de carbón galés y 257.802 de Durham, y en los meses de marzo y abril, debido a las huelgas en el Sur de Gales, se importaron 39.535 toneladas de carbón americano y 24.560 de carbón alemán”. Por el contrario las huelgas de Cabo Verde y Tenerife, junto a la epidemia de cólera declarada en Madeira en 1910 favorecieron al puerto de Las Palmas (Quintana Navarro (ed.), 1992: 793). De otro lado, en la década de 1930 la abundante conflictividad registrada en los puertos canarios (al Puerto de Las Palmas se le llegó a conocer como el “puerto rojo”, por la alta capacidad de movilización de sus trabajadores), fue tomada como excusa para desviar los barcos en favor de sus vecinos competidores. III.El predominio inglés entre las empresas carboneras del Atlántico Si el carbón servido en los puertos de las islas del Atlántico Ibérico era de procedencia inglesa (de Gales y Durham), nada tiene de extraño que, de la misma manera, lo fueran la mayoría de las empresas encargadas de su suministro (Ver cuadros II y V). Pero, además, la hegemonía del carbón de Cardiff o Durham se explica también por la calidad del producto, muy apropiado para la navegación a vapor y por el menor costo gracias, asimismo, a los bajos fletes de la carga entre Canarias e Inglaterra, como ya se vio antes, lo cual permitían disponer de buen carbón a bajo precio y, además, convenientemente estibado en carboneras. El cónsul inglés en Canarias confirmaba el incontestable predominio empresarial, pues en su informe de 1904 afirmaba que “actualmente se hallan establecidas cinco empresas XIV Coloquio de Historia Canario Americana 748 importantes. Todo el negocio del carbón del puerto sigue estando en manos de empresas británicas” [(Quintana Navarro (ed.), 1991: 657)]. De otra parte, como los barcos carboneros eran unidades costosas, dedicados a un empleo estricto, estaban muy ligados a los intereses industriales y financieros. Elder Dempster, por ejemplo, mantenía lazos con las empresas comerciales y algodoneras y al Bank of British West Africa (Davies, 1973 y 1978); las sociedades, poderosas por sí mismas debido a la creciente concentración, se hallaban en el centro de decisión económica, donde coincidían el mundo de los negocios y el de la política. Por ejemplo, la Compañía Woermann Linie fue fuertemente apoyada por el Reischstag (Miège, 1975: 5). Por otro lado estas compañías mantenían acuerdos entre sí como en el caso de las dos antes citadas que forman con otras la West African Shipping Conference en la década de 1880 (Davies: 2000: 72-78 y siguientes). La conexión del centro económico (minero y comercial), localizado en las regiones desarrolladas de Europa, con las empresas armadoras de buques proporcionaba un nexo importante con el comercio internacional; a su vez, los grupos industriales más poderosos estaban conectados a través de diversos lazos con la Cunard, la Peninsular and Oriental, la Royal Mail, Fuernes Withy, la Ellerman y la Alfred Holt, grandes empresas que “mantenían un estrecho control sobre más de cuarenta compañías de menor tamaño y dominaban hacia los años 1920 la mitad del comercio exterior británico y un tercio del total mundial” (Fraile Balbín, 1991: 103). Estas empresas, en la mayoría de los casos, eran propietarias de minas y barcos; disponían de almacenes de carbón en los puertos insulares o bien llegaron a acuerdos con las locales. En general, realizaban funciones derivadas de todo puerto de escala: aprovisionamiento de los buques en tránsito, para lo que necesitaban rápidos y eficaces servicios de “carboneo, aguada y víveres”; y otras faenas relacionadas con la reparación, e incluso construcción, de embarcaciones para el servicio interior, tales como astilleros y varaderos. En el caso de Canarias (como en el conjunto de puertos españoles) la fórmula para establecerse y disponer de un almacén de suministro de carbón se basó en las concesiones, fórmula regulada por la ley española de Puertos de 1880, de tal manera que sin la autorización del Ministerio de Fomento era imposible llevar adelante el negocio, si bien esta normativa dio lugar a políticas de colusión y búsqueda de rentas con lo cual se produjeron muchas irregularidades, como por ejemplo, comenzar obras sin la correspondiente autorización oficial para gestionar, posteriormente, de los poderes públicos solución a las anomalías.7 Las Islas Canarias e la ruta del carbón del Atlántico, entre el final… 749 ISLAS DONDE TIENEN SEDE OBSERVACIONES EMPRESA NACIO-NALIDAD Gran canaria Tenerife Madeira Blandy Bros & Co. (G. C.) Coaling & Shipping, S.A. Anglo- Hispana XX XX XX Representada en Londres por Blandy Bros. & Co. Compañía General Canaria de Combustibles, S.A. Anglo- Hispana X Filial de la Anglo Spanish Coaling, LTD (de Cardiff) Compañía Carbonera de Las Palmas Anglo- Hispana XX Representada por Hull, Blyth & Co., Ltd, Londres Compañía de Combustibles “Oceánica”, Ltda. Anglo- Hispana XX Filial de The Oceánica Coal Co., LTD. Compañía Nacional de Carbones Minerales Anglo- Hispana X Filial de la Wilsons, Sons & Co. Ltd y de la Cía Françause des Charbonnages de Dakar Cory Brothers Anglo- Hispana XX XX XX Agente de Cory Brothers Co., Ltd de Cardiff y Londres Deutsche Kohlen Depôt Geselschaft Alemana X Elder Dempster Inglesa X X X En los puertos canarios crea sucursales para el negocio del carbón Geroge Davidson. X Guirlanda Hnos. Española X Gran Canary Coaling Co., S.A-Anglo- Hispana X Filial de la Atlantic Coaling Co., Ltd y Elder Dempster Compañía Hespérides Anglo- Hispana Adquirida por Wilson Hamilton adn Co., Ltd Anglo- Hispana X Agente de Lloyd’s y Reuter’s. Representada en Londres por Sinclair, Hamilton & Co. y Millers (Canary Islands) coaling co., Ltd. 3, St. Helens Place, E.C. 3 Miller y Cía, S.A. Anglo- Hispana X X Representada en Londres por Miller’s (Canary Islands) Coaling co. Ltd Tenerife Coaling Co, LTD. Anglo- Hispana X Filial de la Atlantic Coaling Co., Ltd y Elder Dempster Wilson and Sons Anglo- Hispana X X Con representación en Dákar Woermann-Linie Ltda. Alemana X X Filial de la naviera Woermann Linie, Ltd. Cuadro II: Las empresas carboneras del puerto de Las Palmas Fuente: Elaboración propia con información procedente del artículo de Anónimo (1934) publicado en España Nueva “Las casas Carboneras...”; del Libro de Registro de la Asociación Patronal de Consigntarios de Buques de Las Palmas Morris (1921:27-29) y Tortella Casares (2000). Para Hamilton, George Davidson y Guirlanda en Guimerá Ravina (1989). Las casas carboneras procuraban disponer de una red de depósitos alternativos en los Archipiélagos del Atlántico Ibérico para el suministro de sus navieras que hacían la ruta del África Occidental y América del Sur.8 A principios de siglo, había en los puertos canarios XIV Coloquio de Historia Canario Americana 750 nueve depósitos carboneros de origen británico y dos alemanes. En el Puerto de Las Palmas se establecieron las más importantes empresas carboneras entre finales del siglo XIX y principios del XX, ostentando este puerto un cuasi monopolio en esa actividad para la navegación del Atlántico Medio. Algunas compañías operaban sólo en un sólo puerto. La más veterana de las empresas carboneras asentadas en Gran Canaria fue Miller y Cía (fundada en 1854),9 la cual se transformó en una de las más modernas compañías partiendo de una modesta casa de comercio. Es éste un ejemplo de empresa que diversifica extraordinariamente sus actividades: comenzó a principios del siglo XIX con los negocios de exportación de la orchilla y luego cochinilla, a los que unió más tarde las representaciones consignatarias, de seguros y comisiones; en cuanto a los servicios es sabido que de sus almacenes de carbón se servían los barcos que atracaban en el puerto de Las Palmas, tomaban agua de sus aljibes y se aprovisionaban de víveres; era estibadora, por tanto con competencia en carga y descarga de buques; al mismo tiempo figuraba como armadora, y disponía de astilleros y varaderos para reparaciones; pero además disponía de una banca y almacenes para la exportación, en donde se depositaban los abonos, maquinaria agrícola, efectos navales, aguardientes, tejidos, quincalla y cereales. El negocio del carbón se inició tempranamente, estando en funcionamiento aún el antiguo muelle de San Telmo (el primer muelle de Las Palmas, abandonado luego por el más moderno de La Luz), pero su prosperidad comenzó realmente con la construcción de la nueva infraestructura del muelle de Las Palmas llegando a despachar 100.000 Tm. de carbón en 1909 (Guimerá Ravina, 1989:145). También se especializó en la venta de carbón para el consumo local, introduciendo en 1910 el “carbón de cocina”, procedente de Newcastle, más apropiado para ciertos usos domésticos que el de Gales. Fue la primera que vio la importancia del negocio de combustibles líquidos y en 1922 se convirtió en representante de la primera empresa de combustible líquido que se instaló en Las Palmas, la Sociedad petrolífera Shell a través de la Asiatic Petroleum Co., Ltd. La Cía Compañía Carbonera de Las Palmas se estableció en 1909 después que comprobara que sus negocios se incrementaran; como consignataria está asociada a la representación de los barcos holandeses de la Mala Real holandesa. También operaba desde 1920 en el puerto grancanario la Cía General Canaria de Combustibles, filial de la Compañía General de Carbones, que opera en otros puertos españoles (Cádiz y Barcelona). Fue constituida en Barcelona (1914) como agencia de la Anglo Spanish Coaling Co, Ltd, (fundada en Cardiff en 1913), tanto para explotar el negocio de la compraventa de carbones minerales como para el aprovisionamiento de buques y barcos y para almacenarlos en la bahía y puertos de Cádiz, pero tenía sucursales en la mayoría de los puertos peninsulares.10 La “Oceánica” se instala en Las Palmas en la década de 1920 y proveyó de carbón a los barcos de la empresa matriz Compañía de Combustibles Oceánica, de nacionalidad inglesa. Se caracterizó por introducir métodos modernos de carbonear mediante grúas de vapor flotante, que recogía el carbón de los lanchones y lo depositaba directamente en los buques, lo cual es una manera rápida de carbonear, que era muy agradecido por los armadores cuyo lema es el “time is money”. Fue introducida por el empresario local Bernardo de la Torre, siendo un hijo suyo, B. De la Torre Millares presidente del consejo de administración en 1932. Poseía remolcadores. Las Islas Canarias e la ruta del carbón del Atlántico, entre el final… 751 En el Puerto de Santa Cruz de Tenerife se constata la existencia, a finales del siglo XIX, en este puerto de tres firmas dedicadas a la importación y suministro de carbón. Hamilton and Co., George Davidson y Guirlanda Hnos. La primera es la más importante de las tres, y tal vez la carbonera más antigua del Archipiélago Canario.11 A finales de siglo desaparece G. Davison y se crean otras empresas que ejercían un verdadero monopolio en el puerto santacrucero, lo cual es causa de protesta y polémicas. Son empresas de origen británico que desplazaron a las locales de tal manera que Hamilton and Co. disponía de un 50% del carbón suministrado en este puerto entre 1903 y 1911; Elder Depmster Co.-The Tenerife Coaling Co. Ltd (1896) tenía el 36% del mercado; mientras que Cory Brothers, que operaba desde 1920 como entidad independiente tras romper su asociación con Halminton, el 10/% restante. Pero estas empresas pierden protagonismo frente a las grancanarias durante la llamada “guerra del carbón”, episodio que se inició en 1910.12 Las empresas más importantes se establecieron y/o mantenían sucursales en varios puertos. Por ejemplo, Elder Dempster entró en el negocio del carbón en Canarias por medio de su subsidiaria la Grand Canary Coaling (1886), de tal manera que era una entidad integrada verticalmente pues poseía minas de carbón en Gales, manejaba una poseedora naviera con intereses en el África del Noroeste. En cuanto a su implantación en los puertos canarios, la filial de la empresa liderada por A. L. Jones fue una de las carboneras más veteranas en el Puerto de Las Palmas donde llegó a suministrar 168.000 Tm. Adquirió esplendor en los momentos de la guerra de Transvaal, pero tenía como misión principal abastecer a las rutas que se dirigían al África Occidental, zona donde Elder poseía importantes intereses coloniales. Como estrategia empresarial, procuró diversificar sus negocios construyendo un varadero y un taller de reparación.13 Un caso de empresa con intereses en diversos archipiélagos fue Blandy.14 Obtiene su concesión en el puerto de Las Palmas en 1885, pero se encontraba establecida en Madeira desde 1811 dedicada a la comercialización de vinos. En 1838 abre en la capital londinense una sucursal, y ocho más tarde se inaugura la representación de Blandy en Lisboa. Participó en diversos negocios propios del Puerto de La Luz y de la isla de Gran Canaria, contribuyendo mucho al desarrollo del abastecimiento de carbón y embarque de frutos; ejerce la aseguración de barcos (representa a la Alliance Assurance Co, Ltd., Royal Exchange y a la Board of Underwrites of New York) y forma parte del comité marítimo de la Lloyd inglesa; consigna, entre otras a la Blue Funel Line, a la Orient Line, Canadian Pacific S. N. Co., etc.15 En esta segunda fase la casa Blandy adquiere su máximo esplendor al mando de Carlos Mauricio (1872-1940), adoptando la forma moderna de sociedad anónima en la década de 1930, con el nombre de Blandy Brothers y Compañía (Grand Canary) Coald and Shipping, S. A., integrándose el trust de carboneras. Una vez finalizado el período de conflagración de la Guerra Civil española y de la Segunda Guerra Mundial, Blandy crea una sucursal en Tenerife, y cambian las características de la casa. Ha reconvertido y diversificado sus negocios para actuar como consignataria y agencia de viajes bajo el nombre de Blandy Brothers Shipping & Agency, S. A. (1954). Por su parte, la Compañía Nacional de Carbones es una filial de Wilson Sons. Compró los negocios de la Carbonera Hespérides y se estableció en Las Palmas desde 1895 de la mano de Mr. James Nelson Bates, como filial de la Compañía Nacional de Carbones Minerales; además, disponía de varadero y taller de reparaciones. La empresa matriz, la Wilson & Ocean Merthy Ltd, tenía negocios en diversos puertos de África, América Latina y Madeira y poseía minas de carbón en el País de Gales de la cual abastece a las navieras.16 XIV Coloquio de Historia Canario Americana 752 Cory Brothers era la mayor compañía exportadora de carbón del Sur de Gales, pero con domicilio en Liverpool. En 1913 disponía de 80 estaciones de carboneo en todo el mundo. En Gran Canaria se inicia en el negocio en 1904, mientras que en Tenerife trabajaba asociada con Hamilton y Cía entre 1884 y 1909, fecha en la que debió instalarse por su cuenta.17 Poseía minas en Cardiff desde donde traían el carbón que alimentaba a los buques del Almirantazgos en varios puertos del Atlántico. La única empresa carbonera establecida en los puertos canarios que estaba fuera de la conexión inglesa fueWoermann Linie; no obstante, mantuvo relaciones con Elder Dempster a través de la West African Shipping Conference como antes se dijo. Su casa matriz en Hamburgo y estuvo fuertemente apoyada por el Reischstag en su política de penetración en África y se estableció en Las Palmas desde 1906; desde 1913 comenzó a operar en el puerto de Santa Cruz bajo el nombre de Deutsche Kohlen Depôt Geselschaft, que pudo eludir la barrera impuesta por las anteriormente asentadas [(Quintana Navarro (ed), 1992: 849)]. Como resumen, podemos trazar un cuadro de las características comunes de las empresas que suministran carbón en los puertos de las islas del Atlántico ibérico: - Hay que diferenciar entre cuyo origen está en los empresarios europeos -ingleses, especialmente- establecidos desde principios del siglo XIX en las islas, caso de Blandy, Hamilton y Miller, de aquellas otras empresas, generalmente ligadas al gran capital, que tienen su sede en un país europeo como Elder Dempster, Wilson, Cory o Woermann. - La mayoría empleaba la estrategia de diversificar actividades (Miller, Elder, Blandy). Otras se integraban verticalmente: Elder, Cory Brothers tenían minas de carbon en Gales, a la vez que ejercen como navieras, ofertaban servicios de consignación y poseían varaderos y/o astilleros; Gran Canary Co. y Blandy ofertaban los tres últimos servicios. - En muchos casos coluden y en otros llegan a acuerdos para repartirse el mercado como fue el caso de AIDA. - Hay que señalar, también, que hacia la década de 1920, culminaron un proceso de modernización en su organigrama organizativo e introdujeron métodos actualizados de gestión, pasando casi todos a la forma de Sociedades Anónimas. Un dato relativo a la cultura empresarial que debe destacarse es que las empresas carboneras radicadas en el puerto de Las Palmas participaron de la dinámica asociativa formando parte de la Asociación de consignatarios,18 la cual realizaba labores de armonización de intereses y de gestión de aspectos administrativos como el pago del retiro obrero, pero también servía como palanca para defender los intereses empresariales. Por ejemplo, cuestiona los intentos de retrotraer las concesiones, intervienen en el Comité Paritario, elabora las bases de trabajo o se encarga de las negociaciones con los sindicatos. Las protestas de las organizaciones obreras adoptaron diversas formas, siempre con una virulencia verbal, desde la denuncia de la ilegalidad a la connivencia con la Administración. Las Islas Canarias e la ruta del carbón del Atlántico, entre el final… 753 IV. La limitación del libre comercio: la cartelización de la oferta. A pesar de operar en un mercado donde formalmente reinan las libertades comerciales, de los datos que disponemos para las islas atlánticas se deduce que durante el último tercio del siglo X,IX y primer cuarto del XX las empresas adoptaron diversas estrategias que conllevaba la cartelización, concertándose cuando les fue preciso para repartirse el mercado. Efectivamente, establecieron un acuerdo para el negocio de abastecimiento de carbón, el Atlantic Islands Depot Arrangement (A.I.D.A.), por el cual, desde principios del siglo XX, se fijó un precio único para el combustible servido en los puertos de los archipiélagos del Atlántico, además de otros arreglos que continuaron hasta la década de 1930. No existe documento exclusivo sobre este acuerdo, pero su existencia se ha podido confirmar por referencias indirectas en la documentación empresarial o en los Informes Consulares. Por ejemplo, en la correspondencia interna entre los socios Hamilton y Cory, se dice al respecto: “(...) debemos cargar nuestras pérdidas a las ganancias del carboneo, que no es tan rentable como debería de ser, debido a las grandes contribuciones que debemos efectuar al consorcio. Te incluyo una nota con las cantidades que hemos pagado desde la constitución del Depósito de las Islas Atlánticas. Contra estas cifras exorbitantes he estado luchando constantemente sin ningún apoyo y ningún resultado”.19 Asimismo, se aportan cifras relativas a la contribución de dos compañías que participan en ese acuerdo, Hamilton y Cía y Cory Brothers en Tenerife, las cuales ofrecemos (Cuadro III) como demostración palpable de la existencia de la concertación. El acuerdo AIDA lo firmaron inicialmente Miller, Grand Canary y Blandy y progresivamente se amplió al resto de empresas. Por este acuerdo, cada compañía tenía asignado un porcentaje del comercio total y se establece un sistema de compensación: la que vendía más durante un año debía compensar a las que menos vendiera, debiendo ingresar 3 chelines en un fondo común cuando se sobrepasaba este cupo; este depósito se distribuía luego entre las casas que no llegasen a cubrir la meta asignada.20 AÑO HAMILTON CÍA (5/8) CORY BROS (3/8) TOTAL 1903 (1/29 341 204 546 1904 2.101 1.260 3.361 1905 4.573 2.743 7.317 1906 7.403 4.521 11.924 1907 5.571 3.343 8.914 Cuadro III: Cantidades aportadas por las empresas Hamilton y Cory al AIDA (en libras esterlinas). Fuente: Documentación interna de la compañía Hamilton, tomado de Guimerá Ravina (1989: 217). Pero, aunque, los precios acordados desde principios del siglo XX y eran similares para todas las islas, pudieron variar circunstancialmente. Así, en 1901 estaban algo más bajos en Madeira, mientras que en 1912 eran más reducidos en los Puertos Canarios que en el resto de los insulares y algunos peninsulares: si en Las Palmas y en Santa Cruz de Tenerife, se cotizaba a 22 chelines la Tm. del carbón de Gales y 19 el de Durham, en Bilbao ascendía a 24 chelines y 6 peniques (precio free on board: f.o.b.) y en Lisboa, 24-3 y 22 chelines; en San Vicente se elevaba a 31 chelín.21 En 1933 los precios en los puertos canarios estaban en 30 chelines y 6 peniques en Las Palmas y 28 chelines y 6 en Tenerife, algo más caro que el de Madeira (30 chelines el carbón de Gales y 28 el de Durham), pero más barato que el ofertado en San Vicente (33 chelines el de Gales y 31 el de Durham), Dákar (33 chelines el de Gales) o Sierra Leona (32 chelines y 6 peniques el de Gales) o Gibraltar (era de 1 libra, 2 chelines y XIV Coloquio de Historia Canario Americana 754 6 peniques el de Cardiff y 1 libra y 6 peniques el Newcastle).22 No obstante, la evolución del precio del carbón (Cuadro I) demuestra que éste bajó en el Puerto de Las Palmas durante el período de tiempo en que se rompió el acuerdo (1910-1913), mientras que se estuvo alto en aquellos años en que el acuerdo funcionó. Estas diferencias no deben ocultar la existencia de la concertación. La guerra de precios, iniciada en 1910, tuvo de corta duración pero causó una verdadera conmoción en aquel mar de calma propiciado por la concertación. Asimismo, revela los límites del principio del libre comercio. Según reconocían los representantes diplomáticos, “una feroz guerra por las tarifas, debido a que una de las siete empresas carboneras que hay allí (en Las Palmas), en un periodo anterior, saliéndose de lo convenido, cotizó a un precio inferior al que se había contratado para el año, el cual era de una libra 4 chelines por tonelada f.o.b. A fin de hacer frente a las especiales circunstancias que se preveía que surgiesen a partir de la situación creada, las demás empresas bajaron su precio de contrato el 14 de abril a 1 libra 2 chelines 6 peniques, el 24 de mayo a 1 libra, y el 23 de septiembre a 17 chelines 6 peniques por tonelada f.o.b.”.23 La guerra de precios, pues, hizo su presencia. El origen y la empresa causante del conflicto no está claro. Para P. Davies (2000: 145) se inicia cuando el nuevo propietario de Elder Dempster, Owen Philipps, decide obtener un mayor cupo para sus compañías carboneras en Canarias; para otros autores se produce cuando el resto de las compañías pretendieron cortar la participación de Miller, con la intención de que aceptara una cuota menor en el negocio. Ésta se negó y bajó el precio en 1910, a 1 libra 4 chelines por tonelada f.o.b.24 A fin de hacerle frente, las demás empresas bajaron su precio de contrato el 14 de abril de dicho año a 1 libra 2 chelines y 6 peniques por tonelada, el 24 de mayo a tan sólo 1 libra y el 23 de septiembre a 17 chelines 6 peniques por tonelada f.o.b. Pero fueron tan lejos que lo ofertaron más bajos que el precio a boca de mina en Gales (!!), donde se cotizaba a 1 libra por tonelada, lo cual suponía, obviamente, una pérdida para las empresas de ¡4 ó 5 chelines por tonelada!. Miller pudo hacer frente a la situación gracias a su numerosa flota de gabarras, lo que le permitía ofrecer un servicio mucho más eficiente y barato.25 Además, haciendo uso de sus relaciones con sus parientes londinenses, se aseguró el suministro de carbón. Efectivamente, contactaron con el monopolio que servía el mejor carbón del norte de Inglaterra, la firma “Townley y Mickley” (según narra un descendiente de los Miller)26, y se hizo con un “stock” de 350.000 toneladas para un año; y, asimismo, alquiló una flota carbonera de barcos noruegos por un plazo del mismo período de tiempo, garantizándose el suministro de carbón de primera clase. Tal fue el éxito que, en un plazo de 24 horas, suministraron 3.500 toneladas, y, según un testimonio, los barcos hacían cola en el Puerto de La Luz esperando por su carbón. Sin duda, esta rebaja hizo que un número sin precedentes de vapores viniera a Las Palmas a llenar sus pañoles, lo que, unido a otros aspectos conyunturales como las huelgas habidas en los puertos de Tenerife, San Vicente y una epidemia de cólera declarada en Madeira, explica el enorme aumento de ventas de carbón en el puerto grancanario. En efecto, aprovechando los bajos precios en este puerto, los barcos tomaban en el Reino Unido sólo el carbón necesario para llegar hasta Las Palmas, y aquí cargaban para otros destinos. Pero esta situación era insostenible, por lo que las empresas buscaron de nuevo la concertación. Ésta llegó otra vez a finales de 1913, estableciéndose los precios así: mejor carbón de Gales del Sur, 1 libra y 12 chelines; mejor carbón del Norte del país (de Inglaterra), 1 libra y 9 chelines. Caso curioso y significativo: a pesar del aumento, el número de toneladas Las Islas Canarias e la ruta del carbón del Atlántico, entre el final… 755 vendidas en el Puerto de Las Palmas se mantuvo, lo cual se atribuyó a la propaganda gratuita que recibió, durante el tiempo que duró la guerra, como estación accesible y eficiente. En el futuro, la estrategia de unidad tuvo continuidad en los años posteriores, con otras ramificaciones y/o características, de tal manera que, una vez finalizada la Segunda Guerra el cónsul británico informa que el acuerdo entre empresas comerciales estaba vigente en 1920 y en su ámbito comercial.27 Incluso, en 1930 las empresas carboneras radicadas en el Puerto de Las Palmas, formalizaron un acuerdo de mayor calado, llegando incluso a conformar un trust, dirigido desde Londres por Ernesto Wooton Summerlin, que fue cónsul británico en Gran Canaria, y en Las Palmas por Gerardo Miller. Los motivos para que se llegara a la unión se resumen en primer lugar como estrategia para hacer frente a la crisis económica de la década de los años treinta; en segundo lugar, para afrontar las transformaciones estructuradas inducidas por los cambios tecnológicos en la navegación marítima, que determinaron la sustitución del carbón por el petróleo como combustible; y, en tercer, lugar por los cambios generacionales acaecidos en el seno de las propias empresas. Además, no hay que perder de vista que el puerto de La Luz pasa a ser uno de los más conflictivos de la zona durante la II República española (Suárez Bosa, 1995). Este acuerdo modificó la estructura empresarial en el Puerto de Las Palmas. Ante el convencimiento de que la competencia era perjudicial en un mercado que descendía bruscamente, las empresas consideraron la conveniencia de asociar sus intereses, aportando cada una tanto sus instalaciones como su personal. En ese momento, el cónsul británico informaba que continuaba en Las Palmas el acuerdo, aunque algunas empresas no lo firman, ya que “in this port, in 1930, a central administrative organisation was formed of six of the British coaling firms and a fuel oil agency doing business there, for the purpose of effecting economies in management and operation, as well as in the first cost of the coal. This leaves three coaling companies at that port, one British, one partly British and one German, outside the combine, and these continue to operate independently as heretofore”.28 Así pues, tras dilatadas negociaciones se conformó un “holding” de origen “británico-canario” formado por Miller y Cía, Blandy Brothers Coaling & Shipping, S.A., Grand Canary Coaling and Co., Compañía Carbonera de Las Palmas, S.A., Compañía General Canaria de Combustibles, S. A., Compañía Nacional de Carbones Minerales, S. A. Cory Brothers & Co. Ltd no se unirá al grupo hasta el año 1946, retraso motivado por una cuestión de incompatibilidades que concernía a los carburantes líquidos pues Miller era el agente de la Shell (ésta todavía no estaba establecida por sí misma en las Palmas) y Cory vendía los productos de la British Petroleum; tampoco se sumó la alemana Woermann ni la británica Oceánica. Como es lógico suponer la fusión ocasionó una serie de problemas tanto de orden interno, debido a las relaciones que debían establecerse entre personal y directivos de distintas categorías y situaciones, como externo por la contestación que recibió de los sindicatos obreros por los problemas laborales y de paro que la fusión representaba. V. Conclusiones Los datos manejados confirman que los puertos de las Islas Canarias se convirtieron entre el final del siglo XIX y principios del XX en las principales estaciones carboneras para los barcos que frecuentaban las rutas del Atlántico, superando al resto de los puertos insulares o continentales. El suministro de carbón en los puertos canarios se incrementará sin cesar, con XIV Coloquio de Historia Canario Americana 756 algunos períodos de crisis como durante la Primera Guerra Mundial, de tal manera que se llegó a superar el millón de toneladas en un solo puerto. Las causas de esta hegemonía están en la situación geográfica del archipiélago, el bajo precio de los fletes gracias a los retornos y a las favorables condiciones institucionales que abarataban los costes de transacción y constituían un atractivo para que las empresas se instalaran en ellos ofertando unos servicios eficaces. Sin embargo, el carbón suministrado a los barcos que utilizaban los puertos insulares, no lo hacía según los parámetros de la libre oferta, pues la mayor parte del tiempo la oferta estuvo cartelizada en manos de un grupo empresarial de origen inglés, con escasos añadidos de otras nacionalidades. Por tanto el marco de libertades comerciales se ven condicionados por la estrategia de las empresas extranjeras que se concertaban mediante el AIDA y luego, en el caso del puerto más importante, el de Las Palmas, formando un trust (1930); asimismo, se integraron en un grupo de interés, la Asociación patronal de Consignatarios de Buques de Las Palmas. Esa estrategia encarecía la oferta. PUERTO DE LAS PALMAS Nacionalidad Compañía Procedencia Destino USA United States Shipping Board Nueva York África Occidental y del Sur Alemania Hamburg Sudamerikanische Dampis Ges Hamburgo América del Sur Hamburg Amerika Linie Hamburg Hamburgo América del Sur Woermann Linie Act. Ges. Hamburgo África del Oeste Deutsche Ost Afrika Linie Hamburgo Sur África Horddeutscher Lloyd Hamburgo Oldemburg Portngiesische Dampis Rhed Hamburgo Norddeutscher Lloyd Hamburgo Sur África Bélgica Lloyd Royal Belga, S.A. Amberes/Marsella América del Sur/Sur África Armemment Deppe Amberes América del Sur España Cía Transmediterránea Cádiz/Sevilla Marruecos/América del Sur Cía Transatlántica Cádiz/Sevilla Golfo de Guinea/América del Sur Miguel M. de Pinillos Cádiz/Sevilla Ybarra y Cía, S. en C. Cádiz/Sevilla América del Sur Cía Correos Interinsulares Canarios Tenerife/La Palma Marruecos Francia Sociedad General de Transport Maritimes a Vapor El Havre América del Sur Cía Générale Trasatlantique Centro América Cía de Navegation Paquet Marsella/el Havre África Occidental Sociedad Maritime Auxiliare de Transports Burdeos/Marsella Cía Française de Navegation a Vapor Burdeos/Marsella Andrew Weir y Cía África Occidental Cáia Marseills de Navegation a Vapor Dákar Holanda Hollansche Stoomboot Maats África Occidental Van Nievelt condrian y Com. Stoomv. Marsella América del Sur Koninklijke Hollandsche Lloyd América del Sur Italia Cosulich Soc, Triestina di Nav. Trieste América del Sur Sociedad Libera triestina Trieste África Occidental Reino Unido Yeoward Bros Liverpool Royal Mail Steam Packet Com. Elder Dempster y Cº. Ltd. Liverpool/Southamptom América del Sur/África Occidental Peninsular y Oriental Steam Nav. Cº. Londres/Liverpool T. y S. Harrison Londres Australia Anglo Saxon Petroleum Co. Ltd. Londres Centro América Federal Steam Nav. Cº., Ltd. Londres Australia Lamport y Holt Ltd. Londres América del Sur Union Castle Mail S.S. Cº, Ltd. Londres Australia Houlder Bros y Cº, Ltd. Londres América del Sur Noruega Fred Olsen Linie Dep. Bergenske D/S América del Sur Las Islas Canarias e la ruta del carbón del Atlántico, entre el final… 757 PUERTO DE FUNCHAL (1931) Nacionalidad Compañía Destino Observaciones Británica Blues Star Liverpool London Británica Booth S. S. Co. Liverpool Británica Elder Dempster Liverpool Británica Royal Mail Lines, Ltd. Southampton Lisboa Británica Union Castel Mail S.S. Co. Southampton Británcia Yeoward Line Liverpool Lisboa Francesas Chargeurs Reunis Francesa Cyprien Fabre Line Portugal Companhia colonial de Navegaçao Portugal Companhia Nacional de Navegaçao Danesa Det Forenede Sampskibs-Selskap Alemana Hamburg Amerika Linie Alemana Norddeutscher Lloyd Holandesa Koninlklijke Nederlandsche Stoomboot-Maatschappij Cuadro IV: Relación de las líneas regulares de navegación con escala en Gran Canaria (1929) y Madeira (1931) Fuente: Para Las Palmas: Junta de Obras del Puerto de Las Palmas (1928); para Madeira: J . B. Browne, J. B. (1931: 76) BRITÁNICO ALEMÁN OTROS TOTAL Las Palmas Tenerife Total Británico Las Palmas Tenerife Total alemán 1891 105.516 100.516 1892 99.940 98.940 1893 103.728 103.728 1894 77.159 77.159 1895 114.365 114.365 1896 146.673 146.673 1897 160.859 160.859 1898 213.000 133.480 133.480 1899 206.709 206.709 1900 1901 1902 1903 331.667 33 1904 277.331 170 12 1905 273.000 595.000 1906 343.625 199.875 543.500 51.500 51.500 633.000 1907 575.000 58.000 58.000 537.000 1908 484.000 53.000 53.000 537.000 1909 423.000 61.000 61.000 484.000 1910 941.000 141.643 141.643 1.082.631 1911 952.369 120.631 120.631 1.073.000 1912 828.482 410.054 1.238.536 108.500 108.500 1.347.036 1913 974.904 185.096 1.160.000 1914 636.478 70.087 706.565 Cuadro V: Procedencia del carbón suministrado en canarias Elaboración propia con datos tomados de los Informes consulares Británicos [Quintana Navarro Editor (1992)], Morris (1921). XIV Coloquio de Historia Canario Americana 758 AÑOS Las Palmas Santa Cruz Santa Cruz (Murcia Navarro) San Vicente Madeira FAYAL S. MIGUEL 1875 111 610 339 332 1876 119 606 395 342 1877 129 403 619 456 351 1878 148 405 585 625 351 1879 453 652 704 270 1880 427 682 893 188 1881 673 957 1882 715 1.125 1883 236 720 1884 238 452 811 1885 236 780 1886 522 563 733 1887 660 679 1888 954 726 751 1889 1.180 786 793 1890 1.441 819 742 1891 1.558 836 680 1892 1.562 843 702 1893 1.719 836 689 1894 2.718 814 343 1895 2.887 901 720 350 1896 749 483 1897 796 566 1898 2.831 2.122 883 619 1899 2.706 820 706 1900 2.933 1.290 688 1901 2.919 1.211 599 1902 3.944 2.841 1.513 511 1903 3.848 2.968 1.397 120 1904 4.103 3.199 1.257 141 1905 4.833 3.529 1.259 424 1906 4.925 3.663 1.287 446 1907 4.992 3.538 1.365 414 1908 4.549 3.169 1.440 217 1909 4.501 3.537 2.541 1.535 219 1910 4.393 3.642 2.512 1.391 278 1911 4.751 3.782 2.864 973 1.208 296 1912 4.888 2.484 3.934 1.507 1.660 267 1913 4.974 2.110 3.564 1.330 1.397 221 1914 3.556 1.570 3.155 1.027 200 1915 2.740 2.497 1916 2.211 1.900 1917 636 643 1918 445 433 1919 1.366 1.028 1920 2.112 1.503 1921 2.187 1.759 1922 2.976 2.306 1923 3.318 2.403 1924 3.863 2.589 1925 3.923 2.891 1926 3.762 2.811 1927 4.099 2.875 1928 4.225 3.403 Las Islas Canarias e la ruta del carbón del Atlántico, entre el final… 759 AÑOS Las Palmas Santa Cruz Santa Cruz (Murcia Navarro) San Vicente Madeira FAYAL S. MIGUEL 1929 4.492 3.072 1.026 1930 3.025 1.029 1931 4.485 3.075 887 1932 2.874 930 1933 2.823 1.088 1934 2,705 1935 2.751 1936 2.085 1937 1.563 1938 - 1939 1.787 1940 1.357 Cuadro VI. Movimiento anual de vapores en los puertos atlánticos (número de unidades) Fuente: Para Santa Cruz de Tenerife: Murcia Navarro (1975) y Quintana Navarro [(ed.), (1992)]. Para Azores, Cabo Verde y Madeira, Martín Hernández (1991:116-120). AÑOS LAS PALMAS DE G. C. LUZ SANTA CRUZ DE TENERIFE TENERIFE (INFORMES) MADEIRA ASCENSIÓN ST. ELENA FAKLANDS SAN MIGUEL 1850 5.000 702 783 1853 5.000 3.913 1.732 973 1856 16.000 2.518 1.869 1864 7.730 890 1.411 1.409 1875 3.437 1.502 330 1876 2.363 100 1.252 1877 1,817 262 271 1878 5.641* - 468 377 1879 10.075* 2.237 1.560 1.360 1880 10.469* 1.356 786 575 1881 9.547* 2.300 1.271 766 1882 18.902* 2.001 523 574 1883 34.674* 1.004 874 968 1884 6.700 28.924 25.582 1.178 722 704 1885 18.390 33.963 33.752 1,242 1.635 499 1886 38.827 38.046 40.023 1.014 283 1.943 1887 78.070 53.277 53.042 76.495 1.850 151 850 1888 130.188 76.913 77.605 - 1.620 1.204 1889 166.341 101.432 100.891 2.446 2.116 1.491 1890 226.409 107.519 1107.733 67.574 1.214 1.861 1.486 1891 105.516 104.511 2.348 780 752 1892 99.940 98.589 1.129 1.684 895 1893 103.728 103.239 630 1.429 727 1894 77.159 81.678 3.320 2.060 309 1.134.218 1895 191.174 83.896/114.365 78.022 1.320 3.625 478 3.367.321 1896 146.574 121.582 3.116 30 146 1897 160.856 139.524 1.764 447 1.681 1898 133.480 86.456 2.645 927 1.744 3.890.661 1899 206.709 158.414 148.414 2.511 3.303 1.847 1900 400.000 279.383 1.873 12.530 799 1901 232.897 2.618 6.770 1.980 1902 208.796 679 1.601 2.263 5.477.621 1903 331.667 123.345 2.509 1.997 2.191 4.085.866 1904 277.331 139.160 2.134 4.089 758 4.674.806 1905 334.625 139.074 - 1.451 1.162 4.766.564 1906 189.685 2.026 4.193 260 4.518.109 1907 375.000 196.247 695 1.851 932 5.818.336 1908 122.934 1.384 1.431 5.150 5.367.439 1909 695 1.611 15.035 5.522.384 1910 706.475 166.564 4.357 21.937 9.046.663 XIV Coloquio de Historia Canario Americana 760 AÑOS LAS PALMAS DE G. C. LUZ SANTA CRUZ DE TENERIFE TENERIFE (INFORMES) MADEIRA ASCENSIÓN ST. ELENA FAKLANDS SAN MIGUEL 1911 822.231 198.045 2.303 30.903 13.310.544 1912 791.985 518.554 4.082 34.729 15.082.897 1913 828.376 349.060 4.737 28.580 16.083.650 1914 636.523 227.711 11.123.630 1915 299.196 171.575 1916 249.260 151.827 1917 25.952 26.898 1918 5.960 1919 210.114 76.023 1920 280.000 146.846 1921 226.857 1922 342.508 1923 463.367 1924 471.373 1925 352.977 1926 396.181 161.214 1927 453.686 187.608 1928 351.954 178.786 1929 348.447 164.300 1930 267.140 128.759 1931 254.783 120.077 1932 207.735 92.071 1933 185.913 85.031 1934 167.898 79.868 1935 167.729 87.722 1936 89.533 55.725 1937 107.853 61.480 1938 75.121 1939 82.084 39.317 1940 118.547 25.390 Cuadro VII. Toneladas de carbón servidas en los puertos atlánticos. (Tm). • Cantidades suministradas. • 1912 Carbón servido. • 1912. Las 750.000 Tm. importadas en Las Palmas son 427.803 de Gales y 257.802 de Durham; hay una huelga en Gales y se importa también 39.539 de Norteamérica y 24.560 de Alemania [(Quintana Navarro (ed.) 1992: 866)]; datos de 1913: 723.437 de Gales; 436.563 de Durham [(Quintana Navarro (ed.), 1992: 878)]; datos 1914: 422.577 de Gales; 283.988 de Durham [(Quintana Navarro (ed.), 1992: 910)], además 13.136 Tm. Americano y 44.300 alemán-galés [(Quintana Navarro (ed.), 1992: 927)] San Vicente, 1931: 126.500 Tm (Report 1934) Madeira: 1886: 76.495 Tm y 1890: 67.754 Tm. según datos de Foreing Office Miscellaneous Series, nº 246 (1892). Fuente: Las Palmas: Hasta 1910: Quintana Navarro [(ed.) (1991)], Cámara Oficial de Comercio Industria y Navegación (1947 y 1955) y Morris (1921: 11); para Santa Cruz de Tenerife: Murcia Navarro (1975); para Ascensión, Santa Elena y Falkland: Minchinton (1985: 559-561). 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Archivo del banco de España, Madrid. TRANT, J. P. (1931): Economic Conditions in the Canary islands. An Annexe on Rio de Oro. Report. Deparment of Overseas Trade, H. M: statinery Office, London. VILLE, S. P. (1990): Transport and the Develoment of the European economy, 1750-1918. MacMillan, London. XIV Coloquio de Historia Canario Americana 764 NOTAS 1 La cita textual en Kirkaldy (1919: 465 y de 348 a 372 para documentar las rutas). 2 Las citas corresponden a los Informes Consulares en Quintana Navarro [(ed.) (1992: 398 y 954, respectivamente)]. 3 Según referencia de los Informes Consulares en Quintana Navarro [(ed.) (1992: 293, 307 y 476)]. 4 Foreing Office Miscellaneous Series, nº. 256 (1892: 11). 5 De dicho acuerdo se hacen eco desde los cónsules británicos en sus informes [(Quintana Navarro (ed.), 1992: 588, 609 y 793)]; y en el Report del cónsul T. J. J. P. Trant (1931: 33-35); Guimerá Ravina (1989: 171-173, 217 y 235), quien se hace eco de la contribución de las empresas Hamilton y Cía y Cory Bros a dicho consorcio. 6 La influencia de la huelga de las minas de carbón galesas de 1912 en la conducta de las empresas carboneras establecidas en Canarias, es señalada por J. Franchy Roca (líder y asesor de las sociedades obreras portuarias grancanarias) en un artículo publicado en el periódico local El Tribuno, 29-7-1912. Las citas de los Informes Consulares corresponden a Quintana Navarro [(ed.), 1992: 866 y 793)]. 7 Según Rodríguez y Díaz de Quintana (1989: 101), la autorización de las obras de una concesión ocasionó el cese a León y Castillo la destitución de su cartera ministerial, aunque esta versión no la hemos podido confirmar. 8 Para el estudio de estas empresas se dispone, en formato microfilms, de la documentación que se guarda en la Companies House de Cardiff; en el Archivo del Banco de España se custodia documentación referida a escrituras de constitución y otorgamiento de poderes a los gerentes de las sucursales. 9 También existe una historia particular de esta empresa, la realizada por M, Rodríguez y Díaz de Quintana (1989); así como una historia familiar escrita por Basil Miller, descendiente de los dueños de la empresa (Miller, 1989). 10 Una relación de la documentación guardada en el banco de España en Tortella Casares (2000: 86-87), microfilms de la Companies House. 11 Guimerá Ravina ha realizado una exhaustiva historia de esta empresa, utilizando la documentación del archivo particular. Ver Guimerá Ravina (1989). 12 Martín Hernández (1988: 179-208) y Guiméra Ravina (1989). 13 Esta importante empresa de origen británica ha sido estudiada por el profesor Peter Davies. Para las referencias a Canarias ver Davies (1973, edición de 2000; 475); Véase, también, la entrevista su director Víctor E. Pavillard en el periódico Hoy, 25-6-1933, p. 16. El dato correspondiente al carbón suministrado, en Guimerá Ravina (1989: 145). 14 De esta empresa existe un opúsculo auto editado por Blandy (1961). 15 Ver el artículo “Las Casas Carboneras...”, en La España Nueva. 16 Las escrituras de constitución de estas compañías y los poderes otorgados a sus representantes se pueden consultar en el Archivo del Banco de España. Ver Tortella Casares (2000: 46 y 287); también en los microfilms de la Companies House. 17 Las referencias para esta empresa en Minchinton (1987); Guimerá Ravina (1989: 165 y 188); la referencia a su representación del almirantazgo en el Anónimo (1934). 18 La Asociación Patronal de Consignatarios de Buques del Puerto de Las Palmas se constituyó en 1925 y estuvo dirigida por empresarios extranjeros o sus representantes (Suárez Bosa, 1996). Las Islas Canarias e la ruta del carbón del Atlántico, entre el final… 765 19 Recogido por Guimerá Ravina (1989: 269-270). 20 El acuerdo se rompió entre 1910 y 1912. Ver Miller (1988) y Rodríguez y Díaz de Quintana (1989: 110-114). 21 En los puertos europeos era generalmente más barato, pero estaban peor situados en la ruta: en Amsterdam costaba 13-19 chelines la Tm.; en Antwetp!, 13-6 chelines; en Gibraltar, 23 chelines el carbón de Gales y 21 el de Durham; en El Havre, 21 chelines y 5 peniques y 16 chelines y 6 peniques, respectivamente. Los datos están tomados de Kirkaldy (1919: 600-610). En 1933 los precios eran así: Liverpool, 19 chelines; Hull, 14 chelines y 6 peniques, según datos recogidos del “Expediente en averiguación de la causa de retirada de líneas de vapores de este Puerto de La Luz”, Archivo de la Cámara Oficial de Comercio Industria y Navegación de Las Palmas, Legajo “Comunicaciones e infraestructura”, Caja 200. 22 Los datos proceden de las siguientes fuentes: los de 1933 fueron proporcionados por la compañía Elder Dempster recogidos en el “Expediente ...”, citado en la nota anterior. Es posible que la empresa obtuviera el carbón más barato porque en su contestación expresa que es una información confidencial. Así por ejemplo, los precios oficiales en Madeira son de 33 chelines por Tm. 23 Quintana Navarro (ed.) (1992: 79). 24 Ídem. 25 En el caso del puerto de Las Palmas la posesión de las gabarras sirve como “parámetro de análisis para determinar quiénes controlaban el negocio del carbón”. No por casualidad estaban todas en manos de compañías extranjeras. (Quintana Navarro, 1985: 57). 26 Ver Miller (1988). 27 “The principal firms belonging to this association, known as the Canary Islands Commitee, with their local representives”. Ver el Report del cónsul T. J. Morris (1921: 6). 28 Véase la entrevista y artículo del periódico Hoy, 24-5-1934, p. 5 y el Report del cónsul J. P. Trant (1931: 37). |
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