EL CANARIO, AVE MECARONESICA.
NOTICIAS BIO-HISTORICAS *
JUAN RÉGULO PÉREZ
• En su redacción actual, esta comunicación se beneficia. con leves cambios y ampliaciones,
de las observaciones que se me hicieron con motivo de la exposición oral de
que fue objeto en la inauguración del II Coloquio de Historia Canario-Americana organizado
por la «Casa de Colón» de Las Palmas de Gran Canaria. del 7 al 11 de octubre
de 19n. Gustoso reitero mi sincera gratitud a todos. especialmente a los profesores
Ballesteros. Ladero, Lobo. Blanco y Siemens.
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Hace algunos años, estando yo en Yugoeslavia, un ornitólogo de la Universidad
de Zagreb me pidió un artículo, de tres o cuatro páginas, acerca
de! pájaro canario, con atención preferente a su historia isleña y a su
pervivencia .actual, para. una revista de su especialidad. Un poco alegremente
le dije que procuraría hacerlo y enviárselo cuando regresarara a
Canarias. Pero, al intentar· cumplir mi promesa, y una vez consultados los
más conocidos ornitólogos insulares y los historiadores locales más prestigiosos,
me hallé con la sorpresa de que nadie, absolutamente nadie, se
había ocupado, en Canarias, seriamente, de este tema concreto. 0, por
10 menos, hasta ahora no he hallado nada a este respecto.
AcuciaCIo por esta carencia de una monografía bio-histórica acerca del
más famoso de nuestros pájaros indígenas, empecé a ocuparme de! tema
con cierta insistencia; a· consultar bibliografía ornitológica e histórica y a
.. anotar todo 10 referente a nuestro canario. Así,. entre· otras muchas noticia~,
hallé que a fines del siglo XIX Alemania producía unos 800.000 canarios
al año, de los que unos 300.000 iban a América, en lotes de a 10.000,
cada·· urio de estos lotes .. a cargo· de un cuidador especializado. y averiglié,
asimismo,. que ya en 1556 e1canario había llegado a Perú, según nos cuenta
el Inca Garcilaso .de·1a, Vega en ·sus Comentarios. Reales, y que, según e!
l?adre Vasconcellos,. en su Vida do P. Anchieta¡ a éste, natural de Tenerife
(traduzco), «le llamaban e! canario, por alusión a su patria, y por e! pájaro
que ·más ágrada a los oídos de los hombres», afirmación que recoge
tainbiénelPadreAntonio Franco,en su libro Vida do Admirável Padre
Jos.é· deAnchieta,<:Oli estas palabras (traduzco): «Tenía tal aire y alma,
tanto :espíritu y gracia y suavidad, que por antonomasia 10 llamaban el
Canario,por alusión a esta ave a la cual las Islas Canarias dieron su nombre,
o ella a las· Islas, y la melódía del canto y ei aprecio en que se la
tiene.»
Al ser invitado a participar en el Ir Coloquio de Historia CanarioAmericana,
me pareció que no estaría fuera de lugar presentar un resumen,
reducido a una extensión ocho o diez veces menor que el estudio completo,
ya en la fase de borrador (y sin ningún aparato bibliográfico aquí, naturalmente),
de 10 que he logrado averiguar a este respecto. Pido disculpa,
si en algo no he logrado ser 10 suficientemente explícito, debido a la concisión;
pero anticipo que, cuando la monografía aparezca in extenso, todas
y cada una de sus afirmaciones tendrán su aval o referencia adecuados,
amén de dibujos y documentación gráfica.
Cualquier intento de explicar la avifauna canaria ha de ligarse, necesariamente,
al origen del Archipiélago y a sus condiciones EitocIimá-
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ticas. Canarias, junto con Azores, Madeira, Salvajes y Cabo Verde,
constituyen una unidad biogeográfica denominada Macaronesia} haplología
del griego ¡,w,xápwv vfjI10~. Tal término se debe a los investigadores
Webb y Berthelot; lo acuñaron para su Histoire Naturelle des
!les Canaries, París, 1836-1844, sobre el nombre poético que los helenos
dieron a Canarias, ar "t'wv t-taxápwv vfjI10~, 'las islas de los bienaventurados'
.
Dos son las teorías rrás importantes acerca del origen del Archipiélago
Canario: la que afirma que las Islas estuvieron unidas al continente
africano, y la que niega rotundamente tal conexión y les atribuye
un origen volcánico. Sin entrar, en este resumen, en los fundamentos
de cada una de estas hipótesis, en el estado actual de la investigación
se puede afirmar que las Canarias, con toda probabilidad, son
de origen oceánico y que nunca estuvieron unidas a Africa.
Desconocemos los cambios climáticos operados en la prehistoria
de Canarias, aunque haya razones para suponer que sus fluctuaciones
serían similares a las de Berbería, por lo menos en sus características
principales. En la actualidad, las Islas gozan de un clima muy peculiar
y heterogéneo que podemos considerar como subtropical y de tipo
mediterráneo. Esto se debe fundamentalmente a dos factores esenciales:
los vientos alisios y la corriente de Canarias. Teniendo en cuenta
estos factores, a los que se unen la altitud de las Islas y su orientación,
se pueden señalar diversas zonas climáticas insulares. Pero, a causa de
su accidentada orografía, con numerosos barrancos, montañas y otros
accidentes, así como a la distinta constitución de suelos y rocas, se da
la circunstancia de que las condiciones climáticas son variables en una
misma cota. Por ello en Canarias existe una infinidad de microclimas
que posibilitan y condicionan la presencia de biocenosis vegetales de
composición distinta a la dominante en la zona, las cuales juegan un
papel importante en el mantenimiento y desarrollo de otros grupos
vivientes. Estas circunstancias contribuyen, de forma clara y notable,
al desarrollo y evolución de las especies existentes.
Así, debido al origen volcánico de las islas macaronésicas, y a sus
distancias respectivas del continente, no es probable una colonización
de aves y plantas continentales, y en muchos casos se puede afirmar
que es imposible. No obstante, las Canarias poseen una flora y una
fauna relativamente ricas y variadas. Veamos cuáles son nuestros conocirrientos
al respecto.
Según nos dicen los análisis de los geólogos, paleontólogos y biólogos
wbre los fósiles y otros restos prehistóricos, el poblamiento biológico
de Canarias tuvo lugar en la época terciaria, esto es, en un pe-
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ríodo de tiempo que va de sesenta a veinticinco millones de años antes
de nuestra época. Durante muchos milenios ha habido una inmigración
espontánea de plantas y aves, de muy variada antigüedad. Si calculamos,
teóricamente, que en cada milenio llegó a las Islas, por azar,
una especie, en cincuenta millones de años, que es el techo temporal
máximo que alcanzan las especies más antiguas de que nos han quedado
huellas, tenemos tiempo más que suficiente para un poblamiento
biológico mucho más denso que el que presentan los archipiélagos mJcaronésicos.
En estas circun~tancias, el tiempo es un factor que tiene
un significado fundamental. Por 10 demás, en tan largo período han
tenido lugar transformaciones ecológicas que han dado lugar a nuevas
especies, de una parte, y, por el contrario, a que otras hayan conservado
sus características arcaicas apenas modificadas.
Pero dejemos a geólogos, paleontólogos, biólogos y otros naturalistas
los problemas de encontrar las claves de la colonización biológica
de Canarias, y pasemos a la avifauna isleña, y especialmente a su representante
más famoso, el canario. Mas antes de ocuparnos del canario
por separado, vamos a presentar algunas generalidades acerca de nuestra
avifauna insular.
Las Canarias poseen hoy una avifauna dominantemente paleártica,
en parte más afín a la de Europa occidental que a la de Berbería. Sólo
las islas de Cabo Verde, entre las macaronésicas, tienen un mayor número
de elementos etiópicos. No menos de veinte especies que anid:m
en Canarias son de carácter paleártico eur0peo, y varias de ellas, localizadas
en las Islas centro-occidentales, son propias de bosques y
otros hábitas que contrastan violentamente con los áridos ambientes
que hoy prevalecen en la vecina Africa continental. Entre ellas, el mi·
lano real, el gavilán, el águila ratonera, la chocha perdiz, el búho
chico, el pico picapinos, el petirrojo, la curruca capirotada, el mosquitero
común y el reyezuelo sencillo, por mencionar sólo las más sorprendentes.
Se registra la circunstancia de que varias de ellas no anidan
en Berbería, y alguna ni siquiera en el sur ni centro de Iberia.
¿Cómo explicar este fenómeno de una avifauna paleártica, cuyos
parientes más próximos anidan en el norte de Iberia y aún más al
norte? Este fenómeno puede explicarse, en primer término, por el
clima atlántico de que goza el Archipiélago, con vegetaciones y habitas
adecuados; pero es razonable suponer as1mismo que dicha característica
guarde relación con situaciones ambientales pretéritas, más
húmedas y frías que las actuales en el noroeste y oeste de Africa, durante
los períodos glaciares, cuando estas zonas del continente tuvieron
un clima no muy distinto del que hoy reina en buena parte de Iberia,
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o incluso de Francia. Se facilitaría así el salto colonizador a partir de
los litorales africanos más próximos a las islas atlánticas. Pero si se
tiene en cuenta que algunas de las especies de la avifauna canaria las
constituyen aves muy migradoras , el éxito de la colonización pudiera
deberse a migrantes oriundos de lejanas latitudes norteñas.
Sea como fuere, las Canarias cuentan, en primer lugar, con un pequeño
grupo de especies endémicas que, en cierta manera, comparten
con las restantes islas macaronésicas: la paloma turqué, la paloma rabiche,
el vencejo unicólor, el bisbita caminero, la tarabilla canaria, el
pinzón del Teide y el canario. No es fácil decir cuál pudo ser la especie
madre continental de cada uno de estos interesantes endemismos insulares.
Las dos palomas canarias podrían haber evolucionado a partir de
sendas invasiones de una paloma torcaz continental. El vencejo unicólar
derivaría de un vencejo pálido. El bisbita caminero desciende, muy
probablemente, de un bisbita campestre. La tarabilla canaria, de la tarabilla
común. Y el canario, a partir de un antiguo verdecillo continental.
Tuvo que promediar un gran curso de tiempo para que las poblaciones
correspondientes, circunscritas a las Islas, evolucionaran hasta
alcanzar el grado de nuevas especies. Quizá las inmigraciones originarias
acaecieron ya antes de o durante el primer período glacial, esto ~s,
hace unos dos millones de años. Entre el terciario y el cuaternario
hubo un período frío que obligó a las aves a emigrar. Pero estas migraciones
debieron de haber tenido lugar en distintas épocas, porque, por
ejemplo, el pinzón del Teide, de color azulado por su asociación al medio,
ha evolucionado hasta transformarse en una especie nueva, con
individuos mayores que los pinzones ordinarios. Después, cuando llegaron
otros pinzones, los que habían venido primero eran ya tan distintos,
que no fue posible la hibridación. Si la hibridación hubiera
sido factible, tendríamos una sola especie uniforme, hecho que no ¡,e
ha producido.
En consecuencia, podemos afirmar que nuestro pájaro, el canario,
constituye una especie nueva, cuyo prototipo hay que buscarlo en el
verdecillo continental. Este tuvo su hábitat en la parte sur de la región
paleártica. Ello, si no es que tanto el canario como el verdecillo
continental proceden de un prototipo común, ya desaparecido, y dd
que evolucionaron independientemente ambas especies.
Como es sabido, el canario es un pájaro de un tamaño medio de
12,5 cm. El macho es de color amarilloverdoso en la frente, región superciliar,
garganta, pecho y rabadilla; tiene el bajo vientre y las infracoberteras
caudales de color blanco, el rostro grisverdoso y salpi-
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cado de negro, remeras grises, coberteras verdeamarillentas y timoneras
grises orilladas de amarilloverdoso. La hembra es de colores más
apagados. Habita en campos, cultivos, barrancos donde abundan las
higueras, montes de coníferas y laurisilva. En estado natural vive
sólo en El Hierro, La Palma, La Gomera, Tenerife y Gran Canaria.
Anida en pinos, laureles silvestres, tagasastes, brezos, etc. Se alimenta
de diversas sustancias vegetales, tales como yemas de plantas, semillas,
granos y, sobre todo, higos, que son muy de su agrado. Puede
vivir hasta 1.800 metros sobre· el nivel del mar. En días muy calurosos
se baña varias veces en fuentes, charcos limpios y corrientes suaves.
De ordinario se le ve formando bandadas, que no es raro superen
los cien individuasen las zonas del norte de La Palma. El canario es
fácil de domesticar. Y si por el brillo de sus colores en modo alguno
puede competir con el periquito, el canario tiene, por el contrario, un
canto vigoroso, con gorjeo trinado y armónico, que sólo cede ante el
del ruiseñor. El canario alcanza una edad media de unos doce años.
Por su bello aspecto y por su canto privilegiado, los primeros
conquistadores de Canarias, al comienzo del siglo xv, los normandos
Jean de Béthencourt y Gadifer de la Salle, y sus acompañantes, llevaron
a Europa los primeros ejemplares, ya en el primer decenio del
siglo xv. Un poco después los marinos portugueses de Don Enrique el
Navegante (quien, a pesar de su título, nunca navegó) ocuparon Madeira
alrededor de 1420, de donde llevaron a su príncipe ejemplares
de estos pájaros cantores. Al parecer, el primer rey que poseyó canarios
fue Enrique III de Castilla; se los llevó su vasallo feudal, el citado
normando Jean de Béthencourt. Parece ser que fue este mismo barón,
Béthencourt, quien llevó los primeros ejemplares a Francia, y se los
regaló a la reina Isabel de Baviera, esposa del rey Carlos VI de Francia.
Esto ocurrió cuando el noble normando decidió hacer su segundo
viaje de Canarias a Francia en 1410. Béthencourt nunca más volvió
a su feudo canario.
En las cortes europeas se empezó a apreciar el canto de los cana·
rios, y así ya durante el siglo xv, pero, sobre todo, en el XVI, hubo
hombres en Canarias que enjaulaban estas aves para su exportación.
Según consta en numerosos documentos notariales inéditos que se
custodian en los archivos históricos de Canarias, en el Archivo General
de Simancas y en varios archivos europeos, los canarios se exportaban
masivamente a Madrid, Barcelona, Flandes, América, etc. Alexander
van Randa nos ha documentado cómo, desde Barcelona, a través del
norte de Italia, llegaban hasta Austria. Su precio era muy elevado den·
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tro de la economía de la época. Un documento pasado en Canarias ame
el escribano Diego de Alarcón, en 1546, nos dice que un «tratante
en paJaros» vendió veinticinco docenas de canarios y dos canarios reclamos
por veinticuatro doblas de oro. Había ya en e~ta época especLllistas
en la cría de canarios, según se desprende de los contratos notariales.
Las islas que más exportaron en el siglo XVI fueron Gran Canaria
y La Palma, aunque también hay menciones para Tenerife.
Contad van Gesner, en su libro Historia animalium, editado en
Zurich en 1555, es el primer autor, que sepamos, que describe científicamente
el canario, de acuerdo con los conocimientos de los naturalistas
del siglo XVI. Van Gesner vio estas avecillas en un mercado
de revendedores, cuando visitó París en 1534, y afirma que entonces
se llamaba al canario, vulgarmente, auicula sacchari, es decir, «pajarito
del azúcar». Esto se explica porque, a fines del siglo xv y en la primera
mitad del XVI, las Canarias eran una región famosa por su explotación
azucarera -hasta el punto de que en algunos lugares de Europa,
y hasta en algunos mapas, a las Canarias se las llamaba Islas del
Azúcar o País del Azúcar-, y así se opinaba que estas aves vivían en
las plantaciones de cañas, de las que se alimentaban, y que, por ello,
cantaban tan dulcemente. Esta es la primera de las leyendas sin fundamento
que entorno a nuestro pájaro se propagaron por Europa, pues
el libro de Van Gesner tuvo mucha fama y se reeditó numerosas
veces. No menos pintoresca es otra leyenda, según la cual el canario
gustaba mucho de las uvas, y, por esto, en las épocas en que se alimentaba
con esta fruta, cantaba con una inspiración y un vigor más
acusados.
A través de las pajareras de los reyes y de la alta nobleza, el ,anarío
se extendió primero por Francia y después por Inglaterra, Flandes
y Europa central, y desde aquí por toda Italia. En seguida, los
burgueses comenzaron a apreciar este pájaro y a negociar con él. La
cría del canario se propagó y prosperó en Europa hasta tal punto,
que ya no fue necesario continuar cazando, exportando y vendiendo el
canario de la tierra, gracias a lo cual se ha conservado hasta el presente
en su medio natural canario. Y esto aunque el libro más divulgado acerca
de la cría de canarios hecho en España, con 16 ediciones hasta el
momento, debido al ornitólogo Leonardo Carreras, afirme que «su
caza despiadada dio como resultado, con el tiempo, la total desaparición
de los canarios de su primitivo estado de libertad en las selvas ... »
Otra leyenda más.
Debido a su cría y cuidado en cautividad, junto con cruces y selecciones,
el prototipo canario del ave se transformó profundamente, y
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empezaron a aparecer variaciones de color sobre las plumas de las alas
y del rabo. Así, poco a poco, se produjo una mutación de todo el plumaje,
hasta convertirse en amarillo. Al mismo tiempo, el cuerpo sufrió
otras transformaciones, lo mismo que la disposición del plumaje. Los
pajareros quedaron encantados con estas mutaciones, que consideraron
-y con razón- muy valiosas. Al parecer, el primer país que estableció
la industria de la cría de canarios fue Flandes. Los flamencm, hombres
lentos, laboriosos, amantes de la vida en el interior de su casa,
lograron, después de cruces pacientes ent!-"é los ejemplares más característicos,
nuevas y nuevas variedades. y, cuando, debido a la ocupación
española, en el siglo XVI, muchos flamencos debieron exiliarse, lo
hicieron con sus canarios domésticos. Algo semejante a 10 que se dio
cuando las huidas en masa provocadas por las grandes guerras de 1914
y 1940, en que se veían sobre las carreteras de Europa jaulas con canarios,
que los evacuados llevaban entre sus pertenencias más queridas.
Los flamencos del siglo XVI emigraron principalmente a Inglaterra, y a
partir de entonces hay en Gran Bretaña una tradición ininterrumpida
de cría y cuidado de estos pequeños cantores. En la actualidad, las
mayores industrias que se ocupan de la cría del canario se hallan en
Alemania, Gran Bretaña, Holanda y Estados Unidos de Norteamérica.
En Alemania, sólo en la región de Harz, muy famosa por su cría de
canarios, se produjeron en 1930 más de 250.000 individuos, de l0s
que se exportaron a América 200.000, a Gran Bretaña más de 30.000,
y el resto a otros países. Hoy mismo la República Federal de Alemania
es el·. primer productor mundial de canarios.
Ya hemos hablado más arriba de la leyenda de que el canario se alimentaba
con azúcar y que por ello cantaba tan dulcemente; de la leyenda
que le atribuyó un vigor especial para el canto cuando se alimentaba con
uvas, y de la leyenda de su extinción en Canarias en estado silvestre.
Ahora es Inglaterra el lugar donde se desarrollan dos nuevas leyendas
acerca de nuestro pájaro dorado. Marcel Legendre, ornitólogo francés,
en un libro editado en 1962, nos dice que Sir Walter Raleigh regaló a
Isabel I de Inglaterra, en 1580, algunos canarios, y que la reina comentó
que su belleza no justificaba un viaje tan largo. A lo que Sir Walter
replicó que esperara unos días y que entonces se entusiasmaría con su
canto maravilloso. No sabemos de dónde tomó el señor Legendre esta
anécdota, que tiene, a nuestro parecer, todas las apariencias de ser
apócrifa, porque no sabemos que Sir Walter estuviera nunca en Canarias.
Pudo haber adquirido los pájaros fuera de las Islas, pero en
ningún tratado especializado de los que hemos consultado en las bibliotecas
británicas se hace mención a este regalo, ni tampoco consta
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© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
que la reina Isabel 1 de Inglaterra hubiera tenido canarios en algún momento.
Es también el mismo señor Legendre, vicepresidente de la Sociedad
Ornitológica de Francia, quien nos informa que la mutación en
virtud de la cual el color original del canario se transformó en amarillo
áureo se produjo en Inglaterra, y que, en consecuencia, Shakespeare
pudo decir, en uno de sus poemas, para halagar a Isabel 1, en cuya
pajarera se había producido la mutación, que la mirada de la soberana
era más fuerte que el sol del Atlántico, porque la reina, al mirar al
pájaro, había convertido su color en áureo. Pero, una vez más, todos
los síntomas confluyen para que podamos asegurar que esta afirmación
es asimismo falsa. Hemos consultado la concordancia de todas las
voces usadas por Shakespeare, donde hemos comprobado que el drqmaturgo
usó la palabra canary dos veces como nombre de cierto vino,
y dos veces como nombre de cierto baile, pero nunca como nombre de
un ave. Y en el monumental Oxford English Dictionary la más antigua
documentación acerca del uso en inglés de la voz canary aplicada a
nuestro pájaro data de 1665, es decir, de treinta y nueve años después
de la muerte de Shakespeare. Apenas podemos comprender cómo un
científico responsable, como seguramente 10 es el señor Legendre, pudo
dar cabida en su tratado a tales informaciones apócrifas, sin tomarse
el trabajo de comprobar su autenticidad.
Otra leyenda dice -y vamos por la sexta- que, durante el siglo
XVI, un barco que navegaba entre España y Liorna, con muchos
canarios enjaulados, naufragó en el golfo de Génova; pero que los marineros
soltaron los pájaros antes de que el barco se hundiera, y que
así éstos ·se salvaron y se refugieron en la isla de Elba, donde fundaron
una colonia, se reprodujeron y dieron origen a los canarios italianos.
Esto es 10 que nos cuenta Pietro Olina en un libro que publicó en
Rorr.a en 1622. Mas, aunque el hecho en sí pudiera haber ocurrido,
todas las probabilidades indican que se trata de un mixtifori de la
realidad, a fin de explicar la existencia de los fringílidos indígenas del
Mediterráneo. Las narraciones apócrifas tienen una fuerza peculiar
que las transforma y les permite seguir viviendo. Porque todavía en
1973 -y llegamos a la séptima leyenda- el semanario británico «Cage
and Aviary Birds» afirmó, en un artículo de fondo, que, si bien se
supone que los canarios salvajes de los archipiélagos atlánticos son los
antepasados de todos los canarios existentes, la verdad, en contraposición
a tan arraigada opinión, es que estos pájaros no proceden de
Canarias, sino que fueron importados. Según dicho semanario, un barco
de vela que en Liorna cargó muchas jaulas con tales pájaros, encalló
en Canarias y comenzó a hundirse; entonces un marinero libertó a
los pájaros enjaulados, quienes, debido a esto, se multiplicaron en Ca-
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narias, y desde Canarias se propagaron a los demás archipiélagos atlánticos.
Se trata, como puede verse, sólo de una metamorfosis de la leyenda
de Olina. Porque los mitos, las leyendas -repetimos- tienen
la piel muy dura, y nada hay más difícil de erradicar que una narración
apócrifa recibida ...
La fama del canario se cimenta, como repetidamente hemos anotado
y es notorio, en su cama, en el que, además, puede ser educado.
Sin entrar en detalles de cómo se los educaba antiguamente con or5<!n:
Ilos, y hoy por otros medios, especialmente en Alemania y en Estados
Unidos, mencionemos que la primera referencia extensa que conocemos,
hecha por Juan Bautista Xamarró, en su' libro Conocimiento
de las diez aves menores de jaula, su canto, enfermedad, cura y crí,t,
aparecido en Madrid, en 1604, en el capítulo «De la naturaleza y propiedad
del canario», dice:
La más música déstos es del rUlsenor y mucha del pardillo; y si no
tuviera dos faltas, la primera chirrear y la segunda que hace chau, chau,
y tuviera las quexas tan gruesas como el pardillo, fueran tan buenos como
el pardillo. Tienen estos pájaros en la música muy suaves vueltas, ansí dentro
como fuera dela música; y que de la misma manera tienen un chau,
chau, muy gracioso con su chuin, chuin y qui, qui y vis, vis; y, en suma,
contrahace en mucha parte de su música al pardillo y en todo 10 demás al
ruiseñor. Y para que sean perfectamente buenos han de ser muy continuos
y muy largos en el canto y no en la vuelta, sino en muchas juntas y muy
largas. Si este pájaro alzara tanto la voz como el ruiseñor fuera más
estimado que él, porque éste canta todo el año y los ruiseñores poco más
de tres. meses al año.
Desde fines del siglo XVI, la cria del canario, como dejamos dicho,
se intensificó cada vez más y más, de modo que ya en 1713 Herviex
de Chanteloup relacionó 29 variedades criadas en Francia, con indicación
de que la cria de canarios estaba ya entonces muy extendida en
este país, lo mismo que en los países vecinos. Actualmente se conocen
en España, además de las de la tierra o silvestres, las siguientes variedades
de canarios: 1. amarillo (en todos los tonos); 2. junquillo; 3.
gris común (el rds parecido al silvestre); 4. gris isabela (con patas y
plumón blancos); 5. gris con cola blanca; 6. melado común; 7. melado
con ojos encarnados; 8. melado claro; 9. pío melado; 10. verdoso
común; 11. tejo (de color canela o bayo); 12. crestado o moñudo (::le
varios colores). A estas doce variedades españolas hay que añadir las
variedades de otros países, como el canario blanco con manchas de golondrina
(completamente negras); el campestre parisiense (canario holandés);
el giboso; el canario moñudo de Norwich (Inglaterra); el ca-
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nario de Lancashire (inglés); el canario Borden Fancy (inglés); el canario
holandés (de Munich); el canario vienés-holandés cabeza de serpiente,
y otros. Por lo demás, se los denomina también según .Jos
países productores, y así tenemos canarios alemanes (especialmente los
de Harz), holandeses, belgas, italianos, ingleses, españoles, americanos
(de Estados Unidos), etc. Se ha tratado de conseguir, por medio de
hibridaciones, sin resultado hasta hoy, canarios rojos y negros, aunque
hay tratadistas que recogen afirmaciones en el sentido que algunos
pajareros lograron canarios de estos dos colores. Parece que estamos
ante una leyenda más. Pero no descartamos que por cruces y alimentos
adecuados, y con la colaboración de canaricultores y de especialistas
en genética, podamos ver aún nuevas variedades de este maravilloso
pájaro modelable...
Pájaros domésticos seguramente alegraron con su presencia las viviendas
del hombre desde la Edad del Bronce. Sin embargo, como acabamos
de ver, el símbolo auténtico de los pájaros de jaula, el canario,
no apareció en Europa hasta el siglo xv, y su cría en masa y consiguiente
industrialización se efectuó sólo a partir del siglo XVI. El canario
ha mostrado una capacidad de adaptación y plasticidad semejantes
a la del· gallo de la jungla o a la de la paloma bravía, y su crianza
selectiva ha producido, como acabamos de ver, muchas variedades de
color y forma. Hasta la primera Guerra Mundial, el canario fue el
soberano de los pájaros de jaula; pero desde los años veinte de este
siglo le hace una gran competencia el periquito. Lo más probable es
que los millones de periquitos que viven en cautividad superen hoy
las bandadas de sus hermanos todavía silvestres, lo mismo que los
millones de canarios enjaulados superan muy ampliamente los más o
menos 100.000 ejemplares que hoy viven libremente en Canarias, a los
que hay que añadir los de Madeira y Azores, muchos menos en número.
En varios países existen leyes que prohíben enjaular aves del territorio
propio; pero, a pesar de estas leyes, diariamente aumenta el
número de aves que viven en cautividad. Los ornitólogos, y cada vez
más y más grandes sectores de amantes de las aves, que quieren ver
cómo viven, prefieren verlas en su medio natural, en su manera de
desarrollarse y evolucionar en libertad. Desde aquí, en nuestra modestia,
nos pronunciamos por el mismo punto de vista.
Antes de terminar este resumen apretadísimo de nuestras investigaciones
acerca de las noticias bio-históricas del canario, queremos añadir
que nuestro pájaro, en su historia europea, pero especialmente en
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su historia francesa, logró atraer la atención de numerosos artistas,
quienes por medio de la pintura y de la poesía eternizaron su belleza,
En el «Mercure Galant», revista francesa, en 1678, se puede leer el
siguiente madrigal:
Je vins expres de Canade
Pour le service de Sylvie.
Je la servis fidelement
Et cette nymphe estoit si bel1e
Que je ne chantay que pour elle
Et por ses amisseulemente.
En el «Voliere des Dames», editado en París, en 1816, se lee este
otro:
Muse,chante avec moi son port plein de noblesse,
Son air plein de candeur et melé de finesse;
Les doux feux de ses yeux ennemis du sommeil,
Son plumage semblable au plus brillant vermeil,
-L'éc1at de sa blancheur a propos ménegée,
Son panache pompeux, sa taille dégagée.
y el autor inglésWilliam Kidd dijo (traduzco):
... Es la diversión de nuestras señoras, la alegría y el consuelo de la
modü,tillá.Proyecta su rayo de oro y un poco de música sobre los ajuares
pobres. Suprimir el canario sería arrebatar una distracción inocente a las
. familias pobres que,- bajo su techo triste, tienen la necesidad de oír can·
tara una de . las voces de la Naturaleza.
Los pintores representan, por lo común, a nuestro pájaro en cot)t
de oro, dócilmente posado sobre la mano de una hermosa dama, en la
que reemplaza a la rosa tradicional. Entre otras, hay una .bella pintura
de ]ean-Baptiste Vanloo(l684-1745) que nos prefenta a Madame. de
Príe, amante del dugue de Barbón, ministro de Luis XV. Jean-Michel
Moreau el Joven (1741-1814) hizo más tarde, sobre esta pintura, nn
grabado sobre el que escribió este cuarteto:
Sur votre be1le main ce captif enchanté,
De l'aile méprisant le secours et l'usage,
Content de badiner, de pousser son ramage,
N'a pas pour etre hereux besoin de liberté.
Jean-Baptiste Greuze (1725-1805) asocia el canario al rostro deli·
cado de su esposa, su modelo favorito; y Lavreince, pintor de escenas
galantes, nos prefenta una joven belleza desnuda de ropas con un ca·
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nario bien vestido de plumas. Un cuadro encantador de Louis Léopold
BoilIy (1761-1845) nos da a una joven señora y a su sirvienta escuchando,
al mismo tiempo que al canario familiar, a un organillo mecánico
para adiestrar canarios.
Los diseñadores ceramistas adoptaron, a su vez, el canario amarillo
como tema, e hicieron muy graciosas porcelana,; al comienzo del siglo
XVIII las manufacturas de Vincennes produjeron piezas fascinantes
que se han hecho muy raras y son hoy muy buscadas por los coleccionistas,
en las que el canario aparece generalmente colocado dentro de
un entorno natural, a menudo sobre una rama.
Muchos canarios, durante la Revolución Francesa, cambiaron de
dueño. Pero, ricos o pobres, todos los amaban. Desgraciadamente, aunque
el canto del canario alegra el corazón de los hombres, no se puede
decir que los mejore. Se cuenta que el siniestro Marat preparaba sus
listas para la guillotina mientras escuchaba el gorjeo de su canario
favorito ...
Una nota final. ¿Quién dio nombre a qU1en: las Canarias al pájat:J,
o el pájaro a las Canarias, como ya duda, literariamente, el Padre Antonio
Franco en su Vida de Anchieta? Aunque no podemos detenernos
ahora en e~te punto, que tenemos estudiado históricamente, con abundantes
referencias, en otro lugar, la cuestión hoy no admite duda: d
canario recibió el nombre, al llegar a Europa, de su país de origen,
como ya registra Van Gesner en 1555. De la misma manera que el
champán, el jerez o el oporto se llaman así por e11ugar de su proceden.
cia, la buganvilla por el naturalista que la dio a conocer, la tela nanquín
por la ciudad china del mismo nombre, etc.
Como anécdota, puramente literaria, digamos que hay quien ha
dividido a los habitantes de Canarias en dos clases. En la primera, de
acuerdo con la etimología redbida, el nombre procede del latín canis
'perro', y produce a los canarios que ladran. La otra, que tiene como
epónimo a nuestro pájaro universal, es la que da origen a los canarios
que cantan... Cuique suum!
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