«El Instructor y Recreo de las
Damas. Periódico de modas, cien-tífico
y literario». Primer periódi-co
canario dedicado a las muje-res.
Estudio introductorio de
Teresa González Pérez. Ed. facs.
[Santa Cruz de Tenerife; Las Pal-mas
de Gran Canaria]: Idea,
[2004]. 185 p. (Volcado silencio).
ISBN 84-96161-78-1.
Los comienzos más o menos es-tables
de elaboración de una histo-ria
de las letras en Canarias, llevados
a cabo a finales del siglo XVIII e ini-ciales
décadas del XIX por Viera y
Clavijo (1731-1813), Afonso Na-ranjo
(1775-1861), Pereira Pacheco
(1790-1858) o Álvarez Rixo (1796-
1883), llegan a su momento de pri-mera
madurez en 1932, año en que
ve la luz el Ensayo para una bio-bi-bliografía
de escritores naturales de
las islas Canarias (siglos XVI, XVII y
XVIII), obra que la Biblioteca Nacio-nal
había premiado tres años antes.
En aquel entonces, Néstor Álamo,
Juan Doménech, Gutiérrez Castro,
Lambert, Robert Ricart, Juan Ma-nuel
Trujillo y Darias Padrón, entre
otros, coincidieron en advertir que
el libro no dejaba de ser, en cierta
manera, un eslabón más de la cade-na
—todavía informe— de exhuma-ción
documental en el entorno lite-rario
insular.
Partiendo de esta nota, qué duda
cabe de que adentrándonos en los
perfiles históricos del Ochocientos,
la aún viviente transmisión manus-crita
de la creación literaria en el ar-chipiélago
empieza a igualarse cada
vez más con el creciente peso que la
letra impresa adquiere una vez que
258 RESEÑAS
la industria tipográfica avanza por
nuevos derroteros. Tal ímpetu im-presor
favoreció la remodelación de
novedosos cauces de divulgación,
principiados, no obstante, durante
el siglo anterior en Tenerife de la
mano del ingeniero militar Amat de
Tortosa (1729-?): Canarias consoli-da
así su vocación memorística a
través de una doble difusión genéti-ca:
los loci e imagines que, produci-dos
en el exterior, se vierten en el
«corpus receptivo» insular y los luga-res
e imágenes que habían definido
y definían su tradición particular.
Vista de este modo, la historia del
periodismo en Canarias no puede
pasar inadvertida en la configura-ción
de la descripción, crítica y teo-ría
de la literatura en las islas. Y los
episodios que acontecen en el siglo
XIX conducen en uno y otro sentido
(historia periodística e historia lite-raria)
hacia una mirada urgente en
sus contornos si queremos precisar
un panorama completo y real de la
historia de la literatura, de la edi-ción,
de la lectura y, en general, de
las ideas y su comunicación en ma-sa1.
La contribución conjunta de
González Pérez y Ediciones Idea es,
con esta entrega, decisiva para el
apoyo de indagaciones futuras. Pri-mero,
porque en las islas no se ha
avanzado mucho en el terreno de la
edición facsímil de obras periódicas
publicadas durante el XIX después
de la impresión de la Revista de Ca-narias
(1879-1881), rotativo que,
por otra parte, no ha gozado aún de
la atención prevista en su momento
1. No obstante, como precedentes del periodismo impreso, hay que tener en
cuenta, entre otras, las descripciones y crónicas multicopiadas a mano, así como
otros escritos (bandos, edictos, etc.) divulgados masivamente por las administracio-nes
públicas y privadas a través de distintos canales. Véanse, para uno y otro caso,
los trabajos de GONZÁLEZ ANTÓN, Javier e ISAC MARTÍNEZ DE CARVAJAL, Mercedes.
«Otro antecedente del periodismo canario: “las relaciones históricas”». En: Strenae
Emmanuelae Marrero Oblatae. Quas adendas curaverunt Gloria DÍAZ PADILLA et
Francisco GONZÁLEZ LUIS. [La Laguna]: Universitas Canariarum Lacunae, 1993,
pars prior, pp. 445-460 y PÉREZ BARRIOS, Ulpiano. «Cosas del pasado isleño: los me-dios
de comunicación de masas en el pasado». El día/La prensa (27 de enero de
1991), p. IV; publicado antes en su libro: Cosas del pasado isleño. [La Laguna: Cen-tro
de la Cultura Popular Canaria], D.L. 1989, vol. III, pp. 127-132.
CARTAS DIFERENTES. REVISTA CANARIA DE PATRIMONIO DOCUMENTAL 259
ni por los estudios literarios ni por
los de ningún otro corte2. Segundo,
porque El instructor y recreo de las
damas, más cercano a la concepción
de ‘revista’ que de ‘periódico’, fue la
primera publicación dedicada espe-cíficamente
al público femenino
que vio la luz en las islas. Este he-cho,
que hoy veríamos como apor-tación
desafortunada a la expresión
de igualdad de los sexos en materia
de cultura y, por tanto, como moti-vo
evidente de «discriminación po-sitiva
», fue en su contexto un avan-ce
pertinente en la medida en que,
a su manera, tomó conciencia de la
mujer como lectora y, a partir de
ahí, de la necesidad de instruirla,
aunque sólo fuera como «otro ser».
Sería conveniente trazar aquí,
aunque sólo sea como aproxima-ción,
la historia crítica de El instruc-tor
y recreo, ya sea porque este per-fil
nos dará idea de la manera en
que ha sido concebida su aparición
en el macrocosmos periodístico in-sular,
ya porque no consta en el «Es-tudio
introductorio» que sirve de
pórtico a esta edición. Como paso
previo es a propósito detenerse en
el título, que de ningún modo pue-de
tomarse como hecho accidental.
2. Curiosamente, fue antes de esta edición cuando la crítica mostró mayor in-terés
por el estudio de la Revista. Véanse, entre otras, las siguientes aproximaciones
parciales: M[ILLARES] S[ALL], A[gustín] y H[ERNÁNDEZ] S[UÁREZ], M[anuel]. «Pa-ra
la historia del periodismo en Canarias: cartas de Elías Zerolo y Patricio Estéva-nez
a Millares Torres sobre la Revista de Canarias y La Ilustración de Canarias». El
Museo Canario, año XVI, n. 53-56 (1955), pp. 99-111; MARTÍNEZ VIERA, Francisco.
«La “Revista de Canarias”». En: El antiguo Santa Cruz: crónicas de la capital de Ca-narias.
[La Laguna]: Instituto de Estudios Canarios, 1967, pp. 151-160, publicado
antes en La tarde (marzo de 1954); GARCÍA RAMOS, Alfonso. «La “Revista de Cana-rias”
y la “Ilustración de Canarias”, momento estelar del periodismo regional».
Aguayro, n. 63 (mayo de 1975), pp. 4-6; FELIPE GONZÁLEZ, Ramón y ÁLVAREZ
GONZÁLEZ, Santos. «Revista de Canarias y La ilustración de Canarias: intelectuales
y masones en el Tenerife decimonónico. Una aproximación». En: VII Coloquio de
Historia Canario-Americana (1986). Coordinación y prólogo de Francisco MORA-LES
PADRÓN. Las Palmas: Cabildo Insular de Gran Canaria, 1990, v. I, pp. 745-766.
Aunque se trata de un trabajo de conjunto, la profesora Alonso dedica varias pági-nas
al alcance de la Revista, vinculándola con la llamada generación de 1880; véa-se
ALONSO [RODRÍGUEZ], María Rosa. «La literatura en Canarias durante el siglo
XIX». En: MILLARES TORRES, Agustín. Historia general de las islas Canarias. Agustín
MILLARES CANTERO y José Ramón SANTANA GODOY [dir.]. Las Palmas de Gran Ca-naria:
Edirca, 1977, v. V, pp. 112-131, especialmente 122-124.
260 RESEÑAS
Es verdad que ni la «instrucción» ni
el «recreo» son nuevos en la historia
cultural de las islas, ni tan siquiera
en atención a su efecto en el caso
femenino. Pero no podemos ignorar
que en el marco de la burguesía
ilustrada del Diecinueve esta com-binación
contrae una deuda impor-tante
con el contexto del siglo. La
cristalización del tópico horaciano
del utile dulci se acomoda con ur-gencia
en todo proceso de sociabili-zación
que toma como medio ex-presivo
la cultura que practica,
defiende y define a la clase media
que ha invadido las ciudades. Santa
Cruz de Tenerife no permanece aje-na
a esta moda, que conlleva, por
supuesto, una serie de rasgos distin-tivos.
Esta mentalidad se vierte en el
medio urbano a través de la funda-ción
de sociedades privadas destina-das
al recreo y a la instrucción,
siempre concebidos como comple-mento
el uno de la otra. Poggi y
Borsotto (1836-1913) nos da las
claves en su Guía histórico-descripti-va
de Santa Cruz de Tenerife (1881),
ciudad en la que se imprime El ins-tructor
y recreo. En el Libro XVII, ha-blando
de las asociaciones recreati-vas,
escribe:
En el modo de ser la actual socie-dad
en que la asociacion constitu-ye
el principal elemento de vida,
nos parece muy oportuno ocupar-nos
en dar una idea de los adelan-tos
y progresos que en esta Ciu-dad
ha hecho, siquiera sea
somera, por no permitir otra cosa
el propósito á que nos sujetamos
al decidirnos á escribir este libro.
Hoy la asociacion es la palanca
que todo lo remueve, impulsa y en-camina.
En todo y para todo se
efectúa la asociacion, ó como se
dice mas graficamente, la asocia-cion
se constituye para todos los fi-nes
de la vida. […]
Esta clase de asociaciones tan
generalizada en el mundo en el
dia de hoy, ha muchos años que
existe en esta poblacion; y que
nosotros consideramos útil cuando
á su instituto preside un principio
sano y puramente recreativo. De
esta suerte los hombres tienen un
medio mas fácil de comunicacion,
las relaciones se estrechan y los co-nocimientos
se verifican mas es-pontaneamente,
resultando de este
comercio en las horas espansivas
de la vida la verdadera familiari-dad
que debe reinar entre los
miembros de una misma socie-dad.
En estos sitios, de verdadero re-creo,
se ilustra con la lectura de
buenas obras, se impone de los
CARTAS DIFERENTES. REVISTA CANARIA DE PATRIMONIO DOCUMENTAL 261
acontecimientos que se suceden en
el mundo por el relato de los perió-dicos
ilustrados, y se distrae en
juegos lícitos, todo lo que contribu-ye
á evitar en mucha parte el tédio
y el fastidio que de continuo nos
asedian. Es á la vez tambien un
punto cierto y seguro de reunion
donde pasar algunas horas en las
noches molestas de invierno y sitio
de observacion y estudio para el
forastero y extrangero que vé allí
reunida la sociedad de la pobla-cion
en que mora3.
Si el recreo debe servir de aporte
‘social’ e ‘instructor’, por su parte,
también la instrucción, concebida
individualmente, ha de resultar
‘útil’ además de ‘amena’, según pos-tula
un programa de actividades
donde de nuevo el rasgo ‘comuni-dad’
vuelve a hacerse presente:
Estos utilísimos centros, debidos
única y exclusivamente á la ini-ciativa
y esfuerzos individuales,
prestan grandes servicios á la re-pública.
Ellos disfunden los cono-cimientos
mas necesarios y útiles;
ellos prodigan buenos consejos y
saludables advertencias así al in-dustrial
como al labrador; ellos in-troducen
y reparten simientes de
plantas de valioso producto; ellos
publican memorias para su culti-vo
y beneficio; ellos defienden en
la prensa los buenos principios
económicos, y dan á conocer todos
los nuevos inventos de gran apli-cacion
á la agricultura y á la in-dustria;
ellos celebran sesiones pú-blicas
para conmemorar los
hechos heróicos que enaltecen al
país, y para honrar la memoria de
los hombres ilustres que se distin-guieron
por su ciencia y su virtud;
ellos difunden la instruccion por
medio del mútuo cámbio de las
ideas; y ellos, en fin, celebran con-cursos
para distribuir premios á
las artes liberales y mecánicas.
Santa Cruz que, aunque aisla-da
en medio del océano, no es ni
puede ser agena al movimiento in-telectual
que en el mundo se veri-fica,
mira con interés la existencia
de estas sociedades que son como
faros que marcan su marcha en la
senda de la civilizacion de los pue-
3. POGGI Y BORSOTTO, Felipe Miguel. Guía histórico-descriptiva de Santa Cruz
de Tenerife. Santa Cruz de Tenerife: Imp. Isleña de Francisco C. Fernández, 1881,
pp. 217-218; cito por la edición facsímil: Santa Cruz de Santiago de Tenerife:Ayun-tamiento
de Santa Cruz de Santiago de Tenerife; Organismo Autónomo de Cultu-ra
[etc.], 2004.
262 RESEÑAS
blos. Por eso es que con el mayor
entusiasmo se trabaja en el des-arrollo
de estos institutos, que hon-ran
sobremanera á sus fundado-res
y sostenedores, y enaltecen al
pueblo que tiene la gran fortuna
de contarlos en su seno4.
La primera tentativa por histo-riar
la significación de esta revista
en el contexto periodístico regional
se produce con la segunda de las
tres entregas de «El periodismo en
Canarias». Zerolo Herrera (1849-
1900) da entrada en el capítulo de-dicado
a Santa Cruz de Tenerife a El
instructor y recreo de las damas, des-tacando
que es el «único en su géne-ro
en nuestras islas»5. En la descrip-ción
de los contenidos, Zerolo hace
hincapié en los «artículos literarios,
científicos y de conocimientos útiles».
Recuerda también los complemen-tos
que repartía el rotativo: desde
piezas musicales a patrones de cos-tura.
No olvida los nombres de co-laboradores
como Victorina Bri-doux
y Mazzini (1835-1862), José
B. Lentini (1835-1862) o el jovencí-simo
Teobaldo Power y Lugo Viña
(1848-1884).
Hasta principios del nuevo siglo
no encontraremos otro balance del
periodismo en el archipiélago. Es
entonces cuando, alentado por los
Apuntes para un catálogo de periódi-cos
madrileños (1894) de E. Hart-zenbusch,
Maffiotte La Roche
(1862-1937) compone su libro Los
periódicos de las islas Canarias, se-gundo
proyecto de historia y catálo-go
de las colecciones hemerográfi-cas
canarias. El primer volumen,
que abarca las publicaciones perió-
4. IBIDEM, p. 223.
5. ZEROLO [HERRERA], Elías. «El periodismo en Canarias [II]». Revista de Cana-rias,
año I, n. 2 (23 de diciembre de 1878), p. 28; citado por la edición facsímil: [Ca-narias]:
Gobierno de Canarias. Viceconsejería de Educación, Cultura y Deportes,
D.L. 1991. Parece que en la recogida y corrección de datos para este trabajo parti-ciparon
varios de sus colegas. Desde Las Palmas, colaboró Millares Torres, según lo
confirma una carta enviada por Zerolo al grancanario en octubre de 1878, donde
se dice: «Adjunto le remito parte de un trabajillo sobre el Periodismo en Canarias que
preparo para la Revista, por creerlo oportuno los amigos, para que se tome el trabajo
de llenar algunos blancos con los nombres y fechas que usted recuerde; y al mismo tiem-po
me diga con toda franqueza los lunares que le encuentra»; véase M[ILLARES]
S[ALL], A[gustín] y H[ERNÁNDEZ] S[UÁREZ], M[anuel]. «Para la historia del perio-dismo
en Canarias…». Op. cit., p. 100.
CARTAS DIFERENTES. REVISTA CANARIA DE PATRIMONIO DOCUMENTAL 263
dicas aparecidas entre los años 1758
y 1876, contiene dos entradas6 de-dicadas
a El instructor y recreo de las
damas, donde el autor, siguiendo los
criterios empleados por Hartzen-busch,
da noticia del lugar de im-presión,
periodicidad, tamaño y nú-mero
de páginas además de otros
rasgos formales, descripción de sec-ciones
y principales colaboradores.
Llama la atención que Maffiotte no
deje dicho que la publicación es la
primera que en Canarias se destina
a un público femenino, cuestión
que habrá de explicarse en el futu-ro
a partir de un examen de sus cri-terios
relativos a la producción y re-cepción
cultural desde el punto de
vista de la distinción entre los sexos.
A lo largo del siglo XX y lo que
llevamos del XXI van consolidándo-se,
progresivamente, dos líneas de
trabajo. Por un lado, la catalogación
de la prensa insular, con repertorios
particulares centrados en coleccio-nes
locales (de bibliotecas y otros
centros de documentación, de mu-nicipios
y de islas) y con otros de
carácter provincial —los menos— y
regional que han ido corrigiendo las
impresiones e insuficiencia de datos
de las aportaciones realizadas en su
momento por Zerolo y, especial-mente,
por Maffiotte. Por otra par-te,
se estabilizan los estudios histó-ricos
del periodismo que analizan
una gama variadísima de temas. Se
cuentan aquí las monografías que se
ciñen a una sola publicación, los es-tudios
que relacionan desde distin-tas
perspectivas (formales, cronoló-gicas,
temáticas) dos o más
periódicos, los que afrontan la obra
de autores literarios, colaboradores
o periodistas consagrados, los que se
aproximan a la recepción del hecho
noticiable exterior o los que han in-sistido
en la utilidad de la prensa
como fuente historiográfica de pri-mera
mano en función de aspectos
de índole diversa (literarios, políti-cos,
sociales, económicos o artísti-cos),
por citar sólo algunos de los
ejemplos más habituales.
En la trayectoria de este nuevo
rumbo, El instructor y recreo de las
damas no ha participado aún de
una atención pormenorizada. No
obstante, ha habido quien de un
modo u otro se ha referido a él,
aunque casi siempre haya primado
la anotación tangencial. Alonso Ro-dríguez,
por ejemplo —a quien en
algunos momentos se refiere Gon-
6.MAFFIOTTE [LA ROCHE], Luis. Los periódicos de las islas Canarias: apuntes pa-ra
un catálogo. Madrid: (A. Alonso, impresor), 1905, v. I, pp. 66-67 y 69.
264 RESEÑAS
zález Pérez en su introducción para
esta entrega—, en su artículo «La li-teratura
en Canarias durante el siglo
XIX», lo cita únicamente cuando se
refiere a colaboraciones periodísti-cas
de los escritores que estudia.
Otro tanto ocurre con los trabajos
de conjunto del periodismo y el pe-riodismo
en relación con la ense-ñanza,
v. gr., de Acirón Royo.
Tendremos que esperar hasta
1990 para ver, con la tesis de Mar-tín
Montenegro, las primeras pági-nas
que se detienen en un análisis
más profundo de la revista. En la
obra, el autor desgrana las relacio-nes
entre literatura y prensa a través
de muestras canarias en un amplio
período que comprende los años
extremos de 1785 y 1859. En el ca-pítulo
VIII de la segunda parte («El
reinado de Isabel II. La década del
cincuenta: 1856-1859») y en el si-guiente
(«La literatura en la prensa
especializada del sexto decenio»),
Martín Montenegro da cabida a El
instructor y recreo de las damas, pa-sando
a desglosar aspectos de indu-dable
atractivo para una compren-sión
amplia del rotativo en su
marco cronológico y espacial. Des-de
el punto de vista de la recepción,
Martín Montenegro pasa por expli-car
los problemas que suscita la
identificación de la suscripción pe-riodística
o de la prensa especializa-da
atendiendo a la distinción hom-bre
y mujer. Su estudio formal no se
limita a la descripción de un ejem-plar
modelo, sino que se detiene en
«la evolución» que, a pesar de su
corta vida, tuvo El instructor y recreo
(en el subtítulo, los complementos,
etc.). Con todo, quizás sea el exa-men
a que somete los contenidos el
que mayor interés provoque al in-vestigador:
el autor insiste en su es-casa
originalidad, dado que en su
mayor parte El instructor y recreo re-curre
a la copia o adaptación de ar-tículos
procedentes de títulos forá-neos.
Otra de las exclusividades de
este trabajo es la relativa al origen y
cese de la revista. El primero lo si-túa
Martín Montenegro en orden a
dos hipótesis: en un marco de com-petencias
entre imprentas locales,
por noviembre de 1857, fecha del
primer número de El instructor y re-creo,
Isleña no contaba con una pu-blicación
periódica con la que en-frentarse
a otras casas tipográficas
tinerfeñas; en otro sentido, Martín
Montenegro no deja de admitir que
el director y propietario de Isleña,
Juan Nepomuceno Romero Her-nández
(1823-1867) «pensara que
para inaugurar sus trabajos tipográfi-
CARTAS DIFERENTES. REVISTA CANARIA DE PATRIMONIO DOCUMENTAL 265
cos nada era mejor que sacar una re-vista
que por sus fines nada tuviera
que temer de la autoridad»7. No hay
que olvidar, en este sentido, que
Juan N. Romero, como habitual-mente
solía firmar este empresario,
regentó la Imprenta, Litografía y Li-brería
Isleña durante los años 1857
y 18648. Por lo que se refiere a las
causas del cese, Martín Montenegro
cree verlas en la aparición del perió-dico
El guanche en el seno de la mis-ma
imprenta: una vez ensayada la
experiencia de impresión de un ro-tativo,
de poco servía ya mantener
dos publicaciones periódicas, y en-tre
una de carácter general y mayor
número de suscriptores y otra de in-terés
particular y menor número de
suscriptores, la elección a favor de
El guanche era evidente. La última
parte de su estudio la dedica a las
colaboraciones literarias. Es una lás-tima
que en su estudio a la edición
facsímil, la profesora González Pé-rez
no haya acudido a lo que Mar-tín
Montenegro apunta de manera
inédita aquí, limitándose por el con-trario
a lo apuntado por Sebastián
Padrón Acosta o María Rosa Alonso
Rodríguez en otros trabajos de his-toria
literaria.
En ese mismo año, Hernández
Hernández presenta al Congreso de
Jóvenes Historiadores y Geógrafos
un trabajo en el que por primera
vez la historiografía centra su aten-ción
en las relaciones entre mujer y
prensa durante el XIX en Canarias
partiendo del «significado que la
prensa tiene como medio de comuni-cación,
de expresión de ideas, de sus-tentación
de unos modelos sociales» y
de «la necesidad de conocer qué papel
jugó ésta en la prensa»9. A través de
los títulos santacruceros El obrero,
Diario de Tenerife y Revista de Cana-rias,
además de los laguneros El pig-meo,
El progreso, La verdad, el He-raldo
de Canarias, Región canaria,
Siglo XX y el Diario de La Laguna,
Hernández aborda aspectos como
7. MARTÍN MONTENEGRO, Salvador. La literatura en la prensa de Canarias entre
1785 y 1859. [Tesis doctoral inédita]. [La Laguna]: Universidad de La Laguna. Fa-cultad
de Filología, 1990, v. II, p. 802.
8. Tomo las fechas extremas de VIZCAYA CÁRPENTER, Antonio. Tipografía cana-ria:
descripción bibliográfica de las obras editadas en las islas Canarias desde la intro-ducción
de la imprenta hasta el año 1900. Santa Cruz de Tenerife: [Instituto de Es-tudios
Canarios], 1964, p. XLIII.
9. HERNÁNDEZ HERNÁNDEZ, Carmen Julia. «Mujer y prensa en el XIX: el caso de
Canarias». En: Congreso de Jóvenes Historiadores y Geógrafos. Actas. Madrid: Edito-rial
de la Universidad Complutense, 1990, v. II, p. 973.
266 RESEÑAS
la educación e instrucción de la mu-jer,
las características de su vida co-tidiana,
los valores históricos de su
entrada en sociedad como la belleza
y la prudencia u otros más polémi-cos
en su momento como la incor-poración
de la mujer al mundo la-boral
y político. Hernández no
olvida lo que ella misma denomina
la integración de la mujer en la
prensa. Además de las colaboracio-nes
literarias, insiste en que la pren-sa
femenina
debió tener poca difusión. A dife-rencia
de otras ciudades peninsu-lares,
donde existió un importante
desarrollo de este tipo de periodis-mo,
sobre todo en Madrid, Barce-lona
o Valencia, Canarias quedó
relegada a adquirir la prensa fe-menina
que se hacía en el exterior.
La inexistencia de una prensa
comprometida con la causa feme-nina
es evidente. Las condiciones
históricas, sociales y económicas
de Canarias son diferentes a
aquellas zonas donde surgen por
ejemplo Buena Nueva —Cádiz,
1865—, periódico que lucha por
«el feminismo y la difusión del fou-rerismo
» o La Ilustración de la
Mujer —Barcelona, 1883-
1887—, que se proclama instru-mento
de redención de la mujer, y
asume por primera vez un interés
serio por organizar un movimien-to
femenino y expandirlo por toda
España10.
Aunque precipitada, la descrip-ción
de Hernández de El instructor y
recreo pasa por las características
formales y las secciones y principa-les
temas que se tratan en él. E in-siste
en que «las intenciones del di-rector
eran claras y pretenciosas:
ofrecer un buen periódico femenino,
pues hasta el momento ninguno había
salido. Contaba con puntos de sus-cripción
en las demás islas». Esta
aportación incluye también la enu-meración
de títulos posteriores, si
bien Hernández profundiza única-mente
en la sección «El porvenir de
la mujer» (1894-1900) del periódi-co
La Orotava.
Años después veremos tres con-tribuciones
en la misma línea debi-das
precisamente a la profesora
González Pérez —responsable, co-mo
ya hemos repetido, de esta en-trega—.
En realidad, todas vienen a
insistir en lo que Hernández Her-nández
ya advirtió en 1990, si bien
a través de otros rotativos, un arco
10. IBIDEM, p. 980.
CARTAS DIFERENTES. REVISTA CANARIA DE PATRIMONIO DOCUMENTAL 267
cronológico que llega hasta el siglo
XX y sumando estas aportaciones al
campo de la enseñanza e instruc-ción
femeninas, según algunos de
los planteamientos de González
Luis y Belenguer Calpe para el VI
Coloquio de Historia de la Ecua-ción
(Santiago, 1990)11. De especial
interés es su primer trabajo, de
199612.Ya entonces, marca las bases
de lo que significó El instructor y re-creo
en función de sus cualidades
pedagógicas: el rotativo no es sino
un pretexto más que contribuye,
vistos sus habituales temas, a afian-zar
el modelo tradicional de mujer
hábil para el trabajo del hogar y con
un nivel de instrucción suficiente
para el desarrollo de esta casi única
labor. Su trabajo de 199713, además
de volver sobre la mayor parte de
los aspectos tratados aquí abarcan-do
desde las manifestaciones del Se-manario
misceláneo (1785-1787)
hasta mediados del siglo XX, incluye
al final un anexo de los periódicos
consultados, dividiéndolos por fe-chas
y por su mayor o menor aten-ción
a la educación de la mujer. El
último de los trabajos al que me re-fiero
no viene a ser más que una
síntesis de los dos anteriores14.
Por su parte, el profesor Yanes
Mesa le ha dedicado algunas pági-
11. Véanse BELENGUER CALPE, E. «Educación y mujer en los periódicos pedagó-gicos
canarios (1902-1930). I». En: Mujer y educación en España. VI Coloquio de His-toria
de la Educación. Santiago: Universidad de Santiago, 1990, pp. 53-61 y GON-ZÁLEZ
LUIS, M.L.C. «Educación y mujer en los periódicos pedagógicos canarios
(1902-1930). II». En: Mujer y educación en España. VI Coloquio de Historia de la
Educación. Santiago: Universidad de Santiago, 1990, pp. 177-184.
12. GONZÁLEZ PÉREZ, Teresa. «La educación de la mujer en la prensa canaria».
Bordón, v. 48, n. 4 (1996), pp. 467-477.
13 IDEM. «Algunos datos históricos sobre la educación de la mujer en Canarias».
En: Actas del IV Congreso «Diálogo Fe-Cultura: la Comunicación humana y sus múl-tiples
manifestaciones artísticas». La Laguna: Diócesis de Tenerife; Centro de Estu-dios
Teológicos, 1997, pp. 274-284.
14. IDEM. Mujer y educación en Canarias: anotaciones históricas. [Santa Cruz de
Tenerife; Las Palmas de Gran Canaria]: Editorial Benchomo; [Santa Cruz de Tene-rife:
Cabildo Insular de Tenerife], 1998, especialmente el epígrafe 3.4. «Difusión
del modelo escolar femenino: el papel de la prensa», pp. 59-60. Es una pena que
González Pérez se haya limitado a copiar literalmente fragmentos enteros de sus
dos trabajos anteriores, cambiando sólo su distribución en el discurso.
268 RESEÑAS
nas, primero en un artículo de
199815 y más tarde en su completí-sima
Historia del periodismo tinerfe-ño16.
Lo más novedoso de la aporta-ción
de Yanes Mesa es su hipótesis
acerca de la desaparición de la revis-ta,
que el autor ve progresiva desde
la reducción del formato y supre-sión
de «lujos», según él los denomi-na,
hasta llegar al desenlace final «al
no encontrar en las incipientes clases
medias isleñas la ampliación de la
clientela necesaria para mantener la
edición»17.
Este breve balance —al que ha-bría
que añadir otros apuntes dis-persos—
muestra a las claras hasta
qué punto El instructor y recreo de
las damas ha sido de sobra conoci-do
desde sus orígenes por la histo-riografía
periodística en las islas y da
una ligera idea de lo mucho que
queda aún para que contemos con
un estudio que profundice de ver-dad
en él como modelo y espejo so-cial
de la «lectura femenina» duran-te
el XIX. Como ha ocurrido con
otros ejemplos de nuestra historia
periodística, El instructor no ha pa-sado
de ser una mera referencia
obligada en estudios generales y
parciales que todavía hoy, salvo por
estos contados casos, adolece de la-gunas
y de ciertos estereotipos críti-cos.
Es una pena, pues, que en esta
rara oportunidad de edición facsí-mil
la profesora González Pérez no
haya despejado algunas dudas que
pesan sobre el rotativo: los contex-tos
de su nacimiento y desapari-ción,
su lugar en el marco de la lec-tura
controlada de las mujeres o su
papel en la promoción instructiva
de la mujer dentro de un arco tem-poral
y espacial muy concreto. Lo
mismo podría decirse de los autores
y títulos que la revista reúne, mu-chos
de los cuales ya habían visto la
luz en la prensa de la época. Gonzá-lez
Pérez se limita a repetir lo que
ya había apuntado con anterioridad,
aduciendo, eso sí, algunas líneas de
trabajo futuras. En este sentido, un
capítulo que habrá de tenerse muy
en cuenta, es el de la mujer como
escritora, tanto en su vertiente pu-
15. YANES MESA, Julio Antonio. «Tirada, difusión y finanzas de los periódicos ti-nerfeños
en el siglo XIX». El Museo Canario, v. LIII (1998), pp. 367-404, especial-mente
p. 381.
16. IDEM. Historia del periodismo tinerfeño, 1758-1936: una visión periférica de la
historia del periodismo español. [Tenerife; Gran Canaria: Centro de la Cultura Popu-lar
Canaria], D.L. 2003.
17. IBIDEM, p. 125.
CARTAS DIFERENTES. REVISTA CANARIA DE PATRIMONIO DOCUMENTAL 269
ramente literaria como en el lado
ideológico de los temas que aborda.
El debate decimonónico de la mu-jer
como ser inteligente y de su «ca-pacidad
» y «derecho» a la cultura es-crita
e intelectual abre nuevos pasos
en suelo canario con la publicación
de El instructor, pero no cabe duda
de que en cierta forma sigue mante-niendo
actitudes mentales que mu-cho
le deben aún al poder ejercido
por el hombre sobre el qué y el có-mo
se enseña a la mujer.
VÍCTOR J. HERNÁNDEZ CORREA
FESTEJOS públicos que tuvie-ron
lugar en la ciudad de La Pal-ma,
con motivo de la bajada de
Nuestra Señora de las Nieves ve-rificada
el 1.º de febrero de 1845.
Edición de Pilar Rey y Antonio
Abdo; prólogo de Pilar Rey y An-tonio
Abdo; textos de Manuel Lo-bo
Cabrera et al. Ed. facs. Islas
Canarias: [Ayuntamiento de San-ta
Cruz de La Palma; Patronato
Municipal de la Bajada de la Vir-gen;
Escuela Municipal de Teatro;
Julio Castro Editor], 2005. 128
p., [2] h. pleg. de plan.: il.; 30 cm.
Las 2 h. corresponden a los reco-rridos
procesionales de 1765.
ISBN: 84-932608-3-5.
No creo posible comprender en
todo su alcance la labor desarrollada
por la Escuela Municipal de Teatro
de Santa Cruz de La Palma en lo re-ferente
a la docencia y difusión del
arte dramático dentro y fuera del
archipiélago si obviamos el trabajo
paralelo de su anexo Departamento
de Investigación y Archivo, luego
nominado Centro de Investigación
y Archivo. Y es que sus directores,
Antonio Abdo Pérez (Los Realejos,
1937) y Pilar Rey Brito (Santa Cruz
de Tenerife, 1944) supieron conce-bir
desde la fundación escolar en
1981 la doble dimensión del teatro:
por un lado, su naturaleza como es-pectáculo
y, por otro, su lugar en el
ámbito de los géneros literarios. No
en vano, han sido precisamente el
rescate y divulgación de determina-dos
tejidos textuales de autoría lo-cal
los que han ocupado la mayor
parte de los esfuerzos del citado de-partamento.
Por ejemplo, cuando
hoy en día la obra dramática de
Juan Bautista Poggio Monteverde
(Santa Cruz de La Palma, 1632-
1707) cuenta ya con tres ediciones
a cargo del profesor Fernández Her-nández,
mucho le debemos aún a
aquellas pesquisas preliminares lle-vadas
a cabo en archivos de las islas
—especialmente, en el de la Familia
Poggio— por Abdo Pérez y Rey Bri-