CARTAS DIFERENTES. REVISTA CANARIA DE PATRIMONIO DOCUMENTAL 409
ANTONIO ABDO Y LOS ORÍGENES DE LA
BIBLIOTECA MUNICIPAL DE
TEATRO DE SANTA CRUZ DE LA PALMA
(ENTREVISTA)
Desde que en 1981 nació la Escuela Municipal de Teatro de
Santa Cruz de La Palma, sus profesores, Antonio Abdo y Pilar Rey,
comprendieron la necesidad de contar con una bibliografía básica
en artes escénicas que ayudara a completar el proceso de formación
de sus alumnos. Surgió así, integrada dentro de la propia escuela,
la Biblioteca Municipal de Teatro, que más de treinta años después
reúne una importante colección libros y revistas especializadas y un
amplio catálogo documental que incluye programas de mano, carte-les
y recortes de prensa. En febrero de 2011, bajo la coordinación
del fi lólogo y técnico del Servicio de Patrimonio del Ayuntamiento
de Santa Cruz de La Palma Víctor J. Hernández Correa y del autor
de esta entrevista, la biblioteca inicia una nueva etapa al reabrir sus
puertas en su actual ubicación (en una accesoria del Centro Cultural
José Pérez Andreu, con entrada por la calle Virgen de la Luz), con una
gestión que garantiza el acceso a sus fondos por parte de cualquier
interesado en las artes escénicas, como corresponde a su condición
de servicio público. La biblioteca lleva hoy el nombre de «Antonio
Abdo», el hombre que, junto a su inseparable compañera, Pilar Rey,
dio origen a este singular espacio cultural del archipiélago y quien nos
relata en la siguiente entrevista los avatares, luchas y satisfacciones
que supuso capitanear un proyecto de estas características.
* * *
Antonio Tabares. Cuando en 1981 surge la Escuela Municipal de
Teatro, ¿Pilar Rey y tú se plantean desde un primer momento la
creación de la Biblioteca de Teatro como un complemento textual
para los alumnos, o ya entonces la concibieron con vocación de ser lo
que es ahora, es decir, un espacio abierto al público, con los servicios
propios de una biblioteca municipal?
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Antonio Abdo. Nosotros no entendemos un centro de enseñanzas
teatrales sin una buena biblioteca de apoyo. Como planteamiento
inicial de la Escuela Municipal de Teatro, teníamos ya prevista la
creación de la biblioteca y el archivo, que fuera, paralelamente,
centro de investigación. Por supuesto queríamos, además, que esa
biblioteca estuviera abierta al público. Lo que ocurre es que para
eso se necesitaba un personal que resultaba imposible contratar. Y,
efectivamente, pudimos poner en marcha la biblioteca y el centro
de investigación, en el que hemos tenido colaboradores de la altu-ra
del profesor titular del Departamento de Historia del Arte de
la Universidad de La Laguna Jesús Pérez Morera, el profesor de
literatura española y especialista en historia del teatro en Canarias
Rafael Fernández Hernández, el recordado cronista ofi cial de Santa
Cruz de La Palma Jaime Pérez García, el catedrático de Historia
Moderna de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria Antonio
de Béthencourt Massieu, y entidades como El Museo Canario de Las
Palmas de Gran Canaria y la Real Sociedad Cosmológica de Santa
Cruz de La Palma. Esta última, especialmente, cuando en 1984
organizamos la exposición dedicada a «El Teatro en Santa Cruz de
La Palma»1. Esta muestra surgió a raíz y como consecuencia de la
restauración, entonces en marcha, del Teatro Chico, y aquello dio pie
a que hiciéramos una investigación exhaustiva en La Cosmológica
de todo el material de hemeroteca que había en torno al teatro en
la isla, además de contar con el soporte del archivo fotográfi co de
D. Miguel Brito, a la sazón en poder de Jorge Lozano2. En ese pro-ceso
tuvimos noticia de las primeras informaciones que publicó el
periódico El Time en 1863, con aquel famoso artículo de Antonio
Rodríguez López3 (que fi rma A., con su habitual seudónimo) que
1. La exposición «El Teatro en Santa Cruz de La Palma» se realizó en la plaza
de España del 15 al 31 de octubre de 1984, comisariada por Ángel Luis Fernández
Muñoz a partir de la investigación y selección documental de Antonio Abdo y Pilar
Rey. Con este motivo, el ayuntamiento, con la colaboración de la Caja General de
Ahorros de Canarias, editó un catálogo en el que se recogen trabajos de Loló Fernán-dez,
Antonio Abdo y Pilar Rey, Juan Régulo, Luis Pérez Martín, Ángel Luis Fernández
y Fernando Inglés.
2. La obra de Miguel Brito se recoge con la denominación «Fondo Fotógrafos y Dibu-jantes
» en el Archivo General de La Palma.
3. Se refi ere al artículo «El Teatro», publicado el 31 de enero de 1864, que comienza
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desgrana los problemas del teatro y es de una actualidad pasmosa.
Detuvimos nuestra investigación en el año 1936 porque nos parecía
que a partir de esa fecha se requiere un estudio diferente y mucho
más concienzudo. En esa investigación descubrimos con sorpresa la
enorme trayectoria teatral que hubo en Santa Cruz de La Palma
a fi nales del XIX y comienzos del XX, donde destaca la fi gura de
Rodríguez López, pero donde hubo todo un movimiento con otros
autores como Francisco Cosmelli y Sotomayor o la participación del
pintor Aurelio Carmona, como autor de decorados, y más tarde una
carrera fructífera como la del barítono Manuel Guardia Roldán, que
habiendo venido a la isla con la Compañía de Zarzuela de Guzmán
y Bracamonte, se instaló en La Palma, concretamente en Los Sauces,
donde casó y tuvo descendencia, y escribió varias zarzuelas y algunas
canciones que se hicieron muy populares. En defi nitiva, nos sorprendió
descubrir la propia vida teatral de la ciudad, con las compañías de
repertorio que llegaban a la isla y que en dos días eran capaces de
preparar las obras de los autores locales.
A.T. ¿Cuáles eran los criterios de investigación del centro?
A.A. Los criterios de investigación eran, sobre todo, la reunión,
conservación y análisis de todo el material que se hallaba muy dis-perso
e incontrolado. Verás: si bien es verdad que tenemos historias
del teatro en las islas como la de Luis Alemany4, nos parecía que La
Palma necesitaba un estudio individualizado y particular de su histo-ria
teatral. Por otro lado, el criterio fundamental era la conservación,
porque hasta la fecha se había perdido muchísima documentación
y muy valiosa, y nosotros pensamos que era necesario evitar que
se siguiera perdiendo. Te contaré un caso: cuando se quemó la casa
Massieu de Tello y Eslava5, casualmente un mes antes, su propieta-ria,
María Baudet, nos había llevado allí para mostrarnos una caja
con una cantidad enorme de material que había pertenecido a su
de este modo: «Mucho se ha escrito en pro y en contra del Teatro, considerándolo unos como
escuela social, otros como mero pasatiempo y aún algunos como un medio de corrupción. Nosotros
creemos profundamente en lo primero».
4. ALEMANY, Luis. El teatro en Canarias: notas para una historia. Santa Cruz de
Tenerife: Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, 1996.
5. Esta casa, ubicada en plaza de España, n. 5, ardió la noche del 5 de enero de 1990.
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padre6. Nos permitió que lo fotocopiáramos absolutamente todo. Y
al cabo de un mes todos los documentos originales se perdieron en
el incendio. Gracias a que pudimos fotocopiarlo se ha conservado.
A.T. Milagrosamente.
A.A. Milagrosamente. Y es que hemos encontrado mucho apoyo en
mucha gente. Entonces, volviendo a la idea inicial, nos encontramos con
que había que indagar en la historia del teatro en La Palma. Enseguida
nos dimos cuenta de que había un material importantísimo por estudiar,
que era todo el corpus teatral vinculado a la Bajada de la Virgen de Las
Nieves. En ese punto se produjo una coincidencia. Nosotros habíamos
empezado a interesarnos en la obra de Juan Bautista Poggio y Mon-teverde
(su segundo apellido es, en realidad, Maldonado). Intentamos
conseguir todo el material que fuera posible, porque partíamos de las
seis o siete loas que se encuentran en La Cosmológica. «Estupendo,
—nos dijimos—, vamos a ver si escribió algo más». Y, casualmente, en
esas fechas, el profesor de la Universidad de La Laguna Rafael Fernán-dez
estaba haciendo su tesis doctoral sobre Poggio. Nosotros tenemos
amistad con Rafael desde que hacíamos teatro en los sesenta (también
él hacía algo de teatro por aquella época). Y fue precisamente él quien
nos propuso colaborar conjuntamente e intercambiarnos el material
que habíamos encontrado hasta entonces. Nosotros teníamos las loas,
que era lo que interesaba a nuestro propósito y él tenía gran cantidad
de información sobre su persona y su entorno, las seis loas conocidas
y su producción poética. A todo esto vino a sumarse la casualidad de
que por entonces estaba en La Palma Jesús Pérez Morera, que a la
sazón estudiaba Historia del Arte y estaba muy interesado en el tema.
Y nos ayudó mucho en los trabajos de transcripción, especialmente a
la hora de descifrar los manuscritos del XVII o de comienzos del XVIII.
La familia Poggio puso abiertamente a nuestra disposición el archivo
que conservaba y allí descubrimos otras loas de Poggio desconocidas
y, por otro lado, cotejamos las ya conocidas con las existentes en La
Cosmológica.
6. Mario Baudet Oliver heredó la propiedad del Teatro Circo de Marte de su
padre, el empresario tinerfeño Ramón Baudet Grandy, que había adquirido el recinto
en la primera mitad del siglo XX.
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De ese modo nos metimos muy a fondo con la obra del «Calderón
Canario». Hasta entonces habíamos llevado al Encuentro Juvenil de
Teatro Clásico de Almagro La dama boba, de Lope de Vega, después
representamos dos piezas de Tirso de Molina, que no llegaron a ir a
Almagro, y, fi nalmente, Los guanches de Tenerife, también de Lope, y
La ínsula Barataria, sobre textos de Cervantes. Llegado ese momento
nos planteamos: «¿Y por qué no vamos a llevar las loas de Poggio?».
Así que llevamos a Almagro creo que hasta tres loas sacramentales
de Poggio. Y, lo que son las cosas, al representarlas allí, la gente de
Almagro se mostró muy interesada por nuestro poeta. Les explicamos
que tenía loas sacramentales y loas marianas a la virgen de las Nieves.
Y, casualidad, la virgen de las Nieves resulta ser también la patrona
de Almagro, lo que hizo que se interesaran aún más.
A.T. Pero la investigación no sólo se ha dedicado a la Bajada de
la Virgen, aunque evidentemente se ha centrado ahí.
A.A. No. Lo que ocurre es que se ha escrito muchísimo sobre la
Bajada, pero yo creo que no se ha acudido sufi cientemente a las
fuentes originales. Y nosotros tuvimos la enorme suerte de encontrar,
precisamente en el archivo de los Poggio, el manuscrito de 1765,
que para mí es un prodigio de riqueza de datos, el mayor que se ha
encontrado hasta ahora y el más preciso, donde se describen hasta
los instrumentos musicales de la época que intervenían en las re-presentaciones.
Logramos publicar su transcripción en 19897. Luego
sí que hemos encontrado otros manuscritos pero no tan abundantes
en datos ni con ese grado de precisión8.
7. ABDO PÉREZ, Antonio; PÉREZ MORERA, Jesús; REY BRITO, Pilar. Descripción Verdadera
de los solemnes Cultos y célebres funciones que la mui noble y leal Ciudad de Sta Cruz
en la ysla del Señor San Miguel de la Palma consagró a María Santísima de las Nieves
en su vaxada a dicha Ciudad en el quinquennio de este año de 1765. Santa Cruz de La
Palma: Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma. Escuela Municipal de Teatro, 1989.
8. Posteriormente se han publicado otros tres volúmenes: PÉREZ GARCÍA, Jaime... [et
al.]. Descripción de todo lo que pasó en la Bajada de Nieves en La Palma Año de 1815.
La Laguna: Julio Castro, 1997. LOBO CABRERA, Manuel... [et al.]. Festejos públicos que
tuvieron lugar en la ciudad de La Palma, con motivo de la bajada de Nuestra Señora de
las Nieves verifi cada el I.º de febrero de 1845. Santa Cruz de La Palma: Ayuntamiento
de Santa Cruz de La Palma. Patronato Municipal de la Bajada de la Virgen; Escuela
Municipal de Teatro. La Laguna: Julio Castro, 2005. ABDO PÉREZ, Antonio... [et al.].
Bajada de Nuestra Señora La Virgen de Las Nieves en el año de 1850. Santa Cruz de
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A.T. Volviendo a los orígenes de la biblioteca, ¿de dónde surge
el primer material bibliográfi co? ¿Eran libros propios, donaciones,
adquisiciones?
A.A. Pues un poco como ocurre ahora: entramos en contacto con
centros como el Instituto de Teatro de Barcelona, la revista Primer acto,
el Ministerio de Cultura, la RESAD, la Compañía Nacional de Teatro
Clásico..., organismos que nos enviaron muchísimo material. Nosotros
teníamos unos problemas gordísimos de presupuesto, claro, pero los
fuimos cubriendo a base de pedir subvenciones a entidades como la
Caja [General de Ahorros de Canarias], etc. También hay que tener en
cuenta que viajábamos mucho a Madrid y frecuentábamos la librería La
Avispa9, donde nos orientaron muchísimo y nos tenían al tanto de las
novedades. Por ejemplo, la biblioteca tiene un tratado de escenografía
italiano del que en la época sólo había tres ejemplares en España y
uno de ellos vino para Santa Cruz de La Palma10. Allí conseguimos
los cuatro tomos del método Stanislavski, editados en Argentina11. Y
luego hubo donaciones particulares muy importantes, como la de una
familia (lamentablemente en este momento no recuerdo el nombre)
que nos donó un número enorme de ejemplares de antiguas colecciones
teatrales como «La Farsa» o «El teatro moderno».
A.T. Supongo que también por parte de autores canarios. Pienso
en Ángel Camacho, por ejemplo.
A.A. Hombre, claro, Ángel Camacho. Y otros autores, como Cirilo
Leal, que siempre nos mandaban todo lo que editaban.
A.T. Coincidiendo con la fundación de la biblioteca surge la idea
de convocar el premio de obras de teatro.
A.A. Sí. Todo ocurrió en el comienzo de la escuela. Teníamos mu-chas
actividades porque lo que queríamos realmente era que a nivel
La Palma: Cabildo Insular de La Palma, 2010.
9. Esta librería de la madrileña calle de San Mateo fue durante muchos años un
referente obligado para toda la profesión teatral hasta su cierre en la primera década
del siglo XXI.
10. MELLO, Bruno. Trattato di scenotecnica. Roma: Görlich; Istituto Geográfi co de
Agostini Novara, 1979.
11. STANISLAVSKI, Konstantin. Obras completas. Buenos Aires: Quetzal, 1986.
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popular se hablara de teatro. Que el pueblo pensara en teatro. Que el
teatro fuera un tema que estuviera siempre presente. Porque la escuela
surgió no sólo como centro docente. Hay que tener en cuenta que
en un sitio tan pequeño, la gente va a la escuela por muy variados
motivos. No sé. Unos van porque, realmente, les interesa el teatro,
pero otros por entretenerse, hay algunos que mandan a sus hijos para
quitárselos de encima unas horas..., y los más, porque son conscientes
del poder formativo de la práctica teatral. En fi n, que razones hay
muchas y muy variadas. Pero nosotros, dentro de este afán de que
la gente hablara, de que se pensara en teatro, una de las cosas que
nos pareció interesante fue convocar el premio de textos teatrales
y de artes plásticas. Sobre todo dirigido a los centros docentes, que
participaron muchísimo. Muchísimo. El primer premio se convocó
el curso inaugural de la escuela, en 1981-1982. Durante varios años,
la participación de los colegios de la isla fue abundantísima. Luego
fue decayendo, porque las cosas son como son, la gente se cansa...,
depende mucho de quién esté en la dirección del centro escolar...
Por ejemplo, tú sabes que hay un centro que sigue colaborando acti-vamente
gracias a que hay una persona allí que se preocupa de ello.
Pero a lo largo de las distintas convocatorias tuvimos cosas muy
interesantes. Y además aprovechábamos los premios de artes plásti-cas,
tanto de niños como de adultos, para el diseño del cartel y del
programa y hacer pegatinas para el Día Mundial del Teatro, que era
una forma también de llegar al público. En defi nitiva, se trataba de
salir a la calle, de estar ahí. Y nuestra idea del Día Mundial del Tea-tro
era celebrarlo a nivel insular, mover a la gente. El Cabildo de La
Palma nos ponía autobuses y se traía a grupos teatrales y colegios de
todos los pueblos que participaban con sus actuaciones en la plaza
de España, tras una cabalgata que salía de la plaza de La Alameda.
Y esto se hizo año tras año, sin solución de continuidad. Solamente
tuvimos que suspender en una ocasión en que lo teníamos todo
preparado porque ese día llovió a mares.
A.T. Respecto al premio, en su categoría de adultos logró una re-percusión
importante, con autores galardonados que luego han tenido
una trayectoria fructífera incluso en el ámbito nacional.
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A.A. Los comienzos de la convocatoria fueron muy humildes
porque llegaban textos que no reunían la calidad sufi ciente, aunque
había excepciones. Pero a medida que el premio se fue conociendo,
lo fueron ganando fi rmas ya conocidas. Pienso en autores como Pedro
Manuel Víllora, Cirilo Leal, Ángel Camacho, Orlando Alonso, Emilio
González Déniz, Ernesto Rodríguez Abad, Antonio Tabares...12. Pro-duce,
por cierto, mucha satisfacción dar un premio a un autor que
está empezando y luego ves que desarrolla una carrera importante.
A.T. Sólo una vez logró ser publicado, pese a vuestros intentos
por lograr editarlo.
A.A. Esto sucedió igual que suceden todas las cosas con los polí-ticos.
En aquel momento estaba en la Viceconsejería de Cultura del
Gobierno de Canarias Carlos Díaz-Bertrana. Y un día que fuimos
a verlo a Las Palmas —ya se sabe que la mejor forma de conseguir
algo es plantarse directamente en estos sitios—, él tenía mucha
prisa. Íbamos hablando por los pasillos de la consejería. Hasta que,
cuando ya estaba a punto de marcharse, se volvió y nos dijo: «Oye,
si tienen algo para editar, díganmelo» e inmediatamente pensamos
en el premio de teatro y, como es lógico, elegimos el que se había
fallado ese año13, con las obras de Antonio Moya Zarzuela y Ángeles
Rodríguez, que había sido alumna nuestra.
A.T. La pena es que esa publicación no tuvo luego continuidad.
A.A. Claro. Ése es el gran problema. Se consigue una vez y después
no tiene continuidad. Ahí queda. Nosotros proponíamos incluir en el
12. Pedro Manuel Víllora ganó el certamen en 2006 con la obra La noche de mamá;
Cirilo Leal lo obtuvo en 1985 con La galería; Ángel Camacho en 1988 con El último
engaño; Orlando Alonso en 1986 con Cualquier camino; Emilio González Déniz con
Dicen que me llamo Juan en 1983; Ernesto Rodríguez Abad en 1994 con La africana
y de nuevo en 1996 con El pulpo; Antonio Tabares en 2005 con El circo. Actualmente
la categoría para adultos no se convoca.
13. En este volumen, editado en 1992 con el patrocinio de la Viceconsejería de
Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, se publicaron los textos La jarra de oro,
de Juan José Neris Hernández, premio en la categoría infantil hasta 8 años; Un robo al
banco, de Wesley León Martín Rodríguez, ganador en la categoría hasta 11 años; El rey
se ha equivocado, de Beatriz Lecuona Pérez, premio en la categoría de 12 a 14 años; y
Auto de fe en Cajamarca, de Antonio Moya Zarzuela, y Sangre de drago, de María Ángeles
Rodríguez Pérez, estos dos últimos galardonados ex aequo en la categoría de adultos.
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premio el montaje de la obra ganadora, pero eso requiere un presu-puesto
para poder escenifi carlo con todas las de la ley. Ahora bien,
si tu presupuesto es cero, resulta muy difícil estrenar un texto con
un mínimo de dignidad. En su lugar, lo que hicimos alguna vez, no
muchas, fue presentar los textos ganadores en lecturas dramatizadas.
A.T. No deja de ser curioso que cuando se apuesta por el premio
se establezcan varias categorías infantiles. Yo creo que no debe haber
muchos premios en España de teatro escrito por niños. Y también
de categoría juvenil, que a mí me parece interesantísimo, además
del propiamente de adultos. ¿Cómo surge esa idea de teatro escrito
por niños?
A.A. Nosotros veníamos de una experiencia previa, ya que Pilar
había sido secretaria de la AETIJ (Asociación Española de Teatro
para la Infancia y la Juventud, actual ASSITEJ) en Tenerife —por eso,
años después nos hicieron socios de honor, aparte de por el trabajo
que estábamos haciendo en la escuela con los niños— y traíamos la
experiencia de los concursos que promovía la AETIJ, que en aquel
entonces ya establecían varias categorías infantiles. Algo muy difícil,
por otra parte, porque, ¿qué diferencia hay entre un niño de ocho
años y un niño de nueve, o entre uno de once y otro de doce? No
hay ninguna diferencia. Pero tampoco podíamos pretender que los
niños de seis años compitieran con los de doce, que ya tienen una
madurez... Así que decidimos mantener las mismas categorías.
A.T. Yo me refería no tanto a la división por edades, sino realmen-te
al hecho de la convocatoria en sí, de que sean los niños quienes
escriban teatro.
A.A. Sí, pues precisamente por esa experiencia previa de la AETIJ.
Además, nos pareció que podría resultar muy formativo, porque, claro,
los niños, por lo general, no conocen el mundo del teatro, no saben
qué es escribir teatro. Muchas veces verás que confunden los géneros y
escriben una narración como si fuera teatro; y cuando le dan la forma
teatral inevitablemente aparece la fi gura del narrador, que describe
cantidad de cosas... cuando es la acción lo que caracteriza al teatro. Por
eso nos pareció que era una forma literaria más que podrían aprender.
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Porque para los niños la poesía es el pan nuestro de cada día, o la
narrativa, que conocen bien por los cuentos que suelen leer. Pero el
teatro es un género literario distinto. Nadie lee teatro. Y menos los
niños. Así que era una forma de que ellos se habituaran a lo que es
el diálogo como base textual del teatro. Y que entraran en ese otro
mundo literario que es la dramaturgia. El teatro es difícil de leer y
tú lo sabes. Y es difícil porque el texto teatral no describe las emo-ciones.
Las emociones se traslucen a través del diálogo y de la acción.
Y es ahí donde está la difi cultad, porque normalmente cuando uno
lee va buscando la emoción, y no hablo «de ponerse a llorar», sino de
la cercanía, de la implicación emocional. Por eso es más complicado,
porque el teatro exige siempre una lectura paralela, una lectura del
subtexto para la que no todo el mundo está preparado. Ahora bien,
respecto a los niños te digo una cosa: cuando el niño escribe teatro,
inconscientemente, y digo «escribe», va aprendiendo todo eso y va
tratando de averiguar qué hay por debajo de las palabras.
A.T. Acabas de decir que muy poca gente lee teatro y creo que
tienes toda la razón. Yo encuentro incluso actores que son negados a
la hora de leer teatro. No deja de ser una paradoja que se cree una
biblioteca dedicada al libro teatral.
A.A. Claro, pero la biblioteca no sólo se creó para que se leyera
teatro. Su función también era ofrecer técnicas teatrales, porque
aquí, con la afi ción que hay y que siempre ha habido, existía una
preocupación por indagar y profundizar en técnicas de interpretación,
por ejemplo. Y nos parecía que también teníamos que ser capaces
de ofrecer un material para aquél que quisiera trabajar con buenos
referentes. Y en ese sentido hay libros de dirección, de interpretación,
de escenografía, diccionarios extraordinarios como el Pavis14. La bi-blioteca
tiene, además, una abundante bibliografía sobre las técnicas
de la voz hablada y cantada.
A.T. Y ahora, treinta años después, te encuentras con que la Bi-blioteca
de Teatro lleva el nombre de Antonio Abdo.
14 PAVIS, Patrice. Diccionario del teatro. Barcelona: Paidós Comunicación, 1980.
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A.A. Yo agradecí mucho ese gesto. Me imagino de dónde surgió
la iniciativa, aunque no quiero señalar a nadie. Lo agradezco mucho,
pero tengo también una pena muy grande, y es que a mí me gustaría
estar en contacto permanente con la biblioteca, y de momento no
puedo, o no podemos, ni Pilar ni yo. No sé, es como si de repente
te hicieran un regalo y te permiten abrirlo, pero no puedes jugar
con él. Así es como me siento respecto a la biblioteca. Y me gustaría
pasar más tiempo allí. ¿Se están haciendo préstamos?
A.T. Sí, incluso a gente que no es afi cionada al teatro. Y eso es
muy satisfactorio.
A.A. Sobre todo textos teatrales, imagino.
A.T. Sí. Aunque, sobre todo los alumnos de la escuela, también
suelen consultar textos teóricos.
A.A. El tema de los préstamos para nosotros era muy delicado,
porque no teníamos la biblioteca organizada y no puedes prestar
libros sin tener un control. Nosotros lo que hacíamos era ofrecer la
posibilidad de que las personas interesadas vinieran a leer a la escuela
y eligieran lo que quisieran, textos que les facilitábamos fotocopiados.
En alguna ocasión fue tanto lo que nos insistieron que prestamos
algunos libros y nunca nos los devolvieron.
A.T. Y ahora, que ves que después de tantos años, la Biblioteca
de Teatro por fi n tiene su propio espacio y está abierta al público,
¿cómo te gustaría que fuera?
A.A. En primer lugar, me gustaría que tuviera un presupuesto fi jo. Eso
es fundamental, porque por muchas donaciones que se tengan, siempre
hay libros que no puedes conseguir a base de donaciones. En segundo
lugar, debería estar en contacto con el resto de bibliotecas vinculadas
al mundo del teatro. Y, en tercer lugar, y eso es algo que ya se está
haciendo, debe tener actividades de dinamización y animación a la lec-tura.
Esto es algo muy interesante y con lo que nos gustaría colaborar.
ANTONIO TABARES
(Dramaturgo)
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