HISTORIA DEL ARTE
Buletín Millares CurIo
2003, 22: 177-197
ISSN: 021 1-2140
La Inmaculada Concepción
en la pintura de los Realejos
José Cesáreo LÓPEZ PLASENCIA
Filologo e Investigador de 111 Ciclo en Historia del Arte
(Universidad de La Laguna)
¿Quién es aquélla/ que se alza
cual la aurora,/ hermosa como
la luna,/ brillante como el sol,/
terrible como ejército en banderas'?
(Cantal; VI, 10)
Uno de los temas artísticos que más se difundieron en nuestro país a lo largo
del siglo XVII, centuria de marcado carácter mariano, fue el de la Inmaculada
Concepción de la Virgen María, iconografía mariana que fue la que más se pro-pagó
desde el mismo siglo XVI l. La gran devoción profesada a este misterio
motivó que muchos pueblos y ciudades españolas rivalizaran a la hora de adhe-rirse
al voto concepcionista, lo cual conllevó la fundación de varias parroquias,
conventos y ermitas que se pusieron bajo la citada advocación mariana, aunque
en el Archipiélago ya se habían dedicado algunos edificios religiosos a la
Inmaculada Concepción desde centurias anteriores. Éste es el caso de las parro-quias
matrices de Santa Cruz de Tenerife, San Cristóbal de La Laguna, Villa de
La Orotava y Realejo de Abajo, fundadas a lo largo de los siglos XV-XVI en
la Isla de Tenerife, así como las parroquiales de la Villa de Santa María de
Valverde (El Hierro), Villa de Agaete (Gran Canaria) y las ermitas de La
Concepción erigidas en los pagos de Buenavista, en Breña Alta (La Palma),
Masca (Tenerife) y Llanos de la Concepción (Fuertevent~ra)~.
Rodriguez González, Margarita, "La Pintura hasta 1800", en VV.AA., Gran Enciclopedia de El Arte
en Canarias, Centro de la Cultura Popular Canaria, Santa Cmz de Tenerife, 1998, p. 366.
2 Calero Ruiz, Clementina, Escultura barroca en Canarias (1600-I750), Col. "Historia y Arte", núm.
I , Aula de Cultura de Tenerife, Excmo. Cabildo Insular de Tenenfe, Santa Cmz de Tenerife, 1987, p. 71, nota
69; y López Plasencia, José Cesáreo, "La Orden Seráfica en la plástica Canaria. Iconografia franciscana del
Barroco en la pintura y el grabado de la Villa de Los Realejos, Tenerife", Tebeto. Anuario del Archivo Histúrico
Insular de Fuerteventura, Excmo. Cabildo Insular de Fuerteventura, Puerto del Rosario (en prensa).
José Cesáreo López Plasencia Ltr Inmaculada Concepción r2n/ i r prnti~rtrI /(,l o\ I<~wli~/r~\
Mucho antes de que la Iglesia declarase canónica la fiesta de la
Inmaculada, los católicos ya creían fervientemente en ella. Casi desde la epoca
en la que el Apóstol Santiago el Mayor arribó a nuestro país, la Corredentora
ya era venerada en la Península Ibérica como la concebida sin pecuu'o, hecho
que queda demostrado mediante las palabras Ave Muría Purí,~mu, con las que
se inicia la confesión, cuyo origen en España es inmemorial3. Buena prueba de
la gran devoción que se le profesaba a la Inmaculada en España, desde el siglo
XVI, es el hecho de que su fiesta haya sido declarada de precepto a lo largo de
dicha centuria en las diócesis de nuestro país, creándose numerosas cofradías
de La Concepción4, desde el primer tercio del Quinientos, de acuerdo a la
recomendación contenida en un imperial despacho de Carlos VS, muchas de
las cuales fueron privilegiadas con la concesión de bulas papales6.
Sin embargo, y a pesar de la gran devoción concepcionista que hubo siem-pre
en España, sobre todo a lo largo del Seiscientos, los numerosos devotos
tuvieron que esperar hasta el siglo XIX para que el dogma inmaculadista fuese
proclamado de manera oficial por la Iglesia. Esto supuso una larga espera, si
tenemos en cuenta que el culto a la Inmaculada ya se había incorporado a la
liturgia en el siglo XII. Fue el 8 de diciembre7 del año 1854 cuando el Pontífice
Pío IX, por medio de la Bula Inefabilis Deus, proclamó el dogma de la
Inmaculada Concepción de la Virgen María. El citado documento afirma que
la bienaventurada Ergen Mariu fie preservada inmune de toda manchu de
Melgar Valero, Luis Tomás, "La Inmaculada Concepción", Los Silnto.~d el dírr, Editorial LIBSA.
Madrid, 2002, pp. 23 1-232.
La fundada en la parroquia1 de Realejo Bajo, en la primera mitad del siglo XVII, llegó a poseer un
notable patrimonio artístico compuesto de valiosas piezas de orfebreria, el rico ajuar dc la imagen titular y
ornamentos litúrgicos. Sirvan de muestra las c~rrtcruse n n~ímerod e cuiltro. c,on c,i~crt~p-eor il1rr.s~.s~o l rIepltrr11
[con] ulmu de palo y el sol curntu treintu y tres rcrj.os grundc.~y veintey nz(eve peq~~t~ñ~o.~s,~ v ~ r ~ ~tondoe c ~ i ~ n t ~
a la Patronu y confeccionadas en 1746; una luna de plata con tres seruf;nr.s; una corona de rtnl~rrro~ yruntl<~
.sobredoruda; doce estrellas de plata decoradas con piedras donadas por los devotos. que la imagen lucia en
su nicho, adquiridas por la cofradía en 1746 durante la mayordomía del Capitán D. Francisco Antonio
Peraza de Ayala; otras doce estre1la.s deplutu subredoradcr, que aún se conservan pendiendo del sol: Irr /<m-pura
de la patrona, a la que en 1868 le faltaban dos urgollitas y tenía dos e.\ltrbones rotos; crrr millo (/e oir)
con una esmeralda al parecer. regalado el 74 de Diciembre de IR99 ti /u C'onwpc,ión pos í~'trfuli~ur
Hernández; así como el medall<jn que se le pone en el pelo Itr &-gen de Concepci(ín (A[rcliivo] P[arro-quial]
de La [Concepción] de R[ealejo] B[ajo], Libro de c,zirntus de Ir cofkrdíu de Mru. Srrr. de Itr Pi~ricimtr
Concepcicín, descargo del año 1746, s. f.; e Inventurios de los años 1790, s. 1:; 1868 (núms. 34 y 551, s. f.;
y 1903 (núms. 61 y 62), s. f.).
5 En la capital andaluza se fundaron dos importantes cofradías: una cn el convento Casa Grande de
San francisco, mientras que la otra tuvo su sede canónica en la iglesia del Colegio de Rcgina. a la cual per-teneció
la nobleza sevillana. (Bermejo y Carballo, Jose, G1oriu.s religio.sas tkr Sc~villti.N otir.iu hi.s/(jric.o-t/c+
criptivu de todas las cofradías de Penitenciu, Sangre J' Luzfiinclridu, en esru c.iut/trt/, Imprenta y Librería del
Salvador, Sevilla, 1882. (Edición facsímil de la Editorial Castillejo, Sevilla. 1994, pp. 24-25 y 419-42 1 ) .
Lobo Cabrera, Manuel, "Las primeras procesiones en Canarias", Almoguren. niiin.l3, Centi-o
Teológico de Las Palmas, Las Palmas de Gran Canaria, junio (1994), p. 202.
7 La fiesta de la Inmaculada se celebra el 8 de diciembre, ya que fiie en ese dia cuando Santa Ana conci-bió
a la Virgen con el beso y abrazo de su esposo San Joaquín ante la Pucrta Dorada. (Cámara, Alicia. Kurtolomi
Estebun Murillo, Col. "El Arte y sus Creadores", núm. 18, Historia Viva, S. L., Madrid, 1993, p. 53).
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José Cesáreo López Plasencia La lnmaculada Concepción en la pintura de los Realejos
pecado original en el primer instante de su concepción, por singular gracia y
privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo,
Salvador del Género Humano. Ya antes de que la definición dogmática fuese
una realidad, la fiesta de la Inmaculada se había celebrado en Barcelona
(1281)8, se había autorizado a creer en la Concepción Sine Macula de María
(1 6 17), su culto había sido definido mediante el Breve Pontificio Sollicitudo
Omnium Ecclesiarum (1661) por el Papa español Alejandro VII, mientras que
el Pontífice Clemente XIII la había proclamado Patrona de España y de las
Indias (1760) a petición del monarca español Carlos 111 de Borbón, gran devo-to
de La Purísima, la cual figura en el collar de la Orden que lleva el nombre
de este monarca9.
Como ya se ha señalado, para demostrar su devoción y adhesión al miste-rio
de la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora, a lo largo del siglo XVII,
muchas ciudades -Sevillalo, Granada, Cádiz, Murcia" e incluso Roma-
Sebastián, Santiago, Contrarreforma y Barroco. Lecturas iconográjicas e iconológicas. Alianza
Editorial, S. A., Madrid, 1989, p. 222.
Hcmández Díaz, Patricio, "Cuadro de la Inmaculada. Colección particular. Puerto de la Cruz",
Revista de Histtori Canaria, año LVII, tomo XXXVII, núm. 173, Facultad de Geografía e Historia,
Universidad de La Laguna, La Laguna (1983), p. 241 ; Hemández González, Manuel, La religiosidadpopu-lar
en Tener@ durante el siglo XVIII. (Las Creencias y las Fiestas), Secretariado de Publicaciones,
Universidad de La Laguna, 1990, p. 45; Cámara, Alicia, op. cit., p. 53; Rodriguez González, Margarita,
"La Pintura ...", art. cit., p. 366; López Plasencia, José Cesáreo, "A propósito del V Centenario de San
Pedro de Alcántara (1499-1999). La advocación mariana de los Afligidos y los franciscanos descalzos de
Santa Lucía en la historia religiosa de la Villa de Los Realejos", Revista de Historia Canaria, núm. 182,
Dptos. de Historia e Historia del Arte, Universidad de La Laguna, San Cristóbal de La Laguna (2000), p.
140, nota 71; Rodriguez González, Margarita, "Inmaculada Concepción", en VV.AA., Imágenes de,fe.
Gran Jubileo 2000, Excmo. Cabildo Catedral de San Cristóbal de La Laguna, Excmo. Ayuntamiento de La
Laguna, 2000, pp. 72-73, Cat. 2 1. (Catálogo de la Exposición homónima comisariada por el Canónigo D.
José Siverio Pérez. Catedral de San Cristóbal de La Laguna, septiembre-octubre de 2000); y Amador
Marrero, Pablo Francisco, "Purísima de Carlos 111", en VV.AA., Sacra Memoria. Arte religioso en el
Puerto de la Cruz, Excmo. Ayuntamiento del Puerto de la Cruz, 2001, p. 143. (Catálogo de la Exposición
homónima comisariada por el Lcdo. D. Pablo Francisco Amador Marrero. Casa de la Real Aduana, Puerto
de la Cruz, junio-julio de 2001). La Inmaculada es asimismo Patrona del Arma de Infantería española,
habiéndose creado una Orden Militar de La Concepción, en 1619, por D. Carlos González de Clevers,
Duque de Nevers. (Anónimo, "La Purisima Concepción y la Infantería española", El Día, Santa Cruz de
Tenerife, 8 de diciembre de 1954).
10 Fruto de la gran devoción del pueblo sevillano a la lnmaculada es la aparición de una insignia, el
simpecado, la cual figura al comienzo de los cortejos procesionales, proclamando asi el fervor mariano de
las cofradías hispalenses. Según la Dra. Sanz Serrano, la primera en hacer uso de él fue la Cofradía
Penitencial de El Silencio, en el año 1619, aunque fue en la segunda mitad del Seiscientos cuando su uso se
generalizó. (Bermejo y Carballo, José, op. cit., pp. 58-61; Garcia Olloqui, Maria Victoria, Orfebrería sevi-llana:
Cayetano González, Ediciones Guadalquivir, S. L., Sevilla, 1992, p. 41; y Sanz Serrano, María Jesús,
"Las artes ornamentales en las cofradías de la Semana Santa sevillana", en VV.AA., Las Cojradías de
Sevilla. Historia, antropología, arte, Sevilla, 1985, p. 178). Buena muestra de la devoción del pueblo sevi-llano
a la Purísima son los siguientes versos, escritos por Miguel Cid, que fueron muy populares en la ciu-dad:
Todo el mundo en general/ A voces Reyna escogida/ Diga que sois concebida/ Sin pecado original.
(Cámara, Alicia, op. cit., p. 56).
11 Uno de los primeros y más ricos santuarios que se dedicaron a la Inmaculada en España fue la
capilla de La Concepción del trascoro de la catedral murciana, construida entre 1623-1627 bajo el epis-
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José Cesáreo López Plasencia La Inniaculada Concepción cJn Iu pnriirtr (/l. lo\ l~'cul~~lo\
erigieron bellos monumentos dedicados a exaltar el Triunfo de la Inmaculada
Concepción de Maríal2. En Tenerife, algunas de las principales parroquias ya
se habían puesto bajo su patronazgo, mientras que a la Isla de Gran Canaria la
devoción llega desde Sevilla a través de la Vcncrable Hermandad dcl
Santísimo Sacramento, con sede canónica en la Catedral de Santa Ana de Las
Palmas de Gran Canaria. La citada Hermandad Sacramcntal acogió desde el
principio a la Inmaculada como su protectora, convirtiendo su fiesta en una de
las más destacadas de la citada confraternidad de la seo canariensc13. La devo-ción
a la Purísima se extendió desde esta congregación del Santísimo
Sacramento a buena parte de las fundadas en el Archipiélago, que celebraban
su fiesta con la mayor solemnidadI4.
Mediante el presente trabajo nos vamos a ocupar de dos pinturas que cons-tituyen
interesantes muestras de la iconografía de la Inmaculada Concepción
de María, obras que se localizan en dos edificios religiosos de la Histórica
Villa de Los Realejos (Tenerife): la parroquia matriz de La Concepción dc
Realejo Bajo y la ermita homónima ubicada en el pago de Tigaiga, en la
Jurisdicn del l u y del Realejo de atmjo de thene 15.
copado del obispo de Cartagena y franciscano fray Antonio de Trejo Moiiroy y Paniagua ( 1579- 1633).
gran defensor de la doctrina de la Purísima en Roma. (fleriiáiide~A lbadalcjo, Elíai. "Nobilis, Piilcli~x.
Dives. La catedral como espacio sagrado", en VV.AA., Hirellu.~. Caja de Ahorros de Murcia. Mui-cia.
2002, pp. 92 y 95. (Catálogo de la Exposición hombnima comisariada por el DI-. D. C'ri\ttibal I k l t l n
Navarro. Catedral de Murcia, enero-julio de 2002); Nicolás Góme ~D, ora, "Acde\ I>»iiiiiii Iinbgcncs y
misterios. Rafael Tegeo. Inmaculada", Ibidem, p. 426; y Górncz-Pamo, Juan, "Cáliz de fray Antonio
Trejo, obispo de Cartagena, en la Isla de La Palma", Noficia.s El holil.sc,o C'<rnurio. 2" época. riiinl. h.
Sociedad Científica "El Museo Canario", Las Palmas de Gran Canaria, scptierribre-dicieiiibre (2002). pp.
10-11). Sobre el citado recinto catedralicio, Vid. además Sánchez-Rojas Fenoll. M." C.. "La capilla del
Trascoro de la Catedral de Murcia", en VV.AA., llomrnt~jea l Profr.sor.Jtiut7 Torws finte\. Murcia. 1987.
Vol. 11, pp. 1536.1545.
'2 Anónimo, "El Triunfo levantado a la Inmaculada cn Cádir", El .-lrlirlid SerciJicv año CII. i i i i i i i
2.075, Provincia de los Franciscanos Capuchinos de Andalucía, El Adalid Seráfico. S. A,. Sebilla. noviciii-brc-
diciembre (2001), p. 168. Este monumento, que se bendijo el 30 de inayo de 1695. fiie crigido con cscul-turas
genovesas ante la puerta del convento de PP. Capuchinos, gracias a los d c s \~l » sd el h i l e 1'. Pablo dc
Cádiz, elprimero qzrr en eslu cirrdudsuc,d el Rosurio por / m c dlc~sI.l ci~~nttl/o~ >ltrntIuc , ('rtc, 1. c~rc l Pem/tjl~
o estandarte la imugen de Ntra. Sra. (Ibidem, pp. 168-1 7 1).
'3 Delgado Izquierdo, Sonia María, "El traspaso de la vida religiosa sc\illann a la catedral cnnariii:
devoción inmaculista en su Hermandad Sacramental", en VV.AA.. .?c./cr.c. de4 XIV Coloqr~io tle Ili\to~xr
Cunurio-Americ,una (2000). Casa de Colón, Ediciones del Cabildo Insular de Gran Canaria. La., Palinas de
Gran Canaria (2002), pp. 1463-1471 (CD-Rom); e Idem, "Las Ilermandadcs Sacrarneniales y sil de\ociciti
inmaculista: modelo de implantación sevillana en la catedral de Las Palmas", Bolrtin (11, lirs C'o/i.rrdiu\ </L.
Sevilla, núm. 514, Consejo General de Hermandades y Cofradías de la Ciudad de Sevilla. Sc\<illa.d iciein-bre
(2001), pp. 46-47.
'4 Muestra de la devoción y adhcaióri a este misterio niariano en la Herninridad Sacranicntnl de Realqo
Bajo es el hecho de que en el momento en que un feligrés in resaba en la misma. / I ~ I < T / L I , /m mtrnot cohir,
el L i h d e los Evungelios de iudi1lu.s delante di1 Ibi. Hi t i d ' o riiesiii.srko qiw ~vwi d i i~liii~ ieii~ii tu tenia
que prometer dejendrr [...] el mi.sterio Inejuble de /u Puri.s.simu C'017c~e~pc~d)(e.1 0'Mn triu Sutiti.s.\imil llmlu c ~ m
la vida en caso nesesurio. (A. P. C. R. B., Libro de con,sti/nc~iorieds e Itr Ifrrmtinilc~dd cl Selt~irtrmo.1 .
Sesiones celebradas hasta el uno 1798, 1 de noviembre de 1737, s. f.).
'5 A. P. C. R. B., Libro lode Cuentus de Fuhrica (1650-1732). 13 de junio de 1691. f. 93 r.
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José Cesáreo López Plasencia La Inmaculada Concepción en lapintura de los Realejos
En primer lugar, nos vamos a ocupar de la pintura (figura 1) que se encuen-tra
presidiendo el coro bajo del citado templo parroquial concepcionista, fun-dado
por Real Cédula dada por el Emperador Carlos V el 8 de diciembre de
1533, festividad de la Patrona de Realejo Bajo y su parroquial6. Se trata de un
pequeño óleo sobre tabla (46 x 34 cm.) que figura a la Inmaculada Concepción
entre San Buenaventura y Santo Tomás de Aquino, tema que también fue lle-vado
al lienzo con algunas variantes por el pintor grancanario Juan de Miranda
Cejas (1723-1805), en la obra que se custodia en una colección particular de
Puerto de la Cruzl7.
En la pintura de la parroquial de Realejo Bajo María se nos muestra ata-viada
con traje blanco, cubriéndose con un amplio manto azul celeste con orla
de oro's, rodeada por una luz dorada y estando desprovista de los atributos
marianos tradicionales, a excepción de las doce estrellas que rodean su cabe-za
y la luna, en cuarto creciente con los cuernos hacia arribal9, que se sitúa
bajo sus pies con tres querubines. Esta representación concuerda con lo des-crito
en el Libro del Apocalipsis: Y apareció en el cielo una señal grande: una
l 6 En el inventario realizado por mandato del Obispo de Canaria D. Fernando Suárez de Figueroa, con
motivo de su visita a la parroquial de Realejo Bajo en 1590, ya se cita la Imagen de bulto de nra. Señora de
la concepcion en el altar mayor, que en los primeros inventarios es denominada simplemente nra. Sra. (A.
P. C. R. B., Libro Iode Fundación y origen de esta Parroquia. Primeras disposiciones y mandatos con aquel
motivo y Primeras cuentas de Fábrica (1532.1638). inventario del 14 de marzo de 1590, f. 204 v.). Para
conocer la historia de la parroquia matriz de Realejo Bajo, Vid. Camacho y Pérez-Galdós, Guillermo, "La
iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Concepción del Realejo de Abajo", en VV.AA., Homenaje a Elías
Serra Rufols, Secretariado de Publicaciones, Universidad de La Laguna, Madrid, 1970, volumen 11, pp. I I-
30 y Iáms. 1-VI; e IDEM, Iglesias de la Concepción y Santiago Apóstol, Aula de Cultura del Ilustre
Ayuntamiento de Los Realejos, Villa de Los Realejos, 1983.
La pintura (105 x 83 cm.) arroja una cronología de hacia 1780. (Padrón Acosta, Sebastián, "La
Purísima de Carlos III", La Tarde, Santa CNZ de Tenerife, 19 de abril de 1944; Rodriguez González,
Margarita, La pintura en Canarias durante el siglo XVIII, Ediciones del Cabildo Insular de Gran Canaria,
Las Palmas de Gran Canaria, 1986, pp. 336-337; IDEM, Juan de Miranda, Artegraf, S. A., Madrid, 1994,
pp. 26 y 29. (Catalogo de la Exposición homónima comisariada por la Dra. D." Margarita Rodriguez
González. San Cristóbal de La Laguna, septiembre-octubre de 1994); y Amador Marrero, Pablo Francisco,
art. cit., p. 143).
l 8 El color azul siempre ha estado vinculado a la Virgen Mana en la tradición cristiana, especialmen-te
desde la segunda mitad del siglo XII, en que la realeza y aristocracia lo escoge como color preferido para
sus escudos heráldicos (el azur) y lujosos atuendos a imitación de la Reina del Cielo. Fue el monarca Luis
IX El Santo ( 12 14- 1270) el primer rey francés en lucir vestidos azules con cierta regularidad en una época,
la Edad Media, en la que este color -se decía- conforta al corazón/Pues de los colores es el emperado~
tal y como escribió el anónimo autor del romance Cantar de Nansay. (Sánchez Ortiz, Alicia, "Juegos cro-mático~
de apariencia y poder en las cortes europeas medievales", Goya. Revista de Arte, núm. 293,
Fundación Lázaro Galdiano, Madrid, marzo-abril (2003), pp. 95-97). Sobre el vestuario del monarca San
Luis, Vid. Deslandres, Y., "Le costume du roi Saint Louis, étude iconographique et technique", en VV.AA.,
Actes du Colloque de Royaumont et de Paris. Septieme centenaire de la mort de Saint Louis, Paris (1976),
pp. 105-114.
'9 Pacheco recomendaba pintar la luna con los cuernos hacia abajo, ya que únicamente así podía la
Virgen recibir la luz procedente de la luna, que ésta recibía del sol. (Cámara, Alicia, op. cit. p. 56).
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José Cesáreo López Plasencia La Tnmaculada Concepción en la pintura de los Realejos
Figura 1. Inmuculuda Concepcrón, parroquia matriz de La Concepción
de Realejo Bajo, Histórica Villa de Los Realejos (Tenerife).
[Foto: M. V. López Plasencia]
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José Cesáreo López Plasencia La Inmaculada Concepción en lapintura de los Realejos
mujer envuelta en el sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre la cabeza una
corona de doce estrellas (Ap. XII, 1 ) .
Dicha descripción de la Mujer Apocal&tica20, la cual estaba amenazada
por [. . .] un gran dragón21 de un rojo encendido, que tenia siete cabezas y diez
cuernos,. y sobre sus cabezas, siete diademas (Ap. XII, 3), representa en la
tradición patrística -según algunos teólogos- a la Iglesia y a la comunidad
teocrática de la que surge la primera generación de cristianos, la cual va a ser
aniquilada por la persecución imperial que encarna la impresionante figura
del dragón apo~a l ípt i co~S~ob. re este tema, conocido como Triunfo de la
Inmaculada Concepción, se conservan en el Archipiélago interesantes ejem-plos
iconográficos, caso del lienzo Virgen con el Niño y España (1778), obra
del ya citado Juan de Miranda, que se localiza en la parroquia matriz de La
Concepción de la capital t i r~e r f eña~y~ ,e l Triunfo de la Inmaculada
Concepción, lienzo dieciochesco perteneciente a la parroquia1 de San Juan
Bautista, en la Villa de San Juan de la Rambla (Tenerife)24.
La figuración mariana que ofrece la pintura de Los Realejos sigue la ico-nografía
inmaculadista propuesta por el insigne pintor del Barroco sevillano
Bartolomé Esteban Murillo (1617-1682)25 en sus diversas y hermosas repre-
20 De la relación de la Mujer Apoculíptica con la Virgen Maria se ocupó Garcia Mahiques, Rafael,
"Perfiles iconográficos de la Mujer del Apocalipsis como simholo mariano (1): Sicut mulier amicta sole el
luna sub pedibus eius", Ars Longa. Cuadernos de Arte. núm. 6, Departament d'Historia de I'art de la
Universitat de Valencia, Valencia (1995), pp. 187-197.
Este dragón, con el fruto prohibido del Jardin del Edén en su boca -alusión a la Caida del Hombre-,
fue incluido por el pintor caraqueño Juan Pedro López Dominguez (1724-1787) en su versión de la
Inmaculada Concepción, tabla de la segunda mitad del siglo XVITI (28 x 17 cm.) que, procedente de
Tacoronte, se conserva en el Dpto. de Historia del Arte de la Universidad de La Laguna, Tenerife. En esta
tabla el dragón ha sido representado provisto de grandes alas de murciélago, tipologia que surge en el
mundo cristiano y musulmán como resultado de la influencia ejercida por la cultura extremo oriental.
(Baltrusaitis, Jurgis, "Alas de murciélago y demonios chinos", La Edad Mediafantástica, Madrid, 1983, pp.
53 y SS.; VV.AA., Juan Pedro López y su tiempo. Un retazo del Arte Colonial, Excmo. Cabildo Insular de
Tenerife, Santa Cruz de Tenerife, 1996, s. p. (Catálogo de la Exposición homónima comisariada por el Dr.
D. Alberto Darias Príncipe y el Prof. D. Eugenio Alfonso Garcia de Paredes Pérez. Casa de la Cultura,
Garachico, septiembre-octubre de 1996). Para conocer la simbologia de la manzana en la literatura y el arte,
Vid.Garcia Mahiques, Rafael, "Malum Arbor. El código semiológico de la manzana", Ars Longa. Cuadernos
de Arte, núm. 2, Departament d'Historia de I'art de la Universitat de Valencia, Valencia (1991), pp. 81-87.
22 Colunga Cueto, Alberto y Nacar Fuster, Eloino, Sagrada Biblia. Ver.siÓn directa de las lenguas ori-ginales,
Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1984, p. 1598.
23 Rodriguez González, Margarita, op. cit., p. 48, Cat. 10 y Iám. X.
24 Alloza Moreno, Manuel Angel y Rodriguez Mesa, Manuel, San Juan de la Rambla, Gráficas
Tenerife, S. A,, Santa Cruz de Tenerife, 1986, pp. 238-239. El Museo de la Fundación Lázaro Galdiano de
Madrid custodia otra bella muestra relacionada con esta iconografia. Se trata de un lienzo pintado por el
sevillano Juan de Espinal (1714-1783), en el que la Virgen ha sido representada como Mater Inviolata de
acuerdo a la estampa homónima grabada por los hermanos alemanes Joseph Sebastian y Johann Baptist
Klauher, para ilustrar las Lauretanische Litanei del predicador Franz Xavier Dornn (Augsburgo, 1768), obra
que fue traducida al castellano. (Sehastián, Santiago, "La Mater Inviolata murillesca del Museo Lázaro
Galdiano", Goya. Revista de Arte. Tercer Centenario de Murillo, núms. 169- 17 1, Fundación Lázaro
Galdiano, Madrid, julio-diciembre (1 982), pp. 29-32).
25 Sobre la serie de la Inmaculada Concepción debida a este pintor puede consultarse: Abhad Ríos,
Boletín Millares Carlo
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José Cesáreo López Plasencia La Inmaculada Concepción c j r t Iu , I I I I I~I</Ic.I l.oU\ Rc~rIc,jr~\
sentaciones del tema26, tras haberse definido el dogma en 166 127, lo cual moti-vó
que el pintor se convirtiera en el más destacado creador de esta tipologia de
Virgen Inmaculada, llegando a ser denominado el pintor de ccámum de /u rx~intr
del Cielo. Las representaciones murillescas, obras en las que se combinan la
grandiosa monumentalidad barroca con la dulzura sentimental que preconiza
la sensibilidad característica de la plástica rococó2Xn, o coinciden plenamente
con la idea de la Purísima como I'íirgen Niñu descrita por el pintor y tratadista
hispalense Francisco Pacheco (1564-1644) en su célebre tratado Arte de lu
pintura, publicado póstumamente en Sevilla en 164929. En esta obra Pacheco
recomienda a los pintores que la Virgen María se ha de representar en la,jIor.
de su edad de doce o trece años, hermosisi/na niña; linu'os y gnrves ojos, mri,-
y boca perfectísimas y rosadas mejillas, los bellisimos cabellos tenu'itlo.~d, c~
color de oro. Hase de pintar con tzínica blanca y manto azul [...], debqjo de 10,s
pies la luna30, ya que así se había aparecido la Virgen a la portuguesa Santa
Beatriz de Silva, dama de la Emperatriz Isabel de Portugal y monja benedicti-na
en el convento de Santo Domingo El Antiguo de Toledo, la cual fundó la
Orden de las Concepcionistas Franciscanas en 1 4 8 4 . A ella se debió también
la fundación del primer templo dedicado a la lnmaculada en España, construi-do
en la citada ciudad c a s t e l l a n o - m a n c h e g a 3 1 . Las MM. Concepcionistas Ile-
Francisco, Las Inmaczrludas de Murillo, Co; "Obras Maestras del Arte Español". núm. VIII, Editorial
Juventud, S. A,, Barcelona, 1948; y Angulo Iñiguer, Diego. MLI~I I ISo11. 11idu SLIu ~ t eS u uhru Iklitor~iil
Espasa-Calpc, S. A., Madrid, 1981, tomo 111, Iáms. 94 y 96, 97-100, 170-173, 205, 207-208, 256.258. 359-
3 7 4~4 9 5 - 5 2 8 ;Ca t1. 19, 118, 104, 109, 116, 112,41,46,77-78, 113, 106-108. 114. 116a, 141, 117, 1 1 1 .
110, 105, 103, 118, 109, 77, 103,785, 796, 712, 708, 116,707,737, 105, 780. 808, 812, 748, 705, 727. 781.
728 y 784, respectivamente.
26 Decorando la sacristía de la nave del Evangelio de la parroquia1 de Rcalejo Bajo sc cncuentrü una
copia de la conocida como Concepci(in de Aranjuez (Museo del Prado). procedente de la Capilla de San
Antonio de Padua de dicha ciudad madrileña (Abbad Ríos, Francisco, op. cit., pp. 22-23. Iigs. 4-6). licwo
donado al templo, en 1979, por el pintor de Puerto de la Cruz Montes de Oca.
27 Trens, Manuel, María. fconografía de la f i I ~ ~ enn el rrrte e.sprtñol, Editor-ial Plus Ultra. Madrid.
1946, p. 189.
28 Agüera Ros, Joaquín, hfurillo, Vald& Leuly su e.~czrela,C ol. "Cuadernos de Artc Lspafiol". niiin.
67, Historia 16, Madrid, 1992, pp. 111 y VI1, figs. 3 y 12; Sánclier-Mesa Martín, Domingo. El urrc (le1
Barroco. E.tcultura, pintura y artes suntuarias, Col. "Historia del Artc en Andalucía", Editorial <;e\cr. S
A,, Sevilla, 1998, volumen VII, pp. 397-398 y figs. 262-263; Rodriguer González, Margarita. "Bellas Artes.
El patrimonio barroco (siglo XVII)", en VV.AA., TenerifZ., Col. "Patrimonio Histórico de Canarias".
Dirección General de Patrimonio Histórico, Gobierno de Canarias, Santa Cruz de Tencrife, 1998, p. 299: y
Antonio S á e n ~T, rinidad de, El siglo XVll español, Col. "Historia del Arte". núm. 3 1. tlistoria 16. Madrid.
1989, pp. 125 y 127, fig. 77.
29 Palomino, Antonio, El museo pict(iric« .y e.scala (íptica, Madrid, 1947, tomo 111, p. 872.
30 Díaz Padrón, Matías, "Pintura española de los siglos XVI y XVII", cn VV.AA., ((jlec.c.i<itCi ;wtrrrl
Hispano. Del Renacimiento al Romanticismo, Banco Central Hispano, Barcelona, 1996, p. 32.
3' Tormo, Elías, "La Inmaculada y el arte español", Boletín de lu Soci~dadE ,s~~uñoldtrc, E.ww.sronc,.s.
año XXII, segundo trimestre, Madrid, junio (1914), pp. 108-132; y Camara, Alicia, »p. ~,it.p.. 57. Sobre la
iconografia de la lnmaculada Concepción, Kd también Homedo, Francisco de, "La pintnra de la
Inmaculada en Sevilla. (Primera mitad del siglo XVII), MiscelBnea Comillas, núm. 20 (1953). pp. 169-198;
Maarschalkenveerd, P. Pancrazio, "Saggio iconografico della Immacolata". Antonianurn. núm. 29 (1954),
pp. 544-545; Levi D'Ancona, M., The iconography oj'the Immuculute Conwption in ¡he Middle Agc~.s u17d
Boletín Millares Cado
2003,22: 177- 197
José Cesáreo López Plasencia La lnmaculada Concepción en la pintura de los Realejos
garon a establecerse también en Canarias, ocupando desde el siglo XVII el
convento de San Pedro Apóstol y San Cristóbal, fundado en la, por entonces,
floreciente Villa y Puerto de Garachico (Tenerife)32.
Hemos de señalar que, si bien fue Murillo el gran definidor de la iconografía
concepcionista, ya Francisco de Zurbarán (1 598-1664) había optado por pintar
algunas versiones de este tema mariano, en las que la Virgen figura ataviada con
túnica blanca y manto azul celeste +olores que han dotado a esta iconografía de
un fuerte carácter tal y como demuestran los lienzos conservados
en la Colección Plácido Arango (Madrid), Szépmüvészeti Múzeum de Budapest
(Hungría) e iglesia de Saint Gervais et Saint Protais de Langon (Francia)34.
En la pintura realejera la Patrona de la Orden Seráfica ladea su cabeza hacia
la derecha, donde se encuentra arrodillado sobre un cojín rojo San
Buenaventura (122 1 - l274), sosteniendo en su mano derecha una pluma, y en la
izquierda una epístola, mientras que su cabeza se cubre con un birrete rojo. El
santo franciscano ha sido efigiado con el vestuario propio de prelado, ya que el
Papa Gregorio X1 lo nombró Obispo de Albano (Roma) y Cardenal de la
Iglesia. San Buenaventura es una de las máximas figuras de la Orden Seráfica,
símbolo de la erudición franciscana y modelo a imitar por los miembros de la
Orden fundada por San Francisco de Asís, puesto que los frailes manifestaban
su deseo de que los novicios deberían ser educados según el espejo de San
Buenaventura35. Autor de una interesante hagiografía del Juglar de Asís, suele
estar emparentado a Santo Tomás de Aquino, amigo personal suyo, tal y como
Eur!v Renaissunce, The College Art Association of America in conjunction with the Art Bulletin, New
York, 1957: Stratton, Suzanne (Trad. J. L. Checa), "La Inmaculada Concepción en el arte español",
Cuadernos de Arte e Iconografia, núm. 2, Seminario de Arte "Marqués de Lozoya", Fundación Universita-ria
Española, Madrid (1988), tomo 1, pp. 3-128; Idem, The Immaculute Conception in Spanish urt,
Cambridge, 1994; y Réau, Louis, "La Inmaculada Concepción", Iconografiu del arte cristiano. Iconografía
de la Bihlia. Nuevo Testamento. Ediciones Serbal, Barcelona, 1996, tomo 1, volumen 11, pp. 81-90. Para el
ámbito artístico del Archipiélago se puede consultar Hernández Perera, Jesús, La Inmac,ulada en Tenerife,
Santa Cruz de Tenerife, 1964. (Catálogo de la Exposición homónima comisariada por el Dr. D. Jesús
Hemández Perera. Museo Municipal de Bellas Artes, Santa Cruz de Tenerife, 1964); y González Padrón,
Antonio María, La Inmaculada Concepción en la pintura de las Islas Canarias, Teide, 1990.
32 Inchaurbe y Aldape Diego, Historia de los conventos de Santa Clara de La Laguna y de San Pedro
Ap<jstol y San Cristóhal de Garuchico, Sevilla, 1943; y Fuentes Pérez, Gerardo y Gutiérrez Olivares,
Candelaria, "Convento de Concepcionistas Franciscanas (Clausura)", Guía Histojrico-Artiitica de la Vil1a.v
Puerto de Garachico, Consejeria de Turismo y Transporte del Gobierno de Canarias, Patronato Insular de
Turismo del Cabildo Insular de Tenerife, Ayuntamiento de la Villa y Puerto de Garachico, San Cristóbal de
La Laguna, 1991, p. 38, figs. 9 y 10.
33 Lorenzo Lima, Juan Alejandro, "Inmaculada Concepción", en VV.AA., El Tesoro de La Concepción,
Dirección General de Patrimonio Histórico del Gobierno de Canarias, Excmo. Ayuntamiento de la Muy
Noble y Leal Villa de La Orotava, Centro Internacional para la Conservación del Patrimonio, Villa de La
Orotava, 2003, p. 15 1, Cat. 3 1. (Catálogo de la Exposición homónima comisariada por el Dr. D. A. Sebastián
Hemández Gutiérrez. Parroquia matriz de La Concepción, Villa de La Orotava, mayo-junio de 2003).
34 Pérez Sánchez, Alfonso Emilio, Francisco de Zurbarán, Col. "El Arte y sus Creadores", núm. 17,
Historia Viva, S. L., Madrid, 1993, pp. 39 y 109-1 12.
35 Martínez de la Peña, Domingo, El convento del Espíritu Santo de Icod, Excmo. Cabildo Insular de
Tenerife, Excmo. Ayuntamiento de Icod de los Vinos, 1998, p. 33.
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José Cesáreo L6pez Plasencia La Ininaculada Concepcicin cn lo ,t)intrri.u ilc, lo\ Rwl(~lo\
ocurre en la obra que analizamos, pues ambos santos son considerados guías
espirituales e intelectuales de la Iglesia Medieval al haber sido defensores acé-rrimos
del misterio de la transubstanciación, proclamado Dogma de Fe en el
año 1215, al cual se oponían los protestantes36. En reconocimiento a su dcfen-sa
del dogma fueron declarados Doctores de la Iglesia Católica el mismo día.
El hecho de que ambos santos hayan estado siempre ernparentados por la
Iglesia motivó que ambos fuesen representados en multitud de ocasiones for-mando
pareja. Así, los podemos ver, efigiados como grandes adalides y cscri-tores
de temas eucarísticos, en los medallones que decoran las pechinas de la
Capilla Sacramental perteneciente a la parroquia gaditana de San Antonio de
Padua, antigua iglesia conventual de los PP. franciscanos capuchinos37. En las
Islas Canarias también contamos con interesantes ejemplos, como las pinturas
que decoran el segundo cuerpo del retablo mayor de los franciscanos descal-zos
de Icod de los Vinos (Tenerife), en la antigua iglesia conventual del
Espíritu Santo, flanqueando la barroca talla del Cristo de las Aguas3X, así
como en el bello artesonado de estilo portugués que cierra la capilla mayor de
la parroquia de San Francisco de Asís, en Santa Cruz de Tenerife, antigua igle-sia
del cenobio seráfico de San Pedro de Al~ántara~~.
Con respecto al dominico Santo Tomás de Aquino (1226-1274), éste es el
autor de la célebre Summa Theologica, una de las obras más destacadas sobre
el pensamiento oficial de la Iglesia40, y ha sido representado en la tabla reale-jera
a la siniestra de la Virgen vistiendo el hábito blanco y negro de la Orden
de Predicadores, los cuales no veían con buenos ojos la defensa y proclaina-ción
del dogma de la Inmaculada Concepción4'. El santo lleva un rosario, ele-
36 López Plasencia, José Cesáreo, "Las andas del Corpus y la Custodia Mayor dc la Venerable
Hermandad Sacramental del Realejo de Abajo (Tenerife)", en VV.AA., dcta.s dc~1 Coloyirio dc, Hi.\torxt
Canario-Americana (2000), Casa de Colón, Ediciones del Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran
Canaria, 2002, p. 1386, nota 2 (CD-Rom).
3' Díar, Fr. Vicente, "El Vía Crucis de Ponzanclli", El AtI~licl.Yerii/ic.o, año CII, núm. 2.073, Provincia
de los Franciscanos Capuchinos de Andalucía, Sevilla, julio-agosto (2001 ), p. 105.
38 Martínez de la Peña, Domingo, op. cit., p. 178.
jYH emández Perera, Jesús, La iglrsiu de Son Frtrnc~i.scod e Sur~ruC r ic de Tcwcv~fcS, anta Cruz de
Tenerife, 1995 (inédito). (Cit. en Arias de Cossío, Ana María, Jesiis fler-núndci Perrr-u. Lal~r.ol,c,c,c.rtjitin te-lectual
de una trayectoria acudémicu, Excmo. Cabildo Insular de Tenerife, Santa Cruz dc Tcnerife, 1909.
p. 195).
40 La Summa Th e o l o g i~s,e~ o cupa de la filosofía tomista y establece un vínculo entre la teología y la
filosofia, interiorizándolas de manera mutua. (Revilla, Federico, Dic~ciorwrio de rc~onogrtifiu tinrholoyiu.
Ediciones Cátedra, S. A,, Madrid, 1995, p. 395; Garrido Luceño, José María, "Los teólogos y la Filosofin
antigua", Isidoriunum, año XI, nums. 21-22, Centro de Estudios Teolcigicos de Sevilla, Sevilla (2002). p.
277; y Melgar Valero, Luis Tomás, "Santo Tomás de Aquino (1226-1274)", op. cit., pp. 23-24).
4' Los PP. Dominicos siguieron los escritos sobre la Ininaculada debidos a Santo Tomás de Aquirio, el
cual, al igual que hiciera San Bernardo de Claraval, rechazó en todo moincnto la posibilidad de que María
hubiese sido concebida sin pecado original. Los PP. Predicadores se opusieron al dogma de la Iniiiaculada
valiéndose del culto a la Virgen del Rosario, cuya primera cofradía fue fundada por Jacob Sprenger cn 1474.
(García Mahíques, Rafael, "Perfiles iconográficos ...", art. cit., pp. 194-195; Sebastián, Santiago,
Contrarrefirma ..., op. cit., p. 222; y Cámara, Alicia, op. cit., pp. 53 y 57).
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José Cesáreo López Plasencia La Inmaculada Concepción en la pintura de los Realejos
mento que está muy unido a los dominicos, habiendo sido definido y difundi-do
por el fundador de la Orden, Santo Domingo de Guzmán (ca. 1 170-122 l),
aunque fue el fraile dominico Alonso de Rupe (+ 1475) el encargado de siste-matizar
este rezo42.
Santo Tomás de Aquino luce asimismo el collar con el sol -signo de
su extrema sabiduría- y el birrete negro de doctor sobre su cabeza, como
su compañero, mientras sujeta una vara de azucenas -alusión a su pureza
y castidad43-, en su mano izquierda, y una pluma en la derecha, elemen-to
que hace referencia a su condición de preclaro escritor, hecho que queda
corroborado con la obra anteriormente citada. De las espaldas del domini-co
salen dos grandes alas, al igual que sucede con San Buenaventura y San
Juan B a u t i ~ t a ~la~s , cuales aluden a su nombramiento como Doctor
Angélico y Ángel de las Escuelas Cristianas. Estos elementos iconográfi-cos
también fueron incluidos en la representación del santo que figura en
el astil de la espléndida Custodia de Santo Tomás de Aquino, labrada en
1734 por el insigne platero Alonso Agustín de Sosa y Salazar (1693-1 766)
para el tabernáculo del cenobio de los PP. Predicadores de San Cristóbal de
La Laguna, siguiendo el diseño proporcionado por el escultor y pintor
lagunero José Rodríguez de la Oliva (1695-1777), tal y como proclama la
inscripción que figura grabada en la cara exterior del pie de este bello
ostensorio45.
Finalmente, indicamos que Santo Tomás de Aquino fue canonizado en
el año 1323, declarado Doctor de la Iglesia en 1567 y nombrado Santo
Patrón de las Escuelas Cristianas en 1880.
En cuanto a San Buenaventura, no ha de extrañarnos la presencia de esta
destacada figura de la Orden Seráfica junto a la Inmaculada, pues él, al igual
que toda la Orden Franciscana -y los jesuitas desde mediados del
Quinientos-, defendió con tenacidad a lo largo de su vida la defensa de la
concepción sin mácula de María, escribiendo el Salterio, conjunto de ciento
42 Fuentes Pérez, Gerardo, Santo Domingo de Guzmán en la plástica canaria. Editorial Dismagco,
Santa CNZ de Tenerife, 1992, p. 129.
43 Revilla, Federico, op. cit., p. 56.
44 Riquelme Pérez, Maria Jesús, Estudio histórico-artktico de las ermitas de Santa María de Gracia.
San Benito Ahady San Juan Bautista. La Laguna, Publicaciones del Excmo. Ayuntamiento de San Cristóbal
de La Laguna, Comisión de Educación y Cultura, núm. 4, Santa CNZ de Tenerife, 1982, p. 134.
45 Padrón Acosta, Sebastián, "La Custodia de Santo Domingo", El Día. Santa CNZ de Tenerife, 3 de
septiembre de 1947; Hernández Perera, Jesús, Orfebrería de Canarias. Instituto de Historia "Diego
Velázquez", Centro Superior de Investigaciones Cientiticas, Madrid, 1955, pp. 229-33 1 y 458-461, lám.
LIV, fig. 94; Fraga González, Maria del Carmen, Escultura y pintura de José Rodríguez de la Oliva (1695-
1777). Excmo. Ayuntamiento de San Cristóbal de La Laguna, 1983, p. 100; Pérez Morera, Jesús, "Platería
en Canarias. Siglos XVI-XIX", en VV.AA., Arte en Canarias [siglos XV-XIX]. Una mirada retrospectiva,
Gobierno de Canarias, lslas Canarias, 2001, tomo 1, pp. 283-284. (Catálogo de la Exposición homónima
comisariada por la Dra. D." María de los Reyes Hemández Socorro. lslas Canarias, 2001); e Idem, "Custodia
de Santo Tomás", Ihidem, tomo 11, pp. 145-147, Cat. 2.15.
Boletín Millares Carlo
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José Cesáreo López Plasencia 1.u lnmaculada Concepción m? Irr piiriii~o (/e lo.\ Rc~lcjo\
cincuenta salmos que el franciscano compuso en honor de María, a la manera
de un panegírico mariano, imitando los Salmos del Profeta David46.
Al hablar de la defensa de este dogma por parte de los franciscanos, hay
que hacer también mención del teólogo y filósofo Beato Raimundo Lulio, así
como del destacado fraile y teólogo inglés fray Juan Duns Escoto (ca. 1265-
1308), conocido como el Doctor Sutil. Este defendió, en la Universidad de La
Sorbona de París, la concepción sin mancha de la Virgen ante un centenar de
doctores contrarios al mismo, valiéndose de dos centenares de argumentos que
finalmente confirmaron sus ideas, convenciendo así a los prestigiosos docto-res
de la Universidad parisina47.
La defensa del dogma también fue llevada a cabo por la monarquía espa-ñola
en su lucha para sujetar a los rebeldes y vencer a sus enemigos, tal y
como consta en la Patente que el Comisario General de la Orden Franciscana
en España dirigió al P. Fr. Gonzalo Timudo, Ministro Provincial de San Diego
de Alcalá de Canarias, la cual fue dada en Madrid el 30 de mayo de 16624X.
Un sermón pronunciado por el franciscano Jerónimo de Florencia, en 1622,
confirma la gran devoción de los monarcas españoles al misterio de la
Concepción sine macula de la Madre de Dios, poniendo de manifiesto que los
Reyes Católicos don Fernando y doña Isabel estando en Granada fiwon muy
devotos de la Inmaculada e hizieron voto de dedicara este mysterio el primer
templo que edzjicasen49.
En lo que concierne a la procedencia de la pintura de la parroquial de
Realejo Bajo, obra que datamos hacia el último cuarto del siglo XVII, indica-mos
que posiblemente provenga del cercano y clausurado convento de francis-canos
recoletos de Santa Lucía, cenobio fundado en tierras de la Hacienda de
Los Príncipes, el 1 de febrero de 161050. Las reducidas dimensiones de la obra
nos inducen a suponer que pudo haber servido de remate de algún retablo o que
fue cuadro de devoción particular, encargado o pintado por un fraile de dicha
comunidad para ser colocado en su celda. La tabla habría llegado a la parroquial
de Realejo Bajo, junto con otras obras de arte e s c u l t~i r a sp, latería, ornamen-tos
litúrgicos y libros sagrados-, tras la desamortización de Mendizábal
4h Villapún Sancha, M., Historia de la Igle.sia y Liturgia, Madrid, 1954, p. 73.
47 TORMO, Elias, art. cit., pp. 108-132; y Anónimo, "El dogma franciscano", El AtltrlidSrr.cjfko. año
C, núm. 2.061, Provincia de los Franciscanos Capuchinos de Andalucía, Scvilla, mayo-junio (1999). p. 76.
48 Pérez Morera, Jesús, Silva, Col. "Biblioteca de Artistas Canarios", núm. 27, Gobierno de Canarias.
Santa CNZ de Tenerife, 1994, p. 95, nota 134.
49 Cámara, Alicia, op. cit., pp. 53-54.
50 Inchaurbe y Aldape, Diego, Noticias de los J?unciscunos provinciule.~, Instituto de Estudios
Canarios, San Cristóbal de La Laguna, 1966, pp. 20-21; Camacho y Pérez-Galdós, Guillermo, "El conven-to
de Santa Lucia y el culto a Nuestra Señora de los Afligidos en Los Realejos", El Día. Santa Crur de
Tenerife, 13 de agosto de 1975; Siverio Pérez, José, Los c,onvento.s del real+^, Ilustre Ayuntamiento de la
Villa de Los Realejos, Gráficas Tenerife, Santa Cruz de Tenerife, 1977, pp. 77-78; y Lóper Plasencia. José
Cesáreo, "A propósito del V Centenario ...", art. cit., pp. 129- 130.
Boletín Millares Carlo
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José Cesáreo López Plasencia La Inmaculada Concepción en la pintura de los Realejos
(1836)51, cabiendo la posibilidad de que sea uno de los Seis Cuadros de la
Sacristía que se citan decorando dicho recinto en el inventario de 186152.
Hemos de señalar que la pintura que acabamos de estudiar no desapareció
en el incendio que destruyó la práctica totalidad de los bienes muebles de la
parroquia matriz de Realejo Bajo, el 5 de noviembre de 1978, ya que se encon-traba
en aquellos momentos -junto con las pinturas de la Wgen de la Antigua,
San Pedro Apóstol, San José con el Niño, San Agustín como escriturario, una
escultura de Cristo CruclJicado y una pequeña talla de Cristo atado a la colum-na-
formando parte de la decoración de la sacristía que se localiza tras la capi-lla
colateral que sirve de cabecera a la nave del Evangelio, dependencia parro-quial
que, afortunadamente, no fue afectada por el mencionado siniestro.
A modo de conclusión, indicamos que esta tabla fue sometida, en 1993, a
un proceso de restauración por parte de D." Fátima Hernández Díaz y D."
Mónica Pérez Femández, Licenciadas en Bellas Artes y miembros del Taller
de Restauración de Obras de Arte del Ilustre Ayuntamiento de la Villa de Los
Realejos. Asimismo, la pintura figuró en la exposición que se celebró, poco
tiempo después, en la Casa Municipal de la Cultura con otros bienes muebles
pertenecientes al patrimonio local, que también fueron restaurados por las cita-das
especialistas.
Esta ermita53, localizada en el pago de Tigaiga, perteneció a la importante
Hacienda de la Fuente de Tigaiga, conjunto arquitectónico fundado en el siglo
XVI por el matrimonio formado por D. Juan Benítez del Hoyo Cuevas y
Vergaras4 y D." Marciana Grimón55. Esta rica hacienda realejera, destruida por
un pavoroso incendio en el año 1734, adquirió notable protagonismo en la vida
fl López Plasencia, José Cesáreo, "La Orden Seráfica en la plástica canaria ...", art. cit. (en prensa).
A. P. C. R. B., Ynventario de la entrega de la Fábrica Parroquia1 del Realejo de Abajo, po. D.n José
Rodríguez de la Sierra al Le Beneficiado D.n José Díaz y García en el año de 1861. s. f.
53 El edificio es descrito, en 191 1, siendo párroco D. Manuel Hernández Reyes, de la siguiente mane-ra:
La Ermita de Nuestra Señora de la Concepción en el pago de Tigaiga, limitando por su ,frontis ó
Poniente, con la plaza de dicho pago; por la derecha, camino; izquierda y espalda, propiedad de los here-deros
de D. Félix Hernández Barrios; mide su área noventa y seis metros cuadrados; no se halla inscrita
en el Registro de la propiedad, y está valorada en pesetas 1.500. (A. P. C. R. B., Provincia de Canarias.
Partido Judicial de Orotava. Pueblo del Realejo Bajo. Relación privada de los bienes y derechos de la pro-piedad
de la Iglesia parroquia1 de Nuestra Señora de la Concepción de este pueblo [...], 2 de septiembre de
191 1, s. f.).
54 Este noble caballero fue hijo del Regidor D. Juan Benitez de las Cuevas y de D." Isabel del Hoyo
Abarca. (Femández de Béthencourt, Francisco (Juan Régulo Editor), Nobiliario de Canarias, La Laguna de
Tenerife, 1952, tomo 1, p. 225. Edición ampliada y puesta al día por una Junta de Especialistas). Sobre la
historia de la Casa de Benitez de las Cuevas, Kd. Ibidem, pp. 217-252.
55 Rodríguez Mesa, Manuel, "La ermita de Tigaiga, a iravés de testimonios documentales de los siglos
XVII y XVIII", Fiestas en honor a la Inmaculada Concepción. Villa de Los Realejos, septiembre (2000), s. p.
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José Cesáreo López Plasencia La Inmaculada Concepción en la pintura de los Realejos
social, cultural y religiosa del municipio a l ig ual que aconteció con la rica
Hacienda de Los Príncipes56, anexa a la ermita del mártir San Scbastián--
hacia la mitad de la centuria del Seiscientos, cuando fueron sus propietarios el
Coronel D. Fernando Pardo del Castillo y su esposa D.'' Ana de Castro Navarro
y Salvatierra. En uno de los patios interiores de esta hacienda tigaiguera se
construyó un pequeño oratorio privado, dedicado desde el primer momento a
Nuestra Señora, origen de la actual Hermita [sic] de La Concepción del prqp
de Tigaiga, en la cual En el 8 de Sept.e de cudu año se h c c [...l.f ~estuc r N. S.'I
de la C o n ~ esu~ P.a~tro na, con visp.{ tercia [...], Misa, Sermon y Proce,~."p .'.
lo que tiene el Ben.O a tres d~rcad:~s,in entrar en esta Lirn." la del S c ~ h . ' ~
menor y rnonag." p.r que esta se paga a purte [...]57. La primera de estas cele-braciones
septembrinas dedicadas a la Patrona de Tigaiga, que antiguamente
tenían lugar coincidiendo con la fiesta de la Natividad de la Virgen, está docu-mentada
en 1757, pues la documentación parroquia1 revela que En 25 d~
Sept.e de 1757 as se hizo esta,funs.'", p.r no huuerse podido el dio ~-+.iLl'o C I ~
laqual cantó la misa el S.'"D .n Miguel de Palenzzrela a y." tocu 1 ~ l1i n~." [...]5x.
La última de las fiestas aparece documentada en septiembre del año 1 8 179.
En su interior se conserva una bella pintura (figura 2) de corte barroco con
el tema de la Inmaculada Concepción". En esta ocasión nos encontramos ante
un óleo sobre lienzo (79,5 x 57 cm.) que nos muestra a la Virgen vistiendo traje
blanco y manto azul con el interior rojo, estando rematado por un delicado y
ancho encaje dorado. María, con expresión de dulzura y ojos scmicerrados.
ladea ligeramente su cabeza hacia la derecha, mientras une las ycinas de sus
largos y finos dedos a la altura del pecho, y adelanta su rodilla derecha, lográn-dose
así un bello efecto de contrapposto. Su cabeza se ciñe con una corona
imperial de oro y pedrería engastada61 -elemento que denota cierto arcaísmo
por parte del autor-, rodeada por las doce estrellas de la visión apocalíptica,
mientras que a los pies se encuentran cinco querubines y la luna, en cuarto crc-
56 Para conocer el devenir histcirico de esta importatite Iiacienda, fundaci¿iii del Adelantado D. Aloiiw
Fcrnández de Lugo (+ 1525), Vid. Camacho y Pérci-Galdcis, Ciuillermo, /.u Htr~~icndidri . /.o\ Pi.int~ipc~.\.
Instituto de Estudios Canarios, C. S. 1. C., La Laguna de Tenerife, 1943.
57 A. P. C. R. B., Libro de ciludrunte comirnal de I~tr.~,f~~ncicopnec s.~c L ~ Z I I ~ , ~ CañI Io. 1757. f. 1 10 r.
sx A. P. C. R. B., Ihidem.
59 A. P. C. R. B., Ibidem, año 1817, f. 119 v.
60 Fuentes Pére~, Gerardo, "Los Realejos, pasado y prcsente de su patrimonio". en VV.AA.. /.o\
Realejos, Iltmo. Ayuntamiento de Los Realejos, Santa Cruz de Tenerifc, 1995. p. 62; y Fuentes I'érez.
Gerardo y Rodríguez Gonrález, Margarita, "Arte", en VV.AA., Los Retrlejoc. Untr sin/c,.siv hi\r(jriiw Excmo.
Ayuntamiento dc la Villa de Los Realejos, Santa Cruz de Tenerifc, 1996, p. 160, fig. 107. Estos autorcs cata-logaron
la pintura como ohra unónima +cutadu en el siglo XVII.
6' Esta corona es muy similar a las que lucen las imágenes de la Corredcntora y el Divino Inhntc eri el lien-zo
¥ con el Niño (73 x 56 cm.), de la parroquia matriz de la Conccpcicin de La Lag~inao, bra debida a loa
pinceles de Cristóbal Hemández de Quintana. (Rodnguez Gonrález, Margarita, El pi r i~~Cri. r.st(jhu1H t'rnund~r
de Quintana (1651-17253, Servicio de Publicaciones de la Caja General de Ahorros dc Canarias, Núin. 97, Arte
9, Santa Cmz de Tenenfe, 1985, p. 60, Iám. 16; e Idem, Lapintura en Canarias .... op. cit.. pp. 232-233).
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José Cesáreo López Plasencia La lnmaculada Concepción en la pintura de los Realejos
ciente y con los cuernos hacia arriba, al igual que en la obra anterior que ya
hemos estudiado62.
En la zona inferior del lienzo, bajo el grupo de querubines que hace de trono
celestial, se distinguen algunos de los más conocidos símbolos de las letanías
marianas, tomados de diversos textos sagrados, como el Cantar de los
C a n t a r e s , el Libro de la Sabiduría, Himno Litúrgico, el Libro del Génesis, los
Salmos y el Libro del Eclesiastés63. Los símbolos que apreciamos son el rosal
(Plantatio v0sae)6~, el jardín cerrado (Hortus conclusus)65, la fuente (Fons sig-natus)
66, la palmera (Palma exaltata)67, el cedro (Cedrus exaltata)68, la ciudad
(Civitas dei)69, la fortaleza (Turris davidica)70, el sol que envuelve con su rayos
a la Virgen (Electa ut soZ)7I, así como la luna citada a sus pies (Pulcra ut
luna)72. Flanqueando a la Reina de los Cielos hallamos otros símbolos, como la
estrella (Stella maris, stella matutina)73, el pozo (Puteus aquarum v i v e n t i ~ m ) 7 ~ ,
el espejo (Speculum sine m a ~ u l a ) 7y ~la escalera (Scala coeli)76. Con respecto
al barco que aparece surcando el mar con sus grandes velas desplegadas, éste
62 Las doce estrellas y la luna aluden a los doce Apóstoles y a la oposición dual entre lo terreno y lo
celestial, respectivamente. (García Mahíques, Rafael, art. cit., p. 188).
63 Trens, Manuel, op. cit., pp. 153-154; Réau, Louis, op. cit., tomo 1, volumen 11, pp. 86-87; y
Sebastián, Santiago, "Simbolismo mariano de la letanía", Contrarreforma ..., op. cit., pp. 207-21 5. Algunos
de estos símbolos marianos, como el árbol, lafuente, la palmera y la rama de olivo, también decoran pie-zas
de platería, como sucede con la hermosa custodia de sol de la parroquia madrileña de Santa Cruz, labra-da
por José Antonio de Zafra (ca. 1733-1742), uno de los grandes plateros de la corte de Felipe V. (Cruz
Valdovinos, José Manuel, "La colección de Platería del Museo parroquial de Santa Cruz de Madrid", Anules
del In.~titutod e Estudios Madrileños, tomo XXII, Instituto de Estudios Madrileños, Madrid (1 985). pp. 3 1-
32, Iám. 111, Cat. 6).
64 Libro del Eclesiastés (XXIV, 18).
65 Cantar de los Cantares (IV, 12).
Ibidem (IV, 15).
67 Lihro del Eclesias~és (XXIV, 18).
Ibidem (XXIV, 17).
69 Salmos (LXXXVI, 3).
70 Cantar de los Cantares (IV, 4).
7' lbidem (VI, 10). Un sol antropomorfo de piedra se sitúa sobre la portada de acceso a la nave del
Evangelio (ca.1661-1669), en la parroquia matriz de La Concepción de Realejo Bajo, elemento ornamental
que, asimismo, se ha relacionado recientemente con el culto astral. (Santana Rodríguez , Lorenzo, "Las por-tadas
jacobeas del Beneficio de Taoro, en la Isla de Tenerife", Anuario de Estudios Atlánticos, núm. 48,
Patronato de la "Casa de Colón", Ediciones del Cabildo de Gran Canaria, Madrid-Las Palmas (2002), pp.
321-322, fig. p. 295; y González, José Gregario, "Esvásticas y letras chinas", Simbología y arquitectura
oculta. Templos esotéricos en Canarias, Col. "Canarias Mágica", núm. 6, Ediciones Corona Borealis,
Madrid, 2003, p. 24).
72 Cantar de los Cantares (VI, 10).
73 Himno Litúrgico.
7Vontur de los Cantares (IV, 15).
75 Libro de la Sabiduría (VII, 26).
76 Lihro del Génesis (XXVTII, 12). Este símbolo, al igual que el de la palma, fueron incluidos en la
iconografía con posterioridad a los anteriores, concretamente en el siglo XVII, en los relieves que rodean la
talla de la Inmuculadu que preside el retablo mayor de la parroquial de Medinasidonia, en Cádiz. (Trens,
Manuel, op. cit., pp. 158 y 160-161, fig. 91).
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José Cesáreo López Plasencia La Inmaculada Concepción en la pintura de los Realejos
Figura 2. Inmaculada Concepcibn, ermita de Ntra. Sra. de La
Concepción de Tigaiga, Histórica Villa de Los Realejos (Tenenfe)
[Foto: M. V. López Plasencia]
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José Cesáreo López Plasencia La Inmaculada Concepción en la pintura de los Realejos
Figura 3. Inmaculada Concepción (detalle del marco).
[Foto: M. V. López Plasencia]
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José Cesáreo López Plasencia La lninaculada Concepción en lu j~rnt~trcdrt , lo, Rculc,lo\
alude a la secular protección de los navegantes por parte de Nuestra Señora7',
haciendo también referencia al paso del cristiano (barco)p or la vida ( ~ ~ ay r ) ~ ~
a María como nave simbólica que trae el Pan Divino hasta el puerto de la
Salvación, siendo un elemento muy habitual en la iconografía sevillana de la
Inmaculada, fundamentalmente en la primera mitad del Seiscientos79. Nuestra
Señora fue descrita como nave simbólica por el insigne sacerdote, poeta y dra-maturgo
palmero del Barroco Juan Bautista de Poggio Monteverde (1632-
1707), conocido como el Calderón canario, en su Loa a Nuestra Señora u'e Ius
Nieves (La Nave), fechada en 1705, obra en la que este autor escribe que Mariu
es la nave a la cual el sol tejió las velas, la luna es la guilla, vinienu'o cargudu
con el Pan Divino desde el cielo empireo80. En similares términos se había
expresado el predicador alemán Geyler von Kaisersberg (1445- 15 10) al mani-festar
que la Virgen María fue una mujer excepcional, fue una navecillu elegi-da
pov e1 comerciante celestial que ha traído desde lejanas tierras el pan, esto
es, el pan verdadero y vivo: Cristo, el Señor$'.
El lienzo de Tigaiga, que también fue restaurado por las citadas especia-listas
en 1993, aparece rodeado por un bello marco de estilo barroco, realiza-do
en madera dorada y policromada, a base de rojo, azul y oro -colores que
aluden a la Virgen-, el cual se exorna ricamente con motivos fítomorfos de
progenie barroca. Esta meritoria pieza lignaria contiene en la parte superior un
bello remate de madera recortada y calada que deja espacio en el centro a una
cartela, en la cual figura la siguiente leyenda mariana: AVE MRIA /sin j9ec.a-do
concebida, palabras con las que se inicia el acto de la confesión o sacra-mento
de la penitencia (figura 3).
" Pérez Sánchez, Alfonso Emilio, op. cit., p. 133, núm. 4.
78 Sebastián, Santiago, Contrarreforma ... op. cit., p. 21 1, fig. 81. El poeta sevillano Luis de Ribera en
su obra De los nombres .simbólicos de María Virgen, Nuestra Señora (Sevilla, 1612) descrlbe a la
Corredentora como una Nave, la más hermosa/ que dcíc.cubrid oriental, remota playu/y al mundo cv7riq11c.-
c.id SU mercancía. (Llompart, Gabriel, "De la Nave de la Virgen a la Virgen de la Nave", Truzcr >, Rax
Cuadernos hispanos de Simbologia, Arte y Literatura, núm. 2, Facultad de Geografía e Historia,
Universidad de Barcelona, Palma de Mallorca (1 973), p. 120). Sobre este tema iconográfico, Kd tainbiCn
Idem. "La nave de la Iglesia y su derrotero en la iconografía de los siglos XVI y XVII", Spantsc,he
Forschungen, núm. 25 (1970), pp. 309-335; y Estella, Margarita, "La representación de la Nave de la Iglesia
en un relieve de marfil", Traza y Baza. Cuadernos hispanos de Simbologia, Arte y Literatura. Homenujr a
D. Diego Angulo, núm. 8, Dpto. de Arte, Universidad Literaria de Valencia ( l9X3), pp. 97- 10 1.
79 Idem, "De la Nave de la Virgen ...", art. cit., p. 117; y Homedo, Francisco de, art. cit., pp. 169.198.
Xo VV.AA., Juan Bautista Pogb'io Monteverde (1685-1985). Tercer Centenario de Dos Loas dcd .siglo
XVII. La Palma, Consejeria de Cultura, Gobierno de Canarias, Santa Cruz de Tenerife, 1985, p. 287.
(Edición, Notas y Bibliografía de Rafael Femández Hemández); Femández Hernández, Rafacl, TL'uh.o
canario (siglos XVI al XX). Antología, Col. "Clásicos Canarios", Edirca, S. L., Editora Regional Canaria.
Las Palmas de Gran Canaria, 1991, tomo 1, p. 1 15; y Pérez Morera, Jesús, "La Carabela Eucaristica de la
Iglesia", Cuadernos de Arte e Iconografía, núm. 4, Seminario de Arte "Marqués de Lo~oya", Servicio de
Publicaciones de la Fundación Universitaria Española, Madrid, julio-diciembre (1 989), tomo 11, pp. 76-77.
Diversas letanías figuran también en la Loa u Nuestra Señora de 10,s Nieves. a los cinco ciños que viene cr Iu
ciudad, en el año de 1690. (VV.AA., Juan Bautista ..., op. cit., pp. 226-227).
x' Llompart, Gabriel, "De la Nave de la Virgen ...", art. cit., p. 115.
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fe sé Cesáreo López Plasencia La Inmaculada Concepción en lapintura de los Realejos
Como vemos, la pintura sigue la iconografía concepcionista que más se
difundió en España en el siglo XVI, tanto en los colores del vestuario de María
- d e l azul, rojo y blanco se pasará al azul y blanco en la siguiente centuria, los
cuales aparecen en la tabla de la parroquia1 de Realejo B a j e , como en el
hecho de que su anónimo autor ha incluido algunos elementos de carácter
arcaizante, como la corona imperial y buena parte de los símbolos de las leta-nías,
los cuales paulatinamente dejarán de figurar, hecho que se refleja, sobre
todo, en la amplia serie inmaculadista de Murillo.
Los ejemplos de esta iconografía con las letanías, surgida en las postrime-rías
del Cuatrocientos82, son numerosos, destacando las diversas versiones
debidas a los pinceles del pintor extremeño Francisco de Zurbarán83 o el bello
lienzo (2 18 x 184 cm.) pintado por el valenciano Vicente Macip (ea. 1532-
1535), conservado en la colección Santander Central Hispano (Madrid), obra
en la que la Corredentora figura nimbada por todos los elementos de las leta-nías,
siendo coronada por la Santísima Trinidad, lo cual constituye una desta-cada
aportación del arte español a esta iconografía mariana84. Sin embargo, no
sólo contamos con muestras en el campo de la pintura, sino también en el de
la escultura lignaria. Éste es el caso del pequeño y bello Tvktico de la
Inmaculaday la Pasion (59,7 x 68 x 14,3 cm.), pieza tallada bajo el influjo del
arte florentino (ea. 1520) para el convento de las MM. Agustinas de La
Concepción de Toledo (Las Gaitanas), en la que María, situada en la calle cen-tral
a modo de icono bizantino, aparece rodeada por los citados símbolos,
hallándose a sus pies la luna con las puntas hacia arriba y el feroz dragón apo-calíptico
con sus grandes fauces abierta+.
La pintura de la ermita de Tigaiga, realizada hacia mediados del
Setecientos por alguno de los numerosos seguidores del insigne e influyente
maestro orotavense Cristóbal Hernández de Quintana (1 65 1- 1725)M6m, antie-
82 La primera versión de esta iconografía, conocida como la Tota Pulchra, es la pintura que se locali-za
en el retablo mayor de la parroquia de El Cerco, en Artajona (Navarra), realizada en 1497. (Trens,
Manuel, op. cit., pp. 97-101, fig. 86).
83 Sirvan de muestra la lnmuculudu Concepción con dos colegiales (1632), del Museo de Arte de
Cataluña (Barcelona), y la lnmaculadu que se custodia en el Museo del Prado (Madrid), de cronología cer-cana
a la anterior. (Pérez Sánchez, Alfonso Emilio, (p. cit., pp. 6 y 40, fig. p. 7).
84 La tabla, procedente del Colegio del Sagrado Corazón de Jesús de Valencia, fue pintada bajo la
dirección espiritual del jesuita P. Martín Alberro, el cual quiso que el pintor plasmase la visión que tuvo, en
la que la Virgen le indicó cómo tenia que ser representada. (Trens, Manuel, op. cit.. pp. 154-157, fig. 87;
Díaz Padrón, Matías, art. cit., p. 32; y Martinez-Burgo Garcia, Palma, "Vicente Macip. The Inmaculate
Virgin", en VV.AA., Carolus, Sociedad Estatal para la Conmemoración de los Centenarios de Felipe 11 y
Carlos V, Madrid, 2000, p. 468, Cat. 261. (Catálogo de la Exposición homónima comisariada por el Dr. D.
Femando Checa Cremades. Museo de Santa CNZ, Toledo, octubre de 2000-enero de 2001).
$5 Idem, "Anonymous. Triptych of the lnmaculate Virgin and the Passion", Ibidem, p. 467, Cat.,260.
86 Rodriguez González, Margarita, "Lanzarote y Fuerteventura y la pintura canaria en la Epoca
Moderna", en VV.AA., Actas de las IX Jornadas de Estudios sobre Lanzarote y Fuerteventura (1999).
Servicio de Publicaciones de los Cabildos de Fuerteventura y Lanzarote, Puerto del Rosario (2000), tomo
11, p. 21, Iám. 7. A un seguidor de Hemández de Quintana se deben, asimismo, las versiones de la
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José Cesáreo López Plasencia La Inrnaculada C'oiicepción cii Iii piii~oi~i /rr /o\ R<~ili,jo\
ne notables concomitancias formales y estilisticas con otros dos lienzos hoinó-nimos.
Uno de ellos se conserva en una colección particular de la Villa de La
Orotava, que ha sido dado a conocer recientemente con motivo de una ccpo-sición87,
mientras que el otro se localiza en la ermita de Ntra. Sra. de La
Caridad de Tindaya, en el municipio de La Oliva (Fuerteventura), Oleo que
también se adscribe al círculo quintanesco, datando de hacia mediados del
siglo XVIIP. En este último caso hallamos algunas diferencias de carácter
compositivo y formal, ya que la Virgen presenta un contrupposto mucho mis
acentuado que en el caso de la pintura de Los Realejos, reduciéndose el núme-ro
de querubines a dos y suprimiéndose casi todas las alegorías marianas,
mientras que los pliegues del traje y manto no caen con tanta suavidad como
en el lienzo de Tigaiga, presentando una mayor angulosidad; son más qucbra-dos,
como los pliegues de hojulatu tan del gusto de la pintura flamenca del
siglo XV y tan afectos a Hernández de Quintana y su círculoxo. El hccho de
que existan tres pinturas con tantas similitudes nos induce a suponer que sus
anónimos pintores han hecho uso de una fuente inspiradora común, coino
puede ser un grabado -tal vez sevillano-, practica que sc ha dado con suma
frecuencia a la largo de la Historia del Arte en Canariasoo.
En cuanto a la procedencia de la obra, cabe la posibilidad de que fuese
trasladada desde el convento franciscano de Santa Lucía tras la desamortiza-ción
(1836) o bien que los frailes la depositaran en esta ermita con anteriori-
Inmucu/rida de la emita de Santa María de Gracia de La Laguna. y la que decora la callc central dcl wgriii-do
cuerpo del retablo homónimo, en la capilla de San Patricio de la parroquia1 de Piierto de In ('rw
(Tenerife), lienzos que copian la obra pintada por el granadino Pedro Atanasio Bocanegra ( 1 638- l hX1)).
Pintor de Cámara de Carlos 11 de Austria, parü la matriz de La Concepcii>ii de La 1.agiiiin. La obra del piii-tor
granadino fue también reproducida en 1696 por Hcrnánde~ dc Quintana (250 s 194 ciir.). con ligci.n\
variantes, para la Catedral de Santa Ana de Las Palmas dc Gran Canaria. (Martíir (;oii~ile/. Irinii Jo\L;. El
pintor cunariu Cristúbul He/-núndez de Quintuno. Secretariado de Publicaciolie.\, Uiii\cr\id;id Jc 1.a
Laguna, Valladolid, 1958, pp. 7-8, figs. 2 y 3; Fraga Goii~álcc,C armen. .Ai./<c, ii (irti<ii.i<r.1\1 . .-Ir/<l. l r i ~ i i ~ o
en Canarias, Enciclopedia Temática Cariaria, Santa Cruz de Tcnerifc, 1080, tomo XXXIII. p. 37 y lig p.
34; Rodríguez González, Margarita, Elpintor C1isr6bul Iler17ándi.- ..., o/). ci/ . pp. 38-30 y 40; Ideni. 1.ril~i11-
tura en Cunurius ... op. cit., pp. 217-218; Idem, "La Pintura ...", art. cit., p. 380: y Riqwlrrie PL:rc/. !\?ni-iii
Jesús, op. cit., pp. 81-83).
X7 Con motivo de la muestra Lu 0ruiuvu. un I~~g uIi(rz hitudo por el AI.IL,,l a referida pintura ( 153 u 105
cm.) fue catalogada por el Prof. Estévcz P é r e ~co mo rin<jnirnot iric~rfr.?d~e1 siglo XI'II. ariiiqrie. a niie\iro
juicio, es obra dieciochesca de un discipulo o scguidor del maestro Ilcrriánder. de Quintana. inspii-;id21 cii iiii
grabado de probable origen hispalense. (Es t évc~P é r e~S, ebastián, "Manife~iacioncsd el Pa.triinoiii» Local".
en VV.AA., Congreso de Hi.ttoriu Locul. Metnoriu (2002). Excmo. Ayuntamiento de la Villa de La 01-ota\;i.
Villa de La Orotava, 2002, p. 66).
88 Rodrigue~G onzále~M, argarita, "Lanzarote y Fuerteventura ...", art. cit., p. 21, Iáni 6. Estc lieivo
majorero (1 62 x 109 cm.) también formó parte de una magna Exposición en 200 1. [ConcepciGii Rudrigrie~.
José, "lnmaculada Concepción. Anónimo", en VV.AA., h t ~e'n Cunurru.~.. ., op. rit., tomo 11. pp. 140-150.
Cat. 2.17. (Catálogo citado de la Expoaición homónima)].
89 Martin González, Juan José, op. cit., p. 5.
90 Sobre este aspecto puede coitsultarse Pérez Morera, Jcsús, "Apuntes para un estudio de las liictite\
iconográficas en la plástica canaria", Revistu de Historitr Cunuriu, núm. 177, Dptos. dc Historia e t listorin
del Arte, Universidad de La Laguna, San Cristóbal de La Laguna (1 903). pp. 207-230.
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josé Cesáreo López Plasencia La Inmaculada Concepción en la pintura de los Realejos
dad, pudiendo ser identificada con uno de los cuatro cuadros de cuerpo ente-ro
yuno demedio cuerpo inventariados en 1868 y -al igual que el resto de los
bienes muebles- pertenecientes a la cofradia de dicha Santa imagengl. No
olvidemos que los PP. franciscanos recoletos del referido cenobio acudieron al
eremitorio de Tigaiga [...] de noche y de dia a confesar y a todo lo que es
menester [...], según se desprende de una declaración vecinal fechada el 30 de
julio de 1627, dada a conocer por el investigador M. Rodríguez Mesa92. La
ermita, puesta al principio bajo la advocación de Nuestra Señora, empezó a ser
denominada hermita [sic] de Ntra. Sra. de la Concepción de Tigayga93 desde
el momento en que los frailes comenzaron a desarrollar su destacada actividad
pastoral en la misma, centrada tanto en [...] ayudar a los respectivos párrocos
como para la Ynstrucción de primeras letras y rudimto" de la Doctrina cris-tiana94.
Este hecho es de sumo interés para la historia religiosa del municipio,
puesto que pone de manifiesto la enorme influencia que ejercieron los hijos del
Poverello de Asís, no sólo en el pago de Tigaiga, incluido en la jurisdicción
parroquia1 de Realejo Bajo, sino en buena parte del territorio que hoy consti-tuye
la Histórica Villa de Los Realejos95.
" A. P. C. R. B., Parroquia de Realejo de Abajo. Año 1868. Ynventario de de la Ermita de N. S. de la
Concepciún de Tigaiga, que se han entregado al mayordomo Don Agustín Gonzalez Chavez. 27 de abril de
1868, s. f. (El Inventario se realizó siendo párroco D. José Diaz y Garcia). Según revela la documentación
parroquial, la Patrona de Tigaiga era titular en aquellos momentos de una Cofradía.
92 Rodriguez Mesa, Manuel, art. cit., s. p.
93 Ibidem.
y4 Archivo Municipal de Los Realejos, Libro V de Actas del Ayuntamiento del Realejo de Arriba,
sesión del 2 1 de diciembre de 1825, f. 3 v. [Cit. en López Plasencia, José Cesáreo, "La Orden Seráfica en
la plástica canaria ...", art. cit. (en prensa)]
' 5 Agradecemos la amable colaboración prestada a D. Juan Manuel Batista Nuñez, Rvdo. Párroco de
Realejo Bajo, por las facilidades proporcionadas a la hora de estudiar las obras y consultar el Archivo
Parroquial; al Prof. D. Martin Vicente López Plasencia, a quien debemos la realización de la documentación
gráfica que ilustra este articulo; y a D. Juan Vicente Pérez Hemández, que nos acompañó en nuestra visita
a la ermita de La Concepción de Tigaiga. A todos ellos, muchas gracias.
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