José de Wera yClavjjo y
''El SÍndico Personero GeneralJ~,
Un ejemplo de la ¡lustraCÍón
en Canarias.
ANTONIO ROJAS FRIEND
D urante el siglo XVIII, España toma parte activa en el
movimiento renovador que caracteriza a la Europa de
esta centuria. El país conocerá las mismas aventuras espirituales
que las demás naciones europeas(1). A la vocación reformadora
de una monarquía ilustrada, se une el empeño de
una minoría instruida y acomodada, que no supera el uno
por ciento de la población(2). Este pequeño grupo de hombres
ilustrados y resueltos "sacuden viejos prejuicios y una
agobiante tradición espiritual y, con una mirada nueva, se ponen
a medir el retraso de España respecto de las demás naciones
europeas y a predicar incansablemente los remedios
que acabarán con este retraso" (3)"
Partidarios de ideas nuevas en lo referente al progreso científico,
a las reformas de la educación, a la prosperidad económica
y a la justiCia social(4), utilizan para la difusión de
su pensamiento los cauces de las Sociedades Económicas de
Amigos del País, las universidades y la prensa. Será esta última
institución uno de los conductos esenciales de las luces.
Como ha señalado Antonio Elorza, el periódico va a cumplir
en este siglo una labor importante al servicio de la razón
crítica: su fácil lectura y su precio, menor que el de cualquier
libro, hacen de él el medio de más difusión y eficacia (5)"
Cuenta, además, con la ventaja de que para la monarquía española
de los Borbones la prensa representaba un elemento
de promoción de la cultura, un instrumento de control político,
y en definitiva, "un signo de modernidad" (6)"
En el caso concreto de las islas Canarias, el siglo de las
luces no fue distinto del peninsular o del europeo. Aunque
tuvo sus notas insulares, propias, en líneas generales no difiere
en nada del nacional o extranjero(7). A la introducción
de las nuevas ideas en este territorio contribuyó en gran manera
el comercio de Malvasía que sostenía el archipiélago con
Europa, a través del puerto de La Orotava (Tenerife). Alfonso
Armas comenta que, entre su carga de vino, ya cuidaban
los barcos de dejar, fuera de la celosa mirada dé la aduana
de Santa Cruz, algún libro o folleto recién salidos de las imprentas
europeas, principalmente de las francesas(8). Así, la
Ilustración estaba al alcance de unos pocos hombres que ROdían
adquirir y estaban dispuestos a leer las obras que la Inquisición
prohibía.
36
La labor de este pequeño sector de aficionados a las lecturas
prohibidas permitió a las islas Canarias inscribir su nombre
en la Historia del Periodismo español, en la segunda mitad
del siglo XVIII. En esos años circularon con cierta regularidad,
en las principales poblaciones del archipiélago, unos manuscritos
casi siempre redactados de forma anónima(9). Los
primeros hasta ahOra conocidos tienen su origen en la isla
de Tenerife. Son "El Papel Hebdomadario" (1758-1759), obra
de José de Viera y Clavijo; "El Correo de Canarias" (1762)"
cuyo autor se desconoce; y "El Síndico Personero General""(1764) y "La Gaceta de Daute" (1765), salidos también de
la pluma de Viera(IO). Estos papeles periódicos tenían un
campo de difusión reducido, pero sus lectores eran precisamente
los grandes protagonistas de la vida política y'cultural
de la época(11)"
El primer número de "El Síndico Personero General" o
"El Personero", al que está dedicado por entero este trabaj0(
12) apareció el 20 de enero de 1764. Formaba parte, por entonces,
el insigne historiador tinerfeño de la tertulia de don
Tomás de Nava Grimón, marqués de Villanueva del Prado,
a la que pertenecía también un amplio elenco de ilustres personajes
de Tenerife(13), que "amantes de la buena instrucción,
y unidos por los vínculos de la amistad, procuraban
acercarse a los conocimientos de la Europa sabia, y burlarse
de ciertas preocupaciones del país"(14). Desde la incorporación
de Viera y Clavijo a la tertulia, "las reuniones del palacio
de Nava tuvieron trascendencia regional, pues de ellas
surgieron para la isla y el Archipiélago muchas cosas buenas
y útiles "(15)"
De "El Personero", escrito en forma de memoriales dirigidos
al Cabildo de La Laguna, aparecieron cinco números,
con las fechas de 20 de enero, 4 y 17 de febrero y 2 y 16 de
marzo de 1764(16). Afirma Viera de esta obra que "proponía
diferentes reformas en la educación, instrucción y felicidad
común"(17). En el número cuatro añade que son memoriales
cargados de profundo respeto y dictados por un extraordinario
espíritu de patriotismo. Ese amor a la patria, a Tenerife,
es el que, según justifica, le ha hecho erigirse en personero,
sin que se haya celebrado elección pública alguna: "El, por
un afecto extraordinario de amor a su país, se elige de Perso-
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2010
nero a sí propio, y determina contra la costumbre, llenar perfectamente
y con honor una dignidad que se ha hecho de pura
denominación' '.
Sus deseos de reforma y de logro del bien común aparecen
expuestos ya desde el primer memorial. En él se dice que
"El (Personero) siente en medio de su espíritu una voz alta
e imperiosa, que triunfa soberanamente de su timidez natural,
y que lo obliga a promover la felicidad de un pueblo ingrato.
Su imaginación, amiga de reforma, y lo que es más
admirable, pronta a encenderse con la menor chispa de lo que
mira al bien común, sólo se podrá consolar participándole
a este Ilustre Senado, alguna parte de las ideas que ha creído
más importantes al público". Pero este reformismo del que
participa no implica grandes transformaciones de las estructuras
sociales. Y así lo hace saber a continuación cuando comenta
que' 'sin que Tenerife padezca ninguna gran revolución
en el sistema actual de sus cosas, se pueden desear algunas
reformas, o pequeño establecimiento, que echan (de) menos
los que entre nosotros aman la humanidad, y que serían capaces
de hacer nuestra sociedad más soportable, y menos
austera""
Coincide Viera con la mayoría de los ilustrados españoles
en su deseo de fomentar la educación entre el pueblo. En
este sentido, Richard Herr destaca que las ideas sobre la educación
eran las que más atraían a los españoles ilustrados,
quienes, desde los tiempos de Feijoo, estaban convencidos de
que sus instituciones docentes necesitaban reforma(8
". Se lamenta
"El Personero" de que Tenerife sea una sociedad que,
en materia de educación e instrucción pública, esté más cerca
de los siglos X y XI, que del XVIII en el que vive. No encuentra
en esta isla el "dichoso encanto del amor a la Patria"
o "alguna práctica de aquel glorioso celo por la causa común"
que dieron gloria y grandeza a las Repúblicas de Atenas
y Roma. Y en esa búsqueda de soluciones, que llenan las
páginas de "El Síndico Personero", se dirige nuestro autor
a la clase gobernante, porque la obligación de "un magistrado
o de un hombre a quien ha puesto Dios y el Rey en el timón
de los negocios, es la de atender a las propuestas
interesantes y ejecutarlas""
Es a ese poder al que presenta sus compromisos. Corresponde
al gobierno de la isla discernir sobre el modo de que
se erijan algunos seminarios para la educación de los jóvenes
de ambos sexos; también ha de animar el celo de los maestros
y de los buenos padres para que se apliquen a formar
el juicio y rectificar el corazón de los muchachos; finalmente,
es competencia de las autoridades premiar las acciones brillantes,
proteger donde quiera que se h'llle la habilidad, y
perseguir por todas partes el mal ejemplo, sin excepción de
personas.
Si entre los ilustrados los grandes objetivos eran el racionalismo,
la crítica de la tradición y el fomento de las ciencias
utilitarias(19), coincide "El Personero" con estos planteamientos,
al reclamar el fomento de las letras, las artes útiles
y agradables, y las ciencias, unas ciencias que' 'en Europa han
elevado el presente siglo, sobre todos los siglos de la Antigüedad
griega y romana", y que en las islas Canarias todavía
son, dice, extranjeras. Los estudios hacia los que debe dirigirse
el "desvelo paternal" del Cabildo son 'la lengua latina,
de la que dice que se halla en un estado muy deplorable y
que merece se atienda de otro modo a su decoro y verdadera
dignidad, las artes mecánicas, la agricultura, las manufacturas,
el comercio, los montes, las aguas, los caminos, los abastos,
los paseos públicos, la hermosura de la ciudad, el culto
divino, la feliz armonía de la sociedad de las gentes, etc.
Por lo que se ve, eran muchos los aspectos que, en opinión
de Viera y Clavija, exigían una inmediata intervención
y una pronta reforma por parte del poder.
En el segundo memorial solicita nuestro personero la creación
de escuelas de primeras letras y la contratación de maestros
y aconseja sobre los mejores métodos para educar a los
niños. Reitera que la buena crianza influye en la gloria de los
pueblos y que la instrucción pública establece grandes diferencias,
no solo entre los particulares, sino también entre provincias
y naciones. "Ella -comenta- las eleva o las abate;
las rodea de luces o sumerge en las tinieblas. ¡Qué infinita
diversidad no pone la cultura entre dos terrenos por otra parte
semejantes!"
Tenerife tiene una gran necesidad de maestros hábiles, capaces
de enseñar a leer y escribir bien. Entre las soluciones
que baraja, rechaza de plano la recomendación de introducir
una nueva orden religiosa en la isla, pues cree que ésta no
se halla en estado de hacer unos esfuerzos tan gravosos, que
harían saltar en pedazos "el resorte tan sobrenatural que sostiene
el demasiado peso que la oprime". Tampoco parece confiar
"El Personero" en quien posee el título real de maestro
de escuela. La asignación que éste recibe debe darse a un hombre
que derrame en los jóvenes las "dichosas semillas de las
buenas costumbres y de las letras". Con esta medida y una
mayor atención a los que voluntariamente se dedican a la instrucción
pública, quizá se pudiera conseguir mucho, "y aún
todo""
Casa nafal de Viera y Clal'ijo en el Realejo Airo
37
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2010
A la hora de llevar a cabo la educación de los jóvenes,
los maestros han de tener en cuenta dos consejos. Por una
parte, el de mostrar la lectura a los niños como un inocente
juego y, por otra, evitar los castigos. De lo contrario, "la displicencia
y el aire pedante de un maestro imprudente o precipitado
es casi siempre la causa de aquel íntimo disgusto que
sienten regularmente los muchachos, y que conservan toda
la vida por todo lo que se llama ciencia y estudio""
Comenta Viera en repetidas ocasiones que el texto básico
por el que debe guiarse el maestro, por ser el mejor para la
instrucción de los jóvenes en la piedad y la religión, es el "Catecismo
Histórico", del Abad Fleury, en traducción de Juan
Interian de Ayala, originario de Tenerife(20), puesto que el estilo,
el método, la simplicidad y aún las bellas estampas de
esta obra enseñan y divierten a los niños. Ruega' 'El Personero"
que se encargue el Cabildo de hacer llegar desde Europa
varios ejemplares del Catecismo.
La formación de los jóvenes mejoraría mucho si éstos
comprobaran que el poder se declara abiertamente por la instrucción.
Cada dos meses una diputación debería visitar las
escuelas para informarse de los progresos de los niños y conocer
cuáles se distinguen en leer, escribir, y penetrar los misterios
de la religión y de la urbanidad. Esta intervención se
justifica en que "una visita, un elogio, una estampa, un libro,
de oro falso, o una bagatela brillante, es capaz de desenvolver
en un muchacho, toda la habilidad y la aplicación que
se desea hallar en él""
Otro de los aspectos que merece gran atención en este segundo
memorial es el de la ortografía castellana, y, en concreto,
el mal trato que se le da desde muchos sectores de la
sociedad. Para Viera el desconocimiento de las reglas ortográficas
no se puede perdonar a nadie, pues ello es bastante
para desacreditar a un hombre grande. Recuerda que en Canarias
tres o cuatro letras suponen el escollo principal en que
fracasa la ortografía. Nadie pone cuidado en saber lo que se
escribe con b o con v, y todos pronuncian con un mismo sonido
la c, s y z, "que los castellanos saben distinguir bastantemente""
Si todos se aplicasen durante un mes,' al menos, a
no escribir y sí a reflexionar sobre lo que leen, "escribirían
correctamente, y no nos desautorizaríamos a nosotros mismos
y a nuestras producciones""
Para poner remedio a estos problemas ortográficos, reclama
del poder que no consienta a ningún maestro de escuela
que no haya pasado satisfactoriamente un examen sobre
esta materia. Tal prueba ha de hacerse también a aquellos
miembros de las comunidades religiosas que se dedican a la
enseñanza, a los procuradores y escribanos públicos, a los
amanuenses de los oficios, "si no quieren ser retirados del
bufete, judicialmente", y a aquellas personas que se presentan
a recibir órdenes o "a colarse en Capellanías""
Apunta que la creación de escuelas no ha de llevarse a cabo
<;olamente en la ciudad de La Laguna. Tal beneficio se ha
de extender a todo el resto de la isla. Con tal fin, el Cabildo
deberá encargarse de que los justicias de cada lugar en que
hubiese escuelas las visiten y protejan y, en donde no las hubiera,
las procuren establecer, sacando licencia de la Real
Audiencia de Canaria.
Quizá sea el tercer número de "El Síndico Personero" el
que destaque mayormente sobre los demás memoriales. Aquí
se concretan de una manera muy precisa los proyectos más
importantes de Viera sobre instrucción pública. En él pide
la creación de un Seminario, la introducción de nuevos estudios
en la isla y la eliminación de una traba económica que
38
provocaba cierta dependencia económica de las islas con respecto
a Sevilla.
Desde 1686, por Real Cédula, de 13 de febrero, el archipiélago
canario estaba obligado a entregar al Seminario de
San Telmo de Sevilla cierta cantidad de dinero por cada tonelada
de mercancía que se navegara a Indias. Esta norma
concedía también diez plazas perpetuas para los jóvenes de
Canarias que quisieran ir a estudiar Matemáticas a aquella
ciudad(21). Sin embargo, Viera cree que "nadie se toma esta
gravosa pena" y que el centro de enseñanza sevillano "no sirve
ni puede servir nunca para instrucción de nuestra juventud""
Ante esta situación, suplica que el Cabildo se dirija a Carlos
III para pedir que' 'cedan estos considerables gastos que
hacen inútilmente las islas, en sus propias ventajas". Cree im-
¿;?-y> YL-<-' ~o~~>. /~ •. ~ F p~<¿,. ¿
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posible que el rey no se deje inclinar ante una solicitud tan
justa y decorosa, porque "un monarca que ama la cultura
de sus pueblos, que funda su gloria en protegerla, y que quiere
florezcan en todos sus dominios las ciencias y las artes, oirá
benignamente las humildes representaciones que le hiciese en
este asunto la isla' '.
El dinero que desembolsa el comercio de Canarias podría
destinarse a la creación de un Seminario o pequeña academia
de Matemáticas. Su enorme interés por esta disciplina
descansa en la opinión que de una república no puede decirse
que esté civilizada o que tenga ideas justas de la nobleza
del espíritu humano, si en algún lugar de ella no se enseñan
los principios elementales de las ciencias matemáticas más precisas.
Esta nueva institución estaría organizada en tres clases:
la primera, para Aritmética; la segunda, para Geometría;
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2010
y la tercera, para Geografía y Astronomía. Así, la Náutica, I
la Agricultura, las Manufacturas, las Artes Mecánicas, "y aun
las liberales", recibirían en la isla "otro grado de perfección""
Y, lleno de emoción, continúa diciendo: "Podremos tener Seminario;
podremos tener Aritmética, Geometría, Geografía,
Pilotaje, Astronomía, Optica, y aun con el tiempo, Física experimental:
que es decir podremos tener una juventud instruida,
útil, floreciente, amable "") que honre la patria, la
nación, y la humanidad""
La solicitud al monarca del Seminario está justificada por
la falta de conocimientos que sobre las materias antes expuestas
existía en Tenerife. Afirma que la isla necesita de contadores
para mil cosas, y no tiene un maestro público que enseñe
ni aun las cuatro primeras reglas de la Aritmética; Tenerife
no se puede pasar sin alguna Geometría práctica; tiene co-
""" _ T ,.~~~::&~'\~~
-'l;" _-."( r
". I
LA MACHINA AEROSTATICA.
ADICION AL POEMA
DE LOS AYRES FIXOS.
mercio con América y necesita de pilotos. Y exclama: ¡Qué
ignorancia de Geografía y de sus términos!""" ¡Qué ignorancia
de Astronomía y de los sistemas del mundo! Este nuevo
centro permitiría también que se desterrase la ociosidad
funesta, el enfado, la ignorancia y la fatal herrumbre que entorpece
"todo el vigor de nuestra alma y aun la oprime". Además,
gracias a él, "aquellos mismos juegos y entretenimientos
frívolos, que hacen la ocupación de la mitad de nuestras vi-das,
se harían entonces más agradables entre nuestras manos,
y revelarían a nuestros ojos unos misterios de diversión que
se nos escapan""
Los intentos de Viera y Clavijo por lograr la difusión de
estas disciplinas son muy similares a los pretendidos por Cristóbal
Cladera, editor del periódico "Espíritu de los mejores
diarios literatos que se publican en Europa". Veintitrés años
después de que apareciera "El Síndico Personero", concretamente
el 2 de julio de 1787, Cladera presentaba una ferviente
profesión de fe en la modernidad y el progreso científico. Decía
el editor mallorquín: "Creemos no tendrán por cosa indiferente
los curiosos de toda Europa, dirigidos a la perfección
de cuanto necesita el hombre para su uso; de cuanto compone
aquella serie de consecuencias que le manifiestan que en
las matemáticas se ha dado un paso más de los muchos que
dio el gran Newton (sic); que la Astronomía hace rápidos progresos;
que el hombre, en cierto modo, es habitante del Mundo
de las Estrellas; que la Historia Natural observa lo más
recóndito de este globo; que la Física no perdona gastos. ni
cuidados para conocer las causas por los efectos; que la Chí-
" mica (sic) registra las profundas grutas de la tierra para sujetar
a su examen cuanto contienen; en una palabra, que toda
la naturaleza está sentenciada a sujetarse al estudio e indagación
del ente racional. que la habita."(22)"""El Personero" tenía previsto que en el caso de que el dinero
que se destinaba al San Telmo sevillano no fuera suficiente,
el Cabildo debía contribuir con cierto fondo a la
creación del Seminario en La Laguna. Asimismo, recurre a
la beneficencia, a la bondad de "algunos genios esclarecidos,
que conocen esta necesidad y desean sentir el placer de verla
remediada", para que hicieran buen uso de sus caudales "en
vida y en muerte""
Aunque Viera cree llegado el momento de que la autoridad
"se duela de la grosería de la Patria", la propuesta que
realiza en "El Personero" de creación de un centro de enseñanza
no se materializó hasta años después. El Cabildo de
La Laguna esperó al 5 de mayo de 1767 para Ilegal" al acuerdo
de pedir que el Colegio que los jesuitas poseyeron en la
ciudad fuese destinado a la fundación de un Seminario(23)"
Viera y Clavijo utiliza el cuarto memorial para denunciar
el penoso estado en que consideran están los estudios de Latín
y Gramática española y a revelar los motivos que originan
tal fatalidad. Comenta que la principal causa de la
decadencia de la latinidad hay que buscarla en el absoluto
abandono con que se trata el propio castellano, idioma que
nadie sabe por principios, ni se aplica a profundizar su mecanismo,
por pensar que carece de reglas de gramática.
Otra de las razones de ese despego mortal por el latín está
en el uso en las escuelas del Arte (de la Lengua Castellana)
de Nebrija, un libro que cuando, señala "El Personero", lo
ven los extranjeros entre las manos de los jóvenes se escandalizan
y exclaman que no se pudo haber inventado cosa mejor
para desaficionarlos a todo género de estudio. Y
puntualiza: "Convengamos en que no dejan de tener razón""
Aunque sabe que tal obra quita todas las ganas de aprender,
conoce cómo son los prontuarios de gramática de otras naciones
y afirma tener noticias de la aparición en España de
nuevos libros, "más felices", no por eso se atreve a recomendar
que la obra de Nebrija, "a la verdad penosa", se retire
de las aulas.
A tales argumentos, cargados de ironía, sucede la recomendación
para los preceptores de gramática de Tenerife de
que tomen contacto con el "Modo de enseñar y de estudiar
las bellas letras", obra de Carlos Rollin, rector de la Universidad
de París, en traducción al español de Doña Catalina
del Caso(24), cuya bella tarea debe ser un amable estímulo para
los hombres destinados por la Providencia para instruir
a la juventud.
Afirma que para que vuelva a la vida la latinidad moribunda
no basta con el esfuerzo de los maestros. La labor de
39
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2010
Casa de Nava, La Laguna
éstos sería en vano si no interviniera la necesaria participación
de los padres. Son pocos los que dedican seriamente a
sus hijos al estudio del latín y pocos también los niños que,
cuando llegan a la "edad de los placeres y de los pensamientos
tumultuosos, encuentran progenitores' 'que los sostengan
contra el funesto ímpetu de aquellas distracciones hechiceras
que triunfan de todo gusto por las ciencias abstractas""
Al igual que en el anterior memorial, con la solicitud de
un Seminario de Matemáticas, suplica "El Personero" que
se cree una Clase de Gramática Española, en la forma de las
latinas ya existentes. Con el fomento de este estudio se lograrían
dos ventajas. Por un lado, se formaría desde bien temprano
en el corazón de los jóvenes el gusto por los primores
de la lengua castellana; por otro, se entraría en el conocimiento
de la Gramática Latina' 'por un camino más agradable, más
fácil, y menos erizado de abrojos."
Las peticiones para el establecimiento de nuevos estudios
continúan en el quinto y último memorial, dedicado a la elocuencia.""El Perso~ero" utiliza aquí sus argumentos para justificar
la necesidad que tiene Tenerife de una Cátedra pública
de este "instrumento feliz con que los mortales se comunican
las mejores pasiones, de este "arte divino hecho para hablar
al sentido", que en la isla "ni se ama ni se cultiva""
Tal cátedra, para la que bastarían dos maestros, concretaría
sus esfuerzos en dos aplicaciones complementarias. Por
un lado, en el conocimiento de los hombres, es decir, el de
los ocultos resortes que mueven sus pasiones más dominantes,
de los caminos que van más derechos al centro del corazón,
de las costumbres, las preocupaciones, y los gustos más
hechiceros que reinan siempre victoriosos en cada clase de
40
sujetos". Por otro, en "aquellos felices modelos de elocuencia,
que nos han dejado los autores ilustres de los buenos siglos,
y en quienes podemos hallar tesoros inagotables, de
bellezas, primores y gracias naturales""
Como en los números anteriores de "El Síndico Personero""
Viera y Clavija utiliza un pretexto, en este caso el pésimo
estado en que se encuentran los estudios de elocuencia,
para reclamar del poder mejoras, cambios. Se queja nuestro
autor de los predicadores españoles y solicita la reforma del
"intolerable abuso que ha hecho la ignorancia del terrible ministerio
del púlpito". Los oradores en España se han forma~
do en los sermones del Padre Vieira y otros autores
.portugueses, "que nosotros casi leemos de rodillas", yen los
sermonarios italianos y españoles, "si exceptuamos a Sto. Domingo
de Villanueva, F. Luis de Granada y Señeri", ya manuscritos
o impresos.
Esta deficiente preparación origina que desde nuestros púlpitos
se lancen "ponderaciones ridículas, paradojas improbables,
vivezas, equivoquillos falsos, y demás chuladas
pueriles", que no son otra cosa que un deshonor y una profanación
del Evangelio mismo. De ahí que Viera, clérigo, recomiende
a estos predicadores que "ténganse ellos solos la
gloria que nadie les envidia de ir a arrancar del seno respetable
de la Santa Escritura, los sucesos más dignos de nuestra
adoración, para profanarlos y deslucirlos, con reparos graciosos,
soluciones chuscas, e interpretaciones violentas""
La educación de los predicadores españoles ha de asentarse
en el conocimiento de autores como Bordaleau (sic), Flechier,
Boucet (sic), Cheminais o Masillon (sic)<25), con cuyos
sermones y oraciones fúnebres, dice "El Personero"""me
siento como arrebatado deun tú-rrente rápido que me saca
de mí". Estos oradores, "honor inmortal del Púlpito y del
Catolicismo", que se formaron en las obras de los autores griegos
del siglo de Alejandro, en los latinos del siglo de Augusto
y en los santos padres de los cuatro primeros siglos de la
Iglesia, han conseguido resucitar la elocuencia y hacer sentir
el púlpito a los pueblos, "como una nueva luz""
A pesar de los patrióticos deseos de José Viera y Clavija
por lograr el bien común a través de la instrucción pública,
los intentos de reforma que expone en estos memoriales manuscritos
no se materializaron en actuaciones concretas del
poder. Ya en el primero de sus papeles expresa nuestro autor
su preocupación por la posibilidad de que sus propuestas no
tuvieran respuesta del Cabildo lagunero, al decir que "si el
Personero viese (como no es imposible) que todos sus pensamientos
se pierden, que sus memoriales naufragan entre otra
turba de negocios superficiales, y que la patria continúa en
el lecho de la inacción y de su miseria, no por eso se admirará
ni dará por mal empleados sus ardores". Y quizá adelanta
el desánimo que lo invade en el último número, cuando añade
que "tal vez será el inexorable destino de un Personero
pedir sin alcanzar""
En efecto, en el quinto memorial, se queja y se lamenta
de la poca atención que se ha prestado a sus proyectos, convertidos
en bellos sueños o en juegos de imaginación y a los
que nadie cree estar obligado a someterse. Pregunta al Cabildo
por la razón de que no se haya dado oídos a sus reverentes
discursos, a los que llama pedagógicos por aspirar todos a "
mejorar el mérito de estudiar los rudimentos de las primeras
letras, y si acaso no parecían señalados por el cuño de la utilidad,
la precisión, el interés común y la fácil ejecución. Quizá
la falta de apoyo que recibió "El Personero" se deba al
hecho de que, como afirma Antonio Domínguez Ortiz, la recepción
de las nuevas ideas era lenta y su difusión difícil: "No
�� Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2010
circulaban, simplemente, porque no había público capacitado
para entenderlas"(26)"
En este sentido, Joaquín Blanco Montesdeoca señala que
"El Síndico Personero", junto al "Informe sobre' los Expósitos""
ya la "Representación del Muelle de Martiánez", fueron
tres fracasos de Viera y Clavija, porque no consiguió su
realización. Destaca este autor que en ninguna de estas obras,
dirigidas al bien público y características de su siglo, falta el
llamamiento a la beneficencia, al adelanto, al progreso y a
la unión de todos los esfuerzos en orden al bien común(27)"
Por su parte, en 1878, en la "Revista de Canarias", al tratar
de la labor periodística de Viera y Clavija, Elías Zerolo
comenta que, sólo por sus trabajos en este campo, la memoria
del ilustre historiador se ha hecho acreedora de la admiración
de todos(28)"
En conclusión, del estudio de "El Síndico Personero", se
desprende que:
1) Canarias desarrolla un importante movimiento ilustrado
en la segundo mitad del siglo XVIII.
2) La prensa se convierte en el principal cauce de sus reivindicaciones.
3) Viera y Clavija, a través de sus periódicos, es el personaje
más destacado de la Ilustración canaria.
4) La instrucción pública se encuentra en un lamentable
estado; la reforma de la educación es uno de los principales
objetivos de los ilustrados.
5) El poder no está siempre dispuesto a realizar los proyectos
que de él se solicitan.
Casa que habitó el historiador Viera y Clavijo, en la Plaza de Santa Ana.
NÜTAS------------------,"(1) Jean Sarrailh. La España lJustrada de la segunda mitad del siglo
XVlll. Madrid, FCE, 1985, p. 11."(2) Richard Herr. España y la revolución del siglo XVIII. Madrid, Agui-lar,
1971, p. 165."(3) J. Sarrailh. La España.", op. cit., p. 12."(4) R. Herr. España y la revolución "" op. cit., p. 72."(5) Antonio Elorza. La ideología liberal en la ilustración española. Madrid,
Tecnos, 1970, p. 208."(6) María Dolores Sáiz. Historia del periodismo en España. Madrid,
Alianza Editorial, 1983, p. 87."(7) Alfonso Armas Ayala. El neoclasicismo en Canarias. José Viera
y Clavijo. Graciliano Afonso Naranjo, El Museo Canario, Las Palmas,
n. 15, julio-septiembre 1945, p. 28."(8) A. Armas. El neoclasicismo.", op. cit., p. 28."(9) Luis Maffiotte. Los periódicos de las Islas Canarias. Apuntes para
un catálogo. Madrid, Biblioteca Canaria, 1905, t. 1, p. 6-7."(10) Para más información sobre los orígenes del periodismo en el archipiélago
canario, ver, entre otros, Ventura Doreste, El periódico
más antiguo de Canarias, en El Museo Canario, Las Palmas, n.
14, abril-junio 1945, p. 45-60; L. Maffiotte, Los periódicos.", op.
cit.; José de Viera y Clavijo, Diccionario de Historia Natural de
las Islas Canarias, Madrid, 1982 (incluye al principio unas Memorias
que con relación a su vida literaria escribió.", p. LX-LXI); Elías
Zerolo, El periodismo en Canarias, en Revista de Canarias, Santa
Cruz de Tenerife, n. 1 (8.12.1878), p. 10-12, n. 2 (23.12.1878), p. 27-49
y n. 4 (23.1.1879), p. 59-60."(11) M.D. Sáiz. Historia "" op. cit., p. 87."(12) A pesar de mi búsqueda, no he encootrado ninguna obra que estudie
en profundidad, "El Síndico Personero". Las nombradas en
(10), y algunas otras, se limitan a citar las Memorias.", de Viera
y Clavijo. Este trabajo, por ello, puede considerarse original."(13) Afirma Viera y Clav'ijo en Memorias.", op. cit., p. LXI, que a la
tertulia del Marqués de Villanueva del Prado acudían, entre otros,
el Marqués de San Andrés, D. Cristóbal del Hoyo, D. Juan Bautista
de Franchy, D. Fernando de la Guerra, D. Fernando de Molina
y Quesada, D. Juan Urtusaústeguy, D. José de Llarena y Mesa, etc."(14) J. de Viera y Clavijo. Memorias.", op. cit., p. LxI."(15) A. Armas. El neoclasicismo.", op. cit., p. 33."(16) Los números de "El Síndico Personero" consultados para este trabajo
se encuentran en El Museo Canario, de Las Palmas de Gran
Canaria. Están en un único tomo, en 4, con 47 hojas, sin numeración.
Según Agustín Millares Carló, Ensayo de una Bibliografía
de escritores naturales de las Islas Canarias (siglos XVI, XVII y
XVIII), Madrid, Tip. de Archivos, 1932, p. 519, fueron copiados
por A. de Ara. La copia fue realizada, según reza al final del manuscrito,
el 29 de marzo de 1861."(17) 1. de Viera y Clavijo. Memorias , op. cit., p. LX."(18) R. Herr. España y la revolución , op. cit., p. 54."(19) M.D. Sáiz. Historia "" op. cit., p. 83."(20) El título completo de esta obra del Abad Fleury es Catecismo Histórico,
que contiene la Historia Sagrada y la Doctrina Cristiana.
La traducción de Fray Juan Interian de Ayala, en Madrid, 1718.
En 1717 hubo una primera edición castellana, traducida por Carlos
de Velbeder, en París, por Pedro Witte."(21) Esta Real Cédula de 1686, y no de 1691 como afirma "El Personero""
aparece bajo el título de Al Juez Superintendente del Comercio
de Indias en islas de Canaria, que cobre dos pesos por tonelada
de los Navíos de Registro, que de ellas van a Indias para el Seminario,
y en su recompensa han de tener enél diez plazas perpetuas
para los muchachos de aquellas islas. En Copias de las Reales Cédulas,
que su Majestad el Rey Nuestro Señor D. Carlos Segundo
de este nombre, mandó expedir para la fundación del Colegio y
Seminario, que mandó hacer la educación de Niños en la Ciudad
de Sevilla, para la enseñanza y erudición de ellos en la Arte Marítima,
Artillería, y Reglas de Marinería, y Dotación, y Privílegios
para este fin, p. 103-6. Biblioteca Nacional de Madrid, 217926."(22) Citado por A. Elorza. La ideología.", op. cit., p. 119."(23) Joaqu��n Blanco Montesdeoca. Los últimos años laguneros del arcediano
Viera y Clavijo, en Homenaje a D. Agustín Millares Carló,
Madrid, 1975, t. 11, p. 260."(24) Modo de enseñar las bellas letras, para ilustrar el entendimiento
y rectificar el corazón, de Carlos Rollin, en traducción de Doña
María Catalina del Caso, en Madrid, Imprenta del Mercurio, 1755."(25) "El Personero" cita erróneamente los nombres de est~s célebres
oradores. Bourdelaoue aparece como Bordaleau; Bossuet, como
Boucet; y Massillon, como Masillon. Sólo Flechier y Cheminais
son nombrados correctamente."(26) Antonio Domínguez Ortiz. Sociedad y Estado en el siglo XVIII
español, Barcelona, Ariel, 1984, p. 456-7."(27) J. Blanco. Los últimos.", op. cit., p. 261."(28) E. Zerolo. El periodismo.", op. cit., n. 1, p. 11.
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