Su reclusión en cuevas o alojamientos pétreos, como el
cenobio de Valerón en la Cuesta de Silva, otro en Agaete y
un tercero en el distrito de Telde, donde hoy llaman Montaña
de las Cuatro Puertas o Montaña Bermeja, está acorde
con la topografía volcánica y montañosa de la isla. Y sus salidas,
sólo a bañarse en lugares reservados y solitarios en el
mar -baños purificadores- también tienen una clara relación
con la naturaleza insular del territorio en que habitan.
Explicar a nuestras harimaguadas por instituciones afines
de reclusión temporal de jóvenes doncellas, como parte
de los ritos de pubertad practicados por los pueblos primitivos
en todas las partes del mundo, desde Nueva Irlanda,
donde se encierran a las muchachas menstruantes en una especie
de jaulas, hasta las tribus del Amazonas, que las colocan
colgadas en hamacas a la salida del humo(2), nos resulta
de una lógica elemental. Pero también hemos de encuadrarlas,
como institución peculiar de la isla de Gran Canaria,
dentro de la estructura social jerarquizada de los insulares.
Las harimaguadas, institución femenina de c/ase.- La
sociedad indígena de Gran Canaria estaba jerarquizada en
dos clases sociales bien definidas: los nobles y los villanos o
trasquilados, ya que parece ser la ceremonia del corte de pelo
en los hombres, tras el examen de la conducta del candidato
por el Faicán, la que marcaba las diferencias. Según la
crónica anónima(3) "tenían estos Guadartemes casas de
doncel/as encerradas." las quales eran muy queridas y regaladas
de los Guadartemes y servidas de los nobles". Pare-
Las harimaguadas, institución Femenina de clase y rito
de pubertad peculiar de la isla de Gran Canaria
Una de las costumbres más conocidas y llamativas de
las sociedades ágrafas son los llamados "ritos de
pubertad", estudiados por el etnólogo francés Arnold van
Gennep(l) dentro de los que denominó, como el título de su
obra, "Rites de Passage". Van Gennep, que señala como
objetivo de estos ritos instruir e introducir a los individuos
en las nuevas tareas que la sociedad les demanda, distingue
tres fases en los mismos: separación o segregación del grupo
al que se pertenecía, V.g. la infancia; transición o período de
marginación y encierro; e incorporación o agregación al
nuevo grupo social en el que se ingresa, V.g. de adultos o casados.
Los ejemplos y modalidades de los ritos de iniciación
que se podrían aducir resultan infinitos. Hasta el punto de
que no conocemos un solo pueblo natural que no someta a
sus adolescentes a pruebas y ceremonias, a veces cruentas,
de circuncisión, retiros, purificaciones y aprendizajes para
acceder a la edad adulta e incorporarse a la categoria de
guerreros o de hombres y mujeres casados. Las modalidades
de estos ritos suelen estar relacionadas con la ecología
-bosques, mares, ríos- y con la estructura social-eastas,
jerarquías, clases de edad- de cada sistema cultural.
Es lo que ocurre en Gran Canaria con las "maguadas"
o "harimaguadas". Se trata de menstruantes novicias que
eran recluidas durante un período de purificación y aprendizaje
hasta que salían para casarse. El hecho de su virginidad
y de su reclusión colectiva hizo que nuestros antiguos cronistas
las compararan con las monjas cristianas y con las
vestales paganas. Pero se trata de claros anacronismos y
extrapolaciones. Nosotros así lo hemos señalado y las encuadramos
dentro del marco social; y del entorno cultural
que les corresponde, como un rito de pubertad.
14
cen, pues, pertenecer a la clase alta y ser protegidas por ella.
Así lo entienden historiadores posteriores, como Cedeño,
cuando escribe que se trata de "doncel/as, hijas de hombres
principales" (4)"
Lo que no precisan nuestros cronistas es si todas las
mujeres de la clase noble pasaban por la situación de harimaguadas.
Abreu Galindo(5) nos dice que "entre las mujeres
canarias habían muchas como religiosas", sin precisar
cuántas. Tampoco sabemos la edad del ingreso y la de salida.
Yaunque algunos historiadores tardíos como don Pedro
Agustín del Castillo, proyectando su mentalidad de época,
se atreven a conjeturar que entraban como de edad de
"ocho años"y permanecían "como veinte", nosotros, consecuentes
con los criterios etnológicos, el ingreso lo hacemos
coincidir con sus primeras menstruaciones y la salida al término
de sus purificaciones y aprendizaje. Lo que sí resulta
claro es que la salida "habla de ser para casarse". Y aunque
los tres manuscritos de la crónica anónima repiten "Quando
alguna se querla casar" (6), lo que parece indicar voluntariedad
e iniciativa por parte de las interesadas, la reclusión y
el aislamiento en que vivían hacen difícil pensar que tuvieran
oportunidad de conocer y de elegir por sí mismas a
sus futuros maridos.
Su misma denominación nos resulta incierta. Gómez
Escudero(7) nos asegura que el vocablo indígena correcto es
el de "maguas" o "maguadas", a las que los españoles denominaron
"harimaguadas" o "marimaguadas" "porque
siempre contravertieron el nombre de las cosas y despreciaron
sus vocablos". Si bien nosotros continuaremos denominándolas
harimaguadas por ser una denominación ya
consagrada en la histbriografía canaria. En cuanto a su sentido,
D. Juan Álvarez Delgado(S) ha sugerido diversas acep-
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2010
ciones: mujer santa o religiosa, doncella recluida, casadera
joven, divina doncella o sacerdotisa. Cubillo piensa que en
su composición pueden entrar los vocablos bereberes IMA o
MA= madre, y GUDA o GUDI, dar gracias a Dios, relacionado
con el culto matrológico(9)"
Las harimaguadas, institución peculiar de la isla de
Gran Canaria. - Que esta institución femenina de iniciación
y clase era privativa de Gran Canaria no ofrecía duda
alguna en las crónicas más antiguas, hasta que Antonio
de Viana se tomó la· libertad poética de extenderla a la isla
de Tenerife y atribuir a sus componentes, con carácter
sacramental, las funciones de bautizadoras que el P. Espinosa
sefiala como tarea practicada por las mujeres comadronas
de esta última isla. Escribe Viana(lO)""Cuando
nacía alguna criatura! le echaba una mujer, que era su oficio,/
agua con gran cuidado en la cabeza!""" y afiade versos
más adelante: "Aunque se entiende por la mayor parte/
ser este oficio propio de las vírgenes/ que solían llamar
harimaguadas/."" Esta segunda parte es pura invención del
poeta, pues ningún historiador, ni documento histórico conocido,
lo había afirmado antes. Obsérvese que el propio
Viana ni siquiera lo asegura como un hecho probado, s.ino
supuesto o "entendido por la mayor parte""
Más tarde, Gómez Escudero hace extensivas estas hipotéticas
funciones bautismales, que eran simples abluciones
profilácticas, higiénicas y mágicas relacionadas con el temor
y la repulsa a la sangre puerperial, a la isla de Gran
Canaria(Il). y D. Tomás Marín y Cubas(l2) llega a calificar a
Iballa, la célebre indígena gomera amante de Hernán Peraza,
de "marimaguada", en el sentido de sacerdotisa, suponiéndolo
una categoría o dignidad generalizable y exportable
a todas nuestras islas.
Pero nuestras harimaguadas tampoco tienen parangón
o similitud en toda la extensa área bereber. D. Alejandro
Cioranescu en una nota al pie de la página 166, tomo 1, en
la edición de las "Noticias."" de Viera y Clavijo(13), nos remite
a un artículo de J. Probst Biraben: "Survivances de
vieux cultes en Afrique du Nord. Pretresses d'amour Berberes
et intention de fecondité agricole"" Hemos consultado el
mencionado articulo y se trata de prostitución temporal de
mujeres libres -viudas o repudiadas, "azriat"- o de ritos
esporádicos de promiscuidad sexual, como la "noche del
error" que los bereberes asocian con la fertilidad de la tierra
y la fecundidad del ganado, sin ninguna relación con estas
mujeres vírgenes y solteras, que vivían en comunidad y se
preparaban para el matrimonio.
Mayor similitud parecen presentar las llamadas "sacerdotisas
de la alegría" de los ait uerthiran de la región de Setif,
en la Pequefia Kabilia argelina, cuyo folklore recoge y
canta la renombrada artista de dicha nacionalidad Taos
Arnrusche en un disco sobre "Incantations, meditations,
danses sacrées Berberes"(l4). Las mujeres jóvenes de este
pueblo, según se hace constar en la información que acompafia
al disco, reciben de sus madres el don de profetizar y el
poder de bendecir las cosechas. Las esposas estériles y las
enfermas les consultan. Sólo reciben donativos en especie.
Tienen el privilegio de portar sobre sus hombros el "taamant"
masculino y de jurar a manera de los hombres. Van
lujosamente ataviadas y gozan de general respeto. Puede
tratarse de vestigios matriarcales, pero no constituyen una
corporación de vírgenes consagradas al culto, ni viven en retiro
o comunidad.
Las harimaguadas como institución prematrimonial.Hemos
comenzado hablando de las harimaguadas como un
rito de pubertad, con sus notas características de separación
o aislamiento de la fase anterior (la infancia) y de prepara-ción
o aprendizaje para incorporarse a su nuevo estado de
esposas y, sobre todo, de madres. Vamos a desarrallar el estudio
de estas notas.
En efecto, tanto el aislamiento como el aprendizaje están
ampliamente documentados en nuestras crónicas. Respecto
al aislamiento, porque todos los cronistas lo subrayan,
hasta el punto de decir que "vivían encerradas a manera
de emparedamiento" (15). En cuanto al aprendizaje dice
Cedefio(l6) "que tenían una maestra." Enseñabanlas a cortar
i coser samarrones." i otras cosas necesarias para tomar
estado i saber servir su casa". Por su parte Gómez Escudero(
l7) escribe, refiriéndose a las nifias en general, que
'.'tenían maestras." a enseñarles cantares i coser pieles i hacer
thamarcos, todo a costa del sustento que les daba el
re.", como si hubiera organizado un servicio público de ensefianza
al estilo moderno. También nos hablan -V.g.
Abreu(l8)- que los canarios empleaban para la educ·ación
moral de sus hijos el método de la emulación, corrigiéndoles
pública y colectivamente mediante ejemplos que debían imitar.
En cambio no suelen hacer mención de castigos corporales,
salvo Cedefio(19)"
Tanto el aislamiento o reclusión, como el aprendizaje
de las funciones de esposas y de madres que la sociedad les
reservaba, son características de los ritos de pasaje estudiados
por van Gennep, según hemos dicho. Pero es muy
probable que nuestros cronistas adulteren el contenido de
tales ensefianzas y atribuyan a las harimaguadas el aprendizaje
de tareas domésticas y culturales que sólo la sociedad
cristianizad.a e hispanizada posterior demandaron a la mujer
canaria. Pensemos que en la sociedad indígena resultaba
más importante prepararse para madres que para esposas,
dada la fragilidad del vínculo matrimonial y lo dudoso de la
monogamia. No obstante hay prácticas y ritos específicos
que nuestras crónicas atribuyen tanto a las harimaguadas
como a la mujer canaria en general, relacionados con la idea
de la maternidad y la fecundidad, que no sólo tienen la apariencia
sino el sello de ser auténticos. Una de estas prácticas
es la del engorde prematrimonial. Otra, la de los baños purificadores
y prenupciales.
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15
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2010
El engorde prematrimonial.- Esta práctica entre los
indígenas de Gran Canaria la recoge Azurara en el capítulo
LXIX de su crónica, Abreu Galindo en el libro 11 0
" cap. 3,
de su Historia y Gómez Escudero(20), entre otros. Sabino
Berthelot, en su Etnografía(21), la cita como una costumbre
común a canarios y bereberes. Se trata de una práctica inmemorial,
nacida en los más lejanos tiempos prehistóricos a
juzgar por las figuras esteatopígicas femeninas descubiertas
por la Arqueología -las llamadas Venus Prehistóricas, como
la de Willendorf- y.que tienen su justificación en la
idea de que sólo las mujeres gruesas, de anchas caderas y
pechos desarrollados, pueden al\mentar hijos sanos y fuertes,
como escribe Abreu(22). Aunque se trata de una costumbre
generalizada, es lógico pensar que las harimaguadas
no irían al matrimonio menos rollizas y cebadas que el resto
de las doncellas de la isla. Bataglia, citado por E. Casas(23)"
distingue tres aspectos en esta obesidad femenina: un aspecto
sexual, de gusto estético y fondo erótico, todavía vigente
en poblaciones africanas próximas a nuestro entorno. Un
aspecto social, expresión de un nacimiento acomodado. Y
un aspecto mágico, que favorece la fecundidad por magia
mimética y la fertilidad de la tierra por magia simpática.
Baños purificadores, baños orgiásticos y baños fertilizantes.-
Según ya hemos visto, nuestras crónicas están de
acuerdo en que las harimaguadas no salían de sus residencias
sino para pedir a Dios "buenos temporales" y para
"bañarse en el mar". Pedro Gómez Escudero(24) añade: "i
avian de ir solas". Y estos baños en solitario, sin presencia
de hombres, no son exclusivos de las harimaguadas: los
practicaban todas las mujeres de la isla, en especial cuando
se preparaban para el matrimonio, de acuerdo con las pa- "
labras de Azurara, según traduce Berthelot(25)""Los padres
las conducen a la orilla del mar para que se bañen varias veces,
enseguida son entregadas a sus señores."". Pero la traducción
de Berthelot es libre y las palabras en el texto portugués
son todavía más precisas y significativas: "E o padre
ou madre a fazem entrar no mar alguus dyas, e certo tempo
cada dya" (26). Son, pues, baños reglamentados, no sólo
respecto a los días, sino en cuanto al tiempo de duración.
Cedeño(27) por su parte escribe: "Sin licencia del marido
podían ir al vaño de la mar, que lo havian diputado aparte
para mujeres onde no podia ir el hombre, pena de vida""
Se trata, por tanto, de baños privativos de las mujeres,
pero extensivos a las casadas, en que los hombres no pueden
participar, ni presenciar siquiera. Y la infracción resulta
sacrílega, a juzgar por la sanción: pena de vida. Resulta lógico
pensar que estamos. ante baños purificadores, relacionados
con el horror a la sangre, en particular a la sangre
menstrual, que es un sentimiento generalizado entre los
pueblos primitivos, compartido por los guanches de Tenerife
y por los bereberes norafricanos. En esta impureza de la
mujer para los miembros de su propio clan fundamentó
Durkheim su explicación de la exogamia(28)"
En cambio, sabemos por las mismas crónicas que en
otros momentos y circunstancias de la vida de la mujer, el
bañarse y nadar conjuntamente personas de ambos sexos,
no sólo les estaba permitido sino que era habitualmente
practicado: V.g. después de ciertos regocijos -baños
orgiásticos- y durante las faenas de pesca.
Leemos en el ovetense(29)""y acabadas sus comidas y
banquetes se yban a la mara nadar ellos y ellas, que nadaban
como peces". En parecidos términos ellacunense y López
de Ulloa(30). Por su parte escribe Abreu Galindo(3I)"
"Como eran grandes nadadores echábanse a nadar
hombres, mujeres y muchachos y cercaban el banco de las
sardinas". La Fiesta del Charco puede considerarse una supervivencia
aborigen.
16
En resumen, resulta claro que en Gran Canaria se practicaba
por parte de las mujeres dos tipos de baños de mar:
unos privativos, sin presencia de hombres, con drástica
segregación sexual, de claro sentido purificador, al que
acudían las harimaguadas pero también las mujeres casadas
con plena independencia de sus maridos. Y los promiscuos,
como colofón de sus fiestas y banquetes, a los que hemos
calificado de orgiásticos, pues nos hacen recordar los baños
de l'Aoussou, reprobados por S. Agustín a sus contemporáneos
de Hipona(32) que era un rito propiciatorio de la fecundidad.
No hemos de olvidar que el agua, además de su carácter
lustral y profiláctico(33), es portadora y receptáculo de
todos los gérmenes, matriz de vida, como escribe Mirceas
Eliade(34) y se le atribuyó en toda el área mediterránea virtudes
contra la esterilidad(35)"
Las harimaguadas y el culto.- Ha existido un criterio,
prácticamente unánime, en la historiografía canaria de con-'
siderar a las harimaguadas como sacerdotisas o vestales. Y
hemos de reconocer que no han faltado aparentes razones
para ello, por lo que tendremos que detenernos en su refutación.
En primer lugar, las harimaguadas vivían recluidas en
comunidad, lo cual coincide con el modo de alojamiento de
nuestras monjas cristianas (Abreu) y con la adscripción a los
templos de las vestales paganas (P. Sosa). Además, participaban
en ciertos ritos b'cultos religiosos y sus moradas (silos
y asilos, tal como las hemos calificado) gozaban de ciertas
prerrogativas similares a las disfrutadas por los templos o
lugares sagrados.
El que las harimaguadas viviesen recluidas temporalmente
no les confiere por sí mismo ningún carácter sacerdotalo
religioso, pues ya hemos visto que la reclusión de las
menstruantes novicias entre los pueblos naturales es un
hecho generalizado. El que esta reclusión fuera temporal, el
que salieran, precisamente, "para casarse", unido al nivel
de desarrollo de la sociedad autóctona, el cual no sobrepasaba
la fase de jefatura, nos confirma en nuestra idea.
Es cierto que las harimaguadas participaban en algunas
ceremonias de culto, pero según las propias crónicas se trata
de ceremonias populares relacionadas con la fertilidad. Dice
el manuscrito ovetense: "No salfanfuera de dicha casa sino
a pedir a Dios buenos temporales" (36). Por su parte Abreu
Galindo nos amplía: "Cuando faltaban los temporales iban
en procesión -todos- con varas en la mano" "y las harimaguadas
con vasos de leche y manteca y ramas de palma""
A continuación nos detalla las dos ceremonias en que
intervenían: "Iban a estas montañas y allí derramaban la
manteca y la leche, y hacían danzas y bailes y cantaban en- "
dechas en torno a un peñasco, y de allí iban al mar y daban
con las varas en la mar, en el agua, dando todos juntos una
gran grita" (37)"
Conforme comenta W01fel(38) "la deidad era invocada
especialmente cuando la sequía se producía; esta invocación
se hacía en dos ceremonias que se repiten fuera de las Islas
Canarias. En una de ellas, los sacerdotes -y las harimaguadas-
iban con el pueblo a la orilla del mar, donde invocaban
al ser supremo, golpeando el agua con unas varillas
que habían llevado consigo todos (la Fiesta de la Rama en
Agaete, suele considerarse una supervivencia de este rito
indígena). La otra ceremonia, por el contrario, tenía lugar
en los santuarios de las alturas". Y añade que en un área de
desertización como lo es desde hace siglos el África Blanca y
en cierto sentido las Islas Canarias, las ceremonias por conseguir
la lluvia han desempeñado siempre un gran papel.
Nos cita al respecto, tomándolo de Emile Laoust(39) entre las
practicadas por los bereberes: la de la muñeca "novia de la
lluvia", los llantos infantiles de niños encerrados en las
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mezquitas, el juego de pelota y la tracción de cuerdas, que
provoca copioso sudor entre los participantes. Nosotros hemos
señalado(40) que hay un evidente simbolismo de magia
homeopática en todos estos ritos: nupcias,lágrimas, sudor y
aspersión de gotas de agua. Pero en ninguno participan sacerdotisas
propiamente dichas, aunque la mujer en la sociedad
bereber desempeñe un papel importante en los cultos
de fertilidad. Esta participación femenina destaca en el primero
de los ritos citados, la procesión de la "fiancée de la
pluie", tal como la describe e ilustra G. Camps y nos informa
Henri Geneyois(41)"
En cuanto a las ceremonias de las alturas, no sólo encontramos
precedentes en el área geográfica bereber, sino
en las otras islas del Archipiélago, donde tampoco existían
harimaguadas. Así parece deducirse de las palabras de
Abreu Galindo refiriéndose a los naturales de Lanzarote y
Fuerteventura(42). También los de La Palma con su litolatría
y los de la Gomera tenían adoratorios en las montañas. Pero
otros no somos lingüistas tenemos que desconfiar de toda apariencia
con voces homófonas cuando no existe un parentesco
sintáctico o gramatical, donde radica el alma del lenguaje.
Pero, además, Bonnet parte de una idea falsa, común a
todos los investigadores de su tiempo y que todavía persiste:
que las harimaguadas eran sacerdotisas, vírgenes consagradas
a la divinidad. Y trata de justificar el que salieran para
casarse aduciendo que en Caldea también algunas "harimates"
podían contraer matrimonio legalmente, según el código
de Hamurabí. Lo que no distingue Bonnet es que el
matrimonio entre las harimaguadas no era una mera posibilidad
o permisibilidad, sino un destino. Las harimaguadas
no es que pudieran casarse, es que salían -todas- para casarse,
estaban destinadas a eso, se preparaban para la maternidad
y el matrimonio. Era, insistimos, una institución
de "pasaje", de tránsito, y su participacion en los ritos de
fertilidad es una mera consecuencia de su condición femenina
y de futuras madres.
Almogarén de Cuatro Puertas, Gran Canaria.
poseemos detalles más precisos del culto pastoril de los
guanches de Tenerife en los denominados "Bailaderos" o
"Baladeros" de las ovejas y el de los herreños en
Bentayca(43)"
Esta falta de antecedentes en el área bereber, geográficamente
próxima, yen el resto del Archipiélago, hizo que el
laborioso y erudito investigador de nuestro pasado, D.
Buenaventura Bonnet, fuera a buscar por los años 30 afinidades
con nuestras vírgenes canarias nada menos que en el
país de los sumerios y de los acadios, en la Babilonia caldea.
y este prodigioso salto en el tiempo y en el espacio sólo pudo
conducirle a unas analogías de meras apariencias, en primer
lugar lingüísticas. Escribe Bonnet(44)""Sabemos que en
Caldea llevaban el nombre de Harimate las principales
vírgenes consagradas a la divinidad"""Estas vírgenes
residían en el "gagún", templo o convento". De estas dos
voces se formó la palabra "Harimate gagún" = mujeres o
vírgenes del templo". Tal etimología no ha vuelto a ser tomada
en consideración por quienes han estudiado la lengua
indígena. Nada más fácil, ni más engañoso, que encontrar
similitudes fonéticas con lenguas extrañas, y aunque nos-
Tampoco el que las casas o moradas de estas vírgenes
gozaran "de grandes preeminencias" y de una especie de derecho
de asilo, como nos dice Abreu(4S), confiere a las mismas
la categoría de templos, cuya existencia niega el propio
autor, aunque sí es probable que sirviesen de silos para almacenar
las cosechas(46) y estuviesen protegidas de un tabú
de asilo, de lo que conocemos precedentes en el mismo mundo
bereber.
La iniciación matrimonial de las harimaguadas.- El
rito de pubertad de estas harimaguadas se culmina con su
iniciación sexual. Todas las crónicas están acordes en decir
que sólo salían para casarse, y "cuando se querían casar, el
Guanarteme la abia de conocer primero." e por su mandato
alguno de sus nobles" (47)""
La práctica de la desfloración se remonta a los tiempos
prehistóricos y está relacionada con el temor a la sangre.
Dittmer(48) lo expresa muy bien cuando escribe: "La desfloración
suele ser considerada peligrosa para ambos." por lo
que su ejecución se encarga a algún extranjero o a hombre
dotado de poderes mágicos especiales, como los sacerdotesr\.
o caciques". II
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© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2010
gique 1. 1898."(29).CRÓNICAS cit., Ovet., pág. 161."(30).Ibidem. Lac. 224 y López de Ulloa, p. 314."(31).ABREU GALINDO Op. cit. Lib. II, cap. 4."(32).GABRIEL CAMPS: "Berberes aux marges de I'Histoire", p. 198.
París, 1980."(33).E. CASAS: "Las ceremonias nupciales", 2' edic. Madrid. 1931
(34(.MIRCEAS ELIADE: "Tratado de Historia de las Religiones". B.
Aires. 1975."(35).En Egipto, Nilo significaba fecundidad. En Troya, Atenas y Roma,
las desposadas se baí\aban ritualmente antes de la boda, para conjurar
la esterilidad."(36).CRÓNICAS cit.: Ovetense, pág. 162."(37).ABREU GALINDO, op. cit., Lib. II, cap. 3°."(38).D.J. WOLFEL: "Las religiones de la Europa preindogermánica""
B.A.C. Madrid 1960."(39).E. LAOUST: "Mots et Choses Berberes". Paris. 1920."(40).F.P. SAAVEDRA: "La Mujer en la Sociedad Indigena d +Canarias""
2' edíc. 1984, pág. 75."(41).G. CAMPS, op. cit., pág. 198. Y H. GENEVOIS, II ° Congo Int.
Estudios Culturas del Mediterráneo Occidental. Argel. 1978."(42).ABREU GALINDO, Op. cit., Lib. 1, cap. lO."(43).FRAY ALONSO DE ESPINOSA: "Historia de Ntra. Sra. de Can-delaria""
Lib. 1, cap. 4. Goya edic. S/C. Tfe."(44).B. BONNET. Revista de Historia. La Laguna. 1930."(45).A. GALINDO. Op. cit., Libro II, cap. 3°."(46).P. SOSA, por todos: "Topografía."" Lib. III, cap. 2°: "Recibian
para su sustento nuestras vírgenes canarias cienos frutos de la tierra
a manera de diezmos que les daban los vecinos y los encerraban y
guardaban en cuevas que tenían diputadas para irios gastando por
su razón y cuenta todo el afio""
(47).Ovet. cit., p. 162; Lac. 224; Matr. 252."(48).DITTMER: "Etnología General". F.C.E. Méjico. 1975. Pág. 86."(49).A. CA DA MOSTO, en Berthelot, op. cit., 1. p. 78."(50).AZURARA, en Berthelot, op. cit., pág. 71."(51).CEDEÑO, op. cit., pág. 377."(52).A. BERNÁLDEZ: "Memoria del Reinado de los Reyes
Católicos", en Crónicas, cit., pág. 515/6."(53).ABREU GALINDO, op. cit., Lib. II, cap. 3."(54).Ibidem. Lib. II, cap. 16.
Existen muchas lagunas históricas sobre la vida, costumbres
y significado de esta incipiente congregación de
vírgenes. Y muchas fantasías, gratuitas atribuciones y forzadas
similitudes para tratar de comprenderlas, olvidando
la más obvia: la de menstruantes novicias en fase de preparación
para el matrimonio.
Nosotros hemos sido los primeros y, posiblemente, los
únicos en negar a estas pasajeras vírgenes el carácter de sacerdotisas,
en el estricto sentido del término. Hemos de pensar
que las rogativas procesionales a las que asistían convocadas
por el Faicán con todo el pueblo, sólo se practicaban
según nos dicen los propios textos históricos, "cuando faltaban
los temporales" en la estación correspondiente. Y n;
se justifica mantener encerradas a unas adolescentes todo el
año sólo por si se producía dicha eventualidad. Por eso hemos
afirmado que esa actividad de las harimaguadas no era
su función más importante, ni las define, ni les es fundamental.
En cambio, las denominadas por nuestros cronistas
"madres" o "maestras" de estas harimaguadas, como lo
fue la abuela de Tenesoya(S4), sí parecen mantener un status
social y religioso permanente, siendo al mismo tiempo
madres de familia."
A las harimaguadas, que no tenían la menor intención
de consagrar su virginidad a ningún dios, ni recluirse por
espíritu ascético, hemos de considerarlas una institución femenina
de pasaje; un rito de iniciación, una escuela de preparación
para la maternidad, para el amor y para el matrimonio.
SU relación con 10 sobrenatural deriva de su condición
de futuras madres. Coincidimos con Celso Martín de
Guzmán en' estimar que en Gran Canaria convergieron las
dos grandes ideas religiosas generadas en el neolítico del
Próximo Oriente: la matrología, por una parte; la momificación,
por otra. Cultos que se encuentran al final de la ruta
en la estación terminal de nuestras islas.
FRANCISCO PÉREZ SAAVEDRA
Conviene destacar que esta costumbre de la desfloración
la recogen crónicas redactadas antes de la conquista de
la isla. Así, Alvise Ca Da Mosto(49) escribe: "No tocan a sus
esposas v(rgenes sino después que han pasado una noche
con su señor, lo que consideran como un insigne honor""
Por su parte Azurara(SO) nos dice: "Tiene derecho -el
Guanarteme- a las primicias de las v(rgenes, las cuales no
pueden casarse sin haber cumplido esta ley""
Dos cronistas posteriores, Cedeño y Gómez Escudero,
parecen mezclar y confundir esta función desfloradora de
los Guanartemes con la ofrenda de hospitalidad de lecho
que recibían cuando se alojaban en casa de alguno de sus
súbditos(SI). Y Gómez Escudero, lo mismo que Andrés Bernáldez(
S2) nos hablan de u~a especie de ennoblecimiento por
tálamo. Por su parte Abreu Galindo(S3) nos advierte que
"esta costumbre." no la quieren confesar los que descienden
de los naturales canarios""
Conc/usiones.- Como resumen, podemos sentar la
conclusión de que las harimaguadas eran jóvenes doncellas
de la clase noble -blancura de su tez y de su traje, "que
entre los canarios se tenía por gentileza" (lac)- que se
recluían al comienzo de su pubertad, practicaban baños purificadores
y prenupciales y asistían corporativamente a las
procesiones en rogativa por las lluvias, cuando éstas escaseaban.
Dichos ritos presentan un doble aspecto: unos actos
se celebraban en lo alto de las montañas, junto a las nubes y
las divinidades celestes. Otros tenían por escenario la orilla
del mar. Tales ceremonias, al menos las de montaña, se
practicaban también en las restantes islas, y con diversos
matices y variedades, entre los bereberes del continente. Así
pues, aunque las harimaguadas sean una institución muy
específica de Gran Canaria, el mundo que las circunda y el
ambiente que las rodea nos resulta bastante familiar y concordante
con el del resto del Archipiélago y con las sociedades
preislámicas del África Blanca.
NOTAS ---."( I).ARNOLD VAN GENNEP, "Rites de Passage". París. 1909."( 2).PABLO y M' KRISCHE, "El Enigma del Matriarcado". Rev. Oc-cid.
Madrid. 1930."( 3)."CANARIAS: CRÓNICAS DE SU CONQUISTA", edic. Morales
Padrón. M.C. 1978. Citaremos por esta edición las diversas crónicas
que contiene: Ovetense, p. 162; Lac. 224: Matr. 252."( 4).ANTONIO DE CEDEÑO, misma edición, pág. 375."( 5).FRAY JUAN DE ABREU GALINDO:".Historia."" Lib. II, cap.
3. Aunque normalmente citaremos por Goya edic. S/C. Tfe. 1977,
lo haremos por Libro y cap., que vale para todas las ediciones."( 6).CRÓNICAS cit.: Ovet., 162; Lac., 224; Matr., 252."( 7).P.G. ESCUDERO, Crónicas cit., p. 435."( 8).JUAN ÁLVAREZ DELGADO, Rev. de Historia. La Laguna, nO
56 (1941) y 67 (1964)"" 9).CHARLES FOUCAULD, Diccionario Tuareg."(lO).ANTONIO DE VIANA:". Antigüedades.""" canto 1, versos 516 y
ss. A.C.T. 1968 Tfe."(l1).P.G. ESCUDERO, op. cit., pág. 438."(12).TOMÁS MARÍN y CUBAS,". Historia."" copia mecano Univ. La
Laguna."(13).JOSÉ DE VIERA Y CLAVIJO,".Noticias "". Goya edic. (1967) T.
1, pág. 166. El artículo de Probst Biraban en Revue Anthropologique
n° XLV (1935)"
(l4).Grabado en Francia por Arión, 1974."(15).CRÓNICAS cit.: Ovet. 162: Lac. 224, etc."(16).CEDEÑO, op. cit., pág. 373."(l7).GÓMEZ ESCUDERO, op. cit., pág. 434."(18).ABREU GALINDO, op. cit., Lib. II, cap. 3."(l9).CEDEÑO, opera cit., pág. 373 y 376."(20).GÓMEZ ESCUDERO, op. cit., p. 440."(21).sABINO BERTHELOT: "Etnografia y Anales" II, pág. 329. Mu-seo
Canario. 1978."(22).ABREU GALINDO, op. cit., Lib. II cap. 3."(23).ENRIQUE CASAS: "El Origen del Pudor". Madrid, 1930."(24).P. GóMEZ ESCUDERO, opera cit., p. 435."(25).S. BERTHELOT, op. cit. 1, pág. 71."(26).E. SERRA RAFOLS: "Los Portugueses en Canarias". La Laguna.
1941."(27).CEDEÑO. Op. cit., pág. 377."(28).E. DURKHEIM: "La prohibition d'e I'inceste", L'Année Sociolo-
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