DOS CONFERENCIAS
DE DOMINIK JOSEF WOLFEL
EN TENERIFE
P O R
CARMEN DÍAZ ALAY~N
Y
FRANCISCO JAVIER CASTILLO
En plena fase de investigación y acopio de materiales para
su estudio global de las Canarias prehispánicas y de los pri-meros
tramos de la historia isleña más temprana, el lingüista
y etnólogo austríaco Dominik Josef Wolfel llega por primera
vez a Tenerife el 8 de diciembre de 1932 l. Tiene entonces cua-renta
y cuatro años, de los cuales los tres últimos -desde
principios de enero de 1930- los ha dedicado a buscar infati-gablemente
en todos aquellos archivos europeos que pudieran
tener datos relativos a las Afortunadas. Primero, en los fon-
' Detalles biográficos de Wolfel pueden verse en FERDINANADN DERS:
~Dominik Josef Wolfel (1888-1963)., Wiener volkerkundliche Mitteilungen,
XI, Jahrgang-Bd. VI, Nr. 1-4, que también se reproduce en D. J. WOLFEL:
Monumenta Linguae Canariae, Graz, 1965, pp. VII-IX; EUGEN FISCHER:
«Dr. D. J. Wolfel. Recuerdo de su vida y de su obra canaria)), Estudios Ca-narios,
VII, Instituto de Estudios Canarios, La Laguna, 1963; y CARMEN D~AZ
ALAY~N«L: OSe studios canarios de Dominik Josef Wolfel),, Anuario de Es-tudios
Atlánticos, 35, 1989, pp. 363-393.
Núm. 42 (1996) 153
2 CARMEN D ~ A ZA LAY~N/FRANCISCOJ AVIER CASTILLO
dos documentales de Roma: Archivo de la Sagrada Congrega-ción
de Propaganda Fide, Archivo del Vaticano y Archivo de
la Embajada de España. Luego, ya en España, en el Archivo
de la Corona de Aragón, en la Biblioteca Nacional, en el Ar-chivo
Histórico Nacional, en el Archivo de Simancas y en el
Archivo General de Indias. Finalmente, en Portugal, en la bi-blioteca
de la Universidad de Coimbra y en los fondos de Lis-boa,
de forma especial en la biblioteca del Palacio de Ajuda.
La acogida que se le brinda a Wolfel en Tenerife no puede
ser más cálida y respetuosa, recibiendo la admiración y el afec-to
de los intelectuales, las instituciones y todos los tinerfeños.
La primera referencia de la presencia de Wolfel entre nosotros
la encontramos en el diario santacrucero La Prensa, que en su
numero ciei i4 de diciembre de 1932 recoge ia vaioracion que
Pedro García Cabrera -y con él el colectivo Gaceta de Arte, o
gaceta de arte, como ellos prefieren formularlo, apostando esté-ticamente
a favor de la minúscula- hace de la labor científica
de este investigador y de su estancia en Tenerife:
Frente al criterio de uerer recluir las islas en sí mis-mas,
marginándolas de ? os procesos de cultura occiden-tal,
esta lumbrarada que se proyecta sobre Canarias por
los desvelados hombres de ciencia europeos, para ilumi-nar
zonas inéditas de conocimiento.
Gaceta de Arte, aunque sólo de una manera general,
se alonga a los temas científicos, recoge hoy el motivo
que brinda la estancia del doctor Dominik Josef Wolfel
en Tenerife para una orientación racional de nobles em-presas.
La cultura no es algo que pueda limitarse en-tre
piedra y mar, sino que es un producto de vastísi-
u-n~o a av nonmnnoi~c-: ntn-nr-;nnnlec T T n n ~ - t amv ~ r - ~ AA-n Av- I L a u I l u L l \ - I a a IIILCL ILUC-IULIUIC.~. v LLCI IIILCU-L6I1U II uc LII-culos
diversos. Fisonomía y espíritu de un organismo
superior.
El estudio de Canarias, de sus problemas históricos,
en ese sentido de limitación que se aloja en el banderín
de canarizar las islas 3, picoteando sobre temas sin por-
Véase ((Expresión de G. A. (Gaceta de Arte). El doctor Dominik Josef
Wolfel en Tenerifen.
' En este mismo sentido véase el artículo de JOSB AROZENA: «La uni-versalidad
de la universidad», recogido en el número 9 de Gaceta de Arte,
octubre 1932.
154 ANUARIO DE ESTUDIOS ATdNTICOS
DOS CONFERENCUS DE DOMINIK JOSEF WOLFEL EN TENERIFE 3
venir, es una de tantas aspiraciones contrahechas, hijas
de una visión estrábica, por la ausencia de amplios pa-noramas
vitales.
Canarias ha de inmantarse primero en el cuadro de
los valores de cultura de nuestro tiempo, ha de sentir las
palpitaciones de ahora en toda su amplitud, solidarizán-dose
con las corrientes, métodos y contenidos de la épo-ca,
a fin de que su creación tenga unidad y sea actual.
Esta etapa previa hay que buscarla fuera de casa para
encontrar después nuestras islas con la profundidad de
un hogar.
Esta incorporación de Canarias a la actual ciencia
euro ea la está realizando, en una de sus direcciones más
ampf 'i as, el doctor Wolfel, del Museo Etnológico de Viena,
desde hace unos días en Tenerife.
Durante un decenio, ei archipiélago ha sido el centro
de sus pensamientos 4. SUS laboriosas investigaciones en
los archivos del Vaticano y de Simancas - e n el último
de los cuales ha descubierto numerosos documentos in-éditos
de tal im ortancia que lo colocan como la fuente
más rica para e Y estudio de las islas en el aspecto histó-rico-
han sido patrocinadas económicamente en un
rinci io por la Osterreichisch-Deutsche Wissenschafts-ilfe
P Organización austríaco-germana para socorrer la
ciencia) y últimamente or la institución Rockefeller. De
sus búsquedas acendra1 as se han publicado en español
varios trabajos en la revista Investigación y Progreso, de
Madrid, y en la revista internacional de etnología y lin-güística
Anthropos.
Wolfel es un conocedor erfecto de cuantas obras se
han publicado sobre las is Y as y en su labor crítica de
crear demoliendo ha mostrado los errores de Viera y
Clavijo ,y otros historiógrafos y el falseamiento de algu-nas
de ras nienres que les sirvieron de base.
Aun cuando el área de sus afanes está casi reducida a
recopilar los antecedentes necesarios para su futura obra,
la documentación de que dispone actualmente su análi-sis
le permite adelantar juicios sobre los aborígenes de tal
envergadura que deshacen las teorías y conocimientos
más o menvs iradicionaies, que se tienen sobre los pri-
De acuerdo con esta afirmación, Wolfel comienza a interesarse por
los estudios canarios hacia el año 1922, cuando tiene treinta y cuatro años,
aproximadamente tres años antes de obtener el grado de doctor en la Uni-versidad
de Viena por su trabajo sobre la trepanación.
Núm. 42 (1996) 155
4 CARMEN D~AZ ALAYÓNIFRANCISCO JAVIER CASTILLO
mitivos. Para Wolfel los aborígenes no han desaparecido.
Pero sus interesantes conclusiones, aún fragmentarias por
necesitar del concurso de otras ciencias - é l es profesor
de etnografía y lingüística-, tendrá ocasión de conocer-las
Tenerife, en una próxima conferencia que organiza
Gaceta de Arte.
En esta formidable labor emprendida para depuración
de lo hallado y esclarecimiento de estratos oscuros de
nuestra historia le ayudan el doctor Fischer, antro ólogo
de Berlín, y Hugo Obermaier, a quien tanto debe f a pre-historia
hispánica, con quienes volverá a Canarias en
1934 para dar remate a sus tareas
La importancia excepcional de este huésped por la obra que comienza a madurarse entre sus manos, rl a en
N
la que intenta resolver todos los problemas hasta a ora E
sin solución, reconstruyendo el pasado de Canarias, me- O -
rece como ningún otro la atención de nuestros organis- -
=m
mos oficiales. O
E
Gaceta de Arte cumple su deber reclamando para el E
2
doctor Wolfel la simpatía y la admiración de quien nos =E legará el primer monumento rigurosamente científico e
integral de nuestro pasado, orientando juventudes en al- 3
tas discipiinas de cuitura. - -
0m
E
. m Como podemos ver, estas palabras de Pedro García Cabre-ra
rezuman compromiso y afán de autenticidad. También es- -
tán empapadas de calor y respeto hacia el científico que nos E a-visita.
No tiene nada de extraño que los entusiastas miembros
de Gaceta de Arte acojan tan cálidamente a Wolfel 6. Esta aven-tura
singular e irrepetible de modernidad y renovación que es 3
gaceta de arte había salido a la calle, poco meses antes, a co- O
mienzos de febrero de 1932 y sus objetivos son precisos: in-vestigw
!m fenSmems de! mmiente, c~nectmc m e! m~~nr le,
estar atento a las ideas más nuevas, renovarse ideológica y
formalmente. Apuestan por el racionalismo, la normalización
Wolfel menciona este extremo en su conferencia «Los indígenas ca-narios,
problema central de la antropología», que pronuncia la tarde del 28
de diciembre en ia Saia de ia Mancomunidad Provinciai de Santa Cruz de
Tenerife. Desafortunadamente esta anunciada visita de Fischer y Obermaier
no se produce.
En Gaceta de arte, núm. 12, enero-febrero de 1933, viene una peque-ña
reseña de la figura y la trayectoria científica de Wolfel.
DOS CONFERENCIAS DE DOMINIK JOSEF WOLFEL EN TENERIFE 5
cultural, la apertura, el socialismo, lo nuevo, la ruptura '. De-trás
de todo esto se encuentran Eduardo Westerdahl, Domin-go
Pérez Minik, Pedro García Cabrera, Domingo López Torres,
Francisco Aguilar, Óscar Pestana, José Arozena ...
A partir de la magnífica presentación de Pedro García Ca-brera,
Wolfel se convertirá en una continua referencia en los
rotativos locales. La redacción de La Prensa incluye en la pri-mera
página del número del 15 de diciembre un amplio co-mentario
valorando la presentación que Pedro García Cabrera
había hecho de Wolfel en el número del día anterior, así como
una relación comentada de las líneas de estudio, actividad in-vestigadora
y publicaciones del profesor austríaco:
Un j w e n escritm- de !a mamada de mestras ktrs, O
Pedro García Cabrera, hizo ayer en La Prensa la presen- - m
O tación del ilustre huésped de Tenerife, acogido fervo- E
rosamente por el grupo «Gaceta de Arte». E
2
El doctor Dominik Josef Wolfel es una figura de re- E
lieve internacional y sus desvelos por la causa de Cana-rias
-los más importantes, los definitivos- merecen aue 3
fijemos la atención en el ilustre investigador que ha fle- -
0
m
gado a las islas. E
Ofrecemos hoy a nuestros lectores, sobre la presenta- O
ción de Pedro García Cabrera, una reseña bio ráfica de d n los trabajos del Dr. Wolfel que advertirán a to os del in- -E
a
Sobre la trayectoria y la trascendencia de g.a., véase E. WESTERDAHL: 2
n
«Pequeña historia inédita de Gaceta de Arte», Fablas, núm. 68, Las Palmas n
de Gran Canaria, 1976, p. 18; D. PÉREZ MINIK: Facción Española Surrealista 3
de Tenerife, Cuadernos fnfimos, núm. 62, Tusquets, Barcelona, 1975; E CAS- O
TRo BORREGO«:G aceta de Arte y su significación en la historia de la cultu-ra
canaria (1932-1936)», Revista de Historia Canaria, XXXVI, núm. 171,
Universidad de La Laguna, 1978, pp. 159-175; ÁNGEL SANCHEZR VEROg: a-ceta
de arte, Viceconsejería de Cultura y Deportes del Gobierno de Cana-rias,
1993; y los estudios incluidos en Gaceta de Arte (1 932-1 935), edición
facsimilar publicada por el Colegio Oficial de Arquitectos de Canarias,
Madrid, 1989: D. PÉREZ MINIK: [(Gaceta de Arte, lo que va de ayer a hoy»,
pp. 3-5; F. CASTROB ORREGO«:E l laboratorio vanguardista: arte e ideología
en Gaceta de Arte», pp. 7-22; F. S. ~ V ~ A K TX~ON DR~GUE«ZC: ine y fotografía
en Gaceta de Arte», pp. 37-44; M." 1. NAVARRSOE GURA«:G aceta de Arte y el
proyecto de una arquitectura y un urbanismo modernos», pp. 29-35; y A.
SÁNCHERZ OBAYNA«L: a literatura y su crítica en Gaceta de Arte», pp. 23-27.
Véase «Un historiador de Canarias. El Doctor Wolfel en Tenerifen.
Núm. 42 (1996) 157
6 CARMEN DfAZ ALAY~NIFRANCISCO JAVIER CASTILLO
terés extraordinario que esta investigación supone para
nuestra Historia.
El señor Wolfel después de un asiduo trabajo en los ar-chivos
del Vaticano, Simancas y Sevilla, donde ha encon-trado
un importante material inédito referente a este archi-piélago,
y de asistir a un curso de lenguas bereberes, tua-reg,
tifinag, etc. en Berlín 9, para establecer la filiación del
canario con aquellos idiomas, se pro one estudiar los do-cumentos
ue se custodian en los arc! ivo s de estas islas.
La sóli a re aración de tan infatigable investigador
ha dado resu fta fos espléndidos para la historia de nues-tra
región. Hasta hoy ha publicado los siguientes tra-bajos:
~Bericht über eine Studienreise in die Archive Roms a
N
E
El redactor se refiere aquí a las enseñanzas que Wolfel recibe de uno O
n de !os iiiás prestigiosos africaiiisias del momento: Dieárich Xesrermann. -
m
O
Westermann (1875-1956), etnólogo y profesor de lenguas africanas en la E
Universidad de Berlín, dedicó toda su vida al estudio de las culturas y las E i
lenguas africanas. Hizo largos viajes de estudio por África en el periodo -E
1900-1903. Más tarde, en 1907, recorrió Togo, en 1910 el Sudán egipcio y
3 en 1914 Liberia, viéndose obligado en el curso de la guerra a refugiarse en -
la Guinea Ecuatorial, entonces posesión española, de donde pasó a España -
0
m
y dio varias conferencias sobre cuestiones de etnografía. Entre sus trabajos E
destacan Worterbuch der Ewe-Sprache (Berlín, 1905 y 1906); Grammatik der O
Ewe-Sprache (Berlín, 1907); Handbuch der Ful-Sprache (Berlín, 1909); Die n
Sudansprachen. Eine sprachvergleichende Studie (Hamburgo, 19 11 ); The -E
Shilluk people. Their Language and Folklore (Filadelfia y Berlín, 1912); Die a
Kpelle. Ein Negerstamm in Liberia (Gottingen, 192 l), y Der Afrikaner heute 2
n
und morgen (1939). Dirigió la Kol. Rundschau y la sección africana de las n
Mitteilungen d. Seminar für Orient. Sprachen. 3
Wolfel habla de esta preparación lingüística específica con Westermann O
en dos momentos de su conferencia «Los indígenas canarios, problema cen-tral
de la Antropología)). Wolfel se pone en contacto con Westermann a tra-vés
de Eugen Fischer, hecho que el propio Fischer rememora en su sem-blanza
«Dominik Josef Wolfel (1888-1963). Recuerdo de su vida y de sus
investigaciones canarias)), ya cit., pp. 52-53: «Un día me pidió que le pusie-ra
en relación con un amigo, el profesor Westermann, el mejor conocedor
de las lenguas africanas, de cuya amabilidad obtuvo fácilmente que le ad-mitiese
en su Seminario y su Instituto; deseaba aprender allí lenguas
norteafricanas, especialmente el hausa. Volvió Wolfel a Berlín y trabajó
durante ei semestre de verano con 'vléstermann. Encontré en una ocasión
a este colega y le pregunté cómo se las arreglaba con Wolfel en tan dificul-toso
estudio lingüístico; me contestó risueño: "Oh, es cosa curiosa, ahora
aprendo yo más hausa y lenguas bereberes de Wolfel que él de mí")).
158 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLI~NTICOS
DOS CONFERENCIAS DE DOMINIK JOSEF WOLFEL EN TENERIFE 7
und Spaniens mit Mitteln der Deutsch-osterreichischen
Wissenschaftshilfe zur Aufhellung der Vor- und Frühge-schichte
der Kanarischen Inselnn lo (Informe sobre un
viaje de investigación en los archivos de Roma y España
para averiguar la historia primitiva de las Canarias), Re-vista
Anthropos, Viena, 1930. Traducido y publicado por
la Revista de Historia l1 que se edita en esta isla.
((La Curia Romana y la Corona de España en la de-fensa
de los indígenas canarios». Escrito en español.
Anthropos, 1930 12. Contiene documentos imP o rtantísimos desconocidos hasta hoy, consistentes en rea es cédulas de
los monarcas castellanos y bulas pontificias amparando
a los esclavos canarios en su derecho de ser libres, y de-clarando
nulas las ventas de aquéllos por los conquista-dores
o señores de las islas.
«Sind die Urbewohner der Kanarischen Inseln ausge-stcrrhen?~
l 3 (?Han sido extinguidos los indígenas de Ca-narias?),
Zeitschrift fiir EthnoTogie, Berlín, 193 l. Contiene
la prueba documental de que al fin del si lo xw dos ter-genas
más o menos puros.
ceras partes de la población eran descen fl.e ntes de indí-
Además, en la revista científica Investigación y Progre-so,
el señor Wolfel ha publicado en castellano los siguien-tes
artículos: «Un jefe de tribu de la Gomera, y sus rela-ciones
con la Curia Romana)) 14; «Un episodio desconoci-do
de la conquista de la isla de la Palma» 15, y ((Quiénes
lo En realidad, el título original es algo diferente: «Bencht über eine
Studienreise in die Archive Roms und Spaniens zur Aufhellung der Vor-und
Frühgeschichte der Kanarischen Inselnn, Anthropos, XXV, 1930,
pp. 711-724. Véase la reseña de este artículo en El Museo Canario, 1, 1933,
pp. 217-218.
l ' Véase vol. V, 1932-1933, pp. 25-29 y 101-106.
l2 Este trabajo forma parte del volumen XXV de Anthropos, pp. 101 1-
1083. Véase la reseña que de este artículo trae El Museo Canario, 1, 1933,
p. 219.
l 3 El título original de este trabajo es algo diferente, «Sind die
Urbewohner der Kanaren ausgestorben? Eine siedlungsgeschichtliche
Untersuchung,,, y se publica en el vol. LXII del Zeitschrift für Ethnologie,
pp. 282-302 y 357-359. Véase la reseña de este trabajo en El Museo Cana-rio,
1, 1933, p. 220.
Pubiicado en ei voi. Tv', ii930, pp. iO3-lG5. Véase !a resena de este
trabajo en El Museo Canario, 1, 1933, pp. 218-219.
l5 Publicado en el vol. V, 1931, pp. 101-103. Véase la reseña de este
trabajo en El Museo Canario, 1, 1933, pp. 220-221.
Núm. 42 (1996) 159
8 CARMEN D ~ A ZA LAY~NERANcISCO JAVIER CASTILLO
fueron los primeros conquistadores y obispos de Cana-rias
» 16. En el Berliner Illustrie~te Zeitung, un artículo ti-tulado:
« War der Eiszeitmensch blond? » '',
de Historia, con curiosos y otograbados.
vertido al castellano, y mu pronto verá la q'uuze eyna hRae vsiisdtoa
Entre los trabajos que este sabio tiene en preparación
figura la publicación del inapreciable manuscrito de
Leonardo Torriani hallado en Coimbra la, con la repro-ducción
en colores de las cuarenta acuarelas Ig que con-tiene
este documento ya citado por nuestros historiado-res,
tales como el P. Espinosa 20 y que se creía perdido 21,
l6 Publicado en el vol. V, 1931, pp. 130-136. Véase la reseña de este
trabajo en El Museo Canario, 1, 1933, pp. 221-222. a
l7 Este trabajo, realizado conjuntamente por Eugen Fischer y D. J. N
E
Wolfel, se publica en el núm. 51 del Berliner Zllustrierte Zeitung, que apare- O
ce el 20 de diciembre de 1931. A lo que sabemos, en la Revista de Historia
n-=
de ia Universidad de La Laguna no se publica la traducción española de m
O
E este artículo que se anuncia en el comentario. En el apartado de referen- E
cias bibliográficas de su edición de Torriani, p. XXI, Wolfel consigna que 2
E
la versión española de este artículo se publica en el diario La Prensa de =
Santa Cruz de Tenerife en enero de 1931. Hemos consultado los números 3
correspondientes de La Prensa, pero con resultado negativo. Debe tratarse --
de un error. No se entiende que el artículo se publique en Berlín a finales 0m
E de 1931 y que la traducción española del mismo vea la luz a comienzos
del mismo año. O
l8 Wolfel tendrá que esperar ocho años más para que este proyecto se n
haga realidad. Como sabemos, este texto ve la luz en Leipzig en 1940: L. -E
TORRIANDI:i e Kanarischen Znseln und ihre Urbewohner (Eine unbekannte a
2
Bilderhandschrift vom Jahre 1590, Im italienischen Urtext und in deutscher n
Ubersetzung sowie mit volkerkundlichen, historisch-geographischen, sprach- 0
lichen und archaologischen Beitragen, herausgegeben von Dr. Dominik Josef O3
Wolfel), K. F. Koehler Verlag, Leipzig, 1940.
l9 Wolfel incluye algunas de estas ilustraciones en su edición del texto
de Torriani, p. 325 y SS., así como una completa relación de las mismas,
pp. 321-323. En la edición de Cioranescu se reproducen todas las ilustra-ciones.
20 Efectivamente, Alonso de Espinosa se refiere a la contribución de
Torriani en su obra Del origen y milagros de la santa imagen de Nuestra
Señora de Candelaria, que apareció en la isla de Tenerife, con la descripción
de esta isla, lib. 111, cap. 1:
Muéveme, demás desto, ver que, aunque hay muchos historiadores
que de las otras islas escriben, como es.. . Leonardo Turian, in enie-ro,
que con sutil ingenio y mucha arte escribe la descripci6n iestas
islas ...
Véanse las referencias que en este sentido recogen A. RUMEU DE
160 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS
DOS CONFERENCIAS DE DOMINIK JOSEF WOLFEL EN TENERIFE 9
fuente quizá la más antigua sobre etnología canaria, y
otro manuscrito también titulado Saudades da Tewa del
portugués Gaspar Fructuoso, de un valor excepcional;
obras que formarán un volumen de 400 páginas con crí-tica
textual, análisis de fuentes, y comentarios 22.
El señor Wolfel tiene el propósito de dar dos con-ferencias
públicas, una en alemán y otra en castellano,
en las que dará a conocer sus investi aciones y traba-jos
históricos y lingüísticos, auxilian f o su disertación
con varias proyecciones del manuscrito de Torriani, del
Prof. Fischer, etc.
Al saludar respetuosamente al ilustre huésped, le de-seamos
que el material que halle en nuestros archivos
colme sus deseos, y que su estancia en la isla le sea
grata.
Como vernos en e: comentario precedente, Vidfe! Gene !U
intención de dar dos conferencias, una de ellas en alemán.
Ello se entiende por la existencia de diversas familias alema-nas
afincadas en Tenerife. Al frente de la colonia alemana en
la isla se encuentra entonces el cónsul Jakob Ahlers (Ham-burgo,
1876-Santa Cruz de Tenerife, 1950). Siguiendo el con-sejo
de sus médicos, Ahlers había venido a Tenerife en 1898
buscando en la bondad climática insular la recuperación de
una afección y desde entonces su vida quedó ligada para siem-pre
a la isla. Desde bien pronto desempeñó una activa vida
ARMAS: Piraterías y ataques navales contra las Islas Canarias, 11, Madrid,
1948, pp. 334-356, y A. Cioranescu en la introducción de su edición del
texto de Torriani, pp. XI-XII. Aquí podemos comprobar que la existencia
de la obra de Torriani era conocida desde el mismo momento de su gesta-ción,
y prueba de ello es la mención de Espinosa. También Núñez de la
Peña, siguiendo a Espinosa, habla de ella pero sin manejarla, porque du-rante
varios siglos se ignoró su paradero.
22 Este proyecto de edición conjunta de los textos de Torriani y
Frutuoso que aquí se anuncia no cuajará. Para la valoración que Wolfel
hace de la aportación de Frutuoso, véase el comentario que a este respecto
incluye en su trabajo Monumenta Linguae Canariae, pp. 80-83. En 1964, el
Instituto de Estudios Canarios publica el texto original y la versión espa-ñola
de los apartados de ia obra de Frutuoso reiaiivos a Lariai-ias. Véase
GASPAR FRUTUOSLOa:s Islas Canarias (de Saudades da Terra), prólogo, tra-ducción,
glosario e índices por E. Serra, J. Régulo y S. Pestana, Instituto
de Estudios Canarios, La Laguna, 1964.
1 0 CARMEN DfAZ ALAYÓNIFRANCISCO JAVIER CASTILLO
social y profesional, ganándose el aprecio de cuantos lo cono-cían.
En 1905 es nombrado cónsul honorario de Alemania,
cargo que desempeñará hasta el final de la segunda guerra
mundial, y en 19 13 funda la empresa Jacob Ahlers 23. Otra fa-milia
alemana afincada entonces en Tenerife era los Talg. En-rique
Talg Schulz (Horndorf, 1894-Puerto de la Cruz, 1962))
una de las figuras pioneras de la hostelería canaria, tiene en
aquellos momentos treinta y ocho años. Había trabajado des-de
muy joven, después de la Primera Guerra Mundial, en la
hostelería española, en el Hotel Palace de Madrid, y había lle-gado
a Tenerife, al parecer, hacia 1922, como arrendatario y
gerente del Hotel Quisisana de Santa Cruz, puesto en el que
permanece hasta su cierre en 1938 24. Otras familias alemanas
son los Trenkel, los Gleixner, los Janssen. También existían en
Santa Cruz de Tenerife ei Coiegio Alemán y el Club Alemán.
El 12 de noviembre de 1932 se había constituido en Santa
Cruz de Tenerife una Junta Directiva como titular del Colegio
Alemán, que a partir de ese momento se convierte en el cen-tro
educativo oficial de la colonia alemana. Con anterioridad,
los niños y niñas alemanes eran educados en escuelas de ca-rácter
familiar. La primera de estas escuelas familiares co-mienza
sus actividades en 1919 en el pabellón de la residen-cia
del cónsul Jakob Ahlers. Luego, a partir de 1924, en el
pabellón de la familia Groth empieza a funcionar una escuela
elemental para los hijos de las familias Groth y Blasberg, es-cuela
que luego, al recibir más alumnos, se traslada a depen-dencias
del Club Alemán en Santa Cruz de Tenerife. Más tar-
23 Debemos estos datos biográficos a su hijo don Joachim Ahlers.
24 En 1923 se casa en Santa Cruz de Tenerife con Ida Wyss (1891-
i933j, naturai de Suiza. Enrique Talg alterna la gerencia del Quisisana en
la temporada de invierno con la dirección del restaurante del Hotel Peina-dor,
en el balneario de Mondariz (Pontevedra), y por ello su hijo Enrique
Talg Wyss nace en Vigo en 1924. Más tarde, en 1936, Enrique Talg se esta-blecerá
definitivamente en el Puerto de la Cruz. Referencias biográficas de
Enrique Talg Schulz pueden verse en «El domingo en el Puerto de la Cruz.
Enliqüt- Talg, üii caniiirianie y un camino», Ei Día, i i de abrii de 1982, p. 8;
AGUST~N GUIMERÁ RAVINA: Cien años de turismo en Tenerife 1890-1990, San-ta
Cruz de Tenerife, 1991, pp. 66 y SS.; y JUAND EL CASTILLOE: l Puerto de
la Cmz: entre la nostalgia y la ilusión, Tenerife, 1986, p. 101.
162 ANUANO DE ESTUDIOS ATL~~NTICOS
DOS CONFERENCIAS DE DOMlNlK JOSEF MfC)LFEL EN TENERIFE 1
Jakob Ahlci-s (1 879-1950).
Ntím. 42 11996) 163
12 CARMEN DfAZ ALAYÓNIFRANCISCO JAVIER CASTILLO
de, en el otoño de 1926, ambas escuelas se fusionan en una
sola, que se instala en una casa de la plaza Ireneo González y
que luego seguirá en una vivienda de la calle Numancia, 35 25.
El Club Alemán, por su parte, se encontraba en la calle Con-solación,
ahora calle Puerta-Canseco 26.
La prensa tinerfeña del momento se hace eco de la intensa
actividad de Wolfel en aquellas fechas. El día 16 de diciembre
Wolfel visita al presidente del Cabildo, Maximino Acea *', para
exponerle el objeto de su viaje a Canarias, un viaje que él es-pera
que sea esclarecedor de numerosos puntos oscuros de la
antropología europea y africana. El señor Acea, por su parte,
le ofreció al investigador el apoyo de la corporación insular
para todos los trabajos que necesitara realizar 28. También por
esas fechas Wolfel visita el Conservatorio Provincial de Músi-ca
'7 así como ei Museo Viiia Benítez, cumplimentando a don
Anselmo J. Benítez 30 en nombre del doctor Fischer. Wolfel fue
objeto de las mayores atenciones por parte del señor Benítez
y abandonó el Museo muy satisfecho de su visita, felicitando
25 Véase Anuario 89-90, Colegio Alemán, Santa Cruz de Tenerife,
pp. 40-41, 44, 46.
26 Véase A. CIOFZANESCHUis:t oria de Santa Cruz de Tenerife, iV, pp. 420,
422 y 430.
27 Maximino Acea Perdomo fue presidente del Cabildo de Tenerife des-de
el 27 de abril de 1931 hasta principios de enero de 1936. Véase A.
CIORANESCU: Historia del Cabildo Insular de Tenerife (1913-1988), Aula de
Cultura de Tenerife, 1988, p. 295.
28 Véase «El Dr. Wolfel, en Tenenfe», Hoy, Santa Cruz de Tenerife, 17
de diciembre de 1932.
29 Véase «Noticias», La Tarde, Santa Cruz de Tenerife, 24 de diciembre
de i93.2. Ci Conservarorio de ivíúsica había empezado como centro docente
ese mismo año, en el Círculo de Bellas Artes, y era una continuación de la
vieja Academia de Música, fundada en el siglo XIX. Véase A. CIORANESCU:
Historia del Cabildo Insular de Tenerife (1913-1988), p. 260.
30 A. J. Benítez (1859-1937) abre su imprenta en 1863, en un local que
estaba frente a las gradas de San Francisco, esquina a la calle de Villalba
Eeriás, y e! 12 de =ct&re de 1897 i n u ~ g x r a! m me v e s talleres. Además
de su labor como impresor, también desarrolló una interesantísima y des-tacada
actividad como coleccionista, que se tradujo en la creación del Mu-seo
y Biblioteca Villa Benítez, que funda en 1874 con sus propias coleccio-
a su fundador por su valiosa labor y por las magníficas con-diciones
de la institución 31.
El domingo 18 de diciembre Wolfel gira una visita al Ob-servatorio
Meteorológico de Izaña 32. Esta visita forma parte de
una excursión organizada por la Sociedad «Teide» 33, con el fin
de hacer entrega de la bandera de la República al Observato-rio
como prueba de agradecimiento por las múltiples atencio-nes
que miembros de esta Sociedad habían recibido de Ne-mesio
López Solás 34, funcionario del Observatorio. Tres días
después, en La Prensa encontramos abundante información de
nes. Se trata fundamentalmente de un museo de historia natural v mi-neralogía
de las islas, pero que contiene también numerosos objetos y cu-riosidades
de arqueología, numismática, armas, así como un archivo de
papeies canarios. CIORANESC~Ui:s f o r idae Santa Cruz áe Enenfe, i'vr, p. 223,
señala que 1874 es la fecha de edificación de la «Villa Benítezn y que la
fundación del Museo tiene lugar en 1908, pero Benítez siempre consideró
aue la fecha fundacional de su Museo fue 1874. cuando contaba catorce
años de edad y tenía ya clasificadas sus colecciones, y así lo hace constar
tanto en su Catálogo de rocas y minerales extranjeros publicado en 1914
como en la segunda edición del mismo aparecida en 1925. Véase LUIS COLA
BEN~TELZo:s Benítez y su imprenta, Santa Cruz de Tenerife, 1982, inédito.
Los fondos de este Museo fueron adquiridos por el Cabildo de Tenerife en
1950 y se han repartido entre varias entidades y centros de Santa Cruz de
Tenerife.
Resulta natural que Wolfel visite el Museo dada la importancia de los
materiales que contiene la sección prehispánica, que incluía momias, cerá-mica,
molinos, armas y objetos de adorno, entre otras piezas.
31 Véase «El Dr. Wolfel, en Tenenfe*, Hoy, Santa Cruz de Tenerife, 17
de diciembre de 1932.
32 Este observatorio, empezado a construir el 13 de marzo de 1909, se
inaugura oficialmente el 1 de enero de 1916, e intenta frenar la enmas-carada
presencia de científicos alemanes en las Cañadas, que se produce
desde noviembre de 1906 hasta 1912. Debemos estos datos a Fernando
de Ory. El propio Wolfel se refiere a esta visita en sus Monumenta, p. 883,
dentro de su estudio de la voz Izaña.
33 En estos momentos, el presidente de esta Sociedad es don José
Núñez.
34 Véase ((Excursión a Izaña», La Prensa, Santa Cruz de Tenerife, 9 de
diciembre de 1932. Nemesio López Solás era ingeniero topógrafo. Obtuvo
la plaza de meteorólogo en marzo de 1925. Estuvo destinado en el obser-vatorio
de Izaña hasta 1933, fecha en la que solicita ser trasladado a Gando
(Gran Canaria). Estaba casado con doña Alicia Van Dam.
Núm. 42 (1996) 165
14 CARMEN D~AZ ALAYÓNIFRANCISCO JAVIER CASTILLO
esta excursión 35. Sabemos que la expedición -integrada por
unas 75 personas, entre las cuales figuraba una distinguida
representación de la colonia alemana en Tenerife- parte a las
cuatro de la madrugada de la Plaza Weyler, llegando a Izaña
a las ocho. Además de Wolfel, entre los excursionistas se en-contraba
el catedrático de la Escuela Profesional de Comercio
de Santa Cruz de Tenerife José María Segovia 36, así como
numerosos periodistas. Ya en las instalaciones del Observato-rio,
y en nombre de los excursionistas, tomó la palabra el pe-riodista
don Antonio Encinoso Hernández, que elogió al señor
López Solás, manifestando también que la sociedad escultista
({Teiden tenía el placer de nombrarlo socio de honor. Seguida- a N
mente le hizo entrega de la bandera tricolor, que el homena- E
jeado, en unión del jefe del Observatorio, Pío Pita 37, izó en el O n
astu de estacibr;mh eghoab! S el &-ceiord el colegiod e- -- m
O
mán en Tenerife 38, que expresó el agradecimiento de la colo- £E
nia alemana por la acogida siempre cordial que el señor López i
E
Solás había tributado a los excursionistas alemanes. También -
hizo uso de la palabra el profesor Segovia, que ostentaba la 3
representación oficial del Claustro de profesores de la Escuela
- -
0
m
E
O
Véase «La excursión del domingo a Izaha», La Prensa, Santa Cruz
de Tenerife, 21 de diciembre de 1932.
36 Don José Mana Segovia García había nacido en Cádiz el 1 de agos-to
de 1891. Primeramente ejerce durante cinco años como ayudante interi-no
de la Escuela Profesional de Comercio de Cádiz y el 10 de abril de 1915
es nombrado catedrático numerario de la Escuela de Comercio de Santa
Cruz de Tenerife. Dedicará toda su vida a este centro, del que será secreta-rio
(17 de noviembre de 1916) y director (28 de marzo de 1946-17 de ene-ro
de 1964). Se jubila como catedrático con fecha 1 de agosto de 1961, pero
permanece al frente de la Escuela de Comercio algunos años más, hasta
cemienzos de 1964, fecha en !a qie se jübih defiriitivaiiiente. Muere en
Algeciras el 9 de agosto de 1969 y recibe sepultura en Santa Cruz de
Tenerife.
37 Pío Pita se incorporó al observatorio hacia 1923 y estuvo de jefe de
la estación hasta 1936. Durante la guerra civil formó parte de las tropas
nacionales.
38 En abril de 1932 el director de este colegio era Raym.enr' M~tthys,
pero creemos que la persona que toma la palabra en este acto de Izaña debe
ser el doctor Max Johs, según datos, no plenamente confirmados, de la di-rección
actual del Colegio Alemán.
166 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
DOS CONFERENCIAS DE DOMlNIK JOSEF WOLFEL EN TENERIFE
N. Lópcz Sol& se dirige a los visitantes del Obsenratorio
(Izaña, 18-1 2-1 932).
Wolfel en el Observatorio Meteorológico de Izaiia (18-12-1932).
DOS CONFERENCIAS DE DOMINIK JOSEF WOLFEL EN TENERIFE 17
Profesional de Comercio, y dijo que traía un saludo de todos
sus compañeros y de los alumnos, y exaltó la competencia y
celo del homenajeado como funcionario, al mismo tiempo que
se extendió en diversas consideraciones científicas y anunció
la próxima visita al Observatorio del profesorado de la Escue-la
de Comercio y de los estudiantes que acuden a la Cátedra
de Primeras Materias y Mercancías, que estaba a su cargo.
Finalmente habló el homendjeado, que agradeció los elogiosos
comentarios de los que le habían precedido en el uso de la
palabra y añadiendo que en todo momento se había limitado
a cumplir con su obligación. López Solás dijo, al terminar, que
Tenerife, que durante mucho tiempo no sintió la necesidad de
colocar la bandera de la monarquía, experimentaba ahora ese
sentir, ai implantarse un régimen de ii'bertad.
Después López Solás ofreció un lunch a los excursionistas,
sirviéndose más tarde el almuerzo. Durante toda la excursión,
Wolfel tiene ocasión, una vez más, de comprobar la admira-ción
y respeto que todos le tienen, y por eso no es de extra-ñar
que en el áibum de firmas a1e l1 u-1 ~servaiorioa note, con su
español característico:
En esta isla he experienciado todo lo me'or que ha en el mundo, lo mejor de la naturaleza, y io mejor & la
humanidad: la cumbre de todo en la cumbre 39.
Durante esta estancia de Wolfel en Tenerife se produce un
hecho de singular relevancia para el panorama cultural cana-rio.
El día 23 de diciembre, a las cuatro de la tarde, tiene lu-u,
r pn e! de Z C ~ ~&S l a univeyj&C1_ & La Lzguna la a--
constitución del Instituto de Estudios Canarios 40. Este acto
está presidido por el ilustre historiador don José Rodríguez
39 Esta emotiva anotación de Wolfel aparecerá al día siguiente en la
prensa, cambiando ligeramente el texto. que de esta forma se reproduce en
un español más canónico. Véase ((Elogio a Tenerife. Una frase de Wolfeln,
La Tarde. Santa Cruz de Tenerife, 19 de diciembre de 1932.
40 Véase «Un proyecto en marcha. Ayer quedó constituido el Instituto
de Estudios Canarios», La Prensa, Santa Cruz de Tenerife, 24 de diciembre
de 1932; ((Cultura regional. Ayer quedó constituido, en La Laguna, el pleno
Núm. 42 (1996) 169
18 CARMEN D~AZ ALAY~NIFRANCISCO JAVIER CASTILLO
Moure, al que los fundadores del naciente Instituto han pro-puesto
como presidente honorario, como homenaje de admi-ración
y respeto.
Este proyecto de dotar a la cultura de Canarias, en la isla
de Tenerife, de una entidad que tuviera el doble cometido de
investigar y de difundir y hacer llegar a todas las manos tanto
lo que se ha hecho en el pasado sobre las islas como las apor-taciones
que pueda deparar el futuro, es un proyecto deseado
durante largo tiempo, pero que viene a cristalizar a finales de
1932. El promotor de la idea de constitución del Instituto de
Estudios Canarios es Salvador Quintero. En marzo de 1930,
Quintero había señalado públicamente esta necesidad y a par- a
N
tir de entonces se había manifestado repetidamente sobre la E
creariSn & ~ e f i t rd~e )e sci&os cafiar;,~s. d i ~ ~ rafsiic~ii)- ~ O - los, primero; en una ponencia presentada y defendida en el
-
m
O
E Congreso de Estudiantes celebrado en abril de 1932, en unas E
2
palabras dichas en el Ateneo de La Laguna, poco después. Fi- -E
nalmente, en una serie de artículos publicados en un diario
de la capital. 3
-
La propuesta de Salvador Quintero, desarrollada en esta -
0
m
E serie de artículos, fue elogiada con atención por el profesor O
Hernández Borondo 41, rector de la Universidad de La Lagu-na,
que, al día siguiente de publicado el último artículo de n
E
S. Quintero, se pone en contacto con Mana Rosa Alonso para
-
a
que le diera nombres de entusiastas para formar conjuntamen- 2
n
te la comisión organizadora del proyectado Instituto. Esta co- n
misión estará compuesta por José Peraza de Ayala, Manuel O3
González de Aledo, Buenaventura Bonnet, Francisco Aguilar y
Paz, Andrés de Lorenzo-Cáceres, Vida1 Torres, María Rosa
Alonso y el profesor Hernández Borondo, y se reúne para fun-dar
la entidad el 11 de octubre. Desde esta fecha hasta el 23
de diciembre, esta comisión organizadora celebra ocho reunio-del
Instituto de Estudios Canarios., Hoy, Santa Cruz de Tenerife, 24 de di-ciembre
& 1932; y «iu'oíicias~, iu Eirife, Santa Cm¿ de Tenenfe, 24 de
diciembre de 1932.
41 Don Francisco Hernández Borondo, catedrático de Derecho Mercan-til,
desempeñó el cargo de rector de la Universidad de La Laguna entre los
años 1931-1935.
170 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
nes, en las que deciden diversas actuaciones y se redacta el
proyecto de Estatuto-Reglamento.
Para este acto de constitución del 23 de diciembre, de
acuerdo con lo establecido en el artículo segundo de las dis-posiciones
transitorias y teniendo en cuenta los artículos ocho
y diez, relativos a los requisitos necesarios de los miembros
del Instituto, la comisión organizadora ha invitado a veinticua-tro
destacadas personalidades: María Rosa Alonso Rodríguez,
Ramón de Ascanio León, Nicolás de Ascanio Negrín, Domin-go
Bello Rodríguez, Anselmo J. Benítez, Bernardo de Lugo y
del Hoyo, José Benítez Toledo, Buenaventura Bonnet, dscar
Burchard, Agustín Cabrera Díaz, Anatael Cabrera Díaz, Cons-tmzu
Carmchun, Jmé Ysc~bede, N!fred~ F~entes, TeSfi-lo
Gaspar Arnal, Diego Guigou Costa, Emeterio Gutiérrez
López, Andrés de Lorenzo-Cáceres, Antonio Lugo Massieu,
José Peraza de Ayala, Leoncio Rodríguez, Elías Serra Rafols 42,
D. J. Wolfel, y Víctor Zurita 43.
-N .n- t-n-d-n-c- -ln-c- r i t a r l n ~a r i i d e n ( ~ ~ n i r n r n ~ancitc~te n a pcte a r t n -------a------ ---"---A -u..- --.-
de constitución Ramón de Ascanio, Diego Guigou, Anselmo J.
Benítez, Constanza Carnochan, Wolfel, Elías Serra, Buenaven-tura
Bonnet, María Rosa Alonso, José Peraza de Ayala, Manuel
González de Aledo y Andrés de Lorenzo-Cáceres.
La señorita María Rosa Alonso se dirige a los asistentes 44
y expone el proceso de gestación del Instituto y las actuacio-nes
de la comisión4=. Seguidamente, el señor González de
42 Serra (1898-1972) cuenta entonces treinta y cuatro años y desde
hace seis ocupa la cátedra de Historia de España de la Universidad de La
Lagma. Siir nwmriras y o!ewntec piih!icici~nes snhre Caniriis c ~ ~ i e i l -
zan en 1926 y llegan hasta 1968. Referencias sobre su vida y su actividad
científica pueden verse en J. RÉGULO PÉREZ: «Curriculum vitae y bibliogra-fía
del Dr. Serran, Homenaje a Elías Serra Rafols, 1, Universidad de La La-guna,
pp. 17-24.
43 Véase «Cultura isleña. El Instituto de Estudios Canarios. Ha sido
desipnrii e! P ! ~ EQU~ n, y, Santa Cniz de TeneRfe, 21 de diciembre de !032;
e «Importante reunión. El Instituto de Estudios Canarios., La Prensa, San-ta
Cruz de Tenerife, 21 de diciembre de 1932.
Véase La Prensa, Santa Cruz de Tenerife, 24 de diciembre de 1932;
Hoy, Santa Cruz de Tenerife, 24 de diciembre de 1932.
45 En el capítulo de agradecimientos, M." Rosa Alonso menciona a
Salvador Quintero, el promotor de la idea, y al profesor Hernández
Núm. 42 (1996) 171
20 CARMEN D~AZ ALAYÓNIFRANCISCO JAVIER CASTILLO
Aledo explicó a los presentes el Estatuto-Reglamento aproba-do
oficialmente 46 y la Junta provisional declina ante el pleno
sus cargos. El señor Guigou propone que la comisión organi-zadora
continúe en su función, dada la brillante gestión Ileva-da
a cabo, propuesta que no es aceptada por los miembros de
la comisión, y se procede seguidamente a la elección de la
Junta Directiva con el siguiente resultado: presidente, José
Peraza de Ayala; vicepresidente, Anselmo J. Benítez; secreta-rio,
María Rosa Alonso; tesorero, Diego Guigou y Costa; con-tador,
Manuel González Aledo; y bibliotecario-archivero, Bue-naventura
Bonnet. A propuesta de don José Peraza de Ayala a se nombró por aclamación socios de honor a Wolfel y a N
Hernández Borondo, miembros de número a los fundadores y E
como correspondientes a los profesores Eugen Fischer, Ober-n--
maier y Geissendorf des Gouttes. Se cambiaron impresiones m
O
E
acerca de la labor a realizar por el Instituto, acordándose la SE
publicación de varias obras, entre ellas la de manuscritos iné- -E
ditos ofrecidos por el doctor Wolfel 47. Por último, los reuni- 3 dos acordaron que el día 3 de enero se inaugure públicamen- -
te el Instituto. -
0
m
E
Diez días después, la tarde del 28 de diciembre, en la sala O
de la Mancomunidad Provincial de Santa Cruz de Tenerife,
Wolfel pronuncia una de las conferencias que tenía previstas. n
-E
a
Borondo, por su decidido protagonismo en la creación del Instituto y para 2
n
el que se pide, por iniciativa del señor de Lorenzo Cáceres, que se le nom- n
bre miembro de Honor, en consideración y gratitud. También M. R. Alonso 3
agradece la intervención de Alonso Pérez Díaz, diputado a Cortes por O
Tenerife, por cuya gestión había obtenido el Instituto 1.500 pesetas de sub-vención
dei Estado para ei año 1933. También se agradece a Agustín ~ i i i a -
res Cado, catedrático de la Universidad Central, por el apoyo que brinda a
la fundación, para la que promete enviar un ejemplar de su libro Bio-bi-bliografía
de autores canarios. Alonso añade que era deseo de los miem-bros
de la comisión organizadora que el Instituto figurara como entidad
anexa a la Universidad de La Laguna, para que ella, nada más que con su
nombre, les diese el apoyo térmico necesario y para que cediera un iocai
provisional y no fundar un Instituto sin domicilio.
46 Véase Hoy, Santa Cruz de Tenerife, 3 y 6 de enero de 1933.
47 Desafortunadamente esto no se produce. De hecho, resulta singular-mente
curioso que el Instituto de Estudios Canarios no haya publicado
hasta la fecha ningún trabajo de Wolfel.
172 ANUARiO DE ESTUDIOS AT~NTICOS
DOS CONFERENCIAS DE DOMINIK JOSEF WOLFEL EN TENERlFE 2 1
En los días precedentes, la prensa local había incluido diver-sas
notas anunciando la celebración de este evento 48. Gaceta
de Arte patrocina el acto, que preside el señor Ahlers, cónsul
de Alemania en la isla. Acompañaban al señor Ahlers en el
estrado Arturo Ballester y Martínez Ocampo, Francisco Bon-nin
49, José Peraza de Ayala, Eduardo Westerdahl y Pedro
García Cabrera. Ante un selecto auditorio dio Wolfel lectura a
su conferencia «Los indígenas canarios, problema central de
la Antropología» que reproducimos a continuación. Respe-tamos
el texto original -en el que se puede apreciar la a ve-ces
trabajosa redacción española de Wolfel- y lo acompaña-mos
de notas informativas.
LOS INDÍGENAS CANARIOS,
PROBLEMA CENTRAL DE LA ANTROPOLOGÍA
Las Islas Canarias han atraído siempre el interés de los hombres
de ciencia desde la antigüedad griega hasta nuestros días. La histo-ria
heroica y romántica de su conquista, el valor y las virtudes de
los indígenas, la naturaleza tan grande y hermosa, todo eso contri-buyó
a hacerlas el centro de muchos estudios de científicos y aficio-
48 Véase «El Dr. Wolfel, en Tenenfe», Hoy, 17 de diciembre de 1932;
La Prensa, 27 de diciembre de 1932; y Hoy, 28 de diciembre de 1932.
49 Bonnin (1874-1963) tiene entonces cincuenta y ocho años. Se en-cuentra
en el estrado por su condición de presidente del Círculo de Bellas
Artes.
Esta conferencia la publica el diario Hoy, de Santa Cruz de Tenerife,
en !os números corespondientes a! 29 y 3!l de diciembre de 1932, y tan-bién
la revista La Medicina Canaria, Santa Cmz de Tenerife, núm. 12, 31
de diciembre de 1932, pp. 1-11. Una reseña de este trabajo puede verse en
El Museo Canario, 1, 1933, pp. 222-223.
En las referencias bibliográficas que Wolfel consigna en su edición del
texto de Torriani, p. XXIII, se recoge que el trabajo «Los indígenas cana-rios
después de la conquista)) se publica en !os dianos santacmcern Hoy y
La Prensa en el número correspondiente al 29 de diciembre de 1932. Se
trata de un error, que también advertimos en los Monumenta Linguae
Canariae, p. XI, en la relación de los trabajos publicados de Wolfel. La Pren-sa
no recoge ningún trabajo de Wolfel en el día que se señala, 29 de di-ciembre
de 1932, y Hoy publica únicamente la primera parte de «Los indí-genas
canarios, problema central de la antropología*.
Núm. 42 (1996) 173
22 CARMEN D ~ A ZA LAY~NIFRANCISCOJ AVIER CASTILLO
nados. Nuevo impulso recibieron estos estudios cuando fue descu-bierta
la raza fósil de Cro-Magnon y fue demostrado que gran parte
de los indígenas de Canarias según sus restos en momias y esquele-tos
pertenecieron a esta raza fósil. Con la única excepción del ame-ricano
Hooton s', la ciencia antropológica ha tomado siempre por un
hecho seguro, que la antigua raza de la época glacial supervivió en
Canarias hasta la conquista 52. Por eso la raza indígena y su cultura
y lengua, las islas mismas y su historia lograron una importancia
enorme para la antropología. Pero, sin embargo, tardó mucho esta
ciencia hasta darse cuenta de que en las Canarias hubo el problema
central y decisivo de la historia antigua de Afnca y Europa.
Al período de la conquista, los indígenas vivieron en plena edad
de la piedra; ellos pertenecieron a la raza más antigua del horno
sapiens y por consiguiente ellos tuvieron que haber vivido por miles
de años más o menos aislados. Así ellos nos preservaron en su exte-rior,
en sus lenguas y costumbres, documentos auténticos de una
época de la cual en otras partes no quedó más que unas calaveras y
huesos y lo poco de sus utensilios que por ser de un material más
5 1 Véase EARNESTA . HOOTON«:T he ancient inhabitants of the Canary
Ts!ands», Harvard African Studieg; VII, Cambridge, Mass., 1925. En este tra-bajo,
realizado sobre los materiales antropológicos del Museo Municipal de
Santa Cruz de Tenerife, Hooton rechaza la hipótesis de que la antigua po-blación
de las Canarias sea Cro-Magnon, tal y como Wolfel nos dice.
Hooton (1887-1954) se doctoró en la Universidad de Wisconsin en 1911,
y luego, en la Universidad de Oxford, obtuvo un diploma en Antropología.
En 1913 se incorporó a la Universidad de Harvard, donde trabajó primero
como profesor ayudante y luego como profesor asociado hasta 1930, fecha
en la que llegó a ocupar la dirección del departamento de Antropología.
Paralelamente, desde 1914 desarrolló las actividades de especialista de So-matología
en el Peabody Museum de Harvard, y de 1918 a 1930 editó la
colección Haward African Studies, en la que aparece su trabajo sobre los
aborígenes canarios y que también contiene. en el volumen 1 correspondien-te
a 1917, el conocido artículo de John Abercromby «A Study of the Ancient
Speech of the Canary Islandsn.
Tanto R. Verneau (Rapport sur une rnission scientifique dans I'Ar-chipel
Canarien, París, 1887, pp. 172, 258-262, y Cinq années de séjour aux
/les Canaries, París, 1891, primera parte, cap. V) como Quatrefages y Hamy
demostraron que en la antigua población de Canarias existía, junto a otros
tipos, una forma de cráneo que tenía gran parecido con los restos de Cro-
Magnon descritos en un principio por Lartet y Christy. La semejanza se
hallaba en la forma de la caja craneal, aplastada, ancha y larga, debido a
que la cara era fuerte, baja y extraordinariamente ancha, con la mandíbula
inferior ancha, pero sin prognatismo negroide. Vease E. FISCHER:(( Estudios
antropológicos sobre Tenenfe», p. 227.
174 ANUARIO DE ESTUDIOS ATUNTICOS
DOS CONFERENCIAS DE DOMINIK JOSEF WOLFEL EN TENERIFE 23
duradero podía conservarse dentro del suelo. En vez de tener so-lamente
los huesos de una raza prehistórica, teníamos además su
carne, sangre y hasta su mente y sus ideas, y acaso su mismo
idioma.
Las Canarias son así un verdadero museo de Antropología y ofre-cen
posibilidades al estudio que no hay en ninguna otra parte del
mundo. Pero nuevos progresos de la Antropología han subrayado
más aún la importancia de las Canarias.
Fue un vienés, el doctor Fritz PaudlerS3, quien hizo el descubri-miento
de que la raza de Cro-Magnon tampoco fue exterminada en
otras partes del mundo euro-africano, que ella supervive hasta el día
actual en la Suecia central, en parte de Bohemia, en Turingia, Hassia,
Westfalia y otras partes de Alemania como proporción importante,
hasta decisiva de la población, y que aún en tiempos históricos te-nían
una dispersión enorme en Europa, y en el norte de Africa.
Paudler sostenía que la antigua raza de la época glacial fue rubia y
tuvo los ojos azules, fundándose en el hecho [de] que en estas par-tes
donde hasta ahora viven descendientes de esta raza la población
casi exclusivamente o al menos en gran mayona tiene colores claros
de cabello y ojos.
Como otros profetas, también Paudler encontró incredulidad y su
patria chica, Viena, casi hizo persecución de su persona y de sus
ideas. Además escribe un estilo difícil de comprender, pero mi ilus-tre
compañero de los estudios canarios, el profesor Eugenio Fischer,
de Berlín, aceptó lo correcto en sus conclusiones, y comprendió el
alcance de este descubrimiento y su autoridad consiguió el triunfo
de las ideas de Paudler. Otro sabio alemán, el profesor Fritz Kern de
la Universidad de Bonn, con un estilo espléndido y claro divulgó en
el público alemán el nuevo descubrimiento de la supervivencia de la
raza de Cro-Magnon 54, pero él y muchos otros dudaron lo que Paud-
53 Paudler fue profesor de la Universidad alemana de Praga. Entre sus
trabajos se encuentran ~Cro-Magnonstudien,,, Anthropos, XII, 1917, y XIII,
1918; Die hellfarbigen Rassen und ihre Sprachtamrne, Kulturen und Ur-heimaten,
Heidelberg, 1924; y Scheitelnarbensitte, Anschwellungsglaube und
Kulturkreislehre, 1932. En su estudio Die hellfarbigen Rassen, dedicado a la
raza Cro-Magnon, Paudler se refiere al problema de la población primitiva
de las Islas Canarias y señala que constituye uno de los puntos más difíci-les
de la investigación etnográfica y que se le ha dado mucha menos aten-cidn
de la que merece.
54 Véase F. KERN: Stummbaum und Artbild der Deutschen und ihrer
Vemandten, München, 1927.
F. Kern (1884-1950) sigue estudios de Derecho en Lausanne y de Histo-ria
en Tübingen y Berlín, doctorándose en esta última universidad en 1906.
En el período 1906-1909 realiza viajes de estudios a los archivos de Italia,
Francia e Inglaterra. En 1909 consigue la cátedra de la Universidad de Kiel.
Núm. 42 (1996) 175
24 CARMEN D~AZ ALAY~N/FRANCISCO JAVIER CASTILLO
ler había sostenido acerca de los ojos azules y cabellos rubios de la
raza en la época glacial. Y ellos tuvieron razón en eso, porque en las
partes de Europa donde hay aún en masa más o menos compacta
los descendientes de la raza glacial, ella está cruzada y mezclada con
raza nórdica que seguramente fue y es rubia y de la cual podrían
venir los colores claros de la población actual mezclada.
La supervivencia de la raza de Cro-Magnon en las Canarias has-ta
la conquista, así no es cosa tan única y excepcional como antes
se creía y sin embargo queda esta supervivencia por el descubrimien-to
de una supervivencia también en otras partes aún más única, ex-cepcional
e importante. En ninguna otra parte la raza ha preservado
una cultura de la edad de piedra, una lengua de la edad de piedra
hasta los principios de la época moderna. Y aquí en las islas Cana-rias
hemos encontrado nosotros, mi compañero Fischer y mi modes-ta
persona, la solución de la cuestión jsi habrá sido rubia o no la
raza de Cro-Magnon? Porque en estas islas la raza de Cro-Magnon
se cruzó exc!usivumzte c m e!ement~s de razas morenas como !a
raza mediterránea y la armenoida, y la población de las islas en el
tiempo de la conquista era según todos los testimonios de la historia
en más o menos gran mayoría rubia. ¿De qué otra fuente, sino de la
raza de Cro-Magnon, podrían venir estos colores claros de cabello y
ojos? Ya en las otras partes de la supervivencia es más que verosímil
la conclusión. Si hubiese sido morena la raza, los colores oscuros,
dominantes según las leyes de herencia física, tuvieran que predomi-nar
en poblaciones ya antiguamente cruzadas [con, de] esta raza,
mientras que en estas partes de supervivencia tienen una población
casi exclusivamente rubia, un hecho que sólo se puede explicar si
ambas razas que se cruzaron fueron rubias, la de Cro-Magnon y la
nórdica. No hablaremos de dos pruebas más que hemos sacado de
la población actual de Canarias y de un antiguo manuscrito. En su
lugar presentaremos estas pruebas.
Hace quince años mi interés fue fijado para siempre en el pro-blema
de los aborígenes canarios Primera y principalmente en lo
De 1914 1 1933 es catedrfiti~&i 12 Unix.rersicl_acl_c l_c Frank11rt y !~~pgnd,e
1922 a 1947, de la de Bonn.
Amplias referencias biográficas y bibliográficas del profesor Kern pue-den
verse en HANSH ALLMAN(:( Fritz Kern 1884-1950», Bonner Gelehrte
Beitrage zur Geschichte der Wissenschaften in Bonn (Geschichtswissen-schaften),
150 Jahre Rheinische Fiedrich-Wilhelms-Universitat zu Bonn 1818-
1968, Bonn, 1968, pp. 351-375; HANSH ALLMAN~:K e r n ,F ritzn, Neue
Deutscke Biograpkie, Elfter Band, Berlín, 1977, pp. 519-520; y Academica
Bonnensia, 6, Bonn, 1980.
El interés de Wolfel hacia los estudios canarios arraiga singularmen-te
después de asistir, en octubre de 1928, a una conferencia del profesor
176 ANUARIO DE ESTUDIOS AT~NTICOS
DOS CONFERENCIAS DE DOMINIK JOSEF WOLFEL EN TENERIFE 2 5
que toca a la etnología y lingüística, pero no menos en las partes
antropológica y arqueológica del problema. Después de penetrar más
Eugen Fischer en la Antropologische Gesellschaft de Viena, en la que éste
daba cuenta de sus investigaciones antropológicas llevadas a cabo en
Tenerife tres años antes. Algunos años después, Fischer tendrá ocasión de
rememorar este momento: «A la conferencia siguió una animada discusión
y en ella solicitó la palabra un joven desconocido que estaba sentado dis-cretamente
en el fondo de la sala. Cada vez con más calor apuntó la idea
de que, a tenor de mis resultados, sería muy conveniente realizar urgente-mente
investigaciones paralelas acerca de la cultura material y espiritual de
aquella época insular. Interés especial merecían el idioma, la religión, el
estado social y el origen de los antiguos canarios. En cuanto a él mismo,
amplios estudios en la bibliografía española y en otras fuentes le habían
llevado a la convicción de que tal investigación permitiría descifrar el mis-terio
de los primitivos canarios.
?"!e Ui menta ensegdu de cpe d!i teniamos un auténtico espíritu de
investigador científico que planteaba un gran problema cuya solución pro-metía
infinitamente más que mi comprobación de las características ra-ciales.
Ante las vehementes frases del animoso joven, me sentí obligado a pres-tarle
toda la ayuda que estuviese a mi alcance. A la salida de la sala segui-mos
hablando sin apenas detenernos, y como a la mañana siguiente tenía
que emprender viaje, rogué al señor Wolfel que me remitiera un plan su-mario
de los proyectos que se proponía realizar, y con esto nos separamos.
Su carta contenía una proposición muy bien meditada. Tenía la idea de
que los archivos españoles y quizá también los portugueses debían conte-ner
mucha documentación tocante a la conquista y a la primera adminis-tración
de las Islas. Como en aquella fecha una conquista tenía que estar
ligada naturalmente y como misión sagrada con la cristianización, era de
esperar que en la documentación eclesiástica de Roma y otros lugares se
encontrarían numerosas e importantes noticias. Todo el plan me pareció del
máximo alcance científico y de ejecución posible y muy prometedora. Al
contestarle pedí al señor Wolfel que me visitase en breve en el Kaiser
Wilhelm Institut. en .B erlín-Dahlem, que yo dirigía entonces; aquí proyecta-iiios
ün plan mir,Uc:osc, trazunde e! cm! me asimhr6 de !a variedad y la
profundidad de los conocimientos que había logrado asimilar con medios
tan limitados. Como resultado el Dr. Wolfel elevó una instancia a la
Notgemeinschaft der Deutschen Wissenschaften, la entidad de ayuda a la
ciencia alemana, y en su seno expuso verbalmente el proyecto y recomen-dé
personalmente al joven investigador. Todo fue aceptado y se le otorgó
una beca de investigación. Su felicidad y alegría fueron grandes, y transcu-rrieron
en mi hogar, que visitó con frecuencia, horas exquisitas durante las
que hicimos nuestro mutuo conocimiento y planeamos juntos los trabajos
a emprender)).V éase E. Fischer: ~DominikJo sef Wolfel (1888-1963). Recuer-do
de su vida y de sus investigaciones canarias», pp. 51-52.
Núm. 42 (1996) 177
2 6 CARMEN D~AZ ALAY~N/FRANCISCO JAVIER CASTILLO
v más en el estudio me convencí de aue toda la labor de la investi-gación
aún quedaba por hacerse, que iparte de la historia de la con-quista
todo lo otro había sido tratado por aficionados más o menos
capaces, así que faltaba aún la labor exacta y científica, que faltaba
aún toda base exacta para llegar a la solución de los problemas. Se-gún
mi parecer la investigación histórica tenía que estar en la base
de todo lo otro. Fuentes históricas son las relaciones de antiguos his-toriadores
sobre costumbres y creencias de los indígenas, fuentes
históricas son las obras que contienen los restos de las antiguas len-guas
de las islas, las descripciones de sus armas y utensilios. Por
consiguiente toda investigación etnológica y lingüística debía de co-menzar
con una colección más completa de todos los documentos,
manuscritos y libros que dan testimonio más o menos contemporá-neo
y auténtico, y sólo por una crítica histórica y textual rigurosísima a
N
se ~ o d í afi iar el valor de esas fuentes. E
Y aún más necesaria se mostró la historia para la parte an- o
tropológica de la cuestión. Ya se hahia fijade p r i nostigad~rest m - m
ilustres como Chil y Naranjo, Millares, Sabino Berthelot 56, el doctor O
E
Verneau y otros, que los indígenas no fueron exterminados, ya había SE
don Rafael Torres Campos 57 dado casi media prueba que una gran E
parte de la población de Canarias después de la conquista fue com-puesta
por descendientes de los indígenas, pero todo eso no basta- 3
ba para dar una base segura y exacta de la investigación antro- - -
0
pológica. Para eso es necesaria una historia exacta de todas las in- m
E
migraciones de poblaciones en Canarias, historia de indígenas antes, o
después y durante la conquista, historia de las inmigraciones de gen- 6
te europea a las islas y de emigrantes de gente canaria a otras par- -
E tes, finalmente también la historia económica de las islas. Y todo eso a
no existió. -
En 1920 logré yo la ayuda para mis proyectos de investigación
canaria de un americano pero antes de comenzar la labor el ame-ricano
se retiró habiendo sufrido pérdidas económicas y creyendo él 3
O
que el trabajo de su compatriota el señor Hooton ya daba la solu-ción
de los problemas. Así, sin embargo de los planes ya formados,
-te-n ía yo que renunciar al asunto y resignarme por el momento. Pero ---Ll-------- --J- 3 - 1 - - ..--1L--
11" I J ~ ~ ' ; Y ~ Ey" I M U ~ u t: 10s resuitados obtenidos ni de mi plan para
56 Véase L'Ethnographie et les annales de la conquete, París, 1842,
pp. 257 y SS.
Véase Carácter de la conquista y colonización de las Islas Canarias,
Discursos leídos ante la Real Academia de la Historia, Madrid, 22 de di-ciembre
de iYíji.
s8 Este. mecenas norteamericano es Homer H. Kidder. Véase D. J.
WOLFEL: «Informe sobre un viaje de estudio a los archivos de Roma y Es-paña
para ilustrar la historia primitiva de las Islas Canarias...», p. 27.
178 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
DOS CONFERENCIAS DE DOMINIK JOSEF WOLFEL EN TENERIFE 27
lograr la solución definitiva de los problemas, convencido de que me
faltaba aún tanto para formar juicios seguros y convencido de que
vendna el momento de la realización de mis planes.
Y este momento vino, en verdad. La gran autoridad de la antro-pología
alemana, Eugenio Fischer, el primer investigador que había
fijado, estudiado y demostrado las leyes de la herencia de Mendel en
el cruzamiento de razas tan distintas como europeos y hotentotes,
había entrado también en el estudio de los problemas de los indíge-nas
canarios y casi al mismo tiempo que yo. Sin penetrar mucho en
la historia de la conquista ya le pareció seguro que la población in-dígena
no podía haber sido completamente exterminada, y si no com-pletamente
exterminada, según las leyes de herencia, en proporción
exacta y matemática, tenía que contener la población actual de las
islas los descendientes del cruzamiento de la raza indígena con la
invasora 59.
Con la ayuda financiera de la institución alemana para socorrer
las exigencias de la ciencia 60 llegó mi ilustre compañero a ias isias y
fue recibido aquí con la tradicional hospitalidad española e isleña.
Él estuvo y aún está encantado de la ayuda que le daban, especial-mente
en Tenerife, las autoridades militares y civiles. Al lado de una
investigación de esqueletos y de cráneos hizo él la primera investi-gación
científica y antropológica de la población actual de las islas,
tomando las medidas antropológicas y las fotografías de la guarni-ción
de Tenerife.
El resultado en sí fue estupendo. Se demostró que más del 15 por
59 E. FISCHERen, su semblanza ~DominikJ osef Wolfel (1888-1963).
Recuerdo de su vida y de sus investigaciones canarias)), p. 53, nos dice so-bre
sus estudios llevados a cabo en 1925 en Tenerife: «... pude demostrar
por primera vez, mediante el estudio antropológico de soldados españoles
de Tenerife, exclusivamente isleños, que todavía se encuentran abundamente
en la población canaria actual las conocidas características corporales de
la raza de Cro-Magnon, del último período glacial europeo, en múltiples
combinaciones, como es fácil comprobar en la forma del rostro y del crá-neo,
ei tamaño y constitución del cuerpo, cabeh iübh y ~ j v scl aros, rtc.
No me proponía calcular estadísticamente la distribución de particularida-des
raciales entre los habitantes de cada isla o comarca; sólo quería obte-ner
la prueba de que las características del hombre de Cro-Magnon, esta-blecidas
por Verneau en su célebre trabajo sobre esqueletos de época
prehispánica, todavía son verdaderas hoy en día en el conjunto de la po-blucijn.
TeSricamente este e r J~ - de ~--cY n ~ r a r -- -- en virtyd de lar. Leyes
Mendelianas de la herencia, y esta presunción es la que me llevó a Tenerife;
ciertamente no salí defraudado)).
60 Se trata de la Notgemeinschaft der Deutschen Wissenschaften, ya
mencionada.
Núm. 42 (1996) 179
28 CARMEN DfAZ ALAYÓNIFRANCISCO JAVIER CASTILLO
100 de la población adulta tenía colores claros de ojos y la herencia
probó que había originalmente una mayoría de elementos rubios
como la gran mayoría de los inmigrantes europeos fueron segura-mente
elementos morenos. Y las características antropológicas de la
raza de Cro-Magnon se encontraron en una proporción aún más
grande. La tesis de Fischer de que la población actual tenía que con-tener
en proporción exacta los descendientes de la raza indígena fue
probada 61.
En 1928 tenía yo la buena suerte de entrar en relaciones directas
con don Eugenio Fischer. Nos comprendimos perfectamente, forma-mos
la base de una colaboración íntima y sincera y mis planes que
habían dormido durante ocho años pudieron resurgir. A este hom-bre
tan sincero y amable como ilustre debo la posibilidad de hacer
mi trabajo. Él consiguió de la institución alemana para socorrer las
exigencias de la ciencia alemana la ayuda financiera para mis estu-dios
históricos en los archivos de Roma, España y Portugal 62. Este
añn nc. nl to~onvn An -7;'. ; m ~ , n ' . t ; " ~ A ~ m n "
UllV CbIbbIV llllJ IIIYbJLISCIblVIIC.J en archivos y bib!io:ecas,
pero en consecuencia de la terrible crisis económica de Alemania este
tercer año de investigación y también la investigación futura reciben
ahora la ayuda de la Fundación Rockefeller de los Estados Unidos.
Cuántas invenciones y descubrimientos científicos, cuántas expedicio-nes
importantísimas ya debemos a estas dos instituciones. Ojalá que
contribuya también nuestra labor a la gloria de ellas.
Lo que suponía yo: que hay muchos más documentos y fuentes
históricas que las que se conocieron hasta el comienzo de mis estu-dios.
Eso se ha probado en estos tres años. En Roma he encontrado
en el Archivo Vaticano las bulas y breves que esclarecen los peno-dos
más obscuros de la historia de las islas. Mis hallazgos en el Ar-chivo
de Simancas son aún más importantes. Allí hay un verdadero
archivo de Canarias. La historia íntima de la conquista, ahora, por
medio de los documentos hallados allí por mí se puede seguir como
6L Véase E. FISCHER: azur Frage nach der Urbevolkerung der Ka-narischen
Inselnn, Tagungsber. d. Deutsch. Anthropolog. Ges., 1926; «Estu-dios
antropol6gicos sobre Tenerifen, Rut!!eti de !'Assc~inciti Cntnlnnn
dJAntropologia, Etnologia i Prehistdria, N, Barcelona, 1926, pp. 226-230;
«Sind die alten Kanarier ausgestorben? Eine anthropologische Unter-suchung
auf den Kanarischen Inseln, ausgefürt mit Hilfe der Notge-meinschaft
der Deutschen Wissenschab, Zeitschrift für Ethnologie, LXII,
Berlín, 1930, pp. 258-281. Más tarde, Fischer publicará .Ein geschichtlicher
Beitrag zur Rassenkunde der alten Kanariern, Zeitschrifi für Morphol. und
Anthropologie, XLI, 213, pp. 284-294.
62 En 1929, la Osterreichisch-Deutsche Wissenschaftshilfe le había con-cedido
a Wolfel una bolsa de 3.000 marcos para este proyecto. Véase D. J.
WOLFEL«:I nforme sobre un viaje de estudio...)),y a cit., p. 28.
180 ANUARIO DE ESTUDIOS ATUNTICOS
DOS CONFERENCIAS DE DOMINIK JOSEF WOLFEL EN TENERIFE 29
testigo ocular de los hechos. Para lograr eso fue necesario pasar has-ta
ahora ya por ciento cincuenta mil documentos, volviendo hoja por
hoja, verdadero trabajo de alemán. Pero ¡cómo se ha recompensado
este trabajo!
En el Archivo de Indias en Sevilla podía yo el año pasado recons-truir
con los papeles del archivo una completa historia económica de
las islas y averiguar todas las inmigraciones y emigraciones en las
islas. Además podía sacar de los registros de emigrantes canarios las
características antropológicas, color de ojos y cabellos, estatura, for-ma
de nariz y cara de casi dos mil habitantes de Canarias desde el
fin del siglo xw hasta la mitad del siglo MI. Y estos datos también
confirman la supervivencia de la raza indígena en las islas 63.
En los archivos de Lisboa encontré los documentos portugueses
relativos a Canarias, muchos de ellos de gran importancia.
Pero además de documentos he hecho una colección completa de
todos los manuscritos que encontré en estos archivos y en las biblio-av-,
z.--L a3 de Roma, ?;ladik!, Lisb~ay C~imbruY. tede estn, d~c i iment~r
y manuscritos, fueron fotografiados y ahora forman el Archivo de
Canarias en Viena, un Archivo que primeramente sirve como base
histórica de nuestras investigaciones, pero que a la vez está a la dis-posición
del mundo científico y especialmente a la disposición de los
investigadores isleños. Después de acabar nuestros estudios e inves-tigaciones,
una copia completa de este archivo será ofrecida al Insti-tuto
de Estudios Canarios en La Laguna y otra al Museo Canario en
Las Palmas 64.
63 Estos datos antropológicos los aprovechará E. FISCHERe n su traba-jo
«Ein geschichtlicher Beitrag zur Rassenkunde der alten Kanarier)), ya cit.
Desafortunadamente este deseo no se llegará a cumplir. Si nuestra
información es cierta, estos materiales de Wolfel se encuentran en la ac-tualidad
en el Departamento de Africanística de la Universidad de Viena.
Este magnífico archivo, integrado por las fotocopias y reproducciones de
numerosos documentos de interés relativos a Canarias y por las correspon-dientes
notas bibliográficas elaboradas por Wolfel en fichas, estuvo en peli-gre
dürante !u m~paciórdi er i lml . Lar autnRdzder nazis en Viena trataron
de incautarse de este archivo y Wolfel pidió ayuda a Eugen Fischer, y éste
pudo probar documentalmente que su Instituto, el Kaiser Wilhelm Institut
de Berlín, había costeado todas aquellas copias, ampliaciones y películas, y
que por lo tanto eran propiedad del Instituto berlinés. Fischer se llevó todo
aquel valioso material a Berlín, y más tarde Wolfel pudo recuperarlo. Los
años en que Austria estuvo ocupada por los alemanes fueron especialmente
duros para Wolfel. La arbitrariedad nazi lo expulsó de su puesto en el Mu-seo
Etnográfico de Viena y también le impidió desempeñar plenamente to-das
sus actividades. Véase E. FISCHER~: DominikJ osef Wolfel (18 88-19 63).
Recuerdo de su vida y de sus investigaciones canarias)), p. 55.
Núm. 42 (1996) 181
3 0 CARMEN DfAZ ALAY~NIFRANCISCO JAVIER CASTILLO
No es el fin de mis estudios en archivos el hallar y publicar unos
documentos sensacionales e históricos solamente, sino de colegir
todo lo que aún existe sobre la historia de Canarias y de sus aborí-genes.
Quiero ahora exponer cuáles son los resultados ya obtenidos por
esta investigación histórica.
El resultado más importante es que los indígenas no fueron ex-terminados.
Tenemos ahora la prueba exacta de que al fin de la con-quista
la mayoría de la población de Canarias .tenía sangre indígena.
Como hasta principios del siglo m había poquísima inmigración a
las islas, este estado quedó tantos siglos y en las partes más lejanas
de los puertos debe prevalecer hasta ahora. Pero como tendré el ho-nor
de dar por invitación del Instituto de Estudios Canarios una con-ferencia
especial en La Laguna sobre el tema dos indígenas cana-rios
después de la conquistan, no puedo entrar en detalles de mis
resultados.
Pero ahora doy unos rasgos, nada mas.
Las tres islas primeramente conquistadas tenían en la primera
mitad del siglo xv una mayoría de indígenas y los conquistadores
mismos se casaron con mujeres indígenas.
La historia de la primera conquista, tan obscura hasta ahora, está
después de mis hallazgos en el Archivo del Vaticano de Roma tan
clara como la mayoría de los otros periodos de la conquista. Por esas
bulas sabemos que La Gomera no fue conquistada antes de 1440 y
se mantuvo semi independiente hasta 1478. Un reyezuelo de la isla
fue protegido como catequista y misionero por el Papa Eugenio IV 65.
Se trata de Pedro Chimboyo, un jefe de tribu de La Gomera que se
convierte al cristianismo y que consigue del papa Eugenio IV un salvocon-ducto
que le garantiza libre paso. Estos documentos de Roma le permiten
a Wolfel asegurar que en 1434 La Gomera era todavía independiente, y que
Chimboyo -uno de sus jefes, y contemporáneo de Bruco y Piste- se con-virtió
al cristianismo y por intermedio de algunos europeos, con toda segu-ridad
españoles, tuvo relaciones con la Curia romana. Véase D. J. WOLFEL:
<tUn jefe de t r ib~de La &mera y SUS re!acior;es coz !a Cüna Romaiia»,
ya cit.
Sobre Chimboyo véase WOLFEL: Monumenta Linguae Canariae, p. 670, y
ÁLVAREZ DELGAD«OE:l episodio de Iballa)), pp. 302-304, y ~Antropónimos
de Canarias», p. 41 1. Álvarez Delgado señala que quizá la voz indígena ori-ginal
puede ser Chimboy, puesto que en la bula pontificia que recoge este
antropónimo gomero figura Chimboyo en una mla ocasión y en drrtiv~p, r
lo que el final de Chimboyo puede ser mera desinencia latina. De modo
diferente, Wolfel señala que Chimboyo viene en dativo latino en el docu-mento
pontificio que lo incluye, pero su criterio es que el antropónimo
gomero original era idéntico a la forma textual recogida. Además, Wolfel
182 ANUAEUO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
DOS CONFERENCIAS DE DOMINIK JOSEF WOLFEL EN TENERIFE 3 1
Y la Iglesia protegía siempre a los gomeros. El obispo don Juan de
Frías libró tres veces a estos indígenas en 1477, 1478 y 1481, y nue-vos
hallazgos de este año en Simancas confirman que los gomeros
vendidos por Pedro de Vera y Beatriz de Bobadilla fueron sacados
de la esclavitud por los RR. CC., el obispo de Canarias, y las autori-dades
judiciales de Castilla 66.
De los nuevos hallazgos sabemos que el primer provincial de los
franciscanos en Canarias fue indígena de Gran Canaria y fue como
representante del obispo a Roma y volvió como Delegado del papa a
las islas. En los años desde 1420 hasta 1450 había misiones florecien-tes
en Gran Canaria, La Palma y Tenerife y los obispos quisieron
trasladar la catedral de Lanzarote, isla dominada por españoles, a
Gran Canaria que aún estaba bajo el gobierno de reyes indígenas.
Había iglesias o ermitas en Gran Canaria, Tenerife y La Palma ya
en 1426.
Un hallazgo sensacional fue en Simancas la confirmación del tra-tado
de paces de 10s m. CC. COG 10s C-Uar;artemes y c&a!!eres de
Gran Canaria. Y tenemos ahora la prueba que en 1490 la mayoría
de la población de Gran Canaria fue de sangre indígena, que indíge-nas
tuvieron no solamente repartimientos sino también viñas, inge-nios
de azúcar y ganados numerosos.
La isla de La Palma no fue conquistada por Alonso de Lugo, sino
convertida a la fe católica y reducida al dominio de los RR. CC. por
una indígena de la isla 67. Alonso de Lugo no hizo más que subyugar
explica Chimboyo como ti-n-boyo, con el demostrativo ti, el genitivo relati-vo
-n-, y el segmento -boyo, para el que no aporta paralelos seguros, pero
que es perfectamente explicable en bereber.
66 Véase D. J. WOLFEL: «Los gomeros vendidos por Pedro de Vera y
doña Beatriz de Bobadillan, El Museo Canario, 1, 1933, pp. 5-84.
Wolfel toma esta información del «Proceso de las Islas de Canaria,
residencia tomada a don Alonso Fernández de Lugo, conquistador de
Tenerife y La Palma, por el licenciado Juan Ortiz de Záraten, una fuente
que se encuentra en el fondo aconsejo Real» del Archivo de Simancas. Por
este proceso podemos saber que en abril de 1492 las autoridades de Gran
Canaria envían a La Palma a una indígena de esta isla, llamada Francisca,
convertida al cristianismo. Los gastos de esta empresa los cubren la mesa
capitular y episcopal de la Catedral de Canarias. Los esfuerzos mediadores
de Francisca en La Palma dan su fruto y poco después regresa a Las Pal-mas
con cuatro o cinco jefes o capitanes palmeros, que son bautizados,
evangelizados y recibidos como vasallos de los Reyes Católicos. Más tarde,
cuatro de estos capitanes regresan a su tierra y se pregonó la paz en ias
islas conquistadas, prohibiéndose la invasión de las tierras de estos pnnci-pes
palmeros. Poco después llega a La Palma la empresa conquistadora de
Alonso Femández de Lugo. Los jefes palmeros evangelizados recibieron
Núm. 42 (1996) 183
3 2 CARMEN DfAZ ALAYÓNIFRANCISCO JAVIER CASTILLO
la tercera parte de la isla que había quedado independiente y gentil
y quebrantó las paces hechas por la indígena esclavizando y vendien-do
muchos indígenas, lo mismo que en Tenerife con los guanches.
Pero los palmeros de La Palma y los guanches de Tenerife encontra-ron
protección en los RR. CC. y podían lograr su libertad por proce-sos
que están confirmados por numerosísimos documentos del Archi-vo
de Simancas. También en estas dos islas se quedaron los indíge-nas
y entraron en gran proporción en la nueva población cristiana y
española.
Estos resultados forman ahora una base segura de la investiga-ción
de la población actual de las islas. Y además hay un resultado
importante: disipando la leyenda negra sobre las crueldades de los
españoles en las islas. Sí, es verdad que había aventureros crueles y e
perjuros, verdaderos canallas entre los conquistadores y señores de 0
las islas, tenemos ahora pruebas documentales de todo lo que rela- g
cionaron los antiguos historiadores y de mucho más. Pero tenemos U
B
también la prueba que estas atrocidades y traiciones jamás fueron
-
5
ó"
autorizadas ni aprobadas por los reyes y justicia de España, que los
indígenas encontraron siempre protección eficaz y restitución en sus S
derechos. España en vez de merecer la leyenda negra tiene la gloria g
de ser la patria del derecho de gentes y de haber aplicado como pri- g
mera y única nación, durante muchos siglos el derecho de gentes y B
los preceptos cristianos también a gente extra-europea y bárbara.
5
=
0
5
Además de documentos históricos he colegido los manuscritos que g
aún hay, y he buscado los manuscritos perdidos y olvidados. De un U
manuscrito hallado en la Biblioteca de la Universidad de Coimbra 5
hablaremos detalladamente cuando veamos las diapositivas. Ahora
B
quiero hablar de la parte de nuestra investigación común que aún a
está pendiente. Es la mayor parte aún, porque lo que hemos hecho 9
B
hasta ahora no ha sido más que la preparación de la investigación D B
definitiva. Hemos hecho con la recopilación de las fuentes históricas g
la base de la investigación antropológica que se dirigirá más a la po- o
blación actual que a las calaveras y huesos de los indígenas antes de
la conquista. Hemos preparado el material para la investigación
eiíio!Sgica según füenies escritas, pero además hay que coiegir los
objetos para el estudio etnológico según los documentos de utensilios
y armas. Eso lograrán las excavaciones, las primeras excavaciones
científicas hechas en las islas y ellas se harán por el hombre más
amistosamente en sus tierras a los recién llegados y las dificultades se pre-sentaron
únicamente en aqueiios otros territorios cuyos reyezueios no se
habían trasladado a Gran Canaria. Véase D. J. WOLFEL: «Un episodio des-conocido
de la conquista de la isla de La Palma», ya cit.
Este manuscrito hallado en la biblioteca de la Universidad de
Coimbra no es otro que la Descrittione de Torriani.
184 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
DOS CONFERENCIAS DE DOMINIK JOSEF WOLFEL EN TENERIFE 33
competente que ahora hay para excavaciones en Europa. Es nuestro
ilustre compañero don Hugo Obermaier de la Universidad Central,
natural de Alemania, pero ahora tan español que prefirió la Universi-dad
Central de Madrid a la Cátedra de Prehistoria de la Universidad
de Berlín a donde le llamaron como la autoridad mayor que hay aho-ra.
El conseguirá un material completo para el estudio y una cronolo-gía
de las diversas capas etnológicas y antropológicas que se superpo-nían
y mezclaron en las islas 69.
Lo mismo que para la historia y etnología también para la inves-tigación
de las antiguas lenguas de las islas, las fuentes se han tripli-cado
por los nuevos hallazgos 70. La importancia de esta investigación
69 Como ya recogimos, lamentablemente esta anunciada visita de
Obermaier a Canarias no se producirá. Hay que tener en cuenta que
Obermaier (1877-1946) cuenta entonces cincuenta y cinco años de edad y
desde 1914 se encuentra afincado en España, donde permanecerá hasta
1938, fecha en que se estabiecerá en Friburgo (Suizaj, donde faiiece ocho
años más tarde.
70 En su estudio global de las culturas aborígenes canarias, Wolfel ha
diseñado un preciso plan de procedimiento. En primer lugar hay que con-siderar
el aspecto antropológico; luego, el etnológico; en tercer lugar, las
cuestiones arqueológicas; después, el aspecto histórico y, finalmente, el lin-güístico.
Véase su artículo ((Informe sobre un viaje de estudio a los archi-vos
de Roma y España ...», pp. 26-27, donde recoge:
«El aspecto filológico del problema no ha obtenido hasta hoy ningún
estudio suficiente. Viera y Clavijo dio ya un vocabulario que ha sido suce-sivamente
repetido y comparado con otras lenguas. Se ha comprobado que
ciertas palabras de algunas de las islas tenían parecido con palabras
berberiscas y por haber conseguido por tal camino aclarar el sentido de 20
entre 5 mil de ellas, se ha deducido que en las islas Canarias se hablaba
un dialecto berberisco. Todos los autores antiguos, empero, coinciden en
admitir entre las diversas islas fundamentales diferencias dialectales, o aca-so
mejor propiamente lingüísticas. Los pocos parecidos con el berberisco
tanto pueden proceder de palabras tomadas en las islas más vecinas, como
de un origen común, un parentesco genético; pero todo juicio es prematu-ro
hasta un más suficiente estudio ...
El problema lingüístico debe ocupar un lugar final, porque más o me-nos
tiene su solución en los otros aspectos. Tal solución se hallaría cuando
se hubiese reunido material suficiente. Las fuentes históricas suministrarán
a la filología numerosos nombres propios de personas y de lugares, tanto
en documentos inalterados como en otros más o menos corruptos. Se pue-u
den llenar las lagunas del material actual mediante los datos que suminis-tre
la investigación para cada una de las islas. Y al final siempre se puede
contar con la posibilidad, mejor aún la seguridad, de hallar algún día en
algún archivo el decisivo texto lingüístico tan deseado siempre. Reunido
Núm. 42 (1996) 185
34 CARMEN D ~ A ZA LAY~NIFRANCISCO JAVIER CASTILLO
es la mayor posible. Tenemos en las lenguas de las islas lenguas del
Mediterráneo de la edad de piedra, lenguas que acaso van más aún
en el pasado. Para poder hacer esta investigación se mostró indis-pensable
un profundo conocimiento de las lenguas bereberes. Con un
trabajo diario de más de doce horas durante tres meses de una pre-paración,
de otros tres meses recibiendo lecciones particulares del
profesor Westermann de Berlín, autoridad de lenguas africanas, lo-gré
al menos los fundamentos de ese conocimiento y ya da fruto el
estudio. Ya puedo averiguar que hay una relación curiosísima entre
las lenguas bereberes y la lengua antigua de Gran Canana y Tenerife.
Es bereber esta lengua .en todo salvo la parte del bereber que está
en relación estrecha con las lenguas semíticas. Todo lo antiguo, todo
lo inexplicable por relaciones con el semítico en el bereber se repite
en !a lengua canaria y así el secreto de la lengua antigua del Norte
de Africa está esclarecido. No cabe otra explicación que la que había
antiguamente en el Noroeste de África, en Berbería, una lengua me-
&*n-A..A/. --- -- ------- -*---L-- --- l.-- 1 - - - - - - - -. irF; i iai ir;a wu Ir;laciviic> es~icu~a:L,U II I ~ ~Se xigwac aucásicas, una
lengua que por invasiones de tribus antiguas semíticas recibió la su-perposición
de una capa semítica. Todo nuestro concepto de la lin-güística
africana tiene que ser cambiado por este resultado de nues-tras
investigaciones. Pero aún queda mucha labor, mucho trabajo,
aún falta mucho material hasta que lleguemos a la solución definiti-va
del problema.
Queda otro trabajo por hacer: la investigación del folklore cana-rio,
el estudio y la descripción de las costumbres y cuentos regiona-les
de Canarias para la ampliación de nuestros conocimientos de la
etnología indígena. Ya hay un trabajo aún inédito de un canario ilus-tre,
don Juan de Bethencourt 'l, sobre este tema, pero hay que com-pletar
estos estudios en cuanto sea aún posible antes de la nivela-ción
de todo lo antiguo por la evolución moderna. No podemos es-perar
a lograr un éxito sin la colaboración de los canarios mismos.
Antes de terminar esta conferencia con una valoracion de la raza
antigua de Cro-Magnon haremos pasar las diapositivas con unas po-cas
palabras de explicación.
Hemos visto en las fotografías cuál es el exterior de la raza de
Cro-Magnon. No da ella un ideal de belleza femenina por lo robusto
este material con las palabras no españolas del actual dialecto insular, que
son muy numerosas, eliminando de ellas la forma fonética actual, podre-mos
remontarnos a la antigua: también con ayuda de los actuales provin-cianismos
españoles de las islas y la comparación de las evoluciones de so-nidos
españoles».
" Debe tratarse de Materiales para el folklore canario (1884-1913), y de
los opúsculos publicados por Isaac Viera en Trabajos en prosa y verso, San-ta
Cruz de Tenerife, s. a., pp. 39-51.
DOS CONFERENCIAS DE DOMINIK JOSEF WOLFEL EN TENERIFE 3 5
y fuerte que es, pero sí da un ideal de virilidad. Cuando un artista
quiere dar una imagen de fuerza y energía mezcla él más o menos
características de la antigua raza en su imagen.
¿Y cuáles son las capacidades mentales?, ¿cuál es el espíritu de
la gran raza? Es difícil dar un juicio sobre el alma de una raza. Eso
sólo [lo] dan fácilmente los aficionados de la antropología que hay
ahora en Alemania y en otras partes y que pasan al gran público sus
conceptos individuales como resultado seguro de la ciencia. Sin em-bargo,
[inltentaré dar lo que se puede probar más o menos.
Fue la raza de Cro-Magnon la que conquistó las dificultades de
la vida en la época glacial y prehistórica. Fueron hombres de esta
raza los que pintaron las cuevas con obras de arte, que son una
maravilla para nuestros días, fueron hombres de esta raza los que
grabaron el arte rupestre tan famoso en las peñas. La primera cultu-ra
del Norte de Europa con sus edificios bárbaros pero grandiosos
de monolitos de piedras inmensas, con sus obras de arte en bronce
hermosísimas, fue hecha y creada según el testimonio de los esque-letos
y cráneos en estas tumbas, de una población en su mayoría
Cro-Magnon.
¿Y en nuestros días? La música europea, la clásica, florece más
en las partes de Europa donde supervive la antigua raza, y en la cara
del mayor genio de la música, en la cara de Beethoven, ustedes pue-den
trazar las características de la raza.
El gran canciller alemán Bismarck y el actual prohombre de Ale-mania,
el mariscal Hinderburg, tienen según su exterior, la sangre de
la antigua raza.
¿Y qué nos dice la historia sobre los Cro-Magnones de Canarias?
Raza de fuertes, libres y fieles, raza heroica y grandiosa, en ninguna
manera indigna de cruzarse con una nación tan heroica y grandiosa
como la española.
Aún prevalece vagamente en las islas la idea [de] que descender
de los indígenas sea casi una vergüenza, haga al hombre casi infe-rior.
¡Qué horror! Si vale con las razas la misma regla como con las
familias, que la antigüedad del linaje hace más noble la familia, que
noble es la raza Cro-Magnon, la verdadera, la auténtica europea.
Mn me ni ier l~m -íc niie r l o r rni c n n r i o c 3 tnr lnc lnc n i i p nxni r larnn
L." "A- YU'UU l.. UU YUI UUI ll.*U bIUIIU" U L V U V " A V " y-" UJ YIUIVl.
al buen éxito de mis investigaciones. Primeramente a mis maestros
en la ciencia, al inolvidable Rodolfo Poch '*, mi maestro en antropo-
72 La vida de Rudolf Poch (1 870-1 92 1) estuvo íntegramente dedicada
a la ciencia, en un conjunto de parcelas que asombran por su número y
uA:i vci~: Aiu- Aa. u.-i- iAi:c-:u-- ibiiia, a--*-i--i-n1--u:, puiugia 4i2,i:"- xLa, Lu-ucLL ,a: ,i,i iL ,:a,1,,,,, Luuiusla, g,,c,u,s,r,a rEia, ~^..1 u i -
tural, etnología, lingüística, prehistoria ...
Siguió estudios de medicina y comenzó a ejercer en 1896 en Viena, in-teresándose
especialmente por la epidemiología. En 1897 participa en la
Núm. 42 (1996) 187
3 6 CARMEN DfAZ ALAY6NlFRANCISCO JAVIER CASTILLO
logía, al gran profesor Guillermo Schmidt 73, mi maestro en etnolo-gía
y lingüística, ambos de la Universidad de Viena. A mi ilustre com-pañero
Prof. Eugenio Fischer quien inició la realización de mis pla-nes
y me ayudó tanto. Al profesor Westermann, de Berlín, quien de-dicó
casi cuatro horas diarias a enseñarme las lenguas bereberes 74.
Si mi modesta persona ha logrado y aún logrará algo de valor en
estos estudios, eso se debe a mis maestros y al entrenamiento pro-fundo
y exacto que nos da la ciencia alemana y no a las modestas
capacidades de mi persona.
Agradezco al Museo Canario de Las Palmas y al Instituto de Es-tudios
Canarios de La Laguna, fervorosamente, por haberme asocia-do
a sus ilustres entidades, como colaborador y aficionado de todo
lo que es canario.
expedición de la Kaiserlichen Akademie der Wissenschaften para el estudio
de la peste de Bombay y el año siguiente tiene un magnífico protagonismo
trutunde a !=S enfe-os de !u peste qw se declaró e:: k7ienü e:: 1898. E:
M02 viaja a la costa de África occidental para estudiar la malaria.
Además de sus estudios de medicina, Poch siguió estudios de antropo-logía
y etnografía en Berlín en 1900-1901, que sin duda lo animaron a rea-lizar
los viajes que hizo a Australia y Nueva Guinea (1904-1906) y a África
del Sur (1907-1910), de los que trajo un material documental y científico
de primer orden. En Nueva Guinea dedica la mayor parte de su interés a
los papúa, en Australia a los aborígenes de Nueva Gales del Sur y a los
cráneos de las antiguas poblaciones de Australia y en África del Sur estu-dia
a los bosquimanos del Kalahari. Estos viajes e investigaciones se am-plían
en el período 1917-1918, en el que realiza un estudio de los prisione-ros
de guerra de la Primera Guerra Mundial: rusos, de los Balcanes,
norteafricanos y de África occidental, hindúes y asiáticos orientales.
En 1910, tras su regreso de África del Sur, obtiene la venia Iegendi en
Antropología y Etnografía de la Universidad de Viena. Aquí, entre sus alum-nos
se encontrará D. J. Wolfel, que se matricula en 1919, cuando cuenta
treinta y un años de edad, como alumno oyente.
Más referencias sobre la figura y la obra de Poch pueden verse en
JOHANNSZ ILVÁSSYP,A ULS PINDLER& HERBERTK RITSCHER~:R udolfP och -
Arzt, Anthropologue und Ethnographn, Ann. Naturhistorisches Museum, 83,
Wien, 1980, pp. 743-762; y ANDREAG SCHWENDTNE((RR:u dolf Poch - ein
Pionier der wissenschaftlichen Medienarbeib, Wissenschaftlicher Film, 40,
Wien, junio 1989, pp. 80-91.
73 Wilhelm Schmidt (1868-1954), etnólogo y lingüista alemán, publicó
en 1926 su trabajo Die Sprachfamilien und Sprachenkreise der Erde. Su prin-
-:- -1 A..-l.-: - .- TI/'..:-:.. . .?. f?! .7!. .?. F... upai uauaju es ~ v r z g z r ~ucc L zuec uc UZCU.
74 Wolfel volverá a mostrar su -g ratitud v reconocimiento a Westermam
dedicándole sus Monumenta Linguae Canariae, p. iii, al igual que a W.
Schmidt.
188 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
Prof. Rudolf Poch ( 1 870-192 1).
Cortesía del Museo de Historia Natural de Viena.
Núm. 42 (19961 189
38 CARMEN D ~ A ZA LAY~NIFRANCISCOJ AVIER CASTILLO
Agradezco especialmente al Excmo. Cabildo y su señor presiden-te
que me colmaron con favores; al señor presidente de la Excma.
Mancomunidad 75 quien facilitó esta sala a Gaceta de Arte para mi
conferencia.
A vosotros, amigos queridos de la Gaceta de Arte, que me habéis
favorecido tanto, os doy mi corazón y mi cariño. Mi corazón y mi
cariño que participáis con mis amigos queridos de la Universidad y
del Instituto de La Laguna.
Al digno representante de Alemania en Tenerife, don Jacobo
Ahlers 76, debo tanto que no se puede expresar. La ayuda de Alema-nia
por la institución de Berlín que daba el dinero para los dos pri-meros
años de nuestras investigaciones, fue no solamente una ayuda
para mí y mis estudios, sino también un homenaje a la nación espa-ñola
tan tradicionalmente amiga de la nuestra.
La fundación Rockefeller que en esta crisis económica del mun-do
entero hace posible la continuación de investigaciones y de en-trenamiento
científico en todos los países del mundo merece el agra-decimiento
no sólo de mi propia persona, sino de todos los científi-cos
y hombres cultos del mundo entero.
Haber podido contribuir y poder contribuir aún a la gloria de
España es para mí, amigo y nacido de España, por ser alemán y aún
más amigo nacido de España por-ser austríaco y vienés, una recom-pensa
de toda mi labor.
¡Vivan las Canarias, las antiguas y las modernas, tan heroicas y
grandiosas!
¡Viva España, la antigua y la nueva, nación de héroes y de sabios!
¡Vivan las Canarias, españolas para siempre!
75 En estos momentos, el presidente de la Mancomunidad es don Ra-món
Gil-Roldán Martín (1881-1940). Fue presidente de la Junta de Obras
del Puerto de Santa Cruz de Tenerife de mayo de 1930 a mayo de 1934 y
también fue nombrado diputado a Cortes el 5 de octubre de 1931 en lugar
& gejafidro LemOux. Datos bio-biL>liügi=&ficodse Gii-Roi&n verse
en SEBASTIANP ADR~ANC OSTAP: oetas canarios de los siglos XIX y m, Aula
de Cultura de Tenerife, 1966, pp. 336-346, y A. CIORANESCHUi:s toria de
Santa Cruz de Tenerife, N, pp. 418 y 433.
76 Jakob Ahlers siempre protegió a los investigadores y hombres de
ciencia que llegaban a Tenerife. Uno de ellos fue E. Fischer, que recibió el
-nrn-nJv-n P E ~ ~ E C~~6S1 l s da !emán diirznte sur ir?vcs?igacieries antre-pológicas
canarias. En su trabajo «Estudios antropológicos sobre Tenerife»,
p. 227, Fischer deja constancia de su especial gratitud hacia Ahlers por su
protección y ayuda.
DOS CONFERENCIAS DE DOMINIK JOSEF WOLFEL EN TENERIFE 3 9
Wolfel consigue impresionar vivamente al público que asis-te
a la conferencia. Todos los periódicos locales recogen rese-ñas
y comentarios de la misma, elogiando al conferenciante y
destacando la importancia de sus investigaciones 77. El jubilo-so
comentario que sobre este acto publica Eduardo Westerdahl
al día siguiente en un diario local constituye una válida mues-tra
del entusiasmo que Wolfel consiguió despertar:
«En estos días sienten las Islas el temblor de ser toca-das
-casi vírgenes- por tres grandes figuras europeas
Wolfel, Fischer y Obermaier.
Todos los ensayos, todos los intentos de aficionados
que no pudieron hacer una verdadera labor por incapa-cidad
científica y aun en muchos casos en que su buena
voluntad desvirtuó, falsificó las fuentes históricas, apare-cen
ahora superados más claramente. Hasta hoy ei pro-blema
de nuestros aborígenes hacía tímidas excursiones
en las capas de la conquista y se detenía en la creación
de mitos, en la invención de le endas, en las anécdotas,
en lo accesorio, pretendiendo o g tener tipos como conse-cuencia
de determinadas acciones. Desde hoy aparece la
ciencia, la investigación, las comparaciones craneanas, el
vastísimo caudal de la antropología, la filiación lingüísti-ca,
las excavaciones.
Es decir, empieza ahora el auténtico camino de mo-dernidad,
de actualidad. Es éste el gran enfoque racional
de nuestros problemas. Es esta la colocación de los pro-blemas
de las Islas en el gran problema general de la
antropología.
¿Cuántas derivaciones puede tener esta actitud, mejor,
esta movilización de la ciencia ante el fantasma de los
indígenas canarios? ¿Qué aportaciones puede dar todo
esto al arte?
PA- -1 dnn+nv \ A l ~ l L l -1 -vnLc-nv Eqqa~csmin Eicohav
bu11 S1 U V L L V L V V V L L L L , L V L L L1 p V L L 3 V L L I U E j L l L L V I L J L I I L L
se intentó fijar un límite audaz, centrar a las Islas en la
inquietud actual científica: la captura del hombre Cro-magnon.
"Fue la raza Cromagnon -dice el doctor Wolfel
en su conferencia- la que conquistó las dificultades de
vida en la época glacial y prehistórica. Fueron hombres
de esta raíi quienes pin-taron las cuevas c m nhrai de
arte que son una maravilla para nuestros días, fueron
77 Véase La Prensa, Santa Cruz de Tenerife, 29 de diciembre de 1932.
Núm. 42 (1996) 19 1
40 CARMEN D ~ A ZA LAY~N~FRANCISCOJ AVIER CASTILLO
hombres de esta raza los que grabaron el arte rupestre,
tan famoso en las peñas".
Con el doctor Wolfel se desvanece la leyenda negra de
la colonización española, obra por sí de un fino espa-ñolismo
de un alto españolismo intelectual. Por el doc-tor
Wolfel sabemos que el Archivo de Simancas es el pri-mer
archivo de Canarias. Al doctor Wolfel le debemos la
adquisición del manuscrito de Torriani con sus acuarelas
de un inestimable valor científico (el arte en función his-tórica)
que permite la apreciación, entre otras, del tipo
indígena de ojos azules y cabellos rubios, facilitando la
relación con el Cromagnon. Al doctor Wolfel le debemos
las curiosas estadísticas de inmigraciones y emi raciones en las Islas desde el fin del siglo m r mitad de7 xw, en
que se confirma la supervivencia de a raza indígena en
las Islas.
Todo eiio con un rigor científico extraordinario, hu-yendo
de lo fácil, de lo próximo, "haciendoJ' la historia
de las Islas.
Ante estas labores auténticas, Gaceta de Arte ha sen-tido
la poderosa necesidad de desdoblar sus funciones. El
redactor Pedro García Cabrera explicó antes de la confe-rencia
la unión de ciencia y arte especialmente en un
momento histórico objetivo como el presente.
G. A. especula sobre problemas contemporáneos y la
misión de estos hombres de ciencia es traer toda la vida
oscura de nuestro mundo aborigen a la mirada penetran-te
de hoy; no somos de vanguardia, con esa intención
imprecisa que el desconocimiento de nuestras funciones
ha querido cargarnos. Somos hombres actuales que tra-bajamos
con los grandes fenómenos del mundo moder-no,
valorándolos en planos internacionales. El problema
de los indígenas que el doctor Wolfel considera como
problema central de la antropología es para G. A. el
transporte a lo contemporáneo de una carga brumosa y
falsificada por el sentido lírico de una investigación y la
intervención de elementos estrictamente literarios en te-rrenos
impropios. Si la literatura hizo un mal o partici-pó,
o intervino casi exclusivamente en revivir nuestro
mundo aborigen, que sea ella -en nuestras labores obje-tivas
de juventud- la que funcione presentando a la cien-cia
y sus hallazgos, para intervenir más tarde con la base
de estos hallazgos sin invención, sino con la seguridad
objetiva de nuestro tiempo».
192 ANUARIO DE ESTUDIOS ATL.~NTICOS
DOS CONFERENCIAS DE DOMINIK JOSEF W~LFEL EN TENERIFE 4 1
Invitado por el Instituto de Estudios Canarios, Wolfel pro-nuncia
pocos días después - e l día 3 de enero siguiente- una
nueva conferencia sobre el tema «Los indígenas canarios des-pués
de la conquista)) en el Ateneo de La Laguna con ocasión
del acto público inaugural del Instituto, entidad que, como ya
vimos en su momento, había quedado constituida en un acto
celebrado el día 23 de diciembre en el salón de actos de la
Universidad y en el que, a propuesta del su primer director, el
profesor Peraza de Ayala, se había nombrado a Wolfel miem-bro
de honor de la institución. Este acto inaugural del 3 de
enero se abre con unas palabras de la secretaria del Institu-to,
María Rosa Alonso, y luego siguen unas piezas musicales
de Teobaldo Power: ascherzino y Tanganillo)), interpretadas al
piano por Victoria L. Carvajal, y los «Cantos canarios», en
versión para piano, a cuatro manos, de R. Hardisson, ejecuta-da
por él mismo y la señorita Victoria L. Carvajal. A continua-ción
viene la presentación del doctor Wolfel por don José
Peraza de Ayala, director del Instituto, y finalmente la confe-rencia
de Wolfel sobre el tema «Los indígenas canarios des-pués
de la conquista)).
En los materiales bibliográficos que reúne en su edición del
Torriani, p. XXIII, Wolfel recoge que esta conferencia del Ate-neo
de La Laguna aparece publicada en los diarios tinerfeños
Hoy y La Prensa, en el número correspondiente al 29 de di-ciembre
de 1932. Se trata de un error. Esta conferencia la
publica La Prensa en sus números del 5 y 6 de enero de
1993 79, y la reproducimos a continuación, siguiendo los mis-mos
criterios que en la precedente.
LOS INDÍGENAS CANARIOS DESPUES
DE LA CONQUISTA
Ilustres socios y huéspedes del Instituto de Estudios Canarios:
Con una emoción profunda me dirijo a tan ilustre reunión. Las Ca-
Véase ((Instituto de Estudios Canarios», Hoy, Santa Cruz de Tenerife,
3 de enero de 1933; La Prensa, Santa Cruz de Tenenfe, 5 de enero de 1933.
79 Véase ((Los indígenas canarios después de la conquistan, conferen-cia
del doctor Dominik Josef Wolfel en el Instituto de Estudios Canarios.
Núm. 42 (1996) 193
42 CARMEN DfAZ ALAYdNlFRANCISCO JAVIER CASTILLO
nanas han sido, desde hace quince años, centro de mis esfuerzos,
pensamientos y estudios. Y ahora estoy en ellas, acogido con cariño,
colmado de favores por parte de entidades oficiales y de particula-res,
y convencido de que mi labor, mis esfuerzos, y los de mis ilus-tres
compañeros, don Eugenio Fischer y don Hugo Obermaier, han
sido reconocidos en las islas y van siendo pensados prodigiosamente.
Harta recompensa ha sido para mí que el Museo Canario de Las
Palmas se dignara asociarme a sus filas como socio corresponsal;
pero en este momento jcuáles no serán mis sentimientos, admitido
como miembro de honor de este centro nuevo de investigación y
estudios, y honrado con el encargo de hablar sobre los resultados de
mis estudios en el primer acto oficial del Instituto de Estudios Ca-narios?
La expresión de mi profundo agradecimiento estará en un redo-blamiento
de mi labor futura y en promover fervientemente los fines
del Instituto en todas partes y en todas maneras.
El tema de mi conferencia es ,La hirtd-. de !m in,digenas des-pués
de la conquista y de su fusión con los invasores normandos y
españoles)). La mejor manera de refutar la leyenda negra de la exter-minación
de los indígenas seguramente es dar la prueba documental
e irrefutable de que ellos no han sido exterminados, sino que entra-ron
en la nueva sociedad colonial en un número enorme. Así deje-mos
aparte los autores que hablan de la exterminación y entremos
inmediatamente en la documentación.
Sabemos por la relación del Padre Pierre Bontier, capellán de
Gadifer de la Salle, el verdadero primer conquistador de Canarias,
las atrocidades cometidas contra los indígenas de Fuerteventura y
Lanzarote, y los muchos esclavos que vendieron los normandos en
todas partes de Europa 80. Pero sabemos también que se quedaron
*O Véase la testificación de Antón Fernández Guerra dentro de la Pes-quisa
de Cabitos, edición, transcripción y notas de EDUARDAZON ARV ALLEJO,
Ediciones del Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria, Las Palmas, 1990,
p. 190: «... que1 dicho Mosén Maciote estando este testigo en la dicha ysla
de Lanqarote con un su nauío que traya, le fletó el dicho su nauío e gente
por cierto presqio para conquistar la ysla de las Palmas e que este testigo
fue con el dicho su nauío en conpañía de otros nauíos en la dicha con-quista
de la dicha ysla de Palmas, de donde sacaron de aquel viaje setenta
e cinco esclauos y esclauas. E que lo sabe por que vido que1 dicho Mosén
Maciote e el Obispo de Canana que por entonces hera, fueron en el dicho
su nauío a la dicha conquista e que a este testigo le copieron dos esclauos
-. . por ia parte ciei nauio e más su flete». véase, también, ABREU GALINDO,
lib. 1, cap. XXI: «... como señor que era, Mos. Masión de Betancur hacía
entrada en las islas que estaban por conquistar y hacía presas de muchos
naturales, principalmente de Tenerife, y los mandaba a España a vender. ..».
bastantes indígenas para labrar las tierras de sus nuevos señores, y
que además las familias antiguamente reinantes de estas dos islas y
algunos de la nobleza indígena recibieron repartimientos Así, el
problema está en saber cuán numerosa ha sido la inmigración de
normandos y españoles a estas islas. La inmigración de normandos
ha sido escasa; esto ya lo prueba el hecho de que, sin la ayuda de
los Reyes de España y de aventureros españoles, la conquista hubie-ra
sido imposible. Y estos aventureros normandos y españoles no
quisieron labrar ellos mismos las tierras, sino disfrutar el trabajo de
sus súbditos indígenas. Además, un crecimiento de la población des-de
la terminación de la conquista hasta fines del siglo xv por pocos
centenares ha sido consecuencia de la evolución natural y no de una
inmigración numerosa.
¿Qué atracciones tuvieron las islas a inmigrantes no privilegiados
como los conquistadores? Estas islas de señorío estaban bajo un yugo
terrible, de un despotismo arbitrario, de impuestos insoportables y
expuestas a las incursiones de corsarios de todas las naciones. Y la
total españolización de las tres islas primeramente conquistadas den-tro
de veinte años, es una prueba más del número restricto de los
conquistadores normandos a2. Los apellidos normandos de la pobla-ción
vienen en apoyo del hecho de que, al recibir el bautismo un
indígena, recibió a la misma vez nombre y apellidos de su padrino
normando o español. El navegante Cadamosto, quien visitó las islas
50 años después de la conquista, dice que la población de las tres
islas de Lanzarote, Fuerteventura y Hierro era en su mayoría de in-dígenas
que entre sí no se comprendieron por la diversidad de los
dialectos s3. Así que no solamente los indígenas, sino también sus len-guas,
supervivieron el primer medio siglo de la conquista.
Como es bien sabido, los Reyes Católicos hacen merced al gua-narteme
de Gáldar del valle de Guayedra. Véase ABREU GALINDlOib,. 11,
cap. XXII.
ABREU GALINDOl,i b. 1, cap. VIII, nos dice que, juntamente con Jean
de Béthencourt y Gadifer de la Salle, vinieron ((muchos caballeros, mance-bos,
como fueron Masiote de Betancor y Enrique de Betancor, y Guillermo
de Betancor, primos suyos, y Mete Perdomo y Aybone Meiián y Aybone
de Armas y Pierre Pícar y Rubín de Umpierres y Rubín de Bracamonte y
Monsiur de Bnstor y Monsiur Guillermo y otros muchos deudos y vasallos
suyos, cuya descendencia permanece en estas islas». Véanse las notas que,
sobre esta nómina de conquistadores, proporciona A. Cioranescu en su edi-ción
del texto de Abreu Galindo, pp. 47-48. Junto a esto, el texto de Le
Canarien nos proporciona datos adicionales sobre la ideiitidad de :os mi--
mandos que se aventuraron a venir a la conquista.
83 Véase CADAMOSPTrOim:a navigazione, cap. V, «Delle sette isle delle
Canarie, e delli loro costumi~: «Gli habitanti di queste quattro isole sogette
Núm. 42 (1 996) 195
44 CARMEN D~AZ ALAY~N/FRANCISCO JAVIER CASTILLO
El casamiento de Maciote de Bethencourt con la hija del antiguo
soberano de Lanzarote, Guadarfía, y la legitimación de una hija de
una nieta del mismo jefe, y de Sancho de Herrera, hacen subir otra
vez la sangre de los jefes indígenas al dominio de las islas. Y el pa-saje
de los privilegios concedidos por el conde de Niebla y confirma-dos
por sus sucesores, en las cuales llama a los vecinos «naturales»
de las islas y nuevamente convertidos, contiene la prueba definitiva 84.
Naturales de las islas 18 años después de la conquista, y nuevamen-te
convertidos sólo los indígenas pudieron ser.
Si en las testificaciones y otros documentos se menciona una
persona de origen peninsular, casi siempre se trata de un mercader.
Y además: Si ha sido escasa la inmigración de hombres europeos a
las tres islas, aún más inferior ha sido el número de mujeres euro-peas,
pues los inmigrantes se casaron en la mayoría con mujeres
indígenas. Sin embargo, la población actual de Lanzarote contiene,
además de descendientes de los indígenas, descendientes de los
bereberes introducidos repetidas veces después de la conquista como
consecuencia de las incursiones de los señores de las islas en
Berbería
Abreu Galindo, cuya veracidad está probada ahora con los nu-a
Cristiani sono canarj, e sono differenti di linguaggio, e poco s'intende I'un
con l'altron. Como vemos, Cadamosto se refiere a las islas de Lanzarote,
Fuerteventura, La Gomera y El Hierro.
84 Véase Pesquisa de Cabitos, ya cit., pp. 148 y SS.: «...yo Don Enrrique,
Conde de Niebla, Señor de las yslas de Canaria, cobdiciando ensalcar e
acrescentar la santa fe de Ihesu Chisto e dar fauor e ayuda a vos los mis
vasallos e naturales e vesinos de la mi ysla de Fuerteventura ... de la mi ysla
de Lancarote convertidos a la dicha santa fe e por vos más animar e atraher
vuestros coracones a bien obrar e biuir en la dicha santa fe e por mu-chos
e leales seruicios que avedes fecho ... tengo por bien de vos faser e fago
merced e de vos dar. .. por preuillegio de oy en adelante para syempre ja-más
en esta manera que todos los vesinos e naturales...)).
La presencia de población berberisca en Canarias es efectiva desde
los primeros siglos históricos y proceden mayoritariamente de las entradas
que se hacían en las costas de Berbena para capturar esciavos. A este res-pecto,
Leonardo Torriani, cap. X, recoge cómo el señor de Lanzarote, don
Agustín de Herrera y Rojas, «soleua ogn'anno armare alcune carauele et con
suoi uassalli gire A far preda dentro in la costa d'Africa quiui uicina, dalla
quale ne menaua gran numero de schiaui mori et ne cauaua grandissima
uttilith et richezzan. Torriani continúa diciendo que de los moros que tra-je,
m~ c h s sse bmt izür~ny cpedaron en !i'Uefiad en Laiizamte, t.siableci6n-dose
en ella y cultivando la tierra como vecinos y habitantes y creciendo
tanto que, en los últimos años del siglo XVI, los tres cuartos de los isleños
son todo moros, o sus hijos o sus nietos.
196 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
DOS CONFERENCIAS DE DOMINIK JOSEF WOLFEL EN TENERIFE 45
merosos documentos nuevamente hallados por mí en el Archivo del
Vaticano y en el de Simancas, habla de la sublevación de los
herreños contra el capitán vizcaíno Lázaro y su gente, y la pacifi-cación
de la isla sin echar sangre por Maciote Bethencourt 86. Así
que también en El Hierro la gran mayoría de la población ha sido
de sangre indígena.
Aún más clara es ahora la situación de la isla de La Gomera, gra-cias
a mis nuevos hallazgos. La isla no ha sido conquistada antes de
1445 87 y probablemente por Hernán Peraza que tuvo, lo mismo que
su sucesor inmediato, nada más que una torre en la isla y relaciones
86 ABREU GALINDOH: istoria, lib. 1, cap. XIX: «Teniendo el capitán Juan
de Betancor la isla de La Gomera con tanto contento quieta y sosegada y
hecho repartimiento, determinó pasar a esotra isla cercana; y, dejando la
gente que le pareció para su presidio y guarda, se embarcó y pasó en sus
navíos a ia isia dei Hierro, tomando puerto en el término que los naturales
llamaban Tecorone ... Estuvo Juan de Betancor con mucho sosiego y quie-tud
algunos días, regalándose con su gente; y acordó dejarles quién los ri-giese
y tuviese en paz, dando gracias a Dios por las mercedes que les
hacía.
Traía en su compañía a un capitán vizcaíno, que llamaban Lázaro, con
ciertos vizcaínos, ai cuai dejó por capitán y gobernador de esta isla del
Hierro, y él se volvió a Fuerteventura, dejando orden cómo fuesen bien tra-tados
y doctrinados en la fe los naturales. Quedaron también algunos fla-mencos
y franceses y vizcaínos, todos mezclados en presidio; los cuales, con
la demasiada conversación que los soldados y gente de guerra tienen, que-nan
tomar las mujeres y hijas y aprovecharse de ellas; que fue causa de
que se alzasen y amotinasen los vecinos naturales. Y, queriendo el capitán
Lázaro tratar de aquietarlos y sujetarlos, y que se viniesen al pueblo, un
herreño mancebo, poniéndose junto al capitán, se abrazó con él y le dio de
puñaladas con un cuchillo y lo mató allí, sin poder ser socorrido de sus
soldados. Visto por los herreños la muerte del capitán, alzáronse todos a
lugares los más fuertes y fragosos de la isla. Está un corral cercado de pie-dra,
donde fue muerto, que iiaman ei corrai dei Capitán Lázaro.
Sabido el desbarate y muerte del gobernador y capitán Lázaro por Juan
de Betancor, envió otro gobernador, para que apaciguase la isla y castigase
a los culpados; el cual halló haber sido toda la culpa del capitán y solda-dos,
y así degolló dos y ahorcó otros tres soldados; por lo cual, visto por
los naturales el castigo que se había hecho por mandado y orden de su
señor Juan de Betancur, y que eiios estaban vengados y satisfechos de su
injuria, se volvieron al lugar y casas, a vivir como antes, con mucho sosie-go
y quietud, todos juntos».
Véase J. ALVAREZD ELGADO(:( Primera conquista y cristianización de
La Gomera. Algunos problemas históricos», Anuario de Estudios Atlánticos,
6, 1960, pp. 445-492.
Núm. 42 (1996) 197
46 CARMEN D~AZ ALAY~NIFRANCISCO JAVIER CASTILLO
de alianza y amistad con dos y a veces cuatro de las tribus indíge-nas.
Y la cristianización de la isla no ha sido consecuencia de la
conquista, sino que comenzó ya antes, y por una bula de Eugenio
IV conocemos a un jefe Chimboyo, llamado duque de la isla, quien
hace servicio a la iglesia como catequista de su isla y de Gran Cana-ria
88. La bula es de 1434.
Pocos años antes Azurara describe la isla como enteramente in-dependiente
y pagana 89.
La situación de la isla está esclarecida por los documentos halla-dos
en la pesquisa de Esteban Pérez Cabitos 90 y los nuevamente ha-llados
en el Archivo de Simancas. Los Herrera tienen hasta 1476 una
guarnición de gente de Fuerteventura y de Lanzarote en su torre.
Interesante dato que prueba, una vez más, la similitud lingüística
de las Canarias prehispánicas.
89 W^E~G IMES EAhTTES DE .47LJ?_4~.4C: h?9MkcZ d O ~PSCQ~?'~??ZPM~OE
Conquista de Guiné, París, 1841, cap. LXXX: «A pelleja dos da ilha da
Gomeira he com varas pequenas assy como frechas, agudas e tostadas em
fogo. Andam nuus sem nhua cousa, de que teem pequena vergonha;
scarnecem dos vestidos, dizendo que nom som outra cousa senom sacos em
que se os homees metem. Noni teem senom pouca cevada, e carnes de
nn- -r r-n- c - , e r-a- h-r-a- c- , & t ~ &pnr e-m PQECQ. S ~ QCc mer gPPT&mPntPh e !&e, e
hervas como bestas, e raizes de juncos, e poucas vezes carnes; comem
cousas torpes e cujas, assy como ratos, pulgas, e pyolhos, e carrapatos,
avendo todo por boa vyanda. Nom teem casas, mas vivem em covas e
chocas. As molheres som acerca comuues, e como alguu vem onde está o
outro, logo lhe dá a molher por gasalhado, e contam por mal aquem o
contrairo faz; e porem os filhos nom herdam antre elles, soomente os
sobrinhos, filhos de suas irmaas. A mayor parte do tempo despendem em
cantar o bailar, porque todo seu vico he folga sem trabalho. Em fornizyo
poem toda sua bem aventuranca, ca nom teem ensinanca de ley, soomente
creem que ha hi Deos. Seram vij. [700] de pelleja, os quaaes teem huu
duque, e certas cabeceiras..
90 V&e la testifirariC>n de Juan &uer de Atahe, p, 228: «.=: oyb desir
quel dicho Ferrand Peraca, poseyendo el señorío de las dichas yslas que
conquistó a la ysla de la Gomera e traxo a los vesinos della a nuestra sante
fe católica, e puso en ella jueces e justicias del dicho Señor Rey e fiso en
ella una torre ... quel dicho Ferrand Peraqa juró a este testigo que le auía
costado la conquista de la dicha ysla más de dies mil1 doblas, por las quales
!e diuo que anía vendido heredades en esta tierran. Junto a esto, Juan Ma-yor,
p. 220, declara en su testificación «que oyó desir quel dicho Ferrand
Peraca conquistó e ganó la ysla de la Gomera a sus expensas)). Otros tres
testigos, Juan Ruiz, Femán Guerra y Juan Bernal, pp. 202, 207-208, 214-
215, no consignan La Gomera entre las islas conquistadas por Jean de
Béthencourt.
198 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
DOS CONFERENCIAS DE DOMINIK JOSEF WOLFEL EN TENERIFE 47
La isla está descrita como exclusivamente poblada por indígenas
y la fe cristiana de los indígenas es dudada por los testigos 91. Una
de las tribus, a veces dos y hasta tres, están permanentemente en
alianza con los portugueses 92.
La isla de La Gomera se quedó exclusivamente indígena hasta
1477, sin grandes cambios en la población y casi sin ninguna inmi-gración
europea. En este año, Hernán Peraza, el mozo, hijo de Diego
de Herrera, hizo una canallada contra los gomeros, induciendo a
unos cien de sus súbditos a entrar en barcos para ayudar a descar-gar
las mercancías, y enviando a los enredados para venderlos en
Moguer y Palos. Pero don Juan de Frias, a la sazón obispo de Cana-rias,
se hizo protector y procurador de los derechos de los indíge-nas.
Pasó a la corte de los RR. CC. y el pleito contra los salteadores
daba justicia a los indígenas. Dos jueces recibieron comisión de bus-car
en todo el reino a los gomeros vendidos y entregarlos al obispo
de Canarias. El flete del barco que llev6 a los gomeros a su patria
fue pagado por los RR. CC. y dos veces más mandaron los RR. que
fueran repatriados.
La consecuencia de esta canallada fueron las sublevaciones de los
gomeros. Mientras Hernán Peraza estaba en Gran Canaria con gente
de La Gomera como uno de los capitanes de la conquista 93, surgía
91 Véanse las testificaciones de Juan Ruiz, Fernán Guerra y Juan
Bernal.
92 Véase la testificación de Juan fnigues de Atabe, p. 228: R... e porque
él [Ferrand Peracal mostraua más fauor a un capitán de los canarios della,
por que él fue el primero que vino a su obediencia, que otros capitanes de
la dicha ysla se le rebellaron e se alcaron por el Ynfante don Enrrique de
Portogal, e que cada día auía el dicho su capitán e la gente del Ferrand
Peraga que con él estaba conquista con los otros capitanes que asy se le
rebelaron)).
93 Como sabemos, la presencia de Hernán de Peraza en Gran Canaria
al frente de un contingente de hombres es por resolución de los Reyes Ca-tólicos.
Sobre esto véase Ovetense, caps. 19, 20 y 21; Lacunense, caps. 18,
19, 20 y 21; Matritense, caps. [XVII], [XVIII], [XIX], [XX] y [XXI]; López
de Ulloa, caps. 17, 18, 19, 20 y 21; Abreu Galindo, lib. 11, caps. XX, MI y
XXII; y Gómez Escudero, caps. XII, XIII. Tras la muerte de Juan Rejón en
el valle de Hermigua, su viuda, Elvira de Sotomayor, acude a los monarcas
en demanda de justicia y acusando a Hernán Peraza de traidor. Los reyes
ordenan a Henián Peraza que comparezca ante ellos y, después de escu-char
su descargo, resuelven mandarle, como recoge el anónimo Ovetense,
«que se partiese luego a su tierra con cargo que él y todos sus basallos que
fueron en la muerte del capitán Rejón le fuesen a servir mientras durase la
conquista de la ysla de Canaria so pena de muerte),. De regreso en La
Gomera, Hernán Peraza hace llamar a los gomeros de los bandos de Agana
Núm. 42 (1996) 199
48 CARMEN D~AZ ALAY~NFRANCISCO JAVIER CASTILLO
la primera sublevación con ayuda de una invasión de portugueses. Y
vuelto Hernán Peraza a La Gomera fue muerto por los gomeros
cuando estuvo en una cueva con su amante indígena Iballa 94. La
expedición de castigo que hizo Pedro de Vera a la isla es uno de los
capítulos más sangrientos de la conquista 95, y a los muertos y muti-lados
ninguna justicia podía resucitar. Pero ahora, por mis hallazgos
del noviembre del año pasado en el Archivo de Simancas, está pro-bado
lo que cuenta Abreu de Galindo sobre el castigo de la crueldad
de Pedro de Vera y de Beatriz de Bobadilla. Una serie de más de 80
documentos da los autos sobre la libertad de los gomeros vendidos,
embargados en toda la Península, y puestos en libertad 96. Por la
obligación de Pedro de Vera y de Beatriz de Bobadilla de devolver
los dineros recibidos en la venta de gomeros, ellos perdieron mucho
dinero y repetidas veces se quejaban a los RR. Además Pedro de Vera
perdió su oficio de Gobernador de Gran Canaria 97. El castigo así no
L.. -:A- ...A-,..,A, ,,,, ",-,1a, h..Lr. ,.nr+;mri ua aiuw aucLuauv, ~ C L Wai IIILLIWJ ~ L U U V C I U J L I ~ V .
Así fue reducida mucho en número la población indígena por
estos sucesos, pero en ninguna manera exterminada y no sabemos
nada, no hay indicación de una inmigración en número significante
de europeos. Cruzados con los pocos inmigrantes de la Península,
c--r u-za-d. os con,.. la población de otras islas los gomeros han quedado --+ *...., 1-* A- -,. ...,.+-.,,
CLL au iliayulla i i a r u a l c a u6 au yauia K U G L L ~ .
En las tres islas mayores del archipiélago la situación ha sido
diversa: ellas tuvieron una inmigración numerosa de elementos fo-rasteros,
pero veremos enseguida que la mayoría de la población se
quedó, sin embargo, indígena.
y Orone, escogiendo ochenta de ellos, y su padre Diego de Herrera le envía
fuerzas de Lanzarote y Fuerteventura, lo que hacía un total de ciento cin-cuenta
hombres, con los que se traslada a Gran Canaria y se pone a las
órdenes de Pedro de Vera, que lo sitúa en la torre de Agaete junto a las
fuerzas de Fernández de Lugo.
94 Este hecho viene recogido en diversas fuentes: en los anónimos
Ovetense (cap. 28j, y M-atritense (cap. [X><viijj, en ia Historia de Lopez de
Ulloa (cap. 24) y en el texto de Gómez Escudero (cap. XVII), pero es Abreu
Galindo el que habla de este episodio con todo detalle en su Historia, lib. 11,
cap. XXVIII.
95 Véase Abreu Galindo, lib. 11, cap. XXIX. Otras fuentes también se
refieren a la bárbara represalia de Pedro de Vera. Véase Ovetense, cap. 24;
Matritense, [cap. XXVII]; Lopez de uiioa, cap. 24; y Gómez Escudero,
cap. XVII.
96 Wolfel estudia esta documentación en su estudio «Los gomeros ven-didos
por Pedro de Vera y Beatriz de Bobadilla,,, publicado en 1933 en El
Museo Canario.
Véase Abreu Galindo, lib. 11, cap. XXX.
200 ANUARIO DE ESTUDIOS ATL.hNTICOS
La cristianización y civilización de Gran Canaria ya había progre-sado
mucho en los años de 1430 hasta 1440. Un indígena de Gran
Canaria fue vicario de los franciscanos en las islas, y enviado por el
obispo expuso la situación y los deseos de Canarias al Papa en Roma,
quien le envió como su delegado a Canarias. De la bula de erección
del obispo efímero de Fueríeventura 98 sabemos que había iglesias y
ermitas no solamente en Fuerteventura, Lanzarote y Hierro, sino
también en La Gomera, La Palma y en Tenerife. La patrona de Ca-narias,
la virgen de Candelaria, ya estaba seguramente entonces en
el centro del culto. La bula habla de numerosísimos convertidos en
las tres islas mayores. Este estado tan provechoso para los indíge-nas,
la iglesia, y también para España fue turbado y arruinado por
las incursiones sangrientas y traidoras de los señores de las islas ya
conquistadas 99. En consecuencia de las cazas de esclavos los misio-neros
fueron expulsados o matados, mientras al contrario, en 1431,
el obispo había pedido la autorización de trasladar la catedral de
Lanzarote, isla dominada por españoles, a Gran Canaria, isla dumi-nada
exclusivamente por indígenas 'O0.
En 1478 comienza la conquista de Gran Canaria. Mis nuevos
hallazgos en Simancas esclarecen la curiosa rivalidad entre el Deán
Bermúdez y el capitán Rejón. Ahora sabemos que don Juan de Frías
98 Como es sabido, el 20 de noviembre de 1424, el papa Martín V crea
la diócesis de Santa Mana de Betancuria en la isla de Fuerteventura. Este
nuevo obispado divide espiritualmente a las Canarias en dos episcopados:
el de Rubicón, limitado a la isla de Lanzarote, y el de Fuerteventura, que
tiene la jurisdicción sobre el resto de las Afortunadas. Esta situación, claro
resultado del cisma de Avignon, durará poco más de cuatro años, hasta
1428, cuando don Mendo de Viedma, obispo de Rubicón, reconoce al papa
de Roma e impugna el obispado de Fuerteventura. Tras ello, Martin V le
nombra y confirma obispo de Rubicón y le entrega una copia de la erec-ción
del obispado de Fuerteventura. Viera y Clavijo, en el apéndice VI11 de
su Historia, reproduce la bula de creación de la diócesis de Fuerteventura.
Sobre esto 'véase W~LFZL«:Y ! eHme,r= u&sI?sde de _F1Ierte~ent1lrya su úni-co
obispo)), Investigación y Progreso, Madrid, VIII, 1934.
99 En su testificación, Juan fñigues de Atabe, p. 229, señala que
Hernán Peraza el Viejo había hecho incursiones a Gran Canaria, Tenerife y
La Palma y que había sacado de ellas numerosos esclavos que luego envia-ba
a Sevilla.
'O0 La solicitud de este traslado la hace el entonces obispo de Rubicón,
fray Fernando Calvetos, y en agosto de 1435 Eugenio IV le autoriza para
trasladar a Gran Canaria la sede episcopal de Rubicón, pero esto no se lle-va
a cabo. Viera y Clavijo reproduce la bula de traslación en el ap6ndice IX
de su Historia.
Núm. 42 (1996) 201
50 CARMEN DfAZ ALAY6NlFRANCISCO JAVIER CASTILLO
fue el verdadero capitán de la conquista 'O1, quien daba el dinero del
obispado, el resto de los dineros concedidos por el antipapa Bene-dicto
XIII y el papa Eugenio IV para la conversión de Canarias, y
los dineros procedentes de una bula especial de la conversión y con-quista
de Canarias. El Deán Bennúdez está llamado en cédulas rea-les
capitán y lugarteniente del obispo, y Juan Rejón, una de las figu-ras
más nobles de la conquista, fue solamente el práctico militar de
la conquista. De esa repartición de poderes tan imposible resultaron
las luchas entre los conquistadores y la muerte de Pedro de Algaba
y de Juan Rejón.
Pero hay una sorpresa más sensacional aún en mis nuevos ha-llazgos.
En mayo de 1481 los RR. CC., a petición de varios indígenas
de Gran Canaria, otorgan la confirmación de dos artículos de un tra-tado
de paces con los ~guanartemes,c aballeros y hombres buenos,, a N de Gran Canaria. Que este tratado de paces ha sido válido y se que- E
d6 vdido lo sabemos por dns confi-aciones; una de 1498 y otra de
15 15. La interpretación del hecho es dificilísima. Probablemente, - --
poco antes de la confirmación de 1481 el tratado fue firmado, pero m
O
E sólo un año y medio después de este acto Thenesort Semidan, últi- E
2 mo soberano indígena de Gran Canaria, fue hecho prisionero de los E
españoles. No puedo dar en esta conferencia el razonamiento de mi -
-in-t-e.r-p-re tación; que se encuentra en un trabajo mío en Anthropos lo*; 3
sólo doy la interpretación misma. --
La manera en que se hizo la prisión del último guanarteme da 0
m
E
más la impresión de una entrega voluntaria que la de una prisión O
por fuerza y sorpresa. En el Real de Las Palmas el ilustre prisionero
es recibido con grandes honores, y va a la corte de los RR. CC., que -
le dan todos los honores posibles y en su bautismo figuran como E a-padrinos.
Colmado de honores vuelve, un hombre libre, a su isla, l
toma el mando de los canarios ya sometidos y con su ayuda se ter- -
mina la conquista. Él recibe privilegios y repartimientos enormes, -
tiene su guardia especial de nobles canarios y queda favorito de los 3o
RR. CC. 'O3.
La explicación es queo después de firmado el tratado por los ne-gociadores
del guanarteme, la prisión es fingida, con el solo objeto
de disimular la entrega delante del partido indomable de los indíge-nas
que quisieron continuar la guerra de independencia.
'O1 Sobre esto véase D. J. WOLFEL: Don Juan de Frías, el gran con-
,..;C+,.L- A, re"- rnunu;"D . . I . ~ : ~ o , . :r~ln~ P~I~ n a . . ~ron~Or;~,, lar D~ JL y~'J'UU"r LLC ",U,' ~ L C I ' U I ~ U , I UvIIbUbIVIIba Ub Yl IIIYabV U U l l U l A V , YUil a-1-
mas, 1953.
'O2 Se trata de nLa Cuna Romana y la Corona de España en la defen-sa
de los aborígenes canarios», ya cit.
'O3 Sobre estos hechos véase Abreu Galindo, lib. 11, caps. XXII, MIII,
XXIVyXXv.
202 ANUARIO DE ESTUDIOS ATUNTICOS
DOS CONFERENCIAS DE DOMINIK JOSEF WOLFEL EN TENENFE 5 1
La asimilación de esta gente dotada de una inteligencia increíble
es rápida y completa. Según documento de Simancas en 1490 ya hay
un indígena que tiene no sólo tierras y ganados, sino hasta viñas y
un ingenio de azúcar. Gran parte de los conquist