ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE TENERIFE
EN EL PRIMER TERCIO DEL SIGLO XVI (*)
En un planteamiento del desarrollo socio-económico de la isla de
Tenerife, en su etapa originaria, nos parece oportuno presentar dos
puntos, tomando como base las indicaciones que hace la Corona a
=firi&s & 18 de Ccrl,r~t8ciSi.,, er, ?V!)s, prz ny~p pr~cgr~n
saber, con mucha astucia y diligencia, las cosas que hay en las Islas
Canarias con la finalidad de establecer un comercio activo con <ames-tros
reinos» l.
En relación con Tenerife, el primer punto a considerar es: ¿Cuál
fue la política económica desarrollada por el Adelantado don Alonso
Fernández de Lugo?
Incorporada al reino de Castilla la isla de Tenerife, al igual que
la de La Palma, el Adelantado se preocupa de organizar la vida en
ambas islas según las directrices de la Corona, en la medida de lo
posi'iie.
La primera tarea a seguir es la puesta en cultivo de la Isla, en
parte, para su propia subsistencia y, en parte, para su posterior
desarrollo económico. Así comienza la distribución de las tierras y
aguas. Como se sabe, los méritos aducidos para su obtención son:
(a) Conferencia pronunciada en la Casa de Colón de Las Palmas de
Gran Canaria el día 15 de octubre de 1975
1 Martín Fernández de Navarrete: Obras. Edición y estudio de Carlos
Seco Serrano, tomo 1, pág 476, Madrid, 1954 (Biblioteca de Autores Espa-ñoles,
Tomo LXXV)
primero en calidad de conquistador, y segundo a título de simple
poblador; con frecuencia se obtienen también tierras y aguas por
merced real, en recompensa a servicios prestados a los Reyes.
La pauta seguida en la repartición era la misma que se había
usado en Castilla y con análogas medidas, no siempre observadas.
Para comprender el reparto de la tierra, hay que tener en cuenta,
de una parte, la mentalidad de los conquistadores, y, de otra, la
Isla y su población indígena.
Los conquistadores procedían del reino de Castilla, donde se aten-día
más al desarro110 de la ganadería que al de la agricultura, con
evidente perjuicio de esta última. Además, la Isla presentaba abun-dancia
de ganado menor y, en consecuencia, se tiende a una protec-
&n de!. ganado ya ~ x & e n -y~ al mayor qi~es e incorpora en estos
momentos.
Por todo ello, el Adelantado y sus compañeros de conquista, al co-menzar
el reparto de la tierra, dejan una buena parte de la Isla
para dehesas; entre ellas, la famosa dehesa de La Laguna, que, por
rodear la reciente villa de San Cristóbal, va a impedir más tarde el
ensanche de la ciudad, según hace notar el Adelantado en la sesión
del Cabildo de 10 de noviembre de 1514.
Esta primacía concedida a favorecer los pastos, en perjuicio de1
cultivo de cereales, se va invirtiendo a favor de la agricultura. La
preocupación constante del Adelantado era conseguir no sólo el abas-tecimiento
de la población isleña, sino contar, además, con un exce-dente
que permitiese la exportación. De ahí que una parte de las
tierras de sequero y, a veces, de las de regadío, se va a destinar al
cultivo de los cereales o tierras de pan llevar. Pero el Adelantado
sólo consiguió esta aspiración suya, cuando en 1521, con la mayoría
de los regidores en contra y de los ganaderos después, impuso su
férrea voluntad y convierte la dehesa de Los Rodeos y una de La
Orotava en campos para sembrar trigo. Se puede decir, en general.
que en adelante Tenerife fue un granero, ya que la medida adopta-da
convirtió a los cereales en la base principal de la economía is-leña,
sin olvidar la ganadería.
En efecto. la agricultura y la ganadería se complementan, ya que
el ganado mayor es imprescindible en cualquier tarea de la agricul-tura,
sobre todo en el cultivo de cereales o de panes, trigo y cebada;
y, a su vez, se ha señalado que el cultiv0 de los campos favorece la
374 A N U A R I O DE ESTUDIOS A T L A N i I C O S
TENERIFE EN EL SIGLO XVI 3
existencia de una ganadería necesaria por depender del ganado el
abono de las tierras 2.
Las necesidades más elementales de un pueblo en su primera eta-pa
de formación son la comida y bebida; por eso el Adelantado tiene
en cuenta, a la hora del reparto de la tierra, otro cultivo: la vid.
Desde el primer momento se dan tierras para plantas viñas. La fi-nalidad
que se persigue es preparar el autoabastecimiento de la Isla
primero, y a continuación obtener excedente para exportar. Si en
estos primeros años la calidad de los vinos es ínfima, por haber dedi-cado
a su cultivo algunas tierras no muy adecuadas por el grado de hu-medad,
como son las laderas de San Lázaro, rebasada esta etapa,
la proporción de superficies cultivadas de viñas aumenta a medida
que se cultmu. & esfa mznpr. 1. cccc.cha & \rin~s in-crementa
al aumentar las plantaciones de sarmientos, y así muy
pronto el vino va a figurar entre los productos de exportación. Ade-más,
a veces, se especifica la clase de uva que se quiere plantar,
como se ve, en 1510, en el arrendamiento de una huerta y cercado
en 1. :7i!!2 de San CrirtShd, donde se díspone que hay que plantar
parras de moscatel y sarmientos de buen viduño y de torrontés. En
otro arrendamiento en el Sauzalejo, término de Tacoronte, hay que
plantar majuelos de torrontés y de malvasía s.
Las producciones más modestas han tenido en la isla de Te-nerife
especial importancia por permitir la formación de una po-blación
campesina unida a la tierra de manera continua. Así, al lado
de los cereales y del vino, primero de calidades más comunes y des-pués
junto con los vinos dedicados a la exportación, se encuentran
los productos de huerta y los árboles frutales. Todo ello ha permitido
9 !a p&!ucih rle Tene_Pfe dispcner de 10s prcdg&s ~ & ~ C Q Sp ara u
su alimentación e incluso realizar exportaciones asequibles a estos
campesinos, que viven del esfuerzo y del trabajo en sus propias tie-rras
o en las ajenas.
Entre los productos de huertas se encuentra toda la gama de
!as h c r t ~ l z a sy verdiiras, ya propios de 1a alimentación, ya usados
2 Fernand Braudel, Civi&aciÓn. mater2aZ y capitaltsmo, Barcelona, 1974,
página 94.
3 Archivo Histórico Provincial de Tenerife (A. H. P T ), Sebastián
Páez, 1510-11, fol 587, y 1506-9, fol. 11.
4 MANUELA MARRERO
como condimentos; así se da a partido una huerta en la villa de San
Cristóbal junto a San Francisco para plantar hortalizas, como colino,
cebollino, lechuguino, rábanos, habas, etc. 4.
En el valle de Afur, que pertenece por entonces al licenciado
Luis de Alarcón, Comendador de Haro, del Consejo de Sus Altezas,
hay que plantar quinientos árboles y se enumeran: granados, mem-brillos,
duramos, manzanos, ciruelos, cidros, limones, higueras y me-dia
docena de mimbreras, plantados donde no haya perjuicio para
las tierras de caña. En otro documento se indican melones, higueras
y membriIIos, en Tacoronte Y así sucesivamente. Como se ve hay
también indicaciones concretas sobre los árboles, frutales o no, que
es necesario plantar. a
N
En estos momentos hay c?emar?da en Ywopu de un predueto de E
gran interés, que atrae casi todas las miradas: el azúcar. A finales O
n del siglo xv el cultivo de la caña de azúcar había pasado del mundo
-
m
O
E Mediterráneo al Atlántico y se encuentra en las Azores, Madera y E
2 concretamente en Canarias. Se ha indicado que en los comienzos del -E
siglo XVI, el azúcar juega en Tenerife, junto a otros productos de la
sociedad isleña, un papel muy importante, porque es uno de los ar- 3
-
tículos de embarque que puede permitir una contrapartida de impor- -
0
m
taciones que dan tono a la vida de una clase social dominante y, en E
O menor grado, a toda la población que mantiene así un contacto con
el mundo exterior n
E Precisamente la producción azucarera ha sido uno de los eslabo- -
a
nes que ha permitido a las Islas Canarias entrar en el engranaje del 2
n
comercio europeo del momento, al lado de los otros productos expor- n
tables. El mérito corresponde a la política seguida por el Adelantado. O3
Continuamente se le acusa en los procesos de residencia, que se le
siguen como a todas las autoridades locales en el régimen castellano,
de que favorece a los extranjeros en perjuicio de los castellanos.
Pero gracias a esta política particular de atracción de capitales, no
muy de acuerdo con las tendencias entonces dominantes en la Corte,
4 A. H. P. T, S. Páez, 1506, fol 201 v.
5 A H P. T, S Páez, 1506-9, fols 676 y 11
e Elias Serra Ráfols, Alonso Ferfiánáex de Lugo, primer colon.izador
español, Aula de Cultura de Tenerife, 1972, y Elías Serra RáfoIs, EZ gofio
nuestro de cada dia, Estudios Canarios, «Anuario del Instituto de Estudios
Canarios», Xnz-XV, 1970, págs. 97-99
376 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
TENERIF'E EN EL SIGLO XVI 5
la Isla puede presentar, en plazo relativamente corto, una incipiente
riqueza económica, que aumentará con los años.
De ahí que se den tierras en mayor extensión para plantar cañas
con el agua necesaria para este cultivo; a veces con la indicación
expresa para hacer un ingenio. Además, el Adelantado, por expe-riencia
propia de su ingenio de Agaete, conocía las necesidades in-herentes
a su cultivo, que van desde la plantación de las cañas hasta
la extracción del azúcar en los ingenios, y sabía el personal idóneo
para el desarrollo de esta industria.
Como se ve, el Adelantado, como responsable del gobierno de la
Isla y de sus habitantes, se interesa tanto por los cultivos de subsis-tencia
como por los de exportación. Por ello cuida de que la tierra
se íj$$rlbdyaa& züada=;eEt:t2 IGs dhers=s cu!t;iíes,
indicando en la data, o recibo de repartimiento, el cultivo a que se
destina; a veces, hay prohibición expresa de plantar alguno de ellos,
como, por ejemplo, taI tierra no se da para plantar cañas, sino para
viñas, o para cereales, o a la inversa.
TumUih se da:: tierras puru p!mtar m u hierbu ti~tóreu, e! pus-tel.
Esta hierba, junto con la orchilla, un liquen que se da en las
rocas cercanas al mar, son productos muy buscados por los merca-deres
por ser usados como colorantes. En 1505 hay un concierto en-tre
dos mercaderes y un labrador para sembrar pastel en las tierras
que el labrador tiene en Tacoronte. Y al año siguiente los mismos
mercaderes toman a soldada a un portugués, vecino de Tenerife, para
que les ayude en todas las labores propias de una tierra de pastel,
esto es, escardar, coger y moler el pastel, y «embollarlo»; además
aserrará toda la madera necesaria para las casas de ingenio 7. Este
ejemplo es suficiente paro ver c6mo 10s productos h-óreor, ocupan
un lugar destacado en la Isla. Noticias de la orchilla hay ya antes
de la conquista. Ambos entran en los productos de exportación.
Se ha visto cómo la tierra, recién conquistada, se ha ido repar-tiendo:
para dehesas, para cultivar cereales, trigo, cebada, centeno,
para plantar viñas, para plantar cañas, que se han de moler en sus
respectivos ingenios, para plantar pastel, con sus ingenios para mo-lerlo,
etc. Pero no hay que olvidar que una buena parte de la Isla,
por lo abrupta y pedregosa, se dejaba sin preparar. Había necesidad
7 A H. P. T, S Páez, 1505-6, fols, 9, 168 y 169v.
hr?im 23 (1977)
6 IIIANUELA XARRERO
de grandes capitales, de los que no se disponía por el momento, para
su puesta en cultivo. Incluso alguna parte de estas tierras fragosas
se había concedido, pero también en algún caso las lierras habían
sido abandonadas por el gran esfuerzo personal y económico que
suponía ponerlas en cultura, según se indica en El Adelantado Don
Alonso de Lugo y su Residencia poi. Lope de Sosn.
La Isla disponía también de bienes naturales como son los bosques.
En los Acuerdos de Cabildo se alude continuamente a la madera de sus
bosques. Pdernás las diferentes clases de madera eran ya destacadas
entre los contemporáneos. Así, la madera de tea, destinada a la cons-trucción
de navíos, madera muy apropiada para revestimiento de las
naves por su resistencia a la broma, que la ataca y destruye; ma-dera
para !a c~nstrircaSn de CIS~S -precisamente la Catedral de
Las Palmas se construye con madera de Tenerife-; y los carpinte-ros
especifican las distintas clases de madera apropizda para la te-chumbre,
portadas, etc. Esto sin contar la más corrieilte, la leña,
indispensable para la nueva industria a establecer: los ingenios. Te-nerife
suministraba a Gran Canaria leña para sus ingenios. Y pro-porcionaba
también la madera adecuada para la obtención de la pez,
producto muy solicitado mucho antes de haber sido incorporada la
Isla a la Corona de Castilla.
Por una u otra causa., !a depredación de los bosques debló de ser
inmensa, porque en las sesiones del Cabildo tinerfeño este asunto
ocupa un lugar muy destacado en las preocupaciones de los regido-res,
y se delibera la manera de poner coto al excesivo corte de ma-dera.
A pesar de pagar el impuesto previo y de obtener licencia,
siempre hay fraude.
Además de las industrias derivadas del ganado, esto es, la leche
y el queso, alimentos humildes pero decisivos, junto con la carne y el
cuero, donde quesos y cueros eran objeto de exportación incluida la
lana, se contaba con la miel y cera obtenidas por medio de la cría
de abejas a través de colmenas. Así Cristóbal Rodríguez de León.
«con humilde reverencia besa las magníficas manos de vuestra se-ñoría
(el Adelantado), y pide que le haga merced de un asiento de
colmenas en el barranco de Aguamoxod» s.
Datas de Tenerzfe Extractos de Elías Serra Ráfols, núm 147-23
<Revista de Historia Canaria», tomo XXVi (ISSO), pág 134
378 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANI'ZCOS
TENERIFE EN EL SIGLO XVI 7
Otros productos a tener en cuenta son los frutos del mar. Hay
noticias de pescadores, barcos de pesca, etc., y aparece todo un con-junto
de relaciones que tienen por finalidad principal la pesca. Ya
desde 1507 se arma un navío para pescar en el Río de Oro todo el
peje dicab. Se traerá salado a los puertos de Santa Cruz, Garachico
y La Orotava 9.
Pues bien, todos estos productos podían ser objeto de comercio de
exportación lo y entrar en el término indicado en los documentos rea-les
de productos de la Isla o de las Islas.
Un segundo punto se presenta a continuación. ¿Cuáles eran los
lugares más comunes adonde se llevaban tales productos?
En un primer término aparecen las islas vecinas, sobre todo Gran
Cmuriu. Er, reulidud e! graner9 de Gru:: Curiuriu fue Terierife. Cm-tinuamente
se envían cantidades apreciables de trigo y cebada, para
paliar en parte la escasez en que se encuentra casi siempre Gran
Canaria. Incluso en momentos de apuros los grancanarios llegaron
a apoderarse por sorpresa de los cereales preparados para llevar a
CII ;PIS cncriin ~nncta nn iina rln lac cecGnnnc da1 f'ahilrln tinnrfnñn en
"U '"'U, ""-U" """.,"U C I I A -&A- Y" &U" Y I Y J i V I I I ~ Y Y11 - - Y A - U " Y..."~Ii"..V -11
1521.
En 1512 los Reyes conceden la salida de un tercio de la produc-ción
de cereales, es decir, cada vecino podía exportar un tercio de su
cosecha, aparte de otras cantidades permitidas a alguna per- sona en
particular, entre ellas, Hernando del Hoyo, personaje muy influyen-te
en la Corte. Pero, ya antes de la concesión de este permiso de
exportación, el Adelantado permitía la salida de cereales, ya para
las Islas, ya para la Península: Portugal y Castilla. Así se fleta, en
junio de 1506, un barco para llevar toda la cebada que quepa bajo
cckiertu del p ~ e l d, e~ S mtu C r ~ za! ~ e r dhe A guete. Si se desem=
barcare la cebada en el puerto de las Isletas, el flete será más caro ll.
Portugal era otro lugar adonde llegaban los cereales enviados des-de
Tenerife. Con bastante frecuencia se registran contratos de fleta-tamento
a distintos puntos del reino portugués, tanto para la Penín-
9 A H. P. T., S Páez, 1506, fol. 259 v.
10 Véase Emma González Yanes, Importacdósz y exportación en Tene-rife
durante los primeros años de la conqutsta (1497-1509), <Revista de
H~s t o r i a~to,m o X M (1953), págs. 70-91.
11 A. H. P. T, S. Páez, 1506-7, fol. 11 v
8 MANUELA MARRERO
sula e Islas como para la costa africana. Así en 1506, un portugués,
vecino de Lagos, maestre de la carabela «Santa María de Gracia»,
surta en el puerto de Scinta Cruz, fleta su navío a dos portugueses
para cargarlo en la caleta de Fernando de Castro y llevarlo a Fun-chal,
isla de Madera 12.
Ciudades o villas pertenecientes al reino de Castilla son frecuen-tes
como punto de destino adonde llegan también los productos de la
Isla. En efecto, un vecino de Sevilla, maestre de su navío «San Cris-tóbal
», lo fleta a Juan Jácome de Carminatis, mercader lombardo,
para llevar a Cádiz 60 cajas de azúcar, tomado el azúcar en el puer-to
de Güímar. En 1513 se fleta una carabela al regidor Jerónimo de
Valdés y a Fernando Gallego para llevar trigo al reino de Galicia '?
Como lugar frecuente se destaca la región flamenca, sobre todo
Amberes, donde al comienzo del siglo xvr se había instalado una
refinería de azúcar, que concentraba todo el producto para luego re-expedirlo
por todo el ancho mundo. Génova era otro punto de des-tino
de los productos isleños. En 1521, un portugués fleta su carabela
«Santa Catalina» a un genovés para llevar a Flandes orchilla y azú-car
14.
En general, se puede decir que el comercio de cereales, en espe-cial,
trigo y cebada, por una parte, y azúcar por otra, aparte de los
demás productos exportables ya señalados, eran las mercancías más
importantes en este primer tercio del siglo xvx. Europa constituía un
buen mercado para colocar tales mercancías debido a su gran de-manda,
sobre todo, algunas ciudades que, al parecer, o no disponían
de cereales o necesitaban gran abundancia de éstos, por ejemplo
Lisboa, lugar indicado con relativa frecuencia en las exportaciones
de cereales. Un portugués fleta su navío d a n Juan» para llevar ce-bada
a Lisboa, en 152415.
Por lo común, en el siglo wr, la navegación sigue siempre rutas
organizadas de antemano, y, aunque depende de los vientos, mareas
y escalas, se cuenta con unos itinerarios por mar más o menos fijos.
12 A. H P T , S Páez, 1506, fol. 72.
13 A H P. T , S. Páez, 1506, fol 114 v , y Antón de Vallejo, 1512-13,
folio 1.316.
14 A H. P T., Rodrlgo Fernández, 1521, fol 208
15 A. H. P. T., R Fernández, 1522-26, fo1 80.
380 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N l Z C O S
TENERIFE EN EL SIGLO XVI 9
En las escalas determinadas los navíos pueden renovar el agua y 10s
víveres, reparar algún desperfecto, y, además, gozar del refugio del
puerto. También se pueden aprovechar las escalas para establecer
relaciones comerciales más complejas.
Es de todos conocido que las Islas Canarias comenzaron su mi-sión
de ser escala en la ruta de ida a las Indias Occidentales desde
el primer viaje y siguieron después fieles a su destmo, ya que la
ruta de ida y vuelta entre España y las Indias fue fijada desde el
primer momento por su descubridor, y se puede decir que hasta el
siglo XIX casi no se había modificado.
Además, se ha dicho de las islas en general que la manera más
corriente que tienen para mezclarse con el resto del mundo es or-ganizar
emigraciones. EE mrivemenciu !as i shs son exp~rtadmasd e
hombres 16. También las Canarias son fieles a este destino, y desde
el primer momento conscientes de tal vocación se enrolan en los
viajes americanos.
Vamos a presentar tres ejemplos de relaciones entre Tenerife y
Am&iva. E! prixer ejempln es e1 siguiente: En 1540 Mari-! de T-;1lllgoj
natural de Gran Canaria y vecina de Tenerife en Buenavista, dice
que unos nueve años atrás su hija Constanza de León se fue de la
Isla para el Río y conquista de Marañón, en las Indias del Mar
Océano 17.
El segundo, en 1531 Cristóbal Ponce, vecino de San Pedro de Dau-te,
se obliga a llevar a Antonio de Fonseca, maestre, y a su carabela
«La Concepción», surta en el puerto de San Miguel de La Palma,
cargada de vinos, harinas y otras cosas, a las Indras de España,
esto es, al puerto de Santo Domingo, al puerto de San Juan y al
puerto de Las Perlas 18.
Y el ÚItimo a destacar es una compañia entre los hermanos Ponte,
16 Fernand Braudel, El Medzterráaeo y el mundo medt+e?runeo en la
época de Felvpe 11, Mexico, Fondo de Cultura Económica, 1953, T 1, pág 197
17 A. H. P. T, Diego de Valmaseda, 1539-40, fol. 32. Constanza de León
debe ser la misma citada por Juan de Castellanos. Cf Analola Borges, La
región canarta en, los origenes amerzcanos, «Anuario de Estudios Atlánticos,>,
número 18 (1972), pág. 272, y Alejandro Cioranescu, La aventwra americana
de los hermanos Bdlzra, «Anuario de Estudios AtIánticos», núm 18 (1972),
p6ginas 277-308
1s A H P T, R Fernández, 1530-32, fol. 296.
10 MANUELA MARRERO
familia genovesa arraigada en Tenerife por su dedicación al co-mercio,
y Pero Gómez, estante en la Isla Gómez ha de ir en la ca-rabela
<(La Piedad», que lleva por maestre a Diego Martín Salazar,
vecino de la wlla de Palos, y tienen fletada por 2.500 maravedís por
cada tonelada de mercancía. El punto de destino es la isla de Cuba-gua;
pero, si le pareciere a Gómez, ha de ir también a Puerto Rico
y a Santo Domingo. La compañía se hace de la siguiente manera:
1 . O Tienen cargado en el navío ciertas cantidades de maravedís em-pleadas
en 20 botas de vino, en 50 quintales de pez, en un barril de
mercería y en otras menudencias por una suma de 71.370 maravedís.
2.O Los hermanos Ponte, Bartolomé y Pedro, han puesto 51.530 ma-ravedí~
y. Gómez el resto para completar la suma, es decir, 19.840, que
hacen u n tntal de 71,310, 3 O G6mez ir5 al pi.~ertn de C~. lbaqi~aq~u e
es en Las Perlas, y allí, como amigo y buen compañero, tratará de
vender la mercancía, como mejor pudiere, de manera que sea para
provecho de la compañía. 4.O Una vez vendida, a la mayor brevedad
posible regresará a España y allí procurará emplear lo que hubiere
procedido de la compañía de las Indias en aquellas cosas que le pa-reciere
que son de más provecho, pues sabe muy bien en qué cosas
hay más ganancias al traerlas a Tenerife Y 5 . O A su regreso Gómez
dará cuenta y se decidirá si los tres quieren seguir o terminar la
compañia. Cada uno sacará la parte de caudal que puso. El sobrante
de lo gcinado en Indias se dividirá en tres partes, una para Gómez
y dos para los hermanos Ponte. La ganancia de lo empleado en Cas-tilla
se hará de igual manera; y si hubiere más ganancia, se harán
dos partes iguales, una para Gómez y otra para los hermanos Ponte 19.
En resumen, podemos decir que, en la isla de Tenerife, hay que
destacar el esfuerzo y la tenacidad de su población campesina que
logra arrancar de la tierra algo más que e1 sustento cotidiano.
---- -- -
1s A H. P T, R Fernández, 1530-32, fol 298
382 4 Y U A R I O DE ESTUDIOS A T L A N T I C O S