mdC
|
pequeño (250x250 max)
mediano (500x500 max)
grande
Extra Large
grande ( > 500x500)
Alta resolución
|
|
FONTES RERUM CANARIARUM XVI ACUERDOS DEL CABILDO DE TENERIFE VOL. IV, 1518- 1525 EDICIÓN Y ESTUDIO DE ELIAS SERRA RAFOLS Y LEOPOLDO DE LA ROSA íiSSSSife,. INSTITUTO DE ESTUDIOS CANARIOS LA LAGUNA, 1970 ACUERDOS DEL CABILDO DE TENERIFE IV 1518- 1525 CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS INSTITUTO DE ESTUDIOS CANARIOS EN LA UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA FONTES RERUM CANARIARUM COLECCIÓN DE TEXTOS Y DOCUMENTOS PARA LA HISTORIA DE CANARIAS FASCÍCULO XVI ACUERDOS DEL CABILDO DE TENERIFE IV 1518- 1525 Con dos apéndices de documentos sobre el gobierno de las Islas Edición y estudio de ELIAS SERRA RÁFOLS y LEOPOLDO DE LA ROSA San Cristóbal de La Laguna Isla de Tenerife 1 9 7 0 Es propiedad INSTITUTO DE ESTUDIOS CANARIOS La Laguna, 1970 Goya Artes Gráficas :-: Doolor Allart, P, 6- 32 :',: Sania Cruz de Tenerife :-: Depósito Legal TF. 130/ 1970 INTRODUCCIÓN por ELIAS SERRA Al fin, en este vol. IV de Acuerdos del Cabildo de Tenerife alcanzamos a extractar, con la amplitud ya acostumbrada en los anteriores, hasta el fin del gobierno del primer Adelantado y conquistador don Alonso Fernández de Lugo, fin que solo sobrevino con su muerte en 20 de mayo de 1525. En realidad estas actas no alcanzan hasta esta fecha, pues una laguna del texto conservado nos priva de las sesiones desde 4 de julio de 1524, vacío que no es único, pues otro se produce entre octubre de 1522 y abril del 24; si bien no hay otro en los años anteriores, ahora publicados. Además, valiéndonos de otras fuentes ( actas citadas en pleitos privados) tenemos relación — que continuamos en su lugar— de todas o la mayoría de las^ sesiones perdidas, aunque no de los acuerdos tomados. Estos últimos años de gobierno de Alonso de Lugo, no son de los menos interesantes, antes parece acusarse su autoridad, menos discutida por sus regidores. En realidad este gobierno personal no se inicia, o mejor reanuda, hasta 23 de mayo de 1520, fecha en que cesa en el ejercicio de la jurisdicción, el Ldo. Sebastián de Brizianos, juez de residencia y justicia mayor de las islas de Tenerife y San Miguel de La Palma que venía desempeñando el cargo desde 11 de junio de 1518; esto es, en fecha apenas unas semanas anterior a la de la primera sesión registrada en este tomo.(^) Seguramente hubiese sido preferible hacer coincidir este comienzo con el del gobierno de Brizianos, pero nos atuvimos a la división material original de los « Libros de Acuerdos » . Este tomo comprende completo el 2° de dichos libros. Coyuntura política exterior. Este año 1518 es el de la luna de miel del nuevo rey don Carlos con sus reinos de Castilla. Desembarcado en Asturias en 17 de septiembre de 1517 — Fernando el Católico había muerto en 23 de enero del 16 y el vacío lo llenó la regencia del Cardenal Cisneros, que murió en 8 de noviembre. (') Precisamente después de consignar el carácter de la jurisdicción de Brizianos en las páginas 3 y 5 de este volumen, luego por olvido le designamos como Teniente erróneamente, desde la pág. 10 a la 48 y aun esporádicamente en la 52. apenas desembarcado su nuevo señor — venía rodeado de ambiciosos consejeros flamencos, que consiguieron levantar enseguida el recelo de los castellanos; pero hasta después de la elección al Imperio — 28 de junio de 1519— y la exigencia de un extraordinario subsidio en las cortes de Santiago- Coruña ( 31 marzo a 19 mayo 1520) no estalló el conflicto entre el Rey, ausente desde 20 de mayo, y sus subditos, el célebre levantamiento de las Comunidades de Castilla, que paraliza al reino todo el año 1520, hasta su liquidación en Villalar, el 23 de abril de 1521. El Rey- Emperador regresó triunfante en 7 de julio de 1522, no solamente vencidos los comuneros, sino rechazada victoriosamente una peligrosa invasión francesa ( mayo-junio 1521), intentada demasiado tarde para aprovecharse de aquellas turbaciones. De todos modos las hostilidades militares y marítimas con Francia son ya permanentes y van a pesar desde ahora sobre la vida de las islas, que habían vivido últimamente confiadas en los acuerdos de Noyon ( 1516). Este cuadro cronológico nos permite colocar probablemente la misión inspectora de Brizianos en la política de Cisneros, continuadora de la de Fernando el Católico, de fuerte control del gobierno local por parte de los Reales Consejos, esto es, del poder central. Y reciprocamente el restablecimiento del poder personal del Adelantado en 1520, que no sólo recibe las varas de justicia, sino que nombra sus tenientes letrados con entera libertad, ya no impuestos por la corte, debe interpretarse dentro de las orientaciones de los nuevos consejeros áulicos, menos preocupados de la gestión del gobierno local que de asegurar ingresos que de él podían conseguirse para el erario real. En efecto, en estos años, desde 1519 hasta el 21 por lo menos, el tema que ocupa las relaciones del Cabildo con el Real Consejo es el del « recudimiento de alcabalas » , tributo de que había estado exenta la isla hasta ahora. En cambio el eterno tema de los capítulos de mercedes a recabar de Sus Altezas, que había llenado los ocios de los regidores en los años anteriores (*), es ahora tema agotado. Todavía salen a colación a petición del nuevo personero Juan de Armas, que en 9 de julio de 1518, pretende revisión de algunos de ellos: el de confirmación de regidores, el de expulsión de los guanches, el título de ciudad, el de perpetuidad del gobierno del Adelantado. Se hacen con tal ocasión manifestaciones curiosas — se estima peor el nombramiento de los regidores por el Cabildo mismo; se insiste en la expulsión de los guanches aunque no se ejecute; el paso de villa a ciudad se estima sin interés; y se hace gran pro de los méritos del Adelantado como gobernador, y Gallinato dice que los tenientes reales han sido ocasión de escándalo — pero en fin de cuentas se confirman los capítulos llevados por Benítez. En el tomo anterior dejábamos a éste en viaje a la corte ( mayo 1518) y ahora se nos dice, a tenor de carta misiva del mismo, leída en 8 de octubre, el pobre resultando de su O Desde diciembre de 1513 se proponen enviar mensajero a la corte y tanto el tema de los capítulos como el de designación de persona que los debe presentar es constante en los años siguientes. Vi-de ^ Acuerdos..." III, 1514- 18, en FONTES, XHI. III misión por la continua movilidad de la corte, que al llegar él a Castilla, se halla en Aragón y así sólo ha podido despachar los asuntos menores y ninguno de los que suponen merced del Rey. Se le manda regresar para escusar gastos; pero en diciembre envió ocho provisiones que no se detallan y no sabemos más de su gestión. Pero como decimos, en las relaciones del Cabildo con los Reales Consejos el tema es ahora el de las alcabalas, el gravoso e impopular tributo típico de Castilla. Tenerife gozaba de exención total — a diferencia de Gran Canaria— primero por omisión y luego por privilegio de 20 de marzo de 1510; O siendo la exención por 25 años desde la conquista, debía terminar en 1521. Pero ya en 1519 los arrendadores de las alcabalas presentan carta de recudimiento del tributo por aquel año y venideros; lo que determina al Cabildo a dar poderes a Rafael Fonte, ausente en Castilla, para suplicar a Sus Altezas que hagan guardar y prorroguen la franqueza ( 3 octubre 1519). La eficacia de esta gestión tuvo que ser nula pues el 2 de abril de 1520 se presentan carta y sobrecarta de SS. MM. con la misma reclamación; se nombra nuevo procurador a Andrés Suárez Gallinato, pero en la súplica, aparte invocar el plazo de exención no cumplido, se contentan con gozar en lugar del pago de alcabalas, de un almojarifazgo de 5 % de entradas y salidas como en Gran Canaria y a partir del corriente año. Ya de momento esto supone un esfuerzo económico, pues hay que pagar 300 días de salario al procurador, a razón de un ducado de oro por día, amén de otros 50 para letrados y escribanos; cómo, naturalmente, en caja no hay un maravedí, se acude a emprestar de mercaderes. Embarca Gallinato en 12 de julio y en] diciembre se está ya en pleito, para el cual hay que hacer cierta probanza y para ello se dan poderes al mayordomo del Cabildo. Pero salvo este éxito de aplazamiento, la misión de Gallinato resulta todavía más inoportuna que la de Benítez: « han sucedido en Castilla tales cosas que con el Consejo no se puede negociar cosa alguna » y por tanto también este mensajero recibe orden de regresar, tanto más que la probanza exige más de 200 días y entretanto no hay qué hacer.(^) En efecto, desde antes de embarcar don Carlos en La Coruña, la ciudad de Toledo está en franca rebeldía y siguen enseguida su ejemplo Segovia y todas las demás; en todo el año 1520 no podía esperarse nada del gobierno de Castilla. Es, pues, milagroso como el procurador del Cabildo, ya de regreso en febrero de 1521, puede presentar una colección de no menos de 8 provisiones o mercedes, a la verdad casi todas meras confirmaciones. Cuanto a las alcabalas, que era lo que importaba, ha pactado y el Cabildo aprueba, mudar aquel tributo por un derecho o almojarifazgo de cargo y descargo, en forma de encabezamiento, del que todavía tiene que negociarse y sacar el privilegio, para lo que tiene que ir otro emisario (') Citado por Núñez de la Peña, p. 199 y publicado por nosotros en « Acuerdos... » , II, 262. Presentóse en cabildo de 31 de mayo siguiente. Terminada la conquista de Tenerife en 1496, más 25 años = 1521. C) Se teme además que Gallinato está gestionando capítulos o mercedes fuera de los autorizados por Cabildo ( págs. 76- 77, enero 1521). IV ( págs. 100- 101). Es designado Juan de Aguirre, regidor, en 29 de agosto del 21, pero de él a la verdad se pierde el rastro, hasta el punto que envian otro mensajero « para saber donde está o si es muerto » ( 6 junio 1522); reapareció en diciembre con su habitual pu��ado de reales provisiones, pero el acuerdo sobre el almojarifazgo se conoció en cabildo ya en julio anterior, a través de un procurador de La Palma, Juan Ruis de Berlanga, pues esta isla se hallaba en las mismas circunstancias que Tenerife, con más que le vencían ante los 25 años de exención desde la conquista.(') Solo queda pagar las costas, entre ellas las del aviso, esto es, la gestión de los letrados de la corte, y aquí comienza una serie de dilaciones pintorescas, de que haremos gracia al lector, pero que duran años y que todavía se complican por la natural resistencia de La Palma a pagar su parte, de manera que la demora en satisfacer lo comprometido aún da lugar a la presencia de un agente de los letrados acreedores en septiembre de 1523. En fin conviene advertir que el Cabildo había solicitado también exención de otro impuesto, la moneda forera, pero en la carta misiva de 1 de julio del 22, los Contadores Mayores al anunciar la concesión del almojarifazgo del 5 % en lugar de las alcabalas, advierten: « en cuanto a la moneda forera no debes sus hablar en ello, pues la isla dé Gran Canaria no tiene privillejo dello, antes está declarado que pague la dicha moneda y esas islas la deben pagar los años que la pagaren los otros vecinos de estos reinos » .(^) Defensa marítima de la isla. Otro aspecto de la situación exterior de las islas es el de la seguridad marítima. Si bien en 1513, bajo la impresión de la guerra del Rey Católico y el de Francia, hay un momento de alarma y se piensa fabricar una torre en Santa Cruz, que al fin quedó en una albarrada de piedra vana, la confianza renació « con la pacificación que Sus Altezas han tenido con Francia » ( p. 122); alusión sin duda al tratado de Noyon que reflejó la política de Guillermo de Croy, el consejero del rey Carlos. Pero muerto Croy y elevado Carlos a la dignidad imperial renace la hostilidad y muy pronto la guerra con Francia, que de hecho será una constante de la política española hasta el siglo XVIII. Y esta es la perspectiva con que tiene que enfrentarse la isla desde 1521. No sabemos si Fleury, que atacó Gran Canaria, se dejó ver en Tenerife, pero desde enero del 22 hay preocupación por la defensa del puerto de Santa Cruz. El día tres de ese mes se platica: en fin de cuentas se asigna salario de Cabildo al alcaide nombrado por el Adelantado, Pero Suárez de Valcárcel, pero se reconoce que la torre no se ha hecho. En 29 de (') El encabezamiento pactado es de 823 mil mrs. al año para ambas islas ( pág. 151), que a 375 mrs. el ducado, eran unos 2.195 ducados de oro, cambio de Castilla; pues es sabido que en Canarias el premio de la moneda hacía alcanzar el ducado a 500 mrs. ( Vide " Acuerdos... » ,\\, pág. XIV, nota 39; y « Acuerdos... » , III, p. 252, apartado XIII). Sin duda el pago tenía que hacerse al curso de Castilla. O Creemos que la historia de los impuestos que pagaron tas Islas Canarias a la Corona no ha sido estudiada y no se puede intentar hacerlo aquí. Digamos solo que Gran Canaria por privilegio de 20 de enero de 1487 pagaba un 3 °/ o de entradas y salidas en lugar de alcabalas, por 20 aflos prorrogados en 1507 ( Libro Rojo de Gran Canaria, ed. Cullen, p. 87). abril se reúne cabildo en Santa Cruz mismo, donde el Adelantado ha concentrado la gente con propósito de rechazar el esperado ataque enemigo, ya consumado en el puerto de las Isletas de Gran Canaria, según aviso recibido del Conde de la Gomera — que lo era Guillen Peraza— desde Canaria. El Adelantado propone a los mercaderes, para ello llamados, que armen naves para atacar a los franceses, como más interesados que eran en la seguridad de la mar. Los mercaderes se muestran remisos y aun Esteban Justeniano insinúa que no hay peligro, pues « el francés no quiere cebada » , que se supone es lo único que hay en Santa Cruz. Prudentemente también el regidor Guillen Castellano da su parecer que se vea primero si hay medios de enfrentarse con los franceses, « que es gente que viene muy armada » , que no se gasten dineros en ello, antes en guardar el puerto; pero en dos de marzo Alonso de Lugo insiste en tomar 100 doblas prestadas para armar un navio. Total no se hace nada, hasta se reconoce que el salario de 40.000 mrs. del alcaide es en pura pérdida, pues los franceses han robado las Isletas, donde hay una buena torre y artillería, cuanto más pueden hacerlo a mansalva en Santa Cruz « donde no hay fortaleza ni aparejo ni defensa » . Pero ausente el Adelantado, que ha ido a La Palma, el teniente Lebrixa no se atreve a quitar el salario del alcaide y los reparos en la artillería de nada sirven, desatendida del personal y munición a que aquél se comprometió. En 10 de julio de 1523 nos cuenta el mismo alcaide Pero Suárez, « que ya saben como al Puerto de Santa Cruz ha venido un armada de Francia, la cual había robado los navios y echádolos a la costa y otros daños » y da la culpa de todo al Cabildo « que no ha proveído el artillería que está en el dicho puerto » . El fracaso era previsto por los más sesudos regidores, pero la osadía del alcaide no tiene límites. En agosto el teniente Mansilla todavía quiere hacer armada contra los contrarios franceses y llega a nombrar capitán de ella al regidor Gerónimo de Valdés; pero en septiembre se admite que la audacia del enemigo es tal que se hallan surtos en el puerto nueve navios de armada de franceses, haciendo guerra y daño y se espera de cada día peor y se buscan dineros para comprar pólvora para la artillería, misión que se confía al mismo Valdés, el non nato almirante. Si añadimos a todo esto que la torre de Santa Cruz, inexistente, había recibido un subsidio regio de 150 doblas que fue hecho efectivo, pero que el Adelantado no invirtió y « la torre no se ha hecho ni comenzado » , se deducirá que en tan estricta obligación el Gobernador y el Cabildo incurrieron en culpable negligencia, cuando menos (^). Política interior. Ya dijimos que no tuvo el dramatismo o por lo menos la agitación que abundó en años anteriores al 18.(^) Parece que el movimiento comune- (') Sobre este asunto véase un trabajo más detallado, en el que se dan los textos literales ptitíntn-tesiE. Setta, Los primeros ataques piráticos a Canarias, tAnuaño de Esludios Atlánticos » , 14, 1968, págs. 383- 403. (') Las únicas ocasiones en que hallamos enfrentamientos personales son cuando Fernandes, Castellano y otros exigen que el pilar del agua se ponga en la Villa de Arriba ( 30- 1- 1523, págs. 180- 182) y cuando Bartolomé Benítez se presenta muy enojado por la subida de la carne en la ciudad y haber penado a los que en el campo la venden libremente ( 2I- IV- 1524, pág. 230). VI ro de Castilla, incluida Andalucía, no tuvo aquí eco positivo. No obstante en 8 de marzo de 1520 se celebró un raro cabildo « que solos los regidores hicieron » , esto es sin presencia de Gobernador ni Justicia delegado, que lo era entonces el Ldo. Brizianos; reunidos diez regidores en la casa del consistorio, acordaron ir a la iglesia de San Miguel, capilla de la ciudad, y allí se juntaron con seis vecinos, pero no se registraron las pláticas o acuerdos tomados ( p. 52). Se puede sospechar alguna preocupación por noticias alarmantes recibidas de Castilla, pues aunque la fecha anterior a la reunión de Cortes en Santiago, hace dudarlo, hay que tener presente que el concejo de Toledo desde noviembre del año anterior se dirigía a las ciudades de Castilla pidiendo solidaridad para sus representaciones a la corte; y aunque no estaría sin duda entre ellas el remoto concejo de Tenerife, los rumores podían trascender. En realidad nada sabemos, y en cambio es patente el acuerdo de 31 de mayo de 1521 de celebrar alegrías por « la santa y buena victoria que los ilustres Señores Gobernadores caballeros servidores de SS. MM. han habido contra los traidores que se movieron contra su servicio y en daño de sus Reinos » . Claro que los vencedores tienen siempre entusiastas partidarios. En el gobierno de la isla, posesionado pacíficamente de él don Alonso de Lugo en mayo del 20, se apresura a nombrar a su arbitrio las autoridades subalternas de él dependientes: alguaciles mayores, otros alguaciles menores, del campo, de los lugares de Icod a Buenavista, y confirma las alcaldías de los pueblos, salvo el de la Araotava, que cambia. En cuanto a teniente de gobernador hizo al Dr. Sancho de Lebrixa — que se firma Nebrisensis doctor— y que ya conocemos, pues ocupó el mismo cargo antes de la venida del Juez de Residencia Brizianos, de manera que el Adelantado no hizo en este caso sino reponerle. Le sustituye breveníente en ausencia su hermano Sebastián de Lebrixa, como alcalde mayor ( noviembre-diciembre del 20). Pero ahora como antes es política de don Alonso el cambio continuo y la multiplicidad de sus autoridades subalternas. Ya en 11 de diciembre del mismo año 20 designa por su alcalde mayor, con jurisdicción, a Pedro de Vergara, uno de los regidores, a lo que se opone el doctor Sancho de Lebrixa, que alega tener nombramiento por seis años, pero al fin deja a Su Señoría el Adelantado la vara de la Justicia, actúa Vergara como juez y preside los cabildos, cuando no asiste a ellos personalmente don Alonso. No obstante en 1 de marzo de 1521 nombra Lugarteniente de Gobernador de la isla al Sr. Licenciado Juan de Santa Cruz « en tanto cuanto fuere su voluntad » y le pasa la vara de manos del alcalde Vergara; aunque éste sigue presidiendo los cabildos y no vemos ni mencionado al nuevo teniente.(^) Pero en 24 de mayo reaparece inesperadamente el Dr. Sancho de Lebrixa como teniente por el Sr. Adelantado. Actúa solo cerca de un año, pues en 7 de marzo de 1522 el Adelantado nombra teniente al Bachiller Pero Fernandes, ya miembro del Cabildo, sin perjuicio de que Lebrixa alterne con él presidiendo sesiones, pues los po- (') Luego consta que fue teniente de Gobernador en La Palma ( julio 1522, p. 149), vil deres del Gobernador se extendían a nombrar cuantos tenientes estimase; mientras la presidencia personal del Adelantado se enrarece. En 24 de enero de 1523 es nombrada lugarteniente el Bachiller Alonso de Belmonte, vecino de la isla, y de hecho preside constantemente hasta 1 de abril; desde la sesión del 7 el Adelantado se hace cargo personal de esta función en compañía o no de su teniente; que desde 15 de mayo siguiente es el Bachiller Florián de Mansilla, sin suponer esto el cese de los anteriores. Así cuando se reanudan nuestras actas en abril de 1524 ( interrumpidas en octubre anterior) es otra vez el Doctor Sancho de Lebrixa quien figura como teniente, sigue como tal en septiembre y sabemos que continuaba en el cargo al sobrevenir en mayo de 1525 la muerte de don Alonso de Lugo. Aunque en cierto momento, abril de 1524, manifiesta don Alonso propósito de viajar a Castilla, es lo cierto que no lo realizó ya. Su presencia en cabildo es frecuente, muchas sesiones se realizan en su misma casa sin indicar razón especial para ello, como otros cabildos se tienen en la iglesia de San Miguel y uno en la misma posada del Teniente Lebrixa, aunque de ordinario son en la Casa del Consistorio. El Adelantado pasa temporadas en los Realejos, y en alguna ocasión se reúnen con él los regidores en la Orotava ( 15 de abril y en julio de 1522) como otra vez en Santa Cruz, en casa del vecino Diego Santos ( 29 de abril de este año). Ausencias más prolongadas dan sus visitas a La Palma, de julio a septiembre de 1522 y también comienzos y en verano del año siguiente, precisamente cuando el ataque al puerto de Tenerife. Población. Sobre los elementos de la población sólo se puede notar las más escasas noticias de los guanches y, en cambio, la frecuencia con que se habla de esclavos, blancos o negros. De aquellos, sólo cuando el personero Armas vuelve a traer a revisión los capítulos de peticiones que llevó Juan Benítes, los señores regidores insisten — salvo Castellano siempre excepción en esto, al que ahora se juntan Bartolomé Benítez y Fernández— en que se pida la expulsión de los guanches y gomeros libres ( 23 de julio 1518, p. 8); es sabido que la Corte nunca atendió esta reiterada petición. Los esclavos formaban por estos años, cuando las Canarias conquistaban el nombre de Islas del Azúcar, un elemento esencial del cuadro humano. Se deduce de la reiteración con que el Cabildo se ocupa de ellos; unas veces se trata de naves portuguesas que llegan cargadas de esa mercancía, ya de prietos, ya de moros de Berbería, embarcados en Cabo de Aguer. Se trata de ellos por temor de contagios — de un barco se dice que vienen sanos, pues sólo se sabe que « un negro murió de viruelas y no hay otro mal » — o por el comercio clandestino de regatones o intermediarios, con perjuicio de los vecinos compradores. Otras veces son los esclavos alzados los que preocupan a la Justicia; se llegan a organizar cuadrillas para perseguirlos, se señala precio fijo de recompensa a quien los capture, dos doblas si es guanche, una si no lo es, media dobla caso de mujeres o niños; se duelen de los latrocinios de que se acusa a los esclavos y se les impone toque de queda y se denuncia que hay gentes que tratan con ellos y les amparan y encubren, y así se pro- VIH \ hibe darles de comer. Bien, pero ¿ si escapan fuera de la isla? Las hay « y aun cristianos que con poco temor de Dios y menosprecio de la Justicia han sacado esclavos moros y se han ido con ellos a Berbería... y se tornan moros y los señores han perdido sus esclavos y esperan perder los que tienen y vinieren a esta isla » ( p. 221). Para impedirlo, de un lado se prohibe que esclavos ni libertos ( voz esta entonces no usada, en toáo caso se diría ahorrados) sean empleados en tareas marítimas; también se prohibe que barco alguno esté sin rumbo,{^) esto es, carezca de una pieza movible que cierra una abertura del casco y que puede retirarse a voluntad, estando la nave varada en tierra, con lo que es imposible botarla a la mar. En fin, relación con el trato de los esclavos tiene mayormente el cargo y función del verdugo. El principal quehacer de este no eran las ejecuciones capitales, como vulgarmente se supone, sino los azotes u otros castigos corporales de los pequeños delincuentes, entre los que ya hemos visto los esclavos ocupaban buen lugar. En febrero de 151S se contrata por salario anual de tres doblas a un esclavo — no hay peor cuña...— llamado Juan de Castilla, que ya a servicio de su amo, hasta entonces verdugo, ha hecho « cierta ejecución de justicia y parece ser hábile » . En 1523 lo era cierto Valladolid que gana 2.000 mrs., unas 4 doblas al cambio de Canarias. Esta población esclava numerosa, aunque imposible de cifrar, no excluía la existencia de trabajadores libres. Contra su osadía al pedir « jornales y soldadas inmensas » , toma medidas el Cabildo en 1521, en mayo y junio, pues se trata especialmente de segadores: « se han encarecido... y aun ponen limite en el servicio, que no quieren segar sino ante de mediodía » y para ponerles coto se pregonan los textos del Ordenamiento Real, citados puntualmente por el secretario del Cabildo ( p. 203); pero por queja posterior, de 26 de junio, no parece que la medida tuviese eficacia. Mas el nervio de la población, sin duda lo constituían los campesinos libres, dueños de sus hanegas de tierra recibidas en repartimiento de manos del Adelantado en virtud del poder de Sus Altezas. Lo único que vemos en favor de esta clase en los acuerdos del Cabildo, es la conversión de ciertas partes de la dehesa, primeramente la faja entre los caminos de la Orotava y de Tacoronte, en tierras concejiles, divididas en « hagas » de 30 y 25 hanegas, arrendadas por 9 años, con ventaja para los propios y para los labradores, que se dice en varias ocasiones que son los más de los vecinos; estas tierras que llaman de San Lázaro, por la ermita que ya estaba en su comienzo yendo desde la ciudad, y que luego se amplían por la izquierda comprendiendo lo que ya se llamaba El Rodeo o Los Rodeos, se cercaíi con sus gancelas a costa de los propios ( julio 1521). No dejan, es claro, de protestar los ganaderos, y los regidores, que cuando no son del gremio están influidos por sus intereses, se revotan ( 5 noviembre 1522). Mas el Adelantado se mantiene - Cjr Esta acepción - de mmfto, aunque cbnocida de los lexicógrafos ( Corominas, s. v.) es rara y se cita a T- erréros,' siglo XVIII, coiiiO piíimera. autoridad; nuestra cita le lleva tnás de dos siglos de ventaja. IX firme en lo acordado; que era su política lo demuestra que ya antes, en marzo del mismo año, confirmó a la Arautava la dehesa de la Caleta, con condición de que la otra, la que se llamó de San Sebastián y que poseía el Cabildo desde hacía más de veinte años, se destinase para siembra, arrendada a los vecinos. La misma preocupación para proteger el cultivo se muestra en las medidas para cercar las suertes del Peñol y otras, siempre invadidas por el ganado. Producción y consumo. Son infinitas las referencias sueltas a detalles de la vida económica de la isla, pero renunciamos a sistematizarlos en este lugar; apenas nos referiremos a algunos de más bulto. La producción azucarera de la que tanto se ocupaba el Cabildo en los primeros años, es ahora tema menos frecuente; apenas en 1519 y 20 se habla del nombramiento del lealdador, con seis mil mrs. de salario, pero parece que no sigue. La poca intervención deberá atribuirse a la normalidad alcanzada por esa producción más que a crisis de ella, por el momento; los interesados siguen pidiendo maderas para los ejes de los ingenios. Curiosa noticia es la de dulces y golosinas populares en febrero de 1523, que el Cabildo quiere reprimir porque, dice, enferman a los niños ( p. 185). La madera es artículo de exportación y a beneficio del Cabildo, único señor de los montes, que acude a ellos para obtener recursos para sus salarios y obras; son continuas las resoluciones regulando y limitando su explotación, y en todo caso hay que desecharla idea supuesta de que se consintiesen incendios de montes para hacer tierra. Se permite cortar para uso de vecinos; para cercas, solo de brezo; para fabricar, para carretas, para caravelas, etc. y aun se señalan ciertos montes con exclusión de los del término de la ciudad. La saca está sujeta a permiso especial y a fuerte arancel, salvo en casos como para los monasterios u hospitales de Gran Canaria, que se concede de gracia. El cese de comunicación con Gran Canaria, desde febrero de 1523 a causa de la pestilencia que esa isla sufre, paraliza la saca de maderas y leñas que tenían ese destino únicamente. Pero las producciones de consumo interior, a favor del crecimiento de la población y por temor de su escasez, preocupan mayormente al Cabildo; probablemente representan valores estimables aunque escaseamos datos cifrados. Ante todo el trigo y la cebada, desde la obtención de la facultad de saca del tercio de la cosecha de cada vecino (}) adquieren importancia capital para provecho de la isla; de ella se proveen las islas comarcanas, incluso La Palma y La Gomera y sobre todo Gran Canaria, tan falta de este esencial mantenimiento que en ocasiones apela a actos de fuerza para sacarlo del puerto real de Santa Cruz, como ocurrió en septiembre y octubre de 1521 ( p. 107) cuando por dos veces una carabela armada y en ella Juan de Narvaes, regidor de Gran Canaria, tomó por fuerza de armas naves surtas en el puerto y cargadas de cereales. Aunque se protesta de semejante agravio, sigue enviándose trigo y aún en ocasiones se hizo un reparto forzoso a este fin O Publicada en Acuerdos, II, pág. 264. Es de fecha de 28 de enero de 1512 ( no febrero como ahí se consigna por error). Luego hubo otras confirmaciones. ( p. 84); también el diezmo para los abades tiene derecho de saca y a veces se presentan privilegios reales a favor de personas autorizándolas a sacar cantidades de trigo. El problema se complica porque a menudo las cosechas son insuficientes y el mismo- privilegio de saca del tercio tiene la expresa reserva de « si la isla CvStá pro* beída » . Con base en ello el Adelantado y el regimiento pretenden reservarse la concesión de las licencias de saca, lo que da lugar a difíciles competencias. La puesta en cultivo de tierras concejiles desde 1521 parece aliviar la escasez y el Cabildo hace graneles en que guarda su trigo como reserva y recurso para sus obligaciones. Además a menudo hay buena cosecha de cebada, cuando ha sido corta la de trigo, como en 1520 ( p. 54); en deliberación de 26 septiembre de 1522 se expone con detalle el curso del mercado de granos con sus oscilaciones; se calcula la cosecha de hogaño en 100 mil hanegas — en lugar de 50 mil de antaño— y el consumo insular lo reducen a 30 mil, tanto más que hay mucha cebada, de la que se mantienen « los naturales de Gran Canaria y gomeros y guanches y esclavos, que es la cuarta parte de la isla » . Y entonces es cuando el Cabildo acuerda ( 15 junio ] 523) que el pan valga por moneda forzosa para pago de mercaderes, a razón de 200 mrs. la hanega de trigo y 100 la de cebada, con saca aun fuera del tercio; hay el precedente del azúcar, ya vigente de años; pero los mercaderes se agravian e invocan las leyes de estos reinos de Castilla para negarse a admitir el pago de sus créditos en especies. Un nuevo cliente aparece ahora: en 11 abril de 1524, Antón Joven, regidor, pide autorización para embarcar 500 hanegas de harina para Indias; para conseguir la licencia invoca que son de tercias y que tienen gorgojo! Otro tema habitual es el de las carnes, que todavía escasean más en la carne-cería de la ciudad. La raíz castellana de los señores del Cabildo se manifiesta, no obstante, en la preferencia por la ganadería frente a otras grangerías — una fuente se lamentan que la cortan los hortelanos para regar, siendo así que debería aprovecharse para abrevar bueyes ( p. 51) — . Tal vez por las prolijas reglamentaciones y tasas minuciosas, las carnecerías pasan a veces meses sin pesar carne alguna; se trata de remediarlo haciendo repartimientos forzosos entre los criadores, tasando la carne un maravedí menos fuera de la ciudad... Como todo esto es inútil contratan directamente con los ganaderos, que son ellos mismos: Pedro de Lugo, que « tiene más carneros que nadie en la isla » , Gallinato, ambos regidores, etc. El recurso a que al fin acude el Adelantado, no sin protestas, es subir el precio de 8 a 10 o 12 mrs. ( abril 1523) y desde entonces hay carne y « evitan muchas dolencias que se nos han seguido por no haberla » , dicen los vecinos. Se han hecho carnecerías nuevas en la plaza de San Miguel de los Angeles, hoy del Adelantado, pero se piden otras en el centro de la ciudad, y así se acuerda sin quitar las primeras. Poco se habla de otros ganados: en 1524 se preocupan de la remonta para que haya caballos de buena casta; tenemos también la primera noticia de camellos en la isla: en mair-zo de 1521 hay dos camellos en la villa, a los que Castellano acusa de - tinosos y sarnosos. Mala acogida tuvieron los prirneros ejemplares de este sufrido ganado, que ha venido a extinguirse en estos días, tras cuatro siglos y medio de asistencia. XI El vino del país es ya un producto corriente, pero necesita protección írente a los precios del de fuera parte, como ahora. Estos no pueden venderse hasta que aquel ha sido consumido, por enero o febrero, según declare el Cabildo; no faltan las quejas de los consumidores y también de los cosecheros, estos por la tasa, y en cierto momento, en 1519, se revoca la restricción del vino de fuera, aunque luego se vuelve a la ordenanza. Exportar no se sueña siquiera. También se consume uva en septiembre, naturalmente, tasada. Comercio. Las artesanías siguen trabajando y multiplicándose, aun luchando con el reglamentismo y las tasas prolijas; así la de candelas de cera y sebo. El espartero es provechoso « por ser esta isla de labranzas y haciendas del campo » ; un sillero ( de montar) y adarguero, « porque hay mucha necesidad de él » , recibe salario de 6 doblas de oro; en cambio son perseguidos los que hacen goragías, cirugías. Se hacen carretas, caravelas... Pero en el terreno mercantil lo más notable es el intento de mercado franco semanal que, a petición de vecinos, acogen unánimamente los regidores en noviembre de 1521 ( p. 113); en la plaza mayor de la ciudad, « do son las casas de Su Señoría y las casas del Cabildo » los sábados toda persona puede « traer y vender en ella sin pena ni calumnia, todas cosas de mantenimientos » que enumeran ampliamente y aun incluyen todos los géneros de consumo como corambres, calzados, especiería, mercería, joyería, trapería, carbón, loza y todas mercaderías, « libremente a los precios que quisieren, sin embargo de cualquier defendimientos y ordenanzas y tasas » . Y aun por el jabón y la sal, que son rentas de la isla, por aquel día no se lleven derechos algunos. Se dicta una amplia ordenanza que nos deja atónitos por su franquía y libertad tan contrarias al habitual y minucioso ordenancísmo de la época. Como era inevitable la reacción no tarda en estallar de parte del mismo mudadizo Cabildo; ya en 30 de diciembre se denuncia la reducción de las rentas dispensadas en el mercado. Todavía en 24 de enero del 22 se prohibe vender fuera de la plaza y se autoriza a los vecinos de ella a hacer portales sobre esteos, de 14 pies de hueco, para abrigo de los vendedores; pero no pasa de febrero que se revoca del todo el mercado franco de los sábados « porque de los sabios es mudar el consejo » . El Adelantado les recuerda que ellos mismos, los regidores y a petición del pueblo lo tenían acordado y que si ellos han mudado, no así el pueblo; y manda que se junte todo el pueblo en la iglesia de San Miguel y se tome su parecer; pero en fin cede esta vez ante el criterio también ahora unánime de los veleidosos regidores. No hubo tiempo en verdad de apreciar las ventajas o inconvenientes del nuevo e inusitado sistema de « libre cambio » . Incluso la ordenanza que prohibía la venta fuera de la plaza, nos dicen en 1523 que no se cumple y el Ldo. Valcárcel pide que sea suprimida, pues es en perjuicio de muchas personas pobres que viven de vender pan y hortalizas en sus casas. En junto vuelven las tasas y reglamentos minuciosos, las prohibiciones de sacar mantenimientos, luego todas mercancías, incluso importadas. Gracias a la inefectividad de estas medidas no se llega a la asfixia del comercio. Entre los tratantes XII afectados, especialmente en ropas, se mencionan los flamencos, pero también se traen de Córdoba y Baeza. En 1524, además de las harinas « hediondas » de Jové, Gallinato manda a Indias 500 quesos de La Palma. Salud. Preocupación mayor y bien justificada del Cabildo es la salud pública y, ya sea por su diligencia, ya por voluntad de Dios, sus desvelos tuvieron pleno éxito en estos años, que fueron de gran peligro. Aunque esporádicamente siempre se habló de que en tal o cual sitio había enfermedades, por lo cual debían visitarse los navios que llegaban al puerto de Santa Cruz; en realidad sólo allá por 1513 y 14 hubo cierta alarma, por darse el caso en Gran Canaria, donde dicen hay modorra. La tranquilidad sigue en estos años ahora comentados, aunque se mencione mal pestilencial en Lisboa ( abril 1520), Berbería ( abril de 1521 y de 1522), la Madera ( mayo 1521 y mayo y julio del 22); ya en junio de este último año es mayor la preocupación y se manda desterrar, esto es, aislar en cuarentena, todo lo que venga de Castilla, hombres y mercaderías. Pero desde 1523 el peligro es inmediato y acuciante: primero se denuncia en Gomera ( enero), enseguida también en Lanza-rote y Gran Canaria — y la ciudad de Gibraltar, curiosa mención repetida, que hace suponer que Castilla en conjunto no está afectada por la plaga—. La declaración de pestilencia en Gran Canaria causa verdadera alarma, incluso trata de ocultarse en un primer momento, pues en el acta de cabildo de 20 de febrero en que se hace constar, junto con las demás islas afectadas, es tachado el nombre de aquella, aunque ya no se disimula en el cabildo siguiente, del 27. En él se acude ya a los grandes remedios; se ordenan las nueve misas de N." Sra. a los frailes de San Francisco y también que se hable a los agustinos de Santo Espirito y al vicario y abades ( clero secular). Se somete a destierro, en bien precarias condiciones, en el Puerto de los Caballos, a los venidos de Gran Canaria, entre los que por caso, se halla el médico bachiller Funes, recién contratado, y su familia, y allí permanecen todo un mes. En todo el tiempo que comprende nuestro libro no remite la pestilencia en Gran Canaria. Prohibido el trato con esta isla, se supone cuan difícil tiene que ser su situación alimenticia por falta de pan y en marzo y en abril se les manda trigo, — aunque no de dádiva, sino a un real menos de como valga en Gáldar, que es por donde se hace la plática, pues se dice que « esta parte está sana y se guarda » . La cuenta ( pág. 204) arroja J^ dobla por hanega de las 272 que les venden. Constan envíos en otras ocasiones; pero el teniente de Gran Canaria dice que sólo salud les falta, de lo que hay que suponer que por las mismas trágicas circunstancias el consumo se había reducido fuertemente. En fin cuando se cierran nuestras noticias, en junio de 1524 ( pág. 239) se dice que « agora hacía dos días vino de Gran Canaria un navio que por cartas y testimonios trae que se abrasa la dicha isla de pestilencia y viene mucha gente y ropas y lo desembarcaron y están en esta isla y ciudad » ; como esto es contra estrictas ordenanzas y gran peligro, se culpan de ello mutuamente el Adelantado y los regidores y de nuevo insisten en medidas rigurosas. Y ciertamente la isla de Tenerife se salvó del azote; probablemente de casualidad. XIII Poca o ninguna parte pudo tener en ello la asistencia médica. El bachiller Funes habla tenido el cargo en años pasados, desde 1515, con intermitencias por desacuerdos con las pagas del Cabildo. En marzo de 1521 se busca otro médico, al que se promete el mismo salario de 60 doblas, el Dr. Ximenes, que gana desde mayo; pero al año se le despide por unanimidad de los regidores, quedando la isla sin titular, pues aunque se gestiona la vuelta de Funes, cuando este se presenta en febrero de 1523, coincide con el cierre del puerto por la peste y el doctor se está un mes desterrado, como hemos visto. Se le abonan 80 doblas de propios con los apuros de costumbre. También hay el boticario Salazar, siempre con quejas por los precios que lleva, como ahora. Para asegurar la incomunicación con todas estas islas apestadas se disponen guardas en todas las caletas y abras, pero de las reiteraciones e infracciones denunciadas, se deduce que poco se cumplía. Pero con ello tenemos una completa lista de esos puertos y desembarcaderos de la isla, en número de 47 ( pág. 191), casi todos con los mismos nombres con que han llegado hasta hoy, que es cuando están cambiando rápidamente con los complejos turísticos. Como enfermedad endémica sigue la lepra y también los propósitos de desterrar a Gran Canaria, « do está la casa de Señor San Lázaro » , a los enfermos; se citan 6 nominalmente, pero es dudoso se llevase a cabo; y de hecho la contagiosidad era más temida que efectiva. Las obras concejiles. Por estos tiempos suelen llegar a término, lo que ocurría pocas veces antes. El corral del Concejo, para guarda de ganados cogidos haciendo daño, es proyectado con muro de piedra en agosto de 1518, y aunque se pensó tenerlo en invierno, solo se remata en enero y es entregado listo en marzo del 19, salvo un caballete sobre la puerta, que se hace luego. Las carnecerías que habían tenido varias instalaciones muy precarias, se hacen ahora como dijimos. La cárcel recibe gran mejora, pues se hace aposento aparte del calabozo, para « los hombres de bien » , que se ve la frecuentaban tanto como los delincuentes. Además se aprovechan estos locales para sobradarlos y disponer encima los graneles del Concejo. Otra obra que realiza el Cabildo es la mancebía; se proyecta con todo detalle para que sea suficiente y recia en marzo de 1519, con casa para t\ padre de las mujeres y 10 casillas o boticas para ellas, y se hace pronto; pero visto el poco rendimiento, en 1521 se autoriza al arrendador para que deje a las pupilas vivir fuera y haga establos en las boticas... Pero la verdadera obra de romanos del Cabildo, la que consume todas sus atenciones y posibilidades y para la cual hay que arbitrar recursos extraordinarios, es la eterna traída de aguas a la ciudad, la « labor del agua » . En los volúmenes anteriores de estos « Acuerdos » se habla ya copiosamente de esta empresa, para la cual nuestros conquistadores, andaluces que eran, se muestran sorprendentemente mal preparados. Ello se deduce de las continuas vacilaciones, los repetidos cambios de plan y sistema para la conducción del agua desde la Sierra del Obispo, que hoy llamamos de las Mercedes, hasta la plaza de Sr. San Miguel. Su estudio merecería XIV un trabajo especial; (') tan pronto se adoptan canales de madera sobre esteos, como atanores de barro en tierra o debajo de ella. Aparecen palabras técnicas desconocidas o poco usadas: traste, parales, pesar el agua, atanores pulaqaez,... Tan pronto se remata la obra o parte de ella, como se hace a jornal con un veedor del Cabildo; la falta de orden lleva a cesar los trabajos y pagar al maestro contratado sin que trabaje y a soltar frases como « que se saquen dineros de cualquier parte » . Pero, aunque tarde, la empresa tuvo coronación; en enero de 1523 está el agua en San Francisco y cuando se prepara la fuente o pila de la plaza mayor surge la ruda oposición de Castellano y otros para que se lleve antes a la Villa de Arriba, a la plaza de la Concebición de donde fácilmente discurrirá el agua a las pilas de los Remedios y de San Miguel, más bajas; prevalece el primer intento sin perjuicio de hacerla subir luego a las otras plazas. Y en 4 de julio de 1524 se pregonan unas detalladas ordenanzas para guarda de las madres y conducciones y uso de las pilas. En cuanto a los recursos para tan « gigantesca » obra, bastará recordar que el trigo de las tierras concejiles es destinado a la labor del agua y que mediante provisiones reales que lo autorizan, se imponen sisas por cantidades de 1.000 y de 2.000 doblas, pagaderos por los vecinos sobre ciertos artículos de primera necesidad; esta última, pendiente en el momento que el agua ha llegado a la plaza, pero aun quedan muchas obras accesorias. Junto a tal empresa no vale la pena recordar los cuidados para que la laguna de la ciudad a la que dio nombre, se mantenga hasta fin de verano ( 7 septiembre 1520); para que estén expeditas y corrientes las fuentes públicas del campo como la de García, una de las principales, etc. Culto y cultura. De las referencias de estas actas capitulares y de otra documentación se saca la impresión de que hubo notable diferencia entre el valor social y moral del clero regular, en nuestro caso franciscanos y agustinos, y el clero secular constituido por el vicario eclesiástico y los abades vicarios, ya que el titular del beneficio de la ciudad de San Cristóbal, no resid��a en las islas. La autoridad episcopal suele manifestarse más bien por visitadores, delegados de los obispos ya que estos, salvo Muros, al parecer raramente pisaron la isla. El vicariato solía ejercerlo un clérigo residente o vecino de Tenerife, Diego de Herrera, Fernán García, Juan Yanes, acaso otros. En 12 de julio de 1518 se presentó al Cabildo el bachiller Pedro de Pavía, con título de vicario foráneo, visitador del obispado y cura de ánimas de los lugares de San Cristóbal de La Laguna, Santa Cruz, Sauzal y Taganana, en nombre y con poder del obispo don Fernando de Arce, y permanece o frecuenta por lo menos la isla, pues le vemos actuar hasta 1521. Se ocupa activamente, en febrero de 1520, de la fábrica de los Remedios, la nueva parroquia creada por el O Comenzóse con acierto por la Srta. M.'' Isabel Santana Perdigón, como tesis de licenciatura en la Universidad de La Laguna, en 1983, bajo el título: Abastecimiento de aguas en La Laguna; pero dificultades momentáneas, debidas al traslado de locales del archivo municipal de la ciudad, impidieron completarlo con documentación inédita, que en parte aparece aquí. El trabajo quedó por esa razón inédito hasta ahora. XV obispo Arce a petición del Cabildo.(') Los regidores aprovechan sus peticiones de ayuda para la obra, para formular a su vez sus requerimientos por el abandono en que tiene el culto « el clérigo Lara, que tiene el beneficio, que se va desta isla y no deja el recaudo que conviene » . Pavía responde que ya ha requerido al dicho Lara para que presente los clérigos que la constitución manda y que no ha querido ni quiere, y que él, si los trae y nombra el regimiento, los hará pagar a costa del beneficio. Los regidores objetan « que el traer de los clérigos y proveer es dado a él y que él los traiga » . Lo no explicado del caso es que sabemos que Rodrigo de Ar-gumedo, el chantre gaditano, tenía el beneficio por merced real desde 1509 por lo menos — hacía seis años cuando en 1514 trata inútilmente de desplazarle un fray Pedro— (^) y que sigue con él en 1525. Este clérigo Lara, beneficiado en 1520, ¿ sería un agente suyo? A tenor de lo que consta en dicho cabildo parece que actuaba por sí mismo.(*) En 1525 el Cabildo realiza un último esfuerzo para reducir al indeseable e indomable Argumedo, esfuerzo tan infructuoso como todos. Se hizo una información de testigos, en la cual se calculó en 600 doblas de oro la renta del beneficio y se señaló que los cuatro vicarios que en total sirven en lugar del beneficiado en las dos parroquias y tres iglesias foráneas — Santa Cruz, El Sauzal y Santa María de las Nieves, esto es, Taganana— que comprende el beneficio, reciben solo cada uno 20 doblas y 15 hanegas de trigo anuales; por lo que sirven mal y no se hallan clérigos que vengan sino « venedizos e estrangeros ydiotas de poco saber » . Los testigos declaran que los vecinos al no poder disponer misas votivas y ni aún oírlas en sus parroquias, se van enojados a los monasterios y dicen que no aprovechan los diezmos que pagan.(*) Todo fue inútil y Argumedo conservó su renta arbitraria, aun después de la nueva forma dispuesta por el Emperador en 1533, hasta que Dios le llamó a cuentas en 1539; claro que en Cádiz y Jerez dejó fama de generoso benefactor. Al vacar la mitra por fallecimiento en 1522 del obispo Arce — en Sevilla donde moraba desde hacía años, por lo menos desde el 17— el Cabildo, a fines del mismo año, se interesa para que sea nombrado obispo de Canaria fray Vicente Peraza, dominico de distinguido nacimiento, hijo de los señores jurisdiccionales de Fuer-teventura, Pedro Hernández de Saavedra y doña Constanza Sarmiento; se sabía había sido destinado a la diócesis de Darién en Indias y los regidores proponen su (') En « Acuerdos » , III, p. XIII, atribuimos erróneamente la creación de esta segunda parroquia al deseo de sustraerla del beneficio detentado por el chantre Argumedo, siempre ausente en Cádiz; por documento de 1525 que luego examinamos, sabemos que ambas parroquias, con otras iglesias sufragáneas, estaban incluidas en su monopolio beneficial. O Vide « Acuerdos^, III, p. XIII y p. 238. (') Ya Viera, conoció este episodio ( tomo IV, libro XVII, & 12) pero no la simultaneidad de los beneficios de Argumedo y de Lara. Rodríguez Moure, en nota publicada en la edic. de Viefa,~ e'd. " Goya, 1952. III, p. 202, vio la dificultad, para la que no halló solución, igual que nosotros. (*) La Información, de 4 de agosto de 1525, en Arch. Municipal de La Laguna, Sec. I, A- III- 1. Vi-de nuestro apéndice primero. XVI incorporación a la nuestra, pero en vano. Promovido a la sede de Canaria un obispo absentista, don Luis Cabeza de Vaca ( 1523), siguió en manos de un provisor, Martín Ximenes, que recibe quejas por abusos cometidos por jueces eclesiásticos, contra los que se acude también a la corte y se consigue un privilegio, cuya eficacia desconocemos. Otro pleito eclesiástico se comenzó a zanjar en estos años: las dos parroquias de la ciudad competían por la exclusiva en los cultos oficiales y por el reparto de la renta de obra o fábrica. El obispo Arce, el creador de la de los Remedios, mandó que esta renta se dividiese desigualmente, los 2/ 3 para esta y el tercio restante para la Concepción, y aun en mayo de 1521 el Cabildo acordó sacar las procesiones también de aquella ( p. 88). Ahora, fallecido el prelado, los feligreses de la « Villa de Arriba » reclaman su justicia, pues su iglesia « es más antigua, justo fuera que primero se edificara, pues ya en la iglesia de los Remedios la capilla mayor está acabada y el cuerpo de la iglesia, aunque de prestado — esto es, aprovechado de la ermita anterior— tiene forma y manera de iglesia en que los parroquianos de ella pueden oir el oficio divino, lo cual todo falta en la iglesia de la Concepción » . Sobre esta división de la renta y el salir de la procesión de Corpus y otras procesiones generales y la precedencia de las cruces hubo pues diferencias, y para pacificación el Cabildo y los parroquianos de ambas iglesias hicieron transacción en 9 de octubre de 1523, cuyo detalle no tenemos en el documento que seguimos, incom-pleto,(') pero sabemos por otras copias que repartió por igual los fondos y estableció la alternativa para las solemnidades, razonable acuerdo que todavía no fue posible imponer hasta 1527. Estas procesiones eran muy fatigosas para los vecinos que tenían que hacer de mandamiento « castillos y otras maneras de invenciones con gastos excesivos » repartidos por los mayordomos de los oficios — todavía no se usaba la voz gremio— a lo que se opone en vano el personero Alfonso de Llerena que pedía una simple procesión religiosa, en abril de 1524. De la buena opinión del Cabildo para los frailes hay varias manifestaciones, lo que no impedía que por cuestiones baladíes — tierras de la dehesa o aprovechamiento de aguas— surjan discordias que llevan al entredicho, al que tan aficionadas eran las jerarquías eclesiásticas; no usaba menos de él el vicario secular, por motivos tan fútiles. Pero aun así el Adelantado y regidores desean más conventos y en 3 de junio de 1524 acuerdan crear uno de « monjas de la orden de señor Santo Domingo » y que han de venir además tres frailes para residir, predicar, confesar y decir misa ( p. 235). Tal vez les estimulaba el mal servicio del clero secular; sabemos por Viera que el proyecto no tuvo efecto por entonces. Mas el Hospital de Señor San Sebastián que el Cabildo administraba a base de una fundación de Pero López (') El acuerdo de 1523 está incompleto, por la laguna a que nos hemos referido, en las actas, en este Libro II de Cabildo; pero ahí mismo se dice que se copió en hoja anexa al cabildo de 20 de mayo de 1527, en el Libro III de Cabildo. Vide además Viera, IV, libro XVII, & 30 XVII de Villera no iba mejor. La obra está comenzada pero detenida y menudean las quejas de la mala administración de las rentas por los mayordomos. Podría pensarse que el hospital es asunto del capítulo de salud pública; nada de esto, es simplemente una obra pía para bien de las almas de sus patronos: en 17 de junio de 1519 los señores acuerdan solemnemente constituir en él una cofradía para aprovechar, dicen, el hospital en honra de los bienaventurados mártires San Sebastián y San Fabián ( p. 45). Al fin, en 29 de agosto de 1523, recuerdan que el hospital fue fundado para enfermos pobres! Dan orden que se alojen en él cuatro pobres y para su mantenimiento les dé el mayordomo, que cobra 4.000 mrs. anuales de salario— 60 mrs. cada día y aparte, las melezinas o medecidas, se paguen de limosnas. Otra obra pía no menos descuidada es la de enseñar al que no sabe. No hay indicio de que los clérigos abades, destinasen el tiempo, ya que no lo invertían en el culto divino, en enseñar a los jóvenes. Para este fin, desde 1516 el Cabildo abonaba salario de 8 doblas castellanas, ¡ aunque en madera!, al bachiller Fernando de Fraga « que tiene oficio de mostrar gramática, el cual no gana tanto cuanto le es necesario » ( Acuerdos, 111, 158). Pero ya alegando la escasaz de propios, ya que « no muestra ni hace lo que debe » , tan pronto se le revoca como se le mantiene y hasta se le promete doble sueldo. Solo se consolida su posición cuando la corte asigna sueldo a cargo del almojarifazgo para un maestro de gramática y entonces el Adelantado y regidores designan al discutido bachiller para disfrutar de la merced real en esta isla; la cual parece independiente de cualquier petición del Cabildo, que no consta en ninguna de las capitulaciones que conocemos. La Ciudad de La Laguna. Finalmente cerramos estas notas con el recuerdo de la titulación como ciudad de la villa de San Cristóbal, fundada en 1496 por don Alonso Fernández de Lugo. Era esta una de las peticiones de mercedes que llevó Juan Benítez a la corte; cuando se habla de ellas en julio de 1518, el Ldo. Valcárcel dice que es más honra que provecho para la isla y que por tanto no debe insistirse, en beneficio de las otras peticiones de más interés. De hecho no se obtuvo hasta mucho después, en 1531; y es por iniciativa propia, mientras se pide a SS. MM. que en 21 de junio de 1521 el Adelantado crea la ciudad de San Cristóbal de La Laguna: Su Señoría ( el Adelantado don Alonso), el Sr. Doctor ( Sancho de Lebrixa), con los alguaciles mayores y regidores dijeron que por servicio de SS. MM. y honra de esta isla y vasallos de SS. MM. que de aquí adelante y para siempre jamás, esta villa de San Cristóbal se intitule de nombre de ciudad ( pág. 95). ¡ Para siempre jamás! Amén. ORGANIZACIÓN DEL CABILDO por LEOPOLDO DE LA ROSA En los dos volúmenes anteriores de los Acuerdos del Cabildo de Tenerife hemos analizado el proceso de formación del municipio- isla, desde que terminara la conquista hasta el momento que sus actas abarcaban. Siguiendo esta pauta, parece obligado indicar en éste si en el lapso de tiempo comprendido desde mediados del 1518 a mayo de 1525, fecha de la muerte del primer Adelantado, se producen algunos cambios en la organización de su ayuntamiento. En verdad son escasos: el nombramiento de regidores y jurados por la Corona; la pugna sobre la designación de personeros y otros particulares, no son nuevos, se dan ya en el anterior período, aunque en éste se acentúen. Casi podemos afirmar que, en orden a la organización del Cabildo, sólo tuvo importancia una carta real que presentó, entre otras, Andrés Suárez Gallinato, mensajero a la Corte, a su regreso, el 28 de septiembre de 1521, que se transcribe literalmente en el acta del 16 de octubre siguiente y está fechada en Barcelona, el 20 de agosto de 1520, por virtud de la cual se dispone que el número de regidores de la isla quede reducido a ocho, de los diez y seis que había y añade: « e prometemos por nuestra fee y palabra real que no proveeremos ni haremos merced de los dichos oficios por vacación ni por renunciación hasta que se reduzca al dicho número » . En el capitulo V de los que dio el Cabildo a Juan Benitez, el 19 de noviembre de 1517, se pedia se fijase su número en doce, mas un fiel ejecutor, pero el caso es que la Corona lo redujo a ocho, sin hacer expresa mención del fiel. Tal medida había de dar lugar a varias incidencias. Es sabido que discutida, con evidentes razones jurídicas, la facultad del Adelantado de nombrar regidores y fijado el principio de que la misma era de la exclusiva competencia de los Reyes, se llega aun a más, a declararse por el Consejo que cuantos tenían nombramiento hecho por don Alonso de Lugo debían solicitar la confirmación real. Así lo hicieron la mayoría, pero Guillen Castellano, bien por su idiosincrasia o basado en sus méritos de conquistador y la circunstancia de ser XX regidor desde el 1497, al constituirse el Cabildo, no la había pedido y basándose en este incumplimiento, cuando en 1519 Juan Pérez de Aguirre, paje de los Reyes, solicita un oficio de regidor, lo obtuvo, con el expreso apoyo del Adelantado, dispuesto ahora a sacrificar a Castellano, quien, naturalmente, recurre y logra de la Corona la confirmación en su oficio, en atención a sus méritos, pero, para no incumplir su reciente promesa de reducción de regidurías, ni dejar sin efecto el nombramiento de Aguirre, por sobrecarta de 23 de etiero de 1520,(') se dispone que « an-bos dos sean regidores desa dicha isla e que por fin e muerte del que primero de- Uos falleciere el dicho oficio sea consumido » . Aguirre había servido a los Reyes en Flandes y en España y contaba con buenos valedores y para el político de escasos escrúpulos como siempre lo fue Fernández de Lugo interesaba mucho más su amistad que la del escrupuloso, un poco apagado y sin poderosos amigos Guillen Castellano. En otro caso, a la muerte de Rafael Ponte, un influyente caballero, Luis Ortiz de Gatica, veinticuatro de Jerez, consigue para su hijo Diego merced de la regiduría que dejaba vacante, por real título dado en Vitoria el 12 de abril de 1522. Juan de Trujillo, sin duda pariente suyo, lo presentó en cabildo de 13 de junio siguiente; acuerdan obedecerla, pero recurrir de su cumplimiento, con base en la promesa real de reducción del número de regidurías, a lo que debió acceder el Consejo, ya que Diego Ortiz de Gatica no llegó a ser regidor de Tenerife. f) Bastante mas dudoso era el caso que se planteó cuando Francisco de Lugo, que era regidor de La Palma, presentó en el cabildo de Tenerife de 15 de junio de O En el Apéndice I, el nombramiento de Aguirre y la sobrecarta de 1520. En el II, la solicitud del interesado y la carta de Fernández de Lugo en su apoyo. Aguirre obtuvo también de los Reyes la escribanía pública de La Orotava, que el Adelantado había dado diez años atrás a Sebastián Ruiz, quien no había logrado su confirmación, pese a las gestiones de Francisco de Corvalán, a quien dio poder al efecto cuando éste iba a ir a la Corte, el 7 de julio de 1509. Aguirre traspasó sus derechos al mismo Sebastián Ruiz, para conseguir a poco otro oficio de escribano, ahora el de Icod- Daute, que también vendió. Protocolos del escribano Hernán Guerra, por E. Qz. Yanes y M. Marrero, I. E. C. La Laguna, 1958, n. » 435. Acuerdos de 25- 5- 1520, 20- 7- 1520, 19- 8- 1521 y 10- 4- 1525. f) Luis Ortiz de Gatica, recibido veinticuatro de Jerez de la Frontera el 4 de noviembre de 1519, estaba casado con doña María de Trujillo y testó en dicha ciudad, ante Fernando de Llanos, el 3 de junio de 1522. Fueron sus hijos: Juan Ortiz de Gatica « el Chico » , también veinticuatro de Jerez, recibido el 9 de agosto de 1522, casado con doña Beatriz Ponce de León, y Diego Ortiz de Gatica, quien, fracasado su intento en Tenerife, logró asimismo una veinticuatría de Jerez, pasó a Indias en 1542, para establecerse definitivamente en Chile dos afios más tarde, donde, unido a Francisco de Villagrán, fue de los fundadores de Santa María de Gaete, ciudad que más tarde había de tomar el nombre de Osorno, que - conserva, de la que fue encomendero en 1558, corregidor en 1560 y regidor en 1563. Casó en Santiago de Chile con doña María Marmolejo, hermana del primer Obispo de dicha capital don Rodrigo González Marmolejo. ( Arch. de los Marqueses de la Fuente de las Palmas, descendientes de esta familia, hoy de don Emilio Gutiérrez de Salamanca, en La Laguna). Es de notar que en el acta del cabildo de 13 de junio de 1522, sentada en el libro que transcribimos, no hay referencia a la presentación del título de regidor de Diego Ortiz de Gatica. Sus incidencias se hallan en expediente separado del propio Arch. MI. de La Laguna, S- 1, T- VI, 13. XXI 1520 una carta real por la que le concedían igual oficio en esta isla, la que fue obedecida y acordado su cumplimiento; pero vuelve a La Palma, para comparecer de nuevo en el concejo de Tenerife el 19 de octubre de 1521, fecha en la que ya Gallinato había presentado la carta de limitación de oficios y es en este momento cuanto se discute el que pueda o no admitírsele, tanto por lo que aquella provisión disponía, como porque se afirma que en su título se declaraba la incompatibilidad de ejercicio en ambas islas. Se acuerda dar traslado al propio Francisco de Lugo y que se forme proceso separado, que debió serle favorable, pues continuó siendo regidor de Tenerife. Es de presumir que cesara en el de La Palma. En marzo de 1522 muere Alonso de las Hijas, inquieto personaje, de curiosa familia de conversos no solo al, sino también del cristianismo, refugiado en sagrado por blasfemo y más tarde mayordomo de la parroquia de Santa María ( la Concepción), que desempeñaba el apetitoso oficio de fiel ejecutor con voto de regidor desde el año 1500. Los aspirantes a la vacante llovieron: su hija, María de las Hijas, que lo pretendía para su marido Gonzalo de Vivero, pese a haber pleiteado con él; Juan de Ochoa de Olazábal y Pero Suárez de Valcárcel, hermano del Ldo. Valcárcel, a quien en su momento recibió de uñas el Adelantado, pero que hacía tiempo era su pariente político y amigo, por lo que logra de don Alonso le dé mandamiento a su hermano para sustituir a Las Hijas. En el cabildo de 31 de marzo del 22, donde se presentan las peticiones, se plantea duro debate, y la mayoría, sin duda presionada más que por el Adelantado, que no asiste, por Val-cárcel, abogado y persona de notoria influencia, votan a favor de que se le reciba y algunos, como Castellano y Francisco de Lugo, pretenden basarse en la sutileza de que los oficios de regidor y de fiel son distintos y que la carta real de limitación sólo se refería a los primeros. El caso es que se le admite, pero, naturalmente, tal nombramiento no podía prosperar y muy pronto, aun cuando no conozcamos la fecha exacta, los Reyes disponen de él a favor del antiguo juez reformador de los repartimientos de las islas, licenciado Juan Ortiz de Zarate, que había casado en Gran Canaria con doña Ginebra de Muxica, hija del famoso conquistador Juan de Ceberio y hermana del poderoso regidor de aquella isla Bernardino de Lazcano, quien se posesiona del oficio por medio de su criado Orbaneja, en fecha que tampoco podemos precisar, si bien el 9 de octubre de 1523 se plantea debate en cabildo debido a que Ortiz de Zarate no había venido a la isla a ejercerlo y la almotacenía la desempeñaba por sustitutos, a lo que se opone el Ldo. Valcárcel, dolido, sin duda, al ver fracasado sus planes en favor de su hermano. Pero como era razonable su argumentación, el cabildo acuerda que Diego Fernández de Ocafia sustituto de Zarate, se abstenga de ejercerla, hasta que el titular venga a la isla, lo que parece no llegó nunca a efectuar, pero ello no fue obstáculo — sin duda por su influencia— para conservar el oficio, que años más tarde, siendo alcalde de casa y corte en la Chancillería de Valladolid, vendió en 200 doblas a Pedro de Trujillo, hijo del regidor Juan de Trujillo, quien obtuvo confirmación real el 21 de noviembre de 1532. El Cabildo se opone, pero después de largo pleito, ha de recibirlo. xxn De las pruebas que para el mismo realizara el Concejo de la isla, que se conservan en su archivo, en el año 1534 había ya tenido efectividad la reducción de oficios al número de ocho, que entonces eran ejercidos por seis supervivientes de la época del primer Adelantado: el Ldo. Valcárcel, los Bachs. Pero Fernández y Alonso de las Casas; Francisco de Lugo, Antón Joven y Juan de Aguirre y dos nuevos titulares: Doménigo Ri? o y Lorenzo de Palenzuela. Este último lo había obtenido por cesión del antiguo teniente de gobernador y alcalde mayor de don Alonso Fernández de Lugo Pedro de Vergara, que depone en el proceso;(^) y Rigo pof compra a Juan Ruiz de Requena, aun vivo; también vivía en aquel momento el antiguo escribano del Concejo Antón de Vallejo, quien igualmente había cedido el suyo. Otro de los cargos sobre los que se plantean discusiones en este período, al igual que en el anterior, es el de alguacil mayor. Es sabido que entre las atribuciones concedidas al Adelantado una era la del nombramiento de « alcaldes y alguaciles » , pero se le discute si tenía facultad o no para nombrar más de uno y como este oficio llevaba implícito el tener voto de regidor interesaba extraordinariamente a don Alonso de Lugo. Antes de entregar la jurisdicción al juez de residencia Ldo. Brizianos en 1518 lo eran Pedro de Vergara y Juan Benítez, de antiguo unidos en su desempeño, ya que en 15 de junio de 1507, designado el primero para ejercerlo, se concertó con el segundo para realizar su cometido « anbos a dos, por medio, hermanadamentt » ,(*) y de nuevo, al serle restituida la vara de la justicia, el 23 de mayo de 1520, designa a los dos alguaciles mayores. Muerto a poco Juan Benítez, en cabildo de 20 de septiembre del mismo año, nombra en el lugar de éste a Alonso Benítez de las Cuevas, su hijo, para aclarar, en el de 12 de noviembre siguiente, que lo es « de las entregas, como se contiene en su provisión. » El 20 de diciembre del propio año 1520, don Alonso de Lugo designa alcalde mayor a Pedro de Vergara, para sustituirlo en el oficio de alguacil mayor por otro pariente suyo, Hernando de Lugo, quien asiste a cabildo, en su condición de tal, a partir del 21 de enero de 1521, con lo que aumentó en uno el número de votos de sus parientes y amigos. De las dos magistraturas teóricamente representativas — jurados y personero— una de las primeras vacó par fallecimiento de Juan Perdomo y la obtuvo, por merced real fechada en Valladolid, el 6 de septiembre de 1520, un antiguo criado del Adelantado llamado Juan de Herrera, sobrino del canónigo de Canaria y vicario de Tenerife Diego de Herrera. Como a la sazón se hallaba en Castilla, consiguió por cédula dada en Medina de Rioseco, el 5 de diciembre siguiente, la prórroga ( 1) Arch. MI. de La Laguna, S- I, R- XII, 10. Un amplio extracto del mismo en el documentado estudio de José Peraza de Ayala Los Fieles Ejecutores de Canarias, en el « Anuario de Historia del Derecho Español » , Madrid, 1957. (') Arch. Hist. Prov. de Santa Cruz de Tenerife, reg. 3.° de Sebastián Páez, f."' 708. xxin del plazo posesorio en seis meses, que no agotó, pues se presentó en cabildo a tomar posesión el 25 de febrero de 1521.(*) La otra juradería la había obtenido desde el 1506 el antiguo protegido del Adelantado y luego su implacable denunciador Gonzalo Rodríguez, que aparece asistiendo a los cabildos por unos tres años. Su nombre no lo volvemos a hallar en las actas, pero cuando en 1532 el Bach. Alonso de Belmonte obtiene carta real de jurado de la isla, le es dada en la vacante producida por la muerte de aquél, lo que prueba que no había dejado de serlo.(^) Las actas que en este volumen transcribimos comienzan, precisamente, dando fe de la « elección » de personero: cada regidor emitía un voto para designar elector; los contenidos en las seis primeras papeletas insaculadas eran los que votaban secretamente a la persona que consideraban apta para ejercer el oficio y entre las seis papeletas el nombre que apareciera en la primera extraída ése era el personero. En 1518 le cupo la suerte a Juan de Armas, quien en cabildo de 13 de junio de 1520 advierte que se han cumplido los dos años de su ejercicio y pide provean. Nada se resuelve, hasta que el 29 de noviembre de 1521 se presenta un escrito pidiendo sea elegido nuevo personero: Pedro de Lugo, Vergara, Castellano, Juan de Trujillo, Francisco de Lugo y Antón Joven se oponen; los Bachs. de las Casas Fernández argumentan que como hay jurado no debe haber personero y sólo Val-cárcel, seguido por Jerónimo de Valdés, defienden la necesidad de esta magistratura. El Adelantado, satisfecho del parecer de la mayoría, se une a la misma y añade, « los que lo piden parece que se han movido con alguna nueva pasión y que se debe creer que en pocos días y en breve término se les quitará » . El 23 de junio del siguiente año, Jerónimo de Valdés, con motivo de la falta de carne, insiste en la necesidad de que se elija personero, a lo que el doctor Lebrixa contesta que « muchas veces se ha platicado en este cabildo y siempre se ha contradicho » que lo haya. El Emperador, por carta real fechada en Valladolid, el 21 de julio de 1523, dirigida al doctor Lebrija, le dice que « Hernando de Ponferrada, escribano público de la dicha isla de La Palma e vezino della, nos hizo relación por su petición di-ziendo que en las dichas islas de Tenerife e la Palma de tres o quatro años a esta parte no hay personero, ni quien procure por el bien público dellas... por ende que nos suplicaba y pedía por merced que conforme al fuero e ordenanza que avía en las dichas islas e segund se avía fecho en los años pasados, se eligiese el dicho personero en cada una de las dichas islas e que sobre ello proveyésemos como la nuestra merced fuese » . La resolución no era demasiado terminante, pues se limita a decir: « lo qual visto por los del nuestro Consejo fue acordado... e nosotros toví-moslo por bien, porque vos mandamos por esta dicha nuestra carta fuerdes requerido, veáis lo susodicho e hagáis e proveáis sobrello lo que de justicia devais e (') Arch. MI. La Laguna, S- I, T- VI, 12. (') Expediente de nombramiento de Belmonte, Arch. MU de La Laguna, S- I, R- VI, 17. XXIV mas cunpla al bien e procomún de las dichas islas e vezinos e moradores dellas, haciendo sobrello cunplimiento de justicia » .(*) No conocemos las incidencias que la llegada de esta carta real produjese en estas dos islas, aunque es de suponer que su recibo no debió ser nada grato al Adelantado y a la mayoría de los regidores. El caso es que en acta del cabildo de Tenerife anterior al celebrado el 8 de abril de 1524, ( faltan las comprendidas entre el 9 de octubre del 1523 hasta ésta, cuyo encabezado tampoco se conserva) figura actuando como personero el escribano público Alonso de Llerena, quien, el 29 de abril siguiente, dice que él « ten��a poca necesidad de ser personero y que fue por fuerza y costreñido » . Es indudable que el procedimiento que se utilizó siguió siendo el mismo ya conocido o quien sabe si aun menos democrático, como se deduce tanto de las palabras del propio Llerena, como de las de Bartolomé Benítez, pronunciadas en el mismo cabildo, al quejarse de ordenanzas perjudiciales aprobadas, cuando dice: « esto no procediera si mejor lo mirasen y si personero hubiera que lo reclamara. Más como el personero no fue elegido por los pueblos y no enviaron por los pueblos para traer su parecer para la elección... » De otros oficios concejiles hay constancia en las actas de este período, como del de mayordomo, en el que cesa Diego del Castillo para ser nombrado Antón Ximénez de Anaya ( 5- 12- 1519), que estaba casado con Barbóla Vélez de Lugo, hija del sobrino del Adelantado Diego Pérez de Turel. La alcaldía de la mesta, cuyo primer titular lo había sido el regidor Pero Me-xía ( 20- 10- 1497) y había ejercido al menos desde 1511 Gregorio Tabordo, es ahora ocupada por Francisco Guillama ( 11- 3- 1522). De padre de menores o padre de huérfanos, encargado de la defensa de sus intereses, naturalmente a costa de los mismos, no pagado por el Cabildo, aparecen en este período dos que lo ejercieron: Diego Riquel, procurador y portero del concejo insular ( 8- 6- 1520), hasta que es nombrado ( 27- 5- 1524) el Bachiller Ñuño Núñez, sevillano, de familia de conversos y primer marido de Mencía Díaz de Cla-vijo, madre en su segundo matrimonio con Juan de Anchieta, del Apóstol del Brasil. Pero aunque en los « Libros de Acuerdos » no aparezca mención anterior de este oficio, hay constancia de que lo hubo; así, el 6 de febrero de 1506 y ante el escribano Sebastián Paez ( Reg. 10, f.° 56), un Pero Mexía, que no parece ser el regidor de este nombre, que era padre de huérfanos, comparece ante el teniente de gobernador Sancho de Vargas y solicita el nombramiento de tutor y curador de los huérfanos de un Pedro Benítez, gomero, porque éste era pariente suyo dentro del cuarto grado. Otros cargos ya conocidos, como lealdadores, porteros, etc., también continúan apareciendo en las actas, así como algunos nuevos, como el de « alcaide, justicia y guardador del puerto » de Santa Cruz, que nombró el Adelantado, cuando determinadas circunstancias parecieron aconsejarlo. También en este período, y_ e. tL. algún {') Arch. MI. de La Laguna, S- I, R- II, 15. XXV momento concreto ( 25- 5- 1520), las actas recogen los nombramientos de alguaciles menores, teniente de alguacil mayor, alguacil del campo y alcaldes de los lugares hechos por don Alonso de Lugo. Aunque no se trate de nombramiento concejil, es más, ignoramos por quien y en que condiciones lo autorizara, es de notar la queja que se hace en el cabildo de 14 de julio de 15? 3 contra los duros procedimientos que utilizaba un don Juan para hacer la leva para armada a Berbería, hasta valiéndose de alguaciles que creaba al efecto. No parece dudoso identificar este personaje con el Infante don Juan de Túnez, a quien más tarde lo hallamos casado en Tenerife con una de las hijas del regidor Andrés Suárez Gallinato, el sobrino de la primera mujer del Adelantado y cuyo excesivo celo en aquel cometido pudiera ser debido a su deseo de hacer méritos ante el Emperador. En la fecha en que comienza el « Libro de Acuerdos » que ahora transcribimos, se hallaba don Alonso Fernández de Lugo sometido al juicio de residencia encomendado al Ldo. Sebastián de Brizianos, que se había hecho cargo de la gobernación de la isla el 11 de junio de 1518. El Adelantado logró carta real fechada el 25 de septiembre de 1519 por la que se ordenaba a Brizianos le hiciese entrega de la vara de la justicia terminada la residencia, pero como la misma se dilataba sin lograr la efectividad de la orden, se dirije de nuevo ai Rey en curiosa solicitud, en la que pide las mas variadas mercedes, desde la restitución de la gobernación de las islas de Tenerife y La Palma, pasando por que se reconociere el derecho a defenderse de los portugueses a los vecinos que iban a Berbería, hasta solicitar para sí el nombramiento de gobernador de Gran Canaria, con el pretexto de las quejas que el personero de dicha isla había elevado al Consejo contra el que ejercía el cargo El caso es que hasta el 23 de mayo de 1520 no consiguió de Brizianos la entrega de las varas de la justicia, ocho meses después de la fecha de la carta real que había conseguido. A partir de este día y hasta su muerte, cinco años más tarde, Fernández de Lugo continuó ejerciendo el cargo de gobernador de la isla y si bien es conocido que en el mismo año 1525 el Consejo envió un nuevo juez de residencia, el Ldo. Bartolomé Xuárez, éste llegó a Tenerife cuando ya don Alonso había dejado de existir. La tenencia de gobernación de las islas de Tenerife y La Palma la habían dado los Reyes al doctor Sancho de Lebrija por carta fechada en Calatayud el 11 de octubre de 1515, en la que ordenaban a Lugo le diese poder como tal, sin que pudiera revocarlo, ni poner otro en su lugar. Tomó posesión el 14 de febrero del siguiente año y lo ejerció hasta que en 11 de junio de 1518 tomó las varas de la justicia el juez de residencia Ldo. Brizianos. Cuando le son restituidas al Adelantado, el 23 de mayo de 1520, don Alonso le nombra de nuevo teniente de gobernador, pero el 20 de diciembre siguiente, molesto porque el Doctor había dicho y hasta escrito al Consejo que « le iba a la mano y no le dejaba hacer justicia » , nombra a Pedro de Vergara alcalde mayor. Lebrija protesta y dice que tenía concertado con Xxvi Lugo que sería teniente por seis años; no conocemos las incidencias, pero es el caso que el 23 de mayo de 1521 lo hallamos de nuevo ejerciendo el oficio, hasta el 23 de enero de 1523, fecha en que embarca para Castilla, para estar de regreso él 11 de abril del siguiente año. En el intervalo, el Rey dicta una cédula en Valladolid, el 4 de julio de 1523, en la que dice al Adelantado: que « ya sabéis el asiento e concierto que tomastes con el doctor Lebrixa, por el qual parece que él se encargó de tener la administración de justicia como vuestro Theniente... por ciertos años e... que antes que se cunpliesen él se vino a estos Reinos e que a esta causa esas islas están sin justicia, e así por ésto como por ser el dicho Doctor persona idónea e suficiente para el dicho cargo e estar informado de las cosas desa tierra, le he mandado que se buelba a usar el dicho oficio e cunpla el asiento... » No sabemos si tal disposición obedeció a queja de Lebrija o a resolución de la Corte, pero el Caso es que continuó encargado de la tenencia de Tenerife y La Palma hasta la muerte del Adelantado y que indignado con el proceder de don Pedro de Lugo y la actitud de los regidores el mismo día de su óbito, al darle posesión del gobierno de la isla, dictó auto de prisión contra éstos, si bien hubo de rectificar al d��a siguiente. Sancho de Lebrija o Nebrija era hijo del famoso Elio Antonio de Nebrija y de su esposa doña Isabel de Solís. Nacido hacia el 1480, probablemente en Salamanca, de cuya Universidad era por entonces catedrático su padre, fue colegial de Bolonia y después de sus servicios en estas islas, logró plaza de alcalde del crimen en la Chancillería de Granada, en cuya ciudad publicó, en 1534, una de las traducciones latinas de su padre, las Homiliaeper diversos autores in Evangeliae, con un bello prefacio en defensa de la obra, que había sido criticada por la llaneza y desigualdad de estilo, que justifica por ser de diversos autores y para la fácil comprensión de a quienes iba destinada. Sancho de Lebrija murió en Granada, el 18 de octubre de 1556; había casado primero con doña Catalina Patres, de la que tuvo un hijo llamado Antonio y en segundas nupcias con doña María Carranza, con la que fue padre de Francisco de Lebrija, alcalde de los hijosdalgo de Granada. Con Sancho de Lebrija residió algún tiempo en Tenerife su hermano Sebastián de Lebrija, mayor de edad que aquél y gemelo de Fabián de Lebrija, colegial de San Ildefonso y de quien Marineo dijo « que en la sciencia se había cuasi igualado con su padre » . Tanto Fabián como Sebastián compusieron versos latinos que figuran en las ediciones de las obras de Elio Antonio y muerto Fabián muy joven, fue Sebastián quien recogió todos los manuscritos que quedaron de su padre. Don Alonso Fernández de Lugo nombró a Sebastián de Lebrija lugarteniente de gobe - nador de Tenerife el 24 de julio de 1520 y ausentes de la isla don Alonso y su he - mano, presidió los cabildos desde el 23 de noviembre al 7 de diciembre del mismo año. Muy unido a Sancho, fue a vivir con él a Granada, donde murió en 1560,(*) (') Félix Q. Olmedo, S. I., Nebrija, Editora Nacional, Madrid, 1942. XXVII En cuanto al funcionamiento del Cabildo en este período que analizamos, es de notar la carta real de don Carlos dada en Medina de Rioseco, el 4 de diciembre de 1520, a petición de Andrés Suárez Gallinato, quien la presentó en cabildo de 16 de octubre de 1521, por la que dispone que se cumpla lo que votare la mayoría de los regidores y que en caso de empate tuviera voto dirimente el gobernador, juez de residencia o sus tenientes. Respondía a antigua queja de los miembros del Cabildo contra la omnipotencia y arbitrariedades del Adelantado. Vamos a dar ahora breves noticias biográficas de los miembros del Cabildo de Tenerife, en el período que abarca desde su creación hasta la muerte de don Alonso Fernández de Lugo. A este efecto comenzamos por sus parientes, lo que nos ha obligado a procurar, en lo posible, desbrozar la oscura cuestión de sus antecedentes familiares. Seguimos aquí la genealogía tradicional, revisada en la nueva edición del Nobiliario de Canarias, pero sólo a partir del abuelo paterno del conquistador de La Palma y Tenerife. En cuanto a la ascendencia más remota de Alonso de Lugo la estimamos dudosa o mal conocida hasta el presente, y por ello nos parece bien fundada la opinión de Peraza de Ayala sobre el apellido Lugo en dicha familia. Pe-raza, además, da a conocer una ejecutoria obtenida en la Real Chancillería de Va- Uadolid, el 18 de diciembre de 1400, por Pedro y Alonso Fernández, hijos de Alonso Fernández y nietos de Pedro Fernández, filiación que permite admitir que el primero sea la misma persona que el abuelo del primer Adelantado y por tanto subir dos generaciones al tronco de que partimos en estas notas. El uso de las armas de los apellidos Mosquera y Figueroa como blasones de Alonso de Lugo al instituir su mayorazgo, seguimos sin saber a que razón obedece.(') Ahora bien, sobre sus cercanos parientes venidos a Canarias, el conocimiento de nuevos documentos viene a confirmar, en la mayoría de los casos, la tradición genealógica. Sancho de Sopranis afirma que los Fernández de Lugo se establecieron en San Lúcar de Barrameda por el primer tercio del siglo XV y que se trataba de familia bien acomodada y consagrada al tráfico con Canarias.(^) Los documentos del Ar- (') Nobiliario de Canarias. J. Régulo, editor, tomo I, La Laguna, 1952, págs. 12- 28. La nota de Peraza de Ayala, págs. 13- 14. A mayor abundamiento, la villa de San Fecundo, con cuyo concejo litigaron los hermanos Pedro y Alonso Fernández, en 1400, pudiera ser San Facundo de Ribas de Miño, en Lugo, o alguno de los otros lugares gallegos de aquel nombre. Sobre las armas del primer Adelantado: Antonio Rumeu de Armas, Notas históricas al blasón de los Adelantados de Canarias, en « Revista de Historia » , XI, págs. 433- 437 y Andrés de Lorenzo- Cáceres, en El Adelantado D. Alonso de Lugo v su res/ dene/ apor ¿ ope de Sosa, por E. Serra Ráfols y L. de la Rosa, « Instituto de Estudios Canarios » , La Laguna, 1949, págs. XLIV- XLVI. (') Hipólito Sancho de Sopranis, Los ascendientes del Adelantado Alonso de Lugo, en « Revista de Historia » , XV, págs. 235- 237. XXVIII chivo de Protocolos de Sevilla prueban asimismo su frecuente residencia y transacciones en dicha ciudad, centro comercial entonces de toda la Andalucía cristiana.(^) Partiendo, como decimos, del abuelo paterno del Conquistador, su descendencia es como sigue: Pedro Fernández de Lugo y María o Catalina Gutiérrez de Escalante, vecinos de San Lúcar de Barrameda, en los comienzos del siglo XV, fueron padres de dos hijos: Pedro y Alonso:^ 1.— Alonso Fernández de Lugo, fundador del hospicio de la Trinidad en la playa de San Lúcar, en 1441 y cofundador del convento franciscano de la misma villa, en 1443. En la capilla mayor de aquella iglesia, entierro de la familia, aun se conserva lauda que dice: « Señor ave merced de Alfonso de Lugo tu siervo que fizo este albergue para los que desechan el mundo. Pasó año de MCCCCL » .(') De su matrimonio con Catalina Martínez de Luna procedieron: A) Alonso Fernández de Lugo, que obtuvo una juraduría en Jerez, en 1483, si bien, según el cronista contemporáneo Benito de Cárdenes, no pudo lograr que prevaleciera tal merced.(*) Casado con Isabel García Pradal, fueron sus hijos: a) Antonio de Lugo, que continuó viviendo en San Lúcar. b) Pedro de Lugo, alcalde mayor de San Lúcar; en documentos otorgados en Sevilla, el 28 de febrero y 2 de marzo de 1509, dice: « me parto con la bendición de Dios para Canaria » y nombra a su padre y hermanos. Al siguiente año el Adelantado lo nombró regidor de Tenerife. Casó con Elvira Díaz, nacida en 1483, hija de Alonso Díaz, mayordomo del Duque de Medina Sidonia, reconciliado, que declaró ante la Inquisición en 9 de mayo de 1502 y de Inés Tristán. Pedro de Lugo otorgó testamento en La Laguna, ante Antón de Vallejo, el 19 de octubre de 1512, pero aun vivió bastantes años y su viuda dictó el suyo en Sevilla, ante Diego Alvarez Aguilera, el 20 de febrero de 1543, en el que declara que tenía capilla y entierro en el convento franciscano de la capital andaluza.(^) Tuvo muy desahogada posición O Francisco Morales Padrón, Canarias en el Archivo de Protocolos de Sevilla, en « Anuario de Estudios Atlánticos » , n.° 7 y 8. Los documentos que citamos en este trabajo otorgados en Sevilla, salvo indicación en contrario, están tomados de este regesto, (') Seguimos el orden del N. de C. al nombrar a los hijos y demás descendientes de este matrimonio, sin que, a nuestro juicio, existan por hoy pruebas que lo justifiquen. Para mayor claridad en la exposición anteponemos aqtií a Alonso. (•) Sancho de Sopranis, op. cit. {*) Sancho de Sopranis, op. cit. y Antonio Ruméu de Armas, Alonso de Lugo en la Corte de los /? e-j/ es Cfltó/ ícos, C. SI. C, Madrid, pág. 166, tomándolo de documento del Arch. Hist. NI., afirma que este Alonso Fernández de Lugo e Isabel García, eran vecinos de San Lúcar de Barrameda. (') Reformación del repartimiento de Tenerife, Instituto de Estudios Canarios, La Laguna, 1953, por E. Serra Ráfols y L. de la Rosa, pág. 45; los dos primeros documentos, del regesto de Morales Padrón; sobre los padres de Elvira Díaz, Antonio Ruraeu de Armas, Piraterías y ataques navales a las islas Canarias, tomo II, pág. 55; las restantes noticias las debemos al Dr. Alejandro Cioranescu. XXIX económica y una sola hija de su matrimonio, doña Isabel de Lugo, conocida por « La Ricahembra » , que casó con el Ldo. Cristóbal de Valcárcel, teniente de gobernador de Tenerife por los Reyes, en 1514 y regidor de esta isla en 1518. c) Fernando de Lugo, a quien el Adelantado dio en repartimiento tierras de riego en Güímar, el 8 de marzo de 1502, con la condición de que hiciese un ingenio azucarero, pero continuó residiendo en Sevilla, desde donde comerciaba con Canarias. Vivía en la collación de Santa María, en la calle de los Catalanes, entre los años 1501 a 1508. Se estableció más tarde en Tenerife, donde don Alonso de Lugo le hizo merced de nuevas tierras en 1517, lo nombró alguacil mayor de la isla en 1521 y alcalde mayor en 1522. Casó con Francisca de Lugo, hija de . Pedro de Vergara y de Ana de Lugo, de quienes hablaremos, de la que tuvo cuatro hijas: Ana y Elvira, a las que su madre, viuda, dotó ante Alonso Gutiérrez, en La Laguna, el 19 de septiembre de 1527, para que profesaran en el convento de Regina Coeli, de San Lúcar y que después pasaron al de clarisas de La Laguna a su fundación en 1547; Isabel y María Luisa.(^) d) N. de Lugo, casada con Alonso del Cabo. e) Leonor de Lugo, que lo estuvo con un genovés, Jacobo Doméstico. B) Juan de Lugo, vecino de Sevilla, tomó parte destacada en la conquista de Gran Canaria y obtuvo, en 13 y 14 de abril de 1480, dos reales cédulas a su favor; por la primera se le concedían tierras en aquella isla en reconocimiento de sus servicios y por la segunda los Reyes le aseguraban el pago de 268,000 mrs. que había adelantado para los gastos de las dos primeras armadas.(^) Fue jurado de Sevilla y casó con Inés Quijada, la cual, viuda y residiendo en dicha capital, en la collación de Santa María, otorgó escritura, el 9 de julio de 1496, y aun vivía en 1520, cuando su hijo Francisco otorgó testamento. De su matrimonio procedieron: a) Francisco de Lugo el Bueno, se estableció en Tenerife y fue mayordomo (') Fernández de Béthencourt dice que Fernando de Lugo fue teniente de gobernador de Tenerife por su primo don Pedro de Lugo en 1521 y 1532 y termina afirmando que murió en 1527 ( Nobiliario, I pág. 27). Es cierto que ya había muerto en este año, cuando su viuda dotó a sus hijas, pero ni fue teniente de gobernador ni podía serlo en 1532. Este autor tomó tal dato de Núñez de la Peña, en Conquista y antigüedades de las Islas Canarias. Madrid, 1676, pág. 380, en que, con error, lo atribuye tanto a Fernando como a Francisco de Lugo, que fue quien lo desempeñó. (") No podemos asegurar que el jurado de Sevilla Juan de Lugo, marido de Inés Quijada, sea el mismo Juan de Lugo, vecino de Sevilla, que obtuvo lasjcédulas de 1480, si bien parece probable que se trate de una misma persona. En la primera de estas cédulas se le dice: « desde el comienfo de la conquista de la isla de la Grand Canaria aveis seido de los principales que en ella nos aveis servido, así en aver enviado navios e gente de caballo e de a pie a la dicha conquista, commo en aver gastado e fiado e enprestado en ello muchas contías de mrs., de lo qual resultó que por vuestra industria e travajo se tomó parte de la dicha isla e se hedeficó en ella una villa e fortaleza » ; y en la segunda se le reconoce la deuda de 258,000 mrs. « que vos son devidos que prestastes e ganastes en la primera e segunda armada que Nos mandamos fazer para la conquista de la Gran Canaria » . Arch. Gral. de Simancas, Registro General del Sello, 3212, í. 18 y 3219, f." 168. XXX del Adelantado en su ingenio de Icod. Casó con doña Leonor de Lugo, hija de Bartolomé Benítez y en su casa de Icod otorgó testamento, ante Alejo Velázquez, el 5 de mayo de 1520,^ por el que dejó diversas mandas pías y legados a su madre y a varios de sus parientes. Tenía dos hijas, Inés y Mencía y su mujer quedaba en estado. Su hijo postumo sería el luego famoso capitán don Francisco Bahamonde de Lugo, defensor de Córcega, gobernador y capitán general de Puerto Rico y de Car-tajena de Indias, que dio su vida durante el ataque de Sir Francis Drake a esta última ciudad, en 1572. b) El Ldo. Alonso de Lugo, vecino de Sevilla, en la collación de Santa María, casado con doña Leonor de Esquivel, la cual, ya viuda, otorgó poderes, en nombre de sus menores hijos, el 1.** de agosto de 1508. Su hermano Francisco dejó legados para la dote de doña Inés y para Alfonso, sus hijos. c) Bartolomé Quijada, posiblemente el escribano público de Sevilla de este nombre; premurió también a su hermano Francisco, quien, igualmente dejó mandas para sus hijos Pedro Núñez y doña Inés. d) Fernando de Lugo. e) Francisca de Lugo, casada con el genovés Micer Batista de Riberol, regidor de Gran Canaria y primo hermano del banquero Francisco de Riberol o Riva-rolo, el amigo de Cristóbal Colón. Con descendencia. 2,— Pedro Fernández de Lugo Señorino, casó con Inés de las Casas, de quien tuvo ios siguientes hijos: AJ Pedro de Lugo, jurado de Sevilla, contribuyó a los gastos de la conquista de Gran Canaria y casó con Isabel de las Casas, la cual, ya viuda, vecina de Sevilla, en Triana, dio poder a procuradores, el 26 de abril de 1498.^ Fueron sus hijos: (*) El testamento de Francisco de Lugo el Bueno en el AHP de Santa Cruz de Tenerife, legajo n.° 2026, f.° 39 y sigs. Dispone su entierro en el convento franciscano de La Laguna; deja mandas al mismo y al agustino del Santi Espíritus, también de esta ciudad; al Hospital de Dolores, a Santa María de Orada, a las iglesias de Santa Cruz, Santa Catalina de Tacoronte y Nuestra Señora de Candelaria; al convento de San Lorenzo y al Hospital de La Orotava; a las iglesias de Santiago de Taoro, San Marcos de Icod y San Pedro de Daute, a las ermitas de Gonzalianes de Daute y Nuestra Señora de los Remedios de Buenavista y a la iglesia del Río de Adeje, y legados a su madre, Inés Quijada, a los hijos de sus difuntos hermanos el Ldo. Alonso de Lugo y Bartolomé Quijada; a Juan de Lugo y a una hermana, hijos de Usodemar; a Juana y demás hijas de Diego Pérez de Turel. En data a su favor, de 12 de marzo de 1513, el Adelantado lo llama « mi sobrino e mayordomo » . E. Serra, Las Datas de Tenerife, en « Revista de Historia Canaria » . XXV y sigs. n.° 1069. (') Fz. Béthencourt lo hace alcaide de Cádiz, pero los documentos de Sevilla y en la residencia que tomó a su hermano Lope de Sosa solo se dice que fue jurado de Sevilla. En este documento Bartolomé Benítez, contestando a pregunta sobre lo gastado por el Adelantado en la conquista de Gran Ca naria, dice: cque sabe... que gastó mucho de lo suyo e de su hermano el jurado Pedro de Lugo e vendió ciertos patrimonios... » . El Adelantado D. Alonso de Lugo y su residencia por Lope de Sosa, por E. Berra y L. de la Rosa, I. de E. C, La Laguna, 1949, pág. 110. XXXI a) Juan Fernández de Lugo, teniente de gobernador de La Palma por su tío el primer Adelantado: casó dos veces, la primera con Inés Gutiérrez de los Rios y la segunda con Catalina López, con quien tuvo a Elvira de Lugo, casada con Francisco Rodríguez.(^) b) Francisco de Lugo, también llamado Francisco de las Casas, regidor de La Palma y de Tenerife; mensajero a la Corte por esta isla en 1527, en cuya misión consiguió varias cartas reales a petición del Cabildo, de las que la más importante fue la de privilegio de la Isla sobre el pago de impuestos a la Corona, que quedaron limitados al 6 % del valor de las mercancías que entrasen o saliesen de la isla, con la excepción de que no lo satisfarían las que habiendo entrado volviesen a salir dentro de 30 días, por no haber sido vendidas, y al pago de la moneda forera de siete en siete años. Las gestiones las realizó en unión de Juan de Escobedo, regidor de Gran Canaria y de Juan Ruiz de Berlanga por La Palma. Fue también teniente de gobernador de Tenerife, en ausencia del Ldo. Alonso Yáfiez Dávila, en mayo de 1532 (^) y casó con su sobrina doña Luisa de Riberol y Lugo, hija de Micer Batista de Riberol y de Francisca de Lugo. Testó en La Laguna, ante Juan del Castillo, el 25 de enero de 1540 y dejó descendencia. c) Pedro Fernández Sefiorino de Lugo, vivió en La Palma, donde administró los bienes del Adelantado. Falleció en 1518, fundó capellanía en el Salvador e instituyó por heredero a su hermano Francisco.(') d) Ana de Lugo, casada en primeras nupcias con su primo hermano Pedro Benítez el Tuerto, regidor de Tenerife, muerto en Saca y en segundas con Pedro de Vergara, regidor, alcalde mayor y alguacil mayor de la Isla. Testó ante Antón de Vallejo, el 16 de abril de 1519. B) Don Alonso Fernández de Lugo, conquistador de La Palma y Tenerife, primer Adelantado de las islas de Canaria. C) Inés de Lugo, casada con Juan Benítez Pereira,(*) de quien tuvo los siguientes hijos: a) Pedro Benítez el Tuerto, conquistador de Tenerife, a quien debió su vida el Adelantado en la derrota de Acentejo, de creer a Fray Alonso de Espinosa,(*) re- (') Cuando otorgó poder en La Laguna, ante Hernán Guerra, el 5 de septiembre de 1509, era casado con Inés Gutiérrez de los Rios. {^) Núflez de la Peña, Conquista..., págs. 223- 240. Pedro CuUen, Libro Rojo de Gran Canaria, pág. 87. O D. Alonso Fernández de Lugo, en su testamento de 13 de marzo de 1525, ordena el pago de los mrs. a que es obligado « por la capellanía de Pedro Hernández de Lugo, mi sobrino » . El Adelantado, cit. pág. 183. {*) Fernández de Béthencourt, siguiendo antiguas pruebas nobiliarias de los Benítez de Lugo, llama así al marido de Inés de Lugo y dice fue almirante, etc. La realidad es que no conocemos documento coetáneo que lo compruebe, ni aun que dé su nombre. (*) Historia de Nuestra Señora de Candelaria, Qoya Ediciones, 1952, pág. 101. XXXII gidor de Tenerife en 1497, murió en Saca. De su ya citado matrimonio con Ana de Lugo dejó un solo hijo: Juan Benítez de Pereira de Lugo, que testó en La Orotava, ante Rui García, el 18 de noviembre de 1545, casado con Elvira Mexía de Figueroa, hija de Juan de Zorroza y Francisca Mexía, nieta materna de Juan Pérez de Zorroza, personero de la Isla en 1508 y materna de Pero Mexía, regidor de Tenerife en 1497. b) Bartolomé Benítez, también tomó parte en la conquista de Tenerife, si bien, según el P. Espinosa, de la rota de la Matanza « quedó tan escaldado... que no quiso volver a la isla hasta después de conquistada » . En la residencia que al Adelantado tomó Lope de Sosa en 1509, uno de los testigos declara que « vino... su sobrino Bartolomé Benites e truxo mantenimientos para la conquista » , otro dice, refiriéndose tanto a éste como a otros sobrinos del Adelantado, « que son onbres de onra e que tenían onra de Castilla » y un tercero añade que Bartolomé Benítez « truxo buena hacienda... e hizo el primer ingenio que se fizo en el Araotava e aun después hizo otro ingenio » .(') En efecto, fue uno de los primeros pobladores y sin duda el más rico de la villa de La Orotava, donde testó, ante Sebastián Ruiz, el 11 de junio de 1525. Había casado dos veces, la primera con Mencía Sánchez de la Cuerda y la segunda con doña Francisca Benítez de las Cuevas, hija del bachiller Alonso de Belmonte, teniente de gobernador de Tenerife y de Inés Benítez de las Cuevas. Sólo tuvo hijos de su primer matrimonio: Pedro, Alonso, Francisco, Juan, Diego, Catalina, Inés y Leonor. Inés estuvo casada con el Ldo. Florián de Mansilla, teniente de gobernador de Tenerife y Leonor, ya nombrada por su primer matrimonio con Francisco de Lugo el Bueno, contrajo segundas nupcias con el sevillano Pedro Hernández de Alfaro, ejecutado como consecuencia de proceso que le seguió el segundo Adelantado don Pedro Fernández de Lugo, contra cuya sentencia se alzó airada doña Leonor, que siguió recursos ante los Reyes y la ChanciUería de Granada, en cuya ciudad casó por tercera vez con Juan de Heredia.(') c) El Ldo. Diego Suazo o Zuazo, presbítero, que fundó capellanía en San Lúcar, la que se refiere Bartolomé Benítez en carta fechada en La Orotava, el 27 de septiembre de 1525. d) Francisco Benítez, conquistador de Tenerife, murió en Tagaos. D) Isabel Fernández de Lugo, casada en Sevilla con el jurado Pedro Bernal de Girona; vivía en la collación de San Román de aquella ciudad al otorgar testamento, ante Juan Ruiz de Porras, el 24 de agosto de 1504, en el que nombra a su hermana Inés de Lugo.(*) Dejó dos hijos: O Id. pág. 106 y El Adelantado..., cit. págs. 62, 73, 75. O Para la biografía y descendencia de los hijos de Bartolomé Benítez, vid. Nobiliario, cit. tomo I, pág. 32 y sigs. Sobre Florián Mínsilia, A. Cioranescu, Melchor Mansilla de Lugo, un licenciado negrero, en « Anuario de Estudios Atlánticos » , n." 9. O Los ganealogistas de esta familia no mencionan a Isabel Fernández de Lugo entre las hermanas del primer Adelantado y si bien es cierto que los documentos que hoy conocemos tampoco prueban que XXXIII a) Diego Bernal de Girona, jurado de Sevilla, a cuyo favor otorgó poder don Pedro Fernández de Lugo, en La Laguna, ante Sebastián Paez, el 14 de febrero de 1511, donde lo llama « mi primo » . b) Pedro Fernández Bernal de Girona, padre, a su vez, de don Francisco de Lugo, de Pedro Fernández y de Hernán Peraza, a todos los cuales nombra su abuela en el testamento citado. Antes de dar fin a esta relación de los familiares del primer Adelantado, interesa dejar constancia de otro pariente suyo establecido en las Islas: Antón Sánchez de Turel o Turiel, al que llama « mi sobrino » , pero cuya filiación exacta no conocemos, que fue regidor y escribano del Cabildo de Tenerife en 1499 y luego alcalde mayor de la isla; murió en Tagaos y a un hermano suyo, Diego Pérez de Turel, el Adelantado dio las tierras que habían sido de aquél. En unión de su esposa Catalina de Cabrejas, dio poder a Pedro Gaitán, en 1511, para la administración de los bienes que tenían en San Lúcar y tuvo cinco hijos: Antonio de Lugo, que profesó en el convento de San Lorenzo de La Orota-va; María de Lugo, casada con Francisco de Navarrete; Barbóla Vélez de Lugo, esposa de Antón Ximénez de Anaya, mayordomo del Cabildo de la Isla; Juana de Lugo, que lo fue de Juan Núñez de Aguiar y Juan de Lugo, quien, sin hijos de su matrimonio con Isabel Pavón, testó ante Bernardino Justiniano, el 21 de marzo de 1567. Haremos referencia ahora a otros miembros del Cabildo, de los que no hay noticia de que fuesen parientes de don Alonso Fernández de Lugo. Francisco de Albornoz, conquistador de Granada, La Palma y Tenerife: jurado de esta isla en 1497; alcalde mayor al siguiente año y personero en 1512. Casó con Ana Perdomo, hija del jurado Juan Perdomo; otorgó testamento en La Laguna, ante Bernardino Justiniano, el 9 de octubre de 1533 y su viuda, ante Juan del Castillo, el 22 de mayo de 1543. El Adelantado lo acusó en 1509 de que le tenía « odio y enemistad » , aunque en 1503 lo había llevado a Fuerteventura cuando fue a tomar posesión de esta isla. Dio su nombre al caserío de Albornoz, en Tacoronte y su nieto, el capitán Luis Carrillo de Albornoz, regidor de Tenerife, hizo informaciones en La Laguna, ante el gobernador Juan Alvarez de Fonseca y el escribano Juan del Castillo, el 25 de octubre de 1576, de las que resulta que su abuelo era hidalgo y había tomado parte en aquellas conquistas.(^) Juan y Luis de Armas, hermanos, nacidos en Lanzarote o Fuerteventura, hijos de Juan de Armas, rey de armas. Juan fue personero en 1518 y sucedió a su padre lo fuera, cabe tal posibilidad, ya que en su testamento menciona a su hermana Inés de Lugo y el hijo del primer Adelantado llama « mi primo » a Diego Bernal. Claro es que pudieran ser parientes más lejanos y que la Inés de Lugo fuese otra de este nombre, no la hermana de don Alonso. O Nobiliario de Canarias, tomo III, pág. 611. XXXIV como rey de armas, en cuya condición hizo la proclamación de la Reina doña Juana en La Laguna, en 1505. Luis obtuvo una regiduría de Tenerife en 1513 y en el mismo año merced real de todas las aguas aun no aprovechadas en las islas de La Palma y Tenerife, pero su emprendedor carácter lo truncó su temprana muerte, al siguiente año. Juan, que le sobrevivió hasta el 1532, consiguió en 1515 confirmación a su favor de la merced de las aguas de ambas islas, pero, al parecer, sin mayor resultado.(^) Batista de Ascanio, regidor de Cádiz y alguacil mayor de Tenerife en 1501; tres de sus hermanos, al menos, estuvieron en Tenerife: Pero Galíndez, alguacil mayor de la isla en 1499; Antón Galíndez, teniente de alguacil por Batista en 1506, hizo expediciones a Berbería, en compañía de don Pedro de Lugo, y Fernando Galíndez, quien, en unión de su hermano Antón, reconoció deuda ante Sebastián Paez, el 21 de abril de 1506. El Cabildo dio poder a Batista de Ascanio y a Mateo Viña, el 3 de septiembre de 1506, para que gestionaran en la Corte asuntos de la isla. Ya había muerto en el 1508, posiblemente en el año anterior, pues en mayo del 1507 es nombrado otro alguacil mayor.(^) Juan de Badajoz, posiblemente fue conquistador de Gran Canaria, donde tenía bienes, así como de Tenerife y sus datas en Güímar dieron el nombre al barranco de Badajoz. Fue jurado de la isla en 1497; casado con Catalina Guerra dejó tres hijos: Juan de la Rosa, mayordomo del Cabildo de Gran Canaria, a quien dieron poder los primeros jueces de la Audiencia de las Islas, en 23 de septiembre de 1527, para que presentara en el Cabildo de Tenerife las cartas reales de creación del Tribunal; María de la Mota, casada en primeras nupcias con el conquistador de esta isla Hernando de Torres y en segundas con Tomé Hernández, y Beatriz Guerra. Juan Benítez, nacido hacia el 1466, pariente del padre de Bartolomé Benítez, el sobrino del Adelantado; conquistador de Gran Canaria, La Palma y Tenerife, « se halló en [ la rota de Acentejo, donde] fue muy herido e quedó por muerto entre los otros muertos » . Tomó parte en expediciones a Berbería, donde cayó prisionero; también estuvo en Sicilia, quien sabe si en alguna de las expediciones del Gran Capitán. Murió en La Orotava hacia el 1520 y su viuda, María de las Cuevas, le (') Leopoldo de la Rosa, El adivino Aguamuje y los reyes de armas, en « El Museo Canario » , año 1960. C) Nobiliario de Canarias, tomo II, pág. 561, y sigs. y Protocolos de Hernán Guerra, por E. Qz.^ Yanes y M. Matrero, n." 940. H. Sancho de Sopranis en Los genoveses en la región gaditano- xericense de 1400 a 1500. « Híspanla » , VIH, 1948, pág. 380, dice que Batista de Ascanio, regidor de Cádiz, era ge-novés, aunque su familia estaba ya enlazada en aquella región. Según informe del investigador genovés Qiancarlo Briasco, Ascanio no aparece como apellido en Genova en el siglo XV, si bien hoy lo haya en Italia. Que el Batista de Ascanio, regidor de Cádiz y el alguacil mayor del mismo nombre en Tenerife son una misma persona, está sobradamente probado. Aunque en las actas de cabildo se le nombra como « Ascaflo » o « Escaño » , él firma siempre cBatysta de Ascanyo » y así aparece en diversos docs. del AHP. XXXV sobrevivió hasta en 1560. Dejó tres hijos: Alonso Benítez de las Cuevas, alguacil mayor de Tenerife en 1520; Pedro Benitez, que pasó a las Indias con el segundo Adelantado e Inés Benítez de las Cuevas, casada con el bachiller Alonso de Belmente, teniente de gobernador de Tenerife en varios años; natural de Moguer, de familia judía de Almagro, reconciliado en el famoso auto de fe de Gibraleón.(') Guillen Castellano, pudiera ser el de este nombre natural de la Montana que vino a las Canarias con Diego de Herrera y doña Inés Peraza en 1455 o, mas seguro, hijo suyo. Conquistador de Gran Canaria, La Palma y Tenerife, intervino en estas expediciones, así como en los intentos de Pedro de Vera en Tenerife, como « lengua » , lo que prueba su conocimiento del habla indígena, si bien no sabía escribir. Era primo de Ibón Hernández, el hijo de Bartolomé Hernández, el primer alcalde de Santa Cruz. Regidor de Tenerife en 1497, alcalde mayor en 1512, el Adelantado le nombró, en varias ocasiones y en unión de otras personas de confianza, para « señalar » las tierras que repartía. Persona independiente, pese a la confianza que le demostraba Alonso de Lugo, no dejó de censurarle cuando consideraba que su actuación lo merecía. Casó dos veces y tuvo varios hijos legítimos y naturales. Una de sus hijas, Ana Gutiérrez, contrajo cuatro matrimonios, el segundo con el también regidor y escribano público Sebastián Páez. Murió en 1528.(^) Gonzalo del Castillo, de Valladolid, conquistador de Granada y de Tenerife, donde vino con las fuerzas enviadas por el Duque de Medina Sidonia. Criado del Comendador Mayor don Gutierre de Cárdenas, le representó en estas islas. El futuro Adelantado lo nombró, en 1495, fiel ejecutor de Tenerife, con carácter vitalicio, cargo que probablemente no llegó a ejercer, ya que se ausentó de la isla al terminar la conquista y a su vuelta se encontró con que don Alonso de Lugo lo había sustituido por otro. No obstante, asistió a algún cabildo y sostuvo pleito sobre el oficio. Pasó a la literatura regional como personaje principal del poema de Antonio de Viana, por sus amores con la Infanta Dácil. Otorgó testamento en Las Palmas, el 11 de febrero de 1513 y ya era fallecido en mayo siguiente.(') Francisco de Corvalán, conquistador de Tenerife, donde « tovo cargo de los bastimentos e de repartir las raciones de la gente » . Alcalde mayor en 1497- 98 y 1499- 1500, « le quitaron la vara porque hacía a todos pagar e que cree que la causa mayor fue porque le hacía pagar al dicho Juan de Lugo » , según uno de los testigos de la « Reformación » . Regidor de Tenerife en 1507, renunció el oficio diez años más tarde, cuando se fue a vivir a La Palma. Criado del Adelantado, le acompañó en su viaje a la Corte cuando, dominada la isla, fue a presentar a don Fernando y doña Isabel a los reyes vencidos. Había sido alcalde mayor de La Gomera y don Alonso, a pesar de haberlo quitado de alcalde mayor, lo continuó considerando O Nobiliario de Canarias, I, págs. 221- 224 y Ruméu de Armas, Piraterías, tomo I, págs. 355- 6, nota. Q) Leopoldo de la Rosa, Guillen Castellano, en « Revista de Historia » n.° 105- 108. (') Leopoldo de la Rosa, La égloga de Dácil y Castillo, en « Revista de Historia » , n." 90- 91. XXXVI persona de su confianza y el 17 de julio de 1508 le dio poder, ante Hernán Guerra, para que lo representara en el proceso que le seguía el juez de residencia Lope de Sosa, en el que también se vio envuelto Corvalán, quien el 21 del mismo mes y ante el propio escribano, otorgó poder con igual fin a favor de Lope de Ar-ceo. Corvalán estuvo casado con Catalina González la Zamorana. Lope Fernández ( en algún documento se le llama Fernández o Hernández Herrero), natural, probablemente, de la villa de Fuentes, en la Encomienda Mayor de León, en la actual provincia de Badajoz, de donde eran sus sobrinos y herederos. Conquistador de Gran Canaria, La Palma y Tenerife, vendió el ingenio azucarero que tenía en Agaete para ayudar a Lugo en esta última empresa. Estuvo también en Berbería, por encargo de don Alonso, a fines del siglo XV y luego en su compañía. Lugo lo hizo regidor de Tenerife al constituir el Cabildo en 1497 y alcalde mayor al siguiente año. En 1505 le dio poder, junto con Hernando de Truji- 11o y Guillen Castellano, para « señalar » las tierras y aguas que había dado en La Orotava; pero las relaciones entre ambos no fueron siempre cordiales, pues Lope fue de los testigos de cargo en la reformación de Ortiz de Zarate. Casó dos veces, la primera con Catalina Rodríguez, a la que dio muerte, junto con el carpintero Juan de Segovia, con quien la sorprendió en adulterio, por lo que fue condenado a muerte en Gran Canaria y hubo de refugiarse en sagrado; y la segunda con Elena Velázquez. No tuvo hijos y su herencia dio lugar a curiosos problemas. Otorgó testamento el 12 de agosto de 1512 y murió días después. C) Pero Fernández, natural de Lepe, de familia de conversos, bachiller en Leyes, regidor en 1506 y teniente de gobernador en 1522, 1525 y 1526. Destaca en sus intervenciones en cabildo por su sutil espíritu de jurista, y por su prudencia, pues no hay noticia de que interviniera en los procesos que se le siguieron al Adelantado. Dejó descendencia de su matrimonio con doña Sancha de Meneses, entre ella a Juan de Meneses, en quien su padre hizo cesión del oficio en 1541, año en el que, el 22 de octubre, otorgó testamento ante Luis Méndez.^) Rafael Fonte ( originariamente Font) rico mercader catalán, regidor de Cádiz y de Tenerife; apoderado en la isla del obispo de Falencia y del chantre de Cádiz don Rodrigo de Argumedo. En unión de su hermano Miguel hizo préstamo al Adelantado, el 22 y 30 de septiembre de 1508, de 3.251,000 mrs. y al no poderle pagar un resto de 374,000 don Alonso hubo de hipotecarle su heredamiento del Realejo, el 6 de junio de 1509. Dos años después, el 9 de septiembre de 1511, aparece de nuevo el Adelantado obligado pagar a Fonte una cédula de cambio de 5,000 ducados, con garantía de la renta del ingenio de Icod. Fonte nombró, el 4 de mayo de 1512, por sus personaros y procuradores en La Palma a los mercaderes de aque- (') Leopoldo de la Rosa, El conquistador Lope Fernández, en « Revista de Historia » , n." 101- 104. ( » ) Nobiliario de Canarias, tomo III, pág. 199 y s! gs. y Ruméu de Armas, Piraterías, tomo II, pág. 479. No obstante su prudencia, en algún momento fue blanco de las iras del Adelantado, como cuando lo tuvo preso, con otros, en agosto de 1514, a propósito de ciertos capítulos que le molestaron. XXXVII Ha isla Fernando de Alcocer y Gabriel Socarras y el primero de marzo anterior había otorgado poder a otros dos mercaderes catalanes de Tenerife, Gabriel Mas y Gaspar de Jorba, para que le compraran cualesquier heredades de Gran Canaria, especialmente la huerta que había sido del gobernador Pedro de Vera. Había tenido también relaciones comerciales con otros familiares de Lugo y Mencía Sánchez de la Cuerda, la mujer de Bartolomé Benítez, le dio poder, el 11 de julio de 1509, para que la representara en la partición de los bienes de sus padres, Alonso Sánchez de la Cuerda y Marina Sánchez, vecinos que habían sido del Puerto de Santa María. Rafael Fonte estuvo casado con Paula Bernat, fundó y dotó la capilla del Espíritu Santo en la iglesia de San Miguel de las Victorias en La Laguna y testó en Cádiz, ante Hernán Sánchez de Alcaraz, el 7 de abril de 1522.( i) Juan de Herrera, criado del Adelantado, sobrino del canónigo de Canaria y vicario de Tenerife Diego de Herrera y, muy posiblemente, hermano de Alvaro de Herrera y deudo del Ldo. Alonso de Herrera, letrado del Cabildo, en unión de los cuales suscribió diversos documentos. Era vecino de Gran Canaria en 1509, fecha en que dio poder a su citado tío; ptro obtuvo datas en Tenerife en 1511 y logró merced real de una juradería de la isla en 1521, oficio que pretendió renunciar al siguiente año, a cuyo efecto otorgó nueva escritura de poder a favor de su tío el canónigo en Las Palmas, ante Cristóbal de San Clemente, el 6 de octubre de 1522, pero no lo llevó a efecto y continuó ejerciendo el oficio hasta 1530.(^) Hernando del Hoyo, probablemente andaluz, de familia procedente de la me-rindad de Trasmiera, nacido hacia el 1465; mozo de espuelas del Rey Católico, aparece citado en un documento de la cancillería de Aragón, de 15 de mayo de 1487, en el « real de Málaga » por el que se sabe que se encontró en las guerras que en el año anterior sostuvo Maximiliano, Rey de Romanos, contra Carlos VIII de Francia; asistió a los últimos años de la campaña contra Granada y el 7 de diciembre de 1492 salvó en Barcelona la vida del Rey don Fernando, derribando al payés Joan de Canyamás, que le apuñalaba, lo que le valió el nombramiento de mozo de cámara de Su Alteza. Tomó parte en las conquistas de La Palma y Tenerife y se halló en la rota de Acentejo. Por sus méritos, los Reyes en Burgos el 3 de diciembre de 1496 le conceden, por mitad con Alonso de Lugo, las tierras llamadas « Trasla-tadere » y el « Campo del Rey » , merced que daría lugar luego a ruidosos pleitos con el Adelantado. Regidor de la isla por nombramiento real en 1512, se posesionó por mediación del Bach. Alonso de las Casas y luego personalmente el 23 de febrero de 1514. Logró también de los Reyes la escribanía del crimen de Tenerife, que igualmente produjo la oposición de don Alonso y de parte de los regidores. Una real cédula dada en Valladolid, el 8 de mayo de 1513, dispuso se le guarda- (') Nobiliario de Canarias, tomo I, pág. 323. (') Pudiera ser el mismo Juan de Herrera, « hombre de la mir » , vecino de Tenerife, casado con Mayor de la Barrera, de familia de conversos, que declaró su genealogía ante la Inquisición, el 22 de diciembre de 1528. KXXVIII sen los honores que como a hijodalgo le correspondían. Falleció poco antes del 23 de junio de 1518, fecha en la que su viuda, doña María de Abarca, solicitó la tutela y curaduría de sus hijos.(*) Antón Joven ( castellanización de Jové), mercader catalán, de quien el Adelantado, al darle tierras, el 28 de noviembre de 1514, dice: « porque sois persona honrada e rica e vos venís a vivir en esta isla con vuestra muger e hijos » . Era hijo de Pedro Jové ( hermano de Francisco Jové, teniente de alguacil mayor de Teneri-fo en 19 de junio de 1517 y de Jaime Jové, de quien luego hablaremos). Fundó en La Laguna la ermita de San Cristóbal y obtuvo una regiduría de la isla en 1520 por compra a García Velázquez. Vino casado con Magdalena Jové y al enviudar tuvo dos hijos con Francisca Lucana de Vera, con la que terminó por casarse, según declara en su testamento, otorgado ante su primo Bartolomé Joven, el 20 de septiembre de 1531.0 Jaime Joven, conquistador de Tenerife, alcalde mayor en 1504, jurado en 1505 y mayordomo del Cabildo. Casado con Olalla Font, falleció el 6 de junio de 1527. Cuando ejercía la alcaldía mayor vino a la isla un receptor, al parecer para hacer información sobre el gobierno de doña Beatriz de Bobadilla; no lo dejó desembarcar y hasta en abierta lucha con él los testigos afirman que le rompió un bonete. Uno de sus hijos, Bartolomé Joven, obtuvo una escribanía pública de la isla, fue también personero y jurado de Tenerife, pero su espíritu aventurero lo llevó a querer seguir al segundo Adelantado don Pedro de Lugo a Santa Marta, a cuyo fin renunció el oficio de escribano en Melchor de Contreras, pero regresó al siguiente año y vuelve a ejercerlo, en cuyo momento dice « me quise ir con el señor Adelantado don Pedro de Lugo a la conquista de Santa Marta, con mi persona e armas e cavallo e parientes e amigos » ...(') Alonso de las Casas, andaluz, vasallo de Su Alteza, según su expediente de confirmación de datas ante Lope de Sosa. Por carta de la Reina doña Juana fechada en Valladolid, el 10 de septiembre de 1513, obtuvo una regiduría de Tenerife, contradiciéndole Antón Galíndez de Ascanio, que había sido nombrado por el Adelantado en la vacante producida por la muerte de Hernando de Trujillo. Las Casas tuvo que acudir a la Corte, que confirmó su nombramiento, el 8 de abril de 1514 y presentó ejecutoria en cabildo de 26 de mayo siguiente. Era bachilleren Leyes, vino casado con Francisca de Medina y otorgó testamento, ante Alonso Gutiérrez, el 8 de agosto de 1534, en el que declaró que había hecho renuncia de la regiduría en favor de su hijo Pablo de las Casas, cesión que, al parecer, no tuvo efecto, ya que en 1536, Diego Girón, continuo de Sus Altezas, obtenía el oficio va- (') Antonio Rumen de Armas, Alonso de Lugo..., págs. 137- 150 y Nobiliario de Cañarías, tomo III, págs. 867- 893. O Nobiliario de Canarias, tomo II, pág. 385. (') Nobiliario de Canarias, tomo II, pág. 385. XXXIX cante por la muerte del Bach. de las Casas, quien había ejercido la alcaldía mayor de la isla, en sustitución de su titular, Fernando de Llerena, que le otorgó poder para ello, por hallarse enfermo, el 5 de febrero de 1509, ante Sebastián Paez. Alonso de las Hijas, natural de Jerez de la Frontera. Sobre su familia un proceso de la Inquisición de Canarias de 1501 dice: « Alonso de las Hijas, en la isla de Tenerife, asentado en la viga frontero de la iglesia, dixo: — non me dedes mi blasón de mis harmas, Hortega, porque si me lo aveis de dar a de ser de todas tres leyes, porque ya sabes que mi agüelo Redueno de las Hijas, era cristiano y vecino de Arcos y se tornó moro y aun hizo mucho daño y destruimiento a los cristianos, mayor es su blasón de lo que hizo a cristianos que del mejor cavallero de Castilla— y este testigo preguntó en Xerez a muchas personas por el dicho Alonso de las Hijas y que le dixeron que hera converso y de muy ruines conversos y malos cristianos y asimismo... que oyó dezir al señor Adelantado don Alonso de Lugo y a su hijo don Pedro que si Dios les hazla mal era porque Alonso de las Hijas les havía descabollido aviendo dicho ciertas blasfemias de Nuestro Señor, de lo qual se hizo proceso... » El Adelantado lo había hecho fiel ejecutor con voto de regidor en el año 1500, por la ausencia de la isla de Gonzalo del Castillo, con quien por tal motivo hubo de sostener pleito. Privado de este remunerador oficio por el Adelantado en 1502, alegando que procesado por blasfemia se había refugiado en sagrado, logró de nuevo ocuparlo a partir del 5 de agosto de 1505 y en él continuó hasta su muerte en 1522. El 9 de septiembre de 1506 declara Juan Felipe Romano, en escritura ante Sebastián Paez, que debía cierta cantidad a Las Hijas, « mayordomo de la iglesia de Santa María » , lo que permite deducir que el Santo Oficio no debió tomar medida condenatoria en su contra. Probablemente fue no sólo conquistador de La Palma y de Tenerife, sino también de Gran Canaria, donde tenía bienes, sobre los que sostuvo pleito con el regidor de aquella isla Martín de Vera, hijo del general Pedro de Vera, en la que había dictado sentencia en aquella isla el Bach. Lorenzo Núñez, contra la que quería recurrir ante la Chancillería de Granada, a cuyo fin dio poder en La Laguna, ante Sebastián Paez, en 1512, a favor del procurador Andrés López de Valladolid. Don Alonso de Lugo encomendó a Las Hijas, al terminar la conquista, la saca de aguas de La Orotava y lo hizo fiel ejecutor, oficio de los más remuneradores entre los capitulares, pero enemistado con Las Hijas en el 1502, no sabemos por que motivo — nos resistimos a creer que lo persiguiera solo porque hubiese blasfemado— y ante el temor de ser víctima de su dureza en dos procesos que le seguía, en uno de los cuales hasta su sobrino Jerónimo de Valdés se negó a actuar, « porque le parecía que le agraviaban » , anduvo a caballo armado por la isla, se refugió en sagrado, tanto en la iglesia, como en la casa del Obispo y estando en Santa Cruz el vicario Fernán García se le presentó para confesar su delito y ponerse en sus manos. El vicario, por ser tarde, le señaló su casa por cárcel hasta el siguiente día, XL pero en aquella noche Las Hijas halló medio de huir a Gran Canaria, sin que don Pedro de Lugo, el hijo del Adelantado, que armó un barco en su persecución, lograra darle alcance. De Gran Canaria, donde también hubo de retraerse a la iglesia, porque lo quería prender el alcalde mayor Bach. Juan Guerra, « se enbarcó que no lo supueron e se fue a Castilla » para apelar de la sentencia del Adelantado, que se lo impedía. Se le condenó a treinta días de cárcel, que cumplió a su regreso. En 1505 consiguió verse restituido en su oficio de fiel ejecutor, no sabemos en qué circunstancias, pero como, no podía por menos, en la primera oportunidad que se le presentó acusaría a don Alonso, como así lo hizo en la residencia que le tomó Lope de Sosa y aun en el 1511 cuando por los Reyes se encomienda a este juez que concluya los procesos pendientes, el Consejo dispone que se oiga a Alonso de las Hijas sobre el intento del Adelantado de impedirle que apelase de sus resoluciones, sobre cuyo extremo había elevado queja a la Corte. En cabildo de 8 de junio de 1509, cuando se pensó en la conveniencia de enviar un mensajero cerca de los Reyes, hombre tan inteligente y cauto como lo era el Bach. Pero Fernández propuso a Las Hijas, a quien califica de « onbre solícito e diligente » . Como era de esperar, no lo eligen. Alonso de las Hijas estuvo casado con Catalina Guti��rrez, con quien tuvo una hija, María de las Hijas, la que, en unión de su padre, sostuvieron en 1516 ruidoso pleito con el marido de ésta, Gonzalo de Vivero, lo que no impidió que a la muerte de Alonso en 1522 María intentase que su marido heredase el oficio de fiel ejecutor y así lo solicitó del Cabildo el 31 de marzo, sin que lo consiguiera, pero dando lugar a que se dijera de Vivero que « es incapaz para ningún oficio real » , lo que no fue óbice para que años después lo encontremos ejerciendo el oficio de mayordomo del Cabildo.(*) Pero López de Ville
Click tabs to swap between content that is broken into logical sections.
Calificación | |
Título y subtítulo | Acuerdos del Cabildo de tenerife : 1518-1525 : Con dos apéndices de documentos sobre el gobierno de las Islas |
Autores secundarios | Serra Rafols, Elías ; Rosa Olivera, Leopoldo de la |
Tipo de documento | Libro |
Lugar de publicación | Santa Cruz de Tenerife |
Editorial | Instituto de Estudios Canarios |
Fecha | 1970 |
Páginas | 398 p. |
Materias |
Tenerife. Cabildo Insular Actas capitulares Canarias Historia Siglo 16º |
Formato Digital | |
Tamaño de archivo | 18264490 Bytes |
Notas | Vol.4 : 1518-1525 |
Texto | FONTES RERUM CANARIARUM XVI ACUERDOS DEL CABILDO DE TENERIFE VOL. IV, 1518- 1525 EDICIÓN Y ESTUDIO DE ELIAS SERRA RAFOLS Y LEOPOLDO DE LA ROSA íiSSSSife,. INSTITUTO DE ESTUDIOS CANARIOS LA LAGUNA, 1970 ACUERDOS DEL CABILDO DE TENERIFE IV 1518- 1525 CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS INSTITUTO DE ESTUDIOS CANARIOS EN LA UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA FONTES RERUM CANARIARUM COLECCIÓN DE TEXTOS Y DOCUMENTOS PARA LA HISTORIA DE CANARIAS FASCÍCULO XVI ACUERDOS DEL CABILDO DE TENERIFE IV 1518- 1525 Con dos apéndices de documentos sobre el gobierno de las Islas Edición y estudio de ELIAS SERRA RÁFOLS y LEOPOLDO DE LA ROSA San Cristóbal de La Laguna Isla de Tenerife 1 9 7 0 Es propiedad INSTITUTO DE ESTUDIOS CANARIOS La Laguna, 1970 Goya Artes Gráficas :-: Doolor Allart, P, 6- 32 :',: Sania Cruz de Tenerife :-: Depósito Legal TF. 130/ 1970 INTRODUCCIÓN por ELIAS SERRA Al fin, en este vol. IV de Acuerdos del Cabildo de Tenerife alcanzamos a extractar, con la amplitud ya acostumbrada en los anteriores, hasta el fin del gobierno del primer Adelantado y conquistador don Alonso Fernández de Lugo, fin que solo sobrevino con su muerte en 20 de mayo de 1525. En realidad estas actas no alcanzan hasta esta fecha, pues una laguna del texto conservado nos priva de las sesiones desde 4 de julio de 1524, vacío que no es único, pues otro se produce entre octubre de 1522 y abril del 24; si bien no hay otro en los años anteriores, ahora publicados. Además, valiéndonos de otras fuentes ( actas citadas en pleitos privados) tenemos relación — que continuamos en su lugar— de todas o la mayoría de las^ sesiones perdidas, aunque no de los acuerdos tomados. Estos últimos años de gobierno de Alonso de Lugo, no son de los menos interesantes, antes parece acusarse su autoridad, menos discutida por sus regidores. En realidad este gobierno personal no se inicia, o mejor reanuda, hasta 23 de mayo de 1520, fecha en que cesa en el ejercicio de la jurisdicción, el Ldo. Sebastián de Brizianos, juez de residencia y justicia mayor de las islas de Tenerife y San Miguel de La Palma que venía desempeñando el cargo desde 11 de junio de 1518; esto es, en fecha apenas unas semanas anterior a la de la primera sesión registrada en este tomo.(^) Seguramente hubiese sido preferible hacer coincidir este comienzo con el del gobierno de Brizianos, pero nos atuvimos a la división material original de los « Libros de Acuerdos » . Este tomo comprende completo el 2° de dichos libros. Coyuntura política exterior. Este año 1518 es el de la luna de miel del nuevo rey don Carlos con sus reinos de Castilla. Desembarcado en Asturias en 17 de septiembre de 1517 — Fernando el Católico había muerto en 23 de enero del 16 y el vacío lo llenó la regencia del Cardenal Cisneros, que murió en 8 de noviembre. (') Precisamente después de consignar el carácter de la jurisdicción de Brizianos en las páginas 3 y 5 de este volumen, luego por olvido le designamos como Teniente erróneamente, desde la pág. 10 a la 48 y aun esporádicamente en la 52. apenas desembarcado su nuevo señor — venía rodeado de ambiciosos consejeros flamencos, que consiguieron levantar enseguida el recelo de los castellanos; pero hasta después de la elección al Imperio — 28 de junio de 1519— y la exigencia de un extraordinario subsidio en las cortes de Santiago- Coruña ( 31 marzo a 19 mayo 1520) no estalló el conflicto entre el Rey, ausente desde 20 de mayo, y sus subditos, el célebre levantamiento de las Comunidades de Castilla, que paraliza al reino todo el año 1520, hasta su liquidación en Villalar, el 23 de abril de 1521. El Rey- Emperador regresó triunfante en 7 de julio de 1522, no solamente vencidos los comuneros, sino rechazada victoriosamente una peligrosa invasión francesa ( mayo-junio 1521), intentada demasiado tarde para aprovecharse de aquellas turbaciones. De todos modos las hostilidades militares y marítimas con Francia son ya permanentes y van a pesar desde ahora sobre la vida de las islas, que habían vivido últimamente confiadas en los acuerdos de Noyon ( 1516). Este cuadro cronológico nos permite colocar probablemente la misión inspectora de Brizianos en la política de Cisneros, continuadora de la de Fernando el Católico, de fuerte control del gobierno local por parte de los Reales Consejos, esto es, del poder central. Y reciprocamente el restablecimiento del poder personal del Adelantado en 1520, que no sólo recibe las varas de justicia, sino que nombra sus tenientes letrados con entera libertad, ya no impuestos por la corte, debe interpretarse dentro de las orientaciones de los nuevos consejeros áulicos, menos preocupados de la gestión del gobierno local que de asegurar ingresos que de él podían conseguirse para el erario real. En efecto, en estos años, desde 1519 hasta el 21 por lo menos, el tema que ocupa las relaciones del Cabildo con el Real Consejo es el del « recudimiento de alcabalas » , tributo de que había estado exenta la isla hasta ahora. En cambio el eterno tema de los capítulos de mercedes a recabar de Sus Altezas, que había llenado los ocios de los regidores en los años anteriores (*), es ahora tema agotado. Todavía salen a colación a petición del nuevo personero Juan de Armas, que en 9 de julio de 1518, pretende revisión de algunos de ellos: el de confirmación de regidores, el de expulsión de los guanches, el título de ciudad, el de perpetuidad del gobierno del Adelantado. Se hacen con tal ocasión manifestaciones curiosas — se estima peor el nombramiento de los regidores por el Cabildo mismo; se insiste en la expulsión de los guanches aunque no se ejecute; el paso de villa a ciudad se estima sin interés; y se hace gran pro de los méritos del Adelantado como gobernador, y Gallinato dice que los tenientes reales han sido ocasión de escándalo — pero en fin de cuentas se confirman los capítulos llevados por Benítez. En el tomo anterior dejábamos a éste en viaje a la corte ( mayo 1518) y ahora se nos dice, a tenor de carta misiva del mismo, leída en 8 de octubre, el pobre resultando de su O Desde diciembre de 1513 se proponen enviar mensajero a la corte y tanto el tema de los capítulos como el de designación de persona que los debe presentar es constante en los años siguientes. Vi-de ^ Acuerdos..." III, 1514- 18, en FONTES, XHI. III misión por la continua movilidad de la corte, que al llegar él a Castilla, se halla en Aragón y así sólo ha podido despachar los asuntos menores y ninguno de los que suponen merced del Rey. Se le manda regresar para escusar gastos; pero en diciembre envió ocho provisiones que no se detallan y no sabemos más de su gestión. Pero como decimos, en las relaciones del Cabildo con los Reales Consejos el tema es ahora el de las alcabalas, el gravoso e impopular tributo típico de Castilla. Tenerife gozaba de exención total — a diferencia de Gran Canaria— primero por omisión y luego por privilegio de 20 de marzo de 1510; O siendo la exención por 25 años desde la conquista, debía terminar en 1521. Pero ya en 1519 los arrendadores de las alcabalas presentan carta de recudimiento del tributo por aquel año y venideros; lo que determina al Cabildo a dar poderes a Rafael Fonte, ausente en Castilla, para suplicar a Sus Altezas que hagan guardar y prorroguen la franqueza ( 3 octubre 1519). La eficacia de esta gestión tuvo que ser nula pues el 2 de abril de 1520 se presentan carta y sobrecarta de SS. MM. con la misma reclamación; se nombra nuevo procurador a Andrés Suárez Gallinato, pero en la súplica, aparte invocar el plazo de exención no cumplido, se contentan con gozar en lugar del pago de alcabalas, de un almojarifazgo de 5 % de entradas y salidas como en Gran Canaria y a partir del corriente año. Ya de momento esto supone un esfuerzo económico, pues hay que pagar 300 días de salario al procurador, a razón de un ducado de oro por día, amén de otros 50 para letrados y escribanos; cómo, naturalmente, en caja no hay un maravedí, se acude a emprestar de mercaderes. Embarca Gallinato en 12 de julio y en] diciembre se está ya en pleito, para el cual hay que hacer cierta probanza y para ello se dan poderes al mayordomo del Cabildo. Pero salvo este éxito de aplazamiento, la misión de Gallinato resulta todavía más inoportuna que la de Benítez: « han sucedido en Castilla tales cosas que con el Consejo no se puede negociar cosa alguna » y por tanto también este mensajero recibe orden de regresar, tanto más que la probanza exige más de 200 días y entretanto no hay qué hacer.(^) En efecto, desde antes de embarcar don Carlos en La Coruña, la ciudad de Toledo está en franca rebeldía y siguen enseguida su ejemplo Segovia y todas las demás; en todo el año 1520 no podía esperarse nada del gobierno de Castilla. Es, pues, milagroso como el procurador del Cabildo, ya de regreso en febrero de 1521, puede presentar una colección de no menos de 8 provisiones o mercedes, a la verdad casi todas meras confirmaciones. Cuanto a las alcabalas, que era lo que importaba, ha pactado y el Cabildo aprueba, mudar aquel tributo por un derecho o almojarifazgo de cargo y descargo, en forma de encabezamiento, del que todavía tiene que negociarse y sacar el privilegio, para lo que tiene que ir otro emisario (') Citado por Núñez de la Peña, p. 199 y publicado por nosotros en « Acuerdos... » , II, 262. Presentóse en cabildo de 31 de mayo siguiente. Terminada la conquista de Tenerife en 1496, más 25 años = 1521. C) Se teme además que Gallinato está gestionando capítulos o mercedes fuera de los autorizados por Cabildo ( págs. 76- 77, enero 1521). IV ( págs. 100- 101). Es designado Juan de Aguirre, regidor, en 29 de agosto del 21, pero de él a la verdad se pierde el rastro, hasta el punto que envian otro mensajero « para saber donde está o si es muerto » ( 6 junio 1522); reapareció en diciembre con su habitual pu��ado de reales provisiones, pero el acuerdo sobre el almojarifazgo se conoció en cabildo ya en julio anterior, a través de un procurador de La Palma, Juan Ruis de Berlanga, pues esta isla se hallaba en las mismas circunstancias que Tenerife, con más que le vencían ante los 25 años de exención desde la conquista.(') Solo queda pagar las costas, entre ellas las del aviso, esto es, la gestión de los letrados de la corte, y aquí comienza una serie de dilaciones pintorescas, de que haremos gracia al lector, pero que duran años y que todavía se complican por la natural resistencia de La Palma a pagar su parte, de manera que la demora en satisfacer lo comprometido aún da lugar a la presencia de un agente de los letrados acreedores en septiembre de 1523. En fin conviene advertir que el Cabildo había solicitado también exención de otro impuesto, la moneda forera, pero en la carta misiva de 1 de julio del 22, los Contadores Mayores al anunciar la concesión del almojarifazgo del 5 % en lugar de las alcabalas, advierten: « en cuanto a la moneda forera no debes sus hablar en ello, pues la isla dé Gran Canaria no tiene privillejo dello, antes está declarado que pague la dicha moneda y esas islas la deben pagar los años que la pagaren los otros vecinos de estos reinos » .(^) Defensa marítima de la isla. Otro aspecto de la situación exterior de las islas es el de la seguridad marítima. Si bien en 1513, bajo la impresión de la guerra del Rey Católico y el de Francia, hay un momento de alarma y se piensa fabricar una torre en Santa Cruz, que al fin quedó en una albarrada de piedra vana, la confianza renació « con la pacificación que Sus Altezas han tenido con Francia » ( p. 122); alusión sin duda al tratado de Noyon que reflejó la política de Guillermo de Croy, el consejero del rey Carlos. Pero muerto Croy y elevado Carlos a la dignidad imperial renace la hostilidad y muy pronto la guerra con Francia, que de hecho será una constante de la política española hasta el siglo XVIII. Y esta es la perspectiva con que tiene que enfrentarse la isla desde 1521. No sabemos si Fleury, que atacó Gran Canaria, se dejó ver en Tenerife, pero desde enero del 22 hay preocupación por la defensa del puerto de Santa Cruz. El día tres de ese mes se platica: en fin de cuentas se asigna salario de Cabildo al alcaide nombrado por el Adelantado, Pero Suárez de Valcárcel, pero se reconoce que la torre no se ha hecho. En 29 de (') El encabezamiento pactado es de 823 mil mrs. al año para ambas islas ( pág. 151), que a 375 mrs. el ducado, eran unos 2.195 ducados de oro, cambio de Castilla; pues es sabido que en Canarias el premio de la moneda hacía alcanzar el ducado a 500 mrs. ( Vide " Acuerdos... » ,\\, pág. XIV, nota 39; y « Acuerdos... » , III, p. 252, apartado XIII). Sin duda el pago tenía que hacerse al curso de Castilla. O Creemos que la historia de los impuestos que pagaron tas Islas Canarias a la Corona no ha sido estudiada y no se puede intentar hacerlo aquí. Digamos solo que Gran Canaria por privilegio de 20 de enero de 1487 pagaba un 3 °/ o de entradas y salidas en lugar de alcabalas, por 20 aflos prorrogados en 1507 ( Libro Rojo de Gran Canaria, ed. Cullen, p. 87). abril se reúne cabildo en Santa Cruz mismo, donde el Adelantado ha concentrado la gente con propósito de rechazar el esperado ataque enemigo, ya consumado en el puerto de las Isletas de Gran Canaria, según aviso recibido del Conde de la Gomera — que lo era Guillen Peraza— desde Canaria. El Adelantado propone a los mercaderes, para ello llamados, que armen naves para atacar a los franceses, como más interesados que eran en la seguridad de la mar. Los mercaderes se muestran remisos y aun Esteban Justeniano insinúa que no hay peligro, pues « el francés no quiere cebada » , que se supone es lo único que hay en Santa Cruz. Prudentemente también el regidor Guillen Castellano da su parecer que se vea primero si hay medios de enfrentarse con los franceses, « que es gente que viene muy armada » , que no se gasten dineros en ello, antes en guardar el puerto; pero en dos de marzo Alonso de Lugo insiste en tomar 100 doblas prestadas para armar un navio. Total no se hace nada, hasta se reconoce que el salario de 40.000 mrs. del alcaide es en pura pérdida, pues los franceses han robado las Isletas, donde hay una buena torre y artillería, cuanto más pueden hacerlo a mansalva en Santa Cruz « donde no hay fortaleza ni aparejo ni defensa » . Pero ausente el Adelantado, que ha ido a La Palma, el teniente Lebrixa no se atreve a quitar el salario del alcaide y los reparos en la artillería de nada sirven, desatendida del personal y munición a que aquél se comprometió. En 10 de julio de 1523 nos cuenta el mismo alcaide Pero Suárez, « que ya saben como al Puerto de Santa Cruz ha venido un armada de Francia, la cual había robado los navios y echádolos a la costa y otros daños » y da la culpa de todo al Cabildo « que no ha proveído el artillería que está en el dicho puerto » . El fracaso era previsto por los más sesudos regidores, pero la osadía del alcaide no tiene límites. En agosto el teniente Mansilla todavía quiere hacer armada contra los contrarios franceses y llega a nombrar capitán de ella al regidor Gerónimo de Valdés; pero en septiembre se admite que la audacia del enemigo es tal que se hallan surtos en el puerto nueve navios de armada de franceses, haciendo guerra y daño y se espera de cada día peor y se buscan dineros para comprar pólvora para la artillería, misión que se confía al mismo Valdés, el non nato almirante. Si añadimos a todo esto que la torre de Santa Cruz, inexistente, había recibido un subsidio regio de 150 doblas que fue hecho efectivo, pero que el Adelantado no invirtió y « la torre no se ha hecho ni comenzado » , se deducirá que en tan estricta obligación el Gobernador y el Cabildo incurrieron en culpable negligencia, cuando menos (^). Política interior. Ya dijimos que no tuvo el dramatismo o por lo menos la agitación que abundó en años anteriores al 18.(^) Parece que el movimiento comune- (') Sobre este asunto véase un trabajo más detallado, en el que se dan los textos literales ptitíntn-tesiE. Setta, Los primeros ataques piráticos a Canarias, tAnuaño de Esludios Atlánticos » , 14, 1968, págs. 383- 403. (') Las únicas ocasiones en que hallamos enfrentamientos personales son cuando Fernandes, Castellano y otros exigen que el pilar del agua se ponga en la Villa de Arriba ( 30- 1- 1523, págs. 180- 182) y cuando Bartolomé Benítez se presenta muy enojado por la subida de la carne en la ciudad y haber penado a los que en el campo la venden libremente ( 2I- IV- 1524, pág. 230). VI ro de Castilla, incluida Andalucía, no tuvo aquí eco positivo. No obstante en 8 de marzo de 1520 se celebró un raro cabildo « que solos los regidores hicieron » , esto es sin presencia de Gobernador ni Justicia delegado, que lo era entonces el Ldo. Brizianos; reunidos diez regidores en la casa del consistorio, acordaron ir a la iglesia de San Miguel, capilla de la ciudad, y allí se juntaron con seis vecinos, pero no se registraron las pláticas o acuerdos tomados ( p. 52). Se puede sospechar alguna preocupación por noticias alarmantes recibidas de Castilla, pues aunque la fecha anterior a la reunión de Cortes en Santiago, hace dudarlo, hay que tener presente que el concejo de Toledo desde noviembre del año anterior se dirigía a las ciudades de Castilla pidiendo solidaridad para sus representaciones a la corte; y aunque no estaría sin duda entre ellas el remoto concejo de Tenerife, los rumores podían trascender. En realidad nada sabemos, y en cambio es patente el acuerdo de 31 de mayo de 1521 de celebrar alegrías por « la santa y buena victoria que los ilustres Señores Gobernadores caballeros servidores de SS. MM. han habido contra los traidores que se movieron contra su servicio y en daño de sus Reinos » . Claro que los vencedores tienen siempre entusiastas partidarios. En el gobierno de la isla, posesionado pacíficamente de él don Alonso de Lugo en mayo del 20, se apresura a nombrar a su arbitrio las autoridades subalternas de él dependientes: alguaciles mayores, otros alguaciles menores, del campo, de los lugares de Icod a Buenavista, y confirma las alcaldías de los pueblos, salvo el de la Araotava, que cambia. En cuanto a teniente de gobernador hizo al Dr. Sancho de Lebrixa — que se firma Nebrisensis doctor— y que ya conocemos, pues ocupó el mismo cargo antes de la venida del Juez de Residencia Brizianos, de manera que el Adelantado no hizo en este caso sino reponerle. Le sustituye breveníente en ausencia su hermano Sebastián de Lebrixa, como alcalde mayor ( noviembre-diciembre del 20). Pero ahora como antes es política de don Alonso el cambio continuo y la multiplicidad de sus autoridades subalternas. Ya en 11 de diciembre del mismo año 20 designa por su alcalde mayor, con jurisdicción, a Pedro de Vergara, uno de los regidores, a lo que se opone el doctor Sancho de Lebrixa, que alega tener nombramiento por seis años, pero al fin deja a Su Señoría el Adelantado la vara de la Justicia, actúa Vergara como juez y preside los cabildos, cuando no asiste a ellos personalmente don Alonso. No obstante en 1 de marzo de 1521 nombra Lugarteniente de Gobernador de la isla al Sr. Licenciado Juan de Santa Cruz « en tanto cuanto fuere su voluntad » y le pasa la vara de manos del alcalde Vergara; aunque éste sigue presidiendo los cabildos y no vemos ni mencionado al nuevo teniente.(^) Pero en 24 de mayo reaparece inesperadamente el Dr. Sancho de Lebrixa como teniente por el Sr. Adelantado. Actúa solo cerca de un año, pues en 7 de marzo de 1522 el Adelantado nombra teniente al Bachiller Pero Fernandes, ya miembro del Cabildo, sin perjuicio de que Lebrixa alterne con él presidiendo sesiones, pues los po- (') Luego consta que fue teniente de Gobernador en La Palma ( julio 1522, p. 149), vil deres del Gobernador se extendían a nombrar cuantos tenientes estimase; mientras la presidencia personal del Adelantado se enrarece. En 24 de enero de 1523 es nombrada lugarteniente el Bachiller Alonso de Belmonte, vecino de la isla, y de hecho preside constantemente hasta 1 de abril; desde la sesión del 7 el Adelantado se hace cargo personal de esta función en compañía o no de su teniente; que desde 15 de mayo siguiente es el Bachiller Florián de Mansilla, sin suponer esto el cese de los anteriores. Así cuando se reanudan nuestras actas en abril de 1524 ( interrumpidas en octubre anterior) es otra vez el Doctor Sancho de Lebrixa quien figura como teniente, sigue como tal en septiembre y sabemos que continuaba en el cargo al sobrevenir en mayo de 1525 la muerte de don Alonso de Lugo. Aunque en cierto momento, abril de 1524, manifiesta don Alonso propósito de viajar a Castilla, es lo cierto que no lo realizó ya. Su presencia en cabildo es frecuente, muchas sesiones se realizan en su misma casa sin indicar razón especial para ello, como otros cabildos se tienen en la iglesia de San Miguel y uno en la misma posada del Teniente Lebrixa, aunque de ordinario son en la Casa del Consistorio. El Adelantado pasa temporadas en los Realejos, y en alguna ocasión se reúnen con él los regidores en la Orotava ( 15 de abril y en julio de 1522) como otra vez en Santa Cruz, en casa del vecino Diego Santos ( 29 de abril de este año). Ausencias más prolongadas dan sus visitas a La Palma, de julio a septiembre de 1522 y también comienzos y en verano del año siguiente, precisamente cuando el ataque al puerto de Tenerife. Población. Sobre los elementos de la población sólo se puede notar las más escasas noticias de los guanches y, en cambio, la frecuencia con que se habla de esclavos, blancos o negros. De aquellos, sólo cuando el personero Armas vuelve a traer a revisión los capítulos de peticiones que llevó Juan Benítes, los señores regidores insisten — salvo Castellano siempre excepción en esto, al que ahora se juntan Bartolomé Benítez y Fernández— en que se pida la expulsión de los guanches y gomeros libres ( 23 de julio 1518, p. 8); es sabido que la Corte nunca atendió esta reiterada petición. Los esclavos formaban por estos años, cuando las Canarias conquistaban el nombre de Islas del Azúcar, un elemento esencial del cuadro humano. Se deduce de la reiteración con que el Cabildo se ocupa de ellos; unas veces se trata de naves portuguesas que llegan cargadas de esa mercancía, ya de prietos, ya de moros de Berbería, embarcados en Cabo de Aguer. Se trata de ellos por temor de contagios — de un barco se dice que vienen sanos, pues sólo se sabe que « un negro murió de viruelas y no hay otro mal » — o por el comercio clandestino de regatones o intermediarios, con perjuicio de los vecinos compradores. Otras veces son los esclavos alzados los que preocupan a la Justicia; se llegan a organizar cuadrillas para perseguirlos, se señala precio fijo de recompensa a quien los capture, dos doblas si es guanche, una si no lo es, media dobla caso de mujeres o niños; se duelen de los latrocinios de que se acusa a los esclavos y se les impone toque de queda y se denuncia que hay gentes que tratan con ellos y les amparan y encubren, y así se pro- VIH \ hibe darles de comer. Bien, pero ¿ si escapan fuera de la isla? Las hay « y aun cristianos que con poco temor de Dios y menosprecio de la Justicia han sacado esclavos moros y se han ido con ellos a Berbería... y se tornan moros y los señores han perdido sus esclavos y esperan perder los que tienen y vinieren a esta isla » ( p. 221). Para impedirlo, de un lado se prohibe que esclavos ni libertos ( voz esta entonces no usada, en toáo caso se diría ahorrados) sean empleados en tareas marítimas; también se prohibe que barco alguno esté sin rumbo,{^) esto es, carezca de una pieza movible que cierra una abertura del casco y que puede retirarse a voluntad, estando la nave varada en tierra, con lo que es imposible botarla a la mar. En fin, relación con el trato de los esclavos tiene mayormente el cargo y función del verdugo. El principal quehacer de este no eran las ejecuciones capitales, como vulgarmente se supone, sino los azotes u otros castigos corporales de los pequeños delincuentes, entre los que ya hemos visto los esclavos ocupaban buen lugar. En febrero de 151S se contrata por salario anual de tres doblas a un esclavo — no hay peor cuña...— llamado Juan de Castilla, que ya a servicio de su amo, hasta entonces verdugo, ha hecho « cierta ejecución de justicia y parece ser hábile » . En 1523 lo era cierto Valladolid que gana 2.000 mrs., unas 4 doblas al cambio de Canarias. Esta población esclava numerosa, aunque imposible de cifrar, no excluía la existencia de trabajadores libres. Contra su osadía al pedir « jornales y soldadas inmensas » , toma medidas el Cabildo en 1521, en mayo y junio, pues se trata especialmente de segadores: « se han encarecido... y aun ponen limite en el servicio, que no quieren segar sino ante de mediodía » y para ponerles coto se pregonan los textos del Ordenamiento Real, citados puntualmente por el secretario del Cabildo ( p. 203); pero por queja posterior, de 26 de junio, no parece que la medida tuviese eficacia. Mas el nervio de la población, sin duda lo constituían los campesinos libres, dueños de sus hanegas de tierra recibidas en repartimiento de manos del Adelantado en virtud del poder de Sus Altezas. Lo único que vemos en favor de esta clase en los acuerdos del Cabildo, es la conversión de ciertas partes de la dehesa, primeramente la faja entre los caminos de la Orotava y de Tacoronte, en tierras concejiles, divididas en « hagas » de 30 y 25 hanegas, arrendadas por 9 años, con ventaja para los propios y para los labradores, que se dice en varias ocasiones que son los más de los vecinos; estas tierras que llaman de San Lázaro, por la ermita que ya estaba en su comienzo yendo desde la ciudad, y que luego se amplían por la izquierda comprendiendo lo que ya se llamaba El Rodeo o Los Rodeos, se cercaíi con sus gancelas a costa de los propios ( julio 1521). No dejan, es claro, de protestar los ganaderos, y los regidores, que cuando no son del gremio están influidos por sus intereses, se revotan ( 5 noviembre 1522). Mas el Adelantado se mantiene - Cjr Esta acepción - de mmfto, aunque cbnocida de los lexicógrafos ( Corominas, s. v.) es rara y se cita a T- erréros,' siglo XVIII, coiiiO piíimera. autoridad; nuestra cita le lleva tnás de dos siglos de ventaja. IX firme en lo acordado; que era su política lo demuestra que ya antes, en marzo del mismo año, confirmó a la Arautava la dehesa de la Caleta, con condición de que la otra, la que se llamó de San Sebastián y que poseía el Cabildo desde hacía más de veinte años, se destinase para siembra, arrendada a los vecinos. La misma preocupación para proteger el cultivo se muestra en las medidas para cercar las suertes del Peñol y otras, siempre invadidas por el ganado. Producción y consumo. Son infinitas las referencias sueltas a detalles de la vida económica de la isla, pero renunciamos a sistematizarlos en este lugar; apenas nos referiremos a algunos de más bulto. La producción azucarera de la que tanto se ocupaba el Cabildo en los primeros años, es ahora tema menos frecuente; apenas en 1519 y 20 se habla del nombramiento del lealdador, con seis mil mrs. de salario, pero parece que no sigue. La poca intervención deberá atribuirse a la normalidad alcanzada por esa producción más que a crisis de ella, por el momento; los interesados siguen pidiendo maderas para los ejes de los ingenios. Curiosa noticia es la de dulces y golosinas populares en febrero de 1523, que el Cabildo quiere reprimir porque, dice, enferman a los niños ( p. 185). La madera es artículo de exportación y a beneficio del Cabildo, único señor de los montes, que acude a ellos para obtener recursos para sus salarios y obras; son continuas las resoluciones regulando y limitando su explotación, y en todo caso hay que desecharla idea supuesta de que se consintiesen incendios de montes para hacer tierra. Se permite cortar para uso de vecinos; para cercas, solo de brezo; para fabricar, para carretas, para caravelas, etc. y aun se señalan ciertos montes con exclusión de los del término de la ciudad. La saca está sujeta a permiso especial y a fuerte arancel, salvo en casos como para los monasterios u hospitales de Gran Canaria, que se concede de gracia. El cese de comunicación con Gran Canaria, desde febrero de 1523 a causa de la pestilencia que esa isla sufre, paraliza la saca de maderas y leñas que tenían ese destino únicamente. Pero las producciones de consumo interior, a favor del crecimiento de la población y por temor de su escasez, preocupan mayormente al Cabildo; probablemente representan valores estimables aunque escaseamos datos cifrados. Ante todo el trigo y la cebada, desde la obtención de la facultad de saca del tercio de la cosecha de cada vecino (}) adquieren importancia capital para provecho de la isla; de ella se proveen las islas comarcanas, incluso La Palma y La Gomera y sobre todo Gran Canaria, tan falta de este esencial mantenimiento que en ocasiones apela a actos de fuerza para sacarlo del puerto real de Santa Cruz, como ocurrió en septiembre y octubre de 1521 ( p. 107) cuando por dos veces una carabela armada y en ella Juan de Narvaes, regidor de Gran Canaria, tomó por fuerza de armas naves surtas en el puerto y cargadas de cereales. Aunque se protesta de semejante agravio, sigue enviándose trigo y aún en ocasiones se hizo un reparto forzoso a este fin O Publicada en Acuerdos, II, pág. 264. Es de fecha de 28 de enero de 1512 ( no febrero como ahí se consigna por error). Luego hubo otras confirmaciones. ( p. 84); también el diezmo para los abades tiene derecho de saca y a veces se presentan privilegios reales a favor de personas autorizándolas a sacar cantidades de trigo. El problema se complica porque a menudo las cosechas son insuficientes y el mismo- privilegio de saca del tercio tiene la expresa reserva de « si la isla CvStá pro* beída » . Con base en ello el Adelantado y el regimiento pretenden reservarse la concesión de las licencias de saca, lo que da lugar a difíciles competencias. La puesta en cultivo de tierras concejiles desde 1521 parece aliviar la escasez y el Cabildo hace graneles en que guarda su trigo como reserva y recurso para sus obligaciones. Además a menudo hay buena cosecha de cebada, cuando ha sido corta la de trigo, como en 1520 ( p. 54); en deliberación de 26 septiembre de 1522 se expone con detalle el curso del mercado de granos con sus oscilaciones; se calcula la cosecha de hogaño en 100 mil hanegas — en lugar de 50 mil de antaño— y el consumo insular lo reducen a 30 mil, tanto más que hay mucha cebada, de la que se mantienen « los naturales de Gran Canaria y gomeros y guanches y esclavos, que es la cuarta parte de la isla » . Y entonces es cuando el Cabildo acuerda ( 15 junio ] 523) que el pan valga por moneda forzosa para pago de mercaderes, a razón de 200 mrs. la hanega de trigo y 100 la de cebada, con saca aun fuera del tercio; hay el precedente del azúcar, ya vigente de años; pero los mercaderes se agravian e invocan las leyes de estos reinos de Castilla para negarse a admitir el pago de sus créditos en especies. Un nuevo cliente aparece ahora: en 11 abril de 1524, Antón Joven, regidor, pide autorización para embarcar 500 hanegas de harina para Indias; para conseguir la licencia invoca que son de tercias y que tienen gorgojo! Otro tema habitual es el de las carnes, que todavía escasean más en la carne-cería de la ciudad. La raíz castellana de los señores del Cabildo se manifiesta, no obstante, en la preferencia por la ganadería frente a otras grangerías — una fuente se lamentan que la cortan los hortelanos para regar, siendo así que debería aprovecharse para abrevar bueyes ( p. 51) — . Tal vez por las prolijas reglamentaciones y tasas minuciosas, las carnecerías pasan a veces meses sin pesar carne alguna; se trata de remediarlo haciendo repartimientos forzosos entre los criadores, tasando la carne un maravedí menos fuera de la ciudad... Como todo esto es inútil contratan directamente con los ganaderos, que son ellos mismos: Pedro de Lugo, que « tiene más carneros que nadie en la isla » , Gallinato, ambos regidores, etc. El recurso a que al fin acude el Adelantado, no sin protestas, es subir el precio de 8 a 10 o 12 mrs. ( abril 1523) y desde entonces hay carne y « evitan muchas dolencias que se nos han seguido por no haberla » , dicen los vecinos. Se han hecho carnecerías nuevas en la plaza de San Miguel de los Angeles, hoy del Adelantado, pero se piden otras en el centro de la ciudad, y así se acuerda sin quitar las primeras. Poco se habla de otros ganados: en 1524 se preocupan de la remonta para que haya caballos de buena casta; tenemos también la primera noticia de camellos en la isla: en mair-zo de 1521 hay dos camellos en la villa, a los que Castellano acusa de - tinosos y sarnosos. Mala acogida tuvieron los prirneros ejemplares de este sufrido ganado, que ha venido a extinguirse en estos días, tras cuatro siglos y medio de asistencia. XI El vino del país es ya un producto corriente, pero necesita protección írente a los precios del de fuera parte, como ahora. Estos no pueden venderse hasta que aquel ha sido consumido, por enero o febrero, según declare el Cabildo; no faltan las quejas de los consumidores y también de los cosecheros, estos por la tasa, y en cierto momento, en 1519, se revoca la restricción del vino de fuera, aunque luego se vuelve a la ordenanza. Exportar no se sueña siquiera. También se consume uva en septiembre, naturalmente, tasada. Comercio. Las artesanías siguen trabajando y multiplicándose, aun luchando con el reglamentismo y las tasas prolijas; así la de candelas de cera y sebo. El espartero es provechoso « por ser esta isla de labranzas y haciendas del campo » ; un sillero ( de montar) y adarguero, « porque hay mucha necesidad de él » , recibe salario de 6 doblas de oro; en cambio son perseguidos los que hacen goragías, cirugías. Se hacen carretas, caravelas... Pero en el terreno mercantil lo más notable es el intento de mercado franco semanal que, a petición de vecinos, acogen unánimamente los regidores en noviembre de 1521 ( p. 113); en la plaza mayor de la ciudad, « do son las casas de Su Señoría y las casas del Cabildo » los sábados toda persona puede « traer y vender en ella sin pena ni calumnia, todas cosas de mantenimientos » que enumeran ampliamente y aun incluyen todos los géneros de consumo como corambres, calzados, especiería, mercería, joyería, trapería, carbón, loza y todas mercaderías, « libremente a los precios que quisieren, sin embargo de cualquier defendimientos y ordenanzas y tasas » . Y aun por el jabón y la sal, que son rentas de la isla, por aquel día no se lleven derechos algunos. Se dicta una amplia ordenanza que nos deja atónitos por su franquía y libertad tan contrarias al habitual y minucioso ordenancísmo de la época. Como era inevitable la reacción no tarda en estallar de parte del mismo mudadizo Cabildo; ya en 30 de diciembre se denuncia la reducción de las rentas dispensadas en el mercado. Todavía en 24 de enero del 22 se prohibe vender fuera de la plaza y se autoriza a los vecinos de ella a hacer portales sobre esteos, de 14 pies de hueco, para abrigo de los vendedores; pero no pasa de febrero que se revoca del todo el mercado franco de los sábados « porque de los sabios es mudar el consejo » . El Adelantado les recuerda que ellos mismos, los regidores y a petición del pueblo lo tenían acordado y que si ellos han mudado, no así el pueblo; y manda que se junte todo el pueblo en la iglesia de San Miguel y se tome su parecer; pero en fin cede esta vez ante el criterio también ahora unánime de los veleidosos regidores. No hubo tiempo en verdad de apreciar las ventajas o inconvenientes del nuevo e inusitado sistema de « libre cambio » . Incluso la ordenanza que prohibía la venta fuera de la plaza, nos dicen en 1523 que no se cumple y el Ldo. Valcárcel pide que sea suprimida, pues es en perjuicio de muchas personas pobres que viven de vender pan y hortalizas en sus casas. En junto vuelven las tasas y reglamentos minuciosos, las prohibiciones de sacar mantenimientos, luego todas mercancías, incluso importadas. Gracias a la inefectividad de estas medidas no se llega a la asfixia del comercio. Entre los tratantes XII afectados, especialmente en ropas, se mencionan los flamencos, pero también se traen de Córdoba y Baeza. En 1524, además de las harinas « hediondas » de Jové, Gallinato manda a Indias 500 quesos de La Palma. Salud. Preocupación mayor y bien justificada del Cabildo es la salud pública y, ya sea por su diligencia, ya por voluntad de Dios, sus desvelos tuvieron pleno éxito en estos años, que fueron de gran peligro. Aunque esporádicamente siempre se habló de que en tal o cual sitio había enfermedades, por lo cual debían visitarse los navios que llegaban al puerto de Santa Cruz; en realidad sólo allá por 1513 y 14 hubo cierta alarma, por darse el caso en Gran Canaria, donde dicen hay modorra. La tranquilidad sigue en estos años ahora comentados, aunque se mencione mal pestilencial en Lisboa ( abril 1520), Berbería ( abril de 1521 y de 1522), la Madera ( mayo 1521 y mayo y julio del 22); ya en junio de este último año es mayor la preocupación y se manda desterrar, esto es, aislar en cuarentena, todo lo que venga de Castilla, hombres y mercaderías. Pero desde 1523 el peligro es inmediato y acuciante: primero se denuncia en Gomera ( enero), enseguida también en Lanza-rote y Gran Canaria — y la ciudad de Gibraltar, curiosa mención repetida, que hace suponer que Castilla en conjunto no está afectada por la plaga—. La declaración de pestilencia en Gran Canaria causa verdadera alarma, incluso trata de ocultarse en un primer momento, pues en el acta de cabildo de 20 de febrero en que se hace constar, junto con las demás islas afectadas, es tachado el nombre de aquella, aunque ya no se disimula en el cabildo siguiente, del 27. En él se acude ya a los grandes remedios; se ordenan las nueve misas de N." Sra. a los frailes de San Francisco y también que se hable a los agustinos de Santo Espirito y al vicario y abades ( clero secular). Se somete a destierro, en bien precarias condiciones, en el Puerto de los Caballos, a los venidos de Gran Canaria, entre los que por caso, se halla el médico bachiller Funes, recién contratado, y su familia, y allí permanecen todo un mes. En todo el tiempo que comprende nuestro libro no remite la pestilencia en Gran Canaria. Prohibido el trato con esta isla, se supone cuan difícil tiene que ser su situación alimenticia por falta de pan y en marzo y en abril se les manda trigo, — aunque no de dádiva, sino a un real menos de como valga en Gáldar, que es por donde se hace la plática, pues se dice que « esta parte está sana y se guarda » . La cuenta ( pág. 204) arroja J^ dobla por hanega de las 272 que les venden. Constan envíos en otras ocasiones; pero el teniente de Gran Canaria dice que sólo salud les falta, de lo que hay que suponer que por las mismas trágicas circunstancias el consumo se había reducido fuertemente. En fin cuando se cierran nuestras noticias, en junio de 1524 ( pág. 239) se dice que « agora hacía dos días vino de Gran Canaria un navio que por cartas y testimonios trae que se abrasa la dicha isla de pestilencia y viene mucha gente y ropas y lo desembarcaron y están en esta isla y ciudad » ; como esto es contra estrictas ordenanzas y gran peligro, se culpan de ello mutuamente el Adelantado y los regidores y de nuevo insisten en medidas rigurosas. Y ciertamente la isla de Tenerife se salvó del azote; probablemente de casualidad. XIII Poca o ninguna parte pudo tener en ello la asistencia médica. El bachiller Funes habla tenido el cargo en años pasados, desde 1515, con intermitencias por desacuerdos con las pagas del Cabildo. En marzo de 1521 se busca otro médico, al que se promete el mismo salario de 60 doblas, el Dr. Ximenes, que gana desde mayo; pero al año se le despide por unanimidad de los regidores, quedando la isla sin titular, pues aunque se gestiona la vuelta de Funes, cuando este se presenta en febrero de 1523, coincide con el cierre del puerto por la peste y el doctor se está un mes desterrado, como hemos visto. Se le abonan 80 doblas de propios con los apuros de costumbre. También hay el boticario Salazar, siempre con quejas por los precios que lleva, como ahora. Para asegurar la incomunicación con todas estas islas apestadas se disponen guardas en todas las caletas y abras, pero de las reiteraciones e infracciones denunciadas, se deduce que poco se cumplía. Pero con ello tenemos una completa lista de esos puertos y desembarcaderos de la isla, en número de 47 ( pág. 191), casi todos con los mismos nombres con que han llegado hasta hoy, que es cuando están cambiando rápidamente con los complejos turísticos. Como enfermedad endémica sigue la lepra y también los propósitos de desterrar a Gran Canaria, « do está la casa de Señor San Lázaro » , a los enfermos; se citan 6 nominalmente, pero es dudoso se llevase a cabo; y de hecho la contagiosidad era más temida que efectiva. Las obras concejiles. Por estos tiempos suelen llegar a término, lo que ocurría pocas veces antes. El corral del Concejo, para guarda de ganados cogidos haciendo daño, es proyectado con muro de piedra en agosto de 1518, y aunque se pensó tenerlo en invierno, solo se remata en enero y es entregado listo en marzo del 19, salvo un caballete sobre la puerta, que se hace luego. Las carnecerías que habían tenido varias instalaciones muy precarias, se hacen ahora como dijimos. La cárcel recibe gran mejora, pues se hace aposento aparte del calabozo, para « los hombres de bien » , que se ve la frecuentaban tanto como los delincuentes. Además se aprovechan estos locales para sobradarlos y disponer encima los graneles del Concejo. Otra obra que realiza el Cabildo es la mancebía; se proyecta con todo detalle para que sea suficiente y recia en marzo de 1519, con casa para t\ padre de las mujeres y 10 casillas o boticas para ellas, y se hace pronto; pero visto el poco rendimiento, en 1521 se autoriza al arrendador para que deje a las pupilas vivir fuera y haga establos en las boticas... Pero la verdadera obra de romanos del Cabildo, la que consume todas sus atenciones y posibilidades y para la cual hay que arbitrar recursos extraordinarios, es la eterna traída de aguas a la ciudad, la « labor del agua » . En los volúmenes anteriores de estos « Acuerdos » se habla ya copiosamente de esta empresa, para la cual nuestros conquistadores, andaluces que eran, se muestran sorprendentemente mal preparados. Ello se deduce de las continuas vacilaciones, los repetidos cambios de plan y sistema para la conducción del agua desde la Sierra del Obispo, que hoy llamamos de las Mercedes, hasta la plaza de Sr. San Miguel. Su estudio merecería XIV un trabajo especial; (') tan pronto se adoptan canales de madera sobre esteos, como atanores de barro en tierra o debajo de ella. Aparecen palabras técnicas desconocidas o poco usadas: traste, parales, pesar el agua, atanores pulaqaez,... Tan pronto se remata la obra o parte de ella, como se hace a jornal con un veedor del Cabildo; la falta de orden lleva a cesar los trabajos y pagar al maestro contratado sin que trabaje y a soltar frases como « que se saquen dineros de cualquier parte » . Pero, aunque tarde, la empresa tuvo coronación; en enero de 1523 está el agua en San Francisco y cuando se prepara la fuente o pila de la plaza mayor surge la ruda oposición de Castellano y otros para que se lleve antes a la Villa de Arriba, a la plaza de la Concebición de donde fácilmente discurrirá el agua a las pilas de los Remedios y de San Miguel, más bajas; prevalece el primer intento sin perjuicio de hacerla subir luego a las otras plazas. Y en 4 de julio de 1524 se pregonan unas detalladas ordenanzas para guarda de las madres y conducciones y uso de las pilas. En cuanto a los recursos para tan « gigantesca » obra, bastará recordar que el trigo de las tierras concejiles es destinado a la labor del agua y que mediante provisiones reales que lo autorizan, se imponen sisas por cantidades de 1.000 y de 2.000 doblas, pagaderos por los vecinos sobre ciertos artículos de primera necesidad; esta última, pendiente en el momento que el agua ha llegado a la plaza, pero aun quedan muchas obras accesorias. Junto a tal empresa no vale la pena recordar los cuidados para que la laguna de la ciudad a la que dio nombre, se mantenga hasta fin de verano ( 7 septiembre 1520); para que estén expeditas y corrientes las fuentes públicas del campo como la de García, una de las principales, etc. Culto y cultura. De las referencias de estas actas capitulares y de otra documentación se saca la impresión de que hubo notable diferencia entre el valor social y moral del clero regular, en nuestro caso franciscanos y agustinos, y el clero secular constituido por el vicario eclesiástico y los abades vicarios, ya que el titular del beneficio de la ciudad de San Cristóbal, no resid��a en las islas. La autoridad episcopal suele manifestarse más bien por visitadores, delegados de los obispos ya que estos, salvo Muros, al parecer raramente pisaron la isla. El vicariato solía ejercerlo un clérigo residente o vecino de Tenerife, Diego de Herrera, Fernán García, Juan Yanes, acaso otros. En 12 de julio de 1518 se presentó al Cabildo el bachiller Pedro de Pavía, con título de vicario foráneo, visitador del obispado y cura de ánimas de los lugares de San Cristóbal de La Laguna, Santa Cruz, Sauzal y Taganana, en nombre y con poder del obispo don Fernando de Arce, y permanece o frecuenta por lo menos la isla, pues le vemos actuar hasta 1521. Se ocupa activamente, en febrero de 1520, de la fábrica de los Remedios, la nueva parroquia creada por el O Comenzóse con acierto por la Srta. M.'' Isabel Santana Perdigón, como tesis de licenciatura en la Universidad de La Laguna, en 1983, bajo el título: Abastecimiento de aguas en La Laguna; pero dificultades momentáneas, debidas al traslado de locales del archivo municipal de la ciudad, impidieron completarlo con documentación inédita, que en parte aparece aquí. El trabajo quedó por esa razón inédito hasta ahora. XV obispo Arce a petición del Cabildo.(') Los regidores aprovechan sus peticiones de ayuda para la obra, para formular a su vez sus requerimientos por el abandono en que tiene el culto « el clérigo Lara, que tiene el beneficio, que se va desta isla y no deja el recaudo que conviene » . Pavía responde que ya ha requerido al dicho Lara para que presente los clérigos que la constitución manda y que no ha querido ni quiere, y que él, si los trae y nombra el regimiento, los hará pagar a costa del beneficio. Los regidores objetan « que el traer de los clérigos y proveer es dado a él y que él los traiga » . Lo no explicado del caso es que sabemos que Rodrigo de Ar-gumedo, el chantre gaditano, tenía el beneficio por merced real desde 1509 por lo menos — hacía seis años cuando en 1514 trata inútilmente de desplazarle un fray Pedro— (^) y que sigue con él en 1525. Este clérigo Lara, beneficiado en 1520, ¿ sería un agente suyo? A tenor de lo que consta en dicho cabildo parece que actuaba por sí mismo.(*) En 1525 el Cabildo realiza un último esfuerzo para reducir al indeseable e indomable Argumedo, esfuerzo tan infructuoso como todos. Se hizo una información de testigos, en la cual se calculó en 600 doblas de oro la renta del beneficio y se señaló que los cuatro vicarios que en total sirven en lugar del beneficiado en las dos parroquias y tres iglesias foráneas — Santa Cruz, El Sauzal y Santa María de las Nieves, esto es, Taganana— que comprende el beneficio, reciben solo cada uno 20 doblas y 15 hanegas de trigo anuales; por lo que sirven mal y no se hallan clérigos que vengan sino « venedizos e estrangeros ydiotas de poco saber » . Los testigos declaran que los vecinos al no poder disponer misas votivas y ni aún oírlas en sus parroquias, se van enojados a los monasterios y dicen que no aprovechan los diezmos que pagan.(*) Todo fue inútil y Argumedo conservó su renta arbitraria, aun después de la nueva forma dispuesta por el Emperador en 1533, hasta que Dios le llamó a cuentas en 1539; claro que en Cádiz y Jerez dejó fama de generoso benefactor. Al vacar la mitra por fallecimiento en 1522 del obispo Arce — en Sevilla donde moraba desde hacía años, por lo menos desde el 17— el Cabildo, a fines del mismo año, se interesa para que sea nombrado obispo de Canaria fray Vicente Peraza, dominico de distinguido nacimiento, hijo de los señores jurisdiccionales de Fuer-teventura, Pedro Hernández de Saavedra y doña Constanza Sarmiento; se sabía había sido destinado a la diócesis de Darién en Indias y los regidores proponen su (') En « Acuerdos » , III, p. XIII, atribuimos erróneamente la creación de esta segunda parroquia al deseo de sustraerla del beneficio detentado por el chantre Argumedo, siempre ausente en Cádiz; por documento de 1525 que luego examinamos, sabemos que ambas parroquias, con otras iglesias sufragáneas, estaban incluidas en su monopolio beneficial. O Vide « Acuerdos^, III, p. XIII y p. 238. (') Ya Viera, conoció este episodio ( tomo IV, libro XVII, & 12) pero no la simultaneidad de los beneficios de Argumedo y de Lara. Rodríguez Moure, en nota publicada en la edic. de Viefa,~ e'd. " Goya, 1952. III, p. 202, vio la dificultad, para la que no halló solución, igual que nosotros. (*) La Información, de 4 de agosto de 1525, en Arch. Municipal de La Laguna, Sec. I, A- III- 1. Vi-de nuestro apéndice primero. XVI incorporación a la nuestra, pero en vano. Promovido a la sede de Canaria un obispo absentista, don Luis Cabeza de Vaca ( 1523), siguió en manos de un provisor, Martín Ximenes, que recibe quejas por abusos cometidos por jueces eclesiásticos, contra los que se acude también a la corte y se consigue un privilegio, cuya eficacia desconocemos. Otro pleito eclesiástico se comenzó a zanjar en estos años: las dos parroquias de la ciudad competían por la exclusiva en los cultos oficiales y por el reparto de la renta de obra o fábrica. El obispo Arce, el creador de la de los Remedios, mandó que esta renta se dividiese desigualmente, los 2/ 3 para esta y el tercio restante para la Concepción, y aun en mayo de 1521 el Cabildo acordó sacar las procesiones también de aquella ( p. 88). Ahora, fallecido el prelado, los feligreses de la « Villa de Arriba » reclaman su justicia, pues su iglesia « es más antigua, justo fuera que primero se edificara, pues ya en la iglesia de los Remedios la capilla mayor está acabada y el cuerpo de la iglesia, aunque de prestado — esto es, aprovechado de la ermita anterior— tiene forma y manera de iglesia en que los parroquianos de ella pueden oir el oficio divino, lo cual todo falta en la iglesia de la Concepción » . Sobre esta división de la renta y el salir de la procesión de Corpus y otras procesiones generales y la precedencia de las cruces hubo pues diferencias, y para pacificación el Cabildo y los parroquianos de ambas iglesias hicieron transacción en 9 de octubre de 1523, cuyo detalle no tenemos en el documento que seguimos, incom-pleto,(') pero sabemos por otras copias que repartió por igual los fondos y estableció la alternativa para las solemnidades, razonable acuerdo que todavía no fue posible imponer hasta 1527. Estas procesiones eran muy fatigosas para los vecinos que tenían que hacer de mandamiento « castillos y otras maneras de invenciones con gastos excesivos » repartidos por los mayordomos de los oficios — todavía no se usaba la voz gremio— a lo que se opone en vano el personero Alfonso de Llerena que pedía una simple procesión religiosa, en abril de 1524. De la buena opinión del Cabildo para los frailes hay varias manifestaciones, lo que no impedía que por cuestiones baladíes — tierras de la dehesa o aprovechamiento de aguas— surjan discordias que llevan al entredicho, al que tan aficionadas eran las jerarquías eclesiásticas; no usaba menos de él el vicario secular, por motivos tan fútiles. Pero aun así el Adelantado y regidores desean más conventos y en 3 de junio de 1524 acuerdan crear uno de « monjas de la orden de señor Santo Domingo » y que han de venir además tres frailes para residir, predicar, confesar y decir misa ( p. 235). Tal vez les estimulaba el mal servicio del clero secular; sabemos por Viera que el proyecto no tuvo efecto por entonces. Mas el Hospital de Señor San Sebastián que el Cabildo administraba a base de una fundación de Pero López (') El acuerdo de 1523 está incompleto, por la laguna a que nos hemos referido, en las actas, en este Libro II de Cabildo; pero ahí mismo se dice que se copió en hoja anexa al cabildo de 20 de mayo de 1527, en el Libro III de Cabildo. Vide además Viera, IV, libro XVII, & 30 XVII de Villera no iba mejor. La obra está comenzada pero detenida y menudean las quejas de la mala administración de las rentas por los mayordomos. Podría pensarse que el hospital es asunto del capítulo de salud pública; nada de esto, es simplemente una obra pía para bien de las almas de sus patronos: en 17 de junio de 1519 los señores acuerdan solemnemente constituir en él una cofradía para aprovechar, dicen, el hospital en honra de los bienaventurados mártires San Sebastián y San Fabián ( p. 45). Al fin, en 29 de agosto de 1523, recuerdan que el hospital fue fundado para enfermos pobres! Dan orden que se alojen en él cuatro pobres y para su mantenimiento les dé el mayordomo, que cobra 4.000 mrs. anuales de salario— 60 mrs. cada día y aparte, las melezinas o medecidas, se paguen de limosnas. Otra obra pía no menos descuidada es la de enseñar al que no sabe. No hay indicio de que los clérigos abades, destinasen el tiempo, ya que no lo invertían en el culto divino, en enseñar a los jóvenes. Para este fin, desde 1516 el Cabildo abonaba salario de 8 doblas castellanas, ¡ aunque en madera!, al bachiller Fernando de Fraga « que tiene oficio de mostrar gramática, el cual no gana tanto cuanto le es necesario » ( Acuerdos, 111, 158). Pero ya alegando la escasaz de propios, ya que « no muestra ni hace lo que debe » , tan pronto se le revoca como se le mantiene y hasta se le promete doble sueldo. Solo se consolida su posición cuando la corte asigna sueldo a cargo del almojarifazgo para un maestro de gramática y entonces el Adelantado y regidores designan al discutido bachiller para disfrutar de la merced real en esta isla; la cual parece independiente de cualquier petición del Cabildo, que no consta en ninguna de las capitulaciones que conocemos. La Ciudad de La Laguna. Finalmente cerramos estas notas con el recuerdo de la titulación como ciudad de la villa de San Cristóbal, fundada en 1496 por don Alonso Fernández de Lugo. Era esta una de las peticiones de mercedes que llevó Juan Benítez a la corte; cuando se habla de ellas en julio de 1518, el Ldo. Valcárcel dice que es más honra que provecho para la isla y que por tanto no debe insistirse, en beneficio de las otras peticiones de más interés. De hecho no se obtuvo hasta mucho después, en 1531; y es por iniciativa propia, mientras se pide a SS. MM. que en 21 de junio de 1521 el Adelantado crea la ciudad de San Cristóbal de La Laguna: Su Señoría ( el Adelantado don Alonso), el Sr. Doctor ( Sancho de Lebrixa), con los alguaciles mayores y regidores dijeron que por servicio de SS. MM. y honra de esta isla y vasallos de SS. MM. que de aquí adelante y para siempre jamás, esta villa de San Cristóbal se intitule de nombre de ciudad ( pág. 95). ¡ Para siempre jamás! Amén. ORGANIZACIÓN DEL CABILDO por LEOPOLDO DE LA ROSA En los dos volúmenes anteriores de los Acuerdos del Cabildo de Tenerife hemos analizado el proceso de formación del municipio- isla, desde que terminara la conquista hasta el momento que sus actas abarcaban. Siguiendo esta pauta, parece obligado indicar en éste si en el lapso de tiempo comprendido desde mediados del 1518 a mayo de 1525, fecha de la muerte del primer Adelantado, se producen algunos cambios en la organización de su ayuntamiento. En verdad son escasos: el nombramiento de regidores y jurados por la Corona; la pugna sobre la designación de personeros y otros particulares, no son nuevos, se dan ya en el anterior período, aunque en éste se acentúen. Casi podemos afirmar que, en orden a la organización del Cabildo, sólo tuvo importancia una carta real que presentó, entre otras, Andrés Suárez Gallinato, mensajero a la Corte, a su regreso, el 28 de septiembre de 1521, que se transcribe literalmente en el acta del 16 de octubre siguiente y está fechada en Barcelona, el 20 de agosto de 1520, por virtud de la cual se dispone que el número de regidores de la isla quede reducido a ocho, de los diez y seis que había y añade: « e prometemos por nuestra fee y palabra real que no proveeremos ni haremos merced de los dichos oficios por vacación ni por renunciación hasta que se reduzca al dicho número » . En el capitulo V de los que dio el Cabildo a Juan Benitez, el 19 de noviembre de 1517, se pedia se fijase su número en doce, mas un fiel ejecutor, pero el caso es que la Corona lo redujo a ocho, sin hacer expresa mención del fiel. Tal medida había de dar lugar a varias incidencias. Es sabido que discutida, con evidentes razones jurídicas, la facultad del Adelantado de nombrar regidores y fijado el principio de que la misma era de la exclusiva competencia de los Reyes, se llega aun a más, a declararse por el Consejo que cuantos tenían nombramiento hecho por don Alonso de Lugo debían solicitar la confirmación real. Así lo hicieron la mayoría, pero Guillen Castellano, bien por su idiosincrasia o basado en sus méritos de conquistador y la circunstancia de ser XX regidor desde el 1497, al constituirse el Cabildo, no la había pedido y basándose en este incumplimiento, cuando en 1519 Juan Pérez de Aguirre, paje de los Reyes, solicita un oficio de regidor, lo obtuvo, con el expreso apoyo del Adelantado, dispuesto ahora a sacrificar a Castellano, quien, naturalmente, recurre y logra de la Corona la confirmación en su oficio, en atención a sus méritos, pero, para no incumplir su reciente promesa de reducción de regidurías, ni dejar sin efecto el nombramiento de Aguirre, por sobrecarta de 23 de etiero de 1520,(') se dispone que « an-bos dos sean regidores desa dicha isla e que por fin e muerte del que primero de- Uos falleciere el dicho oficio sea consumido » . Aguirre había servido a los Reyes en Flandes y en España y contaba con buenos valedores y para el político de escasos escrúpulos como siempre lo fue Fernández de Lugo interesaba mucho más su amistad que la del escrupuloso, un poco apagado y sin poderosos amigos Guillen Castellano. En otro caso, a la muerte de Rafael Ponte, un influyente caballero, Luis Ortiz de Gatica, veinticuatro de Jerez, consigue para su hijo Diego merced de la regiduría que dejaba vacante, por real título dado en Vitoria el 12 de abril de 1522. Juan de Trujillo, sin duda pariente suyo, lo presentó en cabildo de 13 de junio siguiente; acuerdan obedecerla, pero recurrir de su cumplimiento, con base en la promesa real de reducción del número de regidurías, a lo que debió acceder el Consejo, ya que Diego Ortiz de Gatica no llegó a ser regidor de Tenerife. f) Bastante mas dudoso era el caso que se planteó cuando Francisco de Lugo, que era regidor de La Palma, presentó en el cabildo de Tenerife de 15 de junio de O En el Apéndice I, el nombramiento de Aguirre y la sobrecarta de 1520. En el II, la solicitud del interesado y la carta de Fernández de Lugo en su apoyo. Aguirre obtuvo también de los Reyes la escribanía pública de La Orotava, que el Adelantado había dado diez años atrás a Sebastián Ruiz, quien no había logrado su confirmación, pese a las gestiones de Francisco de Corvalán, a quien dio poder al efecto cuando éste iba a ir a la Corte, el 7 de julio de 1509. Aguirre traspasó sus derechos al mismo Sebastián Ruiz, para conseguir a poco otro oficio de escribano, ahora el de Icod- Daute, que también vendió. Protocolos del escribano Hernán Guerra, por E. Qz. Yanes y M. Marrero, I. E. C. La Laguna, 1958, n. » 435. Acuerdos de 25- 5- 1520, 20- 7- 1520, 19- 8- 1521 y 10- 4- 1525. f) Luis Ortiz de Gatica, recibido veinticuatro de Jerez de la Frontera el 4 de noviembre de 1519, estaba casado con doña María de Trujillo y testó en dicha ciudad, ante Fernando de Llanos, el 3 de junio de 1522. Fueron sus hijos: Juan Ortiz de Gatica « el Chico » , también veinticuatro de Jerez, recibido el 9 de agosto de 1522, casado con doña Beatriz Ponce de León, y Diego Ortiz de Gatica, quien, fracasado su intento en Tenerife, logró asimismo una veinticuatría de Jerez, pasó a Indias en 1542, para establecerse definitivamente en Chile dos afios más tarde, donde, unido a Francisco de Villagrán, fue de los fundadores de Santa María de Gaete, ciudad que más tarde había de tomar el nombre de Osorno, que - conserva, de la que fue encomendero en 1558, corregidor en 1560 y regidor en 1563. Casó en Santiago de Chile con doña María Marmolejo, hermana del primer Obispo de dicha capital don Rodrigo González Marmolejo. ( Arch. de los Marqueses de la Fuente de las Palmas, descendientes de esta familia, hoy de don Emilio Gutiérrez de Salamanca, en La Laguna). Es de notar que en el acta del cabildo de 13 de junio de 1522, sentada en el libro que transcribimos, no hay referencia a la presentación del título de regidor de Diego Ortiz de Gatica. Sus incidencias se hallan en expediente separado del propio Arch. MI. de La Laguna, S- 1, T- VI, 13. XXI 1520 una carta real por la que le concedían igual oficio en esta isla, la que fue obedecida y acordado su cumplimiento; pero vuelve a La Palma, para comparecer de nuevo en el concejo de Tenerife el 19 de octubre de 1521, fecha en la que ya Gallinato había presentado la carta de limitación de oficios y es en este momento cuanto se discute el que pueda o no admitírsele, tanto por lo que aquella provisión disponía, como porque se afirma que en su título se declaraba la incompatibilidad de ejercicio en ambas islas. Se acuerda dar traslado al propio Francisco de Lugo y que se forme proceso separado, que debió serle favorable, pues continuó siendo regidor de Tenerife. Es de presumir que cesara en el de La Palma. En marzo de 1522 muere Alonso de las Hijas, inquieto personaje, de curiosa familia de conversos no solo al, sino también del cristianismo, refugiado en sagrado por blasfemo y más tarde mayordomo de la parroquia de Santa María ( la Concepción), que desempeñaba el apetitoso oficio de fiel ejecutor con voto de regidor desde el año 1500. Los aspirantes a la vacante llovieron: su hija, María de las Hijas, que lo pretendía para su marido Gonzalo de Vivero, pese a haber pleiteado con él; Juan de Ochoa de Olazábal y Pero Suárez de Valcárcel, hermano del Ldo. Valcárcel, a quien en su momento recibió de uñas el Adelantado, pero que hacía tiempo era su pariente político y amigo, por lo que logra de don Alonso le dé mandamiento a su hermano para sustituir a Las Hijas. En el cabildo de 31 de marzo del 22, donde se presentan las peticiones, se plantea duro debate, y la mayoría, sin duda presionada más que por el Adelantado, que no asiste, por Val-cárcel, abogado y persona de notoria influencia, votan a favor de que se le reciba y algunos, como Castellano y Francisco de Lugo, pretenden basarse en la sutileza de que los oficios de regidor y de fiel son distintos y que la carta real de limitación sólo se refería a los primeros. El caso es que se le admite, pero, naturalmente, tal nombramiento no podía prosperar y muy pronto, aun cuando no conozcamos la fecha exacta, los Reyes disponen de él a favor del antiguo juez reformador de los repartimientos de las islas, licenciado Juan Ortiz de Zarate, que había casado en Gran Canaria con doña Ginebra de Muxica, hija del famoso conquistador Juan de Ceberio y hermana del poderoso regidor de aquella isla Bernardino de Lazcano, quien se posesiona del oficio por medio de su criado Orbaneja, en fecha que tampoco podemos precisar, si bien el 9 de octubre de 1523 se plantea debate en cabildo debido a que Ortiz de Zarate no había venido a la isla a ejercerlo y la almotacenía la desempeñaba por sustitutos, a lo que se opone el Ldo. Valcárcel, dolido, sin duda, al ver fracasado sus planes en favor de su hermano. Pero como era razonable su argumentación, el cabildo acuerda que Diego Fernández de Ocafia sustituto de Zarate, se abstenga de ejercerla, hasta que el titular venga a la isla, lo que parece no llegó nunca a efectuar, pero ello no fue obstáculo — sin duda por su influencia— para conservar el oficio, que años más tarde, siendo alcalde de casa y corte en la Chancillería de Valladolid, vendió en 200 doblas a Pedro de Trujillo, hijo del regidor Juan de Trujillo, quien obtuvo confirmación real el 21 de noviembre de 1532. El Cabildo se opone, pero después de largo pleito, ha de recibirlo. xxn De las pruebas que para el mismo realizara el Concejo de la isla, que se conservan en su archivo, en el año 1534 había ya tenido efectividad la reducción de oficios al número de ocho, que entonces eran ejercidos por seis supervivientes de la época del primer Adelantado: el Ldo. Valcárcel, los Bachs. Pero Fernández y Alonso de las Casas; Francisco de Lugo, Antón Joven y Juan de Aguirre y dos nuevos titulares: Doménigo Ri? o y Lorenzo de Palenzuela. Este último lo había obtenido por cesión del antiguo teniente de gobernador y alcalde mayor de don Alonso Fernández de Lugo Pedro de Vergara, que depone en el proceso;(^) y Rigo pof compra a Juan Ruiz de Requena, aun vivo; también vivía en aquel momento el antiguo escribano del Concejo Antón de Vallejo, quien igualmente había cedido el suyo. Otro de los cargos sobre los que se plantean discusiones en este período, al igual que en el anterior, es el de alguacil mayor. Es sabido que entre las atribuciones concedidas al Adelantado una era la del nombramiento de « alcaldes y alguaciles » , pero se le discute si tenía facultad o no para nombrar más de uno y como este oficio llevaba implícito el tener voto de regidor interesaba extraordinariamente a don Alonso de Lugo. Antes de entregar la jurisdicción al juez de residencia Ldo. Brizianos en 1518 lo eran Pedro de Vergara y Juan Benítez, de antiguo unidos en su desempeño, ya que en 15 de junio de 1507, designado el primero para ejercerlo, se concertó con el segundo para realizar su cometido « anbos a dos, por medio, hermanadamentt » ,(*) y de nuevo, al serle restituida la vara de la justicia, el 23 de mayo de 1520, designa a los dos alguaciles mayores. Muerto a poco Juan Benítez, en cabildo de 20 de septiembre del mismo año, nombra en el lugar de éste a Alonso Benítez de las Cuevas, su hijo, para aclarar, en el de 12 de noviembre siguiente, que lo es « de las entregas, como se contiene en su provisión. » El 20 de diciembre del propio año 1520, don Alonso de Lugo designa alcalde mayor a Pedro de Vergara, para sustituirlo en el oficio de alguacil mayor por otro pariente suyo, Hernando de Lugo, quien asiste a cabildo, en su condición de tal, a partir del 21 de enero de 1521, con lo que aumentó en uno el número de votos de sus parientes y amigos. De las dos magistraturas teóricamente representativas — jurados y personero— una de las primeras vacó par fallecimiento de Juan Perdomo y la obtuvo, por merced real fechada en Valladolid, el 6 de septiembre de 1520, un antiguo criado del Adelantado llamado Juan de Herrera, sobrino del canónigo de Canaria y vicario de Tenerife Diego de Herrera. Como a la sazón se hallaba en Castilla, consiguió por cédula dada en Medina de Rioseco, el 5 de diciembre siguiente, la prórroga ( 1) Arch. MI. de La Laguna, S- I, R- XII, 10. Un amplio extracto del mismo en el documentado estudio de José Peraza de Ayala Los Fieles Ejecutores de Canarias, en el « Anuario de Historia del Derecho Español » , Madrid, 1957. (') Arch. Hist. Prov. de Santa Cruz de Tenerife, reg. 3.° de Sebastián Páez, f."' 708. xxin del plazo posesorio en seis meses, que no agotó, pues se presentó en cabildo a tomar posesión el 25 de febrero de 1521.(*) La otra juradería la había obtenido desde el 1506 el antiguo protegido del Adelantado y luego su implacable denunciador Gonzalo Rodríguez, que aparece asistiendo a los cabildos por unos tres años. Su nombre no lo volvemos a hallar en las actas, pero cuando en 1532 el Bach. Alonso de Belmonte obtiene carta real de jurado de la isla, le es dada en la vacante producida por la muerte de aquél, lo que prueba que no había dejado de serlo.(^) Las actas que en este volumen transcribimos comienzan, precisamente, dando fe de la « elección » de personero: cada regidor emitía un voto para designar elector; los contenidos en las seis primeras papeletas insaculadas eran los que votaban secretamente a la persona que consideraban apta para ejercer el oficio y entre las seis papeletas el nombre que apareciera en la primera extraída ése era el personero. En 1518 le cupo la suerte a Juan de Armas, quien en cabildo de 13 de junio de 1520 advierte que se han cumplido los dos años de su ejercicio y pide provean. Nada se resuelve, hasta que el 29 de noviembre de 1521 se presenta un escrito pidiendo sea elegido nuevo personero: Pedro de Lugo, Vergara, Castellano, Juan de Trujillo, Francisco de Lugo y Antón Joven se oponen; los Bachs. de las Casas Fernández argumentan que como hay jurado no debe haber personero y sólo Val-cárcel, seguido por Jerónimo de Valdés, defienden la necesidad de esta magistratura. El Adelantado, satisfecho del parecer de la mayoría, se une a la misma y añade, « los que lo piden parece que se han movido con alguna nueva pasión y que se debe creer que en pocos días y en breve término se les quitará » . El 23 de junio del siguiente año, Jerónimo de Valdés, con motivo de la falta de carne, insiste en la necesidad de que se elija personero, a lo que el doctor Lebrixa contesta que « muchas veces se ha platicado en este cabildo y siempre se ha contradicho » que lo haya. El Emperador, por carta real fechada en Valladolid, el 21 de julio de 1523, dirigida al doctor Lebrija, le dice que « Hernando de Ponferrada, escribano público de la dicha isla de La Palma e vezino della, nos hizo relación por su petición di-ziendo que en las dichas islas de Tenerife e la Palma de tres o quatro años a esta parte no hay personero, ni quien procure por el bien público dellas... por ende que nos suplicaba y pedía por merced que conforme al fuero e ordenanza que avía en las dichas islas e segund se avía fecho en los años pasados, se eligiese el dicho personero en cada una de las dichas islas e que sobre ello proveyésemos como la nuestra merced fuese » . La resolución no era demasiado terminante, pues se limita a decir: « lo qual visto por los del nuestro Consejo fue acordado... e nosotros toví-moslo por bien, porque vos mandamos por esta dicha nuestra carta fuerdes requerido, veáis lo susodicho e hagáis e proveáis sobrello lo que de justicia devais e (') Arch. MI. La Laguna, S- I, T- VI, 12. (') Expediente de nombramiento de Belmonte, Arch. MU de La Laguna, S- I, R- VI, 17. XXIV mas cunpla al bien e procomún de las dichas islas e vezinos e moradores dellas, haciendo sobrello cunplimiento de justicia » .(*) No conocemos las incidencias que la llegada de esta carta real produjese en estas dos islas, aunque es de suponer que su recibo no debió ser nada grato al Adelantado y a la mayoría de los regidores. El caso es que en acta del cabildo de Tenerife anterior al celebrado el 8 de abril de 1524, ( faltan las comprendidas entre el 9 de octubre del 1523 hasta ésta, cuyo encabezado tampoco se conserva) figura actuando como personero el escribano público Alonso de Llerena, quien, el 29 de abril siguiente, dice que él « ten��a poca necesidad de ser personero y que fue por fuerza y costreñido » . Es indudable que el procedimiento que se utilizó siguió siendo el mismo ya conocido o quien sabe si aun menos democrático, como se deduce tanto de las palabras del propio Llerena, como de las de Bartolomé Benítez, pronunciadas en el mismo cabildo, al quejarse de ordenanzas perjudiciales aprobadas, cuando dice: « esto no procediera si mejor lo mirasen y si personero hubiera que lo reclamara. Más como el personero no fue elegido por los pueblos y no enviaron por los pueblos para traer su parecer para la elección... » De otros oficios concejiles hay constancia en las actas de este período, como del de mayordomo, en el que cesa Diego del Castillo para ser nombrado Antón Ximénez de Anaya ( 5- 12- 1519), que estaba casado con Barbóla Vélez de Lugo, hija del sobrino del Adelantado Diego Pérez de Turel. La alcaldía de la mesta, cuyo primer titular lo había sido el regidor Pero Me-xía ( 20- 10- 1497) y había ejercido al menos desde 1511 Gregorio Tabordo, es ahora ocupada por Francisco Guillama ( 11- 3- 1522). De padre de menores o padre de huérfanos, encargado de la defensa de sus intereses, naturalmente a costa de los mismos, no pagado por el Cabildo, aparecen en este período dos que lo ejercieron: Diego Riquel, procurador y portero del concejo insular ( 8- 6- 1520), hasta que es nombrado ( 27- 5- 1524) el Bachiller Ñuño Núñez, sevillano, de familia de conversos y primer marido de Mencía Díaz de Cla-vijo, madre en su segundo matrimonio con Juan de Anchieta, del Apóstol del Brasil. Pero aunque en los « Libros de Acuerdos » no aparezca mención anterior de este oficio, hay constancia de que lo hubo; así, el 6 de febrero de 1506 y ante el escribano Sebastián Paez ( Reg. 10, f.° 56), un Pero Mexía, que no parece ser el regidor de este nombre, que era padre de huérfanos, comparece ante el teniente de gobernador Sancho de Vargas y solicita el nombramiento de tutor y curador de los huérfanos de un Pedro Benítez, gomero, porque éste era pariente suyo dentro del cuarto grado. Otros cargos ya conocidos, como lealdadores, porteros, etc., también continúan apareciendo en las actas, así como algunos nuevos, como el de « alcaide, justicia y guardador del puerto » de Santa Cruz, que nombró el Adelantado, cuando determinadas circunstancias parecieron aconsejarlo. También en este período, y_ e. tL. algún {') Arch. MI. de La Laguna, S- I, R- II, 15. XXV momento concreto ( 25- 5- 1520), las actas recogen los nombramientos de alguaciles menores, teniente de alguacil mayor, alguacil del campo y alcaldes de los lugares hechos por don Alonso de Lugo. Aunque no se trate de nombramiento concejil, es más, ignoramos por quien y en que condiciones lo autorizara, es de notar la queja que se hace en el cabildo de 14 de julio de 15? 3 contra los duros procedimientos que utilizaba un don Juan para hacer la leva para armada a Berbería, hasta valiéndose de alguaciles que creaba al efecto. No parece dudoso identificar este personaje con el Infante don Juan de Túnez, a quien más tarde lo hallamos casado en Tenerife con una de las hijas del regidor Andrés Suárez Gallinato, el sobrino de la primera mujer del Adelantado y cuyo excesivo celo en aquel cometido pudiera ser debido a su deseo de hacer méritos ante el Emperador. En la fecha en que comienza el « Libro de Acuerdos » que ahora transcribimos, se hallaba don Alonso Fernández de Lugo sometido al juicio de residencia encomendado al Ldo. Sebastián de Brizianos, que se había hecho cargo de la gobernación de la isla el 11 de junio de 1518. El Adelantado logró carta real fechada el 25 de septiembre de 1519 por la que se ordenaba a Brizianos le hiciese entrega de la vara de la justicia terminada la residencia, pero como la misma se dilataba sin lograr la efectividad de la orden, se dirije de nuevo ai Rey en curiosa solicitud, en la que pide las mas variadas mercedes, desde la restitución de la gobernación de las islas de Tenerife y La Palma, pasando por que se reconociere el derecho a defenderse de los portugueses a los vecinos que iban a Berbería, hasta solicitar para sí el nombramiento de gobernador de Gran Canaria, con el pretexto de las quejas que el personero de dicha isla había elevado al Consejo contra el que ejercía el cargo El caso es que hasta el 23 de mayo de 1520 no consiguió de Brizianos la entrega de las varas de la justicia, ocho meses después de la fecha de la carta real que había conseguido. A partir de este día y hasta su muerte, cinco años más tarde, Fernández de Lugo continuó ejerciendo el cargo de gobernador de la isla y si bien es conocido que en el mismo año 1525 el Consejo envió un nuevo juez de residencia, el Ldo. Bartolomé Xuárez, éste llegó a Tenerife cuando ya don Alonso había dejado de existir. La tenencia de gobernación de las islas de Tenerife y La Palma la habían dado los Reyes al doctor Sancho de Lebrija por carta fechada en Calatayud el 11 de octubre de 1515, en la que ordenaban a Lugo le diese poder como tal, sin que pudiera revocarlo, ni poner otro en su lugar. Tomó posesión el 14 de febrero del siguiente año y lo ejerció hasta que en 11 de junio de 1518 tomó las varas de la justicia el juez de residencia Ldo. Brizianos. Cuando le son restituidas al Adelantado, el 23 de mayo de 1520, don Alonso le nombra de nuevo teniente de gobernador, pero el 20 de diciembre siguiente, molesto porque el Doctor había dicho y hasta escrito al Consejo que « le iba a la mano y no le dejaba hacer justicia » , nombra a Pedro de Vergara alcalde mayor. Lebrija protesta y dice que tenía concertado con Xxvi Lugo que sería teniente por seis años; no conocemos las incidencias, pero es el caso que el 23 de mayo de 1521 lo hallamos de nuevo ejerciendo el oficio, hasta el 23 de enero de 1523, fecha en que embarca para Castilla, para estar de regreso él 11 de abril del siguiente año. En el intervalo, el Rey dicta una cédula en Valladolid, el 4 de julio de 1523, en la que dice al Adelantado: que « ya sabéis el asiento e concierto que tomastes con el doctor Lebrixa, por el qual parece que él se encargó de tener la administración de justicia como vuestro Theniente... por ciertos años e... que antes que se cunpliesen él se vino a estos Reinos e que a esta causa esas islas están sin justicia, e así por ésto como por ser el dicho Doctor persona idónea e suficiente para el dicho cargo e estar informado de las cosas desa tierra, le he mandado que se buelba a usar el dicho oficio e cunpla el asiento... » No sabemos si tal disposición obedeció a queja de Lebrija o a resolución de la Corte, pero el Caso es que continuó encargado de la tenencia de Tenerife y La Palma hasta la muerte del Adelantado y que indignado con el proceder de don Pedro de Lugo y la actitud de los regidores el mismo día de su óbito, al darle posesión del gobierno de la isla, dictó auto de prisión contra éstos, si bien hubo de rectificar al d��a siguiente. Sancho de Lebrija o Nebrija era hijo del famoso Elio Antonio de Nebrija y de su esposa doña Isabel de Solís. Nacido hacia el 1480, probablemente en Salamanca, de cuya Universidad era por entonces catedrático su padre, fue colegial de Bolonia y después de sus servicios en estas islas, logró plaza de alcalde del crimen en la Chancillería de Granada, en cuya ciudad publicó, en 1534, una de las traducciones latinas de su padre, las Homiliaeper diversos autores in Evangeliae, con un bello prefacio en defensa de la obra, que había sido criticada por la llaneza y desigualdad de estilo, que justifica por ser de diversos autores y para la fácil comprensión de a quienes iba destinada. Sancho de Lebrija murió en Granada, el 18 de octubre de 1556; había casado primero con doña Catalina Patres, de la que tuvo un hijo llamado Antonio y en segundas nupcias con doña María Carranza, con la que fue padre de Francisco de Lebrija, alcalde de los hijosdalgo de Granada. Con Sancho de Lebrija residió algún tiempo en Tenerife su hermano Sebastián de Lebrija, mayor de edad que aquél y gemelo de Fabián de Lebrija, colegial de San Ildefonso y de quien Marineo dijo « que en la sciencia se había cuasi igualado con su padre » . Tanto Fabián como Sebastián compusieron versos latinos que figuran en las ediciones de las obras de Elio Antonio y muerto Fabián muy joven, fue Sebastián quien recogió todos los manuscritos que quedaron de su padre. Don Alonso Fernández de Lugo nombró a Sebastián de Lebrija lugarteniente de gobe - nador de Tenerife el 24 de julio de 1520 y ausentes de la isla don Alonso y su he - mano, presidió los cabildos desde el 23 de noviembre al 7 de diciembre del mismo año. Muy unido a Sancho, fue a vivir con él a Granada, donde murió en 1560,(*) (') Félix Q. Olmedo, S. I., Nebrija, Editora Nacional, Madrid, 1942. XXVII En cuanto al funcionamiento del Cabildo en este período que analizamos, es de notar la carta real de don Carlos dada en Medina de Rioseco, el 4 de diciembre de 1520, a petición de Andrés Suárez Gallinato, quien la presentó en cabildo de 16 de octubre de 1521, por la que dispone que se cumpla lo que votare la mayoría de los regidores y que en caso de empate tuviera voto dirimente el gobernador, juez de residencia o sus tenientes. Respondía a antigua queja de los miembros del Cabildo contra la omnipotencia y arbitrariedades del Adelantado. Vamos a dar ahora breves noticias biográficas de los miembros del Cabildo de Tenerife, en el período que abarca desde su creación hasta la muerte de don Alonso Fernández de Lugo. A este efecto comenzamos por sus parientes, lo que nos ha obligado a procurar, en lo posible, desbrozar la oscura cuestión de sus antecedentes familiares. Seguimos aquí la genealogía tradicional, revisada en la nueva edición del Nobiliario de Canarias, pero sólo a partir del abuelo paterno del conquistador de La Palma y Tenerife. En cuanto a la ascendencia más remota de Alonso de Lugo la estimamos dudosa o mal conocida hasta el presente, y por ello nos parece bien fundada la opinión de Peraza de Ayala sobre el apellido Lugo en dicha familia. Pe-raza, además, da a conocer una ejecutoria obtenida en la Real Chancillería de Va- Uadolid, el 18 de diciembre de 1400, por Pedro y Alonso Fernández, hijos de Alonso Fernández y nietos de Pedro Fernández, filiación que permite admitir que el primero sea la misma persona que el abuelo del primer Adelantado y por tanto subir dos generaciones al tronco de que partimos en estas notas. El uso de las armas de los apellidos Mosquera y Figueroa como blasones de Alonso de Lugo al instituir su mayorazgo, seguimos sin saber a que razón obedece.(') Ahora bien, sobre sus cercanos parientes venidos a Canarias, el conocimiento de nuevos documentos viene a confirmar, en la mayoría de los casos, la tradición genealógica. Sancho de Sopranis afirma que los Fernández de Lugo se establecieron en San Lúcar de Barrameda por el primer tercio del siglo XV y que se trataba de familia bien acomodada y consagrada al tráfico con Canarias.(^) Los documentos del Ar- (') Nobiliario de Canarias. J. Régulo, editor, tomo I, La Laguna, 1952, págs. 12- 28. La nota de Peraza de Ayala, págs. 13- 14. A mayor abundamiento, la villa de San Fecundo, con cuyo concejo litigaron los hermanos Pedro y Alonso Fernández, en 1400, pudiera ser San Facundo de Ribas de Miño, en Lugo, o alguno de los otros lugares gallegos de aquel nombre. Sobre las armas del primer Adelantado: Antonio Rumeu de Armas, Notas históricas al blasón de los Adelantados de Canarias, en « Revista de Historia » , XI, págs. 433- 437 y Andrés de Lorenzo- Cáceres, en El Adelantado D. Alonso de Lugo v su res/ dene/ apor ¿ ope de Sosa, por E. Serra Ráfols y L. de la Rosa, « Instituto de Estudios Canarios » , La Laguna, 1949, págs. XLIV- XLVI. (') Hipólito Sancho de Sopranis, Los ascendientes del Adelantado Alonso de Lugo, en « Revista de Historia » , XV, págs. 235- 237. XXVIII chivo de Protocolos de Sevilla prueban asimismo su frecuente residencia y transacciones en dicha ciudad, centro comercial entonces de toda la Andalucía cristiana.(^) Partiendo, como decimos, del abuelo paterno del Conquistador, su descendencia es como sigue: Pedro Fernández de Lugo y María o Catalina Gutiérrez de Escalante, vecinos de San Lúcar de Barrameda, en los comienzos del siglo XV, fueron padres de dos hijos: Pedro y Alonso:^ 1.— Alonso Fernández de Lugo, fundador del hospicio de la Trinidad en la playa de San Lúcar, en 1441 y cofundador del convento franciscano de la misma villa, en 1443. En la capilla mayor de aquella iglesia, entierro de la familia, aun se conserva lauda que dice: « Señor ave merced de Alfonso de Lugo tu siervo que fizo este albergue para los que desechan el mundo. Pasó año de MCCCCL » .(') De su matrimonio con Catalina Martínez de Luna procedieron: A) Alonso Fernández de Lugo, que obtuvo una juraduría en Jerez, en 1483, si bien, según el cronista contemporáneo Benito de Cárdenes, no pudo lograr que prevaleciera tal merced.(*) Casado con Isabel García Pradal, fueron sus hijos: a) Antonio de Lugo, que continuó viviendo en San Lúcar. b) Pedro de Lugo, alcalde mayor de San Lúcar; en documentos otorgados en Sevilla, el 28 de febrero y 2 de marzo de 1509, dice: « me parto con la bendición de Dios para Canaria » y nombra a su padre y hermanos. Al siguiente año el Adelantado lo nombró regidor de Tenerife. Casó con Elvira Díaz, nacida en 1483, hija de Alonso Díaz, mayordomo del Duque de Medina Sidonia, reconciliado, que declaró ante la Inquisición en 9 de mayo de 1502 y de Inés Tristán. Pedro de Lugo otorgó testamento en La Laguna, ante Antón de Vallejo, el 19 de octubre de 1512, pero aun vivió bastantes años y su viuda dictó el suyo en Sevilla, ante Diego Alvarez Aguilera, el 20 de febrero de 1543, en el que declara que tenía capilla y entierro en el convento franciscano de la capital andaluza.(^) Tuvo muy desahogada posición O Francisco Morales Padrón, Canarias en el Archivo de Protocolos de Sevilla, en « Anuario de Estudios Atlánticos » , n.° 7 y 8. Los documentos que citamos en este trabajo otorgados en Sevilla, salvo indicación en contrario, están tomados de este regesto, (') Seguimos el orden del N. de C. al nombrar a los hijos y demás descendientes de este matrimonio, sin que, a nuestro juicio, existan por hoy pruebas que lo justifiquen. Para mayor claridad en la exposición anteponemos aqtií a Alonso. (•) Sancho de Sopranis, op. cit. {*) Sancho de Sopranis, op. cit. y Antonio Ruméu de Armas, Alonso de Lugo en la Corte de los /? e-j/ es Cfltó/ ícos, C. SI. C, Madrid, pág. 166, tomándolo de documento del Arch. Hist. NI., afirma que este Alonso Fernández de Lugo e Isabel García, eran vecinos de San Lúcar de Barrameda. (') Reformación del repartimiento de Tenerife, Instituto de Estudios Canarios, La Laguna, 1953, por E. Serra Ráfols y L. de la Rosa, pág. 45; los dos primeros documentos, del regesto de Morales Padrón; sobre los padres de Elvira Díaz, Antonio Ruraeu de Armas, Piraterías y ataques navales a las islas Canarias, tomo II, pág. 55; las restantes noticias las debemos al Dr. Alejandro Cioranescu. XXIX económica y una sola hija de su matrimonio, doña Isabel de Lugo, conocida por « La Ricahembra » , que casó con el Ldo. Cristóbal de Valcárcel, teniente de gobernador de Tenerife por los Reyes, en 1514 y regidor de esta isla en 1518. c) Fernando de Lugo, a quien el Adelantado dio en repartimiento tierras de riego en Güímar, el 8 de marzo de 1502, con la condición de que hiciese un ingenio azucarero, pero continuó residiendo en Sevilla, desde donde comerciaba con Canarias. Vivía en la collación de Santa María, en la calle de los Catalanes, entre los años 1501 a 1508. Se estableció más tarde en Tenerife, donde don Alonso de Lugo le hizo merced de nuevas tierras en 1517, lo nombró alguacil mayor de la isla en 1521 y alcalde mayor en 1522. Casó con Francisca de Lugo, hija de . Pedro de Vergara y de Ana de Lugo, de quienes hablaremos, de la que tuvo cuatro hijas: Ana y Elvira, a las que su madre, viuda, dotó ante Alonso Gutiérrez, en La Laguna, el 19 de septiembre de 1527, para que profesaran en el convento de Regina Coeli, de San Lúcar y que después pasaron al de clarisas de La Laguna a su fundación en 1547; Isabel y María Luisa.(^) d) N. de Lugo, casada con Alonso del Cabo. e) Leonor de Lugo, que lo estuvo con un genovés, Jacobo Doméstico. B) Juan de Lugo, vecino de Sevilla, tomó parte destacada en la conquista de Gran Canaria y obtuvo, en 13 y 14 de abril de 1480, dos reales cédulas a su favor; por la primera se le concedían tierras en aquella isla en reconocimiento de sus servicios y por la segunda los Reyes le aseguraban el pago de 268,000 mrs. que había adelantado para los gastos de las dos primeras armadas.(^) Fue jurado de Sevilla y casó con Inés Quijada, la cual, viuda y residiendo en dicha capital, en la collación de Santa María, otorgó escritura, el 9 de julio de 1496, y aun vivía en 1520, cuando su hijo Francisco otorgó testamento. De su matrimonio procedieron: a) Francisco de Lugo el Bueno, se estableció en Tenerife y fue mayordomo (') Fernández de Béthencourt dice que Fernando de Lugo fue teniente de gobernador de Tenerife por su primo don Pedro de Lugo en 1521 y 1532 y termina afirmando que murió en 1527 ( Nobiliario, I pág. 27). Es cierto que ya había muerto en este año, cuando su viuda dotó a sus hijas, pero ni fue teniente de gobernador ni podía serlo en 1532. Este autor tomó tal dato de Núñez de la Peña, en Conquista y antigüedades de las Islas Canarias. Madrid, 1676, pág. 380, en que, con error, lo atribuye tanto a Fernando como a Francisco de Lugo, que fue quien lo desempeñó. (") No podemos asegurar que el jurado de Sevilla Juan de Lugo, marido de Inés Quijada, sea el mismo Juan de Lugo, vecino de Sevilla, que obtuvo lasjcédulas de 1480, si bien parece probable que se trate de una misma persona. En la primera de estas cédulas se le dice: « desde el comienfo de la conquista de la isla de la Grand Canaria aveis seido de los principales que en ella nos aveis servido, así en aver enviado navios e gente de caballo e de a pie a la dicha conquista, commo en aver gastado e fiado e enprestado en ello muchas contías de mrs., de lo qual resultó que por vuestra industria e travajo se tomó parte de la dicha isla e se hedeficó en ella una villa e fortaleza » ; y en la segunda se le reconoce la deuda de 258,000 mrs. « que vos son devidos que prestastes e ganastes en la primera e segunda armada que Nos mandamos fazer para la conquista de la Gran Canaria » . Arch. Gral. de Simancas, Registro General del Sello, 3212, í. 18 y 3219, f." 168. XXX del Adelantado en su ingenio de Icod. Casó con doña Leonor de Lugo, hija de Bartolomé Benítez y en su casa de Icod otorgó testamento, ante Alejo Velázquez, el 5 de mayo de 1520,^ por el que dejó diversas mandas pías y legados a su madre y a varios de sus parientes. Tenía dos hijas, Inés y Mencía y su mujer quedaba en estado. Su hijo postumo sería el luego famoso capitán don Francisco Bahamonde de Lugo, defensor de Córcega, gobernador y capitán general de Puerto Rico y de Car-tajena de Indias, que dio su vida durante el ataque de Sir Francis Drake a esta última ciudad, en 1572. b) El Ldo. Alonso de Lugo, vecino de Sevilla, en la collación de Santa María, casado con doña Leonor de Esquivel, la cual, ya viuda, otorgó poderes, en nombre de sus menores hijos, el 1.** de agosto de 1508. Su hermano Francisco dejó legados para la dote de doña Inés y para Alfonso, sus hijos. c) Bartolomé Quijada, posiblemente el escribano público de Sevilla de este nombre; premurió también a su hermano Francisco, quien, igualmente dejó mandas para sus hijos Pedro Núñez y doña Inés. d) Fernando de Lugo. e) Francisca de Lugo, casada con el genovés Micer Batista de Riberol, regidor de Gran Canaria y primo hermano del banquero Francisco de Riberol o Riva-rolo, el amigo de Cristóbal Colón. Con descendencia. 2,— Pedro Fernández de Lugo Señorino, casó con Inés de las Casas, de quien tuvo ios siguientes hijos: AJ Pedro de Lugo, jurado de Sevilla, contribuyó a los gastos de la conquista de Gran Canaria y casó con Isabel de las Casas, la cual, ya viuda, vecina de Sevilla, en Triana, dio poder a procuradores, el 26 de abril de 1498.^ Fueron sus hijos: (*) El testamento de Francisco de Lugo el Bueno en el AHP de Santa Cruz de Tenerife, legajo n.° 2026, f.° 39 y sigs. Dispone su entierro en el convento franciscano de La Laguna; deja mandas al mismo y al agustino del Santi Espíritus, también de esta ciudad; al Hospital de Dolores, a Santa María de Orada, a las iglesias de Santa Cruz, Santa Catalina de Tacoronte y Nuestra Señora de Candelaria; al convento de San Lorenzo y al Hospital de La Orotava; a las iglesias de Santiago de Taoro, San Marcos de Icod y San Pedro de Daute, a las ermitas de Gonzalianes de Daute y Nuestra Señora de los Remedios de Buenavista y a la iglesia del Río de Adeje, y legados a su madre, Inés Quijada, a los hijos de sus difuntos hermanos el Ldo. Alonso de Lugo y Bartolomé Quijada; a Juan de Lugo y a una hermana, hijos de Usodemar; a Juana y demás hijas de Diego Pérez de Turel. En data a su favor, de 12 de marzo de 1513, el Adelantado lo llama « mi sobrino e mayordomo » . E. Serra, Las Datas de Tenerife, en « Revista de Historia Canaria » . XXV y sigs. n.° 1069. (') Fz. Béthencourt lo hace alcaide de Cádiz, pero los documentos de Sevilla y en la residencia que tomó a su hermano Lope de Sosa solo se dice que fue jurado de Sevilla. En este documento Bartolomé Benítez, contestando a pregunta sobre lo gastado por el Adelantado en la conquista de Gran Ca naria, dice: cque sabe... que gastó mucho de lo suyo e de su hermano el jurado Pedro de Lugo e vendió ciertos patrimonios... » . El Adelantado D. Alonso de Lugo y su residencia por Lope de Sosa, por E. Berra y L. de la Rosa, I. de E. C, La Laguna, 1949, pág. 110. XXXI a) Juan Fernández de Lugo, teniente de gobernador de La Palma por su tío el primer Adelantado: casó dos veces, la primera con Inés Gutiérrez de los Rios y la segunda con Catalina López, con quien tuvo a Elvira de Lugo, casada con Francisco Rodríguez.(^) b) Francisco de Lugo, también llamado Francisco de las Casas, regidor de La Palma y de Tenerife; mensajero a la Corte por esta isla en 1527, en cuya misión consiguió varias cartas reales a petición del Cabildo, de las que la más importante fue la de privilegio de la Isla sobre el pago de impuestos a la Corona, que quedaron limitados al 6 % del valor de las mercancías que entrasen o saliesen de la isla, con la excepción de que no lo satisfarían las que habiendo entrado volviesen a salir dentro de 30 días, por no haber sido vendidas, y al pago de la moneda forera de siete en siete años. Las gestiones las realizó en unión de Juan de Escobedo, regidor de Gran Canaria y de Juan Ruiz de Berlanga por La Palma. Fue también teniente de gobernador de Tenerife, en ausencia del Ldo. Alonso Yáfiez Dávila, en mayo de 1532 (^) y casó con su sobrina doña Luisa de Riberol y Lugo, hija de Micer Batista de Riberol y de Francisca de Lugo. Testó en La Laguna, ante Juan del Castillo, el 25 de enero de 1540 y dejó descendencia. c) Pedro Fernández Sefiorino de Lugo, vivió en La Palma, donde administró los bienes del Adelantado. Falleció en 1518, fundó capellanía en el Salvador e instituyó por heredero a su hermano Francisco.(') d) Ana de Lugo, casada en primeras nupcias con su primo hermano Pedro Benítez el Tuerto, regidor de Tenerife, muerto en Saca y en segundas con Pedro de Vergara, regidor, alcalde mayor y alguacil mayor de la Isla. Testó ante Antón de Vallejo, el 16 de abril de 1519. B) Don Alonso Fernández de Lugo, conquistador de La Palma y Tenerife, primer Adelantado de las islas de Canaria. C) Inés de Lugo, casada con Juan Benítez Pereira,(*) de quien tuvo los siguientes hijos: a) Pedro Benítez el Tuerto, conquistador de Tenerife, a quien debió su vida el Adelantado en la derrota de Acentejo, de creer a Fray Alonso de Espinosa,(*) re- (') Cuando otorgó poder en La Laguna, ante Hernán Guerra, el 5 de septiembre de 1509, era casado con Inés Gutiérrez de los Rios. {^) Núflez de la Peña, Conquista..., págs. 223- 240. Pedro CuUen, Libro Rojo de Gran Canaria, pág. 87. O D. Alonso Fernández de Lugo, en su testamento de 13 de marzo de 1525, ordena el pago de los mrs. a que es obligado « por la capellanía de Pedro Hernández de Lugo, mi sobrino » . El Adelantado, cit. pág. 183. {*) Fernández de Béthencourt, siguiendo antiguas pruebas nobiliarias de los Benítez de Lugo, llama así al marido de Inés de Lugo y dice fue almirante, etc. La realidad es que no conocemos documento coetáneo que lo compruebe, ni aun que dé su nombre. (*) Historia de Nuestra Señora de Candelaria, Qoya Ediciones, 1952, pág. 101. XXXII gidor de Tenerife en 1497, murió en Saca. De su ya citado matrimonio con Ana de Lugo dejó un solo hijo: Juan Benítez de Pereira de Lugo, que testó en La Orotava, ante Rui García, el 18 de noviembre de 1545, casado con Elvira Mexía de Figueroa, hija de Juan de Zorroza y Francisca Mexía, nieta materna de Juan Pérez de Zorroza, personero de la Isla en 1508 y materna de Pero Mexía, regidor de Tenerife en 1497. b) Bartolomé Benítez, también tomó parte en la conquista de Tenerife, si bien, según el P. Espinosa, de la rota de la Matanza « quedó tan escaldado... que no quiso volver a la isla hasta después de conquistada » . En la residencia que al Adelantado tomó Lope de Sosa en 1509, uno de los testigos declara que « vino... su sobrino Bartolomé Benites e truxo mantenimientos para la conquista » , otro dice, refiriéndose tanto a éste como a otros sobrinos del Adelantado, « que son onbres de onra e que tenían onra de Castilla » y un tercero añade que Bartolomé Benítez « truxo buena hacienda... e hizo el primer ingenio que se fizo en el Araotava e aun después hizo otro ingenio » .(') En efecto, fue uno de los primeros pobladores y sin duda el más rico de la villa de La Orotava, donde testó, ante Sebastián Ruiz, el 11 de junio de 1525. Había casado dos veces, la primera con Mencía Sánchez de la Cuerda y la segunda con doña Francisca Benítez de las Cuevas, hija del bachiller Alonso de Belmonte, teniente de gobernador de Tenerife y de Inés Benítez de las Cuevas. Sólo tuvo hijos de su primer matrimonio: Pedro, Alonso, Francisco, Juan, Diego, Catalina, Inés y Leonor. Inés estuvo casada con el Ldo. Florián de Mansilla, teniente de gobernador de Tenerife y Leonor, ya nombrada por su primer matrimonio con Francisco de Lugo el Bueno, contrajo segundas nupcias con el sevillano Pedro Hernández de Alfaro, ejecutado como consecuencia de proceso que le seguió el segundo Adelantado don Pedro Fernández de Lugo, contra cuya sentencia se alzó airada doña Leonor, que siguió recursos ante los Reyes y la ChanciUería de Granada, en cuya ciudad casó por tercera vez con Juan de Heredia.(') c) El Ldo. Diego Suazo o Zuazo, presbítero, que fundó capellanía en San Lúcar, la que se refiere Bartolomé Benítez en carta fechada en La Orotava, el 27 de septiembre de 1525. d) Francisco Benítez, conquistador de Tenerife, murió en Tagaos. D) Isabel Fernández de Lugo, casada en Sevilla con el jurado Pedro Bernal de Girona; vivía en la collación de San Román de aquella ciudad al otorgar testamento, ante Juan Ruiz de Porras, el 24 de agosto de 1504, en el que nombra a su hermana Inés de Lugo.(*) Dejó dos hijos: O Id. pág. 106 y El Adelantado..., cit. págs. 62, 73, 75. O Para la biografía y descendencia de los hijos de Bartolomé Benítez, vid. Nobiliario, cit. tomo I, pág. 32 y sigs. Sobre Florián Mínsilia, A. Cioranescu, Melchor Mansilla de Lugo, un licenciado negrero, en « Anuario de Estudios Atlánticos » , n." 9. O Los ganealogistas de esta familia no mencionan a Isabel Fernández de Lugo entre las hermanas del primer Adelantado y si bien es cierto que los documentos que hoy conocemos tampoco prueban que XXXIII a) Diego Bernal de Girona, jurado de Sevilla, a cuyo favor otorgó poder don Pedro Fernández de Lugo, en La Laguna, ante Sebastián Paez, el 14 de febrero de 1511, donde lo llama « mi primo » . b) Pedro Fernández Bernal de Girona, padre, a su vez, de don Francisco de Lugo, de Pedro Fernández y de Hernán Peraza, a todos los cuales nombra su abuela en el testamento citado. Antes de dar fin a esta relación de los familiares del primer Adelantado, interesa dejar constancia de otro pariente suyo establecido en las Islas: Antón Sánchez de Turel o Turiel, al que llama « mi sobrino » , pero cuya filiación exacta no conocemos, que fue regidor y escribano del Cabildo de Tenerife en 1499 y luego alcalde mayor de la isla; murió en Tagaos y a un hermano suyo, Diego Pérez de Turel, el Adelantado dio las tierras que habían sido de aquél. En unión de su esposa Catalina de Cabrejas, dio poder a Pedro Gaitán, en 1511, para la administración de los bienes que tenían en San Lúcar y tuvo cinco hijos: Antonio de Lugo, que profesó en el convento de San Lorenzo de La Orota-va; María de Lugo, casada con Francisco de Navarrete; Barbóla Vélez de Lugo, esposa de Antón Ximénez de Anaya, mayordomo del Cabildo de la Isla; Juana de Lugo, que lo fue de Juan Núñez de Aguiar y Juan de Lugo, quien, sin hijos de su matrimonio con Isabel Pavón, testó ante Bernardino Justiniano, el 21 de marzo de 1567. Haremos referencia ahora a otros miembros del Cabildo, de los que no hay noticia de que fuesen parientes de don Alonso Fernández de Lugo. Francisco de Albornoz, conquistador de Granada, La Palma y Tenerife: jurado de esta isla en 1497; alcalde mayor al siguiente año y personero en 1512. Casó con Ana Perdomo, hija del jurado Juan Perdomo; otorgó testamento en La Laguna, ante Bernardino Justiniano, el 9 de octubre de 1533 y su viuda, ante Juan del Castillo, el 22 de mayo de 1543. El Adelantado lo acusó en 1509 de que le tenía « odio y enemistad » , aunque en 1503 lo había llevado a Fuerteventura cuando fue a tomar posesión de esta isla. Dio su nombre al caserío de Albornoz, en Tacoronte y su nieto, el capitán Luis Carrillo de Albornoz, regidor de Tenerife, hizo informaciones en La Laguna, ante el gobernador Juan Alvarez de Fonseca y el escribano Juan del Castillo, el 25 de octubre de 1576, de las que resulta que su abuelo era hidalgo y había tomado parte en aquellas conquistas.(^) Juan y Luis de Armas, hermanos, nacidos en Lanzarote o Fuerteventura, hijos de Juan de Armas, rey de armas. Juan fue personero en 1518 y sucedió a su padre lo fuera, cabe tal posibilidad, ya que en su testamento menciona a su hermana Inés de Lugo y el hijo del primer Adelantado llama « mi primo » a Diego Bernal. Claro es que pudieran ser parientes más lejanos y que la Inés de Lugo fuese otra de este nombre, no la hermana de don Alonso. O Nobiliario de Canarias, tomo III, pág. 611. XXXIV como rey de armas, en cuya condición hizo la proclamación de la Reina doña Juana en La Laguna, en 1505. Luis obtuvo una regiduría de Tenerife en 1513 y en el mismo año merced real de todas las aguas aun no aprovechadas en las islas de La Palma y Tenerife, pero su emprendedor carácter lo truncó su temprana muerte, al siguiente año. Juan, que le sobrevivió hasta el 1532, consiguió en 1515 confirmación a su favor de la merced de las aguas de ambas islas, pero, al parecer, sin mayor resultado.(^) Batista de Ascanio, regidor de Cádiz y alguacil mayor de Tenerife en 1501; tres de sus hermanos, al menos, estuvieron en Tenerife: Pero Galíndez, alguacil mayor de la isla en 1499; Antón Galíndez, teniente de alguacil por Batista en 1506, hizo expediciones a Berbería, en compañía de don Pedro de Lugo, y Fernando Galíndez, quien, en unión de su hermano Antón, reconoció deuda ante Sebastián Paez, el 21 de abril de 1506. El Cabildo dio poder a Batista de Ascanio y a Mateo Viña, el 3 de septiembre de 1506, para que gestionaran en la Corte asuntos de la isla. Ya había muerto en el 1508, posiblemente en el año anterior, pues en mayo del 1507 es nombrado otro alguacil mayor.(^) Juan de Badajoz, posiblemente fue conquistador de Gran Canaria, donde tenía bienes, así como de Tenerife y sus datas en Güímar dieron el nombre al barranco de Badajoz. Fue jurado de la isla en 1497; casado con Catalina Guerra dejó tres hijos: Juan de la Rosa, mayordomo del Cabildo de Gran Canaria, a quien dieron poder los primeros jueces de la Audiencia de las Islas, en 23 de septiembre de 1527, para que presentara en el Cabildo de Tenerife las cartas reales de creación del Tribunal; María de la Mota, casada en primeras nupcias con el conquistador de esta isla Hernando de Torres y en segundas con Tomé Hernández, y Beatriz Guerra. Juan Benítez, nacido hacia el 1466, pariente del padre de Bartolomé Benítez, el sobrino del Adelantado; conquistador de Gran Canaria, La Palma y Tenerife, « se halló en [ la rota de Acentejo, donde] fue muy herido e quedó por muerto entre los otros muertos » . Tomó parte en expediciones a Berbería, donde cayó prisionero; también estuvo en Sicilia, quien sabe si en alguna de las expediciones del Gran Capitán. Murió en La Orotava hacia el 1520 y su viuda, María de las Cuevas, le (') Leopoldo de la Rosa, El adivino Aguamuje y los reyes de armas, en « El Museo Canario » , año 1960. C) Nobiliario de Canarias, tomo II, pág. 561, y sigs. y Protocolos de Hernán Guerra, por E. Qz.^ Yanes y M. Matrero, n." 940. H. Sancho de Sopranis en Los genoveses en la región gaditano- xericense de 1400 a 1500. « Híspanla » , VIH, 1948, pág. 380, dice que Batista de Ascanio, regidor de Cádiz, era ge-novés, aunque su familia estaba ya enlazada en aquella región. Según informe del investigador genovés Qiancarlo Briasco, Ascanio no aparece como apellido en Genova en el siglo XV, si bien hoy lo haya en Italia. Que el Batista de Ascanio, regidor de Cádiz y el alguacil mayor del mismo nombre en Tenerife son una misma persona, está sobradamente probado. Aunque en las actas de cabildo se le nombra como « Ascaflo » o « Escaño » , él firma siempre cBatysta de Ascanyo » y así aparece en diversos docs. del AHP. XXXV sobrevivió hasta en 1560. Dejó tres hijos: Alonso Benítez de las Cuevas, alguacil mayor de Tenerife en 1520; Pedro Benitez, que pasó a las Indias con el segundo Adelantado e Inés Benítez de las Cuevas, casada con el bachiller Alonso de Belmente, teniente de gobernador de Tenerife en varios años; natural de Moguer, de familia judía de Almagro, reconciliado en el famoso auto de fe de Gibraleón.(') Guillen Castellano, pudiera ser el de este nombre natural de la Montana que vino a las Canarias con Diego de Herrera y doña Inés Peraza en 1455 o, mas seguro, hijo suyo. Conquistador de Gran Canaria, La Palma y Tenerife, intervino en estas expediciones, así como en los intentos de Pedro de Vera en Tenerife, como « lengua » , lo que prueba su conocimiento del habla indígena, si bien no sabía escribir. Era primo de Ibón Hernández, el hijo de Bartolomé Hernández, el primer alcalde de Santa Cruz. Regidor de Tenerife en 1497, alcalde mayor en 1512, el Adelantado le nombró, en varias ocasiones y en unión de otras personas de confianza, para « señalar » las tierras que repartía. Persona independiente, pese a la confianza que le demostraba Alonso de Lugo, no dejó de censurarle cuando consideraba que su actuación lo merecía. Casó dos veces y tuvo varios hijos legítimos y naturales. Una de sus hijas, Ana Gutiérrez, contrajo cuatro matrimonios, el segundo con el también regidor y escribano público Sebastián Páez. Murió en 1528.(^) Gonzalo del Castillo, de Valladolid, conquistador de Granada y de Tenerife, donde vino con las fuerzas enviadas por el Duque de Medina Sidonia. Criado del Comendador Mayor don Gutierre de Cárdenas, le representó en estas islas. El futuro Adelantado lo nombró, en 1495, fiel ejecutor de Tenerife, con carácter vitalicio, cargo que probablemente no llegó a ejercer, ya que se ausentó de la isla al terminar la conquista y a su vuelta se encontró con que don Alonso de Lugo lo había sustituido por otro. No obstante, asistió a algún cabildo y sostuvo pleito sobre el oficio. Pasó a la literatura regional como personaje principal del poema de Antonio de Viana, por sus amores con la Infanta Dácil. Otorgó testamento en Las Palmas, el 11 de febrero de 1513 y ya era fallecido en mayo siguiente.(') Francisco de Corvalán, conquistador de Tenerife, donde « tovo cargo de los bastimentos e de repartir las raciones de la gente » . Alcalde mayor en 1497- 98 y 1499- 1500, « le quitaron la vara porque hacía a todos pagar e que cree que la causa mayor fue porque le hacía pagar al dicho Juan de Lugo » , según uno de los testigos de la « Reformación » . Regidor de Tenerife en 1507, renunció el oficio diez años más tarde, cuando se fue a vivir a La Palma. Criado del Adelantado, le acompañó en su viaje a la Corte cuando, dominada la isla, fue a presentar a don Fernando y doña Isabel a los reyes vencidos. Había sido alcalde mayor de La Gomera y don Alonso, a pesar de haberlo quitado de alcalde mayor, lo continuó considerando O Nobiliario de Canarias, I, págs. 221- 224 y Ruméu de Armas, Piraterías, tomo I, págs. 355- 6, nota. Q) Leopoldo de la Rosa, Guillen Castellano, en « Revista de Historia » n.° 105- 108. (') Leopoldo de la Rosa, La égloga de Dácil y Castillo, en « Revista de Historia » , n." 90- 91. XXXVI persona de su confianza y el 17 de julio de 1508 le dio poder, ante Hernán Guerra, para que lo representara en el proceso que le seguía el juez de residencia Lope de Sosa, en el que también se vio envuelto Corvalán, quien el 21 del mismo mes y ante el propio escribano, otorgó poder con igual fin a favor de Lope de Ar-ceo. Corvalán estuvo casado con Catalina González la Zamorana. Lope Fernández ( en algún documento se le llama Fernández o Hernández Herrero), natural, probablemente, de la villa de Fuentes, en la Encomienda Mayor de León, en la actual provincia de Badajoz, de donde eran sus sobrinos y herederos. Conquistador de Gran Canaria, La Palma y Tenerife, vendió el ingenio azucarero que tenía en Agaete para ayudar a Lugo en esta última empresa. Estuvo también en Berbería, por encargo de don Alonso, a fines del siglo XV y luego en su compañía. Lugo lo hizo regidor de Tenerife al constituir el Cabildo en 1497 y alcalde mayor al siguiente año. En 1505 le dio poder, junto con Hernando de Truji- 11o y Guillen Castellano, para « señalar » las tierras y aguas que había dado en La Orotava; pero las relaciones entre ambos no fueron siempre cordiales, pues Lope fue de los testigos de cargo en la reformación de Ortiz de Zarate. Casó dos veces, la primera con Catalina Rodríguez, a la que dio muerte, junto con el carpintero Juan de Segovia, con quien la sorprendió en adulterio, por lo que fue condenado a muerte en Gran Canaria y hubo de refugiarse en sagrado; y la segunda con Elena Velázquez. No tuvo hijos y su herencia dio lugar a curiosos problemas. Otorgó testamento el 12 de agosto de 1512 y murió días después. C) Pero Fernández, natural de Lepe, de familia de conversos, bachiller en Leyes, regidor en 1506 y teniente de gobernador en 1522, 1525 y 1526. Destaca en sus intervenciones en cabildo por su sutil espíritu de jurista, y por su prudencia, pues no hay noticia de que interviniera en los procesos que se le siguieron al Adelantado. Dejó descendencia de su matrimonio con doña Sancha de Meneses, entre ella a Juan de Meneses, en quien su padre hizo cesión del oficio en 1541, año en el que, el 22 de octubre, otorgó testamento ante Luis Méndez.^) Rafael Fonte ( originariamente Font) rico mercader catalán, regidor de Cádiz y de Tenerife; apoderado en la isla del obispo de Falencia y del chantre de Cádiz don Rodrigo de Argumedo. En unión de su hermano Miguel hizo préstamo al Adelantado, el 22 y 30 de septiembre de 1508, de 3.251,000 mrs. y al no poderle pagar un resto de 374,000 don Alonso hubo de hipotecarle su heredamiento del Realejo, el 6 de junio de 1509. Dos años después, el 9 de septiembre de 1511, aparece de nuevo el Adelantado obligado pagar a Fonte una cédula de cambio de 5,000 ducados, con garantía de la renta del ingenio de Icod. Fonte nombró, el 4 de mayo de 1512, por sus personaros y procuradores en La Palma a los mercaderes de aque- (') Leopoldo de la Rosa, El conquistador Lope Fernández, en « Revista de Historia » , n." 101- 104. ( » ) Nobiliario de Canarias, tomo III, pág. 199 y s! gs. y Ruméu de Armas, Piraterías, tomo II, pág. 479. No obstante su prudencia, en algún momento fue blanco de las iras del Adelantado, como cuando lo tuvo preso, con otros, en agosto de 1514, a propósito de ciertos capítulos que le molestaron. XXXVII Ha isla Fernando de Alcocer y Gabriel Socarras y el primero de marzo anterior había otorgado poder a otros dos mercaderes catalanes de Tenerife, Gabriel Mas y Gaspar de Jorba, para que le compraran cualesquier heredades de Gran Canaria, especialmente la huerta que había sido del gobernador Pedro de Vera. Había tenido también relaciones comerciales con otros familiares de Lugo y Mencía Sánchez de la Cuerda, la mujer de Bartolomé Benítez, le dio poder, el 11 de julio de 1509, para que la representara en la partición de los bienes de sus padres, Alonso Sánchez de la Cuerda y Marina Sánchez, vecinos que habían sido del Puerto de Santa María. Rafael Fonte estuvo casado con Paula Bernat, fundó y dotó la capilla del Espíritu Santo en la iglesia de San Miguel de las Victorias en La Laguna y testó en Cádiz, ante Hernán Sánchez de Alcaraz, el 7 de abril de 1522.( i) Juan de Herrera, criado del Adelantado, sobrino del canónigo de Canaria y vicario de Tenerife Diego de Herrera y, muy posiblemente, hermano de Alvaro de Herrera y deudo del Ldo. Alonso de Herrera, letrado del Cabildo, en unión de los cuales suscribió diversos documentos. Era vecino de Gran Canaria en 1509, fecha en que dio poder a su citado tío; ptro obtuvo datas en Tenerife en 1511 y logró merced real de una juradería de la isla en 1521, oficio que pretendió renunciar al siguiente año, a cuyo efecto otorgó nueva escritura de poder a favor de su tío el canónigo en Las Palmas, ante Cristóbal de San Clemente, el 6 de octubre de 1522, pero no lo llevó a efecto y continuó ejerciendo el oficio hasta 1530.(^) Hernando del Hoyo, probablemente andaluz, de familia procedente de la me-rindad de Trasmiera, nacido hacia el 1465; mozo de espuelas del Rey Católico, aparece citado en un documento de la cancillería de Aragón, de 15 de mayo de 1487, en el « real de Málaga » por el que se sabe que se encontró en las guerras que en el año anterior sostuvo Maximiliano, Rey de Romanos, contra Carlos VIII de Francia; asistió a los últimos años de la campaña contra Granada y el 7 de diciembre de 1492 salvó en Barcelona la vida del Rey don Fernando, derribando al payés Joan de Canyamás, que le apuñalaba, lo que le valió el nombramiento de mozo de cámara de Su Alteza. Tomó parte en las conquistas de La Palma y Tenerife y se halló en la rota de Acentejo. Por sus méritos, los Reyes en Burgos el 3 de diciembre de 1496 le conceden, por mitad con Alonso de Lugo, las tierras llamadas « Trasla-tadere » y el « Campo del Rey » , merced que daría lugar luego a ruidosos pleitos con el Adelantado. Regidor de la isla por nombramiento real en 1512, se posesionó por mediación del Bach. Alonso de las Casas y luego personalmente el 23 de febrero de 1514. Logró también de los Reyes la escribanía del crimen de Tenerife, que igualmente produjo la oposición de don Alonso y de parte de los regidores. Una real cédula dada en Valladolid, el 8 de mayo de 1513, dispuso se le guarda- (') Nobiliario de Canarias, tomo I, pág. 323. (') Pudiera ser el mismo Juan de Herrera, « hombre de la mir » , vecino de Tenerife, casado con Mayor de la Barrera, de familia de conversos, que declaró su genealogía ante la Inquisición, el 22 de diciembre de 1528. KXXVIII sen los honores que como a hijodalgo le correspondían. Falleció poco antes del 23 de junio de 1518, fecha en la que su viuda, doña María de Abarca, solicitó la tutela y curaduría de sus hijos.(*) Antón Joven ( castellanización de Jové), mercader catalán, de quien el Adelantado, al darle tierras, el 28 de noviembre de 1514, dice: « porque sois persona honrada e rica e vos venís a vivir en esta isla con vuestra muger e hijos » . Era hijo de Pedro Jové ( hermano de Francisco Jové, teniente de alguacil mayor de Teneri-fo en 19 de junio de 1517 y de Jaime Jové, de quien luego hablaremos). Fundó en La Laguna la ermita de San Cristóbal y obtuvo una regiduría de la isla en 1520 por compra a García Velázquez. Vino casado con Magdalena Jové y al enviudar tuvo dos hijos con Francisca Lucana de Vera, con la que terminó por casarse, según declara en su testamento, otorgado ante su primo Bartolomé Joven, el 20 de septiembre de 1531.0 Jaime Joven, conquistador de Tenerife, alcalde mayor en 1504, jurado en 1505 y mayordomo del Cabildo. Casado con Olalla Font, falleció el 6 de junio de 1527. Cuando ejercía la alcaldía mayor vino a la isla un receptor, al parecer para hacer información sobre el gobierno de doña Beatriz de Bobadilla; no lo dejó desembarcar y hasta en abierta lucha con él los testigos afirman que le rompió un bonete. Uno de sus hijos, Bartolomé Joven, obtuvo una escribanía pública de la isla, fue también personero y jurado de Tenerife, pero su espíritu aventurero lo llevó a querer seguir al segundo Adelantado don Pedro de Lugo a Santa Marta, a cuyo fin renunció el oficio de escribano en Melchor de Contreras, pero regresó al siguiente año y vuelve a ejercerlo, en cuyo momento dice « me quise ir con el señor Adelantado don Pedro de Lugo a la conquista de Santa Marta, con mi persona e armas e cavallo e parientes e amigos » ...(') Alonso de las Casas, andaluz, vasallo de Su Alteza, según su expediente de confirmación de datas ante Lope de Sosa. Por carta de la Reina doña Juana fechada en Valladolid, el 10 de septiembre de 1513, obtuvo una regiduría de Tenerife, contradiciéndole Antón Galíndez de Ascanio, que había sido nombrado por el Adelantado en la vacante producida por la muerte de Hernando de Trujillo. Las Casas tuvo que acudir a la Corte, que confirmó su nombramiento, el 8 de abril de 1514 y presentó ejecutoria en cabildo de 26 de mayo siguiente. Era bachilleren Leyes, vino casado con Francisca de Medina y otorgó testamento, ante Alonso Gutiérrez, el 8 de agosto de 1534, en el que declaró que había hecho renuncia de la regiduría en favor de su hijo Pablo de las Casas, cesión que, al parecer, no tuvo efecto, ya que en 1536, Diego Girón, continuo de Sus Altezas, obtenía el oficio va- (') Antonio Rumen de Armas, Alonso de Lugo..., págs. 137- 150 y Nobiliario de Cañarías, tomo III, págs. 867- 893. O Nobiliario de Canarias, tomo II, pág. 385. (') Nobiliario de Canarias, tomo II, pág. 385. XXXIX cante por la muerte del Bach. de las Casas, quien había ejercido la alcaldía mayor de la isla, en sustitución de su titular, Fernando de Llerena, que le otorgó poder para ello, por hallarse enfermo, el 5 de febrero de 1509, ante Sebastián Paez. Alonso de las Hijas, natural de Jerez de la Frontera. Sobre su familia un proceso de la Inquisición de Canarias de 1501 dice: « Alonso de las Hijas, en la isla de Tenerife, asentado en la viga frontero de la iglesia, dixo: — non me dedes mi blasón de mis harmas, Hortega, porque si me lo aveis de dar a de ser de todas tres leyes, porque ya sabes que mi agüelo Redueno de las Hijas, era cristiano y vecino de Arcos y se tornó moro y aun hizo mucho daño y destruimiento a los cristianos, mayor es su blasón de lo que hizo a cristianos que del mejor cavallero de Castilla— y este testigo preguntó en Xerez a muchas personas por el dicho Alonso de las Hijas y que le dixeron que hera converso y de muy ruines conversos y malos cristianos y asimismo... que oyó dezir al señor Adelantado don Alonso de Lugo y a su hijo don Pedro que si Dios les hazla mal era porque Alonso de las Hijas les havía descabollido aviendo dicho ciertas blasfemias de Nuestro Señor, de lo qual se hizo proceso... » El Adelantado lo había hecho fiel ejecutor con voto de regidor en el año 1500, por la ausencia de la isla de Gonzalo del Castillo, con quien por tal motivo hubo de sostener pleito. Privado de este remunerador oficio por el Adelantado en 1502, alegando que procesado por blasfemia se había refugiado en sagrado, logró de nuevo ocuparlo a partir del 5 de agosto de 1505 y en él continuó hasta su muerte en 1522. El 9 de septiembre de 1506 declara Juan Felipe Romano, en escritura ante Sebastián Paez, que debía cierta cantidad a Las Hijas, « mayordomo de la iglesia de Santa María » , lo que permite deducir que el Santo Oficio no debió tomar medida condenatoria en su contra. Probablemente fue no sólo conquistador de La Palma y de Tenerife, sino también de Gran Canaria, donde tenía bienes, sobre los que sostuvo pleito con el regidor de aquella isla Martín de Vera, hijo del general Pedro de Vera, en la que había dictado sentencia en aquella isla el Bach. Lorenzo Núñez, contra la que quería recurrir ante la Chancillería de Granada, a cuyo fin dio poder en La Laguna, ante Sebastián Paez, en 1512, a favor del procurador Andrés López de Valladolid. Don Alonso de Lugo encomendó a Las Hijas, al terminar la conquista, la saca de aguas de La Orotava y lo hizo fiel ejecutor, oficio de los más remuneradores entre los capitulares, pero enemistado con Las Hijas en el 1502, no sabemos por que motivo — nos resistimos a creer que lo persiguiera solo porque hubiese blasfemado— y ante el temor de ser víctima de su dureza en dos procesos que le seguía, en uno de los cuales hasta su sobrino Jerónimo de Valdés se negó a actuar, « porque le parecía que le agraviaban » , anduvo a caballo armado por la isla, se refugió en sagrado, tanto en la iglesia, como en la casa del Obispo y estando en Santa Cruz el vicario Fernán García se le presentó para confesar su delito y ponerse en sus manos. El vicario, por ser tarde, le señaló su casa por cárcel hasta el siguiente día, XL pero en aquella noche Las Hijas halló medio de huir a Gran Canaria, sin que don Pedro de Lugo, el hijo del Adelantado, que armó un barco en su persecución, lograra darle alcance. De Gran Canaria, donde también hubo de retraerse a la iglesia, porque lo quería prender el alcalde mayor Bach. Juan Guerra, « se enbarcó que no lo supueron e se fue a Castilla » para apelar de la sentencia del Adelantado, que se lo impedía. Se le condenó a treinta días de cárcel, que cumplió a su regreso. En 1505 consiguió verse restituido en su oficio de fiel ejecutor, no sabemos en qué circunstancias, pero como, no podía por menos, en la primera oportunidad que se le presentó acusaría a don Alonso, como así lo hizo en la residencia que le tomó Lope de Sosa y aun en el 1511 cuando por los Reyes se encomienda a este juez que concluya los procesos pendientes, el Consejo dispone que se oiga a Alonso de las Hijas sobre el intento del Adelantado de impedirle que apelase de sus resoluciones, sobre cuyo extremo había elevado queja a la Corte. En cabildo de 8 de junio de 1509, cuando se pensó en la conveniencia de enviar un mensajero cerca de los Reyes, hombre tan inteligente y cauto como lo era el Bach. Pero Fernández propuso a Las Hijas, a quien califica de « onbre solícito e diligente » . Como era de esperar, no lo eligen. Alonso de las Hijas estuvo casado con Catalina Guti��rrez, con quien tuvo una hija, María de las Hijas, la que, en unión de su padre, sostuvieron en 1516 ruidoso pleito con el marido de ésta, Gonzalo de Vivero, lo que no impidió que a la muerte de Alonso en 1522 María intentase que su marido heredase el oficio de fiel ejecutor y así lo solicitó del Cabildo el 31 de marzo, sin que lo consiguiera, pero dando lugar a que se dijera de Vivero que « es incapaz para ningún oficio real » , lo que no fue óbice para que años después lo encontremos ejerciendo el oficio de mayordomo del Cabildo.(*) Pero López de Ville |
|
|
|
1 |
|
A |
|
B |
|
C |
|
E |
|
F |
|
M |
|
N |
|
P |
|
R |
|
T |
|
V |
|
X |
|
|
|