POEMAS DE LA ISLA
Josefina Je la Torre
POEMAS DE LA ISLA de Josefina de la Torre LAS PALMAS DE GRAN CANARIA
1 9 3 o
Yo no quisiera pensarlo,
pero lo llevo prendido
del alto. mar de mi fren.t e:
telón de cinematógrafo
para mi anhelo perdido.
Yo no quisiera pensarlo.
Reflejo de toda luz · .
y eco. de toda palabra,
· dibujo del p'ensamiento:
yo no quisiera pensarlo. ·
aquel amor presumido
y se me duerma en los ojos.
Te lo voy a decir todo.
Ni las olas, ni los barcos,
ni la estrellita pE!rdida,
ni el aire que riza el viento.
Mi palabra nada más.
LAs horas son iguales
que aquellas de mi ausencia:
lentas, precisas, mudas,
en orden de asiladas.
En estas mismas horas
tu presencia dejaba
un tranquilo descanso
sobre mi fantasía.
Las agujas atienden
el mandato del péndulo
y hacen su telaraña
de números romanos.
Tu presencia lejana
deja sobre mi frente
la mano que despierta
mi sueño, poco a poco.
SOBRE. mis manos tu nombre
como cuentas de rosario.
La plegaria que mi boca
dirá fervorosamente.
Señor, perdona mi falta.
Mi corazón te la ofrece
por esta reja de hierro
co_mo regalo de Pascua.
Mi falta que sabe a dulce
y tiene olor de retama.
Mira qué pequeña es
que no se me ve en los ojos
ni en el pelo, ni en la frente.
Pero este rosario mio
de las letras de tu nombre
¡cómo me gusta rezarlo!
ALTAS ventanas abiertas
dejaron sombras de luces
disparadas en la arena.
El camino estaba quieto,
muerto del blanco preciso
con doce heridas de invierno.
En las ramas de los pinos
el pensamiento giraba
las brisas de los olivos.
Una vez cerca. El espacio
vacío, libre, perdido
a lo largo de los brazos.
Y qué lejos el momento,
cuatro paredes baratas
imágenes del espejo.
Ni tu ni yo. Las ventanas
altas, abiertas, desnudas,
suicidas de madrugada
A HORA que me sorprendes
de cerca, conocido,
cuando te vea múltiple
complicado y distinto,
con cada gesto único
desordenado y rítmico,
¡qué sensaciones nuevas
de sorpresas y olvidos
surgirán en el recto
espacio del instinto!
Ahora que te conozco
mil veces repetido,
inmóvil, inconsciente
en el seguro circulo,
cuando te vea múltiple
de tu compás preciso,
¡ay el air,e, mis ojos,
mi corazón perdido.
relojito de plata,
tictac de lo imprevisto!
No quiero mirar la orilla,
no quiero mirar el mar,
que me voy quedando sola
con las dos manos vacías.
Amigo, con tu pañuelo
has despertado mi olvido
y te llevas en sus bordes
la flor blanca de mis sienes.'
No quiero mi traje azul,
ni mi delantal de encajes,
que ya me han dejado sola
con los pies dentro del agua.
Amigo, con tu recuerdo
se riza el aire del mar:
estela sobre las olas,
peregrino pensamiento.
CÓMO temblaban mis labios
al despertarme mi sueño!
¡Qué parado mi deseo!
Mi pensamiento, qué libre
por los caminos del viento.
Cuando cerraba los ojos,
el dia los iba abriendo;
yo recogiendo mi imagen, '
él desdoblando su anhelo.
¡Cómo temblaban mis labios
a la sombra de mi sueño!
Yo te busqué la palabra
con una mirada sola
y tu me la diste intacta .
por el círculo de luz.
Se quedó en el aire inmóvil
el hueco azul de tu voz
y dentro de mi, cantando
la antena por los oídos.
No dijiste más. Y entonces
yo quise sentir de nuevo
tu palabra desprendida
ir y venir por el aire.
Pero ya era tarde. Tú
indiferente a las horas, ·
ya no tenías el mismo
compás de las confidencias.
Y me quedó entre las sienes
presencia limpia y segura
de oculta palabra cierta.
Te dije aquella palabra
porque la sen ti de pronto
inesperada ,
y la cogí en los labios
intacta.
Tuve un momento la duda
de tu mirada.
Pero aquella palabra,
¡qué caprichoso juego
de tenaces instantes
me dejaba!
Estaba aquí, segura
entre los dientes,
clara,
libre de la garganta.
Tú te quedaste absorto,
contemplándola.
Yo no sé por cual vereda
he de encontrarme tu sombra
ni donde hallaré la huella
de tu andar desconocido.
Y voy con los ojos bajos
contando las piedrecitas,
y sujetando en prisiones
de párpados y latidos
todos los grises contornos
que el sol dibuja en el suelo
y todas las curvas blancas
que el aire forma en la tierra.
Yo no sé por qué camino
ni cual será la vereda.
CoMO el viento, tu recuerdo
viene y va sobre mi frente.
Tan pronto quieto y dormido
como despierto y seguro.
Ya me acaricia en los ojos
como me hiere en las sienes.
Ya se me para en los labios
o me tiembla en las palabras.
Tu recuerdo, como el viento
que si se esconde ya vuelve.
¡Airecito de mis ojos
que me riza el pensamiento!
EsTE juego conocido,
cuatro paredes a obscuras,
espacios desorientados,
inseguridad del aire
por distancias ignoradas,
proximidad inconcreta
-¿por dónde vino la noche?y
se confunde la imagen,
tacto, forma, complicado
adivinar de lo oculto.
Este juego conocido
sin el principio ni el fin,
mirada abierta en la sombra,
-y la luz, ¿por dónde está?-
Así, las manos dobladas
sobre el delantal bordado,
los ojos sin horizontes
y el corazón desatado,
me iré quedando dormida
en la noche de verano.
Ni el más ligero desvelo
doblará el encaje blanco.
Sólo el corazón perdido
por el camino más largo.
En el silencio, la sombra
aviva el lirio exaltado.
Sólo el corazón perdido
su voz de plata cantando.
Toda la noche en la falda
quietas, dobla.das, las manos.
Sin horizontes, los ojos
el sueño los fué cerrando.
Pero el corazón 1 inútil,
como un reloj, desvelado.
Q uÉ repetido deseo,
todo igual y siempre el mismo,
distinto y otro, inconciente,
confundido y tan preciso,
se me va quedando dentro
escondido y dueño solo,
perdido y presente siempre.
Altas noches, muros largos,
patios de la madrugada.
Y mi deseo rodando,
--
-número de circo-libre.
U na y otra vez, alerta
dando la voz en mis sienes,
centinela de mi pecho,
fiel compañero constante.
Qué repetido deseo
tan inseguro y tan firme,
ignorada certidumbre.
Distancia, viento y espacio.
Q uE todas las noches fueran
así, .dentro de mis ojos,
repetidos e incontables
sueños para la alegria.
So fiar, y 1 uego despierta
libre y ligera en el aire,
claridades del recuerdo
interrogación segura.
Que yo pudiera pensar
-sueño, sombras, almohada,-
cada noche incomparable
mi bordada fantasía.
Frentecita de la aurora
sienes de la madrugada.
¡Qué sopor de bienvenida
en mi anhelo sobre el mar!
M1 voz se enredó en el vuelo
de tu sonrisa morena
y perdí aquella palabra
que iba a decir, en los labios.
La busqué sobre los ojos,
entre las manos dobladas,
en el encaje bordado
de mi traje azul y blanco.
La hora pasó entre los sables
diestros, de los minuteros,
sin la más ligera herida
en su costado flexible.
Cuando tu presencia-formadejó
vacío el momento,
encontré aquella palabra
entre los labios, dormida.
Tu nombre ya mne lo han dicho
pero yo no te conozco,
ni te vi nunca la cara
ni sé el color de tus ojos.
Pero tu nombre ¡qué claro
lo voy diciendo en el fondo,
con sus siete letras firmes
de tres sílabas, sonoro!
Enamorada ya estoy
aunque yo no te conozco,
ni te ví nunca la cara,
ni sé el color de tus ojos.
Tu nombre ya me lo han dicho
con siete letras en corro.
MAR redondo, desvelado,
sortija blanca,
novio enamorado.
Desde el balcón,
por la orilla, rizando
va mi canción .
.Mar de siete colores,
curva salada,
cinturón de novia enamorada.
En mi ventana
se ha prendido el encaje
de la mañana.
Mar abierto, encandilado,
verde collar,
novio enamorado.
Desde el balcón,
por la orilla, rodando
mi corazón.
CAMINITO azul,
caminito del mar.
¡Ay, cómo mece la cintura
al andar!
Salero de tu cuerpecito,
pié pequeñito.
Delantal
de los picos de encaje,
espuma blanca
del mar.
¡Ay cunita del agua
qué bien te mece
caderas
de sal!
RÓMPETE por el aire,
rueda de cristal!
Que me lluevan en los ojos
luces y luces,
arco iris
de sal.
Hielo del sol,
azúcar de la mar,
hilito de la tarde
para bordar.
Bórdame corazoncitos azules
para regalar,
que hoy es fiesta,
mi fiesta,
la tuya,
la de más allá.
¡Ay, cómo bailaría
con los brazos en alto,
sin descansar!
Castañuelas de los zapatos,
cascabeles del delantal.
Déjame que baile
y cante
y grite
mi cantar.
Por la orilla,
onda de la orilla,
de la cintura,
del andar.
¡ Haz pedazos el aire
sobre mis ojos,
para mis ojos,
más!
Que hoy es mi fiesta
la mía,
la tuya,
la de más allá.
REMOLINOS del aire,
del viento,
del momento.
Va y viene,
viene y va.
Alrededor de mi frente,
delante de mis ojos,
por mis oídos.
En la garganta,
collar de plata.
Para los hombros,
en el pecho,
cinturón, contorno.
Remolinos de los instantes,
del único pensamiento,
repetido, uniforme,
insistente.
Y viene, y va.
¡Cómo te quiero
momento libre
de mis horas,
mío sólo!
Para mi bien,
para mi mal.
MrnA:
me gustas porque sabes
decir mentiras.
Si dijeras verdades
no me gustarías.
¡Qué dulce que sabe
la mentira!
Es buena,
noble,
decisiva.
Y la verdad
¡qué tonta y desabrida!
Siempre igual,
esperada, conocida.
¡ En cambio la mentira
qué dulce,
amarga compañera mía!
Te quiero,
porque sabes decir mentiras.
PARA besar tu boca blanca
habría que perder la aurora
de las distancias.
Que tu boca es una,
tuya,
recta,
intacta.
Yo no quiero besar tu boca blanca,
azul, amarilla,
ignorada.
No quiero,
que no quiero,
que no,
no,
blanca.
Y no sé más.
Que sí, que no, y siempre
igual.
Yo quisiera saber más.
Saber: «quien sabe» 1
«acaso», «quizá».
¡Entonces,
qué bien me iba
a explicar!
Diría
lo de adentro
hacia fuera
limpio,
verdad,
sin engañarme,
sin engañarte,
leal.
Pero no sé más.
Si, no,
y siempre
igual.
e AMINITO de la noche
dime donde vas
con tus cuatro palabras
sin acabar.
Que por donde está el rlo
no viene la mar
y viene y va.
¡Ay, qué solo, sin luces
ní voces para madrugar!
Caminito de la noche
guárdamelo del mal.
Pero no te pierdas
torrecita de plata
luna de cristal.
TE lo dije ya.
Muchas veces, una y otra,
cansada estoy
de hablar y hablar.
Yo creí que me escuchabas
y hablé sin cesar.
Tú, inmóvil, escuchándome
sin escuchar.
¡Qué desilusión mía
en mi afán,
sin palabras
ni gesto
ni réplica
que alzarl
Y lo había dicho ya
en el aire,
sin más.
PERO no me dejes sola.
Dime palabras y ritmos
y gestos para el alcance
y voces acompasadas.
Pero no me dejes sola.
No es presencia ni vaivén
ni caminito seguro
ni ruedecitas del a·ire
ni luz, ni sol, ni mañana.
Es un presente, constante,
aqu!, cerca, más, despierto,
vivo, alerta, repetido ,
único instinto posible.
Dime tu palabra in tac ta
de luz repetida y libre.
Pero no me dejes sola.
cERCA, Palabra inútil.
Yo te busco
por donde llega mi distancia.
Cerca.
Seguro instante de sorpresas.
Dormido vuelo alzado
de mi, por mi.
Cerca.
Donde mi corazón te sien ta:
pulso del mar,
tictac de la ausencia,
caminito seguro,
vaivén.
Cerca.
Donde la indecisión no deje huella.
Donde palabra,
vuelta,
marque un signo seguro.
Cerca.
ME voy a hacer un collar
con lágrimas de mujeres.
Campa ni tasque me canten
el mal que nunca se duerme.
Con toda lágrima inútil
del querer de los quereres.
Desde el primero hasta el último.
-¡Amorcito de mi frente!--
¡ Qué collar de siemprevivas
para mi garganta y sienes!
¡ Estrellitas de los cielos,
luceritos de las fuentes!
Me voy a hacer un collar
precioso, que no se pierde.
CRrNEs de la noche,
caballo perdido de la madrugada.
Cristales desnudos,
piel estremecida,
transparencia larga.
¡Qué escondido sueño por orillas blancas
y violento y mudo
galopar del alba!
Estanques dormidos,
caderas flexibles de la noche intacta.
Cansado desvelo
viento desvelado
humedad cansada.
¡Qué escondido sueño bajo orillas blancas
y qué lento, inmóvil
galopar del alba!
Qu1srnRA tener muy alto
una ventana pequeña.
Mar y cielo todo el día
que se me entraran por ella.
Prendida como un lucero
mi ventanita despierta.
De la mañana a la noche
cantando mi voz alerta.
Todo el sol y todo el aire
para adornarme la espera.
¡Ay, quien tu viera muy alto
ventana chica y abierta!
ViAJERo, viajero mío
muellecito de tu ausencia,
por ti me he puesto de gala
este vestido de seda!
Cuando llegues, jovencito,
ven a llamar a mi puerta,
que aunque te vea de lejos
siempre me serás sorpresa.
No detengas tu camino
por curiosidad o pena.
La mirada que se g uarda
es la que más se desea:
palabra que no se dice
aquella es que más se aprecia,
¡Ay viajerito del sur
mi buen amor y firmeza,
cuando te verán mis ojos,
mis ojos, cuando te vean!
SOBRE las hojas blancas
· los números enhebran las distancias.
Cuatro corazoncitos
prendidos del extremo de tu banda.
¡Qué bonito vestido
transparente de lirios me bordara!
Cada día una herida
en el número azul de tu mirada.
¡Qué bonito vestido
vestidito, de niña enamorada!
EL cielo limpio de nubes
recién lavadito está .
La luna, sola , en su fondo
abierta de par en par.
Peregrino por el cielo
caminar y caminar
y entrar en la luna blanca
y abierta de par en par.
TENGO un amigo a quien quiero .
Le daría este membrillo
por verle subir la calle
los jueves y los domingos.
Mi amigo ¡cómo le quiero!
acerca más el oído ...
-Corazoncito navío
con un ancla en cada puerto-.
LA luz dejó caer
su moneda redonda
y sobre la moneda
de luz, quedó mi mano
abierta a la limosna.
Alrededor la sombra
acarició el contorno
de las cosas dormidas.
Yo me sentía feliz
perdida, sin reflejos,
en las paredes libres .
Sólo mi mano atenta
desdoblaba segura
su ónica presencia.
El afilado borde
de luz sobre la sombra
sacrificó. mi mano
en su bandeja intacta.
Una, dos, tres ... inútil
péndulo de las horas.
PoR el viento y por la brisa
la lluvia viene cantando
su canción de prometida.
Sacude todas las hojas
del olivo y de la encina
y multiplica sus notas
· temblorosas de alegría.
La lluvia vino cantando
irisada de sonrisas
y dejó mi traje blanco
bordado de su armonía.
Regalo de la mañana
sobre mi frente prendida
en un acorde brillante
y húmedo, de medio día.
LAta rde tiene sueño
y se acuesta en las copas de los árboles
. Se le apagan los ojos
de mirar a la calle
donde el dfa ha colgado sus horas
incansable.
La tarde tiene sueño
y se duerme mecida por los árboles .
El viento se la lleva
oscilando su sueño en el aire.
E s;ABA sobre la playa
en una carrera loca:
se tendía por la arena
dejando la huella blanca
de su línea perezosa.
Estaba limpio y desnudo
sobre la tarde parada
y era toda su presencia
una recta indefinida.
¡Viento enredado en mis brazos
como una cadena larga!
Yo las vi u na sola tarde .
Y eran como bronce vivo
en el espacio constante.
Concentración de si mismo,
fuerza loca de su sangre,
linea pura de sus manos
seguras en el instante.
Yo lo vi como lanzaba
el vuelo azul de su encaje
-venas libres y encendidas
de sus brazos incesantes-.
Y era fuerza su dominio,
firme gesto del alcance.
Manos que me estremecían
de ese miedo de encontrarse
y al borde de mis anillos
daban un filo cortante.
Yo las tu ve en mis pu pilas,
viril triunfo de su imagen
prisioneras de mis sienes,
mías, una sola tarde.
Te quería
por tu palabra inútil,
fuerte muchacho atlético,
como un mundo desnudo
y trazado
de nervios.
Yo te miraba, absuelto
de aquella gritería desbandada
de gargantas y viento,
cuando tú hubieras sido
vencedor de mi acero
y de aquella muchacha despeinada
en su inútil esfuerzo
y sólo fuiste proa
valiente
de tu pecho.
DOBLE foco de luz uniformado,
abanico de azules varillajes.
Los esmaltes se miran en las sombras
sobre la cinta rápida de acero.
En el aire se parten las estrellas
divididas en miles de alfileres.
Imagen del cristal. Volante-disco
como un reloj sin cuerda entre las manos.
Viento en la frente viva. Maravilla
de estremecido respirar atento.
Y en la magia cautiva de las venas
la vibración segura de los límites.
UNA huella de I uz sobre la tarde
alarga el horizonte y se confunde
en una telaraña de visiones .
Dueño de su di stancia incomparable
tú llevas el vaivén sobre las curvas
como ágil marinero de tus años. .
El sol busca reflejos a tu sombra
en cada vuelta azul de tu peligro .
Y la tarde se llena de milagros ,
cristal abierto de los arcoiris
como una estrella blanca · perseguida .
QuÉ bien sobre el mar tus brazos
morenos, fuertes, seguros
como dos remos, salados!
Brillantes de sol y agua
desde lo alto se afirman
agujas de la mañana ..
O bien sobre el mar se tienden,
pez azul bajo las olas,
doblando la espuma verde.
¡Que eres de mar, no de tierra,
remero de tus dos brazos
salados, color de arena!
BLANCO, uniforme, números. Abierto
campo de alegre alfombra de cemento.
Rápido y luminoso, estremecido,
por la forma y la línea perseguido.
Luz en el aire abierta. Sol y encaje
en el circulo y punto del paisaje.
Golpe y fuerza. Valiente bienvenida
a la mirada atenta y voz perdida.
Concentración del número. Pupila
que en un fondo de blanco se perfila.
ESQUINAS de la tarde se perdían
por la línea segura de tus brazos.
Firme perfil del aire, tu llevabas
enemigo seguro frente a frente.
Yo era implacable juez desde la proa
afilada y valiente de tu ritmo,
y la curva constan te de tu brazo
repetida y distinta, cada vez
más segura y presente en su dominio,
me cruzaba de impulsos la mirada.
Y o iba segura all i, frente a tus brazos
perseguidos de sol y de reflejos.
Desprendidas esquinas de la tarde
me marcaban la voz de tu presencia.
HoY, mañana, y siempre más.
Arenas, v'ierttos y mares,
, cuerdas,, brísás y resoles .
.. Cintu.ra, cúrv.a conciente,
br . azos y ·perfil. Compás
de la mirada,¡ dos, tres,
parpadeo desigual.
Sol, mañana) siempre, más.
Redondas velas de adentro,
timón ligero, pez vivo.
Y más. Por la mañanita
niño pequeño, dormido.
A la tarde niño malo.
A la noche despertar.
Hoy, mañana, y siempre libres
caminitos de la mar.
.
QmsmRA tener sujeta
la naranja de la tarde
así entre las manos, fresca,
sin la piel rubia y brillante
tirabuzón de la luna
peinado por mi cuchillo.
Que sabor a fruta nueva
ha de tener en los bordes
el mar, la arena y el aire ..
¡Qué deseo de partir
en dos mitades la tarde!
Cuando la noche se asome
a su ventanal de cobre
se tragará la naranja.
¡Ay niña desconsolada!
LA cintura para el brazo.
Brazo para la cintura.
Que naciste cinturón
y que naciste contorno.
Así, círculos del aire,
tiovivos del momento,
ruedecita de fortuna,
ondas de la superficie.
Brazo, cintura, paréntesis,
interrogación doblada.
Y no hay más. Cintura, brazo.
Resumen de geometría.
M t falda de tres volantes
y mi blusa desprendida,
qué bien me adornan andares
y brazos del aire libre .
¡Cómo se ondea mi falda
desde el volante primero
perseguida curva eléctrica
hasta la rodilla firme!
Y mi blusa desprendida
viento y calma, sol y sombra,
cómo juega y se persigue
desde el hombro a la cintura.
¡Ay qué me gusta mirarte
espejito biselado,
cristales de las esquinas,
gafas de los estudiantes!
¡Qué bien me veo pasar
remolino de las brisas
pequeña y grande, confusa
huella blanca en el asfalto!
ViENTO de la mañana
rendido de fatiga
sobre mi cuerpo libre
extiende su presencia.
Marinero del árbol
· y de las nubes blancas
hizo grandes veleros
en mares de planetas.
Mi balanceo ayuda
su navegar incierto
suspendida en el aire
por cuatro cuerdas tensas.
Ahora viento cansado
tibio de la mañana
sobre mi cuerpo busca
la paz de su carrera.
Yo entrego mi presencia
a la mafi.ana limpia
y el viento me columpia
como a una niña buena.
El viento que me abraza
y enreda los vestidos
para dejarme sola
con la mañana incierta.
ESTOS •POEMAS DE LA ISLA •, SE ,\C,\BARON DE
IMPRIMIR EN L.-\ OF!CfN!\ DE Al.TÉS, DE 13,\R·
CELONA, EL DÍA DE SANTA MARÍA
DE LAS NIEVES, V DE ,\GOSTO
DE MCMXXX.