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EVOLUCIÓN RECIENTE DE LA POBLACIÓN DE ARUCAS Y PERSPECTIVAS FUTURAS DE CRECIMIENTO DEMOGRÁFICO P O R RAIM~ND ~ A ZH ERNÁNDEZ 1. A MODO DE INTRODUCCIÓN El conocimiento científico de la realidad geodemográfica de un territorio concreto, como es el caso del Municipio de Arucas, reviste una especial relevancia para aquellas institucio-nes y organismos públicos y privados que tienen como objeti-vos básicos de su actividad la ordenación del espacio, la pla-nificación o la intervención en el mismo con fines económicos y sociales. A nadie se le esconde a estas alturas del proceso histórico de la existencia de íntimas relaciones que se estable-cen entre las características de una determinada población con prGpiG gecgráfice, y de ]us ~ c ~ I ~ u c ~nlGle I . , r~e~- Y"' quieren para que los recursos con que cuenta puedan op-timizarse como herramientas del desarrollo integral, siempre con la vista puesta en la búsqueda del bienestar colectivo. Máxime, como sucede en nuestro caso, cuando se trata de un limitado espacio físico de tan sólo 33 kilómetros cuadrados, que supone el 2,12 por ciento de la isla y el 0,44 por ciento del territorio canario. Además del exiguo recurso suelo, se da la circunstancia de que está fuertemente tensionado por su ~ ú m4.7 (2001) 279 proximidad a la extensa área metropolitana situada al noroes-te de la Isla de Gran Canaria, en donde se encuentra la pu-jante y dinámica capital insular y provincial, con todo lo que ello comporta, y que naturalmente condiciona en gran medi-da el deseable sostenimiento de un modelo de aprovechamien-to territorial basado en el carácter plurifuncional del mismo. Hecho este último que, por otro lado, entronca mejor y más adecuadamente con la tradición y vocación del Municipio de Arucas. Otro factor que ha irrumpido con inusitada fuerza en el Municipio es la reciente apertura del corredor viario del Norte y de la nueva red de circunvalación de Las Palmas de Gran Canaria porque no sólo están facilitando la necesaria accesibilidad, sino que están integrando al Municipio de Arucas en el complejo espacio metropolitano insular, cambian-do radicaimente ios parámetros preexistentes a1 poner al des-cubierto nuevas oportunidades y una amplia gama de posibi-lidades inabarcables hasta el momento presente. Arucas es municipio con Ayuntamiento propio desde la puesta en vigor de la Constitución de Cádiz del año 1812. A la nueva entidad administrativa local se le asignó la organiza-ción y gestión de un territorio de 33 kilómetros cuadrados, algo menos de lo que le correspondía a su primigenio distrito parroquia1 creado allá por 15 15. El actual espacio municipal está enclavado en el Norte de la Isla de Gran canaria, entre los barrancos de Tenoya al Este y el de Azuaje por el Oeste. Limita por e! S'?rj con 10s t6rmino.r; de Teror y Firgasj por e1 Poniente, con Moya y por el Levante, con Las Palmas de Gran Canaria. Todo el flanco septentrional está bañado por las aguas oceánicas que baten un litoral de 13,37 kilómetros de longitud. El relieve es, en general, bastante irregular predomi-nando las zonas levantadas sobre las llanas. Sobresalen lomadas descendentes desde las cadenas montañosas interio-res hasta las zonas costeras, constituyendo en su caída plata-formas más o menos suaves. Las Vegas de Arucas, la rasa cos- 280 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS tera de Layraga, los fondos de los barrancos, los piedemontes, las vertientes poco inclinadas o escalonadas y los valles en U, son a grandes rasgos, las únicas unidades del relieve que se pueden calificar de llanas y semillanas y por ello aptas para las actividades agropecuarias y urbanas. La altitud media del municipio es de 240 metros sobre el nivel del mar, pero las máximas alturas las encontramos en Las Cabezadas (660 m.), Los Picachos (540 m.) o La Montaña de Arucas (410 m.). El perímetro del municipio mide 38,31 kilómetros y la distancia de la ciudad a la capital de la provincia e isla en línea recta es de tan sólo siete kilómetros, pero por las carreteras C-813 y por la autovía GC-2, la distancia es de 17 y 12 kilómetros, respectivamente. El clima es muy benigno con temperaturas medias anuales comprendidas entre los 19" C y 24" C. Las llu-vias son escasas e irreguiares, aumentando conforme se as-ciende isla adentro. Los vientos alisios, que soplan en direc-ción NE durante casi un 80 por ciento del año, determinan una acción refrescante generalizada, por lo que en esta zona (barlovento) asistimos a una práctica inexistencia de diferen-cias estacionales. La segunda mitad del siglo xx ha supuesto para el término municipal de Arucas un período histórico plagado de sobre-saltos socioeconómicos. La inestabilidad económica y social en un contexto de cambio e incertidumbres políticas, caractens-tica definitoria de la primera mitad de la pasada centuria, tie- ~nie m hit^ imprtinte cii,nc?~ p r fin se hgra consolidar los mercados peninsulares en exclusiva para la producción pla-tanera canaria en los años cuarenta. Esa medida de claro sig-no proteccionista generó indudablemente una euforia agroex-portadora en todas las islas aptas para los cultivos bananeros durante las décadas de los 50 y 60, consiguiéndose a resultas de todo ello considerables ventajas. Arucas, municipio bien dotado por la naturaleza para aquellas actividades productivas, aprovechó hasta el límite la coyuntura que se le ofrecía para Núm. 47 (2001) 281 cubrir con plataneras más de la mitad de su territorio. La fuer-te dependencia del monocultivo alcanzó tales extremos que se olvidaron otras fuentes de riqueza alternativas por si el nego-cio frutero pudiese sufrir algún percance en cualquier momen-to. La fiebre del plátano obnubiló a la burguesía local de tal manera que podemos decir que perdió toda capacidad de ra-ciocinio previsor en la búsqueda de otras opciones ge-neradora~ de riqueza y empleo, llegando en su insensatez in-cluso a interrumpir un incipiente ciclo agroindustrializador sin precedentes en Canarias auspiciado por la saga de los Gourié en unión de otras lúcidas familias burguesas, que aportaron tecnologías y capitales, y cuyos resultados fueron los focos fabriles, importantes para aquella época, situados en la Era de San Pedro, en las calles de Los López, La Cerera o en el case-no de Montaña de Cardones (tabaco, azúcar, destilerías, pas-tas, granjas avícolas, molinos, materiales de construcción, ar-tesanía, etc.). Paralelamente, y a nivel estatal, se producía también en estos mismos años lo que se ha dado en denomi-nar ((etapa desarrollistan de la economía, caracterizada por un fortísimo crecimiento de actividades productivas de elevado valor añadido, fuertemente concentradas, que dejaban al mar-gen al conjunto del sector primario. La onda expansiva de ese fenómeno llega a las Islas focalizándose primordialmente en la aglomeración de Las Palmas de Gran Canaria en donde sus puertos, servicios, construcción y turismo experimentaron un subido crecimiento, siguiendo el modelo de desarrollo prefi-gurado de perfiles claramente polarizados. Arucas, pues, que-daba doblemente condenada a la postergación por estar situa-da fuera de los ejes oficiales del desarrollo y por definirse su territorio como primordialmente primario. Esto último, unido a otros factores locales de tipo endógeno como son la falta de liderazgo social, económico y político y la fuga de los benefi-cios finqueros a otras actividades más rentables a corto pla-zo, determinaron que en los decenios siguientes (años 60, 70 y parte de los 80) el modelo económico predominante susten-tado en el monocultivo platanero entrase en profunda crisis con manifestaciones tan palpables que van desde el cese de numerosas explotaciones, el incremento del paro forzoso ru- 282 ANUARIO DE ESTUDIOS ATUNTKOS EVOLUCI~NR ECIENTE DE LA POBLACI~ND E ARUCAS Y PERSPECTIVAS FUTURAS 5 ral, la emigración masiva y la descapitalización del agro local, cuyo desánimo se extiende a todos los sectores sociales y eco-nómicos incluidos los no primarios. En los años siguientes (gran parte de los ochenta), la inercia siguió arrastrando la sombra del desánimo y la incertidumbre con pérdida de ca-pacidad objetiva hasta para reconvertir los recursos de un ci-clo decadente por otro alternativo. Algo que nuestros antepa-sados supieron acometer cuando se produjeron las recurrentes recesiones de la caña de azúcar, el viñedo o la cochinilla. Los estragos de la crisis en todos los ámbitos aún se pueden per-cibir en el paisaje y sus secuelas sociales se evidencian en as-pectos tales como la falta de liderazgo emprendedor, la debi-lidad del tejido empresarial, sindical, cultural y protagonismo cívico en las necesarias tareas de reconstrucción económica. La crisis internacional del capitalismo de los años 1973-1976, coincidió en las Islas con una terrible sequía y con las lógicas tensiones de la transición política española. Estos tres hechos, como en muchas otras partes del Estado, sirvieron de excusa y de coartada acrítica, extrapolándose a cualquier problema en una indecorosa instrumentalización política, para responsa-bilizarlas de todos los males del municipio, ihcluso de los co-rrespondientes a negligencias y errores exclusivos del ámbito de decisión local, como fue, entre otros aspectos, el exceso de confianza en el ciclo platanero. En otras palabras, los respon-sables de la crisis agrícola fueron la «subida de los precios de los crudos, la sequía y la muerte de Franco». No obstante, las crisis enumeradas se han empezado a re-montar en lo esencial gracias sobre todo a los impulsos exter-nos, sin desdoro del esfuerzo desplegado en los noventa por los sectcres s=ci=ecerrSmicos y pjiticos más Ificid~r. del m']- nicipio. En efecto, los recientes avances en materia de comuni-caciones (todavía insuficientes) y la creciente movilidad de las personas, junto a la plena escolarización, acceso a la educa-ción y a la sanidad, meritorios han supuesto también los lo-pros obtenidos en formación profesional reglada y no reglada, V la accesibilidad a todo tipo de mercancías, tecnologías y capi-tales, unido al esfuerzo en infraestructuras y dotaciones, es-tán en conjunto propiciando en el municipio cambios profun- Núm. 47 (2001) 283 dos y, especialmente, nuevos impulsos renovadores. Desde co-mienzos de los años noventa, la atonía heredada se empieza a superar en buena parte debido a la decidida apuesta de los dirigentes sociales, económicos y políticos actuales por un modelo económico que orienta sus energías en el mejor apro-vechamiento de todas las potencialidades disponibles en el espacio aruquense, siendo sin duda la población uno de los recursos más decisivos. Todas las actividades productivas como son la agricultura, el comercio, la industria, los servicios, las funciones residen-ciales, la artesanía y el turismo, se reorientan y reorganizan poco a poco, hasta el punto de determinar un claro modelo plurifuncional de aprovechamiento del espacio local que, de momento, ha tenido al menos la virtualidad de detener la caí-da en picado de las actividades económicas supervivientes de los avatares del pasado y de mantener una tasa de empleo endógena nada desdeñable. Los años noventa, pues, han ser-vido para generar un impulso expansivo sin precedentes en las tres últimas décadas. Las rentas de esta favorable nueva co-yuntura están empezando a dar sus h t o s en aspectos tales como la reducción del número de desempleados, la apertura de nuevos establecimientos industriales, comerciales y de ser-vicios, el mantenimiento de la capacidad productiva del sec-tor primario (que ha pasado por una fuerte reconversión intensificando su capacidad con nuevas tecnologías), el sur-gimiento de proyectos innovadores (Parque de Actividades Empresariales, Turismo Rural, tramitación urbanística del Se-gundo Polígono Industrial en El Perdigón-Hoya López, culmi-nación de la Facultad de Veterinaria de la ULPGC, instalación de dos sistemas ter&rios de r~utilizaciSn de agcac re~i&&s, ampliación de la capacidad de desalación de la Potabilizadora de Arucas-Moya, instalación de una nueva Desaladora de Uso Agrícola, el Plan de Modernización de Regadíos, etc.) de alto valor añadido y con capacidad para generar empleos cualifi-cados. Como se puede comprobar el municipio ha ido su-perando la desorientación pretérita con la recuperación del pulso en esta última década, hecho que se percibe en la capa-cidad de atracción de antiguos emigrantes aruquenses que 284 ANUARIO DE ESTUDIOS ATL~~NTICOS EVOLUCI~N RECIENTE DE LA POBLACIÓN DE ARUCAS Y PERSPECTIVAS FUTURAS 7 regresan bien desde ultramar, bien desde otros espacios insu-lares. Se ha acentuado también el número de familias capita-linas de clase media que utilizan este territorio para descan-sar en segundas viviendas durante «los puentes*, festividades, fines de semana y períodos vacacionales. Algo parecido se re-produce en relación con jóvenes parejas de las medianías y cumbres de Gran Canaria que se sienten atraídas por la ofer-ta inmobiliaria y las facilidades de adquisición de pisos y vi-viendas. A los típicos «neorurales» residenciales se unen cier-tos profesionales interesados en el medio ambiente que están adquiriendo huertas y fincas abandonadas para reactivarlas con cultivos biológicos, viveros de plantas, huertos terapéuti-cos e, incluso, introduciendo métodos de agricultura especu-lativa (es decir, producción intensiva de frutales, hortalizas y plantas medicinales de acuerdo con ios precios de mercado) o la típica modalidad de agricultura y ganadería a tiempo parcial o en las festividades y fines de semana. Por otra par-te, el mercado laboral está alentando una interesante inmigra-ción de mano de obra complementaria cualificada en profe-siones liberales, medicina, educación y servicios terciarios. En suma, los beneficios del ciclo expansivo ya se están mate-rializando en un aumento de la población que al 31 de di-ciembre de 2001 se cerró con un récord histórico: 33.015 ha-bitantes. Les dates más lre~ientes &re la pnblacjón de Arucas se-ñalan que actualmente el municipio ha pasado rápidamente de los 30.673 habitantes de derecho en 1997 a 33.015 personas al comenzar el año 2001, acelerando el ritmo medio anual de crecimiento, que se ha elevado en este último tramo a 809,s habitantes por año. El aumento de los efectivos demográficos del útimo recuento viene a significar en términos comparati-vos casi un dos por ciento de la población canaria; el 3,7 por ciento de la población total de la provincia de Las Palmas y Núm. 47 (2001) 285 el 4,3 por ciento del conjunto de la población de la isla de Gran Canaria. Arucas es, además, el décimo municipio de Canarias en cuanto al número de habitantes de derecho se refiere. De acuerdo con esta somera aproximación debe resaltarse el dato de que es la primera vez que esta demarca-ción municipal, creada al amparo de la Constitución de 1812, obtiene un guarismo demográfico tan notable. GRÁFICO Y TABLA DE LA POBLACIÓN DE ARUCAS ENTRE 1950-2000 O -Poblacion -Crec. Absoluto Crec Absol Acumulado 1 - n E a n Años Población Crecimiento 70 % anual Densidad absoluto 3 O TOTAL 6.695 25,40 7,34 Fuente: I.N.E. e ISTAC. 286 ANUARIO DE ESTUDIOS ATUNTICOS EVOLUCIÓN RECIENTE DE LA POBLACIÓN DE ARUCAS Y PERSPECTIVAS FUTURAS 9 Según los censos oficiales (INE e ISTAC), en el tiempo transcunido que va desde 1950 hasta el 2000 (la actualización padronal del 31 de diciembre de 1999 sirvió de apoyo al INE para la elaboración del Censo Electoral del municipio para los comicios de marzo del 2000), se ha producido un crecimiento real de 6.695 nuevos efectivos humanos. Este incremento se ha efectuado a una media de 136 habitantes por año, lo que ha posibilitado el que Arucas pudiera pasar de 25.587 almas registradas en 1950 (es decir, en plena euforia bananera) a 32.282 habitantes de derecho al finalizar el año 1999. En otros términos, nuestra jurisdicción ha experimentado en cincuenta años un aumento de una cuarta parte de los valores estima-dos a mediados del pasado siglo (exactamente, un 25,40 por ciento), y lo ha realizado a un ritmo medio anual de 0,53 por ciento, superando con creces los índices estatales. La media de crecimiento efectuada entre 1997 y 1999 acelera conside-rablemente el ritmo pausado dominante durante toda la segun-da mitad del siglo xx, puesto que se multiplica por siete y se eleva a 809,5 por año. Para que una evolución de esta guisa se pudiera efectuar y saldarse con los resultados que se acaban de exponer, se ha tenido que perfilar un marco económico y social que lo esti-mule y encauce, así como una dinámica demográfica que se ajuste a ese proceso, como sucede en todas partes y bajo cual-quier condicionante. Obviamente se han producido mejoras y avances sustanciales en todos los órdenes, especialmente en la última década, pero no debemos subestimar el papel desem-peñado por la propia población bajo examen que, a lo largo de estos cinco decenios, ha sido capaz de efectuar nada me-nos que 10,443 matrimonides, con una insólita tasa bruta de nupcialidad media de 8,07 por mil (Registro Civil del Juzgado No Uno de Arucas), con una notable incidencia en la creación de nuevos núcleos familiares y en la procreación de nuevos efectivos humanos (la natalidad extramatrimonial es secularmente exigua en nuestro municipio) lo que a su vez está influyendo favorablemente en la estructura de edades al alejar momentáneamente la amenaza de envejecimiento de la población. Núm. 47 (2001) Pero en este mismo período se ha producido, además, un total de 20.889 nacimientos (con una tasa bruta media de na-talidad de 16,15 por mil) y 8.283 defunciones (que supone una tasa bruta de mortalidad media de 6,4 por mil). Puestos en relación los índices brutos medios de natalidad y mortalidad de la etapa de referencia, nos arroja un saldo vegetativo me-dio de 9,75 por mil, equivalente en valores absolutos a 12.606 personas. Este importante contingente poblacional, de no me-diar una amplísima emigración de aruquenses que se han ido a otros lugares durante la grave crisis platanera de los años sesenta-setenta, se habría incorporado sin más al crecimiento real del municipio. GRÁFICO Y TABLAS DE NATALIDAD, MORTALIDAD Y SALDO VEGETATIVO Natalidad 64 Mortalidad Anos Natalidad Mortalidad Saldo vegetativo 1950-60 5.216 1.767 3.449 1960-70 5.365 1.492 3.873 1970-81 4.839 1 .478 3.361 1981-91 3.467 2.025 1.442 i 992-97 2.062 i.521 48 i TOTALES 20.889 8.283 12.606 Fuente: I.N.E. e ISTAC. EVOLUCI~N RECIENTE DE LA POBLACI~N DE ARUCAS Y PERSPECTIVAS FUTURAS 11 El «éxodo rural)) de Arucas ha sido históricamente el me-jor termómetro para medir la salud económica y social del municipio. En e£ecto, el saldo migratorio de esta jurisdicción (es decir, la diferencia entre los que salen de ella temporal o definitivamente y los que arriban a la misma para quedarse a vivir de forma estaciona1 o habitualmente) se salda con un balance medio negativo ciertamente relevante de -5.911 per-sonas, cifra parecida a las ganancias demográficas obtenidas a través del movimiento natural de la población. En otras pa-labras, si estas salidas se hubiesen podido retener, el creci-miento del municipio en estos últimos 50 años tendría que haber aumentado en un 50 por ciento. Pero la historia de lo que no sucedió tampoco se puede contar, de ahí el que nos tengamos que atener a los hechos reales documentados que señalan sin ambages que, en medio siglo, Arucas ha pasado de una etapa boyante a una crisis que le ha restado recursos poblacionales, reduciéndole a la mitad las ganancias genera-das por su propia vitalidad. Sin embargo, entre 1992 y 1997, el saldo migratorio ha cambiado de signo por primera vez desde 1940: las altas por inmigración han superado a las ba-jas por emigración en el Padrón Municipal de Habitantes. El agregado foráneo le ha supuesto al municipio un aumento de 3.2 18 nuevos pobladores. Estas ganancias endógenas y exó-genas, como no podía ser de otra manera, se registran por primera vez en el Padrón oficial de 1996 (INE e ISTAC), fe-cha en que con 29.699 habitantes de derecho, se superan los valores más altos consignados en años precedentes (Censo de 1960, en que Arucas consiguió los 27.7 13 habitantes). Todas las razones fundamentales que se acaban de exponer nos lle-van a concluir este apartado enfatizando la caracterización de «pro-poblacionista~ la etapa en que Arucas está instalada en estos instantes. Núm. 47 (2001) GRÁFICO Y TABLA DE LA EVOLUCI~N DE LA POBLACI~N DE DERECHO Y DE HECHO DE ARUCAS - - - .-- . - - - - - - - - - .- - -.- .- -. - . . - .- - - 2 ; - Pob. Derecho - Pob. HechoJ -. . ,- -. - . .- -. . . -. .. .. . - - -. . .. .. ~ .- . .. - j -E 3 Año Población de derecho Población de hecho Diferencia - - 0 m 1950 25.587 25.010 577 E 1960 27.713 25.986 1.727 o 1970 24.096 24.030 66 n 1975 24.865 24.954 -89 -E 1981 25.827 25.770 5 7 a 1986 27.054 26.5 19 535 2 n 1991 26.974 25.986 988 n 1996 29.699 30.132 -433 3 1997 30.673 30.961 -288 O 1999 32.282 31.791 491 Fuentes: I.N.E. e ISTAC. Para cumplimentar con el debido rigor este apartado se ha procedido a considerar cinco grandes cuestiones previas: a) Se ha analizado el crecimiento poblacional según los datos oficiales aportados por el INE e ISTAC para la EVOLUCI~N RECIENTE DE LA POBLACIÓN DE ARUCAS Y PERSPECTIVAS FUTURAS 13 población de derecho inscrita en los Censos desde 1950. La utilización del Censo de 1950, con 25.587 habitan-tes de derecho, garantizaba una perspectiva histórica crucial al coincidir con un ciclo económico pujante. En el otro extremo se decidió elegir el último recuento municipal realizado al finalizar el año 1999 (elaborado por el Negociado de Quintas y Estadísticas del Excmo. Ayuntamiento de Arucas, que actualizaba el Padrón de 1996 con el que el INE realizó el último Censo Electo-ral) y que se saldó con 32.282 habitantes al coincidir a su vez con un período de bonanza económica. En ese período, como ya se anticipó, la población de Arucas creció en 6.695 habitantes. b) Asimismo fueron cotejadas las altas y bajas registradas en el Departamento de Estadísticas del Ayuntamiento de Arucas por los conceptos siguientes: nacimientos, defunciones, migraciones, movilidad intramunicipal en-tre los años 1976 y 1999. Consultamos también en el Registro Civil los libros de nacimientos, fallecimientos y matrimonios desde 1950 y 1999. Y también fueron cotejadas las inscripciones de bautismos, casamientos y defunciones de las nueve parroquias del municipio. c) Decidimos emplear tres hipótesis de trabajo que, en adelante llamaremos a), b) y c). Arrancan cada una de tres puntos de partida distintos. La a) del Censo de 1950, la b) del Padrón de 1976 y la c) del Censo de 1991, correspondientes a un período con tres velocida-des distintas (crisis, recesión y recuperación). Con la utilización de estos tres hitos se pretendía rehuir de los posible &C~QS & t g r ~ i ~ ~ ~ &qrce~ y p & e ~ ~ fifiit re-ducir por cuestiones coyunturales. Pero también para comparar las posibles alteraciones que podrían sobre-venir con la inercia y el efecto acumulativo del largo, medio y corto plazo. d) Para ponderar los diversos parámetros utilizados y evi-tar las lógicas desviaciones procedimos a sacar una media de los resultados obtenidos por los tres supues-tos descritos con anterioridad. Con ello se añadió a las Núm. 47 (2001) 291 tres anteriores una nueva hipótesis que llamaremos en adelante d). e) Para darle a las proyecciones demográficas un carácter temporal de futuro escogimos también tres horizontes (2006, 20 1 1 y 20 16) enmarcados dentro de un período no superior a los 16 años, por considerar que este tipo de extrapolaciones demográficas pierden rigor cuanto más se prolongue el cronograma. El ~modus operandi» de este sistema consiste en poner en relación los recuentos demográficos de 1950, 1976 y 1991 con el correspondiente al año 1999 de donde sacamos el creci-miento cuantificado y el crecimiento medio anual de la pobla-ción d. e Arucas (en adelante: CMAPA). Luego calculamos la , UUracion de !us añus q;e van desde e! último rrcuertG hast-. los diferentes horizontes de forma que sean de 7, 12 y 17 años para el 2006, 2011 y 2016, respectivamente, a fin de extrapo-lar cada uno de los distintos ritmos anuales. Se multiplica el número de años por el CMAPA y al resultado obtenido por cada previsión se añade la población del recuento más recien-te de finales de 1999, que arrojará el pronóstico de crecimien-to de las cuatro hipótesis, teniendo en cuenta que la varia-ble d) se alimenta de la media de las otras tres restantes. A continuación pasaremos a analizar cada una de las cua- E tro hipótesis en relación con los tres horizontes escogidos. a 2 ,? El primer horizonte se circunscribe a los años 2000-2006, es por palito de siete &os de dUlacio.n , y se pre-&e en este trz-mo un aumento mínimo de 2,9 por ciento (H.a) y un máximo de 14,37 (H.c), que representarían un crecimiento en valores absolutos de 952 a 4.641 personas. Si ya se dijo que entre 1997 y finales de 1999 el ritmo medio anual estaba en torno a 10s 809,s habitantes; parece razonable descartar de plano las hipótesis a, b y d por alejarse sensiblemente por debajo de la tendencia dominante. En cambio, de mantenerse mínimamen-te el ritmo medio anual del trienio 97-99, cobraría fuerza y EVOLUCI~NR ECIENTE DE LA POBLACI~ND E ARUCAS Y PERSPECTIVAS FUTURAS 15 verosimilitud la hipótesis c, que refleja un crecimiento de 4.641 habitantes, por debajo de los 5.666 que se obtendrían tan sólo extrapolando el crecimiento medio de finales de los noventa. Eso se traduce en unos valores absolutos probables de 37 a 38 mil habitantes para 2006. HORIZONTE 1999-2006 Hipótesis 1999-2006 C.M.A.J?A. TOTAL Pob. 1999 Pob. final Variación A 7 136 952 32.282 33.234 2,95 % B 7 322 2.254 32.282 34.536 6,98 % C 7 663 4.641 32.282 36.923 14,38 % D 7 373 2.611 32.282 34.893 8,09 % b) Horizonte 1999-201 1 El segundo horizonte se sitúa en el año 201 1, o sea, para dentro de 12 años, en donde el crecimiento porcentual proba-ble se inscribe entre un mínimo de 5,05 y un máximo de 24,64 por ciento, lo que determinaría unos valores absolutos de 34 a 40 mil habitantes. Aclaremos de paso que se trata de un vaticinio mesuradamente prudente, puesto que, si aplicáramos de nuevo el tendencia1 de finales de los noventa, el crecimien-to de Arucas se dispararía a 42 mil habitantes, consolidándo-se otra vez la viabilidad de la hipótesis c. HORIZONTE 1999-20 1 1 Hipótesis 1999-2011 C. M.A.P.A. TOTAL Pob. 1999 Pob. final Variación A 12 136 1.632 32.282 33.914 5,06 % B 12 322 3.864 32.282 36.146 11,97 % C 12 663 7.956 32.282 40.238 24,65 % D 12 373 4.476 32.282 36.758 13,87 % c) Horizonte 1999-201 6 El tercer y último horizonte lo retrasamos para el 2016, es decir para dentro de 17 años. Es natural el que por mera acu-mulación mecánica las cifras aquí aparezcan algo desmesura- Núm. 47 (2001) 293 das, aunque sólo sea aparentemente, porque no olvidemos que el factor tiempo no es un espectro inocuo, sino que también juega su papel. Pues bien, las previsiones se enmarcan en una horquilla de 7,2 a 35,O por ciento, lo que arrojaría unas cifras de expectativa de crecimiento de entre 37 y 433 mil nuevos habitantes. Volvemos a reconocerle una mayor credibilidad a la hipótesis c porque su estimación de 43.553 habitantes para el año 2016 se queda por debajo y a cierta distancia de la extrapolación del ritmo de crecimiento anual de las postrime-rías del pasado siglo, que aporta una cifra todavía más holga-da, de 46.043 habitantes para la expresada fecha. HORIZONTE 1999-2016 Hipótesis 1999-2016 C.M.A.P.A. TOTAL Pob.1999 Pob.fina1 Variación A 17 136 2.312 32.282 34.594 7,1696 B 17 322 5.474 32.282 37.756 16,96 % C 17 663 11.271 32.282 43.553 34,91 % D 17 373 6.341 32.282 38.623 19,64 % En resumen, en la confianza de que la hipótesis c es la más optimista de las cuatro empleadas, dentro en un contexto ana-lítico escrupulosamente atemperado, el municipio de Arucas puede alcanzar los 37 mil habitantes en el 2006, los 40 mil en el 201 1 y subir incluso a los 43,5 mil en el 2016 si el ciclo económico consigue sostener en cierta medida el ritmo anual de crecimiento en la misma o parecida intensidad que lo ha venido haciendo en los años noventa. 0, en su caso, si en es-tos años el modelo territorial plurifuncional en ciernes de con-solidación tuviera capacidad para adoptar medidas previsoras que, en un momento dado, incluyeran mecanismos anticrisis para amortiguar un supuesto de recesión generalizada. GRÁFICO DE PROYECCIONES DE CRECIMIENTO DE LA POBLACI~N DE ARUCAS 50000 I v . 1997 2003 2009 2015 - HIPOTESIS A - HlPOTESlS B .- HlPOTESlS - HIPOTESIS D- - -TENDENCIAL Fuentes: I.N.E, ISTAC y Ayuntamiento de Arucas. Elaboración propia. En este capítulo se incluyen de modo muy sucinto aspec-tos de interés general como el análisis de la composición de la población por grupos de edades y sexo, estado civil, poblamiento, nupcialidad y mercado de viviendas, nivel edu-cativo? población activa y en paro forzoso, en su relación con las actividades económicas del municipio. Estas otras variables sociodemográficas, lejos de ser meros ~cnmpf imtes~ Q,-u!~s en los trabajos sobre perspectivas futuras de la población al uso, suscitan cada vez más interés por condicionar de una forma u otra su evolución. En ocasiones estas otras variables influyen decididamente porque ponen de manifiesto indicios y tendencias sobre aspectos cuantitativos y cualitativos pobla-cionales que contribuyen a contextualizar las grandes líneas evolutivas de la prospectiva demográfica. Núm. 47 (2001) a) La composición por gmpos de edades y sexos La distribución de los tramos de edades de la población de Anicas señalan un descenso sustancial del grupo infanto-juve-ni1 (0-19 años), que sólo en tres lustros ha dejado de ser el más numeroso (en 1975 contaba con el 48'7 por ciento del total), y a perder nada menos que 18,3 puntos en 1991, para quedarse finalmente reducido a 23,7 por ciento en 1996. Para reforzar lo expuesto sólo cabe insistir que, entre 1975 y 1996, la población joven del municipio se ha reducido en 5.000 per-sonas, es decir, una cuarta parte menos que al comenzar esta a etapa. Todo apunta a que la tendencia general sea la de pro- c. E seguir bajando su importancia en términos absolutos y relati- O vos a consecüeiicia de la eaiciú de !a feundidad. En efecte, d-- m las tasas brutas de natalidad han pasado de 19,s por mil, en O E 1975, a 9,7 por mil, en 1996; lo que siginifica que se han de- E 2 E jado atrás pautas reproductivas típicamente premodernas por la asunción de roles neomalthusianos nítidamente occidenta- 3 les. Esto último, evidentemente, tiene unas consecuencias di- o- - rectas e indirectas notables. Entre otras cuestiones a conside- m E rar, la pérdida de peso específico de la infancia y la juventud O supone plantear la validez funcional de ciertas inhaestructuras n y dotaciones (colegios, guarderías infantiles, institutos, servi- aE cios y comercios especializados, etc.), que hasta el momento l parecían inamovibles, por otros usos más acordes con la es- d n n tructura demográfica resultante. 5 O 1975 1991 1996 Grupo de edades En cifras % En cifras % En cifras % 0-19 12.031 8.i73 36,31 'r . ULJ ?3,66 20-64 10.527 42,60 16.118 59,77 18.939 63,80 65 y más 2.151 8,71 2.677 9,93 3.723 12,54 TOTAL 24.709 100,OO 26.968 100,OO 29.687 100,OO Fuente: I.N.E. e ISTAC. La población adulta, por el contrario, está de momento aumentando considerablemente su presencia puesto que, en tan poco tiempo, ha pasado de representar un 42,6 por ciento del total (en 1975) a ser, en 1996, nada menos que un 63,8 por ciento. Eso supone que las personas comprendidas entre 20 y 64 años de edad han incrementado su porcentaje en 21,2 por ciento en quince años, alcanzando en términos absolutos la cifra de 18.939 efectivos. Este importante cambio, el pri-mero que se conoce históricamente documentado, se debe a la práctica erradicación de la mortalidad infantil, al aumento de la esperanza media de vida al nacer (76 a 79 años) y al espectacular «baby boom)) de los años sesenta y setenta que, en estos instantes, está engrosando por acumulación y trasva-se al tramo adulto de la población de Arucas, puesto que en la década de los noventa se registran como tales los nacidos entre 1930 y 1976. En los próximos años, este grupo adulto irá inevit&leme_n'te ~ r ~ r i ~ n ~y pn-&, &pf i & pese &Vi& 2 que, por un lado, su fuente de alimentación torrencial (el gru-po joven) se quedará limitado a un mero goteo porque ya no tiene el potencial que antaño disponía. Y, por otro lado, el subtramo adulto, comprendido entre los 45-64 años (que es también muy relevante desde el punto de vista numérico), se está trasvasando a buen ritmo a las edades superiores refor-zando la tendencia al progresivo envejecimiento. Los nacidos entre 1895 y 1934 integran el grupo de edades situado por encima de los 64 años. Nuestros mayores, como sucede en todas las sociedades desarrolladas, no hacen sino incrementar su porcentaje en relación con la población total. En efecto, en 1975 sólo alcanzaba un 8,7 por ciento, que en-seguida, en 1991, pasó a ser de 9,9 por ciento, para finalmen-te (en 1996) ascender a 12,5 por ciento. En sólo tres quin-quenios ha aumentado casi cuatro puntos su importancia relativa sobre el conjunto de la población de h c a s . Se trata de una evolución indeteniblemente escalonada, que si bien presenta un ritmo algo más ralentizado respecto a los adul-tos, tiene en cambio a su favor, el de no estancarse en el fu-turo inmediato. La carrera hacia una sociedad cada vez más n n . r a ; n & r l * nr\ +;--o n v ~ n - ~ ; r \ n eD~f ir -ri--:nii:~-+- 1- -----.. LIIVLJLLIUU LIU LLLLLL LALL~LLUII LUL LLJU.L LJ I ~UICI ILG, la p l c u ~ u - pación por las políticas destinadas a este emergente grupo social tiene necesariamente que traducirse en dotaciones y servicios específicos para los próximos decenios. Núm. 47 (2001) 297 En resumen, la población de h c a s en cuanto a su estruc-tura de edades se refiere presenta todos los rasgos evolutivos de una sociedad en tránsito hacia la modernidad, desde una situación agraria, aislada y premodema con una gran cantidad de niños y jóvenes, a otra nueva situación de integración y desarrollo socio-económico en que los adultos y los viejos constituyen una imponente mayoría. HOMBRES MUJERES ANUARIO DE ESTUDIOS ATLJ~NTICOS EvOLUCI~N RECIENTE DE LA POBLACIÓN DE ARUCAS Y PERSPECTIVAS FUTURAS 2 1 Edad Año 1975 Año 1991 Año 1996 Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres 1.337 1.301 785 758 723 719 1.438 1.508 943 846 857 803 1.373 1.300 1.068 1.091 915 842 1.051 1.005 1.381 1.301 1.119 1.047 8 72 846 1.416 1.421 1.302 1.271 774 728 1.306 1.162 1.482 1.539 780 767 952 907 1.616 1.496 763 715 797 836 1.237 1.113 875 795 760 777 924 899 709 708 799 775 800 792 565 527 678 655 812 816 380 425 815 756 716 669 485 53 1 647 659 714 74 1 474 485 444 43 7 693 697 298 324 263 352 357 396 121 17 1 247 344 326 381 69 1 04 169 230 17 1 327 38 67 74 117 153 222 12.402 12.307 13.544 13.424 14.917 14.770 Fuente: I.N.E. e I.S.T.A.C. b) La distribución por sexos y el estado civil La distinción de hombres y mujeres (((sex ratio))) permite apreciar en la población de Anicas una ligera disimetna entre los sexos favorable a los varones. Curiosamente, este desba-lanceo tiene un rasgo de perdurabilidad a lo largo de todo el período considerado. Es más, en 1996, parece acentuarse 1evíimamente la diferencia en contra de las féminas. Las ra-zones de esta atípica estructura masculinizada no son fáciles de descubrir. Sólo se pueden formular conjeturas del tipo si-guiente: ¿Una mayor tasa neta de mortalidad femenina por afecciones específicas como malpartos hasta el año 56 en que se creó la Seguridad Social?, ¿Una mayor participación de la mujer en la emigración transatlántica y en el masivo «éxodo rural» de los años sesenta y setenta?, {Una menor supermor-talidad masculina? o, tal vez, ¿Una inmigración de varones o ~ ú m4.7 (2001) 299 retorno de antiguos emigrantes?. Con éstas y otras interno- ' gantes parecidas se podrían hacer cruces y establecer hipóte-sis dificilmente anclables en la realidad. Descendiendo la escala del análisis se comprueba que la asimetría a favor de los hombres se concentra sobre todo en los tramos O a 45 años, y, a partir de ahí hacia arriba, las mujeres obtienen mayorías más amplias cuanto más altos sean los peldaños de la cúspide de la pirámide. Globalmente consi-deradas, el hecho de que las personas de un mismo sexo sean más que las de otro sexo poca incidencia puede tener a efec-tos prácticos. Pero no puede ser así cuando esa disparidad se produce precisamente en Arucas entre las personas de 20 a 45 años que, con frecuencia, son las edades consideradas ideales para matrimoniar y tener hijos. r- 1- - - - * - A - -1-21 -- ---- _ I - - * - ---- - - - - -1 A V 0 -- - - - LII IU qut. a c bLa u u ~ V I L~ t~.t . l l t .~cU,C S L ~ C ~ I -q ue ei +[,o por ciento de la población de Arucas es soltera, el 46,2 por ciento está casada y el resto está en situación de viudedad, separada o divorciada. Las segundas nupcias en las que ambos contrayentes son . separados, divorciados o viudos, en unos casos. O también, en otros casos, donde, al menos uno de los cónyuges son separa-dos, divorciados o viudos, se van haciendo cada vez más fre-cuentes. Eso es un signo de sociedad abierta y de tolerancia en las costumbres. Aspectos estos que todavía no se perciben con la misma claridad en la natalidad extramatrimonial ni tampoco en las parejas de hecho tanto heterosexuales, como homosexuales. c) LA dispersión como paradigma de poblamiento Arucas cuenta con 14 entidades mayores de población con un tamaño medio de 2.123 habitantes por localidad. Muchas de esas entidades no constituyen un núcleo urbano formaliza-do y compacto, sino que engloban a su vez una serie de otros pequeños caseríos suburbiales, aledaños o periféricos. Ahora bien, los nomenclátores oficiales recogen un total de 72 enti-dades de población entre mayores y menores. h c a s es, des- de este punto de vista, uno de los municipios más dispersos de Canarias. Su origen, además de la desigual orografía, pare-ce encontrarse en la adscripción semifeudal de los primeros campesinos a las tareas agrarias1 desde el comienzo de la co-lonización castellana durante el ciclo sacarocrático (siglos xv y M). Cada finca, explotación cañera o ingenio azucarero lle-vaba aparejado un modelo de alojamiento poblacional ideado para jornadas laborales intensivas en donde todo estaba bajo el control y la atenta mirada de los mayordomos. Los espa-cios infértiles (vertientes, lomadas, riberas de barrancos, pe-dregales, palmerales, malpaises y humedales) de escaso valor edáfico y de claro signo marginal, fueron los que se utilizaron para los asentamientos rurales (cuarterías) toda vez que el modelo agroexportador requería de los mejores suelos para los cultivos. Desde entonces se ha venido consolidando ia disper-sión del poblamiento hasta alcanzar límites exagerados, gene-rando un hábitat difuso, con una cabecera comarcal débil, que no llega a concentrar más que un tercio de los efectivos hu-manos del municipio, y dos pujantes núcleos (Cardones y San-tidad) que, prácticamente unidos morfológicamente a través del sistema viario, rivalizan con el Casco Histórico de Arucas en población, influencia comercial y atractivo residencial. 1981 1991 1997 1999 Variación 81-99 Arucas 36,25 % 33,97 % 30,68 % 30,93 % -5,32 % Cardones 12,40 % 9,98 % 9,63 % 10,78 % -1,62 % Santidad 11,20 % 13/54 % 15,29 % 19,29 % 8,09 % Bañaderos 9,76 % 9,49 % 9,31 % 8,72 % -1,04 % Resto 30,39 % 32,92 % 35,09 % 30,28 % -0,ll % TOTAL 100,OO % 100,OO % 100,OO % 100,OO % - Paralelamente al aumento de la densidad demográfica (ac-tualmente cercano al millar de habitantes por kilómetro cua-drado), se aprecia una mayor preferencia por los estableci-mientos urbanos situados por debajo de la cota de los 300 metros. Coincide con un ciima más benigno, un relieve me- Ordenanzas del Consejo de Gran Canaria, Ed. Cabildo Insular de Gran Canaria. 1975. Núm. 47 (2001) 301 nos accidentado y con los característicos estímulos que pro-porciona la proximidad y cercanía a los servicios ciudadanos intramunicipales y metropolitanos. Por encima de los 300 metros al municipio le queda poco espacio idóneo para asentamientos urbanos masivos. No obstante, el «marketing» inmobiliario y el neorruralismo rampante están reconvirtiendo antiguas zonas de agricultura tradicional, pastoreo y resérvas forestales en urbanizaciones residenciales de moda. Gracias a los cuales se revalorizan sus suelos y se construyen nuevas residencias de fines de semana y de estancias habituales. TABLA: RELACIÓN ENTRE POBLAMIENTO Y ALTITUD Altitud 1950 1960 1991 1996 1999 0-200 10.852 42,41 % 11.988 43,26 % 9.886 36,65 % 10.513 3540 % 11.041 34,20 % 201-300 11.851 46,32 % 12.570 45,36 % 13.042 48,35 % 12.889 43,40 % 14.393 44,59 % 301 y más 2.884 11,27 % 3.155 11,38 % 4.046 15,N % 6.296 21,20 % 6.848 21,21 % TOTM. 25.587 100,OO % 27.713 100,OO % 26.974 100,00 % 29.699 1N,00 % 32.282 100,OO % Fuentes: I.N.E., ISTAC y Excmo. Ayto. de Arucas. d) La demanda de vivienda En los años 50 y 60 del siglo m, la ocupación media de las viviendas del municipio se aproximaba a las ocho personas2 por unidad, lo que pone de manifiesto la existencia de un fuer-te hacinamiento, máxime cuando la mayor parte de las vivien-das carecían de servicios o los tenían compartidos y a que numerosas cuevas y habitáculos se habilitaron como «vivide-ros » indecentes. Las familias amplias, con varias generaciones, polinucleares, convivían promiscuamente en medio de la esca- --- --L- iiiii:iiiL- r- 1-- - 1 L - - - 1 - - ^:--:^-A-^ 1- :-:-:^A:-.- --'. SCZ m a b auxlallLc. JXI la3 ucC;aua> >L~UI~IILlCa Sl,l uuauva pu-blica y, en menor medida, la privada realizaron diversas ac-tuaciones que rebajaron la ocupación media heredada al aumentar el número de viviendas. Tal es así que, en estos momentos, roza ya las 13 mil unidades, con un promedio de -?, -5 n--ri-i pant- por unidad, La sit~ac.ií>na c t u a l , p e s , ha mejo-rado considerablemente desde este punto de vista al menos. Censos de Población y Viviendas del INE 302 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS Pero en donde mejor se comprueba el cambio cualitativo señalado anteriormente es que el mercado inmobiliario y la iniciativa pública han posibilitado el que, entre 1980 y el 2000, nada menos que cuatro mil personas (el 8 por ciento de los habitantes del término) han podido cambiar de domicilio, realojarse en suma, sin tener que abandonar el municipio. En efecto, numerosas familias han conseguido al fin satisfacer alternativas alojativas más confortables al amparo institucional o a través de una reactivación del mercado de la vivienda. Pese a ello, quedan todavía ejemplos sobrecogedores de sobreocupación y de masificación en infraviviendas. Aun se encuentran habitáculos en azoteas, aprovechamiento de sóta-nos y cuevas que constituyen un universo socialmente inadmi-sible en nuestros días. Determinados brotes de chabolismo marginal se aprecian también puntualmente en ciertas áreas del litoral, en las entradas o salidas de algunos barrios, semiocultos y confundidos con alpendres y barracas de anima-les. Los solares abandonados, las naves de antiguos pozos o almacenes de empaquetados de plátanos en desuso también son objeto de asentamientos humanos de hecho. Un recorrido somero por los numerosos caseríos aru-quenses permite comprobar la cantidad de edificaciones aban-donadas, en ocasiones decrépitas, semirruinosas o en avanza-do estado de derrumbe. Muchas de las cuales eran casas de peones y capataces de las antiguas fincas que hoy están im-productivas, en lo que se ha dado en llamar ((barbecho so-cial)) 3 . El cese de la explotación agrícola ha quitado sentido a la función residencial de estos hogares, la mayoría de las ve-ces infradotados de los servicios mínimos de habilitabilidad y enclavados en lugares aislados o inaccesibles. La demanda de viviendas en esta jurisdicción parte de un déficit histórico heredado desde comienzos del pasado siglo. La promoción pública de viviendas sólo ha podido edificar hasta el momento presente unas 513 unidades para las capas sociales más necesitadas. La iniciativa privada empezó a ha-cerse notar tardíamente, a partir de la segunda mitad de la ' Expresión que se aplica a los propietarios de suelo rústico con ex-pectativas de reclasificarlo como urbano. Núm. 47 (2001) 303 década de los ochenta, con pequeñas agrupaciones, hasta al-canzar poco tiempo después un respetable volumen de pro-ducción y ventas. Sin embargo, una buena parte de las actua-les viviendas del municipio fueron edificadas en régimen de autoconstrucción, la mayoría de las veces sin proyecto técni-co, ni dirección facultativa, de ahí que las calidades arquitec-tónicas y urbanísticas con un peculiar gusto estético resientan considerablemente el paisaje urbano resultante.Todo lo expues-to explica el que la actual demanda apenas se ha mitigado respecto a períodos anteriores. Prueba de ello es que el regis-tro voluntario de demandantes de viviendas sociales de pro-moción pública abierto por el Ayuntamiento alcanza la cifra de más de 800 familias. A su vez, la media de licencias de primera ocupación de viviendas de renta libre y de VPO de promoción privada para ia demanda solvente, concedidas por la Comisión de Gobierno del Excmo. Ayuntamiento de Arucas, entre los años 1991 a 1999, se sitúan a una media anual de 240 a 250 unidades, con clara tendencia a seguir aumentando si persisten los beneficios de la actual coyuntura económica. Las empresas privadas constructoras y promotoras de vivien-das tienen en sus respectivas carteras de pedidos cientos de clientes que esperan la terminación de las obras que se ejecu-tan actualmente o que se inicien las que están todavía en fase de tramitación. Arucas se ha convertido en un buen mercado por el déficit heredado y por la creciente demanda tanto sol-vente como insolvente y que ya no se limita a satisfacer las necesidades del ámbito municipal, sino que va camino de ex-teriorizar la oferta a nivel insular. La mejora de las comunica-ciones en los últimos tiempos y el reforzamiento del papel metropolitano de Arucas, con lo que ello conlleva de aumento de servicios y de actividades económicas diversificadas pro-puestas en la recién aprobada Revisión de las Normas Subsi-diarias de Planeamiento4, sin duda, ejercerán de catalizador de una demanda de crecimiento que desbordará las previsiones demográficas que no pueden contemplar este nuevo e inédito Comisión de Ordenación del Territorio y Medio Ambiente de Cana-rias. Consejería de Política Territorial, sesiones del 29 de enero y 11 de marzo de 2001. 304 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS escenario. Pero la creciente carestía del dinero a préstamo hi-potecario y la fragmentada y envejecida estructura de la pro-piedad del suelo, que hacen muy compleja la gestión de las actuaciones previstas, ponen un plus de dificultades a las que ya existían. De ahí la necesidad de no autolimitarse excesiva-mente en lo relativo a las previsiones de clasificación de sue-lo para uso residencial. Otros componentes relevantes de carácter sociodemográfico deben incorporarse también al presente análisis. Se trata de estudiar los cambios bruscos acaecidos en la esfera familiar. Hasta hace poco la mayoría de las familias de este municipio eran amplias y polinucleares. Sin embargo, en poco tiempo, los núcleos familiares se reducen a tres o cuatro miembros por unidad. Pero las separaciones, divorcios, segundas y terceras nupcias coexisten con componentes familiares tradicionales fuertemente arraigados y que tienen, que duda cabe, repercu-siones muy visibles en todo lo relacionado con la tenencia, alquiler, acceso en propiedad, usos y precios de las viviendas. Veamos a continuación y de forma muy somera algunos de estos aspectos: entre 1981 y 1997 han contraido matrimonio canónigo o civil nada menos que 3.012 parejas según el Re-gistro Civil de Arucas. El promedio anual de uniones matri-moniales es de 172,3 por año. La tasa bruta de nupcialidad, en contra de lo que sucede en otras partes del territorio insu-lar, ha crecido ligeramente situándose en un 6,l por cada mil habitantes. Eso significa que el número de familias se ha incrementado en tres mil más en sólo 16 años. De estas cifras pocas de las nuevas familias han podido acceder en herencia, préstamo, donación, en régimen de alqui-ler o compraventa a viviedas iiczdas. La demanda de viviendas de alquiler tiende a intensificar-se, especialmente a partir de la emancipación de los jóvenes o de la relativa frecuencia de fenómenos como la desestruc-turación de familias por diferentes motivos, el crecimiento del número de hogares monoparentales o por la proliferación de segundas nupcias. A su vez, la instalación de la Facultad de Veterinaria de la ULPGC en el municipio, con unos quinien-tos alumnos, el volumen de profesores del sistema educativo, 28 RAM6N DfAZ HERNÁNDEZ el personal sanitario y los funcionarios públicos (Ayuntamien-to, Juzgados, ICFEM, etc.) y privados consolidan una intere-sante demanda de inmuebles en arrendamiento con una ofer-ta tremendamente deficitaria. El retorno de antiguos emigrantes, el regreso de los parti-cipantes en el «éxodo rural» de la etapa desarrollista de los años sesenta, junto a la demanda de segundas residencias, unido a la lógica inercia de la situación de Arucas en el borde metropolitano de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, desvela un aspecto esencial: la presión que desde el exterior se realiza por establecerse en esta municipalidad va en pro-gresivo aumento. Simultáneamente, el «márketing» inmobilia- a N no, aprovechando las mejoras en las comunicaciones, ha pues- E to de moda la inversión en viviendas, o en productos tipo o - «casa-huerta», «casas rústicas», «casas pareadas», «chaiets», -- m O etc., para consumo de los llamados cneorrurales~y~ «capas E emergentes)), que acentúan y añaden presión social sobre el te- 2 E rritorio local. - Contener un eventual desbordamiento y racionalizar el cre- 3 - cimiento residencial es un objetivo primordial del proyecto de - 0 m Revisión de las Normas Subsidiarias, en tanto en cuanto que E la previsión en las mismas de unas 7600 nuevas viviendas para U un horizonte de 15 años parece lo más sensato, toda vez que, - E como ya se ha apuntado anteriormente, el envejecimiento de - a la población, unido a la gran fragmentación de la estructura -2- de la propiedad, entre otros factores, hacen enormemente di- - fícil la gestión y el consiguiente desarrollo de la totalidad de O 3 las previsiones en esta materia. Por estos motivos, se hace preciso prever con una cierta hdgi?ri !a &rta residencial, contando con que parte de la misma tendrá serias dificultades para su ejecución. Y, sin embargo, el crecimiento debe en todo momento atemperarse con la demanda para que el municipio no vea bloqueadas sus espectativas de desarrollo socio-económico en base al modelo diversificado propuesto. Así, en los términos planteados en la proyección demográ-fica elegida como más probable para el horizonte temporal del año 2016, se deduce una población potencial de 43.553 habi- 306 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLJ~NTICOS tantes, de los que deducidos los 32.282 habitantes de derecho existentes a finales del año 1999, supone un saldo de creci-miento potencial neto de 11.271 habitantes, a los cuales, si se les aplica la media actual de ocupación existente en el muni-cipio (2,5 habitantes por vivienda), supone una demanda de 4.500 nuevas viviendas. No obstante, es la realidad contempla-da, unida al importante papel a cumplir por Arucas en el con-texto geográfico insular, los que aconsejan aumentar la citada previsión hasta los límites propuestos. e) Características sociolaborales de la población Los elevados valores de escÓlarización (tanto en las ense-ñanzas obligatorias, como en las no obligatorias), el incre-mento de las dotaciones económicas con fines educativos y ocupacionales registrados durante los últimos años en el mu-nicipio de Arucas, han supuesto un importante revulsivo en la promoción sociolaboral y en la lucha contra las dos plagas que empobrecen a las poblaciones: el analfabetismo y el paro. En relación con la formación académica de la población, ésta muestra un alto porcentaje de personas de ambos sexos con estudios acabados de EGB, BUP, FP 1, FP 11, diplomados, licenciados y expertos universitarios (máster, doctorado, practicum, etc.). En la actualidad unos mil doscientos alum-nos cursan estudios universitarios y cerca de cuatro mil per-sonas son alumnos de la Escuela Oficial de Idiomas, Educa-ción Permanente de Adultos o de las enseñanzas promovidas por Radio ECCA, IBAD y UNED. Paralelamente están tenien-de m u grun uceptuciSn !es es t~diesm iisicu!es, he!!us 2rtes, artes aplicadas, capacitación agraria y la formación profesio-nal ocupacional impartidos por organismos públicos y entida-des privadas colaboradoras. En términos generales se cuenta con una población formada e instruída y con un amplio dis-positivo para ello: tres institutos de enseñanzas secundarias (que pronto serán cuatro cuando se termine el 1.E.S de Ba-ñaderos), tres colegios privados y 19 colegios públicos. A ello se suma la Facultad de Veterinaria de la ULPGC y la Escuela Núm. 47 (2001) 307 de Capacitación Agraria junto a las Escuelas Municipales de Bellas Artes, Danza, Centro de Profesores, Agencia de Desarro-llo Local, Escuela de Adultos, Artes Escénicas y Enseñanzas Musicales. Los índices de analfabetismo son ínfimos y se de-tectan básicamente en personas mayores. No obstante, existe un preocupante colectivo sin estudios o con estudios de EGB sin finalizar y con escasa o poca formación profesional, cuya inserción laboral es compleja por las carencias formativas que arrastra. En las dos últimas décadas, la Formación Profesional Ocu-pacional ha consumido cuantiosos recursos institucionales, recursos que rozan los mil millones de pesetas. Pese al am-plio despliegue de medios orientados a la cualificación de los demandantes de empleo, los resultados obtenidos están lejos de ser los deseados. Es por eiio que, entre los Ciesempieados locales, el colectivo de los sin estudios o con estudios básicos sin terminar es mayoritario, especialmente entre los que bus-can su primer empleo. Y dicho ésto, el paro forzoso de esta localidad afecta a casi 22 de cada 100 personas, lo que en cifras absolutas represen-ta unos 3.000 activos mayores de 16 años. La mayoría de ellos son jóvenes o menores de 40 años, constituyendo las mujeres el grueso de los desempleados. Por sectores socioprofesionales, el paro se hace sentir de forma acuciante en el sector servi-cios, en tanto que en transportes,' industria, construcción y agricultura el número de demandantes de empleo es eviden-temente menor. La población ocupada del municipio está aun poco desa-rrollada, puesto que apenas rebasa los 8.000 empleados por cuenta propia o ajena. En los últimos años ha experimentado un cierto incremento y es previsible que siga aumentando a causa de la creciente incorporación de la mujer en el merca-do laboral y por las buenas expectativas que se están abrien-do a nivel local e insular. Alrededor de un 80 por ciento de los ocupados del munici-pio de Arucas trabaja fuera del mismo. De ahí la importancia de los transportes y las comunicaciones para ir y venir ato desde los centros de trabajo situados en Las Palmas de Gran 308 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS Canaria, Telde o el Sur de la Isla. El vehículo particular y el transporte colectivo son los medios más comunes de estos desplazamientos pendulares, lo que ha determinado un desor-bitado crecimiento del parque automovilístico local que, en pocos años, se ha situado en torno a los 14000 vehículos con tendencia a proseguir su expansión. Un 20 por ciento de los ocupados realiza su vida profesio-nal en el mismo municipio. Una buena parte de ese porcenta-je trabaja en la agricultura, ganadería, canteras y pozos. Otra parte vive del comercio, los transportes y los servicios. La in-dustria y la constnicción son los sectores que más dinamismo están adquiriendo en los últimos años. La artesanía, el turis-mo y el subsector de bares y restaurantes empieza también a despuntar con iniciativas originales que se apoyan en los va-iores cuituraies y paisa~ísticos del municipio. En 1992 el municipio se dotó de una Agencia de Desarro-llo Local con el fin de impulsar el desarrollo económico endógeno, rentabilizar recursos ociosos y fomentar la forma-ción y el empleo. El servicio que ha venido realizando a lo largo de los noventa ha repercutido positivamente en la dinamización económica y en aliviar las tensiones de un mer-cado laboral limitado. Ello ha permitido detener la curva des-cendente de la actividad productiva, reducir el desempleo y crear un clima propiciador de iniciativas empresariales e inversoras. La ADL, además, ha organizado prácticas en em-presas de alumnos de centros educativos, ha creado Escuelas Taller, Casas de Oficios, Jornadas de Estudios sobre Desarro-llo Sostenible y Empleo, Cursos para Emprendedores, Orien-tadores de desempleados, Creación de Empresas y acciones de formación permanente de trabajadores. Núm. 47 (2001)