LOS MONUMENTOS DE LAS PALMAS DE
GRAN CANARIA A LOS ESCRITORES CANARIOS
ANA MARÍA QUESADA AGOSTA
Hasta finales del siglo XIX, Las Palmas de Gran Canaria no se prodigó
en la instalación de monumentos conmemorativos, pero la expansión económica,
fortalecida en gran parte por la construcción del Puerto de La Luz,
sirvió de aliento a las ideas predispuestas a nuevas actividades que irían a
transformar la ciudad. Para esas ideas renovadoras contarían las esculturas
dedicadas a los valores que, por medio de sus inquietudes culturales, han
enaltecido el nombre de Canarias.
En este tipo de homenajes ha prevalecido la preferencia de sus organizadores
por nuestros literatos. En sus pensamientos han estado Bartolomé
Cairasco, Tomás Morales, Pérez Galdós, Alonso Quesada y Saulo Torón, y
han llevado a cabo sus propósitos en muchos casos ayudados por la colaboración
popular. En torno a la erección de esas esculturas ha habido vicisitudes,
algunas de las cuales en forma de curiosas polémicas totalmente ajenas
a la valoración real de los merecimientos inductores del homenaje.
Para Cairasco y Galdós hubo duplicidad de esculturas, pero, siendo idéntico
el motivo de la modificación —deterioro de las obras originarias—, el
grupo escultórico del novelista se diferenció por su mudanza de lugar y porque
vino a suponer nuevos conceptos translúcidos de la vanguardia artística,
ya que los anteriores trabajos no habían permitido la posibilidad de contemplar
en sus definiciones las más recientes tendencias del estilo.
En lo referente a los escultores, en Gran Canaria no siempre se había seguido
la misma pauta. Y como motivo de distinción se puede considerar la
elección del escultor, pues si antes había habido una evidente predilección
por los artistas foráneos, a partir de los años treinta se decanta la preferencia
hacia los cinceles locales, en gran parte debido a la creación de la Escuela
Lujan Pérez, que les dio ocasión para su formación escultórica.
Los literatos canarios y sus monumentos conmemorativos han creado en
algunos casos una simbiosis indisoluble con el lugar de su instalación; se han
ido identificando de tal manera que sería difícil imaginar esos lugares sin los
monumentos. Y también hay que destacar la similitud de estilo de las esculturas
de Tomás Morales, Alonso Quesada y Saulo Torón, creadores de la re-
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nombrada trilogía de los poetas, fundamentada en la analogía del arte que
habían cultivado y en la profunda amistad que los unió.
BARTOLOMÉ CAIRASCO DE FIGUEROA
Si bien en Bartolomé Cairasco de Figueroa concurren los aspectos del canónigo,
el músico, el arquitecto y el vate, la iniciativa de erigir un monumento
que perpetuase su memoria surgió del mundo de las letras. En junio
de 1857 el periódico El Ómnibus, al tiempo que elogia la obra del poeta isleño,
hace un llamamiento al Gabinete Literario para que, como entidad representativa
de la cultura grancanaria, se convierta en el coordinador del
homenaje, iniciativa que asumirá conjuntamente con el Ayuntamiento de la
ciudad'.
No obstante la acogida que tuvo la idea de exaltación del autor de El
Templo Militante, para la que se realizaron diversos actos públicos, en el
Teatro —conciertos, representaciones dramáticas, bailes de máscaras— con
el fin de recabar fondos destinados a la financiación de la obra, la empresa
caería en la relegación^.
En 1875 el tema toma de nuevo actualidad en el seno del Gabinete Literario.
En esta ocasión, con el fin de cohesionar los trámites para su verificación
se formó una comisión integrada por Agustín Millares Torres, Luis Navarro
Pérez, José Antonio López Echegarreta y Manuel Ponce de León, la
cual organizó una serie de espectáculos similar e idéntico fin al de aquella
ocasión^ Y tan sólo un año después, en la pequeña plaza que precedía al antiguo
teatro, se erigió una artística fuente cuatrifoliada en cuyos frentes
aparecen figuras de animales que hacen las veces de surtidores. En uno de
sus lados se coloca una placa de mármol con la inscripción del nombre del
poeta y el año en que se le ofreció el homenaje. Esta fuente, obra de López
Echegarreta, ha servido de base a las dos efigies con que ha contado el
monumento".
La primera, debida al artista grancanario Rafael Bello O'Shanahan y rea-hzada
en yeso, dada la quebradiza caUdad de este material no resistió por
1. El Ómnibus, 13/S/IS51.
2. "Gran Canaria", El Ómnibus, 12/12/1857.
3. "Sección local". Las Palmas, 24/11/1875.
4. FRAGA GONZÁLEZ, Carmen: "Plazas de Las Palmas". Actas de Coloquio de Historia
Canario Americana 1978. Las Palmas de Gran Canaria 1980, tomo II, pág. 307.
TARQUIS RODRÍGUEZ, Pedro: "Diccionario de arquitectos, alarifes y canteros del
siglo XIX". Anuario de Estudios Atlánticos. Patronato de la Casa de Colón, Las Palmas de
Gran Canaria 1970, n" 13.
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mucho tiempo las inclemencias meteorológicas, adoptando progresivamente
una grotesca forma a la que la población convirtió en objeto de mofa^ De
esta efigie, realizada en 1879, no nos ha llegado ninguna descripción; sólo
tenemos un pequeño elogio que le dedicó días después La Correspondencia
a su inauguración: "Es una perfecta obra de arte"'. Pero su deterioro motivó
que en 1892 El Telégrafo solicitase "trasladeír a otra parte el famoso busto
de Cairasco que hoy se alza en la plaza de su nombíe, dando a conocer a
propios y extraños el poco gusto que tenemos por las Bellas Artes"^ La sugerencia
no fue atendida en aquel momento, limitándose la alcaldía a una
orden que consistió en el blanqueamiento del busto, pero dos años más tarde
fue sustituida por la segunda efigie^
Esta, que data de 1894, se debió a la deferencia del Ayuntamiento de la
ciudad, que requirió su talla al artífice italiano Paolo Triscornia di Ferd°'.
Pero esta vez la construyó en mármol —mientras se remodela la plaza y la
base del monumento, el busto se conserva en el Gabinete Literario—. La figura
se conjunta con elementos simbólicos que le sirven tle basamento: corona
de laurel alusiva a la gloria y, descansando en ella, dos libros superpuestos
que denotan la actividad literaria de Cairasco, el cual aparece representado
con vestimenta de canónigo reflejada con gran realismo. Este conjunto
clásico romántico, tan característico de la época, ha perdido su significado.
Su rasgo vertical en el eje de la plaza triangular ha desaparecido debido
a que los edificios circundantes fueron demolidos y sustituidos por otros
de mayor altura y de diferentes estilos arquitectónicos. Tiene como fondo el
edificio del Gabinete Literario, de comienzos de este siglo, y elementos tan
definidores de su estilo como la verja de hierro interrumpida por columnas
que sostenían jarrones, la fuente y la exhuberante vegetación en su alrededor
se han perdido a lo largo de esta centuria.
TOMAS MORALES CASTELLANO
Humanista de abierto carácter, el poeta Tomás Morales gozó de gran popularidad
y aprecio entre aquellos que lo conocieron. Este afecto se demos-
5. ÁLAMO, Néstor: "Crónica de un siglo, 1844-1944. El Gabinete Literario". Publicado
en el Diario de Las Palmas, 1957, pág. 103.
FRAGA GONZÁLEZ, Carmen: Op. cit. pág. 313.
6. "Fiesta del Aniversario de la Conquista de Gran Canaria. La Correspondencia,
16/6/1879.
7. "Cosas varias". El Telégrafo, 4/8/1892.
8. "Misceláneas", El Telégrafo, 10/8/1892.
9. Archivo Histórico Provincial Las Palmas. Serie Ayuntamiento. Sección indeterminada.
Leg. 4. Exp. 8.
183
tro por la predisposición de sus paisanos, quienes se creyeron en la necesidad
y el deber de perpetuarlo en escultura, idea que fue acogida con orgullo
por la población a la que él tan bien supo cantar. Morales, el cantor del
Atlántico por excelencia, había sentido gran amor por su isla e inspirado en
ella había compuesto notables poemas en los que reflejó a nuestros marineros,
el puerto y su tráfico, la evolución de la ciudad y a sus más ilustres hombres,
teniendo siempre en cuenta el mar como parte esencial de los canarios.
El poeta fue objeto en vida de varios homenajes por parte de sus amigos
de Madrid y Canarias, y precisamente uno de ellos, Claudio de la Torre,
otro de nuestros insignes escritores, sugirió la ¡dea de que se le elevara un
monumento. Aceptada dicha idea, se constituyó una comisión que redizó
los trámites inherentes ante el Ayuntamiento de la ciudad. Se había pensado
en colocar la efigie en un lugar público, preferentemente en un pequeño jardín
en el cual se plantarían rosales y al que se denominaría recordando su
gran obra. Las Rosas de Hércules^".
La amistad surgida entre nuestro poeta y Victorio Macho, al que había
conocido en Madrid, hizo que se pensase en éste para realizar la obra, y se
aprovechó de su venida a la isla —12 de junio de 1921— para estudiar el enclave
del monumento que también estaba realizando como homenaje de la
ciudad a Galdós". Será, pues, durante esta breve estancia cuando el escultor
palentino modele la efigie de Morales, que vaciará en bronce a su regreso a
Madrid. Este modelo servirá además de molde para las muchas copias que
hoy se conservan en domiciUos particulares.
Poco antes de la muerte del poeta. Macho le envía fotografías del busto
adjuntas a las siguientes letras: "A Tomás, el gran poeta Morales, esta esfi-gie
modelada con todo mi cariño y admiración. Al fin está terminado tu
busto. ¡Alégrate!, pronto abismarás tu mirada de bronce en el infinito del
Atlántico, tu mar, y ese día nos será de fiesta"'^. Sin embargo este designio
no se hará reahdad, pues la muerte sorprende al poeta en 1921 y nunca podrá
ver erigida su escultura. El óbito causó fuerte impresión al escultor, que
en memoria de Morales realizó después la vestal que consagra su sepulcro en
el cementerio de Vegueta''.
No será hasta 1924, tres años después de la muerte del poeta, cuando el
Ayuntamieto da permiso para la colocación de la estatua en un parterre del
parque de San Telmo, que irá a ser su primer emplazamiento. La citada cor10.
TORRE, Claudio de la: Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura, Barcelona 1966,
11. MORENO, Eladio: Cartas al director. La Provincia, pág. 3.
12. "El poeta y el escultor". Diario de Las Palmas, 27/8/192L pág. 3. B.
13. MACHO ROSADO, Victorio: Memorias, Madrid 1972, pág. 294. "El sepulcro de Tomás
Morales por Victorio Macho", Diario de Las Palmas, 13/6/1921, p. 3.
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poración abonó los gastos ocasionados por el pedestal y su colocación, y la
efigie fue donada por el escultor. La obra monumental fue colocada en 1925
careciendo de inauguración oficial por haberlo decidido así en su momento
los promotores del acto'".
En 1955, dentro de un plan de importantes obras urbanísticas, se crea la
plaza que da solución al cruce del paseo de Tomás Morales con la calle de
Alfonso XIII, pensándose en una elipse con un andén central —en el que se
coloca un obelisco— y dos laterales. Este espacio recibió el nombre de Tomás
Morales en su totalidad, pero desde hace varios años al andén central se
le ha denominado plaza de la Constitución, y a la del oeste se la conoce actualmente
con el nombre del poeta, siendo allí donde se le dio nuevo emplazamiento
a su busto".
El monumento a Morales es de estilo bastante sobrio. Está compuesto de
un sencillo pedestal de granito de Fuerteventura que lleva inscrito el nombre
del poeta y el año 1922. Sobre el pedestal se alza el busto. Su autor se preocupó
más por la fisonomía del vate, eludiendo motivos accesorios que le pudieran
aportar fastuosidad, característica acorde a los conjuntos conmemorativos
de principios de siglo; de ahí que ni siquiera tenga vestimenta alguna:
solamente refieja la sencillez del representado, mostrándolo con la cabeza
ladeada hacia su hombro derecho y esbozando una sonrisa. En su época fue
un monumento considerado de muy mal gusto dada su inevitable comparación
con los pocos que existían en la ciudad y con otros que se estaban preparando
para Galdós y León y Castillo, además del recién llegado dedicado
a Hurtado de Mendoza.
BENITO PÉREZ CALDOS
TrsLS la muerte de Pérez Galdós, acaecida el 4 de enero de 1920, se pensó
por parte de sus paisanos en trasladar sus restos mortales a su ciudad natal,
y de ahí surge la idea de construir un monumento que al mismo tiempo que
sirviese de cripta recordase la figura del escritor y su obra en sus dos vertientes
de historiador mediante los Episodios Nacionales, en los cuales relata
importantes acontecimientos ocurridos en España desde 1808 hasta la Restauración,
y de novehsta creando numerosos personajes y poniendo de manifiesto
su época y la realidad de los diferentes problemas que los envuelven,
tanto sociales como poh'ticos, religiosos e incluso existenciales.
14. "Noticias municipales". La Provincia, 28/3/1924, pág. 2 "Ayuntamiento" Diario de Las
Palmas, 25/9/1924. p. 2 "La memoria de los muertos: Tomás Morales", Diario de Las Palmas,
18/8/1924.
15. "Nuestras Corporaciones" Diario de Las Palmas, 30/12/1955, pág. 5.
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La iniciativa surgió de la sociedad Fomento y Turismo, que dirigía Carlos
Navarro Ruiz, la cual, por medio de Jerónimo Megías, que había intercedido
para lograr el permiso de los descendientes del escritor, contactó con el
escultor \^ctorio Macho para recabar de éste su participación artística en el
proyecto, petición que aceptó. Al quedar disuelta la sociedad promotora del
homenaje en 1928, por decreto gubernativo, sin llegar a cumplir totalmente
el objetivo que se había trazado, el Cabildo Insular de Gran Canaria, como
órgano representativo de la isla, se encargó de llevar la obra a buen fin, la
cual, cuando quedó terminada, había necesitado más de diez años para llevarse
a cabo'*.
Para financiar el homenaje se recurrió a la participación pública y la respuesta
habida al despliegue de los promotores rebasó el ámbito insular adquiriendo
carácter nacional e internacional, poniendo la nota la República
Argentina en este último aspecto. A la aportación del pueblo canario se
unieron las de las corporaciones insular y municipal con 25.000 y 15.000 pesetas,
respectivamente, recaudación que se vio aumentada con la participación
de los Ayuntamientos de Barcelona, Alicante y Valencia'^.
En Buenos Aires, el director de la Asociación Canaria de Socorros Mutuos
de la República Argentina abrió una suscripción que duró más de un
año, y en el Centro Español de Unión Republicana se presentó una comedia
de los hermanos Alvarez Quintero, Marianela, inspirada en la obra homónima
del escritor canario, como contribución económica al homenaje. Por lo
que respecta a Madrid en numerosos círculos sociales se colocaron invitaciones
a contribuir al proyecto. También se estrenó una obra inédita de Galdós,
rehecha por los hermanos Alvarez Quintero, titulada Antón Caballero. Los
ingresos contenidos en la noche de su estreno pasaron íntegramente a engrosar
la suscripción'*.
Así y todo. Fomento y Turismo no pudo recaudar lo necesario y llegándose
a 1924 sin haberse obtenido ningún adelanto en la obra, comienzan a manifestarse
en la prensa las primeras acusaciones de abandono y ello ocasiona
que Navarro Ruiz, sintiéndose aludido, explique los motivos que han dado
lugar al retraso del homenaje: problema económico, inconvenientes en la
extracción del granito necesario para la cripta y el emplazamiento". En 1926
16. MACHO, Victorio: "Carta a la Sociedad de Fomento y Turismo". Diario de Las Palmas.
22/7/1920.
"En torno al monumento a Galdós", Diario de Las Palmas, 15/3/1929
17. "Del Cabildo", Diario de Las Palmas, 21/8/1920, pág. 2.
18. BRAVO, Manuel: "El monumento a Galdós". Diario de Las Palmas, 19/4/1921.
"En Las Palmas monumento a Galdós". Diario de Las Palmas. 12/4/1921.
19. NAVARRO RUIZ, Carlos: "Una carta al presidente de Fomento y Turismo", Diario de
Las Palmas, 11/7/1924.
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llegó el monumento, pero, debido a no haberse solucionado el problema de
ubicación, sus piezas permanecieron colocadas en los jardines del hotel Santa
Catalina hasta 1930, año en que se trasladaron a su lugar del parque de
San Telmo. La dilación ocasionada para su colocación originó numerosas
críticas de la prensa, y fue precisamente esa ubicación la causante de una de
las mayores dificultades. El lugar del martillo del muelle de Las Palmas fue
elegido como el más idóneo por el mismo Mctorio Macho, desplazado a tal
efecto a la ciudad en junio de 1921, pero por desconocimiento del Ministro
de Fomento, creyendo el lugar todavía como zona de transacción y de embarque
y desembarque de pasajeros, negó el necesario permiso, lo que dio
lugar a que se buscasen nuevos sitios, siendo uno de los elegidos los jardines
del hotel Santa Catalina, para el que también se sugirió el nombre de Benito
Pérez Galdós^o.
Pero la idea de \^ctorio Macho prevaleció sobre todas: "El monumento
que se eleve en su país a don Benito ha de ser como un faro de la raza, cuyo
frente de piedra, reflejando la luz del sol, alumbre y guíe. La estatua de Caldos
ha de elevarse y ser vista como una esfinge y ha de mirar al mar"^'. El 28
de septiembre de 1930 tuvo lugar la inauguración del monumento con un acto
oficial al que asistió numeroso público, y hay que decir que, siguiéndose
la costumbre de la época y en contra de los deseos de \^ctorio Macho, el monumento
se dispuso dando la espalda al mar. Allí permaneció hasta que fue
desmontado el 8 de marzo de 1968, perdida su antigua configuración por los
efectos del mar, que causó la lenta ruina de su masa ciclópea.^^.
La efigie del monumento fue realizada por Macho en vida de Caldos, del
cual era muy amigo y al que acompañó en sus años postreros. El material
elegido fue el granito de Ajui (Fuerteventura), donado por la cantera de este
lugar de Pájara. Y el conjunto monumental, que databa de 1925, estaba
constituido por un pedestal que servía a la vez de sepulcro sobre el que se
elevaba la estatua de un Caldos sedente, desnudo de cintura para arriba y
cubiertas sus piernas por una manta, costumbre de sus últimos años. El conjunto
fue un claro ejemplo de sencillez que además logró el carácter funerario
para el que fue creado, aunque tal objetivo nunca fue cumplido.
El origen del segundo monumento a Pérez Caldos hay que unirlo con el
de Victorio Macho y su deterioro final. Intelectuales y lectores de prensa se
habían mostrado a favor de una restauración, pero un acuerdo municipal
decidió que la esültua se desmontase y que, dado que la ciudad no podía carecer
del homenaje al escritor, se abriría un concurso de carácter internacio-
20. "El monumento a Benito Pérez Galdós", Diario de Las Palmas, 27/12/1925.
21. NAVARRO RUIZ, Carlos: Páginas históricas de Gran Canaria, Las Palmas de Gran
Canaria, 1933, pág. 325.
22. "La estatua de don Benito",D/ono cíe Las Palmas, 9/3/1968.
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nal para la elección de nuevo monumento^'. No obstante, un mes después
—junio de 1967—, la corporación municipal dio a conocer su decisión de
encargar la obra al escultor Eduardo Gregorio López, de tal manera que,
presentado el proyecto antes de un mes, quedase concluida anteriormente al
10 de mayo de 1968, en el ciento veinticinco aniversario del nacimiento de
Galdós. Eduardo Gregorio diría al día siguiente que tres años antes José Ramírez
Bethencourt, alcalde de la ciudad, le había propuesto la restauración
del monumento de Macho, a lo que se había negado debido al deterioro que
presentaba^''.
El nuevo monumento suscitó una gran polémica. En principio se pensó en
anteproyectos del propio Eduardo Gregorio, de Abraham Cárdenes y de
Plácido Fleitas, pero negándose —al parecer— Fleitas por carecer de tiempo
y habiéndose desistido de la idea de Cárdenes, mera reproducción en piedra
artificial, el alcalde optó por encomendárselo a Eduardo Gregorio^^ Las
reacciones contrarias no se hicieron esperar, siendo la primera la de Plácido
Fleitas, que desmintió su negativa^'. Entre dichas reacciones se encontraban
también las de Manuel Bethencourt y Jesús Delgado, preconizando éste por
la apertura de un concurso internacional. Pero no todos fueron detractores
de Eduardo Gregorio: Manolo Millares y César Mam-ique mostraron claramente
su opinión favorable, destacando la del primero por su oposición a
los concursos, "en realidad un viejo y desprestigiado sistema basado en la
torpe distorsión del conocimiento histórico del arte", y Juan Rodríguez Do-reste
se erigió, por medio de declaraciones y artículos, en abierto defensor
de Eduardo Gregorio. La vieja amistad de ambos, proveniente de sus tiempos
de directivos de la Escuela Lujan Pérez, levantó desagradables suspicacias,
si bien una carta enviada al alcalde por artistas y escritores de Gran Canaria
decantó la confección del monumento a favor de Eduardo Gregorio,
el cual, no obstante, presentó su renuncia por motivos de salud^'.
La situación planteada hizo que se pensara nuevamente en un concurso
internacional, pero esta idea no sólo no se llevó a cabo, sino que confirmán-
23. "¿Qué va a ocurrir con la estatua de Benito Pérez Galdós?" La Provincia, 20/5/1967.
24. "Eduardo Gregorio hará un nuevo monumento a Pérez Galdós" Diario de Las Palmas,
9/6/67.
25. VERA, José: "Eduardo Gregorio será el canario que realizará el monumento dedicado a
Galdós". La Provincia, 10/6/1967. \
26. FLEITAS, Plácido: "Plácido Fleitas replica a Eduardo Gregorio", La Provincia,
10/6/67.
27. VERA SUAREZ, José: "La triste realidad sobre el nuevo monumento a Galdós, expuesta
por el escultor canario Manuel Bethencourt", La Provincia, 15/6/1967.
DELGADO, Jesús: ¿Qué pasa con el monumento a Benito Pérez Galdós? La Provincia,
15/6/1967.
MILLARES, Manuel: "Sí a Eduardo Gregorio". La Provincia, 15/6/1967.
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dose los rumores despertados se desveló que el escultor aragonés Pablo Serrano
estaba trabajando en el nuevo conjimto escultórico que la ciudad iba a
ofrecerle a su más ilustre hijo^^ Curiosamente, esta decisión municipal no
motivó ninguna discusión, por lo que quedaba demostrado que la habida
anteriormente se debió a rencillas localistas.
El nuevo emplazamiento, plaza del Ingeniero León y Castillo, antigua y
más conocida por la de la Feria, obedeció a estas palabras de Serrano: "Yo
no veo a don Benito como un conquistador de mares, sino como un estudioso
de los hombres y sus problemas"^'.
Si polémico fue el origen de este homenaje, no menos lo fue la requerida
transformación del lugar del nuevo emplazamiento. Este, en un año, pasó
de ser la única plaza de sabor colonial que poseía la ciudad a ser un conjunto
monumental con perfecta simbiosis entre arquitectura, escultura y naturaleza.
Siendo el nuevo diseño del propio escultor, éste contó con la colaboración
del arquitecto paisajista uruguayo Leandro Silva, y el ambiente propicio
alrededor de la estatua de Galdós fue concebido como una especie de anfiteatro
cuya parte central, de una altura aproximada de dos metros, le sirve
de pedestal'". Su carácter cerrado e independiente favorece la concentración
de niasas ante la efigie y permite la celebración de actos culturales.
El monumento provocó opiniones discrepantes, comprensibles habida
cuenta de que fue la primera escultura conmemorativa de Gran Canaria en
que se imió lo abstracto y lo figurativo, rompiéndose así todo un proceso
tradicional. La figura de Galdós es una abstracción formada por grandes
bloques que se superponen, y de esta masa broncínea e informe surgen sus
manos apoyadas en un bastón, así como su rostro de anciano que luce un
poblado bigote. La obra está tratada con realismo, con matices expresionistas,
sobre todo, los rasgos de la cara.
RAFAEL ROMERO QUESADA, 'ALONSO QUESADA"
Sobre un pedestal de granito blanco, con forma de pirámide truncada, se
eleva el busto de Alonso Quesada. Además de su nombre, en dicho pedestal
figuran los años de su nacimiento y muerte. El poeta se nos presenta sin vestimenta
alguna y el escultor no ha mostrado interés en una veracidad fisonó-
28. "Pablo Serrano, posible autor para el monumento a Galdós", La Provincia,
27/12/1968.
29. MEDINA, Tico: "El escultor Pablo Serrano trabaja en el monumento a Galdós", La
Provincia, 20/6/1969.
30. FRAGA GONZÁLEZ, Carmen: Op. cit., pág. 309.
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mica excesiva, si bien los rasgos principales han sido muy marcados: ancha
frente, pómulos salientes, mandíbula inferior recogida, nariz aguileña; sus
ojos están vaciados y su cuerpo ofrece un ligero desnivel de hombros. El autor
de la escultura fue Plácido Fleitas.
El monumento fue realizado en 1955 en bronce, aunque primeramente se
había optado por esculpirlo en piedra de Fuerteventura. Esta elección final
del material a usar fue explicada por el autor: " ( • • • ) ! » pátina de lo broncíneo
sienta mejor al rostro y al recuerdo de Alonso Quesada ( . . . ) " ' ' .
El poeta y su obra lograron superar el ambiente insular; supo describir
con rasgos satíricos las costumbres y manera de ser de los canarios, así como
el aspecto cambiante de la ciudad, reflejando toda una época. Se le erigió el
monumento para que su figura fuese recordada por sus paisanos.
En 1950 se comienza a hablar de perpetuar la imagen del vate, lo que no
se hará hasta cinco años después, coincidiendo con el trigésimo aniversario
de su muerte y como contestación a la propuesta realizada por la Comisión
de Obras y Ornato municipal, siendo el Ayuntamiento, una vez aprobada la
iniciativa, el que lleva a cabo la obra cubriendo los gastos pertinentes'^. El 4
de noviembre de 1955, tras un corto período de preparativos de seis meses y
sin ningún incidente a destacar, se inauguró el monumento con la participación
del alcalde Ramírez Bethencourt y familiares del homenajeado haciéndosele
una ofrenda floral. Saulo Torón, que había sido su amigo, recitó en
su memoria unos versos y como prolongación del acto tuvo lugar una velada
literaria en El Museo Canario con la participación de Pedro Lezcano, Pedro
Perdomo Acedo, Luis Benítez Inglot, Antonio de la Nuez y Saulo Torón,
los cuales leyeron sus propias poesías alusivas al recuerdo de Alonso
Quesada".
La escultura se erigió en el paseo marítimo que existía frente al hotel Santa
Catalina, paseo que se bautizó con el nombre del poeta. El monumento
quedó, pues, junto al mar, aunque dándole su espalda, mirando hacia la vía
de León y Castillo. Pero al construirse en la década de los sesenta la avenida
marítima sobre terreno ganado al mar, quedó retirado de éste, teniendo entre
ambos los jardines de nombre del poeta y las instalaciones del Club Natación
Metropole, además de la avenida marítima.
SAULO TORON NAVARRO
Conformándose la trilogía de poetas canarios de las primeras décadas del
siglo —Tomás Morales, Alonso Quesada, Saulo Torón—, a los que no sólo
31. "En el XXX aniversario de la muerte del poeta". Diario de Las Palmas, 23/5/1955.
32. "Corporación municipal", Diario de Las Palmas, 28/4/1955.
33. "En el XXX aniversario ...", artículo citado n° 31.
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unió la poesía, sino también una profunda amistad, la ciudad dedicó a Sau-lo
Torón un monumento conmemorativo.
Es curiosa la idea embrionaria del homenaje. Fueron dos los motivos que
indujeron al Banco de Bilbao a obsequiar a la ciudad con el monumento al
poeta: primero, el cincuenta aniversario de su instalación en Gran Canaria,
por lo cual había llevado a cabo diversos actos culturales; segundo, la inauguración
de su nuevo edificio en el Puerto de La Luz para su sede regional.
La entidad bancaria buscó un nombre simbólico del trabajo cultural y que
además estuviese íntimamente ligado al sector portuario, y para ello se consideró
como persona idónea a Saulo Torón, que había desarrollado su labor
profesional en una consignataria de buques y que al mismo tiempo había tenido
en el mar una inagotable fuente de inspiración". En todo caso, su obra
poética lo había hecho acreedor del recuerdo.
En su juventud comenzó a publicar poemas en los que destacaba la ironía
conque trataba los temas contemporáneos, pero no se limitó a esto la obra
de Saulo Torón, sino que también tuvo cabida en ella la lírica; en esta línea
recordando a sus dos amigos ya fallecidos, Morales y Quesada, sus poemas
se hicieron intimistas, melancólicos, evocemdo la amistad que los unió, al
mismo tiempo que se refugió en su soledad cantando al mar.
La inauguración del monumento tuvo lugar en febrero de 1982 con la
asistencia de sus familiares, miembros de la entidad donadora y el alcalde
Rodríguez Doreste, que en nombre de la ciudad agradeció la donación del
monumento, ubicado en el paseo de Las Canteras, en su ensanche a la altura
del cruce de las calles de Sagasta y Tenerife.
El autor de la obra fue Juan Jaén, nacido en Las Palmas de Gran Canaria
y perteneciente a la primera generación de alumnos de la Escuela Lujan Pérez
y compartiendo la ampliación de horizontes artísticos con estancias en
Brasil y Venezuela. En el busto de Saulo Torón el escultor no le representó
tal como lo recordamos ya mayor, sino joven, en la época de su mayor actividad
poética. Cortado a la altura de los pectorales, se alza sobre un pedestal
de cantería que lleva inscrito en su parte delantera el nombre y años de
nacimiento y muerte del poeta, y detrás, una inscripción que recuerda a la
entidad que lo donó. Aparece desnudo y sigue una línea figurativa que denota
la ausencia de las innovaciones vanguardistas de Jaén en sus otras
obras.
34. "Busto al poeta Saulo Torón", Diario de Las Palmas, 27/XI/1982.
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