Not as de arte
PINTURA Y ESCULTURA EN TENERIFE
No creo que eca la minión que "ÍC le pueda encomendaT a esta Kevista,
ni a mí miismo, cuya< ideae Pin -miateria ú( arte han sido' aiiempre calificadas
(le •exigentes, minoritarias o, si se, quiere, iiicompreiieivas para tocio
Jo que signifique una copia <ervil o una arteeanía av(imtajada, la d¡i 'hacer
una reseña por orden de; feíchas de torlap la^ expoi.-iciones que en el área
insular SR sucedan, aun cuando ellas sean ipatrocinadas por fiociedaif»'-^
como muestro Círculo de Bellas Artes o Aitenef^ de La Laguna, que eu
TOUCiho.s caisos olvidan la resiponisaibilidad y '"'1 compromieo a que es-tá'i
obliígadas en la difusión de la cuMura artífitica.
Por esto queremos ilejar de lado algunas mue^tra^ de arte que han
ocupado fechas sin nada que las jvustifi'cara, eoimo no sea la iindoleiiieia
o incompeteinicia d > jurados de a<lmi'sión, muy benévoloe o ipoco e^crupu-ilosos.
Podemos siempre chitar con un valor eegxirc, como cualquier tradicionalismo
artístico, cerirado Pin eu marco hi -tórico, ip"ro muchn niá»
estaremos can la aventura que traAe de darnos la ineífatolé fisonomía <le
una época, o sea la pura segregación de un artista en su carácter inío-bornaMe
de individuo frente a las inquietudes de su época. Oreem.os fir-mCírteinte
que: es e.sito lo que imp'Orta, lo que puede incorporar a una per-
Honia a ios proiblemasi dcil arte.
Sin L'nújargo, en el primier trimtesitrc úel año, ios artista- que han
lexipuesto no ison, de estas 'Caracterísiticas. Pero soin iwbradamenitc cono-'i-éas,
y nuestro juicio aparece emplazado: Antonio Go,nzález Suárez, Bau-úet,
los Bonnin, Cuezala.
Un nuevo aprendiz dn escultura, Bmüio Luis, abrió las fechan del
mes de oinieiro cotn una exposición siin carácter, llena de influencia-, tor-
!pe6 por demás. Duele ver la aparición de un joven' artiisita ¡miitando 'a lois
malos fliiscipulos y tomando la materia inertí» como pasatiempo y no < o
mo vehículo expresiivo de su espíritu. Chévilly ínicurre én la imisma equivocación.
Otra exposición semejante de Chévilly, vulgar y concesionaria,
l ia
y Ohevilly pasará al olvido. Ee triste docirlo, pero tenemos un «concepto
trasictuKl«inta(l de la páiituTia. Para ampaitar una exposición mediocre,
Chcvilly se vale, en el Catálogo, de juicios que en isu día hierecieran sus
obras, desde Pranc'i&c.o die Cosisío, María Rosa Alonso, Ceieilio B'arbterán,
hasta mi ¡proipio oiombre, como si estos juií'ioe sirvieran para avalar su
abra a perpetuidad. Es nioda y abuso. Vemos eeit^ei proo&diimiento 'Seguido
tamibión por Bonnim Miranda en, el Catálago de !>u expos.ición. Dte aquí
en adejantic la «rítica de artje; teindrá qué lir acompaüada, vomo en k»
efecitos do came«!Ío: "Cotioeimiento para una eoda véz y a un solo efecto".
Abrimioe, pues, íla reseña, con González Suárez,, acuarelista de tipo
realista, quei íe ha codoeado a la cabeza de nuestros artistas, con una in-terpriitaicióii
del paisaje, a baseí de tierras, de trato del agua. En esta éx-iposwióa
González Suárez cambia su paleta, la enjoya de verdes, la Uema
de lozanía. Sin embargo, la técnica se retrotrae, y, llevado por lía feoiS'-
dad y leií virtuosiismo, González Suárez, Ciii eeta exposición, no nos da sus
mejoriis acuarelas. Nos duele decirlo. Aiiitonio González Suárez es lun
artiita cabal dentro de la realidad de eu paisaje. Paro esta miisma réali'
dad resta al privilegio de su fantasía y mu«ha3 veces imcurte én un verismo
cromático del que parece eetar ausente el propio artista.
Mario Baudet sigue sus huellas. Las sigue hasta tal punto, que; lae
ajdm,itimas como cosa escolar. No ha despertado aún a la eimoción de la
obra die arte como cosa creada. Funcionando dentro de un conícepto 'inti-tativo,
Baudet tejó de categoría, en esta segunda exposicióiu. Por ese
«amiino no podrá llegar a la maestría de González Suárez, ni initieiree&
que llegue a ella. Sus óleoe, que tenían mayor ínteres, aio tstaiban seloc-cionados
y, junto a obras de innegablea valores, expuso lienzos muy principio
de siglo, oomo arrancadas a las revistas ilustradas de ía época.
Los Bonnin exponen, padre e hijo, como en una sola altemativia,
Bonnin, padre, debió ihabeír cuidado más en esta exposición los cartones
aportados. Sobro todo cuando «e enfrentaba con su hijo, Bocmin Mitran-da,
en quien se acusa un orden, una asepsia y una fineza expresiva. No
signdfiíca etsto restar valores a la obra paterna, que somos lio® pnimeroa
en reconocer y hemos recomooidb públicamente. Pero de nada serviría un
canto más o nienoá regional i sta ante una oibra que va huyendo a la api-«-
ciación contemporánica. ¿Cuáles «m lae causáis que nos van alejando del
mundo o criterio plástiCíO de Bonnin;, padre? Su falta de comprensión para
los probliemas de la ,pintura conteanporánea. Bonnto diibuja Ha acuarete
y Bonnin no Cis en grado mayor un dibujante. Bonnin llena de coRor el
cartón, so comporta como un colorista, pero Bonndln no es en grado ma •
yor un hombre de gama impresienlista, que haga modulatoión y quiebra
de luc,es. Sin eer esto pudiera ser un pintor expresionista, un «ocalltador
del coilor, incontenido, sin voluptuosidad, pero contundente en la manclia.
Tampoco lo es. ¿Qué es entonces Bonnin? Bonnin es un hombre trajwi-gente,
que especula sobre la realidad, con una fantasía doméstica y urt
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concepto de idealizacióin objetiva. Así sus cuadros no so(a auuca reales,
(Por la interv«n<3ión de. liucee arbitraa-ias,, y no eoii aiunca. iriventaidos, por
la visiÓB deil muiiido real que traitaiu de represemitar hasta ea su* iii£námo3
detallas.
Bonuin Miranda, por rl conitrario, fuu«iania máe dentro de un crit«rio
eistético. Su oamito se deeeuvueil've modulado y resuelto en una gama licuada,
idulcie y silencdoea. A:l bordei dei todo testo, dé tolda esta dulaura, pu«-
ide esitar un arte de conwesdóu, iiluistrativo y fáciil, sin prablema, si.n dolor,
sin icreaeión.
Ssguimois canfian<lio en estei espasmo hasta que Bonniu MiraUída xm
|Sucumba. El peligro eis la veinita, >^1 negocio, la demandaí, la mayoría, eJ
no sab^r por qué ni i>ara qoiién ee pinta,.
¡Alto!, ihemos de dncir. Nuestro papel, gratuito, dé oteervadorís gratuitos,
deibi> ser ol de colaboradores en la ÍTO,portan»ia de isius obras. A|sí,
por tanto, hemos de destacar un .nombre—«oa Bonniin. Miranda—, lo mejor
dig «atas úlitimas íxpoeicioneiS), isiitn querer con ello decir que su obra
total sea importauíte y uOiitariía en su direocióni: Cuezala.
Pedro ide GuCzala nos ha tlemostrado, en lio que va de año, amor y
dignidad en su trabajo. No «n todo su trabajo. También isiguCi canleed•ieln^
ido io que lun público decorador leí pide. Pero, entre un cuadro y ottroj Gue-zalla
trabaja con probidad en hacer una síntesis do su obra, en eiituarse y
deicantar isu persona. EJs el' mayor empeño que hemos' visto en lo que va
de año. Mientras Bonn'ih Miranda perfeicciona y puleí su cuadro. Cuezala
lo iiioorpoira a inuevoe problemas y lio resuelve creando Ha Trtainera penso»-
iial que reclamaiba la ple.niiltuid de isu vida.
Redlidadi. Oh, diosia fotografüa, última y idelieznaiblie musa, dé la airte-sanía,
di> la imitación, del privilegio, de la mecedad y del dinero. Cuánto
más ínteigro el homibre, más t e recatas. Ouánito más llemo de v'iciios,
de tópicos o de abulia, miás te preisentasi. Uim «ola verdad te éUmina: el
ante es siemipre una éxperiemicdla, una avontuira, una emoción. Es decir, i n
cuerpo creado.
Eduardo WESTBRDAHL
LAS ARTES PLÁSTICAS EN GRAN CANARIA
Este primer trdm«6tre dc: 1949 ha temido en la vida artística de Gran
Canaria una relativa aaimaciómi. La prim'ira exposición del año fué la
Idel nxiée joven de las piuitores isliños: Manolo Mlllare» Salí. La última
dial trimestre sirvió para lucir la rperenne juventud de estilo del más iluis-t
re di6 loe veteranos: D. NicoJáe Massieu y Matos. Ejotre una y otra sé
Snaértaron otrois interesaintes ccirtámenas. No podemos quejarnos con juis-ticia
del asitanicamiento de nueistro amlbionte artüstico. A falta de dfecisl-vas
novedade», te«i€moe que señalar una evidente animadón.
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Manolo MiillarP® abrió €l año mositraiwlo cu loe isalonnv dp El Gabinete
Liiterario unas acuarrilas reaJizadas coo su peculiar manera. EspeiTáihaimoe
verlo reimcidir en la rw>ta agria y oniginal dc: su rocieaite realislmo feim-bóilico;
pero, por lo visito, mo isp hia d^oidüdo a dar nuevos pasos por estas
sendas tan ariiscas, pero tan llenas de plásticas retvelacioneK, de lá
pdiituTa que extrao; del iinatgotable venero de los símbolo? y de lo? sueños
líricaie miotivaaiones do atrayemite «nicajiito. Las ultimas lacuarelia^
mantienen la línea cromática y la disposición forma.1 de la? anteriores.
Manchas amplias, tonalidades oscura«, caliidadei? mates. Los temas de
isus 'Cuiadritos ,sigue!n siiendo, en la brevedad de su ooaitorno y en lia delil-berada
polbreza die sus contraeitcis, •e^¡ raisgo más pcirsonial del arte de este
jovcín acuarelista, cuya mirada rehuye los panoramas dilatados afanán-
<iose en diCBcuibrir la oculta poesía do los rdincon^s.
Otro jovan acuarelista canario ocl«bró em vi mes de febrero su primera
exposición iindividual. Pedro del Os-tóllo ©s discípulo de D. Francisco
Bonnin. Ha pasado em Tenerife larigas temiporadíí? para seig'uir de cerca
los trabajos del gran pintor portueinse, cuyos consiejos han ido iluminando
las etapas del apreaidizaje de' nue;sitro joven, paisano. Por ello inada
tiane d>e extraño que a través de laí> formas juveniles de su arte .se per-film
algunos rasigos que tienen la indudable filiación del ilustre pintor
timeirfeiño. Se trata de um Influjo áo maestro que bonra al discípulo. Ua
preferencia por las gamas calientes, el gusito por la:s composiciones flora-leis,
en que Itfs tonios viibraní icoei, valicaitc decisión; él misimo ritano de la
pincelada, acu.?an la fiel absorción de unos principios estilísticos que aunque
desdibujen un poco la petisonalidad del alumno, le 'servirán siempre,
en (1 aspecto téermico, de excelCinté ibase de isusteintiación y de fecundo punto
de partida. Pedro del Ca'stillo posee um genuinx) tempí irametnto efe pim-tor.
Cuando haya rebasado eiste inicial estadio de su fonmacióni, fuerte
ya con cÜ bagaje de un oficio die la mejor solera, veremos expandirse glio-riosiamimte
las nativas virtudes plásticas dte /^u inquieto pimcel.
Una nota exótica turbó com eu eco contradictorio (d pacífico dlccui'so
d(> nuestras expo=icio(nes, Dcisdte Runnanía, por la ofuscante vía de Parfs,
nos llegó (il memisaje die un joven pintor, Oana Poteca=u, nutrido de muy
díversias enseñanzas, no todas cabalmentii asimiladas, pero ein, todo momento
iinteresanteiS por lo que tiemen de aventurado y aleigre tanteo. E's-tp
pintor rumano ha vivido y trabajado em Praga, en Roma, e,n París y (^n
MadVid. De la= escuelas europeas anteriores a la guerra tomó la inqui<3-
tud removadora, el anisia de holliar intactos camlilnos en qu|. el estilo pueda
rolbu.stecrrse con atrilbutos dlc propia creación. Pi>ro la< agtiias turbulentas
de estos últimois años no le han p'^irmitido el «osiógo néce'sario piara
que cristalicen em toda su pureza los valores de su estiflo personal. Su
exposiiwión mostraba una evidemte falta de unidad, no 'Sólo en la Mnea
general estilística, sino en los mismos caracteres de,l vii'tin-. Trans.pare-cían
por doquier los ecos coinífu'.sos de i'scuelas pictóricas europeat; cuyos
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dietintos postulados esenioialicíi no puedicii jamás amalgaanarisip. Un exprés
i aniísmo de marcado acento giwmáiiico se emparejaba, o por mejor
decir, rivalizaba con una fantasía de raíz isupcrrealiista en la que además
eil icoiior tomialbia inadocuada estridencia. Con todo, el artista rumano pio-see
una innegable flexiibilvdad y una clara fluencia pictóriica. Su miayoí
enemigo ee, siin duda, ese nomadismo espiritual y geográfico que la
aarastra, ísin reposo y sin treigua, "a la busca del tiempo pi:'lrdñdo". Petro
eu pesquisa no tiene la morosa y apasionada Ictotitud del examein prous-tiaiBo,
isimo que es acuciada y anihelantc, 'maircada, por el isigno de estos
tiempos en que toda desazón halla su reiinio.
Después de percibir el íntimo escozor de esta alma de pintor atoanmen-tada
eai la busca afanosa de sí mismo a través de cambiantois paisajes,
nisulta confortador, caiei exultante, el eapecitáiculo de éSiba madurez de estilo,
do asta plena redondez centrada an loe mismos temas, que nos ofrece
la veterana maestría de D. Nicolás Massieu. Al gran piíntor le hain bastado
los fuertes roquedales de nuestras cumlbresi, las luceig miaJVas (1&
sus lejaaiías, los arriscados barranicos, los verdee jugosos y los ocnes iin-finitos,
los rotos crliajeis azules, los espumosas rompientes de los acantilados,
para hacer de este rodutoido muindo canario un orbe pictórico ée
gigantesca magnitud. En El Gabinete Literario aicaiba de cifebrar Mas.sieu
la máe compjieta exposición de su larga vida. Su estilo ec halla abara ea
un punto cuñmiinante de sazón. Poco a poco sus pinceiliesi, que en los cío-mñenzos
di; su arte llevabami al lienzo la estremecildia vibración de una
realidad abigarrada y lumtooea, han ido simplificalndo su caligrafía, captando
con creciente sobriedad el esquema expresivo de lasi icosas, reduciendo
a fragmentos de honda y densa calidad, de mágico podcir expresivo,
las formas esenciales del mundo exterior. Su arte ha seguido un proceso
de auténtica transfiguración plástica ll&Tia de emoción y de lirismo.
El paisaje canario es en los licmaos d® D. Nicolás Massieu una isínteeliB
viva en la que todos los eleme.ntoe aparecem valorados con bello y certero
•cromatiismo. El toque aacho y empastado, la claridad y limpieza deü color,
el perfecto juego de llucos y matices, la esencial y lacendrada slabrie-dad
¡lineal del conjunto, confieren a estos cuadros dpi Massüeu el valor de
verdaderas obras macetras de la pintura española. Nunca tuvo eili paisaje
de nueistrae islas, tan bello tn ,su áspera te^ctónica, ni más- fiel lintérprete
ni más emocionado y profundo evocador.
En los mismos días de marzo los saloniee de El Muiseo Canario brindaron
adeouatía acogida a la's obras de Josefina Maynadé, escultora y dibujante,
que nos ha dado una nueva muestra de su exquisito temijietra-mfinto.
Expuso la Sra. Maynadé uinos catorce bronces, de peiqueñas dimeii-sáiones,
cuyoa temas plásticas los canistituyen unos miiñ«& en las más de^
licBid«3 figuraciones y unos finos desnudos ide mujer. Poisiee esta artista
uma im,par sensibilidad para captar y reiproducir con aulténltica gracia y
femieniina teimiuna los mi® difíciles escorzoe de la filgura infamitil. Su téc-
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nica ce suf'Jta, aciis-adara d( J ibucu modolailo, deiiitro del gran estilo escuil-tórioo
catalán cm el qui^ se sdftúa esta mujier í'oii pieno deradho. Expuáo
tanVbién una serie de saiiigulaais cuya técnica domina magistralmante y
quo le dan ocasión, «•om tsu trazo vivo y bellamente abocetado, .para lui&ir
en su .plejiitud las cualidades de fino sentido del niatiz y aju'Sta'da pei*-
cepoión que todos admiraimois ciu esta «inigular artista.
Eí trimestre r&gistró también das certámeiaeg colectivos. Ebcpufiieron
suia obraa loe aluminos de la Escuela Muniiicipal de Dábujo quei dirige ©1
conocido püTitor Cirilo SuárCz, y loa artistas noveléis quní aspiraJban a üiae
bPoag creadlais por Di. Nicolás Massii'eu ron di importe del premio qTie ganó
en la última Exposdcióni Regional de Bellas Artes. Como ee natural, no
Stí ddó en estas exposicione» ninguna nota de extraordinario relieve, pero
por el número d(« concutsantes y por las cualid^ee que apuntan en «ilgu-noa
de «Jlols, portemos sentiimos esperanzados en lo qué atañe al futuTo
de niuestras artes pHásticas. El entusiasmo die mutihos de eistoo jóvenes
aprendices de^ artista ea Tealmiente alentador. Coinfiemos en que sabrán
mantener sin desmayo ni quiebra una tradición pictórica que cuenta ya
con figuras ún elevada jerarquía.
Juan RODRÍGUEZ DORESTE
Las PalmoiS de Gran Canaria. aJbril. ;
EL TRIMESTRE MUSICAL
Orquesta de Cámarta
Comclerto CLXXX, 14 de enero de 1949.—^Primero nos hicieron oír una
vulgar versión de la obertura de Don Juam, Mozart, y, por otra vex en)
«sta temporada,, eil andíante de la Cassalion, Mdzart, arreglado para cuerda
isiolia. La cuerda sofla, con mayor (facultad d'e ^sumisión que la orquesta
completa, respondió fielmente a lia iatenclón expresiva de Sabina.
Para lacaibar la primera parte la orquesta interpretó Sinfonía contei*.
tantr, rn mi bemol mayor para váoMa (Algusitfa Le&ni), viola (Agustín;
Soler) y orquesta. Así, con dios ^solistas que, idireotor por mtedio, dialogaban,
ee rompió la monotonía de nuestros conciertos. La sinfonía TO sen-
Cilla, llena de comunes lugares mozartianos, y loe temas agradables. Clá-isiiooe
los tiempos -extremos, allegro maestoso y presto, despectivamente,
de línea superior y de factura, la melodía del intermedio, andante, pré-siiente
romanticismo; a no ser porque sujeta el fondo armónico, el oo-miienzo
deil violín nos puertc trasladar al tiempo de las iniciaciones lérntas
de románticas czardas. Amibos -solistas estuvieron discretas y, otasi siem-
(pre, de lacuerdo.
En la segunda parte, la orquesta, reforzada, dijo flícmtcf, Musette /(/•
Tambourin, Iballet-ísuite do Ramieau-Mottl. El arreglo os acertado y «[
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•efeoto añadido no re^ta enjund'ia y lozanía a las maginífic-as <;réacioinés dfl
Ramieau, uno de los músicos más tra.-cendenitaiee e inlfluyénteieT. La orquesta
estuvo bien. Fué éste el múmeTo máa agradeoi'do del ¡puograma.
Por último, la ,peitioi6n, volivimas a oír el Cotnic'i^rto para vioila y orquesta,
op. 1, 'de; Stamitz. El Sr. SOICT se esforzó (m aaiCax adelaiüt© isu «omertii'-
<io, coa gran trabajo y dificulitad, sobre todo en la cadenza d«3 priiner tiempo,
AllPgro. En lois pasajes rápidos carece dig! potencia y, a veces, no son
leocaotas su 3 doblee cuerdas. Ti orne una magnífica cualidad: sénisibilidlad
educada y, cin cuanto e» lo peirmite la mecánica, rlice con hondura.
Como puede ver.seí, el oomcierto fué "de cámara" en todas sus panteis;
lio se ciohó, por tanto, en falta la potemcáa orquestal.
Ambos solistas tocaran siempre com papel.
Concierto CLXXXl, 26 de enero de 1949.—Sinfonía en ntíi b'"moh, M'o-zart,
núm. 39. En el breive adagio que iprecedé al allegro hubo desajuste en
las eiscalas descendieniteis dé la cuerda.
El allegro se llevó v<m eleigancüa; el maestro Sabina, maestro, nos hizo
ovocar, por razón de su ouádiado matiz, el sobreinomibre de esta einfomía:
"canto del cisne".
Igualmente perfectb noa ,pareci6 eil andante; «i pecado lé buscáramos,
longitud Cícceisiva Cincontriaríamos.
El mt'inuetto fué llevado a una velioiciüdad desaisada. No ee debe qpímar
•oon rigidez Cin esto de los andamentos, que puedf n ser hijos de la indiecu-tiblo
concepción del directoír; pero nos apoyamos en la fuerza que da la costumbre,
lia costumbre de oír, para aouisar la rapidez del moVimiitettto, oscu-tp&
oedora d© la elegancia qué en isí llevan estas reverienciosas piezas die-ciocheficas;
rapidez reñidla con la indicaolóa alleigretto que enoaibéze el mía-inuetto.
El trío, do sencilla y ^ a t a oonstruoción, de melodía fácil—esa que
nos resuena dentro al día siguiente—fué desvirtuado por vía velocidad: eó
convirtió en un simple vaJ« de brinquitoí.
Con esto, muy depirisa hubo de toe-ara» el tiempo finad, presto, pala
establecer el contrasit)e debido. Bsta velocidad, que creemos jusita en eaite
punto, no fué cllarameintni lograda en ciertos pasajes de notas brovés que
no 66 entendiorMí ipretíisa y sieparadamént^. A lo largo del tiempo notóse
•ftl ciaíuerzo deí director por mantener él aaidaniento.
Melodía y momento musical, de Sdhuibeirt, arreglo do Bretón. No pode-
•moa quejarnos diC la orque^itacióni; hemos oído otras versian\ee menos afor-tunadas
del "momeinito". Pe»Po todas, aun la que nos ocupa, aibusan del triángulo.
¿Cabría esto en la intemioióii del vienes?
Sabina interpretó el delicado 8«nitir de los autores y, en un o/larde de
peitf«cd6n emotiva, logró matees insospedhadbs. LáiStiima que la trompa,
e-n «u iprimera intervención, demasiado fuente, rompiese momentáinéamen-te
ej .encanto de lo suave.
Gavotta i*n rv>, Bach. La orqueista, con 'Snm.i»¡ón, siguió la iniberpreit»-
1 lit
oión friliz de Sabina. Bach ofrece lel nülagro de su actualidad; ell envejeci-niicnito
dr la música, que CB "ej amanieramiénto", no s* da en él.
La flauta mágica, obirtura, Mozart. Otra primara audición •ruidadosa.
ment,! preparada. El tema, lueigo (le los icompases lentos, expuesto por los
«eigurados violdnes, estuvo falto ÚQ, decieión y velocidad; el director suibsaaó
ambos di'fectos inmediatamemte. A lo ilargo lic la obra, la mejor obertura
dn Mozart, MO logró uniformidad de ritmo y, esto eni demasía, de expresión.
Suitn en entilo antiguo (cuerda sola), Grieg. La músiica dei Gtrieg nos
gusta siempre a todos. Puede asegurarse qué, en la velada, éisba situé fué
el númei'o que más satisfizo; aun esto a lo« propios profesores, que dijo-ron
con I mooión y cuidado de i&olistas. El Sr. León, soJo en lel camiino u
veioee, lució el arco acompañado por el pizzicato de sus compañeiros. El
maristro Sabina fué aplaudido con justo entusiasmo.
Lohengrin, preludio del primer acto, Wagner. Esta obra n«cc»ita cuerda
nutrida y selen-ta. Creiamoe un desacierto incluirla, porquie presentía»-
mo9 huecos m el comipacto vibrar agudo. Nos sorprendimos aigradabliemen-te,
porquií aquéllos no eei hicieron pat/entcs. Diígnos dfe eOoigio son diíPéctor
y prafesores; en estas aventuras de gran orquesta pocae veces ha salido tan
airosa la d« Cámara. Esto, contando con lo mal que hulbiema -podido resultar
el intento.
Sin este relación, la modulaK-ión al tutti forte presentó escailones' demasiado
grandes; el metal era estridente y sin empaste, y la 'Cuerda, a,pre-sura^
la, apeinas pudo tener los piani^simos del principio y del final, intei-rruTTípidwe
desagradablemente por una madera dealigada.
La cadencia plaigal con que termina la obra presenta el enlace senoillo
de IV y I igrados; siegún la Orquasta de Cámara, sobre ÍA IV grado la quiín-t
a asciende con intervalo de segunda para alcanzar la tercera del segundo
aciorde. En realidad, los cuatro violines solistas no producen iiiagún acorde
do sexta en la cadieinioia f inial.
El concierto fué muy concoirodo y los socios agradecimos las tres cuevas
audicione*!; comooeimas las dificuítiad«s que han de vencerse ¡para ofre-
«erl'as, -sobre todo en orden de partituras. Por ello es honda nuestra gratitud.
Concierto CLXXXVI, 18 de marzo de 1949.—Del prelutiio d,. Lohjnigiin
-cabe decir lo que escribí más arriiba, referente a su adición del día 26 de
enero. Fué salvado el lapsus de la cadencia final.
iHiabfa expectación al lleigor «1 tiurno del Concierto de Mendelssohn, por
oír y ver al pequeño aoUsta. Asruetín Leótn Ara tiene formas de concertista
hecho. Dijo ou&nto le penrmitió isu mano pequeña, au corto brazo. Luchó coo
la mala calidad de su violín reducido y venció. Etesde aquí nuestro deseo
de que madure y logre peinfeccióai y fama; uuestra esperanza dé que la sabia,
cariñosa direccióíi de sus padres y maeistros eiyite el triste acoetom-
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bríwlo fin de Jos mñoe prodigio y le consiga «1 nombre firmo de un valor
universal.
Las hermanas Palaviccini
Las heirmanas Palaviccim ison dos piamis-ta? de la «scoiela ác Cubile^;.
Ofrece-n concioirtos a d'os piíainos. Los conciertos a dos pianos gustan por
la ipobemicda, rpor lo raros, por la brillantez; piero suoilen desmerecer, porque
no loigran la unidad dg peasamiiento, unidad de voluntad que imipuileía
los dedos, que da vida y ppirsonalitliad a la obra, qu« es reflejo de la per-sonai
oonceipción d© la siingularidad que ejecuta. Lae bermianas Palavieci-
Tii logran el milagro do una mf^inte única, de un confu adido sentir que
infunde la temsdón d« cuatro brazos, dei veinte dedos. La? üce, Josefina y
Agustina, ositenitan el inreimio de virtuosiemo pianíistiioo de 1947. Josefina
Se nos presemita con más poeiilbilidades ipara íncrecer la categoría de solista.
Sus actuiaciones lograron éxito do público eieimjpre: en conciertos so-
Ios y con orquesta, en el GuimiPxá, en «1 Círculo de Bellas Artes, ein eil
Ateneo, ^on el Teatro y 'isa. nuestro Conserviatorioi.
Bl reipeirtorio, no muy extenso, prftsientaba poca variedad. Las hermanas
Palaviiccini buscan esipeietacularidad en las obras: Variaciones sohte
un tema de Beethoven, Estudios combinados dé. Chopin, .etc. Cautivan,
ya lo hamos dicho, por el ,peirfecto isincronismo qu« consiguein. Mucihas de
lias obras qud interpretan •son atreiglos de ipartiturae de! piano a ouatrto
manos; «ato ee ,poiiía claramente «n evidencia en algumos números como,
ipor ejemplo, lel' Preludio y fuga.
El concierto de Bach pai'a doe pianos y orquesta de icuerdia lo conocíanlos
con el título Concierto parn violin, obde, cémtxúo y orquesta dé
cuerda. Los pianos que isoistituyeni mad'eiras no logran «tfocto clásico.
Por exceipción única, oímos música moderna en el concierto deil Ooni-s&
rvatorio: se tratlaJba de la Mazurca elegiaca, de Briittein. ¡Cóimio nos sén>-
Dimos ll/beradois al oír esta músiica! BOinjamín Britten y William Walton
«an ios mú-íicos ingleises imáa inodernosi do ¡la cuarta década.
No comprendo la i-nercia de nueetros concertistas gn esto de remozar
los iprcgramaS; la adquisición de partituras para piano no debei tropezar
con las dificultades que suponen las partituras orquesibateS'. Con reaigim-c'-
in ise loyen los rancios programáis de nuestra orquctsiba; pero díébe exigirse
actualidad a los solietlaa que nos visitan.
En el conicierto a que nos referimos las Srta®. Palaviccini nos ofrecieron,
entre lais >proipinaSi, un an^eiglo d(e folias para dloe i»ano9 dé "Amaro
Lefranc". El púiblico acogió con simpatía las initenciotoeis de autor e intérpretes.
Sospecho que fué la príimiuira de tierapo lo que impidió Itoftal
acierto en el escribir del uno y totlal isoltura en él decir dé Has oltras.
LuU CQBIELLA CUEVAS
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NOTICIARIO ARTÍSTICO
Exposiciones
Tenerife.—Eil 7 de onero tuvo lug'ar ol aí'to de la apertura de la exposición
de eiscuiíturíís do Eirtüio Luis en el Círculo de Bellias ATrties.,
La primera decena do ettóro est^ivo abierta al público la exposdoiAn
df^l joven acuarelista Agustín Santana en las salaí; bajas del Atíeneo dé
«eta ciutíad.
El 1 úa fabrero el acuarelista Anitonio Go,nzález Suárez .inauguró su
exipoisición: de 29 acuareías, paieiajes de; La Laguna y La Palma en. su totalidad,
y que se celeibró en el Círculo dé Bellas Artes.
Bn <^1 niiemo Círcuilo so vivificó la apertura de la exposición de Mah
rio Baudet Oliver el día 15 d-e febrero. Baudet presentó 16 óleos y 21 acua-relaia.
El 24 del mismo m >-s D. Francisoo Bonnin Gue^rín y su hijo D. Francisco
Bonnln Miranda celebraron la apertura de sus exposicionies de acuarelas.
19 Boninán Guierín y 24 Bf nndn Miranda.
El 7 do marzo Pedro de Cuezala voirificó la apertura de isu exposición
oin el Círculo. 18 óiDeos elnitre paásajéis, bodégoaés y figuras y 7 ipaisteles
(figuras).
El 18 de m^arzo Carloe Ghewilly ofreció al público la aipertura dei su
^expaaieión do óleos un el Círculo dé Blellas Artéisi y presentó 24 composi-clones:
bbdogonee, floréis y figuras.
El 19 do marzo so verificó la apertura de la exposición de 18 óleos al
cristal de Fernando Fariña Yanes etn fl Aiténéo de ésta ciudad.
Las Palmas.—(El 22 de enero el pintor rumano Oana Potecssu abrió su
exposición de 50 obraa entre óleos, acuarelas y pasteles én El Museo Oar-nario.
Bl 15 de febrero el acuarelista Pedro del Castillo Olivares celebró la
ap"Ptura de su exposición en El Gaibinctc Literario.
Del 1 al 15 de marzo permianeició abierta la éxpasiición dé D.. Nicolás
Massiieu em Bl Gabineite Literario: piaisajés, marinas, bodegonea y flaree.
El 25 dio marzo expuso Josefina Maynadé, «n El Muiseo Oanariot,
46 saniguíneías y 12 esculturas «n bronce.
Bn Bl Gabinette Literario se ¡inauguró el día 26 del mismo mes la e*
pasi<nón de noveles (pintores y oscultoros) aspirantes al <?ertamen "Nicolás
Maasáciu."
Madrid.—El 18 de añero inauguró en el Salón Dardo de Ma(drid .nuestro
paisiano Guillermo Suredia su exposáción do 313 cuadros, varios de ellos
de motivos tincrfeños.
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Conciertos musicales
Tenerife-—^Los días 2 y 4 d(j enero dio la soipraoo Maruja Zierpa-- J^il
^ran toartro del Liceo de Barceilonai—do-s ooacieirtoe en el Teatro Guiínerá
y cJ Círcuilo de Bellas Arte®. Le acompañó al piano el maestro Luis Prieto.
La Orquesta do Cámiara de Canarias dio ea el Guiímerá eil¡ 7 de eiiei'o
i'l cuarto concierto de la temporada icon. fe cooperación del viol.iínieta
Agustín Soler. Canción sin palabras, d,i Manuel Bonniin, y SrM'rzo, da
BJanica Beaz, quie ristreinó la orquesta, fi'guraran en el programa.
EQ el Gírcuilo de Bellas Airtesi Alguistin Soler, acompañado al piano por
Maruja Ara, dio un cancieTto el 13 de enero.
El quinto concierto d)e la terniporada. lo dlió la Orqueeita dp Cámara pi
día 14 de enrro. Colaíboró tamibién «1 vídiata Agustín, SoHer:.
El isexto concierto ©e vetrificó el día 26 de enero eni ©1 Gulimerá.,
El 12 de febrero dio em el Círculo do Bellas Artes uini conoierto lia pia-inista
Margarita Cante de Forteza.
En el Gran Hotel Taoro del Puerto de la Cruz las hermana-^ Josefliiia
y Aguetina Paiaviccini sie ipreiseintaron al púildico de Tener^ife •con la ejecución
de un iselecto prograjma musdcal: Sonata, do Mozart; Varinrionrisi
sobre un tema de Bt^thown, dei Sainit-Saéas; Scherzo macabro, die Muñoz
Molleda, ly BemMción rff Dios bn l/i solf^dad y Bapsodia hángarul
núm,. 9, dift Liszt. I
El 2i0 de feibreiro dieron las iivianistas Palavdooiim sai primer <'on'.'ierto
.(tn el Teatro Guimerá: Sonata (*n re mayor, dei Moizart; Scherzo, de Saiúit-
Saeins; La Bourree Fantasque, de Ohabrier; Silucias, de Airensky; Bendición
de Dios en la soledad, de ]j ¿zt, y Variaciones y fuga, de Bach,
El 21 del imiismo micis d'idhae pianistas dieron un conoierto con la Orquesta
de Cámara en el Guimerá: Concierto en do para dos pia¡nos y tw-qu'ésta
de cuerda.
El día 22 las mdamas dieron su sCg-undo com-áeírto en c\ Guimerá.
El día 23, en el octavo concierto de la Orquesta die 'Cámara en, el Gai'i-merá,
Josefina Palaviccinii initiwino en eil miismo, con' él concierto d^ Men-deísisahn.
El día 24 lias dos hermaTias dieiran, un conicSienito en cil Círculo de Bollas
Artes, con motivo de la inauguración de la iexposicióini de •acuarelas da
Bonnin (padire e hijo).
En lei] conciierto organñzialdo ¡por ifl Ateneo de La Laguna él domiinigo
27 de feibrcro, lias dos Ihermanas Palavdcciiii tocarom múViica de Badi,
Sainit-Saems, Muñoz Molleda, Aremisky, Infante, Granados y Liszt.
El último de isaa comciertoe lo dleiron la^ ipianistasi an el Hotel Taoio
•el 3 de marzo. )
La tardé de ese: día llae Palaviecini dieron otro coiiinierto en el Con-seirvatorio
Profesional.
En el acto de clauísura d)e la eooposlioión Boanin la cantante Lucrecia
l-2:i
Plasciicia y el violinista Osear HiemiáindeE, acoini,pañados ipor la profeisio-ra
Dolores Trujillo úa Groroetiiza, dieron UB lOoiiírieTto eu ñ Círculo id¿
Bellas Artes el 5 de marzo.
El iiovono concierto dg 'la tamporada lo dSó la Orqueisfba de Cámara el
18 do manzo. Tuvo el aliciexite de' quiy calaiboró con ella el pequeño violi'-
mista de 11 años Aigusibiiiiito León Ajra, que actuó da solista ion ni Con-ciiJTlo
fn mi menor, de Mcinidelssoha.
Las Palmas.—'Bl 14 da emieino la pdaaisiba Pilar Puüggari, la vioilimiáta
Nievee Gas y el violotnioeliista Jases M. Pcinclie dieroni uní cion<oierto en
El Gabianete Lilerarioi.
El 10 de foibrnro 'la Socieicjad Fillarmómca, bajo la diiTc<5c(i(ini accidental
del maeistro Prieto, veañf ic6 su quinto conciionto de la temjporada.
Bl 1€ del m'isimo mee las ihiTmar.as PalavScdiid dieron, un «onicicinto
en el Pérez Galdió®.
El 1 de marzo dlió isiu primer c-oncieito en el Péirez Galdóe el émini<al6
violinista Hleiniry Szerynig. Bl día 3 tuvo llugar c/1 s^eigundo. El 5 iinte,rvi-iiio
,cin lel concieirto de la Rilarmdnáca este gratn imtírpretei, que sentimoe
iiio haiber oído etti Teinfirife.
El 16 dp. marzo di6 la Hjlarmóniiica su sexto eoncicirto de la tempona-da,
ibajo la ddreiCíOión died maestro Conrad Betrtnihard, len el Pérez Galdiós.
La tairde del 18 del mismo mes y en El Museo Canario dio la ipianieta
Bemiedios Suérez Pexdomo un ooinderto a base: de músiica de dhapin, SLn-ding,
Badi y Lisizt.