NUEVAS INVESTIGACIONES
El cronista D. Juan Núñez de la Peña
(Continuación)
por BUENAVENTURA BONNET Y REVERÓN
Su riaje a la Península
SaibemoB que Núñ«c d« la Pefía ««tuyo en Bapafiía por loe «ños de
1680-86, pero igiDoUamos con qué fín (42). Conociemos este viaje por doe
dooumemitoe de su ipuño y letra que «e coni&ervan «n La Laguna en la Biblioteca
die k Real Sociedad Eoomámioa d» Aimiíoe del País de Temierife.
Ucoo^e titula: Memorias de don Juan Núñei de la Peña, que iba a España.
Año de 1685 (13 folios «ai 4S mayor). El otro, también de letra del
cronista, dice: Memoria de algunas encomieiidm que llevo a mi cuidado
a España (8 foJiois), en que «meta su estancia en la PentnsMia (48).
Confirma «u viaje uta siigx«iente amataxáóm que ai>aroce en su<s Memorias:
Pedro Pover, sobre quien trai^go la l«tra de tres nnH reales dfi
plata doble, eu fecha «tn veinte y nueve d« moviembrie d« mal 8ei«-
c¡«(ntos ochenta y cuatro, a sesenta días vi«ta, «ata aceptada em ca-
(42) Desconocemos el móvil que decidió a Núñez de la Peña a emprender
el viaje a la Peniínisula, pues ya su hermano D. Francisco, beneficiado
de Burguillos (Todedo), había faliacido con anterioridad a la redacción
de au Conquista impresa en 1676. Millares Tomes yerra caaaulo
afirma que nuestro cronista eisituvo en Elspaña en eoi jiiReas. lÁ estasncia dfl
Peña en la madre PM.ria, mo ha sido estudiada hasta ahora doch]imeintal-mente.
(43) Se conservan en el tomo ya citado dp "Arboles gemealógicoe''.
La primera páigina lleva una nota de letra del Sr. Rodr%ue2 MouTe qti«
dice: "Este cuaderno me lo .prestaron las «eñonitas de Trujillo y MoBvt»-
mayor".
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torco de marzo die miü eeiscieintos ocih«nita y 'cáinco; vive en Cádiz em
la calle del Oilsto, junto a la plazaiela de la Candiedaria, en unas casas
quf tipin«n un escud» de armas iSObre la ipuerta... Está toda cobrada.
Eete fdmal dítriuestra quie nuestro hiíatorilador estaba en. Cádiz pof
ñnes de marzo o pirinripioe áe abTál diel año 1685 ya citado (44).
En eJ cuadernillo de Memorilais referdido últimamenite se advierte la
Ihonda raíz religiiosa do la época. Véase en eomprobacidn aljrunos de los
lencargoe dados al cronista, <jo(m'einiz)amdo ipor loe isuyos propios y los de
\Sf3is pariente». Dice así:
SPÍS varas de damasco ñeigro «para el eírtandarte de nuestro padre
Saín Aigustín., y dos atizas é& hilo d« ^ a t a , fimo, delgado, para
el fleco y borlas. Que todo lo he de onviar por mi dovocdón para la
Hennandiad da la ciudiad de La Laguma, de qufi Roy hcrmaino. Unos
evajirgelioe de San. Juam piara altares de la ig'l.Pisiia de los Remedios
y Sati Diflígo y otros; por devocián. Unas bulas die las gra<riias de la
Cinta de mi padre San, Ag'ustín; por mi davodáii. Un Breviario de
buena letra con los santoe miuevos para mi hermama María de Santa
Teresa. Para nú prima doña Juaina die Samta Mangarita (4.5), uin libro
de Soliloquios de VoUeigas. Rezados rnievos para mi amigo el Padre
fray Gaspar die Paliemziuela, Lodo, don Bartolomé de Silva, Fray
Leonardo Felipe de Ocampo, y para otros amigos, y Alipiztar. Para
mi primo FVancifiloo Roddfo, un libro de oracáótn: y otro de %lray
Luils de Granada. También me dio uta real de a ocho, para que 1«
compre un tintero con su herramiemta.
Das emcomiendiais reUgiosais sie extejidlan a los partiiouliaTieis. Oigá-moele:
Para nuestra señora la Virgen Sacratísima del Ro.Siario, unas se-millaa
de m.irabrl'es que me ha encargado eH señor oapitám don Juam
de Urtusáustegui, »u devoto; y sA pudiera traietrlo» en macetas, lo
haré. Unoe libritos de los milagros de Santa Bárbara para Andrés
Rodríguez Bello, üin cuadro de San Bernardo, contemplando en un
crucifijo. Para el señor beineficiado de Taganana tengo do compraír
(44) Corroboran, nuestro aserto las atguientes palabras de nuestro
«'Toníata consignada.^ en .sus Mrmonns: "En dos de septiembre de 168B
«tuve en Córdoba..."
_ (45) La prima que cita Núñez de la Peña era hija ie Francisco Nú-
^«z de la Peña y de su mujer Isabel de los Olivos, de cuyo matrimonio
hubo 'cuatro hijos: dos varones y dos hetmbras, llamadas estáis Jorónima
y?w ^^° y Juana do Santa Margarita, monjas de Santa Oara. A reta
última «s a la que se refiere el cronista. (Ob. «it., pág. 398. ed, 1848).
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un Breviario en cuatro cuerpos de cuarto meaior que el de la mitad
de esta foja, con todos los Saatoe naovos hasta ihoy; y asi masimo
un calendario perpí^tuo. No he pecilbido inada a cueaita. Para nuest
ra iSieñora de Gracia, eii San Aguetín de La Laguna, una toca d«
plata boirdada.
Los encargos profanos tambdén sooi iinteresanteis:
Título d« H'Otario para Anigc] Domíng-uiez Soler. Una Idlbra de pie-dlra
lápiz rneigro, blando, para dibujaír a diaa Anto^nio Lope de la Guerra,
y otras cosas. Hay memopia que va cosida, en e©te libro. En-viésoQo
todo (46). Para ej eeñor Licenciado don Lázaro Blanco do
CastiiUa, lo contemido «p una -meimoria que me «ntregó; y los eepe-juelois
dejarios en Sevilla... Recibí de dicho señor peiso y niedio em
plata doble para ^staa cosas. Pora dian Luis Suárez, yemo del capá-,
táin FramcdiSico RaanÍTie^, mi veoi'UOi, un tinteiro con su herramienta
que me emcargó, qiie en trayéndiosedo me lo pagará. Pama Francisco
Ramos CJentellas, otro en la mesma conformidad. Para Bartolomé
Milán, un rpipertoaúo; y un libro die Procuradores para Salvador, en
mogo.
Entre las comisdones que iba a desempeñar aiitrei&acamoe las qoie ei-giuien:
En Servilla tengo de hablar a Juan Antonio, drujamo eai el Hospital
del Amor d» Dios, a quien iSBmití urna carta die Pascuaü Antonio
Oomisiuelo, su hernuano, y dlecMe le acuda con algo y a eu madre que
están en necesidad. Doíi Aüoiiisio diel Hoyo Sol6rzano, señor de la villa
de Samitiago, vive en la calle a-nciha de Saín Vicemte, en las casas
principales del veinticuatro don Manuel Gómez de Espinosa, en S&-
villa. Dos libritoa buenos ee pueden comprar: Cris tul fino y La sabia
de Coria, María de Jesús. Los añalejos se venden en Sevilla a
doe reales y medio en la calle dí> Genova, o casa de Juan de Tara-zona;
y cu'ajdemillos... a dos cuartos cada pliego.
En el prim'eír cuaderno dé MiPmoria^ nuestro hiietoriadior dedica urna
buena parte a illas genealogías:
Las larmais de Riveina, «ecribe, son tres fajas verdes ein campo de
oro. El capitán don Diego Femáakliez de Lutgo, saber en Xerez o en
Sanlúcar las armas de loe Benítez y Juan Fernéndez Pereira. Un
fulano Navarro, regidior diesta isla, hi-zo un papeil de todas las oon-
(46) Dicha fraise aparece en el ariginai con diatiinta tinta, pero d«
letra deü cronista, aunque más pequeña. Esto demuestra que loe encargos
que Uevaiha, S'Pgún los cumpiimeaitoba les añadía a continuacióin, la carrea
pondiente nota, como puede vers« tambi6n en otros asientos.
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cesiones de los oficios del Cabdldo e Ciudad. Uti fulano de Oioaña,
al^noe en Sepila, dtesicáendea de «stos que darán alguna razdn o
tendrán pia,ppí€s. Bartalomé Salís tuvo una hija casadla con un caiba-llero
del Ordein dte Santiago que moira en la calla de Regina Celi, que
teoge la dalle de la Palma. Main.táénese por »n hijo adoptivo Solís, caballero
dtel Orden de Calatrava, q»»e tnom en la ,plazu«ia de la Magdalena.
De mienor kniportia'niciía eon loa eá^ruienites asiiienitos:
Jiwn die iMgo, jUirado de Sevilla, caatudo con laiés, vivieron an
la callé de k Mar [Sevilla], en la oolladAn de Santa María la Ma^
yor. Elstébam Sopranis hizo siu tissitameinto cerrado y se abrió «n vein-
Citrés dte Tioviemlbre de 1669. Rafael Sopranus otorgó testamento ante
Matiheo Almanaexo, eacrilbaiio de Sevilla, «álbado onee dte abril
<fe 1552. Dejó hijos. Una araiizada de tierna en Sevilla tiene nueive
almudes de tierrra, con que una famjeigada (47) tiene doce almudes,
que eoin Una arajnKada y tres alimúdeis.
Tamibién Núñez de la Peñla se interasió por loe asuntos históricos. Vea-nMM
aliguina^ muestras:
Los navíoe y gei^tes que awnó el »añar Duque de Medina Sido-nia
ai razón sacada de un libro die cue ntas de la teasa del .señor duque,
eeoriptó de letra antigua con dios cubiertas de pergamino, en
l6 contaduría de su Excelertcia; y eJ rótulo que tiene dicho libro en
una cubierta diél, dize: "El libro de qiuenitae de la caea del señor Duque
de Medina Sidomía. Año 1494". EJnvió seis niavíos armados con
650 hombrea de a pi.e y los diemáS' oaivalloe i gente de iguerra. Saca-ráae
lo que comriniepe en. Sapaña.
Otro dato interesante ea «fl que a coniti'nuadftn transcribimos:
Jhoan B&nítez, conquistador d^ la .isla de Tenerife, dizen los tes-tigoe
que presentó en la informacióin de tnpg de junio de 1506, que
lo vieron embarcar en San Lu'car, y dize lel dicho que el no haver
traído á Manía de las Ouevae, su miug«r, a esta isla, a Siido porque
(47) La usada primeramente en Canaria^ tenía 417 brazas, después
*o trtíMzó la de cordel que constaíba de 1.600 brazas. El origetn de eeta me-
<*i<ia, haota a!h«ra en ueo «n el paí«, la da a coinooer el regidor Ainchieta.
Segfún este «roniS'ta, el conquistador D. Alomso Fernández de Lugo ordenó
a Alonso Galán y a Juan de Armáis midiesen con un cordel la tierra
que habían iseinlbrado Alonso Bello y FeraiaTido Soriano, con una fanega
ée trigo, la que reeultó tener cincuenta brazas d* largo por treinta y dos
de anfflio, que muítlpUcadas dam 1.600 brazas. ES iprimer doicumiento citado
por Anchieta, halblando de fanegadas de cordiel, e» una eecritura otorgada
en 15 de felbtero de 1546 ante Juam, López de Azoca. (Oesuna V«n
den Heede, El negionctMsmo ert Inn h\m Canarias, págs. 16»-169).
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a estado cautivo en Beril>ería, y que tiene ea fista isla [Tenerife], &a
casia polblada ooin Mjos y mogas, y que aihora cuatro o cinco años lie
cauítivaroin ieindo por trig'o (48), i que ipoír su suerte ti«ne empeñada
Su hacienda em Cádiz y otras partes.
Teimlbiié<n ce dé interéfi e| siigai«n|te ia^<en:iito>:
En la partición d!e los biienea do Primando del Hoio y dwña María
AJbarca, eu muger, qtue se hizo an el Realejo, año dte 1B44 a once de
septieinilbre, tiene uinais ioláusulas que diaen asi par mayor: litan
que por muejite de Femiamido del Oio quedaron poír PUS bienes dos
paros de casas an la teiud'ad de Seviilla, collación de Santa Cataliiia,
y uin cortijo y ciertas tiierras de paní en la vega de Carmiona que ai
pTfliWrite esrtá enaigien«do y comipnaido por diversaiB personas «in título.
Otrosí, por quíWito jxw aentemaia dada en gl Bead Coinsejo de Sus
Magestadee, ej Adélaantado de Canairiías don Ailonso Fernández de
Iiugo y isus ibienles esitán condenados a dar y restituir al dicho For-nanido
del Oio e a sus herederos estas tierras e suis aiguas i heireda-des
en «ata islia de Tenerife, e cierta cantiidlad de airroibats de agú-oar
(49) e dSvers'aie otra» eosfta, adjudicase a losi diidhias Humando
dril Oio i Oio Solórzono lais cinco eextas partels de iodo edlo y la
otra siexta parte a didio Diego de Céspedes para que cada uno de
elloe pueda pedir e demandar su parte como mexor viare que le coai-viene...
Entre lois asunitoe que ataitaní particuTWmemite a inueetro historiador
figura el sdguiemte:
Sacaráíie la fe de baptiismo de Trti madiro en la íií5legiia de Sam
(48) El P. Esipinoea Boe da cufinta de que áli A,dieílanitado D. Alonso
Fernández de Lugo y el conquistador Juan Benítez, su pariente, se hallaron
"en algumais guerras y trances peligrosas, como fué en lo de Saleas
y en Francia" (lito, III, •cap. XV). Éslta afirmación es iinexalcta. Se ttaíto
positivamente qup los franceses isitiaran el castillo de Salsee eü 16 de sep-tiemibre
de 1503, y huyeron a la ll'e'gada del rey Pemialndo, conceirtándoaie
lue^fo una tregua en noviomibre deí imísnio año. Sielndo esto a^, el Adelantado
no pudo asistir a tal aiíeióa, pues consita de loe libros Oapitiulares d^
Cabildo de Tenerife que de-sde el mes de junio del año 1503 al 1506 residió
Pemánd'ez de Lugo en eeta isla sin salir de «Ha. Tampoco Jiuan Benítez
ipudo acompañanlio ^n el supuesto viaje a Cataluña, ya que desde (^
1502 al 1506 estuvo cautivo de los moros, airigún el documento que exhuma
Núñez de la Peña.
(49) Por aqued tiempo el azú*car estuvo sir\'i(>ndo como moneda. Bl
regidor Anchieta Alarcón hace mención de una eiscrntura que en 28 di^ julio
de 1514 «e otorgó ante él escribano Antón Vailejo entre D* Leonor de
Guwnán, duquesa de Medina Sidonia, y Ddego de sám»rtín y Rafael Fw>
te, en que aquella dama enajena la finca llamada dei "La Duquesa", en la
villa de la Orotava, por «si predio de 8.400 arrobas de azúcar. (Osauna Van
den Heedf, El RcgionaNsmo en las /síms Canarias, pág. 69, nota).
222
Salvador de Sevilla, que inació año del 607. Hallóise en San Salvador
de Sfwilla, dMio año de 1607, por abril.
Otra nota de initerés para Peñía era la laiguáenite:
Ase de hazer diligreaida íBisitBaiido en Seváila de eacrilbir al Admi-nis-
trador del Hospital de la cáiudad de Cazalla, juinto a Oarmona, m«
Pinrvíe certificación de la muerte de Thomás L6pez, hijo de Manuel
López y de Catalina Hernández, nabural de las Camariafi, de la Oro-tava,
quie murió en dicho Hospital aivrá siete u ocho años, poco naás
o 'menos, y que venga icertificadia de tres escritonos notarios. Fué
el año df 1678 Su padre Manuel, grave.
En su reoorrido por AndaJ'ucía, parece qiu<? iiiuesitro cranifi.ta fijó tu
residancia en Sevilla, según ee desprende de ínis Mn^rrwrias. En aquella
dudad frecuentó los arohivos y lias bibliotecas, y en eatas vio y extractó
los Anales Eclesiásticos y Sf^ularcs de la muy noble y muy leal ciudad¡
de Servilla, publicados por Ortiz de Zúñiga ©.n 1677, o eea un año después
de imprimir su Conquista.
Los extractos de los Anales tomados por Peña ee refieren exclusiva-memte
a lais Canarias, y se conservan en ed archivo de la parroquia de la
Concepción de esta capital, en el fondo perteneciente a los hermanee Avecilla
(D. Nicolás y D. José Afonso y "Vázquez Avecilla), constituyendo numerosos
voHkneneis de kidicels de protocolos notariales a partir del año
1505 al 1599 y del 1567 al 1701; ademáe, gemealogías, blasones de variaa
familias y otras diversas materiais.
En ese fondo interesantísimo figuran varios documentos da puño y let
ra de Núñez de la Peña, y entre ellas el ya citado que titula: "Aptrnta-mientos
sacadas de los Anales da Sevilla, compuesito por dan Diego Ortiz
de Cúñiga, cavallero de la Orden de Santiago, natural de la dicha ciudad.
Impresso en Sevilla, año de 1677. Enquadiran desde el 1246, ora de 1284,
hasta el año 1671". Al margen del primier folio y de leitra de Peña, dice:
"Sacados de los Anales de Sevilla y otros apunAamientas".
El espíritu analítico de nuesitro croniiata le IWó a cotetjaír cuidaidosa-meftite
la obra de Zúñiga co,n la de Rodrigo Caro, el cual no solo fué céle^
Ibre por su Oanción a las ruinas de Itálica, sino tamlbién JKW (SUS Anít-ffüedades
de Sevilla... y Chorographya de su convento jurídico, publicada
«n 1684, libro que miuiBstira al poeta muy enidito en historia y epigrafía.
Peña nos dice al final del folio 240 ern eil volumen que heimos exami-
'oatSo: "He visto el libro d» Antigüedades de SeviUfl, escrito por Caro, y
es lo mismo que ^uñiga. No tóeoiie oosa notalbl© que no tanga (Juñiga,"
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Debo esta noticia a la gientileza de ini amigo eü investigador de arohi-vaa
Dr. D. Leopoldo de la Rosa y Olivera, así icomo tamibiéai Ija ocasión de
poder examinar personalmeinte dlahos inian¡uficiitos.
Núflez de la Peña descendía de judíos
Estudiadla la producción histórica del insfatigablie crondeta, importa conocer
su personalidad. Es cosa sabida que Peña teinía en mucho su origen
nobiliairio y, no obstanite, ee lo cierto qu© dieeceindía de judíos. Peax) antes
de djem'ostrarlo eis coinvenieaite piaira «uiestpo fin extractar lo que el mismo
historiador nos dice de aus ascendientes. Comienza así:
El capitán Rodrigo Núñez die la Peña, alcaide que fué del castillo
principal de La Luz en Gran Oanaria por los años de 1516, 1517
y 1518, pasó a aveoindarise a «LSta isla de Tenerife, donde fué alcalde
y gwarda mayor de la Orotava por ed Adielantado don Pedio Fernández
de Luigo «m albrü de 1527, y por el gobernador Sao Juan Verdugo
eu agosto die 1540. Fué ntenisajero a Corte por «ata isla deedfl
ol año de 1532 hasta el die 1536. Solicitó y gamo mu<dhas meaxedeis
reaieis (50) que se detallan en el libro de la Conquista.
De Rodrigo Núñez die la Peña í^e continúa la varonía de los Peñas
en esta anchipiélago. Fué vecA'üo, 'según dijimos, de Ir. ciudad
de Las Palmas, donde nació por los años de 1497, y tenía asimismo
el apellido Tenorio, porque Rodrigo Núñez d» la Peña, antepasado
suyo por vaionia, casó ooin doña Ana Teaiorio, eai Lanzarote, de
quienes descienden los Peñas de fstas islas (51). Casó con Beatriz de
(50) Nuestro autor ee complace en enumerar los beneficios conse-guidois
por 6u ascendiente em calidad de miemsajero. Dice así: "... Todo lo
referido en eetos tónco caipdtulos pasados con éste, consta de las ouentoB
y descargo que el dicho mensagero dio cuando vino de la Corte en el mete
de junio de dlicho año de 1586i, que está en el libro primero de escritxiraa
del Cabildo de esta isla, en donde podrá el curioso tomar razón de lo aquí
contenido cuando le pareciere y verá pasaron de 55 piovisioines las qu*
trujo eate mensagero, todas ecÁicdtadas por su persona, ain otros deepa-dios
muy inecesarios; no me conviene detenerme «n decir !a muícha capacidad
que tenía, por ser mi tercer abuelo, y el ouidado con que solicitó loa
negocios de esta isla... sólo me atrevo a decir que no ha habido mensagero
de esta iela, desde eu conquista hasta el día de hoy, qu« más provisiones
trujeee..." (pág. 264). Viera y Qavijo comenta este pasaje d« Núfiez
de la Peña (tom. II, pág. 279, H. 1859).
(51) "De esta familia de Peña—«scribe—íiay íen estas islas muchaa
familias, aeí de los desocmdientes primeros que poiWaron fiíi días y se hallaron
en suí! concfuistas, como algunos que han pasado a ella» d^ pocos añoe
a esta parte; los antiguos se avecindaron en Lanzarote, Fuerteventura y
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L^pe, hija de Gonzalo die Lejpe, aiLcaidie que fué áe Lcod, año de, 1520,
quienes murieron an la rciTidad dIe La Laguna. El dicho Rodrigo Nú-ñez
die Ka Peña otomgó teeitainiieirtto «ttv 1668.
Ete su matrimomk) hubo «^is iMjos y cuatro hijas. El primero fué
Antón Núñ-ez, chandller de la r«al Ohanidilleríla de la isila die Santo
Doming-Q, iproveído por Goberoiia/doír d» Santiago die Cui», y Visitia-dor
d* los ofikialefi de la guerra. Murió en el viajie peleamidio con eme.
mligos. No tuvo sucesión.
El isiegundo hijo fué Blas Núñez, jurado die eeta isla de Teinerife,
por renimoia die Framcisoo Pérez de Viletoria, feJwero de 1558. Casó
con F^ntíiBca d« loa Olivos, y iiiio tuvo «.ucesióin.
El tercer hijo fué Franciíaco Núñez de lia Peña, qu-p sirvió a
S. M. die caipitáti, como general die dwe flotaisi; asi consta de loe recaudos
de su noblezia ( ?), dice noiesitro historiador. Fué casado dos
veces: die su primer matrimonio tuvo la Rodriígo Núñez de la Peí-ña
(52), « Antón Núñez, a doña Laura y a doñta Kralmcisica de Ta
Paña, que no tuvieron isuoeisSión.
FitamioiBoo Núñez die la Peña caisó en aeiguindais inupcÍBiS con Magdalena
Rodiríguea de Barrios, teniendlo cuatro hijee: Andrés Núñez
de la Peña, que paisó a las Indüíaai con «u paidire y allí murieron ambos;
Salvador Núñez de la Peña Cemiteno, que casó con doña .luana
de Contrepae Anigfe|lin, pa.dire« diel alférez Ambrosio Núñez Angelin,
do dloña Jerónáma ide Saín Ddiego y dio dk>ña Juam» de Santa Manga-riita,
monja* «te Samrta CJaipa, y doña Magdalena de la Peña Aligelín,
que m^urió «in sucesáióm.. Otro hSjo fué Manuel Núñez de la Pefia,
que ipaisó a la£ Indnais, donde murió.
Otro hijo del íaegiuindio matrimonfiío die Franicisco Núñez de la Peña
fué el caipitán Juaní Núñez dei lia Peñoi, que casó Icón doña María
Solís, natural de la ciudiad die Gólidaba, padirns del doctor Franicisico
Núñez de la Peña, beneficiado que fué die BuTiguillos, donde murió.
Catnaria, de estas salieron para Tenerife, Gomera y Palma; los cuales
Bon todos unos, y están en cercano grado de piareintesoo sus descenddentee,
y los que aeimlsmo ham pasado a Indias, y alguuoa a España" (peanas
394-395). Esta última afirmación del cronista es errónea.
(52) Este Rodrigo Núñez de la Peña, náeto del mensajero, fué afi'cLo-nado
a la poeeía. En Ha obra del P. Espinosa aparecen dos medianas Sonetos
de eu pluma: el primero En alabanza dH autor, y el isegundo I>el
Mismo Rodrigo Núñez de la Peña, en loa de la obra. EJn el año 1584 eaibe-mos
que estaba en \a£ Indias, «egún el proceso que el Santo Ofidio había in-eoado
'contra Hernando de AJaToón, cuyo extracto publicamos; pero ya en
«1 de 1692, o acaso antes, ostalba etn Tenerife, dond'e eecrilbió los dos sone^
tos de referencia. Además Millares Cario cita otro inserto en el Libro de
^grandezas de la espniln, de D. Luís Pacheco Narváez, impresio en Mia-ceni
por los herederos die Juan Iñíguez de Loquerica ein 1600. (Bio-bibtin-grafio,
pá«s. 384-386).
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juii'sidiiccdión die Tolicidloi, y digí mí Juan Núñ^z de ]ia Peña; die doña Leonor
Chim ée Saín Fiiandisico y die dioña JUaina diel Eispíriitu Santo, dl-funtaa;
de doña Mairía d«i Santia Teireee., «vonja die Saüiita Clara, y
de doña Magdelienia de la Peña, «n esita «diidcud de La Lagruna (53).
Hasta aqtiii Núñez de la Peña. VeaimoiS ahora isu aacendeiicia judaica a
través de docawnentos induibitados, con eil ainterioír árbol ig^neailógico a la
vista.
Bntre Ins pnoicesiais caniaeirvadas eni el lairohávo áe la Inquiis«ci6n en Gran
Oanairda íliíguTlan vardae piezas de pTX)ioeddnw«nto» conitra judíos y conversos
muy intieresaínfceis: «n ulna die ©lia® se va contra, los testigos que depusieron
ein una inforimaciióini de limpfiezia piromoviida pw Framwieoo Núñez da
la Peña «n él año 1567, túsabueilo diel IhJBtoriíad'or, y lia eetgnuida contra los
testigws ipnesentado» por Blae Núñ«z de la Peña, hermano dieil anteríioír,
que asdmiemo piret«ndi6 demoertraír >sa hidlaügiufa diez añoe después, en 1577,
"en cierta ejecución que. se ¡hizo por parte de Gaspar i3e Arguijio, vecíino
de Sevilla". M Santo Oficio incoa procQsio eia (amibos casois en el año 1684.
Dejemos, pues, que hablem los diocuniAnibos, que dicen aisí:
Alonso de 'la Guenla, promotor fiíscal é& la icaiusia contra el capitán
don Francieco dte Balcáricel (54), en la mejor vía y formia quo
devD acuso criminalmpinte al susodlho por perjuro falso, o al menos
muy sospOchoso dello, porque isiolndo como Franioisco Núñez die
lia Peña, difunto, vecino que fué d>e»t|a oiiudad, eira detseendiemto d'e
ífonipiraeiém de judíos, por «er hijo legítimo de Rodj%o Núftez y Bea-triiz
do Lepe, veoinios desta ciudad, difuntos, que asimismo eran dfl»-
(58) Liib. n i , cap. V, pág. 398. El' d'iirterés de Prña por ¡su pairan-tela
lo hace ostudiar todas lais ñamas y icrwzamiientos con otrais familiae.
Díice a ese respecto: "Esta inoticia la hallará ^n! cutptoso en un árbol de loe
PalenaueJae que está en poder del doctor Felipe Machado Espinóla y Pa-lenzU'Ola,
Ibeneficiado de Nupistra Señora de Iwi Remedios de eeta ciudad
de La Laiguna, de donde qiuité esta rainía para dar laquii (ntoticia de cómo
fe enjertó con la (familia de los Peñas, que no híugo mucho, pues es obii-g'ación
mía tocándome su apellido, como lo Waré «i^npre que hallare oca-siián,
aunque en las demás, por no parecer curioso, brevemente las refiero,
y ¡más considierando que era diíücuJtoso el intento que necesdtaiba de libro
en particuliar, por las muchas familias iluistre.^ que tiemen estas isías..."
(Ob. ait., pág. 373).
(54) El capitán D. P'rancieco de Valcárcel fué Aliférez mayor de e.s-ta
isla de Tenerifi', eon voto de reigidor, en diciembre del año 1569, y tet-niente
del gobernador Salazar en el me» de septiembre de 1569. Era hijo
deJ Ldo. D. Criwtóibal de Valcárcel, regidor, y de D5 Isabel Luigo. Fué ca-aado
con D5 Isaibel de Aponte. Tuvo «ucesión. (Núñei de la Peña, página
399).
226
oeruii^inteis de g^n^raciióin de judíos, y aer el dicho Franicieico Núñcz
de la Peña ndeto, por peiirte de padre, de Beotiríz Núñez, vetaiina die
Xerez, que fué llaimade -poír •el Samito Oficio a la ciudiad d« Sevilla,
y pen4teaciada por él, y de Maniucd de Xcrez, que (aeimi»mo *ali6 a
un auito que se hizo etti la dicha cáaidad; y rebie ndeto, por parte die
madre, d« Luis Aloiiiso y Beaitriz Rodríguez, vecinoe de MogniRa-, padres
d(> Gonzalo de Lepp, su abuelo rmatemo, que fueron candeiiados
por la dha Inqui'Sáci'óii:; y de Diego Díaz y Mayor García, vecino«
de la villa do Leipe, poidire» de Ana Díaz, laibuela materna del diichio
Blaí Núñez, mujer diei dho Goinizaila de Lepe, loa cuales dhos sus tri-aabiudos
fueron ensamibenitados por la Inquiisicióa, en oicrto auto
que hizo «n Gübraleón; y domas deisto fueron rooomciliados por la Inh-quisioi^
Sn Juan Antón, Rod!ri|go y Lpiotnor die Lerpe, hermanos áH úi-laho
Gonzalo de Leipe, abuelo del díio Frainloiisco Núñez de la Peña.
Oomio itodo cooiBita y paresca por el libro de genealogiae de coiv
versos deistja isla de Theneidfa a fojais iciento y veiiiite y umia, cieaito y
veinte y seis, cieii.to y tredmita y una, doecieinitas y veinte y siete, de
lo «ual no podía pretender ignoraindia eil dho capitán Francisco BaJ-cárcel,
pues loe a/utois d« fee que se hazoin por la Inquial'cián ein todlaia
partes eon t a n públicos; ni tiampoco de 'la reputaoiAn de icomfeisots
en que loe sutsodhos aln estado y estáin en «.sta Ciudad, pues de lo
fcoiitrario no isie podían, jiatar ini alaíbaír loe .padlres y abuelos del dho
FramoLsco Núfiez do la Peña, pues ellos mismos deiclaraii lo referido
on esta mi alcuisaciAn (55).
Eln esta misma información de limpieza de sangre se incoa proceeo
oontra Pedro GU, meroader, veicino de la Orotavia, -poír perjuro y testigo
íaiUiO,
porque siendo como Fraincisco Núñez de la Peña, vecino desta ciudad,
era hijo legítimo de Rodrigo Núñez y de Beatriz de Lepe, sana
padres, veoinoa dtesta dlha ciud^, los qualee eran descendientes de
generación de jiudíos... juró en cieota informacdón de limpieza ser
de razia liimipia y sin máicula... Yten pwrqiie sdiendo oomio doña María,
segunda muiger dfel dlho Francisco Núñez de la Peña, aeimáisimo
deis'cendiemte de icoinfeaos y de oondieaiados por la Inqiiilsáioión, como
paresce por «1 dicho libro de «mverisos y por el ded Obispado, por eer
hija de Zódlo Ramírez... eH dScho Pedro Gil, dijo que la tenía por
cristiana vieja e hijadalgo a la dicha doña María... (56).
(55) Se le condenó "a ser reprehendido en pública audiencia, y a la
multa de quince ducados, advirtiéndole que de reincidir en el mismo delito
«era gravemente castigado y no se usará de la misericordia que al pore-seme".
(66) Se le castiga ail pago de véante ducados de multa, además de las
amonastacionea de rigor.
227
Bn la información practicada por Blas Núñez de de Peña, el promotor
fisKJail acfuisa & D. Luis de Caetilla, vecino de La Laig^na, de perjuro, testigo
falso, o al menos nnuy so®piecho9o de ello,
parque siendo Icomo Bliais Núñez, ©s Ihijo legítimo de Rodrigo Núm'z
y Beatriz de Leipe, vezinioa que fueroa desta ciudad, difup.ita?, le»
quiales eran descendáieTites de generación ée, judio®...
El diiciho dlon Luda da CJastilla, con poco temor de Diois, en veinte
y ocho de eeiptieonibre diel año die setenta y siietei, débaxo de juiía^
manto, respondiendo a la vna, dios, tros, quiatro, ^imco y «iete preguntas
de un interrogatorio presentado por el dácho Blas Núñez para
averiguación de su hidlalgula a cáierta eocecaiciión que se hizo por
parte die Gaapaír dle Ajiguijo, v.ezátxo de Sevilla, debaxo do juramemto,
dixo tenor al dicho Rodi-igo Núñez, padi'e del diiicho Bla>s Núñoz, por
hombre princirpai e de mucha oaliidlad, e que auía oydo diezir era hijodalgo
c que lo tenia por tal, según que por cientos recaudos suyos
páresela e por un auoto que su fallo de mayor a%iía protnungiado, e
qjuo tenía al dflio Blais Núñez en la posesión que tuuo a el dáciho su
piadre, como todo máe largo consta y parosce por el dicho su dicho...
(57).
Se procede tamibién contra Hernando de Alaircón, vecino die La Laguna,
que en su decloraicióii dijo
que conoce ai dicho Blas Núñez y conoció asimismo a s^u hetrmano
Francisco Núñea, que eg difunto, y Rodrigo Núñez, que e&tá eJi In-áiat
», y a dos frayles laigustiinois que ise Uaraiauain Fray Diego Núñ€|z
y Fray Pablo, que asimismo son difuntos, y que iconoció aisimismo
a Rodrigo Núñez, piadre de los eusodhos, y que de la madre no
se acuerda della ni do albueíoe nínigunos de padre ni de madre... (58).
Interesante e« el proceso seguido conitra Juan Núñez Jaizme, escribano
público dte la iisHa de Tenerife. Se le acusa de qane
siendo como es desoendiiente de generación de converíioe, reconicilia-do3
y condenados por la Inqidadicióti, (como oomsita por el Libro s«-
(57) Ein el mdamo expediente y legajo ee va contra Juan de Castilla,
Alioasio Gallegos, «scribamo público die La; Laguna, y Juan de Es«año, regidor,
por ©1 mismo motivo. Se les condema a pagar cada uno quince ducados,
a ser reprehendidos púWi'damente y a lae demás prevenciones de rúbrica.
(58) Se le condenó a la multa de doce ducados. La ascendencia de Her-ttando
de Alarcón, emparentada con los Peña, la estudia muestro cronista
m las págs. 889-398 de su Conquista. Lo® frailas citados en la declaración
de Alarcón fueran el cuarto y quinto hijo de Rodrigo Núñez de la Peña
y Beatriz de Lepe.
228
gundo de ^a^aíogme ée conv'erbois deísta ysda de Themerífe, a echo
información de xptdano biejo... (fol. 900).
Tamibiéin se vía contra Frainciaca die la Peña, miujer áe Francieco Rodríguez
(fol. 916), por la miama caixsia, y parieinte del proioesado. Aparece
como idiescendienta por parte de madre, Isabed Núñez, aiatural dé Gibra-león,
die generación de judíos oondenados por Ha loquiedción.
Su madre faié casada con Alonso Hernández de Córdoba, nieto por parte
de madre de Pedro de AüiMointe, veciw> que fué de la La Gomera, y Juana
Hernández, «w mujer, y Ibiendeto por la miisma línea de Marcos Aloniso
de Almonte, natural de la villa de Almonite y vetíiiiiio dte Lepe, y de Beaitriz
Alonso, su mujer, natural de la villa de Lepe, padres dell di^ho Pedro de
Almonte, su labuedo,
que ambois a dos fueron reconciliadlos por la Inqmeioión de Sevilla en
ciento auioto que se hiao en Gibraleón... (59).
Loa dooumeinios tranacriitoo demueiSbrain de manema ÍTirefiriagaibl« la procedencia
judaica de nueetro histordador, que ignorábamos hasta ahora; pero
ik> que nos parece inverosímil es que Núñez de lia Peña, tain oompe-tante
«n genealogía» ajenas, deaioonoci«ra »u propia aacendencia ai atribuirse
el origen noble dg que alardea en varios pasajes d© su obra.
Para mejor oompretnisión del lector, a continuación insertamos el árbol
de costados del cronista lagunieiroi quie delbemos a la cortesanía gantiieza
del acadénMco Dr. D. Toanáa Taibareis de Nava, prestigiosa autoridad an
Ganeíalogía canaria, cuyos traibajois eolbre la materia—ÍTireprochables por
la exactitud histórica que en ellos campea—ham sido en buena piarte ,pu-blicadoe
en las páginas dte este Revista.
(59) Isabel Núñez fué hija de Pedro Almonite y de Juana Hernández.
Casó dos veces: la primera con Aloraso Fernández ée Córdoba, y la segunda
con Martín Sánchez. Otorgó testamento en La Laguna ante Ju'an Ancihieta,
año do 1580. Del lapigundo matrimonio tuvo a Juan Núñez Jaiame, escribano,
(al cual ee refiere el proceso. "Eis;ta sucesión de Pedro Almonte y JHiana
Hernández—dice Peña—^l!a cual me ha constado por inetrumentos, que aunque
la pudiera alargar más, pero por no ser prolijo la dejo". A Juan Núñez
Jaizme ¡se le condena por el Santo Oficio al pago de veinte ducados de
multa, reprehensión en aludiencia pública, y .quiCi no use de lías informaioio-nes
de limpieza que ha hecho, con apercilbimiento de que si lo hace sieirá
castig'ado severamente. Aroh. de la InquMción (Museo Canario). Signa-tawas
LXXXV, 2; XCVII, 17; a i , 9; CXV, 28-29. Debemos a nuestro pai-riente
eJ joven D. Sergio F. Bonret Suárez la noticia del origem judaico
dtt la familia de Núfte* die la Peña, y a la bibliotecaria del Museo, Srta. Au-runa
Rodríguez Galimdo, la» trainscripioianes que publicamos.
229
ASCENDENCIA DE DON JUAN NÚÑEZ DE LA PERA
El cro-n
¡ s t a
Don luán
Niiliz i i
la Peda
El capitán
luán
Níillez de
la Pena
Francisco
NíiDez le
la Pefia
Francisco
Hiinez de
la relia
Rodrigo Níinez de
la Pena
Beatriz de Lepe
(d)
Magdalena
Rodríguez
de Barrios
María Ra- ^'""' « " " T"
rairez (i) \
I H . N.
Pedro Manln centeno
luán Rodríguez
Magialena de Barrios
Roariguez
oe Barrios Francisca Ittr-niolez
Manuel de Jerez
Beatriz Hlillez (e)
Gonzalo de | Luis Alonso
Lepe I Beatriz Rodrigan (h)
inania? (ti i " " » ' " "" * " " " * ^ ' " I Mayor Cardad)
«ions« de Baeza,regidor de canaria (g)
juliana Raitii-1 Juan Ramírez (¡)
f " í Francisca NíiDez
El conQuisiador Rodrigo de Barrios
l^aíei de los Olivos
El conquistador Francisco Yiaez
Isabel Heriiidez
Mariadtt
Solís (a)\
Cristitil lolit
Leonor de ia i;ruz Mulloz (c)
(a) El capltin Juan Núftez de la Peña y María Solis, casados en Santa Cruz en 1625
y velados en los Remedios, de La Laguna, el 16 de octubre del siguiente año de 1626, -
(b) Francisco Núñez de la PeRa y fAarla Ramírez, casados en los Remedios, de La Laguna,
el 30 de septiembre de 1568. - i c ) Cristóbal Solis y Leonor de la Cruz Muñoz,
naturales de Córdoba.—(d) Rodrigo Núftez de la Pefta y Beatriz de Lepe, vecinos de La
Laguna.—(e) Manuel Jerez y Beatriz Núñez, vecinos de Jerez, penitenciados por la In-ulslclón
de Sevilla. —if¡ Gonzalo de Lepe y Ana Díaz, vecinos de Lepe. —(g) Alonso
e Baeza, confeso, (hi Luis Alonso y Beatriz f^odrlguez, vecinos de Moguer, condenados
por la Inquisición de Sevilla.—(1) Diego Díaz y Mayor García, vecinos de Lepe, reconciliado
» por la Inquisición en cierto auto que se hizo en Gibraleón, —(j) Juan Ramírez,
liljo de converso. •
I
Poat mortem
Píúftez d« i& Pefia fué um hambr© que coneaífró mod«B.l;ámente toda eu
vida a la Mstoiria y a la g«ini«aiÍK>^ regional: esto nadüe se lo ha diaiputa^
do, mi aiun «1 misimo Viera y Óla'Vijo que temito le censura ipor «u falta de
crítica y por sil tentleniclia escolástica; poro tales juicios, no exactois deü
todo, en nada alteran loe piredosos datoa que nos da, adqtiirídoB en documentos,
MWiatecas y archivoe; Bwis citas son aienvpre verdadteras, así como
las refependas a que acude. Gomo historiador y genealogista, Niiñez
de la Peña representa al genuino croriiista.
Cargado de años, de saber y de virtudes, bajó al isepulicro ya ootoge-inario,
el 8 de enero de 1721, dejatvdo tal nomibre en, las i»las, que aun »e
230
le recuerda y eomenta. Su memoria quedó asegurada can su historia y
sus árboJieg g-ancalógicos. Vi«ra nos dice que Núñez die la Peña vivió puro
manteista y simple celilba/to hasta su muerte, que siempre tuvo presente
mucho antes que llegáis*, por lo que habiendo elegido su sepultura en
el cLauístiro de San Aguetín, de La Laguna, hizo poner sobre ella este epitafio,
que él miamo compuso en una copla triste:
llaec ost rfquivs mc(i. Año 1707.
Piadoso cristiano, amigo,
Un. pecador que aquí yace.
Te ruega por caridad
Digas: Roquiesicat in pace (60).
En su sepuiloro, situado junto a la entrada del salón de actos del actual
Instituto Nacjomal de Enseñanza Media, de esta ciudad, permaneció
largos años. Loa friaáJes solían rezarle respanisoe en, determinados días, especialmente
en el de siu óbito; ,pero la imestabUidad de las cocas hiúmanas
hizo que el descanso de sus restas no fuera eterno. Eni 1821, un siglo después
de 6U muerte, se dictó la exclaustración de los frailee y la imcauta-cián
por el EJstado de los toieneis dieü clero. Años más tarde, len 1834, se
abría de nfuevo la Univereddad de La Lagu^na, y por Real Orden die 24 d«
jimiiio de 1837 se concedía a dicho Centro el edificio que fué (convento de
San Agustín; luego, en 1842, di Ayuntaimdeinto do la misma ciudad solicitó
quie el Claustro de la Ulnivepsidad le facilitara doe isadas de la parte baja
del convento para dedicarlas a escuelas primaTias. donación que fué autorizada
por el señor Intendiemte de la Provincia (61).
Aquella nueva juventud escolar comenzó, por ese evspíñtu inquieto y
a la vez inicorascáente quie le es prapio, a remover loe sepulcros de los frai-lie
» que ailí doraní«n el aueño eterno, y entre elloa él de Núñéz dfe la Peña,
hasta que el año 1845 fué claueuT.ada definitivamente la Uraivepsádtad. En
«1 «siguíent* de 1846 »e creó el Instituto de Segunda Bneeñaniza que se
(60) Nos parpce injusto y hasta irreverente el juicio que merece a Mi-llaires
Torres pl epitafio redactado por Núñez de la Peña, del que escribe:
"... y soibre su lo*a se igratkS este epitafio, tan trivial en la fras« como en el
peneamiento, compuesto por él mismo con «ste obj'eto...'' (Biograftas de
canarios célebres, tom. I, pág. 108). Viera y Olavijo es más re'cto en sua
apreciaciones.
(61) Revista de Historia, núm. 72, (octuibre-didembre 1946): ün centenario.
El fifi de la Universidad fcmandinm, por un "Maestro en Artes".
231
iiiistaló en el inisinio edificio y fué naoesaria la refomxa d« loe claustros y
la traneformíiciión die las celdas en aulas para las dases.
Predkiio fué exhumar entonioas loe restos die miiohos frailiee, y con ellos
los de Núñez de la Peña, quie iseig itrainveinite hiaibríaii laido meadaidoe ooii
loa Ide aquéllos, si vm verdadero patricio laguiieiro, D. Martín A. B«Uo,
quie ejercía el cargo de Mbliotecario del nuevo Centro, no hubiera tenido
ki prtwifiián de rccoigerlos y colocarlas en una modesita caja que diepositó
en un lugaiT reisiervado de la Biblioteca.
Y allí, «n uin desvám oouflto a lais máradias del curioso, ^permanecieron
los despojos mortalee de nueistro croniata durante trieiita y cinco años,
alvidados die la mayoría de las gentes o vistos con indiferencia. Un acontecimiento
digno de recordación despertó ©1 espíritu patrddtico. En el año
1881 Se verifd'có el traslado d'O las cenizas deil primer Adelantado D. Alacir
«0 Fernández de liuigo, conquástadior die Tenerife y fundador do la ciudad
de La Laguina, desde el solar que fué templo de San Migiuielí de las Victorias
a la Catedral, a^-to que se celebró con «oleminiiidad y magnificentaia,
seglóm hemos vieto em lo® periódicos de aquel tiempo.
Elntonioeis se recordó die naievo a Núñez da la Peña, y ifué la Saciedad
Irístrucitiva de La Laguna quien tomó la iniciativa de dedicarle xm home-niaje,
al delelbrar sesión extraordinaria para conmemorar el primer ami-versario
de su reorganización (25 de 'Septiembre de 1881). En la velada
hablaron los Sres. D. José Hernández Sayer, D. Juan Ascanio y Nieves,
D. Diego Costa y los pogtas D. Antonio Zerolo y D. Patricio Perera.
Oeirró el acto el piros-idente D. Patricio Bstévanez Murphy, •m&& tarde
afamado periodiista, y maniifeetó qoie iba a someter al juicio de los asistentas
una idea que esperaba fuera acogida con simpatía, y que lo seria a»-
gmramenite por todas las personae amantes de «ate país. La Sociedad Instructiva
se propone—dijo ei Sr. Eistévamaz—levantar en el salón de actos
públicos del Instituto um modesto ««ipulcro donde guardar los restos do
D. Juan Núñez de la Peina, historiador de las felais Oainajria«, e hijo de
La Laguna, que dispuso en vida que sus cenizas reposaraii eternamente
en los Claustros de Sam Aguetíni, y que se conservan en una mezquiína
(íaja entre los libras de la Biblioteca (62).
Esta fué la segunda tentativa para salvar los restos de nuestro cronista
de la inciuria an que yaieían, pero la idiea propuesita por el Sr. Estéva-
(62) "Revista de Canarias", niúm. 67, corresipondiente al 8 de octubre
do 1881, en FM "Conversación quincenal". *
232
ncí parece que tno satisfizo del todo, y ftié el periódico "La Opinión", qti«
se puíWicaiba en Santa Cru^, él (portavoz que se hiío eco de tal diis'etnitl-iniiieiito.
El ST. Eiatévanez rerrtite entomcee vina, carta al director de la "Revista
da Caii'airias'', que la iinserta <»n el siguieinte encabezado:
Como nueetros tóctorpia verfaii; en, la "Coruvensadón quincenal"
(M mes anterior, la "Sowiediad InsbruotSva", de La Laguna, se propone
LSaüvaír deil olvidio los rostas éñ Núñez de 'la Peña, el conocido
cronisita de nuestra ¡háetoniía pnovnincial, hijo de aquella eiudad. El
patriótico proyecto lo hizo público eQ digno preeddeinte de aquella
aociediad, nuestro querido amigo don Patnicio Bstévanez, en la se-sión
última del aludido centro Hterario, y hoy solicita nuestra c»-
operación, en la carta que con el mayor gUiSito copiamos a continuación:
"Querido amigo: Hace días que ,peinBaiba escrilbirte pidnéndote tu
cooperación, o por lo menos que dájeira» algo «n tu "Revista" aicerea
dle la, idoa que emití en la última BSsiLón extaiaondinar'ia de nuebitra
"Sociedad Instructiva" respecto a los hufisos de Núñez de la Peña,
y hoy me deeidte a hacerlo un iSuelto que he leído en al núm. 110 de
"La Opiínáón", a cuyo aiutoir pBirpco que no isiatUrface por completo e5
pensamiento o, al menos, eu manera d» reaiiiaarlo, (sin. dxida por que
lo ha conocido sin detalles o desifigurado.
Yo propuee que en (aquel «alón de grados del Instituto, donde
nueistra socdediad «elelbra SMS sesiones extraordiinarias, gracias a la
amiabi'lidad con que eiem:pire lo pone a ¡nuestra dáispoeáición el Direo-tor
del estaiblecimiento don Sebastóáa Alvarez, se construyese oin
modesto mausoleo que guarda«e las cenÜMe de nuestro fanKXSo hi®-
toriajdoj", ruó por deseo de quátarllp a la ceremonia que oon tal objeto
30 verificase, el carácter religioso que tal vez pudiera tener, ni caJcoi-lando
que dándole mayor extensión al ijensiamiiento se orLginarf'aiii
gastas que la "Sociedad Instructiva" no pudiera isufragar; ni pow
querer prirvar de tumba ardistdaiia, como supone fl sueltista, al qu«
fué en vida icrisbiano feírwipoeo; eíno creyendo que para un hombre
de las afícionies de Núñez de la Peña mngún templo máe digno de
guardar sus cenizafi que el .templo auiguisto de las ciencias y lae letra
», y, sobre todo, queriendo cumplir en lo posible la voluntad' deíl
muerto.
En isu teisitamento dájo Núñez de la Peña que deseaba que su
cuierpo fuese enterrado en lo® clauísitroe del convefíibo d)e San Agusi-tfn,,
y allí «e le eniterró. Dejó San Aguíatím da ser oomvento para con-vertjirise
en Inetituito, y al hacersie en mte «lauísitros aüganais reforma»,
hfl,oe ya bastariiteis años, el entonces Mbliotecario don Martín A. Bello
recogió los huesos que habían sido exhumadoe y que, sin eu
previsión, hubieran ido a parar, juntamente con los de muehos fraS^
233
les ideseniterrados al mismo tiiempo, a la fosa común, petrdiéndoee
pana siempre.
Núñez de la Peña, al oomsignaa: aquella su volun'ba'd, pensaría tai
vez que los frailea podrían ip^erpeituamente elevar al cielo pl^gañas
por 6\i alima al pisar la losa de su sApultaira y leer el etpitafio quQi
él mismo había eaciriito para eJla; pero como los frailes desaíMtrecie-ron
para ceder au casa a la juventud oatudiosa que .emx»eiz6 por d«s-eniterrartle,
diirán alg^unoe que hoy mo teiid>ría ©I miismo deseo y qu*
deíbe eutaffTáins.ele en un templo o en el oementerio. Yo, sin embaír-go,
isigo creyendo que nánigúii sitio más a proj>dsdto que el por mí
ipropuesto, no sólo porque eis el designado por él miemo, siino por
que llena mejor e] objeto de perpetuar su memoria.
En cualquier otro dormiría olvidado, «m cuanto, con el tiempo,
se borraipaiii las iiupresionefi de los pocos que xíreaemciaran el h«ciho
que hoy nos pioponemoe llovaír a cabo, o eólo s e le .coiíaiderairía como
a un aainto; mientras que en el Imstituto, al leer los jóvenes su
epitafio y compremder que por algo CistaTÍan allí los restos de aquel
hombre, procurarían conocerle, estudáao: sus obras, imitar su ejen^
pío, y lograremoe que su nombre sea inmortal, preaentóndolo con
caracteres iiidelielbles a las generaciancs que han de sucedeoios.
No Gis cisto decir yo, o mejor dicho, que la "So.eiedad Instructiva"
se opoiiiga a que se le sepulte fuera del Instituto. Nuestro objeto
principal es que no se lies deje diomdic e=tán, expuestoe a que se
pierdan por completo; pero no hemioe de empeñarnos en que preTa^
lezca en todo nuestra opinión, máxime estando dispuestos, como estamos,
a que, si el ponsamá^nto es aceptado por todoe, ee forme una
Comisiión que lo realice, icompueista de representantea de todas las
corporacionee y sociedadie», ino sólo de la localidad, sino de la isla.
Bscta Coimitsiión estudiaría dotejiidamente el proyecto y, oomocidas las
opiniorjes de todos, ise acordaría definitivamente lo que se creyera
mejor.
Ocúpate de esto en tu "(Conversación quineeinal", interesa a tus
compañeros en la prensa para que nos apoyen, y eerá un nuevo favor
quif habrá de agradecerte tu buen amigo, Patricio" (63).
Huc extulit ex hiimiliori
Tranacumieron tres lustros desde que el Sr. Eetévanaz inició su proposición
de honrar la memoria de Núñez de la Peña. Lletgó d año 1896 y
la isla entera y princLpalmeinte La Lag'uaia «e diistpuso a cetebrar el cuarto
(63) "Revista de Canarias", núm. 70, del 28 de octubre de 1881,
Año III. "Conversación quincenal".
234
centenajrio de la ainexión ée Toiiierife a Castilla. En el pragrama de laa
fiestas se anunciaba para el día 25 de septiembre por Aa mañana la traslación
de los restos del historiador e inisigne geneaílagieta D. Juan Núñoz
de la Peña, desde ell salón de actos del entonces Inistituto de Canariae a
la igpleaia de San Agustín, donde se oelebraríau soleminiee honras fúnebres.
Adamáis se aiimnciaba, por la noche, una velada liiberaria an hontoir
del céleibre cronista y de los héroes que en uno y otro baindo figuraron en
la Conquista... (64). Al fin se iba a hacer jueticia al historiador, al ardiente
patriota y al hijo die La Lagiuina.
Bl día prefijado isie verificó el traslado e inhumación de las oenizae
diel primer cronista de las isiais. La comitiva ¡se formó en el «alón de actos
del Instituto, «oíivertido en capilla airdienite, y de allí sailió el cortejo
acompañando R1 féretro a la inmediata iglesia de San Agustín, donde se
efectuó un eolemne fuineral. El templo «staba adornado con severidad y
giuaito, y en el centro del crucero se levantaba van miagnífico catafalco donde
se colocaron los restos. La concurrenoia era eniowne.
La oración fúnebre estuvo a cargo deil beneficiado de la Catedral
D. Tomás Hemándiez Bapinosia, y terminiada que fuié se extelnidió y firmó
el acta corresipondienite, que con las oenázas de Núñez de la Peña fué depositada
en om sepulcro abierto en la pared lateral de la nave derecha
del templo (65).
Bse documarafco, del cuail oonocemos el duplicado, dice:
En la iciudad de La Laguma, a vdinticiinoo die «eptiembre de mil
ocihocientos moventa y «eiLs-: Constituido el tribunal eclesiástico en
la iglesia de SaTi' Aguistín de esta ciudad, presientas lae autoridades
nuip^riore* de la Provincia, el Exceleintísimo Ayuntamiemto de esta
ciudad. Claustro de Profeeores del Instituto Provincial, Comisione®
del Iluistrísimo Cabildo Catedral y Escuela Normal Superior, y demás
señores ¡mviitados al acto, se procedió, deepuée dte los solemines
oficios fúnebres cetebradoa en dicho templo, a la colocación de los
rctítois mortales del croiiiista de estas islas Licenciíado don .luán Nú-
(64) La velada literaria estuvo muy brillante ei nos atenemoiS a laa
í^sefias publicadas en la prensa local. Pronunciaron discursos los señores
D. Silverio y D. Mateo Alonso del Castillo, D. Hilario del Olimo MíUr
guez, D. Eugenio Sainte-Marie, D. Ferniando de Torres, D. Manuel Del^a-do
Barreto y el poeta D. Guillermo Peirera, cerrando el acto el presidente
de los festejos Sr. Sáncihez Rivero. ("Diario de Tenerife" del 26 de aepl-tiemlbre).
(65) Hemos extractado dichas noticias del "Diario de Tenerife" d«il
26 de septiembre de IS^e, ya citado.
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ñez de la Peña, en un sepiufcro albá«rto en la pared lateiTil d'e la o»-
ve d'e l'a derecha al entrar, trasladadoa d« la Biblioteca Proviacial,
donde sie venían cugtodiarado desde que fueron exhumados de su primitivo
eiepuloro situado eai pl Claustro del exting-uido convento de
San Aguisitín, frente a lia pueirta die la Sala de Grados del Instituto
Provincial (66):
Y para que así conste, de orden veirbal del Muy Ilustre Sor. Doctor
D. Silverio Alonso del Castillo y Péraz, Provisor y Vicario ge-
.neral de lesta Diócoeis de Tenerife, S. P., siendo Prelado de la mi6-
ma ©1 ntmo. Sor. Don Nicolás Rey Redondo, extiendo la presente
•aota qu9 firmo <MÍ\¡ SU Srüoriai, de que oertifico y doy fe.—Dr. Silverio
Alanso del Castillo y Pérez.—José Díaz Saawdra, ;notairio
p5 ecx;o. arohive.ro.
Seguidamente ae procedió a coloca<r Ha lápida de mármol, cerrando la
tumba del hisitoriador y genealogista. La Insicripción, en latín eleigante,
dice:
Lie. D. D. JOANNIS NÚÑEZ DE LA PEÑA
MORTALES EXUVIAE iHOC TEGUNTUR MARMORE
CANARIENSIUM INSULARUM
PRÍSTINAS HISTORIAE FONTES, FIDE CATHOLICA DUCE,
INDEFESSO LABORE PERSCRUTANTEM ET IN LUCE EDENTEM
FILIORUM NON INMEMOR PRAECLARORUM
EX HUMILIORI
HUC EXTULIT PATRIA ANNO DM1. MDCCCXCVI.
NATUS IN HAC CIVITATE LAGUNENSI PRIDIE. KAL. JUN. MDCXLI.
IN EADEM OOCUBUIT MDOCXXI INEUNTE.
R. I. P.
Que en castellano dice: "Bajo eotte mármol desicanean los desipojos mortales
del Ldo. D. Juan Núñez de la Peña. Después de lincansaMe labor, e
impulsado por la fe católica, dio a conocer las primeras fuemtee de la hi®-
(66) D. José Rodríguez Moure en isiu Guia histórica dr La Laguna
al describir las lápidas sepulcrales de la iigleaia de San Afrustín, refiriéndose
a la de nuestro croniísita, dice: " . . . y Ja del hiistoriador Núñea de la
Peña, cuyog restoe, después de dormir más» de treinta años en los estantes
de la biblioteca, al fin, en las inoilvidaWes fi.est&s del iMtimo e^ntei-nario
de la Conquista—que OTigaiiizó, dliscutió y llevó a término, en lo que
pudo, la cél<>lbre "Junta Maisrna"—fueron colocados ibajo mod^a*a lo'sa em
la pared lateral de la capilla del Sagrario". (Ob. cit., pág. 168). í31 aota
96 conis.erva cn la Biblioteca de. la Real Sociedad Económica de Am%os
del País de Tenerife.
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to<ri& de las Islafi Oanariae. La Patria, que no olvida a sus Euistre-s hijos,
traal'adó aquí sus restoe deede un lugar iriás btunilde (67) el año de 1896.
Nació eta mayo de 1641 en eeta ciudad de La Iia,guna, doinde murió a comienzos
del áe 1721. Descanse en paz".
El epitafio nos haibla elocueoírtiemente de un tdmerfeño que fué amante
de su tierra, y de un hombre sencillo, laborioso, activo e inteligente. Arrancó
del olvido multitud de ¡hedhos que sdn eu oonetancia habrían quedado
perdidos para adempre, y com auis ánboles genealógicos, tan aprovieiohados
hoy día por los estudiosos, dio a conocer lia deacendenKáa de lois primeros
(oonquistadores y el origen de su nobleza.
Núñez de la Peña es el primer cronista natural de estas i«las. Con él
comáenza la serie no imterrumipida que culnriíua en «1 Regidor Anchieta y
Alarcón y alcanza hasta Rodríguez Moure; todos encendidos en el noblie
deseo de conocer nuestro pasado y desentrañarlo de los mardhitos y voluminosos
infolios do nuestros archivos y Wbliotecas. Eepíritus animados
por la fe, y guiados en sois prolonigtadas vigilias por las doradas leyemdas
y encantadoras tradiciones de nuestra gesta ¡primitiva.
Cuando escriibimo» estas líneas se hao cumi>lido cincuenta años que reposan
l-as cemizas de D. Juan Núñez de la Peña en la iglesia de San Agus»
tín. ¡Quiera la Providencia que allí descansen eternamente y que el ejemplo
de »u vida adoctrine a las igeneradones futuras!
(^7) GorreBiponden estas palabras a la traducción del "huc extulit «x
humildori" de Ja inscripción sepulcral, las que hemos tomado como epígrafe
para «i último capítulo de este trabajo, como simbdo d© lia vida de Núñez
de la Peña, en la que tanto Tc^amdece su h-umildad.