Sama Cruz de fcnerifg I
Tenerife en las Cortes de Cádiz
A Ramón Martin Espino
Glorioso resurgimiento dp la oom'iencia ciudacianu operóse en las
provincias españolas al comenzar el siglo XIX. Los vergonzosos acontecimientos
de Aranjuez, la abdicación de Garlos IV. lu rebeldía de su hijo
primogénito, que más tarde reinó con el nombre de Fernando VII, la invasión
de las Tropas nepoleónicas, la Guerra de la Independencia trajeron
sonsigo la reunión en Cádiz de las CfORTEvS EXTlíL\(mi)I)NAMAS y
GONSTITUYEIMTES que habían de resolver los más arduos problemas
que entonces se presentaron a la Nación española.
Las provincias todas apresuráronse a elegir svis re|>resentantes en
aquel Soberano Congreso, y aquí, en Tenerife, el dia 5 de Enero de 1.8H,
el Cabildo de la Laguna nombró dos Diputados, en representación de Tenerife
y La Palma, el Canónigo don Santiago Kcy y el Capitán de fragata
don iPedro Mesa, ambos residentes en la Penínsiula y naturales de esta
Isla. Esta elección no prosperó a causa de una reclamación del Ayuntamiento
de Santa Cruz de Tenerife. En Junio de aquel año, 1.811, se procedió
a nueva elección con las formalidades debidas, resultando elegidos
Diputados don Santiago Key Muñoz y don Fernando Llarena, el uno natural
de Icod, y el otro, de la Villa de la Orotava, y ambos con mucho
prestigio y arraigo en el país, que, sin contradicción, los eligió por sus
representantes en aquella memorable Asamblea constituyente.
Don Santiago Key Muñoz, descendiente de ilustre familia irlandesa,
que, como otras muchas, abandonó la Patria cuando las guerras religiosas
de Inglaterra, cursó con aprovechamiento Filosofía y Derecho
en la Universidad de Sevilla, alcanzando el grado de Doctor en estas fa-
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cultades en el año 1.806. Desempeñó luego la cátedra de Ciinones, primero,
y después la de Historia eclesiástica. Iíjerci(j el cargo de Abogado
do los Reales Consejos y tras de reñidas oposiciones, obtuvo la dignidad
de Canónigo Doctoral en la Catedral del Salvador de aquella ciudad.
Vacante el cargo do rector de la Universidad Hispalense, fué designado
para desempeñarlo, y lo ejerció hasta su muerte, ocurrida en Sevilla
el dija 16 de Julio de 1.821. " i
'Con todos estos méritos no caiisai'ú oxirañc/a que sus paisanos lo
eligieran nuevamente su representante en iiqueilas célebres Cortes.
De (;arácter firme e inflexible, filósofo tomista de altos vuelos, y católico
de abolengo^ militó en aquellas Cortes, y se destacó notablemente,
al frente de la minoría realista, que ,se oipuso sistemáticamente a todas
las novedades que proponían los Diputados del partido progresista.
Don Fernando Llarena, vastago de una de las familias más linajudas
d(^ Tenerife, distinguióse desde muy joven y sobresalió entre sus paisanos
por su carácter caballeroso, y acendrado patriotismo, lo que demostró
repetidas ocasiones.
Era <!ulto, entusiasta, imparcial y justo en sus apreciaciones, tolerante
con las opiniones ajenas, sin renunciar por ello a sus propias
ideas, de exquisito tacto social, inteligencia perspicaz y voluntad firme.
Tuvo íntima amistad con el célebre don Agustín Arguelles, figura destacadísima
de aquel Congreso inmortal (1).
Las islas menores, Lanzarote, Fuertevenlura, Gomera y Hierro, designaron
por su representante al Presbítero don José Ruiz de Padrón.
Este era natural de la Villa de San Sebastián, donde nació en 1.757. y
abrazó el estado eclesiástico, vistiendo el hábito franciscano, que iiuis
tarde abandonó. Cuando ya ordenado Sacerdote, eraiprendió viaje a la
[sla do'Cuba, de donde le llamaba un pariente suyo allí establecido, una
tempestad le hizo arribar a las Costas del Norte de América, donde ya so
hallaban constituidos los Estados Unidos en Nación independionto.
omancipándose de su progonitora, Inglaterra, después de reñida liuihfi.
Allí fué muy bien acogido por Franklhin, Wasighngton y otros proceres
de la naciente República americana, que dispensaron a nuoslrn
paisano una cordial y afectuosa hospitalidad.
Aquella sociedad distinguida, culta y tolerante; el espíritu ,<iei sigbc
las costumbres democráticas de aquel país libre; sus ideales fie Humanidad
y de Libre examen influyeron de tal manera en el ánimo del joven
.sacerdote canario que hicieron cambiar notablemente el curso de sus
ideas, asimilándose las de liberta'd y democracia que inspiraban a l(»s
habitantes de aquellas colonias emancipadas. Así se exiplica que Riui/.
(1) Su sucesor, don Ignacio Llarena y Monteverdfi, fallecido hace poco
tiempo, y con cuya amistad nos honramos, poseía varios legajos de cartas del
céletee Diputado dooeañista.
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de Padrón, ajx^nRS tomara asioiiin t^ii aquel ('ongr(^o Oonstituyeiitc, ein
ppotidiera desde su escaño la tiMiaz campaña (jiio sostuvo contra el Tribuna)
de la Inquisición el Voto de Santiago y otras instituciones y
privilegios que entonces se hallaban inuy arraigados en el sentir de los
españoles.
Aquellas (Jortes il)aM a Iransl'oruiar por completo la l'iKonomia política
de la Nación española. Sin llegar a las exaltaciones de la Convención
francesa, elaboró atpiel ílongreso una iOonstiliwión de^mocrática.
dio al pueblo la soberanía (pie había perdido y sentó sobre bases fir-me--
el edificio de la Administración Nacional, Provincial y Municipal.
El dia 31 de Agosto de 1.<S11 llegaron al tCungreso los expedientes
electorales de Canarias. Key Muñoz toiniij asiento en el y .piró su cargo
en la sesión del dia 8 de Septienibre df^ 1.811. y buena prueba es de su
valimiento y del concepto en que se le tenía, que la Asamblea, en la elección
de oficios.que tuvo lugar el dia 24 de Diciembre de aquel año, le
eligió su Vice-Presidente. Más tarde, en la sesión del 2í de Septiembre
de 1812, fué elegido Secretario del Congreso.
Atento siempre a los intereses de Tíuierife. cuya representación os
tentaba, en la sesión del 9 de (l<dubre de 1.811 presentó una proposición
de Ley encaminada a que el Decreto <le 18 <(\c Mayo sobre los nuevos
curatos de Canarias, su dotación y forma de proveerlos por c^)ncurs(),
se Jiiciera (extensivo a todas las Islas de este Archipiélago.
F]n 16 de Noviembre de 1811. y con su firma y la de don Fernando
Llarena, su compañero de representai'ión. entregó al Congreso una ins
tancia del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, por la que solicitaba
de aquel Parlamento que el Distrito comprenvlido bajo su jurisdic
cíón fuese declarado Partido ( ¡vil, independiente del de la Ciudad de la
Laguna, y que el nuevo Pai-lido se extendiera a los ijnieblos de Cande
laria, Güimar y .Arafo.
iEn la sesión del 2;i de .Marzo de 1.812 se presentó una proposición,
suscrita tand)ién por don Fernando Llarena y don José Rui/, de Padrón,
para que se aumentara el núinerí» de Magistrados de la Real Aii'í''':"i'<
de Canarias, constituyendo oira Sala con resi'dencia en Tenerif(\ q",n>
énteiKliera en todos los pbdtos <te esta Isla y los dt> la Palma, Comerá
y Hierro (8).
Don Fernando Llarena |)rescntó al (^.ungreso una proposición iin
pugnando la del representante de Grü,' Canaria, Canónigo Gordillo, ^so
bre el número de electores y Distritos para la 'designación de los Dipu
lados de estas Islas, asimto que fué entonces muy discutido, y en el qU"
intenino Key Muñoz, que con gran acopio de datos y antecedentes, só
lidos argumentos y elocuente palabra defendió valientemente los dcre
cbos de Tenerife y logró desmenuzar toda la Irania del Diputado ^lor
Gran Canaria.
(2) Miguel VlUalba Herv&s—Ruiz de Padrón y su tiempo.
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Bl Ayuntamiento de la ciudad! de Las Palmas elevó una Representación
al Congreso sobre la Universidad de Canarias, que apoyó el elocuente
Gordillo, pero Key Muñoz presentó otra en 2:3 de Octubre de 1.812,
oponiéndose a lo solicitado por aquella ciudad y rebalieuVlo la arguineu-lación
en que se apoyaba.
Con la firma de Ruix de Padrón, Llarena y Key Muñoz ])rest'ntÓ9«!
al Congreso una proposición de Ley sobre establecimiento de la Oiputa-oión
provincial de Canarias en Santa iCruz de ,Tenerife, en la que se
pedía que la 'Capitalidad de esta Islas residiera en la de Tenerife, por serla
más importante y la más céntrica de todo el Archipiélago canario, en
cuya discusión intervino Key Muñoz en la sesión del 14 de Novieni
bre de 1.812. Esta misma jproposición fué reproducida, ampliándola, en
la sesión del dia 16; y sobre el niisiino asunto, y a consecuencia de una
comunicación enviada desde Tenerife, volvieron nuestros Diputados a
intervenir en la sesión del dia 18 de dioho mes. Gordillo, infatigable y
tenaz, vuelve a ocuparse de este asunto en la sesión del 21, pidien'dj
para Gran Canaria el asiento de la t)i;putación provincial de estas Islas,
y los Diputados Llarena, Ruiz de Padrón y Key Muñoz, sobre todo este
último, le rebaten con acerada lógica, explicando el alcance de su proposición
y sosteniendo 4!on vigor el criterio anteriormente expuesto, a
favor de los derechos de Tenerife.
En la sesión del dia 8 de (Septiembre presentóse al Congreso una
muy bien razona'da exposición, autorizada con las firmas de Key Muñoz,
Llarena y Ruiz de Padrón, solicitando la creación de la Diócesis de Tenerife.
Gordillo, el Diputado por Gran Canaria, se opuso abiertamente
a la creación de la nueva Silla episcopal, y logró por entonces que las
Cortes no lo decretara. ,Este asunto fué niuy discutido y en ello demostraron
nuestros Diputados un empeño decidido, especialmente Key Muñoz,
que consumió varios turnos en aquel debate, cuyos resultados no
fueron entonces coronados por el éxito.
En los debates de carácter general, Ruiz úv Padnín y Key Muñoz
intervinieron con fortuna y competencia, bajo sus diversos puntos de
vista, sosteniendo sus idearios políticos respectivos, que. como heuu»s
dicho, eran antagónicos.
Ruiz de Padrón apoyó elocuentemente su dictamen sobre el Santo
Oficio y el V(do de Santiago, que cayeron a los golpes de su palabra de
nvolwloVa.
Al dis(íutirse los artículos !)¿ y OH de la Constitución, Key Muñoz intervino
en el debate que se produjo, contó también en otros de carácter
Koneral y fué designado, ron los Diputados Avicla. Quiroga y Riesco, en
la Comisión de examen de memoriales, y en otras de verdadera importancia
política, pero siempre en favor <le,sus ideales realistas y de aijuei
Partido que tuvo por caudillos a doTí Simón Ló})ez y los 01)ispos de Calahorra
y de Orense.
Tanto Ruiz de Padrón, como Llarena y Key Muñoz, encontrárons.x
siempre en la brecha cuando lo» intereses de Tenerife lo exigieron, y si
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bien erao de opvifstos idearios .políticos, se haUarou siempre unidor para,
defender los intereses y la« aspiraciones de Ja Isla de Tenerife.
Ruiz de Padrón, ariete formidable de la libertad y ht democracia,
embistió con ,furia y constancia, hasta ihacerlos cac>r, ios viejos mnrop
de ,1a Teocracia y el Feudalismo, y Key Muñoz, con valentía y denuedo,
abroquelado en su jioderosa dialéctica y con la fuerza de sus conA iccio-ues,
hizo esfuerzos inauditos para impedir <>! desmoronamiento del viejo
tídificio del absolutismo.
Por lo (jue a i^randes rasíros hem(»s (íxpuestc». ."e llegará a la conclusión
de que todos aquellos problemas que quisieron resolver nuestros
abuelos en aquel Soberano Congreso Constiluyi'tite. son los ail.'*uuis que
actualmente dividen las opiniones en estas Islas: La Audiencia Territorial,
la Universidad, el Obispado, los Distritos electorales, la oruani/M
ción judicial, la Diputación provincial...
Entonces, como ahora, la bicha circunscrihidse H las dos Islas mayores:
Tenerife y Gran Canaria.
lood y Noviembre de 1.9;fó.