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HORNOS DE BREA EN TENERIFE.
IDENTIFICACIÓN Y CATALOGACIÓN
Ana Viña Brito y Román González Rodriguez
REsUMEN
La producción de pez o brea tuvo una gran importancia en la economía tinerfeña desde
fines del siglo xv, como recoge la documentación de la época. En este trabajo realizarnos
una aproximación a los yacimientos arqueológicos de los hornos de brea, en los siglos XVI y
XVI!, mediante su catalogación e identificación en las distintas comarcas históricas del espacio
insular. Estos hornos, aparte de su valor patrimonial, constituyen un indicador de la
ubicación de las masas forestales, de las vías de tránsito o de la dirección de las primeras
producciones de brea en la isla de Tenerife.
PALABRAS CLAVE: hornos de pez, yacimientos arqueológicos, Tenerife, siglos XVI-XVI I.
SUMMARY
The production of pitch or tar was of great importance to che Tenerife economy from che
latter part of the xv cenrury, as can be derived from che documentation of che periodo In
chis work we approach che archaeological sttata of che pitch ovens in the XVI and XVII centuries
by cataloguing and identifying them in che various historical territorial divisions of che
island. In addition to cheir heritage value these ovens are tracers of che locations of che
afforested areas, of che traffic routes, and of che earliest sites where pitch was produced in
the Island ofTenerife.
KEYWOROS: Pitch ovens, archaeological strata,Tenerife XVI-XVII centuries.
1. INTRODUCCION
El presente trabajo tiene como objetivo realizar una aproximación, mediante
catalogación e identificación, al estudio de una serie de yacimientos arqueológicos
localizados en la isla de Tenerife que constituyen actualmente evidencias
materiales de la producción de pez o brea, abarcando un periodo cronológico que se
desarrolla principalmente desde finales del siglo xv al XVII. Dichos registros, al margen
de poseer en sí mismos un gran valor patrimonial, son un excelente indicador
histórico de diversos factores, siendo uno de los más evidentes la ubicación de las
masas forestales de pino canario (Pinus Canariensis) en los primeros siglos de la
colonización.
REYlSTA DE HISTORIA CANARIA, 190; marro 2008, pp. 111 -133
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La progresiva deforestación del continente europeo por la acción humana
obligó a las incipientes monarquÍas a proteger este tipo de recursos frente a actuaciones
abusivas: se llevaron a cabo repoblaciones, regulaciones para sus aprovechamientos,
o en su defecto, buscar nuevos proveedores en la periferia europea l.
La incorporación de los recursos forestales de Indias a partir de 1492 tampoco
solucionó el déficit de brea en la monarquÍa hispana, pues la rápida proliferación
de astilleros en el Nuevo Mundo hizo que la demanda local superase la oferta
que aquel territorio era capaz de proporcionar. En los nuevos territorios descubiertos
y controlados por la corona española no existían muchos bosques de coníferas
con capacidad resinera, y los existentes permanecían en la periferia del área de influencia
hispana en continua disputa con los ingleses, concretamente las excelentes
reservas de Pensacola y la Mobila. Por ello, la producción se centró en los bosques
de Nicaragua y Paraguay y también desde Punta de Santa Elena se suministraba a
los astilleros del Pacífico como Guayaquil y Realejo. Dichas deficiencias obligaron a
los astilleros americanos a la búsqueda de sucedáneos, bien de origen mineral o de
composición vegetal, como el aceite de copeT. Con el tiempo, tampoco son extrañas
las compras más o menos encubiertas a mercaderes extranjeros, principalmente
la brea proveniente de los territorios del norte, en un intento de las autoridades
criollas de cubrir las necesidades de la demanda.
Canarias, junto con las islas portuguesas3, se convierten en puntos de escala
casi obligada para todas aquellas naves que pretendían cruzar la Mar Océano con
destino al Nuevo Mundo. Ello tuvo que generar forzosamente en torno a los principales
fondeaderos insulares todo tipo de actividades relacionadas con el apresto de las
naves: víveres, marinos, pertrechos ... y por supuesto, una pequeña industria local
destinada a cubrir las averías comunes4
• Entre éstos cabe mencionar la reparación de
I Algunos autores no dudan en considerar este producto como estratégico: «El obstáculo
decisivo para que España pudiera conseguir e! poder marítimo era la escasez de pertrechos navales
imprescindibles [ .. . ). Al igual que sus vecinos, se veía afectada por la deforestación general de! Mediterráneo
occidental y central, y carecía de madera suficiente [ ... ) se vio obligada cada vez en mayor
medida a aprovisionarse de madera en el Báltico, lo que significaba mayores distancias a recorrer y
más obstáculos que salvar que sus enemigos del norte de Europa». Cit. EDWARDs, J. y LYNCH, J.,
Historia de España. Edad Moderna. El auge delImperio, 1474-1598. (Dir. J. Lynch). Crítica, Barcelona,
2005, p. 387.
2 ALFONSO M OLA, M . Y MART[NEZ SHAW, c., «Los astilleros de la América colonial». Historia
General de América Latina. Vol. 111, (1) . (Dir. A. Castillero Calvo). UNESCO, París, 2000, pp. 279-303.
3 En las Azores e! puerto de Sao Miguel, la isla de Terceira y su puerto de Angra, contaba
con astillero naval y de reparación. La actividad de su puerto permitió que a finales del XVI se contabilizasen
4.970 hogares. Cit. VIEIRA, A., Portugal y las islas del Atldntico. Editorial Maphre, Madrid,
1992, p. 53.
4 A modo de ejemplo en una sesión capitular del Cabildo de Tenerife, de 17 de julio de
1579, se discute, entre otras cuestiones, el puerto que debe tener la primacía comercial de Tenerife
« ... Felipe Jácome de las Cuevas, regidor avecindado en Daute y gran propietario, e! que con más
ardor defiende el puerto de la comarca. Solicitaba libertad comercial -que será en definitiva la
bandera de los regidores norteños-, exponiendo estas razones: 1) la gran cantidad de vino cargado
para Indias, que se cifra en 7 u 8.000 botas, cantidad exagerada; 2) la capacidad de reparación, tanto
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los pequefíos y frecuentes inconvenientes que presentaban los cascos de madera, el
arreglo de vías de agua ocasionadas por ceder las maderas en el siempre difícil y problemático
trayecto Península-Canarias, mucho más ajetreado que el Canarias-Indias.
Las Islas Canarias, y más concretamente las de mayor cobertura vegetal de
coníferas (Gran Canaria, Hierro, La Palma y Tenerife), se convierten en una nueva
fuente de interés para algunos mercaderes, quienes atraídos por los beneficios de la
exportación de la pez o brea a los puertos peninsulares y americanos no dudarán en
comenzar su explotación. La elaboración de la pez tanto para consumo local como
para la exportación se ha mantenido en un segundo plano frente a otras actividades
desarrolladas en las Islas, pero nadie duda de su importancia en la formación y
economía de la nueva sociedad.
La ausencia de grandes astilleros en el Archipiélago Canario durante los afios
analizados no implica la inexistencia de una producción naval propiaS, pues prácticamente
desde la integración de las Islas a la corona castellana se construyeron un buen
número de naves para diferentes fines que iban más allá de la simple navegación
costera, fabricándose barcos destinados a la pesca de Berbería6, al animado tráfico
interinsular y también para comerciar con puertos europeos e incluso americanos.
Otro factor importante de demanda se debía al progresivo deterioro de los
cascos de madera de las naves, causado por la denominada broma (Teredo Navalis),
un parásito que infestaba las estancadas aguas desde la barra de Sanlúcar hasta Sevilla,
y que horadaba la madera pudriéndola, obligando a ejercer continuos trabajos
de reparación en la carena (limpieza, recubrimiento y sellado de las juntas con pez,
sebo y estopa) en los navíos. Esta acción denominada calafatear generalmente se
realizaba en playas de arena, sin olvidar que también eran embreadas las cubiertas y
las jarcias, para preservarlas mejor de la agresiva acción marina, de ahí que la pez
fuese un producto básico para la navegación hasta bien avanzado el siglo XIX, cuando
comenzaron a emplearse otros productos.
en tierra como en mar, para navíos de hasta 700 tm -volumen que también debió de ser aumentado,
pues ese desplazamiento implicaba naves de considerables dimensiones, pero que demuestra la
existencia de este tipo de actividad-; 3) la magnífica oferra de provisiones para el avituallamiento
que el hinterland ofrecía; 4) la dificultad frente a un posible ataque pirático; 5) el enorme riesgo que
suponía el llevar los vinos por mar a Santa Cruz, dado que la zona próxima a los valles de Anaga
estaba plagada de piratas». Cir. RODRfGUEZ YANES, J.M., Aproximación al estudio del Antiguo Régimen
en la comarca de Daute (Tenerife): 1500-1750. Aspectos demográficos, económicos y sociales. Archipiélago
Canario, El Tablero. Tenerife, 1988, p. 57.
s Sobre la construcción naval ya señalaba Viera que, aparte de la madera para buques y
pez, «los otroS pinos de poca tea y mucha madera blanca se prefieren para la construcción de bajeles».
Cit. VIERA y CLAVIJO, J., Historia de Canarias, Goya ediciones, SIC de Tenerife, 1982, p. 360. También
reseñar los trabajos de: FABRELLAS JUAN, M.L., «Naves y marinos en los comienzos hispánicos de
Tenerife". Revista de Historia, 105-108. Universidad de La Laguna (1954), pp. 37-46; LOBO CABRERA,
M., «Construcciones y reparaciones navales en Canarias en los siglos XVI y XVII». Anuario de
Estudios Atlánticos, 31. Madrid-Las Palmas (1985), pp. 345-374; H ERNÁNDEZ GUTI¡;RREZ, A., Arquitectura
naval en Canarias {1827-1919}. Servicio de Publicaciones del CICOP. La Laguna, 1998.
6 SANTANA P¡;REZ, G., «Las Pesquerías en Berbería a mediados del siglo XVII». Tebeto VIII.
Excmo. Cabildo Insular de Fuerreventura (1995), pp. 13-30.
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El aprovisionamiento de estos pertrechos se convierte pues, como apuntamos
con anterioridad, en un recurso de primer orden en la época, y es aquí donde
entra en juego la oferta de la brea canaria. Valorar tanto el consumo local, sobre
todo para impermeabilización de las canalizaciones y estanques, como la demanda
ejercida por los mercados peninsulares, africanos y americanos? es una de las cuestiones
que en un futuro merecen ser aclaradas: ¿Qué papel desempeñó la brea isleña
en los diferentes mercados? ¿Hasta qué punto resultó significativa su contribución
para los distintos astilleros que surtían de naves a la Corona? Para resolver esta
problemática a nivel general se hacía indispensable determinar qué había sucedido
realmente en las Islas Canarias y más concretamente en Tenerife, objeto de nuestro
análisis, durante este periodo, pues se ignoraba el volumen de recursos forestales
que habían sido aprovechados, aunque sí su importancia cualitativas.
2. UN NUEVO TERRITORIO
La importancia que adquirieron los repartimientos de tierras otorgados por
el gobernador de la isla, el Adelantado don Alonso Fernández de Lugo, a los nuevos
pobladores, en su mayoría personajes que le habían apoyado en la conquista, será
determinante en la organización social del espacio, aunque es necesario analizar
otros elementos que también contribuyeron a la exploración, explotación y posterior
ocupación del nuevo territorio, factores que enriquecerán nuestra percepción
sobre el espacio tinerfeño que vivieron los recién llegados.
Parece evidente que la selección realizada por Alonso Fernández de Lugo a
la hora de conceder las datas obedecería a una clara percepción de áreas diferenciadas,
zonas ricas generalmente asociadas a caudales de agua abundantes en el norte,
y otras denominadas tierras de secano, habituales en la zona sur. Además, se reserva
una zona comunal y de dehesa en gran parte de las masas boscosas existentes en el
centro y norte de la isla.
A medida que se procede al repartimiento los europeos tropiezan con una
serie de limitaciones naturales importantes que podemos sintetizar en:
a) La necesidad evidente de contar con recursos hídricos tanto para consumo como
sobre todo por el principal cultivo de exportación, la caña de azúcar.
7 Véase para el caso específico de La Palma, LOBO CABRERA, M., SANTANA PIOREZ, G. y
TOLEDO BRAVO DE LAGUNA, M.L. , «Explotación y exportación de brea en La Palma (1600- 1650)", XII
CHCA. Las Palmas de Gran Canaria (1996), t. 11, pp. 79-97.
8 Para la isla de La Palma, gran productora de brea, véase por ejemplo VIÑA BRlTo, A. ,
«Usos forestales históricos: el ejemplo de la pez en La Palma (siglo XVI»>, IV Jornadas Forestales de la
Macaronesia, Governo da A<¡:ores, Las Palmas de Gran Canaria (2006), p. 239-266. Frutuoso para
fines del siglo XVI en La Palma nos da la cifra de que un horno podía producir hasta 100 quintales de
pez y para obtener 1 kg de pez había que quemar 10 kg de tea.
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Figura 1. Dibujo de explotación de pez (Francisco Torrens).
b) El poder disfrutar de la posibilidad de acceder de forma relativamente directa a
los recursos naturales. Es decir, existirá un progresivo aumento en la utilización
de la madera por parte de los vecinos para el calor de sus hogares,
alimentación, alumbrado y por supuesto construcción de nuevas viviendas,
además de muebles y pertrechos. Estas demandas particulares, en ocasiones,
entraban en conflicto con los intereses de algunos grandes propietarios
y mercaderes, dado que éstos requerían del consumo de ingentes
cantidades de recursos vegetales para satisfacer sus necesidades comerciales.
El estudio del consumo de estos recursos en los ingenios azucareros o la
comercialización, exportación y venta de maderas y sus derivados adquieren
un elevado protagonismo para determinar el alcance de estas actuaciones
en el pasad09.
c) La accidentada superficie insular obligará a multiplicar los esfuerzos y hacer más
costoso cualquier tipo de desplazamiento y se intentará rentabilizar los gastos
por medio del acceso a los recursos más próximos o rentables. Por esta
razón el establecimiento de nuevos asentamientos en zonas remotas serán
mucho más tardíos y, generalmente, se efectúan tras realizar una evaluación
9 VINA BRJTO, A. et al., Cañaverales, Ingenios, Trapiches. Iconografia. Canarias, siglos XVI al
xx. Proyecto Atlántica, 2005 (en prensa); GAMBrN GARCfA, M., El ingenio de Agaete. Oro dulce en
Gran Canaria (en prensa).
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del entorno susceptible de ser explotado: búsqueda de fondeaderos que reúnan
las condiciones de abrigo para las naves o simplemente la proximidad
y vías de tránsito a los principales núcleos consolidados.
Conocer los parámetros de toda esta dinámica no es sencillo, en parte por
la variada posibilidad de métodos de estudio y también por la elevada transformación
del paisaje insular en el transcurso de los años. En este sentido, es importante
destacar la influencia que la sociedad aborigen había realizado en el acotado espacio
insular, una actuación que, lejos de ser inocua e idílica, contribuyó a la extinción de
especies vegetales y animales, además de importantes modificaciones en el paisajelO
•
Un ejemplo de lo señalado podemos encontrar desde el año 1464, pues en esta
fecha el señor de Lanzarote y Fuerteventura, Diego de Herrera, había establecido
pactos con algunos menceyes guanches para sacar madera y pez de los pinares". Sin
embargo, es aceptado que la arribada de las nuevas poblaciones europeas aceleró
estas transformaciones, una acción que hasta la actualidad ha sido escasamente analizada
en los estudios de geografía histórica, pero afortunadamente las nuevas líneas
de investigación abiertas pueden solventar esas carencias.
Como se ha puesto de manifiesto en varias investigaciones, el establecimiento
de los ingenios azucareros posibilitó establecer áreas de deforestación en su
entorno más inmediato y lo mismo sucedió con la extracción de brea, aunque un
análisis de impacto ambiental aún está en fase embrionaria12.
Existe otro marcador de actividad industrial a gran escala que por su ubicación
geográfica y por la abundancia de referencias arqueológicas y documentales'3
contribuiría a conocer mejor algunos fenómenos del pasado histórico. Nos referimos
a la localización y estudio de las instalaciones donde se llevaba a efecto la
transformación de la resina del pino canario en pez, es decir, las llamadas peguerías,
que será el objeto central de este trabajo. Básicamente, la instalación consistía en
dos cámaras de combustión unidas por un canal subterráneo y una pequeña explanada
donde se procedía a la recogida de la pez o brea'4. Junto a ellas o en sus
10 MACHADO YANES, c., "Una visión de las islas afortunadas a partir de los restos arqueológicos
», Tabona, 15, Universidad de La Laguna (2006), pp. 71-90.
11 RUMEU DE ARMAS, A., La conquista de Tenerifi (1494-1496), Aula de Cultura, SIC de
Tenerife, 1975.
12 En la actualidad se realizan algunas investigaciones en este ámbito. Sirva como ejemplo
un estudio sobre Historia de los Montes de Tenerife. Estudio y cartografta, llevado a cabo mediante un
Convenio con el Cabildo de Tenerife.
13 VIÑA BRITO, A., "La pez. Su contribución a la economía de Tenerife. (Primera mitad del
siglo XVI)) . Anuario de Estudios Atlánticos, 47. Madrid-Las Palmas (2001), pp. 313-338.
14 Gaspar de Frutuoso describe para el caso de La Palma cómo se llevaba a cabo el proceso
de obtención de brea, incidiendo en que los hornos se ubicaban en zonas de pinos gruesos y muy
altos. Cit. FRUTUOSO, G. de, Las Islas Canarias «de Saudade Terra». La Laguna, 1964. Posiblemente la
descripción de Frutuoso es válida, independientemente del lugar, siempre que se cumpliesen los
requisitos imprescindibles para su elaboración y así ha sido citado por numerosos autores posteriores.
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Corte en sección de una pegueria.
Modelo basado en el asiento de pez en La Pasada del Hornito. Fasnia.
Figura 2. Modelo de corte en sección de una peguerfa (Pasada del Hornico).
proximidades se construían cabañas y rediles para hombres y bestias, dado que
pasaban largos meses en la zona de operaciones.
Asimismo, para valorar correctamente este tipo de yacimientos debemos
recordar que es muy difícil que se conserven en su estado original hogares u otro
tipo de edificaciones erigidas hace 400 o 500 años. Las razones deben buscarse en
la mala calidad de algunas de las cimentaciones, las reformas y transformaciones
arquitectónicas posteriores, o simplemente han quedado sepultadas bajo el progresivo
deterioro físico que sufre la superficie. Sin embargo, nuestro interés por el
ciclo productivo de la brea tiene su epicentro en que era necesaria la construcción
de instalaciones fijas para realizar su elaboración, circunstancia que dará como
resultado que, desde el inicio del trabajo hasta la obtención del producto final,
todo el proceso se desarrollara en un entorno que puede ser actualmente acotado.
Además, es una suerte para la arqueología que el lugar de extracción -bosques
alejados de los espacios habitados de forma estable- y el espacio de elaboración de
la materia prima -la brea- estén en áreas próximas entre sÍ. Las afecciones que
los distintos yacimientos presentan son relativamente moderadas, dado que el «uso
social» que se realiza en la actualidad del medio forestal apenas incide sobre los
mismos, sobre todo si lo comparamos con acciones pretéritas, salvo los incendios o
la realización de vías de servicio. Mayor incidencia han tenido sobre los yacimientos
los procesos deposicionales naturales, acelerados por la dureza de la climarolo-
Una descripción podemos encontrar en un reciente rrabajo, «Descripción de las Islas Canari as». Capírulos
[)( al XX del libro 1 de Saudades Da Tima. Traducción, introducción y noras de Pedro-Nolasco
Leal Cruz. Ediciones del Cenrro de la Culrura Popular Canaria, La Laguna, 2004, pp. 162-183.
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gía en la zona de montaña, la vegetación intrusiva natural y las repoblaciones de
pinar en etapas recientes.
En principio desconocíamos el volumen de peguerías que podíamos registrar
arqueológicamente en los montes tinerfeños, aunque sí contábamos con referencias
documentales'S, pero al ser instalaciones edificadas en su mayoría en los
siglos XVI y XVII, estimábamos que se conservarían pocas huellas dado el transcurso
de los años. Sin embargo, un sondeo preliminar ha visto superadas todas las expectativas,
y el corpus evaluado está en torno al centenar de yacimientos. El estado de
conservación es variopinto, existiendo desde enclaves perfectamente conservados
hasta otros donde sólo se conserva un pequeño muro.
Consideramos que lo significativo es el análisis formal de todo ese espacio,
mostrando el potencial de cada emplazamiento en sí mismo así como su articulación
en el conjunto insular. Las tareas de prospección para el reconocimiento del
lugar resultan una parte clave del presente trabajo que se ampliará posteriormente y
que no se limitará sólo a los hornos, instalaciones, vías de carga o restos materiales
presentes en cada yacimiento -artefactos-, sino que se extenderá a los ecofactos: es
decir, el estado del pinar, vegetación arbustiva de sustitución, procesos erosivos,
escorias, piedras recalentadas, cenizas, carbones, entojecimiento del mantillo o los
estucados de arcilla, etc., que son elementos importantes en la identificación y comprensión
del trabajo en las peguerías.
Uno de los primeros aspectos a tener en cuenta era la elección del lugar
donde fijar la instalación y éste estaba determinado por varias causas, entre las que
destacamos:
La delimitación de ciertas áreas impuestas por el Cabildo. La concesión de licencias
para la explotación de pez estaba supeditada a la decisión de las autoridades
concejiles y de este modo podemos conocer las zonas de producción. Está
documentado que desde fechas muy tempranas se prohibió hacer pez en
aquellos lugares donde entraba en competencia con otros intereses comerciales,
principalmente ingenios azucareros'6. Esta circunstancia nos permite
argumentar que una peguería localizada fuera de los límites geográficos
1) Tanto en acuerdos de cabildo, como en protocolos notariales. También se ha conservado
el ordenamiento local relativo a la concesión de licencias, cánones impuestos, zonas de explotación,
características de los pinos, como por ejemplo en un acuerdo de 25 de noviembre de 1525 en que se
acotó el área para hacer peguerías a Agache y la pez se hiciera sólo de los pinos caídos. Cit. ROSA
OLIVERA, L. de la y MAARERO RODRlGUEZ, M., Acuerdos del Cabildo de Tenerife (1525-1533), vol. v.
lEC, La Laguna, 1986, pp. 88-89.
16 En una sesión del cabildo de 4 de julio del año 1500, « ... que manden que todos los que
fazen pez en Taoro, que se entiende de las syerras aguas vertientes hazia Taoro por el camino de las
syerras que va a dar a Teyd(a) e por la misma lomada que va a Ycode fasta la mar, que ninguno sea
osado de hacer pez, vecino ni morador estante ni abitante desta isla, porque es en perjuyzio de la tierra,
porque aquello es para engeños de azúcar e que esto fagan e cumplan ... ». Cit. SERRA RAFOLS, E., Acuerdos
del Cabildo de Tenerife. (1497-1507), vol. , (2a edición). lEC, La Laguna, 1996, doc. 191 , p. 33.
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Figura 3. Puerto de embarque de la pez producida en Guía de Isora.
establecidos podemos considerarla anterior a la promulgaci6n de dicho acuerdo.
Igualmente, la documentaci6n de archivo se muestra en ocasiones extremadamente
precisa acotando el espacio, permitiendo una vez localizada
la instalaci6n conocer la fecha de su explotaci6n, propietario, etc.
Facilidad de acceso a la materia prima, lo que nos permite conocer la localizaci6n y
emplazamiento de la masa original de pinar. Este condicionante permitirá
aproximarnos a la edad y salud que mostraba la formaci6n boscosa dellugarl7.
Una vez abandonada la instalaci6n, generalmente por agotamiento,
podemos reconocer gracias a la aplicaci6n de la Arqueologia Espacial una
miscelánea de resultados: el área deforestada por esa peguería en concretol 8
,
los procesos erosivos posteriores causados por la pérdida de esa cobertera
vegetal, la posible regeneraci6n natural, la existencia en el lugar de rotura-
17 W.AA., Atlas Cartográfico de los Pinares Canarios. Viceconsejería de Medio Ambiente,
Gobierno de Canarias, 1992.
18 A nivel general, Cioranescu señalaba que la producción de pez de Tenerife entre los
siglos XVI y XVIII se estimaba en 30.000 quintales anuales, lo que supondría la desaparición de 150.000
tm de tea. Cit. CIORANESCU, A., Historia de SIC de Tenerife. Confederación Española de Cajas de
Ahorro, SIC de Tenerife, 1977.
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ciones agrícolas históricas que ocupen el espacio deforestado ... e incluso
realizar valoraciones de las repoblaciones llevadas a cabo.
Las vías de tránsito. Hemos de valorar si el acceso se realizó por vías predefinidas
naturalmente o por grupos humanos preexistentes, y si éstas acaban confluyendo
en un nuevo trazado 19. También nos permite conocer las rutas elegidas
por una instalación en concreto hacia los fondeaderos, hacia los núcleos de
vecindad cercanos o la existencia de otras vías de conexión con peguerías
próximas20
• El progresivo avance que las instalaciones pegueras realizan sobre
las zonas más remotas del espacio insular se convierte en perfecto indicador
-pioneros- de las rutas de tránsito seguidas por la nueva sociedad, contribuyendo
al reconocimiento y ocupación de los nuevos espacios.
«Optimización» del contexto de lugar de trabajo. El enclave proporciona datos que
contribuyen a comprender la idoneidad del lugar: visibilidad e intervisibilidad,
orientación, condiciones edáficas que permitan la inclinación necesaria
para que la resina fluya del horno principal al cocedero, suelos de
piroclastos que faciliten el erigir las cámaras semi-excavadas de los hornos,
proximidad de recursos hÍdricos -fuentes y humedales-o Muchas peguerías
cuentan con cabañas o cuevas para los trabajadores, que pueden ser reutilizaciones
de la sociedad anterior o de nueva creación. Por supuesto, contienen
todos los indicadores de cualquier yacimiento arqueológico: hogares,
hornos para comida, utensilios, etc., algunas incluso cuentan con la presencia
de los corrales destinados a las bestias de carga. Los propios hornos de
brea no son estériles arqueológicamente, puesto que aportan datos relativos
al ciclo operativo, áreas de influencia, de procesado de la materia prima,
o residuos de combustión -escorias-, etc.
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Otra cuestión Íntimamente relacionada con la producción de brea es que
buena parte del protagonismo comercial estuvo los primeros afios en manos extranjeras,
lo que ocasionó continuas quejas y denuncias al respecto, aunque también
19 Un ejemplo de estos nuevos trazados lo encontramos en un acuerdo capitular de 28 de
julio de 1514, « ... Otrosí que hay persona que quiere hacer el camino de Agache para sacar maderas
para la isla, con tal se le dé lo que justo sea, con tal que pueda sacarla de esta isla». Cit. SERRA RAFOLS,
E. Y ROSA OLIVERA, L. de la, Acuerdos del Cabildo de Tenerife. (J 518-1525), vol. IV. lEC. La Laguna,
1970, doc. 30, p. 34.
20 NÚÑEZ PESTANO, J.R., La propiedad concejil en Tenerife durante el Antiguo Régimen: el
papel de una institución económica en los procesos de cambio social. Tesis Doctoral, Universidad de La
Laguna, 1989, p. 134. «Pedro Martínez ofrece 105.000 mrs. por un horno desde el lomo de La Vera
de Güímar hasta el río de Los Abades, [Agache] Francisco Bello el menor, vecino de La Laguna
ofrecía 64.000 mrs. anuales por término de 3 años a cambio de un horno en el término de Hizora
donde el Barranco de Las Lajas (en el actual municipio de Vilaflor) questa en el camino que va de
Chasna a Garachico, hasta la Fortaleza de !code de mar a cumbre». Hace referencia al camino de
Chasna que partía desde el norte de la isla y podía pasar por la Fortaleza y desde allí por la Degollada
de Guajara, hasta llegar al pueblo de Chasna. Vid. N ÚÑEZ PESTANO, J.R. y ARNAY DE LA ROSA, M.,
(coord.) , Estudio histórico sobre el camino real de Chasna, Ministerio de Medio Ambiente, 2003.
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1515
Daute
1514
Icodeo
1498
,.. La Orotava
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de Santiago
1536. '4
alpais lsara
1526
Los Cristianos
1509
Güímar
o 20Km
Figura 4. Dirección de aprovechamientos forestales para pez en el siglo XVI.
algunos personajes influyentes de la sociedad insular no desdeñaron aprovechar los
beneficios que estas explotaciones proporcionaban, sobre todo cuando se trataba de
conseguir la gestión de los arrendamientos21
• Analizando los daros del producto
embarcado podemos conocer los destinos predilectos, meses de mayor actividad,
oscilaciones en los precios, etc., e incluso, podemos llegar a determinar aproximadamente
el volumen de metros cúbicos producidos y realizar una valoración del
número de hectáreas deforestadas. Toda esa información permitirá cotejarla con los
beneficios que el cabildo tinerfeño adquiría a través de la concesión de rentas y
licencias de brea y que por problemas de espacio no incluimos en este trabajo.
Si incorporamos una serie de tablas donde indicamos el número de hornos
localizados hasta el momento, un total de 94, aunque todavía quedan amplias zonas
por estudiar, como es el caso de los montes de Vilaflor y GüÍmar. En este último,
la documentación hace alusión a la existencia de hornos dentro del valle, pero
que desgraciadamente no hemos encontrado. Las tablas que presentamos las hemos
dividido en cinco columnas cuya finalidad, como ya indicamos, es realizar un avance
de los trabajos llevados a cabo.
En la primera columna hacemos referencia a la zona donde ha sido localizado
el horno y que hemos agrupado no por municipios sino por comarcas geográficas,
a pesar de la extrema dificultad en establecer dichos límites. Hubiera sido mu-
21 VIÑA BRJTO, A., "La pez. Su contribución a la economía de Tenerife ... », op. cit.
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cho más sencillo agruparlos siguiendo los límites municipales actuales, sin embargo
creemos que es parte de nuestra labor respetar la nomenclatura y la ordenación
territorial empleada por los escribanos en la documentación de la época. Hemos
incluido para cada demarcación los primeros datos que hacen referencia a la presencia
de esta actividad en cada comarca, aunque existen referencias de la extracción de
pez incluso antes de la conquista22
, pero hemos fijado el punto de partida de la
producción peguera con la normativa de 149823
•
Dentro de cada comarca citamos los hornos que hemos localizado, ordenados
según la altitud a la que se encuentran y van precedidos de un número para
identificarlos en el mapa que adjuntamos.
Zona de Taoro24• Los dos hornos localizados hasta ahora se encuentran por Aguamansa,
por el camino de las sierras que va a dar a Reíd(a). Se pone en evidencia
por tanto la existencia de pinar en la zona en torno a los 1.534 m. Estos
hornos fueron de los primeros construidos y también en ser abandonados
debido a la prohibición expresa del Cabildo en 1500.
Comarca Icoden-Daute. Los límites de esta comarca podemos situarlos desde el
barranco Binguaz025 o de La Fuente de Pedro, en San Juan de La Rambla,
hasta el límite municipal con Santiago del Teide. Por tanto, el monte actual
de La Guancha (Santa Catalina), parte de San Juan de La Rambla, Icod, y
Garachic026
• Sin duda esta comarca se convierte en la zona más prolífica en
número total de peguerías localizadas, 29 instalaciones hasta la fecha. La
zona de malpays que figura en la documentación quedaría circunscrita dentro
de los montes de La Guancha, Malpays de Santa Catalina, antesala del
Tabonal que por arriba linda con Cuchillos Marcados o de Macardo. El
topónimo Vtorgara es fácilmente identificable en la actualidad .
22 AzNAR VALLEJO, E., La Pesquisa de Cabitos. Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria,
Las Palmas de Gran Canaria, 1990, p. 300.
23 1498, enero, 26. Cir. SERRA RAFOLS, E., Acuerdos del Cabildo de Tenerift. (1497-1507),
vol. 1, op. cit., doc. 25, p. 5. «Asy mesmo ordenaron e mandaron que rodos los pynares desra isla
fuesen dehesa, para que rodas los que quisieren enrrar en ellos a hazer pez que pague cinco mrs de
cada quintal para los propios desra isla. E asy mesmo que ninguno sea osado de corear madera para
llevar fuera de la isla syn licencia e mandado del dicho Gobernador ... » .
24 Las referencias a esra comarca son numerosas, así por ejemplo en los Acuerdos de Cabildo
se señala, . ... que manden que rodos los que fazen pez en Taoro, que se entiende de las syerras
aguas vertientes hazia Taoro por el camino de las syerras que va a dar a Teyd(a) e por la misma lomada
que va a Ycode fasra la mar ... ». Cir. SERRA RAFOLS, E., Acuerdos del Cabildo ... , op. cit., doc. 191 , p. 33,
de 4 de julio de 1500.
25 Topónimo que recoge un documento de 1550: «Juan Venírez de las Cuebas, rreg., avía
dicho al Governador que en las haldas de Teyda, entre los barrancos de Binguazo y el Tabonal, a la
banda de Ycode de los Vinos, y dende allí arriba para la cunbre avía cantidad de rea que se podía
hazer pez ... ». MARRERO RODRlGUEZ, M., Acuerdos del Cabildo de Tenerift, doc. 9, fol 260r.
26 En esre rérmino se documentan imporeanres hornos de pez como los de Juan Clavijo,
Silvesrre Pinelo, ere., ubicados en las faldas del Teide hacia las bandas de Garachico, por concesión
del Adelanrado al menos desde 1523.
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Es interesante mencionar que para el caso de Los Realejos existen referencias
documentales a la presencia de instalaciones pegueras que aún no hemos podido
localizar.
Comarca de Valle Santiago-Malpaís de Isora. Comienza en los limites municipales
de Santiago del Teide y englobaría Guía de Isora hasta llegar al barranco de
Niágara o del Fraile, y no hasta el barranco de Herque como en la actualidad,
pues éste quedaría en la comarca de Adeje. Sin embargo, si nos ceñimos
a un documento de 1594, los limites por su parte superior se ampliarían
por encima de éste hasta el barranco de Las Lajas en el actual municipio
de Vilaflor, quedando por tanto en esta zona incluido el horno que allí se
encuentra, además de los ubicados en el Lomo del Retamar y Vallado de
Los Pegueros en el actual municipio de Adeje27
• Afortunadamente podemos
contar con la descripción que realiza el escribano en la solicitud de
licencia de Francisco Bello para un horno en el término de Hizora, en el
barranco de Las Lajas, que es muy amplia y precisa, describiendo la ruta
que desde !cad se tomaba para acceder al camino de Chasna pasando por la
Fortaleza y Siete Cañadas. En la actualidad se puede contemplar aún cómo
dicho camino transcurre al lado del horno.
El hecho de incluir como Hizora a dicho territorio obliga a tomar con precaución
tales datos y hacen falta estudios más concluyentes, aunque, a modo de
hipótesis, es posible que la comarca entendida como tal se extendiera mucho
más abajo de los actuales límites por su parte más alta, bajando desde el roque
Los Almendros hacia la montaña de Las Lajas, para girar después en torno a los
1.900 m por el Lomo del Retamar en dirección hacia montaña Gangarromontaña
del Cedro. En este punto comenzaría a descender por ellímÍte propuesto
con Adeje, es decir, el barranco del Fraile o Niágara. Esta hipótesis
adquiere cierta verosimilitud si aceptamos que contamos con referencias orales
de la existencia de dos peguerías, aún no localizadas, en las inmediaciones
de la Fuente del Cedro y en los Blanquiales de Charagueche u horno de Los
Escobones. Con la inclusión de estos territorios el número de peguerías alcanza
las 19 instalaciones localizadas, ampliables a por lo menos dos más, de confirmarse
la localización de las mencionadas de Charagueche-Fuente del Cedro.
Comarca de Adeje28
• Tal como argumentamos con anterioridad, esta zona por el oeste
alcanzaría el barranco Niágara o del Fraile. Su límite superior se reduce a los
27 1594, enero, 28. Cit. NÚÑEZ PESTANO, ].R., La propiedad concejiL en Tenerifo ... , op. cit., p. 134.
28 Son relativamenre frecuenres las alusiones a las licencias para obtención de pez en la comarca
de Adeje como se observa, enrre orros, en un acuerdo de cabildo de 27 de agosto de 1512: "Se platicó
que muchos vecinos han pedido se les dé facultad para sacar pez en las monrafi.as para provecho de su
vivir, así como antiguamenre tenían, pagando por quinrallo que se pagaba, [ ... ] Y visto que hay lugares de
esta isla do buenamenre se puede hacer sin perjuicio de las poblaciones y pagando [ ... ] dieron facultad a
todos los vecinos casados para que hiciesen pez en Abona y Agache y Dexe, aguas vertienres al Sur, con las
condiciones siguienres:
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1.900-2.000 m alcanzando montaña Colorada, Pino del Tarro y parte baja de
la montaña Gangarro. Con seguridad quedan incluidas en la comarca las dos
peguerías inventariadas en el Llano del Negro, así como otras dos en los alrededores
de montaña Teresme y Chimoche. Los límites con Vilaflor quedarían
dentro de los actuales a falta de un estudio más profundo, salvo lo ya comentado
con anterioridad en su cota más alta. Parece confirmarse que la producción
peguera comenzó antes del establecimiento de la familia Ponte en la zona.
Comarca de Vilaflor. Ya mencionamos sus límites con Adeje y por lo que respecta a
Abona es semejante a la actual demarcación con el municipio de Granadilla
de Abona. La producción en esta comarca parece estar vinculada con el
principal interesado en poblar la zona, el catalán Pedro Soler29• Con tres
hornos localizados, la toponimia de la zona augura se alcance un mayor
número de instalaciones en futuros trabajos.
Comarca de Abona. Los límites irían desde la actual marca con Vilaflor hasta alcanzar
buena parte de Arico. La comarca finalizaría al llegar al barranco de
Tamadaya, límite con la comarca de Agache. Sin embargo, existe una zona
polémica por delimitar encima del Salto de las Hiedras y la montaña de Los
Albarderos. Es probable que el límite fuese siguiendo la morfología natural
que arranca desde la Degollada de Los Picachos para continuar por el mencionado
Salto de Las Hiedras, barranco de Tamadaya hasta el final de su
desembocadura en la playa Las Ceras.30 Si aceptamos esta hipótesis incluiríamos
en Abona los hornos existentes en los Albarderos, Hoya Honda, y El
Picacho, sumando un total de 18 peguerías. Los trabajos en estas peguerías
están documentados desde épocas relativamente tempranas31 •
Primera. Que no lo hagan en otra parte, ni corten pino achiesto, sino de los pinos caídos (tachado
pino por el pié salvo las ramas). Que pidan licencia a los diputados, con el mayordomo de la isla, con
obligación de pagar 10 mrs. por quintal, los cuales aplicó el Sr. Ldo. como Juez de comisión, con
acuerdo de todos, para los propios y que se pongan juntamente con los otros bienes de la isla». Cit.
SERRA RAFoLS, E. Y ROSA OLIVERA, L. de la: Acuerdos deL Cabildo de Tenerife 0508-1513), (2) edición),
lEC, La Laguna, 1996, doc. 223, p. 157.
29 Sirva como ejemplo el contrato efectuado el 6 de junio de 1527: «Luis Fernández, vecino
de Tavira, Portugal, maestre de la carabela 'Ntra. Sra. de la Concepción', surta en el puerto de
Santa Cruz, la fleta a Pedro Soler, vecino presente, para que cargue 1000 quintales de pez. Se obliga
a darle la carabela presta para recibir la carga en el puerto de los Cristianos, junto a Adeje, desde hoy
hasta 10 días de este mes de septiembre venidero, y en este término Soler le dé la carga [ ... ] Se obliga
a darle el navío estanco de quilla y costados con sus buenos mástiles, velas, anclas, jarcias, anclas,
remos, buen piloto, marineros, agua dulce, sal, leña abasto y llevar todos los aparejos según conviene
a tal navío que ral viaje ha de hacen>. Cit. GALvAN ALONSO, D., ProtocoLos de Bernardo justiniano
0526-1527}. lEC. La Laguna, 1990, doc. 1660, p. 611.
30 GIGANTE CARVALLO, F. Y GONZÁLEZ RODRIGUEZ, R., «La producción de pez en la Comarca
de Agache», Revista deL Sureste, núm. 7, Asociación Cultural del Sureste de Tenerife. Güímar
(Tenerife), 2005, pp. 28-37.
31 1508, noviembre, 12. ,lAlonso Martín Lw;:ena, maestre del navío 'San Lorenzo', lo fleta
a Juan de Benavente, vecino, para que ponga en él 420 quintales de pez y 15 cajas de azúcar, encima
o debajo de la cubierta, y también todas las personas y cosas de su casa, para navegar luego a la ciudad
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Comarca de Agache. Abarcaría esta comarca desde el límite de Abona hasta alcanzar
su demarcación norte al llegar a La lÍt'ra de GÜímar32• La producción de
esta área va paralela a la de Abona33 y hasta ahora se llevan inventariados un
total de 17 yacimientos.
Hubiéramos querido incluir la parte limítrofe de Güímar, pero no nos ha
sido posible ya que si bien la documentación es clara al mencionar hornos
en la zona, al menos tres, por ahora no los hemos localizad034 •
Comarca de Arafo. Hemos localizado un solo horno que probablemente está relacionado
con la producción de pez que los religiosos necesitaban para adobar
los canales de tea destinados a abastecer el nuevo asentamiento de Araf035.
Comarca.La Esperanza-La Laguna. Al igual que en el anterior, se ha localizado un
horno dentro de los límites municipales de Candelaria, aunque la documentación
de la época lo sitúa dentro del espacio geográfico entendido
como de La Laguna36•
En la segunda columna de la tabla hacemos referencia al diámetro conservado
en la base de la cámara del horno principal. Dado que los hornos no son
perfectamente circulares, con frecuencia tienen formas ligeramente ovaladas, las
medidas han sido tomadas perpendiculares al eje de salida de la brea en su pared
interna y lo más próxima al nivel del suelo. Sin duda las dimensiones es el dato más
de Sevilla en el reino de Castilla o a la de Lisboa en e! reino de Portugal. La pez la cargará en la caleta
de Abona y e! azúcar, las personas y los enseres de casa los tomará en e! puerto de Santa Cruz, antes
de! día de Navidad. La carga será entregada en los 6 primeros días después de la llegada al puerto de
destino y, una vez recibida ésta, Benavente le pagará de flete 15.000 mrs. de la moneda de Castilla».
Cit. GONZÁLEZ YANES, E. Y MAAAERO RooRlcuEz, M., Extracto de los Protocolos del escribano Hernán
Guma, de San Cristóbal tÚ La Laguna (1508-1510). IEC, La Laguna, 1958, doc. 968, p. 204.
32 NÚNEZ PESTANO, J.R., La propiedad concejil en Tenerife ... op. cit., p. 134. «Pedro MartÍnez
ofrece 105.000 mrs. por un horno desde e! lomo de la Vera de Güímar hasta el río de Los
Abades ... » (Agache).
33 En un documento de 4 de diciembre de 1508 podemos leer: «Miguel Pérez de Marchena,
estante, se obliga a pagar a Juan Méndez, vecino, 101 quintales de pez por un esclavo negro que le
compró, ciego. Pagaderos en e! puerto de Agache en enero de 1509». Cít. GONZÁLEZ YANES, E. Y
MAAAERO ROORlcuEz, M., Protocolos del escribano Hernán Guerra ... , op. cit., doc. 675, pp. 138-139.
34 SERRA RAFOLS, E.: Las Datas de Tenerife (Libros! a !0. lEC. La Laguna, 1978, doc. 869-
48, p. 176. Se le otorga a Anronio Cañamero. «Unos asientos que son en Vymar (sic) para 3 fornos
para pez [ ... ] desde la cueva donde fasía queso Pedro Madalena y por donde trujeron la prensa de
Blasino fasta la fuente de la cumbre, fasta las fuentes de! arenal. Q. VOS lo do en nombre de su Alteza
sin perjuicio del ingenio de Gima, q. lo diga el mayordomo».
35 MARTfNEZ GALINOO, P., La vid y el vino en Tenerife en la primera mitad del siglo XV!. lEC.
La Laguna, 1998, p. 500.
36 MORENO FUENTES, F., Las Datas de Tenerife (Libro primero de datas por testimonio).
lEC, La Laguna, 1992, p. 200. «Luis Álvarez, vecino de esta isla, 100 fanegas de tierra de secano
que es de esta parte de la fuente de los berros, detrás de un pico alto, y es dende vuestro yerno
Pedro Álvarez tenía un horno de pez, abajo e arriba, en aquella tomar cerca de donde las pudiéredes
aprovechar. Digo que vos do en nombre de su alteza 2 cahfces de tierra con un asiento de colmenar
en la misma tierra».
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importante y en su entorno se estructura el resto de la instalación. Hemos preferido
esta medida sobre todas las demás porque a pesar de que muchos están alterados
por diferentes afecciones nos permite una aproximación bastante precisa al tamaño
que tuvo la estructura en su estado original.
Un primer análisis indica que existen diferencias en cuanto al tamaño de
dichas cámaras, oscilando desde los 2,40 m del más pequeño a los 5,10 m de los
más grandes. Datos que se confirman en la documentación notarial de la época en
que se hace constar esta diferenciación37• Conociendo sus medidas se podrá calcular
la capacidad de carga en metros cúbicos de madera que se consumían en una hornada.
Normalmente del total del peso de la madera quemada se extraía en torno a un
10-15% de resina y en torno a 1651 los cálculos estimados señalan que de 1.600 kg
de pino se obtenían 200 a 240 kg de pez38 .
En la representación cartográfica que adjuntamos señalamos con un círculo
los hornos cuyas dimensiones oscilan entre 2,40 m y 3,70 m, y por medio de un
cuadrado los que alcanzan 3,80 m y más.
La tercera columna refleja la altura que alcanza cada horno. Es un parámetro
para hacernos una idea del grado de conservación en que se encuentra la cámara
de combustión principal. Aunque no se trata de una regla infalible, cuanta mayor
sea la altura desde el fondo del horno hasta el punto más elevado, mejor será su
estado en general. Desde luego con 3 metros se considera excelente y con menos de
1 m estaría colmatado o totalmente derruido.
Debemos tener en cuenta, además, que los hornos al alcanzar los 3 m de
profundidad y al estar sus paredes inclinadas constituyen un riesgo si alguien cae
fortuitamente dentro, pues podría tener dificultades en salir o algo aún peor. Por
esa razón históricamente se han derrumbado por la zona más baja, generalmente
por donde su ubica el canal de salida, para que hombres y animales -sobre todo
perros cazadores que buscan a los roedores que hacen guaridas en el interior de los
canales de salida- puedan escapar en caso de caer dentro.
Cuarta columna. Esta columna está referida al diámetro de la boca de carga
en la cámara de combustión del horno cocedero. Hubiera sido apropiado tomar
este dato desde la base del mismo, al igual que en el apartado dos, pero resulta casi
37 «Juan Clavijo, vecino, se concierra con Juan González, corrador, de manera que éste se
obliga a corrar desde hoy en adelante 50 hornadas de pez en un horno grande que hizo Gonzalo
Fernández, peguero, [portugués maestro de la pez de Juan Clavijo] propiedad de Juan Clavijo. González
ha de cortar y dar rajadas las 50 hornadas de tea según se acostumbra, a parrir de la fecha 6
hornadas de tea cortadas cada mes hasta cumplir las 50 hornadas. Juan Clavijo se obliga a pagarle 8
fanegas de trigo y 2 doblas de oro para su mantenimienro hasta que haya acabado de cortar, y además
le da 1 hacha y 1 peto para que corre y raje dicha tea, que devolverá acabado el partido. Ha de pagarle
de cada 5 hornadas de pez 1 puesta en este puerro de San Pedro de Dame, una vez pagados todos los
derechos del diez por quintal y diezmo a Dios». El documento está datado el 25 de enero de 1525.
Cit. MARTINEZ GALINDO, P.: Protocolos de Rodrigo Ferndndez (1520-1526), IEC, La Laguna, 1998,
doc. 1463, pp. 600-60 l.
38 W.AA., Atlas cartogrdfico de los pinares canarios, l/. Tenerife, op. cit., p. 30.
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CUADRO 1.
TAORO DIÁMETRO ALTURA DIÁMETRO CorrA M.S.N.M.
PRINCIPAL CONSERVADA COCEDERO
1 Horno tÚ La Orotava 2,50m Icom. Colmatado o derruido 1474
2 Horno tÚ Ramón caminero 2,90m 2,IOm Colmatado o derruido 1595
IcODEN-DAUTE DIÁMETRO ALTURA DIÁMETRO COTA M.S.N.M.
PRINCIPAL CONSERVADA COCEDERO
3 Horno Cruz tÚl Tronco 4,75m 0,90m 2,40m 740
4 Horno Llanos tÚ La Cebada 3,lOm 2,00m 0,90m 1.042
5 Horno Hoya tÚ La Palomera 3,70m 3,00m 2,00m 1.051
6 Horno Hoya del Burrero Colmatado o derruido 1,50m 2,00m 1.055
7 Horno Casa Forestal 3,70m 2,00m 1,20m 1.151
El Lagar
8 Horno Pino de la Htkchera 3,50 2,10 1,60m 1.175
9 Horno Camino de la Mula Colmatado o derruido 1,20m 2,20m 1. 169
tÚ David
J O Horno Corral Colmatado o derruido No 1,10m 1.199
de los Amaros
11 Horno Pino Colmatado o derruido 1,40m Colmatado o derruido 1.240
tÚ los Tres Hermanos
12 Horno Playa dtllnglts 4,0001 1,40m 2,5001 1.246
J 3 Horno Lomo La Laja 4,80m 2,20m 3,60m 1.252
J 4 Horno Pino tÚ Las Raíces 3,7001 1,9001 2,30m 1.310
CO 15 Horno El Lagar 5,10m 0,2001 2,2001 1.321
CII
... J6 Horno pista La Carrikra 4,60m 1,60m 1,30m 1.350
[l) 17 Horno Cruz tÚ La Vitja 5,IOm 3,0001 2,30m 1.377
::J
.a~: J8 Horno de La Desatadora 5,00m 1,90m 1,30m 1.449
O J9 Horno Los Hornitos 4,50m 1,40m 2,30m 1.479 Oa:
[l) 20 Horno Llano de Las Brujas 4,90m 3,00m 4,10m 1.519
~ 21 Horno Llano tÚl Centeno 3,40m 2,40m 1,30m 1.561
O 22 Horno Camino 4,90m 1m 2,90m 1.573
G tÚ Las .JO Vutltas
.~ 23 Horno Llano del Brez/) 3,30m No 1,60m 1.573
Oa: 24 Horno Choza 3,30m 2,10m 1,40m 1.590
>- de los Sacos o Liferfe
g 25 Horno Pista tÚl Arentro 2,70m 2,50m 1,40m 1.655 a:
,C;¿D 26 Horno pista Pico Cabras 3,50m 2m 1,70m 1.658
:> 27 Horno Cruz tÚ Los Barrenos 5,00m 2,70m 2,00m 1.659
~ 28 Horno Hoya Bronco 3,58m 1,3001 Colmatado o derruido 1.729
29 Horno Cruz dt Los Hermanos 3,20m 0,85m 0,90m 1.752
30 Horno tÚ La Cruz 4,30m No 2,20m 1.776
31 Horno Pista tÚl Caballito 4,00m 1,30m 2,40m 1.800
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MALP/JS DIÁMETRO ALTURA DIÁMETRO COTA M.S.N.M.
[SORA-SANTIAGO PRINCIPAL CONSERVADA COCEDERO
32 Horno Montaña ekl Cura 3,50m 2,OOm 1,50m 1.095
33 Horno ek Soliadtros 4,80m 1,70m I,OOm 1.106
34 Horno ArmaMro ek Los Perros 3,IOm 1,90m Colmatado o derruido 1.111
35 Horno Los Frontonts 2,80m 1,50m 2,lOm 1.213
36 Horno del Negro ek Abajo 2,30m 1,90m O,90m 1.250
37 Horno Roza ekl Alcaldt 4,30m 1,70m 1,52m 1.295
38 Horno ekl Ntgro dt Arriba 3,30m 2,OOm Colmatado o derruido 1.364
39 Horno Pino dt La Ltcht 4,OOm 1,20m 1,50m 1.400
40 Horno eklJamto 4,OOm 1,80m Colmatado o derruido 1.408
41 Horno Montaña Los Guirrts 2,70m 2,30m O,90m 1.476
42 Horno Pino ek La Cabra 3m 2,70m 1,40m 1.586
44 Horno Montaña La Cormiara 2,90m 2,50m 1,60m 1.650
45 Horno Pinos Gachos 4,50m 1,60m 1,60m 1.685
46 Horno Pino Virgtn ek Tágara 3,60m 2,20m 2,OOm 1.724
47 Horno Montaña Chasogo 4,20m No 1,60m 1.726
48 Horno Las Lajas 3,20m 1,77m 1,80m 1.784
49 Horno Montaña dt Sámara 3,IOm 1,70m I,OOm 1.858
50 Horno Lomo ekl Rttamar 3,40m 1,70m Colmatado o derruido 1.902
51 Horno Vallado dt Los Pegueros 4,70m O,60m Colmatado o derruido 2.128 a\ ADEjE DIÁMETRO ALTURA DIÁMETRO CoTA M.S.N.M.
PRINCIPAL CONSERVADA COCEDERO GI
CIt
52 Horno La Putn~ o Ttrtmu 3,50m 1,80m 1,80m 1.345 ....
53 Horno Bco Los Canutos 3,10m 1,90m Colmatado o derruido 1.540 ~ 54 Horno Llano ekl Ntgro 2 4,30m 1,20m 2,OOm 1.860
55 Horno Llano dtl Ntgro 4,OOm No 2,OOm 1.872
VILAFLOR DIÁMETRO ALTURA DIÁMETRO COTA M.S.N.M.
PRINCIPAL CONSERVADA COCEDERO 56 Horno Montaña 3,OOm 1,20m 2,OOm 1.625 I
ek Los Guaniks
57 Horno Bco ekl CUtrvo 4,OOm 1,60m 3,30m 2.001 6J
43 Horno Galtría La Vica 3,20m 2,50m Colmatado o derruido 1.615 ~
ABONA DIÁMETRO ALTURA DIÁMETRO CoTA M.S.N.M. ~
PRINCIPAL CONSERVADA COCEDERO 58 Horno Llano ekl Sauct 2,90m 1,80m 1,30m 1.359 ~
o ek La Pared Vitja
59 Horno Las v.gas 3,80m 1,90m 2,40m 1.360
60 Horno Cuevas ekl Corontl 3,45m 2,I5m 1,80m 1.428
61 Horno Futnlt Las Gotas 3,30m 2,IOm 1,IOm 1.460
62 Horno del Contador 3,OOm 1,40m 1,70m 1.494
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63 Horno Piedras Caídas 3,10m 1,90m 1,20m 1.538
64 Horno tÚI Picacho 3,OOm O,70m O,70m 1.547
65 Horno Bco Madre tÚI Agua 2,70m 2,30m 1,10m 1.588
66 Horno Lomo tÚ Juan Dana 4,40m 1,60m 2,80m 1.592
67 Horno tÚ Los Riscos 2,90m 2,OOm 1,50m 1.623
68 Horno Hoya Honda 2,40m 1,70m Colmatado O derruido 1.648
69 Horno sobre El EnriscatÚro 2,70m 1,68m 1,70m 1.654
70 Horno Barranco del Durazno 2,80m 1,30m 1,20m 1.664
71 Horno Camas VtrtÚr 3,30m 1,80m 1,70m 1.723
72 Horno Montaña 2,80m 1,90m 1,40m 1.797
de Los AlbartÚros
73 Horno tÚ Juan Bátz 4,60m 3,OOm 1,40m 1.810
74 Horno LfIlno tÚ Las Lajitas 3,10m 1,60m 1,10m 1.976
75 Horno Chozas Viejas 3,80m No 1,60m 2.021
AGACHE DIÁMETRO ALTURA DIÁMETRO COTA M.S.N.M.
PRINCIPAL CONSERVADA COCEDERO
76 Horno CalzadA Colmatado o derruido 1,20m Colmatado o derruido 973
tÚ Pegueros
77 Horno Las Gajas Colmatado o derruido 1,20m Colmatado o derruido 1.335
78 Horno Cueva 3,60m 0,40m 1,90m 1.405
tÚ Los Diegos o ei Callao
79 Horno Charcos tÚI Obispo 3,20m 1,20m Colmatado o derruido 1.424
80 Horno Galerla La Plata 2,82m 2,10m 1,60m l.424
81 Horno Bco Volcán 3,80m 2,20m Colmatado o derruido 1.435
O
.C.'.) 82 Horno Pino tÚ La Iglesia 2,60m 1,20m Colmatado o derruido 1.486
CL! 83 Horno Pinar de Frías 3,OOm 2,50m Colmatado o derruido 1.549
::J 84 Horno Majano Los Serenos 2,85m 1,60m 1,70m 1.554 G
O"
8 85 Horno tÚ Galería Los Angeles 2,80m 1,40m O,90m 1.575 a: 86 Horno Fuente La Mal JuradA 2,40m I,OOm Colmatado o derruido 1.578
CL! 87 Horno Los /?afiles 2,90m 1,50m 1,40m 1.633 ~ 88 Horno Cueva tÚI Agujero 3,30m 1,50m 1,90m 1.695
O
G 89 Horno Galería Las Vtzcas 2,70m 2,OOm 1,80m 1.714
~ 90 Horno La Casa Dominga 3,80m 1,60m Colmatado o derruido 1.785
O o PizArra
a:
>- 91 Horno Casa Forestal Fasnia 4,OOm 2,70m I,OOm 1.868
O 92 Horno Las Campanitas 3,80m 1,20m 1,20m 1.916 t:: a: m
<t: ARAFO DIÁMETRO ALTURA DIÁMETRO COTA M.S.N.M.
':Z> PRJNCIPAL CONSERVADA COCEDERO
<t: 93 Horno zona Colmatado o derruido 1,78m Colmatado o derruido 979 ~ recreativa Los Frailes
LA ESPERANZA DIÁMETRO ALTURA DIÁMETRO COTA M.S.N.M.
LAGUNA PRINCIPAL CONSERVADA COCEDERO
94 Horno tÚI BailatÚro 2,70m 3,OOm Colmatado o derruido 1.348
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imposible porque generalmente están colmatados y las mediciones aportarían datos
poco clarificadores. Al igual que el horno principal, también se puede calcular su
capacidad cúbica, aunque en este caso nunca se llenaba del todo, alcanzando tan
sólo alrededor de un metro de altura, tal y como ha quedado atestiguado por la
propia brea en la paredes de la cámara.
Al ser de forma cónica muy acusada hemos observado ejemplares que con
1m de boca de entrada y apenas 1,50 m de altura alcanzan en la base hasta 2,50 m,
lo que da idea de su fuerte conicidad.
Quinta columna. El incluir la altura a la que se encuentra el horno sobre el
nivel del mar nos permitiría conocer, por ejemplo, la densidad y distribución del
pinar, si existe alguna relación con la densidad de peguerías por hectárea, dimensiones
de los hornos, rutas predilectas de acceso, fechas de edificación ...
Los datos que hemos presentado en este trabajo nos permiten sugerir algunas
hipótesis a pesar de que todavía el estudio no está finalizado. En una primera
impresión resultó significativo que la muestra proveniente de La Orotava y La Laguna-
Esperanza, a pesar de la escasez de unidades, aportaba unas dimensiones reducidas,
valoración que se hacía más evidente visualmente. Estos hornos, documentalmente
registrados39, sabemos que son paulatinamente abandonados desde la
primera década del siglo XVI y posiblemente su producción comenzó en los años
inmediatos tras la conquista. La documentación notarial, a su vez, nos ha permitido
ir conociendo y delimitando la dirección de las primeras producciones y, en este
sentido, un elemento clave lo constituye la elección de los fondeaderos elegidos
para la salida de la producción. A veces el escribano no aportaba datos del horno,
pero sí el punto de embarque donde era recogida la pez40
•
Efectivamente, en la zona de Agache más próxima al puerto de Santa Cruz
se localizan hornos a baja cota, de dimensiones similares a las descritas para TaoroLa
Laguna, como los de Las Gajas, Pinar de Frías, La Plata, Pino La Iglesia, etc. En
esta comarca sólo cuatro hornos superan los 3,80 m, y tres de ellos se encuentran en
las cotas más altas y alejadas de la zona: Las Campanitas (1.916 m), Pizarro (1.785
m) y Casa Forestal (1.868 m). Comparando las fechas en que comienza la actividad
39 SERRA RAFOLS, E., AcuerMs del Cabildo de Tenerift .... , op. cit., doc. 191, p. 33: «Manda e!
señor Governador, con acuerdo de los señores de! Cabildo, que manden que todos los que fazen pez en
Taoro, que se entiende de las syerras aguas vertientes hazia Taoro por e! camino de las syerras que va a
dar a Teyd(a) e por la misma lomada que va a Ycode fasta la mar, que ninguno sea osado de hacer pez,
vecino ni morador estante ni abitante desta isla, porque es en perjuyzio de la tierra, porque aquello es
para engeños de azúcar e que esto fan e cumplan e! día que les fuere notificado en fin de mes de agosto
so pena de diez milI. mrs. para los propios de la ysla e más la pez (y el) asienro perdidos e que en e!
estado que se fallare qualquier horno que en fin deste mes le pierda». Datado e!4 de julio de 1505.
40 GALvAN ALONSO, D., Protocolos de Bemardino justiniano ... , op. cit., doc. 2142, pp. 791-
792, de 16 de octubre de 1527: ,<Alonso Alvarez, peguero vecino de La Orotava, debe a Pero Orriz de
Mendivil, mercader estante, 632 quintales de pez en torales, en ' redos' y en botas, puestas a la lengua
de! agua en los puertos de Agache, Abona y los Roques de esta isla, horros de diezmo y de diez por
quinral, que son por mrs. y ropa que recibió, a entregar de hoy en 20 días siguientes».
... .C.'.)
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en dicha zona, vemos que son prácticamente coetáneos con los anteriores de La
Orotava-La Laguna, es decir, de la década 1505-1515.
En Abona ocurre un hecho similar. Sabemos a través de la documentación
que la extracciones comienzan simultáneamente con Agache, y es junto con ésta e
!coden una de las comarcas más explotadas históricamente. Comparando las dimensiones
de las cámaras de combustión, hemos llegado a la conclusión de que los
hornos de la zona Picacho-Albarderos-Contador son de dimensiones más reducidas
que los ubicados en las inmediaciones del Barranco del Río: Juan Dana, Chozas
Viejas, Juan Báez, Las Vegas. Sin embargo, las premisas no se cumplen siempre
puesto que sabíamos que existían hornos en funcionamiento en la zona desde al
menos 154441, concretamente el horno del barranco del Durazno y el de Camas
Verdes, y consideramos que por su ubicación los hace merecedores de ser los que el
Cabildo autorizó en esas fechas. Sus dimensiones no eran excesivamente mayores,
entre 2,80 m y 3,30 m, que los de Picacho-Albarderos-Contador.
En la comarca !coden-Daute e! aspecto más llamativo no es sólo e! número
de peguerías sino las dimensiones de algunas de ellas, al poseer sin duda los hornos de
mayores dimensiones y así son frecuentes los diámetros de 4 m y más. Como ya
mencionamos, existía cierta diferenciación, puesto que se dice claramente hornos grandes
al menos desde comienzos de 1525 y quizá ello explique la presencia de hornos con
cámara de 4,75 m a cotas tan bajas como e! ubicado en La Cruz de! Tronco.
La comarca de Valle Santiago-Guía de Isora es la más tardía en ponerse en
funcionamiento, en los años 1523-1536 respectivamente. Los hornos de esta comarca
tienen la particularidad de que se construyen primero los más cercanos a
Daute y ello puede explicarse por el hecho de que, al contrario que en el resto de la
isla donde los peguero s desembarcaban por un fondeadero próximo y «subían» hasta
las peguerías, en Isora ocurre que «bajaban» por montaña Sámara, Chasogo, o La
Corredera en dirección a Chío-Chirche-Adeje.
En e! caso de Adeje y Chasna, sabemos que una vez instalados sus propietarios
edifican peguerías dentro de sus tierras para consumo propio en sus instalaciones
y también para la exportación, aunque parece que en cantidades modestas. No
por quedar dentro de las propiedades de Chasna o Adejé2 debemos pensar que la
4\ RODRlGUEZ YANES, J .M.: "Los Montes de Tenerife en el siglo XVI». El Día. 27 de diciembre
1990. Santa Cruz de Tenerife, pp. 61-64.
El cabildo dictamin6 en 1544 que s610 podía haber dos hornos en cada una de las zonas (Agache,
Abona y Daure) con una separaci6n entre ellas de 200 pasos. Esto era así para que la gente no
estuviese parada las 48 horas que tarda aproximadamente en enfriarse la pez. Para Abona se establecen
los dos hornos entre la montaña y fuente del Durazno y el barranco del Río, mientras que para
Agache entre e! barranco de Herques, la montaña Bermeja, e! mar y la fuente de Juan Álvarez, que
está ubicada por encima del Bailadero de Agache. Dentro de esta zona se ubican los hornos de La
Mal Jurada y de Las Campanitas. La tercera peguería estaría situada en cualquier lugar a prop6sito de
los pinares de Daure.
42 1526, enero, 19. "Parec;:i6 presente Fernando de Lorca e dixo que la renta de! peso e pez
la pone, con la manera e condic;:i6n que ryene puesta, en c;:iento e setenta doblas de oro con veynte de
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producción se realizó bajo mandato de los señores, porque existen ejemplos de
pegueros provenientes de Daute para sacar la pez en Chasna. Existen todavía muchos
hornos por inventariar, dadas las referencias documentales, toponímicas y orales
existentes.
A modo de conclusión, y aunque los trabajos aún no están finalizados,
podemos determinar que existen ciertas directrices. Es seguto que los hornos edificados
antes de 1510 se caracterizan por unas dimensiones en torno a los 2,70-3-30
m de diámetro, en zonas próximas a la costa o a los principales núcleos de población:
La Laguna, La Orotava, Agache y la parte sureste de Abona y también, en caso
de aparecer, en El Realejo y GÜímar.
A partir de 1510-1515, ya resulta más difícil establecer unos parámetros
con los datos que actualmente disponemos. Se pueden fechar algunos hornos ateniéndonos
a la documentación, pero difícilmente por la tipología o dimensiones
empleadas. Mayor fiabilidad ofrecen las rutas que van tomando para continuar
explotando el medio forestal cuando se agota. El estudio de la concesión de licencias
para hacer brea o pez, junto con las extracciones de madera, indican por dónde
existía un pinar con ciertas garantías de rentabilidad para los pegueros. Una vez
configurado un inventario que establezca dónde se ubicaban las instalaciones en la
isla, se puede comenzar a determinar cuál es el área deforestada por cada uno de
ellos, así como su radio de influencia en el entorno o cuál fue la acción del conjunto
para una determinada comarca o municipio.
promerydo, con tal que se hiziere en toda esta ysla, e que no pueda la r;:ibdad enpedir el hazer de la
pez en Abona e Agache e Adexe, e si 10 en pidiere en otras partes que no se haga la dicha pez e algunos
se atreuieren a hazella que la r;:ibdad lleve su pena y él aya de lIeuar sus diez por quintal así corno las
otras partes». ROSA OLIVERA, L. DE LA Y MARRERO R ODRlGUEZ, M., Acuerdos del Cabildo de Tenerije,
1525-1533, vol. v, op. cit., doc. 62, p. 97.