ALMOOAREN. 13. (94) PBgi 61 94 OCENTRO TEOLOGlCO DELAS PALMAS
VALORACION DE LOS ESTUDIOS ECLESIASTICOS
EN CANARIAS DURANTE EL SIGLO XVll
CATEDRATICO EMERITO DE HISTORIA MODERNA
U N E.D. SEMlNARlO DE ESTUDIOS HISTORICOS CANARIOS ISEHlCl
Debemos felicitarnos por la nueva ocasión que nos brinda el Centro
Teológico de Las Palmas, al reunirnos en esta V Jornada de Historia de la
Iglesia en Canarias. Significa la consolidación de las Jornadas, como prueba
el aumento de la concurrencia, a pesar de las dificultades que implica aportar
novedades sobre la Iglesia de las islas en el Seiscientos.
Dificultad, además paradójica. ¿Cómo esta centuria, a pesar de ser
nuestro Siglo de Oro, tanto desde el punto de vista económico como social,
es la peor conocida de la Modernidad y, especialmente, por lo que al área de
la Iglesia se refiere? Conocemos mucho mejor los pasos iniciales del aposto-lado
y el Siglo del Renacimiento o el de la Ilustración. Desconocimiento
sólo comparable al de nuestra pasada centuria.
Se me señala, para que realice una valoración de las aportaciones histo-riográficas
para el Seiscientos, lo que me conduce después de descartar algu-nas
opciones, a continuar con el modelo que adopté para realizar una tarea
semejante por lo tocante a la Historia de la Iglesia para el conjunto de los
66 ANTONIO DE RETHENCOURT MASSIEU
siglos, como ponencia de una sección en el X Coloquio de Historia Canario
Americana celebrado el ano pasado"'.
De otro lado, la magnífica exposición que ha realizado mi colega y ya
viejo amigo Enrique Martínez Ruiz sobre la actual tendencia de este tipo de
estudios en España, me exime de explicar las razones del eclipse del interés
entre los universitarios de la Facultad de Historia por el pasado de la Eclesio-logía
y su vuelta a la misma del brazo y por el interés de alcanzar el conoci-miento
de las mentalidades y comportamientos colectivos. Realidad avizora-da
ya en 1942 por Lncien Febvre en su Probleme de l'incroyance aux XVléme
siécle. La religion de Rabelais, que adquiere perfiles de campo científico en la
década de los 70, por algunos discípulos de la Escuela de Annales.
Me reduciré en esta ponencia a tres extremos. Trazar un cuadro sobre
lo mucho que ignoramos y tendremos forzosamente que investigar, si preten-demos
colocar esta parcela de nuestro pasado a nivel de otras que van alcan-zando
el hoy exigido por lo que se refiere a contenidos temáticos y metodoló-gicos
adecuados.
A continuación, un muy breve repaso a las fuentes ,y la carencia de un
equipo de la necesaria calidad científica, ambas como base explicativa de las
razones que hasta ahora han impedido la elaboración de monografías que
permitan realizar la síntesis imprescindible.
Finalmente, trataré de realizar una aproximación - y digo aproximación
y no catálogo exhaustivo - de lo publicado hasta la actualidad, con el fin de
valorar los resultados hasta ahora obtenidos, que necesariamente contrasta-rán
con el planteamiento inicial.
1. DEMANDA DE UNA PUESTA AL DIA
Si tuviéramos en cuenta el concepto enunciado por Marc Bloch: la his-toria
debe estar presente donde quiera que haya hombres, carne humana, no
cabe la menor duda que la tradicional historia de la Iglesia nos resulta insufi-ciente
a todas luces. Fundamentalmente, por la imperiosa necesidad de abrir-la
a las nuevas y cada vez más complejas corrientes historiográficas. De esta
forma perderá su carácter endogámico que la ha caracterizado, carácter
reforzado por el papel primordial y casi exclusivista que en la misma ha juga-do
la Teología. Como consecuencia un precipitado que hizo de la historia
(1) A. BETHENCOURT MASSIEU, "Hisrorin de la Iglesia en Canarias: Estado de la cues-tión''.
En X Coloqrdiu de Historia Canario-American (1992). Las Palmas de Gran Cana-ria,
30 nov.- 5 dic. (En prensa).
VALORAClON DE LOS ESTUDIOS ECLESIASTICOS EN CANARIAS DURANTE E l SIGLO XVll 67
eclesial, una ciencia, si se me permite, especial, con estatuto propio y diferen-ciado
'2'.
Concepción que desde la década de los cincuenta ha sido puesta, entre
otras muchas, en entredicho por un Delameau. Poco más tarde se abrió una
ancha senda, consecuencia de la doctrina del Concilio Vaticano 11, que tiene
como ejemplo paradigmático la Historia de la Iglesia dirigida por H. Hendin
y dada al público por la editorial católica Herder.
UNA TEMATICA NOVEDOSA
1.- LA DOCTRINA. Estamos obligados, en primer lugar, a estudiar
una espiritualidad tan rica como la del Barroco, consecuente en gran parte
del humanismo renacentista e hispánico, la supervivencia del erasmismo, y
fundamentalmente el neotomismo de la escuela salmantina, que acabó impo-niéndose
en el Concilio de Trento. Pero al tiempo, entendiendo por espiri-tualidad
un amplísimo abanico que amén de abarcar la doctrina de las escue-las
teológicas, pase por el derecho canónico, la moral, catequética y métodos
de apostolado. Así como los niveles de penetración alcanzados en la cristian-dad
insular, las resistencias suscitadas, los pocos casos de heterodoxia, inten-tos
de conversión o represión en los que juega un papel preponderante la
Inquisición. En cuanto, a la penetración de la doctrina; la supervivencia de
paganismo y superstición entre las clases populares. Campo, el de la doctrina,
básico y asiento de otros muchos aspectos hoy en candelero.
2.- LOS CHOQUES JURISDICCIONALES. Como la Iglesia es ade-más
una institución, se encuentra relacionada con otras, posee una organiza-ción
jerarquizada y piramidal, integrada por una clerecía que abarca un
tamaño determinado, o sea una demografía. Finalmente, necesita disponer
de unos medios económicos que permitan subsistir, realizar su magisterio,
entendido en el sentido más laxo.
No interesa en las Islas las relaciones Estado-Papado en sí, sino las
consecuencias que de alguna manera afectan a sus moradores. Por lo que se
refiere a Canarias, lo que es necesario es profundizar sobre las consecuencias
de la vinculación de su diócesis al Patronato Regio. Cuestión significativa,
por dotar a nuestra Iglesia y, de paso, a sus fieles de unos claros signos de
identidad.
De otro lado, en Canaria, a causa de su fragmentación y aislamiento
por la lejanía, las relaciones jurisdiccionales son de suma trascendencia, por-que
precisamente la lejanía obliga a las autoridades a revestirse del mayor
(2) R. FERNANDEZ DIAZ, "La clerecía catalana en el setecientos" En Eclesin r svcietat a
In Cntalunyn delséde XVIII. T. 1 . Ponencias, 23118, Cervera 1990, pág. 27.
68 ANTONIO DE BETHENCOURT MASSIEU
prestigio ante el pueblo. Y ese prestigio se obtenía haciendo prevalecer su
mayor grado de poder frente a otras instituciones. Prestigio que consolidaba
el poder de los privilegios propios de una sociedad estamental. De ahí la fre-cuencia
de los choques, no sólo en el seno de las instituciones sino entre las
diferentes autoridades. Choques, además, inherentes al boato y ceremonial
propio del Barroco. Y en el caso de la Iglesia, acentuado por la facultad de
los vasallos de acudir ante el Rey por los denominados recursos de fuerza,
acogiéndose a su vinculación mediante el Regio Patronato de que disfrutaba
la diócesis "'.
3.- ESTAMENTO CLERICAL Y SU DEMOGRAFIA. No entro
ahora a definir el término estamento en la sociedad del Antiguo Régimen, ni
el papel del clero en su estructura piramidal y jerarqnizada: origen de un alto,
medio y bajo clero, con muy diferentes grados de prestigio y poder adquisiti-vo.
Es de destacar la importancia numérica del clero regular masculino y
femenino, o la influencia de los franciscanos sobre el pueblo llano, de donde
procedían. Lógicamente, es indispensable verificar un estudio social del esta-mento
y para ello conocer su número, su peso en relación a los otros dos
estamentos y la relación entre habitantes y clérigos. Su diferente reparto
entre el medio rural y urbano, superficie y población de las parroquias y la
ratio cura de almas, feligreses, o por kilometro cuadrado, a fin de acercarnos
al nivel de atención sacramental y pastoral. La procedencia geográfica y de
clase social, sistema selectivo, nivel de formación, edad de acceso a las pre-bendas
y tiempo medio de ejercicio en cada escalón, etc.
Y más particularmente en Canarias es urgente realizar un episcopolo-gio,
que ya hace años demandara Domínguez Ortíz''), ante la inconsistencia
del realizado por Viera y Cl a ~ i j o ' ~Po~r. ser Iglesia de Patronato, son de
mayor interés la elaboración de las ternas que elevaba la Cámara de Castilla
al Rey, el derecho de patrimonialidad o pilonaje de los beneficiados y el
papel socio-político que juega el prestigioso Cabildo Catedralicio e impacto
que ejerce sobre el vecindario. Sin olvidar la procedencia popular de la
mayoría, y consecuentemente el entendimiento entre bajo clero y campesina-do
al producirse tensiones sociales.
4.- LAS BASES ECONOMICAS DE LA CLERECIA. Como es
sabido los siervos de la Iglesia eran una minoría demográfica que gozaba de
gran relevancia dentro de la economía del Antiguo Régimen.
(3) A. BETHENCOURT MASSIEU, "Problemas de lo diócesis de Canarias en relación con
el Reo1 Patronato", en IX C.H.C.A. (1990), t. 11. Las Palmas de Gran Canaria 1993.
(4) "Absentismo eclesidstico en Canarias", en A.E.A. 16 (1964), págs. 235-248.
(5) J. VIERA Y CLAVIJO, Noticia de la Historia General de las Islas Canarias. T. 11, Santa
Cruz de Tenerife 19716, págs. 456-606.
VALORACION DE LOS ESTUDIOSE CLES~STICOSE N CANARIAS DURANTEEL SIGLO xvu 69
El sostén fundamental del clero secular provenía de la percepción del
diezmo. Sumábanse las primacías y el pie de altar, amén del producto de las
obras pías, fundaciones, patronatos y capellanías, que constituian una masa
de bienes vinculados, o sea amortizados. A todos ellos podríamos añadir las
donaciones reales, o los censos, memorias, aniversarios, entierros, sepulturas,
cargas, limosnas, etc. El clero regular, de origen mendicante, vive en gran
parte de las partidas mencionadas, y las monjas lo hacen de las dotes estable-cidas
para tomar el velo.
En consecuencia, resulta imprescindible conocer la naturaleza y monto
de las rentas eclesiásticas, el valor y producto de los bienes en manos muer-tas,
las inversiones realizadas por conventos y entidades eclesiásticas, así
como el reparto del producto entre los escalones de estamento tan jerarqui-zado,
lo destinado al sostenimiento del culto, construcción y conservación de
templos y edificios, etc. Sin olvidar las contribuciones de las instituciones
locales, o por contra, la inversión de la Iglesia en aquellos renglones sociales
a los que no alcanzaba el Estado Moderno en crecimiento: docencia, benefi-cencia,
sanidad y ejercicio de la caridad normalmente, amen de los socorros
extraordinarios en caso de catástrofes, epidemias o hambrunas.
Es de interés conocer la recaudación y función de la Bula y el Tribunal
de la Santa Cruzada.
5.- ASISTENCIA ESPIRITUAL. Se necesita estudiarlo a nivel de los
distintos estratos del conglomerado.
En lo más alto, la recepción y difusión de las directrices pontificias, una
vez superado el pase regio por el Consejo de Castilla. Esencial tratar de
medir cómo y cuánto caló la doctrina tridentina. Del mayor interés, el conte-nido
de los informes presentados en las visitas ad limina por los prelados o
sus legados en Roma. El análisis de las ternas elaboradas por la Cámara de
Castilla para cubrir los oficios dependientes del Patronato Regio. Las cartas
pastorales y recomendaciones de ordinarios, así como los decretos emanados
durante sus visitas pastorales, acogida y efecto de los mismos, etc. Para todo
ello necesitamos conocer a fondo el organigrama de la curia episcopal y el
papel y atribuciones delegadas en los vicarios insulares.
Tenemos que valorar el esfuerzo renovador del sínodo diocesano con-vocado
por Cámara Murga en 1629, sus constituciones, etc., por ser éstas ela-boradas
con el beneplácito de la comunidad y no tratarse de una imposición
emanada de una autoridad más o menos lejana.
En otro plano, el estudio de la geografía parroquial, las razones y
luchas por desdoblarlas, las diferencias entre parroquias beneficiales, dioce-
70 ANTONIO DE BETHENCOKQT MASSIEU
sanas, catedralicias y ayudas de parroquias. Por lo general, la erección de las
nuevas originaban pendencias jurisdiccionales. En cuanto a los párrocos, el
método selectivo, la administración del mayodormo de fábrica, así como en
su caso el compromiso de los fieles a contribuir al sostenimiento del culto y
su ecónomo. En última instancia el papel no despreciable que jugaron las
ermitas y el carácter diferencial de su tipología.
6 . EL APOSTOLADO. Esencial, las prácticas sacramentales, el
cumplimiento pascua1 y las devociones. Para interpretar éstas importa seña-lar
las advocaciones de los templos, consagración de los altares, las cofradías
con sus variantes, el hábito elegido para el enterramiento. No basta la des-cripción
y valoración artística, sino cuantificar y cartografiar para el siglo los
hechos que acabo de señalar; en fin, numerizar los temas iconográficos en
busca de una explicación de la devoción. También nuevas lecturas desde
otfas perspectivas de los libros de nacimiento, nupcialidad y defunciones, los
status animarum, las relaciones de cumplimiento sacramental, libros de fábri-ca,
de visitas y cuanto se conserve en los archivos parroquiales, como sermo-narios,
etc. De muchos de estos aspectos tenemos documentación comple-mentaria
en los testamentos ante escribanos públicos.
Sólo así seremos capaces de profundizar sobre el nivel de la religiosi-dad
de los feligreses, tema fundamental si tenemos conciencia que familia y
parroquia son los dos pilares básicos sobre los que se sostiene la sociedad
cristiana durante el Antiguo Régimen.
Como resultado de esta multiplicidad de actuaciones el clero se nos
presentará como el gran moralizador, insuflando a la sociedad valores éticos
colectivos, ideologizándola mediante el catecismo, el confesonario, la icono-grafía
de retablos y cuadros, el ceremonial, las procesiones, la escuela, lectu-ra,
libros, etc. Enaltecían el papel de la mujer, la familia, los niños, la sexuali-dad
e incluso, las relaciones personales (p.ej., el compadrazgo). Finalmente,
emplear la fiesta como visualización de su poder para moldear la sociedad,
conduciendo al rebelde contumaz ante la justicia eclesiástica o ante el gran
censor, la Inquisición(".
Como quiera que la eficacia del apostolado descansa en el nivel inte-lectual
alcanzado por regulares y seculares, de ahí el interés por indagar
sobre la calidad de la formación conventual con sus cátedras, o la necesidad
de los seculares de acudir a las Universidades peninsulares en demanda de
una titulación que les permita abrirse camino. Imprescindible profundizar
sobre las bibliotecas, lecturas, sermonarios, libros devocionales, hagiografía,
tratados, etc.
(6) R. FERNANDEZ DIAZ, o.c, págs. 74-82
VALORACION DELCS ESTUDlOS EcLEsl~srlcOSE N CANARIAS DURANTE EL SIGLO XVll 7 1
7 . L ABOR ASISTENCIAL. El clero no reducía su actividad a la
asistencia espiritual, sino que procuraba ejercer la virtud teologal de la cari-dad
y practicar las Bienaventuranzas, o sea procurar el bienestar de la comu-nidad,
ya que al objetivo espiritual se sumaba el temporal, con el fin de man-tener
la estabilidad entre su feligresía. Y si querían paz y estabilidad se veían
impelidos a cubrir vacíos que aún era incapaz de alcanzar el embrionario
Estado Moderno. Caridad con los marginados, los cristos en la tierra, aten-ción
sanitaria mediante una red hospitalaria, con todas las carencias que se
quiera. También la docencia tanto a nivel básico en parroquias y conventos,
como la media en colegios y mediante las cátedras de latinidad. Sin olvidar la
enseííanza superior organizada en el Archipiélago en esta centuria en los
claustros de los conventos, pues en las Universidades peninsulares acaparaba
el clero las cátedras.
8.- OTROS PUNTOS DE INTERÉS. Con ser ingente el programa
hasta aquí esbozado, no se acaba este amplísimo catálogo. Aspectos, o mejor
especialidades como la contribución de la Iglesia a la Historia del Arte o de
la Literatura.
Añadamos la reacción política del clero y su actitud frente a los conflic-tos
bélicos que azotaron las islas. Importante, porque al ser los atacantes pro-testantes
o musulamnes, provocó en ellos y sus feligreses un sentimiento de
identificación entre defensa de la patria y fidelidad a la Fe y a la Corona.
Hecho de enorme significación.
Recorrido complejo, pues necesita matizaciones: más convertidos al
catolicismo por la Inquisición que las víctimas que ocasionara su intransigen-cia,
como aclaró Fajardo Spínola") La identificación del clero rural y conven-tual
con el campesinado, de donde pr~cedían'~o'; la contraposición entre el
clero secular y el regular, partidario aquel de la doctrina tridentina, y mas
afín con las expresiones devocionales populistas los segundos"'.
(7) F. FAJARDO SPINOLA, Reducción de prolesiantes al catolicismo en Canarias durante
el sid.lo XVlll 11700-18121. Las Palmas de Gran Canaria 1977: v "Un oroducto de las
reln;ioner atlá>;ricas:la s conversiones de protestantes en Canarias en el si&" XVII". En X
C.H.C.A. (1992). En prensa.
A. BETHENCOURT MASSIEU, Canarios e Inglaterra: el comercio de vinos (1650-
1800). Las Palmas de Gran Canaria 1991'. Cfr. "El derrame del vino", págs. 59-60; y El
Motín de Agúimes - Las Palnias, 1718-1719.. Agüimes 1989 o S. VIERA Y CLAVISO.
o c "Albororos en La Orotavn", t. 11, págs. 320-22.
M. HERNANDEZ GONZALEZ. "La devociún a Jesús Nazareno en Canarias durante el
"
Antip"u o Répu imen". Saoaraia de las Actas del Con~resoIn ierrzacional Crirtobal Colón de
Santa Coloma y las Cofradías de Jesús Nazareno. S.L.N.A.
72 ANTONIO DE BETHENCOURT MASSIEU
11. ARCHNOS ECLESIALES PARA UNA HISTORIA DE
CANARIAS
Si nos detuviéramos en el planteamiento realizado para elaborar una
Historia de la Iglesia en Canaria durante el Antiguo Régimen puesta al día,
percibiríamos que para el siglo XVII, como para casi todo su pasado, sólo
contamos con un ente embrionario, salvo algunas parcelas sobre las que vol-veremos.
Como quiera que en los inicios de esta ponencia, así como de lo
expuesto por el Dr. Martínez Ruiz, se derivan las causas de retraso, no voy
ahora a insistir sobre tema en el que he expresado en otras ocasiones mi opi-nión
con alguna excesiva dosis de contundencia. Sin embargo, hay que adver-tir
cómo en los últimos tiempos, y especialmente en estas V Jornadas las
aportaciones presentadas, permiten observar el futuro con esperanzado opti-mismo.
Por todas estas razones me voy a circunscribir a una reflexión sobre
las fuentes documentales.
Hay que reconocer con pena que nuestro patrimonio documental ha
sufrido importantes e irreparables pérdidas. La climatología, humedad y pro-liferación
de insectos; los incendios, bien fortuitos o consecuencia de los ata-ques
y desembarcos de europeos y africanos; la desidia, la rapiña, producto
de la cual encontramos con frecuencia piezas de relevancia en manos de par-ticulares,
los expurgos indiscriminados y la minusvaloración de su riqueza
con la y sin la desamortización, explican estos vacíos irreparables.
Sin embargo, son muchos los legajos y libros que se nos conservan y
cientos de miles de documentos, por lo que me parece oportuno realizar un
repaso a los mismos. Pues sin este sería difícil realizar una valoración de
cuanto se ha publicado sobre la Iglesia en el Seiscientos.
La complejidad que supuso consultar una masa de documentos tan dis-persa,
tanto la referente al siglo XVII como al resto de las centurias, impone
fotocopiar o microfilmar cuanto documento se conserva fuera de las Islas y
así crear un Centro de documentación de historia eclesiástica en el seno del
Centro Teológico. De otro lado, unir esfuerzo en ambas diócesis y tratar de
reunir a ser posible y en depósito, las fuentes dispersas en un archivo dioce-sano.
Con ello obtendríamos la facilidad en el acceso, horario adecuado,
seguridad en la conservación y ahorro en personal y mantenimiento.
1 . AR CHIVOS EXTRAINSULARES
Aunque no faltaron hallazagos de relevancia en muchos de los archivos
europeos y americanos, no cabe la menor duda que el esfuerzo debe centrar-
VALORACION DE LOS ESTUDIOS ECLESIASTICOS EN CANARIAS DURANTE EL SIGLO XVll 73
se en Roma. El Archivo Secreto del Vaticano encierra entre otros tesoros el
texto de las visitas ad limina de nuestros obispos o sus delegados. Comienzan
a ser utilizados brillantemente'lO', y al tiempo tenemos la buena nueva de que
don Francisco Caballero Mújica, con su inusitada actividad, ha conseguido
copias de todas ellas["l. Pero el Vaticano tiene aún que dar sorpresas tan sólo
con un simple repaso a los registros de bulas y otras disposiciones. Tampoco
conviene olvidar los de las casas generalicias que tuvieron su implantación en
Canarias, pues la de los jesuitas ha dado ya sus frutosU2).
Más importante aún son los fondos custodiados en los archivos nacio-nales.
En el Archivo de Simancas la riquísima serie de Patronato Regio, a
causa de la adscripción del obispado de Canarias al mismo. No sólo por el
historial de cada uno de los propuestos en las ternas para cubrir los oficios de
la provisión real, sino por muchos y muy variados aspectos''i!. Noticias abun-dantes
para la Iglesia encontraríamos en el resto de las secciones, incluso en
Guerra Antigua, pues raro era el problema a resolver, en que el Rey no reca-bara
la opinión del ordinario. El Archivo Histórico Nacional, en su sección
de Consejos Suprimidos y más especialmente en el Supremo de Castilla, y
dentro del mismo en los documentos procedentes de la Cámara de Castilla,
en la que el monarca había delegado la administración del Patronato regio,
se encuentra documentación complementaria a la simanquina '"', o en los
denominados Libros de iglesia("!,l a de Inquisición, porque es complementa-ria
de la documentación que se guarda en El Museo Canario, o sea las del
Consejo y el Tribunal, respectivamente. También la del Clero por lo que toca
a los restos del rico venero que se guardaba en los conventos insulares desa-mortizados
en la pasada centuria. En este Archivo sería de sumo interés loca-lizar
la documentación referente a la actuación en las islas del tribunal de la
Santa Cruzada. El General de Indias (Sevilla) para el estudio de la labor
misional y apostólica ejercida desde Canarias en América.
(10) J. SANCHEZ HERRERO, "La visita nd limina del obispo de Canarias don Fernando
Suarer de Figueron, 1590". Strenne Enianvelae Marrero Oblatae. 2 vols., t. 11, La Laguna
1993, págs. 577-598.
(11) Así me la ha comunicado personalmente.
(12) J. ESCRIBANO GARRIDO, Los Jesuitas y Canarias. Granada 1987.
(13) L. FERNANDEZ GARCIA, "Aspectos econóniicos, administrativos y humanos de la
diúcesis de Canarias en la sezunda mitad delsklo XVIZ". en A.E.A. 11975,).. .o á"e s 95-130.
(,1 4,) V. CORTES ALONSO. entes aara la ~i s ior ind e canarias. ~ o n d o dse l Patronato del
Archivo Histórico ~ac ional"e,n e11C .H.C.A.(1988), t. 11, Las Palmas de Gran Canaria
1991,págs. 461-471.
(15) J. ARANDA DONCEL, "Las pensiones mitras y lo provisiún de beneficios eclesiásticos
en la diócesis de Canarias a comienzos del siglo XVll". en 1X C.H.C.A.(1990), t. 11, Las
Palmas de Gran Canaria 1993, págs. 225-256.
74 ANTONIO DEBETHENCOURTh-l,i\\lI
También otros peninsulares, como el del arzobispado de Sevilla del
que era sufragánea la diócesis de Canarias(16', así como el de la Chancillería
de Granada, o los libros de Matrícula de las Universidades frecuentadas por
universitarios isleños. Finalmente, para los regulares sería de gran utilidad
reconocer los archivos de sus casas generales o provinciales en España, pues
no es de excesivo valor lo conservado en la mencionada Sección de Clero del
Histórico Nacional.
El diocesano ha sufrido a lo largo del tiempo descuidos y pérdidas irre-mediables.
Hoy afortunadamente se encuentra bien alojado y en vías de una
excelente catalogación.
El Catedralicio es el más rico, tanto que con un empleo exhaustivo de
sus fondos seria factible dar a luz una novedosa historia de Canarias, como
ha puesto de manifiesto el Dr. Macias Hernández con sus estudios sobre el
diezmo 1").
La situación de los parroquiales, de tanta trascendencia, es muy dispar.
En general se han conservado bastante bien. La dificultad máxima se
encuentra en la carencia de horarios fijos, el poco tiempo que permanecen
abiertos, amén de la carencia de aparatos de reprografía, así como que impli-can
desplazamientos. ¿Por qué no dejar en ellas la documentación exigida
por los cánones, y el resto se deposita en el Archivo Diocesano?
De enorme importancia es el conservado en El Museo Canario, que
contiene posiblemente la documentación más completa de un tribunal del
S.O. en España'IR'. A este podríamos añadir los Históricos Provinciales de
Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife, los de las Sociedades
Económicas, el de los Cabildos Insulares, donde se conservan, La Cosmológi-
-
(16) M.D. FUENTES BAJO, y A.M. PRIETO LUCENA, "Caiálogo de la documeniación
canaria existente en el Palacio Arzobispal de Sevilla", t. 1, en III C H C A . (1978), Las Pal-mas
de Gran Canaria 1980, págs. 455-506 y V C H C A . (1982) T. 111, Las Palmas de
Gran Canaria 1985, págs. 421~477 y A. RUBIO MERINO, "Problemático de los pleitos
apelados al Tribunal Metropolitano de Sevilla (1955~1650)"e,n V C H C A . , ( 1984). T. 11,
2" parte, Las Palmas de Gran Canaria 1987, págs. 49-101.
(17) A.M. MACIAS HERNANDEZ, "Fuentes para el estudio de la prod~<cciónag raria en las
Islas Canarias: el diezmo de la diúcesis Cannriense (1480-1820)". en A.E.A., 32 (1986).
págs. 269-354. S. CAZORLA LEON, "Los fondos del Archivo de la Catedral de Las Pul-mas",
en 111 C H C A . (1980). t. 11, Las Palmas de Gran Canaria 1982, págs. 101-120 y V
C H C A (1982). t . 111, Las Palmas de Gran Canaria 1985, págs. 479-492.
(IR) E. SERRA RAFOLS, "Los manuscritos dc la Inquisiciún en Canarias". En Revista de
Historia, (1957). págs. 117-120.
VALORACION DE LOS L'TUDIOS ECLESCXS liCOS EX CANARUS DURANTE EL SIGLO XVll 75
ca de Santa Cruz de La Palma, los fondos de la Casa Lercaro en La Laguna o
el del marqués de Acialcbar en Las Palmas, y algún otro que puede quede
en el tintero.
En resumen, si aspiramos a llenar los huecos y trazar una historia ecle-siástica
puesta al día, hay que emprender la doble tarea propuesta: Un Cen-tro
de Documentación en el lugar más adecuado e integrar el mayor número
de investigadores en un equipo multidisciplinar que trabaje en coherencia
dentro de una planificación establecida. Queda una incógnita inexcusable: el
dinero.
111. BALANCE SOBRE LA PRODUCCION HISTORIOGRAFICA
Como ya adelantamos la realidad es que para nuestro tema donde
mayores son los vacíos, auténticos agujeros negros, es precisamente en el
Seiscientos. Paradoja pues, especialmente durante esta centuria es cuando el
Archipiélago, salvo en el campo literario, alcanza su esplendor social y eco-nómico,
en franca contradición cop cuanto ocurre en gran parte de la Penín-sula
Ibérica. En efecto, nuestros historiadores se han preocupado mucho
más, por lo que toca al Antiguo Régimen, de los siglos XVI y XVIII. ~Difi-cultad
en la lectura de la procesal encadenada? ¿El cerrar los ojos ante una
España en crisis, incluso en decadencia, salvo para su Siglo de Oro cultural?.
Prejuicio que según vamos conociendo se está abandonando rápidamente, al
resultar muy matizado el ciclo de contracción.
La prueba de cuanto afirmo la encontramos en la falta de una buena
síntesis para la Iglesia de esta centuria, hoy por hoy irrealizable, así como el
trato superficial pleno de generalidades con que se traza en las Historias
Generales.
Iniciaré esta valoración haciendo un rápido repaso a estas historias
generales. Seguidamente tocaré aquellos campos donde últimamente se han
realizado aportaciones fundamentales, abriendo nuevos caminos. En tercer
lugar, los estudios sobre aspectos tradicionales con las nuevas aportaciones.
1 .OB RAS GENERALES
No cabe la menor duda, como he afirmado que fue Viera y Clavijo
quien por primera vez valoró en toda su trascendencia el papel jugado por la
Iglesia con una historia, que vislumbró total"9). Tanto que dedicó a la misma
(19) J. VIERA Y CLAVIJO, Historia de Canarias. Biblioteca Básica Canaria. Iniroducción
de A. de BETHENCOURT MASSIEU. t. 1. Las Palmas 1991, pág. 29.
el tomo IV de su obra magna'"). De tal manera que aún tenemos que acudir
al mismo cuando se investiga sobre el pasado de la misma.
También encontramos referencias en obras generales como la de Milla-res
Torres, Joaquín Blanco, etc.(2''. Por lo que toca a monografía que abarque
el pasado eclesiástico, contamos con las de Darías Padrón en colaboración
con Moure y Benitez Inglott "a, el artículo de Mansilla en la Historia de la
Iglesia en E~paña '~T" .o do este conjunto es superficial y naturalmente se
encuentran a distancia de las actuales exigencias. Caballero Mújica presentó
una muy breve síntesis de tan dilatado tema en el VI Coloquio de Historia
Canario-Americana y esperamos su síntesis a punto de aparecer en la Colec-ción
A todo esto podríamos añadir como de cierta utilidad las aportaciones
valorativas presentadas en los mismos Coloquios por el Dr. Hernández Gon-zález
y el que os habla'25'.
Encierran utilisimas noticias algunas obras claves para el estudio del
conjunto del Archipiélago, muy especialmente la de Rumeu de Armas sobre
Canarias y el Atlánti~o'~"d',e las insulares como las de Darías Padrón, Loren-zo
Rodríguez y Díaz Padilla'"), locales como las de Cioranescu, Herrera
Piqué o Tarq~is"~s)in, olvidar colecciones documentales, como la de Roldán
Verdejo para el Cabildo de Fuerteventura'"'.
(20) J. VIERA Y CLAVIJO, Noticias de la Historia General de las Islas Canarias. Santa Cruz
de Tenerife. T. 11, Santa Cruz de Tenerife 1982". págs. 435849. (El tomo IV Fue publica^
do en Madrid en 1783 en la imprenta de Blas Román).
(21) A. MILLARES TORRES, Hirtoria Generol de las Islas Canarias. 5 vols., t. 111. Las Pal-mas
de Gran Canaria 1977, págs. 248-50, 258-62 y J. BLANCO MONTESDEOCA,
Breve noticia hirtórica de 10s I~l a rC anarios. Las Palmas de Gran Canaria 1957.
(22) D.V. DARIAS PADRON, J. RODRIGUEZ MOURE, y L. BENITEZ INGLOTT, His-toria
de la Religión en Cannrias, Sanla Crur de Tenerife 1957.
(23) D. MANSILLA, "El Obispado de Canarias", en I+istoria de la Iglesia en España. Madrid
1980.
(24) F. CABALLERO MUJICA, "La Iglesia Católica en Canarias desde los orígenes hasta el
presente", en 1/11 C H C A . (1986). t . 11, págs. 197-216, Las Palmas de Gran Canaria 1990:
e Historia de la Iglesia en Canarias. Colección "Guagua", núm. 77. Las Palmas de Gran
Canaria (En prensa).
(25) M. HERNANDEZ GONZALEZ, "La Iglesia en Canarias", en VI1 C U C A . (1986). t.
11. ~ á e s1. 6 3.196. Las Palmas de Gran Canaria 1990 v A. BETHENCOURT MASSIEU.
(26) A. RUMEU D< ARMAS, Canarias y el Atlántico. Piraterías y ataques navales, 3 tomos
en 5 vols. (Cf. t. 111, primera parte), Canarias 1991.
(27) D.V. DARIAS PADRON, Noticias generales de la isla de El Hierro. Santa Crur de
Tenerife, 19802. Segunda edición. J.B. LORENZO RODRIGUEZ, Noticias para la His-toria
de La Palma, Santa Cruz de La Palma 1975 y G. DIAZ PADILLA, y J.M. RODRI-GUEZ
YANEZ, El Señorío de las Canarias Óccidenrales hasta 1700.-Santa Crur de
VALORACION DE LOS ESTUDIOS ECLESlASTlCOS EN CANARIAS DURANTE EL SIGLO XYll 77
2.- ECONOMIA ECLESIASTICA: LAS RENTAS
Así como carecemos de estudios específicos sobre la sociología clerical,
aunque no falten algunas generalizaciones como la procedencia mayoritaria
del clero regular de los estratos populares, con excepciones como es natural.
Conocemos, por el contrario, para el siglo XVII con gran exactitud el
valor de las entradas de las rentas diezmales. Labor ímproba realizada por el
profesor Macías Hernández, tras un exhaustivo análisis de la ingente docu-mentación
conservada en el archivo catedralicio de Las Palmas. Con la serie
por él elaborada ha establecido la evolución de la producción agraria a lo
largo de la modernidad, tanto por lo que toca a la producción regional, como
las variables insulares y parroquia le^"^', y por tanto las alteraciones en la evo-lución
del sostén esencial del clero. Gracias a su labor conocemos bien la
recepción del diezmo, pero nos falta profundizar en su distribución, lo cual
sería de gran provecho para una historia económica de la Iglesia. De suma
utilidad nos resulta en esta valoración la ponencia que nos presenta el Dr.
Quintana Andrés sobre el patrimonio inmobiliario del Cabildo catedralicio
1311,
Junto a esta aportación no es menor, por lo que a Gran Canaria se
refiere, nuestro grado de conocimiento de la riqueza eclesiástica rural y urba-na,
estudiada concienzudamente por el profesor Suárez Grimón. Analiza con
sumo cuidado y acierto la vinculación de bienes a la Iglesia -que no fueron
tan excesivos como se venía repitiendo por lo que toca al clero regular- pro-cedentes
de fundaciones, donaciones, obras pias, capellanías, limosnas, etc.
para la modernidad, lo que le ha permitido llegar a una valoración de los bie-nes
amortizados por la Iglesia("'.
El tema de las capellanías parece que requiere últimamente el interés
de los investigadores, como lo prueba la comunicación que presenta en esta
(28) A. CIORANESCU, Historia de Santa Cruz de Tenerife, 4 tomos, t 11, Santa Cruz de
Tenerife 1977-79, págs. 253-305 (1494-1803); A. HERRERA PIQUE, Las Palmas de
Gran Canoria, segunda edición, t. 1, Alcorcón 19842, y P. TARQUIS RODRIGUEZ,
Antiguedades de Garachico. Santa Cruz de Tenerife 1974.
(29) R. ROMAN VERDEJO, Acuerdos del Cabildo de Fuerteventura. 3 tomos (cfr. el 1 y el
II), La Laguna 1970.
(30) M.A. MACIAS HERNANDEZ, Economía y sociedad en Canarias durante el Antiguo
Régimen (1500-1850). 2 vols. Tesis doctoral, Madrid 1984 (inédita). ID. "Fuentes para el
estudio de la producción agrícola en las Islas Canarias: el diezmo en la diócesis de Cona-rios
(1480-1820)". en A.E.A. 32(1986), págs. 269-354.
(31) P. QUINTANA ANDRES, "El patrimonio inmobiliario del Cabildo de la Catedral de
Las Palmas". VJ.H.1.C. (1993). (En prensa).
(32) V. SUAREZ GRIMON, La propiedad pública, vinculada y eclesidsrica en Gran Canaria
en la crisis del Antiguo Régimen, 2 vols. (Cfr. especialmente los capítulos X-XIII)., Las
Palmas de Gran Canaria 1987.
78 API~ONIO DE BETHENCOURT MASSIEU
Jornada Suárez Grimón('jl, el modélico trabajo de Acosta Barrios'") para las
capellanías de El Hierro o de Ruíz Alvarez sobre un caso concreto("].
Otros aspectos puntuales en este campo, como los orígenes de la Bula
de Cr~zada'~"la's, pensiones sobre la mitra, tema sobre el que volveremoso')
o las misas perpetuas en los conventos franciscanos lag~neros "m~)e recen ser
retenidos.
3.- EL SANTO OFICIO Y LAS MINORIAS DISIDENTES
Tribunal éste que, no obstante poseer un acentuado matiz político, se
encontró profundamente enraizado en la lglesia hispana. Desde la obra de
Millares Torres en 1874'") es mucho lo que se ha avanzado, especialmente
durante las últimas décadas, en el que se han interesado tanto historiadores
especializados insulares como foráneos. Consecuencia, ha proliferado la
bibliografia y en muchos aspectos se ha alcanzado un óptimo nivel.
Han aparecido un par de libros. El primero con un estudio cuanlitativo
y comparativo para el siglo XVI e inicios del XVl1 de los procesos encausa-dos
por los tribunales de Canarias, Barcelona y Córdoba, del que se derivan
contrastes, particularidades y signos de identidad""'. El segundo, de reciente
aparición, un extraordinario, exhaustivo e insospechado estudio sobre hechi-cería
y brujería en las islas'") obra de Francisco Fajardo. Volveremos sobre él
por ser esencial para el estudio de las mentalidades como de la cultura popn-lar
de las Islas en la Modernidad.
(33) V. SUAREZ GRIMON, "Propiedad y cleru:l<is cnpellnnins en Gran Canaria en el siglo
XVII". VJ.HLC. (1993). (En prensa).
(34) L.E. ACOSTA BARRIOS. "Las cirprllanias de la Islu de El Hierro durante el Antiguo
Répinzen". A.E.A. 38 (1992). oáes. 141-198. u ~ , , . u
A. RUIZ ALVAREZ, "La partida 'le defunciún y cupellrrníafundndnpor el pintor por tu^
guéx José Tomás Pablo". RHC 95-96 (1951). págs. 347-49.
E. AZNAR VALLEJO, "Los inicios de la Bula de Cruzada en Canarias". En Rrvixtn
Española de Derecho Canónico. LIX (1987).
J. ARANDA DONCEL, "Lmp rnsionc.~d e niitra y ~>rovi.sión< le benrficios eclesiúsricos
en la Diócesis de Canarias n comienzos delsklo XVII" En IX C H C A (1990). Las Pal- u . .
mas de Gran Canaria 1992. ID. "Las oensioner de niirra ,v 10 .o rovisión de beneficios ecle-siásricos
en la diócesis de Canarias duranre el siglo XVII (1615-1651)" En X C H C A .
(1992). (En prensa).
(38) L. ACOSTA BARROS, "Esplendor y crisis de las fundaciones piadosas en Canarias
durante el Antiguo Régimen: las misas perpetuas de los conventos franciscanor de San
Miguel de las Victorias y Santa Clara, La Laguna (Tenerifej", 2 vols., l. 1, S.E.M.O. La
Laguna 1993. págs. 25-38.
(39) A. MILLARES TORRES, Historia de la Inquisición en las Islas Canarias, 2 vols., Las
Palmas de Gran Canaria 1874. Nueva edición en Santa Cruz de Tenerifc 1981.
págs. 129-193.
(41) F. FAJARDO SPINOLA, Hechiceria y brujeria en ln Edad Moderna. Las Palmas de
Gran Canari, 1992. (Premio de invcsrigación Viera y Clavija).
VALORACION DE LOS ESTUDIOS ECLESIASTICOS EN CANARIAS DURANTE EL SIGLO XVlI 79
En cuanto a la pura historia iustitucional del Tribunal y para el siglo
que abordamos llaman la atención la síntesis de divulgación para la Historia
de La Provin~ia"" así como análisis sobre la hacienda, burocracia, venta de
oficios i~quisitoriales'~"la, s casas de la Inquisi~ión'~o' , algo tan particular
como la visita de navíos"", o las relaciones con Madeira y Azores a través de
la documentación inq~isitorial(~~~.
No acaban aqui las aportaciones, podríamos traer a colación algún caso
de procesados y comisarios'"~ o los problemas que se le presentaban a los
inhabilitados y modos de desprenderse de tal calificación, así como el secues-tro
inquisitorial como fuente de la vida cotidiana("8'.
A la Inquisición como es lógico interesaba sobremanera las actividades
de los comerciantes protestantes como aclararon en 1912 Albert y Chapman
C49, y el comportamiento de los mismo^"^', obteniendo el S.O. fruto con la
conversión de algunos a la fe católica'51'. Y junto a los comerciantes, las mino-rías
marginadas especialmente los judíos y los moriscos.
(42) L.A. ANAYA HERNANDEZ, y F. FAJARDO SPINOLA, "Las Insrituciones -La Igle~
sia ..La Inquisición en 10,s Islas Canarias". En la Historia de Canarias editada por La pro^
vincia, t. 11, págs. 401-405 y 409-415.
(43) J. MARINEL MILLAN, "La Hacienda del Tribunal de la Inquisición de Canarias 1550-
1808". En V C H C A . (1982), t. TI, Las Palmas de Gran Canaria 1985, págs. 553-583.
Id. "La burocratirución del Santo Oficio en Canarias durante el sido XVII". En V I
C H C A . (1984). t. 1, segunda parte, as Palmas de Gran Canaria 1987, págs. 697-724, e
ID. "La venta de oficios inquisitorialrs en Canarias durante el siglo XVII". En IV
C.H.C.A. (1984). t. 1, segunda parte, Las Palmas de Gran Canaria 1987, psgs. 689-696.
(44) L.A. ANAYA HERNANDEZ, y R. ALEMAN HERNANDEZ, ''Lo.Y casas de la Inqui~
sición de Las Palnzns y algunas caractrristicns del Tribunal canario". En IV C H C A .
(1980), t. 11, Las Palmas de Gran Canaria 1982, págs. 487~512.
(45) E. TORRES SANTANA, "Visitas de navios extranjeros en Canarias durante el siglo
XVII". En V C H C A (1982), t. IV, Las Palmas de Gran Canaria 1984, págs. 427-454.
(46) F. FAJARDO, y L.A. ANAYA, "Relnciones de Azores y Madeiro con Canarias según
fuenres inquisiroriales. Siglos XVI y XVII". En 1 Coloquio Internacional de Historia de
Madeirn, Funchal, 1989. ID. "Azores y Madeira en el archivo de la Inquisición (Nuevas
aportaciones)" En II Coloquio ..., Funchal 1990.
(47) E. ZUDAIRE HUARTE, "El maestro Juan de Villalpando sospechoso de herejia". En
A.E.A. 1411968). pies. 443-496. V. MARTINEZ ENCINAS. "Ginés Cabrera Bethen-courl,
comisario de ~;ertevenrura", en Aguayro 114(1979), págs. 10-15.
(48) L.A. ANAYA HERNANDEZ, "Laproblcrnárica de los inhabilirados por el Santo Oficio
de la Inquisición en Canarias". S E M O , l. 1, La Laguna 1993, págs. 47-68. M. RONQUI-LLO
RUBIO, "El secuestro inquisitorial como fuente dc la vida cotidiana". En IX
C H C A . (1990). t. TI, Las Palmas de Gran Canaria 1993, págs. 93-110.
(49) L. ALBERT, y AB. V. CHAPMAN, Enylish Marchants and Spanish Inq~~isiiioin the
Canary Irl~znd.~L.o ndres 1912.
(50) M. MORENO ALONSO, "Creencias religiosas de los ingleses en Canarias (1587~1700)".
En VI C.H.C.A. (1984), t. 11, primera parte. Las Palmas de Gran Canaria 1987, págs. 11-
43.
(51) F. FAJARDO SPINOLA, "Un producto de las relaciones arlánticas: la conversión de pro-testantes
en Canarias durante el siglo XVII" X C H C A (1992). (En prensa).
80 ANTONIO DE BETHENCOURT MASSIEU
No dejaremos a un lado la vieja monografía de W~ l f ' ~p"l,a gada de
errores por su desconocimiento del castellano, pero el interés por las minorí-as
ha ido en aumento Por lo que toca a judíos contamos con
la aportación de Régulo y las más abundantes de Luis Alberto Anaya, aun-que
lógicamente se encuentren centradas en el siglo XVI"".
La preocupación por los moriscos ha interesado a este autor y a Fajar-do.
No sólo desde el punto de vista de los procesos que padecieron, sino cuá-les
eran las creencias de estos conversos y, en consecuencia, su comporta-miento,
que analizaremos al tratar de las mentalidades. Mayoritariamente
habitaban en Lanzarote y Fuerteventura y eludieron en última instancia los
decretos de expulsión de Felipe 111. El Santo Oficio también estaba interesa-do
en cuanto sucedía en la fronteriza Berbería, tema y documentos sobre los
que hemos incidido Bennassar y yo, aunque con 18 años por medio'5i'.
4. MENTALIDAD RELIGIOSA
Enraizado de alguna manera este fenómeno con el de la actuación
inquisitorial, y sobre el que volveremos, este novedoso campo, en el que
queda bastante por realizar, excepto para los derivados de la documentación
inquisitorial, contamos con ricas y variadas aportaciones. Se han abierto Iíne-as
de investigación de enorme futuro, aunque el acento se haya puesto en el
siglo XVIII.
Destaca a la cabeza de estos estudios junto a Fajardo el profesor Her-nández
González, que abrió brecha con sendos libros sobre la muerte en
Canarias y la religiosidad popular en Tenerife, a los que podríamos añadir
numerosos artículos y comunicaciones a Congresos(ii'. Estudios sobre morta-lidad,
seguidos en Gran Canaria por el Dr. Aranda Mendíaz para el Setecien-
L. WOLF, Jews in the Canary Islands. Londres 1912. (Ha sido traducido recientemente.
Santa Cruz de Tenerife 1989).
L.A. ANAYA HERNANDEZ, "Las minorías en la historia de Canarias". En VI1
C.H.C.A. (1986), 1.1, Las Palmas de Gran Canaria 1990, págs. 29-57.
J. REGULO PEREZ, "Contribución de los judíos a la formación de la Sociedad de las
Islas Cmnrias", en Miscelánea de Estudios Arnbes Y Hebraícos. Granada 1965-1966 v
L.A. ANAYA HERNANDEZ, "Testificaciones y procesos inquisitoriales contra judík
converso en Lanzarote y Fuerreventura". En 111 J E H E y L. Puerto del Rosario 1989,
págs. 63-77. (Si el lector está interesado en el tema de los judíos vea la segunda parte de
la nota 31 a mi aportación "Historia de la Iglesia .." 0.c.).
A. BETHENCOURT MASSIEU, "Canarias, Berbería e Inquisición (1570-1610). Apor-tacionesporu
un estudio". En Homenaje a Elías Serru, 3 vols., t. 1, La Laguna 1973, págs.
225-247 y B. BENNASSAR, "El Sanro Oficio de Canarias observatorio de la política afrl-cana:
el caso de las guerras civiles marroquíes (1603-1610)". En VI11 C.H.C.A. (1988), t. 1,
Las Palmas de Gran Canaria 1991, págs. 5-16.
VALORACION DE LOS ESTUDIOSE CLESIASTICOSE N CANARIASD URANTE EL SIGLOX YII 81
tos. Hoy nos presenta una comunicación sobre el tema de la muerte en el
tránsito del XVII al XVIII IS'). No deberemos olvidar, a pesar de los años
transcurridos la valiosa aportación de Bethencourt Afonso, afortunadamente
re editad^'^^'.
Como manifestación de la mentalidad, tenemos la fiesta y las procesio-nes.
Tema que ha llamado poderosamente la atención a historiadores, antro-pólogos,
sociólogos, teólogos, etc. Aunque el contenido de las aportaciones
no se refieran al siglo XVII, debemos tener en cuenta la perdurabilidad de
costumbres y comportamientos en los medios rurales, que han sobrevivido
hasta mediados de la presente centuria. Destacan las contribuciones de Gal-ván
Tudela, García y García, Bermúdez y García Ba r b u ~ a n o ' ~E~l )te. ma
navideño ha sido tratado por Alzola y Siemens C6'). La Semana Santa por
Alzola, Acosta y Fernández Gar~ía'~"Y. las locales por Rodríguez Mesa,
Darías Padrón y Lorenzo Perera'"). Naturalmente, las que tratan de la Sema-na
Santa aluden a las procesiones, tema éste sobre el que el profesor Lobo
Cabrera nos brinda una ponencia sobre las primeras celebradas en Canarias,
base sobre la que profundiza hasta lograr con su habitual tino diseñar una
(56) M. HERNANDEZ GONZALEZ, La muerte en Canarias en el siglo XVIII (Un estudio
de historia de las mentalidadesi. Santa Cruz de Tenerife 1990 v, Relieiosidad .oo .ou lar en
Tenerife en el siglo XVZZI. Fiestas y creencias. La Laguna 1990. (Evito otras citas, pues no
pertenecen al siglo XVIII).
(57) M. ARANDA MENDIAZ, "El hombre del siglo XVIZI en Gran Canaria. El testamento
como fuente de investigación histórico-jurídica". Las Palmas de Gran Canaria 1993. ID.,
"La actitud ante la muerte en Gran Canaria en el tránsito del si-g lo XVII o1 XVIII". En V
J.H.LC (En prensa).
(58) J. BETHENCOURT AFONSO, Costumbres populares de Nacimiento, Matrimonio y
Muerte. Santa Cru de Tenerife 1985.
(59) A. GALVAN TUDELA, Las fiestas populares en Canarias. Santa Crui de Tenerife
1978; A. GARCIA Y GARCIA, Fiesta y religiosidad popular en el derecho canónico
canario. En VI1 C.H.C.A. (1986), t. 11, Las Palmas de Gran Canaria 1990, págs. 287-305.
F. BERMUDEZ, Fiesta canaria. Una interpretación reológica. Las Palmas de Gran Cana-ria
1991 y GARCIA BARBUZANO, Historia, Fiesta y Tradiciones. El Santirimo Cristo
de La Laguna. Santa Cruz de Tenerife 1985.
(60) J.M. ALZOLA, La Navidad en Gran Canaria. Las Palmas de Gran Canaria 1982; L. SIE-MENS
HERNANDEZ, "La celebración navideña en los medios rurales de Gran Canario.
Música y textos de la llamada eRepresentación de los pastores»", Instituto de Estudios
Canarios. 50Aniversari0,Z vols., t. 11, La Laguna 1982, págs. 585-613.
(61) J.M. ALZOLA, La Semana Santa en Las Palmas. Las Palmas de Gran Canaria 1989; C.
ACOSTA, Semonn Santa en Garachico. Santa Cruz de Tenerife 1989; A.J. FERNAN-DEZ
GARCIA, "Semana Santa en la Villa de San Andrés y Sauces". Diario de Avisos
(Santa Cruz de La Palma 20, 111, 1967); ID.,: "Notas históricos de la Semana Santa en
Santa Cruz de La Palma", en Diario de Avisos (Santa Cruz de La Palma 26 y 28,111 y 3 y
5 Iv 1963).
(62) M. RODRIGUEZ MESA, La Orotava y sus fiestas. La Oratava 1853 y D.V. DARIAS
PADRON, "Fiestas religiosas olvidadas: San Aguslín, patrón de la isla de El Hierro". En
R.H.C. 13(1927), págs. 152-162. M. LORENZO PERERA, La fiesta de San Juan en el
Puerto de La Cruz. Puerto de La Cruz 1987 y Santa Cruz de Tenerife 1988.
82 ANTONIO DE BETHENCOURT MASSIEU
tipología de las mismas en función de su sentido devocional como consecuen-cia
de las necesidades con que se ven asaltados'"'. Amén en este apartado
debemos incluir las observaciones de Padrón Acosta sobre el teatro o las de
Maximiano Trapero sobre el romancero, del que es excelente conocedor(6".
Configura y complementa esta mentalidad religiosa el culto y devoción
mariológica. Su importancia es tan manifiesta que han aparecido numerosas
monografías, consagradas a las patronas de las Islas: Candelaria, Pino, Las
Nieves, la Peña, etc. Tanto que han trascendido a Indias, o el caso curioso
que ha estudiado el profesor Rumeu de Armas de la imagen lanzaroteña, lle-vada
por los argelinos, rescatada por los mercedarios y que se venera en
Madrid, bajo la advocación de la "Virgen del Re~cate"'~".
Han preocupado en menor escala el interés por otras devociones, pero
no escasean los trabajos dedicados al culto del Santísimo Cristo de La Lagu-na,
o aquellas de las que han derivado la constitución de hermandades y
cofradías con fines también caritativos'""' Un ejemplo muy al día nos lo
-
(63) M. LOBO CABRERA, "Las primeras procesiones en Canarias". En V J.H.I.C. (1993).
(En orensal.
ejemplo de su extensa obra sobre el tema).
(65) H. QUINTANA SANCHEZ, "María en el Archivo de la Catedral de Las Palnias",
Almogarén 6(1990), págs. 135.163. J. GARCIA ORTEGA, Historia del culto a la venera-da
imaaen de Nuestra Señora del Pino. Patrona de la Diócesis de Canaria. Santa Cruz de
Teneriie 1936. S. JIMENEZ SANCHEZ, Suscinta historia de la devoción del pueblo
canario a Nuestra Señora del Pino, Patrona de Gran Canaria. Las Palmas de Gran Cana-ria
1955. 1. QUINTANA, y S. CAZORLA, La Virgen del Pino en la Historia de Gran
Canaria. Las Palmas de Gran Canaria 1971. S. CAZORLA LEON, Historia de las tradi-ciones
del Pino. Las Palmas de Gran Canaria 1980. B. GUEVARA, 500 años de la apnri-ción
de la Virgen del Pino. Las Palmas de Gran Canaria 1992. J. BARRIOS GARCIA,
"Dos dibujos del pino de Aterore". S.M.E.O., t. 1, La Laguna 1993, págs. 111-130. A.
TURRAZO, Candelaria (Historia de la Virgen). Santa Cruz de Tenerife 1979?. segunda
edición. N. ALAMO, "Sobre la primera presencia de la Santísima Virgen de la Candelaria
en La Laguna". En R.H.C., 101-104 (1953) págs. 162~171J. .J. SUAREZ ACOSTAy J.
RODRIGUEZ MOURE, Historia de la devoción delpueblo canario a Nuestra Señora de
Candelaria, Patrona del Archipiélago y de sus dos obispados. Santa Cruz de Tenerife
1913. A. FERNANDEZ GARCIA, El Real Santuario de Nuestra Señora de las Nieves de
La Palma. León 1980. S. JIMENEZ SANCHEZ, Noticias hisrórici<s sobre la Virgen de la
Peña y su Santuario de la Vega del Río Palmas, en La isla de Fuerteventura. Las Palmas
de Gran Canaria 1953. A. RUMEU DE ARMAS, "La Vi'irgen del Rescate, símbolo del
Lanzarore heroico", A.E.A. 209 (1974) págs. 711-724. M. SUAREZ MIRANDA, El
árbol de la Virgen (Pinus canariensis). Las Palmas de Gran Canaria 1948.
(66) L. de (OP) QUIROS, Milagros del Santísimo Cristo de La Laguna. La Laguna 1988. B.
BONNET Y REVERON, El Santísimo Cristo de La Laguna y su culto. Santa Cruz de
Tenerife 1985. R. de ASCANIO MONTEMAYOR, Aportaciones para la historia de lo
esclavitud de San Juan Evangelista. En R.H.C. 49-50 (1940). págs. 45-60; 51-52 (1940),
págs. 101-118: 53 (1941). págs. 169-179 y 54 (1941). págs. 218-229. T. HERNANDEZ
SANTOS, Antecedentes históricos de la Hermandud del Sontísinio Cristo del Huerto.
Santa Cruz de Tenerife 1990. M.D. TAVlO DE LEON, "Las Cofradias de la Misericor-
YALORACION DE LOS ESTUDIOS ECWSIASTICOS tN CAUARIAS DURANTE EL SIGLO XVll 83
demuestra el Dr. Hernández González con su estudio sobre la devoción de
Jesús Nazareno(67'.
No quedaría completo este análisis sobre mentalidad religiosa, si mar-ginara
aspecto de tanta trascendencia como el de la superstición popular.
Entre otras razones porque lo conocemos a un nivel, comparable con los más
avanzados de la historiografía occidental. El duro trabajo de años del Dr.
Fajardo Spinola, ha logrado pleno acierto con su libro sobre la hechicería y
brujería en Canarias, culminación de un amplio repertorio bibliográfico'"'.
Acervo en que no faltan aportaciones como las de un Anaya, Siemens, o
desde una óptica antropológica de Castro Afín@".
DE LO NUEVO A LO TRADICIONAL.
Hasta ahora hemos analizado las aportaciones de aquellas áreas dentro
de la historia eclesiástica, en las que últimamente los profesionales vienen
prestando atención preferente. En algunas el nivel alcanzado para Canarias
es excelente por lo que al siglo XVII se refiere, como ocurre con la Inquisi-ción
o aspectos de las mentalidades, aunque en ésto queda aún tela por cor-
-
din de Gnrachico". En X C H C A (1992). (En prensa). BRAVO LOZANO. "Lo Cofm
día del Cornzen de la Iglesia de Son Salvador en la ciudad de Santa Cruz de LR Palnta.
Algunos ospeclos de .Y-ctividad en los siglos XVII y XVIII". En R.H.C. (1973-75) págs.
133~148y F. CERDENA ARMAS, "CoJmdios religiosas del siglo XVII en In villa de
Betanci~rin"E. n IlJ.iI.EL., t. 1, Arrecife 1990, págs. 217~230.
(67) M. HERNANDEZ GONZALEZ, "La devociún a jesús Nazareno en Canarios durante el
Antiguo Régimen", en Actas del Corigreso Infernocionnl Cristhbal de Santa Coralina y las
Cofradías de Jesús Nnra~eno. (Separata). (Queda claro que en estas notas no he preten-dido
ser exhaustivo. sino traer a cuento algunas de las obras que pueden tener alguna sig-nificación,
desde algún punto de vista).
(68) F. FAJARDO SPINOLA, Hechiceria y Brujería, o.c. "lnquirición y hechicería en Cana-rias
durante la Edad Moderna". 1 Congreso Luso-Bmsilriro sobre Inquisipo, 1987. "Los
procesos de hechicería de la Inquisición en Canarias (siglos INI, XVII y XVIII)". VI1
C.H.C.A. (1986), t. 1. Las Palmas de Gran Canaria 1990, págs. 515-533. "Competencias
jurirdiccionales en Cariarias en materia de hechicería". IX C.H.C.A. (1990), t. 11, Las Pal-mas
de Gran Canaria 1993, pigs. 25~53. "La hechiceria morisca en Laniarote y Fuertc-ventura".
I V J E S L . y F. Arrecife, 1989. (en prensa). ''La hechicería morisco y su repre-sión
por la Inquisición de las lslas Canarias". V Synzposium Internntionnl d'Es1udc.s
morisa.u es. Túnez 1991. (En orensai. "Des vols el les nssamblées des sorcieres dans drl'ln- , .
quisition cnnnricne". Colloque: La sabbnt des sorci@res en Europe (XV-XVIII éme
siécl2s). París (1992). (En prensa).
LA. ANAYA HERNANDEZ, "La religión y la cultura de los moriscos en Lanzarole y
Fuerteventura o través de los procesos inquüitorinles". En IV Synrposium Infernafionale
d'Estudes Muriqries. Tunez 1989 (En prensa). L. SIEMENS HERNANDEZ, "Noticias
sobre bailes de brujas en Canarias durante el siglo XVII. Supervivencias actua1e.s". En
A.E.A. 16(1970), págs. 39-63 y D. CASTRO AFIN, "Fuentes ~iocumentaiesy análisis
etnohisrúricos. Un estudio de caso: la hrujeria de Canarias en los siglos XVl y XVII". En
R.E.M.C., XLVIl (1985-87), págs. 237-247. y "Daros sobre la brujeria en Canarias durante
los s i g l o XVI, X V l l y XVIII". En Actas del 11 Congreso Iberoamericano de
Antropología. Las Palmas de Gran Canaria 1983, págs. 609~624.
84 ANTONLO DE BETHENCOURT MASSIEU
tar, como ocurre con la Economía, para alcanzar una visión panorámica y
poner al día la globalidad de la acción de la Iglesia en las Islas durante la cen-turia.
Llama la atención al curioso, el caso de la acción asistencial, como cari-dad,
educación, beneficencia y sanidad, pues las aportaciones para el siglo
XVIII han sido cuantiosas y hoy tenemos ideas claras sobre el mi~mo~'~],
mientras para el Seiscientos nos debemos conformar con las conocidas apor-taciones
ya clásica del Dr. D. Juan Bosch Millares'"] y algunas más para el
sector hospitalario, quedando el resto en una absoluta penumbra, salvo el
caso de las contribuciones de las cofradías que hemos ya citado al tratar de la
devoción"". De hospitales algo, pero de Bibliotecas, enseñanza en sus nive-les,
beneficencia, etc. absolutamente nada coherente para nuestra centuria.
Ahora abarcaremos otra serie de aspectos que salvo excepciones -
patrimonio y clero secular- la tarea ha recaido en gran profusión sobre ecle-siásticos.
Aparte de los aspectos enunciados me detendré suscintamente en
los referentes a jerarquía diocesana, la catedral y su cabildo, parroquias y
ermitas, clero regular, así como algunas referencias a aquellos que gozaron
de cierto carisma en su época, o los que realizaron algún papel en América.
1 .EL PATRONATO REGIO
Es curioso señalar y llama poderosamente la atención, cómo la especi-ficidad
más particular de la diócesis canariense, al formar parte del Patronato
regio junto con las diócesis granadinas"'', haya sido marginada hasta hoy,
salvo para dos autores: Viera y Clavijo y Peraza de Ayala'"'.
(70) Cfr. Los apartados "La acción asistencial" y "Enseñanza y bibliotecas", en mi "Historia
de la Iglesia .." o.c.
(71) J. BOSCH MILLARES, Historia de la Medicina en Gran Canaria, 2 vals., Las Palmas de
Gran Canaria 1967; Los Hospitales de San Láznro de Las Palmas y de Curación de Telde.
Las Palmas de Gran Canaria 1954. Sobre los mismos, E.M.C. 41-42 (1951) y R.H.C. 56
(1941), págs. 321-29; y El Hospital de San Martin: estudio histórico desde su fundaciún
hasta nuestros dias. Las Palmas de Gran Canaria 1940. "Hospitales en Gran Canaria". En
E.M.C. 25-26 (1948) 27-28 (1949). 43-75; 29-30 (1949) 67-82; 31-32(1949) págs. 87-110.
(72) A. BETHENCOURT MASSIEU, "El hospital de San Lázaro, el doctor Cubas y el
Cabildo de Gran Canaria (1649-1657)". En R H C 169 (1971-72). págs. 101-109: y E.
ESPINOSA DE LOS MONTEROS Y MOAS, "El Hospital de Ycod de los Vinos", 2
vols., t. 11. En Homenaje a Alfonso Trujillo. Santa Cruz de Tenerife 1982, págs. 303-343.
(En las Guías o historias locales, por ejemplo de La Laguna, La Orotava, etc., se obtie-nen
notas de interés).
(73) C. HERMANN, L'Eglise d'Espagne sous leparronage royale (1476-1834). Madrid 1988.
(74) VIERA Y CLAVIJO, o.c. t. 111, págs. 189-199 de la Ed. 1950-52. F. PERAZA DE
AYALA, "El Real Patronnro de Canarias", en Anuario de Historia del Derecho EspnFiol,
1960 y Obras de J. Peraza de Ayala, Selección, 3 vols., t . 11, Santa Cruz de Tenerife 1982-
86, págs. 217-234.
VALORACION DE LOS ESTUDIOS ECLESIASTICOS EN CANARIAS DUIII1NíEF.L SIGLO XVll 85
Curiosidad sobre la que procuré llamar la atención en referencia a
algunos problemas derivados de esta dependencia en el siglo XVIII"5J. Hasta
ahora llevo estudiados los efectos del pilonaje, o patrimonialidad de los
beneficios curad~s( '~imJ,p ortante, porque explica el aislamiento -la "isla en
la isla", que observó Unamuno-, dentro del insular y el más genérico del
Archipiélago. También, el rango que los capellanes reales frente a los canóni-gos
y racioneros en el seno del Cabildo catedralicio'"', pues ambos afectan al
siglo XVII, amén de otro referente al siglo XVIII('81.
Si a lo anterior añadiéramos las dos contribuciones de Aranda Doncel,
a las que ya hice mención sobre las asignaciones de pensiones sobre la renta
de la mitra que llegaron a suponer en algún momento un tercio de las mis-mas,
o la labor selectiva del clero encomendada a la Cámara de Castilla, se
comprenderá que es ímproba la labor que queda por realizar para el Seis-cientos
por lo que se refiere al tema del Patronato regio.
2 . LA DIOCESIS Y SUS PRELADOS
Tampoco es mucho lo que conocemos sobre la diócesis y sus pastores
durante el Setecientos. Ya hemos hecho referencia y no nos detendremos en
las dos contribuciones de Dominguez Ortiz, sobre el absentismo y sobre las
rentas episcopales, estudio comparativo, del que se deriva que no eran preci-samente
las de Canarias tan limitadas y causa de absentismo('Y)Y. a hemos
contemplado el proceso por lo referente a las visitas ad limina y la posibilidad
de un estudio definitivo gracias a la laboriosidad de don Francisco Caballero.
Seguimos necesitando para esta centuria un episcopologio, pues es
insuficiente, como dijimos, el realizado por Viera, o el publicado por don
Santiago CazorlaLME'. n cuanto a los Obispos sólo tenemos noticias sueltas de
algunos, aspecto éste lastimoso al no contar con buenos estudios biográficos
de pastores de tanta personalidad como Cámara Murga y sobre todo la de
, ~~ ~ dos en Canarias", en Almogarén 9 (1992),~as~ a ima sde Gran Canaria, págs. 156-176 y
"La patrimonialidad de los beneficios curados en la diócesis de Canarios, fenómeno de
larga duración", RHC, 176 (1992). págs. 29-62.
Id. "Los capellanes reales de la Catedral de Las Palmas, 1515~1750"e, n Veguera, O (1992),
Las Palmas de Gran Canaria O (1992). págs. 55-65.
Idem: "La Iglesia de la Concepción de La Ororava. Nuevas aportaciones", A.E.A., 38
(1992). págs. 433-477.
A. DOMINGUEZ ORTIZ, "Las renras de los prelados de Castilla en el siglo XVIZP.
Anuario de Historia Económica y Social (1 111 (1970) págs. 437-463.
S. CAZORLA LEON, "Episcopologio", en Guía de la Diócesis de Canarias. Las Palmas
de Gran Canaria 1983.
86 ANTONIO DE BETHENCOURT MASSIEU
Bartolomé García Ximénez@", sobre quien en estas Jornadas González Loza-no
y Diaz Martín nos presenta interesantes aportaciones, sobre la vida nada
fácil de nuestro per~onaje'~"D. e los demás apenas unas noticias sobre Fran-cisco
Sosa, Camionero y Cámara M~rga'~".
Por lo que respecta a las constituciones sinodales ha llamado la aten-ción
últimamente para las islas atlánticas el profesor Alberto Vieira'"'. Afor-tunadamente
tenemos impresa las de 1629("), de tanta utilidad, que ha permi-tido
al Dr. García García traernos a estas Jornadas un corte horizontal de la
Iglesia en Canarias en 1634'C6S).í nodo que no volverá a ser convocado hasta
1734 por Cámara Murga, sin que por ello dejara de ser consciente García
Ximénez de lo útil de sus convocatorias según lo establecido en Trent~'~'~.
Son los sínodos fuentes históricas de tal trascendencia, que ahora y gra-cias
al esfuerzo de Caballero Mujica tenemos perfilada el texto de los inicia-les'"
Y':s ería de enorme utilidad ~ubiicarla serie de constituciones sinodales
celebradas hasta el último año, precedida la serie de una amplia introducción
mostrando la evolución y motivos esenciales de preocupación de la Iglesia en
Canarias a lo largo de medio milenio. Es un buen reto para un equipo bien
coordinado.
El balance por tanto de estas parcelas es bastante pobre, aunque aun
podríamos traer a colación el libro sobre el señorío episcopal de Agüimes de
(81) J. HERNANDEZ PERERA, Dió a conocer el manuscrito "Noticiar de la Exemplar vida
del IlusrrOimo Sr Dn. Barrolomé García Xinzéner". R.H.C. 101-104 (1953). oáes. 185-239.
prensa).
(83) M.R. HERNANDEZ SOCORRO y S. LUXAN MELENDEZ, "Fray Fr'runcisco de Soso,
un personaje de Toledo del Greco, Obispo de Canarias, Visitador de Portugal en 1613".
VI1 C H C A (19861, t. 1, Las Palmas de Gran Canaria 1990, págs. 489-514. J. PERAZA
DE AYALA, "El obispo López Agurio de la Mora (1572-1637)'' RllC 127-28 (1959).
págs. 197-202. P. RUBIO MERINO, "Presenración del Doctor don Antonio Carrionero
para el obispado de Canarias (1614j", VIII C.H.C.A. (19881, t. TI, Las Palmas de Gran
Canaria 1991, págs. 847-870 y E. SERRA RAFOLS, "Recurso del obispo Dr Cámara
Murga por abuso de fuerza de las autoridades locales", R.H.C. 93-94 (19511, págs. 119-124.
(84) A. VIEIRA, "As consritucoes sinodais e la ndniinisiracao das diocesis insrdlares (Anagra,
Funchol e La< Palmas) nos séculos XVa XVII", IX C H C A . (1990), t. 11, Las Palmas de
Gran Canaria 1993, págs. 163-223.
1851 C. CAMARA Y MURGA. Costituciones sinodales del Obisaado de Gran Conaria \ ~ ~ , ~ ~
~ ~,
(1629), Madrid 1734.
(86) A. GARCIA GARCIA, "La Iglesia canaria en 1634". VJHIC (1993).
(87) F. CABALLERO MUJICA, "Rece.~ións inodal española en el siglo XVII: Carta de don
Barrolorné Carcía Jiménez, obispo de Canarias, al Rey Carlos II". Aimognren, 6 (1990),
págs. 181-191.
(88) F. CABALLERO MUJICA, Canarias hacia Castillu. 2 vals., t. 11, Las Palmas de Gran
Canaria 1992, "Primeros sínodos diocesanos", págs. 673-1019.
VALORACION DE LOS ESTUDIOS ECLESIASTICOS EN CANARIAS DURANTE EL SlGLO XYll 87
don Santiago Caz~r la'~o" ,l a comunicación que nos presenta don Francisco
Caballero sobre lo que legislaban los prelados sobre la fiesta del Corpu~'~a" ) ,
la que podríamos haber hecho referencia en el capítulo de Mentalidades.
3.- LA CATEDRAL Y SU CABILDO
Escribía hace ahora un año: "Continuamos sin una historia de la Cate-dral
de Las Palmas de Gran Canaria en toda su complejidad, tal como hoy se
requiere. Y más si tenemos en cuenta el juego de su Cabildo como contrapo-der,
el relevante papel que ejerció ante la sociedad insular, no sólo en el
plano espiritual, sino en el cultural, jurisdiccional y económico. El boato des-plegado
en el culto ante el pueblo y la alta capacidad intelectual representa-do
por dignidades y canónigos, explican su magisterio, así como la defensa a
ultranza de sus privilegios y prestigio, con lo que ello significa en una socie-dad
estamental'"".
Seguimos conociendo bien para ésta, como para el resto de las centu-rias,
los diezmos (Macías), la construcción del edificio (Rumeu de Armas,
Marco Dorta y Hernández Perera) y la capilla de música (Lola de la Torre)
(=l. La Historia de la Catedral de Canarias libro voluminoso que recieutemen-te
ha publicado el canónigo archivero don Santiago Cazorla"", es valioso por
el gran número de novedades y documentos que encierran, pero no es una
historia catedralicia, tal como hoy nos exige la historiografía.
Del resto, además de lo que ha sido citado, como el trabajo referente a
los capellanes, aun podríamos añadir los referentes a la canongía del Santo
Oficio o al testamento del canónigo Dávalos Gu~mán'~~'.
-
(89) S. CAZORLA LEON, Real señorío [sic] de l o Obispos de las Islas Canarias. Las Palmas
de Gran Canaria 1984.
(90) F. CABALLERO MUJICA, "La legislación episcopal sobre las fiestas del Corpu", V
JHIC (1993).
(91) A. de BETHENCOURT MASSIEU, Historia de la Iglesia, o.=.
(92) L. de LA TORRE, "Ln capilla de música de la Caredral de Las Palmas", en A. MILLA-RES
TORRES, Hisroria General de las I.~las Canarias, t. IV, Las Palmas de Gran Cana-ria
1977, págs. 270-279 y "La Capilla de Música de la Catedral de Las Palniar y el compo-sitor
Sebastián Durón", E.M.C. 85-88 (1963). págs. 39-119.
(93) S. CAZORLA LEON, Historia de la Catedral de Canarias. Las Palmas de Gran Canaria
1992 y "S.1. Catedral Basílica de Canarias'', en Guía de la Diócesis de Canarias. Las Pal-mas
de Gran Canaria 1977. S. BENITEZ PADILLA, Datos sobre la Cnrrdrol de Las Pal~
mas de Gran Canaria. Madrid 1948.
(94) R. de LERA GUZMAN, "La canongía del Sanio Oficio en la Catedral de' Las Palnias",
VI11 C.H.C.A. (1988). t. 11, Las Palmas de Gran Canaria 1991, págs. 803-816 y A. RUlZ
ALVAREZ, "El restamento del canónigo D. José Dúvalv.s y Guzmán y los primeros gra-bados
de la imagen del Gran Poder de Dios del P~iertud e la Cruz". RHC, 141-148 (1963-
64), págs. 82-85.
VALORACION DE LOS ESTUDIOS ECLESIASTICOS EN CANARIAS DURANTE EL SIGLO XVll 89
La insuficiente atención apostólica y sacramental capaz de prestar el
escaso número de servidores parroquiales a una población rural creciente,
que constituía un alto porcentaje de la total que habitaba en las Islas, por
desarrollar sus actividades en un "hábitat" disperso, hubo de paliarse
mediante la erección de ermitas, muchas luego transformadas en parroquias.
Son bastantes las referencias a las mismas, dispersas por la prensa cotidiana y
las revistas. Razón por la que es necesario emprender un estudio global a
nivel de región, con la finalidad de realizar una cuantificación, más allá de los
datos de las constituciones sinodales, de Pedro Agustín del Castillo o el
mismo Viera y Clavijo. Cuantificación que nos explique su funcionalidad,
tipología, servicios que prestan, muestre0 devocional por las advocaciones,
etc., tal como he planificado en el prólogo al libro que a las de Guía dedica
Pedro González Sosa(g8).
Como en el caso de las parroquias debo traer a colación unos cuantos
ejemplos, cuyos autores son Quintana, Riquelme, Rodríguez Mesa, Tavío,
Cerdeña o Roldán Ve~dejo(~".
5.- EL CLERO SECULAR
Da la sensación que se ha ido mitigando el interés por la vida conven-tual,
que comenzó con tanto énfasis en el inicio de los ochenta, si exceptua-mos
el interesante último libro de Emma González Yanes""). En éste, como
en otros aspectos de la historia eclesiástica, abrió brecha el profesor Hernán-dez
González con una ejemplar monografía sobre los conventos orotavenses
""", al que viene a sumarse la publicación del P. Julián Escribano con su tesis
sobre los jesuitas('"'. Parecía que se había recuperado el tiempo de las apor-
(98) A. de EETHENCOURT MASSIEU, "A propósito de un libro sobre ermitas en Cana-rias",
proemio a GONZALEZ SOSA, P.: Las ermitas de Guía. (En prensa).
(99) P. QUINTANA ANDRES, "Apuriacióri rrl c<rDanis,no de la comarca del Noroeste de
Gran Canaria: la fundación ermitas en la villa de Guia en la primero mitad del siglo
XVZII". IX C H C A . (1990). t. 11, Las Palmas de Gran Canaria 1993, pags. 293-318. M.J.
RIQUFLME PEREZ, Estudio histórico-artístico de las ermitas de Gracia, San Benito y
San Juan Bautista de La Laguna, La Laguna 1982. M. RODRIGUEZ DE MESA, "La
ermita de Son Cristóbal de La Laguna", S.E.M.O., t. 11, La Laguna 1993, págs. 419~446.
M.O. TAVIO DE LEON, "La ermita de San Antonio de Lunero en Garachico",
S.E.M.O., t. 11, La Laguna 1993, págs. 663-674: "Dotación de la Ermita de Ntra Sra. de la
Consolación de Garachico", V J.H.I.C. (1993). F. CERDENA ARMAS, ''Notas históri-cas
sobre algunas ermitas de Fuerteventura", 11 J H F L . , t. 1, Puerto del Rosario 1987,
págs. 315-364 y R. ROLDAN VERDEJO, "Una ermita majorera, Santa Inés", E.M.C.
11966-60)
\-.-- --,.
(100) E. GONZALEZ YANES. Hhtoria de los conventos. La Laguna 1991.
(101) M. HERNANDEZ GONZALEZ, Los conventos de La Orofava, La Orotava 1984.
(102) J. ESCRIBANO GARRIDO, Los jesuiras y Canarias, Granada 1987 y Los jc.~uitas y el
desarrollo oastoral de 10 Diócesis de Canarias entre 1566 v 1767. (Lección inaugural en el
Centro ~ e h ó ~ idceo L as Palinas, 1982)
90 ANTONIO DE BETHEUCOURT MASSIEU
taciones de Fray Diego Inchaurbe y Alepe"o", pero no hemos tenido esa
dicha.
Es sumamente necesario reemprender la labor de Hernández González
y Escribano y estudiar la vida conventual con su demografía, sociología, eco-nomía,
la asistencia apostólica que ejercían, la enseñanza que impartían, sus
sermones y obras literarias, sin olvidar los problemas internos que frecuente-mente
se les presentaban, como hizo Carmen Flora He r n á n d e ~ " ~s)in, que
por ello abandonemos la vida conventual de las monjas.
No faltan algunas aportaciones de interés, a veces desde una óptica
más artística que espiritual. Entre ellas destacan las debidas a Siverio, Calero
Ruiz, Pérez Ramos, Diaz Dominguez, Martinez de la Peña y Lavandera para
los de frailes""', e Inchaurbe, Pérez Herrero, o las que hoy nos trae a estas
Jornadas García Santos, para las monjas('n6',
6.- EL CLERO DE VIDA EJEMPLAR
Como es lógico en el siglo XVII, siglo del barroco, pleno de espirituali-dad,
no podían faltar ejemplos tanto masculinos como femeninos, que su
vocación los puso camino de la santidad. Entre aquellos contamos con dos
personalidades escepcionales: el fundador de la orden de los Bethlemitas, el
hermano Pedro Bethencourt, de muy amplia bibliografía'107',e l franciscano
(103) D. INCAURBE Y ALEPE, Noticias sobre los principales franciscanos de Canarias, La
Laguna 1966; La Tercero O~ d e nFr anciscann de Santa C ~ uyz su capilla de Nuestra Señora
riel Huerto, Santa Cruz de Tenerife 1960; "Un hijo ilrwt>-ed e Gran Canaria, Fr. Juan de
Mcdina, franciscnnu", A.E.A. 6 (1960), págs. 435-444.
11041 C.F. HERNANDEZ SANCHEZ. "Los conflicros inarclero durante el Anricuo Ré~imen.
Sanlo Toniár de Aouino". V C.H.C.A. (1982). t. 11. Las Palmas de Gran Canaria 1985.
págs. 637-654. U. PEREZBARRIOS, Ei con;énto de San Francisco de Buenavisic, Santa
Cruz de Tenerife 1986. A. RUIZ DOMINGEZ, A.: La plaza d! San Agustin y el convenio
de Icod de los Vinos, Icod 1986. D. MARTINEZ DE LA PENA, "El Colegio de Agusti-nos
de Garachico", AEA, 33(1987), págs. 647-671. J. LAVANDERA LOPEZ, "El lesra-mento
del Beneficiado de Betancuria Dn. Esteban Gon:ále: de Socuera y la fundación de
un convento franciscano en Fuerteventura", en Almogaren, 7(1991), págs. 161-164.
(106) D. INCHAURBE Y ALEPE, Historia de los convenios de Santo Clara de La Laguna y
Sari Pedro Apóstol y San Cristóbal de Garachico, Sevilla 1940. E. PEREZ HERRERO,
"Notasparri lo historia del Convenro de Santa Caraiinn de Siena, Orden de Sanin Clara, de
Las Pnlnzirs", 111 C.H.C.A. (1978). l. 11, Las Palmas de Gran Canaria 1980, págs. 409-453
y J. GARCIA SANTOS, "La Ordcii de Santa Clara en Canarias, SXVII", V J.H.I.C.
(1993).
(107) L. de LA ROSA OLIVERA, "Sobre la familia del Herniano Pedro", RHC 131~3'2(1 960).
págs. 377-379; "El lugar donde noció y la fntnilin dcl Beato Pedro Berhencourt", IV
VALORAClON DE LOS ESTUDIOS EC1,ESIASTICOS EN CAKARIAS DURANTE EL SIGLO XYll 9 1
venerable siervo de Dios Fray Juan de Y entre las monjas, las
excepcionales Sor Catalina de San Mateo, en cuyo honor se levantó un hospi-cio
con capilla en Guíal'O" y Sor María de Jesús, que no hace mucho nos dio a
conocer García BarbuzanoULo'.
LA IGLESIA Y LA CULTURA
Entiendo que no queda completa esta valoración de la labor de la Igle-sia
en Canarias, si omitimos la producción literaria de sus miembros y silen-ciamos
algo de tanto peso en nuestro patrimonio como los edificios, obras
pictóricas y escultóricas, la orfebrería, o el urbanismo que sus monumentos
genera.
Creo por una parte que no soy la persona más indicada, por mi trayec-toria
científica, para realizar una valoración sobre la historiografía producida
alrededor de estos temas, labor más propia de especialistas en dichas mate-rias.
Sin embargo me permito llamar la atención sobre la necesidad de entrar
en el futuro en un análisis sobre la literatura y el arte en función de las doc-trinas,
devociones y sensibilidad imperantes, y más para un siglo como el
XVII donde el sentimiento y lo exterior, predominan. Conviene no olvidar
las relaciones profundas entre estética, iconografía, religiosidad, sociedad,
economía e incluso política. También finalmente es necesario, no olvidar la
valoración sobre tratados de Teología, Derecho Canónico, Moral, devociona-rios,
serrnonarios, etc["'). Para esta labor de exhumación tenemos un buen
auxiliar en la Biobibliografía de Millares Carl~'"~).
C H C A (1980), t. 1, Las Palmas de Gran Canaria 1982, págs. 137-351 y 'Notas sobre el
Beato Pedro Bethencourt", AEA 28 (1982). págs. 379-396. A. CIORANESCU, "Elproce-su
de canonización del Benm Pedro de Bethencourt", RHC, 115-36 (1961). págs. 374-391.
R. FRAGA GRANT, Biografía de un tinerfcño ilustrado, el venerohle /Termano Pedro,
Tenerife 1974 y A.M. VILLARIAS FERNANDEZ, El Venerable Pedro Aetancourt y la
Contpañía Bethleniifica, Madrid 1991,Z vol. (£d. en reprograiía de su tesis).
(108) F.A. de ABREU, Vida del venerable siervo de Dios Fr Junn de Jesrís, religioso de lo
Orden d N.P. San Francisco de San Diego, Madrid 1771. E. GUTIERREZ LOPEZ,
"Fmy Junn de Jesús n Siervo de Dios", RHC, 43-44 (1938) págs. 80-91 y con el mismo
título en Historia de la Ciudad de Icod de los Vinos, La Laguna 1941.
(109) A. de BETHENCOURT MASSIEU, "La polirica regalista en Canarias: el cierre de los
ho.~piciofs' ranciscunor de Cuia y La Matanza", Boletín Millares Carlo 6(1982), págs. 459-
497. La primera parte va dedicada a Sor Catalina y en la misma recojo la amplia biblio-grafía
publicada hasta entonces (461-65). E. BENITO RUANO. "Sor Catalina de San
Mntheo. Religiosidad poprilnr y taumatúrgica en Canarias (siglo XVII)", V C.H.C.A.
(1984), t . 11, Las Palmas de Gran Canaria 1987, págs. 869~885.
(110) D. GARCIA BARBUZANO, Sor María de Jesrís, Santa Cruz de Tenerife 1990.
(111) Un buen ejemplo lo tenemos en dan Francisco CABALLERO MUJICA, al publicar El
manuscrito "De República Chrixrinna" del bachiller Juan Mareo de Castro. Una obra de
divulgación canúnica delsiglo XVII. Las Palmas de Gran Canaria 1979.
(112) A. MILLARES CARLO, y M. HERNANDEZ SUAREZ, Biobibliogrufin de e.scritores
canarios (siglos XVI, A'Vlly XVIll). 6 lms, 2'ed., Las Palmas de Gran Canaria 1975-1953'
ANTONIO DE BETHEKCOURT hlASSlEU
LA IGLESIA EN INDIAS
Finalmente, al ser tan masiva y trascendental la aportación de nuestras
islas e isleños en la tarea de edificar el Imperio hispánico, aunque sea aun
ingente la labor a realizar para alcanzar unos parámetros satisfactorios sobre
la misma, no nos faltan algunas agudas observaciones de nuevos enfoques y
metodología, como las realizadas por el Dr. Hernández González en su cola-boración
a estas Jornadas, o en el homenaje a su tio, don Jesús Hernández
Perera, que nos interesa aunque su contenido se centra en el siglo XVIII ("".
Contamos con muy poco más, una valoración generalista de Borges Morán
("'), otra sobre las advocaciones marianas ("i!, varias sobre la labor misional
['16!, y una sobre los canarios que fueron prelados allende de los mares. Como
vemos no es abundante la cosecha, aunque últimamente se abren nuevos
horizontes, al menos desde la óptica metodológica y temática.
PALABRAS FINALES
De cuanto llevamos expuesto se desprende que la historia de la Iglesia
en Canarias por lo que toca a la decirnosexta centuria, no es que sólo haya
alcanzado un estudio embrionario, sino que su nivel de conocimiento negati-vo
sólo sea comparable al de la contemporaneidad.
Sin embargo, si analizamos el conjunto de la publicística, que he procu-rado
recoger en notas -aunque reconozco que podrán aun citarse nuevas
referencias, especialmente por lo que toca a obras que no siendo su objetivo
el específico de nuestro tema, encierren aportaciones-, podemos observar
que en una serie de ramas o áreas, precisamente las que más interés suscitan
a los historiadores occidentales, hemos alcanzado unos niveles muy satisfac-torios.
Pero hay más, el listón lo han subido especialistas, algunos aquí pre-
(113) M. HEKNANDEZ GONZALEZ, "Los canarios dentro de la politiea misional en Indias",
V J.H.1.C. (1993) y ''La dimensión hispanoumericana del arte y la religiosidad canario del
siglo XVIII", Homenaje al ProJ Hernández Perera, Madrid 1992, págs. 843-850.
(114) P. BONGES MORAN, "Aportación canaria a la evangelización americana", IV
C.H.C.A. (1980), t. 1, Las Palmas de Gran Canaria 1982, págs. 267-296.
(115) E.J. DELGADO DOMINGUEZ, "Advocaciones marianas en Canarias y América", en
Canarius y América, Madrid 1988, págs. 123-128.
(116) E.O. ACEVED, "Canarias en la conquisto espiritual del Rio de La Plata", VI11 C H C A .
(1988), t. 1, Las Palmas de Gran Canaria 1991, págs. 113-141. L. TORMO SANZ, "El
canario Pére: Arce y los origenes de las misiones de Chiquitos", IV C H C A . (1980), t. 1,
Las Palmas de Gran Canaria 1982, págs. 367-415 y "Jesuitas canarios en el Paraguay", IV
C H C A . (1984) Las Palmas de Gran Canaria 1987.
(117) V. MEDINA RODRIGUEZ, y J. MARTINEZ GALVEZ, "Breve biografia de losprelo-dos
canarios en la silla episscopal de Yucután: D. Francisco Pablo Mateo de Carriedo y D.
Pedro Agusttn de Efc6vez y Ugirrle", cii Agr<nyro, 118 (1990, agosto). S. JIMENEZ SAN-CHEZ,
"Canarios en América: Fray Andrés Filomeno Garcia Acosta", E.M.C. 16(1945),
pags. 35-54.
VALORACION DE LOS ESTUDIOS ECLESIASTICOS EN CANARIAS DURANTE EL STGLO XYll 93
sentes, que pueden orientar en el futuro a quienes se interesen por estas líne-as
de investigación.
Por lo que toca al resto, hay que reconocer que nos encontramos en
mantillas, con contribuciones a veces valiosas, pero fragmentarias y disper-sas.
Y otras, lo que es peor, con desconocimiento de la metodología en vigor.
Es cuanto se deriva de lo que llevo expuesto, no sé si con el tino conve-niente,
y las carencias tienen una fácil terapeútica, que por haberla expuesto
por extenso sólo hace un año, pienso no es momento de reiterarla. En sínte-sis
se reduce: reunión, catalogación y apertura flexible de las fuentes a los
investigadores. Abrir un centro documentalista, que acopie reproducción de
las fuentes conservadas en archivos foráneos. Continuar con la política de
adquisición de fondos bibliográficos en el Centro Teológico. Constitución de
equipos de investigación, que coordinadamente cubran un programa trazado
entre representantes de Instituciones y personas de relieve en este campo.
Procurar con la colaboración de fundaciones privadas llevar adelante una
política de becas y ayudas en los desplazamientos necesarios. Facilitar el
máximo intercambio de información y documentación, para evitar tanto
estudio fragmentado: local, insular o todo lo más provincial, perdiendo de
vista la imperiosa necesidad de tener monografías a nivel regional. Finalmen-te,
proseguir la labor de atraer a estos temas el interés de revistas y editoria-les.
Sólo así, marcharemos por una buena vía.
Antonio de Bethencourt Massieu
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