ALMOGAREN. 11. ,931 Pdgr 37 - 12. O CENTROTEOLCGICO DE LAS PALMAS
UN REGALO DEL ESPIRITU A NUESTRA
IGLESIA DE CANARIAS
J o s ~A. RODRIGUEZR OCA
DIRECTOR Y PROFESOR DE TEOLOGIA DEL CEl
Es dificil expresar adecuadamente con palabras lo que ha sido el Sínodo
Diocesano, pues "tal vez su dimensión más profunda y evangélica no se pueda
escribir nunca y quede en las manos del Señor "1. Como toda obra humana,
tuvo sus logros y sus limitaciones. Pero, además de algo nuestro el Sínodo es
algo de Dios. Y, como todas las cosas que el ser humano expresa acerca de
'las cosas de Dios, nuestras palabras se quedan siempre en balbuceos y en
metáforas. Ciertamente, en pocas palabras, podemos decir que el Sínodo ha
sido un espléndido regalo del Espiritu de Dios a nuestra Iglesia de Canarias.
Un Sínodo es siempre una "toma de pulso" de la realidad eclesial t2',
una expresión de la autocomprensión de si misma y de su misión, en la coyuntura
histórica en la que vive. Así, al adentrarnos en su rica realidad, destacamos
varias dimensiones que hemos percibido en este regalo de Dios, mirando las
cosas desde la ladera humana, la única sobre la que nos es permitido
( 1 ) R. ECHARREN, Contraportada, en OBISPADO DE CANARIAS, Consituciones
Sinodales, Las Palmas, 1992. En adelante, este libro, que contienelos documentos del Sinodo,
especialmente las Constituciones, será citado como CS. Cuando se citan estas Constituciones
se hara como CS.. se.gu ido Dar el numero de la misma. El resto de documentos se citarán
especificamente.
(2) Lógicamente, el Sínodo de la Qiócesis de Canarias se enmarca en el proceso postconciliar
de institucionaliración de los Sinodos en la Iglesia. Baste constatar los once habidos en
la Iglesia universal (1967, 69, 71, 74, 77, 80, 83, 85, 87, 90, 93) y los innumerables de las
Iglesias locales.
38 JOSE A. RODRIGUEZ ROCA
expresarnos. Tomamos nota también de algunas limitaciones que hemos intuido
en el Sínodo. Deseamos que sea una mirada creyente, agradecida y esperanzada.
1. LA IGLESIA DE CANARIAS EN EL MARCO Y EN LA LINEA DE
PROLONGACION DEL CONCILIO VATICANO 11
Todas estas últimas décadas se encuentran caracterizadas por las
repercusiones que el Concilio Vaticano 11 ha tenido en todas las Iglesias
particulares, a todos los niveles. El impacto conciliar ha supuesto la mayor
renovación teológica de la historia, en cuanto a producción y riqueza, tal como
se constata en la evaluación realizada a sus 25 años'", pues el Concilio "se
ha visto acompañado, y sobre todo seguido, de una mutación sociocultural
cuya amplitud, radicalidad y carácter cósmico no tiene equivalente en ninguna
otra época de la historia" "'.
Fruto de esa renovación conciliar y de su desarrollo a lo largo de los
últimos 28 años, aparece el IX Sínodo de la Diócesis de Canarias, un Sínodo
postconciliar.
1.1. La eclesialidad, rasgo característico de este Sínodo.
Si comparamos este Sínodo Diocesano, con el inmediatamente anterior
de 1947 15), lo primero que descubrimos es que el anterior Sinodo se había
realizado en otras circunstancias socio-políticas, económicas y eclesiales
totalmente diferentes: bajo el pontificado de Mons. Pildain, antes del Concilio
Vaticano 11, durante la dictadura del General Franco y cuando Canarias aún
no conocia el nuevo modelo económico terciario, centrado en el turismo de
masas. La transformación social, económica y política del Archipiélago requería
ciertamente una nueva reflexión sobre La realidad, que nos situara de forma
nueva ante el desafío de los tiempos.
En segundo lugar, mientras que aquél, reflejando la comprensión eclesial
del momento, convocó exclusivamente al clero y superiores de institutos
religiosos de clérigos, en éste, reflejando a su vez la renovación eclesial del
Concilio, la participación de laicos (264), religiosos (103) y sacerdotes (196)
ha sido amplísima y cualificada.
(3) Cf. C. FLORISTAN - J.J. TAMAYO. (Eds.),El Vaticano 11, veinfeañosdespues. Madrid,
1985.
(4) Y. CONGAR, Los posconcilios. Con ocasión del décimo aniversario del Concilio: Pastoral
Misionera 12 (1976) 20.
(5) Sinodo Diocesano del Obispado de Canarias. Las Palmas de Gran Canaria. 1947.
UN REGALO DEL ESPlRlTU A NUESTRA IGLESIA DE CANARIAS 39
Como tercera diferencia, bastante notable, el texto base del Sínodo de
1947 fue redactado íntegramente por el mismo obispo Pildain y apenas
modificado por las breves sesiones sinodales. Es evidente el claro modelo
directivo, típicamente preconciliar. Los redactores de este Sínodo han sido miles
de personas, la mayoría laicos, que aportaron las propuestas iniciales del
documento base. Luego, este documento sufrió importantes modificaciones,
múltiples redacciones y enmiendas, a lo largo del prolongado debate sinodal,
cuyas comisiones y sesiones plenarias trabajaban los textos con total libertad
y autonomía. Ha sido un hecho enormemente significativo y trascendente la
actitud y el espíritu de diálogo, corresponsabilidad, preocupación pastoral, etc.
de los sinodales, todo ello propiciado por el obispo Echarren, que supo aceptar
plenamente lo que decía el Reglamento: "Todas las cuestiones propuestas se
someterán en las sesiones del Sínodo a la libre discusión de los miembro^'^).
En ello, nuestro Obispo pone en práctica otro modelo eclesiológico, inspirado
en el Concilio, conformando, en la experiencia sinodal "que sea toda la
comunidad eclesial el sujeto de la fe. La cornmunio fideliurn posee el sensus
fidei que le posibilita el acto verdadero de la fe" "'.
En cuarto lugar, en cuanto a contenidos, mientras que el anterior Sínodo
se organizaba en torno a la catequesis, la eucaristía, la doctrina social, la
moralidad, liturgia, sacerdotes, religiosos, seminaristas, Acción Católica, familia
y estipendios (cfr. capítulos); éste lo hace en torno a la comunión, la
evangelización y el triple ministerio, respondiendo a dos modelos de eclesialidad
diferentes.
Ahora bien, la eclesialidad de este último Sínodo, unánime en la
experiencia, era diversa en los planteamientos. Dependía de la comprensión
de la realidad de la Iglesia en y a partir de las Iglesias (LG 23), es decir, de
la articulación entre Iglesia Universal e Iglesia Local. Como sabemos, la
interpretación del famoso texto conciliar "en las cuales y a base de las cuales
se construye la Iglesia" (LG 23), es susceptible de una diversidad de perspectivas,
en las que se expresan diversas concepciones eclesiológicas, que influyen en
la misma comprensión de lo que es un Sínodo la'.
-
(6) CS. Reglamento para el Sinodo Diocesano, art. 4, pág. 38.
(7) R. ECHARREN, Alaunas cuestiones relacionadas con una Teología hecha en Canarias:
Almogaren 6 (1990)pág. 1 1 1 .
(8) Cf. S. DIAZ, El Sinodo Diocesano como experiencia singular de comunión eclesial:
Almogaren 5 (1990) 4 3 s . Así hay quienes piensan que los "aaos pasados se han cargado
de tensiones, prejuicios y disconformidades ... Por eso, al hacer la evaluaciOn del período
posconciliar se reconoce que el Vaticano 11 no ha superada aún la fase de acogida y de
aplicación". C. MIRONES, Dela "Gaudium el spes" hasta hoy: Misión Abierta 1 (1990)
53: cf. El Vaticano 11, don de Dios. Los documentos del Sinodo extraordinario. Madrid,
1986, pigs. 37-88.
En una primera interpretación de dichas relaciones, se da preferencia a
la Iglesia universal, teniendo a la centralización, con el riesgo de infravalorar
el significado de la Iglesia local. La segunda orientación establece la importancia
de la Iglesia local, abierta por la comunión a toda la Iglesia universal, resultando,
como bien expresa S. Diaz, siguiendo el nP 11 del decreto Christus Dominus,
"que en una Iglesia local diocesana está la Iglesia toda, en cuanto que esa Iglesia
tiene en sí todos los elementos que la constituyen como tal, esto es: el Espíritu,
el evangelio, la eucaristía y el ministerio; pero no está toda la Iglesia, ya que
es la comunión de todas las Iglesias particulares la que constituye la Iglesia
de Jesucristo" '9. En el Sínodo predomina esta segunda concepción, incluso
por el mismo método de trabajo, que tomaba como punto de partida la realidad
inmediata.
De todas formas, en principio hay que rechazar toda oposición radical,
que parte tanto de una concepción de la Iglesia universal como suma de las
partes, como de aquella otra que haga de la Iglesia local una simple presencia
del todo en la parte. Pues más bien, la presencia es mutua y en reciprocidad.
Ahora bien, la afirmación global teológica no excluye, sino que al contrario
lo supone, una epistemología del conocimiento teológico, es decir, el punto
de partida del "interés". Sólo en este sentido se diversifican las orientaciones.
1.2. Una nueva acogida del Concilio Vaticano 11
La primera y gran constatación que debemos hacer es que estamos ante
un Sínodo esencialmente eclesiológico y de orientación fundamentalmente
pastoral. Lo cual refleja y manifiesta que se sitúa claramente, e
intencionalmente, en el marco y en la línea de prolongación del Concilio
Vaticano 11. Tal como lo refleja el segundo de sus objetivos: "Contrastar la
vida y la acción de la Iglesia Diocesana con las orientaciones del Concilio
Vaticano 1I""O'. Constatable, incluso, por el número de citas explícitas del
mismo: unas 57 en su introducción y unas 21 en el texto. Aunque estos datos
en si mismos son sólo indicativos, porque la presencia del Vaticano 11 se detecta
sobre todo por muchísimas referencias implícitas, muchas veces con inclusión
literal del texto conciliar, aunque no se indique la cita. Además, recoge las
declaraciones y disposiciones subsiguientes del Magisterio de la Jerarquía, como
desarrollo del mismo Concilio. Así las citas y referencias a enciclicas,
exhortaciones, documentos de conferencias episcopales, etc ...
(9) Ibidem, pág. 46.
(10) CS. breve historia del 1XSinodo Diocesanodecanarias. pág. 17; cfr. consi. nP 3, pág. 135.
UN REGALO DEL ESPlRlTU A NUESTRA IGLESIA DE CANARIAS 41
Otro de los aspectos en los que se nota la influencia del Concilio es la
intencionalidad por mantener de manera armónica las diversas dimensiones de
la vida cristiana, sin resquicios de dualismo: fe-vida, actividad-oración,
compromiso-celebración, libertad-liberación, conversión-transformación
estructural, etc...
El Concilio inspiró una serie de estructuras pastorales que se hallan
presentes en nuestro Sinodo: Consejos pastoral y presbiteral, de asuntos
económicos, zonas y arciprestazgos, movimientos especializados ... En suma,
que la significación de nuestro Sínodo supone, globalmente, la cristalización
de una Iglesia posconciliar en su cuerpo normativo-pastoral. Una acogida del
Vaticano 11 de manera oficial y definitiva.
2. LA MISION PARA LA COMUNION Y LA COMUNION PARA LA
MISION
Metodológicamente, el trabajo sinodal se desarrolló desde una toma de
conciencia de la realidad social del pueblo canario, para desde ahí, iluminar
el ser y la misión de la Iglesia. Por tanto, con una metodología eminentemente
analítica, que quiso partir del análisis de la realidad'"'. Ahora bien, el
documento final, en el cual no aparecen los análisis, pues responde a una
perspectiva fundamentalmente orientadora de la acción pastoral y, con ello,
quiere apuntar a su normatividad, el esquema se ha invertido. Aunque se puede
constatar su presencia subyacente y hasta referencias y restos del mismo en el
texto (CS, 227.638). Asi en el documento final, por exigencias de un esquema
teológico clásico, se parte del ser de la Iglesia para ir a su misión, aunque
inseparablemente unidas. Aún así, puede constatarse una diversidad entre ambas
partes. Mientras que la primera responde a un esquema fundamentalmente de
fijación de la doctrina, el de la segunda presenta una orientación eminentemente
práxica, pastoral, que refleja otro modelo teológico.
De esta forma, se manifestaban las claves fundamentales y las
preocupaciones centrales del Sínodo: la articulación entre la misión y la
comunión. Es decir, la búsqueda de un esquema dinámico con un doble
movimiento, que recorre todo el texto: la constitución eclesial y el carácter
esencialmente misionero.
-
(1 1) Orientación que se refleja en los objetivos trazados: lP Analizar la situacion de nuestro
pueblo, 2P Contrastar con el Concilio, 3: Concrerar lar orientaciones pastorales, y 4P
Establecer las normas necesarias (CS pag. 17). Dicho sinteticamente por el mismo texto:
partir de la realidad, revisar las formas de evangelización, marcar grandes líneas de acción
(ref. esquema ver-juzgar-actuar).
JOSE A. RODKiGUEZ ROCA
2.1. El constitutivo esencial de la misión: "Del templo a la plaza''
Fue la expresión feliz de un periodista amigo, después a asistir,
entusiasmado, a la clausura del Sínodo Diocesano. La solemne celebración se
había desarrollado en el interior del templo catedralicio y habia concluido en
un acto público en la plaza de Santa Ana.
En dicha expresión adivinamos uno de los grandes significados de nuestro
Sínodo Diocesano. Ha sido, sin lugar a dudas, un impulsó, un aliento del
Espíritu que abre a nuestra Iglesia local hacia la sociedad, hacia la realidad
canaria. Es el mismo Espíritu que impulsó a los obispos en el Concilio Vaticano
11 a abrirse al mundo moderno, a la problemática del hombre de hoy, en uno
de los intentos más serios y fecundos que ha realizado la Iglesia Católica en
nuestro siglo para sintonizar con el hombre y la mujer de hoy. Sobre todo,
cuando el mismo Concilio, para definir esa relación utilizó el término "diálogo"
(GS, 92). Con ello, se comulga con el mismo Espíritu que condujo a Jesús y
le llevó a recorrer los caminos de la Palestina para "buscar y salvar lo que estaba
perdido" (Lc. 19,9).
Así el Sínodo se propuso, como objetivo primero, "analizar la situación
de nuestro pueblo, para percibir en ella, a la luz de la Palabra, las llamadas
que Dios nos hace" (12). Este esfuerzo por analizar la situación de nuestro
pueblo fue una de las características del Sínodo, en todos los momentos de
su preparación y de su desarrollo. Las palabras de Pablo VI, escritas veinte
años antes, nos orientaron en todo momento:
"Ciertamente, son muy diversas las situaciones en las cuales,
de buena gana o por fuerza, se encuentran comprometidos los
cristianos, según las regiones, los sistemas socio-políticos y las
culturas.. . Frente a situaciones tan diversas, nos es dificil pronunciar
una palabra única, como también proponer una solución con valor
universal. No es éste nuestro propósito ni tampoco nuestra misión.
Incumbe a las comunidades cristianas analizar con objetividad la
situación propia de su pais, esclarecerla mediante la luz de la palabra
inalterable del Evangelio, deducir principios de reflexión, normas
de juicio y directrices de acción según las enseñanzas sociales de
la Iglesia tal como han sido elaboradas a lo largo de la historia,. . .
A estas comunidades cristianas toca discenir, con la ayuda del
Espíritu Santo, en comunión con los obispos responsables, en
-
(12) CS. Reglamento para el Sinodo Dioce<ano, ari. 5 , pág. 39
UN REGALO DEL ESPlRlTU A NUESTRA IGLESIA DE CANARIAS 43
diálogo con los demás hermanos cristianos y todos los hombres de
buena voluntad, las opciones y los compromisos que conviene
asumir para realizar las transformaciones sociales, poliricas y
económicas que se considera de urgente necesidad en cada
'131
No sólo el largo periodo de preparación tuvo presente esta sensibilidad
(los temas prioritarios fueron aportados en una amplia consulta al Pueblo de
Dios, sc recogió pacientemente el sentir de los distintos grupos de base, etc ...),
sino que la sesión inaugural se abrió con un intenso "baño de realidad": un
"mirar cara a cara este mundo nuestro" "", a lo que está pasando hoy en
Canarias, a nivel social, político, económico, cultural y religioso. Durante horas,
los sinodales pudimos hablar y escuchar sobre la realidad canaria, con el
lenguaje de la experiencia, de los datos, de los problemas vividos. Fue un
verdadero debate sobre "el estado de la región" que nada tuvo que envidiar
a los debates parlamentarios de este estilo. Con la diferencia, tal vez, de que
en el debate sinodal predominaba el respeto, el clima de diálogo, la libertad
de los participantes.
Consideramos esa "mirada de la realidad" uno de los grandes regalos
del Senor a su Iglesia particular de Canarias. Era verdaderamente necesaria
esta toma del pulso de la realidad canaria, pues no sólo supone una
recomprensión de nosotros mismos, sino que el "mundo" mismo se constituye
en un locus theologicus. Asi, todos los textos emanados del Sinodo, en especial
las Constituciones, respiran esta sensibilidad ante la realidad social nueva. Todas
las Constituciones están impregnadas de este aliento de una Iglesia "hacia
fuera". Es decir, excéntrica, proexistente'"' como el mismo Señor Jesús: "Yo
estoy entre ustedes como el que sirve" (Lc. 22,27: cf. Mt. 20.28).
En concreto, el capitulo dedicado al envio a evangelizar, desde el
reconocimiento de la Iglesia como Sacramento Universal de Salvación, de la
Const. 001, nos presenta como punto de partida la misión de evangelizar (CS,
176), que desde la acogida de la llamada y del envio (CS, 177-195), por el
testimonio de la vida (CS. 196.233). nos lleva al anuncio del Evangelio (CS,
234-276). Dos son los ámbitos que se desarrollan como de especial preocupación:
la opción por la evangelización de los jóvenes (CS, 277-333) y la aportación
pastoral a la problemática de la familia (CS, 334-374).
(13) PABLO VI, Ociogesima Adveniens, 15 de maya de 1971, números 3 ~ 4 .
(14) JUAN PABLO, 11, Christifideles laici, 3.
(15) Cf. H. SCHURMANN, Panorámica: El Cristo proexistente, en ¿Cómo entendió y vivió
Jesús su muerte?. Salamanca, 1982, págs. 129-163.
44 JOSE A. RODRIUUEZ ROCA
Así se desarrolla la misión como "exigencia íntima" (AG 1) del ser de
la Iglesia: ser y misión, vida y tarea, se encuentran íntimamente unidos: "Ella
existe para evangelizar" (EN 14). De forma que el envio se manifiesta por el
testimonio y el anuncio de lo que se es y se oferta de parte de Dios.
2.2. El constitutivo esencial de la comunión: "desde la plaza se remodela
el templo".
Después de una larga década de episcopado de Mons. Echarren, en la
que los distintos estamentos de la Iglesia Diocesana habíamos ido aprendiendo
a programar por objetivos toda la acción pa~toral''~'m, uchos deseábamos un
acontecimiento como el Sínodo, en el cual, constatando los grandes
interrogantes que pesan sobre la sociedad canaria y las grandes necesidades
de nuestro pueblo, revisáramos toda la realidad eclesial y su acción pastoral.
Así, la realidad eclesial constituyó la segunda gran pregunta de la sesión
inaugural, que fue "cómo vemos el momento de la Iglesia Diocesana", para
que nuestra Iglesia pudiera programar, de manera realista y eficaz, la actuación
pastoral para los próximos decenios.
En concreto, el capítulo dedicado a la comunión eclesial, reconociendo
a la Iglesia como Misterio de Comunión, de la Const. 001, concreta esta
dimensión en su consecuencia que es la corresponsabilidad (CS, 004-014),
ejercida por los carismas y ministerios eclesiales (CS. 015.133) y por medio de
las estructuras de corresponsabilidad (CS, 134-175).
Sin duda, que el concepto de comunión (koinonía) es clave para una
renovada eclesiología, como lo fue en el Concilio. La comunidad eclesial, como
sacramentalidad, es una realidad permanentemente abierta y dinámica'"'. Esta
va más allá de si misma, hasta apuntar a la misma comunión de las Personas
divinas y su proyecto de comunión con el hombre. Por tanto, la comunión,
nacida del anuncio, lo es en el ser y en el obrar. Apunta, con ello, a una dualidad
de aspectos que no pueden ser separados: comunión, como aspecto dinámico
Puede comprobarse la continuidad del texto sinodal con los Programas Diocesanos, cf.
Programas Pastorales. Diócesis de Canarias. Las Palmas 1980-81 y 81-82, donde se
formulaban como objetivos prioritario, la formación de comunidades, las dimensiones
evangeliradora y diaconal, y la animación de la oración. En los Programas de 1982-83,
estos objetivos pasan a ser referenciales. mientras se coloca como prioritario la incorporación
de los seglares para el ejercicio de la corresponsabilidad.
Congregación para la Doctrina de la fe, Carta a los Obispos de la Iglesia Catdlica sobre
algunos aspectos de la Iglesia considerada como comunión. Ciudad del Vaticano, 1992.
Así, Y. CONGAR, Propiedades esenciales de la Iglesia, en Mysteriurn Salulis IV/I. Madrid,
1969, 418 afirmaba: "La comunión es, pues, la situación de plena vida cristiana".
UN REGALO DEL ESPIRITU A NUESTRA IGLESIA DE CANARIAS 45
y comunidad, como constitución social '18'. Así se concentra en el tema de la
unidad, "para que la comunión sea efectiva" (CS, 002).
Pero el peligro de reclamar, de uno y otro signo, la unidad puede suponer
un subterfugio para el uniformismo o para el funcionarismo. Pues la unidad
reclama una teología dialéctica en el Espiritu, que se realiza en unidades parciales
e, incluso, locales.
Por eso, se reclama la corresponsabilidad, consecuencia de la comunión
(CS, 004ss) y expresión de una unidad dinámica: "que sean uno" (Jn.
17,11)'19'. Es más, la unidad se estructura como misión (cf. Jn. 17,21s). Asi
los carismas y los ministerios, articulados entre si, por medio de la organización
eclesial, constituyen las estructuras concretas de corresponsabilidad (CS, 134ss),
como servicio a la evangelización.
2.3. La referencia de los pobres, doble dirección del Sínodo
La sensibilidad hacia los pobres y la denuncia de su situación y la lucha
contra toda pobreza (CS, 650), orienta todo el texto sinodal, el cual toma el
desde los pobres, como punto de partida (CS, 184s) y para los pobres, como
referencia (CS, 197).
Pero si el desde supone un planteamiento epistemológico y el para, ético:
se reclama el planteamiento en el ser mismo de la Iglesia: de los pobres '20'.
Pues siendo ellos los destinatarios preferentes de la evangelización, constituyen
el criterio de conversión (CS, 178) y el distintivo eclesial (CS, 197). Aun más,
son ellos los que nos evangelizan y, por tanto, "los pobres, como centro
(principio de estructuración, organización y misión) de ese modo de ser Iglesia
y como "lugar teológico de la Eclesiología""", deben convertirse en
protagonistas preferentes en la Iglesia.
( I R ) Cf. A. ANTON, Eclesiologia posconciliar: esperanzas, resultados y perspectivas para el
futuro. en R. LATOURELLE (Ed.). Vaticano 11. Balance .Y .oe res.o mtivas. Salamarica. 1989.
págs. 275-294.
(19) La construcción ha osin en, expresa el objetivo de la oración de Jesús, que tiende hacia
el modelo ideal (Padre-Hijo), por tanto, siempre en permanente tensión dinámica:
"alcanzando la unidad".
(20) En la línea de J. SOBRINO, Resurrección de la verdadera Iglesia. Los pobres, lugar teoldgico
de la eclesiologia. Santander, 1981, pág. 110 donde afirma: "Los pobres no san en modo
alguno causa de "reducción" de la eclesial. sino fuente de "concreción" cristiana de todo
lo-eclesial".
(21) R. ECHARREN, Algunas cuestiones relacionadas con una Teologia hecha en Canarias:
Almogaren 6 (1990). pag. 127. Para un mayor desarrollo de la significación de la opción
por los pobres en el Sinodo, véase en este mismo número el articulo de C. LANA0 - C.
ARANCIBIA, La Iglesia y los pobres en el Sinodo.
JOSE A. RODRIGUEZ ROCA
2.4. El esquema del triple ministerio
El modelo pastoral implantado en la Diócesis, con un largo recorrido
de funcionamiento, se vio confirmado por el Sínodo. Así la tercera parte del
texto sinodal se estructura según este modelo. La Iglesia Diocesana vive la misión
y la comunión en el triple ministerio de la siguiente forma: 1P Escuchando y
proclamando la Palabra, a través de la acción misionera, catequética y pastoral
(CS, 375-458). 2P Celebrando el Misterio de Cristo en la liturgia (CS, 459-577).
3P Compartiendo los bienes en actitud de servicio (CS, 578-739).
El triple ministerio, puede hacer referencia a la triple función de
Jesucristo, profeta, sacerdote y rey, de la cual participa todo el Pueblo de Dios
(RH, 28-21). Con ello, se realiza todo el ser eclesial como diakonia. Por medio
del triple ministerio se articulan proclamación de la Palabra, celebrada en la
Liturgia y realizada en el Servicio. De forma que no solamente se autoimplican,
sino, incluso, uno se haya incluido en los otros. Pues entre las diversas
dimensiones eclesiales existe una presencia e interioridad mutua. Igualmente,
suponen a la vez realidades dadas por la obra gratuita de Dios y acciones por
realizar en la tarea eclesial.
Si bien el modelo del triple ministerio se adecua tanto teológica como
pastoralmente a una eclesiologia postconciliar, corre una serie de peligros
constatados. Entre ellos destacar el que puedan discurrir como acciones
independientes, generando una parcialidad reductiva. El que deriven a un
funcionalizar la pastoral. Lo cual nos plantea la necesidad de unas atenciones
Y unos correctivos.
3. LOS LOGROS COMO REFERENCIAS DE PARTIDA
A nivel de las formulaciones teológicas, en el texto sinodal, subyace la
confesión en el Dios que es trino (CS, 740) y, que se nos hace reconocible a
través de su manifestación en nuestra historia y en solidaridad con ella.
Una ex~enenciad e la gratuidad de Dios que se orienta en un teocentrismo.
Pues es el Padre quien envió al Hijo (CS, 176) y siendo sólo reconocible por
medio de Jesús, nos llama desde la misma realidad (CS, 181), por lo cual
debemos estar en permanente búsqueda de su voluntad (CS, 214).
Un encuentro personal y colectivo con Jesucristo formulado en una
cristologia, que cuenta con el referente de la persona y la vida de Jesús y, su
UN REGALO DEL ESPlRiTU A NUESTRA IGLESIA DE CANARIAS 47
actual presencia como Señor de la comunidad y de la historia por su muerte
y resurrección (CS, 234), como fundamento de su seguimiento (CS, 214) y del
envio a continuar su misión por el Reino (CS, 234), en su estilo de vida pobre
y en su prioridad por los pobres (CS, 198).
Una gozosa experiencia del Espiritu y una pneumatologia "3, donde la
comunión y el envío se realiza por el Espiritu (CS, 005-176). El cual, vinculado
al bautismo (CS, 084), es ayuda en el seguimiento de Jesús (CS, 214) y reparte
sus dones (CS, 015), plenificando, en su caso, a los consagrados (CS, 085).
Sobre todo, el Espiritu, que hace presente al Verbo en las culturas y se expresa
en las actitudes de sus valores (CS, 265-243), nos ayuda a comprometernos en
la misión (CS, 295), en particular, en la toma de conciencia de los animadores
de jovenes de ser sus instrumentos (CS, 305).
Una renovada vivencia eclesial formulada en un modelo de Iglesia, que
tiene mucho que agradecer a la aportación Conciliar y a las experiencias de
estos últimos años. De esta forma, a nivel de la constitución pastoral derivada
del mismo, resaltar las siguientes conclusiones, como objetivos prioritarios:
La gran apuesta que se hace es por la formación en general (CS, 450)
y por la formación del laicado (CS, 075) y de los catequistas de forma especifica
(CS, 396).
En particular se hacen prioritarias la catequesis de adultos (CS, 403) y
las pastorales de jóvenes (CS, 285) y de los alejados (CS, 241). Así mismo,
la de una pastoral litúrgica y sacramental (CS, 460), en relación al objetivo
fundamental de la catequesis (CS, 375).
4. LAS LIMITACIONES COMO RETOS
Hay que atender a la conveniencia de constatar también las posibles
limitaciones, pues reconocerlas evita el caer en ingenuidades y, con ello,
promueve horizontes siempre superadores.
-
(22) La Introduccion del texto sinodal completa la comprensión, afirmando el hecho de ser
miembros de la Iglesia y animados por el Espiritu (pág. 106). El cual, mueve a la Diócesis
a obedecer, con docilidad (pág. IZO), para actuar con libertad profetica (pág. 132) y,
especificamente, a Cárilas con actitud critica (pág. 126). Por último, a traves de María,
hace viva la palabra y la persona de Jesucristo (pág. 132). El resto responde a afirmaciones
biblicas (Cal. 5,19-25; Ram. 5,5; Heb. 1.1-2), conciliares (LG 5.9.13; CS 22.43; AG 11;
AA 3; PO 13; PC 5; DV 2.9) y RM 21-29.
48 JOSE A. RODRIGUEZ ROCA
En primer lugar, el propio texto, accediendo a una unidad final, se
constituye por partes que a su vez responden a cada comisión redactora.
Especialmente, divergen en este sentido, la Introducción del resto del texto,
y el primer capítulo de los restantes. Pues la Introducción responde a un esquema
de elaboración individual sobre el texto sinodal y de construcción a través de
múltiples citas. Mientras que el capitulo primero presenta una orientación
básicamente doctrinal, en el resto predomina la pre-ocupación pastoral.
En segundo lugar, la dinámica de fijación del texto sinodal, por medio
de acuerdos para la votación, conllevó el "consenso", que, aunque supone
valiosos logros y síntesis superiores, puede "descafeinar" planteamientos y
orientaciones.
El proceso de preparación, en tercer lugar, fue demasiado largo y en
momentos cansino. El Sínodo corrió peligro de interrumpirse por ello. Además
conllevo un modelo directivo y con ciertas tensiones.
En cuarto lugar, respecto a la decisión de no tratar ningún tema que no
fuera competencia de nuestra Iglesia particular. Fue un tema debatido y la
Comisión Preparatoria aceptó esta limitación en cuanto a temas. Pero, en una
sana eclesiologia -es un punto de reflexión importante- ¿no deberían las
Iglesias particulares -en acontecimientos tan plenos como el
Sínodo- aportar luz en las grandes cuestiones problemáticas que afectan a
toda la Iglesia? ¿No ha sucedido asi en la historia de la Iglesia? En ese sentido,
constatar cómo tales cuestiones, fueron solicitadas para reflexionar, por diversos
grupos del Pueblo de Dios.
Por último, la falta de un estudio previo de las condiciones y medios que
regulen todo programa, puede conllevar el trazar unas metas que desborden
las posibilidades, generando ansiedad, cuando no apatía.
5. UN NUEVO CLIMA ECLESIAL: IMPULSO ORIENTADOR DE
FUTURO
Cuando se está planteando y concretando en toda la Iglesia una'nueva
evangelización, en la cual se entronca este Sinodo, para una visión perspectivista,
es necesario enmarcarlo en nuestra propia historia eclesial y en la orientación
de futuro que está en nuestras manos. Y , todo ello, animado por la actitud
evangélica del discernimiento (CS, 071-181).
-
UN REGALO DEL ESPlRlTU A NUESTRA IGLESIA DE CANARIAS 49
5.1. La memoria histórica, clave de comprensión
Para muchos de nosotros, la Asamblea Sinodal nos evocó el recuerdo
(anámnesis) de otras dos asambleas anteriores de nuestra Diócesis: la Asamblea
del Clero del año 1971 y la Asamblea del Estudio Socio Pastoral de 1975 i23'.
La comparación global de nuestro Sínodo con ambas asambleas precedentes
arroja el siguiente saldo: ha nacido un nuevo clima eclesial.
Ante todo, pensamos que es pertinente la comparación, pues este tipo
de eventos eclesiales permiten analizar la conciencia y la realidad eclesiales en
el momento que se celebran. Son momentos especialmente densos de la
experiencia eclesial, que influyen notablemente en la vida de la Diócesis, pero
que a la vez expresan la realidad de la misma, son como la manifestación de
lo que se vive en la Iglesia.
La Asamblea del Clero de 1971 tuvo lugar en un momento concreto de
la historia de nuestra Comunidad Diocesana. Después de un largo pontificado
de D. Antonio Pildain, el nuevo obispo, D. José Antonio Infantes Florido
emprende la puesta en marcha de las orientaciones del Vaticano 11. Enseguida,
la Diócesis se divide en dos grandes bloques, uno netamente conservador y otro
decididamente pr~gresista'~U~'n. o y otro creían defender cosas legítimas y
ambos tuvieron muchos aciertos y muchos fallos. Sería simplista e ingenuo,
a la distancia de tantos años, calificar a unos de acertados y a los otros de
equivocados. En uno y otro bando había mucha generosidad y honradez. Pero,
lo característico es que habían dos orientaciones, que parecían -y en gran parte
lo eran- irreconciliables.
La Asamblea no hizo sino manifestar esa gran fisura que existía en nuestra
Iglesia local. El bloque conservador doblada en número al progresista (ochenta
contra cuarenta, era el resultado de la mayoría de las votaciones, incluso cuando
lo que se sometía a los votos fuera una proposición calcada de un texto del
Concilio). El talante de conjunto de nuestra Asamblea, comparándola con las
otras diócesis españolas, fue claramente conservador.
Basándose en una propuesta aprobada, en la que se pedía realizar un
estudio socio-religioso de la Diócesis, el Obispo se dispuso a celebrar una
-
(23) Estudio Sociopastoral de la Diócesis de Canarias, Las Palmas, 1972.
(24) Tal terminologia se adecua, por su uso, al periodo histórico que nos referirnos. Hoy en
día la realidad se ha hecho mucho más compleja. Ahora bien, ¿no habría que plantearse,
en perspectiva cronológica, un cierto retorno al modelo?, cf. C. FLORISTAN, La Iglesia
después del Vaticano 11, en C. FLORISTAN - J.]. TAMAYO (Eds.), El Vaticano 11, veinte
arios despues. Madrid, 1985, págs. 67-103. O más bien, jno estaremos en las consecuencias
de indiferentismos/fundamentalismosd e una cultura fragmentaria postmoderna?
50 JOSE A. RODRIOUEZ ROCA
Asamblea Pastoral, precedida de un estudio socio-religioso. El estilo de la
muestra, de los técnicos contratados y del grupo que acogió con entusiasmo
la iniciativa se decantó enseguida hacia un tono progresista y renovador. De
nuevo se produce la reacción conservadora, esta vez con mayor virulencia,
porque el asunto ya no era sólo del clero, sino que se abordaban todas las
cuestiones de la vida eclesial y la participación era importante por parte del
pueblo de Dios.
El Estudio Socio Pastoral se prolongó desde 1972 hasta 1975. Durante
todo ese tiempo, la polémica eclesial arreció de forma llamativa. Los últimos
años de la dictadura, conflictivos a nivel socio-político, salpicaron la Asamblea,
que se celebró finalmente, pese a la prohibición gubernativa. Lo cierto es que,
una vez más, la Diócesis estuvo dividida. Y el diálogo fue casi imposible. Las
posturas eran rígidas y el clima eclesial enrarecido. El resultado fue que ni la
Asamblea se vivió como hecha por toda la Diócesis, ni las propuestas aprobadas
representaban el sentir de toda la Diócesis. Ello explica quizá que los textos
redactados y votados se quedaron en el papel y no se aplicaron. Es verdad que
el Estudio Socio Pastoral sirvió para muchas cosas positivas en nuestra Diócesis,
pero lo que aquí nos interesa destacar es que el clima eclesial que manifestaba
era de crispación y de graves dificultades para el diálogo. En este aspecto, se
reprodujo la situación de la mencionada Asamblea del Clero.
El Sínodo recientemente terminado, sin embargo, refleja otro ambiente
bastante distinto. Sigue habiendo tensiones, no se puede negar. Pero el clima
ha cambiado notablemente, para mejor. Con nuestro Obispo al frente, podemos
constatar el nuevo clima de diálogo y de comunión en las diferencias. Todo
el desarrollo del Sínodo lo ha testimoniado. Donde tal vez se descubrió mejor
fue en los debates en las Comisiones y en las Sesiones plenarias.
Esta experiencia eclesial de diálogo, está reclamando una teología del
diálogo (CS. 243). que estructure la comprensión y abra vías de continuidad.
Tal proyecto no es menos que reconocer una de las gracias del Sínodo y bendecir
por ello al Señor, dando respuesta a la misma.
5.2. Claves de la recepción.
Si la memoria histórica es fundamental para reconstruir nuestra propia
identidad, ésta solamente alcanza su plenitud cuando se completa con una
mirada al futuro (mello, cf. 1 Cor. 3,22), para que también nos configure. Sobre
UN REGALO DEL ESPlRlTU A NUESTRA IGLESIA DE CANARIAS 5 1
todo, cuando la eficacia del Sinodo dependerá de su re~epción'~"e,s decir, de
que todos los creyentes lo hagamos nuestro, con una actuación colectiva de
comunión efectiva.
El consentimiento o recepción, como aceptación de las decisiones tomadas
-el "Amén" de todo el Pueblo de Dios-, aunque no crea la legitimidad sino
que la reconoce, y con ello, cualifica su eficacia. Por tanto, de la fuerza que
suscite el Sínodo, dependerá su prolongación en un proceso de sinodalidad y
de consenso de aplicación pastoral.
1P La prolongación de la experiencia teologal del diálogo, como actitud
permanente de la dimensión de sinodalidad (cf. GS 92). Y, con ello, la
realización en el dia a día de las concreciones diversas y el espiritu de comunión
reclamado en las asambleas sinodales.
Lo cual supone la necesidad de ahondar el cambio iniciado por el Concilio,
recapacitarnos constantemente a la novedad siempre radical del Evangelio y
a las nuevas circunstancias que vive nuestro pueblo. Pues para evangelizar
adecuadamente tenemos que ser evangelizados (cf. EN 15).
2P La exigencia de concreciones de la apuesta por una pastoral de
conjunto. Que supone el esfuerzo de todos por ir alcanzando la unificación
de criterios y acciones pastorales.
Y con ello, apostar decididamente por la iniciativa de los laicos, no para
cubrir necesidades o solamente servicios internos, sino por su dinamismo propio
bautismal.
3P La actitud abierta a una praxis pastoral creativa. Es decir, el Sínodo
no cierra, sino que abre nuevas perspectivas y, con ello, debe generar
experiencias nuevas de realización pastoral.
Asi, nuestra Iglesia local tiene que movilizarse, no esperando que todo
se nos dé hecho, sino siendo cada uno de sus miembros actores de su
configuración presente y futura. De ahi, el necesario pluralismo apostólico y
la urgencia de reganar en capacidad profética.
4P La elaboración consensuada de una programación, donde se alcance
la adecuación de objetivos trazados y medios disponibles para su consecución.
Además, atendiendo a una pedagogia adecuada.
(25) Cf. Y. CONCAR, La recepción como realidadeclesiológica: Concilium 77 (1972) pág. 57-86.
En nuestro caso, tomese como una referencia, la experiencia de la recepcion de la Asamblea
del Estudio Socio Pastoral. Para ello, véase el anterior apartada 5.1.
52 JOSE A. RODRICUEZ ROCA
Con ello, atendiendo a la necesidad del discernimiento comunitario, pues
no todo lo que se llama acción evangelizadora lo es. Contra todo
restauracionismo, hay que seguir centrándose, más que en la administración
de la religiosidad, en el dinamismo de las comunidades vivas de nuestra Iglesia
local.
5: Potenciar una opción decidida por los más pobres (CS, 177),
evangelizando con gestos concretos de solidaridad y generando una participación
activa de ellos mismos.
Se nos oferta, con este periodo postsinodal, la oportunidad de "discernir
las señales de los tiempos" (Mt. 16.3; cf. GS 40.44.62; OT 16; PO 19)í26' en
Canarias y en el concurso de todos los pueblos de la tierra, como la presencia
siempre joven y renovadora del Señor. De forma que, asumiendo el Mensaje
final, "debe brotar ahora que acabamos el Sínodo, una primera palabra
anunciadora de paz y de salvación para todas nuestras gentes de nuestras islas"
(CS, pág. 377s). De forma que "ahora comenzamos otra nueva aventura ...
realizaf el Sinodo en nombre del Señ~r"'~".
José A. Rodriguez Roca
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(2h) La fe, a través de los signos de los tiempos, hace quesu inteligencia re dirija a bucar soluciones
plenamenre humanas a la situación (cf. GS 11).
(27) R. ECHARREN, Contraportada. CS.