mdC
|
pequeño (250x250 max)
mediano (500x500 max)
grande
Extra Large
grande ( > 500x500)
Alta resolución
|
|
Luis María Guerra Suárez: He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia Dr. D. Luis María Guerra Suárez Profesor de Sagrada Escritura Instituto Superior de Teología de las Islas Canarias, Sede Gran Canaria E1 objetivo de la ponencia es destacar y subrayar cómo ese Dios en quien creemos, no sólo es el fundamento de la vida, sino Aquel que nos despliega toda nuestra potencialidad, de manera que la vida llegue a su plenitud. Además, los creyentes en Cristo, proponemos que el Hijo de Dios vivo nos aportó la capacidad de alcanzar el vértice del don de la vida, entregando la suya, por lo que su fruto sería que la nuestra no tuviera ni límite ni medida. Me gustaría comenzar con dos textos que ponen en tela de juicio que la fe bíblica tenga que ver con la vida, o por lo menos con los mecanismos de expresión utilizados para ese objetivo hasta el presente. En primer lugar, ya hace algún tiempo, y no sin razón, uno de los más grandes maestros de la sospecha comentó del cristianismo expresiones como éstas: "Yo os muestro al superhombre. El superhombre es el sentido de la tierra. Que vuestra voluntad diga: "¡Que el superhombre sea el sentido de la tierra!". Yo os exhorto hermanos, a que permanezcáis fieles a la tierra y a que no creáis a quienes os hablan de esperanzas ultraterrenas. Consciente o inconscientemente, esos tales son unos envenedadores. Desprecian la vida, son moribundos y ellos mismos están envenenados. La propia tierra está cansada de ellos. ¡Que se mueran ya de una vez! Almogaren 40 (2007) 125-142 125 126 Luis María Guerra Suárez: He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia En otros tiempos, ofender a Dios era el mayor de los delitos, pero Dios ha muerto y con él han muerto también esos pecadores. Ahora lo más terrible es pecar contra la tierra y valorar más las entrañas de lo inescrutable que el sent;do de aquella"1• Como hemos podido advertir el texto pertenece a Nietzsche. Dicho autor, cuando hablaba en este tono, y no sólo en este texto, se refería especialmente a la figura de Pablo, y a la moral que el cristianismo había transmitido especialmente a través de este refundador del cristianismo, aunque también lo hacía extensible a toda la moral que la Iglesia habría propagado por siglos, eminentemente opresora y esclavizan te, en su opinión. Lo interesante para nosotros es que la pregunta que en otros tiempos pudo ser filosófica, de corte intelectual, y reservada a personas de pensamiento agudo, es una cuestión que con el transcurrir del tiempo ha pasado de lo teórico a lo práctico. Y lo simplemente especulativo se pasa a una afirmación "de la calle"; en muchos casos, la afirmación de Nietzsche, de una u otra forma, viene a ser confirmada, a veces no razonablemente pero sí vital y existencialmente, por gran parte de nuestra sociedad. A este texto me gustaría añadir otro, en este caso de un autor más reciente, uno de los mejores literatos de nuestra poesía y narrativa contemporánea, Antonio Gala, quien en la novela "a las afueras de Dios", poniendo en boca de una religiosa que ha dejado su pertenencia a una congregación determinada, se dedica desde su ser creyente a compromisos de voluntariado social, pero coloca a Dios en otro lugar, de ahí el mismo título de la obra, "a las afueras de Dios". Y al margen que en algunas expresiones podamos estar de acuerdo o no, sin embargo, el texto es suficientemente significativo, dice así: '~mor a los hombres en Dios es algo que seca la boca. Es igual que masticar un estropajo: llega a estregarte toda y a parecerte duro y sin vida lo que haces. Porque ser creyente no depende de tu voluntad: es un don; pero ser mejor sí depende de ti. Y ocurre que Dios es, como se dice hoy, mediático. No hay que sorprenderse: por eso se encarnó. Y no se sube directamente a él, salvo los místicos, y aun ellos ... Has de mirar siempre a tu alrededor: el dolor está ahí, ahí están alineados los hechos de los desvalidos. "Yo soy el desnudo, el preso, el hambriento, el enfermo, el anciano, ... ". Lo demás son entelequias. Nuestros semejantes son la experiencia física de Dios: no hay que amar a los 1 NIETZSCHE, F., Así habó Zaratustra, (M. E. Editores), Madrid, 1995. Almogaren 40 (2007) 125-142 Luis María Guerra Suárez: He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia hombres en Dios, sino a Dios en los hombres. Hay que dejar un poco al del sagrario, que ya tendremos la eternidad para contemplarlo, por el que sufre y clama y pide compasión y se debate y es pisoteado ... La oración y la devoción no pueden recortar las alas a la caridad: ella es la mejor devoción y la oración más honda. Hace tiempo que dejaron de gustarme los santos levitantes; ahora prefiero a los aterrizados. Porque Dios son los otros". Como podemos observar, Antonio Gala, coloca conscientemente a Dios en un lugar bien preciso, y además, a la colocación le acompaña un cierto sabor a crítica sobre determinadas experiencias de Dios que se ha tenido a lo largo del tiempo, especialmente en el seno de la fe cristiana. La pregunta o las preguntas al respecto, después de los textos leídos, (sin centrarnos en interrogantes más amplios, como por ejemplo, si la religión apaga la llama de la vida en cualquiera o en alguna de sus dimensiones), podríamos formularlas de esta forma:" ¿el Dios bíblico, el Dios que se ha revelado a través de un pueblo determinado, pero también a través de otros pueblos, es un Dios que apuesta por la vida? ¿Es un Dios que mantiene viva la llama de la vida, o por el contrario, ahoga, agota y asfixia directa e indirectamente el don primero y fundamental, principio y fundamento de todos los otros? ¿Es Dios un opuesto incondicional a la vida? ¿puede vivirse plenamente la existencia sin Dios? ¿hasta qué punto, para algunos, vivir a Dios auténticamente, al final termina siendo un desprecio a todo lo que supone lo religioso para encontrarse con lo propiamente humano? ¿lo humano y lo divino están radicalmente opuesto? ¿no será la misma vida la única vía para llegar al encuentro entre Dios y el ser humano? ¿en qué medida la Institución o la predicación adulterada puede obstaculizar una auténtica experiencia del Dios de Jesucristo, a quien la tradición cristiana llama el Dios encarnado en la vida humana? ¿qué piensa la tradición bíblica de estas cuestiones? Me gustaría centrarme en la exposición en primer lugar, en afirmar que el Dios bíblico revelado en la Primera Alianza es un enamorado de la vida. Para lo que haré un breve recorrido de la tradición veterotestamentaria. Y en segundo lugar, me gustaría adentrarme en la afirmación del Dios vivo, revelado en Jesucristo a partir de la tradición joánica. En este caso, haciendo como tres paradas, y aludiendo al mismo título de la ponencia: primero nos fijaremos en el Dios de la Vida que nos ha enviado a la Palabra de la Vida; en segundo lugar, reflexionaremos a la Palabra de la Vida como Palabra que entrega su vida por Almogaren 40 (2007) 125-142 127 128 Luis María Guerra Suárez: He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia el mundo; y en tercer lugar, la Palabra de la Vida fundadora de una ciudad de la Vida que no acaba por toda la eternidad. l. El Dios de la Vida en la tradición de la Primera Alianza La religión bíblica es toda una trayectoria a favor de la vida. Y aún, reconociendo que habría que tener un apartado singular para todos aquellos pasajes en los que temas fronterizos como: la guerra, la violencia, el sacrificio humano, y otros semejantes ... hay que reconocer que todo ellos tienen su propia explicación, ya sea, por la historia-cultura-tradición teológica o género literario al que pertenecen. Sin embargo, es desde los relatos creacionales, pasando por las tradiciones patriarcales, es decir, desde que se comienza la Escritura Santa hasta que se concluye el libro de los orígenes del mundo y de Israel, en la tradición de José y sus hermanos, donde la vida no es un "personaje extra" de una película. Es el gran tema de todas sus páginas. El Génesis2 comienza y concluye teniendo a Dios como autor privilegiado de la vida. En el primer caso porque se emplean verbos solamente destinados para Él (bará'). En el segundo, porque aún cuando el pecado ya ha hecho estragos en medio de la relación entre los hombres, la última palabra la tiene el plan salvífico de Dios. Expresión magnífica de ello es la conclusión del libro del Génesis, en la que se sintetiza toda la teología de la intervención vitalista de Dios en la historia, el texto dice así: "Pero José les dijo: "No teman, ¿puedo ponerme yo en lugar de Dios? Ciertamente ustedes se portaron mal conmigo, pero Dios lo cambió en bien, para hacer lo que hoy estamos viendo, para dar vida a un gran pueblo. Así que no teman, yo cuidaré de ustedes y de sus hijos" 2 ALONSO ScHóKEL, L., ¿Dónde está tu hermano? Textos de fraternidad en el libro del Génesis, Estella, 19973; ANZOU, G., De la servidumbre al servicio. El Libro del Éxodo, Madrid, 19692; BLENKINSOPP, J., El Pentateuco. Una introducción a los cinco primeros libros de la Biblia, Estella, 1999; BRIEND, J., El Pentateuco, CB no 13, Estella, 199511; CASTEL, F., Comienzos. Los once primeros capítulos del Génesis, Estella, 1987, GRELOT, P. Hombre, ¿Quién eres? Génesis 1-11, CB n° 5, Estella, 198811; IBÁÑEZ ARANA, A., Para comprender el Libro del Génesis, Estella, 1999; MICHAUD, R., Los patriarcas, Estella, 1983; lB., La Historia de José, Estella, 1981; RAvA~I, G., El libro del Génesis (1-11), Barcelona, 1992; lb., El libro del Génesis (12-50), Barcelona, 1995; SALAS, A., Los orígenes. Del Edén a Babel, Madrid, 1992; SPREAFICO, A., El libro del Éxodo, Estella, 19885; WIÉNER, C., El libro del Éxodo, Estella, 19985; lB., El libro del Éxodo, CB no 54, Estella, 1986; WOLDE, E., Racconti dell'1nicio. Genesi 1-11 e altri racconto di creazione, Brescia, 1999; Whybray, R.N., El Pentateuco. Estudio Metodológico, Bilbao, 1995. Almogaren 40 (2007) 125-142 Luis María Guerra Suárez: He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia (Gn 50,19-21). A su vez, la tradición del Éxodo es un himno epopéyico no sólo a la vida sino a la vida liberada en la que Dios ha tenido un gran protagonismo "por su mano fuerte y brazo poderoso". Es una liberación que tiene como horizonte la tierra que mana "leche y miel". Y en este sentido, los otros libros de la Torah "no hacen" sino preparar al pueblo para dirigirse al "país de la vida". El pueblo, antes de poseer la tierra necesita ser educado en los valores de la nueva tierra. Por lo que, tanto el Libro del Levítico como el de Números y el Deuteronomio (más allá de sus tradiciones teológicas correspondientes que los construyeron) están situados en el canon para discernir sobre los criterios a la hora de poseer la tierra, cifrada entre la Bendición o la Maldición, entre la vida o la muerte dependiendo de lo que elija el pueblo. Los profetas3 alzaron la voz en nombre del Dios vivo para gritar como protesta por una vida pisoteada, y potenciar una existencia según unos valores que dignificaran la historia del ser humano en relación con los otros, con la naturaleza y con Dios. Basta recordar el slogan del padre de los profetas, Elías (1 Re 17-19), y encontramos un ejemplo perfecto de la relación entre Dios, vida y pueblo. El profeta Elías es presentado como quien gritaba de forma huracanada: "¡Vive Dios a quien sirvo!", ¡Vive Dios! El grito del profeta Elías es una confirmación del Dios a quien se presupone y a quien se propone. Los profetas caminaron con su pueblo porque la vida del pueblo interesaba a Dios, y porque le 3 ALONSO SCHOKEL, L. - S!CRE, J.L., Los profetas (I-II), Madrid, 1980; ALONSO SCHÜKEL, L. - GUTIÉRREZ, G., Mensajes de profetas. Meditaciones bíblicas, Santander, 1991; AsURMENDI, J., El profetismo, desde sus orígenes a la época moderna, Bilbao, 1987; ABREGO DE LACY, J.M., Los Libros Proféticos, Estella, 1993; BEAUCHAMP, E., Los profetas de Israel, Estella, 1988; BRUGGEMANN, W., La imaginación profética, Santander, 1986; CRENSHAW, J., Los falsos profetas. Conflictos en la religión de Israel, Bilbao, 1986; GONZÁLEZ, A., Profetismo y sacerdocio. Profetas, sacerdotes y reyes en el Antiguo Israel, Madrid, 1969; GoNZÁLEZ, A.- LOHFINK, N.- RAo, G. VON., Profetas verdaderos, profetas falsos, Salamanca, 1976; GONZÁLEZ LAMADRID, A., Profetismo y Profetas pre-exílicos, Madrid, 1986; HESCHEL, A.J., Los Profetas (I-II), Buenos Aires, 1973; MoNLOBOU, L., Los Profetas del Antiguo Testamento, CB n° 43, Estella, 19925; NEHER, A., La esencia del profetismo, Salamanca, 1975; PÉREZ CALVO, J., Profetas Exílicos y Post-exílicos, Madrid, 1971; RAYAS!, G., Los profetas, Madrid, 1984; Salas, A, Los profetas. Heraldos del Dios que actúa, Madrid, 1993; SEUBERT, A., Cómo entender el mensaje de los profetas, Colombia, 1990; SICRE, J.L., Los dioses olvidados. Poder y riqueza en los profetas postexi1icos, Madrid, 1979; lB., Profetismo en Israel, Estella, 1992, lB., Los profetas de Israel y su mensaje, Estella, 1986; WEEMS, R.J., Amor maltratado. Matrimonio, sexo y violencia en los profetas hebreos, Bilbao, 1997. Almogaren 40 (2007) 125-142 129 130 Luis María Guerra Suárez: He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia interesaba a Dios, éste les recordaba que los dioses falsos: "tienen boca pero no comen, tienen nariz pero no huelen, tienen manos pero no tocan, tienen pies pero no caminan ... ". Igualmente la tradición histórica tanto en su vertiente deuteronomista4 como cronista o como didáctica5 expresó con vibrante claridad que la historia hay que pensarla y repensada. Somos hijos del tiempo. El transcurrir de los siglos no solamente nos traga y nos devora, sino que también nos configura, nos da posibilidades y nos abre caminos. La historia es la constatación de la gracia y del pecado en ella, la posibilidad de sublimarla y releerla, el horizonte de convertirse en maestra especialmente para tiempos de crisis y persecución, la esperanza donde comienza la utopía. La corriente sapiencial6, amplia en su literatura, generosa en su capacidad de diálogo con otros parámetros culturales, trata de pensar la vida más que desde el ángulo de la fe, desde la experiencia humana, lo cuál no elimina lo primero sino lo complementa. Este tipo de literatura tuvo el coraje de plantear temas tan cargados de densidad humana como el problema del mal, el sufrimiento del inocente, la justicia de Dios y el comportamiento de una vida justa, el valor del tiempo, el drama del dolor, la muerte, la aparente necedad e impotencia de transformar la realidad, ... Todos ellos, temas que no son tratados como si fueran asuntos periféricos sino como quien sabe que en la profundidad de la reflexión se encuentra el secreto de una vida según el corazón de Dios. Además, fue un tipo de filosofía-teología que ahondó particularmente en la vida más allá de la muerte, elemento que en la tradición bíblica estaba balbuciente. 4 AA. VV., Historia, Narrativa, Apocalíptica, Estella, 2000; Rossi DE GASPERIS, F., CARFAGNA A., PRENDI IL LIBRO E MANGA! DAI ÜUIDICI ALLA FINE DEL REGNO, Bologna, 1999. 5 BILLOT, B.M, Il Camino di Tobia, Padova, 2005; JIMÉNEZ HERNÁNDEZ, E., Judit. Prodigio de Belleza, Madrid, 2005; lB., Rut, la moabita. Resonancias Bíblicas, Bilbao, 2001. 6 ALONSO SCHOKEL, L. - SICRE DíAZ, J.L., Job. Comentario Teológico y Literario, Madrid, 1983; DION, P.-E., Universalismo religioso en Israel, Estella, 1976; MESTERS, C., Sabiduría y Poesís del Pueblo de Dios, Estella, 2000; MICHAUD, R., Qohelet y el helenismo, Estella, 1988; MoRLA ASENSIO, V., Libros Sapienciales y otros escritos, Estella, 1994; PÉREZ RoDRÍGUEZ, G., La Literatura Sapiencial, Madrid, 1988; RAD, G.voN, Sabiduría en Israel, Madrid, 1985; RAVASI, G., Qohélet, Colombia, 1991; ROHR, R., Job y el Misterio del Sufrimiento, Madrid, 2000; SALAS, A., Los sabios de Israel. Conciencia y Ley a debate, Madrid, 1993; SCHÜSSLER F'IORENZA, E., Los caminos de la Sabiduría, Santander, 2004; VILCHEZ, J., Eclesiastés o Qohelet, Estella, 1994; lB., Sabiduría, Estella, 1990; VoGELS, W., Giobbe. L' uomo che ha parlato bene di Dio, Milán, 2001, Almogaren 40 (2007) 125-142 Luis María Guerra Suárez: He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia Pero será la tradición sálmica7, la tradición orante de Israel, la que como pocas expresarán convicciones tan profundas como estas: a) si rezamos es porque sabemos que hablamos con Alguien que vive y dialoga con nosotros; b) Si oramos es porque el Dios que habla recoge los dos gritos más grandes de la humanidad: gracias y ten piedad; e) si contemplamos es porque todos los sentimientos y anhelos de los hombres y de las mujeres de todos los tiempos están recogidos en sus sentimientos, versículos y símbolos; d) si nuestras cuerdas vocales se ponen en funcionamiento, es porque el oído de Dios no está sordo, aunque la dureza del mundo y de la historia, lo muestra como ausente, distraído o ajeno a sus preocupaciones. ¿ A quién no se le conmueven las entrañas al oír la letra llena de espíritu vital de los Salmos que Israel nos ha legado, y nosotros hemos recogido como perlas de oro, especialmente porque están en consonancia con nuestras experiencias? Por ejemplo las palabras hímnicas del Sal8: "¿qué es el hombre para que te acuerdes de él, el ser humano para darle poder? Lo hiciste poco inferior a los ángeles, coronándolo de gloria y dignidad. Le diste el dominio sobre las obras de tus manos, todo lo pusiste bajos sus pies ... " (Sal 8). O las palabras tomadas del Sal16: "Por eso se me alegra el corazón, exultan mis entrañas, y todo mi ser descansa tranquilo; porque no me abandonarás 7 ALONSO SCHOKEL, L., Treinta Salmos: poesia y oración, Madrid, 1986; ALONSO SCHOKEL, L. - CARNITI, C., Salmos (1-Il), Estella, 1992; APARICIO, A., Salmos, Madrid, 2004; CIMOSA, M., Mia Luce e mia Salvezza e il Signore. Commento esegetico-spirituale dei Salmi (1-50), Citta del Vaticano, 2004; Cox, D., 1 Salmi. Incontro con il Dio Vivente, Milán, 1986; DEISSLER; A, 1 Salmi. Esegesi e Spiritualita, Roma, 1986; GILBERT, M., Ogni vivente dia lode al Signore (1-lll), Roma, 1991; GóNzALEZ, A., El libro de los Salmos, Barcelona, 1984; GONZÁLEZ LAMADRID, A., Lfrica Sagrada, Madrid,1971; GouRGUES, M., Los Salmos y Jesús. Jesús y los Salmos, CB no 25, Estella, 1979; GüNKEL, H., Introducción a los Salmos, Institución San Jerónimo, Valencia, 1983; GRAUS, H.-J., Teologia de los Salmos, Salamanca, 1985; Grelot, P., El Misterio de Cristo en los Salmos, Salamanca, 2000, LATORRE AZTARÁIN, P., "¡Cantad al Señor!" Comentarios a Salmos seleccionados (1-75), Baracaldo,1998; Luzr, P., Il Salterio. Pedagogo di Cristo e del cristiano, Milán, 1995; MAILHIOT, G.-D., El libro de los Salmos. Rezar a Dios con las palabras de Dios, Madrid, 2005; MANNATI, M., Orar con los Salmos, CB no 11, Estella, 19826 ; MERTON, T., Orar con los Salmos, Bilbao, 2005; PREvosT, P., J.- P., Diccionario de los Salmos, CB no 71, Estella, 1992; RAGUER, H., Para comprender los Salmos, Estella, 1996; ROMERO LóPEZ, R., Canten al Señor un canto nuevo (!-VII), Estella, 2001; WESTERMANN, CL., Los Salmos de la Biblia, Bilbao,1994. Almogaren 40 (2007) 125-142 131 132 Luis María Guerra Suárez: He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia en el abismo, ni alejarás a tu fiel sufrir la corrupción. Me enseñarás la senda de la vida me llenarás de gozo en tu presencia, de felicidad eterna a tu derecha". Y sin lugar a dudas, las conocidísimas palabras del Sal23: "tu amor y tu bondad me acompañan todos los días de mi vida y habitaré en la casa del Señor por días sin término" (Sal 23). A la tradición sálmica, hay que añadir, en la misma tradición orante de Israel, la gran obra del "Cantar de los Cantares8", el himno por excelencia, en el que la sexualidad humana, el cuerpo humano contemplado estética, espiritual y eróticamente, la carnalidad más expresiva, el amor humano más sensible y sensual es puente para llegar al Tabernáculo de Yahveh en el que habita su nombre y su presencia inaccesible (origen de la vida), vida amante y amada. La carnalidad se hace libertad amorosa, y el amor libre se abre a la responsabilidad de la relación. Dios se esconde entre las sábanas del amor erótico y desaparece frente al amor pornográfico. A la escuela orante de Israel se añade esa educación del corazón para tiempo de lágrimas y sobresaltos: el libro de las Lamentaciones. Ese libro en la que en medio de de las crisis de la deportación9 a Babilonia, crisis que caló en los ámbitos más recónditos de la población, Israel canta una elegía al Dios viviente. Israel sabe entre sollozos y tristezas que, ... lo podemos perder todo (tierra, promesas, casa real, templo, sacerdotes, libertad, autonomía, profetas, ara, altar, sacrificios, ... ) pero lo que sí es cierto, por la fidelidad de Yahveh, que la amargura no se convierte en ·la última palabra. De ahí, que el libro de Las Lamentaciones proclame: "Pero hay algo que traigo a la memoria, y me da esperanza: el amor del Señor no se acaba, ni se agota su compasión. Cada mañana se renueva; ¡qué grande es tu fidelidad! Me digo "el Señor es mi lote, por eso espero en él" (Lam 3,21-25). 8 ARMINJON, B., La Cantata del Amor. Lectura seguida del Cant,ar de los Cantares, Bilbao, 1997; BONETII, R.- ROTA SCALABRINI, P.- ZATIONI, M.- G!LLINI, G., Lezioni d' amo re, Brescia, 2000; GHI, P., 11 Cantico dei Cantici. Una lectura spirituale, Milán 2001; GONZÁLEZ NúÑEZ, A., Cantar de los Cantares, Madrid, 1991; JIMÉNEZ HERNÁNDEZ, E., Cantar de los Cantares. Resonancias bíblicas, Baracaldo, 19992; LALOU, F.- CALAME, P., Lé Grand Livre du Cantique dés cantiques, París, 1999; LUZÁRRAGA, J., Cantar de los Cantares. Sendas del amor, Estella, 2005; MORLA, V., Poemas de amor y de deseo. Cantar de los Cantares, Estella, 2004; SCHAEFER, K., Salmos, Cantar de los Cantares, Lamentaciones, Estella, 2006. 9 MoRLA, V., Lamentaciones, Estella, 2004. Almogaren 40 (2007) 125-142 Luis María Guerra Suárez: He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia Como hemos podido observar, las páginas de la literatura veterotestamentaria son como una catarata caudalosa por donde la vida, y especialmente el Dios de la vida fluye con dinamismo y fecundidad. Ahora, pasemos a la experiencia realizada por las primeras comunidades cristianas al respecto. 2. El Dios de la Vida en la tradición de la Segunda Alianza: la tradición joánica Como ya hemos afirmado anteriormente, a la tradición de Israel, me gustaría añadir la experiencia de la comunidad del discípulo amado haciendo tres paradas, o presentándolo como un tríptico de la vida: a) en primer lugar, el Dios de la vida envía a la Palabra de la Vida; b) en segundo lugar, la Palabra de la Vida entrega su vida en rescate por muchos; e) en tercer lugar, la Palabra de la vida se convierte en piedra angular de una ciudad que no tiene ocaso: la Ciudad Nueva de Jerusalén, donde la vida corre a raudales. Un tríptico que tiene que ver propiamente con el título de la ponencia: "Dios envió a su Hijo al mundo para que tengan vida y la tengan en abundancia". 2.1. El Dios de la Vida envía a la Palabra de la Vida Ya es significativo el juego de palabras que el IV Evangelio utiliza a lo largo de toda su obra: el o Logos10 "de Dios" es o Lagos "de la vida", es decir, la Palabra de Dios es la Palabra de la Vida. La Vida de Dios nos llega por la vida del Hombre encarnado y la vida del Hombre encarnado nos adentra en el misterio del Dios eterno. En el IV Evangelio, para hablar de la vida11 definitiva se utiliza el término zoe o el verbo zao, con el significado propio de vivificar, dar vida. Cuando va unido al término anoios expresa la vida definitiva. Ahora bien, el término zoe nunca denota en Juan la mera vida física, sino una calidad de vida que es definitiva, y así no está sujeta a la muerte. Es la vida que corresponde al hombreespíritu. Así pues, desde el principio el IV Evangelio sitúa al lector en clave de creación (Jn 1, 1-14), que equivale a la comunicación de la vida por parte de Dios. Su proyecto era dar vida. Jesús, que recibe la plenitud del Espíritu (1, 32) posee la plenitud de la vida divina y dispone de ella como el Padre (5, 21. 26; 17, 2). Es misión suya comunicar vida al hombre y vida rebosante (10, 10), vida defi- 10 MATEOS, J.- BARRETO, J., Vocabulario Teológico de Juan, Madrid, 1980, 236-240. 11 lb., pg. 296-302. Almogaren 40 (2007) 125-142 133 134 Luis María Guerra Suárez: He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia nitiva (10, 28). Por eso, Jesús es la Vida (14, 6), porque posee en plenitud y puede comunicarla. Por otra parte, es el Espíritu quien comunica la vida (6, 63), siendo la fuerza del amor del Padre, principio vital que Jesús comunica a través de su persona (5,21; 19,30; 19,34; 20,22). Jesús no viene a revelar una verdad independiente de la vida. Jesús revela la verdad comunicando la vida, cuya experiencia y evidencia constituyen la verdad. El ser humano, por ser él mismo una realización del proyecto creador, lleva en sí la aspiración a la plenitud de la vida (1,4). La vida y plenitud a la que aspira es su guía, y ella es su criterio para distinguir el bien del mal. Para el Evangelio de Juan la identificación entre vida y verdad hace que pueda definirse la vida definitiva en términos de conocimiento. El verdadero conocimiento consiste en conocer al Padre, único Dios verdadero y a su enviado, Jesús Mesías (17,3). La experiencia del amor del Padre que comunica vida es la base de este conocimiento. Jesús Mesías, el enviado de Dios, es el lugar de la presencia divina (1,14) que ofrece la oportunidad intrépida de conocer como nadie al Padre; por ello, Juan afirma que no se puede conocer personalmente al Padre si no es en Jesús, el Mesías consagrado por el Espíritu (19,30.34; 20,22). Este conocimiento personal denota, por tanto, la relación de intimidad y amor con el Hijo de Dios vivo que revela al Padre. La vida definitiva, para Juan, es aquella que por su calidad, supera la muerte física. Así afirma Jesús que quien cumpla su mensaje no sabrá nunca lo que es morir (8,51 ). Al hacer suyo el mensaje de Jesús, el ser humano pasa de la muerte a la vida (5,24). Este paso al estado definitivo explica que quien ha recibido la vida por la comunión con Jesús, Hijo de Dios, no está sujeto al juicio (3,18; 5,24). La permanencia de la vida a través de la muerte es lo que normalmente llamamos "resurrección", y a la que Juan le da un nuevo matiz. Juan adopta este término tradicional para afirmar que, por el encuentro con el Crucificado-Resucitado, en realidad esa muerte no interrumpe la vida. De ahí, que en 11,25-26, donde se trata explícitamente del tema, y presenta una doble formulación: "quien cree en mí. .. , aunque muera vivirá (11,26); todo el que vive y cree en mí no morirá para siempre".A su vez, para la tradiciónjoánica elfruto de la misión de los discípulos es llevar a todos los hombres y mujeres a la vida definitiva ( 4,36); su trabajo a favor del ser humano pone a cada creyente en contacto con el amor del Padre en Jesús, su enviado, enviado para la vida del mundo y testigo de su amor. Almogaren 40 (2007) 125-142 Luis María Guerra Suárez: He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia Es este Dios eterno, el que ha sido el sustento de la vida del mundo, quien ha estado en conversación eterna con la Palabra de la Vida, quien ha enviado al Hijo para que la vida se difunda como una onda expansiva: "tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único, para que todo el que cree en Él, tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo único para condenarlo, sino para salvarlo por medio de Él" (Jn 3,17). Cuando nos asomamos al Evangelio de Juan12 nos encontramos que una de sus claves teológicas preferidas, y por tanto, uno de sus criterios hermenéuticos fundamentales, es la clave de la "martyria", del testigo o del testimonio, (en el sentido primero del término porque será en el Apocalipsis donde dicho término tenga hasta cinco matices y der]vaciones distintas, es decir, aquél que acredita delante de un tribunal la verdad o el mensaje de otro), con una triple onda expansiva, un triple dinamismo: el Hijo es enviado por el Padre, el Espíritu es enviado por el Hijo, y es el Espíritu del Hijo Resucitado que lleva a la comunidad a la verdad plena, el que envía al "discípulo amado" como prototipo de la comunidad en medio del mundo. Pero como prólogo del envío del Hijo está el envío de aquél que representa a toda la tradición veterotestamentaria, el envío de Juan Bautista, ("hubo un hombre llamado Juan ... ", Jn 1,), aquél de quien también se afirma que no es la Luz sino "testigo de la luz", (Jn 1,8), lo mismo que tampoco es el novio, sino "amigo del novio" (Jn 1,27). Es él, el que presenta a quien conoce como nadie el Kolpos (seno) de Dios, el seno de Dios, sus entrañas, Jesús, por quien nos viene la Gracia y la Verdad. Asimismo los términos Gracia y Verdad (Xaris y aletheia) eran los calificativos propios de Dios en la tradición veterotestamentaria. Es decir, el amor y 12 BARTOLOMÉ, J.J., Cuarto Evangelio, Cartas de Juan. Introducción y Comentario, Madrid, 2002; BROWN, R.E., El Evangelio según Juan (I-Il), Madrid, 20002 ; lB., La comunidad del discípulo amado. Estudio de eclesiologfa joánica, Salamanca, 1983; BULTMANN, R., La teología del evangelio y de las canas de Juan, en Teología del Nuevo Testamento, Salamanca, 1981 (417-511); Donn, C., Interpretación del Cuarto Evangelio, Madrid, 1978; GARcfA-VIANA, L.F., El Cuano Evangelio. Historia, teologfa y relato, Madrid, 1997; GUILLET, J., Jesucristo en el evangelio de Juan, CB n° 17, Estella, 1980; JAUBERT, A., El Evangelio según san Juan, CB n° 31, Estella, 1980; KASEMANN, E., El testamento de Jesús, Salamanca, 1983; LóPEZ RosAs, R.- RICHARD, P., Evangelio y Apocalipsis de san Juan, Estella, 2006; MoLONEY, F.J., El Evangelio de Juan, Estella, 2005; TuÑI, J. O., El testimonio del evangelio de Juan, Salamanca, 1983; VIDAL, S., Los escritos originales de la comunidad del discíulo "amigo" de Jesús, Salamanca, 1997; ZEVINI, G., Evangelio según san Juan, Salamanca, 1995; Almogaren 40 (2007) 125-142 135 136 Luis María Guerra Suárez: He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia la estabilidad del amor, la benevolencia y la fidelidad de permanecer compasivamente en esta benevolencia, la entrega donante y la misericordia de no renunciar a ella, a pesar de las contradicciones que pueden venir por el pecado y la infidelidad del pueblo. Este amor y fidelidad amorosa, que en otro tiempo quedaban en el misterio trascendente de un Dios Infinito, la hemos visto ahora en Aquél que es "Camino, Verdad y Vida" (Jn 14,6). Si es Camino, quiere decir que podemos acceder a Él, y por Él al Padre; si es Verdad gozaremos de su fidelidad (en el sentido propiamente bíblico), una fidelidad que permanece en el corazón del creyente por la fuerza del Espíritu; y si es Vida nadaremos en el ecosiste111a y en el habitat de su propia donación. Sin embargo, para el Evangelio de la tradición joánica, la existencia no es una visión romántica de quien aboga por estar ya, en el presente, con "Alicia, en el país de las maravillas". La vida es también una lucha titánica contra todo aquello que potencia la estructura de pecado o mundo. Aquí, habría que hacer referencia a toda esa teología de la sustitución que el IV Evangelio presenta a las Instituciones judías por mantener al ser humano enclavado y esclavizado (sinagoga, el templo de Jerusalén, tradiciones judías, ... ). Pero no sólo a la Institución religiosa, sino también a las plataformas políticas como mano ejecutora de un sistema injusto y opresor ajeno a la Verdad y a la Vida. El mundo de las Tinieblas y los Hijos de la Luz viven en permanente batalla con la confianza que Él ha vencido al mundo, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Jn 1, 29). En medio de esa teología de la sustitución se entremezcla la narración y la descripción de los signos (semeia), es decir, esos hechos portentosos que muestran la presencia liberante y liberadora del Dios de la vida que no soporta a un hombre enclavado en las galeras de cualquier tipo de opresión interna o externa, (signos como: el agua convertida en vino, la curación del hijo del funcionario real, el caminar sobre las aguas, la multiplicación de los panes y peces, la resurrección de Lázaro). Estos signos son una forma expresar y de realizar en la praxis, ese luchar decidido contra las cadenas de la muerte, liberando al ser humano de sus propios grilletes, y proponiendo un éxodo hacia la libertad del Hombre Nuevo. 2.2. La Palabra de la Vida entrega su vida en rescate por muchos La Palabra de la Vida, a lo largo de los capítulos que componen el IV Evangelio, pero especialmente en la primera parte (1-12) exponen desde un Almogaren 40 (2007) 125-142 Luis María Guerra Suárez: He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia comienzo qué significa un mundo globalizado a través de la vida: el nuevo nacimiento (conversación con Nicodemo ), la adoración en "Espíritu y en Verdad" (el nuevo culto que Dios busca para comunicar la vida a los suyos, el encuentro con la Samaritana); la nueva humanidad que ve el proyecto de Dios encarnándose en los mecanismos históricos (la curación del ciego de nacimiento), en cuya narración basta observar los símbolos empleados para observar la nueva creación. La Palabra de la Vida al pasar por el mundo crea un río de vitalidad y de fecundidad inauditos. Es en estos capítulos, aunque también en los capítulos 15-17, donde Juan utiliza especialmente el verbo psyjé para hablar de la entrega, significando que el hombre se entrega o entrega la propia vida. Es el término que se utiliza para el Buen Pastor (10, 11.15.17); como amigo, se entrega por sus amigos (15, 13). Paradójicamente, la entrega de sí mismo hace que el hombre se recobre con una nueva calidad de vida (10, 17; 12, 25). Esta entrega no es un acto único y final, sino un proceso (10, 11.15, 17.18: me entrego, en presente). "Entregarse" o "morir" significan el don total de sí a que lleva continuamente la exigencia del amor (el Espíritu), la experiencia de recobrar la vida también se verifica en cada ocasión; al entregarse, el hombre vuelve a encontrarse con su nueva identidad de hijo de Dios: la entrega propia del amor gratuito lo hace semejante al Padre. Así mismo, la capacidad de entregarse o entregar la propia vida supone ser dueño de ella (10,18: está en mi mano entregarla y está en mi mano recobrarla). El don de sí mismo se expresa con la imagen del grano de trigo que cae en tierra y muere; esta muerte, en el sentido antes explicado, es la condición para el fruto. Un gesto simbólico para expresar la entrega de sí mismo como servicio a los demás es el de Jesús al quitarse el manto para lavar los pies a los discípulos (13, 4-5). Igualmente, la condición para recibir la vida y poseerla es la adhesión a Jesús en condición de Hombre levantado en alto (3, 14) y de Hijo Único de Dios (3, 16). El Hombre levantado en alto es el modelo de hombre que da la vida para salvar a los hombres de la muerte (3, 14): "lo mismo que, en el desierto, Moisés levantó en alto la serpiente, así tiene que ser levantado este Hombre"; Él es el Hijo Único de Dios, el don que prueba el amor de Dios a la humanidad (3,16). La condición para recibir la vida es, por tanto, reconocer el amor de Dios expresado en la muerte de Jesús, siéndole el modelo de Humanidad Nueva, Hijo único de Dios entregado por nosotros hasta el límite. Por lo que ahora, al creyente le toca tomar ese amor por norma de la propia vida (13, 34). Además, hay Almogaren 40 (2007) 125-142 137 138 Luis María Guerra Suárez: He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia que constatar que, esta aceptación y adhesión se expresa en el evangelio con diferentes metáforas: escuchar la voz del Hijo de Dios (5,25), acercarse a Él (6,37), aceptar sus exigencias (6,63), comer el Pan de la Vida (6,35), comer su cuerpo y beber su sangre (6,54). 2.3. La Palabra de la Vida funda la Ciudad de la Vida Ahora pasamos a otro tipo de literatura, también perteneciente a la tradición joánica, pero de carácter apocalíptico13, en la que podemos encontrar una perla preciosa, es decir, aquello sobre lo que el autor de este libro entendió respecto al final de los tiempos, y cómo sería la comunión de vida entre Dios y su pueblo. Llegado el capítulo 21, al final del libro, es en este momento, donde el autor del Apocalipsis, al final de toda su obra pronuncia poniéndolo en boca de Dios: "Mira, que hago nuevas todas las cosas" (Ap 21, 5). Dios hace suya esta aspiración y la toma tan en serio como si retara al hombre a soñar: "vi entonces un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían desaparecido y el mar ya no existía" (Ap 21, 1). El primer cielo y la primera tierra son la que experimentamos ahora, y toda ella se encamina, la misma historia de la salvación, hacia su consumación, un mundo en el que está ausente el mal-simbolizado en el mar- entendido como abismo, sede de lo diabólico, y en donde todo el bien que pueda imaginarse ~ecibe su potenciación hasta el infinito. El autor desplaza la atención de la dimensión cósmica a la dimensión humana: "Y vi bajar de junto a Dios ... " (21, 2). La ciudad es santa, es nueva; desciende del cielo, es perfecta en todo, es esposa: por eso mismo puede amar a 13 BAUCKHAM, R., La Teologia dell' Apocalisse, Brescia, 1994; CHARLIER, J.P., Comprender el Apocalipsis (1-11), Bilbao, 1993; CONTRERAS MaLINA, F., El Señor de la Vida. Lectura cristológica del Apocalipsis, Salamanca, 1991; lB., La Nueva Jerusalén, Salamanca, 1988; FoULKES, R., El Apocalipsis de san Juan. Una lectura desde América Latina, Buenos Aires, 1989; G!BLIN, CH. H., Apocalisse, Bologna, 1993; GoNzALEZ Rmz, J.M., Apocalipsis de Juan. El libro del testimonio cristiano, Madrid, 1987; LóPEZ, J., Conversaciones con Juan, el vidente de Patmos, Madrid, 1993; PRÉVOST, P., Para leer el Apocalipsis, Estella, 1994; PRIGENT, P., JI Messaggio dell' Apocalisse, Roma, 1982; RAVASI, G., Apocalisse, 1999; SALAS, A., El Apocalipsis. ¿Simbo/o o realidad histórica? Madrid, 1994; SAOÚT, Y., ¡No escribE el Apocalipsis para asustaros!, Bilbao, 2002; SCHÜSSLER FIORENZA, E., Apocalipsis. Visión de un mundo justo, Estella, 1997; VANNI, U., Apocalipsis, Estella, 1985; lB., L'Apocalisse. Ermeneutica, esegesi, teologia Almogaren 40 (2007) 125-142 Luis María Guerra Suárez: He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia Cristo. El texto comienza combinando dos símbolos tremendamente vitalistas: la sociabilidad y la esponsalidad. El primer lugar expresado a través de la ciudad. En segundo lugar, expresado con la intimidad y convivencia de los esposos. Dos símbolos que para el ser humano son de enorme expresividad y significación: el ser humano necesita para sobrevivir intimidad, afecto, sentimiento, relación sensible, ... pero al mismo tiempo es sociabilidad, plaza pública, comunión de pueblos. El autor señalará cómo la ciudad es el pueblo de Dios, un pueblo que se ha hecho ya universal, más allá y por encima de barreras que ahora nos limitan; las puertas de la ciudad-pueblo quedarán abiertas en todas las direcciones; sus basamentos y la jambas de sus puertas estarán constituidos igualmente, en una visión unitaria y totalmente nueva, por las "doce tribus de Israel" y los "doce apóstoles del Cordero" (21,12-14). Totalmente arrebatado por el hechizo de Jerusalén, el autor se esforzará en hacer que sintamos la belleza inefable de lo que seremos, recurriendo a todo lo que hay de hermoso y bello en nuestra experiencia de hoy; así el oro, en esa nueva creación, tendrá el esplendor transparente del vidrio (21,21b) y las piedras preciosas constituirán incluso el material de construcción de toda la ciudad (21,18-20). Indicará también cómo la ausencia sorprendente de un templo en una ciudad santa significará que, si ahora son los hombres los que construyen para Dios una casa en donde puedan encontrarse con él, entonces será Dios mismo el que se preocupe de reunirse con los hombres; ese encuentro con Dios tendrá lugar y será permanente en una convivencia transparente con Cristo y mismo y con Dios (21,22-23). El mundo renovado significará un mundo totalmente del hombre y totalmente de Dios. "Y oí una voz potente que decía desde el trono: Esta es la morada de Dios con los hombres; él habitará con ellos y ellos serán su pueblo. Dios en persona estará con ellos y será su Dios" (21,3). La antigua fórmula de la alianza ("Yo soy vuestro Dios, vosotros sois mi pueblo") queda recogida y trasladada a otro nivel: la simple reciprocidad de pertenencia se convierte ahora en una reciprocidad de vida y de amor. Pero en el cuadro de la novedad realizada por Dios hay otro aspecto importante: la superación del mal actual. Todo lo que, incuso en esta primera creación, constituye un peso y una dificultad para el hombre es considerado también Almogaren 40 (2007) 125-142 139 140 Luis María Guerra Suárez: He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia por Dios como negativo. Cuando él haya llevado realmente a cabo toda su obra, ya no se oirá jamás el lamento desgarrador de los que son víctima de la violencia; cesarán los gritos de los oprimidos que ven pisoteados sus derechos, y hasta el cansancio y el esfuerzo físico desaparecerán por completo. Pero no se tratará de una superación automática. Recogiendo la expresión de Isaías, el autor hace sentir y saborear al grupo de sus oyentes hasta qué punto se ha comprometido Dios con las vicisitudes del hombre: las lágrimas, la expresión más humana y personal del dolor, serán enjugadas personalmente por Dios (Ap 21, 4). Es en este contexto donde se pronuncia la expresión "y haré nuevas todas las cosas". Los gérmenes de primavera del mundo nuevo se encuentran en todo el bien que existe, pero que resulta menos evidente que el mal. Y puesto, que, siempre resulta más difícil darse cuenta del bien, el autor invita ("mira") a echar una ojeada alrededor para descubrir los comienzos de ese bien y de esa novedad que ya está realizando Dios en la línea de la renovación futura y radical; en la iglesia y en la humanidad está escondida una especie de reserva infinita de generosidad y de amor. Todos podrán encontrar en la sacramentalidad de la Iglesia la abundancia de la ayuda de Dios, con la única condición de desearlo sinceramente y de quererlo con ardor: "al sediento, yo le daré a beber de balde de la fuente de agua viva. Quien salga vencedor, heredará esto, porque yo seré su Dios y él será mi hijo" ( 21,7). La fuerza de renovación que se deriva del "agua de la vida" (el don del Espíritu, los sacramentos, ... ) le permitirá al creyente ser vencedor, colaborará activamente con Cristo vencedor. En esta asociación con Cristo hijo, tendrá el gozo de ir descubriendo día tras día algún rasgo nuevo de la realidad infinita de Dios. Se dará cuenta con asombro y gratitud creciente de que ese Dios que lo está haciendo todo nuevo compromete toda su divinidad en su deseo de ser padre. Para creer en una verdadera renovación y llevarla a cabo, es menester tener el coraje sereno del anticonformismo, que permite sacudir todas esas adherencias de vejez que se van depositando insensiblemente en nosotros. Se necesita una fe incondicionada y continuamente renovada en ese Dios que ha sembrado los gérmenes de la novedad en Cristo y que deja ya que vayan brotando algunos de ellos. Así será la Ciudad de la Vida. Conclusiones 1.- La comunidad creyente debe y le toca asumir todas aquellas interpelaciones justas y razonables, por y en las que hemos predicado a un Dios que Almogaren 40 (2007) 125-142 Luis María Guerra Suárez: He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia poco tiene que ver con el Dios propiamente bíblico, con el Dios de la vida o con la Vida entregada generosamente por la Palabra hecha carne. Tanto las cuestiones que nos vienen desde la filosofía o de las ciencias en cualquiera de sus disciplinas, no son ni las debemos considerar preguntas impertinentes o fruto simplemente de una sociedad secularizada, ajena a Dios; tal vez, son preguntas que más bien son una oportunidad de oro en la que el mecanismo del diálogo se abre como realidad sacramental para comunicar al Dios de la vida tanto para quien responde como para quien pregunta. 2.- Leer la Biblia ha sido y sigue siendo confrontarse con ese libro (o conjunto de libros) que contienen fuerza suficiente para engendrar situaciones humanas de liberación y plenitud, no simplemente porque sea un libro de altísima y singular literatura, sino porque, desde la perspectiva creyente creemos que es la Palabra de Dios, y esto significa que está preñada de Dios, y como tal está orientada en la misma dirección que el proyecto de Dios desde el comienzo. Las páginas de la Biblia recuerdan como el Dios de la Vida se traduce y desvela como canto a la plenitud, y por tanto, como potenciación de la dignidad humana. La historia del ser humano, bajo la influencia del texto bíblico se puede comprender como aquella que está llena de experiencias en las que puede ocurrir de todo, menos que Dios está ajeno a los problemas de las diversas generaciones humanas, y esto ha sido realizado por fidelidad de Dios a la historia y a la humanidad. 3.- La comunidad cristiana debe hacer todo lo posible para que "este tesoro en vasija de barro" que es el texto bíblico sea alimento de espiritualidad, fuente de reflexión teológica, fuego de compromiso, capacidad crítica de contrastar la realidad con la pretensión de Dios, igualmente fuerza para saber denunciar todo aquello que en la comunidad cristiana no se aquilata a las exigencias del Evangelio. La Historia ha comprobado que cuanto más se lee las páginas en las que Dios habla, el ser humano agudiza su sentido trascendente, le sirve de impulso para creer y crear una sociedad con otros parámetros, más allá de una inmanencia estrecha o una racionalidad enquistada. 4.- Quien lee la Escritura Santa no puede menos que, (salvando determinados pasajes y temas, como dijimos al principio), advertir que las páginas bíblicas cantan al Dios de la Vida, y una vida que se engendra en aquellos que siguen sus huellas. De estas huellas, hay una pisada especial, la del Hijo del Dios de la Vida, principio, cabeza, primogénito, fundamento, heredero y origen de la vida que nos rodea y nos embarga. Vida que pide nuestro seguimiento activo, de tal Almogaren 40 (2007) 125-142 141 142 Luis María Guerra Suárez: He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia forma que aquellos que constituimos la prolongación histórica de su misión tenemos como norma llevar la vida del Resucitado, incluso a las playas no pisadas por el corazón humano, o en los lugres periféricos en los que todavía no ha sido proclamada. La vida desde la dimensión más natural, primaria o física hasta la vida considerada como realidad que sobrepasa el tiempo y el espacio tienen que ver con Aquél que vino al mundo enviado por el Padre para que tuviéramos vida, y ésta la experimentáramos en abundancia por la efusión del Espíritu Santo. Luis María Guerra Suárez Almogaren 40 (2007) 125-142
Click tabs to swap between content that is broken into logical sections.
Calificación | |
Colección | Revista Almogaren ISTIC |
Título y subtítulo | He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia |
Autoría principal | Guerra Suárez, Luisa María |
Entidad | Centro Teológico de Las Palmas |
Publicación fuente | Almogaren. Revista del Centro Teológico de Las Palmas |
Numeración | Número 40 |
Tipo de documento | Artículo |
Lugar de publicación | Las Palmas de Gran Canaria |
Editorial | Instituto Superior de Teología de las Islas Canaria |
Fecha | jun-07 |
Páginas | pp. 125-142 |
Materias | Religión ; Iglesia |
Formato digital | |
Tamaño de archivo | 759934 Bytes |
Texto | Luis María Guerra Suárez: He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia Dr. D. Luis María Guerra Suárez Profesor de Sagrada Escritura Instituto Superior de Teología de las Islas Canarias, Sede Gran Canaria E1 objetivo de la ponencia es destacar y subrayar cómo ese Dios en quien creemos, no sólo es el fundamento de la vida, sino Aquel que nos despliega toda nuestra potencialidad, de manera que la vida llegue a su plenitud. Además, los creyentes en Cristo, proponemos que el Hijo de Dios vivo nos aportó la capacidad de alcanzar el vértice del don de la vida, entregando la suya, por lo que su fruto sería que la nuestra no tuviera ni límite ni medida. Me gustaría comenzar con dos textos que ponen en tela de juicio que la fe bíblica tenga que ver con la vida, o por lo menos con los mecanismos de expresión utilizados para ese objetivo hasta el presente. En primer lugar, ya hace algún tiempo, y no sin razón, uno de los más grandes maestros de la sospecha comentó del cristianismo expresiones como éstas: "Yo os muestro al superhombre. El superhombre es el sentido de la tierra. Que vuestra voluntad diga: "¡Que el superhombre sea el sentido de la tierra!". Yo os exhorto hermanos, a que permanezcáis fieles a la tierra y a que no creáis a quienes os hablan de esperanzas ultraterrenas. Consciente o inconscientemente, esos tales son unos envenedadores. Desprecian la vida, son moribundos y ellos mismos están envenenados. La propia tierra está cansada de ellos. ¡Que se mueran ya de una vez! Almogaren 40 (2007) 125-142 125 126 Luis María Guerra Suárez: He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia En otros tiempos, ofender a Dios era el mayor de los delitos, pero Dios ha muerto y con él han muerto también esos pecadores. Ahora lo más terrible es pecar contra la tierra y valorar más las entrañas de lo inescrutable que el sent;do de aquella"1• Como hemos podido advertir el texto pertenece a Nietzsche. Dicho autor, cuando hablaba en este tono, y no sólo en este texto, se refería especialmente a la figura de Pablo, y a la moral que el cristianismo había transmitido especialmente a través de este refundador del cristianismo, aunque también lo hacía extensible a toda la moral que la Iglesia habría propagado por siglos, eminentemente opresora y esclavizan te, en su opinión. Lo interesante para nosotros es que la pregunta que en otros tiempos pudo ser filosófica, de corte intelectual, y reservada a personas de pensamiento agudo, es una cuestión que con el transcurrir del tiempo ha pasado de lo teórico a lo práctico. Y lo simplemente especulativo se pasa a una afirmación "de la calle"; en muchos casos, la afirmación de Nietzsche, de una u otra forma, viene a ser confirmada, a veces no razonablemente pero sí vital y existencialmente, por gran parte de nuestra sociedad. A este texto me gustaría añadir otro, en este caso de un autor más reciente, uno de los mejores literatos de nuestra poesía y narrativa contemporánea, Antonio Gala, quien en la novela "a las afueras de Dios", poniendo en boca de una religiosa que ha dejado su pertenencia a una congregación determinada, se dedica desde su ser creyente a compromisos de voluntariado social, pero coloca a Dios en otro lugar, de ahí el mismo título de la obra, "a las afueras de Dios". Y al margen que en algunas expresiones podamos estar de acuerdo o no, sin embargo, el texto es suficientemente significativo, dice así: '~mor a los hombres en Dios es algo que seca la boca. Es igual que masticar un estropajo: llega a estregarte toda y a parecerte duro y sin vida lo que haces. Porque ser creyente no depende de tu voluntad: es un don; pero ser mejor sí depende de ti. Y ocurre que Dios es, como se dice hoy, mediático. No hay que sorprenderse: por eso se encarnó. Y no se sube directamente a él, salvo los místicos, y aun ellos ... Has de mirar siempre a tu alrededor: el dolor está ahí, ahí están alineados los hechos de los desvalidos. "Yo soy el desnudo, el preso, el hambriento, el enfermo, el anciano, ... ". Lo demás son entelequias. Nuestros semejantes son la experiencia física de Dios: no hay que amar a los 1 NIETZSCHE, F., Así habó Zaratustra, (M. E. Editores), Madrid, 1995. Almogaren 40 (2007) 125-142 Luis María Guerra Suárez: He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia hombres en Dios, sino a Dios en los hombres. Hay que dejar un poco al del sagrario, que ya tendremos la eternidad para contemplarlo, por el que sufre y clama y pide compasión y se debate y es pisoteado ... La oración y la devoción no pueden recortar las alas a la caridad: ella es la mejor devoción y la oración más honda. Hace tiempo que dejaron de gustarme los santos levitantes; ahora prefiero a los aterrizados. Porque Dios son los otros". Como podemos observar, Antonio Gala, coloca conscientemente a Dios en un lugar bien preciso, y además, a la colocación le acompaña un cierto sabor a crítica sobre determinadas experiencias de Dios que se ha tenido a lo largo del tiempo, especialmente en el seno de la fe cristiana. La pregunta o las preguntas al respecto, después de los textos leídos, (sin centrarnos en interrogantes más amplios, como por ejemplo, si la religión apaga la llama de la vida en cualquiera o en alguna de sus dimensiones), podríamos formularlas de esta forma:" ¿el Dios bíblico, el Dios que se ha revelado a través de un pueblo determinado, pero también a través de otros pueblos, es un Dios que apuesta por la vida? ¿Es un Dios que mantiene viva la llama de la vida, o por el contrario, ahoga, agota y asfixia directa e indirectamente el don primero y fundamental, principio y fundamento de todos los otros? ¿Es Dios un opuesto incondicional a la vida? ¿puede vivirse plenamente la existencia sin Dios? ¿hasta qué punto, para algunos, vivir a Dios auténticamente, al final termina siendo un desprecio a todo lo que supone lo religioso para encontrarse con lo propiamente humano? ¿lo humano y lo divino están radicalmente opuesto? ¿no será la misma vida la única vía para llegar al encuentro entre Dios y el ser humano? ¿en qué medida la Institución o la predicación adulterada puede obstaculizar una auténtica experiencia del Dios de Jesucristo, a quien la tradición cristiana llama el Dios encarnado en la vida humana? ¿qué piensa la tradición bíblica de estas cuestiones? Me gustaría centrarme en la exposición en primer lugar, en afirmar que el Dios bíblico revelado en la Primera Alianza es un enamorado de la vida. Para lo que haré un breve recorrido de la tradición veterotestamentaria. Y en segundo lugar, me gustaría adentrarme en la afirmación del Dios vivo, revelado en Jesucristo a partir de la tradición joánica. En este caso, haciendo como tres paradas, y aludiendo al mismo título de la ponencia: primero nos fijaremos en el Dios de la Vida que nos ha enviado a la Palabra de la Vida; en segundo lugar, reflexionaremos a la Palabra de la Vida como Palabra que entrega su vida por Almogaren 40 (2007) 125-142 127 128 Luis María Guerra Suárez: He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia el mundo; y en tercer lugar, la Palabra de la Vida fundadora de una ciudad de la Vida que no acaba por toda la eternidad. l. El Dios de la Vida en la tradición de la Primera Alianza La religión bíblica es toda una trayectoria a favor de la vida. Y aún, reconociendo que habría que tener un apartado singular para todos aquellos pasajes en los que temas fronterizos como: la guerra, la violencia, el sacrificio humano, y otros semejantes ... hay que reconocer que todo ellos tienen su propia explicación, ya sea, por la historia-cultura-tradición teológica o género literario al que pertenecen. Sin embargo, es desde los relatos creacionales, pasando por las tradiciones patriarcales, es decir, desde que se comienza la Escritura Santa hasta que se concluye el libro de los orígenes del mundo y de Israel, en la tradición de José y sus hermanos, donde la vida no es un "personaje extra" de una película. Es el gran tema de todas sus páginas. El Génesis2 comienza y concluye teniendo a Dios como autor privilegiado de la vida. En el primer caso porque se emplean verbos solamente destinados para Él (bará'). En el segundo, porque aún cuando el pecado ya ha hecho estragos en medio de la relación entre los hombres, la última palabra la tiene el plan salvífico de Dios. Expresión magnífica de ello es la conclusión del libro del Génesis, en la que se sintetiza toda la teología de la intervención vitalista de Dios en la historia, el texto dice así: "Pero José les dijo: "No teman, ¿puedo ponerme yo en lugar de Dios? Ciertamente ustedes se portaron mal conmigo, pero Dios lo cambió en bien, para hacer lo que hoy estamos viendo, para dar vida a un gran pueblo. Así que no teman, yo cuidaré de ustedes y de sus hijos" 2 ALONSO ScHóKEL, L., ¿Dónde está tu hermano? Textos de fraternidad en el libro del Génesis, Estella, 19973; ANZOU, G., De la servidumbre al servicio. El Libro del Éxodo, Madrid, 19692; BLENKINSOPP, J., El Pentateuco. Una introducción a los cinco primeros libros de la Biblia, Estella, 1999; BRIEND, J., El Pentateuco, CB no 13, Estella, 199511; CASTEL, F., Comienzos. Los once primeros capítulos del Génesis, Estella, 1987, GRELOT, P. Hombre, ¿Quién eres? Génesis 1-11, CB n° 5, Estella, 198811; IBÁÑEZ ARANA, A., Para comprender el Libro del Génesis, Estella, 1999; MICHAUD, R., Los patriarcas, Estella, 1983; lB., La Historia de José, Estella, 1981; RAvA~I, G., El libro del Génesis (1-11), Barcelona, 1992; lb., El libro del Génesis (12-50), Barcelona, 1995; SALAS, A., Los orígenes. Del Edén a Babel, Madrid, 1992; SPREAFICO, A., El libro del Éxodo, Estella, 19885; WIÉNER, C., El libro del Éxodo, Estella, 19985; lB., El libro del Éxodo, CB no 54, Estella, 1986; WOLDE, E., Racconti dell'1nicio. Genesi 1-11 e altri racconto di creazione, Brescia, 1999; Whybray, R.N., El Pentateuco. Estudio Metodológico, Bilbao, 1995. Almogaren 40 (2007) 125-142 Luis María Guerra Suárez: He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia (Gn 50,19-21). A su vez, la tradición del Éxodo es un himno epopéyico no sólo a la vida sino a la vida liberada en la que Dios ha tenido un gran protagonismo "por su mano fuerte y brazo poderoso". Es una liberación que tiene como horizonte la tierra que mana "leche y miel". Y en este sentido, los otros libros de la Torah "no hacen" sino preparar al pueblo para dirigirse al "país de la vida". El pueblo, antes de poseer la tierra necesita ser educado en los valores de la nueva tierra. Por lo que, tanto el Libro del Levítico como el de Números y el Deuteronomio (más allá de sus tradiciones teológicas correspondientes que los construyeron) están situados en el canon para discernir sobre los criterios a la hora de poseer la tierra, cifrada entre la Bendición o la Maldición, entre la vida o la muerte dependiendo de lo que elija el pueblo. Los profetas3 alzaron la voz en nombre del Dios vivo para gritar como protesta por una vida pisoteada, y potenciar una existencia según unos valores que dignificaran la historia del ser humano en relación con los otros, con la naturaleza y con Dios. Basta recordar el slogan del padre de los profetas, Elías (1 Re 17-19), y encontramos un ejemplo perfecto de la relación entre Dios, vida y pueblo. El profeta Elías es presentado como quien gritaba de forma huracanada: "¡Vive Dios a quien sirvo!", ¡Vive Dios! El grito del profeta Elías es una confirmación del Dios a quien se presupone y a quien se propone. Los profetas caminaron con su pueblo porque la vida del pueblo interesaba a Dios, y porque le 3 ALONSO SCHOKEL, L. - S!CRE, J.L., Los profetas (I-II), Madrid, 1980; ALONSO SCHÜKEL, L. - GUTIÉRREZ, G., Mensajes de profetas. Meditaciones bíblicas, Santander, 1991; AsURMENDI, J., El profetismo, desde sus orígenes a la época moderna, Bilbao, 1987; ABREGO DE LACY, J.M., Los Libros Proféticos, Estella, 1993; BEAUCHAMP, E., Los profetas de Israel, Estella, 1988; BRUGGEMANN, W., La imaginación profética, Santander, 1986; CRENSHAW, J., Los falsos profetas. Conflictos en la religión de Israel, Bilbao, 1986; GONZÁLEZ, A., Profetismo y sacerdocio. Profetas, sacerdotes y reyes en el Antiguo Israel, Madrid, 1969; GoNZÁLEZ, A.- LOHFINK, N.- RAo, G. VON., Profetas verdaderos, profetas falsos, Salamanca, 1976; GONZÁLEZ LAMADRID, A., Profetismo y Profetas pre-exílicos, Madrid, 1986; HESCHEL, A.J., Los Profetas (I-II), Buenos Aires, 1973; MoNLOBOU, L., Los Profetas del Antiguo Testamento, CB n° 43, Estella, 19925; NEHER, A., La esencia del profetismo, Salamanca, 1975; PÉREZ CALVO, J., Profetas Exílicos y Post-exílicos, Madrid, 1971; RAYAS!, G., Los profetas, Madrid, 1984; Salas, A, Los profetas. Heraldos del Dios que actúa, Madrid, 1993; SEUBERT, A., Cómo entender el mensaje de los profetas, Colombia, 1990; SICRE, J.L., Los dioses olvidados. Poder y riqueza en los profetas postexi1icos, Madrid, 1979; lB., Profetismo en Israel, Estella, 1992, lB., Los profetas de Israel y su mensaje, Estella, 1986; WEEMS, R.J., Amor maltratado. Matrimonio, sexo y violencia en los profetas hebreos, Bilbao, 1997. Almogaren 40 (2007) 125-142 129 130 Luis María Guerra Suárez: He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia interesaba a Dios, éste les recordaba que los dioses falsos: "tienen boca pero no comen, tienen nariz pero no huelen, tienen manos pero no tocan, tienen pies pero no caminan ... ". Igualmente la tradición histórica tanto en su vertiente deuteronomista4 como cronista o como didáctica5 expresó con vibrante claridad que la historia hay que pensarla y repensada. Somos hijos del tiempo. El transcurrir de los siglos no solamente nos traga y nos devora, sino que también nos configura, nos da posibilidades y nos abre caminos. La historia es la constatación de la gracia y del pecado en ella, la posibilidad de sublimarla y releerla, el horizonte de convertirse en maestra especialmente para tiempos de crisis y persecución, la esperanza donde comienza la utopía. La corriente sapiencial6, amplia en su literatura, generosa en su capacidad de diálogo con otros parámetros culturales, trata de pensar la vida más que desde el ángulo de la fe, desde la experiencia humana, lo cuál no elimina lo primero sino lo complementa. Este tipo de literatura tuvo el coraje de plantear temas tan cargados de densidad humana como el problema del mal, el sufrimiento del inocente, la justicia de Dios y el comportamiento de una vida justa, el valor del tiempo, el drama del dolor, la muerte, la aparente necedad e impotencia de transformar la realidad, ... Todos ellos, temas que no son tratados como si fueran asuntos periféricos sino como quien sabe que en la profundidad de la reflexión se encuentra el secreto de una vida según el corazón de Dios. Además, fue un tipo de filosofía-teología que ahondó particularmente en la vida más allá de la muerte, elemento que en la tradición bíblica estaba balbuciente. 4 AA. VV., Historia, Narrativa, Apocalíptica, Estella, 2000; Rossi DE GASPERIS, F., CARFAGNA A., PRENDI IL LIBRO E MANGA! DAI ÜUIDICI ALLA FINE DEL REGNO, Bologna, 1999. 5 BILLOT, B.M, Il Camino di Tobia, Padova, 2005; JIMÉNEZ HERNÁNDEZ, E., Judit. Prodigio de Belleza, Madrid, 2005; lB., Rut, la moabita. Resonancias Bíblicas, Bilbao, 2001. 6 ALONSO SCHOKEL, L. - SICRE DíAZ, J.L., Job. Comentario Teológico y Literario, Madrid, 1983; DION, P.-E., Universalismo religioso en Israel, Estella, 1976; MESTERS, C., Sabiduría y Poesís del Pueblo de Dios, Estella, 2000; MICHAUD, R., Qohelet y el helenismo, Estella, 1988; MoRLA ASENSIO, V., Libros Sapienciales y otros escritos, Estella, 1994; PÉREZ RoDRÍGUEZ, G., La Literatura Sapiencial, Madrid, 1988; RAD, G.voN, Sabiduría en Israel, Madrid, 1985; RAVASI, G., Qohélet, Colombia, 1991; ROHR, R., Job y el Misterio del Sufrimiento, Madrid, 2000; SALAS, A., Los sabios de Israel. Conciencia y Ley a debate, Madrid, 1993; SCHÜSSLER F'IORENZA, E., Los caminos de la Sabiduría, Santander, 2004; VILCHEZ, J., Eclesiastés o Qohelet, Estella, 1994; lB., Sabiduría, Estella, 1990; VoGELS, W., Giobbe. L' uomo che ha parlato bene di Dio, Milán, 2001, Almogaren 40 (2007) 125-142 Luis María Guerra Suárez: He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia Pero será la tradición sálmica7, la tradición orante de Israel, la que como pocas expresarán convicciones tan profundas como estas: a) si rezamos es porque sabemos que hablamos con Alguien que vive y dialoga con nosotros; b) Si oramos es porque el Dios que habla recoge los dos gritos más grandes de la humanidad: gracias y ten piedad; e) si contemplamos es porque todos los sentimientos y anhelos de los hombres y de las mujeres de todos los tiempos están recogidos en sus sentimientos, versículos y símbolos; d) si nuestras cuerdas vocales se ponen en funcionamiento, es porque el oído de Dios no está sordo, aunque la dureza del mundo y de la historia, lo muestra como ausente, distraído o ajeno a sus preocupaciones. ¿ A quién no se le conmueven las entrañas al oír la letra llena de espíritu vital de los Salmos que Israel nos ha legado, y nosotros hemos recogido como perlas de oro, especialmente porque están en consonancia con nuestras experiencias? Por ejemplo las palabras hímnicas del Sal8: "¿qué es el hombre para que te acuerdes de él, el ser humano para darle poder? Lo hiciste poco inferior a los ángeles, coronándolo de gloria y dignidad. Le diste el dominio sobre las obras de tus manos, todo lo pusiste bajos sus pies ... " (Sal 8). O las palabras tomadas del Sal16: "Por eso se me alegra el corazón, exultan mis entrañas, y todo mi ser descansa tranquilo; porque no me abandonarás 7 ALONSO SCHOKEL, L., Treinta Salmos: poesia y oración, Madrid, 1986; ALONSO SCHOKEL, L. - CARNITI, C., Salmos (1-Il), Estella, 1992; APARICIO, A., Salmos, Madrid, 2004; CIMOSA, M., Mia Luce e mia Salvezza e il Signore. Commento esegetico-spirituale dei Salmi (1-50), Citta del Vaticano, 2004; Cox, D., 1 Salmi. Incontro con il Dio Vivente, Milán, 1986; DEISSLER; A, 1 Salmi. Esegesi e Spiritualita, Roma, 1986; GILBERT, M., Ogni vivente dia lode al Signore (1-lll), Roma, 1991; GóNzALEZ, A., El libro de los Salmos, Barcelona, 1984; GONZÁLEZ LAMADRID, A., Lfrica Sagrada, Madrid,1971; GouRGUES, M., Los Salmos y Jesús. Jesús y los Salmos, CB no 25, Estella, 1979; GüNKEL, H., Introducción a los Salmos, Institución San Jerónimo, Valencia, 1983; GRAUS, H.-J., Teologia de los Salmos, Salamanca, 1985; Grelot, P., El Misterio de Cristo en los Salmos, Salamanca, 2000, LATORRE AZTARÁIN, P., "¡Cantad al Señor!" Comentarios a Salmos seleccionados (1-75), Baracaldo,1998; Luzr, P., Il Salterio. Pedagogo di Cristo e del cristiano, Milán, 1995; MAILHIOT, G.-D., El libro de los Salmos. Rezar a Dios con las palabras de Dios, Madrid, 2005; MANNATI, M., Orar con los Salmos, CB no 11, Estella, 19826 ; MERTON, T., Orar con los Salmos, Bilbao, 2005; PREvosT, P., J.- P., Diccionario de los Salmos, CB no 71, Estella, 1992; RAGUER, H., Para comprender los Salmos, Estella, 1996; ROMERO LóPEZ, R., Canten al Señor un canto nuevo (!-VII), Estella, 2001; WESTERMANN, CL., Los Salmos de la Biblia, Bilbao,1994. Almogaren 40 (2007) 125-142 131 132 Luis María Guerra Suárez: He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia en el abismo, ni alejarás a tu fiel sufrir la corrupción. Me enseñarás la senda de la vida me llenarás de gozo en tu presencia, de felicidad eterna a tu derecha". Y sin lugar a dudas, las conocidísimas palabras del Sal23: "tu amor y tu bondad me acompañan todos los días de mi vida y habitaré en la casa del Señor por días sin término" (Sal 23). A la tradición sálmica, hay que añadir, en la misma tradición orante de Israel, la gran obra del "Cantar de los Cantares8", el himno por excelencia, en el que la sexualidad humana, el cuerpo humano contemplado estética, espiritual y eróticamente, la carnalidad más expresiva, el amor humano más sensible y sensual es puente para llegar al Tabernáculo de Yahveh en el que habita su nombre y su presencia inaccesible (origen de la vida), vida amante y amada. La carnalidad se hace libertad amorosa, y el amor libre se abre a la responsabilidad de la relación. Dios se esconde entre las sábanas del amor erótico y desaparece frente al amor pornográfico. A la escuela orante de Israel se añade esa educación del corazón para tiempo de lágrimas y sobresaltos: el libro de las Lamentaciones. Ese libro en la que en medio de de las crisis de la deportación9 a Babilonia, crisis que caló en los ámbitos más recónditos de la población, Israel canta una elegía al Dios viviente. Israel sabe entre sollozos y tristezas que, ... lo podemos perder todo (tierra, promesas, casa real, templo, sacerdotes, libertad, autonomía, profetas, ara, altar, sacrificios, ... ) pero lo que sí es cierto, por la fidelidad de Yahveh, que la amargura no se convierte en ·la última palabra. De ahí, que el libro de Las Lamentaciones proclame: "Pero hay algo que traigo a la memoria, y me da esperanza: el amor del Señor no se acaba, ni se agota su compasión. Cada mañana se renueva; ¡qué grande es tu fidelidad! Me digo "el Señor es mi lote, por eso espero en él" (Lam 3,21-25). 8 ARMINJON, B., La Cantata del Amor. Lectura seguida del Cant,ar de los Cantares, Bilbao, 1997; BONETII, R.- ROTA SCALABRINI, P.- ZATIONI, M.- G!LLINI, G., Lezioni d' amo re, Brescia, 2000; GHI, P., 11 Cantico dei Cantici. Una lectura spirituale, Milán 2001; GONZÁLEZ NúÑEZ, A., Cantar de los Cantares, Madrid, 1991; JIMÉNEZ HERNÁNDEZ, E., Cantar de los Cantares. Resonancias bíblicas, Baracaldo, 19992; LALOU, F.- CALAME, P., Lé Grand Livre du Cantique dés cantiques, París, 1999; LUZÁRRAGA, J., Cantar de los Cantares. Sendas del amor, Estella, 2005; MORLA, V., Poemas de amor y de deseo. Cantar de los Cantares, Estella, 2004; SCHAEFER, K., Salmos, Cantar de los Cantares, Lamentaciones, Estella, 2006. 9 MoRLA, V., Lamentaciones, Estella, 2004. Almogaren 40 (2007) 125-142 Luis María Guerra Suárez: He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia Como hemos podido observar, las páginas de la literatura veterotestamentaria son como una catarata caudalosa por donde la vida, y especialmente el Dios de la vida fluye con dinamismo y fecundidad. Ahora, pasemos a la experiencia realizada por las primeras comunidades cristianas al respecto. 2. El Dios de la Vida en la tradición de la Segunda Alianza: la tradición joánica Como ya hemos afirmado anteriormente, a la tradición de Israel, me gustaría añadir la experiencia de la comunidad del discípulo amado haciendo tres paradas, o presentándolo como un tríptico de la vida: a) en primer lugar, el Dios de la vida envía a la Palabra de la Vida; b) en segundo lugar, la Palabra de la Vida entrega su vida en rescate por muchos; e) en tercer lugar, la Palabra de la vida se convierte en piedra angular de una ciudad que no tiene ocaso: la Ciudad Nueva de Jerusalén, donde la vida corre a raudales. Un tríptico que tiene que ver propiamente con el título de la ponencia: "Dios envió a su Hijo al mundo para que tengan vida y la tengan en abundancia". 2.1. El Dios de la Vida envía a la Palabra de la Vida Ya es significativo el juego de palabras que el IV Evangelio utiliza a lo largo de toda su obra: el o Logos10 "de Dios" es o Lagos "de la vida", es decir, la Palabra de Dios es la Palabra de la Vida. La Vida de Dios nos llega por la vida del Hombre encarnado y la vida del Hombre encarnado nos adentra en el misterio del Dios eterno. En el IV Evangelio, para hablar de la vida11 definitiva se utiliza el término zoe o el verbo zao, con el significado propio de vivificar, dar vida. Cuando va unido al término anoios expresa la vida definitiva. Ahora bien, el término zoe nunca denota en Juan la mera vida física, sino una calidad de vida que es definitiva, y así no está sujeta a la muerte. Es la vida que corresponde al hombreespíritu. Así pues, desde el principio el IV Evangelio sitúa al lector en clave de creación (Jn 1, 1-14), que equivale a la comunicación de la vida por parte de Dios. Su proyecto era dar vida. Jesús, que recibe la plenitud del Espíritu (1, 32) posee la plenitud de la vida divina y dispone de ella como el Padre (5, 21. 26; 17, 2). Es misión suya comunicar vida al hombre y vida rebosante (10, 10), vida defi- 10 MATEOS, J.- BARRETO, J., Vocabulario Teológico de Juan, Madrid, 1980, 236-240. 11 lb., pg. 296-302. Almogaren 40 (2007) 125-142 133 134 Luis María Guerra Suárez: He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia nitiva (10, 28). Por eso, Jesús es la Vida (14, 6), porque posee en plenitud y puede comunicarla. Por otra parte, es el Espíritu quien comunica la vida (6, 63), siendo la fuerza del amor del Padre, principio vital que Jesús comunica a través de su persona (5,21; 19,30; 19,34; 20,22). Jesús no viene a revelar una verdad independiente de la vida. Jesús revela la verdad comunicando la vida, cuya experiencia y evidencia constituyen la verdad. El ser humano, por ser él mismo una realización del proyecto creador, lleva en sí la aspiración a la plenitud de la vida (1,4). La vida y plenitud a la que aspira es su guía, y ella es su criterio para distinguir el bien del mal. Para el Evangelio de Juan la identificación entre vida y verdad hace que pueda definirse la vida definitiva en términos de conocimiento. El verdadero conocimiento consiste en conocer al Padre, único Dios verdadero y a su enviado, Jesús Mesías (17,3). La experiencia del amor del Padre que comunica vida es la base de este conocimiento. Jesús Mesías, el enviado de Dios, es el lugar de la presencia divina (1,14) que ofrece la oportunidad intrépida de conocer como nadie al Padre; por ello, Juan afirma que no se puede conocer personalmente al Padre si no es en Jesús, el Mesías consagrado por el Espíritu (19,30.34; 20,22). Este conocimiento personal denota, por tanto, la relación de intimidad y amor con el Hijo de Dios vivo que revela al Padre. La vida definitiva, para Juan, es aquella que por su calidad, supera la muerte física. Así afirma Jesús que quien cumpla su mensaje no sabrá nunca lo que es morir (8,51 ). Al hacer suyo el mensaje de Jesús, el ser humano pasa de la muerte a la vida (5,24). Este paso al estado definitivo explica que quien ha recibido la vida por la comunión con Jesús, Hijo de Dios, no está sujeto al juicio (3,18; 5,24). La permanencia de la vida a través de la muerte es lo que normalmente llamamos "resurrección", y a la que Juan le da un nuevo matiz. Juan adopta este término tradicional para afirmar que, por el encuentro con el Crucificado-Resucitado, en realidad esa muerte no interrumpe la vida. De ahí, que en 11,25-26, donde se trata explícitamente del tema, y presenta una doble formulación: "quien cree en mí. .. , aunque muera vivirá (11,26); todo el que vive y cree en mí no morirá para siempre".A su vez, para la tradiciónjoánica elfruto de la misión de los discípulos es llevar a todos los hombres y mujeres a la vida definitiva ( 4,36); su trabajo a favor del ser humano pone a cada creyente en contacto con el amor del Padre en Jesús, su enviado, enviado para la vida del mundo y testigo de su amor. Almogaren 40 (2007) 125-142 Luis María Guerra Suárez: He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia Es este Dios eterno, el que ha sido el sustento de la vida del mundo, quien ha estado en conversación eterna con la Palabra de la Vida, quien ha enviado al Hijo para que la vida se difunda como una onda expansiva: "tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único, para que todo el que cree en Él, tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo único para condenarlo, sino para salvarlo por medio de Él" (Jn 3,17). Cuando nos asomamos al Evangelio de Juan12 nos encontramos que una de sus claves teológicas preferidas, y por tanto, uno de sus criterios hermenéuticos fundamentales, es la clave de la "martyria", del testigo o del testimonio, (en el sentido primero del término porque será en el Apocalipsis donde dicho término tenga hasta cinco matices y der]vaciones distintas, es decir, aquél que acredita delante de un tribunal la verdad o el mensaje de otro), con una triple onda expansiva, un triple dinamismo: el Hijo es enviado por el Padre, el Espíritu es enviado por el Hijo, y es el Espíritu del Hijo Resucitado que lleva a la comunidad a la verdad plena, el que envía al "discípulo amado" como prototipo de la comunidad en medio del mundo. Pero como prólogo del envío del Hijo está el envío de aquél que representa a toda la tradición veterotestamentaria, el envío de Juan Bautista, ("hubo un hombre llamado Juan ... ", Jn 1,), aquél de quien también se afirma que no es la Luz sino "testigo de la luz", (Jn 1,8), lo mismo que tampoco es el novio, sino "amigo del novio" (Jn 1,27). Es él, el que presenta a quien conoce como nadie el Kolpos (seno) de Dios, el seno de Dios, sus entrañas, Jesús, por quien nos viene la Gracia y la Verdad. Asimismo los términos Gracia y Verdad (Xaris y aletheia) eran los calificativos propios de Dios en la tradición veterotestamentaria. Es decir, el amor y 12 BARTOLOMÉ, J.J., Cuarto Evangelio, Cartas de Juan. Introducción y Comentario, Madrid, 2002; BROWN, R.E., El Evangelio según Juan (I-Il), Madrid, 20002 ; lB., La comunidad del discípulo amado. Estudio de eclesiologfa joánica, Salamanca, 1983; BULTMANN, R., La teología del evangelio y de las canas de Juan, en Teología del Nuevo Testamento, Salamanca, 1981 (417-511); Donn, C., Interpretación del Cuarto Evangelio, Madrid, 1978; GARcfA-VIANA, L.F., El Cuano Evangelio. Historia, teologfa y relato, Madrid, 1997; GUILLET, J., Jesucristo en el evangelio de Juan, CB n° 17, Estella, 1980; JAUBERT, A., El Evangelio según san Juan, CB n° 31, Estella, 1980; KASEMANN, E., El testamento de Jesús, Salamanca, 1983; LóPEZ RosAs, R.- RICHARD, P., Evangelio y Apocalipsis de san Juan, Estella, 2006; MoLONEY, F.J., El Evangelio de Juan, Estella, 2005; TuÑI, J. O., El testimonio del evangelio de Juan, Salamanca, 1983; VIDAL, S., Los escritos originales de la comunidad del discíulo "amigo" de Jesús, Salamanca, 1997; ZEVINI, G., Evangelio según san Juan, Salamanca, 1995; Almogaren 40 (2007) 125-142 135 136 Luis María Guerra Suárez: He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia la estabilidad del amor, la benevolencia y la fidelidad de permanecer compasivamente en esta benevolencia, la entrega donante y la misericordia de no renunciar a ella, a pesar de las contradicciones que pueden venir por el pecado y la infidelidad del pueblo. Este amor y fidelidad amorosa, que en otro tiempo quedaban en el misterio trascendente de un Dios Infinito, la hemos visto ahora en Aquél que es "Camino, Verdad y Vida" (Jn 14,6). Si es Camino, quiere decir que podemos acceder a Él, y por Él al Padre; si es Verdad gozaremos de su fidelidad (en el sentido propiamente bíblico), una fidelidad que permanece en el corazón del creyente por la fuerza del Espíritu; y si es Vida nadaremos en el ecosiste111a y en el habitat de su propia donación. Sin embargo, para el Evangelio de la tradición joánica, la existencia no es una visión romántica de quien aboga por estar ya, en el presente, con "Alicia, en el país de las maravillas". La vida es también una lucha titánica contra todo aquello que potencia la estructura de pecado o mundo. Aquí, habría que hacer referencia a toda esa teología de la sustitución que el IV Evangelio presenta a las Instituciones judías por mantener al ser humano enclavado y esclavizado (sinagoga, el templo de Jerusalén, tradiciones judías, ... ). Pero no sólo a la Institución religiosa, sino también a las plataformas políticas como mano ejecutora de un sistema injusto y opresor ajeno a la Verdad y a la Vida. El mundo de las Tinieblas y los Hijos de la Luz viven en permanente batalla con la confianza que Él ha vencido al mundo, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Jn 1, 29). En medio de esa teología de la sustitución se entremezcla la narración y la descripción de los signos (semeia), es decir, esos hechos portentosos que muestran la presencia liberante y liberadora del Dios de la vida que no soporta a un hombre enclavado en las galeras de cualquier tipo de opresión interna o externa, (signos como: el agua convertida en vino, la curación del hijo del funcionario real, el caminar sobre las aguas, la multiplicación de los panes y peces, la resurrección de Lázaro). Estos signos son una forma expresar y de realizar en la praxis, ese luchar decidido contra las cadenas de la muerte, liberando al ser humano de sus propios grilletes, y proponiendo un éxodo hacia la libertad del Hombre Nuevo. 2.2. La Palabra de la Vida entrega su vida en rescate por muchos La Palabra de la Vida, a lo largo de los capítulos que componen el IV Evangelio, pero especialmente en la primera parte (1-12) exponen desde un Almogaren 40 (2007) 125-142 Luis María Guerra Suárez: He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia comienzo qué significa un mundo globalizado a través de la vida: el nuevo nacimiento (conversación con Nicodemo ), la adoración en "Espíritu y en Verdad" (el nuevo culto que Dios busca para comunicar la vida a los suyos, el encuentro con la Samaritana); la nueva humanidad que ve el proyecto de Dios encarnándose en los mecanismos históricos (la curación del ciego de nacimiento), en cuya narración basta observar los símbolos empleados para observar la nueva creación. La Palabra de la Vida al pasar por el mundo crea un río de vitalidad y de fecundidad inauditos. Es en estos capítulos, aunque también en los capítulos 15-17, donde Juan utiliza especialmente el verbo psyjé para hablar de la entrega, significando que el hombre se entrega o entrega la propia vida. Es el término que se utiliza para el Buen Pastor (10, 11.15.17); como amigo, se entrega por sus amigos (15, 13). Paradójicamente, la entrega de sí mismo hace que el hombre se recobre con una nueva calidad de vida (10, 17; 12, 25). Esta entrega no es un acto único y final, sino un proceso (10, 11.15, 17.18: me entrego, en presente). "Entregarse" o "morir" significan el don total de sí a que lleva continuamente la exigencia del amor (el Espíritu), la experiencia de recobrar la vida también se verifica en cada ocasión; al entregarse, el hombre vuelve a encontrarse con su nueva identidad de hijo de Dios: la entrega propia del amor gratuito lo hace semejante al Padre. Así mismo, la capacidad de entregarse o entregar la propia vida supone ser dueño de ella (10,18: está en mi mano entregarla y está en mi mano recobrarla). El don de sí mismo se expresa con la imagen del grano de trigo que cae en tierra y muere; esta muerte, en el sentido antes explicado, es la condición para el fruto. Un gesto simbólico para expresar la entrega de sí mismo como servicio a los demás es el de Jesús al quitarse el manto para lavar los pies a los discípulos (13, 4-5). Igualmente, la condición para recibir la vida y poseerla es la adhesión a Jesús en condición de Hombre levantado en alto (3, 14) y de Hijo Único de Dios (3, 16). El Hombre levantado en alto es el modelo de hombre que da la vida para salvar a los hombres de la muerte (3, 14): "lo mismo que, en el desierto, Moisés levantó en alto la serpiente, así tiene que ser levantado este Hombre"; Él es el Hijo Único de Dios, el don que prueba el amor de Dios a la humanidad (3,16). La condición para recibir la vida es, por tanto, reconocer el amor de Dios expresado en la muerte de Jesús, siéndole el modelo de Humanidad Nueva, Hijo único de Dios entregado por nosotros hasta el límite. Por lo que ahora, al creyente le toca tomar ese amor por norma de la propia vida (13, 34). Además, hay Almogaren 40 (2007) 125-142 137 138 Luis María Guerra Suárez: He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia que constatar que, esta aceptación y adhesión se expresa en el evangelio con diferentes metáforas: escuchar la voz del Hijo de Dios (5,25), acercarse a Él (6,37), aceptar sus exigencias (6,63), comer el Pan de la Vida (6,35), comer su cuerpo y beber su sangre (6,54). 2.3. La Palabra de la Vida funda la Ciudad de la Vida Ahora pasamos a otro tipo de literatura, también perteneciente a la tradición joánica, pero de carácter apocalíptico13, en la que podemos encontrar una perla preciosa, es decir, aquello sobre lo que el autor de este libro entendió respecto al final de los tiempos, y cómo sería la comunión de vida entre Dios y su pueblo. Llegado el capítulo 21, al final del libro, es en este momento, donde el autor del Apocalipsis, al final de toda su obra pronuncia poniéndolo en boca de Dios: "Mira, que hago nuevas todas las cosas" (Ap 21, 5). Dios hace suya esta aspiración y la toma tan en serio como si retara al hombre a soñar: "vi entonces un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían desaparecido y el mar ya no existía" (Ap 21, 1). El primer cielo y la primera tierra son la que experimentamos ahora, y toda ella se encamina, la misma historia de la salvación, hacia su consumación, un mundo en el que está ausente el mal-simbolizado en el mar- entendido como abismo, sede de lo diabólico, y en donde todo el bien que pueda imaginarse ~ecibe su potenciación hasta el infinito. El autor desplaza la atención de la dimensión cósmica a la dimensión humana: "Y vi bajar de junto a Dios ... " (21, 2). La ciudad es santa, es nueva; desciende del cielo, es perfecta en todo, es esposa: por eso mismo puede amar a 13 BAUCKHAM, R., La Teologia dell' Apocalisse, Brescia, 1994; CHARLIER, J.P., Comprender el Apocalipsis (1-11), Bilbao, 1993; CONTRERAS MaLINA, F., El Señor de la Vida. Lectura cristológica del Apocalipsis, Salamanca, 1991; lB., La Nueva Jerusalén, Salamanca, 1988; FoULKES, R., El Apocalipsis de san Juan. Una lectura desde América Latina, Buenos Aires, 1989; G!BLIN, CH. H., Apocalisse, Bologna, 1993; GoNzALEZ Rmz, J.M., Apocalipsis de Juan. El libro del testimonio cristiano, Madrid, 1987; LóPEZ, J., Conversaciones con Juan, el vidente de Patmos, Madrid, 1993; PRÉVOST, P., Para leer el Apocalipsis, Estella, 1994; PRIGENT, P., JI Messaggio dell' Apocalisse, Roma, 1982; RAVASI, G., Apocalisse, 1999; SALAS, A., El Apocalipsis. ¿Simbo/o o realidad histórica? Madrid, 1994; SAOÚT, Y., ¡No escribE el Apocalipsis para asustaros!, Bilbao, 2002; SCHÜSSLER FIORENZA, E., Apocalipsis. Visión de un mundo justo, Estella, 1997; VANNI, U., Apocalipsis, Estella, 1985; lB., L'Apocalisse. Ermeneutica, esegesi, teologia Almogaren 40 (2007) 125-142 Luis María Guerra Suárez: He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia Cristo. El texto comienza combinando dos símbolos tremendamente vitalistas: la sociabilidad y la esponsalidad. El primer lugar expresado a través de la ciudad. En segundo lugar, expresado con la intimidad y convivencia de los esposos. Dos símbolos que para el ser humano son de enorme expresividad y significación: el ser humano necesita para sobrevivir intimidad, afecto, sentimiento, relación sensible, ... pero al mismo tiempo es sociabilidad, plaza pública, comunión de pueblos. El autor señalará cómo la ciudad es el pueblo de Dios, un pueblo que se ha hecho ya universal, más allá y por encima de barreras que ahora nos limitan; las puertas de la ciudad-pueblo quedarán abiertas en todas las direcciones; sus basamentos y la jambas de sus puertas estarán constituidos igualmente, en una visión unitaria y totalmente nueva, por las "doce tribus de Israel" y los "doce apóstoles del Cordero" (21,12-14). Totalmente arrebatado por el hechizo de Jerusalén, el autor se esforzará en hacer que sintamos la belleza inefable de lo que seremos, recurriendo a todo lo que hay de hermoso y bello en nuestra experiencia de hoy; así el oro, en esa nueva creación, tendrá el esplendor transparente del vidrio (21,21b) y las piedras preciosas constituirán incluso el material de construcción de toda la ciudad (21,18-20). Indicará también cómo la ausencia sorprendente de un templo en una ciudad santa significará que, si ahora son los hombres los que construyen para Dios una casa en donde puedan encontrarse con él, entonces será Dios mismo el que se preocupe de reunirse con los hombres; ese encuentro con Dios tendrá lugar y será permanente en una convivencia transparente con Cristo y mismo y con Dios (21,22-23). El mundo renovado significará un mundo totalmente del hombre y totalmente de Dios. "Y oí una voz potente que decía desde el trono: Esta es la morada de Dios con los hombres; él habitará con ellos y ellos serán su pueblo. Dios en persona estará con ellos y será su Dios" (21,3). La antigua fórmula de la alianza ("Yo soy vuestro Dios, vosotros sois mi pueblo") queda recogida y trasladada a otro nivel: la simple reciprocidad de pertenencia se convierte ahora en una reciprocidad de vida y de amor. Pero en el cuadro de la novedad realizada por Dios hay otro aspecto importante: la superación del mal actual. Todo lo que, incuso en esta primera creación, constituye un peso y una dificultad para el hombre es considerado también Almogaren 40 (2007) 125-142 139 140 Luis María Guerra Suárez: He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia por Dios como negativo. Cuando él haya llevado realmente a cabo toda su obra, ya no se oirá jamás el lamento desgarrador de los que son víctima de la violencia; cesarán los gritos de los oprimidos que ven pisoteados sus derechos, y hasta el cansancio y el esfuerzo físico desaparecerán por completo. Pero no se tratará de una superación automática. Recogiendo la expresión de Isaías, el autor hace sentir y saborear al grupo de sus oyentes hasta qué punto se ha comprometido Dios con las vicisitudes del hombre: las lágrimas, la expresión más humana y personal del dolor, serán enjugadas personalmente por Dios (Ap 21, 4). Es en este contexto donde se pronuncia la expresión "y haré nuevas todas las cosas". Los gérmenes de primavera del mundo nuevo se encuentran en todo el bien que existe, pero que resulta menos evidente que el mal. Y puesto, que, siempre resulta más difícil darse cuenta del bien, el autor invita ("mira") a echar una ojeada alrededor para descubrir los comienzos de ese bien y de esa novedad que ya está realizando Dios en la línea de la renovación futura y radical; en la iglesia y en la humanidad está escondida una especie de reserva infinita de generosidad y de amor. Todos podrán encontrar en la sacramentalidad de la Iglesia la abundancia de la ayuda de Dios, con la única condición de desearlo sinceramente y de quererlo con ardor: "al sediento, yo le daré a beber de balde de la fuente de agua viva. Quien salga vencedor, heredará esto, porque yo seré su Dios y él será mi hijo" ( 21,7). La fuerza de renovación que se deriva del "agua de la vida" (el don del Espíritu, los sacramentos, ... ) le permitirá al creyente ser vencedor, colaborará activamente con Cristo vencedor. En esta asociación con Cristo hijo, tendrá el gozo de ir descubriendo día tras día algún rasgo nuevo de la realidad infinita de Dios. Se dará cuenta con asombro y gratitud creciente de que ese Dios que lo está haciendo todo nuevo compromete toda su divinidad en su deseo de ser padre. Para creer en una verdadera renovación y llevarla a cabo, es menester tener el coraje sereno del anticonformismo, que permite sacudir todas esas adherencias de vejez que se van depositando insensiblemente en nosotros. Se necesita una fe incondicionada y continuamente renovada en ese Dios que ha sembrado los gérmenes de la novedad en Cristo y que deja ya que vayan brotando algunos de ellos. Así será la Ciudad de la Vida. Conclusiones 1.- La comunidad creyente debe y le toca asumir todas aquellas interpelaciones justas y razonables, por y en las que hemos predicado a un Dios que Almogaren 40 (2007) 125-142 Luis María Guerra Suárez: He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia poco tiene que ver con el Dios propiamente bíblico, con el Dios de la vida o con la Vida entregada generosamente por la Palabra hecha carne. Tanto las cuestiones que nos vienen desde la filosofía o de las ciencias en cualquiera de sus disciplinas, no son ni las debemos considerar preguntas impertinentes o fruto simplemente de una sociedad secularizada, ajena a Dios; tal vez, son preguntas que más bien son una oportunidad de oro en la que el mecanismo del diálogo se abre como realidad sacramental para comunicar al Dios de la vida tanto para quien responde como para quien pregunta. 2.- Leer la Biblia ha sido y sigue siendo confrontarse con ese libro (o conjunto de libros) que contienen fuerza suficiente para engendrar situaciones humanas de liberación y plenitud, no simplemente porque sea un libro de altísima y singular literatura, sino porque, desde la perspectiva creyente creemos que es la Palabra de Dios, y esto significa que está preñada de Dios, y como tal está orientada en la misma dirección que el proyecto de Dios desde el comienzo. Las páginas de la Biblia recuerdan como el Dios de la Vida se traduce y desvela como canto a la plenitud, y por tanto, como potenciación de la dignidad humana. La historia del ser humano, bajo la influencia del texto bíblico se puede comprender como aquella que está llena de experiencias en las que puede ocurrir de todo, menos que Dios está ajeno a los problemas de las diversas generaciones humanas, y esto ha sido realizado por fidelidad de Dios a la historia y a la humanidad. 3.- La comunidad cristiana debe hacer todo lo posible para que "este tesoro en vasija de barro" que es el texto bíblico sea alimento de espiritualidad, fuente de reflexión teológica, fuego de compromiso, capacidad crítica de contrastar la realidad con la pretensión de Dios, igualmente fuerza para saber denunciar todo aquello que en la comunidad cristiana no se aquilata a las exigencias del Evangelio. La Historia ha comprobado que cuanto más se lee las páginas en las que Dios habla, el ser humano agudiza su sentido trascendente, le sirve de impulso para creer y crear una sociedad con otros parámetros, más allá de una inmanencia estrecha o una racionalidad enquistada. 4.- Quien lee la Escritura Santa no puede menos que, (salvando determinados pasajes y temas, como dijimos al principio), advertir que las páginas bíblicas cantan al Dios de la Vida, y una vida que se engendra en aquellos que siguen sus huellas. De estas huellas, hay una pisada especial, la del Hijo del Dios de la Vida, principio, cabeza, primogénito, fundamento, heredero y origen de la vida que nos rodea y nos embarga. Vida que pide nuestro seguimiento activo, de tal Almogaren 40 (2007) 125-142 141 142 Luis María Guerra Suárez: He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia forma que aquellos que constituimos la prolongación histórica de su misión tenemos como norma llevar la vida del Resucitado, incluso a las playas no pisadas por el corazón humano, o en los lugres periféricos en los que todavía no ha sido proclamada. La vida desde la dimensión más natural, primaria o física hasta la vida considerada como realidad que sobrepasa el tiempo y el espacio tienen que ver con Aquél que vino al mundo enviado por el Padre para que tuviéramos vida, y ésta la experimentáramos en abundancia por la efusión del Espíritu Santo. Luis María Guerra Suárez Almogaren 40 (2007) 125-142 |
|
|
|
1 |
|
A |
|
B |
|
C |
|
E |
|
F |
|
M |
|
N |
|
P |
|
R |
|
T |
|
V |
|
X |
|
|
|