AI.MO<'iAREN. 25 (99). P6g 85-96. O CENTRO TEOLOGICO DE LAS PALMAS
LA ENClCLlCA "FIDES ET RATIO" (FR)
RElVlNDlCAClON DE LA RAZON DESDE LA
DEBILIDAD DE LA FE
JOSEM ANUECLA STROC AVERO
PROFESOR DEL CENTRO TEOLOGICO DE LAS PALMAS
1. OBSERVACIONES
1. Observación metodológica. He tratado de hacer una lectura desde la
propia encíclica. Para tal fin tomo, sin descontextualizar, aquellas ideas del
documento que me ofrecen la posibilidad de construir un discurso, una línea
argumenta1 respetuosa con el texto pontificio y compatible, a la vez, con mi
capacidad limitada de situarme y hacerme cargo del tema en cuestión.
2. Observación circunstancial. El periódico "El Mundo", del 26 de
diciembre de 1998, en la segunda editorial de la página 3, bajo el título "El
Papa, por los Derechos Humanos", afirmaba:
(Karol Wojtyla ...) "un personaje que los aficionados a los
estereotipos se ven obligados a revisar, a reevaluav, con gran
sorpresa, cada día.. . ".
Tras leer este texto, podemos afirmar que algo está cambiando en los
medios de comunicación españoles con relación a la figura de Juan Pablo 11,
tildado repetidas veces de conservador y otras lindezas. Ese cambio de
percepción con respecto al Papa, no cabe duda de que es la puerta de entrada
86 LA ENCICLICA "FIDES ET RATIO" (FR) REIVINDICACION DE LA RAZON DESDE 1.A DEBILIDAD DE 1.A FE
a una mejor recepción de sus ideas, por lo general ignoradas interesadamente
en los ámbitos más seculares o cristianos progresistas
11. ESQUEMA GENERAL DE LA ENCICLICA: ASPECTOS
ESTRUCTURALES
Es la decimotercera encíclica de Juan Pablo 11 y es continuación de la
Veritatis Splendor (6 de agosto de 1993). Al parecer, el primer borrador lo
redactó el Papa hace doce años.
Va dirigida a los Obispos de la Iglesia Católica, firmada en Roma en la
fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz (14 de septiembre de 1998). El índice
se divide, en una introducción, a la que dedica 6 números, bajo el título del
oráculo délfico, Conócete a ti mismo, siete capítulos y la conclusión. En total
suman 108 apartados numerados. Una mirada atenta a las notas y citas nos
permite una primera aproximación desveladora de las lineas maestras en las
que se apoya la encíclica.
El concilio Vaticano 11 destaca con la mayor cantidad de referencias: se
acercan a 40, siendo las constituciones Dei Verhum y Gazidi~lme t spes las que
ocupan la primacía. Las referencias a Lumen gentium, Optatanz totius, Nostra
aetate y Ad gentes son fáciles de apreciar. Las citas que tienen que ver con Juan
Pablo 11, a través de otras de sus encíclicas e intervenciones, ocupan el segundo
bloque mayoritario de las mismas. Tanto la Redemptor honzinis como la
Veritatis splendor se ganan el número de referencias. No se quedan en número
menor las citas referidas al concilio Vaticano 1, en concreto a la constitución
Dei Filius; casi una decena. Tampoco podía ser de otro modo, pues junto con
la Dei Verbum, ocupan un puesto principal en el planteamiento de las
relaciones entre la fe y la razón. La Dei Filius es la primera intervención de un
concilio sobre este tema y la encíclica de León XIII Aeterni Patri (1879) ha sido
el único documento pontificio dedicado íntegramente a la filosofía.
En cuanto a los nombres personales que se citan, tanto en el cuerpo del
texto como en las notas, podemos reseñar desde los Santos Padres, a los
apologistas, filósofos y teólogos: Aristóteles, San Justino, Clemente de
Alejandría, Tertuliano, San Agustín, Orígenes, San Anselmo, Santo Tomás de
Aquino, San Buenaventura, Pascal, Francisco Suárez, Kierkegaard, Newman,
Rosmini, Maritain, Gilson, Edith Stein, Soloviov, Florenskij ... San Agustín,
San Anselmo y Santo Tomás de Aquino son los autores más citados.
Las citas que tienen que ver con las intervenciones del Magisterio
recorren los dos mil años de cristianismo: desde Calcedonia a Toledo y Braga,
Vienne y Lateranenses IV y V, por ejemplo, junto con otros documentos
J O S M~ A NIJEL CASTRO CAVEKO 87
pontificios como las encíclicas, Pascendi (1907) de Pío X, o de Pío XI la Divino
redemptori (1937), de Pío XII la Humani generis (1950). .. La encíclica Aeterni
Patri de León XIII es citada en cuatro ocasiones, y eso que la encíclica que
comentamos se presenta relacionada por el tema con aquella. Destacar
también otros servicios al magisterio del Papa, a cargo de la Sagrada
Congregación para la Doctrina de la Fe -Mysterium ecclesiae (1973), Libertatis
nuntius (1984), Donum veritatis (1990)- o de la Comisión Teológica
Internacional o la Pontificia Comisión Bíblica.
111. INTRODUCCION: EXPLICACION DE NUESTRO TITULO
El mensaje cristiano desde su orígenes ha tenido necesidad de acercarse
a la filosofía (Pablo en el Areópago"), Hch 17). Pioneros de este encuentro,
Justino, Orígenes, Agustín. Contribuyeron a desarrollar el pensamiento
filosófico, no sólo a cristianizar el pensamiento de la época. En una época
contagiada de gnosis, contraria a la razón, los apologistas cristianos fueron los
grandes defensores de la racionalidad. Más tarde la escolástica culmina la
armonía entre la razón y la fe, gracias al genio de Tomás de Aquino quien
dialoga con el pensamiento hebreo, árabe y aristotélico. Como la gracia supone
la naturaleza y la perfecciona, así la fe supone y perfecciona la razón (ST 1, 1 ,8
ad 2).
El drama de la separación entre el conocimiento de la filosofía y el de la
fe ocurrió a finales de la Edad Media ''l. La causa principal fue el excesivo
espíritu racionalista de los pensadores, también de los teólogos. En esta órbita
de confrontación se mueve la mayor parte de las radicalizaciones filosóficas
modernas: el idealismo, el humanismo ateo, el positivismo científico y
metodológico, el eclecticismo, historicismo y modernismo (negación del valor
perenne de la verdad), el pragmatismo y el nihilismo(').
La cultura moderna ha cambiado el papel de la filosofía, reduciéndola a
un saber marginal'"', incapaz de elaborar respuestas de conjunto y propuestas
universales. En estas circunstancias de pensamiento débil o derrotado, la fe
sale en defensa de la filosofía, reivindica desde su debilidad causada por
errores y maestros de sospecha, la necesidad de la razón. De la crítica también
se aprende. Es el primer paso de la honestidad sobre la que se asienta esta
(1) Esta circu~islanciap aradigmática del cristianismo primitivo ha sido evocada en el último
Sinodo celebrado sobre Europa, para calificar la situación de "apostasía tranquila" (card.
P. Eyl), dc exilio (card. Danneels) o indiferencia de los hombres y mujeres europeos frentc
al Cristianismo.
(2) Para esta cuestión cf: E. GILSON, La filosofin en la Edad Media, Madrid 1972, sobre todo
las páginas dedicadas al balance, 696 SS.
(3) FR 46.
(4) FR 47.
88 LA ENCICLICA "FIDES ET RATIO" (PR) RElVlNDlCAClON DE LA RAZON DESDE LA DEBILIDAD DE LA FE
encíclica. Reconoce que, en aquellos pensadores impulsores de la ruptura entre
la razón y la fe"', aparecen gérmenes preciosos de pensamiento, como ayuda
nada despreciable para descubrir el camino de la verdad: los análisis sobre la
percepción y la experiencia, el inconsciente, la libertad, los valores, son claros
ejemplos.
La fe, desde la debilidad, sometida a crítica y sospecha, clama por la
necesidad de la razón, la reivindica como compañera y ella misma se presenta
y ofrece como complementaria, se hace "abogada convencida y convincente de
la razón" (61.
Si la razón, al romper su vínculo con la revelación ha perdido su meta
final y ha dejado de preguntarse por la radicalidad del ser, la fe, privada de
razón, se refugia en la experiencia y el sentimiento y deja de ser propuesta
universal. La razón, al margen de la fe, se apoltrona en la intolerancia, se cierra
al plus que la sobrepasa, cierra los ojos a otras realidades, se revuelca en su
misma incoherencia. La fe le aporta a la razón una dimensión crítica, un
complemento, un abrir los sentidos a todo lo que es un hecho humano. La fe
aporta la "parresía", la razón la audacia"). Esta encíclica reivindica la unidad
profunda entre fe y filosofía '". Si la teología clásica afirmaba que la fe
perfecciona a la razón, estamos en condiciones de sostener que sin la razón la
fe acaba por no decir nada, por no hacer preguntas ni ofrecer respuestas.
11. LECTURA DE LA ENCICLICA DESDE LA TEOLOGIA
FUNDAMENTAL
El comienzo de la encíclica no podía ser más sugerente, sea creyente el
lector o no: "La fe y la razón son como las dos alas con las cuales el espíritu
humano se eleva hacia la contemplación de la verdad".
a) LA INTERROGABILIDAD HUMANA
Lo humano es preguntarse, así lo atestiguan las culturas y la historia. La
encíclica define al ser humano como aquél que busca la verdad'" y aquél que
(6) FR 56.
(7) FR 48.
(8) FR 48.
(9) FR 28.
Es oportuno recordar algunas precisiones decisivas sobre la verdad: a) las verdades
buscadas no pertenecen sólo al ámbito filosófico, de la investigación científica o de la vida
diaria, la verdad que se pretende es la verdad de la persona: lo que ella es y manifiesta en
su interior (FR 30 y 31). b) Esta búsqueda en el ámbito teórico se concreta en lo práctico:
se busca la verdad y el ser humano toma el camino de realizar el bien (FR 25). c) La
búsqueda de la verdad se afianza en confianza y fidelidad Iiacia el otro (por ejemplo, el
mártir: ha hallado cn Cristo la verdad de su existencia) (FR 32).
JOSE MANUEL CASTRO CAVERO 89
vive de creencias(1o¿iC. ómo surge esa pregunta por la verdad? Del interrogarse
sobre el sentido de la historia, de la vida y su destino, la-muerte y el
sufrimiento. Ante estos interrogantes nadie puede esconderse; el preguntarse
implica ya una primera respuesta. Esta búsqueda interminable supera las
verdades parciales: la verdad deberá explicar el sentido de la vida. Cuando se
indaga en el porqué de las cosas la razón humana se abre a la religiosidad(llJ.
Se entiende que la Iglesia esté obligada a servir su respuesta de salvación
a este misterio humano de búsqueda. En esto consiste la diaconía de la
verdad("', entroncada con la misión de Cristo-profeta, por cuanto los cristianos
son responsables de buscar la verdad, comprenderla y hacerla cercana. Por lo
tanto, la fe necesita de la filosofía ya que contribuye a formular la pregunta
sobre el sentido de la vida y a trazar la respuesta: la filosofía es una de las tareas
más nobles de la humanidad "'l. La Iglesia aprecia ese esfuerzo (l4, pues la
filosofía es ayuda indispensable para profundizar la inteligencia de la fe y
comunicar la verdad del Evangelio.
b) LA REVELACION COMO PUNTO DE PARTIDA
La base de la reflexión de la Iglesia es la revelación. Es consciente de ser
depositaria de un mensaje que no proviene de su esfuerzo especulador sino que
su origen es Dios (2Cor 4,l-2; 1Tes 2,13; Ef 1,9; ...). Dios, por ser fuente de
amor se da a conocer (Ex 33,11; Jn 15,14-15; DV 2), y al ser conocido por el
hombre, éste culmina en el conocer el sentido de la existencia.
La revelación de Dios se inserta en la historia y en el tiempo. La historia
es el l~lgar en donde podemos constatar la acción de Dios en favor de la
humanidad (Gál 4,4; DV 4 y 8) ("'. La encarnación del Hijo jamás la hubiera
podido imaginar la mente humana; por eso en la revelación se ofrece al ser
humano la verdad última sobre el hombre y la historia: el misterio del hombre
solo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado (GS 22) (l"'. El concilio
(...) La verdad en la concepción desarrollada por la encíclica FR es una y única; universal y
absoluta; para todos y para siempre; definitiva y última; dadora de sentido (FR 27,33,83).
Frcnte a todo i~itentod e soberbia, la verdad no puede oponerse al amor; éste conjura los
peligros del dogmatismo y de la intolerancia. En otro orden de cosas, a la verdad, afirma
el docu~iicntop ontilicio, se le tiene miedo por la exigencias a las que se abre (FR 28).
(10) FR31.
(1 1) G. STEINER, Presencirr.~ reales, Bai-celona 1998, pp., 261 y 267. Lo inexplicable y el
impci-ativo dc la interrogación nos hace ser vecinos de la trascendencia. Si Dios existe o no
es la única pregunta inextirpable en el hombre.
(12) FR2.
(13) FR 3.
(14) FR 5.
(15) FR 12.
(16) En un texto antiquísimo, de Minucio FELIX (s. III), leemos: "No se puede conocer la
esencia dcl hombre, si antes no se ha escudriñado a conciencia la esencia de Dios". De otra
manera. pero diciendo lo mismo. es la sentencia de E. BRUNNER: "Díme qué Dios tienes
y te diré que clase de hombre eres".
Vaticano 1 (const. Dei Filius, Dz 1785, 1795), dirá que por la razón humana
llegamos al Creador, y lo mismo por el conocimiento de la fe'").
c) LA UNIDAD DIFERENCIADA DE LA FE Y LA RAZON
El hombre por su naturaleza desea saber (Aristóteles, Metafísica 1, 1);
busca la verdad, objeto del deseo, pues el hombre sabe que sabe ("). Sabio es
quien ama y busca la verdad (Si 14,20-27), sostienen los Libros Sapienciales.
Para el mundo bíblico existe la convicción de que hay una profunda e
inseparable unidad entre el conocimiento de la razón y el de la fe. El mundo y
todo lo que sucede en él, la historia, son realidades que se han de ver, analizar
y juzgar con los medios propios de la razón y sin ser extraña la fe. La fe no
viene a limitar la autonomía de la razón, sino que agudiza la mirada interior
sobre los acontecimientos, destacando la presencia de Dios en ellos (Sal 14
(13),1). La fe y la razón están dentro una de la otra, y cada una dispone de su
propio espacio de realización ('".
San Pablo reconoce a la razón una capacidad casi ilimitada; podemos
reflexionar críticamente sobre nuestra capacidad de conocer, esto es la
capacidad metafísica del ser humano. Capacidad trastocada desde la
desobediencia originaria (Rom 1,21-22). El acontecimiento Cristo ha
introducido redención en la razón debilitada. El punto central es la muerte de
Jesucristo en Cruz, lugar en el que el fracaso de la razón humana llega al
extremo (1Cor 1,20). Tornar este acontecimiento de fracaso en "sabiduría de
la Cruz" lleva a superar los límites de la razón y obliga a abrirse a la
universalidad de la verdad. La "locura" de la cruz es el escollo de la relación
entre la fe y la razón, su frontera, pero también el espacio en el que pueden
encontrarse. (jcómo la debilidad es signo de fuerza; cómo la muerte es fuente
de vida y amor?). La fe es respuesta c be diente'^") al misterio del Dios que se
revela. Esta es una verdad fundamental del cristianismo.
(17) Son dos órdenes de conocimicnto, distintos por su principio (en uno conocemos por razón
y en otro por fe divina) y por su objeto (unos alcanzados por la razón, otros sólo conocidos
y creídos por haber sido revelados). Por lo tanto, entre la fe, que se apoya en el testimonio
de Dios, y la razón, que se apoya en la percepción de los sentidos y la experiencia, no existe
confusión.
Las verdades de la fe y de la ciencia no pueden contradecirse jamás, cf. GGaeo, FR 34
n. 29; GS 36; para San lreneo (AH), la gloria de Dios es la gloria del hombre.
(18) "He encontrado muchos que querían engañar, pero ninguno que quisiera dejarse
engañar", San Agustín, Confesiones X.
(19) FR 16 y 17.
(20) Cuando se dice obediente se entiende que interviene tanto la inteligencia como la voluntad
(Dei Filius, Dz 1789). En el acto de fe se respeta la autonomía de la criatura y su libertad,
a la vez que obliga a no negarse a plantear la trascendencia.
(21) FR 49; Humani Generis (Pío XII, 1950).
JOSE MANUEL CASTRO CAVERO
d) LA FUNCION DEL MAGISTERIO
La Iglesia no propone una filosofía propia(21é1s;t a procederá conforme a
sus métodos, en autonomía, orientada a la verdad. La competencia del
Magisterio no es rellenar lagunas filosóficas, sino reaccionar ante las tesis de la
filosofía que ponen en peligro el dato revelado. En ese aspecto ejerce el
Magisterio un discernimiento crítico'"'.
En la situación actual, advierte la encíclica, se deja ver el problema de la
desconfianza de la razón. En algunas teologías se vuelve al racionalismo (por
incompetencia filosófica del teólogo) y al fideísmo (como desprecio a la
teología especulativa y bajo forma de biblicismo, haciendo de los textos
sagrados la única verdad, marginando la Tradición) '"l.
e) LA CIRCULARlDAD ENTRE LA TEOLOGIA Y LA FILOSOFIA
La teología es ciencia de la fe a la luz de un doble principio
metodológico: "ex auditu fidei y ex intellectu fidei". Como consecuencia, la
teología asume los contenidos de la revelación, y responde a las exigencias con
la reflexión.
La relación de la teología con la filosofía se podría definir en un sentido
de ci rc~lar idad(E~l~ p)u. nto de partida de la teología es siempre la palabra de
Dios, y su objetivo la inteligencia de la fe. La filosofía, conforme a sus propias
leyes favorecerá la comprensión de la palabra de Dios. De esta circularidad
(22) La primcra vez que en las relaciones entre la fe y la razóii intervino un concilio ecuménico
fue con la constitucióii Dei Filiu~d el Vaticano 1. Se puso de relieve que son iiiseparables e
irreductiblcs: hay u11 doble ordcn de conocirnicnto, distinto por su principio y por su
obieto. La iniciativa del concilio surg-ió p.ara hacer frente a dos extremismos, el fideísmo y
el iacionalismo
(\23), T radición v Escritura son el devósito saerado de la valahra de Dios. v iunto al magisterio
son las tre; referencias para la iglesia: 10s tres no puiden subsistir de forma independiente,
DV 9 s. En rclación a este apartado de la encíclica, el pastor bautista de Roma se muestra
contrario, pues, para los protestantes (sic) es central el principio de la "sola Scriptura", cf.
"Vida Nueva", (Pliego), 7 de noviembre de 1998. p.26.
(24) FR 73.
La prcgunta la reformulamos para nuestro tcma de cste modo: ¿,Cuál es el presupuesto
para la comprensión de la revelación cristiana'? o de otro modo ¿cómo y porqué los
creyentcs cristianos ven y leen en la historia lo que otros, no creyentes. no ven ni son
capaces de leer? En e1 fondo sigue siendo la vieja prcgunta por la Teología ~iatural.
Es sobre todo P. TILLICH quien la ha sometido de nuevo a examen, en su Teología
sistemrítica, 1, Salamanca 1982, págs., 86 ss. Paul TILLICH evita deducir la pregunta por la
existencia humana de la respuesta que da la revelacióii. Porque si la revelación cristiaila no
respondc a una pregunta que sc plantea previamente a la revelación y en independencia
rcal de ella, entoiices, su respuesta será inconiprensible y si11 sentido. Hay que reconocer
que el llamado método de correlación tuvo su iilfluencia en la dimensión cvangelizadora y
ecuménica de los documentos del Concilio Vaticano 11; así mismo cs de reconocer que
Juan PABLO 11 se ha referido de modo especial a la importancia del cultivo metodológico
de la correlación en teología (JPII, L<a,fer, aiz vital y perrnnnelzte en ILI teologítr, Discurso a
los teólogos españoles en el A. Magna de la U. P. de Salamanca. Ad hoc A. GONZALEZ
MONTES, Nrrtiirnleza v métodos de la TF. en "Salmantice~isis" XXXlI (1985), 346. nota
22). El método de correlación según TILLICH procede de la siguiente manera:
92 L/\ LSCICI.ICA -FIDES ET R,\TIO" ( t R ) REIVINDICACION DE LA RAZON DESDE LA DtBIL.IDAD DE LA FF
sale enriquecida la filosofía, ahí están los nombres de grandes teólogos
cristianos que destacaron como filósofos: San Gregorio Nacianceno, San
Agustín, San Anselmo, San Buenaventura, Santo Tomás de Aquino, el
cardenal Newman, Rosmini, E. Stein, Maritain..
Al hablar de una filosofía cristiana es preciso tener en cuenta que no
representa la modalidad oficial de la Iglesia; es un modo de filosofar cristiano;
se refiere a la filosofía que toma en cuenta los avances del pensamiento
favorecidos por las aportaciones directas o indirectas de la fe. La filosofía
cristiana presenta dos aspectos; uno subjetivo, sirve a una purificación de la
razón (Pascal y Kierkegaard); el otro, objetivo, la revelación propone verdades
que la razón por su cuenta jamás hubiera advertido, tales como un Dios
personal, libre y creador, la realidad del pecado; la concepción de persona
como ser espiritual y la dignidad, igualdad y libertad de los hombres, han
influido en la reflexión filosófica que el pensamiento moderno ha llevado a
cabo.
La teología necesita a la filosofía como interlocutora que verifique la
inteligibilidad de la fe(L')D. esde el momento que la filosofía entra en relación
con la teología, y acepta las verdades de fe, queda bajo la autoridad del
Magisterio y de su discernimiento. Esta será siempre la piedra de choque con
la que tendrá que tropezar el cristianismo al hacerse presente en el mundo('").
(24) 1. 1-ealiza un análisis de la situación humana del que surgen las cuestioiies existenciales.
2. demuestra luego quc los símbolos utilizados en cl mensaje cristiaiio son las
respuestas a tales cuestiones.
Ya cn CALVINO (TILLICH, o. c., 90)se puede encontrar la esencia del iiiCtodo de
corrclación: "El conociinicnto de nosotros no sólo es una incitación para buscar a Dios,
sino que es una gi-an ayuda para encoiitrarlo ... nadie llega al verdadero conocimicnto de
sí mismo sin haber contemplado primero el carácter divino y haber descendido después a
su propia consideración" (Itzstit~iciún1, , 48).
En el método de correlacióii existe dependencia entre pregunta y respuesta; sólo
quienes han experimentado la sacudida del no ser. la congoja de su finitud, puede
comprender el sigiiificado de la noción de Dios. La revelación responde a interrogantes
siempre formulados, porque son interrogantes-iiosotros-mismos (TILLICH, 88). Lo que
no puedc afirmarse con el inétodo de corrclación es que Dios cxiste porque lo necesitamos
según nuestras preguntas. Eso sería tapar agujeros, un dios foiitanero. El método de
correlación establece que la rcspuesta 110 es una salida irracional ante la pregunta
existencial.
La razón no es uiia fuente de la teología, no produce sus contenidos, la razón no crea
a Dios (TILLICH, 78).
(25) "Si el teólogo recha7ase la ayuda de la filosofía. correría el riesgo de Iiacer filosofía sin
darse cuenta y de encerrarse eii estructuras de pensamicnto poco adecuadas para la
inteligencia de la fe.. . si el filósofo cxcluyera todo contacto con la teología, debería llegar
por su propia cuenta a los conteiiidos de la fe cristia~ia" (FR 77).
(26) "Todo el que crcc, piensa, picnsa creyendo y cree pensando: si lo que se cree no se piensa.
eiitonces la fe es iiula" (San Agustín, De ~~rnerlesiinnriorzsen nctorum, 2, 5: PL 44, 963).
JOSF MANLJEL < ASTRO CAVEKO 93
La respuesta a la crisis de sentido actual está en el misterio de la
encarnación. La sagrada escritura nos enseña que la deficiencia de la
naturaleza no es debida a la materia sino a una manifestación de, la libertad
humana. En esto nos presenta un planteamiento del problema del sentido de la
existencia y ofrece la respuesta, Cristo, realizador de la existencia humana.
Este es el resumen de la filosofía contenida en la Biblia"". Volvemos, de este
modo al problema por antonomasia: atestiguar la legitimidad discursiva de la
revelación. En la situación actual se duda del sentido de la pregunta por el
sentido; el dominio del escepticismo y la nihilidad han degradado a la filosofía
y a la razón a la categoría de mera instrumentalidad.
La filosofía establecerá relaciones amistosas con la palabra de Dios, si
acoge las exigencias siguiente^'^":
1. recuperar su dimensión sapiencia1 (yo diría también profética), la
búsqueda de sentido último y global de la vida. De este modo recupera ser
instancia crítica que señala a las diversas ramas del saber científico sus límites,
además señala los valores últimos del saber y el obrar humano.
2. verificar la capacidad del ser humano de llegar al conocimiento de la
verdad (GS 15) (adaequatio rei et intellectus). No entender solo los fenómenos
sino la realidad inteligible (llamémosle paisaje).
3. Una filosofía de alcance metafísico, que busque la verdad y se plantee
el objetivo de llegar a lo fundamental y último. La teología que se quede sin
horizonte metafísico resulta mera experiencia y análisis descriptivo. La
metafísica es una mediación privilegiada en la búsqueda teológica "'). El
elemento metafísico es el camino que lleva a la filosofía a superar la crisis que
la afecta en la actualidad.
A la teología le corresponde afrontar las exigencias de las culturas para
conciliar en ellas el contenido de la fe y la inteligibilidad de la revelación, ese
será su objetivo fundamental'"'). Su reflexión se centrará en la contemplación
del misterio trinitaria, al cual se llega reflexionando desde el misterio de la
encarnación, horizonte en el que se produce la kenosis de Dios, la debilidad de
la fe frente al poderío de la razón. Para ello se propone el examen atento de las
fuentes, los textos escriturísticos y de la Tradición, fundamentando la relación
entre el significado y la verdad que los textos quieren comunicar. Se propone
también la comprensión de la verdad revelada, o "intellectus fidei", para lo
94 1-A ENCICLICA "FIDFS ET RATIO" (FR) KEIVINDICACION D t LA RAZON DESDE LA DFRlLlDAD DE LA FE
cual recurrirá a la filosofía del ser, para responder al problema de la verdad,
que es dinámica y a pesar de los cambios históricos no se reduce a una verdad
funcional sino que permite la apertura plena y global hacia la realidad entera.
La recuperación de la filosofía es urgente para la comprensión de la fe,
ante los retos contemporáneos, sociales, económicos, políticos y científicos '"l.
La filosofía y la fe ejercen una función mutua de examen crítico y estímulo para
progresar en la búsqueda del sentido último de la vida. La filosofía es de un
gran valor para la comprensión de la fe, y cuando se olvida de la verdades de
la revelación lo sufre acrecentando sus propias limitaciones.
g) EL DIALOGO DEL CRISTIANISMO CON LAS CULTURAS
La encíclica se interesa por este problema y le merece una reflexión
específica("'. El encuentro con otras culturas se encuentra en el origen del
cristianismo y hoy, al abrirse a nuevas áreas culturales, nacen cometidos nuevos
de inculturación '"). La India recibe la atención del Papa, aunque más adelante
extiende su preocupación a toda Asia y Africa. ¿Se espera de la India la
novedad, esa nueva experiencia inculturadora de la que carecemos desde
Tomás de Aquino? Los criterios de discernimiento para el diálogo o encuentro
entre el cristianismo y las culturas están dados en la Declaración del Vaticano
11, Nostra aetute. Los criterios son los siguientes: a) la exigencias del espíritu
humano son idénticas en cualquier cultura; b) la Iglesia no puede olvidar la
herencia grecolatina; c) no encerrarse en lo propio para rechazar otras
tradiciones
CONCLUSION Y CRITICA
Encuentro en la lectura cierto descuido en el estilo y en la forma. Una
exposición desordenada, falta claridad de planteamiento y organización
expositiva. Como muestra, los nn. 55 y 61, donde se inicia una reflexión sobre
la crisis actual de la filosofía en la teología, luego la deja de lado y más adelante
vuelve a ella. Esta misma despreocupación expositiva se ve en otras páginas de
la encíclica. (Por ejemplo en la introducción no comienza con los motivos que
animan a elaborar la encíclica).
Sostener que el tomismo reformado fue la raíz que alimentó la teología
del Vaticano 11, no me parece una afirmación afortunada (FR 58 s.). Aquellos
(33j A este respecto picnso que no están superadas las ideas expuestas por la Exh. Ap.
Evnn~rlii nliririnndi.
(34) FR 70, 71 y 72.
JOSI: MANUEI. CASI'KO CAVER<> 95
teólogos rompieron con el método (Chenu, Conhst, De Lubac, Daniélou,
Rahner, Schillebeeckx, Haring.. .) propuesto, lo cual les valió injustas sanciones
eclesiásticas.
Podríamos preguntarnos si están todos los que son o faltan nombres
señeros de la relación entre la teología y la filosofía, pienso en Teilhard,
Blondel, Zubiri, por ejemplo.
En el n. 105, ya en la conclusión, al hacer una serie de llamadas a
distintos sectores intelectuales, una va dirigida a los responsables de la
formación sacerdotal. Me ha dejado circunspecto el texto siguiente: ". . . cuiden
la preparación ,filosófica de los que habrán de an~~nc iaelr E vangelio al hombre
de hoy y, sobre todo, de quienes se dedicarán al estudio y la enseñanza de la
teología ". Da la impresión de bendecir dos tipos de formación sacerdotal. ¿No
sería más prudente no hacer distinciones a esa altura de los estudios?
Por lo demás, tras una lectura reposada, atenta y con bolígrafo y papel,
no he sentido resquemor alguno. Lo que he leído en esta encíclica lo juzgo
evidente, un documento sólido y claro, que no dice nada nuevo ni se pierde en
conjeturas. ¿Resulta pertinente un texto de estas características? Creo que
recordar nunca está de más, como tampoco, señalar errores y proponer
soluciones. Ojalá sea un documento suscitador.
No me importa acabar con una referencia a U. Eco ("El País", 2 de
noviembre de 1998, 38), quien se ha desmarcado de las críticas de la
intelectualidad italiana a la encíclica. En su opinión, la New Age es la principal
amenaza hoy para el cristianismo, una religión para no creyentes que tiene más
dioses que cualquiera de las religiones reveladas; parece cierto eso de que los
ateos son más supersticiosos que los creyentes. Chesterton, a juicio de Eco,
tenía razón cuando afirmaba que, si la gente deja de creer en todo, empieza a
creer en todo. En Italia la FR ("El País", Babeliu n. 370, 12 de diciembre de
1998, pp. 2 y 24) ha permanecido una semana entre los 10 libros más vendidos.
Es tiempo de tomar en consideración que los charlatanes han engañado
siempre a los simples. Motivo suficiente para empeñarnos y afanarnos cada vez
más en dar fuerza a la razón, depurada de racionalismos, para desenmascarar
todas las falsedades que se nos presentan recubiertas con los más variados
atractivos, como las luces de neón nocturnas que atraen a los tugurios a los más
solos de la vida.
SELECCION DE COMENTARIOS SOBRE LA "FIDES ET RATIO"
DOMINGO MORATALLA, A,, Cornent~lriosa la carta Encíclica 'Fides et ratio'. en
"Diálogo Filosófico" 43 (1999) 95-103.
96 LA ENCICLI<'A "IIDLS LT R/ZTIO" (FR) RFIVINDICACION DF 1.A RA70N I l t S V t LA DEBILIDAD DL LA FL
GARCIA, J.A.. Ltr dimensión sapiencia1 de la filosofla, en la Fides et ratio, en "Scripta
Theologica" XXXII3 (1999) 82 1-851.
GARCIA MORIYON, F., Alg~lntrs reflexiones provocadas por la lectura de la Encíclica
Fide.r er vario. en "Diálogo Filosófico" 43 (1999) 89-94
HENRICI, P.. La Chiesn e la filoso,fia. Iiz ascolto riellir Firles et ratio, en "Gregorianum"
8014 (1999) 635-644.
ILLANES. J.L., Fe y razón, Filosofía y Teologia. Consideraciones al hilo de la Fides et
ratio, en "Scripta Thcologica" XXXII3 (1 999) 783-820.
LARGO DOMINGUEZ, P., La Encíclica Fides et ratio. De la verdad y cuestiones ufines,
en "Ciencia Tomista" 126 (1999) 227-258.
MOROS, ER., La Enciclica, Fides et rntio. Notas sobre sil recepción, en "Scripta
Theologica" XXXII3 (1999) 867-889. En estc artículo encontramos el más
exhaustivo seguimiento de lo publicado sobrc lan Fides et ratio sin ignorar
ningún medio de comunicación: revistas teológicas, filosóficas, periódicos y
páginas de Internet.
ODERO, J.M., Hticer filosqficr ypensar teológicanzerir. en "Scripta Theologica" XXXII3
(1 999) 853.865.
PIE-NINOT, S., La Encíclica Firles et rutio y Icr Teología Fi~ndamc3ntal: hacia unu
proplresta, en "Gregorianum" 8014 (1999) 645-676.
TEJERINA ARIAS, C., La razón [ir ILI fe en el conflicto de las racionalidndes.
Reflexioiies n propósito (le In Fides et ratio. en "Religión y Cultura" 210 (1999)
473-494.
SANCHEZ SORONDO, M., Hacia unafiloso,fi~ar bierta a la,fe, en "Scripta Theologica"
xxxrn (1999) 771 -781.
SANCHEZ SORONDO, M., Conzent~irioa IB Enciclic~rF irles e f ratio, en "Cuenta y
Razón" 110 (1999) 7-18.
COMMUNIO 21 (1999). Número monográfico dedicado a la Encíclica.
José Manuel Castro Cavero