UN LEGADO INDIANO A MOGÁN: LA ERMITA
DE SAN ANTONIO DE PADUA, OBRA A INCLUIR
EN EL CATÁLOGO ARQUITECT~NICO DE LUJÁN PÉREZ
La vincdacicín de! archipiélago canario con el continente ameri-cano
es muy frecuente a partir de los viajes colombinos. El elevado
número de canarios que pasa a residir en el Nuevo Mundo desde esas
tempranas fechas se traduce en la arribada a nuestras islas de nume-rosas
piezas artísticas; prueba de ello es el importante legado indiano
que hoy forma parte de nuestro acervo patrimonial.
Sin duda alguna, la orfebrería constituye el género más importan-te,
desde el punto de vista cuantitativo ', sin que por ello resulten
desdeñables las manifestaciones pictóricas y escultóricas 3. Como ha
señalado el doctor Domingo Martínez de la Peña, las obras pudieron
corresponder a encargos verificados desde las islas por parientes o
amigos, ser remitidas por expreso deseo del emigrante o traídas por
éste a su regreso 4.
En esta singular relación artística que se establece entre los dos
puntos geográficos, habría que considerar un capítulo igualmente tras-cendental,
como es el envío de donaciones económicas que permitie-ron
la adquisición de ornamentos para nuestros templos y decoración
de los mismos. Un ejemplo ilustrativo es el retablo de Santa Marta,
que se construye a finales del siglo XIX en la iglesia de Águimes,
costeado por doña Ana de Urquía y Espino, corriendo su pintura a
cargo de la colonia agüimense residente en Cuba 5.
Por supuesto, dentro de los objetivos del emigrante estaba la me-jora
económica, a la par que aliviar la situación familiar mediante el
envío a Canarias de parte de sus ahorros, acumulados en aquellas tie-rras
6. En ocasiones, esta cooperación tuvo mayor relevancia, pues su
memoria no olvidó el lugar de origen, llevando a cabo obras, algunas
de cierta envergadura, en beneficio del colectivo. La iglesia construi-
660 Ana María Quesada Acosta
da en Pájara (Fuerteventura) en el siglo XVIII bajo la advocación de
Nuestra Señora de la Regla, sufragada por un Contador de las Rentas
del Tabaco residente en Méjico ', constituye una muestra fehaciente
de lo expuesto, como también lo es la que supone el tema de esta
comunicación.
BREVES REFERENCIAS SOBRE EL FUNDADOR Y SUS DISPO-SICIONES
TESTAMENTARIAS
Se viene señalando Tejeda como lugar donde Matías Sarmiento vio
la luz primera, lo cual no deja de ser cierto si tenemos en cuenta que m
n Mogán, donde concretamente nació el 23 de febrero de 1743, era en- E
tonces un pago de aquella jurisdicción municipal. Ello explica que en O
la documentación parroquia1 del término encontremos la partida de -n-bautismo,
en la que consta ser hijo del matrimonio formado por Ni- m
O
E colás Sarmiento y Gregoria Martín El condicionante geográfico del E 2 nacimiento justifica la elección del pago para la concreción de su obra E
pía. =
Las razones que le llevaron a residir en La Habana nos son des- =
conocidas, si bien presumimos que no debieron de ser diferentes a la - - 0
de otros emigrantes canarios, estando fundamentadas, por tanto, en m
E
la esperanza de conseguir mejores condiciones de vida. No tenemos O
referencias de la fecha en que abandona Gran Canaria, pero cree- 6
mos que lo hizo siendo aún joven, pues resultaría extraño que en pocos n
E años lograra la relevante situación socioeconómica que llegó a dis- -
a
frutar en la capital cubana. 2
n
Efectivamente, nuestro personaje se convierte en un claro prototi- n
0
po del indiano triunfante que vio su objetivo coronado por el éxito. 3
Una lectura del segundo testamento, redactado en octubre de 1804 ante O
el escribano Cayetano Pontón, nos permite señalar que algunas de sus
actividades estuvieron vinculadas al mundo de los negocios. Aportó
capital y una casa de su propiedad. ubicada en la calle de la Muralla,
para establecer un almacén de víveres en compañía de Manuel Sán-chez,
y también fue copropietario de una tienda de ropa, teniendo
como socio a Pedro José Gordillo 9.
Además de la vivienda mencionada, en Cuba llegó a poseer otra
en la citada vía y «tres o cuatro solares (...) situados en tierra de
Redén, h a r i ~ n Jhfr pntp nl camino de! $,w-n, Pnrtidn de In Pr e n r n ~lo~.
Por otra parte, como veremos posteriormente, en la isla natal se haría
con diversos inmuebles en Teror y algunos terrenos en Tejeda. El valor
Un legado indiano a Mogdn: la ermita de San Antonio de Padua ... 661
efectivo de la herencia no consta en las mandas, pero sabemos que
algunas cantidades de la misma se invirtieron, según sus deseos, en
obras de carácter benéfico, lo cual deja traslucir su talante altruista.
En tal sentido, debemos destacar que, al margen de la donación
objeto de este trabajo, Sarmiento impuso 5.000 pesos para la funda-ción
en La Habana de una capellanía en favor del presbítero Matías
Sánchez, su sobrino. Durante el tiempo que permaneció en esta ciu-dad,
jamás olvidó a la familia que había dejado en Gran Canaria, a
la cual, según confiesa, remitió a lo largo de los años más de 12.000
pesos, con el propósito de paliar sus necesidades ".
Falleció en La
Habana el 6 de fe-brero
de 1809 a la 8
edad de sesenta y r
seis años, sin des- U
cendencia alguna, n -
= dejando como here- -
O
dera universal a Ma- 1 5
ría Micaela Coto, r
con quien había con- r
traído matrimonio, 3
presumiblemente en --- 0
Cuba, hacia 1777. m
r
De cumplirse las dis- U
posiciones testamen- U
tarias, sus restos, m
2
amortajados con el t
hábito de San Fran- 1
m
cisco, debieron de re- - n
cibir sepultura en el E 6
templo de la «Bene-rable
Orden IIIm 12.
Las referencias
expuestas se dedu-cen
del testamento
aludido, en el que
además declara su
intención de remitir
a Canarias 2.000 pe-sos,
destinados a la
construcción, en Mo-
662 Ana María Quesada Acosta
gán, de la ermita bajo la advocación de San Antonio de Padua 1 3 . Sin
embargo, debemos precisar que tal propósito ya figuraba en sus pri-meras
mandas, redactadas en la escribanía de Nicolás Frías entre 1793
y 1795 14, lo cual explica que en fechas previas a aquel segundo le-gado
se emprendieran acciones para llevar a cabo la tentativa.
Tan sólo cuatro días antes de fallecer, otro escribano, Juan Mesa,
registra un codicilo de Sarmiento donde expresa el deseo de dotar al
santuario con una capellanía de las denominadas laicales, en cuanto
que impone sobre una serie de propiedades un cierto número de mi-sas
15. Recogemos textualmente lo que indicó al respecto:
«( ...) y quiere y es su voluntad que precisamente en sus bie-nes
y no en otros se asigne la cantidad suficiente que reditue
doscientos cincuenta pp. anuales, los mismos que Da María
Micaela Coto, su consorte y legítima heredera remitirá en cada
una para que en aquella ermita se le diga otras tantas misas
por su alma, la de sus padres y demás de su intención y quiere
se aplique a los parientes más cercanos y en defecto del sacer-dote
pariente dirá muchas misas el cura beneficiado Dn. Fran-cisco
Pérez Quintana y por su fallecimiento de este entrará en
decir dichas misas el señor cura que le sucediera f...) y en su
virtud otorga que impone a censo redimible sede, sitúa y carga
sobre dos casas situadas en la calle que titulan de la Riela,
marcadas con los números cincuenta y dos la una y la otra con
el cincuenta y siete» 16.
LA CONSTRUCCIÓN DEL SANTUARIO
DILIGENCIAPRSE VIAS. PAUTASP ARA SU DISENO
Pasaron algunos años antes de que en la isla se promovieran los
primeros trámites para levantar la ermita. De esta desidia, el propio
benefactor, en carta fechada en 1803, culpa a su sobrino Juan José
de Cárdenes, a quien había designado como apoderado y responsable
directo de la obra. Con cierta vehemencia lo califica de inepto y se
lamenta «de los quebrantos que me has hecho causar». Para enton-ces,
Sarmiento no sólo había remitido ya 400 pesos, sino que tam-bién
tenía en su poder 70 pipas de aguardiente, 2.000 arrobas de azú-car
y 300 jarrones de miel, productos que pensaba enviar con el ob-jeto
de que fuesen vendidos aquí para invertir su importe en las
obras ".
Un legado indiano a Mogán: la emita de San Antonio de Padua ... 663
El contenido de la misiva surtió rápido efecto, pues Cárdenes re-curre
de inmediato al entonces obispo Manuel Verdugo solicitándole
la pertinente licencia de edificación. En la instancia expone claramente
uno de los motivos que indujeron a su pariente a pensar en verificar
la donación, cual era facilitar a los vecinos del pago, que ya alcanza-ban
un número de setenta, el cumplimiento con la misa y la instruc-ción
de los sacramentos, de lo que se veían frecuentemente privados
a causa de la larga distancia, entre cinco y seis leguas, que los sepa-raba
de las parroquias más cercanas, con el agravante que suponía
tener que atravesar para llegar ellas caminos poco transitables 18.
Con la finalidad de averiguar la solidez de tales aseveraciones, el
prelado requiere informes a Diego Navarro, párroco de Tejeda, quien
en su respuesta apoya la petición. Meses después será corroborada por
el presbítero Carlos María de Quintana, profundizando en aquellos
argumentos 19. Convencido el obispo, exige a Cárdenes la presentación
de un plano de la ermita como requisito previo e imprescindible para
la concesión de la licencia. Sobre aquélla, indica que se hiciera con
capacidad suficiente para acoger al colectivo vecinal, debiendo pre-verse
el aumento de éste con el paso de los años y, por ende, la po-sibilidad
de que algún día adquiriese el rango de parroquia. En su
opinión, la obra debía resultar sencilla y de buen gusto, recomendan-do
en función de ello que el diseño fuera ejecutado por un csugeto
inteligente» 'O.
Siguiendo tales indicaciones, Cárdenes solicita las trazas a uno de
los más destacados artífices de la época, José Luján Pérez (1756-
1815) 2', si bien es cierto que primordialmente éste disfrutaba de fama
por su quehacer como imaginero, con una producción que, desde una
consideración cuantitativa y cualitativa, es sensiblemente superior a
los trabajos de índole arquitectónico. No hay que decir que la rúbrica
de Luján supuso un aval más que suficiente para la aceptación de los
croquis, actualmente en paradero desconocido.
SUPEDITACDIE~ LNA LICENCIA EPISCOPAL A UN PROYECTO DE COLONIZA-CIÓN
DEL SO ISLENO
Disponer de esos planos poco ayudaría entonces, toda vez que la
edificación del templo se vería postergada por la aparición de un pri-mer
iriconyenien:e, ----T- ---l;---;A- "-0 -hl;m- O C \ ~ P ; T I P V Q ~ ~ l n l l n n c bUJU bAyIIbUbIUII 1LUO VV116U 2 U V l l U l U V l ~ UA~ULIVU
acontecimientos que tuvieron su origen en 1773.
Desde ese año se venía gestionando la formación de tres nuevas
664 Ana María Quesada Acosta
poblaciones en las bandas del sudoeste grancanario, donde pasarían a
residir unas cuatrocientas familias, a las que se les entregaría útiles,
semillas y tierras a cambio de que las trabajaran, abonando anualmente
un módico canon. El proyecto, sugerido por el obispo Servera 22,
pretendía satisfacer el hambre de tierra que sufría el campesinado
y proporcionar trabajo a una parte de la población que permanecía
ociosa 23.
Precisamente, Mogán conformaba, junto a Venegueras y Tasarte,
uno de los núcleos de asentamiento previstos. La tentativa fue expuesta
por primera vez ante Carlos 111 en noviembre de 1782. Defectos de
forma del expediente elevado provoc&on su devolución, acompañado
de algunas recomendaciones aprobadas por Campomanes, a la sazón
presidente del Consejo de Castilla, entre las que figuraba la realiza-ción
de un mapa expresivo de la localización de los poblados. Estos
debían ajustarse al esquema del Fuero ideado para Sierra Morena.
Además, se encomendaba a la Audiencia el perfeccionamiento del
proyecto 24.
Las intituciones de la isla trabajan en aras del buen fin de la em-presa,
aportando las posibles características de la misma, pero ningu-na
de ellas fue vista con agrado por el Real Tribunal de Canarias, y
distintas vicisitudes, que no narramos por exceder al objetivo de este
trabajo, suscitaron el desánimo general. Hacia 1802 resurge el inte-rés,
redactando la Audiencia un nuevo proyecto. Se encargan los per-tinentes
croquis, los cuales son concluidos en agosto de 1804, y, poco
después, enviados al Consejo, que no pudo juzgarlos entonces por
extraviarse durante la travesía. Dos años más tarde el Poder central
los reclama al regente Juan Benito de Hermosilla, quien cumplimenta
el mandato en el mes de septiembre. En 1807 el fiscal atiende la ini-ciativa,
pero los acontecimientos de mayo del siguiente año trajeron
consigo su abandono, cayendo en el olvido 25.
Queda claro que los trámites para la construcción de la ermita
aparecen insertos en esta última etapa, coincidiendo además el año del
diseño con el de la remisión de aquel expediente a Madrid. Es por
ello que antes de emitir su consentimiento el obispo cuestiona al re-gente
acerca de la ubicación designada para la parroquia «o endonde
podrá fabricarse con más comodidad de los fieles qe. han de poblar
allí, para qe. con esta ocasión, qe. se ha presentado puedan tener
desde luego la competente Parroquia» 26.
En su escrito el prelado aduce que no podía demnrar la concesicín
de la licencia ante la amenaza, expresada en diversas ocasiones por
Sarmiento, de efectuar otra fundación, en el supuesto de que la que
Un legado indiano a Mogán: la ermita de San Antonio de Padua ... 665
tratamos no llegara a materializarse. La Audiencia, aun comprendien-do
tal argumento, le hace saber que antes de proceder a señalar el
lugar debía aguardar la resolución del Consejo. No obstante, a título
de información le da a conocer la planificación del poblado:
«( ...) deberán construirse en paisaje y el más a propósito qe.
señala la Potestad Política o el comisionado que se nombre: una
Iglesia, y contigua a ella, las Casas del Ayuntamiento, Cárcel,
las del Cura y otra de oficio y necesidad pública, con las quales
se forma como el centro de la población al qual en lo sucesivo
puedan irse agregando voluntariamente los Pobladores o los que
les sucedan» *'.
De nada sirvió a Verdugo tales explicaciones, en cuyo ánimo pe-saba
el temor de que los trámites burocráticos sufrieran demora y, en
consecuencia, Sarmiento revocara las disposiciones referentes a ia
ermita. Por tal razón, no duda en dirigirle una misiva, comunicándole
detenidamente la magnitud del problema y garantizándole una rápida
solución. La reacción del prelado resultó de los más oportuno, dado
que su sospecha la confirma el propio Sarmiento en respuesta firma-da
el 18 de noviembre. Alega éste que recientemente había redactado
un nuevo testamento, mediante el cual anulaba las cláusulas relacio-nadas
con la fundación y dotación del templo; sin embargo, expone
su predisposición a restablecerlas, a tenor de las razones expuestas por
la mitra 28.
Verdugo se siente responsable de activar la obra, para, de ese
modo, hacer cumplir la promesa dada. Así, en enero de 1805, a tra-vés
del entonces vicario Andrés Arbelo, dirige nuevo oficio a la Au-diencia,
adjuntando la misiva del indiano. El objeto de la comunica-ción
era concienciar sobre la necesidad de fijar el punto donde había
de levantarse el santuario, para proceder de inmediato a su edifica-ción,
a fin «de no perder una proposición tan ventajosa, qe. al paso
qe. traerá desde luego indecibles utilidades espirituales a aquellos
fieles, aun quando no se verificara la institución de Parroqa podría
facilitar la reunión de vecinos» 29.
La petición es atendida por la Audiencia, resolviendo que el re-gente
designara a la persona más adecuada, la cual, en representación
de las autoridades, procediera a practicar la demarcación, siempre y
ruand~ que se ciñera a la organización espacial del futuro núcleo
poblacional, expuesta en el croquis remitido al Consejo de Castilla 30.
No obstante, nada se hace al respecto, pues se abre un período de
666 Ana María Quesada Acosta
inactividad que no se cierra hasta 1808, perdidas ya todas las espe-ranzas
de hacer cristalizar el proyecto colonizador para la zona.
DELIBERACIOSNOEBRSE LA OBRA
El tema de alineación del terreno a ocupar por la ermita se re-anuda
el 27 de julio de ese año, comisionando Juan Benito de Hermo-silla
a tal fin al presidente de la corporación municipal de Tejeda.
Unos días después, el ya mentado vicario decide enviar al párroco de
dicho término la anhelada licencia episcopal, el plano de la construc-ción
y «todo lo qe. verbalmente ha expresado Don Jose Perez Lujan
(sic), qe. hizo el diseño por donde se ha de levantar la obra de dha.
ermita, pa qe. arreglándose a ello, haga executar, lo qe. sobre este
particular, se le previene» 31.
ivleriianie escrito, ie participa que había enviado copia de ios pia-nos
a Matías Sarmiento, y éste, después de haberlos examinados, se
mostró conforme, disponiendo el más estricto cumplimiento de los
mismos. Partiendo de tal argumento, para actuar debidamente, según
los gustos del benefactor y no errar en la elección del solar, recomien-da
al entonces párroco de Tejeda, Francisco Pérez de Quintana, en
quien casualmente Sarmiento había confiado el seguimiento de su
proyecto, que además del alcalde de dicho término se hiciera acom-pañar
de Luján Pérez, quien le había asegurado estar «presto a ir por
seis pesos diarios contados desde que sale de aquí y el de su vuelta,
dándole bestia pa uno y otro y de cenar los días que permaneciese
ahb. En su opinión, procediéndose de esa forma siempre sería mejor
que contratar a otra persona no tan capacitada como el propio autor,
hecho que a la larga podía resultar más oneroso si se incurría en al-gún
defecto producto de una mala interpretación del diseño 32.
Siguiendo el criterio del vicario, la visita de Luján resultaría do-blemente
beneficiosa si se le aprovechaba para examinar las canteras
del término y explicar a los labradores las plantillas indicativas del
corte de la piedra. Por último, según confiesa, haciéndose eco de una
impresión del artífice sugiere dejar la dirección de las obras en ma-nos
de un oficial entendido, ratificando su parecer de «que no sólo
saldrá la cosa más bien hecha, sino también más baratan 33.
Resulta evidente que el sector eclesiástico deseaba a toda costa
implicar en tales asuntos al autor del diseño. Pero estas indicaciones
no debieron de convencer a los apoderados de Sarmiento -el sacer-dote
y su sobrino-, por cuanto que deciden obviarlas, exponiendo
Un legado indiano a Mogán: la ermita de San Antonio de Padua ... 667
sutilmente el primero de ellos al obispado las decisiones que al res-pecto
habían acordado. Sólo respetarían lo referente al emplazamien-to
de la ermita, puntualizando, por otro lado, que la inspección de las
canteras correría por cuenta de un afamado pedrero aruquense. No
descartan la posibilidad de llevar a Luján, pero advierte que si sus
honorarios, calculando la estancia, resultaban excesivos, Cárdenes era
partidario de contratar al maestro Juan Pedro Domínguez, vecino de
la Aldea, quien había adquirido cierta fama por haber dirigido algu-nos
trabajos en el templo de Gáldar 34.
Suponemos que no se llegó a un acuerdo económico con Luján,
pues será finalmente el alarife mencionado el que, a principios de
1809, colabore en la elección de la ubicación más adecuada y reco-nozca
los alrededores en busca de la piedra. Sobre este último aspec-to
hemos de indicar que Domínguez no encuentra más que la necesa-ria
para labrar puertas, ventanas y esquinas, lo que le lleva a pensar
en la imposibilidad de levantar el edificio acorde con los planos del
artista guiense. La única solución era extraerla de otros puntos de la
isla, tentativa que descarta considerando su escasa rentabilidad, en base
a los crecidos costos del transporte 35.
La inexistencia de piedra obligó al maestro a trazar un croquis,
dando a la nave 24 varas de longitud y 10 de latitud. Pero este dibu-jo
sólo tendría, en principio, un carácter eventual, pues se aduce que
si en un futuro se descubría alguna otra cantera, podría levantarse el
crucero y la sacristía 36, manifestaciones que cobran importancia, dado
que nos revelan la planta ideada por Luján, que, como comentaremos
oportunamente, sufrirá ligera variación.
En el mes de marzo Pérez de Quintana solicita al obispado que
se le faculte para bendecir la primera piedra del edificio y, así, poder
comenzarlo en breve plazo 37. Por el momento no obtiene respuesta,
y en los últimos días de ese mes se dirige otra vez a las autoridades
eclesiásticas, reiterando idéntica petición y recabándoles ahora permiso
para trabajar en la construcción, incluidos domingos y días festivos,
<:p:yn~h?a- !Im-se muy remn?ns nsi !os o f i c i n ! ~r~om o peones, que sea
necesario conducir de otros lugares» 38.
Pero la mitra no estaba dispuesta a autorizar ni lo uno ni lo otro
sin que antes se le enviaran los dos croquis, especialmente el de
Domíguez 39, suponemos que con el objeto de comprobar si realmen-te
ofrecía calidad. Se había mal interpretado la intención del maestro
a!deano, p e s , t d cemo seña% P,! s~cerdete, 12s trizar de Lcjh se-guían
siendo válidas, «por cuto motivo, no ha sido necesario fumar
nuevo diceño», aunque insiste en que de momento no podía construirse
668 Ana María Quesada Acosta
la parte de la sacristía, advirtiendo que se había dejado conveniente-mente
señalado el terreno para la misma y, además, «se seguirá con
el Alzado de Atras y Crucero» 40.
UNA EDIFICACI~N CONFLICTIVA: PROBLEMAS ECONÓMICOS
Superada la cuestión, en ese año de 1809 se comenzaron los tra-bajos;
en julio surge un nuevo inconveniente, esta vez de índole eco-nómico:
Cárdenes, como hemos indicado sobrino y apoderado de Sar-miento,
deja de aportar fondos para la fábrica. El párroco, molesto por
dicha actitud, promueve auto en su contra, acusándole de haber gas- ,,
tado el dinero en beneficio particular, confiado en que su tío desis- D
E tiera del propósito 41. O
En tres cartas: el indiano le había hecho partícipe de todos los n -
medios que ponía al alcance para financiar el templo, documentación =m
O
ésta que, en calidad de prueba, deja en manos del Tribunal. Tales E
E
medios fueron de variada naturaleza: l.") dinero en efectivo -unos 2
E
400 pesos-; 2.") inmobiliario, autorizando la venta de unos terrenos =
en Tejeda, además de dos viviendas en el municipio de Teror; 3.") 3
productos, generalmente alimenticios, que desde La Habana fue em- e--
barcando a lo largo del año anterior 42.
m
E
En el momento en que se presentó la denuncia, la situación econó- O
mica era francamente lamentable. Había provocado la suspensión del
pago de los jornales a los oficiales, quienes, por tal razón, se negaban n
E a continuar los trabajos, presagiándose la paralización de los mismos 43.
-
a
El 14 de septiembre, tras examinar los datos aportados por Pérez 2
n
de Quintana, el regente y oidores dan a conocer su dictamen, basado n
0
en dos resoluciones. Una radicó en secuestrar todos los bienes que el 3
benefactor, ya difunto, poseía en Gran Canaria 44, a la espera de que O
se le acreditaran, desde La Habana, las últimas disposiciones; la otra
obligaba a las partes enfrentadas a designar cada una de ellas dos
peritos, uno mampostero y otro carpintero, para que reconociesen el
estado de la construcción y precisaran, además, la cantidad necesaria
de maravedíes para concluirla. Los profesionales elegidos fueron los
pedreros Juan González y Francisco Castellano, además de los car-pinteros
Antonio Henríquez y Francisco Ramos. Dada la trascenden-cia
de la evaluación, pasamos a transcribir el informe:
«( ...) por regular las puertas tableradas de la sacristía como
la que ya está puesta en catorce pesos = Dos ventanas veinte
Un legado indiano a Mogán: la ermita de San Antonio de Padua ... 669
pesos = Gradas en la plaza para subida al templo sesenta pe-sos
= mampostería y cantería para concluir las paredes del
campanario y cornisas docientos y sincuenta pesos = dies si-llares
de tejas y tres de ladrillos ciento y treinta pesos = qui-nientas
fanegadas de cal docientas y sincuenta pesos = encala-dos
coge las aguas y enladrillados setenta pesos; cuyas parti-das
componen setecientos noventa y cuatro pesos = Y por los
que hace a carpintería incluso todo errage según la pieza, ha-cen
la regulación siguiente: la puerta mayor de sinquenta pe-sos.
La puerta del sol treinta pesos: dos puertas principales en
la sacristía y una falsa a la plaza ochenta pesos: sinco alasenas
forradas ochenta pesos: cajón de vestuario veinte pesos: dos
puertas en el cuarto de despojo y coro treinta pesos: otra puerta
y ventana en el mismo cuarto salida a la plaza quarenta pesos:
altar y retablo docientos pesos: púlpito y dos confesonarios vein-te
y siete pesos. Coro sincuenta pesos, techo de la iglesia tre-cientos
pesos: Techo de In sacristírz veinte y cinco pesos: techo
que llaman de popa del cuarto de despojo quarenta pesos = dos
bancos de respaldo y dos rasos catorce; por dos ventanas con
vidriera para la iglesia dies pesos y la madera con su asería
correspondiente para todas las referidas piezas ciento treinta y
seis pesos cuyas partidas componen mil ciento treinta y dos
pesos; la qual pericia han hecho bien y fielmente sin fraude ni
solución» 45.
El Tribunal estimó oportuno averiguar si realmente resultaban
imprescindibles los trabajos descritos en el documento, y nadie me-jor
que el propio Luján para corroborarlos o desmentirlos. Es así como
nuestro imaginero, por auto judicial fechado el 18 de octubre, se ve
obligado no sólo a supervisar el informe, sino también a inspeccionar
la obra, constituyendo la única ocasión, al menos constatable en nues-tra
investigación, en que la visita.
De su examen habría que resaltar, por un lado, su total conformi-dad
con la pericia, alegando que la fábrica no podía prescindir de pieza
alguna; por otro, hace una advertencia relacionada con la escasa soli-dez
que ofrecían las paredes, cuyo espesor habría de aumentarse de
modo que se eludiera lo que denomina un «vicio» apreciable en la
mayor parte de las ermitas isleñas, originado «por la ignorancia de
sus directores en esta materia» 46. Quizás esta crítica tuviera alguna
razón de ser, pero cabe también la posibilidad de que pueda interpre-tase
como fruto de un resentimiento por habérsele negado, en su día,
la oportunidad de controlar los pormenores de su proyecto.
A tenor de estas declaraciones, y tras examinar las cuentas del
670 Ana María Quesada Acosta
dinero invertido por José de Cárdenes, exigidas por el Tribunal para
atender otro auto promovido por algunos oficiales, a efectos de co-brar
sus salarios 47, el regente dictamina que la edificación prosiguie-ra
su curso, respetándose el criterio de los peritos, más d o que aña-de
el arquitecto Don José Luján Pérem. Para saldar la deuda con los
obreros se resuelve recurrir a las pertenencias que de Sarmiento se
habían embargado 48.
Ya en diciembre se concretaba este precepto, al ordenarse que se
pusieran en venta las casas que el indiano poseía en Teror, un par de
ellas terreras y otra de dos plantas, además de una suerte de tierra
destinada al cultivo de regadío, situada en el punto conocido como la
Degollada, y otra porción de secano, ubicada en el lugar denominado
Lomo de los Santos, ambos insertos en el municipio de Tejeda. Estas
propiedades debían ser tasadas previamente por dos peritos, represen-tando
cada uno de ellos a su correspondiente litigante. La subasta
debía ser anunciada en un piazo de nueve días, mediante papeietas
convenientemente colocadas en sitios públicos, en las que constase la
convocatoria del acto y los datos relativos a las parcelas: situación,
linderos, valor, etc. A la licitación estaban obligados a asistir el al-calde
y el síndico personero de Tejeda, José Valerio González, de-biendo
estar presentes asimismo tanto Pérez de Quintana como Juan
José de Cárdenes 49.
Ese mismo mes se efectuó el remate de las parcelas por el valor
de 500 pesos, a pesar de que habían sido justipreciadas en 685. En
enero de 1810 se practicó la subasta de las viviendas. Por las dos casas
terreras se ofertaron 163 pesos, y por la otra la puja se elevó hasta
948. De todas estas licitaciones, por el momento la Real Audiencia
sólo consideraría válida esta última, verificada por José Alonso, de
modo que ordena la celebración de la respectiva escritura y el cobro
del dinero, a efecto de satisfacer los débitos contraídos con los ofi-ciales
y reemprender las por entonces suspendidas obras
Transcurridos tres meses, Pérez de Quintana contacta nuevamente
con el Tribunal, asegurando haber invertido ya esa cantidad; con ella
había cubierto los salarios, los trabajos relacionados con la cantería,
los costos de la madera y el acopio de otros materiales, reintegrán-dose
además una parte que no especifica, la cual había cedido, a ma-nera
de préstamo, en favor de la construcción y para financiar el
seguimiento del litigio. Los fondos escaseaban nuevamente, constitu-yendo
en realidad el motivo de esta otra apelación firmada por el pá-rroco,
en la que hacía ver lo nefasto que resultaría la paralización de
la fábrica, teniendo en cuenta que el rigor de la cercana estación ve-
Un legado indiano a Mogán: la ermita de San Antonio de Padua ... 67 1
raniega impediría trabajar en ella, demorando considerablemente su
conclusión.
Acompaña tal advertencia con una propuesta de solución, basada
en promover la venta de las parcelas ya enumeradas, las cuales de-bían
ser tasadas por otros peritos, pues consideraba que los que ante-riormente
se habían ocupado de realizar dicha operación se excedie-ron
malintencionadamente en la pericia, circunstancia que había pro-vocado
la ausencia de licitantes que se ajustaran a la puja establecida.
En el supuesto de que esta proposición no prosperase, ofrece la alter-nativa
de recurrir a la subasta de otros bienes legados por Sarmiento.
En la relación que de éstos verifica, el sacerdote incluye, asimismo,
distintas propiedades adquiridas por Cárdenes con caudal distraído del
destinado al templo. Entre ellas cita ((10 trociEEos de tierra bajo rie-go
» con parras y árboles frutales, situados en el Joyete, y otra suerte
de tierra, también con horas de riego, en el Lomo del Pelado 5L. A; Iio se aCCiún a;güna y eii se jUqjeii-den
las obras, según se desprende de un escrito dirigido al regente por
Francisco de Lara, quien representaba al síndico personero de Tejeda,
con el que se pretendía instarle a tomar una determinación que favore-ciera
la continuidad de los trabajos. A tenor de esta notificación, se
autoriza convocar nueva subasta de las parcelas, aplicándose idéntico
procedimiento que en la anterior ocasión, teniendo presente las ofertas
verificadas en ella por «Juan García y Pedro Domínguez en cantidad
de 500 pesos corrientes de que instruirán a los postores», con lo cual
no se atendía, en parte, la sugerencia expuesta por el párroco, en rela-ción
con el nombramiento de otros peritos. A éste le concedió el Tri-bunal
un plazo de dos meses para la remisión del testamento del do-nante,
bajo la amenaza de suspender el expediente 52.
La segunda licitación tuvo lugar a finales del mismo mes, que-dando
vendidas definitivamente las tierras en 510 pesos, no llegando
tampoco a alcanzar el valor estimado en primera instancia. Por man-dato
del fiscal, este importe se aplicó directamente a la fábrica, favo-reciendo
el desarrollo de algunos adelantos, aunque no suficientes para
su terminación, hecho que es denunciado en julio de 18 1 1 mediante
un recurso presentado, una vez más, por Pérez de Quintana, quien,
como en otras ocasiones, pretendía que se obligara a los herederos de
Sarmiento a proporcionar los fondos necesarios y se excusaba de no
presentar el testamento por no haberlo remitido las personas a las que
en Cuba se les había solicitado 53.
Será el propio Tribunal quien dicte una providencia que fue en-viada
a las autoridades judiciales habaneras, requiriéndoles cuantos
672 Ana María Quesada Acosta
testimonios legales obraran en su poder sobre la herencia que nos
ocupa. Tales documentos se despachaban en Cuba el 20 de noviem-bre;
sin embargo, no fueron presentados por el párroco en la Audien-cia
hasta enero de 1813, posiblemente por no haberlos recibido an-tes.
Alegando que tan sólo se había invertido en la construcción 1732
pesos de los 2.000 que Sarmiento había destinado, tal como constaba
claramente en las mandas adjuntas, ruega una vez más la venta de al-gunos
bienes para que proporcionase las diferencia pendiente de
cobrar y 600 pesos más.
Según refiere, esta última cantidad la requería para reintegro de
un préstamo que le había concedido el Cabildo catedralicio, con el
objeto de invertirlo en la ermita y evitar su ruina. Gracias a ello, las
obras fueron avanzando paulatinamente, aunque no estaban conclui-das
en ese instante, quedando tan sólo pendientes algunos detalles y
la adquisición de los ornamentos sagrados. Reclamado Cárdenes por
Ius Didores, a$.egUra &&- ijlesicl cliú-cga- dineru nece '4,
rrándose de esta manera un largo litigio. La construcción llegó a su
fin a lo largo del año últimamente citado, aunque, para ello, fue ne-cesario
la cooperación económica del Cabildo eclesiástico 55.
Centrándonos en las características de esta fábrica, que pasa aho-ra
a incrementar el catálogo arquitectónico de Luján, decimos que su
planta resulta bien sencilla, al estar formada por una sola nave con
reducida capilla mayor, de testero plano, a la que se adosa la sacristía.
Respecto a esta última dependencia hemos de señalar que su cons-trucción
se hizo finalmente a la par que otras zonas de la propia er-mita,
según se infiere del informe evaluado por los peritos en sep-tiembre
de 1809, transcrito anteriormente. Ello nos revela que la pri-mera
intención del director de las obras, Domínguez, basada en
posponer su realización al no existir, por el momento, piedra suficien-te,
tal como dejamos apuntado, quedó sin efecto.
No ocurrió igual con el crucero recreado en el diseño original del
artífice, al que alude Pérez de Quintana en la carta que dirige al obis-pado
en marzo de 1809, pues el paso del tiempo no favoreció en
momento alguno su edificación, constituyendo la única variante -al
menos, lo es desde nuestra investigación- que desvirtuó la primigenia
distribución espacial ideada para el recinto.
Para hacernos una idea de ésta, podemos recurrir a otro proyecto
Un legado indiano a Mogán: la ermita de San Antonio de Padua ... 673
suyo, trazado en 1810, que nunca llegó a realizarse. Nos referimos a
la ermita que se pensó erigir en el pago de Cercados de Araña, como
ayudantía parroquia1 de San Bartolomé de Tirajana 56. En la planta
apreciamos también solamente una nave, destacándose las dos capi-llas
laterales que configuran el. crucero; no obstante, habría que mati-zar
que esta última dista, en otros aspectos, de la disposición que
actualmente presenta la iglesia de Mogán. Por citar algunos, resalta-mos
que en aquélla se observa dos sacristías en lugar de una, situa-das
a ambos lados del altar mayor, y una pequeña dependencia a los
pies del santuario, destinada a capilla bautismal.
Precede al templo una escalera, dividida en dos secciones, que
salva el desnivel del mismo con respecto a la plaza en la que se in-serta.
La puerta esta formada por un arco rebajado, al que corona una
comisa; idénticos elementos se observan en la ventana que se super-pone
a dicha entrada. Es de destacar la forma del hastial, dibujado
por dos lilieas íjal~erdie los y en
una recta, la cual se corresponde simétricamente con los puntos don-de
localizamos la puerta y la ventana. Remata el frontispicio una es-padaña
constituida por tres arcos de medio punto, uno de ellos sobre
la base que le suponen los dos restantes. Como motivos de carácter
estrictamente ornamental, Luján recurre a unos pináculos, distribuyén-dolos
sobre el campanario y las esquinas. La cantería, extraída del
barranco de Mogán, es empleada para enmarcar vanos y aristas, apor-tando
cromatismo y resaltando los distintos componentes estéticos, a
la par que funcionales. El recinto presenta también otros accesos: el
denominado «puerta del sol» en el costado izquierdo, testero éste
donde se abre, asimismo, uno que conduce a la sacristía, y el que
desde el derecho lleva a esta sala.
Recordemos que Luján, formado en la arquitectura por el artífice
del neoclásico canario Diego Nicolás Eduardo (1733-1798) ", fue re-querido
por el Cabildo catedralicio para que prosiguiera las obras que
de la Catedral habían quedado inconclusas tras la muerte de éste
En 1804, coincidiendo, por tanto, el año con el proyecto que nos.ocu-pa,
era nombrado por el mismo organismo sobrestante y director de
dicho templo 59.
La profesora Carmen Fraga, refiriéndose a la ermita a construir
en Cercados de Araña, apunta que nuestro imaginero no llegó a al-canzar,
arquitectónicamente hablando, la preparación que demostró
quien había sido su maestro, habida cuenta que no supo sustraerse de
la tradición isleña, recreando una construcción bastante popular que
incluía artesonados mudejáricos 60, anacrónicos ya para la época. Esta
674 Ana María Quesada Acosta
impresión se puede obtener observando el santuario moganero, donde
desarrolló un modesto esquema en el que empleó cubierta de madera,
planteando al exterior una techumbre a dos aguas, con tejas. Ambos
casos distan de las iglesias diseñadas por su docente: las de San
Agustín y San José en Las Palmas de Gran Canaria, al presentar és-tas,
entre otras diferencias, bóvedas de cañón.
Ello tampoco quiere decir que no asimilara de algún modo las
pautas del neoclasicismo propugnado por Eduardo, pues aunque
las dos obras que venimos refiriendo no constituyen exponentes a
destacar precisamente por su pureza o fidelidad al nuevo lenguaje aca-démico,
sí lo son otras construcciones suyas. A manera de ejemplos
mencionamos el coro de la Catedral 6', desmontado en 1964 -actual-mente
forma parte de la fachada este del jardín del palacio episcopal,
que da a la calle Obispo Codina-, y el frontis del cementerio de
Vegueta, siempre que de éste consideremos válida la nada desacertada
a+AL..n:A.. ,le " 3 . -.+-.:a aulvuuvii ur; 3" auwlla 62.
LA EFIGIE DEL TITULAR
La imagen de San Antonio de Padua fue costeada también, con
los fondos destinados al santuario, por expreso deseo de Sarmiento,
quien en 1808 especificaba en una carta que «si lo ayan ya de venta
lo pueden comprar que sea de bulto y de talla pa escusar los vesti-dos
» 63. Pero este encargo sufriría demora a causa de los inconvenien-tes
económicos que afectaron a la fábrica. Nos consta que en febrero
de 1813 aún no había sido esculpida, pues en la apelación presentada
entonces por Pérez de Quintana ante la Audiencia, para reclamar el
dinero con el que dar fin a la ermita y poder adquirir los ornamen-tos,
señala además que se hacía necesario a efectos de» la fabrica-ción
de la imagen)) 64. Por otra parte, suponemos que ya lo estaba antes
del 14 de mayo del siguiente año, pues, posiblemente, a ella se refie-re
Manuel Verdugo en un auto por el que convertía el templo en ayu-dantía
parroquia1 de Tejeda y autorizaba al citado sacerdote a bende-cir
«con arreglo al Ritual Romano dicha Iglesia y su cementerio,
Imágenes, Ornamentos y demás necesario que no lo esté» 65.
En un inventario elaborado en 1933 por el sacerdote Francisco
Morales al hacerse cargo de la parroquia de Mogán, aparece registra-da
la escultura como obra de Luján 'j6. Al no disponer de fuentes do-cumentales
previas a esa tardía fecha que corroboraran tal aserto, y
aun consciente de que ignoramos, por tanto, las que pudo tener a su
Un legado indiano a Mogán: la ermita de San Antonio de Padira ... 675
alcance para hacer
esa catalogación,
pensamos, en princi-pio,
que podría tra-tarse
de una impre-sión
personal, dado
el prestigio que para
cualquier templo sig-nifica
la posesión de
una imagen de este
escultor.
No obstante, y
siempre partiendo
del supuesto de que 8
fuera una asignación r
sin base documental U
-que pudo haberla -m
tenido-, al contem- -
O
B plar la talla conside- 6-
ramos, cuanto me- r *
nos, no desdeñarla,
ya que refleja algu- 3
nas características de
--- - m la impronta lujania- r
na, aunque los re- O
pintes que ha sufrido U 1 1 desvirtúen considera- d
2
Imagen de San Antonio de Padua. titular de la ermita. blemente SU primiti- h
va apariencia. 1
mm
Para empezar, el m
santo portugués presenta cabeza ladeada, cejas arqueadas, mirada per- 5
dida. nariz recta y barbilla redondeada; todo ello suponen aspectos
igualmente apreciables en otras piezas de su catálogo. Con las que
lleva a cabo en los últimos años de su vida, entre las que figuraría
ésta - e n caso de ser suya-, coincide asimismo en la complexión
vigorosa y su solemne porte. La peana es también elemento de juicio
comparativo a tener en cuenta; efectivamente, Luján utilizó en diver-sas
ocasiones el recurso de unas nubes para bases de sus figuras, pero
ello no fue lo más usual, prefiriendo, por contra, un sencillo basamen-to,
sin ornamentación alguna, tal como lo presenta la efigie que estu-diamos.
676 Ana María Quesada Acosra
No fue precisamente la de San Antonio de Padua una advocación
destacable en el repertorio hagiográfico de Luján, pues tan sólo se le
conoce una talla que se venera en la ermita de San José 67. Sin em-bargo,
los puntos de coincidencia de ésta con la que ahora tratamos
son escasos y poco relevantes, en cuanto que pueden resultar ígual-mente
comunes ante la gubia de cualquier escultor. Estos serían el
tamaño natural de la figura y la propia iconografía, dado que el santo
se nos muestra como tradicionalmente viene representándose, es de-cir,
ataviado con el hábito de su Orden y portando sus atributos: las
azucenas, el libro y el Niño Jesús. No obstante, existe una concorni-tancia
más trascendente a tener en cuenta, como es la disposición que
el Niño adopta en ambas, vuelto hacia el santo y con la mano alzada,
como si deseara jugar con el rostro de aquél. Hemos de puntualizar
que en lo demás los dos infantes se diferencian bastante.
En suma, y sin menoscabo de la tesis de Francisco Morales, la
fl.u,l,i,r, u ,U40b uA+a.o l,i.u- ,i .Al"u a ~--~ U-:*-I I L.-.G~--a; lc--í íal-du T~ -u-:<j a i Ci üiiiO ei artífice de esta
obra, y no deseamos incurrir en el viejo error de adscribir a su pro-ducción
toda imagen que dimane algunas características de su taller.
Como es sabido, el maestro guiense tuvo algunos discípulos que, con
mayor o menor fortuna, pretendieron emular su estilo, razón por la
cual cabe la hipótesis que uno de ellos fuera realmente el autor de
esta efigie.
LA REPRESENTACI~N PICTÓRICA DE LOS DONANTES
El ánimo de pasar a la posteridad y de ser recordados por las obras
pías que, merced a su generosidad, habían hecho posibles, movió a
muchos fundadores a legar sus retratos, en escultura o pintura 68, que-dando
de ese modo sus imágenes ligadas para siempre a aquéllas. El
propio Matías Sarmiento no pudo eludir este propósito, no exento de
cierta presunción, ya que encargó en La Habana su representación
pictórica y la de su cónyuge con el objeto de que fuesen colocadas
en la igiesia de la cual había sido mecenas.
Efectivamente, a ambos lados de la capilla mayor encontramos
sendos lienzos (90 x 65) pintados al óleo. Una leyenda situada en el
ángulo inferior derecho de los dos cuadros recoge sus nombres y su
condición de fundadores, pese a que ningún documento hace partíci-pe
de tal patronazgo a María Micaela Coto; en la misma aparece la
fecha de 1802, año en que fueron realizados. En el extremo opuesto
se lee <<vana» y «ovar» ; estas palabras, lamentablemente truncadas
Un legado indiano a Mogán: la ermita de San Antonio de Padua ... 679
ellos ni de mi se acuerdan y ni yo quiero qe. se acuerden en
atención a el azucar qe. ellos endulzaron su boca y su paladar
y quedo amargo y qe. el otro echo peluca en su calva de taba-co
por lo qe. hay que tener cuidado qe., V. se echa en (ilegi-ble)
una pipa de tabaco y otra de azucar que sobrepujara al
gusto que estos han tenido haora» 74.
Por su parte, la figura de María Micaela Coto resalta merced a la
luz que en ella ha hecho incidir el artista y a los tonos claros de su
vestimenta, que se ve adornada con un amplio escote orlado de enca-jes.
Está en posición sedente y como elementos netamente femeninos
porta en la mano derecha un abanico, a la par que en la izquierda lleva
un clavel. am
Sabemos que en agosto de 1965 el párroco de Mogán estudiaba
la posibilidad de restaurarlos y se cuestiona el costo que ello podía P
ocasionar. Se consideró entonces solicitar precio a don Feliciano Ojeda n--
Deurván 75; en los cuadros se aprecia que han sido objeto de restau- a
ración, pero ignoramos si la misma obedeció al citado profesional. B E
Ana María Quesada Acosta
1. HERNÁNDEPZE RERAJ.,: Orfebrería de Canarias. Ed. Instituto Diego de
Velázquez, Madrid, 1955.
FRAGAG ONZÁLEZC,. : «La plata de América: Orfebrena*. Canarias y América. Ed.
Espasa-Calpe, Madrid, 1988, pp. 205-212.
2. MART~NDEEZ L A PENA, D.: «Pinturas mejicanas del siglo XVIII en Tenerifen.
Anuario de Estudios Atlánticos. Ed. Patronato «Casa de Colón*, Las Palmas, año 1977,
núm. 23.
FRAGAG ONZÁLECZ,. : «Nueva relación de pinturas mejicanas del siglo XVIII en Ca-narias
». Actas del V Coloquio de Historia Canario-Americana, (1982). Ed. Excmo. ca-bildo
Insular de Gran Canaria, Las Palmas de G.C., 1986, t. 1, 2.Qarte, pp. 889-902.
RODR~GUGEOZN ZÁLEZM, .: La pintura en Canarias durante el siglo XVIII. Ed.
Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria, Las Palmas de G.C., 1986.
3. MART~NDEEZ LA PERA,D .: «Esculturas americanas en Canarias». Actas del 11
Coloquio de Historia Canario-Americana (1977). Ed. Excmo. Cabildo Insular de Gran
Canaria, Las Palmas de G.C., 1979, t. 11, pp. 477-493.
IDEM: «Esculturas y pinturas americanas en Canarias». Canarias y América. Ed.
Espasa-Calpe, Madrid, 1988, pp. 213-224.
CALEROR UIZ,C .: Escultura barroca en Canarias (1600-1750).E d. Excmo. Ca-bildo
Insular de Tenerife, 1987.
4. MART~NDEEZ LA PERA, D.: «Escultura americana ...B , art. cit., p. 477.
5. ARTILES SANTANAj.:, dnvenrario de ia igiesia de Agüimes~.A nuario de Es-tudios
Atlánticos. Ed. Patronato «Casa de Colón», Madrid-Las Palmas, 1980 núm. 26,
p. 216.
6. ARBELOM ART~NC.,: «LOSi ndianos y el dinero americano». Canarias y Amé-rica,
Ed. Espasa-Calpe, Madrid, 1988, p. 181.
7. MORALEPSA DR~NF.:, Sevilla, Canarias y América. Ed. Excmo. Cabildo In-sular
de Gran Canaria, Las Palmas de G.C., 1970, p. 273.
O c..- !-....*:-"a- -- l.. :-l-":" -..--,...:-1 A* T-:-A" ..,.- o. i ' u ~va uu&auv ia i&ir;Jiay aiiuquiar u í iybua -1 "-,.a..A.-.+a Ro-+,.l.-....& p i CI ~ ~ ~ U U U L OC ~ ILUIVI I IU
Bello el 26 de febrero de 1743, «a los tres dias de nacido». Archivo Diocesano de
Las Palmas (A.D.L.P.), libro IV de Bautismos de Tejeda (1732-1756), f. 133.
Un legado indiano a Mogán: la ermita de San Antonio de Padua ... 681
9. Archivo Histórico Provincial de Las Palmas (A.H.P.L.P.). Sección Audien-cia,
leg. 11.428, copia del testamento redactado ante el escribano Cayetano Pontón,
en La Habana, el 25 de octubre de 1804, ff. 169-v.
10. Ibídem, ff. 171 y 175.
11. Ibídem, f. 171v.
12. Ibídem, f. 166v. En el testamento, Matías Sarmiento declara haber contraído
matrimonio con Micaela Coto «habrá el tiempo de veinte y siete años».
La iglesia de San Francisco, construida entre 1719 y 1738, supuso durante mucho
tiempo el templo preferido para su enterramiento por la burguesía de La Habana.
Actualmente es Casa de Correo. Ver ANGULOIÑ IGUEZD, .: Historia del Arte Hispa-no-
Americano. Ed. Salvat Editor, Barcelona, 1956, t. 111, p. 104. Sobre la misma,
consultar también a MARCOD ORTAE, .: «Historia Universal del Arte Hispánico». Ars
Hispaniae, Madrid, 1973, t. XXI, p. 218.
13. SUÁREZG RIM~NV.,: «Contribución al estudio de la propiedad de la tierra
en Gran Canaria: fundaciones pías y vinculadas de origen indiano en el siglo XVIII».
Actas del V Coloquio de Historia Canario-Americana (1982). Ed. Excmo. Cabildo
Insular de Gran Canaria, Las Palmas de G.C. 1986, t. 11, p. 635.
Vide nota 9, f. 175.
14. Diciio documento, cuyo conrenido exacto drscüiiücemos, esiwo hasta 1892
a cargo de Arturo Galletti, en el Archivo General de Protocolo, situado en la calle
Galiana, esquina a San Rafael núm. 82, en La Habana. Es citado en una relación de
las distintas disposiciones verificadas por Matías Sarmiento. A.D.L.P. 8 Parroquial,
leg. 23, exp. «Datos aportados por D. Matías Rodríguez Domínguez, vecino de Tejeda
acerca de la fundación hecha en la ciudad de la Havana, isla de Cuba, por D. Matías
Sarmiento, de 250 misas que se habían de celebrar por el Cura de Mogán en Cana-ria
» (sin catalogar).
15. SUÁREZG R IM~VN.,: art. cit., p. 535.
16. Se conservan varias copias de dicho documento; una de ellas fue requerida
a La Habana en 1826 por Manuel Bueno, a la sazón párroco de Mogán, con el obje-to
de poder reclamar 4.750 pesos por las misas que durante diecisiete años se dijeron
en memoria de Sarmiento, siguiendo sus disposiciones. SUAREGZ RIM~NV.,: art. cit.,
p. 535.
El 8 de abril de 1836 el escribano Cayetano Pontón hizo una copia a instancia de
Agustín Gutiérrez, entonces responsable del legado del benefactor. A.D.L.P. 8 Parro-quial,
leg. 6, exp. 3.
En 1846 el párroco del santuario, Juan Antonio Monzón, realizó una transcripción del
codicilo que, según sus palabras, constaba en el cuadrante de misas. A.D.L.P. 8 Parroquial,
leg. 23, exp. «Copia íntegra de la escritura de imposición de Misas de D. Mahás Sar-miento
en favor del cuadrante de la parroquia» (sin catalogar).
Ese ii,ism~ añe e! chispudo u i ? t n r k h I! &de i u n Antonio Monz6n a cobrar
la limosna de la misa impuesta en la iglesia de dicho pueblo por don Matías Sar-miento,
«cuya cobranza empezará a correr desde el ocho de abril último». A.D.L.P. 8
Parroquial, leg.6, exp. 7.
En marzo de 1858 otro sacerdote, Juan López Trejo, en calidad de sucesor del
curato denunciaba al obispado el incumplimiento de lo especificado en las mandas
sobre las misas por Sarmiento, alegando que el apoderado se negaba a satisfacer di-i?
p_.n <<en virtud do haber dndn !os trihotos que forman dicha capellanía, redimidos a
beneficio de la Ley de desamortización del primero de Mayo de mil ochocientos cin-cuenta
y cinco*. A.D.L.P. 8 Parroquial, leg. 23, exp. (sin catalogar).
682 Ana María Quesada Acosta
En el Archivo Parroquial de Mogán (A.P.M.) se encuentra reproducido por dis-tintos
sacerdotes el codicilo que nos ocupa (documentación sin catalogar).
17. A.H.P.L.P. Sección Audiencia, exp. 14.190 A, carta dirigida desde La Ha-bana
por Matías Sarmiento (18-7-1803).
18. A.D.L.P. 8 Parroquial, leg. 6, exp. «Sobre la fábrica de una Hermita en el
pago de Mogán, jurisdicción de Tejeda, que puede servir de Parroquia y trata de
costear Dn. Matías Sarmiento natural del lugar de Texeda y vecino de la Havana,
segn. ha encargado su sobrino Dn. Juan José de Cárdenes baxo la advocación de
San Antonio de Padua*, (sin catalogar), f. 1-v.
19. Ibídem, f. 2-v.
20. Ibídem.
21. La vida y obra de Luján Pérez se puede consultar en diversos trabajos, de
los que citamos:
MART~NDEEZ ESCOBARB,. : Memoria de Don José Luján Pérez, escultor, arqui-tecto
y maestro de dibujo, Santa Cruz de Tenerife, 1850.
MILLARETSO RRESA, .: «José Luján Pérez~.B iografía de Canarios Célebres (1878).
Ed. Planas de Poesía, Las Palmas de G.C., 1978, pp. 29-39.
TEJERAY DE QUESADAS., : LOS grandes escultores. Estudio histórico-crítico, bio-gráfico
de Don José Lujan Pérez, Madrid, i9i4.
ALZOLAJ,. M.: El imaginero José Luján Pérez. Ed. Excmo. Cabildo Insular de
Gran Canaria, Las Palmas de G.C., 1981.
GONZÁLESZO SA,P .: El imaginero José Luján Pérez. Noticias para una biografía
del hombre. Ed. La Caja de Canarias, Las Palmas de G.C., 1990.
CALEROR UIZ,C .: Luján. Ed. Viceconsejería de Cultura y Deportes. Gobierno de
Canarias. Las Palmas de G.C., 1991. ,
22. «Si este sueño se hubiese realizado hubiéramos conocido el resurgir de ese
extremo de la isla con su despliegue agrícola, pecuniario e industrial tal vez sin pre-cedente
en el Archipiélago». Esta apreciación sobre el proyecto fue expresada por
INFANTEFSL ORIDOA, .: «El obispo Tavira en Canarias». Actas del 111 Coloquio de
Historia Canario-Americana. Ed. Excmo. Cabildo Insular de G.C., 1979, t. 11, p. 175.
23. Para profundizar sobre este tema consultar preferentemente a BETHENCOURT
MASSIEUA, .: «Colonización interior en el sur de Gran Canaria a finales del siglo
XVIII*. Boletín Millares Carló. Ed. Centro de la UNED de Las Palmas, Las Palmas
de G.C., junio de 1981, t. 11. pp. 141-155.
24. Ibídem, p. 147.
La real cédula dirigida a la Audiencia de Canarias con dichos pormenores es re-cogida
por MAC~AHSE RNÁNDEAZ,. y OJEDAC ABRERAM,. : Legislación ilustrada y
sociedad isleña. Ed. Fundación Insides-Caja Canarias, Santa Cruz de Tenerife, 1988,
p. 147.
25. BETHENCG?.~$ATs s:E'~',A : 8i:. Ci:., pp. 147-156.
26. Vide nota 18, ff. 4-v.
27. Ibídem, ff. 8-9.
28. Ibídem, f. 11.
29. Ibídem, ff. 10-12v.
30. Ibídem, ff. 15-v.
31. Ibídem, f. 16.
32. Ihfde.2, s.f., cariz dirigid2 por e! vicxie Andrés Arbe!~u! p i m x ~de Tejeda
Francisco Pérez de Quintana (12-8-1808).
33. Ibídem.
Un legado indiano a Mogán: la ermita de San Antonio de Padua ... 683
34. Ibídem, s.f., escrito firmado por Francisco Pérez de Quintana, dirigido al
obispado (14-8-1 808).
Juan Pedro Domínguez nace en la década de los sesenta del siglo XVIII. Forma-do
en el Neoclásico, trabajó en diversas construcciones realizadas bajo las pautas de
dicho estilo en distintas localidades grancanarias y tinerfeñas. Su nombre aparece li-gado
al templo dedicado a Santiago Apóstol en Gáldar, interviniendo principalmente
en el imafronte y las torres. En Tenerife realizó la demarcación sobre el terreno de
la basíiica de Nuestra Señora de Candelaria y labró cantería para el imafronte de la
catedral de La Laguna. Ver TARQUIRS ODR~GUPE.Z: «Diccionario de arquitectos,
alarifes y canteros que han trabajado en las islas Canarias*. Anuario de Estudios Atlán-ticos
(siglo XIX), Ed. Patronato «Casa de Colón», Las Palmas de Gran Canaria, 1967
núm. 13, pp. 539-541 y RODR~GUDE~Z ADZE QUINTANAM,. : LOS Arquitectos del si-glo
XIX, Ed. Colegio oficial de Arquitectos de Canarias, Las Palmas de G. C., 1978,
p. 96.
35. Vide nota 18, s.f., misiva enviada por Francisco Pérez de Quintana al vica-rio
Andrés Arbelo (14-8-1808).
36. Ibídem.
37. Ibídem, s.f., nueva misiva remitida por Francisco Pérez de Quintana al obis-pado
(4-3-2809).
38. Ibídem, s.f., escrito dirigido por Francisco Pérez de Quintana al obispado (22-
3-1809).
39. Ibídem, s.f., decreto episcopal (17-4-1809).
40. Ibídem, s.f., respuesta firmada por Francisco Pérez de Quintana (15-6-1809).
41. Vide nota 9, ff. 1-3.
El 12 de julio de 1809, Francisco Pérez de Quintana otorgaba poder a Antonio
José Pérez para que, junto a otras dos personas, lo defendiera en el acto que promue-ve
ante el Tribunal. A.H.P.L.P., protocolo notarial núm. 1.976, escribano Francisco
Martínez de Escobar, ff. 135 y v.
42. Vide nota 9, ff. 8-12.
Los distintos productos enviados fueron: azúcar, miel, venados, suelas de zapato,
aguardiente, añil y tabaco. Ver asimismo SUÁREZG RIM~NV.,: art. cit., pp. 535-536.
43. Vide nota 9, f. 3v.
44. Ibídem, f. 87v.
El 5 de octubre de 1809, el regente designa a Agustín Tova administrador de todos
los bienes legados por Sarmiento. A.H.P.L.P., protocolo notarial núm. 2.307, escriba-no
Jacinto Proto Betancourt, ff. 402-404.
45. Vide nota 9, ff. 87v-90v.
46. Ibídem, ff. 91-92.
47. A.H.P.L.P. Audiencia, exp. 14.190-A.
48. Vide ilota 9, ff. 92r-93v.
49. Ibídem, ff. 94-96v.
50. Ibídem, f. 97-1 17.
51. Ibídem, ff. 118-143.
52. Ibídem, ff. 146-147v.
53. Ibídem, ff. 149-164v.
54. Ibídem, ff. 164v-184v.
La rrso!cción r=itid~ por !E Audiencia obligando a Juan José de Cárdenes a abo-nar
los 600 pesos necesarios para la conclusión de la ermita, consta asimismo en
A.H.P.L.P., Audiencia, exp. 11.952.
684 Ana María Quesada Acosta
55. A.P.M. Escritura firmada por varios vecinos sobre fundación y dotación del
aceite para el Santísimo con el ánimo de lograr el rango de parroquia (17-1-1814)
(sin catalogar).
Ver, asimismo, A.H.P.L.P., protocolo notarial núm. 2067, escribano José Cristó-bal
de Quintana, ff. 55v-61.
56. Consultar dicho croquis en MARCOD ORTAE, .: Planos y dibujos del archivo
de la catedral de Las Palmas. Ed. El Museo Canario, Las Palmas de G. C., 1964,
fig. 54.
57. Diego Nicolás Eduardo nace en La Laguna (Tenerife) y marcha en su ju-ventud
a Madrid, donde realiza estudios en la Academia de San Fernando, ampliando
posteriormente su formación en la de Artillería de Segovia. En 1777 se encontraba
en Las Palmas de Gran Canaria disfrutando de una plaza de racionero en la Catedral.
Al parecer, desde ese momento comienza a aleccionar a Luján en el dibujo, tenién-dolo
también como alumno en la Academia que de esta disciplina se funda en 1782.
Sobre este artífice, consultar preferentemente MARCO DORTA, E.: Planos ... , op. cit.,
pp. 15-46; PADR ~ANC OSTAS, .: «La muerte del arquitecto Diego Nicolás Eduardo
(1733-1798)~.L a Tarde, Santa Cruz de Tenerife, 23-9-1947; RUMEUD E ARMASA, ,:
Piraterías y ataques navales contra las Islas Canarias. Ed. Viceconcejería de Cultu-ra
y Depones. Gobierno de Canarias. Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria. Excmo.
Cabildo Insular de Tenerife, Madrid, 1950, t. 111, p. 322.
58. TEJERAY DE QUESADAS,. : OP. cit., pp. 86 y SS.
59. Ibídem, pp. 108 y ss.
60. FRACAG ONZÁLEZC,. : Arquitectura neoclásica en Canarias. Ed. Aula de
Cultura de Tenerife, Santa Cruz de Tenerife, 1976, pp. 27-28.
61. TEJERAY DE QUESADAS,. : op. cit., p. 86.
62. ALZOLAJ,. M.: op. cit., p. 47.
Se ha venido señalando también como obra suya el frontis de la iglesia parroquial
de Santa María de Guía, si bien Pedro González Sosa, sumándose a una impresión
expuesta en su día por Miguel Tarquis, pone en duda tal posibilidad teniendo en cuenta
la temprana fecha en la que fueron ejecutados los croquis (1780), y apunta la de que
sólo fuese suyo el diseño del remate del cuerpo central de dicho templo. Ver GONZÁLEZ
SOSA, P.: op. cit., pp. 47 y 51.
63. Vide nota 9, carta dirigida por Matías Sarmiento (31-10-1808).
64. Ibídem, f. 183v.
65. A.P.M. Copia del auto dictado por Manuel Verdugo, concediendo el rango
de ayudantía parroquia1 de Tejeda (14-5-1814).
66. A.D.L.P. Inventarios parroquiales 1862-1933, exp. «Inventario que de la
parroquia de San Antonio de Padua del pueblo de Mogán hace el presbítero Don
Francisco Morales Rodríguez, al hacerse cargo de la misma, como cura ecónomo, el
U;lu &tez zl?e&rrro de iíi;; iiouecieiiios ileiiicu y tres,,.
67. FUENTEPSÉ REZ,C .:E l clasicismo en la escultura, Ed. Aula de Cultura de
Tenerife, Santa Cruz de Tenenfe, 1990, p. 163.
CALEROR UIZ,C .: op. cit., p. 92.
68. En Canarias dicha costumbre se ha hecho patente en algunos templos, por ejem-plo,
en la capilla colateral del Evangelio, en Santa Catalina de Tacoronte, existieron al-gunos
retratos de su patrono Sebastián Machado Espínola. BONNETC ORREAS,. : «Tacoronte
y rrs teq!or. Apx~trsp ara SU kist~rimR. er. EL PPfüseo Cümrio, Las Palaas de S.C.,
1944, núm. 11, pp. 18-19; CASASO TEROJ,. : Estudio histórico artístico de Tacoronte. Ed.
Aula de la Cultura de Tenerife, Santa Cmz de Tenerife, 1987, p. 60.
Un legado indiano a Mogán: la ermita de San Antonio de Padua ... 685
En el antiguo convento de San Diego del Monte se colocó cerca del presbiterio
una estatua de mármol blanco que representa a su fundador Juan de Ayala. CIORA-NESCUA,
.: La Laguna, guía histórica y monumental, La Laguna, 1965, pp. 243 y 248.
Otro ejemplo lo constituyen los retratos de Bernarda Isabel Pérez Domínguez y de
su hijo Fernando Hurtado de Mendoza Domínguez, los cuales, por su condición
de patronos, se dispusieron en la capilla de los Dolores, perteneciente al convento
franciscano de Icod de los Vinos. RODR~GUGEOZN ZÁLEZM, .: op. cit., pp. 111 -11 2 y
115-119.
69. RIGOL, J.: Apuntes sobre la pintura y el grabado en Cuba. Ed. Pueblo y
Educación, La Habana, 1989, pp. 71-84.
MESAM ART~NJ., M.": «Guía de Isora y el Santísimo Cristo de La Habana: una
visión del panorama artístico de Cuba en el siglo XVIII». La Prensa, 18-9-1994, p. 49.
70. BAYON D.: Historia del Arte Hispanoamericano 3. Siglos XIX y XX. Ed.
Alhambra, Madrid, 1988, p. 22.
71. RODR~GUGEOZN ZÁLEZM, .: Arte Hispanoamericano en Canarias. Catálogo
«Exposición de Arte Iberoamericano en Canarias», Ed. Comisión del V Centenario
del Descubrimento de América, Diócesis de Tenerife, Instituto de Estudios Hispáni-cos
de Canarias y Excmo. Ayuntamiento del Puerto de la Cruz, Santa Cruz de Tenerife,
IYYL, p. 5s.
72. FRAGAG ONZÁLEZC, .: «LOS ilustrados canarios y sus retratos*. Homenaje a
Carlos III. Ed. Instituto de Estudios Canarios (C.E.C.E.L.), La Laguna-Tenerife, 1988,
p. 79.
73. Dicha fortaleza fue construida a finales del siglo XVI. Ver ANCULOI~ ~IGUEZ,
D.: op. cit., t. 1, pp. 514-516.
No es frecuente que Vicente Escobar acompañe a sus personajes con un fondo
escenográfico local, constituyendo ésta una de las pocas excepciones. JORGER IGOL,
en su obra ya citada, nos habla de un retrato en el que se abre igualmente una venta-na
que da al mar, apreciándose un barco y la fortaleza del Morro, suponiendo éste,
por tanto, un caso análogo, aunque diferente de aquél por la presencia de la nave.
74. Vide nota 9, f. 11.
75. Archivo El Museo Canario, legado Sebastián Jiménez Sánchez, caja 41,
carp. 1, documento 3.