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70 LA EDAD DE ORO, CRÍTICA DE LA MODERNIDAD Ada María Teja Creo que toda la obra de Martí es un camino de liberación. El lo llama “readquirirse”. El proceso es doble, en lo interior consiste en el arduo trabajo de hallarse a sí mismo; en lo exterior tiende a la reconciliación con el Otro y a la común construcción del mundo mediante el amor, descartando la violencia. El camino inicia por entrar verdaderamente en sí, [liberarse de ] las filosofías, las religiones, las pa-siones de los padres, los sistemas políticos [que] apenas nace lo atan y lo enfajan. [Consis-te en] Asegurar el albedrío humano, dejar a los espíritus su seductora forma propia, no deslucir con la imposición de ajenos prejuicios las naturalezas vírgenes; ponerlas en apti-tud de tomar por sí lo útil, sin ofuscarlas ni impelerlas por una vía marcada. ¡He ahí el único modo de poblar la tierra de la generación vigorosa y creadora que le falta! El primer trabajo del hombre es reconquistarse. Urge devolver a los hombres a sí mismos; urge sacarlos del mal gobierno de la convención que sofoca o envenena sus sentimientos, [] y recarga su inteligencia. [] Solo lo genuino es fructífero. [] Toca a cada hombre reconstruir la vida” a poco que mire en sí la reconstruye. “Prólogo al poema El Niágara”1882. Dicho camino es el que tendría que recorrer el hombre, un arco que parte del personal readquirirse y se configura en lo social y lo político: “quiero que la ley funda-mental de la república sea el respeto pleno de los cubanos a la dignidad del hombre”.1 La dignidad consiste en el carácter entero de cada uno de sus hijos [de la república], el hábito de trabajar con sus manos y pensar por sí propio, el ejercicio íntegro de sí y el respeto [] del ejercicio íntegro de los demás; la pasión, en fín, por el decoro del hombre.2 Sobre este binomio hombre-sociedad, que va del readquirirse a actuar en el mun-do, se juega toda la obra de Martí. A la liberación interior que pugna por realizarse en obra la llama dignidad. En esta visión a la vez interior y político-social, la interacción de “yo” y “otro” requiere la dignidad de ambos.3 La Edad de Oro ubica y ejercita al niño en esos valores. El presente trabajo forma parte de una investigación en marcha sobre la dignidad del hombre, centrado en La Edad de Oro. Aquí aislo un hilo argumental del gran tema: la visión del “otro” y la crítica al aspecto irracional de la Modernidad, que para imponer el dominio sobre los otros justifica hasta la violencia. 4 71 EO texto crítico y formativo Cuando publica La Edad de Oro en 1889, Martí está viviendo en N.Y. el cambio hacia el imperialismo y alerta de ello a Nuestra América.4 Su meta no es solo concienciar, sino despertar una nueva conciencia que genere un nuevo pacto entre los hombres y con la naturaleza, y además un modelo económico y político diferente del que se nos encima, y por tanto, una nueva sociedad. Con esa proyección de futuro, no extraña que Martí se dedique mucho a la educación. En Guatemala enseña en la Universidad, y en EE.UU., donde enseña gratis en una escuela de negros, escribe incansable sobre la necesidad de una nueva educación. En el ámbito creativo, la irrupción poética de Ismaelillo es generada por un niño de tres años, su hijo. En EO Martí regresa al Niño, al rey de la fiesta de Ismaelillo, y su destinatario se amplía a “los niños de América”. A ellos, por múltiples caminos les muestra y confía la misión de crear un nuevo tipo de relaciones que van de lo personal a lo internacional. EO da al joven ante todo valores y criterios con que leer la tradición que le entrega desencrostada de las convenciones; le da instrumentos de cómo forjarse un presente que es el de la propia libertad, personal y social; y le prospecta la viabilidad de un futuro donde los pueblos no vivan relaciones de supremacía sino de res-peto y concordia. Martí saca la enseñanza de sus cánones eclesiásticos y la vuelve crítica. Su fina-lidad es educar a los jóvenes a ser “hombres de su tiempo”: esto se evidencia más que en los temas específicos, (que pueden ser clásicos) en el modo de abordarlos. Él sabe que las obras de los tiempos de reenquiciamiento y remolde son por esencia mudables e inquietas; no hay caminos constantes, [] desprestigiadas [] todas las imágenes que antes se reverenciaban, desconocidas aún las imágenes futuras, en este des-concierto de la mente, en esta revuelta vida sin vía fija, carácter definido ni térmi-no seguro.5 ¿Qué obra entregar al niño que vive en tiempos de transformación? En primer lugar para Martí se necesita una comunicación diferente. Más que nociones, una estructu-ra mental, categorías para leer la realidad, y capacidad de adaptación a tiempos móviles, al nuevo siglo. En el desajuste de la transformación la seguridad debe buscarse dentro, en la elaboración del espíritu del hombre. Por ello es necesario que los niños aprendan a ‘pen-sar por sí propios. La modernidad radica en el sesgo que Martí da a la información: él razona sobre cada enseñanza de modo crítico, crea relaciones inéditas entre los hechos con una perspectiva diferente, y sobre todo sustituye las cadenas causales de la visión eurocéntrica con una nueva causalidad, no hegemónica ni colonizada, sino liberada. Él propone nuevas relaciones respetuosas de la dignidad de los hombres y de cada pueblo. El nuevo espíritu crítico radica en el conocedor, no en lo conocido. Martí cambia el modo de mirar: “es necesario que los niños no vean, no toquen, no piensen en nada que no sepan explicar.” Así realiza una reducción de la autoridad recibida, -reyes, dioses y culturas dominantes-, para que los hombres y los pueblos se miren a sí mismos en su especificidad. La tarea que les entrega es la de elaborarse a sí mismos. Observemos cómo trata en EO temas clásicos como La Ilíada: no trasmite sólo la 72 anécdota, sino plantea preguntas claves. Sustituye la antigua estaticidad de lo repetido por el dinamismo de la mente que lo piensa por sí con nuevos criterios de puesta en relación. Reemplaza la vieja relación del dominio y la guerra por la construcción común: “EO, donde se ve lo viejo y lo nuevo del mundo, y se aprende cómo las cosas de guerra y muerte no son tan bellas como las de trabajar”.6 EO muestra la estructura del mundo como campo de dominio donde triunfa no el equilibrio, sino la prevaricación; y propone un mundo que respete las diferencias, “la seductora forma propia”, no homogéneo sino tolerante; sin una articulación rígida y obli-gatoria impuesta por el poder, que semeja a una cárcel, sino flexible, acogedora de la variedad. Martí sale del encierro de los sistemas hegemónicos, que imponen parámetros restrictivos y que reproducen el sistema, y propone la pluralidad. O sea, la dignidad de cada persona y cada pueblo. Su categoría no es el temor, que presupone una relación desigual, sino el respeto, “la tolerancia y el espíritu divino.” EO no es un texto menor por ser para niños, sino es su obra de mayor totalidad orgánica. En él se entrecruzan todos los grandes temas fundamentales de la obra martiana. No presenta un reducido mundo burgués, ni limitado a los países hegemónicos, sino uno ampliado a todos los países, y nos adentra en el proceso de como mirarlo de otro modo: descolonizado y unitario. No hay ‘exotismo’ esteticista, sino muestra los países en sus culturas y su empeño de ser. EO es uno de los textos que inician la modernidad literaria americana e inaugura una mirada social y política descolonizada sobre la historia, sobre América y el mundo, en los nexos que establece y en los temas que centra. Abre al niño espacios reales e imaginarios. Racionalidad y violencia EO plantea un problema crucial aún hoy, cien años después: el derecho de los pueblos a ser. Martí critica la lógica del dominio hegemónico y ante el no respeto a la Alteridad enseña a los niños la belleza de la diferencia y su derecho a ser. La crítica martiana, basada en la tradición racionalista de la Ilustración, participa en la “emancipación racio-nal” de la Modernidad pero también des-encubre su aspecto irracional en el poder y su violencia. Desde la perspectiva racional muestra la irracionalidad violenta del sistema. Esta crítica muestra semejanzas con la de Horkheimer y Adorno a la voluntad de dominio de la racionalidad en Dialéctica de la Ilustración. El discurso filosófico latinoamericano de hoy ventila los problemas que elaborara EO sobre la dignidad y autonomía de “el Otro”. La crítica martiana es propositiva, así EO se puede leer como una orgánica mostra-ción del Otro. Intento entreverar el discurso de EO con el planteo actual de la filosofía de la liberación. Según E. Dussel “Semánticamente la palabra Modernidad posee ambiguamente dos contenidos: en su contenido primario y positivo, conceptual, Modernidad significa emancipación racional, salida de la inmadurez a través de un esfuerzo de la razón como proceso crítico, que abre la Humanidad a un nuevo desarrollo histórico del ser humano. A 73 la vez tiene un contenido secundario y negativo, mítico: Modernidad es la justificación de una práctica de violencia. La civilización moderna se autocomprende como más desarro-llada, superior, asume una posición eurocéntrica, y se obliga moralmente a conducir al desarrollo a los primitivos. [] Se impone un desarrollo unilineal. Como el bárbaro se opo-ne al proceso civilizador, la práctica moderna debe ejercer la violencia”.7 Martí des-encubre este segundo sentido de la Modernidad. Ninguna instancia justifica la ingerencia de una cultura en otra, ya sea en nombre de la divinidad o del pro-greso. Porque el desarrollo de cada cultura ha de venir desde dentro de sí, desde sus nece-sidades: “las causas [] de los trastornos americanos, venidos del error de ajustar a moldes extranjeros... Desde sus raíces se ha de constituir la patria con formas [] de sí propia nacidas” .8 La categoría de Dussel parece comentar EO: “La negación de la inocencia de la ‘modernidad’ y la afirmación de la Alteridad del ‘Otro’, nos permite por primera vez, descubrir ‘la otra cara’, escondida y esencial, de la ‘Modernidad’ y sus víctimas: el mundo periférico colonial, el in-dio sacrificado, el negro esclavo, la mujer oprimida, [] víctimas de un acto irra-cional, en contradicción con el ideal racional de la Modernidad. [] La razón emancipadora del proceso hegemónico de modernización se supera en la razón liberadora. Esto es posible [] cuando se descubre éticamente la dignidad del Otro, de la otra cultura, del otro sexo” .9 Martí es el primer hispanoamericano que asume al indio y al negro en su proyec-to político de América y que insta a la mujer a ser sujeto. EO muestra lo injusto de la violencia sufrida para que el niño tome conciencia de sí y se valore. En ese sentido es terapéutica: habla al americano y le muestra su dignidad, su grandeza, le devuelve su autoestima que le había sido extirpada. Porque el mecanismo ideológico que justificaba la injusticia era ‘la inferioridad’ de la víctima. Repito, la labor de Martí consiste en devolver al “Otro” la conciencia de su dignidad. Le deja explicitar su historia, surgir a su propia luz, e inicia la tarea de desocultar la historia real de la humani-dad y de América desde sí misma. Esa es la razón profunda por la que EO, en vez de presentar culturas dominantes, despliega la diversidad cultural en su belleza y en el respe-to a la diferencia. Muestra el mundo real, que es plural, no el restringido a los que pudie-ran ser ‘modelos’. Una función de EO es mostrar al niño americano que no está solo, sino que esa ‘otredad’ suya es también planetaria. La seña de identidad que le indica es esa humanidad que lucha por ser, y defiende su territorio y su cultura. Su identidad se constru-ye así en una red de relaciones verdaderamente mundial y se abre a la semejanza y la solidaridad, pero con una perspectiva de la diversidad. De ahí la amplitud de su defini-ción: “Patria es humanidad.” Pero al Martí político lo guía siempre el conocedor del hombre y el texto se adentra en el camino interior: Esta pluralidad engloba el bien y el mal, y desarma la lógica 74 del dominio en su raíz, en la dicotomía bien-mal, en el recóndito deseo del ego escindido de constituirse como sólo bueno: los hombres sueñan, y llaman demonios a los consejos malos que vienen del lado feo del corazón; sólo que como el hombre se ve con cuerpo y nombre, y pone nombre y cuerpo, como si fuesen personas, a todos los poderes y fuerzas que imagina: ¡y ése es el poder de veras, el que le viene del lado feo del corazón. (“Un paseo por la tierra de los anamitas”, p.103) “El lado feo del corazón” es el que uno rechaza y pone fuera de sí. Pero Martí ve que todo está dentro del hombre, y que éste, no aceptándolo, lo llama diferente de sí. El mal no es exclusivo de una cultura, sino arraiga en el hombre, que es bueno y malo a la vez. Acaso le venga de la idea oriental de totalidad, de que algo que pensamos ajeno, en realidad somos nosotros. Freud lo elaborará en el concepto de ‘proyección.’ Hay que sencillamente vigilar el mal: ése es el sentido de su crítica al lado irracional de la Moder-nidad. Pero volvamos a la vertiente externa. Martí ubica al niño en América y en el mundo, establece una comunidad que procede con y desde el otro como otro, asumiéndolo en su alteridad. No reduce la Historia a una identidad abstracta. La Historia real es una totalidad abierta. Contra la clausura del sistema en la lógica de lo idéntico, Martí articula una lógica de la alteridad que respeta la diversidad y multiplicidad de perspectivas huma-nas. Permítanme notar que también Lezama mina la identidad monológica de la lógica aristotélica y configura la ‘identidad’ como poética: contradictoria sin caos, paradójica, plural, variada, toda, una.10 La forma de Paradiso no es ‘arquitectada’, como p.ej. en Carpentier, sino fluyente, porosa, abriente. También ella configura la realidad con contor-nos elásticos, no tajantes. El orden de Paradiso elude el de una verdad monolítica, o el del delirio centralista de la eficacia organizadora de Mr. Squabs, que suponen un mundo dual, de contraposiciones, que da poco espacio a la multiplicidad y los matices. Su orden es el de un ritmo que reune muchas voces, es el diálogo y el juego de sus resonancias. Con-juega todas las voces. Su orden es coral, interior, y apunta a la liberación, en un estado no subdividido, en el que se armonizan, sin contraposición, los elementos y los hechos. Lezama tiende a esa unidad no por la simplificación, sino por la confluencia plural. En el símil y en la forma veo un intento de subvertir la identidad estrecha y de superar la dualidad de ego y mundo. Es interesante iluminar la continuidad de Martí en Lezama en este nivel tan profundo. Se delinea una estructura de pensamiento americana. Volvamos a Martí: Su proyección es mundial, recordemos su testamento político: “No son dos islas que vamos a liberar, sino un mundo que vamos a equilibrar.” Su pers-pectiva no es sólo América, sino en oposición a “la monarquía aldeana de España”, la liberación de Cuba es “para bien de América y del mundo,” “para el bien mayor del hom-bre”, es de “Interés universal, [] para el adelanto y servicio de la humanidad”.11 EO ya pone al niño a pensar en términos de vasto mundo en varios niveles: en el estructural, organiza el pensamiento como dialógico en vez de monológico, y le da una perspectiva propia; en lo factual el mundo que presenta consiste en países y culturas vivos, hasta entonces ‘marginados’ según la escala de valoración de las metrópolis, y presenta el mundo dominante dentro de esa pluralidad, no como hegemónico.12 75 El camino que Martí enseña al niño y que él mismo estructura en EO parte de una etimología cargada de sentido filosófico: “Para mí la palabra Universo explica el Univer-so: Versus uni: los varios en lo uno”.13 Así “la antigua aporía metafísica entre lo uno y lo múltiple, lo idéntico y lo dife-rente, lo inmóvil y el movimiento en el ser, se disuelve. La historia es el mismo ser y el mismo hombre que se van constituyendo, que son en cuanto acontecen”.14 Lo dice tam-bién Fina G. Marruz: ‘la historia no es sólo lo que ya pasó, sino es también lo que está pasando y lo que habrá de pasar, cuando todos se dispongan a remediar las cosas que la afean’.15 En EO los ensayos La historia del hombre contada por sus casas y La Exposi-ción de París muestran una multiplicidad de culturas en su historicidad, pero detrás de esos diferentes modos de configurarse se perfila la identidad universal del hombre. La historia real del hombre es la de todos los pueblos. Martí no propone dominio, sino arraigo en lo propio, donde luego se puede “injertar el mundo.” A partir de la diferencia se consti-tuye la comunidad. Totalidad abierta, unidad de alteridades, no homogeneidad. El héroe de Martí no es el dominador ni el dominado, sino el hombre liberado, que se constituye. Pero ante la opresión su héroe es el rebelde, liberador. Así EO se inicia con el modelo enardecedor de la independencia, Tres héroes. Luego, frente a la Modernidad que desemboca en lo irracional, Martí propone un segundo modelo, El Padre Las Casas, quien “asume la modernidad sin legitimar el mito irracional de la violencia de la Conquista y la esclavitud, ya que plantea la modernización a partir de la Otredad creativa y no en nombre de la ideología eurocéntrica”.16 EO critica la interrupción de las culturas indias, la esclavitud negra, el dominio europeo sobre Asia, trazando el mapa mundial de la irracionalidad, de la barbarie modernizadora, de la mentalidad instrumental y poder que ha reducido otras culturas a objetos asimilados a la subjetividad eurocéntrica. Tres ensayos: Las ruinas indias, El Pa-dre las Casas, Un paseo por la tierra de los anamitas, muestran que Europa no traía civilización, sino destruía. De ahí la urgencia de encontrar soluciones propias, nacidas de cada cultura. Por ello arraiga al niño en su historia, lo impone de nuestra pluralidad cultu-ral y a la vez lo estimula a crear desde ahí un futuro de respeto al hombre. Historia y futuro creado, “Raíz y ala”, Martí ahonda en los símbolos americanos, el quetzal y Quetzalcóatl, serpiente emplumada. En EO Martí revisita los momentos claves de la historia de América: el pasado indígena, la conquista, la esclavitud, la independencia, no en su secuencia histórica, sino según un orden dramático y un ritmo variador de la temperatura emocional. El método, historia y comparación Martí enseña al niño un método: tomar distancia histórica del evento, buscar la estructura común y poner las cosas en relación para no absolutizar ninguna. EO realiza la crítica al dominio irracional a través de la subversión de la autoridad dominadora. 76 Empieza a cuestionar a la raíz los fundamentos de la autoridad en varios ámbitos: en lo internacional critica la autoridad de los países que oprimen a culturas menos poten-tes; en lo interno critica la autoridad de los reyes, la de las iglesias y dioses que les sirven de apoyo y garantía. Quita las vendas de los ojos: los reyes no son divinos, su ‘divinización’es una estrategia para asegurarse el poder. Procede por cortes trasversales de todas las culturas y épocas para mostrar el engaño del sistema de dominio y su abuso sobre mentes y pueblos. En realidad es una crítica al poder, callada pero demoledora de sus cimientos. Su finalidad es doble: liberar el pensamiento del niño de un poder religioso inhibitorio y desautorizar la monarquía española y los neocolonialismos. Para criticar la monarquía española va a la raíz, a la genealogía del poder, la arranca de su aura sagrada y la ubica en el contexto de la historia de las ideas. Pero lo hace indirectamente: historiza otras religiones, la griega, budista, hebrea, amerindias, que por su lejanía en el tiempo y el espacio permiten reflexionar en libre racionalidad, sin los prejuicios y obstáculos emocio-nales que acarrearía una crítica directa a la religión católica. Además al no limitarse al dominio español y ampliar el espectro al mundo, refuerza su argumento. Así ya en el primer número de la revista, La Iliada de Homero vehicula traspuestamente un segundo nivel de significado: Al ‘traducir’ a la terminología cristiana el Olimpo como “el cielo de entonces”, o “Diana era una santa de entonces”, historiza el cielo e inicia un proceso de relativización de todas las religiones que estudia, contrario a la pretensión de exclusividad y de absoluto de la Iglesia. Sus estudios de religión comparada son extraordinarios para un continente de cerrado monopolio católico sobre los credos indígenas: “Los griegos creían como los hebreos, y como otros muchos pueblos, que ellos eran la nación favorecida por el creador del mundo y los únicos hijos del cielo en la tierra.” La pretensión de exclusividad queda sin valor por ser común a todas las religio-nes. Comparando culturas Martí muestra las semejanzas y argumentando pacíficamente desmantela el reclamo de absoluto de algunas.17 Así ejemplifica su “ser cultos es el único modo de ser libres.” De nuevo enseña a sentir en lo múltiple la unidad. Al hallarles la semejanza de estructura a diferentes credos, desjerarquiza el siste-ma. Concluye que todas obedecen a la misma configuración humana: son los hombres los que inventan los dioses a su semejanza, y cada pueblo imagi-na un cielo diferente, con divinidades que viven y piensan lo mismo que el pue-blo que las ha creado [y da la explicación:] porque el hombre se ve pequeño ante la naturaleza que lo crea y lo mata, y siente la necesidad de creer en algo podero-so, y de rogarle, para que lo trate bien.” Y concluye: “los dioses no son en reali-dad más que poesías de la imaginación.” La Iliada, p.20. Los tres verbos marcados por mí, inventar, imaginar, crear, revierten el discurso bíblico y culminan en su palabra clave, crear, solo que todo el pasaje invierte el sujeto y el objeto: el sujeto ya no es Dios, aquí es el hombre que crea dioses. 77 Tras haber mostrado el crear dioses como temor y captación de benevolencia, y como necesidad poética humana, Martí indica el uso ideológico de la religión por el poder. Muestra cómo la religión, de estructura espiritual y síquica en La Iliada, pasa a ser super-estructura ilegítima en Un paseo por la tierra de los anamitas. Ahí explica los orígenes y cómo el poder coopta el ámbito de lo sagrado y como juntos ejercen el dominio violento, mostrando sin decirlo un paralelo de la estructura de la conquista de América.18 “Y el rey vió que en el nombre de Buda había poder, porque la gente miraba todo lo [suyo] como cosa del cielo [] y puso [sus] discípulos a sueldo, para que el pueblo viese juntos el poder del rey y el del cielo []. Hubo unos discípulos que hicieron lo que el rey quería, y salieron con el ejército del rey a quitarles a los países de los alrededores la libertad, con el pretexto de que les iban a enseñar las verdades de Buddha, que habían venido del cielo; y hubo otros que dijeron que eso era engaño de los discípulos y robo del rey, y que la libertad de un pueblo pequeño es mas necesaria al mundo que el poder de un rey ambicioso, y la men-tira de los sacerdotes que le sirven al rey por su dinero, y que si Buddha hubiera vivido, habría dicho la verdad, que él no vino del cielo sino como vienen los hombres todos, que traen el cielo en sí mismos.” Un paseo, p.103. EO muestra sistemáticamente las religiones como “instrumentum regni”. Reve-la las articulaciones entre el poder político y el religioso: “Y así mandaban juntos los sacerdotes y los reyes”.19 Aunque también ofrece modelos de honrados que desenmasca-ran el engaño y se rebelan: los sacerdotes budistas que se desvinculan del poder son prelu-dio a El Padre las Casas. Otro modo de desmontar el discurso del poder es oponer a la rencilla de los hombres otro modelo, el de la no competitividad de la naturaleza: idea vieja de aquellos tiempos de pelea en que los pueblos eran nuevos y no sabían vivir en paz, como viven en el cielo las estrellas, que todas tienen luz aunque son muchas, y cada una brilla aunque tenga al lado otra. p.19. Al enseñar a los niños a historizar, les da un horizonte de variedad y tolerancia que pone todo en relación, no en exclusión. Cabe preguntar, ¿cuál es objetivo de la doble operación, minar el origen divino de los reyes, minar la divinidad de los dioses? Hay un fin político evidente: demoler el binomio poder-iglesia, cuya ‘intransigencia religiosa’ impide “fundar” en América.20 En el plano personal, tiende a eliminar toda autoridad que impida al hombre ser responsable de sí y ejercitar su dignidad. Participa en la finalidad esencial para Martí: liberar al hom-bre de todas sus amarras y entregarlo a sí. En fin, elimina los filtros entre el hombre y la verdadera fuente de religiosidad: la naturaleza. El método comparativo se vuelve más eficaz al utilizar la técnica que yo llamaría de ‘alusión desplazada’, que consiste en estudiar una cosa aludiendo a otra que silencia, como ya hacía en Abdala.21 Estas religiones fungen de espejos oblicuos del catolicismo europeo en América y Asia. Al no debatir la religión católica, ésta adquiere el relieve de lo acallado: el niño elaborará la semejanza sólo, por deducción mayéutica. Así tiene fuerza demoledora cuan- 78 do nos la presenta como espejo silencioso de lo actual: “porque todavía hoy dicen los reyes que el derecho de mandar en los pueblos les viene de Dios.” Estas imbricaciones silenciosas son posibles por la sabia estructura de correspondencias que une los cuatro números de la revista. Su crítica de las religiones no atañe el ámbito de lo sagrado, sino su uso instrumentalizado por el poder como aparato ideológico. Lo sagrado es el alimento de la obra de Martí, solo que como en el cristianismo de los orígenes, en las religiones orienta-les y en la Naturphilosophie de Goethe, no desaparece en una trascendencia alejada, sino es el lugar del encuentro: es la participación del hombre ‘readquirido’ en la unidad que constituyen hombre, naturaleza y cosmos. “Los hombres todos [] traen el cielo en sí mis-mos”. 22 El sentido y la genealogía del camino de liberación martiano a través de la digni-dad lo confirman como una reescritura del oráculo délfico, ‘conócete a tí mismo para conocer a Dios’. Acaso por estar imbuido de la unidad primigenia rechaza tan profundamente el dominio. Martí se sitúa en la tradición de la defensa de los valores de culturas no cristia-nas ni europeas, en la huella de Las Casas, Vitoria y Montaigne en el debate cultural sobre el presunto primado europeo sobre los pueblos de ultramar, materia que será retomada en el siglo XVIII por Rousseau. EO continúa la corriente de ‘mostración del otro’, o sea, “de sí” que empieza con Las Casas y hoy encontramos en la filosofía de la liberación y en la novelística de nuestra América. EO, siguiendo la ley del equilibrio, muestra también el aspecto armonioso de Europa en Músicos, poetas y pintores. Martí quiere superar la ‘ra-zón violenta’ de las colonizaciones con la ‘razón liberadora’, o la razón vital, como dirá Ortega. Esto nos conduce una pregunta: ¿Cómo enseña Martí al niño a pensar? Pensar abarca más que razonar, es aprehender toda la realidad con todas las fa-cultades humanas; es algo abierto, plural y unidor: “La filosofía no es más que el secreto de la relación de las varias formas de la existencia”.23 Martí se ancla en la racionalidad y avía al niño a la comprensión de lo desconocido ejercitándolo en el procedimiento lógico-inductivo, a inferir, que es el método científico base igual para todo saber. Pero este avío ‘estructural’ o ‘técnico’ va entretejido con ‘el pensar por sí’, base de todo. En EO Martí realiza lo que señalara como meta de la escuela: educar a razonar por sí mismo: gran bendición sería si las escuelas fuesen aquí [EE.UU.] como son en mayor grado en esto en Alemania, casas de razón, donde con guía juiciosa se habituase al niño a desenvolver su propio pensamiento, y se le pusieran delante, en relación ordenada, los objetos e ideas, para que deduzcan por sí las lecciones directas y armónicas que le dejan enriquecido con sus datos, a la vez que fortificado con el ejercicio y gusto de haberlos descubierto. [] En ese desenvolvimiento regular y originario de la inteligencia, está el secreto de la ductilidad y éxito con que los alemanes adelantan en el mundo, [].24 Pero allí donde la lógica europea se vuelve irracional por motivos de poder o de encierro dentro del sistema, Martí evita el vuelque en la irracionalidad sencillamente abrien- 79 do el sistema: a la Naturaleza y en la Historia a todos los pueblos. Y sobre todo abre la razón a las otras facultades humanas: emoción, estética y fantasía. El “pensar por sí” lleva a pensar en apertura y pluralidad. Y abre una dimensión social, así le muestra al niño que la realidad no es unívoca, sino tiene múltiples caras, luego al revelarle sus rostros ocultados, desmonta los mecanismos del poder. Y eso en varios niveles de interioridad, de conciencia y en varios campos. La Iliada y Un paseo... muestran la constitución de las religiones con ejemplos no polémicos como el politeismo griego y el budismo. La imposición y apropiación europeas aparecen con toque leve y humorístico en Un juego nuevo... e Historia del hombre..., mientras Ruinas indias, El padre las Casas y Un paseo... muestran el rostro irracional y bárbaro de Europa, el encu-bierto, el rostro de la razón dominadora y voluntad de poder: la aberración del ‘colonizar’, que se impone sobre el Otro hasta sofocarlo. La ‘razón’ de poder que destruye la razón de vida. En sustancia el ‘pensar por sí’ y el ‘ejercicio de sí’ fundamentan al hombre. Le entregan la propiedad de sí y le impiden sufrir imposiciones externas; se completan con el respeto de los demás. Así descoloniza la mente y barre el control sobre la imaginación impuesto por la metrópolis y la iglesia; la conciencia ya no las refleja sino se abre al mundo y la naturaleza. Así Martí libera el imaginario político, filosófico y poético del niño. La EO ejercita también a deducir y a razonar por analogías. Martí va a la raíz, al niño, a liberarle la conciencia, enseñarle a leer la historia, asegurarle la libertad espiritual. La libertad del hombre es centrarse en sí mismo para construirse, en un horizonte que no se cierra narcisista en un “yo’ individual, sino se abre al otro y a la acción. Es el funda-mento de lo político: “ni la libertad política subsiste mientras no se asegura la libertad espiritual. El primer trabajo del hombre es reconquistarse”.25 El pensar orienta hacia la dignidad y ambos coinciden con la posibilidad-conse-cuencia del hacerse a sí mismo: “la obra ineludible, por penosa que sea, de su propio desarrollo. [] Ni hombres ni pueblos pueden rehuir la obra de desarrollarse por sí”.26 El pensar por sí funda la autoestima, la dignidad y su corolario, la libertad. Esta pequeña revista vuelca el planteo eurocéntrico de la historia, desmantela el discurso colonial desde dentro y hace que ‘la periferia’, que en realidad es el mundo visto en su variedad, se mire a sí misma, se coloque a sí en el propio centro de interés con mirada universal, no hegemónica. Le da conciencia mundial. Martí corroe 400 años de discurso eurocéntrico en tres puntos fundamentales: 1) Lo europeo es particular y lo humano universal. El eurocentrismo consiste en que Europa elabora una cultura particular pero no se ve como tal, sino se autoconfiere un significado universal. De aquí la imposición violenta de la particularidad europea sobre otras particularidades, como América, Asia, África. EO muestra el uso ‘racional’ de la voluntad para implantar su aspecto ‘irracional’ de práctica de dominio o razón violenta. 2) EO afirma: los pueblos todos tienen derecho a vivir según su cultura. 3) La lógica del dominio no es aceptable, sino la del respeto al otro, sobre esto se construye el concierto del mundo. 80 La labor de EO consiste en hacer ver lo europeo como particular, y lo universal como concierto de todos los pueblos. El tema del dominio y el dominado: un ejemplo: El Padre Las Casas. La relación de fuerzas entre el dominio y el dominado y su desproporción siem-pre ocupó a Martí y es uno de los hilos temáticos de EO. Reemerge siempre modulado como fuerza del débil que se rebela o que es oprimido. Pero siempre el sujeto, lo importan-te, es el débil. El nudo dramático se desarrolla en torno a su acción. El que no se levanta está condenado: los anamitas que cargan en andas a sus amos franceses se deshonoran ante los anamitas rebeldes en Un paseo....27 Ello es porque según Martí las circunstancias pueden ser condicionantes, pero no determinan: el hombre es libre de configurar su vida: “De nuestro bien o mal autores somos/ y cada cual autor de sí”28 y la actitud no ha ser de queja, sino a pesar de todo la de: “cantemos / El Universo colosal y hermoso”.29 Es la positividad lo que triunfa y así modela la fuerza del débil en diversos personajes: “mi honda es la de David”, “Meñique”, el catalancito de “Tres héroes”, “El Padre Las Casas”. La fuerza del débil es el ánima de toda La Edad de Oro, que muestra la batalla del débil contra el dominio en defensa de su derecho a ser; EO confiere el poder “a los niños de América” y les ofrece los instrumentos para llegar a ser. Recordemos que el rasgo común de los cuentos cuyo protagonista es un niño es, después de pensar a solas, el poder que tienen de cambiar la realidad. El tema del dominio y el dominado permea el corpus, veámos un ejemplo. Ini-ciando el tercer número, La exposición de París continúa el tema, esta vez en el interior de un mismo pueblo europeo, y así explica la Revolución Francesa. El ensayo retoma la concepción de la historia como plural y abierta a todos los pueblos que antes desarrollara La historia del hombre..., y la lleva a su etapa actual, con los logros de las diferentes culturas. Lo esencial en La exposición es su operación de cambio del canon de las culturas de referencia: ya no son las hegemónicas, sino las periféricas, revalorizadas. Su estrategia es de contraste con el otro artículo ‘fuerte’ del número, El Padre Las Casas, que muestra, al contrario, la quiebra de los pueblos por la lógica del dominio y presenta al héroe rebel-de, que impone el discurso de la ley y la razón vital. En el mismo tercer número, El camarón encantado modula en cuento de magia el tema del dominio como avidez exagerada, ineficaz, que sólo trae ruina y rompe la magia de los dones del mundo. Prepara, en óptica infantil, el criterio al sucesivo, El padre Las Casas: la Conquista es la avidez desmesurada y torpe que destruye el mundo. La repetición -o reescritura- cumple una función específica: revelar la estructura oculta a primera vista. En fin, Los zapaticos de rosa retoma el tema del “Otro”, bajo la figura del pobre, y establece el encuentro como generosidad. (Habría que hacer el deslinde con la caridad y la justicia). O sea, propone al niño -a través del cuento y poema, medios que acaso penetren más en lo emocional- un modelo opuesto a los del dominio, criticados antes. Veámos de cerca El Padre... En El Padre las Casas la expresión se carga de emotividad y sintoniza al lector con el tema particularmente doloroso de La destrucción de las Indias. Se ubica después de La Historia del hombre..., que muestra como éste florece dejado a su aire, y prepara la 81 mente y la emoción del niño a la necesidad de apertura a la pluralidad; se sitúa también después de Las ruinas indias, que mostraba los logros indígenas quebrados. El Padre... profundiza otro aspecto de la lógica del poder de la Conquista: la esclavitud, la más radi-cal crítica a la autoridad legal y real. Así al arraigar la lucha por la libertad en el tema de la esclavitud y al estar centrado en América, a la vez fundamenta y corona su mensaje, la libertad real de América. En el texto, a una serie de crímenes de los conquistadores responde otra de los agasajos con que los indios los habían recibido. No hay comentario, ello da mayor fuerza al contraste. Martí caracteriza al indio con términos de la naturaleza y lo semantiza como contrario a la violencia, sereno: “Tenían el pensamiento azul como el cielo y claro como el arroyo; pero no sabían matar, forrados de hierro con el arcabuz cargado de pólvora. [] Caían, como las plumas y las hojas”.30 Martí muestra el origen y la ineficacia del sistema de pedir justicia aplicando la ley, que simbólicamente ‘come’ junto con el poder, tema tantas veces reescrito después en nuestra novela andina: los oidores [la ley] se iban a merendar con los encomenderos.[] En diez años ya no quedaba indio vivo de los tres millones, o más, que hubo en La Española. [] En Cuba[] donde había quinientos mil[], quedaban once. p.89 El Padre las Casas aclara para siempre donde está la “civilización” y donde la “barbarie”: No [son] gente bárbara y de pecados horribles, porque no hay pecado suyo que no lo tengamos mas los europeos. [] Eran aquellos conquistadores soldados bár-baros, que no sabían del mandamiento de la ley, ¡tomaban a los indios de escla-vos, para enseñarles la doctrina cristiana, a latigazos y a mordidas! 31 El discurso cobra eficacia y dramaticidad porque la acusación refiere a una pri-mera persona, ‘no hay pecado suyo que no tengamos mas los europeos’; es una toma de conciencia, reconoce la culpa, pero elude la acusación directa al soldado español, sino ensancha el discurso a ‘los europeos’, así no se erige en tribunal sino realiza algo más vasto: un discurso cultural. Porque más fuerte que el horror es la energía del débil: “Era flaco [] y no tenía mas poder que el de su corazón. [] Seis veces fué a España, con la fuerza de su virtud, aquel padre que ‘no probaba carne’. Ni al rey le tenía él miedo ni a la tempestad.” Es otro tipo de héroe, éste que desde la razón desmantela la irracionalidad del poder, subvierte el discurso de Sepúlveda, maestro de Felipe II, sobre el derecho de la corona a repartir como siervos y a dar muerte a los indios porque no eran cristianos. [] Y al rey le decía [] que el que manda a los hombres ha de cuidar de ellos, y si no los sabe cuidar, no los puede mandar. [] Eso era mucho decir, porque por eso quemaban entonces a los hombres”.32 Y muestra los mecanismos sofistas y la barbarie sádica de la Inquisición: “el rey iba de gala a ver la quemazón con la reina y los caballeros de la corte.” p.91. Martí 82 desenmascara las mentiras y juegos dobles del poder -desde el encomendero hasta los tres reyes, Fernando, Carlos V y Felipe II- por mantener el dominio sobre la riqueza y los indios. Y muestra la soledad del justo que lucha, aún ante el más perverso resultado del poder: ver al oprimido que ayuda a su opresor. Las Casas propone un modelo de héroe no guerrero, sino vertebrado por la fuerza persuasiva del amor, la justicia y la verdad. La propuesta martiana Hasta aquí hemos visto la crítica martiana al uso racional de la violencia, ahora veamos su propuesta. Un modelo de relación entre pueblos lo ofrece en Nuestra América: “Injértese en nuestras repúblicas el mundo, pero el tronco ha de ser el de nuestras repúbli-cas.” No hay imposición, sino fecundación por una alteridad aceptada. Y sobre todo Martí propone la valentía de saber hacer las cosas desde nosotros mismos. EO fomenta la integración de todos los pueblos a la totalidad abierta y entreverada del planeta, hoy montada sobre el eje del dominio científico-técnico, pero necesitada de la orientación humana y la armonización, misiones que Martí confiere al poeta en Historia del hombre. En América la integracion del indio, el negro y el pobre es una necesidad humana. Como muestran Bebé y el señor Don Pomposo, Los zapaticos de rosa y La muñe-ca negra, es necesario restablecer la unidad en el niño dividido. Es más, Martí sitúa la división en la sociedad, y el niño es campo del conflicto entre rico y pobre, pero es el mismo niño quien tiene la fuerza sana, supera la división y restablece la unidad y la justi-cia. Es ese el núcleo de significación de los tres cuentos. A los adultos Martí explicará además que la integración del indio, el negro y el pobre no es utópica, sino es una necesidad económica, social y política para el desarrollo de América. Cien años después no la hemos realizado, cegados por una civilización de poder que siempre se nos escapa porque estamos divididos dentro en blanco-indio-negro, pobre-rico, sin entender que la partida se juega “con todos y para el bien de todos” o nos perdemos todos. Aún no asumimos nuestro ser ‘heterogéneos’, ser mestizos, unidos en la alteridad. En EO la tarea de integrar se sitúa a tres niveles: en el niño como necesidad interior, en América y en el mundo como necesidad económica y vital de convivencia. Se realiza asumiendo la pluralidad, la otredad, el mestizaje y renunciando a la creencia en un modelo único o hegemónico de pensamiento y lenguaje. Martí quiere el adelanto de la civilización técnico-científica, pero no con una orientación de poder y dominio, sino diri-gida sapiencialmente al beneficio del Hombre y de todos los hombres, como muestra en Las máquinas. La racionalidad que enseña EO es también la de lo propio: vuelca la racionalidad vigente que sigue la lógica del poder y el dominio, interrumpe así el proceso de oculta-miento del no-europeo y abre el vastísimo mundo a la luz. Partiendo de la Alteridad, del Excluido, EO realiza lo que un siglo más tarde caracterizará la Filosofía de la Liberación: Desde el punto de vista histórico-filosófico es necesario superar el planteo eurocéntrico, que margina la periferia, y el resultado ontológico-ideológico de la 83 filosofía occidental, que justifica la voluntad de poder y de dominio. A tal abor-daje se debe oponer una cultura pluricéntrica y pluralística y una metafísica cuyo punto de partida sea la liberación de los oprimidos.33 Martí enseña a ser libre interiormente y a superar la mentalidad colonizada por-que induce a pensar por sí y a escuchar dos instancias: En primer lugar a sí mismo, primer fundamento de la conciencia. Los niños de sus cuentos, Nené, Piedad, Bebé, se retiran, hacen silencio y, solos, ‘piensan’ y, salvo el caso de Nené, la autoridad decisional son ellos mismos. En segundo lugar se escucha al “Otro”, al que no tiene voz: el pobre, el oprimido, la vastedad del mundo en sus múltiples culturas. Martí especifica que escribe “para los niños de América”, pero no los centra en una ‘aldea América’, sino en el juego de la interacción mundial en que los pueblos toman conciencia de sí en la lucha por su dignidad. El parámetro de autoconciencia no es como se es visto por Europa o Norteamérica, sino la propia lucha por devenir sí mismos. Al niño que se asoma al mundo a través de EO le da la imagen de una centralidad común. Martí cambia el espacio: los ‘lugares sagrados’ de la cultura y el poder pasan casi inobservados ante la proliferación de países considerados ‘periféricos’. También cambia el tiempo, de tiempo del dominio a tiempo de la liberación. También el sujeto cambia: los protagonistas ya no son los países hegemónicos ni sus hé-roes, sino los periféricos y sus pueblos. El énfasis inicial de conflicto (destrucción del mundo del Otro y lucha contra el dominador colonial) es superado por la visión de una posible cooperación. Y esto en todos los niveles: en el mental, imaginario y afectivo. La unidad y la variedad son conciliables, no con el modelo impositivo del racionalismo euro-peo, sino en el respeto y armonización de todos. No el dominio, sino la cooperación. Un asomo de ello se ve en La Historia del Hombre... y La Exposición... Por eso EO confiere un espacio importante a la Historia: la muestra como escena-rio donde se desarrollan los pueblos, y desactiva actitudes derrotistas y tentaciones nihilistas. Inserta el niño en ese devenir y le despierta la conciencia a su proyecto de ser aún ante la irracionalidad del dominio... Martí muestra la emarginación y la dependencia pero no pasivamente, sino desde una perspectiva que desde adentro propone una imagen de sí autónoma, centrada en sí y en relación generosa con el mundo. El juego de variedades y unidad de ese vasto mundo es también un espejo, un juego analógico de la integración de las diferencias dentro de América. La Edad de Oro, como toda la obra de Martí se configura como un organismo vivo, en que política, poesía y ciencia son aspectos de su intuición fundamental: la jubilante unidad del mundo. Es lo que trasmite al niño en una de las más eficaces representaciones del mundo en su totalidad y sus mecanismos que una mente descolonizada haya elabora-do. Es lo que Lezama Lima, setenta años más tarde, tornara a buscar en La Expresión Americana: “la forma en devenir en que un paisaje va hacia un sentido, una interpreta-ción... para ir después hacia su reconstrucción, ...que es su visión histórica...ese tejido entregado por la imago, por la imagen participando en la historia”.34 Así historia es estudio del pasado y la actualidad imantados en la perspectiva hacia el futuro, fecundado por la imagen positiva. 84 NOTAS 1 J.M. “Con todos y para el bien de todos”, Tampa, nov. 1891, Obras Completas, 4, 270, Ed. Nacional, La Habana, 1963-65. 2 J.M. “Con todos y para el bien de todos”, Tampa, nov. 1891, OC, 4, 270. 3 Ello presupone la “identidad universal del hombre” y su derecho a las diferencias culturales. Lo estudio en “La EO, el juego escondido.”, en Actas del Congreso Internacional J.Martí, Univ. Erlangen-Nürnberg, en Lateinamerika 1995. Cito por la ed. facsimilar, J.Martí, La Edad de Oro, Centro de Estudios Martianos, La Habana 1989. 4 Sobre la ubicación histórica de Martí, cf. mi La poesía de Martí entre Naturaleza e Historia, Marra ed. Cosenza, Italia, 1990. 5 J.Martí, “Prólogo al Niágara”. 6 J.Martí, EO, “La última página” del no. 3, p. 96 7 Enrique Dussel, L’occultamento dell’Altro”, La Piccola Editrice, Celleno, 1993, p.213, trad. mía. 8 J.M. “Manifiesto de Montecristi.”, OC 4, p.95 y 99. 9 E. Dussel, L’occultamento... p.13. La irracionalidad de la Modernidad es lo que Martí ha comprendido desde su juvenil El presidio político en Cuba y sobre todo desde La república Española ante la Revolu-ción Cubana. 10 ‘Para los egipcios, el único animal hablador era el gato, decía un como que lograba unir las dos puntas magnéticas de su bigote. Esos dos puntos magnéticos, infinitamente relacionables, están en la raíz del análogo metafórico. Es un relacionable genesíaco, copulativo. [] El como magnético despierta también la nueva especie y el reino de la sobrenaturaleza.’ Confluencias: 419. 11 J.M. “Manifiesto de Montecristi”, OC4, p.93 y 104, inicio y fin del texto. 12 cf. su insistencia en abandonar la estrechez ‘aldeana’.cf. Nuestra América. 13 J.Martí, Cuadernos de Apuntes 9, OC 21, 255. Hacia 1882, Martí tiene 29 años. 14 cf. Dina Picotti, El descubrimiento de América y la otredad de las culturas. Rudi Nuskin, Bs. Aires 1990, p.33. 15 A.Sevignano, Prólogo a E.Dussel: L’occultamento dell’Altro, cit. p.20. Trad. mía. 16 Ilíada, p 18. Esta estrategia de minar la pretendida prioridad la aplicará lúdicamente en Un juego nuevo y otros viejos, que sigue a Iliada. Lo estudio en “La urdinbre de EO, el juego escondido” en Lateinamerika, Univ.Núrmberg, 1995. 17 Por otra parte el paralelo entre las religiones muestra que desgraciadamente también la barbarie es común, sobre todo respecto a la mayor acusación a las religiones indígenas, los sacrificios humanos. cf Las Ruinas Indias p.52 18 La Ilíada p 19. En lo político Martí revela que la Iglesia católica es uno de los aparatos ideológicos del dominio español ya desde”Patria y libertad”, de 1877, a sus 24 años. Ya en El Presidio Político empieza a elaborar el problema. 19 Al extremo que causa el cierre de la revista. cf. Carta a Mercado, OC 20, 153. 20 Lo estudio en “La obra juvenil de J.M. Semantización de Cuba y España”, Rev. Iberoamericana, Pittsburgh, n.52, dic. 1990. 21 Un paseo...103. Estudio su Canto a la unidad primordial de la naturaleza en La poesía de J.Martí entre Naturaleza e Historia, Marra ed. Cosenza, Italia, 1990, cap.9. cf. “De forma en forma, y de astro en astro vengo”, “Siempre que hundo la mente en libros graves”: “Yo percibo los hilos, la juntura./ La flor del Universo”, “Canto religioso”: “En el divino altar comulgo/ De la Naturaleza: el mundo todo/ Fluye mi vino: es mi hostia el alma humana.” de Versos Libres, y V. Sencillos 3: ¡Díganle al obispo ciego,/ Al viejo 85 obispo de España/ que venga, que venga luego,/ A mi templo, a la montaña! v.toda su poesía de de la Naturaleza. 22 J.M. “Prólogo al Niágara”. 23 J.M “La escuela en NY” a La Nación, NY sept 28, 1886.en OC Patronato del libro,1961,”Educación”, p73 24 J.M. “Prólogo al Niágara” 25 Crece, Patria, 1894, OC 3, 120, 360. 26 Hay otros ejemplos, “¡Hala, alma, hala!/Da vueltas a la noria, arrastra el ala”¡Hala, hala! y Pollice Verso, en Poesía Completa I y II, ed. crít. La Habana,1985. 27 Este verso testimonia una asimilación y elaboración martiana de la máxima que Salustio, en ‘De republica ordinanda’ I,1,2, atribuye a Appio Claudio Cieco: ‘faber est suae quisque fortunae’, cada hombre es artífice de la propia suerte.’ A.C.C. es un personaje importantísimo que vence a los sannitas [primera expansión romana en el territorio itálico], abre el senado a los plebeyos, construye el primer acueducto y la primera gran vía, la Appia, e introduce Roma a la cultura griega. Martí leía los autores latinos, como Virgilio, y sabemos que llevaba en la mochila de guerra la Vida de Cicerón. Estas citas nos abren un horizonte clásico en Martí, y un terreno de intertextualidad. Ulteriores ampliaciones y universalizaciones que trasmite a sus pequeños lectores. 28 Estrofa Nueva, cuyas 3. y 5. estrofa reescriben en poesía el desmantelamiento de la autoridad que estudia-mos en EO. 29 La misma intuición poética reaflora 30 años después en “Soldati” de G.Ungaretti: “Stan/ come d’autunno; sull’alberi/ le foglie.” 30 p.90. Martí empieza a hacer visible y a problematizar ‘civilización y barbarie’, entre Rousseau y Sar-miento. Recordemos: “La esclavitud de los hombres/es la gran pena del mundo” Versos Senc. 34 31 cf. el juego de la rima que une y distancia ley-rey en Versos Sencillos 29. 32 A. Savignano, Prólogo a E.Dussel, L’occultamento dell’Altro, La Piccola editrice, Celleno, 1993, p.18, trad. mía. En su dirección geocultural R,Kusch apela a la América profunda, a sus mitos y ritos. Solo el redescubrir estas raices posibilita la auténtica liberación. La veta ético-política es representada por L. Zea, Salazar Bondi, Cerutti, E. Dussel. 33 J.Lezama Lima La expresión americana, FCE, México 1993 p.49,ed.IrlemarChiampi.
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Título y subtítulo | La Edad de Oro, crítica de la modernidad |
Autor principal | Teja, Ada María |
Publicación fuente | XIII Coloquio de historia canario - americano |
Numeración | Coloquio 13 |
Tipo de documento | Congreso y conferencia |
Lugar de publicación | Las Palmas de Gran Canaria |
Editorial | Cabildo Insular de Gran Canaria |
Fecha | 1998 |
Páginas | P. 0070-0085 |
Materias | Congresos ; Historia ; Canarias ; América |
Copyright | http://biblioteca.ulpgc.es/avisomdc |
Formato digital | |
Tamaño de archivo | 128106 Bytes |
Texto | 70 LA EDAD DE ORO, CRÍTICA DE LA MODERNIDAD Ada María Teja Creo que toda la obra de Martí es un camino de liberación. El lo llama “readquirirse”. El proceso es doble, en lo interior consiste en el arduo trabajo de hallarse a sí mismo; en lo exterior tiende a la reconciliación con el Otro y a la común construcción del mundo mediante el amor, descartando la violencia. El camino inicia por entrar verdaderamente en sí, [liberarse de ] las filosofías, las religiones, las pa-siones de los padres, los sistemas políticos [que] apenas nace lo atan y lo enfajan. [Consis-te en] Asegurar el albedrío humano, dejar a los espíritus su seductora forma propia, no deslucir con la imposición de ajenos prejuicios las naturalezas vírgenes; ponerlas en apti-tud de tomar por sí lo útil, sin ofuscarlas ni impelerlas por una vía marcada. ¡He ahí el único modo de poblar la tierra de la generación vigorosa y creadora que le falta! El primer trabajo del hombre es reconquistarse. Urge devolver a los hombres a sí mismos; urge sacarlos del mal gobierno de la convención que sofoca o envenena sus sentimientos, [] y recarga su inteligencia. [] Solo lo genuino es fructífero. [] Toca a cada hombre reconstruir la vida” a poco que mire en sí la reconstruye. “Prólogo al poema El Niágara”1882. Dicho camino es el que tendría que recorrer el hombre, un arco que parte del personal readquirirse y se configura en lo social y lo político: “quiero que la ley funda-mental de la república sea el respeto pleno de los cubanos a la dignidad del hombre”.1 La dignidad consiste en el carácter entero de cada uno de sus hijos [de la república], el hábito de trabajar con sus manos y pensar por sí propio, el ejercicio íntegro de sí y el respeto [] del ejercicio íntegro de los demás; la pasión, en fín, por el decoro del hombre.2 Sobre este binomio hombre-sociedad, que va del readquirirse a actuar en el mun-do, se juega toda la obra de Martí. A la liberación interior que pugna por realizarse en obra la llama dignidad. En esta visión a la vez interior y político-social, la interacción de “yo” y “otro” requiere la dignidad de ambos.3 La Edad de Oro ubica y ejercita al niño en esos valores. El presente trabajo forma parte de una investigación en marcha sobre la dignidad del hombre, centrado en La Edad de Oro. Aquí aislo un hilo argumental del gran tema: la visión del “otro” y la crítica al aspecto irracional de la Modernidad, que para imponer el dominio sobre los otros justifica hasta la violencia. 4 71 EO texto crítico y formativo Cuando publica La Edad de Oro en 1889, Martí está viviendo en N.Y. el cambio hacia el imperialismo y alerta de ello a Nuestra América.4 Su meta no es solo concienciar, sino despertar una nueva conciencia que genere un nuevo pacto entre los hombres y con la naturaleza, y además un modelo económico y político diferente del que se nos encima, y por tanto, una nueva sociedad. Con esa proyección de futuro, no extraña que Martí se dedique mucho a la educación. En Guatemala enseña en la Universidad, y en EE.UU., donde enseña gratis en una escuela de negros, escribe incansable sobre la necesidad de una nueva educación. En el ámbito creativo, la irrupción poética de Ismaelillo es generada por un niño de tres años, su hijo. En EO Martí regresa al Niño, al rey de la fiesta de Ismaelillo, y su destinatario se amplía a “los niños de América”. A ellos, por múltiples caminos les muestra y confía la misión de crear un nuevo tipo de relaciones que van de lo personal a lo internacional. EO da al joven ante todo valores y criterios con que leer la tradición que le entrega desencrostada de las convenciones; le da instrumentos de cómo forjarse un presente que es el de la propia libertad, personal y social; y le prospecta la viabilidad de un futuro donde los pueblos no vivan relaciones de supremacía sino de res-peto y concordia. Martí saca la enseñanza de sus cánones eclesiásticos y la vuelve crítica. Su fina-lidad es educar a los jóvenes a ser “hombres de su tiempo”: esto se evidencia más que en los temas específicos, (que pueden ser clásicos) en el modo de abordarlos. Él sabe que las obras de los tiempos de reenquiciamiento y remolde son por esencia mudables e inquietas; no hay caminos constantes, [] desprestigiadas [] todas las imágenes que antes se reverenciaban, desconocidas aún las imágenes futuras, en este des-concierto de la mente, en esta revuelta vida sin vía fija, carácter definido ni térmi-no seguro.5 ¿Qué obra entregar al niño que vive en tiempos de transformación? En primer lugar para Martí se necesita una comunicación diferente. Más que nociones, una estructu-ra mental, categorías para leer la realidad, y capacidad de adaptación a tiempos móviles, al nuevo siglo. En el desajuste de la transformación la seguridad debe buscarse dentro, en la elaboración del espíritu del hombre. Por ello es necesario que los niños aprendan a ‘pen-sar por sí propios. La modernidad radica en el sesgo que Martí da a la información: él razona sobre cada enseñanza de modo crítico, crea relaciones inéditas entre los hechos con una perspectiva diferente, y sobre todo sustituye las cadenas causales de la visión eurocéntrica con una nueva causalidad, no hegemónica ni colonizada, sino liberada. Él propone nuevas relaciones respetuosas de la dignidad de los hombres y de cada pueblo. El nuevo espíritu crítico radica en el conocedor, no en lo conocido. Martí cambia el modo de mirar: “es necesario que los niños no vean, no toquen, no piensen en nada que no sepan explicar.” Así realiza una reducción de la autoridad recibida, -reyes, dioses y culturas dominantes-, para que los hombres y los pueblos se miren a sí mismos en su especificidad. La tarea que les entrega es la de elaborarse a sí mismos. Observemos cómo trata en EO temas clásicos como La Ilíada: no trasmite sólo la 72 anécdota, sino plantea preguntas claves. Sustituye la antigua estaticidad de lo repetido por el dinamismo de la mente que lo piensa por sí con nuevos criterios de puesta en relación. Reemplaza la vieja relación del dominio y la guerra por la construcción común: “EO, donde se ve lo viejo y lo nuevo del mundo, y se aprende cómo las cosas de guerra y muerte no son tan bellas como las de trabajar”.6 EO muestra la estructura del mundo como campo de dominio donde triunfa no el equilibrio, sino la prevaricación; y propone un mundo que respete las diferencias, “la seductora forma propia”, no homogéneo sino tolerante; sin una articulación rígida y obli-gatoria impuesta por el poder, que semeja a una cárcel, sino flexible, acogedora de la variedad. Martí sale del encierro de los sistemas hegemónicos, que imponen parámetros restrictivos y que reproducen el sistema, y propone la pluralidad. O sea, la dignidad de cada persona y cada pueblo. Su categoría no es el temor, que presupone una relación desigual, sino el respeto, “la tolerancia y el espíritu divino.” EO no es un texto menor por ser para niños, sino es su obra de mayor totalidad orgánica. En él se entrecruzan todos los grandes temas fundamentales de la obra martiana. No presenta un reducido mundo burgués, ni limitado a los países hegemónicos, sino uno ampliado a todos los países, y nos adentra en el proceso de como mirarlo de otro modo: descolonizado y unitario. No hay ‘exotismo’ esteticista, sino muestra los países en sus culturas y su empeño de ser. EO es uno de los textos que inician la modernidad literaria americana e inaugura una mirada social y política descolonizada sobre la historia, sobre América y el mundo, en los nexos que establece y en los temas que centra. Abre al niño espacios reales e imaginarios. Racionalidad y violencia EO plantea un problema crucial aún hoy, cien años después: el derecho de los pueblos a ser. Martí critica la lógica del dominio hegemónico y ante el no respeto a la Alteridad enseña a los niños la belleza de la diferencia y su derecho a ser. La crítica martiana, basada en la tradición racionalista de la Ilustración, participa en la “emancipación racio-nal” de la Modernidad pero también des-encubre su aspecto irracional en el poder y su violencia. Desde la perspectiva racional muestra la irracionalidad violenta del sistema. Esta crítica muestra semejanzas con la de Horkheimer y Adorno a la voluntad de dominio de la racionalidad en Dialéctica de la Ilustración. El discurso filosófico latinoamericano de hoy ventila los problemas que elaborara EO sobre la dignidad y autonomía de “el Otro”. La crítica martiana es propositiva, así EO se puede leer como una orgánica mostra-ción del Otro. Intento entreverar el discurso de EO con el planteo actual de la filosofía de la liberación. Según E. Dussel “Semánticamente la palabra Modernidad posee ambiguamente dos contenidos: en su contenido primario y positivo, conceptual, Modernidad significa emancipación racional, salida de la inmadurez a través de un esfuerzo de la razón como proceso crítico, que abre la Humanidad a un nuevo desarrollo histórico del ser humano. A 73 la vez tiene un contenido secundario y negativo, mítico: Modernidad es la justificación de una práctica de violencia. La civilización moderna se autocomprende como más desarro-llada, superior, asume una posición eurocéntrica, y se obliga moralmente a conducir al desarrollo a los primitivos. [] Se impone un desarrollo unilineal. Como el bárbaro se opo-ne al proceso civilizador, la práctica moderna debe ejercer la violencia”.7 Martí des-encubre este segundo sentido de la Modernidad. Ninguna instancia justifica la ingerencia de una cultura en otra, ya sea en nombre de la divinidad o del pro-greso. Porque el desarrollo de cada cultura ha de venir desde dentro de sí, desde sus nece-sidades: “las causas [] de los trastornos americanos, venidos del error de ajustar a moldes extranjeros... Desde sus raíces se ha de constituir la patria con formas [] de sí propia nacidas” .8 La categoría de Dussel parece comentar EO: “La negación de la inocencia de la ‘modernidad’ y la afirmación de la Alteridad del ‘Otro’, nos permite por primera vez, descubrir ‘la otra cara’, escondida y esencial, de la ‘Modernidad’ y sus víctimas: el mundo periférico colonial, el in-dio sacrificado, el negro esclavo, la mujer oprimida, [] víctimas de un acto irra-cional, en contradicción con el ideal racional de la Modernidad. [] La razón emancipadora del proceso hegemónico de modernización se supera en la razón liberadora. Esto es posible [] cuando se descubre éticamente la dignidad del Otro, de la otra cultura, del otro sexo” .9 Martí es el primer hispanoamericano que asume al indio y al negro en su proyec-to político de América y que insta a la mujer a ser sujeto. EO muestra lo injusto de la violencia sufrida para que el niño tome conciencia de sí y se valore. En ese sentido es terapéutica: habla al americano y le muestra su dignidad, su grandeza, le devuelve su autoestima que le había sido extirpada. Porque el mecanismo ideológico que justificaba la injusticia era ‘la inferioridad’ de la víctima. Repito, la labor de Martí consiste en devolver al “Otro” la conciencia de su dignidad. Le deja explicitar su historia, surgir a su propia luz, e inicia la tarea de desocultar la historia real de la humani-dad y de América desde sí misma. Esa es la razón profunda por la que EO, en vez de presentar culturas dominantes, despliega la diversidad cultural en su belleza y en el respe-to a la diferencia. Muestra el mundo real, que es plural, no el restringido a los que pudie-ran ser ‘modelos’. Una función de EO es mostrar al niño americano que no está solo, sino que esa ‘otredad’ suya es también planetaria. La seña de identidad que le indica es esa humanidad que lucha por ser, y defiende su territorio y su cultura. Su identidad se constru-ye así en una red de relaciones verdaderamente mundial y se abre a la semejanza y la solidaridad, pero con una perspectiva de la diversidad. De ahí la amplitud de su defini-ción: “Patria es humanidad.” Pero al Martí político lo guía siempre el conocedor del hombre y el texto se adentra en el camino interior: Esta pluralidad engloba el bien y el mal, y desarma la lógica 74 del dominio en su raíz, en la dicotomía bien-mal, en el recóndito deseo del ego escindido de constituirse como sólo bueno: los hombres sueñan, y llaman demonios a los consejos malos que vienen del lado feo del corazón; sólo que como el hombre se ve con cuerpo y nombre, y pone nombre y cuerpo, como si fuesen personas, a todos los poderes y fuerzas que imagina: ¡y ése es el poder de veras, el que le viene del lado feo del corazón. (“Un paseo por la tierra de los anamitas”, p.103) “El lado feo del corazón” es el que uno rechaza y pone fuera de sí. Pero Martí ve que todo está dentro del hombre, y que éste, no aceptándolo, lo llama diferente de sí. El mal no es exclusivo de una cultura, sino arraiga en el hombre, que es bueno y malo a la vez. Acaso le venga de la idea oriental de totalidad, de que algo que pensamos ajeno, en realidad somos nosotros. Freud lo elaborará en el concepto de ‘proyección.’ Hay que sencillamente vigilar el mal: ése es el sentido de su crítica al lado irracional de la Moder-nidad. Pero volvamos a la vertiente externa. Martí ubica al niño en América y en el mundo, establece una comunidad que procede con y desde el otro como otro, asumiéndolo en su alteridad. No reduce la Historia a una identidad abstracta. La Historia real es una totalidad abierta. Contra la clausura del sistema en la lógica de lo idéntico, Martí articula una lógica de la alteridad que respeta la diversidad y multiplicidad de perspectivas huma-nas. Permítanme notar que también Lezama mina la identidad monológica de la lógica aristotélica y configura la ‘identidad’ como poética: contradictoria sin caos, paradójica, plural, variada, toda, una.10 La forma de Paradiso no es ‘arquitectada’, como p.ej. en Carpentier, sino fluyente, porosa, abriente. También ella configura la realidad con contor-nos elásticos, no tajantes. El orden de Paradiso elude el de una verdad monolítica, o el del delirio centralista de la eficacia organizadora de Mr. Squabs, que suponen un mundo dual, de contraposiciones, que da poco espacio a la multiplicidad y los matices. Su orden es el de un ritmo que reune muchas voces, es el diálogo y el juego de sus resonancias. Con-juega todas las voces. Su orden es coral, interior, y apunta a la liberación, en un estado no subdividido, en el que se armonizan, sin contraposición, los elementos y los hechos. Lezama tiende a esa unidad no por la simplificación, sino por la confluencia plural. En el símil y en la forma veo un intento de subvertir la identidad estrecha y de superar la dualidad de ego y mundo. Es interesante iluminar la continuidad de Martí en Lezama en este nivel tan profundo. Se delinea una estructura de pensamiento americana. Volvamos a Martí: Su proyección es mundial, recordemos su testamento político: “No son dos islas que vamos a liberar, sino un mundo que vamos a equilibrar.” Su pers-pectiva no es sólo América, sino en oposición a “la monarquía aldeana de España”, la liberación de Cuba es “para bien de América y del mundo,” “para el bien mayor del hom-bre”, es de “Interés universal, [] para el adelanto y servicio de la humanidad”.11 EO ya pone al niño a pensar en términos de vasto mundo en varios niveles: en el estructural, organiza el pensamiento como dialógico en vez de monológico, y le da una perspectiva propia; en lo factual el mundo que presenta consiste en países y culturas vivos, hasta entonces ‘marginados’ según la escala de valoración de las metrópolis, y presenta el mundo dominante dentro de esa pluralidad, no como hegemónico.12 75 El camino que Martí enseña al niño y que él mismo estructura en EO parte de una etimología cargada de sentido filosófico: “Para mí la palabra Universo explica el Univer-so: Versus uni: los varios en lo uno”.13 Así “la antigua aporía metafísica entre lo uno y lo múltiple, lo idéntico y lo dife-rente, lo inmóvil y el movimiento en el ser, se disuelve. La historia es el mismo ser y el mismo hombre que se van constituyendo, que son en cuanto acontecen”.14 Lo dice tam-bién Fina G. Marruz: ‘la historia no es sólo lo que ya pasó, sino es también lo que está pasando y lo que habrá de pasar, cuando todos se dispongan a remediar las cosas que la afean’.15 En EO los ensayos La historia del hombre contada por sus casas y La Exposi-ción de París muestran una multiplicidad de culturas en su historicidad, pero detrás de esos diferentes modos de configurarse se perfila la identidad universal del hombre. La historia real del hombre es la de todos los pueblos. Martí no propone dominio, sino arraigo en lo propio, donde luego se puede “injertar el mundo.” A partir de la diferencia se consti-tuye la comunidad. Totalidad abierta, unidad de alteridades, no homogeneidad. El héroe de Martí no es el dominador ni el dominado, sino el hombre liberado, que se constituye. Pero ante la opresión su héroe es el rebelde, liberador. Así EO se inicia con el modelo enardecedor de la independencia, Tres héroes. Luego, frente a la Modernidad que desemboca en lo irracional, Martí propone un segundo modelo, El Padre Las Casas, quien “asume la modernidad sin legitimar el mito irracional de la violencia de la Conquista y la esclavitud, ya que plantea la modernización a partir de la Otredad creativa y no en nombre de la ideología eurocéntrica”.16 EO critica la interrupción de las culturas indias, la esclavitud negra, el dominio europeo sobre Asia, trazando el mapa mundial de la irracionalidad, de la barbarie modernizadora, de la mentalidad instrumental y poder que ha reducido otras culturas a objetos asimilados a la subjetividad eurocéntrica. Tres ensayos: Las ruinas indias, El Pa-dre las Casas, Un paseo por la tierra de los anamitas, muestran que Europa no traía civilización, sino destruía. De ahí la urgencia de encontrar soluciones propias, nacidas de cada cultura. Por ello arraiga al niño en su historia, lo impone de nuestra pluralidad cultu-ral y a la vez lo estimula a crear desde ahí un futuro de respeto al hombre. Historia y futuro creado, “Raíz y ala”, Martí ahonda en los símbolos americanos, el quetzal y Quetzalcóatl, serpiente emplumada. En EO Martí revisita los momentos claves de la historia de América: el pasado indígena, la conquista, la esclavitud, la independencia, no en su secuencia histórica, sino según un orden dramático y un ritmo variador de la temperatura emocional. El método, historia y comparación Martí enseña al niño un método: tomar distancia histórica del evento, buscar la estructura común y poner las cosas en relación para no absolutizar ninguna. EO realiza la crítica al dominio irracional a través de la subversión de la autoridad dominadora. 76 Empieza a cuestionar a la raíz los fundamentos de la autoridad en varios ámbitos: en lo internacional critica la autoridad de los países que oprimen a culturas menos poten-tes; en lo interno critica la autoridad de los reyes, la de las iglesias y dioses que les sirven de apoyo y garantía. Quita las vendas de los ojos: los reyes no son divinos, su ‘divinización’es una estrategia para asegurarse el poder. Procede por cortes trasversales de todas las culturas y épocas para mostrar el engaño del sistema de dominio y su abuso sobre mentes y pueblos. En realidad es una crítica al poder, callada pero demoledora de sus cimientos. Su finalidad es doble: liberar el pensamiento del niño de un poder religioso inhibitorio y desautorizar la monarquía española y los neocolonialismos. Para criticar la monarquía española va a la raíz, a la genealogía del poder, la arranca de su aura sagrada y la ubica en el contexto de la historia de las ideas. Pero lo hace indirectamente: historiza otras religiones, la griega, budista, hebrea, amerindias, que por su lejanía en el tiempo y el espacio permiten reflexionar en libre racionalidad, sin los prejuicios y obstáculos emocio-nales que acarrearía una crítica directa a la religión católica. Además al no limitarse al dominio español y ampliar el espectro al mundo, refuerza su argumento. Así ya en el primer número de la revista, La Iliada de Homero vehicula traspuestamente un segundo nivel de significado: Al ‘traducir’ a la terminología cristiana el Olimpo como “el cielo de entonces”, o “Diana era una santa de entonces”, historiza el cielo e inicia un proceso de relativización de todas las religiones que estudia, contrario a la pretensión de exclusividad y de absoluto de la Iglesia. Sus estudios de religión comparada son extraordinarios para un continente de cerrado monopolio católico sobre los credos indígenas: “Los griegos creían como los hebreos, y como otros muchos pueblos, que ellos eran la nación favorecida por el creador del mundo y los únicos hijos del cielo en la tierra.” La pretensión de exclusividad queda sin valor por ser común a todas las religio-nes. Comparando culturas Martí muestra las semejanzas y argumentando pacíficamente desmantela el reclamo de absoluto de algunas.17 Así ejemplifica su “ser cultos es el único modo de ser libres.” De nuevo enseña a sentir en lo múltiple la unidad. Al hallarles la semejanza de estructura a diferentes credos, desjerarquiza el siste-ma. Concluye que todas obedecen a la misma configuración humana: son los hombres los que inventan los dioses a su semejanza, y cada pueblo imagi-na un cielo diferente, con divinidades que viven y piensan lo mismo que el pue-blo que las ha creado [y da la explicación:] porque el hombre se ve pequeño ante la naturaleza que lo crea y lo mata, y siente la necesidad de creer en algo podero-so, y de rogarle, para que lo trate bien.” Y concluye: “los dioses no son en reali-dad más que poesías de la imaginación.” La Iliada, p.20. Los tres verbos marcados por mí, inventar, imaginar, crear, revierten el discurso bíblico y culminan en su palabra clave, crear, solo que todo el pasaje invierte el sujeto y el objeto: el sujeto ya no es Dios, aquí es el hombre que crea dioses. 77 Tras haber mostrado el crear dioses como temor y captación de benevolencia, y como necesidad poética humana, Martí indica el uso ideológico de la religión por el poder. Muestra cómo la religión, de estructura espiritual y síquica en La Iliada, pasa a ser super-estructura ilegítima en Un paseo por la tierra de los anamitas. Ahí explica los orígenes y cómo el poder coopta el ámbito de lo sagrado y como juntos ejercen el dominio violento, mostrando sin decirlo un paralelo de la estructura de la conquista de América.18 “Y el rey vió que en el nombre de Buda había poder, porque la gente miraba todo lo [suyo] como cosa del cielo [] y puso [sus] discípulos a sueldo, para que el pueblo viese juntos el poder del rey y el del cielo []. Hubo unos discípulos que hicieron lo que el rey quería, y salieron con el ejército del rey a quitarles a los países de los alrededores la libertad, con el pretexto de que les iban a enseñar las verdades de Buddha, que habían venido del cielo; y hubo otros que dijeron que eso era engaño de los discípulos y robo del rey, y que la libertad de un pueblo pequeño es mas necesaria al mundo que el poder de un rey ambicioso, y la men-tira de los sacerdotes que le sirven al rey por su dinero, y que si Buddha hubiera vivido, habría dicho la verdad, que él no vino del cielo sino como vienen los hombres todos, que traen el cielo en sí mismos.” Un paseo, p.103. EO muestra sistemáticamente las religiones como “instrumentum regni”. Reve-la las articulaciones entre el poder político y el religioso: “Y así mandaban juntos los sacerdotes y los reyes”.19 Aunque también ofrece modelos de honrados que desenmasca-ran el engaño y se rebelan: los sacerdotes budistas que se desvinculan del poder son prelu-dio a El Padre las Casas. Otro modo de desmontar el discurso del poder es oponer a la rencilla de los hombres otro modelo, el de la no competitividad de la naturaleza: idea vieja de aquellos tiempos de pelea en que los pueblos eran nuevos y no sabían vivir en paz, como viven en el cielo las estrellas, que todas tienen luz aunque son muchas, y cada una brilla aunque tenga al lado otra. p.19. Al enseñar a los niños a historizar, les da un horizonte de variedad y tolerancia que pone todo en relación, no en exclusión. Cabe preguntar, ¿cuál es objetivo de la doble operación, minar el origen divino de los reyes, minar la divinidad de los dioses? Hay un fin político evidente: demoler el binomio poder-iglesia, cuya ‘intransigencia religiosa’ impide “fundar” en América.20 En el plano personal, tiende a eliminar toda autoridad que impida al hombre ser responsable de sí y ejercitar su dignidad. Participa en la finalidad esencial para Martí: liberar al hom-bre de todas sus amarras y entregarlo a sí. En fin, elimina los filtros entre el hombre y la verdadera fuente de religiosidad: la naturaleza. El método comparativo se vuelve más eficaz al utilizar la técnica que yo llamaría de ‘alusión desplazada’, que consiste en estudiar una cosa aludiendo a otra que silencia, como ya hacía en Abdala.21 Estas religiones fungen de espejos oblicuos del catolicismo europeo en América y Asia. Al no debatir la religión católica, ésta adquiere el relieve de lo acallado: el niño elaborará la semejanza sólo, por deducción mayéutica. Así tiene fuerza demoledora cuan- 78 do nos la presenta como espejo silencioso de lo actual: “porque todavía hoy dicen los reyes que el derecho de mandar en los pueblos les viene de Dios.” Estas imbricaciones silenciosas son posibles por la sabia estructura de correspondencias que une los cuatro números de la revista. Su crítica de las religiones no atañe el ámbito de lo sagrado, sino su uso instrumentalizado por el poder como aparato ideológico. Lo sagrado es el alimento de la obra de Martí, solo que como en el cristianismo de los orígenes, en las religiones orienta-les y en la Naturphilosophie de Goethe, no desaparece en una trascendencia alejada, sino es el lugar del encuentro: es la participación del hombre ‘readquirido’ en la unidad que constituyen hombre, naturaleza y cosmos. “Los hombres todos [] traen el cielo en sí mis-mos”. 22 El sentido y la genealogía del camino de liberación martiano a través de la digni-dad lo confirman como una reescritura del oráculo délfico, ‘conócete a tí mismo para conocer a Dios’. Acaso por estar imbuido de la unidad primigenia rechaza tan profundamente el dominio. Martí se sitúa en la tradición de la defensa de los valores de culturas no cristia-nas ni europeas, en la huella de Las Casas, Vitoria y Montaigne en el debate cultural sobre el presunto primado europeo sobre los pueblos de ultramar, materia que será retomada en el siglo XVIII por Rousseau. EO continúa la corriente de ‘mostración del otro’, o sea, “de sí” que empieza con Las Casas y hoy encontramos en la filosofía de la liberación y en la novelística de nuestra América. EO, siguiendo la ley del equilibrio, muestra también el aspecto armonioso de Europa en Músicos, poetas y pintores. Martí quiere superar la ‘ra-zón violenta’ de las colonizaciones con la ‘razón liberadora’, o la razón vital, como dirá Ortega. Esto nos conduce una pregunta: ¿Cómo enseña Martí al niño a pensar? Pensar abarca más que razonar, es aprehender toda la realidad con todas las fa-cultades humanas; es algo abierto, plural y unidor: “La filosofía no es más que el secreto de la relación de las varias formas de la existencia”.23 Martí se ancla en la racionalidad y avía al niño a la comprensión de lo desconocido ejercitándolo en el procedimiento lógico-inductivo, a inferir, que es el método científico base igual para todo saber. Pero este avío ‘estructural’ o ‘técnico’ va entretejido con ‘el pensar por sí’, base de todo. En EO Martí realiza lo que señalara como meta de la escuela: educar a razonar por sí mismo: gran bendición sería si las escuelas fuesen aquí [EE.UU.] como son en mayor grado en esto en Alemania, casas de razón, donde con guía juiciosa se habituase al niño a desenvolver su propio pensamiento, y se le pusieran delante, en relación ordenada, los objetos e ideas, para que deduzcan por sí las lecciones directas y armónicas que le dejan enriquecido con sus datos, a la vez que fortificado con el ejercicio y gusto de haberlos descubierto. [] En ese desenvolvimiento regular y originario de la inteligencia, está el secreto de la ductilidad y éxito con que los alemanes adelantan en el mundo, [].24 Pero allí donde la lógica europea se vuelve irracional por motivos de poder o de encierro dentro del sistema, Martí evita el vuelque en la irracionalidad sencillamente abrien- 79 do el sistema: a la Naturaleza y en la Historia a todos los pueblos. Y sobre todo abre la razón a las otras facultades humanas: emoción, estética y fantasía. El “pensar por sí” lleva a pensar en apertura y pluralidad. Y abre una dimensión social, así le muestra al niño que la realidad no es unívoca, sino tiene múltiples caras, luego al revelarle sus rostros ocultados, desmonta los mecanismos del poder. Y eso en varios niveles de interioridad, de conciencia y en varios campos. La Iliada y Un paseo... muestran la constitución de las religiones con ejemplos no polémicos como el politeismo griego y el budismo. La imposición y apropiación europeas aparecen con toque leve y humorístico en Un juego nuevo... e Historia del hombre..., mientras Ruinas indias, El padre las Casas y Un paseo... muestran el rostro irracional y bárbaro de Europa, el encu-bierto, el rostro de la razón dominadora y voluntad de poder: la aberración del ‘colonizar’, que se impone sobre el Otro hasta sofocarlo. La ‘razón’ de poder que destruye la razón de vida. En sustancia el ‘pensar por sí’ y el ‘ejercicio de sí’ fundamentan al hombre. Le entregan la propiedad de sí y le impiden sufrir imposiciones externas; se completan con el respeto de los demás. Así descoloniza la mente y barre el control sobre la imaginación impuesto por la metrópolis y la iglesia; la conciencia ya no las refleja sino se abre al mundo y la naturaleza. Así Martí libera el imaginario político, filosófico y poético del niño. La EO ejercita también a deducir y a razonar por analogías. Martí va a la raíz, al niño, a liberarle la conciencia, enseñarle a leer la historia, asegurarle la libertad espiritual. La libertad del hombre es centrarse en sí mismo para construirse, en un horizonte que no se cierra narcisista en un “yo’ individual, sino se abre al otro y a la acción. Es el funda-mento de lo político: “ni la libertad política subsiste mientras no se asegura la libertad espiritual. El primer trabajo del hombre es reconquistarse”.25 El pensar orienta hacia la dignidad y ambos coinciden con la posibilidad-conse-cuencia del hacerse a sí mismo: “la obra ineludible, por penosa que sea, de su propio desarrollo. [] Ni hombres ni pueblos pueden rehuir la obra de desarrollarse por sí”.26 El pensar por sí funda la autoestima, la dignidad y su corolario, la libertad. Esta pequeña revista vuelca el planteo eurocéntrico de la historia, desmantela el discurso colonial desde dentro y hace que ‘la periferia’, que en realidad es el mundo visto en su variedad, se mire a sí misma, se coloque a sí en el propio centro de interés con mirada universal, no hegemónica. Le da conciencia mundial. Martí corroe 400 años de discurso eurocéntrico en tres puntos fundamentales: 1) Lo europeo es particular y lo humano universal. El eurocentrismo consiste en que Europa elabora una cultura particular pero no se ve como tal, sino se autoconfiere un significado universal. De aquí la imposición violenta de la particularidad europea sobre otras particularidades, como América, Asia, África. EO muestra el uso ‘racional’ de la voluntad para implantar su aspecto ‘irracional’ de práctica de dominio o razón violenta. 2) EO afirma: los pueblos todos tienen derecho a vivir según su cultura. 3) La lógica del dominio no es aceptable, sino la del respeto al otro, sobre esto se construye el concierto del mundo. 80 La labor de EO consiste en hacer ver lo europeo como particular, y lo universal como concierto de todos los pueblos. El tema del dominio y el dominado: un ejemplo: El Padre Las Casas. La relación de fuerzas entre el dominio y el dominado y su desproporción siem-pre ocupó a Martí y es uno de los hilos temáticos de EO. Reemerge siempre modulado como fuerza del débil que se rebela o que es oprimido. Pero siempre el sujeto, lo importan-te, es el débil. El nudo dramático se desarrolla en torno a su acción. El que no se levanta está condenado: los anamitas que cargan en andas a sus amos franceses se deshonoran ante los anamitas rebeldes en Un paseo....27 Ello es porque según Martí las circunstancias pueden ser condicionantes, pero no determinan: el hombre es libre de configurar su vida: “De nuestro bien o mal autores somos/ y cada cual autor de sí”28 y la actitud no ha ser de queja, sino a pesar de todo la de: “cantemos / El Universo colosal y hermoso”.29 Es la positividad lo que triunfa y así modela la fuerza del débil en diversos personajes: “mi honda es la de David”, “Meñique”, el catalancito de “Tres héroes”, “El Padre Las Casas”. La fuerza del débil es el ánima de toda La Edad de Oro, que muestra la batalla del débil contra el dominio en defensa de su derecho a ser; EO confiere el poder “a los niños de América” y les ofrece los instrumentos para llegar a ser. Recordemos que el rasgo común de los cuentos cuyo protagonista es un niño es, después de pensar a solas, el poder que tienen de cambiar la realidad. El tema del dominio y el dominado permea el corpus, veámos un ejemplo. Ini-ciando el tercer número, La exposición de París continúa el tema, esta vez en el interior de un mismo pueblo europeo, y así explica la Revolución Francesa. El ensayo retoma la concepción de la historia como plural y abierta a todos los pueblos que antes desarrollara La historia del hombre..., y la lleva a su etapa actual, con los logros de las diferentes culturas. Lo esencial en La exposición es su operación de cambio del canon de las culturas de referencia: ya no son las hegemónicas, sino las periféricas, revalorizadas. Su estrategia es de contraste con el otro artículo ‘fuerte’ del número, El Padre Las Casas, que muestra, al contrario, la quiebra de los pueblos por la lógica del dominio y presenta al héroe rebel-de, que impone el discurso de la ley y la razón vital. En el mismo tercer número, El camarón encantado modula en cuento de magia el tema del dominio como avidez exagerada, ineficaz, que sólo trae ruina y rompe la magia de los dones del mundo. Prepara, en óptica infantil, el criterio al sucesivo, El padre Las Casas: la Conquista es la avidez desmesurada y torpe que destruye el mundo. La repetición -o reescritura- cumple una función específica: revelar la estructura oculta a primera vista. En fin, Los zapaticos de rosa retoma el tema del “Otro”, bajo la figura del pobre, y establece el encuentro como generosidad. (Habría que hacer el deslinde con la caridad y la justicia). O sea, propone al niño -a través del cuento y poema, medios que acaso penetren más en lo emocional- un modelo opuesto a los del dominio, criticados antes. Veámos de cerca El Padre... En El Padre las Casas la expresión se carga de emotividad y sintoniza al lector con el tema particularmente doloroso de La destrucción de las Indias. Se ubica después de La Historia del hombre..., que muestra como éste florece dejado a su aire, y prepara la 81 mente y la emoción del niño a la necesidad de apertura a la pluralidad; se sitúa también después de Las ruinas indias, que mostraba los logros indígenas quebrados. El Padre... profundiza otro aspecto de la lógica del poder de la Conquista: la esclavitud, la más radi-cal crítica a la autoridad legal y real. Así al arraigar la lucha por la libertad en el tema de la esclavitud y al estar centrado en América, a la vez fundamenta y corona su mensaje, la libertad real de América. En el texto, a una serie de crímenes de los conquistadores responde otra de los agasajos con que los indios los habían recibido. No hay comentario, ello da mayor fuerza al contraste. Martí caracteriza al indio con términos de la naturaleza y lo semantiza como contrario a la violencia, sereno: “Tenían el pensamiento azul como el cielo y claro como el arroyo; pero no sabían matar, forrados de hierro con el arcabuz cargado de pólvora. [] Caían, como las plumas y las hojas”.30 Martí muestra el origen y la ineficacia del sistema de pedir justicia aplicando la ley, que simbólicamente ‘come’ junto con el poder, tema tantas veces reescrito después en nuestra novela andina: los oidores [la ley] se iban a merendar con los encomenderos.[] En diez años ya no quedaba indio vivo de los tres millones, o más, que hubo en La Española. [] En Cuba[] donde había quinientos mil[], quedaban once. p.89 El Padre las Casas aclara para siempre donde está la “civilización” y donde la “barbarie”: No [son] gente bárbara y de pecados horribles, porque no hay pecado suyo que no lo tengamos mas los europeos. [] Eran aquellos conquistadores soldados bár-baros, que no sabían del mandamiento de la ley, ¡tomaban a los indios de escla-vos, para enseñarles la doctrina cristiana, a latigazos y a mordidas! 31 El discurso cobra eficacia y dramaticidad porque la acusación refiere a una pri-mera persona, ‘no hay pecado suyo que no tengamos mas los europeos’; es una toma de conciencia, reconoce la culpa, pero elude la acusación directa al soldado español, sino ensancha el discurso a ‘los europeos’, así no se erige en tribunal sino realiza algo más vasto: un discurso cultural. Porque más fuerte que el horror es la energía del débil: “Era flaco [] y no tenía mas poder que el de su corazón. [] Seis veces fué a España, con la fuerza de su virtud, aquel padre que ‘no probaba carne’. Ni al rey le tenía él miedo ni a la tempestad.” Es otro tipo de héroe, éste que desde la razón desmantela la irracionalidad del poder, subvierte el discurso de Sepúlveda, maestro de Felipe II, sobre el derecho de la corona a repartir como siervos y a dar muerte a los indios porque no eran cristianos. [] Y al rey le decía [] que el que manda a los hombres ha de cuidar de ellos, y si no los sabe cuidar, no los puede mandar. [] Eso era mucho decir, porque por eso quemaban entonces a los hombres”.32 Y muestra los mecanismos sofistas y la barbarie sádica de la Inquisición: “el rey iba de gala a ver la quemazón con la reina y los caballeros de la corte.” p.91. Martí 82 desenmascara las mentiras y juegos dobles del poder -desde el encomendero hasta los tres reyes, Fernando, Carlos V y Felipe II- por mantener el dominio sobre la riqueza y los indios. Y muestra la soledad del justo que lucha, aún ante el más perverso resultado del poder: ver al oprimido que ayuda a su opresor. Las Casas propone un modelo de héroe no guerrero, sino vertebrado por la fuerza persuasiva del amor, la justicia y la verdad. La propuesta martiana Hasta aquí hemos visto la crítica martiana al uso racional de la violencia, ahora veamos su propuesta. Un modelo de relación entre pueblos lo ofrece en Nuestra América: “Injértese en nuestras repúblicas el mundo, pero el tronco ha de ser el de nuestras repúbli-cas.” No hay imposición, sino fecundación por una alteridad aceptada. Y sobre todo Martí propone la valentía de saber hacer las cosas desde nosotros mismos. EO fomenta la integración de todos los pueblos a la totalidad abierta y entreverada del planeta, hoy montada sobre el eje del dominio científico-técnico, pero necesitada de la orientación humana y la armonización, misiones que Martí confiere al poeta en Historia del hombre. En América la integracion del indio, el negro y el pobre es una necesidad humana. Como muestran Bebé y el señor Don Pomposo, Los zapaticos de rosa y La muñe-ca negra, es necesario restablecer la unidad en el niño dividido. Es más, Martí sitúa la división en la sociedad, y el niño es campo del conflicto entre rico y pobre, pero es el mismo niño quien tiene la fuerza sana, supera la división y restablece la unidad y la justi-cia. Es ese el núcleo de significación de los tres cuentos. A los adultos Martí explicará además que la integración del indio, el negro y el pobre no es utópica, sino es una necesidad económica, social y política para el desarrollo de América. Cien años después no la hemos realizado, cegados por una civilización de poder que siempre se nos escapa porque estamos divididos dentro en blanco-indio-negro, pobre-rico, sin entender que la partida se juega “con todos y para el bien de todos” o nos perdemos todos. Aún no asumimos nuestro ser ‘heterogéneos’, ser mestizos, unidos en la alteridad. En EO la tarea de integrar se sitúa a tres niveles: en el niño como necesidad interior, en América y en el mundo como necesidad económica y vital de convivencia. Se realiza asumiendo la pluralidad, la otredad, el mestizaje y renunciando a la creencia en un modelo único o hegemónico de pensamiento y lenguaje. Martí quiere el adelanto de la civilización técnico-científica, pero no con una orientación de poder y dominio, sino diri-gida sapiencialmente al beneficio del Hombre y de todos los hombres, como muestra en Las máquinas. La racionalidad que enseña EO es también la de lo propio: vuelca la racionalidad vigente que sigue la lógica del poder y el dominio, interrumpe así el proceso de oculta-miento del no-europeo y abre el vastísimo mundo a la luz. Partiendo de la Alteridad, del Excluido, EO realiza lo que un siglo más tarde caracterizará la Filosofía de la Liberación: Desde el punto de vista histórico-filosófico es necesario superar el planteo eurocéntrico, que margina la periferia, y el resultado ontológico-ideológico de la 83 filosofía occidental, que justifica la voluntad de poder y de dominio. A tal abor-daje se debe oponer una cultura pluricéntrica y pluralística y una metafísica cuyo punto de partida sea la liberación de los oprimidos.33 Martí enseña a ser libre interiormente y a superar la mentalidad colonizada por-que induce a pensar por sí y a escuchar dos instancias: En primer lugar a sí mismo, primer fundamento de la conciencia. Los niños de sus cuentos, Nené, Piedad, Bebé, se retiran, hacen silencio y, solos, ‘piensan’ y, salvo el caso de Nené, la autoridad decisional son ellos mismos. En segundo lugar se escucha al “Otro”, al que no tiene voz: el pobre, el oprimido, la vastedad del mundo en sus múltiples culturas. Martí especifica que escribe “para los niños de América”, pero no los centra en una ‘aldea América’, sino en el juego de la interacción mundial en que los pueblos toman conciencia de sí en la lucha por su dignidad. El parámetro de autoconciencia no es como se es visto por Europa o Norteamérica, sino la propia lucha por devenir sí mismos. Al niño que se asoma al mundo a través de EO le da la imagen de una centralidad común. Martí cambia el espacio: los ‘lugares sagrados’ de la cultura y el poder pasan casi inobservados ante la proliferación de países considerados ‘periféricos’. También cambia el tiempo, de tiempo del dominio a tiempo de la liberación. También el sujeto cambia: los protagonistas ya no son los países hegemónicos ni sus hé-roes, sino los periféricos y sus pueblos. El énfasis inicial de conflicto (destrucción del mundo del Otro y lucha contra el dominador colonial) es superado por la visión de una posible cooperación. Y esto en todos los niveles: en el mental, imaginario y afectivo. La unidad y la variedad son conciliables, no con el modelo impositivo del racionalismo euro-peo, sino en el respeto y armonización de todos. No el dominio, sino la cooperación. Un asomo de ello se ve en La Historia del Hombre... y La Exposición... Por eso EO confiere un espacio importante a la Historia: la muestra como escena-rio donde se desarrollan los pueblos, y desactiva actitudes derrotistas y tentaciones nihilistas. Inserta el niño en ese devenir y le despierta la conciencia a su proyecto de ser aún ante la irracionalidad del dominio... Martí muestra la emarginación y la dependencia pero no pasivamente, sino desde una perspectiva que desde adentro propone una imagen de sí autónoma, centrada en sí y en relación generosa con el mundo. El juego de variedades y unidad de ese vasto mundo es también un espejo, un juego analógico de la integración de las diferencias dentro de América. La Edad de Oro, como toda la obra de Martí se configura como un organismo vivo, en que política, poesía y ciencia son aspectos de su intuición fundamental: la jubilante unidad del mundo. Es lo que trasmite al niño en una de las más eficaces representaciones del mundo en su totalidad y sus mecanismos que una mente descolonizada haya elabora-do. Es lo que Lezama Lima, setenta años más tarde, tornara a buscar en La Expresión Americana: “la forma en devenir en que un paisaje va hacia un sentido, una interpreta-ción... para ir después hacia su reconstrucción, ...que es su visión histórica...ese tejido entregado por la imago, por la imagen participando en la historia”.34 Así historia es estudio del pasado y la actualidad imantados en la perspectiva hacia el futuro, fecundado por la imagen positiva. 84 NOTAS 1 J.M. “Con todos y para el bien de todos”, Tampa, nov. 1891, Obras Completas, 4, 270, Ed. Nacional, La Habana, 1963-65. 2 J.M. “Con todos y para el bien de todos”, Tampa, nov. 1891, OC, 4, 270. 3 Ello presupone la “identidad universal del hombre” y su derecho a las diferencias culturales. Lo estudio en “La EO, el juego escondido.”, en Actas del Congreso Internacional J.Martí, Univ. Erlangen-Nürnberg, en Lateinamerika 1995. Cito por la ed. facsimilar, J.Martí, La Edad de Oro, Centro de Estudios Martianos, La Habana 1989. 4 Sobre la ubicación histórica de Martí, cf. mi La poesía de Martí entre Naturaleza e Historia, Marra ed. Cosenza, Italia, 1990. 5 J.Martí, “Prólogo al Niágara”. 6 J.Martí, EO, “La última página” del no. 3, p. 96 7 Enrique Dussel, L’occultamento dell’Altro”, La Piccola Editrice, Celleno, 1993, p.213, trad. mía. 8 J.M. “Manifiesto de Montecristi.”, OC 4, p.95 y 99. 9 E. Dussel, L’occultamento... p.13. La irracionalidad de la Modernidad es lo que Martí ha comprendido desde su juvenil El presidio político en Cuba y sobre todo desde La república Española ante la Revolu-ción Cubana. 10 ‘Para los egipcios, el único animal hablador era el gato, decía un como que lograba unir las dos puntas magnéticas de su bigote. Esos dos puntos magnéticos, infinitamente relacionables, están en la raíz del análogo metafórico. Es un relacionable genesíaco, copulativo. [] El como magnético despierta también la nueva especie y el reino de la sobrenaturaleza.’ Confluencias: 419. 11 J.M. “Manifiesto de Montecristi”, OC4, p.93 y 104, inicio y fin del texto. 12 cf. su insistencia en abandonar la estrechez ‘aldeana’.cf. Nuestra América. 13 J.Martí, Cuadernos de Apuntes 9, OC 21, 255. Hacia 1882, Martí tiene 29 años. 14 cf. Dina Picotti, El descubrimiento de América y la otredad de las culturas. Rudi Nuskin, Bs. Aires 1990, p.33. 15 A.Sevignano, Prólogo a E.Dussel: L’occultamento dell’Altro, cit. p.20. Trad. mía. 16 Ilíada, p 18. Esta estrategia de minar la pretendida prioridad la aplicará lúdicamente en Un juego nuevo y otros viejos, que sigue a Iliada. Lo estudio en “La urdinbre de EO, el juego escondido” en Lateinamerika, Univ.Núrmberg, 1995. 17 Por otra parte el paralelo entre las religiones muestra que desgraciadamente también la barbarie es común, sobre todo respecto a la mayor acusación a las religiones indígenas, los sacrificios humanos. cf Las Ruinas Indias p.52 18 La Ilíada p 19. En lo político Martí revela que la Iglesia católica es uno de los aparatos ideológicos del dominio español ya desde”Patria y libertad”, de 1877, a sus 24 años. Ya en El Presidio Político empieza a elaborar el problema. 19 Al extremo que causa el cierre de la revista. cf. Carta a Mercado, OC 20, 153. 20 Lo estudio en “La obra juvenil de J.M. Semantización de Cuba y España”, Rev. Iberoamericana, Pittsburgh, n.52, dic. 1990. 21 Un paseo...103. Estudio su Canto a la unidad primordial de la naturaleza en La poesía de J.Martí entre Naturaleza e Historia, Marra ed. Cosenza, Italia, 1990, cap.9. cf. “De forma en forma, y de astro en astro vengo”, “Siempre que hundo la mente en libros graves”: “Yo percibo los hilos, la juntura./ La flor del Universo”, “Canto religioso”: “En el divino altar comulgo/ De la Naturaleza: el mundo todo/ Fluye mi vino: es mi hostia el alma humana.” de Versos Libres, y V. Sencillos 3: ¡Díganle al obispo ciego,/ Al viejo 85 obispo de España/ que venga, que venga luego,/ A mi templo, a la montaña! v.toda su poesía de de la Naturaleza. 22 J.M. “Prólogo al Niágara”. 23 J.M “La escuela en NY” a La Nación, NY sept 28, 1886.en OC Patronato del libro,1961,”Educación”, p73 24 J.M. “Prólogo al Niágara” 25 Crece, Patria, 1894, OC 3, 120, 360. 26 Hay otros ejemplos, “¡Hala, alma, hala!/Da vueltas a la noria, arrastra el ala”¡Hala, hala! y Pollice Verso, en Poesía Completa I y II, ed. crít. La Habana,1985. 27 Este verso testimonia una asimilación y elaboración martiana de la máxima que Salustio, en ‘De republica ordinanda’ I,1,2, atribuye a Appio Claudio Cieco: ‘faber est suae quisque fortunae’, cada hombre es artífice de la propia suerte.’ A.C.C. es un personaje importantísimo que vence a los sannitas [primera expansión romana en el territorio itálico], abre el senado a los plebeyos, construye el primer acueducto y la primera gran vía, la Appia, e introduce Roma a la cultura griega. Martí leía los autores latinos, como Virgilio, y sabemos que llevaba en la mochila de guerra la Vida de Cicerón. Estas citas nos abren un horizonte clásico en Martí, y un terreno de intertextualidad. Ulteriores ampliaciones y universalizaciones que trasmite a sus pequeños lectores. 28 Estrofa Nueva, cuyas 3. y 5. estrofa reescriben en poesía el desmantelamiento de la autoridad que estudia-mos en EO. 29 La misma intuición poética reaflora 30 años después en “Soldati” de G.Ungaretti: “Stan/ come d’autunno; sull’alberi/ le foglie.” 30 p.90. Martí empieza a hacer visible y a problematizar ‘civilización y barbarie’, entre Rousseau y Sar-miento. Recordemos: “La esclavitud de los hombres/es la gran pena del mundo” Versos Senc. 34 31 cf. el juego de la rima que une y distancia ley-rey en Versos Sencillos 29. 32 A. Savignano, Prólogo a E.Dussel, L’occultamento dell’Altro, La Piccola editrice, Celleno, 1993, p.18, trad. mía. En su dirección geocultural R,Kusch apela a la América profunda, a sus mitos y ritos. Solo el redescubrir estas raices posibilita la auténtica liberación. La veta ético-política es representada por L. Zea, Salazar Bondi, Cerutti, E. Dussel. 33 J.Lezama Lima La expresión americana, FCE, México 1993 p.49,ed.IrlemarChiampi. |
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