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FERNANDO FRESNO: EL CUADERNO CANARIO DE
UN CARICATURISTA ENTRE ESPAÑA
Y AMÉRICA
Juan Gómez-Pamo Guerra del Río
Fernando Fresno (1881-1949), fue sin duda, el caricaturista español más conocido de la
primera mitad del siglo XX. Desarrolló su labor principalmente en publicaciones periódi-cas
madrileñas, pero también en América. Presentamos aquí varios apuntes realizados
durante una de sus estancias en las islas, camino del Nuevo Continente.
La caricatura en Canarias
La vida política canaria ha sido campo abonado para la caricatura. Sin pretender hacer
un recorrido exhaustivo, recordemos los cuadernos de Benito Pérez Galdós,1 los dibujos
de Felipe Verdugo, las caricaturas coloreadas de Fernando González, un buen número de
ellas conservadas en el Museo Canario, etc. Más recientemente, podemos recordar que en
la Casa de Colón de Las Palmas se celebró en los meses de noviembre y diciembre de
1971, una Exposición de caricaturistas canarios.2 Manuel Padrón Noble, conocido por sus
trabajos en prensa diaria y revistas, también realizó diversas exposiciones de caricaturas
personales en la misma ciudad, alguna contó con un texto de Juan Rodríguez Doreste.3 Por
otro lado, las caricaturas escultóricas del artista agaetense José de Armas merecieron un
trabajo de Sebastián Sosa Alamo.4
Fernando Fresno
El futuro caricaturista nació en Madrid, en la calle de Santa Isabel, número 5, el 31 de
mayo de 1881, hijo de un catedrático de la Universidad Central. Con respecto a su vida
personal debemos mencionar su matrimonio con Gloria López Álvarez, hija de un coronel
de húsares. La pareja, muy bien avenida a pesar de que la vida propia del mundo del teatro
parecía alejada de sus orígenes familiares, tuvo dos hijas y dos hijos. La muerte de la hija
mayor, Gloria, a los trece años, representó sin duda el golpe más duro de la vida del
matrimonio. La hija menor es la actriz Maruchí Fresno.5 El comienzo de la guerra civil
sorprendió a Fresno en Argentina, donde se encontraba con una compañía de teatro, recla-mó
a su familia y permaneció entre Buenos Aires y Montevideo los tres años de la contien-da,
finalizada la cual regresó a España, pasando naturalmente por Canarias. Murió en
Madrid el 28 de abril de1949.
La vida pública de Fernando Fresno ofrece tres facetas ya que fue farmacéutico, hom-bre
de teatro y caricaturista. Se doctoró en Farmacia en la Universidad Central donde su
padre era un destacado catedrátíco.6 Mantuvo hasta su muerte la farmacia fundada por su
abuelo en 1853,7 llegó a ser profesor ayudante de su padre en la Facultad, así como conser-vador
del Museo de la Farmacia.
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Gran aficionado al teatro desde su época de estudiante en la Universidad Central, co-menzó
participando en funciones de aficionados con la Sociedad Artística La Farándula,
hasta convertirse en un actor profesional. Formó su propia compañía como empresario,
director y primer actor y participó en otras con las que recorrió España y pasó a América,
entre ellas las de María Guerrero y Fernando Díaz de Mendoza, Lola Membrives, Marga-rita
Xirgu e Irene López Heredia.8 La estancia en Canarias era obligada cuando las compa-ñías
de teatro españolas viajaban al Nuevo Continente, algo que hizo Fresno en varias
ocasiones. El cuaderno que presentamos aquí, corresponde a su estancia con la compañía
de Irene López Heredia en 1933.
El teatro fue la gran pasión de su vida, pero la faceta en la que obtuvo mayor reconoci-miento
fue en la de dibujante. Como tal fue colaborador de ABC, Blanco y Negro, Nuevo
Mundo, La Esfera, Los Toros, El Teatro, Gedeón, La Nación, Heraldo de Madrid, Madrid
Cómico, Hoja del Lunes de Madrid, Buen Humor, Primer Plano y varios periódicos de
Buenos Aires y Montevideo.9 Para él fue motivo de gran satisfacción acompañar a los reyes
Alfonso XIII y Victoria Eugenia en su visita oficial a Roma.10 Fue el primer caricaturista
español condecorado por tal actividad al recibir la encomienda con placa de la orden de
Alfonso X el Sabio. Murió en Madrid el 28 de abril de 1949. Sus compañeros de la Aso-ciación
de la Prensa colocaron una placa en su casa. En 1989 el Círculo de Bellas Artes
encargó al catedrático Andrés Amorós la organización de una exposición centrada en sus
caricaturas teatrales.11
El cuaderno canario
Sus estancias en las islas Canarias, camino de América, permitieron que en la prensa de
las islas aparecieran caricaturas firmadas por Fresno. No se publicaron todas las que reali-zó.
Es conocida su forma de trabajar, tomando incansablemente apuntes de las personas
que se encontraban a su alrededor en lugares públicos, fueran o no personalidades famo-sas.
Continuamente estaba ejercitándose en el dibujo, intentando recoger el gesto caracte-rístico
o la expresión más significativa de cada persona que captaba su atención. La hija
del autor, la actriz Maruchí Fresno, nos ha proporcionado tres sobres conteniendo carica-turas
realizadas en Gran Canaria y Tenerife de gran número de personajes de las islas
Canarias. Los tres sobres llevan un título escrito por al actriz.
- Páginas de Álbum, Las Palmas 1933. Contiene 18 unidades: 1 cuartilla, 1 hoja do-blada,
1 cartulina recortada y 15 hojas de bloc.
Aguilar, dentista, Las Palmas, 1933.
Pte. del Club Náutico, Las Palmas, 1933.
Alcalde de Las Palmas, 1933, Luis Fajardo Ferrer.
Gonzálvez, 1933, Las Palmas.
Mesa, Las Palmas, 1933, Canarias.
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D. Francisco García y García, 1933, Pte. del Cabildo, Las Palmas.
Manuel Márquez, otorrinolaringólogo, Las Palmas, 1933. Chirino.
- Pág. de Album, Tenerife 1933. 38 unidades: 28 hojas de bloc, 7 hojas cuadriculadas
de bloc, 3 hojas de bloc más pequeñas correspondientes a 1939.
Carmelo Cabral, guitarrista, 1933, Tenerife.
Crositas, Tenerife, 1933 [de frente] .
Crositas, Tenerife, 1933 [de perfil] .
Pérez Armas.
Leoncio Rodríguez, Director de ‘La Prensa’, 1933, Tenerife.
Calzadilla, 1933, Tenerife.
Sanabria, ex alcalde, 1933, Tenerife.
Sanabria [tachado], Tomás de Armas, alcalde, 1933, Tenerife.
Orozco, diputado por Tenerife, 1933.
Lara, diputado por Tenerife, 1933.
Maximiano Acea, Presidente del Cabildo, Tenerife 1933.
Felipe P. Ravina, 1933, Tenerife. Jerónimo Fernaud, tnte Alcalde, 1933, Tenerife.
Fernando Franquet, Tenerife, 1933. Pastrana, Tenerife, 1933.
Gil Tirado, gobernador, Tenerife, 1933. Díaz del Corral, Tenerife, 1933. Matías Molina,
Tenerife, 1933. Andreu, Tenerife, 1933.
Comandante de marina inglesa, Tenerife, 1933.
Faustino Martín, Presidente del Casino, Tenerife, 1933. Conrado Martínez Denís, co-ronel
argentino, Tenerife, 1939.
- Club Náutico, Baile del Taoro, Tenerife. 18 hojas cuadriculadas de un bloc.
5 hojas del Club.
1 hoja con dos caricaturas, una del Club y otra de Taoro.
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1 hoja con una carícatura, Club y Taoro.
11 hojas del Taoro.
Creemos que este cuaderno, completamente desconocido hasta ahora, nos ofrece una
visión propia y distinta de muchos personajes destacados de la vida pública canaria duran-te
la II República, el aporte de un caricaturista de gran prestigio y acusada personalidad,
que contribuye a ampliar la imagen que teníamos de aquel período.
NOTAS
1 PÉREZ VIDAL, José. Miau, negación burlesca, en una caricatura de Galdós. Revista de Dialectología y
tradiciones Populares. T. XXXIV, 1978, p. 67-78.
2 Exposición de caricaturistas canarios: Casa de Colón. [Las Palmas]: Cabildo Insular de Cran Canaria,
1971.
3 PADRÓN, Manolo. Caricaturas personales. Las Palmas de Gran Canaria: Sala Cairasco, Caja Insular de
Ahorros de Gran Canaria, 1976 [texto de Juan Rodríguez Doreste]; Id. Caricaturas. Las Palmas de Gran
Canaria: Delegación Provincial de Turismo, 1979.
4 SOSA ÁLAMO, Sebastián. La caricarura escultórica de Pepe de Armas. En Sarta gratulatoria in honorem
Juan Régulo: t. IV. La Laguna: Universidad, 1990, p. 255-264.
5 MORENO, Martín. Gente famosa de Madrid aplaudida en Canarias: recuerdos del inolvidable don Fer-nando
Fresno y presencia de su hija Maruchi. La Provincia. Domingo, 5 de enero de 1997, p. 64-65.
6 GÓMEZ DEL FRESNO, Fernando. Estudio del aparato secretor de las plantas. Madrid: Nicolás Moya,
1903.
7 TORROBA FOUCE, Pilar. Una farmacia madrileña del siglo pasado.
8 Gran parte de los datos biográficos de Fresno los hemos obtenido de testimonios familiares y del catálo-go:
Caricaturas teatrales de Fresno [1907-1949]. Madrid: Círculo de Bellas Artes, 1989.
9 LÓPEZ DE ZUAZO ALGAR, Antonio. Catálogo de periodistas españoles del siglo XX. Madrid, 1980-
1981.
10 RIBERA-ROVIRA; caricaturas de FRESNO. La conquista de Roma: crónica del viaje de los Reyes de
España a Italia: noviembre de 1923. Barcelona: Tipografía Catalana, 1924.
11 op. cit. en n. 8.
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LOS SALONES DE HUMORISTAS CANARIOS
Yolanda Peralta Sierra
Entre los años 1926 y 1933 el Círculo de Bellas Artes de Tenerife promovió la celebra-ción
de los Salones de humoristas canarios, unas manifestaciones artísticas que contribu-yeron
a potenciar la práctica de la caricatura y del dibujo humorístico y a dar a conocer
nuevos valores del género.
La celebración de estos salones está asociada al nacimiento del Círculo de Bellas Artes
y al impulso del que fue durante años su presidente, el acuarelista Francisco Bonnín Guerín.
La aparición de esta sociedad supuso el inicio de un período de regeneración del ambiente
cultural de Tenerife que arrancó a finales de 1926 con el I Salón de humoristas canarios.
¿Qué razones impulsaron al Círculo de Bellas Artes a plantearse la organización de una
exposición de arte humorístico?. En el año 1920, en la VI edición de los Salones de humo-ristas
madrileños participó el joven pintor Pedro de Guezala con una obra titulada “Los
condenados”.1 Su asistencia a esa muestra y su nombramiento en 1926 como presidente de
la sección de pintura del Círculo de Bellas Artes constituyen dos de las circunstancias a
partir de las cuales se gestó la idea de celebrar salones de humoristas en Tenerife.
La junta directiva de la entidad se encargó de la elaboración de las bases de la muestra,
en las que se especificaba que podían concurrir “ todos los artistas españoles y extranje-ros”.
Posteriormente esta condición fue modificada restringiéndose la participación a “los
artistas canarios y los españoles o extranjeros” que se hallasen residiendo en el Archipié-lago.
Sería admitida “toda clase de obras de carácter humorístico: dibujos, caricaturas,
dibujos decorativos y editoriales, escultura humorística, muñecos de trapo, barro, madera,
etc.”.2
La divulgación de las bases en diferentes rotativos de la isla provocó la publicación de
un artículo en el que se comentaban algunas de las condiciones fijadas en las mismas. Se
consideraba un error que el salón tuviera exclusivamente un carácter humorístico y se
aconsejaba adoptar un criterio más amplio y abierto que permitiera dar cabida en la mues-tra
“a la estampa simplemente estampa; a la escena de costumbres; a los tipos característi-cos;
a las fantasías decorativas y a los paisajes estilizados y esquemáticos”.3 Un criterio
similar al seguido por José Francés, organizador en Madrid de los Salones de humoristas
y artistas decoradores, que agrupaba en una misma exposición caricaturas, ilustraciones,
estampas y muñecos.
Estaba previsto que la exposición se inaugurase el 26 de noviembre de 1926 en el salón
central del Círculo de Bellas Artes pero las reformas que se estaban llevando a cabo no
finalizaron a tiempo y hubo que aplazar su apertura para el 28 de noviembre. De nuevo se
retrasó la fecha de inauguración de la muestra al no estar listo el decorado provisional del
2980
vestíbulo. Finalmente el 5 de diciembre se abrió oficialmente al público el I Salón de
humoristas canarios, con la participación de los artistas Francisco Bonnín, Ernesto Beautell,
Fortuny, Pedro de Guezala, Diego Guigou, José Mesa, Carlos Pestana, Andrés Pérez Hi-dalgo,
Juan Ramos, África Sánchez Espina, Alfredo y Fernando Torres Edwards, Fernan-do
Torres Romero y Miguel Zerolo, que presentaron un total de sesenta y ocho obras,
entre dibujos humorísticos, caricaturas, muñecos y dibujos decorativos. La contribución
de los caricaturistas fue copiosa y a juzgar por las críticas recibidas, de gran calidad.4 En
una crónica sobre el Salón, Eduardo Westerdahl destacaba la calidad de los trabajos pre-sentados
por Ernesto Beautell y Carlos Pestana: “Se trata de dos indiscutibles valores, de
dos caricaturistas de verdadera nueva generación, (...). Son los valores humorísticos que
marcan un momento nuevo”. Un crítico anónimo comentaba: “(...) una verdadera revela-ción
ha constituido los trabajos de Beautell. No pudiera explicarse como en sus primeras
obras ha alcanzado tal grado de maestría. La firmeza en el trabajo único, definitivo para
acusar una característica de movimiento o de expresión facial, la inconfundible personali-dad
que ya revela en sus obras, el dominio de la línea movida con gracia decorativa, hacen
que sean estas caricaturas de indiscutible valor, insuperables en su género”.6 Otro anóni-mo,
en las páginas de El Progreso afirmaba: “La exposición es proteica, pues en ella
figuran desde muñecos (...) a caricaturas trazadas por los moldes ya conocidos. Notables,
por cierto son algunas de éstas; pero a nuestro juicio las más interesantes y atrevidas son
las de don Ernesto Beautell (...). Su técnica se aparta totalmente de la que ha venido pri-vando
en el género (...)”.7
En ocasiones los comentarios y escritos de opinión sobre el I Salón de humoristas
canarios fueron tomados por los críticos como excusa para reflexionar sobre temas que
iban más allá de la exposición. La crónica sobre la muestra sirvió de pretexto al periodista
y autor teatral José Antonio Rial para analizar el ambiente artístico regional. Su texto
constituye a su vez, el punto de partida de un artículo de Eduardo Westerdahl, en el que
reflexiona sobre el regionalismo, poseedor “del acaso no llamado defecto, del límite muy
estrecho, del reducido campo de acción, y freno a toda potencialidad creadora. Y el valor
artístico debe medirse por su creación. Don José Rial advertía recientemente, en una bella
crónica publicada en este diario, la diferencia entre Gran Canaria y Tenerife: la primera
isla frente al mar, explotando la imaginación; la segunda de espaldas, devanando la made-ja
regional (...). Traigo todo esto a cuento como comentario a la falta de regionalismo del
I Salón de humoristas canarios”.8
El Salón no estuvo exento de polémica, ocasionada a raíz de la publicación de dos
escritos anónimos en el rotativo Gaceta de Tenerife.9 Las manifestaciones vertidas en
estos artículos provocaron la respuesta de uno de los participantes de la muestra. Conside-rando
desacertados algunos comentarios sobre las obras expuestas, Fernando Torres Ro-mero
publicó una carta en La Prensa para aclarar algunas cuestiones.10
El escrito final de esta modesta polémica lo constituye un artículo de Gregorio Guillamón
titulado “Salón de Críticos”, en el que relata de esta forma lo ocurrido: “la labor crítica
llevada a cabo por algunos señores (...) parece no hallarse de acuerdo en general con el
sensato sentir. Por eso hemos visto las columnas de nuestra prensa oscurecidas con protes-tas
de sus opiniones; unos artistas por estimar injusto su criterio y otros, los más, por
creerse siquiera dignos de ser alentados en su marcha más bien que maltratados en su
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modesta obra. (...) Espanta tener que observar, que un señor que no tomó en su mano en
vez alguna un pincel fino ni un lápiz de carbón, se disponga (sin historial técnico artístico
que le garantice) muy “José Francés” a discutir tonalidades, coloridos, escuelas, (...)”.11
La abundancia de artículos publicados en la prensa diaria denota el interés que desper-tó
en los críticos el desarrollo del Salón. Todos coincidieron en considerar la exposición
un éxito y un acierto del Círculo de Bellas Artes y de su presidente. “Un pueblo sin expo-siciones
de arte, sin conferencias, sin ese contacto noble y educador, es un pueblo muerto,
sin ideales, sin ilusiones, y tal acontece con esta capital. Pero he aquí que un día surge la
figura de un artista (...) Francisco Bonnín, el incansable, el alentador, que al frente de un
grupo de jóvenes entusiastas como él, han constituido el Círculo de Bellas Artes, rebosan-te
de iniciativas, todas ellas encaminadas al encauzamiento de la cultura general”.12 Elo-gios
como éste evidencian el grado de confianza que habían depositado los intelectuales
en el papel que podía desempeñar el Círculo como animador de la vida artística y cultural
de la isla, tomando la celebración del I Salón de humoristas canarios como el punto de
arranque de un período que iba a estar marcado por las actividades de la entidad.
La profusa literatura generada por el I Salón contrasta con el poco eco que tuvo en los
rotativos locales el desarrollo de la segunda edición en febrero de 1928. De nuevo se
produjeron retrasos en la inauguración. La junta directiva del Círculo acordó celebrar la
exposición en el mes de diciembre de 1927, diseñándose incluso un cartel anunciador,
pero por motivos que desconocemos se abrió al público en febrero del año siguiente.
El eclecticismo fue la nota dominante de esta muestra, en la que se exhibieron obras de
Francisco Bonnín, Pedro de Guezala, Fernando Torres Romero, los hermanos Torres
Edwards, Andrés Pérez Hidalgo, Francisco Borges Salas, Xavier Casais, Casaseca, Juan
Davó, Alvaro Fariña, Francisco Martínez, Sánchez Argüelles y Oscar Domínguez.13 La
exposición estaba compuesta por dibujos, óleos y acuarelas con un carácter más decorati-vo
que humorístico.
Variadas fueron también las opiniones de los críticos sobre las obras expuestas. Tome-mos
como ejemplo las valoraciones realizadas sobre los trabajos presentados por Oscar
Domínguez en la que fue su primera exposición. En un artículo publicado en el periódico
Las Noticias se afirmaba: “Sus dos óleos, con pretensión de modernidad parisiense nos
parecen flojos de color, de concepto, de ejecución. Algo como un remedo de envío del
Salón de independientes de hace diez años”.14 En la revista Hespérides se publicó asimis-mo
un artículo sobre el II Salón con el siguiente comentario sobre Domínguez: “sus obras
firmadas en París. Exóticas. Hay idea de color si bien este arte es hoy añejo”.15
Los mejores elogios provienen de Eduardo Westerdahl. Tras su primer contacto con la
obra de Domínguez en el II Salón de humoristas canarios, escribe: “Oscar-París. Un cana-rio
entrado en las calles de París, abierto a las extravagancias de las nuevas modas, con sed
de color, con fiebre en la ejecución. Oscar no se manifiesta con personalidad en la pintura,
sino siguiendo una corriente, una manera más o menos fácil. Pero, y esto es lo importante,
en sus cuadros hay un sentido de composición, una llamada de color que apresa la aten-ción
del espectador, una liberación escolástica. Nada de intención psicológica, ni de movi-miento,
pero elegancia de masas y colores, afinamiento plástico”.16 Este texto constituye
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el primero de los numerosos análisis que realizó Westerdahl sobre la obra de Oscar
Domínguez.
La celebración del III Salón de humoristas canarios en marzo de 1930 coincidió con
otros actos organizados por el Círculo a los que la prensa local prestó mayor atención. Las
únicas noticias provienen de breves reseñas que informan sobre alguna característica o
circunstancia del Salón: número de artistas participantes, fecha de apertura de la muestra
o actos previstos para el día de la inauguración.
Escasas son también las referencias al IV Salón en los rotativos locales. Una serie de
artículos publicados en La Hora por José Rial junto a varias notas informativas constitu-yen
la escasa literatura generada por la muestra. Se celebró en abril de 1931, con la
participación de más de veintiocho artistas, en su mayoría humoristas catalanes, probable-mente
invitados por Francisco Bonnín. La importante presencia de artistas foráneos con-trastó
con la reducida representación canaria.
En junio de 1933 se inauguraba el V y último de los salones, que contó con la presencia
de Apeles, Francisco Borges, Bradley, Cerviá, Davó, Del Río, Fervé, Garrán, Pedro de
Guezala, Mondragón, Orbegozo, Oscar Domínguez, Pastrana, Pestana, Juan Ramos, Risky,
Luis Ortiz de Rosales, Urday y Vizcaíno. Junto a las más de ochenta obras exhibidas en la
muestra, el público pudo contemplar en las salas del Círculo unas treinta caricaturas reali-zadas
por Fernando Fresno.17
Este V Salón de humoristas canarios se desarrolló en un contexto marcado por el des-censo
de las actividades del Círculo de Bellas Artes y por la aparición de algunas voces
críticas que empezaban a cuestionar la labor de la entidad como motor del ambiente artís-tico
y cultural de la isla. Domingo López Torres, miembro fundador de Gaceta de Arte, en
un artículo publicado en las páginas de La Tarde consideraba necesaria la despersonalización
del Círculo de Bellas Artes para solucionar la crisis por la que estaba atravesando: “(...) la
labor de la sociedad no debe almacenarse en persona determinada, sino que las personas
son medios para fines más altos. Es necesaria la despersonalización del Círculo para una
acción niveladora y una colaboración amplia y ordenada (...). Ahora se inaugura el V
Salón de humoristas y, salvo pequeñas excepciones (...) vuelve la mediocridad a invadir -
nada menos que patrocinada por el Círculo de Bellas Artes-, el pequeño ambiente artístico
de la isla”. En su dura crítica el poeta y ensayista consideraba que sólo tres artistas mere-cían
ser destacados: “No hay en la exposición del Círculo de Bellas Artes de Tenerife nada
que pueda colocarse a la altura de Ortiz Rosales, Pestana y Oscar Domínguez. Rosales y
Pestana por estas alturas de nuevas posibilidades y nuevos horizontes, sobre todo lo insul-so
- sin confundir lo vulgar con lo popular-, y ante claros caminos de porvenir y acierto.
Oscar Domínguez, insuperable en su modalidad, por encima del nivel humorista, hacien-do
pie en las playas de lo subconsciente, de lo natural, sentido y vivido, objeto de experi-mentación”.
18
Por su novedad y por ser la primera exposición que organizaba el recién constituido
Círculo de Bellas Artes, el I Salón de humoristas canarios generó un gran interés y creó
una gran expectación entre el público y los críticos. Sin embargo, a partir del II Salón
decreció el interés de la prensa por hacerse eco del desarrollo de estas exposiciones, a
2983
pesar de incrementarse progresivamente el número de participantes y de obras. La desapa-rición
de estos salones pudo deberse a la desidia del Círculo de Bellas Artes, más preocu-pado
por promover exposiciones de otro tipo y al desinterés de la prensa por informar
sobre su desarrollo.
Westerdahl, en un artículo publicado con motivo de la celebración del I Salón de humo-ristas
canarios, insistía en el papel que debía desempeñar la prensa, las revistas y las
sociedades para conseguir el éxito de iniciativas como las impulsadas por el Círculo de
Bellas Artes. Y en buena medida no se equivocaba.
EXPOSITORES DE LOS SALONES DE HUMORISTAS CANARIOS
ARTISTAS I II III IV V
ANGLADA, Lola *
ANTEQUERA MORALES, Juan A. *
APELES *
BEAUTELL, Ernesto *
BONNÍN, Francisco * *
BORGES SALAS, Francisco * *
BRADLEY *
CARDONA, Miguel “Quelus” *
CASAIS, Xavier *
CASASECA *
CERVIÁ *
COSTA, José (“Picarol”) *
DAVÓ, Juan * *
DEL RÍO *
DOMÍNGUEZ, Oscar * *
FARIÑA, Alvaro *
FERVÁ *
FORTUNY *
GARRÁN *
GRAN MICÓ, Juan *
GRAN SALA, Juan *
GUEZALA, Pedro * * * *
GUIGOU, Diego *
HELIOS GÓMEZ *
JUNCEDA, Juan *
LLAVERIAS, Juan *
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ARTISTAS I II III IV V
MALLOL, José M. (“Lollan”) *
MALLOL, Luis *
MARTÍNEZ, Francisco *
MASANA SERRA, José *
MESA, José (“Josele”) * *
MONDRAGÓN *
MORENO, Arturo *
MORA, Evaristo *
OPISSO, Ricardo *
ORBEGOZO *
ORTIZ ROSALES, Luis * *
PASAREL, Julián R. *
PASTRANA, Julián R. * *
PÉREZ HIDALGO, Andrés * *
PESTANA NÓBREGA, Carlos * *
PRAT, Pedro *
RAMOS, Juan * *
RISKY *
SÁNCHEZ ARGÜELLES *
SÁNCHEZ ESPINA, África *
SERRA, Joaquín F. *
TOMÁS, Jaime *
TORRES EDWARDS, Alfredo * *
TORRES EDWARDS, Fernando * *
TORRES ROMERO, Fernando * *
URDA *
VIDAL, Luis (“Molné”) *
VIIA, Gustavo (“Grappa”) *
VIZCAÍNO *
ZEROLO, Miguel *
2985
Figura 1. I Salón de humoristas cana-rios.
5 - 15 diciembre 1926 Figura 2. II Salón de humoristas ca-narios.
28 febrero - 14 marzo 1928
FIGURAS
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II Salón de humoristas canarios
28 febrero – 14 marzo 1928
III Salón de humoristas canarios
12 – 27 marzo 1930
IV Salón de humoristas canarios
19 abril – 17 mayo 1931
V Salón de humoristas canarios
Junio 1933
NOTAS
1 Pedro de Guezala viajó a Madrid en 1920 para preparar su ingreso en la Academia Militar. Durante su
estancia en la ciudad frecuentó el estudio del pintor José Aguiar y las tertulias del Café Universal. Asistió
además a un curso de colorido impartido por Joaquín Sorolla en la Escuela de Bellas Artes.
2 Las bases se publicaron en La Prensa el 11 y el 22 de junio de 1926. Según constaba en las mismas, para la
confección de un catálogo los artistas debían entregar el 2% del precio de la obra y una fotografía. Se
convocó incluso un concurso para la portada del catálogo, pero el que finalmente se publicó no incluía
ilustraciones.
3 S.L.: “El Primer Salón de humoristas canarios”, Gaceta de Tenerife, 22 de julio de 1926.
4 De las sesenta y ocho obras presentadas en el Primer Salón de humoristas canarios, veintiuna eran carica-turas.
Ernesto Beautell presentó cinco, Fortuny cuatro, Diego Guigou una, Carlos Pestana seis, Juan
Ramos cuatro y Pedro de Guezala una.
5 Eduardo Westerdahl: “Gente nueva”, La Prensa, 12 de diciembre de 1926.
6 “Primer Salón de humoristas canarios”, Gaceta de Tenerife, 14 de diciembre de 1926.
7 “Primer Salón de humoristas canarios”, El Progreso, 13 de diciembre de 1926.
8 Eduardo Westerdahl, op. cit.
9 “Primer Salón de humoristas canarios”, Gaceta de Tenerife, 10 y 14 de diciembre de 1926.
10 Fernando Torres Romero: “Una carta”, La Prensa, 18 de diciembre de 1926.
11 Gregorio Guillamón: “Salón de críticos”, Las Noticias, 5 de enero de 1927.
12 S.L., op. cit.
13 Tras permanecer casi un año en París, Oscar Domínguez regresó en 1928 a Tenerife para cumplir el
servicio militar. Con varios de los cuadros pintados en la capital francesa participó en febrero de ese año
en el II Salón de humoristas canarios, siendo esta su primera exposición. Ningún estudio publicado hasta
la fecha sobre Oscar Domínguez menciona su participación en esta muestra.
14 Juan López: “Círculo de Bellas Artes. II Salón de humoristas”, Las Noticias, 29 de febrero de 1928.
15 Juan Regionalista: “En el Círculo de Bellas Artes. II Salón de humoristas canarios”, Hespérides, 6 de
marzo de 1928.
16 Eduardo Westerdahl: “En el 2º Salón de humoristas canarios”, La Prensa, 6 de marzo de 1928.
17 Fernando Fresno colaboró durante cuarenta años con sus caricaturas en las páginas de ABC y Blanco y
Negro. Fue además asiduo colaborador de Nuevo Mundo y Madrid cómico. Durante una estancia en
Tenerife realizó caricaturas de destacadas figuras del arte y de la política de la isla, exhibidas con motivo
del V Salón de humoristas canarios.
18 Domingo López Torres: “V Salón de humoristas”, La Tarde, 4 de julio de 1933.
I Salón de humoristas canarios
5 – 15 diciembre 1926