LA ARQUEOLOGÍA HISTÓRICA EN TENERIFE:
LOS REGISTROS FÁUNICOS "
La Arqueología Histórica en Tenerife tiene su despegue a finales de
la década de los 80, cuando se emprenden los trabajos de excavación
en diversos inmuebles de naturaleza religiosa; convirtiéndose, por tanto,
una línea de investigación de reciente aplicación en la que tan sólo se
han acometido determinadas intervenciones de carácter puntual. En ge-
..n...-#l l-" n"t.lA:-" #...n..n-lAAnn.- n- nA:f:n:*" h:"tAAnn" en h"" ,,;'.tn '.m,-
iiuai, iua LDLUULUJ QI~UC.ULU~~LUJ C.U I~UU~LIVJ IIIDIVI~LWJ U- IIUL VILILV LIU-bordinados
a los trabajos de restauración que dichos edificios requenan.
De tal forma, el historiador-arqueólogo ha tenido un tanto limitada la
capacidad de decidir qué yacimientos quería excavar y cómo, según las
necesidades investigadoras, siempre obligado a cubrirlas, limitándose a
aquellos ámbitos de restauración en los que se ha contemplado la ac-tuación
arqueológica previa a tales obras '.
Por lo que se refiere a los estudios de Zooarqueología éstos co-mienzan
a consolidarse de una manera paulatina, hasta el punto de con-vertirse
en un capítulo fundamental de toda intervención arqueológica
realizada, si bien, con una trayectoria de mayor arraigo en el panorama
de la investigación prehistórica de las islas, en la actualidad inelu-diblemente
contemplados en el ámbito de la Arqueología Histórica como
resultado de la abundancia de hallazgos fáunicos en los edificios inter-venidos.
La investigación en este campo se inicia en el archipiélago a finales
de los años ochenta, cuando J. Pais y C. G. Rodríguez realizan los pri-mercr
y&ljer & z~eqgee!egjs, r&ri&r 2 prehifterja inl&g,
el marco de sus Tesis Doctorales. No obstante, es cierto que se va a
producir una notable desigualdad referida al nivel de conocimientos
obtenidos en función de las islas o de los propios aspectos estudiados
en cada uno de estos trabajos.
462 V. Alberto Barroso
La introducción de los estudios zooarqueológicos para períodos his-tóricos
ofrece grandes posibilidades, aportando una valiosa información
de carácter económico, social, cultural, que revela la articulación de los
diferentes ámbitos geo-económicos, e incluso una cierta temporalización
relativa en el caso de contar con especies hoy desaparecidas. Así, favo-recen
el reconocimiento indirecto de los contextos de donde provienen
los animales, permitiendo poner en evidencia la relación económica ciu-dad-
campo, una localización espacial concreta en función de un mayor
aporte de especies terrestres o marinas, una cierta aproximación al sta-tus
social de las gentes que vivían en un determinado medio, su rela-ción
con las tradiciones y costumbres populares, etc.
Sin embargo, la obtención de esta información está condicionada por
el tipo de registro recuperado o, lo que es lo mismo, por la naturaleza
del yacimiento excavado. La función específica de los diferentes edifi-cios
históricos va a determinar notablemente la composición de los
materiales arqueológicos, así como su integración contextual e interpre-tación
histórica. En relación a este hecho es necesario destacar que las
intervenciones arqueológicas se han centrado de manera exclusiva en
recintos religiosos, lo que confiere un carácter peculiar al material recupe-m!=.
C=n teda seguriduc! estes yacimientes ne resdtan e! !uga: indirde
para adentrarse en el conocimiento de las costumbres «gastronómicas»
del pasado, pues se alejan de los espacios en que comúnmente se pro-cesan
y consumen los animales. En este sentido adquiriría gran interés
el estudio y comparación de los conjuntos fáunicos procedentes de ya-cimientos
de variada caracterización, integrados por aquellos lugares
dedicados a la matanza y distribución de los animales destinados al
consumo (mataderos y carnicerías), los espacios reservados para la vi-vienda,
abarcando un amplio espectro socio-económico en función del
status de sus ocupantes, con sus respectivas zonas basurero, etc., bara-jándose
asimismo criterios de carácter geográfico.
En el presente trabajo se exponen, de manera preliminar, algunos
aspectos generales relacionados con los restos faunísticos de tres yaci-mientos
históricos excavados en Tenerife:
- La Iglesia de Ntra. Sra. de la Concepción (S/C de Tenerife).
- La Ermita de San Miguel (La Laguna).
- La Cueva-Ermita de San Blas (Candelaria).
Como indir.ah+haa nt e r i~~- entees,t os ~lp+hacis~agl rad_os no consti-tuyen
el lugar más indicado para el estudio de los restos de fauna como
testimonio de los modos de alimentación de antiguas poblaciones. Sin
embargo, en el caso que nos ocupa, tales vestigios resultan ser genera-dores
de una interesante información complementaria a la hora de abor-
La arqueología histdrica en Tenerife: los registros fáunicos 463
dar la reconstrucción global de dichos ámbitos, en los que el carácter
religioso y su utilización como lugar de enterramiento hasta principios
del s. XIX, marcan la evolución histórica de los mismos.
Tras verificar la presencia de esta clase de materiales en el yacimien-to,
la primera pregunta a abordar es por qué se encuentran allí. Ya se
ha dicho que una iglesia cristiana no constituye el lugar adecuado para
que se generen este tipo de evidencias, menos aún para pensar en un
acceso directo de los animales, al menos para buena parte de ellos.
Los conjuntos estudiados están constituidos en su mayoría por de-tritus
culinarios, integrados tanto por fauna vertebrada terrestre, funda-mentalmente
animales domésticos, como por fauna marina, peces y
moluscos. En principio, estos restos llegan desde el exterior, a través de
un mecanismo no relacionado directamente con ellos, en el mismo esta-do
en el que con posterioridad quedan en los depósitos arqueológicos,
momento en que cualquier alteración que se produzca obedece siempre
a factores de carácter postdeposicional. Así, los restos de fauna no for-man
parte activa, entendida como principal, en el proceso de formación
de los paquetes arqueológicos.
La presencia de estos restos en recintos eclesiásticos, fundados des-de
fin.u!eu de! s. xv y principim de! m!, y !i precedencia r!Sctmrc de
los mismos (en la mayor parte de los casos), generados en depósitos muy
diferentes de los que conforman los yacimientos referidos, constituyen
los rasgos más significativos que comparten los registros. Sin embargo,
tales aspectos en absoluto garantizan la semejanza entre ellos, como así
se refleja en los conjuntos estudiados, realmente dispares entre sí, cu-yas
características se relacionan fundamentalmente con las particulari-dades
del lugar de donde han sido extraídos 2.
METODOLOGÍA DE ESTUDIO
Se basa en el análisis pormenorizado de las evidencias zooarqueo-lógicas,
con la aplicación de procedimientos específicos según se trate
de fauna vertebrada terrestre o marina.
Este trabajo se organiza en función de dos grandes apartados:
Por un lado, aquellas cuestiones de naturaleza más estrictamente
-x-n o- -1-6 gicasj derivadas de las características intrínsecas de los propios
restos como son: la determinación de las especies presentes (siempre que
el tipo de resto conservado lo permita), la localización exacta de la
unidad anatómica a la que corresponden los fragmentos según el méto-do
de anatomía comparada, utilizando para ello colecciones de referen-
464 V. Alberto Barroso
cia actuales. Asimismo, se procede al cálculo de la edad aproximada de
los animales, utilizando como criterio de análisis el estado de erupción
y desgaste de las piezas dentarias, además del grado de osificación de
los diferentes elementos anatómicos, la caracterización sexual de los
individuos, etc.
Por otra parte, ha de efectuarse el análisis de las posibles huellas
producidas por la manipulación antrópica, e identificación de cualquier
otro tipo de alteración postdeposicional reflejada en la superficie de los
restos que pudieran indicar qué suerte corrió el animal desde el instante
en que se produjo la muerte hasta el momento de ser recuperados en
los trabajos de excavación.
Es precisamente la conjunción de ambos niveles de análisis, bioló-gico
y tafanómico, donde reside la explicación de la presencia en igle-sias
de tales restos de fauna.
LA IGLESIA DE NTRA. SRA. DE LA CONCEPCI~N
(SIC DE TENERIFE)
r ~ g i ~~ Q@G ~~ E P G ! @ ~p~rtg~cQl_ izrl_z~s ci~n&2 1076 ~ P S ~ Q&S
que 903 corresponden a malacofauna y 173 a fauna vertebrada terrestre.
Aunque el cómputo global no resulta excesivamente llamativo, sí lo
es el hecho de que casi el 84% de la muestra analizada esté representa-da
por la malacofauna, frente al 16% que suponen los restos de fauna
vertebrada terrestre. Por lo que se refiere a este último segmento (f.v.t.)
las especies que aparecen son fundamentalmente domésticas y, en me-nor
medida, otras que aún compartiendo el espacio con los hombres no
son criadas directamente por éste.
Entre los restos susceptibles de determinación en el grupo de la fauna
vertebrada terrestre el porcentaje más alto corresponde a cabras y ove-jas
(Capra hircus y Ovis aries) (41,16 %); englobados, en la mayor parte
de los casos, bajo la denominación genérica de ovicaprinos. Dentro de
este grupo la unidad anatómica mejor representada son los dientes, puesto
que es la parte del esqueleto que mayor resistencia ofrece a los proce-sos
de destrucción. A partir del análisis del desgaste de las superficies
oclusivas (de masticado), así como del grado de erupción dental, en
aquellos casos en que fue posible establecerla? se deduce que se trataba
de animales fundamentalmente adultos o ya seniles, aunque también
aparecen individuos de muy corta edad.
A continuación, la especie mejor representada es el conejo (Orycto-lagus
cuniculus) (11, 56%), con un número mínimo de tres individuos,
La arqueología histórica en Tenerife: los registros fáunicos 465
entre los que destaca un conjunto de nueve restos concentrados en la
misma zona y que parecen responder a la localización de un mismo
ejemplar.
En tercer lugar se encuentra el cerdo (Sus domesticus) (8,67%), sien-do
igualmente las piezas dentarias el elemento anatómico más abundante.
Muy cercanos a estos últimos se sitúan los bóvidos (Bos taurus)
(6,93%), cuyas evidencias se refieren siempre a individuos plenamente
desarrollados.
Seguidamente se presenta el grupo de las aves (5,20%), entre las que
se distinguieron tanto restos de aves de corral como otros adscritos a
especies propias de la zona de costa (pardelas, gaviotas, etc.). Las uni-dades
anatómicas mejor representadas en este caso corresponden a los ,, -
huesos de las extremidades, inferior y superior: radio, carpo-metacarpo E
y tarso-metatarso (alas y patas). kgasre i.egisiiai, los de perro ícaiiifsü mtltüns) O -
=
(4,62%), entre los destacan varios fragmentos óseos pertenecientes a un m
O
E individuo infantil. E 2 Por último, con una representación casi anecdótica, aparecen los E
restos de gato (Felis catus) y micrótidos (Mus musculus y Rattus rattus), =
manifestando unos porcentajes similares (1,15%). 3
En generai, ei nivei de preservación de ios materiaies puede consi- - - 0
derarse medio-bueno, afectados por los mismos procesos que interactúan m
E
en los restantes elementos allí presentes. Por el alto grado de incidencia O
que posee en relación con los mecanismos de conservación destaca la
elevada humedad que registra el sedimento, especialmente observable en n
-E el caso de los restos malacológicos que experimentan un importante a
proceso de descalcificación de las conchas, fenómeno que les confiere 2
n
un estado de notable fragilidad. n
0
En el caso de la fauna vertebrada terrestre son los huesos de peque- =
ño tamaño y las piezas dentarias los elementos que evidencian un me- O
jor estado de preservación. Por lo que se refiere al grado de fragmenta-ción
resulta bastante elevado, circunstancia que encuentra su origen tanto
en causas externas, producidas antes de la llegada al propio yacimiento
y ligadas a la muerte del animal, como en factores internos, producto
de las continuas remociones realizadas en el subsuelo del edificio.
En cuanto al origen de estos restos la teoría más acertada parece la
de una procedencia exógena, con la excepción quizá de parte de los
micrbtidor pudieron hah~rq up&& a!!i &pn~ita&s P Q c~a fi~asn a-turales.
Los restos de fauna habrían sido aportados con la tierra utiliza-da
para la confección y nivelación de los distintos suelos que han ca-racterizado
a este recinto a lo largo de la historia. Una vez en el interior
466 V. Alberto Barroso
de la Iglesia, las obras de remodelación, así como las sucesivas
reaperturas de fosas, han provocado una fuerte removilización; afirma-ción
que queda reforzada por la posición secundaria, totalmente anár-quica,
que muestran las evidencias.
El estudio de las fracturas y marcas detectadas en los restos de ca-braslovejas,
cerdos y vacas, especialmente significativas en las superfi-cies
de los huesos largos, permiten asegurar que la mayor parte de estos
animales fueron sacrificados para el consumo humano. Estas evidencias
de manipulación son siempre anteriores a las actividades que se lleva-ron
a cabo en el yacimiento.
Si se acepta una procedencia externa para estos materiales, el sitio
donde se emplaza la iglesia adquiere un protagonismo destacado, pues
la captación de la tierra utilizada en el interior del edificio probablemente
se realizaría en un área próxima a la misma, constituyendo la desembo-cadura
del Bco. de Santos y la propia línea de costa el lugar idóneo como
fuente de aprovisionamiento de los sedimentos de relleno. Esta forma
de actuar se traduce automáticamente en una menor inversión de esfuerzo
y tiempo en las tareas de acarreo. Desde el siglo XVI junto a la plaza
de la Iglesia se dispone un conjunto de edificaciones destinadas a vi-vienda,
separadas de la misma por el callejón de las Carnicerías, em-plazamientos
idóneos, todos ellos, para que proliferen esta clase de de-sechos
culinarios. Por otra parte, el barranquillo del Aceite (actual calle
de Imeldo Serís), muy próximo a la Iglesia, actuó como vertedero y
cloaca de la población asentada en las inmediaciones, hasta que sucesi-vamente
se fue colmatando. Además la localización geográfica de la
Iglesia de la Concepción constituye en una buena razón para justificar
la elevada presencia de restos de fauna marina frente a las evidencias
de fauna terrestre.
LA ERMITA DE SAN MIGUEL (LA LAGUNA)
En las excavaciones arqueológicas de la actual trasera de la Ermita
de San Miguel se recuperaron un total de 465 restos, correspondientes
a fauna vertebrada terrestre, malacofauna marina e ictiofauna.
La fauna vertebrada terrestre ocupa el primer puesto en cuanto a
volumen de registro con 291 restos (62,58%). En el grupo de los ani-males
marinos el grueso de las evidencias lo constituyen los peces con
un total de 136 restos (29,24%) seguidos, a gran distancia, por la
malacofauna, cuyo volumen de piezas asciende tan sólo a 38 restos
(8,17%). En el grupo de la fauna mastológica llama la atención el enor-
La arqueología histórica en Tenerife: los registros fáunicos 467
me peso que adquieren las especies domésticas, dedicadas al consumo
humano: ganado caprino, ovino y vacuno, además del conejo cuyo va-lor
específico es bastante reducido en comparación con el resto de las
especies dedicadas a la alimentación, seguidos por otros animales que
normalmente no son consumidos por el hombre, como es el caso de los
perros y los gatos.
Dentro del conjunto de las especies domésticas el grupo más impor-tante
lo constituyen los ovicaprinos (39,1796). Los procesos de conserva-cióm
diferencial implican que las regiones anatómicas mejor representadas
correspondan a la dentición y huesos cortos de las extremidades, siendo
asimismo, los que menos atractivos ofrecen para el consumo; con todo,
una parte muy destacada de las evidencias están representadas por un
amplio cúmulo de fragmentos y esquirlas correspondientes a diáfisis de
huesos largos, relacionadas con la explotación cárnica de los animales.
En aquellos restos que permitieron una estimación aproximada de la edad
se comprobó que el porcentaje más elevado correspondía a individuos
plenamente desarrollados.
El segundo grupo representado, en lo que a volumen de evidencias
se refierej está fo-m-abn por !m restos de vaca (Ros f ~ g ~Q~7,3~3%~ )., )
Al igual que ocurría en el caso anterior las unidades anatómicas mejor
documentadas y conservadas son las piezas dentarias y huesos cortos de
las patas, fenómeno que obedece a las mismas razones ya descritas. Toda
la muestra analizada correspondía a ejemplares adultos.
El tercer lugar lo ocupan los restos de gato (Felis catus) con 40
evidencias (13,84%). Esta cifra es tan importante porque en un sector
de la excavación se recogieron, guardando cierta conexión anatómica,
los restos de un individuo casi completo que murió allí o fue enterrado
por alguien en este lugar. Evidentemente, no se corresponde con los tí-picos
desechos culinarios, de ahí que tanto la representación esquelética
como la conservación de los huesos sea relativamente buena al no ha-berse
visto sometidos a ningún tipo de manipulación.
A continuación se encuentra el grupo de la microfauna con 23 res-tos
(7,9096).
En quinto lugar se sitúa el conejo (Oryctolagus cuniculus) con 10
restos (3, 46%). . . Dr... ~ < l t : - ~"r ... .."A ....-oa"n:,, - .... ..en,. ".,.".GAn+:..,. ",. ,." -..- ..+..A- L vi ui~liiiu,b uii uiia yicaciicia L L I U ~ p b u aie;iiiii~arivaJ G ciibuciiriaii
los restos de aves (1,38%) y perros (Canis familiaris) (0,34%).
En general, el estado de conservación que ofrece el material es bas-tante
aceptable; observándose, en determinados casos, en la superficies
óseas líneas de fisuras y estrías que se han producido por efecto del pi-soteo
o por el propio peso que ejercen los sedimentos sobre los huesos.
468 V. Alberto Barroso
Todos los vestigios fáunicos analizados muestran una procedencia
externa, salvo quizá el parte de la microfauna y los restos de gato, ya
comentados, que deben estar relacionados con los periodos en que la
Ermita se encontraba abandonada.
Si los animales son aportados con la tierra que se emplea en los
suelos del recinto es lógico pensar que los puntos de extracción no se
sitúan en una zona demasiado alejada. En este sentido cobra especial
significado el hecho de que desde fechas muy tempranas, al igual que
en el caso de la Iglesia de la Concepción, se localicen anexas a la Er-mita
las dependencias del matadero y carnicerías municipales, dando
nombre al barranco adyacente que aún en la actualidad mantiene el
topónimo de «Las Carnicerías». No resulta extraño que los desperdicios
y desechos producto del sacrificio y procesado de los animales fueran a
parar ai barranco, siendo muy probable que ia tierra utiiizacia en ia pre-paración
de los suelos procediera del mismo. Por otra parte, el edificio
ha estado abandonado y parcialmente a la intemperie durante mucho
tiempo. Se conoce que existieron varias viviendas adosadas a éste, siendo
normal que en el desarrollo de las actividades cotidianas se generen restos
de estas características. que también pudieron haber sido arrojados al
solar de la Ermita.
LA CUEVA-ERMITA DE SAN BLAS (CANDELARIA)
Constituye de los tres yacimientos mencionados el que presenta unos
rasgos más peculiares en cuanto a la composición de sus registros
fáunicos que le hacen alejarse sustancialmente de los restantes conjun-tos
estudiados. Ello se debe a que nos encontramos ante un espacio que
es ocupado desde época prehispánica por grupos aborígenes, en donde
la actual Cueva-Ermita de San Blas forma parte esencial de un impor-tante
emplazamiento prehistórico conocido como Achbinico, al que se
superpone sin solución de continuidad el asentamiento en época históri-ca
de población europea. Las actividades llevadas a cabo en el yacimiento
a lo largo de los años han provocado la alteración de parte de su relle-no
sedimentario, con la consiguiente mezcla de materiales de filiación
prehistórica c m ^ tris de ~ G ~ P E p~mQteS~ nrer.
La característica más llamativa del registro fáunico de San Blas es
el importante volumen de restos recuperados que superan ampliamente
las 30.000 evidencias. La explicación se encuentra, por un lado, en la
ocupación continuada del lugar desde época prehispánica hasta nuestros
días, y por otro, en el aporte de sedimentos procedente de otros yaci-
La arqueología histórica en Tenerife: los registros fáunicos 469
mientos abongenes de la zona, donde este tipo de manifestaciones son
siempre muy abundantes. En el estudio de los materiales arqueológicos
se han independizado aquellos documentados en el interior de la cueva
de los que se recuperaron en la zona del edificio adosado, cuya cons-trucción
data de principios del s. XIX.
En los niveles históricos excavados se recogieron 3.278 restos de fau-na,
de los que 1.356 corresponden a fauna vertebrada terrestre (4l,36%),
1.170 a fauna malacológica (35,69%), y 752 a ictiofauna (22,94%).
En general, se trata de un material en posición secundaria, producto
& !as siicesivas remevi!izaci~n~.2s !a que ha visto c;~m~.Ber!l _lu~g ar
como espacio funerario, desde principios del s. XVI, esto es, apertura y
cierre de numerosas fosas, así como los diversos reacondicionamientos
efectuados en el piso de la misma. Por el tipo de evidencias arqueoló-gicas
recuperadas resulta obvio que se han alterado los niveles aboríge-nes
preexistentes; sin embargo, junto con estos restos encontramos toda
.- - - J- -..:2 -..- :-- L 2- -J---:--:L- L:-&L-:-- -- una txiwsa p u l a UT. CVIUCI IGI ~ Su s a s UT. ~ U ~ C ; I I ~ C I uUlSLiIuL lC;a, q u p~u-nen
de manifiesto el aporte de sedimentos externos. Sin lugar a dudas,
la tierra se recogería en las inmediaciones de la cueva, sin someterla a
procesos de selección o cribado alguno. La situación se complica si se
tiene en cuenta que en la zona adyacente a la misma se disponen varios
yacimientos de cronología prehispánica.
En el grupo de la fauna vertebrada terrestre se han determinado las
siguientes especies:
Capra hircus (cabra), Ovis aries (oveja), muchas veces englobadas
en el grupo de los ovicaprinos, Sus domesticus (cerdo), Canis familiaris
(perro), Felis catus (gato), Bos taurus (vaca), Oryctolagus cuniculus
(conejo), Gallotia galloti, (lagarto común), además de varios fragmen-tos
pertenecientes a aves y micrótidos.
El estado de conservación que presentan puede considerarse como
medio, estando sometidos a los mismos procesos que afectan al conjun-to
de las evidencias exhumadas, entre los que destaca el elevado grado
de humedad existente, altamente negativo para la preservación de los
restos Sseos, ssi como !a propia ncl';;;a!ezs de! se&ment~, a !e qUe se
une el aporte de sustancias tales como: cal, yeso, etc. Un fenómeno
generalizable a todas las evidencias faunísticas es la presencia de hon-gos
de diversa naturaleza en las superficies óseas, igualmente detecta-dos
en los materiales bioantropológicos.
V. Alberto Barroso
El número total de evidencias recuperadas asciende a 28.609, de las
que el 61,93% corresponden a fauna malacológica, fundamentalmente
marina, sólo contabilizando aquellas que aparecían completas y las que
conservaban el ápice que aportan el número mínimo de individuos pre-sentes
en la muestra, el 20,56% a fauna ictiológica y el 17,50% a fauna
mastológica. En general, este último grupo está integrado por especies
domésticas, destacando proporcionalmente los restos de ovicaprinos,
seguidos a mucha distancia por cerdos, gatos, perros, conejos, y en ú1-
timo lugar, con una representación muy baja, el vacuno. Por lo que se
refiere al estado de conservación éste puede ser considerado como bue-n=
si se cmqxm cg:: !=S mate:iu!es exhumad~se: e! intericr de !a cue-va,
mucho más afectados por procesos de humedad.
Los restos presentan un desigual reparto dentro del área de excava-ción,
cuya proporción se va haciendo notablemente mayor a medida que
nos alejamos de la zona de contacto entre el edificio y la cueva. Este
hecho está en relación con las diferentes cotas que presentaba el suelo
original sobre ei que se asienta ei edificio. Las profundidades a ias que
comienza a aparecer la roca madre revelan este desnivel, por lo que el
volumen de relleno aumenta gradualmente desde la cueva hacia el exte-rior.
Dicho desnivel se salva precisamente con el aporte de tierra recogida
en las proximidades de la Ermita donde se localizan los yacimientos
prehistóricos. La tierra no sería sometida a ningún tipo de selección por
lo que todos los materiales contenidos en ella quedarían depositados en
el interior de la Ermita. La riqueza y calidad de los complejos ergoló-gicos
recuperados en los trabajos de campo, de clara adscripción abori-gen,
no dejan lugar a dudas de esta situación, entremezclados en menor
medida con otros de cronología histórica.
REFLEXIÓN FINAL
A partir del estudio de los presentes registros fáunicos se pretende
resaltar la importancia de los contextos geográficos donde se ubican los
yaciiiileeniu
En la fauna vertebrada terrestre predomina el grupo de los ovica-prinos,
si bien existe una notoria diferencia entre los tres yacimientos.
Así, mientras los de la Concepción y San Miguel presentan cierta rela-ción
porcentual entre los restos de cabraslovejas por un lado, y los de-
La arqueología histórica en Tenerife: los registros fáunicos 47 1
más animales dedicados de manera tradicional al consumo (cerdos y
vacas), sin que se aprecie una desigualdad significativa entre ellos, el
conjunto de San Blas se distancia, de forma sustancial, con un porcen-taje
elevadísimo de los primeros frente a los segundos. Esta disparidad
se halla estrechamente vinculada con la procedencia de los restos de San
Blas: yacimientos prehistóricos en los que los restos de cabras y ovejas
son siempre numéricamente superior a cualquier otro animal terrestre
destinado a la alimentación, siendo los rebaños de ovicaprinos el prin-cipal
medio de subsistencia que poseen las comunidades aborígenes de
la isla.
Otro rasgo significativo es la similitud cuantitativa existente entre los
restos de bóvidos (vacas) de La Concepción y de San Miguel, algo más
importantes en este último caso, quizá explicable por la presencia cer-cana
de los edificios de las carnicerías a los que hacíamos mención
&- -:--A- &- c..- ni-- -1 -.-e -- A: ---- : A - A
dIILGIIUIIIICIILG, blGllUU 1lUGV~lllC;IILC 3411 D l d b G l YUG l l l d Y U l U I b p d l l U d U
ofrece, con una presencia de vacuno casi testimonial. Asimismo, llama
la atención la ausencia de cerdo en San Miguel, mientras que en los otros
yacimientos manifiesta valores relativamente importantes, circunstancia
que en el estado actual de la investigación no estamos en condiciones
de aclarar. Pudiera ser que la matanza y consumo de los cerdos en La
Laguna tuviera un carácter mas ciomestico o se reaiizara en un íugar
diferente.
Por otra parte sucede que en los yacimientos costeros, La Concep-ción
y San Blas, los restos de fauna marina superan ampliamente a la
fauna terrestre, mientras que en San Miguel, emplazado más al interior,
ocurre justamente lo contrario; no obstante, se hace necesario contar con
los resultados del estudio de nuevos yacimientos que presenten unas
condiciones de emplazamiento similar, que a su vez, permitan contras-tar
si se trata de un fenómeno recurrente o si por el contrario, el caso
de San Miguel, responde a una circunstancia particularidad.
Si como se ha defendido en los párrafos precedentes los restos
fáunicos se trasladan al interior de los edificios contenidos en la tierra
recogida en un lugar más o menos próximo, no queremos descartar con
ello la posibilidad de que por determinadas razones ésta haya podido
provenir de zonas más alejadas. Cabe señalar en este sentido la referen-cia
que D. Dugour (1867) hace para los primeros años del s. xvr, don-de
se describe la extracción de tierra y otros materiales de la Punta de
Guariamejete (T. M. de E! Rn s i r i ~ )y e! B~ f i d e r n(T . M. de %n t ~C mz)
para ser empleados en diversas obras de la ciudad de Santa Cruz.
Además, pudiera haberse dado la circunstancia de que una parte de
los restos hubiesen sido desechados por el hombre directamente en el
472 V. Alberto Barroso
interior de las Iglesias, según se desprende de la documentación relati-va
a las celebraciones y festejos religiosos, que hasta el s. xv111 culmi-nan
con cantos, bailes, comidas, etc., dentro de las mismas. Actos que
son denunciados en repetidas ocasiones tanto por lo Visitadores como
por los propios Obispos.
De igual manera, hasta bien entrado el s. XVIII se mantiene la cos-tumbre
de ofrendar alimentos a los familiares muertos en e1 día de los
Difuntos, si bien es cierto que éste es un hábito más frecuente en los
ámbitos rurales de las islas (M. Hemández 1990).
Sin duda, entre los desechos característicos de este tipo de manifes-taciones
podrían contarse algunos de los restos fáunicos que se han re-cuperado
en los recintos eclesiásticos mencionados. m
D
E
n-- m
O
E
E
2
La arqueología histórica en Tenerije: /os registros fáunicos 473
ALBERTOV, .: Estudio de la Fauna Vertebrada Terrestre. En C. M. Hernández
e; <c~xcUuiíc~oAiiieis^ üeu/~gicüse ii la Cueva de Süii Bias (Ca,&iaria,
Tenerijee)~M. emoria de Excavación Inédita. Direcc. Gral. de Patrimonio
Histórico. Viceconsejería de Cultura y Deporte del Gobierno Autónomo de
Canarias. 1995.
ALBERTOV, : Estudio Zooarqueológico. En F. de la Rosa «Excavaciones Ar-queológicas
en la Ermita de San Miguel (La Laguna, Tenerife)». Memoria
de Excavación Inédita. Di r~r r&. a!. de Patrimnnii HistScic~.V icec~nJ~---e- i~r ía
de Cultura y Deporte del Gobierno Autónomo de Canarias. 1995.
ALBERTOV, .: La Arqueología Histórica en Tenerife. Fichas didácticas sobre
Historia de Canarias. Dirección General de Patrimonio Histórico. Consejería
de Educación y Cultura del Gobierno Autónomo. En Prensa. 1.996.
ALBERTOV, . y C. M. EUGENIOE: studio Zooarqueológico. En M. Arnay et al
«Excavaciones Arqueológicas en la Iglesia de Ntra. Sra. de La Concepción
(Santa Cruz de Tenerife)». Memoria de Excavación Inédita. Direcc. Gral.
de Patrimonio Histórico. Viceconsejería de Cultura y Deporte del Gobierno
Autónomo de Canarias. 1993.
ARNAYM, . et al: Excavaciones Arqueológicas en la Iglesia de Nuestra Sra. de
La Concepción (Santa Cruz de Tenerife). Investigaciones Arqueológicas en
Canarias, IV. Dirección General de Patrimonio Histórico. Las Palmas de
Gran Canaria. 1945. pp 217-306.
BOESSNECKJ.,: Diferencias osteológicas entre oveja (Ovis aries Linne) y cabra
(Capra hircus Linne). En Brothwell, D. y E. S. Higgs (eds), Ciencia en
Arqueología,. Ed. Fondo de Cultura Económica. Madrid. 1980. pp. 338-366.
CIORANESCAU.,: La laguna. Guía Monumental e Histórica. La Laguna 1965.
DAVISS, . J. M.: La Arqueología de los Animales. Bellaterra Ed, Barcelona 1989.
Eüüvük, E.: Apüiiia püiü la Htsi~i-iüd e SIC de Tener$% desde su Fundación
hasta Nuestros Tiempos. (1867). J . Castro Edt. 1994.
HERNÁNDEZM, .: La Muerte en Canarias en el S. XVIII. Centro de la Cultura
Popular Canaria. Ayuntamiento de La Laguna. 1990.
474 V. Alberto Barroso
HERNÁNDECZ., M., V. ALBERTOe,t al: Las Cuevas de Achbinicó (Candelaria,
Tenerife): Un Proyecto de Arqueología Prehistórica e Histórica. Rev. del
Museo Canario, LI. Las Palmas de Gran Canaria. En Prensa. 1996.
HERNÁNDEZC,. M., V. ALBERTOe,t al: El Conjunto Arqueológico de Achbi-nicó:
Las Cuevas de San Blas y Los Camellos (Candelaria, Tenerife). In-vestigaciones
Arqueológicas en Canarias, VI. Dirección General de Patri-monio
Histórico. En Prensa. 1996
PAYNES, .: Morphological distinctions between the mandibular teeth of young
sheep, Ovis, and goats, Capra. Journal of Archaeological Science 12. 1985.
VV. AA.: Construir la Ciudad. Excmo Ayuntamiento de Santa Cruz. SIC de
Tenerife. 1983.
NOTAS
La arqueología histórica en Tenerife: los registros fáunicos
* Agradecemos a M. Arnay y F. de la Rosa habernos permitido estudiar los regis-
,,..t FA..,:,,, A- In T A- Cm A- 10 PA-~--.-;A.. ir In Erm:tn A- Cnn Li;nli~flo r ; l :
riv,, i u u i i i r v a ur ,a a. ur i . r i u . UiP. "C .O bU..CC,,CIUII J .u Y l l l l l l ' a U U V U l l ..116U.A> .'Lb...-
tando siempre nuestra labor.
Nuestra gratitud se hace extensiva a J. Velasco, C. Hernández, C. Eugenio, A. Ba-rro
y B. Galván por sus valiosas sugerencias.
l. En este sentido la excavación arqueológica de la Ermita de San Miguel en La
Laguna (F. DE LA ROSA, 1995) constituye una excepción al ser concebida como un pro-yecto
de investigación independiente a cualquier obra de restauración del Edificio.
2. Los &;Os q"e aq"f Oficccn, aünq"e icfci;do a los cOnj"niOs f&nicos gc-neral,
se centran fundamentalmente en los registros de fauna vertebrada terrestre, cons-tituyendo
el análisis de los restos malacológicos parte del trabajo denominado e Arqueo-logía
y documentación para el estudio de los moluscos en la Historia de Tenenfe- que
se presenta en este mismo Coloquio por C. M. Eugenio Florido. En relación a los ma-teriales
ícticos éstos se encuentran aún por estudiar.
3. Datos referidos a la 1." Campaña de Excavaciones Arqueológicas (M. ARNAY
1993). con exce~ción de los restos ícticos.
4:' 1." campaña de Excavaciones Arqueológicas (F. DE LA ROSA, 1995).
5. 1. " Campaña de Excavaciones Arqueológicas (C. M. HERNÁNDEyZ V. ALBERTO,