EDUARDO BENÍTEZ INGLOTT:
LA FOTOGRAFÍA COMO CRÓNICA
JUAN JOSÉ LAFORET HERNÁNDEZ*
Fecha de recepción: 18 de octubre de 2011
Fecha de aceptación: 2 de febrero de 2012
Resumen: Hay un momento en que la fotografía se empieza ya a utilizar
para construir la crónica de la vida insular, un trabajo en el que el cronista
considera que existen acontecimientos, hechos muy diversos de la vida coti-diana,
personajes, objetos patrimoniales, que no pueden ser narrados, o no lo
pueden ser en toda la amplitud de su trascendencia, sin contar con la imáge-nes,
con ese nuevo mundo de la fotografía que entonces se implanta y se de-sarrolla
en Canarias. Un ejemplo elocuente de ello, y que en esta comunica-ción
se propone como ejemplo pionero de lo que se comenzaba a hacer en
Canarias en aquellos años finiseculares, es el trabajo que desarrolla el que fuera
periodista y cronista oficial de Las Palmas de Gran Canaria Eduardo Benítez
Inglott, que se refiere fundamentalmente a un momento aún tan temprano como
la primera década del siglo XX. Eduardo Benítez Inglott logra sumarse al tra-bajo
de los diversos fotógrafos autores de la fotos que utiliza y reinterpretar
las imágenes convirtiéndolas en una verdadera y novedosa crónica, la crónica
a través de las imágenes que se impondría pronto en aquel siglo XX que él vivió
en su primera mitad, al tiempo que nos dejó un documento imprescindible a
través del cual podremos bucear y conocer mejor otros documentos fotográfi-cos
de esa época, a la vez que apreciar cuáles eran las formas y usos sociales,
las costumbres y hábitos cotidianos y populares.
Palabras claves: Fotografía; fotografos; crónica; cronistas; Canarias; periodismo
canario; álbum.
Abstract: There was a time when photography was used to build the chronicle
of island’s life, a work in which the writer believes that there are events, facts
very different from everyday life, people, heritage objects, which can not be
Cartas diferentes. Revista canaria de patrimonio documental, n.o 7 (2011), pp. 85-99.
* Doctor en Ciencias de la Información. Cronista oficial de Gran Canaria.
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narrated, or it may be in the full breadth of its importance, without the images,
with this new world of photography was then implanted and developed in the
Canaries. A good example of this, and that this communication is proposed as
a pioneering example of what to do in Canary Islands began in those years end
of the century, is the work that was developed by the journalist and official
chronicler of Las Palmas de Gran Canaria Eduardo Benitez Inglott, which refers
primarily to a time even as early as the first decade of the twentieth century.
Eduardo Benitez Inglott does add to the work of various photographers, authors
of the photos you use and reinterpret the images making them a truly novel
chronicle, the chronicle through the images to be imposed early in the twentieth
century that he lived in his first half the time we left an essential document
by which we can better understand diving and photographic documents of that
time, while assessing what were the forms and social practices, customs and
habits and popular.
Keywords: Photography; photographers; chronicles; reporters; Canary; Canarian
journalism; album.
El fotógrafo estadounidense Lewis Hine (Wisconsin, 6 de
septiembre de 1874-Nueva York, 1940) no dudaba en afirmar
que «si pudiera contarlo con palabras no me sería necesario car-gar
con mi cámara», y lo hacía en una época en la que la infor-mación,
la comunicación pública, la transmisión de ideas, afrontaba
un verdadero y significativo cambio con la introducción y el uso
generalizado de nuevas tecnologías como pudieron ser el telé-grafo,
el teléfono, la linotipia e inéditas tecnologías de impresión,
o la propia fotografía1.
1. La bibliografía empleada en la elaboración de este artículo es como
sigue: CAZORLA LEÓN, Santiago; SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, Julio. Obispos de
Canarias y Rubicón. Madrid: EYPASA, 1997; FREUND, Giselle. La fotografía como
documento social. Barcelona: Gustavo Gili, 2011; GÓMEZ BOSCH, Tomás. Tomás
Gómez Bosch: pintor y fotógrafo. [Exposición, Casa de Colón, del 20 de junio
al 24 de Agosto, Las Palmas de Gran Canaria]. Las Palmas de Gran Canaria:
Cabildo Insular de Gran Canaria, 2008; GONZÁLEZ, Frank; VEGA, Carmelo;
MARTÍN RODRÍGUEZ, Fernando Gabriel. La multiplicidad de la imagen:
multimedia, fotografía y cinematografía en Canarias. Canarias: Gobierno de
Canarias, 2008; LAFORET, Juan José. Orígenes de la información pública en
Canarias: apuntes metodológicos para su estudio. Las Palmas de Gran Cana-ria:
Fundación Mapfre Guanarteme, 1995; LAFORET, Juan José. Orígenes del
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Fue una época intensa, convulsa, en la que el desarrollo in-dustrial,
el de los transportes marítimos, guerras locales como la
de China, los Boers, Cuba y Filipinas, o la gran guerra europea
de 1914-1918, que desembocaría años después en otra gran guerra
mundial, con una significativa guerra civil en España por me-dio,
los descubrimientos científicos que comenzaban a darse en
un tiempo mucho menor cada vez que en siglos anteriores, el
progreso de la educación básica de la población, entre otros
factores, permitieron un cambio notable en una sociedad don-de
la comunicación debió caminar a través de nuevas formas, ahora
más ajustadas y eficaces en ese nuevo orden mundial del cono-cimiento
y la información.
En esa misma época, Las Palmas de Gran Canaria afronta una
situación similar si tenemos en cuenta que a partir de la segun-da
mitad del siglo XIX, tras iniciar un camino de modernización
urbana, económica, social y cultural, aparecen datos de cómo
inciden en su vida cotidiana numerosos elementos de esa trans-formación
que se da a nivel mundial. Es incuestionable la im-portancia
que en ello tiene la construcción de un nuevo y mo-derno
puerto en la bahía de Las Isletas, al que, sin estar aún
concluidas sus obras, comienzan a llegar los nuevos y rápidos
trasatlánticos, que transportan un mayor volumen de mercan-periodismo
canario (1750-1850). Gran Canaria: Cabildo Insular de Gran Canaria,
1987; LAFORET, Juan José. Los primeros años de «Diario de Las Palmas». Las
Palmas de Gran Canaria: Real Sociedad Económica de Amigos del País de
Las Palmas de Gran Canaria, 1993; MÁRQUEZ QUEVEDO, Eduardo. Eduardo
Benítez Inglott. Santa Cruz de Tenerife; Las Palmas de Gran Canaria: Idea,
2008; MORENO, Martín. Siesta de memorias. Las Palmas de Gran Canaria:
Cabildo de Gran Canaria, 2000; NAVARRO RUIZ, Carlos. Páginas históricas de
Gran Canaria. Las Palmas de Gran Canaria: Tip. Diario, 1933; RODRÍGUEZ
DORESTE, Juan. Memorias de un hijo del siglo. Las Palmas de Gran Canaria:
La Caja de canarias, 1988; SONTAG, Susan. Sobre la fotografía. Barcelona: Edhasa,
1981; TEIXIDOR CADENAS, Carlos. La fotografía en Canarias y Madeira: la
época del daguerrotipo, el colodión y la albúmina, 1839-1900. La Laguna: Centro
de la Cultura Popular Canaria, 1999; YÁÑEZ POLO, Miguel Ángel... (et al.).
Historia de la fotografía española: 1839-1986. Sevilla: Sociedad de Historia
de la Fotografía Española, 1986.
88 JUAN JOSÉ LAFORET HERNÁNDEZ
cías y soldados para las lejanas guerras coloniales o permiten la
aparición de un nuevo fenómeno que contribuirá decisivamen-te
a la búsqueda y consolidación de esa modernidad: el turis-mo.
Es también revelador cómo se dio una rápida progresión del
periodismo grancanario, que había surgido muy tardíamente en
1852 (con una elocuente cabecera, El porvenir de Canarias), y
es significativo que algunas de aquellas cabeceras reflejen la im-portancia
que las nuevas tecnologías de la comunicación tendrán
para la vida insular, como puede ser el caso de periódicos
nominados como El telégrafo (1885-1903), El teléfono (1891-1892),
El telegrama (1897-1903) El telégrafo sin hilos (1902-1903); o los
cambios socio-económicos, como El anunciador (1885), The
Canary islands review (1903-1904), El martillo del trabajo (1903-
1905) o Canarias turista (1910), primera revista magníficamente
ilustrada de esta ciudad2.
Es, además, la época en la que la fotografía llegará a Cana-rias,
primero de la mano de fotógrafos expedicionarios, algo que
facilita la posición tricontinental de los puertos isleños en un
tiempo en el que estos viajeros se dirigen a destinos muy de moda
en África, América y Asia; y luego de los primeros turistas, muchos
de los cuales ya conocen el manejo de cámaras que comienzan
a estar más al alcance de no profesionales. Junto a ellos apare-cen
los fotógrafos isleños, o extranjeros establecidos en las islas,
que dejarán lo que podemos considerar, en buena medida, no
sólo un extenso documental fotográfico de la realidad urbana,
geográfica, antropológica y artística de la isla en aquella última
década del siglo XIX y primeras del XX, sino una verdadera crónica
del ser y el sentir isleño si se afronta la visión y el estudio de
esas fotografías de forma adecuada, atendiendo conjuntos defi-nidos,
motivos que tratan, momentos en que se realizan, obje-tivos
que se pretendían y destino que se daba a las mismas.
2. Las consultas hemerográficas se han efectuado en: El Museo Canario
(Hoy, Las Palmas de Gran Canaria); y en el recurso electrónico Jable
(jable.ulpgc.es), Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Jable: Archivo
de Prensa Digital (La provincia, Las Palmas de Gran Canaria).
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Aparecen aquí magníficos técnicos extranjeros como el ger-mano
Carl Norman, que dejó una crónica documental sobre
Canarias enorme en volumen y calidad; Charles Nanson, que
tuvo su estudio al comienzo de la nueva gran vía de la ciudad,
la calle León y Castillo; Chas Medrington, que, al igual que
hacían otros retratistas viajeros, establecía su laboratorio en
la habitación del hotel que ocupaba; o Pierre Sarrés, que se sig-nificó
por dejar una huella importantísima para la historia
de la fotografía isleña, ya que en su estudio grancanario se formó,
hasta independizarse después de 1870, el que ha sido uno
de los mas grandes pioneros de la fotografía grancanaria, Luis
Ojeda Pérez (Arucas, 1847-Las Palmas de Gran Canaria, 1927),
que no sólo se dedicó al retrato en estudio, sino que también
realizó un trabajo de enorme calidad como paisajista y
documentalista, que en gran parte apareció en muy diversas
publicaciones nacionales y extranjeras, a la vez que fue aprove-chado,
en aquel primer momento de expansión turística, para
la elaboración de postales con muy diversos rincones y monu-mentos
insulares. Pero también habrá otros que, como él, poco
a poco, comienzan a ejercer su vocación y su profesión las is-las,
y cuyos nombres se convertirán pronto en verdadera refe-rencia
para la fotografía de la época, como es el caso de A.
Jiménez, Raimundo Pou, Aquilino Díaz, José Alonso o Andrés
García, entre otros.
A la vista de los trabajos de estos fotógrafos inolvidables, así
como de la utilización que otros, especialmente periodistas y
cronistas, comienzan a hacer de sus trabajos, podemos decir que,
en cierta medida, también aparece y es utilizada ya la fotogra-fía
como forma de afrontar la crónica de la vida insular, un tra-bajo
en el que el cronista considera que existen acontecimien-tos,
hechos muy diversos de la vida cotidiana, personajes, obje-tos
patrimoniales, que no pueden ser narrados, o no lo pueden
ser en toda la amplitud de su trascendencia, sin contar con la
imágenes, con ese nuevo mundo de la fotografía que entonces
se implanta y se desarrolla en Canarias.
90 JUAN JOSÉ LAFORET HERNÁNDEZ
Un modelo expreso de ello, y que en esta comunicación se
propone como ejemplo pionero de lo que se comenzaba a ha-cer
en Canarias en aquellos años finiseculares, es el trabajo que
desarrolla el que fuera periodista y cronista oficial de Las Pal-mas
de Gran Canaria Eduardo Benítez Inglott, que se refiere
fundamentalmente a un momento aún tan temprano como la
primera década del siglo XX. Aunque luego no tuviera una di-fusión
pública, pues quedó relegada a su archivo personal, se
ofrecen elementos singulares para una crónica, como la que hace
de la visita a la capital grancanaria del rey Alfonso XIII a través
de una serie de fotografías que comenta con anotaciones al
margen, en las que señala situaciones y nombres de las perso-nas
y los lugares fotografiados, recogidas en un álbum que tam-bién
incluye, aunque en menor y diversa extensión, otros reportajes
como la visita del ministro de Marina en 1905; la del príncipe
Leopoldo de Battemberg en marzo de 1907; la procesión cívi-ca
del 29 de abril conmemorativa de la incorporación de Gran
Canaria a la corona de Castilla, en su edición de ese mismo año,
cuando se conmemoraba el 424 aniversario; la bajada de la Vir-gen
del Pino a Las Palmas de Gran Canaria de 1936; fotos de
la redacción del periódico Hoy, del que él mismo fue eventual-mente
director —anteriormente lo había sido en dos ocasiones
de La provincia, cuando el periódico aún tenía su sede en la calle
Colón, donde coincidió con Otto Kraus como administrador del
rotativo—; instantáneas de la inauguración del inolvidable Campo
España, con la celebración de un festejo a beneficio de la Cruz
Roja; así como diversas fotos de reuniones, homenajes o excur-siones
en los que él mismo también aparece retratado.
La meditación sobre las fotos que Benítez Inglott escoge, los
apuntes que hace sobre ellas o en torno a ellas, los asuntos elegi-dos,
nos traen a colación las reflexiones acerca del trabajo de Gisèle
Freund en muchos de sus textos sobre fotografía, pero especial-mente
en el que tituló «La fotografía como documento social», ya
que, como se señala, si la fotografía puede «ser interpretada como
elemento de conocimiento y como obra de arte con frecuencia, a la
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vez que información y arte», también es verdad que se trata de «un
instrumento de comunicación sujeto a muchos avatares y a toda clase
de manipulaciones», por lo que «la historia de la fotografía no pue-de
ser únicamente la historia de una técnica». Por ello en el caso
de esta técnica, «la fotografía como documento social es, no sólo el
trabajo más importante de la autora, sino indudablemente el más
ambicioso y profundo, por el tono del análisis de los hechos que nos
relata a modo de historia sociológica, política y artística de la Foto-grafía,
desde sus precursores hasta nuestros días».
Sin duda alguna, y como ha confirmado el testimonio de sus
herederos y parientes, el álbum fue un trabajo de madurez, con-feccionado
poco a poco en los últimos años de su vida, pero res-pondía
a una idea que tenía en mente desde muchos años antes,
cuando pudo obtener y guardar aquellas fotos que luego le ser-virían
para dejar una crónica de un valor inapreciable no sólo para
conocer y comprender mucho mejor momentos cruciales y des-tacados
de la historia de Las Palmas de Gran Canaria, sino tam-bién
para dejar constancia clara de quiénes fueron sus protago-nistas,
y a la vez una estela fidedigna de las costumbres, modas y
gustos imperantes en la isla y en determinadas clases sociales en
aquellos años.
Eduardo Benítez Inglott (Las Palmas de Gran Canaria, 1877-
1956) fue periodista, profesor, conferenciante, y, en ocasiones,
funcionario público, a la vez que un apasionado investigador del
pasado insular, sobre el que dejó numerosísimos artículos y escritos,
con un conocimiento tan minucioso del pasado local que llegó a
conocérsele popularmente como «la anécdota viva de la ciudad».
Su obra se encuentra mayoritariamente en las páginas de los
periódicos, aunque también dejó los textos de numerosas con-ferencias
y ensayos. Tanta fue su producción, esencial para un
momento enormemente significativo de la historia del periodismo
isleño, que él mismo llegó a comentar cómo «en los cincuenta y
tres años que tengo de periodista, no he dejado de escribir un solo
día y si pudieran amontonarse las cuartillas que yo he llenado,
seguramente pasarían de una tonelada». Ser un buen conocedor
92 JUAN JOSÉ LAFORET HERNÁNDEZ
del pasado de los barrios de Vegueta y Triana, así como de la
época que le toco vivir, propició su nombramiento como cro-nista
oficial de Las Palmas de Gran Canaria, a la vez que le
convirtió, como ha señalado Javier Márquez Quevedo, «en testi-go
directo de las grandes transformaciones sociales que experimen-tó
Gran Canaria entre los siglos XIX y XX. Tales cambios se refle-jarán
permanentemente en su obra». También habrá por ello que
resaltar su incorporación a los proyectos periodísticos más
novedosos de la época, como El telégrafo, entre 1898 y 1899; La
correspondencia de Gran Canaria, en los años 1907-1908; La
crónica, entre 1916 y 1918; el periódico La provincia, fundado
en 1911, del que fue su director en diversas etapas, la primera
de ellas a partir de 1922; y luego en Hoy y en muy diversos medios
locales. Hay que resaltar que fue el primer presidente del Sin-dicato
de Periodistas de la Provincia de Las Palmas en 1932, y
que en 1948 la Asociación de la Prensa de Las Palmas lo dis-tinguió
como socio de honor.
Considerado uno de los cronistas que más se ocuparon de la
visita del rey Alfonso XIII a Canarias, en los meses de marzo y
abril de 1906 —el primer viaje que un monarca español reali-zaba
a estas islas en su historia—, a la que dedicó muy nume-rosos
artículos periodísticos y textos que han quedado inéditos,
ahora aparece este trabajo que comentamos, en el que a través
de distintas imágenes fotográficas se acerca a la esencia de la
crónica de esta visita real a Las Palmas de Gran Canaria, y gra-cias
a las cuales se resaltan instantes, acontecimientos, persona-jes
de la época, ambientes populares, tradiciones y costumbres,
logrando con ello dejarnos una narración de lo mas significati-vo
y trascendente de esa estancia del rey en Gran Canaria.
El álbum, de cuyas fotos ya tiene copia digitalizada la FEDAC3,
conserva un total de 126 fotografías que se desglosan, según su
contenido, en el siguiente orden:
3. La página web de la FEDAC ofrece públicamente las fotografías desde
el 7 de noviembre de 2011, tras su presentación oficial en la exposición que
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– 76 fotos de la visita del rey Alfonso XIII en 1906.
– 4 de la visita del príncipe Leopoldo de Battemberg en 1907.
– 8 de la festividad de la incorporación de Gran Canaria a
la Corona de Castilla el 29 de abril de 1907.
– 1 de la festividad del Corpus Christi en la plaza de Santa
Ana en 1904.
– 18 de la visita del ministro de Marina en 1905.
– 1 de la visita de la infanta Isabel de Borbón, La Chata, el
20 de junio de 1910, a su regreso de Argentina, donde re-presentó
a España en los actos del primer centenario de la
independencia de aquel país. La instantánea es en la plaza
de Santa Ana, con la catedral de fondo. Está acompañada
por el obispo, monseñor Adolfo Pérez Muñoz, que en la
ciudad fue conocido como «padre de los pobres y gran
bienhechor del puerto de La Luz».
– 3 de la procesión de la Virgen del Pino delante del pala-cio
militar en San Telmo, en recorrido desde Triana hacia
León y Castillo, en su bajada de octubre de 1936.
– 1 de un grupo en un patio en el que el segundo por la
izquierda es Eduardo Benítez Inglott, y el último parece ser
el pintor Juan Ismael.
– 1 de un grupo amplio en una terraza de un edificio de
madera.
– 2 de un banquete. En la presidencia se distingue a José Mesa
y López.
– 1 de Eduardo Benítez Inglott, con sombrero, con dos per-sonas
en un patio ajardinado.
– 1 de un grupo en un patio en torno a un sacerdote. El
segundo de pie por la izquierda es Eduardo Benítez Inglott.
entonces se inauguró en la Casa de Colón de Las Palmas de Gran Canaria,
dedicada a «Hombres y barcos», con motivo de las IV Jornadas Navales que
organizan la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Gran Canaria
—de la que D. Eduardo llegó a ser secretario de su Junta de Gobierno— y
el Mando Naval de Canarias, pues contiene una importante colección de fotos
de buques que fueron muy importantes en aquel comienzo del siglo XX.
94 JUAN JOSÉ LAFORET HERNÁNDEZ
– 2 de la salida de la Virgen del Pino en Teror, por los años
de la Guerra Civil.
– 1 del «Personal de redacción, administración y talleres del
diario Hoy (1933)».
– 1 de la «Inauguración del Campo España. Fiesta de la ‘Cruz
Roja’».
– 2 de un grupo amplio en el campo, ante unos árboles. La
segunda de ellas fue publicada en el periódico La provin-cia
en 1912 con el siguiente pie de foto: «La juventud ca-naria,
patriótica vanguardia en la lucha por los ideales ca-narios,
en una excursión de propaganda por el interior de la
isla».
– 1 foto del Parador de Santa Cruz de La Palma.
– 1 foto del Frontón Las Palmas.
– 1 foto del acto de descubrimiento de una placa conmemo-rativa
del primer centenario del fallecimiento del historia-dor
José de Viera y Clavijo en la que fuera su casa en la
plaza de santa Ana, hoy sede del Archivo Histórico Pro-vincial,
el 21 de febrero de 1913. Se observa la plaza y
balcones engalanados con banderolas y reposteros, así como
muchas mujeres con mantilla blanca, autoridades civiles,
militares y religiosas (Cabildo Catedral) y banda de músi-ca.
La catedral tenía abiertas sus puertas. Ante la fachada
de la casa, con la placa aún cubierta, se sitúan dos maceros
municipales y algunos guardias.
En la mayoría de las fotografías no consta su autor, aunque
sí en algunas de ellas. De las relativas a la visita del rey Alfonso
XIII en 1906, cinco están firmadas por uno de los fotógrafos isleños
antes citados, A. Jiménez, que las signa con tinta blanca sobre
la floto, aunque puede que muchas otras numeradas con ese
mismo procedimiento también sean del mismo autor. Del gran
fotógrafo Luis Ojeda Pérez, selladas con su sello seco en relie-ve,
que señala «Fotografía/ de/ Luis Ojeda Pérez/ Las Palmas/
Gran Canaria», hay una del momento del «Paso de la comitiva
EDUARDO BENÍTEZ INGLOTT: LA FOTOGRAFÍA COMO CRÓNICA 95
Algunas imágenes de la visita de Alfonso XIII a Gran Canaria en 1906
96 JUAN JOSÉ LAFORET HERNÁNDEZ
regia por la calle Mayor de Triana, esquina Domingo J. Navarro»,
otra que presenta un «aspecto de la plaza de Santa Ana al pre-sentarse
S.M. en el balcón de la Casa Consistorial», y otra ya clásica
y conocida durante la misa de campaña celebrada ante el pala-cio
militar, en San Telmo, «en el momento de alzar». Las cuatro
de la visita del príncipe Leopoldo de Battemberg están firma-das
por A. García, y todas están tomadas a bordo del vapor inglés
Salaga, en el que llega a Gran Canaria y es recibido por el cónsul
de Inglaterra y el alcalde Ambrosio Hurtado de Mendoza.
Hay que destacar la minuciosidad con la que señala los nombres
de las autoridades y personalidades presentes en la mayoría de
las fotos de los primeros reportajes: visita del rey, del príncipe,
fiesta de la incorporación de Gran Canaria a la Corona de Castilla,
visita del ministro de Marina. Incluso llega a señalar los nom-bres
de los oficiales de la fragata Numancia, que están de pai-sano
en Arucas, y entre los cuales se encuentran personajes como
el alcalde de Arucas, Pantaleón Quevedo, el gobernador civil, Sr.
Santos Ecay, el cronista José Batllori Lorenzo, Domingo Tejera,
Antonio Codorniz, el periodista Arturo Sarmiento, o los oficia-les
que desfilan el mencionado 29 de abril.
Asimismo, incorpora al álbum un ejemplar del libreto Notas
del viaje de S.M. el rey a Canarias, redactado por el coronel
ayudante Enrique Fernández Blanco y editado en Madrid en 1907
en la imprenta del Ministerio de Marina, cuyo texto Eduardo
Benítez Inglott subraya para resaltar determinados aspectos de
la visita, como por ejemplo cuando destaca «El decorado de la
población era [...] Del mejor gusto [...] un derroche de buen gus-to
», o «Se cantó un Te Deum de una manera magistral», e inclu-so
cómo «A las 4 de la tarde y en traje de diario se salió en co-che
para asistir al garden party que la colonia Inglesa le ofrecía a
los regios huéspedes en el hotel Santa Catalina», al tiempo que
precisa que el 1º de abril era domingo, o pone interrogaciones
al margen como dudando de algo que subraya, y matiza que el
buque con el que choca el Alfonso XII no es el Carlos V sino el
Pelayo. También adjunta unas cuartillas con textos escritos de su
EDUARDO BENÍTEZ INGLOTT: LA FOTOGRAFÍA COMO CRÓNICA 97
Página del álbum con anotaciones de Benítez Inglott
puño y letra en las que recoge unas anotaciones al mencionado
libreto, y otra en la que registra los nombres de los miembros
de los dos consejos de ministros que hubo en el año 1905. No
deja de incluir la tarjeta de visita del ministro de Marina, Eduardo
Cobián. No se puede dejar de resaltar la decoración, que dio a
muchas páginas con trazados a tinta que enmarcan y resaltan
las fotos, así como la curiosa colocación que da a muchas foto-
98 JUAN JOSÉ LAFORET HERNÁNDEZ
grafías, constituyendo muchas de ellas, que se pisan unas a otras,
un verdadero collage, que le da cierto curioso atractivo y dina-mismo
visual a la página.
Si, como señala el periodista Guillermo García Alcalde en el
díptico de la exposición de retratos fotográficos «Instantáneas de
Sentimiento» de Luis del Rosario, «ver el mundo a través del objetivo
fotográfico no es reducir la realidad sino interpretarla», teniendo
en cuenta que en multitud de ocasiones «las imágenes traducen
un instante y son por ello, instantáneas, menos preocupadas por la
calidad técnica que de proyectar un acto de religación cordial», con
el trabajo hecho en base al material que reunió en un momen-to,
o momentos, que vivió en primera persona, muy directamente,
con el enorme conocimiento que tenía de hechos y personajes,
así como con el recuerdo claro aún del quién es quién, Eduar-do
Benítez Inglott logra sumarse al trabajo de los diversos fotó-grafos
autores de la fotos que utiliza y reinterpretar las imáge-nes
convirtiéndolas en una verdadera y novedosa crónica, la crónica
a través de las imágenes que se impondría pronto en aquel si-glo
XX que él vivió en su primera mitad, al tiempo que nos dejó
un documento imprescindible a través del cual podremos bu-cear
y conocer mejor otros documentos fotográficos de esa época,
a la vez que apreciar mejor cuáles eran las formas y usos socia-les,
las costumbres y hábitos cotidianos y populares.
Benítez Inglott, en sus etapas como director de periódicos,
siempre tuvo muy en cuenta la importancia que la fotografía tenía
para la información diaria, algo que ilustra sobradamente con la
anécdota que Martín Moreno recoge en su libro Siesta de me-morias,
de cuando D. Eduardo envía al fotógrafo de Hoy a plasmar
la llegada de la nueva maquinaria del periódico en el momen-to
de ser desembarcada. Pero también pudo influir mucho al res-pecto
la relación familiar con su cuñado, el pintor y fotógrafo
Tomás Gómez Bosch, de quien ha señalado Gabriel Betancor
Quintana que su obra fotográfica «está aún por analizar, sin
embargo las muestras disponibles de su primera etapa nos indican
el valor patrimonial y documental de la misma». Algo que tam-
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bién nos ocurre con las fotografías de diferentes autores re-copiladas
y comentadas por Eduardo Benítez Inglott, que aho-ra
tenemos a nuestro alcance para proceder a un estudio
mucho más minucioso y detallado de sus contenidos individuales,
pero también en su visión de conjunto, que fue la que al fin y
al cabo nos quiso dejar el cronista oficial de Las Palmas de Gran
Canaria.