Boletín Millares Carlo
31, 2015, 292-295
I.S.S.N.: 0211-2140
Copyright:@2016 Centro Asociado de la UNED de Las Palmas de Gran Canaria. Este es un artículo de
acceso abierto distribuido bajo los términos de la licencia Creative Commons Atribucion-NoComercial-
Sin Derivar (by-nc-nd) Spain 3.0.
In memoriam
Tadeo Casañas, “Y ese, ¿quién es?”
Lucas de Saá
Artista naturalista
Un habitante singular de San Andrés; un pueblo húmedo en el que vive un reducido grupo de personas que casi siempre llevan el tabardo puesto y bien abotonado, porque el viento frío y húmedo no encuentra obstáculos para instalarse en San Andrés. Tengo grabada la imagen de los musgos colonizando la superficie de los cristales de la cabina telefónica, un claro bioindicador de cómo es el lugar donde vivió Tadeo hasta el 23 de febrero de 2016.
Para él no iba a ser diferente tener que adaptarse a vivir rodeado de neblina, y aún me atrevería a profundizar más, ese clima extremo tenía que afectarle más que a otros debido a una facultad innata que poseía para percibir mensajes indefinidos y de su particular capacidad para ordenarlos en su mente abierta y convertirlos en palabras con las que llegar a cautivar tanto al profesor universitario como a sus paisanos herreños.
Como los lagartos, Tadeo utilizaba el banco que está frente a Casa Goyo para calentarse al Sol de la efímera tarde, cien metros más abajo estaba su vivienda. Desde el confortable banco hay que sentir lo que debe ocurrir dentro de una cabeza pensante porque no te puedes olvidar de que volverás a tu sempiterno refugio; más frio, más oscuro, más húmedo, y pasar todas las largas noches que te esperan con la cercana compañía de los musgos con sus esporas desparramándose, los grandes beneficiados de las construcciones de San Andrés y eso, hay que asumirlo con el pensamiento y con intensas reflexiones; como las que se hacía Tadeo, don Tadeo, una persona que sintonizaba con su entorno natural de tal manera que llegaba a mimetizarse con él.
Con cariño escuchaba los mensajes que le regalaba la naturaleza, se documentaba de ella escudriñándola y con sus libros atesoraba datos con los que ampliaba la información que trasmitía justificando su supervivencia en una isla muy alejada, poco conocida y muy pequeña, con todo lo que significa tener las cosas a tu alcance y «estar al alcance de esas cosas», una tarea difícil para cualquiera, nativo o visitante ocasional. 292
In memoriam. Tadeo Casañas, “Y ese, ¿quién es?”
Boletín Millares Carlo
31, 2015, 292-295
I.S.S.N.: 0211-2140
En su casa estuve algunas veces mientras se realizaron las expediciones del Proyecto Nisdafe1, siempre teníamos programada una visita, o dos, para hablar con Tadeo. Había algo en ese habitante que lo hacía ser diferente a los demás, nadie es imprescindible, eso dicen, y eso es cierto, pero cierto es también que diferentes van a ser las visitas que hagamos a la isla sin poder escuchar ya la peculiar voz y la manera que tenía «don Tadeo» de emplear las palabras.
En una ocasión mantuvimos una larga entrevista en compañía de su hijo Ángel, fue la del 12 del 12, entonces contaba 94 años, un joven de 94 añitos, ese día el timbre de su voz quedó grabada para la historia; todos sus conocimientos los expresaba por medio de la oratoria, a veces se le escapaba la memoria, «…se me va porque esta mañana me dijo mi hijo, “voy a tal sitio”, y después, al medio día me estaba diciendo “¿dónde se habrá él ido?”… No me acordaba de a donde se fue…»
La cualidad subliminal en sus comentarios la podemos encontrar cuando responde a una observación que habíamos recogido de Domingo Machina (pastor) sobre los grandes cambios que se habían producido en el pinar y cómo Tadeo los vincula con la llegada de los incendios:
“…decía Domingo Machina que el sonido del monte había cambiado desde cuando él lo visitaba antes a cómo lo frecuentaba últimamente; que el sonido ya no era igual.” Ni los oídos de él tampoco (se reía de su ingeniosidad), aquí cuando viene la candela, y todavía sin llegar a los pinos, hay pinos que ya están temblando, ya saben que le va a llegar y todavía no le ha llegado, están temblando porque esperan lo que le viene.
La conversación con Tadeo podría ser tan interminable y tan variada como precisos sus significados basados en sus numerosas experiencias…:
Se está acabando con los mares, se está acabando con los ríos, se está acabando con los montes, se está terminando con la vida humana, ¿entiendes?, es tanto lo que se está
1 Este proyecto de investigación multidisciplinar, dirigido por la catedrática María del Carmen Mato Carrodeguas, y realizado desde el Departamento de Didácticas Especiales de la Facultad de Ciencias de la Educación de la ULPGC, financiado por el Gobierno de Canarias dentro del programa Septenio, tiene entre sus objetivos comprender y a valorar mejor nuestro patrimonio natural y su conservación dado el gran valor científico e histórico que posee, sin olvidar el indudable interés cultural y didáctico. La página web, www.nisdafe.com, elaborada para dar a conocer su desarrollo, informa sobre la identificación de determinados pinos canarios, la recolección de muestras para su depósito en el Jardín Botánico Canario “Viera y Clavijo” y los estudios que se llevan a cabo, tanto en el Departamento de Didácticas Especiales de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, como en el Jardín Canario. Este material permite interactuar con biólogos, artistas, especialistas y con el público en general.
Para llevar a buen puerto el proyecto, el grupo investigador ha tenido que realizar trabajos de campo en varios lugares entre los que se encuentra la isla de El Hierro, lugar donde tuvimos no solo el privilegio de conocer a don Tadeo sino también que compartiera con nosotros su sabiduría.
293
Lucas de Saá
Boletín Millares Carlo
31, 2015, 292-295
I.S.S.N.: 0211-2140
protegiendo y lo que está protegido que lo que se está haciendo es acabando con aquello, porque basta que a una persona le digan que aquella planta es medicinal o qué es tal cosa o qué sé yo, para ir a destrozarla y echársela a sus animales.
Para apuntalar este argumento Tadeo comentó una anécdota que tuvo con motivo de la ocasión en la que se desplazaron miembros de la Asociación «Viera y Clavijo» a Valverde:
…a dar unas charlas, …y yo que estaba sentado con un compañero, y otros que estaban detrás de mí, digo “mira, a Telesforo Bravo sí lo conozco, pero a Sánchez-Pinto no lo conozco,” y un señor que estaba detrás de mí me dice, “Sánchez-Pinto soy yo,” digo, “este me la está pasando” porque no me lo creí… y le dije “¿cómo es posible que estén protegiendo tanto a unos lagartos que nunca necesitaron protección y no están protegiendo unas plantas que hay muy pocas, y que están en extinción y que yo no sé ni cómo se llaman?”... y dice, “mira, eso ya nosotros lo estamos haciendo allá, nosotros ya tenemos esa planta que aquí vulgarmente en el sitio que está, en El Golfo, la llaman Olivo y ese Olivo no es tan olivo ni nada de olivo si no que es medicinal y está ahí.” Y entonces Sánchez-Pinto hablando con él me dijo que por mucho que viera destrozar árboles protegidos, no me diera por entendido. Desde que pusiéramos atención en un árbol, ese árbol desaparecía para echárselo a las cabras. Si se le pone mucha atención a esa planta, esa planta desaparece.
Un argumento que desmonta el objetivo fundamental del Proyecto Nisdafe y que da que pensar. Considerando que lo que estábamos investigando en la isla, con Tadeo como uno de nuestros informadores, es proponer y aplicar medidas estratégicas para la conservación de los pinos singulares y de su divulgación, según la sentencia que Lázaro expone a Tadeo, se trata de una afirmación que queda en las antípodas de nuestra intención, la consolidación de una imagen relicta, de un bosque, de la planta, de una forma de ser única que se resiste a desaparecer; y si desaparecer va a ser su destino, habrá que emplear la voz mucho más alta para intentar impedirlo, como lo hacía Tadeo durante sus comentarios en la radio o en la Hoya del Morcillo improvisando sobre la tarima de un grupo musical un discurso ante los asistentes.
Tadeo proponía retos que servían para cultivar el mito, para frenar el desconocimiento sobre el medio natural, como nos ocurre a nosotros con los pinos singulares de El Hierro, un santuario de pinos al que se le debería dedicar medios eficaces para que su conservación sea un hecho. 294
In memoriam. Tadeo Casañas, “Y ese, ¿quién es?”
Boletín Millares Carlo
31, 2015, 292-295
I.S.S.N.: 0211-2140
Sí, sí de eso hay muchos, está relacionado todo, la naturaleza está de tal forma que cuando nosotros queremos mejorarla la estamos matando.
(…) estas cosas del medioambiente, han querido darle una fuerza al medioambiente “eh cuidado que el medioambiente no deja...” y el medioambiente está dando lugar a que se acabe todo porque con decir “yo soy del medio ambiente y aquella casa de allá rompe el paisaje” sabe de una casa pero no sabe de un árbol, ¿qué es ese árbol? no sabe por qué está protegido y si es qué está protegido o no lo está, si no que como él es del medioambiente aquello lo denuncia y forman unos líos de miedo que ni el juez sabe si sobre aquello tiene razón o no tiene razón, porque ese no ha ido a ningún colegio para hacerse un guardián del medioambiente. No tiene capacidad ninguna de eso.
(…) yo que no tengo título de ninguna clase ya no los voy a necesitar tampoco
(…) yo no tengo que dar opinión porque dicen “y ese, ¿quién es?”
Da que pensar lo que dice Tadeo, como con las demás afirmaciones suyas y con las que no escucharemos pero que suponemos nos diría; ahora debemos dejarle descansar y nosotros aprender de su bonhomía, de su mensaje y de cómo era posible que llegara a tantas reflexiones basándose exclusivamente en una autoinstruida sabiduría; vamos a ver qué es lo que hacemos después de don Tadeo. 295