Las alcaldesas de Canarias
1933-2007: nombres, datos de evolución y algunas claves
de la resistencia a la democracia paritaria en el máximo nivel
de representación municipal
M.ª INMACULADA GARCÍA RODRÍGUEZ1
Licenciada en Ciencias de la Información
(Las Palmas de Gran Canaria)
Boletín Millares Carlo, núm. 29. Centro Asociado UNED. Las Palmas de Gran Canaria, 2010.
Resumen: Este artículo aglutina los nombres de todas las alcaldesas canarias de la his-toria,
las cifras de su representación y algunas claves de las resistencias a la democracia
paritaria en el máximo nivel de responsabilidad municipal, donde se da el menor índice de
participación de las mujeres en las administraciones del Archipiélago canario o de las Islas
Canarias, 79 años después de conquistar el derecho a ocupar cargos públicos y a las puer-tas
de las novenas elecciones locales de la actual etapa democrática.
Palabras clave: alcaldesas, democracia paritaria, mujer, Segunda República, Canarias.
Abstract: This article gathers the names of all Canarian Mayoresses of our history, the
figures of their representation and some clues to understand the resistance to an equal
democracy among the highest levels of local responsibility, where the lowest level of wo-men
within the Archipelago civil service can be found on the verge of the ninth Local Elec-tions
of the present democratic stage2.
Key words: mayoresses, equal democracy, woman, Second Republic, Canary Islands.
La paridad como frente de acción política se afirmó en los años ochenta.
Había transcurrido medio siglo desde que las mujeres alcanzaron el derecho
a ocupar cargos electos3 y su presencia en las instituciones representativas
1 La autora realiza en la actualidad la tesis doctoral denominada Mujeres, Prensa y Po-lítica.
El papel de la prensa de Las Palmas en el nacimiento de los derechos políticos de la
mujer durante la Segunda República. De la muestra recabada en dicha investigación provie-nen
parte de las informaciones periodísticas utilizadas.
2 La traducción es de Francisco Barba Morán.
3 El derecho de las mujeres a ser elegidas para ocupar cargos públicos fue reconocido
en el artículo 40 de la Constitución republicana de 1931, aunque la Carta Magna vino a con-solidarlo
pues ya el Decreto de 8 de Mayo de 1931, previo a las elecciones a Cortes Cons-tituyentes,
permitió la elección de las mujeres mayores de 23 años.
240 M.ª Inmaculada García Rodríguez
no pasaba de ser simbólica. «Naciones Unidas y las instituciones europeas,
ante un cada vez menos eficaz derecho a la igualdad, concebido como igual-dad
ante la ley y en la ley (igualdad formal), emprendieron la construcción
de un marco antidiscriminatorio definido por otras normas jurídicas y políti-cas
cualitativamente diferentes»4, que permitieran el acceso real a los nive-les
de responsabilidad pública. En Canarias, la participación política de las
mujeres consolidada, de derecho y de hecho, en la Segunda República, ha sido
un camino de pasos especialmente costosos y lentos, a veces incluso de re-trocesos;
una realidad que sigue haciendo necesaria la reclamación de la de-mocracia
paritaria. Sirva como ejemplo el análisis de la evolución de su pre-sencia
en las presidencias municipales.
Durante la Segunda República Canarias tuvo cinco alcaldesas; cuatro en
el seno de las Comisiones Gestoras Municipales y una tras las elecciones de
abril de 1933. En los primeros comicios locales de la actual etapa democráti-ca,
en 1979, casi cinco décadas más tarde, la presencia de mujeres en las pre-sidencias
municipales, lejos de progresar, se redujo a tres. Esta cifra dismi-nuyó
aún más en los dos siguientes procesos electorales; sólo una fue
investida en 1983 y 1987. Dos resultaron elegidas en 1991 y 1995, y cuatro
en 1999. La cifra inicial sólo se superó en 2003, en las séptimas elecciones
del presente periodo democrático, con la proclamación de siete alcaldesas. La
tendencia creciente se mantuvo en 2007, llegando a situarse doce mujeres a
la cabeza de los ayuntamientos canarios, aunque en el momento de escribir
este artículo el número se ha reducido a ocho, fruto de pactos y mociones
de censura posteriores. Los otros pactos y las otras censuras que se ocultan
en los entresijos de la política dificultan la paridad en el máximo nivel de re-presentación
municipal, a pesar de la ley de igualdad, que sólo ha consegui-do
nivelar por sexos entre la proporción de cuarenta-sesenta las concejalías.
El resultado es bien visible: una presencia de alcaldesas que apenas ha ga-nado
siete puestos, que nunca ha llegado al 15 por ciento de participación total
y que se mantiene por debajo de la media actual estatal.
LAS PIONERAS DE LA SEGUNDA REPÚBLICA
Las cinco alcaldesas de la Segunda República fueron proclamadas en 1933,
por este orden: Baldomera María García Fuentes (El Sauzal), Juana Gonzá-lez
González (Granadilla de Abona), M.ª del Carmen Luengo y del Arco (Va-llehermoso)
y Concepción García Suárez (Santiago del Teide); las cuatro
eran integrantes de las provisionales Comisiones Gestoras Municipales. La
quinta, Juana García Rodríguez (Artenara), había sido nombrada primera te-
4 Sevilla Merino, Julia, «Igualdad y democracia paritaria», en Sierra González, Ángela y
de la Nuez Ruiz, Mª del Pino (eds.), Democracia Paritaria, Laertes, Barcelona, 2007.
Las alcaldesas de Canarias 241
niente de alcalde tras las elecciones locales de abril de 1933 y se incorporó
a la alcaldía un mes después, tras la renuncia del alcalde.
La prensa de la época se hizo eco de tan singulares noticias. La elección
de la alcaldesa de El Sauzal y primera regidora municipal de Canarias, Bal-domera
García Fuentes5, se presentó aderezada con comentarios que resal-tan
cuan «bonita y elegante» es la alcaldesa y su alegría al verse elegida pri-mera
autoridad municipal, que «no tiene límites y no oculta esa satisfacción
que halaga su vanidad de mujer»6. La «radical socialista» Juana González
González (Granadilla de Abona), de 23 años y natural de la isla de La Palma,
manifestó a la prensa su intención de acometer «en primer término el pro-blema
de la Instrucción Pública, mediante la construcción de grupos escola-res
y creación de escuelas dotadas con un sentido de modernidad pedagógi-ca
»7.
Igualmente, encuentran resonancia en los periódicos la elección de la ter-cera,
M.ª del Carmen Luengo y del Arco (Vallehermoso)8, y la cuarta alcal-desa
de la «provincia de Tenerife», Concepción García Suárez, maestra na-cional,
en Santiago del Teide, así como el hecho de que «dicho nombramiento
ha sido bien acogido por aquel vecindario»9. La última información de refe-rencia
añade las declaraciones de la que podía haber sido la quinta alcaldesa,
la concejal de Adeje Consuelo Díaz Pérez, manifestando «el disgusto» que
esto le ha causado, porque «yo no he entendido nunca ni entiendo de políti-ca
», y aclarando que su presencia en la política es «porque no he tenido más
remedio» por ser la maestra más joven del pueblo y «según la ley había de
ser yo necesariamente uno de los componentes de la Comisión Gestora»; su
negativa a aceptar la alcaldía fue rotunda, aclaró.
Por los periódicos también se sabe que, un mes después de las eleccio-nes
municipales del 23 de abril de 1933, Juana García Rodríguez, que era la
primera teniente de alcalde en Artenara10, fue nombrada alcaldesa del muni-
5 «De las islas. Una alcaldesa», El Defensor de Canarias, 6 de febrero de 1933, p. 12 y
«La primera alcaldesa en Canarias», Diario de Las Palmas, 3 de febrero de 1933, p. 2.
6 «La primera alcaldesa nombrada en Tenerife hace declaraciones a la prensa», El Tri-buno,
5 de febrero de 1933, p. 3.
7 «Las mujeres mandan. La alcaldesa de Granadilla», Diario de Las Palmas, 10 de febrero
de 1933.
8 «De las islas. La Gomera. Alcaldesas», El Defensor de Canarias, 10 de febrero de 1933,
p. 4, destaca la elección de la tercera alcaldesa, antecedida por las de El Sauzal y Granadi-lla.
«Todo es empezar. Ya tenemos tres alcaldesas». Diario de Las Palmas, 9 de febrero de
1933, p. 2, también recoge el nombramiento de Mª del Carmen Luengo y del Arco.
9 «De las islas. Santa Cruz. Ha sido elegida en esta provincia la cuarta alcaldesa», El
Defensor de Canarias, 15 de febrero de 1933, p. 5; «Ha sido elegida en la provincia de
Tenerife la cuarta alcaldesa», Avance, 12 de febrero de 1933, p. 2; y «Ha sido elegida en
la provincia de Tenerife la cuarta alcaldesa», Diario de Las Palmas, 10 de febrero de 1933,
p. 2.
10 El Radical, 19 de mayo de 1933, p. 8.
242 M.ª Inmaculada García Rodríguez
cipio, donde, según refleja una dulcificada crónica, «sobre la fría prosa de los
expedientes municipales pasará en adelante la caricia los ojos de una mujer»11.
Juana García Rodríguez (independiente) y Sofía Díaz Reyes (Acción Popular),
habían quedado en la segunda posición en las elecciones, empatadas a 160
votos12. Una información posterior revela que Juana García fue alcaldesa tras
la baja del alcalde, que renunció para ocupar una plaza de guarda forestal. De
sus impresiones acerca de su propia gestión, destaca la mejora del equipa-miento
de la escuela, aunque, a pesar de estar satisfecha por «haber cumpli-do
con su deber», «de ninguna manera» volverá a presentarse a las próximas
elecciones13.
Las inconveniencias que la política representa a las mujeres se encuen-tran
referidas en la prensa en varias ocasiones; es una forma de manifestar
el choque y el rechazo a esta incipiente participación. En otros casos la aver-sión
es explícita, como se puede ver los siguientes ejemplos:
¿Otra alcaldesa más? ¿Pero es que de esta vez se han propuesto volver locas
a las mujeres?... Ya tenían bastante con el trabajo que su moderno entretenimien-to
ofrece. Ahora, alcaldesas. ¡Casi nada!14
¿Alcaldesas nada más? No hace aún mucho tiempo, lo dije yo: como los hom-bres
nos descuidemos, las mujeres van a vestir nuestra ropa. Hoy estamos com-probando
la veracidad de mis palabras. El mundo está al revés, ya le hemos visto
las costuras15.
En otras ocasiones, menos habituales —sólo se ha encontrado un ejem-plo—,
los medios de comunicación celebran, oportunamente, la llegada de las
primeras alcaldesas:
¡Albricias, amigos!... Ya tenemos alcaldesas en la provincia. ¿De pueblos
pequeños? Cierto. Pero por algo se empieza. ¿Quién será osado a tacharnos ahora
de atrasados y retardatarios?16
Eran otros tiempos y una realidad política diferente, o no tan diferente:
Juana González González, primera representante municipal de Granadilla de
11 Jimmie, «Croniquilla. Dios te salve, señora alcaldesa», Hoy (Las Palmas), 13 de mayo
de 1933, p. 3. No llega a mencionarse su nombre en la crónica, pero se refiere a Juana
García Rodríguez.
12 «Las elecciones en esta provincia», El Radical, 25 de abril de 1933, p. 8.
13 Díaz B., Segismundo, «Por los pueblos. La corporación municipal de Artenara está
regida por una alcalde», Hoy (Las Palmas), 5 de abril de 1936, p. 24.
14 «Santiago del Teide y su Alcaldesa», Hoy (Santa Cruz de Tenerife), 10 de febrero de
1933, p. 8.
15 Gaceta de Tenerife, 10 de febrero de 1933, p. 1.
17 Zoilo, «Motivos Intrascendentes. Fémina alcaldesa, fenómeno y signo de estos tiem-pos
», Hoy (Santa Cruz de Tenerife), 14 de febrero de 1933, p. 1.
Las alcaldesas de Canarias 243
Abona, cumplía con su obligación de informar al Gobernador civil de la muerte
accidental de un vecino que trató de bajar de un automóvil en marcha17. La
misma alcaldesa y la de El Sauzal visitaban al presidente del Cabildo Insular,
la primera, en busca de recursos «para ejecutar el proyecto de abastecimien-to
» y solicitar «una subvención para los caminos vecinales que están en es-tudio
en aquel término municipal» y, la segunda, para pedir la construcción
de un camino vecinal que comunique con «la carretera general de la Isla» y
la instalación en el pago de Ravelo de «un locutorio telefónico y una subven-ción
para el osario del cementerio del pueblo»18. Lo mismo hacía la de San-tiago
del Teide, para solicitar «la ejecución de un camino vecinal del pueblo
de Tamaimo a la playa del Valle de Santiago y la ayuda económica para llevar
a cabo una red de tubería desde la general que abastece de agua al valle has-ta
el pueblo de Arguayo»19.
En las declaraciones se aprecia una preocupación coincidente por los te-mas
sociales y educativos, y no es de extrañar, pues en las comisiones ges-toras
de los ayuntamientos había muchas maestras, parte de la escasa repre-sentación
funcionarial de la época. La Ley de 20 de diciembre de 1932 había
ordenado el cese de todos los concejales elegidos por el artículo 29 de la Ley
Electoral Maura20 y por la Ley de 30 de diciembre de 1932 se crearon las
Comisiones Gestoras Municipales, que gobernaron los ayuntamientos cesa-dos
hasta las elecciones locales del 23 de abril de 193321. Dicha Comisión es-taba
formada «por tres gestores, que serán: un funcionario, un contribuyen-
17 «Suceso en Granadilla. Un hombre se mata al arrojarse de su automóvil», Gaceta de
Tenerife, 10 de febrero de 1933, p. 10.
18 «Cabildo Insular. Visitas de alcaldesas», Hoy (Santa Cruz de Tenerife), 7 de febrero
de 1933, p. 8.
19 «Cabildo Insular. Visita de una alcaldesa», Hoy (Santa Cruz de Tenerife), 9 de febre-ro
de 1933, p. 3.
20 La Ley Electoral de 1907, conocida como Ley Maura, en su artículo 29 establecía que
cuando el número de candidatos fuera igual al de puestos públicos a cubrir no era necesa-rio
celebrar elecciones y la adjudicación era directa. Brito, Oswaldo, Historia Contemporá-nea:
Canarias 1931-1936. La Segunda República, Centro de la Cultura Popular Canaria, Santa
Cruz de Tenerife, Primera Edición, 1989, afirma que del total de 468 concejales a elegir en
la provincia de Las Palmas el 12 de abril de 1931 y del censo de 47.186 electores, en vir-tud
de la elección directa de los candidatos únicos que hacía posible el artículo 29, los elec-tores
reales se redujeron a 25.070 y los concejales electos a 149. Añade que la abstención
y la exclusión legal supusieron el 76 por ciento del censo.
21 Millares Cantero, Agustín, La Segunda República y las elecciones en la provincia de Las
Palmas, Mancomunidad de Cabildos, Plan Cultural y Museo Canario, Las Palmas de Gran
Canaria, 1982, p. 38, aporta que las elecciones municipales del 23 de abril de 1933, en la
provincia oriental, afectaron a ocho municipios en Gran Canaria y cuatro en Fuerteventu-ra,
de los cuales sólo cita a Artenara y Firgas, para referirse a su alta abstención, que cifra
en 57,34 y 51,27 por ciento, respectivamente. La autora aclara que en estas elecciones, a
pesar de que el derecho electoral femenino fue reconocido en la Constitución de 1931, no
pudieron votar las mujeres porque los censos mixtos no habían sido completados; el debut
se produjo en las generales de noviembre de 1933.
244 M.ª Inmaculada García Rodríguez
te y un obrero», con los únicos requisitos de saber leer y escribir, no tener
más de treinta años ni menos de la edad electoral (23 años) y no haber ejer-cido
cargos en la época de la dictadura (de Primo de Rivera). El puesto de
«funcionario» representaba al Estado y podía recaer en el personal de am-bos
sexos que hubiera en la localidad, resultando elegida, en el caso de que
hubiera más de una persona, la de menor edad. Entonces el funcionariado era
escaso y se restringía casi a Correos, la Sanidad y el magisterio, y las habi-tuales
maestras tuvieron su espacio en las Comisiones.
En Canarias, en los primeros quince años del siglo XX sólo el 6 por cien-to
de la población que estudiaba Bachillerato eran mujeres. Esta cifra se du-plicó
en los siguientes cinco años y, empujada por el impulso educativo de la
Segunda República, alcanzó el 36 por ciento en 1940. La formación orienta-da
al desempeño de una profesión se restringía prácticamente a sanitarias y
maestras; «ambas actividades vienen a constituir la prolongación, al escena-rio
exterior, de un tipo de trabajo que realizaba la mujer en el hogar». En el
caso de las maestras, los criterios de admisión en la Escuela Normal reque-rían
haber cumplido 17 años de edad y no pasar de los 25; acreditar una buena
conducta moral y religiosa con la certificación del párroco y de la autoridad
civil; no padecer enfermedades contagiosas ni tener defectos físicos que la
imposibilitaran para el magisterio y expusieran al ridículo; y probar, median-te
examen, que estaban instruidas en las materias del programa de la ense-ñanza
elemental de las niñas; además, las jóvenes, al acudir a este examen,
debían presentar una camisa de caballero cosida a la española como prueba
de aptitud en las labores propias de su sexo22.
La fundación de numerosas escuelas primarias y profesionales destina-das
a la educación de las mujeres en esta etapa supuso la necesidad de la for-mación
de un magisterio femenino capacitado pedagógicamente, «espolean-do
aún más su irrupción en la esfera laboral y su acceso a las redes de
conocimiento moderno. Tales circunstancias ejemplificaron la ruptura efecti-va
y tangible de la reclusión de la mujer en el ámbito del hogar y su progre-sivo
afianzamiento en parcelas hasta entonces ocupadas por el hombre»23.
Esta incursión no tuvo tiempo de extenderse a muchos campos ni de afian-zarse.
El acercamiento a la política sólo fue menor y secundario.
22 Hernández, Bárbara, Mujeres (1850-1940), Colección Cronos, Ediciones Idea, Santa
Cruz de Tenerife, 1995, pp. 46-47.
23 Heredero Gascueña, Victorio, Razón, progreso y disciplina. El concepto de educación
durante la Segunda República en Canarias, Thesaurus Educación, Ediciones Idea, Santa Cruz
de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria, 2008, p. 197-198. La llegada de las mujeres al
magisterio, vinculada a la instrucción de las niñas, a partir del siglo XIX, y la optimización
de la educación femenina y la tarea de las maestras durante la Segunda República española
también se aborda en González Pérez, Teresa, La Voz del Olvido. Maestras de ayer, An-roart
Ediciones e Instituto Canario de la Mujer, Las Palmas de Gran Canaria, 2007.
Las alcaldesas de Canarias 245
EL PRESENTE PERÍODO DEMOCRÁTICO
El fin de la Segunda República y el inicio de la dictadura franquista pron-to
frustró durante más de cuatro décadas la presencia de mujeres en la pri-mera
línea de la gestión política. Llegada la democracia, sin embargo, lejos
de lo esperado, la posición de las mujeres en la presidencia de los ayunta-mientos
no sólo queda por debajo de los niveles alcanzados durante la etapa
republicana, sino que llega a reducirse aún más a partir del segundo proceso
electoral, no logrando remontar la cifra inicial hasta los penúltimos comicios
locales, en 2003.
Las primeras elecciones de la actual etapa democrática, en 1979, situa-ron
a tres mujeres en las alcaldías de Canarias24: María Nieves Martín Ro-dríguez-
Níver (Tijarafe), Hermas Concepción Méndez (Villa de Mazo) y Am-paro
Torres Pérez (Betancuria). Cuatro años más tarde (1983) se mantuvo
sólo una, M.ª Nieves Martín Rodríguez-Níver (Tijarafe), que volvió a repetir,
también en solitario, en la siguiente legislatura (1987). En 1991 se renovó y
amplió en una la representación, con la elección de Encarnación Domínguez
Afonso (Tejeda) y M.ª Luz Goya Pérez (La Victoria de Acentejo). Idéntica cifra
de alcaldesas repitió en 1995, aunque sólo renovó una, la tejedense, acom-pañada
en esa ocasión por Rita Díaz Hernández (Tuineje); un año después,
se les unió Vicenta Díaz Sáez (Güímar), tras una moción de censura munici-pal.
En las elecciones de 1999 se dobló el número inicial de primeras ediles
municipales, uniéndose a Encarnación Domínguez Afonso (Tejeda), Ana M.ª
Oramas González-Moro (San Cristóbal de La Laguna), M.ª Elena Luis Do-mínguez
(La Guancha) y M.ª Isabel Déniz de León (Arrecife).
En 2003 se eleva el número de alcaldesas a siete: repiten la de Tejeda,
La Laguna, La Guancha y Arrecife; retorna a la presidencia del Ayuntamien-to
de Güímar Vicenta Díaz Sáez; y debutan Josefa Luzardo Romano (Las Pal-mas
de Gran Canaria) y Claudina Morales Rodríguez (La Oliva). Un pacto de
reparto del poder, una moción de censura y una renuncia, respectivamente,
motivan la llegada de tres nuevas alcaldesas antes del final de esa legislatu-ra,
dos en 2005, Guacimara Medina Pérez (Artenara) y M.ª Concepción Nar-váez
Vega (San Bartolomé de Tirajana), y una en 2006, M.ª Dolores Padilla
Felipe (El Paso).
Las elecciones de 2007 suponen el salto cuantitativo más importante de
toda la presente etapa democrática: doce mujeres resultan proclamadas alcal-desas,
si bien, nuevamente, el devenir político ha hecho que sólo siete de ellas
y una octava, incorporada en 2008, sigan ocupando la máxima representación
municipal en el momento de escribir este artículo. Los nombres de las mu-
24 Canarias cuenta en la actualidad con 88 municipios, desde que se incorpora el Ayun-tamiento
herreño de El Pinar, en septiembre de 2007, con posterioridad a las últimas elec-ciones
locales. Para todos los procesos electorales de la actual etapa democrática, pues, se
contabilizan sólo 87 municipios a efectos del cálculo de la participación.
246 M.ª Inmaculada García Rodríguez
jeres que se incorporan en 2007 son Mª del Pino Torres Melián (San Barto-lomé
de Tirajana), Gladys Acuña Machín (Yaiza), Mª Solveida Clemente Ro-dríguez
(Hermigua), Mª Dolores Padrón Rodríguez (Puerto de la Cruz), Mª
Nieves Dávila Martín (San Andrés y Sauces) y Carmen Nieves Gaspar Ri-vero
(Granadilla de Abona). Rosa Fernández Rodríguez (La Oliva) es la in-corporación
de 2008.
A pesar del avance, el incremento de alcaldesas en Canarias se mantie-ne
muy por debajo de la media estatal, siendo sólo del 5,75 por ciento con
respecto a las elecciones anteriores, frente al 17 por ciento en el conjunto
del Estado español25. La paridad en las listas electorales consagrada en la Ley
orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hom-bres26,
vigente en las últimas elecciones autonómicas y locales, ha consegui-do
equilibrar la participación de ambos sexos en el Parlamento, los Cabildos
y los Ayuntamientos, pero el análisis de la evolución de la presencia femeni-na
en esas organizaciones y, en la actualidad, en sus presidencias (y en el
conjunto de los cargos públicos no electos, como los del Gobierno de Cana-rias),
desvela las rémoras y las resistencias27 a la democracia paritaria, a pe-sar
de los empujes legales y sociales28.
25 «El número de alcaldesas aumenta en España un 17 por ciento desde las municipa-les
de 2003», Mujeres en Red, 26 de agosto de 2008, http://www.mujeresenred.net/
spip.php?breve461, recoge los principales datos de un informe al respecto publicado por el
Ministerio de Administraciones Públicas. Más información en Elecciones Locales 2007.
Impacto de la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y
hombres, Ministerio del Interior, Madrid, 2007.
26 La disposición adicional segunda de la Ley modifica la Ley Orgánica 5/1985, de 19 de
junio, del Régimen Electoral General, para garantizar, entre otros aspectos, una compo-sición
equilibrada de mujeres y hombres, de forma que en el conjunto de la lista las can-didaturas
de cada uno de los sexos supongan como mínimo el cuarenta por ciento en las
elecciones al Congreso, municipales y a los consejos insulares y los cabildos insulares ca-narios.
27 Molina Petit, Cristina, La igualdad no resuelta: mujer y participación política. Un estu-dio
en Gran Canaria, Instituto Canario de la Mujer, Las Palmas de Gran Canaria, 1996,
analiza las barreras «externas» e «internas» para la participación política de las mujeres,
destacando entre las primeras la falta de tiempo y el escaso reparto de responsabilidades
familiares o las fuertes estructuras de los partidos y lobbies de los que las mujeres perma-necen
al margen, y entre las segundas, la «opresión internalizada» o el desinterés por lo
global y el «miedo escénico». La difícil relación de las mujeres con el poder político tam-bién
es abordada en Molina Petit, Cristina, «Espacios públicos, espacios privados. La par-ticipación
política de las mujeres», en Guerra Palmero, María José y Monzón Perdomo,
María Eugenia (Eds.), Mujeres, espacio y tiempo. Análisis desde una perspectiva de genero,
Centro de Estudios de la Mujer de la Universidad de La Laguna e Instituto Canario de la
Mujer, Santa Cruz de Tenerife, 1999.
28 «Sólo 9 de 87 municipios canarios están gobernados por alcaldesas», El Día, 18 de
agosto de 2006, es un ejemplo de artículo de prensa que denuncia la anormalidad de la es-casa
presencia de mujeres en el máximo nivel de responsabilidad municipal.
Las alcaldesas de Canarias 247
No obstante, el número de concejalas ha tenido un crecimiento irregular,
aunque progresivo, desde las primeras elecciones democráticas: 68 (6%) en
1979, 84 (7,4%) en 1983, 109 (9,5%) en 1987, 156 (13,5%) en 1991, 215
(18,3%) en 1995, 309 (24,2%) en 1999, 412 (30,9%) en 2003 y 507 (39,5%)
en 2007. La presencia fue escasamente significativa hasta 1999 y tuvo su
mayor subida en 2007, con el respaldo de la ley de igualdad. Pero ese es tema
para otro artículo29. Este sólo pretende hacer un breve análisis, desandando
el camino que han ido trazando las pioneras en las alcaldías, el espacio de la
política canaria con menos representación de mujeres, y, a la vez, ofrecer
un modesto reconocimiento a ellas, porque, como decía el historiador
Humboldt, haciendo uso de la misma frase que citara Clara Campoamor en
las Cortes Constituyentes el día 1 de octubre de 1931, antes de que se vota-ra
el polémico artículo de la Constitución que aprobaría el sufragio electoral
para ambos sexos: «la única manera de madurarse para el ejercicio de la li-bertad
y de hacerla accesible a todos es caminar dentro de ella».
29 Más información sobre el tema de la participación política de las mujeres en Canarias
se puede encontrar en los trabajos de la profesora de la Universidad de La Laguna e inves-tigadora
experta en género María Eugenia Monzón Perdomo: «Mujeres y participación
política en Canarias. 20 años de democracia», VII Jornadas Nacionales de Historia de las
Mujeres, II Congreso Iberoamericano de Estudios de Género, Salta (Argentina), 2003 y «No
es democracia si no estamos nosotras. Mujeres canarias participando en los espacios pú-blicos
», en Bosch, Esperanza, Ferrer, Victoria A. y Navarro, Capilla (comp.), Los feminis-mos
como herramientas de cambio social (I), Palma de Mallorca, 2006.
248 M.ª Inmaculada García Rodríguez
TABLA ESQUEMÁTICA DE ALCALDESAS,
POR ORDEN CRONOLÓGICO
AÑO ELECCIÓN ALCALDESAS
1933 Baldomera María García Fuentes (El Sauzal)
Juana González González (Granadilla de Abona)
M.ª del Carmen Luengo y del Arco (Vallehermoso)
Concepción García Suárez (Santiago del Teide)
Juana García Rodríguez (Artenara)
1979 María Nieves Martín Rodríguez –Níver– (Tijaraje)
Hermas Concepción Méndez (Villa de Mazo)
Amparo Torres Pérez (Betancuria)
1983 María Nieves Martín Rodríguez –Níver– (Tijaraje)
1987 María Nieves Martín Rodríguez –Níver– (Tijaraje)
1991 E. M. Encarnación Domínguez Afonso (Tejeda)
M.ª Luz Goya Pérez (La Victoria de Acentejo)
1995 E. M. Encarnación Domínguez Afonso (Tejeda)
Rita Díaz Hernández (Tuineje)
(1996) Vicenta Díaz Sáez (Güímar)
1999 E. M. Encarnación Domínguez Afonso (Tejeda)
Ana M.ª Oramas González-Moro (S. C. de La Laguna)
M.ª Elena Luis Domínguez (La Guancha)
M.ª Isabel Déniz de León (Arrecife)
2003 E. M. Encarnación Domínguez Afonso (Tejeda)
Ana M.ª Oramas González-Moro (S. C. de La Laguna)
M.ª Elena Luis Domínguez (La Guancha)
M.ª Isabel Déniz de León (Arrecife)
Vicenta Díaz Sáez (Güímar)
Josefa Luzardo Romanwo (Las Palmas de Gran Canaria)
Claudina Morales Rodríguez (La Oliva)
(2005) Guacimara Medina Pérez (Artenara)
(2005) M.ª Concepción Narváez Vega (San Bartolomé
de Tirajana)
(2006) M.ª Dolores Padilla Felipe (El Paso)
2007 E. M. Encarnación Domínguez Afonso (Tejeda)
Ana M.ª Oramas González-Moro (S. C. de La Laguna)
M.ª Elena Luis Domínguez (La Guancha)
Claudina Morales Rodríguez (La Oliva)
Guacimara Medina Pérez (Artenara)
M.ª Dolores Padilla Felipe (El Paso)
M.ª del Pino Torres Melián (San Bartolomé de Tirajana)
Gladys Acuña Machín (Yaiza)
M.ª Solveida Clemente Rodríguez (Hermigua)
M.ª Dolores Padrón Rodríguez (Puerto de la Cruz)
M.ª Nieves Dávila Martín (San Andrés y Sauces)
Carmen Nieves Gaspar Rivero (Granadilla de Abona)(2008)
Rosa Fernández Rodríguez (La Oliva)
Elaboración propia. Fuentes: Ministerio de Interior, Ministerio de Administraciones públicas
y prensa local.
NOTA: La primera mención a cada alcaldesa se destaca en negrita.
Las alcaldesas de Canarias 249
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