Cómo y quién fue Mapi
ANTONIO DE BÉTHENCOURT MASSIEU
(Las Palmas de Gran Canaria)
Boletín Millares Carlo, núm. 28. Centro Asociado UNED. Las Palmas de Gran Canaria, 2009.
A «Ramírez», a quien desde su cuna, Mapi
envió la mejor de sus sonrisas.
Prefiero este afectuoso título, dado la amistad que nos profesábamos, que
usar el tradicional in memoriam. Sin embargo, al releerlo salta una duda ¿por-qué
el verbo en pasado y no en presente? Pues su vida extraordinaria y el
conjunto de sus virtudes hace que la tengamos presente cotidianamente aque-llas
personas que la conocieron de cerca su manera y forma de ser.
12 Antonio de Béthencourt Massieu
María del Pino Marrero Henning nace en Las Palmas de Gran Canaria.
Gozó, como la gran mayoría de los niños, de una infancia plenamente feliz.
Sus veraneos, cabe al Muro Marrero, es sólo un ejemplo confirmativo. Nos
enseñó una vez una fotografía entrañable. Ella, deleitoso bebé en su cuna, era
admirada con cara de afecto y simultáneamente de asombro por un mucha-cho,
todavía no galletón. Era quien con el tiempo sería su esposo, Alejandro
Ramírez. Califiqué la estampa de premonitoria.
Llega la hora del Bachillerato. Fue acogida en el famoso Colegio Viera y
Clavijo, el que fundara su tío don Santiago Sánchez. Todo un acierto. En el
mismo logró aprovechar su formación y en él le fue fácil, como veremos, en-frentarse
a su vida profesional. Es más, como siempre recordara al Colegio
con enorme cariño, me ha acudido a la memoria si este amor por su Cole-gio,
con el tiempo, será una incitación a elegir como tema de su tesis docto-ral
el también muy famoso colegio de San Agustín. No cabe la menor duda
que en el Viera fuimos muchos los educados.
Cursa el Bachillerato con notas brillantes y un buen sentido del trabajo
intelectual ¿Fue en el Colegio donde brotó su interés por la docencia? Pare-ce
confirmado el hecho de que, del Viera, pasará a la Escuela de Magisterio
donde obtuvo el título de Maestra de Primera Enseñanza en 1971. Y desde
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Cómo y quién fue Mapi 13
aquí comenzó a ejercer como Maestra de Primaria en el Colegio privado Pai-día,
donde después de ejercer con entusiasmo desde la fecha citada a 1980,
fue al tiempo, Directora del mismo.
Como empedernida lectora lógicamente no le escapaba libro alguno refe-rente
a materias de su vocación. Entendió que el Colegio le venía estrecho
y decidió matricularse en la Facultad de Ciencias de la Educación. Otro acier-to:
eligió la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). Fue otro
acierto por varias razones. La especial calidad de esta Facultad en la UNED.
Verse obligada a estudiar lejos del Profesor, lo que obliga a un esfuerzo com-plementario.
Y más cuando se madura con una edad y una experiencia. Otra
gran ventaja. En la UNED el alumno se examina del programa entero y no
como en la universidad presencial, en que sólo entran las materias expues-tas
por el Catedrático. Por tanto, el alumno inteligente y con un contenido
íntegro de la Licenciatura, obtiene una posibilidad muy favorable como pro-fesional.
Aseveraciones que sostengo pues he ejercido en ambos tipos de
universidades.
Como poseía vocación y sapiencia, al licenciarse en 1979, el Centro Aso-ciado
de la UNED de Las Palmas de Gran Canaria la acoge como Profesora-
Tutora. Su amplia formación y sus dotes expositivas hacen de la misma Pro-fesora-
Tutora desde 1980 al 2009. Profesora-Tutora no de una o dos
asignaturas, pues ha ejercido más de 17 materias diferentes, entre otras ra-zones,
por la rapidez con que aquí se varían los planes de estudio.
14 Antonio de Béthencourt Massieu
Añadamos su preocupación de
algo tan trascendente para el alum-nado
que entraba en la Universidad
sin el título de Bachiller, que se
veía obligado a realizar un curso
previo de adaptación. Curso impor-tantísimo
porque dedicado esen-cialmente
a personas mayores,
conlleva el aprendizaje de la meto-dología
imprescindible para cursar
a distancia. Aunque esta ausencia
se ve aminorada por la asistencia
semanal de sus tutores y las lec-ciones
magistrales, a través de la
televisión y de la radio, por los Ca-tedráticos.
A estos impagables servicios
para el Centro «dado su saber ha-cer
» y sin faltarle condiciones diplomáticas, cayó sobre sus hombros la labor
de coordinar las Facultades de Humanidades desde 1984 hasta el 2009.
Inicialmente se redujeron a 5, en 2003 ya ascendieron a 9 y más tarde a 14.
Coordinar asignaturas, profesorado y alumnado, cada grupo con sus proble-mas
y sus pretensiones, no es tarea fácil, si no se poseen las dotes arriba
citadas.
Su presencia era imprescindible pues una misión como la suya era unifi-car
el personal académico, administrativo y alumnado en beneficio del fun-cionamiento
y entusiasmo del Centro. Para mí, tres eran los aspectos dina-mizadores
que realizaba: el café de las 6, las excursiones y las fiestas.
Sobre las 6 de la tarde había reunión de Profesores para tomar el café, y
en ocasiones, alguna pasta. La tertulia, sin que faltaran detalles humorísti-cos,
giraba sobre los problemas del Centro, quehaceres de los asistentes y
actuar conforme a la continua dinamicidad del Centro. Cuando alcanzó la Di-rección,
el café se adelantó a las 5 y media, pues a las 6 comenzaban sus dos
horas de tutoría, que alguna vez no acababan a las 8, sino que se prolonga-ban
una horita más. Golpes de la enseñanza activa.
Como si se hubiera visto integrada en la Institución Libre de Enseñanza,
instaurada por Giner de los Ríos a mediados de la segunda década de la pa-sada
centuria, disfrutaba con organizar excursiones, preparaba el transporte,
la ruta, el horario y los descansos. Siempre buscaba alguien que ilustrara
durante la ruta los aspectos científicos que se divisaban, así como la belleza
del variado paisaje de nuestra Isla, sin que faltara por ello la guitarra, algún
timple, canciones y buen humor. Estos paseos recibieron en el Centro el bau-tizo
de gastronomía cultural.
Cómo y quién fue Mapi 15
Es otra forma de establecer estrechas relaciones entre los asistentes. Por
tanto, un método cohesivo. De su afición por las excursiones sobre los que
volveremos, tenemos en el libro El Real Club Náutico de Gran Canaria. Cuan-do
se cumplen los cien años, su contribución con «Aires canarios en Madeira.
Recuerdos de una excursión inolvidable».
Finalmente, también le encantaba, ya de directora, no sólo cuidar y cele-brar
las fiestas académicas, sino también las muy divertidas en la Tercera
Planta, una vez ampliado el ámbito del Centro. Consistían en montar una serie
de acciones humorísticas con sorteos, bailes, algún refresco y mucha imagi-nación.
Fiestas que como las excursiones y el café de las 6 servían para re-afirmar
una cohesión modélica de la que ha disfrutado el Centro.
Si mucha y muy variada fue su preocupación por aspectos tan variopin-tos
como los exigidos por un Centro como el de la UNED en nuestra Ciu-dad,
muchos de los mismos no escaparon a una entrega tan denodada como
la de María del Pino Marrero. Un ejemplo lo tenemos en el interés del Cen-tro
por expandirse y ayudar a algunos Municipios de la Isla. Dos Delegacio-nes
del Centro se establecieron en Telde y en Santa María de Guía. Si a Mapi
le interesaron las dos, su entrega fue mayor por la de Telde, ya que una de
las Facultades que eligieron fue la de Ciencias de la Educación. Como Profe-sora-
Tutora asistía en el horario de tarde semanalmente y rara era la misma
en que seguía tutorizando mientras se tomaba un refresco, lo que suponía
regresar más tarde y una cierta popularidad en la localidad.
16 Antonio de Béthencourt Massieu
Aún podríamos recordar sus generosas actividades como miembro del
Seminario de Humanidades Agustín Millares Carlo desde su fundación;
del Claustro Académico del Centro, la Comisión Metodológica de la Ense-ñanza
a Distancia y Coordinadora del Grupo de Trabajo sobre Formación
Ocupacional, o las Jornadas para el Desarrollo Intelectual de la Educación a
Distancia. Tomó parte de la Junta de Filosofía y ciencias de la Educación en
Madrid, desde 1980 y 1990 como Representante Nacional de los Profesores-
Tutores, o incluso la Tutoría Telemática de la UNED en el 2002.
Llama profundamente la atención cómo advirtió la imperiosa necesidad
para el futuro el conocimiento de la Telemática, pues estos saberes cada vez
serían más indispensables para la enseñanza a distancia. Lo captó de tal for-ma
que habiendo asistido a cuatro cursos sobre esta materia a lo largo de 1999
no deja el aprendizaje a lo largo de los siguientes. Tanto, que causó extrañe-za
cuando como directora asistió a reuniones en Madrid y se pretendía acla-rar
la enseñanza de esta materia, tanto al profesorado como al alumnado. Sin
esta herramienta, la UNED quedaría rezagada entre las Universidades a dis-tancia
europeas.
* * *
Cómo y quién fue Mapi 17
Mapi tuvo presente, además, el pensamiento de Ortega y Gasset en su
librito Misión de la Universidad, que sintetizaba: la misión se reduce a expan-dir
saberes y buscar verdades. O sea, enseñar e investigar. María del Pino ini-ció
su labor investigadora con la Memoria de Licenciatura (Tesina) titulada
1965: Inicio y Proceso de la Educación Permanente, que no comento por des-conocerla.
Pensó mucho sobre el tema para su tesis doctoral. Como ya insinué y
dadas sus condiciones, eligió como tema el Colegio de San Agustín. Todo un
acierto, pues era una pera en dulce para quien se acercara al mismo. Ence-rraba
además una doble visión, educación e historia. Así lo manifiesta en el
título de la misma: El Colegio de San Agustín en la Enseñanza Secundaria de
Gran Canaria 1848-1917.
Esa preposición «en» aclara el doble objetivo científico. Sin embargo, una
vez leída la obra, creo que por modestia la remitió a nuestra Isla. En el títu-lo
sobra el «Gran» y el «en». Podría haberse sustituido por una «y», pues en
ella se abarca todo el sistema de la educación secundaria en el Archipiélago.
No sólo es importante por contarnos la vida del Colegio, sino que anima al
estudio de los distintos centros escolares con el fin de valorar el nivel edu-cativo
del Archipiélago en el tránsito de unas islas todavía con notas feudali-zantes
a otras liberales y democráticas. En otras palabras, encontrarnos con
una historia tan hoy al día, que denominamos historia comparada. Como es
lógico y no entro en el contenido tan interesante de la misma, me restrinjo
a recomendar la lectura de una obra que podría titularse Visión de un Cole-gio
por una Hija Predilecta, reduciéndome a los aspectos que más me impre-sionaron.
Una de las claves que analiza es 1842: El Colegio y el Decreto de Puer-tos
Francos. El tránsito de una burguesía agraria a la mercantil. Un colegio
privado frente a un gobierno nacional que niega un Instituto de Enseñanza
Media. Y la «Isla Picuda», que más bien que no hizo nada por su concesión,
porque ya gozaba del mismo como único del archipiélago.
Mapi tuvo suerte pues se encontró en El Museo Canario el total de las
fuentes generadas en los 75 años del colegio. Mucho papel, pero en un caos,
empleó mucho trabajo en ordenarlo y catalogarlo. Labor que se vio compen-sada
porque le permitió articular correctamente para el libro el enorme ma-terial
que encerraba. Desorden que explica el porqué nadie antes se había
acercado a dicho material.
Por otro lado, su quehacer en el Centro de la UNED, la atención domés-tica
y la vida social le ocupaba su tiempo. María del Pino tuvo que proceder
en los ratos libres para llevar adelante tan complejos objetivos, lo que fue
positivo por la lentitud en el progreso y le daba tiempo para reflexionar. Como
dijera Pierre Vilar «un día de investigación y el resto semanal para reflexio-nar
sobre lo investigado». Así llegó a considerar el Colegio como si fuera
suyo, como el Paidía.
18 Antonio de Béthencourt Massieu
Con una prosa limpia y atractiva se enfrenta con el Colegio desde todos
los diferentes puntos de observación. Este libro tiene para mí una enorme
trascendencia. Como entre los más prestigiosos catedráticos designados para
enjuiciarlo, ninguno conoce Canarias, lo que me deparó la suerte de ser de-signado
para presidir el Tribunal que la enjuició. Esto me permitió alguna acla-ración
incluso al Director de la Tesis. Mi entusiasmo por el libro era tal que
cuando regresé pensé que una persona que captaría su trascendencia y se
implicaría en la publicación. Pasé mi ejemplar a Antonio Castellano, enton-ces
director de UNELCO, institución que tuvo la gentileza de darlo a luz en
una edición hermosa y meticulosamente impresa.
El acto de graduación fue en la sede de Madrid. La doctoranda realizó la
defensa sin titubeos, sin una mirada hacia los papeles que tenía delante, con
su inmejorable dicción. Algo espectacular. Fue en 1994 cuando el Jurado ca-lificó
Situación Educativa en Las Palmas de Gran Canaria. El Colegio de San
Agustín, pues fue así como tituló su tesis, con un Sobresaliente cum laude y
tres años más tarde, en1997, se publicó con el título actualizado.
Por el Colegio en sus 75 años pasaron 2.495 alumnos. Un alto porcen-taje
de los mismos cursaron sus carreras universitarias en centros aleja-dos
de las Islas. La gran mayoría regresaron a su tierra. A partir de enton-ces,
los canarios contamos con una serie de profesionales que pusieron sus
saberes a disposición de las necesidades. Ejercieron una modernización
social impagable. Algunos pasaron al servicio del Colegio como Profesores,
sin que faltaran los que elevaron a las Islas Canarias a un nivel de figuras
internacionales. Entre otros, Benito Pérez Galdós y los hermanos León y
Castillo.
En su larga vida no faltaron dificultades siempre sabiamente superadas.
Me refiero al Colegio. Siete locales tuvo el Colegio en sus 75 años. Factor
esencial de dinamización social, pasó la Isla del hambre, pobreza y enferme-dades
a otra que disfruta del librecambio y todo aquél producto de una nue-va
medicina y tecnología a nivel educativo, las letras, artes, etc. camino de
un superior nivel de vida a disfrutar del teatro, la música, etc.
Otro factor inimaginable: Colegio privado con un reglamento modélico.
Afectaba desde el Director al personal de servicio, regulando al profesorado
y, muy especialmente, a sus alumnos. Modelo para el entusiasmo y espíritu
vocacional de quienes enseñaban, alguno sin titulaciones académicas. Rígida
disciplina para poder permanecer en su seno, pues para el progreso conta-ban
sus alumnos con un buen Salón de Estudio en el que permanecían cinco
horas diarias. Tiempo suficiente para el estudio y al tiempo para la lectura
de una nutrida biblioteca que encerraba numerosas obras selectas. Al mis-mo
tiempo, un respeto a la persona. El pupitre de cada uno era sagrado, na-die
se atrevía a hurgar en lo que allí hubiera; libros, escritos, cuadernos, lá-pices,
estilográficas, etc. Igualito que ahora, cargando todos los días con una
pesada mochila.
Cómo y quién fue Mapi 19
A estas claves hay que añadir el carácter y personalidad de un Director,
el que fuera su fundador, don Antonio López Botas, quien trazó las líneas que
acabo de insinuar. Personaje por quien Mapi sintió una admiración sin lími-tes,
explicable dada su vocación por la docencia ¿Cómo no admirar a quién,
amén de sus dotes espectaculares se impuso como indiscutible y empleó en
el Colegio la totalidad de un patrimonio que estaba lejos de ser despreciable?
Son otros muchos aspectos los que encierran la obra magna de la Docto-ra
Marrero Henning, pero creo suficiente con lo dicho, la demostración de
su tarea investigadora. Sólo añadiría que para mí el secreto de la calidad de
El Colegio de San Agustín en la Enseñanza Secundaria de Gran Canaria, 1848-
1917, la clave de su excelencia radica fundamentalmente en el choque de una
persona volcada por algo tan trascendental como la docencia, con otra, en este
caso López Botas, capaz de diseñar y dirigir un Colegio con tanta perfección.
Lógicamente su éxito doctoral mereció una continuidad en la labor inves-tigadora,
pero fue consciente que la carga docente y sus otras muchas obli-gaciones
le cortaban el camino de «buscar verdades». Sin embargo, algunos
ratos sueltos los dedicó a esta tarea, pues alguna vez confesó que en su casa
tenía bastantes materiales de su paso por El Museo Canario. Algunas de es-tas
muestras las tenemos en sus publicaciones y conferencias sobre temas
variados. Por ejemplo, Los comienzos de la Educación en Gran Canaria (1997),
La fundación de la Ermita de San Nicolás de Bari (2004), o, Fortalezas y
20 Antonio de Béthencourt Massieu
piratas en la Ciudad de Las Palmas (2005). Las dos últimas publicadas por el
Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria. El de las Fortalezas es mece-dora
de algunas líneas. Lo redactó como Guía con motivo del Centenario de
la ocupación y derrota de Van Der Does. Su contenido hace referencia a un
itinerario desde el Castillo de La Luz al de San Cristóbal, incluidas las forta-lezas
desaparecidas. Ella misma lo utilizó para explicitar su contenido en las
mañanas de días festivos a varios centenares de muchachos que lo recorrían
en guagua. Las ilustraciones son deliciosas.
También alguna tarde la citaban para alguna conferencia. No se le daba
mal el género de la oratoria, o sea, era una buena conferenciante. Merecen
ser citadas, «La educación de mujer en Las Palmas de Gran Canaria a me-diados
del siglo XIX» (1894), «El nacimiento de la Universidades. La Univer-sidad
de Las Palmas de Gran Canaria» (1998), o «Benito Pérez Galdós, alum-no
de Secundaria y Bellas Artes (1857-1862». Esta última en la inauguración
del Curso 1999-2000 en la UNED.
Como quiera que las palabras se las lleva el viento, tanto las conferen-cias
como las publicaciones que he mencionado más arriba merecería la pena,
en su recuerdo, ser recogidas en un librito para que no se volatilicen defini-tivamente.
Sobre todo, si los originales se encuentran la UNED.
No podía ser de otra manera, al jubilarse como Director del Centro, des-de
1973, don Cristóbal García Blairsy —ahora Director-Gerente de la Fun-
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1. ,r.,¡t4I.'M ;Pal",~.,ji, Ú'"'' 'Gil""';"
Cómo y quién fue Mapi 21
22 Antonio de Béthencourt Massieu
dación Enseñanza Superior a Distancia—, no hubo otra persona que reunie-ra
todos los méritos y conocimientos como Maria del Pino Marrero Henning,
para dirigir el Centro.
Quien haya tenido paciencia de seguirme a lo largo de estas páginas en-tenderán
que no podía ser otra persona, sino ella. No cabe la menor duda de
que fue excelente Directora desde que ocupara el cargo en Septiembre de
2005, hasta un par de días antes de su fallecimiento. Llevó adelante esta com-plicada
nave con tal acierto y aplauso, no sólo de los alumnos y profesores-tutores
y personal administrativo, incluso de las autoridades de la Sede Cen-tral,
o sea de su Rector y equipo de gobierno. Creo que lo más complejo fue
y sigue siendo el tránsito estructural de la UNED. Ha sufrido una transfor-mación
radical con la finalidad de aprovechar las nuevas tecnologías y adap-tarse
a las directrices emanadas del Espacio Europeo de Educación Superior.
Proceso que está en marcha y en el que la labor realizada por nuestro Cen-tro
goza de un papel muy satisfactorio.
Indudablemente, sin embargo, lo más valioso e intrincado de su dirección
fue su continua presencia y gobierno sin mostrar ningún sufrimiento mien-tras
luchaba con la enfermedad más feroz hasta pocos días antes de abando-narnos.
Se necesita tener temple de hierro para quien nos visitaba cotidia-
Cómo y quién fue Mapi 23
namente, decía y preguntaba cosas y hasta el último instante, siempre con la
sonrisa en los labios, a pesar del sufrimiento que demacraba su rostro. Una
muestra de su envidiable carácter, según mi entender, es el que según pasa-ban
los días su presencia en el Centro era cada vez más asidua y cotidiana,
incluso las tardes que no tenía alumnos. Era como un refugio donde al en-trar
en actividad olvidaba su situación y hasta las dolencias, pues el manejo
de su ordenador, las directrices convenientes dadas a Isabel (Secretaria del
Centro por quien sentía una especial amistad y confianza) fueron de tal acierto,
que una vez que nos faltó, dicho Centro caminó como la seda durante el lap-so
no corto de tiempo hasta la toma de posesión del nuevo Director, el Doc-tor
José Antonio Muñoz Blanco.
* * *
Hasta aquí su carrera docente, como pedagoga, su corona como el docto-rado
y la aplicación de su labor como Profesora-Tutora, orientadora y Direc-tora
del Centro Asociado de la UNED de Las Palmas de Gran Canaria. Pero
la personalidad de Mapi no podía por su naturaleza enclaustrarse en su que-rida
Institución. Lógicamente, dado su carácter expansivo se sintió obligada
a realizar toda clase de actividades culturales que al propio tiempo que le com-placían
a ella, mejoraron el entorno social de nuestra Isla.
24 Antonio de Béthencourt Massieu
Si bien dio cursos y conferencias de interés en la UNED, no le faltaron oca-siones
y llamadas para impartirlas en otras Instituciones. Entre los cursos, los
dictados en el Colegio Universitario de Las Palmas: «Estrategias, metodología
y recursos didácticos», (1983-1984), «Técnicas de trabajo intelectual», en el
INBAD (1994-1995 y 1995-1996) y el de posgrado «Especialización de la Edu-cación
Infantil», organizado por el Ministerio de Educación , de 1998 al 2002.
Como quiera que páginas atrás expusimos sus dotes de la palabra oral en
las conferencias pronunciadas en el Centro de UNED, podríamos añadir las
dadas en entidades como la Escuela Superior de Turismo, la Cooperativa LDA
Familiar Canaria de Enseñanza, «Actitud ante los estudios universitarios»
(1998), amén de los solicitados y publicados por el Excmo. Ayuntamiento de
Las Palmas de Gran Canaria que ya he citado entre las publicaciones.
A la práctica de estos géneros no faltan otros servicios a las Institucio-nes.
Merece la pena destacar las de mayor categoría, incluso por los años de
servicio, como fueron los de Vicesecretaria y Secretaria de El Museo Cana-rio
(2003-2006 y 2006-2009), que tanto apreciaba. O Vocal Técnico de la Con-cejalía
de Cultura del Ayuntamiento, desde 1999 hasta 2007, al que prestó
otros servicios.
Aún podríamos agregar algunos de no tanta categoría, aunque suponen
esfuerzo y horas de lectura, como la presentación de libros o formar parte
de Tribunales de Tesis Doctorales.
Si tenemos en cuenta todo lo anterior no queda otra opinión que consi-derar
en María del Pino una carrera perfecta, un magisterio intachable y una
capacidad de solidaridad puesta al servicio de una superación intelectual de
la sociedad insular. Quizá se viera implicada en semejante batalla por una
doble personalidad: su vocación docente y preocupación por buscar una me-jora
de sus conciudadanos, de la que tanta necesidad había. Pero en la vida
de esta entrañable personalidad coexistía, como no podía ser de otra mane-ra,
la entrega por su entorno familiar, relación exquisita con sus amistades y
asistencia a quienes se le acercaban.
Tras este cuadro sobre la docencia, la investigación y el estar al día, so-bre
su dedicación y solidaridad, pensará el lector que no la conociese una
persona seria, enclaustrada en la lectura y progreso de sus discípulos. Gra-ve
equivocación. Poseía por el contrario un carácter abierto, pletórico de sim-patía
y emitiendo por todos sus poros raudales de su buen humor. Era pues,
festiva, dotada de una extrema sociabilidad difícil de alcanzar para una mujer
dotada de tan variadas virtudes.
De éstas, lo primero y esencial su amor por la familia. La próxima y la
colateral. Vivió pendiente de todos los suyos que en todo momento procura-ba
fueran felices. Si somos justos, aunque esto se va perdiendo, era la per-fecta
ama de casa. No se le escapaba ningún detalle. Parece imposible con
una vida tan atareada, tener la virtud de estar al pie del cañón cada mañana
desde las seis de la madrugada. Todo previsto y todo a punto. Lo podía cer-
Cómo y quién fue Mapi 25
tificar Alejandro su esposo —para ella «Ramírez»—, aquél que le contemplaba
con admiración cuando aún estaba en la cuna. Sonrisa que después se man-tendría
a lo largo de su etapa conyugal. También sus retoños, Alejandro y
Pablo, a quienes orientó en sus vidas, incluso en la universitaria. Odontólo-gos
como el padre, completaron con éxito sus carreras y continuaron sus es-pecialidades
con «másters» en Estados Unidos. Si la madre los empujó, el
padre fue el modelo al que necesariamente imitaron en su profesión. Recuerdo
que algún día festivo, cuando nos encontrábamos al final de la jornada, Mapì
aparecía con una cara de felicidad superior a la normal. Se había pasado las
horas de la tarde en conversación y plática con alguno de sus hijos.
Con relación a quienes se le acercaban, aún poseía otras dotes, la del con-sejo,
pues encontraba soluciones para los que acudían con algún problema.
Alumnos, profesores, amigos, conocidos, etc., pues incluso a mí alguna vez
me los ofreció incluso sin yo solicitarlos. Una tarde me acerqué a su despa-cho
de Profesora-Tutora. Se encontraba con un alumno entrado en años. Me
dijo «cuando termine paso por el Seminario». El pobre se encontraba con
problemas que le tenían preocupado. Seguro que salió reconfortado.
Disfrutábamos sin medida nuestra auténtica pandilla. Lo mismo organi-zaba
un espectacular almuerzo en su casa que una excursión en guagua, en
26 Antonio de Béthencourt Massieu
ruta hacia hermosos paisajes o interesante pasado. Tampoco faltaban reunio-nes
en locales donde éramos muy conocidos, o en fincas o casas que permi-tían
la buena pitanza, los cánticos, guitarras, etc., sin faltar un buen vino tin-to.
Y siempre la organizadora era María del Pino. También, al tiempo, no
faltaba el cambio de impresiones y debates sobre temas serios, o el paseo por
donde había algo que aprender, o enseñar.
Nunca olvidaré las ocasiones en las que el objetivo principal, y bajo la di-rección
de Rosa Schlueter, era interesarse del gran valor de la necrópolis de
Arteara. Rosa llevaba dos docenas de años explorando estas más de setecien-tos
impresionantes cistas para enterramientos. Esta arqueóloga por vocación
hace referencia a este complejo enterramiento en un atractivo libro, La Ne-crópolis
de Arteara, dedicado precisamente a María del Pino Marrero.
Además de a los amigos, siempre atendía a centenares de conocidos. No
fallaba un nombre, ni la profesión, ni otros detalles familiares. Su trato y gen-tileza
atraían a cuantos con ella se cruzaban. Brillaba en actos sociales y en
todos y cada uno procuraba, además de saludar, sostener un cambio de im-presiones
que nunca acababa, pues había otros que interrumpían. Y todo esto,
sin que le faltara el móvil que siempre atendía, o llamaba para alguna suge-rencia
que le viniera a la mente.
Aún queremos dejar en estas páginas una aproximación a todas las virtu-des
que encerraba María del Pino. Solamente quisiera aludir a una, la niña que
contemplaba en el Muro Marrero al que con los años sería su marido. Disfru-
Cómo y quién fue Mapi 27
tó de una infancia feliz y recibió mimos y caricias, entre otras cosas, por su
gran belleza. Esa misma hermosura que acapara la mujer canaria. Tal fue la
suya belleza que motivó su designación como Miss Real Club Náutico de Gran
Canaria en 1961 y ser nombrada Reina de los Juegos Florales organizados por
el Gabinete Literario y celebrados fastuosamente en el Teatro Pérez Galdós
en el mismo año en los que actuó de Mantenedor Gerardo Diego, siendo el
ganador de la Flor Natural el poeta grancanario Agustín Millares Sall.
Una belleza que conservó a pesar de sobrevenirle el más duro de los
males. Si en lo bueno no fue presuntuosa, su larga y penosa dolencia la so-portó
sin desmayo, sufriendo durísimos tratamientos con una fortaleza po-cas
veces conocida, sin mostrarnos jamás sus sufrimientos. Hasta el final
mantuvo su sonrisa y brillaron sus ojos tan bellos que reflejaban una energía
sin límites. Como buena cristiana, no dudaba muchos domingos en acudir en
guagua a Teror para rogarle auxilio a su Patrona, Nuestra Señora del Pino.
Entereza y sapiencia, pues según resaltó don Ricardo, el párroco de San Tel-mo
en sus funerales, en la postrera conversación que tuvo con ella, Mapi le
dijo simplemente «ha llegado la hora». Creo sinceramente que con esas pa-labras,
esas solemnes y sobrecogedoras palabras, podríamos dar fin a Cómo
y quién fue Mapi.
Pero como algunos pensamos que era merecedora de un singular galar-dón,
solicité al Excmo. Sr. Alcalde de la Ciudad que fuera nombrada Hija Pre-dilecta
de la misma, aunque «a título póstumo». Galardón merecido pues en-tre
los solicitantes contamos con seis Instituciones y 1.842 firmas de personas
de todas las clases sociales.
Finalmente, tras entender cómo y quién fue Mapi procuraremos que sea
un modelo de vida a imitar y esperamos con seguridad que tanta labor y ca-riño
le haya merecido un eterno descanso al cual aspiró no sólo en sus últi-mos
momentos.
Valldemosa, agosto de 2009.
28 Antonio de Béthencourt Massieu