Las visitas de Agustín Millares Carlo
a Santa Cruz de La Palma (Canarias)
MANUEL POGGIO CAPOTE
LUIS REGUEIRA BENÍTEZ
I.E.S. Siete Palmas
(Las Palmas de Gran Canaria)
Boletín Millares Carlo, núm. 27. Centro Asociado UNED. Las Palmas de Gran Canaria, 2008.
Resumen: Las numerosas disciplinas en las que desarrolló su actividad intelectual Agus-tín
Millares Carlo (1893-1980) desembocaron en unos constantes desplazamientos acadé-micos
a numerosos puntos de la geografía española e iberoamericana. Con el objetivo de
estudiar algunos de estos desplazamientos se han rescatado sus visitas a Santa Cruz de La
Palma (Canarias, España) efectuadas en 1930, 1958 y 1978. Entre las aportaciones efectua-das
se deben subrayar la enorme tenacidad de Millares para localizar cualquier dato desti-nado
a su monografía Biobibliografía de escritores canarios (siglos XVI, XVII y XVIII) o el res-cate
de un segundo viaje a España en 1958 desde su forzado exilio mexicano.
Palabras clave: exilo español; Sociedad Cosmológica; El Museo Canario; Antonino Pes-tana
Rodríguez; Tomás Felipe Camacho; Félix Poggio Lorenzo; Rafael Caldera Rodríguez.
Abstract: The various disciplines in which Agustín Millares Carlo (1893-1980) develo-ped
his intellectual activity made him to travel to numerous points of the Spanish and Ibe-ro-
American geography with academic purposes. In order to study some of these displace-ments,
they have been rescued his visits to Santa Cruz de La Palma (Canaries, Spain) made
in 1930, 1958 and 1978. Among the contributions of the article they should be underlined
the enormous tenacity of Millares to locate any data for his monograph Biobibliografía de
escritores canarios (siglos XVI, XVII y XVIII) or the rescue of a second trip to Spain in 1958 from
his Mexican forced exile.
Key words: Spanish exile; Sociedad Cosmológica; El Museo Canario; Antonino Pesta-na
Rodríguez; Tomás Felipe Camacho; Félix Poggio Lorenzo; Rafael Caldera Rodríguez.
1. INTRODUCCIÓN
Para el estudio de las múltiples facetas desarrolladas a lo largo de su ca-rrera
por Agustín Millares Carlo se dispone de un abundante material biblio-
18 Manuel Poggio Capote y Luis Regueira Benítez
gráfico. En la actualidad son numerosas las referencias acerca de cuestiones
de muy diversa naturaleza centradas en la vida y obra del enunciado investi-gador.
Prueba de ello ha sido la edición desde 1980 del Boletín Millares Car-lo,
publicado por Seminario de Humanidades que lleva su nombre como ho-menaje
a su memoria y que se adscribe al Centro Asociado de la UNED de
Las Palmas. Entre las más de 6.000 páginas impresas por esta revista se cuen-ta
con unas 1.250 dedicadas a abordar las múltiples contribuciones de este
humanista en disciplinas como la archivística, la bibliografía, la filología, la
historia, la paleografía y la diplomática. Incluso, el mismo Boletín ha tributa-do
cuatro números especiales dedicados a diversos aspectos de la vida y obra
de don Agustín. Del mismo modo que esta iniciativa, la elaboración de la te-sis
doctoral de Moreiro González consagrada a desglosar la figura de Milla-res
sirvió tanto para poner en orden su trayectoria vital como para exhumar
abundantes datos personales del eminente profesor1. En fecha más reciente
ha sido creado por el propio Seminario, con el patrocinio del Gobierno de
Canarias y de la Fundación de Enseñanza Superior a Distancia, el Premio
Internacional Agustín Millares Carlo de Investigación en Humanidades.
En la vertiente opuesta se debe hacer hincapié en la pérdida de buena
parte de los papeles personales de don Agustín. Las distintas vicisitudes que
padeció Millares (exilio en México, traslado a Venezuela y vuelta a España)
propiciaron el extravío de muchos de ellos. A la muerte del investigador, al-gunos
de sus documentos, especialmente impresos y algunos manuscritos de
obras inacabadas, fueron donados por sus hijas Mercedes y Asunción Milla-res
Bravo al citado centro de la UNED, donde se incorporaron al fondo que
don Agustín había creado en El Museo Canario, dentro del Seminario de Fi-lología,
y que había sido trasladado a la citada institución académica a finales
de los años 702. Al mismo fondo se sumaron más tarde algunas cartas y re-cortes
de prensa donados por Agustín Millares Sall3 y por otros investigado-res,
especialmente después de la campaña emprendida en 1993 para la recu-peración
de su legado epistolar.
No cabe duda de que la vida de cualquier individuo se encuentra jalona-da
de múltiples acontecimientos, quedando siempre aspectos por analizar.
Desde una perspectiva temporal, además, es casi imposible dilucidar algunos
temas menores. Con frecuencia, el valor de estas aportaciones suele ser
meramente anecdótico. Éste podría ser el caso de las visitas de Millares Carlo
a Santa Cruz de La Palma (Canarias), a cuyo seno el profesor no acudió más
1 Moreiro González, José Antonio, Agustín Millares Carlo: el hombre y el sabio. Cana-rias:
Viceconsejería de Cultura y Deportes, 1989.
2 López, María Blanca, «Breve avance descriptivo del depósito “Millares Carlo”». Bole-tín
Millares Carlo, n. 1 (junio de 1980), pp. 227-233.
3 Seminario de Filología Agustín Millares Carlo, «Memoria del curso académico 1980-
1981». Boletín Millares Carlo, n. 4 (diciembre 1981), p. 392.
Las visitas de Agustín Millares Carlo a Santa Cruz de La Palma (Canarias) 19
que en contadas ocasiones. Con los datos reunidos se puede afirmar que don
Agustín estuvo al menos tres veces en la capital palmera (1930, 1958 y 1978).
En ninguno de los casos prolongó su estancia más que un breve lapso de tiem-po:
sólo una jornada en cada ocasión. Sin embargo, el intenso trabajo efec-tuado
en las dos primeras visitas que Millares transitó por La Palma por una
parte, así como la plasmación de estas pesquisas en uno de sus libros esen-ciales
como fue la Biobibliografía de escritores canarios (siglos XVI, XVII y XVIII)
por otra, nos ha incitado a rastrear las huellas palmeras del polígrafo cana-rio.
Con anterioridad ya nos habíamos ocupado de estas vicisitudes: primero
en una nota a pie de página en un artículo de corte biblioteconómico publi-cado
en 20054, y más tarde en dos colaboraciones aparecidas a comienzos de
2008 en la prensa diaria regional5.
2. LA ESCALA MARÍTIMA DE 1930
En 1929, Millares Carlo ganó el Premio de Bibliografía de la Biblioteca
Nacional de España con el trabajo titulado Ensayo de una bio-bibliografía de
escritores naturales de las islas Canarias (siglos XVI, XVII y XVIII)6. A pesar del
galardón obtenido, la vocación científica de Millares le condujo —con vistas
a una posterior edición— a completar de la manera más minuciosa las en-tradas
de su repertorio. Un claro testimonio de esta labor fue una escala
marítima de Millares en la capital palmera, en concreto durante la primave-ra
de 1930, en el trayecto de un viaje desde la península hasta Las Palmas
de Gran Canaria. En la misma aprovechó las horas de estancia para acome-ter
algunas indagaciones. En el diario local El tiempo, en su edición del 23
de mayo, se recogió noticia de su llegada a Santa Cruz de La Palma. Enton-ces
se reseñó escuetamente en la portada de la expresada cabecera perio-dística:
«De paso para Las Palmas ha llegado hoy de Madrid el joven ilustre
catedrático de la Universidad Central don Agustín Millares Carló, a quien
hemos tenido el gusto de saludar»7.
En aquella escala don Agustín dirigió su mirada a la Biblioteca Cervan-
4 Regueira Benítez, Luis, Poggio Capote, Manuel, «Bibliografía de bibliografías cana-rias
». Cartas diferentes: revista canaria de patrimonio documental, n. 1 (2005), pp. 27-116,
nota 46 en p. 52.
5 Poggio Capote, Manuel, Regueira Benítez, Luis, «Millares Carlo y los ecos de su tra-bajo
bibliográfico en La Palma». Diario de avisos (Santa Cruz de Tenerife, 23 de enero de
2008), p. 19; Idem. «Febrero de 1958: Agustín Millares Carlo en Santa Cruz de La Palma».
Diario de avisos (Santa Cruz de Tenerife, 30 de enero de 2008), p. 17.
6 Delgado Casado, Juan, Un siglo de bibliografía en España: los concursos bibliográficos
de la Biblioteca nacional (1857-1953). Madrid: Ollero y Ramos, D.L. 2001, t. II, pp. 590-599.
7 «Agustín Millares Carlo», El tiempo (Santa Cruz de La Palma, 23 de mayo de 1930),
p. [1].
20 Manuel Poggio Capote y Luis Regueira Benítez
tes de la Sociedad Cosmológica. Los fondos cosmológicos contaban desde
hacía algunas décadas con una sobresaliente colección de impresos y manus-critos.
Es lógico, por tanto, que entre las dependencias de La Cosmológica
Millares se detuviera durante un buen rato para curiosear libros y documen-tos.
Así, en el Libro de visitas quedaron anotadas la firma, la rúbrica y la fe-cha
de la visita («mayo de 1930»)8. El hecho más relevante de todo ello es
que nos muestra algunos rasgos intelectuales del profesor canario, precisan-do,
compilando y ampliando fuentes para corregir el trabajo galardonado en
el marco de una breve escala naval. Incluso, también es muy posible que to-mara
referencias con destino a otra investigación que tenía en curso, titula-da
Ensayo de una tipografía canaria, un trabajo tipobibliográfico que fue pre-sentado
al premio de la Biblioteca Nacional de 1932 y que, aunque no se hizo
con el galardón, mereció que el tribunal aconsejara recompensarlo9. Más tarde
este manuscrito, hoy desaparecido, sirvió de fuente de información para la
Tipografía canaria de Antonio Vizcaya Cárpenter.
La publicación del Ensayo en 1932 fue una noticia que tuvo cierto calado
social en el archipiélago. Sobre esta cuestión es necesario recordar que el
Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma acordó por unanimidad en el ple-no
de 29 de abril de 1932 la compra de una decena de ejemplares de la obra10.
Con anterioridad, Millares había enviado una misiva al consistorio capitalino
en la que ofrecía su libro al precio de treinta y cinco pesetas. El 28 de julio
siguiente el concejo municipal acordó en otro pleno ceder media docena de
los ejemplares adquiridos a las salas de lectura y bibliotecas de las socieda-des
locales Nuevo Club11, Círculo de Instrucción y Recreo, Juventud Repu-blicana,
Urceolo Obrero, Juventud Ideal y La Cosmológica12. En la actualidad
se han conseguido localizar algunos de estos volúmenes en el Centro Aso-ciado
de la Universidad Nacional de Educación a Distancia «Valeriano Fernán-dez
Ferraz» en Santa Cruz de La Palma, biblioteca Cervantes de la Sociedad
Cosmológica y Real Nuevo Club.
De manera paralela a como había acontecido en La Palma, el resto de las
islas acogieron la edición de esta monografía con vivo entusiasmo. Baste
8 Archivo Sociedad Cosmológica (Santa Cruz de La Palma) (ASC). Libro de visitas,
f. [4]v.
9 Delgado Casado, Juan, op. cit.
10 Archivo Municipal de Santa Cruz de La Palma (AMSCP), Libro de actas (1931-1932),
f. 138v.
11 Sobre esta biblioteca, véase: Regueira Benítez, Luis, Poggio Capote, Manuel, «La bi-blioteca
del Real Club Náutico». En: Pasos de un siglo: Real Nuevo Club Náutico de Santa
Cruz de La Palma (1904-2004). Santa Cruz de La Palma: Caja General de Ahorros de Ca-narias;
Cabildo Insular de La Palma, 2005, pp. 265-282. Nótese cómo durante la República
aparece denominada esta sociedad en las actas municipales como «Nuevo Club», a pesar de
que en 1906 le fue otorgado el nominativo de «real» por Alfonso XIII (Real Nuevo Club).
12 AMSCP. Libro de actas (1931-1932), ff. 157r-157v.
Las visitas de Agustín Millares Carlo a Santa Cruz de La Palma (Canarias) 21
apuntar el homenaje que organizó El Museo Canario a Millares. En la pre-paración
de este acto se requirió el apoyo de algunas de las principales ins-tituciones
administrativas y culturales de Canarias, tal y como queda refleja-do
en el correspondiente expediente que se guarda en la entidad museística13.
Curiosamente, la documentación conservada relativa a este homenaje se cen-tra
casi exclusivamente en La Palma, siendo del Cabildo Insular de La Go-mera
el único documento no palmero de adhesión al acto. En La Palma, nu-merosas
entidades, alentadas por el erudito Antonino Pestana, mostraron su
adhesión al evento anunciando su respaldo económico y el envío de un re-presentante.
En este sentido se manifestaron el Cabildo Insular, el Ayunta-miento
de Santa Cruz de La Palma, el de Los Llanos de Aridane, la Socie-dad
Cosmológica, la Real Sociedad Económica de Amigos del País, la Sociedad
Instructiva y Benéfica Juventud Ideal y la Juventud Fraternal de Breña Baja,
aunque ésta última entidad sólo formalizase su contribución de manera no-minativa,
dado que la penuria de sus recursos no le permitía aportar finan-ciación
ni tampoco enviar representante alguno al acto, que había de celebrar-se
en Gran Canaria. Además, tenemos noticias de que Pestana había
contactado también con la sociedad Díaz Pimienta de Tazacorte y con la Cá-mara
de Comercio, Industria y Navegación de la isla, aunque no ha quedado
constancia de su participación.
De las gestiones realizadas por las instituciones palmeras para participar
en el acto se puede apuntar la adhesión del Cabildo Insular por decisión de
su Comisión Gestora en sesión del 5 de noviembre de 1932, aunque pospon-dría
la elección de su representante en el homenaje. El ayuntamiento capi-talino,
por su parte, en la sesión del 7 de noviembre14, designaría a Antonio
Santiago Casañas como delegado del edil en los fastos laudatorios que se pla-neaban,
aunque esta decisión no consta en el libro municipal de actas hasta
el 12 de diciembre15. La Sociedad Cosmológica nombró su representante a
Felipe Suárez Falcón, según oficio del 12 de octubre, y la sociedad Juventud
Ideal hizo nombramiento de Federico León Santanach, tal como comunicó por
la misma vía el 4 de diciembre. El consistorio llanense (en sesión ordinaria
del 19 de noviembre) y la Sociedad Económica, por su parte, delegaron su
representación en el presidente accidental de El Museo Canario, Eduardo
Benítez Inglott. Todas estas instituciones, por indicación de los organizado-res,
enviaron la cantidad de cuarenta pesetas cada una para costear la placa
conmemorativa que se entregaría al homenajeado, que estaría «encerrada en
un marco de madera indígena, tallada, con los motivos de las ‘pintaderas’
guanches». El Cabildo de La Gomera, sin embargo, anunció el envío de la
mitad de esta cantidad.
13 El Museo Canario (EMC). 1932, Homenaje a Agustín Millares Carlo. ES 35001
AMC/AMC 3317.
14 Idem.
15 AMSCP. Libro de actas (1932-1933), f. 11r.
22 Manuel Poggio Capote y Luis Regueira Benítez
Si bien finalmente este ambicioso homenaje no se llegó a efectuar debi-do
a la prolongada ausencia en el archipiélago de su acreedor, se debe incidir
en que a partir de 1933 las relaciones de Millares Carlo con las islas se es-trecharon.
Cabría apuntar que ese mismo año el ilustre profesor se hizo car-go
de la dirección de la revista El Museo Canario, órgano de la sociedad del
mismo nombre. En las páginas de esta publicación colaboraría casi de inmedia-to
el filólogo y etnógrafo palmero José Pérez Vidal (1907-1990), quien en Ma-drid
había mantenido asiduos contactos con Millares16. Por su parte, desde La
Palma, el pleno de Santa Cruz, reunido el 26 de diciembre, volvió a acordar
la adquisición de un ejemplar de otra obra de Millares: el Tratado de paleo-grafía
española (esta vez a un precio de cuarenta y cinco pesetas)17.
Sin embargo, el estallido de la guerra civil española en 1936 transformó de
manera drástica la vida de Millares y sus relaciones con Canarias. Las nuevas
circunstancias quebraron España y el exilio se tornó para el académico en ca-mino
impuesto. En México, Millares tuvo que reiniciar su carrera profesional,
pero en este nuevo ciclo no olvidó el proyecto de continuar compilando las
obras escritas por isleños, labor que pudo proseguir gracias al material que ya
había conseguido reunir y al contacto permanente con algunos de sus paisanos.
3. UN PRIMER REGRESO A CANARIAS EN 1958
Es incuestionable que desde el mismo momento de su arribada al conti-nente
americano, Millares prosiguió el rastreo de todos los escritores insu-lares
nacidos hasta el año de 1800. Una buena muestra fue la publicación en
diciembre de 1940 de un modesto artículo acerca de la figura del religioso
agustino fray Matías de Escobar. El trabajo lo dio a la luz en la revista ar-gentina
Canarias, y en él su autor cerraba el texto con una clara añoranza
de la patria perdida: «Agustín Millares Carlo, catedrático de la Universidad
de Madrid, México D.F., agosto de 1940»18. La procedencia de Matías de Es-cobar
fue revelada desde aquellas líneas por Millares. Asimismo, el contacto
con otros paisanos le facilitó junto a Antonio Fleitas Santana la publicación
en La Habana de una reedición refundida y anotada de la Historia general de
las islas Canarias de Agustín Millares Torres. Esta versión salió de las pren-sas
en 1945 y contó con el apoyo de la colonia isleña en Cuba19. No en vano,
16 López, Elsa, Cea, Antonio, José Pérez Vidal: una larga entrevista. Santa Cruz de La
Palma: Cabildo Insular de La Palma, 2007, p. 92. Otras referencias de los contactos en-tre
estos dos investigadores en las páginas 87, 97-98, 101 y 105.
17 AMSCP. Libro de actas (1933-1934), f. 75v.
18 Millares Carlo, Agustín, «Fray Matías Escobar, escritor canario». Canarias (diciem-bre,
1940), pp. 7-8. Reproducido en: El Museo Canario, n. 49-52 (1954), pp. 105-106.
19 Millares Torres, Agustín, Historia general de las islas Canarias. Refundición, prólogo,
notas y adiciones por Agustín Millares Carlo y Antonio Fleitas Santana; epílogo de Tomás
Felipe Camacho. La Habana: Selecta, 1945.
Las visitas de Agustín Millares Carlo a Santa Cruz de La Palma (Canarias) 23
el poeta y jurista palmero Tomás Felipe Camacho (1886-1961) redactó el epí-logo
de aquella edición. Felipe era entonces un reputado abogado adscrito al
Colegio de La Habana, de saneada fortuna y presidente de la Asociación Ca-naria
de Cuba. Lo que aún no sabemos es si colaboró con su peculio en la
edición.
Desde su obligado exilio americano, Millares consiguió en 1952 realizar
un primer viaje a España. Permaneció en nuestro país durante más de seis
meses, intervalo que aprovechó para solicitar la readmisión en su cátedra
madrileña de Paleografía. A pesar de que por él intercedió el palmero Blas
Pérez González (1898-1978), entonces ministro de la Gobernación además de
bibliófilo, nada se consiguió resolver a su favor20, y finalmente hubo de vol-ver
a tierras americanas.
Durante el año de 1958 don Agustín realizó dos nuevos viajes a España.
Las biografías publicadas acerca de Millares únicamente recogen una de ellas,
cuando describen cómo el erudito canario partió de la capital mexicana a fi-nales
de ese año en un barco con destino a Bremen, y cómo desde allí se
desplazó a Madrid. No obstante, con anterioridad, en los primeros meses de
1958, Millares había efectuado otra marcha a nuestro país. En este despla-zamiento
aprovechó para realizar algunas investigaciones en archivos como
el de Simancas e impartir varias conferencias en las universidades de Ma-drid,
Barcelona y Granada. En medio de este periplo académico, Millares
Carlo aprovechó unas semanas para acercarse a Gran Canaria, a donde llegó
en avión el 17 de enero de 195821 con la intención de permanecer allí un mes.
Como no podía ser de otra manera, Millares fue agasajado en su tierra con
homenajes, comidas y no pocos halagos en la prensa, y El Museo Canario,
donde pronunció dos exitosas conferencias22, preparó una exposición de las
obras que había publicado durante su estancia fuera de su patria. Sin embar-go,
el destino de su viaje no era este baño de multitudes; en una entrevista
con Pedro González-Sosa relata claramente el motivo que lo trajo de regre-
20 Rumeu de Armas, Antonio, «El retorno de Agustín Millares a España desde el exilio
en 1952». Anuario de estudios atlánticos, n. 53 (2007), pp. 447-453.
21 «Llegó ayer el Dr. Millares Carlo». Diario de Las Palmas (Las Palmas de Gran Cana-ria,
18 de enero de 1958), p. 5.
22 La primera de estas conferencias, impartida en 31 de enero, versó sobre «Menéndez
Pelayo y la poesía hispanoamericana»; la segunda llevó por título «Pasado y presente de la
bibliografía en Hispanoamérica», y fue dictada el 12 de febrero, un día antes de que don
Agustín dejara el archipiélago y partiera a Granada, vía Madrid. «D. Agustín Millares Carló
disertó ayer en el Museo Canario». Diario de Las Palmas (Las Palmas de Gran Canaria, 1
de febrero de 1958), p. 5. «Conferencia de D. Agustín Millares Carló en el Museo Canario»
Falange (Las Palmas de Gran Canaria, 1 de febrero de 1958), p. 2. «Segunda y última con-ferencia
del profesor Agustín Millares Carló, que esta tarde regresará a Madrid». Diario de
Las Palmas (Las Palmas de Gran Canaria, 12 de febrero de 1958), p. 5. «Segunda conferencia
de don Agustín Millares Carlo». Falange (Las Palmas de Gran Canaria, 12 de febrero de
1958), p. 2.
24 Manuel Poggio Capote y Luis Regueira Benítez
so: «Completar la nueva edición del Ensayo de una bio-bibliografía de escri-tores
naturales de las islas Canarias [...], pues desde 1932 en que se hizo la
primera edición, han llovido muchos nuevos escritores que aumentar»23. Mi-llares
tenía la intención de publicar esta segunda edición antes de que ter-minara
aquel año, como manifestó en otra entrevista periodística a Luis Jor-ge
Ramírez24, pero finalmente el proyecto no prosperó y hubo de esperar
hasta 1975 para que se publicara el primero de los seis volúmenes. El últi-mo
no vería la luz hasta 1992, doce años después de la muerte de su autor.
Una vez perfiladas las pesquisas en la capital grancanaria, el día 2 de fe-brero
de 1958 Millares decide partir hacia Tenerife con el objetivo de inda-gar
por espacio de una semana en los principales fondos documentales y bi-bliográficos
de aquella isla25. Pero cuando se halla trabajando en Tenerife, de
manera improvisada decide aprovechar el correíllo y trasladarse hasta La
Palma. Allí residía desde octubre de 1956 su hermano Juan Millares Carló,
que ocupaba plaza de profesor auxiliar de literatura en el Instituto Nacional
de Enseñanza Media y que ascendería al cargo de profesor adjunto numera-rio
el 30 de septiembre de 195826, aunque de hecho no pudiera ejercer su
magisterio tras haber perdido la voz en una delicada intervención laríngea27.
El periódico Diario de avisos recogió en su edición del 7 de febrero la llega-da
a Santa Cruz de La Palma de Agustín Millares junto al empleado de El
Museo Canario José Naranjo Suárez y su amigo y colaborador Manuel Her-nández
Suárez28. Los viajeros debieron de llegar el día anterior, y no sabe-mos
si compartieron alojamiento en la pensión que ocupaban Juan Millares
y su esposa, ya que sólo permanecieron por una jornada en la capital palme-ra.
No obstante, estos últimos datos hay que tomarlos con cautela dado que
no contamos con ninguna referencia sobre el hospedaje.
Lo que sí queda claro una vez más es el motivo del desplazamiento de
Millares a La Palma: la preparación de la nueva versión de la Biobibliografía
de escritores canarios. En la capital insular se acercó de nuevo a los salones
23 González-Sosa, Pedro, «Aquí y ahora... con el profesor Millares». Falange (Las Pal-mas
de Gran Canaria, 18 de enero de 1958), p. 2.
24 Jorge Ramírez, Luis, «La segunda edición de la Biobibliografía de escritores canarios
será publicada este mismo año: don Agustín Millares Carlo nos habla del Archivo de la In-quisición
de Canarias, recientemente rescatado». Diario de Las Palmas (Las Palmas de Gran
Canaria, 6 de febrero de 1958), p. 5.
25 «Ecos de sociedad: viajeros». Diario de Las Palmas (Las Palmas de Gran Canaria, 3 de
febrero de 1958), p. 3.
26 Archivo del Instituto Alonso Pérez Díaz (Santa Cruz de La Palma) (AIESAPD). Actas
de toma de posesión (1954-1967), ff. 21r-21v.
27 Millares, Selena, «Juan Millares Carló: las sílabas del silencio». En: Millares Carló,
Juan. Obras completas. Las Palmas de Gran Canaria: Gobierno de Canarias. Dirección Ge-neral
del Libro, Archivos y Bibliotecas; Cabildo de Gran Canaria, 2007, vol. 1, pp. 77-78.
28 «Noticias sociales: viajeros». Diario de avisos (Santa Cruz de La Palma, 7 de febrero
de 1958), p. [2].
Las visitas de Agustín Millares Carlo a Santa Cruz de La Palma (Canarias) 25
de la Sociedad Cosmológica, donde aprovechó para tomar notas junto a Her-nández
y Naranjo, y suponemos que también junto a su hermano Juan. En el
libro de visitas de la prenotada entidad escribió: «A la Sociedad Cosmológica
de Santa Cruz de La Palma, en testimonio de gratitud por las muchas aten-ciones
recibidas en este rápido viaje de exploración bibliográfica»29. En es-tas
fechas se encontraban a cargo de la Biblioteca Cervantes de La Cosmo-lógica
Régulo Arozena (bibliotecario), Manuel Henríquez Pérez y Antonio
Ramos Ramos (secretarios), y Domingo Acosta Pérez (ayudante)30. En San-ta
Cruz de La Palma penetró asimismo en el interior de algún archivo parti-cular.
Ese fue el caso de los papeles familiares de Félix Poggio Lorenzo (1904-
1971), entonces director del mencionado rotativo local Diario de avisos.
La línea de investigación de Millares en La Palma se redujo sustancial-mente
a los antiguos escritores palmeros. De este modo compiló apuntes
sobre Domingo Pantaleón Álvarez de Abréu (1683-1763), Pedro Álvarez de
Lugo y Usodemar (1628-1706), Isidoro Arteaga de la Guerra (siglo XVIII),
Gabriel Bosques del Espino (siglo XVII) y Juan Bautista Poggio Monteverde
(1632-1707), entre otros. Una circunstancia singular se la proporcionó el
mentado Poggio Lorenzo. Nos referimos ahora al clérigo agustino citado con
anterioridad Matías de Escobar, al que Millares le había dedicado un artículo
en 1940, dado que el bibliógrafo buscó una posible relación entre el fraile y
la familia Escobar de La Palma31. Con este propósito Félix Poggio le preparó
una síntesis genealógica referente a este linaje y se la hizo llegar a Millares
Carlo a través de José Naranjo (apéndice doc. 1). A pesar de que no se halló
ningún nexo, la escueta correspondencia que se generó sobre este asunto
permite comprobar el entusiasmo de don Agustín en rastrear cualquier po-sible
pista que le proveyese de un dato (por nimio o marginal que pudiera
parecer) acerca de la temática planteada (apéndice doc. 2).
Vemos, pues, que después de veintiocho años el ilustre profesor conti-nuaba
con el proyecto del corpus biobibliográfico canario, un proyecto que la
fatídica guerra civil española y el posterior exilio no habían logrado truncar
del todo a pesar de las dificultades que impusieron en su desarrollo normal.
Millares continuó toda su vida, en la medida de sus posibilidades, trabajando
en este corpus, bien en las islas, bien en su exilio mexicano —que se pro-longó
hasta 1960—, o bien en su posterior residencia en Venezuela —donde
dirigió la biblioteca de la Universidad del Zulia desde este mismo año hasta
1962 y ejerció labores docentes e investigadoras hasta su regreso definitivo
a Canarias en 1975—. Incluso después de su retorno a las islas, el octoge-
29 ASC. Libro de visitas, f. [8]r.
30 Garrido Abolafia, Manuel, «El primer catálogo». En: Catálogo del fondo antiguo impre-so
de La Palma (1764-1950): archivo y biblioteca públicos concertados «Cervantes». Santa Cruz
de La Palma: Sociedad Cosmológica, 2008, pp. 14-16
31 Véase: Nobiliario de Canarias, t. III. La Laguna: J. Régulo, 1959, p. 828.
26 Manuel Poggio Capote y Luis Regueira Benítez
nario investigador seguiría recopilando datos, redactando detalladas fichas
bibliográficas y recomponiendo las biografías de autores isleños para esta obra.
4. LA VISITA DE RAFAEL CALDERA EN 1978
Rafael Caldera Rodríguez, que había sido presidente de Venezuela entre
1969 y 1974 y volvería a serlo entre 1994 y 1999, visitó España junto a su
esposa Alicia Pietri en marzo de 197832. El político suramericano, senador
vitalicio de su país, hizo esta escala en las islas para cumplir con algunos com-promisos
diplomáticos, e incluyó en esta ocasión una breve estancia en La
Palma para volver a la tierra de sus antepasados, por donde ya había pasado
en agosto de 1975. Como Caldera tendría oportunidad de recordar, uno de sus
antecedentes maternos provenía de esta isla33.
En estas fechas Millares Carlo se encontraba ya establecido definitiva-mente
en Las Palmas de Gran Canaria, a donde había llegado desde Mara-caibo.
En 1975 la Mancomunidad de Cabildos de Las Palmas lo había nom-brado
coordinador general de su Plan Cultural, haciendo definitiva la decisión
de abandonar el exilio. Agustín Millares Carlo fue invitado a formar parte en
la comitiva de Caldera en esta visita de 1978, y el hecho de que el político,
además de fundador del partido COPEI, hubiera ejercido en su juventud al-gunos
cargos relacionados con la labor profesional de Millares, como el de
archivero de la Universidad Central de Venezuela o el de jefe de servicios
de la Biblioteca Nacional, sin duda constituyó un acicate para el interés de
don Agustín por aceptar la invitación. Otro curioso nexo entre los dos per-sonajes
es que ambos fueron investidos como doctores honoris causa por la
Universidad de La Laguna a finales de 1976.
Tras una escala en el aeropuerto de Gran Canaria, la estancia de Rafael
Caldera en las islas se inició el 17 de marzo de 1978 en Tenerife, donde inau-
32 Algunos pormenores de las visitas de Rafael Caldera a Canarias están recogidos en:
Márquez Moreno, Jesús E., El Atlántico: Canarias y Venezuela. Santa Cruz de Tenerife:
[s.n.], 1980, pp. 403-444.
33 Se trataba de Domingo Francisco Rodríguez, nacido en Velhoco el 3 de marzo de 1752
y bautizado en el santuario de Las Nieves, cuyos padres, los agricultores Antonio Rodríguez
y María Pérez, emigraron a Venezuela. Parroquia de Nuestra Señora de las Nieves. Libro
2 de bautismos, f. 47. Véase: Pérez García, Jaime, «La ascendencia palmera del doctor Cal-dera
». Diario de avisos (Santa Cruz de La Palma, 19 de agosto de 1975), p. [1]. Reproduci-do
en: El día (Santa Cruz de Tenerife, 21 de agosto de 1979), p. 7; La provincia (Las Pal-mas
de Gran Canaria, 22 de agosto de 1975), p. 5; La religión (Caracas, 5 de septiembre de
1975), p. 8. Idem. «El linaje palmero del doctor Caldera». El día (Santa Cruz de Tenerife,
11 de diciembre de 1976), p. 15. Idem. «Carta abierta a Pablo Barreto: referente a un artí-culo
sobre Caldera». Diario de avisos (Santa Cruz de Tenerife, 12 de enero de 1977), p. 8.
Réplica: [Barreto González, Pablo]. «Barreto responde al cronista oficial». Diario de avisos
(Santa Cruz de Tenerife, 15 de enero de 1977), p. 10.
Las visitas de Agustín Millares Carlo a Santa Cruz de La Palma (Canarias) 27
guró el Instituto «Andrés Bello» y recibió los agasajos de la Casa de Venezue-la.
Al día siguiente la comitiva se trasladó a La Palma, donde Rafael Caldera,
Millares y el resto del séquito se alojaron en el Parador Nacional de Turismo
de su capital, situado en la avenida Marítima. Debido al alto rango político
que había ostentado Caldera en una nación con tanta vinculación con el archi-piélago
canario como lo era la república venezolana, y debido también al ex-presado
interés genealógico del huésped, las autoridades locales le tributa-ron
algunos agasajos. Entre ellos el más importante fue el nombramiento
como hijo adoptivo de la isla, pero también recibió del ayuntamiento capita-lino
la insignia de la ciudad.
Otro de los actos principales de este recibimiento fue un almuerzo que
ofreció el cabildo en el hotel San Miguel de Santa Cruz de La Palma, en donde
compartió mantel junto a los representantes de los estamentos civiles, mili-tares
y religiosos de la isla. En el expresado almuerzo, Millares ocupó su
asiento entre Ana María Navarro Marrero, cónyuge del concejal en Santa Cruz
de La Palma Antonio Isidro Isidro, y la esposa del edil Ángel Manuel Canti-llo.
Según el testimonio del matrimonio Isidro-Navarro, don Agustín mantuvo
una distendida conversación con Ana María Navarro, natural de Gran Cana-ria.
Ambos comensales dialogaron acerca de los Marrero de Mogán. Milla-res
había sido compañero de estudios en Madrid de José Marrero Macías, tío-abuelo
de doña Ana María e hijo de Marcelino Marrero Quesada (rico
terrateniente). Les habló en aquella comida de la inteligencia de José Marrero
y de cómo preparaba y vendía los apuntes de clase a sus compañeros de cur-so;
eso sí, añadiéndoles varias explicaciones y haciéndolos más compresibles
al resto de los discentes. «Quien compraba las notas de Marrero aprobaba
seguro las asignaturas dado que eran más entendibles que los derivados de
los propios profesores» evocó jocosamente Millares34.
En cuanto a Caldera, después del banquete se trasladó hasta el Real San-tuario
de Nuestra Señora de las Nieves, donde contempló la imagen de la
patrona de La Palma. A su salida del templo los conjuntos folklóricos «Taja-dre
», «Los Arrieros» y «Los Viejos» interpretaron canciones de ambas orillas
del Atlántico, y el grupo de Coros y Danzas de Santa Cruz de La Palma con-cluyó
cantando varias isas y folías. Para cerrar el acto se ejecutó el célebre
joropo Alma llanera, al que correspondió el matrimonio Caldera-Pietri con un
discreto balanceo de sus cuerpos al ritmo de dicha pieza. El día siguiente fi-nalizó
la visita a La Palma con la partida desde el aeropuerto de Mazo a las
12 de la mañana.
Agustín Millares Carlo regresó en el mismo vuelo a Las Palmas, ciudad
donde recibiría, escasamente una semana después, a otro político venezola-
34 Agradecemos estas notas a D. Antonio Isidro Isidro, concejal del Ayuntamiento de
Santa Cruz de La Palma entre 1970 y 1978. Gratitud que hacemos extensiva a María Vic-toria
Hernández Pérez, Antonio Manuel Díaz Rodríguez, Antonio Lorenzo Tena y Víctor
J. Hernández Correa.
28 Manuel Poggio Capote y Luis Regueira Benítez
no ilustre, Luis Piñerúa Ordaz, candidato a presidir la república. Nunca más
volvería a visitar La Palma, ya que su salud no se lo hubiera permitido. Fa-llecería
el 8 de febrero de 1980.
5. CONCLUSIONES
Este pequeño seguimiento de los pasos de Agustín Millares Carlo en sus
visitas a La Palma puede servirnos para ilustrar algunos rasgos de la perso-nalidad
laboriosa y perfeccionista del bibliógrafo, pero también para poner de
relieve la importancia patrimonial de las colecciones documentales de la isla,
donde don Agustín halló no poca información sobre autores hasta entonces
poco documentados y donde pudo examinar de primera mano numerosos
ejemplares de las obras de otros muchos escritores naturales del archipiélago.
Las tres visitas documentadas fueron muy breves en el tiempo puesto que
Millares no era dado a giras turísticas, pero el amplio intervalo existente entre
unas y otras (28 y 20 años respectivamente) no debe hacernos pensar que
para él supusiera un sacrificio trasladarse a esta isla. Antes bien, debemos
valorar en su justa medida el esfuerzo que significaría para él organizar es-tos
viajes, sobre todo teniendo en cuenta el largo exilio al que se vio obliga-do
por la guerra civil y el posterior régimen autoritario. Es especialmente
significativa, por tanto, la breve estancia en Santa Cruz de La Palma en su
segunda visita, la de 1958.
Debemos hacer hincapié de nuevo en los motivos que llevaron a Milla-res
a visitar la isla de La Palma, ya que en las dos primeras ocasiones su in-terés
fue meramente bibliográfico, y, más concretamente, se relacionaba con
sendas ediciones de su obra magna de biobibliografía canaria. Así, la prime-ra
visita, tal vez fortuita puesto que formaba parte de una escala marítima
del barco en el que viajaba en 1930, obedeció a su interés por perfilar los
datos de su Ensayo de una bio-bibliografía..., que acababa de ser premiada por
la Biblioteca Nacional y que sería publicada dos años más tarde con las adi-ciones
que el autor venía recogiendo desde entonces.
Su segundo paso por la isla, como hemos visto, fue organizado con moti-vos
muy similares, ya que en 1958 Millares se hallaba preparando la segun-da
edición, enormemente ampliada, de la misma obra. Entonces su estancia
en Canarias obedeció casi exclusivamente a esta tarea, y lejos de limitarse a
indagar en los archivos de Gran Canaria y Tenerife, el investigador buscó el
tiempo necesario para rastrear también en las principales colecciones de La
Palma. El amplio número de referencias relativas a La Palma que aparecen
en la edición final de la Biobibliografía avala la importancia de esta segunda
y breve estancia.
La tercera y última visita que Agustín Millares realizó a La Palma no res-pondió,
sin embargo, a cuestiones académicas ni investigadoras. Su presen-
Las visitas de Agustín Millares Carlo a Santa Cruz de La Palma (Canarias) 29
cia en la isla obedeció más bien a un papel representativo (diplomático, si
queremos) como componente de la comitiva del ex-presidente venezolano
Rafael Caldera, sirviendo como ejemplo de los estrechos vínculos culturales
que atan a los habitantes del archipiélago canario con los del país del Orino-co.
Para terminar, hemos de recalcar la novedad que supone el breve relato
de su segunda estancia en La Palma, cuando visitó la isla en busca de mate-rial
documental para la segunda edición de su Biobibliografía. Su salida de
México a finales de 1957 o principios de 1958 no estaba recogida hasta el
momento por sus biógrafos, a pesar de que los periódicos canarios dieron
buena cuenta de su paso por instituciones culturales y académicas de varias
ciudades españolas. Sin embargo, ha sido muy poca la información que he-mos
podido recabar sobre su excursión a La Palma dentro de este periplo,
por lo que los investigadores más dados a lo anecdótico tienen abierta una
nueva brecha por la que penetrar en la biografía detallada del padre de la bi-bliografía
hispanoamericana.
APÉNDICE DOCUMENTAL
1
[1958, s.m., s.d.]. [Santa Cruz de La Palma]
Genealogía de familia Escobar de Santa Cruz de La Palma. Confecciona-da
por Félix Poggio Lorenzo.
Archivo Familia Poggio (Breña Alta), Papeles de Félix Poggio Lorenzo.
A. – 320 x 220. Ms. mecanografiado. 1 h. Estado de conservación bueno.
A don Agustín Millares Carló de Félix Poggio Lorenzo.
(Subrayado): Notas sobre la familia Escobar, de Santa Cruz de La Palma.
III. D. Pedro Gómez de Escobar, natural y vecino de la villa de Coca,
en Valladolid, casado en dicha villa con María Álvarez, es el proge-nitor
de la familia Escobar en Santa Cruz de La Palma. De este
matrimonio fueron hijos:
II. D. Alonso Gómez de Escobar, que sigue la línea, y
II. D. Melchor Gómez de Escobar, que nació en la villa de Coca,
pasó a la isla de La Palma, donde casó con doña Teresa Ruis de
Arencibia, la que otorgó testamento cerrado el 21 de marzo de
1586, bajo cuya disposición murió sin sucesión.
III. D. Alonso Gómez de Escobar nació en la villa de Coca en 1553 y
como su hermano pasó a la isla de La Palma donde contrajo nupcia
30 Manuel Poggio Capote y Luis Regueira Benítez
con doña Francisca Benítez Valero de Cárdenas, hija de don Fran-cisco
Bello de Andrade y de su legítima mujer Margarita Fernán-dez
Benítez. Testó don Alonso Gómez de Escobar en la isla de Puer-to
Rico, ante el escribano Juan Terol, el año 1607 y el codicilo ante
Francisco Durán el 26 de abril de 1607 y falleció el mismo año en
la nombrada isla. Su mujer que testó en Santa Cruz de La Palma el
21 de junio de 1601 ante Diego de Chávez, murió en la propia ciu-dad
de La Palma el propio año de 1601.
(D. Alonso Gómez de Escobar tuvo un hijo bastardo en Puerto
Rico con Elvira García, el cual se llamó Juan de Escobar, que estu-vo
en La Palma y más tarde se trasladó a México en la fragata lla-mada
Nuestra Señora del Rosario, con el cargo de escribano de di-cha
fragata de la que era escribano su padre, casó en México con
Luisa Pacheco y fue su hijo el licenciado Francisco Escobar, vecino
de México).
Fueron sus hijos:
II. Don Pedro de Escobar Benítez, que sigue la línea.
III. Doña Melchora que testó en Santa Cruz de La Palma en
1636 ante Tomás González y murió el 2 de enero de 1638.
III. Fray Francisco, de la orden dominica. Murió en 1620.
IV. Doña Ana que casó con un señor apellidado Acosta Pérez
la que testó ante el escribano de Santa Cruz de La Palma
Pedro Brito Fleytas en 1628, en cuyo año murió; fueron
hijos de este matrimonio fray Pedro de Escobar, de la or-den
de Santo Domingo, que murió en Indias; don Alonso
que embarcó para la Nueva España en 1633, casándose en
San Luis de Potosí por el año 1654 con Francisca Castillo
y Espinosa, los que tuvieron por hijos a don Juan y don
Alonso, que se dedicaron a la carrera eclesiástica, y a doña
Francisca, que murió niña, así como a doña Sebastiana y
doña Antonia que ignoramos si tomaron estado.
IV. Don Andrés de Escobar Benítez, que casó con Melchora
Yanes, igorándose si tuvieron sucesión.
III. Don Pedro de Escobar Benítez, que sigue la línea, fue escribano del
Juzgado de Indias y registrador perpetuo de la isla de La Palma, por
real cédula dada por el rey don Felipe III en el Real Sitio de San
Lorenzo del Escorial el 25 de septiembre de 1610. Casó el 27 de
enero de 1615 con Sebastiana Pereyra Brito, la que se bautizó el 27
de enero de 1601, hija del maestro de campo y resgistrador de esta
Isla y don Baltasar Hernández Perera y de su mujer doña Ana de
Brito. Con descendencia.
Las visitas de Agustín Millares Carlo a Santa Cruz de La Palma (Canarias) 31
2
1958, marzo, 20. México, D.F.
Agustín Millares Carlo escribe a Félix Poggio Lorenzo agradeciéndole el
envío de un trabajo con la genealogía de familia Escobar de Santa Cruz de
La Palma.
Archivo Familia Poggio (Breña Alta), Papeles de Félix Poggio Lorenzo.
A. – 275 x 216. Autógrafo. 1 h. Estado de conservación bueno.
Copia xerografiada en el Seminario de Humanidades Agustín Millares
Carlo (Las Palmas de Gran Canaria).
(Membrete impreso): (Logotipo del Fondo de Cultura Económica) Fondo
de Cultura Económica.
México, d.f., 20 de marzo de 1958
Sr. D. Félix Poggio Lorenzo
Mi querido amigo: De Las Palmas me ha remitido Pepe Naranjo su im-portante
nota sobre la familia Escobar, de Santa Cruz de La Palma. Le agra-dezco
en lo que vale, y por venir de una persona como usted, a la que nunca
podré pagar las tantas atenciones que para conmigo tuvo durante el día inol-vidable
que pasé en Santa Cruz de La Palma.
Usted sabe, amigo mío, que si he emprendido la segunda edición de la
Biobibliografía, lo he hecho movido por el interés sin limites que siento por
todo lo relacionado con las Islas. También quiero decirle que una obra como
la emprendida no puede ser fruto de la actividad de una, sino de muchas,
personas, siquiera me haya correspondido a mí la tarea de coordinar y dar
forma definitiva a tantos datos y noticias. Siga usted, pues, se lo ruego, fa-voreciéndome
con los que encuentre, y sobre todo con su amistad, a la que
corresponde muy sinceramente s. s. y a.
Agustín Millares Carlo (firmado y rubricado)
Durango, 93. El Colegio de México. México d.f.