LA GESTIÓN POLITICA DE D. ANTONIO LÓPEZ BOTAS
1843-1870
JosÉ MIGUELP ÉREZ GARCÍA
Universidad de Las Palmas de Gran Canana
Colegio Universitario de Las Palmas
La historiografía marcada por los componentes ideológicos dominantes en
la postguerra española, difundió una imagen de nuestro siglo XIX cargada de
componentes peyorativos. Se llenó a esta centuria de mitos, equívocos e inter-pretaciones
sesgadas cuando, por el contrario, nos encontramos ante una
etapa de extraordinaria complejidad.
Tales consideraciones negativas, que, por otro lado, poco tenían que ver
con los resultados de un proceso científico, y sí con la utilización política por
quienes detentaban el poder de las interpretaciones del pasado, contribuyeron
a generar una inadecuada comprensión de uno de los elementos más notables
del siglo: la implantación del estado y las instituciones liberales. Presentándolas
a veces como realidades ajenas a un supuesto discurrir histórico o pretendiendo
contrastarlas con imaginarias raíces nacionales, se ocultaba que fueron la
salida a un régimen antiguo incapaz de ofrecer alternativas tras las guerras
europeas y la pérdida de las colonias americanas.
Este conjunto de malentendidos es responsable, asimismo, de convertir la
historia en meras anécdotas aisladas, donde la nhra de siis protagonistas
apenas se conoce. Todo se reduce a poner nombres a calles o plazas de
ciudades y poblaciones. Desconocimiento y olvido dificultan la comprensión
de un presente al que sólo pueden dar respuestas los análisis de la sociedad
del pasado.
Estas reflexiones iniciales nos sitúan ante algunas razones que nos explican
la curiosa marginación de una etapa y de sus protagonistas, entre los cuales,
Antonio López Botas, aparece como una de sus figuras centrales. Una etapa
en la que, sin embargo, se ponen los cimientos más próximos de la historia
contemporánea local y en cuyo Bmbito político quedan de manifiesto los
grandes vértices que articulan la evolución más reciente de la sociedad gran-canaria.
Un hecho muy significatico en todo ello, es que sólo en las décadas
más recientes, podamos encontrar una historiografía capaz de contrastar las
Boletin Millares Carlo n . ~11 . 1990. Las Palmas de Gran Canaria. 193
reflexiones de las grandes obras del pasado siglo, entre las cuales, las de
Millares Torres o Chil y Naranjo, son claramente representativas.
Tr&~ xme sd e ayreximarncx u! pditico LSprz ~ G ~ Ü üS m, edidü qüc :c.
situemos en las coordenadas de la sociedad insular de mediados del siglo
XIX, ya que sólo al considerar el marco histórico, puede valorarse y compren-derse
el significado de su actuación.
Un hecho que llama la atención cuando se leen las referencias que sobre
López Botas hacen algunos autores tradicionales, es la coincidencia en atribuirle
ei i~iClitü de agiüiiiiai- a ia burguesía graricanaria c iriiruduciria en ias nuevas
pautas de actuación política que los pactos tras la muerte de Fernando VII,
generaron en España. Esta tarea la compartió con un reducido grupo de
notables, entre los que destaca Cristóbal del Castillo. Por otra parte, puede
también constatarse la común apreciación del destacado papel que jugó en
cuantos acontecimientos cubren el marco cronológico que va de 1840 a
18'71.
El conjunto de estos elementos nos ayuda a entender las peculiaridades de
la adaptación canaria al nuevo marco estatal. Este, pese a la existencia de una
tradición ilustrada y liberal exigua, no contaba, sin embargo, con una dinámica
interna capaz de generar por sí sola tales transformaciones. En tal contexto, la
tarea del reducido grupo al que se adscribió López Botas, consistió en servir
de puentes entre las clases dominantes tradicionales y las nuevas realidades
que se apuntaban. Tal transición está cargada de elementos diferenciales
propios, entre los que la negativa a aceptar la división administrativa que los
esfuerzos centralistas del liberalismo trazaron desde los años treinta. Más que
una resistencia al sistema político representa la respuesta grancanaria al pleito
insular comentado. Veamos, pues, cuáles fueron las circunstancias que posibi-litaron
al grupo liderado por Botas y Castillo lograr de las clases dominantes
insulares su inserción en las nuevas estructuras políticas.
La organización política a partir de los cuarenta en Gran Canaria
Coincidiendo con el movimiento que derroca al trienio esparterista, se
inicia en Las Palmas un cambio de estrategia, que teniendo como norte, las
, . uspirUcivnes dc la I;UrgUcsilaoc a! dc cuiiscgUir a ~ t o n o i ~Laidai niriisiraiiva,
afecta al conjunto de la actividad política. Tras los fracasos de los años
anteriores en tales propósitos y la imposibilidad de lograr imponer candidatos
propios como lo reflejan las pugnas planteadas cn l a coniicios de principios
de la década, se aprovechará la situación de vacío político que supone el
derrocamiento de Espartero, para afrontar un cambio a nivel local.
Con ia formación de ia Junta cie 1843 se inicia, pues, una nueva etapa en
la historia local, caracterizada por la organización de las estructuras políticas
liberales. En el plano ideológico, dominarán los supuestos del doctrinarismo,
resaltando el esfuerzo por «educar» a las clases beneficiadas por las restricciones
censitarias para que asimilen los nuevos principios. Éstos se venían apuntando
a principios de los cuarenta y podemos leerlos en las páginas del frustrado
proyecto de periódico que intentaban editar los componentes del grupo de
López Botas. Refiriéndose a tales principios se dice en su primer editorial:
«Éstos no pueden ser otros que los que reconocen al pueblo por único
legítimo soberano, y le conceden la parte más directa en el ejercicio de la
misma soberanía» l .
En esa misma línea queda explicitado el alcance de ese «pueblo», que se
reserva para los que poseen la categoría de ciudadanos con derechos políticos
y los rasgos que han de presidir a las sociedades democráticas.
Sin embargo, la asimilación de las nuevas ideas por parte de las clases
dominantes locales no fue el fruto de la lectura de publicaciones similares a la
reseñada. El esfuerzo de Botas se orientó a demostrarles que ése era $1 único
marco posible para afrontar con éxito la defensa de sus intereses. Estos se
expresarán mejor en los dos grandes supuestos en los que el pragmatismo se
antepone a cualquier otro tipo de consideración. Unidad de la burguesía
grancanaria y obtención de la autonomía administrativa, serán los dos grandes
elementos por los que se regirán los acontecimientos políticos insulares. La
unidad era esencial si consideramos las exigencias de las nuevas variables
económicas. Se precisaba un cierto grado de centralización de voluntades y
decisiones que permitiesen afrontarlas con éxito. La reconversión productiva
ante las favorables expectativas dc la grana y el modelo puertofranquista
requerían orientaciones comunes a la hora de dirigir capitales o crear las
bases de la infraestructura urbana y portuaria. Por otra parte, el control de las
instancias del poder local era una necesidad básica para la burguesía granca-naria
y el monopolio tinerfeño dificultaba, desde su punto de vista, el desarrollo
de sus intereses. La autonomía administrativa respecto a la capital provincial
sera a partir de esta década una bandera omnipresente en cuantos aconteci-mientos
transcurran en Las Palmas.
Los dos aspectos señalados condicionan ostensiblemente las posiciones
locales ante el acontecer político del resto del estado. Las relaciones con el
poder central quedan marcadas por una máxima que siempre tamizó en
Canarias la asimilación de los diferentes giros y cambios que se producen en
la península: «No contradecir los sucesos políticos». Ello se traduciría en la
prioridad del «problema canario» a la hora de tomar posiciones ante aquéllos.
Cada cambio gubernamental, e incluso las etapas de mayor convulsión política
se valorarán en función del apoyo que den a los intereses de la burguesía
insular, particularmente, en los litigios que sostienen las clases dominantes de
Las Palmas y Santa Cruz de Tenerife.
Bajo los principios de actuación señalados se inicia un proceso cuyo arran-
1 Extraído de EL PUEBLO. Citado en Biografía de López Botas de Renato González.
que organizativo se apoya en dos pilares: el partido Canario y la creación del
Gabinete Literario. El primero es un incipiente embrión de partido, pero que
aglutina aficazmente a las diversas tendencias políticas grancanarias durante
buena parte de la etapa isabelina. Dirigido por López Botas y Cristóbal del
Castillo integra a moderados y progresistas durante la Década y el posterior
Bienio. En 1857 sufre la escisión de los progresistas y en 1863 se fracciona
un grupo vinculado familiarmente a los León. En ambos casos, las pugnas por
el reparto de zonas de poder, determina los enfrentamientos y se anteponen a
las discrepancias doctrinales.
A pesar de tales rupturas, esta organización cubre con suficiencia el objetivo
de unir a los componentes del bloque social hegemónico. Su participación
activa puede constatarse en las diferentes convocatorias electorales y en las
contadas ocasiones en que fueron movilizados con motivo del pleito insular?.
De esta manera fue construyéndo. se. la infraestructura imprescindible para contrdür e! deicnir de !os acoiltccimiciitos poMicos en :as islas orientales, iai
y como lo demuestra el funcionamiento de la maquinaria caciquil a la hora de
los comicios.
Entre los escasos medios de coriiuriicaci6n los «canarios» contaron ini-cialmente
con dos publicaciones: el Porvenir de Canarias primero y El Desper-tador
Canario, más tarde. En ambos, la pluma de López Botas está presente,
destacando la serie de 28 artículos, donde traza un análisis minucioso de la
sjtuación en Canarias, para argumentar su defensa de la división provincial.
Este será uno de los fines primordiales para los que se crearon ambos periódicos,
tratando de contrarrestar los argumentos de la prensa tinerfeña. Otro de los
objetivos más señalados lo constituyen los esfuerzos por explicar las ventajas
de las franquicias.
El segundo pilar organizativo es el Gabinete Literario. Sociedad creada en
1844, será algo más que una entidad cultural o recreativa. Fue un importante
núcleo desde el que salieron las iniciativas más importantes que adoptó la
élite local. Entre éstas destacamos planes de actuación urbana, construcción
de edificios públicos, exposiciones, proyectos de sociedades financieras y de
seguros, obras benéficas y culturales, etc ... Fue también un centro de tertulia y
reunión política en el que se apoyaron muchas de las decisiones más signifi-cativas
de aquellos años. Uno de sus más notables logros lo constituye la
fundación del Colegio de Segunda Enseñanza llamado de San Agiistín. Dirigido
y prácticamente costeado por el doctor Botas, fue la principal cantera que
nutrió los cuadros dirigentes de la burguesía grancanaria.
Tales serán los dos soportes organizativos de una burguesía que, como ya
indicábamos, inicia su andadura definitiva en el nuevo marco liberal a raíz de
la experiencia del pronunciamiento antiesparterista. Ésta tuvo para los dirigentes
de LIS Pa!mls un2 trip!e canseruenriu. Asi, se c~mprchu:~:: !as re::tüj'üs de
-
2 Puede verse, Pérez García, J. M. LA ORGANIZACIÓN POLÍTICA Y SOCIAL EN LAS
CANARIAS DURANTE LA ETAPA ISABELINA. RSEAPLP. (En Prensa).
mantener criterios unidos frente a las autoridades de la capital provincial, se
ensayó una fórmula de autonomía respecto a aquélla y se obtuvieron éxitos a
-1-2 hnríi de rnlnrnr ciic ríinrlirlatnc e n lac ~ l p r i n n p c2 r n r t p c TarnhiPn r e niidn --u -A- --- ----A--.-- --- .--. "" y uuv
presentar ante Madrid una posición cohesionada que sirvió para contrarrestar
los argumentos tinerfeños.
Estos logros van a influir en la práctica política posterior y especialmente,
en las actuaciones de López Botas desde estos años hasta los correspondientes
a la monarquía de Amad.e o .1 . Trataremos a continuación y de forma somera aIgüíios cjcrilplos F e , ~ i g ~ i e i üi idi ~o rden crvnológic~,r iüs siiúeii ante ia
trayectoria del político grancanario.
Los años de la Década Moderada presentan fases de dignificación muy
diferente para los canarios. Junto a los desoladores aconlecimientos del «quin-quenio
trágico», encontramos cambios de coyuntura después de la promulgación
de los puertos francos.
La fase que transcurre ae í847 a í 8 5 í , tuvo un cariz de extrema dureza
para la población de Las Palmas. La confluencia de sucesivos embates de
signo crítico: epidemias de viruela, fiebre y cólera, se unen a momentos de
sequías y malas cosechas. En 185 1, se acentuaron las desgracias cuando el
cólera acabó con el 20 por ciento de los habitantes de la ciudad. Ante una
epidemia que fue selectiva socialmente y ante la que los miembros de las
clases adineradas se refugiaron fuera del núcleo urbano, merece destacar la
posición de algunos de sus componentes y entre ellos la de López Botas, que
fue organizador clave de las débiles respuestas que con los medios disponibles
pudieron darse desde las instancias públicas. Las patéticas palabras del político
canario, en la Memoria que recoge lo acaecido por aquellos meses pone de
manifiesto la angustia colectiva que se alcanzó3.
A partir de 1852, se inicia una fase de signo claramente distinto. En ello
tendrán mucho que ver las relaciones que mantienen López Botas y Del
Castillo con el gabinete de Juan Bravo Murillo y, especialmente, con el ministro
Bertrán de Lis. Tras conseguir eliminar la consideración de régimen colonial
que el proyecto de reforma constitucional de Bravo reservaba a las islas, se
-l -a- n - -m --r n- n- - a la obtención de !a divisibn p~ovin&! y de !^S p~e r tnsfr inrnr.
El primer objetivo se obtendría por el Decreto de 1852, de efímera vigencia.
Pese a ello, supuso un notable cambio de ritmo en la gestión de los asuntos
l n ~ o l ~Pon n elln P P ~ T P ~ P ~ C I <CQ I ~ m n o t r ~U! r g obiernG su iu!idez y E! A"'"."". ""U "L." "" y"."""'" """'"UC'"'
aspecto más representativo en esta línea fue el de la mayor agilidad en la
recaudación de los tributos estatales. Sin embargo, van a producirse también
una serie de iniciativas quc no tenían tanto que ver con ese carácter de
«pantalla», y que dan idea del despegue iniciado a mediados del siglo. Entre
ellos cabe mencionar el derribo de las murallas de Triana, que supone la
ertpaiisI6ii ~iiudeiiia de la ciudad iiacia ei puerio. Tar~ibién y, enire oiros, ei
3 López Botas editó una Memoria sobre el impacto del Cólera del 5 1, que puede consultarse
en la Hem. del Museo Canario.
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proyecto de carretera hacia el puerto de Las Palmas, la apertura de la Fuente
de los Morales, que paliará en gran medida las necesidades de abasto público
de agua para los barrios centrales de Las Palmas, la creación de la «Sociedad
de Las Palmas para el desarrollo de la industria pesquera, agrícola, fabril y
comercial)), con el objeto de aunar locales, la fundación de la Escuela Mercantil,
etc ...
También se inició una política de apoyo al resto de las islas orientales, a
fin de comprometer su fidelidad con la causa grancanaria. De esta manera se
ohtiene la declaración de puertos de refugio para los de Arrecife y Naos y se
crean los correos estables con Lanzarote y Fuerteventura.
La concesión del decreto de Puertos Francos supone asimismo un exponente
del dinamismo de la etapa, pero su significado es bien distinto. En este tema,
grancanarios y tinerfeños hacen una causa común, siendo elemento de unión
de las clases dirigentes del Archipiélago interesadas en variar la política
proteccionista piedoiiiiiiante en Madrid.
Con la llegada del gabinete Sartorius, los apoyos grancanarios ante el
gobierno central se pierden y se inicia para ellos una fase desfavorable. Tal
circunstancia motivará que al llegar el Bienio, hombres como López Botas se
coloquen a la cabeza de la Junta formada en Las Palmas y apoyen rápidamente
el giro político. No es extraño, pues, que a lo largo de estos dos años no se
produzcan variaciones en la élite política local, permaneciendo los mismos
individuos que gobernaron el de la etapa moderada. De nuevo, la reivindicación
de autonomía administrativa se convierte en el objetivo político principal y
ello va a determinar los acontecimientos que llegan a boicotear las elecciones
a Cortes durante el Bienio.
Al no poder contar con la seguridad de sacar sus propios candidatos,
Botas y del Castillo, optaron por no poder participar en los comicios. A veces,
tal actitud se ha presentado como un boicot al modelo progresista, pero
hemos podido constatar en la correspondencia privada de López Botas, los
denodados esfuerzos de éste y de Cristóbal del Castillo por obtener garantías
para sus candidatos. Sólo cuando les fue imposible lograrlas, debido a la
iiiayor iiiflueiicia tiiieifeiia, se optará pul uiia absteiici6n que puca r elaciúii
guarda con un boicot al sistema.
A lo largo de los años siguientes se mantendrá en Las Palmas el dominio
del partido Canario, aun cuando se reproduzcan fisuras entre sus filas. Tal es
el caso de la ruptura de 1863, cuando López Botas y Cristóbal del Castillo
deciden no contar con Jacinto de León para designarle como candidato a
diputado. La necesidad de situar cuneros aliados ante las instancias del poder
central y algunos fracasos que León tuvo en sus gestiones madrileñas para
contrarrestar a los políticos tinerferíos, fueron las causas responsables de tal
medida. Se origina así el grupo «unionista» de Las Palmas, encabezado por la
familia León, de la que forman parte Juan y Fernando León y Castillo. Pese a
tal fraccionamiento, el consenso no se rompió en los temas básicos y tampoco
logró fraguar el acercamiento que este último grupo inició hacia los progre-sistas.
De 1861 a 1868, López Botas ocupó la Alcaldía de Las Palmas. En el
plano urbanístico y como ha resaltado Martín Galán, las actas municipales
reflejan un incremento considerable de la actividad municipal4. A la mejora
en las dotaciones de infraestructura del casco tradicional se les une la amplia-ción
del mismo. El barrio de Arenales o los esfuerzos del alcalde por potenciar
el futuro puerto de La Luz («la gran medida del siglo», como le denominaron
algunos coetáneos), serán bucna mucstra dc csa cxtcnsión urbana. Esta actividad
municipal, que ocupó gran parte de la actuación política de López Botas, no
deja de ser llamativa, toda vez que en el siglo pasado los cargos consistoriales
solíari ser rrierus peldafios de cafieras que apuiitabaii iiiás alto. Botas ya había
ostentado el cargo de diputado y volvería a desempeñar puestos en la política
estatal, pero su dedicación al Ayuntamiento grancanario refleja su preferencia
por la dedicación a la política local. Por otro lado, la alcaldía de Botas, viene
a ser el exponente más representativo de una burguesía que desde mediados
del siglo XIX, inició su plena inserción en los nuevos parámetros occidentales,
poniéndose los cimientos de lo que a finales del siglo será un enclave básico
del tráfico capitalista internacional.
Para concluir con estas breves referencias a la trayectoria de López Botas,
es necesario referirse a los acontecimientos que posibilitaron la Gloriosa. Su
plena participación en el golpe contra Isabel 11, y su capacidad para encabezar
la política grancanaria durante la etapa constituyente, son dos episodios de
especial relieve en su biografía.
La implicación de López Botas en la conspiración ha quedado demostrada
no sólo por su acogida a los desterrados (Dulce, Duque de la Torre, Serrano,
Caballero de Rodas, etc ...), sino por su participación en las reuniones y en la
ayuda que les prestó para viajar a la Península. El político grancanario recibió
advertencias por su apoyo a los desterrados militares, siendo su amigo y
también canario el gobernador interino de Sevilla, quien le escribe para que
«esté a la mira», ya que se conocen sus actos. Pero el conocimiento del estado
de cosas en la Península, decantó a Botas por su adhesión a los «revoluciona-rios
». Las cartas de agradecimiento que le remiten los generales cuando
parten no dejan lugar a dudass.
La transición a estos años de mayor posibilidad democrática nos presenta
también un ejemplo diáfano del alcance que los giros en la política estatal
tuvieron en las islas. Botas conseguirá fraguar una organización que, adaptán-dose
a las nucvas rcalidadcs consiga mantcncr intactos los intereses de la
burguesía local al tiempo que sirva de instrumento de relación con los políticos
de la corte, especialmedte en la defensa de la división administrativa. El
partido Monárquico-Democrático, conocido con el apelativo popular de partido
4 Martín Galán, F.: LAS PALMAS, CIUDAD Y PUERTO. EVOL ... Las Palmas, 1982.
5 Puede verse la carta del Duque de la Torre, en A. López Botas.
Bombero y vinculado a los plantemientos del general Prim, consiguió llegar a
ser la principal fuerza durante la transición.
Este partido es una organización más scílida que el Canario y dispone de
medios de actuación más considerables. La victoria en las elecciones de 1869,
aliados con el sector no republicano de los progresistas, demostró la eficacia
de la estrategia seguida por Botas. Elegido él mismo diputado, tuvo una
destacada actuación parlamentaria en las Cortes que posibilitaron la monarquía
democrática.
Hacia 1870, y cuando López Botas se encuentra aparentemente en el cénit
de su poder, se inicia su caída política, en la que confluyen un conjunto de
factores aún no suficientemente desvelados. Al regreso de Madrid, una vez
finalizada la legislatura constituycntc, Juan dc Lcón y Castillo lc rccibe en el
muelle de Las Palmas con la noticia de que ha pensado sustituirle por su
hermano Fernando en la próxima candidatura al Congreso. Se inicia en esos
momentos un declive que será definitivo cuando se vea ubligadu a salir para
La Habana agobiado por sus deudas. Es difícil precisar las causas de esta
caída, que tradicionalmente se ha explicado por sus contribuciones personales,
para financiar causas políticas y de interés público. Realmente, ello forma
parte de la realidad, si repasamos las cuentas del Colegio de San Agustín o
los envíos de capitales propios a Madrid para los gastos que ocasionaba
mantener la causa «grancanaria». Pero probablemente, razones de otra índole
ayuden a explicar tal declive. Así, su ruina personal coincide con la de otros
propietarios afectados por la crisis de la grana. Además, ésta afectó seriamente
a las actividades financieras que de forma particular se practicaban y en las
que López Botas tuvo continua participación. Las reclaniaciones de intcreses
por los capitales depositados se le multiplican en estos años. Junto a estas
causas ecomómicas hay que buscar también las de origen político, que por
esas fechas tienen mucho que ver con las relaciones personales. La muerte de
Prim, la rivalidad que viene de lejos con los «Leones», la muerte de su
padrino el Conde de la Vega Grande (recordemos que el nuevo conde no le
apoyará políticamente), etc., son aspectos que merecen valorarse para entender
su final, postrado en la indigencia en una pensión cubana.
En las líneas precedentes hemos tratado de esbozar algunos perfiles de
uno de los políticos que más poder consiguió reunir en la política canaria del
pasado siglo. Sil actuación refleja la de una burguesía que asimilrí las nuevas
orientaciones del liberalismo hispano y que adentró al Archipiélago en las
nuevas directrices que la evolución europea siguió y cuya protección interna-cional
fue esencial para la historia más reciente de Canarias.