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[«] Sé que siempre habrá una isla a lo lejos mientras viva. A. BRETÓN. LOS vasos comunicantes (1932) EFEMÉRIDES N O R N O CASTILLO E S T R E L L A D O El 4 de mayo de 1935, el «grupo surrealista» es saludado a su Uegada en el periódico La Tarde, por un artículo de Agustín Espino- Sábado 4 de mayo de 1935, 14 horas. André y Jacqueline Bretón, acompañados por Benjamín Pé-ret, desembarcan en Santa Cruz de Tenerife de un carguero de plátanos noruego, el «San Carlos». Este viaje fue cuidadosamente preparado por la «Revista Internacional de Cultura» Gaceta de Arte (G.A.) con objeto de organizar una importante exposición surrealista, respondiendo así al proyecto formulado un mes antes por Bretón «de dar un giro más activo a la objetivación y a la internacionalización de las ideas surrealistas». Previsto desde agosto de 1934', el acontecimiento fue anunciado por primera vez en enero de 1935 —para el mes de abril— en una hojiUa insertada en G.A. (n.° 33, enero de 1935): «Gaceta de Arte» presentará en el Ateneo de Santa Cruz de Tenerife, en el mes de abril, la P gran exposición de arte surrealista. Pintura. Escultura. Cine. Conferencias. Visita a Tenerife de André Bretón. Exposición de obras de Picasso, Dalí, Miró, Chirico, Giacometti, Hans Arp, Osear Domínguez, Yves Tanguy, Valentine Hugo, Brauner, etc. [...] Obras de las recientes exposiciones de París, Copenhague, Praga y de las próximas de Lx)ndres y New-York. La presencia de Paul Eluard es igualmente mencionada repetidas veces en la prensa local, pero el poeta no puede venir, parece que por falta de dinero 2. Por último, a partir del 25 de abril es cuando se inicia la verdadera conquista de la isla, con un artículo de Domingo López Torres publicado en La Prensa, «André Bretón en Tenerife», donde se anuncia con un evidente placer la inminente llegada de este nuevo cuerpo de ejército de revolucionarios: «[...] Sin duda la isla tembló de gozo aquel día y los mares parieron nuevas islas en lejanos países. Tal era la aventura. Las islas, jubilosas, con ansias ecuménicas, empavesaban sus acantilados colgando las banderas más extrañas [...]». por EMMANUEL GUIGON sa que señalaba todavía la presencia de Eluard. Su mensaje de bienvenida es un pastiche basado en la alusión metafórica: los tres franceses son «tres nuevos Reyes Magos» venidos de su lejano Oriente no a lomos de camellos, sino en «trasatlánticos y aviones [que] han expulsado de los diccionarios la palabra distancia». No traen sus tesoros en frágiles cofres de nácar, como en la tradición bíblica, «sino en fuertes cajas de madera, embalado por la mejor agencia parisina de transportes, y custodiado por la más cuidadosa compañía de Seguros de Europa». Lo «nuevo» es para Espinosa la palabra mágica, el ábrete sésamo de todas las puertas, especialmente de las del surrealismo, esta gran enfermedad del siglo que cada día produce una nueva víctima 3. El mismo día, en una crónica publicada en La Prensa, Eduardo Westerdahl se interesa más rigurosamente por la exposición que se está preparando, e insiste en que se trata de un «estreno» internacional del que la isla entera puede estar orguUosa. Pero atrae su atención, sobre todo, la presencia de Picasso*: [...| Entre las obras que vienen a Tenerife no podían faltar las del español Pablo Picasso, a quien toda la crítica conceptúa como uno de los grandes genios de nuestra época. [...] De Pablo Picasso vienen en esta exposición varias telas que se presentan por primera vez en España. [...] Pocas regiones en España pueden enorgullecerse de huéspedes tan destacados y ninguna la satisfacción de una exposición de valor y actuaUdad como esta exposición internacional de pintura moderna. De todo esto ya tendremos sobrada ocasión de hablar en los días que se anuncian. Se trata de un arte fuerte, extraño, y a nosotros nos está reservada la alta ventura de verlo, y de verlo explicado, por primera vez en España. Y finalmente, el 9 de mayo, algunos días antes de la apertura de la exposición, André Bretón publica un primer artículo 1. Paul Eluard. ¡Mtres á Gala, París, Gallimard. 1984, p. 247. 2. Ibid., p. 254. Cana fechada el 2 de mayo de 1935. En abril de 1935, Eluard había estado con Bretón en Praga, primera etapa de esta «ínter-nacionalización del surrealismo ». 3. Así Romanticismo y cuenta nueva de Gutiérrez Albe-lo es presentado como «un übro que un botánico de la hteratura llamaría de poesía sobrerreaüsta. Un libro en el que el subconsciente impone su nueva magia | . . . ] , una gran novedad en la Historia de la Literatura Canaria» (Agustín Espinosa. «Tiento y análisis de Romanticismo y cuenta nueva». La Prensa. 3-III-1934). 4. Eduardo Westerdahl, «Arte moderno en Tenerife», ¿a Prensa, 4-V-1935. Picasso había rechazado en varias ocasiones exponer en España, por invitación expresa de Eugenio d'Ors y del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes. en La Tarde. «Saludo a Tenerife». Después de haber saludado la belleza de la isla y de haber explicado sus intenciones actuales, se detiene en mostrar la aportación original al surrealismo de los artistas españoles: Al llegar a Tenerife me he lavado las manos, con un jabón común que se asemejaba al lapislázuli. Me he lavado las manos de toda Europa. Y primero, de Francia, desde donde venía. Con el temblor de las manos todo saUó. Este temblor, que no es sólo mío, es el de los hombres que sienten con angustia, en el noreste de esta isla, que el mundo social debe ser cambiado si se quiere que los beneficios de la vida no se pierdan irremediablemente, que todavía haya un lugar en la existencia humana para el pensamiento, para la poesía, para el amor. [...] Si eligiéramos, casi de primera intención, para explicarnos aquí, lo que no podemos olvidar, es lo que ha sido y lo que continúa siendo en el surrealismo la aportación de artistas españoles, la de Pablo Picasso. Salvador Dalí, Luis Buñuel, Joan Miró, Osear Domínguez. Su interpretación del mundo resume y exalta milagrosamente todos los aspectos del pensamiento surrealista, a la manera como el Jardín Climatológico de La Orotava agrupa las plantas más raras, nacidas bajo todas las latitudes. Su canto, a la caída del día en este mismo mundo, en la gran zozobra de este tiempo, pone su nota, entre todas, patética y brillante. Yo supe encontrar, por elección, su luz en los mismos colores de esta isla que es como un pájaro. E L SURREALISMO A 28» 7" El viaje de André Bretón a Tenerife fue, sin duda, para el director de G.A. Eduardo Westerdahl, una tarjeta de visita internacional, un arma eficaz para luchar contra cierto aislamiento provinciano, para romper las barreras oceánicas. La revista, en efecto, se había colocado deliberadamente desde su fundación en febrero de 1932, más allá de la cultura vernácula: POSICIÓN Conectados a la cultura occidental, queremos tendernos sobre todos sus problemas, en el contagio universa! de la época, sin huir el pensamiento, sin buscar refugio en tratamientos históricos para los fenómenos contemporáneos. [...] Nuestra posición de isla aislará los problemas, y a través de esta soledad propia para la meditación, para el estudio, procuraremos hacer el perfil de ios grandes temas, descongestionarlos, buscarles una expresión. Sin embargo, no es iniitil recordar que G.A. no fue nunca una «revista surrealista en el extranjero», aunque así haya sido catalogada por Bretón y Eluard en el Diccionario abre- [.,] INALGURACÍON EL n DE MA\U A LAS 6 ÜE LA TARDE EXPOSICIÓN SURREALISTA orimaiiéd» en el Ateneo de Sjnta Crui de Tencriie por Gaceta de Arte ABIERTA DE 11 A IJ Y DE $ A « TODOS LOS DlAS HASTA SL CLAUSURA t i 3i DE MAYO viado del surrealismo (1938). Westerdahl y varios de sus colaboradores vieron en el surrealismo un fenómeno digno de interés, pero sin darle exclusividad. Y la realidad es que los primeros niimeros de la revista privilegiaron a «los abstractos alemanes», al postimpresionismo y al nuevo constructivismo, así como a la arquitectura racional («Arquitectura- Centro de atracción de las artes»), es decir, a tendencias a las que a priori 5 se las ha definido por oposición al surrealismo. Incluso su compaginación y sus investigaciones tipográficas vanguardistas están a cien leguas del modo surrealista que juega con muchas otras instancias escriturarias. La estancia de Bretón en Tenerife no es comparable a una «colonización», aunque fuera pacífica, como dice Domingo Pérez Minik'', pero representa el punto culminante de un movimiento que se expandió desde el interior y cuyas lineas generadoras quedan todavía por esbozar. Lo que se llama la «facción surrealista» de Canarias no se presenta, es 5. Hay que precisar ademá-s que el interés por defcntter a los pioneros de] arte moderno, incluso muy alejados de sus preocupaciones, fue siempre constante en Bretón. Van en este sentido la doble pertenencia de Arp al grupo surrealista y al «Círculo y Cuadrado», y la acogida calurosa a Kandisky en 1933 como «invitado de honor» en la Sala surrealista del Salón de ios Independientes. 6. Domingo Pérez Minik, Facción española surrealista de Tenerife, Barcelona, Tus-quets. 1975. H cierto, como una célula organizada, que obedezca a una disciplina colectiva y que exhiba sus acuerdos y desacuerdos. No es, sin embargo, el fruto de una partenogénesis más o menos artificial. Más bien al contrario parece que haya habido incluso antes de la creación de G.A. varias tentativas de definición en tanto que «grupo surrealista», como lo atestigua esta nota anónima de noviembre de 1931: «Hemos oído decir que se está organizando, en Santa Cruz, un grupo surrealista revolucionario; suponemos que la emprenderán a golpes con los trogloditas del Círculo de Beüas Artes»". Este enunciado compete a lo epidíctico, al deseo de señalarse y de presentarse, de dar existencia como entidad reconocida a un grupo que todavía no está organizado, pero sí animado ya por convicciones comunes. Quizás se trata, en 1931, del grupo «Rebeldía y Disciplina» (R. y D.), cuya actividad efi'- mera conocemos por la reseña de una «exposición del libro contemporáneo» organizada por el citado grupo ^. Igualmente sería conveniente evocar la existencia peregrina del grupo «Pajaritas de Papel» (P. de R), cuyo proyecto singular es presentado por Westerdahl así, en 1929: «Pajaritas de Papel es una sociedad limitada, sin constitución legal, ni formal reglamentación. Es un círculo absurdo donde se vulneran los principios escolásticos, las fórmulas académicas, los profesionalismos artísticos». Retendré entre las expresiones ges-tuales más o menos ejemplares de P. de R: una caza de mariposas, un concurso de mecanografía, reuniones, conferencias y obras de teatro «absolutamente privadas», o incluso, entre muchas otras fantasías, la edición de libros de un ejemplar y «un baile de lo cursi». Pero más aUá de estas acciones que hay que Uamar subterráneas, ¿no hubo en el plano individual un reconocimiento del surrealismo, sin que se hubiera establecido en el origen ningún contacto directo con los miembros del grupo francés? Porque si la palabra «surrealismo», en su primera acepción, se refirió al grupo y a su evolución —el surrealismo definido por una tautología sin embargo necesaria—, engloba también a todos los que, independientemente de su pertenencia (declarada o no) al movimiento, han «sufrido» con una cierta intensidad la influencia directa del surrealismo o han «obedecido » a estímulos semejantes. Pérez Minik recuerda que «casi de memoria se sabían los manifiestos de André Bretón, el Tratado de estilo de Louis Aragón, y el Clavicordio de Dide-rot de Rene Crevel, los objetos surrealistas, los collages surrealistas, los sueños surrealistas, los "documentos" surrealistas, los juegos surrealistas, los automatismos surrealistas » '". Espinosa afirma haber tenido conocimiento del su-rreahsmo desde la publicación del primer Manifiesto, en 1924 ", pero es en 1927 cuando por primera vez se refiere al «superrealismo» y lo hace en sentido contrario al normal' 2. Los pródromos del surrealismo en su obra lírica no aparecen hasta 1930, en una época marcada por la destrucción de los valores ultraístas y por la disolución moral de la «generación de La Rosa de Los Vientos». Su relato Crimen es considerado desde su aparición como «un exponente indiscutible del surrealismo en la nueva literatura española. Muchos de los relatos que se agrupan en Crimen corresponden al movimiento inicial, cuando en La Gaceta Literaria aparecen las primeras producciones de Salvador Dalí, Alberti, Giménez Caballero, Espinosa, y algunos de mis poemas en prosa [...]»'•'. Esta filiación es, ciertamente, importante: Espinosa se presenta a sí mismo en abril de 1931, en su «Oda a María Ana, primer premio de axilas sin depilar de 1930», como «alcantariUero de sueños adversos», homenaje directo a Yo, inspector de alcantarillas de Giménez Caballero. Pero sería necesario también ir a fuentes más lejanas. Violencia del verbo y de las intenciones, humor negro, poder erótico de la revolución llevada a sus últimas consecuencias; toda la obra es una «máquina de guerra» para hacer zozobrar el pensamiento bajo el soplo frenético escapado de las fraguas de Mal-doror y de los vapores del romanticismo negro. Espinosa no fue el único, ciertamente, en España que exaltó la obra del Conde de Lautréamont (traducida en 1925), pero fue el único que la situó bajo la luz surrealista, e hizo sentir su fascinación y sus interminables ondas de choque: «Los surrealistas franceses han erigido en un café de París una estatua al conde de Lautréamont [...]. Y hay un conde de Lautréamont B., para quien tienen hoy su superior ternura los corazones de los surrealistas franceses. Este es el conde de Lautréamont que más puede interesar a los españoles de ahora» '"*. A la aportación de Espinosa iban pronto a añadirse, a partir de 1932, las contribuciones poéticas —y a veces teóricas— a la estética del surreahsmo de Pedro García Cabrera, Emete-rio Gutiérrez Albelo y Domingo López Torres, que están entre las más densas y las más originales de la literatura 7. El Sociatista [Santa Cruz de Tenerife), n." 14, noviembre. 1934. El Círculo de Be. Uas Artes era entonces el refugio de pintores académicos como Cuezala, Bonnín. con respecto a quienes G.A. no manifestó ninguna simpatía. 8. "En el Círculo de Bellas Artes. Exposición del libro contemporáneo», Lu Tarde, 8-IV-193L 9. Eduardo Westcrdabl, «Introducción de P. de P.». La Tarde. 31-X11-1929. 10, D. Pérez Minik. obra citada, págs. 46-47. 11. «En el Ateneo, La Conferencia de André Bretón». íji Tarde, 17-V1935, 12, Agustín Espinosa. «Azores mudados». IM Riysa de Itis Vientos. Tenerife, n," 1. abril 1927. págs, 9-10, 13, Kamnn Feria, «Crimen y el surrealismo literario en España ». In Tarde. 16-1-1935, Los primeros fragmentos de Crimen (ed, G.A,, 1934) se publicaron en Ija Gaceta literaria V en el Heraldo de Madrid. Sobre Espinosa, const'iltese el importante cn-savo de Miguel Pérez Corrales. Aguíitín Espinosa, entre el mito r el sueño. Ijis Palmas. Ediciones del Cabildo Insular de Gran Canaria. 1986. 14, Agustín Espinosa. «Es- ([ucma de Lautréamont B,», Heraldo de Madrid. 13-X1-1930, Iji obra de Lautréamont había igualmente entusiasmado a Alberti, quien había considerado incluso dedicarle una serie de conferencias. [„] española. Son estos cuatro astros mayores quienes dibujaron los contomos de la constelación canaria, tal y como podía ser percibida en mayo de 1935. LA EXPOSICIÓN Anunciada desde varios días antes en la prensa local, la Exposición surrealista se inauguró en el Ateneo de Santa Cruz el 11 de mayo a las 16 horas, en presencia de todos los redactores de G.A. La apertura, prevista hasta el 21 de mayo, se prolongó hasta el 24 «en atención a su importancia y al crecido número de personas que continúan visitándola» '5. El Ateneo de Santa Cruz, situado en la Plaza de la Candelaria (hoy Plaza de la Constitución), había sido fundado en febrero de 1934 y estaba presidido desde abril de 1935 por Agustín Espinosa"". Son presentadas setenta y seis obras (pinturas, dibujos, collages y fotografías), testimonio a la vez del itinerario histórico recorrido ya por la pintura surrealista, y de su preocupación permanente de renovación. Así, a los grandes mayores como son Arp, Chirico, Dalí. Duchamp, Emst, Giacometti, Magritte, Miró, Picasso, Man Ray y Tanguy, se les unen jóvenes artistas recientemente aparecidos en el grupo: BeHmer, Brauner, Domínguez, Valentine Hugo, Maurice Henry, Marcel Jean, Dora Maar, Meret Oppenheim y Styrsky. El catálogo comprende veinticuatro páginas ilustradas con doce reproducciones. La cubierta, concebida a la manera de un «papel desgarrado» de Arp, precisa que la exposición está organizada por Gaceta de Arte. El prefacio es de André Bretón y retoma el texto de su conferencia del 29 de marzo de 1935 en Praga: «Situación surrealista del objeto / situación del objeto surrealista»'". Destacaremos sin embargo este añadido (p. 10) que rinde homenaje una vez más a los pintores españoles del grupo: «A partir de 1925 la obra universalmente admirada de Pablo Picasso ha tomado históricamente la calificación de surrealista. En estos últimos años nuestro amigo Osear Domínguez ha hecho pasar por el arte surrealista, en el que la gracia de Picasso, de Miró, de Dalí, no ha cesado nunca de hacer circular la más bella sangre española, el silbo ardiente y perfumado de las Islas Canarias». Un ejemplar de este catálogo conservado en los archivos de Eduardo Westerdahl indica el precio de venta de las obras, escrito a mano por Bretón (de 150 a 2.500 pesetas para los cuadros; de 50 a 400 para los dibujos, collages y fotografías). Domingo López Torres presenta minuciosamente la exposición, y la compara con una cruzada internacional, con una especie de misión evangélica o de campaña proselitista: «He aquí cómo por el cielo de la isla Ueno de claridades pasa rápidamente un extraño meteoro. Se trata de esta cruzada de arte surrealista que va a clavar el nombre de Tenerife en el itinerario de las artes y a mantener viva en el archivo de las edades la fecha histórica de este feliz acontecimiento. [...] Cruzada de arte surrealista de verdadera trascendencia, de insospechada ventura, descubrimiento de los ocultos valores que no hemos sabido destacar, misión de poner claridad para la comprensión de la posición más valiente en el arte, en la moral y en la política » '**. La única reseña negativa se publicó en el periódico ul-tracatólico Gaceta de Tenerife bajo la rúbrica «Pura Realidad» («Una dama de la más alta sociedad tinerfeña»). Arremete directamente contra Agustín Espinosa, que el 25 de abril de 1935 había sido nombrado director del nuevo Instituto Nacional de Segunda Enseñanza de Tenerife: «Mi idea, me creo un ser bastante normal, es de que varios enfermos con la imaginación ya en el último grado se dieron cita para saber cuál pintaba más disparates, y hasta la sublime belleza, el bello ideal de ser madre lo han ridiculizado bajo su aspecto más repugnante. Empiezo a vislumbrar que estos son unos de tantos frutos brillantes de esas semillas lanzadas a todos los vientos y que vemos germinar, sobre todo, desde la post-guerra en todos los ambientes sociales y donde menos se piensa: los semi-hombres, los que no quieren maternidad, cocktailes de todos los gustos, a todas horas, para todos los sexos, niños y niñas que quieren vivir su vida (vida artificial de Cine), estupefacientes, estudiantes sin libros y en perpetua vagancia ayudando a los catedráticos en continuas vacaciones [...]»''^. Es interesante señalar que es igualmente el único artículo donde se rechaza el uso del galicismo «surrealismo» en provecho del «superrealismo». La Exposición surrealista es designada, con frecuencia, como la «segunda Exposición Internacional del Surrealismo», aunque no haya sido tenida como tal por André Bretón 20. El Ateneo no se transformó en «entorno poético» concebido 15. «Clausura de la Exposición surrealista». La Prensa^ 22-V-1935. 16. Sobre la intesa actividad de Espinosa en el Ateneo de Santa Cruz, reinitiremos al artículo de Juan Manuel Tru-jillo. «El Viera de Agustín Espinosa ». La Tarde^ 6-111-1936. 17. Este extracto de la conferencia «Situación surrealista del objeto» es reproducido en Cahiers d'An, París, n." 5 - 6, 1935. El mismo texto será traducido ai año siguiente ai inglés en el catálogo de la ¡ntemationaí Surrealist Exki-hition. de lx>ndres. 18. Domingo López Torres, «Una cruzada internacional de arte surrealista». 1M Tarde, IO-V-1935. 19. Pura Realidad, «Superrealismo », Gaceta de Tenerife. 21-V-1935. 20. André Bretón. «Introducción á l'Exposition Internationale du Surréalisme». Le Surréatvime et la ¡leítuure. París. Gallimard 1965. p377. I 44 I JACQUELINE Y ANDRE BRETÓN EN SANTA CRUZ DE TENERIFE. 1935. FOTO DE E. WESTERDAHL. [GOBIERNO AUTÓNOMO DE CANARIA.S] alrededor de un tema central, como lo será tres años más tarde la Galerie des Beaux-Arts, con su pesado techo de mil doscientos sacos de carbón y su taxi Uuvioso... Pero eso no explica su ausencia de la relación hecha por Bretón, ya que las fotografías conservadas de las exposiciones internacionales de Copenhague (del 15 al 28 de junio de 1935) y de Londres (del 11 de junio al 4 de juho de 1936) muestran, en suma, colgaduras tradicionales. Bretón insiste igualmente en la necesidad de afirmar el carácter colectivo del modo surrealista, y de situarlo en relación con la época y con el lugar. La exposición de Santa Cruz se debió ciertamente a la iniciativa de los redactores de G.A., pero estos no participaron en su concepción ni en la elección de las obras. Aparte de Styrsky cuyos coüages acaban de ser descubiertos por Bretón y Eluard en Praga, ningún otro de los artistas presentados justifica verdaderamente la apelación de «exposición internacional». Si Domínguez, Dalí o Miró tuvieron un papel importante en la difusión del surrealismo en España por el hecho mismo de que eUos no dejaron nunca de viajar de un país a otro, permanecen íntimamente ligados a la vida del grupo parisino. La ausencia más significativa es quizás la de Maruja Mallo, a la que Bretón parece que conoció en 1933, y que fue saludada desde 1928 por varios de los fiíturos fundadores de G.A. ^i. Otro caso particularmente ejemplar es el del pintor Juan Ismael, «El segundo antecedente del surrealismo en Canarias», quien se presentó a sí mismo como uno de los participantes en esta «importantísima Exposición Internacional Surrealista» de mayo de 1935 ^2. Sus primeras obras surrealistas no serán en realidad expuestas hasta noviembre de 1935, en el Centro de Exposición e Información permanente de la Construcción de Madrid. Domingo Pérez Minik, en su Facción espartóla surrealista de Tenerife, menciona la existencia de una «exposición de Objetos Surrealistas» que prepara la Hegada del grupo surrealista: «Era provocadora, desvergonzada, insultante, por sus contenidos eróticos, los títulos delirantes, las cosas concretas presentadas, vacinülas, sexos, relatos sacrilegos, una magia en acción, insultos a todas las convenciones establecidas, poL'ticas, religiosas y sociales, a través de las representaciones plásticas, los cachivaches más inverosímiles y las composiciones escultóricas que alcanzaban el campo magnético de la paranoia»2*. Se trata en realidad de la Exposición de arte contemporáneo *.'^.v>>,% • yAi VAW organizada en el Círculo de Bellas Artes, del 10 al 20 de junio de 1936, por G.A. en colaboración con la asociación barcelonesa ADLAN. Al final del catálogo, cuyo texto es de Eduardo Westerdahl, se enumeran siete objetos surrealistas: OBJETOS SURREALISTAS a El encuentro de materias exaetus Osear Domínguez b Fin de un día sin averUuras » » c Heroica Eduardo Weslerdahl d Amorosa » » e El agu/em de la hajalflta reprimida Domingo Véreí Minik f Aparición y desaparición de urui mujer rubia Pedro Gart-ía Cabrera g Martes, 40 de enero 1936 Luis Ortiz Rosales Todos estos objetos habían sido concebidos en forma de juego, por el solo placer, sin material sofisticado ni aprendizaje particular: era la obra de «técnicos desinteresados» más 21. Ver en espcrial: Flrnesto Pestaña. «Maruja Mallo». IM Prensa, 6-1-1928. En la cubierta de Lancelot 28"-7" de Espinosa, se puede leer el a n u n- (io de un libro —inédito— ti-iiiiado El Alie de Maruja Mallo («40 dibujos con un prólogo de Agustín Espinosa »). Maruja Mallo conoció efectivamente a Bretón con ocasión de su exposición parisina en la Galena Fierre, en 1933. El catálogo de su exposición madrileña organizada por ADLAN (del 16 de mayo al 5 de junio de 1936) reproduce un cuadro surrealista de 1930. «Espantapája-ros>: «Pr, • . con opiedad Bretón». 22. mae Mvlos, la d< «Cor 1». DeMirw. I4-IX-1957. 23. lada D. Pérez „ p. 50. Mini mención A n d re 1 Juan Is- Bart'clona. ik. obra ci- [„] bien que de profesionales competentes, de «fabricantes» en el sentido en que se dice fabricantes de moneda falsa. No podían tener precio ni influencia en el mercado del arle y no existieron probablemente más que el tiempo de la exposición, sin haber sido fotografiados, con lo que se redujo lo que podía subsistir aún del aura en el objeto concebido como ejemplar único. La única huella que se conserva hoy de estos objetos es esta descripción publicada en La Tarde, firmada por un tal «Paradox»: «Con una escupidera vieja y sin fondo, una mazorca de maíz con camisa y greña, un hueso de melocotón, una cabeza de muñeco y algún otro chisme, formaron un cuadro al que colocaron este epígrafe: "Lo que se quedó para vestir santos". Y bajo unos aros viejos de cemento, formando montañas, pusieron este otro: "Cervantes y Shakespeare fueron unos imbéciles". [...J Y en otro, formado por cacharrería variada, un "bubango" en mal estado y un trozo de musgo marítimo, pusieron en pie: Viaje de ^ BRETÓN, SIN TITULO {JE VOIS.J IMAGINE. GM.U-un cangrejo al planeta Marte"»... ^i. No es sorprendente que MARD, 1991) todas estas obras se relacionen con el lenguaje, por el título o por las inscripciones: en la conferencia «Situación surrealista del objeto», en parte reproducida en el catálogo de la Exposición surrealista de Tenerife, Bretón definió por primera vez su fórmula personal del «poema-objeto» como «experiencia que consiste en incorporar a un poema objetos usuales o no, más exactamente en componer un poema en el que los elementos visuales encuentran sitio entre las palabras sin que nunca se haga un doble uso con ellas». El objeto parece así crear un lugar de encuentro o un juego de vaivén entre lo escrito y lo visual, llevando al lector-espectador a leer allí donde debía ver, y viceversa, como si una impensable complicidad se manifestara en adelante entre las palabras y las cosas. LAS CONFERENCIAS El jueves 16 de mayo de 1935 Bretón pronuncia una primera conferencia en el Ateneo de Santa Cruz sobre el tema Arte y Política, «uno de los más debatidos y actuales» ^5. Una reseña publicada al día siguiente en La Tarde nos informa de que Espinosa hizo la presentación y la traducción: «El público advierte que se encuentra ante una figura de un poder persuasivo extraordinario. Sus apartados son subrayados con grandes aplausos. «Las islas Canarias —dice— a pesar de su belleza física, a pesar del privilegio y de su situación económica, no pueden estar al margen, no pueden quedar fuera de la angustia del mundo». Dedica un fervoroso elogio a la inquietud cultural de Tenerife y a la revista Gaceta de Arte y a su redacción que —dice— desempeñan una misión decisiva y un papel importante en la discusión de las nuevas ideas culturales» '^^. Según la relación publicada en septiembre de 1935 en G.A., «Actividades del grupo surrealista en Tenerife», Bretón hizo algunos días más tarde «un acto de afirmación poética» en el Puerto de la Cruz, en compañía de Pedro García Cabrera y de Agustín Espinosa. Esta segunda conferencia en el Círculo de Amistad XIV de Abril se anunció igualmente para el 23 de mayo en La Tarde y en una octavilla difundida el mismo día. 24. t'aradox, «La vida en broma. Surn^alismo infantil». La Tarde. 20-VI-1936. 25. «Conferencia de André Bretón », La Pmnsa, 15-V-1935. 26. «lii Contei^ncia de André Bretón en el Ateneo", La Tarde. 17-V-1935. [«] También es mencionada entre las «actividades surrealistas » una conferencia de Benjamín Péret. Pronunciada en español sobre el tema «Análisis Marxista de la Religión», fue organizada por la Agrupación Socialista del Puerto de la Cruz en el Cine Olympia, el domingo 26 de mayo a las 21 horas. Parece que el día anterior por la noche hubo otra intervención de Péret en el local de la Agrupación Socialista Tinerfeña. «[sobre] un tema fiel a la táctica surrealista» 2''. Podemos fácilmente imaginar lo que fue el discurso de Péret, con la religión en posición destacada entre las «fuerzas oscurantistas» a las que el surrealismo debía combatir. En la octavilla «¡Al fuego!», de 1931, el «porvenir de la Revolución» se opone a la «miseria del cristianismo », a propósito de los levantamientos que, en España, sustituyeron las hogueras de la Inquisición por «la gran claridad materialista de las iglesias incendiadas». Esta ofensiva contra la «internacional del beneficio» y su aliada la religión constituye uno de los temas comunes a los surrealistas y a la mayor parte de los redactores de G.A. En diciembre de 1936, Espinosa será denunciado por la revista falangista Acción precisamente por su anticlericalismo y por su colaboración en G.A., «revista que, por el mero hecho de ser católico, Uama a un gran pensador español "ratón de iglesias" y "engendro de sacristías" y otras mü lindezas por el estilo» ^^. LA PARTIDA que emprendió la labor de despejar lo mejor posible el sentido de nuestro tránsito y crear alrededor de nosotros una atmósfera de fiesta. No habrá un minuto feliz que no nos vuelva a traer lo más delicado del pensamiento y del arte de Tenerife ^*^. Todos los hechos y gestos del grupo surrealista, desde el 4 de mayo, habían sido efectivamente anunciados y comentados en La Tarde (dieciocho artículos) y La Prensa (trece), cuyo papel es igualmente elogiado por Benjamín Péret en su artículo de despedida: Todo el mundo conoce est-a angustia de la despedida, donde con el humo del tren el andén de la estación desaparece encubierto por un pequeño pañuelo de mujer que huye a todo vuelo como un pájaro asustado. Así es como hemos abandonado Tenerife, ayer noche, André Bretón y yo. La isla, que no hemos visto borrai-se en el horizonte, penetraba a nuestro sueño y se desangraba en blanco como la cabellera del cactus de vuestras montañas y que será en adelante una amante, donde todos mis deseos intentarán fijarse. Las tres semanas que he pasado entre vosotros son para mí como el arco iris para el paisaje que recuerda el aguacero que acaba de recibir. Mi querido amigo Osear Domínguez me hablaba muchas veces de vuestro país, que yo sabía ya maravilloso, y que admiro más todavía ahora que lo í'onozco un poco mejor. Pero aún Uevo a París un recuerdo magnífico de la gente que he encontrado allí, los camaradas de Gaceta de Arte y del Ateneo de Santa Cruz de Tenerife, y no quiero olvidar tampoco a la prensa, cuya acogida cordial refleja una independencia que contrasta con la venalidad de los periódicos franceses. Y cuando ya metido en otra agitación yo regrese a estos días bañados de sol, es en Tenerife en quien pensaré, en su cielo, en sus flores y en sus mujeres que con ellas rivalizan '^^. El grupo surrealista inició el camino de vuelta el 27 de mayo por la tarde, no sin que Bretón hubiera agradecido la acogida de sus amigos de G.A. y a la prensa de Tenerife: Cuando en mi último Übro de poemas, Cair de Veau^ me había propuesto ambiciosamente dar una réplica moderna a la gran llamada nostálgica que podemos ver en el poema de Goethe; «Kennst du das land wo die Citronen blüh'n» y en la estrofa de Baudelaire: «Mon enfant, ma soeur, / Songe a la douceur / D'aller la bas vivre ensemble! / Aimer á loisir, / Aimer et mourir / Au pays qui te ressemblel», era en las Islas Canarias donde yo había pensado, era una «Invitación al viaje» a las Islas Canarias lo que yo escribía entonces. Y es, más allá de toda espera, la realización de un sueño que he conocido en Santa Cruz de Tenerife, durante estos veinte días en que mi corazón no ha sido otro sino el de vuestro país encantado; Benjamín Péret y yo agradecemos a nuestros grandes amigos de Gaceta de Arte y del Ateneo su acogida inolvidable, que reúne, detrás del «San Carlos» en nuestro regreso a Francia, todas las alegrías de la inteligencia con las estelas de vuestras flores. Gracias a la prensa verdaderamente independiente de Santa Cruz, gracias a La Tarde, El mensaje de Péret publicado el 1 de junio en La Prensa se reproduce el 6 de junio en Diario de Las Palmas con esta presentación: «Durante algiín tiempo, como sabrán los lectores, ha permanecido en Tenerife un grupo de artistas surrealistas de prestigio internacional, los cuales han celebrado en aquella isla conferencias, exposiciones y otras manifestaciones de arte nuevo. Dichos viajeros, que no pudieron realizar una permanencia en Las Palmas con los mismos fines espirituales por dificultades económicas, han emprendido su regreso a París, pasando por nuestra ciudad, desde donde enviaron a Tenerife la siguiente afectuosa despedida». Señalaremos, en fin, que La Tarde había desempeñado un importante papel en la difusión del surrealismo en Tenerife desde que Ernesto Pestaña Nóbrega (el dedicatario de Crimen) creó un suplemento consagrado a «La Nueva Literatura » en abril de 1929. La palabra «surrealismo» aparece allí 27. "La intervención surrealista en Tenerife». La Tarde. 23- V-1935. 28. CIAR, «Ayer lo vi con la camisa azul». Acción. Las Palmas. 2-X1I-1936. 29. André Bretón. "Despedida y recuerdo de Tenerife», IM Tarde, l-VI-1935. 30. Benjamín Péret, «Despedida », La Premo. l-VI-1935. I-os tres t<'xtos de André Bretón V Benjamín Pérel están inéditos en francés. ["] desde el segundo número, el 27 de mayo de 1929, a propósito de la pintura «de dominantes calidades interiores». La Prendí, igualmente, había abierto en 1932 un espacio reservado a los redactores de G.A. («Expresión de G.A.»), donde se publicaron los más importantes artículos de Domingo López Torres consagrados al surrealismo. EL SEGUNDO ASUNTO DE «LA EDAD DE ORO» Los tres franceses dejaron a sus huéspedes un arma explosiva, una obra de arte detonante que iba efectivamente a funcionar como foco de deflagración: La Edad de Oro, película realizada en 1930 por Luis Buñuel sobre un guión escrito con Salvador Dalí, tesoro incomparable cuya proyección debía permitir al grupo canario cubrir los gastos ocasionados por la estancia de los franceses. La Edad de Oro es una larga protesta donde el amor aparece como la única gran esperanza, la revolución mayor del hombre. Es un «documental» que se sitúa mucho más allá de todas las acrobacias gratuitas y de todos los artificios técnicos. Peh'cula sacrilega, violentamente anticristiana, que ridiculiza todos los conformismos del decoro, que insulta el sentimiento de la familia, el patriotismo y el humanitarismo, es, indiscutiblemente, la primera y la más alta expresión cinematográfica del surrealismo. 1^ proyección de La Edad de Oro se anunció en La Tarde a partir del 20 de mayo, no sin que se multiplicaran las prevenciones: «Dado el carácter del film y la violencia moral y sexual de muchas escenas, la Empresa recomienda la no asistencia de señoras y señoritas a este espectáculo para evitarles las naturales molestias al ser heridas en muchos de sus sentimientos y prejuicios morales» -^i. El 30 de mayo. Espinosa publica en ¿o Tarde un artículo soberbiamente provocador, «Hacia una moralización de la moralina», en respuesta directa a los ataques furibundos «contra el cine inmoral» orquestados desde principios de mes por la Juventud Católica Femenina: «Para llegar a la exacta expresión de sus propósitos, los autores de la Edad de Oro han tenido que olvidarse de que todavía hay hombres en el mundo que no han acabado de limpiarse del todo las telas de araña que les enredaron sobre las sienes unos caducos preceptos organizados dentro de los más estrechos, pusilánimes y ultrarroñosísimos cauces. Si 'el hombre' es dueño de sus propios instintos tanto o más que el buen burgués de su automóvil y de su casa, es preciso dejarle la propiedad de ellos, para que se salve por sí solo, y no levantarle una valla de acero ante cada uno de sus pasos». El ataque es claro, y el periódico Gaceta de Tenerife, que no se equivocó en esto, desató una imprudente campaña de prensa para que la película fuera boicoteada, protestó contra la repugnante pornografía de ese espectáculo bolchevique: La Edad de Oro «es la herejía criminal en manos de quienes han perdido toda sensibilidad y todo sentimiento artístico; [...] es el nuevo veneno de que se quieren valer el judaismo y la masonería y el sectarismo rabioso y revolucionario para corromper al pueblo» ^2. Ya, el 3 de diciembre de 1930, la Liga de los Patriotas y la Liga Antijudía habían saqueado el Estudio de las Ursulinas, en París, donde se estaba proyectando la película... Con La Edad A, BRETÓN, SIN TITULO ¡JE mis. J'IMAGINE, GALLI-MARD, 199IJ 31. Anuncio publicado en ¿a Tarde A 29-V-1935. 32. ..1.a Edad de Oro», Gaceta de Tenerife. 14-V-193D. ["] de Oro, el surrealismo desborda ampliamente las estrechas fronteras del arte y de la literatura. Donde se manifiesta el sentido moral de su reivindicación es en la violencia del escándalo con que se acoge la proyección de la película: «Jamás se había conocido en la isla tanta procacidad de lenguaje contra una manifestación artística y cultural, ni nunca como entonces, en este plano de las actividades creativas, la libertad de expresión se vio tan estrangulada por las fuerzas que representan la reacción» '•'. Finalmente, el IP de junio, la víspera de su proyección en el cine Numancia, la película fue suspendida por el gobernador civil de la provincia, a la espera de una comunicación de las autoridades competentes de Madrid. El 15 de junio, cuando se había recibido el permiso de la censura para ser presentada como proyección privada. La Edad de Oro es definitivamente prohibida por la presión de las asociaciones católicas. Un año más tarde, el 19 de juho de 1936, la Gaceta de Tenerife reproducirá con alegría el bando del comandante militar de Canarias declarando el estado de guerra en todo el archipiélago. EL BOLETÍN INTERNACIONAL DEL SURREALISMO La publicación en Tenerife de un Boletín Internacional del Surrealismo, expresión de identidad de designios entre el grupo parisino y el de Santa Cruz, se anunció en un reportaje pubhcado el 27 de mayo en La Tarde: «Dentro de breves días aparecerá en Tenerife, editado en francés y español, el núm. 2 del Boletín del Surrealismo, cuyo primer número se publicó en Praga en francés y checo, y en el que figuran unas posiciones sobre el panorama intelectual de España, que podemos adelantar son las más valientes y destructivas que han aparecido en plan de crítica sobre la intelectualidad española». Este folleto de nueve páginas numeradas en formato 29,7 X 21 está fechado en «Santa Cruz de Tenerife, octubre de 1935» y lleva la precisión «pubhcado por el grupo surrealista de París y Gaceta de Arte de Tenerife (Islas Canarias)». Se notará que la fecha es posterior a la que figura en el n." 3, publicado «en Bruselas por el grupo surrealista en Bélgica, el 20 de agosto de 1935». Con excepción de las leyendas de las ilustraciones que están en español, el número es enteramente bilingüe, con el texto dispuesto en dos columnas en cada página (reservada la de la izquierda al español). Las ilustraciones son las siguientes: en primera página, la reproducción de un cuadro de Osear Domínguez, «El Cazador» (1933-1934); en la página 7, un grabado de Picasso evocado por Bretón en el boletín, «Muerte de Marat»; en la página 8, tres fotografías del grupo surrealista de su estancia en Tenerife. Según André Blavier, «la banda que rodea el Boletín...» reproduce «El espejo falso» de Rene Magritte ^^. El texto está colectivamente firmado por los dos franceses. Bretón y Péret, y por los redactores de G.A.: Agustín Espinosa, Pedro García Cabrera, Domingo López Torres, Domingo Pérez Minik y Eduardo Westerdahl. Emeterio Gutiérrez Albelo está extrañamente ausente, y tampoco figura su firma en la octavilla «Manifiesto de Gaceta de Arte contra la campaña de un diario de esta localidad» '^^. Las cinco primeras páginas de esta declaración están compuestas a la manera de un puzzle a partir de extractos de la conferencia de Bretón en el Ateneo, «Posición política del arte de hoy», y de una entrevista que habría debido ser publicada por la «Revista socialista de Cultura» índice^''. La comparación de las versiones española y francesa revela algunas divergencias: la inserción en la traducción española de «perfecto» y «perfectamente », cuando se trata de una declaración de Bretón, nos da una idea bastante precisa del magnetismo ejercido por este último y de la veneración de la que fue objeto por parte del traductor —verosímilmente Domingo López Torres, que fue también el autor anónimo de la entrevista de índice. Este segundo número del Boletín Internacional del Surrealismo está íntegramente consagrado a la situación de la poesía y del arte en relación con las instancias llamadas revolucionarias en el momento en que el estaünismo coloca por todas partes la famosa «vuelta al orden». El problema de la condición revolucionaria de la obra de arte está allí planteado con una particular acuidad, y en términos pasablemente conminatorios en opinión de Aragón —el cual, «sometido a las rígidas consignas del PCF», se desvive sin cuento por precipitar el triunfo del realismo socialista. El peso del compromiso político resulta muy oneroso en vísperas del «Congreso internacional para la defensa de la Cultura» que, en junio de 1935, va a marcar la ruptura definitiva de los surrealistas con el PCF 37. Por eso no es extraño ver que este manifiesto 33. «El caso del film surrealista «La Edad de Oro» en Tenerife », G.A,. n." 35. sep-liembre, 1935. 34. Patrick Waldberg, Ma-gñtte, Bruselas, André de Ra-che, 1965, p. 293 (Bibliografía establecida por André Blavier). 35. La Tarde. 18-VI-1936. Si la redacción del Boletín no fue plural, la discusión parece haber girado sin embargo en torno al apoyo a la posición definida por Bretón. Esto puede explicar en parte el retraso en su publicación y la ausencia de Gutiérrez Albelo que estuvo probablemente en desacuerdo con las resoluciones antirreligiosas de este texto. 36. Bretón reproduce esta entrevista en Position politi-que du surréalisme (1935). La revista Índice de Santa Cruz de Tenerife, fundada por López Torres, no tuvo de hecho más que dos niímeros (marzo y abril de 1935). Se notará igualmente que índice se imprimió en los mismos talleres que C.A. (Imprenta Sans), y que la cubierta fue dibujada por Luis Ortiz Rosales, autor igualmente de la tarjeta de invitación para La Edad de Oro. 37. El discurso de Bretón en el Congreso de junio de 1935 —leído por Eluard en las peores condiciones^ es reproducido igualmente en G.A... n.^ 35, septiembre, 1935. Figuran en la prensa española varios artículos que evocan estos acontecimientos. Especialmente: J. V. Foix, «Rene Crevel se da la muerte », La Publicital. 24-VI- 1935; D. Pérez Minik, «Du Temps que le |sic] surréalis-tes avaient raison», G.A., n.° 36, octubre, 1935. Entendemos en el artículo de Foix que otro Boletín /ntemacio. nal del Surrealismo habría debido ser editado en Barcelona, pero quedó en proyecto. [*'] TENERIFE, POSTALES ENCARTADAS POR BRETÓN EN EL EJEMPLAR DE EL AMOR LOCO DE JACQUELINE LAMBA [MNAM, PARÍS] se reviste del ceremonial de una letanía de referencias ideológicas al marxismo, y se presenta como un programa de acción situado bajo el signo de la agresividad y de la unión con el proletariado —elementos que tienden, al contrario, a difuminarse en el discurso oficial del PC en favor de términos más vagos 38. G.A. no se quedó al margen de este gran debate europeo cuya ola que entonces cala hondo va pronto a romperse con la Guerra Civü española •''^. El Boletín testimonia una colaboración con el grupo surrealista mucho más estrecha que la que hace suponer Pérez Minik*", colaboración que es definida en una declaración de septiembre de 1935 como «una alianza [...] para la defensa de la cultura y de la mtegridad espiritual del hombre de nuestro tiempo y de la libertad de sus actos» *!. Las cuatro liltimas páginas de este nianinesto se detienen, en efecto, «en el paisaje cultural de t-spaña»: el texto arremete contra el «catolicismo intelectua-lizado » de José Bergamín que exhuma en su revista Cruz y naya «las entrañas de una tradición agotada», y, más vigorosamente todavía, contra Ernesto Giménez Caballero, «animador del espíritu fascista en la juventud española», a quien la Asociación patronal de España acaba de hacerle un homenaje público «por los servicios desinteresados prestados a la clase» *2. Pg^o las críticas más violentas se dirigen, sobre todo, a la esclerosis ideológica que empieza a reinar en España, y especialmente a la sumisión de ciertos intelectuales a las consignas de un partido. «Pero lo más lamentable es el analfabetismo de Alberti —de este Alberti que tiene en Francia a su correspondiente en Louis Aragón—, |...] que permite a una editorial católica publicar sus obras completas, que cree liberarse por una profesión de fe política revolucionaria de cualquier otra responsabilidad, y que ignora que la orientación de Sobre los ángeles podía ser para él la vía de una poesía auténticamente revolucionaria» '•'. Pedro García Cabrera había ya anunciado en 1934, en las páginas de G.A., la amenaza que representaban las recientes conclusiones del «C ongreso de escritores» de Moscú, bi el arle, según él, puede esperar de la revolución la apertura de vías nuevas, no puede sin embargo aceptar perder su autonomía y su especificidad en provecho de un partido, de una clase, o de una ideología: Y sin embargo, esta deshumanización del arte actual, en sus forjas más abstractas, tiene una clara filiación revolucionaria, porque ella nos entrega el instrumento formal que posibilita recoger en su día contenidos sociales, a los que hoy sólo cabe presentirlos por hallarse fuera de nuestra realidad presente. Es en el marxismo donde se encuentra una resistencia a este arte. Pero es también en el materialismo histórico dontie radica su razón de ser, donde tiene un refugio ideológico, tan encajonado en él como aquellas otras tendencias artísticas que llevan los fermentos en disolución de la sociedad burguesa, teñidas por un agrio sentido de propaganda, mostrando un paisaje herido de muerte, ese inmenso osario de valores culturales que es el mundo capitalista. Y d e s d e luego, mucho más revolucionario que aquellas otras que se limitan a copiar !a organización socialista del mañana en una forma periclitada, alejada de la sensibilidad de la época'**. Eduardo Weslerdahl define una posición semejante en la larga polémica que lo enfi-enta al ideólogo comunista Nicolás Bujarín, en la que compara «la sovietización del arte» con «la valorización plástica del objeto, tendencia germano-italiana ». Al volver a medios de expresión trasnochados, el 38. Sobre este tema, consúltese el artículo Etienne-Alain Hubert, «Description et analyse du Bulletin International du Surréalisme (1935-1936)», Revue et Tmcts surréalistes, «bulletin de lia¡- son» n.« 8, París, abril. 1935; y la reedición del Boletín por C.B. Morris, El manifiesto surrealista escrito en Tenerife, IM l^aguna. Instituto de Estudios Canarios, 1983. 39. 1^ guerra civil no hará sino cristalizar las diferencias en el seno del grupo surrealista. Si para Benjamin Péret ya no es momento para la efusión poética ni para el discurso político (y participa, primero, en el seno del POUM, después, en la «división Durruli»), Paul Eluard, por el contrario, publica un poema al que hay que llamar «de circunstancia» en UHu-manité, primer signo de ale-jamienlo de la poética surrealista. 40. El autor de la Facción española surrealista de Tenerife recuerda solamente que «se anunciaba también la publicación de un Bulletin International du Surréalisme» (obra citada, p. 64). 41. «Criterio de G.A. sobre el surrealismo», G.A., n.'^ 35, septiembre, 1935. 42. L^ Asociación patronal de España había ofrecido, efectivamente, un banquete al director de IM Gaceta Literaria en el hotel Palace de Madrid, el 15 de marzo de 1935. No parece inútil recordar que Giménez Caballero había respondido a la en- _ cuesta de Bretón y Eluard sobre «el encuentro capital en su vida», en compañía de Domingo López Torres {Mino-taure, n." 3 - 4, noviembre, 1934). 43. Se trata de una doble alusión a El poeta en la calle de Alberti y a su antología Poesía 1924-1930 publicada en 1935 por Cruz y Raya. 44. Pedro García Cabrera. «La concéntrica de un estilo en los últimos congresos», G.A.. n." 31, noviembre. 1934. H arte pierde en ello su esencia, y no puede intervenir en el movimiento revolucionario sino por su propia acción. La pintura «social» se queda, por el contrario, en un género menor, en el sentido de que renuncia casi siempre a hacerse cargo de la «necesidad interior», cara tanto a Bretón como a Kandinsky: El arte no es una dictadura, ni un servicio a forma política, sino algo más profundo que circula en el tiempo, extracto de los problemas de una época, que tenemos que aceptar y no imponerlo. Existe en sus últimas expresiones una poderosa razón, que une por igual las tendencias de huida del objeto real y la vuelta a la naturaleza. La pugna empieza en la utilización de una escuela para fines estrictamente de propaganda política, pero se olvida, en el resentimiento, que existe un panorama de relaciones, que existe una revolución permanente en el arte, que esta revolución no puede ser fijada, sometida, tomada en servidumbre de una conveniencia nacional, sino que, automáfico e inapreciable, el arte cumple como reflejo de su tiempo, coopera en las más diversas actividades de la cultura, sin regresos, sin abandonos, sin esa entrega en que se le quiere presentar, sino en pie, vivo, tomando el pulso exacto de un problema ^''. La obra de arte revolucionaria no «compromete» la responsabilidad de su autor de la misma manera que el discurso del orador político: nos tropezamos una vez más con los equívocos del vocabulario, el mismo término aludiendo a referentes de distinta naturaleza. El mismo argumento había sido ya desarrollado en Miseria de la Poesía. El 'Asunto Aragón ante la opinión pública (1932), que Bretón dedicó a Westerdahl el 27 de mayo de 1935 «en la alegría de conocerlo y de luchar por las mismas cosas, fraternalmente». EN TORNO AL «CASTILLO ESTRELLADO» De este viaje hecho con su nueva esposa, Jacqueline, al archipiélago canario, Bretón trajo un «diario de a bordo» que constituye uno de los textos más deslumbrantes de El amor loco: «El castillo estrellado», publicado en traducción española en la revista Sur de Buenos Aires, en abril de 1936 ^. Poco después de que Praga hubiera sido elegida «capital mágica de la vieja Europa», la isla de Tenerife es elevada «al extremo poético de España» por su maigia cotidiana, por su genius loci que va electivamente a fijar su pensamiento poético. «El castillo estrellado », lo sospechamos, no es un simple «relato de viaje»: las descripciones y los recuerdos, si acreditan la realidad de los acontecimientos que alb' se desarrollan, no son simples documentos más o menos pintorescos. El marco insular escapa a la racionalidad del mapa topográfico, nos choca, al contrario, por el poder de invención de las coincidencias que preside y de las sensaciones que establece. El espejeo del agua bajo los efectos conjugados del sol y de las nubes («el pavo real inmenso del mar vuelve a pavonearse en todas las curvas»), el prodigioso «árbol de salchichas» («¡Qué hambre!») y las pequeñas montgoUieras de la higuera imperial nos recuerdan que estamos en un país donde la «edad de oro» parece haberse perpetuado, donde el hombre se siente todavía más cerca de sus instintos más profundos. El paisaje de mU especies vegetales parece verdaderamente participar de una vida sexual exuberante y sus reflejos visten con un cuerpo radiante las regiones aparentemente más excéntricas del pensamiento. La isla está tallada con la misma materia con la que se hacen los sueños. Es lugar de encuentros decisivos, jalonada por los hilos del recuerdo donde se reencuentran la geología lávica de las «calcomanías sin objeto preconcebido» de Osear Domínguez y la flora augural de los "jardines tragaaviones" de Max Ernst: «sí: son, tal como los inventaba dos meses antes de nuestra ida a Canarias, son los «jardines tragaaviones» de Max Ernst. Entonces tu vida y la mía giraban ya alrededor de estos jardines cuya existencia él no podía suponer y a cuyo descubrimiento sah'a todas las mañanas, cada vez más hermoso bajo su máscara de milano». Pero el momento más radiante del relato es el de la ascensión del valle de La Orotava, luego la subida cada vez más arriba por encima de la vegetación escalonada, hacia las tierras calcinadas del volcán Teide: ascensión hacia el estado de videncia que eleva al poeta a su propio conocimiento y al conocimiento del mundo. Más que los misterios de la Naturaleza, quien retiene aquí la atención es el hombre. Porque, en definitiva, se trata de restablecer su primacía, de afirmar que sigue siendo el único lazo del encuentro entre lo real y lo imaginario. Esta es una de las luminosas lecciones de ese mes canario que vio abrirse «del lado del abismo [...] el Castülo estrellado». S [TfiADUCcióN DE JOSEFA SÁNCHEZ] MMANUEL GUIGON, investigador y crítico francés, es autor de diversos estudios sobre el Surrealismo. Ha sido también comisario de diferentes exposiciones. 45. Eduardo Westerdahl, «Croquis conciliador del arte puro y social», G.Á., n.** 25, abril, 1934. 46. André Bretón, «Ei Castillo estrellado». Sur, Buenos Aires, n.° 19. abril, 1936, págs. 69-99. Bretón había considerado la posibilidad de publicar separadamente esta traducción del «Cháteau étoi-lé » en una pLaquette ilustrada con dibujos de Domínguez o con fotografías de Tenerife (carta de André Bretón a Eduardo Westerdahl, 15 de julio de 1936. Archivo Westerdahl, Santa Cruz de Tenerife).
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Título y subtítulo | En torno al castillo estrellado |
Autor principal | Guigon, Emmanuel |
Publicación fuente | Atlántica : revista de las artes |
Numeración | Número 02-03 |
Sección | Canarias, las vanguardias históricas |
Tipo de documento | Artículo |
Lugar de publicación | Las Palmas de Gran Canaria |
Editorial | Centro Atlántico de Arte Moderno |
Fecha | 1991-11 |
Páginas | p. 040-050 |
Materias | Gaceta de Arte ; Exposiciones |
Notas | Traducción de Josefa Sánchez |
Copyright | http://biblioteca.ulpgc.es/avisomdc |
Formato digital | |
Tamaño de archivo | 5499609 Bytes |
Texto | [«] Sé que siempre habrá una isla a lo lejos mientras viva. A. BRETÓN. LOS vasos comunicantes (1932) EFEMÉRIDES N O R N O CASTILLO E S T R E L L A D O El 4 de mayo de 1935, el «grupo surrealista» es saludado a su Uegada en el periódico La Tarde, por un artículo de Agustín Espino- Sábado 4 de mayo de 1935, 14 horas. André y Jacqueline Bretón, acompañados por Benjamín Pé-ret, desembarcan en Santa Cruz de Tenerife de un carguero de plátanos noruego, el «San Carlos». Este viaje fue cuidadosamente preparado por la «Revista Internacional de Cultura» Gaceta de Arte (G.A.) con objeto de organizar una importante exposición surrealista, respondiendo así al proyecto formulado un mes antes por Bretón «de dar un giro más activo a la objetivación y a la internacionalización de las ideas surrealistas». Previsto desde agosto de 1934', el acontecimiento fue anunciado por primera vez en enero de 1935 —para el mes de abril— en una hojiUa insertada en G.A. (n.° 33, enero de 1935): «Gaceta de Arte» presentará en el Ateneo de Santa Cruz de Tenerife, en el mes de abril, la P gran exposición de arte surrealista. Pintura. Escultura. Cine. Conferencias. Visita a Tenerife de André Bretón. Exposición de obras de Picasso, Dalí, Miró, Chirico, Giacometti, Hans Arp, Osear Domínguez, Yves Tanguy, Valentine Hugo, Brauner, etc. [...] Obras de las recientes exposiciones de París, Copenhague, Praga y de las próximas de Lx)ndres y New-York. La presencia de Paul Eluard es igualmente mencionada repetidas veces en la prensa local, pero el poeta no puede venir, parece que por falta de dinero 2. Por último, a partir del 25 de abril es cuando se inicia la verdadera conquista de la isla, con un artículo de Domingo López Torres publicado en La Prensa, «André Bretón en Tenerife», donde se anuncia con un evidente placer la inminente llegada de este nuevo cuerpo de ejército de revolucionarios: «[...] Sin duda la isla tembló de gozo aquel día y los mares parieron nuevas islas en lejanos países. Tal era la aventura. Las islas, jubilosas, con ansias ecuménicas, empavesaban sus acantilados colgando las banderas más extrañas [...]». por EMMANUEL GUIGON sa que señalaba todavía la presencia de Eluard. Su mensaje de bienvenida es un pastiche basado en la alusión metafórica: los tres franceses son «tres nuevos Reyes Magos» venidos de su lejano Oriente no a lomos de camellos, sino en «trasatlánticos y aviones [que] han expulsado de los diccionarios la palabra distancia». No traen sus tesoros en frágiles cofres de nácar, como en la tradición bíblica, «sino en fuertes cajas de madera, embalado por la mejor agencia parisina de transportes, y custodiado por la más cuidadosa compañía de Seguros de Europa». Lo «nuevo» es para Espinosa la palabra mágica, el ábrete sésamo de todas las puertas, especialmente de las del surrealismo, esta gran enfermedad del siglo que cada día produce una nueva víctima 3. El mismo día, en una crónica publicada en La Prensa, Eduardo Westerdahl se interesa más rigurosamente por la exposición que se está preparando, e insiste en que se trata de un «estreno» internacional del que la isla entera puede estar orguUosa. Pero atrae su atención, sobre todo, la presencia de Picasso*: [...| Entre las obras que vienen a Tenerife no podían faltar las del español Pablo Picasso, a quien toda la crítica conceptúa como uno de los grandes genios de nuestra época. [...] De Pablo Picasso vienen en esta exposición varias telas que se presentan por primera vez en España. [...] Pocas regiones en España pueden enorgullecerse de huéspedes tan destacados y ninguna la satisfacción de una exposición de valor y actuaUdad como esta exposición internacional de pintura moderna. De todo esto ya tendremos sobrada ocasión de hablar en los días que se anuncian. Se trata de un arte fuerte, extraño, y a nosotros nos está reservada la alta ventura de verlo, y de verlo explicado, por primera vez en España. Y finalmente, el 9 de mayo, algunos días antes de la apertura de la exposición, André Bretón publica un primer artículo 1. Paul Eluard. ¡Mtres á Gala, París, Gallimard. 1984, p. 247. 2. Ibid., p. 254. Cana fechada el 2 de mayo de 1935. En abril de 1935, Eluard había estado con Bretón en Praga, primera etapa de esta «ínter-nacionalización del surrealismo ». 3. Así Romanticismo y cuenta nueva de Gutiérrez Albe-lo es presentado como «un übro que un botánico de la hteratura llamaría de poesía sobrerreaüsta. Un libro en el que el subconsciente impone su nueva magia | . . . ] , una gran novedad en la Historia de la Literatura Canaria» (Agustín Espinosa. «Tiento y análisis de Romanticismo y cuenta nueva». La Prensa. 3-III-1934). 4. Eduardo Westerdahl, «Arte moderno en Tenerife», ¿a Prensa, 4-V-1935. Picasso había rechazado en varias ocasiones exponer en España, por invitación expresa de Eugenio d'Ors y del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes. en La Tarde. «Saludo a Tenerife». Después de haber saludado la belleza de la isla y de haber explicado sus intenciones actuales, se detiene en mostrar la aportación original al surrealismo de los artistas españoles: Al llegar a Tenerife me he lavado las manos, con un jabón común que se asemejaba al lapislázuli. Me he lavado las manos de toda Europa. Y primero, de Francia, desde donde venía. Con el temblor de las manos todo saUó. Este temblor, que no es sólo mío, es el de los hombres que sienten con angustia, en el noreste de esta isla, que el mundo social debe ser cambiado si se quiere que los beneficios de la vida no se pierdan irremediablemente, que todavía haya un lugar en la existencia humana para el pensamiento, para la poesía, para el amor. [...] Si eligiéramos, casi de primera intención, para explicarnos aquí, lo que no podemos olvidar, es lo que ha sido y lo que continúa siendo en el surrealismo la aportación de artistas españoles, la de Pablo Picasso. Salvador Dalí, Luis Buñuel, Joan Miró, Osear Domínguez. Su interpretación del mundo resume y exalta milagrosamente todos los aspectos del pensamiento surrealista, a la manera como el Jardín Climatológico de La Orotava agrupa las plantas más raras, nacidas bajo todas las latitudes. Su canto, a la caída del día en este mismo mundo, en la gran zozobra de este tiempo, pone su nota, entre todas, patética y brillante. Yo supe encontrar, por elección, su luz en los mismos colores de esta isla que es como un pájaro. E L SURREALISMO A 28» 7" El viaje de André Bretón a Tenerife fue, sin duda, para el director de G.A. Eduardo Westerdahl, una tarjeta de visita internacional, un arma eficaz para luchar contra cierto aislamiento provinciano, para romper las barreras oceánicas. La revista, en efecto, se había colocado deliberadamente desde su fundación en febrero de 1932, más allá de la cultura vernácula: POSICIÓN Conectados a la cultura occidental, queremos tendernos sobre todos sus problemas, en el contagio universa! de la época, sin huir el pensamiento, sin buscar refugio en tratamientos históricos para los fenómenos contemporáneos. [...] Nuestra posición de isla aislará los problemas, y a través de esta soledad propia para la meditación, para el estudio, procuraremos hacer el perfil de ios grandes temas, descongestionarlos, buscarles una expresión. Sin embargo, no es iniitil recordar que G.A. no fue nunca una «revista surrealista en el extranjero», aunque así haya sido catalogada por Bretón y Eluard en el Diccionario abre- [.,] INALGURACÍON EL n DE MA\U A LAS 6 ÜE LA TARDE EXPOSICIÓN SURREALISTA orimaiiéd» en el Ateneo de Sjnta Crui de Tencriie por Gaceta de Arte ABIERTA DE 11 A IJ Y DE $ A « TODOS LOS DlAS HASTA SL CLAUSURA t i 3i DE MAYO viado del surrealismo (1938). Westerdahl y varios de sus colaboradores vieron en el surrealismo un fenómeno digno de interés, pero sin darle exclusividad. Y la realidad es que los primeros niimeros de la revista privilegiaron a «los abstractos alemanes», al postimpresionismo y al nuevo constructivismo, así como a la arquitectura racional («Arquitectura- Centro de atracción de las artes»), es decir, a tendencias a las que a priori 5 se las ha definido por oposición al surrealismo. Incluso su compaginación y sus investigaciones tipográficas vanguardistas están a cien leguas del modo surrealista que juega con muchas otras instancias escriturarias. La estancia de Bretón en Tenerife no es comparable a una «colonización», aunque fuera pacífica, como dice Domingo Pérez Minik'', pero representa el punto culminante de un movimiento que se expandió desde el interior y cuyas lineas generadoras quedan todavía por esbozar. Lo que se llama la «facción surrealista» de Canarias no se presenta, es 5. Hay que precisar ademá-s que el interés por defcntter a los pioneros de] arte moderno, incluso muy alejados de sus preocupaciones, fue siempre constante en Bretón. Van en este sentido la doble pertenencia de Arp al grupo surrealista y al «Círculo y Cuadrado», y la acogida calurosa a Kandisky en 1933 como «invitado de honor» en la Sala surrealista del Salón de ios Independientes. 6. Domingo Pérez Minik, Facción española surrealista de Tenerife, Barcelona, Tus-quets. 1975. H cierto, como una célula organizada, que obedezca a una disciplina colectiva y que exhiba sus acuerdos y desacuerdos. No es, sin embargo, el fruto de una partenogénesis más o menos artificial. Más bien al contrario parece que haya habido incluso antes de la creación de G.A. varias tentativas de definición en tanto que «grupo surrealista», como lo atestigua esta nota anónima de noviembre de 1931: «Hemos oído decir que se está organizando, en Santa Cruz, un grupo surrealista revolucionario; suponemos que la emprenderán a golpes con los trogloditas del Círculo de Beüas Artes»". Este enunciado compete a lo epidíctico, al deseo de señalarse y de presentarse, de dar existencia como entidad reconocida a un grupo que todavía no está organizado, pero sí animado ya por convicciones comunes. Quizás se trata, en 1931, del grupo «Rebeldía y Disciplina» (R. y D.), cuya actividad efi'- mera conocemos por la reseña de una «exposición del libro contemporáneo» organizada por el citado grupo ^. Igualmente sería conveniente evocar la existencia peregrina del grupo «Pajaritas de Papel» (P. de R), cuyo proyecto singular es presentado por Westerdahl así, en 1929: «Pajaritas de Papel es una sociedad limitada, sin constitución legal, ni formal reglamentación. Es un círculo absurdo donde se vulneran los principios escolásticos, las fórmulas académicas, los profesionalismos artísticos». Retendré entre las expresiones ges-tuales más o menos ejemplares de P. de R: una caza de mariposas, un concurso de mecanografía, reuniones, conferencias y obras de teatro «absolutamente privadas», o incluso, entre muchas otras fantasías, la edición de libros de un ejemplar y «un baile de lo cursi». Pero más aUá de estas acciones que hay que Uamar subterráneas, ¿no hubo en el plano individual un reconocimiento del surrealismo, sin que se hubiera establecido en el origen ningún contacto directo con los miembros del grupo francés? Porque si la palabra «surrealismo», en su primera acepción, se refirió al grupo y a su evolución —el surrealismo definido por una tautología sin embargo necesaria—, engloba también a todos los que, independientemente de su pertenencia (declarada o no) al movimiento, han «sufrido» con una cierta intensidad la influencia directa del surrealismo o han «obedecido » a estímulos semejantes. Pérez Minik recuerda que «casi de memoria se sabían los manifiestos de André Bretón, el Tratado de estilo de Louis Aragón, y el Clavicordio de Dide-rot de Rene Crevel, los objetos surrealistas, los collages surrealistas, los sueños surrealistas, los "documentos" surrealistas, los juegos surrealistas, los automatismos surrealistas » '". Espinosa afirma haber tenido conocimiento del su-rreahsmo desde la publicación del primer Manifiesto, en 1924 ", pero es en 1927 cuando por primera vez se refiere al «superrealismo» y lo hace en sentido contrario al normal' 2. Los pródromos del surrealismo en su obra lírica no aparecen hasta 1930, en una época marcada por la destrucción de los valores ultraístas y por la disolución moral de la «generación de La Rosa de Los Vientos». Su relato Crimen es considerado desde su aparición como «un exponente indiscutible del surrealismo en la nueva literatura española. Muchos de los relatos que se agrupan en Crimen corresponden al movimiento inicial, cuando en La Gaceta Literaria aparecen las primeras producciones de Salvador Dalí, Alberti, Giménez Caballero, Espinosa, y algunos de mis poemas en prosa [...]»'•'. Esta filiación es, ciertamente, importante: Espinosa se presenta a sí mismo en abril de 1931, en su «Oda a María Ana, primer premio de axilas sin depilar de 1930», como «alcantariUero de sueños adversos», homenaje directo a Yo, inspector de alcantarillas de Giménez Caballero. Pero sería necesario también ir a fuentes más lejanas. Violencia del verbo y de las intenciones, humor negro, poder erótico de la revolución llevada a sus últimas consecuencias; toda la obra es una «máquina de guerra» para hacer zozobrar el pensamiento bajo el soplo frenético escapado de las fraguas de Mal-doror y de los vapores del romanticismo negro. Espinosa no fue el único, ciertamente, en España que exaltó la obra del Conde de Lautréamont (traducida en 1925), pero fue el único que la situó bajo la luz surrealista, e hizo sentir su fascinación y sus interminables ondas de choque: «Los surrealistas franceses han erigido en un café de París una estatua al conde de Lautréamont [...]. Y hay un conde de Lautréamont B., para quien tienen hoy su superior ternura los corazones de los surrealistas franceses. Este es el conde de Lautréamont que más puede interesar a los españoles de ahora» '"*. A la aportación de Espinosa iban pronto a añadirse, a partir de 1932, las contribuciones poéticas —y a veces teóricas— a la estética del surreahsmo de Pedro García Cabrera, Emete-rio Gutiérrez Albelo y Domingo López Torres, que están entre las más densas y las más originales de la literatura 7. El Sociatista [Santa Cruz de Tenerife), n." 14, noviembre. 1934. El Círculo de Be. Uas Artes era entonces el refugio de pintores académicos como Cuezala, Bonnín. con respecto a quienes G.A. no manifestó ninguna simpatía. 8. "En el Círculo de Bellas Artes. Exposición del libro contemporáneo», Lu Tarde, 8-IV-193L 9. Eduardo Westcrdabl, «Introducción de P. de P.». La Tarde. 31-X11-1929. 10, D. Pérez Minik. obra citada, págs. 46-47. 11. «En el Ateneo, La Conferencia de André Bretón». íji Tarde, 17-V1935, 12, Agustín Espinosa. «Azores mudados». IM Riysa de Itis Vientos. Tenerife, n," 1. abril 1927. págs, 9-10, 13, Kamnn Feria, «Crimen y el surrealismo literario en España ». In Tarde. 16-1-1935, Los primeros fragmentos de Crimen (ed, G.A,, 1934) se publicaron en Ija Gaceta literaria V en el Heraldo de Madrid. Sobre Espinosa, const'iltese el importante cn-savo de Miguel Pérez Corrales. Aguíitín Espinosa, entre el mito r el sueño. Ijis Palmas. Ediciones del Cabildo Insular de Gran Canaria. 1986. 14, Agustín Espinosa. «Es- ([ucma de Lautréamont B,», Heraldo de Madrid. 13-X1-1930, Iji obra de Lautréamont había igualmente entusiasmado a Alberti, quien había considerado incluso dedicarle una serie de conferencias. [„] española. Son estos cuatro astros mayores quienes dibujaron los contomos de la constelación canaria, tal y como podía ser percibida en mayo de 1935. LA EXPOSICIÓN Anunciada desde varios días antes en la prensa local, la Exposición surrealista se inauguró en el Ateneo de Santa Cruz el 11 de mayo a las 16 horas, en presencia de todos los redactores de G.A. La apertura, prevista hasta el 21 de mayo, se prolongó hasta el 24 «en atención a su importancia y al crecido número de personas que continúan visitándola» '5. El Ateneo de Santa Cruz, situado en la Plaza de la Candelaria (hoy Plaza de la Constitución), había sido fundado en febrero de 1934 y estaba presidido desde abril de 1935 por Agustín Espinosa"". Son presentadas setenta y seis obras (pinturas, dibujos, collages y fotografías), testimonio a la vez del itinerario histórico recorrido ya por la pintura surrealista, y de su preocupación permanente de renovación. Así, a los grandes mayores como son Arp, Chirico, Dalí. Duchamp, Emst, Giacometti, Magritte, Miró, Picasso, Man Ray y Tanguy, se les unen jóvenes artistas recientemente aparecidos en el grupo: BeHmer, Brauner, Domínguez, Valentine Hugo, Maurice Henry, Marcel Jean, Dora Maar, Meret Oppenheim y Styrsky. El catálogo comprende veinticuatro páginas ilustradas con doce reproducciones. La cubierta, concebida a la manera de un «papel desgarrado» de Arp, precisa que la exposición está organizada por Gaceta de Arte. El prefacio es de André Bretón y retoma el texto de su conferencia del 29 de marzo de 1935 en Praga: «Situación surrealista del objeto / situación del objeto surrealista»'". Destacaremos sin embargo este añadido (p. 10) que rinde homenaje una vez más a los pintores españoles del grupo: «A partir de 1925 la obra universalmente admirada de Pablo Picasso ha tomado históricamente la calificación de surrealista. En estos últimos años nuestro amigo Osear Domínguez ha hecho pasar por el arte surrealista, en el que la gracia de Picasso, de Miró, de Dalí, no ha cesado nunca de hacer circular la más bella sangre española, el silbo ardiente y perfumado de las Islas Canarias». Un ejemplar de este catálogo conservado en los archivos de Eduardo Westerdahl indica el precio de venta de las obras, escrito a mano por Bretón (de 150 a 2.500 pesetas para los cuadros; de 50 a 400 para los dibujos, collages y fotografías). Domingo López Torres presenta minuciosamente la exposición, y la compara con una cruzada internacional, con una especie de misión evangélica o de campaña proselitista: «He aquí cómo por el cielo de la isla Ueno de claridades pasa rápidamente un extraño meteoro. Se trata de esta cruzada de arte surrealista que va a clavar el nombre de Tenerife en el itinerario de las artes y a mantener viva en el archivo de las edades la fecha histórica de este feliz acontecimiento. [...] Cruzada de arte surrealista de verdadera trascendencia, de insospechada ventura, descubrimiento de los ocultos valores que no hemos sabido destacar, misión de poner claridad para la comprensión de la posición más valiente en el arte, en la moral y en la política » '**. La única reseña negativa se publicó en el periódico ul-tracatólico Gaceta de Tenerife bajo la rúbrica «Pura Realidad» («Una dama de la más alta sociedad tinerfeña»). Arremete directamente contra Agustín Espinosa, que el 25 de abril de 1935 había sido nombrado director del nuevo Instituto Nacional de Segunda Enseñanza de Tenerife: «Mi idea, me creo un ser bastante normal, es de que varios enfermos con la imaginación ya en el último grado se dieron cita para saber cuál pintaba más disparates, y hasta la sublime belleza, el bello ideal de ser madre lo han ridiculizado bajo su aspecto más repugnante. Empiezo a vislumbrar que estos son unos de tantos frutos brillantes de esas semillas lanzadas a todos los vientos y que vemos germinar, sobre todo, desde la post-guerra en todos los ambientes sociales y donde menos se piensa: los semi-hombres, los que no quieren maternidad, cocktailes de todos los gustos, a todas horas, para todos los sexos, niños y niñas que quieren vivir su vida (vida artificial de Cine), estupefacientes, estudiantes sin libros y en perpetua vagancia ayudando a los catedráticos en continuas vacaciones [...]»''^. Es interesante señalar que es igualmente el único artículo donde se rechaza el uso del galicismo «surrealismo» en provecho del «superrealismo». La Exposición surrealista es designada, con frecuencia, como la «segunda Exposición Internacional del Surrealismo», aunque no haya sido tenida como tal por André Bretón 20. El Ateneo no se transformó en «entorno poético» concebido 15. «Clausura de la Exposición surrealista». La Prensa^ 22-V-1935. 16. Sobre la intesa actividad de Espinosa en el Ateneo de Santa Cruz, reinitiremos al artículo de Juan Manuel Tru-jillo. «El Viera de Agustín Espinosa ». La Tarde^ 6-111-1936. 17. Este extracto de la conferencia «Situación surrealista del objeto» es reproducido en Cahiers d'An, París, n." 5 - 6, 1935. El mismo texto será traducido ai año siguiente ai inglés en el catálogo de la ¡ntemationaí Surrealist Exki-hition. de lx>ndres. 18. Domingo López Torres, «Una cruzada internacional de arte surrealista». 1M Tarde, IO-V-1935. 19. Pura Realidad, «Superrealismo », Gaceta de Tenerife. 21-V-1935. 20. André Bretón. «Introducción á l'Exposition Internationale du Surréalisme». Le Surréatvime et la ¡leítuure. París. Gallimard 1965. p377. I 44 I JACQUELINE Y ANDRE BRETÓN EN SANTA CRUZ DE TENERIFE. 1935. FOTO DE E. WESTERDAHL. [GOBIERNO AUTÓNOMO DE CANARIA.S] alrededor de un tema central, como lo será tres años más tarde la Galerie des Beaux-Arts, con su pesado techo de mil doscientos sacos de carbón y su taxi Uuvioso... Pero eso no explica su ausencia de la relación hecha por Bretón, ya que las fotografías conservadas de las exposiciones internacionales de Copenhague (del 15 al 28 de junio de 1935) y de Londres (del 11 de junio al 4 de juho de 1936) muestran, en suma, colgaduras tradicionales. Bretón insiste igualmente en la necesidad de afirmar el carácter colectivo del modo surrealista, y de situarlo en relación con la época y con el lugar. La exposición de Santa Cruz se debió ciertamente a la iniciativa de los redactores de G.A., pero estos no participaron en su concepción ni en la elección de las obras. Aparte de Styrsky cuyos coüages acaban de ser descubiertos por Bretón y Eluard en Praga, ningún otro de los artistas presentados justifica verdaderamente la apelación de «exposición internacional». Si Domínguez, Dalí o Miró tuvieron un papel importante en la difusión del surrealismo en España por el hecho mismo de que eUos no dejaron nunca de viajar de un país a otro, permanecen íntimamente ligados a la vida del grupo parisino. La ausencia más significativa es quizás la de Maruja Mallo, a la que Bretón parece que conoció en 1933, y que fue saludada desde 1928 por varios de los fiíturos fundadores de G.A. ^i. Otro caso particularmente ejemplar es el del pintor Juan Ismael, «El segundo antecedente del surrealismo en Canarias», quien se presentó a sí mismo como uno de los participantes en esta «importantísima Exposición Internacional Surrealista» de mayo de 1935 ^2. Sus primeras obras surrealistas no serán en realidad expuestas hasta noviembre de 1935, en el Centro de Exposición e Información permanente de la Construcción de Madrid. Domingo Pérez Minik, en su Facción espartóla surrealista de Tenerife, menciona la existencia de una «exposición de Objetos Surrealistas» que prepara la Hegada del grupo surrealista: «Era provocadora, desvergonzada, insultante, por sus contenidos eróticos, los títulos delirantes, las cosas concretas presentadas, vacinülas, sexos, relatos sacrilegos, una magia en acción, insultos a todas las convenciones establecidas, poL'ticas, religiosas y sociales, a través de las representaciones plásticas, los cachivaches más inverosímiles y las composiciones escultóricas que alcanzaban el campo magnético de la paranoia»2*. Se trata en realidad de la Exposición de arte contemporáneo *.'^.v>>,% • yAi VAW organizada en el Círculo de Bellas Artes, del 10 al 20 de junio de 1936, por G.A. en colaboración con la asociación barcelonesa ADLAN. Al final del catálogo, cuyo texto es de Eduardo Westerdahl, se enumeran siete objetos surrealistas: OBJETOS SURREALISTAS a El encuentro de materias exaetus Osear Domínguez b Fin de un día sin averUuras » » c Heroica Eduardo Weslerdahl d Amorosa » » e El agu/em de la hajalflta reprimida Domingo Véreí Minik f Aparición y desaparición de urui mujer rubia Pedro Gart-ía Cabrera g Martes, 40 de enero 1936 Luis Ortiz Rosales Todos estos objetos habían sido concebidos en forma de juego, por el solo placer, sin material sofisticado ni aprendizaje particular: era la obra de «técnicos desinteresados» más 21. Ver en espcrial: Flrnesto Pestaña. «Maruja Mallo». IM Prensa, 6-1-1928. En la cubierta de Lancelot 28"-7" de Espinosa, se puede leer el a n u n- (io de un libro —inédito— ti-iiiiado El Alie de Maruja Mallo («40 dibujos con un prólogo de Agustín Espinosa »). Maruja Mallo conoció efectivamente a Bretón con ocasión de su exposición parisina en la Galena Fierre, en 1933. El catálogo de su exposición madrileña organizada por ADLAN (del 16 de mayo al 5 de junio de 1936) reproduce un cuadro surrealista de 1930. «Espantapája-ros>: «Pr, • . con opiedad Bretón». 22. mae Mvlos, la d< «Cor 1». DeMirw. I4-IX-1957. 23. lada D. Pérez „ p. 50. Mini mención A n d re 1 Juan Is- Bart'clona. ik. obra ci- [„] bien que de profesionales competentes, de «fabricantes» en el sentido en que se dice fabricantes de moneda falsa. No podían tener precio ni influencia en el mercado del arle y no existieron probablemente más que el tiempo de la exposición, sin haber sido fotografiados, con lo que se redujo lo que podía subsistir aún del aura en el objeto concebido como ejemplar único. La única huella que se conserva hoy de estos objetos es esta descripción publicada en La Tarde, firmada por un tal «Paradox»: «Con una escupidera vieja y sin fondo, una mazorca de maíz con camisa y greña, un hueso de melocotón, una cabeza de muñeco y algún otro chisme, formaron un cuadro al que colocaron este epígrafe: "Lo que se quedó para vestir santos". Y bajo unos aros viejos de cemento, formando montañas, pusieron este otro: "Cervantes y Shakespeare fueron unos imbéciles". [...J Y en otro, formado por cacharrería variada, un "bubango" en mal estado y un trozo de musgo marítimo, pusieron en pie: Viaje de ^ BRETÓN, SIN TITULO {JE VOIS.J IMAGINE. GM.U-un cangrejo al planeta Marte"»... ^i. No es sorprendente que MARD, 1991) todas estas obras se relacionen con el lenguaje, por el título o por las inscripciones: en la conferencia «Situación surrealista del objeto», en parte reproducida en el catálogo de la Exposición surrealista de Tenerife, Bretón definió por primera vez su fórmula personal del «poema-objeto» como «experiencia que consiste en incorporar a un poema objetos usuales o no, más exactamente en componer un poema en el que los elementos visuales encuentran sitio entre las palabras sin que nunca se haga un doble uso con ellas». El objeto parece así crear un lugar de encuentro o un juego de vaivén entre lo escrito y lo visual, llevando al lector-espectador a leer allí donde debía ver, y viceversa, como si una impensable complicidad se manifestara en adelante entre las palabras y las cosas. LAS CONFERENCIAS El jueves 16 de mayo de 1935 Bretón pronuncia una primera conferencia en el Ateneo de Santa Cruz sobre el tema Arte y Política, «uno de los más debatidos y actuales» ^5. Una reseña publicada al día siguiente en La Tarde nos informa de que Espinosa hizo la presentación y la traducción: «El público advierte que se encuentra ante una figura de un poder persuasivo extraordinario. Sus apartados son subrayados con grandes aplausos. «Las islas Canarias —dice— a pesar de su belleza física, a pesar del privilegio y de su situación económica, no pueden estar al margen, no pueden quedar fuera de la angustia del mundo». Dedica un fervoroso elogio a la inquietud cultural de Tenerife y a la revista Gaceta de Arte y a su redacción que —dice— desempeñan una misión decisiva y un papel importante en la discusión de las nuevas ideas culturales» '^^. Según la relación publicada en septiembre de 1935 en G.A., «Actividades del grupo surrealista en Tenerife», Bretón hizo algunos días más tarde «un acto de afirmación poética» en el Puerto de la Cruz, en compañía de Pedro García Cabrera y de Agustín Espinosa. Esta segunda conferencia en el Círculo de Amistad XIV de Abril se anunció igualmente para el 23 de mayo en La Tarde y en una octavilla difundida el mismo día. 24. t'aradox, «La vida en broma. Surn^alismo infantil». La Tarde. 20-VI-1936. 25. «Conferencia de André Bretón », La Pmnsa, 15-V-1935. 26. «lii Contei^ncia de André Bretón en el Ateneo", La Tarde. 17-V-1935. [«] También es mencionada entre las «actividades surrealistas » una conferencia de Benjamín Péret. Pronunciada en español sobre el tema «Análisis Marxista de la Religión», fue organizada por la Agrupación Socialista del Puerto de la Cruz en el Cine Olympia, el domingo 26 de mayo a las 21 horas. Parece que el día anterior por la noche hubo otra intervención de Péret en el local de la Agrupación Socialista Tinerfeña. «[sobre] un tema fiel a la táctica surrealista» 2''. Podemos fácilmente imaginar lo que fue el discurso de Péret, con la religión en posición destacada entre las «fuerzas oscurantistas» a las que el surrealismo debía combatir. En la octavilla «¡Al fuego!», de 1931, el «porvenir de la Revolución» se opone a la «miseria del cristianismo », a propósito de los levantamientos que, en España, sustituyeron las hogueras de la Inquisición por «la gran claridad materialista de las iglesias incendiadas». Esta ofensiva contra la «internacional del beneficio» y su aliada la religión constituye uno de los temas comunes a los surrealistas y a la mayor parte de los redactores de G.A. En diciembre de 1936, Espinosa será denunciado por la revista falangista Acción precisamente por su anticlericalismo y por su colaboración en G.A., «revista que, por el mero hecho de ser católico, Uama a un gran pensador español "ratón de iglesias" y "engendro de sacristías" y otras mü lindezas por el estilo» ^^. LA PARTIDA que emprendió la labor de despejar lo mejor posible el sentido de nuestro tránsito y crear alrededor de nosotros una atmósfera de fiesta. No habrá un minuto feliz que no nos vuelva a traer lo más delicado del pensamiento y del arte de Tenerife ^*^. Todos los hechos y gestos del grupo surrealista, desde el 4 de mayo, habían sido efectivamente anunciados y comentados en La Tarde (dieciocho artículos) y La Prensa (trece), cuyo papel es igualmente elogiado por Benjamín Péret en su artículo de despedida: Todo el mundo conoce est-a angustia de la despedida, donde con el humo del tren el andén de la estación desaparece encubierto por un pequeño pañuelo de mujer que huye a todo vuelo como un pájaro asustado. Así es como hemos abandonado Tenerife, ayer noche, André Bretón y yo. La isla, que no hemos visto borrai-se en el horizonte, penetraba a nuestro sueño y se desangraba en blanco como la cabellera del cactus de vuestras montañas y que será en adelante una amante, donde todos mis deseos intentarán fijarse. Las tres semanas que he pasado entre vosotros son para mí como el arco iris para el paisaje que recuerda el aguacero que acaba de recibir. Mi querido amigo Osear Domínguez me hablaba muchas veces de vuestro país, que yo sabía ya maravilloso, y que admiro más todavía ahora que lo í'onozco un poco mejor. Pero aún Uevo a París un recuerdo magnífico de la gente que he encontrado allí, los camaradas de Gaceta de Arte y del Ateneo de Santa Cruz de Tenerife, y no quiero olvidar tampoco a la prensa, cuya acogida cordial refleja una independencia que contrasta con la venalidad de los periódicos franceses. Y cuando ya metido en otra agitación yo regrese a estos días bañados de sol, es en Tenerife en quien pensaré, en su cielo, en sus flores y en sus mujeres que con ellas rivalizan '^^. El grupo surrealista inició el camino de vuelta el 27 de mayo por la tarde, no sin que Bretón hubiera agradecido la acogida de sus amigos de G.A. y a la prensa de Tenerife: Cuando en mi último Übro de poemas, Cair de Veau^ me había propuesto ambiciosamente dar una réplica moderna a la gran llamada nostálgica que podemos ver en el poema de Goethe; «Kennst du das land wo die Citronen blüh'n» y en la estrofa de Baudelaire: «Mon enfant, ma soeur, / Songe a la douceur / D'aller la bas vivre ensemble! / Aimer á loisir, / Aimer et mourir / Au pays qui te ressemblel», era en las Islas Canarias donde yo había pensado, era una «Invitación al viaje» a las Islas Canarias lo que yo escribía entonces. Y es, más allá de toda espera, la realización de un sueño que he conocido en Santa Cruz de Tenerife, durante estos veinte días en que mi corazón no ha sido otro sino el de vuestro país encantado; Benjamín Péret y yo agradecemos a nuestros grandes amigos de Gaceta de Arte y del Ateneo su acogida inolvidable, que reúne, detrás del «San Carlos» en nuestro regreso a Francia, todas las alegrías de la inteligencia con las estelas de vuestras flores. Gracias a la prensa verdaderamente independiente de Santa Cruz, gracias a La Tarde, El mensaje de Péret publicado el 1 de junio en La Prensa se reproduce el 6 de junio en Diario de Las Palmas con esta presentación: «Durante algiín tiempo, como sabrán los lectores, ha permanecido en Tenerife un grupo de artistas surrealistas de prestigio internacional, los cuales han celebrado en aquella isla conferencias, exposiciones y otras manifestaciones de arte nuevo. Dichos viajeros, que no pudieron realizar una permanencia en Las Palmas con los mismos fines espirituales por dificultades económicas, han emprendido su regreso a París, pasando por nuestra ciudad, desde donde enviaron a Tenerife la siguiente afectuosa despedida». Señalaremos, en fin, que La Tarde había desempeñado un importante papel en la difusión del surrealismo en Tenerife desde que Ernesto Pestaña Nóbrega (el dedicatario de Crimen) creó un suplemento consagrado a «La Nueva Literatura » en abril de 1929. La palabra «surrealismo» aparece allí 27. "La intervención surrealista en Tenerife». La Tarde. 23- V-1935. 28. CIAR, «Ayer lo vi con la camisa azul». Acción. Las Palmas. 2-X1I-1936. 29. André Bretón. "Despedida y recuerdo de Tenerife», IM Tarde, l-VI-1935. 30. Benjamín Péret, «Despedida », La Premo. l-VI-1935. I-os tres t<'xtos de André Bretón V Benjamín Pérel están inéditos en francés. ["] desde el segundo número, el 27 de mayo de 1929, a propósito de la pintura «de dominantes calidades interiores». La Prendí, igualmente, había abierto en 1932 un espacio reservado a los redactores de G.A. («Expresión de G.A.»), donde se publicaron los más importantes artículos de Domingo López Torres consagrados al surrealismo. EL SEGUNDO ASUNTO DE «LA EDAD DE ORO» Los tres franceses dejaron a sus huéspedes un arma explosiva, una obra de arte detonante que iba efectivamente a funcionar como foco de deflagración: La Edad de Oro, película realizada en 1930 por Luis Buñuel sobre un guión escrito con Salvador Dalí, tesoro incomparable cuya proyección debía permitir al grupo canario cubrir los gastos ocasionados por la estancia de los franceses. La Edad de Oro es una larga protesta donde el amor aparece como la única gran esperanza, la revolución mayor del hombre. Es un «documental» que se sitúa mucho más allá de todas las acrobacias gratuitas y de todos los artificios técnicos. Peh'cula sacrilega, violentamente anticristiana, que ridiculiza todos los conformismos del decoro, que insulta el sentimiento de la familia, el patriotismo y el humanitarismo, es, indiscutiblemente, la primera y la más alta expresión cinematográfica del surrealismo. 1^ proyección de La Edad de Oro se anunció en La Tarde a partir del 20 de mayo, no sin que se multiplicaran las prevenciones: «Dado el carácter del film y la violencia moral y sexual de muchas escenas, la Empresa recomienda la no asistencia de señoras y señoritas a este espectáculo para evitarles las naturales molestias al ser heridas en muchos de sus sentimientos y prejuicios morales» -^i. El 30 de mayo. Espinosa publica en ¿o Tarde un artículo soberbiamente provocador, «Hacia una moralización de la moralina», en respuesta directa a los ataques furibundos «contra el cine inmoral» orquestados desde principios de mes por la Juventud Católica Femenina: «Para llegar a la exacta expresión de sus propósitos, los autores de la Edad de Oro han tenido que olvidarse de que todavía hay hombres en el mundo que no han acabado de limpiarse del todo las telas de araña que les enredaron sobre las sienes unos caducos preceptos organizados dentro de los más estrechos, pusilánimes y ultrarroñosísimos cauces. Si 'el hombre' es dueño de sus propios instintos tanto o más que el buen burgués de su automóvil y de su casa, es preciso dejarle la propiedad de ellos, para que se salve por sí solo, y no levantarle una valla de acero ante cada uno de sus pasos». El ataque es claro, y el periódico Gaceta de Tenerife, que no se equivocó en esto, desató una imprudente campaña de prensa para que la película fuera boicoteada, protestó contra la repugnante pornografía de ese espectáculo bolchevique: La Edad de Oro «es la herejía criminal en manos de quienes han perdido toda sensibilidad y todo sentimiento artístico; [...] es el nuevo veneno de que se quieren valer el judaismo y la masonería y el sectarismo rabioso y revolucionario para corromper al pueblo» ^2. Ya, el 3 de diciembre de 1930, la Liga de los Patriotas y la Liga Antijudía habían saqueado el Estudio de las Ursulinas, en París, donde se estaba proyectando la película... Con La Edad A, BRETÓN, SIN TITULO ¡JE mis. J'IMAGINE, GALLI-MARD, 199IJ 31. Anuncio publicado en ¿a Tarde A 29-V-1935. 32. ..1.a Edad de Oro», Gaceta de Tenerife. 14-V-193D. ["] de Oro, el surrealismo desborda ampliamente las estrechas fronteras del arte y de la literatura. Donde se manifiesta el sentido moral de su reivindicación es en la violencia del escándalo con que se acoge la proyección de la película: «Jamás se había conocido en la isla tanta procacidad de lenguaje contra una manifestación artística y cultural, ni nunca como entonces, en este plano de las actividades creativas, la libertad de expresión se vio tan estrangulada por las fuerzas que representan la reacción» '•'. Finalmente, el IP de junio, la víspera de su proyección en el cine Numancia, la película fue suspendida por el gobernador civil de la provincia, a la espera de una comunicación de las autoridades competentes de Madrid. El 15 de junio, cuando se había recibido el permiso de la censura para ser presentada como proyección privada. La Edad de Oro es definitivamente prohibida por la presión de las asociaciones católicas. Un año más tarde, el 19 de juho de 1936, la Gaceta de Tenerife reproducirá con alegría el bando del comandante militar de Canarias declarando el estado de guerra en todo el archipiélago. EL BOLETÍN INTERNACIONAL DEL SURREALISMO La publicación en Tenerife de un Boletín Internacional del Surrealismo, expresión de identidad de designios entre el grupo parisino y el de Santa Cruz, se anunció en un reportaje pubhcado el 27 de mayo en La Tarde: «Dentro de breves días aparecerá en Tenerife, editado en francés y español, el núm. 2 del Boletín del Surrealismo, cuyo primer número se publicó en Praga en francés y checo, y en el que figuran unas posiciones sobre el panorama intelectual de España, que podemos adelantar son las más valientes y destructivas que han aparecido en plan de crítica sobre la intelectualidad española». Este folleto de nueve páginas numeradas en formato 29,7 X 21 está fechado en «Santa Cruz de Tenerife, octubre de 1935» y lleva la precisión «pubhcado por el grupo surrealista de París y Gaceta de Arte de Tenerife (Islas Canarias)». Se notará que la fecha es posterior a la que figura en el n." 3, publicado «en Bruselas por el grupo surrealista en Bélgica, el 20 de agosto de 1935». Con excepción de las leyendas de las ilustraciones que están en español, el número es enteramente bilingüe, con el texto dispuesto en dos columnas en cada página (reservada la de la izquierda al español). Las ilustraciones son las siguientes: en primera página, la reproducción de un cuadro de Osear Domínguez, «El Cazador» (1933-1934); en la página 7, un grabado de Picasso evocado por Bretón en el boletín, «Muerte de Marat»; en la página 8, tres fotografías del grupo surrealista de su estancia en Tenerife. Según André Blavier, «la banda que rodea el Boletín...» reproduce «El espejo falso» de Rene Magritte ^^. El texto está colectivamente firmado por los dos franceses. Bretón y Péret, y por los redactores de G.A.: Agustín Espinosa, Pedro García Cabrera, Domingo López Torres, Domingo Pérez Minik y Eduardo Westerdahl. Emeterio Gutiérrez Albelo está extrañamente ausente, y tampoco figura su firma en la octavilla «Manifiesto de Gaceta de Arte contra la campaña de un diario de esta localidad» '^^. Las cinco primeras páginas de esta declaración están compuestas a la manera de un puzzle a partir de extractos de la conferencia de Bretón en el Ateneo, «Posición política del arte de hoy», y de una entrevista que habría debido ser publicada por la «Revista socialista de Cultura» índice^''. La comparación de las versiones española y francesa revela algunas divergencias: la inserción en la traducción española de «perfecto» y «perfectamente », cuando se trata de una declaración de Bretón, nos da una idea bastante precisa del magnetismo ejercido por este último y de la veneración de la que fue objeto por parte del traductor —verosímilmente Domingo López Torres, que fue también el autor anónimo de la entrevista de índice. Este segundo número del Boletín Internacional del Surrealismo está íntegramente consagrado a la situación de la poesía y del arte en relación con las instancias llamadas revolucionarias en el momento en que el estaünismo coloca por todas partes la famosa «vuelta al orden». El problema de la condición revolucionaria de la obra de arte está allí planteado con una particular acuidad, y en términos pasablemente conminatorios en opinión de Aragón —el cual, «sometido a las rígidas consignas del PCF», se desvive sin cuento por precipitar el triunfo del realismo socialista. El peso del compromiso político resulta muy oneroso en vísperas del «Congreso internacional para la defensa de la Cultura» que, en junio de 1935, va a marcar la ruptura definitiva de los surrealistas con el PCF 37. Por eso no es extraño ver que este manifiesto 33. «El caso del film surrealista «La Edad de Oro» en Tenerife », G.A,. n." 35. sep-liembre, 1935. 34. Patrick Waldberg, Ma-gñtte, Bruselas, André de Ra-che, 1965, p. 293 (Bibliografía establecida por André Blavier). 35. La Tarde. 18-VI-1936. Si la redacción del Boletín no fue plural, la discusión parece haber girado sin embargo en torno al apoyo a la posición definida por Bretón. Esto puede explicar en parte el retraso en su publicación y la ausencia de Gutiérrez Albelo que estuvo probablemente en desacuerdo con las resoluciones antirreligiosas de este texto. 36. Bretón reproduce esta entrevista en Position politi-que du surréalisme (1935). La revista Índice de Santa Cruz de Tenerife, fundada por López Torres, no tuvo de hecho más que dos niímeros (marzo y abril de 1935). Se notará igualmente que índice se imprimió en los mismos talleres que C.A. (Imprenta Sans), y que la cubierta fue dibujada por Luis Ortiz Rosales, autor igualmente de la tarjeta de invitación para La Edad de Oro. 37. El discurso de Bretón en el Congreso de junio de 1935 —leído por Eluard en las peores condiciones^ es reproducido igualmente en G.A... n.^ 35, septiembre, 1935. Figuran en la prensa española varios artículos que evocan estos acontecimientos. Especialmente: J. V. Foix, «Rene Crevel se da la muerte », La Publicital. 24-VI- 1935; D. Pérez Minik, «Du Temps que le |sic] surréalis-tes avaient raison», G.A., n.° 36, octubre, 1935. Entendemos en el artículo de Foix que otro Boletín /ntemacio. nal del Surrealismo habría debido ser editado en Barcelona, pero quedó en proyecto. [*'] TENERIFE, POSTALES ENCARTADAS POR BRETÓN EN EL EJEMPLAR DE EL AMOR LOCO DE JACQUELINE LAMBA [MNAM, PARÍS] se reviste del ceremonial de una letanía de referencias ideológicas al marxismo, y se presenta como un programa de acción situado bajo el signo de la agresividad y de la unión con el proletariado —elementos que tienden, al contrario, a difuminarse en el discurso oficial del PC en favor de términos más vagos 38. G.A. no se quedó al margen de este gran debate europeo cuya ola que entonces cala hondo va pronto a romperse con la Guerra Civü española •''^. El Boletín testimonia una colaboración con el grupo surrealista mucho más estrecha que la que hace suponer Pérez Minik*", colaboración que es definida en una declaración de septiembre de 1935 como «una alianza [...] para la defensa de la cultura y de la mtegridad espiritual del hombre de nuestro tiempo y de la libertad de sus actos» *!. Las cuatro liltimas páginas de este nianinesto se detienen, en efecto, «en el paisaje cultural de t-spaña»: el texto arremete contra el «catolicismo intelectua-lizado » de José Bergamín que exhuma en su revista Cruz y naya «las entrañas de una tradición agotada», y, más vigorosamente todavía, contra Ernesto Giménez Caballero, «animador del espíritu fascista en la juventud española», a quien la Asociación patronal de España acaba de hacerle un homenaje público «por los servicios desinteresados prestados a la clase» *2. Pg^o las críticas más violentas se dirigen, sobre todo, a la esclerosis ideológica que empieza a reinar en España, y especialmente a la sumisión de ciertos intelectuales a las consignas de un partido. «Pero lo más lamentable es el analfabetismo de Alberti —de este Alberti que tiene en Francia a su correspondiente en Louis Aragón—, |...] que permite a una editorial católica publicar sus obras completas, que cree liberarse por una profesión de fe política revolucionaria de cualquier otra responsabilidad, y que ignora que la orientación de Sobre los ángeles podía ser para él la vía de una poesía auténticamente revolucionaria» '•'. Pedro García Cabrera había ya anunciado en 1934, en las páginas de G.A., la amenaza que representaban las recientes conclusiones del «C ongreso de escritores» de Moscú, bi el arle, según él, puede esperar de la revolución la apertura de vías nuevas, no puede sin embargo aceptar perder su autonomía y su especificidad en provecho de un partido, de una clase, o de una ideología: Y sin embargo, esta deshumanización del arte actual, en sus forjas más abstractas, tiene una clara filiación revolucionaria, porque ella nos entrega el instrumento formal que posibilita recoger en su día contenidos sociales, a los que hoy sólo cabe presentirlos por hallarse fuera de nuestra realidad presente. Es en el marxismo donde se encuentra una resistencia a este arte. Pero es también en el materialismo histórico dontie radica su razón de ser, donde tiene un refugio ideológico, tan encajonado en él como aquellas otras tendencias artísticas que llevan los fermentos en disolución de la sociedad burguesa, teñidas por un agrio sentido de propaganda, mostrando un paisaje herido de muerte, ese inmenso osario de valores culturales que es el mundo capitalista. Y d e s d e luego, mucho más revolucionario que aquellas otras que se limitan a copiar !a organización socialista del mañana en una forma periclitada, alejada de la sensibilidad de la época'**. Eduardo Weslerdahl define una posición semejante en la larga polémica que lo enfi-enta al ideólogo comunista Nicolás Bujarín, en la que compara «la sovietización del arte» con «la valorización plástica del objeto, tendencia germano-italiana ». Al volver a medios de expresión trasnochados, el 38. Sobre este tema, consúltese el artículo Etienne-Alain Hubert, «Description et analyse du Bulletin International du Surréalisme (1935-1936)», Revue et Tmcts surréalistes, «bulletin de lia¡- son» n.« 8, París, abril. 1935; y la reedición del Boletín por C.B. Morris, El manifiesto surrealista escrito en Tenerife, IM l^aguna. Instituto de Estudios Canarios, 1983. 39. 1^ guerra civil no hará sino cristalizar las diferencias en el seno del grupo surrealista. Si para Benjamin Péret ya no es momento para la efusión poética ni para el discurso político (y participa, primero, en el seno del POUM, después, en la «división Durruli»), Paul Eluard, por el contrario, publica un poema al que hay que llamar «de circunstancia» en UHu-manité, primer signo de ale-jamienlo de la poética surrealista. 40. El autor de la Facción española surrealista de Tenerife recuerda solamente que «se anunciaba también la publicación de un Bulletin International du Surréalisme» (obra citada, p. 64). 41. «Criterio de G.A. sobre el surrealismo», G.A., n.'^ 35, septiembre, 1935. 42. L^ Asociación patronal de España había ofrecido, efectivamente, un banquete al director de IM Gaceta Literaria en el hotel Palace de Madrid, el 15 de marzo de 1935. No parece inútil recordar que Giménez Caballero había respondido a la en- _ cuesta de Bretón y Eluard sobre «el encuentro capital en su vida», en compañía de Domingo López Torres {Mino-taure, n." 3 - 4, noviembre, 1934). 43. Se trata de una doble alusión a El poeta en la calle de Alberti y a su antología Poesía 1924-1930 publicada en 1935 por Cruz y Raya. 44. Pedro García Cabrera. «La concéntrica de un estilo en los últimos congresos», G.A.. n." 31, noviembre. 1934. H arte pierde en ello su esencia, y no puede intervenir en el movimiento revolucionario sino por su propia acción. La pintura «social» se queda, por el contrario, en un género menor, en el sentido de que renuncia casi siempre a hacerse cargo de la «necesidad interior», cara tanto a Bretón como a Kandinsky: El arte no es una dictadura, ni un servicio a forma política, sino algo más profundo que circula en el tiempo, extracto de los problemas de una época, que tenemos que aceptar y no imponerlo. Existe en sus últimas expresiones una poderosa razón, que une por igual las tendencias de huida del objeto real y la vuelta a la naturaleza. La pugna empieza en la utilización de una escuela para fines estrictamente de propaganda política, pero se olvida, en el resentimiento, que existe un panorama de relaciones, que existe una revolución permanente en el arte, que esta revolución no puede ser fijada, sometida, tomada en servidumbre de una conveniencia nacional, sino que, automáfico e inapreciable, el arte cumple como reflejo de su tiempo, coopera en las más diversas actividades de la cultura, sin regresos, sin abandonos, sin esa entrega en que se le quiere presentar, sino en pie, vivo, tomando el pulso exacto de un problema ^''. La obra de arte revolucionaria no «compromete» la responsabilidad de su autor de la misma manera que el discurso del orador político: nos tropezamos una vez más con los equívocos del vocabulario, el mismo término aludiendo a referentes de distinta naturaleza. El mismo argumento había sido ya desarrollado en Miseria de la Poesía. El 'Asunto Aragón ante la opinión pública (1932), que Bretón dedicó a Westerdahl el 27 de mayo de 1935 «en la alegría de conocerlo y de luchar por las mismas cosas, fraternalmente». EN TORNO AL «CASTILLO ESTRELLADO» De este viaje hecho con su nueva esposa, Jacqueline, al archipiélago canario, Bretón trajo un «diario de a bordo» que constituye uno de los textos más deslumbrantes de El amor loco: «El castillo estrellado», publicado en traducción española en la revista Sur de Buenos Aires, en abril de 1936 ^. Poco después de que Praga hubiera sido elegida «capital mágica de la vieja Europa», la isla de Tenerife es elevada «al extremo poético de España» por su maigia cotidiana, por su genius loci que va electivamente a fijar su pensamiento poético. «El castillo estrellado », lo sospechamos, no es un simple «relato de viaje»: las descripciones y los recuerdos, si acreditan la realidad de los acontecimientos que alb' se desarrollan, no son simples documentos más o menos pintorescos. El marco insular escapa a la racionalidad del mapa topográfico, nos choca, al contrario, por el poder de invención de las coincidencias que preside y de las sensaciones que establece. El espejeo del agua bajo los efectos conjugados del sol y de las nubes («el pavo real inmenso del mar vuelve a pavonearse en todas las curvas»), el prodigioso «árbol de salchichas» («¡Qué hambre!») y las pequeñas montgoUieras de la higuera imperial nos recuerdan que estamos en un país donde la «edad de oro» parece haberse perpetuado, donde el hombre se siente todavía más cerca de sus instintos más profundos. El paisaje de mU especies vegetales parece verdaderamente participar de una vida sexual exuberante y sus reflejos visten con un cuerpo radiante las regiones aparentemente más excéntricas del pensamiento. La isla está tallada con la misma materia con la que se hacen los sueños. Es lugar de encuentros decisivos, jalonada por los hilos del recuerdo donde se reencuentran la geología lávica de las «calcomanías sin objeto preconcebido» de Osear Domínguez y la flora augural de los "jardines tragaaviones" de Max Ernst: «sí: son, tal como los inventaba dos meses antes de nuestra ida a Canarias, son los «jardines tragaaviones» de Max Ernst. Entonces tu vida y la mía giraban ya alrededor de estos jardines cuya existencia él no podía suponer y a cuyo descubrimiento sah'a todas las mañanas, cada vez más hermoso bajo su máscara de milano». Pero el momento más radiante del relato es el de la ascensión del valle de La Orotava, luego la subida cada vez más arriba por encima de la vegetación escalonada, hacia las tierras calcinadas del volcán Teide: ascensión hacia el estado de videncia que eleva al poeta a su propio conocimiento y al conocimiento del mundo. Más que los misterios de la Naturaleza, quien retiene aquí la atención es el hombre. Porque, en definitiva, se trata de restablecer su primacía, de afirmar que sigue siendo el único lazo del encuentro entre lo real y lo imaginario. Esta es una de las luminosas lecciones de ese mes canario que vio abrirse «del lado del abismo [...] el Castülo estrellado». S [TfiADUCcióN DE JOSEFA SÁNCHEZ] MMANUEL GUIGON, investigador y crítico francés, es autor de diversos estudios sobre el Surrealismo. Ha sido también comisario de diferentes exposiciones. 45. Eduardo Westerdahl, «Croquis conciliador del arte puro y social», G.Á., n.** 25, abril, 1934. 46. André Bretón, «Ei Castillo estrellado». Sur, Buenos Aires, n.° 19. abril, 1936, págs. 69-99. Bretón había considerado la posibilidad de publicar separadamente esta traducción del «Cháteau étoi-lé » en una pLaquette ilustrada con dibujos de Domínguez o con fotografías de Tenerife (carta de André Bretón a Eduardo Westerdahl, 15 de julio de 1936. Archivo Westerdahl, Santa Cruz de Tenerife). |
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