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REENCUENTRO FETICHISTA CON N A Z A R I O 20 AÑOS DESPUÉS
Hace más de veinte años que no te veía. La última escena que
recuerdo contigo está envuelta en una atmósfera de opio, cuando
acababas de regresar de un viaje a Egipto. El techo de la casa es un
cielo lleno de estrellas y Mariscal está también allí, dibujando en
otra habitación una viñeta. En la calle Comercio de Barcelona
suena tu vinilo de Oum Kaltsoum que acabas de traer de El
Cairo. Unos días antes Terenci me había estado hablando también
de Egipto y los árabes. Eran los tiempos del reinado de Ocaña
en Barcelona, del auge del cómic underground, de "El rollo
enmascarado" y de la fase terminal del franquismo.
A.Z.: ¿Qué motivó el cambio de contenedor, de la revista de comic
underground a la galería?
N.: Es pasar de una limitación de formato. Siempre he hecho
un trabajo muy minucioso y a la hora de reproducir me da
mucho coraje que la gente no aprecie todo ese trabajo que lleva
cada historieta. La fidelidad entre original y reproducción es,
en los mejores casos, insuficiente. La historieta, por otra parte,
te limita al formanto de viñetas encuadradas y bocadillos que
la enriquecen, pero que a la vez le resta soltura al dibujo, que
queda como una plasta añadida con texto. Todas estas cosas
me influyeron para realizar este otro tipo de obras. Pero se inició
con un encargo que me hicieron para los Brandys de Jerez,
para una campaña en la que participábamos doce artistas entre
los que estaban Mariscal, Ceesepe, América Sánchez, Peret, distintos
medios, fotógrafos, escultores. Las dimensiones eran de
un metro por setenta y realicé un dibujo con el que me sentí
muy satisfecho y que formó parte de la exposición itinerante
que organizaron con todos los trabajos. Eugenia, la directora
de la galería Sen de Madrid, vio la exposición y le encantó y me
comunicó que me cedía la galería para hacer una exposición en
ese mismo camino, que apuntaba la obra expuesta. Ya esto me
animó para seguir adelante en este proceso.
A.Z.: Lo que sorprende es ese trasvase, a la inversa que en el movimiento
Pop norteamericano, de nombres significativos del cómic
contemporáneo español, como Mariscal, Ceesepe, del cómic a la
galería, de la viñeta a la pared... olvidando el texto.
N.: Son muchos los pintores que han utilizado el texto de
diversas maneras. La separación que se establece entre comic y
pintura siempre me he negado a admitirla. Un dibujante de
tebeos no es de una segunda categoría con relación a un pintor
de cuadros. En absoluto. Para mí tienen el mismo valor artístico.
Su valor no depende de los medios que utiliza. Precisamente,
uno de mis propósitos a la hora de hacer esta exposición fue
demostrar que esta separación es artificial. No se aprecia más
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CENrfO*ll»NHCOOÍ Atl( MOOÍfNO
Nazario, Sin título. Acuarela sobre papel, 1993, 50 x 50 cm. Cortesía del artista.
calidad ni trabajo en un lienzo que en un papel, respecto a mi
trabajo.
A.Z.: Sin embargo, tu actitud ideológica o temática parece más
agresiva en la viñeta, más callejera, más ligada a la cultura popular.
En este sentido, ¿tu pintura ha añadido o restado algo al discurso
estético que planteabas en el comic?
N.:Pienso que he intentado dar otra dimensión. Al principio
me planteé ampliar directamente las viñetas, pero esa había
Nazario, Sin título, 1993. Acuarela sobre papel, 50 x 70 cm. Cortesía del
artista.
sido la disposición del Pop. Me gustaba la idea, pero preferí en
esta primera ocasión distanciarme de estos presupuestos y
abordar este tratamiento intimista, de bodegones y naturalezas
muertas; lo que no quiere decir que no vaya a volver a la calle
y al retrato de gentes. Quise evitar los personajes, aunque en
uno de ellos aparece Pilar. En cualquier caso, antes de todo eso,
Goya ya realizaba pequeñas viñetas de auténticos cómic. Yo no
aprecio diferencias sustanciales entre los pequeños dibujos de
Goya y el cómic.
A.Z.: Esta obra, desde luego, es más intimista, doméstica, con una
temática más autobiográfica, que explora un espacio privado, y
aunque en tus viñetas ya habías utilizado elementos de ese entorno,
se calificaba tu trabajo desde una fijación del cliché under-ground
que no permitía verte como un "auténtico" pintor. Quiero
decir que este espacio aparentemente nuevo ya estaba implícito en
tus viñetas, aunque acaso no lo hayamos advertido hasta que le
has dado no sólo una nueva dimensión física sino también estética.
¿Tu lo ves así?
N.: Normalmente en los cómic me he dedicado a retratarme a
mí. Lo que es Nazario en la calle, en los bares, la relación más
o menos pública, de puertas para afuera. Al evitar todo este
mundillo y esta bulla de calle, bares, personajes y de ambiente,
me he recluido en mi casa y, entonces, he retratado no lo que
soy yo sino mi mundo. Se me puede ver, indirectamente, a través
de mis lecturas, a través de mi música y a través de los fetiches
que tiene cada uno en su casa. Cada casa es un mundo. Yo
siempre en mis tebeos soy minucioso porque me parece que al
retratar la casa de una persona defines mucho a esa persona, te
haces una idea bastante ajustada de cómo es, por el tipo de lectura,
el tipo de música, la decoración y elementos de detalle. En
una habitación siempre he procurado definir mis personajes a
través de decenas de detalles. No es lo mismo la habitación de
un progre, que la habitación de un hippy, que la de un ejecutivo,
un homosexual o un heterosexual. Lo que tampoco quiere
decir que todos los homosexuales tengan el mismo tipo de
habitación. No trato de retratarme íntimamente, pero sí acercar
al púbHco a determinados detalles que pueden analizarse y
conducirte a un espacio más personal. En la exposición anto-lógica
que realizó la Diputación de Huelva hace dos años podía
apreciarse la naturahdad con la que he desarrollado ese paso de
un formato a otro, como se puede advertir en el catálogo.
A.Z.: ¿Cambió la calle? ¿Cambió Barcelona? ¿Es ese el motivo de
tu reclusión? ¿Los presupuestos que defendimos en los setenta
están agotados en tu opinión?
N.: Los tiempos de hoy no son los de entonces. Anarcoma Ules
hoy un proyecto prácticamente inviable. Yo no pertenezco a
ese nuevo ambiente. He dejado de beber hace años y no frecuento
los bares. Tengo amigas travestís, a las que veo casualmente
en la calle, pero ya no estoy en su salsa, la situación no
es la misma. Los bares de ambiente que frecuentamos nosotros
en la Plaza Real de entonces están hoy cerrados. Los nuevos
que abren no tienen esa salsa. Nuestro mundo de antes ha
desaparecido. La Barcelona de Ocaña ya no existe.
Barcelona sigue siendo una ciudad muy bonita, con su
ambiente, pero nuestro ambiente de los setenta/ochenta ya no
existe.
A.Z.: ¿La crisis del SIDA ha podido influir en este cambio, en la
nueva tendencia conservadora, incluso aideológica en la que hoy
vivimos?
N.: Pienso que la crisis del SIDA es un fenómeno distinto. La
prueba la tienes en que estos bares divertidos de los que hablábamos
han desaparecido, pero, sin embargo, sigue habiendo
bares, las saunas, etc. Todas las circunstancias de todo tipo que
convergen en esta época de eclosión hoy no se dan. Por consiguiente,
lo que generaba esta actitud nuestra no tiene hoy sentido.
El mayo del 68, la cultura underground americana, Franco
muriéndose, Franco muerto y la transición, nos dio un empuje,
más en Barcelona que en Madrid. Posteriormente, cada uno
se fue acomodando, ocupando su sitio, porque la sociedad era
distinta, porque las edades de esta gente era distinta, porque los
jóvenes no habían estado reprimidos como nosotros.
En lo que a nuestra expresión artística se refiere, un tanto chocante
entonces, hoy me sería imposible intentar hacer un tebeo
para epaté como lo hacía en aquella época, porque hoy no epataría
a nadie. Antes, mi hermano se escandalizaría si mi sobrino
le pidiera, como hoy con catorce años, un tebeo del "tito",
ya sea mi Turandot o Alí Baba y los cuarenta maricones. Hoy
están los programas basuras de la TV y nuestra sociedad no se
escandaliza con nada. Si acaso se escandalizan los extranjeros
cuando pasean por las Ramblas de Barcelona y ven en los
quioscos un apartado de revistas pornos para hombres y mujeres
y las ven los niños...
A.Z.: En cualquier caso, nuestra generación contribuyó a percibir
la marginalidad, las drogas, la homosexualidad, con otros ojos.
N.: Con más naturalidad. No como tabú, sino como algo que
existe. Antes la sociedad se negaba a verlo. Nosotros, desde
luego, iniciamos un discurso contra la intransigencia que sigue
vigente en la medida en que te puede servir para entender no
sólo la equivalencia entre heterosexuales y homosexuales, sino
entre marroquíes y franceses, entre blancos y negros, etc.
Nuestro discurso siempre ha estado en la lucha contra el rechazo
a lo raro, a lo otro, a lo marginal. Pero no podemos olvidar
que los tebeos no tienen, como la TV, la pretención de cambiar
la sociedad ni los medios para hacerlo.
ANTONIO ZAYA
Nazario, Pilar. Acuarela sobre papel, 50 x 70 cm. Colección Barceló, París. Cortesía
Galería Sen, Madrid.