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51 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 68 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES P O R ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ RESUMEN Se presentan 37 textos en prosa del poeta grancanario Tomás Morales Castellano, que aparecieron en la prensa y en revistas de las dos primeras décadas del siglo XX, y que son poco conocidas modernamente. Se trata de reseñas de representaciones teatrales, comentarios sobre libros, sobre algún cuadro o sobre la personalidad de algunos amigos. Palabras claves: Prosa, teatro, crítica, Pérez Galdós, Tomás Morales, Ni-colás Massieu, Biagio Chiara, Colombine. ABSTRACT In this issue the author presents 37 proses written by Tomás Morales Cas-tellano which were reported in the press and some magazines of the two first decades of the XX century and which are not very well known nowadays. These texts are concerning to some reviews referring to theatre plays, comments n books, on some paintings or about the personality of some of his friends. Key words: Prose, theatre, critic, Pérez Galdós, Tomás Morales, Nico-lás Massieu, Biagio Chiara, Colombine. INTRODUCCIÓN La gloria de Tomás Morales está basada en su contribución a la poesía dentro del mundo hispánico, a la escritura en verso; verso que parece comenzó a sacar a la luz del público en la prensa de Las Palmas, por 1903, en el periódico El Teléfono, a la edad de 19 años, en la época en que se encontraba estudian- 52 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 2 do Medicina en Cádiz. Con su paso a Madrid en 1905, amplía sus horizontes, sobre todo poéticos. Comienza a publicar en re-vistas de tirada nacional, como la Revista Latina, y a ser seña-lado por la crítica como gran poeta. La publicación, en 1908, de su primer libro de poemas lo consagra como una voz impor-tante dentro del panorama de la lírica española. En paralelo a su actividad como poeta, de vez en cuando iba apareciendo en la prensa diaria y en las revistas literarias alguna que otra colaboración suya como prosista. Esa actividad no le dio más fama a su poesía. Comenzó publicando un cuento, pero luego lo vemos participando en la actividad crítica de revistas y periódicos, hablando de las producciones escritas, sobre todo de amigos, y reseñando veladas teatrales de su ciudad natal. Dejó escrita, y se representó, una obra de teatro en prosa, La cena en casa de Simón, cuyo nombre cambiaría enseguida por el de La cena de Bethania. Proyectó otras obras dramáticas en prosa que no llegó a realizar. Él mismo cuenta a un entrevistador, en el último año de su vida, que lo suyo es el verso y no la prosa1: —¿Cree usted que el concepto de poeta supone indefecti-blemente el de escribir en verso? ¿O admite usted que la Poesía es solamente una de las formas de la creación poética? —Claro que no es absolutamente imprescindible hacer ver-sos para ser poeta; se es igualmente haciendo prosa; pero por mi manera de ser, yo no podría hacerlo de otra forma que no fuera en verso. De esa actividad de prosista han hablado Sebastián de la Nuez Caballero2 y Jenaro Artiles3. En sus respectivos trabajos presen-tan los citados estudiosos prosas de Tomás Morales, seis Sebastián de la Nuez, y tres Jenaro Artiles (dos de las cuales no había ci-tado —ni publicado, evidentemente— Sebastián de la Nuez). Sebastián de la Nuez, refiriéndose a los artículos de crítica de Tomás Morales, dice: 1 FÉLIX ARANDA ARIAS, «Artistas canarios. Tomás Morales» (La Provin-cia, 20-IV-1921). 2 Tomás Morales. Su vida, su tiempo y su obra. Biblioteca Filológica, Universidad de La Laguna, 1956, t. II, cap. II: «La Prosa», pp. 61-65. 3 «Tomás Morales en la Revista Latina», El Museo Canario (Las Palmas), núm. 89-103 (enero-diciembre, 1966-1969), pp. 77-125. 53 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 3 Aunque los ensayos en prosa de Tomás Morales no añaden nada de valor a su obra, hemos creído oportuno recoger aquí, a título de curiosidad y también porque a veces nos dan al-gún informe sobre la cultura o la personalidad del poeta, unos artículos que nos presentan a Morales como crítico en diver-sas materias de arte y literatura. Aunque estas críticas son reseñas que nos presentan sólo el aspecto exterior de la cues-tión planteada; a veces, en algunas profundiza, sobre todo en temas de literatura y teatro, donde el poeta quiere desentra-ñar el fondo del problema. También nos son útiles porque en las citas vemos la clave de muchas de sus lecturas; así al hablar de Sassone cita a Maupassant y a Pereda, y al hablar de Los intereses creados cita a Pietro Aretino y a Verlaine. Expondremos pues ahora, comentántolos someramente, los temas de los artículos que hemos podido recoger. Pueden leer-se completos en nuestros Apéndices. Al principio de la cita parece dar la sensación de que los escritos en prosa recogidos han sido elegidos («hemos creído oportuno recoger») por el estudioso de Morales. Al final, vemos que se trata «de los artículos que hemos podido recoger». Lue-go, en el Apéndice IV, se afirma que se trata de una «Selección de artículos críticos». Son los siguientes: 1. Reseña de Almas de Fuego de Felipe Sassone (aparecido en Revista Latina, núm. 4, Madrid, 30-I-1908, pp. 50-51, sección «Notas bibliográficas»). [Apéndices, IV, pp. 327- 329]. 2. Reseña de Los intereses creados de Benavente (La Maña-na, Las Palmas, 21-I-1909). [Apéndices, IV, pp. 330-331]. 3. «Noticias. Juan Carlo» (La Mañana, 28-I-1909). [Apéndi-ces, IV, pp, 331-332]. 4. «La Casa de Muñecas, de Ibsen» (La Mañana, 10-II- 1909). [Apéndices, IV, pp. 333-334]. 5. «El estreno de La Esfinge» (La Mañana, 26-II-1909). [Apéndices, IV, pp. 334-338]. 6. «El estreno de María Brial» (La Mañana, 2-III-1909) [Apéndices, IV, pp. 339-342]. Es curioso que De la Nuez no presente la primera de las «Notas bibliográficas» del número 4 de la Revista Latina, refe- 54 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 4 rente a tres novelas cortas de Ramón Villegas y Bermúdez de Castro. Se trata de la reseña que precede a la de Almas de Fue-go. Tampoco habla, ni lo transcribe, del cuento ¡Provenzal!, apa-recido en El Teléfono de Las Palmas en agosto de 1903. Con respecto a la reseña de Almas de Fuego, comenta Se-bastián de la Nuez en el apartado «La Colaboración de Morales en la Revista Latina»4: entre ellos [los comentarios] aparece un curioso comentario de Tomás Morales, publicado en el número 4 de la Revista, sobre Almas de Fuego, novela de Felipe Sassone; que es la más antigua muestra que he encontrado de Morales como prosis-ta, aspecto que estudiaremos en su lugar. En el tomo I de Tomás Morales. Su vida, su tiempo y su obra, Sebastián de la Nuez (p. 174) habla de La Mañana, periódico de Las Palmas que acoge cuanto Morales le presente: En enero inicia su colaboración con un largo artículo sobre Los intereses creados de Benavente, y luego, también en este mismo mes, escribe y publica un trabajo sobre Juan Carló [...] Pero todos los artículos que aparecen a continuación de estos son sobre obras de Teatro; entre estas crónicas se comentan: La casa de muñecas de Ibsen, La esfinge de Unamuno, María del Brial de los Hermanos Millares, a los que hay que añadir otras notas breves de crítica teatral, como la que sigue: «Con ex-traordinario éxito verificose anoche el estreno de Mora de la Sierra, poema en tres actos de don Federico Oliver...» que fir-ma sólo con las iniciales T. M. ya que se trata sólo de los acostumbrados clisés periodísticos. El último artículo, sobre la obra de los Millares, está firmado el 2 de Marzo de 1909. Hasta esa fecha llega toda la carrera de crítico teatral de Tomás Morales. ¿Por qué se sintió atraído precisamente por el Teatro? Quizás era el ambiente propicio que encontraba en Las Pal-mas, ya en la Sociedad de Los Doce ya en el Teatrillo de los Millares. Pronto veremos cómo también nuestro poeta intenta, con una pequeña obra, el camino de la escena. Por su parte, Jenaro Artiles, en el artículo citado, presenta (pp. 104-108) las dos críticas de libros que Morales publicó en la Revista Latina. Antes de ello, afirma: 4 Tomás Morales. Su vida, su tiempo y su obra, t. I, pp. 130-132. 55 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 5 Además de las poesías, Tomás Morales publicó en prosa en la Revista Latina dos críticas de libros, que si no añaden mu-cho a la gloria del poeta desde el punto de vista de su repu-tación literaria, deben tenerse en cuenta, si hemos de ser honestos en la compilación de obras hoy desconocidas u olvi-dadas de nuestro autor y en ofrecer a los investigadores sufi-ciente material para estudiar las diversas facetas del poeta canario y determinar con mayor exactitud las influencias que se manifiestan en su evolución literaria5. Reseña los nombres de los autores de las críticas que apare-cen en la revista y concluye que, salvo uno, Augusto Vivero, todos los demás acuden a una crítica fácil, amical e interesada. Califica las dos críticas de Morales como «de exuberante hipér-bole, [...] llenas de lugares comunes, de algunas imperdonables faltas gramaticales y con una puntuación, que he respetado, algo menos que aceptable.» Más adelante, en el «Apéndice I» de su trabajo («Poesías des-conocidas ») da cuenta —y lo transcribe— del «delicado cuento, en prosa poética, ¡Provenzal!, todavía claramente influidos, aquellas y éste, por los poetas españoles del post-romanticismo y los baladistas del grupo que podríamos calificar de heiniano: Florentino Sanz, Guillermo Blest Gana y Guillermo Matta, Larrea, Dagarrete y, sobre todo, Bécquer.» Abundando en Béc-quer, acaba Artiles su presentación de los poemas y del texto en prosa: «El cuento ¡Provenzal! pudiera muy bien haberse escapa-do de alguna de las leyendas del poeta romántico.» El profesor Juan Manuel Bonet presenta una nueva prosa de Tomás Morales, exhumada de la revista de Villaespesa Renaci-miento Latino, en la revista Syntaxis (1987)6. Apareció en la 5 Comenta luego Artiles cómo la sección de «Notas bibliográficas» es-taba a cargo de varios redactores, jóvenes, que reseñaban libros de amigos o que tenían interés para ellos, con reseñas laudatorias en extremo. 6 «Para la prehistoria de Tomás Morales (y de Juan Gris)», Syntaxis (Tenerife), núm. 12-13 (otoño 1986-invierno 1987), pp. 105-109. También exhuma Bonet el soneto «Fantasía», firmado por Tomás Morales, dedicado «A Sebastiâo Ramalho Ortigão», parece que por indicación de Francisco Villaespesa, uno de los directores de la revista. El artículo de Bonet se puede leer también en MANUEL GONZÁLEZ SOSA, Tomás Morales. Suma Crí-tica. La Laguna, Instituto de Estudios Canarios, 1992, pp. 217-220. 56 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 6 página 128 del segundo y, al parecer, último número de la re-vista, perteneciente al mes de mayo de 1905, en el primer año de la estancia de Morales en Madrid. Se titula «Vida. Isaac Muñoz», y es una reseña «entusiasta» del primer libro del gra-nadino Isaac Muñoz. Sebastián de la Nuez volverá sobre las prosas de Tomás Morales en «Jornada literaria»7: «Prosas de Tomás Morales. Tex-tos inéditos». Insiste allí en que Morales realizó «esporádi-camente, alguna actividad prosaria, como crítico literario y como dramaturgo y narrador». Recuerda que ya recogió «algu-nos de sus artículos sobre escritores, sobre todo dramaturgos» como Benavente, Ibsen, Unamuno, Hermanos Millares Cubas. Habla de que en tales escritos existen «certeras impresiones, que demuestran una preparación literaria tanto española como eu-ropea contemporánea, poco corriente en un joven de su época, y una capacidad de comprensión y de interpretación de obras tan dispares como la de Benavente y la de Unamuno.» Pasa luego a recordar las intenciones de Morales de escribir teatro en verso (El caballero don Quijote y Almanzor), la realización de La cena de Bethania, pieza teatral en prosa, y la «nueva intentona en verso» Los piratas, manuscrito que se conserva en tres ho-jas, y que transcribe en el artículo8. Transcribe también «una de las dos hojas que se conservan» de otro de los proyectos trun-cados de Morales, una especie de cuento o relato de aventuras, más bien un borrador, pues se presentan opciones para varias palabras. Los seis textos que publica Sebastián de la Nuez en Tomás Morales. Su vida, su tiempo y su obra presentan algunos errores de transcripción. No se insertan en este trabajo por motivos de espacio. Lo mismo hago con las prosas publicadas por Jenaro Artiles. Habrá ocasión de presentar juntas todas las prosas acopiadas. 7 Jornada, Santa Cruz de Tenerife, 15-VIII-1981. 8 Existe también, manuscrito, el acto tercero (6 páginas); también está manuscrita una narración sobre la calle de la Marina (dos páginas); cuatro páginas de una impresión muy personal de la ciudad; y una página con una especie de confesión personal sobre la vida. Estos manuscritos podrían ser unas primeras versiones en prosa de poemas, o —al contrario— una prosificación amplificada de algunos poemas. 57 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 7 Sí presento los «acostumbrados clisés periodísticos», de que habla Sebastián de la Nuez, que aparecen firmados con las ini-ciales T. M., o incluso los no firmados y que son, evidentemen-te, de la misma autoría. Por si no bastara esta apreciación de lector, el autor de dichas notas se descubre en la aparecida el día 15 de febrero de 1909, cuando —al analizar la representa-ción de Los intereses creados y Fedora— afirma: «No hemos de juzgar el mérito de esta magnífica producción artística por haberlo hecho en otra ocasión con todo elogio.» Evidentemen-te, se está refiriendo a la reseña de Los intereses creados, que apareció en La Mañana, el 21 de enero de 1909. Se añaden luego los textos posteriores que he podido encon-trar en la prensa de la época firmados por Tomás Morales, en los que se reseñan libros y se habla de amigos escritores o artis-tas. Aparecen los nombres de Colombine, Salvador Rueda, Rusiñol, Henry Bernstein, Federico Oliver, el poeta lanzaroteño Gonzalo Molina (con dos textos), Francisco González Díaz (con otros dos textos y un poema), el simbolista italiano Biagio Chiara, una breve prosa sobre José Franchy y Roca, el pintor Nicolás Massieu y Matos, y una carta colectiva de, posiblemen-te, mayo de 1921, en la que varios escritores canarios —Tomás Morales como primer firmante— dan su opinión por la actua-ción de ciertos concejales del Ayuntamiento de San Sebastián con respecto a Pérez Galdós. Tomás Morales estaba ya en su última enfermedad. ¿Participó en la redacción de dicha carta? El que la encabece con su nombre puede indicar que así fue9. Existen en el periódico El Tribuno de Las Palmas cuatro tex-tos en prosa firmados por T. M. (1905), o por T. (1905, 1909, 1910). El carácter de dicho periódico no se parece en nada al 9 Su firma aparece en algunas cartas colectivas, como la que se presen-ta en este trabajo, y también al pie de algunas peticiones ciudadanas, como en la de amnistía de Francisco Largo Caballero, Daniel Anguiano, Julián Besteiro y Andrés Saborit (La Crónica, Las Palmas, 14-XI-1917: «Por el Comité de la huelga. Palabras de adhesión de Las Palmas de Gran Canaria. 13 de noviembre de 1917»); o en la iniciativa de celebrar un acto de ho-menaje y adhesión a don Miguel de Unamuno (La Crónica, 21-VII-1921): «En torno a Unamuno». El periódico anuncia que se ha recibido la adhe-sión de Tomás Morales. 58 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 8 de El Teléfono, donde —parece— comenzó a publicar sus prime-ras poesías y prosas, en 1903. Si Tomás Morales colaboró en él, sería por su amistad con su director, José Franchy y Roca, o con algún otro colaborador, como pudiera ser Rafael Romero, sobre todo en 1905 y en 1909; no por sus ideas republicanas, eviden-temente. El primero se titula «Reflexiones»10; el segundo, «Refor-mas militares»11; el tercero, «El hidalgo manchego»12; y el cuar-to, «Una cosa es predicar»13. Tomás Morales debió escribir más textos en prosa que esta-rán escondidos en las páginas de los periódicos, sobre todo los dirigidos por sus amigos, bajo pseudónimos que no se conocen, o sin firmar. Su posición social, una vez instalado de médico en Agaete, no le permitiría intervenir en la prensa de un modo explícito14. Sí hay textos en prosa en la prensa de la época, con pseudónimo y sin firma, que bien podrían ser obra suya. Me atrevería a afirmar que algunas de las crónicas que aparecie-ron en el periódico Ecos, entre 1916 y 1917, son de su mano. El mismo Tomás Morales nos da la noticia de que prepara-ba un estudio de los hermanos Millares para una revista de Madrid. Lo dice al final de «El estreno de María de Brial» (La Mañana, 2-III-1909): Quisiera señalar aquí todas las bellezas de tan hermosa pro-ducción, pero sobre ser tarea larga —vuelvo a repetir lo que dije acerca de La Esfinge— espero hacerlo más detalladamen-te en un estudio que preparo para una revista de Madrid, y en el que trato ampliamente de tan admirables escritores. De la posible escritura de una especie de memorias de la vida literaria de Madrid, nos habla la siguiente noticia, publicada en el periódico que dirigía su gran amigo Rafael Romero (Alonso Quesada) en 1916, bajo el título «Ecos» (Ecos, 26-X-1916): 10 El Tribuno, 25-X-1905, miércoles, p. 2. 11 El Tribuno, 10-VII-1909, pp. 2-3. 12 El Tribuno, 31-VII-1909, p. 1. 13 El Tribuno, 17-VII-1910, p. 2. 14 Lo mismo ocurre con otro prometedor escritor, Federico Cuyás y González-Corvo, que deja de firmar textos en la prensa cuando alcanza una posición «seria» en el foro canario. 59 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 9 Brevemente reanudaremos la publicación de las Hojas li-terarias, contamos con la colaboración de los más ilustres li-teratos canarios. La próxima semana reanudaremos la publicación de la no-vela Banana Warehouse, suspendida por deficiencias de la imprenta, escasez de letras que recibiremos de un día a otro y defectos de organización motivados por la variación de ho-ras de salida de este diario. Después de publicada Banana Warehouse comenzaremos una novela de los ilustres escrito-res canarios Luis y Agustín Millares, titulada El Gran Mani-nidra. También el gran poeta Tomás Morales nos ha prometido una obra en prosa que está escribiendo y que son recuerdos de la vida literaria de Madrid. Tenemos otros proyectos que iremos anunciando a nuestros lectores. Rafael Romero, por boca de Gil Arribato, cuenta cómo To-más Morales le ayuda a elaborar un artículo contra los conce-jales de la mayoría15. 15 El Tribuno, 12-XI-1913: «Confesiones de periodistas. Mi vida a saltos locos». Puede leerse en ALONSO QUESADA, Obra completa, t. 6, Prosa, «Tex-tos dispersos»: «Mi vida a saltos locos», pp. 319-323; y en ANDRÉS SÁNCHEZ ROBAYNA, en El primer Alonso Quesada. La poesía de El Lino de los Sueños (Las Palmas, Excma. Mancomunidad de Cabildos de Las Palmas. Plan Cul-tural, 1977), pp. 52-56: «Una noche estaba meditativo ante las cuartillas. Me habían encargado un artículo contra los concejales de la mayoría. ¿Qué decir, Dios mío, de un concejal? / En el momento más culminante de mi impotencia llegó Tomás Morales. / —¿Qué tienes? / —Que no se me ocurre nada en contra de estos adoquines. / —Vente conmigo... / Y nos fuimos al café, y allí —al recordar el momento mi alma toda se infantiliza— empe-zamos los dos a confeccionar el artículo. / Citas de filósofos, que nuestro numen fabricó: Skharof, ruso; Rosulkin, yanqui; Crawford, inglés; Renike, alemán. Estos señores iban escribiendo máximas para que los ayuntamien-tos fueran modelos; y, cuando ya no tuvimos ingenio para inventar más, corrimos la vista en derredor, como si los nombres estuviesen en el aire aguardando turno. De pronto, Tomas Morales gritó: ¡Schixs, de Nuremberg! Lo había hallado en un botón de los pantalones. ¡El fabricante!» También se conoce que colaboró con Saulo Torón —lo mismo que Alonso Quesada, Claudio de la Torre y Juan Rodríguez Yánez— en la elaboración de algu-nos de sus poemas satíricos que aparecieron en Ecos entre 1916 y 1917, en la sección «Tablado de la farsa». El pseudónimo adoptado por Morales fue el de Pierrot. 60 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 10 Un escrito suyo, titulado «La estatua de Galdós» se anuncia en la primera página del periódico La Jornada, de La Palmas (16-VII-1920), para el lunes siguiente, 19: «El lunes La estatua de Galdós por Tomás Morales». El ejemplar de tal día no se encuentra en las colecciones de El Museo Canario. Suponemos que Tomás Morales expondría con bellas palabras su opinión sobre a quién habría que encargar la estatua de Pérez Galdós para el monumento que se le erigiría en Las Palmas, de-cantándose indudablemente por su amigo Victorio Macho, opo-niéndose a la opinión oficial (Leopoldo Matos) que proponía al Director General de Bellas Artes de entonces, Mariano Ben-lliure16. De estas prosas, las más convencionales son las reseñas de representaciones teatrales. El hecho de contar el argumento de las obras era costumbre en el quehacer de los revisteros de los espectáculos de la época. También lo era, por lo común, el ala-bar a las actrices y a los actores de preferencia del crítico. El hecho de que solo haya crónicas de espectáculos representados por la compañía formada por el matrimonio Federico Oliver y Carmen Cobeña, desde la segunda parte del mes de enero has-ta comienzos de marzo de 1909, indica que de algún modo los elementos de la compañía eran amigos del crítico. De seguro que Tomás Morales conocía al matrimonio Oliver-Cobeña de su estancia en Cádiz y en Madrid, mientras estudiaba la carrera de Medicina. A pesar de seguir en la redacción de las críticas las acostumbradas convenciones, no deja de darles un cierto toque personal, como cuando al juzgar la actuación de una actriz le recuerda un soneto de Francisco Villaespesa, que inserta en la crónica. Ese toque personal, de expresar lo que verdaderamente sien-te, yendo en contra incluso de otras opiniones, suele aparecer en todas las prosas. En la reseña del libro de cuentos de Colombine llega hasta la confesión personal. Acude muchas veces a la expresión directa, en charla de tú con el posible lec-tor. Se queja a veces de que el público no va al teatro, y des- 16 Véase el texto sobre el pintor Tomás Massieu y Matos. En muchos periódicos de la época aparecen distintas opiniones de la intelectualidad isleña sobre el tema. 61 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 11 echa la respuesta de que es por falta de dinero, comentando que «casi ningún rico va al teatro». Si una obra, o parte de ella, no le gusta, no tiene reparo en decirlo, incluso que es mala, sosa o pesada. De algunas de las obras de teatro que comenta, parece que recuerda sus puestas en escena en Madrid. Al comentar que La Casa de Muñecas de Ibsen no gustó, habla claramente de la «escasa cultura» del público. Acaba la reseña opinando que es «una obra digna de otros espectadores». De los autores citados por Morales en sus escritos en prosa, hay un grupo de ellos que ha sucumbido al paso del tiempo y que solo son conocidos por los especialistas en la época. Es el caso de los escritores en lengua castellana Ramón Villegas y Bermúdez de Castro, Felipe Sassone, López Bago, Federico Oliver, Felipe Trigo, Manuel Bueno, Catarineu, Ricar-do Manso y Francisco Comes (los dos últimos, cómicos de la compañía Oliver-Cobeña). Otros autores son más conocidos y estudiados hoy, como Lope de Vega, Pérez Galdós, Miguel de Unamuno, Rubén Darío, Carmen de Burgos (Colombine), José Zorrilla, Gregorio Martínez Sierra, Jacinto Benavente, Francis-co Villaespesa, Satiago Rusiñol, Salvador Rueda, Serafín y Joa-quín Álvarez Quintero, José Echegaray, Ángel Ganivet, Ramiro de Maeztu, la Condesa de Pardo Bazán. Echegaray y los her-manos Quintero no son santos de su total devoción. Al hablar de los autores canarios, nos trae a la actualidad algún nombre ya olvidado, como Gonzalo Molina, o su herma-no José Molina, Manuel González Cabrera, José Rial. Cita a Rafael Romero, Manuel Macías Casanova y Sebastián Suárez León. Estudia a los consagrados Luis y Agustín Millares Cubas y a Francisco González Díaz. Al hablar de la escritura de los hermanos Millares, resalta el hecho de su españolidad solo por la lengua que emplean, por-que «su literatura es exótica», por haber vivido «siempre casi fuera de nuestro ambiente literario.» La reseña que hace de La Esfinge de Unamuno nos muestra a un Tomás Morales con una agudeza de comprensión muy interesante. Lo relaciona con Ibsen, Ganivet, Maeztu y el autor francés que tanto cita Unamuno, Guyau. Obvía la cuestión de la teatralidad o no teatralidad de la obra —que justifica por el 62 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 12 interés que despertó en el auditorio—, para pasar a comentar su aspecto humano. Le reprocha alguna falta de claridad en el planteamiento de sus tesis. De los autores extranjeros que cita, son hoy poco conocidos: Brieux, Jules Simon, Capus, Courteline, Donnay, Lavedan, Henri Bataille, Maurice Barrès, Guyau, Henri Bernstein, todos france-ses. De los más jóvenes, cita a Camille Mauclair en español, en un elogio a la poesía de René Ghil. Y a los maestros, a alguno de los cuales cita en su lengua original (sin traducir, a la mane-ra de Rubén Darío por aquella misma época, en su crónicas): Zola, Balzac, Mallarmé, Verlaine, Dumas hijo, entre los france-ses; Ibsen, Ricudrergars, Boerjerson, entre los autores del norte de Europa; Shakespeare y Oscar Wilde, entre los ingleses; Hermann Sudermann, Gerardo Hauptmann, entre los alema-nes; Pietro Aretino, Benvenuto Cellini, Carducci, Giacosa y Bracco, entre los italianos, además del escritor simbolista, mal-dito y olvidado, Biagio Chiara. Resulta conmovedora la valiente defensa del amigo ultraja-do Rafael Romero; lo mismo ocurre con la carta colectiva en defensa de Galdós. Sobre cuestiones de arte, las prosas dedicadas a los dos ami-gos retratistas inciden en resaltar sus cualidades; la cultura y modernidad en Juan Carlo17; y el conseguir el ambiente íntimo del retratado en Nicolás Massieu y Matos. En cuanto a la reseña del libro del simbolista italiano Biagio Chiara, es de destacar lo temprano que se ve atraído por un modo de escribir tan deudor de Gabriele D’Annunzio. No he alcanzado a ver reseñas de otros escritores españoles sobre li-bros de Chiara, poeta y prosista que ya en aquella época sufría el ostracismo de sus compatriotas por los temas tratados y su tendencia ideológica. Habrá que profundizar en las relaciones de Tomás Morales con el escritor italiano. Un primer empeño será el rescatar sus palabras sobre el primer libro de Tomás Morales. Lo mismo habrá que hacer con las de la marquesa María de Plattis (Jolanda). 17 Tomás Morales escribe sin la tilde en la «o» el apellido del futuro fundador, con Domingo Doreste Rodríguez (Fray Lesco), de la Escuela Luján Pérez. 63 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 13 PROSAS DE TOMÁS MORALES 1. «Crónica literaria. Cuentos de Colombine»18 Cuando a nosotros llega un libro encabezado con un nombre femenino y sabemos que quien lo lleva es una mujer hermosa, antójasenos tener entre las manos un bouquet de raras y maravillo-sas flores. Así este volumen, en el cual una bella dama, Carmen de Burgos, ha vertido los más delicados perfumes de su espíritu en diez y seis narraciones que juntas bien pudieran formar un rami-llete, máxime que en este caso la autora ha tenido la coquetería de anudar sus tallos con una cinta de color de rosa: Cuentos de Colombine. A primera vista el título parece un sello de frivolidad elegan-te... Pensamos en simétricos jardines delineados por Lenotre, en bellos escarceos bajo la penumbra perfumada de las acacias que filtran la luna o en sombríos boscajes, en donde, por la máscara del fauno de una fuente, el bueno de Pablo Verlaine reiría jovial con la risa del agua. Todo ello sería halagador; pero esta Colombine, en quien belle-za y talento son una misma y alta cosa, tiene un plausible desdén por el artificio banal. Su arte es arte de naturaleza. Una intensa corriente de vida agitada y multiforme circula por estas páginas, en las que un alma nobilísima ha impreso una huella profunda. Ella ha penetrado hasta la entraña misma de las sensaciones, analizán-dolas sabiamente, ella ha percibido los más imperceptibles temblo-res que en los espíritus marcan los deseos, las esperanzas, los an-helos; y con exquisita justeza los ha patentizado como nadie en la maravilla de sus prosas. Es Colombine la más alta de nuestras escritoras actuales: supe-ra, además, a casi todos los novelistas españoles en la sutileza de 18 El Pueblo (Valencia), 31-VII-1908, viernes, p. 1. Transcribe el artícu-lo, con algunas diferencias y sin poner la fecha del periódico, FEDERICO UTRERA, en Memorias de Colombine. Madrid, Hijos de Muley Rubio, 1998, pp. 92-93. CARMEN DE BURGOS, Cuentos de Colombine (Novelas cortas). Va-lencia, F. Sempere y Compañía, Editores, 310 páginas. Al final: Madrid- Toledo, enero-mayo 1908. Contiene un prólogo: «Un momento...», firmado por Pierrot, seguido de 16 cuentos: La muerte del recuerdo. Por las ánimas. Madre por hija. Alma de artista. El viejo ídolo. ¡Ay del solo! La incomprensi-ble. ¡Triunfante! Historia de Carnaval. El último deseo. Los que no vivieron. Como flor de almendro. Aroma de pecado. En pos del ensueño. El tesoro. En la sima. 64 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 14 las ideas, en la finura y precisión de psicología y posee asimismo el secreto de la rápida evolución de los asuntos sin omitir detalles de interés, lo que hace de sus pequeñas narraciones novelas com-pletísimas, tales que pudieran compararse, sin menoscabo, con las del gran maestro de cuentistas, Guy de Maupassant. Añadid a esto una prosa fina y ágil, sin retorcimientos ni ortopedias, y tendréis la clara visión de este libro que debe ser leído con recogimiento. Es el amor el eje principal de estos cuentos; casi todos ellos tienen como tema una aventura en la que el rapaz ciego ha herido certeramente. La herida sangra aún en estos corazones que se agi-tan, que luchan y que odian impulsados por el mismo estímulo, siempre igual y siempre diferente. Ved esta primorosa Muerte del recuerdo19 dulcemente triste como una dolora campoamoriana. Pasan veinte años, vuelve él... Y es que su espíritu ha cristaliza-do en flor de melancolía, su voz ha tomado el acento casi apagado que nos recuerda las palabras oídas en medio de un sueño. Palabras tristes que en el caso presente tienen un perfume de flores marchi-tas, de ilusiones idas en alas de lo fatalmente irreparable. ¡Cómo sentimos piedad por estos ancianos que al final de su vida vuelven a encontrarse y cómo comprendemos la grandeza del «no saber», del «feliz ignorar», que hubiese permitido al buen viejo seguir pensando en su Alicia de los veinte años!... ¡Oh, al menos ella podrá en las largas horas de soledad acariciar una imagen pre-térita, sin que unos cabellos blancos y unos ojos apagados vengan a interponerse entre dos almas, que un culto sencillo creyó eterna-mente juveniles! Este es el tono dominante del libro; al terminarlo, una dulce melancolía nos ha invadido, acabamos de salir de un delicioso sue-ño transcurrido serenamente. Sin embargo, en medio de esta apa-rente tranquilidad late un espíritu de rebeldía que a ratos se ex-presa rotundo y anatematizador. Hay tormentas de celos, fulgores de pasión y llamas lívidas de hipocresía. Son intensamente humanos: Aroma de pecado, En la sima, His-toria de Carnaval, llenos de realidad y de brío. El viejo ídolo, ani-mado de un vago temor supersticioso. Por las ánimas, de una san-grante ironía, y así todos muy bellos y magníficos. Dije antes y vuelvo a repetiros que este ramo de cuentos es ramo de rosas. La autora ama las rosas rojas: las de tonos más cálidos y más penetrante olor; pero no desdeña las de colores páli-dos, bien sean amarillas o blancas o rosadas, y así las ofrece con magnánima prodigalidad. Si sois soñadores, y por lo tanto propen-sos a la melancolía, escoged las rosas de té; ellas tienen un tono vago que rima bien con vuestra tristeza. Si sois amadores, buscad 19 Es el primer cuento: «La muerte del recuerdo» (pp. 11-21). 65 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 15 las de color de púrpura, que yo os adelanto que ellas sabrán recordaros los labios de vuestras amadas. Si sois poetas, en fin, tomadlas todas, que para vosotros fueron arrancadas por unas be-llas manos, y sé, además, que siendo rosas, por fuerza han de gustaros: que quien dijo rosas, dijo poesía. Y he aquí en síntesis este libro de una mujer que es artista, que es noble y que es bella... —Todo bajo la luminosidad de sus ojos, en los cuales un poeta de estos tiempos ha creído descubrir Una terrible maldición gitana. Tomás Morales. Madrid, Julio 190820. 2. «La visita de Rueda»21 Tras la generosa idea, lanzada por González Díaz, de glorificar a Salvador Rueda, se ha levantado un clamor de simpatía, mani-festado en varios periódicos por plumas bizarras y entusiastas. Es la voz de nuestra juventud intelectual que, pensando alto, interpre-ta el sentir de todos los que buscamos un poco de idealidad en nuestra vida y creemos que esta es bella solo porque el arte la recrea. 20 En Revista Crítica (año I-2.ª época. Septiembre 1908, número 1), apa-rece: «El libro del mes. Cuentos de Colombine. Por Carmen de Burgos». Después de «Autocrítica», firmada por Carmen de Burgos (pp. 45-46), se encuentra (pp. 47-51): «Juicios de la prensa». Se transcriben los de José Ferrándiz (El País); J. Gómez Hidalgo (El Globo), Vicente Almela (Heraldo de Madrid), Fernando Soldevilla (La Correspondencia de España), Emiliano Ramírez Ángel (El Liberal), E. Gómez de Baquero (El Imparcial), Tomás Morales (El Pueblo, Valencia), Max Nordau, Alfred Naquet, Antonio de Hoyos y Vinent (Diario Universal), Carlos Cerrillo Escobar (El País), y una anónima de El Liberal. De la reseña de Tomás Morales (p. 49) toma los siguientes párrafos: «Es Colombine la más alta de nuestras escritoras actua-les; supera además a casi todos los novelistas españoles en la sutileza de las ideas, en la finura y precisión de psicología y posee el secreto de la rápida evolución de los asuntos sin omitir detalles de interés, lo que hace de sus pequeñas narraciones novelas completísimas, tales, que pudieran compararse, sin menoscabo, con las del gran maestro de cuentistas Guy de Maupassant. / ...................... / He aquí, en síntesis, este libro de una mujer que es artista, que es noble y que es bella. / Todo bajo la luminosidad de sus ojos, en los cuales un poeta de estos tiempos ha creído descubrir / «Una terrible maldición gitana.» / Tomás Morales. / El Pueblo. Valencia.» 21 Diario de Las Palmas, 13-XI-1908, viernes, p. 1. 66 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 16 Sebastián Suárez León, Manuel Macías Casanova, Rafael Rome-ro y algún otro han contestado aunándose a la voluntad del inicia-dor; y es gozoso ver cómo estos jóvenes, sin prejuicios, sin escu-char más que la voz de su corazón, se comprometen y preparan para la noble empresa. Nadie más obligado que yo a abogar por ella: grandes lazos de amistad y gratitud me unen al poeta y esta circunstancia, que a algunos espíritus mezquinos pudiera parecer interesada, no ha de entibiar mi entusiasmo, ni hará disminuir mi admiración hacia el iniciador de la idea, secundándole modesta-mente con todas mis fuerzas. El poeta desea visitarnos y su deseo es vivo e intenso: así me lo manifestó una tarde mientras contemplábamos el bullicioso espec-táculo del vivir madrileño desde su balcón de la Glorieta de Quevedo: —«Tengo una ansia grande por conocer esas islas, de ver el mar, de respirar, en fin, a todo pulmón a pleno sol y en plena naturale-za. Aquí, en Madrid, me ahogo.» Y tenía razón. El maravilloso orquestador de Trompetas de Órga-no, hecho a las grandes extensiones, acostumbrado a soñar el es-trépito de los vientos, el solemne rumor de las hojas bajo cielos sin nubes y el broncíneo estruendo de las tempestades, había de lan-guidecer en la corte como un águila enjaulada. «Yo amo ese país que he soñado sobre el maravilloso libro de Francisco González Díaz». Me dijo: «He leído varias veces esas páginas pletóricas de una vida multiforme y al leerlas me he senti-do arrastrado a ese archipiélago que ya vive dentro de mi espíritu. ¡Ah!, ver el Atlántico, absorber bravamente el aire marino, contem-plar el Teide surgiendo de las nubes hierático y magnífico...» Y cerrando los ojos como para recoger la visión de los horizontes previstos, murmuraba: «Gran Canaria, Orotava»; pero luego, volvien-do a la realidad añadía melancólicamente: —«¿A qué soñar con lo imposible?» Y yo sentí la melancolía del poeta. Él tan grande, tan señor, acostumbrado a los más estupendos viajes de la imaginación y de la fantasía, gozador de todos los panoramas y espectáculos por la magia de su emotividad sin barreras, él, el profeta de la nueva generación y el nuevo arte, no podía venir a Canarias... Traigámosle nosotros y coronémosle de rosas; sobre su laurel siempre reverdecido sentarán bien estas emisarias de la poesía y del ideal. Él ama las rosas sobre todas las flores, llevémosle, pues, cada uno la nuestra más o menos humilde, más o menos luminosa, pero fragantes todas de entusiasmo y de amor; que ellas constituyen la más gloriosa y gentilicia ofrenda para la corona de un poeta. Tomás Morales. 67 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 17 3. «Teatro»22 El sábado verificose el debut de la compañía que dirige el aplau-dido autor dramático don Federico Oliver, con el estreno de La Madre, drama en cuatro actos de Santiago Rusiñol, traducido al castellano por Gregorio Martínez Sierra. Cuando esta obra se estrenó en Madrid el elogio de la prensa fue unánime: se convino en que era la producción más completa del autor y hasta hubo crítico que la reputó por una de las más bellas creaciones del teatro contemporáneo. Exageraciones aparte, La Madre no pasa de ser una obra notable, compuesta según la vieja fórmula clásica, aunque el primer acto (verdaderamente hermoso) tenga ciertas apariencias de modernidad. La acción gira entre dos temas encontrados: uno el amor ma-terno y su triunfo final sobre los demás afectos de la vida; y otro la desesperación de un creador sincero que se ve obligado a renun-ciar a sus ideas y a vender su conciencia artística, para atender a los caprichos de una entretenida vulgarísima a la que ama, pero a la que no puede pagar. Estos dos conflictos se desarrollan de un modo natural, aunque a veces pudiera parecer demasiado violento. Manuel es un joven pintor, hijo de unos tahoneros, que aprove-cha las noches ayudando a su madre a amasar la hornada y los días pintando, contra el gusto de un amigo de la casa y entre las burlas de sus paisanos. Solo el viejo maestro de escuela le alienta con sus rancios consejos de estética y sus cariñosos elogios. En este estado de cosas llegan al pueblo, con motivo de una fiesta típica, un céle-bre pintor acompañado de un crítico y de una especie de bohemio romántico. Estos son del parecer de que Manuel no sirve para la pintura; la noticia transtorna al joven, defraudado en sus más ca-ras ilusiones, hasta el punto de hacerle dudar de su talento. En-tonces la madre en un arranque de ternura le consuela y sin pen-sar en los enormes sacrificios que esto supone, decide que su hijo vaya a la ciudad a aprender su arte. Ya en la ciudad, tras muchos fracasos y acosado por su amante (una modelo), decide sacrificarse y trabajar sin descanso en obras de escaso mérito que le son pagadas a precio de oro por la burgue-sía, pero que a él le causan enormes dolores viendo cómo su arte, el nuevo, el que él presentía, se desvanece entre aquellos lienzos ridículos tan provechosos para su bolsillo y tan despreciables para su alma. Pero el amor maternal unido a la amistad le salvan y cuando Manuel, después de arrojar de su casa a su amante y ha-cer el retrato de su madre, vuelve al pueblo cargado de gloria con 22 La Mañana, 18-I-1909, lunes, p. 1. 68 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 18 la medalla de oro y la corona de laurel, la pobre vieja muere, aca-so de alegría, porque ha visto terminada su obra. Entonces Alber-to, el fiel amigo, deposita la corona de triunfo a los pies de La Madre, de la redentora, y por la inmensa fuerza del amor. Como se ve la obra es perfectamente teatral; esto explica el enorme éxito que el sábado consiguió en nuestro teatro el divino autor de Los Jardines de España. Para la señora Cobeña fue un triunfo completo. La ilustre ac-triz, aclamada durante toda la representación, sugestionó sobre todo en el momento de la muerte que hizo de una manera prodigiosa. Muy bien las señoritas Álvarez, Villabona y Adsuar. El señor Comes interpretó con talento el difícil personaje de Manuel; estando muy acertados los señores Ruiz Tatay, Manso, Cobeña (R. y B.), Requena, Llorens y Perrín. * * * Un nuevo triunfo para la señora Cobeña fue anoche la repre-sentación de La de San Quintín del insigne Galdós. Esta obra cono-cida ya de nuestro público fue interpretada de un modo insupera-ble por la bellísima actriz que electrizó en todos los momentos. Y a este propósito, pláceme recordar una frase de don Benito que dice muy alto de la genial artista. En cierta ocasión hablando el maestro con un joven compañero se expresó en estos términos: «Carmen Cobeña hace una verdadera creación del tipo de Rosario: ninguna actriz española puede superarle.» Reciba pues nuestro tri-buto de sincera admiración. Bastante acertado el señor Comes; los demás complieron discre-tamente su cometido. De la tragedia de Zorrilla: Sofronia solo queremos hacer cons-tar que fue un nuevo triunfo de belleza y de arte para Carmen Cobeña. M. * * * Mañana habrá función en el Puerto, poniéndose en escena La Madre. El martes estreno de la comedia El Ladrón de Henry Bernstein, traducida al castellano por Manuel Bueno y Rivero y Catarineu. Esta obra viene precedida de gran fama habiendo constituido uno de los éxitos de la temporada pasada en el Teatro Español de Madrid. 69 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 19 4. «Teatro»23 Estreno de El Ladrón comedia en tres actos, traducida al caste-llano por los señores Bueno y Catarineu. De todos los modernos autores franceses Henri Bernstein es el menos francés; su teatro difiere esencialmente del de sus paisanos y su técnica, que es completamente echegarayesca, se preocupa más del artificio escénico que del estudio psicológico de los perso-najes. Es pues un teatro absurdo: lleno de situaciones falsas y apa-ratosas que no consiguen conmover sino a la masa inculta. Además hay en el autor tendencias al melodrama; ese género lacrimoso y ridículo que tanto hizo llorar a nuestros antepasados y que está tan fuera de lugar en un escenario moderno. Tiene sí, Bernstein, una cualidad no despreciable: el interés; sus obras y especialmente La Ráfaga tienen en suspenso al público, que sigue con gran avidez los movimientos de los personajes y el desarrollo de la trama, pero este es un mérito relativo y de escaso valor ar-tístico. Carece el autor de El Ladrón de la finura o, mejor dicho, del esprit que caracteriza a los modernos franceses; a Brieux, a Jules Simón, a Capus, a Courteline, a Donnay, a Lavedán o a Henri Bataille. Además le falta una certera visión psicológica de los ca-racteres. Los personajes se mueven caprichosos, como muñecos atentos no más que a la libre voluntad del dramaturgo, que trata de vencer de cualquier modo, con tal de que sus ficciones intere-sen; y así son estas obras interesantes, llenas de talento escénico pero ayunas de realidad y de arte. La obra fue interpretada a conciencia: Carmen Cobeña admira-ble siempre, realizó prodigios de arte y de belleza, a pesar de lo falso de las situaciones supo conmover al auditorio que la aclamó calurosamente. Muy bien la señorita Villabona, así como el resto de la compañía. Un aplauso para Ruiz Tatay merecidísimo. Al final se puso en escena la obrita de Ricardo Manso, Un dra-ma en cinco minutos. Es un monólogo gracioso y de fácil versifica-ción. Fue interpretado por su autor, al que se aplaudió justamente. Y ahora esperamos el acontecimiento artístico de mañana: Los intereses creados, obra genial del maravilloso autor de La noche del Sábado, don Jacinto Benavente. M. 23 La Mañana, 20-I-1909, miércoles, p. 2. 70 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 20 5. «Los intereses creados»24 [...] De la interpretación de Los intereses creados poco hemos de hablar. La señora Cobeña muy gentil y acertada en el papel de Silvia. Bien las señoritas Villabona, Anaya, Luna, Adsuar y Robles. De los actores debemos citar en primer término a Ricardo Manso que derrochó talento y gracia en el difícil personaje del doctor; también merecieron justos plácemes Francisco Comes que interpretaba el del Capitán y Benito Cobeña el de Pantalón. Los demás contribuyeron al conjunto. Los decorados buenos. La obra muy bien presentada. 6. «El Genio Alegre de los Hermanos Quintero»25 La ilustre actriz Carmen Cobeña hizo derroche de arte y de belleza. La señora Álvarez muy bien en su papel así como las se-ñoritas Robles, Anaya y Adsuar. Acertadísima la señorita Villabona. Ricardo Manso en el papel de don Eligio, verdaderamente notable: Manso es sin duda alguna un actor cómico de gran talento. Fran-cisco Comes, como siempre, demostró un envidiable dominio de la escena. Muy bien Rafael y Benito Cobeña. Los señores Requena, Perrín y Llorens, acertadísimos. El público escaso. No acertamos a comprender las causas de tan injusto alejamiento. La compañía que dirige el señor Oliver es in-dudablemente buena. La señora Cobeña ha llegado precedida de una fama muy merecida. La empresa se ha esmerado en hacer conocer las últimas y más celebradas producciones teatrales que presenta con verdadero gus-to y lujo de decoraciones. No sabemos por qué no va la gente al Teatro. Presumimos la contestación de muchos. Que no hay dinero, y a esto contestamos: Casi ningún rico va al Teatro. * * * El sábado, La Neña de don Federico Oliver, aplaudido autor de La Muralla. Se estrenarán tres hermosas decoraciones. 24 Sólo presento lo que aparece después de la firma, no publicado por Sebastián de la Nuez. La Mañana, 21-I-1909, jueves, p. 2. SEBASTIÁN DE LA NUEZ, op. cit., vol. II, pp. 330-331: II. 25 La Mañana, 22-I-1909, viernes, p. 2. Sin firma. 71 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 21 7. «Teatro. La Neña»26 Sentimos mucho no disponer de espacio suficiente para dar cuenta al público del estreno de La Neña, drama en tres actos de Federico Oliver representado con extraordinario éxito la noche del sábado último. Sólo queremos hacer constar el agrado con que el público recibió la obra. La Neña es un drama del género realista, muy moderno y admirablemente dialogado. El segundo acto, sobre todo, es de una gran belleza y en él hace el autor un derroche de poesía y de arte. En la interpretación merecieron justísimos plácemes la señora Cobeña que estuvo admirable en el papel de Telva. Muy bien las señoritas Villabona y Anaya. El señor Comes estuvo muy acertado interpretando con gran talento el papel de Ramón. Los demás ar-tistas desempeñaron a satisfacción su cometido. * * * La Dama de las Camelias Apenas si nos queda tiempo para otra cosa ni queremos robarle una línea, que para elogiar a Carmen Cobeña que anoche hizo una creación del papel de Margarita. Oímos a varios espectadores que era este papel en que más les había gustado. Además, su exquisito arte estaba realzado por una colección de preciosos trajes, que lla-maron extraordinariamente le atención. Cada acto terminó con una ovación, larga, prolongada. Y des-pués un rumor constante de comentarios lisonjeros y halagüeños. Sigamos aplaudiendo desde aquí. Mercedes Villabona muy bien y Comes, que es un actor de gran-des facultades, acompañó a la Cobeña en su triunfo escénico. Resumen. Una gran noche, hasta para la taquilla. 8. «Teatro»27 Se estrenó la comedia de los hermanos Quintero, Las de Caín. La obra agradó extraordinariamente al público que no cesó de reír y que prodigó los aplausos al final de cada acto. El teatro estaba lleno. 26 La Mañana, 25-I-1909, lunes, p. 2. Sin firma. 27 La Mañana, 27-I-1909, miércoles, p. 2. Sin firma. 72 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 22 Nosotros creemos que Las de Caín, exceptuando el primer acto, es una comedia bastante mala, indigna del nombre de sus autores. Degenera en pasillo cómico pesado y de mal gusto. Nada más queremos decir de ella. Por lo demás es una obra que siempre llevará mucho público al teatro. La noche fue de triunfo para todos los artistas: podemos decir que ha sido una de las obras más bien representadas en conjunto. En primer término distinguiose Carmen Cobeña, siempre bellísima y gran actriz en cuantas obras ha tomado parte. Las señoritas Álvarez, Villabona, Adsuar, Anaya, Robles y Luna, encantadoras y acertadas. De los actores Ricardo Manso admirablemente: el vete-rano artista estuvo hecho un coloso. De Francisco Comes, mucho bueno tenemos que decir, lamentando que la falta de espacio no nos permita ser lo suficientemente largos en su elogio —sólo que-remos hacer constar que el joven actor ha contado por triunfos la totalidad de las obras que le hemos visto representar; todos los diversos personajes han sido interpretados por él de una manera perfecta. Un aplauso para Ruiz Tatay y para los demás actores que contribuyeron al conjunto. 9. «Teatro»28 Anoche se puso en escena la hermosa comedia de los hermanos Quintero La Zagala. Como esta obra es conocida de nuestro públi-co nos limitaremos a hablar de la representación. Carmen Cobeña hacía un papel de criada, Encarna; y tuvo mucha razón don Baltasar de Quiñones, amo y señor de la casa, en enamorarse y casarse con ella porque estaba encantadora y su-gestiva con su traje azul, y su delantal blanco Carmen Cobeña, el Teatro entero lo decía, hizo este papel con un arte y una ingenui-dad realmente geniales. La señorita Villabona hizo un papel delicioso, porque a su en-canto natural y a su belleza que cuenta con bastantes admirado-res, une un arte exquisito y una excelente dicción. La señorita Robles espiritualizó su papel, de suyo muy delicado y difícil. Una criada vieja y una jamona no despreciable fueron admira-blemente interpretadas por las señoritas María Anaya y Josefina Álvarez. Monísima la señorita Adsuar, para la que tenemos siem-pre un aplauso. Ruiz Tatay luchó con las dificultades de su papel, logrando so-bre todo en el último acto, salir airoso. 28 La Mañana, 28-I-1909, jueves, p. 2. Sin firma. 73 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 23 Requena y los Cobeñas muy bien caracterizando con verdadero talento. Lo mismo Llorens. De Perrín no diremos nada hoy, porque queremos verle trabajar papeles de más empeño. La última palabra para Ricardo Manso y su gracioso perro Ve-neno. Fue sin duda con Carmen Cobeña el héroe de la noche. * * * Esta noche, gran obra: Los Búhos, de Benavente. Un exitazo en el Teatro Lara de Madrid. 10. «Teatro»29 Estreno de Los Búhos, comedia en tres actos de Jacinto Be-navente. He aquí una obra que sin reparo alguno pudiéramos calificar de maestra y que proclama una vez más la flexibilidad de talento del autor de La Princesa Bebé. Estrenada hace dos años en el Teatro Lara de Madrid, su éxito no correspondió a su valor; pasó como tantas obras del mismo Benavente sin grandes manifestaciones de entusiasmo por parte del público que no supo ver, [por] la aparen-te sencillez de la trama y la escasa fuerza emotiva de las situacio-nes, toda la hondura psicológica de la admirable farsa. Se ha dicho hasta la saciedad que la dramaturgia de Benavente está en abierta contraposición con la clásica manera española; nada menos cierto: lo que pasa es que poseyendo el autor un tempera-mento de grande abarcación, forzosamente sus comedias tendrían que recoger todo el espíritu del siglo. Basta con recordar Lo Cursi, Sacrificios al Natural, Alma triunfante etc., etc., para convencernos de esta aseveración; todos sus personajes son españoles, de esta decantada sociedad española que él ha sabido interpretar como nadie y mejor que todos. Españolísima es esta comedia de Los Búhos, tan sutil y al mis-mo tiempo tan humana. Veamos el argumento. Dos profesores de Ciencias Naturales se instalan, durante las vacaciones veraniegas, en un pueblecito de los alrededores de Madrid, donde piensan ultimar los trabajos para la publicación de una obra científica en la que son colaboradores. Estos catedráticos —los búhos— se ensimisman de tal manera en su tarea que se ol-vidan de todo lo que no tenga relación con ella. Olvidaríanse hasta de comer si no fuera por las reiteradas llamadas al orden de una antigua criada de la casa. En estas circunstancias llegan al pueblo 29 La Mañana, 29-I-1909, viernes, p. 2. 74 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 24 dos madrileñas, madre e hija, que traban gran amistad con los se-ñores, a despecho de las amonestaciones de la fiel doméstica, que mira con mal gesto tal intromisión. Influenciados por las dos mujeres, los sabios se van poco a poco olvidando de sus libros y tomándole apego a la vida. En una palabra es el triunfo de la joie de vivre sobre el estudio árido y penoso, feliz-mente llevado a cabo por el influjo de unos amores sentimentales. Sentimentales, de un sentimentalismo exquisito y refinado, son estas tres jornadas que el autor ha iluminado de una suave ironía; de esa ironía un poco amarga, que deja un raro sabor en el espíri-tu, y es la característica del ingenio benaventiano. M. * * * Como siempre alcanzó la obra una interpretación felicísima. Carmen Cobeña admirable en el papel de Amalia. La señorita Villabona encantadora. Muy bien la señorita Anaya. Los señores Ruiz Tatay y Comes admirablemente. En el juguete cómico Azucena cosecharon justos aplausos las señoritas Villabona, Adsuar y Anaya. Requena, Manso y Cobeña (R.) graciosísimos. * * * Esta noche se representarán en el teatro del Puerto de La Luz, la chistosa comedia de los hermanos Quintero titulada Las de Caín. Es de suponer que la concurrencia sea extraordinaria, pues además de lo gracioso de la obra, la empresa ha dispuesto que el precio de la silla sea únicamente dos pesetas. * * * Mañana estreno de la genial comedia de Benavente titulada Los ojos de los muertos, dedicada a Carmen Cobeña y estrenada en Madrid por esta admirable artista. 11. «Teatro»30 La boba discreta, nueva refundición de la bellísima comedia La niña boba. Esta obra es sin disputa una de las mejores de nuestro teatro clásico. En ella resalta en todo su esplendor la fina gracia y el estro insuperable de aquel maravilloso Fr. Félix Lope de Vega Carpio, fénix de los ingenios españoles. 30 La Mañana, 3-II-1909, miércoles, p. 2. Sin firma. 75 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 25 En la interpretación alcanzó, como todas las noches, un gran triunfo la señora Cobeña que hizo una Doña Clara encantadora. Gentilísimas las señoritas Villabona y Robles. Muy bien la señorita Anaya. De los actores citaremos en primer lugar a Comes y Tatay que estuvieron acertadísimos; muy bien los hermanos Cobeña y Ricardo Manso. Los Soto, Llorens y Perrín acertadísimos. * * * La escondida senda es otra equivocación de los hermanos Quin-tero. Los autores sevillanos se repiten de un modo lamentable. Esto no obstante la obra tiene situaciones graciosísimas, y el escaso público rió grandemente. La interpretación fue acertada en conjunto. Es una lástima que una compañía tan completa y que tanta novedad y variación da al cartel, se vea tan poco favorecida por nuestro público. ¿Es apatía? No lo sabemos, de todos modos el hecho es bastante lamentable. 12. «Teatro»31 Anoche púsose en escena en nuestro Teatro la hermosa come-dia de don Benito Pérez Galdós La loca de la casa. El director de la compañía, el ilustre autor dramático don Fe-derico Oliver, queriendo glorificar a nuestro paisano, dispuso que la función fuera en su honor. Carmen Cobeña admirable, hizo una Victoria genial. Muy bien las señoritas Álvarez Robles (hermanas), Luna y además Ruiz Tatay interpretó admirablemente el Pepet; en todas las situaciones estu-vo hecho un actorazo. Los demás cumplieron. * * * Esta noche se pondrá en escena el melodrama de gran interés Raffles, último y grandioso éxito del teatro de la Comedia de Ma-drid. Para esta obra la empresa se ha esmerado. 13. «Teatro»32 Con grandes aplausos se saludó la aparición de Raffles en nues-tro Teatro. El Pick pocket elegante tiene todas nuestras sentimenta- 31 La Mañana, 4-II-1909, jueves, p. 2. Sin firma. 32 La Mañana, 5-II-1909, viernes, p. 2. Sin firma. 76 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 26 les simpatías y de seguro pensarán como nosotros, los concurren-tes que anoche ovacionaron las artimañas ingeniosas del timador londinense. El héroe de la noche, al que se aplaudió frenéticamente, fue Comes; durante toda la obra se mantuvo a gran altura encantando al auditorio. Ruiz Tatay muy bien, se le aplaudió justamente. Las señoritas Villabona y Robles gentilísimas. Bien las señoritas Anaya, Álvarez y Adsuar. De los actores merecen plácemes los hermanos Cobeña que estuvieron muy acertados, como también los señores Perrín, Soto y Llorens. En fin, que la obra se representó admirablemente y justamente se aplaudió. 14. «Teatro»33 Sábado Dionisia, comedia vieja y cursi de Dumas hijo; no fue del agra-do del público a pesar de los esfuerzos de la señora Cobeña y el señor Comes que realizaron prodigios de arte para salir airosos de tan desgraciada empresa; los demás artistas contribuyeron al con-junto. Cuento inmoral, monólogo de Jacinto Benavente, fue un triunfo para Ricardo Manso. Domingo Mariana, drama en cuatro actos de don José Echegaray, fue más del agrado del auditorio. Se aplaudió muchísimo y muy justamente a la genial y bellísima actriz Carmen Cobeña que demostró una vez más sus admirables dotes escénicas. Monísima la señorita Villabona y bien las señoritas Álvarez y Luna. Francisco Comes admirabilísimo: es un joven actor de gran ta-lento y múltiples facultades que interpretó el Daniel Montoya de un modo magistral. Muy bien el señor Tatay que con modestia que le honra aceptó el papel de don Emilio. Un aplauso para Ricardo Manso, que estuvo graciosísimo, así como para Benito Cobeña, Rafael Requena (actor excelente) y los señores Llorens y Soto. * * * 33 La Mañana, 8-II-1909, lunes, p. 2. Sin firma. 77 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 27 El martes la maravillosa comedia del maestro Ibsen, Casa de muñecas, creación de Carmen Cobeña. 15. «Teatro. La Casa de Muñecas de Ibsen»34 [...] La interpretación fue en conjunto esmeradísima. Carmen Co-beña entró en el espíritu de la obra, creando maravillas. Comes verdaderamente acertado. Ruiz Tatay desempeñó airosamente su papel. T. M. 16. «Teatro»35 La musa loca, de los hermanos Quintero, en general es una obrita sosa y pesada; quitando el primer acto, en que hacen una pintura acertada y graciosísima de unas oficinas del Estado, lo demás es poco digno del ingenio de tan distinguidos autores. La interpretación muy acertada. 17. «Noticias. Teatro»36 La Muralla. Una obra de ambiente moderno, de tendencias modernas y regeneradoras es el drama del ilustre autor dramático don Federico Oliver. La génesis de este Teatro iniciado primeramente en las nebulosi-dades polares por aquellos idealistas moralizadores que se llamaran Ricudrergars e Ibsen, y continuado por Boerjerson, emigró después a Alemania, donde Hermann Sudermann, Gerardo Hauptmann, lo defendieron denodadamente; pasó luego a Italia: Giacosa y Bracco hicieron bandera de la nueva corriente y en obras notabilísimas sembraron la semilla fructificadora. Nuestro paisano don Benito Pérez Galdós y don Federico Oliver, en España, fueron los únicos que con gran talento y suficiente cul- 34 Sólo presento el último párrafo que no transcribe Sebastián de la Nuez, a pesar de aparecer en el periódico antes de la firma de sus iniciales (T. M.). La Mañana, 10-II-1909, miércoles, p. 2. SEBASTIÁN DE LA NUEZ, op. cit., vol. II, pp. 333-334: IV. 35 La Mañana, 11-II-1909, jueves, p. 2. Sin firma. 36 La Mañana, 12-II-1909, viernes, p. 2. Sin firma. 78 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 28 tura laboraron en la obra civilizadora. No queremos acordarnos de los señores Dicenta e Iglesias. Pero no es que Oliver sustente esta idea en su teatro, no: el autor de La Muralla quiso probarnos la flexibilidad de un talento y su abarcación estética. Desde el idilio campesino de La Neña, idilio eglógico cortado bruscamente en final de tragedia hasta la finura de diálogo, la fina percepción y las ideas de arte desarrolladas al principio del segundo acto de la obra estrenada anoche, hay una suma tal de bellezas que justifican sobradamente la alta reputación que como dramaturgo goza el cincelador de Mora de la Sierra. Las ovaciones se repitieron durante toda la noche; al final del segundo acto, el ilustre autor fue llamado varias veces a escena; lo mismo ocurrió al terminar la obra. Distinguiéronse en la interpretación la señora Cobeña para la que cada representación es un nuevo triunfo. El señor Comes, ad-mirable, confirmó las cualidades de excelente actor que le distin-guen. Los demás artistas desempeñaron a satisfacción su cometido. * * * Tres en una, juguete cómico de don Francisco Comes, hizo las delicias del público que premió con grandes muestras de aproba-ción la labor del joven actor. Es esta obrita una muestra de gracia culta, y de fino ingenio, en la que el distinguido primer actor demuestra excelentes cuali-dades de escritor. La versificación es fácil y correcta; por todo ello el señor Comes merece nuestras más sinceras felicitaciones. La señorita Villabona encantadora, en los tres tipos femeninos, que interpretó con una delicadeza exquisita. La señora Luna muy bien. Requena graciosísimo. Al final de la representación el señor Comes fue llamado al palco escénico repetidas veces entre los aplausos de la concurrencia. 18. «Teatro»37 Los intereses creados y Fedora. Con la primera de dichas obras efectuó su beneficio el señor Ruiz Tatay. No hemos de juzgar el mérito de esta magnífica producción artística por haberlo hecho en otra ocasión con todo elogio38. El beneficiado interpretó el papel de 37 La Mañana, 15-II-1909, lunes, p. 2. Sin firma. 38 Esta afirmación demuestra que el autor de estas notas sin firma es el mismo que el del artículo «Los intereses creados», aparecido en el mismo periódico el 21 de enero de 1909: Tomás Morales. 79 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 29 Crispín admirablemente escuchando durante toda la representación aplausos merecidísimos. Como fin de fiesta hizo en compañía de la señora Cobeña el encantador diálogo de los hermanos Quintero, Mañana de Sol. Tanto Carmen Cobeña como el señor Ruiz Tatay fueron ovacionados. De Fedora, melodrama insoportable y ñoño, no hemos de decir, sino que fue un nuevo triunfo para la genialísima señora Cobeña y para el excelente actor Francisco Comes. 19. «Teatro. Del Puerto»39 La Muralla, hermosa obra del director de la compañía, don Fe-derico Oliver; fue aplaudidísima, siendo llamado su autor repetidas veces a escena. También fue muy aplaudida una piececilla muy graciosa, de que es autor el primer actor señor Comes y donde rayó a gran altura la gentil artista señorita Villabona. 20. «Teatro»40 Con extraordinario éxito verificose anoche el estreno de Mora de la Sierra, poema en tres actos de don Federico Oliver. Gran acierto tuvo el autor en llamar poema a su última produc-ción, realmente así es; llena de dulce poesía y en un ambiente por demás simpático se desarrolla la acción: una trama interesante y un final de efecto admirable completan el cuadro. Durante toda la obra las escenas ora patéticas ora alegres se suceden y se enlazan como iluminadas por un rayo sutil de luz meridiana. La Andalucía del amor, de la voluptuosidad y de la muerte cantada por Maurice Barrès, surge de la obra de Oliver llena de fuego y de vida. Su-perstición, amor, odio, hambre y esa humildad triste y trágica, di-simulada por el cascabeleo de las panderetas y altisonante de aba-lorios y de colorines aunque agobiada por el peso de su sol fulgurante que agosta las cosechas; pero en cambio tiende un palio de azul incandescente sobre los ojos negros de las gitanas y las heridas sangrientas de los labios de los matadores. El señor Oliver fue ovacionado durante toda la representación teniendo que presentarse en escena ante los repetidos llamamien-tos del público. 39 La Mañana, 16-II-1909, martes, p. 2. Sin firma. 40 La Mañana, 17-II-1909, miércoles, p. 2. Sin firma. 80 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 30 Carmen Cobeña admirabilísima; su arte siempre de manifiesto en la comedia, anoche brilló más aun en las escenas trágicas y sobre todo en el final. La señorita Villabona hizo una gitana encantadora; mirándola y admirándola vino a nuestra memoria el genial soneto de Villaespesa del que bien pudo ser inspiradora: Entre los encajes de alguna mantilla, contemplé entre sombras brillar tu mirada; no sé si en un viejo patio de Sevilla, o en algún florido carmen de Granada. ¡Quizá fue soñando...! Mientras embriagada el alma de coplas y de manzanilla, junto a la gitana se durmió arrullada con las dulces notas de una seguidilla. Solo sé que bajo refulgentes cielos; al pie de tu reja mataron mis celos, que por ti a los campos me lancé sin pena, que sangrientos crímenes cometió mi horda, y hasta los jarales de Sierra Morena, te robé en la grupa de mi jaca torda. La señorita Anaya estuvo muy bien, interpretando el papel de Micaela con extraordinario acierto. Bien las señoritas Álvarez, Luna, Robles (hermanos) y Adsuar. Ruiz Tatay muy bien, lo mismo que Comes. Bien el resto de la compañía sin excluir al señor Perrín que cantó muy bien algunas coplas de la tierra. La Rondalla Patria fue aplaudidísima por el buen gusto con que tocó. * * * El jueves tendrá lugar el beneficio del notable actor Francisco Comes; hay muchas localidades pedidas para este día. El beneficiado pondrá en escena El Gran Galeoto del ilustre Echegaray, de cuya obra hace una creación. 21. «Teatro»41 La fuerza bruta, comedia en un acto y dos cuadros de Jacinto Benavente. 41 La Mañana, 18-II-1909, jueves, p. 2. Sin firma. 81 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 31 Grandísimo interés había en el público por conocer esta obra estrenada con gran éxito en el Teatro Lara de Madrid. Benavente, el prodigioso comediógrafo, ha hecho un boceto magnífico de la vida azarosa de los artistas de circo. Es este un cuadro que sangra realidad, lleno de un sentimentalismo delicado y hondo que nos conmueve profundamente. El buen Fred, el saltarín, ha caído en uno de sus arriesgados ejercicios e inutilizado va a parar a un hospital. La eterna historia de los artistas, que el genio de Benavente transforma en obra de arte. La historia de todos; como ese saltarín sois vosotros, los artis-tas, de cualquier clase que seáis: pasaréis vuestra vida divirtiendo al público, a ese público que se complace con vuestras piruetas y al que tratáis de distraer con los más arriesgados ejercicios de vuestra inteligencia. Todo por unos cuantos aplausos, que a veces no os otorga, y que se olvida de vosotros el día en que por acome-ter alguna empresa demasiado difícil, vuestras fuerzas flaquean y caéis mutilados e inútiles para seguir divirtiéndolo. Toda la compañía distinguiose en el desempeño de la obra. Admi-rable la señora Cobeña, muy bien la señorita Villabona y magistral el señor Comes. Los demás artistas contribuyeron al conjunto. El teatro lleno. Sabemos que hay gran número de localidades pedidas para esta noche, en la que celebra su beneficio el primer actor de la compañía don Francisco Comes. 22. «Teatro. Beneficio de Francisco Comes»42 Con El Gran Galeoto, de don José Echegaray, efectuó su benefi-cio el notable primer actor Francisco Comes. Muchas veces, y desde estas columnas hemos hablado con elo-gio de la labor del señor Comes. Durante su campaña en nuestro teatro, ha interpretado con extraordinario acierto cuantos papeles fuéronle encomendados. El talento, la justeza en la visión de los caracteres, le han vali-do numerosas ovaciones. Nada más justo. Desde el ratero «gentle-man » de Raffles, desde el señorito achulado del Genio Alegre, hasta el Fred de La fuerza bruta y el tenebroso doctor Rank de Casa de Muñecas, una continuada serie de triunfos le han acompañado. Sentimos mucho que por falta de espacio material no podamos tratar, con suficiente extensión, la brillante labor de tan notable artista. 42 La Mañana, 19-II-1909, viernes, p. 2. Sin firma. 82 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 32 23. «Teatro»43 Con extraordinario éxito estrenose anoche en nuestro teatro La Esfinge, drama en tres actos de don Miguel de Unamuno, Rector de la Universidad de Salamanca. El estreno de La Esfinge era un acontecimiento artístico no solo para nosotros sino para España entera, que aguardaba el fallo del público, sobre esta primera producción escénica del más fuerte de nuestros pensadores. Unamuno ha vencido en toda la línea: los aplausos que se le tributaron anoche lo demuestra claramente. Y no podía ser de otro modo dado la grandeza de la obra. Para juz-garla no bastan unas horas, y unas cuantas líneas; por lo tanto reservamos nuestro juicio para uno de nuestros próximos números, limitándonos por ahora a dar cuenta del estreno y de la interpreta-ción. El éxito fue indiscutible, y al final de cada acto levantose el telón repetidas veces entre las aclamaciones del auditorio; las ova-ciones se repitieron al final de la obra. En la interpretación distinguiose en primer lugar el señor Tatay que hizo una creación del complejo carácter del protagonista; este excelente actor venció a fuerza de talento las dificultades enormes a veces de su papel; por todo ello merece nuestra más sincera felicita-ción. Muy bien la señora Cobeña, siempre admirable. Los demás artistas especialmente los señores Comes y Requena, muy acertados. En fin un triunfo completo. El público vería con gusto una se-gunda representación de La Esfinge. 24. «Teatro»44 Señora Ama, bellísima comedia de Jacinto Benavente, fue muy del agrado del público que aplaudió con entusiasmo. Por verdadera falta de espacio no podemos ser todo lo extenso que debiéramos al tratar tan hermosa obra. Distinguiéronse en la interpretación además de Carmen Cobeña que estuvo admirable, los señores Ruiz Tatay, Comes y la señora Álvarez. * * * Esta noche beneficio de la primera actriz Carmen Cobeña con el hermoso drama de Zorrilla Lealtad de una mujer. Al terminar la 43 La Mañana, 25-II-1909, jueves, p. 2. Sin firma. 44 La Mañana, 26-II-1909, viernes, p. 2. Sin firma. 83 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 33 obra tendrá lugar el acto de la colocación de la lápida en honor de la beneficiada. 25. «Teatro. Beneficio de Carmen Cobeña»45 Con Lealtad de una mujer y aventuras de una noche celebró su beneficio la eminente actriz la señora Carmen Cobeña. La obra de Zorrilla es una comedia encantadora. El estro prodigioso y la ele-gancia en el rimar del cantor de Granada, deleitaron al auditorio. Pero el triunfo de la noche fue para la beneficiada. Cuanto poda-mos decir en su elogio sería pálido ante la realidad. Al terminar la obra las ovaciones se repitieron teniendo que levantarse el telón infinidad de veces entre aclamaciones y vivas. Carmen Cobeña re-cibió muchos regalos. En el intermedio tuvo lugar la ceremonia de descubrir la lápi-da colocada en el vestíbulo; en el momento de aparecer esta, las aclamaciones se repitieron. La señora Cobeña emocionadísima dio las gracias a todos. En fin un triunfo grande para la gloriosa artista. Nosotros uni-mos nuestra felicitación a la del público. Esta noche estreno de María de Brial, comedia de los hermanos Millares con el siguiente reparto: María de Brial, Carmen Cobeña. Isidora, Mercedes Villabona. Carlota, Concepción Robles. Tomasa, María Anaya. La Señora de Valerón, Isabel Luna. Miss Lawson, Concepción Adsuar. Don Pedro Socorro, Leovigildo Ruiz Tatay. Juan de Brial, Francisco Comes. El Capitán Venegas, Ricardo Manso. El Gobernador y Miguel More-no, Rafael Cobeña. Ortiguilla, Benito Cobeña. Don Narcillo Vale-rón, Federico Llorens. Canabuey, Manuel Perrín. Teodorito, Carlos Soto. 26. «Un poeta canario. Gonzalo Molina»46 «Mujer, encanto, belleza, Poesía: haz un alto en el camino de la vida y seca tus lágrimas, que la risa brote en tus labios y que en tus ojos se vea la sonrisa del amor. Penas y alegrías, amores y desengaños, van caminando en el concierto de la poesía, con las manos unidas, como dos hermanos que van hacia la Vida y se separan en el camino de la Muerte. 45 La Mañana, 27-II-1909, sábado, p. 2. Sin firma. 46 La Mañana, 13-IV-1909, martes, p. 2. 84 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 34 Mujer, encanto, belleza, Poesía: ríe y que tu risa sea alegría del alma; pero no ocultes el dolor que hay en tu pecho porque arrojas del corazón la ilusión de la vida... Ríe en la vida, pero ríe también en la muerte, para que quede de ti, cuando todo termine —en los ensueños del poeta que can-ta—, algo de poesía... La risa y el llanto.» Con estas prosas sutiles, que bien pudieran ser versos —tal son de delicadas y exquisitas—, encabeza el autor su nuevo libro: Estrofas de Dolor. Toda una juventud palpita en ellas, toda un ansia soñadora, y un gentil espíritu de poeta moderno pasa por estas páginas en que un gran dolor humano cristaliza en ritmo. Los que tengáis un alma llena de amor, amor por todo, amor por la vida y por el más allá de la vida, amor por las cosas y por los sentimientos, venid a comulgar en el libro de este poeta que por amarlo todo ha llenado su corazón con la divina melancolía del dolor. Su adolescencia plena y triunfo se ha encerrado en sí mis-ma, y ha contemplado la vida a través del cristal de su espíritu, el que a trozos está empañado por un ligero matiz de ironía o de escepticismo. Quizá alguno pudiera extrañarse y hasta creer falso este dolor en una juventud de veintiún años a la que la vida sonríe con un eterno espectáculo primaveral, pero aun así nuestro poeta ha sufrido intensamente: con un temperamento lleno de exqui-siteces renovadas de continuo por una fantasía poderosa, creía hallar en la vida común, aquella otra vida que en lo profundo de su ser alentara, y de ahí esa decepción que traduce en sus sueños, donde, si a ratos salta una exclamación de alegría es ahogada súbi-tamente por un presentimiento lúgubre o por una sonrisa que bien pudiera estar hecha de lágrimas reconcentradas. Nacido en Lanzarote, Gonzalo Molina es madrileño por tempe-ramento; en Madrid ha pasado casi toda su vida y allí concibió su primer libro: Rimas Bohemias, libro a ratos incorrecto, pero lleno de un lirismo y un encanto tal que dejaba adivinar un alto y fuerte poeta: la configuración de tan lógica esperanza está sentada plena-mente en este su segundo volumen, que ha alcanzado en la Corte un suceso grande y merecidísimo. Al hablar de los éxitos de este joven paisano nos es forzoso recordar los de otro poeta también canario y hermano del autor de Las Estrofas de Dolor, José Molina, temperamento de elegido y ar-tista del verso, en el más alto y noble sentido de la frase. Uno y otro dicen una canción personal y aunque hermanos de sangre, jamás dos temperamentos han sido tan dispares dentro de un mis-mo arte y dentro de una misma modalidad: ambos son líricos y sentimentales, pero se diferencian en el procedimiento que es dia-metralmente opuesto. Mientras Gonzalo siente un discreto horror 85 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 35 por las formas consagradas, de donde deriva precisamente esa ex-traña originalidad que se advierte en sus poemas, y manejando al mismo tiempo su ironía amarga, que los hace dolorosos y profun-dos como una llaga del espíritu, José es casi un parnasiano que a veces está triste, por lujo de su corazón. No es la tristeza desga-rrada y honda de su hermano: es la vaga melancolía de un artista que cree que el dolor es bello y por eso lo canta con una elegancia y un esprit tal que si vistos de lejos os parecen lágrimas, no tenéis más que acercaros y os convenceréis de que solo son diamantes —eso sí, purísimos— engastados en el fino joyel de oro de sus ri-mas impecables. De él ha dicho una admirable inteligencia, Manuel González Cabrera, que «a semejanza del Garcín de Rubén Darío, lleva en su cerebro un pájaro azul, que de cuando en cuanto ale-tea con ansias de volar hacia otra regiones más puras.»47 Y ya que he nombrado a González Cabrera —otro paisano, de aquí, de Las Palmas, que también triunfa en Madrid, que es uno de los pocos críticos del día que unen a un gran talento una cultu-ra vastísima, siendo además un artista perfecto —quiero hacerle constar mi admiración, ya que su nombre es de los que honran a nuestro país y de los que pueden figurar en primera línea entre los más grandes de la moderna literatura hispana. Volviendo a Gonzalo Molina y analizando su obra, vemos que la característica de ésta es la originalidad: Mérito principalísimo y de la mayor estima. ¡Es tan difícil ser original sin caer en la extrava-gancia! ¡Sobre todo en estos tiempos en que todos los artistas tien-den a serlo! Pero el verdadero triunfo de nuestro poeta está en que, para ser persona, no ha acudido a resortes extraños más o menos punibles; el secreto de este personalismo deriva de su absoluta sin-ceridad. Él deja a su corazón que hable y éste va diciendo sus ensueños, sin aliño alguno, claros, terminantes, como si una voz interior —mezcla de alma y de pasión— los fuera dictando a su oído y él no hubiera tenido más que dejar correr la pluma por la serenidad de las páginas blancas. He compuesto este libro de recuerdos con flores deshojadas por tus manos, en la cita amorosa de una reja... ¡Cada flor guarda un beso de tus labios! He aquí el preludio dulce y sentimental; de una placidez encan-tadora, diríase que estos versos huelen a rosas frescas arrancadas de un jardín de ensueño en la dulzura de una madrugada. Ved, si no, estos otros también sencillos y tiernos como una égloga pastoral: 47 Se refiere al cuento de Rubén Darío titulado «El pájaro azul». 86 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 36 Tú cuidabas las huertas, los jardines, yo cuidaba en la tarde los rebaños... ¡Jardinera y pastor irían juntos arrullándose al sol como los pájaros! O estos otros: La voz se pierde y el silencio reina. El sol que nace ríe por las ramas del dormido jardín... La vida triunfa en este despertar de la mañana... Hay algunas composiciones que tienen un gran pesimismo, un acerbo dolor de vivir y un deseo plácido de la nada que dulcemen-te incita a la muerte: Unos suspiros salen de mi pecho y lloro porque vivo... Es el grito de un alma que ha encontrado la vida estéril, vacía, porque quizás el amor llegó tarde; porque no llegó nunca... quizás... .............................................................................. .............................................................................. Porque al buscar la flor halló la espina y no encontró dónde dejar su canto... como él mismo nos hace saber en una de sus estrofas encantadas; cual esta otra, en que hace gala de un pesimismo prematuro: Después irás buscando otra alegría, yo seguiré viviendo... La ironía del vivir será más tarde llevadera... Antes dije que Molina sentía un discreto horror por las formas consagradas, y que a esto primordialmente era debida su originali-dad. No se crea que haya querido decir que la forma de expresión del poeta es incorrecta ni mucho menos, me he referido a su modo de hacer, de ejecutar, mejor dicho, la idea, que no es ni con mu-cho a la que nos tienen acostumbrados nuestros líricos. En él es una cosa espontánea lo que en otros que no tuvieran su intensidad de emoción pudiera parecer falso y rebuscado: él busca un efecto rítmico, y así lo vemos emplear en una composición escrita en determinado metro, versos de mayor o menor número de sílabas que en ningún modo disuenan, sino que, al contrario, le dan una flexibilidad y mayor intensidad rítmica. He aquí una prueba de esta afirmación: 87 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 37 Pisó las verdes aguas una barca, ¡ilusión de una vida que se aleja!, y cruzó por el puerto silencioso, siendo un deseo de la Naturaleza. Pero aun siendo esmeradísima la forma, lo que sobresale de toda su labor es la intensidad; pudiéramos afirmar que es el poeta más intenso de la novísima generación, a ella trae un alma juvenil gran-de y exenta de preocupaciones; su lírica es de las que se imponen desde el primer momento. Leed la canción que titula «A unos ojos negros» —es de lo más delicado y bello que conozco— y paraos en estos cuartetos admirables: Y todo fue mentira... El beso que amor dice: un labio lo suspira, y un alma lo bendice... .................................................. .................................................. La vida es alegría, y el amor nace en mí... Toda melancolía ha muerto para ti... .................................................. .................................................. El ruiseñor que canta al despertar el día hará que en su garganta sea todo armonía... .................................................. Otras veces su alma sueña con paraísos encantados; quiere en-gañarse a sí mismo y busca el placer en orgías fastuosas, pero al fin vuelve a la realidad y el demonio de la melancolía hace presa en él: vedlo en estos fragmentos: Ideales palacios donde el amor habita... Largos jardines donde viven los ruiseñores... Templos llenos de oro donde surge Afrodita bajo un bello y sensual misticismo de amores... .......................................................................................... .......................................................................................... Y al despertar del sueño encontré que mi alma de dolor sonreía... .......................................................................................... .......................................................................................... Lo que muere no vuelve, pensé... Todo se olvida, 88 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 38 y en este doloroso momento, se convierte la risa de sus labios, donde jugó la vida, en la mueca de sangre donde triunfó la muerte... ............................................................................................ Que pongan una piedra marcando nuestra fosa y que un artista amigo labre con su cincel una inscripción pequeña en medio de una rosa, que diga: «Hermanos de aquellos de Teruel». En resumen, Estrofas de Dolor es un admirable libro de juven-tud y de poesía. Su autor, un magnífico poeta que viene de la vida y va más allá del ensueño. Leedlo y saturaréis vuestras almas en el mágico ideal de la melancolía y del dolor... Pero lo que significan estos versos, nadie mejor que el autor os lo dirá en su exquisita sinfonía; leed: «Una noche nacieron en mi pecho, por arte de magia, unas flo-res que aromaron mis sueños; mi aliento les dio vida, y ellas fue-ron mis amores... Un día de Invierno, al abrir los capullos la belleza de sus ho-jas, un rayo de sol las marchitó... Desde entonces en mi huerto no hay flores y crecen las espinas; y por los senderos húmedos y tristes susurran las hojas amari-llas sus canciones de muerte... Cada hoja es una lágrima que el alma convierte en poesía, y que en la vida se llaman Estrofas de Dolor...» Tomás Morales. 27. «Poeta del día. Gonzalo Molina»48 Al publicar hoy la admirable canción «A unos ojos negros» del joven poeta español Gonzalo Molina, quiero adelantar al público algunos datos de la interesantísima labor llevada a cabo por nues-tro paisano, en sus dos libros Rimas bohemias y Estrofas de dolor; con otros antecedentes biográficos. El poeta es joven, muy joven y jamás un artista ha sido en la vida tan consecuente con su arte como este nuevo elegido, que lle-va por divisa en su escudo el Ideal y el Dolor; bajo esta empresa, se desarrolla impecable la teoría humana de sus sueños con una sinceridad y un amor a la suprema belleza, solo comparable con su odio hacia la plebe, con su desprecio a los que no ven o no 48 La Ciudad (Las Palmas), 15-V-1909. 89 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 39 pueden ver tras la palabra escrita todo el mundo quimérico y so-brenatural que el divino Mallarmé plasmó en este verso: Dans un grand nonchaloir chargé de souvenirs!49 Yo que fui su compañero inseparable en la Corte, he visto na-cer y tomar cuerpo de belleza todos estos sueños, todas estas aspi-raciones llevadas a feliz término por solo obra de su talento y a pesar de la envidia, esa flor parásita y lívida que germina en los corazones minúsculos y en los cerebros ruinosos, he visto florecer repito, y hoy en el día del triunfo, cuando los espíritus generosos y grandes sienten la alegría de tener un nuevo evocador de sensacio-nes con quien compartir sus ansias de identidad, le doy las gracias de todo corazón porque ha sabido, con un manojo de flores since-ras y bellas, apartarme por unas horas de la vulgaridad estúpida de la vida. T. M.50 28. «Un libro de Biagio Chiara51. Il Biondo Lionello Calabrese»52 He aquí el libro de un poeta, de un gran poeta para quien ju-ventud y gloria son una misma y alta cosa; un poeta inclasificado 49 Stéphane Mallarmé: Verso final de la quinta estrofa del poema «Les fenêtres», perteneciente al libro Le Parnasse contemporain (1866): «Voit des galères d’or, belles commme de cygnes, / sur un fleuve de pourpre et de parfums dormir / en berçant l’éclair fauve et riche de leurs lignes / dans un grand nonchaloir chargé de souvenirs!» 50 Sigue el poema «A unos ojos negros», del libro Estrofas de dolor. 51 Tomás Morales dedicó al simbolista italiano el poema «Torneo» de los Poemas de la gloria, del amor y del mar. Este poema no pasó a Las Rosas de Hércules. Lo presento en el Apéndice I. Biagio Chiara traduce a Wilde y a Baudelaire al italiano (1905). Verdadero escritor maldito, muy influen-ciado por Gabriele D’Annunzio, obviado por todas las historias de la litera-tura italiana, incluso en su faceta de traductor de Wilde y Baudelaire, un grupito de sus novelitas ha sido exhumada por el profesor italiano Nicola D’Antuono (L’Umano Convito. Anime inferme. Lanciano, Editrice Itinerari, 1997). Sebastián de la Nuez (Tomás Morales. Su vida..., tomo I, p. 159) transcribe partes de un artículo de Adolfo Febles Mora, periodista canario entonces en Madrid. Allí cita Febles a «Biagio Chiara» («Ese es el poeta, cuyos prestigios han popularizado en nuestros más importantes periódicos escritores de autoridad como José Francés, Díez-Canedo, Candamo, Fan- 90 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 40 que hace de su lengua italiana un divino plantel de flores y de músicas. Todo él está condensado en el título de una oda suya que al ser dada a conocer en Bolonia hizo exclamar al fuerte Giosuè Carducci: «Ved aquí al poeta de la nueva Italia». La oda se titula Latin sangue gentile, y es el canto amplio y generoso de un adoles-cente que es noble y que es artista. Y es que el poeta ama el lujo; se siente rey, poseedor de fabu-losos tesoros: ama el oro, las piedras preciosas, las telas raras; ya tengan estas la delicada sutilidad de la labor de araña, ya sean tejidas con la pesada suntuosidad de los tapices antiguos: terciope-los de oscuras urdimbres, velos impalpables, o recios brocados, donde el oro, la plata y las sedas forman la estrofa maravillosa. Él ha visto las aguas del misterio que se cuajaron en la espuma de los ópalos, el vino dorado que se transparentó entre la claridad de los topacios, la sangre reciente de los rubíes, el manantial purísimo de los diamantes y las reidoras pupilas azules de los zafiros... Y el poeta cantó, y el metro tintineó con el ruido sonoro de una campa-na de cristal, y la prosa fue tan diáfana que se hizo metro, y en-tonces fabricó un cofrecito de joyas Anime inferme, donde resalta un regio camafeo, Il principe suicida, que el artífice sometió, des-pués de tallarlo a ultras temperaturas en el horno de aquel divino esmaltista que se llamó Oscar Wilde. Y ahora hablemos de Il Biondo Lionello Calabrese: Es la historia del pequeño Calabrés, que deja su patria, peregri-no de Roma, descalzo y con el cabello flotando a todos los vientos como un airón de oro; las noches las pasa en los bosques sobre las hojas secas, con la cabeza apoyada en los troncos de los árboles bajo la mirada amorosa de las estrellas. ¿Su nombre? «Todos lo ignoramos y todos lo sabemos, porque las gentes lo susurran con tasio, Fortún, Colombine y varios más a quien igualmente han elogiado en el extranjero, la Marquesa María de Plattis (Jolanda), en la revista Gran Mondo, y el gran literato Biagio Chiara en La Tavola Rotonda y tal vez otros de los que yo no tengo noticias.» (Corrijo las malas lecturas que tanto Febles como Sebastián de la Nuez hacen). En nota a pie de página, aclara que Tomás Morales le dedica a la Marquesa María de Plattis el poema «Serenata» «en los Poemas... pág. 73, seguramente por mediación de Colombine, por ser aquella la traductora de algunas de sus obras al italia-no. Biagio Chiara había colaborado en varias revistas modernistas en Espa-ña, y Morales le dedica «Torneo» de los Poemas... (página 69), suprimido después en Las Rosas... No he podido conseguir los artículos que ambos críticos le dedicaron a Morales.» El artículo de Adolfo Febles Mora apare-ció en el Diario de Las Palmas, el 6 de noviembre de 1908, datado en «Madrid, Octubre de 1908». 52 El Día (Las Palmas), 26-I-1910, p. 2. 91 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 41 reverencia y lo pasan de labio en labio como una oración que no tiene fin». En la serenidad de la noche las estrellas le hablan; oigamos: Oh, riposa che stanco tu porti, nelle gracili mani il dolore; vieni, vieni, qui sono i conforti, vieni e dormi, ti veglia l’Amore... Y al despertar prosigue su ruta, con los pies sangrando, dejan-do un rastro rojo sobre las piedras del camino, pero su voluntad es fuerte. Ya, al anochecer, divisa a lo lejos la ciudad de los apósto-les, la Roma Cristiana, y avanza con la fortaleza de los mártires: el Pastor de las gentes, viejo y venerable, oirá su voz, la voz de su dolor que hablará por su pequeño corazón: «El Dios a quien tú sirves querrá dar a mi juventud el tormento de su cruz... El día muerto por su dolor, yo... he sabido resistir mi dolor». Y el venerable pastor, pálida imagen de Dios en el martirio: — «Mi Dios quiere que tú asciendas a mi trono». Y al ser obe-decido, el anciano deposita sobre los grados de púrpura el enge-mado anillo apostólico. Tal es, a grandes rasgos, el poema de Biagio Chiara; yo solo añadiré por mi cuenta: —Poeta, eres digno, por tu Arte y por tu juventud, de ascender hasta el trono de la gloria. Tomás Morales. Las Palmas. 29. «La vida literaria en Madrid. Francisco González Díaz»53 Dura profesión es la de las letras cuando se ha de ejercer en provincias. La descentralización de que tanto se habla en política 53 El Globo (Madrid), 20-IV-1910, miércoles, p. 1. Apareció también en España (Las Palmas), 5 y 7-V-1910: «Francisco González Díaz», I, II; y en el Diario de Las Palmas, 9-V-1910: «La vida literaria. Francisco González Díaz». En los dos últimos casos se cita la procedencia del artículo. Tomás Morales participó también en el homenaje ofrecido a Francisco González Díaz el 3 de agosto de 1912, organizado por la Sociedad Los Doce, por la segunda edición de su libro Especies. Al reseñar la noticia El Tribuno (5- VIII-1912: «Un banquete. Al autor de Especies»), señala que a los postres el joven Antonio Hernández lee cartas y telegramas de adhesión: de los Her-manos Millares, «y las de los señores Franchy, Rafael Romero, don Fer- 92 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 42 estaría acaso más en razón si se tratara de aplicarla a las cuestio-nes artísticas. En ninguna parte como en España se les presta tan poca atención a las manifestaciones intelectuales que fuera de Madrid se realizan. Madrid ejerce tutela y para que una obra ten-ga vida difusiva es casi necesario que lleve el visto-bueno de una imprenta de la corte. ¿No es verdaderamente triste que un impre-sor sea árbitro en asunto de tanta transcendencia? Y nada más cierto. El literato que vive en Madrid tiene la ma-yor parte de las probabilidades en favor de su fama: ved si no el poco éxito de los libros que se publican en provincias; y hablo de los libros porque los trabajos oratorios o periodísticos no tienen resonancia alguna por mucho mérito que posean. Francisco González Díaz es una víctima de este centralismo li-terario, por esto no se ha hecho a su labor el homenaje debido, y mientras otros, con menos méritos, andan pavoneándose orgullosos gracias a un ambiente más propicio, él vive encerrado en ese rin-cón provinciano desde donde lanza sus ideas a todos los vientos una mitad escéptico y otra mitad desdeñoso. nando Inglott, el poeta Tomás Morales y otras varias de simple adhesión.» Por su parte, el diario El País del mismo día habla de «un sentido telegra-ma de Tomás Morales». Lo publica en la página 3: «Telegramas»: / «De Tomás Morales, nuestro gran poeta, residente en Agaete: / No puedo bajar. Es de todo punto imposible. Mi saludo al maestro indiscutible y un abrazo cariñoso al pariente y al amigo.» Al año siguiente, el 2 de mayo de 1913, aparece un poema en el Diario de Las Palmas (También se publicó en El Progreso de Santa Cruz de Tenerife, 26-VII-1913). El título es el siguiente: «Especies. Libro de Francisco González Díaz». Está firmado por Tomás Morales. No he logrado ver referencias del poema, entre los estudiosos de Morales. Lo presento a continuación: El sembrador abrió la augusta mano y esparció la semilla generoso; el surco abierto recibió amoroso la creadora fundación del grano. Sobre el misterio de la tierra austera un superior espíritu alentaba: ¡Fecunda gestación! mientras flotaba en torno la divina Primavera... Bajo la pétrea costra endurecida arde latente el fuego de la vida... Privilegio tan solo del Vidente; el Verbo labra y el Cerebro crea: ¡Mágico sembrador, de tu Simiente brota la especie única: La Idea...! Tomás Morales. 93 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 43 González Díaz es un hijo de su siglo: resultado de esto son la complejidad de su espíritu y la variedad de su labor. Sus artículos diarios en la prensa isleña, su campaña en América en pro de nues-tros ideales, la crítica literaria, la crónica política, etc., etc. Todas estas materias tan dispares han sido tratadas por su pluma con una competencia y una altura intelectual tan grande, que asombra cómo un espíritu tan cultivado viva obscuro y recluido en el mezquino ambiente de una provincia. Víctima de este menguado ambiente, González Díaz es un mi-sántropo: rara vez le veréis pasar por aquellas calles de mercade-res que ensordece el ajetreo comercial. Vive en «sí mismo» con sus libros y con sus pensamientos, laborando en silencio; y si alguna vez sale de esta vida interior, es para ir a la tribuna a predicar a su pueblo cosas de libertad o de arte. Dotado de una elocuencia maravillosa, su palabra sabe arrastrar victoriosamente a las muche-dumbres. Su obra, aparte un libro titulado A través de Tenerife y un folle-to: Árboles, anda desperdigada en periódicos y revistas. De aquellas dos publicaciones quiero dar una ligera idea. Es el primero un li-bro de viajes, no a la manera de guía como generalmente se hacen estas obras, en que los autores ponen su voluntad en irnos descu-briendo punto por punto las maravillas del terreno; no, González Díaz quiso darnos su emoción, su espíritu, y más que A través de Tenerife debió titularlo A través de mi espíritu. Todo el libro es una visión de gran poeta; dígalo si no aquel capítulo asombroso de la Selva obscura o el divino e incomparable Mayo: Oración solemne digna de ser cantada en el caramillo del dios Pan. El otro libro, Árboles, es el resumen de una larga y honrosa campaña emprendida para convencer a sus paisanos de la necesi-dad de restaurar el arbolado en las islas, que tuvieron una esplén-dida vegetación y la han perdido a causa de las continuas talas, sufriendo las consecuencias en la sequías horrorosas que padecen. Ha sido una cruzada, por la perseverancia, la energía y la elo-cuencia con que ha sabido llevarla adelante; algo de que apenas se tiene noticia en la Península, ni tampoco creo que tenga aquí pre-cedentes. No satisfecho con escribir sobre el tema centenares de artículos, González Díaz fuese de pueblo en pueblo, predicando —como él dice— su evangelio. Una inteligencia vulgar hubiera ago-tado enseguida el asunto, no hubiera sabido idealizarlo y embelle-cerlo; él lo ha convertido en fuente inagotable de poesía desarro-llándolo en una serie de bellísimos cantos. En este aspecto —lo repito— su obra me parece única y está pidiendo la recompensa que se debe a los ciudadanos meritorios. ¿Ha logrado lo que se proponía? Sí; ha roto al fin el hielo de la 94 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 44 indiferencia pública que en Canarias es un mal constitucional y ha visto sus nobles afanes coronados por el éxito. La propaganda ha dado frutos; se han plantado innumerables árboles sobre todo en la isla de Tenerife y el nombre de González Díaz quedará unido para siempre a una obra de trascendental pa-triotismo. ¿Qué menor premio merecía su hermosa empresa? * * * Lo que caracteriza principalmente a González Díaz es su facul-tad receptiva y su poder de reacción. La vida y la naturaleza le impresionan constantemente, de mil modos. Frente a ellas, está sin cesar pensando, sintiendo, vibrando. Se ha colocado al borde del vivir, ha querido apartarse del mundo, pero vive interiormente de una manera enorme. Recibe y devuelve intensificados todos los ecos; su alma se confunde con el alma universal. Se consume, dando gritos de socorro, en el fuego de una sensibilidad devora-dora. A pesar de la abundancia increíble de sus lecturas, tiene una nota personal en cuanto habla o escribe. Es él, siempre él, quien se manifiesta en sus obras con sello de identidad poderosa y enér-gica que el estudio ha formado dejándole el fondo íntegro. Dos lí-neas suyas sin firma bastarían para reconocerle. Gran cronista, coge al vuelo las pequeñas realidades cuotidianas y con ellas cince-la joyas menudas, de una concienzuda labor cellinesca. Hace ma-ravillas con lo pequeño, con lo transitorio, con el suceso que pasa y se disipa; le encuentra, hasta al más insignificante, un lado filo-sófico o una faceta original y atractiva. Crítico sagaz, nunca deja de percibir las múltiples relaciones de una obra artística, abarcándola en un todo armonioso. Penetra su-tilmente hasta las entrañas del objeto o del sujeto, y, ayudado de su gran cultura, eslabona lo presente con lo pasado para llegar a juicios sintéticos, definitivos. Cuentista, pone en sus cuentos una intención trascendente que va derecha a la alegoría y al símbolo. No ha cultivado los grandes géneros (el teatro, la novela), pero si la obra de un escritor ha de apreciarse, más que por el número de libros, por la cantidad de ideas puestas en circulación, la de González Díaz es verdaderamente extraordinaria. Así, esparcida, difusa, su mismo autor ha dejado de abarcarla en su conjunto, pero siente que le rodea y que le habla. Con mu-cho menos se han formado insignes reputaciones nacionales. Nada de cuanto ha escrito González Díaz, ni siquiera la más pequeña de sus crónicas, deja de merecer la incorporación al libro; todo lo suyo tiene condiciones de perdurabilidad y valor sumo de belleza. Y hace más de veinte años que escribe de esa manera. ¡Comprende- 95 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 45 réis ahora lo que significa ese río corriendo sin descanso, con sus eternas aguas cambiantes, y arrastrando siempre oro! González Díaz se eclipsa a veces entre las sombras de su pesi-mismo, para resurgir más fuerte que nunca. Por espacio de años enteros, negó a sus paisanos el don de su palabra que aquí ha sido la palabra evocadora por excelencia. Vino Rueda a Las Palmas, y el creador salió de su retiro para honrarle, y se prodigó en discur-sos y en artículos admirables en honor del gran lírico, que le profe-sa una admiración profunda. Es el mismo tribuno de tantas fechas famosas; el que hizo llorar al maestro Saint-Saëns; el que, al inaugurarse, años ha, la lápida colocada por el Ayuntamiento en la casa donde naciera Pérez Galdós, pronunció una arenga inolvida-ble, una de esas oraciones de las cuales siempre se dice que la última es la mejor; el hombre, el orador de tantos triunfos como apariciones. González Díaz, conferencista, ha realizado también valiosísima labor literaria. Son innumerables sus disertaciones y estudios de todos géneros, pudiendo recordar entre otros el de La guerra al tra-vés de los tiempos y el del Antisemitismo, análisis histórico-político del grave problema que se agitó en Francia con ocasión del affaire Dreyfuss. Los que conocen a fondo a González Díaz, los que pueden esti-marle en todo lo que vale, han dicho y repiten que se sale mate-rialmente del marco en que se encuentra colocado.. En efecto, sus manifestaciones son como desbordamientos. El escritor-artista y el orador poeta no caben en este escenario. Él, y los pocos que más o menos se hallan en su caso, me evocan la visión de las Pirámides en el desierto. En suma, González Díaz es un artista multiforme y grande, es un pensador hondo y meditativo, y es un gran corazón bueno y generoso. ¡Qué más se puede decir de un hombre que lo que en-cierran estas tres palabras: Arte, Pensamiento y Bondad! No es precisamente un desconocido fuera de Canarias, pero debería conocérsele muchísimo más. En Sud-América, donde estuvo en su primera juventud, dejó un nombre envidiable: Sus correspon-dencias al Diario de la Marina de La Habana han bastado para ha-cerle una reputación en Cuba. De él saben doña Emilia Pardo Bazán —que ha elogiado la campaña de los árboles—, Rueda, que lo tiene en concepto altísimo, Sánchez Moguel, Acebal, y aun creo que Unamuno. Pero yo anhelo para este hombre eminente el momento de una solemne revelación, no tanto por honor de él, cuanto por la gloria de Canarias. Yo creo que ese archipiélago le debe un home-naje justísimo, no solo por la magnitud, sino por la pureza de su obra, pues no hay a todo lo largo de esta una mancha, ni una va- 96 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 46 cilación, ni una claudicación, siendo, en el más elevado sentido, maestro como aquí le llaman. Se le debe un homenaje al hombre que habiendo podido ser mucho se ha contentado con ser un obrero de la cultura de su país, a la que ha contribuido como nadie. Tomás Morales54. 30. «Franchy»55 Las ideas y el comentario activo nada significan. Si al enuncia-do no sigue la demostración, ningún valor positivo representa; por lo tanto, la acción debe corresponder inmediatamente al procedi-miento imaginativo. Todo esto me lo sugiere el nombre de Don José Franchy y Roca —maestro de la voluntad y obrero de la acción— quien supo de-mostrar, solo y noblemente, que el Ideal y la Energía son las dos fuerzas definitivas del Pensamiento. Tomás Morales. 31. «Homenaje a González Díaz»56 Es a un prócer del ideal, que regresa de un viaje glorioso abru-mado de prestigios, al que se quiere honrar esta noche en una fra-ternal camaradería. Unos cuantos nobles espíritus han venido hacia él para congratularse de sus triunfos y se han congregado amorosa- 54 Tomás Morales le dedicará el poema «La campana al vuelo», en la sección «Alegorías» del libro segundo de Las Rosas de Hércules. 55 El Tribuno, 22-IV-1912, p. 3. El texto aparece sin título. El número del periódico está dedicado a José Franchy y Roca. Colaboran: José Franchy, Aniceto Llorente, Rodrigo Soriano, Manuel Velázquez, J. B. R., J. Rodríguez Yánez, S. Santana Padilla, Andrónico, A. Domínguez Díaz, J. Doreste y Morales, Isidro Brito González, R. Huguet y Bosch, Pedro S. Padilla, Leoncio Rodríguez, U. N. O., M. Gutiérrez Castro, S. Suárez León, Favius, Tomás Morales, José García y García, José Joaquín, Cárdenes, Cris-tóbal Bonilla, T. Roca Bosch, Hermenegildo Rodríguez Méndez. El mismo texto se insertó en otro homenaje que El Tribuno tributó a Franchy y Roca (5-IX-1924, p. 2). 56 Diario de Las Palmas, 17-V-1915, lunes, p. 1. Se presenta el homena-je ofrendado a Francisco González Díaz, el sábado 15 de mayo, en el Hotel Continental. En el apartado «Adhesiones», que lee «el joven periodista se-ñor Rodríguez Yánez», aparecen las de José Curbelo, Luis y Agustín Milla-res, Tomás Morales y Luis Doreste. 97 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 47 mente para mejor significarle su devoción y su entusiasmo. También yo quiero estar con ellos. Yo, que tan profundamente amo al viajero y al que, además, me ligan lazos de admiración y vínculos de sangre. Mas ya que una forzada ausencia me elimina del acto cordial, sean estas sinceras palabras como un homenaje de bienvenida. La gloria ha visitado la casa del maestro, y Él la ha recibido cortésmente, sin exaltación y sin embarazo; no la esperaba, pero tenía la convicción que de habría de llamar a su puerta más o menos tarde. Varón ejemplar, ha cumplido su misión ideológica sin impaciencias, como un Dios, sereno y fuerte, que sabe que sus palabras son las verdaderas y que en su substancia está la verda-dera substancia. Y este hombre intachable es nuestro. Ha visto la misma luz que nosotros y ha educado su alma en nuestro recio apartamiento insu-lar. Su triunfo también nos pertenece, porque es la glorificación de su Verbo, en el cual, hecho carne, alienta el espíritu representati-vo de nuestra raza. Por eso su retorno debe hallarnos con los brazos abiertos... Él ha derramado sobre extranjeros hogares el fuego de nuestro sol y el gesto laborioso de nuestra vida. En él han visto millares de hermanos el símbolo de la patria lejana, y por él supieron de nues-tras prosperidades y de nuestras esperanzas; y ante el influjo de su voz mágica, preñada de evocaciones, vieron surgir la amada tierra ausente, y sintieron nublados los ojos y conmovidas las almas, como si pasaran sobre sus cabezas las armonías misteriosas de nuestras montañas y el rumor impetuoso de nuestros mares atlánticos... Por todo eso merece nuestro amor y nuestra gratitud. Su genio necesitaba una consagración y esta ha llegado desbordante y enaltecedora. Pasarán los aplausos y las exaltaciones que reclama el momento, mas perdurará la emanación fervorosa de nuestras almas, que irá hacia él, sutil y apasionadamente, como el humo perfumado de una pira cuyo llar es el corazón. Tomás Morales. 32. «Una carta de Tomás Morales»57 Señor don Rafael Romero: «Querido Rafael: He leído en vuestro periódico unas hermosas palabras sobre nuestro querido maestro don Fernando Inglott. Ha 57 En Ecos, 18-X-1916, miércoles, p. 2. Con la siguiente introducción: «El gran poeta nos envía la siguiente carta». Al final se añade: «Además de esta carta tenemos muchas adhesiones de algunas personalidades canarias y de varios discípulos del Maestro.» 98 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 48 sido para mí una admirable evocación ese artículo, me trae el cla-ro recuerdo de los pasados días del Colegio y la venerada figura del maestro con sus gafas inolvidable. Ya sabes tú y sabéis todos vosotros que seré siempre de los primeros en acudir al homenaje que tributéis a don Fernando, contad conmigo; contad con mi más fervorosa adhesión58. Te abraza Tomás Morales. 33. «Carta abierta»59 Señor don Juan Rivero del Castillo. Mi querido amigo. Alejado, hace tiempo, de ciertas lecturas, me he visto sorprendido por la carta que en tu periódico, en su núme-ro del lunes pasado, publican los señores don Agustín Millares Carló y don Néstor de la Torre y Millares en la que, con una firme-za e hidalguía que les honra, rechazan los insultos que contra don Rafael Romero Quesada lanzó un articulista anónimo desde uno de los diario de esta ciudad. Aceptando la invitación que tan queridos amigos hacen a las personas que quieran emitir su opinión sobre tan enojoso asunto, me he creído en el deber de acudir al llamamiento y, contando con tu benevolencia, hacer públicas en La Crónica algunas manifesta-ciones que estimo pertinentes al caso. He de confesar, primeramente, que no conozco el artículo de referencia, pues, según indiqué al comienzo, hace tiempo que me he dedicado a reducir el número de mis lecturas, pero me basta con saber que en él se ataca con inconveniente saña a un compa-ñero, en el vedado de su personalidad privada, para repeler con toda energía el acto, y censurar duramente este género de proce-dimientos, que a más de encubrir una manifiesta cobardía, consti-tuyen algo tan grave que las personas dignas no debemos dejar pasar sin protesta. 58 Tomás Morales le dedicará el poema «Brindis en la glorificación de un matemático. Don Fernando Inglott», que apareció en Ecos, el 2 de ene-ro de 1917, y luego en el libro segundo de Las Rosas de Hércules, sección «Epístolas, elogios, elogios fúnebres». 59 Se publicó en La Crónica el 24 de julio de 1917, p. 2. Aparece transcrita en Antonio Henríquez Jiménez.- Saulo Torón, prosista. Quince textos exhumados (Ediciones del Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, 2002), en el «Apéndice documental», «Escritos sobre la po-lémica Alonso Quesada», pp. 101-102. Allí se explica ampliamente el con-texto de la carta. 99 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 49 Abogan, Néstor y Agustín, por la formación de un Tribunal de Honor que entendería sobre este caso —afortunadamente insólito en las relaciones más o menos cordiales de nuestra prensa— y al participar de su opinión, me complazco en adelantar que el fallo de dicho tribunal no podría ser otro que una categórica descalifi-cación para el autor del escrito y, correlativamente, para todos aquellos que no pudiendo elevar la pluma a más altos menesteres, se ven en la triste necesidad de emplearla en la satisfacción de mezquinas pasioncillas o en la venganza de no se sabe qué imagi-nativos agravios. Es mi mayor deseo que en esta carta no vean los lectores una defensa interesada. Las palabras con que ahora hago pública mi protesta, serían iguales, exactamente iguales, para cualquier otra persona que se encontrara en el mismo caso que el insultado. Ra-fael Romero, con cuya amistad, con cuya fraternidad, me enorgu-llezco y cuya elevada inteligencia admiro, está por encima de to-das estas miserias, para las que constituye la más adecuada repulsa, un gesto de misericordiosa piedad, colocados desde conveniente altura. Soy tu afectuoso amigo de siempre que te abraza Tomás Morales. Agaete 22 de julio de 1917. 34. «Notas de Arte. Un retrato admirable»60 En un rincón apartado y delicioso de la ciudad, hay un amable estudio de pintor, donde, en silencio y con una modestia quizá ex-cesiva para su afirmado talento, realiza su obra uno de nuestros más completos valores artísticos: Nicolás Massieu y Matos61. Nosotros que solemos acogernos a la cordialidad de este estu-dio muchos días, hemos visto cómo, cotidianamente, se acrecienta el acervo del pintor en la modalidad que prefiere, acaso la más certera y de más firme porvenir, la pintura de retratos. Casi por entero, ha puesto al servicio de esta modalidad, prefe-rida de los grandes maestros, sus nobilísimas facultades, y cada día 60 Diario de Las Palmas, el 19 de julio de 1919, sábado, p. 1. 61 El pintor Nicolás Massieu había pintado el decorado para la primera representación de la obra de teatro de Tomás Morales La cena en casa de Simón, en el mes de abril de 1910. Tomás Morales le dedicará el poema «Alegoría de otoño», de la sección «Alegorías» del libro segundo de Las Rosas de Hércules. 100 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 50 que pasa labra para sí un nuevo prestigio y da un paso más en bien de su fama. Dibujante maravilloso, colorista, sabio, justo, tiene además esa sutil cualidad de los grandes retratistas, la de dar al personaje interpretado el ambiente íntimo de su personalidad, ro-deándolo de ese encanto misterioso que es como el alma misma, viva en la inmovilidad aparente de sus lienzos. Estas palabras nuestras vienen en ocasión de su último retrato. De entre todas las telas que circuyen el estudio se destaca una, por su tamaño y por su eterna actualidad entre nosotros: un óleo re-presentando, en pleno vigor, la simpática figura del que fue, hasta hace poco, árbitro y protector de la tierra, don Fernando de León y Castillo. Sobre un sobrio fondo marino, entre los tonos calientes de un crepúsculo otoñal, aparece la figura del prócer. El pintor lo ha sor-prendido en el momento de dar un paseo por su isla, de la que se ve, en el fondo, un trozo de playa con rocas basálticas y uno de los característicos y arrumbados castillos litorales. Es el mayor acierto; la indumentaria figura justa y severa, como conviene al momento. La figura del Embajador aparece envuelta en amplio sobretodo, y la mano diestra, caída a lo largo, sostiene el sombrero que deja al descubierto la venerable cabeza de rasgos finos y enér-gicos. Vu de trois quarts [et très ombré], suivant l’usage des espagnols ainsi que vénitiens dans les portraits de rois et de patriciens, como reclamaba Paul Verlaine para el retrato del duque César62. El pintor Massieu, afirmando con esto su amplio espíritu mo-derno, ha huido, cuerdamente, del oficial y eterno retrato enle-vitado. Esos retratos que son iguales siempre, que parecen de un mismo señor, como las estatuas de bronce de Benlliure, y que han llenado todos los museos modernos y las pinacotecas particulares. Nosotros, al aventurarnos a recomendar a los amantes del arte la contemplación de este lienzo admirable, queremos insistir en este cuerdísimo detalle que hace al cuadro más sugestivo y más bello. Nicolás Massieu nos afirma, con su nueva obra, la fortaleza espiri- 62 Está citando el poema «César Borgia. Portrait en pied», de Poèmes saturniens: «[...] Le grand César en grand costume se détache. / Les yeux noirs, les cheveux noirs et le velours noir / vont contrastant, parmi l’or somptueux d’un soir. / Avec la pâleur mate et belle du visage / vu de trois quarts et très ombré, suivant l’usage / des Espagnols ainsi que des Vénitiens / dans les portraits de rois et de patriciens. / Le nez palpite, fin et droit. La bouche, rouge, / est mince, et l’on dirait que la tenture bouge / au souffle véhément qui doit s’en exhaler. / [...]» Perece como si Tomás Morales estu-viera citando de memoria y se le olvidara la segunda parte del verso «vu de trois quarts et très ombré». 101 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 51 tual de su arte. Ayudado por su laboriosidad ejemplar y cotidiano estudio, el talento de este pintor se halla hoy en plena madurez. Los amigos del Arte, deben acudir a este estudio. El lugar es acogedor y simpático, el pintor sencillo y bueno, y rodeando todo este ambiente sano y culto, los lienzos del artista, como los mejo-res amigos, para los que buscamos, fuera de las cosas diarias, re-fugio mejor al espíritu. Tomás Morales. 35. «Literaria. Lo que dice Tomás Morales de la novela Las dos Martas»63 Señor Don José Rial. Querido amigo: Gracias por el exquisito volumen que tuvo la bondad de dedicarme. Su novela Las dos Martas es un admirable relato de pasión y realidad y bajo un canon puramente estético; aunque otra cosa puedan ver espíritus poco avisados. Encantadores los cuentos que le siguen y que a mí me parecen lo más logrado del libro. Por todo le doy a usted mi más cordial enhorabuena y le auguro todo el éxito que su gran talento merece. Es siempre su buen amigo y admirador Tomás Morales. 36. «Banquete a Tomás Morales»64 Amigos queridísimos: Por el puesto que ocupo entre vosotros, esta noche, y por las halagüeñas frases que hasta mí han llegado, 63 En El Tribuno, 7-IV-1921. Con motivo de la muerte de Tomás Mora-les, publicó José Rial, en el El Tribuno (25-VIII-1921): «A Tomás Morales. Una deuda de gratitud». El escrito acaba así: «Al salir, me dio la mano y tuvo frases de elogio para mi obra diaria en el periódico, y de aliento para la nueva ruta que emprendía. Y unos días después publicaba El Tribuno aquellas líneas alentadoras, aquel palmetazo que puso una mordaza a to-dos los tartufos, y que yo conservaré toda mi vida y no podré pagar ya nunca.» 64 Las palabras de Tomás Morales aparecieron en El Ciudadano (Las Palmas,13-III-1920, sábado, p. 1). Las pronunció en el banquete-homenaje en honor del poeta, celebrado en el Hotel Monopol, organizado por la Sociedad Fomento y Turismo el 11 de marzo de 1920. Van introducidas por: «Al final se expresaron elocuentemente en honor del poeta el presi- 102 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 52 procedentes de bocas ilustres, casi he venido a comprender que se trata de festejar un éxito mío. El éxito está más bien en vuestras bondades que en mis propios merecimientos. Efectivamente, yo no puedo ver en esta encantadora fiesta más que una manifestación de simpatía y de cariño, y he de deciros, con verdad, que visto desde ese aspecto, me emociona muchísimo más que si de un efec-tivo homenaje se tratara. Conste, pues, que en el solo sentido de la simpatía y el cariño, puedo y debo aceptar el agasajo. El mérito, si lo hubo, no fue otro que el grande amor de mi alma por todas las cosas nuestras: mi empeño fue llevar a la rima lo que ya la vida nos había dado bella y copiosamente: nuestra tierra, nuestra ciudad, nuestro maravilloso mar; nuestra isla, en fin. Ella, de la cual mi arte no es más que un debilísimo trasunto, ha sido la verdadera triunfadora. La belleza, la aspiración suprema de mi vida, era de tal modo pródiga en nuestra casa, que yo no he tenido que hacer más que abrirle las puertas para que saliera. Eso fue todo... Y, ahora, cariñosos amigos, dejadme hacer un comentario: Es la mayor de mis satisfacciones en esta noche, verla embelle-cida por la presencia de las damas y, verdaderamente, yo no sé qué mejor galardón pudiera ambicionar un poeta... Hacia ellas, en primer lugar, mi reconocimiento; a la sociedad Fomento y Turismo organizadora del ágape cordial; hacia los ora-dores que me han colmado de gentiles elogios; a las Corporaciones oficiales y privadas, que me han honrado con su adhesión; hacia las voces lejanas de los camaradas ausentes... hacia todos vosotros, en fin, amigos generosos, que me acompañáis este día, para mí de eterno recordatorio, dejad que vaya mi mano temblorosa, plena de emoción y de agradecimiento... 37. «Canarias y Guipúzcoa. El monumento a Galdós»65 (Reproducimos de La Voz de Guipúzcoa.) Un grupo de prestigiosos intelectuales de Las Palmas de Gran Canaria nos honra dirigiéndonos la siguiente carta, que publicamos para satisfacción de los guipuzcoanos que han contribuido a las dente de Fomento y Turismo, el Alcalde de la ciudad, los Hermanos Milla-res y Claudio de la Torre. Luego Tomás Morales.» Acaban con estas pala-bras: «Calurosos y prolongados aplausos acogen las palabras del poeta, que entre nuevas expresiones de admiración, recitó varias de sus hermosas poe-sías. / Después del acto de anoche a nosotros nos resta estrechar cordial-mente la mano del poeta y del amigo.» 65 La Crónica, 14-IX-1921, miércoles, p. 1. 103 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 53 suscripciones abiertas para honrar la memoria del glorioso patriar-ca de las letras hispanas en su hermoso país natal. Dice la carta: «Las Palmas, Mayo de 192166. Sr. Director de La Voz de Guipúzcoa. San Sebastián. Muy distinguido compañero: Hasta nosotros, en el apartamien-to de estas rocas, ha llegado, atravesando toda la Península y el Atlántico, venciendo el fragor de las ciudades y el ruido de las olas, el grito de protesta lanzado por la dignidad liberal de Guipúzcoa con motivo de un acuerdo adoptado por el Ayuntamiento de San Sebastián negándose a contribuir con la cantidad de doscientas cincuenta pesetas a la suscripción abierta en nuestra ciudad cana-ria para levantar en ella un monumento que, como un reto a los siglos, perpetúe la gloria de don Benito Pérez Galdós. La Voz de Guipúzcoa, el popular periódico que usted honra en su dirección, ha recogido en sus columnas el eco de ese movimien-to protestante, más, a nuestro parecer, que como una censura a los señores concejales que tomaron el acuerdo, como una airada dis-culpa de los donostiarras que saben cuánto significa en el mundo de las Letras el imponderable autor de El Abuelo; y de los libera-les, que no ignoran cuánto luchó, con el corazón y el espíritu, por el triunfo de las libertades, el viejo venerable. Era un deber de ese digno periódico exponer ante los españoles y americanos, y aun ante los hombres de otros países, el sentir de los hijos de San Sebastián que, por desgracia o fortuna, no han llegado a desempe-ñar el cargo de concejal en el Ayuntamiento de esa digna ciudad. Precisamente por ser un deber, ya que de Galdós se trataba, y como en nuestro país el rencor vence siempre a la justicia, en su pacto con la indolencia, es por lo que a nosotros nos ha hecho pensar su artículo que todavía hay en España espíritus libres, hom-bres que saben aquilatar los valores nacionales y no escatimar en el día oportuno el tributo que se merecen. Nosotros, como paisanos de Galdós, nada podemos censurar. Pero como admiradores de Galdós, escritor universal, si no pode- 66 La Jornada (Las Palmas, 12-V-1921, jueves, p. 1) publicó «El maestro Galdós y los liberales de Guipúzcoa», tomado de La Voz de Guipúzcoa. Da cuenta de que el Ayuntamiento de Guipúzcoa deniega contribuir para el monumento a Galdós en Las Palmas. Afirma que los liberales donostiarras no quieren que se les confunda con los que votaron el viernes en contra de contribuir con 2
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Título y subtítulo | Prosas recuperadas de Tomás Morales |
Autor principal | Henríquez Jiménez, Antonio |
Publicación fuente | Anuario de estudios atlánticos |
Numeración | Número 52 |
Sección | Literatura |
Tipo de documento | Artículo |
Lugar de publicación | Madrid ; Las Palmas |
Editorial | Cabildo Insular de Gran Canaria |
Fecha | 2006 |
Páginas | p. 051-105 |
Materias | Morales, Tomás (1884-1921) ; Crítica e interpretación |
Copyright | http://biblioteca.ulpgc.es/avisomdc |
Formato digital | |
Tamaño de archivo | 173729 Bytes |
Texto | 51 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 68 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES P O R ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ RESUMEN Se presentan 37 textos en prosa del poeta grancanario Tomás Morales Castellano, que aparecieron en la prensa y en revistas de las dos primeras décadas del siglo XX, y que son poco conocidas modernamente. Se trata de reseñas de representaciones teatrales, comentarios sobre libros, sobre algún cuadro o sobre la personalidad de algunos amigos. Palabras claves: Prosa, teatro, crítica, Pérez Galdós, Tomás Morales, Ni-colás Massieu, Biagio Chiara, Colombine. ABSTRACT In this issue the author presents 37 proses written by Tomás Morales Cas-tellano which were reported in the press and some magazines of the two first decades of the XX century and which are not very well known nowadays. These texts are concerning to some reviews referring to theatre plays, comments n books, on some paintings or about the personality of some of his friends. Key words: Prose, theatre, critic, Pérez Galdós, Tomás Morales, Nico-lás Massieu, Biagio Chiara, Colombine. INTRODUCCIÓN La gloria de Tomás Morales está basada en su contribución a la poesía dentro del mundo hispánico, a la escritura en verso; verso que parece comenzó a sacar a la luz del público en la prensa de Las Palmas, por 1903, en el periódico El Teléfono, a la edad de 19 años, en la época en que se encontraba estudian- 52 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 2 do Medicina en Cádiz. Con su paso a Madrid en 1905, amplía sus horizontes, sobre todo poéticos. Comienza a publicar en re-vistas de tirada nacional, como la Revista Latina, y a ser seña-lado por la crítica como gran poeta. La publicación, en 1908, de su primer libro de poemas lo consagra como una voz impor-tante dentro del panorama de la lírica española. En paralelo a su actividad como poeta, de vez en cuando iba apareciendo en la prensa diaria y en las revistas literarias alguna que otra colaboración suya como prosista. Esa actividad no le dio más fama a su poesía. Comenzó publicando un cuento, pero luego lo vemos participando en la actividad crítica de revistas y periódicos, hablando de las producciones escritas, sobre todo de amigos, y reseñando veladas teatrales de su ciudad natal. Dejó escrita, y se representó, una obra de teatro en prosa, La cena en casa de Simón, cuyo nombre cambiaría enseguida por el de La cena de Bethania. Proyectó otras obras dramáticas en prosa que no llegó a realizar. Él mismo cuenta a un entrevistador, en el último año de su vida, que lo suyo es el verso y no la prosa1: —¿Cree usted que el concepto de poeta supone indefecti-blemente el de escribir en verso? ¿O admite usted que la Poesía es solamente una de las formas de la creación poética? —Claro que no es absolutamente imprescindible hacer ver-sos para ser poeta; se es igualmente haciendo prosa; pero por mi manera de ser, yo no podría hacerlo de otra forma que no fuera en verso. De esa actividad de prosista han hablado Sebastián de la Nuez Caballero2 y Jenaro Artiles3. En sus respectivos trabajos presen-tan los citados estudiosos prosas de Tomás Morales, seis Sebastián de la Nuez, y tres Jenaro Artiles (dos de las cuales no había ci-tado —ni publicado, evidentemente— Sebastián de la Nuez). Sebastián de la Nuez, refiriéndose a los artículos de crítica de Tomás Morales, dice: 1 FÉLIX ARANDA ARIAS, «Artistas canarios. Tomás Morales» (La Provin-cia, 20-IV-1921). 2 Tomás Morales. Su vida, su tiempo y su obra. Biblioteca Filológica, Universidad de La Laguna, 1956, t. II, cap. II: «La Prosa», pp. 61-65. 3 «Tomás Morales en la Revista Latina», El Museo Canario (Las Palmas), núm. 89-103 (enero-diciembre, 1966-1969), pp. 77-125. 53 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 3 Aunque los ensayos en prosa de Tomás Morales no añaden nada de valor a su obra, hemos creído oportuno recoger aquí, a título de curiosidad y también porque a veces nos dan al-gún informe sobre la cultura o la personalidad del poeta, unos artículos que nos presentan a Morales como crítico en diver-sas materias de arte y literatura. Aunque estas críticas son reseñas que nos presentan sólo el aspecto exterior de la cues-tión planteada; a veces, en algunas profundiza, sobre todo en temas de literatura y teatro, donde el poeta quiere desentra-ñar el fondo del problema. También nos son útiles porque en las citas vemos la clave de muchas de sus lecturas; así al hablar de Sassone cita a Maupassant y a Pereda, y al hablar de Los intereses creados cita a Pietro Aretino y a Verlaine. Expondremos pues ahora, comentántolos someramente, los temas de los artículos que hemos podido recoger. Pueden leer-se completos en nuestros Apéndices. Al principio de la cita parece dar la sensación de que los escritos en prosa recogidos han sido elegidos («hemos creído oportuno recoger») por el estudioso de Morales. Al final, vemos que se trata «de los artículos que hemos podido recoger». Lue-go, en el Apéndice IV, se afirma que se trata de una «Selección de artículos críticos». Son los siguientes: 1. Reseña de Almas de Fuego de Felipe Sassone (aparecido en Revista Latina, núm. 4, Madrid, 30-I-1908, pp. 50-51, sección «Notas bibliográficas»). [Apéndices, IV, pp. 327- 329]. 2. Reseña de Los intereses creados de Benavente (La Maña-na, Las Palmas, 21-I-1909). [Apéndices, IV, pp. 330-331]. 3. «Noticias. Juan Carlo» (La Mañana, 28-I-1909). [Apéndi-ces, IV, pp, 331-332]. 4. «La Casa de Muñecas, de Ibsen» (La Mañana, 10-II- 1909). [Apéndices, IV, pp. 333-334]. 5. «El estreno de La Esfinge» (La Mañana, 26-II-1909). [Apéndices, IV, pp. 334-338]. 6. «El estreno de María Brial» (La Mañana, 2-III-1909) [Apéndices, IV, pp. 339-342]. Es curioso que De la Nuez no presente la primera de las «Notas bibliográficas» del número 4 de la Revista Latina, refe- 54 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 4 rente a tres novelas cortas de Ramón Villegas y Bermúdez de Castro. Se trata de la reseña que precede a la de Almas de Fue-go. Tampoco habla, ni lo transcribe, del cuento ¡Provenzal!, apa-recido en El Teléfono de Las Palmas en agosto de 1903. Con respecto a la reseña de Almas de Fuego, comenta Se-bastián de la Nuez en el apartado «La Colaboración de Morales en la Revista Latina»4: entre ellos [los comentarios] aparece un curioso comentario de Tomás Morales, publicado en el número 4 de la Revista, sobre Almas de Fuego, novela de Felipe Sassone; que es la más antigua muestra que he encontrado de Morales como prosis-ta, aspecto que estudiaremos en su lugar. En el tomo I de Tomás Morales. Su vida, su tiempo y su obra, Sebastián de la Nuez (p. 174) habla de La Mañana, periódico de Las Palmas que acoge cuanto Morales le presente: En enero inicia su colaboración con un largo artículo sobre Los intereses creados de Benavente, y luego, también en este mismo mes, escribe y publica un trabajo sobre Juan Carló [...] Pero todos los artículos que aparecen a continuación de estos son sobre obras de Teatro; entre estas crónicas se comentan: La casa de muñecas de Ibsen, La esfinge de Unamuno, María del Brial de los Hermanos Millares, a los que hay que añadir otras notas breves de crítica teatral, como la que sigue: «Con ex-traordinario éxito verificose anoche el estreno de Mora de la Sierra, poema en tres actos de don Federico Oliver...» que fir-ma sólo con las iniciales T. M. ya que se trata sólo de los acostumbrados clisés periodísticos. El último artículo, sobre la obra de los Millares, está firmado el 2 de Marzo de 1909. Hasta esa fecha llega toda la carrera de crítico teatral de Tomás Morales. ¿Por qué se sintió atraído precisamente por el Teatro? Quizás era el ambiente propicio que encontraba en Las Pal-mas, ya en la Sociedad de Los Doce ya en el Teatrillo de los Millares. Pronto veremos cómo también nuestro poeta intenta, con una pequeña obra, el camino de la escena. Por su parte, Jenaro Artiles, en el artículo citado, presenta (pp. 104-108) las dos críticas de libros que Morales publicó en la Revista Latina. Antes de ello, afirma: 4 Tomás Morales. Su vida, su tiempo y su obra, t. I, pp. 130-132. 55 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 5 Además de las poesías, Tomás Morales publicó en prosa en la Revista Latina dos críticas de libros, que si no añaden mu-cho a la gloria del poeta desde el punto de vista de su repu-tación literaria, deben tenerse en cuenta, si hemos de ser honestos en la compilación de obras hoy desconocidas u olvi-dadas de nuestro autor y en ofrecer a los investigadores sufi-ciente material para estudiar las diversas facetas del poeta canario y determinar con mayor exactitud las influencias que se manifiestan en su evolución literaria5. Reseña los nombres de los autores de las críticas que apare-cen en la revista y concluye que, salvo uno, Augusto Vivero, todos los demás acuden a una crítica fácil, amical e interesada. Califica las dos críticas de Morales como «de exuberante hipér-bole, [...] llenas de lugares comunes, de algunas imperdonables faltas gramaticales y con una puntuación, que he respetado, algo menos que aceptable.» Más adelante, en el «Apéndice I» de su trabajo («Poesías des-conocidas ») da cuenta —y lo transcribe— del «delicado cuento, en prosa poética, ¡Provenzal!, todavía claramente influidos, aquellas y éste, por los poetas españoles del post-romanticismo y los baladistas del grupo que podríamos calificar de heiniano: Florentino Sanz, Guillermo Blest Gana y Guillermo Matta, Larrea, Dagarrete y, sobre todo, Bécquer.» Abundando en Béc-quer, acaba Artiles su presentación de los poemas y del texto en prosa: «El cuento ¡Provenzal! pudiera muy bien haberse escapa-do de alguna de las leyendas del poeta romántico.» El profesor Juan Manuel Bonet presenta una nueva prosa de Tomás Morales, exhumada de la revista de Villaespesa Renaci-miento Latino, en la revista Syntaxis (1987)6. Apareció en la 5 Comenta luego Artiles cómo la sección de «Notas bibliográficas» es-taba a cargo de varios redactores, jóvenes, que reseñaban libros de amigos o que tenían interés para ellos, con reseñas laudatorias en extremo. 6 «Para la prehistoria de Tomás Morales (y de Juan Gris)», Syntaxis (Tenerife), núm. 12-13 (otoño 1986-invierno 1987), pp. 105-109. También exhuma Bonet el soneto «Fantasía», firmado por Tomás Morales, dedicado «A Sebastiâo Ramalho Ortigão», parece que por indicación de Francisco Villaespesa, uno de los directores de la revista. El artículo de Bonet se puede leer también en MANUEL GONZÁLEZ SOSA, Tomás Morales. Suma Crí-tica. La Laguna, Instituto de Estudios Canarios, 1992, pp. 217-220. 56 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 6 página 128 del segundo y, al parecer, último número de la re-vista, perteneciente al mes de mayo de 1905, en el primer año de la estancia de Morales en Madrid. Se titula «Vida. Isaac Muñoz», y es una reseña «entusiasta» del primer libro del gra-nadino Isaac Muñoz. Sebastián de la Nuez volverá sobre las prosas de Tomás Morales en «Jornada literaria»7: «Prosas de Tomás Morales. Tex-tos inéditos». Insiste allí en que Morales realizó «esporádi-camente, alguna actividad prosaria, como crítico literario y como dramaturgo y narrador». Recuerda que ya recogió «algu-nos de sus artículos sobre escritores, sobre todo dramaturgos» como Benavente, Ibsen, Unamuno, Hermanos Millares Cubas. Habla de que en tales escritos existen «certeras impresiones, que demuestran una preparación literaria tanto española como eu-ropea contemporánea, poco corriente en un joven de su época, y una capacidad de comprensión y de interpretación de obras tan dispares como la de Benavente y la de Unamuno.» Pasa luego a recordar las intenciones de Morales de escribir teatro en verso (El caballero don Quijote y Almanzor), la realización de La cena de Bethania, pieza teatral en prosa, y la «nueva intentona en verso» Los piratas, manuscrito que se conserva en tres ho-jas, y que transcribe en el artículo8. Transcribe también «una de las dos hojas que se conservan» de otro de los proyectos trun-cados de Morales, una especie de cuento o relato de aventuras, más bien un borrador, pues se presentan opciones para varias palabras. Los seis textos que publica Sebastián de la Nuez en Tomás Morales. Su vida, su tiempo y su obra presentan algunos errores de transcripción. No se insertan en este trabajo por motivos de espacio. Lo mismo hago con las prosas publicadas por Jenaro Artiles. Habrá ocasión de presentar juntas todas las prosas acopiadas. 7 Jornada, Santa Cruz de Tenerife, 15-VIII-1981. 8 Existe también, manuscrito, el acto tercero (6 páginas); también está manuscrita una narración sobre la calle de la Marina (dos páginas); cuatro páginas de una impresión muy personal de la ciudad; y una página con una especie de confesión personal sobre la vida. Estos manuscritos podrían ser unas primeras versiones en prosa de poemas, o —al contrario— una prosificación amplificada de algunos poemas. 57 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 7 Sí presento los «acostumbrados clisés periodísticos», de que habla Sebastián de la Nuez, que aparecen firmados con las ini-ciales T. M., o incluso los no firmados y que son, evidentemen-te, de la misma autoría. Por si no bastara esta apreciación de lector, el autor de dichas notas se descubre en la aparecida el día 15 de febrero de 1909, cuando —al analizar la representa-ción de Los intereses creados y Fedora— afirma: «No hemos de juzgar el mérito de esta magnífica producción artística por haberlo hecho en otra ocasión con todo elogio.» Evidentemen-te, se está refiriendo a la reseña de Los intereses creados, que apareció en La Mañana, el 21 de enero de 1909. Se añaden luego los textos posteriores que he podido encon-trar en la prensa de la época firmados por Tomás Morales, en los que se reseñan libros y se habla de amigos escritores o artis-tas. Aparecen los nombres de Colombine, Salvador Rueda, Rusiñol, Henry Bernstein, Federico Oliver, el poeta lanzaroteño Gonzalo Molina (con dos textos), Francisco González Díaz (con otros dos textos y un poema), el simbolista italiano Biagio Chiara, una breve prosa sobre José Franchy y Roca, el pintor Nicolás Massieu y Matos, y una carta colectiva de, posiblemen-te, mayo de 1921, en la que varios escritores canarios —Tomás Morales como primer firmante— dan su opinión por la actua-ción de ciertos concejales del Ayuntamiento de San Sebastián con respecto a Pérez Galdós. Tomás Morales estaba ya en su última enfermedad. ¿Participó en la redacción de dicha carta? El que la encabece con su nombre puede indicar que así fue9. Existen en el periódico El Tribuno de Las Palmas cuatro tex-tos en prosa firmados por T. M. (1905), o por T. (1905, 1909, 1910). El carácter de dicho periódico no se parece en nada al 9 Su firma aparece en algunas cartas colectivas, como la que se presen-ta en este trabajo, y también al pie de algunas peticiones ciudadanas, como en la de amnistía de Francisco Largo Caballero, Daniel Anguiano, Julián Besteiro y Andrés Saborit (La Crónica, Las Palmas, 14-XI-1917: «Por el Comité de la huelga. Palabras de adhesión de Las Palmas de Gran Canaria. 13 de noviembre de 1917»); o en la iniciativa de celebrar un acto de ho-menaje y adhesión a don Miguel de Unamuno (La Crónica, 21-VII-1921): «En torno a Unamuno». El periódico anuncia que se ha recibido la adhe-sión de Tomás Morales. 58 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 8 de El Teléfono, donde —parece— comenzó a publicar sus prime-ras poesías y prosas, en 1903. Si Tomás Morales colaboró en él, sería por su amistad con su director, José Franchy y Roca, o con algún otro colaborador, como pudiera ser Rafael Romero, sobre todo en 1905 y en 1909; no por sus ideas republicanas, eviden-temente. El primero se titula «Reflexiones»10; el segundo, «Refor-mas militares»11; el tercero, «El hidalgo manchego»12; y el cuar-to, «Una cosa es predicar»13. Tomás Morales debió escribir más textos en prosa que esta-rán escondidos en las páginas de los periódicos, sobre todo los dirigidos por sus amigos, bajo pseudónimos que no se conocen, o sin firmar. Su posición social, una vez instalado de médico en Agaete, no le permitiría intervenir en la prensa de un modo explícito14. Sí hay textos en prosa en la prensa de la época, con pseudónimo y sin firma, que bien podrían ser obra suya. Me atrevería a afirmar que algunas de las crónicas que aparecie-ron en el periódico Ecos, entre 1916 y 1917, son de su mano. El mismo Tomás Morales nos da la noticia de que prepara-ba un estudio de los hermanos Millares para una revista de Madrid. Lo dice al final de «El estreno de María de Brial» (La Mañana, 2-III-1909): Quisiera señalar aquí todas las bellezas de tan hermosa pro-ducción, pero sobre ser tarea larga —vuelvo a repetir lo que dije acerca de La Esfinge— espero hacerlo más detalladamen-te en un estudio que preparo para una revista de Madrid, y en el que trato ampliamente de tan admirables escritores. De la posible escritura de una especie de memorias de la vida literaria de Madrid, nos habla la siguiente noticia, publicada en el periódico que dirigía su gran amigo Rafael Romero (Alonso Quesada) en 1916, bajo el título «Ecos» (Ecos, 26-X-1916): 10 El Tribuno, 25-X-1905, miércoles, p. 2. 11 El Tribuno, 10-VII-1909, pp. 2-3. 12 El Tribuno, 31-VII-1909, p. 1. 13 El Tribuno, 17-VII-1910, p. 2. 14 Lo mismo ocurre con otro prometedor escritor, Federico Cuyás y González-Corvo, que deja de firmar textos en la prensa cuando alcanza una posición «seria» en el foro canario. 59 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 9 Brevemente reanudaremos la publicación de las Hojas li-terarias, contamos con la colaboración de los más ilustres li-teratos canarios. La próxima semana reanudaremos la publicación de la no-vela Banana Warehouse, suspendida por deficiencias de la imprenta, escasez de letras que recibiremos de un día a otro y defectos de organización motivados por la variación de ho-ras de salida de este diario. Después de publicada Banana Warehouse comenzaremos una novela de los ilustres escrito-res canarios Luis y Agustín Millares, titulada El Gran Mani-nidra. También el gran poeta Tomás Morales nos ha prometido una obra en prosa que está escribiendo y que son recuerdos de la vida literaria de Madrid. Tenemos otros proyectos que iremos anunciando a nuestros lectores. Rafael Romero, por boca de Gil Arribato, cuenta cómo To-más Morales le ayuda a elaborar un artículo contra los conce-jales de la mayoría15. 15 El Tribuno, 12-XI-1913: «Confesiones de periodistas. Mi vida a saltos locos». Puede leerse en ALONSO QUESADA, Obra completa, t. 6, Prosa, «Tex-tos dispersos»: «Mi vida a saltos locos», pp. 319-323; y en ANDRÉS SÁNCHEZ ROBAYNA, en El primer Alonso Quesada. La poesía de El Lino de los Sueños (Las Palmas, Excma. Mancomunidad de Cabildos de Las Palmas. Plan Cul-tural, 1977), pp. 52-56: «Una noche estaba meditativo ante las cuartillas. Me habían encargado un artículo contra los concejales de la mayoría. ¿Qué decir, Dios mío, de un concejal? / En el momento más culminante de mi impotencia llegó Tomás Morales. / —¿Qué tienes? / —Que no se me ocurre nada en contra de estos adoquines. / —Vente conmigo... / Y nos fuimos al café, y allí —al recordar el momento mi alma toda se infantiliza— empe-zamos los dos a confeccionar el artículo. / Citas de filósofos, que nuestro numen fabricó: Skharof, ruso; Rosulkin, yanqui; Crawford, inglés; Renike, alemán. Estos señores iban escribiendo máximas para que los ayuntamien-tos fueran modelos; y, cuando ya no tuvimos ingenio para inventar más, corrimos la vista en derredor, como si los nombres estuviesen en el aire aguardando turno. De pronto, Tomas Morales gritó: ¡Schixs, de Nuremberg! Lo había hallado en un botón de los pantalones. ¡El fabricante!» También se conoce que colaboró con Saulo Torón —lo mismo que Alonso Quesada, Claudio de la Torre y Juan Rodríguez Yánez— en la elaboración de algu-nos de sus poemas satíricos que aparecieron en Ecos entre 1916 y 1917, en la sección «Tablado de la farsa». El pseudónimo adoptado por Morales fue el de Pierrot. 60 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 10 Un escrito suyo, titulado «La estatua de Galdós» se anuncia en la primera página del periódico La Jornada, de La Palmas (16-VII-1920), para el lunes siguiente, 19: «El lunes La estatua de Galdós por Tomás Morales». El ejemplar de tal día no se encuentra en las colecciones de El Museo Canario. Suponemos que Tomás Morales expondría con bellas palabras su opinión sobre a quién habría que encargar la estatua de Pérez Galdós para el monumento que se le erigiría en Las Palmas, de-cantándose indudablemente por su amigo Victorio Macho, opo-niéndose a la opinión oficial (Leopoldo Matos) que proponía al Director General de Bellas Artes de entonces, Mariano Ben-lliure16. De estas prosas, las más convencionales son las reseñas de representaciones teatrales. El hecho de contar el argumento de las obras era costumbre en el quehacer de los revisteros de los espectáculos de la época. También lo era, por lo común, el ala-bar a las actrices y a los actores de preferencia del crítico. El hecho de que solo haya crónicas de espectáculos representados por la compañía formada por el matrimonio Federico Oliver y Carmen Cobeña, desde la segunda parte del mes de enero has-ta comienzos de marzo de 1909, indica que de algún modo los elementos de la compañía eran amigos del crítico. De seguro que Tomás Morales conocía al matrimonio Oliver-Cobeña de su estancia en Cádiz y en Madrid, mientras estudiaba la carrera de Medicina. A pesar de seguir en la redacción de las críticas las acostumbradas convenciones, no deja de darles un cierto toque personal, como cuando al juzgar la actuación de una actriz le recuerda un soneto de Francisco Villaespesa, que inserta en la crónica. Ese toque personal, de expresar lo que verdaderamente sien-te, yendo en contra incluso de otras opiniones, suele aparecer en todas las prosas. En la reseña del libro de cuentos de Colombine llega hasta la confesión personal. Acude muchas veces a la expresión directa, en charla de tú con el posible lec-tor. Se queja a veces de que el público no va al teatro, y des- 16 Véase el texto sobre el pintor Tomás Massieu y Matos. En muchos periódicos de la época aparecen distintas opiniones de la intelectualidad isleña sobre el tema. 61 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 11 echa la respuesta de que es por falta de dinero, comentando que «casi ningún rico va al teatro». Si una obra, o parte de ella, no le gusta, no tiene reparo en decirlo, incluso que es mala, sosa o pesada. De algunas de las obras de teatro que comenta, parece que recuerda sus puestas en escena en Madrid. Al comentar que La Casa de Muñecas de Ibsen no gustó, habla claramente de la «escasa cultura» del público. Acaba la reseña opinando que es «una obra digna de otros espectadores». De los autores citados por Morales en sus escritos en prosa, hay un grupo de ellos que ha sucumbido al paso del tiempo y que solo son conocidos por los especialistas en la época. Es el caso de los escritores en lengua castellana Ramón Villegas y Bermúdez de Castro, Felipe Sassone, López Bago, Federico Oliver, Felipe Trigo, Manuel Bueno, Catarineu, Ricar-do Manso y Francisco Comes (los dos últimos, cómicos de la compañía Oliver-Cobeña). Otros autores son más conocidos y estudiados hoy, como Lope de Vega, Pérez Galdós, Miguel de Unamuno, Rubén Darío, Carmen de Burgos (Colombine), José Zorrilla, Gregorio Martínez Sierra, Jacinto Benavente, Francis-co Villaespesa, Satiago Rusiñol, Salvador Rueda, Serafín y Joa-quín Álvarez Quintero, José Echegaray, Ángel Ganivet, Ramiro de Maeztu, la Condesa de Pardo Bazán. Echegaray y los her-manos Quintero no son santos de su total devoción. Al hablar de los autores canarios, nos trae a la actualidad algún nombre ya olvidado, como Gonzalo Molina, o su herma-no José Molina, Manuel González Cabrera, José Rial. Cita a Rafael Romero, Manuel Macías Casanova y Sebastián Suárez León. Estudia a los consagrados Luis y Agustín Millares Cubas y a Francisco González Díaz. Al hablar de la escritura de los hermanos Millares, resalta el hecho de su españolidad solo por la lengua que emplean, por-que «su literatura es exótica», por haber vivido «siempre casi fuera de nuestro ambiente literario.» La reseña que hace de La Esfinge de Unamuno nos muestra a un Tomás Morales con una agudeza de comprensión muy interesante. Lo relaciona con Ibsen, Ganivet, Maeztu y el autor francés que tanto cita Unamuno, Guyau. Obvía la cuestión de la teatralidad o no teatralidad de la obra —que justifica por el 62 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 12 interés que despertó en el auditorio—, para pasar a comentar su aspecto humano. Le reprocha alguna falta de claridad en el planteamiento de sus tesis. De los autores extranjeros que cita, son hoy poco conocidos: Brieux, Jules Simon, Capus, Courteline, Donnay, Lavedan, Henri Bataille, Maurice Barrès, Guyau, Henri Bernstein, todos france-ses. De los más jóvenes, cita a Camille Mauclair en español, en un elogio a la poesía de René Ghil. Y a los maestros, a alguno de los cuales cita en su lengua original (sin traducir, a la mane-ra de Rubén Darío por aquella misma época, en su crónicas): Zola, Balzac, Mallarmé, Verlaine, Dumas hijo, entre los france-ses; Ibsen, Ricudrergars, Boerjerson, entre los autores del norte de Europa; Shakespeare y Oscar Wilde, entre los ingleses; Hermann Sudermann, Gerardo Hauptmann, entre los alema-nes; Pietro Aretino, Benvenuto Cellini, Carducci, Giacosa y Bracco, entre los italianos, además del escritor simbolista, mal-dito y olvidado, Biagio Chiara. Resulta conmovedora la valiente defensa del amigo ultraja-do Rafael Romero; lo mismo ocurre con la carta colectiva en defensa de Galdós. Sobre cuestiones de arte, las prosas dedicadas a los dos ami-gos retratistas inciden en resaltar sus cualidades; la cultura y modernidad en Juan Carlo17; y el conseguir el ambiente íntimo del retratado en Nicolás Massieu y Matos. En cuanto a la reseña del libro del simbolista italiano Biagio Chiara, es de destacar lo temprano que se ve atraído por un modo de escribir tan deudor de Gabriele D’Annunzio. No he alcanzado a ver reseñas de otros escritores españoles sobre li-bros de Chiara, poeta y prosista que ya en aquella época sufría el ostracismo de sus compatriotas por los temas tratados y su tendencia ideológica. Habrá que profundizar en las relaciones de Tomás Morales con el escritor italiano. Un primer empeño será el rescatar sus palabras sobre el primer libro de Tomás Morales. Lo mismo habrá que hacer con las de la marquesa María de Plattis (Jolanda). 17 Tomás Morales escribe sin la tilde en la «o» el apellido del futuro fundador, con Domingo Doreste Rodríguez (Fray Lesco), de la Escuela Luján Pérez. 63 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 13 PROSAS DE TOMÁS MORALES 1. «Crónica literaria. Cuentos de Colombine»18 Cuando a nosotros llega un libro encabezado con un nombre femenino y sabemos que quien lo lleva es una mujer hermosa, antójasenos tener entre las manos un bouquet de raras y maravillo-sas flores. Así este volumen, en el cual una bella dama, Carmen de Burgos, ha vertido los más delicados perfumes de su espíritu en diez y seis narraciones que juntas bien pudieran formar un rami-llete, máxime que en este caso la autora ha tenido la coquetería de anudar sus tallos con una cinta de color de rosa: Cuentos de Colombine. A primera vista el título parece un sello de frivolidad elegan-te... Pensamos en simétricos jardines delineados por Lenotre, en bellos escarceos bajo la penumbra perfumada de las acacias que filtran la luna o en sombríos boscajes, en donde, por la máscara del fauno de una fuente, el bueno de Pablo Verlaine reiría jovial con la risa del agua. Todo ello sería halagador; pero esta Colombine, en quien belle-za y talento son una misma y alta cosa, tiene un plausible desdén por el artificio banal. Su arte es arte de naturaleza. Una intensa corriente de vida agitada y multiforme circula por estas páginas, en las que un alma nobilísima ha impreso una huella profunda. Ella ha penetrado hasta la entraña misma de las sensaciones, analizán-dolas sabiamente, ella ha percibido los más imperceptibles temblo-res que en los espíritus marcan los deseos, las esperanzas, los an-helos; y con exquisita justeza los ha patentizado como nadie en la maravilla de sus prosas. Es Colombine la más alta de nuestras escritoras actuales: supe-ra, además, a casi todos los novelistas españoles en la sutileza de 18 El Pueblo (Valencia), 31-VII-1908, viernes, p. 1. Transcribe el artícu-lo, con algunas diferencias y sin poner la fecha del periódico, FEDERICO UTRERA, en Memorias de Colombine. Madrid, Hijos de Muley Rubio, 1998, pp. 92-93. CARMEN DE BURGOS, Cuentos de Colombine (Novelas cortas). Va-lencia, F. Sempere y Compañía, Editores, 310 páginas. Al final: Madrid- Toledo, enero-mayo 1908. Contiene un prólogo: «Un momento...», firmado por Pierrot, seguido de 16 cuentos: La muerte del recuerdo. Por las ánimas. Madre por hija. Alma de artista. El viejo ídolo. ¡Ay del solo! La incomprensi-ble. ¡Triunfante! Historia de Carnaval. El último deseo. Los que no vivieron. Como flor de almendro. Aroma de pecado. En pos del ensueño. El tesoro. En la sima. 64 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 14 las ideas, en la finura y precisión de psicología y posee asimismo el secreto de la rápida evolución de los asuntos sin omitir detalles de interés, lo que hace de sus pequeñas narraciones novelas com-pletísimas, tales que pudieran compararse, sin menoscabo, con las del gran maestro de cuentistas, Guy de Maupassant. Añadid a esto una prosa fina y ágil, sin retorcimientos ni ortopedias, y tendréis la clara visión de este libro que debe ser leído con recogimiento. Es el amor el eje principal de estos cuentos; casi todos ellos tienen como tema una aventura en la que el rapaz ciego ha herido certeramente. La herida sangra aún en estos corazones que se agi-tan, que luchan y que odian impulsados por el mismo estímulo, siempre igual y siempre diferente. Ved esta primorosa Muerte del recuerdo19 dulcemente triste como una dolora campoamoriana. Pasan veinte años, vuelve él... Y es que su espíritu ha cristaliza-do en flor de melancolía, su voz ha tomado el acento casi apagado que nos recuerda las palabras oídas en medio de un sueño. Palabras tristes que en el caso presente tienen un perfume de flores marchi-tas, de ilusiones idas en alas de lo fatalmente irreparable. ¡Cómo sentimos piedad por estos ancianos que al final de su vida vuelven a encontrarse y cómo comprendemos la grandeza del «no saber», del «feliz ignorar», que hubiese permitido al buen viejo seguir pensando en su Alicia de los veinte años!... ¡Oh, al menos ella podrá en las largas horas de soledad acariciar una imagen pre-térita, sin que unos cabellos blancos y unos ojos apagados vengan a interponerse entre dos almas, que un culto sencillo creyó eterna-mente juveniles! Este es el tono dominante del libro; al terminarlo, una dulce melancolía nos ha invadido, acabamos de salir de un delicioso sue-ño transcurrido serenamente. Sin embargo, en medio de esta apa-rente tranquilidad late un espíritu de rebeldía que a ratos se ex-presa rotundo y anatematizador. Hay tormentas de celos, fulgores de pasión y llamas lívidas de hipocresía. Son intensamente humanos: Aroma de pecado, En la sima, His-toria de Carnaval, llenos de realidad y de brío. El viejo ídolo, ani-mado de un vago temor supersticioso. Por las ánimas, de una san-grante ironía, y así todos muy bellos y magníficos. Dije antes y vuelvo a repetiros que este ramo de cuentos es ramo de rosas. La autora ama las rosas rojas: las de tonos más cálidos y más penetrante olor; pero no desdeña las de colores páli-dos, bien sean amarillas o blancas o rosadas, y así las ofrece con magnánima prodigalidad. Si sois soñadores, y por lo tanto propen-sos a la melancolía, escoged las rosas de té; ellas tienen un tono vago que rima bien con vuestra tristeza. Si sois amadores, buscad 19 Es el primer cuento: «La muerte del recuerdo» (pp. 11-21). 65 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 15 las de color de púrpura, que yo os adelanto que ellas sabrán recordaros los labios de vuestras amadas. Si sois poetas, en fin, tomadlas todas, que para vosotros fueron arrancadas por unas be-llas manos, y sé, además, que siendo rosas, por fuerza han de gustaros: que quien dijo rosas, dijo poesía. Y he aquí en síntesis este libro de una mujer que es artista, que es noble y que es bella... —Todo bajo la luminosidad de sus ojos, en los cuales un poeta de estos tiempos ha creído descubrir Una terrible maldición gitana. Tomás Morales. Madrid, Julio 190820. 2. «La visita de Rueda»21 Tras la generosa idea, lanzada por González Díaz, de glorificar a Salvador Rueda, se ha levantado un clamor de simpatía, mani-festado en varios periódicos por plumas bizarras y entusiastas. Es la voz de nuestra juventud intelectual que, pensando alto, interpre-ta el sentir de todos los que buscamos un poco de idealidad en nuestra vida y creemos que esta es bella solo porque el arte la recrea. 20 En Revista Crítica (año I-2.ª época. Septiembre 1908, número 1), apa-rece: «El libro del mes. Cuentos de Colombine. Por Carmen de Burgos». Después de «Autocrítica», firmada por Carmen de Burgos (pp. 45-46), se encuentra (pp. 47-51): «Juicios de la prensa». Se transcriben los de José Ferrándiz (El País); J. Gómez Hidalgo (El Globo), Vicente Almela (Heraldo de Madrid), Fernando Soldevilla (La Correspondencia de España), Emiliano Ramírez Ángel (El Liberal), E. Gómez de Baquero (El Imparcial), Tomás Morales (El Pueblo, Valencia), Max Nordau, Alfred Naquet, Antonio de Hoyos y Vinent (Diario Universal), Carlos Cerrillo Escobar (El País), y una anónima de El Liberal. De la reseña de Tomás Morales (p. 49) toma los siguientes párrafos: «Es Colombine la más alta de nuestras escritoras actua-les; supera además a casi todos los novelistas españoles en la sutileza de las ideas, en la finura y precisión de psicología y posee el secreto de la rápida evolución de los asuntos sin omitir detalles de interés, lo que hace de sus pequeñas narraciones novelas completísimas, tales, que pudieran compararse, sin menoscabo, con las del gran maestro de cuentistas Guy de Maupassant. / ...................... / He aquí, en síntesis, este libro de una mujer que es artista, que es noble y que es bella. / Todo bajo la luminosidad de sus ojos, en los cuales un poeta de estos tiempos ha creído descubrir / «Una terrible maldición gitana.» / Tomás Morales. / El Pueblo. Valencia.» 21 Diario de Las Palmas, 13-XI-1908, viernes, p. 1. 66 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 16 Sebastián Suárez León, Manuel Macías Casanova, Rafael Rome-ro y algún otro han contestado aunándose a la voluntad del inicia-dor; y es gozoso ver cómo estos jóvenes, sin prejuicios, sin escu-char más que la voz de su corazón, se comprometen y preparan para la noble empresa. Nadie más obligado que yo a abogar por ella: grandes lazos de amistad y gratitud me unen al poeta y esta circunstancia, que a algunos espíritus mezquinos pudiera parecer interesada, no ha de entibiar mi entusiasmo, ni hará disminuir mi admiración hacia el iniciador de la idea, secundándole modesta-mente con todas mis fuerzas. El poeta desea visitarnos y su deseo es vivo e intenso: así me lo manifestó una tarde mientras contemplábamos el bullicioso espec-táculo del vivir madrileño desde su balcón de la Glorieta de Quevedo: —«Tengo una ansia grande por conocer esas islas, de ver el mar, de respirar, en fin, a todo pulmón a pleno sol y en plena naturale-za. Aquí, en Madrid, me ahogo.» Y tenía razón. El maravilloso orquestador de Trompetas de Órga-no, hecho a las grandes extensiones, acostumbrado a soñar el es-trépito de los vientos, el solemne rumor de las hojas bajo cielos sin nubes y el broncíneo estruendo de las tempestades, había de lan-guidecer en la corte como un águila enjaulada. «Yo amo ese país que he soñado sobre el maravilloso libro de Francisco González Díaz». Me dijo: «He leído varias veces esas páginas pletóricas de una vida multiforme y al leerlas me he senti-do arrastrado a ese archipiélago que ya vive dentro de mi espíritu. ¡Ah!, ver el Atlántico, absorber bravamente el aire marino, contem-plar el Teide surgiendo de las nubes hierático y magnífico...» Y cerrando los ojos como para recoger la visión de los horizontes previstos, murmuraba: «Gran Canaria, Orotava»; pero luego, volvien-do a la realidad añadía melancólicamente: —«¿A qué soñar con lo imposible?» Y yo sentí la melancolía del poeta. Él tan grande, tan señor, acostumbrado a los más estupendos viajes de la imaginación y de la fantasía, gozador de todos los panoramas y espectáculos por la magia de su emotividad sin barreras, él, el profeta de la nueva generación y el nuevo arte, no podía venir a Canarias... Traigámosle nosotros y coronémosle de rosas; sobre su laurel siempre reverdecido sentarán bien estas emisarias de la poesía y del ideal. Él ama las rosas sobre todas las flores, llevémosle, pues, cada uno la nuestra más o menos humilde, más o menos luminosa, pero fragantes todas de entusiasmo y de amor; que ellas constituyen la más gloriosa y gentilicia ofrenda para la corona de un poeta. Tomás Morales. 67 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 17 3. «Teatro»22 El sábado verificose el debut de la compañía que dirige el aplau-dido autor dramático don Federico Oliver, con el estreno de La Madre, drama en cuatro actos de Santiago Rusiñol, traducido al castellano por Gregorio Martínez Sierra. Cuando esta obra se estrenó en Madrid el elogio de la prensa fue unánime: se convino en que era la producción más completa del autor y hasta hubo crítico que la reputó por una de las más bellas creaciones del teatro contemporáneo. Exageraciones aparte, La Madre no pasa de ser una obra notable, compuesta según la vieja fórmula clásica, aunque el primer acto (verdaderamente hermoso) tenga ciertas apariencias de modernidad. La acción gira entre dos temas encontrados: uno el amor ma-terno y su triunfo final sobre los demás afectos de la vida; y otro la desesperación de un creador sincero que se ve obligado a renun-ciar a sus ideas y a vender su conciencia artística, para atender a los caprichos de una entretenida vulgarísima a la que ama, pero a la que no puede pagar. Estos dos conflictos se desarrollan de un modo natural, aunque a veces pudiera parecer demasiado violento. Manuel es un joven pintor, hijo de unos tahoneros, que aprove-cha las noches ayudando a su madre a amasar la hornada y los días pintando, contra el gusto de un amigo de la casa y entre las burlas de sus paisanos. Solo el viejo maestro de escuela le alienta con sus rancios consejos de estética y sus cariñosos elogios. En este estado de cosas llegan al pueblo, con motivo de una fiesta típica, un céle-bre pintor acompañado de un crítico y de una especie de bohemio romántico. Estos son del parecer de que Manuel no sirve para la pintura; la noticia transtorna al joven, defraudado en sus más ca-ras ilusiones, hasta el punto de hacerle dudar de su talento. En-tonces la madre en un arranque de ternura le consuela y sin pen-sar en los enormes sacrificios que esto supone, decide que su hijo vaya a la ciudad a aprender su arte. Ya en la ciudad, tras muchos fracasos y acosado por su amante (una modelo), decide sacrificarse y trabajar sin descanso en obras de escaso mérito que le son pagadas a precio de oro por la burgue-sía, pero que a él le causan enormes dolores viendo cómo su arte, el nuevo, el que él presentía, se desvanece entre aquellos lienzos ridículos tan provechosos para su bolsillo y tan despreciables para su alma. Pero el amor maternal unido a la amistad le salvan y cuando Manuel, después de arrojar de su casa a su amante y ha-cer el retrato de su madre, vuelve al pueblo cargado de gloria con 22 La Mañana, 18-I-1909, lunes, p. 1. 68 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 18 la medalla de oro y la corona de laurel, la pobre vieja muere, aca-so de alegría, porque ha visto terminada su obra. Entonces Alber-to, el fiel amigo, deposita la corona de triunfo a los pies de La Madre, de la redentora, y por la inmensa fuerza del amor. Como se ve la obra es perfectamente teatral; esto explica el enorme éxito que el sábado consiguió en nuestro teatro el divino autor de Los Jardines de España. Para la señora Cobeña fue un triunfo completo. La ilustre ac-triz, aclamada durante toda la representación, sugestionó sobre todo en el momento de la muerte que hizo de una manera prodigiosa. Muy bien las señoritas Álvarez, Villabona y Adsuar. El señor Comes interpretó con talento el difícil personaje de Manuel; estando muy acertados los señores Ruiz Tatay, Manso, Cobeña (R. y B.), Requena, Llorens y Perrín. * * * Un nuevo triunfo para la señora Cobeña fue anoche la repre-sentación de La de San Quintín del insigne Galdós. Esta obra cono-cida ya de nuestro público fue interpretada de un modo insupera-ble por la bellísima actriz que electrizó en todos los momentos. Y a este propósito, pláceme recordar una frase de don Benito que dice muy alto de la genial artista. En cierta ocasión hablando el maestro con un joven compañero se expresó en estos términos: «Carmen Cobeña hace una verdadera creación del tipo de Rosario: ninguna actriz española puede superarle.» Reciba pues nuestro tri-buto de sincera admiración. Bastante acertado el señor Comes; los demás complieron discre-tamente su cometido. De la tragedia de Zorrilla: Sofronia solo queremos hacer cons-tar que fue un nuevo triunfo de belleza y de arte para Carmen Cobeña. M. * * * Mañana habrá función en el Puerto, poniéndose en escena La Madre. El martes estreno de la comedia El Ladrón de Henry Bernstein, traducida al castellano por Manuel Bueno y Rivero y Catarineu. Esta obra viene precedida de gran fama habiendo constituido uno de los éxitos de la temporada pasada en el Teatro Español de Madrid. 69 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 19 4. «Teatro»23 Estreno de El Ladrón comedia en tres actos, traducida al caste-llano por los señores Bueno y Catarineu. De todos los modernos autores franceses Henri Bernstein es el menos francés; su teatro difiere esencialmente del de sus paisanos y su técnica, que es completamente echegarayesca, se preocupa más del artificio escénico que del estudio psicológico de los perso-najes. Es pues un teatro absurdo: lleno de situaciones falsas y apa-ratosas que no consiguen conmover sino a la masa inculta. Además hay en el autor tendencias al melodrama; ese género lacrimoso y ridículo que tanto hizo llorar a nuestros antepasados y que está tan fuera de lugar en un escenario moderno. Tiene sí, Bernstein, una cualidad no despreciable: el interés; sus obras y especialmente La Ráfaga tienen en suspenso al público, que sigue con gran avidez los movimientos de los personajes y el desarrollo de la trama, pero este es un mérito relativo y de escaso valor ar-tístico. Carece el autor de El Ladrón de la finura o, mejor dicho, del esprit que caracteriza a los modernos franceses; a Brieux, a Jules Simón, a Capus, a Courteline, a Donnay, a Lavedán o a Henri Bataille. Además le falta una certera visión psicológica de los ca-racteres. Los personajes se mueven caprichosos, como muñecos atentos no más que a la libre voluntad del dramaturgo, que trata de vencer de cualquier modo, con tal de que sus ficciones intere-sen; y así son estas obras interesantes, llenas de talento escénico pero ayunas de realidad y de arte. La obra fue interpretada a conciencia: Carmen Cobeña admira-ble siempre, realizó prodigios de arte y de belleza, a pesar de lo falso de las situaciones supo conmover al auditorio que la aclamó calurosamente. Muy bien la señorita Villabona, así como el resto de la compañía. Un aplauso para Ruiz Tatay merecidísimo. Al final se puso en escena la obrita de Ricardo Manso, Un dra-ma en cinco minutos. Es un monólogo gracioso y de fácil versifica-ción. Fue interpretado por su autor, al que se aplaudió justamente. Y ahora esperamos el acontecimiento artístico de mañana: Los intereses creados, obra genial del maravilloso autor de La noche del Sábado, don Jacinto Benavente. M. 23 La Mañana, 20-I-1909, miércoles, p. 2. 70 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 20 5. «Los intereses creados»24 [...] De la interpretación de Los intereses creados poco hemos de hablar. La señora Cobeña muy gentil y acertada en el papel de Silvia. Bien las señoritas Villabona, Anaya, Luna, Adsuar y Robles. De los actores debemos citar en primer término a Ricardo Manso que derrochó talento y gracia en el difícil personaje del doctor; también merecieron justos plácemes Francisco Comes que interpretaba el del Capitán y Benito Cobeña el de Pantalón. Los demás contribuyeron al conjunto. Los decorados buenos. La obra muy bien presentada. 6. «El Genio Alegre de los Hermanos Quintero»25 La ilustre actriz Carmen Cobeña hizo derroche de arte y de belleza. La señora Álvarez muy bien en su papel así como las se-ñoritas Robles, Anaya y Adsuar. Acertadísima la señorita Villabona. Ricardo Manso en el papel de don Eligio, verdaderamente notable: Manso es sin duda alguna un actor cómico de gran talento. Fran-cisco Comes, como siempre, demostró un envidiable dominio de la escena. Muy bien Rafael y Benito Cobeña. Los señores Requena, Perrín y Llorens, acertadísimos. El público escaso. No acertamos a comprender las causas de tan injusto alejamiento. La compañía que dirige el señor Oliver es in-dudablemente buena. La señora Cobeña ha llegado precedida de una fama muy merecida. La empresa se ha esmerado en hacer conocer las últimas y más celebradas producciones teatrales que presenta con verdadero gus-to y lujo de decoraciones. No sabemos por qué no va la gente al Teatro. Presumimos la contestación de muchos. Que no hay dinero, y a esto contestamos: Casi ningún rico va al Teatro. * * * El sábado, La Neña de don Federico Oliver, aplaudido autor de La Muralla. Se estrenarán tres hermosas decoraciones. 24 Sólo presento lo que aparece después de la firma, no publicado por Sebastián de la Nuez. La Mañana, 21-I-1909, jueves, p. 2. SEBASTIÁN DE LA NUEZ, op. cit., vol. II, pp. 330-331: II. 25 La Mañana, 22-I-1909, viernes, p. 2. Sin firma. 71 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 21 7. «Teatro. La Neña»26 Sentimos mucho no disponer de espacio suficiente para dar cuenta al público del estreno de La Neña, drama en tres actos de Federico Oliver representado con extraordinario éxito la noche del sábado último. Sólo queremos hacer constar el agrado con que el público recibió la obra. La Neña es un drama del género realista, muy moderno y admirablemente dialogado. El segundo acto, sobre todo, es de una gran belleza y en él hace el autor un derroche de poesía y de arte. En la interpretación merecieron justísimos plácemes la señora Cobeña que estuvo admirable en el papel de Telva. Muy bien las señoritas Villabona y Anaya. El señor Comes estuvo muy acertado interpretando con gran talento el papel de Ramón. Los demás ar-tistas desempeñaron a satisfacción su cometido. * * * La Dama de las Camelias Apenas si nos queda tiempo para otra cosa ni queremos robarle una línea, que para elogiar a Carmen Cobeña que anoche hizo una creación del papel de Margarita. Oímos a varios espectadores que era este papel en que más les había gustado. Además, su exquisito arte estaba realzado por una colección de preciosos trajes, que lla-maron extraordinariamente le atención. Cada acto terminó con una ovación, larga, prolongada. Y des-pués un rumor constante de comentarios lisonjeros y halagüeños. Sigamos aplaudiendo desde aquí. Mercedes Villabona muy bien y Comes, que es un actor de gran-des facultades, acompañó a la Cobeña en su triunfo escénico. Resumen. Una gran noche, hasta para la taquilla. 8. «Teatro»27 Se estrenó la comedia de los hermanos Quintero, Las de Caín. La obra agradó extraordinariamente al público que no cesó de reír y que prodigó los aplausos al final de cada acto. El teatro estaba lleno. 26 La Mañana, 25-I-1909, lunes, p. 2. Sin firma. 27 La Mañana, 27-I-1909, miércoles, p. 2. Sin firma. 72 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 22 Nosotros creemos que Las de Caín, exceptuando el primer acto, es una comedia bastante mala, indigna del nombre de sus autores. Degenera en pasillo cómico pesado y de mal gusto. Nada más queremos decir de ella. Por lo demás es una obra que siempre llevará mucho público al teatro. La noche fue de triunfo para todos los artistas: podemos decir que ha sido una de las obras más bien representadas en conjunto. En primer término distinguiose Carmen Cobeña, siempre bellísima y gran actriz en cuantas obras ha tomado parte. Las señoritas Álvarez, Villabona, Adsuar, Anaya, Robles y Luna, encantadoras y acertadas. De los actores Ricardo Manso admirablemente: el vete-rano artista estuvo hecho un coloso. De Francisco Comes, mucho bueno tenemos que decir, lamentando que la falta de espacio no nos permita ser lo suficientemente largos en su elogio —sólo que-remos hacer constar que el joven actor ha contado por triunfos la totalidad de las obras que le hemos visto representar; todos los diversos personajes han sido interpretados por él de una manera perfecta. Un aplauso para Ruiz Tatay y para los demás actores que contribuyeron al conjunto. 9. «Teatro»28 Anoche se puso en escena la hermosa comedia de los hermanos Quintero La Zagala. Como esta obra es conocida de nuestro públi-co nos limitaremos a hablar de la representación. Carmen Cobeña hacía un papel de criada, Encarna; y tuvo mucha razón don Baltasar de Quiñones, amo y señor de la casa, en enamorarse y casarse con ella porque estaba encantadora y su-gestiva con su traje azul, y su delantal blanco Carmen Cobeña, el Teatro entero lo decía, hizo este papel con un arte y una ingenui-dad realmente geniales. La señorita Villabona hizo un papel delicioso, porque a su en-canto natural y a su belleza que cuenta con bastantes admirado-res, une un arte exquisito y una excelente dicción. La señorita Robles espiritualizó su papel, de suyo muy delicado y difícil. Una criada vieja y una jamona no despreciable fueron admira-blemente interpretadas por las señoritas María Anaya y Josefina Álvarez. Monísima la señorita Adsuar, para la que tenemos siem-pre un aplauso. Ruiz Tatay luchó con las dificultades de su papel, logrando so-bre todo en el último acto, salir airoso. 28 La Mañana, 28-I-1909, jueves, p. 2. Sin firma. 73 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 23 Requena y los Cobeñas muy bien caracterizando con verdadero talento. Lo mismo Llorens. De Perrín no diremos nada hoy, porque queremos verle trabajar papeles de más empeño. La última palabra para Ricardo Manso y su gracioso perro Ve-neno. Fue sin duda con Carmen Cobeña el héroe de la noche. * * * Esta noche, gran obra: Los Búhos, de Benavente. Un exitazo en el Teatro Lara de Madrid. 10. «Teatro»29 Estreno de Los Búhos, comedia en tres actos de Jacinto Be-navente. He aquí una obra que sin reparo alguno pudiéramos calificar de maestra y que proclama una vez más la flexibilidad de talento del autor de La Princesa Bebé. Estrenada hace dos años en el Teatro Lara de Madrid, su éxito no correspondió a su valor; pasó como tantas obras del mismo Benavente sin grandes manifestaciones de entusiasmo por parte del público que no supo ver, [por] la aparen-te sencillez de la trama y la escasa fuerza emotiva de las situacio-nes, toda la hondura psicológica de la admirable farsa. Se ha dicho hasta la saciedad que la dramaturgia de Benavente está en abierta contraposición con la clásica manera española; nada menos cierto: lo que pasa es que poseyendo el autor un tempera-mento de grande abarcación, forzosamente sus comedias tendrían que recoger todo el espíritu del siglo. Basta con recordar Lo Cursi, Sacrificios al Natural, Alma triunfante etc., etc., para convencernos de esta aseveración; todos sus personajes son españoles, de esta decantada sociedad española que él ha sabido interpretar como nadie y mejor que todos. Españolísima es esta comedia de Los Búhos, tan sutil y al mis-mo tiempo tan humana. Veamos el argumento. Dos profesores de Ciencias Naturales se instalan, durante las vacaciones veraniegas, en un pueblecito de los alrededores de Madrid, donde piensan ultimar los trabajos para la publicación de una obra científica en la que son colaboradores. Estos catedráticos —los búhos— se ensimisman de tal manera en su tarea que se ol-vidan de todo lo que no tenga relación con ella. Olvidaríanse hasta de comer si no fuera por las reiteradas llamadas al orden de una antigua criada de la casa. En estas circunstancias llegan al pueblo 29 La Mañana, 29-I-1909, viernes, p. 2. 74 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 24 dos madrileñas, madre e hija, que traban gran amistad con los se-ñores, a despecho de las amonestaciones de la fiel doméstica, que mira con mal gesto tal intromisión. Influenciados por las dos mujeres, los sabios se van poco a poco olvidando de sus libros y tomándole apego a la vida. En una palabra es el triunfo de la joie de vivre sobre el estudio árido y penoso, feliz-mente llevado a cabo por el influjo de unos amores sentimentales. Sentimentales, de un sentimentalismo exquisito y refinado, son estas tres jornadas que el autor ha iluminado de una suave ironía; de esa ironía un poco amarga, que deja un raro sabor en el espíri-tu, y es la característica del ingenio benaventiano. M. * * * Como siempre alcanzó la obra una interpretación felicísima. Carmen Cobeña admirable en el papel de Amalia. La señorita Villabona encantadora. Muy bien la señorita Anaya. Los señores Ruiz Tatay y Comes admirablemente. En el juguete cómico Azucena cosecharon justos aplausos las señoritas Villabona, Adsuar y Anaya. Requena, Manso y Cobeña (R.) graciosísimos. * * * Esta noche se representarán en el teatro del Puerto de La Luz, la chistosa comedia de los hermanos Quintero titulada Las de Caín. Es de suponer que la concurrencia sea extraordinaria, pues además de lo gracioso de la obra, la empresa ha dispuesto que el precio de la silla sea únicamente dos pesetas. * * * Mañana estreno de la genial comedia de Benavente titulada Los ojos de los muertos, dedicada a Carmen Cobeña y estrenada en Madrid por esta admirable artista. 11. «Teatro»30 La boba discreta, nueva refundición de la bellísima comedia La niña boba. Esta obra es sin disputa una de las mejores de nuestro teatro clásico. En ella resalta en todo su esplendor la fina gracia y el estro insuperable de aquel maravilloso Fr. Félix Lope de Vega Carpio, fénix de los ingenios españoles. 30 La Mañana, 3-II-1909, miércoles, p. 2. Sin firma. 75 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 25 En la interpretación alcanzó, como todas las noches, un gran triunfo la señora Cobeña que hizo una Doña Clara encantadora. Gentilísimas las señoritas Villabona y Robles. Muy bien la señorita Anaya. De los actores citaremos en primer lugar a Comes y Tatay que estuvieron acertadísimos; muy bien los hermanos Cobeña y Ricardo Manso. Los Soto, Llorens y Perrín acertadísimos. * * * La escondida senda es otra equivocación de los hermanos Quin-tero. Los autores sevillanos se repiten de un modo lamentable. Esto no obstante la obra tiene situaciones graciosísimas, y el escaso público rió grandemente. La interpretación fue acertada en conjunto. Es una lástima que una compañía tan completa y que tanta novedad y variación da al cartel, se vea tan poco favorecida por nuestro público. ¿Es apatía? No lo sabemos, de todos modos el hecho es bastante lamentable. 12. «Teatro»31 Anoche púsose en escena en nuestro Teatro la hermosa come-dia de don Benito Pérez Galdós La loca de la casa. El director de la compañía, el ilustre autor dramático don Fe-derico Oliver, queriendo glorificar a nuestro paisano, dispuso que la función fuera en su honor. Carmen Cobeña admirable, hizo una Victoria genial. Muy bien las señoritas Álvarez Robles (hermanas), Luna y además Ruiz Tatay interpretó admirablemente el Pepet; en todas las situaciones estu-vo hecho un actorazo. Los demás cumplieron. * * * Esta noche se pondrá en escena el melodrama de gran interés Raffles, último y grandioso éxito del teatro de la Comedia de Ma-drid. Para esta obra la empresa se ha esmerado. 13. «Teatro»32 Con grandes aplausos se saludó la aparición de Raffles en nues-tro Teatro. El Pick pocket elegante tiene todas nuestras sentimenta- 31 La Mañana, 4-II-1909, jueves, p. 2. Sin firma. 32 La Mañana, 5-II-1909, viernes, p. 2. Sin firma. 76 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 26 les simpatías y de seguro pensarán como nosotros, los concurren-tes que anoche ovacionaron las artimañas ingeniosas del timador londinense. El héroe de la noche, al que se aplaudió frenéticamente, fue Comes; durante toda la obra se mantuvo a gran altura encantando al auditorio. Ruiz Tatay muy bien, se le aplaudió justamente. Las señoritas Villabona y Robles gentilísimas. Bien las señoritas Anaya, Álvarez y Adsuar. De los actores merecen plácemes los hermanos Cobeña que estuvieron muy acertados, como también los señores Perrín, Soto y Llorens. En fin, que la obra se representó admirablemente y justamente se aplaudió. 14. «Teatro»33 Sábado Dionisia, comedia vieja y cursi de Dumas hijo; no fue del agra-do del público a pesar de los esfuerzos de la señora Cobeña y el señor Comes que realizaron prodigios de arte para salir airosos de tan desgraciada empresa; los demás artistas contribuyeron al con-junto. Cuento inmoral, monólogo de Jacinto Benavente, fue un triunfo para Ricardo Manso. Domingo Mariana, drama en cuatro actos de don José Echegaray, fue más del agrado del auditorio. Se aplaudió muchísimo y muy justamente a la genial y bellísima actriz Carmen Cobeña que demostró una vez más sus admirables dotes escénicas. Monísima la señorita Villabona y bien las señoritas Álvarez y Luna. Francisco Comes admirabilísimo: es un joven actor de gran ta-lento y múltiples facultades que interpretó el Daniel Montoya de un modo magistral. Muy bien el señor Tatay que con modestia que le honra aceptó el papel de don Emilio. Un aplauso para Ricardo Manso, que estuvo graciosísimo, así como para Benito Cobeña, Rafael Requena (actor excelente) y los señores Llorens y Soto. * * * 33 La Mañana, 8-II-1909, lunes, p. 2. Sin firma. 77 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 27 El martes la maravillosa comedia del maestro Ibsen, Casa de muñecas, creación de Carmen Cobeña. 15. «Teatro. La Casa de Muñecas de Ibsen»34 [...] La interpretación fue en conjunto esmeradísima. Carmen Co-beña entró en el espíritu de la obra, creando maravillas. Comes verdaderamente acertado. Ruiz Tatay desempeñó airosamente su papel. T. M. 16. «Teatro»35 La musa loca, de los hermanos Quintero, en general es una obrita sosa y pesada; quitando el primer acto, en que hacen una pintura acertada y graciosísima de unas oficinas del Estado, lo demás es poco digno del ingenio de tan distinguidos autores. La interpretación muy acertada. 17. «Noticias. Teatro»36 La Muralla. Una obra de ambiente moderno, de tendencias modernas y regeneradoras es el drama del ilustre autor dramático don Federico Oliver. La génesis de este Teatro iniciado primeramente en las nebulosi-dades polares por aquellos idealistas moralizadores que se llamaran Ricudrergars e Ibsen, y continuado por Boerjerson, emigró después a Alemania, donde Hermann Sudermann, Gerardo Hauptmann, lo defendieron denodadamente; pasó luego a Italia: Giacosa y Bracco hicieron bandera de la nueva corriente y en obras notabilísimas sembraron la semilla fructificadora. Nuestro paisano don Benito Pérez Galdós y don Federico Oliver, en España, fueron los únicos que con gran talento y suficiente cul- 34 Sólo presento el último párrafo que no transcribe Sebastián de la Nuez, a pesar de aparecer en el periódico antes de la firma de sus iniciales (T. M.). La Mañana, 10-II-1909, miércoles, p. 2. SEBASTIÁN DE LA NUEZ, op. cit., vol. II, pp. 333-334: IV. 35 La Mañana, 11-II-1909, jueves, p. 2. Sin firma. 36 La Mañana, 12-II-1909, viernes, p. 2. Sin firma. 78 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 28 tura laboraron en la obra civilizadora. No queremos acordarnos de los señores Dicenta e Iglesias. Pero no es que Oliver sustente esta idea en su teatro, no: el autor de La Muralla quiso probarnos la flexibilidad de un talento y su abarcación estética. Desde el idilio campesino de La Neña, idilio eglógico cortado bruscamente en final de tragedia hasta la finura de diálogo, la fina percepción y las ideas de arte desarrolladas al principio del segundo acto de la obra estrenada anoche, hay una suma tal de bellezas que justifican sobradamente la alta reputación que como dramaturgo goza el cincelador de Mora de la Sierra. Las ovaciones se repitieron durante toda la noche; al final del segundo acto, el ilustre autor fue llamado varias veces a escena; lo mismo ocurrió al terminar la obra. Distinguiéronse en la interpretación la señora Cobeña para la que cada representación es un nuevo triunfo. El señor Comes, ad-mirable, confirmó las cualidades de excelente actor que le distin-guen. Los demás artistas desempeñaron a satisfacción su cometido. * * * Tres en una, juguete cómico de don Francisco Comes, hizo las delicias del público que premió con grandes muestras de aproba-ción la labor del joven actor. Es esta obrita una muestra de gracia culta, y de fino ingenio, en la que el distinguido primer actor demuestra excelentes cuali-dades de escritor. La versificación es fácil y correcta; por todo ello el señor Comes merece nuestras más sinceras felicitaciones. La señorita Villabona encantadora, en los tres tipos femeninos, que interpretó con una delicadeza exquisita. La señora Luna muy bien. Requena graciosísimo. Al final de la representación el señor Comes fue llamado al palco escénico repetidas veces entre los aplausos de la concurrencia. 18. «Teatro»37 Los intereses creados y Fedora. Con la primera de dichas obras efectuó su beneficio el señor Ruiz Tatay. No hemos de juzgar el mérito de esta magnífica producción artística por haberlo hecho en otra ocasión con todo elogio38. El beneficiado interpretó el papel de 37 La Mañana, 15-II-1909, lunes, p. 2. Sin firma. 38 Esta afirmación demuestra que el autor de estas notas sin firma es el mismo que el del artículo «Los intereses creados», aparecido en el mismo periódico el 21 de enero de 1909: Tomás Morales. 79 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 29 Crispín admirablemente escuchando durante toda la representación aplausos merecidísimos. Como fin de fiesta hizo en compañía de la señora Cobeña el encantador diálogo de los hermanos Quintero, Mañana de Sol. Tanto Carmen Cobeña como el señor Ruiz Tatay fueron ovacionados. De Fedora, melodrama insoportable y ñoño, no hemos de decir, sino que fue un nuevo triunfo para la genialísima señora Cobeña y para el excelente actor Francisco Comes. 19. «Teatro. Del Puerto»39 La Muralla, hermosa obra del director de la compañía, don Fe-derico Oliver; fue aplaudidísima, siendo llamado su autor repetidas veces a escena. También fue muy aplaudida una piececilla muy graciosa, de que es autor el primer actor señor Comes y donde rayó a gran altura la gentil artista señorita Villabona. 20. «Teatro»40 Con extraordinario éxito verificose anoche el estreno de Mora de la Sierra, poema en tres actos de don Federico Oliver. Gran acierto tuvo el autor en llamar poema a su última produc-ción, realmente así es; llena de dulce poesía y en un ambiente por demás simpático se desarrolla la acción: una trama interesante y un final de efecto admirable completan el cuadro. Durante toda la obra las escenas ora patéticas ora alegres se suceden y se enlazan como iluminadas por un rayo sutil de luz meridiana. La Andalucía del amor, de la voluptuosidad y de la muerte cantada por Maurice Barrès, surge de la obra de Oliver llena de fuego y de vida. Su-perstición, amor, odio, hambre y esa humildad triste y trágica, di-simulada por el cascabeleo de las panderetas y altisonante de aba-lorios y de colorines aunque agobiada por el peso de su sol fulgurante que agosta las cosechas; pero en cambio tiende un palio de azul incandescente sobre los ojos negros de las gitanas y las heridas sangrientas de los labios de los matadores. El señor Oliver fue ovacionado durante toda la representación teniendo que presentarse en escena ante los repetidos llamamien-tos del público. 39 La Mañana, 16-II-1909, martes, p. 2. Sin firma. 40 La Mañana, 17-II-1909, miércoles, p. 2. Sin firma. 80 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 30 Carmen Cobeña admirabilísima; su arte siempre de manifiesto en la comedia, anoche brilló más aun en las escenas trágicas y sobre todo en el final. La señorita Villabona hizo una gitana encantadora; mirándola y admirándola vino a nuestra memoria el genial soneto de Villaespesa del que bien pudo ser inspiradora: Entre los encajes de alguna mantilla, contemplé entre sombras brillar tu mirada; no sé si en un viejo patio de Sevilla, o en algún florido carmen de Granada. ¡Quizá fue soñando...! Mientras embriagada el alma de coplas y de manzanilla, junto a la gitana se durmió arrullada con las dulces notas de una seguidilla. Solo sé que bajo refulgentes cielos; al pie de tu reja mataron mis celos, que por ti a los campos me lancé sin pena, que sangrientos crímenes cometió mi horda, y hasta los jarales de Sierra Morena, te robé en la grupa de mi jaca torda. La señorita Anaya estuvo muy bien, interpretando el papel de Micaela con extraordinario acierto. Bien las señoritas Álvarez, Luna, Robles (hermanos) y Adsuar. Ruiz Tatay muy bien, lo mismo que Comes. Bien el resto de la compañía sin excluir al señor Perrín que cantó muy bien algunas coplas de la tierra. La Rondalla Patria fue aplaudidísima por el buen gusto con que tocó. * * * El jueves tendrá lugar el beneficio del notable actor Francisco Comes; hay muchas localidades pedidas para este día. El beneficiado pondrá en escena El Gran Galeoto del ilustre Echegaray, de cuya obra hace una creación. 21. «Teatro»41 La fuerza bruta, comedia en un acto y dos cuadros de Jacinto Benavente. 41 La Mañana, 18-II-1909, jueves, p. 2. Sin firma. 81 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 31 Grandísimo interés había en el público por conocer esta obra estrenada con gran éxito en el Teatro Lara de Madrid. Benavente, el prodigioso comediógrafo, ha hecho un boceto magnífico de la vida azarosa de los artistas de circo. Es este un cuadro que sangra realidad, lleno de un sentimentalismo delicado y hondo que nos conmueve profundamente. El buen Fred, el saltarín, ha caído en uno de sus arriesgados ejercicios e inutilizado va a parar a un hospital. La eterna historia de los artistas, que el genio de Benavente transforma en obra de arte. La historia de todos; como ese saltarín sois vosotros, los artis-tas, de cualquier clase que seáis: pasaréis vuestra vida divirtiendo al público, a ese público que se complace con vuestras piruetas y al que tratáis de distraer con los más arriesgados ejercicios de vuestra inteligencia. Todo por unos cuantos aplausos, que a veces no os otorga, y que se olvida de vosotros el día en que por acome-ter alguna empresa demasiado difícil, vuestras fuerzas flaquean y caéis mutilados e inútiles para seguir divirtiéndolo. Toda la compañía distinguiose en el desempeño de la obra. Admi-rable la señora Cobeña, muy bien la señorita Villabona y magistral el señor Comes. Los demás artistas contribuyeron al conjunto. El teatro lleno. Sabemos que hay gran número de localidades pedidas para esta noche, en la que celebra su beneficio el primer actor de la compañía don Francisco Comes. 22. «Teatro. Beneficio de Francisco Comes»42 Con El Gran Galeoto, de don José Echegaray, efectuó su benefi-cio el notable primer actor Francisco Comes. Muchas veces, y desde estas columnas hemos hablado con elo-gio de la labor del señor Comes. Durante su campaña en nuestro teatro, ha interpretado con extraordinario acierto cuantos papeles fuéronle encomendados. El talento, la justeza en la visión de los caracteres, le han vali-do numerosas ovaciones. Nada más justo. Desde el ratero «gentle-man » de Raffles, desde el señorito achulado del Genio Alegre, hasta el Fred de La fuerza bruta y el tenebroso doctor Rank de Casa de Muñecas, una continuada serie de triunfos le han acompañado. Sentimos mucho que por falta de espacio material no podamos tratar, con suficiente extensión, la brillante labor de tan notable artista. 42 La Mañana, 19-II-1909, viernes, p. 2. Sin firma. 82 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 32 23. «Teatro»43 Con extraordinario éxito estrenose anoche en nuestro teatro La Esfinge, drama en tres actos de don Miguel de Unamuno, Rector de la Universidad de Salamanca. El estreno de La Esfinge era un acontecimiento artístico no solo para nosotros sino para España entera, que aguardaba el fallo del público, sobre esta primera producción escénica del más fuerte de nuestros pensadores. Unamuno ha vencido en toda la línea: los aplausos que se le tributaron anoche lo demuestra claramente. Y no podía ser de otro modo dado la grandeza de la obra. Para juz-garla no bastan unas horas, y unas cuantas líneas; por lo tanto reservamos nuestro juicio para uno de nuestros próximos números, limitándonos por ahora a dar cuenta del estreno y de la interpreta-ción. El éxito fue indiscutible, y al final de cada acto levantose el telón repetidas veces entre las aclamaciones del auditorio; las ova-ciones se repitieron al final de la obra. En la interpretación distinguiose en primer lugar el señor Tatay que hizo una creación del complejo carácter del protagonista; este excelente actor venció a fuerza de talento las dificultades enormes a veces de su papel; por todo ello merece nuestra más sincera felicita-ción. Muy bien la señora Cobeña, siempre admirable. Los demás artistas especialmente los señores Comes y Requena, muy acertados. En fin un triunfo completo. El público vería con gusto una se-gunda representación de La Esfinge. 24. «Teatro»44 Señora Ama, bellísima comedia de Jacinto Benavente, fue muy del agrado del público que aplaudió con entusiasmo. Por verdadera falta de espacio no podemos ser todo lo extenso que debiéramos al tratar tan hermosa obra. Distinguiéronse en la interpretación además de Carmen Cobeña que estuvo admirable, los señores Ruiz Tatay, Comes y la señora Álvarez. * * * Esta noche beneficio de la primera actriz Carmen Cobeña con el hermoso drama de Zorrilla Lealtad de una mujer. Al terminar la 43 La Mañana, 25-II-1909, jueves, p. 2. Sin firma. 44 La Mañana, 26-II-1909, viernes, p. 2. Sin firma. 83 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 33 obra tendrá lugar el acto de la colocación de la lápida en honor de la beneficiada. 25. «Teatro. Beneficio de Carmen Cobeña»45 Con Lealtad de una mujer y aventuras de una noche celebró su beneficio la eminente actriz la señora Carmen Cobeña. La obra de Zorrilla es una comedia encantadora. El estro prodigioso y la ele-gancia en el rimar del cantor de Granada, deleitaron al auditorio. Pero el triunfo de la noche fue para la beneficiada. Cuanto poda-mos decir en su elogio sería pálido ante la realidad. Al terminar la obra las ovaciones se repitieron teniendo que levantarse el telón infinidad de veces entre aclamaciones y vivas. Carmen Cobeña re-cibió muchos regalos. En el intermedio tuvo lugar la ceremonia de descubrir la lápi-da colocada en el vestíbulo; en el momento de aparecer esta, las aclamaciones se repitieron. La señora Cobeña emocionadísima dio las gracias a todos. En fin un triunfo grande para la gloriosa artista. Nosotros uni-mos nuestra felicitación a la del público. Esta noche estreno de María de Brial, comedia de los hermanos Millares con el siguiente reparto: María de Brial, Carmen Cobeña. Isidora, Mercedes Villabona. Carlota, Concepción Robles. Tomasa, María Anaya. La Señora de Valerón, Isabel Luna. Miss Lawson, Concepción Adsuar. Don Pedro Socorro, Leovigildo Ruiz Tatay. Juan de Brial, Francisco Comes. El Capitán Venegas, Ricardo Manso. El Gobernador y Miguel More-no, Rafael Cobeña. Ortiguilla, Benito Cobeña. Don Narcillo Vale-rón, Federico Llorens. Canabuey, Manuel Perrín. Teodorito, Carlos Soto. 26. «Un poeta canario. Gonzalo Molina»46 «Mujer, encanto, belleza, Poesía: haz un alto en el camino de la vida y seca tus lágrimas, que la risa brote en tus labios y que en tus ojos se vea la sonrisa del amor. Penas y alegrías, amores y desengaños, van caminando en el concierto de la poesía, con las manos unidas, como dos hermanos que van hacia la Vida y se separan en el camino de la Muerte. 45 La Mañana, 27-II-1909, sábado, p. 2. Sin firma. 46 La Mañana, 13-IV-1909, martes, p. 2. 84 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 34 Mujer, encanto, belleza, Poesía: ríe y que tu risa sea alegría del alma; pero no ocultes el dolor que hay en tu pecho porque arrojas del corazón la ilusión de la vida... Ríe en la vida, pero ríe también en la muerte, para que quede de ti, cuando todo termine —en los ensueños del poeta que can-ta—, algo de poesía... La risa y el llanto.» Con estas prosas sutiles, que bien pudieran ser versos —tal son de delicadas y exquisitas—, encabeza el autor su nuevo libro: Estrofas de Dolor. Toda una juventud palpita en ellas, toda un ansia soñadora, y un gentil espíritu de poeta moderno pasa por estas páginas en que un gran dolor humano cristaliza en ritmo. Los que tengáis un alma llena de amor, amor por todo, amor por la vida y por el más allá de la vida, amor por las cosas y por los sentimientos, venid a comulgar en el libro de este poeta que por amarlo todo ha llenado su corazón con la divina melancolía del dolor. Su adolescencia plena y triunfo se ha encerrado en sí mis-ma, y ha contemplado la vida a través del cristal de su espíritu, el que a trozos está empañado por un ligero matiz de ironía o de escepticismo. Quizá alguno pudiera extrañarse y hasta creer falso este dolor en una juventud de veintiún años a la que la vida sonríe con un eterno espectáculo primaveral, pero aun así nuestro poeta ha sufrido intensamente: con un temperamento lleno de exqui-siteces renovadas de continuo por una fantasía poderosa, creía hallar en la vida común, aquella otra vida que en lo profundo de su ser alentara, y de ahí esa decepción que traduce en sus sueños, donde, si a ratos salta una exclamación de alegría es ahogada súbi-tamente por un presentimiento lúgubre o por una sonrisa que bien pudiera estar hecha de lágrimas reconcentradas. Nacido en Lanzarote, Gonzalo Molina es madrileño por tempe-ramento; en Madrid ha pasado casi toda su vida y allí concibió su primer libro: Rimas Bohemias, libro a ratos incorrecto, pero lleno de un lirismo y un encanto tal que dejaba adivinar un alto y fuerte poeta: la configuración de tan lógica esperanza está sentada plena-mente en este su segundo volumen, que ha alcanzado en la Corte un suceso grande y merecidísimo. Al hablar de los éxitos de este joven paisano nos es forzoso recordar los de otro poeta también canario y hermano del autor de Las Estrofas de Dolor, José Molina, temperamento de elegido y ar-tista del verso, en el más alto y noble sentido de la frase. Uno y otro dicen una canción personal y aunque hermanos de sangre, jamás dos temperamentos han sido tan dispares dentro de un mis-mo arte y dentro de una misma modalidad: ambos son líricos y sentimentales, pero se diferencian en el procedimiento que es dia-metralmente opuesto. Mientras Gonzalo siente un discreto horror 85 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 35 por las formas consagradas, de donde deriva precisamente esa ex-traña originalidad que se advierte en sus poemas, y manejando al mismo tiempo su ironía amarga, que los hace dolorosos y profun-dos como una llaga del espíritu, José es casi un parnasiano que a veces está triste, por lujo de su corazón. No es la tristeza desga-rrada y honda de su hermano: es la vaga melancolía de un artista que cree que el dolor es bello y por eso lo canta con una elegancia y un esprit tal que si vistos de lejos os parecen lágrimas, no tenéis más que acercaros y os convenceréis de que solo son diamantes —eso sí, purísimos— engastados en el fino joyel de oro de sus ri-mas impecables. De él ha dicho una admirable inteligencia, Manuel González Cabrera, que «a semejanza del Garcín de Rubén Darío, lleva en su cerebro un pájaro azul, que de cuando en cuanto ale-tea con ansias de volar hacia otra regiones más puras.»47 Y ya que he nombrado a González Cabrera —otro paisano, de aquí, de Las Palmas, que también triunfa en Madrid, que es uno de los pocos críticos del día que unen a un gran talento una cultu-ra vastísima, siendo además un artista perfecto —quiero hacerle constar mi admiración, ya que su nombre es de los que honran a nuestro país y de los que pueden figurar en primera línea entre los más grandes de la moderna literatura hispana. Volviendo a Gonzalo Molina y analizando su obra, vemos que la característica de ésta es la originalidad: Mérito principalísimo y de la mayor estima. ¡Es tan difícil ser original sin caer en la extrava-gancia! ¡Sobre todo en estos tiempos en que todos los artistas tien-den a serlo! Pero el verdadero triunfo de nuestro poeta está en que, para ser persona, no ha acudido a resortes extraños más o menos punibles; el secreto de este personalismo deriva de su absoluta sin-ceridad. Él deja a su corazón que hable y éste va diciendo sus ensueños, sin aliño alguno, claros, terminantes, como si una voz interior —mezcla de alma y de pasión— los fuera dictando a su oído y él no hubiera tenido más que dejar correr la pluma por la serenidad de las páginas blancas. He compuesto este libro de recuerdos con flores deshojadas por tus manos, en la cita amorosa de una reja... ¡Cada flor guarda un beso de tus labios! He aquí el preludio dulce y sentimental; de una placidez encan-tadora, diríase que estos versos huelen a rosas frescas arrancadas de un jardín de ensueño en la dulzura de una madrugada. Ved, si no, estos otros también sencillos y tiernos como una égloga pastoral: 47 Se refiere al cuento de Rubén Darío titulado «El pájaro azul». 86 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 36 Tú cuidabas las huertas, los jardines, yo cuidaba en la tarde los rebaños... ¡Jardinera y pastor irían juntos arrullándose al sol como los pájaros! O estos otros: La voz se pierde y el silencio reina. El sol que nace ríe por las ramas del dormido jardín... La vida triunfa en este despertar de la mañana... Hay algunas composiciones que tienen un gran pesimismo, un acerbo dolor de vivir y un deseo plácido de la nada que dulcemen-te incita a la muerte: Unos suspiros salen de mi pecho y lloro porque vivo... Es el grito de un alma que ha encontrado la vida estéril, vacía, porque quizás el amor llegó tarde; porque no llegó nunca... quizás... .............................................................................. .............................................................................. Porque al buscar la flor halló la espina y no encontró dónde dejar su canto... como él mismo nos hace saber en una de sus estrofas encantadas; cual esta otra, en que hace gala de un pesimismo prematuro: Después irás buscando otra alegría, yo seguiré viviendo... La ironía del vivir será más tarde llevadera... Antes dije que Molina sentía un discreto horror por las formas consagradas, y que a esto primordialmente era debida su originali-dad. No se crea que haya querido decir que la forma de expresión del poeta es incorrecta ni mucho menos, me he referido a su modo de hacer, de ejecutar, mejor dicho, la idea, que no es ni con mu-cho a la que nos tienen acostumbrados nuestros líricos. En él es una cosa espontánea lo que en otros que no tuvieran su intensidad de emoción pudiera parecer falso y rebuscado: él busca un efecto rítmico, y así lo vemos emplear en una composición escrita en determinado metro, versos de mayor o menor número de sílabas que en ningún modo disuenan, sino que, al contrario, le dan una flexibilidad y mayor intensidad rítmica. He aquí una prueba de esta afirmación: 87 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 37 Pisó las verdes aguas una barca, ¡ilusión de una vida que se aleja!, y cruzó por el puerto silencioso, siendo un deseo de la Naturaleza. Pero aun siendo esmeradísima la forma, lo que sobresale de toda su labor es la intensidad; pudiéramos afirmar que es el poeta más intenso de la novísima generación, a ella trae un alma juvenil gran-de y exenta de preocupaciones; su lírica es de las que se imponen desde el primer momento. Leed la canción que titula «A unos ojos negros» —es de lo más delicado y bello que conozco— y paraos en estos cuartetos admirables: Y todo fue mentira... El beso que amor dice: un labio lo suspira, y un alma lo bendice... .................................................. .................................................. La vida es alegría, y el amor nace en mí... Toda melancolía ha muerto para ti... .................................................. .................................................. El ruiseñor que canta al despertar el día hará que en su garganta sea todo armonía... .................................................. Otras veces su alma sueña con paraísos encantados; quiere en-gañarse a sí mismo y busca el placer en orgías fastuosas, pero al fin vuelve a la realidad y el demonio de la melancolía hace presa en él: vedlo en estos fragmentos: Ideales palacios donde el amor habita... Largos jardines donde viven los ruiseñores... Templos llenos de oro donde surge Afrodita bajo un bello y sensual misticismo de amores... .......................................................................................... .......................................................................................... Y al despertar del sueño encontré que mi alma de dolor sonreía... .......................................................................................... .......................................................................................... Lo que muere no vuelve, pensé... Todo se olvida, 88 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 38 y en este doloroso momento, se convierte la risa de sus labios, donde jugó la vida, en la mueca de sangre donde triunfó la muerte... ............................................................................................ Que pongan una piedra marcando nuestra fosa y que un artista amigo labre con su cincel una inscripción pequeña en medio de una rosa, que diga: «Hermanos de aquellos de Teruel». En resumen, Estrofas de Dolor es un admirable libro de juven-tud y de poesía. Su autor, un magnífico poeta que viene de la vida y va más allá del ensueño. Leedlo y saturaréis vuestras almas en el mágico ideal de la melancolía y del dolor... Pero lo que significan estos versos, nadie mejor que el autor os lo dirá en su exquisita sinfonía; leed: «Una noche nacieron en mi pecho, por arte de magia, unas flo-res que aromaron mis sueños; mi aliento les dio vida, y ellas fue-ron mis amores... Un día de Invierno, al abrir los capullos la belleza de sus ho-jas, un rayo de sol las marchitó... Desde entonces en mi huerto no hay flores y crecen las espinas; y por los senderos húmedos y tristes susurran las hojas amari-llas sus canciones de muerte... Cada hoja es una lágrima que el alma convierte en poesía, y que en la vida se llaman Estrofas de Dolor...» Tomás Morales. 27. «Poeta del día. Gonzalo Molina»48 Al publicar hoy la admirable canción «A unos ojos negros» del joven poeta español Gonzalo Molina, quiero adelantar al público algunos datos de la interesantísima labor llevada a cabo por nues-tro paisano, en sus dos libros Rimas bohemias y Estrofas de dolor; con otros antecedentes biográficos. El poeta es joven, muy joven y jamás un artista ha sido en la vida tan consecuente con su arte como este nuevo elegido, que lle-va por divisa en su escudo el Ideal y el Dolor; bajo esta empresa, se desarrolla impecable la teoría humana de sus sueños con una sinceridad y un amor a la suprema belleza, solo comparable con su odio hacia la plebe, con su desprecio a los que no ven o no 48 La Ciudad (Las Palmas), 15-V-1909. 89 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 39 pueden ver tras la palabra escrita todo el mundo quimérico y so-brenatural que el divino Mallarmé plasmó en este verso: Dans un grand nonchaloir chargé de souvenirs!49 Yo que fui su compañero inseparable en la Corte, he visto na-cer y tomar cuerpo de belleza todos estos sueños, todas estas aspi-raciones llevadas a feliz término por solo obra de su talento y a pesar de la envidia, esa flor parásita y lívida que germina en los corazones minúsculos y en los cerebros ruinosos, he visto florecer repito, y hoy en el día del triunfo, cuando los espíritus generosos y grandes sienten la alegría de tener un nuevo evocador de sensacio-nes con quien compartir sus ansias de identidad, le doy las gracias de todo corazón porque ha sabido, con un manojo de flores since-ras y bellas, apartarme por unas horas de la vulgaridad estúpida de la vida. T. M.50 28. «Un libro de Biagio Chiara51. Il Biondo Lionello Calabrese»52 He aquí el libro de un poeta, de un gran poeta para quien ju-ventud y gloria son una misma y alta cosa; un poeta inclasificado 49 Stéphane Mallarmé: Verso final de la quinta estrofa del poema «Les fenêtres», perteneciente al libro Le Parnasse contemporain (1866): «Voit des galères d’or, belles commme de cygnes, / sur un fleuve de pourpre et de parfums dormir / en berçant l’éclair fauve et riche de leurs lignes / dans un grand nonchaloir chargé de souvenirs!» 50 Sigue el poema «A unos ojos negros», del libro Estrofas de dolor. 51 Tomás Morales dedicó al simbolista italiano el poema «Torneo» de los Poemas de la gloria, del amor y del mar. Este poema no pasó a Las Rosas de Hércules. Lo presento en el Apéndice I. Biagio Chiara traduce a Wilde y a Baudelaire al italiano (1905). Verdadero escritor maldito, muy influen-ciado por Gabriele D’Annunzio, obviado por todas las historias de la litera-tura italiana, incluso en su faceta de traductor de Wilde y Baudelaire, un grupito de sus novelitas ha sido exhumada por el profesor italiano Nicola D’Antuono (L’Umano Convito. Anime inferme. Lanciano, Editrice Itinerari, 1997). Sebastián de la Nuez (Tomás Morales. Su vida..., tomo I, p. 159) transcribe partes de un artículo de Adolfo Febles Mora, periodista canario entonces en Madrid. Allí cita Febles a «Biagio Chiara» («Ese es el poeta, cuyos prestigios han popularizado en nuestros más importantes periódicos escritores de autoridad como José Francés, Díez-Canedo, Candamo, Fan- 90 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 40 que hace de su lengua italiana un divino plantel de flores y de músicas. Todo él está condensado en el título de una oda suya que al ser dada a conocer en Bolonia hizo exclamar al fuerte Giosuè Carducci: «Ved aquí al poeta de la nueva Italia». La oda se titula Latin sangue gentile, y es el canto amplio y generoso de un adoles-cente que es noble y que es artista. Y es que el poeta ama el lujo; se siente rey, poseedor de fabu-losos tesoros: ama el oro, las piedras preciosas, las telas raras; ya tengan estas la delicada sutilidad de la labor de araña, ya sean tejidas con la pesada suntuosidad de los tapices antiguos: terciope-los de oscuras urdimbres, velos impalpables, o recios brocados, donde el oro, la plata y las sedas forman la estrofa maravillosa. Él ha visto las aguas del misterio que se cuajaron en la espuma de los ópalos, el vino dorado que se transparentó entre la claridad de los topacios, la sangre reciente de los rubíes, el manantial purísimo de los diamantes y las reidoras pupilas azules de los zafiros... Y el poeta cantó, y el metro tintineó con el ruido sonoro de una campa-na de cristal, y la prosa fue tan diáfana que se hizo metro, y en-tonces fabricó un cofrecito de joyas Anime inferme, donde resalta un regio camafeo, Il principe suicida, que el artífice sometió, des-pués de tallarlo a ultras temperaturas en el horno de aquel divino esmaltista que se llamó Oscar Wilde. Y ahora hablemos de Il Biondo Lionello Calabrese: Es la historia del pequeño Calabrés, que deja su patria, peregri-no de Roma, descalzo y con el cabello flotando a todos los vientos como un airón de oro; las noches las pasa en los bosques sobre las hojas secas, con la cabeza apoyada en los troncos de los árboles bajo la mirada amorosa de las estrellas. ¿Su nombre? «Todos lo ignoramos y todos lo sabemos, porque las gentes lo susurran con tasio, Fortún, Colombine y varios más a quien igualmente han elogiado en el extranjero, la Marquesa María de Plattis (Jolanda), en la revista Gran Mondo, y el gran literato Biagio Chiara en La Tavola Rotonda y tal vez otros de los que yo no tengo noticias.» (Corrijo las malas lecturas que tanto Febles como Sebastián de la Nuez hacen). En nota a pie de página, aclara que Tomás Morales le dedica a la Marquesa María de Plattis el poema «Serenata» «en los Poemas... pág. 73, seguramente por mediación de Colombine, por ser aquella la traductora de algunas de sus obras al italia-no. Biagio Chiara había colaborado en varias revistas modernistas en Espa-ña, y Morales le dedica «Torneo» de los Poemas... (página 69), suprimido después en Las Rosas... No he podido conseguir los artículos que ambos críticos le dedicaron a Morales.» El artículo de Adolfo Febles Mora apare-ció en el Diario de Las Palmas, el 6 de noviembre de 1908, datado en «Madrid, Octubre de 1908». 52 El Día (Las Palmas), 26-I-1910, p. 2. 91 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 41 reverencia y lo pasan de labio en labio como una oración que no tiene fin». En la serenidad de la noche las estrellas le hablan; oigamos: Oh, riposa che stanco tu porti, nelle gracili mani il dolore; vieni, vieni, qui sono i conforti, vieni e dormi, ti veglia l’Amore... Y al despertar prosigue su ruta, con los pies sangrando, dejan-do un rastro rojo sobre las piedras del camino, pero su voluntad es fuerte. Ya, al anochecer, divisa a lo lejos la ciudad de los apósto-les, la Roma Cristiana, y avanza con la fortaleza de los mártires: el Pastor de las gentes, viejo y venerable, oirá su voz, la voz de su dolor que hablará por su pequeño corazón: «El Dios a quien tú sirves querrá dar a mi juventud el tormento de su cruz... El día muerto por su dolor, yo... he sabido resistir mi dolor». Y el venerable pastor, pálida imagen de Dios en el martirio: — «Mi Dios quiere que tú asciendas a mi trono». Y al ser obe-decido, el anciano deposita sobre los grados de púrpura el enge-mado anillo apostólico. Tal es, a grandes rasgos, el poema de Biagio Chiara; yo solo añadiré por mi cuenta: —Poeta, eres digno, por tu Arte y por tu juventud, de ascender hasta el trono de la gloria. Tomás Morales. Las Palmas. 29. «La vida literaria en Madrid. Francisco González Díaz»53 Dura profesión es la de las letras cuando se ha de ejercer en provincias. La descentralización de que tanto se habla en política 53 El Globo (Madrid), 20-IV-1910, miércoles, p. 1. Apareció también en España (Las Palmas), 5 y 7-V-1910: «Francisco González Díaz», I, II; y en el Diario de Las Palmas, 9-V-1910: «La vida literaria. Francisco González Díaz». En los dos últimos casos se cita la procedencia del artículo. Tomás Morales participó también en el homenaje ofrecido a Francisco González Díaz el 3 de agosto de 1912, organizado por la Sociedad Los Doce, por la segunda edición de su libro Especies. Al reseñar la noticia El Tribuno (5- VIII-1912: «Un banquete. Al autor de Especies»), señala que a los postres el joven Antonio Hernández lee cartas y telegramas de adhesión: de los Her-manos Millares, «y las de los señores Franchy, Rafael Romero, don Fer- 92 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 42 estaría acaso más en razón si se tratara de aplicarla a las cuestio-nes artísticas. En ninguna parte como en España se les presta tan poca atención a las manifestaciones intelectuales que fuera de Madrid se realizan. Madrid ejerce tutela y para que una obra ten-ga vida difusiva es casi necesario que lleve el visto-bueno de una imprenta de la corte. ¿No es verdaderamente triste que un impre-sor sea árbitro en asunto de tanta transcendencia? Y nada más cierto. El literato que vive en Madrid tiene la ma-yor parte de las probabilidades en favor de su fama: ved si no el poco éxito de los libros que se publican en provincias; y hablo de los libros porque los trabajos oratorios o periodísticos no tienen resonancia alguna por mucho mérito que posean. Francisco González Díaz es una víctima de este centralismo li-terario, por esto no se ha hecho a su labor el homenaje debido, y mientras otros, con menos méritos, andan pavoneándose orgullosos gracias a un ambiente más propicio, él vive encerrado en ese rin-cón provinciano desde donde lanza sus ideas a todos los vientos una mitad escéptico y otra mitad desdeñoso. nando Inglott, el poeta Tomás Morales y otras varias de simple adhesión.» Por su parte, el diario El País del mismo día habla de «un sentido telegra-ma de Tomás Morales». Lo publica en la página 3: «Telegramas»: / «De Tomás Morales, nuestro gran poeta, residente en Agaete: / No puedo bajar. Es de todo punto imposible. Mi saludo al maestro indiscutible y un abrazo cariñoso al pariente y al amigo.» Al año siguiente, el 2 de mayo de 1913, aparece un poema en el Diario de Las Palmas (También se publicó en El Progreso de Santa Cruz de Tenerife, 26-VII-1913). El título es el siguiente: «Especies. Libro de Francisco González Díaz». Está firmado por Tomás Morales. No he logrado ver referencias del poema, entre los estudiosos de Morales. Lo presento a continuación: El sembrador abrió la augusta mano y esparció la semilla generoso; el surco abierto recibió amoroso la creadora fundación del grano. Sobre el misterio de la tierra austera un superior espíritu alentaba: ¡Fecunda gestación! mientras flotaba en torno la divina Primavera... Bajo la pétrea costra endurecida arde latente el fuego de la vida... Privilegio tan solo del Vidente; el Verbo labra y el Cerebro crea: ¡Mágico sembrador, de tu Simiente brota la especie única: La Idea...! Tomás Morales. 93 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 43 González Díaz es un hijo de su siglo: resultado de esto son la complejidad de su espíritu y la variedad de su labor. Sus artículos diarios en la prensa isleña, su campaña en América en pro de nues-tros ideales, la crítica literaria, la crónica política, etc., etc. Todas estas materias tan dispares han sido tratadas por su pluma con una competencia y una altura intelectual tan grande, que asombra cómo un espíritu tan cultivado viva obscuro y recluido en el mezquino ambiente de una provincia. Víctima de este menguado ambiente, González Díaz es un mi-sántropo: rara vez le veréis pasar por aquellas calles de mercade-res que ensordece el ajetreo comercial. Vive en «sí mismo» con sus libros y con sus pensamientos, laborando en silencio; y si alguna vez sale de esta vida interior, es para ir a la tribuna a predicar a su pueblo cosas de libertad o de arte. Dotado de una elocuencia maravillosa, su palabra sabe arrastrar victoriosamente a las muche-dumbres. Su obra, aparte un libro titulado A través de Tenerife y un folle-to: Árboles, anda desperdigada en periódicos y revistas. De aquellas dos publicaciones quiero dar una ligera idea. Es el primero un li-bro de viajes, no a la manera de guía como generalmente se hacen estas obras, en que los autores ponen su voluntad en irnos descu-briendo punto por punto las maravillas del terreno; no, González Díaz quiso darnos su emoción, su espíritu, y más que A través de Tenerife debió titularlo A través de mi espíritu. Todo el libro es una visión de gran poeta; dígalo si no aquel capítulo asombroso de la Selva obscura o el divino e incomparable Mayo: Oración solemne digna de ser cantada en el caramillo del dios Pan. El otro libro, Árboles, es el resumen de una larga y honrosa campaña emprendida para convencer a sus paisanos de la necesi-dad de restaurar el arbolado en las islas, que tuvieron una esplén-dida vegetación y la han perdido a causa de las continuas talas, sufriendo las consecuencias en la sequías horrorosas que padecen. Ha sido una cruzada, por la perseverancia, la energía y la elo-cuencia con que ha sabido llevarla adelante; algo de que apenas se tiene noticia en la Península, ni tampoco creo que tenga aquí pre-cedentes. No satisfecho con escribir sobre el tema centenares de artículos, González Díaz fuese de pueblo en pueblo, predicando —como él dice— su evangelio. Una inteligencia vulgar hubiera ago-tado enseguida el asunto, no hubiera sabido idealizarlo y embelle-cerlo; él lo ha convertido en fuente inagotable de poesía desarro-llándolo en una serie de bellísimos cantos. En este aspecto —lo repito— su obra me parece única y está pidiendo la recompensa que se debe a los ciudadanos meritorios. ¿Ha logrado lo que se proponía? Sí; ha roto al fin el hielo de la 94 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 44 indiferencia pública que en Canarias es un mal constitucional y ha visto sus nobles afanes coronados por el éxito. La propaganda ha dado frutos; se han plantado innumerables árboles sobre todo en la isla de Tenerife y el nombre de González Díaz quedará unido para siempre a una obra de trascendental pa-triotismo. ¿Qué menor premio merecía su hermosa empresa? * * * Lo que caracteriza principalmente a González Díaz es su facul-tad receptiva y su poder de reacción. La vida y la naturaleza le impresionan constantemente, de mil modos. Frente a ellas, está sin cesar pensando, sintiendo, vibrando. Se ha colocado al borde del vivir, ha querido apartarse del mundo, pero vive interiormente de una manera enorme. Recibe y devuelve intensificados todos los ecos; su alma se confunde con el alma universal. Se consume, dando gritos de socorro, en el fuego de una sensibilidad devora-dora. A pesar de la abundancia increíble de sus lecturas, tiene una nota personal en cuanto habla o escribe. Es él, siempre él, quien se manifiesta en sus obras con sello de identidad poderosa y enér-gica que el estudio ha formado dejándole el fondo íntegro. Dos lí-neas suyas sin firma bastarían para reconocerle. Gran cronista, coge al vuelo las pequeñas realidades cuotidianas y con ellas cince-la joyas menudas, de una concienzuda labor cellinesca. Hace ma-ravillas con lo pequeño, con lo transitorio, con el suceso que pasa y se disipa; le encuentra, hasta al más insignificante, un lado filo-sófico o una faceta original y atractiva. Crítico sagaz, nunca deja de percibir las múltiples relaciones de una obra artística, abarcándola en un todo armonioso. Penetra su-tilmente hasta las entrañas del objeto o del sujeto, y, ayudado de su gran cultura, eslabona lo presente con lo pasado para llegar a juicios sintéticos, definitivos. Cuentista, pone en sus cuentos una intención trascendente que va derecha a la alegoría y al símbolo. No ha cultivado los grandes géneros (el teatro, la novela), pero si la obra de un escritor ha de apreciarse, más que por el número de libros, por la cantidad de ideas puestas en circulación, la de González Díaz es verdaderamente extraordinaria. Así, esparcida, difusa, su mismo autor ha dejado de abarcarla en su conjunto, pero siente que le rodea y que le habla. Con mu-cho menos se han formado insignes reputaciones nacionales. Nada de cuanto ha escrito González Díaz, ni siquiera la más pequeña de sus crónicas, deja de merecer la incorporación al libro; todo lo suyo tiene condiciones de perdurabilidad y valor sumo de belleza. Y hace más de veinte años que escribe de esa manera. ¡Comprende- 95 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 45 réis ahora lo que significa ese río corriendo sin descanso, con sus eternas aguas cambiantes, y arrastrando siempre oro! González Díaz se eclipsa a veces entre las sombras de su pesi-mismo, para resurgir más fuerte que nunca. Por espacio de años enteros, negó a sus paisanos el don de su palabra que aquí ha sido la palabra evocadora por excelencia. Vino Rueda a Las Palmas, y el creador salió de su retiro para honrarle, y se prodigó en discur-sos y en artículos admirables en honor del gran lírico, que le profe-sa una admiración profunda. Es el mismo tribuno de tantas fechas famosas; el que hizo llorar al maestro Saint-Saëns; el que, al inaugurarse, años ha, la lápida colocada por el Ayuntamiento en la casa donde naciera Pérez Galdós, pronunció una arenga inolvida-ble, una de esas oraciones de las cuales siempre se dice que la última es la mejor; el hombre, el orador de tantos triunfos como apariciones. González Díaz, conferencista, ha realizado también valiosísima labor literaria. Son innumerables sus disertaciones y estudios de todos géneros, pudiendo recordar entre otros el de La guerra al tra-vés de los tiempos y el del Antisemitismo, análisis histórico-político del grave problema que se agitó en Francia con ocasión del affaire Dreyfuss. Los que conocen a fondo a González Díaz, los que pueden esti-marle en todo lo que vale, han dicho y repiten que se sale mate-rialmente del marco en que se encuentra colocado.. En efecto, sus manifestaciones son como desbordamientos. El escritor-artista y el orador poeta no caben en este escenario. Él, y los pocos que más o menos se hallan en su caso, me evocan la visión de las Pirámides en el desierto. En suma, González Díaz es un artista multiforme y grande, es un pensador hondo y meditativo, y es un gran corazón bueno y generoso. ¡Qué más se puede decir de un hombre que lo que en-cierran estas tres palabras: Arte, Pensamiento y Bondad! No es precisamente un desconocido fuera de Canarias, pero debería conocérsele muchísimo más. En Sud-América, donde estuvo en su primera juventud, dejó un nombre envidiable: Sus correspon-dencias al Diario de la Marina de La Habana han bastado para ha-cerle una reputación en Cuba. De él saben doña Emilia Pardo Bazán —que ha elogiado la campaña de los árboles—, Rueda, que lo tiene en concepto altísimo, Sánchez Moguel, Acebal, y aun creo que Unamuno. Pero yo anhelo para este hombre eminente el momento de una solemne revelación, no tanto por honor de él, cuanto por la gloria de Canarias. Yo creo que ese archipiélago le debe un home-naje justísimo, no solo por la magnitud, sino por la pureza de su obra, pues no hay a todo lo largo de esta una mancha, ni una va- 96 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 46 cilación, ni una claudicación, siendo, en el más elevado sentido, maestro como aquí le llaman. Se le debe un homenaje al hombre que habiendo podido ser mucho se ha contentado con ser un obrero de la cultura de su país, a la que ha contribuido como nadie. Tomás Morales54. 30. «Franchy»55 Las ideas y el comentario activo nada significan. Si al enuncia-do no sigue la demostración, ningún valor positivo representa; por lo tanto, la acción debe corresponder inmediatamente al procedi-miento imaginativo. Todo esto me lo sugiere el nombre de Don José Franchy y Roca —maestro de la voluntad y obrero de la acción— quien supo de-mostrar, solo y noblemente, que el Ideal y la Energía son las dos fuerzas definitivas del Pensamiento. Tomás Morales. 31. «Homenaje a González Díaz»56 Es a un prócer del ideal, que regresa de un viaje glorioso abru-mado de prestigios, al que se quiere honrar esta noche en una fra-ternal camaradería. Unos cuantos nobles espíritus han venido hacia él para congratularse de sus triunfos y se han congregado amorosa- 54 Tomás Morales le dedicará el poema «La campana al vuelo», en la sección «Alegorías» del libro segundo de Las Rosas de Hércules. 55 El Tribuno, 22-IV-1912, p. 3. El texto aparece sin título. El número del periódico está dedicado a José Franchy y Roca. Colaboran: José Franchy, Aniceto Llorente, Rodrigo Soriano, Manuel Velázquez, J. B. R., J. Rodríguez Yánez, S. Santana Padilla, Andrónico, A. Domínguez Díaz, J. Doreste y Morales, Isidro Brito González, R. Huguet y Bosch, Pedro S. Padilla, Leoncio Rodríguez, U. N. O., M. Gutiérrez Castro, S. Suárez León, Favius, Tomás Morales, José García y García, José Joaquín, Cárdenes, Cris-tóbal Bonilla, T. Roca Bosch, Hermenegildo Rodríguez Méndez. El mismo texto se insertó en otro homenaje que El Tribuno tributó a Franchy y Roca (5-IX-1924, p. 2). 56 Diario de Las Palmas, 17-V-1915, lunes, p. 1. Se presenta el homena-je ofrendado a Francisco González Díaz, el sábado 15 de mayo, en el Hotel Continental. En el apartado «Adhesiones», que lee «el joven periodista se-ñor Rodríguez Yánez», aparecen las de José Curbelo, Luis y Agustín Milla-res, Tomás Morales y Luis Doreste. 97 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 47 mente para mejor significarle su devoción y su entusiasmo. También yo quiero estar con ellos. Yo, que tan profundamente amo al viajero y al que, además, me ligan lazos de admiración y vínculos de sangre. Mas ya que una forzada ausencia me elimina del acto cordial, sean estas sinceras palabras como un homenaje de bienvenida. La gloria ha visitado la casa del maestro, y Él la ha recibido cortésmente, sin exaltación y sin embarazo; no la esperaba, pero tenía la convicción que de habría de llamar a su puerta más o menos tarde. Varón ejemplar, ha cumplido su misión ideológica sin impaciencias, como un Dios, sereno y fuerte, que sabe que sus palabras son las verdaderas y que en su substancia está la verda-dera substancia. Y este hombre intachable es nuestro. Ha visto la misma luz que nosotros y ha educado su alma en nuestro recio apartamiento insu-lar. Su triunfo también nos pertenece, porque es la glorificación de su Verbo, en el cual, hecho carne, alienta el espíritu representati-vo de nuestra raza. Por eso su retorno debe hallarnos con los brazos abiertos... Él ha derramado sobre extranjeros hogares el fuego de nuestro sol y el gesto laborioso de nuestra vida. En él han visto millares de hermanos el símbolo de la patria lejana, y por él supieron de nues-tras prosperidades y de nuestras esperanzas; y ante el influjo de su voz mágica, preñada de evocaciones, vieron surgir la amada tierra ausente, y sintieron nublados los ojos y conmovidas las almas, como si pasaran sobre sus cabezas las armonías misteriosas de nuestras montañas y el rumor impetuoso de nuestros mares atlánticos... Por todo eso merece nuestro amor y nuestra gratitud. Su genio necesitaba una consagración y esta ha llegado desbordante y enaltecedora. Pasarán los aplausos y las exaltaciones que reclama el momento, mas perdurará la emanación fervorosa de nuestras almas, que irá hacia él, sutil y apasionadamente, como el humo perfumado de una pira cuyo llar es el corazón. Tomás Morales. 32. «Una carta de Tomás Morales»57 Señor don Rafael Romero: «Querido Rafael: He leído en vuestro periódico unas hermosas palabras sobre nuestro querido maestro don Fernando Inglott. Ha 57 En Ecos, 18-X-1916, miércoles, p. 2. Con la siguiente introducción: «El gran poeta nos envía la siguiente carta». Al final se añade: «Además de esta carta tenemos muchas adhesiones de algunas personalidades canarias y de varios discípulos del Maestro.» 98 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 48 sido para mí una admirable evocación ese artículo, me trae el cla-ro recuerdo de los pasados días del Colegio y la venerada figura del maestro con sus gafas inolvidable. Ya sabes tú y sabéis todos vosotros que seré siempre de los primeros en acudir al homenaje que tributéis a don Fernando, contad conmigo; contad con mi más fervorosa adhesión58. Te abraza Tomás Morales. 33. «Carta abierta»59 Señor don Juan Rivero del Castillo. Mi querido amigo. Alejado, hace tiempo, de ciertas lecturas, me he visto sorprendido por la carta que en tu periódico, en su núme-ro del lunes pasado, publican los señores don Agustín Millares Carló y don Néstor de la Torre y Millares en la que, con una firme-za e hidalguía que les honra, rechazan los insultos que contra don Rafael Romero Quesada lanzó un articulista anónimo desde uno de los diario de esta ciudad. Aceptando la invitación que tan queridos amigos hacen a las personas que quieran emitir su opinión sobre tan enojoso asunto, me he creído en el deber de acudir al llamamiento y, contando con tu benevolencia, hacer públicas en La Crónica algunas manifesta-ciones que estimo pertinentes al caso. He de confesar, primeramente, que no conozco el artículo de referencia, pues, según indiqué al comienzo, hace tiempo que me he dedicado a reducir el número de mis lecturas, pero me basta con saber que en él se ataca con inconveniente saña a un compa-ñero, en el vedado de su personalidad privada, para repeler con toda energía el acto, y censurar duramente este género de proce-dimientos, que a más de encubrir una manifiesta cobardía, consti-tuyen algo tan grave que las personas dignas no debemos dejar pasar sin protesta. 58 Tomás Morales le dedicará el poema «Brindis en la glorificación de un matemático. Don Fernando Inglott», que apareció en Ecos, el 2 de ene-ro de 1917, y luego en el libro segundo de Las Rosas de Hércules, sección «Epístolas, elogios, elogios fúnebres». 59 Se publicó en La Crónica el 24 de julio de 1917, p. 2. Aparece transcrita en Antonio Henríquez Jiménez.- Saulo Torón, prosista. Quince textos exhumados (Ediciones del Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, 2002), en el «Apéndice documental», «Escritos sobre la po-lémica Alonso Quesada», pp. 101-102. Allí se explica ampliamente el con-texto de la carta. 99 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 49 Abogan, Néstor y Agustín, por la formación de un Tribunal de Honor que entendería sobre este caso —afortunadamente insólito en las relaciones más o menos cordiales de nuestra prensa— y al participar de su opinión, me complazco en adelantar que el fallo de dicho tribunal no podría ser otro que una categórica descalifi-cación para el autor del escrito y, correlativamente, para todos aquellos que no pudiendo elevar la pluma a más altos menesteres, se ven en la triste necesidad de emplearla en la satisfacción de mezquinas pasioncillas o en la venganza de no se sabe qué imagi-nativos agravios. Es mi mayor deseo que en esta carta no vean los lectores una defensa interesada. Las palabras con que ahora hago pública mi protesta, serían iguales, exactamente iguales, para cualquier otra persona que se encontrara en el mismo caso que el insultado. Ra-fael Romero, con cuya amistad, con cuya fraternidad, me enorgu-llezco y cuya elevada inteligencia admiro, está por encima de to-das estas miserias, para las que constituye la más adecuada repulsa, un gesto de misericordiosa piedad, colocados desde conveniente altura. Soy tu afectuoso amigo de siempre que te abraza Tomás Morales. Agaete 22 de julio de 1917. 34. «Notas de Arte. Un retrato admirable»60 En un rincón apartado y delicioso de la ciudad, hay un amable estudio de pintor, donde, en silencio y con una modestia quizá ex-cesiva para su afirmado talento, realiza su obra uno de nuestros más completos valores artísticos: Nicolás Massieu y Matos61. Nosotros que solemos acogernos a la cordialidad de este estu-dio muchos días, hemos visto cómo, cotidianamente, se acrecienta el acervo del pintor en la modalidad que prefiere, acaso la más certera y de más firme porvenir, la pintura de retratos. Casi por entero, ha puesto al servicio de esta modalidad, prefe-rida de los grandes maestros, sus nobilísimas facultades, y cada día 60 Diario de Las Palmas, el 19 de julio de 1919, sábado, p. 1. 61 El pintor Nicolás Massieu había pintado el decorado para la primera representación de la obra de teatro de Tomás Morales La cena en casa de Simón, en el mes de abril de 1910. Tomás Morales le dedicará el poema «Alegoría de otoño», de la sección «Alegorías» del libro segundo de Las Rosas de Hércules. 100 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 50 que pasa labra para sí un nuevo prestigio y da un paso más en bien de su fama. Dibujante maravilloso, colorista, sabio, justo, tiene además esa sutil cualidad de los grandes retratistas, la de dar al personaje interpretado el ambiente íntimo de su personalidad, ro-deándolo de ese encanto misterioso que es como el alma misma, viva en la inmovilidad aparente de sus lienzos. Estas palabras nuestras vienen en ocasión de su último retrato. De entre todas las telas que circuyen el estudio se destaca una, por su tamaño y por su eterna actualidad entre nosotros: un óleo re-presentando, en pleno vigor, la simpática figura del que fue, hasta hace poco, árbitro y protector de la tierra, don Fernando de León y Castillo. Sobre un sobrio fondo marino, entre los tonos calientes de un crepúsculo otoñal, aparece la figura del prócer. El pintor lo ha sor-prendido en el momento de dar un paseo por su isla, de la que se ve, en el fondo, un trozo de playa con rocas basálticas y uno de los característicos y arrumbados castillos litorales. Es el mayor acierto; la indumentaria figura justa y severa, como conviene al momento. La figura del Embajador aparece envuelta en amplio sobretodo, y la mano diestra, caída a lo largo, sostiene el sombrero que deja al descubierto la venerable cabeza de rasgos finos y enér-gicos. Vu de trois quarts [et très ombré], suivant l’usage des espagnols ainsi que vénitiens dans les portraits de rois et de patriciens, como reclamaba Paul Verlaine para el retrato del duque César62. El pintor Massieu, afirmando con esto su amplio espíritu mo-derno, ha huido, cuerdamente, del oficial y eterno retrato enle-vitado. Esos retratos que son iguales siempre, que parecen de un mismo señor, como las estatuas de bronce de Benlliure, y que han llenado todos los museos modernos y las pinacotecas particulares. Nosotros, al aventurarnos a recomendar a los amantes del arte la contemplación de este lienzo admirable, queremos insistir en este cuerdísimo detalle que hace al cuadro más sugestivo y más bello. Nicolás Massieu nos afirma, con su nueva obra, la fortaleza espiri- 62 Está citando el poema «César Borgia. Portrait en pied», de Poèmes saturniens: «[...] Le grand César en grand costume se détache. / Les yeux noirs, les cheveux noirs et le velours noir / vont contrastant, parmi l’or somptueux d’un soir. / Avec la pâleur mate et belle du visage / vu de trois quarts et très ombré, suivant l’usage / des Espagnols ainsi que des Vénitiens / dans les portraits de rois et de patriciens. / Le nez palpite, fin et droit. La bouche, rouge, / est mince, et l’on dirait que la tenture bouge / au souffle véhément qui doit s’en exhaler. / [...]» Perece como si Tomás Morales estu-viera citando de memoria y se le olvidara la segunda parte del verso «vu de trois quarts et très ombré». 101 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 51 tual de su arte. Ayudado por su laboriosidad ejemplar y cotidiano estudio, el talento de este pintor se halla hoy en plena madurez. Los amigos del Arte, deben acudir a este estudio. El lugar es acogedor y simpático, el pintor sencillo y bueno, y rodeando todo este ambiente sano y culto, los lienzos del artista, como los mejo-res amigos, para los que buscamos, fuera de las cosas diarias, re-fugio mejor al espíritu. Tomás Morales. 35. «Literaria. Lo que dice Tomás Morales de la novela Las dos Martas»63 Señor Don José Rial. Querido amigo: Gracias por el exquisito volumen que tuvo la bondad de dedicarme. Su novela Las dos Martas es un admirable relato de pasión y realidad y bajo un canon puramente estético; aunque otra cosa puedan ver espíritus poco avisados. Encantadores los cuentos que le siguen y que a mí me parecen lo más logrado del libro. Por todo le doy a usted mi más cordial enhorabuena y le auguro todo el éxito que su gran talento merece. Es siempre su buen amigo y admirador Tomás Morales. 36. «Banquete a Tomás Morales»64 Amigos queridísimos: Por el puesto que ocupo entre vosotros, esta noche, y por las halagüeñas frases que hasta mí han llegado, 63 En El Tribuno, 7-IV-1921. Con motivo de la muerte de Tomás Mora-les, publicó José Rial, en el El Tribuno (25-VIII-1921): «A Tomás Morales. Una deuda de gratitud». El escrito acaba así: «Al salir, me dio la mano y tuvo frases de elogio para mi obra diaria en el periódico, y de aliento para la nueva ruta que emprendía. Y unos días después publicaba El Tribuno aquellas líneas alentadoras, aquel palmetazo que puso una mordaza a to-dos los tartufos, y que yo conservaré toda mi vida y no podré pagar ya nunca.» 64 Las palabras de Tomás Morales aparecieron en El Ciudadano (Las Palmas,13-III-1920, sábado, p. 1). Las pronunció en el banquete-homenaje en honor del poeta, celebrado en el Hotel Monopol, organizado por la Sociedad Fomento y Turismo el 11 de marzo de 1920. Van introducidas por: «Al final se expresaron elocuentemente en honor del poeta el presi- 102 ANTONIO HENRÍQUEZ JIMÉNEZ Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 52 procedentes de bocas ilustres, casi he venido a comprender que se trata de festejar un éxito mío. El éxito está más bien en vuestras bondades que en mis propios merecimientos. Efectivamente, yo no puedo ver en esta encantadora fiesta más que una manifestación de simpatía y de cariño, y he de deciros, con verdad, que visto desde ese aspecto, me emociona muchísimo más que si de un efec-tivo homenaje se tratara. Conste, pues, que en el solo sentido de la simpatía y el cariño, puedo y debo aceptar el agasajo. El mérito, si lo hubo, no fue otro que el grande amor de mi alma por todas las cosas nuestras: mi empeño fue llevar a la rima lo que ya la vida nos había dado bella y copiosamente: nuestra tierra, nuestra ciudad, nuestro maravilloso mar; nuestra isla, en fin. Ella, de la cual mi arte no es más que un debilísimo trasunto, ha sido la verdadera triunfadora. La belleza, la aspiración suprema de mi vida, era de tal modo pródiga en nuestra casa, que yo no he tenido que hacer más que abrirle las puertas para que saliera. Eso fue todo... Y, ahora, cariñosos amigos, dejadme hacer un comentario: Es la mayor de mis satisfacciones en esta noche, verla embelle-cida por la presencia de las damas y, verdaderamente, yo no sé qué mejor galardón pudiera ambicionar un poeta... Hacia ellas, en primer lugar, mi reconocimiento; a la sociedad Fomento y Turismo organizadora del ágape cordial; hacia los ora-dores que me han colmado de gentiles elogios; a las Corporaciones oficiales y privadas, que me han honrado con su adhesión; hacia las voces lejanas de los camaradas ausentes... hacia todos vosotros, en fin, amigos generosos, que me acompañáis este día, para mí de eterno recordatorio, dejad que vaya mi mano temblorosa, plena de emoción y de agradecimiento... 37. «Canarias y Guipúzcoa. El monumento a Galdós»65 (Reproducimos de La Voz de Guipúzcoa.) Un grupo de prestigiosos intelectuales de Las Palmas de Gran Canaria nos honra dirigiéndonos la siguiente carta, que publicamos para satisfacción de los guipuzcoanos que han contribuido a las dente de Fomento y Turismo, el Alcalde de la ciudad, los Hermanos Milla-res y Claudio de la Torre. Luego Tomás Morales.» Acaban con estas pala-bras: «Calurosos y prolongados aplausos acogen las palabras del poeta, que entre nuevas expresiones de admiración, recitó varias de sus hermosas poe-sías. / Después del acto de anoche a nosotros nos resta estrechar cordial-mente la mano del poeta y del amigo.» 65 La Crónica, 14-IX-1921, miércoles, p. 1. 103 PROSAS RECUPERADAS DE TOMÁS MORALES Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2006), núm. 52, pp. 51-105 53 suscripciones abiertas para honrar la memoria del glorioso patriar-ca de las letras hispanas en su hermoso país natal. Dice la carta: «Las Palmas, Mayo de 192166. Sr. Director de La Voz de Guipúzcoa. San Sebastián. Muy distinguido compañero: Hasta nosotros, en el apartamien-to de estas rocas, ha llegado, atravesando toda la Península y el Atlántico, venciendo el fragor de las ciudades y el ruido de las olas, el grito de protesta lanzado por la dignidad liberal de Guipúzcoa con motivo de un acuerdo adoptado por el Ayuntamiento de San Sebastián negándose a contribuir con la cantidad de doscientas cincuenta pesetas a la suscripción abierta en nuestra ciudad cana-ria para levantar en ella un monumento que, como un reto a los siglos, perpetúe la gloria de don Benito Pérez Galdós. La Voz de Guipúzcoa, el popular periódico que usted honra en su dirección, ha recogido en sus columnas el eco de ese movimien-to protestante, más, a nuestro parecer, que como una censura a los señores concejales que tomaron el acuerdo, como una airada dis-culpa de los donostiarras que saben cuánto significa en el mundo de las Letras el imponderable autor de El Abuelo; y de los libera-les, que no ignoran cuánto luchó, con el corazón y el espíritu, por el triunfo de las libertades, el viejo venerable. Era un deber de ese digno periódico exponer ante los españoles y americanos, y aun ante los hombres de otros países, el sentir de los hijos de San Sebastián que, por desgracia o fortuna, no han llegado a desempe-ñar el cargo de concejal en el Ayuntamiento de esa digna ciudad. Precisamente por ser un deber, ya que de Galdós se trataba, y como en nuestro país el rencor vence siempre a la justicia, en su pacto con la indolencia, es por lo que a nosotros nos ha hecho pensar su artículo que todavía hay en España espíritus libres, hom-bres que saben aquilatar los valores nacionales y no escatimar en el día oportuno el tributo que se merecen. Nosotros, como paisanos de Galdós, nada podemos censurar. Pero como admiradores de Galdós, escritor universal, si no pode- 66 La Jornada (Las Palmas, 12-V-1921, jueves, p. 1) publicó «El maestro Galdós y los liberales de Guipúzcoa», tomado de La Voz de Guipúzcoa. Da cuenta de que el Ayuntamiento de Guipúzcoa deniega contribuir para el monumento a Galdós en Las Palmas. Afirma que los liberales donostiarras no quieren que se les confunda con los que votaron el viernes en contra de contribuir con 2 |
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