DIFERENCIAS ANTROPOCEQGRAFICAS
EN LAS POBLACEONES DE
GRAN CANARIA
XIGUEL FUSTE
Consejo Superior de Investigaciones Cientificas.
lsatituto "Bernardino de Bahagún" de Antropología y Etnologla.
Universidad de Barcelona.
Por encargo del Museo Canario de Las Palmas de Gran Canaria
venimos realizando, desde el año 1957, el estudio antropológico de
las poblaciones prehistóricas y actuales de las Islas Canarias. Las
observaciones, que en un principio debían limitarse a la importante
colección craneolágica del Museo, se extendieron luego a la pobla-ción
actual de Gran Canaria y de las demás Islas al recibir el en-cargo,
por parte del entonces Director del "Musée de 1'Homme" de
París, Prof. H. V. Vallois, de actualizar y concluir una extensa
Memoria sobre antropología canaria que venía preparando el antro-
Ml q p fraEC& E>,. T?annn~ >i*.7 n i v n nrqnr7A inonnoliinn ci =ir miiarta
V bL I I b C Y U y YUb YUbU" IIIVVIIUILWCI. U U.& a-IUUL VV.
Además de estudiar la tipoIogia racial de los pobladores pre-históricos
y de averiguar la persistencia hasta nuestros días de los
elementos que integraron las poblaciones insulares con anteriori-dad
a la conquista, se atendió a diversos pormenores relacionados
con ia bioiogía de las poblaciones pr.eiériia~ y actuales, asi ~0ii10
a determinadas cunsideraciones acerca de su biogeografía. Y estos
son, de preferencia, los puntos de que vamos a ocuparnos a con-tinuación.
2 MIGUEL FUSm
Es un hecho de sobra conocido que el hombre, en virtud del pro-ceso
de índole cuiturai denominado de autodomesticación, ha con-seguido
independizarse de manera importante de los factores cons-titutivos
del ambiente que le rodea. Consecuencia inmediata de ello
es la general ubicuidad de que goza la especie humana, cuya extra-ordinaria
facultad de migraciún determina que pueda habitar,
prácticamente, en todas las zonas de la superficie terrestre, con la
iinica condición indispensable de encontrar en ellas agua y alimen-tos.
Como atinadamente afirma el geógrafo Max Sorre (19431, "los a N
vacíos del ecúmene son, ante todo, las tierras de la sed y del E
hambre7'- O
n -
Mas es también verdad que los agentes geográficos, principd- =m
O
E mente el clima y el relieve, al condicionar, por una parte, la alimen- E
2
tación y el modo general de vida, y por otra, al facilitar a restringir =E
en áreas diferentes los movimientos migratorios, actúan como agen-tes
& t e n _ i f i ~ ~&t ~12 di^rencfaci& MGl~gicz 12s cGlec-j-gi- 3
-
dades humanas. Por la influencia simultánea del ambiente y de la -
0m
E selección, entendida ésta en su más amplio sentido, van diferen-
O ciándose, en efecto, los grupos humanos, llegándose allí donde las
condiciones ambientales son extremas y donde, por tanto, su acción n
E selectiva alcanza el máximo de intensidad, a la plasmación de tipos -
a
"especializados". El canon longilineo de los habitantes del desierto, 2
n
la adiposidad, el elevado metabolismo basa1 y otros rasgos propios 0
de los esquimales, son buenos ejemplos de cuanto venimos a.ñr- 3o
mando, y múltiples son los intentos de referir la distribución de las
r u s h i&mrn.n= 2 vuriads c~z d i c f c~geruog &C;,vzs y vce!ógic&s
general, entre los que citaremos, por vía de ejemplo, los de Eickstedt
(1934), Taylor (1934) y Biasutti (1953).
Ya desde los tiempos de la conquista de la Isla, emprendida
hacia el año 1478, se ha venido indicando repetidamente la mis-
68 ANUARIO DE ESTUDIOS ATL-4NTICOS
DIFBREXCIAS ANTROPOGEOGRhFSCAS EN LAS POBLACIONES DE G. CANARIA 3
tencia de manifiestas diferencias tipológicas entre los habitantes
de diferentes comarcas de Gran Canaria. Así, BertheIot (1879) men-ciona
Ias observaciones de Boutier y Leverrier (1402-1406), cape-llanes
de Jean de Bethencourt, uno de los conquistadores de las Islas
más orientales, relativas a la presencia de dos razas bastante dife-rentes,
cuyas tribus se encontraban diseminadas por las diferentes
Islas; y s e d n NGPíez de Ia Peña (1676), autor muy posterior a la
conquista (Verneau, 1879), el lenguaje era distinto en las diferen-tes
Islas y entre algunos distritos de las mayores. Con posterioridad
a estas primeras observaciones, el antropblogo francés Verneau
insistió repetidas veces (1879, 1882, a) en señalar las diferencias
sntrapológicas por é1 observadas en diferentes regiones de Gran
Canaria.
La comprobación de la multiplicidad racial actual existente en
la Isla ha sido uno de los resultados de nuestros estudios (Fusté,
1959, a y b), pudiendo alirmarse que, por lo menos en los núcleos
de poblaciones rurales, la composición racial de la población es aná-loga
o muy parecida a la existente antes de la conquista. Así re-sulta,
en efecto, al estabIecer el paralelismo entre ambas, lo que
puede realizarse gracias a 10s numerosos restos de la colección del
Nuseo Canario, pudiendo rechazarse de plano la idea sustentada
por algunos autores, sin argumentos científicos, de la drástica des-aparición
de la población aborigen durante o después de la con-quista.
Forman parte de la población actual : claras persistencias del tipo
croma;ñoicZe, cuyos representantes se caracterizan principalmente
por elevada estatura, cara baja y ancha de contorno cuaclrangular;
el tipo rnediterrcheo robzlsto (eurafricánido o protomediterráneo de
otros autores), también de elevada estatura, con la bóveda craneana
muy alta y cara alargada; y el tipo orimtcizido (tipo "semita" según
Verneau), de estatura mediana, cara alargada y nariz frecuente-mente
de dorso elevado y perfil convexo. Con menor frecuencia se
encuentran también los tipos mediterreineo gráclZ, armenoZde y
nórdico. Por el contrario, no aparecen influencias "negroides", salvo
en casos ocasionales de mestizajes recientes, se.gún demostramos
f&.%imamente( Pons, J., y FCusté, M., 1962).
Las tres tipos mencionadus en primer lugar, que constituyeron
ya el grueso de la población prehistórica de Gran Canaria, se en-cuentran
también en Lanzarote y Fuerteventiara, según datos inédi-tos
obtenidos en la campaña de estudios llevada a cabo por nos-otros
en 1961.
Tomando las observaciones antes mencionadas, relativas a la
heterogeneidad de la población aborigen, como punto de partida,
nos propusimos averiguar la realidad de las mismas mediante ade-cuados
métodos bioestadísticos. Para ello disponíamos del materiai
examinado en el transcurso de dos campañas de estudio efectuadas
en 1957 y 1958, constituido por 355 individuos varones adultos ob-servados
casi exclusivamente en núcleos de población rural. Estos
sujetos se agruparon en varias series, procurando que éstas corres- a
N pondiesen, siempre que ello resultara posible, a regiones biogeo- E
gráficas diferentes. aun a sabiendas de lo arbitrario que en ocasis- O
nes pudiera resultar el establecimiento de tales límites dada la --n m
O breve extensión territorial de la Isla. Las agrupaciones realizadas E
E
y las frecuencias seriales correspondientes fueron las siguientes: S
-E
ESTE y NORTE (Telde, Galdar, Agaete, Puerto de las Nieves y San 3
Pedro de Agaete) ................................................................... 111 -
CENTRO(A rtenara, Tejeda) ..... 79 0
......................... ......................... m
E
SUDOESTE (Mogán, Vene- era) ................................................. 51-
SUDEST(SEa n Bartolomé de Tirajana, Agüírnes) 82 O ...........................
OESTB (Aldea de San Nicolás) ..................................................... 29 n
-- -. E
350 a
n
Salvo muy raras excepciones, la ascendencia de los sujetos exa- 3
O
minados está vinculada al lugar de observación, siendo de advertir
asimismo que ia serie de la Aldea de San Nicolás no se tuvo en
cuenta en muchas ocasiones y se prescindió de ella en el cálculo
de las pruebas de significación, por existir fundadas sospechas de
que hubo selección previa de los sujetos al ser llamados para veri-ficar
el reconocimiento, lo que no ocurrió en ninguna de las res-tantes
iocaiiciades.
Para el estudio de la variabilidad geográfica antes indicada se
eligió un carácter cualitativo, la pigmentación del iris, y otros dos
70 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
PORLACICRANNA RIA A(~~AI . . - Individuosc on rasgos cromañoides.
Fotos Nnrnnjo
POBLACIOUNNA W A~AL. -Individuosc on rasgos del tipo orienthlido.
Fotos Nnrnrijo.
DIFERENCIAS ANTROPOGEOGRÁFICAS W L4S POBLACIONES DE G. CANARIA 5
cuantitativos, como son la estatura y el índice cefálico, cuyas dis-tribuciones
examinamos a continuación.
Pigmentación. deZ iris.-Con objeto de estudiar la variación geo-gráfica
del color del iris se agruparon las diferentes variedades en
tres categorías, siguiendo el criterio usual para este género de estu-dios.
En la categoría de los muy pigmentados se reunieron las dife-rentes
tonalidades de ojos pardos; en la de los medianamente pig-mentados
se agruparon las tonalidades verdosas, puras o más o
menos mezcladas con pardo; y en la de los poco pigmentados se
incluyeron los ojos azules y grises. La distribución obtenida fue la
.siguiente :
NORTE CENTRO SUDOESTE SUDESTE OESTE -
n C/C n O/o n C/o n "/. n 70 - -- -- -- ---
A ......... 48 42,11 24 30,77 32 62,75 45 54,88 15 51,7'2
B ......... 47 41,23 48 61,54 13 25,49 28 34,15 12 41,38
C ......... 19 16,67 6 7,69 6 11,76 9 10,98 2 6,90
A = Muy pigmen:ados.
E = ivíeciianamenre pigmentaaos
C = Poco pigmentados.
Al objeto de válorar estadísticamente la heterogeneidad de la
distribución anterior se procedió al cálculo de la prueba de signifi-cación
de la x< El valor obtenido para la misma f"uxe 23,76;
por lo que atendiendo a los grados de libertad (n= 6) resultó
P < 0,l %. Probabilidad ampliamente significativa.
Con la única excepción de la serie del Centro, la máxima fre-cuencia
corresponde a la categoría de los iris muy pigmentados,
mientras que en aquélla la frecuencia más elevada es la de las to-nalidades
medianamente pigmentadas, en la que predominan los
iris verdosos con aureola parda alrededor de la pupila. Unicamente
en la serie del Centro los ojos verdes puros son realmente frecuen-tes.
Poco abundantes son en todas las series las tonalidades azules
y grises, y escasa las diferencias entre las mismas. La máxima fre-cuencia
de ojos depigmentados corresponde a la zona Norte, y en
relación con ello debe señalarse que también para el color del cabello
se advirtió frecuencia algo más elevada de cabellos depigmentados
Núm. 8 (1962) 71
en dicha serie. Las rnctyores frecuencias de individuos depigmen-tados
en el Norte de ia Isla se advierten también en un trabajo rela-tivo
a una encuesta efectuada en la población escolar de Gran Ca-naria
(S. Jiménez Sánchez e 1. Schwidetzky, 1958).
Fig. l.-¿ristrioución üei color de¿ iris en Gran Canavia
Ojos muy pigmentados (en negro).
Ojos medianamente pigmentados '(rayado).
Ojos poco pigmentados ((en blanco).
ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTIGOS
DIFEREXCIAS ANTROPOCEOGR6FICAS EN LAS POBLACIOXES DE G. CAX.4RI.4 7
Estatura. -Para este carácter se obtuvieron en las distintas
series los promedios que a continuación se indican :
Estos promedios resultan elevados en comparación con los de
la humanidad actual (Nhartin, 1958). Los más importantes corres-ponden
a las series del Norte, Sudeste y Oeste, que se clasifican en
la categoría de los altos. La heterogeneidad que indican estos datos
es ampliamente significativa, atendiendo a los resultados del aná-
Bisis de la varianza, resultando P < 0,1 %
Prescindiendo de la serie del Oeste, tanto por su escasa frecuen-cia
como por las razones indicadas con anterioridad, vemos que el
grupo de estatura más elevada es el del Norte y el más bajo el del
Sudoeste. La importante diferencia entre sus respectivos prome-dios
queda ampliamente asegurada estadísticamente (t = 4,52 con
162 grados de libertad) y también la que media entre el Sudoeste
y el Sudeste (t = 3,62 con 127 grados de libertad). La diferencia
entre el Centro y el Norte es menos acusada que las anteriores
(t = 2,17 con 191 grados de libertad) y también la existente entre
el Centro y el Sudoeste (t = 2,13 con 127 grados de libertad). Las
diferencias entre el Norte y el Centro por un lado y el Sudeste por
otro, carecen de toda significación.
1 Dicho vdor resulta del cálculo siguiente:
Suma Grados Razón
Varianza de de Cuadrado de Proba-cuadracios
libertad medio varianza bilidad
Extre ........ ?O~QO,OY - 2VV91,OS YK, UQVK .,. n-, 7- o/?U.
Dentro ...... 1445197,lO 318 4544,64
1525001,55 321
8 MIGUEL F u S ~ ~
Los anteriores resultados comprueban, por consi,%iente, la más
baja estatura de Pos habitantes de Mogán y Veneguera (serie Sud-oeste)
en relación con las restantes series.
Indke cefá.iico.-Para este carácter se obtuvieron en las distin-tas
series los promedios siguientes :
n M i r n
NORTE ...................................... 115 78,73 2 0,38
CENTRO .................... .. .............. 78 76,55 2 0,40
SUDOESTE ................................... 51 79,35 i: 0,52
SUDEST..E... .................... .. ........ 77 77,92 i. 0,37
0- ....................................... 29 77,79 & 0,79
También para este carácter queda asegurada la heterogeneidad
de los grupos mediante el cálculo del análisis de la varianza, resd-tando
nuevamente P < 0,l 0/ó 2".
Aun cuando todos los promedios se clasifican en la mesocefalia,
se advierten entre ellos notables difereocias. Así, mientras el del
Centro (Tejeda y Artenara) se sitúa casi en el propio límite con la
dolicocefalia, el del Sudoeste (Mogán, Veneguera) se aproxima, por
el contrario, a la braquicefalia. Esta diferencia resulta estadística-mente
significativa (t = 4,27 con 127 grados de libertad) y también
lo es la que media entre el Centro y el Norte (t = 3,96 con 192 gra-dos
de libertad). Es asimismo algo elevada la significación estadís-tica
de las diferencias entre el Centro y el Sudeste (t = 2,5P con
153 grados de libertad) y entre esta última y la del Sudoeste
(t = 2,24 con 126 grados de libertad).
La más acusada dolicocefalia del Centro y la tendencia a la bra-
2 El cálculo se dispone como sigue:
Suma
Varianza de
cuadrados
Entre ........ 315,29
Dentro ...... 4333,lO
Grados XazOn
de Cuadrado de Proba-libertad
medio varianza bilidad
74 ANUriRIO DE BSTUDIOS ATLANTICOS
DIFERENCIAS ANTROPOGEOGRÁFICAS EN LAS POBLACIONES DE G. CANARIA 9
quicefalia en el Sudoeste quedan de nuevo patentes en la superpo-sición
de los polígonos de variación de las series del Norte, Centro
y Sudoeste. En ella se advierte la mayor extensión hacia los va-lores
bajos en la serie del Centro y hacia los elevados en la del Sud-oeste,
que presenta dos vértices secundarios situados en la zona de
Fig. 2.-Poligonos de variación del índice cefalico.
Serie del Norte (trazo continuo).
Serie del Centro (línea a trazos).
Serie del Sudoeste (raya g puntof.
la braquieefalia. Ea serie del Norte queda intermedia entre las dos
anteriores.
InterpretmCGCZón de kcs diferenck observadas.-o'ln cuanto ante-cede
queda puesta de manifiesto la existencia de una considerable
heterogeneidad en la actual población de Gran Canaria, heteroge-neidad
que se comprueba asimismo para otros caracteres, además
de los aquí estudiados (tipos constitucionales, contorno de la cara,
forma de la nariz, etc.) . Quedan ahora por averiguar los procesos
determinantes de tal heterogeneidad, siendo diversos los que teóri-camente
pueden argumentarse.
Cabe pensar, ante todo, en la existencia de una heterogeneidad
racial, establecida probablemente al correr del tiempo por sucesivas a
oleadas de inmigración y, también, en otros procesos de variación N
E
que lo mismo pudieron actuar sobre un substrato inicialmente ho- O
mogéneo, motivando las diferencias presentes, que sobre unas po- - -
=
m
blaciones ya heterogéneas acentuando las diferencias de origen. O
E
Entre estos procesos merece citarse, en primer lugar, la deriva E
2
E genética (genetic driift), que consiste en la variación al azar de la =
frecuencia de determinados genes en la población, fenómeno que 3
actfia principalmente en el caso de pequeños núcleos de población - -
0m
con elevado grado de endogamia. La intervención de este fenómeno E
en la producción de diferencias intergrupales en colectividades hu- O
manas radicadas en un reducido ámbito geográfico ha sido señalada n
repetidas veces (Birdsell, 1950; Glass et aiia, 1952; Weninger, 1956). E a-
La intensa endugamia de Ias poblaciones rurales en Gran Canaria, ln
una de cuyas consecuencias es la persistencia hasta nuestros días n
0
de los elementos de la población aborigen, hace probable la actua- 3
O ción del proceso antes indicado. Téngase en cuenta que, según obser-vaciones
inéditas amablemente comunicadas por el Dr. Gavilanes,
de Las Palmas, el porcentaje de cruzamientos consanguíneos en
grado que requiere dispensa canónica para la celebración del ma-trimonio
alcanza el 80 y hasta el 90 por 100 en algmos lugares,
según datos extraídos de los archivos parroquiales 3.
3 Este fenómeno lleg6 a extremos tales en la Isla del Hierro en épocas
pasadas, que hizo necesaria la intervención del Rey Felipe i3 cerca de S. S. el
Papa en 1572, a fin de que dispensase a matrimonios consumados en grado prohi-
75 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
Puede pensarse también en la intervención de fen6menos de se-lección
social, puesto que mientras en la serie del Norte se incluyen
habitantes de núcleos urbanos (TeIde, Gáldar), los individuos que
integran las restantes series proceden exclusivamente de ambien-tes
rurales.
Por iiltimo, debe tenerse muy presente la importante acción se-lectiva
del ambiente geográfico, especialmente en lo referente al
relieve, que determina la existencia en la Isla de zonas aisladas con
las que hasta hace relativamente pocos &S fueron difíciles las
comunicaciones, constituyendo por consiguiente núcleos de intensa
endogamia. Y también debe atenderse a las diferencias climáticas,
muy acusadas entre la zona Norte, sometida a la infiuencia de los
vientos alisios y por consiguiente más húmeda y fértil, con mayor
densidad de poblacih (centro de atracción de poblaciones), y la
zona Sur, muy árida y poco poblada. En apoyo del papel que pu-dieron
representar los mencionados factores es oportuno indicar
que en la isla de Lanzarote, donde el relieve es escaso y no deter-mina
la existencia de zonas de aislamiento como ocurre en Gran
Canaria y donde los elementos raciales de su población son esen-cialmente
análogos a los de esta Última, no existen tales diferen-cias
en la distribución de caracteres, segh permiten afirmar los
primeros resultados del estudio de nuestra campaña de estudio
de 1961.
Muy probablemente, y de acuerdo con las antiguas observacio-nes
de Verneau (1879 y 1882, b), así como también con los resul-tados
parciales ya obtenidos en el estudio de la población prehis-t6rica
(Fust4, 1960), las diferencias antes mencionadas de las po-bIaciones
del Sudeste respecto a las demás obedezcan a la presencia
en mayor núimero en e1 seno de las mismas de los elementos ra-ciales
mediterráneo grácil, orientálido y armenoide, mientras que
en los restantes es principalmente el elemento mediterráneo robusto
el que predomina. Por el contrario, la diferenciación de las pobla-ciones
del Centro respecto a las del Norte puedan quizá explicarse
más adecuadamente atendiendo ZI las restantes causas de variaciónj
bido, pues sus descendientes se consideraban incursos en pecado mortal. V6ase
nota de Miguel Santiago ,a la edición de Castillo : Descripción hktórica.. . üe
'las Ishs Cawias, Madrid, 1959, Ngs. 2573-2.574.
Núm. 8 (1963) 77
12 MIGUEL FUSTÉ
muy especialmente a las imputables al grado elevado de endogamia,
impuesto a su vez por el aisIamiento debido a las circunstancias
geográficas anteriormente indicadas.
Paralelamente a las determinaciones antropométricas y obser-vaciones
morfológicas encaminadas al establecimiento de la tipo-logía
racial de los aborígenes isleños, se atendió a otros caracteres
que, como el grado y localización de las sinóstosis de la %veda,
estado de conservación de la dentición y otros trastornos patoió-gicos
Uisceriiibies en tti esqueietu, pudieran proporcionar informa-ción
acerca de la biología de dichas comunidades pretéritas.
Lesiows rnkxilo-dentarias en las poblacwfies aborigones de
Gran Caxnaria. -Al estudiar la colección craneológica del Museo
Canario nos llamó la atención la existencia de importantes dife-rencias
en el estado de conservación de las piezas dentarias entre
cráneos procedentes de diversas localidades de la Isla. La discre-pancia
más acentuada era la existente entre los ejemplares proce-dentes
de diversos túmulos funerarios de la región de Gáldar, en la
costa Norte, y los hallados en cuevas sepulcrales situadas en las
montañas del centro de la Isla (localidades de Tejeda, Acusa y Ti-rajana,
principalmente).
La comparación entre ambos grupos es la siguiente (Fusté,
1961) 4 :
4 El número de aivéolos observados asciende a 1.280 en la serie de Gáldar.
y a 3.256 en la de las cuevas del interior; el de piezas observadas in situ, a
842 y 1.352, respectivamente. Las cifras que figuran entre paréntesis expresan
las frecuencias de caries y lesiones dentarias en general, prescindiendo de algu-nas
piezas dentarias en las que es difícil averiguar si la destruccih casi com-pleta
de las mismas se debe a caries o a su desgaste muy intenso. Las pruebas
de la xZ corresponden a las diferencias obtenidas prescindiendo de dichas piezas.
73 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
Túmulos de Cuevas del
Gáldar interior x2 P
% % _ -___ -_____-
Caries:
a) Sin tener en cuenta los
abscesos a!veo?ares ..... 4,2 (3,7) 17,3 (12,8) 51,l < 0,l
b) Teniendo en cuent.a los
abscesos alveolares ..... 6,8 (6,4) 22,l (17,8) 61,O < '41
Piexus midas "intra-vitum". 16,6 21,2 11,O < 0,l
Piezas Zesionadus (cariadas y
caíaas "intra-vitam") ..... 19,4 (19,l) 28,4 (28,s) 27,6 < 0,l
Bocas Zesio.izadas:
a) Con exclusión de los su-jetos
seniles ............... 56,4 79,7 8,5 1 c/, > P > 0,l %
b) Incluyendo a los se-niles
........................ 59,5 80,7 73 1 % > P > 0,1 %
Según se observa en el cuadro precedente, el estado de la den-tición
es más deficiente, en todos los aspectos considerados, en las
cuevas del interior que en los túmulos de li3. región de Gáldar, siendo
muy elevada en todos los casos la probabilidad de dichas diferencias.
Dado el aumento general de la caries desde el Paleolítico hasta
la actualidad, los resultados de las comparaciones de ambos grupos
podrían sugerir la existencia entre ellos de alguna diferencia cro-nológica
importante que pudiera dar razón de las diferencias (por
ejemplo, mayor antigiiedad de los restos de Gáldar) . Este problema
no puede solucionarse por completo de momento, ya que carecemos
de una cronología para los yacimientos canarios. De todos modos,
las primeras fechas obtenidas para la prehistoria canaria mediante
el método del carbono radiactivo (Fusté, 1959, a y b) afianzan más
bien la impresión de que los túmulos de Gáldar sean más recientes
que las cuevas del interior. En efecto, el más importante de dichos
monumentos funera~ius, el denominado de La Guancha, ha sido
fechado hacia el año 1082 de nuestra Era, mientras que las deter-minaciones
efectuadas con objetos procedentes de algunos yaci-mientos
del interior los sitúan entre los siglos 111 al VIII de la misma.
Hay que tener en cuenta, sin embargo, que las fechas indicadas se
refieren a un solo dato de una sola cueva, por lo que no cabe gene-
14 MIGUEL FUSTÉ
ralizarlas a todo el período de su utiiización y mucho menos a todas
las cuevas existentes en cada una de las localidades donde se hallan
emplazadas.
Túmulos de Gáldar (trazo grueso).
Cuevas del interior (trazo fino).
Neolítico francés (Hartweg, 1947) (trazos cortos).
Galia romana (Hartwag, 1947) (trazos largos).
Atendiendo a la diversidad de factores cuya intervención ha sido
señalada a propósito de la etiología de la caries dentaria, resulta
difícil aventurar suposiciones en tomo a la génesis de las impor-
80 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
-btantes diferencias puestas de manifiesto en euanto antecede.
son, con todo, las que a titulo de hip6tesis de trabajo cabe señalar
.aquí. En primer lugar, existe entre ambas poblaciones cierta diipa-
Túmnlos de Gáldar (trazo continuo).
Cuevas del interior (Iinea a trazos).
ridad tipol6gica, puesto que mientras entre los individuos de GUda
predomina aun tipo mediterráneo robusto (eurafricánido o protorne-diterránido
de otros autores), puesto ya de manifiesto por Fischer
(193P), en las poblaciones del interior son más frecuentes los orien-
táklos y, si bien en menor proporción, las eromaÍioides (Fusté,
1959, a y b; 1960).
No obstante, tal discrepancia no parece ser lo suñcientemente
Importante desde el punto de vista cuantitativo para explicar por
sí sola las diferencias comentadas en el estado de la dentición, sin
que, claro está, quepa negar su probable influencia. Más bien nos
inclinamos a admitir la probable intervención (que en nada se opn-dria
a la causa antes apuntada) de diferencias entre ambos grupos
en lo que al género de alimentación se refiere. En efecto, es un hecho
comprobado que los habitantes de la costa complementaban la dieta -
que les proporcionaba principalmente una ganadería y agriculturzs
rudimentarias y la recolección de escasos frutos naturales, con ali-mentos
procedentes del mar, como pescado y muy particularmente
mariscos, se& atestiguan la gran cantidad de conchas, princi-p-
Lmente de Pa t d ! ~r,e cogidos en s u s inhumaciones y que en oca-siones
Uegaban a constituir verdaderos concheros. Por el contrario,
a los habitantes del interior debi6 de faltarles normalmente esta
fuente de alimentos, cm lo que aumentaría reiativamente el empleo
de eereales.
&zersc,n s ~ b r q a ~ . 1g8e i ~pr t zuc iaa lle ~31C G n s g m Q nl_p harina; 3
'3.-
principalmente de cebada, tuvo en la alimentación de los aboríge- -
0
m
~nes canarios. En clta32t~ al trigo, si bien ha aparecido en algún E
yacimiento (Jiménez Sárnchez, P952), parece que su introducción en O
¡as &las fue, en todo caso, muy tardía. Con la cebada tostada y mo- n
E lida, denominada gofio, amasado con agua, leche o grasa animal, a
preparaban el alimento que todavía sigue consumiéndose en la n
actualidad. Para molturar el cereal empleaban pequeños molinos n
n
de piedra volcánica accionados a mano, con lo que la cantidad de 3
O
abrasivos contenidos en la molienda debió de ser sin duda conside-a&
le, y o debe I r n p ~ t ~ps~ei mipdmentela intens-_ &msibn
de las piezas dentarias que suele observarse con frecuencia. Tam-bién
consiunían habas, y además preparaban una especie de pan
coon harina de rizomas de helechos. AI analizar el contenido intes-tinal
de una momia guanche Wathiessen, 8960) se han hallado efec-tPJame,
nlteY ~&.VU ~ i ~ ~&~ t ?~1 ~s~ s rp ie &~&~ ~ & &Qs' vJ hast- a
fechas muy recientes ha venido empleándose en la alimentación la
harina de los mismos (Diego h c o y , 1960). A algunos de estos ali-
82 ANUARIO DE BSTUDIOB ATLANTICOS
DIFERENCIAS A&ROPOGEOGRÁFICAS EX LAS POBLACIOIU'ES DE G. CkYAIPIA 17
mentas hidrocarbonados se añadían los glúcidos procedentes de
algunos frutos naturales, como higos, semillas de 2'inw.s cm&
riensis, frutos del mocán, Visnea mocafiera, y las erses o frutos
de Myrica faya j.
Recientemente Ehthwell (1959) ha puesto de relieve nueva-mente
la importancia de la alimentación en la etiología & Ia caries,
y Briggs (1955) trató de explicar las diferencias por 41 compro-badas
en el estado de la dentición entre los habitantes prehistóricos
de la costa N. O. de Africa y los del interior, computándolas a dife-rencias
en la ingestión de vitaminas. Lo cual muy bien pudo ocu-rrir
en Canarias en relación con las diferentes dietas anteriormente
apuntadas.
Otro motivo probabIe de diferenciación que debe tenerse en
r ~ e n t ac omo factnr ifptprmimntp de Isr Icwalizacibn geogr8fiea de
las dos grupos comparados son las posibles diferencias de earhcter
político-social entre los sujetos pertenecientes a las dos mies,
según parece deducirse de sus respectivos ambientes culturales. En
efecto, la mayoría de los sujetos de la serie de Gáldar proceden
de t l ím~ hfsl meraries 2 yeces &. ~cpsiderab1esd i ~ r m i ~ ~ceemso,
son, por ejemplo, el de La Guancha y el del Agujero, circunstancia
que parece indicar la posible pertenencia a clase social elevada de
la mayoría de los mismos. Por otra parte, estos túmulos son exciu-sivos,
dentro del Archipiélago, de la isla de Gran Canaria, donde
presentan al parecer una distribución predominantemente periE-
~ i c ac,o stera, con algunas infiltraciones hacia el interior a b largo
de algunos de los valles torrenciaIes (barrancos) que surcan ra-dialmente
a la Isla, lo mismo que las casas de paredes de piedra seca
y planta generalmente crucifome que los acompañan (Serm, 1945).
T L A o n noCn.-. n~rr.-.&r..nn;rrn,, n,...,,,.. ,,,,-n,- 1-- L-L:L--: ----A--.-
I wucw GOL.- WJIUIL UGUULLGD y a L c L c ; r l U ~ L K L3 t: a 1a.a ~ L B W ~ L ~ G I V G LLWL -u-gloditas
y a los enterrarnientos en cuevas sepulcrales, acompa5adw
a veces de la práctica de la momificacibn, de los habitantes del
interior (Diego Cwcoy, 1955). En el caso de bs magnt6css t6maIoa
de Gáldar, por lo menos, parece probable su pertenencia a a&$n
5 Para las cuestiones relativas a la alimentación de las poblaciones aborí-genes
canarias, ademds de las publicaciones indicadas, cfr. las de Zeuner, 1959,
y Sera, 1960.
estrato social dominante en la Ida; no en balde radican además en
la región más f6rtIl de la misma.
En reszarnaz, tedo pzreiece indicar, pues, que 10s dos grupos com-parados
pertenecieron a comunidades de composición
racial algo distinta y, j-siblemeriLe, con diferente jerarquía polí-tico-
social. Las difureincias señaladas, en lo que al estado de la den- -
tieión se refiere, reflejarjan probablemente, en última instancia, di-ferencizs
en m aspecto tan importante de la biologia de la pobla-ción
como es el rkgimen alimenticia
MortaZidad por eda&t)s en-tre bs gzkanches de TePmife.-En re-lación
con las diferencias kiogeográficas anteriormente indicadas
creemos oportuno mencionar aquí los resultados obtenidos por
Schwidetzky (1960) en sus estudios acerca de la mortalidad por a N
edades entre 10s antiguos pobladores de Tenerife. Utilizando el cri-k
r i c~!& ic~ pzra ~ I z ~ i k a ~&i S n e&&c ebt_w~ siguientes O
n -
resultados par8 las poblaciones del Norte y del Sur de la Isla: =m
O
E
E
2
N O R T E S U K =E
............. ..... .....
n % n c, '( t 3
. -. .. --- . - - -
Adalhs ........................... 42 30,7 - 3 3 4 97 42,5 & 3,27 2,3 0m
Maduros 51 37,2 -i 4,13 103 46,l 2 3,32 1,$ ......................... E
Seniles 44 32.1 13 39 26 1 ,2 1 4,6 O . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Los datos ponen de manifiesto mortalidad más precoz en las
poblaciones del Sur, que la autora justifica atendiendo principal-mente
al &feregt-e gknero de vida impuesto por las desfavorables
condiciones cáimáticas del Sur en comparación con el Norte? más
fértil, con mayor pluviosidad y por ello con mayor densidad de p-blación.
constituye sin interesante paralelism~ con lo antes
exp~estoa propjaito de las diferencias regionales en Gran Canaria.
En cuanto antecede quedan expuestzs algunas diferencias an-tropogeogr%
ficas intraimulares advertidas en la actual población
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de Gran Canaria y en las prelabt6rica.s de dicha Isla y de Irn, de Te
merife. Todas Ias cuales se relae8ohma.n en 6Rim Bpastzkneia con el
aislamiento impuesto por el relieve y con las diferencias dhGi.ticw
determinadas por el mismo, siendo de advertir que esta dtferena-eiación
no se manifiesta entre la actual poblaci6n de ~ ~ r oen t e ~
Ba que no existen tales diferencias conndieionadas por e1 re~eve.
Por ello los resultados comentados constituye: un ejemplo acer-ca
de fa actuación en las comunidades hnrrnanas de procesos de dife-renciaciófi
sukespeeiñca, especialmente allá donde persisten s han
persistido hasta fechas muy recientes Tos grupos de enndogamia o
&dates, impuestos por Ezs eoneBBcionnes mesoh5gPeas y que, cm
mayor o menor rapidez, está!^ en vías de dwapariciQn en mes-tros
días.
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