CONTRIBUClON AL CONOCIMIENTO DE
LAS FORMACHONES SEDIMENTARIIAS DE
FUERTEVENTURA (ISLAS CANARIAS)
POR
. . HANS HAUSEN
O
Profesor jubilado de Geología de la Academia de Abo (Finlandia).
SUMARIO
Prefacio.
A) Basamento rocoso de Fuerteventura.-B) Formas de superficie del terreno
rocoso.
6) Las formaciones sedimentarias: 1, Rocas calizas de vario origen; 11, Con-glomerados
litorales fosilíferos y areniscas calcáreas oscuras; IIT, Fan-glomerados;
IV, Depósitos aluviales; V, Los suelos laborables.
D) Conclusiones sobre el desarrollo geológico de Fuerteventura.
Bibliografía.
Los datos aportados en este artículo son el resultado de estudios
llevados a cabo a lo largo de los años 1953-54 y 1957 en Fuerteven-tura
y de anhlisis de laboratorio realizados en el pais del autor:
Finlandia. Los viajes fueron ~atrocinados por la benemérita Socie-dad
El 2Museo Gauza~io de Las PaImas de Gran Canaria; de esta insti-tucion
científica obtuve también una ayuda económica para realizar
el trabajo de campo.
Los resultados obtenidos sobre la geología del
bla se han publicado, junto con un mapa geológico
1 :300.000), en una revista científica de Finlandia
basamento de la
en colores (escala.
(1958) en inglés,
Una traducción del texto al castellano se lleva a cabo actualmente;
tal versión será puesta a la disposición de la Sociedad El IkXuseo
Canario.
Aquellos estudios en el campo se dirigieron principalniente a la
geología de Ia base rocosa, los complejos magmáticos, que componen
casi la totalidad de la Isla. Por otra parte, las formaciones sedimen-tarias
se estudiaron, más ocasionalmente, durante los exámenes del
terreno, y se recogieron un cierto número de muestras. Los datos
obtenidos no son suficientes para un estudio total, pero los rasgos
generales de las formaciones y su reparto en la Isla se han precisado.
En este informe he tratado de caracterizar en términos breves la
petrcgrafía, la formación y las relaciones mutuas de los depósitos
sedimentarios.
Se presentaron en mis viajes unas pocas ocasiones de poder exa-minar
restos fósiles de famas terrestre o maritima en estos sedimen-tos.
Solamente las foraminífei-as de las calizas ma~ítimasd e la costa
de Barlovento han sido estudiadas; muestras de estas rocas se some-tieron
al análisis del conocido especialista Dr. G. Colom, en Sóller,
Mallorca (Baleares), el cual, amablemente, aceptó e! trabajo. En lo
que respecta a las apariciones de conchas fósiles de moluscos, soia-mente
puedo hacer referencia a una publicación titulada: Contrióu-ción
al estudio de Zos terrenos sedimentarios de Canwias, por M. Mar-tel
(1950 ?), en la cual, de acuerdo con lo que el autor informa en
otro lugar (1951), la fauna en cuestión es tratada extensamente. No
he tenido la fortuna de obtener este importante articulo (el de 1950).
Agradecimientos: el autor está muy reconocido a la Sociedad El
Nuseo Canario, de Las Palmas, por el interés demostrado hacia sus
estudios y por el apoyo efectivo del que se ha beneficiado. Tam-
-a?lce.r- l u3 a-r--r-lu--v las gracias a! Dr. G, C~lamS, ó!!er, pr si?~~m ahlesc on-tribuciones.
Como es bien sabido, la isla de Fuerteventura difiere de la ma-yoría
de las otras Canarias por la presencia de un viejo basamento,
consistente en un amontonamientó de lavas básicas y muchas clases
38 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
LAS FORMACIONES SEDIMENT.eíl1AS DI3 FUERTEVENTUZA (1. C.bYABIAS) 3
de rocas intrusivas, un complejo nivelado antes del amontonamien-to
de los más modernos (Terciarios-recientes) materiales volcánicos.
Este basamento se considera como perteneciente al pre-Cámbrico
del cercano Sáhara; también aqui se encuentra la misma alineación
estructural NNE.-SSO. Los principales tipos rocosos del antiguo
complejo son lavas espilílicas en gran amontonamiento, desplazadas
a posición casi vertical. En éstas aparecen incrustadas numerosas
intrusiones de rocas traquíticas (keratofiras) en forma de diques y
láminas concordantes, mostrando la misma orientación que las rocas
madres. Este complejo ha sido penetrado por magmas plutónicos de
varias composiciones, al principio ultrabásicas y leasicas, dando na- a
cimiento a rocas grandares peridotíticas, pimxenéticas y gabroicas. N
E
Después aparecieron intrusiones intermediarias y sálicas, produciendo O
rocas granulares de cornposieión dioriti~an.e~f elinico-~iei?6ticuy. ale%- - -
=m
lino-sienética. Es un lntvrrogante el de a quS kpoca puedan pertenecer O
E
E estas intrusiones grandares. Quizá puedan ser consideradas como S
E
pertenecientes a la revolución Herciniana, como es e1 caso de seme- =
jantes tipos rocosos en el Sáhara español. 3
-
En todo caso, el complejo basamental de Fuerteventura, junto -
0m
E
con todos sus tipos intrusivos, ha de ser relacionado con los elemen- O
tos estructurales del cercano Sáhara, y esta Isla es, aparentemente, - sólo una "cinta" de la gran unidad, separada por rupturas ocurridas -E
al borde del bloque continental africano. a
2 -
Sobre este basamento, después de un periodo de nivelación, se - 0
extendieron grandes masas de lavas basálticas muy flúidas, que for- 3
O man ahora las series basálticas de los tableros, junto con muchas
capas intercaladas de tobas y aglomerados y también con muchos
diques basálticos y traqi'íticos- La aetm! extenwih de es+& f~mia-ción,
ligeramente inclinada hacia la costa de Sotavento, es sólo un
resto de otra anterior. La cordillera del Este, Ba hilera de colinas y
montañas que sigue la costa de Sotavento, es de la formación en cues-tión;
pero en lo que respecta a las montafias del O.e ste-el área de r T r a p p s , 12 cerdi;,l!era ha sida afectada par Id emsion.
De formaciones más jóvenes de rocas ígneas cabe mencionar las
volcánicas escudiformes basálticas, cegadas en las tierras bajas, y
sus extensos derrames de lavas. Además tenemos los volcanes cua-
ternarios y sub-recientes, esparcidos por 12 Isla, junto con sus cola-das
de lava y productos piroclásticos.
Un problema especial lo constituye la explicación de la empinada
vertiente norte de la península de Jandía. Una opinión expresada por
Georg Hartmg (1857) sugiere la presencia de una Enea de falla, a
lo largo de la cual la mitad norte de las montañas de la península
ha desaparecido. S. Benítez Padilla (1945) ve, sin embargo, la forma
rudimentaria de la península como el resultado de la acción marina:
Ea mitad norte de un gran volcán basáltico ha sido destruída por el
ataque de las olas. Y el autor mismo atribuye a un fenómeno destruc-tivo
similar el que se produjo en la línea de ia costa de! oeste, por el
lado de Barlovento de la Isla en su totalidad.
Estas lavas más jóvenes son todas de coniposición basáltica
(alc. basálticas) .
Por lo tanto, la mayoría de Ias rocas en Fuerteventura son basál-ticas;
las sálico-intrusivas juegan un papel muy secundario. Encon-traremos
también que esta Isla es considerablemente más basáltica
(básica) en composición que la mayoría de las otras islas (excepto
el Hierro y Lanzwote con los Islotes). Hay que tener presente esta
característica fundamental cuando estudiemos las rocas sedimenta-rias,
la mayoría de Ias cuales fueron, como creemos, no derivadas de la
roca madre que contiene hierro y magnesia, sino formadas casi exclu-sivamente
de carbonato cálcico. Ya el claro color de estos sedimentos
presenta un contraste impresionante con las negras rocas volcánicas
del subsuelo.
Hay, naturalmente también, productos detríticos : conglomerados,
areniscas, gravas y arenas y también fangos y arcilIas, cuya compo-sición
apunta a un origen derivado de las lavas basálticas predomi-nantes
y de g&m;3, piroxeriitas, perfd~titas,e tc.
Uno puede preguntarse cuál es la causa de esta diferenciación en
dos grupos bien distintos: de un lado, casi puro carbonato cálcico;
del otro, productos varios que reflejan más o menos la composi-ción
subterránea (el basalto, etc.). Como veremos más adelante al
hablar del carbonato cáicico, éste era en una gran proporciún un p1.ü-ducto
puramente marino que no tiene nada que ver con la descom-posición
de la roca madre (de las rocas ígneas). Pero un cierto tipo
de cafionato cálcico es, sin embargo, resultado indirecto de descom-
40 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
LAS FORMACIONES SEDIMENTARIAS DE FUERTEVEXTi3RA (f. CANARIAS) 5
posición de la roca ígnea básica: me refiero al llamado "canto blanco"
O la "tosca blanca".
Aparte de todos estos productos puramente exógenos, hemos de
considerar los depósitos pirocIásticos de los volcanes de edad Cua-ternaria
y Sub-Reciente esparcidos por toda la Isla. Pero en el trans-curso
de los tiempos han sido muy descompuestos y de esta manera
transformados en suelos; consecuentemente, han de ser tratados jun-tamente
con los depósitos estrictamente sedimentarios de Fuerte-ventura.
En comparación con las formaciones rocosas ígneas, la partici-pación
de las rocas sediinentarias en la con~posición de la Isla es
insignificante. Estas formaciones pueden ser consideradas solamente
como una delgada película extendiéndose sobre las rocas ígneas ; pero,
por otra parte, su expansión es muy importante, a lo menos la de
la Ilamada tosca blanca o canto blanco, la piedra caliza travertina.
Prácticamente toda la Isla ha sido cubierta con este material calizo.
Las otras clases de sedimentos están, o confinadas en la proximidad
de las costas, o aparecen en forma de franjas y manchas localizadas
en los valles y depresiones.
E) FORMADES SUPERFICIE DEL TERRENO ROCOSO.
Como es bien sabido, Fuerteventura difiere de las otras islas del
Archipiélago por su rncedwo relieve, indicativo de que el área que com-prende
ha sufrido una profunda denudación durante un régimen con-tinental
de lar- duración, y gran cantidad de material ha sido arras-trado
al mar circundante. Durante este proceso, el antiguo elemento
estructural, no común en Canarias y precisado en lo que precede, ha
salido a la superficie. Sin embargo, la degradación general no Ileg6
a realizar a la perfección un nivel basa1 que comprendiera la totali-dad
de la Isla. Han permanecido cuestas montañosas y colinas hasta
alturas de 600 a 800 metros, y la península de Jandía tiene en reali-dad
formas alpinas. Pero cuando tomamos la totalidad de la Isla en
consideración, los rasgos de las viejas formaciones persisten. Hay
un elemento rnorfológico más joven, constituído por los volcanes
esparcidos irregularmente sobre la superficie, pero su presencia no
altera la impresión general esbozada anteriormente.
6 HSKS I-IAUSEN
Los principales elementos orográficos de Fuerteventura son: las
montacas del Oeste, la cordillera del Este, la península de Jandía, las
tierras bajas interiores (juntas con el valle longitudinal) y las aciunu-iaciones
volcánicas posteriores.
Las montañas del Oeste, la parte visible del viejo basamento, fue-ron,
en un periodo anterior, desgastadas, originando una penillanwa
de naturaleza casi perfecta; y esta superficie puede ser reconocida
todavia en la constancia de la altura de las cuestas montañosas y ias
cumbres de las colinas. Sobre esta superficie fué amontonada una
serie de mantos basálticos, hasta dar lugar a una formación exten-siva
de recubrimiento. En la superficie de esta altiplanicie se formó
un sistema de drrnaje dirigido hacia el Este, Sureste y Sur. Debido
a una posterior elevación del área Oeste (en esa época el centro
hidrogr&fico), las capas Sasálticas de recubrimiento fueron despla-zadas
de las porciones elevadas y ia vieja pniilaniara q u e d~d esnuda.
Esta re-exposición de !a superficie nivelada por los agentes atmos-féricos
tuvo como consecuencia el que un nuevo sistema de drenaje
se originó sobre ella, dirigido hacia el Oeste. Este nuevo ciclo de
erosih alcanzó, al cabo, el estadio de avanzada maclurez en e1 nivel.
Las antiguas vías de drenaje de la altiplanicie sobreviven en la
cordillera Este en forma de muchos valles que la cruzan, con su
orientación general apuntando hacia una anterior región-cabecera
situada en el Oeste.
Xuchas fracturas han cortado la Isla, y el valle longitudinalmente
conformado puede ser el resultado de tales desplazamientos. Por su-puesto,
hubo también muchas fallas menores en diferentes direccio-nes,
pero apenas pueden ser reconstruídas, excepto en donde el magma
ha llenado las fisuras en forma de diques.
x~iejo relieve de ernsi6ni con sus dc,s elementos morfoiógicos
sobresalientes-las montañas del Oeste, con los Trapps, etc., y la
cordillera del Este, con sus series de tableros basálticos-, fué subsi-guientemente
alterado en parte debido al derrame de lavas voleáni-cas.
Al principio las bocas volcánicas de los valles altos entraron en . r - n n x n n n n ~ r i ~ n Aonn n i n ~ a cI azraa m m r r fliiidac cmhrp la4 ti~rrnc: h e a s ur%,rvn, .,LA r 4u,*uv vvyrvuuu *u. wu --"J Y"---' I-. -- - --- ---- - --
y a lo largo de los viejos y anchos valles. Muchas de estas inunda-ciones
alcanzaron las costas, y uno puede darse cuenta de que su
anterior expansión en la dirección del presente mar debe haber sido
42 AWUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
considerable. El relleno con Iavas basálticas se repitió muchas veces
de esta manera, de tal forma que finalmente las diferencias de altitud
en el relieve de la Isla quedaron sensiblemente reducidas. Así han de
ser entendidas las extensas llanuras interiores.
Después vinieron los derramamientos locales de Iavas y escorias
en muchas partes de la Isla; su papel en el cambio de las condiciones
de1 relieve original no es muy importante. La acción de los volcanes
Subrecientes fué, sin embargo, de una extensión no mucho menor
que la de lzs efusiones de las bocas de los volcanes escudiformes.
Comparados con la intensidad de la denudacibn subaérea en Fuer-teventura,
los resultados de la acción marina son menos significativos
y confinados a una zona costera, principalmente a lo largo del lado a
del viento predominante en la Isla. Aquí encontraremos una terraza E
rocosa casi continua, situada de 42 a 15 metros sobre e9 nivel del mar. O
n
=
Esta terraza ha sido erosionada ea la formación Trapps y descansa m
O
E
sobre las truncadas capas de Trapps. Su anchura es considerable, E
2
alcanzando a veces varios centenares de metros. Sin embargo, ha sido E
en cierto modo reducida por la abrasióa marina en las épocas Sub- =
Reciente y Reciente. Además, Ba continuidad de la Binea de la terraza - 0 ha sido cortada en muchos sectores por la erosión en el curso bajo de m
E
los valles que desembocan e2 la costa. Tal profmdización o rejuve- O
necimiento parece haber sido consecuencia de una regresih del nivel n
del Océano ( j durante el máximum de g2sciación cuaternaria?). E a
n
e) US FORMACIONES SECIMENTARIAS. 3
O
Las formaciones seclimentarias de Fuerteventura pueden ser di-vididas
en dos grupos : los sedimentos endurecidos (diagenetizados j y
los blandos. Los primeros son de una época mas antigua; los segun-dos,
de tiempo reciente. Una posici6n, en cierto modo indefinida, ocupa
la tosca blanca, el más duro de todos, p r o de época variable.
Por otro lado podemos dividir los sedimentos en las categorías
tradicionaies: grupos sedmentarios "nniecánicos" y "químicos". De
ellos, los Últimos son cuantitativamente más importantes, como tam-bién
en el aspecto del uso técnico. En las páginas siguientes adopta-remos
otra clasificacih, que es la siguiente :
8 HANS HAUSEEJ
Gráf. 1.
44 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
1.-Calizas de variad.o origen:
a) Calizas marinas litorales conteniendo foraminiferas.
b) ,Calizas blandas arenáceas terrestres con macrofósiles.
C) Caliza travertina (tosca blanca o canto blanco).
11.-Congbmerados fosilferos litorales y areniscas pardas cabcirem.
l a . - - F a n g l o m e r ~ s .
m.--Depósitos aluviaks:
1. Acumulaciones de talud en las montañas.
2. Gravas y arenas piedemontanas.
3. Gravas y arenas de los valles (rellenos de los fondos).
4. Rellenos depresionales de arena, fango y arcilla.
5. Suelos de descomposición por acción atmosférica (arcilla late-rítica,
etc.) .
6. Pedregales y arenas de las playas marinas.
V.-Suelos laborables.
Todas estas clases de depósitos sedimentarios no son terrestres
sensu stricto. El grupo 1 a), caliza marina, debe ser considerado como
un depósito litoral, una arena de dunas calcárea, endurecida en una
arenisca calcárea. Además tenemos las gravas de las playas, en parte
gravss fluviales reelaboradas.
Ea edad geológica de estos sedimentos pertenece al período Cua-temario
y Sub-Reciente, según el autor ha podido comprobar. Algunos
de los fanglomerados pueden ser, sin embargo, aiin más antiguos,
quizá de la edad Terciaria.
1.-Calizas de variado ori*.
Fuerteventura es, como ya hemos señalado, la única de las Islas
Canarias provista de grandes masas de sedimentos carbonáceos. Uno
puede ver que estas rocas son superficialmente las dominantes, in-cluso
en las partes elevadas de la Isla. Sin embargo, estos sedimentns
cálcicos no son enteramente de una sola clase. Se pueden reconocer
variantes, que tienen un origen y carácter petrográfico distinto. Es-tratigráficamente
han de ser juzgadas también aparte unas de otras.
Núm. 4 (1958) 45
a) Caíizas rnari~wsl itorales conteniendo joraminiferas. - Ras-treando
a lo largo de las costas de Fuerteventura pronto se da uno
cuenta del hecho de que hay, cerca de la orilla del mar, capas de una
caliza blanco-amarillenta, bastante dura, estacionada en posición ho-rizontal,
pero generalmente a varios metros sobre el ilivel del mar. E!
basamento de esta caliza es, como hsmos mencionado, principalmente
una terraza de abrasión muy perfecta erosionada en la vieja forma-ción
de los Trapps. En algunos sectores la caliza está cubierta por
capas de lava basáltica o simplemente por una capa de gravas de
espesor variable.
Los mejores afloramientos de esta formación se encuentran en la
costa de Barlovento. El autor la ha seguido en algunas partes, estu-diando
las condiciones estratigráficas. Podemos comenzar en el Norte,
siguiendo hacia el Sur (y después hacia el Sudoeste).
Sitnón Benítez Padilla (de Las Palmas) recogió una muestra, hace
tiempo, en las proximidades de Tostón, y el autor obtuvo la pieza para
su examen. La roca contiene fragmentos e individuos mal conservados
de foraminíferas (véase los datos comunicados por el Sr. U. Colom).
Su posición estratigráfrca no está sino aproximadamente indicada por
el coIeccionista. Probablemente la roca se presenta a alguna distancia
al sur del pueblo. En la vecindad inmediata del últimamente nom-brado
se puede ver solamente una escarpadura de capas de basaltos.
Avanzando hacia el Sur encontramcs que la caliza aumenta en es-pesor
y se extiende también tierra adentro (hacia el Este), donde Ia
ercsión de un barranco en ei terreno relativamente blando ha alcan-zado
una considerable extensión. Más hacia el Sur la caliza queda
encima de la formación de Trapps, pero cubierta por capas horizon-tales
de lava basáltica aparentemente de gran extensión (v. gráf. 1).
Aún más al Sur la caliza va disminuyendo en espesor y al fin des-aparece
; las capas de iava Sasáitica descansan inmediatamente sobre
la formación de TYapps.
El basalto forma una Ilc?nura casi perfecta sobre vastas áreas,
acabando hacia el Este en el grupo de colinas alrededor de Montaña
Blanca.
En el cañón del Barranco del Esquinzo, más hacia el Sur, solo se
ven lavas basálticas.
En la boca del Barranco de los Molinos hay una oneseta de basaltos
45 ANíbIEIO CE ESTUDIOS ATSAXTICOS
LAS FORMACIONES SEDIMENTARIAS DE FUEFtTEVEXTUKA (1. CAWARIAS) 1%
dividida por el propio cañón en dos partes. Hacia el Sur estas acaban
en un alto farallón vertical de irnos 20 metros de altitud aproxima- .
damente. Aquí no aparece caliza; sólo las ya mencionadas series con-cordante~
d e lavas basálticas. Sin embargo, inmediatamente hacia el
Sur hay caliza, ahora por debajo de una cubierta de basalto. La ca 1 i' za
descansa sobre una terraza de la formación de Trapps (Barrio de la
cruz).
Siguiendo la costa más hacia el Sur se encuentra, en la Punta de
las Gaviotas, una formación caliza bastante importante, descansando
sobre la terraza rocosa de la formación de Trapps (v6ase el panora-ma,
fig. 1). La disconformidad con las rocas subyacentes es muy
evidente, ya que la última ha sido llevada a una posición empinada,
Fig. 2. -Sección vertical, algo esquematizada, del afloramiento de caliza de Ajuy,
Puerto de la Peñita, costa de Barlovento (mirando hacia el N.).
a) La formación Trapp en posición casi vertical.-b) Un conglomerado litoral basto
con cantos rodados ae rocas cristalinas y una matriz de cal.-c) Caliza foraminífera
(en parte eólica).-d) Capa de basalto de olivina, fin de un torrente de lava a- ue ouede ser rastreado desde Betancuria.
mientras que la caliza se encuentra en posición horizontal. Esta caliza
contiene conchas fósiles de foraminíferas.
En la Punta de las Gaviotas dirigí la vista hacia el Sur y pude ver
cómo la costa continúa varios kilómetros con la misma caliza y la
misma terraza. No seguí más la terraza, sino que volví hacia el Norte.
Más tarde alcancé la costa en Ajuy o Puerto de la Peñita, un pequeño
caserío de pescadores, donde hay una interesante aparición de la caliza
mencionada ya por J. Bowcart (véase fg. 2). Aquí la caliza ha sido
aprovechada en una cantera, y la exposición es muy buena para el es-tudio.
Como el corte de la figura 2 demuestra, aparece de nuevo la
terraza rnensa. de la fnrmaiibn de -Papps C G u~na zltura de UEGS
12 metros. Sobre ella descansan las capas de caliza de un espesor de
unos 15 metros (aproximadamente), una serie de capas más duras y
más blandas-mas o menos piaras-, rocas blanco-amariilentas con-
Núm. 4 (1958) 47
teniendo foraminiferas. La capa más basal de la caliza descansa
sobre un conglomerado de piedras bien redondeadas y una matriz cal-cárea:
un típico conglomerado litoral marino. Los guijarros, consis-tentes
en los tipos de rocas comunes que aparecen a lo largo del Río
de las Palmas, que desemboca aquí, han sido primero transportados
y desgastados por el río y después redepositados por la marea del
Océano. Esto sucedií, cuando la costa estaba por lo menos 12 metros
más baja que ahora.
La caliza (la de calidad dura) ha sido sometida a un análisis quími-co,
cuyos resultados se consignan en la página 24. La roca ha sido
quemada en un horno ladrillero cercano. También una parte ha sido
transportada, a juzgar por los trozos de piedra dejados caer a lo largo
del camino hacia Pájara.
La caliza está cubierta por una espesa capa de lava de basalto
olivínico que puede ser rastreada desde la región de Betancuria. Es
evidente que esta lava ha jugado el papel de cubierta protectora de la
muy frágil caliza (véanse figs. 3 y 4).
A corta distancia al- norte de Ajuy se alcanza la boca del Barranco
Grande (o Barranco de la Peña) y aquí no se ve ninguna caliza. En
su lugar tenemos solamente la formación de Trapps con sus capas
fuertemente inclinadas y, descansando sobre ella, restos de la lava
basáltica que aparece también en Ajuy.
Al sur de -4juy hay un prornontorio de la formación de Trapps,
una terraza; pero tampoco se ve aqui cdiza; sólo una capa de grava
bastante espesa. Pero avanzando más hacia el Sur pronto encontra-mos
de nuevo caliza descansando en la terraza rocosa de la formación
de Trapps y cubierta a su vez con gravas. Hay un conglomerado basal
debajo de la caliza descansando inmediatamente sobre la terraza con
guijarros muy bien redondeados de los tipos de rocas que aparecen
-4- hgriiq o1 intorinr YI pnn iina m a t r i ~~ a l r á r ~ Ra n Acta ha-<,r ~ctnq rl luu I L U U - L U Z I i L L i U I I V I _Y " V A * --A- ---Y-^-- ----u----u ---- l"-.Y ------
de conchas. No tuve ocasión de recoger muchas muestras o de erra-minar
estas conchas más de cerca. Se recogió una concha de la especie
Tapes (fam. determinada por el Dr. S. Segerstrale, Helsinki). La al-tura
de la terraza sobre el límite del agua en las mareas altas es aquí
3- ir ---A---
Ut: UlUS Id IliCLi Ub.
Desde este punto de observación uno puede comprobar con la vista,
millas hacia el Sw, la existencia de la caliza, descansando sobre la
48 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
r'ig. 5.-Un banco de caliza marilima descansando sobre un aglomerado basáltico oscuro
en la boca del barranco de Favacua. costa de Earlovento. Mirando al Norte.
Foto H. H. 1957.
Fig. 6.-Una capa clelcada de caliza marina descansando sobre una plataforma erosionada
en un acantilado dc basaltos. sOlo a a:gunos metros sobre el limite de las mareas. Extre-mo
N. del Istmo de la Pared. costa de Barlovento. Mirando al N.-Foto H. H. 1954.
L.~SF ORMACIO~ SS EDIMEXTARIAS m FUERTEVENTURA (1. CANARIAS) 13
terraza en cuestión y bordeando una hilera de laderas de colinas ele-vándose
hacia las montañas en el Este.
La terraza parece extenderse algunos kilómetros más, tierra aden-tro;
pero su superficie se eleva suavemente en esta dirección (Este).
Aquí tenemos, en efecto, extensos conos aplastados de gravas mon-tañosas
radiando desde los barrancos de las montañas. Probablemen-te
estas capas de gravas están sustentadas por lavas basálticas, efu-siones
contemporáneas de la antigua colada que recorre de arriba
abajo por el Gran Barranco (el valle más hacia el Norte).
El autor no siguió la línea costera hacia el Sur, desde aquí,
por más tiempo, sino que retornó a Ajuy. En cambio, hice una excur-sión
desde Pájara, por Valle de la Solapa abajo, hasta la costa. Esta-mos
en la región de arenas amontonadas que sigue la costa del Sur du-rante
alguna extensión. Es una región deshabitada, un desolado sec-tor
barrido por el viento de la costa de Barlovento, desde el cual las
vertientes de dura roca se han retirado más tierra adentro. Alrededor
de las bocas del Valle de la+3olapa y Barranco de Fayagua se extiende
el llamado Jable de las Salinas desde Playa de la Solapa, en el Noreste,
hacia el farallón costero en el sector de Cortijo de Chilegua, en el
Sureste. Una gran parte de este terreno costero está cubierta de are-nas
de arrastre, derivadas de capas de caliza frágil y arenácea que
en tableros aparecen aquí. Pero hay también bastante cantidad de
caliza firmemente diagenetizada bien a la vista, alrededor de la boca
del Barranco de Fayagua, formando un prominente "hard pan" en los
farallones costeros, descansando sobre oscuras tobas basálticas (véa-se
fig. 5).
También hay algunas canteras situadas en esta región. DQ una
de éstas el autor tomó una muestra. Es una roca bastante pobre en
.g -,.,. P ,,,, -1 :-c----- 3- fi
LuIauAAcxab (t&~ t:, IIUUI-IIR ut: b. ClOiomj, pero con un aito por-centaje
de caliza. Parece constituir una llanura en forma de meseta
hacia el Norte de la boca del Barranco de Fayagua, que se hterna
tierra adentro durante cierta extensión. El mencionado barranco ha
producido un amplio portillo en esta meseta, hoy dáa rellenado con
masas de gravas arrastracias por ei (intermitente) Río Fayagua. Un
relleno más antiguo fué formado durante una más elevada posición
de1 nivel del mar, pero desde ent~ncese l terreno se ha elevado y el
relleno ha sido erosionado hasta una cierta extensión (véase fig. 11).
14 HANS HAUSEN
En una localidad del lado derecho del lecho, en su curso infe-rior
de este Barranco de Fayagua, donde la caliza marina forma la
ladera, aparece un dique eruptivo en una posición profundamente
inclinada. Es de color gris pálido-verdoso y corresponde a una tin-guaíta,
una aparición desconcertante de una roca ígnea, si realmente
esto ha de ser considerado como un dique. El autor no tuvo ocasión
de examinar la aparición más de cerca y solamente tomó una niues-tra
de la roca. Puede conjeturarse la posibilidad de que la "intrusión"
sea una "cinta" tectónica, una cresta emergiendo del subsuelo.
El autor posee cna muestra de caliza de un punto de la costa,
hacia el sur del Jable de las Salinas, en la senda que lleva de Terife
a Chilegua, que !e fué facilitada de la colección de El Buseo Canario de
Las Palmas. Esta caliza contiene abundantes fósiles de foraminífe-ras
(véase el informe de G. Colom). El autor no visitó esta localidad
y no tiene ningún conocimiento de S-mi- eiacioiíes esti-atigáficas. Pro-bablemente
la localidad está situada cerca de la costa y sobre una
terraza de abrasión, más o menos elevada- sobre el mar.
Narchando a lo largo de la costa, en dirección Sur, llegamos a la
región del Cortijo de Chilegua y a una serie de bajos arrecifes, una
localidad conocida por Cantera de Chibuyos o Puerto Ugán, no muy
distante del Istmo de Ia Pared que une Jandia con la porción principal.
Aquí encontramos un resto de la caliza marina de una extensión con-siderabIe
(véase la panorámica de Ia foto, fig. 6). El sedimento se halla
en una posición baja; el viejo basamento es aquí invisible, aunque
pronto aparece hacia el Vorte como una baja terraza. También está
a la vista el basamento al sur de Puerto Ugán, formado por rocas
de Wapps.
La caliza ha sido explotada en rana cantera de cierta extensión.
Es de una consistencia bastante firme y bien estratificada, con una
capa de conglomerado basal. La caliza contiene muchos restos de fo-raminiferas
(véase el informe de G. Colom).
La parte más baja de la caliza, pero encima del conglomerado
del fondo con sus cantos rodados basálticos, está formada por una
arenisca calcárea grisácea con granos redondos de rocas basálticas
en una matriz cálcica.
Avanzando más hacia el Sur y acercándonos al Istmo de la Pared,
encontramos otro 2Aoramiento de caliza, una capa delgada plana,
50 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTIGOS
LAS FORMACIONES SEDIM~TARIAS DE FUERTEVENTURA (1. CANARIAS) 15
que cubre la superficie de una terraza de rocas basálticas. La altitud
sobre el mar es insignificante : algunos metros (véase fig. 6).
Si ahora dejamos Ia parte principal de la isla atrás y vamos hacia
Jandía, hemos de ~egistrar desde aquí varios afloramientos de la
caliza marina amarillenta. El autor sólo visitó uno de ellos, situado
en el curso alto del Barranco de las Pilas (parte oeste de Jandía).
Si se sigue el camino carretero que lleva de Morro Jable (costa
Sw), a través de la divisoria principal, a Cofete (vertiente Norte de
la península), se tiene ocasión de observar la existencia de una caliza
amarillenta en capas de posición horizontal, descansando directamen-te
sobre la vieja formación bcasáltica que forma el conjunto de la
cadena montañosa, y en la cual ha sido erosionado el Barranco de
las Pilas. La altitud sobre el mar es de unos 200 metros. Algo hacia
el Oeste de este punto: en la vertiente opuesta del barranco, hay itrn
afloramiento de caliza, bien visible gracias a su color claro amari-llento,
que contrasta con el fondo oscuro de Ia formacióg basáltica.
La caliza en cuestih contiene sólo escasos restos de foraminife-ras
y moliascos. La mayoría de los granos son de caliza amorfa, mez-clada
aqui y allí con granos pálidos de clinopiroxeno, plagioclasa y
alguna sustancia opaca. La matriz es de una calcita finamente gra-nulada.
Lo más probable es que sea alguna clase de depósito eólico
que una vez llenó una parte considerable del barranco en cuestión,
pero que modernamente ha sido destruída salvo algunos restos.
Si ahora volvernos nuestra atención a la costa de Sotavento, en-contraremos
sólo unas pequeñas y diseminadas formaciones de caliza
marina. Empezando en el extremo Norte? en Corralejos (región de La
Oliva), tenemos un resto de dichos depósitos, casi escondido bajo
arenas movedizas arrastradas. La muestra no fué tomada por el
autor, sino que se ie f acllitó de la colección de El Mwm Cmario (de Las
Palmas). Contiene abundantes f oraminíferas (véase e1 inf arme de
G. Colom) y también fragmentos de moluscos. La altitud sobre e1
mar no es exactamente conocida, pero no puede ser grande a juzga
por la pequeña elevación de esa zona costera.
Otro afloramiento en esta parte norte de la Isla se encuentra más
tierra adentro, al norte del volcán Montaña de la Arena, sureste
del pueblo Loa Lajares. E.2 sedimento es aqui de una consistencia
bastante firme y forma una especie de cuesta de erosión cara al Norte.
Núm. 4 (2958) 51
Se ve aquí una cantera abandonada. La altitud sobre el mar es de
100 metros. MWlicroscópicamente la roca no es pura caliza: contiene,
excepcionalmente, granos redondos de caliza amorfa, clinopiroxeno
y un mineral de ganga. Hay también escasos restos de foraminíferas
(vbase el informe de G. Colom).
Estudiando esta formación en tal sitio se llega a la conclusión
de que el depósito es sólo el resto último de una extensa formación
caliza anterior que llenaba el interior de esta parte más septentrional
de la Isla y luego fué destruído. Tengo la impresión de que esta caliza
representa la parte evanescente de una formación marina miocénica
de la época de la gran transgresión. Por supuesto, las condiciones
deben ser examinadas más detenidamente y buscados posibles restos
macrof9siles de la fauna marina de ese tiempo.
Siguiendo la costa de Sotavento en dirección Sur, apenas encon-traremos
ningún afloramiento de caliza, a simple vista. El autor ha
comprobado la existencia de tales solamente en la base de las lavas
basálticas que bordean la costa. Una formación de este tipo se en-cuentra
en la boca del Barranco de la Herradura y otra en la boca
del Barranco de Las Cabras. Ambas calizas han sido transformadas
al estado cristalino debido al calor emitido por las lavas basálticas
derramadas. Los restos orgánicos están, por lo tanto, casi ausentes.
Sin embargo, estas calizas deben ser consideradas como pertenecien-tes
al mismo grupo que las antes descritas (excepto Los Lajares).
Hay en la costa de Sotavento otra localidad con caliza en la cual
la roca contiene restos de foraminíferas; este depósito se encuentra
en la vecindad de Gran Tarajal (costa Sur), probablemente sobre una
terraza, aquí, en la vertiente que da al mar. El autor ha visitado el
lugar, pero no ha descubierto el yacimiento (Ia vertiente está, cubierta
casc&es). Se -50 8 mi &iap=siciófi ms&ra & E7 i ~ ~ ~Qma-~ e o
nario, recogida por J. Bourcart hace más de veinte años. La muestra
deja ver, en efecto, microscópicamente, restos de foraminíferas (véa-se
el informe de G. Coiom) .
Y asi hemos terminado con todas las formacioraes de caliza encsn-tradas
a lo largo be ias costas; sin duaa soii sii gafi p r t e de oiígzr;
marino: fango foraminífao, consolidado como sedimentos litorales.
Por otra parte, tenemos capas calizas formadas por el viento; han
sido llevadas como arenas movedizas desde las playas de la costa y
52 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTIGOS
LAS FORMACIONES SE13IMENTARIAS DE FUERTEVENTURA (1. CANARIAS) 17
depositadas, capa sobre capa, fuera del alcance de las mareas. El
examen microscópico revela, en la mayoría de los casos, que este
material ha sido triturado durante el transporte, estando las conchi-tas
de las foraminíferas en un estado rudimentario, como ha sido
comprobado por @. Colom (véase más adelante). Por lo tanto, he con-siderado
estas calizas, aunque conteniendo foraminíferas, quizá de la
edad Miocénica, como pertenecientes al período Cuaternario.
Hay, según parece, una excepción a esta clasificación: la dura y
bien consolidada caliza que se encuentra en la vecindad de Los La-jares;
lo más probable es que sea un banco-depósito miocénico, de la
época de la intensa transgresión del Océano por entonces. Este depó-sito,
como hemos visto, no está confinado en la zona costera y $u
actual posición indica una extensión de los estratos mucho más am-plia
en esta parte norte de la Isla. Es posible que otros restos de una
formación marina. rniocénica estkn a ím pres~ntesb ajo rapas de for-maciones
más recientes en el fondo de las tierras bajas en el interior.
La mayoría de las muestras recogidas por mí y las que me fueron
facilitadas de las colecciones de EZ Huseo Canario (Las Palmas) no
muestran al microscopio, prácticamente, ningún rastro de granos de
silicatos derivados de la roca madre de las formaciones más antiguas.
La parte más baja (basal) de la caliza está, sin embargo, en algunos
lugares, mezclada con granos o rocas de silicato provinentes del sub-suelo,
de tal forma que el color claro de la caliza cambia al gris. En
el fondo de los estratos que aparecen en algunas localidades de la
zona costera se encuentra un conglomerado litoral con guijarros muy
bien redondeados, compuestos de todos los tipos de rocas que apare-cen
en las montañas. La mayoría de estos cantos rodados están aplas-tados
a semejanza de los guijarros de las playas. La matriz es cal-
'cárea y contiene, como hemos comprobado, aquí y allá, conchas de
moluscos.
En las páginas siguientes publicamos el resultado del examen mi-croscópico
de las muestras de calizas de mi colección en lo que res-pecta
a la. aparición de foraminíferas fósiles. Este estudio fué ama-blemente
realizado por el Dr. G. Colom. Mencionamos las formaciones
en el orden que se suceden unas a las otras a lo largo de las costas.
HANS HAUSEN
Foraminíferas de las calizas.
l.-Tostón (S. Benítez) . Costa noroeste.
Caliza arenosa conteniendo restos de foraminíferas bastante des-gastados.
Entre éstos se pudieron reconocer las siguientes conchas:
Elphidium esp. Quinqueloculinas. Restos del gén. Amphiroa.
2.-Los Lajares. Restos esparcidos de foraminíferas.
3.-Corralejos. Costa norte.
En una pasta de caliza recristalizada (calcita) hay restos de Me-lobesias,
algunos de los cuales pertenecen al gén. Amphiroa. Las fo-raminíferas
son numerosas con Cibicides cf. lobatulus (&V.-J.) ; Tex-tularia
cf. sagittula Defr. ; Amphistegina esp. Elphidium compbnatum
d'Orb. ; Tribculina, QuinquelocuZina, etc.
4.-Barranco de las Cabras. Curso bajo. Capa basa1 de una serie de
lavas basálticas.
Raros y mal conservados restos de organismos.
5.-Bahía de las Gaviotas, al sur de la Playa de los Molinos. Costa
oeste.
En una pasta recristalizada de caliza (calcita) hay numerosas fo-raminíferas:
Cibicides cf. lobatubs (W.-J.), Textularia cf. sagittula
Defr., Amphistegina esp. Eíphidium complanatum d'Orb. Niliolas son
escasas en la muestra de que se dispone. Hay también Melobesias y
algunas secciones de Equinidos (espinas).
6.-Cantera caliza de Ajuy, Puerto de la Peñita. Costa oeste. Tres
muestras de una caliza pálido-amarillenta, bastante firme y bien
estr~tificada.
La roca contiene numerosas foraminíferas con Cibicedcs cf. lo-
Eratula (W.-J.), Textularia cf. sagittula Defr., Amphktegina esp. Trilo-culina,
Quinqueloculinu, Elphidium cf. complanatum y fragmentos de
Nelobesias. También pueden verse algunas esp. AnomaZina y raros
L-fragnentos
de moluscos: equinodermos y brioniozoos (?) (los nom-r
brados en primer término recristalizados con la matriz caliza). En los
tipos más detríticos de calizas, la esp. Amphistegina y los restos de
moluscos son numerosos.
54 - - . . ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
?'.-Extremo norte de Jable de las Salinas. Costa oeste. Canteras
calizas.
En una matriz de calcita finamente granulada hay restos bien re-dondeados
de Nelobesias y Miliolas. Además hay algunas secciones de
espinas de Equinidos.
$.-Cantera de Chibuyos, Playa de Ugán, al final del Barranco de
Chilegua, en la costa oeste.
Banco de calizas bien estratificadas. En una matriz de calcita fina-mente
granulada de foraminíferas se encuentran Melobesias, espinas
de Equinidos, etc. Entre los nombrados en primer lugar han sido reco-nocidos
Cibicides cf. lobatulus, Textuiaria cf. sagittula, TriZoculina,
Quirzqueloculina, pero no en gran abundancia.
9.-Entre Terife y Chilegua. Costa oeste.
Abundancia de foraminíferas, a saber: Cibicides cf; Zo"Iin.t&~,
Textularia cf. sagittula Defr., Elphidium cf. comphnatum d'Orb.,
Amphistegima sp., Quinquebculina, Triloculina, Anomalina esp. (? ?) .
10.-Gran Tarajal (J. Bourcart), vertiente costera del sur.
En una matriz recristalizada (calcítica) hay numerosos restos de
organismos marinos. Entre las foraminíferas hay Amphiroa (Melo-besias),
Cibicides cf. lobatuks @V.-J.), Textularia cf. sagittula Defr.,
Triloculina, Qui~ueloculina, Amphistegina cf. Lessoni d'Orb., mphi-dium
sp. Hay también restos visibles de Equinidos (espinas) y frag-mentos
de conchas de moluscos.
11.-Barranco de las Pilas, Península de Jandia.
Restos de caliza amarillenta descansando sobre un substratum
basáltico. También de composición arenácea con restos orgánicos, tales
como fragmentos de Melo'besias y conchas de moluscos.
Sediment=s de ts! tipo están, en -a:idad, estrechaniieiite eeeiacio-nados
con el Miocénico superior de la Península Ibérica y las Balea-res.
En este caso la edad puede corresponder al Tortoniense. No se
puede garantizar que las calizas foraminíferas en cuestión sean en
realidad de este tiempo, teniendo en cuenta el hecho de que tanto
les $inkI&s cf ;&&.&-a~-ó iiioFa ~&&j ; . ia ~f sagriiulap ue&n apa-recer
desde el bajo NTioceno hasta el tiempo actual. Consecuentemen-te,
no son típicos del Mioceno. Pero considera el Dr. Colom este grupo
de sedimentos como pertenecientes al Vindoboniano en general.
20 HANS HAUSEN
En las calizas canarias, dice el Dr. G. Colom, hay un absoluto
predominio de las dos especies mencionadas sobre las demás. Las
otras especies están presentes ocasionalmente, y las Miliolas no apa-recen
en número notable en las muestras examinadas. Juzgando a
vista de estos hechos, el Dr. Colom considera los sedimentos en
cuestión como pertenecientes a profundidades algo mayores: de 50
a 100 metros, y no formaron depósitos litorales, en los cuaies los
restos de conchas de QuZnqueioculinas y TriTocu2inas aparecen en
abundancia.
Las afirmaciones del Dr. Colom antes sefíaladas se refieren, por
supuesto, al banco fangoso original del mar Miocénico, depositado
(como se presumía) a profundidades de 50 a 100 metros. Estos sedi-mentos
del fondo fueron, sin embargo, elevados en tiempos posterio-res
a nivel del mar, donde estuvieron sometidos a la abrasión marina
y se re&posit-run. AS;, tarde, haate12 E&d Hielo, cUandv
el nivel oceánico era considerablemente más bajo que el actual, los
redepositados sedimentos fangosos fueron de nuevo reelaborados,
esta vez por el viento, y redepositados sobre una amplia terraza ro-cosa
que ha sido descrita en Ias páginas anteriores. Tales sedimentos
eólicos cálcicos depositados, más tarde se endurecieron y convirtieron
en calizas.
Esta terraza caliza cuaternaria (que contiene conchas de foramini-feros
Vindobonianos) es la que ahora encontramos a lo largo de las
costas de Fuerteventura. El depósito de este material eólico tuvo
lugar antes de la emisión de las Iavas basáiticas volcánicas escudi-formes
del interior de la Isla. En los sectores en los que no se formó
esta cubierta de lava protectora, las calizas en cuestión fueron de
nuevo reelaboradas (durante el período Cuaternario) por los vientos,
y la materia calcárea fué redepositada como sedimentos en muchas
partes del interior, donde con el tiempo estuvo sometida a una ligera
diagénesis. Estas generaciones más jóvenes de sedimentos calcáreos
serán tratadas en las páginas siguientes.
El estudio de las playas elevadas a lo largo de las costas del Atlán-tico
ha. avanzado considerablemente en los países del Norte, tales
como Escocia, Irlanda e Inglaterra; también hacia el Sur, en España,
Portugal y Marruecos, sus cualidades han sido algo estudiadas.
W. Ramsay (1930) piensa que un estudio más atento revelará la evi-
56 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
LAS FORMACIONES SEDIMEXTARIAS DE FUERTEVENTURA (1. CANARIAS) 21
dencia de la existencia mundial de dos estadios de líneas costeras
en el Cuaternario-el Tirreniense y el Monastirense-, indicando
una elevación eustática de la superficie del mar durante estas épocas
interglaciares cuando el clima era más cálido que actualmente. De
estos dos estadios, el Monastirense corresponde a un nivel costero
fterraza, etc.) de unos 15 a 18 metros de elevación. Ambas líneas de
terrazas, la Tirreniense y la Monastirense, pueden ser señaladas tam-bién
en las zonas costeras que rodean el Mediterráneo.
Le parece al autor que la línea de terraza de Fuerteventura (y Lan-zarote)
puede corresponder al estadio Monastirense (Cuaternario me-dio)
en el filtimo período interglaciar y qfie las calizas (que contienen
conchitas de foraminiferos de la época Vindoboniana) han sido depo-sitadas
durante la época de la última glaciación bajo el dominio de
un clima más seco, cuando la Isla tenia una mayor extensión que ahora.
Ea presencia de terrazas costeras cubiertas de caliza en las islas
del Atlántico parece que fué observada por primera vez por Carlos
Darwin durante su estancia en la isla de Santiago, en el Archipiélago
de Cabo Verde (2." edición, 1876), durante su vuelta al mundo en el
"Beagle". Conviene transcribir aqui las observaciones del gran na-turalista
en lo referente a esta cuestión: "Este stratum (de depósito
calcáreo) es muy sobresaliente (en la costa SE. de la isla) por su
color blanco y por la extrema regularidad que sigue en una línea ho-rizontal
a lo largo de la costa en algunas millas. Su altura media sobre
el mar, medida Gesde el límite superior de unión con la sobrepuesta
lava basáltica, es de unos 60 pies, y su grosor, aunque varia mucho
debido a las desigualdades de la formación (basáltica) que la sustenta,
pede estimarse en unos 20 pies. Está compuesta de materia blanca,
ealcárea, en parte formada de restos orgánicos, en parte de una sus-tancia
que pede ser con propiedad compara&, m apriencfa, cm !z
argamasa. Fragmentos de rocas y guijaros (de los estratos subya-centes
volcánicos) están diseminadas en este lecho, formando fre-cuentemente
un conglomerado, especiaImente en la parte inferior".
La base de las capas calizas se encuentra aqui a unos 40 pies, esto
es , 6 3 r n n C n n m onhr.-, ~1 n&~An-1 l C111- ----------3- ----- ru r r rcrbAvu m v u -z -a u = v w UGL LL a ~UL.LV C O L L ~ ~ ~ LI LIIUUY ~bi en C O ~
Ba escasa altitud de la terraza de Fuerteventura, cuya edad pudiera
ser, de acuerdo con lo que parece probable, la del Cuaternario medio.
En la pequeña isla Quail, que se encuentra fuera de Puerto Praya
22 HANS HAUSEN
(Santiago), Darwin encontró muchas conchas fósiles, la mayoría de
las cuales representan especies vivientes. Por lo tanto, su opinión
es que la fauna en cuestión pertenece al "período Terciario inferior".
De acuerdo con la moderna terminología, esto significa Cuaternario
inferior, ya que la palabra Cmternario fué introducida en 1854 (y
Darwin escribió sus afirmaciones en 1844). También es de interés
destacar su afirmación de que la formación caliza de Santiago fué
cubierta por una inundación de lava basáltica, como en el caso de
Fuerteventiara.
Hay también otros datos del mundo Macaronesio insular referen-tes
a la aparición de líneas costeras elevadas con terrazas soportando
depósitos calizos o de arenas calcáreas. En publicaciones más re- B
cientes, no asequibles para mi, como las de Francisco Hernández Pa- N
E
checo (1940,1948), se mencionan formaciones de orillas elevadas en las O
costas &l oeste Eiitrt: estas orillas e!eva&s se enc~der,trc, d-- m
una que alcanza la altura de 10 a 12 metros, y en los sedimehtos lito- O
E
E
rales relacionados con esta orilla han sido recogidas conchas semi- S
E
fósiles de moluscos. En las mismas capas litorales se han encontrado -
útiles humanos de piedra correspondientes al Achelense. Es conce- 3
bible que esta línea costera se corresponda con la observada en Fuer-
- -
0
m
teventura-Lanzarote, indicando una sumersión de estas tierras lito- E
rales en el tiempo del último período interglacial. O
5
Antes de este período-o durante el desarrollo de máxima gla- n
-E
ciación-la situación tiene que haber sido completamente diferente. a
2 La retirada eustática del límite del Océano debió ser considerable, n:
n especialmente manifiesta a lo largo de las costas con una amplia pla-taforma
(bajío enfrente de la actual orilla). Fué una gran regresión 3
O
marina siguiendo a las ingresiones Terciarias (máximum en tiempos
del Mioceno, cuando se formaron las mucho más devadas terrazas
de Gran Canaria, Islas Salvajes, Madeira y Azores).
Esta regresión de la edad Cuaternaria media fu6 Una época de
aumento de áreas de tierra en el Archipiélago Canario (especialmente
en lo que respecta a las islas más orientales), y este es el aspecto
5mGnVn5mláU fUiUnVn nYUi U~ nni rAiPramns a n l i r a r a <L_AtlántidaN"O. está clara- ----Y- -=------
mente demostrado si existió o no durante este tiempo una conexión
terrestre con el Continente africano a lo largo del actual Cabo de
Mogador, pero parece haber sido posible, ya que los sondeos, entre
58 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTlCOS
Fic. 9.-Un resto de erosf6n de arenisca calcarea e6lica descansando sobre basalto. Ba-rranco
de las Pilas, 200 m. sobre el mar. Península de Janclia.-Foto H. H. 1957.
Fig. 10.-Un ucakeii de 0.5 m. de espesor. de un conglomerado basáltico basto. descansan-do
sobre una plataforma de abrasión de basalto. El conglomerado contiene conchas ma-rinas
i6siles incrustadas en una matriz arenosa oscura. 4 km. al sur de Puerto del
Rosario, en el camino a Matorral,-Foto H. H. 1953.
LAS FORMACIONES SEDIiWENTARIAS DE FUERTEVENTURA (1. CANARIAS) 23
Alegranza y el Continente a lo largo del Banco de la Concepción, al-canzan
cifras relativamente pequeñas.
Volveremos a estas cuestiones de cambios eustáticos de nivel en
el capítulo final. Aquí solamente se puede afirmar que el estudio de
las playas elevadas en el área de las Canarias ha sido hasta el pre-sente
bastante elemental, y lo mismo puede decirse sobre los otros
grupos insulares de los archipiélagos macaronésicos. No me refiero
solamente a las playas supramarinas, sino también a las submarinas,
cuyo estudio requiere, naturalmente, las técnicas usadas por los
oceanógrafos (sondeos acústicos, estudio de muestras de los sedimen-tos
del fondo sacadas por taladros, etc.).
Aprovechamiento práctico de la caliza marina.
Puesto que las calizas que contienen foraminiferas marinas en
Fuerteventura están confinadas a la costa de Barlovento, la parte
prácticamente más deshabitada de la Isla y falta de toda clase de
comunicaciones, excepto sendas sobre las montañas o las superficies
de gravas de los lechos de los valles, a lo largo de los cuales los
vehículos motorizados sólo dificultosamente se pueden mover, es com-prensible
que el material pétreo en cuestión haya permanecido casi
intacto hasta el presente. Hay sólo dos excepciones: la cantera de
Ajuy, en el Puerto de la Peiiita, y la cantera de Puerto Ugán, en la
costa de Chilegua, más hacia el Sur. El primer lugar puede ser alcan-zado
siguiendo el lecho seco del Barranco de Pájara y Barranco de
Rio de Palmas; la otra, desde el Cortijo de Chilegua bajando hacia la
costa por un camino carretero entre los campos (fig. 7). Desde Chile-gua
a Gran Tarajal existe un camino carretero que está casi termi-nado.
Pero sigue la explotación de las mencionadas canteras, aunque
ha sido muy insignificante, y los métodos de extracción empleados,
de la clase más elemental e irracional. De todas maneras, el material
es bueno y merecería una consideración más seria en 10 relztivn a
métodos de extracción y mejoras de transporte.
Como ilustración de la composición química del material pétreo
de la cantera de Ajuy, véase el siguiente análisis de una muestra:
Caliza fora:rni.nifera. Cafitera d~ Ajuy, Puerto de la Peñita.
-. CoZec. Hausen.
a r t e s insokbles (en KCL) ................................. 2 3 0 C/,
S~squióxidos ................................................... 0,64 "
MgO ............................................................... 1,20"
CaQ ................................................................ 53,06 "
COZ ................................................................. 42,25 "
E;,O ................................................................. 039 "
TOTAL.. ............................... 100,M 5% 1
B
Hay, por supuesto, aigunas variaciones en pureza, y a más pro- N
E fwldldad la caliza est5 mezdada con granos de silicatos y pequeños O
fragmentos i-oc~s~s. n--
m o
b) Calixm bl~mkzsw enácem terrestres con macrofÚsiZes.-Más E
E
2 extensos a£loramlentos de calizas marinas que los anteriormente tra- E
tados representan una amarillenta y finamente granulada piedra are-
-
nisca calcárea, ligeranzente diagenetizada, que ha de ser estudiada 3
-
aparte de los sedimentos marinos, ya que es siempre terrestre. El B
E material en si mismo, la finamente ggrnuiada arena, que compone el
sedixxento pudiera ser en último término de origen marino, esto es, o
limo czlcáreo secado en 12s playas y arrastrado tierra adentro por n
-E
transporte de los vientos. Por lo tanto, los depósitos en cuestión han B
2
de ser clasificados como eólicos (arena de dunas). El espesor es en n z
ciertas partes considerable-hasta de 10 metros, a veces más-, y los
estratos pueden ser bien estudiados en los muchos cañones secos que
cortan el depósito. Las interczlaciones de conglomerados son muy
raras; las únicas capas de tal clase son aquellas compuestas de nidos
fosilizados de Antophora (que aparecen a millones) en una gran ex-tensión.
Algu~asv eces forman también la capa superficial, que estál
más firmemente cementada que las capas inferiores de masa de
grano fino.
Paü e s t ~ sni &x f~silizrdss( calcita cementada) no son los únicos
restos de vida orgánica de este ciclo de sedimentación eólica: hay
1 Anaiista: Aulis Heikkinen (Instituto Geol6gico de Finlandia).
60 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
LAS FORlMACIONES SEDIWESTARIAS DE FUERTEVENTURA (1. CANARIAS) 25
también abundancia de conchas de caracoles, bien conservadas, de
HeRx y de Stenogyra. Están irregularmente distribuídas a travhn de
toda la (mal estratificada) masa calcárea.
Ahora, con el mapa en la mano, podemos observar los lu, -ares
más importantes de esta clase de sedimentos, empezando por el ex-tremo
Norte.
Primero tenemos la costa a lo largo del Estrecho de la Bocaina.
Aqui encontramos, en la vertiente costera de Montaña de la Mancha,
hacia el mar, importantes capas de esta arenisca, cortadas por ba-rrancos
(todos secos, por supuesto). La parte que no está cortada
está cubierta de gravas y de arenas arrastradas, derivadas de la mis-ma
arenisca.
Más estratos de esta arenisca cakárea aparecen en los alrededo-res
de Corralejos y más hacia el Sudeste. Puesto que el depósito está
en su mayoría escondido bajo eyecciones volcánicas y arena arras-trada,
es dificil hacerse una idea de la extensión real de la arenisca.
Indudablexente, las amplias acumulaciones de dunas, más hacia el
Sur, en el Jable del Moro, son derivadas de estas afloraciones calizas.
Entre los volcanes de Montaña Blanca y Montaña Roja hay otro
afloramiento de la misma arenisca, una especie de plataforma cor-tada
en dos por un barranco, cuyas paredes revelan un buen perfil.
Aqui hay abundancia de conchas de HelZrc y Stenogyra, distribuídas
en las capas de arenisca. La posición sobre el nivel del mar puede
ser de unos 100 metros.
Una región que tiene los depósitos en cuestión muy bien desarro-llados
se encuentra alrededor de un centro orográfico que hay al oeste
de La Oliva, Montaña de la Blanca. Aquí todos los barrancos que Prra-dian
de la montaña han sido rellenados con la arenisca, frecuentemen-te
hasta un espesor de 10 metros y más. Después de que se completase
el relleno, la parte rellenada ha sido erosionada vigorosamente, de tal
modo que se han formado profundos caiíones, rejuveneciendo los ba-rrancos.
Estos cañones tienen a veces paredes verticales, en las cuales
el sedimento se presenta excelentemente, mostrando las menos pro-fundas
estratificaciones propias de las arenas de dunas, pero con
abundancia de los mencionados gastro~odos.E n realidad, la totalli-dad
del paisaje de la región está dominado por estos rellenos de are-
nisca y por las enormes masas de arenas arrastradas originadas por
la corrosión de los vientos alisios.
La acción de las aguas, en tiempo de chaparrones torrenciales que
se producen en ocasiones en el invierno, ha causado esta peculiar ero-sión.
El material arenoso ha sido irasladado,ya hacia el Norte, a lo
largo de la Playa del Río de Tostón, formando una amplia playa alu-vial,
ya hacia el Sur, llenando el fondo del Barranco del Esquinzo.
Hacia el Este, el terreno cubierto de arenisca alcanza los alrede-dores
del reciente volcán Montaña de Arena (elevándose hacia el
Norte desde el pueblo de La Oliva). Aqui se puede ver que las coladas
de lava dirigidas en dirección Oeste (varias lenguas de lava pegajosa
y apelotonada) han discurrido sobre la arenisca calcárea en cuestión.
Esta es, pues, de una fecha anterior a la a,ctividad del volcán.
Si vamos más hacia el Sur y seguimos la costa de Sotavento, ea-contraremos
areniscas calcareas, de la naturaleza descrita, en Playa
Blanca, a unos kilómetros al sur de Puerto del Rosario, lccalidad ya
mencionada p ~ Jr. Bourcart (1938). Aqui hay un risco de erosión
(véase fig. 8) en el borde interior de una amplia playa, un perfil ver-tical
que muestra Ia misma arenisca calcárea con su estratificación
cruzada, vieja arena de dunas, cubierta por una I á ~ i n a de tosca
blanca. Hacia abajo el sedimento se va haciendo más oscuro, debido
a una mezcla de granos de silicatos. Sin 12 menor duda este sedi-mento,
que anteriormente tenía una extensión más amplia en direc-ción
al mar, ha sido sucesivamente destruído debido a la transgre-sión
en el período Sub-Reciente. Un rasgo peculiar de este depósito
son las numerosas cavidades verticales en forma de tubos en la parte
inferior de su perfil en Ia playa. Esta parte irferior del depósito está
más firmemente diagenetizada.
A lo largo de la costa d-e Barlovento hay varias afloracio~esd e la
misma arenisca blanda, aparentemente en estrecha relación con la
terraza caliza anteriormente descrita. El depósito más extenso de la
primera se encuentra en la baja área costera, alrededor del curso
inferior del Barranco de Fayagua. La extensión de este sedimento
no ha sido fijada con mas precisión.
El mayor desarrollo de la caliza en cuestión se encuentra en la
costa de Barlovento de la Periínsula de Jandía y en el bajo Istmo de
la Pared (fig. 91, donde forma ma especie de meseta,. Los afloramien-
6 2 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLXNTIGOS
LAS FORMACIONES SEDIMENTARIAS DE WERTEVENTURA (1. CANARIAS) 27
tos a lo largo del borde costero más hacia el Oeste están parcialmente
escondidos bajo una cubierta de despojos y tosca, descubierta en las
barrancas erosionadas en la vertiente y en los arrecifes marinos a
lo largo de la playa arenosa. Aquí la arenisca está perceptiblemente
bien estratificada y anteriormente tenía una extensión mucho más
amplia, esto es, dentro del área ahora conquistada por el Océano.
Resumiendo: la arenisca calcárea de grano fino está, como hemos
visto, ampliamente extendida sobre la superficie de la Isla, a pesar del
hecho de que la erosión ha transportado al mar grandes masas del
sedimento. También los alisios han atacado a la misma y deshecho
los granos en Ias partes superficiales, formando así enormes masas
de arenas movedizas.
Uno puede preguntarse que de dónde proviene esta cantidad
copiosa de materia calcárea extendida sobre un área formada en su
mayor parte de lavas basálticas y sus productos piroclásiicos. Sin
duda deben haber sido llevadas tierra adentro por el viento, desde
limos costeros que quedaron desnudos bajo las fuerzas subaéreas du-rante
una elevación de la superficie de la tierra con sus fangos de
foraminiferos. Fué un proceso algo posterior al de la formación de
la caliza descrita anteriormente.
La abundancia de nidos de Antophom, las conchas de Heliz y
Stenogyra, todo apunta a un régimen climático algo más húmedo que
el que prevalece en nuestros días. En ese tiempo parece que Fuer-teventura
y Lanzarote formaban una masa de tierra de considerable
extensión y que ciertamente esta área incluia también las pequeñas
islas del norte de Lanzarote. En esta última Isla hay también vastas
áreas cubiertas de la misma clase de sedimentos.
cj Cuikic ir.w~.'erirna.-Las calizas iravertinas (tosca Manca o
canto blanco), el más extenso de los depósitos calcáreos de la Isla,
han de ser consideradas como productos precipitados quimicamente.
No se han formado en el tiempo presente; pertenecen a un perfodcb
anterior de un distinto régimen climático. Las concentraciones calizas
se lommaion por un proceso estacionai de evapokcion. Soluciones
procedentes de abajo han surgido hacia la superficie por la tracción
capilar.
La caliza travertina es generalmente dura y finamate granula-
28 HANS HAUSEN
da, y cuando se encuentra en estado puro, compacta. Tiene una cierta
semejanza con la conocida caliza litográfica de Solenhofen, de la Ale-mania
del Sur. En el corte vertical, hacia abajo, hasta la roca madre
subyacente se van haciendo más numerosos los fragmentos de lavas,
y finalmente hay una roca brechioide con una matriz calcárea. Aún
más abajo, la roca madre, generalmente un basalto, se encuentra atra-vesada
por venas de caliza: es una masa rocosa impregnada de caliza.
Abajo del todo se transforma en la roca pura primaria (en niveles
profundos alcanzados sólo en los pozos de aprovechamiento de aguas).
La parte propiamente superficial de la travertina, cuyo espesor
puede ser sorprendentemente grande-hasta 10 metros y más-, es,
como se dijo, generalmente maciza, pero en algunos lugares se puede
observar una ligera estratificación. Mas los planos de estratificación
no son horizontales, sino ondulados, de acuerdo con las irregularida-des
de ¡a superficie de ia roca subyacente [ei iecho de roca brechioidej.
Una travertina pura puede ser prácticamente carbonato cálcico y por
ello es explotada en gran escala y calcinada en hornos en la vecindad
de Puerto del Rosario.
No hay ningún análisis químico hecho expresamente para este
trabajo del autor. Uno ha sido publicado anteriormente por el Sr. Cha-morro
y Cuervas-Mons (1951). Los datos se reproducen aquí:
Caliza travei-tina, Fuerteventura. La localidad no está exactamente
indicada (probablemente en la vecindad de Puerto del Rosario).
Si02 ................................................................
A-O, ..............................................................
m, ..............................................................
CaO ................................................................
xgo ...............................................................
so, .................................................................
CO, + H20 ..................................... ....... ...........
Na,O $. K& ....................................................
TOTAL.. ............................
Contenido de carbonato cálcico puro = 86,21%.
ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
LAS FORMACIONES SPDIMENTARIAS DE FUERTEVENTURA (1. CANARIAS) 29
Puede afirmarse que prácticamente la totalidad de la Isla está
cubierta por esta caliza travertina (una real "coraza"). Hay algunas
excepciones: las formaciones más recientes. Las incrustaciones tra-vertinas
tuvieron lugar hasta la época Sub-Reciente o hasta e1 final
del periodo Cuaternario (quizá un poco antes). La cobertura caliza
ha fijado el estado del desarrollo del relieve desde un periodo que
antecede al presente. Ninguna travertina se está formando en el r6-
gimen climAtico actual.
Los recientes campos de lava-los malpaises-no están cubiertos
por esta travertina, ni los rellenos de gravas y arena en los valles y
las depresiones de las tierras bajas. En las altas montañas la caliza
no se ha depositado o sido cubierta por suelos más recientes, de una
naturaleza marrón y laterítica (más o menos mezclados con piedras).
Donde esta cubierta del suelo ha sido arrastrada por las (ocasionales)
lluvias torrenciales, la "coraza" está expuesta a la intemperie (por
ejemplo, Montaña de la Blanca).
Como ya observó J. Bourcart (1938), la costra travertina continúa
en algunos lugares a lo largo de la costa bajo el nivel del Ockano.
Esto indica que la precipitación de la caliza tuvo lugar en un tiempo
en el cual la Isla estaba más alta y era más extensa que ahora (en
el periodo Cuaternario) .
Una cubierta muy continua de travertina se encuentra en las ver-tientes
orientales de la Isla, especialmente en los alrededores de Ia
capital, Puerto del Rosario. Aquí están situados la mayoría de los
hornos, y las canteras no están lejos. Las últimas son simplemente
hoyas abiertas en las laderas o en el campo llano.
También han sido observadas por el autor vastas superficies de
travertina en las llanuras de la costa de Barlovento, especia~mente
entre TosMn y Barranco del Esquinzo. Igualmente a do largo de las
costas de Jandía hay tales coberturas que alcanzan las Hanuras de
Punta de Jandía.
Una curiosa aforaclón de caliza, se encuentra en el lado Su-fi de
una baja colina al SO. de Matorral, en la costa de Sotavento (en el
Liano del. Dinero). Esta caliza puede sa wna especie de dep5sito de
incrustación (sinter) con Ba caliza cristalizada como calcita en largas
Tormas prismáticas, presentadas en bellas zonas acentuadas por b
diferencia de colores (roca de caramelo).
La presencia de una capa caliza espesa y bastante pura cubriendo
la mayoría de la superficie de Fuerteventura es un hecho aparentemen-te
curioso cuando se toma en consideración la composición de la roca
madre, en su mayoria de naturaleza basáltica. Hemos de aclarar que
no hay calizas más antiguas en la Isla en una extensión tal que pue-dan
ser consideradas como la roca madre de la caliza travertina.
Los depósitos calizos descritos en las páginas precedentes están
limitados en su mayoría a las zonas costeras, mientras que la traver-tina
está generalmente extendida también en las montafias, bien por
encima de los niveles de los afloramientos de calizas costeras.
Queda, pues, por describir la fuente de !a materia caliza travertina
en el terreno volcánico en sí mismo. Sin duda, la evaporación super- B
N ficial es la responsable del movimiento ascendente de las soluciones E
calizas desde el subsuelo. La fuente última de esta caliza (las solu- O
cier,eu de cafeiu-biearbonatoj tiem wfl a ~ ü c a y-ae forma n-- m
O
los minerales de las materias volcánicas, la plagioclasa y el Ca con- £E
tenido de piroxenos y hornblendas. El contenido medio de CaO, obser- 2
E
vado en 20 análisis de basaltos publicados hasta ahora, es Pf por 100 ;
-
rocas ígsieas pobres en calizas, como la sienita y las traquitas, de pre- 3
-
sencia más reducida, no han sido tenidas en cuenta en este cálcdo -
0
m
E aproximado. O
Ea formación de soluciones circulantes 6e bicarbonato cálcico y
su movimiento ascendente debido a la evaporación en la superficie n
-E
no armoniza con las condiciones clirnáticas actuales. Requieren un a
2 r6gimen más húmedo, con liuvias estacionales alternando con tiem- n
n
pos de sol intenso. Tales condiciones existieron probablemente du-rante
ciertos períodos del Cuaternario. La actual precipitación atmos- 3
O
féRca es, como sabemos, bastante insignificante (unos 200 mm.), y
hay ima falta considerable de aguas subterráneas, excepto, quizá, en
niveles muy prol'undos (agua del nivel basa1 de la Isla).
La cubierta de travertina fija una fecha estratlgráfica, al menos
en sentido relativo: podemos hablar del "tiempo pre-travertino" y del
"tiempo post-travertino", siendo el úitimo idéntico a los ~eriodoSs ub-
Reciente y Reciente. Estudiando el desarrollo geomorfológivo de la
Isla, este "plano de fecha" puede ser importante.
2 Son análisis consignados en la obra de J. Sourcart y E. Jeremine y en
otra sobre Fuerteventura del presente autor (1958).
66 ANUAEIO DE ESTUDIOS ATLANTIOOS
LAS FORMACIONES SEDIbPENTARIAS DE FUERTEVENTURA (1. CANARIAS) S
Excepto la vecina isla de Lanzarote, ninguna otra isla del h c h i -
piélago Canario ofrece similares cantidades de carbonato cálcico puro.
Hay dos circunstancias que pueden explicar la diferencia: 1) el an-tiguo
relieve de la Isla, y 2) el régimen climático más "africano" de
las Islas más orientales, Fuerteventura y Lanzarote, en el período
Cuaternario posterior. También el relativamente alto contenido de
cal en las rocas ígneas básicas debe ser tomado en consideración
(cfr. con Gran Canaria, donde abundan rocas pobres en silicatos
de cal).
11.-Co.d~glornerados fosilferos litorales y arenas calcáreas oscuras.
A lo larga de la relativamente h j a costu de S~=.t~.~endLuoii,d e :a
acción marina es de violencia mucho más reducida, se han conservado
largas franjas de lechos planos de conglomerados y arenas oscuras,
ambos conteniendo gran eantidad de restos de conchas de moluseos
(depósitos litorales del ultimo período interglaeial?) .
He constatado la existencia de tales lechos a lo Iargo de varios
kilómetros hacia el norte y el sur de Puerto del Rosario, donde yacen
Justamente sobre el limite de la actual marea alta, extendiéndose
tierra adentro, en algunos lugares, unos cien metros más o menos.
Las capas descansan sobre un lecho firme de basaltos formando su-perficies
aplanadas.
El coilglomerado "cene un espesor bastante insignificante, de 0,50
a 1 metro, y se compone de piedras pesadas, más o menos angulares,
de la roca subyacente. Las piedras están cementadas por una matriz
caliza oscura. En ésta hay fragmentos de conchas de moluscos que
parecen pertenecer a la fama actual (Pateíia, etc.), aunque no se ha
efectuado un examen muy detenido de los ejelnplares. Eay vastas
extensiones de este conglomerado en algunos lugares; en otros hsn
sido destruidos por la acción de iela resaca. En algunas plataformas
ribereñas, donde los conglomerados han sido redíxidrs a phms 8%
Iadas, se encuentra bajo ellos m a arenisca calcárea oscura, inmedia-tamente
encima del lecho rocoso. En otros lugares hay la misma are-nisca
descansando sobre el conglomerado, como en el caso de Puerto
Lajas, al norte de Puerto del Rosario. Una localidad donde se ha
Núm. 4 (1958) . .. . . 67
conservado una capa bastante extensa de estos estratos es en el ca-mino
al Matorral, a cuatro kilómetros al sur de la capital. Aquí tam-bién
abundan fósiles en la arenisca. Las capas est&n sólo a un metro
sobre el nivel de la marea alta y ocupan una depresión poco profunda
en el plano de la costa (fig. 10).
Es evidente que estos depósitos, que siguen estrictamente la línea
costera, tienen q.de hahrse formado en la línea litoral, p r o no
en el tiempo presente, aunque las capas coinciden prácticamente con
el nivel oceánico. Parece que se formaron en un tiempo en que el nivel
del Océano era ligeramente rnhs alto, y esto probablemente sucedió
durante el último período interglacial. Una regresión de naturaleza
eustática siguió y a su vez fué sucedida por una nueva ingresian del
mar. De aquí que las conchas fósiles incrustadas puedan ser del mis-mo
Último período interglacial.
Gruesos conglomerados que se encuentran en las laderas de algu-nas
montañas de erosión, aqui y allá, en la Isla, son restos oeasionales
de unos depósitos de esta clase, anteriormente mucho más extensos.
Se puede quizá hallar aún más cantidad de tales rocas si se buscasen
con más atención de la que yo les pude dedicar. Aquí sólo pueden ser
señaladas algunas afloraciones ocasionaímente eneontradas.
En el camino que va del pqraeño establecimiento de la costa de
Sotavento, llamado La Torre (en la boca del Valle &e la Torre), a Pozo
Negro, encontré primero un borde de basalto, despuis un abarrancado
terreno de vertiente cortada por las aguas hacia el mar, formado de
m conglorneracls grueso. Las piedras que hay eil él s3fi de basalt~
bastante mal consemado. El espesor de este de@sito de conglome-rado
alcanza en un lugar al menos 10 metros. Descaasa sobre xnos
viejas basaltos desgastados. La formación de conglomerados limita
hacia el Sur con un borde de basaltos antes de que se entre en la
parte terminal del Valle de Pozo Negro.
Se ve que este conglomerado es un depósito que antedata e1 pe-riodo
Reciente, en parte por su estado de dlagénesis y su impregna-ción
con cal y también por el resultado de la erosión de los barrancos.
68 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTIOOS
LAS FOXMACIONES SEDIM'ENTARIAS DE FUERTEVEXTURA (1. CANARIAS) 33
No seguí: la formación del conglomerado cuesta arriba y tierra aden-tro,
pero parece estar en conexión con las montañas que se elevan
hacia el Oeste: Lomo Cumplido. El área cubierta por estas viejas
gravas es llamada Pedregal de Majada Cabrones y marca un estadio
en el largo proceso de denudación que redujo la altura de las coIinas
que componen la cordillera del Este. La precedente extensibn del con-glomerado
fué con anterioridad más amplia hacia el Este; la abra-sión
oceánica ha destruido una parte considerable de 61.
Otra afloración similar en naturaleza fu6 descubierta a algunos
kilómetros al oeste de Gran Tarajal, en la costa Sur. El amplio valle
en forma transversal, Valle de la Lapa9 es un valle corto, con relleno
de gravas del tipo corriente en la cordillera del Este. Pero a! fin de este
vaile hay, en la vertiente derecha (en una montaña de basalto, La
Lapa), un conglomerado bastante firmemente cementado por cal.
Forma un arrecife colgante hacia el mar de unos 5 metros de altura.
La superficie del degsito se inclina suavemente desde la montaña
hacia este borde y está cubierta con una espesa "coraza" de traver-tina.
Probablemente este fanglomerado es un tipo común en las ame-setadas
montañas; sin embargo, rara vez está expuesto a la luz del
dia debido a la cubierta de arrastres, travertina, etc. Gracias a la ve-sencia
del arrecife de abrasión noté que tal conglomerado realmente
existe aquí.
Los materiales detríticos, de composición y tosquedad varia, que
se comprenden bajo la expresión arriba mencionada, pertenecen a1
"período post-travertino". Llenan los valles y depresiones y tambih
algunas fajas costeras. Su volumen debe ser considerable, aunque no
contamos con datos precisos.
Han sido identificadas las siguientes clases de depósitos aluviales :
1. Aczmzdwbnes de tdud de las m t a i í a s , consistentes en pie-dras
anguEares y piezas de peñas mezcladas, a causa de desprendi-mientos.
2. Gravas y arenas piedemondanas.
3. Grcwas y arenas fluviales formando rellenos m los vdks y
extendiéndose en largas deltas al fin de los mismos.
34 HANS HAUSEX
4. Rellenos de las depresiones por arena y fangos y también pro-ductos
arc4losos.
5. Arena eólica (arena calcárea) en las áreas donde aparece la
arenisca calcárea.
6. Pedregales y a-renas en las plcyccs de la costa.
Podemos dividir también los productos en cuestión en dos gru-pos
convencionales : 1) sediamentos de origen mecánico, y 2) sedimen-tos
de origen qu<mico. Los primeros son, por supuesto, de un mayor
volumen en sentido cuantitativo. Los últimos son de la más extra-ordinaria
importancia, suministrando los suelos laborables de la Isla.
Los principales productos de1 desgaste químico atmosférico son los
derivados de las cenizas volcánicas, de grano más fino, depositados
en el periodo Cuaternario, como ya hemos apuntado. Las principales
áreas de tales suelos, consistentes principalmente en fangos y arcillas
que van del rojo ladrillo al rojo-pardo oscuro, se encuentran en la
región de Antigua, Valles de Ortega y alrededor de Tuineje. Aquí
también se aprovecha alguna agua subterránea. El relleno de la de-presión
& La Oliva, en el norte de la Ida, sufre de sequía y de falta
de agua subterrknea.
El arrastre de materiales por los rios intermitentes (barrancos)
de Fuerteventura es actualmente de importancia reducida. El trans-porte
anual de materiales parece ser insignifica~tee n lo que respecta
a las gravas, mientras que las tierras más finas son arrastradas
a alguna distancia por las lluvias torrenciales en invierno. Y esta
migración se repite anualmente hasta que llega a la costa. Las arcillas
y fangos más fims son llevsldos en suspensión por las rápidas corrien-tes
de agxa a una maycr distancia, hasta donde encuentran obstácu~os
(tales como presas) y se sedimentan.
Referente a los suelos de Fuerteventura no hay datos precisos a
mano, y a este respecto todavía queda por hacer mucho traba~o.T am-bién
debería elaborarse un mapa agrogeológico, aun sin hablar de la
investigación de las condiciones de las aguas subterráneas. Se crer
por personas residentes en Fuerteventura desde hace largo tiempo,
hombres dedicados a la agricultura, que la solución del problema del
agua subterránea asentaría la vida económica de la Isla sobre bases
completamente nuevas. En este sentido hay algunos aspectos prome-tedores,
especialmente relativos a la gran cuenca de Tuineje, en el Sur,
70 AATUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
LAS FORMACIONES SEDIM'ENTARIAS DE FUERTEVENTURA (1. CANARIAS) 35
y concerniente tambisln en algún grado a la Península de Jandía,
donde el volumen de las precipitaciones atmosféricas es relativamente
más grande y, consecuentemente, los recursos de agua subterránea,
probablemente, los más prometedores.
1. Acumulaciones de talud.-Como se señaló en la introducción,
al relieve de la Isla está generalmente en un estadio maduro, aunque
hay colinas 6e vertientes escarpadas y cuestas aquá y allá. Las la-deras
montañosas más escarpadas se encuentran en los riscos de la
cordillera del Este, dando cara al valle interior longitudinal. Este ras-go
topográfico depende de la presencia de capas de dura lava descan-sando
sobre blandos estratos basales de la formación de "brechas".
En resumen, las colinas denominadas fortalezas son de este modo de
formación: cumbres planas y flancos .perpendicula~esq ue más hacia
se convierteE elL una f-a'l2U- a I--L-Eld-;b S--u--a-v--e .
Es natural que, bajo la influencia de !a &scompsic36n mecá-nica
de los bancos de lava, el. pie de estas colinas esté cubierto con
un piedemonte, de pied~asa ngulosas deslizadas desde los bancos de
arriba. Esta masa pétrea se va moviendo hacia abajo, con el tiempo,
bajo la influencia de la acción solar alternando con la acción del frío
nocturno: a la expansión del volumen de las piedras bajo los rayos
del sol se suma la gmvitaci6n, en un movimiento de empuje descen-dente
que se repite cada día.
Pero también en las cuestas menos pronunciadas hay un desliza-miento
de arrastre. Por ejemplo, si uno viaja sobre el relieve más
maduro de las montañas del Oeste, entre Pájara y Chilegua, se siente
impresionado por las largas y suaves cuestas que se encuentran en
todos los lados de las colinas y lomas (véase fig. 111, en las cuales
difíciimente se percibe un solo cresth. Todas las supenicies están
cubiertas por una masa, por un manto de piedras angulares pyoee-dentes
del lecho rocoso subyacente.
Hay en Fuerteventwa otra clase de terreno rocoso descompuesto
mecánicamente: un basalto olivínico de grano bastante grueso, o una
LLb recha" basáltica que se desmen~mae n 1-o s?~pe_~ceine penyueiií,8s
piedras angulares del tarnañao medio de un terrón de azccar. Las par-tes
superficiales del terreno rocoso descompuesto varian en espesor,
a veces varios metros. La superficie es muy suave y blanda a la pisa-
da; las vertientes, fáciles de escalar. La mayor parte de la "roca po-drida"
está impregnada de cal, tanto que a veces se ha formado una
"brecha" de cementación cálcica (no una "brecha" tectónica) . Cuando
hay diques de basalto de grano fino cortando tdes masas descom-puestas,
se alzan en relieves como rnuros de piedra.
Tal clase de terreno de lecho rocoso enormemente desmenuzado,
una especie de sedimento mecánico autóctono, se encuentra a lo largo
del borde oeste de la cordillera del Este, donde ras capas colgantes
consisten en duros basaltos. En el lado Este de la amplia depresión
de Tuineje dan lugar a unas extensas y suaves faldas, un paisaje algo
especial. Un terreno bastante parecido se encuentra en donde irnpor-tanta
capas de tobas oscuras o puzzolarias afloran en Zas vertientes.
La aparición de este manto de piedras angulares en las colinas de
Fuerteventura depende, por supuesto, de la diferencia relativamente
pequeña, entre ia base de erosión y los niveles más altos dei relieve.
La erosión lineal parece ligera. Lz. mayoría de los vaik tienen m
perfil longitudinal suave. Hasta a@ la mayor parte deel transporte
del se efectúa por medio de un deslizamiento '6seco" a io
largo de las faldas. Los valles tienen m perfil transversal en forma
de V y su fondo queda bloqueado por las masas de piedras angdares.
Pero las lluvias ifivernales dan lugar a ríos intermitentes de rápidas
corrientes en los barrancos, y éstos tienen poder staficiente para trans-portar
su peso m poco corriente abajo, y en el transcurso de los aíios
para arrastrarlo a lo largo del valle. Durante este transporte (tantas
veces interrumpido), las piedras se desgastan, convirtiéndose en gui-jarros,
gravas y arena basta. Así llegamos a Ios materiales de trans-porte
fiuvial (categoría núm. 3).
2. G1c l í~y8 cx ,@am@ , e&em~t~,p=(d e & p u.~ .i, ~8iCa ü~& ti~.a-)L as
masas de pedregales arriba caracterizadas se han movido principal-mente
por medio de la fuerza de la grevitación directa. Hay, natural-mente,
muchos depósitos más en las montaiías que se han formado
con la participación del agua corriente de arroyos de corta duración.
Estos han puesto en movimiento las nasas desprendidas de arriba y
las han traido abajo al borde de las cuencas y los valles. Aqui se han
depositado como conos de deyección anchos, a veces uniéndose a cin-
72 XNVIRIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
Fig. 11.-Una perspectiva del país montañoso desde PAjara. en el camino a Fayapua. Las
vertientes están cubiertas con un manto de piedras angulares de la roca madre. La masa
se desliza lentamente colina abajo.-Foto H. H. 1954.
Fig. 12.-Curso bajo del Barranco de Fayagua (mirando a: 0.)co n un amp:io relleno tic
grava cuya superficie se acomoda al actual nivel del mar. En el fondo. partes erosiona-das
de colinas de gravas anteriores m& importante. A lo lejos. una cuesta caliza (clara-mente
co1oreaclal.-Foto H. H. 1957.
LAS FORMACIONES SXDPMENTARPAS DE FUEXTEVENWRA (1. CANARIAS) 37
tas piedmontanas, que poco a poco pasan a los horizontales sedimen-tos
de las llanuras.
Tales conos de deyección, pedregales y arenas (en parte tierras
finas también) producen con el tiempo nuevas masas listas para el
transporte lineal que pasa por los valles y barrancos.
3. Gravas y arenas flmxides (relleueos de 20s valles) .-Esta, clase
de sedimentos está muy extendida en Fuerteventura. La mayoria de
los valles, tanto en las monta5as del Oeste como en la cordillera del
Este, estan en gran parte ocupados con materiales de transporte Bu-vial.
En el curso alto de los valles este relleno está estrechamente
limitado a las vertientes cercanas, pero pronto encontramos (progre- a
sando valle abajo) que el relleno se ensancha en un amplio llano de E
fondo con muchos cursos abandonados de torrentes serpantes. kin O
n
ejempio tipico de este fenómeno es el valle de La Solapa (oeste de Pá- =m
O
jara), que desemboca en la costa de Barlovento; otro, el valle de Fa- E
E
2 yagua, más al Sur, que también se ensancha en un llano de gravas E
(véase fig. 12).
3
El espesor del relleno de un valle tal puede ser considerable, como
-
se demuestra donde una erosión lineal más reciente ha abierto un ca- e m
ñón en el relleno. He encontrado espesores hasta Ehe 10 metros. Proba- O
Hemente la mayoría de estos rellenos de gravas han sido depositados
n
en un priodo anterior de un régimen clim&tico algo diferente, de E
a mayor humedad y de lluvias. El dep.ósito más extenso de gfavas de
corrientes fluviales se encuentra en la depresión de Tuineje, en la n
parte sw de la Ida. Se verá alli un amplio sistema ramificado de crar-
3
sos de agua, barrancos poco profundos, la mayoria secos en nuestro O
tiempo, pero que tienen rellenos de gravas. Se unen en una confluencia
general más abajo, al entrar en el amplio portillo de aguas (o des-a@
e) hacia la costa, en Gran Tarajal. Esta ancha pero corta apertura
está ocupada por una llanura de gravas y arenas.
Muchos de los regueros de los valles que llegan a la costa han
sido atacados por la resaca y se ha acumulado una enorme barrera
de guijarros, especii?lmente eil !a c~stud. e Ehrlovento. h r w e q ce el
relleno de gravas tuvo continuaciajn anteriormente más afuera del
limite de la tierra, porque entonces e1 mar se encontraba a niveles
más bajos.
4. Rellenos de las cuencas y lZanwm por avenas y fangos.-Hay
en Fuerteventura varias tierras bajas interiores en las que se ha
efectuado la acumulación de materiales fluviales, especialmente en
pasados tiempos, de más lluvias. En algunos casos existía anterior-mente
un lago en la depresión que se rellenó o se desaguó. Puesto que
no se han hecho ningunas perforaciones profundas en tales rellenos,
la sucesión de los estratos en los mismos no puede ser establecida.
Sin embargo, en la superficie h2y principalmente sólo sedimentos de
grano muy fino (arcillas y fangos).
Un relleno típico depresional se encuentra en la parte norte de
la Isla, en La Oliva. Este pueblo está construido sobre la superficie
perfectamente plana de tal relleno, que es en la capa superior un fango
zarrón. Hace muchos años se excavó un pozo en este terreno en
busca de agua, pero sin kxito. Una muestra de la tierra fina extraida
de este pozo fué anaIizada químicamente (por Woodc~ck y Mellers, -
de Londres), y los datos obtenidos han sido amablemente comuni- m
O
E
cados al autor por el Sr. T. B. Dorta (de Santa Cruz de Tenerife) : -E
Mela aquí : E
3
SiO, 48,28 UJo -
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 0 m
Al@, . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15,14 " E
F-O, . . . . . . . . . . . . . . . . . ....... . . . . . .... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10,2 " O
CaO 6,72 " 5 .............................................................. n
MgO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2,58 "
Na,O y -0 .................................................... 1,76 "
SO , . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . tr.
CO, y H@ ........................... ..... ...................... 15,32 "
Ei muy elevado contenido de hierro depende de la composición
del material primario de que se deriva el fango: las tobas basálticas
de Ias vertientes circundantes. Este material ha sido sometido a una
larga descomposición química y después llevado por el agua hasta
la depresión en cuestibn.
Otra depresión se encuentra algo más al Sur; es la ccenca de
Tetir, en la cual el relleno superficial es una arcilla rnarrh-rojiza.
Parece que esta depresión estuvo una vez llena de agua, y el lago
74 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
LAS FORMACIONES SEDIMENTARIAS DE FUERTEVENTURA (1. CANARIAS) 39
tenía su desagüe hacia el Este, a lo largo del Barranco de Herradura.
Era un lago Cuaternario, de una epoca de más lluvias. La presencia
de un "salto" en el mencionado barranco indica la existencia de un
salto de agua retrocedente (donde la presa de almacenamiento había
sido construida y subsiguientemente rellena de arena y fango).
Una depresión de amplia circunferencia se halla en el valle del cen-tro,
y su seca superficie es conocida con el nombre de Llano de la Con-cepcih.
Muestra en su superficie arena, fango y alguna incrustación
de yeso. Aqui también existi6 un lago, probablemente en el Cuater-nario,
y su desagiie fué a lo largo del Barranco de los Molinos, hacia
la costa de Barlovento. En este llano se ha excavado un pozo hasta el
lecho rocoso de lava basáltica amigdaloide, pero no se ha encontrado
agua alguna.
Un relleno depresional hay también al este de Triquivijate, en
la vecindad de Rosa del Tarn. EI desr?gk err, r, le largo Ge una ba-rrera
montañosa hacia el Norte, a1 Valle de Casillas del Angel, por
medio de una garganta profunda cortada en las series de basaltos
amigddoPdes que aparecen aquf. El antiguo relleno de este lago des-aguado
se puede ver todavía hasta un espesor de cinco metros al
menos, bien estratificado. La acción de lluvias posteriores ha reba-jado
algo esta meseta de sedimentos con barranquillos separados por
pináculos.
5. Las armas de dunas están en estrecha conexión con las ante-riormente
descritas areniscas blandas calcáreas, puesto que han de-rivado
de ellas por la corrosión del viento. Los más importantes de
16s campos de estas finas arenas calcáreas movedizas están en el
Norte, en el Oeste y en el Istmo de la Pared.
En el Noreste, entre Corralejos y Los Apartaderos, se extiende
un amplio cinturón de arenas amontonadas por el viento a lo largo
de la costa de Jable del Moro, donde las dunas han sido en parte fija-das
por la vegetación. El material ha sido suministrado por las capas
de areniscas calcáreas del subsuelo, a alguna distancia de la costa.
El material suelto se formó, no tanto por la corrosión del viento, sino
más bien por la acción marina durante estadios mAs altos del nivel
de1 mar en el curso del Cuaternario.
Una región llana alrededor de Los Lajares es también un amplio
campo de arenas amontonadas por los alisios, limitando al Norte p r
el joven mdpab de lava de los volcanes de allí. Eas arenas han sido
originadas por extensos afloramientos de arenisca calchrea en la re-gión
de colinas al oeste del volcán MontaPña & la Arena, donde los pe-queños
valles han sido llenos de arenisca. También aquá las dunas han
sido fijadas en parte por una vegetación de matorrales.
En la costa de Barlovento, SO. de PAjara, hay otro can;po de are-nas
calcáreas de dunas, bastante extenso, conocido por el nombre de
Jable de las Salinas y por Jable de Vigocho más tierra adentro. Aqui
10s vientos alisios soplan sin obstácdo algikxo, produciendo una md-titud
de "'barchanes" 3. El material ha de ser buscado en la arenisca
calcárea pálido-amarillenta y capas de caliza, que aparecen en la parte
subterránea de este sector de la costa. Que la mayon'ía de los se&-
mentes se hayan a,ctkmulado aquí es consecuencia de la existencia de B
N
un2 llanura baja: la costa est& aqui Libre de montañas. E
O
Ahora I,emos de rneneinmr el más importante de los campos dc n--
arena de Fuerteventura, el. Jable del Istmo de la Pared, cubriendo casi m
O
la totalidad del terlleno llano qw separa las montaiias de Jandía de E
2
las de Chilegua. Este jable forma una amplia zona que se extiende -
de Nol-te a Su, un camino libre para !os vientos alisios. En el extremo 3
Norte de la zona hay una rama q ~ seig ue la costa de Barlovento de --
0
Jandfa, Lnna zona de arena que se extiende en dirección Sudoeste. Tam- m
E
bién estas vastas aciamielaciones de arena tienen su fuente primaria O
en las areniscas de material calcáreo que aparecen en el subsuelo, n
un manto qxe yace sobre el fundamento basstico. a-E
Es notable que estas masas sraeltzs de arena, ilevadas por el viento 2
n
en una distancia tan grande, sean de una composición calcárea tan n
pura, Io que se manifiesta ya en su color pálido-amarillento. Se espe- O3
raria mezcla de granos de materia¡ basállico, puesto que la mayoría
del lecho rocoso está forrnado pi- tldes rocas, fhcilmente descom-puesto
en la superficie en ma especie de grava angular: pro no
los hay.
Es-as arenas rizovedixlrs pzrecen ser comunes también en !a nor-teiía
isla de Lanzarote y en la cercana Graciosa, como he comprobado
en exc.ursiones realizadas a ellas. Eanzarotv está cruzada en dirección
3 Esta expresión significa lomitos de arena en forma de media luna, acumu-laciones
típicas en desiertos donde domina el alisio con rumbo persistente.
10 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
Norte-Sur por una amplia zona de arena movediza (calcárea) llevada
por el alisio desde la Bahía de Penedo, en el lado Norte, al aeropuerto
de Guasimeta, en el Sur. Una gran parte de Graciosa está también
cubierta por fina arena, formando innumerables pequeñas dunas en
los matorrales esparcidos sobre el terreno. Probablemente hubo du-rante
ma posición más baja del nivel oceánico, cuando las Islas del
Este estaban unidas a una sola masa de tierra, un manto continuo
de arena moviéndose desde Alegranza hasta Punta de Jandía (y tam-bién
más allá a lo largo de la actualmente submarina llanura, hacia
el Sur).
6. P@dregales y arenas de grmo medio m lCGs playas de la costa.
Esta clase de sedimentos ha sido al principio nada más que el acarreo
fluvial, traído a la costa por los ríos intermitentes (barrancos). Aquí
en la orilla del mar se ha mezclado naturalmente en cierto grado con
material suelto formado por la acciion de la resaca contra los acan-tilados
del mar. Las barras litorales, especialmente potentes, se han
acumulado en la terminación de los valles anchos, donde se han dep-sitado
también arenas en gran extensión en e1 lado interior de la
barra.
En los sectores de la costa donde afloran acantilados de areniscas
calcáreas y de tobas de consistencia Manda se han formado playas
anchas de arena (Corralejos, Jable del Moro, Jable de las Salinas,
Istmo de La Pared, etc.) .
La formación de las barras mencionadas debe ser una consecuen-cia
de transgresión de1 Océano en tiempo Sub-Reciente; el curso bajo
de los valles ha sido cortado sensiblemente.
V.-Los suelos bahoralairss.
Los suebs en Fuerteveni¿ura deberian merecer una atención espe-cid
en relación a su importancia para la progresiva apicultura. Por
supesto, no es suftciente estudiar los suelos en su sitio y Ajar la
extensión y reparto de las diferentes clases de los mismos; deberían
también ser cuidadosa y sistemáticamente investigados en el labora-torio.
Resumiendo : debería llevarse a cabo un examen agrogeoMgico
42 HANS HAUSEN
detallado de la Isla, y al mismo tiempo hacer investigaciones sobre las
aguas subterráneas, cuyos recursos parecen ser un tanto prometedo-res,
al menos en algunas partes.
Estas clases de estudios solamente pueden ser efectuados si hay
suficientes fondos económicos y otras condiciones adecuadas. El autor
no tuvo ni ocasión ni recursos para tal fin ; de aquí que los datos dis-persos
que ahora se consignan han de ser considerados como suges-tiones
para una investigación futura.
Los mejores suelos de Fuerteventura parecen estar en relación
con las antiguas cenizas volcánicas depositadas en tiempos geológicos
anteriores al periodo Reciente. Estos sedimentos, más o menos fina-mente
granulados y que cubren algunas veces vastas superficies, han
sido sometidos a descomposición química y transformados en un
l<uLr- - -c.A-c urw7a-7r crrb -~----~A- L ~2M: - - I- 1V, , L I GdeI -mi color ~~i a i~ór i - '~jLi~ais> p.r i.n ci.p ales
áreas de tales suelos arcillosos se encuentran en la región de Antigua-
Ampuyenta, Valles de Ortega y Tuineje; por lo tanto, en el amplio
valle intramontano que hay en el centro de Ia Isla. Este suelo es, como
veremos, de un grano muy fino y puede ser arrastrado muy fácilmen-te
por las lluvias torrenciales. Y ese ha sido el sino de varias áreas,
al menos en algunas partes. En la estación seca la tierra es muy dura
si no se riega. Por ello se suele mezclar principalmente con sedimen-tos
de grano más basto. Otro procedimiento usual. es cubrir las áreas
cultivadas con una capa de "lszpili", el llamado "picón", para preser-varla
de la evaporación y para recoger la humedad de las nubes noe-turnas
que se adhiere al terreno. El suelo "braunlehm" constituye una
cubierta de un medio metro de espesor y descansa algunas veces sobre
el canio blanco.
A,+, A, 4, -, 4:an.,i,, ,n,:?l,no Ari M.-....,-G. n n Ln-nC. An nr\r?n;r?ar>om
A p a L L G UG c n ~ aL ~ G LL a ~ L ~ U L W D Gu c f j a~u u ULLV i i e u r w n UG ~ W L A D I ' L L ~CLII L
también una clase de suelos que no están confinados a las t'i erras
bajas, sino que se dan en las vertientes de las montañas y también
en las extensas vertientes costeras en el Este. Estos consisten en una
tierra calcárea de grano fino y de color marrón-chocolate, mezclada
con piedras angulares de ia próxima roca madre subyacente o de la
caliza travertina. Esta tierra, cubriendo el terreno rocoso por un me-tro
o más, es relativamente la más extensa. Es producto de la des-composición
atmosférica en has condiciones c!im&ticas actua:es. En
las sierras y en las cumbres de las colinas ha sido muy atacada por
las aguas, y profundas zanjas la han cortado frecuentemente.
Este suelo, más o menos mezclado con piedras, es también labo-rable
e incluye sustancias nutritivas, aparte de su contenido de cal,
que es siempre alto. Pero la cuestión básica es la obtención del agua
subterránea, y este problema no ha sido todavía resuelto en la mayor
parte de la Isla. En las regiones donde es posible obtener el agua (la
mayoría de naturaleza salobre) y es elevada a la superficie por medio
de un molino de viento, las cosechas de tomate son buenas. Un terreno
típico para cultivo de tomates es esta clase y se encuentra en los
tableros de Tuineje, en las partes del Suroeste. Aquí se extiende 7an
área todavía insuficientemente cultivada, pero con la esperanza de
poder obtener agua.
Hay todavía otra clase de suelo: el antes mencionado de arena
movediza calcárea. Estas áreas, generalmente muy secas, son suscep
tibles de aplicarse a ciertos cultivos de secano. Son Ias &reas del norte
de la Isla, que están sometidas a una total ausencia de agua subte-rránea.
La destrucción de los suelos es un problema muy serio en esta
tierra privada de cubierta vegetal y expuesta a las muy ocasionales,
pero tsrrenciales, precipitaciones de lluvias. El agua superficial busca
su camino falda abajo, hacia los cauces principales, por medio de innu-merables
zanjas, cuyas cabezas se ramifican en incontables brazos.
Al cabo de algunos años una supeficie continua ha sido seccionada
de acuerdo con el mal "patr6n de la tierra", y sólo unas pocas man-chas
han sido respetadas. Un ejemplo típico de esta destrucción de
suelos lo suministra el valle de la Matilla, donde una serie de viejas
capas piruclriLsticaa iiaii sido atacadm de esta manera. IvIuchas lade-ras,
cubiertas de parda tierra mezclada con piedras, han sido seccio-nadas
de una manera similar, de tal forma que la subyacente tosca
blanca o canto blaswo, una superficie rocosa muy dura, ha quedado
expaesta a la luz del día.
Pero no sdjlo las lluvias torrenciales son fuerzas destructivas: el
viento alisio, que sopla casi constantemente desde el sector Norte,
tiene su parte en la destrucción del suelo, como se encontrará en va-rios
casos, donde la erosión por el agua de las iluvias ha hecho el
trabajo preliminar formando las zanjas. Además, las movedizas are-nas
de las dunas pueden cubrir en algunos lugares el suelo laborable,
si las dunas no han sido fijadas por una vegetación de matorral. Esta
amenaza de las arenas movedizas no es, sin embargo, de la misma
escala que la que encontramos en Pa norteña isla de Eanzc~iote.
Las rocas sedimentarias y las acumialaciones sueltas de materia-les
detriticos han sido depositadas en esta Isla sobre una vieja super- NB
ficie de denudación de "relieve maduro" (no una penillanura). Esta
superficie-aunque un poco alterada por la aparición de modernos
conos volcánicos-puede ser considerada como la continuación occi-
- m
O
E dental de la superficie de denudación del cercano Continente. La isla ;
de Fuertevsntura estaba en el pre-Mioceno en cierta conexión con -E
aquél. Es imposible decir cuánto se extendia hacia el Oeste !a super- E
ficie en cuestión. En tiempos posteriores tuvieron lugar en esta área
-
muchas fracturas y desplazamientos, aparentemente en conexión con f
la inquietud de la corteza terrestre durante el plegamiento de las $
montañas del Atlas. n
En el Mioceno hubo, como sabemos, una transgresión del Océano, y
las Islas Canarias fueron consiguientemeate algo sumergidas bajo el 2 n
mar. Signiss de esta transgresión se eneuenztran en las actualmente Z
playas elevadas de Gran Cmaria y La Palma y también en las Islas $
Salvajes (al norte de 'penerife). En -fierteventxra no he encontrado O
tales elevados sedimentos litorales en fama de orillas de caliza, ex-cepto
eii -u1 5u1u I=gzI, 8: a-~?.&-- & Lc3 Lzjayes (regiór, de La QGT~T~).
Ea formación de caliza es aqiiaí de consistencia mayor que 1% de las
calizas de la costa de Zmlovento, siendo, como hemos visto, de tiempo
Cuaternario. La caliza de Los Lajares está, a j'agar por e1 mapa to-pográfico,
a mos 100 metros sobre el mar. . , Es sin duda un fenómeno CW~OSO el que las calizas marinas moca-nicas
estkn prácticamente ausentes de la superficie de Fuerteventura.
Cierto es que una erosión posterior ha tenido Ingar, aunque muy ligera
(en el Cuaternario). IIemos de sdponer, sin embargo, que los estratos
80 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
LAS FORMACIONES SEDIMENTARIAS DE FUERTEVWTURA (1. CANARIAS) 4.5
calizos miocénicos puedan estar escondidos en el fondo de las tierras
bajas y que esthn cubiertos por los posteriores derrames de lavas
basálticas, por gravas, arenas, fangos y arcillas. Hasta un cierto
punto, consiguientemente, la erosión puede haber destruido los estra-tos
en cuestión.
He buscado signos de playas elevadas en el paisaje abierto, pero
sin éxito. Ni aun en las montañas de Jandía, en el extremo Suroeste,
he podido encontrar nada parecido a viejos acantilados marinos, a
no ser que el límite interno de la llanura de Punta de Jandía pueda
ser considerado como la posición de la transgresión marina; está a
unos 100 metros aproximadamente sobre el mar.
En la vecina isla norteiía de Lanzarote no hay, que conozca el
autor, tampoco ninguna playa miocénica. No se ha encontrado nin-guna
caliza correspondiente a esta época. Los altos acantilados ma-rinos
que dan cara al Estrecho del Río, opuesto a la isla de Graciosa,
son un elemento morfológico relativamente joven, y si ha existido
alguna clase de terrazas cortadas en la formacibn basáltica, han sido
destruidas por la erosión posterior. La Única parte de la Isla en la
que se puede sospechar la existencia de un viejo límite de abrasión
es en la vertiente costera del Noreste, entre Guatiza y Arrieta. Aquí
tenemos una llanura costera, que se inclina suavemente, limitada
tierra adentro por un abrupto costado montañoso. Este límite está
aproximadamente a unos 100 metros sobre el mar. He seguido tal
límite por algún trecho, pero sin observar ningunos sedimentos de
playas.
En el Plioceno la transgresión oceánica había acabado, y fué se-guida
por una regresión, probablemente relacionada con movirnien-tos
de la corteza terrestre. De nuevo se puede establecer una conexión
cec e! C c a ~ ~ e nat fer icailo, y ~ i p & e y e fgi-a~iib eii cii*ceiderencia.
En este período el área de las Canarias estuvo sujeta a desplazzmien-tos
a lo largo de líneas de fractura que corrían, segiin la opinión ge-neral,
de NE. a SO. Parece que estas fracturas fueron la consecuencia
de fuerzas tensionales al borde del bloque Sial sahariano hacia la de-pr2sión
abisal atlíZjitica.
Puede que existan algunos sedimentos descansando sobre la su-perficie
pliocénica en Fuerteventura, pero no he podido comprobar su
existencia debido a la cubierta de sedimentos más recientes.
En esa época Fuerteventura y Lanzarote formaban probablemen-te
una sola área y, al mismo tiempo, una península africana; la co-nexión
terrestre ha sido establecida sobre el poco profundo mar que
ahora separa Alegranza de Lanzarote y además sobre el Banco de
la Concepción.
El limite del área terrestre pliocénica hacia el Oeste (contra el
profundo fondo del mar) se encuentra probablemente a lo largo del
borde del bajío o zócalo insular (1.080 m. isobata).
Este descenso (de regresión) del nivel oceánico fué principal-mente
un cambio eustático debido al hecho de que la orogenia alpina
agrandó las depresiones oceánicas. Esta posición más baja del nivel
oceánico (aunque es imposible decir cuánto más bajo que la actual
superficie) persistió durante todo el. período preglacial. En esa época
Fuerteventura era de una circunferencia mayor que la actual, estando
quizá indicados sus límites por ei bor6e del bajío (vertiente de 560-
1.000 m. isobata). Los valles de Fuerteventura tenían sus bocas a
bastante distancia respecto a la presente línea costera, y se puede ver,
al estudiar los valles transversales de la cordillera oriental, que su
curso bajo ha sido claramente cortado. Este es especialmente el caso
de las bocas de los valles más al Sur.
En esta época de general regresión, el fango foraminifero del
Océano Miocénico quedó al descubierto en el área de! zócalo insular.
A pesar de un cierto grado de diagénesis que pudo haber ocurrido en
esta clase de sedimento (caliza marina del banco arenoso), el viento-reelaboró
el material y formó arenas calcáreas movedizas.
Esta arena calcárea (ex-fango foraminífero) se conservó móvil
durante los siguientes estadios de glaciación y de retiro de los gla-ciares
terrestres durante la Gran Edad del Hielo.
r -) ~-I -aq- l- -í--n -~ -- a sr- o- -s f- e- -r -a-- s f-n - r-- -m- - .a das di.raa're -1 período Cnaternario
en Fuerteventura sólo he sido capaz de comprobar la existencia de
una, la antes mencionada terraza rocosa de 12-15 metros de elevación
que se da a 10 largo de la costa de Barlovento. Fuede corresponder a
la llamada línea costera "Monastiriana" del Mediterráneo y parece
+ano* IIYI- C T V - ~n v + n n ~ i A n+ nl~lh4& Q ln loro-n An lgn ~ n r f o eA o l di~&nn iLlX.L UI", SLWIL bCZCLIIG,I"II C U I I L . 2 I i L - I I LIi A" l W L b " U" LLYU V V U V W U -VI V"VW**V
Atlántico (W. Ramsay, 1930). Es verdad que la terraza en cuestión
soporta una caliza marina que contiene foraminíferos del Mioceno (?) ;
pero estas conchas están generalmente desgastadas y en fragmentos,
82. ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOR
LAS FORMACIONES SEDIMENTARIAS DE F'UERTEVENTURA (1. C~WARIAS) 47
indicando una reelaboración por la resaca, por el viento o por ambos.
Consecuentemente, me inclino a considerar la caliza como parcial-mente
litoral y parcialmente eólica (dunas fosilizadas) de un fango
mks antiguo, redepositado en la terraza en cuestión en el último es-tadio
interglacial de la edad de las Glaciaciones; por tanto, antes de
la última regresión del mar.
Las arenas de dunas de material calcáreo estaban extendidas
igualmente por el interior de la Isla y se depositaron en estratos bas-tante
importantes en muchos lugares, llenando depresiones y barran-cos,
pero extendiéndose también sobre el terreno llano, especialmente
en Jandía. Esta arenisca caliza blanda contiene en abundancia nidos
del género Antophora, fosilizados en piezas calcareas duras. Estos.
están especialmente aceamulados en estratos distintos a niveles dife-rentes,
aunque es difícilmente visible la estratificación de la masa.
Es una especie de "conglomerado", principalmente en capas delgadas.
Si una de estas capas se encuentra en la superficie, es fatigoso el ca-minar
sobre ella. Puesto que la arenisca contiene tamMér, comhas de
Ke& y SSSenogyra, es aparentemente todo éli un depósito terrestre
llevado por los vientos desde las regiones litorales.
La mayor parte de este sedimento calcáreo blando está libremente
expuesto en la superficie del terreno. Pero en algunas partes ha sido
cubierto por lavas basálticas, y éste es también el caso de las calizas
marinas (litorales), como se ve al estudiar sus condiciones a lo largo
de la costa de Barlovento. Estas lavas pertenecen a los vo!canes
escudiformes de los valles y tierras bajas.
La Formaci6n de la caliza travertina comienza probablemente en
el tiempo de deposición de los elementos cdcáreos eólicos, puesto que
sri superficie está a veces incrustada con tosca. Esta iiltima ha sido
igualmente cubierta por las lavas basálticas. Pero tenemos también
depósitos más recientes de la misma hornada, probablemente hasta
la época Sub-Reciente, cuando el clina cambió por otro más seco.
Actualmente no hay una precipitación química tal de carbonato
cálcico.
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ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS