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ULA DE CULTURA DE TENERIFE DONACIÓN OBRAS I BIBLIOTECA ISLEÑfí UI PUBLICADA CON EL CONCURSO DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS CANARIOS ANTONIO DE VÍAN A OBRAS I CONQUISTA DE TENERIFE EN VERSO SUELTO Y OCTAVA EIMA EDICIÓN, ESTUDIO Y NOTAS POK ALEJANDRO CIORANESCU . > - '\{ BIBLIOTECA UfISVERSITARIA LAS PALMAS DE G. CANAÍM N. » Copia CAl-^^ 1 AULA DE CULTURA DE TENERIFE 1968 Depósito Legal - TF. Ni3m. 219- X Lito. A. Romero, S. A.- Tenerífe ANTIGÜEDADES DE LAS ISLAS AFORTUNADAS DE LA GRAN CANARIA CONQUISTA DE TENERIFE Y APARESCIMIENTO DE LA YMAGEN DE CANDELARIA en verso suelto y octava rima por el Bachiller ANTONIO DE VIANA natural de la isla de Tenerife Dirigido al Capitán don Juan Guerra de Ayala, señor del mayorazgo del Valle de Guerra. En Sevilla por Bartolomé Gomes, año 1604 CANCIÓN Dedicatoria al Capitán Don Juan Guerra de Áyala, Señor del mayorazgo del Valle de Querrá. EL BACHILLER ANTONIO DE VIANA A vos, Guerra supremo, Nivaria aficionada de Guerras, que en las suyas son victoria por llegar al extremo de bien afortunada, presenta humilde su pasada historia. Assí la fama y gloria gocéis de Guerra ilustre bastante a conquistarla que os sirváis de ampararla dándole a su valor eterno lustre, favor y grata audiencia, pues llega a vuestras mano » y presencia. Contra la guerra ilícita que a la verdad histórica diere la envidia en murmurar frenética acusando solícita las faltas de rectórica: socorred, Guerra invicto, mi poética, y aunque en errores ética, halle favor magnífico en Vos, que sois su epítima, razón pide legítima: volved su guerra en paz, Guerra pacífico, que en Vos a este propósito está el valor de Guerras en depósito. 10 CONQUISTA DE TENERIFE Buena guerra es grandeza, de virtudes tesoro, justicia, paz, prudencia, valentía, constancia, fortaleza, orden, de honor y decoro ánimo, diligencia, hidalguía, franqueza, cortesía, martirios y paciencia, méritos, alabanga, lealtad, firme esperanza y todo en Vos se ve con excelencia. Guerra, que en vos se encierra, pues sois el mayorazgo del buen Guerra. Como en la cumbre altíssima de Armenia favorífica, victoria, el arca halló de lo pretérito, en Vos la alcance amplíssima de la envidia pestífera mi obra, que sois Guerra de alto mérito; hazed, pues benemérito este canario cántico, que aunque resuene acérrimo será el más celebérrimo, a Vos Atlante del distrito Atlántico, y vuestras olas bélicas para mi protección serán angélicas. FINÍS AL DISCRETO Y PIADOSO LECTOR El amor hace dulces los trabajos, y el que a mi ' patria he tenido sufribles los de esta humilde obra; es ciego a los peligros, y puede tanto en mA deseo, que vence el temor de los que se le ofrecen: han incitado más mi atrevimiento los zelos, de que en los años pasados Fr. Alonso de Espinosa, del Orden de Predicadores, imprimiesse un Tratado, digno de que se detrate; escribió en él los milagros de la Candelaria, mas sin luz quiso hazerlos en lo poco que tocó de conquista, que promete accidental cuydado en el natural descuydo con que inquirió la verdad de la historia; pues no sólo lo demostró en lo obscuro e indeterminable, sino en lo público, cierto, y no dudoso, que no míenos puede la pasión en los interesados ánimos. Sentí como hijo agradecido, las injurias que a mi patria hizo el estrangero a título de celebrarla, agravió a los antiguos naturales en muchas varias opiniones que afirma, obscureciendo su clara descendencia, y afeando la compostura de sus costumbres y república; y en una no menos injusta y con evidencia detestable a los descendientes de Hernando Estévan Guerra, conquistador, negando aver sucedido a Lope Hernández de la Guerra, su tío, en su mayorazgo, como su sobrino que fué; temerario juyzio en contrario de la verdad notoria, que demáé de serlo sin gravamen de escrúpulos, consta de papeles auténticos y fidedignos con que yo le convenciera estando a cuentas con él, si ya no la hubiese dado al verdadero Juez. Causas han sido bastantes a que la naveziUa de mi humilde ingenio se haya engolfado en el peligro, opuesto a las borra-cas y tormentas de antojadizos y estragados gustos. Y pues que mi buena suerte Lector discreto me ha guiado al puerto seguro de tus manos, afirmo en tu piedad las áncoras de mi esperanga: el porte que te ofrezco no es el tesoro de Orlando, las perlas de las lágrimas de Angélica, ni el esmalte maravilloso de su hermosura; no los frutos del labrador que glorifica a la Madrid insigne, el Dragón de oro, las grandezas de Arcadia, 12 CONQUISTA DE TENERIFE las margaritas, diamantes y preciosas piedras del Templo Militante, ni las riquezas que a tu gusto ofrece el que en todo es peregrino, sino la verdad { desnuda por mi pobreza) de una agradable historia; y algunos rayos y lexos de la divina Imagen Candelaria, todo no adornado con las olorosas y matizadas flores de vega fértil, sino enfardelado en la tosca xerga de mi grosero estilo; que, conociendo su humildad, antes he querido faltar a la obligación de la elegancia poética, que a lo verdadero de la historia. Y si consideras y desentrañas lo essencial de mi propósito, estoy cierto, estimarás mi deseo, y mi querida Patria será eternizada y dignamente bien afortunada. VALE CONQUISTA DE TENERIFE 13 TASSA Yo Juan Gallo de Andrada, escrivano de Cámara del Rey nuestro Señor, de los que residen en su Consejo, doy fée, que los Señores del, de pedimento y suplicación del Bachiller Antonio de Viana, tassaron un libro por él compuesto, intitulado, " Antigüedades de las Islas de Canaria, Conquista de Tenerife, y Aparecimiento de la Imagen de Candelaria," que con licencia de su Magestad imprimió, a tres maravedis y medio el pliego en papel: y al dicho precio y no más mandaron que se venda, y primero se Imprima la dicha tassa en la primera foja de cada volumen, y para que dello conste, de pedimiento del dicho Bachiller Antonio de Viana, di la presente. Que es fecha en Valladolid a doze del mes de Abril, de mil y seyscientos y cuatro años. Jiían Gallo de Andrada SUMA DEL PRIVILEGIO Para la impressión deste libro tiene su Autor previlegio de su Magestad por seys años, su data en la Ciudad de Valladolid a diez días del mes de Otubre del año de mil seyscientos y tres, refrendado de Juan Gallo de Andrada, Escrivano de Cámara de su Real Consejo. APROBACIÓN Yo he visto este libro intitulado Antigüedades de las Islas Afortunadas de la Gran Canaria, Conquista de Tenerife, y Aparecimiento de la Imagen de Candelaria: y me parece que está compuesto con mucho ingenio y agudeza, y que el verso y estilo tiene todos los requisitos que en buena poesía deven guardarse: y que no ay causa ni impedimento para dexarle de imprimir, antes por las dichas razones y por la grandeza de la Historia, es obra muy digna de premio y estima: y assí será justo dar licencia para su impressión, y la merced del previlegio que el Autor pide. En Medina del Campo a tres días del mes de Septiembre, de mil seyscientos y dos años. Licenciado don Francisco de la Cueva y Silva. 14 CONQUISTA DE TENERIFE DE LOPE DE VEGA CAKPIO al Bachiller ANTONIO DE VIANA Soneto Por más que el viento entre las ondas graves Montes levante y con las velas rife, Buela por alta mar, Isleño esquife, A competencia de las grandes naves. Canta con versos dulces y suaves La historia de Canaria y Tenerife, Que en ciegos laberintos de Pasife Da el cielo a la virtud fáciles llaves. Si en tiernos años, atrevido al Polo, Miras del Sol los rayos Orientales, En otra edad serás su Atlante solo: Islas del Océano, de corales Ceñid su frente, en tanto que de Apolo Crece, a las verdes hojas inmortales CONQUISTA DE TENERIFE 15 DE DON FRANCISCO CABEZUELA MALDONADO al Autor y su obra Soneto Viana, vuestro ingenio y alta pluma. Si la temprana edad a más llegará, Ya en los Celestes círculos bolara, De la primera Esfera hasta la suma. Mas, aunque más escurecer presuma Su gran Tesoro la razón lo aclara, Por que quilates de virtud tan rara, El limitado tiempo no consuma. Buele la historia de uno al otro Polo, Del Teyda, y maravillas memorables De Candelaria, Celestial Diana. Que con la Lira del divino Apolo Y musa tan suprema, son loables Los cantos de la vuestra soberana. 16 CONQUISTA DE TENERIFE DE SEBASTIAN MUÑOZ en loor de la obra Soneto Del mundo los más bien afortunados Valientes hijos de la invicta España, En las siete do el mar de Atlante baña Los Campos Eliséos celebrados. Pechos desnudos, de valor armados. Mansos en paz, crueles en campaña, Y entre el incendio de la guerra extraña Con raro extremo del amor llagados. La pureza mayor, la ardiente llama, Que cercada del Sol y luzes bellas, Al abragado Serafin excede; Canta " Viana, cuya eterna fama Buela en su pluma, y vive en las estrellas Por más que el tiempo y la fortuna ruede. CONQUISTA DE TENERIFE 17 DEL LICENCIADO DON PEDRO DE ARZOLA VERGARA, natural de Tenerife, al Autor Redondilla Canario insigne, a vos toca cantar lo que en paz y en guerra nuestra cara patria encierra, cjue el cielo de vuestra boca es la gloria de su tierra. Y no uviera estas hazañas con maravillas extrañas tan dulcemente cantado, sino un ingenio acendrado con el licor de sus cañas. CONQUISTA DE TENERIFE, I, 1- 24 19 CANTO PRIMERO Del assiento de las Islas, de sus antiguos nombres, grandezas y fertilidad, la decendencia de los naturales que las abitavan, sus trajes, costumbres, orden de República, y de los Reyes que tenían los de Tenerife quando la conquista. Canto el origen del Canario nombre y el renombre de bien afortunadas de las siete estimadas islas bellas; publico dellas y de sus varones grandezas, invenciones y costumbres, amores, pesadumbres y discordias, de guerras las concordias, y altos hechos, de los hispanos pechos las victorias, con fama, honor y glorias conquistadas. Vos, de quien son amadas y queridas las islas escogidas de Canaria, patrona Candelaria, dadme lumbre dende vuestra alta cumbre, que confío,, que el pobre ingenio mío en esta historia hará vuestra memoria se eternice. Y vos, por quien me dize mi deseo, insigne Guerra, y creo que desprecia la furia recia del temor contrario, columna del canario honor os llama, ya dende hoy más la Fama da audiencia con clemencia a mi humilde canto llano, haréyslo contrapunto soberano. En el Océano mar término adlántico, yazen en medio de las ondas varias 20 CONQUISTA DE TENERIFE, 7, 25- 65 a quien resisten firmes y altas rocas de pardas peñas y arenosas playas; las islas son Canaria, Tenerife, Palma, Gomera, Hierro, Langarote, Fuerteventura, tan cercanas de África, que ochenta leguas distan de su costa, y de Cádiz dozientas y cincuenta. Nordeste, en ellas, Sudueste, Oeste, Y Leste, vientos favorables soplan. Llamaron otro tiempo a Tenerife Nivaria, y a la Palma, Pintuaria, Casperia, a la que agora es La Gomera, Capraria, o Hero, al Hierro, y Langarote, Junonis, y Pluytula, o Mahorata, Fuerteventura, nombres antiquísimos. Aquél que fue rompiendo el mar salado, surcando el golfo del cerúleo seno, y descubrió los cabos y estrechuras de Mauritania, quando de las Indias vio la grandeza de riquezas próspera, halló para el deseo el non plus ultra en estas siete venturosas islas. También Hanon dende la gran Cartago pasó en el tiempo de su triunfo a verlas; de bien afortunadas justo título les dieron por hallarlas regaladas de los templados y suaves ayres, de tierras gruessas en labrarse fáciles, esmaltadas con flores aromáticas y con dátiles dulces coronadas. Sus riberas y margines marítimas enriquezían por diversas partes, hermoseando en la dorada arena las pellas finas de preciosos ámbares, entreveradas por mayor grandeza con labrados confites y almendrones de agradable apariencia, aunque sin gusto. Manavan leche las hermosas fuentes, las peñas miel suave, entapizadas con nativos panales entre el musgo pagizo, blanda y delicada orchilla. CONQUISTA DE TENERIFE, I, 66- 106 21 Con. esperanga cierta el berde campo al venidero siglo ( ya presente) prometía mostrar fecundas cepas y ñudozos sarmientos de las vides, resudando el licor dulce y ardiente de razimos melosos en los pámpanos, y rubias cañas destilando el g. umo de que se quaxa el fino agucar candido, sabroso néctar de los sacros Dioses. No hallaron en ellas animales dañosos, porque nunca los criaron, aunque en algunas de ellas habitavan los sobervios camellos corcovados. Por sus ayres volavan varias aves de música sonora, y muchedumbre de aquellos bocingleros pajaruelos que por Canarios los celebra el mundo. Produzen sus espesos y altos montes álamos, cedros, lauros y cipreses, palmas, lignaloeles, robles, pinos, lentiscos, barbuganos, palos blancos, viñáticos y tiles, hayas, bregos, azebuches, tabaybas y cardones, granados, escobones, y los dragos cuya resina o sangre es útilísima. Tienen grandes arroyos de aguas claras, con cuyo riego yervas olorosas brotan, y esparcen matizadas flores el poleo vicioso, el blando heno, el fresco trébol, torongil, asandar, el hinojo entallado, y el mastranto; sube la yedra y el jazmín se enrreda y se entretexe la violeta, y hazen un vello tornasol con alhelíes en los espesos y frondosos árboles. Llamáronlas los Campos Elíseos, diziendo que el terreno Parayso, del ímpetu del golfo y mar cubierto, entre ellas tiene su glorioso sitio. Yaze en medio de todas, como adonde consiste la virtud, la gran Nivaria, 22 CONQUISTA DE TENERIFE, J, 107- 47 famosa Tenerife, que en ser fértil, más bien poblada y de mayor riqueza, a esotras seys con gran ventaja excede: es mi querida y venturosa patria, y della como hijo agradecido más largamente, antigüedad, grandezas, conquista y maravillas raras canto. Tiene entre lo más alto de sus cumbres, un sobervio pyrámide, un gran monte, Teyda famoso, cuyo excelso pico passa a las altas nubes, y aún parece que quiere competir con las estrellas: puede cantarse del lo que de Olimpo, que si escrivieren con cenizas débiles en él, no borrará el ayre las letras, que excede a su región la cumbre altíssima. Es celebrada por el mismo Adlante que tiene en peso la celeste máquina, tiene más excelencias que el Parnasso, fuente Casthalia, apoUinario Oráculo; canarias nimphas, Sophiana turba, que a vos, ilustre Guerra, pagan parias, y eternizando vuestros altos méritos a vuestra estatua de diamante puro que allí perfuman con celeste incienso, guirnalda ofrecen del sagrado Líbano. Allí, la eternidad, reyna suprema, habita, y tiene con soberbia pompa, el regio trono potestad y alcágar, y el archivo y erario de grandezas de la pasada hedad, de la presente y de la venidera, y por mil siglos, eterno el gran valor de nobles Guerras. Al fin es de seys millas el cercuyto del Teyda, y doze o más, tiene dé altura; suele bestirle blanca y pura nieve, y entre ella exala humo espeso y llamas por grietas que descienden al abismo, manando verdinegra piedra agufre. Tiene, assí mismo, la dichosa isla, con que quilata su valor insigne. CONQUISTA DE TENERIFE, I, 148- 88 23 un celestial carbunclo inestimable, que es la devota imagen de la Virgen que a Dios vistió de pura humana carne, llamada Candelaria, que cien años antes que sus antiguos naturales christianos fuessen, pareció, haziéndoles infinitas mercedes y milagros; de quien espero avréys el premio justo de aqueste amparó, valeroso Guerra. Puso también el cielo en la Nivaria por confirmar de afortunada el nombre, un santo Crucifixo peregrino, admirable, perfecto y devotíssimo, que quiso la divina providencia que como original se aposentase en casa del seráfico Francisco, que es el retrato a Dios más semejante. Del origen y estirpe de la gente antigua que las islas habitava, ay indeterminadas opiniones: unos dizen decienden de Mallorca, otros que de Numancia, otros que de África, y que con ella fueron estas islas confines, cual Secilia con Italia, y que pudo del tiempo el largo curso en tantas como vemos separarlas, que suele el tiempo largo y la porfía facilitar a vezes lo diffícil. Pero repugna a esta razón dudosa la diferencia de sus varias lenguas, de costumbres y modos de república. Otros dizen, que uvo un tiempo en África ciertos pueblos rebeldes, que se algaron contra el romano imperio y que el castigo fue, que a los deliquentes y culpados en la ' mar desterraron en baxeles sin velas, xarcia o remo, a su fortuna, cortándoles un poco de las lenguas y los índices dedos y pulgares, porque si se escapan se perdiese en ellos la memoria del delicto; 24 CONQUISTA DE TENERIFE, I, 189- 229 Y que, por ser las islas tan cercanas, a ellas aportaron, donde hizieron habitación sin tratos ni contratos, ni letras, con las muchas diferencias del modo de vivir, lengua y costumbres. Ay otras tantas varias opiniones sobre el antiguo nombre de Canarias: unos afirman ser por muchos canes que en Gran Canaria hasta oy se crían; otros lo aplican al sonoro canto de aquellos paxarillos, cuya música queriendo celebrar fue derivado de Cano, por cantar, el nombre antiguo. Mas todas estas opiniones varias no son conformes ni en razón tan justas, que se les pueda dar entero crédito. La más cierta verdad averiguada es que después del general diluvio, el viejo y venerando Patriarcha Noé, tuvo por hijos postrimeros a Grano y Grana, de la Italia Reyes. Vasallos suyos por diversas partes del mundo andavan descubriendo tierras desiertas y apartadas de sus términos; y de aquéllos que en naves y en baxeles del mar sulcaban las furiosas ondas algunos aportaron en Canaria, donde habitaron faltos de las cosas para la vida humana convenientes, y viendo la grandeza de las islas, suelo agradable y saludable cielo, ayres templados y las vegas fértiles, pareciéndoles sitio acomodado a la assistencia y gusto de sus Reyes, como si le estuviessen dedicadas, por nombre heróyco y sempiterno título el propio que le dieron derivaron del suyo, así llamándolas Granarías; mas después que borrando esta memoria el tiempo fue passando en tantos siglos, los Hispanos, que siempre han por costumbre CONQUISTA DE TENERIFE, I, 230- 70 25 acomodar qualquier dicción o nombre a las facilidades de su lengua por pronunciar suave y elegante, la R entre la C y A interviniente quitaron y el bocablo corrompieron; de suerte que Canaria agora dizen, mas el antiguo nombre fue Canaria. Es de aquesta verdad notorio indicio el nombre de Gomera, que oy celebra a la que se llamó Casperia un tiempo, porque de Crano y Grana fué sobrino Gomer, que posseyó su regio ceptro; y, si con atención se considera, parece claro que la misma gente también pobló después aquella isla, dándole de su Rey el propio nombre. Assi mismo confirma esta sentencia Capraria, o Hero, que ahora llaman Hierro, que el nombre de Capraria significa en su lengua grandeza, y Hero fuente, de que le dieron título a la isla por la gran maravilla de aquel árbol, que mana el agua que les da sustento. Parece más del cielo providencia que efecto de natura este misterio. Tendrá la isla en tomo veynte millas sin fuente caudalosa, arroyo o ríos, de que puedan gozar sus naturales; mas por remedio desta grande falta, permite el hazedor de cielo y tierra, que en un inútil cerro, cuyo asiento está sitiado en medio de la isla, aya un árbol tan fértil y vicioso, que de las puntas de sus verdes ramas, pimpollos, hojas y cogollos tiernos, destila siempre líquidos humores, y como perlas o celeste aljófar claros rocíos de abundantes aguas que por los gajos van encorporándose al tronco, llegan en corriente arroyo, y transparentes bulliciosas riegan 26 CONQUISTA DE TENERIFE, I, 271- 311 todo el contomo de la tierra dura. No le ofenden del tiempo las ruynas, ni se agosta, marchita, ni consume; no muda hojas, ni renuevos cría, que siempre está en un ser, que fuera impropio a la virtud que es natural, mudarse. Llámase Til el árbol, y otros muchos ay, pero no de tanto bien doctados, y aunque todos esotros son estériles, de pocas ramas, cual cipreses altos, éste, como fructífero, parece que por mayor grandeza del misterio es más vicioso, fértil y copado. Dezían los antiguos naturales, que alguna nuve en sus espesas ramas destilava las gotas que resuda; mas engañóse la opinión gentílica, que si en philosophia a de fundarse, se vee que la virtud que tiene oculta atrae por su rayz del centro estítico al húmido elemento, como suele mover la piedra imán al tosco hierro. Tan suaves, templadas, transparentes, y saludables son aquesas aguas, que satisfazen al humano gusto, la sed mitigan, al desseo incitan; y assi, no solamente suplen faltas, sino que son sus obras sobras siempre. Provéese de allí toda la isla, y para así hazerlo, se recoge el agua en una alberca al pie del árbol, de donde la reparten con buen orden; pero los naturales conociendo de aqueste buen concierto, con industria en el lugar do agora está la alberca la entretenían en un grande médano de muy menuda, blanca y limpia arena, y para poder dársela al ganado o proveerse fácilmente, hazían fuente pequeña o grande a su propósito, abriendo hoyos en la arena móbil. CONQUISTA DE TENERIFE, I, 312- 52 27 Usase hasta agora llamar Heres a semejantes partes, donde el agua se suele entretener, y en aquel tiempo Capraria se Uamava el árbol fértil, Hera, la arena donde el agua estaba y Hero, aquella venturosa isla a quien dixeron los de España el Hierro, siéndolo el corromper el nombre propio. Después, Puerteventura y Langarote que llamavan Junonis y Pluytula y algunos Mahorata, se poblaron de aquella gente desterrada de África por distar menos leguas de su costa; llamáronlos después los Mahoratas y agora por memoria Mahoreros. Eran valientes, fuertes, belicosos, diestros, y en las costumbres, lengua y talles, muy semejantes a los africanos. Mas no tuvieron rastro de su secta, porque esta población fué muchos siglos antes que las torpezas de Mahoma. Cuando reinava en la Vandalia Bética Abis, antiguo Rey, y tantos años negó a la tierra el cielo el agua y pluvias con la notable perdición de España, los que escaparon a oportuno tiempo, dexando el patrio nido, compelidos de lá necessidad, se desterraron, huyendo del rigor de sus desdichas, ( que entierraii y destierran los trabajos). Passávanse a provincias diferentes, unos a Francia, otros a lá Italia., y algunos a poblar desiertas islas; de aquestos aportaron ciertas naves a la que se líamava Pintuaria, y diéronle de Palma el justo título, porque con la frescura de sus tierras del tiempo se juzgaron victoriosos. De aquesta misma gente antigua y noble entonces se pobló también Ni varia: Nivaria se llamava por la nieve 28 CONQUISTA DE TENERIFE, I, 353- 93 que suele platear la cumbre altíssima del sacro monte Teyda, excelso Adlante, y por la misma causa el nombre digno de Tenerife entonces le pusieron, que Tener en su lengua significa la blanca nieve, y quiere dezir Ife monte alto, y assí por el gran Teyda se llama Tenerife la Nivaria, que es lo mismo qu'el Monte de la Nieve. Consta destas razones verdaderas, que de españoles nobles andaluzes fueron pobladas por grandeza insigne la Palma y Tenerife, illustres islas, como demuestran bien sus naturales, pues si en algo le fueron diferentes, era en lo más mudable, que es la lengua. Tenían todos por la mayor parte magnánimo valor, altivo espíritu, balientes fuergas, ligereza y brío, dispuesto talle, cuerpo giganteo, rostros alegres, graves y apacibles, agudo entendimiento, gran memoria, trato muy noble, honesto y agradable; y fueron con exceso apasionados del amor y provecho de su patria. En todas estas y otras muchas cosas fueron muy parecidos a españoles, y en las costumbres, leyes y precetos, guardaron tan buen orden de República, que, sin hazer agravio a las naciones antiguas y gentílicas, ninguna uvo, que en ello pueda aventajarse, ídolos no creyeron, ni adoraron, ni respectaron a los falsos dioses con ritos y viciosas cerimonias. Mas antes con amor puro y benébolo en una causa todos concurrían creyendo y adorando en un dios solo, cuyo ser infinito, omnipotente, justo, clemente y pío confessaban, llamándole en su lengua Hucanech, CONQUISTA DE TENERIFE, I, 394- 434 29 Guayaxerax Acucanac Menceyto, Acoron, Acaman, Acuhurajan, que son sublimes y altos epítetos que significan todopoderoso, sustentador y autor de lo criado, sin principio y sin fin, causa de causas; y así con voluntad llana y cenciila admitieron la Fe y el Evangelio sin que jamás ninguno se escusasse: que fue su amor constante, aunque tan simple digno de que se estime y que se alave por singular y de sincera causa. Sobre todas las cosas el christiano al Trino y Uno adora, sirve y ama con biva fe creyendo sus artículos, firme constancia y ánimo católico; mas si con atención se advierte y juzga, después de por ser Dios quien es la causa, la gracia del baptismo que le inspira, bienes y beneficios que recibe, y el temor de la pena del infierno, que es abstinencia en vicios y pecados, pues aunque de alvedrío libre goga, reconoce que ay muerte, jüyzio, infierno y gloria: y todas estas causas hacen que coii temor y amor de espíritu servir procure a Dios con esperanga de gloria, en premio de sus buenas obras. Mas si la primer causa se supone, bien se podrá dezir atribuyéndolo a las demás, que el interés le mueve del mal, o el bien, que por su fin espera, pero el amor de aquestos naturales, ageno de interés, aunque carece de luz y de Evangélica doctrina, no fue para con Dios de tantos méritos, mas con piadosos ojos advertido tiene un cierto mysterio de grandeza, porque de libre voluntad procede: que se deve estimar más el efecto cuanto en la causa ay menos circunstancias. 30 CONQUISTA DE TENERIFE, I, 435- 75 A mi razón con evidencia aprueva el raro don que Dios hazerles quiso de la devota y sacrosanta imagen de la " Virgen, Princesa de los cielos, que pareció en el reino de Güymar cien años antes que christianos fuesen, y de los españoles conquistados. Celebran los heróycos beneficios que Dios hizo á Israel, su amado pueblo, porque de amor que quiere encarecerse las obras son perfecto testimonio; assí se solemniza justamente la libertad del largo captiverio ( bien singular de precio incomparable) el passo de las aguas a pié enjuto, el maná celestial en el desierto, la fuente de la peña dura y seca, la serpiente admirable salutífera, las Tablas de la ley, el Arca federis, la columna de fuego refulgente, la prometida tierra, y la victoria de los fieros gigantes espantosos, con otros muchos; pero a nuestro pueblo llamado y escogido ( tierra fértil limpia de abrojos, vicios y de espinas de falsa idolatría, o ceremonias donde el divino labrador espera lograr el fruto de la mies sagrada del evangelio que en las almas siembra) mayores dones y mercedes hizo; dióle a su misma madre por patrona, libertad del prolixo cautiverio en que el pecado presso le tenía: estrella que en el mundo, mar de lágrimas, guía y saca las almas a pié enjuto, maná más celestial que el del desierto, que al mismo Dios alimentó en la tierra, fuente de gracia y vida, salud propria contra serpientes de infernal beneno, assiento perfectíssimo y origen de la divina ley, que es ley de gracia, CONQUISTA DE TENERIFE, I, 476- 516 31 arca do el mismo Dios halló hospedage, columna de la luz de la fe biva, y Purificación, que es Candelaria, la tierra prometida, que es la Yglesia, con frutos de divinos Sacramentos en este mundo, y en el otro gloria. Tiene de Candelaria el justo título, porque en sus partes esta imagen santa como más largo se dirá adelante, la purificación nos representa con una bela berde por divisa, no sin misterio que es grandeza célebre que como quien baxaba entre paganos, de luz de fe, tan faltos e ignorantes, candela berde, que nos significa esperanga de luz, fuego amoroso, era señal de que a su ciegas almas, purificava, dando luz divina. Y como quien fundava nuevo mundo en los confusos coragones, quiso usar de lo que Dios, quando dispuso la universal creación, que dixo: " hágase la luz", y luz de todo fue el principio, y assí con luz la Virgen comenzaba. ¡ O felice nación, nación dichosa, llámente todas bien afortunada, que si les dio el Cordero sacrosanto apóstoles sagrados y benditos que a su divina ley las convirtiese, y la fe y Evangelio predicasen, a ti, par soberanos y altos méritos, y mayor dignidad, su misma madre dio por predicadora y abogada. Cuando nacía alguna criatura le echava una mujer, que era su oficio, agua con gran cuydado en la cabega, y allí su nombre propio le ponían, quedando emparentada con los padres, sin que les fuesse permitido o lícito casar con ella por aquesta causa, aunque se entiende por la mayor parte 32 CONQUISTA DE TENERIFE, J, 517- 56 ser este oficio propio de las Vírgenes, que solían llamar Harimaguadas, y prometían virginal pureza, las cuales abitavan en clausura de grandes cuebas, como en monasterios. Aquella cerimonia acostumbraban con intención de simple lavatorio, y no de sacramento de baptismo, pues no les avía sido predicado. Passada ya la infancia, en la puericia, los doctrinaban en costumbres buenas, con amorosa y justa disciplina, dándole a cada cual el exercicio lícito, y a su estado conveniente, vedándoles por mala la soberbia, reprendiendo por cruel la ira, juzgando por inútil la avaricia, condenando por pésima la gula, castigando por torpe la luxuria, reprobando por pérfida la embidia, y por viciosa infame la pereza. También los instruyan con cuydado en el conocimiento de la muerte, y en el amor que sobre todas cosas con respecto y temor tener devían al gran Guayaxerax, Criador immenso, dándole en los trabajos con paciencia gracias, y en los descansos alabangas. Mandávanles también amar al próximo, obedecer contino a los mayores, cumplir los juramentos y palabras, solenizar los días festivales, honrar los padres, conservar amigos, ser pulidos, honestos y prudentes, tratar verdad, y aborrecer mentiras. También los enseñavan con sus obras a tener caridad, a guardar bienes, a sustentar honor, a ser bien quistos, a defender, amar y honrar su patria, y a venerar, servir y temer Reyes. CONQUISTA DE TENERIFE, I, 557- 96 33 Cuando en la ya florida primavera de la edad jubenil, ivan entrando, les informaban con estensa cuenta la calidad, estado, valor, sangre, de sus antepassados, cosa justa, y para conservarse de importancia de las armas el uso y exercicio; después les enseñavan hasta tanto que de por sí tenían su familia. Quando los temporales les faltavan, al cielo su socorro le pedían, juntando en los apriscos las ovejas, o en otros puestos proprios al efecto, y apartavan las crías a una parte, haziéndoles estar dando balidos sin las madres gran rato, pareciéndoles que aquella simple y fácil cerimonia, aplacava de Dios la justa ira. Ignoraban que fuessen immortales las almas, y que uviesse pena y gloría, aunque afirmavan cierto aver infierno, que llamavan Echeyde: y al demonio Guayota, y por el alto monte Theyda, y por el sol, a quien Magec llamavan, juraban con recato y gran respecto. Bestían blandas pieles gamugadas, de cabras, de corderos y de ovejas y con curiosidad y rara industria hazían un pellico muy pulido a modo de camisa en la hechura, que en su lengua llamaron el tamarco. Era sin cuello, pliegues, y sin mangas, cosido con correas de lo mismo, con pespunte curioso, no de aguja, ni alesna, que suplían esta falta grandes espinas de marinos peces. Usavan más aquesta vestidura, los varones, que siempre las mugeres trayan de lo - mismo como saya, de la cintura abajo, otro pellico, 34 CONQUISTA DE TENERIFE, I, 597- 637 y tamarco más corto, que muy justo con mangas les cubría pecho y bragos. Avía en este trage diferencias de villanos, a nobles hijos dalgo, que los más principales se vestían el tamarco con mangas, y en las piernas hyrmas, que como medias sin plantillas trayan, y un calgado como abarcas justo en los pies, que se llamaban xercos; mas la gente común baxa y plebeya siempre andaban descalgos y sin mangas. El número de día por los soles, y el de meses y años por las lunas, contavan con buen orden y concierto, que como eran de cuenta tenían cuentas. Hazían en la mar la pesquería, con anguelos sacados con industria de retorcidos cuernos, y era tanta la suma y abundancia de pescado que entonces se criava por las costas, que con facilidad, sin instrumentos de más sutil ardid se proveían. La mies que más usaron fué cevada, y el corvo arado y azerada reja, con que la tierra fértil cultivaron eran los cuernos largos, puntiagudos, fíxos en leños bien acomodados, que las faltas notables de labranza suplía con extremo ser la tierra fértil, fecunda, y de labrarse fácil. La mayor variedad de sus manjares, era que la cevada bien tostada, en molinos de mano remolían, tanto, que del pajizo y tosco grano, sacavan el menudo y sutil polvo, a quien llamaron gojio, que suplía por regalado pan para el sustento; con leche, miel, manteca lo amasavan, y con sola agua y sal, el que era pobre; usaban gruessas carnes de carnero, de cabras, de conejos, y otras de aves, CONQUISTA DE TENERIFE, I, 638- 78 35 asadas las comían, medio crudas, goteando gordura, o fina sangre, porque por opinión común decían, sin inclinarse a complazer al gusto que estava assi en su punto la sustancia. Sus frutas fueron ongos y madroños, bicácaros, las moras de las gargas, y mocanes, que son quando maduros negros, de la hechura de garvangos. Celebravan anales alegrías en días festivales, congregándose en las cortes y casas de los Reyes, haziendo grandes gastos en combites y sobre apuestas para regozijo; hazían fuergas, levantavan pesos, en luchar, en correr, saltar, y en pruevas, en bayles, con destreza y valentía, mostrando su valor en competencias. La enfermedad que por la mayor parte a vezes padecían, fueron fluxos sanguíneos o coléricos del vientre, y el dolor de costado o la modorra; mas no fué tan notable su ignorancia que faltasen Galenos y Avicenas, que sin el sabio méthodo de Hypóchrates remediasen sus daños y dolencias. Aplicavan el gumo de mocanes con otras confaciones algo estíticas a los fluxos del vientre, y al pleurecis, aguas de decoción de frescas yervas, el suero de la leche purgativo, y sajas por sangría, que con rajas de pedernal sutiles las hacían. Sangrávanse también de la modorra, haziendo evacuaciones de la parte que más les parecía necesaria, y aplicavan también otros remedios, en que se muestra claro la agudeza de su curiosidad y grande ingenio. Curavan assí mismo las heridas con bálsamo odorífero, compuesto 36 CONQUISTA DE TENERIFE, I, 679- 719 de yervas y de flores salutíferas. Su común exercicio de ordinario era guardar ganado, salvo aquéllos que fueron nobles, ricos principales, o los que se ocupavan en oficios tocantes a govierno de República, y los que professavan los mecánicos. Pagávanse y tratavan en las crías, quesos, gofio, cebada, miel, manteca, en sebo, en pieles, y otros bienes tales, que su moneda fue y mercadería. El uso y exercicio de las armas amaron con estremo, aunque pacíficos aficionados a ganar victorias; y assi todos los reyes se preciaron de la gente de guerra, y estimavan en mucho a los balientes y animosos, soldados de esperiencia y capitanes, haziéndoles mercedes y otorgándoles libertades, franquezas, previlegios, con que se enoblecían los linages. Las armas ofensivas que tuvieron, que ningunas usaron defensivas, eran muy gruessas magas, o bastones de troncos, o pimpollos de los árboles, que jugavan ligeros a dos manos, y en el espacio de las grandes porras encaxaban agudos pedernales que por el mayor peso y fuertes golpes desgarravan las carnes, quebrantando los bien fornidos miembros de los cuerpos. Usavan dardos como gruessas langas, que llamaban banoes en su lengua; eran del coragón de secos pinos que llaman tea, y la agugada punta, tostada al fuego, más estrago hazía que el afilado y bien templado azero, y con destrega rara y admirable se despeñavan de los cerros altos con un dardo en las manos, descayendo muy rectos en sus tercios estrivando. CONQUISTA DE TENERIFE, I, 720- 60 37 Batallavan desnudos las más vezes con una sola piel por la cintura, rodeando el tamarco que vestían en el siniestro y valeroso brago. Afirmase que usaron unas tarjas a modo de rodelas por defensa, mas sólo fué en el tiempo de conquista, procurando imitar a los christianos y reparar el daño repentino que de los arcabuces y ballestas contíno en las batallas recebían, causa de que ordenasen el repara Con las hondas de juncos o torviscos o con la mano no con menos furia) tiraban tanto una roUiga piedra, que quebrantavan las adargas fuertes y rodelas y el brazo atormentavan. Hazían en la guerra un fiero estrépito con bozes, silvos, gritos y alaridos, y aqueste fue el ardid de sus batallas. Lícito fue a una hembra un varón solo, y al varón una hembra permitido, y el matrimonio entre ellos dependía de sólo voluntad que los ligava, durando el sí otorgado hasta la muerte, sin que se permitiesse aver divorcio. Avía entre los hijos diferencia, como era entre el bastardo y el legítimo, y el adúltero, espúreo, era excluydo de las herencias, siempre prefiriendo el legítimo en todo, y las mejoras ( ecepto entre los reyes) se vedavan. Avía en ellos hidalgos de linage, escuderos honrados y villanos; eran los reyes por naturaleza, sucediendo los hijos por los padres, la línea masculina respetando y al Rey como señor obedecían, *' ' , y quando se elegía lo juravan t con esta cerimonia, que tenía guardada cada Reyno con recato 38 CONQUISTA DE TENERIFE, I, 761- 801 la calavera, para el proprio efecto, del más antiguo Rey de aquel estado, del qual linage y sangre descendiesse, aquél que por entonces se elegía; y juntos en el puesto de consulta que en su lengua llamavan el Tagoro sacávanla con suma reverencia, y luego el nuevo Rey que se jurava la besava, y encima su cabega poniéndola dezía estas razones: " Achorom, Nunhabec, Zahoñat Reste, Guañac Sahut Banot Xeraxe Sote", Que quiere dezir: " Yo juro por el hueso que tuvo real corona, de imitarle, guardando todo el bien de la República." Luego todos los grandes, prefiriendo el más anciano, de por sí tomavan la propria calavera y la ponían con gran respeto sobre el ombro diestro besándola, diziendo muy humildes: " Agofiec Acorom Inat Zahaña Guañoc Reste Mencei:" que significa: " juro por aquel día celebrado de tu coronación, de ser custodia de nuestro reyno; y rey tu descendiente." y bistíendo sus pieles y tamarcos más costosos, con sumas alegrías adomavan de flores el Tagoro y de laureles, palmas y otras yervas. El Reste o el Mencey al Rey llamaban que quier dezir, defensa y fuerte amparo: y la corona era una guirnalda de laurel, palma y flores olorosas, y el ceptro real un hueso largo y seco del propio Rey antiguo de quien fuesse la. calavera, con que fue jurado; era el mondado hueso gancarrónico ' del diestro brago, todo guarnecido, y cubierto de pieles gamugadas, y al Rey se presentava solamente quando en consulta en el Tagoro estava. CONQUISTA DE TENERIFE, I, 802- 42 39 Sus leyes, estatutos y preceptos no quebrantavan, que antes fueron siempre puntuales en cumplirlos y observarlos; era el hijo obediente preferido aunque en muy poca parte, por más onra, porque mejoras no se permitían sin causa que a los otros escluyese; que a los inobedientes por castigo era ley, que muriessen cruda muerte y lo más ordinario apedreados, y al omicidio, muerte, al hurto, agotes. La donzella atrevida y descompuesta pagava el hierro con perpetua cárcel, pero quedava sin ofensa libre, viniendo su ofensor a desposarse; al adulterio tanto aborrecían, que a los culpados enterravan vivos, y a los escandalosos de República, que suelen ser autores de cigafias, davan diversos modos de castigo. Las deudas se pagavan por justicia, dándole a cada qual lo que era suyo, aunque de ellas contíno reserbaron a las mugeres sin hacienda pobres. Si en los caminos, o en disierta parte, con hembras los varones se encontravan, era precisa ley que se apartasen por diferentes sendas cada uno, sin que palabra alguna se dixesen, con pena de la vida lo contrario. La gente hidalga. Reyes, Capitanes, los nobles de valor, linage y fama, sepultavan por suerte diferente, de los pleveyos de menor estima, no en sepulcros de mármoles labrados, ni en bóvedas sublimes de artificio, de mano de arquitecto sumptüoso, ni en templos, que de todo carecieron. Mas con amor, piedad, dolor y lástima, que siempre uvieron para sus difuntos, vedaron se enterrasen en la tierra, 40 CONQUISTA DE TENERIFE, I, 843- 83 y que viles gusanos los comiesen, negándole la forma a la materia, que por hazer eterna su memoria 3'' a que [ la] de las letras les faltase a todos los miravan desta suerte. Tenían hecho cierto lavatorio dé flores y de hojas de granados, y de otras muchas flores diferentes, y después de lavado el cuerpo muerto con ciertas confaciones que hacían de tosca, bresco, cascara de pino, y de otros sumos de astringentes yervas, le rellenavan el corrupto vientre, embutiéndole aquesto por la boca, y después puesto al sol los quince días que duravan los plantos funerales, quedava muy mirlado, enjuto y seco. Cosíanlo en sus pieles adovados y preparadas para el proprio efecto, y con señal por do le conociessen. A los que eran hidalgos de linage en ataúd ponían por más honra de madera que fuesse incorruptible, como de tea, y otras semejantes, y al cuerpo muerto le Uamavan xazo; y assi de aqueste modo le ponían en anchas cuebas y desiertos cerros. Y para aqueste efecto de mirlallos avía ciertos hombres y mugeres, que esto tenían por común oficio, haziendo abitación a solas juntos sin que con ellos conversase alguno, que dellos presumían menos precio, y a todos los tenían por immundos, y assi se conocía su linage. Sus ricas casas eran cuebaS cóncabas, que en levantados cerros se hacían, y otras casas de solas piedras toscas, cubiertas de madera, paja y tierra. Nueve ceptros de Rey tuvo Nivaria, y todos nueve en su govierno fueron. CONQUISTA DE TENERIFE, I, 884- 914 41 en términos y sitios diferentes. Del estado de Naga fué Bencharo y de Güimar Añaterve el Bueno, en Tacáronte el arrogante Acaymo, en Taoro Benchomo el potentíssimo, Bellicar en Ycode, noble reyno, en Baute el gran Romén, Rey poderoso, del de Abona Adxoña, Rey esforzado, de Adexe Pelinor, no menos fuerte, de Teño Guantacara, bravo y fiero, mas de todos Bencomo el de Taoro fué el más temido, amado y estimado, de mas vassallos, tierras y distritos. Y estos nueve reynaron en el tiempo que fueron conquistados de españoles, aunque ay fama común que antiguamente un solo Rey la isla sojuzgava, y el último, llamado el gran Tinerfe, dexó cuando murió, nueve o diez hijos, los cuales cada qual reynar queriendo, se algaron cada uno con su término, y assí fue el Reyno en nueve dividido. Por esta causa entre ellos uvo siempre guerras, parcialidad y dissensiones, y supieron t^ n poco conservarse que lo mal adquirido mal se pierde. Si ün solo capitán los governase siendo como eran todos tan valientes, fuera muy más difícil la conquista, como ahora dirá el canto segundo con la verdad en cuyo fin me fundo. r iN DEL PRIMER CANTO 42 CONQUISTA DE TENERIFE, II, 1- 25 CANTO SEGUNDO De los antiguos dueños de las islas y de su primero obispo y réla^ ción de la conquista de las cinco, y los asaltos de guerra que en la de Tenerife dieron los españoles antes de la conquista. Sagrada Musa, de la mar Estrella, que cerca della, en vuestra Candelaria, honor de la Nivaria, qual contemplo estás en sacro templo colocada, de vos purificada sea mi lengua, por quien sin mengua en la verdad prosiga. Don Juan, a quien obliga la nobleza, que por naturaleza en vos suprema, con obras mil, se estrema vuestro nombre, al detractor asombré en este canto, que un punto más la humilde boz levanto. Quando reynó en Castilla don Enrique tercero, que el Enfermo fué llamado, hizo merced de las Canarias islas a un francés cavallero, a quien llamaron Monsiur Servan, y estando con su armada buscando alguna en medio de la islas, vio a la que tenía nombre de Junonis, y con el alegría y regozijo de ver la nueva tierra desseada, " Langot," dijo; en su lengua significa " échese de bever," usado término en las navegaciones semejantes. Llamáronle Langot, por esta causa a esta isla, y después los españoles CONQUISTA DE TENERIFE, II, 26- 66 43 diximos Langarote y no Junonis. Murióse el general a pocos días y se bolvió su gente toda a Francia. Después, cuando la Reyna Catalina con su querido infante don Fernando, governava en el Reyno de Castilla, en cuya real corona incorporadas estaban otra vez las Islas hizo dellas merced a otro francés famoso de clara descendencia, cuyo nombre fue Monsiur Juan de Letancor con título de Rey, por beneméritos servicios; el cual con poderosa y brava armada siguió de las Canarias el viage con gallardos franceses y españoles, de sojuzgar naciones codiciosos, que fueron los más nobles Lentancures, deudos cercanos suyos y parientes los Dumpierres, Perdemos, los Cabreras, Rojas, Sarmientos, Castres, Riveroles, Casañas, Monleones, Pimenteles, Alarcones, Negrines, Melianes, Enriquez, Salazares, Verdes, y otros de gran esfuerzo y de valor inmenso. Llegó a supremo trimpho su fortuna, pero baxó al estremo de desdicha fue poca su ventura, aunque por suerte ganó a Fuerteventura la primera, que fue la que Pluytula se llamava, luego ganó sin daño a Langarote, después al Hierro y luego a La Gomera; mas para la ganar gran prueva hizo de su valor, por ser los naturales astutos, belicosos y balientes, comprando a costa suya la victoria, pero si la ganó con guerra honrado, después vino a perderla con afrenta su sucesor indigno, de covarde. Allí, con ceptro real tendió bandera, en ocio y en descanso coronado, mostrando como siempre el francés muestra 44 CONQUISTA DE TENERIFE, II, 67- 107 fuertes principios, y los fines flacos. La jacerina malla, el arnés fuerte, el peto, la loriga y el escudo, sin uso estava, de herrumbre lleno; las banderas, pendones y estandartes, dedicadas estavan a pereza, de ociosa negligencia profanados, el parlero Mercurio es el que priva, qu'es propia en los loquaces la privanga; sólo el trato usurario y la codicia, aumento ( no de honor) aunque de renta, era su diligencia y exercicio, vendiendo los isleños naturales a moros, a tyranos y estranjeros con sed inapacable de ambiciones, sin mirar ni temer de Dios la ofensa y el daño sin reparo de los suyos; mas al mayor furor deste descuydo, llegó la muerte con su espada cruda, pidiendo el censo de su mala vida, tiempo de dar estrecha y larga cuenta al supremo Juez, sol de justicia, y al fin murió, que los escudos de oro, como no son al hombre naturales, la muerte es natural y los desprecia. Sucedióle en el Reyno indignamente un francés, su sobrino, que allí estava, el qual quedó en los logros tan astuto, qu'el reyno malogró su trato ilícito, porque sin respetar al que era noble dava en vender los libres por esclavos. En este tiempo en la sagrada silla Martino quinto a Roma governava, el cual proveyó luego por Prelado a don Fray Mendo, Obispo de Canarias, que fue el primero que a las islas vino; y como buen Pastor, movido a lástima, en el alma sintió que en sus ovejas, el Rey ( rabioso lobo) hiziesse estrago; y procurando enmienda cuydadoso visitándole al Rey, le dijo aquesto: CONQUISTA DE TENERIFE, II, 108- 47 45 " Menaute, aunque tu ceptro y Real corona te dé en lo temporal mano y govierno, mira que Dios al bueno galardona y al malo da castigo sempiterno. Advierte, que deshonras tu persona, y el ánimo condenas al infierno, si con escandaloso vituperio a tus vassallos das en cautiverio. Dios al hombre crió de gloria lleno, libre, y después del mísero pecado, quedó captivo, y de la gracia ajeno, y en hierros de sus yerros aherrojado; y Dios pobre y desnudo en paja y heno nació, ( hombre hecho), porque rescatado fuesse, no con dineros, plata ni oro, mas con sangre de Dios, rico tesoro. De aquí a ser libre el hombre otra vez vino deviendo sólo a Dios el señorío, que enseñándole bueno y mal camino, puso en su libertad, libre alvedrío: quiso que el hombre fuesse por sí digno conociendo su herror y desvarío, subiéndosle a mayor merecimiento, dando a esta ley antigua, nuevo assiento. Dióle justicia, establecióle leyes de razón natural, que le rigiessen, y dividiendo de por sí las greyes quiso que todos superior tuviessen: para este efecto les señaló Reyes que con temor y amor obedeciessen, no dexando a los Reyes de obligallos a que defiendan y amen los vassallos. Este oficio de Rey se ha por linage, porque la noble sangre al pecho inflama, haziendo antes el Rey pleyto homenage de ser zeloso de su honor y fama, y de a las leyes no hacer ultraje, y el que contra esto va, su ceptro infama, que ya muchos se han visto despojados de reynos, por reynar apassionados. 46 CONQUISTA DE TENERIFE, II, 148- 87 La República es cuerpo compuesto que lo govierna y rige la cabega, y si ella enferma, el cuerpo está indispuesto, qu'es donde ay más valor y más flaqueza; deve el buen Rey considerar con esto que en los miembros está la fortaleza, y siendo miembros tales tus vasallos muy mal podrás sin ellos governallos. Si en vez de serles defensor y amparo tú propio les ofendes y maltratas, contra tu mismo honor eres avaro, y tus propias murallas desbaratas, tú mismo te das guerra, veelo claro, pues propias vidas de tu vida matas, ciego de la ambición, con que mal riges al Reyno pobre, que por oro afliges. ¿ Qué contra tus vasallos ves o sientes por do merezcan ser tan mal tratados? Que cuando no te fuessen obedientes era muy justo fuessen castigados, no con vendellos a tiranas gentes, sujetos como esclavos aherrojados, mas con justicia y leyes de castigo para el vassallo, amigo y enemigo. Muda, Menaute, aquesse intento fiero, muy menos renta, y más honor procura, no trueques la ventura por dinero, que no está en el dinero la ventura; ten por leal vassallo al buen Gomero, y tendrás tu corona más segura, que cuanto más el Rey es poderoso es tanto más su estado peligroso. No es justo que a los suyos el Rey venda que corre riesgo ser dellos vendida; propon, Menaute, ya de oy más enmienda, mira que sin justicia as procedido, que no es mucho que un bárbaro pretenda venganga por ver libre su partido, y sin justicia es que los christianos se vendan por dineros a tyranos". CONQUISTA DE TENERIFE, II, 188- 228 47 Menaute respondió con estrañeza negándole al Obispo su demanda tan justa, y como vio su mal propósito al Rey don Juan segundo dio noticia por cartas con secreto, suplicándole con brevedad remedio en tales daños; y viendo el Rey don Juan la tiranía le requirió a Menaute por sus cartas que emendase su herror, porque si usava del Reino dado, mal, le privaría. Passaron sus demandas y respuestas sin que Manaute nada aprovechase; mas no logró su vano pensamiento que el Rey don Juan, doliéndole tal lástima, como christiano, pío, recto y justo, despachó luego al punto cierta armada, por general a Pedro Barva Campos, con prevención de dalle asalto y guerra, si a su corona el Reyno denegase. Del próspero Nordeste combatida la armada, tomó puerto en La Gomera, y Menaute se vio afligido y triste, siendo su daño y perdición notoria y no qual Rey, pues era Rey injusto, tímido de las guerras sin batalla, acobardado se rindió, y al punto a Pedro Barva transfirió el derecho del bien que en las Canarias posseya, quedando, aunque era Rey, como vasallo, y dando el Rey Don Juan en el concierto licencia espresa; luego en poco tiempo dexando Pedro Barva el ceptro y silla, huyendo peligrosas ocasiones, le hizo venta de las islas todas a Hernán Pérez, noble sevillano, del qual las uvo dende algunos días el generoso Duque de Medina Sidonia, el cual, usando como príncipe de la franqueza de su hidalgo pecho, dellas cedió el derecho y señorío en Guillen de las Casas, su criado. 48 CONQUISTA DE TENERIFE, II, 229- 69 que de ellas hizo venta a Hernán Peraga, cavallero de gran linage y renta, cuyos illustres sucessores gozan el título de Condes y Marqueses, de las cuatro que estaban conquistadas, orlados, con Ayalas y Castillas, con Bobadillas, Roxas y Loaysas y Saavedras, a quienes sello pone la noble antigua casa de Herreras, porque del gran Peraga que e nombrado las heredó su hija y sucessora, que uvo por nombre doña Inés Peraga, que fue Reyna y señora destas Islas; la qual casó con Diego de Herrera, un personage grave y noble, hermano del Mariscal, que fue señor de Ampudia, cavalleros de fama y casa antigua, do encorporado resplandece tanto el ínclito Marqués de Denia, Duque de Lerma, y otros muchos como es público. Diego de Herrera, que huvo conocido la gran fertilidad de la Nivaria, biviendo de ganarla desseoso por dar de su valor bastantes pruevas, que es proprio del que es noble señalarse, tomó en Nivaria puerto, con disignio de conquistarla con armada y gente, aunque no tanta, quanta requería la mucha fortaleza de la tierra; mas ya que con la guerra no pudiesse por serle impresa muy dificultosa, determinó con pazes sujetarla, que a veces la paz doma el pecho fuerte, y assí a doze de Julio señalado de mil y quatrocientos y sesenta y quatro, entró en el gran puerto de Añago, que Santa Cruz agora se intitula; y des que echó su gente toda en tierra haziendo su reseña en bravo alarde; los reyes de la isla se juntaron y allí trataron de amistad conformes CONQUISTA DE TENERIFE, II, 270- 310 49 con el Herrera y de tranquilas pazes, que quedaron juradas y otorgadas ante Hernando Párraga Escrivano, haziéndole a los Reyes que hiziessen por mas siguridad, qual signo o firma, cierta señal, por carecer de letras; y con tranquilidad en gran sosiego quedó Herrera casi obedecido, bolviendo a La Gomera, do asistía. Después, su hijo Sancho de Herrera bolvió baxo esta paz al mismo puerto, do con consentimiento de los Reyes hizo un gran torrejón para su gente, y para que la paz se conservase establecieron una ley entre ellos, mas supo mal guardalla el fuerte joven porque es la juventud quebrantadora de leyes, de preceptos y estatutos , qual la vejez car), sada de costumbres; y al fin se estableció, que si españoles hizieran daño alguno a naturales les fuessen a sus Reyes entregados, porque a su voluntad los castigasen, y si los naturales delinquiessen en perjüyzio de los españoles se entregassen a Sancho de Herrera, para que, castigando el ofendido del ofensor la culpa desta suerte huviesse más temor y menos daños. Guardósse con recato este precepto, y al fin nuestra nación como atrevida y a las necessidades más sujeta, por carecer de cosas necessarias, como es necessidad, quien muchas veces obliga el pecho noble a cosas viles, fue la primera que incurrió en la pena haziendo cierto hurto a los nivarios, los quales a Don Sancho dieron quexas, y assí como obligado, luego al punto los deliquentes entregó en prisiones ( cumpliendo con la ley) a los de Naga; 50 CONQUISTA DE TENERIFE, II, 311- 51 llevados fueron ante el Rey Serdeto que a su gusto mandase castigarles; mas conmovido de pasión o lástima usó con ellos tanto de clemencia, que los mandó soltar libres sin daño, diziendo que por ser la vez primera concedía perdón de su delito, prometiendo castigo a la segunda; hecho de Rey magnífico, aunque bárbaro. Mas no usó de este témino Herrera, que luego a pocos días los nivarios a los hispanos cierto agravio hizieron, y sabiéndolo el Rey, los embió luego a don Sancho, que diesse la sentencia, el cual vencido del enojo y cólera, como quien destruirlos desseava, mandó que luego fuessen ahorcados. Bien cumplió de la ley el estatuto, mas mal guardó el decoro como amigo: que guardar amistad y hazer justicia, raras vezes sucede sin agravios. Viendo los naturales que los suyos pagaron de tal suerte su delicto, aviso dieron dello al Rey Serdeto de Naga, el qual sintió el sucesso tanto, que con su gente vino al mismo punto, y el torrejón y fuerte derribando, mató gran parte de los estrangeros, y sin valerles resistencia alguna, en un roto baxel, pequeño y viejo, que como tal estava en la ribera, los que nadar supieron se embarcaron, huyendo todos la violenta furia, desamparando la rebelde tierra que pudieron gozar quieta y pacífica; sin mástiles, enxarcia, remo o belas, sin timón, sin piloto, o marineros, en el baxel con tal peligro fueron, que uvieran por más sano en los furores de la espantosa imagen de la guerra aver visto el remate de sus vidas, CONQUISTA DE TENERIFE, II, 352- 92 51 que verse en tal conflicto y agonía, juzgando por dichosos los difuntos muertos por manos de hombres, aunque bárbaros, que ellos miserables que esperavan ser en vientres de peces sepultados. Mas permitió el señor de tierra y cielo siguiendo su derrota al Hierro fuessen los que del hierro agudo se escaparon, y el yerro en ley de amigos cometieron: como supiesse Diego de Herrera, el mal sucesso de su amado hijo, por verle vivo, a Dios le dio mil gracias, sintiendo con enojo el de los guanches, porque si la amistad se conservara fácil fuera la isla de ganarse. Mas dándole de mano por entonces trató de conquistar a Gran Canaria, y assi comunicado con sus nobles, hizo embarcar en ciertas caravelas más de quinientos hombres bien armados, mahoreros, gomeros y herrenes y algunos españoles, portugueses, llevando en compañía un cavallero que don Diego de Silva se llamava, de graves prendas y de noble sangre, del antiguo valor de Lusitania. Aportaron do llaman Las Isletas y marcharon con orden en secreto a Gando, y assentóse el Real exército, y con afables paces procuravan traer a su amistad los enemigos; mas como todos fuessen belicosos, diestros, valientes, fuertes, recatados, tenían mil recuentros y batallas, con muy notorio daño de ambas partes. Herera a Silva le pidió que fuesse con dozientoB soldados a la parte de Gáldar, y que diesse en los canarios, qu'es por el otro cabo de la isla, y assí partió una noche de aquel puerto, y con luna saltó a la madrugada. 52 CONQUISTA DE TENERIFE, II, 393- 433 adonde llaman ahora el Bañadero y amaneció con su esforgada gente, haziendo en ellos carnicero estrago; mas dentro en pocas horas sobrevino tan gran poder de los canarios fuertes, que los christianos, aunque peleavan con valeroso brío, fuergas y ánimo, se hallaron cercados de enemigos y les convino al cabo retirarse en un cercado grande, cuya cerca era en redondo alta de dos tapias, de muy ancha pared de piedra seca, y de dos puertas, una enfrente de otra, lugar a donde siempre justiciavan los malhechores, proprio a do pudieran tomar venganza justa de españoles; mas allí trincheados estuvieron dos días naturales afligidos, cercados de contrarios, que furiosos con amenagas de cruel castigo les dezían se diessen por esclavos, pues escaparse alguno era imposible. Al fin Diego de Silva, al que era lengua, mandó, que les dixesse se llegase el Rey que se darían a partido. Luego el gran Guanarteme llegó solo a hablarles, entró dentro el cercado, y encarecidamente le pidieron segura embarcación, y enternecido el noble pecho del feroz canario, les dixo estas razones que se siguen: " No permite crueldades la nobleza, ni quiero consentir haceros daño. Sujetos casi estays a mi grandeza, y veys de mi valor el desengaño; libertad os concede mi franqueza, mas el furor de aquestos es estraño, que al fin por el gran daño que aveis hecho será el hazeros bien, a su despecho. Mal conocéys el ímpetu canario, que no se aplaca o mueve como quiera; CONQUISTA DE TENERIFE, II, 434- 74 53 presumirán de mí serles contrario, si lo que me pedís os concediera; pero saldréys del trance temerario con cierta industria, que aunque bien pudiera forgarlos, pues al fin son mis vasallos, razón será más justa no agraviallos. Mas obligado estoy a darles gusto, pues son los que defienden mi persona, que a librar del castigo y daño justo al que arruyna mi estado y mi corona; mas asidme con ímpetu robusto, tocando el son horrendo de Belona, dizíendo me daréys repente muerte, si no os dexan salir del trance fuerte. Que viendo me tenéys asido y preso para en negándoos libertad, matarme, creyéndolo huyrán de tal sucesso, y a todos la darán, por libertarme. Aquí veréys si estimo con excesso ( aunque estimáys en tanto el arruynarme), vuestro bien, recelando vuestro daño, con ser cual soy en la nación estraño." En esto agradecidos y furiosos, pusieron en efecto con industria el parecer del Rey, cuando en un punto los canarios con ímpetu horrible, porque le amavan todos con estremo, crueles embistieron al cercado, más él a grandes boces les dezía: " Sosegad gente cruel, no seáys molestos, siendo ocasión de que me den la muerte; la libertad les conceded a éstos, que pretenden matarme de otra suerte, mirad que a excesso tal están dispuestos, raviosos de verse en trance fuerte; quitaos, no les hagáis ninguna injuria, ved que me matan; cesse vuestra furia". Refrenaron los ánimos guerreros tomando fe y palabra a los de España de entregarle a su Rey sin daño, libre, dando lugar para que en paz se fuessen; 54 CONQUISTA DE TENERIFE, II, 475- 515 todos conformes, quietos y pacíficos cesaron del enojo y del combate, sacando Guanarteme al noble Silva y a los demás del trance peligroso; hizo hazerles fiesta y gran banquete de rezes, gofio, leche, miel, manteca, de dátiles, y a bueltas la vigornia de palmas, licor dulce del dioá Baco, y los llevó a embarcar a cierto puerto, do avían desgarrado los navios, por un áspero cerro y agria cuesta, que hasta oy de Silva se apellida; y como los christianos no estuviessen a semejantes passos y altas sierras acostumbrados, viéndose en peligro, temiendo ser trayción agonizado Silva, al Rey Guanarteme assí lo dixo: " Noble canario, no de tu nobleza es justo se presuma tal sucesso, para darnos la muerte con crudeza fuera en la guerra más honrado exceso; morir aquí lo siento por baxeza, pues imagino que a este monte espeso nos traes, para a tu salvo muerte darnos, aviendo prometido libertarnos". Oyendo Guanarteme estas razones, á Silva respondió medio riéndose; " Jamás usa trayción el pecho honrado, ni quiera el gran señor que nos sustenta que de todos ninguno sea injuriado, ni que hazeros daño yo consienta; un Guanarteme viene a vuestro lado, y ved que es para mi notable afrenta, caso, que sólo imaginado, ofende mi gran valor, que vuestro bien pretende". En esto tomó a Silva de la mano, y a los suyos mandó, que cada uno lo mismo hiziessen a la demás gente, y la gran cuesta y sierra decindieron donde en sus caravelas se embarcaron, despidiéndose todos muy alegres, CONQUISTA DE TENERIFE, II, 516- 56 55 dándole a Dios loores infinitos y al Rey piadoso agradecidas gracias; mas no dixo después, ni en ningún tiempo, a los suyos el bien de aquesta industria, que antes, si bien fingió con dissimulo, mejor Supo después guardar secreto por evitar escándalos del vulgo. Fuesse dende allí Silva a Langarote, no queriendo más guerras con canarios, avisándole a Diego de Herrera de todo por estenso, y viendo el casó, y la pujanga de los enemigos, y los continuos trances de batalla, paces trató con otro Guanarteme, que llamaron de Telde, a diferencia del que reynava en Gáldar, que éstos eran los reyes y señores de la isla, para con estas paces y seguro poderles destruyr con más secreto y hazer más en salvo la conquista, con tal que, como amigo, consintiesse y le dexasse hacer en el distrito de Gando, una gran casa, fuerte y torre, donde pudiesse recoger su gente, para ( con su amistad) dar mayor guerra al otro Guanarteme su contrario, que eran los dos mortales enemigos, y al fin consintió en ello de buen grado, o fuesse pOr vengarse del de Gáldar, o por temerse de los españoles; mas pidióle rehenes y en seguró le dio Herrera treynta infantes, hijos de sus vaSsallos, y fundó la torre con ayuda de muchos naturales. Después de hecha y bien fortificada se bólvió a prevenir a Langarote, y a convocar más número de gente, dexándoles mandado a los soldados que la tierra corriessen, y en esquadras en los canarios gran matanga hiziessen de los de Telde o Gáldar, en secreto, 56 CONQUISTA DE TENERIFE, II, 557- 97 porque- en el ínter, con mayor pujanga, bolvería a la isla en breves días. Hizieron muchas y diversas vezes estrago y mortandad en naturales, pero siendo sentidos, propusieron tomar venganza, y puestos en celadas con ellos combatieron de tal suerte que allí murieron, sin quedar ninguno de los que fuera de la torre andavan; y después se vistieron sus vestidos, y a vista de la torre caminaron con suma de ganado, como presa, y con vandera y caxas, y huyendo fingieron ser de España, y que otros muchos de los canarios yvan en su alcance, travando gran batalla con industria. Salieron de la torre los christianos a priessa a dar socorro a sus amigos, y halláronse burlados sin defensa, que otros canarios puestos en celada por las espaldas les cercaron luego, tomándoles la casa, fuerte y torre, sin que ninguno a vida se escapasse, derribando la torre por el suelo. Sabido este sucesso en Langarote, hizieron muy notable sentimiento herreños, mahoreros y gomeros, de lo cual se quexaron a los Reyes Católicos que entonces governavan, diziendo, que intentando destruyrlos por hazer de Canarias la conquista, Diego de Herrera, y doña Inés Peraga, sus Reyes naturales y señores, • en trances y peligros los ponían, refiriendo el sucesso de la torre, y los hijos que dieron en rehenes y de otros mil agravios injuriosos; y assi mandó el Católico Fernando a los dos parecer en la real corte, y como aquéllos- que se intitulaban los Reyes y señores de las islas, CONQUISTA DE TENERIFE, II, 598- 638 57 con todo el aparato que pudieron en Langarote se embarcaron juntos. Fueron bien recebidos en Granada, y el pleito en reales cortes acavaron, y como desproveydos se hallasen, para hazer el costo a la conquista de las tres islas por ganar, que eran, la Palma, Tenerife y Gran Canaria, considerando aquesto el Rey Católico, por evitar los daños referidos tratóles a los dos que le cediessen destas tres islas el derecho propio; ellos viniendo en ello de buen grado, la venta celebraron, y fue el precio seys quentos, que en contado recibieron; y assi quedaron sólo por señores de las quatros que son Fuerteventura, Langarote y El Hierro y La Gomera, a quien las tres exceden con ventaja, y dende questa vez se incorporaron en la real corona de Castilla. De ay a pocos años desseosos los Reyes de poner a Gran Canaria bajo su real corona, y que partícipes fuessen del Evangelio y fe apostólica, por capitán conquistador nombraron a un Juan Rejón, leonés, hidalgo noble, y muy experto en cosas de la guerra, y por acompañado en lo ecclesiástico al Deán don Juan Bermúdez, hombre grave, y por Alférez de la infantería y de los de a cavallo a Alonso Jaymes que de Sotomayor se apellidava, y a Lope Ernández Guerra, y sus sobrinos, con provissión Real para don Diego de Merlo, que asistente era en Sevilla, y al coronista Alonso de Plasencia, para que luego vista, proveyessen al noble Juan Rejón, y a sus consortes, de treynta fuertes hombres de a cavallo, y seyscientos peones, con navios. 58 CONQUISTA DE TENERIFE, II, 639- 79 bastimentos, pertrechos, municiones, según que en caso tal se requería. Cumplióse brevemente, y se embarcaron, y al fin de pocos días de viaje aportaron al puerto de Canaria una mañana de San Juan alegre, de do quisieron yr la tierra adentro, y assentar el real en el distrito de Gando, do assistió Diego de Herrera; mas por consejo de un canario noble, que en Jeniguada hallaron, uvo acuerdo que por ser más seguro y provechoso del término a do estavan no passasen; y luego con tapiales comengaron a hazer tapias para cerca y muro; mas no cupo descuydo en los canarios, ni en su grande cuydado cobardía, que en pocos días convocados muchos con furia desigual acometieron al real, y tuvieron varias vezes peligrosos asaltos y batallas, y en poco tiempo algunos naturales viendo la gran pujanga de españoles, a su real venían a rendirse, « a instruyrse en la fe y a baptizarse. Como la fama de la gran conquista se divulgase por diversos Reynos, los fuertes portugueses embidiosos . teniendo el Rey Henrique dicensiones con castellanos, pregonadas guerras contra el nuestro Católico, por causa de aver casado con la ilustre Reyna doña Isabel, que pretendió por suya, en siete carabelas bien armadas, a Canarias aportaron, con disignio de quitarles por armas la conquista. Llegaron a surgir al Agaete, puerto mu. y lexos del Real de España, donde a los naturales de aquel término, con paz aleve y amistad fingida, ayuda prometieron y socorro, CONQUISTA DE TENERIFE, II, 680- 720 59 para vengarse de los castellanos y libertarse, sin que presumiessen los ánimos sencillos de los bárbaros, la dañada intención que les movía. Ordenaron de yr a acometerles por el puerto a do estavan, y que entonce llegasen los canarios por la tierra, donde a su salvo conseguir pudiessen victoria, aviendo parte en el despojo. Bien fingieron la paz los portugueses, juzgándose con estos por señores de la conquista, porque imaginavan que aviendo a sus contrarios destruido, bolverían las manos y las armas contra los naturales, y con esto, quedarse por señores de la isla. Sin recelar malicia los canarios fácilmente creyeron sus razones; pero no se logró su pensamiento, que por el puerto principal entrando juntas las carabelas lusitanas, y viendo Juan Rejón, que tantas velas venían, receloso y admirado, puso emboscada tras los malpaíses do llaman Las Metas, de manera, que cogerlos pudiessen en el medio quando desembarcassen en la tierra; y assí fue, que, llegando los baxeles, las trompas, con las caxas resonando, aunque andava la mar muy alterada, aprissa forcejando, comengaron a echar con los bateles gente en tierra; y estando en ella hasta dozientos hombrea, fueron sobre ellos los del Real furiosos, y acudió la emboscada de otra parte; trabóse la batalla, en que murieron y se ahogaron muchos portugueses, dexando el puerto, con notable pérdida: • justo castigo a su maligno intento. Después, como Rejón se hallase falto de bastimento, gente y municiones. 60 CONQUISTA DE TENERIFE, II, 721- 61 y viesse dilatarse la conquista, para más brevedad, uvo de acuerdo, yr a pedir socorro a Langarote de parte de su Alteza al buen Herrera, y nombró por su ausencia en el goviemo a Pedro del Algava, personaje de noble sangre, calidad y prendas, y hecha una gran torre en Agaete, por más seguridad de la conquista, y Alcayde della al noble don Alonso Fernández Lugo, y se partió con esto del puerto de Canaria a Langarote. Fue con placer de todos recibido alegremente, mas a pocos días lo que pidió y rogó le denegaron", con grandes diferencias y discordias y habiendo muchos dares y tomares, se embarcó Juan Rejón, casi afrentado. La causa se le imputa, porque siempre fue malquisto, y pacífico Herrera. Al fin bolvió a Canaria, a donde luego el enojo vengó desta pendencia en un amigo suyo, que a esta causa la vida le quitó, siendo injusticia que del Governador que avía dexado en su lugar, se demostró enemigo, formando contra él processo y causa, y por la residencia de aquel tiempo, con falsa información fue condenado a muerte, y degollado injustamente. Don Alonso de Lugo, el cavallero que era en la torre del Agaete Alcayde cuñado fue de la biüda aflicta, muger del noble Pedro del Algava, y assí con otros deudos conformado, le dieron de la injusta muerte quexas a los Reyes Católicos, y luego el consejo mandó que presso fuesse don Juan Rejón a Cortes y nombraron a un cavallero xerezano, noble, que fué. Pedro de Vera, personage CONQUISTA DE TENERIFE, II, 762- 802 61 de grandes prendas y de sangre ilustre, por Capitán de toda la conquista; y a un Miguel de Moxica, vizcayno, acompañados de don Juan de Frías, lUustrísimo Obispo de las siete, con muchas prevenciones y soldados. Y assí llegado al puerto de Canaria, Vera, fue de Rejón bien recebido, mas fue después passando algunos días, don Juan Rejón, dé Vera aprisionado, en un navio con industria dada a Hernando de Vera hijo suyo, y a sus Altezas lo enbió en prisiones. Y en aquesta sazón determinado de concluir en breve su conquista, hizo talar la tierra con esquadras, a do murió el Doramas valeroso, señor de la montaña deleytosa, que celebra en sus rimas y bucólicos la heroyca pluma del divino Ergasto. Teniendo mil combate y victorias, con muy notable daño de canarios, y como dellos tanta suma uviesse que baptizados eran ya pacíficos, uvo de acuerdo Vera con los suyos, por más seguro, que era bien sacarlos de Gran Canaria, y previniendo el hecho, fingió querer dar orden de conquista en Tenerife, y dixóles a todos, que en yr a dar favor a los de España harían gran servicio a sus Altegas; ellos movidos con christiano espíritu, dieron el sí, pidiendo recelosos de engaño o trato doble, prometiesse jurando en una ostia consagrada, su libertad, sin riesgo de trayciones. Assí lo prometió Pedro de Vera; pero, como tenía otro propósito, les hizo el juramento cauteloso, que puestos a la puerta de la yglesia para hacer este solemne voto 62 CONQUISTA DE TENERIFE, II, 803- 43 el sacerdote que avisado estaba, en la parroquia, que era San Antonio, sacó en presencia dellos una ostia por consagrar, fingiéndoles que estava consagrada, en la cual Pedro de Vera hizo el solemne voto que pidieron, sin que ninguno dellos barruntase del general el cauteloso engaño, que antes como christianos y católicos estavan satisfechos, atendiendo a ser grave y solemne el juramento; y assí a embarcarse fueron de buen grado, tanto, que juntos todos en la playa de Las Metas, como fuessen muchos, y se embarcasen sólo hasta docientos, por no caver los más en los navios de los más esforgados y valientes, y esotros que quedavan en la tierra mostraron gran pesar por no yr con ellos, diziendo que querían ocuparse también en el servicio de sus Reyes; movidos de buen zelo, asegurados del engañoso voto, y de Canaria partieron con buen viento, y una noche las diez y ocho leguas de viaje del proceloso golfo atravesaron, tomando en Tenerife tierra y puerto. Allí Hernando de Vera, que era hijo del dicho general Pedro de Vera, yva por Capitán, y dixo en público que peleasen valerosamente, que era servicio a Dios y a sus Altezas, y les sería bien agradecido. Hizieron una entrada en La Laguna, con próspero sucesso y rica pressa de esclavos y ganados en gran número, a costa de la sangre, fuerga y ánimo de los canarios que en aqueste día, en batalla que uvieron con los guanches de su valor hizieron larga prueva: mas como la intención de los de España, CONQUISTA DE TENERIFE, II, 844- 84 63 no fuesse conquistar a Tenerife, que sólo pretendían en peligros de guerra dar la muerte a los canarios, desseando ( sin causa) destruyllos, con otro nuevo engaño fue mandado por Hernando de Vera, se embarcassen todos juntos aparte en un navio. El se embarcó con ellos y el despojo, a su padre envió luego a Canaria, y al piloto mandó, que govemando a España fuesse, a donde pretendía venderlos por esclavos y captivos. No tuvo efecto su tirano intento, que aviendo algunos días navegado, siendo corto el viaje y travesía, sentido fue, que estando en el paraje de Langarote, los canarios vieron su perdición y engaño, y con enojo, tuvieron por traydores los christianos, y a los Veras por falsos fementidos. Dijeron al piloto y marineros que adonde los llevavan engañados y con sospechas de su mal propósito, por fuerga y amenazas les hizieron que en Langarote los desembarcassen. Viendo frustrada su esperanga Vera, por remediar el daño deste escándalo, les requirió de parte de los Reyes Católicos, que en tanto que duravan de Canaria las guerras y conquista, de aquella isla a otra no passassen. En este tiempo Silva el lusitano la govemava en nombre de Herrera, y con hidalgo pecho, agradecido al bien que los canarios le hizieron, quando en Gáldar estuvo en arduo trance, les hizo mil mercedes y favores, que en ocasiones suele el bien pagarse. Aquel Rejón, que preso fue a la Corte de los Reyes Católicos, ante ellos dio qual pudo el descargo de su culpa. 64 CONQUISTA DE TENERIFE, II, 885- 925 y con facilidad fue perdonado en remuneración de sus servicios; diéronle gruessa y poderosa armada para que conquistasse las dos islas, Nivaria y Palma; mas su suerte quiso que aportasse en el puerto de Canaria. Quiso saltar en tierra con su gente mas por ser Pedro Vera su enemigo, y evitar ocasiones de discordias, su viaje siguió derechamente. Don Alonso de Lugo, del sucesso de su perdón a cólera movido, partió para la Corte de los Reyes, a pedirles justicia como parte; mas Juan Rejón siguiendo su derrota la vía de La Palma, en el parage de La Gomera, a donde residía Hernán Peraga, hijo primogénito de Diego de Herrera, y saltó en tierra, en un remoto puerto tras la isla, para tomar refresco, y aliviarse con doña Elvira su muger y hijos y algunas damas, sin más gente alguna; y como lo supiesse Hernán Peraza, trayendo a la memoria lo passado en Langarote con el Rey su padre, determinó prenderle por vengarse, y assí mandando a ello cierto vandos de los gomeros, como se temiessen que era Rejón valiente, le mataron, no pudiendo prenderle de otra suerte. A España se bolvió con triste luto la biuda afligida, dando quexas de Peraga al Católico Fernando, y cessaron con ellas las que davan por Pedro del Algava los parientes. Con provisión real de sus Altezas, Peraga pareció preso en la Corte, adonde fue admitida su desculpa y perdonado, con sentencia y cargo, que el título de Reyes de las islas. CONQUISTA DE TENERIFE, II, 926- 66 65 ( por evitar escándalos) perdiessen sus padres, y también sus sucessores, quedándole el de condes y marqueses, y que con los culpados en el hecho, assistiese en Canaria, a la conquista. Después de todo ansí capitulado le desposó la Reyna con la noble doña Leonor de Bobadilla, dama hermosa y principal de su palacio. El conde, con su esposa y el Obispo Fray Miguel de la Serna, se bolvieron a Canaria, y con ellos don Alonso, a quien le fue otorgada la conquista de La Palma y Nivaria, en feneciendo la que tratavan; luego que llegaron cumplió el conde Peraga el real mandato, que aportó con su gente al Agaete, y dando aviso al General, hizieron una famosa entrada, y captivaron al noble Guanarteme Rey de Gáldar. A la corte de España fue embiado y después conquistada Gran Canaria, a instancia suya, que con gran trabajo bolvió la guerra en dulce paz tranquila. Gozando de aquel tiempo venturoso Pedro de Vera, en el govierno ufano, sucedió, que por causas que en silencio importa que se queden y sepulten, algunos vandos de gomeros nobles, gente atrevida, osada y resoluta y en los puntos de onor poco sufrida, a su señor el conde dieron muerte, justa o injusta, la razón lo juzgue; al fin con este escándalo y rebuelta se metió la Condessa en una torre, tímida del furor de sus vassallos, y para assegurarse de peligro en un baxel aviso a Vera embía. Dexó el govierno de Canaria al punto por yr a socorrerla a La Gomera, y assí la puso en paz con los más nobles, 66 CONQUISTA DE TENERIFE, II, 967- 1004 dando castigo a muchos, aunque injusto, sin preceder examen de la causa. Bolvió a Canaria a su govierno, adonde castigava y vendía a muchos dellos por cautivos y esclavos: y el Obispo tuvo con él sobre esto diferencias y Vera le trató injuriosamente, diziéndole palabras afrentosas: por lo qual el Obispo fué a Castilla formando ante los Reyes grandes quexas, por cuya provisión fue a Corte preso; quedando en el govierno de Canaria el noble don Francisco Maldonado, que, desseoso de hazer entradas en Tenerife, ávido su consejo, dio aviso a Pedro Hernández Saavedra, y con la gente y prevención possible, tomaron en Añago alegre puerto; mas siendo vistos de los naturales, apellidados a la resistencia, llevaron la victoria los nivarios, siendo desbaratados los de España. Otros muchos asaltos sucedieron en la Nivaria, con neutrales suertes, hasta que a don Alonso Hernández Lugo le dieron sus Altezas justo título de su Governador en la conquista General, en las partes Africanas, expresso en la conducta, dende el cabo de Aguer, que por antiguo nombre llaman, hasta el de Buxador, surgió en su costa, quebrantando sus bríos indomables; que fue según se tratará adelante, año de Christo Salvador del mundo de mil y quatrocientos y noventa y tres: y aquí mi pluma toma esfuergo para bolar en el futuro Canto, que el gavilán prepara en entretanto. FIN DEL SEGUNDO CANTO CONQUISTA DE TENERIFE, III, 1- 23 67 CANTO TERCERO De las guerras de los Reyes de Tenerife y de sus generales fiestas. Haze el de Taoro alarde de su gente, pídenle pazes el de Tacáronte y el de Anaga. Dánse los retratos de los Príncipes, enamó-ranse. Sale Dácil al bosque de La Laguna. Llegan los navios españoles al puerto de Santa Cruz y baxa el capitán Sigoñe a vellos. Preclara luz, divina Candelaria, patrona de Canaria, musa mía, luzero, norte y guía, confiado en vos, me atrevo osado al nuevo canto. Prestadme audiencia, Guerra, en tanto atento que el verso que os presento resonare y de Nivaria el gran valor cantare. La furia Aleto, autora de discordias, entre los nueve reyes que regían de Tenerife los felices términos, causó continuas guerras y batallas, siendo bastante causa, la codicia de ganarse las tierras y rebaños; pero guardavan por costumbre antigua, en días festivales de cada año del mes de Abril los nueve postrimeros, porque les diesse Dios cosecha próspera de frutos y ganados, y aunque uviesse guerras entre ellos, avía entonces treguas con paz tranquila, en tanto que duravan las fiestas, regozijos y plazeres. Para solenizar las alegrías, juntávanse en las cortes de sus reyes 68 CONQUISTA DE TENERIFE, III, 24- 62 todos los más vassallos, y los nobles, ricos, honrados, graves, principales; en los Tagoros con su Rey entravan a consultar las cosas del govierno, utilidad y pro de su república, una hora del día en la mañana; y después desto, en fiestas y alegrías con música, vanquetes y holguras se entretenían todo el demás tiempo, inventando mil pruevas, luchas, bayles, sobre apuesta, mostrando cada uno sus fuergas, gallardía y ligereza. Quando el primero día en cada reino se convoca[ va] n todos los vasallos, ante su rey llegaban a obediencia, los hidalgos y nobles de rodillas, todos le besan la derecha mano, y los honrados ricos, la siniestra, diziendo con humilde acatamiento: Zahañat Guayohec, que significa, " soy tu vassallo", en castellana lengua. La otra gente, común, pleveya y baxa, traían blandas y curiosas pieles, o bellos ramos de olorosas flores y al rey besaban ambos pies, limpiándolos, señal de vassallaje y obediencia. Agora, pues, el año de conquista, fin del florido Abril, el gran Bencomo, señor de los distritos, tierras, términos, mejores y más ricos de la Isla, que se llamó el gran rey de las Langadas ( 1) y posseedor del reyno de Taoro, puso treguas a guerras que tenía con Acaymo, señor de Tacoronte, y Beneharo, viejo rey de Anaga, después de haber passado en Acentejo una cruel batalla rigurosa: Juntóse con sus grandes y vasallos a las anales fiestas en su corte, ( 1) Este nombre era del de Güimar. CONQUISTA DE TENERIFE, III, 63- 103 69 y como aquél que su plazer más íntimo era el horrendo son del fiero Marte, mandó hazer alarde de su gente. Ya suena en las partes más remotas, cumbres y valles del Taorino estado en público, la boz de pregoneros dando noticia del real mandato; gozo y plazer a ios invictos pechos, que a cada qual agrada su exercicio. Ya se aperciben onze capitanes valientes, esforgados y animosos, síguenlos ocho o nueve mil infantes bizarros, bien compuestos y gallardos. Ya llega el primer día de las fiestas, y junto del alcácar de Bencomo está la plaga de armas adornada, cercada al derredor de frescos árboles, toda cubierta de olorosas yervas, entreveradas de esmaltadas flores. En ella está un famoso cadahalso fundado y fixo en los pimpollos gruessos de pinos altos como en fuertes, mármoles; tiene por cima opuesta a resistencia del sol ardiente una ramada espessa de tiernos ramos de los verdes lauros. Ya de niños, de ancianos y mugeres ' se ocupan los compuestos miradores, y el Real cadahalso resplandece con soles bellos, digo, hermosas damas, y entre ellas las infantas, del Rey hijas. La una era Rosalva, la otra Dácil, • de tiernos años y belleza rara. Ya ocupa el real assiento la persona del gran Bencomo, y con semblante alegre, la vista esparze a una y otra parte. De cuerpo era dispuesto, y gentil hombre, robusto, corpulento qual gigante, de altor de siete codos, y aún se dize tenía ochenta muelas y otros dientes, frente arrugada, calva y espaciosa, partida la melena, poca y larga, 70 CONQUISTA DE TENERIFE, III, 104- 44 rostro alegre, y feroz color moreno, negros los ojos, bivos y veloces pestañas grandes, de las cejas junto, nariz en proporción, ventanas anchas, largo y gruesso el vigote retorcido, que descubría en proporción los labrios, encubridores del monstruoso número de diamantinos dientes, larga, espessa la barba, cana de color de nieve, que le llegava casi a la cintura, bragos nervosos de lacertos llenos, derechos muslos, gruessas las rodillas, fuertes las piernas, pies pequeños, firmes, temperamento en todo a lo colérico, algo compuesto con humor sanguíneo; era ligero, altivo en pensamientos, justiciero, modesto, grave, sabio, prudente y sobre todo arrogantísslmo. Un tamarco curioso gamugado de delicadas pieles le vestía, a los brazos las huyrmas, como mangas, y guaycas en las piernas, como medias: tiene en la diestra mano el regio ceptro, hueso mondado del baílente brago del gran Tinerfe visabuelo suyo. Rey absoluto de los nueve reynos. El príncipe Ruymán, su amado hijo, el príncipe Guetón, que de Añaterve, rey de Güimar, era el primogénito, el gran Tinguaro, de Bencomo hermano, a él muy semejante y parecido, y los ancianos grandes del estado, tienen por orden su lugar y assiento. Ya el espantoso son del fiero Marte, retumba en el umbroso valle ameno, resuenan gritos, silvos, alaridos; y entra arrogante un capitán famoso llamado Ancor, del bravo Rey pariente, de los más estimados de la corte, en la espaciosa plaga, ufano, altivo, con seyscientos soldados bien armados CONQUISTA DE TENERIFE, III, 145- 85 71 de agudos dardos y de fuertes hondas; hizo en contomo militar reseña, y ante el Rey el devido acatamiento con solemne y humilde reverencia. Pone Bencomo en la gallarda gente los ojos y entre sí los va contando, y ellos siguiendo al capitán famoso, la plaga desocupan con buen orden. Luego resuena el eco bozinglero de voces, silvos, algazara y gritos, y entra Tigayga, capitán valiente, con más de nül soldados esforgados, todos armados con pesadas suntas, magas muy gruesas, de ñudosas porras, diziendo en orden la vanguardia a bozes; Achi ( hiañoth Mencei, Reste Bencom, que dize, buelto en castellana lengua; biva Bencomo Rey y amparo nuestro; a quien la retaguardia respondía: Guayaxechey, ofiac Naseth Sahana, que significa: biva aunque le pese al rigor de los ados y fortuna. Hizieron reverencia al Rey humildes y dexaron la plaga, quando al punto el capitán Guyonja, gran guerrero, hizo reseña de ochocientos hombres, gallardos tiradores de la piedra y todos diestros de la sunta y dardos. Entra Teguayco y después Leocoldo, Sañugo, Badayco, Tauco, Arafo, famosos y valientes capitanes, haziendo cada qual ante Bencomo, reseña y lista de su diestra gente. Llega el postrero, un muy gallardo joven, que en tiernos años sus heróycas obras le an dado justo nombre de Sigoñe, que entre ellos significa el invencible; entró en la plaga bien acompañado de mil y cien mancebos belicosos. Suena un murmureo grande entre la gente, o, por mejor dezir, entre las damas; 72 CONQUISTA DE TENERIFE, III, 186- 226 haze el rapaz amor secretos tiros, unos suspiran, otros hazen señas, otros se hablan sólo con la vista y se responden con los ojos mismos; y estando el Rey ufano y gozosíssimo considerando su esforgada gente, óyese afuera y cerca de la plaga repentino alboroto, gran bullicio, ruido, grito, boces, silvos, golpes, horrendo son de una batalla cruda que Afur y Tauco capitanes bravos por zelos de la bella infanta Dácil, a quien los dos amavan y servían, se revolvieron en pendencia bélica, y también los soldados de ambas partes. Túrbase al punto el militar concierto, algan las damas los medrosos gritos, acuden los mancebos por sus padres, dexan los viejos el assiento y prestos a socorfer a los amados hijos; enciéndesele al Rey en un instante en yra el coragón de ardor colérico, salta ligero el cadahalso y llega al bárbaro furor, mas todos viéndole, refrenan con fingido disimulo la furia saña y el enojo y cólera; huyen los unos, otros se arrodillan al Rey, en especial los capitanes, demandando perdón, y sosegándose, dexan las fiestas para el otro día. Recógense a sus cuebas y tagoros, tienden las mesas, juntánse en corillos, ponen en ellas gofio de cevada, leche, manteca, miel y varias frutas, aunque silvestres, de suave gusto, rubios madroños y queresas negras, bicácaros melosos, y mócanos, tostados hongos, y otros tiernos crudos, cabritos mal assados y corderos, enteras cabras, goteando sangre, gruessos carneros y los grandes gánigos CONQUISTA DE TENERIFE, III, 227- 67 73 con las tamaraonas estimadas, quesos añejos, y otros muchos frescos, varios manjares, dulces a su gusto. Cierra la noche, y en el ondo valle se ven resplandecientes luminarias, comienga el bayle y la entonada música, hasta que a todos vence y rinde el sueño, quieto reposo; al fin, de su cansancio. Passa el silencio de la oscura noche, ya rebervera el alva anunciadora del claro Apollo, ya sus claros rayos hieren las cumbres de las altas sierras. Júntanse todos en el real alcágar, sale Bencomo bien acompañado de los grandes y nobles de su corte, llega al Tagoro, y entran en consulta para tratar las cosas del govierno, y al mismo instante un agorero máxico, llamado Guafiameñe, pide audiencia, al Rey y grandes; luego se la otorgan, porque reverenciavan su persona, y a sus agüeros davan siempre crédito, y assí le dixo al Rey, confuso y triste: " Poderoso Bencomo, sin segundo, el cielo aumente tu felice estado, goza a Nivaria, y más, si es que ay más mundo, que más mereces tú, si ay mas criado; como en servirte mis desseos fundo saber el fin dudoso e procurado de tu valor, que no en su bien dudara, si al mérito fortuna se ygualara. Mas es tan frágil, tan mudable y varia, que no es seguro el bien de la ventura; es embidosa, a buenos adversaria, y da tras los plazeres amargura, es dudosa en los bienes y boltaria, y en los males más cierta, y más segura; pésame de inquietar tu passatiempo, mas siempre viene el mal al mejor tiempo. Por el cerúleo mar vendrán nadando páxaros negros de muy blancas alas. 74 CONQUISTA DE TENERIFE, III, 268- 307 truenos, rayos, relámpagos echando, señales propias de tormenta y malas; dellos saldrán a tierra peleando, fuertes varones con diversas galas de otra nación estraña y belicosa para quitarte el Reyno poderosa. Conquistarán por armas esta tierra, sin que puedas hazerles resistencia, que el Cielo, en su furor, nos hará guerra, con brava y contagiosa pestilencia. Quanto Nivaria y su distrito encierra a de dar a sus reyes la obediencia; esto por mis agüeros es creyble; perdona, y pon remedio, si es posible". Alborotados los valientes pechos, pierden el natural color los rostros, y un verdinegro y pálido en mistura demuestran todos, acídente proprio del humor melancólico y colérico, y un frígido pavor, un hielo súbito se esparze al punto en sus sanguíneas benas. Solo Bencomo, que qual otro César, que al prodigioso aviso de Spurina, con menosprecio y burla estuvo incrédulo, de Guañameñe se mostró injuriado, y assí le dize con soberbia ira: " Por la cima del Teyda lebaníado, y por la sangre de Tinerfe, juro, por esse Cielo Mcido estrellado, y el sol que alumbra el ancho glovo oscuro, qae nunca me vi assí precipitado; ¿ tú sabes o adivinas lo futuro, di, infame, fementido, necio, loco; assí te atreves a tenerme en poco? ¿ No sabes que deciende mi linage del gran Tinerfe, bisabuelo mío, y que no hizo la fortuna ultrage jamás en su valor y señorío? Hago a sus huessos voto y omenage, que as de pagar tu loco desvarío; CONQUISTA DE TENERIFE, III, 308- 47 75 y vengan, vengan contra mí esquadrones y páxaros de bélicas naciones. Ármense los espíritus que avitan en el abismo, y que el infierno encierra, que aunque assí tus agüeros facilitan vencerme, y conquistar mi fuerte tierra, estos valientes bragos que militan por lo que importa menos, en la guerra defenderán honor, vida y corona, que es el valor de mi real persona. Quitadme de delante este atrevido, si no queréys que pierda el sufrimiento: muera, muera el traydor descomedido, colgádmelo de un árbol al momento; y mando que, de oy más, no sea creydo agorero ninguno, sea escarmiento, para los que lo fueren, el castigo que hago en este loco a quien maldigo". Llegan ministros de justicia y prenden al agorero, y no con todo cessa la cólera sobervia de Bencomo, hasta que al fin Tinguaro, hermano suyo, y esotros nobles grandes, con razones quitar pudieron su alterado espíritu, y sobre todo el ver dende el Tagoro al agorero de un laurel colgado, agonizando con penosas ansias, el cuerpo elado al despedir repente el alma triste, fin de vida mísera: que la venganga vista por los ojos satisfaze el furor, temipla la yra; mírale, y dize ufano, sonriéndose: " Tan bien parece el malo castigado como premiado el bueno de sus obras; ya tus agüeros falsos an cesado, no causarán recelos o gogobras; pero si de virtud fuyste dotado y de adivino el nombre falso cobras, ¿ cómo tu propio mal no adevinaste quando por el ageno peligraste? 76 CONQUISTA DE TENERIFE, III, 348- S Si lo que es venidero adivinaras, fácil supieras esse trance y muerte, mejor la pobre vida conservaras, recelando agraviarme y atreverte; si no acertaste estas verdades claras en lo dudoso ¿ quién podrá creerte? Miraras por tu daño diligente, y no por el ageno solamente. Mas ay algunos, que de sí olvidados solicitan el bien, o el mal ageno, empleando en aquesto sus cuydados, con desseo de embidia y daños lleno, son los tales malditos, deslenguados, dignos de que a su lengua pongan freno, que la desenfrenada, es rayo, es fuego, y ofende al más siguro, como el ciego." Cesó con esto, y no en la bulgar gente, el murmurar con mil sentencias varias, la lastimosa muerte, y los agüeros: llegan al punto dos embaxadores del Rey de Tacoronte y del de Anaga, piden licencia para en el Tagoro tratar ciertos negocios de importancia de parte de los Reyes sus señores. Viendo Bencomo ser Hayneto y Rayco, ilustres y famosos capitanes, la otorga, les da assiento y grato oído, y Rayco habla, y humildemente dize: " El alto cielo, gran Bencomo, os haga para bien de este Reyno venturoso, Beneharo, mi Rey, señor de Anaga, vuestro pariente, noble y valeroso, y su sobrino, Acaymo Daniaga, que en Tacoronte reyna poderoso, nos mandan saludaros como amigos, aunque vos los tenéys por enemigos. " Viendo los grandes daños de las guerras que con vos tanto tiempo an sustentado, y que por causa injusta vuestras tierras y las suyas se an casi asolado, y el prado de los valles, montes, sierras, CONQUISTA DE TENERIFE, III, 389- 429 77 está con roxa sangre matizado, de su consejo, acuerdan que aya pausa en ellas, pues la paz tanto bien causa. Vuestra amistad demandan, si os agrada, que por ser bien común deve acetarse, y si queda con votos confirmada, podrán daños y males escusarse; esto es en suma. Rey, nuestra embaxada, tiempo es de fiesta, propio de tratarse y pues a todos tanto bien resulta dello, se acuerde agora en la consulta." Todos y el Rey mostraron alegría con las razones que propuso Rayco, y assí le respondió manso y gozoso: " Estimo en mucho el grato ofrecimiento de vuestros sabios Reyes mis parientes, que an sido para mi de gran contento sus justos pareceres convenientes; tratar quiero a mis nobles el assiento de cosas a la paz pertenecientes, y assí solos importa nos quedemos; dadnos lugar, que luego os llamaremos". No con poco plazer, de la respuesta que Bencomo les dio a los mensajeros, se salen al instante del Tagoro, haziendo la devida reverencia, con agradable estilo, modo y término. Estava en esto el pueblo alborotado assi por el castigo que se hizo a Guañameñe el agorero máxico, como por ver los dos embaxadores: habla Bencomo afable con sus grandes, en el Tagoro, y dize estas razones: " Injusto, fuertes capitanes, fuera, siendo vuestro valor do el mío asiste, y esse consejo sano y fuerga entera, firmes columnas do mi honor consiste si cosa de república hiziera, aunque mi voluntad, que lo resiste, pudiera libremente decretallo,, sin primero a vosotros consultallo. 78 CONQUISTA DE TENERIFE, III, 430- 70 Bien sabéys que a treynta años que sustento con sangre mía y la de mis vasallos, las guerras bravas de furor violento contra aquestos, pensando sujetallos, porque gozé a Hañagua en casamiento, que fué bastante causa de agraviallos, que cada uno dellos pretendía, casar con ella, pero al fin fué mía; y como por aquesto se alterasen, y a mis nobles varones persiguiessen y los des contra mí se conjurasen: porque vengarse assí más bien pudiessen las guerras hize que se publicasen, porque los nuestros daño les hiziessen, y assi les he ganado en buenas guerras frutos, ganados, crías, aguas, tierras. Y aunque daño común se nos seguía de las batallas, porque la Vitoria comprava a costa de su sangre y mía, vencer, aunque con daño, es gozo y gloria; el llanto de la guerra es melodía, que regala y aviva la memoria, cuando por él alcanga el buen soldado verse de la Vitoria coronado. Mas ver los hombres hechos carniceros, los ánimos viriles nos suspenden, y cánsanse, aunque fuertes, los guerreros, quando ofendidos son de los que ofenden. Ya véys que agora aquestos mensajeros, pazes demandan, y amistad pretenden; dad vuestro voto en ello a vuestro gusto porque a mi parecer es sano y justo". Agradecidos los Taorinos nobles, del término prudente de Bencomo, le dieron dello agradecidas gracias, y de consuno en la amistad y pazes, a gusto y beneplácito de todos, con sentimiento y voluntad alegres, buelven a entrar los dos embaxadores en el Tagoro, habíales, y dízeles el rey prudente y sabio estas razones: CONQUISTA DE TENERIFE, III, 471- 511 79 " A vuestra petición no ay quien demande cosa en contrario, ( aunque la sangre hierva acostumbrada a guerras) por ser grande el bien de paz, a donde se conserva: ved si queréys que publicar se mande, que pregonada es ley, por tal se observa, y dende luego la establezco y juro, y mi corona obligo a su seguro". Alégranse los dos embaxadores, y dánle al Rey, de tanto bien las gracias; sacan en su presencia y desebuelven dentre unas blandas pieles el retrato de la princesa Guacimara, hija del Rey de Naga, su única heredera, que al bivo la estampó un pintor famoso. Bésanlo humildes, dánlo arrodillados a Bencomo, y cumpliendo su embaxada, el uno de los dos, assi le dize: " Mandó mi Rey, te fuesse presentado este retrato que es de Guacimara, quando la paz uviesses acetado, porque en rehenes de amistad quedara; que pues es heredera de su estado, • quando suceda en él conozca clara la prometida fe, concierto y pacto, que en depósito queda su retrato." Ponen los ojos todos al instante en la tabla y figura bien pintada con tinta de carbón, almagra y gumos de varias yervas y la blanca leche de silvestres hygueras, y aunque toscos los matizes, curiosa la hechura, y al bivo a la figura semejante. Tómala el Rey, deléytase en mirarla con estremo de gogo y regozijo, y a los embaxadores assí dize: "¡ Oh, cuan bien Beneharo obligar sabe voluntades! Yo quedo agradecido a presente tan rico, honroso y grave; ñudo será de paz jamás rompido; eternamente es justo que se alabe 80 CONQUISTA DE TENERIFE, III, 512- 52 lo bien que el sabio Rey a procedido. Cuando sólo a esta causa me obligara a su amistad, confiesso que bastara. La obligación recibo del retrato, y al príncipe mi hijo sea entregado, como a mi sucessor, que con recato guarde lo que por él queda ordenado; y el suyo del, pues no a de ser ingrato, sea en respuesta déste presentado por vos a Beneharo, embaxadores, que es obligar a paz los sucesores. Al bélico furor se pongan riendas; no se trate de guerras ni combate, que interviniendo tan sublimes prendas, de sólo pazes es razón se trate; a los Reyes daréys mis encomiendas, y el vernos, les diréys, no se dilate, que passadas las fiestas de presente en paz quiero ir a verlos con mi gente". Cesó Bencomo alegre, y comedidos, con término discreto al punto mismo, se despidieron los embaxadores, siéndoles entregado aquel retrato que el Rey mandó, del príncipe su hijo, con el cual se partieron gozosíssimos. Quedó el que ellos truxeron a Bencomo, en poder de Ruymán, que atentamente, de la bella princesa Guacimara en él considerava la hermosura, con afición y cuydadoso estremo. Salieron del Tagoro todos juntos; publicóse la paz, causó alegrías, y ¡ las anales fiestas celebraron con doblado plazer y regozijo. Bien deacuydados del cuydado estavan, con que el buen cavallero don Alonso Fernández Lugo, el numeroso exército de la española gente valerosa, entonces prevenía en Gran Canaria, después que conquistó la fértil isla que llaman de la Palma, año dichoso CONQUISTA DE TENERIFE, III, 553- 93 81 de mil y quatrcx; ientos y noventa y quatro, en paz sin guerras ni combates, a do fundó ciudad y algunos pueblos dexando personages principales para feliz principio de república; y al fin bolvió a Canaria, en cuyo puerto estaba en este tiempo de partida a comengar conquista en Tenerife. Acompañan y siguen su estandarte, mil famosos soldados de experiencia, y ciento y veynte y cinco de a cavallo, toda española gente, valerosa, canarios naturales y gomeros, que muchos de los ínclitos varones que en conquista del Reyno de Granada rindieron el poder del Africano, y muchos de los nobles cavalleros que essotras fuertes islas conquistaron se juntan y convocan en su ayuda: el noble Lope Hernández de la Guerra, Hierónimo Valdés, Pedro Vergara, Hernando de Truxillo, Valdespino, Xuárez Gallinato, los Herreras, los Rojas, los Loaysas, y Castillas, Bobadillas, Ayalas, y Hárteles, Perazas, Saavedras, y Guzmanes, los Cayrascos, Serones, y Moxicas, los Veras, los Castillos y Quintanas, Espinos, Betancores, Alarcones, Olivares, Quesadas, Pimenteles, Armas, Córdovas, Céspedes, Zambranos, Maldonados, Padillas, Bracamontes, Ramírez, Riberoles, y Meneses, Hinojosas, Ortegas, Verdes, Tellos, Diego, Bartolomé y Pedro Benítez, Antón de los Olivos, Diego de Aga, Vallejo, Hoyos, B\ ines, y Valverde, Diego de Samartín, Lope Galindo, Joan Berriel, Albertos, Vilches, Viñas, Pereyras, Silvas, Calderón, Barretes, Gorvalán, Antón Viejo, Castellano, 82 CONQUISTA DE TENERIFE, III, 594- 634 los Osorios, los Castras, los Huzáres, Alonso de las Hijas, los Llerenas, Suritas, Monleones y Melianes, con otras muchos que verá en su lista el que fuere curioso de mirallos; hazen alarde en la Canaria arena y en quinze vergantines bien armados, se embarcan en el día postrimero del mes de Abril, con esperanga firme de ver en la Nivaria venturosa los deleytosos campos Eliséos. Ya quando el alba bella amanecía, víspera alegre del florido Mayo, a las anales fiestas y plazeres se prevenían los nivarios Príncipes. Sale Dácil, la hija de Bencomo, donzella hermosa, de su Reyno y Corte a la vega do estaba la laguna con la licencia de su caro padre; y el capitán Sigoñe, y cien soldados en guarda suya, porque allá dessea tener las fiestas del alegre día. Haze con su presencia el prado ameno, más bello, deleytoso y apacible pero todo le da melancolía, qu'el alma siente de un cuydado aflicta. Díxole Guañameñe, el agorero, que un personage de nación estraña que por la mar vendría al puerto y sitio marítimo, llamado Añago entonces, de ser avía, al fin de mil desastres, guerras, batallas, captiverio, y muertes, su amado esposo, en dulce paz tranquila; parecióle ser cosa, aunque creyble, de suceder difícil, y a esta causa, la soledad le agrada de aquel bosque, y no el bullicio de la Corte alegre. Es de muy poca edad, gallardo brío, tiene donayre, gracia, gentileza, frente espaciosa, grave, a quien circuye largo cabello más que el sol dorado. CONQUISTA DE TENERIFE, III, 635- 75 83 cejas sutiles, que, del color mismo, parecen arcos de oro, y corresponden crecidas las pestañas a sus visos. JLos ojos bellos son como esmeraldas cercadas de christales transparentes, entreveradas de zelosos círculos, qual bello rosicler las dos mexillas y afilada nariz proporcionada, graciosa boca, cuyos gruessos labrios parecen hechos de coral puríssimo, donde a su tiempo la templada risa descubre y cubre los ebúrneos dientes, qual ricas perlas, o diamantes fines; largo el hermoso rostro, en color nieve, con fuego y sangre misturado a partes, y como a cielo claro lo estrellean algunas pecas como flores de oro, por causa de que quiso en su belleza naturaleza señalarse tanto, que por curiosidad supérflua, hizo excesso tal, passando de sus límites; mas fué en ella el herror donayre y gracia, que a vezes son graciosos los errores. No su trage y adorno, aunque pulido, al uso nuestro, lleno de invenciones, era, mas para prueba de belleza, pues descompuesta es cierta la hermosura, tendida y mal trangada la madexa, a partes presa con las pobres cintas de pieles gamucadas de cabritos, un curioso tamarque o vaqueruelo, y de lo mesmo un aprestado cingulo, haziendo delicada la cintura; y otro que al modo de vasquiña, o saya, debaxo le cubría hasta el tovillo, y en los pies delicados un calgado, como abarcas al justo, y lo trayan más por cumplir con el honesto estilo, y defender la regalada planta, que por arreo del humilde trage. De pequeñas beneras y conchillas. 84 CONQUISTA DE TENERIFE, III, 676- 715 pulidos caracoles y juguetes que cría o tiene el mar en su ribera, llenos por dentro de olorosos ámbares, una gran sarta le enlazava el cuello, como cadena de preciosas perlas. Al fin, desde un robusto y alto monte, cercano a la laguna, atenta mira del mar inquieto las rebueltas ondas; contempla en él el bien de su ventura, y pensativa y lastimada, dize: " Incierto mar, no sé si es bien que crea que atesoras el bien de mi esperanga, que aunque en creer es fácil quien dessea, temeraria es la incierta confianga; dudosa estoy cómo posible sea, estar entre tus ondas de mudanga, aquél que a de venir a ser constante, mi dueño, espeso y verdadero amante. Las aguas apresura porque venga con más presteza, mira que lo espero, y es muerte el esperar, no lo detenga tu inquieto movimiento, porque muero, aplaca esse rigor lo que convenga, y tráyme ya mi amado forastero, que lo dessea y ama el pensamiento, y amar y dessear es cruel tormento. Mucho puede el cuydado fatigarme, y mucho la fortuna concederme, mucho amor, y desseo atormentarme, y mucho el tiempo largo prometerme; mucho esperanga firme assegurarme, perderse el pensamiento, y más perderme; mas tú sólo eres, mar, quien el mal junto me puede dar, o el bien de todo punto. Un pájaro muy grande, estraño, ageno, espero que vendrá por ti volando, ¡ oh si bolase bien! que por él peno, y no pena menor que desseando, traerá para mi bien dentro en su seno, la prenda que desseo. ¿ Quándo, quándo CONQUISTA DE TENERIFE, III, 716- 56 85 te veré afable, mar, y en tu bonanga, seguro y quieto el bien de mi esperanga?" Estando en esto, dando recias bozes, llega Sigoñe el capitán valiente lleno de espanto y confusión terrible, y señalando con los fuertes dedos de la nervosa mano y diestro brago, hacia la mar, turbado, assí le dize: " ¿ No ves, infanta bella, junto al Roque de la punta de Anaga, el mar sulcando quinze bultos muy grandes, sin que toque el uno al otro, qual por tierra andando? ¿ Quién tal verá que a espanto no provoque, el ánimo más fuerte? Blanqueando, parecen grandes páxaros que tienen alas de nieve, y a la tierra vienen". Tan suspensa quedó la bella Dácil después que puso los hermosos ojos en los quinze navios españoles, que no habló palabra de turbada y dize el capitán determinado: " Bajarme al mar dende este monte quiero, que es una corta legua de camino, y te traeré el aviso verdadero; veré si es novedad o desatino; espera en la laguna, que ligero he de bolver; ya parto, ya camino: avisa a nuestra gente de tu guarda, que no será mi diligencia tarda." Parte Sigoñe, y más ligero corre qué buela su alterado pensamiento. Dácil se queda Con los ojos fixos en las gallardas naves, y en un punto le da mil saltos en el casto pecho el coragón ardiendo en bivas llamas; cercanía amor y miedo, mas no sabe a qué determinarse, o qué hazerse, que es indeterminable la ignorancia. En aquesta ocasión y coyuntura otra no menos bella, hermosa dama, con otra novedad confusa y triste 86 CONQUISTA DE TENERIFE, III, 757- 97 de amor se siente, y en su ardor se abrasa: que habiendo el rey de Anaga recebido, en respuesta de pazes, de Bencomo el retrato del príncipe Ruymanto mandó entregar al punto a la princesa Guacimara, su hija y sucessora, por imitar en ello el rey Taorino. Pudo el amor rendir su casto pecho, y la imaginación de la figura, por la pintura en poco semejante, en ella hizo efectos de amor firme. Era en estremo Guacimara hermosa, tenía partes dignas de loarse, aunque robusto cuerpo giganteo: cabellos rubios, claros, rutilantes, en proporción el rostro largo, lleno, grave, modesto y agradable en todo: alta la frente, y enarcadas cejas negras, y negro en medio un lunar bello, que con lustrosos pelos las juntava; crecidas las pestañas, ojos grandes, negros, alegre, bivos y rasgados: rosadas y encendidas las mexillas; nivelada nariz, boca pequeña, minero de preciosas margaritas, qual de coral, cercada de dos lábrios gruessos y cortos, de color de púrpura, los cuales en moviendo, se hazían dos burladores hoyos a los lados, color moreno un poco por más gracia, derecho y alto cuello en color nieve, y en él organizado de alabastro, aquel camino que a las bentas llega donde reposa amor, los pechos alvos, y entreverados con lavor cerúlea, de azules benas, do la sangre hierve; garbo, donayre, brío, gallardía, honestidad, reposo, gentileza, discreción y prudencia, destas gracias era dotada: pero estuvo a punto, cuando en su concepción obró natura, CONQUISTA DE TENERIFE, III, 798- 838 87 de declinar al masculino género, que dello dava verdadero indicio, su gran persona y valerosos hechos, mas por la falta del calor in[ n] ato quedóse femenina en grado altivo; ai fin mirando atenta, enamorada, el retrato del príncipe, le dize: " ¿ Qué fuego es éste que mi alma enciende? ¿ Qué imaginar, que tanto me fatiga? ¿ Qué fee de paz que a mi pureza ofende? ¿ O qué amistad ingrata y enemiga? ¿ Qué novedad, que tanto me suspende? ¿ Qué captiverio que a mi alma obliga? ¿ Qué áspid basilisco, qué beneno? ¿ Qué bien de tanto mal, que mal tan bueno? Vana imaginación, que en cosas malas vences al alma, y ciégasle de suerte, que la vida más libre y simple ygualas a rigurosa pena y triste muerte, del pensamiento las veloces alas, tanto apresuras, que el desseo fuerte que nace del, me enciende en fuego vivo, vencida toda de un amor la[ s] civo. Mas, ¿ quién es este amor, que del reniego, que deve ser algún traydor tirano? Pero no, sino Dios, pues causa fuego; mas Dios no puede ser,, porque es humano, pero ofende al seguro, como ciego, mas, pues sujeta al alma, es soberano . espíritu del cielo o del abismo, . o niño, pues se espanta de sí mismo. ¿ Es alegría? N" o, porque es tristeza. ¿ Es blando y amoroso? No, qu' es crudo. ¿ Es fuerte? No, qu' es hijo de flaqueza. ¿ Es rico? No, que siempre está desnudó. ¿ Es mudable su ser? No, qu'es'firmeza. ¿ Es sabio? No, qu' es torpe, ciego y mudo. ¿ Es vida alegre? No, qu'es muerte triste; al fin, es todo lo que en mí consiste. ¡ Quién no le conociese, ay, desdichada! ¿ Qué quiero yo? ¿ qué amo, y diferente 88 CONQUISTA DE TENERIFE, III, 839- 76 de lo que suelo estoy enamorada; y más de quien no habla, vee ni siente? mas ¡ ay! no es maravilla, pues me agrada este retrato, y obra fácilmente el pensamiento, y ver, que en cualquier parte excederá naturaleza al arte. Que aunque la mano diestra en la pintura tomó del propio origen el objeto, satisfazer no pudo a la figura, que lo perfecto excede a lo imperfecto; esta imaginación es quien apura con fe amorosa al coragón sujeto, que al fin todo es cuidado el pensamiento, causa de a do procede mi tormento. Ruiman amado, ¡ quién pudiera verte presente, que los tristes ojos míos te dieran parte de mi pena fuerte, llorando hechos lacrimosos ríos, y para más a mi dolor moverte suspiros diera ardientes ( aunque fríos de mi temor) que son de coragones lenguas, y testimonios de pasiones! La llaga deste pecho ardiente, cierto vertiera sangre en agua por los ojos; porque presente vos que me avéis muerto, mostrara de su daño los despojos mi esperanga segura en dulce puerto, en glorias convirtiera los enojos, mas ¡ ay! que estoy de tanto bien ausente, y tengo por mas daño al mal presente." Asi dezía la princesa bella al retrato, vencida de su llanto, sin darle a nadie de su pena parte, que el coragón discreto, aunque afligido, el rigor de sus males dissimula, y el prudente amador guarda secreto; mas cesse aquí mi boz, por que resuene mejor en otro canto que previene. FIN DKL CANTO TERCERO CONQUISTA DE TENERIFE, IV, 1- 23 89 CANTO CUARTO El príncipe Ruymán se muestra enamorado del retrato de Guaci-mara: y el principe Guetón, amante de su hermana Rosalva, le reprehende, y sobre ello passan diferencias. Descríbese la hermosura de Rosalva. Celebran en Taoro las fiestas: y llega Sigoñe Capitán con la nueva de la venida de los españoles. ¿ Quién celebrara, Amor, tus obras buenas, o quién podrá huyr tus obras malas? ¡ Qué fácil eres en dificultades y en las facilidades, que difícil! ¡ Qué possible y constante en impossibles, y en los possibles, qué impossible y frágil! Eres engaño de desengañados, y de los engañados desengaño. Bien de los males, y aún el mal de bienes, osado, ciego, y fuerte en el peligro, débil y temeroso en lo seguro; Mitiga mis ardores, rapaguelo, porque, olvidando agora males propios, en los ágenos tus hazañas cante, no quieras que sea sólo mi exercicio quexarme en vano de que soy tu mártir, olvídate de mí, de ti me acuerda, que si de ti me acuerdo, a mí me olvido; porque no estoy en mí, si en mí consistes sígote agora, porque no me sigas, oye mi canto y mi lamento escusa. No sólo aquel retrato que fué dado, del principe Ruymán a Guacimara, ,90 CONQUISTA DE TENERIFE, IV, 24- 63 fué causa para del enamorarse, mas también el que della posseya en él pudo causar el mismo efecto, que se retrata amor dentro en el alma, si por los ojos entra leve achaque. Amanse así los dos por las pinturas, o también por la fama pregonera y aficionada, que loando a entrambos rendía voluntades en la Isla. Crece en Ruymán el amoroso fuego, y acabadas las fiestas de aquel día, ya que la obscura noche se acercava se aparta solo a lamentar su pena en una fuente cerca del Alcágar del Rey su padre, de arboleda espessa, mira el retrato, y tiernamente dize: " Tiéneme en guerra tal el pensamiento, que con la misma paz me hace guerra, amo la paz, y amor, como es tormento, siendo gloria la paz, me la destierra; queda en su fuerga amor, y la paz siento que como efecto con su causa yerra, que yerra amor, si ofende, y al remedio graves dificultades pone en medio. Retrato, si eres paz, no me combatas, ni me abrases en llamas de amor ciego, al bivo estás en mí, y al bivo matas, mas eres muerto en mitigar mi fuego: no paz, guerra te llamo, pues maltratas, mas ¿ qué mi quexa importa, qué mi ruego, si estás bivo en mi mal, en mi bien muerto, cierto a la ofensa, y al remedio incierto? Estraño mal me procedió de verte, que como es escesivo bien gozarte, quiere que pene para merecerte. Amor, porque no soy digno de amarte, pero quéxome en vano, que a la muerte ¿ quién se podrá quexar? Sólo mirarte quiero, mas no mover la lengua o labios, que ausente el reo está de mis agravios. CONQUISTA DE TENERIFE, 17, 64- 104 91 Pero en oscuridad se buelva el día, y en clara luz la noche tenebrosa: el fuego yele, abrase el agua fría, falte la más segura y firme cosa, y no jamás de la memoria mía el bivo amor de Guacimara hermosa,- que como a sido al bivo el instrumento, no menos biva mi constancia siento." Apenas dava fin a estas razones, guando entreoyendo los acentos últimos del eco de la boz de sus lamentos, el príncipe Guetón, su caro amigo, hijo del Rey de Güimar Anaterve, llegó a buscarle por dezirle a solas cierto cuydado que le da fatiga, que el coragón más triste y angustiado descansa, si sus males comunica; a Rosalva la bella hermana suya, amava tiernamente, y en secreto, con palabra y promessas obligado, pretende dignamente por esposa: y para que Ruymán correspondiendo a la fe de amistad que professavan condecendiesse en ello, y a su padre solicitase y persuadiesse, quiere comunicalle su amorosa pena. Hállale solo, proprio a Su deseo, en la agradable estancia de la fuente, mas vele razonar con el retrato, haziendo en la pintura pensativo, ciertos estremos de afición notoria; admírase y detiénese suspenso, duda cómo hablarle y divertirle del imaginativo pensamiento, y sin darle a entender lo que sospecha, con disimulo y turbación le dize: " Ruymán ¿ á solas hablas? Caso fuerte, que es soledad madrasta al pensamiento; pero hablar tan solo y de tal suerte, negocio deve de ser de gran momento. ¿ Mas falta amigo, donde entretenerte, 92 CONQUISTA DE TENERIFE, IV, 105- 45 quando imaginación te da tormento? ¿ Cómo en tiempos de pazes y alegrías, hazas estremos de melancolías? ¿ Qué novedad se ofrece a tu memoria, o qué desasosiego te a inquietado, que, estando el Reyno en gozo, paz y gloria, vence tristeza tanto tu cuydado? Si te fías de mí, tu nueva hystoria declara como amigo confiado, di, qué tu pecho altera, que prometo, de estar a darte mi favor sujeto". El príncipe Ruyman, atentamente oyó á Guetón, y assí le da respuesta: "¡ Ay, príncipe, qué puedo responderte, si aunque vivo me ves en tu presencia, muero, muriendo estoy, que vida es muerte, quando le aflige el mal sin resistencia. No estoy, amigo, solo; que, aunque es fuerte la soledad que siento en triste ausencia, un dolor me acompaña y me condena a padecer, muriendo, biva pena. La gloria al que padece más ofende, si puede entre el tormento imaginarse; y assí de lo que aquí contemplo pende mi pena, que no puede remediarse. Tengo en el pecho el mal, esto lo enciende; es muerto, y puede al bivo retratarse para dar muerte, que en matarme cierto es bivo, y para darme vida, muerto. Mira y verás... mas huye, no lo veas, que es el amor traydor y riguroso y puede ser que qual he sido seas que no ay seguro bien ni mal dudoso. Es la propria beldad; mas no lo creas, si no quieres bolver mi amor zeloso, que como te lo alabo y lo imaginas, con zelos de su amor me desatinas. ¿ Aslo visto, Gueton? o ¿ me entendiste? ¿ Amaslo ya? ¡ Responde! Mas ¿ qué dudo, si es ciego y niño amor, que no resiste, y es en rendir las voluntades crudo? CONQUISTA DE TENERIFE, 17, 146- 85 93 Alábetelo, amigo, en ora triste, que amor para seguro a de ser mudo. Hablé, pues en peligro el bien que adoro, que es duende amor, cenizas su tesoro". Gueton confuso de Ruymán se admira, infiriendo el suceso y los amores, y assí le dize con algún enfado: " Ruymán, Ruymán, o falto de juyzio estoy, o tú lo estás. ¿ Cómo es posible que una pintura hecha de artificio te a enamorado? Casi no es creyble. ¿ Lo que un pintor, cumpliendo con su oficio, labró, te puede ser apetecible? ¿ y assí piensas que roban coragones sus falsas y fingidas perfecciones? Mira que te será mal reputado que de tí se presuma tal locura, que es loco todo el hombre enamorado aunque ame la más bella criatura, que en quantas ha el divino Sol criado no se ha visto perfecta hermosura y menos podrá haberla en una tabla tan simple, que no entiende, siente o habla". Tanto Ruymán mostró sentirse desto que ayrado con enojo la responde: " Oh, necio! ¿ de essa suerte has respondido? ¿ No adviertes que natura excede al arte, y que el pintor, aunque famoso ha sido, no ha podido pintar la menor parte? Siempre te conocí ser atrevido, no quiero más oyrte, ni escucharte, ni me respondas más, ni más me digas pues más, quanto más dizes, me fatigas". Guetón con gran prudencia y mansedumbre le replica á Ruymán desta manera: " Con ímpetu camina el christalino arroyo de aguas en corriente rezia, peñas le ciñen, védanle el camino, y adonde más le impiden, más se arrecia; lo mismo haze un loco desatino, 94 CONQUISTA DE TENERIFE, IV, 186- 225 que estando firme en pertinacia necia, si quieren refrenarle se apresura, y crece con más furia su locura". Replícale Ruymán lleno de cólera, furioso, pertinaz, ayrado y ciego: —" Ya te aviso, Guetón, que no me trates en esto más, pues tanto desvarías; no me enojes a mí, a ti te mates; ¿ quién te metió jamás en cosas mías? ¿ Hánse visto más varios disparates? Loco deves de estar, pues que porfías en dar consejo con razones locas, tal, y a furiosa yra me provocas. Por vida de mi padre el Rey, te juro, si luego no te vas, y aquí me dexas, pues tu consejo vano no procuro, lias de ser causa de tus mismas quexas; y ténme por infame y por perjuro, si con tus vanas réplicas me aquexas, no te hiziere que de mí te acuerdes, pues el respeto a mi grandeza pierdes". No pudiendo sufrir Guetón rabioso las ásperas razones y respuestas del príncipe Ruymán, ayrado diz: " Ruymán, si loco estás, mira que al loco la pena y el castigo hazen cuerdo; tú sin respecto, me has tenido en poco, que yo jamás respecto a nadie pierdo; tú me provocas, yo no te provoco a mal, que de tus males te recuerdo; no me amenaces, no, que tu amenaza satisfaré, aunque esté en tu reyno y casa". Tras éstas, y otras diferencias tales, huvo entre ellos discordia y pesadumbre, hasta que algunos nobles de la corte su furioso rencor apaziguaron, aunque quedaron dende allí enemigos. Era Guetón de afable y noble trato y hijo y sucessor del Rey de Güimar, mas de su reyno desterrado estava CONQUISTA DE TENERIFE, 17, 226- 66 95 por cierto tiempo, a causa de un delito que hizo contra el mismo Rey su padre: crióse con Ruymán desde su infancia, y assí continuo furon muy amigos. Salió Rosalva, de Ruymán hermana y amante de Guetón, al alboroto de la pendencia dende su aposento, supo el sucesso por extenso todo, y estando dello triste y afligida, temiendo fuesse causa de impedirle el ñudo conyugal, sola quexábase de amor, fortuna y tiempo, desta suerte: " ¿ Quándo sossegará mi pensamiento? ¿ Quándo se ha de ver quieta mi memoria? ¿ Quándo ha de tener fin este tormento? ¿ Y en batallas de amor habré victoria? ¿ Quándo, tiempo, he de ver mi casamiento? ¿ Quándo, desdichas, gozaré tal gloria? Mas ¡ ay! que mi remedio es cosa dura, pues lo mejor me falta, que es ventura". En esto la ve estar junto a la fuente entre los resplandores de la luna, el príncipe Guetón, que estaba cerca; llégase con intento de hablalle fiado en que la noche la encubría, ciego de su desseo, que el amante contino se recela de ser visto, y siempre se confía de no serlo. Assí Guetón hablar quiere a la Infanta, confía en que la noche ha de encubrille; pero Ruy
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Calificación | |
Título y subtítulo | Conquista de Tenerife |
Autor principal | Viana, Antonio de |
Autores secundarios | Cioranescu, Alejandro |
Tipo de documento | Libro |
Lugar de publicación | Santa Cruz de Tenerife |
Editorial | Aula de Cultura del Cabildo Insular de Tenerife |
Fecha | 1968-1971 |
Páginas | 806 p. |
Datos serie | Biblioteca isleña ; 6-7 |
Materias |
Tenerife (Canarias) Conquista Historia |
Formato Digital | |
Tamaño de archivo | 15180978 Bytes |
Texto | ULA DE CULTURA DE TENERIFE DONACIÓN OBRAS I BIBLIOTECA ISLEÑfí UI PUBLICADA CON EL CONCURSO DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS CANARIOS ANTONIO DE VÍAN A OBRAS I CONQUISTA DE TENERIFE EN VERSO SUELTO Y OCTAVA EIMA EDICIÓN, ESTUDIO Y NOTAS POK ALEJANDRO CIORANESCU . > - '\{ BIBLIOTECA UfISVERSITARIA LAS PALMAS DE G. CANAÍM N. » Copia CAl-^^ 1 AULA DE CULTURA DE TENERIFE 1968 Depósito Legal - TF. Ni3m. 219- X Lito. A. Romero, S. A.- Tenerífe ANTIGÜEDADES DE LAS ISLAS AFORTUNADAS DE LA GRAN CANARIA CONQUISTA DE TENERIFE Y APARESCIMIENTO DE LA YMAGEN DE CANDELARIA en verso suelto y octava rima por el Bachiller ANTONIO DE VIANA natural de la isla de Tenerife Dirigido al Capitán don Juan Guerra de Ayala, señor del mayorazgo del Valle de Guerra. En Sevilla por Bartolomé Gomes, año 1604 CANCIÓN Dedicatoria al Capitán Don Juan Guerra de Áyala, Señor del mayorazgo del Valle de Querrá. EL BACHILLER ANTONIO DE VIANA A vos, Guerra supremo, Nivaria aficionada de Guerras, que en las suyas son victoria por llegar al extremo de bien afortunada, presenta humilde su pasada historia. Assí la fama y gloria gocéis de Guerra ilustre bastante a conquistarla que os sirváis de ampararla dándole a su valor eterno lustre, favor y grata audiencia, pues llega a vuestras mano » y presencia. Contra la guerra ilícita que a la verdad histórica diere la envidia en murmurar frenética acusando solícita las faltas de rectórica: socorred, Guerra invicto, mi poética, y aunque en errores ética, halle favor magnífico en Vos, que sois su epítima, razón pide legítima: volved su guerra en paz, Guerra pacífico, que en Vos a este propósito está el valor de Guerras en depósito. 10 CONQUISTA DE TENERIFE Buena guerra es grandeza, de virtudes tesoro, justicia, paz, prudencia, valentía, constancia, fortaleza, orden, de honor y decoro ánimo, diligencia, hidalguía, franqueza, cortesía, martirios y paciencia, méritos, alabanga, lealtad, firme esperanza y todo en Vos se ve con excelencia. Guerra, que en vos se encierra, pues sois el mayorazgo del buen Guerra. Como en la cumbre altíssima de Armenia favorífica, victoria, el arca halló de lo pretérito, en Vos la alcance amplíssima de la envidia pestífera mi obra, que sois Guerra de alto mérito; hazed, pues benemérito este canario cántico, que aunque resuene acérrimo será el más celebérrimo, a Vos Atlante del distrito Atlántico, y vuestras olas bélicas para mi protección serán angélicas. FINÍS AL DISCRETO Y PIADOSO LECTOR El amor hace dulces los trabajos, y el que a mi ' patria he tenido sufribles los de esta humilde obra; es ciego a los peligros, y puede tanto en mA deseo, que vence el temor de los que se le ofrecen: han incitado más mi atrevimiento los zelos, de que en los años pasados Fr. Alonso de Espinosa, del Orden de Predicadores, imprimiesse un Tratado, digno de que se detrate; escribió en él los milagros de la Candelaria, mas sin luz quiso hazerlos en lo poco que tocó de conquista, que promete accidental cuydado en el natural descuydo con que inquirió la verdad de la historia; pues no sólo lo demostró en lo obscuro e indeterminable, sino en lo público, cierto, y no dudoso, que no míenos puede la pasión en los interesados ánimos. Sentí como hijo agradecido, las injurias que a mi patria hizo el estrangero a título de celebrarla, agravió a los antiguos naturales en muchas varias opiniones que afirma, obscureciendo su clara descendencia, y afeando la compostura de sus costumbres y república; y en una no menos injusta y con evidencia detestable a los descendientes de Hernando Estévan Guerra, conquistador, negando aver sucedido a Lope Hernández de la Guerra, su tío, en su mayorazgo, como su sobrino que fué; temerario juyzio en contrario de la verdad notoria, que demáé de serlo sin gravamen de escrúpulos, consta de papeles auténticos y fidedignos con que yo le convenciera estando a cuentas con él, si ya no la hubiese dado al verdadero Juez. Causas han sido bastantes a que la naveziUa de mi humilde ingenio se haya engolfado en el peligro, opuesto a las borra-cas y tormentas de antojadizos y estragados gustos. Y pues que mi buena suerte Lector discreto me ha guiado al puerto seguro de tus manos, afirmo en tu piedad las áncoras de mi esperanga: el porte que te ofrezco no es el tesoro de Orlando, las perlas de las lágrimas de Angélica, ni el esmalte maravilloso de su hermosura; no los frutos del labrador que glorifica a la Madrid insigne, el Dragón de oro, las grandezas de Arcadia, 12 CONQUISTA DE TENERIFE las margaritas, diamantes y preciosas piedras del Templo Militante, ni las riquezas que a tu gusto ofrece el que en todo es peregrino, sino la verdad { desnuda por mi pobreza) de una agradable historia; y algunos rayos y lexos de la divina Imagen Candelaria, todo no adornado con las olorosas y matizadas flores de vega fértil, sino enfardelado en la tosca xerga de mi grosero estilo; que, conociendo su humildad, antes he querido faltar a la obligación de la elegancia poética, que a lo verdadero de la historia. Y si consideras y desentrañas lo essencial de mi propósito, estoy cierto, estimarás mi deseo, y mi querida Patria será eternizada y dignamente bien afortunada. VALE CONQUISTA DE TENERIFE 13 TASSA Yo Juan Gallo de Andrada, escrivano de Cámara del Rey nuestro Señor, de los que residen en su Consejo, doy fée, que los Señores del, de pedimento y suplicación del Bachiller Antonio de Viana, tassaron un libro por él compuesto, intitulado, " Antigüedades de las Islas de Canaria, Conquista de Tenerife, y Aparecimiento de la Imagen de Candelaria," que con licencia de su Magestad imprimió, a tres maravedis y medio el pliego en papel: y al dicho precio y no más mandaron que se venda, y primero se Imprima la dicha tassa en la primera foja de cada volumen, y para que dello conste, de pedimiento del dicho Bachiller Antonio de Viana, di la presente. Que es fecha en Valladolid a doze del mes de Abril, de mil y seyscientos y cuatro años. Jiían Gallo de Andrada SUMA DEL PRIVILEGIO Para la impressión deste libro tiene su Autor previlegio de su Magestad por seys años, su data en la Ciudad de Valladolid a diez días del mes de Otubre del año de mil seyscientos y tres, refrendado de Juan Gallo de Andrada, Escrivano de Cámara de su Real Consejo. APROBACIÓN Yo he visto este libro intitulado Antigüedades de las Islas Afortunadas de la Gran Canaria, Conquista de Tenerife, y Aparecimiento de la Imagen de Candelaria: y me parece que está compuesto con mucho ingenio y agudeza, y que el verso y estilo tiene todos los requisitos que en buena poesía deven guardarse: y que no ay causa ni impedimento para dexarle de imprimir, antes por las dichas razones y por la grandeza de la Historia, es obra muy digna de premio y estima: y assí será justo dar licencia para su impressión, y la merced del previlegio que el Autor pide. En Medina del Campo a tres días del mes de Septiembre, de mil seyscientos y dos años. Licenciado don Francisco de la Cueva y Silva. 14 CONQUISTA DE TENERIFE DE LOPE DE VEGA CAKPIO al Bachiller ANTONIO DE VIANA Soneto Por más que el viento entre las ondas graves Montes levante y con las velas rife, Buela por alta mar, Isleño esquife, A competencia de las grandes naves. Canta con versos dulces y suaves La historia de Canaria y Tenerife, Que en ciegos laberintos de Pasife Da el cielo a la virtud fáciles llaves. Si en tiernos años, atrevido al Polo, Miras del Sol los rayos Orientales, En otra edad serás su Atlante solo: Islas del Océano, de corales Ceñid su frente, en tanto que de Apolo Crece, a las verdes hojas inmortales CONQUISTA DE TENERIFE 15 DE DON FRANCISCO CABEZUELA MALDONADO al Autor y su obra Soneto Viana, vuestro ingenio y alta pluma. Si la temprana edad a más llegará, Ya en los Celestes círculos bolara, De la primera Esfera hasta la suma. Mas, aunque más escurecer presuma Su gran Tesoro la razón lo aclara, Por que quilates de virtud tan rara, El limitado tiempo no consuma. Buele la historia de uno al otro Polo, Del Teyda, y maravillas memorables De Candelaria, Celestial Diana. Que con la Lira del divino Apolo Y musa tan suprema, son loables Los cantos de la vuestra soberana. 16 CONQUISTA DE TENERIFE DE SEBASTIAN MUÑOZ en loor de la obra Soneto Del mundo los más bien afortunados Valientes hijos de la invicta España, En las siete do el mar de Atlante baña Los Campos Eliséos celebrados. Pechos desnudos, de valor armados. Mansos en paz, crueles en campaña, Y entre el incendio de la guerra extraña Con raro extremo del amor llagados. La pureza mayor, la ardiente llama, Que cercada del Sol y luzes bellas, Al abragado Serafin excede; Canta " Viana, cuya eterna fama Buela en su pluma, y vive en las estrellas Por más que el tiempo y la fortuna ruede. CONQUISTA DE TENERIFE 17 DEL LICENCIADO DON PEDRO DE ARZOLA VERGARA, natural de Tenerife, al Autor Redondilla Canario insigne, a vos toca cantar lo que en paz y en guerra nuestra cara patria encierra, cjue el cielo de vuestra boca es la gloria de su tierra. Y no uviera estas hazañas con maravillas extrañas tan dulcemente cantado, sino un ingenio acendrado con el licor de sus cañas. CONQUISTA DE TENERIFE, I, 1- 24 19 CANTO PRIMERO Del assiento de las Islas, de sus antiguos nombres, grandezas y fertilidad, la decendencia de los naturales que las abitavan, sus trajes, costumbres, orden de República, y de los Reyes que tenían los de Tenerife quando la conquista. Canto el origen del Canario nombre y el renombre de bien afortunadas de las siete estimadas islas bellas; publico dellas y de sus varones grandezas, invenciones y costumbres, amores, pesadumbres y discordias, de guerras las concordias, y altos hechos, de los hispanos pechos las victorias, con fama, honor y glorias conquistadas. Vos, de quien son amadas y queridas las islas escogidas de Canaria, patrona Candelaria, dadme lumbre dende vuestra alta cumbre, que confío,, que el pobre ingenio mío en esta historia hará vuestra memoria se eternice. Y vos, por quien me dize mi deseo, insigne Guerra, y creo que desprecia la furia recia del temor contrario, columna del canario honor os llama, ya dende hoy más la Fama da audiencia con clemencia a mi humilde canto llano, haréyslo contrapunto soberano. En el Océano mar término adlántico, yazen en medio de las ondas varias 20 CONQUISTA DE TENERIFE, 7, 25- 65 a quien resisten firmes y altas rocas de pardas peñas y arenosas playas; las islas son Canaria, Tenerife, Palma, Gomera, Hierro, Langarote, Fuerteventura, tan cercanas de África, que ochenta leguas distan de su costa, y de Cádiz dozientas y cincuenta. Nordeste, en ellas, Sudueste, Oeste, Y Leste, vientos favorables soplan. Llamaron otro tiempo a Tenerife Nivaria, y a la Palma, Pintuaria, Casperia, a la que agora es La Gomera, Capraria, o Hero, al Hierro, y Langarote, Junonis, y Pluytula, o Mahorata, Fuerteventura, nombres antiquísimos. Aquél que fue rompiendo el mar salado, surcando el golfo del cerúleo seno, y descubrió los cabos y estrechuras de Mauritania, quando de las Indias vio la grandeza de riquezas próspera, halló para el deseo el non plus ultra en estas siete venturosas islas. También Hanon dende la gran Cartago pasó en el tiempo de su triunfo a verlas; de bien afortunadas justo título les dieron por hallarlas regaladas de los templados y suaves ayres, de tierras gruessas en labrarse fáciles, esmaltadas con flores aromáticas y con dátiles dulces coronadas. Sus riberas y margines marítimas enriquezían por diversas partes, hermoseando en la dorada arena las pellas finas de preciosos ámbares, entreveradas por mayor grandeza con labrados confites y almendrones de agradable apariencia, aunque sin gusto. Manavan leche las hermosas fuentes, las peñas miel suave, entapizadas con nativos panales entre el musgo pagizo, blanda y delicada orchilla. CONQUISTA DE TENERIFE, I, 66- 106 21 Con. esperanga cierta el berde campo al venidero siglo ( ya presente) prometía mostrar fecundas cepas y ñudozos sarmientos de las vides, resudando el licor dulce y ardiente de razimos melosos en los pámpanos, y rubias cañas destilando el g. umo de que se quaxa el fino agucar candido, sabroso néctar de los sacros Dioses. No hallaron en ellas animales dañosos, porque nunca los criaron, aunque en algunas de ellas habitavan los sobervios camellos corcovados. Por sus ayres volavan varias aves de música sonora, y muchedumbre de aquellos bocingleros pajaruelos que por Canarios los celebra el mundo. Produzen sus espesos y altos montes álamos, cedros, lauros y cipreses, palmas, lignaloeles, robles, pinos, lentiscos, barbuganos, palos blancos, viñáticos y tiles, hayas, bregos, azebuches, tabaybas y cardones, granados, escobones, y los dragos cuya resina o sangre es útilísima. Tienen grandes arroyos de aguas claras, con cuyo riego yervas olorosas brotan, y esparcen matizadas flores el poleo vicioso, el blando heno, el fresco trébol, torongil, asandar, el hinojo entallado, y el mastranto; sube la yedra y el jazmín se enrreda y se entretexe la violeta, y hazen un vello tornasol con alhelíes en los espesos y frondosos árboles. Llamáronlas los Campos Elíseos, diziendo que el terreno Parayso, del ímpetu del golfo y mar cubierto, entre ellas tiene su glorioso sitio. Yaze en medio de todas, como adonde consiste la virtud, la gran Nivaria, 22 CONQUISTA DE TENERIFE, J, 107- 47 famosa Tenerife, que en ser fértil, más bien poblada y de mayor riqueza, a esotras seys con gran ventaja excede: es mi querida y venturosa patria, y della como hijo agradecido más largamente, antigüedad, grandezas, conquista y maravillas raras canto. Tiene entre lo más alto de sus cumbres, un sobervio pyrámide, un gran monte, Teyda famoso, cuyo excelso pico passa a las altas nubes, y aún parece que quiere competir con las estrellas: puede cantarse del lo que de Olimpo, que si escrivieren con cenizas débiles en él, no borrará el ayre las letras, que excede a su región la cumbre altíssima. Es celebrada por el mismo Adlante que tiene en peso la celeste máquina, tiene más excelencias que el Parnasso, fuente Casthalia, apoUinario Oráculo; canarias nimphas, Sophiana turba, que a vos, ilustre Guerra, pagan parias, y eternizando vuestros altos méritos a vuestra estatua de diamante puro que allí perfuman con celeste incienso, guirnalda ofrecen del sagrado Líbano. Allí, la eternidad, reyna suprema, habita, y tiene con soberbia pompa, el regio trono potestad y alcágar, y el archivo y erario de grandezas de la pasada hedad, de la presente y de la venidera, y por mil siglos, eterno el gran valor de nobles Guerras. Al fin es de seys millas el cercuyto del Teyda, y doze o más, tiene dé altura; suele bestirle blanca y pura nieve, y entre ella exala humo espeso y llamas por grietas que descienden al abismo, manando verdinegra piedra agufre. Tiene, assí mismo, la dichosa isla, con que quilata su valor insigne. CONQUISTA DE TENERIFE, I, 148- 88 23 un celestial carbunclo inestimable, que es la devota imagen de la Virgen que a Dios vistió de pura humana carne, llamada Candelaria, que cien años antes que sus antiguos naturales christianos fuessen, pareció, haziéndoles infinitas mercedes y milagros; de quien espero avréys el premio justo de aqueste amparó, valeroso Guerra. Puso también el cielo en la Nivaria por confirmar de afortunada el nombre, un santo Crucifixo peregrino, admirable, perfecto y devotíssimo, que quiso la divina providencia que como original se aposentase en casa del seráfico Francisco, que es el retrato a Dios más semejante. Del origen y estirpe de la gente antigua que las islas habitava, ay indeterminadas opiniones: unos dizen decienden de Mallorca, otros que de Numancia, otros que de África, y que con ella fueron estas islas confines, cual Secilia con Italia, y que pudo del tiempo el largo curso en tantas como vemos separarlas, que suele el tiempo largo y la porfía facilitar a vezes lo diffícil. Pero repugna a esta razón dudosa la diferencia de sus varias lenguas, de costumbres y modos de república. Otros dizen, que uvo un tiempo en África ciertos pueblos rebeldes, que se algaron contra el romano imperio y que el castigo fue, que a los deliquentes y culpados en la ' mar desterraron en baxeles sin velas, xarcia o remo, a su fortuna, cortándoles un poco de las lenguas y los índices dedos y pulgares, porque si se escapan se perdiese en ellos la memoria del delicto; 24 CONQUISTA DE TENERIFE, I, 189- 229 Y que, por ser las islas tan cercanas, a ellas aportaron, donde hizieron habitación sin tratos ni contratos, ni letras, con las muchas diferencias del modo de vivir, lengua y costumbres. Ay otras tantas varias opiniones sobre el antiguo nombre de Canarias: unos afirman ser por muchos canes que en Gran Canaria hasta oy se crían; otros lo aplican al sonoro canto de aquellos paxarillos, cuya música queriendo celebrar fue derivado de Cano, por cantar, el nombre antiguo. Mas todas estas opiniones varias no son conformes ni en razón tan justas, que se les pueda dar entero crédito. La más cierta verdad averiguada es que después del general diluvio, el viejo y venerando Patriarcha Noé, tuvo por hijos postrimeros a Grano y Grana, de la Italia Reyes. Vasallos suyos por diversas partes del mundo andavan descubriendo tierras desiertas y apartadas de sus términos; y de aquéllos que en naves y en baxeles del mar sulcaban las furiosas ondas algunos aportaron en Canaria, donde habitaron faltos de las cosas para la vida humana convenientes, y viendo la grandeza de las islas, suelo agradable y saludable cielo, ayres templados y las vegas fértiles, pareciéndoles sitio acomodado a la assistencia y gusto de sus Reyes, como si le estuviessen dedicadas, por nombre heróyco y sempiterno título el propio que le dieron derivaron del suyo, así llamándolas Granarías; mas después que borrando esta memoria el tiempo fue passando en tantos siglos, los Hispanos, que siempre han por costumbre CONQUISTA DE TENERIFE, I, 230- 70 25 acomodar qualquier dicción o nombre a las facilidades de su lengua por pronunciar suave y elegante, la R entre la C y A interviniente quitaron y el bocablo corrompieron; de suerte que Canaria agora dizen, mas el antiguo nombre fue Canaria. Es de aquesta verdad notorio indicio el nombre de Gomera, que oy celebra a la que se llamó Casperia un tiempo, porque de Crano y Grana fué sobrino Gomer, que posseyó su regio ceptro; y, si con atención se considera, parece claro que la misma gente también pobló después aquella isla, dándole de su Rey el propio nombre. Assi mismo confirma esta sentencia Capraria, o Hero, que ahora llaman Hierro, que el nombre de Capraria significa en su lengua grandeza, y Hero fuente, de que le dieron título a la isla por la gran maravilla de aquel árbol, que mana el agua que les da sustento. Parece más del cielo providencia que efecto de natura este misterio. Tendrá la isla en tomo veynte millas sin fuente caudalosa, arroyo o ríos, de que puedan gozar sus naturales; mas por remedio desta grande falta, permite el hazedor de cielo y tierra, que en un inútil cerro, cuyo asiento está sitiado en medio de la isla, aya un árbol tan fértil y vicioso, que de las puntas de sus verdes ramas, pimpollos, hojas y cogollos tiernos, destila siempre líquidos humores, y como perlas o celeste aljófar claros rocíos de abundantes aguas que por los gajos van encorporándose al tronco, llegan en corriente arroyo, y transparentes bulliciosas riegan 26 CONQUISTA DE TENERIFE, I, 271- 311 todo el contomo de la tierra dura. No le ofenden del tiempo las ruynas, ni se agosta, marchita, ni consume; no muda hojas, ni renuevos cría, que siempre está en un ser, que fuera impropio a la virtud que es natural, mudarse. Llámase Til el árbol, y otros muchos ay, pero no de tanto bien doctados, y aunque todos esotros son estériles, de pocas ramas, cual cipreses altos, éste, como fructífero, parece que por mayor grandeza del misterio es más vicioso, fértil y copado. Dezían los antiguos naturales, que alguna nuve en sus espesas ramas destilava las gotas que resuda; mas engañóse la opinión gentílica, que si en philosophia a de fundarse, se vee que la virtud que tiene oculta atrae por su rayz del centro estítico al húmido elemento, como suele mover la piedra imán al tosco hierro. Tan suaves, templadas, transparentes, y saludables son aquesas aguas, que satisfazen al humano gusto, la sed mitigan, al desseo incitan; y assi, no solamente suplen faltas, sino que son sus obras sobras siempre. Provéese de allí toda la isla, y para así hazerlo, se recoge el agua en una alberca al pie del árbol, de donde la reparten con buen orden; pero los naturales conociendo de aqueste buen concierto, con industria en el lugar do agora está la alberca la entretenían en un grande médano de muy menuda, blanca y limpia arena, y para poder dársela al ganado o proveerse fácilmente, hazían fuente pequeña o grande a su propósito, abriendo hoyos en la arena móbil. CONQUISTA DE TENERIFE, I, 312- 52 27 Usase hasta agora llamar Heres a semejantes partes, donde el agua se suele entretener, y en aquel tiempo Capraria se Uamava el árbol fértil, Hera, la arena donde el agua estaba y Hero, aquella venturosa isla a quien dixeron los de España el Hierro, siéndolo el corromper el nombre propio. Después, Puerteventura y Langarote que llamavan Junonis y Pluytula y algunos Mahorata, se poblaron de aquella gente desterrada de África por distar menos leguas de su costa; llamáronlos después los Mahoratas y agora por memoria Mahoreros. Eran valientes, fuertes, belicosos, diestros, y en las costumbres, lengua y talles, muy semejantes a los africanos. Mas no tuvieron rastro de su secta, porque esta población fué muchos siglos antes que las torpezas de Mahoma. Cuando reinava en la Vandalia Bética Abis, antiguo Rey, y tantos años negó a la tierra el cielo el agua y pluvias con la notable perdición de España, los que escaparon a oportuno tiempo, dexando el patrio nido, compelidos de lá necessidad, se desterraron, huyendo del rigor de sus desdichas, ( que entierraii y destierran los trabajos). Passávanse a provincias diferentes, unos a Francia, otros a lá Italia., y algunos a poblar desiertas islas; de aquestos aportaron ciertas naves a la que se líamava Pintuaria, y diéronle de Palma el justo título, porque con la frescura de sus tierras del tiempo se juzgaron victoriosos. De aquesta misma gente antigua y noble entonces se pobló también Ni varia: Nivaria se llamava por la nieve 28 CONQUISTA DE TENERIFE, I, 353- 93 que suele platear la cumbre altíssima del sacro monte Teyda, excelso Adlante, y por la misma causa el nombre digno de Tenerife entonces le pusieron, que Tener en su lengua significa la blanca nieve, y quiere dezir Ife monte alto, y assí por el gran Teyda se llama Tenerife la Nivaria, que es lo mismo qu'el Monte de la Nieve. Consta destas razones verdaderas, que de españoles nobles andaluzes fueron pobladas por grandeza insigne la Palma y Tenerife, illustres islas, como demuestran bien sus naturales, pues si en algo le fueron diferentes, era en lo más mudable, que es la lengua. Tenían todos por la mayor parte magnánimo valor, altivo espíritu, balientes fuergas, ligereza y brío, dispuesto talle, cuerpo giganteo, rostros alegres, graves y apacibles, agudo entendimiento, gran memoria, trato muy noble, honesto y agradable; y fueron con exceso apasionados del amor y provecho de su patria. En todas estas y otras muchas cosas fueron muy parecidos a españoles, y en las costumbres, leyes y precetos, guardaron tan buen orden de República, que, sin hazer agravio a las naciones antiguas y gentílicas, ninguna uvo, que en ello pueda aventajarse, ídolos no creyeron, ni adoraron, ni respectaron a los falsos dioses con ritos y viciosas cerimonias. Mas antes con amor puro y benébolo en una causa todos concurrían creyendo y adorando en un dios solo, cuyo ser infinito, omnipotente, justo, clemente y pío confessaban, llamándole en su lengua Hucanech, CONQUISTA DE TENERIFE, I, 394- 434 29 Guayaxerax Acucanac Menceyto, Acoron, Acaman, Acuhurajan, que son sublimes y altos epítetos que significan todopoderoso, sustentador y autor de lo criado, sin principio y sin fin, causa de causas; y así con voluntad llana y cenciila admitieron la Fe y el Evangelio sin que jamás ninguno se escusasse: que fue su amor constante, aunque tan simple digno de que se estime y que se alave por singular y de sincera causa. Sobre todas las cosas el christiano al Trino y Uno adora, sirve y ama con biva fe creyendo sus artículos, firme constancia y ánimo católico; mas si con atención se advierte y juzga, después de por ser Dios quien es la causa, la gracia del baptismo que le inspira, bienes y beneficios que recibe, y el temor de la pena del infierno, que es abstinencia en vicios y pecados, pues aunque de alvedrío libre goga, reconoce que ay muerte, jüyzio, infierno y gloria: y todas estas causas hacen que coii temor y amor de espíritu servir procure a Dios con esperanga de gloria, en premio de sus buenas obras. Mas si la primer causa se supone, bien se podrá dezir atribuyéndolo a las demás, que el interés le mueve del mal, o el bien, que por su fin espera, pero el amor de aquestos naturales, ageno de interés, aunque carece de luz y de Evangélica doctrina, no fue para con Dios de tantos méritos, mas con piadosos ojos advertido tiene un cierto mysterio de grandeza, porque de libre voluntad procede: que se deve estimar más el efecto cuanto en la causa ay menos circunstancias. 30 CONQUISTA DE TENERIFE, I, 435- 75 A mi razón con evidencia aprueva el raro don que Dios hazerles quiso de la devota y sacrosanta imagen de la " Virgen, Princesa de los cielos, que pareció en el reino de Güymar cien años antes que christianos fuesen, y de los españoles conquistados. Celebran los heróycos beneficios que Dios hizo á Israel, su amado pueblo, porque de amor que quiere encarecerse las obras son perfecto testimonio; assí se solemniza justamente la libertad del largo captiverio ( bien singular de precio incomparable) el passo de las aguas a pié enjuto, el maná celestial en el desierto, la fuente de la peña dura y seca, la serpiente admirable salutífera, las Tablas de la ley, el Arca federis, la columna de fuego refulgente, la prometida tierra, y la victoria de los fieros gigantes espantosos, con otros muchos; pero a nuestro pueblo llamado y escogido ( tierra fértil limpia de abrojos, vicios y de espinas de falsa idolatría, o ceremonias donde el divino labrador espera lograr el fruto de la mies sagrada del evangelio que en las almas siembra) mayores dones y mercedes hizo; dióle a su misma madre por patrona, libertad del prolixo cautiverio en que el pecado presso le tenía: estrella que en el mundo, mar de lágrimas, guía y saca las almas a pié enjuto, maná más celestial que el del desierto, que al mismo Dios alimentó en la tierra, fuente de gracia y vida, salud propria contra serpientes de infernal beneno, assiento perfectíssimo y origen de la divina ley, que es ley de gracia, CONQUISTA DE TENERIFE, I, 476- 516 31 arca do el mismo Dios halló hospedage, columna de la luz de la fe biva, y Purificación, que es Candelaria, la tierra prometida, que es la Yglesia, con frutos de divinos Sacramentos en este mundo, y en el otro gloria. Tiene de Candelaria el justo título, porque en sus partes esta imagen santa como más largo se dirá adelante, la purificación nos representa con una bela berde por divisa, no sin misterio que es grandeza célebre que como quien baxaba entre paganos, de luz de fe, tan faltos e ignorantes, candela berde, que nos significa esperanga de luz, fuego amoroso, era señal de que a su ciegas almas, purificava, dando luz divina. Y como quien fundava nuevo mundo en los confusos coragones, quiso usar de lo que Dios, quando dispuso la universal creación, que dixo: " hágase la luz", y luz de todo fue el principio, y assí con luz la Virgen comenzaba. ¡ O felice nación, nación dichosa, llámente todas bien afortunada, que si les dio el Cordero sacrosanto apóstoles sagrados y benditos que a su divina ley las convirtiese, y la fe y Evangelio predicasen, a ti, par soberanos y altos méritos, y mayor dignidad, su misma madre dio por predicadora y abogada. Cuando nacía alguna criatura le echava una mujer, que era su oficio, agua con gran cuydado en la cabega, y allí su nombre propio le ponían, quedando emparentada con los padres, sin que les fuesse permitido o lícito casar con ella por aquesta causa, aunque se entiende por la mayor parte 32 CONQUISTA DE TENERIFE, J, 517- 56 ser este oficio propio de las Vírgenes, que solían llamar Harimaguadas, y prometían virginal pureza, las cuales abitavan en clausura de grandes cuebas, como en monasterios. Aquella cerimonia acostumbraban con intención de simple lavatorio, y no de sacramento de baptismo, pues no les avía sido predicado. Passada ya la infancia, en la puericia, los doctrinaban en costumbres buenas, con amorosa y justa disciplina, dándole a cada cual el exercicio lícito, y a su estado conveniente, vedándoles por mala la soberbia, reprendiendo por cruel la ira, juzgando por inútil la avaricia, condenando por pésima la gula, castigando por torpe la luxuria, reprobando por pérfida la embidia, y por viciosa infame la pereza. También los instruyan con cuydado en el conocimiento de la muerte, y en el amor que sobre todas cosas con respecto y temor tener devían al gran Guayaxerax, Criador immenso, dándole en los trabajos con paciencia gracias, y en los descansos alabangas. Mandávanles también amar al próximo, obedecer contino a los mayores, cumplir los juramentos y palabras, solenizar los días festivales, honrar los padres, conservar amigos, ser pulidos, honestos y prudentes, tratar verdad, y aborrecer mentiras. También los enseñavan con sus obras a tener caridad, a guardar bienes, a sustentar honor, a ser bien quistos, a defender, amar y honrar su patria, y a venerar, servir y temer Reyes. CONQUISTA DE TENERIFE, I, 557- 96 33 Cuando en la ya florida primavera de la edad jubenil, ivan entrando, les informaban con estensa cuenta la calidad, estado, valor, sangre, de sus antepassados, cosa justa, y para conservarse de importancia de las armas el uso y exercicio; después les enseñavan hasta tanto que de por sí tenían su familia. Quando los temporales les faltavan, al cielo su socorro le pedían, juntando en los apriscos las ovejas, o en otros puestos proprios al efecto, y apartavan las crías a una parte, haziéndoles estar dando balidos sin las madres gran rato, pareciéndoles que aquella simple y fácil cerimonia, aplacava de Dios la justa ira. Ignoraban que fuessen immortales las almas, y que uviesse pena y gloría, aunque afirmavan cierto aver infierno, que llamavan Echeyde: y al demonio Guayota, y por el alto monte Theyda, y por el sol, a quien Magec llamavan, juraban con recato y gran respecto. Bestían blandas pieles gamugadas, de cabras, de corderos y de ovejas y con curiosidad y rara industria hazían un pellico muy pulido a modo de camisa en la hechura, que en su lengua llamaron el tamarco. Era sin cuello, pliegues, y sin mangas, cosido con correas de lo mismo, con pespunte curioso, no de aguja, ni alesna, que suplían esta falta grandes espinas de marinos peces. Usavan más aquesta vestidura, los varones, que siempre las mugeres trayan de lo - mismo como saya, de la cintura abajo, otro pellico, 34 CONQUISTA DE TENERIFE, I, 597- 637 y tamarco más corto, que muy justo con mangas les cubría pecho y bragos. Avía en este trage diferencias de villanos, a nobles hijos dalgo, que los más principales se vestían el tamarco con mangas, y en las piernas hyrmas, que como medias sin plantillas trayan, y un calgado como abarcas justo en los pies, que se llamaban xercos; mas la gente común baxa y plebeya siempre andaban descalgos y sin mangas. El número de día por los soles, y el de meses y años por las lunas, contavan con buen orden y concierto, que como eran de cuenta tenían cuentas. Hazían en la mar la pesquería, con anguelos sacados con industria de retorcidos cuernos, y era tanta la suma y abundancia de pescado que entonces se criava por las costas, que con facilidad, sin instrumentos de más sutil ardid se proveían. La mies que más usaron fué cevada, y el corvo arado y azerada reja, con que la tierra fértil cultivaron eran los cuernos largos, puntiagudos, fíxos en leños bien acomodados, que las faltas notables de labranza suplía con extremo ser la tierra fértil, fecunda, y de labrarse fácil. La mayor variedad de sus manjares, era que la cevada bien tostada, en molinos de mano remolían, tanto, que del pajizo y tosco grano, sacavan el menudo y sutil polvo, a quien llamaron gojio, que suplía por regalado pan para el sustento; con leche, miel, manteca lo amasavan, y con sola agua y sal, el que era pobre; usaban gruessas carnes de carnero, de cabras, de conejos, y otras de aves, CONQUISTA DE TENERIFE, I, 638- 78 35 asadas las comían, medio crudas, goteando gordura, o fina sangre, porque por opinión común decían, sin inclinarse a complazer al gusto que estava assi en su punto la sustancia. Sus frutas fueron ongos y madroños, bicácaros, las moras de las gargas, y mocanes, que son quando maduros negros, de la hechura de garvangos. Celebravan anales alegrías en días festivales, congregándose en las cortes y casas de los Reyes, haziendo grandes gastos en combites y sobre apuestas para regozijo; hazían fuergas, levantavan pesos, en luchar, en correr, saltar, y en pruevas, en bayles, con destreza y valentía, mostrando su valor en competencias. La enfermedad que por la mayor parte a vezes padecían, fueron fluxos sanguíneos o coléricos del vientre, y el dolor de costado o la modorra; mas no fué tan notable su ignorancia que faltasen Galenos y Avicenas, que sin el sabio méthodo de Hypóchrates remediasen sus daños y dolencias. Aplicavan el gumo de mocanes con otras confaciones algo estíticas a los fluxos del vientre, y al pleurecis, aguas de decoción de frescas yervas, el suero de la leche purgativo, y sajas por sangría, que con rajas de pedernal sutiles las hacían. Sangrávanse también de la modorra, haziendo evacuaciones de la parte que más les parecía necesaria, y aplicavan también otros remedios, en que se muestra claro la agudeza de su curiosidad y grande ingenio. Curavan assí mismo las heridas con bálsamo odorífero, compuesto 36 CONQUISTA DE TENERIFE, I, 679- 719 de yervas y de flores salutíferas. Su común exercicio de ordinario era guardar ganado, salvo aquéllos que fueron nobles, ricos principales, o los que se ocupavan en oficios tocantes a govierno de República, y los que professavan los mecánicos. Pagávanse y tratavan en las crías, quesos, gofio, cebada, miel, manteca, en sebo, en pieles, y otros bienes tales, que su moneda fue y mercadería. El uso y exercicio de las armas amaron con estremo, aunque pacíficos aficionados a ganar victorias; y assi todos los reyes se preciaron de la gente de guerra, y estimavan en mucho a los balientes y animosos, soldados de esperiencia y capitanes, haziéndoles mercedes y otorgándoles libertades, franquezas, previlegios, con que se enoblecían los linages. Las armas ofensivas que tuvieron, que ningunas usaron defensivas, eran muy gruessas magas, o bastones de troncos, o pimpollos de los árboles, que jugavan ligeros a dos manos, y en el espacio de las grandes porras encaxaban agudos pedernales que por el mayor peso y fuertes golpes desgarravan las carnes, quebrantando los bien fornidos miembros de los cuerpos. Usavan dardos como gruessas langas, que llamaban banoes en su lengua; eran del coragón de secos pinos que llaman tea, y la agugada punta, tostada al fuego, más estrago hazía que el afilado y bien templado azero, y con destrega rara y admirable se despeñavan de los cerros altos con un dardo en las manos, descayendo muy rectos en sus tercios estrivando. CONQUISTA DE TENERIFE, I, 720- 60 37 Batallavan desnudos las más vezes con una sola piel por la cintura, rodeando el tamarco que vestían en el siniestro y valeroso brago. Afirmase que usaron unas tarjas a modo de rodelas por defensa, mas sólo fué en el tiempo de conquista, procurando imitar a los christianos y reparar el daño repentino que de los arcabuces y ballestas contíno en las batallas recebían, causa de que ordenasen el repara Con las hondas de juncos o torviscos o con la mano no con menos furia) tiraban tanto una roUiga piedra, que quebrantavan las adargas fuertes y rodelas y el brazo atormentavan. Hazían en la guerra un fiero estrépito con bozes, silvos, gritos y alaridos, y aqueste fue el ardid de sus batallas. Lícito fue a una hembra un varón solo, y al varón una hembra permitido, y el matrimonio entre ellos dependía de sólo voluntad que los ligava, durando el sí otorgado hasta la muerte, sin que se permitiesse aver divorcio. Avía entre los hijos diferencia, como era entre el bastardo y el legítimo, y el adúltero, espúreo, era excluydo de las herencias, siempre prefiriendo el legítimo en todo, y las mejoras ( ecepto entre los reyes) se vedavan. Avía en ellos hidalgos de linage, escuderos honrados y villanos; eran los reyes por naturaleza, sucediendo los hijos por los padres, la línea masculina respetando y al Rey como señor obedecían, *' ' , y quando se elegía lo juravan t con esta cerimonia, que tenía guardada cada Reyno con recato 38 CONQUISTA DE TENERIFE, I, 761- 801 la calavera, para el proprio efecto, del más antiguo Rey de aquel estado, del qual linage y sangre descendiesse, aquél que por entonces se elegía; y juntos en el puesto de consulta que en su lengua llamavan el Tagoro sacávanla con suma reverencia, y luego el nuevo Rey que se jurava la besava, y encima su cabega poniéndola dezía estas razones: " Achorom, Nunhabec, Zahoñat Reste, Guañac Sahut Banot Xeraxe Sote", Que quiere dezir: " Yo juro por el hueso que tuvo real corona, de imitarle, guardando todo el bien de la República." Luego todos los grandes, prefiriendo el más anciano, de por sí tomavan la propria calavera y la ponían con gran respeto sobre el ombro diestro besándola, diziendo muy humildes: " Agofiec Acorom Inat Zahaña Guañoc Reste Mencei:" que significa: " juro por aquel día celebrado de tu coronación, de ser custodia de nuestro reyno; y rey tu descendiente." y bistíendo sus pieles y tamarcos más costosos, con sumas alegrías adomavan de flores el Tagoro y de laureles, palmas y otras yervas. El Reste o el Mencey al Rey llamaban que quier dezir, defensa y fuerte amparo: y la corona era una guirnalda de laurel, palma y flores olorosas, y el ceptro real un hueso largo y seco del propio Rey antiguo de quien fuesse la. calavera, con que fue jurado; era el mondado hueso gancarrónico ' del diestro brago, todo guarnecido, y cubierto de pieles gamugadas, y al Rey se presentava solamente quando en consulta en el Tagoro estava. CONQUISTA DE TENERIFE, I, 802- 42 39 Sus leyes, estatutos y preceptos no quebrantavan, que antes fueron siempre puntuales en cumplirlos y observarlos; era el hijo obediente preferido aunque en muy poca parte, por más onra, porque mejoras no se permitían sin causa que a los otros escluyese; que a los inobedientes por castigo era ley, que muriessen cruda muerte y lo más ordinario apedreados, y al omicidio, muerte, al hurto, agotes. La donzella atrevida y descompuesta pagava el hierro con perpetua cárcel, pero quedava sin ofensa libre, viniendo su ofensor a desposarse; al adulterio tanto aborrecían, que a los culpados enterravan vivos, y a los escandalosos de República, que suelen ser autores de cigafias, davan diversos modos de castigo. Las deudas se pagavan por justicia, dándole a cada qual lo que era suyo, aunque de ellas contíno reserbaron a las mugeres sin hacienda pobres. Si en los caminos, o en disierta parte, con hembras los varones se encontravan, era precisa ley que se apartasen por diferentes sendas cada uno, sin que palabra alguna se dixesen, con pena de la vida lo contrario. La gente hidalga. Reyes, Capitanes, los nobles de valor, linage y fama, sepultavan por suerte diferente, de los pleveyos de menor estima, no en sepulcros de mármoles labrados, ni en bóvedas sublimes de artificio, de mano de arquitecto sumptüoso, ni en templos, que de todo carecieron. Mas con amor, piedad, dolor y lástima, que siempre uvieron para sus difuntos, vedaron se enterrasen en la tierra, 40 CONQUISTA DE TENERIFE, I, 843- 83 y que viles gusanos los comiesen, negándole la forma a la materia, que por hazer eterna su memoria 3'' a que [ la] de las letras les faltase a todos los miravan desta suerte. Tenían hecho cierto lavatorio dé flores y de hojas de granados, y de otras muchas flores diferentes, y después de lavado el cuerpo muerto con ciertas confaciones que hacían de tosca, bresco, cascara de pino, y de otros sumos de astringentes yervas, le rellenavan el corrupto vientre, embutiéndole aquesto por la boca, y después puesto al sol los quince días que duravan los plantos funerales, quedava muy mirlado, enjuto y seco. Cosíanlo en sus pieles adovados y preparadas para el proprio efecto, y con señal por do le conociessen. A los que eran hidalgos de linage en ataúd ponían por más honra de madera que fuesse incorruptible, como de tea, y otras semejantes, y al cuerpo muerto le Uamavan xazo; y assi de aqueste modo le ponían en anchas cuebas y desiertos cerros. Y para aqueste efecto de mirlallos avía ciertos hombres y mugeres, que esto tenían por común oficio, haziendo abitación a solas juntos sin que con ellos conversase alguno, que dellos presumían menos precio, y a todos los tenían por immundos, y assi se conocía su linage. Sus ricas casas eran cuebaS cóncabas, que en levantados cerros se hacían, y otras casas de solas piedras toscas, cubiertas de madera, paja y tierra. Nueve ceptros de Rey tuvo Nivaria, y todos nueve en su govierno fueron. CONQUISTA DE TENERIFE, I, 884- 914 41 en términos y sitios diferentes. Del estado de Naga fué Bencharo y de Güimar Añaterve el Bueno, en Tacáronte el arrogante Acaymo, en Taoro Benchomo el potentíssimo, Bellicar en Ycode, noble reyno, en Baute el gran Romén, Rey poderoso, del de Abona Adxoña, Rey esforzado, de Adexe Pelinor, no menos fuerte, de Teño Guantacara, bravo y fiero, mas de todos Bencomo el de Taoro fué el más temido, amado y estimado, de mas vassallos, tierras y distritos. Y estos nueve reynaron en el tiempo que fueron conquistados de españoles, aunque ay fama común que antiguamente un solo Rey la isla sojuzgava, y el último, llamado el gran Tinerfe, dexó cuando murió, nueve o diez hijos, los cuales cada qual reynar queriendo, se algaron cada uno con su término, y assí fue el Reyno en nueve dividido. Por esta causa entre ellos uvo siempre guerras, parcialidad y dissensiones, y supieron t^ n poco conservarse que lo mal adquirido mal se pierde. Si ün solo capitán los governase siendo como eran todos tan valientes, fuera muy más difícil la conquista, como ahora dirá el canto segundo con la verdad en cuyo fin me fundo. r iN DEL PRIMER CANTO 42 CONQUISTA DE TENERIFE, II, 1- 25 CANTO SEGUNDO De los antiguos dueños de las islas y de su primero obispo y réla^ ción de la conquista de las cinco, y los asaltos de guerra que en la de Tenerife dieron los españoles antes de la conquista. Sagrada Musa, de la mar Estrella, que cerca della, en vuestra Candelaria, honor de la Nivaria, qual contemplo estás en sacro templo colocada, de vos purificada sea mi lengua, por quien sin mengua en la verdad prosiga. Don Juan, a quien obliga la nobleza, que por naturaleza en vos suprema, con obras mil, se estrema vuestro nombre, al detractor asombré en este canto, que un punto más la humilde boz levanto. Quando reynó en Castilla don Enrique tercero, que el Enfermo fué llamado, hizo merced de las Canarias islas a un francés cavallero, a quien llamaron Monsiur Servan, y estando con su armada buscando alguna en medio de la islas, vio a la que tenía nombre de Junonis, y con el alegría y regozijo de ver la nueva tierra desseada, " Langot," dijo; en su lengua significa " échese de bever," usado término en las navegaciones semejantes. Llamáronle Langot, por esta causa a esta isla, y después los españoles CONQUISTA DE TENERIFE, II, 26- 66 43 diximos Langarote y no Junonis. Murióse el general a pocos días y se bolvió su gente toda a Francia. Después, cuando la Reyna Catalina con su querido infante don Fernando, governava en el Reyno de Castilla, en cuya real corona incorporadas estaban otra vez las Islas hizo dellas merced a otro francés famoso de clara descendencia, cuyo nombre fue Monsiur Juan de Letancor con título de Rey, por beneméritos servicios; el cual con poderosa y brava armada siguió de las Canarias el viage con gallardos franceses y españoles, de sojuzgar naciones codiciosos, que fueron los más nobles Lentancures, deudos cercanos suyos y parientes los Dumpierres, Perdemos, los Cabreras, Rojas, Sarmientos, Castres, Riveroles, Casañas, Monleones, Pimenteles, Alarcones, Negrines, Melianes, Enriquez, Salazares, Verdes, y otros de gran esfuerzo y de valor inmenso. Llegó a supremo trimpho su fortuna, pero baxó al estremo de desdicha fue poca su ventura, aunque por suerte ganó a Fuerteventura la primera, que fue la que Pluytula se llamava, luego ganó sin daño a Langarote, después al Hierro y luego a La Gomera; mas para la ganar gran prueva hizo de su valor, por ser los naturales astutos, belicosos y balientes, comprando a costa suya la victoria, pero si la ganó con guerra honrado, después vino a perderla con afrenta su sucesor indigno, de covarde. Allí, con ceptro real tendió bandera, en ocio y en descanso coronado, mostrando como siempre el francés muestra 44 CONQUISTA DE TENERIFE, II, 67- 107 fuertes principios, y los fines flacos. La jacerina malla, el arnés fuerte, el peto, la loriga y el escudo, sin uso estava, de herrumbre lleno; las banderas, pendones y estandartes, dedicadas estavan a pereza, de ociosa negligencia profanados, el parlero Mercurio es el que priva, qu'es propia en los loquaces la privanga; sólo el trato usurario y la codicia, aumento ( no de honor) aunque de renta, era su diligencia y exercicio, vendiendo los isleños naturales a moros, a tyranos y estranjeros con sed inapacable de ambiciones, sin mirar ni temer de Dios la ofensa y el daño sin reparo de los suyos; mas al mayor furor deste descuydo, llegó la muerte con su espada cruda, pidiendo el censo de su mala vida, tiempo de dar estrecha y larga cuenta al supremo Juez, sol de justicia, y al fin murió, que los escudos de oro, como no son al hombre naturales, la muerte es natural y los desprecia. Sucedióle en el Reyno indignamente un francés, su sobrino, que allí estava, el qual quedó en los logros tan astuto, qu'el reyno malogró su trato ilícito, porque sin respetar al que era noble dava en vender los libres por esclavos. En este tiempo en la sagrada silla Martino quinto a Roma governava, el cual proveyó luego por Prelado a don Fray Mendo, Obispo de Canarias, que fue el primero que a las islas vino; y como buen Pastor, movido a lástima, en el alma sintió que en sus ovejas, el Rey ( rabioso lobo) hiziesse estrago; y procurando enmienda cuydadoso visitándole al Rey, le dijo aquesto: CONQUISTA DE TENERIFE, II, 108- 47 45 " Menaute, aunque tu ceptro y Real corona te dé en lo temporal mano y govierno, mira que Dios al bueno galardona y al malo da castigo sempiterno. Advierte, que deshonras tu persona, y el ánimo condenas al infierno, si con escandaloso vituperio a tus vassallos das en cautiverio. Dios al hombre crió de gloria lleno, libre, y después del mísero pecado, quedó captivo, y de la gracia ajeno, y en hierros de sus yerros aherrojado; y Dios pobre y desnudo en paja y heno nació, ( hombre hecho), porque rescatado fuesse, no con dineros, plata ni oro, mas con sangre de Dios, rico tesoro. De aquí a ser libre el hombre otra vez vino deviendo sólo a Dios el señorío, que enseñándole bueno y mal camino, puso en su libertad, libre alvedrío: quiso que el hombre fuesse por sí digno conociendo su herror y desvarío, subiéndosle a mayor merecimiento, dando a esta ley antigua, nuevo assiento. Dióle justicia, establecióle leyes de razón natural, que le rigiessen, y dividiendo de por sí las greyes quiso que todos superior tuviessen: para este efecto les señaló Reyes que con temor y amor obedeciessen, no dexando a los Reyes de obligallos a que defiendan y amen los vassallos. Este oficio de Rey se ha por linage, porque la noble sangre al pecho inflama, haziendo antes el Rey pleyto homenage de ser zeloso de su honor y fama, y de a las leyes no hacer ultraje, y el que contra esto va, su ceptro infama, que ya muchos se han visto despojados de reynos, por reynar apassionados. 46 CONQUISTA DE TENERIFE, II, 148- 87 La República es cuerpo compuesto que lo govierna y rige la cabega, y si ella enferma, el cuerpo está indispuesto, qu'es donde ay más valor y más flaqueza; deve el buen Rey considerar con esto que en los miembros está la fortaleza, y siendo miembros tales tus vasallos muy mal podrás sin ellos governallos. Si en vez de serles defensor y amparo tú propio les ofendes y maltratas, contra tu mismo honor eres avaro, y tus propias murallas desbaratas, tú mismo te das guerra, veelo claro, pues propias vidas de tu vida matas, ciego de la ambición, con que mal riges al Reyno pobre, que por oro afliges. ¿ Qué contra tus vasallos ves o sientes por do merezcan ser tan mal tratados? Que cuando no te fuessen obedientes era muy justo fuessen castigados, no con vendellos a tiranas gentes, sujetos como esclavos aherrojados, mas con justicia y leyes de castigo para el vassallo, amigo y enemigo. Muda, Menaute, aquesse intento fiero, muy menos renta, y más honor procura, no trueques la ventura por dinero, que no está en el dinero la ventura; ten por leal vassallo al buen Gomero, y tendrás tu corona más segura, que cuanto más el Rey es poderoso es tanto más su estado peligroso. No es justo que a los suyos el Rey venda que corre riesgo ser dellos vendida; propon, Menaute, ya de oy más enmienda, mira que sin justicia as procedido, que no es mucho que un bárbaro pretenda venganga por ver libre su partido, y sin justicia es que los christianos se vendan por dineros a tyranos". CONQUISTA DE TENERIFE, II, 188- 228 47 Menaute respondió con estrañeza negándole al Obispo su demanda tan justa, y como vio su mal propósito al Rey don Juan segundo dio noticia por cartas con secreto, suplicándole con brevedad remedio en tales daños; y viendo el Rey don Juan la tiranía le requirió a Menaute por sus cartas que emendase su herror, porque si usava del Reino dado, mal, le privaría. Passaron sus demandas y respuestas sin que Manaute nada aprovechase; mas no logró su vano pensamiento que el Rey don Juan, doliéndole tal lástima, como christiano, pío, recto y justo, despachó luego al punto cierta armada, por general a Pedro Barva Campos, con prevención de dalle asalto y guerra, si a su corona el Reyno denegase. Del próspero Nordeste combatida la armada, tomó puerto en La Gomera, y Menaute se vio afligido y triste, siendo su daño y perdición notoria y no qual Rey, pues era Rey injusto, tímido de las guerras sin batalla, acobardado se rindió, y al punto a Pedro Barva transfirió el derecho del bien que en las Canarias posseya, quedando, aunque era Rey, como vasallo, y dando el Rey Don Juan en el concierto licencia espresa; luego en poco tiempo dexando Pedro Barva el ceptro y silla, huyendo peligrosas ocasiones, le hizo venta de las islas todas a Hernán Pérez, noble sevillano, del qual las uvo dende algunos días el generoso Duque de Medina Sidonia, el cual, usando como príncipe de la franqueza de su hidalgo pecho, dellas cedió el derecho y señorío en Guillen de las Casas, su criado. 48 CONQUISTA DE TENERIFE, II, 229- 69 que de ellas hizo venta a Hernán Peraga, cavallero de gran linage y renta, cuyos illustres sucessores gozan el título de Condes y Marqueses, de las cuatro que estaban conquistadas, orlados, con Ayalas y Castillas, con Bobadillas, Roxas y Loaysas y Saavedras, a quienes sello pone la noble antigua casa de Herreras, porque del gran Peraga que e nombrado las heredó su hija y sucessora, que uvo por nombre doña Inés Peraga, que fue Reyna y señora destas Islas; la qual casó con Diego de Herrera, un personage grave y noble, hermano del Mariscal, que fue señor de Ampudia, cavalleros de fama y casa antigua, do encorporado resplandece tanto el ínclito Marqués de Denia, Duque de Lerma, y otros muchos como es público. Diego de Herrera, que huvo conocido la gran fertilidad de la Nivaria, biviendo de ganarla desseoso por dar de su valor bastantes pruevas, que es proprio del que es noble señalarse, tomó en Nivaria puerto, con disignio de conquistarla con armada y gente, aunque no tanta, quanta requería la mucha fortaleza de la tierra; mas ya que con la guerra no pudiesse por serle impresa muy dificultosa, determinó con pazes sujetarla, que a veces la paz doma el pecho fuerte, y assí a doze de Julio señalado de mil y quatrocientos y sesenta y quatro, entró en el gran puerto de Añago, que Santa Cruz agora se intitula; y des que echó su gente toda en tierra haziendo su reseña en bravo alarde; los reyes de la isla se juntaron y allí trataron de amistad conformes CONQUISTA DE TENERIFE, II, 270- 310 49 con el Herrera y de tranquilas pazes, que quedaron juradas y otorgadas ante Hernando Párraga Escrivano, haziéndole a los Reyes que hiziessen por mas siguridad, qual signo o firma, cierta señal, por carecer de letras; y con tranquilidad en gran sosiego quedó Herrera casi obedecido, bolviendo a La Gomera, do asistía. Después, su hijo Sancho de Herrera bolvió baxo esta paz al mismo puerto, do con consentimiento de los Reyes hizo un gran torrejón para su gente, y para que la paz se conservase establecieron una ley entre ellos, mas supo mal guardalla el fuerte joven porque es la juventud quebrantadora de leyes, de preceptos y estatutos , qual la vejez car), sada de costumbres; y al fin se estableció, que si españoles hizieran daño alguno a naturales les fuessen a sus Reyes entregados, porque a su voluntad los castigasen, y si los naturales delinquiessen en perjüyzio de los españoles se entregassen a Sancho de Herrera, para que, castigando el ofendido del ofensor la culpa desta suerte huviesse más temor y menos daños. Guardósse con recato este precepto, y al fin nuestra nación como atrevida y a las necessidades más sujeta, por carecer de cosas necessarias, como es necessidad, quien muchas veces obliga el pecho noble a cosas viles, fue la primera que incurrió en la pena haziendo cierto hurto a los nivarios, los quales a Don Sancho dieron quexas, y assí como obligado, luego al punto los deliquentes entregó en prisiones ( cumpliendo con la ley) a los de Naga; 50 CONQUISTA DE TENERIFE, II, 311- 51 llevados fueron ante el Rey Serdeto que a su gusto mandase castigarles; mas conmovido de pasión o lástima usó con ellos tanto de clemencia, que los mandó soltar libres sin daño, diziendo que por ser la vez primera concedía perdón de su delito, prometiendo castigo a la segunda; hecho de Rey magnífico, aunque bárbaro. Mas no usó de este témino Herrera, que luego a pocos días los nivarios a los hispanos cierto agravio hizieron, y sabiéndolo el Rey, los embió luego a don Sancho, que diesse la sentencia, el cual vencido del enojo y cólera, como quien destruirlos desseava, mandó que luego fuessen ahorcados. Bien cumplió de la ley el estatuto, mas mal guardó el decoro como amigo: que guardar amistad y hazer justicia, raras vezes sucede sin agravios. Viendo los naturales que los suyos pagaron de tal suerte su delicto, aviso dieron dello al Rey Serdeto de Naga, el qual sintió el sucesso tanto, que con su gente vino al mismo punto, y el torrejón y fuerte derribando, mató gran parte de los estrangeros, y sin valerles resistencia alguna, en un roto baxel, pequeño y viejo, que como tal estava en la ribera, los que nadar supieron se embarcaron, huyendo todos la violenta furia, desamparando la rebelde tierra que pudieron gozar quieta y pacífica; sin mástiles, enxarcia, remo o belas, sin timón, sin piloto, o marineros, en el baxel con tal peligro fueron, que uvieran por más sano en los furores de la espantosa imagen de la guerra aver visto el remate de sus vidas, CONQUISTA DE TENERIFE, II, 352- 92 51 que verse en tal conflicto y agonía, juzgando por dichosos los difuntos muertos por manos de hombres, aunque bárbaros, que ellos miserables que esperavan ser en vientres de peces sepultados. Mas permitió el señor de tierra y cielo siguiendo su derrota al Hierro fuessen los que del hierro agudo se escaparon, y el yerro en ley de amigos cometieron: como supiesse Diego de Herrera, el mal sucesso de su amado hijo, por verle vivo, a Dios le dio mil gracias, sintiendo con enojo el de los guanches, porque si la amistad se conservara fácil fuera la isla de ganarse. Mas dándole de mano por entonces trató de conquistar a Gran Canaria, y assi comunicado con sus nobles, hizo embarcar en ciertas caravelas más de quinientos hombres bien armados, mahoreros, gomeros y herrenes y algunos españoles, portugueses, llevando en compañía un cavallero que don Diego de Silva se llamava, de graves prendas y de noble sangre, del antiguo valor de Lusitania. Aportaron do llaman Las Isletas y marcharon con orden en secreto a Gando, y assentóse el Real exército, y con afables paces procuravan traer a su amistad los enemigos; mas como todos fuessen belicosos, diestros, valientes, fuertes, recatados, tenían mil recuentros y batallas, con muy notorio daño de ambas partes. Herera a Silva le pidió que fuesse con dozientoB soldados a la parte de Gáldar, y que diesse en los canarios, qu'es por el otro cabo de la isla, y assí partió una noche de aquel puerto, y con luna saltó a la madrugada. 52 CONQUISTA DE TENERIFE, II, 393- 433 adonde llaman ahora el Bañadero y amaneció con su esforgada gente, haziendo en ellos carnicero estrago; mas dentro en pocas horas sobrevino tan gran poder de los canarios fuertes, que los christianos, aunque peleavan con valeroso brío, fuergas y ánimo, se hallaron cercados de enemigos y les convino al cabo retirarse en un cercado grande, cuya cerca era en redondo alta de dos tapias, de muy ancha pared de piedra seca, y de dos puertas, una enfrente de otra, lugar a donde siempre justiciavan los malhechores, proprio a do pudieran tomar venganza justa de españoles; mas allí trincheados estuvieron dos días naturales afligidos, cercados de contrarios, que furiosos con amenagas de cruel castigo les dezían se diessen por esclavos, pues escaparse alguno era imposible. Al fin Diego de Silva, al que era lengua, mandó, que les dixesse se llegase el Rey que se darían a partido. Luego el gran Guanarteme llegó solo a hablarles, entró dentro el cercado, y encarecidamente le pidieron segura embarcación, y enternecido el noble pecho del feroz canario, les dixo estas razones que se siguen: " No permite crueldades la nobleza, ni quiero consentir haceros daño. Sujetos casi estays a mi grandeza, y veys de mi valor el desengaño; libertad os concede mi franqueza, mas el furor de aquestos es estraño, que al fin por el gran daño que aveis hecho será el hazeros bien, a su despecho. Mal conocéys el ímpetu canario, que no se aplaca o mueve como quiera; CONQUISTA DE TENERIFE, II, 434- 74 53 presumirán de mí serles contrario, si lo que me pedís os concediera; pero saldréys del trance temerario con cierta industria, que aunque bien pudiera forgarlos, pues al fin son mis vasallos, razón será más justa no agraviallos. Mas obligado estoy a darles gusto, pues son los que defienden mi persona, que a librar del castigo y daño justo al que arruyna mi estado y mi corona; mas asidme con ímpetu robusto, tocando el son horrendo de Belona, dizíendo me daréys repente muerte, si no os dexan salir del trance fuerte. Que viendo me tenéys asido y preso para en negándoos libertad, matarme, creyéndolo huyrán de tal sucesso, y a todos la darán, por libertarme. Aquí veréys si estimo con excesso ( aunque estimáys en tanto el arruynarme), vuestro bien, recelando vuestro daño, con ser cual soy en la nación estraño." En esto agradecidos y furiosos, pusieron en efecto con industria el parecer del Rey, cuando en un punto los canarios con ímpetu horrible, porque le amavan todos con estremo, crueles embistieron al cercado, más él a grandes boces les dezía: " Sosegad gente cruel, no seáys molestos, siendo ocasión de que me den la muerte; la libertad les conceded a éstos, que pretenden matarme de otra suerte, mirad que a excesso tal están dispuestos, raviosos de verse en trance fuerte; quitaos, no les hagáis ninguna injuria, ved que me matan; cesse vuestra furia". Refrenaron los ánimos guerreros tomando fe y palabra a los de España de entregarle a su Rey sin daño, libre, dando lugar para que en paz se fuessen; 54 CONQUISTA DE TENERIFE, II, 475- 515 todos conformes, quietos y pacíficos cesaron del enojo y del combate, sacando Guanarteme al noble Silva y a los demás del trance peligroso; hizo hazerles fiesta y gran banquete de rezes, gofio, leche, miel, manteca, de dátiles, y a bueltas la vigornia de palmas, licor dulce del dioá Baco, y los llevó a embarcar a cierto puerto, do avían desgarrado los navios, por un áspero cerro y agria cuesta, que hasta oy de Silva se apellida; y como los christianos no estuviessen a semejantes passos y altas sierras acostumbrados, viéndose en peligro, temiendo ser trayción agonizado Silva, al Rey Guanarteme assí lo dixo: " Noble canario, no de tu nobleza es justo se presuma tal sucesso, para darnos la muerte con crudeza fuera en la guerra más honrado exceso; morir aquí lo siento por baxeza, pues imagino que a este monte espeso nos traes, para a tu salvo muerte darnos, aviendo prometido libertarnos". Oyendo Guanarteme estas razones, á Silva respondió medio riéndose; " Jamás usa trayción el pecho honrado, ni quiera el gran señor que nos sustenta que de todos ninguno sea injuriado, ni que hazeros daño yo consienta; un Guanarteme viene a vuestro lado, y ved que es para mi notable afrenta, caso, que sólo imaginado, ofende mi gran valor, que vuestro bien pretende". En esto tomó a Silva de la mano, y a los suyos mandó, que cada uno lo mismo hiziessen a la demás gente, y la gran cuesta y sierra decindieron donde en sus caravelas se embarcaron, despidiéndose todos muy alegres, CONQUISTA DE TENERIFE, II, 516- 56 55 dándole a Dios loores infinitos y al Rey piadoso agradecidas gracias; mas no dixo después, ni en ningún tiempo, a los suyos el bien de aquesta industria, que antes, si bien fingió con dissimulo, mejor Supo después guardar secreto por evitar escándalos del vulgo. Fuesse dende allí Silva a Langarote, no queriendo más guerras con canarios, avisándole a Diego de Herrera de todo por estenso, y viendo el casó, y la pujanga de los enemigos, y los continuos trances de batalla, paces trató con otro Guanarteme, que llamaron de Telde, a diferencia del que reynava en Gáldar, que éstos eran los reyes y señores de la isla, para con estas paces y seguro poderles destruyr con más secreto y hazer más en salvo la conquista, con tal que, como amigo, consintiesse y le dexasse hacer en el distrito de Gando, una gran casa, fuerte y torre, donde pudiesse recoger su gente, para ( con su amistad) dar mayor guerra al otro Guanarteme su contrario, que eran los dos mortales enemigos, y al fin consintió en ello de buen grado, o fuesse pOr vengarse del de Gáldar, o por temerse de los españoles; mas pidióle rehenes y en seguró le dio Herrera treynta infantes, hijos de sus vaSsallos, y fundó la torre con ayuda de muchos naturales. Después de hecha y bien fortificada se bólvió a prevenir a Langarote, y a convocar más número de gente, dexándoles mandado a los soldados que la tierra corriessen, y en esquadras en los canarios gran matanga hiziessen de los de Telde o Gáldar, en secreto, 56 CONQUISTA DE TENERIFE, II, 557- 97 porque- en el ínter, con mayor pujanga, bolvería a la isla en breves días. Hizieron muchas y diversas vezes estrago y mortandad en naturales, pero siendo sentidos, propusieron tomar venganza, y puestos en celadas con ellos combatieron de tal suerte que allí murieron, sin quedar ninguno de los que fuera de la torre andavan; y después se vistieron sus vestidos, y a vista de la torre caminaron con suma de ganado, como presa, y con vandera y caxas, y huyendo fingieron ser de España, y que otros muchos de los canarios yvan en su alcance, travando gran batalla con industria. Salieron de la torre los christianos a priessa a dar socorro a sus amigos, y halláronse burlados sin defensa, que otros canarios puestos en celada por las espaldas les cercaron luego, tomándoles la casa, fuerte y torre, sin que ninguno a vida se escapasse, derribando la torre por el suelo. Sabido este sucesso en Langarote, hizieron muy notable sentimiento herreños, mahoreros y gomeros, de lo cual se quexaron a los Reyes Católicos que entonces governavan, diziendo, que intentando destruyrlos por hazer de Canarias la conquista, Diego de Herrera, y doña Inés Peraga, sus Reyes naturales y señores, • en trances y peligros los ponían, refiriendo el sucesso de la torre, y los hijos que dieron en rehenes y de otros mil agravios injuriosos; y assi mandó el Católico Fernando a los dos parecer en la real corte, y como aquéllos- que se intitulaban los Reyes y señores de las islas, CONQUISTA DE TENERIFE, II, 598- 638 57 con todo el aparato que pudieron en Langarote se embarcaron juntos. Fueron bien recebidos en Granada, y el pleito en reales cortes acavaron, y como desproveydos se hallasen, para hazer el costo a la conquista de las tres islas por ganar, que eran, la Palma, Tenerife y Gran Canaria, considerando aquesto el Rey Católico, por evitar los daños referidos tratóles a los dos que le cediessen destas tres islas el derecho propio; ellos viniendo en ello de buen grado, la venta celebraron, y fue el precio seys quentos, que en contado recibieron; y assi quedaron sólo por señores de las quatros que son Fuerteventura, Langarote y El Hierro y La Gomera, a quien las tres exceden con ventaja, y dende questa vez se incorporaron en la real corona de Castilla. De ay a pocos años desseosos los Reyes de poner a Gran Canaria bajo su real corona, y que partícipes fuessen del Evangelio y fe apostólica, por capitán conquistador nombraron a un Juan Rejón, leonés, hidalgo noble, y muy experto en cosas de la guerra, y por acompañado en lo ecclesiástico al Deán don Juan Bermúdez, hombre grave, y por Alférez de la infantería y de los de a cavallo a Alonso Jaymes que de Sotomayor se apellidava, y a Lope Ernández Guerra, y sus sobrinos, con provissión Real para don Diego de Merlo, que asistente era en Sevilla, y al coronista Alonso de Plasencia, para que luego vista, proveyessen al noble Juan Rejón, y a sus consortes, de treynta fuertes hombres de a cavallo, y seyscientos peones, con navios. 58 CONQUISTA DE TENERIFE, II, 639- 79 bastimentos, pertrechos, municiones, según que en caso tal se requería. Cumplióse brevemente, y se embarcaron, y al fin de pocos días de viaje aportaron al puerto de Canaria una mañana de San Juan alegre, de do quisieron yr la tierra adentro, y assentar el real en el distrito de Gando, do assistió Diego de Herrera; mas por consejo de un canario noble, que en Jeniguada hallaron, uvo acuerdo que por ser más seguro y provechoso del término a do estavan no passasen; y luego con tapiales comengaron a hazer tapias para cerca y muro; mas no cupo descuydo en los canarios, ni en su grande cuydado cobardía, que en pocos días convocados muchos con furia desigual acometieron al real, y tuvieron varias vezes peligrosos asaltos y batallas, y en poco tiempo algunos naturales viendo la gran pujanga de españoles, a su real venían a rendirse, « a instruyrse en la fe y a baptizarse. Como la fama de la gran conquista se divulgase por diversos Reynos, los fuertes portugueses embidiosos . teniendo el Rey Henrique dicensiones con castellanos, pregonadas guerras contra el nuestro Católico, por causa de aver casado con la ilustre Reyna doña Isabel, que pretendió por suya, en siete carabelas bien armadas, a Canarias aportaron, con disignio de quitarles por armas la conquista. Llegaron a surgir al Agaete, puerto mu. y lexos del Real de España, donde a los naturales de aquel término, con paz aleve y amistad fingida, ayuda prometieron y socorro, CONQUISTA DE TENERIFE, II, 680- 720 59 para vengarse de los castellanos y libertarse, sin que presumiessen los ánimos sencillos de los bárbaros, la dañada intención que les movía. Ordenaron de yr a acometerles por el puerto a do estavan, y que entonce llegasen los canarios por la tierra, donde a su salvo conseguir pudiessen victoria, aviendo parte en el despojo. Bien fingieron la paz los portugueses, juzgándose con estos por señores de la conquista, porque imaginavan que aviendo a sus contrarios destruido, bolverían las manos y las armas contra los naturales, y con esto, quedarse por señores de la isla. Sin recelar malicia los canarios fácilmente creyeron sus razones; pero no se logró su pensamiento, que por el puerto principal entrando juntas las carabelas lusitanas, y viendo Juan Rejón, que tantas velas venían, receloso y admirado, puso emboscada tras los malpaíses do llaman Las Metas, de manera, que cogerlos pudiessen en el medio quando desembarcassen en la tierra; y assí fue, que, llegando los baxeles, las trompas, con las caxas resonando, aunque andava la mar muy alterada, aprissa forcejando, comengaron a echar con los bateles gente en tierra; y estando en ella hasta dozientos hombrea, fueron sobre ellos los del Real furiosos, y acudió la emboscada de otra parte; trabóse la batalla, en que murieron y se ahogaron muchos portugueses, dexando el puerto, con notable pérdida: • justo castigo a su maligno intento. Después, como Rejón se hallase falto de bastimento, gente y municiones. 60 CONQUISTA DE TENERIFE, II, 721- 61 y viesse dilatarse la conquista, para más brevedad, uvo de acuerdo, yr a pedir socorro a Langarote de parte de su Alteza al buen Herrera, y nombró por su ausencia en el goviemo a Pedro del Algava, personaje de noble sangre, calidad y prendas, y hecha una gran torre en Agaete, por más seguridad de la conquista, y Alcayde della al noble don Alonso Fernández Lugo, y se partió con esto del puerto de Canaria a Langarote. Fue con placer de todos recibido alegremente, mas a pocos días lo que pidió y rogó le denegaron", con grandes diferencias y discordias y habiendo muchos dares y tomares, se embarcó Juan Rejón, casi afrentado. La causa se le imputa, porque siempre fue malquisto, y pacífico Herrera. Al fin bolvió a Canaria, a donde luego el enojo vengó desta pendencia en un amigo suyo, que a esta causa la vida le quitó, siendo injusticia que del Governador que avía dexado en su lugar, se demostró enemigo, formando contra él processo y causa, y por la residencia de aquel tiempo, con falsa información fue condenado a muerte, y degollado injustamente. Don Alonso de Lugo, el cavallero que era en la torre del Agaete Alcayde cuñado fue de la biüda aflicta, muger del noble Pedro del Algava, y assí con otros deudos conformado, le dieron de la injusta muerte quexas a los Reyes Católicos, y luego el consejo mandó que presso fuesse don Juan Rejón a Cortes y nombraron a un cavallero xerezano, noble, que fué. Pedro de Vera, personage CONQUISTA DE TENERIFE, II, 762- 802 61 de grandes prendas y de sangre ilustre, por Capitán de toda la conquista; y a un Miguel de Moxica, vizcayno, acompañados de don Juan de Frías, lUustrísimo Obispo de las siete, con muchas prevenciones y soldados. Y assí llegado al puerto de Canaria, Vera, fue de Rejón bien recebido, mas fue después passando algunos días, don Juan Rejón, dé Vera aprisionado, en un navio con industria dada a Hernando de Vera hijo suyo, y a sus Altezas lo enbió en prisiones. Y en aquesta sazón determinado de concluir en breve su conquista, hizo talar la tierra con esquadras, a do murió el Doramas valeroso, señor de la montaña deleytosa, que celebra en sus rimas y bucólicos la heroyca pluma del divino Ergasto. Teniendo mil combate y victorias, con muy notable daño de canarios, y como dellos tanta suma uviesse que baptizados eran ya pacíficos, uvo de acuerdo Vera con los suyos, por más seguro, que era bien sacarlos de Gran Canaria, y previniendo el hecho, fingió querer dar orden de conquista en Tenerife, y dixóles a todos, que en yr a dar favor a los de España harían gran servicio a sus Altegas; ellos movidos con christiano espíritu, dieron el sí, pidiendo recelosos de engaño o trato doble, prometiesse jurando en una ostia consagrada, su libertad, sin riesgo de trayciones. Assí lo prometió Pedro de Vera; pero, como tenía otro propósito, les hizo el juramento cauteloso, que puestos a la puerta de la yglesia para hacer este solemne voto 62 CONQUISTA DE TENERIFE, II, 803- 43 el sacerdote que avisado estaba, en la parroquia, que era San Antonio, sacó en presencia dellos una ostia por consagrar, fingiéndoles que estava consagrada, en la cual Pedro de Vera hizo el solemne voto que pidieron, sin que ninguno dellos barruntase del general el cauteloso engaño, que antes como christianos y católicos estavan satisfechos, atendiendo a ser grave y solemne el juramento; y assí a embarcarse fueron de buen grado, tanto, que juntos todos en la playa de Las Metas, como fuessen muchos, y se embarcasen sólo hasta docientos, por no caver los más en los navios de los más esforgados y valientes, y esotros que quedavan en la tierra mostraron gran pesar por no yr con ellos, diziendo que querían ocuparse también en el servicio de sus Reyes; movidos de buen zelo, asegurados del engañoso voto, y de Canaria partieron con buen viento, y una noche las diez y ocho leguas de viaje del proceloso golfo atravesaron, tomando en Tenerife tierra y puerto. Allí Hernando de Vera, que era hijo del dicho general Pedro de Vera, yva por Capitán, y dixo en público que peleasen valerosamente, que era servicio a Dios y a sus Altezas, y les sería bien agradecido. Hizieron una entrada en La Laguna, con próspero sucesso y rica pressa de esclavos y ganados en gran número, a costa de la sangre, fuerga y ánimo de los canarios que en aqueste día, en batalla que uvieron con los guanches de su valor hizieron larga prueva: mas como la intención de los de España, CONQUISTA DE TENERIFE, II, 844- 84 63 no fuesse conquistar a Tenerife, que sólo pretendían en peligros de guerra dar la muerte a los canarios, desseando ( sin causa) destruyllos, con otro nuevo engaño fue mandado por Hernando de Vera, se embarcassen todos juntos aparte en un navio. El se embarcó con ellos y el despojo, a su padre envió luego a Canaria, y al piloto mandó, que govemando a España fuesse, a donde pretendía venderlos por esclavos y captivos. No tuvo efecto su tirano intento, que aviendo algunos días navegado, siendo corto el viaje y travesía, sentido fue, que estando en el paraje de Langarote, los canarios vieron su perdición y engaño, y con enojo, tuvieron por traydores los christianos, y a los Veras por falsos fementidos. Dijeron al piloto y marineros que adonde los llevavan engañados y con sospechas de su mal propósito, por fuerga y amenazas les hizieron que en Langarote los desembarcassen. Viendo frustrada su esperanga Vera, por remediar el daño deste escándalo, les requirió de parte de los Reyes Católicos, que en tanto que duravan de Canaria las guerras y conquista, de aquella isla a otra no passassen. En este tiempo Silva el lusitano la govemava en nombre de Herrera, y con hidalgo pecho, agradecido al bien que los canarios le hizieron, quando en Gáldar estuvo en arduo trance, les hizo mil mercedes y favores, que en ocasiones suele el bien pagarse. Aquel Rejón, que preso fue a la Corte de los Reyes Católicos, ante ellos dio qual pudo el descargo de su culpa. 64 CONQUISTA DE TENERIFE, II, 885- 925 y con facilidad fue perdonado en remuneración de sus servicios; diéronle gruessa y poderosa armada para que conquistasse las dos islas, Nivaria y Palma; mas su suerte quiso que aportasse en el puerto de Canaria. Quiso saltar en tierra con su gente mas por ser Pedro Vera su enemigo, y evitar ocasiones de discordias, su viaje siguió derechamente. Don Alonso de Lugo, del sucesso de su perdón a cólera movido, partió para la Corte de los Reyes, a pedirles justicia como parte; mas Juan Rejón siguiendo su derrota la vía de La Palma, en el parage de La Gomera, a donde residía Hernán Peraga, hijo primogénito de Diego de Herrera, y saltó en tierra, en un remoto puerto tras la isla, para tomar refresco, y aliviarse con doña Elvira su muger y hijos y algunas damas, sin más gente alguna; y como lo supiesse Hernán Peraza, trayendo a la memoria lo passado en Langarote con el Rey su padre, determinó prenderle por vengarse, y assí mandando a ello cierto vandos de los gomeros, como se temiessen que era Rejón valiente, le mataron, no pudiendo prenderle de otra suerte. A España se bolvió con triste luto la biuda afligida, dando quexas de Peraga al Católico Fernando, y cessaron con ellas las que davan por Pedro del Algava los parientes. Con provisión real de sus Altezas, Peraga pareció preso en la Corte, adonde fue admitida su desculpa y perdonado, con sentencia y cargo, que el título de Reyes de las islas. CONQUISTA DE TENERIFE, II, 926- 66 65 ( por evitar escándalos) perdiessen sus padres, y también sus sucessores, quedándole el de condes y marqueses, y que con los culpados en el hecho, assistiese en Canaria, a la conquista. Después de todo ansí capitulado le desposó la Reyna con la noble doña Leonor de Bobadilla, dama hermosa y principal de su palacio. El conde, con su esposa y el Obispo Fray Miguel de la Serna, se bolvieron a Canaria, y con ellos don Alonso, a quien le fue otorgada la conquista de La Palma y Nivaria, en feneciendo la que tratavan; luego que llegaron cumplió el conde Peraga el real mandato, que aportó con su gente al Agaete, y dando aviso al General, hizieron una famosa entrada, y captivaron al noble Guanarteme Rey de Gáldar. A la corte de España fue embiado y después conquistada Gran Canaria, a instancia suya, que con gran trabajo bolvió la guerra en dulce paz tranquila. Gozando de aquel tiempo venturoso Pedro de Vera, en el govierno ufano, sucedió, que por causas que en silencio importa que se queden y sepulten, algunos vandos de gomeros nobles, gente atrevida, osada y resoluta y en los puntos de onor poco sufrida, a su señor el conde dieron muerte, justa o injusta, la razón lo juzgue; al fin con este escándalo y rebuelta se metió la Condessa en una torre, tímida del furor de sus vassallos, y para assegurarse de peligro en un baxel aviso a Vera embía. Dexó el govierno de Canaria al punto por yr a socorrerla a La Gomera, y assí la puso en paz con los más nobles, 66 CONQUISTA DE TENERIFE, II, 967- 1004 dando castigo a muchos, aunque injusto, sin preceder examen de la causa. Bolvió a Canaria a su govierno, adonde castigava y vendía a muchos dellos por cautivos y esclavos: y el Obispo tuvo con él sobre esto diferencias y Vera le trató injuriosamente, diziéndole palabras afrentosas: por lo qual el Obispo fué a Castilla formando ante los Reyes grandes quexas, por cuya provisión fue a Corte preso; quedando en el govierno de Canaria el noble don Francisco Maldonado, que, desseoso de hazer entradas en Tenerife, ávido su consejo, dio aviso a Pedro Hernández Saavedra, y con la gente y prevención possible, tomaron en Añago alegre puerto; mas siendo vistos de los naturales, apellidados a la resistencia, llevaron la victoria los nivarios, siendo desbaratados los de España. Otros muchos asaltos sucedieron en la Nivaria, con neutrales suertes, hasta que a don Alonso Hernández Lugo le dieron sus Altezas justo título de su Governador en la conquista General, en las partes Africanas, expresso en la conducta, dende el cabo de Aguer, que por antiguo nombre llaman, hasta el de Buxador, surgió en su costa, quebrantando sus bríos indomables; que fue según se tratará adelante, año de Christo Salvador del mundo de mil y quatrocientos y noventa y tres: y aquí mi pluma toma esfuergo para bolar en el futuro Canto, que el gavilán prepara en entretanto. FIN DEL SEGUNDO CANTO CONQUISTA DE TENERIFE, III, 1- 23 67 CANTO TERCERO De las guerras de los Reyes de Tenerife y de sus generales fiestas. Haze el de Taoro alarde de su gente, pídenle pazes el de Tacáronte y el de Anaga. Dánse los retratos de los Príncipes, enamó-ranse. Sale Dácil al bosque de La Laguna. Llegan los navios españoles al puerto de Santa Cruz y baxa el capitán Sigoñe a vellos. Preclara luz, divina Candelaria, patrona de Canaria, musa mía, luzero, norte y guía, confiado en vos, me atrevo osado al nuevo canto. Prestadme audiencia, Guerra, en tanto atento que el verso que os presento resonare y de Nivaria el gran valor cantare. La furia Aleto, autora de discordias, entre los nueve reyes que regían de Tenerife los felices términos, causó continuas guerras y batallas, siendo bastante causa, la codicia de ganarse las tierras y rebaños; pero guardavan por costumbre antigua, en días festivales de cada año del mes de Abril los nueve postrimeros, porque les diesse Dios cosecha próspera de frutos y ganados, y aunque uviesse guerras entre ellos, avía entonces treguas con paz tranquila, en tanto que duravan las fiestas, regozijos y plazeres. Para solenizar las alegrías, juntávanse en las cortes de sus reyes 68 CONQUISTA DE TENERIFE, III, 24- 62 todos los más vassallos, y los nobles, ricos, honrados, graves, principales; en los Tagoros con su Rey entravan a consultar las cosas del govierno, utilidad y pro de su república, una hora del día en la mañana; y después desto, en fiestas y alegrías con música, vanquetes y holguras se entretenían todo el demás tiempo, inventando mil pruevas, luchas, bayles, sobre apuesta, mostrando cada uno sus fuergas, gallardía y ligereza. Quando el primero día en cada reino se convoca[ va] n todos los vasallos, ante su rey llegaban a obediencia, los hidalgos y nobles de rodillas, todos le besan la derecha mano, y los honrados ricos, la siniestra, diziendo con humilde acatamiento: Zahañat Guayohec, que significa, " soy tu vassallo", en castellana lengua. La otra gente, común, pleveya y baxa, traían blandas y curiosas pieles, o bellos ramos de olorosas flores y al rey besaban ambos pies, limpiándolos, señal de vassallaje y obediencia. Agora, pues, el año de conquista, fin del florido Abril, el gran Bencomo, señor de los distritos, tierras, términos, mejores y más ricos de la Isla, que se llamó el gran rey de las Langadas ( 1) y posseedor del reyno de Taoro, puso treguas a guerras que tenía con Acaymo, señor de Tacoronte, y Beneharo, viejo rey de Anaga, después de haber passado en Acentejo una cruel batalla rigurosa: Juntóse con sus grandes y vasallos a las anales fiestas en su corte, ( 1) Este nombre era del de Güimar. CONQUISTA DE TENERIFE, III, 63- 103 69 y como aquél que su plazer más íntimo era el horrendo son del fiero Marte, mandó hazer alarde de su gente. Ya suena en las partes más remotas, cumbres y valles del Taorino estado en público, la boz de pregoneros dando noticia del real mandato; gozo y plazer a ios invictos pechos, que a cada qual agrada su exercicio. Ya se aperciben onze capitanes valientes, esforgados y animosos, síguenlos ocho o nueve mil infantes bizarros, bien compuestos y gallardos. Ya llega el primer día de las fiestas, y junto del alcácar de Bencomo está la plaga de armas adornada, cercada al derredor de frescos árboles, toda cubierta de olorosas yervas, entreveradas de esmaltadas flores. En ella está un famoso cadahalso fundado y fixo en los pimpollos gruessos de pinos altos como en fuertes, mármoles; tiene por cima opuesta a resistencia del sol ardiente una ramada espessa de tiernos ramos de los verdes lauros. Ya de niños, de ancianos y mugeres ' se ocupan los compuestos miradores, y el Real cadahalso resplandece con soles bellos, digo, hermosas damas, y entre ellas las infantas, del Rey hijas. La una era Rosalva, la otra Dácil, • de tiernos años y belleza rara. Ya ocupa el real assiento la persona del gran Bencomo, y con semblante alegre, la vista esparze a una y otra parte. De cuerpo era dispuesto, y gentil hombre, robusto, corpulento qual gigante, de altor de siete codos, y aún se dize tenía ochenta muelas y otros dientes, frente arrugada, calva y espaciosa, partida la melena, poca y larga, 70 CONQUISTA DE TENERIFE, III, 104- 44 rostro alegre, y feroz color moreno, negros los ojos, bivos y veloces pestañas grandes, de las cejas junto, nariz en proporción, ventanas anchas, largo y gruesso el vigote retorcido, que descubría en proporción los labrios, encubridores del monstruoso número de diamantinos dientes, larga, espessa la barba, cana de color de nieve, que le llegava casi a la cintura, bragos nervosos de lacertos llenos, derechos muslos, gruessas las rodillas, fuertes las piernas, pies pequeños, firmes, temperamento en todo a lo colérico, algo compuesto con humor sanguíneo; era ligero, altivo en pensamientos, justiciero, modesto, grave, sabio, prudente y sobre todo arrogantísslmo. Un tamarco curioso gamugado de delicadas pieles le vestía, a los brazos las huyrmas, como mangas, y guaycas en las piernas, como medias: tiene en la diestra mano el regio ceptro, hueso mondado del baílente brago del gran Tinerfe visabuelo suyo. Rey absoluto de los nueve reynos. El príncipe Ruymán, su amado hijo, el príncipe Guetón, que de Añaterve, rey de Güimar, era el primogénito, el gran Tinguaro, de Bencomo hermano, a él muy semejante y parecido, y los ancianos grandes del estado, tienen por orden su lugar y assiento. Ya el espantoso son del fiero Marte, retumba en el umbroso valle ameno, resuenan gritos, silvos, alaridos; y entra arrogante un capitán famoso llamado Ancor, del bravo Rey pariente, de los más estimados de la corte, en la espaciosa plaga, ufano, altivo, con seyscientos soldados bien armados CONQUISTA DE TENERIFE, III, 145- 85 71 de agudos dardos y de fuertes hondas; hizo en contomo militar reseña, y ante el Rey el devido acatamiento con solemne y humilde reverencia. Pone Bencomo en la gallarda gente los ojos y entre sí los va contando, y ellos siguiendo al capitán famoso, la plaga desocupan con buen orden. Luego resuena el eco bozinglero de voces, silvos, algazara y gritos, y entra Tigayga, capitán valiente, con más de nül soldados esforgados, todos armados con pesadas suntas, magas muy gruesas, de ñudosas porras, diziendo en orden la vanguardia a bozes; Achi ( hiañoth Mencei, Reste Bencom, que dize, buelto en castellana lengua; biva Bencomo Rey y amparo nuestro; a quien la retaguardia respondía: Guayaxechey, ofiac Naseth Sahana, que significa: biva aunque le pese al rigor de los ados y fortuna. Hizieron reverencia al Rey humildes y dexaron la plaga, quando al punto el capitán Guyonja, gran guerrero, hizo reseña de ochocientos hombres, gallardos tiradores de la piedra y todos diestros de la sunta y dardos. Entra Teguayco y después Leocoldo, Sañugo, Badayco, Tauco, Arafo, famosos y valientes capitanes, haziendo cada qual ante Bencomo, reseña y lista de su diestra gente. Llega el postrero, un muy gallardo joven, que en tiernos años sus heróycas obras le an dado justo nombre de Sigoñe, que entre ellos significa el invencible; entró en la plaga bien acompañado de mil y cien mancebos belicosos. Suena un murmureo grande entre la gente, o, por mejor dezir, entre las damas; 72 CONQUISTA DE TENERIFE, III, 186- 226 haze el rapaz amor secretos tiros, unos suspiran, otros hazen señas, otros se hablan sólo con la vista y se responden con los ojos mismos; y estando el Rey ufano y gozosíssimo considerando su esforgada gente, óyese afuera y cerca de la plaga repentino alboroto, gran bullicio, ruido, grito, boces, silvos, golpes, horrendo son de una batalla cruda que Afur y Tauco capitanes bravos por zelos de la bella infanta Dácil, a quien los dos amavan y servían, se revolvieron en pendencia bélica, y también los soldados de ambas partes. Túrbase al punto el militar concierto, algan las damas los medrosos gritos, acuden los mancebos por sus padres, dexan los viejos el assiento y prestos a socorfer a los amados hijos; enciéndesele al Rey en un instante en yra el coragón de ardor colérico, salta ligero el cadahalso y llega al bárbaro furor, mas todos viéndole, refrenan con fingido disimulo la furia saña y el enojo y cólera; huyen los unos, otros se arrodillan al Rey, en especial los capitanes, demandando perdón, y sosegándose, dexan las fiestas para el otro día. Recógense a sus cuebas y tagoros, tienden las mesas, juntánse en corillos, ponen en ellas gofio de cevada, leche, manteca, miel y varias frutas, aunque silvestres, de suave gusto, rubios madroños y queresas negras, bicácaros melosos, y mócanos, tostados hongos, y otros tiernos crudos, cabritos mal assados y corderos, enteras cabras, goteando sangre, gruessos carneros y los grandes gánigos CONQUISTA DE TENERIFE, III, 227- 67 73 con las tamaraonas estimadas, quesos añejos, y otros muchos frescos, varios manjares, dulces a su gusto. Cierra la noche, y en el ondo valle se ven resplandecientes luminarias, comienga el bayle y la entonada música, hasta que a todos vence y rinde el sueño, quieto reposo; al fin, de su cansancio. Passa el silencio de la oscura noche, ya rebervera el alva anunciadora del claro Apollo, ya sus claros rayos hieren las cumbres de las altas sierras. Júntanse todos en el real alcágar, sale Bencomo bien acompañado de los grandes y nobles de su corte, llega al Tagoro, y entran en consulta para tratar las cosas del govierno, y al mismo instante un agorero máxico, llamado Guafiameñe, pide audiencia, al Rey y grandes; luego se la otorgan, porque reverenciavan su persona, y a sus agüeros davan siempre crédito, y assí le dixo al Rey, confuso y triste: " Poderoso Bencomo, sin segundo, el cielo aumente tu felice estado, goza a Nivaria, y más, si es que ay más mundo, que más mereces tú, si ay mas criado; como en servirte mis desseos fundo saber el fin dudoso e procurado de tu valor, que no en su bien dudara, si al mérito fortuna se ygualara. Mas es tan frágil, tan mudable y varia, que no es seguro el bien de la ventura; es embidosa, a buenos adversaria, y da tras los plazeres amargura, es dudosa en los bienes y boltaria, y en los males más cierta, y más segura; pésame de inquietar tu passatiempo, mas siempre viene el mal al mejor tiempo. Por el cerúleo mar vendrán nadando páxaros negros de muy blancas alas. 74 CONQUISTA DE TENERIFE, III, 268- 307 truenos, rayos, relámpagos echando, señales propias de tormenta y malas; dellos saldrán a tierra peleando, fuertes varones con diversas galas de otra nación estraña y belicosa para quitarte el Reyno poderosa. Conquistarán por armas esta tierra, sin que puedas hazerles resistencia, que el Cielo, en su furor, nos hará guerra, con brava y contagiosa pestilencia. Quanto Nivaria y su distrito encierra a de dar a sus reyes la obediencia; esto por mis agüeros es creyble; perdona, y pon remedio, si es posible". Alborotados los valientes pechos, pierden el natural color los rostros, y un verdinegro y pálido en mistura demuestran todos, acídente proprio del humor melancólico y colérico, y un frígido pavor, un hielo súbito se esparze al punto en sus sanguíneas benas. Solo Bencomo, que qual otro César, que al prodigioso aviso de Spurina, con menosprecio y burla estuvo incrédulo, de Guañameñe se mostró injuriado, y assí le dize con soberbia ira: " Por la cima del Teyda lebaníado, y por la sangre de Tinerfe, juro, por esse Cielo Mcido estrellado, y el sol que alumbra el ancho glovo oscuro, qae nunca me vi assí precipitado; ¿ tú sabes o adivinas lo futuro, di, infame, fementido, necio, loco; assí te atreves a tenerme en poco? ¿ No sabes que deciende mi linage del gran Tinerfe, bisabuelo mío, y que no hizo la fortuna ultrage jamás en su valor y señorío? Hago a sus huessos voto y omenage, que as de pagar tu loco desvarío; CONQUISTA DE TENERIFE, III, 308- 47 75 y vengan, vengan contra mí esquadrones y páxaros de bélicas naciones. Ármense los espíritus que avitan en el abismo, y que el infierno encierra, que aunque assí tus agüeros facilitan vencerme, y conquistar mi fuerte tierra, estos valientes bragos que militan por lo que importa menos, en la guerra defenderán honor, vida y corona, que es el valor de mi real persona. Quitadme de delante este atrevido, si no queréys que pierda el sufrimiento: muera, muera el traydor descomedido, colgádmelo de un árbol al momento; y mando que, de oy más, no sea creydo agorero ninguno, sea escarmiento, para los que lo fueren, el castigo que hago en este loco a quien maldigo". Llegan ministros de justicia y prenden al agorero, y no con todo cessa la cólera sobervia de Bencomo, hasta que al fin Tinguaro, hermano suyo, y esotros nobles grandes, con razones quitar pudieron su alterado espíritu, y sobre todo el ver dende el Tagoro al agorero de un laurel colgado, agonizando con penosas ansias, el cuerpo elado al despedir repente el alma triste, fin de vida mísera: que la venganga vista por los ojos satisfaze el furor, temipla la yra; mírale, y dize ufano, sonriéndose: " Tan bien parece el malo castigado como premiado el bueno de sus obras; ya tus agüeros falsos an cesado, no causarán recelos o gogobras; pero si de virtud fuyste dotado y de adivino el nombre falso cobras, ¿ cómo tu propio mal no adevinaste quando por el ageno peligraste? 76 CONQUISTA DE TENERIFE, III, 348- S Si lo que es venidero adivinaras, fácil supieras esse trance y muerte, mejor la pobre vida conservaras, recelando agraviarme y atreverte; si no acertaste estas verdades claras en lo dudoso ¿ quién podrá creerte? Miraras por tu daño diligente, y no por el ageno solamente. Mas ay algunos, que de sí olvidados solicitan el bien, o el mal ageno, empleando en aquesto sus cuydados, con desseo de embidia y daños lleno, son los tales malditos, deslenguados, dignos de que a su lengua pongan freno, que la desenfrenada, es rayo, es fuego, y ofende al más siguro, como el ciego." Cesó con esto, y no en la bulgar gente, el murmurar con mil sentencias varias, la lastimosa muerte, y los agüeros: llegan al punto dos embaxadores del Rey de Tacoronte y del de Anaga, piden licencia para en el Tagoro tratar ciertos negocios de importancia de parte de los Reyes sus señores. Viendo Bencomo ser Hayneto y Rayco, ilustres y famosos capitanes, la otorga, les da assiento y grato oído, y Rayco habla, y humildemente dize: " El alto cielo, gran Bencomo, os haga para bien de este Reyno venturoso, Beneharo, mi Rey, señor de Anaga, vuestro pariente, noble y valeroso, y su sobrino, Acaymo Daniaga, que en Tacoronte reyna poderoso, nos mandan saludaros como amigos, aunque vos los tenéys por enemigos. " Viendo los grandes daños de las guerras que con vos tanto tiempo an sustentado, y que por causa injusta vuestras tierras y las suyas se an casi asolado, y el prado de los valles, montes, sierras, CONQUISTA DE TENERIFE, III, 389- 429 77 está con roxa sangre matizado, de su consejo, acuerdan que aya pausa en ellas, pues la paz tanto bien causa. Vuestra amistad demandan, si os agrada, que por ser bien común deve acetarse, y si queda con votos confirmada, podrán daños y males escusarse; esto es en suma. Rey, nuestra embaxada, tiempo es de fiesta, propio de tratarse y pues a todos tanto bien resulta dello, se acuerde agora en la consulta." Todos y el Rey mostraron alegría con las razones que propuso Rayco, y assí le respondió manso y gozoso: " Estimo en mucho el grato ofrecimiento de vuestros sabios Reyes mis parientes, que an sido para mi de gran contento sus justos pareceres convenientes; tratar quiero a mis nobles el assiento de cosas a la paz pertenecientes, y assí solos importa nos quedemos; dadnos lugar, que luego os llamaremos". No con poco plazer, de la respuesta que Bencomo les dio a los mensajeros, se salen al instante del Tagoro, haziendo la devida reverencia, con agradable estilo, modo y término. Estava en esto el pueblo alborotado assi por el castigo que se hizo a Guañameñe el agorero máxico, como por ver los dos embaxadores: habla Bencomo afable con sus grandes, en el Tagoro, y dize estas razones: " Injusto, fuertes capitanes, fuera, siendo vuestro valor do el mío asiste, y esse consejo sano y fuerga entera, firmes columnas do mi honor consiste si cosa de república hiziera, aunque mi voluntad, que lo resiste, pudiera libremente decretallo,, sin primero a vosotros consultallo. 78 CONQUISTA DE TENERIFE, III, 430- 70 Bien sabéys que a treynta años que sustento con sangre mía y la de mis vasallos, las guerras bravas de furor violento contra aquestos, pensando sujetallos, porque gozé a Hañagua en casamiento, que fué bastante causa de agraviallos, que cada uno dellos pretendía, casar con ella, pero al fin fué mía; y como por aquesto se alterasen, y a mis nobles varones persiguiessen y los des contra mí se conjurasen: porque vengarse assí más bien pudiessen las guerras hize que se publicasen, porque los nuestros daño les hiziessen, y assi les he ganado en buenas guerras frutos, ganados, crías, aguas, tierras. Y aunque daño común se nos seguía de las batallas, porque la Vitoria comprava a costa de su sangre y mía, vencer, aunque con daño, es gozo y gloria; el llanto de la guerra es melodía, que regala y aviva la memoria, cuando por él alcanga el buen soldado verse de la Vitoria coronado. Mas ver los hombres hechos carniceros, los ánimos viriles nos suspenden, y cánsanse, aunque fuertes, los guerreros, quando ofendidos son de los que ofenden. Ya véys que agora aquestos mensajeros, pazes demandan, y amistad pretenden; dad vuestro voto en ello a vuestro gusto porque a mi parecer es sano y justo". Agradecidos los Taorinos nobles, del término prudente de Bencomo, le dieron dello agradecidas gracias, y de consuno en la amistad y pazes, a gusto y beneplácito de todos, con sentimiento y voluntad alegres, buelven a entrar los dos embaxadores en el Tagoro, habíales, y dízeles el rey prudente y sabio estas razones: CONQUISTA DE TENERIFE, III, 471- 511 79 " A vuestra petición no ay quien demande cosa en contrario, ( aunque la sangre hierva acostumbrada a guerras) por ser grande el bien de paz, a donde se conserva: ved si queréys que publicar se mande, que pregonada es ley, por tal se observa, y dende luego la establezco y juro, y mi corona obligo a su seguro". Alégranse los dos embaxadores, y dánle al Rey, de tanto bien las gracias; sacan en su presencia y desebuelven dentre unas blandas pieles el retrato de la princesa Guacimara, hija del Rey de Naga, su única heredera, que al bivo la estampó un pintor famoso. Bésanlo humildes, dánlo arrodillados a Bencomo, y cumpliendo su embaxada, el uno de los dos, assi le dize: " Mandó mi Rey, te fuesse presentado este retrato que es de Guacimara, quando la paz uviesses acetado, porque en rehenes de amistad quedara; que pues es heredera de su estado, • quando suceda en él conozca clara la prometida fe, concierto y pacto, que en depósito queda su retrato." Ponen los ojos todos al instante en la tabla y figura bien pintada con tinta de carbón, almagra y gumos de varias yervas y la blanca leche de silvestres hygueras, y aunque toscos los matizes, curiosa la hechura, y al bivo a la figura semejante. Tómala el Rey, deléytase en mirarla con estremo de gogo y regozijo, y a los embaxadores assí dize: "¡ Oh, cuan bien Beneharo obligar sabe voluntades! Yo quedo agradecido a presente tan rico, honroso y grave; ñudo será de paz jamás rompido; eternamente es justo que se alabe 80 CONQUISTA DE TENERIFE, III, 512- 52 lo bien que el sabio Rey a procedido. Cuando sólo a esta causa me obligara a su amistad, confiesso que bastara. La obligación recibo del retrato, y al príncipe mi hijo sea entregado, como a mi sucessor, que con recato guarde lo que por él queda ordenado; y el suyo del, pues no a de ser ingrato, sea en respuesta déste presentado por vos a Beneharo, embaxadores, que es obligar a paz los sucesores. Al bélico furor se pongan riendas; no se trate de guerras ni combate, que interviniendo tan sublimes prendas, de sólo pazes es razón se trate; a los Reyes daréys mis encomiendas, y el vernos, les diréys, no se dilate, que passadas las fiestas de presente en paz quiero ir a verlos con mi gente". Cesó Bencomo alegre, y comedidos, con término discreto al punto mismo, se despidieron los embaxadores, siéndoles entregado aquel retrato que el Rey mandó, del príncipe su hijo, con el cual se partieron gozosíssimos. Quedó el que ellos truxeron a Bencomo, en poder de Ruymán, que atentamente, de la bella princesa Guacimara en él considerava la hermosura, con afición y cuydadoso estremo. Salieron del Tagoro todos juntos; publicóse la paz, causó alegrías, y ¡ las anales fiestas celebraron con doblado plazer y regozijo. Bien deacuydados del cuydado estavan, con que el buen cavallero don Alonso Fernández Lugo, el numeroso exército de la española gente valerosa, entonces prevenía en Gran Canaria, después que conquistó la fértil isla que llaman de la Palma, año dichoso CONQUISTA DE TENERIFE, III, 553- 93 81 de mil y quatrcx; ientos y noventa y quatro, en paz sin guerras ni combates, a do fundó ciudad y algunos pueblos dexando personages principales para feliz principio de república; y al fin bolvió a Canaria, en cuyo puerto estaba en este tiempo de partida a comengar conquista en Tenerife. Acompañan y siguen su estandarte, mil famosos soldados de experiencia, y ciento y veynte y cinco de a cavallo, toda española gente, valerosa, canarios naturales y gomeros, que muchos de los ínclitos varones que en conquista del Reyno de Granada rindieron el poder del Africano, y muchos de los nobles cavalleros que essotras fuertes islas conquistaron se juntan y convocan en su ayuda: el noble Lope Hernández de la Guerra, Hierónimo Valdés, Pedro Vergara, Hernando de Truxillo, Valdespino, Xuárez Gallinato, los Herreras, los Rojas, los Loaysas, y Castillas, Bobadillas, Ayalas, y Hárteles, Perazas, Saavedras, y Guzmanes, los Cayrascos, Serones, y Moxicas, los Veras, los Castillos y Quintanas, Espinos, Betancores, Alarcones, Olivares, Quesadas, Pimenteles, Armas, Córdovas, Céspedes, Zambranos, Maldonados, Padillas, Bracamontes, Ramírez, Riberoles, y Meneses, Hinojosas, Ortegas, Verdes, Tellos, Diego, Bartolomé y Pedro Benítez, Antón de los Olivos, Diego de Aga, Vallejo, Hoyos, B\ ines, y Valverde, Diego de Samartín, Lope Galindo, Joan Berriel, Albertos, Vilches, Viñas, Pereyras, Silvas, Calderón, Barretes, Gorvalán, Antón Viejo, Castellano, 82 CONQUISTA DE TENERIFE, III, 594- 634 los Osorios, los Castras, los Huzáres, Alonso de las Hijas, los Llerenas, Suritas, Monleones y Melianes, con otras muchos que verá en su lista el que fuere curioso de mirallos; hazen alarde en la Canaria arena y en quinze vergantines bien armados, se embarcan en el día postrimero del mes de Abril, con esperanga firme de ver en la Nivaria venturosa los deleytosos campos Eliséos. Ya quando el alba bella amanecía, víspera alegre del florido Mayo, a las anales fiestas y plazeres se prevenían los nivarios Príncipes. Sale Dácil, la hija de Bencomo, donzella hermosa, de su Reyno y Corte a la vega do estaba la laguna con la licencia de su caro padre; y el capitán Sigoñe, y cien soldados en guarda suya, porque allá dessea tener las fiestas del alegre día. Haze con su presencia el prado ameno, más bello, deleytoso y apacible pero todo le da melancolía, qu'el alma siente de un cuydado aflicta. Díxole Guañameñe, el agorero, que un personage de nación estraña que por la mar vendría al puerto y sitio marítimo, llamado Añago entonces, de ser avía, al fin de mil desastres, guerras, batallas, captiverio, y muertes, su amado esposo, en dulce paz tranquila; parecióle ser cosa, aunque creyble, de suceder difícil, y a esta causa, la soledad le agrada de aquel bosque, y no el bullicio de la Corte alegre. Es de muy poca edad, gallardo brío, tiene donayre, gracia, gentileza, frente espaciosa, grave, a quien circuye largo cabello más que el sol dorado. CONQUISTA DE TENERIFE, III, 635- 75 83 cejas sutiles, que, del color mismo, parecen arcos de oro, y corresponden crecidas las pestañas a sus visos. JLos ojos bellos son como esmeraldas cercadas de christales transparentes, entreveradas de zelosos círculos, qual bello rosicler las dos mexillas y afilada nariz proporcionada, graciosa boca, cuyos gruessos labrios parecen hechos de coral puríssimo, donde a su tiempo la templada risa descubre y cubre los ebúrneos dientes, qual ricas perlas, o diamantes fines; largo el hermoso rostro, en color nieve, con fuego y sangre misturado a partes, y como a cielo claro lo estrellean algunas pecas como flores de oro, por causa de que quiso en su belleza naturaleza señalarse tanto, que por curiosidad supérflua, hizo excesso tal, passando de sus límites; mas fué en ella el herror donayre y gracia, que a vezes son graciosos los errores. No su trage y adorno, aunque pulido, al uso nuestro, lleno de invenciones, era, mas para prueba de belleza, pues descompuesta es cierta la hermosura, tendida y mal trangada la madexa, a partes presa con las pobres cintas de pieles gamucadas de cabritos, un curioso tamarque o vaqueruelo, y de lo mesmo un aprestado cingulo, haziendo delicada la cintura; y otro que al modo de vasquiña, o saya, debaxo le cubría hasta el tovillo, y en los pies delicados un calgado, como abarcas al justo, y lo trayan más por cumplir con el honesto estilo, y defender la regalada planta, que por arreo del humilde trage. De pequeñas beneras y conchillas. 84 CONQUISTA DE TENERIFE, III, 676- 715 pulidos caracoles y juguetes que cría o tiene el mar en su ribera, llenos por dentro de olorosos ámbares, una gran sarta le enlazava el cuello, como cadena de preciosas perlas. Al fin, desde un robusto y alto monte, cercano a la laguna, atenta mira del mar inquieto las rebueltas ondas; contempla en él el bien de su ventura, y pensativa y lastimada, dize: " Incierto mar, no sé si es bien que crea que atesoras el bien de mi esperanga, que aunque en creer es fácil quien dessea, temeraria es la incierta confianga; dudosa estoy cómo posible sea, estar entre tus ondas de mudanga, aquél que a de venir a ser constante, mi dueño, espeso y verdadero amante. Las aguas apresura porque venga con más presteza, mira que lo espero, y es muerte el esperar, no lo detenga tu inquieto movimiento, porque muero, aplaca esse rigor lo que convenga, y tráyme ya mi amado forastero, que lo dessea y ama el pensamiento, y amar y dessear es cruel tormento. Mucho puede el cuydado fatigarme, y mucho la fortuna concederme, mucho amor, y desseo atormentarme, y mucho el tiempo largo prometerme; mucho esperanga firme assegurarme, perderse el pensamiento, y más perderme; mas tú sólo eres, mar, quien el mal junto me puede dar, o el bien de todo punto. Un pájaro muy grande, estraño, ageno, espero que vendrá por ti volando, ¡ oh si bolase bien! que por él peno, y no pena menor que desseando, traerá para mi bien dentro en su seno, la prenda que desseo. ¿ Quándo, quándo CONQUISTA DE TENERIFE, III, 716- 56 85 te veré afable, mar, y en tu bonanga, seguro y quieto el bien de mi esperanga?" Estando en esto, dando recias bozes, llega Sigoñe el capitán valiente lleno de espanto y confusión terrible, y señalando con los fuertes dedos de la nervosa mano y diestro brago, hacia la mar, turbado, assí le dize: " ¿ No ves, infanta bella, junto al Roque de la punta de Anaga, el mar sulcando quinze bultos muy grandes, sin que toque el uno al otro, qual por tierra andando? ¿ Quién tal verá que a espanto no provoque, el ánimo más fuerte? Blanqueando, parecen grandes páxaros que tienen alas de nieve, y a la tierra vienen". Tan suspensa quedó la bella Dácil después que puso los hermosos ojos en los quinze navios españoles, que no habló palabra de turbada y dize el capitán determinado: " Bajarme al mar dende este monte quiero, que es una corta legua de camino, y te traeré el aviso verdadero; veré si es novedad o desatino; espera en la laguna, que ligero he de bolver; ya parto, ya camino: avisa a nuestra gente de tu guarda, que no será mi diligencia tarda." Parte Sigoñe, y más ligero corre qué buela su alterado pensamiento. Dácil se queda Con los ojos fixos en las gallardas naves, y en un punto le da mil saltos en el casto pecho el coragón ardiendo en bivas llamas; cercanía amor y miedo, mas no sabe a qué determinarse, o qué hazerse, que es indeterminable la ignorancia. En aquesta ocasión y coyuntura otra no menos bella, hermosa dama, con otra novedad confusa y triste 86 CONQUISTA DE TENERIFE, III, 757- 97 de amor se siente, y en su ardor se abrasa: que habiendo el rey de Anaga recebido, en respuesta de pazes, de Bencomo el retrato del príncipe Ruymanto mandó entregar al punto a la princesa Guacimara, su hija y sucessora, por imitar en ello el rey Taorino. Pudo el amor rendir su casto pecho, y la imaginación de la figura, por la pintura en poco semejante, en ella hizo efectos de amor firme. Era en estremo Guacimara hermosa, tenía partes dignas de loarse, aunque robusto cuerpo giganteo: cabellos rubios, claros, rutilantes, en proporción el rostro largo, lleno, grave, modesto y agradable en todo: alta la frente, y enarcadas cejas negras, y negro en medio un lunar bello, que con lustrosos pelos las juntava; crecidas las pestañas, ojos grandes, negros, alegre, bivos y rasgados: rosadas y encendidas las mexillas; nivelada nariz, boca pequeña, minero de preciosas margaritas, qual de coral, cercada de dos lábrios gruessos y cortos, de color de púrpura, los cuales en moviendo, se hazían dos burladores hoyos a los lados, color moreno un poco por más gracia, derecho y alto cuello en color nieve, y en él organizado de alabastro, aquel camino que a las bentas llega donde reposa amor, los pechos alvos, y entreverados con lavor cerúlea, de azules benas, do la sangre hierve; garbo, donayre, brío, gallardía, honestidad, reposo, gentileza, discreción y prudencia, destas gracias era dotada: pero estuvo a punto, cuando en su concepción obró natura, CONQUISTA DE TENERIFE, III, 798- 838 87 de declinar al masculino género, que dello dava verdadero indicio, su gran persona y valerosos hechos, mas por la falta del calor in[ n] ato quedóse femenina en grado altivo; ai fin mirando atenta, enamorada, el retrato del príncipe, le dize: " ¿ Qué fuego es éste que mi alma enciende? ¿ Qué imaginar, que tanto me fatiga? ¿ Qué fee de paz que a mi pureza ofende? ¿ O qué amistad ingrata y enemiga? ¿ Qué novedad, que tanto me suspende? ¿ Qué captiverio que a mi alma obliga? ¿ Qué áspid basilisco, qué beneno? ¿ Qué bien de tanto mal, que mal tan bueno? Vana imaginación, que en cosas malas vences al alma, y ciégasle de suerte, que la vida más libre y simple ygualas a rigurosa pena y triste muerte, del pensamiento las veloces alas, tanto apresuras, que el desseo fuerte que nace del, me enciende en fuego vivo, vencida toda de un amor la[ s] civo. Mas, ¿ quién es este amor, que del reniego, que deve ser algún traydor tirano? Pero no, sino Dios, pues causa fuego; mas Dios no puede ser,, porque es humano, pero ofende al seguro, como ciego, mas, pues sujeta al alma, es soberano . espíritu del cielo o del abismo, . o niño, pues se espanta de sí mismo. ¿ Es alegría? N" o, porque es tristeza. ¿ Es blando y amoroso? No, qu' es crudo. ¿ Es fuerte? No, qu' es hijo de flaqueza. ¿ Es rico? No, que siempre está desnudó. ¿ Es mudable su ser? No, qu'es'firmeza. ¿ Es sabio? No, qu' es torpe, ciego y mudo. ¿ Es vida alegre? No, qu'es muerte triste; al fin, es todo lo que en mí consiste. ¡ Quién no le conociese, ay, desdichada! ¿ Qué quiero yo? ¿ qué amo, y diferente 88 CONQUISTA DE TENERIFE, III, 839- 76 de lo que suelo estoy enamorada; y más de quien no habla, vee ni siente? mas ¡ ay! no es maravilla, pues me agrada este retrato, y obra fácilmente el pensamiento, y ver, que en cualquier parte excederá naturaleza al arte. Que aunque la mano diestra en la pintura tomó del propio origen el objeto, satisfazer no pudo a la figura, que lo perfecto excede a lo imperfecto; esta imaginación es quien apura con fe amorosa al coragón sujeto, que al fin todo es cuidado el pensamiento, causa de a do procede mi tormento. Ruiman amado, ¡ quién pudiera verte presente, que los tristes ojos míos te dieran parte de mi pena fuerte, llorando hechos lacrimosos ríos, y para más a mi dolor moverte suspiros diera ardientes ( aunque fríos de mi temor) que son de coragones lenguas, y testimonios de pasiones! La llaga deste pecho ardiente, cierto vertiera sangre en agua por los ojos; porque presente vos que me avéis muerto, mostrara de su daño los despojos mi esperanga segura en dulce puerto, en glorias convirtiera los enojos, mas ¡ ay! que estoy de tanto bien ausente, y tengo por mas daño al mal presente." Asi dezía la princesa bella al retrato, vencida de su llanto, sin darle a nadie de su pena parte, que el coragón discreto, aunque afligido, el rigor de sus males dissimula, y el prudente amador guarda secreto; mas cesse aquí mi boz, por que resuene mejor en otro canto que previene. FIN DKL CANTO TERCERO CONQUISTA DE TENERIFE, IV, 1- 23 89 CANTO CUARTO El príncipe Ruymán se muestra enamorado del retrato de Guaci-mara: y el principe Guetón, amante de su hermana Rosalva, le reprehende, y sobre ello passan diferencias. Descríbese la hermosura de Rosalva. Celebran en Taoro las fiestas: y llega Sigoñe Capitán con la nueva de la venida de los españoles. ¿ Quién celebrara, Amor, tus obras buenas, o quién podrá huyr tus obras malas? ¡ Qué fácil eres en dificultades y en las facilidades, que difícil! ¡ Qué possible y constante en impossibles, y en los possibles, qué impossible y frágil! Eres engaño de desengañados, y de los engañados desengaño. Bien de los males, y aún el mal de bienes, osado, ciego, y fuerte en el peligro, débil y temeroso en lo seguro; Mitiga mis ardores, rapaguelo, porque, olvidando agora males propios, en los ágenos tus hazañas cante, no quieras que sea sólo mi exercicio quexarme en vano de que soy tu mártir, olvídate de mí, de ti me acuerda, que si de ti me acuerdo, a mí me olvido; porque no estoy en mí, si en mí consistes sígote agora, porque no me sigas, oye mi canto y mi lamento escusa. No sólo aquel retrato que fué dado, del principe Ruymán a Guacimara, ,90 CONQUISTA DE TENERIFE, IV, 24- 63 fué causa para del enamorarse, mas también el que della posseya en él pudo causar el mismo efecto, que se retrata amor dentro en el alma, si por los ojos entra leve achaque. Amanse así los dos por las pinturas, o también por la fama pregonera y aficionada, que loando a entrambos rendía voluntades en la Isla. Crece en Ruymán el amoroso fuego, y acabadas las fiestas de aquel día, ya que la obscura noche se acercava se aparta solo a lamentar su pena en una fuente cerca del Alcágar del Rey su padre, de arboleda espessa, mira el retrato, y tiernamente dize: " Tiéneme en guerra tal el pensamiento, que con la misma paz me hace guerra, amo la paz, y amor, como es tormento, siendo gloria la paz, me la destierra; queda en su fuerga amor, y la paz siento que como efecto con su causa yerra, que yerra amor, si ofende, y al remedio graves dificultades pone en medio. Retrato, si eres paz, no me combatas, ni me abrases en llamas de amor ciego, al bivo estás en mí, y al bivo matas, mas eres muerto en mitigar mi fuego: no paz, guerra te llamo, pues maltratas, mas ¿ qué mi quexa importa, qué mi ruego, si estás bivo en mi mal, en mi bien muerto, cierto a la ofensa, y al remedio incierto? Estraño mal me procedió de verte, que como es escesivo bien gozarte, quiere que pene para merecerte. Amor, porque no soy digno de amarte, pero quéxome en vano, que a la muerte ¿ quién se podrá quexar? Sólo mirarte quiero, mas no mover la lengua o labios, que ausente el reo está de mis agravios. CONQUISTA DE TENERIFE, 17, 64- 104 91 Pero en oscuridad se buelva el día, y en clara luz la noche tenebrosa: el fuego yele, abrase el agua fría, falte la más segura y firme cosa, y no jamás de la memoria mía el bivo amor de Guacimara hermosa,- que como a sido al bivo el instrumento, no menos biva mi constancia siento." Apenas dava fin a estas razones, guando entreoyendo los acentos últimos del eco de la boz de sus lamentos, el príncipe Guetón, su caro amigo, hijo del Rey de Güimar Anaterve, llegó a buscarle por dezirle a solas cierto cuydado que le da fatiga, que el coragón más triste y angustiado descansa, si sus males comunica; a Rosalva la bella hermana suya, amava tiernamente, y en secreto, con palabra y promessas obligado, pretende dignamente por esposa: y para que Ruymán correspondiendo a la fe de amistad que professavan condecendiesse en ello, y a su padre solicitase y persuadiesse, quiere comunicalle su amorosa pena. Hállale solo, proprio a Su deseo, en la agradable estancia de la fuente, mas vele razonar con el retrato, haziendo en la pintura pensativo, ciertos estremos de afición notoria; admírase y detiénese suspenso, duda cómo hablarle y divertirle del imaginativo pensamiento, y sin darle a entender lo que sospecha, con disimulo y turbación le dize: " Ruymán ¿ á solas hablas? Caso fuerte, que es soledad madrasta al pensamiento; pero hablar tan solo y de tal suerte, negocio deve de ser de gran momento. ¿ Mas falta amigo, donde entretenerte, 92 CONQUISTA DE TENERIFE, IV, 105- 45 quando imaginación te da tormento? ¿ Cómo en tiempos de pazes y alegrías, hazas estremos de melancolías? ¿ Qué novedad se ofrece a tu memoria, o qué desasosiego te a inquietado, que, estando el Reyno en gozo, paz y gloria, vence tristeza tanto tu cuydado? Si te fías de mí, tu nueva hystoria declara como amigo confiado, di, qué tu pecho altera, que prometo, de estar a darte mi favor sujeto". El príncipe Ruyman, atentamente oyó á Guetón, y assí le da respuesta: "¡ Ay, príncipe, qué puedo responderte, si aunque vivo me ves en tu presencia, muero, muriendo estoy, que vida es muerte, quando le aflige el mal sin resistencia. No estoy, amigo, solo; que, aunque es fuerte la soledad que siento en triste ausencia, un dolor me acompaña y me condena a padecer, muriendo, biva pena. La gloria al que padece más ofende, si puede entre el tormento imaginarse; y assí de lo que aquí contemplo pende mi pena, que no puede remediarse. Tengo en el pecho el mal, esto lo enciende; es muerto, y puede al bivo retratarse para dar muerte, que en matarme cierto es bivo, y para darme vida, muerto. Mira y verás... mas huye, no lo veas, que es el amor traydor y riguroso y puede ser que qual he sido seas que no ay seguro bien ni mal dudoso. Es la propria beldad; mas no lo creas, si no quieres bolver mi amor zeloso, que como te lo alabo y lo imaginas, con zelos de su amor me desatinas. ¿ Aslo visto, Gueton? o ¿ me entendiste? ¿ Amaslo ya? ¡ Responde! Mas ¿ qué dudo, si es ciego y niño amor, que no resiste, y es en rendir las voluntades crudo? CONQUISTA DE TENERIFE, 17, 146- 85 93 Alábetelo, amigo, en ora triste, que amor para seguro a de ser mudo. Hablé, pues en peligro el bien que adoro, que es duende amor, cenizas su tesoro". Gueton confuso de Ruymán se admira, infiriendo el suceso y los amores, y assí le dize con algún enfado: " Ruymán, Ruymán, o falto de juyzio estoy, o tú lo estás. ¿ Cómo es posible que una pintura hecha de artificio te a enamorado? Casi no es creyble. ¿ Lo que un pintor, cumpliendo con su oficio, labró, te puede ser apetecible? ¿ y assí piensas que roban coragones sus falsas y fingidas perfecciones? Mira que te será mal reputado que de tí se presuma tal locura, que es loco todo el hombre enamorado aunque ame la más bella criatura, que en quantas ha el divino Sol criado no se ha visto perfecta hermosura y menos podrá haberla en una tabla tan simple, que no entiende, siente o habla". Tanto Ruymán mostró sentirse desto que ayrado con enojo la responde: " Oh, necio! ¿ de essa suerte has respondido? ¿ No adviertes que natura excede al arte, y que el pintor, aunque famoso ha sido, no ha podido pintar la menor parte? Siempre te conocí ser atrevido, no quiero más oyrte, ni escucharte, ni me respondas más, ni más me digas pues más, quanto más dizes, me fatigas". Guetón con gran prudencia y mansedumbre le replica á Ruymán desta manera: " Con ímpetu camina el christalino arroyo de aguas en corriente rezia, peñas le ciñen, védanle el camino, y adonde más le impiden, más se arrecia; lo mismo haze un loco desatino, 94 CONQUISTA DE TENERIFE, IV, 186- 225 que estando firme en pertinacia necia, si quieren refrenarle se apresura, y crece con más furia su locura". Replícale Ruymán lleno de cólera, furioso, pertinaz, ayrado y ciego: —" Ya te aviso, Guetón, que no me trates en esto más, pues tanto desvarías; no me enojes a mí, a ti te mates; ¿ quién te metió jamás en cosas mías? ¿ Hánse visto más varios disparates? Loco deves de estar, pues que porfías en dar consejo con razones locas, tal, y a furiosa yra me provocas. Por vida de mi padre el Rey, te juro, si luego no te vas, y aquí me dexas, pues tu consejo vano no procuro, lias de ser causa de tus mismas quexas; y ténme por infame y por perjuro, si con tus vanas réplicas me aquexas, no te hiziere que de mí te acuerdes, pues el respeto a mi grandeza pierdes". No pudiendo sufrir Guetón rabioso las ásperas razones y respuestas del príncipe Ruymán, ayrado diz: " Ruymán, si loco estás, mira que al loco la pena y el castigo hazen cuerdo; tú sin respecto, me has tenido en poco, que yo jamás respecto a nadie pierdo; tú me provocas, yo no te provoco a mal, que de tus males te recuerdo; no me amenaces, no, que tu amenaza satisfaré, aunque esté en tu reyno y casa". Tras éstas, y otras diferencias tales, huvo entre ellos discordia y pesadumbre, hasta que algunos nobles de la corte su furioso rencor apaziguaron, aunque quedaron dende allí enemigos. Era Guetón de afable y noble trato y hijo y sucessor del Rey de Güimar, mas de su reyno desterrado estava CONQUISTA DE TENERIFE, 17, 226- 66 95 por cierto tiempo, a causa de un delito que hizo contra el mismo Rey su padre: crióse con Ruymán desde su infancia, y assí continuo furon muy amigos. Salió Rosalva, de Ruymán hermana y amante de Guetón, al alboroto de la pendencia dende su aposento, supo el sucesso por extenso todo, y estando dello triste y afligida, temiendo fuesse causa de impedirle el ñudo conyugal, sola quexábase de amor, fortuna y tiempo, desta suerte: " ¿ Quándo sossegará mi pensamiento? ¿ Quándo se ha de ver quieta mi memoria? ¿ Quándo ha de tener fin este tormento? ¿ Y en batallas de amor habré victoria? ¿ Quándo, tiempo, he de ver mi casamiento? ¿ Quándo, desdichas, gozaré tal gloria? Mas ¡ ay! que mi remedio es cosa dura, pues lo mejor me falta, que es ventura". En esto la ve estar junto a la fuente entre los resplandores de la luna, el príncipe Guetón, que estaba cerca; llégase con intento de hablalle fiado en que la noche la encubría, ciego de su desseo, que el amante contino se recela de ser visto, y siempre se confía de no serlo. Assí Guetón hablar quiere a la Infanta, confía en que la noche ha de encubrille; pero Ruy |
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