HISTORIA DEL ARTE
UN VIAJE POR FUERTEVENTURA A TRAVÉS
DEL ÁLBUM DEL PINTOR SANTACRUCERO
FELIPE VERDUGO BARTLET: NOVIEMBRE DE 1887
MARÍA DE LOS REYES HERNÁNDEZ SOCORRO
INTRODUCCIÓN
"Fuerteventura contiene inmensas llanuras de rico terreno arcilloso, que podrían cubrir
completamente extensos sembrados, pero la escasez de gentes y de capitales, hace
que el agua de sus pozos no sea explotada en cantidad suficiente para el riego de aquellas
tierras, por lo que siendo ésta la isla más pobre de las siete, debería ser la más rica
por su ilimitado poder para la producción de grano, su monopolio de piedra de cal y
una riqueza de hermoso granito. Ningún vapor pasa por Fuerteventura, así es que en
Gran Tarajal, al sur de la isla tuvimos que embarcarnos por última vez en una de
aquellas incómodas goletas, en la que tardamos treinta y nueve horas en llegar a Las
Palmas"
(.Viaje a las islas Canarias por Harris STONE y Olivia STONE. El Liberal, 27-1-1885)
Dos años después, en 1887, Federico VERDUGO BARTLET, teniente de
Artillería de plaza en Santa Cruz de Tenerife, desembarcaba en Gran Tara-jal,
fondeadero todavía sin muelle, como él mismo se encarga de dejar constancia
en el 2° dibujo del álbum eii que recogió este periplo. La obra de Olivia
Stone' cuya imagen somnolienta de la isla majorera, segiín la historiografía
actual, debe matizarse^, tendría un complemento iconográfico en el
viaje en comisión militar de Verdugo, seguramente desde Gran Tarajal por el
camino que luego se convertiría en carretera de 'Riineje a Puerto Cabras',
población que sólo a fines de siglo se acercaría a los 900 habts.". Desde luego,
esa valoración que en clave de "humor" nos brinda el dibujante de Tenerife,
concordaría con la imagen de marginación, pobreza y abandono de
1. Tenerife and its six satellites, Londres, 1889.
2. A. MILLARES CANTERO, "Notas para un estudio sobre la burguesía majorera en el
tránsito del XIX al XX" en Anuario del Centro Regional de la UNED de Las Palmas, n" 5
(1979), pp. 81-82.
3. J. DE LA PUERTA CANSECO, Descripción geográfica de las islas Canarias. Santa
Cruz de Tenerife, 1897, pp. 80-84. En esta ed. se nos da cuenta de que se está construyendo una
carretera entre ambos puntos, así como un desembarcadero en Gran Tarajal que, por aquellas
fechas, contaría con una sociedad de recreo.
4. A. MILLARES TORRES, Historia General de las Islas Canarias, T.V., pp. 147 y ss.
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la isla que parece traducirse de la prensa de Las Palmas en los años
anteriores^ Efectivamente, el álbum que estudiamos en este trabajo, tiene la
estructura de un viaje y el pintor se nos presenta como un aventurero, al
margen totalmente de la comisión oficial que le trajo a la isla.
1. EL VIAJERO
Federico Verdugo Bartlet* sólo vivió 35 años pero acumuló en ellos la experiencia
de viajar, propia de los militares de la época y sus familias, de las
clases acomodadas isleñas, y de su espíritu de artista. En primer lugar, marcaría
su formación los destinos de su padre, Federico Verdugo Massieu, militar
como él, artista reconocido que participa en diversas exposiciones y que
incluso llega a ser miembro de la Academia de Bellas Artes de Santa Cruz de
Tenerife'. De este modo, a los 10 años se traslada a Manila con toda su familia.
En la capital filipina realizó sus estudios secundarios y, sobre todo, tiene
lugar su ingreso en el ejército, en el Regimiento de Infantería de Joló n° 6
y en la Academia de Infantería con el grado de alférez*. En 1879-1880 tiene
lugar el regreso a la península y su estancia de guarnición en Guadalajara
para ingresar posteriormente en la Academia Militar. En aquella ciudad, ya
es un dibujante maduro, atrás han quedado los primeros apuntes de la ciudad
de Manila, y "las vistas de Guadalajara" marcan un hito en su forma
de dibujar que como veremos más adelante, nada tienen que ver con sus estudios
de Fuerteventura'. Los años en la Academia de Artillería de Segovia
(1880-1884), interrumpidos por una estancia en Las Palmas, donde tiene
tiempo de realizar una serie de grabados para la "Ilustración Española e
Hispanoamericana" con motivo de la inauguración del Puerto de la Luz'",
apenas tienen su correspondencia en algún dibujo. Finalmente, regresa a las
islas Canarias donde permanecerá destinado entre 1884-1894, con los grados
de teniente y capitán de artillería, salvo esporádicas pero significativas sali-
5. S. DE LUXAN MELENDEZ Y M° DE LOS REYES HERNÁNDEZ SOCORRO,
"Fuerteventura en la prensa de Las Palmas durante la época isabelina", en IlIJomadas de Estudios
sobre Fuerteventura y Lanzarote, T. I., 1989, pp. 201-269.
6. Para su biografía vide: E. ROMEU PALAZUELOS, Felipe Verdugo Bartlet y su familia,
Santa Cruz de Tenerife, 1986.
7. ídem y M.A. ALLOZA MORENO, La pintura en Canarias en el siglo XIX, Santa Cruz
de Tenerife, 1981, p. 309.
8. ACADEMIA DE ARTILLERÍA Y DE INGENIEROS DE SEGOVIA, Expediente personal
de Felipe Verdugo Bartlet.
9. M.' DE LOS R. HERNÁNDEZ SOCORRO Y S. DE LUXAN MELENDEZ, "Una visión
de la ciudad de Guadalajara en el último tercio del siglo XIX a través del cuaderno de dibujo
de un pintor canario" en Actas del IIEncuentro de Historiadores del Valle del Henares, Alcalá
de Henares, 1990, pp. 703-719.
10. E. ROMEU, ob. cit., pp. 75 y ss.
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das, por motivos personales que pueden relacionarse con sus aficiones artísticas
y científicas. Fuera de España, Verdugo estuvo en Marruecos, Italia,
París y Estados Unidos. En este último país, sabemos que visitó la Feria Internacional
de Chicago, que puede relacionarse con su preocupación por el
alumbrado eléctrico. En el de la ciudad de Las Palmas tuvo un cierto protagonismo,
llegando a realizar diversos ensayos, entre los que puede citarse la
instalación de un foco eléctrico en la plaza de Cairasco". Incluso, deben
añadirse sus artículos como "publicista" de este tema. Merece especial atención
el ensayo aparecido en El Liberal (16 y 30-V-1884) bajo el título: "Aplicaciones
de la electricidad: un proyecto".
De este modo, hemos ido perfilando un retrato de militar cosmopolita,
preocupado por la ciencia, amante del arte, ya que nunca ejerció de modo
profesional, amén de fotógrafo y de hombre incUnado a los viajes, objeto
fundamental de sus cuadernos de dibujo y de sus colecciones de fotografías.
Dentro de España, sus centros de interés estarán en Madrid y Barcelona,
a los que acudirá en diversas ocasiones, desplazándose desde la Corte a la
villa toledana de Consuegra, en la que como reportero gráfico nos dejará un
cuaderno de las catástrofes producidas por las inundaciones de 1891, con un
sentido mucho más realista que los Recuerdos de Guadalajara a que antes
aludíamos.
El último año de su vida, emprenderá como tantos otros canarios el camino
a Cuba, donde atacado de viruelas falleció a la temprana edad de 35
años. Uno de los últimos partes de su biografía militar, nos corrobora la
imagen de viajero epígono del Romanticismo que parece tener este capitán
con vocación de pintor, que incluso para morir escoge el escenario alejado
de las Antillas:
"En el día de hoy da cuenta a esta Subinspección el médico 1° Don Félix Estrada
Catyra encargado de la asistencia facultativa del décimo Batallón de Artillería de estar
asistiendo en el Castillo del Morro al Capitán del mencionado Batallón Don Felipe
Verdugo que se halla atacado de viruelas y haber tomado cuantas precauciones aconseja
la ciencia para evitar el contagio . . ."
Dos días después, el Comandante General daba cuenta de su fallecimiento"
el 30 de marzo de 1895.
11. El Liberal, 4-II-1887. Sobre el mismo asunto: E. ROMEU, ob. cit, pp. 125-128.
12 ARCHIVO GENERAL MILITAR DE SEGOVIA, Expediente personal de Felipe Verdugo-
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2. EL VIAJE: "DE LAS PALMAS A FUERTEVENTURA.
6 DE NOVIEMBRE DE 1887"
"En 29 de Octubre embarcó con destino a las Islas de Fuerteventura y Lanzarote para
la entrega de armamentos de los disueltos Batallones Provinciales de Fuerteventura,
Gomera y Hierro a las Compañías 5' y 6" del Batallón de Las Palmas y a la 4' del de
Lanzarote habiendo regresado a esta plaza de Santa Cruz de Tenerife el 24 de noviembre
siguiente"
(Extracto de la hoja de servicios del teniente Felipe Verdugo, destinado en el 9° Batallón
de Artillería en Santa Cruz de Tenerife).
Durante la década que Felipe Verdugo estuvo destinado en Santa Cruz de
Tenerife, realizó diversas comisiones ("destacamentos"), siempre relacionadas
con la entrega y reconocimiento del material y armamento militar que le
llevaron a permanecer en el resto de las islas temporadas más o menos largas.
De ellas, salieron otros tantos cuadernos de dibujo, como el de Fuerte-ventura
que ahora nos ocupa.
"De Las Palmas a Fuerteventura" es un conjunto de 22 dibujos sobre papel
a plumilla y a lápiz, que en la actualidad se conservan como parte del legado
de D. Rafael Rivera Tocino, en el Museo Regional del Ejército de Santa
Cruz de Tenerife. El tamaño reducido de los mismos (12,3 x 20,5 cms),
junto a la técnica abocetada utilizada, nos permite considerar que fueron
realizados por el artista en el lugar de los hechos, pero sin la premura del reportero,
y que como en otros cuadernos de su amplia obra todavía sin catalogar,
(Alloza Moreno sólo nos da constancia de 22 de sus producciones, es
decir, un número semejante al constituido únicamente por la obra que estamos
analizando'3), pudieron ser repasados a plumilla con posterioridad, o
incluso su trazo pudo ser hecho tomando una fotografía como modelo'"*. De
lo que no cabe duda, es de que el autor quiso dejarnos una historia gráfica
de lo que fue su recorrido y estancia en la isla majorera. El viaje tiene un comienzo
rotulado con un título con fecha, y después continúa con una sucesión
de expresivas secuencias costumbristas, concluyendo con la palabra
"fin". Los dibujos que componen el álbum son los siguientes":
1. PORTADA: "De Las Palmas/a/Fuerteventura/6 Noviembre/1887"
(a plumilla).
2. "Negociación de un rapto" (a plumilla).
3. (Está dividido en dos partes):
13 M.A. ALLOZA, ob. cit., pp. 306-308.
14 ídem supra 9, p.p. 705-6.
15 Los dibujos como ya ha quedado reseñado se encuentran en el Museo Regional del Ejército
de Santa Cruz de Tenerife, a quien desde aquí agradecemos las facilidades que nos han prestado
para la realización de este trabajo.
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a) "Bote al agua/en Gran Tarajal/7 de Nbre 87".
b) "El primer camello",
(a plumilla).
4. (Está dividido en dos partes):
a) "En Gran Tarajal" (a plumilla).
b) "Oasis pantanoso" (a lápiz).
5. Dibujo de una casa popular que no presenta ningún tipo de leyenda,
(a plumilla).
6. "En Gran Tarajal/—¿quieren Vds una vieja seca? . . . ¡/—¡Eh?
(a plumilla).
7. "Nuestro amigo Boca-negra" (a lápiz).
8. "Un rincón de Fuerteventura/17 de Nbre/87/" (a lápiz).
9. "Puerto de refugio/Fuerteventura/Pto. de Cabras/" (a plumilla).
10. "El Bistek de La Llanura" (a plumilla).
11. "Agua, sol, polvo/viento y moscas" (a plumilla).
12. "Un descanso en el/desierto" (a plumilla).
13. "La Tía Marcelina" (a plumilla).
14. "La Artillería de la/Plaza" (a plumilla).
15. "Puerto de Cabras/Las pescas cuotidianas" (a plumilla).
16. "El puente/de los/suspiros/" (a plumilla).
17. "Nuestro recreo en la calle del/amor" (a plumilla).
18. (Está dividido en dos partes):
a) "A un panal de rica miel".
b) "Las tres cabezas de la/espedición"
(a plumilla).
19. (Está dividido en dos partes):
a) "El primer pez de paco".
b) "Mi ahijado/Marcial"
(a plumilla).
20. "12 Nbre 87/El bautismo del bebé majorero" (a plumilla).
21. "Baños de impresión en la costa" (a plumilla).
22. (Está dividido en dos partes):
a) "Cataplun".
b) "Transporte de provisiones"
(a plumilla).
23. "El sueño de las/ratas/Fin" (a plumilla).
Una de las primeras cosas que llama la atención de la historia que nos
transmite Verdugo, es la ausencia de los elementos iconográficos que tradicio-nalmente
hemos venido identificando con Fuerteventura y que están presentes
en otros de sus cuadernos de dibujo. Así por ejemplo, puede destacarse la
falta de apuntes referidos a momumentos, tanto religiosos como civiles. Es
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posible que la Casa de los Coroneles (La Oliva), no fuese valorada como lo
es hoy por los viajeros del XIX. Tampoco se detiene —y Verdugo ha demostrado
una enorme sensibilidad para este tipo de monumentos en sus "vistas
de Guadalajara"—, ante las iglesias de la isla, no representando ni a Santa
María de Betancuria. Por otro lado, no hay apenas indicios de que el viajero
esté realizando una misión militar. Solamente una señal, con lectura equívoca,
nos pone ante un viejo cañón, casi sumergido bajo las aguas junto a un
pescador. En este caso, el rótulo tiene el valor de permitirnos el doble sentido:
"La artillería de la plaza", y sorprende, dada la colección de dibujos de
armas que el Museo Regional Militar guarda de nuestro artista. ¿Cómo no
plasmó algunos de los antiguos torreones de la isla? . . . En estos bocetos de
trazo rápido el pintor ha evitado también el encuentro con los campesinos
del lugar, con los pastores, con la población que trabaja, y ha preferido situarnos
ante un paisaje llano, con el horizonte recortado por los macizos
montañosos, y en el que son señores los dromedarios, signo inequívoco de
que fueron el medio de transporte utilizado por él y sus dos acompañantes
para sus desplazamientos. El desierto, el polvo, el viento, es el medio natural
que el dibujante quiere transmitirnos a toda costa. De otro lado, las
escenas que se desarrollan junto al mar, desde la llegada a la isla, que no
tiene muelle ("el primer camello"), las instantáneas de pesca, los cerdos bañándose
o las "marinas" más propiamente dichas, como la de Puerto de
Cabras o Gran Tarajal. Las concesiones al medio urbano son escasas: las
calles en cuesta dominadas por los marranos o alguna casa popular, siempre
desde perspectivas que traten de evitar recrearse en sus detalles. En este ambiente
de desierto, caletas, casas humildes, se recorta el tipo humano de la
campesina "majorera", muy lejos de los retratos idealizados por el uso de
vestimentas regionales, el dibujo de la señora Marcelina es una clara muestra,
y la escena de Gran Tarajal, cae de lleno dentro de lo que podríamos calificar
una caricatura mordaz ("¿quieren Vds. una vieja seca?..."). Una
concesión a una situación más burguesa puede ser el bautizo del bebé majorero,
en el que se ha querido ver un autorretrato del propio Verdugo'*. En
resumen, estamos ante un viaje de corte costumbrista que nos ilustra claramente
el mundo que quiso ver el pintor Felipe Verdugo, dominado por los
viejos con algún otro niño como contrapunto, los pescadores, el desierto,
las moscas, las abejas y los consabidos dromedarios y cochinos; curiosamente,
no aparece ninguna cabra como auténtica protagonista. El realismo
desdibujado de este artista, coincidiría entonces, con la imagen que la prensa
de Las Palmas nos proporciona de la isla.
16 E. ROMEU, ob. cit., p. 133.
170
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Dibujo a plumilla de Felipe Verdugo (Noviembre, 1887).
(Museo Regional del Ejército de Sta. Cruz de Tenerife).
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Dibujo a plumilla, de carácter satírico, de Felipe Verdugo.
(Museo Regional del Ejército de Sta. Cruz de Tenerife).
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Vista de "Puerto de Cabras" de Felipe Verdugo.
(Museo Regional del Ejército de Sta. Cruz de Tenerife).
Dibujo de Felipe Verdugo titulado: «El bistek de la llanura»
(Museo Regional del Ejército de Sta. Cruz de Tenerife).
172
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Dibujo de Felipe Verdugo titulado «Agua, sol, polvo, viento y moscas»
(Museo Regional del Ejército de Sta. Cruz de Tenerife).
173
Dibujo de Felipe Verdugo: «La tía Marcelina»
(Museo Regional del Ejército de Sta. Cruz de Tenerife).
174
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Dibujo de Felipe Verdugo titulado «La Artillería de la Plaza»
(Museo Regional del Ejército de Sta. Cruz de Tenerife).
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Dibujo de Felipe Verdugo titulado: «Nuestro recreo en la calle del amor»
(Museo Regional del Ejército de Sta. Cruz de Tenerife).
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Dibujo de Felipe Verdugo de 1887 titulado: «El bautismo del bebé majorero»
(Museo Regional del Ejército de Sta. Cruz de Tenerife).
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