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HISTORIOGRAFÍA Y ESTUDIOS SOBRE LA FORMACI~N SOCIAL CANARIA (1970-1978) Es interesante comprobar cómo la suerte de la producción teórica puede correr tan pareja al devenir del tiempo que, en ocasiones, trata de analizar y explicar. Creemos que el caso que estudiamos es un buen ejemplo de este hecho. Intentaremos introducir a nuestros lectores al proceso por el cual, todo un conjunto de teorías y trabajos, se convierte en un simple producto histórico, acorde a las necesidades sociales y10 políticas de un tiempo dado. Incluso comprobaremos cómo ni la historiografía canaria del momento, a la que se podría suponer un míni-mo de rigor científico en función de una perspectiva teórica y meto-dológica caracterizada por el distanciamiento, consigue crear una escuela de estudio y conocimiento si no propia, al menos mínimamente organi-zada, continua y productiva en sus resultados. No obstante, la histo-riografía canaria cuenta con individualidades destacables, obras del máximo interés y rigurosidad teórica y metodológica, también en el campo del estudio de diversos aspectos de la evolución histórica de la formación social. Hay que señalar que estas limitaciones de la historiografía canaria son producto de las limitaciones propias de las tendencias culturales dominantes entre las clases sociales canarias y los grupos o élites que protagonizan la producción intelectual, limitaciones que, finalmente, condicionan, sobremanera, las potencialidades y posibilidades de desa-rrollo presente y futuro de dicha producción. Creemos que el reconoci-miento de esta realidad, nada extraordinario por otra parte, es, sin em-bargo, fundamental para el potencial o posible avance de la ciencia histórica hecha en y sobre las islas. 694 Alberto Marrero Martell PRIMERA CONTEXTUALIZACI~N DE LA PRODUCCI~N TEÓRI-CA DE LOS SETENTA Si nuestra hipótesis sobre el carácter marcadamente circunstancial de la producción teórica de los científicos sociales de los setenta es correcta, no nos ha de parecer casual constatar el hecho de que son los trabajos que abordan, a comienzos de la década, los aspectos económicos y ju-rídicos de la sociedad canaria los que entonces suscitan el interés de la élite cultural (incluyendo aquí a los articulistas de la prensa local), aca-démica y política, al aportar una primera perspectiva mínimamente crí-tica y de conjunto sobre el estudio de esta realidad, precisamente en los momentos en que el archipiélago está viviendo cambios drásticos en sus modos de vida y en sus relaciones internacionales. Estas primeras obras (Bergasa, O. y González A. Desarrollo y subdesarrollo de la economía cnnnrin, 1969; Carhallo, A. Cnnnrins, regibn po!Prmicn, 1973, como autores y obras destacables) enfrentan estos cambios con una perspecti-va globalizadora que parte de una necesidad práctica: El teórico trata de actuar sobre la realidad, aportando soluciones a los problemas que las élites de las que hablábamos perciben como tales. Aunque no falta la mirada al pasado, el presente es, en realidad, la verdadera justifica-ción de estos trabajos. Se ve al presente más como problema técnico, solucionable en términos técnicos económicos o administrativos según el caso, que como producto histórico. Trabajos posteriores irán reforzando la presencia de la perspectiva histórica en los estudios de la sociedad y la economía, cada vez más en la línea de una nueva escuela marxista, surgida sobre todo entre los estudiosos de la historia económica de los países del Tercer Mundo, la neomarxista o, dicho a la manera de los críticos del conjunto de las producciones teóricas adscribibles a esta escuela, el circulacionismo. Sin embargo dicha escuela sólo tendrá una influencia dominante, entre los teóricos y articulistas canarios durante el tramo intermedio y final de los setenta ', coincidiendo, creemos que no por casualidad, con los i[ioii,eñ~os de auge de moviK"ento polgicu naciunalisia y popü-lar novedoso en la historia de las islas. Si esta relación directa se con-firmara nuevas pruebas vendrían a corroborar la hipótesis que fundamenta el trabajo que hoy presentamos al lector. Por todo ello los años setenta son los años de la realización de un debate implícito sobre la naturaleza histórica de la sociedad canaria, eia*Dur,n&,se, de &,bate, úabajos que podnan caraciefizar-se como estudios de la formación social propiamente dichos, o, por lo Historiografía y Estudios sobre la formación social canaria (1970-1978) 695 menos, como trabajos que plantean problemas teóricos que tienen que ver con las preocupaciones centrales del materialismo histórico y dialé-ctico. Sin embargo de la anterior afirmación sería injusto suponer a la to-talidad de los científicos sociales, historiadores y economistas de déca-das anteriores, desinterés por los procesos históricos que proporcionan carácter propio a la sociedad canaria. A pesar de este reconocimiento también se hace evidente que son los años setenta los que, en nuestro siglo, han sido más prolíficos en el terreno de los trabajos sobre histo-ria económica y social de Canarias, en cuanto a producciones teóricas, publicaciones y debates académicos o científicos. Los aí'ius seseiita suii afios de cambios irr~puriaiites en el ~c>ii~uiiiü de la sociedad canaria, en economía, sociedad, política y cultura. Pero son los cambios en el factor económico los que, claramente, actúan como ((motor de arrastre» del resto de los cambios. Los procesos de tercia-rización son rápidos y contundentes. Esta hecho tendrá pronto repercu-siones en el plano de la configuración de las clases sociales e, inevita-blemente, en el de la cultura social. La crisis cultural que produce, en todas las clases sociales, la terciarización de la economía y la sociedad, removerá el forzado equilibrio cultural que la represión franquista, caciquil, corporativa y clerical, había mantenido entre las clases socia-les del archipiélago. Lejanos estaban, de todas formas, los cambios po-líticos que pudieran institucionalizar un posible nuevo equilibrio de fuer-zas sociales, forzado o consensuado, acorde a los nuevos tiempos. Por todo ello los sesenta en Canarias pueden ser considerados como años de pre-transición en el plano cultural y particularmente en el de las aportaciones científicas en el campo de la historia social, económica y política. Este carácter incipiente de la producción teórica queda claramente ejemplificado con un trabajo que servirá de base a posteriores aporta-ciones en torno a los procesos históricos que habían dado forma a la economía y la sociedad canarias: Este trabajo no es otro que el de V. Morales Lezcano: «Síntesis de la historia económica de Canarias», pu-blicado mediada ya la década. El esquema de periodos de la ((economía insular canaria» elaborado por Morales Lezcano vendrá a abrir una nueva época en las preocupaciones y los temas de estudio de los especialistas en historia de Canarias, marcada desde este momento por una primera 696 Alberto Marrero Martell sistematización en ciclos económicos de los hitos y procesos económi-cos y sociales conocidos desde el siglo xv 2. Sin embargo no es ésta la primera obra que presenta lo que más adelante se convertirá en un lugar común, en casi un tópico, a la hora de caracterizar la economía y la sociedad canarias. Todavía deberemos remontamos más atrás en el tiempo, hasta mediados los cincuenta, para encontrar un precedente destacado de esta sistematización en ciclos. Este precedente no es otro que la obra de Francisco Morales Padrón El co-mercio canario-americano, que, a pesar de tener sobre todo un valor como trabajo de erudición, proveerá a la historiografía especializada en los temas canarios de un esbozo de este esquema de ciclos económicos caracterizados por la introducción y desarrollo de sucesivos monoculti-vos: Caña de azúcar, vid ... Con los correspondientes periodos interme-dios depresivos que empiezan con una crisis en la demanda del último monocultivo y terminan con la apertura del mercado para la exportación de un nuevo monocdiivo ?. De todas formas la tesis de los ciclos tiene más un valor descriptivo que propiamente teórico, porque, sencillamente, lo que hace es consta-tar una sucesión histórica más o menos discontinua. De hecho, el inte-rés por la explicación no tomará protagonismo hasta los años setenta. Con todo sería injusto olvidar que mucho antes de que los historiadores del comercio canario-americano, Morales Padrón y Peraza de Ayala, realizaran sus obras de erudición histórica sobre el archipiélago, otros autores, en particular en los años treinta, se habían aproximado a lo que ya sí que podríamos definir como historia explicativa o interpretativa, incluso incorporando metodologías y categorías históricas que asimila-rían sus trabajos a lo que se ha dado en denominar estudios de la for-mación social. En este punto se impone la contextualización: Los años cincuenta y casi todos los sesenta son años en que el desarrollo de las potencialida-des intelectuales de los historiadores están limitadas por el ambiente cultural imperante y por la censura explícita de toda actividad teórica que vaya más allá de la recopilación y exposición de datos, casi siem-pre de valor puramente positivo 4, O de la interpretación académica ofi-cialmente conveniente. Los años treinta, en cambio, son años de revulsión intelectual. En efecto, con la llegada de la República las contradicciones sociales co-mienzan a desenvolverse de una manera sumamente dinámica, lo que en el plano cultural e intelectual tendrá repercusiones, repercusiones que también acontecerán en lo que se refiere a los estudios de historia eco-nómica y socia1 de Canarias. Dos ejemplos significativos serán los tra- Historiografía y Estudios sobre la formación social canaria (1970-1978) 697 bajos de Mateo Díaz, J. y de Guillermo Ascanio, ambos muy diferentes en cuanto a la ideología, teoría y métodos de trabajo que los inspiró y en cuanto a los objetivos para los cuales fueron elaborados, pero que tenían en común participar de esa efervecencia cultural del momento y que sus autores no pertenecían propiamente al ambiente universitario de los intelectuales especializados y en general de los estudiosos apegados a los métodos, el estilo y los objetivos científicos académicos . Es el contexto de democratización radical de la vida pública, incluyendo en ello la vida cultural e intelectual, el que permitirá que se desarrollen interesantes trabajos teóricos de decidido compromiso con el proletaria-do y el pueblo en general, partiendo de la epistemología marxista, como el de Guillermo Ascanio 5. Mateo Díaz en su Esquema de historia económica de las Islas Ca-narias, realiza un trabajo que tiene un doble valor, como aportación de datos y como elaboración de un concepto desarrollado por este autor, el de ((hecho ecoñ&Ii;co &ferericial cariai"iu* h. precisameliie será esta aíjor-tación la que le proporcionará a la obra de Mateo Díaz una vigencia que llega hasta nuestros días y que sirvió de base conceptual para gran par-te de los estudios que, desde mediados los setenta y hasta los ochenta, versaban sobre la historia económica y social de Canarias. En realidad el valor de esta obra es doble: por una parte el estrictamente estadísti-co; por otra el de representar, en el terreno de los estudios económicos, las preocupaciones teóricas de un emergente movimiento autonomista canario que iba más allá de la prédica regionalista, en palabras del pro-pio Mateo Díaz: «todos estamos de acuerdo en que muy pronto habrá que ir a esa reestructuración económica de Canarias (...). Habrá que ir a un Estatuto de Canarias, que aborde más los aspectos económicos que los políticos, sin olvidar éstos» '. Y en esto volvemos a ese carácter circunstancial de la producción historiográfica canaria al nivel de sus tesis y de sus objetos de estudio, ya que el sentido con que va a ser utilizado tal concepto va a estar muy determinado por la coyuntura. En realidad, todo parece indicar que la reelaboración conceptual de obra tan lejana en el tiempo, nos remite de nuevo a un contexto sociopolítico y cultural en que se manifiestan las contradicciones socia-les con una cierta virulencia, cuarenta años después, y que dicha reelaboración tiene que ver con la necesidad de recomponer, en el ám-bito de la producción de las élites culturales y políticas, el orden de las cosas, la comprensión de éstas, de cara a legitimar intelectualmente un nuevo equilibrio de fuerzas económicas, sociales y políticas. El ambiente político y cultural en que fue concebida la obra de Mateo 698 Alberto Marrero Martell Díaz no atendía a las mismas condiciones históricas que aquél en que fue reelaborado el concepto de «hecho diferencial», y ello a pesar de tener ambos periodos, desarrollo de la 11 República y Transición, el ele-mento común de ser tiempos de crisis política y cultural, de acentua-ción de las contradicciones entre las clases sociales así como de las contradicciones nacionales. Sin embargo dichos periodos tienen poco en común en cuanto a la situación política y cultural previa, en cuanto al desarrollo de los procesos económicos, sociales y políticos, incluyendo la relación de fuerzas entre las clases sociales, y en cuanto al compor-tamiento de los intelectuales, siendo esto último no más que un resulta-do de esas condiciones históricas tan diferentes. Por ello el sentido en que será reelaborado dicho concepto desde mediados los setenta será otro 8. Quizás al lector especializado le pueda parecer abusivo el uso que del término historiografia hacemos en nuestro artículo, ya que en reali-dad este concepto lo utilizamos en un sentido tan amplio que incluye trabajos que, en principio, podrían ser asimilables a otro tipo de cien-cias. Este es el caso de dos obras que incluimos en este repaso a la producción historiográfica, y que tratan aspectos económicos y jurídi-cos o administrativos, respectivamente: Desarrollo y subdesarrollo de la economía canaria, de Bergasa y Vieitez; y de Canarias, región polémi-ca , de Carballo Cotanda. Tal atrevimiento, creemos, está justificado por el objetivo de nuestra investigación, que, en estos primeros epígra-fes, es el de rastrear los antecedentes teóricos y prácticos de lo que lue-go van a ser los estudios de la formación social canaria propiamente dichos. Tanto la obra de Bergasa y Vieitez como la de Carballo Cotanda, suponen en su tiempo hitos de valor más periodístico y político que propiamente científico, aunque no dejen de ser reconocidos con tal con-sideración. Desarrollo y Subdesarrollo ... sale a la luz precisamente en los mo-mentos en que la terciarización social resultado sobre todo del desarro-llo turístico y portuario, el paralelo despegue demográfico y urbanísti-co, y consiguiente cambio de hábitos culturales, empiezan a romper el statu quo de las relaciones socioeconómicas anteriores, basadas en gran parte en la agricultura de exportación de la costa, de subsistencia de las Historiografía y Estudios sobre la formación social canaria (1970-1978) 699 medianías, y los modos de vida campesinos asociados a estas activida-des. De este modo Bergasa y Vieitez intentarán ordenar, en el plano teórico, una realidad que se encuentra en acelarada transformación en el año de su publicación, en 1969. Un cuarto de siglo después Oscar Bergasa, en el prólogo a una reedición de esta obra, lo expresará así: «En nuestro propio ámbito, los cambios y transformaciones económicas y sociales se producían también a una enorme velo-cidad. A lo largo de toda la década de los sesenta el crecimiento económico había sido muy intenso en Canarias, apoyado en el de-sarrollo de los servicios, la pesca y el comercio y en una pro-gresiva integración en el mercado nacional, lo que había produ-cido una profunda alteración de nuestra estructura productiva, pero sobre todo de nuestra estructura social ...N lo. De la obra de Bergasa y Vieitez debemos destacar, por su significa-do historiográfico, el capítulo 1, «Introducción histórica)), ya que el res-to de los capítulos son, propiamente, descriptivos y abordan el estudio de la realidad económica canaria sectorializándola y, en general con una perspectiva sincrónica. Esta «Introducción ... » representa una de las primeras aportaciones, de las últimas décadas, a los estudios de la formación social. Con ello no queremos decir que sea una aproximación premeditada y consecuen-te con las teorías que inspiran este tipo de estudios. Se trata, sencilla-mente, de constatar el hecho de que la «Introducción ... » recoge una se-rie de categorías teóricas, sobre la historia de las islas, que pueden ser consideradas asimilables a las categorías teóricas propias de los estudios de la formación social. ¿Cuáles son estas categorías propias del análisis de la formación social? Generalizando. tres fundamentales: 1. El estado y evolución de las fuerzas productivas (sociales y na-turales). 2. Las relaciones sociales y de producción y la evolución de éstas. 3. La relación dialéctica establecida, históricamente, entre esos dos aspectos de la realidad, y las configuraciones políticas y culturales (tan-to en el sentido de la ideología como en el de la cultura estrictamente material e institucional) que en esa dialéctica devienen y que, a su vez, inciden de manera determinante en la forma y el contenido que adop-tan, también históricamente, los aspectos de la realidad social y econó-mica presentados como categorías teóricas en 1 y 2 ". Esa relación dia-léctica se plasmaría en diferentes modos de producción, modos que se 700 Alberto Marrero Martell irían transformando en el transcurso de la historia, pero también de for-ma dialéctica, de tal modo que en un mismo tiempo histórico coexisti-rían dos o más modos de producción, al menos a escala mundial, don-de, como tendencia, uno sería el dominante. En este sentido dialéctico un estudio de la formación social es un estudio de la totalidad vista como un conjunto complejo y dinámico. La «Introducción ... >> no se inspira en estas premisas teóricas, sin embargo algunos de los elementos que implica el desarrollo de éstas sí aparecen : 1. Los repartimentos de tierra y aguas (de aguas sólo en el primer repartimento) fundamentan una primera división en clases sociales: «Antes de la definitiva incorporación de la Gran Canaria a la Corona de Castilla, Isabel y Fernando V,( ...) facultaron a Pe-dro de Vera, gobernador de ia isia, para que iievara a ia prácti-ca los repartimentos y heredamientos a que hubiera lugar. Con tales facultades concedidas al gobernador de Gran Canaria, es comprensible que se establecieran desde los primeros tiempos grandes latifundios con abundante agua, base de los mayorazgos, datas y señoríos de donde proceden los actuales f...) La clase te-rrateniente, formada por militares, clérigos y funcionarios, ocu-pó muy pronto un lugar privilegiado en las islas» '*. Además los autores aportan una primera caracterización de la sociedad emer-gente entonces, aunque esta caracterización se hace en términos de «sistema» no de formación social: «La cita anterior demuestra que el sistema feudal, a pesar de ser extraño en principio a las circunstancias en que se produjo la conquista, se manifestó muy pronto incluso entre aquellos que menos razones tenían para sustentarlo». Este «sistema» perdura-rá, con su estructura de propiedad de la tierra y sus relaciones de producción hasta el siglo XX, afectando los cambios únicamente a la titularidad de una parte de las propiedades en el siglo XVII y a la propiedad de las aguas: «La estructura de la distribución de la tierra y del agua, (...) permanecerán mucho tiempo sin que se modifique sustancialmente. El hecho de que se cultive caña de azúcar o tabaco, vid o barri-lla, orchilla o cochinilla; el hecho de que se sucedan las crisis al quebrar cada una de las anteriores producciones, no afectarán en lo fundamental a las estructuras de propiedad que resistirán en su conjunto todos esos avatares. Por el contrario, sí se producirán Historiografía y Estudios sobre la formación social canaria (1970-1978) 701 cambios en la titularidad de las tierras, especialmente en periodos de crisis, que agravará en algunas zonas la con-centración de tierras y aguas en las mismas manos. (...) Sin embargo, con el transcurso del tiempo la propiedad de las aguas se fue separando de la propiedad de las tierras introducién-dose así un factor especulativo en el terreno de la producción agraria, f...) A grandes rasgos, este conjunto de relaciones de producción se encontraba aún vigente al estallar la guerra civil en 1936)). 2. La lógica del repartimento y, por tanto, la posterior organiza-ción en clases de los habitantes de las islas, tendría que ver con la com-pleja realidad étnica: «También hay que anotar que desde los primeros repartimentos ,nue;ios lotes de tierms J%erorL eiincedidüs a nüium[es de las +- las, siendo éste el origen de la pequeña propiedad, localizada fundamentalmente en las zonas con más agua y que se vio some-tida a un proceso de transmisión mucho más dinámico debido, sobre todo, a las importantes migraciones hacia el exterior que han sido una constante en la historia de Canarias. f...) en el si-glo XVII (...) parte de la propiedad de la tierra pasó de manos de los conquistadores extranjeros a manos de canarios*. 3. Coexisten, en la sociedad canaria del siglo XVI, al menos dos tipos de relaciones sociales de producción, que son las de servidumbre y las de esclavitud: «El cultivo de la caña de azúcar en grandes extensiones, (...) exigió una abundante mano de obra. Suponemos que gran parte de los aborígenes entró en régimen de auténtica servidumbre a trabajar en los ingenios azucareros. Sin embargo, esta primera reserva de mano de obra local no resultó suficiente y, ya en el primer cuarto del siglo XVI, la esclavitud fue una de las institu-ciones que más arraigó en las costumbres del archipiélago». 4. Comienza, con la introducción del monocultivo de la caña de azúcar, a funcionar un «modelo de crecimiento* que se reproducirá en adelante, y que es asimilable al modelo de crecimiento de las «zonas colonizadas», lo que introduciría una primera caracterización más gene-ral de la sociedad isleña de aquellos siglos: Alberto Marrero Marrell «Así, pues, aunque también se producían en Canarias cerea-les, vinos y otros géneros agrícolas, la vida económica giraba al-rededor del azúcar que constituía el sector de impulso de toda su economía». Tal reproducción comenzaría con la introducción del segundo monocultivo, la vid, a partir del siglo XWI. Con todo no habrían cambios fundamentales en lo que se refiere a la es-tructura de la propiedad de la tierra y a la «estructura sociala: «Es interesante indicar que, al margen de lo que acabamos de señalar y debido a la poca transparencia del mercado intemacio-nal de la época, esta alteración no debió repercutir de forma radi-cal en la estructura social del archipiélago. La gran propiedad no se vio afectada por este nuevo giro en el aprovechamiento del suelo». Hemos creído necesario realizar esta reproducción textual de una parte de su «Introducción...», ya que, no io oividemos, Eesarroiio y Sub-desarrollo ... constituyó, en su tiempo, una obra de lectura obligada por parte de las élites culturales, incluidos los articulistas de prensa y de revistas, que iban a desempeñar un papel clave en la producción teórica de los setenta. Después de décadas de represión, esta obra realizaba una primera incursión en los conceptos, métodos y teorías del materialismo histórico y dialéctico. Sin duda los articulistas e historiadores que en los setenta se aproximaron, de un modo más profundo, al estudio de la for-mación social, tuvieron un contacto directo con la obra de Bergasa y Vieitez y de alguna forma bebieron del espíritu científico con que se escribió, un espíritu muy determinado por los cambios que se producían por aquellos años en la sociedad canaria, con la progresiva acentuación de las contradicciones sociales y el reforzamiento, progresivo, de la contradicción nacional. Cabe englobar la obra de Bergasa y Vieitez en el conjunto de títu-los y artículos que a lo largo de los setenta se irán produciendo bajo la influencia teórica, metodológica y conceptual de lo que podríamos lla-mar neomarxistas o también circulacionistas 13, pero sólo matizadamente. En efecto, la tendencia teórica representada por el neomarxismo, que ya había comenzado a tener l4 cierta presencia a finales de los sesenta , no había alcanzado aún, en el año de publicación del trabajo, toda su ma-durez y reconocimiento. Partiendo de esta realidad cronológica y del más que probable aislamiento intelectual de los universitarios del Estado español, se podría entender me-jor que, los capítulos de Desarrollo y Subdesarrollo ... dedicados al estudio de la situación presente, como el que analiza «El sector exterior», estén inspirados más por una perspec- Historiografía y Estudios sobre la formación social canaria (1970-1978) 703 tiva estrictamente positivista, en dicho capítulo especialmente atenta a los problemas de la balanza de pagos y otros parámetros económicos de valor más cuantitativo que cualitativo como las limitaciones natura-les al desarrollo industrial, que por el desentrañamiento de la evolución de las relaciones sociales y10 de producción y las tendencias históricas que afectan a éstas, o sea, muy lejos de los estudios de la formación social 15. En realidad, la perspectiva con la que Desarrollo y Subdesarrollo ... aborda la cuestión puertofranquista y comercial, con ser más crítica que la más difundida deificación de este régimen fiscal, no deja de ser, en general, descriptiva, aunque hay limitadas aproximaciones al problema de las relaciones sociales de producción y los conflictos entre clases y fracciones de clases l 6 y las citas que, al respecto, hemos presentado en este mismo apartado), limitación que puede ser debida a la importancia central que para lo autores tiene la esfera de los intercambios en los rn-r-n-h-l-~ masd e! desar rdn P C ~ R S ~en~ CC~Gna riis17. Si Bergasa y González realizan una primera incursión en las teorías, los métodos y los conceptos marxistas, Carballo Cotanda, en su Cana-rias, Islas Francas se muestra como un seguidor consecuente de las teorías keynesianistas del ahorro y la inversión a la hora de explicar el subdesarrollo de la economía canaria, caracterizado «por los reducidos niveles per cápita, una escasa propensión al ahorro, una capacidad débil de inversión», situación agravada por «la escasa atención que siempre ha tenido Canarias (por parte de) la inversión pública estatal» 18. El autor entiende que los problemas que genera esta realidad económica sólo pueden tener solución mediante la aportación de «capital y medios financieros extrainsulares, sean extranjeros o del área peninsular» 19. La actividad de las Cajas de Ahorro insulares en relación con la crea-ción de sociedades promotoras de actividades industriales, por los años en que estas obras son publicadas, podría tener que ver con estas pre-ocupaciones teóricas, lo que corroboraría, en parte, nuestra hipótesis de trabajo. Sin embargo la importancia que los trabajos de Carballo Cotanda van a teíiei en los priri~eros afios de 10s seíenia se debe más a su preocupa-ción por dar una visión a la vez retrospectiva y actual del contenido administrativo, económico y fiscal de la legislación de los Puertos Fran-cos, en un momento en que «la opinión pública de las islas se ha visto inquietada ante el esquema previo de régimen económico-fiscal (...) confeccionado por el Ministerio de Hacienda (...)S ZO, desde una posi-ción regionalista muy definida ", que se encontraba muy difundida en-tre prácticamente todas las élites intelectuales y empresariales canarias, 704 Alberto Marrero Martell incluidas la prensa, los cabildos y las organizaciones empresariales 22. Esta «opinión pública» va a dar pronta respuesta al intento ministerial de «acentuar el centralismo» y de dejar «la economía canaria en ma-nos de los poderosos círculos financieros privados que, dicho sea de paso, se mueven fuera del territorio canario» 23. La respuesta de la bur-guesía isleña no se hará esperar y toda la prensa canaria, incluida la revista de tendencia izquierdista Sansofé 24, se harán portavoces de esa posición por el momento sólo regionalista, concretada en un intenso de-bate público en torno a las peculiaridades y necesidades fiscales y eco-nómicas de Canarias, así como en la elaboración de una contrapropuesta de esquema de Régimen Especial de Canarias que tomará forma y con-tenido en el proyecto del IUDE en 1972 25. En este debate la línea más -4 avanzada estará representada por los postulados socialdemócratas y au-tonomistas de intelectuales como Carballo Cotanda y los articulistas de la revista Sansofé, que insistirán en proporcionar a Canarias de un Ré- 8 D - gimen Especial que recorivciera a ñivei adrrii~iistraiivü y püliticü, 0" allá de las cuestiones estrictamente comerciales y fiscales, el carácter Í? diferenciado del archipiélago. En ese sentido el interés de los periodis- f tas e intelectuales canarios por la obra de Carballo Cotanda Canarias, Región Polémica, publicado en 1972, en el año en que la revista Sansofé e! 5 defiende el proyecto de estatuto del IUDE, en plena efervecencia de la B = lucha por el reconocimiento estatal de esa realidad económica regional, 0 6 tiene un valor claramente circunstancial, justificado por el estilo con que 8 el autor realiza la explicación de las especialidades fiscales, orientada a 6 la divulgación de contenidos de tan difícil lectura para los no iniciados D en los textos jundicos. No obstante, la presentación histórica, con que c fundamenta su explicación sobre la naturaleza de las especialidades fis- A cales, no deja de tener valor historiográfico. D D D 5 O LA RADICALIZACI~N DE LOS CIENTÍFICOS SOCIALES (AGUAYRO, CIES) A partir de 1972, aproximadamente, comienza una etapa que podría-mos denominar de radicalización de los científicos sociales, en la medi-da en que sus posiciones teóricas, al menos, empiezan a tender a la confluencia con los postulados de las diferentes tendencias marxistas o neomarxistas que, en esos años, estaban en plena expansión en las cien-ci2s smi.!es 2 nive! intemxi~na!. Eso en 10 que se refiere a la-. pnsi-ciones teóricas. En lo que respecta a los intereses políticos locales los científicos Hisroriografía y Estudios sobre la formación social canaria (1970-1978) 705 sociales también se comprometen decididamente, de lo que es buena prueba el hecho de que sus postulados más radicales, como los defendi-dos entre 1975 y 1980 por el Centro de Investigación Económica y Social de la Caja de Ahorros de Gran Canaria, fueran editados regularmente por la Confederación Española de Cajas de Ahorros. Esta alianza, evi-dente al menos en el terreno cultural, con una parte de la burguesía, podría pasar por paradójica, dada la acritud con que, en algunos de sus textos, los articulistas del CIES tratarían a la burguesía comercial cana-ria (ver nota 36). Este hecho se entiende mejor si lo contextualizamos en la realidad del momento, un tiempo marcado por la inestabilidad y la confusión social, política e ideológica en que vivía la sociedad cana-ria y su élite intelectual. En el apartado anterior hemos tratado de mostrar cómo la obra de Bergasa y Vieitez no podía ser valorada como estudio de la formación social canaria, ya que no cumplía con las prernisas analíticas de este tipo de enfoques. Tal demostración es completamente pertinente ya que, de hecho esta obra y el modelo de análisis social y económico que difun-dieron estos autores, particularmente por su protagonismo en la direc-ción del CIES 26, tuvo gran influencia en estudios posteriores, que, no obstante, empezaron a profundizar en la perspectiva teórica del mate-rialismo histórico y dialéctico, aunque fuera de una forma bastante heterodoxa. Tanto en la etapa regionalista que derivó en autonomismo, como en la radical, el contexto histórico, la necesidad del momento, fue el verdadero motor que inspiró los estudios sociales e históricos, en su teoría, sus métodos, los conceptos utilizados y los objetos de estudio. De hecho, propiamente, no puede hablarse de una verdadera escuela de estudios de la formación social en Canarias, sino de autores que en al-gún momento de su producción científica, o con una continuidad siem-pre individual, abordan los estudios históricos o estrictamente económi-cos con este tipo de enfoques. Un tiempo privilegiado con respecto a este tipo de estudios comienza, aproximadamente, después del año 1975, en plena emergencia de tendencias políticas nacionalistas de izquierda claramente rupturistas con el orden establecido, e incluso con las posi-ciuiies aütufiuí-ilistas q ~ hea$ iaí; %pe s to la ran,U&ia ideG!Sgica de !a izquierda canaria durante los primeros años de la década ='. En este momento la decantación individual de una serie de autores, economis-tas o historiadores, por el estudio de uno o más aspectos de la forma-ción social, confluye en una coyuntural aproximación al debate colecti-vo, debate muy limitado por esa coyunturalidad y por esa génesis tan :-J:..:A.--l:--A- 2- 1-- xr ---- -m-.-- *..L,." ..:,.+.+:crin.. lIlUlVlUU¿illLdUd UT; I d S UIlGIGIILGS UdYGLLUlla3 L l G l I u l l L a a . Esa coyunturalidad de la que hemos hablado es la que explica que 706 Alberto Marrero Martell sea, precisamente en los años de esa emergencia del nacionalismo radi-cal, cuando el interés por los estudios de la historia canaria y, sobre todo, de la formación social, se desarrolle significativamente, tanto en el nú-mero de autores implicados como en el de temas objeto de estudio. De esta proliferación de estudios sobre la historia de Canarias es ejemplo la revista Aguayro durante 1977 y 1978, estudios que suponen, incluso, un cierto agrupamiento de estos científicos sociales, englobados bajo el encabezado de «Historia social, económica, política de Canarias» del SEHIC 28. Tampoco parece casual que sea, precisamente durante esa emergencia del nacionalismo de inspiración marxista, cuando los cientí-ficos sociales empiecen a mostrar un mayor interés por el estudio de las relaciones sociales de producción, los modos de producción 29 y la lu-cha de clases. Este último aspecto, pero concretado en una «lucha por la propiedad de la tierra)), es tocado por Antonio Macías Hernández en uno de dichos estudios, que analiza «El motín de 1777 en la Aldea de San Nicolás (Gran Canaria)» 30. El análisis de este autor parte de unos presupuestos teóricos y metodológicos que situarían su trabajo, del cual este artículo de Aguayro es un pequeño resumen, en la perspectiva de los estudios de la formación social, haciendo intervenir de una manera dinámica y compleja, a la vez que coherente, diferentes aspectos de la realidad en el relato y explicación de los hechos: «En conclusión, en el motín de 1777 por hambre de tierra, en el que, como ya hemos expuesto, intervino todo el orden social, fue utilizada esa hambre de tierra del proletariado agrícola por una minoría que detentaba el poder socioeconómico y político de la comunidad rural y a quien más directamente beneficiaba la roturación de las tierras realengas, apoyándose para ello en una coyuntura político-ideológica favorable: la reforma agraria de los ministros ilustrados. Así, obtuvieron la aprobación de éstos, puesto que, después del motín siguieron disfrutando de las tierras rotu-radas clandestinamente». Sin embargo este trabajo de Macías 3', no sabemos si por la concre-ción temporal y espacial de los hechos estudiados, no abunda en la ca-racterización mayor de la formación social canaria, sobre todo en rela-ción con la condición perifénca de dicha formación, condición que se encontraba, por aquel entonces, en el centro de la atención de gran par-te de los científicos sociales. En el artíciilnj de esta misma serie del .CEHICI «&nnomia y admi-nistración colonial en Canarias», José Ramón Santana Godoy desarrolla Historiografía y Estudios sobre la formación social canaria (1970-1978) 707 este aspecto de la definición de la naturaleza histórica de la formación social canaria, sentenciando que: ccEconomía y administración colonial, pues, van íntimamente unidas en Canarias y conforman grandemente su fisonomía. ,j Es correcto afirmar entonces que Canarias era colonia económica de las potencias europeas y colonia política de España? 32 Quienes han considerado así nuestro desarrollo histórico entienden que h presencia política de España en Canarias se limita a la mera ad-ministración de la cosa pública, sin derivarse de ello beneficio económico alguno. Y ahora bien sabemos que las plusvalías fis-cales y la misma explotación social y económica (levas, derecho de familias, etc.) devengaban a la Corona una cantidad suficiente de beneficios nada despreciables para sus intereses coloniales» 33. En «Sobre el papel de las compañías imperialistas en Gran Canaria» Agustín Millares Cantero matiza ai respecto de ias piusvaiías fiscaies: «Las cargas impositivas que pesaban sobre el Archipiélago pueden permitimos, como primera hipótesis, hablar de plusvalías fiscales; pero tendríamos que indicar qué monto global de esa ex-tracción se reinvierte en Canarias (...) y cuál se succiona por los canales del Estado. Los funcionarios peninsulares t...) podrían te-ner bastantes pautas de comportamiento colonial en muy reduci-dos niveles de la administración, al menos hasta 1936~. Millares Cantero adopta una definición de la naturaleza de la for-mación social en función del carácter periférico del mismo Estado Español: «Entendemos a Canarias como parte integrante de un Estado que se sitúa en la periferia del capitalismo europeo. Desde los inicios de la modernidad hasta finales del primer tercio de nues-tro siglo, la dependencia del capital exterior no es patrimonio ex-ciusivo de esie Archipitiugu» ". Diversos ejemplos ilustran esta preocupación de los historiadores por diversos aspectos de la formación social, especialmente por la evolución y el carácter de las relaciones sociales de producción durante los pri-meros siglos de colonización de las islas, entre ellos los artículos, pu- Iu.l:l,l.,L,Aa,%U- ua en Agüüyo, de A!f:ed~ Hmm ?qué y !h!sS u h z Eedr?'- guez 36, de Vicente Suárez Grimón 37, etcétera. 708 Alberto Marrero Martell Creemos que con estos ejemplos extraídos de Aguayro se ejemplifica la importancia del carácter extremadamente coyuntural y en cierto modo contingente del que venimos hablando para el conjunto de la historio-grafía canaria. En los años en que el desarrollo de las contradicciones económicas, sociales y políticas hacía emerger un nacionalismo radical organizado políticamente, los historiadores iban a mostrar una preocu-pación por la naturaleza histórica de las relaciones sociales de produc-ción, de la lucha de clases, y, en general, de la formación social cana-ria, incluido un debate implícito. También las publicaciones del CIES, afrontarían estas preocupa-ciones teóricas, con estudios sobre la situación económica presente me-diante análisis anuales, de contenido sobre todo estadístico, y por lo tanto muy condicionados, en su valor historiográfico, por la perspectiva sin-crónica con que presentaban los hechos. Sin embargo, no dejan de ha-ber alusiones a diferentes aspectos de la formación social canaria 38, tam-bién aquí con claras influencias neomarxistas o circulacionistas, según se mire ". Economía Canaria 76. Desarrollo del Subdesarrollo: Especulación y necesidades constituye un buen ejemplo de esta preocupación por la coyuntura económica. No obstante no deja de adoptar, en algunos de sus párrafos, una perspectiva histórica, abordando, explícitamente el proble-ma de la formación social: «En estos últimos quince años, Canarias, como enclave económico dependiente, ha sido objeto de un proceso desarticulante de su sistema productivo, dirigido por el capitalismo es-peculativo. Los efectos del mismo y de su inserción en la formación social canaria, nos están impactando día a día. Signijicamos, entre otros: 1) la liberación de una importante cifra de mano de obra procedente de la agricultura de exportación y de consumo interno, utilización de la misma en la construcción (...) 2) terciarización de la economía ca-naria, pasando el turismo a ser la actividad dominante, controlada por intereses transnacionales y consecuentemente con escasa rentabilidad neta para Canarias, lo que recorta la posibilidad de uso interno de una acumulación de capital; 3) progresiva integración económica de Cana-rias con la Península, como especial firma de de~endencia. La nueva estrategia, no constituye novedad alguna, por contener aunque actuali-zadas, connotaciones monopolísticas, similares a las realizadas por la Casa de Contratación de Sevilla en el pasado» 40. De esta forma los autores plantean un tipo de continuidad histórica entre las condiciones del desarrollo agrícola y comercial del pasado y las del desarrollo turís-tico presente. que entrarían a formar parte de esa «especial forma de dependencia» que tendría que ver con el control de la actividad econó- Historiografía y Estudios sobre la formación social canaria (1970-1978) 709 mica más importante, el turismo, por los «intereses transnacionales». La transnacionalización produciría consecuencias en la organización socioeconórnica: K( ...) la economía canaria está sufriendo cambios pro-fundos en su estructura social, como resultado de un proceso de desin-tegración. Esto es más obvio en los efectos sobre el sistema económi-co: una polarización interna que envuelve Ia expropiación de grupos empresariales locales, la desarticulación de las actividades económicas y la concentración de la propiedad y el ingreso». 4'. Del análisis de esta realidad económica se deriva una definición de la clase dominante: «No cabe duda de que en la estructura de poder, junto a la oligarquía tra-dicional, la capa de mayor posición económica de la burguesía comer-cial -urbana juega un papel decisivo en la orientación del sistema. His-tóricamente ha sido un eslabón especial que ha actuado como grupo de presión, engranaje con el capital externo y/o formando parte del 610- que de poder dominante. No podía ser de otra manera, a resultas de tan peculiar estructura económica que cuenta en la función comercial a uno de sus principales centros de acumulación de capital y que en reiteradas ocasiones ha sido además una actividad complementaria de esa otra gran capa de poder económico, la de los grandes exportadores agrarios» 42. Esta definición toma como base el punto de partida teóri-co circulacionista: «( ...) el predominio del comercio dentro de la for-mación social canaria trasciende los límites del propio sector para permear de un matiz mercantilista al resto de los sectores económicos, dominados claramente por la esfera del intercambio más que por la de la producción)) 43. Estas condiciones de base de una economía claramente sujeta a las exigencias del intercambio exterior darían fundamento, se-gún los autores de Economía Canaria 76 ..., a relaciones sociales de producción no totalmente capitalistas: «los valores de intercambio se sobreponen a los valores de eficiencia, y dejan de esta manera sobrevi-vir relaciones de producción semitradicionales o semicapitalistas, cuya mantención está de acuerdo con los valores de intercambio. (...) los grupos tradicionales dominantes responsables de este proceso actúan -.s -e g!in !da rr&rio rnp!:f&stn nítido, pero sin prnvocnr roriedad capitalista. (...) Este condicionamiento de fondo, al hacerse operante en la estructura canaria origina formas coexistentes que van desde la gran empresa nacional a la albañilería artesanal, pasando por la $gura puen-te de las subcontratas» 44. En 1980 el CIES publica otros dos tomo sobre la Estructura Social o P n niin tinno 1 - ~iinlirlorlr ln ;nrinmr\ror iin noi.roritri fiinrlnmnn UC. b U I I U I &Ud , YUb 11b11b 1U bUUIIUUU U C I IIIbVlpUILU U11 L L J Y b b L V I U I I U U I I I L L L - tal, pero con frecuencia olvidado, de la formación social: El aspecto cultural. En el tomo 11 el trabajo se desarrolla en torno a la «reproduc- 7 10 Alberto Marrero Martell ción social del subdesarrollo», a través del análisis de la realidad edu-cativa del país, que es relacionada directamente con otros aspectos de la formación social: «l." La escuela es un instrumento utilizado para reproducir las relaciones sociales de producción, ya que contribuye a la for-mación de la fuerza de trabajo e inculca la ideología dominan-te » 45. Sin embargo esta parte de la obra constituye un análisis sin-crónico de la educación, la población y el paro, por lo cual no ahondaremos, en este artículo, en su estudio. Es el primer tomo de esta Estructura Social ... el que nos interesa ahora, como pequeña pero sustanciosa aportación, en el plano teórico, a la historiografía sobre la formación social. En concreto es de destacar el capítulo primero, «Marco histórico de referencia», de donde extrae-mos estas conclusiones: «l." Canarias inicia su conformación histórica en su época de dominio hispánico, con un modo de producción precapitalista, impuesto como efecto de una conquista violenta. Su economía se estructura extravertidamente (...), creando una dependencia cons-tante que marcará inevitablemente todo su proceso de desarrollo hasta nuestros días. (...) 2" La acumulación de excedentes de ca-pital y el uso interno que propiciara un cambio en los medios de producción (...) ha sido históricamente inviabilizado. El intercam-bio desigual de productos; las importaciones suntuarias por par-te de la oligarquía; (...); las progresivas y sistemáticas exacciones por conceptos de diversas contribuciones de la administración y las imposiciones extraordinarias de la Corona (...) Aunque en la década del sesenta cambia el esquema, el capital transnacional, sume nuevamente a Canarias en una posición de dependencia exterior límite» 46. Per ú!tims hay que c=figatx qqUe este trabajo de! CIES sUí;vUí;E~ novedoso intento de profundizar en el aspecto estrictamente ideológico de la formación social: aEl hecho colonial canario no es enmarcable en la tipülogía colonizador/colonizado, conceptualiza a partir de los habituales rjqüeiiiüs í...) Püiü cüiiiyreiider el hecho se hu h puriir de que la conquista del país desarticuló por la violencia la formación Historiografía y Estudios sobre la formación social canaria (1970-1 978) 7 1 1 social existente imponiendo una diferente f...) Tipificaremos la es-pecificidad de las relaciones colonizador/colonizado (...) en la forma siguiente: a) el poder absoluto coactivo, legal y ejecutivo, estuvo casi siempre en personas de absoluta confianza y devoción a la Corte o a la Administración (...) b) al ser la actividad eco-nómica competitiva y no complementaria, la Corona y los grupos monopolistas velaron por evitar competencia por parte de Cana-rias (...) d) los clisés que durante siglos se han ido internalizando en el canario son muy conocidos de todos: lentitud, incapacidad f...) e) Por último una constante praxis, por parte del Estado Español, ha sido constituir una oligarquía y burguesía canaria como apoyatura (...) Esto ha permitido durante siglos reproducir el sistema dependiente y periféricos 47. Tras estos años de apogeo de los estudios de la formación social canaria, vendrán años cie cambio drásticos en ia orientación ierírica y objetivos de trabajo del conjunto de los estudios sociales e históricos en Canarias. Tal fenómeno, creemos, tiene como causas fundamentales las siguientes: 1) El retroceso del denominado movimiento nacional-popu-lar canario a partir de principios de los ochenta; 2) La crisis del mar-xismo, como teoría y como práctica, a escala internacional. CONCLUSIONES Como resultado de esta primera aproximación a los estudios que, en los setenta, tocan distintos aspectos de la formación social canaria, con-cluimos que: 1." Los trabajos sobre estos aspectos de la formación social, de los historiadores y otros científicos sociales, no mantienen, en su conjunto, una continuidad teórica, metodológica y temática con la producción ela-borada antes y después. 2." El hecho de que estos trabajos no creen escuela encuentra una primera explicación en la coyunturalidad de las tendencias dominantes en cada momento en las ciencias sociales, incluida la Historia, en Ca-narias. La crisis internacional del modelo o de los modelos teóricos circulacionistas en que se fundamentan la mayoría de estos trabajos coadyuvaría a ello. También el marcado carácter individualizado de la producción intelectual en las islas podría explicar, en parte, esta falta de continuidad. Este carácter individualizado y esa coyunturalidad de la 712 Alberto Marrero Martell que hablamos son el resultado, en el ámbito de las élites especializadas en la producción cultural e intelectual, de las tendencias a la desarticu-lación y corporativización social progresivamente dominantes, no sólo en la sociedad isleña, pero en ella, si cabe, en mayor medida. 3." Esta coyunturalidad consiste en que los científicos sociales pro-ducen sus trabajos determinados, sobremanera, por la situación econó-mica, social y política presente y por las tendencias intelectuales dorni-nantes a nivel internacional en cada momento. 4." El auge de las tesis circulacionistas o neomarxistas y de las pre-ocupaciones por diversos aspectos de la formación social, entre los his-toriadores y otros científicos sociales de Canarias en los setenta, sería producto del proceso de desarrollo y acentuación de las contradicciones sociales y nacionales en las misma década, que tomará su forma y con-tenido más novedoso en un movimiento político, el nacional-popular, rupturista en los años de radicalización en dicho proceso. También, aun- q".., u I-+~L,U. ., -~,A, ,-,,.-U , ,U G I U UL~U I I L L G*.L. ~ , G, ,+,I,I, - ,G,e- +~, L GIU UU~GI ILU AU,G ll na u:,..,nl*:v,*,:AG, a u 5 a L L u u , G* ,LI q". .Au ~ orden causal, vendría a ser una extensión, a un núcleo secundario, de las tendencias y preocupaciones teóricas neomarxistas o circulacionistas que existían en la ciencias sociales a escala internacional. Tanto la cri-sis del movimiento nacional-popular como la crisis del marxismo teóri-co y práctico a ese nivel internacional, producirán la decadencia de esas tendencias y preocupaciones en el terreno de los estudios sociales e his-tóricos. Historiografa y Estudios sobre la formación social canaria (1970-1978) 7 13 AA.VV.: Canarias ante el Cambio. Banco de Bilbao. Santa Cruz de Tenerife, 1981. AA.VV.: Estudios de derecho administrativo especial canario. Tomo primero. La Laguna, 1967. AA.VV. (BOTTOMORET, ., director): Diccionario del pensamiento marxista. Tecnos. Madrid, 1984. BERGASAPE RDOMOO, . y GONZÁLEZV IEITEZ, A.: Desarrollo y subdesarrollo de la economía canaria. Viceconcejería de Cultura y Deportes del Gobier-no de Canarias (La memoria). Canarias, edición de 1995. CARBALLCOO TANDAA,. : Canarias, islas francas. Cámara de Comercio. San-ta Cruz de Tenerife, 1970. - Canarias, región polémica. Cuadernos para el diálogo. 1972. 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General de las Islas Canarias. 3. «...Porque en Canarias, como en el Brasil, que va de las Capitanías a la Repú-blica se observan varios ciclos cuya pauta la da un cultivo -monocultivo- predomi-nante. Podríamos establecer los siguientes ciclos: el de la caña de azúcar, que alcanza desde los primeros momentos hasta mediado el siglo xv/; el ciclo del vino, que abarca desde mediados del XVI hasta finales del XVIII; un ciclo antesala al actual, en el cual se ensayan diversos productos: cochinilla, barrilla, etcétera. Y finalmente, el de estos mo-mentos, donde la tónica la dan el tomate y el plátano. En todas estas etapas. la agri-cultura y el comercio han sido las bases de la economía isleña* (pp. 20 y 21) , en El comercio canario-americano, de Francisco Morales Padrón. 4. Ejemplo de este tipo de trabajos que se caracterizan por aportar una exhaustiva exposición de datos es la obra de José Peraza de Ayala, El régimen comercial de Cana-rias con las Indias en los siglos XVI, XVII y XVIII. 5. El trabajo de Guillermo Ascanio al que hacemos referencia se titula «La crisis económica y ei proietariacio canario*, serie de cuatro artícuios que serán pubiicacios en el semanario palmero Espartaco, los días 28 de octubre y 4, 11 y 18 de noviembre de 1933. Ya, anteriormente, otro dirigente comunista canario, José Miguel Pérez, había pu-blicado, en el mismo semanario, el 27 de agosto de 1932, un artículo que analizaba la situación del proletariado agrícola y los pequeños propietarios campesinos en relación con las prácticas de arrendamiento en las que estaban interviniendo «capitalistas extran-jeros y los propietarios ricos de Canarias». U. E! cai8c:er difeieiicia! de !a ccufiumia c a i i ~ i ay a haKa sidu p!an:cadu pur Bis-vo Murillo en la exposición de motivos del Real Decreto de 1852 y anteriormente por José Murphy (ver Carballo Cotanda, A.: Canarias, región polémica, pp. 44, 45 y 46 ). 716 Alberto Marrero Martell 7. Ver MATEOD ~AzJ,. : Esquema de historia económica de las Islas Canarias , p. 53. 8. La idea elaborada por Mateo Díaz en su Esquema ... será retomada por Carballo Cotanda en Canarias, región polémica en 1972 y recuperado, ya a comienzos de los ochenta por A. M. Bemal, en su artículo «En tomo al hecho económico diferencial ca-nario », publicado en Canarias ante el Cambio. Sin embargo el sentido con que es usa-do el término en estos años de los setenta y los ochenta es diferente. Si bien la obra de Carballo Cotanda se corresponde con una ofensiva regionalista de parte significativa de la burguesía y la intelectualidad isleña contra el centralismo de Estado, lo que le acerca algo al contexto en el que Mateo Díaz había producido su Esquema ..., el contexto en que los autores de comienzos de los ochenta elaboran sus trabajos es el de la institu-cionalización de un nuevo equilibrio político de las fuerzas sociales y económicas fun-damentado en un discurso político autonomista moderado. 9. Como el propio Carballo Cotanda reconoce en Canarias, islas francas (p. 53, en el capítulo IV, titulado «Consideraciones previas))) el trabajo de José Gabaldón López «La hacienda estatal en las Islas Canarias» es el precedente más cercano e inobjetable de su estudio sobre las especialidades fiscales. José Gabaldón López realiza en «La ha-cienda estatal ... » una exposición exhaustiva de las características técnicas y el valor ju-rfdicn dc esks especk!idx!es. Este zdcc!n extefisn ~ p x e c een e! primere !!967) de KK~OS tomos que incluyen diversos trabajos que versan sobre derecho administrativo especial canario, magna obra dirigida por el catedrático de derecho administrativo Alejandro Nieto. Colabora con esta recopilación el profesor Leopoldo de la Rosa Olivera, que publica dos artículos que tocan el importante capítulo de las haciendas locales, tan relacionadas con los procedimientos recaudatorios, en la forma de arbitrios sobre el comercio, para la fi-nanciación de los cabildos insulares, contemplados en las especialidades fiscales de los Puertos Francos: «Antecedentes históricos del Régimen Orgánico Insular» y «Las ha-ciendas locales en las Islas Canarias)). Tanto Alejandro Nieto como de La Rosa Olivera serán expresamente recordados por Carballo Cotanda, también en el libro Canarias, is-las francas , y es más que probable que fuera en algunos de sus artículos donde Carballo Cotanda se inspirara, al menos en parte, para desarrollar el tipo de discurso regionalista que luego iba a asumir en sus trabajos sobre las especialidades fiscales. 10. En el prólogo a la reedición de 1995 de Desarrollo y Subdesarrollo ..., p. 16. 11. La categoría de formación social ha sido frecuentemente confundida con la de modo de producción y con la de relaciones sociales de producción. Esta confusión pue-de deberse, aunque sólo en parte, a que tal categona se fue definiendo poco a poco según iban desarrollando sus trabajos los primeros materialistas históricos y dialécticos, Marx (Contribución a la crítica de la economía política, 1859), Lenin (Quienes son los ami-gos del pueblo, 1894) y otros como Labriola ( Ensayos sobre la concepción materialis-ta de la historia, 1902). que en realidad proporcionan ya una primera y avanzada fundamentación teórica de tal categona de análisis histórico de las sociedades. En la otra parte ¡a confusión viene dada por ia actividad inteiectuai posterior a estos autores, iiga-da, según Sereni (1973), a una visión uestátican de la historia: «Hemos dicho unidad y totalidad del proceso histórico. El hecho de que una expresión como la de formación económica y social se presente ahora, como en Marx, de forma corriente en Lenin y Labriola, para hacer significar precisamente el carácter intrínseco de proceso, no está-tico, de esa realidad unitaria y total que los hombres producen, por así decirlo, de un tirón, en el curso de su vida asociada y en el curso de su historia, bastarían para esta-b: ecerlU so:U,xen~rb s pUsujr3 de ejoj d~~ uii;G;esc i:udGs, y nos p~,-ece,q ~Sz C nd;~. h fícil o imposible encontrar textos equivalentes en otros importantes representantes del marxismo de la II Internacional» (p. 53). Para Sereni, como para los clásicos ya men- Historiografía y Estudios sobre la formación social canaria (1970-1978) 717 cionados, la noción de formación social «y económica» tendría un valor explicativo fun-damentalmente dialéctico: «Es significativo que la valoración concedida al lugar privi-legiado que ocupan las relaciones de producción, para caracterizar una formación eco-nómica y social, haya sido asociada desde entonces por Lenin, a la del plano histórico sobre el que se sitúa esta misma noción: es decir, el de la totalidad y unidad de todas las esferas -esrructurales, superestructurales u otras- de la vida social, en la conti-nuidad y, a mismo tiempo, la discontinuidad de su desarrollo)> (p. 46). 12. Esta cita y siguientes se pueden encontrar en Desarrollo y Subdesarrollo la eco-nomía canaria, edición de 1995, pp. 29, 30, 31, 32 y 33. 13. Este es el término con que los marxistas, digamos más ortodoxos, definen críticamente las teorías, métodos y conceptos generados por buena parte de los autores que, quizás más por verse unidos generacionalmente por un cierto compromiso con la realidad social y política del Tercer Mundo en los años sesenta y setenta, que por una real coincidencia de criterios, produjeron sus obras desde presupuestos más o menos heterodoxos con respecto al marxismo anterior, aunque el grado y el valor de esa hete-rodoxia iba a depender más bien del autor concreto y de las circunstancias de elabora-ción de sus trabajos. En general el término circulacionismo hace referencia a que estos autores trasladan el protagonismo del análisis de la producción de las mercancías, inclu-yendo i&ciuaej jociaIej de prG&cci&, a! de !a circU!urióE & &ur, es decir, al comercio, al intercambio desigual entre centros y periferias, países industrializados y países más especializados en la exportación de agroproductos, con especial preocupa-ción por los procesos de acumulación de capital en los centros capitalistas o países industrializados, que, en su devenir darían como resultado el subdesarrollo de los paí-ses exportadores o periferias. De hecho una buena parte de estos estudiosos se preocu-pan por problemas, en parte ya tratados por autores ortodoxos como Lenin (1897) y Trotski (1932), como el del desarrollo desigual y el subdesarrollo en el Tercer Mundo, aunque desarrollan nuevas líneas de trabajo en tomo al intercambio desigual y la de-pendencia, incluyendo nuevas proposiciones sobre los procesos de acumulación de capi-tal y la realización de la tasa de ganancia. Representantes destacados de estas tenden-cias son: Baran (1957), Furtado (1962), Frank (1967). Poulantzas (1968), Emmanuel (1969), Amin (1970), Marini (1972) y Wallerstein (1974) entre otros (ver nota 14 y nota 39). Ejemplos de críticas, generales o particularizadas por autores, que, desde po-siciones más o menos ortodoxas del marxismo, se realizaron sobre el neomarxismo apli-cado a las ciencias sociales, se pueden encontrar en Leclau (1972). Fontana (1982) y Bottomore (obra colectiva, 1984) 14. Barán (1957), Pierre Moussa (1959), Furtado (1962). Pierre Jalée (1965), Yves Lacoste (1965), Frank (1967) y Pierre George (1968). 15. Entre las razones que explican el «atraso industrial de Canarias», Bergasa y Vieitez destacan dos: «la bajísima tasa de acumulación de capital y la falta de prepa-ración de la poblaciónu. Ambas causas aparecen aquí como de la misma importancia y en el mismo nivel de determinación histórica. Igualmente nfodemos añadir que ei me-canismo de las franquicias exteriores, que inicialmente podía compensar la situación de carencia de recursos, por la forma en que han sido utilizadas, han venido a sumarse también a los factores de retraso y desequilibrio del crecimiento canario>>(o bra cit., en p. 134). Se trata de una suma de causas no de un orden de determinaciones en primera, segunda y última instancia, al estilo de los estudios de la formación social. 16. «La tendencia, manifestada a partir de 1940, a una integración progresiva del comercio exterior canario en ia zona peninsuiar, obedece, ubviumenie, ai ¡rufo prüíec-cionista que reciben los productos de exportación canarios. Es evidente, asimismo, que ello obedece a razones políticas de acercamiento y control del archipiélago por parte 718 Alberto Marrero Martell de la Administración Central y de los grupos oligárquicos que desarrollaron la política económica autárquica» (p. 145). Otra cita que destaca esta colaboración entre estos Kgrupos oligárquicos» varía la denominación de tal clase o fracción de clase social: nEsta época fue aprovechada por los capitalistas canarios que, utilizando el enfoque naciona-lista, característico en toda España durante el período autárquico, intentaron controlar las compañías comerciales británicas establecidas en las islas en beneficio propio. Este intento coincidía en el tiempo con un dislocamiento de nuestro régimen histórico de comercio exterior, tradicionalmente muy amplio con los países extranjeros ... De todos modos, las fuerzas económicas objetivas impidieron que esta especie de corsé impuesto sobre nuestro comercio exterior pudiera mantenerse por mucho tiempo ... » (pp. 44 y 45) 17. Es innegable que la importancia dada por los autores de Desarrollo y Subde-sarrollo ... al estudio de la esfera de la circulación es central. La cita siguiente no es, desde luego, una excepción: cEn términos comparativos, la propensión a importar de-bería ser cuantitativamente menor que el incremento de la renta en cada período, pues, de lo contrario, el exceso de las importaciones sobre las exportaciones determinará a largo plazo una clara tendencia al desarrollo inflacionista. Este es el supuesto de la mayoría de los países subdesarrollados donde las propensiones al consumo, motivadas por aumentos de renta, eliminan las posibilidades de acumulación a corto plazo. En tanto que la capacidad de producción interna sea insuficiente para sati&cer la demanda cre-ciente de bienes y servicios, la tendencia al déficit en la balanza de mercancías adquie-re el carácter crónico con todos sus defectos estructurales» (pp.136 y 137). Desde una perspectiva teórica que remarque la importancia de la esfera de la producción y que además vea los comportamientos o tendencias culturales a un determinado tipo de con-sumo más como efectos que como causas, podría entenderse que la situación de des-equilibrio de la balanza comercial y la paralela, que no necesariamente consecuente, imposibilidad de acumular capital para el desarrollo de la producción interna, son dos resultados lógicos de un mismo tipo de desarrollo histórico de la producción y de las relaciones sociales que devienen en este desarrollo histórico, tanto, al menos, como de un tipo de desarrollo comercial inflacionista. 18. Tales criterios los vierte Carballo Cotanda en el capítulo 111 de dicha obra, el capítulo lleva el título de «El factor capital en la economía insular», perteneciendo las citas textuales a la página 38. Para contrastar un punto de vista similar sobre inversión y ahorro ver Kuznets (1967). 19. La cita textual corresponde a la página 37 de «El factor capital en la economía insular», donde también se reproduce un párrafo que en la misma línea publicó la Cá-mara Oficial de Comercio de Santa Cruz de Tenerife en su Boletín Informativo 47 de 1968 Semejantes preocupaciones por la planificación las encontramos en Desarrollo y Subdesarrollo ..., que va más lejos en sus propuestas de solución a los males de la eco-nomía canaria, así en el capítulo 9 dedicado a las «Coizclusiones» se dice lo siguiente: ese Plan de Desarrollo Regional, ..., jes imaginable que pueda surgir por evolución Ao las actualcs cstnírturas iiga,y:cns?,,,L G p l uB&~ ~ c u ce~co6i,,o~,,3 i.c u, es dectí-, la -c. racionalización de las actividades de producción y distribución del producto social, exige la sustitución de los criterios predominantemente de mercado, como estructura de ade-cuación y distribución del ahorro y la inversión, de la oferta y la demanda, por una planificación racional y flexible de dichas actividades, de acuerdo con las necesidades sociales más evidentes; para ello es necesario que el dominio de los medios de produc-ción pase de los pequeños grupos que hoy lo detentan al control democrúticamente insrrumentado.de toda la sociedad» (?p. 157 y 158). 20. Cita extraída del artículo de RIVERO, J.: «Portazo a las aspiraciones canarias», publicado en él número 26 de la revista Sansofé, en agosto de 1970. Historiografía y Estudios sobre la formación social canaria (1970-1978) 719 21. «Definimos f...) la incidencia decisiva que en el sentimiento distintivo regional de las Islas han tenido el dictado geográfico, en sus tres básicas dimensiones de deli-mitación espacial, estrategia posicional y condicionante climático, la insularidad leja-na, la especialidad económica y el internacionalismo. Sin necesidad de que nos remon-temos a tiempos más lejanos , subrayemos que en la primera mitad del siglo XIX, y años antes de que Bravo Murillo expusiera a Isabel II las razones que aconsejaban la decla-ración de franquicias, el sentir diferencial basado en estos factores en las islas era ya profundo (...) La franquicia estuvo, evidentemente, pensada y construida sobre los ele-mentos sustentadores del fenómeno regional.( ...) A la altura de aquellos tiempos, la estructuración del régimen franco contempló la amplia problemática social y económi-ca del Archipiélago, de la región como tal, lo que produjo una indudable ligazón entre el regionalismo del momento y el régimen de franquicias* (pp. 44, 45 y 46), en Cana-rias, Región Polémica , capítulo 11, titulado «Las especialidades jurídicas fundamentales del Archipiélago». 22. De hecho la condición de las islas como puertos francos había sido puesta en cuestión, en la práctica, desde los años cuarenta. A nivel del derecho lo que colmó el vaso del descontento de la burguesía comercial canaria fue el intento de aplicar en el área archipielágica el impuesto de lujo sobre las importaciones por ley de 6 de Marzo de 1970, ri.onr~n 11 hiirn,ipaíror\ mprria~ pmnp7aha P ~ ~ l lnl P ~eunr~inri~Pnc ,ic ~ ~ ~ ~ JUO." W U U L L U " .Y "U16UIY.U "VI.I".".Y. "...y"CU"" " "I.Y"III.I"II.Y. ".." ",.y"..Y.V."*.. ""., actividades, en el favorable contexto del desarrollo turístico y portuario y en pleno as-censo de la onda larga de crecimiento económico mundial (ver Mandel, E.: Las ondas largas del desarrollo capitalista. Según el autor, citando datos presentados por Angus Maddison, la tasa media de crecimiento anual acumulativo, a escala de los países de la OCDE, entre 1950 y 1970 fue de un 4.9%, cuando la de 1913 a 1950 había sido de sólo un 1.9%. La de 1970 a 1976 descendió hasta un 3%). Este y otros intentos de reducir la autonomía económica de las islas representadas por las especialidades fiscales, como el de consolidar el depósito previo a las importaciones en 1970, y el mismo esquema de régimen económico-fiscal elaborado por el Ministerio de Hacienda (de Julio de 1970), propiciaron una respuesta generalizada, particularmente en la prensa de las dos provin-cias, incluyendo un debate sobre diversos aspectos de la economía canaria, sin preceden-tes en la historia de la prensa del archipiélago, excepción hecha de los años de la Segun-da República.( Para comprobar la duración, la intensidad y el contenido de esta ofensiva regionalista ver significativos ejemplos: semanario Sansofé en Marzo y Abril de 1972, aunque tal ofensiva venía fraguándose en esta publicación desde al menos la primavera de 1971, en sintonía con los debates que sobre las necesidad de un estatuto económico de carácter regionalista se desarrollaban en la Universidad de La Laguna; en el Eco de Canarias la discusión en tomo al esquema de régimen económico-fiscal, publicado en este periódico en agosto de 1970, se acrecienta desde Septiembre de 1970 y en 1971 con es-pecial preocupación por los problemas de la industria en Canarias; en el periódico tinerfeño La Tarde se evidencia la misma preocupación desde Marzo de 1970). 23. Rivero J., obra cit. 24. En cuanto a la revista mensual Aguayro de la Caja Insular de Ahorros de Gran Canaria, hay que decir que en sus primeros años de funcionamiento se caracterizará por una relativa y10 aparente indefinición ideológica, aunque la actitud regionalista de eje-cutivos de la Caja como Marrero Portugués quedará en evidencia en una serie de ar-tículos sobre las posibilidades y las necesidades de la industrialización en Canarias (como ejemplos ver los números 3 y 9 de 1970 y 12 de 1971). 25. D --..: -,. LL:" :A- A-L.:--A- ,...a +n--n-..,.n +,. 11.. A- -11- 1 ICVIUIIIGIIIC JG IIUVIU LUV UCIIIIICIIUU CJL1 CUllllL1plUpUCJLLI. "11 CJCIIIpIU UC b11U b J el número de la revista Sansofé, en agosto de 1970 donde Agustín Alemán, publica un artículo titulado «Elaboremos una contrapropuesta» y José Rivero vuelve a tocar el tema 720 Alberto Marrero Martell defendiendo que «(...)Por ahora, para hacer frente a las pretensiones centralistas exija-mos que se mantenga la vigente Ley de Puertos Francos. Más tarde, el lógico proceso de descentralización debe desembocar en una Autonomía regional, elaborada en nues-tras islas sin injerencias de ninguna clase* (p. 5, en un pequeño artículo titulado «Puer-tos Francos: Primer Paso a la Autonomía Regional»). Esta definición gira en tomo de un programa, digamos democrático: «Puertos Francos, descentralización. concierto con la hacienda estatal, unidad regional, reformas estructurales» (la exigencia de estas últimas será un lugar común de los articulistas canarios de la izquierda democrática de esos años, y, con frecuencia, su contenido quedará sin explicitar) (en el número 29 de Sansofé, p. 5). Finalmente, en febrero de 1972 Sansofé se hace portavoz del proyecto de estatuto de Régimen Especial de Canarias, elaborado por el IUDE, Instituto Universitario de la Em-presa, y que propone, en síntesis: «( ...) mayor protección a nuestra agricultura; mayor presión fiscal sobre propiedades e inversiones extranjeras; aumentar la función social de la propiedad privada; la potenciaciónfinanciera de las instituciones locales» (p. 4). Como se ve es una propuesta a la vez autonomista radical y socialdemócrata. 26. En el número 495 de la revista Triunfo, en Marzo de 1972, p. 11, en una pe-queña anotación periodística firmada por Juan Cruz Ruiz, se informa de la clausura del CIES, Centro de Investigación Económica y Social de la Caja de Ahorros de Gran Ca-naria, que entonces era dirigida por «los economistas Oscar Bergasa y Antonio C. Vieitez. autores de un libro muy incisivo sobre el subdesarrollo de la región canaria*, este cie-rre tendría que ver con la radicalización de la que hablábamos y que, al parecer, sería compartida por los propios directores del Centro, lo que se manifestaría en la dura crí-tica con la que Bergasa había definido la aprobación del Anteproyecto de Régimen Eco-nómico- Fiscal para las Islas Canarias: muestro mayor fracaso político», opinión enfren-tada con la de «Muchos de los integrantes de la comisión canaria (que) han calificado el logro como un suceso histórico memorable». 27. Ver el artículo de HERRERAPI QUÉ,A lfredo: «Los caminos de la autonomía en la historia de las islas», en Aguayro, n." 93, noviembre de 1977. No entraremos, en este trabajo, a concretar y caracterizar este movimiento político de ruptura, ya que esto se sale de nuestro objeto de estudio. Además Gari-Montllor Hayek, Domingo, en su tesis titulada: Historia del nacionalismo canario y otras obras suyas, ya ha desarrollado esta labor. A este trabajo remitimos al lector. 28. «A cargo del Seminario de Estudios Históricos (SEHIC) del Centro Asociado de la UNED». 29. Precedente, en la misma revista, de los trabajos del SEHIC, es el artículo de Hemández Rodnguez, Germán, titulado «El régimen señorial en Canarias», donde el autor se hace eco del tipo de análisis neomarxista en los estudios sociales e históricos: «De esta manera encontramos la coexistencia de tres modos de producción: el esclavista, el capitalista y el feudal, los tres actuando conjuntamente pero sin que exista un modo de producción dominante en el interior, (...). Lo que si está claro es la existencia de un m n h de prnd!tccirin dominante en sus re!acionos con o! eirterinr: e! rnpirn!ir!n» (en Aguayro, n." 67, septiembre de 1975). Este tipo de análisis se apoya de nuevo en el protagonismo de la esfera de la circulación de las mercancías. Para ver el grado de la influencia, hecho en nada excepcional, de las teorías de Amín, Frank, etcétera, ver el artículo de Chil, Gregorio: «El mundo en 1 9 7 5 ~(e n Aguayro, n." 70, diciembre de 1975). 30. Aguayro, n." 88, junio de 1977. Este artículo es una síntesis del estudio publi-cado por el autor en el Anuario de Estudios Atlánticos, n." 23, del año 1977. 31. Ver también MAC~HAESRN ANDEZA,. : «La transformación de la propiedad agra-ria concejil en el paso del Antiguo al Nuevo Régimen*, en la Revista de Historia Ca-naria, anexo l, de 1978. Historiografia y Estudios sobre la formación social canaria (1970-1978) 721 32. Aquí estaría implícita una crítica a la teoría de la doble dependencia propuesta por Víctor Morales Lezcano, que es explicada en la siguiente cita de este último: «Si hubo dependencia de la casa de Contratan'ón y de la aventura colonial del reino de Castilla, ocurrió lo mismo, pero en una modalidad dqerente, con otro de los epicentros del joven capitalismo comercial de Europa y aspirante a potencia talasocrática: Ingla-terra y su gran pulmón. Londres» (en «Cultivos dominantes y ciclos agrícolas en la his-toria moderna de las Islas Canarias», p. 19), esto en el contexto de la «economía mun-doa (sobre economía mundo ver WALLERSTEIN1.,: El moderno sistema mundial). Este argumento de la doble dependencia ya había sido expuesto por el mismo autor en «Es-bozo de Canarias en la edad contemporánea*: «Puede afirmarse, por tanto, que entre 1850-1880 se configuró la actual bipolaridad de Canarias. A partir de entonces, los medios que impulsaron el resurgimiento económico insular fueron de procedencia eu-ropea (capital y know how, es decir, técnica inglesa) al tiempo que la administración de recursos y la cobertura política permanecieron bajo el ámbito del gobierno espa-ñola (p. 293). Esta realidad de la dependencia daría carácter a la burguesía isleña: «Esta dependencia (...)fue generadora de unas funciones locales intermedias pobladas de re-presentantes, comisionistas y agentes de venta, pero lastró el protagonismo social y político de la burguesía canaria» (p. 295). 33. Aguayro: n." 90: agosto de 1977. 34. Sobre el carácter dependiente de estados como el español, incluso plenamente inmersos en un proceso de desarrollo industrial y capitalismo monopolista, ver POULANTZANS,, ;L a crisis de las dictaduras. 35. «Sobre el papel de las compañías imperialistas en Gran Canaria», en Aguayro, en cuatro entregas, abril, mayo, junio y julio de 1978. Ver, también de MILLARES CAN-TERO, A.: «Sobre la gran propiedad en las Canarias Orientales», en H.a General de las Islas Canarias, tomo V, donde el autor desarrolla el estudio de diferentes aspectos en la evolución de las relaciones de propiedad. 36. u( ...) el sector servicios ha pasado a ocupar el puesto asignado a la agricultu-ra en los modelos clásicos de países subdesarrollados. Es un inmerso cajón de sastre en el que. las actividades comerciales, turismo, servicios personales y otros. albergan y fomentan una lumpenburguesía mercantil, prototipo de improductividad y vectora de inflación». En Canarias en 1975: Análisis de su economía. Entre el-subdesarrolio y el neocolonialismo , Cuadernos Canarios de Ciencias Sociales del CIES, 1976, p. 181. Aquí el uso del concepto «lumpenburguesía», está directamente inspirado en las tesis de Frank, A. Este último autor publicó un trabajo con este título: Lumpen burguesía, lumpen desarrollo, en 1971. En esta obra el autor trata de rebatir los ataques de sus críticos cuan-do observan en obras como Capitalismo y subdesarrollo en América Latina una despreo-cupación por el problema de la lucha de clases en estos países, denominados por Frank «satélites». 37: «La destrucción de los bosques de Gran Canaria a comienzos del siglo xvr», en Hguayro, n.' 92, ociubre de i977. 38. «Propios y realengos en Gran Canaria en el siglo xvtiln, en Aguayro, n." 104, octubre de 1978. 39. AIDANF OSTER-CARTEeRn Puntos de vista neomarxistas sobre el desarrollo y el subdesarrollo, prefiere utilizar el término «neomarxismo» , ya que su valoración de este movimiento, que caracteriza a la vez como político y teórico, es francamente posi-tiva. De hecho cita como neomarxistas a los siguientes: N( ...) Baran, Sweezy, MagdofJ; Inln'n F n m r i n i i n l A-;.. R n t t n l h n ; m Al".,; 1nnlr;..r Ri,,.h".."" C..""".. U"""..."" A....;nh; ' U . C C > Y ' C ' < ' U , . ~ C ' , I . I , L . , l , YC,&C'<*C.,,', ' . , U " & > .,C,'&'<'i>> Y ~ C < I L . I I U , < > V < C C , I i > .IC,'Y,<'L.<L, ,.,<.6,.&, Frank, Horowitz, Caldwell, Shanin, Gerassi, Debray (...) por una parte; y por otra Mao, Ho, Kim 11 Sung, Castro, Guevara, Fanon y Cabralx (p. 8). 722 Alberto Marrero Martell 40. Ver Economía Canaria 76. Desarrollo del subdesarrollo: especulación y nece-sidades. (Primer tomo, el segundo es un anexo estadístico), p. 12. Es obra del CIES. 41. Ibid., p. 10. 42. Ibid., p. 232. 43. Ibid., p. 223. 44. Ibid., p. 224. 45. Ver Estructura Social de Canarias (tomo segundo, la reproducción social del subdesarrollo), p. 49 . Del CIES. 46. Ver Estructura Social de Canarias (tomo primero, desarticulación y dependen-cia, claves de la formación social canaria), pp. 27 y 28. 47. Ibid., pp. 31 y 32.
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Título y subtítulo | Historiografía y estudios sobre la formación social canaria (1970-1978) |
Autor principal | Marrero Martell, Alberto |
Publicación fuente | XII Coloquio de historia canario - americano |
Numeración | Coloquio 12. Tomo 3 |
Tipo de documento | Congreso y conferencia |
Lugar de publicación | Las Palmas de Gran Canaria |
Editorial | Cabildo Insular de Gran Canaria |
Fecha | 1996 |
Páginas | P. 692-722 |
Materias | Congresos ; Historia ; Canarias ; América |
Copyright | http://biblioteca.ulpgc.es/avisomdc |
Formato digital | |
Tamaño de archivo | 1732854 Bytes |
Texto |
HISTORIOGRAFÍA Y ESTUDIOS SOBRE LA FORMACI~N
SOCIAL CANARIA (1970-1978)
Es interesante comprobar cómo la suerte de la producción teórica
puede correr tan pareja al devenir del tiempo que, en ocasiones, trata
de analizar y explicar. Creemos que el caso que estudiamos es un buen
ejemplo de este hecho. Intentaremos introducir a nuestros lectores al
proceso por el cual, todo un conjunto de teorías y trabajos, se convierte
en un simple producto histórico, acorde a las necesidades sociales y10
políticas de un tiempo dado. Incluso comprobaremos cómo ni la
historiografía canaria del momento, a la que se podría suponer un míni-mo
de rigor científico en función de una perspectiva teórica y meto-dológica
caracterizada por el distanciamiento, consigue crear una escuela
de estudio y conocimiento si no propia, al menos mínimamente organi-zada,
continua y productiva en sus resultados. No obstante, la histo-riografía
canaria cuenta con individualidades destacables, obras del
máximo interés y rigurosidad teórica y metodológica, también en el
campo del estudio de diversos aspectos de la evolución histórica de la
formación social.
Hay que señalar que estas limitaciones de la historiografía canaria
son producto de las limitaciones propias de las tendencias culturales
dominantes entre las clases sociales canarias y los grupos o élites que
protagonizan la producción intelectual, limitaciones que, finalmente,
condicionan, sobremanera, las potencialidades y posibilidades de desa-rrollo
presente y futuro de dicha producción. Creemos que el reconoci-miento
de esta realidad, nada extraordinario por otra parte, es, sin em-bargo,
fundamental para el potencial o posible avance de la ciencia
histórica hecha en y sobre las islas.
694 Alberto Marrero Martell
PRIMERA CONTEXTUALIZACI~N DE LA PRODUCCI~N TEÓRI-CA
DE LOS SETENTA
Si nuestra hipótesis sobre el carácter marcadamente circunstancial de
la producción teórica de los científicos sociales de los setenta es correcta,
no nos ha de parecer casual constatar el hecho de que son los trabajos
que abordan, a comienzos de la década, los aspectos económicos y ju-rídicos
de la sociedad canaria los que entonces suscitan el interés de la
élite cultural (incluyendo aquí a los articulistas de la prensa local), aca-démica
y política, al aportar una primera perspectiva mínimamente crí-tica
y de conjunto sobre el estudio de esta realidad, precisamente en los
momentos en que el archipiélago está viviendo cambios drásticos en sus
modos de vida y en sus relaciones internacionales. Estas primeras obras
(Bergasa, O. y González A. Desarrollo y subdesarrollo de la economía
cnnnrin, 1969; Carhallo, A. Cnnnrins, regibn po!Prmicn, 1973, como
autores y obras destacables) enfrentan estos cambios con una perspecti-va
globalizadora que parte de una necesidad práctica: El teórico trata
de actuar sobre la realidad, aportando soluciones a los problemas que
las élites de las que hablábamos perciben como tales. Aunque no falta
la mirada al pasado, el presente es, en realidad, la verdadera justifica-ción
de estos trabajos. Se ve al presente más como problema técnico,
solucionable en términos técnicos económicos o administrativos según
el caso, que como producto histórico.
Trabajos posteriores irán reforzando la presencia de la perspectiva
histórica en los estudios de la sociedad y la economía, cada vez más en
la línea de una nueva escuela marxista, surgida sobre todo entre los
estudiosos de la historia económica de los países del Tercer Mundo, la
neomarxista o, dicho a la manera de los críticos del conjunto de las
producciones teóricas adscribibles a esta escuela, el circulacionismo.
Sin embargo dicha escuela sólo tendrá una influencia dominante,
entre los teóricos y articulistas canarios durante el tramo intermedio y
final de los setenta ', coincidiendo, creemos que no por casualidad, con
los i[ioii,eñ~os de auge de moviK"ento polgicu naciunalisia y popü-lar
novedoso en la historia de las islas. Si esta relación directa se con-firmara
nuevas pruebas vendrían a corroborar la hipótesis que fundamenta
el trabajo que hoy presentamos al lector.
Por todo ello los años setenta son los años de la realización de un
debate implícito sobre la naturaleza histórica de la sociedad canaria,
eia*Dur,n&,se, de &,bate, úabajos que podnan caraciefizar-se
como estudios de la formación social propiamente dichos, o, por lo
Historiografía y Estudios sobre la formación social canaria (1970-1978) 695
menos, como trabajos que plantean problemas teóricos que tienen que
ver con las preocupaciones centrales del materialismo histórico y dialé-ctico.
Sin embargo de la anterior afirmación sería injusto suponer a la to-talidad
de los científicos sociales, historiadores y economistas de déca-das
anteriores, desinterés por los procesos históricos que proporcionan
carácter propio a la sociedad canaria. A pesar de este reconocimiento
también se hace evidente que son los años setenta los que, en nuestro
siglo, han sido más prolíficos en el terreno de los trabajos sobre histo-ria
económica y social de Canarias, en cuanto a producciones teóricas,
publicaciones y debates académicos o científicos.
Los aí'ius seseiita suii afios de cambios irr~puriaiites en el ~c>ii~uiiiü
de la sociedad canaria, en economía, sociedad, política y cultura. Pero
son los cambios en el factor económico los que, claramente, actúan como
((motor de arrastre» del resto de los cambios. Los procesos de tercia-rización
son rápidos y contundentes. Esta hecho tendrá pronto repercu-siones
en el plano de la configuración de las clases sociales e, inevita-blemente,
en el de la cultura social. La crisis cultural que produce, en
todas las clases sociales, la terciarización de la economía y la sociedad,
removerá el forzado equilibrio cultural que la represión franquista,
caciquil, corporativa y clerical, había mantenido entre las clases socia-les
del archipiélago. Lejanos estaban, de todas formas, los cambios po-líticos
que pudieran institucionalizar un posible nuevo equilibrio de fuer-zas
sociales, forzado o consensuado, acorde a los nuevos tiempos. Por
todo ello los sesenta en Canarias pueden ser considerados como años
de pre-transición en el plano cultural y particularmente en el de las
aportaciones científicas en el campo de la historia social, económica y
política.
Este carácter incipiente de la producción teórica queda claramente
ejemplificado con un trabajo que servirá de base a posteriores aporta-ciones
en torno a los procesos históricos que habían dado forma a la
economía y la sociedad canarias: Este trabajo no es otro que el de V.
Morales Lezcano: «Síntesis de la historia económica de Canarias», pu-blicado
mediada ya la década. El esquema de periodos de la ((economía
insular canaria» elaborado por Morales Lezcano vendrá a abrir una nueva
época en las preocupaciones y los temas de estudio de los especialistas
en historia de Canarias, marcada desde este momento por una primera
696 Alberto Marrero Martell
sistematización en ciclos económicos de los hitos y procesos económi-cos
y sociales conocidos desde el siglo xv 2.
Sin embargo no es ésta la primera obra que presenta lo que más
adelante se convertirá en un lugar común, en casi un tópico, a la hora
de caracterizar la economía y la sociedad canarias. Todavía deberemos
remontamos más atrás en el tiempo, hasta mediados los cincuenta, para
encontrar un precedente destacado de esta sistematización en ciclos. Este
precedente no es otro que la obra de Francisco Morales Padrón El co-mercio
canario-americano, que, a pesar de tener sobre todo un valor
como trabajo de erudición, proveerá a la historiografía especializada en
los temas canarios de un esbozo de este esquema de ciclos económicos
caracterizados por la introducción y desarrollo de sucesivos monoculti-vos:
Caña de azúcar, vid ... Con los correspondientes periodos interme-dios
depresivos que empiezan con una crisis en la demanda del último
monocultivo y terminan con la apertura del mercado para la exportación
de un nuevo monocdiivo ?.
De todas formas la tesis de los ciclos tiene más un valor descriptivo
que propiamente teórico, porque, sencillamente, lo que hace es consta-tar
una sucesión histórica más o menos discontinua. De hecho, el inte-rés
por la explicación no tomará protagonismo hasta los años setenta.
Con todo sería injusto olvidar que mucho antes de que los historiadores
del comercio canario-americano, Morales Padrón y Peraza de Ayala,
realizaran sus obras de erudición histórica sobre el archipiélago, otros
autores, en particular en los años treinta, se habían aproximado a lo que
ya sí que podríamos definir como historia explicativa o interpretativa,
incluso incorporando metodologías y categorías históricas que asimila-rían
sus trabajos a lo que se ha dado en denominar estudios de la for-mación
social.
En este punto se impone la contextualización: Los años cincuenta y
casi todos los sesenta son años en que el desarrollo de las potencialida-des
intelectuales de los historiadores están limitadas por el ambiente
cultural imperante y por la censura explícita de toda actividad teórica
que vaya más allá de la recopilación y exposición de datos, casi siem-pre
de valor puramente positivo 4, O de la interpretación académica ofi-cialmente
conveniente.
Los años treinta, en cambio, son años de revulsión intelectual. En
efecto, con la llegada de la República las contradicciones sociales co-mienzan
a desenvolverse de una manera sumamente dinámica, lo que
en el plano cultural e intelectual tendrá repercusiones, repercusiones que
también acontecerán en lo que se refiere a los estudios de historia eco-nómica
y socia1 de Canarias. Dos ejemplos significativos serán los tra-
Historiografía y Estudios sobre la formación social canaria (1970-1978) 697
bajos de Mateo Díaz, J. y de Guillermo Ascanio, ambos muy diferentes
en cuanto a la ideología, teoría y métodos de trabajo que los inspiró y
en cuanto a los objetivos para los cuales fueron elaborados, pero que
tenían en común participar de esa efervecencia cultural del momento y
que sus autores no pertenecían propiamente al ambiente universitario de
los intelectuales especializados y en general de los estudiosos apegados
a los métodos, el estilo y los objetivos científicos académicos . Es el
contexto de democratización radical de la vida pública, incluyendo en
ello la vida cultural e intelectual, el que permitirá que se desarrollen
interesantes trabajos teóricos de decidido compromiso con el proletaria-do
y el pueblo en general, partiendo de la epistemología marxista, como
el de Guillermo Ascanio 5.
Mateo Díaz en su Esquema de historia económica de las Islas Ca-narias,
realiza un trabajo que tiene un doble valor, como aportación de
datos y como elaboración de un concepto desarrollado por este autor, el
de ((hecho ecoñ&Ii;co &ferericial cariai"iu* h. precisameliie será esta aíjor-tación
la que le proporcionará a la obra de Mateo Díaz una vigencia que
llega hasta nuestros días y que sirvió de base conceptual para gran par-te
de los estudios que, desde mediados los setenta y hasta los ochenta,
versaban sobre la historia económica y social de Canarias. En realidad
el valor de esta obra es doble: por una parte el estrictamente estadísti-co;
por otra el de representar, en el terreno de los estudios económicos,
las preocupaciones teóricas de un emergente movimiento autonomista
canario que iba más allá de la prédica regionalista, en palabras del pro-pio
Mateo Díaz: «todos estamos de acuerdo en que muy pronto habrá
que ir a esa reestructuración económica de Canarias (...). Habrá que
ir a un Estatuto de Canarias, que aborde más los aspectos económicos
que los políticos, sin olvidar éstos» '.
Y en esto volvemos a ese carácter circunstancial de la producción
historiográfica canaria al nivel de sus tesis y de sus objetos de estudio,
ya que el sentido con que va a ser utilizado tal concepto va a estar muy
determinado por la coyuntura.
En realidad, todo parece indicar que la reelaboración conceptual de
obra tan lejana en el tiempo, nos remite de nuevo a un contexto
sociopolítico y cultural en que se manifiestan las contradicciones socia-les
con una cierta virulencia, cuarenta años después, y que dicha
reelaboración tiene que ver con la necesidad de recomponer, en el ám-bito
de la producción de las élites culturales y políticas, el orden de las
cosas, la comprensión de éstas, de cara a legitimar intelectualmente un
nuevo equilibrio de fuerzas económicas, sociales y políticas.
El ambiente político y cultural en que fue concebida la obra de Mateo
698 Alberto Marrero Martell
Díaz no atendía a las mismas condiciones históricas que aquél en que
fue reelaborado el concepto de «hecho diferencial», y ello a pesar de
tener ambos periodos, desarrollo de la 11 República y Transición, el ele-mento
común de ser tiempos de crisis política y cultural, de acentua-ción
de las contradicciones entre las clases sociales así como de las
contradicciones nacionales. Sin embargo dichos periodos tienen poco en
común en cuanto a la situación política y cultural previa, en cuanto al
desarrollo de los procesos económicos, sociales y políticos, incluyendo
la relación de fuerzas entre las clases sociales, y en cuanto al compor-tamiento
de los intelectuales, siendo esto último no más que un resulta-do
de esas condiciones históricas tan diferentes. Por ello el sentido en
que será reelaborado dicho concepto desde mediados los setenta será
otro 8.
Quizás al lector especializado le pueda parecer abusivo el uso que
del término historiografia hacemos en nuestro artículo, ya que en reali-dad
este concepto lo utilizamos en un sentido tan amplio que incluye
trabajos que, en principio, podrían ser asimilables a otro tipo de cien-cias.
Este es el caso de dos obras que incluimos en este repaso a la
producción historiográfica, y que tratan aspectos económicos y jurídi-cos
o administrativos, respectivamente: Desarrollo y subdesarrollo de la
economía canaria, de Bergasa y Vieitez; y de Canarias, región polémi-ca
, de Carballo Cotanda. Tal atrevimiento, creemos, está justificado
por el objetivo de nuestra investigación, que, en estos primeros epígra-fes,
es el de rastrear los antecedentes teóricos y prácticos de lo que lue-go
van a ser los estudios de la formación social canaria propiamente
dichos.
Tanto la obra de Bergasa y Vieitez como la de Carballo Cotanda,
suponen en su tiempo hitos de valor más periodístico y político que
propiamente científico, aunque no dejen de ser reconocidos con tal con-sideración.
Desarrollo y Subdesarrollo ... sale a la luz precisamente en los mo-mentos
en que la terciarización social resultado sobre todo del desarro-llo
turístico y portuario, el paralelo despegue demográfico y urbanísti-co,
y consiguiente cambio de hábitos culturales, empiezan a romper el
statu quo de las relaciones socioeconómicas anteriores, basadas en gran
parte en la agricultura de exportación de la costa, de subsistencia de las
Historiografía y Estudios sobre la formación social canaria (1970-1978) 699
medianías, y los modos de vida campesinos asociados a estas activida-des.
De este modo Bergasa y Vieitez intentarán ordenar, en el plano
teórico, una realidad que se encuentra en acelarada transformación en
el año de su publicación, en 1969. Un cuarto de siglo después Oscar
Bergasa, en el prólogo a una reedición de esta obra, lo expresará así:
«En nuestro propio ámbito, los cambios y transformaciones
económicas y sociales se producían también a una enorme velo-cidad.
A lo largo de toda la década de los sesenta el crecimiento
económico había sido muy intenso en Canarias, apoyado en el de-sarrollo
de los servicios, la pesca y el comercio y en una pro-gresiva
integración en el mercado nacional, lo que había produ-cido
una profunda alteración de nuestra estructura productiva,
pero sobre todo de nuestra estructura social ...N lo.
De la obra de Bergasa y Vieitez debemos destacar, por su significa-do
historiográfico, el capítulo 1, «Introducción histórica)), ya que el res-to
de los capítulos son, propiamente, descriptivos y abordan el estudio
de la realidad económica canaria sectorializándola y, en general con una
perspectiva sincrónica.
Esta «Introducción ... » representa una de las primeras aportaciones,
de las últimas décadas, a los estudios de la formación social. Con ello
no queremos decir que sea una aproximación premeditada y consecuen-te
con las teorías que inspiran este tipo de estudios. Se trata, sencilla-mente,
de constatar el hecho de que la «Introducción ... » recoge una se-rie
de categorías teóricas, sobre la historia de las islas, que pueden ser
consideradas asimilables a las categorías teóricas propias de los estudios
de la formación social. ¿Cuáles son estas categorías propias del análisis
de la formación social? Generalizando. tres fundamentales:
1. El estado y evolución de las fuerzas productivas (sociales y na-turales).
2. Las relaciones sociales y de producción y la evolución de éstas.
3. La relación dialéctica establecida, históricamente, entre esos dos
aspectos de la realidad, y las configuraciones políticas y culturales (tan-to
en el sentido de la ideología como en el de la cultura estrictamente
material e institucional) que en esa dialéctica devienen y que, a su vez,
inciden de manera determinante en la forma y el contenido que adop-tan,
también históricamente, los aspectos de la realidad social y econó-mica
presentados como categorías teóricas en 1 y 2 ". Esa relación dia-léctica
se plasmaría en diferentes modos de producción, modos que se
700 Alberto Marrero Martell
irían transformando en el transcurso de la historia, pero también de for-ma
dialéctica, de tal modo que en un mismo tiempo histórico coexisti-rían
dos o más modos de producción, al menos a escala mundial, don-de,
como tendencia, uno sería el dominante. En este sentido dialéctico
un estudio de la formación social es un estudio de la totalidad vista como
un conjunto complejo y dinámico.
La «Introducción ... >> no se inspira en estas premisas teóricas, sin
embargo algunos de los elementos que implica el desarrollo de éstas sí
aparecen :
1. Los repartimentos de tierra y aguas (de aguas sólo en el primer
repartimento) fundamentan una primera división en clases sociales:
«Antes de la definitiva incorporación de la Gran Canaria a
la Corona de Castilla, Isabel y Fernando V,( ...) facultaron a Pe-dro
de Vera, gobernador de ia isia, para que iievara a ia prácti-ca
los repartimentos y heredamientos a que hubiera lugar. Con
tales facultades concedidas al gobernador de Gran Canaria, es
comprensible que se establecieran desde los primeros tiempos
grandes latifundios con abundante agua, base de los mayorazgos,
datas y señoríos de donde proceden los actuales f...) La clase te-rrateniente,
formada por militares, clérigos y funcionarios, ocu-pó
muy pronto un lugar privilegiado en las islas» '*. Además los
autores aportan una primera caracterización de la sociedad emer-gente
entonces, aunque esta caracterización se hace en términos
de «sistema» no de formación social:
«La cita anterior demuestra que el sistema feudal, a pesar de
ser extraño en principio a las circunstancias en que se produjo
la conquista, se manifestó muy pronto incluso entre aquellos que
menos razones tenían para sustentarlo». Este «sistema» perdura-rá,
con su estructura de propiedad de la tierra y sus relaciones de
producción hasta el siglo XX, afectando los cambios únicamente
a la titularidad de una parte de las propiedades en el siglo XVII y
a la propiedad de las aguas:
«La estructura de la distribución de la tierra y del agua, (...)
permanecerán mucho tiempo sin que se modifique sustancialmente.
El hecho de que se cultive caña de azúcar o tabaco, vid o barri-lla,
orchilla o cochinilla; el hecho de que se sucedan las crisis al
quebrar cada una de las anteriores producciones, no afectarán en
lo fundamental a las estructuras de propiedad que resistirán en su
conjunto todos esos avatares. Por el contrario, sí se producirán
Historiografía y Estudios sobre la formación social canaria (1970-1978) 701
cambios en la titularidad de las tierras, especialmente
en periodos de crisis, que agravará en algunas zonas la con-centración
de tierras y aguas en las mismas manos. (...) Sin
embargo, con el transcurso del tiempo la propiedad de las aguas
se fue separando de la propiedad de las tierras introducién-dose
así un factor especulativo en el terreno de la producción
agraria, f...) A grandes rasgos, este conjunto de relaciones de
producción se encontraba aún vigente al estallar la guerra civil
en 1936)).
2. La lógica del repartimento y, por tanto, la posterior organiza-ción
en clases de los habitantes de las islas, tendría que ver con la com-pleja
realidad étnica:
«También hay que anotar que desde los primeros repartimentos
,nue;ios lotes de tierms J%erorL eiincedidüs a nüium[es de las +-
las, siendo éste el origen de la pequeña propiedad, localizada
fundamentalmente en las zonas con más agua y que se vio some-tida
a un proceso de transmisión mucho más dinámico debido,
sobre todo, a las importantes migraciones hacia el exterior que
han sido una constante en la historia de Canarias. f...) en el si-glo
XVII (...) parte de la propiedad de la tierra pasó de manos de
los conquistadores extranjeros a manos de canarios*.
3. Coexisten, en la sociedad canaria del siglo XVI, al menos dos
tipos de relaciones sociales de producción, que son las de servidumbre
y las de esclavitud:
«El cultivo de la caña de azúcar en grandes extensiones, (...)
exigió una abundante mano de obra. Suponemos que gran parte
de los aborígenes entró en régimen de auténtica servidumbre a
trabajar en los ingenios azucareros. Sin embargo, esta primera
reserva de mano de obra local no resultó suficiente y, ya en el
primer cuarto del siglo XVI, la esclavitud fue una de las institu-ciones
que más arraigó en las costumbres del archipiélago».
4. Comienza, con la introducción del monocultivo de la caña de
azúcar, a funcionar un «modelo de crecimiento* que se reproducirá en
adelante, y que es asimilable al modelo de crecimiento de las «zonas
colonizadas», lo que introduciría una primera caracterización más gene-ral
de la sociedad isleña de aquellos siglos:
Alberto Marrero Marrell
«Así, pues, aunque también se producían en Canarias cerea-les,
vinos y otros géneros agrícolas, la vida económica giraba al-rededor
del azúcar que constituía el sector de impulso de toda
su economía». Tal reproducción comenzaría con la introducción
del segundo monocultivo, la vid, a partir del siglo XWI. Con todo
no habrían cambios fundamentales en lo que se refiere a la es-tructura
de la propiedad de la tierra y a la «estructura sociala:
«Es interesante indicar que, al margen de lo que acabamos de
señalar y debido a la poca transparencia del mercado intemacio-nal
de la época, esta alteración no debió repercutir de forma radi-cal
en la estructura social del archipiélago. La gran propiedad no
se vio afectada por este nuevo giro en el aprovechamiento del
suelo».
Hemos creído necesario realizar esta reproducción textual de una
parte de su «Introducción...», ya que, no io oividemos, Eesarroiio y Sub-desarrollo
... constituyó, en su tiempo, una obra de lectura obligada por
parte de las élites culturales, incluidos los articulistas de prensa y de
revistas, que iban a desempeñar un papel clave en la producción teórica
de los setenta. Después de décadas de represión, esta obra realizaba una
primera incursión en los conceptos, métodos y teorías del materialismo
histórico y dialéctico. Sin duda los articulistas e historiadores que en los
setenta se aproximaron, de un modo más profundo, al estudio de la for-mación
social, tuvieron un contacto directo con la obra de Bergasa y
Vieitez y de alguna forma bebieron del espíritu científico con que se
escribió, un espíritu muy determinado por los cambios que se producían
por aquellos años en la sociedad canaria, con la progresiva acentuación
de las contradicciones sociales y el reforzamiento, progresivo, de la
contradicción nacional.
Cabe englobar la obra de Bergasa y Vieitez en el conjunto de títu-los
y artículos que a lo largo de los setenta se irán produciendo bajo la
influencia teórica, metodológica y conceptual de lo que podríamos lla-mar
neomarxistas o también circulacionistas 13, pero sólo matizadamente.
En efecto, la tendencia teórica representada por el neomarxismo, que ya
había comenzado a tener l4 cierta presencia a finales de los sesenta , no
había alcanzado aún, en el año de publicación del trabajo, toda su ma-durez
y reconocimiento. Partiendo de esta realidad cronológica y del más
que probable aislamiento intelectual de los universitarios del Estado
español, se podría entender me-jor que, los capítulos de Desarrollo y
Subdesarrollo ... dedicados al estudio de la situación presente, como el
que analiza «El sector exterior», estén inspirados más por una perspec-
Historiografía y Estudios sobre la formación social canaria (1970-1978) 703
tiva estrictamente positivista, en dicho capítulo especialmente atenta a
los problemas de la balanza de pagos y otros parámetros económicos
de valor más cuantitativo que cualitativo como las limitaciones natura-les
al desarrollo industrial, que por el desentrañamiento de la evolución
de las relaciones sociales y10 de producción y las tendencias históricas
que afectan a éstas, o sea, muy lejos de los estudios de la formación
social 15.
En realidad, la perspectiva con la que Desarrollo y Subdesarrollo ...
aborda la cuestión puertofranquista y comercial, con ser más crítica que
la más difundida deificación de este régimen fiscal, no deja de ser, en
general, descriptiva, aunque hay limitadas aproximaciones al problema
de las relaciones sociales de producción y los conflictos entre clases y
fracciones de clases l 6 y las citas que, al respecto, hemos presentado en
este mismo apartado), limitación que puede ser debida a la importancia
central que para lo autores tiene la esfera de los intercambios en los
rn-r-n-h-l-~ masd e! desar rdn P C ~ R S ~en~ CC~Gna riis17.
Si Bergasa y González realizan una primera incursión en las teorías,
los métodos y los conceptos marxistas, Carballo Cotanda, en su Cana-rias,
Islas Francas se muestra como un seguidor consecuente de las
teorías keynesianistas del ahorro y la inversión a la hora de explicar el
subdesarrollo de la economía canaria, caracterizado «por los reducidos
niveles per cápita, una escasa propensión al ahorro, una capacidad débil
de inversión», situación agravada por «la escasa atención que siempre
ha tenido Canarias (por parte de) la inversión pública estatal» 18. El
autor entiende que los problemas que genera esta realidad económica
sólo pueden tener solución mediante la aportación de «capital y medios
financieros extrainsulares, sean extranjeros o del área peninsular» 19.
La actividad de las Cajas de Ahorro insulares en relación con la crea-ción
de sociedades promotoras de actividades industriales, por los años
en que estas obras son publicadas, podría tener que ver con estas pre-ocupaciones
teóricas, lo que corroboraría, en parte, nuestra hipótesis de
trabajo.
Sin embargo la importancia que los trabajos de Carballo Cotanda van
a teíiei en los priri~eros afios de 10s seíenia se debe más a su preocupa-ción
por dar una visión a la vez retrospectiva y actual del contenido
administrativo, económico y fiscal de la legislación de los Puertos Fran-cos,
en un momento en que «la opinión pública de las islas se ha visto
inquietada ante el esquema previo de régimen económico-fiscal (...)
confeccionado por el Ministerio de Hacienda (...)S ZO, desde una posi-ción
regionalista muy definida ", que se encontraba muy difundida en-tre
prácticamente todas las élites intelectuales y empresariales canarias,
704 Alberto Marrero Martell
incluidas la prensa, los cabildos y las organizaciones empresariales 22.
Esta «opinión pública» va a dar pronta respuesta al intento ministerial
de «acentuar el centralismo» y de dejar «la economía canaria en ma-nos
de los poderosos círculos financieros privados que, dicho sea de
paso, se mueven fuera del territorio canario» 23. La respuesta de la bur-guesía
isleña no se hará esperar y toda la prensa canaria, incluida la
revista de tendencia izquierdista Sansofé 24, se harán portavoces de esa
posición por el momento sólo regionalista, concretada en un intenso de-bate
público en torno a las peculiaridades y necesidades fiscales y eco-nómicas
de Canarias, así como en la elaboración de una contrapropuesta
de esquema de Régimen Especial de Canarias que tomará forma y con-tenido
en el proyecto del IUDE en 1972 25. En este debate la línea más -4
avanzada estará representada por los postulados socialdemócratas y au-tonomistas
de intelectuales como Carballo Cotanda y los articulistas de
la revista Sansofé, que insistirán en proporcionar a Canarias de un Ré- 8
D -
gimen Especial que recorivciera a ñivei adrrii~iistraiivü y püliticü, 0"
allá de las cuestiones estrictamente comerciales y fiscales, el carácter Í?
diferenciado del archipiélago. En ese sentido el interés de los periodis- f
tas e intelectuales canarios por la obra de Carballo Cotanda Canarias,
Región Polémica, publicado en 1972, en el año en que la revista Sansofé e!
5
defiende el proyecto de estatuto del IUDE, en plena efervecencia de la B
=
lucha por el reconocimiento estatal de esa realidad económica regional, 0
6
tiene un valor claramente circunstancial, justificado por el estilo con que 8 el autor realiza la explicación de las especialidades fiscales, orientada a 6
la divulgación de contenidos de tan difícil lectura para los no iniciados D
en los textos jundicos. No obstante, la presentación histórica, con que c
fundamenta su explicación sobre la naturaleza de las especialidades fis- A
cales, no deja de tener valor historiográfico. D
D D
5
O
LA RADICALIZACI~N DE LOS CIENTÍFICOS SOCIALES
(AGUAYRO, CIES)
A partir de 1972, aproximadamente, comienza una etapa que podría-mos
denominar de radicalización de los científicos sociales, en la medi-da
en que sus posiciones teóricas, al menos, empiezan a tender a la
confluencia con los postulados de las diferentes tendencias marxistas o
neomarxistas que, en esos años, estaban en plena expansión en las cien-ci2s
smi.!es 2 nive! intemxi~na!. Eso en 10 que se refiere a la-. pnsi-ciones
teóricas.
En lo que respecta a los intereses políticos locales los científicos
Hisroriografía y Estudios sobre la formación social canaria (1970-1978) 705
sociales también se comprometen decididamente, de lo que es buena
prueba el hecho de que sus postulados más radicales, como los defendi-dos
entre 1975 y 1980 por el Centro de Investigación Económica y Social
de la Caja de Ahorros de Gran Canaria, fueran editados regularmente
por la Confederación Española de Cajas de Ahorros. Esta alianza, evi-dente
al menos en el terreno cultural, con una parte de la burguesía,
podría pasar por paradójica, dada la acritud con que, en algunos de sus
textos, los articulistas del CIES tratarían a la burguesía comercial cana-ria
(ver nota 36). Este hecho se entiende mejor si lo contextualizamos
en la realidad del momento, un tiempo marcado por la inestabilidad y
la confusión social, política e ideológica en que vivía la sociedad cana-ria
y su élite intelectual.
En el apartado anterior hemos tratado de mostrar cómo la obra de
Bergasa y Vieitez no podía ser valorada como estudio de la formación
social canaria, ya que no cumplía con las prernisas analíticas de este tipo
de enfoques. Tal demostración es completamente pertinente ya que, de
hecho esta obra y el modelo de análisis social y económico que difun-dieron
estos autores, particularmente por su protagonismo en la direc-ción
del CIES 26, tuvo gran influencia en estudios posteriores, que, no
obstante, empezaron a profundizar en la perspectiva teórica del mate-rialismo
histórico y dialéctico, aunque fuera de una forma bastante
heterodoxa. Tanto en la etapa regionalista que derivó en autonomismo,
como en la radical, el contexto histórico, la necesidad del momento, fue
el verdadero motor que inspiró los estudios sociales e históricos, en su
teoría, sus métodos, los conceptos utilizados y los objetos de estudio.
De hecho, propiamente, no puede hablarse de una verdadera escuela de
estudios de la formación social en Canarias, sino de autores que en al-gún
momento de su producción científica, o con una continuidad siem-pre
individual, abordan los estudios históricos o estrictamente económi-cos
con este tipo de enfoques. Un tiempo privilegiado con respecto a
este tipo de estudios comienza, aproximadamente, después del año 1975,
en plena emergencia de tendencias políticas nacionalistas de izquierda
claramente rupturistas con el orden establecido, e incluso con las posi-ciuiies
aütufiuí-ilistas q ~ hea$ iaí; %pe s to la ran,U&ia ideG!Sgica de !a
izquierda canaria durante los primeros años de la década ='. En este
momento la decantación individual de una serie de autores, economis-tas
o historiadores, por el estudio de uno o más aspectos de la forma-ción
social, confluye en una coyuntural aproximación al debate colecti-vo,
debate muy limitado por esa coyunturalidad y por esa génesis tan
:-J:..:A.--l:--A- 2- 1-- xr ---- -m-.-- *..L,." ..:,.+.+:crin..
lIlUlVlUU¿illLdUd UT; I d S UIlGIGIILGS UdYGLLUlla3 L l G l I u l l L a a .
Esa coyunturalidad de la que hemos hablado es la que explica que
706 Alberto Marrero Martell
sea, precisamente en los años de esa emergencia del nacionalismo radi-cal,
cuando el interés por los estudios de la historia canaria y, sobre todo,
de la formación social, se desarrolle significativamente, tanto en el nú-mero
de autores implicados como en el de temas objeto de estudio.
De esta proliferación de estudios sobre la historia de Canarias es
ejemplo la revista Aguayro durante 1977 y 1978, estudios que suponen,
incluso, un cierto agrupamiento de estos científicos sociales, englobados
bajo el encabezado de «Historia social, económica, política de Canarias»
del SEHIC 28. Tampoco parece casual que sea, precisamente durante esa
emergencia del nacionalismo de inspiración marxista, cuando los cientí-ficos
sociales empiecen a mostrar un mayor interés por el estudio de las
relaciones sociales de producción, los modos de producción 29 y la lu-cha
de clases. Este último aspecto, pero concretado en una «lucha por
la propiedad de la tierra)), es tocado por Antonio Macías Hernández en
uno de dichos estudios, que analiza «El motín de 1777 en la Aldea de
San Nicolás (Gran Canaria)» 30. El análisis de este autor parte de unos
presupuestos teóricos y metodológicos que situarían su trabajo, del cual
este artículo de Aguayro es un pequeño resumen, en la perspectiva de
los estudios de la formación social, haciendo intervenir de una manera
dinámica y compleja, a la vez que coherente, diferentes aspectos de la
realidad en el relato y explicación de los hechos:
«En conclusión, en el motín de 1777 por hambre de tierra, en
el que, como ya hemos expuesto, intervino todo el orden social,
fue utilizada esa hambre de tierra del proletariado agrícola por
una minoría que detentaba el poder socioeconómico y político de
la comunidad rural y a quien más directamente beneficiaba la
roturación de las tierras realengas, apoyándose para ello en una
coyuntura político-ideológica favorable: la reforma agraria de los
ministros ilustrados. Así, obtuvieron la aprobación de éstos, puesto
que, después del motín siguieron disfrutando de las tierras rotu-radas
clandestinamente».
Sin embargo este trabajo de Macías 3', no sabemos si por la concre-ción
temporal y espacial de los hechos estudiados, no abunda en la ca-racterización
mayor de la formación social canaria, sobre todo en rela-ción
con la condición perifénca de dicha formación, condición que se
encontraba, por aquel entonces, en el centro de la atención de gran par-te
de los científicos sociales.
En el artíciilnj de esta misma serie del .CEHICI «&nnomia y admi-nistración
colonial en Canarias», José Ramón Santana Godoy desarrolla
Historiografía y Estudios sobre la formación social canaria (1970-1978) 707
este aspecto de la definición de la naturaleza histórica de la formación
social canaria, sentenciando que:
ccEconomía y administración colonial, pues, van íntimamente
unidas en Canarias y conforman grandemente su fisonomía. ,j Es
correcto afirmar entonces que Canarias era colonia económica de
las potencias europeas y colonia política de España? 32 Quienes
han considerado así nuestro desarrollo histórico entienden que h
presencia política de España en Canarias se limita a la mera ad-ministración
de la cosa pública, sin derivarse de ello beneficio
económico alguno. Y ahora bien sabemos que las plusvalías fis-cales
y la misma explotación social y económica (levas, derecho
de familias, etc.) devengaban a la Corona una cantidad suficiente
de beneficios nada despreciables para sus intereses coloniales» 33.
En «Sobre el papel de las compañías imperialistas en Gran Canaria»
Agustín Millares Cantero matiza ai respecto de ias piusvaiías fiscaies:
«Las cargas impositivas que pesaban sobre el Archipiélago
pueden permitimos, como primera hipótesis, hablar de plusvalías
fiscales; pero tendríamos que indicar qué monto global de esa ex-tracción
se reinvierte en Canarias (...) y cuál se succiona por los
canales del Estado. Los funcionarios peninsulares t...) podrían te-ner
bastantes pautas de comportamiento colonial en muy reduci-dos
niveles de la administración, al menos hasta 1936~.
Millares Cantero adopta una definición de la naturaleza de la for-mación
social en función del carácter periférico del mismo Estado
Español:
«Entendemos a Canarias como parte integrante de un Estado
que se sitúa en la periferia del capitalismo europeo. Desde los
inicios de la modernidad hasta finales del primer tercio de nues-tro
siglo, la dependencia del capital exterior no es patrimonio ex-ciusivo
de esie Archipitiugu» ".
Diversos ejemplos ilustran esta preocupación de los historiadores por
diversos aspectos de la formación social, especialmente por la evolución
y el carácter de las relaciones sociales de producción durante los pri-meros
siglos de colonización de las islas, entre ellos los artículos, pu-
Iu.l:l,l.,L,Aa,%U- ua en Agüüyo, de A!f:ed~ Hmm ?qué y !h!sS u h z Eedr?'-
guez 36, de Vicente Suárez Grimón 37, etcétera.
708 Alberto Marrero Martell
Creemos que con estos ejemplos extraídos de Aguayro se ejemplifica
la importancia del carácter extremadamente coyuntural y en cierto modo
contingente del que venimos hablando para el conjunto de la historio-grafía
canaria. En los años en que el desarrollo de las contradicciones
económicas, sociales y políticas hacía emerger un nacionalismo radical
organizado políticamente, los historiadores iban a mostrar una preocu-pación
por la naturaleza histórica de las relaciones sociales de produc-ción,
de la lucha de clases, y, en general, de la formación social cana-ria,
incluido un debate implícito.
También las publicaciones del CIES, afrontarían estas preocupa-ciones
teóricas, con estudios sobre la situación económica presente me-diante
análisis anuales, de contenido sobre todo estadístico, y por lo tanto
muy condicionados, en su valor historiográfico, por la perspectiva sin-crónica
con que presentaban los hechos. Sin embargo, no dejan de ha-ber
alusiones a diferentes aspectos de la formación social canaria 38, tam-bién
aquí con claras influencias neomarxistas o circulacionistas, según
se mire ".
Economía Canaria 76. Desarrollo del Subdesarrollo: Especulación
y necesidades constituye un buen ejemplo de esta preocupación por la
coyuntura económica. No obstante no deja de adoptar, en algunos de sus
párrafos, una perspectiva histórica, abordando, explícitamente el proble-ma
de la formación social: «En estos últimos quince años, Canarias,
como enclave económico dependiente, ha sido objeto de un proceso
desarticulante de su sistema productivo, dirigido por el capitalismo es-peculativo.
Los efectos del mismo y de su inserción en la formación
social canaria, nos están impactando día a día. Signijicamos, entre otros:
1) la liberación de una importante cifra de mano de obra procedente
de la agricultura de exportación y de consumo interno, utilización de
la misma en la construcción (...) 2) terciarización de la economía ca-naria,
pasando el turismo a ser la actividad dominante, controlada por
intereses transnacionales y consecuentemente con escasa rentabilidad
neta para Canarias, lo que recorta la posibilidad de uso interno de una
acumulación de capital; 3) progresiva integración económica de Cana-rias
con la Península, como especial firma de de~endencia. La nueva
estrategia, no constituye novedad alguna, por contener aunque actuali-zadas,
connotaciones monopolísticas, similares a las realizadas por la
Casa de Contratación de Sevilla en el pasado» 40. De esta forma los
autores plantean un tipo de continuidad histórica entre las condiciones
del desarrollo agrícola y comercial del pasado y las del desarrollo turís-tico
presente. que entrarían a formar parte de esa «especial forma de
dependencia» que tendría que ver con el control de la actividad econó-
Historiografía y Estudios sobre la formación social canaria (1970-1978) 709
mica más importante, el turismo, por los «intereses transnacionales». La
transnacionalización produciría consecuencias en la organización
socioeconórnica: K( ...) la economía canaria está sufriendo cambios pro-fundos
en su estructura social, como resultado de un proceso de desin-tegración.
Esto es más obvio en los efectos sobre el sistema económi-co:
una polarización interna que envuelve Ia expropiación de grupos
empresariales locales, la desarticulación de las actividades económicas
y la concentración de la propiedad y el ingreso». 4'. Del análisis de esta
realidad económica se deriva una definición de la clase dominante: «No
cabe duda de que en la estructura de poder, junto a la oligarquía tra-dicional,
la capa de mayor posición económica de la burguesía comer-cial
-urbana juega un papel decisivo en la orientación del sistema. His-tóricamente
ha sido un eslabón especial que ha actuado como grupo de
presión, engranaje con el capital externo y/o formando parte del 610-
que de poder dominante. No podía ser de otra manera, a resultas de
tan peculiar estructura económica que cuenta en la función comercial
a uno de sus principales centros de acumulación de capital y que en
reiteradas ocasiones ha sido además una actividad complementaria de
esa otra gran capa de poder económico, la de los grandes exportadores
agrarios» 42. Esta definición toma como base el punto de partida teóri-co
circulacionista: «( ...) el predominio del comercio dentro de la for-mación
social canaria trasciende los límites del propio sector para
permear de un matiz mercantilista al resto de los sectores económicos,
dominados claramente por la esfera del intercambio más que por la de
la producción)) 43. Estas condiciones de base de una economía claramente
sujeta a las exigencias del intercambio exterior darían fundamento, se-gún
los autores de Economía Canaria 76 ..., a relaciones sociales de
producción no totalmente capitalistas: «los valores de intercambio se
sobreponen a los valores de eficiencia, y dejan de esta manera sobrevi-vir
relaciones de producción semitradicionales o semicapitalistas, cuya
mantención está de acuerdo con los valores de intercambio. (...) los
grupos tradicionales dominantes responsables de este proceso actúan
-.s -e g!in !da rr&rio rnp!:f&stn nítido, pero sin prnvocnr roriedad
capitalista. (...) Este condicionamiento de fondo, al hacerse operante en
la estructura canaria origina formas coexistentes que van desde la gran
empresa nacional a la albañilería artesanal, pasando por la $gura puen-te
de las subcontratas» 44.
En 1980 el CIES publica otros dos tomo sobre la Estructura Social
o P n niin tinno 1 - ~iinlirlorlr ln ;nrinmr\ror iin noi.roritri fiinrlnmnn
UC. b U I I U I &Ud , YUb 11b11b 1U bUUIIUUU U C I IIIbVlpUILU U11 L L J Y b b L V I U I I U U I I I L L L -
tal, pero con frecuencia olvidado, de la formación social: El aspecto
cultural. En el tomo 11 el trabajo se desarrolla en torno a la «reproduc-
7 10 Alberto Marrero Martell
ción social del subdesarrollo», a través del análisis de la realidad edu-cativa
del país, que es relacionada directamente con otros aspectos de
la formación social:
«l." La escuela es un instrumento utilizado para reproducir
las relaciones sociales de producción, ya que contribuye a la for-mación
de la fuerza de trabajo e inculca la ideología dominan-te
» 45. Sin embargo esta parte de la obra constituye un análisis sin-crónico
de la educación, la población y el paro, por lo cual no
ahondaremos, en este artículo, en su estudio.
Es el primer tomo de esta Estructura Social ... el que nos interesa
ahora, como pequeña pero sustanciosa aportación, en el plano teórico, a
la historiografía sobre la formación social. En concreto es de destacar
el capítulo primero, «Marco histórico de referencia», de donde extrae-mos
estas conclusiones:
«l." Canarias inicia su conformación histórica en su época
de dominio hispánico, con un modo de producción precapitalista,
impuesto como efecto de una conquista violenta. Su economía se
estructura extravertidamente (...), creando una dependencia cons-tante
que marcará inevitablemente todo su proceso de desarrollo
hasta nuestros días. (...) 2" La acumulación de excedentes de ca-pital
y el uso interno que propiciara un cambio en los medios de
producción (...) ha sido históricamente inviabilizado. El intercam-bio
desigual de productos; las importaciones suntuarias por par-te
de la oligarquía; (...); las progresivas y sistemáticas exacciones
por conceptos de diversas contribuciones de la administración y
las imposiciones extraordinarias de la Corona (...) Aunque en la
década del sesenta cambia el esquema, el capital transnacional,
sume nuevamente a Canarias en una posición de dependencia
exterior límite» 46.
Per ú!tims hay que c=figatx qqUe este trabajo de! CIES sUí;vUí;E~
novedoso intento de profundizar en el aspecto estrictamente ideológico
de la formación social:
aEl hecho colonial canario no es enmarcable en la tipülogía
colonizador/colonizado, conceptualiza a partir de los habituales
rjqüeiiiüs í...) Püiü cüiiiyreiider el hecho se hu h puriir de que
la conquista del país desarticuló por la violencia la formación
Historiografía y Estudios sobre la formación social canaria (1970-1 978) 7 1 1
social existente imponiendo una diferente f...) Tipificaremos la es-pecificidad
de las relaciones colonizador/colonizado (...) en la
forma siguiente: a) el poder absoluto coactivo, legal y ejecutivo,
estuvo casi siempre en personas de absoluta confianza y devoción
a la Corte o a la Administración (...) b) al ser la actividad eco-nómica
competitiva y no complementaria, la Corona y los grupos
monopolistas velaron por evitar competencia por parte de Cana-rias
(...) d) los clisés que durante siglos se han ido internalizando
en el canario son muy conocidos de todos: lentitud, incapacidad
f...) e) Por último una constante praxis, por parte del Estado
Español, ha sido constituir una oligarquía y burguesía canaria
como apoyatura (...) Esto ha permitido durante siglos reproducir
el sistema dependiente y periféricos 47.
Tras estos años de apogeo de los estudios de la formación social
canaria, vendrán años cie cambio drásticos en ia orientación ierírica y
objetivos de trabajo del conjunto de los estudios sociales e históricos en
Canarias. Tal fenómeno, creemos, tiene como causas fundamentales las
siguientes: 1) El retroceso del denominado movimiento nacional-popu-lar
canario a partir de principios de los ochenta; 2) La crisis del mar-xismo,
como teoría y como práctica, a escala internacional.
CONCLUSIONES
Como resultado de esta primera aproximación a los estudios que, en
los setenta, tocan distintos aspectos de la formación social canaria, con-cluimos
que:
1." Los trabajos sobre estos aspectos de la formación social, de los
historiadores y otros científicos sociales, no mantienen, en su conjunto,
una continuidad teórica, metodológica y temática con la producción ela-borada
antes y después.
2." El hecho de que estos trabajos no creen escuela encuentra una
primera explicación en la coyunturalidad de las tendencias dominantes
en cada momento en las ciencias sociales, incluida la Historia, en Ca-narias.
La crisis internacional del modelo o de los modelos teóricos
circulacionistas en que se fundamentan la mayoría de estos trabajos
coadyuvaría a ello. También el marcado carácter individualizado de la
producción intelectual en las islas podría explicar, en parte, esta falta
de continuidad. Este carácter individualizado y esa coyunturalidad de la
712 Alberto Marrero Martell
que hablamos son el resultado, en el ámbito de las élites especializadas
en la producción cultural e intelectual, de las tendencias a la desarticu-lación
y corporativización social progresivamente dominantes, no sólo
en la sociedad isleña, pero en ella, si cabe, en mayor medida.
3." Esta coyunturalidad consiste en que los científicos sociales pro-ducen
sus trabajos determinados, sobremanera, por la situación econó-mica,
social y política presente y por las tendencias intelectuales dorni-nantes
a nivel internacional en cada momento.
4." El auge de las tesis circulacionistas o neomarxistas y de las pre-ocupaciones
por diversos aspectos de la formación social, entre los his-toriadores
y otros científicos sociales de Canarias en los setenta, sería
producto del proceso de desarrollo y acentuación de las contradicciones
sociales y nacionales en las misma década, que tomará su forma y con-tenido
más novedoso en un movimiento político, el nacional-popular,
rupturista en los años de radicalización en dicho proceso. También, aun- q".., u I-+~L,U. ., -~,A, ,-,,.-U , ,U G I U UL~U I I L L G*.L. ~ , G, ,+,I,I, - ,G,e- +~, L GIU UU~GI ILU AU,G ll na u:,..,nl*:v,*,:AG, a u 5 a L L u u , G* ,LI q". .Au ~
orden causal, vendría a ser una extensión, a un núcleo secundario, de
las tendencias y preocupaciones teóricas neomarxistas o circulacionistas
que existían en la ciencias sociales a escala internacional. Tanto la cri-sis
del movimiento nacional-popular como la crisis del marxismo teóri-co
y práctico a ese nivel internacional, producirán la decadencia de esas
tendencias y preocupaciones en el terreno de los estudios sociales e his-tóricos.
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Historiografía y Estudios sobre la formación social canaria (1970-1978) 715
NOTAS
1. Todavía a principios de los ochenta el circulacionismo estaba en el centro de
los estudios de los científicos sociales (ver Estructura social de Canarias, del CIES,
1980). Sin embargo empezaba a darse un replanteamiento de sus tesis fundamentales,
aún persistiendo su influencia (ver recopilación de artículos: Canarias ante el Cambio).
2. El mismo autor desarrolla este concepto o teoría bastantes años más tarde, desa-rrollo
que se observa en el significativo artículo: «Cultivos dominantes y ciclos agríco-las
en la historia moderna de las Islas Canarias», en H." General de las Islas Canarias.
3. «...Porque en Canarias, como en el Brasil, que va de las Capitanías a la Repú-blica
se observan varios ciclos cuya pauta la da un cultivo -monocultivo- predomi-nante.
Podríamos establecer los siguientes ciclos: el de la caña de azúcar, que alcanza
desde los primeros momentos hasta mediado el siglo xv/; el ciclo del vino, que abarca
desde mediados del XVI hasta finales del XVIII; un ciclo antesala al actual, en el cual se
ensayan diversos productos: cochinilla, barrilla, etcétera. Y finalmente, el de estos mo-mentos,
donde la tónica la dan el tomate y el plátano. En todas estas etapas. la agri-cultura
y el comercio han sido las bases de la economía isleña* (pp. 20 y 21) , en El
comercio canario-americano, de Francisco Morales Padrón.
4. Ejemplo de este tipo de trabajos que se caracterizan por aportar una exhaustiva
exposición de datos es la obra de José Peraza de Ayala, El régimen comercial de Cana-rias
con las Indias en los siglos XVI, XVII y XVIII.
5. El trabajo de Guillermo Ascanio al que hacemos referencia se titula «La crisis
económica y ei proietariacio canario*, serie de cuatro artícuios que serán pubiicacios en
el semanario palmero Espartaco, los días 28 de octubre y 4, 11 y 18 de noviembre de
1933. Ya, anteriormente, otro dirigente comunista canario, José Miguel Pérez, había pu-blicado,
en el mismo semanario, el 27 de agosto de 1932, un artículo que analizaba la
situación del proletariado agrícola y los pequeños propietarios campesinos en relación
con las prácticas de arrendamiento en las que estaban interviniendo «capitalistas extran-jeros
y los propietarios ricos de Canarias».
U. E! cai8c:er difeieiicia! de !a ccufiumia c a i i ~ i ay a haKa sidu p!an:cadu pur Bis-vo
Murillo en la exposición de motivos del Real Decreto de 1852 y anteriormente por
José Murphy (ver Carballo Cotanda, A.: Canarias, región polémica, pp. 44, 45 y 46 ).
716 Alberto Marrero Martell
7. Ver MATEOD ~AzJ,. : Esquema de historia económica de las Islas Canarias ,
p. 53.
8. La idea elaborada por Mateo Díaz en su Esquema ... será retomada por Carballo
Cotanda en Canarias, región polémica en 1972 y recuperado, ya a comienzos de los
ochenta por A. M. Bemal, en su artículo «En tomo al hecho económico diferencial ca-nario
», publicado en Canarias ante el Cambio. Sin embargo el sentido con que es usa-do
el término en estos años de los setenta y los ochenta es diferente. Si bien la obra de
Carballo Cotanda se corresponde con una ofensiva regionalista de parte significativa de
la burguesía y la intelectualidad isleña contra el centralismo de Estado, lo que le acerca
algo al contexto en el que Mateo Díaz había producido su Esquema ..., el contexto en
que los autores de comienzos de los ochenta elaboran sus trabajos es el de la institu-cionalización
de un nuevo equilibrio político de las fuerzas sociales y económicas fun-damentado
en un discurso político autonomista moderado.
9. Como el propio Carballo Cotanda reconoce en Canarias, islas francas (p. 53,
en el capítulo IV, titulado «Consideraciones previas))) el trabajo de José Gabaldón López
«La hacienda estatal en las Islas Canarias» es el precedente más cercano e inobjetable
de su estudio sobre las especialidades fiscales. José Gabaldón López realiza en «La ha-cienda
estatal ... » una exposición exhaustiva de las características técnicas y el valor ju-rfdicn
dc esks especk!idx!es. Este zdcc!n extefisn ~ p x e c een e! primere !!967) de KK~OS
tomos que incluyen diversos trabajos que versan sobre derecho administrativo especial
canario, magna obra dirigida por el catedrático de derecho administrativo Alejandro Nieto.
Colabora con esta recopilación el profesor Leopoldo de la Rosa Olivera, que publica dos
artículos que tocan el importante capítulo de las haciendas locales, tan relacionadas con
los procedimientos recaudatorios, en la forma de arbitrios sobre el comercio, para la fi-nanciación
de los cabildos insulares, contemplados en las especialidades fiscales de los
Puertos Francos: «Antecedentes históricos del Régimen Orgánico Insular» y «Las ha-ciendas
locales en las Islas Canarias)). Tanto Alejandro Nieto como de La Rosa Olivera
serán expresamente recordados por Carballo Cotanda, también en el libro Canarias, is-las
francas , y es más que probable que fuera en algunos de sus artículos donde Carballo
Cotanda se inspirara, al menos en parte, para desarrollar el tipo de discurso regionalista
que luego iba a asumir en sus trabajos sobre las especialidades fiscales.
10. En el prólogo a la reedición de 1995 de Desarrollo y Subdesarrollo ..., p. 16.
11. La categoría de formación social ha sido frecuentemente confundida con la de
modo de producción y con la de relaciones sociales de producción. Esta confusión pue-de
deberse, aunque sólo en parte, a que tal categona se fue definiendo poco a poco según
iban desarrollando sus trabajos los primeros materialistas históricos y dialécticos, Marx
(Contribución a la crítica de la economía política, 1859), Lenin (Quienes son los ami-gos
del pueblo, 1894) y otros como Labriola ( Ensayos sobre la concepción materialis-ta
de la historia, 1902). que en realidad proporcionan ya una primera y avanzada
fundamentación teórica de tal categona de análisis histórico de las sociedades. En la otra
parte ¡a confusión viene dada por ia actividad inteiectuai posterior a estos autores, iiga-da,
según Sereni (1973), a una visión uestátican de la historia: «Hemos dicho unidad y
totalidad del proceso histórico. El hecho de que una expresión como la de formación
económica y social se presente ahora, como en Marx, de forma corriente en Lenin y
Labriola, para hacer significar precisamente el carácter intrínseco de proceso, no está-tico,
de esa realidad unitaria y total que los hombres producen, por así decirlo, de un
tirón, en el curso de su vida asociada y en el curso de su historia, bastarían para esta-b:
ecerlU so:U,xen~rb s pUsujr3 de ejoj d~~ uii;G;esc i:udGs, y nos p~,-ece,q ~Sz C nd;~. h
fícil o imposible encontrar textos equivalentes en otros importantes representantes del
marxismo de la II Internacional» (p. 53). Para Sereni, como para los clásicos ya men-
Historiografía y Estudios sobre la formación social canaria (1970-1978) 717
cionados, la noción de formación social «y económica» tendría un valor explicativo fun-damentalmente
dialéctico: «Es significativo que la valoración concedida al lugar privi-legiado
que ocupan las relaciones de producción, para caracterizar una formación eco-nómica
y social, haya sido asociada desde entonces por Lenin, a la del plano histórico
sobre el que se sitúa esta misma noción: es decir, el de la totalidad y unidad de todas
las esferas -esrructurales, superestructurales u otras- de la vida social, en la conti-nuidad
y, a mismo tiempo, la discontinuidad de su desarrollo)> (p. 46).
12. Esta cita y siguientes se pueden encontrar en Desarrollo y Subdesarrollo la eco-nomía
canaria, edición de 1995, pp. 29, 30, 31, 32 y 33.
13. Este es el término con que los marxistas, digamos más ortodoxos, definen
críticamente las teorías, métodos y conceptos generados por buena parte de los autores
que, quizás más por verse unidos generacionalmente por un cierto compromiso con la
realidad social y política del Tercer Mundo en los años sesenta y setenta, que por una
real coincidencia de criterios, produjeron sus obras desde presupuestos más o menos
heterodoxos con respecto al marxismo anterior, aunque el grado y el valor de esa hete-rodoxia
iba a depender más bien del autor concreto y de las circunstancias de elabora-ción
de sus trabajos. En general el término circulacionismo hace referencia a que estos
autores trasladan el protagonismo del análisis de la producción de las mercancías, inclu-yendo
i&ciuaej jociaIej de prG&cci&, a! de !a circU!urióE & &ur, es decir,
al comercio, al intercambio desigual entre centros y periferias, países industrializados y
países más especializados en la exportación de agroproductos, con especial preocupa-ción
por los procesos de acumulación de capital en los centros capitalistas o países
industrializados, que, en su devenir darían como resultado el subdesarrollo de los paí-ses
exportadores o periferias. De hecho una buena parte de estos estudiosos se preocu-pan
por problemas, en parte ya tratados por autores ortodoxos como Lenin (1897) y
Trotski (1932), como el del desarrollo desigual y el subdesarrollo en el Tercer Mundo,
aunque desarrollan nuevas líneas de trabajo en tomo al intercambio desigual y la de-pendencia,
incluyendo nuevas proposiciones sobre los procesos de acumulación de capi-tal
y la realización de la tasa de ganancia. Representantes destacados de estas tenden-cias
son: Baran (1957), Furtado (1962), Frank (1967). Poulantzas (1968), Emmanuel
(1969), Amin (1970), Marini (1972) y Wallerstein (1974) entre otros (ver nota 14 y
nota 39). Ejemplos de críticas, generales o particularizadas por autores, que, desde po-siciones
más o menos ortodoxas del marxismo, se realizaron sobre el neomarxismo apli-cado
a las ciencias sociales, se pueden encontrar en Leclau (1972). Fontana (1982) y
Bottomore (obra colectiva, 1984)
14. Barán (1957), Pierre Moussa (1959), Furtado (1962). Pierre Jalée (1965), Yves
Lacoste (1965), Frank (1967) y Pierre George (1968).
15. Entre las razones que explican el «atraso industrial de Canarias», Bergasa y
Vieitez destacan dos: «la bajísima tasa de acumulación de capital y la falta de prepa-ración
de la poblaciónu. Ambas causas aparecen aquí como de la misma importancia y
en el mismo nivel de determinación histórica. Igualmente nfodemos añadir que ei me-canismo
de las franquicias exteriores, que inicialmente podía compensar la situación de
carencia de recursos, por la forma en que han sido utilizadas, han venido a sumarse
también a los factores de retraso y desequilibrio del crecimiento canario>>(o bra cit., en
p. 134). Se trata de una suma de causas no de un orden de determinaciones en primera,
segunda y última instancia, al estilo de los estudios de la formación social.
16. «La tendencia, manifestada a partir de 1940, a una integración progresiva del
comercio exterior canario en ia zona peninsuiar, obedece, ubviumenie, ai ¡rufo prüíec-cionista
que reciben los productos de exportación canarios. Es evidente, asimismo, que
ello obedece a razones políticas de acercamiento y control del archipiélago por parte
718 Alberto Marrero Martell
de la Administración Central y de los grupos oligárquicos que desarrollaron la política
económica autárquica» (p. 145). Otra cita que destaca esta colaboración entre estos
Kgrupos oligárquicos» varía la denominación de tal clase o fracción de clase social: nEsta
época fue aprovechada por los capitalistas canarios que, utilizando el enfoque naciona-lista,
característico en toda España durante el período autárquico, intentaron controlar
las compañías comerciales británicas establecidas en las islas en beneficio propio. Este
intento coincidía en el tiempo con un dislocamiento de nuestro régimen histórico de
comercio exterior, tradicionalmente muy amplio con los países extranjeros ... De todos
modos, las fuerzas económicas objetivas impidieron que esta especie de corsé impuesto
sobre nuestro comercio exterior pudiera mantenerse por mucho tiempo ... » (pp. 44 y 45)
17. Es innegable que la importancia dada por los autores de Desarrollo y Subde-sarrollo
... al estudio de la esfera de la circulación es central. La cita siguiente no es,
desde luego, una excepción: cEn términos comparativos, la propensión a importar de-bería
ser cuantitativamente menor que el incremento de la renta en cada período, pues,
de lo contrario, el exceso de las importaciones sobre las exportaciones determinará a
largo plazo una clara tendencia al desarrollo inflacionista. Este es el supuesto de la
mayoría de los países subdesarrollados donde las propensiones al consumo, motivadas
por aumentos de renta, eliminan las posibilidades de acumulación a corto plazo. En tanto
que la capacidad de producción interna sea insuficiente para sati&cer la demanda cre-ciente
de bienes y servicios, la tendencia al déficit en la balanza de mercancías adquie-re
el carácter crónico con todos sus defectos estructurales» (pp.136 y 137). Desde una
perspectiva teórica que remarque la importancia de la esfera de la producción y que
además vea los comportamientos o tendencias culturales a un determinado tipo de con-sumo
más como efectos que como causas, podría entenderse que la situación de des-equilibrio
de la balanza comercial y la paralela, que no necesariamente consecuente,
imposibilidad de acumular capital para el desarrollo de la producción interna, son dos
resultados lógicos de un mismo tipo de desarrollo histórico de la producción y de las
relaciones sociales que devienen en este desarrollo histórico, tanto, al menos, como de
un tipo de desarrollo comercial inflacionista.
18. Tales criterios los vierte Carballo Cotanda en el capítulo 111 de dicha obra, el
capítulo lleva el título de «El factor capital en la economía insular», perteneciendo las
citas textuales a la página 38. Para contrastar un punto de vista similar sobre inversión
y ahorro ver Kuznets (1967).
19. La cita textual corresponde a la página 37 de «El factor capital en la economía
insular», donde también se reproduce un párrafo que en la misma línea publicó la Cá-mara
Oficial de Comercio de Santa Cruz de Tenerife en su Boletín Informativo 47 de
1968 Semejantes preocupaciones por la planificación las encontramos en Desarrollo y
Subdesarrollo ..., que va más lejos en sus propuestas de solución a los males de la eco-nomía
canaria, así en el capítulo 9 dedicado a las «Coizclusiones» se dice lo siguiente:
ese Plan de Desarrollo Regional, ..., jes imaginable que pueda surgir por evolución
Ao las actualcs cstnírturas iiga,y:cns?,,,L G p l uB&~ ~ c u ce~co6i,,o~,,3 i.c u, es dectí-, la -c.
racionalización de las actividades de producción y distribución del producto social, exige
la sustitución de los criterios predominantemente de mercado, como estructura de ade-cuación
y distribución del ahorro y la inversión, de la oferta y la demanda, por una
planificación racional y flexible de dichas actividades, de acuerdo con las necesidades
sociales más evidentes; para ello es necesario que el dominio de los medios de produc-ción
pase de los pequeños grupos que hoy lo detentan al control democrúticamente
insrrumentado.de toda la sociedad» (?p. 157 y 158).
20. Cita extraída del artículo de RIVERO, J.: «Portazo a las aspiraciones canarias»,
publicado en él número 26 de la revista Sansofé, en agosto de 1970.
Historiografía y Estudios sobre la formación social canaria (1970-1978) 719
21. «Definimos f...) la incidencia decisiva que en el sentimiento distintivo regional
de las Islas han tenido el dictado geográfico, en sus tres básicas dimensiones de deli-mitación
espacial, estrategia posicional y condicionante climático, la insularidad leja-na,
la especialidad económica y el internacionalismo. Sin necesidad de que nos remon-temos
a tiempos más lejanos , subrayemos que en la primera mitad del siglo XIX, y años
antes de que Bravo Murillo expusiera a Isabel II las razones que aconsejaban la decla-ración
de franquicias, el sentir diferencial basado en estos factores en las islas era ya
profundo (...) La franquicia estuvo, evidentemente, pensada y construida sobre los ele-mentos
sustentadores del fenómeno regional.( ...) A la altura de aquellos tiempos, la
estructuración del régimen franco contempló la amplia problemática social y económi-ca
del Archipiélago, de la región como tal, lo que produjo una indudable ligazón entre
el regionalismo del momento y el régimen de franquicias* (pp. 44, 45 y 46), en Cana-rias,
Región Polémica , capítulo 11, titulado «Las especialidades jurídicas fundamentales
del Archipiélago».
22. De hecho la condición de las islas como puertos francos había sido puesta en
cuestión, en la práctica, desde los años cuarenta. A nivel del derecho lo que colmó el vaso
del descontento de la burguesía comercial canaria fue el intento de aplicar en el área
archipielágica el impuesto de lujo sobre las importaciones por ley de 6 de Marzo de 1970,
ri.onr~n 11 hiirn,ipaíror\ mprria~ pmnp7aha P ~ ~ l lnl P ~eunr~inri~Pnc ,ic ~ ~ ~ ~ JUO." W U U L L U " .Y "U16UIY.U "VI.I".".Y. "...y"CU"" " "I.Y"III.I"II.Y. ".." ",.y"..Y.V."*.. "".,
actividades, en el favorable contexto del desarrollo turístico y portuario y en pleno as-censo
de la onda larga de crecimiento económico mundial (ver Mandel, E.: Las ondas
largas del desarrollo capitalista. Según el autor, citando datos presentados por Angus
Maddison, la tasa media de crecimiento anual acumulativo, a escala de los países de la
OCDE, entre 1950 y 1970 fue de un 4.9%, cuando la de 1913 a 1950 había sido de sólo
un 1.9%. La de 1970 a 1976 descendió hasta un 3%). Este y otros intentos de reducir la
autonomía económica de las islas representadas por las especialidades fiscales, como el
de consolidar el depósito previo a las importaciones en 1970, y el mismo esquema de
régimen económico-fiscal elaborado por el Ministerio de Hacienda (de Julio de 1970),
propiciaron una respuesta generalizada, particularmente en la prensa de las dos provin-cias,
incluyendo un debate sobre diversos aspectos de la economía canaria, sin preceden-tes
en la historia de la prensa del archipiélago, excepción hecha de los años de la Segun-da
República.( Para comprobar la duración, la intensidad y el contenido de esta ofensiva
regionalista ver significativos ejemplos: semanario Sansofé en Marzo y Abril de 1972,
aunque tal ofensiva venía fraguándose en esta publicación desde al menos la primavera
de 1971, en sintonía con los debates que sobre las necesidad de un estatuto económico
de carácter regionalista se desarrollaban en la Universidad de La Laguna; en el Eco de
Canarias la discusión en tomo al esquema de régimen económico-fiscal, publicado en este
periódico en agosto de 1970, se acrecienta desde Septiembre de 1970 y en 1971 con es-pecial
preocupación por los problemas de la industria en Canarias; en el periódico tinerfeño
La Tarde se evidencia la misma preocupación desde Marzo de 1970).
23. Rivero J., obra cit.
24. En cuanto a la revista mensual Aguayro de la Caja Insular de Ahorros de Gran
Canaria, hay que decir que en sus primeros años de funcionamiento se caracterizará por
una relativa y10 aparente indefinición ideológica, aunque la actitud regionalista de eje-cutivos
de la Caja como Marrero Portugués quedará en evidencia en una serie de ar-tículos
sobre las posibilidades y las necesidades de la industrialización en Canarias (como
ejemplos ver los números 3 y 9 de 1970 y 12 de 1971).
25. D --..: -,. LL:" :A- A-L.:--A- ,...a +n--n-..,.n +,. 11.. A- -11-
1 ICVIUIIIGIIIC JG IIUVIU LUV UCIIIIICIIUU CJL1 CUllllL1plUpUCJLLI. "11 CJCIIIpIU UC b11U b J
el número de la revista Sansofé, en agosto de 1970 donde Agustín Alemán, publica un
artículo titulado «Elaboremos una contrapropuesta» y José Rivero vuelve a tocar el tema
720 Alberto Marrero Martell
defendiendo que «(...)Por ahora, para hacer frente a las pretensiones centralistas exija-mos
que se mantenga la vigente Ley de Puertos Francos. Más tarde, el lógico proceso
de descentralización debe desembocar en una Autonomía regional, elaborada en nues-tras
islas sin injerencias de ninguna clase* (p. 5, en un pequeño artículo titulado «Puer-tos
Francos: Primer Paso a la Autonomía Regional»). Esta definición gira en tomo de un
programa, digamos democrático: «Puertos Francos, descentralización. concierto con la
hacienda estatal, unidad regional, reformas estructurales» (la exigencia de estas últimas
será un lugar común de los articulistas canarios de la izquierda democrática de esos años,
y, con frecuencia, su contenido quedará sin explicitar) (en el número 29 de Sansofé, p.
5). Finalmente, en febrero de 1972 Sansofé se hace portavoz del proyecto de estatuto de
Régimen Especial de Canarias, elaborado por el IUDE, Instituto Universitario de la Em-presa,
y que propone, en síntesis: «( ...) mayor protección a nuestra agricultura; mayor
presión fiscal sobre propiedades e inversiones extranjeras; aumentar la función social de
la propiedad privada; la potenciaciónfinanciera de las instituciones locales» (p. 4). Como
se ve es una propuesta a la vez autonomista radical y socialdemócrata.
26. En el número 495 de la revista Triunfo, en Marzo de 1972, p. 11, en una pe-queña
anotación periodística firmada por Juan Cruz Ruiz, se informa de la clausura del
CIES, Centro de Investigación Económica y Social de la Caja de Ahorros de Gran Ca-naria,
que entonces era dirigida por «los economistas Oscar Bergasa y Antonio C. Vieitez.
autores de un libro muy incisivo sobre el subdesarrollo de la región canaria*, este cie-rre
tendría que ver con la radicalización de la que hablábamos y que, al parecer, sería
compartida por los propios directores del Centro, lo que se manifestaría en la dura crí-tica
con la que Bergasa había definido la aprobación del Anteproyecto de Régimen Eco-nómico-
Fiscal para las Islas Canarias: muestro mayor fracaso político», opinión enfren-tada
con la de «Muchos de los integrantes de la comisión canaria (que) han calificado
el logro como un suceso histórico memorable».
27. Ver el artículo de HERRERAPI QUÉ,A lfredo: «Los caminos de la autonomía en
la historia de las islas», en Aguayro, n." 93, noviembre de 1977. No entraremos, en este
trabajo, a concretar y caracterizar este movimiento político de ruptura, ya que esto se
sale de nuestro objeto de estudio. Además Gari-Montllor Hayek, Domingo, en su tesis
titulada: Historia del nacionalismo canario y otras obras suyas, ya ha desarrollado esta
labor. A este trabajo remitimos al lector.
28. «A cargo del Seminario de Estudios Históricos (SEHIC) del Centro Asociado
de la UNED».
29. Precedente, en la misma revista, de los trabajos del SEHIC, es el artículo de
Hemández Rodnguez, Germán, titulado «El régimen señorial en Canarias», donde el autor
se hace eco del tipo de análisis neomarxista en los estudios sociales e históricos: «De
esta manera encontramos la coexistencia de tres modos de producción: el esclavista, el
capitalista y el feudal, los tres actuando conjuntamente pero sin que exista un modo de
producción dominante en el interior, (...). Lo que si está claro es la existencia de un
m n h de prnd!tccirin dominante en sus re!acionos con o! eirterinr: e! rnpirn!ir!n» (en
Aguayro, n." 67, septiembre de 1975). Este tipo de análisis se apoya de nuevo en el
protagonismo de la esfera de la circulación de las mercancías. Para ver el grado de la
influencia, hecho en nada excepcional, de las teorías de Amín, Frank, etcétera, ver el
artículo de Chil, Gregorio: «El mundo en 1 9 7 5 ~(e n Aguayro, n." 70, diciembre de 1975).
30. Aguayro, n." 88, junio de 1977. Este artículo es una síntesis del estudio publi-cado
por el autor en el Anuario de Estudios Atlánticos, n." 23, del año 1977.
31. Ver también MAC~HAESRN ANDEZA,. : «La transformación de la propiedad agra-ria
concejil en el paso del Antiguo al Nuevo Régimen*, en la Revista de Historia Ca-naria,
anexo l, de 1978.
Historiografia y Estudios sobre la formación social canaria (1970-1978) 721
32. Aquí estaría implícita una crítica a la teoría de la doble dependencia propuesta
por Víctor Morales Lezcano, que es explicada en la siguiente cita de este último: «Si
hubo dependencia de la casa de Contratan'ón y de la aventura colonial del reino de
Castilla, ocurrió lo mismo, pero en una modalidad dqerente, con otro de los epicentros
del joven capitalismo comercial de Europa y aspirante a potencia talasocrática: Ingla-terra
y su gran pulmón. Londres» (en «Cultivos dominantes y ciclos agrícolas en la his-toria
moderna de las Islas Canarias», p. 19), esto en el contexto de la «economía mun-doa
(sobre economía mundo ver WALLERSTEIN1.,: El moderno sistema mundial). Este
argumento de la doble dependencia ya había sido expuesto por el mismo autor en «Es-bozo
de Canarias en la edad contemporánea*: «Puede afirmarse, por tanto, que entre
1850-1880 se configuró la actual bipolaridad de Canarias. A partir de entonces, los
medios que impulsaron el resurgimiento económico insular fueron de procedencia eu-ropea
(capital y know how, es decir, técnica inglesa) al tiempo que la administración
de recursos y la cobertura política permanecieron bajo el ámbito del gobierno espa-ñola
(p. 293). Esta realidad de la dependencia daría carácter a la burguesía isleña: «Esta
dependencia (...)fue generadora de unas funciones locales intermedias pobladas de re-presentantes,
comisionistas y agentes de venta, pero lastró el protagonismo social y
político de la burguesía canaria» (p. 295).
33. Aguayro: n." 90: agosto de 1977.
34. Sobre el carácter dependiente de estados como el español, incluso plenamente
inmersos en un proceso de desarrollo industrial y capitalismo monopolista, ver
POULANTZANS,, ;L a crisis de las dictaduras.
35. «Sobre el papel de las compañías imperialistas en Gran Canaria», en Aguayro,
en cuatro entregas, abril, mayo, junio y julio de 1978. Ver, también de MILLARES CAN-TERO,
A.: «Sobre la gran propiedad en las Canarias Orientales», en H.a General de las
Islas Canarias, tomo V, donde el autor desarrolla el estudio de diferentes aspectos en la
evolución de las relaciones de propiedad.
36. u( ...) el sector servicios ha pasado a ocupar el puesto asignado a la agricultu-ra
en los modelos clásicos de países subdesarrollados. Es un inmerso cajón de sastre
en el que. las actividades comerciales, turismo, servicios personales y otros. albergan y
fomentan una lumpenburguesía mercantil, prototipo de improductividad y vectora de
inflación». En Canarias en 1975: Análisis de su economía. Entre el-subdesarrolio y el
neocolonialismo , Cuadernos Canarios de Ciencias Sociales del CIES, 1976, p. 181. Aquí
el uso del concepto «lumpenburguesía», está directamente inspirado en las tesis de
Frank, A. Este último autor publicó un trabajo con este título: Lumpen burguesía, lumpen
desarrollo, en 1971. En esta obra el autor trata de rebatir los ataques de sus críticos cuan-do
observan en obras como Capitalismo y subdesarrollo en América Latina una despreo-cupación
por el problema de la lucha de clases en estos países, denominados por Frank
«satélites».
37: «La destrucción de los bosques de Gran Canaria a comienzos del siglo xvr»,
en Hguayro, n.' 92, ociubre de i977.
38. «Propios y realengos en Gran Canaria en el siglo xvtiln, en Aguayro, n." 104,
octubre de 1978.
39. AIDANF OSTER-CARTEeRn Puntos de vista neomarxistas sobre el desarrollo y
el subdesarrollo, prefiere utilizar el término «neomarxismo» , ya que su valoración de
este movimiento, que caracteriza a la vez como político y teórico, es francamente posi-tiva.
De hecho cita como neomarxistas a los siguientes: N( ...) Baran, Sweezy, MagdofJ;
Inln'n F n m r i n i i n l A-;.. R n t t n l h n ; m Al".,; 1nnlr;..r Ri,,.h".."" C..""".. U"""..."" A....;nh;
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