RESIDENCIA SECUNDARIA EN LA VEGA LAGUNERA
VÍCTOR P. RAMOS MARTÍN
© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
INTRODUCCIÓN
En las dos últimas décadas, el crecimiento de la población
mundial no ha experimentado ninguna recesión cuya importancia se
pueda destacar a pesar de los intentos por parte de los distintos
gobiernos de controlar la natalidad. A esto se le une el hecho de que
la esperanza de vida ha aumentado perceptiblemente. Ello ha contribuido
a la masificación de seres humanos dentro de los límites de las
grandes ciudades, a lo cual ha ayudado el contingente poblacional
aportado por el éxodo rural, convirtiéndolas en lugares -siendo
optimistas- poco menos que inhóspitos y peligrosos, merced -en
parte- a que no se ha correspondido con un crecimiento emparejado
de la vivencia urbana, hecho que ha traído como secuelas el
hacinamiento de las personas en barrios populosos donde resulta
difícil que la luz solar y el aire lleguen al nivel del suelo en un estado
de pureza original y donde las cotas de criminalidad han llegado a
límites insospechados.
Recordemos -a este respecto- que, hace ya mucho tiempo, el
hombre se hizo sedentario, y construyó ciudades, entre otras cosas,
para mejor defenderse de sus congéneres vecinos los cuales prefirieron
seguir con la vida nómada. Así pues, observamos que al transcu-
. rrir de los siglos la situación ha cambiado y, haciendo un PQco de
prognosis, podemos vaticinar sin temor a equivocamos que esta
variación irá en aumento, con lo cual, el deterioro del sistema de
vida urbano se hará tan patente que, los que puedan, buscarán nuevos
horizontes donde procurar vivir y no sobrevivir, como hasta
entonces habrán estado hacieno.
Estamos, pues, asistiendo -y somos espectadores de primera
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fila- a una serie de cambios en fase cuyo origen es la ciudad. La
primera fase tiene lugar cuando el «horno urbanus» intenta evadirse
de ese entorno, a veces, tan extraño a él y que, llega incluso a agredirle
-física o sensorialmente.
Pero ¿serán capaces los habitantes de la ciudad de romper con
su herencia urbana y con sus comodidades? Los hechos han demostrado
que no hace falta una ruptura sino, más bien, un
trasplante.
Así pues, los ciudadanos más agraciados decidirán adquirir una
parcela en el campo cercano en la que, posteriormente construirán
-como solución-escape- un hábitat al que procurarán las comodidades
propias de la ciudad y en el que poder mejorar -aunque sólo
sean los fines de semana y la temporada de vacaciones- la calidad
de vida. Este hábitat no es más que la «Residencia Secundaria»,
hecho que ha motivado el presente estudio.
Pero antes de abordar el punto que aquí se pretende cabría
plantearnos cuales son las similitudes y diferencias existentes entre
los fenómenos designados como «Residencia Secundaria»,
«Segunda Residencia», «Reurbanización», «Vivienda Secundaria»,
etc...; aunque, sobretodo, nuestro propósito consistirá en buscar una
definición de lo que ha de entenderse como R.S. y, además, cómo
han tratado los diferentes autores especializados el tema que nos
ocupa en aras de conseguir establecer una definición explícita, concisa,
o, al menos concretar un concierto entre las distintas opiniones
de autores como Jacques DEWILDE, P. PLAVINET, J.
ORTEGA VALCARCEL, Max-André BRIER, L. BRIDEL et J.
P. GONVERS, Manuel VALENZUELA RUBIO, R. BECHMANN,
María Jesús MIRANDA MONTERO, G. BAVER et J.M.
ROUX, etc...
VALENZUELA RUBIO, cuyo trabajo nos va a servir como
modelo-base, realiza un análisis profundo sobre la R. S. en su obra
«Urbanización y crisis rural en la sierra de Madrid» l. Estima que
. para que exista R. S. tiene que estar presente el llamado «rasgo de
pertenencia (...) junto a un cien alejamiento de la residencia princi-
1. VALENZUELA RUBIO, Manuel: «Urbanización y crisis rural en la Sierra
de Madrid». Instituto de Estudios de la Administración Local, 1977. Págs. 366367.
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pal y un uso esporádico de vacaciones, fines de semana o veraneo»,
si bien, en cuanto a esto último, matiza que han de darse «unas relaciones
más sólidas que en el veraneo» (a secas) «fenómeno estacional
y transitorio, efímero y mudable, más caracterizado por el
alquiler que por la propiedad»2.
Sin duda, esta opinión ha sido inspirada por la obra de B. BARBIER
«Méthode d'étude des résidences secondaires...»3 donde se
afirman las mismas premisas y cuyo criterio quedó expuesto en su
trabajo «Recuento de Residencias Secundarias de Suiza» en
19624
•
BECHMANN5, por su parte, establece una diferencia entre
R.S. y «segunda residencia» ya que, al parecer, esta última acepción
es más amplia que aquélla puesto que acoge a todos los hábitats distintos
de la residencia principal sin tener en cuenta el modo jurídico
de ocupación ni la forma de estructurarse en el espacio.
Para autores como DEWILDE6, BARBIER, BRIDEL Y
GONVERS7, además de las variables ya mencionadas, exigen un
tiempo mínimo de estancia semanal en la «comuna», que oscila
alrededor de las 90 horas en el caso conocido de Suiza. Pero, particularmente,
nos parece excesivo este valor debido a que serían más
de tres días y medio (casi cuatro días de cada semana) los exigidos
de estancia en los hábitats que no constituyan la residencia principal,
con lo que, de esta manera, los límites entre residencia principal
y segunda residencia -incluyendo en ésta a la R.S.- no se podrían
establecer en base al factor tiempo de habitación sino, más bien, a la
localización espacial, junto con el resto de las variables.
También, en el «Censo de la vivienda en España», se establecen
unos criterios definidores del fenómeno en los siguientes térmi-
2. VALENZUELA RUBIO, Manuel: «Urbanización...». op. cit., pág.
367.
3. BARBIER, B.: «Méthode d'étude des résidences secondaires. L'exemple
des Basses Alpes». Mediterranée, 1965, n.O 2. Pág.s 89-111.
4. BARBIER, B.: «Méthode...». op. cit.
5. BECHMANN, R.: «Les résidences secondaires en France dans le cadre de
l'habitat de loisir». Notes et études documentaires, n.O 3.938-3.940.
6. DEWILDE, Jacques: «Résidences secondaires et tourisme de week-end en
milieu rural». Revue Beige de Géographie, 1968, n.O 3. Págs. 5-54.
7. BRIDEL, L., et GONVERS, J. P.: «Les résidences secondaires du canton
de Vaud, Laussanne». Office cantonal vaudois de l'Urbanisme, 1948. Pág. 2.
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nos: «Una vivienda familiar se considera utilizada una parte del año
cuando su utilización es estacional, periódica o esporádica y no
constituye la residencia habitual de una o más personas... Puede ser
una casa de campo, playa o ciudad, y se emplea en vacaciones,
verano, fines de semana, trabajos temporales o en otras ocasiones...
»8. Como se puede observar, se están obviando aquí los parámetros
de propiedad y de alejamiento de las ciudades, con lo que se
está definiendo más bien a la «segunda residencia» de BECHMANN
que a la R.S., fenómeno -este último- poco corriente
dentro de los límites de la ciudad y que es, en cambio, más característico
del medio rústico.
HERCE VALLEJO, sin embargo, introduce una nueva variable
consistente en que el hecho estudiado no debe «responder a
necesidades productivas». Esto unido a la idea de que la ocupación
de la vivienda no sea permanente, restringe el uso de ella al ocio y/o
al asueto. Pero al planteamiento del cual parte este autor se basa,
única y exclusivamente en la identificación de la «segunda residencia
» -según sus propias palabras- con los núcleos urbanos asentados
en el medio rural y apartados de la ciudad. Así pues, elabora un
análisis parcial, por cuanto que omite la posibilidad de la existencia
del fenómeno aisladamente. Por otra parte, si bien no especifica
explícitamente en su definición el mencionado «rasgo de pertenencia
», sin duda lo hace tácitamente ya que en el desarrollo de su artícul09
pretende demostrar la especulación a la que se ve sometida la
«segunda residencia». Con lo cual, HERCE VALLEJO ha realizado
un trabajo sobre R. S. y no sobre aquélla, a la luz de la definición
más arriba expresadalO•
En 1979, Jean DAVID, Louis FRESCHI, Jean Paul GUERIN
y Hervé GUMUCHIAN, publicaron un estudio en el que se
utilizaba un término empleado para designar una nueva forma de
distribución espacial: Rurbanización. Dicho vocablo viene a definir
«la ftiación en los campos periurbanos de residencias de ciudadanos
8. CENSO de la Vivienda en España, 1970. T. 1. Pág. VIII.
9. HERCE VALLEJO, Manuel: «El consumo del espacio en las urbanizaciones
de segunda residencia en Cataluña». Ciudad y Territorio, 1975, n.O 4. Pág.
45.
10. VALENZUELA RUBIO, Manuel: «Urbanización...». op. cit., pág.
367.
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que cada día se trasladan a la ciudad a trabaj ar» 11, es decir, que realizan
una serie de migraciones pendulares campo-ciudad y viceversa
cotidianamente, estableciéndose de alguna manera una dialéctica
socio-económica entre ambos medios que en principio pudieran
parecer opuestos pero que, no nos cabe la menor duda, están íntimamente
relacionados, o al menos, al decir de BAUER y ROUXI2
,
«imbricados». Ellos afirman que existe una superposición de las
zonas urbanizadas y el espacio rural. Pero no ha de confundirse la
«rurbanización» con la «banlieue»: la primera carece de una continuidad
física con la ciudad y la segunda, en cambio, no es más que
«el desarrollo en 'mancha de aceite'» de aquélla13. Mientras que la
«banlieu» es la ciudad derramada, la «rurbanización» es la
ciudad reventada.
Entonces, ¿cuál sería la relación existente entre el fenómeno
estudiado y la «rurbanización» o, acaso las diferencias son tan abismales
que se nos hace del todo imposible el encontrar algún que otro
nexo entre ambos? Sin duda, existen más puntos de unión que divergencias
por cuanto que ambos hechos se insertan fuera de los límites
de la urbe, en el medio rústico, además de implicar movimientos
pendulares, diarios o semanales -según los casos-, de su población
residente. También ha de tenerse en cuenta que los habitantes
del espacio rurbanizado suelen ser propietarios de sus viviendas, es
decir, cumplen el requisito de BARBIER y de VALENZUELA
RUBIO sobre lo referente al rasgo de pertenencia. Pero en su
defecto, hay que señalar un argumento rotundo y decisivo que viene
a excluirlo o separarlo definitivamente del hecho estudiado y es que
si bien la rurbanización se inserta en el espacio lejos de la ciudad,
«se pueden discernir unos ejes preferenciales: las autopistas y las
vías de ferrocarril, que desarrollan así nuevas posibilidades de
migraciones pendulares»14 cotidianas. En definitiva, se trata de residencias
principales y no secundarias, puesto que el ocio y el asueto o
11. DAVID, Jean; FRESCHI, Louis; GUERIN, Jean Paul; GUMUCHIAN,
Hervé: «Problématique et méthodes d'analyse de la rurbanisation. La Plateau de
Champagnier (Isere)>>. Institut de Geographie Alpine, 1979. Pág. 5.
12. BAUER, G., ROUX, J.-M.: «La rurbanisation ou la ville éparpillée». Le
Seuil, 1976. 192 págs.
13. DAVID, Jean; oo.: «Problématiqueoo.», op. cit., pág. 5.
14. DAVID, Jean; oo.: «Problématiqueoo.», op. cit., pág. 5.
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el descanso vacacional, si bién no están totalmente excluidos, la función
que prevalece es la de dormitorio.
Abundando en este apartado, no resulta descabellado plantear
la rurbanización como la ciudad-jardín propuesta por E.
HOWARD15 a finales del siglo pasado, ya que en ambos casos se
trata de residencias permanentes situadas en el medio rural, con una
baja densidad de edificación. Aunque en aquélla no exista un plano
preconcebido y en ésta sí, además de ser considerada como una ciudad
completa, estimamos que, ciertamente, existe, al menos, las
similitudes basadas en el contacto con la naturaleza, la existencia de
mayor espacio vital, el incremento de la calidad de vida basados en
los bajos índices de contaminación acústica y atmosférica, la mayor
cantidad de luz solar, etc...
En cuanto a la «segunda residencia» y a la «vivienda secundaria
», decir que la primera no es más que el cajón de sastre en donde
todo tipo de residencias distintas de la principal tienen cabida y no
se exige a sus ocupantes el ser propietarios de ellas, aunque también
acoja incluso a la misma R. S.; y la segunda, aclarar que se trata sencilla
y llanamente -desde nuestro punto de vista- de un símbolo
del objeto de este estudio.
Así pues, luego de haber realizado un somero análisis del fenómeno
entre algunos de los distintos autores que han tratado el tema,
podemos afirmar que ha de considerarse R. S. a toda aquella
vivienda unifamiliar, por lo general, situada fuera de los límites de la
ciudad, es decir, en el campo, que es propiedad de quien la habita y
que dicho propietario ha de ocuparla, al menos 60 horas a la
semana, aproximadamente, matizando el hecho de que ambas residencias
-la principal y la secundaria- aparte de pertenecer a una
misma persona o unidad familiar, han de estar alejadas entre sí: la
una en la ciudad y la otra en el campo o, viceversa, aunque -como
más arriba se ha expresado- este último caso no está tipificado,
debido a su escasa frecuencia. abundando en nuestro propósito definidor,
decir que la R. S. se asimila con la llamada «geografía del
esparcimiento» de «week-end», sin descartar totalmente su uso por
temporadas aunque -como más adelante quedará demostrado- se
nos muestra como un rasgo poco representativo.
15. JOHNSON, James H.: «Geografía urbana». L -Tau, 1980. Págs. 57-
60.
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Para acabar, resulta evidente la necesidad de establecer una
clasificación de las distintas formas de crecimiento de las que la ciudad
se vale y, si bien, no es en absoluto nuestra intención hacerlo, ya
que nuestro propósito es otro, sí diremos que la R. S. es una de esas
formas de expansión.
JUSTIFICACIÓN
En principio, nuestro fenómeno no es más que el efecto -la
consecuencia- de varios tipos de causas, y resulta muy probable
que más de una de ellas se halle en' la mente de todos. Tal como
pudiera ser la ideología «verde» o ideología «clorofila», que estuvo
en boga en la pasada década de los setenta, y no dudamos que aun
mantenga su vigencia'6• Es, pudiéramos decir, la vuelta a la Naturaleza,
«el regreso a las costumbres naturales que la ciudad no permite
y al contacto con los elementos naturales en situación de pureza originab)
l7. Se trata quizás, de la motivación más extendida. Pero ¿por
qué decimos que se trata de la motivación más extendida?, ¿es,
acaso, una necesidad auténtica o no es más que un implante?
Resulta evidente la influencia que la publicidad ejerce sobre el
individuo. Y aceptado este axioma, no es descabellado admitir un
climax publicitario dirigido hacia el consumo de la Naturaleza -ya
sea de manera directa o soterrada- mediante revistas especializadas
o no-, radio, cine, etc... 16
, lo cual lleva aparejado a
modo de secuela un uso discrecional del medio natural cual si se tratará
de una propiedad privada y no de una parte del patrimonio
de la colectividad.
16. EZQUIAGA DOMÍNGUEZ, Jose María.: «Parcelaciones ilegales en
suelo no urbanizable: Nuevas formas de consumo del espacio en los márgenes de la
Ley del Suelo». Ciudad y Territorio, 1983, n.O 56. Pág. 59.
16 bis. En lo referente a este punto, mencionar que allá por los años veinte se
hacia propaganda abiertamente, y así lo corrobora la revista francesa «Comment
construire sa maison» (París: Georges Lang, 1925). Más recientemente y, concretamente,
de 1960, es la revista americana «Homes of natural stone» (Detroit: Home
planners). Estos son sólo algunos ejemplos de publicidad abierta, puesto que, también
hemos de tener en cuenta la soterrada que subyace en anuncios de televisión,
cine, etc ...
17. VALENZUELA RUBIO, Manuel: «Urbanización...», op. cit., pág.
367.
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Otra causa es la que lleva al habitante de ~a ciudad a huir de ella
merced a que se encuentra saturada de las di'Stintas contaminaciones:
la del aire, que en determinados lugares y a determinadas. horas
se vuelve prácticamente irrespirable por los excedentes de gases
• expelidos de industrias, ve:hículos a motor de explosión, etc... ; y la
acústica, es decir, el excedente de todo tipo de ruidos... Esta viene a
ser, quizás, la respuesta más común a a creciente degradación del
medio urbano, degradación que se halla fuertemente relacionada
con el desarrollo acelerado de'nuestras ciudades. KEVIN LYNCH,
al referirse a este apartado, emite una sentencia muy explícita al
afinnar que «las sensaciones que en ella» -la ciudad- «experimentamos
van, con demasiada frecuencia, más allá de los límites de
la resistencia humana-lB.
Otra motivación es la falta de espacio, que a su vez se halla
relacionada con la excesiva masificación humana de las metrópolis
actuales, lo cual puede llevar al hombre de la ciudad a la búsqueda
de una intimidad que el medio urbano no le puede proporcionar. Es,
en expresión de VALENZUELA RUBIO, «la búsqueda de un
espacio independiente de toda incursión extraña» 19.
Por otra parte, la especulación es otro elemento que hemos de
tener presente, y encuentra su punto de apoyo en las causas ya
expuestas. De este modo, se trata de meros intereses, bien de los
promotores o bien de los clientes. En ambos casos, los beneficiarios
vienen a ser los actores en juego: el promotor y el cliente; mientras
que «el suelo deja de tener interés por su valor de uso... para ser solicitado
por su valor de cambio»20. Así, el promotor obtiene sus
ganancias y el cliente ha llevado a cabo una inversión que, por una
parte le proporcionará los ideales deseados -contacto con la Naturaleza,
intimidad, espacio vital, etc ...- y, por otra, le habrá solucionado
el problema de dónde invertir los ahorros, en la seguridad de
ver incrementada -con el tiempo- la ya mencionada inversión.
El incremento del índice de criminalidad urbana es, asimismo,
18. LYNCH, Kevin; Oo.: «La ciudad». Alianza, 1979. Pág. 247.
19. VALENZUELA RUBIO, Manuel: «Urbanización...», op. cit., pág.
367.
20. HERCE VALLEJO, Manuel: «El consu!U0... », op. cit., pág. 50.
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otra causa a tener en cuenta. Ello se traduce en una búsqueda de
tranquilidad de la que tampoco dispone la metrópoli y habrá de ser
en el medio rural el lugar donde buscarla.
Desde un punto de vista sociológico, otro de los catalizadores
que hemos de tener en cuenta es la necesidad de una clase media
pujante -económicamente hablando- de pretender acceder, de
alguna manera, a los modos de vida de la clase alta. Pero el problema
reside en que aquélla no puede instalar dentro de la urbe su
vivienda ajardinada, como bien pudieran hacerlo los plutócratas,
merced a la plusvalía del suelo dentro o en la periferia inmediata de
la metrópoli o, a la falta de espacio en el interior de ésta. De este
modo, al ciudadano medio no le queda más alternativa que recurrir
al suelo disponible del campo cercano, puesto que de todos es
sabido que el nivel de precios desciende paulatinamente a medida
que nos vamos alejando de la ciudad.
Es muy probable que existan otros móviles -a parte de los
expresados más arriba- que a nosotros se nos escapan, mediante
los cuales el ciudadano se siente en la necesidad de adquirir una parcela
donde construir su R. S. Pero, para acabar, hemos de tener en
cuenta que estas motivaciones se pueden dar mezcladas y/o aisladamente,
según los diversos casos.
EMPLAZAMIENTO DE LA R.S.
Los lugares donde se suele localizar el hecho estudiado
depende -en mayor o menor medida- de una serie de elementos
tales como son el paisaje, el nivel de desarrollo de la infraestructura
viaria, el clima, el relieve, el precio del suelo, etc... Todos ellos vienen
a ser los catalizadores del espacio rural, que pueden darse independientemente
o imbricados, según las necesidades de cada
usuario
Así pues, el paisaje es -en tanto que relacionado con el medio
natural- uno de los principales atractivos que el habitante de la R.
S. busca fuera de la urbe. Es la necesidad de la recreación visual que
ésta no puede proporcionar. Es también la huida del atosigamiento
diario del cemento y el asfalto la causa que le mueve a salir de ella,
aunque sea por lo general, en cortos períodos semanales.
La mayor o menor importancia de las vías de comunicación
resulta ser el elemento fundamental para que nuestro fenómeno se
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desarrolle en mayor o menor medida. Tal es así, que si no existiera
una infraestructura viária adecuada, la R.S. carecería de toda relevancia
como factor configurador del espacio rural. De este modo,
podemos afirmar que existe una relación directa entre aquélla y la
calidad de las vías de comunicación. Junto a ello, el rol que ha
desempeñado el desarrollo de los vehículos individuales en los últimos
veinte años ha sido el cofactor fundamental inherente a este tipo
de hábitat.
En cuanto al clima, decir que se relaciona con la necesidad
extrema de escapar del microclima urbano, integrado por el
«smoke» expulsado por miles de tubos de escape diariamente además
de los humos expelidos por las diversas industrias, todo lo cual
conlleva a la contaminación de la atmósfera, aumentándose las probabilidades
de inestabilidad de ésta. Por dicha razón, el ciudadano
intentará localizar su hábitat donde la luz del sol y el aire puro no
hallen el filtro de la capa sucia de la atmósfera, típica manifestación
de la metrópoli moderna... También la R. S. suele instalarse en
aquellas comarcas donde prevalece el buen tiempo, lo cual no es
óbice para que la encontremos en lugares donde suela llover con
cierta frecuencia.
El relieve da lugar a que el fenómeno se emplace de manera no
organizada. En este caso, la vivienda se nos muestra a la sazón
adaptada a él y de manera dispersa -por lo general- ocupando
espacios verdaderamente insólitos e insospechados, como pudieran
ser las «casas-observatorios», las «casas-nidos de águilas» o las
«casas-refugios»21, donde, a pesar de encontrarse en lugares poco
accesibles, poseen en su gran mayoría las comodidades propias de la
ciudad.
En lo tocante al precio del suelo, hemos de reseñar que se trata
del ingrediente esencial. A ello ha contribuido el hecho de la revalorización
del suelo urbano frente a la devaluación del suelo rústico.
De este modo, al no poder realizar el «horno urbanus» medio el
sueño de construirse su residencia individual ajardinada en las inmediaciones
de la ciudad, podrá hacerlo a unos minutos de distancia de
ella previa compra de suelo rústico a buen precio que se convertirá
21. DAVID, lean; ...: «Problématique... », op. cit., pág. 31.
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en suelo urbanizable barat022
, lo cual conlleva a un atomización del
terreno y propende hacia un despilfarro de la tierra cultivable al parcelarse
ilegalmente de manera excesiva con fines constructivos.
Todas estas variables pueden darse mezcladas o individualmente,
así como, cabe la posibilidad de que hayan, tal vez, otros factores
de localización que a nosotros se nos escapan, si bien, hemos
de manifestar que tampoco pretendemos en modo alguno agotar
todas las posibilidades sobre este particular.
RESIDENCIA SECUNDARIA EN LA VEGA LAGUNERA
Proemio
Antes de comenzar, referir que este estudio se llevó a cabo en la
primavera -de febrero a mayo, aproximadamente- del año 1980 y
permanece inédito hasta el momento actual. Fue un intento de acercamiento
al objeto de nuestro trabajo, sobre un espacio concertado
previamente. Se trataba de verificar si cabía la posibilidad de que en
unas urbanizaciones (<<Hespérides», «Manzanilla» y parte de otra
que linda con el Camino Largo o Avda. Universidad) emplazadas en
la periferia de La Laguna, existía la presencia más o menos acusada
del mencionado hecho.
El primer paso consistió en hacer un inventario de las posibles
fuentes de las que obtener la información necesaria para corroborar
nuestra hipótesis principal de trabajo, la cual propendía hacia la afirmación
de que allí existía R. S.
Ni que decir tiene que el método elegido por nosotros para realizar
esta labor de sondeo fue el método inductivo y, todas las afirmaciones
que aquí se hagan, han sido obtenidas de datos concretos y
precisos coseguidos por medio de documentación oficial y de entrevistas
realizadas a los residentes de la zona lagunera acotada. A respecto
de esto último, indicar que algunos de los encuestados eran
reacios a responder ciertas preguntas que, por lo general, aludían o
bien a quién era el propietario de la vivienda y terrenos colindantes o
22. EZQUIAGA DOMiNGUEZ, José María: «Parcelaciones...», op. cit.,
pág. 60.
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bien, a los niveles de renta de éstos. Pero globalmente, la participación
de aquéllos fue positiva puesto que jugabamos con la baza de
conocer algunas de las respuestas a las preguntas formuladas, con lo
cual, quedaban descalificadas aquellas entrevistas en las que esos
datos indicadores no coinCidieran.
DELIMITACIÓN DEL ÁREA DE ESTUDIO
Para la delimitación de la zona de estudio hubo de recorrerse la
periferia del pueblo de La Laguna para encontrar edificaciones que
presentasen las características morfológicas, digamos ideales, de la
R. S.: construcciones no superiores a dos plantas, ajardinadas o con
pequeña huerta, con las comodidades propias del medio urbano, con
piscinas, canchas de tenis...; en definitiva, formando colonias de
recreo visual y físico. A este respecto, concretar que se trataba de
buscar un contraste entre el conjunto de las nuevas construcciones y
el hábitat tradicional del lugar, contraste fácilmente perceptible por
la naturaleza de los materiales, por la misma forma de las casas y
por el modo de agruparse espacialmente23
o
De este modo, y siguiendo este criterio, se limitó el lugar de la
Vega más propicio, el cual se hallaba circunscrito por tres vías de
comunicación: el Camino Largo o Avenida Universidad, el Camino
de la Manzanilla y la Avenida «Concepción Salazar», formando un
amplio triángulo cuyas esquinas coincidan con el estadio «Francisco
Peraza», con una pequeña plaza circular y, finalmente, la
esquina formada por la confluencia de la Avenida Universidad con
el Camino de la Manzanilla.
HABITANTES DE LA ZONA DELIMITADA
Tras efectuar el tamizado de las diversas informaciones referidas
a este epígrafe, llegamos a la conclusión de que el nivel adquisitivo
y socio-profesional de la población residente era alto -salvo
raras excepciones-, rayando en lo que se podría definir como una
23. DAVID, Jean; 000: «Problématique..o»,opo cíto, págo 19.
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Residencia secundaria en la Vega Lagunera 759
plutocracia local. Para hacernos una idea, expresaremos que predominan
los rentistas, industriales, médicos, profesores (casi todos
catedráticos), arquitectos, gestores, farmacéuticos, abogados, militares
(de alta graduación), etc...
Por otra parte, en lo que hace alusión a la propiedad de la
vivienda, es decir, al «rasgo de pertenencia» de BARBIER24 expresar
que el 97,61% la posee en régimen de propiedad, mientras que el
resto se halla en régimen de alquiler.
En otro orden de cosas, decir que hemos podido corroborar la
diversidad de orígenes de los habitantes del lugar, punto fundamental
de nuestra labor demostrativa. Así pues, el abanico de posibilidades
abarca desde peninsulares hasta extranjeros -que son los
menos representativos-; ambos integran el 14,28% del total de la
muestra. Luego, nos encontramos con propietarios provenientes de
las demás islas, tales como Gran Canaria, Santa Cruz de La Palma
y la Gomera, que constituyen el 9,52%. Y finalmente, están los de
la isla de Tenerife, a quienes podemos dividirles en laguneros (que
serían el 33,33%) y los procedentes de otros municipios, los cuales
comportan el resto muestral (el 42,84%); Yson éstos los que van a
configurar el fenómeno de Residencia Secundaria. Mas, hemos de
reseñar que algunos de ellos comenzaron habitando sus viviendas
sólo los fines de semana, pero posteriormente, la ocupación se ha
convertido en permanente, observándose pues una mutación en la
funcionalidad de las viviendas que de secundarias han pasado a ser
principales, pudiéndoseles aplicar desde este momento el término de
«rurbanas», utilizando el vocablo francés más arriba expresad025 •
Así pues, se comprueba aquí otra de nuestras hipótesis de trabajo y
es que la R. S. constituye el primer paso de una de las formas de
expansión de la urbe.
Efectivamente, nuestro fenómeno podría ser perfectamente
definido como una avanzadilla de la ciudad hacia el campo, como un
ejército de cemento, madera y metal, que va estableciendo sus posiciones
en aquellos lugares considerados ideales o, tal vez, como el
emisario que la ciudad envía al campo para entablar una dialéctica
entre ella y la natura. Es pues, la conquista lenta por persistente de
24. BARBIER, B.: «Méthodeoo.>>op. cit.
25. DAVID, lean; oo.: «Problématique...»,op. cit., pág. 5.
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la metrópoli sobre el campo porque lo que comienza siendo bastión
avanzado, termina por convertirse en espacio rurbano y, posteriormente,
en suburbio residencial periférico de la gran ciudad, quedando
explícitamente demostrado el papel configurador del paisaje
que posee la R. S. en el ámbito comarcal e, incluso, regional,
viniendo a justificar, de alguna manera, la eclosión de las denominadas
«nebulosas de chalets», manifestación urbanística reciente cuya
constitución no es más que la consecuencia de la proliferación de R.
S., o bien, de residencias rurbanas, según los casos, lo cual ha estado
propiciado en gran medida por el mejoramiento de las comunicaciones
terrestres, y nos referimos concretamente a las autopistas y
carreteras, verdaderos hilos conductores de expansión de la metrópoli
a modo de nebulosa...
A parte de esto, hemos de recalcar, en cuanto a la antigüedad
de los habitantes del lugar acotado, que el 30,95% residen desde
hace relativamente poco tiempo (de 1965 a 1978) observándose una
mayor frecuencia entre los años que van de 1975 a 1978, quedando
demostrada la proposición expuesta por EZQUIAGA DOMÍNGUEZ,
la cual rezaba que era en la década de los setenta donde se
había localizado un mayor incremento de R. S., para el caso de
Valladolid26• A su vez, HERCEVALLEJO demuestra otro tanto de
lo mismo para Cataluña27•
EVOLUCIÓN DEL PARQUE AUTOMOVILÍSTICO
Como ya se ha manifestado, el aumento de la motorización de
la población junto al mejoramiento y proliferación de las carreteras
han sido los cimientos indispensables para la eclosión y posterior
desarrollo de la R. S. Esta afirmación queda más que demostrada si
observamos los datos facilitados para el período que va de 1960 a
1979 por la Jefatura de Tráfico de Santa Cruz de Tenerife, donde la
evolución del parque provincial podemos afirmar que ha sido desmedida.
Así, mientras que en 1960 existían aproximadamente
26. EZQUIAGA DOMiNGUEZ, José Maria: «Parcelaciones... », op. cit.,
pág. 59.
27. HERCE VALLEJO, Manuel: «El consumo...», op. cit., pág. 47.
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Residencia secundaria en la Vega Lagunera 761
14.840 vehículos, en 1970 se llegaba a la cifra de 61.156, con lo
cual y, en solo una década, la cifra para 1960 se había multiplicado
por cuatro; y de 1970 hasta 1979, de 61.156 se alcanzó la cota de
162.162 vehículos, duplicándose con creces la evolución del parque
móvil en la segunda década y quedando corroborada, de esta
manera, nuestra hipótesis.
En lo que atañe al tema que nos ocupa, reflejar aquí la existencia
de una fuerte motorización del lugar, llegándose a contabilizar la
cantidad media de dos vehículos -entre automóviles y motocicletas-
para cada residencia, constatándose el hecho de que no
había ninguna que careciera de, al menos, uno. A pesar de ello, las
contaminaciones acústica y atmosférica, prácticamente no hacen
acto de presencia a causa de la baja densidad de las edificaciones y a
la proliferación de espacios verdes, a lo cual se une la inexistencia
total de cualquier tipo de actividad empresarial pública dentro de la
zona, que conllevaría a la atracción de población hacia el lugar, consiguiéndose
así la tranquilidad y la intimidad deseadas.
CONCLUSIONES
Luego de analizar todos los datos acumulados sobre esa parcela
lagunera que fue objeto de nuestra atención, se han demostrado una
serie de hipótesis que no son originales del lugar sino que, más bien,
se pueden enmarcar dentro de un movimiento que se ha manifestado
coetáneamente en distintas comarcas de nuestra geografía, las cuales,
se desglosarían de la siguiente manera: primeramente tuvo lugar
una salida lenta pero progresiva de ciertos elementos de la población
urbana en el período estudiado (de 1960 a 1979), con la finalidad de
adquirir una parcela en la que levantar un nuevo hábitat alejado de
la ciudad. Esto es, un tipo de vivienda concreto, con una funcionalidad
concreta, que acoge a un contingente poblacional de características
cuasi homogéneas, que en principio la ocupará con cierta
periodicidad. En segundo término, después de un periodo de tiempo
indeterminado, al que podríamos denominarlo de aclimatación, se
observa una tendencia hasta el establecimiento permanente en la R.
S., convirtiéndose así en residencia principal. La tercera tesis afirmada
consiste en que el hecho estudiado constituye una forma muy
particular de crecimiento urbano, en tanto que, si bien se enmarca
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fuera de los límites de la ciudad, la idiosincrasia que prevalece es la
de aquélla y no la rural.
Para acabar, hemos de manifestar que se han corroborado
todas ellas en la parcela estudiada, aunque todavía -y nos referimos
a 1980- permanecían como vivienda secundaria, aproximadamente
el 18,85% del total, mientras que el resto de la muestra podía
ser perfectamente catalogada como vivienda rurbana.
CONSECUENCIAS
Son varias e inciden principalmente en el espacio donde se
emplaza la R.S.: el campo. Así pues, nuestro fenómeno contribuye a
la compartimentación del espacio rural y natural, dentro o fuera de
los límites legales. Y hacemos esta observación en base a que en el
caso de Valladolid se ha verificado la presencia de R. S. en aquellos
lugares donde falta una cobertura de planeamiento además de un
control urbanístic028
• Sobre este particular hemos de decir que en la
parcela delimitada de la Vega lagunera no se ha observado este
hecho, puesto que las urbanizaciones allí construidas obedecen a un
plan de desarrollo de su Ayuntamiento.
De otro lado la influencia en el paisaje y sobre el ecosistema
puede ser decisiva a corto, medio y largo plazo. A este respecto,
HERCE VALLEJü29 nos recuerda las secuelas de la acción antrópica
en el medio natural, afirmando entre otros detalles, que el
efecto de la desforestación de éste lleva consigo inevitablemente la
aceleración de los distintos tipos de erosión y, a su vez, al crearse
calveros en la cobertura vegetal, para edificar viviendas -lo cual
lleva aparejado el asfaltado de las vías de acceso- tendrá lugar un
incremento de la escorrentía de las aguas además de las posibilidades
de incendio, ya que de todos es sabido, que cualquier poblamiento
vegetal es más inflamable cuanto más degradado se
encuentre.
28. EZQUIAGA DOMÍNGUEZ, José Maria. «Parcelaciones... », op. cit.,
pág. 64.
29. HERCE VALLEJO, Manuel: «El consumo...», op. cit., pág. 54.
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Asimismo, se produce una yuxtaposición y contraste de idiosincrasias
-la rural y la urbana-, contraste que queda significativamente
de manifiesto en la morfología de las viviendas, en la forma de
diseminarse por el medio rústico, en el carácter de sus habitantes...
Es, en definitiva, la oposición entre los modos de organización del
espacio rural y el espacio urbano, de tal manera que se nos antojan
estos núcleos de R. S. con el síntoma que demuestra la debilidad del
medio rural frente a la prepotencia de la ciudad cuya influencia
crece diariamente.
Otra de las secuelas que acarrea nuestro fenómeno consiste en el
despilfarro de terreno potencialmente cultivable que se desprecia
frente a la posibilidad de obtener unos beneficios merced a la especulación
del suelo, todo lo cual quedaría atajado si se creara una
comisión urbanística intermunicipal a niveles de Gobierno Autónomo
que se encargara de verificar los límites de manera diáfana
entre lo que es catalogado como suelo rústico y lo que es catalogado
como suelo urbanizable, empresa harto difícil planteada a los especialistas
de lo urbano y no es más que la consecuencia del aumento
del ritmo de vida y de la madurez de la metrópoli, dificultad incrementada
por el crecimiento de los pueblos periféricos, llegándose a
una situación en donde ambos términos se imbrican y confunden.
Finalmente, referir que la R.S. es un fenómeno irreversible, respuesta
a los variados problemas planteados por la gran ciudad, y que
puede ser interpretada como el comienzo de un nuevo ciclo de su
desarrollo en los umbrales del año 2000.
FUENTES DOCUMENTALES
- Jefatura Provincial de Tráfico de Santa Cruz de Tenerife.
- Excmo. Ayuntamiento de La Laguna.
- Cabildo Insular de Santa Cruz de Tenerife.
- Delegación del Ministerio de Economía y Hacienda.
- Encuesta personal.
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