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763 MUJERES DE SANTA CRUZ DE LA PALMA EN LA EMIGRACIÓN A CUBA (18501870) José Eduardo Pérez Hernández Ella piensa, abstraída, en cualquier lugar, mar adelante, siguiendo la ruta de las aves migratorias. (Ana Samblás: Un lugar al norte del corazón) INTRODUCCIÓN Santa Cruz de La Palma, 18501870: mujeres a centenares de quienes apenas conocemos otra cosa que su nombre y su decisión de emigrar a América. ¿Cómo abordar su estudio? Vivimos en un tiempo de fragmentación historiográfica americanista y de convivencia entre novedades, tradiciones y retornos de líneas de investigación en este campo: la historia de las relaciones de género, la estructuralcuantitativa y la antropológicointerpretativa o vuelta al individuo y la escala humana. 1 Y no sólo conviven, sino que pueden integrarse en el quehacer del historiador. El enfoque central de “mirada de halcón”, en nuestro caso, viene dado por el carácter estructural de la emigración canaria a Ultramar y el análisis cuantitativo que impone la documentación municipal utilizada. No disponemos de fuentes adecuadas para elaborar historias de vidas de mujeres emigrantes en el período que nos ocupa, pero sí al menos tenemos presente que no es sólo la razón económica la que determina a emigrar, pues existen otros factores de índole cultural, mental y de género que tienen su propia autonomía. 2 En este sentido, desde la antropología social y mediante las fuentes de tipo oral, autores como Galván Tudela ponen de relieve el papel del grupo doméstico y de las redes sociales en el fenómeno migratorio; y autoras como Borderías y Ascanio Sánchez desvelan la importancia de la mujer en dicho proceso. 3 Desde la perspectiva de género, el objetivo de quienes cultivan esta línea de investigación ha sido reivindicar el papel de la mujer en las migraciones; sacarla de la invisibilidad que le otorgaba el viejo modelo androcéntrico por considerar la migración masculina como laboral y la femenina como dependiente o de acompañamiento. Se trata de recoger la motivación femenina en este fenómeno, en el cual, amén de los factores económicos, entran en juego otras variables como la división sexual del trabajo, las restricciones morales a la movilidad de la mujer, las relaciones de poder en el seno de la familia o la propia capacidad de decisión 4 . En un estudio como el nuestro, basado en la cuantificación y sin la suficiente información acerca de la sociedad de acogida de las emigrantes, resulta muy difícil valorar estas cuestiones, aunque las tendremos en cuenta en la medida de lo posible. No es el propósito de este trabajo analizar comparativamente las migraciones femenina y masculina de la capital palmera, que sólo efectuamos en puntos concretos. Y menos aún el trazar una historia comparativa de la mujer emigrante del siglo XIX con la de la actualidad. Sin © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XVI Coloquio de Historia CanarioAmericana 764 embargo, teniendo en cuenta que las mujeres suponen casi la mitad del contingente migratorio mundial en nuestros días y que la mitad o más de las mismas emigran por razones laborales, 5 características éstas (con otras realmente sorprendentes) que se verán en nuestro estudio, consultamos como guías orientadoras algunos trabajos que analizan la inmigración actual de mujeres latinoamericanas en España y su manera de sobrevivir en las sociedades receptoras. 6 Elegimos el municipio de Santa Cruz de La Palma porque presenta un singular relieve como centro emisor de emigración femenina a Cuba, en relación con la masculina, entre sus habitantes, lo que le convierte en un escenario de privilegio para reivindicar el papel de la mujer en la emigración a América. Sobre esto, a día de hoy se ha hecho muy poco en Canarias, más allá de su inclusión muy secundaria en obras generales que tienden a enfocar el hecho migratorio exclusivamente como fenómeno masculino. La acotación temporal de 1850 a 1870 obedece, por un lado, a nuestro interés en manejar un periodo corto de tiempo previo al fenómeno de la emigración masiva, que arranca a partir de los años 80. Por otro lado, se trata de los primeros veinte años plenamente documentados sobre este tema, que además se ajustan al ámbito municipal capitalino, pues desde los años ochenta, se conservan, asimismo, comendaticias expedidas por la alcaldía santacrucera a un elevado número de personas del interior insular y aun de otras islas, en especial de La Gomera. No incluimos la década de 1870 porque en parte de ella existe un vacío de información, creemos que no sólo por el efecto de inhibición de la guerra de los Diez años en la emigración, sino también por pérdida documental. Las fuentes utilizadas proceden del Archivo Municipal de Santa Cruz de La Palma (registros oficiales sobre todo, las solicitudes de licencias para emigrar, o comendaticias, expedidas por el Ayuntamiento como paso previo para la obtención del pasaporte). Para apoyar esta documentación recurrimos, asimismo, a las autorizaciones paternas para las emigrantes menores de edad, al registro de pasaportes para Ultramar (del que no tenemos sino unos pocos años: de 1851 a 1854) y a las listas de pasajeros de los barcos que van a Cuba, (incompletas, ya que apenas se conserva alguna relación de pasajeros en la década de 1850, siendo más abundantes en la siguiente). Los registros de pasaportes y de pasajeros, aunque incompletos, permiten cotejar la emigración capitalina con la del resto de la isla y de otros lugares del Archipiélago, pero también nos descubre ciertas fallas en la documentación oficial de la época, ya que no hay una exacta correspondencia entre solicitudes de comendaticias, pasaportes y pasajes allí donde es posible su comparación. 7 De ello se deducen tres cosas: en el día no existen todas las comendaticias que fueron, por lo cual hemos optado por incluir en el presente trabajo a aquellas pocas vecinas de Santa Cruz de La Palma de las listas de embarque que no figuran entre las solicitantes de licencias para emigrar a Cuba; segundo, cabe la posibilidad de que una parte de dichas solicitantes finalmente decidiera no continuar con su propósito de emigrar o lo pospusiera para más adelante; no obstante, dadas las incertidumbres que plantean sobre este tipo de fuentes y su actual estado de conservación, decidimos trabajar desde la base de que todas las comendaticias llevan a una emigración efectiva; tercero, también es posible que un incierto número de adscripciones de vecindad capitalina sean en realidad una atribución equivocada producto de la confusión de los conceptos vecino y residente, pero por lo mismo que llevamos dicho y porque vemos que al menos en ocasiones se sabe discernir entre ambos términos, lo dejamos como está. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Mujeres de Santa Cruz de La Palma en la … 765 Abundando en nuestra segunda hipótesis, una vieja estadística cubana refleja la casi nula entrada de inmigrantes palmeros por el puerto de La Habana de 1845 a 1851 (último año contabilizado). 8 De ser así, decenas de comendaticias correspondientes a los dos años finales del citado periodo no se habrían traducido en emigración efectiva. Curiosamente sólo en tres de éstas se incluye indicación de la interesada del barco en que hará el viaje, siendo a menudo en los años siguientes superior al 50% y aun al 70% de las solicitudes. (¿Acaso deberíamos otorgar una mayor fiabilidad como emigrante a quien en su solicitud señala el barco en que partirá?, ¿y si no por olvido o capricho del empleado municipal, es posible que la no indicación de barco concreto suponga una voluntad menos férrea, más mudable a la hora de efectuar o no el viaje?). Consideraciones aparte, tenemos indicios suficientes para saber que el flujo migratorio a La Habana no se detiene, al menos en algunos de los años arriba acotados, y para creer más bien en un error de registro por no contabilizarse la procedencia última de los pasajeros, suponiendo a todos los viajeros naturales de la isla de salida final de los barcos, cuya confusión tal vez explique la escasa representación de las islas llamadas menores y la importancia de las centrales. Seguimos el procedimiento cuantitativo en lo que se refiere a las solicitudes de comendaticias. Contabilizamos las masculinas y anotamos al detalle las femeninas: nombre, naturaleza, vecindad, edad, estado civil, barco en el que viaja, destino, razones para emigrar, si viaja sola o acompañada, si señala consentimiento de sus padres, si indica algún tipo de contacto al otro lado y si sabe o no firmar. Amén del contenido formulario sobre que la emigrante es de buenas costumbres, no deja deudas ni cuentas con la justicia, y que marcha libremente “sin sugestión, compromiso ni fuerza de ninguna especie”. Todo ello acreditado siempre con tres testigos solventes. En el apéndice del final se ofrece una relación completa de las mujeres capitalinas que solicitan emigrar a Cuba de 1850 a 1870. Un referente bibliográfico de imprescindible consulta para este trabajo es la obra magna de Julio Hernández García, todo un clásico sobre el tema de la emigración canaria a América en el XIX, pionero en el estudio exhaustivo de las comendaticias, incluidas las de Santa Cruz de La Palma. Sobre éstas últimas, a su aportación general, añadimos ahora, dentro de la secuencia temporal considerada, no sólo un análisis con más profundidad de las licencias femeninas, sino también la inclusión del año de 1851, cuyas comendaticias hallamos traspapeladas en otro lugar del archivo municipal. MUJERES EMIGRANTES: EN QUÉ MEDIDA Y POR QUÉ Es un hecho establecido el perfil humano dominante de la emigración isleña a Cuba: varón, campesino, joven, soltero, que no sabe leer ni escribir. Es muy amplio también el consenso historiográfico sobre el concurso femenino en esta migración regulada: siempre claramente minoritario con respecto al masculino, es decir, un 29% para todo el ámbito canario del siglo XIX, oscilando según los estudios parciales entre el 18% y el 37%. 9 La isla de La Palma no es una excepción. Si se contempla globalmente, o si se pone de relieve cualquiera de sus municipios rurales, como hace Hernández García al referirse a los casos de Mazo y El Paso en el siglo XIX, la cifra de mujeres emigrantes gira siempre en torno al 20%. 10 Y del análisis del registro de pasaportes entre 1851 y 1854 se constatan unos porcentajes de mujeres emigrantes palmeras, respecto de los varones, similares al conjunto del Archipiélago, esto es, entre el quinto y el tercio del total. 11 Pero no ocurre lo mismo, como vamos a ver, en el caso de la capital insular. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XVI Coloquio de Historia CanarioAmericana 766 Aunque Santa Cruz de La Palma, con sus 45 kilómetros cuadrados, es un municipio de tamaño medio en la isla, tiene no obstante un destacado papel en el fenómeno migratorio. Alberga la única ciudad con que cuenta La Palma en el periodo que estudiamos; ciudad pequeña, pero portuaria y capitalina, que en 1860 concentra al 85% de los más de cinco mil habitantes de la demarcación municipal (el otro 15% se distribuye entre sus pagos rurales: La Dehesa, Mirca, Velhoco y Las Nieves). Reúne además a lo más selecto de la sociedad insular: la mayor parte de los grandes propietarios, comerciantes, industriales y profesiones liberales, en cuyas casas trabajan alrededor de 300 mujeres en el servicio doméstico, muchas provenientes de los pueblos del interior. 12 Llama la atención el alto porcentaje de emigración femenina a Ultramar en Santa Cruz de La Palma durante estos veinte años: ronda el 45%, tanto en el número de solicitantes (440), como en el total de emigrantes de sexo femenino (alrededor de 700). Es decir, la emigración femenina está cerca de igualarse a la masculina en el escenario urbano insular a diferencia del rural. Hay varios años incluso en los cuales es mayor el contingente femenino que el masculino. 13 Supone un dato porcentual superior al de otros municipios canarios de la época que cuentan con ciudades importantes, como La Laguna, donde a igual acotación temporal las mujeres emigrantes no superan el 34%, 14 o son localidades destacadas, casos de Gáldar (38%) y La Orotava (38,9%); y similar a áreas capitalinas y/o portuarias como Las Palmas de Gran Canaria (45,54% de solicitudes femeninas de comendaticias entre 1848 y 1871) y Puerto de la Cruz (43,75% entre 1855 y 1876). 15 Pero ¿cómo se explica entonces el fuerte desequilibrio entre varones (2.236) y mujeres (3.128) del censo de 1860 en Santa Cruz de La Palma, según el Diccionario de Olive? Sentada la cautela con que debemos manejar los registros y estadísticas de la época, parece plausible el factor de atracción laboral femenina –servicio doméstico y otros oficios– del interior insular hacia la capital, como más adelante se verá, sin que ello obste el apunte de otras posibilidades enunciadas aquí a modo de hipótesis: un comportamiento migratorio distinto, anterior a 1850, más favorable a los varones; el registro de una población femenina residente recién llegada a la ciudad con la intención de emigrar a corto plazo; la mayor incidencia en las mujeres del posible desnivel entre solicitudes de comendaticias y emigración real… Las solicitudes se distribuyen de modo desigual entre las décadas de 1850 y 1860. Como también sucede en La Laguna y todavía más en Las Palmas de Gran Canaria, 16 la primera década concentra cerca de dos terceras partes de las comendaticias capitalinas (62%), así como a casi dos de cada tres solicitantes solteras y viudas (63%). ¿Por qué esta desigualdad temporal y por qué aquella aproximación entre los sexos en el contingente migratorio de este periodo en la capital palmera? Trataremos de responder a ambas cuestiones a continuación. No cabe duda de que existe un contexto socioeconómico negativo en el decenio de 1850, que propicia una emigración más numerosa. La isla de La Palma convalece aún de los ruinosos años agrícolas en la década anterior por la sequía, las plagas y consiguientes malas cosechas sucesivas. La mala situación se prolonga en los años 50 (plaga de oidium en 1852), de manera que las rentas de la tierra han decaído, los precios de productos básicos como el trigo se disparan, los jornales son escasos y la presión fiscal es difícil de sobrellevar. En estas circunstancias pesan decisivamente los factores estructurales de la presión demográfica sobre los recursos y la desigual distribución de la propiedad de la tierra, concentrada en pocas © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Mujeres de Santa Cruz de La Palma en la … 767 manos, a la vez que muy atomizada la restante en muchas explotaciones familiares insuficientes para el mantenimiento del grupo en los tiempos críticos. Más todavía si a todo esto añadimos un cambio en la legislación estatal favorable a la libre emigración en 1853. 17 La crisis afecta sobre todo a las familias más humildes de la isla, pero también se resienten las más acomodadas de la capital. En aquéllas, no sólo en un incremento de la emigración general al exterior, sino además en el éxodo femenino interior hacia la ciudad, no pocas veces como paso previo para el objetivo final de cruzar el Atlántico. En éstas, por ejemplo, en su capacidad para sostener como antes los empleos y los salarios de su servicio doméstico, así como otros trabajos que demandan las mujeres recién llegadas. Por otra parte, los en otro tiempo florecientes talleres artesanales de la seda, que según el Diccionario de Madoz ocupaban a muchas jóvenes de la ciudad, han entrado en una decadencia lenta pero definitiva desde la primera mitad del XIX, incapaces de competir con la moderna industria textil de otros países. 18 Todavía en 1860, no obstante, existen 26 cabezas de familia con el oficio de sedero en Santa Cruz de La Palma, 19 lo que presupone una cifra cercana de talleres familiares. Sin embargo, resulta difícil calibrar el impacto de la coyuntura crítica en este sector económico y su incidencia en la incierta emigración de parte de su mano de obra femenina. La década de 1860, en cambio, supone un renacimiento económico y social en la isla de la mano de la cochinilla, en algunas de cuyas faenas de cultivo se ocupan las mujeres como jornaleras (semillado, recolección). Además, en aquellos años, Blas Carrillo Batista emprende un ambicioso aunque breve intento de reactivación y modernización industrial de la seda en la capital insular, que da trabajo a numerosas hilanderas con salarios elevados. 20 De ahí que el contingente migratorio sea notablemente inferior. Continuando con los aspectos que explican la emigración general, y la femenina en particular, de Santa Cruz de La Palma, deben considerarse los factores de atracción en el país receptor. Al igual que los varones, las mujeres emigrantes palmeras eligen la isla de Cuba como destino casi exclusivo (434 solicitantes). Sólo en cinco comendaticias se opta por Venezuela o Puerto Rico. 21 Ya a mitad del siglo XIX puede hablarse de una tradición migratoria palmera en cadena hacia zonas concretas de la Gran Antilla. Como veremos en otro capítulo, en el caso de las mujeres no se trata sólo de una emigración dependiente, es decir, el reencuentro con el cónyuge o los parientes en América bajo el efecto llamada, sino que también encontramos a muchas emigrantes que marchan por sí mismas en busca de fortuna personal, de empleos mejor retribuidos, tras los ejemplos de otros convecinos de ambos sexos, y de amigas y conocidas de su entorno más cercano. (¿Hasta qué punto estimuladas o seducidas por hábiles “enganchadores” al servicio de navieros que buscan llenar sus barcos de “mercancía” humana, o tal vez con un propósito más deleznable de trata de blancas? Abordaremos esta cuestión más adelante). Lo cierto es que también influye en la decisión de emigrar saberse bienvenidos por las autoridades coloniales en Cuba. Políticas de atracción de inmigrantes españoles, canarios en muy destacable proporción, para ocupar tanto las áreas rurales como las urbanas con pobladores blancos, baratos y poco conflictivos. Es la época en que se produce el enorme crecimiento de los sectores azucarero y tabaquero en el campo cubano, y de los servicios en las ciudades, donde se asiste, según Moreno Fraginals y Moreno Masó, a una fiebre edificadora y a la apertura de “un amplio mercado de trabajo mejor pagado que en España y Canarias […]: ser blanco, en esta sociedad, era en sí un oficio bien pagado”; 22 además, la © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XVI Coloquio de Historia CanarioAmericana 768 preferencia por los blancos para poblar las urbes pretendía contrarrestar la significación social alcanzada por la población negra o mulata libre, temida por su capacidad levantisca contra el orden establecido como acababa de suceder en 1844. 23 MUJERES EMIGRANTES: SU PERFIL SOCIAL Sobre las características de la emigración femenina, el mayor número de autores pone de relieve su aspecto dependiente. En el sentido de producirse al amparo del varón, ya sea por emigrar las mujeres en el seno de la familia –destacado por algunos historiadores en el caso palmero–, ya por la existencia de un lazo masculino que las atrae desde el punto de destino: maridos, padres, hermanos e hijos; incluso novios que las precedieron en la emigración y las llaman después para contraer matrimonio. Estas estrategias forman parte de lo que se llama la “emigración diferida”. 24 Pero otros autores, como Cabrera Déniz y González Pérez, sin desdeñar en absoluto lo anterior, apuntan a un perfil de mujer emigrante más parecido al modelo masculino, esto es: joven soltera protagonista, que marcha por razones económicas, 25 sola o con niños y hermanos menores a su cargo, y sin aparente señal de contacto familiar o matrimonial en el otro lado. Esta última vía explicativa en nuestra opinión adquiere notable importancia en Santa Cruz de La Palma. Así pues, como hemos visto, la ciudad palmera cuenta con una importante población femenina no nacida en el municipio, fruto de la emigración campociudad. La capital ofrece empleo para la mujer, especialmente en el servicio doméstico, que se cubre con niñas y jóvenes solteras a menudo provenientes de los pueblos de interior, las cuales contribuyen a reducir las cargas familiares con su salario, o simplemente dejando de ser una boca más que alimentar. En tiempos difíciles este éxodo rural parece incrementarse. Al comparar el padrón de habitantes de 1849 con el censo de población de 1860 según Olive, comprobamos que el número de criadas prácticamente se ha duplicado en una década. 26 No podemos saber con precisión cuántas de las mujeres registradas como sirvientas en el padrón figuran luego en las peticiones de comendaticias de nuestro estudio. Creemos identificar a un número considerable de ellas en los casos en que aparece escrito su nombre seguido de al menos un apellido, pero a menudo por desgracia sólo tenemos el nombre de pila. Aunque la fiabilidad de estos registros censales es dudosa, es claro, dando por buenos sus datos, que las sirvientas capitalinas emigran a Cuba, pero también que en mayor medida llegan las jóvenes campesinas a la ciudad buscando ese empleo, quizá con el carácter transitorio de quien tiene ya la mira puesta en el viaje a Ultramar. Se vislumbra, pues, un notable trasiego de mujeres jóvenes: campociudadultramar. El análisis del servicio doméstico de una familia capitalina de entonces puede ayudarnos a entender la situación. Entre noviembre de 1855 y febrero de 1863, por el hogar burgués del abogado Antonio de las Casas López, domiciliado en la calle principal de Santa Cruz de La Palma, pasan más de cincuenta criadas diferentes, sin contar las amas de cría, casi una veintena de marzo de 1856 a julio de 1857. 27 Este tremendo trasiego ancilar es muy sorprendente teniendo en cuenta que en la casa del abogado De Las Casas, una familia nuclear con un solo hijo, nunca habrá sino una o a lo sumo dos mujeres en el servicio doméstico a la vez. Resulta significativo, además, que la mayor inestabilidad en el empleo de las sirvientas ocurra en los años 50, los de más intensa emigración femenina a Cuba. En efecto, en los primeros cuatro años anotados entran en la citada casa más de cuarenta criadas distintas, que salen mayormente al cabo de una o dos semanas; pocas sobrepasan el mes de permanencia. En el período de mayo de 1860 a febrero de 1863, en cambio, son once las criadas y su © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Mujeres de Santa Cruz de La Palma en la … 769 estancia predominante aumenta –de dos a cinco semanas–, encontrando dos empleadas de insólita durabilidad (nueve meses y un año). Puede ser que estemos ante un caso anormal de familia demasiado exigente y dura con sus sirvientas, pero, aunque así sea, parece claro que la demanda laboral supera a la oferta con creces: esto es, en un contexto de crisis económica y éxodo rural hay abundancia de muchachas que buscan empleo en la ciudad. Si además consideramos que el salario que se acostumbra asignar a las sirvientas de la familia Las Casas López es de un peso o un duro mensual como mucho (a veces menos: seis reales de plata, medio duro), y que dicho sueldo de un peso al mes para las criadas se ha mantenido inmutable en la capital palmera desde principios de siglo, a lo largo de cincuenta años, 28 podemos deducir el atractivo que supone la emigración hacia las ciudades cubanas, donde presumiblemente habría mayores posibilidades de trabajo estable y mejores emolumentos. Entre estas mujeres y su sueño de futuro allende el Atlántico se interpondría el precio del pasaje. Un mínimo de una onza de oro (dos o más por instalarse en la cámara) costaba el viaje a La Habana en el bergantín San Miguel en 1850; 29 es decir, 16 duros, en el mejor de los casos el fruto íntegro de un año y cuatro meses de trabajo de una criada en Santa Cruz de La Palma. Aunque parece posible de sobrellevar sin el apoyo familiar (lo que implica la opción para las emigrantes de que la mano “patriarcal” no esté presente en la decisión final; sí en el primer viaje del campo a la ciudad, mas no en el segundo rumbo a América, como señala Cristina Borderías), 30 ello no es óbice –lo veremos– para sostener el predominio del consenso y la ayuda familiar a la mujer emigrante palmera. No es posible identificar en nuestro listado de solicitantes de comendaticias a las empleadas domésticas anotadas en el cuaderno del abogado De Las Casas. Éste suele referirse a ellas sólo por su nombre de pila, añadiendo unas veces su origen geográfico (“Juana de Mazo”), otras su filiación o parentesco (“Josefa la hija de Cabrilla ”), o bien su apodo familiar (“Francisca diablo fuerte”). Los apellidos apenas aparecen. Pero, por todo lo dicho anteriormente, puede afirmarse que la emigración femenina de Santa Cruz de La Palma se nutre en primer lugar del colectivo de jóvenes que trabajan, o se disponen a hacerlo, en el servicio doméstico. En este sentido, es significativo el grupo de mozas sirvientes de las comendaticias, únicas solicitantes de las cuales sabemos su dedicación gracias a que sus últimos amos actúan de testigos en las mismas. 31 En otros casos figuran solicitantes que bien al emigrar por primera vez, o en el viaje de vuelta a su domicilio cubano, llevan consigo a chicas palmeras como criadas. 32 Más claro es el hecho de que sólo la mitad de las mujeres solicitantes de comendaticias son naturales de Santa Cruz de La Palma; mientras que otra cuarta parte procede del arco norte insular (Garafía, Barlovento y San Andrés y Sauces), los municipios donde sabemos que había más jóvenes sirvientas que suministraban a las familias acomodadas de la capital: un 5% de Los Llanos de Aridane, 3,7% de otras islas canarias y en menor medida de cada uno de los restantes municipios palmeros: Puntagorda, Breña Baja, Mazo, Puntallana… Las mujeres solteras de la capital palmera llegadas a las urbes cubanas en estos años pertenecen a las clases populares y a un mundo laboral conformado por sirvientas, como se ha visto, pero también por costureras, lavanderas, etcétera. Sobre estos últimos oficios tenemos un conocimiento aún más indirecto, pues las solicitudes de comendaticias nada dicen al respecto. Sólo de una de las mujeres relacionadas al final de este trabajo se sabe que es costurera, aunque con toda probabilidad no es la única. Baste recordar la tradición sedera © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XVI Coloquio de Historia CanarioAmericana 770 insular y la importancia posterior del gremio de bordadoras en Santa Cruz de La Palma. Pero ocurre que la seda palmera, si bien decadente, está mucho más viva que en ningún otro lugar del Archipiélago a mediados del XIX. 33 Esto nos lleva a plantear la hipótesis de que en el caso palmero el contingente de costureras que emigran a Ultramar es secundario respecto del servicio doméstico, mientras que en Tenerife y Gran Canaria adquiere mayor importancia porque la ruina del textil en esas islas es ya completa durante los años de nuestro estudio. Así se explica que entre las mujeres que llegan al puerto de Matanzas en esta época, ninguna de las cuales parece proceder de la capital palmera y sí de las islas centrales canarias, figuren muchas más costureras que sirvientas. 34 Se entiende entonces por qué el porcentaje de solicitantes solteras alcanza el 81,79% de las comendaticias femeninas (355), mientras que las viudas suponen el 10,14% (44) y las casadas que van a reunirse con sus maridos el 8,06% (35). Las mujeres emigrantes con sus esposos e hijos representan sólo el 5% del total de ambos sexos (52 familias entre más de un millar de comendaticias). Es muy importante, por contraposición, el volumen de emigrantes solitarias: el 70% frente al 85% entre los varones. Y si sólo consideramos a las mujeres solicitantes solteras, el porcentaje de viajeras solitarias alcanza el 80%. Del 20% de solteras restantes casi la mitad se acompañan de sus hijos naturales, pequeños por lo general, y aproximadamente otra cuarta parte lleva consigo a una o dos hermanas. La gran mayoría tiene edades comprendidas entre los 14 y los 25 años, siendo el grupo de 20 a 25 el más numeroso. No sorprende que casi un tercio de estas mujeres solteras solicitantes sean huérfanas (más de 100 chicas en veinte años por sólo 35 varones ídem). No pocas veces la orfandad femenina provoca su llegada a la capital palmera desde muy niña para servir, bien por fallecimiento de sus padres o porque éstos, al verse forzados a emigrar a Cuba, dejan a su pequeña colocada en una casa de la ciudad. Esta separación forzosa puede ser definitiva al perderse por completo el contacto y no tener ninguna noticia de los progenitores emigrados. Tampoco extraña la presencia de chicas expósitas (el 8% entre las solteras), pues Santa Cruz de La Palma tiene la única Cuna de Expósitos, adonde llegan en secreto bebés de toda la isla. Además de por lo referido más arriba, que las emigrantes pertenecen al estrato social más humilde y desposeído puede verse tanto en sus alegatos de insolvencia para obtener pasaporte gratis, como especialmente en su analfabetismo masivo. Solamente en once de las comendaticias femeninas la interesada sabe firmar, esto es, el 2,5% de las solicitantes. Una cifra muy por debajo del nivel de alfabetización femenina que indica el Diccionario de Olive para Santa Cruz de La Palma en 1860: 18,67% que sabe leer y escribir. 35 Excluyendo al grupo de huérfanas y expósitas, 6 de cada 10 solteras marchan con el consentimiento de sus padres (proporción apenas superior a la de los varones). Resulta curioso el equilibrio existente entre los permisos paternos y los maternos para emigrar; éstos sólo ligeramente inferiores a aquéllos. De muy pocas de las hijas autorizadas por sus madres se señala un contacto en Cuba (sucede igual en el caso de los progenitores varones), pero entre tales encuentros son minoría los padres y mayoría los hermanos/as. Lo que nos informa, primero, de que sobre todo estamos ante madres solteras y viudas, y, segundo, que la precariedad económica que se les supone impele a sus hijas a emigrar. Asimismo, 6 de cada 10 solteras solicitantes viajan solas y sin contacto conocido al otro lado del océano (226 mujeres). Entre las viudas, cerca de la mitad señala contacto en Cuba, habitualmente sus hijos, y de las que no, buena parte viajan acompañadas de uno o de varios retoños por lo común © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Mujeres de Santa Cruz de La Palma en la … 771 adolescentes y postadolescentes. Se producen más contactos en el decenio de 1860 que en el precedente, fruto de la mayor presencia de hijas que emigraron en la década anterior y que ahora actúan de soporte para sus madres. Vemos aquí en algunos casos que la mujer representa el papel tradicionalmente otorgado al varón por la historiografía clásica sobre la emigración, pues es emigrante solitaria para preparar la posterior llegada de su familia. Entre las solteras la cosa es diferente. Sólo el 19% indica un contacto en Cuba (cifra que se reduce al 10 % entre el colectivo de huérfanas y expósitas y aumenta al 24% en el resto de las solteras). El contacto predominante es con los hermanos/as (42,26%), seguido del padre (16,41%) y después la madre (7,46%). En ningún caso las emigrantes solteras indican un reencuentro con sus novios para casarse. También aquí los contactos aumentan en los años 1860: más mujeres en viajes de retorno y parientes íntimos que atraen a sus hermanas, hijas y madres. Un 14,92% tienen un lugar o un empleo al que volver. En definitiva, una importante mayoría de solicitantes mujeres de comendaticias sugieren la marcha por razones económicas, independiente de la protección de parientes masculinos al otro lado, aunque auspiciada en muchos casos por la familia que queda en La Palma como estrategia de supervivencia, confirmando así lo que refieren una y otra vez las comendaticias como causa de la emigración: ver si consiguen mejorar de fortuna o de suerte. Pese a esta escueta indicación formularia, en ocasiones quienes refrendan las solicitudes de las jóvenes para emigrar a Ultramar son más explícitos. El 20 de noviembre de 1857, José Díaz Brito apoya la vuelta a La Habana de su hija Antonia Díaz González, soltera, vecina de la capital palmera, una vez repuesta de sus problemas de salud, “con sentimiento y con el justo fin de continuar en la colocación en que se hallaba”. El 8 de mayo de 1860, Manuel Morales afirma que la joven Francisca Hernández Rodríguez, natural de Barlovento, vecina de Santa Cruz de La Palma, soltera, marcha a La Habana con el consentimiento paterno, “para socorrer a su pobre padre que se halla necesitado”. 36 MUJERES EMIGRANTES: SU SUERTE EN CUBA Vimos páginas atrás la efervescencia del mercado de trabajo en los campos y ciudades de Cuba durante estos dos decenios centrales del XIX. Aunque estamos en un periodo de relativa calma entre dos etapas de mucha más intensa emigración (18351850 y 18781895), el sueño cubano sigue seduciendo a decenas de miles de peninsulares y canarios, entre quienes figuran las cientos de mujeres de Santa Cruz de La Palma que nos ocupan. Pequeña contribución la de éstas, grande la del conjunto de isleñas canarias, para hacer del siglo XIX, como afirma Guanche, el más significativo en el poblamiento femenino hispano de Cuba. Pero en espera de un trabajo exhaustivo sobre la suerte concreta de la mujer canaria a partir de las fuentes documentales del país receptor, sólo nos cabe apuntar por ahora una explicación basada en algunos testimonios e indicios disponibles a este lado del Atlántico, así como en bibliografía sobre estudios realizados del lado cubano. Es por ello que serán más las incertidumbres que las certezas en este último capítulo. La emigración golondrina es muy escasa en este periodo. Entre las mujeres solteras no llega a la décima parte de las emigrantes y entre las viudas y casadas es prácticamente inexistente. La mujer palmera tiende a quedarse definitivamente en Cuba. No hay apenas referencias en las escrituras notariales del XIX en La Palma, ni en la literatura libresca o periodística de la época, a mujeres indianas o a retornadas definitivas de la emigración. 37 © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XVI Coloquio de Historia CanarioAmericana 772 La reunificación familiar es el objetivo dominante del grupo de mujeres casadas que emigran de Santa Cruz de La Palma. Prácticamente nueve de cada diez señalan que van a reunirse con sus maridos o con algún otro familiar íntimo. De una minoría que emprende viaje de regreso hacia algunas de las ciudades del centrooccidental cubano sabemos que son emigrantes casadas en el país de acogida con peninsulares, según indican algunos apellidos de sus cónyuges (Ampudia, Bolufer, Bullega, Lozina, Báez…), posiblemente dedicados a la actividad comercial. Las demás suponemos que marchan con sus hijos y otros familiares por primera y es probable que última vez a la reunificación familiar. Se establecerían en las zonas rurales, bien en las centrales azucareras, bien sobre todo en las vegas tabaqueras, donde amén de sostener el hogar doméstico colaboran en los trabajos agrícolas. Debe notarse que en la mitad de estos casos no se dice que la emigrante ha sido llamada por su esposo, sino que va simplemente a su encuentro… ¿para sorpresa de éste? De una décima parte de las casadas no tenemos un contacto conocido; algunas quizás huyan de matrimonios rotos. Una de éstas, por ejemplo, parte con siete hijos dejando al marido en La Palma con su autorización. El colectivo de mujeres viudas comparte en cierta medida la finalidad del reencuentro familiar. Algo más de sus cuatro décimas partes así lo reflejan cuando expresan que van a dar con un pariente próximo en Cuba, hijos/as por lo general, o su regreso al domicilio cubano llevando consigo a sus retoños, nietos y sobrinos. Por lo que dejan entrever las comendaticias entendemos que estas personas se ubican tanto en el medio rural como en el urbano. Son más los casos, sin embargo, en los que desconocemos si hubo contacto de algún tipo del otro lado (24, o sea, 54,54%), en seis de los cuales la viuda viaja sola y en algunos otros más la acompañan niños pequeños. Si la que carece de contacto conocido es una viuda todavía joven y/o su acompañamiento tiene una edad suficiente para trabajar (valen niñas/os en el servicio doméstico y en otros múltiples oficios), podemos concluir que para una parte importante de estas emigrantes viudas el objetivo de su marcha es la supervivencia económica del grupo por sus propios medios. Casi la décima parte de las emigrantes solteras (9,29%) son madres que llevan a sus pequeños consigo, desde bebés a púberes la mayoría. Muy a menudo no señalan contacto en Cuba, lo que no quiere decir necesariamente carencia de enlace familiar, en busca de la protección de parientes, o preconyugal. No obstante, la falta de datos sobre la discutible figura del prometido responsable, cuando la emigrante lleva niños de cierta edad podría obedecer a una llamada de aquél a su lado para casarse y legitimar a su prole en la tierra de acogida, cuando logra sentirse asentado y lo suficientemente próspero. Pero creemos más probable una emigración sin el amparo conyugal cubano y por motivos socioeconómicos. Abandonadas por los padres de sus criaturas, fruto de relaciones amorosas cuando no de estupros y violaciones, acosadas por el sambenito social de su deshonra, deciden por sí mismas o por consenso familiar poner océano de por medio y buscarse la vida y el sostén de sus hijos en la gran isla soñada. 38 Así sería, sobre todo, en los casos de las jóvenes que embarcan embarazadas o con niños de pecho (un elevado número en los años 1850: carne de prostíbulo, se ha dicho). 39 Los niños mayores tal vez signifiquen una doble espera de sus madres: la de reunir el dinero necesario para el viaje y la de evitar exponer a sus hijos cuando aún son demasiado pequeños a una travesía tan larga y penosa. Además, en estos años concurren también los factores de expulsión y de atracción, referidos en otro lugar. Ya sabemos que la gran mayoría de mujeres que solicitan emigrar en Santa Cruz de La Palma, entre 1850 y 1870 son jóvenes solteras. Pero apenas de la décima parte de éstas se señala su encuentro con familiares masculinos (hermanos, padres, tíos), por cuya razón nos figuramos su asiento predominante en el medio rural. Del restante 90%, de quienes no © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Mujeres de Santa Cruz de La Palma en la … 773 tenemos constancia de contacto o que indican un enlace femenino (hermanas, madres), apostamos por las áreas urbanas como su principal destino. Y porque de hecho proceden de otra ciudad y se disponen a ejercer oficios urbanos, como el servicio doméstico. Pero es difícil precisar en qué ciudades de Cuba se establecen las mujeres de nuestro estudio. La Habana aparece por doquier, pero ocurre que en estos años todavía se tiende a identificar la isla por el nombre de su capital, y también a señalar el puerto de llegada del emigrante: en último término la capital cubana y en sus escalas anteriores, de oriente a occidente, Gibara, Caibarién y Matanzas. Tenemos, sin embargo, a un puñado de mujeres solicitantes que, tras una visita a su isla natal, viajan de vuelta al domicilio cubano de su vecindad; en estos casos La Habana se destaca, y en menor medida Cárdenas y Matanzas. Parece confirmarse, en cualquier caso, una tendencia por las urbes del occidente y centro cubano. Sabemos además por Jesús Guanche que la inmigración de la mujer canaria en la ciudad de La Habana predomina con claridad sobre la femenina peninsular. Según qué distrito de la capital cubana se trate, el colectivo de mujeres isleñas oscila del 23% en el centro al 83% del total de españolas en la periferia habanera. 40 Es precisamente ahí, en los barrios exteriores de la capital, donde en el decenio de 1860 se aglutinan el grueso de las clases populares y las tres cuartas partes de las mujeres que se ocupan como costureras o lavanderas. Es también en la misma área, fuera del distrito de la Catedral, donde en 1861 el 15,5% de las mujeres blancas mayores de 16 años afirman tener una profesión distinta a la de ama de casa, frente a sólo el 4,3% en la zona del centro. 41 Las mujeres solteras de Santa Cruz de La Palma van a La Habana y a otras ciudades de Cuba en busca, principalmente, de trabajo y prosperidad. Sin embargo, el perfil social de la emigrante palmera en contacto con ciertos rasgos de la sociedad cubana de entonces, tal vez pudo alterar el curso de aquella primera expectativa vital. ¿En qué sentido? Vamos a verlo, teniendo siempre presente que avanzamos aún por senderos hipotéticos. Mujeres jóvenes pobres y analfabetas, muchas nacidas en el campo aunque lleven años en la capital palmera, que por otra parte es sólo una ciudad en miniatura. Llegan a la gran urbe de La Habana, inmensa en comparación, ochenta veces más populosa, con un déficit importante de mujeres blancas, abundante en jóvenes varones de su misma raza y lengua (gallegos y asturianos en mayor número en los años 1860; también cántabros, catalanes, andaluces, canarios…, con un bajo índice de retorno al terruño y muy alto de soltería), ya que muy pocas féminas emigran de la España peninsular. 42 Si los jóvenes de Santa Cruz de La Palma se toman ciertas libertades con las chicas campesinas cuando éstas bajan a la capital en ocasiones festivas, 43 ¿qué no ocurrirá en la gran ciudad en presencia de las “isleñas”, expresión tal vez tan peyorativa como en su versión masculina? Máxime si allí desempeñan las profesiones de delantal y de aguja: ¡cuánta literatura de la época refiere la vulnerabilidad sexual de las criadas y las modistillas! No es posible en este momento hacer una valoración exacta sobre la incidencia que el amancebamiento o el matrimonio tienen en las mujeres inmigrantes isleñas. De acuerdo con su contexto social de procedencia –moral católica, salvaguardia del honor, libertad restringida, control familiar masculino de sus vidas–, y habida cuenta que los palmeros en Cuba se encuentran y ayudan entre sí con fuerte sentido corporativo (¿también entre las mujeres? ¿hasta qué punto puede ser un factor protector para éstas?), esto apuntaría hacia el matrimonio como opción más notable, no tanto buscado cuanto sobrevenido. Pero el tiempo vivido en las ciudades cubanas, en otro ambiente menos rígido que el terruño, unido a la © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XVI Coloquio de Historia CanarioAmericana 774 necesidad de supervivencia y de tomar decisiones fuera de la tutela familiar masculina, juega a favor del amancebamiento. No obstante, por el momento, no estamos en disposición de sostener, por ejemplo, que las sirvientas isleñas se igualen con las de raza negra en su consideración social como concubinas; ni tampoco que las isleñas solteras disputen a las mulatas libres el papel de amantes o amancebadas del hombre blanco soltero 44 . Por supuesto que tienen que existir casos en uno y otro sentido, mas, ¿en qué medida? Creemos que el factor racial impone una diferenciación clara. A los varones de raza blanca las leyes sociales les prohiben contraer matrimonio con mujeres negras, de ahí que las tomen como sus queridas ante la dificultad tradicional para encontrar mujeres blancas. Pero las isleñas lo son y por tanto su presencia, creciente durante el XIX, las convierte en aptas, en teoría, para el mercado matrimonial, sin que suponga un prejuicio desdeñoso sobre ellas por su pobre e iletrada condición social, pues al fin y al cabo es la misma que tienen al llegar a Cuba la gran mayoría de sus compatriotas masculinos. En este sentido, recuérdese lo dicho más arriba sobre los casos de mujeres palmeras casadas con peninsulares en la capital cubana. Ocurre, sin embargo, que según el censo de población de 1861 más de la mitad de las mujeres blancas de La Habana están solteras. PérezFuentes y Valverde explican que hay una tendencia entre los varones inmigrantes españoles a permanecer célibes, bien porque aspiran a volver a su tierra y casarse allí, o más bien porque, al menos a corto plazo, muchos no piensan sino en el trabajo y el ahorro, antes que en los gastos que supone fundar una familia. 45 Tampoco nuestras isleñas de Santa Cruz de La Palma parecen aspirar al matrimonio a corto plazo –se percibe en las emigrantes golondrina –, aunque tal vez sí en el medio plazo por los casos antedichos. Con todo, existe un 30% entre los varones y un 25% entre las mujeres de célibes definitivos, cifras superiores a la media en España. 46 En La Habana, lo hemos dicho, las inmigrantes palmeras se asentarían con preferencia en los barrios extramuros de la ciudad y su presencia aumentaría a mayor distancia del centro elitista habanero. Vivirían en el ambiente de las clases populares y de la emergente burguesía pequeña y media, ejerciendo los oficios de sirvientas, costureras, sombrereras o lavanderas, entre otros. Compartirían el escenario social con sus paisanos canarios, que se ganan la vida como billeteros y baratilleros, y con otros colectivos peninsulares, sobre todo gallegos, asturianos y catalanes, que dominan los sectores comercial y artesanal en la capital cubana a mediados del XIX. Según Moreno Fraginals y Moreno Masó, cuando en el seno de estos grupos se opta por el matrimonio (el gremio de los comerciantes tiene el índice de nupcialidad más alto), eligen primero a la mujer criolla y en segundo lugar la de su tierra natal, mientras que para vivir amancebados buscan a las mulatas y también a las mujeres blancas. 47 Y vuelta a la duda de inicio: ¿isleñas esposas o amantes? Para un número indeterminado de isleñas ni una cosa ni la otra, sino esclavas o trabajadoras sexuales en el burdel. Si los canarios sufren en esta época un sistema inicuo de explotación de su trabajo con las llamadas contratas, las mujeres, por su parte, están expuestas además al calvario de la prostitución, atrapadas en el lucrativo negocio de la trata. El tráfico de isleñas es posible porque se cuenta con una consistente red de agentes en las Islas, una de cuyas misiones es enganchar a las jóvenes a la emigración con toda clase de promesas de un porvenir halagüeño. Pero cuando éstas desembarcan en La Habana se encuentran con la cruda realidad de que no existe el trabajo prometido y sí un mercado de nuevas esclavas para el suministro de los prostíbulos. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Mujeres de Santa Cruz de La Palma en la … 775 Hernández García comenta dos denuncias de la prensa canaria de entonces –de El Omnibus en 1855 y de El Guanche en 1862–, referidas, una, a prostitutas isleñas que emigran para proseguir con esa manera de supervivencia al otro lado del mar; la otra, el enganche de muchachas con la promesa de una buena colocación como sirvientas en casas decentes de La Habana, para luego ser vendidas a las dueñas de burdeles por el capitán del barco nada más arribar al puerto habanero. 48 Es decir, emigración voluntaria, pero también tráfico infame. Y acto seguido el historiador piensa en muchas de las mujeres emigrantes de Santa Cruz de La Palma en esa misma época: las jóvenes madres solteras, el crecido número de huérfanas y expósitas, 49 y tantas otras chicas solteras que marchan solas, o con alguna hermana, sin contacto conocido al otro lado. ¿Cuántas de ellas están en casos como los expuestos más arriba? No hay forma de saberlo sin una extensa investigación en los archivos sanitarios y policiales de las más importantes ciudades cubanas. En el periodo de nuestro estudio no encontramos otros indicios o testimonios en La Palma que avalen lo dicho. No podemos calificar sin más de “enganchadores” a ciertos hombres que figuran en las solicitudes de comendaticias como firmantes a ruego de las interesadas por el mero hecho de aparecer varias veces en poco tiempo. Y si bien la prensa palmera no comienza su andadura hasta 1863, en los siete años siguientes nada dice al respecto, teniendo al frente de la misma a un hombre como el romántico Antonio Rodríguez López, apasionado e incansable combatiente contra las injusticias sociales, la esclavitud en Cuba entre ellas, y las costumbres tildadas de inmorales. Pero existen otras maneras de llegar a la prostitución más habituales a nuestro juicio. En una ciudad portuaria decimonónica española, mediante el análisis de los padrones de prostitutas, se ha constatado que la movilidad de las mujeres que van pasando por ella es mucha en un tiempo muy corto; jóvenes de procedencia local y regional cuya anterior ocupación ha sido con frecuencia el servicio doméstico o la costura. 50 No cabe duda de la estrecha relación entre servicio doméstico y prostitución. Peratorner ha estimado en un 60% las sirvientas que en Madrid acaban seducidas por el patrón o el señorito de turno a finales del siglo XIX y, en menor medida, también sucede en las ciudades de provincias, caso de Málaga. 51 Una vez embarazadas, se las arroja a la calle. También son numerosas las jóvenes criadas captadas por celestinas para la prostitución. 52 La magnitud del problema puede medirse por la fundación de diversas instituciones religiosas españolas dedicadas a proteger a las jóvenes sirvientas, empezando por la orden Hijas de María Inmaculada para el Servicio Doméstico y Protección de la Juventud, creada por santa Vicenta Mª López de Vicuña en 1868. Podemos suponer que fenómenos similares acontecen en la capital y principales ciudades de Cuba. Cabe solamente saber qué grado de protección pueden alcanzar las jóvenes isleñas recién llegadas a la Gran Antilla contra todo mal que se cierna sobre ellas, o bien una vez caídas en desgracia por la bellaquería de mafiosos o de seductores; amparo por sus parientes o al menos por la red de paisanos conocidos, amigos o simplemente palmeros de su entorno, años antes de que se cree formalmente la primera asociación de canarios (1872). De ello depende una adaptación al nuevo mundo más o menos libre de los peligros de la miseria económica, la relajación de las costumbres y el engaño de la canalla. Fuera en forma de tráfico de mujeres emigrantes en origen o como resultado de la situación de precariedad laboral y desamparo de las inmigrantes en destino (o todo a la vez), la prostitución de mujeres canarias en la Cuba del siglo XIX es un hecho del cual sólo se discute su proporción. La historiografía canaria tiende a otorgarle la mayor importancia con datos © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XVI Coloquio de Historia CanarioAmericana 776 estadísticos y testimonios de la época en la mano, 53 aunque del lado cubano, Moreno Fraginals y Moreno Masó, después de consultar las fichas estadísticas de las prostitutas habaneras levantadas por el departamento de la sanidad y la policía, concluyen que las mujeres canarias “están en franca minoría”. 54 ¿Acaso la presencia de isleñas en los burdeles de la capital cubana alcanza su cenit en las décadas centrales del XIX y decrece en las siguientes hasta su mínima expresión? ¿tal vez influye en ello la existencia de la Asociación Canaria, sumando a su labor combativa la de algunos periodistas canarios en Cuba a lo largo del último cuarto de siglo? Éstas y otras muchas cuestiones, que a la débil luz de la insuficiente y contradictoria información disponible quedan en el aire, aguardan a una necesaria y exhaustiva investigación en los fondos documentales cubanos. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Mujeres de Santa Cruz de La Palma en la … 777 FECHA COMENDATICIA NOMBRE EDAD ¿VIAJ A SOLA? ¿SEÑALA CONTACTO EN CUBA O LLAMADA? 12 / 09 / 1850 Gerónima de la Concepción Sí No 12/ 12 / 1850 Gerónima Martín González Sí No 15/ 12 / 1850 Demetria de la Concepción Sí No 02/ 01 / 1851 María Gracia Rodríguez 14 Sí No 04/ 01 / 1851 Francisca Fernández Sí No 07/ 01 / 1851 María Luzarda 44 Sí No 10/ 01 / 1851 Martina Morera 20 Sí No 18/ 01 / 1851 María del Carmen Castillo 36 (con su hermana Josefa) No 22/ 01 / 1851 Francisca Martín 34 (con su hermana María Sebastiana Martín) No 27/ 01 / 1851 Juana Antonia González Pérez 22 Sí No 17/ 02 / 1851 María Hernández de Paz 25 (con su primo de 12 años, José Domingo de Paz) No 19/ 02 / 1851 María del Rosario Oliva ( con su primo de 26 años, Nicasio Rocha Martín) No 22/ 07 / 1851 Isidora Pérez y Pérez 25 Sí No 22/ 07 / 1851 Juana Morales de la Concepción 20 Sí No 30/ 07 / 1851 Olivia de San Gil 14 (Sí, con el permiso de su madre adoptiva, Catalina de Armas) No 31/ 07 / 1851 Agustina Rodríguez 26 (con su tía viuda, Antonia Abreu) No 31/ 07 / 1851 María Ramírez 17 Sí No 02/ 08 / 1851 María Rodríguez 14 Sí No 07/ 08 / 1851 María Engracia Rodríguez 15 Sí No 08/ 08 / 1851 Graciliana Pérez 24 Sí No 30/ 12 / 1851 María González Herrera 25 Sí No 09/ 06 / 1852 María de las Nieves Felipe Sí No 19/ 06 / 1852 María Josefa Hernández Sí No 24/ 11 / 1852 Sinforosa de la Concepción 19 Sí No 09/ 12 / 1852 Antonia Hernández Sí No 20/ 12 / 1852 Vicenta García Martínez 35 (con sus hermanas Pía y Leonarda) No 28/ 12 / 1852 María de la Concepción 60 (con su hija natural, Antonia) No 10/ 09 / 1853 Agustina Pérez 16 Sí No 12/ 09 / 1853 Gerónima de la Concepción 24 Sí No 13/ 09 / 1853 Isabel de la Concepción 18 Sí No 13/ 09 / 1853 Carlota Machín [ o Martín] 14 Sí No 13/ 09 / 1853 María Rodríguez Sí No 13/ 09 / 1853 Josefa García 23 Sí No 16/ 09/ 1853 Antonia Lugo Batista 24 Sí No 21/ 12 / 1853 María Montserrat Pérez Sí No 21/ 12 / 1853 María Candelaria Pérez Sí No 18/ 05 / 1854 Engracia Santos 25 Sí No 20/ 05 / 1854 Pulqueria de San Blas 18 (Sí, con el permiso de su madre adoptiva, Antonia María Lorenzo) No 01/ 06 / 1854 María Dolores Felipe 25 (con un hijo natural de 5 años) No 12/ 06 / 1854 María Antonia Plasencia Sí No 30/ 06 / 1854 Celia de la Concepción 16 Sí No 06/ 07 / 1854 Antonia Herrera Rodríguez 27 (con su hermana Josefa) No 10/ 06 / 1855 Antonia Rudecinda Guerra ( con D. Gabino González Ferrer, vecino de La Habana, y su hermana Enriqueta, como criada de ésta) Sí 16/ 07 / 1855 María del Rosario Álvarez Rodríguez ( con su hijo natural, Cirilo, de 16 años) No 24/ 12 / 1855 María Dolores García Sí No 31/ 12 / 1855 María del Rosario Paz ( con su hijo natural, Donacio, de 12 años) No 18/ 04 / 1856 Marciala de León García Sí No 18/ 04 / 1856 Candelaria Padrón Sí No 23/ 04 / 1856 María Antonia Sidra Sí No 23/ 04 / 1856 Bibiana de la Concepción 14 Sí No 23/ 04 / 1856 María de los Dolores Felipe Cárdenas ( con su criada Bernarda Sánchez) No 05/ 05 / 1856 Demetria de San Juan 18 Sí No 16/ 05 / 1856 Brígida Martín Sí No 16/ 05 / 1856 Feliciana Pérez Rodríguez 18 Sí No 23/ 05 / 1856 Catalina García Sí No 13/ 06 / 1856 Juana de San Gil Sí No 15/ 11 / 1857 Rita de la Concepción Sí No 15/ 11 / 1857 Josefa Pérez Rocha Sí No © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XVI Coloquio de Historia CanarioAmericana 778 18/ 11 / 1857 Tomasa Morales Sí No 19/ 11 / 1857 Tomasa de Castro Sí No 21/ 11 / 1857 María de la Concepción Sí No 22/ 11 /1857 Gregoria González Medina Sí No 23/ 11 / 1857 María de los Angeles Santa Ana Sí No 9/ 12 / 1857 Catalina Lorenzo Pérez ( conD. Mariano Yanes, como su sirvienta) Sí 14 / 01 / 1858 Josefa Pérez González Sí No 14/ 04 / 1858 Francisca Hernández Lorenzo ( con su hermano Félix, de 13 años) (su hermana Josefa en La Habana ) 04/ 05 / 1858 Leonila de la Concepción Sí No 05/ 05 / 1858 Josefa Ferraz Sí No 10 / 05 / 1858 Juliana de la Concepción 12 Sí No 12/ 05 / 1858 Sebastiana Rodríguez Pérez Sí No 12/ 05 / 1858 María Montserrat Pérez Díaz ( con su hermano Domingo) No 14/ 05 / 1858 Sebastiana de Pais y Castro Sí No 18/ 05 / 1858 María de las Nieves Hernández Sí No 25/ 06 / 1858 Antonia García Barrete Sí No 26/ 06 / 1858 Josefa Mª de los Dolores de la Concepción Sí No 07/ 09/ 1858 Tomasa de Castro Sí No 27/ 09 / 1858 Josefa Rodríguez Sí (se queda en Gibara) 30/ 12/ 1858 Antonia Cabrera Sí No 06/ 02 / 1859 María Antonia García Rodríguez Sí No 08/ 02 / 1859 Ignacia Rodríguez Díaz Sí No 22 / 02 / 1859 Dora de la Concepción Sí No 09/ 05 / 1859 Josefa Felipe Sí (una hermana en La Habana) 20/ 05 / 1859 María Dolores Batista González Sí (sus hermanos en Gibara) 21/ 05 / 1859 Antonia de Paz Piñero Sí (un hermano en Gibara) 27/ 07 / 1859 Josefa Mª de los Dolores de la Concepción Sí No 09/ 08 / 1859 María Francisca Hernández 28 Sí No 26/ 10 / 1859 María de la Concepción de Paz Sí No 26/ 10 / 1859 Josefa Rodríguez Sí No 05/ 11 / 1859 Teolina Álvarez Sí No 05/ 11 / 1859 Cecilia Borges Sí (vuelve a La Habana) 16/ 11 / 1859 Laura Rodríguez García Sí No 16/ 11 / 1859 Andresa Rodríguez Sí No 07/ 05 / 1860 Gregoria Pérez Castillo Sí (su tía Juana Sánchez en La Habana) 23/ 05 / 1860 María de la Concepción ( Sí, con el permiso de su madre natural, María Nieves Martín) No 02/ 01 / 1861 Juana Piñero Neris Sí No 18/ 01 / 1861 Justa de la Concepción 26 Sí No 04/ 05 / 1861 Manuela Pérez Martín Sí No 08/ 06 / 1861 Isidora Cáceres Martín Sí No 24/ 10 / 1861 Isabel Pérez Lorenzo Sí No 04/ 11 / 1861 Cecilia de la Concepción ( con su hija natural) No 06/ 11 / 1861 Victoria Gutiérrez de la Concepción Sí (su hermano Manuel en La Habana) 06/ 11 / 1861 Luciana Rodríguez Hernández ( con su hermana María Josefa de 12 años) (su hermano Antonio en Gibara) 07/ 11 / 1861 Josefa Antonia Pérez de Paz Sí No 08/ 11 / 1861 Justa Pérez y Pérez Sí No 21/ 11 / 1861 Rita de la Concepción ( con su hijo natural Vicente, de 2 años) No 23/ 12 / 1861 María Candelaria Hernández Brito Sí No 30/ 12 / 1861 Leonila de la Concepción Sí No 20/ 01 / 1862 Marciala de León Sí No 10/ 02 / 1862 Antonina de la Concepción Sí No 18/ 02 / 1862 María Pérez Escobar Sí No 12/ 04 / 1862 María Rodríguez Sí No 05/ 12 / 1862 María Hernández Reyes Sí (su hermano Seferino en La Habana) 19/ 12 / 1862 Ignacia Pérez Díaz ( con su hijo natural Estanislao) No 27/ 02 / 1863 Isabel Pérez Lorenzo Sí No 24/ 04 / 1863 Josefa Rodríguez Pérez Sí No 02/ 12 / 1863 Antonia Pérez Rodríguez Sí No 24/ 12 / 1863 Leonila de la Concepción 28 Sí No 29/ 10 / 1864 María Sánchez García 16 Sí No 20/ 02 / 1865 María Felipe Díaz 29 (con su hija natural Manuela Felipe, de 9 años) No 05/ 09 / 1865 Rosalía Méndez González 31 Sí (un hermano en LaHabana) © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Mujeres de Santa Cruz de La Palma en la … 779 09/ 02 / 1866 Micaela Sánchez ( con su hija adoptiva Eugenia de San Fiel) No 06/ 06 / 1866 Isabel Sánchez Martín ( con su hija natural y soltera María de la Concepción Sánchez, de 22 años) No 06/ 06 / 1866 Antonia Morales Vidal Sí No 07/ 06 / 1866 María de las Nieves Rodríguez Hernández 23 (con su sobrina de 12 años, María de las Nieves Hernández, autorizada por su madre) No 21/ 11 / 1866 Antonia Borne Gil ( con sus dos hijas naturales, Ana y Mercedes) No 27/ 11 / 1866 María Dolores Rodríguez Ortega Sí No 11/ 12 / 1866 Antonia Pérez Díaz Sí No 15/ 12 / 1866 Antonia Candelaria Hernández Sí No 30/ 12 / 1866 Antonia Rodríguez Sí No 03/ 06 / 1867 Petra Sánchez 49 Sí (con una hermana en La Habana) 03/ 06 / 1867 Rita de la Concepción 20 Sí (ya está avecindada en La Habana) 07/ 01 / 1868 Josefa Rodríguez Lorenzo Sí (con dos hermanos en La Habana) 24/ 11 / 1868 Beatriz de la Concepción Sí No 27/ 11 / 1868 Gregoria Sosa Toledo Sí No 14/ 12 / 1868 Juana Rodríguez de León Sí No Cuadro 1. Solteras vecinas de la capital palmera emigrantes a Cuba: huérfanas y expósitas (18501870). Fuentes: Archivo Municipal de Santa Cruz de La Palma: Emigración, Cajas 247 a 250 y 772. FECHA COMENDAT. NOMBRE EDAD ¿INDICA PERMISO DE SUS PROGENITORES ? ¿VIAJ A SOLA? ¿SEÑALA CONTACTO O LLAMADA ? 22/ 05 / 1850 Juana Pérez Paterno Sí No 21/ 11 / 1850 María Victoria Felipe Sánchez Paterno y materno Con su hermana Francisca de 15 añosNo 2/ 12 / 1850 Francisca Pérez 25 Paterno Con sus hijos naturales Aniceto (9) y María de la Concepción (8), y su hermana María Dolores (15) No 02/ 12 / 1850 Manuela Lorenzo Sánchez 15 Paterno Sí No 07/ 12 / 1850 María Felipe Pérez 25 Materno Sí No 19/ 12 / 1850 María Antonia Cabrera Pérez Materno Sí No 21/ 12 / 1850 María de las Mercedes 20 Paterno Con su hermana soltera Juana Hernández Rodríguez No 23/ 12 / 1850 Josefa Pérez 19 Materno Sí No 27/ 12 / 1850 Agueda Felipe Rocha 18 Materno Sí No 27/ 12 / 1850 Antonia Acosta Morera 17 Paterno Sí No 27/ 12 / 1850 Bibiana de León [Firma] 22 No Sí Su madre en La Habana 03/ 01 / 1851 Francisca Megolla 26 No Sí Su padre en La Habana 08/ 01 / 1851 Clara Piñero Neris 28 No Sí No 11/ 01 / 1851 María Montserrat Orfa 17 Materno Sí No 13/ 01 / 1851 Isabel Díaz León 19 Materno Sí No 14/ 01 / 1851 Josefa Viña Perdomo 21 Materno Sí No 16/ 01 / 1851 Beatriz Díaz Guillén 35 No Con Antonio María, su hijo natural de 13 años No 17/ 01 / 1851 María Antonia González 28 Paterno Sí No 17/ 01 / 1851 María Martina Padrón 22 No Con su hermana María Candelaria No 17/ 01 / 1851 María Josefa Rodríguez 28 Paterno Sí No 20/ 01 / 1851 Andresa de Paz y Paz 26 Paterno Sí No 21/ 01 / 1851 María Antonia Pérez 25 No Sí No 21/ 01 / 1851 Juana González 31 No Sí No 22/ 01 / 1851 Rita Fernández 25 No Sí No 22/ 07 / 1851 Juana Rodríguez 23 Paterno Con su hermana María de la Concepción No 29/ 07 / 1851 María del Rosario Alvarez 36 No Con su hijo natural, Cirilo, de 12 años No 30/ 07 / 1851 Isabel Felipe Pérez 24 Materno Sí No 31/ 07 / 1851 Rosalía Padrón 25 No Sí No 05/ 08 / 1851 Josefa Pérez 20 Paterno Sí No 06/ 08 / 1851 Josefa Hernández Rodríguez 17 Paterno Sí No © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XVI Coloquio de Historia CanarioAmericana 780 19/ 12 / 1851 María Antonia Rodríguez 36 No Con su tío José Cabrera (60), la hija de éste, María Josefa, y sus nietos José (8) Domingo (10) y Virginia de Paz (4) No 24/ 12 / 1851 María de los Angeles Hernández 26 Paterno Sí Su hermano Francisco 29/ 12 / 1851 Ignacia Lorenzo Ferrer [Firma] 31 No Sí Su hermana Mª de los Dolores en Matanzas 03/ 06 / 1852 Francisca Megolla 25 (Sic) No Sí No 08/ 06 / 1852 María Padrón Martín Paterno Con su hermano Pedro (14) No 08/ 06 / 1852 Juana Rodríguez Hernández 23 Paterno Con su hermana Concepción (16) No 08/ 06 / 1852 Juana de los Reyes Paterno Con su hermana Elena Su padre en La Habana 11/ 06 / 1852 Juana Díaz 23 Materno Sí Su padre en Gibara 11/ 06 / 1852 María de las Nieves Rodríguez 18 Paterno Con su hermana Antonia No 12/ 06 / 1852 Rafaela Lorenzo Pérez Materno Con su hermano Mariano No 13/ 06 / 1852 Brígida Jorge Hernández Paterno Sí No 15/ 06 / 1852 María Dolores Castro 23 Paterno Sí No 19/ 06 / 1852 Dominica Santos 24 Materno Sí No 14/ 11 / 1852 Juana Lorenzo de Castro 25 No Sí Su padre en Cuba 17/ 11 / 1852 María Dolores Reyes 40 No Con sus hijas naturales Zenobia (19) y Olalla (13) No 17/ 11 / 1852 Teresa de Castro 29 No Sí No 18/ 11 / 1852 Josefa Ferrer Cabeza 24 Materno Sí No 19/ 11 / 1852 Juana Morales 24 Materno Sí No 20/ 11 / 1852 Jesús de Acosta Hernández 32 Paterno Sí No 22/ 11 / 1852 Mónica Pérez Herrera 21 Paterno Con su hija natural de 6 meses, María de la Concepción No 23/ 11 / 1852 María Antonia Gutiérrez Rodríguez 19 Paterno Sí No 25/ 11 / 1852 Dominga Martín 25 No Con su hijo natural Manuel (11) No 25/ 11 / 1852 María Candelaria Martín 22 Materno Sí No 25/ 11 / 1852 Antonia Rodríguez Pérez 22 Paterno Sí No 26/ 11 / 1852 Juliana Rodríguez y Rodríguez 20 Materno Sí Su padre en La Habana 25/ 01 / 1853 Josefa Amarante Rodríguez 14 Paterno Sí No 31/ 01 / 1853 Francisca Martín Rodríguez 34 Materno Con su hermana Olalla y el expósito Benjamín (2 años) Su madre en La Habana 21/ 05 / 1853 Francisca Megolla 30 (Sic) No Sí Su padre en La Habana 08/ 06 / 1853 Josefa Hernández Lorenzo 18 Paterno Con un niño de pecho No 23/ 08 / 1853 María Antonia Gutiérrez 20 Materno Sí No 23/ 08 / 1853 Cipriana González Rodríguez Materno Sí No 10/ 09 / 1853 Francisca Méndez Molina 18 Materno Sí No 10/ 09 / 1853 María de las Nieves Rodríguez Castro Materno Sí No 12/ 09 / 1853 Antonia Hernández 19 Materno Sí No 12/ 09 / 1853 María Josefa Sánchez 19 Paterno Sí No 12/ 09 / 1853 Urbana Rodríguez 15 Materno Sí No 13/ 09 / 1853 Isabel Herrera Hernández Paterno Con su hermano Juan (17) No 13/ 09 / 1853 Jacinta Rodríguez 21 Materno Sí No 13/ 09 / 1853 Josefa Pérez Paterno Sí No 13/ 09 / 1853 María de las Nieves Ortega Herrera 22 Materno Sí No 16/ 09 / 1853 Josefa Brito 25 Materno Sí No 16/ 09 / 1853 Bernarda Cáceres Sánchez [Firma] 24 Paterno Sí No 27/ 12 / 1853 Josefa Rodríguez Ortega 14 No Sí Sus padres en Cuba 30/ 12 / 1853 Cipriana Gómez 25 Materno Sí No 04/ 05 / 1854 Sebastiana de Castro 35 No Con sus tres hijos naturales Francisco (8), José (6) y María de las Mercedes (4) No 01/ 06 / 1854 María de las Nieves Ortega 25 No Sí No 15/ 07 / 1854 María de los Remedios Toledo 22 Paterno Sí No 12/ 02 / 1855 María de las Nieves Pérez Triana Materno Sí No © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Mujeres de Santa Cruz de La Palma en la … 781 01/ 05 / 1855 Petra Tomasa Rodríguez No Con su hijo natural Francisco (12) No 09/ 05 / 1855 Sebastiana Martín Hernández Paterno Con su hermano Antonio No 28/ 12 / 1855 Josefa Rodríguez No Sí No 30/ 12 / 1855 Josefa Carmona Martín Materno Con su hermano Rafael No 16/ 03 / 1856 Blasina Felipe Pérez Materno Con su hijo natural Manuel (3 meses) No 17/ 03 / 1856 Juana Rodríguez Felipe Materno Sí No 23/ 04 / 1856 María Micaela Cabrera Materno Sí No 25/ 04 / 1856 Juana Antonia Rodríguez Pérez Materno Sí No 26/ 04 / 1856 Antonia Hernández Pérez Materno Sí No 06/ 06 / 1856 María Antonia Felipe Díaz No Sí No 07/ 06 / 1856 Tomasa Castro 35 No Sí No 02/ 06 / 1857 Manuela Martín de la Concepción Materno Sí Su tío en Cuba 20/ 07 / 1857 María Nieves Hernández Espinosa Paterno Sí Sus hermanos en Cuba 22/ 07 / 1857 María Guerra Álvarez Paterno Sí Su padre en Cuba 24/ 07 / 1857 María de las Nieves Felipe Paterno Sí Su hermana María en La Habana 12/ 11 / 1857 Juana Antonia Pérez Rodríguez Paterno Sí No 15/ 11 / 1857 Antonia Alonso Hernández Materno Sí No 20/ 11 / 1857 Antonia Díaz González Paterno Sí Vuelve a su colocación en La Habana 21/ 11 / 1857 Juliana Pérez de Cáceres Materno Sí No 30/ 12 / 1857 Antonia Rodríguez de Castro Materno Sí No 19/ 01 / 1858 Sebastiana Fernández Machín + 22 No Sí No 16/ 03 / 1858 Lorenza de Castro Paterno Sí Su hermana María de los Dolores en La Habana 16/ 03 / 1858 Evarista Rodríguez Martín Paterno Sí Su tío en Cuba 30/ 03 / 1858 María de la Concepción Rodríguez 22 Paterno Con sus hermanas Josefa y Jacinta No 29/ 04 / 1858 María Montserrat Orfa Gil Materno Sí No 04/ 05 / 1858 Isabel Felipe Pérez Materno Sí Su hermana Blasona en La Habana 04/ 05 / 1858 Manuela Martín y Martín No Sí No 05/ 05 / 1858 Antonia Torres Herrera Paterno Con sus hermanos María Nieves (15), Domingo (14) y Manuel (13) No 06/ 05 / 1858 María de la Luz Pérez Castillo Paterno Sí No 06/ 05 / 1858 María de las Nieves Rodríguez No Sí No 07/ 05 / 1858 Antonia Martín Materno Sí No 07/ 05 / 1858 Juliana Pérez de Cáceres Materno Sí Su padre en Cuba 12/ 05 / 1858 Manuela Cabrera Ramos Paterno Sí No 12/ 05 / 1858 Josefa García Rodríguez No Sí No 18/ 05 / 1858 Juana de Acosta Viña Paterno Sí No 18/ 05 / 1858 María Cabrera Hernández No Sí Su padre en Cuba 19/ 05 / 1858 Juana Cáceres Leal 22 No Sí No 31/ 05 / 1858 Antonia Hernández No Con sus hijos naturales Eduardo y Antonia de San Fiel No 15/ 09 / 1858 María Manuela Pérez No Sí No 17/ 09 / 1858 María Josefa García No Sí No 19/ 01 / 1859 Antonia Martín Afonso No Sí No 08/ 02 / 1859 María Pedrianes Sánchez No Sí No 09/ 02 / 1859 María de las Nieves Hernández No Sí No 02/ 03 / 1859 Juana Cáceres No Con su hija natural Mercedes No 03/ 03 / 1859 Antonia Rodríguez Castro No Con su nieta María del Carmen Hernández Rodríguez No 05/ 03 / 1859 María Castro Rodríguez No Con su hijo natural José Antonio (8) No 09/ 05 / 1859 Antonia Martín Rodríguez Materno Sí No 14/ 05 / 1859 Eugenia Batista García No Sí No 19/ 05 / 1859 María de la Luz Pérez Castillo No Sí No © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XVI Coloquio de Historia CanarioAmericana 782 27/ 05 / 1859 Juana Rodríguez Toledo Paterno Sí Su hermano en Cuba 01/ 06 / 1859 Isabel Pérez y Pérez Paterno Sí No 09/ 06 / 1859 María Hernández Pérez Paterno Con su hermana Juana (14 años) No 27/ 07 / 1859 María Josefa Pérez No Con sus dos hijas naturales No 09/ 08 / 1859 María Rodríguez 27 Materno Sí No 01/ 05 / 1860 Dominga Hernández Pérez No Sí No 08/ 05 / 1860 Carolina Pérez Reyes No Con sus hijos naturales Antonio (7) y Cristóbal de San Blas Herrera (5) No 08/ 05 / 1860 Francisca Hernández Rodríguez Paterno Sí No 25/ 05 / 1860 María García Díaz No Con Juana Sánchez de Bolufer como su sirvienta El domicilio de los Bolufer en La Habana 06/ 06 / 1860 María Felipe Díaz 26 No Sí No 20/ 10 / 1860 María de las Nieves Hdez. Cabrera No Sí Vuelve a La Habana 09/ 11 / 1860 Isabel Vidal Paterno Sí Su hermano en San Juan de los Remedios 15/ 11 / 1860 María de los Dolores Isidoro 21 No Sí No 23/ 01 / 1861 Amalia Santa Ana Materno Sí No 17/ 04 / 1861 Manuela Ortega Herrera Materno Sí Su hermana en Cuba 18/ 04 / 1861 María de las Nieves Rodríguez Pérez Paterno Con su hermano Francisco (24) No 19/ 04 / 1861 Concepción Sánchez 17 Materno Sí No 22/ 04 / 1861 Josefa Brito Rodríguez 22 Paterno Sí No 29/ 04 / 1861 María del Rosario Saavedra Bravo 16 Paterno Sí No 01/ 05 / 1861 Francisca Sánchez Anasco 21 Paterno Con su sobrina Bona Sánchez, hija de María Josefa Su hermana María Josefa en Cuba 01/ 05 / 1861 Antonia Rodríguez de Alcalá 11 Materno Sí Su madre Ignacia Rodríguez en La Habana 10/ 05 / 1861 Juana Martín Marante Materno Sí No 10/ 05 / 1861 Dorotea Marín Arce No Con sus tres hijos naturales Benito, Domingo y Luis Sus padres en Cuba 10/ 06 / 1861 Prudencia Rodríguez Lorenzo Paterno Sí No 18/ 06 / 1861 María Pérez Rodríguez 11 Paterno Sí Su hermana Juana 11/ 11 / 1861 Luisa González de la Concepción Materno Sí Su hermano Pedro en Gibara 19/ 11 / 1861 María Lucía Pérez Rodríguez Paterno Sí Su hermano Francisco 02/ 12 / 1861 Cristina Pérez Hernández Paterno Sí Se dirige a Matanzas 07/ 02 / 1862 Josefa García Remón 27 Materno Sí No 21/ 02 / 1862 Petronila Gómez Salazar Materno Sí No 06/ 05 / 1862 Francisca Martín González No Con su hija Laura, de 12 años Su hermano Juan en Gibara 16 / 06 / 1862 María Josefa de la Concepción 40 No Sí Vuelve a La Habana donde vive 25/ 11 / 1862 Josefa Rodríguez Pérez Paterno Sí No 15/ 12 / 1862 María García Hernández Materno Sí No 20/ 12 / 1862 Emilia de la Concepción 15 Materno Sí No 29/ 12 / 1862 María Rodríguez López 30 No Sí Su padre en Cuba 21/ 02 / 1863 Micaela Salazar Felipe 16 Materno Sí No 25/ 02 / 1863 Francisca Martín González No Con su hija natural, Laura No 27/ 02 / 1863 Isabel de la Concepción Hernández Materno Sí No 28/ 02 / 1863 Juana Sánchez López Paterno Sí Su hermano Nicolás en La Habana 28/ 02 / 1863 Graciliana Fernández Rodríguez Paterno Sí No 28/ 02 / 1863 Dolores Rodríguez No Sí Su madre en Cuba 04/ 03 / 1863 Elvira Ramírez Fernández [Firma] No Sí Su hermano en Cuba 10 / 03 / 1863 Felicia Sánchez Rodríguez Materno Sí No 07/ 04 / 1863 María Medina Durama 17 Paterno Sí No 06/ 06 / 1863 María Rodríguez López 30 No Sí Su “familia” en Cuba 10/ 11 / 1863 Francisca Cabrera Hernández Paterno Sí Su hermana en Gibara 20/ 12 / 1863 Victoria Martín Rodríguez 21 Paterno Sí No 29/ 12 / 1863 María Sánchez No Con su hija natural, Clorinda Su hija Felicia en La Habana © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Mujeres de Santa Cruz de La Palma en la … 783 31/ 12 / 1863 Flora Pérez Rodríguez 18 Paterno Sí No 18/ 06 / 1864 Josefa Rodríguez de Paz 23 Materno Sí Su hermana Rita en La Habana 01/ 08 / 1864 Juana Martín Rodríguez Paterno Sí Sus hermanos en Cuba 30/ 08 / 1864 Higinia Peniche [criada de raza negra] No Con una “niña de pecho” de cuatro meses Vuelve a su Cuba natal 20/ 01 / 1865 María Pérez Hernández No Con su hija natural Narcisa Vuelve a Cárdenas 02/ 03 / 1865 Juana de Paz González 16 Paterno Sí Su padre Manuel de Paz en San Antonio de las Cabezas 03/ 08 / 1865 Benigna Hernández Concepción 19 Paterno Sí No 04/ 08 / 1865 Paula Hernández 28 Paterno Sí No 28/ 08 / 1865 Antonia Pérez Hernández 24 Materno Sí No 04/ 09 / 1865 Isabel Hernández Sicilia Materno Sí No / 09 / 1865 Dolores Rodríguez 27 No Sí No 09/ 12 / 1865 María Josefa García Martín 24 No Sí No 14/ 12 / 1865 María de los Dolores Barreto Romero 25 Paterno Sí No 14/ 12 / 1865 María de las Nieves Díaz Paterno Con su hija natural de pecho No 30/ 05 / 1866 María de las Nieves González Pérez 21 Materno Con su sobrino Félix Santos González (10 años) Su hermana Quiteria en Gibara 07/ 06 / 1866 Marcelina Camacho de Armas Paterno Sí No 21/ 11 / 1866 Petra Pérez Sicilia 26 Materno Sí No 23/ 11 / 1866 María Hernández 62 No Sí No 26/ 11 / 1866 Antonia Acosta de León 20 Materno Sí No 27/ 11 / 1866 Juana Martín González 20 Materno Sí No 15/ 01 / 1867 Petra Pérez Lorenzo Materno Sí Su hermano en Cuba 27/ 01 / 1867 Manuela Pulido 22 No Sí No 28/ 01 / 1868 Josefa Paz Rodríguez No Sí No 07/ 02 / 1868 María Concepción Rodríguez Hernández No Sí No 09/ 02 / 1868 Leoncia García de la Cruz No Sí No 10/ 02 / 1868 Francisca Hernández y Hernández No Sí No 07/ 06 / 1868 María de la Concepción Rodríguez No Sí Vuelve a su domicilio en La Habana 04/ 11/ 1868 Antonia Martín Hernández No Sí Vuelve a Cárdenas 14/ 12 / 1868 Antonia Manuela Lirio Duarte Materno Sí No 19/ 12 / 1868 Antonia Reyes Pérez Materno Sí Vuelve a su domicilio en La Habana 22/ 11 / 1869 Juana María Rodríguez No Sí No 14/ 12 / 1869 María Antonia Martín 22 No Sí No 08/ 06 / 1870 María Perera Facunda 29 No Con su hermana Juana (15 años) No 09/ 11 / 1870 Josefa Pérez López No Sí No 11/ 11 / 1870 Luisa Pérez y Pérez No Sí No 14/ 11 / 1870 Carolina López Mederos No Sí No 17/ 11 / 1870 María del Jesús Rodríguez No Sí No 18/ 11 / 1870 Rita Basaco [criada de raza negra] No Sí Su madre en La Habana 27/ 12 / 1870 Antonia Pérez Hernández 27 No Sí No 27/ 12 / 1870 María de los Dolores Acosta León 18 No Sí No 27/ 12 / 1870 Dolores Pérez Hernández 20 No Sí No 28/ 12 / 1870 María de las Nieves González Pérez No Sí No 28/ 12 / 1870 Francisca Hernández y Hernández No Sí No Cuadro 2. Mujeres solteras vecinas de Santa Cruz de La Palma emigrantes a Cuba: 18501870. Fuente: Archivo Municipal de Santa Cruz de La Palma: Emigración, Cajas 247 a 250 y 772. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XVI Coloquio de Historia CanarioAmericana 784 FECHA COMENDAT. NOMBRE EDAD ¿VIAJ A SOLA? ¿SEÑALA CONTACTO O LLAMADA ? 21/ 02 / 1850 Francisca Arrocha Blanco +50 Con su hija sordomuda Martina Rodríguez No 23/ 05 / 1850 Brígida Pérez Ginebra Fernández [Firma] Con su hija política Gaudencia de San Fiel y su hija natural Josefa Antonia de los Santos Su hijo Jacinto Felipe Pérez 24/ 11 / 1850 María Pérez Con su hijos Fabriciano (13 años) y Ana Pérez (2 años), y su hermana Manuela, de 22 años No 07/ 12 / 1850 Francisca González 38 Con sus hijos Cristina (15), Benito (14), Antonio (11) y Manuela (9) No 18/ 01 / 1851 María del Carmen de la Concepción 46 Sí No 31/ 07 / 1851 Antonia Abreu 38 Con su hijos María (17), Juan José (8), María del Carmen (6), y una sobrina huérfana (26) No 12/ 12 / 1851 María Sánchez Gil 37 Con sus hijos María de la Encarnación (13) y Francisco Martín (11), y su sobrina María Hernández Martín (21) No 20/ 12 / 1851 María Montserrat Rodríguez 60 Con sus hijas Juana (27) y Eugenia Martínez (23), y su nieta Josefa González (11) Un hijo en Cuba 15/ 11 / 1852 Paula Barrera 48 Con su hija adoptiva Ana de San Fiel No 14/ 02/ 1853 María Cobos 70 Con sus hijas Manuela (36) y Fidelina Zamora (13) Su yerno en La Habana 18/ 04 / 1853 María de las Nieves Hernández 56 Con su hija Nieves Torres Un hijo en Cuba 16/ 09 / 1853 María de las Angustias de León 68 Sí No 20/ 05 / 1854 Antonia Martín 66 Sí No 20/ 05 / 1854 María Brito Pérez 48 Con sus cinco hijos No 23/ 04 / 1856 María de la Luz Lorenzo Con sus tres hijos José María, Juan Vicente y María Guerra No 04/ 06 / 1856 María Rodríguez Sí No 18/ 06 / 1856 Catalina Cabrera Con su nieto José Morera (3 años) No 01/ 10 / 1856 Manuela de Paz [Firma] 48 Con sus hijos María de la Concepción (18), Manuela (15), Fermín (11) y Juan Díaz (9) No 20/ 11 / 1857 Antonia Morales Con su hija Rosa Sarmiento (16 años) No 14/ 05 / 1858 María Hernández Pérez Sí No 14/ 09 / 1858 Elena Ramírez Fernández Con su hija Cirila, de 11 años No 05/ 11 / 1858 María de las Nieves García Con sus hijos María del Rosario, Plácido y Eusebio Febles No 22/ 12 / 1858 María de la Luz Lorenzo Con sus hijas María de las Nieves (8 años) y Rafaela Guerra (10 meses) No 30/ 04 / 1859 María de la O Nazco Con su hija Josefa Martín, de 15 años Su hijo Antonio Martín en La Habana 11/ 08 / 1859 Ana de la Concepción 36 Con sus hijos Antonia, Tomás y Bárbara No 03/ 11 / 1859 María Antonia Rodríguez 58 Con su hija Julia Pérez Una “amiga” en Cuba 22/ 11 / 1859 Antonia García Ortega Con sus hijos Antonio (22), Sebastiana (20) y María Rodríguez (18) No 21/ 05 / 1860 Francisca Pérez y Pérez Con su hija natural Rosalía García Sus hermanos Andrés y José Antonio en La Habana 16/ 11 / 1860 Josefa Castañeda de Sánchez Con su hija María de los Dolores Su hijo Santiago en Consolación del Sur 07/ 12 / 1860 María Hernández Pérez Con su hija Juana (20 años) Su hijo Clemente Pérez en Cárdenas 10/ 12 / 1860 Quiteria González 26 Sí No 07/ 01 / 1861 Antonia Rodríguez y Rodríguez Sí Su hija en Cuba 17/ 04 / 1861 María Rodríguez Gómez Con sus hijos Antonio y Incolaza Su hija Cipriana en Cuba 31/ 10 / 1861 Micaela Torres Pérez Con sus tres hijos Josefa, José y Domingo Su madre y hermanos en Cuba 23/ 05 / 1862 Antonia Pérez [Firma] Sí Su hijo Juan Glez. Pérez, párroco en Consolación del Sur 21/ 06 / 1862 Elena Ramírez Fernández Con su hija Cirila Arozena No 23/ 02 / 1863 Josefa Herrera Rodríguez Con su hija Josefa Sus hijas María y Manuela Ortega en Seda del Agua © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Mujeres de Santa Cruz de La Palma en la … 785 01/ 08 / 1864 Antonia Pérez Arrocha Con sus hijas Victoria y Juana, y los hijos de éstas, Emilio y Faustino No 27/ 10 / 1864 María del Rosario Luis Con su hijo José Rodríguez Luis (27 años) Su hija en La Habana 01/ 08 / 1865 María de las Nieves Paredes 69 Con su hija soltera María Dolores Rodríguez “Evacuar negocios propios” 11/ 12 / 1865 Josefa González Cabrera 65 Con su hija soltera, María del Carmen Sus hijos en Cuba 12/ 05 / 1866 Josefa Pérez y Pérez Con sus hijos Antonia, Margarita y Pedro Sus hijos Antonio, Manuel y Julián en Gibara 05/ 06/ 1866 Nicolasa Rodríguez Sí Regresa a La Habana 07/ 02/ 1868 Juana García Con su hija Juana Ramona (15 días) Regresa a La Habana Cuadro 3. Mujeres viudas vecinas de Santa Cruz de La Palma que emigran a Cuba: 18501870. Fuente: Archivo Municipal de Santa Cruz de La Palma: Emigración, Cajas 247 a 250 y 772. FECHA COMENDAT. NOMBRE EDAD ACOMPAÑANTE CONTACTO ¿LLAMADA? 10/01/ 1851 María de la Luz Cabrera 52 Su hija Eugenia de la Concepción Su marido No dice 20/01/ 1851 Antonia Rodríguez López 36 Su hija Beatriz de la Concepción (17) Su marido No dice 10/ 02/ 1851 Antonia Rodríguez de los Reyes 30 Sus hijos José Inocencio (15) y Bernardo Marcelo (11)Su marido No dice 01/ 08/ 1851 María Josefa Felipe 29 Sus hijos Juan (12), Juana (9) y Juan Manuel Rodríguez Su marido No dice 01/ 08/ 1851 Rosa Perdomo 38 Sus hijos Josefa (21), Luisa (16), Antonio (14) y Narciso Viña (11) Su marido No dice 15/12 1851 Josefa Simón Sosa de Reyes 37 Sus hijos José Mª (17) y Antonio (12) Su marido No dice 26/ 11/ 1852 Ana Martín 38 Sus hijos María Dolores (17) y Manuel Acosta (12) Su marido Sí 23/ 12/ 1852 Juana Pérez 30 Sus hijos Antonio (14) y María de las Nieves de Paz (12) No 28/ 12/ 1852 Francisca González [Firma] 46 Sus hijas Matilde (22), Julia (11) y María del Carmen (6) Su marido Sí 09/ 09/ 1853 Antonia Rodríguez 39 Su hija Ana, soltera No 16/ 09/ 1853 María de las Nieves Herrera 46 Su hija Concepción Vázquez No 30/ 12/ 1853 María de los Dolores Pérez 51 Su hija Damiana Lorenzo Su marido No dice 30/ 12/ 1853 María de las Nieves Pérez Sus hijos pequeños Juan y Luis Su marido No dice 18/ 06/ 1855 Luciana Sánchez de Moreno [Firma]No Su marido Vuelve a La Habana 24/12/ 1855 María de la Concepción de Díaz Sus hijos Mateo (12) y Mª Laudelina (5) Su marido Sí 28/12/ 1855 Rosalía Castañeda No Su marido No dice 28/12/ 1855 Tomasa Sánchez de Rodríguez Sus hijos Rafaela (14) y Manuel (11) Su marido Sí 04/ 06/ 1856 María Antonia Salazar Su suegra Josefa Díaz Cabrera y sus hijos Manuel (13), Antonio (10) y Juan José (3) Su marido Sí 25/ 05/ 1860 Juana Sánchez de Bolufer [Firma] Su moza sirviente María García Díaz Su marido Vuelve a La Habana 13/11/ 1860 María Antonia Felipe de Ampudia [id.]Su hija Rosalía (2 años) Su marido Vuelve a La Habana 29/12/ 1860 Antonia de Castro Su hermana Sofía (13 años) No Vuelve a Matanzas 23/10/ 1861 Juana Pérez Lorenzo de Báez No Su marido Sí 07/11/ 1861 María de la O Pérez Su sobrina Antonia Felipe Pérez (11) Su marido Sí 20/06/ 1862 María de las Nieves Rodríguez No Su marido Sí 19/08/ 1864 Antonia de Paz Sus hijos José Isidro y Manuel de Paz Su marido No dice 27/ 01/ 1865 Juana Rodríguez Hdez. de Expósito No Su marido Vuelve a La Habana 22/01/ 1866 María Josefa Martín de Rodríguez Sus siete hijos (la mayor de 15 años) No Autoriza su marido 07/05/ 1866 Josefa Pérez Pérez de Sánchez Brito Sus tres hijos Domingo, Francisca y Ana Su marido Sí © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XVI Coloquio de Historia CanarioAmericana 786 20/06/ 1866 María Concepción Rodríguez de Lozina Su hija Elvira (13) y dos sirvientas Su marido Vuelve a La Habana 21/11/ 1866 Mariana Brito 56 Su hija Manuela Pulido (22) Su marido No dice 10/12/ 1866 María Josefa Pérez Su hijo José Hernández Su marido No dice 28/12/ 1866 María Dolores Fernández Martín Su hija Manuela Guión Su marido No dice 07/ 01/ 1868 María Brito Martín No Su hijo Sí 17/01/ 1868 Juana Rodríguez Hernández de Bullega Sus hijos Gabriel y Concepción Su marido Sí 21/01/ 1868 María Antonia Felipe Sus tres hijos pequeños Su marido No dice Cuadro 4. Mujeres casadas vecinas de Santa Cruz de La Palma que emigran a Cuba: 18501870. Fuente: Archivo Municipal de Santa Cruz de La Palma: Emigración, Cajas 247 a 250 y 772. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Mujeres de Santa Cruz de La Palma en la … 787 NOTAS 1 GonzálezRipoli Navarro, María Dolores, “Fragmentación y complejidad en algunos de los resultados y tendencias recientes de la investigación en historia de América”, Fundación Instituto de Historia Social, Valencia, Revista de las Américas, núm. 1, Primavera de 2003, pp. 190191. 2 Ídem. 3 Galván Tudela, José Alberto, “Tipos de migración, procesos de trabajo e inserción laboral de los canarios en Cuba”, en Galván, J.A. (ed.), Canarios en Cuba. Una mirada desde la antropología . Santa Cruz de Tenerife, 1997; Borderías, Cristina, “Emigración y trayectorias sociales femeninas”, Valencia, Historia Social , núm. 17, Otoño de 1993, pp. 7594; Ascanio Sánchez, Carmen, “Deconstruyendo olvidos: el proceso migratorio canario desde una perspectiva de género”, Las Palmas de Gran Canaria, XIII Coloquio de Historia CanarioAmericana (1998), 2000, CDROM, pp. 1.2131.224. 4 Jiménez Juliá, Eva, “Una revisión crítica de las teorías migratorias desde la perspectiva de género”, Arenal , 6:2, juliodiciembre de 1999, pp. 239263. 5 Ibídem, p. 241. 6 Gregorio Gil, Carmen, Migración femenina: su impacto en las relaciones de género. Madrid, 1998; Barreto Vargas, Carmen Marina, “Cuando la inmigración tiene nombre de mujer”, Las Palmas de Gran Canaria, XV Coloquio de Historia CanarioAmericana (2002), 2004, CDROM, pp. 690703. 7 La falta de numerosas listas de embarque y el hecho de que en bastantes comendaticias no se cite el barco en el cual la solicitante tiene previsto realizar su viaje, hace sumamente difícil establecer una comparación entre ambos tipos de registro. No obstante, podemos ofrecer dos ejemplos. Ocho solicitantes femeninas de comendaticias citan al bergantín Rosario en su viaje de invierno de 1867; pues bien, en las listas de pasajeros de dicho buque faltan dos de aquéllas (dos muchachas huérfanas) y figura en cambio una mujer vecina de la capital no fichada en las comendaticias conservadas. Por el contrario, en el viaje de verano de 1867 del bergantínbarca Bella Palmera encontramos la correcta equivalencia entre las dos comendaticias femeninas que lo señalan y la posterior lista de embarque. Además, en ocasiones, la vecindad capitalina que se indica para una solicitante de comendaticia no se corresponde con la vecindad (de cualquier otro punto de la isla coincidente con su naturaleza) que a esa misma persona se le asigna en la lista de pasajeros. Por otra parte, ocurre que al cotejar el registro de pasaportes con el de comendaticias en los años en que puede hacerse (18511854), vemos que aproximadamente sólo la mitad de los nombres de las solicitantes de comendaticias avecindadas en la capital palmera aparecen en el registro de pasaportes; mientras que unos pocos nombres de los pasaportes con dicha vecindad no figuran en las comendaticias. Asimismo, se percibe algún que otro cambio de vecindad entre uno y otro registro. 8 Guanche Pérez. J., Significación canaria en el poblamiento hispánico de Cuba , Tenerife, 1992, p. 57. 9 Hernández García, Julio, La emigración de Canarias a América durante el siglo XIX, Las Palmas de Gran Canaria, 1981, p. 260; los trabajos citados en Cabrera Déniz, Gregorio J., Canarios en Cuba: un capítulo en la historia del Archipiélago (18751931), Las Palmas de Gran Canaria, 1996, pp. 104107; Pérez González, Ramón y Criado Hernández, Concepción, “Nuevos datos de la emigración de Canarias a América en el siglo XIX: los emigrantes de San Juan de la Rambla (Tenerife) entre 1850 y 1877”, La Laguna, Revista de Historia de Canarias, 174, 19841986, vol. I, p. 417; Martín Ruiz, Juan Francisco, “El proceso migratorio CanariasAmérica: emigración y retorno. Las implicaciones demográficas, económicas y espaciales a uno y otro lado del Atlántico”, Las Palmas de Gran Canaria, IX Coloquio de Historia CanarioAmericana (1990), 1992, t. I, pp. 442443; Antúnez Cabrera, Ezequiel y Rodríguez Marrero, Hilario, “La emigración de Tejeda durante la segunda mitad del siglo XIX”, Las Palmas de Gran Canaria, XI Coloquio Historia CanarioAmericana (1994), 1996, t. III, p. 264. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XVI Coloquio de Historia CanarioAmericana 788 10 El 23% para el ámbito insular en el segundo Diecinueve, mientras que, en el mismo periodo, los municipios de El Paso y de Mazo presentan, respectivamente, el 18,39% y el 21,74 %; cf. Hernández García, J., La emigración de Canarias a América…, op. cit., pp. 191, 199, 202. 11 En 1851 (sólo diciembre) se expiden 160 pasaportes, todos palmeros, de los cuales 19 son de titularidad femenina (11,87%). En 1852: 286 (palmeros, 196, de los que 61 son de mujeres, o sea, 31,12%; gomeros, 43; tinerfeños, 36; otros, 11). En 1853: 427 (palmeros, 329, de ellos 56 son femeninos, es decir, 17,02%; gomeros, 66; tinerfeños, 28; otros, 4). En 1854: 338 (palmeros, 248, de los cuales 38 son para mujeres, esto es, 15,32%; gomeros, 90). En este periodo los pasaportes expedidos a familias suman 34. Cf. (A)rchivo (M)unicipal de (S)anta (C)ruz de La (P)alma: Registro de pasaportes para Ultramar, Caja 772. 12 A.M.S.C.P.: Padrón de habitantes de 1860, Caja 371. 13 Hernández GArcía, J., op. cit., p. 192. 14 Hernández García, J., “La emigración de La Laguna en la segunda mitad del siglo XIX (18481895)”, LaLagunaTenerife, Revista de Historia Canaria , 170, 19731976, t. XXXV, pp. 112113. 15 Hernández García, J., La emigración de Canarias a América …, op. cit., pp. 212, 224, 243, 252. 16 Ibídem, p. 205. 17 Ibídem, pp. 203, 511512. También, Martín Ruiz, J.F., “El proceso migratorio CanariasAmérica…”, art. cit., p. 381. 18 Pérez Hernández, José Eduardo, “Entre el ideal y la realidad. Discurso de la modernización y devenir económico en La Palma (18501900)”, Las Palmas de Gran Canaria, Boletín Millares Carlo, 22, 2003, pp. 7071. 19 A.M.S.C.P.: Padrón de habitantes de 1860, Caja 371. 20 Sánchez, María Angeles, La seda en La Palma , Santa Cruz de Tenerife, 1987, pp. 22, 2425, 3536. 21 Las comendaticias femeninas con destino distinto de Cuba son: 16/11/1855, Juliana Lorenzo, natural y vecina de Santa Cruz de La Palma, viuda, viaja a Puerto Rico con sus hijos Josefa y Calixto con el objeto de mejorar de fortuna; 19/6/1856, Petra Perera Pérez, vecina de la capital palmera, soltera, 41 años, viaja a Puerto Rico como “pobre insolvente” con el permiso de su madre, pues su padre falleció hace años en Cuba; 21/7/1856, María Antonia Pérez, vecina de la ciudad palmera, soltera y huérfana, viaja a La Guaira como “pobre insolvente” para reunirse con su hermano Antonio José que la reclama; 3/12/1861, Rosa Pérez Castro, natural y vecina de Santa Cruz de La Palma, soltera, viaja a La Guaira “en el primer buque que se me presente”, acompañada de su hija natural de seis meses, Eustaquia, para reunirse con su padre, Mariano Pérez, que la manda llamar; 25/9/1862, Aurora Castillo Cabrera, natural y vecina de la capital, soltera, 23 años, viaja a La Guaira para reunirse con “una persona de mi familia” que la llama. Para completar la totalidad de comendaticias femeninas, no queda una última solicitante que no incluimos en la relación de emigrantes a Cuba por su condición de cubana de nacimiento: 23/11/1869, Ramona Cruz Fleitas, natural y vecina de La Habana, residente en la capital palmera, soltera, viaja de vuelta a su domicilio. 22 Moreno Fraginals, Manuel y Moreno Masó, José Joaquín, “Análisis comparativo de las principales corrientes inmigratorias españolas hacia Cuba: 18461898”, Las Palmas de Gran Canaria, IX Coloquio de Historia CanarioAmericana (1990), 1992, t. I, pp. 492494. 23 Guanche Pérez, Jesús, Significación canaria ..., op. cit., Tenerife, 1992, pp. 6061. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Mujeres de Santa Cruz de La Palma en la … 789 24 Galván Tudela, J.A., “Migración insular y procesos de trabajo de los canarios en Cuba (19001930)”, Las Palmas de Gran Canaria, XII Coloquio de Historia CanarioAmericana (1996), 1998, t. I, pp. 909911, 916, 925. Asimismo, véanse: Martín Ruiz, J.F., “El proceso migratorio CanariasAmérica…”, art. cit., p. 445; Cruz Hernández, José Luis, “De Mazo a Cabaiguán: emigración palmera y cultivo del tabaco (19001930)”, Las Palmas de Gran Canaria, XII Coloquio de Historia CanarioAmericana (1996), 1998, t. I, p. 828. 25 Cabrera Déniz, G.J., Canarios en Cuba…, op. cit ., pp. 105, 108; Gónzalez Pérez, Teresa: “Mujeres canarias en la emigración”, La Opinión de Tenerife, 19 de mayo de 2002. 26 A.M.S.C.P.: Padrón de habitantes de 1849, Caja 369; Olive, Pedro de, Diccionario estadísticoadministrativo de las Islas Canarias, Barcelona, Tip. de Jaime Jepús, 1865, p. 978. 27 (A)rchivo de El (M)useo (C)anario: Fondo Antonino Pestana , Caja 57, Legajo 97, Familia Las Casas. 28 Así, sabemos que Luisa María Lemes, de Mazo, entró como moza sirvienta del presbítero Antonio Rodríguez Rebato, el 1 de febrero de 1802, cobrando un peso mensual. Asimismo, en 1852, María Josefa Gómez, vecina de la capital palmera, entabla pleito contra los herederos del presbítero José María Carmona, de quien había sido criada durante 23 años, en demanda de su salario. El sacerdote Carmona le había asignado el sueldo acostumbrado para “las sirvientas de mejores disposiciones y habilidad en las casas en que tienen que invertir todo el tiempo en servicio de ellas”: un peso mensual. En este sentido, el testigo don Pedro Sotomayor consideraba a María Josefa Gómez “una criada buena” y por tanto era de la opinión de que “debía percibir el salario de un duro mensual, no obstante que lo ordinario en aquella isla era un peso…”; cf, respectivamente, Archivo de la Sociedad La Cosmológica: Libro de cuentas del presbítero don Antonio Rodríguez Rebato. Sig. 6C101; Archivo Histórico Provincial de Las Palmas de Gran Canaria: Audiencia , Procesos, Expediente 3908 (2), sin paginar. 29 A.M.C.:Fondo Antonino Pestana , Caja 57, Legajo 97, Familia Las Casas. 30 Borderías, C., “Emigración y trayectorias sociales femeninas”, art. cit., pp. 79, 8182. 31 Son éstas: 16/9/1853: Antonia Lugo Batista, soltera y huérfana, natural de Mazo, vecina de la ciudad, moza sirviente de don Pedro Alcántara Acosta; 27/12/1853: Josefa Rodríguez Ortega, natural de Barlovento, vecina de la capital, soltera de 14 años, desde muy niña moza sirviente en la casa de don Domingo Díaz, es llamada por sus padres en Cuba; 9/12/1857: Catalina Lorenzo Pérez, natural de Breña Baja, residente en la ciudad, soltera y huérfana, moza sirviente de don Mariano Yanes, que hace viaje en el mismo barco; 5/5/1858: Josefa Ferraz, natural y vecina de la capital, soltera y huérfana, moza sirviente del comerciante don Cándido de Torres; 27/2/1859: Dora de la Concepción, natural y vecina de la capital, soltera expósita, fue moza sirviente de don José Lorenzo Ferrer; 21/5/1859: Antonia de Paz Piñero, natural de Los Sauces, vecina de la capital, soltera y huérfana, llamada por un hermano en Gibara, es moza sirviente de don Francisco López; 9/6/1859: María Hernández Pérez, natural y vecina de la capital, soltera, con su hermana Juana de 14 años, consentimiento paterno, fue moza sirviente de don José Lorenzo Ferrer; 15/11/1860: María de los Dolores Isidora, natural de Los Sauces, vecina de la capital, soltera de 21 años, moza sirviente en la casa del marqués de Guisla; 4/5/1861: Manuela Pérez Martín, natural y vecina de la capital, soltera y huérfana, ha sido moza sirviente del propietario don Antonio Lemos Smalley; 10/3/1863: Felicia Sánchez Rodríguez, natural y vecina de la ciudad, soltera, consentimiento materno, ha sido moza sirviente de don Antonio Lemos Smalley. 32 Jóvenes isleñas que marchan a Cuba como criadas o nodrizas junto a sus patronas/es: 10/6/1855: don Gabino González Ferrer, vecino de La Habana, regresa acompañado de su hermana soltera Enriqueta y de su criada Antonia Rudecinda Guerra; 23/4/1856: doña María de los Dolores Felipe Cárdenas, natural y vecina de la capital palmera, soltera y huérfana, viaja a La Habana acompañada de su criada Bernarda Sánchez, natural de Garafía; 25/5/1860: doña Juana Sánchez de Bolufer, vecina de La Habana, regresa a su domicilio con su moza sirviente María García Díaz, natural de Puntagorda, vecina de la capital, © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XVI Coloquio de Historia CanarioAmericana 790 soltera, con consentimiento materno; 6/6/1860: doña María Antonia Felipe de Ampudia, vecina de La Habana, regresa con sus hijos y la nodriza Narcisa Hernández Martín; 2/6/1866: doña María de la Concepción Rodríguez de Lozina, natural del Puerto de la Cruz, vecina de La Habana, residente en Santa Cruz de La Palma, regresa a su casa con su hija Elvira Lozina y dos mozas sirvientes palmeras: María Antonia Ibarria y Bienvenida Rodríguez Martín. 33 Sánchez, Mª A., La seda en La Palma , op cit., pp. 22 y 30. 34 Milián Martínez, Graciela, “Presencia canaria en la ciudad de San Carlos y San Severino de Matanzas (16931896)”, XV Coloquio de Historia CanarioAmericana (2002), Las Palmas de Gran Canaria, 2004, CDROM, pp. 538539. 35 Olive, Pedro de, op.cit., p. 978. 36 A.M.S.C.P.: Emigración, Cajas 247 y 249 respectivamente. 37 Coincide nuestra apreciación con las de otros autores sobre el particular; cf., Rodríguez Galdo, María Xosé et al., “Mujeres que emigran, mujeres que permanecen. Contribución a un estudio de la relación entre mujeres, economía campesina y emigración. Galicia, 18801930”, Arenal , 6:2, juliodiciembre 1999, p. 289. 38 Así ocurre en Galicia según un testigo de la época de la gran emigración; cf. Rodríguez Galdo, M.ª X. et al.: art. cit., p. 288. 39 Paz Sánchez, Manuel de y Hernández González, Manuel, La esclavitud blanca , Santa Cruz de Tenerife, 1992, p. 67. 40 Guanche Pérez, Jesús, “Presencia canaria en tres archivos parroquiales de la ciudad de La Habana durante el periodo colonial y su incidencia cultural”, Las Palmas de Gran Canaria, VIII Coloquio de Historia CanarioAmericana (1988), 1991, T. I, p. 232. 41 PérezFuentes, Pilar y Valverde, Lola, “La población de La Habana a mediados del siglo XIX: relaciones sexuales y matrimonio”, en AA.VV: Cuba y España. Pasado y presente de una historia común, Bilbao, Universidad del País Vasco, 1999, pp. 156, 159160. 42 Moreno Fraginals, M. y Moreno Masó J.J., art.cit., pp. 498, 506; PérezFuentes, P. y Valverde, L., art. cit., p. 158. 43 Sin Firma: “Conversación campestre”, El Eco, núm. 33, Santa Cruz de La Palma, 1 de abril de 1885, p. 3. 44 PérezFuentes, P. y Valverde, L., art. cit., pp. 164172. 45 Ibídem, pp. 172173. 46 Ibídem, pp. 173174. 47 Moreno Fraginals, M. y Moreno Masó, J.J., art. cit., p. 501. 48 Hernández García, J., La emigración de Canarias…, op. cit., p. 443. 49 De siempre las huérfanas y las expósitas constituyen el estereotipo de mujeres solas, desprotegidas y con mayores posibilidades de acabar en la marginalidad y la prostitución; cf. Monzón Perdomo, María Eugenia, “La prostitución femenina en Canarias en el Antiguo Régimen. Instituciones de recogimiento”, Las Palmas de Gran Canaria, XIII Coloquio de Historia CanarioAmericana (1998), 2000, p. 1307. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Mujeres de Santa Cruz de La Palma en la … 791 50 Guereña, JeanLouis, “De historia prostitutionis. La prostitución en la España contemporánea”, Madrid, Ayer , 25, 1997, p. 68. 51 Albuera Guirnaldos, Antonio, Vida cotidiana en Málaga a fines del XIX, Málaga, 1998, p. 123. 52 Ibídem, p. 126. 53 Hernández García, J.: op. cit., pp. 441446; Paz Sánchez, M. y Hernández González, M., op. cit., pp. 67, 87; González pérez, T., art. cit. 54 Moreno Fraginals, M. y Moreno Masó, J.J., art. cit., p. 506. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
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Título y subtítulo | Mujeres de Santa Cruz de la Palma en la emigración a Cuba (1850-1870) |
Autor principal | Pérez Hernández, José Eduardo |
Publicación fuente | XVI Coloquio de historia canario - americano |
Numeración | Coloquio 16 |
Sección | Mujeres e historia |
Tipo de documento | Congreso y conferencia |
Lugar de publicación | Las Palmas de Gran Canaria |
Editorial | Cabildo Insular de Gran Canaria |
Fecha | 2004 |
Páginas | P. 0763-0791 |
Materias | Congresos ; Historia ; Canarias ; América |
Copyright | http://biblioteca.ulpgc.es/avisomdc |
Formato digital | |
Tamaño de archivo | 274490 Bytes |
Texto | 763 MUJERES DE SANTA CRUZ DE LA PALMA EN LA EMIGRACIÓN A CUBA (18501870) José Eduardo Pérez Hernández Ella piensa, abstraída, en cualquier lugar, mar adelante, siguiendo la ruta de las aves migratorias. (Ana Samblás: Un lugar al norte del corazón) INTRODUCCIÓN Santa Cruz de La Palma, 18501870: mujeres a centenares de quienes apenas conocemos otra cosa que su nombre y su decisión de emigrar a América. ¿Cómo abordar su estudio? Vivimos en un tiempo de fragmentación historiográfica americanista y de convivencia entre novedades, tradiciones y retornos de líneas de investigación en este campo: la historia de las relaciones de género, la estructuralcuantitativa y la antropológicointerpretativa o vuelta al individuo y la escala humana. 1 Y no sólo conviven, sino que pueden integrarse en el quehacer del historiador. El enfoque central de “mirada de halcón”, en nuestro caso, viene dado por el carácter estructural de la emigración canaria a Ultramar y el análisis cuantitativo que impone la documentación municipal utilizada. No disponemos de fuentes adecuadas para elaborar historias de vidas de mujeres emigrantes en el período que nos ocupa, pero sí al menos tenemos presente que no es sólo la razón económica la que determina a emigrar, pues existen otros factores de índole cultural, mental y de género que tienen su propia autonomía. 2 En este sentido, desde la antropología social y mediante las fuentes de tipo oral, autores como Galván Tudela ponen de relieve el papel del grupo doméstico y de las redes sociales en el fenómeno migratorio; y autoras como Borderías y Ascanio Sánchez desvelan la importancia de la mujer en dicho proceso. 3 Desde la perspectiva de género, el objetivo de quienes cultivan esta línea de investigación ha sido reivindicar el papel de la mujer en las migraciones; sacarla de la invisibilidad que le otorgaba el viejo modelo androcéntrico por considerar la migración masculina como laboral y la femenina como dependiente o de acompañamiento. Se trata de recoger la motivación femenina en este fenómeno, en el cual, amén de los factores económicos, entran en juego otras variables como la división sexual del trabajo, las restricciones morales a la movilidad de la mujer, las relaciones de poder en el seno de la familia o la propia capacidad de decisión 4 . En un estudio como el nuestro, basado en la cuantificación y sin la suficiente información acerca de la sociedad de acogida de las emigrantes, resulta muy difícil valorar estas cuestiones, aunque las tendremos en cuenta en la medida de lo posible. No es el propósito de este trabajo analizar comparativamente las migraciones femenina y masculina de la capital palmera, que sólo efectuamos en puntos concretos. Y menos aún el trazar una historia comparativa de la mujer emigrante del siglo XIX con la de la actualidad. Sin © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XVI Coloquio de Historia CanarioAmericana 764 embargo, teniendo en cuenta que las mujeres suponen casi la mitad del contingente migratorio mundial en nuestros días y que la mitad o más de las mismas emigran por razones laborales, 5 características éstas (con otras realmente sorprendentes) que se verán en nuestro estudio, consultamos como guías orientadoras algunos trabajos que analizan la inmigración actual de mujeres latinoamericanas en España y su manera de sobrevivir en las sociedades receptoras. 6 Elegimos el municipio de Santa Cruz de La Palma porque presenta un singular relieve como centro emisor de emigración femenina a Cuba, en relación con la masculina, entre sus habitantes, lo que le convierte en un escenario de privilegio para reivindicar el papel de la mujer en la emigración a América. Sobre esto, a día de hoy se ha hecho muy poco en Canarias, más allá de su inclusión muy secundaria en obras generales que tienden a enfocar el hecho migratorio exclusivamente como fenómeno masculino. La acotación temporal de 1850 a 1870 obedece, por un lado, a nuestro interés en manejar un periodo corto de tiempo previo al fenómeno de la emigración masiva, que arranca a partir de los años 80. Por otro lado, se trata de los primeros veinte años plenamente documentados sobre este tema, que además se ajustan al ámbito municipal capitalino, pues desde los años ochenta, se conservan, asimismo, comendaticias expedidas por la alcaldía santacrucera a un elevado número de personas del interior insular y aun de otras islas, en especial de La Gomera. No incluimos la década de 1870 porque en parte de ella existe un vacío de información, creemos que no sólo por el efecto de inhibición de la guerra de los Diez años en la emigración, sino también por pérdida documental. Las fuentes utilizadas proceden del Archivo Municipal de Santa Cruz de La Palma (registros oficiales sobre todo, las solicitudes de licencias para emigrar, o comendaticias, expedidas por el Ayuntamiento como paso previo para la obtención del pasaporte). Para apoyar esta documentación recurrimos, asimismo, a las autorizaciones paternas para las emigrantes menores de edad, al registro de pasaportes para Ultramar (del que no tenemos sino unos pocos años: de 1851 a 1854) y a las listas de pasajeros de los barcos que van a Cuba, (incompletas, ya que apenas se conserva alguna relación de pasajeros en la década de 1850, siendo más abundantes en la siguiente). Los registros de pasaportes y de pasajeros, aunque incompletos, permiten cotejar la emigración capitalina con la del resto de la isla y de otros lugares del Archipiélago, pero también nos descubre ciertas fallas en la documentación oficial de la época, ya que no hay una exacta correspondencia entre solicitudes de comendaticias, pasaportes y pasajes allí donde es posible su comparación. 7 De ello se deducen tres cosas: en el día no existen todas las comendaticias que fueron, por lo cual hemos optado por incluir en el presente trabajo a aquellas pocas vecinas de Santa Cruz de La Palma de las listas de embarque que no figuran entre las solicitantes de licencias para emigrar a Cuba; segundo, cabe la posibilidad de que una parte de dichas solicitantes finalmente decidiera no continuar con su propósito de emigrar o lo pospusiera para más adelante; no obstante, dadas las incertidumbres que plantean sobre este tipo de fuentes y su actual estado de conservación, decidimos trabajar desde la base de que todas las comendaticias llevan a una emigración efectiva; tercero, también es posible que un incierto número de adscripciones de vecindad capitalina sean en realidad una atribución equivocada producto de la confusión de los conceptos vecino y residente, pero por lo mismo que llevamos dicho y porque vemos que al menos en ocasiones se sabe discernir entre ambos términos, lo dejamos como está. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Mujeres de Santa Cruz de La Palma en la … 765 Abundando en nuestra segunda hipótesis, una vieja estadística cubana refleja la casi nula entrada de inmigrantes palmeros por el puerto de La Habana de 1845 a 1851 (último año contabilizado). 8 De ser así, decenas de comendaticias correspondientes a los dos años finales del citado periodo no se habrían traducido en emigración efectiva. Curiosamente sólo en tres de éstas se incluye indicación de la interesada del barco en que hará el viaje, siendo a menudo en los años siguientes superior al 50% y aun al 70% de las solicitudes. (¿Acaso deberíamos otorgar una mayor fiabilidad como emigrante a quien en su solicitud señala el barco en que partirá?, ¿y si no por olvido o capricho del empleado municipal, es posible que la no indicación de barco concreto suponga una voluntad menos férrea, más mudable a la hora de efectuar o no el viaje?). Consideraciones aparte, tenemos indicios suficientes para saber que el flujo migratorio a La Habana no se detiene, al menos en algunos de los años arriba acotados, y para creer más bien en un error de registro por no contabilizarse la procedencia última de los pasajeros, suponiendo a todos los viajeros naturales de la isla de salida final de los barcos, cuya confusión tal vez explique la escasa representación de las islas llamadas menores y la importancia de las centrales. Seguimos el procedimiento cuantitativo en lo que se refiere a las solicitudes de comendaticias. Contabilizamos las masculinas y anotamos al detalle las femeninas: nombre, naturaleza, vecindad, edad, estado civil, barco en el que viaja, destino, razones para emigrar, si viaja sola o acompañada, si señala consentimiento de sus padres, si indica algún tipo de contacto al otro lado y si sabe o no firmar. Amén del contenido formulario sobre que la emigrante es de buenas costumbres, no deja deudas ni cuentas con la justicia, y que marcha libremente “sin sugestión, compromiso ni fuerza de ninguna especie”. Todo ello acreditado siempre con tres testigos solventes. En el apéndice del final se ofrece una relación completa de las mujeres capitalinas que solicitan emigrar a Cuba de 1850 a 1870. Un referente bibliográfico de imprescindible consulta para este trabajo es la obra magna de Julio Hernández García, todo un clásico sobre el tema de la emigración canaria a América en el XIX, pionero en el estudio exhaustivo de las comendaticias, incluidas las de Santa Cruz de La Palma. Sobre éstas últimas, a su aportación general, añadimos ahora, dentro de la secuencia temporal considerada, no sólo un análisis con más profundidad de las licencias femeninas, sino también la inclusión del año de 1851, cuyas comendaticias hallamos traspapeladas en otro lugar del archivo municipal. MUJERES EMIGRANTES: EN QUÉ MEDIDA Y POR QUÉ Es un hecho establecido el perfil humano dominante de la emigración isleña a Cuba: varón, campesino, joven, soltero, que no sabe leer ni escribir. Es muy amplio también el consenso historiográfico sobre el concurso femenino en esta migración regulada: siempre claramente minoritario con respecto al masculino, es decir, un 29% para todo el ámbito canario del siglo XIX, oscilando según los estudios parciales entre el 18% y el 37%. 9 La isla de La Palma no es una excepción. Si se contempla globalmente, o si se pone de relieve cualquiera de sus municipios rurales, como hace Hernández García al referirse a los casos de Mazo y El Paso en el siglo XIX, la cifra de mujeres emigrantes gira siempre en torno al 20%. 10 Y del análisis del registro de pasaportes entre 1851 y 1854 se constatan unos porcentajes de mujeres emigrantes palmeras, respecto de los varones, similares al conjunto del Archipiélago, esto es, entre el quinto y el tercio del total. 11 Pero no ocurre lo mismo, como vamos a ver, en el caso de la capital insular. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XVI Coloquio de Historia CanarioAmericana 766 Aunque Santa Cruz de La Palma, con sus 45 kilómetros cuadrados, es un municipio de tamaño medio en la isla, tiene no obstante un destacado papel en el fenómeno migratorio. Alberga la única ciudad con que cuenta La Palma en el periodo que estudiamos; ciudad pequeña, pero portuaria y capitalina, que en 1860 concentra al 85% de los más de cinco mil habitantes de la demarcación municipal (el otro 15% se distribuye entre sus pagos rurales: La Dehesa, Mirca, Velhoco y Las Nieves). Reúne además a lo más selecto de la sociedad insular: la mayor parte de los grandes propietarios, comerciantes, industriales y profesiones liberales, en cuyas casas trabajan alrededor de 300 mujeres en el servicio doméstico, muchas provenientes de los pueblos del interior. 12 Llama la atención el alto porcentaje de emigración femenina a Ultramar en Santa Cruz de La Palma durante estos veinte años: ronda el 45%, tanto en el número de solicitantes (440), como en el total de emigrantes de sexo femenino (alrededor de 700). Es decir, la emigración femenina está cerca de igualarse a la masculina en el escenario urbano insular a diferencia del rural. Hay varios años incluso en los cuales es mayor el contingente femenino que el masculino. 13 Supone un dato porcentual superior al de otros municipios canarios de la época que cuentan con ciudades importantes, como La Laguna, donde a igual acotación temporal las mujeres emigrantes no superan el 34%, 14 o son localidades destacadas, casos de Gáldar (38%) y La Orotava (38,9%); y similar a áreas capitalinas y/o portuarias como Las Palmas de Gran Canaria (45,54% de solicitudes femeninas de comendaticias entre 1848 y 1871) y Puerto de la Cruz (43,75% entre 1855 y 1876). 15 Pero ¿cómo se explica entonces el fuerte desequilibrio entre varones (2.236) y mujeres (3.128) del censo de 1860 en Santa Cruz de La Palma, según el Diccionario de Olive? Sentada la cautela con que debemos manejar los registros y estadísticas de la época, parece plausible el factor de atracción laboral femenina –servicio doméstico y otros oficios– del interior insular hacia la capital, como más adelante se verá, sin que ello obste el apunte de otras posibilidades enunciadas aquí a modo de hipótesis: un comportamiento migratorio distinto, anterior a 1850, más favorable a los varones; el registro de una población femenina residente recién llegada a la ciudad con la intención de emigrar a corto plazo; la mayor incidencia en las mujeres del posible desnivel entre solicitudes de comendaticias y emigración real… Las solicitudes se distribuyen de modo desigual entre las décadas de 1850 y 1860. Como también sucede en La Laguna y todavía más en Las Palmas de Gran Canaria, 16 la primera década concentra cerca de dos terceras partes de las comendaticias capitalinas (62%), así como a casi dos de cada tres solicitantes solteras y viudas (63%). ¿Por qué esta desigualdad temporal y por qué aquella aproximación entre los sexos en el contingente migratorio de este periodo en la capital palmera? Trataremos de responder a ambas cuestiones a continuación. No cabe duda de que existe un contexto socioeconómico negativo en el decenio de 1850, que propicia una emigración más numerosa. La isla de La Palma convalece aún de los ruinosos años agrícolas en la década anterior por la sequía, las plagas y consiguientes malas cosechas sucesivas. La mala situación se prolonga en los años 50 (plaga de oidium en 1852), de manera que las rentas de la tierra han decaído, los precios de productos básicos como el trigo se disparan, los jornales son escasos y la presión fiscal es difícil de sobrellevar. En estas circunstancias pesan decisivamente los factores estructurales de la presión demográfica sobre los recursos y la desigual distribución de la propiedad de la tierra, concentrada en pocas © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Mujeres de Santa Cruz de La Palma en la … 767 manos, a la vez que muy atomizada la restante en muchas explotaciones familiares insuficientes para el mantenimiento del grupo en los tiempos críticos. Más todavía si a todo esto añadimos un cambio en la legislación estatal favorable a la libre emigración en 1853. 17 La crisis afecta sobre todo a las familias más humildes de la isla, pero también se resienten las más acomodadas de la capital. En aquéllas, no sólo en un incremento de la emigración general al exterior, sino además en el éxodo femenino interior hacia la ciudad, no pocas veces como paso previo para el objetivo final de cruzar el Atlántico. En éstas, por ejemplo, en su capacidad para sostener como antes los empleos y los salarios de su servicio doméstico, así como otros trabajos que demandan las mujeres recién llegadas. Por otra parte, los en otro tiempo florecientes talleres artesanales de la seda, que según el Diccionario de Madoz ocupaban a muchas jóvenes de la ciudad, han entrado en una decadencia lenta pero definitiva desde la primera mitad del XIX, incapaces de competir con la moderna industria textil de otros países. 18 Todavía en 1860, no obstante, existen 26 cabezas de familia con el oficio de sedero en Santa Cruz de La Palma, 19 lo que presupone una cifra cercana de talleres familiares. Sin embargo, resulta difícil calibrar el impacto de la coyuntura crítica en este sector económico y su incidencia en la incierta emigración de parte de su mano de obra femenina. La década de 1860, en cambio, supone un renacimiento económico y social en la isla de la mano de la cochinilla, en algunas de cuyas faenas de cultivo se ocupan las mujeres como jornaleras (semillado, recolección). Además, en aquellos años, Blas Carrillo Batista emprende un ambicioso aunque breve intento de reactivación y modernización industrial de la seda en la capital insular, que da trabajo a numerosas hilanderas con salarios elevados. 20 De ahí que el contingente migratorio sea notablemente inferior. Continuando con los aspectos que explican la emigración general, y la femenina en particular, de Santa Cruz de La Palma, deben considerarse los factores de atracción en el país receptor. Al igual que los varones, las mujeres emigrantes palmeras eligen la isla de Cuba como destino casi exclusivo (434 solicitantes). Sólo en cinco comendaticias se opta por Venezuela o Puerto Rico. 21 Ya a mitad del siglo XIX puede hablarse de una tradición migratoria palmera en cadena hacia zonas concretas de la Gran Antilla. Como veremos en otro capítulo, en el caso de las mujeres no se trata sólo de una emigración dependiente, es decir, el reencuentro con el cónyuge o los parientes en América bajo el efecto llamada, sino que también encontramos a muchas emigrantes que marchan por sí mismas en busca de fortuna personal, de empleos mejor retribuidos, tras los ejemplos de otros convecinos de ambos sexos, y de amigas y conocidas de su entorno más cercano. (¿Hasta qué punto estimuladas o seducidas por hábiles “enganchadores” al servicio de navieros que buscan llenar sus barcos de “mercancía” humana, o tal vez con un propósito más deleznable de trata de blancas? Abordaremos esta cuestión más adelante). Lo cierto es que también influye en la decisión de emigrar saberse bienvenidos por las autoridades coloniales en Cuba. Políticas de atracción de inmigrantes españoles, canarios en muy destacable proporción, para ocupar tanto las áreas rurales como las urbanas con pobladores blancos, baratos y poco conflictivos. Es la época en que se produce el enorme crecimiento de los sectores azucarero y tabaquero en el campo cubano, y de los servicios en las ciudades, donde se asiste, según Moreno Fraginals y Moreno Masó, a una fiebre edificadora y a la apertura de “un amplio mercado de trabajo mejor pagado que en España y Canarias […]: ser blanco, en esta sociedad, era en sí un oficio bien pagado”; 22 además, la © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XVI Coloquio de Historia CanarioAmericana 768 preferencia por los blancos para poblar las urbes pretendía contrarrestar la significación social alcanzada por la población negra o mulata libre, temida por su capacidad levantisca contra el orden establecido como acababa de suceder en 1844. 23 MUJERES EMIGRANTES: SU PERFIL SOCIAL Sobre las características de la emigración femenina, el mayor número de autores pone de relieve su aspecto dependiente. En el sentido de producirse al amparo del varón, ya sea por emigrar las mujeres en el seno de la familia –destacado por algunos historiadores en el caso palmero–, ya por la existencia de un lazo masculino que las atrae desde el punto de destino: maridos, padres, hermanos e hijos; incluso novios que las precedieron en la emigración y las llaman después para contraer matrimonio. Estas estrategias forman parte de lo que se llama la “emigración diferida”. 24 Pero otros autores, como Cabrera Déniz y González Pérez, sin desdeñar en absoluto lo anterior, apuntan a un perfil de mujer emigrante más parecido al modelo masculino, esto es: joven soltera protagonista, que marcha por razones económicas, 25 sola o con niños y hermanos menores a su cargo, y sin aparente señal de contacto familiar o matrimonial en el otro lado. Esta última vía explicativa en nuestra opinión adquiere notable importancia en Santa Cruz de La Palma. Así pues, como hemos visto, la ciudad palmera cuenta con una importante población femenina no nacida en el municipio, fruto de la emigración campociudad. La capital ofrece empleo para la mujer, especialmente en el servicio doméstico, que se cubre con niñas y jóvenes solteras a menudo provenientes de los pueblos de interior, las cuales contribuyen a reducir las cargas familiares con su salario, o simplemente dejando de ser una boca más que alimentar. En tiempos difíciles este éxodo rural parece incrementarse. Al comparar el padrón de habitantes de 1849 con el censo de población de 1860 según Olive, comprobamos que el número de criadas prácticamente se ha duplicado en una década. 26 No podemos saber con precisión cuántas de las mujeres registradas como sirvientas en el padrón figuran luego en las peticiones de comendaticias de nuestro estudio. Creemos identificar a un número considerable de ellas en los casos en que aparece escrito su nombre seguido de al menos un apellido, pero a menudo por desgracia sólo tenemos el nombre de pila. Aunque la fiabilidad de estos registros censales es dudosa, es claro, dando por buenos sus datos, que las sirvientas capitalinas emigran a Cuba, pero también que en mayor medida llegan las jóvenes campesinas a la ciudad buscando ese empleo, quizá con el carácter transitorio de quien tiene ya la mira puesta en el viaje a Ultramar. Se vislumbra, pues, un notable trasiego de mujeres jóvenes: campociudadultramar. El análisis del servicio doméstico de una familia capitalina de entonces puede ayudarnos a entender la situación. Entre noviembre de 1855 y febrero de 1863, por el hogar burgués del abogado Antonio de las Casas López, domiciliado en la calle principal de Santa Cruz de La Palma, pasan más de cincuenta criadas diferentes, sin contar las amas de cría, casi una veintena de marzo de 1856 a julio de 1857. 27 Este tremendo trasiego ancilar es muy sorprendente teniendo en cuenta que en la casa del abogado De Las Casas, una familia nuclear con un solo hijo, nunca habrá sino una o a lo sumo dos mujeres en el servicio doméstico a la vez. Resulta significativo, además, que la mayor inestabilidad en el empleo de las sirvientas ocurra en los años 50, los de más intensa emigración femenina a Cuba. En efecto, en los primeros cuatro años anotados entran en la citada casa más de cuarenta criadas distintas, que salen mayormente al cabo de una o dos semanas; pocas sobrepasan el mes de permanencia. En el período de mayo de 1860 a febrero de 1863, en cambio, son once las criadas y su © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Mujeres de Santa Cruz de La Palma en la … 769 estancia predominante aumenta –de dos a cinco semanas–, encontrando dos empleadas de insólita durabilidad (nueve meses y un año). Puede ser que estemos ante un caso anormal de familia demasiado exigente y dura con sus sirvientas, pero, aunque así sea, parece claro que la demanda laboral supera a la oferta con creces: esto es, en un contexto de crisis económica y éxodo rural hay abundancia de muchachas que buscan empleo en la ciudad. Si además consideramos que el salario que se acostumbra asignar a las sirvientas de la familia Las Casas López es de un peso o un duro mensual como mucho (a veces menos: seis reales de plata, medio duro), y que dicho sueldo de un peso al mes para las criadas se ha mantenido inmutable en la capital palmera desde principios de siglo, a lo largo de cincuenta años, 28 podemos deducir el atractivo que supone la emigración hacia las ciudades cubanas, donde presumiblemente habría mayores posibilidades de trabajo estable y mejores emolumentos. Entre estas mujeres y su sueño de futuro allende el Atlántico se interpondría el precio del pasaje. Un mínimo de una onza de oro (dos o más por instalarse en la cámara) costaba el viaje a La Habana en el bergantín San Miguel en 1850; 29 es decir, 16 duros, en el mejor de los casos el fruto íntegro de un año y cuatro meses de trabajo de una criada en Santa Cruz de La Palma. Aunque parece posible de sobrellevar sin el apoyo familiar (lo que implica la opción para las emigrantes de que la mano “patriarcal” no esté presente en la decisión final; sí en el primer viaje del campo a la ciudad, mas no en el segundo rumbo a América, como señala Cristina Borderías), 30 ello no es óbice –lo veremos– para sostener el predominio del consenso y la ayuda familiar a la mujer emigrante palmera. No es posible identificar en nuestro listado de solicitantes de comendaticias a las empleadas domésticas anotadas en el cuaderno del abogado De Las Casas. Éste suele referirse a ellas sólo por su nombre de pila, añadiendo unas veces su origen geográfico (“Juana de Mazo”), otras su filiación o parentesco (“Josefa la hija de Cabrilla ”), o bien su apodo familiar (“Francisca diablo fuerte”). Los apellidos apenas aparecen. Pero, por todo lo dicho anteriormente, puede afirmarse que la emigración femenina de Santa Cruz de La Palma se nutre en primer lugar del colectivo de jóvenes que trabajan, o se disponen a hacerlo, en el servicio doméstico. En este sentido, es significativo el grupo de mozas sirvientes de las comendaticias, únicas solicitantes de las cuales sabemos su dedicación gracias a que sus últimos amos actúan de testigos en las mismas. 31 En otros casos figuran solicitantes que bien al emigrar por primera vez, o en el viaje de vuelta a su domicilio cubano, llevan consigo a chicas palmeras como criadas. 32 Más claro es el hecho de que sólo la mitad de las mujeres solicitantes de comendaticias son naturales de Santa Cruz de La Palma; mientras que otra cuarta parte procede del arco norte insular (Garafía, Barlovento y San Andrés y Sauces), los municipios donde sabemos que había más jóvenes sirvientas que suministraban a las familias acomodadas de la capital: un 5% de Los Llanos de Aridane, 3,7% de otras islas canarias y en menor medida de cada uno de los restantes municipios palmeros: Puntagorda, Breña Baja, Mazo, Puntallana… Las mujeres solteras de la capital palmera llegadas a las urbes cubanas en estos años pertenecen a las clases populares y a un mundo laboral conformado por sirvientas, como se ha visto, pero también por costureras, lavanderas, etcétera. Sobre estos últimos oficios tenemos un conocimiento aún más indirecto, pues las solicitudes de comendaticias nada dicen al respecto. Sólo de una de las mujeres relacionadas al final de este trabajo se sabe que es costurera, aunque con toda probabilidad no es la única. Baste recordar la tradición sedera © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XVI Coloquio de Historia CanarioAmericana 770 insular y la importancia posterior del gremio de bordadoras en Santa Cruz de La Palma. Pero ocurre que la seda palmera, si bien decadente, está mucho más viva que en ningún otro lugar del Archipiélago a mediados del XIX. 33 Esto nos lleva a plantear la hipótesis de que en el caso palmero el contingente de costureras que emigran a Ultramar es secundario respecto del servicio doméstico, mientras que en Tenerife y Gran Canaria adquiere mayor importancia porque la ruina del textil en esas islas es ya completa durante los años de nuestro estudio. Así se explica que entre las mujeres que llegan al puerto de Matanzas en esta época, ninguna de las cuales parece proceder de la capital palmera y sí de las islas centrales canarias, figuren muchas más costureras que sirvientas. 34 Se entiende entonces por qué el porcentaje de solicitantes solteras alcanza el 81,79% de las comendaticias femeninas (355), mientras que las viudas suponen el 10,14% (44) y las casadas que van a reunirse con sus maridos el 8,06% (35). Las mujeres emigrantes con sus esposos e hijos representan sólo el 5% del total de ambos sexos (52 familias entre más de un millar de comendaticias). Es muy importante, por contraposición, el volumen de emigrantes solitarias: el 70% frente al 85% entre los varones. Y si sólo consideramos a las mujeres solicitantes solteras, el porcentaje de viajeras solitarias alcanza el 80%. Del 20% de solteras restantes casi la mitad se acompañan de sus hijos naturales, pequeños por lo general, y aproximadamente otra cuarta parte lleva consigo a una o dos hermanas. La gran mayoría tiene edades comprendidas entre los 14 y los 25 años, siendo el grupo de 20 a 25 el más numeroso. No sorprende que casi un tercio de estas mujeres solteras solicitantes sean huérfanas (más de 100 chicas en veinte años por sólo 35 varones ídem). No pocas veces la orfandad femenina provoca su llegada a la capital palmera desde muy niña para servir, bien por fallecimiento de sus padres o porque éstos, al verse forzados a emigrar a Cuba, dejan a su pequeña colocada en una casa de la ciudad. Esta separación forzosa puede ser definitiva al perderse por completo el contacto y no tener ninguna noticia de los progenitores emigrados. Tampoco extraña la presencia de chicas expósitas (el 8% entre las solteras), pues Santa Cruz de La Palma tiene la única Cuna de Expósitos, adonde llegan en secreto bebés de toda la isla. Además de por lo referido más arriba, que las emigrantes pertenecen al estrato social más humilde y desposeído puede verse tanto en sus alegatos de insolvencia para obtener pasaporte gratis, como especialmente en su analfabetismo masivo. Solamente en once de las comendaticias femeninas la interesada sabe firmar, esto es, el 2,5% de las solicitantes. Una cifra muy por debajo del nivel de alfabetización femenina que indica el Diccionario de Olive para Santa Cruz de La Palma en 1860: 18,67% que sabe leer y escribir. 35 Excluyendo al grupo de huérfanas y expósitas, 6 de cada 10 solteras marchan con el consentimiento de sus padres (proporción apenas superior a la de los varones). Resulta curioso el equilibrio existente entre los permisos paternos y los maternos para emigrar; éstos sólo ligeramente inferiores a aquéllos. De muy pocas de las hijas autorizadas por sus madres se señala un contacto en Cuba (sucede igual en el caso de los progenitores varones), pero entre tales encuentros son minoría los padres y mayoría los hermanos/as. Lo que nos informa, primero, de que sobre todo estamos ante madres solteras y viudas, y, segundo, que la precariedad económica que se les supone impele a sus hijas a emigrar. Asimismo, 6 de cada 10 solteras solicitantes viajan solas y sin contacto conocido al otro lado del océano (226 mujeres). Entre las viudas, cerca de la mitad señala contacto en Cuba, habitualmente sus hijos, y de las que no, buena parte viajan acompañadas de uno o de varios retoños por lo común © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Mujeres de Santa Cruz de La Palma en la … 771 adolescentes y postadolescentes. Se producen más contactos en el decenio de 1860 que en el precedente, fruto de la mayor presencia de hijas que emigraron en la década anterior y que ahora actúan de soporte para sus madres. Vemos aquí en algunos casos que la mujer representa el papel tradicionalmente otorgado al varón por la historiografía clásica sobre la emigración, pues es emigrante solitaria para preparar la posterior llegada de su familia. Entre las solteras la cosa es diferente. Sólo el 19% indica un contacto en Cuba (cifra que se reduce al 10 % entre el colectivo de huérfanas y expósitas y aumenta al 24% en el resto de las solteras). El contacto predominante es con los hermanos/as (42,26%), seguido del padre (16,41%) y después la madre (7,46%). En ningún caso las emigrantes solteras indican un reencuentro con sus novios para casarse. También aquí los contactos aumentan en los años 1860: más mujeres en viajes de retorno y parientes íntimos que atraen a sus hermanas, hijas y madres. Un 14,92% tienen un lugar o un empleo al que volver. En definitiva, una importante mayoría de solicitantes mujeres de comendaticias sugieren la marcha por razones económicas, independiente de la protección de parientes masculinos al otro lado, aunque auspiciada en muchos casos por la familia que queda en La Palma como estrategia de supervivencia, confirmando así lo que refieren una y otra vez las comendaticias como causa de la emigración: ver si consiguen mejorar de fortuna o de suerte. Pese a esta escueta indicación formularia, en ocasiones quienes refrendan las solicitudes de las jóvenes para emigrar a Ultramar son más explícitos. El 20 de noviembre de 1857, José Díaz Brito apoya la vuelta a La Habana de su hija Antonia Díaz González, soltera, vecina de la capital palmera, una vez repuesta de sus problemas de salud, “con sentimiento y con el justo fin de continuar en la colocación en que se hallaba”. El 8 de mayo de 1860, Manuel Morales afirma que la joven Francisca Hernández Rodríguez, natural de Barlovento, vecina de Santa Cruz de La Palma, soltera, marcha a La Habana con el consentimiento paterno, “para socorrer a su pobre padre que se halla necesitado”. 36 MUJERES EMIGRANTES: SU SUERTE EN CUBA Vimos páginas atrás la efervescencia del mercado de trabajo en los campos y ciudades de Cuba durante estos dos decenios centrales del XIX. Aunque estamos en un periodo de relativa calma entre dos etapas de mucha más intensa emigración (18351850 y 18781895), el sueño cubano sigue seduciendo a decenas de miles de peninsulares y canarios, entre quienes figuran las cientos de mujeres de Santa Cruz de La Palma que nos ocupan. Pequeña contribución la de éstas, grande la del conjunto de isleñas canarias, para hacer del siglo XIX, como afirma Guanche, el más significativo en el poblamiento femenino hispano de Cuba. Pero en espera de un trabajo exhaustivo sobre la suerte concreta de la mujer canaria a partir de las fuentes documentales del país receptor, sólo nos cabe apuntar por ahora una explicación basada en algunos testimonios e indicios disponibles a este lado del Atlántico, así como en bibliografía sobre estudios realizados del lado cubano. Es por ello que serán más las incertidumbres que las certezas en este último capítulo. La emigración golondrina es muy escasa en este periodo. Entre las mujeres solteras no llega a la décima parte de las emigrantes y entre las viudas y casadas es prácticamente inexistente. La mujer palmera tiende a quedarse definitivamente en Cuba. No hay apenas referencias en las escrituras notariales del XIX en La Palma, ni en la literatura libresca o periodística de la época, a mujeres indianas o a retornadas definitivas de la emigración. 37 © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XVI Coloquio de Historia CanarioAmericana 772 La reunificación familiar es el objetivo dominante del grupo de mujeres casadas que emigran de Santa Cruz de La Palma. Prácticamente nueve de cada diez señalan que van a reunirse con sus maridos o con algún otro familiar íntimo. De una minoría que emprende viaje de regreso hacia algunas de las ciudades del centrooccidental cubano sabemos que son emigrantes casadas en el país de acogida con peninsulares, según indican algunos apellidos de sus cónyuges (Ampudia, Bolufer, Bullega, Lozina, Báez…), posiblemente dedicados a la actividad comercial. Las demás suponemos que marchan con sus hijos y otros familiares por primera y es probable que última vez a la reunificación familiar. Se establecerían en las zonas rurales, bien en las centrales azucareras, bien sobre todo en las vegas tabaqueras, donde amén de sostener el hogar doméstico colaboran en los trabajos agrícolas. Debe notarse que en la mitad de estos casos no se dice que la emigrante ha sido llamada por su esposo, sino que va simplemente a su encuentro… ¿para sorpresa de éste? De una décima parte de las casadas no tenemos un contacto conocido; algunas quizás huyan de matrimonios rotos. Una de éstas, por ejemplo, parte con siete hijos dejando al marido en La Palma con su autorización. El colectivo de mujeres viudas comparte en cierta medida la finalidad del reencuentro familiar. Algo más de sus cuatro décimas partes así lo reflejan cuando expresan que van a dar con un pariente próximo en Cuba, hijos/as por lo general, o su regreso al domicilio cubano llevando consigo a sus retoños, nietos y sobrinos. Por lo que dejan entrever las comendaticias entendemos que estas personas se ubican tanto en el medio rural como en el urbano. Son más los casos, sin embargo, en los que desconocemos si hubo contacto de algún tipo del otro lado (24, o sea, 54,54%), en seis de los cuales la viuda viaja sola y en algunos otros más la acompañan niños pequeños. Si la que carece de contacto conocido es una viuda todavía joven y/o su acompañamiento tiene una edad suficiente para trabajar (valen niñas/os en el servicio doméstico y en otros múltiples oficios), podemos concluir que para una parte importante de estas emigrantes viudas el objetivo de su marcha es la supervivencia económica del grupo por sus propios medios. Casi la décima parte de las emigrantes solteras (9,29%) son madres que llevan a sus pequeños consigo, desde bebés a púberes la mayoría. Muy a menudo no señalan contacto en Cuba, lo que no quiere decir necesariamente carencia de enlace familiar, en busca de la protección de parientes, o preconyugal. No obstante, la falta de datos sobre la discutible figura del prometido responsable, cuando la emigrante lleva niños de cierta edad podría obedecer a una llamada de aquél a su lado para casarse y legitimar a su prole en la tierra de acogida, cuando logra sentirse asentado y lo suficientemente próspero. Pero creemos más probable una emigración sin el amparo conyugal cubano y por motivos socioeconómicos. Abandonadas por los padres de sus criaturas, fruto de relaciones amorosas cuando no de estupros y violaciones, acosadas por el sambenito social de su deshonra, deciden por sí mismas o por consenso familiar poner océano de por medio y buscarse la vida y el sostén de sus hijos en la gran isla soñada. 38 Así sería, sobre todo, en los casos de las jóvenes que embarcan embarazadas o con niños de pecho (un elevado número en los años 1850: carne de prostíbulo, se ha dicho). 39 Los niños mayores tal vez signifiquen una doble espera de sus madres: la de reunir el dinero necesario para el viaje y la de evitar exponer a sus hijos cuando aún son demasiado pequeños a una travesía tan larga y penosa. Además, en estos años concurren también los factores de expulsión y de atracción, referidos en otro lugar. Ya sabemos que la gran mayoría de mujeres que solicitan emigrar en Santa Cruz de La Palma, entre 1850 y 1870 son jóvenes solteras. Pero apenas de la décima parte de éstas se señala su encuentro con familiares masculinos (hermanos, padres, tíos), por cuya razón nos figuramos su asiento predominante en el medio rural. Del restante 90%, de quienes no © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Mujeres de Santa Cruz de La Palma en la … 773 tenemos constancia de contacto o que indican un enlace femenino (hermanas, madres), apostamos por las áreas urbanas como su principal destino. Y porque de hecho proceden de otra ciudad y se disponen a ejercer oficios urbanos, como el servicio doméstico. Pero es difícil precisar en qué ciudades de Cuba se establecen las mujeres de nuestro estudio. La Habana aparece por doquier, pero ocurre que en estos años todavía se tiende a identificar la isla por el nombre de su capital, y también a señalar el puerto de llegada del emigrante: en último término la capital cubana y en sus escalas anteriores, de oriente a occidente, Gibara, Caibarién y Matanzas. Tenemos, sin embargo, a un puñado de mujeres solicitantes que, tras una visita a su isla natal, viajan de vuelta al domicilio cubano de su vecindad; en estos casos La Habana se destaca, y en menor medida Cárdenas y Matanzas. Parece confirmarse, en cualquier caso, una tendencia por las urbes del occidente y centro cubano. Sabemos además por Jesús Guanche que la inmigración de la mujer canaria en la ciudad de La Habana predomina con claridad sobre la femenina peninsular. Según qué distrito de la capital cubana se trate, el colectivo de mujeres isleñas oscila del 23% en el centro al 83% del total de españolas en la periferia habanera. 40 Es precisamente ahí, en los barrios exteriores de la capital, donde en el decenio de 1860 se aglutinan el grueso de las clases populares y las tres cuartas partes de las mujeres que se ocupan como costureras o lavanderas. Es también en la misma área, fuera del distrito de la Catedral, donde en 1861 el 15,5% de las mujeres blancas mayores de 16 años afirman tener una profesión distinta a la de ama de casa, frente a sólo el 4,3% en la zona del centro. 41 Las mujeres solteras de Santa Cruz de La Palma van a La Habana y a otras ciudades de Cuba en busca, principalmente, de trabajo y prosperidad. Sin embargo, el perfil social de la emigrante palmera en contacto con ciertos rasgos de la sociedad cubana de entonces, tal vez pudo alterar el curso de aquella primera expectativa vital. ¿En qué sentido? Vamos a verlo, teniendo siempre presente que avanzamos aún por senderos hipotéticos. Mujeres jóvenes pobres y analfabetas, muchas nacidas en el campo aunque lleven años en la capital palmera, que por otra parte es sólo una ciudad en miniatura. Llegan a la gran urbe de La Habana, inmensa en comparación, ochenta veces más populosa, con un déficit importante de mujeres blancas, abundante en jóvenes varones de su misma raza y lengua (gallegos y asturianos en mayor número en los años 1860; también cántabros, catalanes, andaluces, canarios…, con un bajo índice de retorno al terruño y muy alto de soltería), ya que muy pocas féminas emigran de la España peninsular. 42 Si los jóvenes de Santa Cruz de La Palma se toman ciertas libertades con las chicas campesinas cuando éstas bajan a la capital en ocasiones festivas, 43 ¿qué no ocurrirá en la gran ciudad en presencia de las “isleñas”, expresión tal vez tan peyorativa como en su versión masculina? Máxime si allí desempeñan las profesiones de delantal y de aguja: ¡cuánta literatura de la época refiere la vulnerabilidad sexual de las criadas y las modistillas! No es posible en este momento hacer una valoración exacta sobre la incidencia que el amancebamiento o el matrimonio tienen en las mujeres inmigrantes isleñas. De acuerdo con su contexto social de procedencia –moral católica, salvaguardia del honor, libertad restringida, control familiar masculino de sus vidas–, y habida cuenta que los palmeros en Cuba se encuentran y ayudan entre sí con fuerte sentido corporativo (¿también entre las mujeres? ¿hasta qué punto puede ser un factor protector para éstas?), esto apuntaría hacia el matrimonio como opción más notable, no tanto buscado cuanto sobrevenido. Pero el tiempo vivido en las ciudades cubanas, en otro ambiente menos rígido que el terruño, unido a la © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XVI Coloquio de Historia CanarioAmericana 774 necesidad de supervivencia y de tomar decisiones fuera de la tutela familiar masculina, juega a favor del amancebamiento. No obstante, por el momento, no estamos en disposición de sostener, por ejemplo, que las sirvientas isleñas se igualen con las de raza negra en su consideración social como concubinas; ni tampoco que las isleñas solteras disputen a las mulatas libres el papel de amantes o amancebadas del hombre blanco soltero 44 . Por supuesto que tienen que existir casos en uno y otro sentido, mas, ¿en qué medida? Creemos que el factor racial impone una diferenciación clara. A los varones de raza blanca las leyes sociales les prohiben contraer matrimonio con mujeres negras, de ahí que las tomen como sus queridas ante la dificultad tradicional para encontrar mujeres blancas. Pero las isleñas lo son y por tanto su presencia, creciente durante el XIX, las convierte en aptas, en teoría, para el mercado matrimonial, sin que suponga un prejuicio desdeñoso sobre ellas por su pobre e iletrada condición social, pues al fin y al cabo es la misma que tienen al llegar a Cuba la gran mayoría de sus compatriotas masculinos. En este sentido, recuérdese lo dicho más arriba sobre los casos de mujeres palmeras casadas con peninsulares en la capital cubana. Ocurre, sin embargo, que según el censo de población de 1861 más de la mitad de las mujeres blancas de La Habana están solteras. PérezFuentes y Valverde explican que hay una tendencia entre los varones inmigrantes españoles a permanecer célibes, bien porque aspiran a volver a su tierra y casarse allí, o más bien porque, al menos a corto plazo, muchos no piensan sino en el trabajo y el ahorro, antes que en los gastos que supone fundar una familia. 45 Tampoco nuestras isleñas de Santa Cruz de La Palma parecen aspirar al matrimonio a corto plazo –se percibe en las emigrantes golondrina –, aunque tal vez sí en el medio plazo por los casos antedichos. Con todo, existe un 30% entre los varones y un 25% entre las mujeres de célibes definitivos, cifras superiores a la media en España. 46 En La Habana, lo hemos dicho, las inmigrantes palmeras se asentarían con preferencia en los barrios extramuros de la ciudad y su presencia aumentaría a mayor distancia del centro elitista habanero. Vivirían en el ambiente de las clases populares y de la emergente burguesía pequeña y media, ejerciendo los oficios de sirvientas, costureras, sombrereras o lavanderas, entre otros. Compartirían el escenario social con sus paisanos canarios, que se ganan la vida como billeteros y baratilleros, y con otros colectivos peninsulares, sobre todo gallegos, asturianos y catalanes, que dominan los sectores comercial y artesanal en la capital cubana a mediados del XIX. Según Moreno Fraginals y Moreno Masó, cuando en el seno de estos grupos se opta por el matrimonio (el gremio de los comerciantes tiene el índice de nupcialidad más alto), eligen primero a la mujer criolla y en segundo lugar la de su tierra natal, mientras que para vivir amancebados buscan a las mulatas y también a las mujeres blancas. 47 Y vuelta a la duda de inicio: ¿isleñas esposas o amantes? Para un número indeterminado de isleñas ni una cosa ni la otra, sino esclavas o trabajadoras sexuales en el burdel. Si los canarios sufren en esta época un sistema inicuo de explotación de su trabajo con las llamadas contratas, las mujeres, por su parte, están expuestas además al calvario de la prostitución, atrapadas en el lucrativo negocio de la trata. El tráfico de isleñas es posible porque se cuenta con una consistente red de agentes en las Islas, una de cuyas misiones es enganchar a las jóvenes a la emigración con toda clase de promesas de un porvenir halagüeño. Pero cuando éstas desembarcan en La Habana se encuentran con la cruda realidad de que no existe el trabajo prometido y sí un mercado de nuevas esclavas para el suministro de los prostíbulos. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Mujeres de Santa Cruz de La Palma en la … 775 Hernández García comenta dos denuncias de la prensa canaria de entonces –de El Omnibus en 1855 y de El Guanche en 1862–, referidas, una, a prostitutas isleñas que emigran para proseguir con esa manera de supervivencia al otro lado del mar; la otra, el enganche de muchachas con la promesa de una buena colocación como sirvientas en casas decentes de La Habana, para luego ser vendidas a las dueñas de burdeles por el capitán del barco nada más arribar al puerto habanero. 48 Es decir, emigración voluntaria, pero también tráfico infame. Y acto seguido el historiador piensa en muchas de las mujeres emigrantes de Santa Cruz de La Palma en esa misma época: las jóvenes madres solteras, el crecido número de huérfanas y expósitas, 49 y tantas otras chicas solteras que marchan solas, o con alguna hermana, sin contacto conocido al otro lado. ¿Cuántas de ellas están en casos como los expuestos más arriba? No hay forma de saberlo sin una extensa investigación en los archivos sanitarios y policiales de las más importantes ciudades cubanas. En el periodo de nuestro estudio no encontramos otros indicios o testimonios en La Palma que avalen lo dicho. No podemos calificar sin más de “enganchadores” a ciertos hombres que figuran en las solicitudes de comendaticias como firmantes a ruego de las interesadas por el mero hecho de aparecer varias veces en poco tiempo. Y si bien la prensa palmera no comienza su andadura hasta 1863, en los siete años siguientes nada dice al respecto, teniendo al frente de la misma a un hombre como el romántico Antonio Rodríguez López, apasionado e incansable combatiente contra las injusticias sociales, la esclavitud en Cuba entre ellas, y las costumbres tildadas de inmorales. Pero existen otras maneras de llegar a la prostitución más habituales a nuestro juicio. En una ciudad portuaria decimonónica española, mediante el análisis de los padrones de prostitutas, se ha constatado que la movilidad de las mujeres que van pasando por ella es mucha en un tiempo muy corto; jóvenes de procedencia local y regional cuya anterior ocupación ha sido con frecuencia el servicio doméstico o la costura. 50 No cabe duda de la estrecha relación entre servicio doméstico y prostitución. Peratorner ha estimado en un 60% las sirvientas que en Madrid acaban seducidas por el patrón o el señorito de turno a finales del siglo XIX y, en menor medida, también sucede en las ciudades de provincias, caso de Málaga. 51 Una vez embarazadas, se las arroja a la calle. También son numerosas las jóvenes criadas captadas por celestinas para la prostitución. 52 La magnitud del problema puede medirse por la fundación de diversas instituciones religiosas españolas dedicadas a proteger a las jóvenes sirvientas, empezando por la orden Hijas de María Inmaculada para el Servicio Doméstico y Protección de la Juventud, creada por santa Vicenta Mª López de Vicuña en 1868. Podemos suponer que fenómenos similares acontecen en la capital y principales ciudades de Cuba. Cabe solamente saber qué grado de protección pueden alcanzar las jóvenes isleñas recién llegadas a la Gran Antilla contra todo mal que se cierna sobre ellas, o bien una vez caídas en desgracia por la bellaquería de mafiosos o de seductores; amparo por sus parientes o al menos por la red de paisanos conocidos, amigos o simplemente palmeros de su entorno, años antes de que se cree formalmente la primera asociación de canarios (1872). De ello depende una adaptación al nuevo mundo más o menos libre de los peligros de la miseria económica, la relajación de las costumbres y el engaño de la canalla. Fuera en forma de tráfico de mujeres emigrantes en origen o como resultado de la situación de precariedad laboral y desamparo de las inmigrantes en destino (o todo a la vez), la prostitución de mujeres canarias en la Cuba del siglo XIX es un hecho del cual sólo se discute su proporción. La historiografía canaria tiende a otorgarle la mayor importancia con datos © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XVI Coloquio de Historia CanarioAmericana 776 estadísticos y testimonios de la época en la mano, 53 aunque del lado cubano, Moreno Fraginals y Moreno Masó, después de consultar las fichas estadísticas de las prostitutas habaneras levantadas por el departamento de la sanidad y la policía, concluyen que las mujeres canarias “están en franca minoría”. 54 ¿Acaso la presencia de isleñas en los burdeles de la capital cubana alcanza su cenit en las décadas centrales del XIX y decrece en las siguientes hasta su mínima expresión? ¿tal vez influye en ello la existencia de la Asociación Canaria, sumando a su labor combativa la de algunos periodistas canarios en Cuba a lo largo del último cuarto de siglo? Éstas y otras muchas cuestiones, que a la débil luz de la insuficiente y contradictoria información disponible quedan en el aire, aguardan a una necesaria y exhaustiva investigación en los fondos documentales cubanos. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Mujeres de Santa Cruz de La Palma en la … 777 FECHA COMENDATICIA NOMBRE EDAD ¿VIAJ A SOLA? ¿SEÑALA CONTACTO EN CUBA O LLAMADA? 12 / 09 / 1850 Gerónima de la Concepción Sí No 12/ 12 / 1850 Gerónima Martín González Sí No 15/ 12 / 1850 Demetria de la Concepción Sí No 02/ 01 / 1851 María Gracia Rodríguez 14 Sí No 04/ 01 / 1851 Francisca Fernández Sí No 07/ 01 / 1851 María Luzarda 44 Sí No 10/ 01 / 1851 Martina Morera 20 Sí No 18/ 01 / 1851 María del Carmen Castillo 36 (con su hermana Josefa) No 22/ 01 / 1851 Francisca Martín 34 (con su hermana María Sebastiana Martín) No 27/ 01 / 1851 Juana Antonia González Pérez 22 Sí No 17/ 02 / 1851 María Hernández de Paz 25 (con su primo de 12 años, José Domingo de Paz) No 19/ 02 / 1851 María del Rosario Oliva ( con su primo de 26 años, Nicasio Rocha Martín) No 22/ 07 / 1851 Isidora Pérez y Pérez 25 Sí No 22/ 07 / 1851 Juana Morales de la Concepción 20 Sí No 30/ 07 / 1851 Olivia de San Gil 14 (Sí, con el permiso de su madre adoptiva, Catalina de Armas) No 31/ 07 / 1851 Agustina Rodríguez 26 (con su tía viuda, Antonia Abreu) No 31/ 07 / 1851 María Ramírez 17 Sí No 02/ 08 / 1851 María Rodríguez 14 Sí No 07/ 08 / 1851 María Engracia Rodríguez 15 Sí No 08/ 08 / 1851 Graciliana Pérez 24 Sí No 30/ 12 / 1851 María González Herrera 25 Sí No 09/ 06 / 1852 María de las Nieves Felipe Sí No 19/ 06 / 1852 María Josefa Hernández Sí No 24/ 11 / 1852 Sinforosa de la Concepción 19 Sí No 09/ 12 / 1852 Antonia Hernández Sí No 20/ 12 / 1852 Vicenta García Martínez 35 (con sus hermanas Pía y Leonarda) No 28/ 12 / 1852 María de la Concepción 60 (con su hija natural, Antonia) No 10/ 09 / 1853 Agustina Pérez 16 Sí No 12/ 09 / 1853 Gerónima de la Concepción 24 Sí No 13/ 09 / 1853 Isabel de la Concepción 18 Sí No 13/ 09 / 1853 Carlota Machín [ o Martín] 14 Sí No 13/ 09 / 1853 María Rodríguez Sí No 13/ 09 / 1853 Josefa García 23 Sí No 16/ 09/ 1853 Antonia Lugo Batista 24 Sí No 21/ 12 / 1853 María Montserrat Pérez Sí No 21/ 12 / 1853 María Candelaria Pérez Sí No 18/ 05 / 1854 Engracia Santos 25 Sí No 20/ 05 / 1854 Pulqueria de San Blas 18 (Sí, con el permiso de su madre adoptiva, Antonia María Lorenzo) No 01/ 06 / 1854 María Dolores Felipe 25 (con un hijo natural de 5 años) No 12/ 06 / 1854 María Antonia Plasencia Sí No 30/ 06 / 1854 Celia de la Concepción 16 Sí No 06/ 07 / 1854 Antonia Herrera Rodríguez 27 (con su hermana Josefa) No 10/ 06 / 1855 Antonia Rudecinda Guerra ( con D. Gabino González Ferrer, vecino de La Habana, y su hermana Enriqueta, como criada de ésta) Sí 16/ 07 / 1855 María del Rosario Álvarez Rodríguez ( con su hijo natural, Cirilo, de 16 años) No 24/ 12 / 1855 María Dolores García Sí No 31/ 12 / 1855 María del Rosario Paz ( con su hijo natural, Donacio, de 12 años) No 18/ 04 / 1856 Marciala de León García Sí No 18/ 04 / 1856 Candelaria Padrón Sí No 23/ 04 / 1856 María Antonia Sidra Sí No 23/ 04 / 1856 Bibiana de la Concepción 14 Sí No 23/ 04 / 1856 María de los Dolores Felipe Cárdenas ( con su criada Bernarda Sánchez) No 05/ 05 / 1856 Demetria de San Juan 18 Sí No 16/ 05 / 1856 Brígida Martín Sí No 16/ 05 / 1856 Feliciana Pérez Rodríguez 18 Sí No 23/ 05 / 1856 Catalina García Sí No 13/ 06 / 1856 Juana de San Gil Sí No 15/ 11 / 1857 Rita de la Concepción Sí No 15/ 11 / 1857 Josefa Pérez Rocha Sí No © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XVI Coloquio de Historia CanarioAmericana 778 18/ 11 / 1857 Tomasa Morales Sí No 19/ 11 / 1857 Tomasa de Castro Sí No 21/ 11 / 1857 María de la Concepción Sí No 22/ 11 /1857 Gregoria González Medina Sí No 23/ 11 / 1857 María de los Angeles Santa Ana Sí No 9/ 12 / 1857 Catalina Lorenzo Pérez ( conD. Mariano Yanes, como su sirvienta) Sí 14 / 01 / 1858 Josefa Pérez González Sí No 14/ 04 / 1858 Francisca Hernández Lorenzo ( con su hermano Félix, de 13 años) (su hermana Josefa en La Habana ) 04/ 05 / 1858 Leonila de la Concepción Sí No 05/ 05 / 1858 Josefa Ferraz Sí No 10 / 05 / 1858 Juliana de la Concepción 12 Sí No 12/ 05 / 1858 Sebastiana Rodríguez Pérez Sí No 12/ 05 / 1858 María Montserrat Pérez Díaz ( con su hermano Domingo) No 14/ 05 / 1858 Sebastiana de Pais y Castro Sí No 18/ 05 / 1858 María de las Nieves Hernández Sí No 25/ 06 / 1858 Antonia García Barrete Sí No 26/ 06 / 1858 Josefa Mª de los Dolores de la Concepción Sí No 07/ 09/ 1858 Tomasa de Castro Sí No 27/ 09 / 1858 Josefa Rodríguez Sí (se queda en Gibara) 30/ 12/ 1858 Antonia Cabrera Sí No 06/ 02 / 1859 María Antonia García Rodríguez Sí No 08/ 02 / 1859 Ignacia Rodríguez Díaz Sí No 22 / 02 / 1859 Dora de la Concepción Sí No 09/ 05 / 1859 Josefa Felipe Sí (una hermana en La Habana) 20/ 05 / 1859 María Dolores Batista González Sí (sus hermanos en Gibara) 21/ 05 / 1859 Antonia de Paz Piñero Sí (un hermano en Gibara) 27/ 07 / 1859 Josefa Mª de los Dolores de la Concepción Sí No 09/ 08 / 1859 María Francisca Hernández 28 Sí No 26/ 10 / 1859 María de la Concepción de Paz Sí No 26/ 10 / 1859 Josefa Rodríguez Sí No 05/ 11 / 1859 Teolina Álvarez Sí No 05/ 11 / 1859 Cecilia Borges Sí (vuelve a La Habana) 16/ 11 / 1859 Laura Rodríguez García Sí No 16/ 11 / 1859 Andresa Rodríguez Sí No 07/ 05 / 1860 Gregoria Pérez Castillo Sí (su tía Juana Sánchez en La Habana) 23/ 05 / 1860 María de la Concepción ( Sí, con el permiso de su madre natural, María Nieves Martín) No 02/ 01 / 1861 Juana Piñero Neris Sí No 18/ 01 / 1861 Justa de la Concepción 26 Sí No 04/ 05 / 1861 Manuela Pérez Martín Sí No 08/ 06 / 1861 Isidora Cáceres Martín Sí No 24/ 10 / 1861 Isabel Pérez Lorenzo Sí No 04/ 11 / 1861 Cecilia de la Concepción ( con su hija natural) No 06/ 11 / 1861 Victoria Gutiérrez de la Concepción Sí (su hermano Manuel en La Habana) 06/ 11 / 1861 Luciana Rodríguez Hernández ( con su hermana María Josefa de 12 años) (su hermano Antonio en Gibara) 07/ 11 / 1861 Josefa Antonia Pérez de Paz Sí No 08/ 11 / 1861 Justa Pérez y Pérez Sí No 21/ 11 / 1861 Rita de la Concepción ( con su hijo natural Vicente, de 2 años) No 23/ 12 / 1861 María Candelaria Hernández Brito Sí No 30/ 12 / 1861 Leonila de la Concepción Sí No 20/ 01 / 1862 Marciala de León Sí No 10/ 02 / 1862 Antonina de la Concepción Sí No 18/ 02 / 1862 María Pérez Escobar Sí No 12/ 04 / 1862 María Rodríguez Sí No 05/ 12 / 1862 María Hernández Reyes Sí (su hermano Seferino en La Habana) 19/ 12 / 1862 Ignacia Pérez Díaz ( con su hijo natural Estanislao) No 27/ 02 / 1863 Isabel Pérez Lorenzo Sí No 24/ 04 / 1863 Josefa Rodríguez Pérez Sí No 02/ 12 / 1863 Antonia Pérez Rodríguez Sí No 24/ 12 / 1863 Leonila de la Concepción 28 Sí No 29/ 10 / 1864 María Sánchez García 16 Sí No 20/ 02 / 1865 María Felipe Díaz 29 (con su hija natural Manuela Felipe, de 9 años) No 05/ 09 / 1865 Rosalía Méndez González 31 Sí (un hermano en LaHabana) © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Mujeres de Santa Cruz de La Palma en la … 779 09/ 02 / 1866 Micaela Sánchez ( con su hija adoptiva Eugenia de San Fiel) No 06/ 06 / 1866 Isabel Sánchez Martín ( con su hija natural y soltera María de la Concepción Sánchez, de 22 años) No 06/ 06 / 1866 Antonia Morales Vidal Sí No 07/ 06 / 1866 María de las Nieves Rodríguez Hernández 23 (con su sobrina de 12 años, María de las Nieves Hernández, autorizada por su madre) No 21/ 11 / 1866 Antonia Borne Gil ( con sus dos hijas naturales, Ana y Mercedes) No 27/ 11 / 1866 María Dolores Rodríguez Ortega Sí No 11/ 12 / 1866 Antonia Pérez Díaz Sí No 15/ 12 / 1866 Antonia Candelaria Hernández Sí No 30/ 12 / 1866 Antonia Rodríguez Sí No 03/ 06 / 1867 Petra Sánchez 49 Sí (con una hermana en La Habana) 03/ 06 / 1867 Rita de la Concepción 20 Sí (ya está avecindada en La Habana) 07/ 01 / 1868 Josefa Rodríguez Lorenzo Sí (con dos hermanos en La Habana) 24/ 11 / 1868 Beatriz de la Concepción Sí No 27/ 11 / 1868 Gregoria Sosa Toledo Sí No 14/ 12 / 1868 Juana Rodríguez de León Sí No Cuadro 1. Solteras vecinas de la capital palmera emigrantes a Cuba: huérfanas y expósitas (18501870). Fuentes: Archivo Municipal de Santa Cruz de La Palma: Emigración, Cajas 247 a 250 y 772. FECHA COMENDAT. NOMBRE EDAD ¿INDICA PERMISO DE SUS PROGENITORES ? ¿VIAJ A SOLA? ¿SEÑALA CONTACTO O LLAMADA ? 22/ 05 / 1850 Juana Pérez Paterno Sí No 21/ 11 / 1850 María Victoria Felipe Sánchez Paterno y materno Con su hermana Francisca de 15 añosNo 2/ 12 / 1850 Francisca Pérez 25 Paterno Con sus hijos naturales Aniceto (9) y María de la Concepción (8), y su hermana María Dolores (15) No 02/ 12 / 1850 Manuela Lorenzo Sánchez 15 Paterno Sí No 07/ 12 / 1850 María Felipe Pérez 25 Materno Sí No 19/ 12 / 1850 María Antonia Cabrera Pérez Materno Sí No 21/ 12 / 1850 María de las Mercedes 20 Paterno Con su hermana soltera Juana Hernández Rodríguez No 23/ 12 / 1850 Josefa Pérez 19 Materno Sí No 27/ 12 / 1850 Agueda Felipe Rocha 18 Materno Sí No 27/ 12 / 1850 Antonia Acosta Morera 17 Paterno Sí No 27/ 12 / 1850 Bibiana de León [Firma] 22 No Sí Su madre en La Habana 03/ 01 / 1851 Francisca Megolla 26 No Sí Su padre en La Habana 08/ 01 / 1851 Clara Piñero Neris 28 No Sí No 11/ 01 / 1851 María Montserrat Orfa 17 Materno Sí No 13/ 01 / 1851 Isabel Díaz León 19 Materno Sí No 14/ 01 / 1851 Josefa Viña Perdomo 21 Materno Sí No 16/ 01 / 1851 Beatriz Díaz Guillén 35 No Con Antonio María, su hijo natural de 13 años No 17/ 01 / 1851 María Antonia González 28 Paterno Sí No 17/ 01 / 1851 María Martina Padrón 22 No Con su hermana María Candelaria No 17/ 01 / 1851 María Josefa Rodríguez 28 Paterno Sí No 20/ 01 / 1851 Andresa de Paz y Paz 26 Paterno Sí No 21/ 01 / 1851 María Antonia Pérez 25 No Sí No 21/ 01 / 1851 Juana González 31 No Sí No 22/ 01 / 1851 Rita Fernández 25 No Sí No 22/ 07 / 1851 Juana Rodríguez 23 Paterno Con su hermana María de la Concepción No 29/ 07 / 1851 María del Rosario Alvarez 36 No Con su hijo natural, Cirilo, de 12 años No 30/ 07 / 1851 Isabel Felipe Pérez 24 Materno Sí No 31/ 07 / 1851 Rosalía Padrón 25 No Sí No 05/ 08 / 1851 Josefa Pérez 20 Paterno Sí No 06/ 08 / 1851 Josefa Hernández Rodríguez 17 Paterno Sí No © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XVI Coloquio de Historia CanarioAmericana 780 19/ 12 / 1851 María Antonia Rodríguez 36 No Con su tío José Cabrera (60), la hija de éste, María Josefa, y sus nietos José (8) Domingo (10) y Virginia de Paz (4) No 24/ 12 / 1851 María de los Angeles Hernández 26 Paterno Sí Su hermano Francisco 29/ 12 / 1851 Ignacia Lorenzo Ferrer [Firma] 31 No Sí Su hermana Mª de los Dolores en Matanzas 03/ 06 / 1852 Francisca Megolla 25 (Sic) No Sí No 08/ 06 / 1852 María Padrón Martín Paterno Con su hermano Pedro (14) No 08/ 06 / 1852 Juana Rodríguez Hernández 23 Paterno Con su hermana Concepción (16) No 08/ 06 / 1852 Juana de los Reyes Paterno Con su hermana Elena Su padre en La Habana 11/ 06 / 1852 Juana Díaz 23 Materno Sí Su padre en Gibara 11/ 06 / 1852 María de las Nieves Rodríguez 18 Paterno Con su hermana Antonia No 12/ 06 / 1852 Rafaela Lorenzo Pérez Materno Con su hermano Mariano No 13/ 06 / 1852 Brígida Jorge Hernández Paterno Sí No 15/ 06 / 1852 María Dolores Castro 23 Paterno Sí No 19/ 06 / 1852 Dominica Santos 24 Materno Sí No 14/ 11 / 1852 Juana Lorenzo de Castro 25 No Sí Su padre en Cuba 17/ 11 / 1852 María Dolores Reyes 40 No Con sus hijas naturales Zenobia (19) y Olalla (13) No 17/ 11 / 1852 Teresa de Castro 29 No Sí No 18/ 11 / 1852 Josefa Ferrer Cabeza 24 Materno Sí No 19/ 11 / 1852 Juana Morales 24 Materno Sí No 20/ 11 / 1852 Jesús de Acosta Hernández 32 Paterno Sí No 22/ 11 / 1852 Mónica Pérez Herrera 21 Paterno Con su hija natural de 6 meses, María de la Concepción No 23/ 11 / 1852 María Antonia Gutiérrez Rodríguez 19 Paterno Sí No 25/ 11 / 1852 Dominga Martín 25 No Con su hijo natural Manuel (11) No 25/ 11 / 1852 María Candelaria Martín 22 Materno Sí No 25/ 11 / 1852 Antonia Rodríguez Pérez 22 Paterno Sí No 26/ 11 / 1852 Juliana Rodríguez y Rodríguez 20 Materno Sí Su padre en La Habana 25/ 01 / 1853 Josefa Amarante Rodríguez 14 Paterno Sí No 31/ 01 / 1853 Francisca Martín Rodríguez 34 Materno Con su hermana Olalla y el expósito Benjamín (2 años) Su madre en La Habana 21/ 05 / 1853 Francisca Megolla 30 (Sic) No Sí Su padre en La Habana 08/ 06 / 1853 Josefa Hernández Lorenzo 18 Paterno Con un niño de pecho No 23/ 08 / 1853 María Antonia Gutiérrez 20 Materno Sí No 23/ 08 / 1853 Cipriana González Rodríguez Materno Sí No 10/ 09 / 1853 Francisca Méndez Molina 18 Materno Sí No 10/ 09 / 1853 María de las Nieves Rodríguez Castro Materno Sí No 12/ 09 / 1853 Antonia Hernández 19 Materno Sí No 12/ 09 / 1853 María Josefa Sánchez 19 Paterno Sí No 12/ 09 / 1853 Urbana Rodríguez 15 Materno Sí No 13/ 09 / 1853 Isabel Herrera Hernández Paterno Con su hermano Juan (17) No 13/ 09 / 1853 Jacinta Rodríguez 21 Materno Sí No 13/ 09 / 1853 Josefa Pérez Paterno Sí No 13/ 09 / 1853 María de las Nieves Ortega Herrera 22 Materno Sí No 16/ 09 / 1853 Josefa Brito 25 Materno Sí No 16/ 09 / 1853 Bernarda Cáceres Sánchez [Firma] 24 Paterno Sí No 27/ 12 / 1853 Josefa Rodríguez Ortega 14 No Sí Sus padres en Cuba 30/ 12 / 1853 Cipriana Gómez 25 Materno Sí No 04/ 05 / 1854 Sebastiana de Castro 35 No Con sus tres hijos naturales Francisco (8), José (6) y María de las Mercedes (4) No 01/ 06 / 1854 María de las Nieves Ortega 25 No Sí No 15/ 07 / 1854 María de los Remedios Toledo 22 Paterno Sí No 12/ 02 / 1855 María de las Nieves Pérez Triana Materno Sí No © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Mujeres de Santa Cruz de La Palma en la … 781 01/ 05 / 1855 Petra Tomasa Rodríguez No Con su hijo natural Francisco (12) No 09/ 05 / 1855 Sebastiana Martín Hernández Paterno Con su hermano Antonio No 28/ 12 / 1855 Josefa Rodríguez No Sí No 30/ 12 / 1855 Josefa Carmona Martín Materno Con su hermano Rafael No 16/ 03 / 1856 Blasina Felipe Pérez Materno Con su hijo natural Manuel (3 meses) No 17/ 03 / 1856 Juana Rodríguez Felipe Materno Sí No 23/ 04 / 1856 María Micaela Cabrera Materno Sí No 25/ 04 / 1856 Juana Antonia Rodríguez Pérez Materno Sí No 26/ 04 / 1856 Antonia Hernández Pérez Materno Sí No 06/ 06 / 1856 María Antonia Felipe Díaz No Sí No 07/ 06 / 1856 Tomasa Castro 35 No Sí No 02/ 06 / 1857 Manuela Martín de la Concepción Materno Sí Su tío en Cuba 20/ 07 / 1857 María Nieves Hernández Espinosa Paterno Sí Sus hermanos en Cuba 22/ 07 / 1857 María Guerra Álvarez Paterno Sí Su padre en Cuba 24/ 07 / 1857 María de las Nieves Felipe Paterno Sí Su hermana María en La Habana 12/ 11 / 1857 Juana Antonia Pérez Rodríguez Paterno Sí No 15/ 11 / 1857 Antonia Alonso Hernández Materno Sí No 20/ 11 / 1857 Antonia Díaz González Paterno Sí Vuelve a su colocación en La Habana 21/ 11 / 1857 Juliana Pérez de Cáceres Materno Sí No 30/ 12 / 1857 Antonia Rodríguez de Castro Materno Sí No 19/ 01 / 1858 Sebastiana Fernández Machín + 22 No Sí No 16/ 03 / 1858 Lorenza de Castro Paterno Sí Su hermana María de los Dolores en La Habana 16/ 03 / 1858 Evarista Rodríguez Martín Paterno Sí Su tío en Cuba 30/ 03 / 1858 María de la Concepción Rodríguez 22 Paterno Con sus hermanas Josefa y Jacinta No 29/ 04 / 1858 María Montserrat Orfa Gil Materno Sí No 04/ 05 / 1858 Isabel Felipe Pérez Materno Sí Su hermana Blasona en La Habana 04/ 05 / 1858 Manuela Martín y Martín No Sí No 05/ 05 / 1858 Antonia Torres Herrera Paterno Con sus hermanos María Nieves (15), Domingo (14) y Manuel (13) No 06/ 05 / 1858 María de la Luz Pérez Castillo Paterno Sí No 06/ 05 / 1858 María de las Nieves Rodríguez No Sí No 07/ 05 / 1858 Antonia Martín Materno Sí No 07/ 05 / 1858 Juliana Pérez de Cáceres Materno Sí Su padre en Cuba 12/ 05 / 1858 Manuela Cabrera Ramos Paterno Sí No 12/ 05 / 1858 Josefa García Rodríguez No Sí No 18/ 05 / 1858 Juana de Acosta Viña Paterno Sí No 18/ 05 / 1858 María Cabrera Hernández No Sí Su padre en Cuba 19/ 05 / 1858 Juana Cáceres Leal 22 No Sí No 31/ 05 / 1858 Antonia Hernández No Con sus hijos naturales Eduardo y Antonia de San Fiel No 15/ 09 / 1858 María Manuela Pérez No Sí No 17/ 09 / 1858 María Josefa García No Sí No 19/ 01 / 1859 Antonia Martín Afonso No Sí No 08/ 02 / 1859 María Pedrianes Sánchez No Sí No 09/ 02 / 1859 María de las Nieves Hernández No Sí No 02/ 03 / 1859 Juana Cáceres No Con su hija natural Mercedes No 03/ 03 / 1859 Antonia Rodríguez Castro No Con su nieta María del Carmen Hernández Rodríguez No 05/ 03 / 1859 María Castro Rodríguez No Con su hijo natural José Antonio (8) No 09/ 05 / 1859 Antonia Martín Rodríguez Materno Sí No 14/ 05 / 1859 Eugenia Batista García No Sí No 19/ 05 / 1859 María de la Luz Pérez Castillo No Sí No © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XVI Coloquio de Historia CanarioAmericana 782 27/ 05 / 1859 Juana Rodríguez Toledo Paterno Sí Su hermano en Cuba 01/ 06 / 1859 Isabel Pérez y Pérez Paterno Sí No 09/ 06 / 1859 María Hernández Pérez Paterno Con su hermana Juana (14 años) No 27/ 07 / 1859 María Josefa Pérez No Con sus dos hijas naturales No 09/ 08 / 1859 María Rodríguez 27 Materno Sí No 01/ 05 / 1860 Dominga Hernández Pérez No Sí No 08/ 05 / 1860 Carolina Pérez Reyes No Con sus hijos naturales Antonio (7) y Cristóbal de San Blas Herrera (5) No 08/ 05 / 1860 Francisca Hernández Rodríguez Paterno Sí No 25/ 05 / 1860 María García Díaz No Con Juana Sánchez de Bolufer como su sirvienta El domicilio de los Bolufer en La Habana 06/ 06 / 1860 María Felipe Díaz 26 No Sí No 20/ 10 / 1860 María de las Nieves Hdez. Cabrera No Sí Vuelve a La Habana 09/ 11 / 1860 Isabel Vidal Paterno Sí Su hermano en San Juan de los Remedios 15/ 11 / 1860 María de los Dolores Isidoro 21 No Sí No 23/ 01 / 1861 Amalia Santa Ana Materno Sí No 17/ 04 / 1861 Manuela Ortega Herrera Materno Sí Su hermana en Cuba 18/ 04 / 1861 María de las Nieves Rodríguez Pérez Paterno Con su hermano Francisco (24) No 19/ 04 / 1861 Concepción Sánchez 17 Materno Sí No 22/ 04 / 1861 Josefa Brito Rodríguez 22 Paterno Sí No 29/ 04 / 1861 María del Rosario Saavedra Bravo 16 Paterno Sí No 01/ 05 / 1861 Francisca Sánchez Anasco 21 Paterno Con su sobrina Bona Sánchez, hija de María Josefa Su hermana María Josefa en Cuba 01/ 05 / 1861 Antonia Rodríguez de Alcalá 11 Materno Sí Su madre Ignacia Rodríguez en La Habana 10/ 05 / 1861 Juana Martín Marante Materno Sí No 10/ 05 / 1861 Dorotea Marín Arce No Con sus tres hijos naturales Benito, Domingo y Luis Sus padres en Cuba 10/ 06 / 1861 Prudencia Rodríguez Lorenzo Paterno Sí No 18/ 06 / 1861 María Pérez Rodríguez 11 Paterno Sí Su hermana Juana 11/ 11 / 1861 Luisa González de la Concepción Materno Sí Su hermano Pedro en Gibara 19/ 11 / 1861 María Lucía Pérez Rodríguez Paterno Sí Su hermano Francisco 02/ 12 / 1861 Cristina Pérez Hernández Paterno Sí Se dirige a Matanzas 07/ 02 / 1862 Josefa García Remón 27 Materno Sí No 21/ 02 / 1862 Petronila Gómez Salazar Materno Sí No 06/ 05 / 1862 Francisca Martín González No Con su hija Laura, de 12 años Su hermano Juan en Gibara 16 / 06 / 1862 María Josefa de la Concepción 40 No Sí Vuelve a La Habana donde vive 25/ 11 / 1862 Josefa Rodríguez Pérez Paterno Sí No 15/ 12 / 1862 María García Hernández Materno Sí No 20/ 12 / 1862 Emilia de la Concepción 15 Materno Sí No 29/ 12 / 1862 María Rodríguez López 30 No Sí Su padre en Cuba 21/ 02 / 1863 Micaela Salazar Felipe 16 Materno Sí No 25/ 02 / 1863 Francisca Martín González No Con su hija natural, Laura No 27/ 02 / 1863 Isabel de la Concepción Hernández Materno Sí No 28/ 02 / 1863 Juana Sánchez López Paterno Sí Su hermano Nicolás en La Habana 28/ 02 / 1863 Graciliana Fernández Rodríguez Paterno Sí No 28/ 02 / 1863 Dolores Rodríguez No Sí Su madre en Cuba 04/ 03 / 1863 Elvira Ramírez Fernández [Firma] No Sí Su hermano en Cuba 10 / 03 / 1863 Felicia Sánchez Rodríguez Materno Sí No 07/ 04 / 1863 María Medina Durama 17 Paterno Sí No 06/ 06 / 1863 María Rodríguez López 30 No Sí Su “familia” en Cuba 10/ 11 / 1863 Francisca Cabrera Hernández Paterno Sí Su hermana en Gibara 20/ 12 / 1863 Victoria Martín Rodríguez 21 Paterno Sí No 29/ 12 / 1863 María Sánchez No Con su hija natural, Clorinda Su hija Felicia en La Habana © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Mujeres de Santa Cruz de La Palma en la … 783 31/ 12 / 1863 Flora Pérez Rodríguez 18 Paterno Sí No 18/ 06 / 1864 Josefa Rodríguez de Paz 23 Materno Sí Su hermana Rita en La Habana 01/ 08 / 1864 Juana Martín Rodríguez Paterno Sí Sus hermanos en Cuba 30/ 08 / 1864 Higinia Peniche [criada de raza negra] No Con una “niña de pecho” de cuatro meses Vuelve a su Cuba natal 20/ 01 / 1865 María Pérez Hernández No Con su hija natural Narcisa Vuelve a Cárdenas 02/ 03 / 1865 Juana de Paz González 16 Paterno Sí Su padre Manuel de Paz en San Antonio de las Cabezas 03/ 08 / 1865 Benigna Hernández Concepción 19 Paterno Sí No 04/ 08 / 1865 Paula Hernández 28 Paterno Sí No 28/ 08 / 1865 Antonia Pérez Hernández 24 Materno Sí No 04/ 09 / 1865 Isabel Hernández Sicilia Materno Sí No / 09 / 1865 Dolores Rodríguez 27 No Sí No 09/ 12 / 1865 María Josefa García Martín 24 No Sí No 14/ 12 / 1865 María de los Dolores Barreto Romero 25 Paterno Sí No 14/ 12 / 1865 María de las Nieves Díaz Paterno Con su hija natural de pecho No 30/ 05 / 1866 María de las Nieves González Pérez 21 Materno Con su sobrino Félix Santos González (10 años) Su hermana Quiteria en Gibara 07/ 06 / 1866 Marcelina Camacho de Armas Paterno Sí No 21/ 11 / 1866 Petra Pérez Sicilia 26 Materno Sí No 23/ 11 / 1866 María Hernández 62 No Sí No 26/ 11 / 1866 Antonia Acosta de León 20 Materno Sí No 27/ 11 / 1866 Juana Martín González 20 Materno Sí No 15/ 01 / 1867 Petra Pérez Lorenzo Materno Sí Su hermano en Cuba 27/ 01 / 1867 Manuela Pulido 22 No Sí No 28/ 01 / 1868 Josefa Paz Rodríguez No Sí No 07/ 02 / 1868 María Concepción Rodríguez Hernández No Sí No 09/ 02 / 1868 Leoncia García de la Cruz No Sí No 10/ 02 / 1868 Francisca Hernández y Hernández No Sí No 07/ 06 / 1868 María de la Concepción Rodríguez No Sí Vuelve a su domicilio en La Habana 04/ 11/ 1868 Antonia Martín Hernández No Sí Vuelve a Cárdenas 14/ 12 / 1868 Antonia Manuela Lirio Duarte Materno Sí No 19/ 12 / 1868 Antonia Reyes Pérez Materno Sí Vuelve a su domicilio en La Habana 22/ 11 / 1869 Juana María Rodríguez No Sí No 14/ 12 / 1869 María Antonia Martín 22 No Sí No 08/ 06 / 1870 María Perera Facunda 29 No Con su hermana Juana (15 años) No 09/ 11 / 1870 Josefa Pérez López No Sí No 11/ 11 / 1870 Luisa Pérez y Pérez No Sí No 14/ 11 / 1870 Carolina López Mederos No Sí No 17/ 11 / 1870 María del Jesús Rodríguez No Sí No 18/ 11 / 1870 Rita Basaco [criada de raza negra] No Sí Su madre en La Habana 27/ 12 / 1870 Antonia Pérez Hernández 27 No Sí No 27/ 12 / 1870 María de los Dolores Acosta León 18 No Sí No 27/ 12 / 1870 Dolores Pérez Hernández 20 No Sí No 28/ 12 / 1870 María de las Nieves González Pérez No Sí No 28/ 12 / 1870 Francisca Hernández y Hernández No Sí No Cuadro 2. Mujeres solteras vecinas de Santa Cruz de La Palma emigrantes a Cuba: 18501870. Fuente: Archivo Municipal de Santa Cruz de La Palma: Emigración, Cajas 247 a 250 y 772. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XVI Coloquio de Historia CanarioAmericana 784 FECHA COMENDAT. NOMBRE EDAD ¿VIAJ A SOLA? ¿SEÑALA CONTACTO O LLAMADA ? 21/ 02 / 1850 Francisca Arrocha Blanco +50 Con su hija sordomuda Martina Rodríguez No 23/ 05 / 1850 Brígida Pérez Ginebra Fernández [Firma] Con su hija política Gaudencia de San Fiel y su hija natural Josefa Antonia de los Santos Su hijo Jacinto Felipe Pérez 24/ 11 / 1850 María Pérez Con su hijos Fabriciano (13 años) y Ana Pérez (2 años), y su hermana Manuela, de 22 años No 07/ 12 / 1850 Francisca González 38 Con sus hijos Cristina (15), Benito (14), Antonio (11) y Manuela (9) No 18/ 01 / 1851 María del Carmen de la Concepción 46 Sí No 31/ 07 / 1851 Antonia Abreu 38 Con su hijos María (17), Juan José (8), María del Carmen (6), y una sobrina huérfana (26) No 12/ 12 / 1851 María Sánchez Gil 37 Con sus hijos María de la Encarnación (13) y Francisco Martín (11), y su sobrina María Hernández Martín (21) No 20/ 12 / 1851 María Montserrat Rodríguez 60 Con sus hijas Juana (27) y Eugenia Martínez (23), y su nieta Josefa González (11) Un hijo en Cuba 15/ 11 / 1852 Paula Barrera 48 Con su hija adoptiva Ana de San Fiel No 14/ 02/ 1853 María Cobos 70 Con sus hijas Manuela (36) y Fidelina Zamora (13) Su yerno en La Habana 18/ 04 / 1853 María de las Nieves Hernández 56 Con su hija Nieves Torres Un hijo en Cuba 16/ 09 / 1853 María de las Angustias de León 68 Sí No 20/ 05 / 1854 Antonia Martín 66 Sí No 20/ 05 / 1854 María Brito Pérez 48 Con sus cinco hijos No 23/ 04 / 1856 María de la Luz Lorenzo Con sus tres hijos José María, Juan Vicente y María Guerra No 04/ 06 / 1856 María Rodríguez Sí No 18/ 06 / 1856 Catalina Cabrera Con su nieto José Morera (3 años) No 01/ 10 / 1856 Manuela de Paz [Firma] 48 Con sus hijos María de la Concepción (18), Manuela (15), Fermín (11) y Juan Díaz (9) No 20/ 11 / 1857 Antonia Morales Con su hija Rosa Sarmiento (16 años) No 14/ 05 / 1858 María Hernández Pérez Sí No 14/ 09 / 1858 Elena Ramírez Fernández Con su hija Cirila, de 11 años No 05/ 11 / 1858 María de las Nieves García Con sus hijos María del Rosario, Plácido y Eusebio Febles No 22/ 12 / 1858 María de la Luz Lorenzo Con sus hijas María de las Nieves (8 años) y Rafaela Guerra (10 meses) No 30/ 04 / 1859 María de la O Nazco Con su hija Josefa Martín, de 15 años Su hijo Antonio Martín en La Habana 11/ 08 / 1859 Ana de la Concepción 36 Con sus hijos Antonia, Tomás y Bárbara No 03/ 11 / 1859 María Antonia Rodríguez 58 Con su hija Julia Pérez Una “amiga” en Cuba 22/ 11 / 1859 Antonia García Ortega Con sus hijos Antonio (22), Sebastiana (20) y María Rodríguez (18) No 21/ 05 / 1860 Francisca Pérez y Pérez Con su hija natural Rosalía García Sus hermanos Andrés y José Antonio en La Habana 16/ 11 / 1860 Josefa Castañeda de Sánchez Con su hija María de los Dolores Su hijo Santiago en Consolación del Sur 07/ 12 / 1860 María Hernández Pérez Con su hija Juana (20 años) Su hijo Clemente Pérez en Cárdenas 10/ 12 / 1860 Quiteria González 26 Sí No 07/ 01 / 1861 Antonia Rodríguez y Rodríguez Sí Su hija en Cuba 17/ 04 / 1861 María Rodríguez Gómez Con sus hijos Antonio y Incolaza Su hija Cipriana en Cuba 31/ 10 / 1861 Micaela Torres Pérez Con sus tres hijos Josefa, José y Domingo Su madre y hermanos en Cuba 23/ 05 / 1862 Antonia Pérez [Firma] Sí Su hijo Juan Glez. Pérez, párroco en Consolación del Sur 21/ 06 / 1862 Elena Ramírez Fernández Con su hija Cirila Arozena No 23/ 02 / 1863 Josefa Herrera Rodríguez Con su hija Josefa Sus hijas María y Manuela Ortega en Seda del Agua © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Mujeres de Santa Cruz de La Palma en la … 785 01/ 08 / 1864 Antonia Pérez Arrocha Con sus hijas Victoria y Juana, y los hijos de éstas, Emilio y Faustino No 27/ 10 / 1864 María del Rosario Luis Con su hijo José Rodríguez Luis (27 años) Su hija en La Habana 01/ 08 / 1865 María de las Nieves Paredes 69 Con su hija soltera María Dolores Rodríguez “Evacuar negocios propios” 11/ 12 / 1865 Josefa González Cabrera 65 Con su hija soltera, María del Carmen Sus hijos en Cuba 12/ 05 / 1866 Josefa Pérez y Pérez Con sus hijos Antonia, Margarita y Pedro Sus hijos Antonio, Manuel y Julián en Gibara 05/ 06/ 1866 Nicolasa Rodríguez Sí Regresa a La Habana 07/ 02/ 1868 Juana García Con su hija Juana Ramona (15 días) Regresa a La Habana Cuadro 3. Mujeres viudas vecinas de Santa Cruz de La Palma que emigran a Cuba: 18501870. Fuente: Archivo Municipal de Santa Cruz de La Palma: Emigración, Cajas 247 a 250 y 772. FECHA COMENDAT. NOMBRE EDAD ACOMPAÑANTE CONTACTO ¿LLAMADA? 10/01/ 1851 María de la Luz Cabrera 52 Su hija Eugenia de la Concepción Su marido No dice 20/01/ 1851 Antonia Rodríguez López 36 Su hija Beatriz de la Concepción (17) Su marido No dice 10/ 02/ 1851 Antonia Rodríguez de los Reyes 30 Sus hijos José Inocencio (15) y Bernardo Marcelo (11)Su marido No dice 01/ 08/ 1851 María Josefa Felipe 29 Sus hijos Juan (12), Juana (9) y Juan Manuel Rodríguez Su marido No dice 01/ 08/ 1851 Rosa Perdomo 38 Sus hijos Josefa (21), Luisa (16), Antonio (14) y Narciso Viña (11) Su marido No dice 15/12 1851 Josefa Simón Sosa de Reyes 37 Sus hijos José Mª (17) y Antonio (12) Su marido No dice 26/ 11/ 1852 Ana Martín 38 Sus hijos María Dolores (17) y Manuel Acosta (12) Su marido Sí 23/ 12/ 1852 Juana Pérez 30 Sus hijos Antonio (14) y María de las Nieves de Paz (12) No 28/ 12/ 1852 Francisca González [Firma] 46 Sus hijas Matilde (22), Julia (11) y María del Carmen (6) Su marido Sí 09/ 09/ 1853 Antonia Rodríguez 39 Su hija Ana, soltera No 16/ 09/ 1853 María de las Nieves Herrera 46 Su hija Concepción Vázquez No 30/ 12/ 1853 María de los Dolores Pérez 51 Su hija Damiana Lorenzo Su marido No dice 30/ 12/ 1853 María de las Nieves Pérez Sus hijos pequeños Juan y Luis Su marido No dice 18/ 06/ 1855 Luciana Sánchez de Moreno [Firma]No Su marido Vuelve a La Habana 24/12/ 1855 María de la Concepción de Díaz Sus hijos Mateo (12) y Mª Laudelina (5) Su marido Sí 28/12/ 1855 Rosalía Castañeda No Su marido No dice 28/12/ 1855 Tomasa Sánchez de Rodríguez Sus hijos Rafaela (14) y Manuel (11) Su marido Sí 04/ 06/ 1856 María Antonia Salazar Su suegra Josefa Díaz Cabrera y sus hijos Manuel (13), Antonio (10) y Juan José (3) Su marido Sí 25/ 05/ 1860 Juana Sánchez de Bolufer [Firma] Su moza sirviente María García Díaz Su marido Vuelve a La Habana 13/11/ 1860 María Antonia Felipe de Ampudia [id.]Su hija Rosalía (2 años) Su marido Vuelve a La Habana 29/12/ 1860 Antonia de Castro Su hermana Sofía (13 años) No Vuelve a Matanzas 23/10/ 1861 Juana Pérez Lorenzo de Báez No Su marido Sí 07/11/ 1861 María de la O Pérez Su sobrina Antonia Felipe Pérez (11) Su marido Sí 20/06/ 1862 María de las Nieves Rodríguez No Su marido Sí 19/08/ 1864 Antonia de Paz Sus hijos José Isidro y Manuel de Paz Su marido No dice 27/ 01/ 1865 Juana Rodríguez Hdez. de Expósito No Su marido Vuelve a La Habana 22/01/ 1866 María Josefa Martín de Rodríguez Sus siete hijos (la mayor de 15 años) No Autoriza su marido 07/05/ 1866 Josefa Pérez Pérez de Sánchez Brito Sus tres hijos Domingo, Francisca y Ana Su marido Sí © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XVI Coloquio de Historia CanarioAmericana 786 20/06/ 1866 María Concepción Rodríguez de Lozina Su hija Elvira (13) y dos sirvientas Su marido Vuelve a La Habana 21/11/ 1866 Mariana Brito 56 Su hija Manuela Pulido (22) Su marido No dice 10/12/ 1866 María Josefa Pérez Su hijo José Hernández Su marido No dice 28/12/ 1866 María Dolores Fernández Martín Su hija Manuela Guión Su marido No dice 07/ 01/ 1868 María Brito Martín No Su hijo Sí 17/01/ 1868 Juana Rodríguez Hernández de Bullega Sus hijos Gabriel y Concepción Su marido Sí 21/01/ 1868 María Antonia Felipe Sus tres hijos pequeños Su marido No dice Cuadro 4. Mujeres casadas vecinas de Santa Cruz de La Palma que emigran a Cuba: 18501870. Fuente: Archivo Municipal de Santa Cruz de La Palma: Emigración, Cajas 247 a 250 y 772. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Mujeres de Santa Cruz de La Palma en la … 787 NOTAS 1 GonzálezRipoli Navarro, María Dolores, “Fragmentación y complejidad en algunos de los resultados y tendencias recientes de la investigación en historia de América”, Fundación Instituto de Historia Social, Valencia, Revista de las Américas, núm. 1, Primavera de 2003, pp. 190191. 2 Ídem. 3 Galván Tudela, José Alberto, “Tipos de migración, procesos de trabajo e inserción laboral de los canarios en Cuba”, en Galván, J.A. (ed.), Canarios en Cuba. Una mirada desde la antropología . Santa Cruz de Tenerife, 1997; Borderías, Cristina, “Emigración y trayectorias sociales femeninas”, Valencia, Historia Social , núm. 17, Otoño de 1993, pp. 7594; Ascanio Sánchez, Carmen, “Deconstruyendo olvidos: el proceso migratorio canario desde una perspectiva de género”, Las Palmas de Gran Canaria, XIII Coloquio de Historia CanarioAmericana (1998), 2000, CDROM, pp. 1.2131.224. 4 Jiménez Juliá, Eva, “Una revisión crítica de las teorías migratorias desde la perspectiva de género”, Arenal , 6:2, juliodiciembre de 1999, pp. 239263. 5 Ibídem, p. 241. 6 Gregorio Gil, Carmen, Migración femenina: su impacto en las relaciones de género. Madrid, 1998; Barreto Vargas, Carmen Marina, “Cuando la inmigración tiene nombre de mujer”, Las Palmas de Gran Canaria, XV Coloquio de Historia CanarioAmericana (2002), 2004, CDROM, pp. 690703. 7 La falta de numerosas listas de embarque y el hecho de que en bastantes comendaticias no se cite el barco en el cual la solicitante tiene previsto realizar su viaje, hace sumamente difícil establecer una comparación entre ambos tipos de registro. No obstante, podemos ofrecer dos ejemplos. Ocho solicitantes femeninas de comendaticias citan al bergantín Rosario en su viaje de invierno de 1867; pues bien, en las listas de pasajeros de dicho buque faltan dos de aquéllas (dos muchachas huérfanas) y figura en cambio una mujer vecina de la capital no fichada en las comendaticias conservadas. Por el contrario, en el viaje de verano de 1867 del bergantínbarca Bella Palmera encontramos la correcta equivalencia entre las dos comendaticias femeninas que lo señalan y la posterior lista de embarque. Además, en ocasiones, la vecindad capitalina que se indica para una solicitante de comendaticia no se corresponde con la vecindad (de cualquier otro punto de la isla coincidente con su naturaleza) que a esa misma persona se le asigna en la lista de pasajeros. Por otra parte, ocurre que al cotejar el registro de pasaportes con el de comendaticias en los años en que puede hacerse (18511854), vemos que aproximadamente sólo la mitad de los nombres de las solicitantes de comendaticias avecindadas en la capital palmera aparecen en el registro de pasaportes; mientras que unos pocos nombres de los pasaportes con dicha vecindad no figuran en las comendaticias. Asimismo, se percibe algún que otro cambio de vecindad entre uno y otro registro. 8 Guanche Pérez. J., Significación canaria en el poblamiento hispánico de Cuba , Tenerife, 1992, p. 57. 9 Hernández García, Julio, La emigración de Canarias a América durante el siglo XIX, Las Palmas de Gran Canaria, 1981, p. 260; los trabajos citados en Cabrera Déniz, Gregorio J., Canarios en Cuba: un capítulo en la historia del Archipiélago (18751931), Las Palmas de Gran Canaria, 1996, pp. 104107; Pérez González, Ramón y Criado Hernández, Concepción, “Nuevos datos de la emigración de Canarias a América en el siglo XIX: los emigrantes de San Juan de la Rambla (Tenerife) entre 1850 y 1877”, La Laguna, Revista de Historia de Canarias, 174, 19841986, vol. I, p. 417; Martín Ruiz, Juan Francisco, “El proceso migratorio CanariasAmérica: emigración y retorno. Las implicaciones demográficas, económicas y espaciales a uno y otro lado del Atlántico”, Las Palmas de Gran Canaria, IX Coloquio de Historia CanarioAmericana (1990), 1992, t. I, pp. 442443; Antúnez Cabrera, Ezequiel y Rodríguez Marrero, Hilario, “La emigración de Tejeda durante la segunda mitad del siglo XIX”, Las Palmas de Gran Canaria, XI Coloquio Historia CanarioAmericana (1994), 1996, t. III, p. 264. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XVI Coloquio de Historia CanarioAmericana 788 10 El 23% para el ámbito insular en el segundo Diecinueve, mientras que, en el mismo periodo, los municipios de El Paso y de Mazo presentan, respectivamente, el 18,39% y el 21,74 %; cf. Hernández García, J., La emigración de Canarias a América…, op. cit., pp. 191, 199, 202. 11 En 1851 (sólo diciembre) se expiden 160 pasaportes, todos palmeros, de los cuales 19 son de titularidad femenina (11,87%). En 1852: 286 (palmeros, 196, de los que 61 son de mujeres, o sea, 31,12%; gomeros, 43; tinerfeños, 36; otros, 11). En 1853: 427 (palmeros, 329, de ellos 56 son femeninos, es decir, 17,02%; gomeros, 66; tinerfeños, 28; otros, 4). En 1854: 338 (palmeros, 248, de los cuales 38 son para mujeres, esto es, 15,32%; gomeros, 90). En este periodo los pasaportes expedidos a familias suman 34. Cf. (A)rchivo (M)unicipal de (S)anta (C)ruz de La (P)alma: Registro de pasaportes para Ultramar, Caja 772. 12 A.M.S.C.P.: Padrón de habitantes de 1860, Caja 371. 13 Hernández GArcía, J., op. cit., p. 192. 14 Hernández García, J., “La emigración de La Laguna en la segunda mitad del siglo XIX (18481895)”, LaLagunaTenerife, Revista de Historia Canaria , 170, 19731976, t. XXXV, pp. 112113. 15 Hernández García, J., La emigración de Canarias a América …, op. cit., pp. 212, 224, 243, 252. 16 Ibídem, p. 205. 17 Ibídem, pp. 203, 511512. También, Martín Ruiz, J.F., “El proceso migratorio CanariasAmérica…”, art. cit., p. 381. 18 Pérez Hernández, José Eduardo, “Entre el ideal y la realidad. Discurso de la modernización y devenir económico en La Palma (18501900)”, Las Palmas de Gran Canaria, Boletín Millares Carlo, 22, 2003, pp. 7071. 19 A.M.S.C.P.: Padrón de habitantes de 1860, Caja 371. 20 Sánchez, María Angeles, La seda en La Palma , Santa Cruz de Tenerife, 1987, pp. 22, 2425, 3536. 21 Las comendaticias femeninas con destino distinto de Cuba son: 16/11/1855, Juliana Lorenzo, natural y vecina de Santa Cruz de La Palma, viuda, viaja a Puerto Rico con sus hijos Josefa y Calixto con el objeto de mejorar de fortuna; 19/6/1856, Petra Perera Pérez, vecina de la capital palmera, soltera, 41 años, viaja a Puerto Rico como “pobre insolvente” con el permiso de su madre, pues su padre falleció hace años en Cuba; 21/7/1856, María Antonia Pérez, vecina de la ciudad palmera, soltera y huérfana, viaja a La Guaira como “pobre insolvente” para reunirse con su hermano Antonio José que la reclama; 3/12/1861, Rosa Pérez Castro, natural y vecina de Santa Cruz de La Palma, soltera, viaja a La Guaira “en el primer buque que se me presente”, acompañada de su hija natural de seis meses, Eustaquia, para reunirse con su padre, Mariano Pérez, que la manda llamar; 25/9/1862, Aurora Castillo Cabrera, natural y vecina de la capital, soltera, 23 años, viaja a La Guaira para reunirse con “una persona de mi familia” que la llama. Para completar la totalidad de comendaticias femeninas, no queda una última solicitante que no incluimos en la relación de emigrantes a Cuba por su condición de cubana de nacimiento: 23/11/1869, Ramona Cruz Fleitas, natural y vecina de La Habana, residente en la capital palmera, soltera, viaja de vuelta a su domicilio. 22 Moreno Fraginals, Manuel y Moreno Masó, José Joaquín, “Análisis comparativo de las principales corrientes inmigratorias españolas hacia Cuba: 18461898”, Las Palmas de Gran Canaria, IX Coloquio de Historia CanarioAmericana (1990), 1992, t. I, pp. 492494. 23 Guanche Pérez, Jesús, Significación canaria ..., op. cit., Tenerife, 1992, pp. 6061. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Mujeres de Santa Cruz de La Palma en la … 789 24 Galván Tudela, J.A., “Migración insular y procesos de trabajo de los canarios en Cuba (19001930)”, Las Palmas de Gran Canaria, XII Coloquio de Historia CanarioAmericana (1996), 1998, t. I, pp. 909911, 916, 925. Asimismo, véanse: Martín Ruiz, J.F., “El proceso migratorio CanariasAmérica…”, art. cit., p. 445; Cruz Hernández, José Luis, “De Mazo a Cabaiguán: emigración palmera y cultivo del tabaco (19001930)”, Las Palmas de Gran Canaria, XII Coloquio de Historia CanarioAmericana (1996), 1998, t. I, p. 828. 25 Cabrera Déniz, G.J., Canarios en Cuba…, op. cit ., pp. 105, 108; Gónzalez Pérez, Teresa: “Mujeres canarias en la emigración”, La Opinión de Tenerife, 19 de mayo de 2002. 26 A.M.S.C.P.: Padrón de habitantes de 1849, Caja 369; Olive, Pedro de, Diccionario estadísticoadministrativo de las Islas Canarias, Barcelona, Tip. de Jaime Jepús, 1865, p. 978. 27 (A)rchivo de El (M)useo (C)anario: Fondo Antonino Pestana , Caja 57, Legajo 97, Familia Las Casas. 28 Así, sabemos que Luisa María Lemes, de Mazo, entró como moza sirvienta del presbítero Antonio Rodríguez Rebato, el 1 de febrero de 1802, cobrando un peso mensual. Asimismo, en 1852, María Josefa Gómez, vecina de la capital palmera, entabla pleito contra los herederos del presbítero José María Carmona, de quien había sido criada durante 23 años, en demanda de su salario. El sacerdote Carmona le había asignado el sueldo acostumbrado para “las sirvientas de mejores disposiciones y habilidad en las casas en que tienen que invertir todo el tiempo en servicio de ellas”: un peso mensual. En este sentido, el testigo don Pedro Sotomayor consideraba a María Josefa Gómez “una criada buena” y por tanto era de la opinión de que “debía percibir el salario de un duro mensual, no obstante que lo ordinario en aquella isla era un peso…”; cf, respectivamente, Archivo de la Sociedad La Cosmológica: Libro de cuentas del presbítero don Antonio Rodríguez Rebato. Sig. 6C101; Archivo Histórico Provincial de Las Palmas de Gran Canaria: Audiencia , Procesos, Expediente 3908 (2), sin paginar. 29 A.M.C.:Fondo Antonino Pestana , Caja 57, Legajo 97, Familia Las Casas. 30 Borderías, C., “Emigración y trayectorias sociales femeninas”, art. cit., pp. 79, 8182. 31 Son éstas: 16/9/1853: Antonia Lugo Batista, soltera y huérfana, natural de Mazo, vecina de la ciudad, moza sirviente de don Pedro Alcántara Acosta; 27/12/1853: Josefa Rodríguez Ortega, natural de Barlovento, vecina de la capital, soltera de 14 años, desde muy niña moza sirviente en la casa de don Domingo Díaz, es llamada por sus padres en Cuba; 9/12/1857: Catalina Lorenzo Pérez, natural de Breña Baja, residente en la ciudad, soltera y huérfana, moza sirviente de don Mariano Yanes, que hace viaje en el mismo barco; 5/5/1858: Josefa Ferraz, natural y vecina de la capital, soltera y huérfana, moza sirviente del comerciante don Cándido de Torres; 27/2/1859: Dora de la Concepción, natural y vecina de la capital, soltera expósita, fue moza sirviente de don José Lorenzo Ferrer; 21/5/1859: Antonia de Paz Piñero, natural de Los Sauces, vecina de la capital, soltera y huérfana, llamada por un hermano en Gibara, es moza sirviente de don Francisco López; 9/6/1859: María Hernández Pérez, natural y vecina de la capital, soltera, con su hermana Juana de 14 años, consentimiento paterno, fue moza sirviente de don José Lorenzo Ferrer; 15/11/1860: María de los Dolores Isidora, natural de Los Sauces, vecina de la capital, soltera de 21 años, moza sirviente en la casa del marqués de Guisla; 4/5/1861: Manuela Pérez Martín, natural y vecina de la capital, soltera y huérfana, ha sido moza sirviente del propietario don Antonio Lemos Smalley; 10/3/1863: Felicia Sánchez Rodríguez, natural y vecina de la ciudad, soltera, consentimiento materno, ha sido moza sirviente de don Antonio Lemos Smalley. 32 Jóvenes isleñas que marchan a Cuba como criadas o nodrizas junto a sus patronas/es: 10/6/1855: don Gabino González Ferrer, vecino de La Habana, regresa acompañado de su hermana soltera Enriqueta y de su criada Antonia Rudecinda Guerra; 23/4/1856: doña María de los Dolores Felipe Cárdenas, natural y vecina de la capital palmera, soltera y huérfana, viaja a La Habana acompañada de su criada Bernarda Sánchez, natural de Garafía; 25/5/1860: doña Juana Sánchez de Bolufer, vecina de La Habana, regresa a su domicilio con su moza sirviente María García Díaz, natural de Puntagorda, vecina de la capital, © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XVI Coloquio de Historia CanarioAmericana 790 soltera, con consentimiento materno; 6/6/1860: doña María Antonia Felipe de Ampudia, vecina de La Habana, regresa con sus hijos y la nodriza Narcisa Hernández Martín; 2/6/1866: doña María de la Concepción Rodríguez de Lozina, natural del Puerto de la Cruz, vecina de La Habana, residente en Santa Cruz de La Palma, regresa a su casa con su hija Elvira Lozina y dos mozas sirvientes palmeras: María Antonia Ibarria y Bienvenida Rodríguez Martín. 33 Sánchez, Mª A., La seda en La Palma , op cit., pp. 22 y 30. 34 Milián Martínez, Graciela, “Presencia canaria en la ciudad de San Carlos y San Severino de Matanzas (16931896)”, XV Coloquio de Historia CanarioAmericana (2002), Las Palmas de Gran Canaria, 2004, CDROM, pp. 538539. 35 Olive, Pedro de, op.cit., p. 978. 36 A.M.S.C.P.: Emigración, Cajas 247 y 249 respectivamente. 37 Coincide nuestra apreciación con las de otros autores sobre el particular; cf., Rodríguez Galdo, María Xosé et al., “Mujeres que emigran, mujeres que permanecen. Contribución a un estudio de la relación entre mujeres, economía campesina y emigración. Galicia, 18801930”, Arenal , 6:2, juliodiciembre 1999, p. 289. 38 Así ocurre en Galicia según un testigo de la época de la gran emigración; cf. Rodríguez Galdo, M.ª X. et al.: art. cit., p. 288. 39 Paz Sánchez, Manuel de y Hernández González, Manuel, La esclavitud blanca , Santa Cruz de Tenerife, 1992, p. 67. 40 Guanche Pérez, Jesús, “Presencia canaria en tres archivos parroquiales de la ciudad de La Habana durante el periodo colonial y su incidencia cultural”, Las Palmas de Gran Canaria, VIII Coloquio de Historia CanarioAmericana (1988), 1991, T. I, p. 232. 41 PérezFuentes, Pilar y Valverde, Lola, “La población de La Habana a mediados del siglo XIX: relaciones sexuales y matrimonio”, en AA.VV: Cuba y España. Pasado y presente de una historia común, Bilbao, Universidad del País Vasco, 1999, pp. 156, 159160. 42 Moreno Fraginals, M. y Moreno Masó J.J., art.cit., pp. 498, 506; PérezFuentes, P. y Valverde, L., art. cit., p. 158. 43 Sin Firma: “Conversación campestre”, El Eco, núm. 33, Santa Cruz de La Palma, 1 de abril de 1885, p. 3. 44 PérezFuentes, P. y Valverde, L., art. cit., pp. 164172. 45 Ibídem, pp. 172173. 46 Ibídem, pp. 173174. 47 Moreno Fraginals, M. y Moreno Masó, J.J., art. cit., p. 501. 48 Hernández García, J., La emigración de Canarias…, op. cit., p. 443. 49 De siempre las huérfanas y las expósitas constituyen el estereotipo de mujeres solas, desprotegidas y con mayores posibilidades de acabar en la marginalidad y la prostitución; cf. Monzón Perdomo, María Eugenia, “La prostitución femenina en Canarias en el Antiguo Régimen. Instituciones de recogimiento”, Las Palmas de Gran Canaria, XIII Coloquio de Historia CanarioAmericana (1998), 2000, p. 1307. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Mujeres de Santa Cruz de La Palma en la … 791 50 Guereña, JeanLouis, “De historia prostitutionis. La prostitución en la España contemporánea”, Madrid, Ayer , 25, 1997, p. 68. 51 Albuera Guirnaldos, Antonio, Vida cotidiana en Málaga a fines del XIX, Málaga, 1998, p. 123. 52 Ibídem, p. 126. 53 Hernández García, J.: op. cit., pp. 441446; Paz Sánchez, M. y Hernández González, M., op. cit., pp. 67, 87; González pérez, T., art. cit. 54 Moreno Fraginals, M. y Moreno Masó, J.J., art. cit., p. 506. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 |
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