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su abundante obra poética
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J?~ligro, este último publicaar:,
qu<:Uier.terlé':·c :en los poemas que repro-
CUADERNOS DEL ArENF.O 89 --
90 CUADERNOS DEL ATENEO
FRENTE A FRENTE
Y o salgo a la calle
con flores de mimosa en las manos,
tú con garrotes y balas,
tú con perros,
yo con palomas.
Yo tengo rostro,
tú máscara,
tú los colmillos,
yo la palabra.
Yo busco un puñado de vida,
incluso a mi muerte tú aspiras.
Los dos
los ojos entre los ojos,
los ojos entre los ojos
los dos.
El espacio fecundan mis palomas.
De ti se apartan hasta los perros
y huyen por el monte aullando.
Ni los perros te quieren.
No te quieren ni los perros.
ARDEN LAS VELAS
A den las velas en la palma de la tarde
por los paseos tendidos cual candelabros.
Los cirios sus lágrimas no esconden,
llorar pueden como humanos.
Sus lenguas tiemblan
cual del estertor palabras,
al viento se dirigen,
a la piedra le hablan.
Mientras podamos, maldiciendo la negrura,
bueno será, dijeron las gentes, que encendamos velas
en recuerdo de aquellos que se fueron,
susurros para los muertos, paz para los vivos
que despacio se consumen como cirios de alma blanca.
Arden los cirios por los paseos de Tirana
arden o lloran
por los que están,
por los que no están;
mas surgen de la noche sombras aún más negras
para sofocar los cirios,
para el espanto.
Se apaga el primero,
sucumbe el otro,
expiran sin un gemido exhalar siquiera.
Llamas por millares:
por millares las almas.
CUADE¡u..:OS DEL ATENEO 91
POEMA.I
SE AGOTABA el tiempo a los homicidas,
su mismo aliento a consumirse principiaba;
y así nuevos desastres habían de amasar,
luego de haber engendrado desastres.
Entonces, como revienta a un niño un tanque
las aplastaron entre sus pies.
Tan solo una,
ah, una no lograron sofocarla.
De Naiml la divina llama.
CREíAMOS QUE el Medievo había muerto.
Los hunos,
los gengiskhanes,
los nerones,
los hitleres,
estos
y los otros,
juntos y bien avenidos
reedifican
fortalezas con los cráneos de los muertos.
Este engendro regurgitado de bárbaros
¿aún no ha sido emasculado?
Creíamos que el Medievo había muerto.
Había muerto.
I L Naim Frasheri (1846-1900), poera nacional albanés.
92 CUADERNOS DEL ATENEO